Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo.pdf

download Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo.pdf

of 64

Transcript of Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo.pdf

  • Portada :: Libros Libres

    29-08-2015

    Solidaridad o suicidio colectivoFranz J. Hinkelammert

    Rebelin

    Primera edicin: Ambientico-ediciones, 2003.

    Segunda edicin ampliada por publicar: 2015.

    Contenido

    Prlogo . 5

    1. La eficiencia del suicidio colectivo . 8

    2. Derechos humanos: distorsiones del mercado . 11

    3. El paso del capitalismo utpico al cnico . 14

    4. Clculo de utilidad contra vida humana . 18

    5. La hegemona de las burocracias privadas transnacionales* 23

    6. Intervenir el mercado para acrecentar la justicia . 31

    7. tica del bien comn para evitar la muerte colectiva . 33

    8. Falta otra emancipacin . 36

    9. Eva, el rbol prohibido y la cuestin de la libertad . 40

    10. La mano invisible del mercado se cierne sobre la naturaleza . 47

    11. El clculo del lmite de lo aguantable y la tica de la banda de ladrones . 51

    12. tica del bien comn versus tica de ladrones . 54

    13. Derecho a una vida decorosa o insostenibilidad de la vida . 57

    14. La rebelin contra los fines en nombre de los medios . 60

    15. El abismo del sujeto . 63

    16. Instinto asesino para el progreso? . 67

    17. Democracia no es igual a justicia . 70

    18. Asesinato es suicidio . 72

    19. Elogio de la hipocresa . 75

    20. Los simplificadores de este complejo mundo . 78

    21. El mito del crecimiento infinito y su transformacin en religin intramundana . 81

    22. Destruir para ser destruido . 83

    23. Niestzche: el tremendum del fascinosum .. 86

    24. La guerra civil global empieza . 89

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    1 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • 25. Se cayeron las coordenadas del bien y el mal el 11 de septiembre . 92

    26. La lucha por el todo y el nuevo macartismo mundial 96

    27. La conspiracin terrorista mundial: proyeccin del monstruo . 99

    28. Asalto al poder mundial (ataque a Irak) 102

    29. La actual imperializacin del cristianismo . 105

    Eplogo: El coliseo o la joya . 108

    Prlogo

    En un mundo infestado de intelectuales de parodia sacraliza dos por el poder, Franz Hinkelammertpertenece a una saga de grandes pensadores en vas de extincin que practica el principio deDigenes: ser la mala conciencia de su tiempo, el tbano, el gua que rechaza el compromiso con losdominadores, que desnuda las condiciones de produccin y reproduccin de ese pro ceso deacumulacin que llaman globalizacin y que invita a no claudicar frente a la barbarie, a encontrar lomejor que hay en la condicin humana.

    La celebridad de Hinkelammert se debe a la fuerza de sus es critos, a una impresionante obra tejidacon una mente lcida, que es hoy un punto de referencia, con el que se puede coincidir o disentir,pero de cuya lectura ningn lector inteligente sale in demne. Ese inventario del dolor y de lainfamia que es la globa lizacin imperial, que inaugura el siglo XXI con una nueva estra tegia deaniquilacin encarnada en el asalto al poder mundial por parte de los crculos gobernantes deEstados Unidos, hunde sus races en un proceso que Hinkelammert fue de los primeros endesentraar y comprender, cuando el colapso del socialismo histrico y la euforia del pensamientonico anunciaban el fin de la historia y despedazaban todo intento de pensamiento crtico,condenando al infierno a los pocos que osaban esgrimir las ver dades perturbadoras amenazantesdel consenso neoliberal. Este gigante germanolatino que conoci en su juventud los horrores delnazismo vio con extraordinaria claridad que con Reagan se iniciaba uno de los periodos msagresivos y destructores de la historia del capitalismo. El retorno al capitalismo salvaje, uncapitalismo desnudo, que alcanza el poder total y lo utiliza con una violencia y una arbitrariedadilimitadas.

    En el engranaje de ese monstruo que devora los derechos de las personas opera una lgica delmercado agresiva y totalizante, que conduce la economa como una economa de guerra, que se rigecompulsivamente por criterios de eficiencia y competencia que promueven la catstrofe: exclusin,socavacin de las rela ciones sociales, destruccin del ambiente. Es el huracn de la globalizacinque empuja al suicidio colectivo, al cortar la rama de la vida sobre la que descansamos. En 1989Hinkelammert se encontraba en Berln; mientras el coro dominante entonaba el himno triunfal delfin de la historia, nuestro autor ve la materializacin de ese corte entre el capitalismo de reformas yel nuevo capitalismo extremo que prefigura las seas de identidad del nuevo imperio global que seest formando.

    La estrategia de acumulacin llamada globalizacin de ese capitalismo salvaje quiere el dominiototal, acelera el automatismo autodestructor del mercado y transforma paulatinamente la sociedadburguesa en una sociedad fundamentalista, que busca imponer sus puntos de vista en todas partes,por la violencia policial y militar si es necesario. Los derechos del mercado sustituyen a los derechoshumanos y las burocracias privadas transnacionales que no reconocen ciudadanos, solo clientes,convierten la democracia en un mercado de votos que hace imposible la justicia; un gobiernomundial extraparlamenmtario ejerce el poder, sin asumir las funciones ni las responsabilidades delgobierno democrtico. El nuevo poder globalitario deja de reflexionar sobre la tica del bien comn,opera con la tica del clculo del lmite de lo aguantable, que lo determina lo que puedan aguantarlos dominados; se trata de un genocidio silencioso, de un clculo suicida puesto que sus lmites solose pueden conocer despus de haberlos franqueado. Al dejar de reflexionar sobre la tica del biencomn, la sociedad burguesa vive la tica de la banda de los ladrones, una tica que nos destruye altransformarse en lgica dominante de nuestra sociedad, preocupada por la sostenibilidad del sistemay no de la vida humana. Este curso de la globalizacin es totalizacin. Se globaliza y se totaliza. Esel totalitarismo del mercado total y de la privatizacin total, es una globalizacin por la exclusinque expulsa a la mayora de los seres humanos de manera global: es terrorismo hijo de lairracionalidad de la estrategia de acumulacin llamada globalizacin.

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    2 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • Por eso Hinkelanmmert vio en los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York elcomienzo de la guerra civil global. La irracionalidad del terrorismo que derrumb las torres gemelases hija de la irracionalidad de la estrategia terrorista de la globalizacin. No es un choque deculturas, es un pro-ducto interno de la propia cultura dominante y global. Tan terrorista es esaestrategia de globalizacin como los actos de respuesta que produce en el mundo de la exclusin,empujado a situaciones desesperadas de imposibilidad de vivir. Ese da se cayeron las coordenadasdel bien y del mal, sobrevino un periodo feroz que hoy vivimos y morimos en el Irak ocupado.

    Bush y su camarilla de halcones asaltan el poder sobre el mundo entero porque estn tras laconquista del todo. Es una doctrina Monroe planetaria, el trnsito del capitalismo utpico alcapitalismo cnico, que ya no reivindica el potencial de la razn en referencia al inters general, sinoque levanta el inters propio como ley arbitraria de un nuevo despotismo, el casino global quedetermina el clculo de ulilidad mientras crea el infierno en la Tierra. El mercado total necesita unpoder poltico mundial totalitario, acompaado de un macartismo mundial legitimado por una luchafinal del bien contra el mal. No quieren petrleo, sino todo el petrleo, todo el agua, todos losgenes, todas las ganancias. Estn dispuestos a asesinar para lograrlo y necesitan monstruos paralegitimar el funcionamiento de la fbrica de muerte. Se fabrica as el supermonstruo terrorista, unaHydra con cabezas interminables que justifica la guerra global y permanente. El eje del mal seidntifica con el diablo, que solo puede ser aplastado por un dios norteamericano, el dios uniformadoy construido de Bush que unifica lo sagrado y lo mortfero.

    Frente a Nietzsche y a los nuevos reaccionarios que proclaman "el hombre es un ser para lamuerte", el intelectual tipo Hinkelammert dice "no, el hombre es un ser para la vida". La cultura dela desesperanza que penetra hoy toda nuestra cultura, que alienta el crimen, promueve la anomia ydeshace las relaciones humanas, puede y debe ser vencida por una nueva tica del bien comn paraevitar la debacle y la muerte colectiva. Si el neoliberalismo y el nuevo poder globalitario pretendenclausurar la historia y encarcelar las utopas, la esperanza de los oprimidos y de los excluidos seconstruye con resistencias y alternativas, el bien comn se hace presente como resistencia, comoexperiencia y construccin de los afectados. El sistema aplasta, pero ese aplastamiento producereacciones, la victoria total lleva en sus entraas la derrota, toda omnipotencia puede serimpotencia. Ese capitalismo criminal proclama que no hay alternativa, pero si no hay alternativa nohay libertad y el ser humano ya no tiene nada que elegir. Hinkelammert nos urge a construir laalternativa, pues negarla es negar la dignidad del ser humano. Alternativas que no son recetas, quetienen que surgir de la conciencia de que sin ellas estamos perdidos; el peligro no es la existenciadel mercado y del estado sino su totalizacin; si en el plano del estado hay que exigir lademocratizacin, en el plano del mercado la exigencia es de intervencin en funcin de la justicia;se trata, en definitiva, de cambiar las bases estructurales que hacen posible la estrategia deacumulacin de la globalizacin, sin lo cual no se puede asegurar el bien comn, el derecho a unavida decorosa y a una sociedad donde quepamos todos y todas, naturaleza incluida. Frente al nuevoGran Dictador el discurso de la paz no es un simple juicio de valor, es la nica respuesta posible; laalternativa pasa por quitarle a este poder las armas de la legitimidad, desnudarlo. No podemosreducir la poltica a una pura tctica ni rebajar la teora a un debate acadmico sin influencia en lapraxis, la alternativa es factible solo si uno la busca, no como individuo aislado sino como sujeto queirrumpe precisamente en esa individualidad haciendo presente la solidaridad y el bien comn,proclamando en la lucha y en el discurso que no se puede vivir sin que todos vivan.

    Todos los textos de afilada brevedad incluidos en este libro fueron publicados en el perodo2000-2003 en la revista mensual Ambien-tico [1] , de la cual Hinkelammert es columnista. Escritosde amor y de rabia, de pluma tranquila pero de fuego. Un clsico en vida de inquebrantableconciencia moral y dotado de un agudo sentido de la justicia, que rebosa humanidad y ternura, quenos ayuda a explorar un territorio minado por la manipulacin y por la injusticia y a construir laresistencia necesaria para la defensa humana.

    Jos Merino

    1. La eficiencia del suicidio colectivo

    El valor central de esta sociedad de globalizacin de mercados y homogenizacin del mundo es lacompetitividad, y el sujeto central alrededor del cual gira toda nuestra sociedad es el sujeto que

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    3 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • calcula su utilidad en trminos cuantitativos derivados de los precios del mercado. Por lo tanto, laglobalizacin de los mercados se realiza en nombre de un sujeto que maximiza sus utilidadescalculndolas cuantitativamente. En consecuencia, la competitividad como valor central y el sujetocalculador del mercado se corresponden. El resultado de este comportamiento se llama eficiencia.

    Dada la subversin y anulacin de todos los valores en nombre de la eficiencia formal, haysolamente una crtica que el argumento de la eficiencia no puede tan fcilmente borrar del mapa.Argumento que sobreviene de la pregunta: se puede vivir con eso? sta es una pregunta por losresultados, tan enfticamente negada por las ideologas de la eficiencia. Se puede vivir con losresultados de un mercado totalizado?

    La eficiencia formal del mercado desenfrenado lleva a la destruccin de las fuentes de la riqueza: elser humano y la naturaleza. La eficiencia se transforma en una competencia entre personas quecortan la rama sobre la cual estn sentadas, se incitan mutuamente y finalmente degustan la cadapaulatina de los competidores.

    Un sistema de mercados que no est expuesto a resistencias correctivas se comportafragmentariamente frente a los conjuntos interdependientes de la divisin social del trabajo y de lanaturaleza. Se trata de una tecnologa fragmentada, como lo afirma Popper. En tanto tal intervienesin ningn criterio de orientacin en relaciones interdependientes. Cuanto ms se celebra estatecnologa fragmentaria como nica tecnologa realista, ms rpido se destruyen los sistemasinterdependientes de la divisin social del trabajo y de la naturaleza. Una accin orientadapredominantemente por los criterios del mercado no puede ni prever ni evitar este resultado.

    El sistema del mercado deviene un sistema compulsivo. Si se lo deja operar segn las indicacionesde su mano invisible se desemboca en la catstrofe. Las oportunidades del mercado y suaprovechamiento son compulsivos, pero tienen que ser calculados fragmentariamente. O se pierdeen la competencia o se participa en la destruccin de los fundamentos de la vida de nuestro planeta.Para ganar en la competencia se destruye las fuentes de toda la riqueza. En el sistema compulsivodel mercado no hay sino la alternativa de o ahorcado o fusilado. Dado que en el mercado total lacompetencia es la nica intocable, sta promueve el proceso de destruccin. Si, por ejemplo, se ledemanda a una industria contaminadora que cese o aminore sus emisiones, sta se resistirarguyendo que la competencia no se lo permite. Porque respetar la naturaleza cuesta y, entonces,aumenta los costos y, en consecuencia, pone en desventaja respecto de los competidores. Lacompetencia compulsiva existe y marca las relaciones del mercado. Transforma las condiciones de lasobrevivencia de la humanidad en algo que nadie puede darse el lujo de respetar. Dado que lacompetencia es considerada motor exclusivo de la eficiencia, se trata de una eficiencia que conducea la muerte. Es la eficiencia del suicidio colectivo.

    En la tradicin del pensamiento terico burgus se niega estos argumentos aduciendo la llamadamano invisible del mercado: un mecanismo autorregulado que asegura por medio de unautomatismo que toda accin humana fragmentaria sea insertada -automticamente, s- en unatotalidad equilibrada por el mercado.

    Pero tal mano tiene una tendencia al equilibrio solamente en mercados parciales, y precisamente noen relacin con los sistemas interdependientes de la divisin social del trabajo y de la naturaleza.Ante stos produce un proceso mortal hacia la catstrofe y ningn equilibrio. El mercado comosistema compulsivo se impone como mercado total y crea tendencias compulsivas que llevan a lacontinuacin del proceso de destruccin. Parece haber como una conjura y la destruccin pareceocurrir segn un solo gran plan. Pero no se trata de una conjura, sino precisamente de una manoinvisible que produce un resultado como si hubiera un nico plan de destruccin. La eficiencia sehace ineficiente, ocurre la irracionalidad de lo racionalizado de la cual hablaba inclusive Max Weber.Una produccin es eficiente solamente si reproduce las fuentes de la riqueza producida.

    La produccin de la riqueza tiene que hacerse en trminos tales que las fuentes de riqueza -el serhumano y la naturaleza- sean conservadas, reproducidas y desarrolladas juntas con la riquezaproducida. Sin este concepto de eficiencia reproductiva la eficiencia fragmentaria del mercado pierdetoda orientacin y no puede sino tender a la destruccin de las fuentes de riqueza. Por eso resultacada vez ms de una importancia decisiva desarrollar este concepto de la eficiencia reproductiva ycanalizar y limitar bajo este punto de vista el sistema compulsivo del mercado. No se tratasimplemente de nuevos valores sino de una valorizacin tica nueva del ser humano y de lanaturaleza. En cuanto que el mercado como mercado total no tiene ms lmite que su propiaarbitrariedad, cualquier valor nuevo queda sin efecto y no se puede imponer sino en el mbito

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    4 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • estrictamente privado.

    Es calculable esta eficiencia reproductiva? Cualquier calculabilidad es fragmentaria. Para podercalcular con certeza la eficiencia reproductiva habra que tener un conocimiento ilimitado y perfecto.Por esta razn cualquier clculo es provisorio y no puede jams sustituir la decisin. Esta decisinno es tcnica. Con todos los clculos ocurre que no se puede saber antes los efectos de lo nocalculado o no calculable sobre los riesgos resultantes. Cualquier olvido aparentementeinsignificante puede resultar en el fracaso del todo: causa pequea, efecto grande.

    Para que se pueda asegurar la eficiencia reproductiva precisamente no se la debe reducir al clculopuro. De otra manera es imposible asegurarla. En nombre de la eficiencia reproductiva hay queestablecer lmites, que no pueden ser calculables o resultado de algn clculo. No es factibleasegurar la eficiencia reproductiva sino trascendiendo la propia calculabilidad. No se la puedeasegurar sino renunciando en cierto grado al mismo clculo. Los lmites han de ser valores queaseguren la eficiencia reproductiva limitando el espacio en el que la decisin legtimamente puedeser tomada sobre la base de clculos fragmentarios. Pero estos valores no pueden resultar deningn clculo, sino del reconocimiento mutuo entre seres humanos, que incluye un reconocimientode la vida de la propia naturaleza. El clculo no determina valores: es nihilista y disuelve losvalores; donde ya no le quedan valores por disolver se desvanece l mismo. Es un vampiro que vivede la sangre de los vivos, y cuando ya nadie vive l tampoco puede vivir. Por tanto, hay unarelacin entre valores y eficiencia. Sin embargo, si se someten los valores al clculo de la eficienciafragmentaria, sta los disuelve y, al fin, tampoco hay ms eficiencia fragmentaria. Valores deconvivencia no pueden surgir en nombre de la eficiencia. Pero el reconocimiento de estos valores esel punto de partida de la posibilidad de asegurar la eficiencia reproductiva y con ella hacer posible lavida para el futuro.

    2. Derechos humanos: distorsiones del mercado

    La estrategia de globalizacin, que es una estrategia de acumulacin de capital que en su tendenciaest en conflicto abierto con los derechos humanos, fue impuesta en Amrica Latina por losllamados ajustes estructurales, los cuales se expresaron especialmente en tres procesos sociales:(1) la apertura tendencial-mente ilimitada al capital financiero y a las corrientes de divisas ymercancas; (2) la reestructuracin del estado en la direccin de un estado policial y militar (alquitarle al estado su funcin de dictado de las polticas de desarrollo y de infraestructura econmicay social, y al abrrsele paso a la privatizacin de las propiedades pblicas, se inici una nuevaacumulacin originaria de capital marcada por el pillaje mundial de esas propiedades), y (3) laflexibilizacin de la fuerza de trabajo que trajo consigo la anulacin de derechos de importanciadecisiva (proteccin frente al despido, etctera) basados en el contrato de trabajo (las seguridadessociales fueron disueltas y los sindicatos debilitados y con frecuencia destruidos). La imposicin deestas medidas de ajuste estructural fue acompaada en la mayora de los pases latinoamericanos(Brasil, Chile, Uruguay, Argentina) por el terrorismo de estado, que mantiene hoy una papel claveen la estrategia de globalizacin en Colombia y en Mxico, particularmente.

    La imposicin de los ajustes estructurales va de la mano con la propagacin de la ideologa de lacompetitividad y de la eficiencia. Por eso se les justifica como poltica de eliminacin de distorsionesdel mercado o de eliminacin de "interruptores" de la movilidad del mercado (v. g. Lukas). Laeconoma ahora se conduce como una guerra econmica en la que se trata de conseguir ventajascompetitivas que hagan posible salir de ella como vencedor. Hoy la situacin de los pases se evalaslo en trmi nos de su competitividad y toda actividad social es valorizada se gn su aporte a esacompetitividad. El economista, y especialmente el administrador de empresas, quedan convertidosen ase sores militares de tal guerra econmica, llegando a ser su funcin no el hacer teora o elentender lo que significa esta manera de enfocar la economa sino el contribuir al triunfo de laconflagra cin blica. Por eso, las teoras econmica y social se hacen cni cas.

    Para esta guerra econmica las medidas del ajuste estructu ral sirven como preparacin y limpiezadel campo de batalla. Las empresas, que se enfrentan en la guerra econmica, tienen el in terscomn de limpiar el campo para luchar uno contra el otro sin ser "distorsionados".

    Desde el punto de vista de las empresas que operan transnacionalmente, los derechos humanos

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    5 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • como derechos de seres humanos corporales no son ms que distorsiones del mercado. Pa ra ellos,que operan y calculan mundialmente, el mundo entero es el espacio en el que aparecen lasdistorsiones del mercado. Las exigencias de apertura a los flujos financieros y de mercancas, dedisolucin del estado en sus funciones econmicas y sociales y de flexibilizacin del trabajo sonconsecuencia de estas operaciones mundiales de las empresas transnacionales. Despus de la eliminacin de las distorsiones del mercado sigue la anulacin de los derechos humanos. No todas lasdistorsiones del mercado son producto del reconocimiento de los derechos humanos, perotendencialmente toda defensa de los derechos humanos en tan to derechos de seres humanoscorporales aparece como distor sin del mercado. En consecuencia, la eliminacin indiscrimina da delas distorsiones del mercado desemboca, por una lgica im plcita, en la distorsin de los derechoshumanos. Y esto es leg timo en la medida en que la eliminacin de las distorsiones del mercado selleva a cabo en nombre de un principio general: el del proceso de globalizacin. Aunque la polticade eliminacin de las distorsiones ahora se presenta como simple aplicacin de una tcnica.

    As, pues, la transformacin de la economa en guerra eco nmica y la siguiente transformacin dela competitividad en valor nico y superior est destruyendo y eliminando todos los de rechoshumanos en nombre de los derechos del mercado, que son derechos vigentes en el mercado ysolamente en l. Que los derechos del mercado sustituyen a los derechos humanos explica porqunuestra sociedad sigue hablando tanto y con tanta intensidad de derechos humanos. De hecho, setrata ahora casi ex clusivamente de derechos del mercado y en el mercado; de dere chos que puedetener tanto el individuo natural como la perso na jurdica colectiva (como las empresas y lascorporaciones: es decir, las instituciones). Sin embargo, al reducir la persona humana a unindividuo con los mismos derechos que las personas jurdicas colectivas, la persona pierde sucarcter de persona, o sea, de ser corporal hecho persona. Lo que se presenta hoy en la estrategiade globalizacin como derechos humanos son derechos como los de esos personajes colectivos queson Mercedes Benz, Siemens, Toyota y Microsoft. Los derechos en el mercado que ellos pretendenlos imponen a la sociedad actual como los ni cos derechos humanos vlidos. Por eso, el derecho deellos de eli minar las distorsiones del mercado y con ellas los derechos hu manos de personascorporales es impuesto como la esencia de to dos los derechos humanos. Los pretendidos derechoshumanos de personas jurdicas y colectivas eliminan los derechos humanos de las personashumanas corporales.

    Surgen entonces preguntas: Tiene Microsoft derechos hu manos? O tienen los seres humanosderechos humanos cuya va lidez hace falta imponer frente a Microsoft? Tiene la CNN de rechoshumanos o tienen los seres humanos derechos humanos frente a la CNN? En su lgica, los derechosde personas colecti vas devoran los derechos humanos de la persona humana como ser corporal yser natural -parte de la naturaleza. Tenemos que enfrentar un conflicto entre derechos humanos yderechos colec tivos de instituciones y asegurar que los derechos humanos sean respetados por esaspersonas jurdicas y colectivas. Los derechos humanos son una nueva ampliacin del hbeas corpusfrente a los derechos de instituciones que pretenden sustituir a los derechos humanos. Todo ocurrecomo en la pelcula Jurassic Park: haba muchos dinosaurios debidamente limitados en su espacio deactuacin y los seres humanos podan pasearse tranquilamente para observarlos; para losdinosaurios se trataba de una distorsin de la competencia a pesar de que para los seres humanossignificaba una situacin de seguridad que daba como resultado que su posibilidad de vivir no eradistorsionada. Sin embargo, con el huracn de la globalizacin cayeron todas esas distorsiones paralos dinosaurios; el tirannosaurus rex poda moverse ahora sin ser distorsionado en su libertad y elvelociraptor lo poda asaltar libremente: por fin eran global players. Mas ahora quedabadistorsionada la vida de los seres humanos, que vieron perdidas todas sus defensas. En Jurassic Parkexista un helicptero en el cual fugarse, pero en nuestra realidad debemos defendernos en elterreno y como oportunidad de escape solo nos queda abordar el Titanic.

    En ninguna parte se ha podido ver las consecuencias de la estrategia de globalizacin de unamanera tan extrema y radical como en el Tercer Mundo, no hay otro lugar con tantas vctimas; y esque los perdedores de la globalizacin no pierden un simple juego sino que pierden su vida. Pero lasalvacin no est en el Primer Mundo porque el mismo proceso est llegando tambin all. El futurodel Primer Mundo se ve ya en el Tercer Mundo, al revs de como lo pensaba la ideologa delprogreso hace ms de 200 aos. Los Pinochet que mandaron aqu mandarn all prxima eigualmente. Aparecern en nombre de los derechos humanos (de las grandes empresas).

    Si la economa se transforma en guerra econmica, la competitividad resulta ser el mximo criteriosobre todos los valores, y se impone en la forma de fuerzas compulsivas de los hechos.

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    6 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • Toda la estrategia de globalizacin se impone en forma de fuerzas compulsivas de los hechos, lascuales son el producto de la entrega ciega a la lgica del mercado y de su perfeccionamiento por laeliminacin de las distorsiones del mercado. La ideologa dominante indica como nica salida elsometimiento a esa compulsividad, y lo presenta como realismo. Una alternativa tendra queconsistir en una accin asociativa que, tambin, desembocara en dimensiones globales.

    3. El paso del capitalismo utpico al cnico

    El texto que enseguida cito, escrito en 1991 por un destacado poltico alemn liberal, se inscribe enla tradicin dei capitalismo utpico y su contenido ideolgico es fcil de analizar: "Una existenciahumanamente digna presupone la superacin de las emergencias econmicas y sociales, presuponela disponibilidad de los bienes necesarios para la vida y de lugares de trabajo seguros. El sistema demercado asegura todo eso gracias a su alta eficiencia. El motor de la economa de mercado es lacompetencia. Pero su funcin no se limita a asegurar la dinmica econmica. 'Domestica lapropiedad privada' y es el 'instrumento ms genial para quitar el poder', como lo dice Franz Bohm.El sistema de mercado se basa en el inters propio. Pero la astucia del sistema logra que el interspropio, que entra en competencia, opere en favor del bien de la comunidad. Competencia nopresupone -como lo dice Orto Schlecht- un superhombre moral. Un nivel medio de moral essuficiente" (Lambsdorff, Otto Graf. "Gezhmtes Eigentum. Fr den Vorsitzenden der FreienDemokraten ist die soziale Marktwirtschaft die moralischste aller Wirtschaftsformen", en WirtschaftsWoche 45, 1-11-91. pp. 104-105).

    Ese texto tiene tres caractersticas bastante obvias para el pblico de hoy. Primero, es falso, porqueel inters propio cuando se encuentra en competencia no realiza el bien comn -como reglauniversal es falso, aunque una coincidencia se puede dar en varios casos. Segundo, el argumento esideolgico, porque la tesis de que el inters propio en cuanto se impone en el mercado realiza elbien comn constituye una sacralizacin de las relaciones sociales de produccin; se trata, pues, deuna sacralizacin secularizada, que es el tipo de sacralizacin que constituye precisamente alcapitalismo utpico. Y, tercero, el texto es hip crita, porque el poltico que lo expresa sabe que sucontenido es falso pero lo hace para lograr la legitimacin va sacralizacin de las relaciones socialesde produccin. O sea, el texto es falso, ideolgico e hipcrita.

    A pesar de eso, podemos decir -con Habermas- que tiene un potencial de razn. Habermas afirmaque la crtica de la ideologa que hace Marx "parte del hecho de que el potencial de razn expresadoen los 'ideales burgueses' e insertado en el sentido objetivo de las instituciones muestra una doblecara: por un lado les adjudica a las ideologas de la clase dominante el aspecto en gaoso de teorasconvincentes, por el otro lado da el punto de partida para una crtica inmanente de estasformaciones, que levantan a nivel del inters general lo que de hecho solamente corresponde a laparte dominante de la sociedad" (Habermas, Jr- gen. 1991. Der philosophische Diskurs derModerna. Suhrkamp, Frankfurt. p. 142). La crtica de la ideologa, que presupone un consensodeterminado y racional, se realiza dentro de un marco de juicio comn dado por la referencia alinters general. Este concepto define el espacio en el que se desarrolla el pensamiento de tradicinburguesa y en el que, entonces, acta la crtica de la ideologa. Entre el inters general y el intersparticular la tra dicin burguesa establece una conexin automtica, que es el mercado con su manoinvisible, el cual funciona como una esca lera de Jacob -va de la Tierra al cielo directamente. Poreso, si guiendo a Polanyi, a este capitalismo se le puede llamar capitalis mo utpico. (El socialismosovitico construy una escalera de Jacob parecida, que consista en el pasaje del socialismo al comunismo -concepto ste que era correspondiente al inters general- por medio de la maximizacin delas tasas de crecimiento. Por eso, la crtica de la ideologa aplicada por Marx al capitalismo po daaplicarse, de manera anloga, a la ideologa sovitica.)

    En el citado texto del poltico liberal el ncleo de racionali dad se expresa en la relacin establecidaentre competencia e in ters general - cual aqu yo llamo bien comn. Por eso, es posi ble unacrtica inmanente activando el concepto de inters general y demostrando desde l los lmites y lasal tendencias destructi vas que hay en la lgica de la competencia.

    Al lado del texto del poltico liberal analizado ponemos otro de la autora de Toffler- que se distinguede aqul en que carece del sealado sesgo ideolgico de capitalismo utpico: "El nue vo imperativoeconmico est claro: si los suministradores de ultramar, en los pases en desarrollo, no alcanzan

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    7 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • con sus tecnologas los estndares de la velocidad mundial sern arrancados brutalmente de susmercados (caern vctimas del efecto de acelera cin) . Esta es la economa rpida de maana, lanueva mqui na de bienestar aceleradora, dinmica, fuente del avance econ mico, que como tal estambin la fuente de un gran poder. Estar desacoplado de ella significa estar desacoplado del futuro.Pero se es el destino que enfrentan muchos de los pases menos desarrollados. Como el sistemamundial de la produccin de riqueza est arrancando, los pases que quieren vender tienen queoperar a la misma velocidad que los pases compradores. Eso sig nifica que las economas lentas, oaceleran sus respuestas nervio sas, o pierden sus contratos e inversiones, quedando completamentefuera de la carrera (...). Un 'gran muro' separa a los rpi dos de los lentos, y este muro estcreciendo cada da que pasa" (Toffler, Alvin. 1991. Powershift, Knowledge, Wealth and Violence atthe Edge ofthe 21st Century. Bantan Books. New York, pp.389- 405).

    Segn Toffler, pues, que sostiene lo contrario de lo sustenta do por el poltico liberal, la competenciacrea una "mquina de bienestar" cuyo efecto inmanente de aceleracin excluye y ex pulsa a losincapaces de imponerse en la competencia, dejndo los sin chance de encontrar de nuevo un lugaren ella. Ellos constituyen las bajas de una aceleracin que se acelera a s mis ma. Toffler deja delado cualquier referencia a un inters general y, en vez de imputarle al mercado alguna tendencia aalgn bien comn, le imputa una tendencia al mal comn de la exclusin.

    Este texto tiene tambin tres caractersticas. Primero, es cier to. Segundo, sacraliza las relacionessociales de produccin, pero ya no por medio de la referencia a algn inters general sino me diantela celebracin de la aceleracin misma, de la velocidad -lo que Nierzsche celebra cuando exclama "alas naves, filsofos", tratando la aceleracin como imperativo categrico. Y, tercero, el texto no eshipcrita sino "honesto". O sea, el texto de Toffler es cierto, sacralizador y "honesto", mientras eltexto del poltico liberal es falso, sacralizador e hipcrita.

    Pero el texto de Toffler es (antes que honesto) cnico, y no se le puede contestar por medio de unacrtica de la ideologa como la haba explicitado Habermas. El texto de Toffler no tiene ningnpotencial de razn que d "a las ideologas de la clase dominante el aspecto engaoso de teorasconvincentes" ni tampoco ofrece ningn "punto de partida para una crtica inmanente de estasformaciones, que levantan a nivel del inters general lo que de hecho solamente corresponde a laparte dominante de la sociedad" -que sera lo que segn Habermas subyace a la crtica de lasideologas y lo que l sigue buscando en las posiciones por criticar.

    Y es que, en el sentido en que Habermas entiende la ideologa, la posicin de Toffler no es unaideologa. Toffler no eleva nada al nivel de lo que en la tradicin del racionalismo ilusionista podrallamarse intereses generales, sino que nos comunica lo que realmente ocurre. Y hasta hay unasorpresa en el texto de Toffler: lo que l expresa como un inicio de hecho sobre el capitalismo actualya lo haba sostenido en Amrica Latina la teora de la dependencia en los aos sesenta y setenta.Pero si esa teora no era cnica, por qu s lo es la coincidente tesis de Toffler?

    La teora de la dependencia, nacida de la crtica de la ideologa, en relacin con tesis como las delcitado poltico liberal sostena que el clculo de la utilidad particular -el inters propio- no tiende ala realizacin de ningn inters general o bien comn (o equilibrio, en el lenguaje de loseconomistas), sino que lleva ms bien a la violacin de ese inters general, lleva al mal comn. Perocomo la teora dominante era la teora del capitalismo liberal, la teora de la dependencia fueanatemizada, declarada hereja y pronto se le consider refutada y muerta. La teora de ladependencia fue una teora crtica por el hecho de que, en el marco del consenso en torno a la tesisde que la economa est bajo el imperativo de la realizacin de un inters general, negaba laidentificacin entre inters particular e inters general y entre ste y la competencia de mercado,contradiciendo as a la ideologa dominante del capitalismo utpico, que se basaba en la afirmacinde esto.

    La teora de la dependencia haca un juicio de hecho, pero en el marco del consenso mencionado -deese potencial de ra zn- tal juicio de hecho se transform en un juicio crtico, sin dejar de ser unjuicio de hecho. Y la ideologa del capitalismo utpico por supuesto tena que rechazar ese juicio dehecho para se guir sostenindose. Pero si ese juicio de hecho se impone de una manera tanconvincente que ya no se le puede negar? Cmo se puede entonces sostener la legitimidad delcapitalismo vigente? Se puede hacerlo solamente abandonando la ideologa del capi talismo utpico,segn la cual el capitalismo realiza un inters ge neral, e, inclusive, abandonando la pretensin desatisfacer nin gn inters general.

    Eso precisamente ocurri en los aos ochenta y noventa. Juicios de hecho como el de la teora de la

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    8 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • dependencia ahora ya no contradicen ningn potencial de razn por el simple hecho de que estecapitalismo ya no reclama tal potencial de razn. Don de no hay ninguna pretensin de la razn, losjuicios de hecho, que demuestran la sinrazn, dejan de tener cualquier capacidad crtica. Si ya no sepretende una razn de inters general, esos juicios de hecho que demuestran que el capitalismo norealiza ningn inters general se transforman en un deber. Si el capita lismo excluye y destruye, sederiva de eso un deber; el capitalis mo debe excluir y destruir. Se celebra entonces la "destruccincreadora" en el contexto de la afirmacin de que no hay ninguna alternativa.

    Ahora se puede decir abiertamente lo que el capitalismo es sin que los juicios de hecho tengan ni elmenor contenido crti co. Y lo que se dice sobre el capitalismo es cierto y honesto, no hay hipocresa,porque lo que es es lo que debe ser. Fuera de eso no ha de haber ningn deber. Pero lo que resultade esta posicin cnica es el nihilismo.

    Gracias a la transformacin de un capitalismo utpico -y, por tanto, comprometido con el bienestargeneral- en un capitalismo salvaje y cnico, ahora se puede reivindicar sin problema los jui cios dehecho bsicos que sobre el capitalismo la teora de la de pendencia haba establecido. El capitalismoha renunciado a su pretendido rostro humano, del cual ahora se burla. Ya ningn juicio de hecho lepuede criticar; los juicios de hecho bsicos que haba pronunciado la crtica del capitalismo en elperodo del capitalismo utpico ahora son asumidos como propios. Se ha operado unatransformacin y una reevaluacin de todos los valores. Por eso ahora se sacraliza las relacionescapitalistas de produccin por medio de la celebracin de la aceleracin, esta aventura aparente delsaber humano.

    Frente a esta transvalorizacin de los valores la crtica clsica de la ideologa queda completamentedesarmada. Si se reivindica la muerte como destino y si el capitalismo resulta ser un sistemamortal, entonces el capitalismo es un sistema que corresponde perfectamente a lo que pretende ser,es un ser para la muerte. Y esta pretensin no contiene ningn potencial de razn y no se abre msa ningn potencial anlogo. Es completamente tautologizado y no ofrece ninguna posibilidad parauna crtica inmanente.

    He ah la razn por la cual hoy hace falta un nuevo pensamiento sobre el bien comn.

    4. Clculo de utilidad contra vida humana

    Estoy convencido de que hoy la humanidad no puede asegurar su sobrevivencia sin liberarse delclculo de utilidad. Sin em bargo, la Modernidad destruy esta libertad de una manera tan completaque ni tenemos una palabra para referirnos a ella. Se trata de la libertad frente a la compulsin delclculo de utilidad. Lo que ms la puede expresar es la palabra gratuidad. Pero tam bin alsignificado de esta palabra le falta la relacin con lo til en el sentido del bien comn. La libertadfrente al clculo de uti lidad es til, pero se trata de un til que el clculo de utilidad destruye al sertotalizado.

    Quiero presentar el desdoblamiento de la utilidad por medio de algunos textos que vienen de laEdad Media europea y, por tanto, del inicio de la Modernidad: textos de Hildegard de Bingen, granmstica y abatiza del siglo XIII europeo. Por un lado, ella sostiene que toda la creacin estorientada hacia la utilidad de los seres humanos: toda la naturaleza debera estar a disposicin delser humano, para que acte junto con ella, porque el ser humano no puede sin ella ni vivir ni existir(Riedel, Ingrid. 1994. Hildegard von Bingen. Prophetin der kosmischen Weisheit. Kreuz- Verlag.Stuttgart. p.125). "Toda la creacin, que Dios form en sus alturas y sus profundidades, la conducehacia la utilidad pa ra el ser humano (Ibid. p.133). La naturaleza est conducida a disposicin y a lautilidad del ser humano. Sin embargo, esta destinacin de la naturaleza excluye precisamente paraHildegard su sometimiento irrestricto al clculo de utilidad. Las fuerzas del cosmos compelen al serhumano, para el bien de l, tomarlas en consideracin, porque las necesita para no hundirse (Ibid. D-145). Si el ser humano abusa de su posicin para cometer ac- -ones malas, el juicio de Diosconduce a las criaturas a castigarlo... " (segn Riedel [Op. Cit.] p. 133).

    Este juicio de Dios est en el interior de la realidad. No es Dios quien castiga, sino Dios encarga asus criaturas castigar al ser humano: "Y vi, que el fuego superior del firmamento derrama grandeslluvias llenas de suciedad y basura sobre la tierra, que provocaron en los seres humanos, perotambin en plantas y animales, grandes lceras y llagas. Adems vi cmo caa del crculo negro de

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    9 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • fuego una especie de neblina, que sec el verde y los frutos de la tierra" (Ibid. p.133). Estasreflexiones de Hildegard recuerdan las famosas palabras del jefe indio Seattle pronunciadas en 1855frente a representantes del gobierno de EU, en un momento en el que el genocidio de la poblacinoriginal del norte de Amrica estaba plenamente en curso y era ya previsible su resultado:"Nosotros sabemos esto: la tierra no pertenece al hombre. El hombre pertenece a la tierra. Nosotrossabemos, esto: todas las cosas estn relacionadas, como la sangre que une a una familia. Todas lascosas estn interrelacionadas entre s. Todo lo que sucede a la tierra, sucede a los hijos de la tierra,sucede a los hijos de ella. El hombre no trama el tejido de la vida. l es, sencillamente, una pausaen ella. Lo que l hace a ese tejido, lo hace a s mismo" (ver Dilogo Social 154, 1983. Panam).

    Hay una utilidad, pero no es la utilidad del clculo del mercado. El clculo de utilidad ha ocupadohoy un lugar exclusivo para determinar el significado de la palabra utilidad. La utilidad, como laentiende aqu Hildegard, revela, en cambio, el peligro del clculo de utilidad para todo aquello til alser humano. Es til para el ser humano respetar la naturaleza y reconocerla. Es til no someterse alclculo de utilidad y al clculo del mercado. ste es la ley destructora que, segn San Pablo, lleva ala muerte si se busca la salvacin en su cumplimiento. Desde el punto de vista del clculo individualde utilidad, todo eso, sin embargo, es intil.

    Hildegard de Bingen conoce tambin este clculo de utilidad. Lo hace al presentar un dilogo entrela dureza del corazn y la misericordia. Segn Hildegard la dureza del corazn dice sobre s misma:Yo no he creado nada y tampoco he puesto en existencia a nadie. Para qu me voy a esforzar opreocuparme de algo? No voy a hacer en favor de nadie ms de lo que l me puede ser til a m.Dios, quien ha creado todo eso, debe preocuparse de su creacin y por el universo! Qu vidatendra que llevar si quisiera dar respuesta a todas las voces de alegra y de tristeza? Yo solamentes de mi propia existencia! (segn Slle, Dorothee. 1989. O Grn des Fingers Gottes. DieMeditationen der Hildegard von Bingen. Hammer Verlag. Wuppertal. p. 12). Hildegard hace contestara la misericordia: Oh, ser hecho de piedra...!

    Aqu se trata de la utilidad del clculo individual de utilidad como clculo del mercado. Sin embargo,segn Hildegard se expresa como extremo egosmo, como corresponde a la sociedad medieval de sutiempo. La dureza del corazn habla un lenguaje ms mentiroso en una sociedad como la burguesa,que ha totalizado el clculo de utilidad. Dice ahora: vicios privados son virtudes pblicas. De ladureza de corazn ha resultado lo que Bonhoeffer llama la "maldad abismtica". Lo til y la utilidaddel clculo estn enfrentados y se encuentran en conflicto, por lo que la crtica al clculo de utilidadno se reduce a simple moral. Lo que se afirma es que el clculo de utilidad en su lgica abstractaamenaza los fundamentos de la vida humana y de la naturaleza. La misma naturaleza se rebela encontra de esta amenaza y las catstrofes que resultan son un juicio de Dios que habla desde elinterior de la vida terrestre.

    No puede haber duda de que aqullo que Hildegard de Bingen ve en el inicio de la Modernidad eshoy, en un nivel aplastantemente superior, nuestra experiencia. La globalizacin del clculo deutilidad produce efectos indirectos que hoy se hacen presentes como amenazas globales: laexclusin de grandes partes de la poblacin mundial, la disolucin interna de las relaciones humanasy la destruccin de la naturaleza. Se hacen presentes como fuerzas compulsivas de los hechos, queinevitablemente acompaan la totalizacin del clculo de utilidad. Hacen presente el juicio de larealidad sobre aqullo que ocurre.

    Eso tiene consecuencias para el concepto de autorrealizacin del ser humano. Hay el intento debuscar la autorrealizacin en la lnea del clculo de utilidad. Normalmente eso es lo que hoy sequiere decir cuando se habla de autorrealizacin. Sin embargo, esta autorrealizacin es un procesodestructivo de mala infinitud. En ltima instancia el asesinato del otro es transformado en el ncleode la autorrealizacin. La autorrealizacin, que se quiere realizar como individuo, se transforma enacto de desesperacin de un lobo de estepas, que no puede sino terminar en el suicidio.

    La autorrealizacin solamente es posible en el otro y junto a l. Pero eso presupone una utilidad queest en conflicto con el clculo de utilidad. Esta utilidad no es calculable porque rompe el clculo deutilidad totalizado. Se trata de la utilidad que est en la afirmacin del otro -en ltima instancia elotro es la humanidad y el cosmos- del cual soy parte al ser yo en el otro y el otro en m. No se tratade efectuar algn sacrificio en favor del otro para que pueda vivir tambin. Que el otro viva escondicin de la posibilidad de mi vida. Al afirmar yo esta relacin me autorrealizo. Implica excluir elasesinato como medio de la autorrealizacin. Aparece un principio de la autorrealizacin que siguede un postulado de la razn prctica que sostiene: asesinato es suicidio.

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    10 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • Estamos hoy enfrentados a una pregunta de este tipo que surge a partir del hecho de que hoyOccidente entrega todo un continente -es decir: frica- a la destruccin por exclusin. Por largossiglos frica era para los pases europeos, y despus tambin para EEUU, una regin de caza deesclavos, que los abasteca con trabajo forzado que ellos ocupaban. Posteriormente, en el curso delsiglo XIX fue conquistado como colonia y expoliada. Despus de su independencia, a partir de la IIGuerra Mundial, fue obligado a integrarse en el sistema mundial capitalista y lleg hoy al borde deuna incapacidad de vivir. Occidente ahora lo entrega a su suerte, pero sigue con el pillaje. Eso es unasesinato de largo alcance, posiblemente uno de los peores que Occidente ha cometido. Ladestruccin de frica es el resultado de acciones de Occidente rgidamente orientadas por un clculode utilidad. l postulado de la razn prctica sostiene: tambin este asesinato es suicidio. Peroningn clculo puede comprobar eso. Todos los clculos de Occidente suponen que este asesinato noes suicidio. Pero el postulado de la razn prctica sostiene que s lo es. Occidente se destruye a smismo al destruir de esta manera a los otros. Esta relacin circular recibe hoy por la progresivaglobali-zacin del mundo solamente una expresin ms urgente. No se puede derivarcalculablemente este postulado de la razn prctica. Pero su inversin tampoco puede ser derivadaen trminos calculables, aunque sea la base de la reduccin de la vi da humana a la calculabilidaddel clculo de utilidad. Eso siem pre nos va a llevar a un raciocinio anlogp a la apuesta de Pas cal.Sin embargo, el postulado de la razn prctica asesinato es suicidio hace una afirmacin sobre larealidad y sus caractersticas. Por tanto, tiene la forma de un juicio de experiencia, que di ce algosobre lo que es la realidad. Pero ya rns all de la calculabilidad. Si se lo invierte, se llega a unjuicio de experiencia con trario: asesinato no es suicidio. Sigue siendo un juicio de expe riencia quepermite reducir la realidad al clculo de utilidad y que, por tanto, subyace a cualquier totalizacindel clculo de utilidad. La pregunta ser: cul de estos dos juicios contrarios es falso?

    Sin embargo, no es suicidio esta totalizacin del clculo de utilidad? Efectivamente es el suicidio enel cual est nuestra so ciedad actual. Si eso es cierto, entonces el juicio asesinato no es suicidio esfalso y contiene una apologa del suicidio.

    Entonces cul de los dos juicios contrarios de experiencia es correcto? No hay sino una respuesta:asesinato es suicidio. Si se sostiene lo contrario solamente se afirma eso como postulado de la raznprctica. Eso, sin embarego, es anlogo a la apuesta de pascal que llega al mismo resultado.

    Pero en cuanto que el postuladio de la razn prctica expresa un juicio de experiencia, no es unjuicio tico. Solamente si excluimos el suicidio, sigue una tica en forma de la necesidad de undeber: no matars. No sigue analticamente del juicio de experiencia por el hecho de que no sepuede excluir el suicidio por medio de una juicio analtico.

    Eso nos hace volver al ncleo celeste de lo terrenal. Lo que se ecpresa es la vida, que enfrenta alclculo de utilidad para subordinarlo. Se trata del bien comn, que es el bien de todos y por eso elbien de cada uno. Pero no se puede expresar por medio del clculo de utilidad de cada individuo, conel cual est constantemente en conflicto. Resulta u8n conflicto que es tantio interno al sujeto co0moa la sociedad. Este bien comn tampoco es comprensible como clculo de utilidad de grupos oEstados. No es utilidad pblica, que siempre es un clculo de utilidad de grupos. Tambin lo que sellasma realpolitik no es ms que un clculo de utilidad desde el punto de vista de Estados. En el casoextremo ni el clculo de utilidad de la humanidad entera resulta ser este bien comn. Inclusive lautilidad calculada de la humanidad puede entrar en conflicto con el bien comn.

    Los clculos de utilidad de grupos tambin constituyen solidaridades. Eso comprueba precisamenteque la solidaridad es un valor formal y no puede constituir el bien comn. Sin embargo, solamenteen el interior de solidaridades se puede hacer presen te el bien comn, pero se trata entonces desolidaridades especi ficadas por el bien comn.

    De esta manera resulta, a partir del postulado de la razn prctica, un acceso a la tica. No se tratade una tica normativa y absoluta, sino del principio de generacin de la tica en cuanto ticanecesaria. Tiene como sus presupuestos: el postulado de la razn prctica: asesinato es suicidio, yel sujeto que se afirma como sujeto concreto vivo.

    Dado el postulado, de la afirmacin del sujeto sigue una ti ca, que no consiste en un conjunto denormas, sino en una his toria de la produccin de normas. Las normas se descubren co mo normasque corresponden al principio de la generacin de la tica. Por eso esta tica puede ser histrica. Encada momento histrico hay que decidir de nuevo cul es la tica que correspon de a la situacin.Pero nunca se trata de normas como deber de cumplimiento, sino de normas como mediacin entreel sujeto y una realidad, en la cual asesinato es suicidio; no se trata sola mente de un principio de la

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    11 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • generacin de la tica, sino de la ge neracin de la religin, incluido el atesmo. Por esta mismarazn el reino de Dios no es una sociedad ms justa ni su anticipacin, sino la realidad trascendenteque empuja desde el interior de la realidad emprica hacia la constitucin de sociedades justas. Escuchar el llamado que viene de esta realidad trascendente es condicin de posibilidad de la propiarealidad emprica. El resul tado es que quien no quiere el cielo en la tierra deja el infierno en sta,el que estamos viviendo.

    5. La hegemona de las burocracias privadas transnacionales*

    Desde los aos setenta del siglo XIX la gran empresa se transform en burocracia privada (loanaliza Max Weber), y despus de la II Guerra Mundial esa gran empresa, que desde su comienzofue de alcance mundial, mediante una transformacin ms profunda se convirti en una empresa deproduccin mundial, que como burocracia privada logr ponerse encima de la burocracia pblica-hacindola apndice suya- hasta ser hoy el poder clave a partir del cual puede entenderse lasituacin del mundo. Este poder -que niega ser burocracia y dice ser "iniciativa privada" en luchacontra la burocracia-, que es expresado y detentado por las empresas transnacionales, est llegandoa un punto crtico, a una encrucijada.

    Antes de la II Guerra Mundial las empresas mundiales eran de compra y venta y concentraban suproduccin en determinados lugares del planeta, pero despus de dicho momento, y msintensamente desde los aos setenta del siglo XX, surge una nueva empresa de produccin mundialque distribuye las etapas de produccin de sus productos en el mundo entero -segn las diferenciasentre costos de produccin- y funciona tan coordinadamente como la vieja empresa. Esta nuevasurge a partir de determinados inventos: (1) Transmisin barata de mensajes con velocidadinstantnea por todo el planeta (si bien la transmisin instantnea empez a mediados del siglo XIXcon la cablegrafa, el cubrimiento de toda la Tierra, incluyendo imgenes en los mensajes, apareciapenas despus de la II Guerra). (2) Clculos baratos con velocidad casi instantnea y concapacidad tendencialmente ilimitada (despus de la II Guerra Mundial, especialmente a partir de losaos setenta). (3) Transportes baratos mundiales que alcanzan cualquier lugar del mundo en menosde 24 horas. Todo esto hace a las empresas sumamente mviles, seme jndose muchas veces laetapa final del proceso de produccin a un simple lugar de ensamblaje. A partir de los aos setentaestas empresas, llamadas transnacionales, se desarrollan muy rpida mente, y entre ellas estn nosolamente las grandes conocidas si no tambin muchas de tamao medio.

    Aparte de las recin mencionadas condiciones que han he cho posible la constitucin de empresas deproduccin mundial, hay otras de carcter institucional -para la fluidez de los merca dos- queposibilitan que logren un rendimiento mximo, las cuales ellas exigen. Estas condiciones implican uncambio radical en relacin con el capitalismo anterior, que era intervencionista y poda existir conpolticas de intervencin en los mercados de parte de los estados nacionales. Pero la lgica de laempresa de produccin mundial se opone radicalmente al intervencionismo de la poltica econmicade los estados nacionales: se opone a la proteccin de mercados, a la poltica de pleno empleo, a laplanificacin del desarrollo local, nacional y regional, al control de los flujos del capital y de lasdivisas, a las reservas del mercado impuestas por el estado, a la propiedad pblica, a polticas laborales en favor de la estabilidad laboral y los sindicatos, etctera.

    El conjunto de estas exigencias, surgidas desde el interior del funcionamiento de las empresas deproduccin mundial, est en los ajustes estructurales impuestos al mundo desde los aos ochenta.La promocin de las empresas de produccin mundial y los ajustes estructurales son dos caras deuna sola medalla. Aparecen con la empresa de produccin mundial y los programas de ajusteestructural les dan sistematicidad y un nombre.

    Extirpar lo que "distorsione" al mercado

    Los ajustes estructurales se refieren especialmente a tres di mensiones de la sociedad: (a) Laapertura tendencialmente ilimi tada para el capital financiero y las corrientes de divisas ymercancas, (b) La reestructuracin del estado en la direccin de un estado policial y militar (pareceahora que el estado policial sig nifica libertad y el estado social esclavitud), quitndosele a ste lasfunciones de la poltica de desarrollo y de la poltica referente a la infraestructura econmica ysocial, de lo que se deriva la privatizacin de las propiedades pblicas, que resulta en una nueva

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    12 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • acumulacin originaria, apareciendo en el mundo entero un pillaje de estas propiedades (una nuevaacumulacin originaria), (c) La flexibilizacin de la fuerza de trabajo, que trae consigo la anulacinde derechos de importancia decisiva, producto del contrato de trabajo, como la proteccin frente aldespido y la proteccin de la mujer y de los nios etctera; las seguridades sociales son disueltas ylos sindicatos tambin, o debilitados.

    La imposicin de estas medidas de ajuste estructural es acompaada en los pases clave de AmricaLatina (Brasil, Chile, Uruguay, Argentina) por el terrorismo de estado, que mantiene hoy unaimportancia clave dentro de la estrategia de globalizacin -como todava en Colombia y Mxico.

    La imposicin de los ajustes estructurales va de la mano de la propagacin de la ideologa de lacompetitividad y de la eficiencia, por lo que se los justifica como una poltica de eliminacin de lasdistorsiones del mercado o de eliminacin de los "interruptores" de la movilidad del mercado. Laeconoma se conduce ahora en trminos de una guerra econmica en la que se trata de conseguirventajas competitivas que hagan posible salir victorioso de ella. La situacin misma de los pases esdiscutida en trminos de su competitividad, y toda actividad social es evaluada segn su aporte aesta competitividad. El economista, y sobre todo el administrador de empresas, se convierten enasesores militares de esta guerra econmica, ya no siendo su funcin hacer teora o entender qusignifica esta manera de enfocar la economa, sino aportar para ganar la guerra. Por eso, la teoraeconmica se torna cnica. En esta guerra econmica las medidas de ajuste estructural sirven parapreparar y limpiar el campo de batalla, lo cual a las empresas enfrentadas les interesa, para poderluchar sin ser "distorsionadas".

    Desde nuestro punto de vista, esta eliminacin de las distorsiones del mercado tiene unaimportancia central, pues la lgica real del proceso de globalizacin se expresa ms ntidamente entrminos de esa eliminacin, all se hace presente el proceso arrollador del mercado total como ungran engranaje que sigue una lgica propia, y la impone, autorreproducindose en tanto tal,"perfeccionndose" en trminos de su propio funcionamiento. El engranaje del mercado aparececomo una gran maquinaria computacional que necesita ser perfeccionada, y las llamadas distorsiones son consideradas elementos de friccin en ese funcio namiento, por lo que hay queeliminarlas.

    La empresa de produccin mundial empuja el proyecto y puede imponerlo en el grado en que lograel apoyo de los estados para su realizacin. No se trata de un proyecto de totalizacin de algnmercado ideal, sino de un proyecto de fluidez de los mer cados en tanto ambiente en el que actanlas empresas mundiales. Como tal es coherente, y su realizacin se efecta en forma de una luchacontra las "distorsiones" o los "interruptores" del mercado. Todo lo que se interponga a la fluidez delos mercados es visto como distorsin.

    De esta manera, lo que desde los aos noventa se llama pro yecto de globalizacin logra sucoherencia. Las funciones del es tado como organizador del desarrollo, su funcin de garantizar unainfraestructura social y su funcin de promover un sistema educacional de referencia universalaparecen ahora como distorsiones del mercado. Tambin las reglamentaciones referentes al uso delambiente aparecen como tales, y asimismo la defensa del nivel de vida de la poblacin. Lasorganizaciones populares, inclusive los sindicatos, son percibidos como distorsiones. El esta do esvisto como distorsin del mercado nicamente en relacin con sus funciones de desarrolloeconmico y social, pero su funcin de promotor del proyecto de globalizacin es decisiva para ste,por lo que su desmantelamiento es una reestructuracin de l en funcin de la promocin delproyecto e, inclusive, de subvencin financiera de su empuje. Pero ahora se trata de subven cionesde cantidades inauditas hacia las empresas mundiales, a las cuales normalmente se da el nombre de"incentivos". De es te estado se habla como "estado mnimo", aunque sea un estado mximo.

    A esta luz, las polticas intervencionistas anteriores aparecen como distorsiones del mercado, por loque se habla de anti-intervencionismo, pero el estado transformado es altamente intervencionistaen las relaciones humanas y en las relaciones con la na turaleza. Para no intervenir en los mercadostiene que intervenir en todas las relaciones sociales en nombre de la privatizacin y de laflexibilizacin. Y no se debe olvidar que la privatizacin es una poltica de los poderes pblicos -quela hacen- y no de los privados; los intereses privados solamente pueden empujar pol ticas deprivatizacin de parte de los poderes pblicos.

    Sin embargo, esta poltica transforma las empresas transnacionales -de produccin mundial- enpoderes por encima de los poderes pblicos, y stos las erigen como sus seores. Con eso, lasempresas junto con los poderes pblicos eliminan los dere chos humanos de la vida humana de sus

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    13 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • respectivas agendas. Pe ro no son las empresas las que se imponen sino los poderes pblicos, queimponen a las empresas y su lgica a la vida humana y a los poderes pblicos mismos. Con ello seestablece el poder de burocracias privadas por encima de las burocracias pblicas, que ahora setransforman en el apndice de una dominacin ab soluta hecha presente en estas burocraciasprivadas.

    El efecto de los ajustes estructurales es la imposibilidad casi completa de los pases dependientes depromover un desarrollo econmico autoconcentrado. No pueden promover nuevos centros deactividad moderna, porque los ajustes estructurales ex cluyen las medidas necesarias para hacerlo.La proteccin de in dustrias, el control de divisas, la promocin -inclusive financiera- de empresasnacionales en su competencia con empresas extranjeras, toda poltica de desarrollo local, nacional yregional quedan relegados. Aunque el conjunto de empresas del sector moderno tenga muchodinamismo interno, ste no es expansivo a nuevas regiones ni en relacin con el empleo de nuevafuerza de trabajo. Aparece, entonces, el "estancamiento dinmico", que tambin se ha llamado"crecimiento sin nuevos puestos de tra bajo" (jobless growth). Alrededor del sector moderno de laeconoma se extienden cada vez ms los sectores informales y precarios sin ninguna perspectiva alargo plazo; y los sectores modernos se transforman en archipilagos en un mar de precariedad. Sise da un aumento del empleo, ocurre en estos sectores y no en los mo dernos.

    Excepciones solamente se dan donde los pases en desarrollo n o se someten indiscriminadamente alos ajustes estructurales, lo que ocurri especialmente en Asia oriental: aparecieronpasesumamente dinmicos (los tigres) que lograron promover centros propios de desarrollomoderno y empresas transnacionales con capacidad competitiva. Sin embargo, con la crisis asiticade 1997 fueron restringidos en su capacidad de desarrollo autno mo, que sobre todo vale paraCorea del Sur.

    Desaparicin de los derechos humanos

    La estrategia de globalizacin -realizada a travs de los ajus tes estructurales- ha borrado losderechos humanos de la vida humana, dejando sin efecto los logros pasados en esta materia-derechos de la vida, salud, educacin, alimentacin, vivienda- y haciendo imposible volver arecuperarlos. Derrotada la burocracia pblica, la burocracia privada asumi el poder en nombre delos derechos humanos reducidos al derecho de propiedad privada, que es ya el nico reconocido. Enesta situacin es margina do el estatus fundacional del ciudadano. Solamente la burocra cia pblicatiene ciudadanos; la burocracia privada tiene nada ms que clientes, en todo el mundo, pero con losque no son clientes no tiene nada que ver. Clientes se puede tener mundialmente, pero no hayciudadanos del mundo. La actual exclusin de la poblacin es el resultado de la imposicin de lasburocra cias privadas sobre la burocracia pblica; la ciudadana ha perdido su significado. Y como losderechos humanos del ser humano especfico -sus derechos emancipatorios- fueron declarados apartir de la ciudadana, ya han perdido su vigencia.

    Max Weber, que vio esta transformacin de la empresa pri vada en burocracia privada, habl de "lasorganizaciones capita listas privadas, organizadas de una manera cada vez ms burocr tica". Y dijoque "una vez eliminado el capitalismo privado, la bu rocracia estatal dominara ella sola. Lasburocracias privada y p blica, que ahora trabajan una al lado de la otra, y, por lo menosposiblemente, una contra otra, mantenindose pues, hasta cierto punto mutuamente en jaque, sefundiran en una jerarqua nica: A la manera, por ejemplo, del Egipto antiguo, solo que en formaincomparablemente ms racional y, por tanto, menos evi table" (Economa y Sociedad). Pero seequivoc, porque donde la burocracia pblica logr imponerse a las burocracias privadas - como enel socialismo sovitico- fueron los ciudadanos los que al fin rompieron su poder. Y lo que Weber nisiquiera sospech fue la actual imposicin de las burocracias privadas, que devoran a las burocraciaspblicas. Weber crey que la competencia controla a la burocracia privada y que el peligro consisteen la burocracia pblica, por lo que sigui pensando en trminos de derechos humanos identificadoscon el derecho del propietario. Pero hoy no puede haber mucha duda de que es la competenciairrestricta la que lleva al dominio absoluto de la burocracia privada sobre el mundo entero, haciendopedazos el poder pblico. Hoy, la posibilidad que Weber vea termin. Derechos humanos hoy tienenque ser derechos especficos del ser humano, y estos derechos son derechos de un ser natural,corporal. Solamente derechos humanos en este sentido se pueden enfrentar a la tendencia obvia ala dominacin absoluta de la burocracia privada -poderes sin ciudadanos- sobre los seres humanos,una tendencia que nos condena a todos a un viaje en Titanic.

    Socavacin de la democracia

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    14 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • La estrategia de globalizacin ejecutada hace surgir un poder por encima de toda autoridad poltica.Cuanto ms los mercados se totalizan, tanto menos resulta posible una poltica frente a losmercados. Aparecen poderes del mercado que quitan a la poltica su independencia, que operan ennombre de la tcnica, de manera que toda poltica econmica ahora es aparentemente la aplicacinde una tcnica, que se presenta como la nica forma de racionalidad, frente a la que la polticaparece ser un mbito de irracionalidad. Pero estos poderes del mercado dominan la esfera del capitaly, por tanto, de los medios de comunicacin. No admiten ninguna poltica frente al mercado, sinoimponen el poder del mercado en nombre de la tcnica, la eficiencia y la competitividad, que seerigen en las instancias de juicio sobre todos los valores humanos. Como consecuencia, la polticamantiene solamente su autonoma en espacios neutrales desde el punto de vista del poder delmercado y que no interfieren con la determinacin de la sociedad entera por el poder del mercado,el cual determina el marco dentro del cual la poltica es posible.

    De esta manera emerge una especie de gobierno extraparlamentario, que es efectivamente ungobierno mundial que ejerce poder sin asumir las funciones del gobierno ni sus responsabiades. Nonecesita ninguna legitimacin democrtica, sino que se legitima por medio del mercado como lainstancia superior de toda vida social. Por eso est por encima de toda mayora democrtica, quedeja de ejercer el poder. Las elecciones no pueden determinar nada que est en conflicto con estavoluntad general pretendida del mercado. Las instancias polticas resultan relati-vizadas.

    Este gobierno extraparlamentario mundial tiene en sus manos, por un lado, los medios decomunicacin y, por el otro, el capital, y gobierna mediante su capacidad de condicionar a losgobiernos polticos legtimos. La huelga del capital lleg a tener importancia central en estecondicionamiento de toda poltica. Eso transform la bolsa en el criterio determinante de lospolticos. La huelga del capital -fuga de capital, migracin de empresas, etctera- puede presionarde tal manera la poltica que sta pierde su capacidad de orientarse segn la voluntad de loselectores. Eso ocurre en el contexto de una opinin pblica que est bajo la influencia dominante delos medios de comunicacin, en manos de este mismo gobierno extraparlamentario.

    Este poder del mercado, sin embargo, es un poder annimo y no debe entenderse como un complotplanificado. Surge de fuerzas compulsivas de los hechos del mercado. Opera mundialmente, sintener una coordinacin central por instancias humanas.

    Desesperanza y esperanza

    Al existir la conviccin de que no hay alternativas al sistema actual, como lo afirma ahora el podertotal, se establece una cultura de desesperanza, y sta es la crisis que vivimos. Las organizacionesde clase o revolucionarias, los movimientos de cambio, la orientacin hacia una nueva sociedad,surgieron de la cultura de esperanza de los aos cincuenta y sesenta. Formularon la esperanza o lamanipularon, pero se basaron en ella. Afirmaban alternativas. La destruccin casi general de losmovimientos populares y del estado de reformas (intervencionista) acab con esta cultura, lograndouna gran fuerza de conviccin a partir de la crisis del socialismo en Europa oriental.

    Especialmente en el Tercer Mundo, pero tambin en el Primer Mundo, se lleva a cabo una guerrapsicolgica tratando de convencer a los seres humanos de que son superfluos, lo cual, una vezlogrado, trae como consecuencia que ellos empiezan a destruirse mutuamente en vez de sersolidarios. Creo que el pri mer autor que describi con plena conciencia este mecanismo fueNietzsche, que saba sorprendentemente bien que el hombre hecho superfluo, y considerado a smismo como tal, se autodestruye. As, las rebeliones se transforman en movimientos irracio nalesque al fin no tienen sentido: el Caracazo, en febrero de 1989, fue un movimiento que llev a laprimera de estas rebelio nes sin destino, terminando en una masacre de miles por la mano militar,que ni conmovieron ni hicieron noticia. Las actuales rebeliones en Argentina tienen un carcterparecido. El sistema no se conmueve.

    Desde fines de los setenta -cuando la estrategia de globalizacin se impuso por los ajustesestructurales- se desataron los ase sinatos-suicidios, esos crmenes resultado de la desesperanzaque han marcado las dcadas siguientes. Empezaron en EU en colegios, oficinas, en la calle; sepropagaron rpidamente y aparecie ron en Europa, Japn, Palestina, frica, China y en el resto deAsia. Su culminacin fue el atentado de 2001 en Nueva York.

    Pero no todo es desesperanza. Surgen cada vez ms movi mientos contestatarios en nombre de queun mundo mejor es po sible. Se coordinan entre s sin intentar formar un gran movimiento unificadoni constituirse en partidos polticos, aunque varios partidos los apoyen. Llegan a ser conocidos con

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    15 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • grandes manifestaciones en ocasin de las reuniones de organismos inter nacionales financieros. Sehacen presentes durante los ltimos aos en Seattle, Davos, Praga, Genova y Quebec. En 2001 serenen por primera vez a nivel mundial en Porto Alegre, Brasil, donde organizan un congreso condecenas de miles de participantes, que a fines de enero de 2002 se repetir en el mismo lugar,espern dose 20.000 participantes de todo el mundo.

    Estos movimientos promueven un pensamiento en trminos de alternativas con una dobleorientacin: por un lado, para obli gar al sistema mundial a reformular toda su estrategia de acumulacin de capital llamada estrategia de globalizacin y, por otro lado, para responder a ladesesperanza, que cada vez ms desem boca en reacciones irracionales sin destino. Se trata de unmovimiento cuyos participantes vienen de todos los sectores de la po blacin -no es entoncesclasista-, y en sentido literal no es un movimiento anti-globalizacin, sino que es de enfrentamientode la actual estrategia de acumulacin mundial de capital. Lo hace precisamente en nombre delhecho de que hoy el mundo es efectivamente un mundo global que hace falta defender frente a esaestrategia -que se autoproclama globalizacin- y que se ha convertido en la hasta ahora peoramenaza para la sostenibilidad de la humanidad y la tierra. Es un movimiento de defensa de latierra hecha global de los "globalizadores" provenientes de las burocracias privadas y apoyadas porgobiernos, que se sienten responsables ante el capital en vez de ante la gente y todo nuestromundo.

    Este movimiento, presente en todos los pases y en todos los sectores de la poblacin, est haciendoconciencia de las consecuencias fatales que la actual estrategia vigente tiene sobre el futuro de lahumanidad. Se est transformando en el ncleo de una conciencia alternativa: un mejor mundo esposible. Hace ver que la misma globalidad de la Tierra exige una alternativa.

    Crisis del poder de las burocracias privadas

    Las burocracias privadas de las empresas transnacionales impusieron a todo el mundo unaestrategia de acumulacin de capital que lo destruye globalmente. Hoy, despus de dcadas deimposicin, aparecen las reacciones, que, como muestran los atentados de Nueva York, pueden sertan nefastas como lo es la estrategia del poder misma. Eso lleva a la crisis del poder, que no es depor s terminal, que tiene hoy todava el carcter de una encrucijada. Por un lado, es posiblereconsiderar toda la estrategia de acumulacin de capital llamada globalizacin en funcin de laresponsabilidad por una humanidad y una tierra que llegaron a ser globales y que tienen que serrespetadas globalmente para que nuestra vida hacia el futuro sea posible. Pero por el otro lado elpoder puede caer en la ilusin de salvarse por la imposicin bruta de su estrategia contra viento ymarea.

    En este segundo caso, tiene que imponer un sistema de apoyo diferente del que ha regido hastaahora. Para sostener el mercado total que impuso tiene que complementarlo con un sistema polticototalitario y mundial que calle todas las respuestas posi bles. En nombre de la guerra antiterroristaaparece, indudable mente, la tendencia hacia este sistema totalitario mundial, que pr etende unasuerte de pinochetismo mundial. Toda la lucha del poder va en esta direccin: es el proyecto de losque Stiglitz llama fundamentalistas del mercado, los talibanes en la Casa Blan ca.

    No existe en el mundo un poder que pueda enfrentar el intento de constitucin de un poder polticototal complementario del poder de las burocracias privadas en el mercado total. Sin embargo, no esprobable que ste se instaure segn sus pretensiones. Podr destruir pases y matar poblaciones,pero difcilmente evitar un desmoronamiento interno por las reacciones irracio nales que provoca-como los atenta dos de Nueva York-, que por irracionales no es posible prevenirlas. La guerraantiterrorista es una simple ilusin y las rebeliones espontneas sin proyecto no tienen conductoresque se pudieran reprimir de antemano. Por eso, si el sistema sigue insistiendo en la imposicin ciegade su poder en la lnea de su estrategia asu mida, provocar solamente un perodo de decadencia,del cual no podemos saber cunto durar y qu desastres provocar.

    Frente a eso es que se define el movimiento de oposicin a la estrategia de acumulacin de capitaldenominada globalizacin, movimiento que no quiere fusiles ni terror, sino solamente sub vertir lalegitimidad del sistema en grupos cada vez ms amplios, y preparar alternativas para el momento,ahora que este sistema se hace insostenible por las consecuencias desastrosas que estproduciendo.

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    16 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • 6. Intervenir el mercado para acrecentar la justicia

    La crtica al mercado tiene mucho en comn con la crtica al estado. Muchas frmulas se repiten conpalabras diferentes y, si- milarmente a como hoy se habla con razn de la idolatra del mercado,hace unos 50 aos poda hablarse de la idolatra del es tado. La frmula del mercado totalcorresponde a la del estado total. Reagan deca: "no tenemos problemas con el estado, el estado esel problema", constituyendo eso el lema de un simple antiestatismo. Si la crtica desemboca en estaposicin se paraliza a s misma, obstaculizando cualquier desarrollo democrtico del estado. Ante laimposibilidad de abolir el estado, se intenta convertirlo en un miniestado concentrado en susfunciones represi vas, abandonando todas las otras, el cual fcilmente puede de sembocar en unmaxiestado. Y si se mantiene la democracia, s ta se vaca.

    Cambiando un poco la frmula de Reagan, llegamos al im passe de la crtica al mercado: "notenemos problemas con el mercado, el mercado es el problema", paralizndose as la crtica almercado sin lograr sustituir ste por alguna otra institucin, si no solo obstaculizndolo. Enimportante medida eso ocurri con la crtica de Marx al mercado, que, siendo la mejor elaboradaque tenemos, desemboc en la incapacidad de hacer una polti ca racional frente al mercado yparaliz muchos movimientos po pulares. Seguramenre, una parte importante de la explicacin delcolapso del socialismo est en la parlisis provocada por una crtica al mercado que llev a laimposibilidad de actuar: se quera abolir el mercado - o, en caso de imposibilidad, minimizarlo- parasuperar sus deficiencias -que es como abolir los automviles para terminar con los accidentes detrfico.

    Para discutir realistamente el problema de la justicia frente al mercado se hace necesario, pues,partir de la existencia del mer cado y del estado como resultados de la propia condicin humana ycomo condiciones de posibilidad de la vida humana. Ningn orden del mercado es posible si no estgarantizado por el estado, y como si se les abandona a su propio movimiento inerte ambos puedenvolcarse en contra de la vida humana, socavndola, existe siempre la tendencia a intervenirlos.Ocurren, entonces, totalizaciones del estado o del mercado. Ni la simple razn del estado puede sergua del orden poltico ni la razn del mercado puede serlo del orden del mercado. Lo cual en elplano del estado lleva a la exigencia de la democratizacin del poder poltico y en el plano delmercado a la exigencia de intervenirlo en funcin de la justicia. Intervencin sta que, sin serabsolutamente independiente del estado, no es necesariamente estatal, sino en muchos casosejercida por organizaciones de la sociedad civil como sindicatos y cooperativas. Pinsese en elreconocimiento del derecho de huelga, en la legislacin a favor de las cooperativas, en los sistemaspblicos de seguridad social y de educacin... en las polticas de pleno empleo, de proteccin delambiente... Pero la sociedad actual denuncia la intervencin en los mercados considerndoladistorsiones y, donde ocurre, la quiere restringir al mbito estrictamente privado.

    En consecuencia, las actividades del sector informal o de economa solidaria sufren una fuertelimitacin por el hecho de que los poderes pblicos no las acompaan. El estado abandona susfunciones y hasta llama a la sociedad civil a asumirlas, pero sta no puede sustituir a aqul en lasactividades pblicas correspondientes. La sociedad civil abre muchos nuevos caminos pero stos sonfcilmente abandonados si el poder pblico no asume sus funciones complementarias. La sociedadcivil puede mostrar nuevas posibilidades, pero muchas veces solamente el poder pblico es capaz dellevar aqullas a una realizacin de alcance universal. Por eso, proyectar una sociedad civil vigorosasupone, como complemento, un desarrollo vigoroso de las actividades econmicas y sociales delpoder pblico.

    Las muchas actividades de la sociedad civil en el campo de la economa solidaria son pequeas, peroalgunas muy importantes y hasta decisivas para quienes participan en ellas, y cumplen la funcinadicional de ser proyectos piloto con la potencialidad de adquirir carcter simblico y ser clulas denuevos movimien tos populares que planteen una reorientacin estatal en los cam pos econmico ysocial. Y ms necesario ser esto ltimo cuanto ms se desarrollen esas actividades de la sociedadcivil.

    Recordando que la actual orientacin de la poltica estatal hacia la privatizacin de las funciones delestado es una poltica estatal y no privada, creemos que el desarrollo actual de la socie dad civilimplica un proyecto de sociedad en la que quepan to dos y todas, cuyo ncleo no lo constituyangrupos polticos sino las actividades que hoy se desarrollan a partir de esa sociedad civil y quepueden empujar tal proyecto de sociedad, y que impli can una reformulacin de la actual ideologa

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    17 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • antiestatista del estado, la cual transforma a ste en aparato represivo y a la demo cracia en unmercado de votos, socavndola. La democratizacin exige reformular este estado y ponerlo alservicio de movimien tos democrticos y populares.

    La crtica del mercado es parte de cualquier actividad para asegurar la justicia en el mercado. Debepracticarse continuamente para demostrar que, sin actividades de correccin, el mer cado se vuelcacontra la vida humana. La crtica del mercado subyace a la crtica de la idolatra del mercado, y stapresupone aqulla - las instituciones son idolatradas en cuanto se les concede un carcter absolutoe incuestionable (el dolo es la puesta de una obra humana en contra de la vida humana en nombrede al guna referencia superior que la diviniza).

    Mucho se habla hoy de que la sociedad es compleja, pero con demasiada frecuencia se cree, como lohace Hayek - uno de los primeros pensadores de la complejidad-, que la respuesta a ello son lassoluciones simples. Ante la complejidad de la sociedad actual, l simplemente receta propiedad ycumplimienro de contratos; receta que todava aplican ciegamente los organismos fi nancierosinternacionales encargados de la poltica econmica mundial. Por el contrario, a la complejidad lecorresponden solu ciones complejas.

    7. tica del bien comn para evitar la muerte colectiva

    La relacin mercantil, hoy totalizada, produce distorsiones de la vida humana y la naturaleza queamenazan esta vida, y precisamente la vivimos como amenaza. Experimentamos el hecho de que elser humano es un ser natural con necesidades que van ms all de simples propensiones aconsumir. Satisfacer necesidades resulta ser la condicin que decide sobre la vida y la muerte, masla relacin mercantil totalizadora no puede discernir entre la vida y la muerte, sino que es una granmquina aplanadora que elimina toda vida que se ponga en el camino por el que avanza. Pasa porencima de la vida humana y la naturaleza sin ningn criterio, salvndose solo quien logra quitarsede su paso.

    La aplanadora del mercado interpreta como interruptor o factor distorsionante cualquier resistenciaa su lgica y a su afn expansionista, y cuanto ms consigue eliminarla ms amenazante se tornapara los humanos y la naturaleza, transformndose en interruptor de la vida humana y en elementodistorsionante del desarrollo de sta. Y es que desde el punto de vista del mercado como sistema lasexigencias de la vida humana son exclusivamente distorsiones, mas desde el punto de vista de losafectados esta mquina aplanadora es una distorsin de la vida humana y de la naturaleza.

    La tica del bien comn surge como consecuencia de la experiencia - por parte de los afectados - delas distorsiones que el mercado produce en su vida y en la naturaleza. Si las relaciones mercantilesno produjeran tales distorsiones no habra ninguna etica del bien comn - la tica del mercado serasuficiente-; si las relaciones mercantiles no produjeran esas distorsiones, la vida humana y de lanaturaleza estaran aseguradas por simple inercia y no habra que preocuparse por ellas, igual queuna persona sana no se preocupa del latido de su corazn. La conciencia de que el ser humano esun ser natural no hara falta. De hecho, cuando los tericos neoclsicos de la economa hablan deuna tendencia al equilibrio estn hablando de una idealizacin utpica de ese tipo.

    As, pues, la tica del bien comn resulta de la experiencia y no es una derivacin apriorstica deninguna supuesta naturaleza humana: se experimenta el hecho de que las relaciones mercantilestotalizadas distorsionan la vida humana y, por consiguiente, violan el bien comn. La mismaexperiencia de la distorsin hace aparecer el concepto del bien comn, en cuanto se hace presentecomo resistencia. Pero sta es una experiencia del afectado por las distorsiones que el mercadoproduce; quien no se siente afectado no percibe ninguna necesidad de recurrir a una tica del biencomn (l puede decir: "los negocios van bien, por qu hablar de crisis?"). No se trata de simplesopciones, sino de capacidades de hacer experiencias e, inclusive, de entender experiencias de otros.

    El bien comn en nombre del cual surge la tica del bien comn es histrico: en el grado en quecambian las distorsiones que la relacin mercantil totalizada produce, cambian tambin lasexigencias del bien comn. No se trata de ninguna esencia esttica apriorstica que sepa deantemano todo lo que la sociedad tiene que realizar - eso lo cumplira la tica del bien comn talcomo surgi en la tradicin aristotlico-tomista, la cual deriva un bien comn anterior a la sociedadque expresa leyes naturales vigentes para todos los tiempos y todas las sociedades y que seconsidera por encima de cualquier ley positiva, apareciendo as el bien comn como un saber

    Rebelion. Solidaridad o suicidio colectivo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202417

    18 de 64 04/09/2015 04:45 a.m.

  • absoluto por aplicar. En la tica del bien comn que surge hoy ocurre exactamente al revs: la vidahumana, afectada por las distorsiones producidas por el mercado totalizado, no se puede defendersino por exigencias relacionadas con estas distorsiones, exigencias que resultan ser el bien comn,el cual se desarrolla con el tipo de distorsiones producidas. Sin embargo, a pesar de que el biencomn es un resultado de la experiencia y no algo deducido de esencias, puede hacerse unadeduccin en sentido contrario: al experimentar la necesidad de oponer al sistema de mercado unbien comn el ser humano, como se