Recuerdos de Media Noche

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Recuerdos de media noche. Alba Aquel tórrido sentimiento brillaba con tal intensidad que competía co estela más en el frmamento. Cálida noche en la que solo las estrellas ueron testigos discretos del nacimiento único e innegable del amor. Solo el mar río que miraba reminiscente, ya que conocía a ambos muy al fnal tu o que rendirse ante tal esplendoroso acto y con encido de es sonrió, de!ándolos ahora a ellos como uno solo. "or la ma#ana, cuando el sol despertaba$ notaron que sus entrela%adas abrigaban aún ese sentimiento. Ambos se miraron y sonrier con encidos totalmente que eran el uno para otro. &l acarició su me!ill abra%ó y se reugió en su pecho buscando que ese momento no a Ambos se tranquili%aron al comprender que esto sería solo el inicio de siempre a#oraron' (n amor real, sincero y erdadero. )l miedo, el ol ido y todo ello había quedado en el pasado* esta e% uno y mirarían solo hacia adelante, hacia el uturo que ahora brillaba ambos con un por enir halagador. En la alcoba. )ri' )res un tonto, me hiciste esperar mucho$ +anu' Acaso no crees que alió la pena- )ri' Sinceramente yo creí que nunca más regresaría a sentir esto por incluso me di a la idea que nunca más me ol erías a hablar e l imaginas- +anu'$ )ri' /o me crees. 0erdad- +anu' e equi ocas. e creo, pero debes saber que ya no soy el mismo d e%. )ri' 1as cambiado, lo s2$ 3lágrimas4

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Recuerdos de media noche.

Alba Aquel trrido sentimiento brillaba con tal intensidad que competa como una estela ms en el firmamento. Clida noche en la que solo las estrellas y la luna fueron testigos discretos del nacimiento nico e innegable del amor. Solo el mar fro que miraba reminiscente, ya que conoca a ambos muy bien, al final tuvo que rendirse ante tal esplendoroso acto y convencido de esto sonri, dejndolos ahora a ellos como uno solo. Por la maana, cuando el sol despertaba notaron que sus manos entrelazadas abrigaban an ese sentimiento. Ambos se miraron y sonrieron convencidos totalmente que eran el uno para otro. l acarici su mejilla, ella lo abraz y se refugi en su pecho buscando que ese momento no acabara. Ambos se tranquilizaron al comprender que esto sera solo el inicio de lo que siempre aoraron: Un amor real, sincero y verdadero. El miedo, el olvido y todo ello haba quedado en el pasado; esta vez seran uno y miraran solo hacia adelante, hacia el futuro que ahora brillaba para ambos con un porvenir halagador.

En la alcoba.

Eri: Eres un tonto, me hiciste esperar mucho Manu:Acaso no crees que vali la pena?Eri:Sinceramente yo cre que nunca ms regresara a sentir esto por ti, incluso me di a la idea que nunca ms me volveras a hablar Te lo imaginas?Manu:Eri:No me crees. Verdad?Manu:Te equivocas. Te creo, pero debes saber que ya no soy el mismo de esa vez.Eri:Has cambiado, lo s (lgrimas)

Ensoacin de una maana.A veces suelo en cada despertarA veces suelo verte abrir tus hermosos ojos almendrados cada maana.A veces suelo contemplar tu sonrer mientras el alba ilumina clidamente tus labios.A veces suelo mirar el deslizar de tus delicadas manos sobre tu lacia, preciada y linda cabellera.A veces suelo orte cantar melodiosa y plcidamente con esa voz angelical mientras me esperas.A veces suelo quedarme obnubilado ante tu magnnimo ser.A veces suelo creer que todo esto es un sueo.A veces suelo sentir que sucedi.A veces en cada despertar

Memorias de un ocaso. Recuerdo aquella tarde en la que nuestras manos estuvieron siempre juntas, caminando ambos a las orillas de ese mar azur, mientras el sol nos regalaba su hermoso ocaso. La arena clida se resista a borrar nuestros pasos, las mantena firmes asegurando que todo el mundo recordara que por sus predios transitaron dos almas en la que exista un noble y real amor. Nos detuvimos un instante cerca al arrecife mientras contemplbamos la ida del astro rey. Te abrac por detrs mientras mis manos cogan lentamente tu cinto. Las tuyas se deslizaron suavemente a las mas, nuestra sonrisa era una sola. Nos dirigimos instintivamente el uno al otro, buscando que nuestros labios compartieran tan plcida ocasin. Fue un momento nico y especial en el que pareca que el tiempo se detuvo solo por nosotros, aguardando serenamente que disfrutramos de ese pedacito del infinito que habamos creado.

Cuando la razn perdi la cuerda. Comprender que ella ya no est ms en este captulo. Entender que todo trascurre por alguna razn, ya sea tonta o estpida.Qu Dios ilumine tu camino y te colme de bendiciones porque yo no lo har.

Libro: Adems y todava Captulo: Recuerdos de media noche y un par de horas ms.

Alan J. Crdenas SucaEl tiempo es un privilegio, pero la paciencia es una virtud