Recuperando la Dignidad: El desempleo como espacio de subjetivación invisible y los Piqueteros

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Recuperando la Dignidad: El desempleo como espacio de subjetivación invisible y los Piqueteros. 1 Ana C Dinerstein 2 Introducción Y mientras por su esófago paseo voy pensando en que vendrá.. Pero se destruye cuando llego a su estómago y planteo con un verso, una verdad (Silvio Rodríguez, Sueño con Serpientes) La importancia de la participación de los trabajadores desocupados en las luchas contra las políticas neo- liberales durante los ‘90 y el posterior fortalecimiento de sus organizaciones cuestionaron definitivamente la idea de los trabajadores desocupados como una subjetividad residual. Desde el 19 de Diciembre 2001 esto parece ser un hecho casi irrefutable. Pero por si quedaba alguna duda, el 26 de Junio de 2002 la muerte se irguió ante nosotros una vez más como un recurso poderoso para dar cuenta de la realidad. Mientras el dólar trepaba a cuatro pesos y el FMI insistía con la falta de cumplimiento del gobierno argentino a sus demandas (¡), dos jóvenes desocupados, 1 Una versión inicial de este trabajo fue publicada en Dinerstein A. C. y Neary M. (2002) The Labour Debate. An Investigation of the Theory and Reality of Capitalist Work, Ashgate, Aldershot, pp 203-223. 2 Politóloga y ex docente de la UBA. Doctora en Sociología, Universidad de Warwick, Inglaterra. Docente e investigadora del Departamento de Ciencias y Políticas Sociales, Universidad de Bath, Inglaterra. Miembro del comité editorial de Capital & Class; colaboradora en el exterior de Herramienta. Correo electrónico: [email protected]

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Este trabajo problematiza la definión de desempleo como falta de trabajo para sugerir que este es, aunque parezca lo contrario, una forma del trabajo capitalista producida no por la falta sino por la intensificación de la subsunción real del trabajo y la sociedad en el capital. Mi argumento es que la característica más importante del capitalismo no es la inserción de los trabajadores en los procesos productivos y su explotación, sino la desmaterialización del trabajo concreto en trabajo abstracto, (dinero), es decir el tiempo de trabajo socialmente necesario que constituye en determinado período histórico la sustancia del valor. Dicha sustancia es generada independientemente de las formas concretas de la explotación, utilización o desempleo del trabajo concreto utilizado. El problema para las ciencias sociales yace en las dificultades para reconocer que, aunque el desempleo aparece como la falta de trabajo y por ende también de subsunción real, oculta, sin embargo, una realidad no empírica, en donde se abren y desarrollan espacios para la reinvención de formas humanas y sociales de existencia y resistencia, es decir espacios de subjetivación y de construcción de relaciones sociales: ‘Así la identidad misma de Trabajador Desocupado deja de designar una carencia para dar lugar a un proceso de autoafirmación’. Los desocupados constituyen una subjetividad problemática, producto de las nuevas formas de la imposición (más que de la falta) del trabajo capitalista y de su expansión cada vez más intensa(globalización). El desafío es poder reconocer estos espacios de subjetivación y construcción de nuevos lazos sociales al interior de la relación del capital. La consecuencia política de este análisis es que reconoce en la lucha Piquetera, en particular la de Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón, una nueva forma de existencia y resistencia que forma parte de una crítica más amplia ya no del desempleo, sino del trabajo capitalista y la sociedad que lo reproduce.

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Recuperando la Dignidad: El desempleo como espacio de subjetivación invisible y los Piqueteros.1

Ana C Dinerstein2

Introducción

Y mientras por su esófago paseovoy pensando en que vendrá..Pero se destruye cuando llego a su estómago y planteo con un verso, una verdad (Silvio Rodríguez, Sueño con Serpientes)

La importancia de la participación de los trabajadores desocupados en las luchas

contra las políticas neo-liberales durante los ‘90 y el posterior fortalecimiento de sus

organizaciones cuestionaron definitivamente la idea de los trabajadores desocupados

como una subjetividad residual. Desde el 19 de Diciembre 2001 esto parece ser un

hecho casi irrefutable. Pero por si quedaba alguna duda, el 26 de Junio de 2002 la

muerte se irguió ante nosotros una vez más como un recurso poderoso para dar cuenta

de la realidad.

Mientras el dólar trepaba a cuatro pesos y el FMI insistía con la falta de

cumplimiento del gobierno argentino a sus demandas (¡), dos jóvenes desocupados,

participantes en el corte de ruta del Puente Pueyrredón, en Avellaneda, provincia de

Buenos Aires, fueron asesinados brutalmente por la policía bonaerense, mientras otra

centena fueron heridos y hospitalizados. Maximiliano Kosteki (23) y Darío Santillán

(21) eran ambos activistas de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal

Verón, que congrega once organizaciones independientes del sur de la provincia de

Buenos Aires. Fotos y videos tomados por periodistas y activistas de derechos

humanos junto con imágenes televisivas y declaraciones de testigos mostraron que se

trató de asesinatos a sangre fría en los que participaron las más altas autoridades de la

Policía. Darío fue baleado en la espalda mientras cuidaba solidariamente de

Maximiliano (a quien no conocía) cuando lo encontró herido y sangrando en la

1 Una versión inicial de este trabajo fue publicada en Dinerstein A. C. y Neary M. (2002) The Labour Debate. An Investigation of the Theory and Reality of Capitalist Work, Ashgate, Aldershot, pp 203-223.2 Politóloga y ex docente de la UBA. Doctora en Sociología, Universidad de Warwick, Inglaterra. Docente e investigadora del Departamento de Ciencias y Políticas Sociales, Universidad de Bath, Inglaterra. Miembro del comité editorial de Capital & Class; colaboradora en el exterior de Herramienta. Correo electrónico: [email protected]

estación de trenes de Avellaneda. Los asesinatos y la represión inspiraron marchas

masivas de repudio, en las cuales la consigna ‘esta noche somos todos Piqueteros’

unificó la resistencia contra la violencia capitalista (desempleo y represión). A cinco

meses de la masacre de Junio la pobreza, el desempleo y los intentos de superarlos

siguen siendo vergonzosamente criminalizados y reprimidos. 3

Los cadáveres de Maximiliano y Darío, que coparon las imágenes televisivas

en esos días, devolvieron vida a una dimensión de lucha que ha sido invisibilizada por

los estudios laborales y las ciencias sociales en general. En dichas disciplinas, el

desempleo es generalmente definido como la falta de trabajo y la exclusión de los

trabajadores del mercado laboral. Esta exclusión lleva a pensar en la temporaria

eliminación de la subsunción del trabajo por el capital que, en el largo plazo, puede

conducir a la exclusión social. Desde esta perspectiva, los desempleados no pueden

alterar la acumulación capitalista y su lucha es considerada residual respecto de la

clase trabajadora, dado que sus demandas son demandas de re-inclusión en el sistema

capitalista.

Este trabajo problematiza la definión de desempleo como falta de trabajo para

sugerir que este es, aunque parezca lo contrario, una forma del trabajo capitalista

producida no por la falta sino por la intensificación de la subsunción real del trabajo

y la sociedad en el capital. Mi argumento es que la característica más importante del

capitalismo no es la inserción de los trabajadores en los procesos productivos y su

explotación, sino la desmaterialización del trabajo concreto en trabajo abstracto,

(dinero), es decir el tiempo de trabajo socialmente necesario que constituye en

determinado período histórico la sustancia del valor. Dicha sustancia es generada

independientemente de las formas concretas de la explotación, utilización o

desempleo del trabajo concreto utilizado. El problema para las ciencias sociales yace

en las dificultades para reconocer que, aunque el desempleo aparece como la falta de

trabajo y por ende también de subsunción real, oculta, sin embargo, una realidad no

empírica,4 en donde se abren y desarrollan espacios para la reinvención de formas

humanas y sociales de existencia y resistencia, es decir espacios de subjetivación y de

construcción de relaciones sociales: ‘Así la identidad misma de Trabajador

Desocupado deja de designar una carencia para dar lugar a un proceso de

3 Ver Crónicas de Libertad, Video Documental, Grupo Alavío, Diciembre 2002. 4 Ver la noción de ‘realidad no empírica’ en Taylor G (2002) ‘Labour and Subjectivity: Rethinking the Limits of Working Class Consciousness’ en Dinerstein A y Neary M (comps.) The Labour Debate. An Investigation into the Theory and Reality of Capitalist Work, op. cit.: pp. 89-107.

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autoafirmación’.5 Los desocupados constituyen una subjetividad problemática,

producto de las nuevas formas de la imposición (más que de la falta) del trabajo

capitalista y de su expansión cada vez más intensa(globalización). El desafío es poder

reconocer estos espacios de subjetivación y construcción de nuevos lazos sociales al

interior de la relación del capital. La consecuencia política de este análisis es que

reconoce en la lucha Piquetera, en particular la de Coordinadora de Trabajadores

Desocupados Aníbal Verón, una nueva forma de existencia y resistencia que forma

parte de una crítica más amplia ya no del desempleo, sino del trabajo capitalista y la

sociedad que lo reproduce.

Subsunción real

La primera cuestión a la que quisiera referirme para contextualizar el debate

acerca de la relación desempleo y subjetividad es la cuestión de la subsunción real en

el capitalismo actual. En El Capital Marx estableció una diferencia fundamental entre

subsunción formal y subsunción real del trabajo por el capital. En tiempos de la

subsunción formal, el capital todavía no se había convertido en la fuerza dominante de

la sociedad, capaz de determinar la forma de la sociedad como un todo.6 Por lo tanto,

había una subordinación directa del proceso de trabajo por el capital. Pero en tiempos

de la subsunción real, señala Marx, ‘el proceso de producción inmediato toma la

forma del poder productivo del capital, que ya no puede reconocerse como el poder

productivo del trabajo’7: el capital ha devenido la fuerza dominante capaz de

determinar la forma de la sociedad como un todo’.8 Mientras en el caso de la

subsunción formal, los trabajadores estaban sujetos externamente al capital y por ello

la subjetividad del trabajo era aún externa al proceso económico, en el caso de la

subsunción real, los trabajadores están integrados al proceso de valorización del

capital y la subjetividad del trabajo es un aspecto integrado al mundo social.9

Pero el término ‘subsunción real’ no denomina simplemente la subordinación

de determinados trabajadores por el capital que los utiliza. Se trata de un proceso

5MTD 2002 ‘El MTD y la construcción del poder popular’ Herramienta 21, p 142. 6 Marx K 1990 Capital vol. 1, Penguin, London, p.1023, énfasis del autor citado.7 idem ant., p. 1024.8 Idem. ant. p. 1023.9 Ver Aragües, J M 1995 ‘Tiempos de subsunción real. Implicaciones políticas y teóricas del capitulo VI inédito de El Capital, de Marx’ Papeles de la FIM, no 3 , Madrid: 139-148.

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complejo de progresiva expansión y subordinación política de toda la sociedad en el

capital 10 , que ahora ha devenido, ó aparece como, el sujeto de la sociedad capitalista.

La transición de la subsunción formal a la subsunción real transformó el papel

del trabajo humano en el capitalismo. A diferencia de previos momentos históricos en

donde ‘el trabajo constituía un aspecto marginal de la sociedad (esclavo) ó suponía un

medio secundario de organización social (opuesto por ejemplo a la religión y la

política)’11 la subsunción real nos habla de un salto cualitativo ó punto de no retorno

en donde el trabajo humano, desmaterializado en la forma de trabajo abstracto se ha

convertido ahora en la forma fundamental de organización social. En dicho punto de

no retorno, ‘la lógica de la producción escapó al control humano y ...industria en gran

escala tomó no sólo los poderes humanos y las instituciones a través de las cuales la

vida humana es dominada’.12 El trabajo abstracto (ó dinero) se convirtió así en la

forma de mediación en la producción de sujetos e instituciones sociales. Es

importante entonces discutir el significado del dinero como relación social en la

producción de subjetividades sociales.

Trabajo abstracto y alienación: recuperar ó reinventar?

La segunda cuestión que debemos discutir es la relación existente entre dinero

y alineación en el marco de la subsunción real. En una de las más importantes

contribuciones a la crítica a la noción de ‘el fin de la sociedad del trabajo’, Ricardo

Antunes sugiere que lo que André Gorz y otros autores denominaron crisis de la

sociedad del trabajo es, en realidad, una crisis de la sociedad del trabajo abstracto. Su

‘superación’, señala Antunes, ‘tiene en la clase trabajadora, aunque fragmentada,

heterogeneizada y complejizada, su polo central’13. Siguiendo a Heller, Antunes

establece una diferencia entre dos tipos de trabajo: work y labour. Mientras work ‘se

realiza como expresión del trabajo concreto, que crea valores socialmente útiles’,

labour ‘expresa la ejecución cotidiana del trabajo, convirtiéndose en sinónimo de

10 Ver Negri A 1992: ‘Interpretation of the Class Situation Today: Methodological Aspects’ Open Marxism Vol II: 69-105; Cleaver ,H 1993: ‘Marxian Categories, the crisis of capital and the constitution of social subjectivity today’ Common Sense no 14, CSE, Edinburgh: 32-55; Cleaver H 1992 ‘The Inversion of Class Perspective in Marxian Theory: from Valorisation to self-Valorisation’ in Open Marxism Vol. II: 106-143.11 Cleaver H (2002) ‘Work is still the Central Issue!’ en Dinerstein A y Neary M (eds.) 2002 The Labour Debate. An Investigation into the Theory and Reality of Capitalist Work, Ashgate, Aldershot, p. 14312 Postone, M (1996) Time, Labour and Social Domination, Cambridge University Press, New York13 Antunes, R (1997) Adiós al trabajo? Ensayo sobre la metamorfosis y el rol central del mundo del trabajo, Piedra Azul, Caracas p. 67.

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trabajo alienado’.14 Es decir para Heller, y también para Antunes, ‘el trabajo entendido

en tanto work expresa, entonces, una actividad genérico-social que trasciende la vida

cotidiana. Es una dimensión volcada hacia la producción de valores de uso. Es el

momento en que prevalece el trabajo concreto. En contrapartida, labour expresaría la

realización de la actividad cotidiana, que bajo el capitalismo asume una forma de

actividad enajenada, fetichizada. La no consideración de esta doble dimensión

presente en el trabajo’, nos dice Antunes, ‘permite que la crisis de la sociedad del

trabajo abstracto sea comprendida equivocadamente como la crisis de la sociedad del

trabajo concreto’.15 Para Antunes, el fin del trabajo abstracto sería el fin del trabajo

alienado, en tanto el trabajo concreto es inherente a la sociabilidad humana: ‘la esfera

del trabajo concreto es el punto de partida hacia una nueva sociedad’.16

Siguiendo esta línea de análisis, Mészaros ha sugerido que para Marx existían

dos tipos de mediaciones: una mediación adecuada entre el hombre y sus congéneres

en el proceso de trabajo, y una mediación alienada de la actividad humana, que se

produce cuando la relación entre personas es reemplazada por la relación entre cosas,

y donde existiría un proceso de deshumanización.17 Mientras el primer tipo de

mediación es una mediación concreta, el segundo tipo de mediación es una mediación

abstracta ó fantástica: dinero. Según Mészáros, el proceso de desalienación implicaba

para Marx ‘la abolición de la mediación alienada’, a través de la liberación del trabajo

de su sujeción reificada al poder de las cosas, a poder de la ‘necesidad

externa’:18dinero.

El problema que nos presenta la distinción entre work y labour19 establecida

por Heller y aceptada por Antunes, al igual que la lectura de Mészaros sobre el

trabajo de Marx en esta cuestión es que no dan cuenta de la característica fundamental

de la sociedad capitalista (que Marx desarrollara en Grundrisse y El Capital): que 14 Heller en Antunes 1997: 67 op. cit. Para una crítica a la distinción entre work y labour en los trabajos de Marx, ver Cleaver 2002 op. cit. 15 Antunes 1997: 67 op.cit.16 Antunes 1997: 71 op.cit. Esta distinción entre work y labour fue también utilizada por Hannah Arendt desde otra perspectiva para justificar la separación entre las esferas políticas (work) y económicas (labour) y sugerir que los seres humanos no nos constituimos a nosotros mismos a través del trabajo, como Marx planteara claramente en trabajos como La Ideología Alemana, sino a través de la comunicación y el lenguaje’ (Aronowitz, S and Difazio, W (1996) The Jobless Future. Sci-Tech and the Dogma of Work, University of Minnesota Press, Mineapolis-London, p 334.17 Mészaros, I (1970): Marx’s Theory of Alienation, London: Merlin Press, p. 9118 Mészaros, 1970: 91, idem ant mi énfasis. Cabe señalar que si bien la noción de alineación central en los primeros escritos de Marx no es directamente trabajada en El Capital y Grundrisse, ello no indica que en sus escritos ‘económicos’ Marx haya abandonado la noción de alineación sino que su significado debe ser decodificada.19 Dos términos generalmente utilizados indistintamente en inglés.

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dada la subsunción real de la sociedad en el capital, el trabajo concreto ya no existe

como tal, sino que es sólo reconocido como parte de esa sustancia homogénea que

denominamos trabajo abstracto, es decir el tiempo de trabajo socialmente necesario en

determinado período histórico. En otras palabras, el trabajo asalariado es el

fundamento de la sociedad capitalista. La existencia del dinero no es externa a los

sujetos sino que expresa el hecho de que el poder de producir concreto de cada uno de

nosotros ha sido des-sensualizado, para formar parte del trabajo abstracto (dinero). Es

el trabajo abstracto (y no el concreto) el que constituye la sustancia del valor.

Es innegable que las ideas que cita Mészaros pertenecen a los escritos del

joven Marx.20 Pero dado el doble carácter de la mercancía, el trabajo ‘concreto’ no

puede liberarse a sí mismo de ‘su sujeción reificada al poder de las cosas, a una

necesidad externa’ 21 como sugieren Mézaros y también Antunes porque el trabajo

abstracto no es una necesidad externa sino la forma social específica de existencia

del trabajo humano en la sociedad capitalista.

Si la actividad del trabajo, como bien indica Antunes, ‘se torna odiosa, un

suplicio...’ no es porque se trate de una ‘actividad puramente impuesta y lo único que

me obliga a realizarla es una necesidad extrínseca y accidental, no la necesidad

interna y necesaria’22 sino porque el trabajo asalariado es la forma de reconocimiento

social del trabajo humano en la sociedad capitalista y, por lo tanto, se trata de una

necesidad interna, constitutiva -aunque no ontológica23- que constituye

subjetividades, como por ejemplo ‘los trabajadores’ en el marco de la subsunción real

de la sociedad en el capital. La abolición del dinero (la ‘mediación alienada) no le

devolvería al trabajo concreto su forma desalienada porque el trabajo concreto ya no

existe como tal, sino que es un aspecto del doble carácter de la mercancía ‘trabajo’. El

trabajo concreto es inseparable de su forma social de existencia: el trabajo abstracto. 24

Alienación no se reduce a la enajenación del trabajador respecto de la

naturaleza, de sus pares y del producto de su trabajo, que Marx ofreciera en sus 20 Marx K 1992 ‘Economic and Philosophical Manuscripts’ in Early Writings, Penguin, London: 279-400.21 Mészáros, 1970: 91 op. cit.22 Marx en Antunes 1997: 111 op. cit.23 En esta cuestión me corrijo a mí misma, ver Dinerstein, A (2000) 'Sujeto y Globalización: la experiencia de la abstracción' Doxa 20, Buenos Aires: 92 y 98. En ese trabajo previo hay también una cita al trabajo de R. Antunes (p.100) que acepta la idea de la crisis de la sociedad del trabajo abstracto y que ha sido revisada en el presente trabajo.24 Este idea cuestiona el potencial liberador del trueque per se, en tanto eliminaría la mediación del dinero y por ende sería capaz de reinventar las formas de la subjetividad social.

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primeros escritos, sino complementariamente al hecho de que dicha la enajenación del

trabajo concreto fluye y se auto-expande como su opuesto, es decir trabajo abstracto

(dinero). La consecuencia política de mi análisis es que sugiere que es imposible

recuperar la ‘subjetividad alienada’. La defensa del trabajo concreto o de una

supuesta subjetividad ‘in abstracto’ es ahistórica, en tanto ignora los procesos sociales

que han transformado irreversiblemente a los seres humanos y su trabajo en algo

distinto a través de múltiples y complejos procesos históricos de lucha. No podemos

volver a ser lo que nunca fuimos ó lo que ya no somos. Lo que nos interesa no es ver

como nuestra capacidad de producir, hacer y crear es alienada por el dinero, sino

como la existencia del dinero y sus crisis produce y transforma nuestras formas de

ser y resistir en tanto abre espacios de subjetivación y de construcción social que

cuestionan al dinero como forma de la humanidad desde el interior del proceso de

producción y expansión del mismo.

Desempleo, subjetivación y la ceguera de las ciencias sociales

En general, el circuito de reproducción del capital es representado por la

fórmula D-M-D’ (Dinero – Mercancía – Dinero prima). La crisis del capital y su

transformación en su forma más abstracta (dinero) es representada por D-D’ (Dinero-

Dinero prima), en donde la ausencia de M nos indica que el capital se ha retirado del

circuito productivo temporariamente para reproducirse especulativamente, generando

desempleo. D-D’, es decir, capital desocupado = trabajo desocupado, expresa la

imposibilidad del capital de explotar la fuerza de trabajo social.25 Mientras D-D’

aparece como la auto-expansión del capital (sostenida por la ley y el estado) es, por

otro lado, una forma condensada de expresar que el capital ha logrado

temporariamente evitar a determinados sectores del mercado de trabajo, pues la

transición de D a D’ depende de la efectiva explotación del trabajo por el capital. En

otras palabras, la disociación del dinero de la explotación aparece como la

reproducción expansiva del dinero donde la explotación del trabajo (Producción) es

‘aparentemente eliminada’.26 En la fórmula D-M-D’, M representa la producción de

mercancías, incluida la mercancía fuerza de trabajo. M es entonces importante no sólo

en términos económicos sino fundamentalmente en términos humanos y políticos. Si

25 Bonefeld W 1996 ‘Money, Equality and Exploitation: An Interpretation of Marx’s Treatment of Money’ in Bonefeld W and Holloway, J (eds.)1996: Global capital, National State and the politics of money, Macmillan: London, pp.178-209; Marx K 1991 Capital vol. 3, Penguin: London.26 Bonefeld 1996: 199 op. cit.

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en D-D’, M ha desaparecido virtualmente, como interpretar esta ‘desaparición virtual’

de M constituye una cuestión política crucial.

La noción de ‘ejército de reserva’ es utilizada para explicar esta situación

temporaria de M como mercancía fuerza de trabajo donde el capital expulsa a

determinados sectores del trabajo del proceso productivo, siendo esta ‘expulsión’ un

aspecto intrínsico de los ‘requerimientos de los cambios producidos en el proceso de

valorización’.27 ‘Ejército de reserva’ refleja esta idea de exclusión: los (des)ocupados

constituyen para el capital una población sobrante28 que está, de todas formas,

subordinada a la producción del valor como un todo. Los desocupados son

clasificados por el capital como trabajo temporariamente superfluo. El trabajo

necesario deviene superfluo simple y sencillamente porque no puede producir

plusvalía para el capital.29

Sin embargo, ‘ejército de reserva’ es un concepto inútil para comprender los

procesos de subjetivación que genera el desempleo pues no puede (nunca pudo)

contestar a una pregunta fundamental: ¿cuáles son las nuevas formas sociales

subjetivas que emergen durante el proceso a través del cual D-M-D’ se convierte en

D-D’, y cual su potencial político de resistencia? Se puede argumentar que existen

infinidad de trabajos de investigación que nos hablan de las peripecias que sufren los

desempleados y sus familias en términos psicológicos, sociales, económicos,

financieros, afectivos. Pero dichos trabajos, tomados en general, suelen reafirmar una

relación de externalidad entre los sujetos ‘desempleados’ y el capital que no los

necesita ó la crisis financiera y el desempleo que los expulsa. Esta separación es en mi

opinión teórica y políticamente incorrecta pues no capta la conexión interna existente

entre ambos (subsunción real y trabajo abstracto). Como Marx señalara, al referirse a

lo que llamaba economistas vulgares, [su] forma de ‘ver las cosas’... surge del hecho

de que lo que está reflejado en sus cerebros es la forma fenomenal e inmediata de esas

relaciones y no sus conexiones internas.30 En este sentido, el problema de las ciencias

sociales reside en que no logra ver el espacio de subjetivación generado por las crisis

del capital en términos políticos pues sus estudios y análisis se basan en una visión

incompleta de la sociedad capitalista en donde sólo se tienen en cuenta los aspectos 27 Capital Vol. 1: 784 op. cit 28 Marx K (1993) Grundrisse Penguin, London.29 Dinerstein A (1999) ‘Unidad en la Diversidad y Política como Necesidad’ in Lozano, C (comp.) (1999) El Trabajo y la Política en la Argentina de fin de siglo, IDEP- EUDEBA, Buenos Aires: 107-12130 Marx en Marx, K y Engels, F (1975) Selected Correspondence, Progress Publishers, Moscow: 179

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concretos, visibles y empíricos de las relaciones sociales. Esto es particularmente así

en el caso del desempleo.

Desempleo y la experiencia de la abstracción

En las sociedades capitalistas, la expansión del valor se produce

independientemente de las formas concretas de la explotación, es decir

independientemente del empleo ó desempleo del trabajo concreto utilizado.31 El

desempleo nos habla de una experiencia especifica de alineación en donde la lucha

por la subordinación, dominación y explotación de los sujetos ‘desempleados’ no se

elimina, sino que constituye un espacio de lucha sobre las formas de subjetividad

‘invisible’, dada la intensificación de los aspectos abstractos de las relaciones sociales

capitalistas por sobre los concretos, cuando el capital deviene dinero. Los

desocupados están excluidos de la esfera de la producción. Pero no están excluidos de

la ‘esfera de la subsunción real’: el desempleo no cancela sino que intensifica la

subsunción real de los seres humanos en el capital, de una forma peculiar.

Las nociones de exclusión social y desempleo como falta de trabajo no dan

cuenta de este espacio de lucha generado al interior del proceso D-D’. Para

comprender este espacio de subjetivación ‘invisible’ me parece más pertinente hablar

de ‘experiencia de la abstracción’.32 La experiencia de la abstracción es una

experiencia de abismo, de externalidad, de separación entre ‘yo una desocupada’ y el

‘dinero que fluye y escapa’. Y es también una experiencia de creación y reinvención

de nosotros mismos. Esta experiencia no es una experiencia abstracta en el sentido

vulgar del término, sino una abstracción real que compromete nuestras formas de

existir y resistir pero que es difícil de visualizar porque los aspectos abstractos del

capital (dinero) son ahora predominantes en la constitución de nuestra propia

subjetividad. La experiencia de la abstracción es antónimo de ‘exclusión social’.

Mientras ‘exclusión social’ ignora la dimensión de lucha sobre las formas de la

subjetividad que se desata al interior del espacio abierto por el desempleo, nos empuja

a mirar hacia fuera (?), la experiencia de la abstracción explora los procesos de

subjetivación y construcción que se desarrollan en el proceso por el cual D se

convierte en D’: en la expansión del valor como dinero se nos va la vida, no porque

31 De Angelis, M (1995) ‘Beyond the Technological and the Social Paradigms: A Political Reading of Abstract Labour as the Substance of Value’ Capital & Class 57, London: 107-13432 Dinerstein 2000 op. cit

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nos excluya sino porque nos somete, y porque es el trabajo capitalista lo que nos hace

humanos y sociales.33 La noción de ‘experiencia de la abstracción’ reconoce la

invisibilidad de la subsunción de los llamados ‘excluidos’ y da cuenta de los procesos

de reinvención de las formas de existir y resistir generadas en el corazón mismo de la

relación del capital y no fuera de este.

Recuperando la materialidad: D- ... ...... ...- D’

La idea de auto-expansión del capital en su forma dinero representada en la ecuación

D-D’ no permite ni siquiera imaginar la experiencia de la abstracción durante el

proceso en el cual D-M-D’ se transforma en D-D’. Se trata de una fórmula que

representa un proceso no humano de ‘producción’ y consumo de mercancías. Y sin

embargo, como afirmé anteriormente, la crisis del capital en su forma dinero D-D’

proporciona un escenario para una lucha en un terreno no empírico, que las ciencias

sociales confunden con ‘exclusión social’. A menos que reconozcamos este espacio

de subjetivación como realidad no empírica, será difícil pensar en los desocupados

como una subjetividad significativa.

Para ilustrar estas formas de subjetividad generadas en el proceso de

valorización del capital, aceleradas en las crisis del mismo D-D’ puede ser

reemplazada por D- ; ; ; -D’, donde las letras , , y representan las formas

fragmentadas de existencia de la subjetividad social creadas en el proceso de

valorización del capital, algunas de ellas generadas a la luz del desempleo. D- ; ;

; -D’ permite visualizar, en primer lugar, el proceso de valorización del capital

como espacio de subjetivación y, en segundo lugar, a la subjetividad del desempleo

como una forma social de existencia y resistencia producida al interior del mismo

dicho espacio. D- ............-D’ incluye no sólo a aquellos que son directamente

explotados en las fábricas, sino a aquellos que están semi ó completamente excluidos

de ellas, a aquellos que no participan directamente del proceso de producción pero si

de la vida de la polis y producen otras formas organizacionales, identitarias o

relacionales que las fábricas, abriendo así otros espacios para construir lazos

solidarios y acción política. 34

33 La experiencia de la abstracción se agudiza en momentos de crisis financiera cuando el capital antes productivo se liquidifica y parece ‘escapar’ a los confines del control humano. En el caso Argentino esto se ve agravado por la fuga de capitales que físicamente abandonan los contornos nacionales, abriendo así un aparente abismo entre la valorización del capital y las formas de existencia social.34 El ejemplo más contundente de este proceso fue el 19-20 Diciembre 2001 cuando la crisis terminal de una forma de valorización del capital y su expresión financiera (D-D’) (junto a la crisis del estado y

10

La ecuación propuesta nos obliga también a pensar en el potencial crítico de

cada una de estas formas de subjetividad dentro del conjunto sin necesidad de

establecer prioridades y jerarquías. Aunque en ambas formulas, D-D’ y D-; ; ; -

D’ el resultado final es D’, es sólo en el segundo caso donde se ven claramente tres

cosas: que D’ depende en última instancia de la subsunción humana al circuito de

reproducción del capital, que las subjetividades son creadas al interior de dicho

proceso y por ello la resistencia reside en el corazón mismo (y no fuera) de la relación

del capital y que cada una de estas formas de existir y resistir poseen la capacidad de

desafiar algunas de las instancias del circuito de valorización (y por ende de

dominación política).

D - ; Piqueteros, ; - D’: la reinvención de las formas

La crisis capitalista puso en el tapete la discusión sobre la imposible relación entre

vida digna y dinero, abriendo así nuevos espacios para la creación de identidades,

organizaciones, formas de resistencia pero también conceptos, ideas, narrativas. En

este marco, la lucha Piquetera colocó la ‘cuestión humana’ en el corazón de la

valorización del capital.35 El reconocimiento de la centralidad de esta forma de

subjetividad se dio por la fuerza de los hechos más que por convencimiento teórico ó

político.36 Y sin embargo, esta forma de resistencia (que aquí denominé

arbitrariamente ), no sólo desafía a través del trabajo comunitario y político, las

condiciones de miseria humana generadas por el desempleo, sino también endebles

conceptos como el de desempleo como falta de trabajo y de exclusión social.

La Cordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón constituye una

forma especial de resistencia. Los Piqueteros de la Verón rechazan la

institucionalización del movimiento de desocupados así como la identificación

política y se declara independiente de los partidos políticos, incluidos los de

la ley) convergieron en una crisis de subjetividad. Este barajar y dar de nuevo abrió múltiples espacios de crítica y creación de nuevas formas subjetivas y organizacionales (asambleas barriales, club de deudores, ahorristas, truequistas, trabajadores en fábricas ocupadas, organizaciones de trabajadores desocupados, organizaciones de derechos humanos, nuevas organizaciones sociales, artísticas, etc.).Ver Dinerstein A 2002 ‘¡Que se Vayan Todos! Crisis, insurrección y la reinvención de lo político en Argentina’, Bajo el Volcán, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, en imprenta.35 Dinerstein A C 2001 ‘El corte de ruta en Argentina y el potencial subversivo de la mundialización’ Observatorio Social de América Latina (OSAL) no 5, Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales: 11-16.36 Me refiero a los cortes de ruta provinciales en los ‘90, la nacionalización de la lucha de los desempleados, la emergencia y expansión de sus organizaciones, su desarrollo durante la crisis del 2001 y en el presente.

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izquierda.37 Si bien aceptan los planes de empleo que reciben del gobierno, su trabajo

social comunitario tiene un sentido político fundamental expresado en los valores de

autodeterminación, solidaridad y dignidad. Coherente con estos preceptos, los

desocupados de la Coordinadora Verón no tiene ‘dirigentes’ y la organización

funciona con mecanismos de democracia directa y organización horizontal:38

‘Nosotros no creemos en la toma del poder...pensamos que la cuestión no pasa

por llegar a instalarnos en un lugar de poder impregnado por los valores de un sistema

que ya no tiene respuesta para la sociedad...nosotros trabajamos para cambiar el

sistema y creemos que eso es algo que se comienza a construir desde la base, entre

nosotros. Nos importan mucho recuperar lo humano, generar relaciones entre

compañeros solidarias y colectivas’.39

La acción y trabajo colectivo de la Coordinadora Aníbal Verón va más allá de

conseguir programas de empleo. Se trata del intento de construir un nuevo poder:

‘la experiencia del MTD (es nuestra hipótesis) representa un caso particular en

un panorama más amplio que incluye un conjunto de luchas e intentos, la mayoría de

ellos ocultados y silenciados por los medios y la comunidad académica, que tienen en

común planteos, prácticas y métodos organizativos, y sobre todo por una actitud si se

quiere “foucaultiana” hacia el poder, que puede resumirse en la frase “el poder no se

toma: se construye”’40 Su modo de intervención cotidiana es ‘produce un lazo social

en un contexto profundamente deteriorado, allí donde el neoliberalismo logró destruir

capas solidarias y entramados comunitarios’ decreto neoliberal de cancelación del

futuro como un mal necesario para lograr la estabilidad (¡) para reemplazarlo por la

idea de que el futuro ‘ya llegó’.41

Dignidad: la idea adecuada

Dignidad no es un concepto académico ó sociológico y por tal motivo es resistido

como válido para interpretar la esencia de la resistencia piquetera. La noción de

dignidad articula y organiza, como indica Holloway refiriéndose al movimiento

37 Viales, L. ‘Los proyectos políticos piqueteros’, Página/12, 23.6.02, p.16-17.38 Ver El rostro de la Dignidad. Memoria del MTD Solano, Documental de Argentina Arde, Cine Independiente, Septiembre 2002; Colectivo Situaciones 2001 MTD Solano, Ediciones de mano en mano, no 4, Buenos Aires.39 Andrés Fernández, MTD Solano citado por Viales L. ‘Los proyectos políticos piqueteros’ Página/12 23.6.02, p.17. 40 MTD 2002 ‘El MTD y la construcción del poder popular’ Herramienta 21, pp. 137-14441 MTD 2002 op. cit. p. 141.

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Zapatista,42 la lucha contra la clasificación, la lucha contra las definiciones

identitarias. Dignidad parece atentar contra las definiciones y unificar la lucha contra

estas definiciones. La noción de dignidad también desafía la mediocridad del poder,

cuya función es subordinar sistemáticamente, hasta el punto de aniquilar si es

necesario como vimos el 26 de Junio, lo que es humano a la lógica descorazonada de

una abstracción (el capital). Como dicen los Piqueteros de la Coordinadora Aníbal

Verón: ‘estoy orgullosa de poder hacerle ver a la sociedad que tenemos dignidad por

más que tengamos la cara tapada’...‘sentimos dignidad y orgullo mas que nada, no

solo se trata de quemar gomas sino de defender nuestras ideas’...‘venimos a pelear

para recuperar nuestra dignidad’. 43

¿Por qué resulta entonces tan difícil usar el concepto de dignidad como una

cuestión humana fundamental cuando estudiamos los procesos sociales, y más aún,

los de constitución de subjetividad? Pienso que parte del problema reside en el poder

de dicha noción y no su debilidad. La noción de dignidad cuestiona los preceptos

cartesianos fundamentales de separación de mente y cuerpo que gobiernan nuestra

vida y guían nuestras acciones, unificándolos en una forma sencilla y contundente a

nivel subjetivo. Según Descartes, ‘el hombre está constituido por dos sustancias

diferentes’ (mente y cuerpo) que están unidas en el individuo. La razón posee, según

Descartes, ‘una capacidad ilimitada de controlar y dirigir las pasiones’44 El ser

Cartesiano es un ser descorporizado y asocial.45 Para Descartes soy ‘una cosa que

piensa... Una cosa que duda, entiende, afirma, niega, tiene voluntad, y también

imagina y percibe’.46

En contraposición a Descartes, Spinoza consideraba al ser humano como

constituido por un modo de extensión, un cuerpo y un modo de pensar, inmanente.

Spinoza creía en una sola forma compuesta por estos dos aspectos, dos extensiones de

la misma forma. En este sentido, la separación Cartesiana entre mente y cuerpo es

inadmisible. Esta diferencia tiene consecuencias para comprender la acción social.

Mientras para Descartes la razón guía la acción y controla las pasiones, consideradas

irracionales, para Spinoza, las pasiones y emociones son parte de la acción racional,

42 Holloway J 1998 ‘Dignity’s Revolt’ en Holloway, J y Pelaez, E (comp): Zapatista! Reinventing Revolution in Mexico, Pluto Press, London, pp.159-198.43 Ver El rostro de la Dignidad, Memorias del MTD Solano, Video Documental del Grupo Alavio 200244 Feldman en Dinerstein A 1997 ‘Marxism and Subjectivity: Searching for the Marvellous. Prelude to a notion of Action’, Common Sense 22: 8845 Backhurst en Dinerstein A 1997 op. cit p. 88.46 Descartes Meditations on First Philosophy, 1641citado por tylor en Dinerstein 1997 op. cit. p 88

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siempre y cuando exista una idea adecuada que las sustente. Es decir, una emoción ó

un afecto se transforman en acción racional cuando tenemos una idea adecuada de

ella. Una emoción entendida adecuadamente hace a una persona el agente de su

propio aprendizaje. Faltando ese conocimiento, un individuo se convierte en el

recipiente pasivo de estímulos internos y externos.47 Libertad significa para Spinoza

un proceso de aprendizaje y búsqueda de ideas adecuadas que guíen nuestros deseos y

emociones, siendo este un proceso no individual sino colectivo.

Recuperar la dignidad es recuperar la unidad de lo que es separado. Esta

separación no es simplemente la separación entre los hacedores y el hacer, como nos

dice Holloway48 sino una separación más profunda, interna, la que nos hace padecer

hambre y no robar, reprimir nuestros deseos más humanos y racionalizar la injusticia

y la miseria humanas. En esta división al interior de la subjetividad social se

reproduce el capital como relación social. Dignidad atenta contra esta separación.

Recuperar la dignidad significa recuperar la unidad.

La lucha por la dignidad de los piqueteros no es producto de la exclusión y la

ausencia de dominación sino todo lo contrario: se trata de una lucha en y contra una

forma particular de explotación (desempleo) y por ende de la intensificación de la

subsunción real de los sujetos en el capital. La lucha por la dignidad contiene una

crítica fundamental a la sociedad capitalista. Por un lado, recuperar la dignidad

significa recuperar la materialidad de un espacio virtualmente invisibilizado de

experiencias, vivencias y relaciones sociales. Por otro lado, recuperar la materialidad

de esos espacios significa recuperar la dignidad pues dignidad es voz, reconocimiento

explicito, diálogo, expresiones de afecto y amor, interacción social, implica un ser con

los otros, en los otros, ó en palabras de Spinoza, potentia contra Potestas. La lucha

por la dignidad de los Piqueteros de la coordinadora Aníbal Verón nacida en el

espacio de subjetivación creado por el desempleo, desafía la separación cartesiana de

cuerpo y mente para proponer un nuevo equilibrio entre ambos a través de la

recuperación de la dignidad humana frente al caótico y abstracto mundo del capital.

Dignidad aparece entonces como la idea adecuada para acompañar el deseo de ser y

vivir de otra manera, considerados irracionales desde la perspectiva cartesiana del

poder.

47 Feldman en Dinerstein 1997 op. cit, p. 8848 Holloway J 2002

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Las contradicciones de la forma Piquetera (eta)

Justamente porque la subjetividad Piquetera se constituye en el seno del desempleo

como forma del trabajo capitalista, no está exenta sino embebida de sus

contracciones. En esta sección final, me voy a referir a tres de ellas, cuyo desarrollo

abre espacios de crítica, subversión y emancipación: ciudadanía, autonomía y

territorialidad en el contexto de mundialización de la lucha.

1.‘Ciudadanía’

La discusión desatada en Junio 2002 en Argentina acerca de la generación de

violencia por parte de los Piqueteros durante el corte de ruta del puente Pueyrredón,

dejó en claro el problema que existe para captar los procesos de conformación de

subjetividades en lucha en este momento en Argentina, y en particular la esencia de la

subjetividad Piquetera. Por ejemplo, J. P. Feinmann nos decía en esos días tristes que

la cuestión no era volver a la violencia; y que ‘si los Piqueteros usan capuchas, palos

y molotovs consiguen tres cosas, negativas todas: a) justifican la ratio represiva. Le

dan el “marco” que necesita; b) dejan de ser un movimiento de protesta y semejan un

movimiento de choque , un movimiento político militar; c) espantan a los vecinos que

deberían incorporárseles.’49 Mi reflexión sobre estas afirmaciones son: a) el marco

para la represión está dado por la desesperación de los poderosos en no poder lograr

seguir sometiendo a los argentinos a la masacre física y espiritual generada por la

locura capitalista; b) los Piqueteros no constituyen simplemente un movimiento de

sino que fundamentalmente ponen en movimiento las contradicciones existentes en la

sociedad capitalista y que se han vuelto intolerables para las capas medias que

sobrevivieron la masacre neoliberal. La noción de ‘ciudadanía’ sirve como pantalla a

la crítica al estado y a su noción complementaria, es decir, sociedad civil; c) Con su

presencia y reclamos, los Piqueteros aportan a la lucha por convertir a la ‘sociedad

civil’ en sujeto. El 19-20 Diciembre 2001 puso un límite a la violencia esencial del

capital y sus formas institucionales, increíblemente resumido en ¡que se vayan todos!.

Más que producir la emergencia de nuevas ‘organizaciones de la sociedad civil’ vis-a-

vis un estado corrupto y una economía en banca rota, el 19-20 puso en movimiento

una crítica a la noción de sociedad civil misma:

‘mientras el concepto de sociedad civil produce identificación con el estado a

través de la noción de separación e independencia, el concepto negativo está

49 Feinmann, J. P. ‘La devaluación de la vida’, Página/12, 29.6.02, contratapa

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destinado a la crítica del estado, a superar la abstracción política y la violencia de la

homogeneización implícita en la categoría general de ciudadano. Implica una lucha

por transformar la sociedad civil en un sujeto, es decir, una lucha por superar el

desgarramiento constitutivo de la dominación capitalista que se expresa en las

múltiples escisiones (sujeto/objeto, sociedad civil/sociedad política, etcétera), que a su

vez es lo que define la forma estado’.50

La lucha Piquetera contiene una crítica inmanente e implícita al estado

capitalista y a su noción de ciudadanía. En este sentido, la violencia policial contra los

Piqueteros no se desata porque ellos usen palos y capuchas sino por la capacidad de

los Piqueteros en reinventarse en lugar de lo que se suponía, es decir, aceptar su

desaparición virtual como ‘desocupados’ ó ‘excluidos’. Es este acto de dignidad lo

que enoja a los poderosos, y no las capuchas y los palos. La dicotomía piqueteros

combatientes – piqueteros ciudadanos51 no va lo suficientemente lejos como para

acompañar la crítica a la ‘ciudadanía’ que existe en el seno de la lucha Piquetera.

2. ‘Autonomía’

Existe el riesgo de pensar en la posibilidad de que los Piqueteros se

constituyan en una fuerza autónoma. Este trabajo intentó contribuir a este debate

señalando que las condiciones materiales de producción de subjetividad deben ser

concebidas en el marco de lo que llamamos subsuncion real de la sociedad en el

capital.

La idea de subsunción real puede sonar asfixiante: si existe subsunción real de

la sociedad en el capital, podrá existir entonces una salida emancipadora? Esta

pregunta es por cierto práctica. Es necesario aclarar que subsunción real no implica

‘lógica del capital’ sino constantes procesos de lucha que atraviesan el proceso de

valorización del capital: el valor es una relación de lucha.52 Parte de nuestra desdicha

se debe a la ‘neurosis social’ producida por el doble carácter de la mercancía en donde

existe una contradicción fundamental entre mi supervivencia y reproducción (M- D-

M’) y la producción de plusvalor (D-M-D’). La contradicción se halla en “la

existencia simultánea de M-D-M’ y D-M-D’”.53 En otras palabras, la contradicción se

50 Tischler S 2001 ‘La “sociedad Civil”: ¿Fetiche? ¿Sujeto?’ Bajo el Volcán Nro. 3, Puebla: p. 178 51 idem ant.52 Bonefeld W 1995 ‘Capital as Subject and the Existence of Labour’, Open Marxism, London: Pluto Press, Vol. III, 182-212; De Angelis 1995 Op.Cit. 53 Taylor 2002 op. cit. p. 99.

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halla en que la posibilidad de la reproducción social concreta a través del trabajo

asalariado (M – D – M’) se halla siempre amenazada por la auto-expansión abstracta

del capital (D-M-D’). En el caso argentino, las altas tasa de desempleo no impidieron

la acumulación del capital. Y viceversa: la expansión del capital se halla también

amenazada por la resistencia concreta de los sujetos a dicha expansión y su lucha por

reproducirse y superar las condiciones miserables de la vida humana en el

capitalismo. En el caso argentino, las luchas sociales han puesto un limite a la

expansión ilimitada del valor.

En este sentido, la posibilidad de emancipación se halla en las contradicciones

que se despliegan al interior de cada una de estas formas subjetivas. La posibilidad de

emancipación no es externa sino que se halla en la permanente reinvención de las

formas de existencia y resistencia (reinvención de las formas de lo concreto) vis-à-vis

el capital como relación social de lucha.

Los planes de empleo por ejemplo simbolizan esta contradicción fundamental:

por un lado indican dependencia del estado y, por el otro, abren la posibilidad de

generar relaciones más autónomas. Un claro ejemplo de esto es la diferencia de

estrategia con respecto de los programas de empleos que existen entre otras

organizaciones de Piqueteros y la Coordinadora Aníbal Verón. Los sectores

organizados en la Federación Tierra y Vivienda (FTV) y la Corriente Combativa

Clasista (CCC) trabajan por la institucionalización del movimiento de trabajadores

desocupados y su incorporación a la lucha de la clase trabajadora. Como miembros de

la mesa de CTA, los lideres de la FTV y CCC conciben la lucha de los desocupados

como una lucha por la ‘inclusión’, la creación de empleo y el aumento de los

programas de empleo. Su estrategia responde a una estrategia redistribucionista de la

CTA como un todo.54 En cambio, el MTD resiste la violencia de categorías

clasificatorias a través de las que la vida humana es constantemente postergada en el

capitalismo (los trabajadores, los excluidos, los desempleados, los pobres) y trabajan

con las contradicciones que su practica cotidiana les presenta.

3. ‘Territorialidad’

Existe también el riesgo de concebir la lucha Piquetera como una lucha ‘local’

independiente del mundo ‘global’. Seguimos a Hardt y Negri en que muchas veces ‘la

54 Ver Bellucci M y Dinerstein A ‘Seamos todos Kosteki y Santillán’, http://listas.ecuanex.net.ec/listas/listinfo/alai-amlatina, 30.06.02

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globalización ó desterritorialización utilizada por la maquinaria imperialista no se

opone a la localización ó reterritorialización sino más bien pone en juego circuitos

móviles de diferenciación e identificación’55 Como es sabido, la ‘globalización’ tiene

dos caras que se combinan para producir simultáneamente fluidez y estancamiento,

libre circulación e impedimento, riqueza concentrada y pobreza absoluta,

interconexión y asilamiento.

Los Piqueteros de la Coordinadora Aníbal Verón definen su lucha como una

lucha territorial56 de recuperación solidaria de su entorno local. Y sin embargo, esta

lucha ‘local’ comparte muchos preceptos y prácticas de lo que ha dado en llamar

nuevo internacionalismo57 iniciado con la ‘revolución de la dignidad’58 del

levantamiento Zapatista. En este nuevo internacionalismo, como indica De Angelis

‘prevalecen elementos positivos tales como la dignidad, la esperanza y la vida , y

entonces la lucha contra el capital deviene residual'.59 Mientras la vieja práctica

revolucionaria comienza con la condición de explotación, pobreza y miseria y nos

indica que la respuesta es la revolución, concebida como la realización de los deseos

de las masas en términos de los planes del partido, la nueva práctica revolucionaria

que se inicia con los Zapatistas toma como punto de partida la misma pobreza,

explotación y miseria pero concibe a los seres humanos como gente digna capaces de

autogobernarse y preguntarse a si mismos que necesitamos para poder satisfacer

nuestras necesidades? 60

En este sentido, la subjetividad Piquetera debe ser vista como una forma

glocal de existencia y resistencia en donde las especificidades y contornos territoriales

forman parte a la vez de una nueva forma de concebir la vida humana y social donde

determinados valores esenciales se hallan presentes en la práctica misma, sin

necesidad de que la ‘organización adhiera’ a dichos preceptos internacionales. La

constitución de este nivel ‘internacional’ está ya presente en la ‘localidad’ de las

formas territoriales, locales.

55 Hardt M and Negri A 2000 Empire Harvard University Press, Cambridge-Massachusetts, p. 45, mi traducción 56 MTD 2002 op cit57 De Angelis M 2000 ‘Globalization, New Internationalism and the Zapatistas’ Capital & Class 70, London: 9-35; Dinerstein A 2002b ‘Beyond Insurrection, Argentina and the new internationalism’ The Commoner no 5, www.thecommoner.org58Holloway J 1998 op. cit.59 De Angelis 2000 op. cit.60 De Angelis 2000: 31 énfasis del autor, mi traducción

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Conclusión

La idea del desempleo como la falta de trabajo y por ende de subsunción real,

no da cuenta del potencial político de los desocupados pues los ubica en una posición

residual respecto de la clase trabajadora. El desempleo es una forma intensa de

subsunción real donde la importancia del desempleado en la expansión del valor se ha

vuelto invisible e inmaterial. Reforzar la idea de desempleo como falta de es entender

al trabajo como actividad productiva a medias, es decir sólo a través de sus aspectos

concretos, como productor de mercancías. La noción de trabajo como ‘falta de’ se

basa en subsunción formal, que ha sido históricamente superada. El desempleo

concebido como forma del trabajo muestra la intensificación de la subsunción real del

trabajo por el capital, de la sociedad bajo la forma del capital. Este trabajo intento dar

cuenta de una realidad no empírica ó experiencia de la abstracción de los desocupados

por efecto de la intensificación de los aspectos abstractos del capital por sobre los

concretos, que abre espacios de subjetivación y construcción de nuevos lazos sociales.

Este trabajo deja abierto un tema importante para el debate con el MTD: la

miseria, abandono, desprotección contra la que pelean cotidianamente las

organizaciones de desocupados no se debe a la falta de un trabajo sino a la pobreza

absoluta de la clase trabajadora hecha carne en la figura de los desempleados con

mayor intensidad. Esta pobreza absoluta se verifica en la existencia y expansión del

valor como expresión fundamental de la existencia negada del trabajo humano.

Mientras dignidad y solidaridad parecen ser ideas adecuadas para guiar la

acción y confrontar así al poder del capital, no existe todavía una crítica explícita al

trabajo capitalista en el discurso Piquetero. Este trabajo trató de contribuir al debate

sobre la necesidad de luchar no sólo contra el desempleo sino contra el trabajo

capitalista. En otras palabras, ‘la lucha no es unificar las formas concretas y abstractas

de la conciencia alienada [es decir trabajadores y desocupados] ...sino abolir el trabajo

como la categoría central que media la constitución social.’61

Trabajo es una categoría capitalista.62 Dignidad y trabajo capitalista no son

compatibles. Es el trabajo capitalista en su doble dimensión (concreto-abstracto), el

que debe ser abolido. Por lo tanto, se requiere una crítica total ya no del trabajo

precario, del desempleo, del subempleo sino del trabajo capitalista,

61 idem ant62 Cleaver 2002 op. cit

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desnaturalizándolo, abriendo así la posibilidad de discutir abiertamente la experiencia

de la abstracción que es contradictoria y abre espacios no para la autonomía sino para

la subversión. La defensa del trabajo capitalista es correcta solo coyunturalmente

pero impone un limite teórico-político a la lucha por cambiar el mundo. En ese

debate, está por inventarse. Los Piqueteros están inventando una nueva forma de

existencia practica y resistencia que hereda y, a la vez, desafía. En su interior se

desenvuelven pares de contradicciones local-global, concreto-abstracto, institucional-

autónomo, que la forma Piquetera toma, pone en movimiento y transforma:

‘caminamos, no corremos porque vamos lejos.’ 63

63 MTD 2002: 144

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