Reflexión Faceta D

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Reflexión faceta D El proceso de evaluación es útil porque permite identificar, en todo el proceso de enseñanza, en qué medida los objetivos de aprendizaje planteados fueron logrados. Todo ello, me invita a reflexionar sobre mí actuar profesional en la implementación del proyecto y las consecuencias que eso trajo para los niños y niñas. De acuerdo a los Estándares de Desempeño para la formación inicial docente (2001), para que el docente logre un desarrollo profesional adecuado debe asumir la responsabilidad de evaluar su desempeño permanentemente en función como educador, en su relación con los padres y apoderados y la comunidad escolar. Para identificar el grado en que las metas de aprendizaje fueron alcanzadas por los estudiantes me sustenté en la evaluación auténtica, que según Condemarín y Medina (2006), se refiere a un proceso formador, en el cual el docente entrega todas las herramientas para que sea el mismo estudiante quien autoevalúe su aprendizaje y establezca mejoras. En este sentido, la evaluación fue entendida como como una parte inherente al proceso de enseñanza-aprendizaje, no encasillándola solo en una calificación. Es por lo anterior que durante el proceso de implementación del proyecto, realicé evaluaciones formativas a los estudiantes, a través de coevaluaciones y autoevaluaciones, para que estos descubrieran sus errores y

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Reflexión sobre evaluación del actuar docente.

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Reflexión faceta D

El proceso de evaluación es útil porque permite identificar, en todo el

proceso de enseñanza, en qué medida los objetivos de aprendizaje planteados

fueron logrados. Todo ello, me invita a reflexionar sobre mí actuar profesional

en la implementación del proyecto y las consecuencias que eso trajo para los

niños y niñas.

De acuerdo a los Estándares de Desempeño para la formación inicial

docente (2001), para que el docente logre un desarrollo profesional adecuado

debe asumir la responsabilidad de evaluar su desempeño permanentemente en

función como educador, en su relación con los padres y apoderados y la

comunidad escolar.

Para identificar el grado en que las metas de aprendizaje fueron

alcanzadas por los estudiantes me sustenté en la evaluación auténtica, que

según Condemarín y Medina (2006), se refiere a un proceso formador, en el

cual el docente entrega todas las herramientas para que sea el mismo

estudiante quien autoevalúe su aprendizaje y establezca mejoras. En este

sentido, la evaluación fue entendida como como una parte inherente al proceso

de enseñanza-aprendizaje, no encasillándola solo en una calificación.

Es por lo anterior que durante el proceso de implementación del

proyecto, realicé evaluaciones formativas a los estudiantes, a través de

coevaluaciones y autoevaluaciones, para que estos descubrieran sus errores y

los modificaran. Para tal efecto, los estudiantes recibían una pauta con sus

respectivos indicadores y evaluaban su desempeño, de esta forma, fue mucho

más fácil que detectasen y comprendiesen el por qué de sus debilidades,

tomando decisiones para superarlas (Sanmartí, 2008). Sin embargo, algunos

estudiantes no consideraron con responsabilidad esta importante etapa de su

proceso de aprendizaje, por lo que debí implementar otro tipo de estrategias

para que tomasen conciencia de la relevancia de que ellos mismos se evalúen.

Sin duda, la evaluación es un proceso complejo y requiere por parte de

los educadores una reflexión en profundidad, pues como esta se entienda se

vincula con la concepción de aprendizaje que se tenga, ya que muchas veces

aun cuando en las políticas educativas se estimule la implementación de una

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evaluación formativa, la práctica demuestra el amplio predominio del manejo de

datos que serán clasificados y calificados, segregando a los estudiantes de

acuerdo a su rango de inteligencia (Grundy, 1991). Por tanto, espero seguir

desarrollando una concepción evaluativa en la que se potencie las

capacidades, actitudes y cualidades de cada estudiante.

Por otro lado, dentro del quehacer docente, es necesario que más allá

del aula, logre relacionarse con los apoderados y la comunidad, proyectando a

estos el proceso de enseñanza que lleva a cabo con los estudiantes, en efecto,

la escuela y la familia deben trabajar en conjunto para afianzar un desarrollo

integral de los escolares (AMDEPA s/f) . En este sentido, para ejecutar el

proyecto comuniqué tanto a los apoderados como a la comunidad escolar lo

que realizaríamos, invitándolos a ser partícipes de este proyecto tanto en el

apoyo como en su asistencia a la actividad de cierre.

Por último, es de mencionar lo importancia de que como educadores

evaluemos constantemente nuestra práctica docente, reflexionando sobre

nuestro actuar y levantando estrategias de mejoras para implementarlas

posteriormente, con el propósito de que nuestros estudiantes sean los

principales beneficiados. Considerando en este proceso de reflexión – acción a

toda la comunidad educativa, específicamente a la dirección, profesores y

apoderados, ya que al trabajar colaborativamente existirán cambios mucho

más positivos y consistentes en la educación.