Reflexiones en torno a la polémica sobre el uso de armas eléctricas por la Policía Metropolitana-...

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REFLEXIONES EN TORNO A LA POLÉMICA SOBRE EL USO DE ARMAS ELÉCTRICAS POR LA POLICÍA METROPOLITANA. Ana Clara PIECHESTEIN Durante el mes de enero de 2010 produjo una pequeña conmoción pública la emisión de un comunicado por parte del bloque de legisladores porteños del partido Proyecto Sur que encabeza Fabio BASTEIRO. En él que se denunciaba que las armas eléctricas marca Taser X26 que planificaba adquirir el gobierno de Mauricio MACRI para la recientemente creada Policía Metropolitana, se encontraban en la “lista negra” de organismos internacionales, tales como el Comité contra la Tortura de las Naciones Unidas (Informe del 63º período de sesiones, supl. 44, A/63/44), el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y Amnistía Internacional. El motivo del señalamiento es que su uso representaría, para estas entidades, un método de tortura. Por supuesto, las repercusiones mediáticas y políticas de esa acusación no se hicieron esperar. Tanto el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio MACRI, como el Ministro de Seguridad, Guillermo MONTENEGRO, expresaron una serie de argumentos a favor de la utilización de las pistolas eléctricas. Entre ellos puede mencionarse el de que existía “demasiado prejuicio y opinión superficial” en relación a estas armas (lo que equivale a calificar de “opinión superficial” a la del Comité Contra la Tortura y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU). No obstante, ante el vendaval de críticas que se suscitaron, los funcionarios se vieron forzados a aclarar que las pistolas no iban a ser usadas hasta ser probadas debidamente y que en su implementación se tendrían en cuenta las recomendaciones de organismos como Amnistía Internacional Argentina. Por su parte, el jefe de la Policía Metropolitana, Eugenio BURZACO, durante una reunión con representantes de esa organización, aseguró que se brindaría información sobre la capacitación que recibirán los agentes que pudieran utilizar esas armas y que se trataría sólo de un grupo de elite.

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En el texto, publicado en el libro dirigido por Gabriel I Anitua "La Policía Metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires" (Ad Hoc, Bs.As., 2010), se reflexiona sobre el uso de las armas eléctricas -las Taser X26- adquiridas por el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Su uso fue impedido por una medida cautelar presentada por un bloque de legisladores porteños.

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  • REFLEXIONES EN TORNO A LA POLMICA SOBRE EL USO DE ARMAS ELCTRICAS POR LA

    POLICA METROPOLITANA.

    Ana Clara PIECHESTEIN

    Durante el mes de enero de 2010 produjo una pequea conmocin pblica la emisin de

    un comunicado por parte del bloque de legisladores porteos del partido Proyecto Sur

    que encabeza Fabio BASTEIRO. En l que se denunciaba que las armas elctricas marca

    Taser X26 que planificaba adquirir el gobierno de Mauricio MACRI para la recientemente

    creada Polica Metropolitana, se encontraban en la lista negra de organismos

    internacionales, tales como el Comit contra la Tortura de las Naciones Unidas (Informe

    del 63 perodo de sesiones, supl. 44, A/63/44), el Consejo de Derechos Humanos de la

    ONU y Amnista Internacional. El motivo del sealamiento es que su uso representara,

    para estas entidades, un mtodo de tortura.

    Por supuesto, las repercusiones mediticas y polticas de esa acusacin no se hicieron

    esperar. Tanto el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio MACRI, como el Ministro de

    Seguridad, Guillermo MONTENEGRO, expresaron una serie de argumentos a favor de la

    utilizacin de las pistolas elctricas. Entre ellos puede mencionarse el de que exista

    demasiado prejuicio y opinin superficial en relacin a estas armas (lo que equivale a

    calificar de opinin superficial a la del Comit Contra la Tortura y el Consejo de Derechos

    Humanos de la ONU).

    No obstante, ante el vendaval de crticas que se suscitaron, los funcionarios se vieron

    forzados a aclarar que las pistolas no iban a ser usadas hasta ser probadas debidamente y

    que en su implementacin se tendran en cuenta las recomendaciones de organismos

    como Amnista Internacional Argentina. Por su parte, el jefe de la Polica Metropolitana,

    Eugenio BURZACO, durante una reunin con representantes de esa organizacin, asegur

    que se brindara informacin sobre la capacitacin que recibirn los agentes que pudieran

    utilizar esas armas y que se tratara slo de un grupo de elite.

  • Posteriormente, y a raz de la interposicin de un amparo por parte del Observatorio de

    Derechos Humanos de la Ciudad, la jueza Andrea DANAS dict una medida cautelar

    prohibiendo el uso de las pistolas elctricas1.

    Sin embargo, la decisin jurisdiccional no hizo mella en el mandatario porteo, quien

    declar en la conferencia de prensa del 31 de marzo de 2010 -en la misma en la que

    anunci la presentacin de un proyecto de ley para que se reforme el Cdigo

    Contravencional-, la intencin de enviar legislatura de la Ciudad un proyecto para

    autorizar el uso de las armas Taser a la polica Metropolitana.

    Hasta aqu, los sucesos que inspiran estas breves reflexiones. En lo que sigue, la propuesta

    ser observar en detalle las razones que se esgrimieron desde los distintos sectores para

    apoyar o para rechazar la adquisicin por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de

    este tipo de armas llamadas no letales, para luego realizar una breve recorrida por las

    posturas terico-criminolgicas vinculadas a los postulados ideolgicos que, segn mi

    parecer, subyacen a las polticas de seguridad pblica actualmente vigentes en la Ciudad

    de Buenos Aires y al rol de las pistolas elctricas en ellas.

    Finalmente, se intentar enmarcar la incorporacin de esta clase de armamento en un

    marco de interpretacin tomado prestado a Michel FOUCAULT, en lo que se refiere a sus

    desarrollos sobre los mecanismos de bio-poder.

    1 PISONI, Carlos c. Gcba sobre amparo (art. 14 CCBA), expte: 36689/0, (1 de marzo de 2010), Juzgado nro.9

    en lo Contencioso Administrativo y Tributario. Para el dictado de la medida cautelar, la Jueza argument que Dado que con la documentacin aportada, las armas Taser no resultaran razonables para el logro del fin de seguridad, en tanto que eventualmente lo lograran a costa de la vida o la salud de las personas, entiendo que corresponde hacer lugar a la tutela requerida.

  • CORRIENTE ALTERNA/ CORRIENTE CONTINUA: VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LAS

    ARMAS ELCTRICAS.

    Uno de los motivos principales aducidos en sostn de la utilizacin de las pistolas Taser

    X26 tiene que ver, bsicamente, con compararlas con las armas de fuego tradicionales. En

    este sentido, se postula que es mejor que la polica porte esta clase de armas porque

    daan menos que las de fuego. As, se pretende legitimar el uso de las pistolas de

    descarga elctrica con el argumento del mal menor o bien, de que su utilizacin es

    menos mala que la de las armas letales.

    El primer contraargumento argible tiene que ver con poner en cuestin lo letal o no

    letal de estas armas. Estas picanas porttiles, eufemsticamente llamadas Dispositivos

    de Control Elctrico (Electronic Control Device o ECD) o Inmovilizador Temporal

    Disuasivo (ITC) producen una descarga elctrica de 50 mil voltios durante cinco segundos,

    a travs del disparo de arpones unidos al arma mediante filamentos electroconductores,

    con un alcance de disparo de aproximadamente 7 metros. De acuerdo con la informacin

    provista por la empresa estadounidense Taser en su pgina web, los dardos pueden

    penetrar hasta dos capas de tela, transmitiendo impulsos elctricos que afectan las

    funciones motoras y sensoriales del sistema nervioso perifrico.2 Ante los efectos que las

    pistolas elctricas producen sobre el cuerpo del atacado, los altos ndices de mortalidad

    provocados por su empleo abusivo en pases como Estados Unidos, y las advertencias -

    efectuadas por la misma empresa- de no accionarlas en determinadas zonas corporales

    como el corazn, el pecho o la cabeza por el riesgo de muerte que conlleva, despiertan

    dudas sobre lo inocuo de su utilizacin.

    La organizacin Amnesty International public un informe en 2008 titulado Less than

    Lethal? The use of stun weapons in US law enforcement (Menos que letales? El uso de

    2 The TASER X26 transmits electrical pulses through the wires and into the body affecting the sensory and

    motor functions of the peripheral nervous system. The energy can penetrate up to two cumulative inches of clothing, or one inch per probe. www.taser.com

  • armas paralizantes por los agentes de seguridad en Estados Unidos) en el que se da

    cuenta de la gran cantidad de abusos cometidos en el manejo de armas elctricas por

    parte de las agencias de seguridad, de la utilizacin es escuelas y universidades contra

    nios y jvenes, de las muertes ocasionadas -unas 334 entre los aos 2001 y 2008 slo en

    Estados Unidos- de las cuales la mayor parte fueron de personas que no se encontraban

    armadas. Asimismo, brinda datos estadsticos sobre las poblaciones ms atacadas, que

    resultan ser la de negros, latinos y rabes y critica la falta de estudios mdicos

    independientes y completos que hayan testeado cun seguras son este tipo de armas para

    la salud de las personas, ya que los que actualmente circulan fueron realizados por

    encargo de la misma empresa que fabricante.

    Tambin es dable poner en duda la sinceridad de la intencin de que las armas elctricas

    vengan a reemplazar las armas de fuego tradicionales. En los pases en los que las pistolas

    paralizantes se usan desde hace algn tiempo, lejos de verificarse una reduccin en el

    uso de armas de fuego -cuyo ndice se mantuvo constante-, s se experiment un elevado

    porcentaje de descargas elctricas efectuadas con las Taser. Segn los medios de prensa,

    los expertos haban advertido ya que su implementacin nunca fue concebida como una

    alternativa a las armas de fuego.3

    Por otra parte, y desde la perspectiva verncula, no debe perderse de vista el contexto

    poltico en el que afirmaciones sobre los beneficios de las armas elctricas se formulan. A

    principios de este ao, la Ciudad de Buenos Aires fue dotada, luego de una ardua disputa

    con el Gobierno Nacional, de un cuerpo de agentes policiales propio, denominado Polica

    Metropolitana4, que posee competencia exclusivamente sobre faltas, contravenciones,

    tales como, disolver disturbios o piquetes no autorizados, y algunos delitos cuya

    competencia fue traspasada a la Justicia de la Ciudad, como las lesiones en ria,

    exhibiciones obscenas, violacin de domicilio, usurpacin, portacin ilegal de armas, etc.

    3 Tasers don't reduce shootings, despite police and politicians' claims, CBC News:

    http://www.cbc.ca/canada/manitoba/story/2007/12/17/cp-tasers.html. 4 Creada por ley 2894 de Seguridad Pblica, art.18 (sancionada el 28/10/2008 y publicada en el BOCBA N

    3063 el 24/11/2008).

  • La creacin de esta Polica aparece como la coronacin del proyecto securitario del

    Gobierno de Mauricio MACRI, que la inclua dentro de los objetivos de su Plan de Seguridad

    Integral, cuyos ejes principales son cuatro: Polticas de Prevencin, implementacin de un

    Sistema de Control del Espacio Pblico, Fortalecimiento de la Justicia y la creacin de la

    Polica Metropolitana.5 Bajo el lema Recuperar la ciudad para los vecinos se consignan

    los medios para llevar a cabo ese objetivo, como ser, la ampliacin de la red de cmaras

    de monitoreo en la ciudad para la prevencin del delito; la confeccin de un mapa de

    riesgos de la Ciudad de Buenos Aires con el fin de mensurar cualitativa y

    cuantitativamente los hechos delictivos y finalmente, la implementacin de tecnologa,

    que permitir fortalecer la presencia de nuestra fuerza en el espacio pblico.

    Entre los antecedentes cercanos de la nueva Polica puede mencionarse la para nada

    memorable- actuacin bajo la rbita del Poder Ejecutivo local de un grupo que podra

    denominarse de tareas como la U.C.E.P. (Unidad de Control del Espacio Pblico), cuyas

    deplorables prcticas de desalojos por la fuerza del espacio pblico-en su mayora

    nocturnos y contra personas en situacin de calle, travestis, vendedores ambulantes,

    familias que ocupaban viviendas deshabitadas-, trajo como consecuencia la denuncia

    pblica y la posterior disolucin de esa fuerza cuasi para-policial.6

    Bajo esta postura claramente represiva de ciertos grupos considerados molestos, cabe

    preguntarse si realmente las armas elctricas son menos malas que las de fuego, en tanto

    y en cuanto sera escandaloso que estas ltimas fueran accionadas para disuadir a un

    vendedor ambulante que se niega a abandonar sus mercancas y su puesto de trabajo,

    mientras que aparecera como menos desproporcionada en el caso la aplicacin de una

    descarga elctrica proveniente de una Taser X26. Esta suposicin no resulta descabellada

    si se vuelve a observar con detenimiento la nmina de delitos para los cuales se le otorg

    5 Cfr. sitio web Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires:

    www.buenosaires.gov.ar/areas/seguridad_justicia/policia_metropolitana 6 Para un estudio ms profundo de este tema ver en esta mismo volumen: GUAL, Ramiro, De controlantes y

    controlados. Una aproximacin al continuum securitario en la Ciudad Autnoma de Buenos Aires, pto.4, a.

  • competencia a la Polica Metropolitana, el recientemente presentado proyecto de

    reforma del Cdigo Contravencional para sancionar con dureza la actividad de los

    trapitos, cuida-coches y limpia-vidrios, as como el merodeo y las protestas a cara

    tapada7 y se recuerdan los dichos del Jefe de Polica Eugenio BURZACO: "Atacaremos la

    venta de alcohol a menores, a los trapitos y la portacin y la tenencia de armas. Todos

    pueden ser el origen de un delito mayor.8

    Otras de las razones alegadas a favor de la incorporacin de las armas de electro-shock en

    el trabajo policial tiene que ver con que La usan ms de 300 policas en todo el mundo"

    (entre ellas las de Crdoba y Salta).

    Este recurso a la comparacin con otros pases para demostrar que no puede ser tan malo

    si se lo hace en muchos otros lugares, resulta fcilmente desvirtuable, puesto que no se

    trata ms que de invocar un razonamiento falaz (conocido como falacia o guillotina de

    Hume) por el cual se deriva que lo que es, debe ser, extrayendo de una oracin

    7 Artculo 79- Cuidar coches, limpiar vidrios o prestar otros servicios sin autorizacin legal. Quien ofrece de

    manera directa o indirecta el servicio de cuidacoches, limpiavidrios u otro tipo de servicios no requeridos a conductores de cualquier tipo de automotor en la va pblica sin autorizacin legal, es sancionado con uno (1) a cinco (5) das de arresto o multa de doscientos ($200) a dos mil ($2000) pesos. Cuando exista previa coordinacin, la sancin se eleva al doble para quienes de cualquier modo participen en la misma. La sancin se eleva al triple para los organizadores o jefes de la organizacin." Artculo 85 bis Ocultar fisonoma en marchas o manifestaciones: Quien oculta o cubra su rostro o parte del mismo, con cualquier elemento apto para ello, de manera tal de impedir u obstruir su individualizacin en ocasin de reuniones o eventos masivos de ndole cultural, deportivo, o en caso de marchas o manifestaciones, es sancionado con cinco (5) a veinte (20) das de arresto, excepto que ello obedeciera a motivos religiosos, culturales, tnicos o sanitarios. Artculo 52 - Hostigar. Maltratar. Intimidar. Quien intimida u hostiga de modo amenazante o maltrata fsicamente a otro, siempre que el hecho no constituya delito, es sancionado con cinco (5) a veinte (20) das de arresto. En la contravencin referida en el prrafo precedente, la autoridad preventora slo puede proceder al inicio de actuaciones mediando aviso o requerimiento de particular. En este caso, se proceder la aprehensin del denunciado nicamente cuando no se pudiere o se negare a identificarse ante requerimiento de la autoridad policial, debiendo esta dar inmediata intervencin al Ministerio Publico Fiscal. 8 http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1214090.

  • descriptiva en otros pases se utilizan las pistolas-picana-, una prescripcin normativa

    en nuestro pas tambin deben utilizarse las pistolas-picana-.

    No obstante, tambin se parte de una suposicin errnea, que es la de creer que el uso de

    estas pistolas no se halla controvertido en esos otros pases. Un caso que caus no slo

    revuelo sino que dio lugar a acciones judiciales fue el de Malaika BROOKS, en Estados

    Unidos. La seora Brooks, una mujer negra y embarazada de siete meses que llevaba a su

    hijo mayor al colegio, sufri un ataque con armas Taser por parte de la Polica de trnsito

    de Seattle, al negarse a firmar la boleta de multa y a descender del automvil. Los tres

    agentes efectuaron cada uno sendas descargas elctricas en el muslo, el cuello y el

    hombro de Malaika (la tasearon, como diran en su pas, donde esta prctica ya tiene su

    propia forma verbal: to tase). La jueza de primera instancia Marsha BENZON, quien

    dictamin negativamente respecto de la conducta desplegada por los oficiales, seal que

    bajo las leyes de Washington, los oficiales carecan de autoridad para llevarse detenida a

    Brooks, dado que la negativa a firmar una infraccin de trnsito no es una accin pasible

    de arresto, por lo que no es ilegal resistirse a un arresto ilegtimo.9

    En lo atinente a la cuestin de las diferencias culturales, polticas y sociales entre los

    pases, es muy interesante el estudio denominado Electricity: the global history of a

    torture technology10 de Darius REJALI, profesor de filosofa poltica y poltica comparada

    de la Universidad de Reed (Oregon), en el que ofrece un recorrido histrico por las formas

    en que se utiliz la electricidad bien para matar o para torturar que se sucedieron a lo

    largo del tiempo, y efecta una distincin en su aplicacin para la tortura de acuerdo a lo

    autoritario o democrtico del rgimen que analiza. Este autor le adjudica a instrumentos

    como la picana elctrica argentina el carcter de antecesora de la actual tecnologa

    utilizada en las armas paralizantes, por oponerla al uso dado a la electricidad en la silla

    elctrica, cuya finalidad no es matar sino infligir dolor sin llevar a la muerte. Releva el

    9 http://www.cbsnews.com/stories/2010/03/26/ap/national/main6336393.shtml.Tambin citado en el

    Informe de Amnesty International, pg. 19. 10

    Disponible en: http://academic.reed.edu/poli_sci/faculty/rejali/rejali/articles/History_of_Electric_Torture.htm

  • empleo de la energa elctrica mediante picana como tortura predominante en los

    sistemas democrticos o en aquellos en que exista algn tipo de control por parte de

    organismos internacionales, ya que la caracterstica principal de la picana es no dejar

    rastros que evidencien su aplicacin, mientras que en los regmenes autoritarios el autor

    encuentra que su uso es menos frecuente o casi inexistente, puesto que en ellos no sera

    necesario ocultar la tortura frente a nadie.11 Si bien pueden resultar inusuales estas

    afirmaciones, obligan al menos a pensar en los esquemas gubernamentales e ideolgicos

    en los que este tipo de armamento es implementado, y a no tomar a la ligera las

    posibilidades de uso a las que puede dar lugar.12

    En nuestro pas ya se han dejado ver muestras del target potencial de las pistolas-picana

    en los medios represivos que la Polica de la ciudad de Salta capital habra aplicado para

    disolver una protesta estudiantil que se manifestaba en rechazo del aumento del boleto

    del transporte pblico automotor. La rectora de la Universidad Nacional de Salta (UNSa),

    Stella PREZ DE BIANCHI, denunci pblicamente: "Estoy siendo testigo de la represin

    ejercida. Los policas tienen una especie de linternitas con las que hacen descargas

    elctricas sobre la gente".13

    11

    Electric torture has no market in authoritarian states because there are no courts, activists, or politicians to which the police must answer for their violence. This is why the picana though developed and used in Argentina since the early twentieth century, languished there until the 1970s when growing international human rights scrutiny motivated policemen to adopt the picana for torture in Uruguay, Paraguay and Bolivia. This is also why in an era of democratization, electric stun technology spreads so rapidly. Wherever we find electric stun technology, we find situations where police and military violence has been subjected to international and national democratic scrutiny. This technology is valued because it cannot be traced and perpetrators can easily deny it ever happened.

    12 En nuestro pas, el introductor de la picana elctrica fue Leopoldo Polo LUGONES el hijo del escritor y

    poltico- quien fue Jefe de polica durante la dictadura de Jos Flix URIBURU. 13

    Cfr.http://vidrierapoliticasalta.blog.arnet.com.ar/archive/2010/01/26/la-polic%C3%ADa-salte%C3%B1a-habr%C3%ADa-usado-las-taser-x26.html. Los diarios oficiales (El Tribuno de Salta, Diario de Salta) no mencionan este acontecimiento, por lo que deb recurrir a fuentes de informacin consideradas como menos fiables. Slo el Nuevo Diario de Salta hace al menos una referencia a la denuncia de la Asociacin de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por el uso de estos aparatitos de electricidad en la manifestacin estudiantil (http://www.nuevodiariodesalta.com.ar/diario/archivo/noticias_v.asp?28971) y transcribe lo manifestado por los estudiantes que dicen haber sido picaneados por la Polica

  • La caracterstica ya sealada de no dejar seales visibles o marcas en el cuerpo impone

    admitir la posibilidad de que se incurra en abusos de toda clase, en especial si se tiene en

    cuenta la tendencia al recurso excesivo a la violencia por parte de nuestras fuerzas de

    seguridad, no slo en la historia pasada sino tambin en la reciente.14 En este contexto, se

    advierte como particularmente preocupante que las Taser hayan adquirido una fuerte

    presencia en las crceles de Estados Unidos y Canad15, pero no debe provocar sorpresa:

    es en los recintos en los que las fuerzas de seguridad ejercen una potestad casi absoluta

    las crceles, las comisaras- y que escapan a la vista del pblico, en donde se acrecienta la

    vulnerabilidad y con ella la frecuencia de la violencia.

    APRENDIENDO DE LOS ERRORES?: LA POLTICA DE TOLERANCIA CERO Y SUS

    VARIANTES.

    Las polticas conocidas como de ley y orden que despuntaron por los aos setenta,

    especialmente en los Estados Unidos, tuvieron una de sus vertientes en la teora conocida

    como de las ventanas rotas, concebida por James Q. WILSON durante su cargo como

    asesor de Ronald REAGAN. Segn ANITUA, quienes la desarrollaron a comienzos de los

    ochenta en su versin ms difundida George KELLIN y Catherine COLES-, propugnaban la

    ...necesidad de perseguir las ms pequeas incivilidades callejeras, debido a que stas son

    el punto de partida de un mayor deterioro en los barrios.(ANITUA 2005: 489). Proponan

    asimismo, mayor presencia policial en los espacios pblicos, no tanto para la prevencin

    de delitos sino dirigida a la persecucin de conductas desordenadas o antisociales

    como el vagabundeo, la mendicidad, la prostitucin, etc. Estas incivilidades deban

    (http://www.nuevodiariodesalta.com.ar/diario/archivo/noticias_v.asp?28928). Los resaltados me pertenecen. 14

    Segn los datos estadsticos de la Procuracin General de la Nacin, en el ao 2007 se investigaron 178 casos de apremios ilegales en comisaras y 726 de apremios sobre presos, de los cuales 49 fueron elevados a juicio; en 2008, 171 casos de apremios en comisaras y 667casos en crceles de los cuales fueron elevados 21; finalmente, en 2009, se investigaron 638 casos en total, de los que se elevaron 10. Fuente: www.mpf.gov.ar/estadisticas 15

    Amnesty International, en el citado informe Less than Lethal? The use of stun weapons in US law enforcement refiere 30 muertes por el uso de Taser en las crceles durante ese ao y se relatan casos de utilizacin de las pistolas elctricas como forma de tortura (cfr. pp.27, 29/30).

  • castigarse ms duramente debido a la repercusin que poda llegan a tener la indiferencia

    frente a estos actos, en apariencia insignificantes, sobre la comisin de delitos ms

    graves.

    Una manifestacin emblemtica de estas polticas fue la de tolerancia cero llevada a

    cabo por quien fuera alcalde de Nueva York durante el perodo 1994-2001, Rudolph

    GIULLIANI. ANITUA hace referencia a ella en un prrafo que asusta por la semejanza con la

    realidad actual de la Ciudad de Buenos Aires. Dice en relacin al mayor GIULLIANI: ...fue

    elegido alcalde de la tradicionalmente liberal ciudad Nueva York gracias a una campaa

    electoral basada en el tema de la criminalidad, de la seguridad y de la recuperacin

    urbanstica de la ciudad...Slo al ao de haber asumido se mostraran nmeros que daban

    cuenta de que la guerra se estaba ganando, pues a los que pedan limosnas o lavaban

    parabrisas se les arrestaba en vez de multarlos, las detenciones se haban triplicado, el

    nmero de policas haba aumentado un 20 por ciento, y los delitos denunciados haban

    bajado un 30 por ciento. Asimismo, las demandas por abusos policiales se duplicaran, el

    nmero de muertos por balas de la polica aumentara un 35 por ciento y un 53 por

    ciento el de los fallecidos mientras estaban bajo custodia de la polica. (ANITUA 2005:

    490).

    Es clave, a mi entender, reparar en la cuestin de la recuperacin urbansticade la

    ciudad, ya que es en este punto en el cual puede apreciarse ms prstinamente cmo

    actan sus mecanismos. Ello, por cuanto la apelacin al discurso de la inseguridad no

    resulta novedosa, ya que ha sido articulado siempre que era menester reforzar la

    sensacin de pertenencia al grupo dominante enfrentado necesariamente a un otro al

    que se deba temer.16

    16

    Si los ciudadanos iban a dejar de interpelarse como tales y, en cambio, seran considerados clientes, algo deberan ofrecer las burocracias estatales para justificarse. Y algo visible. A pesar de la manifiesta inutilidad en un mundo globalizado, esa visibilidad sera dada por el elemento seguridad. Donde, ms all de su eficacia, las medidas pueden ser vistas. Los cambios culturales que acompaaban los desarrollos econmicos y sociales de los ltimos treinta aos posibilitaban que muchos ciudadanos ya no pudieran ni pensar que reforzar el aparato represivo estatal pudiera ser algo que, a la larga o a la corta, pudiera afectarlos a ellos. La mayor presencia policial para detectar peligrosos, las mayores prisiones con muchos enemigos dentro:

  • Las connotaciones de la nocin de recuperacin del espacio urbano o pblico remiten

    directamente a la idea de un algo que posee dueo y que alguien ocupa sin permiso, sin

    tener derecho a usar. Esta referencia no se halla ausente del discurso y del Plan de

    Seguridad Integral del Gobierno macrista.17 No obstante, y aunque considerramos que

    los propietarios del espacio pblico son todas las personas que habitan la ciudad, ese

    mbito no fue ocupado por ellos sino que tomaron su lugar los agentes de polica, las

    cmaras de vigilancia y los cercos de rejas metlicas que rodean las plazas y parques18. A

    todas estas innovaciones urbansticas de invasin policial se las conoce como de control

    situacional, ya que intentan impedir la comisin de delitos mediante uso de barreras

    fsicas, conformando ...un nuevo arsenal destinado a blindar la seguridad sobre todo de

    quienes participan de las industrias que lo producen. (ANITUA, 2005: 491). Entre las

    estrategias de prevencin situacional se encuentran las que actan sobre el ambiente

    supuestamente propiciatorio de la delincuencia (calles oscuras, estrechas, faltas de

    todo ello estara destinado para los otros...Al interior de los Estados, ese discurso servira para reforzar la estigmatizacin de ese otro al que se le teme y que, pese a no querer ni ver, los incluidos se encuentran cuando paran en una esquina, al ir en un coche super-seguro del barrio cerrado al banco o a su trabajo tambin protegidos. (ANITUA 2005: 485).

    17 La presencia del Gobierno en los barrios permite que los ciudadanos recuperen el espacio pblico que

    les pertenece. http://www.buenosaires.gov.ar/areas/seguridad_justicia/policia_metropolitana.

    En los fundamentos del proyecto de ley de reforma del Cdigo Contravencional de la Ciudad enviado por Macri a la legislatura en marzo de 2010, se hace alusin de forma casi constante a la nocin de espacio pblico. Es notable una de las frases utilizadas, por lo significativa que resulta para lo que se viene diciendo: El proyecto que se remite a la consideracin del Cuerpo Legislativo propone la sancin de determinadas conductas que no permiten a los ciudadanos el pleno disfrute y libre desarrollo de actividades cotidianas en el espacio pblico, lugar de convivencia de todos por igual, el cual debe ser recuperado y respetado por y para la ciudadana. Hay que cesar con la sensacin que en el espacio pblico todo vale, todo se puede hacer como si fuera de nadie. 18

    El Gobierno de la Ciudad cre, mediante el Decreto N 139/08, el Cuerpo de Intendentes de Plaza con el fin de mejorar la conservacin, mantenimiento y adecuado cuidado de los espacios verdes y de los equipamientos instalados en ellos, y con el objetivo de brindar un mejor uso a los asistentes a los espacios verdes as como en procura de un contacto ms directo con las necesidades de los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires, a travs de la inmediatez del vnculo que pueda desarrollarse entre los cuidadores de la plaza y quienes las visiten.

  • vigilancia) a travs de las mejoras en la iluminacin, el ensanchamiento de calles, el

    monitoreo mediante cmaras de vigilancia.

    Resulta por dems llamativo que el actual Director de Polticas de Seguridad y Prevencin

    del Delito, Pablo GARCA MITHIEUX, haya publicado en la pgina de la O.N.G. Mejor

    Seguridad un artculo en el que, exponiendo justamente sobre este tema, define a la

    tolerancia cero como: una poltica criminolgica basada en la transformacin gerencial

    de la polica, el cambio de orientacin de lo reactivo a lo proactivo, el acercamiento con

    las comunidades, el uso eficiente de la tecnologa y la rendicin de cuentas. Con ello se

    busca cumplir los objetivos primordiales de la polica: restablecer el orden y elevar la

    calidad de vida de los ciudadanos, sancionando todos los delitos o faltas administrativas

    por pequeas que sean, proporcionndole a la gente espacios urbanos limpios y

    seguros.19

    Me es imposible evitar la tentacin de transcribir las palabras utilizadas en la descripcin

    de los objetivos del Plan de Seguridad del gobierno de MACRI y las acciones asignadas a la

    nueva Polica Metropolitana, en los que casualmente se habla de:

    Impulsar iniciativas proactivas eficientes y fomentar la participacin ciudadana en

    materia de prevencin contribuye a reducir los delitos y las conductas antisociales.

    Ms seguridad, mejor calidad de vida.

    La presencia del Gobierno en los barrios permite que los ciudadanos recuperen el

    espacio pblico que les pertenece

    Resulta imprescindible sumar el aporte de todos mediante la participacin y

    colaboracin ciudadana.

    19

    En el proyecto de ley de reformas al Cdigo Contravencional de la Ciudad recientemente enviado a la legislatura por el Jefe de Gobierno, se explica la inclusin de sanciones para los trapitos, cuida-coches y limpia-vidrios en el entendimiento de que: resulta necesario, para favorecer el normal desarrollo de la vida de los ciudadanos, comenzar a fijar polticas pblicas que den como resultado que quien no cumple con las normas locales bsicas de convivencia sepa que el poder punitivo del Estado lo alcanzar y as, deber dar cuentas a la justicia.

  • En referencia a la teora de las ventanas rotas, MITHIEUX apunta que: puede ser un poco

    exagerada, como sotiene Jim Peron, pero seguramente muchos de los temas propuestos

    por Wilson y Kelling no lo son. Destacan que si la gente sin hogar tiene el permiso de

    congregarse y vivir en parques pblicos, el crimen aparecer enseguidaClaro que, a

    medida que estos grupos son atrados a la zona, otros grupos son desalentados de vivir o

    comprar all. Puede que cierren los almacenes. Las familias puede que se muden. Las calles

    se convierten en un paraso para los segmentos ms marginales de la sociedad. Y este tipo

    de plagas puede expandirse tambin a zonas cercanas. En suma, no es una linda foto.

    Michel FOUCAULT se aboc al estudio de las vinculaciones entre el poder de polica y la

    conformacin de las ciudades modernas. En una serie de conferencias dictadas en el

    Collge de France en 1978 en el marco del curso que intitul Seguridad, territorio,

    poblacin muestra esta conjuncin entre urbanidad y polica diciendo que: ...cuando se

    considera de hecho cules son esos diferentes objetos que se definen como

    correspondientes a la prctica, la intervencin y tambin la reflexin de la polica y sobre la

    polica, creo que se advierte primer cosa digna de mencin- que se trata en esencia de

    objetos que podran calificarse de urbanos. Urbanos, en el sentido de que unos, algunos

    de ellos, slo existen en la ciudad y porque hay una ciudad. Me refiero a las calles, las

    plazas, los edificios, el mercado, el comercio, las manufacturas, las artes mecnicas,

    etc...La polica como condicin de existencia de la urbanidad. (FOUCAULT 2007A:

    383/384).

    La recuperacin del espacio urbano por la polica, pues, no sera tal, en tanto que polica y

    urbanidad son trminos que se implican necesariamente el uno al otro. Entonces, qu

    hay detrs del discurso que promueve la recuperacin del espacio pblico?

    Presumiblemente, una poltica represiva, de control de los desrdenes propios del mbito

    urbano, pero que no acta slo sobre los sujetos vistos como peligrosos sino tambin

    sobre las variables del entorno.

  • En clave criminolgica, las vinculaciones entre urbanidad y delincuencia tuvieron en la

    corriente conocida como higienismo una clara expresin. Segn explica ANITUA, se

    conceba a la ciudad como foco de pestilencia fsica y moral; espacio urbano que era

    preciso controlar y racionalizar as como los espacios de marginalidad que posibilitaban

    en l la existencia de una poblacin compuesta por elementos peligrosos polticos,

    vagabundos, delincuentes, libertinos y prostitutas- para el mantenimiento del orden social

    burgus. (ANITUA 2005: 145).

    FOUCAULT, por su parte, sugerir que a partir del siglo XVIII se produce una modificacin en

    la forma de funcionamiento del poder, para cuya ejemplificacin va a tomar a la ciudad,

    que estaba experimentando grandes cambios a partir del pasaje del feudalismo al

    mercantilismo. Al investigar sobre los proyectos de ordenamiento urbano que se

    proponan para esa poca, el autor refiere que de lo que se trataba principalmente era de

    favorecer la circulacin. As, observa que En primer lugar, abrir ejes que atravesaran la

    ciudad y calles lo bastante amplias para cumplir cuatro funciones: ante todo la higiene, la

    ventilacin, despejar toda esa suerte de bolsones donde se acumulaban los miasmas

    mrbidos en barrios demasiado estrechos y de viviendas amontonadas. Funcin

    higinica, por lo tantoy por ltimo, permitir la vigilancia, desde que la eliminacin de las

    murallas, indispensable en virtud del desarrollo econmico, haca imposible cerrar las

    ciudades a la noche o fiscalizar con exactitud las idas y venidas durante el da, razn por la

    cual la inseguridad urbana se incrementaba debido a la afluencia de todas las poblaciones

    flotantes, mendigos, vagabundos, delincuentes, criminales, ladrones, asesinos, etc.En

    otras palabras, se trataba de organizar la circulacin, suprimir sus aspectos peligrosos,

    distinguir entre la buena y la mala circulacin, maximizar la primera y reducir la

    segunda. (FOUCAULT 2007 A: 37/38).

    Esta nueva serie de tcticas que se ponen en prctica para multiplicar, para cambiar el

    sistema de correlacin entre los mecanismos jurdico-legales y los mecanismos

    disciplinarios, que FOUCAULT llamar dispositivo de seguridad, tiene en la idea de

  • circulacin uno de sus ejes principales de intervencin. La seguridad intentar

    acondicionar un medio en funcin de acontecimientos o elemento posibles, con el

    propsito de maximizar los elementos positivos y minimizar los aspectos riesgosos como

    el robo o las enfermedades, en la conciencia de que jams se los suprimir del todo.20 En

    palabras del autor nacido en Poitiers: A travs del medio se apunta, por lo tanto, a ese

    fenmeno de circulacin de las causas y los efectos. Y el medio aparece por ltimo como

    un campo de intervencin donde, en vez de afectar a los individuos como conjunto de

    sujetos de derecho capaces de acciones voluntarias as suceda con la soberana- en vez

    de afectarlos como una multiplicidad de organismos, de cuerpos susceptibles de

    prestaciones, y de prestaciones exigidas como en la disciplina, se tratar de afectar,

    precisamente, a una poblacin. (FOUCAULT 2007 A: 41).

    Al referirse al desdoblamiento de las funciones de polica, que para comienzos del siglo

    XVII abarcaba un abanico muy amplio de tareas, entre las que se poda contar la

    instruccin de los nios y jvenes, las funciones de registro, la regulacin del comercio y la

    salud pblica21, FOUCAULT seala que adquirir un carcter predominante la de control del

    espacio de circulacin.22 Pero ya no se tratar slo de impedir ni de reglamentar las

    20

    Los dispositivos de seguridad trabajan, fabrican, organizan, acondicionan un medio... El medio ser entonces el mbito en el cual se da la circulacin. Es un conjunto de datos naturales, ros, pantanos, colinas, y un conjunto de datos artificiales, aglomeracin de individuos, aglomeracin de casas, etc. El medio es una cantidad de efectos masivos que afectan a quienes residen en l. (FOUCAULT 2007 A: 41). 21

    La salud se convierte en un objetivo de la policaEn consecuencia, habr que vigilar todo lo que puede propiciar las enfermedades en general. Se tratar entonces, sobre todo en las ciudades, del aire, la aireacin, la ventilacin, cosas ligadas, como es sabido, a la teora de las miasmas, y habr toda una poltica de un nuevo equipamiento, un nuevo espacio urbano que se ordenar y subordinar a principios y ocupaciones de salud: amplitud de las calles, dispersin de los elementos susceptibles de producir miasmas y envenenar la atmsfera, las carniceras, los mataderos, los cementerios. Toda una poltica, por ende, del espacio urbano ligada al problema de la sanidad. (FOUCAULT 207 A:373/374) 22

    por circulacin no hay que entender nicamente esa red material que permite la circulacin de las mercancas y llegado el caso de los hombres, sino la circulacin misma, es decir, un conjunto de reglamentos, restricciones, lmites o, por el contrario, facilidades y estmulos que permitirn el trnsito de los hombres y las cosas en el reino y eventualmente allende sus fronteras. De all esos reglamentos policiales tpicos, algunos de los cuales reprimen el vagabundeo, otros facilitan la circulacin de las mercancas en tal o cual direccin y otros impiden que los obreros calificados se alejen de su lugar de trabajo y, sobre todo, se marchen del reino. (FOUCAULT 2007 A:375).

  • formas de trnsito de mercancas y personas, sino tambin de manipular, suscitar,

    facilitar, dejar hacer. El sentido que el autor le dar a la cuestin de la libertad tendr que

    ver precisamente con esta contraposicin, o mejor dicho, con el juego de los distintos

    mecanismos el disciplinario, en la reglamentacin de todos los detalles, y el de la

    seguridad, en la habilitacin de un margen en el que permite que se desarrollen ciertos

    fenmenos- y no ser para l otra cosa que el correlato de la introduccin de los

    dispositivos de seguridad: Un dispositivo de seguridad o, en todo caso, el dispositivo del

    que les he hablado- slo puede funcionar bien con la condicin de que se d algo que es

    justamente la libertad, en el sentido moderno que esta palabra adopta en el siglo XVIII: ya

    no las franquicias y los privilegios asociados a una persona, sino la posibilidad de

    movimiento, desplazamiento, proceso de circulacin de la gente y las cosas. (FOUCAULT

    2007 A: 71).

    En el proyecto de reforma del Cdigo Contravencional formulado por el Poder Ejecutivo

    de la Ciudad es fcil encontrar ecos de algunas de estas lneas trazadas por el profesor del

    Collge. Por un lado, se alude permanentemente en su expresin de motivos a la libertad

    (definir dentro del mbito de la convivencia local de los ciudadanos, nuevas pautas de

    conductas que favorezcan la libertad de las personas., sancin de determinadas

    conductas que no permiten a los ciudadanos el pleno disfrute y libre desarrollo de

    actividades cotidianas en el espacio pblico, El orden legal vigente en la Ciudad no

    puede servir de amparo o excusa para la proliferacin de actividades que producen una

    restriccin en la libertad y normal desarrollo de la vida integral de los ciudadanos y El

    proyecto pretende devolverle a los vecinos la tranquilidad y la posibilidad de transitar

    por la va pblica sin temor o limitacin alguna) pero por el otro, se pretende restringir

    la libertad ambulatoria de los que realizan las actividades descriptas y sancionadas con

    das de arresto.

  • Se puede apreciar bien en esta estrategia el funcionamiento del dispositivo de seguridad,

    que tendr en la polica quien vele por controlar los desrdenes de esas actividades que se

    encuentran fuera de toda norma23:

    La reglamentacin del territorio y los sbditos que an caracterizaba la polica del siglo XVII debe ser cuestionada, y ahora habr, en cierto modo, un sistema doble. Por una parte, toda una serie de mecanismos correspondientes a la economa, a la gestin de la poblacin, cuya funcin ser, justamente, incrementar las fuerzas del Estado; por otra, un aparato o una cantidad determinada de instrumentos que van a asegurar la prohibicin o la represin del desorden, las irregularidades, las ilegalidades, los diversos tipos de delincuencia...Por un lado, tendremos los grandes mecanismos de incitacin y regulacin de los fenmenos: la economa, el manejo de la poblacin, etc. Por otro, con funciones meramente negativas, tendremos la institucin de la polica en el sentido moderno del trmino, que no ser otra cosa que el instrumento por medio del cual se impedir la aparicin de cierta cantidad de desrdenes. (FOUCAULT 2007 A: 404).

    UN INTENTO DE EXPLICAR LA ADQUISICIN DE LAS ARMAS ELCTRICAS PARA LA POLICA

    METROPOLITANA

    Cabe preguntarse entonces: si la poltica de seguridad de la Ciudad de Buenos Aires se

    enmarca en una idea de represin y de control de una inseguridad que, por otro lado, se

    encarga de hacer ver por todas partes, por qu entonces adquirir armas elctricas y no

    de fuego para su nueva polica?. Puede decirse que de los errores se aprende, y que

    teniendo en cuenta la reprobacin pblica de los altos ndices de mortalidad causados por

    casos de gatillo fcil o de exceso en la violencia policial que ocasion la tolerancia cero en

    varios pases, se opt por reemplazar unas armas susceptibles de prestar a tales reproches

    por otras aparentemente incapaces de producir muertes o, al menos, de evitar que se las

    adjudiquen a quienes las portan.

    23

    Es as como se propone incluir una prohibicin a las actividades desarrolladas fuera de toda norma, como las habitualmente denominadas como trapitos y la de limpiavidrios. Extracto de los fundamentos del proyecto de ley de reforma del Cdigo Contravencional disponible en: http://www.diariojudicial.com/nota.asp?IDNoticia=39810#.

  • Tambin podran pensarse otros alcances, tales como que el objetivo es facilitar la

    incorporacin de una nueva arma represiva direccionada hacia cierta poblacin, que se

    podra utilizar ms a menudo que las armas de fuego y en casos ms banales, para

    liberar el espacio pblico de personas indeseables. O bien, mirarlo como una forma

    de habilitar aplicacin de tortura por parte de las fuerzas de seguridad sin dejar rastros ni

    generar altisonantes denuncias de los organismos de derechos humanos tanto

    internacionales como locales.

    Bibliografa: ANITUA, Gabriel Ignacio, (2005), Historia de los pensamientos criminolgicos, Editores del Puerto, Buenos Aires. FOUCAULT, Michel, (2000) Defender la sociedad, (trad.Horacio Pons), Fondo de Cultura Econmica, Buenos Aires. (2007 A) Seguridad, territorio, poblacin, (trad. Horacio Pons), Fondo de Cultura Econmica, Buenos Aires. (2007 B) Historia de la sexualidad: la voluntad de saber, (trad. Ulises Guiaz), Siglo XXI, Madrid, Tomo I. Informe de Amnista Internacional, Less than lethal? The use of stun weapons in US law enforcement, 2008, disponible en www.amnesty.org