REFLEXIONES SOBRE EL ESPÍRITU Y EL CUERPO MENTAL

Jaci Régis(*) Santos-SP, Brasil 1. EL PERIESPIRITU Allan Kardec al afirmar la existencia del periespiritu, idéntico al cuerpo físico, lo definió como el envoltorio del Espíritu. Como no es posible imaginar el Espíritu sin un cuerpo, sea encarnado o desencarnado, es lógico suponer que el periespiritu es permanente. O sea, en nuestro nivel humano, el ser espiritual se identifica, en el espacio extra físico, con un cuerpo idéntico al que poseía mientras estaba encarnado, sucesivamente. Eso, sin embargo, no significa que sea siempre el mismo periespiritu. Al contrario, sabemos que en cada encarnación, se da la

desintegración y la reconstrucción de ese cuerpo energético, proveniente del proceso de germinación y constitución del organismo físico. Dada la imposibilidad, entonces presumida, de la relación directa entre el Espíritu y el cuerpo físico (Espíritu y materia) se atribuye al periespiritu el papel de intermediario entre los dos, al mismo tiempo, como lugar de la memoria, inclusive estampada en la morfología corporal, debido a la extrema plasticidad del cuerpo energético. Debido, principalmente, a las dificultades para explicar la permanencia y la consolidación molecular del cuerpo somático, se pensó que cabía al periespiritu la función de modelo funcional del organismo físico, fuente y directriz de su morfología y aun mismo de su funcionamiento biológico. Esa idea ha sido repetida, bajo variadas formas desde Delanne hasta hoy, inclusive por André Luiz. Disputas Los estudioso más liberales y ligados al pensamiento científico vigente, han procurado contestar las tradicionales informaciones sobre el papel del periespiritu. El ingeniero Marcelo Coímbra Regis, en el trabajo presentado en el IV Simposio Brasileño del Pensamiento Espirita, en 1995, presento las siguientes contribuciones: Definición –cuerpo del Espíritu, de estructura material, composición y estado diferenciado del actualmente registrable y/u conocido. Ligación energética entre Espíritu (pensante) y cuerpo (actuante). El periespiritu es la copia del cuerpo humano, mudando de forma de planeta a planeta y de apariencia, en cada encarnación.

Constitución – Materia en estado desconocido, sin embargo sujeta a la acción inteligente del Espíritu y con capacidad de alterar su estado natural de forma para tornarse registrable a nuestros instrumentos (vida fenómenos físicos, ectoplasmia, raps/, etc.)

Propiedades – En su estado natural, responde a la acción intencional del elemento inteligente (Espíritu) como un imán, aglutina y mantiene su estabilidad. Como analogía, tendríamos al Espíritu como foco de atracción, teniendo a su alrededor aglutinación de la materia periespiritico, formando el complejo Espíritu/ periespiritu para emanar radiaciones energéticas, conforme los estados emocionales el Espíritu. Por tanto, el periespiritu como cuerpo, ente, solo existe ligado/aglutinado al Espíritu, no poseyendo existencia independiente. Biológico – el periespiritu tiene actuación muy sutil en la economía corporal, pues el cuerpo humano es autónomo en sus funciones básicas. Como transmisor de las sensaciones y a voluntad del Espíritu, el periespiritu actúa principalmente a través del Sistema Nervioso Central, cabiendo al cerebro transformar esos impulsos energéticos en comandos reconocibles por el resto del organismo. Siendo un cuerpo energético, el tambien influencia el resto del cuerpo, como un campo de fuerzas interactuando con las células y tejidos, sin embargo, sin comandar directamente sus movimientos y acciones. Espiritual/Fenomenológico –aquí proponemos la manutención de la propuesta de A. Kardec sobre esos asuntos. En el VI Simposio Brasileño del Pensamiento Espirita, en 1999, el ingeniero Reinaldo de Lucia, tambien presentó un trabajo sobre la naturaleza del periespiritu, con las siguientes conclusiones:

En ese modelo, la materia que compone el periespiritu (en verdad, un

tipo de energía) es perfectamente integrada con la materia “densa”,

pudiendo así obrar recíprocamente con partes de ella. De la misma

forma, por ser mucho más sutil, es perfectamente susceptible a la

acción directa por el Espíritu, que puede cambiarla según su

voluntad.

El Espíritu actúa como si fuese (en una analogía grosera) una carga. Tal como una carga eléctrica crea en torno de si un campo

electromagnético, el Espíritu crea en torno de si un campo, que, a falta de un nombre mejor, podría ser llamado de campo espiritual.

Ese campo espiritual es el lugar geométrico donde se aglutinan las

energías que constituyen el periespiritu. Ese no seria, entonces, un

cuerpo, un organismo propiamente hablando, más si un aglomerado

energético-material en constante interacción con el Espíritu.

Encarado bajo este nuevo modelo, el periespiritu pasa a tener

propiedades y funciones más adecuadas para los conceptos

actualmente aceptados por la ciencia, sin des caracterizar las

funciones principales que les fueron atribuidas por Kardec:

Permite al Espíritu adquirir experiencias que le son absolutamente

necesarias para su progreso intelectual;

Actúa como individualizador de los Espíritus desencarnados,

dándoles una forma que les permite, especialmente en estados del

proceso evolutivo seguir aprendiendo actuando. Puede ser

modificado según la voluntad del Espíritu.

Actúa durante la encarnación, permitiendo que el Espíritu consiga

una unión perfecta con la materia más densa que compone el cuerpo

físico. Se podría decir que, de cierta forma, es el intermediario entre

el cuerpo físico y el Espíritu. la diferencia es ser un intermediario

estructurado como una continuación de la propia materia corporal,

bajo la forma energética, y no algo completamente diferente de ella;

Tiene un papel importante en las manifestaciones mediúmnicas de

efectos físicos, tales como la materialización. Su actuación en las

manifestaciones inteligentes aun precisa ser estudiada.

Recibe la influencia de energías externas, venidas normalmente de

otros Espíritus, sean ellas buenas o no.

No posee la función de transmisor de sensaciones del cuerpo para el

Espíritu o de órdenes en el sentido inverso. De la misma forma, no

tiene ninguna actuación sobre la memoria o inteligencia. No posee

órganos ni ninguna constitución semejante, que son exclusivas del

cuerpo físico.

Se modifica de acuerdo con las necesidades y capacidades del

Espíritu, más no obligatoriamente en mundos distintos (ha de

verificarse la cuestión de la isotropía material del universo)

Analizando esas contribuciones que se contraponen al entendimiento

tradicional sobre el papel y a la formación del periespiritu que, en las

obras de André Luiz gana una característica de organismo con

órganos y funciones, en muchos casos semejantes a la del organismo

físico, haremos la reflexión que nos parece ser compatible en este

momento.

En nuestro entender, realmente, el periespiritu, no parece tener

funciones específicas en la encarnación y se restringe, en el espacio

extra físico al papel de “capa energética” identificadora del Espíritu

desencarnado, con la doble función de permitir la relación con los

demás y servir de auto identificación, una vez que es en la

encarnación que el ser espiritual de nuestro nivel evolutivo

encuentra la propia imagen.

Así, nos parece perfectamente aceptable que el periespiritu no

siendo un organismo, no posee órganos, lo que elimina la suposición

de que lamente, o sea la capacidad intelecto-afectiva del Espíritu esté

en el asentada.

Eso parece poco probable una vez que siendo el periespiritu una

creación temporal, sucesivamente reconstruida por el Espíritu, no

tendría condiciones de perpetuar la memoria , que aunque sea una

propiedad intrínseca del Espíritu, es instrumentada de forma externa

a el.

2. EL ESPÍRITU Encontramos en el Libro de los Espíritus informaciones vagas sobre la naturaleza del Espíritu. Eso es perfectamente comprensible porque

no hay forma gramatical o explicación científicamente comprensible sobre la compleja o, quien sabe, simple constitución del ser. La palabra “espíritu” (con letra minúscula) es inicialmente empleada para designar el principio inteligente del universo en contraposición al principio material. El libro hace una serie de ponderaciones sobre la interacción, entre esos dos elementos, cabiendo a Kardec decir que “la materia es el agente, el intermediario, con la ayuda de la cual y sobre la cual el espíritu actúa”. Después, la palabra “Espíritu” (con letra minúscula) fue usada para designar “los seres inteligentes de la Creación” o sea para la individualización del principio inteligente.

En el intento de explicar la forma del Espíritu, tenemos algunos ítems

de gran significación:

¿Los Espíritus son inmateriales? -Inmaterial no es el termino

apropiado, incorpóreo sería más exacto… es una materia

quintaesenciada… tan eterizada, que no puede ser percibida por

vuestros sentidos.

¿EL Espíritu tiene una forma determinada, limitada y constante? Ellos

son, si lo quisierais, una flama, un resplandor, una centella etérea.

Según la Doctrina, ese Espíritu al ser creado es un principio

espiritual, que se tornará “Espíritu” al desenvolver la inteligencia y la

afectividad, capaz de percibirse como un ser, en una espiral evolutiva.

Una de las más significativas e inéditas contribuciones del

pensamiento espirita se refiere a su teoría de la evolución del

Espíritu. De acuerdo con esa teoría, “el ser inteligente del universo”

es creado por Dios como un principio espiritual, “simple e ignorante”.

Esto es, un ser potencial, estructuralmente vacio.la potencialidad

está contenida en la posibilidad de expansión y adquisición de

experiencias, movida por una forma de energía oriunda de su

naturaleza permanente, inmortal.

Esas informaciones nos llevan apoderar que, en si mismo, el espíritu

no posee organización, siendo un núcleo incorpóreo, potencialmente

expansible disponiendo de una energía intrínseca, propulsora y

determinada, sintetizada en el instinto de conservación y de una

capacidad potencial de aprensión y reelaboración de experiencias.

Dentro de ese enfoque, el estudio del ser deberá ser hecho en dos

momentos:

Periodo pre-humano, como tiempo de estructuración básica de la

individualidad.

Periodo de su inserción en el nivel humano, donde estructura una

personalidad mutante

El periodo pre humano se caracteriza, a partir del instinto de

conservación o agresividad natural, como el de la adquisición de

contenidos de experiencias. En el, el principio espiritual no tiene

conciencia de si mismo y no posee ninguna estructura básica de

percepción o selección. En verdad, parece comprensible que la

búsqueda incesante de la auto preservación, como elemento básico de

perpetuación, sea la desencadenante del proceso evolutivo pues

dentro de ese impulso innato, el ser embrionario esboza el esfuerzo de

construir condiciones de mantenerse integro.

En consecuencia, desencadena tambien un complejo, amplio e

infundable proceso de relaciones con el medio ambiente y con

semejantes, estableciendo las bases futuras de la conciencia

El periodo humano es caracterizado por el desenvolvimiento de la

razón, o sea la capacidad de acumular aprendizaje y experiencia y

desenvolver la afectividad, con el reconocimiento de sí mismo y del

otro.

Como dice André Luiz en el libro “En un Mundo mayor”, (pagina 57,

20ª, edición – FEB) “El principio espiritual desde el oscuro momento

de la creación, camina sin detenerse para el frente. Se apartó del

lecho oceánico, alcanzando la superficie de las aguas protectoras, se

movió en dirección a la lama de los márgenes, se debatió en el charco,

llegó a la tierra firme, experimento en la floresta copioso material de

formas representativas, se irguió del suelo, contemplo los cielos y,

después de largos milenios durante los cuales aprendió a procrear,

alimentarse, escoger, recordar y sentir, conquistó la inteligencia…

Viajó del simple impulso para la irritabilidad, de la irritabilidad para

la sensación, de la sensación para el instinto, del instinto para la

razón.

3. ELCUERPO MENTAL

Ya vimos que el principio espiritual no posee estructura, por lo menos

inicialmente. Todavía, interactuando con los elementos orgánicos, el

va desenvolviendo una estructura psíquica, que llamo, por analogía,

del cuerpo mental. Es en ese centro energético y psíquico que el

principio espiritual va estructurando un sistema mental flexible.

Como dice André Luiz, es en ese espacio donde van siendo inscritos

“los principios ontogenético" que la experiencia repetitiva es

incesante va consolidando, en el proceso constante de nacer, vivir y

morir y renacer. Ahí el estructura la memoria y selecciona las

experiencias vividas.

A lo largo del tiempo, construyendo, reconstruyendo y almacenando

las experiencias, el principio espiritual, comienza a adquirir

conciencia creciente de sí mismo. Se torna un Espíritu. el cuerpo

mental es, entonces, su instrumento de recreación constante de los

procesos vivenciales de nacer, vivir, morir y renacer, con la diferencia

creciente de concienciación de si mismo y del usufructo de los

resultados acumulados de las experiencias y vivencias. Y es en el

cuerpo mental que el inscribe y consolida, refunde y recicla sus

impresiones y aprendizaje.

Refiriéndose al cuerpo mental, así afirma André “El cuerpo mental,

observado experimentalmente por diversos estudiosos, es el

envoltorio sutil de la mente. Estudiando los efectos del monodeismo

que lleva a la pérdida del periespiritu. André Luiz dice lo siguiente:

cabiéndonos notar que esa forma (ovoide), según nuestra manera

actual de percepción, expresa el cuerpo mental de la individualidad,

al encerrar consigo, conforme los principios ontogénicos de la

Creación Divina, todos los órganos virtuales de exteriorización del

alma, en los círculos terrestres y espirituales así como huevo,

aparentemente simple, guarda hoy el ave poderosa de mañana o

como simiente minúscula, que conserva en los tejidos embrionarios el

árbol vigoroso en que se transformará en el porvenir… (Evolución en

Dos Mundos, Cap. II – Cuerpo espiritual)

Tenemos, pues, una descripción posible del cuerpo mental, como un

cuerpo sutil, de forma ovoide en torno al Espíritu, guardando los

órganos de exteriorización del alma. En esa conjugación mente-

espiritual reside la expresión de la individualidad.

Aunque enfatizando el periespiritu como centro virtual de la

organización física, André Luiz lo muestra todavía, precario,

dependiendo del desempeño mental para mantenerse integro

después de la muerte, principalmente en los principios de la evolución

y, después, debido a procesos enfermizos de concentración

emocional.

Es lo que el dice: “Por la comprensión progresiva entre las criaturas,

por intermedio de la palabra que asegura el pronto intercambio, se

fundamenta en el cerebro el pensamiento continuo y, por semejante

maravilla del alma, las “ideas-relámpagos” o las “ideas-fragmentos”

de la crisálida de conciencia, en el reino animal, se transforman en

conceptos, inquisiciones, traduciendo deseos e ideas alentadas,

substancia intima. En ese proceso evolutivo, informa el “vamos a

encontrar al hombre infra-primitivo, en la rusticidad de la cueva en

laque se esconde, sorprendiendo en el fenómeno de la muerte, ante la

gloria de la vida, como criatura tierna y deslumbrada frente al

paisaje maravilloso, cuya grandeza, ni de leve, puede aun

comprender.

El pensamiento constante le ofrece la precisa estabilidad para la

metamorfosis completa… entre tanto, el hombre salvaje, que se

reconoce dominador en la jerarquía animal cruel habitante de la

floresta, que apura la inteligencia, a través de la fuerza y de la

astucia, en la esclavitud de los seres inferiores que se le avecinan a la

caverna, despierta fuera del cuerpo denso, cual niño aterrado, que, en

sintiéndose incapaz de la separación para afrontar lo desconocido,

permanece, tímido, al pie de los suyos, en cuya compañía pasa a vivir,

en otras condiciones vibratorias, en múltiples procesos de simbiosis,

ansioso por retomar la vida física que le surge a la imaginación como

siendo única abordable a la propia mente…

Resurgir en la propia taba y renacer en la carne, cuyas exhalaciones le magnetizan el alma, constituyen aspiración incesante del salvaje desencarnado… Por la eclosión de otros estímulos, los órganos del cuerpo espiritual se retraen o se atrofian, por ausencia de función, y se vuelven, instintivamente, para la sede del gobierno mental, donde se localizan, ocultos y demacrado, el punto de apoyo de pensamientos en circuito cerrado sobre sí mismo, como implementos potenciales del germen vivo entre las paredes del huevo. En ese periodo, afirmamos habitualmente que el desencarnado perdió su cuerpo espiritual, trans substanciándose en un cuerpo ovoide (Evolución en Dos Mundo) página 76. Verificamos, por esas informaciones, que perdiendo el periespiritu por deficiencia del interés y dificultad en permanecer consciente, el Espíritu se concentra en su cuerpo mental, donde probablemente se instala la mente o proyección constitucional del espíritu, sede de la memoria permanente y reducto de todas las experiencias de su proceso evolutivo.

4. DISOLUCIÓN Y RECONSTRUCCIÓN DEL PERIESPIRITU EN LA REENCARNACIÓN La reencarnación es, por naturaleza, un trauma, destinado a promover una ruptura de las condiciones ambientales provocando un conflicto existencial que puede o no resultar en una modificación estructural de la personalidad existente. En síntesis, si consideramos los efectos que el proceso reencarnatorio provoca en la estructura de la personalidad construida antes del nacimiento, tenemos un cuadro bastante elucidativas. Dividamos el proceso, a partir del momento de la concepción hasta la consolidación de la encarnación, y analizamos el comportamiento del periespiritu durante el proceso.

4.1 –Periodo de desestructuración

Este periodo se caracteriza por la desestructuración de la personalidad existente, esto es, aquella que el reencarnante construyo en la encarnación anterior, con posibles modificaciones en el plano extra físico. Apenas para reforzar y recordar que la individualidad permanente crea, a cada encarnación, una personalidad adecuada al momento existencial, por tanto mutable… Al iniciarse el proceso de la reencarnación, el es un ser adulto, con ideas, sexo y conceptos más o menos definidos. Dentro de 9 meses, todo ese acervo se concentrará, perdiendo los delineamientos de memoria para ser sintetizado en un ser indefenso e importante para realizar los mínimos ejercicios de raciocinio y percepción consciente de sí mismo. En el libro “Entre la Tierra y el Cielo”, André Luiz nos trae interesantes informaciones sobre el desaparecimiento del periespiritu en el proceso reencarnatorio. El relato gira en torno a la reencarnación del Espíritu de Julio, que en el momento es una niña desencarnada: “El cuerpo sutil del niño como que se yuxtaponía a los delicados tejidos del periespiritu maternal, estrechándose gradualmente a nuestros ojos… Se estrecho de una manera sorprendente.(Y la forma como se realizo ante nuestros ojos?) … Está en proceso activo de disolución… Enseguida transcribe la ilustración hecha por el Instructor sobre el proceso de disolución del periespiritu. “Imaginemos un melocotón maduro dejado en una cueva oscura, con el fin de renacer. Descompuesto en su estructura, restituirá a las reservas de la Naturaleza todos los elementos de la pulpa y de los demás envoltorios que revisten los principios vitales, reduciéndose al imo del suelo a embrión minúsculo, que se transformará, en el espacio y en el tiempo, en nuevo melocotón. Es importante notar que El Libro de los Espíritu afirma que “el feto no tiene alma”, que corresponde a la información de que la ligación del espíritu con el organismo en gestación es tenue, a través del llamado “cordón periespiritual” una extensión energética, en nuestro entendimiento, del cuerpo mental. Luego, ahí prácticamente inexistia el periespiritu. Como propone Reinaldo de Lucia, siendo el

periespiritu un no-organismo, una forma energética, el solo resurgirá después al nacimiento de la criatura. En el periodo de gestación, existe el Espíritu y su cuerpo ovoide preso al campo mental de la madre y de el se desprende con el nacimiento.

4.2 - Período de reestructuración El nacimiento representa la inmersión del Espíritu en una autentica “caja apretada” saturada de emoción y latente, pues todo el acervo anterior es sometido a un proceso de compactación. El choque del nacimiento es el punto de ruptura del antes y del ahora. Inmediatamente después del nacimiento, tiene inicio el periodo de reestructuración. En ese momento la forma periespiritual comienza a reestructurarse juntamente con el crecimiento de la criatura. La integración de Espíritu en el cuerpo promueve la reconstrucción completa de los cuerpos psíquicos, la expresión de potencia virtual del cuerpo físico.

5. LIGACIÓN ESPIRITU-CUERPO Una cuestión importante es saber cómo se hace la ligación del Espíritu con el cuerpo. El Libro de los Espíritu tiene informaciones interesantes: El alma no está encerrada en el cuerpo, como el pájaro en la jaula. Ella irradia y se manifiesta en el exterior, como la luz a través de un globo de vidrio o como el sonido alrededor de un centro sonoro. Es por eso que se puede decir que ella es externa, más no como un envoltorio del cuerpo. El alma no tiene cuerpo una sede determinada y circunscrita, más si ella se sitúa particularmente en la cabeza… y en el corazón. La sede del alma se encuentra más particularmente en los órganos que sirven para las manifestaciones intelectuales y morales.

Considerando que la referencia al corazón como sede del sentimiento es antes de todo una metáfora, no hay duda que es en el cerebro donde se encuentran las ligaciones esenciales entre el Espíritu y el cuerpo. Aunque no se tenga una idea clara de cómo se da la ligación de la mente espiritual y el cerebro, es fuera de duda que la interligación Espíritu y cuerpo se procesa en las circunvalaciones y mecanismos cerebrales. Apoyándonos en el estudio de Reinaldo de Lucia sobre el periespiritu, antes referido, podemos elucidar sobre la posibilidad de que esa ligación Espíritu-cerebro, se dé, en perfecta integración, en el nivel energético vibracional. Ese campo electrizado y saturado de vibraciones, Mente-magnético, exprime, a nuestro ver, los vórtice vibratorio del Espíritu, a través del tejido energético de forma ovoide, que sería la estructura del cuerpo mental. El cerebro estaría sumergido en ese tejido mental, estableciendo una ligación extremadamente sutil, más totalmente integrada, sinérgica. Seria, como analogía posible, una interligación mente-cerebro, idéntica a la que ocurre entre los neuronios, a través de las sinapsis y neurotransmisores, aquí substituidos por el flujo de la voluntad del Espíritu y emisiones energéticas del organismo cerebral.

6. CONCLUSIÓN Esas hipótesis nos llevan a la conclusión de que ciertas funciones fundamentales atribuidas al periespiritu, en el campo de la memoria y de las reciprocas influencias entre la mente espiritual y el cuerpo sano, en verdad, ejercidas directamente por el Espíritu, a través de su cuerpo mental, en un continuum energético integrado en sus variadas expresiones. Dentro del entendimiento de que estamos constantemente emitiendo energías de las más variadas expresiones, frecuencias e intensidad, sabemos que un tejido energético repite en nivel vibracionales de energía más sensible, la estructura externa del organismo humano, reflejando, todavía, los estados mentales de la persona. Sería el aura humana. Esa estructura energética, verdadero caparazón energético, en el decir de André Luiz, identifica los estados emocionales y físicos

de la persona. Es un halo vital, mezclado de energías de diversas bases, que, todavía, no debe ser confundida con el periespiritu. Existe en relación a la vida orgánica y mental del ser encarnado. Ligado directamente a la mente espiritual, el periespiritu es una estructura de energía sutil, más fuerte, moldeado en la dinámica de la sinergia mente-cuerpo, durante la encarnación. Siendo todavía, independiente del cuerpo físico, cuando es mantenido por la voluntad y por el pensamiento continuo del Espíritu, transcendente al organismo, permaneciendo integro durante la encarnación y después de la muerte física, como instrumento de identificación de la persona. El periespiritu es, como afirmamos, una “capa energética” característica bien próxima a la expresión “envoltorio” usada por Kardec, sin estructura y sin organización propiamente dicha, más si existiendo por la voluntad del Espíritu, como instrumento de identificación. La sede de la memoria, el instrumento mental desenvuelto por el espíritu, sería su cuerpo mental, permanente y en constante proceso de expansión y perfeccionamiento. (*) Psicólogo Clínico, Presidente do Instituto Cultural Kardecista, de Santos, fundador e director do Jornal Abertura, presidente do Consejo Administrativo do Lar Veneranda, escritor, autor de los libros "A Mujer en la Dimensión Espírita" (co-autoría), "Amor, Casamiento y Familia", "Comportamiento Espírita", "Una Nueva Visión del Hombre y del Mundo”. “Caminos de la libertad”, Murallas del Pasado”,

Introducción a la Doctrina Kardecista” y “La Delicada Cuestión del Sexo y del Amor. Traducido al español por: Mercedes Cruz