Reflexiones sobre la reforma de la Universidad en el capitalismo cognitivo.

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Reformas Universitarias como consecuencia del Sistema Capitalista actual.

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  • NO. 27. OCTUBRE 2007. UNIVERSIDAD CENTRAL COLOMBIA

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    Partiendo de una presentacin de las tesis ms interesantes del llamado capitalismo cognitivo, el artculo desarrollalas implicaciones del proceso de reforma de la enseanza universitaria en los pases de la Unin Europea. El tono crticodel texto se prolonga en el anlisis del tipo de subjetividad propiciada por los procesos en curso, y auspiciada por lasdemandas del propio capitalismo cognitivo.

    Palabras clave: capitalismo cognitivo, Universidad, subjetividad, Plan de Bolonia, posfordismo, trabajo inmaterial.

    Partindo de uma apresentao das teses mais interessantes do chamado capitalismo cognitivo, o artculo desenvolveas implicaes do processo de reforma do ensino universitrio nos pases da Unio Europia. O tom crtico do textoprolonga-se na anlise do tipo de subjetividade propiciada pelos processos em curso e auspiciada pelas demandas doprprio capitalismo cognitivo.

    Palavras-chaves: capitalismo cognitivo, Universidade, subjetividade, Plano de Bolonha, ps-fordismo, trabalhoimaterial.

    After an exposition of the most interesting theses on the so-called cognitive capitalism, the article develops theconsequences of the reform process of college education on the UE countries. The analysis of the particular kind ofsubjectivity promoted by the oncoming processes and by the exigences of this same cognitive capitalism, expands thecritical scope of the text.

    Key words: cognitive capitalism, University, subjectivity, Bologna reforms, post-Fordism, immaterial work.

    * Este trabajo surge de la investigacin en torno a los cambios sufridos por las universi-dades contemporneas, desarrollada por la autora en el marco del grupo de investiga-cin de la UCM, Globalizacin y Movimientos Sociales (GMS), del que es co-directora,y se alimenta de las ltimas reflexiones en torno al llamado Proceso de Bolonia.

    ** Catedrtica de Filosofa de la Universidad Coplutense de Madrid, rea de filosofa,Madrid, Espaa. E-mail: [email protected]

    ORIGINAL RECIBIDO: 16-IX-2007 ACEPTADO: 05-X-2007

    [email protected] PGS.: 86-97

    Eduardo Santos (1888-1974)por RENDN

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  • #GALCERN HUGUET, M.: REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA DE LA UNIVERSIDAD EN EL CAPITALISMO COGNITIVO

    El trmino capitalismo cogni-tivo pretende conceptualizar el nue-vo tipo de capitalismo surgidodesde las ltimas dcadas del siglopasado como respuesta a los movi-mientos de protesta de los aos se-senta y setenta. En los medios decomunicacin y en los textos de so-ciologa acadmica se le suele de-nominar sociedad de la informaciny de la comunicacin, peroa juicio de diversos inves-tigadores, esa denomina-cin es demasiado vagapara dar cuenta de los nue-vos rasgos de los sistemascontemporneos. Especial-mente porque deja en lasombra el carcter capitalis-ta de tales sistemas y, enconsecuencia, genera la im-presin de que se tratara desociedades neutras desde elpunto de vista de clase; so-ciedades (casi) sin domina-cin y sin explotacin;sociedades libres, basadasen las circulacin de la in-formacin y en la generali-zacin de los circuitos decomunicacin, que han sur-gido por simple evolucin.

    El socilogo ManuelCastells las denomina socie-dades informacionales, es de-cir, basadas en sistemasestructurados en red y apo-yadas en la primaca de lageneracin, la transmisin y elreciclaje de la informacin. En ellas,la fuente de productividad estribaen la tecnologa de la generacindel conocimiento, el procesamien-to de la informacin y la comuni-cacin de smbolos, pues, aunqueciertamente la informacin siempreha estado presente en los modelosde desarrollo, lo nuevo es que el

    procesamiento de la informacin secentra en el perfeccionamiento dela tecnologa de este procesamien-to como fuente de productividad,en un crculo virtuoso de inter-accin de las fuentes del conoci-miento de la tecnologa y de laaplicacin de sta para mejorar lageneracin de conocimiento y elprocesamiento de la informacin.

    Este tratamiento se hace en granparte por medio de los nuevosmedios tecnolgicos, y genera uncircuito de retroalimentacinacumulativo entre la innovacin ysus usos (Castells, 2000: 47 y 62).

    A pesar de sus mltiples mri-tos, una descripcin como sta, queresalta el aspecto tecnolgico y

    Rafael Uribe Uribe, 1905. Fotografa de Melitn Rodrguez. Biblioteca PblicaPiloto de Medelln

    funcionalista, no contribuye adevelar el carcter econmicamen-te productivo del conocimiento. Noes evidente a primera vista que elconocimiento, la informacin y lacomunicacin sean bienes o servi-cios de valor econmico, favorece-dores de la acumulacin. Por qurazn un mayor o mejor conoci-miento sera fuente de riqueza?, y

    para quin? Lo sera cual-quier tipo de conocimientoo de informacin, o slo al-gunos de ellos?, y en qucondiciones? En muchos as-pectos esta aseveracin esincluso contra-intuitiva: lahistoria nos habla de innu-merables sabios que murie-ron pobres como las ratas,increbles inventores que nolograron vender a nadie susinventos, eximios profeso-res universitarios a los quenadie prest odos. Luego,no es evidente por s mis-mo que el conocimiento,la informacin o la co-municacin generen rique-za, a no ser que puedancomprarse y venderse comoocurre con la tierra, o los in-numerables bienes y servi-cios que se comercializandiariamente, y que puedan,adems, utilizarse producti-vamente.

    El concepto sociedad in-formacional, por otra parte, no sloda por supuesto el carcter mercan-til de ese tipo de servicios, sino quepone el nfasis en que es la tecnolo-ga informtica la vertebradora delnuevo ciclo econmico, ya que se laconsidera vehculo privilegiado de lainnovacin, la cual, a su vez, lo es delos procesos de acumulacin. De estemodo, el tratamiento informtico de

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    los bienes y servicios cognitivos se co-locara en el centro de un (nuevo)ciclo virtuoso, capaz de multiplicarsu valor, lo cual se debe, al menos enparte, a que la informacin transmi-tida no se deteriora con el uso y aque es reproducible casi infinitamen-te. El carcter eventualmente inmor-tal de los bienes inmateriales y delos saberes, o sea el hecho de que nose consuman por mucho que se usen,sino que permanezcan inalterados,y su reproductibilidad sea infinita,inclusive el propio hecho de que eluso sea productivo(en el sentido de queaumenta su valor),hace pensable la proli-feracin en una escalainimaginable:

    Porque la informaciny el conocimiento sonla fuente de otras for-mas de riqueza y seincluyen entre los ma-yores bienes econmi-cos de nuestra poca,podemos encarar laemergencia de unaeconoma de la abun-dancia, en la que losconceptos, y sobretodo las prcticas, estarn en unaprofunda ruptura con el funcio-namiento de la economa clsi-ca. De hecho, vivimos ya ms omenos bajo este rgimen, perocontinuamos sirvindonos de losinstrumentos, que resultan ahorainadecuados, de la economa dela escasez (Blondeau, 2004: 36).

    A diferencia del mero descrip-tor sociedad de la informacin, los de-fensores de la denominacin capitalismo

    cognitivo, presentan esa nueva formade produccin como la emergenciade un nuevo rgimen de acumula-cin que desborda la esfera produc-tiva (...) pues define una nuevadinmica de las sociedades salaria-les. Pone en primer trmino la partecreativa y no simplemente re-productiva de la accin social, lo quepermite caracterizar el nuevo rgi-men de acumulacin partiendo deella, pues es en ella que la sociedadse transforma y en la que manifiestasu creatividad Lo llamamos cogni-

    tivo, insiste el mismo autor, porquese enfrenta a la fuerza cognitivacolectiva, al trabajo vivo (Moulier-Boutang, 2007: 56).

    Su modelo comporta una rede-finicin del conocimiento. A diferen-cia de la mera informacin, aqulimplica una organizacin de la re-presentacin que permite transfor-mar la accin (ya sea exterior ointeriorizada en el pensar) (Mou-lier-Boutang, 2001: s/p). Por consi-guiente, la informacin slo formaparte del conocimiento, pero steno se reduce a la primera, ya que

    incorpora una dimensin activa, dereorientacin de la accin, que in-cluye la dimensin comunicativa yauto-organizativa. Por tanto, la co-dificacin y el tratamiento de la in-formacin, que es sin duda unelemento importante en la produc-cin de conocimiento, slo logra suobjetivo en la medida en que es in-sertado en un proceso de apropia-cin y aprendizaje por parte de lospropios consumidores-creadores o,a la inversa, productores-consu-midores. La frontera entre ambos se

    desvanece, pues losproductores incorpo-ran las innovacionessugeridas por los con-sumidores, y stos lassostienen al consumirel producto y sugerirnuevos cambios. Setrata de aprender ha-ciendo, no de apren-der cmo se hace ocmo se debe hacer.En efecto, muchas delas innovaciones ac-tuales son resultado deinnovaciones inespe-radas surgidas con losprimeros usuarios yson muchas las empre-

    sas que recopilan las informacionesprocedentes de los clientes para uti-lizarlas en la mejora de sus produc-tos. Se genera entonces un procesode ida-y-vuelta que retorna las me-joras sugeridas o introducidas por losusuarios, incorporndolas al diseode las nuevas prestaciones. Este pro-cedimiento puede estar codificadoy potenciado, como ocurre con loscrculos de diseadores y proba-dores de juegos para ordenador, opuede ser ms coyuntural, perosiempre transcurre a travs de lainformatizacin de los datos y lacooperacin desinteresada del

    Parque Nacional, Bogot. Monumento al General Rafael Uribe Uribe de Victorio Macho.Foto de Jorge Bernal

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    usuario. Y es justamente en captary rentabilizar ese proceso en lo queel capitalismo cognitivo est inte-resado, no en la informacin encuanto tal.

    Pero por otra parte, el concep-to de conocimiento se restringe.Como muy bien seala el mismoautor, los conocimientos relevanteso aqullos a los que podemosaplicar el trmino de modo ex-preso, son: 1) aqullos que pue-den ser objeto de patente, 2)aqullos que son necesarios parael desarrollo de las tareas y queincluyen determinadas compe-tencias y 3) aqullos que sonnecesarios para la gestin y latoma estratgica de decisiones,o sea que incluyen competen-cias y habilidades de tipo in-teractivo y comunicativo(Moulier-Boutang, 2001: s/p).Como es obvio, parte de lossaberes tradicionales quedanpor fuera de esta definicin, msbien por exceso que por defec-to: no son obra de un autor oson resultado de una creatividadcolectiva difusa con lo que lapatente supone ya una opera-cin violenta; en ocasionesexceden los saberes operativoso incluyen competencias disfun-cionales; en fin, puede ocurrirque los circuitos de comunicacinque pongan en marcha, traspasenlas fronteras de lo rentabilizable,como ocurre, por ejemplo, enInternet, razn por la cual, los de-rechos de acceso se convierten enel dispositivo fundamental que pro-tege una apropiacin lbil.

    En resumen, el capitalismo cogni-tivo se define como el desarrollode una economa basada en la di-fusin del saber y en la que la pro-

    duccin de conocimiento pasa a serla principal apuesta de la valoriza-cin del capital. En esta transicin,la parte del capital inmaterial e in-telectual, definida por la proporcinde trabajadores del conocimientoknowledge workers y de las acti-vidades de alta intensidad desaberes servicios informticos,I+D, enseanza, formacin, sani-

    dad, multimedia, software se afir-ma en lo sucesivo, como la varia-ble clave del crecimiento y lacompetitividad de las naciones(Blondeau, 2004: 66). Al presen-tarlo as, estos autores insisten enque estamos entrando en una nue-va fase del capitalismo de altatecnologa que busca innovar cons-tantemente y de modo creciente atravs de la captura del conoci-miento surgido del tratamiento dela informacin y la comunicacin.

    Pero a la vez, como en una nuevaversin del aprendiz de brujo, elproceso parece salirse constante-mente de las manos de quienes pre-tenden reducirlo a los marcos de lacirculacin mercantil, creando es-pacios propios de autovalorizacinque escapan al control de empre-sas y autoridades.

    Los autores comprometidoscon esta corriente de pensa-miento, Yann Moulier-Boutang,Maurizio Lazzarato, Carlo Ver-cellone, Antonnella Corsani,etc., usan habitualmente la mis-ma terminologa, si bien conciertas variaciones dignas detenerse en cuenta. En primer lu-gar, por capitalismo cognitivoentienden un tipo nuevo de ca-pitalismo y no tanto una fase;incluso si se quiere, un ciertoproceso de transicin, aqulque hace pasar de la crisis delcapitalismo industrial de tipofordista a la emergencia de loque llamamos capitalismo cog-nitivo. Esto significa que en l,legiones de trabajadores se en-cargarn de procesar aquellosdatos que permitan recoger, en-samblar y elaborar la informa-cin necesaria para los nuevosproductos/servicios, pero a suvez, los datos provendrn de in-

    numerables ciudadanos quienes, ensu cotidianidad, estarn proporcio-nando con la mera gestin de suvida, aquella informacin. Todos losprocesos de captura y tratamientode la informacin, hechos posiblescon los nuevos medios informticos,sern puestos as, al servicio de unnuevo ciclo de acumulacin.

    Aunque tal vez lo ms impor-tante no sea el paso de la fase in-dustrial fordista a la fase posfordista

    Homenaje a Uribe Uribe. Parque Nacional. Foto de Jorge Bernal

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    cognitiva o cundo ocurre esto,sino ms bien en qu medida todoel sistema social queda expuesto auna forma de apropiacin-domina-cin de los flujos de informacin-conocimiento generados en lacotidianidad del vivir y que, circu-lando en red, sirven como materiaprima de nuevos conocimientos einformaciones. As, es el vivir en suconjunto y no slo el trabajo el quequeda sometido a los procesos deapropiacin e intercambio que mar-can el sistema. Como in-dican Corsani y Lazzarato:

    ... nos enfrentamos a unaacumulacin capitalistaque ya no se funda slo enla explotacin del trabajo,en el sentido industrial deltrmino, sino en la del co-nocimiento, de lo vivo, dela salud, del tiempo libre,de la cultura, de los recur-sos relacionales entre losindividuos (comunica-cin, socializacin, sexo),del imaginario, de la for-macin, del habitat, etc. Loque se produce y se vendeno son solamente bienes- materiales o inmateriales,sino formas de vida, formasde comunicacin, estn-dards de socializacin, deeducacin, de percepcin,de habitar, de moverse (...) La ex-plosin de los servicios est liga-da directamente a esta evolucin,y no se trata solamente de servi-cios industriales sino de dispositi-vos que organizan y controlanformas de vida. Para la acumu-lacin de capital, las diferenciastnicas, religiosas, culturales seconvierten en mercancas del mis-mo modo que la reproduccinbiolgica de la vida. La vida y sus

    diferencias se transforman en fac-tores de valorizacin para un ca-pital siempre ms nmada. Laglobalizacin que estamos vi-viendo no es slo extensiva(deslocalizacin) sino tambin in-tensiva y concierne tanto a los re-cursos cognitivos, culturales,afectivos, comunicativos (la vidade los individuos) como a los te-rritorios, los patrimonios genticos(humanos, vegetales, animales) olos recursos de la vida de las espe-

    cies y del planeta (el agua, el aire,etc.). Este poner a trabajar a lavida por parte de un capital cadavez ms globalizado, hecho posi-ble por las lgicas neoliberales,genera inseguridad. Inseguridad yriesgos de la vida en su globalidad,y ya no del trabajo como ocurraen el fordismo: de la pobreza a lasvacas locas, de la exclusin alSIDA, del problema de la vivien-da a la identidad sexual. Son

    los fundamentos de la misma vidalo que se est rompiendo (2002:178-9).

    Se dir que es el propio escena-rio en el que se desarrolla el vivircontemporneo el que est cam-biando, pues ese proceso renuevaviejas formas de apropiacin pordesposesin, es decir, captura enun proceso complejo caudales deinformacin y de conocimiento quelas poblaciones han heredado de sus

    ancestros o que producenen su vivir diario, inten-tando drenarlos hacia larentabilizacin mercan-til-capitalista. Se trata deun tipo de cercamientocuyas formas son el refor-zamiento de los derechosde propiedad intelectual,las patentes sobre la viday la biopiratera de lossaberes tradicionales, ascomo la proliferacinmercantilmente normadade las diferencias.

    A su vez, la inclusinde la produccin de co-nocimiento en ese sistemade capitalizacin del vi-vir, genera incongruenciasque ponen de relieve elcarcter superpuesto ycoercitivo del sistema de

    apropiacin. El proceso de creacinde conocimiento es constitutivamen-te social, lo que hace difcil, sino im-posible, determinar el valor-coste dereferencia que pueda servir de ndi-ce de su valor de mercado.

    El coste de produccin del co-nocimiento es enormemente in-cierto el proceso de aprendizajees, por su naturaleza misma, alea-torio y, sobre todo, es radical-

    Leovigildo Galarza y Jess Carvajal, asesinos del General Uribe Uribe

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    mente diferente del coste de re-produccin. Una vez que unaprimera unidad ha sido produ-cida, el coste necesario para re-producir las dems unidadestiende a cero si el conocimien-to es digitalizado. En ningncaso ese coste tiene que ver conel coste de produccin inicial(Blondeau, 2004: 102).

    En consecuencia, si bien la pro-duccin de las primeras unidades y,por tanto, los gastos en formacin,investigacin y aprendizaje puedenser astrnomicos, los gastos de ex-plotacin tienden a decrecer verti-ginosamente. Esto ltimo hace quela financiacin resulte difcil y quese centre en los beneficios de laexplotacin, intentando descargar-se de los costes, duraderos e impre-cisos, de las fases iniciales. Por esomismo, las empresas radicadas enestos sectores recurren mayorita-riamente a fondos de capital riesgo,con lo cual aumenta la vinculacinentre los nuevos campos tecnol-gicos y las redes financieras.

    Pero adems, dado lo exigo desu coste de reproduccin, su valormercantil tiende a cero, y slo pue-de reforzarse por medio de meca-nismos de control de acceso. Comosostiene Enzo Rullani:

    El valor del conocimiento no esel fruto de su escasez naturalsino que se desprende nicamen-te de limitaciones estables,institucionalmente o de hecho,del acceso. Sin embargo estas li-mitaciones no llegan a frenar,ms que temporalmente, la imi-tacin, la reinvencin o elaprendizaje sustitutivo por partede otros productores potencia-les. La escasez del conocimien-

    to, eso que le da valor, tiene, deesta suerte, una naturaleza artifi-cial: deriva de la capacidad deun poder, cualquiera que seasu gnero, para limitar tempo-ralmente su difusin y para re-glamentar el acceso (Rulliani,2004: 103).

    Queda, sin embargo, el proble-ma de la direccin que toma latransicin. Al parecer de YannMoulier-Boutang, puede muy bientratarse de una transicin en elinterior del capitalismo, aunque detal naturaleza, que bien podra al-terar las formas del trabajo y conellas, el rgimen salarial en su con-junto. El carcter constitutiva-mente social de su produccin y elnulo coste de su reproduccin, di-ficultan la apropiacin segn lasleyes tradicionales de la propiedad,que derivan hacia leyes garantes delacceso restringido a servicios priva-tizados y, en muchos casos, tambinmercantilizados. Segn esa lgica,la forma de apropiacin privadabasada en el rendimiento medio delcapital invertido tal como ha po-dido funcionar en el capitalismo in-dustrial, queda fuera de juego en uncapitalismo centrado, por una par-te, en el capital financiero cuyascuotas de apropiacin no siguen lapauta del valor de lo producido y,por otra, en el capital cognitivo -que,como vemos, tampoco la sigue-. Encierta medida, as se explica que losajustados mecanismos de regulacindel capitalismo clsico estn saltan-do por los aires.

    Para otros, como MaurizioLazzarato y Antonnella Corsani(2002), el reforzado carcter decooperacin social que est en labase de la produccin cognitiva,permite pensar en sociedades con

    formas de renta social que rebasenel estrecho marco del salario y quese orienten hacia una mayor socia-lizacin de la riqueza de lo que per-mite la sociedad capitalista.

    Recurriendo de nuevo a laexplicativa sntesis de ManuelCastells, podemos decir que la re-estructuracin capitalista que estdando lugar a los sistemas del ca-pitalismo cognitivo se basa primor-dialmente en:

    Romper el antiguo contratocapital-trabajo (desregu-lacin, precariedad, contra-tos basura, etc.).

    Intensificar la productividaddel trabajo y del capital (in-troduccin de mejoras infor-macionales, mayor velocidaden las rotaciones del capital,etc.).

    Globalizar la produccin, lacirculacin y los mercados(integracin financiera ycreacin de un capital glo-bal, etc.).

    Conseguir el apoyo estatalen las nuevas polticas ana costa de restringir los ser-vicios sociales (apoyo delEstado, fundamental porser el que traza las lneasbsicas de las innovacionestecnolgicas).

    Este marco de anlisis nos per-mite entender con mayor claridad

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    los procesos de transformacin dela Universidad en curso. En efecto,desde hace casi un decenio, laUnin Europea ha puesto en mar-cha un ambicioso proyecto de re-forma universitaria, conocida bajolas siglas EEEU (Espacio Europeo deEducacin Universitaria). Se tratade un proyecto con mltiples di-mensiones que en ningn momen-to ha sido sometido a procesos deconsulta popular, sino que las au-toridades estn introduciendo conel pretexto de responder adecuada-mente a los retos que los nuevosdesarrollos de la sociedad de la in-formacin y el conocimiento plan-tean a la institucin universitaria.

    Dos son las lneas que siguen losdiscursos apologticos de la refor-ma: 1) la necesidad de homologarlos ttulos en los diversos paseseuropeos con el objetivo de crearuna sola titulacin en todos ellos yunificar por consiguiente el mer-cado de trabajo, y 2) renovar lainstitucin, volvindola capaz decompetir con las universidades delos pases dominantes, especialmen-te EEUU y Japn, con el objetivode atraer estudiantes de todo el glo-bo y de aumentar la calidad de lainvestigacin producida. Segn laexpresin literal de los documen-tos oficiales: hacer de la Unin Eu-ropea la economa (y la sociedad)basada en el conocimiento mscompetitiva y dinmica del mun-do, destino favorito de los estu-diantes, eruditos e investigadoresde otras zonas del mundo (Comi-sin Europea, 2003: 3 y 5). En estesentido, el proyecto de reforma delcampo de la educacin superiorcoincide, casi punto por punto, conel inters estratgico de las eliteseuropeas por hacer del continenteuna potencia mundial, capaz de

    competir internacionalmente en elcampo del conocimiento y de losrecursos humanos.

    No est totalmente definido elmomento de inicio de esta reforma.Pueden encontrarse precedentes enla Carta Magna de las Universida-des Europeas, firmada en 1988,pero el ritmo se aceler extraordi-nariamente al comps de la propiacreacin y ampliacin de la UninEuropea. Incluidos algunos reveses.El fracaso de la Constitucin al serrechazada en Francia y en Holandaen 2005, no slo hizo ms lento elproceso constituyente sino queafect tambin espacios particularescomo el universitario. Esto ltimo,unido a las mltiples resistenciasque el proyecto provoc, ha frena-do el entusiasmo inicial aunque elproyecto sigue lentamente a travsde la aprobacin de las medidas le-gislativas pertinentes.

    Un inicio claro puede situarsecon la firma de la Declaracin dela Sorbona (1998) y la de Bolonia(1999), en las que los ministros delos pases de la Unin instan a susGobiernos para que desarrollen elproceso que debe culminar con launificacin de las enseanzas uni-versitarias en toda Europa. El len-guaje de las declaraciones as comoel del documento de la ComisinEuropea de 2003, es inequvoco: laenseanza universitaria se presentacomo un espacio de inversin (dejade hablarse de gasto pblico, parahablar de inversin) y se insisteen la necesidad de rentabilizar losrecursos en el marco de lo que seconoce como Estrategia de Lis-boa, por referencia a la reuninmantenida en aquella ciudad en2002. Segn aquel programa, y da-das las especiales condiciones de la

    regin, los esfuerzos deban concen-trarse en el mbito de la investiga-cin y la formacin, convirtiendoa Europa en centro privilegiado deeducacin permanente y de inves-tigacin puntera en el plano global.Se trata de un cambio drstico deperspectiva: es preciso [dice eldocumento] considerar el gasto eneducacin y en formacin una ver-dadera inversin con efectos bene-ficiosos y duraderos (...) y no unsimple gasto de consumo recurren-te (Comisin Europea, 2003: 11).

    Ahora bien, eso supone, comose ha puesto de relieve repetida-mente, considerar la Universidadcomo un espacio econmico y so-meterla a los cdigos y procedi-mientos de rentabilidad propios dela empresa, incluso si se trata de lanueva empresa red. Sin duda, estoes congruente con la importanciade la institucin en el capitalismocognitivo y la primaca de los re-cursos humanos en toda economade la comunicacin, pero no estdicho que sus efectos vayan a su-poner una mejora econmica ysocial para sus poblaciones de refe-rencia, a no ser en el sentido, de-masiado genrico, de que unamejor posicin de Europa en el con-cierto global pueda generar unamejora en la situacin de sus ciu-dadanos.

    El taln de Aquiles del nuevoproyecto se encuentra en el proble-ma de la financiacin. No pareceposible que el gasto pblico, espe-cialmente en administracionescompletamente endeudadas comomuchas de las europeas, sea capazde proveer una financiacin sufi-ciente, por lo que el centro de in-ters se desplaza a la bsqueda demedios alternativos de pago: el

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  • $(GALCERN HUGUET, M.: REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA DE LA UNIVERSIDAD EN EL CAPITALISMO COGNITIVO

    pago de los usuarios directos, lo quesupone un alza en los precios de losestudios; un aporte mayor de lasempresas concernidas por las inves-tigaciones, lo que abre la posibilidada formas novedosas de contratos,colaboraciones, etc.; una mayorintervencin del sector financieroque, a travs de convenios espec-ficos, se compromete a costear pro-gramas de becas, cursos especiales,aulas de informtica, en lti-mo trmino, un mayor pro-tagonismo de las entidadesfinancieras que con sus crdi-tos sostienen las endeudadasinstituciones. En el campo dela educacin, estos sectoresestn especialmente interesa-dos en las posibilidades de laenseanza virtual que tiende aconvertirse en un sector pro-metedor de nuevos negocios(un ejemplo podra ser uni-versia, una red en gran partefinanciada por el Banco San-tander Central Hispano quegoza de un amplio acuerdocon la Universidad Complu-tense para grabar los actos or-ganizados en colaboracin ydifundirlos en su pgina web outilizarlos en sus actividadesformativas).

    En el caso de las empresasprivadas, se observa en todaEuropa, en contraste conEEUU y Japn, un fuerte dfi-cit en sus aportes a la investigacin,que los defensores del proyecto in-tentan salvar haciendo la Univer-sidad, y la investigacin que en ellase realiza, atractiva para las prime-ras. As se dice textualmente: Sepodra invitar a las empresas a quefinancien o cofinancien equipos,escuelas, becas, actividades derenovacin curricular, ctedras o

    departamentos universitarios, uni-dades de investigacin, cursos deformacin para atraer a estudian-tes y personas en formacin hacialos mbitos que adolecen de caren-cias de trabajadores cualificados,etc. (Comisin Europea, 2003:17). En ningn momento surge lasospecha de que estas actividades,financiadas directamente por las em-presas, podran provocar conflictos

    con la necesaria autonoma de laUniversidad y el principio crticoque debe (o al menos puede) infor-mar su prctica investigadora y do-cente, lo que implica que para lospromotores del proyecto, el prin-cipio de rentabilidad econmica essocialmente constitutivo y no vis-lumbran conflictos entre interesesen el campo social.

    Estas caractersticas delatan queel proyecto forma parte de la reac-cin neoliberal que est propician-do en los ltimos decenios ladesestructuracin del Estado deBienestar y su sustitucin por lamercantilizacin del espacio pbli-co. En particular, esta orientacinse revela en el esfuerzo por centrarla formacin en la cualificacin dela fuerza de trabajo. Tal idea es co-

    herente con el principio deatender las demandas del mer-cado de trabajo y de implicara las empresas en la financia-cin de los estudios, y lo estambin con la poltica de vin-cular a los beneficiarios en elcoste de una formacin queles permitir mejores oportu-nidades laborales, pero chocacon el objetivo de redis-tribucin social de la riquezaque supona la formacin p-blica y con sus efectos de mo-vilidad social. A la vez tiendea convertir todo el espacio for-mativo en un nicho de valo-rizacin del capital que en lainvestigacin ligada al capitalfinanciero proyectos de in-vestigacin financiados confondos de capital riesgo comoocurre, por ejemplo, en bio-tecnologa y medicina alcan-za su mxima expresin. Dadaesa inmersin en la racionali-dad econmica, deja de serfundamental que la forma-

    cin est en manos del sector p-blico o privado. Ciertamente, elsector privado introducir nuevasrestricciones derivadas de sus prin-cipios ideolgicos o de sus estra-tegias empresariales pero, encuanto a rentabilidad econmica,ambos espacios, tanto el pblicocomo el privado, juegan ahora conlos mismos principios.

    Pedro Mara Ibez (Bogot: 1854-1919), autor de lasCrnicas de Bogot. leo de Ricardo Acevedo Bernal, 1920.

    Galera de la Academia Colombiana de Historia (2002)

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  • $) NO. 27. OCTUBRE 2007. UNIVERSIDAD CENTRAL COLOMBIA

    Por ltimo, el nuevo programaimplica aprovechar al mximo losrecursos, lo que significa introdu-cir un mayor control de los cu-rricula que quedan ligados aincentivos para los profesores; me-didas de reasignacin de los docen-tes; medidas de reduccin de lostiempos de enseanza magistral enbeneficio de actividades que pue-dan desempear jvenes profesorescon contratos precarios; posibili-dad de que los alumnos del ltimocurso den tutoras, lo que aligerael peso de la plantilla; cambios enlos programas docentes, etc., to-das ellas medidas que tienden aracionalizar en trminos de gastoel abultado volumen de los gastosfijos. Evidentemente, esas medidasno seran posibles sin el concursode las administraciones pblicas.Antes sealaba que el nuevo sis-tema productivo exige necesaria-mente la implicacin del Estado enla implementacin de todas aque-llas medidas que lo faciliten. En lareforma universitaria tenemos suejemplo paradigmtico: si el Esta-do no hubiera dictado los decre-tos de reforma de las titulaciones,las normas que regulan los estu-dios, y no hubiera creado las agen-cias estatales, el proceso habra sidoimposible. La cuestin est en que,pese al protagonismo que en lcompete a las instancias polticas,no se presenta como un proceso po-ltico, ligado a determinadas opcio-nes estratgicas, sino como unaexigencia impuesta por el desarro-llo tecnolgico y por la globa-lizacin imperante, ante los cualeslas autoridades polticas estaraninermes. Es ese funcionalismoeconomicista el que oculta lasverdaderas opciones polticas ydesarma los movimientos deresistencia.

    Lo que ocurre es ms bien locontrario. Dicha transformacin seinscribe, aunque no se explicite, enlos cambios operados en el sistemaeconmico, cambios que, comohemos visto, hacen de los servicioscognitivos el centro econmico, pri-vilegindolos en trminos de futu-ro por encima de la industria y laagricultura. El sector educativo pre-cisa una mano de obra en generalcreativa y bien formada, lo que seda de bruces con la exigidad de lossalarios y con los problemas de in-versin antes mencionados. De ahque muchos pensemos que estamosante una autntica reconversin in-dustrial de la Universidad, quedestruir las universidades clsicas,fragmentando los estudios en su es-fuerzo por adaptarlos a las deman-das del mercado, pero ignoramos siser capaz de construir en su lugaruna Universidad duradera. Msbien, pensamos que la Universidadque hemos conocido, con todas suscarencias, est tocando su fin y que,en el mejor de los casos, ser susti-tuida por una red compleja deofertadores de servicios cognitivos,de servicios de formacin y de in-vestigacin, cuyas potencialidadestodava desconocemos.

    El proceso de reforma ha encon-trado diversas resistencias que, sibien no han sido capaces de dar altraste con l, cuando menos hanpermitido sacar a la luz algunas desus omisiones y han supuesto unaactiva movilizacin de los implica-dos, tanto estudiantes como profe-sores. Los profesores alentaronactos de protesta en diversos pa-ses europeos en relacin con la pre-

    visible desaparicin de algunas es-pecialidades y por el cambio en laestructura de las titulaciones, ascomo contra la introduccin demtodos docentes muy discutibles.Como se observa, fueron respues-tas ms bien defensivas, que tendana preservar campos de conocimien-to de larga tradicin pero de difcilinsercin de sus titulados en el mer-cado de trabajo, lo cual chocabacon las directrices en curso queaconsejaban su anulacin.

    Por parte de los estudiantes, lasmovilizaciones han sido ms am-plias y han tendido a poner derelieve el carcter de reestructu-racin mercantilizadora de la re-forma la Universidad no est enventa o la educacin no es unamercanca eran algunas de sus con-signas. Insistan en el previsible en-carecimiento de las tasas, que iba aproducirse como resultado de unaumento en el precio de los crdi-tos, as como del nmero de crditostotales en los masters y doctorados.stos, al ser considerados estudiosde posgrado, tenan libertad de pre-cios. Ciertamente, el Ministerio hapuesto algunos lmites a los aumen-tos pero algunos masters, sobre todoaquellos que gozan de mayor pres-tigio, han disparado sus precios enrelacin con los estudios anteriores.Los estudiantes insistan igualmen-te en que la dualizacin de los es-tudios universitarios en los dosciclos: pregrado y posgrado, facili-ta la elitizacin de la Universidad,pues tiende a separar a los gradua-dos, con una formacin deficientepor ser ms corta y ms centradaen habilidades tales como la alfa-betizacin informtica, el manejode las nuevas tecnologas y losidiomas de los magsteres y doc-torados, cuyos estudios daran en-

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  • $*GALCERN HUGUET, M.: REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA DE LA UNIVERSIDAD EN EL CAPITALISMO COGNITIVO

    trada a los contenidos propios decada especialidad.

    Los estudiantes sealaban, porotra parte, los procesos de preca-rizacin de la existencia que acom-paan a todo el ajuste neoliberal,del que la reforma universitaria esparte. Como hemos visto en las te-sis antes expuestas del denominadocapitalismo cognitivo, estamos en-trando en una era de intelec-tualidad de masas, cuyo trabajo noest protegido ni por las antiguasformas del trabajo intelectual ni,por supuesto, por las de los traba-jadores de la industria. Si en la po-ca moderna el intelectual era eseindividuo destacado, capaz de po-ner en palabras los sentimientos ylas vivencias, una especie de virtuo-so de la palabra hbil en el arte denombrar las cosas, o un cientfi-co ingenioso que en su laboratoriopona a punto los experimentos, ennuestra poca proliferan las activi-dades de tipo intelectual que em-plean las palabras y los cdigosculturales en el tratamiento habi-tual de los ms diversos temas: gra-badores, editores, traductores,desarrolladores de software, creado-res de pginas web, diseadores,publicistas, periodistas, trabajado-res de la imagen, y un largo etc. queconfiguran ese nuevo intelectual demasas, difuso y precario.

    Aunque tal vez lo ms impor-tante no sea la imponente prolife-racin de labores intelectuales sinoel hecho de que la mente humanase haya transformado en agente pro-ductivo directo. El espejismo de laautomatizacin hace olvidar que alotro lado del hilo telefnico o enuna sala atestada de ordenadores,mltiples telefonistas atienden dia-riamente las consultas de los usua-

    rios, comprueban los datos de susordenadores o verifican sus opera-ciones bancarias. Ese inacabablesegmento de trabajo es el que estconsumiendo en gran medida lasfuerzas laborales de la nuevaintelectualidad.

    Eso no significa que la pobla-cin del planeta en su totalidad seest convirtiendo en intelectua-les. Justamente ah se centra unade las crticas al anteriormentemencionado paradigma del capita-lismo cognitivo, al acusarle desobrevalorar el papel de los traba-jadores del conocimiento y de ig-norar la nueva fragmentacin,resultado de la divisin entre esacapa y los operarios inmersos en tra-bajos de ensamblaje de baja cuali-ficacin, repartidos por el globo yconcentrados en pases de bajos sa-larios. En consecuencia, el tipo detrabajador en el nuevo sistema pro-ductivo no es ni mucho menos untipo homogneo, sino que est atra-vesado por multiplicidad de dife-rencias que predeterminan suubicacin en las jerarquas socialesglobales.

    Por sus especiales condiciones,los estudiantes constituyen un mo-delo en estado puro de esa nuevaconstelacin del trabajo llamadoinmaterial, pues es en ellos dondeesa capacidad se muestra antes decualquier apropiacin y subordina-cin al poder, lo que me anima ainterpretar los esfuerzos de subor-dinacin de la Universidad al ca-pitalismo global como un intentode capturar in nuce esa productivi-dad. Ciertamente, ese tipo de tra-bajo (trabajo inmaterial o generalintellect, tambin llamado intelectua-lidad de masas) no es hegemnicotodava en las sociedades capitalis-

    tas actuales, pero es el sector msavanzado y aqul que posiblemen-te se instaurar en el futuro, aun-que sin duda todos los problemasde la divisin internacional del tra-bajo deberan incorporarse a suanlisis.

    Pero eso no desmiente el que,al convertirse la mente humana enfuerza productiva directa y al ac-tuar la creatividad como fuente deriqueza, se produzcan cambios ex-traordinarios en la colocacin de losagentes humanos en el procesoproductivo. Dado el carcter bio-poltico del nuevo capitalismo, esdecir, el hecho de que aquello delo que se apropia y explota es elpropio vivir de las poblaciones,el ncleo del nuevo paradigma esel tratamiento de la subjetividad. Suproductividad reposa en un trabajovivo intelectualizado, que slo esposible con la valorizacin de la sub-jetividad viva del trabajador, pues escon toda su vida que ste est tra-bajando y valorizando el capital. El/la trabajador/a de un medio de co-municacin que descubre nuevostemas, los documenta, los elabora,los presenta, no espera a que le di-gan lo que tiene que hacer sino quese adelanta a la empresa y sta sim-plemente recoge el resultado de lacreatividad personal que el comu-nicador le ofrece y lo inserta en suproduccin, pero, obviamente aquel su plantea problemas pues dequin es este trabajo?, quin apor-ta la creatividad, o el inters? Laapropiacin capitalista del trabajohunde sus races en la pre-configu-racin social, la nica en la quepuede insertarse el trabajo vivoque, sin embargo, no necesita delcapital para materializarse y al queen consecuencia se le abren nue-vas puertas para la cooperacin pro-

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  • $ NO. 27. OCTUBRE 2007. UNIVERSIDAD CENTRAL COLOMBIA

    ductiva directa. La apropiacin/rentabilizacin capitalista discurrea travs del control sobre las tec-nologas y sobre los procesos de or-ganizacin, as como sobre las redesde distribucin. Por eso Internet in-troduce elementos de autogestinmuy importantes situados en el cen-tro de las disputas contemporneas,como, por ejemplo, el tema de losderechos de reproduccin.

    El otro punto impor-tante consiste en mostrarcmo ese trabajo slo es po-sible porque parte de unalto nivel de cooperacinsocial, es decir, porque lapropia informacin, dadaen tantos casos por los pro-tagonistas, est socialmen-te presente y es accesibleal trabajador. En el ejemploanterior, el periodista en-cuentra la informacin yaelaborada en los medios decomunicacin que consul-ta o, en su caso, accede ainformantes que dominan lalengua lo suficiente parahacer un relato de lo suce-dido. Cuenta con archivos,bibliotecas, buscadores deInternet, centros de docu-mentacin que permiten larealizacin del trabajo en unmarco social. No es la em-presa en sentido estrictosino la sociedad el marco deltrabajo. De ah que aqulla puedaser considerada como capacidadde activar y gestionar la coope-racin productiva, una coopera-cin que ya est dada socialmente,que forma el suelo del trabajo so-cial y cuyo resultado es apropiadode modo capitalista pero sin queel capital ponga las condiciones desu realizacin.

    Jos Joaqun Casas (1865-1951), Ministro Fundador de la Academia deHistoria de Colombia en 1902. leo de Ricardo Acevedo Bernal, 1927

    Podemos decir entonces que elcapitalismo se encuentra con undilema: por una parte, promueveuna subjetividad capaz de tomardecisiones rpidas, de mantener lafluidez del trabajo y la cooperacin,de asegurar de modo independien-te y autnomo el cometido de lastareas, pero a la vez, esa subjetivi-dad debe estar enmarcada por loslmites de la produccin de capi-

    tal, de tal manera que, el proble-ma de la produccin y del controlde la subjetividad que tanto ayudahoy da al management capitalistaen todos los sectores de la produc-cin, tanto si son industriales comosi no, no es un problema de con-trol ideolgico, sino ms bien unproblema que afecta a los funda-mentos mismos de las relaciones de

    poder en la sociedad post-industrial[post-taylorista] (Lazzarato, 1992:60). Es decir, se trata de saber hastaqu punto esa subjetividad creativaque est en la base de los nuevosdesarrollos, va a ser capaz de esca-par a las constricciones que le im-pone el sistema, optando por formasde cooperacin social y de organi-zacin de la produccin de carctersolidario y cooperativo, en vez de

    dejarse agotar en los procesosde valorizacin y reproduc-cin ampliada de un capita-lismo renqueante.

    Es en este marco que al-gunos jvenes intelectuales,licenciados, graduados eincluso doctores, estn optan-do por explorar las posibili-dades abiertas por esa especiede desplome de la institucin.Ya no se tratara de abrir laUniversidad a la sociedad,sino de sacarla de su territo-rio, desterritorializarla y vol-verla a territorializar en otrositio; de iniciar experimentosde cooperacin intelectualproductiva entre acadmicosy activistas, o miembros deorganizaciones diversas, osimplemente interesados,para crear grupos de trabajocooperativo, ya sea en edi-toriales, talleres de edicin,investigaciones participati-vas, servicios informticos,

    medios de comunicacin, etc. Gen-tes que sean capaces de promoverinnovaciones conceptuales produc-tivas desde el punto de vista socialy no simplemente econmico.

    Porque a diferencia de lo queest ocurriendo en algunos paseslatinoamericanos, donde los proce-sos de transformacin tienden a

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  • $#GALCERN HUGUET, M.: REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA DE LA UNIVERSIDAD EN EL CAPITALISMO COGNITIVO

    acercar la educacin a las poblacio-nes, abordando programas de alfa-betizacin y de formacin para lascapas populares y favoreciendo elacceso, en los pases europeos, stapareciera dejar de tener cualquier va-lor social para mantener slo un valorde mercado: no se est concibiendocomo un derecho y se est restrin-giendo a sus efectos econmicos.Con ello, la educacin superior estentrando en caminos inditos, mu-chos de los cuales estn todava porexplorarse.

    BLONDEAU, Olivier et al., 2004, Capitalis-mo cognitivo. Propiedad intelectual y crea-cin colectiva, Madrid, Traficantes deSueos.

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    El suicidio de Ricardo Rendn.Dibujo de Hctor Osuna

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