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reforma contable Análisis del inmovilizado material en el borrador del nuevo PGC Al excluir la aplicación del modelo de revalorización al inmovilizado material no se contempla el registro de hechos significativos, que hace que la información proporcionada no refleje la imagen fiel. El autor aborda éste y otros temas referidos al tratamiento del inmovilizado material en la reforma contable en marcha Análisis del inmovilizado material en el borrador del nuevo PGC Al excluir la aplicación del modelo de revalorización al inmovilizado material no se contempla el registro de hechos significativos, que hace que la información proporcionada no refleje la imagen fiel. El autor aborda éste y otros temas referidos al tratamiento del inmovilizado material en la reforma contable en marcha

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Análisis delinmovilizado material

en el borrador del nuevo PGC

Al excluir la aplicación del modelo de revalorización al inmovilizado materialno se contempla el registro de hechos significativos, que hace que la

información proporcionada no refleje la imagen fiel. El autor aborda éste yotros temas referidos al tratamiento del inmovilizado material

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Análisis delinmovilizado material

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José Carlos de Caso Fernández

Director de Aula Financiera y Tributaria

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1. INTRODUCCIÓN

La normalización contable persigue la ela-boración, por parte de las unidades em-presariales, de una información de natura-leza económica y financiera homogéneaque pueda satisfacer las necesidades de

terceros ajenos a ella. El nudo gordiano consis-te en buscar un correcto equilibrio entre lasmencionadas necesidades y la minimización delos posibles efectos perturbadores que sobre elsistema económico pueda producir la aplicaciónde normas contables.

En el ámbito europeo hace tiempo que sedejó de redactar Directivas contables y se deci-dió incorporar en su ordenamiento jurídico lasnormas elaboradas, en su momento, en el senodel Internacional Accounting Standard Board(IASB). Este fenómeno ha dado lugar a la publi-cación de los denominados Reglamentos Euro-peos que contienen un conjunto de normas in-ternacionales de contabilidad (NIC/NIIF e Inter-pretaciones a las mismas) adoptados por laUnión Europea (UE).

De este conjunto surge el término NICes,que algunos autores utilizan para referirse aaquellas normas que cumplen los requisitos es-tablecidos en el artículo 3.4 del Reglamento(CE) nº 1606 de 19/07/2002 y, por lo tanto, sonlas aplicables en el ámbito de la UE. Teniendoen cuenta lo redactado en el artículo 2 del cita-do Reglamento, las NICes estarán formadas,una vez debidamente aprobadas, por las Nor-mas Internacionales de Contabilidad (NIC), lasNormas Internacionales de Información Finan-ciera (NIIF), las Interpretaciones correspondien-tes (Interpretaciones del SIC e Interpretacionesdel IFRIC), las modificaciones posteriores a las

mencionadas normas e interpretaciones, así co-mo las normas e interpretaciones que puedaelaborar o aprobar el Consejo de Normas Inter-nacionales de Contabilidad (CNIC). Todo un en-tramado de múltiples disposiciones, que originacierta confusión a la hora de acercarse al cuer-po normativo en el que el nuevo Plan de Conta-bilidad de Contabilidad (NPGC) se inspira.

Este nuevo modelo europeo se caracterizapor estar formado por un elevado número denormas, que están en constante actualización yque al añadir las interpretaciones totalizan, enconjunto, alrededor de cincuenta regulacionescontables. Se trata, pues, de una normativacompleja, demasiado dispersa, a veces exhaus-tiva en el desarrollo de determinados elementosy escasa descripción de otros. Por otro lado, po-seen un orden interno que no siempre resultademasiado lógico y con continuas referenciascirculares. Por último, destaca la existencia dealgunas contradicciones entre ellas.

FICHA RESUMEN

Autor: José Carlos de Caso FernándezTítulo: Análisis del inmovilizado material en el borrador del nuevo PGCFuente: Partida Doble, núm. 188, páginas 12 a 29, mayo 2007Localización: PD 07.05.01Resumen: En este trabajo se aborda el análisis de la parte del borrador del nuevo Plan General de Contabilidad(NPGC) que afecta al inmovilizado material, destacando aquellos aspectos conceptuales másrelevantes. Así, se analiza la clasificación que se hace en el borrador entre activo "no corriente" y "corriente", elsistema de valoración inicial y posterior del inmovilizado material. Además, se abordan las novedadesincorporadas al NPGC, como las inversiones inmobiliarias, los activos no corrientes mantenidos para laventa, el arrendamiento del inmovilizado o el modelo de revalorización.Descriptores ICALI: Inmovilizado material. Borradores del Plan General de Contabilidad. Reforma contable. PlanGeneral de Contabilidad. Normas Internacionales de Contabilidad.

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La solución adaptada en nuestro país (reco-giendo las recomendaciones del “Libro Blanco”,publicado en septiembre de 2002) conlleva laconvivencia de los dos modelos: el emanado delos Reglamentos europeos y el generado por lapropia legislación española, cuya regulación bá-sica, actualmente en trámite parlamentario, esel “Proyecto de Ley de reforma y adaptación dela legislación mercantil en materia contable parasu armonización internacional con base en lanormativa de la UE”, publicado en el Boletín Ofi-cial del Congreso de los Diputados, con fecha12 de mayo de 2006. Como disposición de de-sarrollo del mencionado Proyecto de Ley, se en-cuentra el NPGC, cuyo borrador, en la parteque afecta al inmovilizado material, será objetode análisis en este trabajo.

2. ANÁLISIS DEL INMOVILIZADOMATERIAL

2.1 Cuestiones generales

El borrador del NPGC presenta una estruc-tura muy parecida a la conocida actualmente yse encuentra dividido en cinco partes:

Primera parte: Marco Conceptual de la Conta-bilidad

Segunda parte: Normas de Registro y Valoración

Tercera parte: Cuentas Anuales

Cuarta parte: Definiciones y Relaciones con-tables

Quinta parte: Cuadro de Cuentas

Resulta obvio decir que en todas ellas exis-ten contenidos que afectan a los elementos queconforman el inmovilizado material, pero en estetrabajo, por no hacerlo demasiado extenso, sólose destacarán los aspectos conceptuales queconsideramos más relevantes. Por lo tanto,

apenas serán objeto de comentario los temasrelacionados con los registros contables deriva-dos de lo establecido en la cuarta y quinta parte,dejando esta clase de estudios para otros artí-culos cuyo finalidad sea la exposición de losmovimientos previstos en el borrador para lasdistintas cuentas.

Por lo tanto, cabría resaltar a primera vistala “aparente” diversidad de normas que promue-ve el borrador presentado. Ante un tratamientomás compacto del PGC en vigor, el NPGC con-templa los siguientes:

• Inmovilizado material general. Valoración ini-cial y posterior (Norma 2ª y 3ª)

• Inversiones inmobiliarias (Norma 4ª)

• Activos no corrientes mantenidos para laventa (Norma 7ª)

• Inmovilizado material arrendado (Norma 8ª)

Este sistema de abordar las Normas de Re-gistro y Valoración está inspirado claramente enel mismo que contiene la NICes. Así, el trata-miento del inmovilizado material general se co-rrespondería con lo contemplado en las NIC 16 yNIC 36 para los bienes muebles e inmueblesocupados por el dueño; el relativo a las inversio-nes inmobiliarias concerniría al contenido de laNIC 40; los activos no corrientes mantenidos pa-ra la venta tendrían su reflejo en la NIIF 5 y el in-movilizado material arrendado estaría basado enla NIC 17. En cambio, no hay ninguna referenciaal inmovilizado que esté relacionado con los acti-vos biológicos, tal y como hace la NIC 41, y notiene norma propia y apenas presenta desarrollolos costes financieros tratados en la NIC 23.

No obstante, y como luego se expondrámás ampliamente, el borrador sólo contempla eldenominado “modelo de coste” de las NICes,no admitiendo, por lo tanto, el denominado “mo-delo de revalorización”, que también figura enlas normas internacionales. Esta elección sim-plifica enormemente las variantes valorativasque pudieran darse y, consecuentemente, esadiversidad de tratamiento a la que se ha aludidose convierte en más aparente que real.

2.2 Clasificación de los activos

Una primera novedad que se descubre al le-er el borrador, y que afecta tanto al inmovilizadomaterial como al resto de bienes que posea una

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El borrador no admite el modelo

de revalorización, lo que simplifica

enormemente las variantes

valorativas que pudieran darse

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empresa, es el abandono de la nomenclaturaclasificatoria que distinguía entre activo a “largoplazo” y activo a “corto plazo”. En su lugar, y si-guiendo la estela de la normativa internacional,el NPGC maneja para la presentación del ba-lance los términos de “no corriente“ y “corriente”.

Este modo de clasificar, que ya está reco-gido en la modificación del artículo 35 del Có-digo de Comercio del Proyecto de Ley remitidoa las Cortes, se encuentra desarrollado en elsexto apartado de su tercera parte, que indicaa este respecto: “el activo corriente compren-derá a los activos que la empresa espera ven-der, consumir o realizar en el transcurso del ci-clo normal de explotación”. A su vez, este últi-mo concepto se define como “el periodo detiempo que transcurre entre la adquisición delos activos que se incorporan al proceso pro-ductivo y la realización de los productos en for-ma de efectivo o equivalentes al efectivo.Cuando el ciclo normal de explotación de unaempresa no resulte claramente identificable, seasumirá que es de un año”.

Como puede observarse, la redacción utili-zada para delimitar el ciclo normal de explota-ción resulta bastante similar a la que se empleapara determinar el periodo medio de madura-ción económico, tradicionalmente recogido enlos manuales de contabilidad y de economía dela empresa.

2.3 Valoración inicial

Cuestión más relevante es la que concierneal sistema de valoración de esta clase de acti-vos. La segunda Norma de Registro y Valora-ción está asignada al inmovilizado material y suepígrafe primero se refiere a su valoración ini-cial. Dicho epígrafe, a su vez, se encuentra divi-dido en tres apartados dedicados, respectiva-mente, al precio de adquisición (1.1), al coste deproducción (1.2), a las permutas (1.3) y a lasaportaciones no dinerarias (1.4).

Si hubiera que inspirar un titular periodísticopara describir las novedades que presenta lanueva regulación respecto a la valoración inicial,este pivotaría sobre la idea de que el NPGC nopresenta grandes novedades. Como se deducepor lo comentado hasta ahora, el modelo de cos-te seguido por el NPGC es un sistema que al te-ner, grosso modo, grandes semejanzas con elutilizado en la norma actual, apenas presenta as-pectos relevantes. En este sentido, no resulta lamateria más innovadora del borrador presentado.

Haciendo una aproximación a su estudio,destaca un aspecto, meramente formal, que de-nota una aparente descoordinación interna. Así,mientras en el apartado sexto de la primera par-te, dedicada al Marco Conceptual de la Contabi-lidad, se aplica el término “coste histórico” parala valoración de activos y dicho término alude alprecio de adquisición y al coste de producción;en la segunda parte, se abandona esta nomen-clatura y se dice que “los bienes comprendidosen el inmovilizado material se valoran al preciode adquisición o coste de producción”“. Se supo-ne que, si previamente se ha definido el términocoste histórico, éste concepto debería ser el utili-zado para el resto de normas de valoración.

Otro detalle dentro de este mismo contexto.Mientras en la primera parte, el precio de adqui-sición también incluye “el valor razonable de lascontraprestaciones comprometidas en el mo-mento de la adquisición”, en la segunda parte,desaparece dicha referencia. Quizá esta omi-sión se debe a alguna razón conceptual, a unmero lapsus o, la explicación más sencilla, esfruto de la descoordinación interna a la que sealudía anteriormente. De mantenerse la redac-ción actual, resultaría conveniente que la normaparticular aclare si este tipo de transacciones esun componente o no del precio de adquisición.

Tal vez hubiera sido mejor, dado el mimetis-mo que tiene el NPGC con el contenido de laNIC 16, que la redacción del borrador mantuvie-se una estructura similar a la contenida en la ci-tada norma internacional. En esta última, tantoen la valoración inicial del inmovilizado materialcomo en la valoración posterior, se utiliza el tér-mino coste, reservando dicho concepto para in-cluir todos los elementos que lo conforman. Deesta manera, a lo largo de la misma se va ha-ciendo referencia a aspectos tales como el pre-cio de adquisición (párrafo 16a), los costes direc-tamente relacionados con la compra (párrafo16b), las estimaciones iniciales por desmantela-miento (párrafo 16c), las permutas (párrafo 24),

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Hay cierta resistencia contable

para denominar coste tanto para la

adquisición monetaria, como en

especie o elaborada por la entidad

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el arrendamiento financiero (párrafo 27) y el pro-ducido por la propia entidad (párrafo 22). Asimis-mo, se proponen varios párrafos (12, 13, 14, 17,18, 19, 20, 21, 23, 25 y 26) para detallar los pa-rámetros que deben servir para separar los cos-tes que formarán parte del activo, de los que seregistrarán en la cuenta de resultados. Parece,en definitiva, que hay cierta resistencia contablea la hora de abandonar antiguos esquemas ymanejar la denominación de coste para referirsetanto a la adquisición monetaria, como en espe-cie o a la elaborada por la propia entidad.

Por otra parte, se encuentra un párrafo cuyocontenido implica un cambio de criterio. En estesentido, se establece que “formará parte del va-lor del inmovilizado material, la estimación inicialdel valor actual de las obligaciones asumidasderivadas del desmantelamiento o retiro y aso-ciadas al citado activo, tales como la rehabilita-ción del lugar sobre el que se asienta, siempreque estas obligaciones den lugar al registro deprovisiones de acuerdo con lo previsto con lodispuesto en la norma aplicable a éstas”. Dichode manera más esquemática: también podránformar parte del activo las provisiones asocia-das al mismo. Cabe añadir, para una mejorcomprensión del NPGC, que las provisionesson definidas, en su decimoquinta Norma deValoración y Registro, como “aquellos pasivosque resulten indeterminados respecto a su im-porte o a la fecha en que se cancelarán”. Expre-sión, por otra parte, similar a la utilizada en laNIC 37 y que, en esencia, supone tener las mis-mas características que un pasivo, pero en elque su cuantificación o vencimiento es estima-do. Como tal pasivo, implica que, si la estima-ción se cumple, la obligación registrada genera-rá un movimiento financiero real. Cabe añadirque, en el NPGC, el término provisión única-mente se aplica para esta clase de pasivos, de-sapareciendo su empleo para expresar las co-rrecciones valorativas (se eliminan todas lasprovisiones por depreciación o insolvencias).

Esta incorporación modifica, entre otros su-puestos que se podrían citar, el tratamiento delos llamados bienes reversibles. En este senti-do, el procedimiento contable actual de este tipode bienes no resulta demasiado lógico al incluirel importe relativo al valor contable no amortiza-do como un elemento de la cuenta “Fondo dereversión” y que dicha cuenta, al estar clasifica-da como provisión para riesgos y gastos, mez-cle dos componentes muy distintos entre sí: elcitado valor contable no amortizado y una esti-mación de deudas a terceros derivada de los

gastos previstos de reversión. Con el NPGC, laamortización abarcará todo el coste histórico yla provisión recogerá únicamente, en su caso,las obligaciones asumidas derivadas de la de-volución del bien a la entidad concedente. Sinduda, este tratamiento contable está mucho me-jor encajado conceptualmente.

El último párrafo del epígrafe de la valora-ción inicial está dedicado a la activación de losgastos financieros devengados antes de lapuesta en condiciones de funcionamiento. Alrespecto, cabe destacar dos cuestiones:

✔ Por una parte, el NPGC modifica el criterioque se sigue actualmente, pues al utilizar laexpresión: “Se incluirán en el precio de ad-quisición…”, se entiende que la activaciónde los gastos financieros es obligatoria, a di-ferencia del Plan General aún vigente, en elque su inclusión es potestativa.

✔ Por otra parte, como también se comentarárespecto al coste de producción, la regula-ción contenida en el borrador parece clara-mente insuficiente. Como es sabido, estaproblemática ha sido objeto de varias regula-ciones por parte del ICAC, tanto en el propioReal Decreto por el que vio la luz el vigentePlan General, como en posteriores Resolu-ciones y en distintos Planes Sectoriales. Pa-ra mayor abundamiento, las redacciones res-pectivas no siempre han sido del mismo te-nor y, en algún caso, han supuesto un cam-bio de criterio. Estos antecedentes justificanplenamente la necesidad de una regulaciónmás detallada. Otra prueba de que la cues-tión no es baladí, dada la existencia de signi-ficativos endeudamientos en grandes empre-sas de sectores estratégicos, es que el IASBha elaborado una norma dedicada de mane-ra exclusiva a regular esta materia. Si se to-ma como patrón lo establecido en la NIC 23(Costes por intereses), habría sido deseableque se hubiesen reglamentado aspec-tos tales como:

• Delimitación del concepto degastos financieros (párrafos 5y 13)

• Condiciones para su activación(párrafo 12)

• Tratamiento de los rendimientos fi-nancieros (párrafos 15 y 16)

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• Tratamiento de los préstamos genéricos(párrafo 17)

• Inicio de la capitalización (párrafos 20a 22)

• Suspensión de la capitalización (párra-fos 23 y 24)

• Fin de la capitalización (párrafos 25 a 28)

Otras cuestiones generales que se echan enfalta en este epígrafe son las relativas a aquellasmaterias que ya han sido objeto de consulta yque hubiera sido conveniente mencionar con elobjeto de disipar dudas interpretativas. Esta in-suficiencia, que también afecta a delimitacionesconceptuales, se podría haber paliado si se hu-biesen incorporado los distintos párrafos de laNIC 16 que se han enumerado anteriormente.

De este conjunto de reglas, merece especialatención el párrafo 14 que hace referencia a lasinspecciones generales de ciertos activos, indi-cando al respecto: “Una condición para que al-gunos elementos del inmovilizado material conti-núen operando... puede ser la realización de ins-pecciones generales por defectos, independien-temente de que las partes del elemento seansustituidas o no. Cuando se realice una inspec-ción general, su coste se reconocerá en el im-porte en libros del elemento del inmovilizado co-mo una sustitución… Al mismo tiempo, se daráde baja cualquier importe en libros, procedentede una inspección previa, que permanezca en lacitada partida y sea distinto de los componentesfísicos sustituidos. Esto sucederá con indepen-dencia de que el coste de la inspección previafuera identificado contablemente dentro de la

transacción mediante la cual se adquirió oconstruyó dicha partida…”. Representa

sólo un botón de muestra.

2.3.a Precio de adquisición

En el apartado 1.1 de la segundaNorma de Registro y Valoración, se

describen los componentes que formanparte del precio de adquisición. En líneas

generales, tal y como se viene comenta-do, la definición del mencionado precio no

difiere sustancialmente de la actual regula-ción, salvo el referido a los descuentos. Eneste sentido, se puede leer que “El precio deadquisición incluye, además del importe factu-rado por el vendedor después de deducircualquier descuento o rebaja en el precio…”.

Es claro, la mención a “cualquier descuento” tam-bién incluye los correspondientes al pronto pago,que tradicionalmente han sido objeto de contro-versia respecto a si deben ser tratados como in-greso financiero, o menor importe del precio deadquisición. Aunque esta polémica es más pro-pia de la valoración de las existencias, el borra-dor la hace extensible a toda clase de activos.Este tratamiento uniforme parece más acertado.

2.3.b Coste de producción

El coste de producción, apartado 1.2, vieneexpresado en términos similares a los utilizadosen la vigente norma de valoración. No obstante,llama la atención dos cuestiones. La primera, sintrascendencia especial, se refiere a una duplici-dad que se produce en la redacción del borradorcuando se expresa diciendo que “…En cualquiercaso serán aplicables los criterios generales es-tablecidos para determinar el coste de las exis-tencias”. En mi opinión, debería desaparecer eldesarrollo de este método en las normas del in-movilizado material y figurar exclusivamente suremisión a la norma relativa a la valoración delas existencias. La segunda cuestión, y realmen-te significativa, se refiere al propio concepto decoste de producción: considero que está maldescrito e insuficientemente concretado.

En relación con su descripción, el tenor lite-ral dice: “El coste de producción… se obtendráañadiendo al precio de adquisición de las mate-rias primas y otras materias consumibles…”cuando debería hacer referencia al precio deadquisición del “consumo” de materias primas yotras materias consumibles. Si no se hace estamatización, la interpretación estricta de la normapodría dar lugar a inferir que se pueden activarcomo inmovilizado (y en su caso como existen-cias elaboradas) materias y primas y similaresque hayan sido adquiridas y que aún permane-cen en la empresa sin haber sido utilizadas enel proceso productivo, es decir, sin consumir.

Respecto a su insuficiencia, se ha excluidotodo el desarrollo que ha realizado el ICAC ensu Resolución de 9 de mayo de 2000. No pare-ce demasiado lógico que a esta materia, el cos-te de producción, que da lugar a una explicaciónpormenorizada en nuestras universidades, elborrador le dedique apenas media docena de lí-neas. Quizá este hecho se debe a que está pre-vista una posterior Resolución que desarrolle di-cho concepto. Si es así, hubiera sido mejor suinclusión dentro la correspondiente norma devaloración dado que, teniendo la oportunidad y

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una redacción previa, es preferible ampliar lomáximo posible los contenidos normativos paraevitar posibles aplicaciones defectuosas porparte de las empresas.

El texto presentado conduce a una inevita-ble aclaración posterior que, consecuentemen-te, dará lugar a una proliferación innecesaria depronunciamientos contables que obligará a ma-nejar muchos textos para el correcto registro delas transacciones. Ya ha sido comentado el de-fecto que tienen las NICes como resultado desu excesiva dispersión y, por ese motivo, no re-sulta acertado, quizá buscando hipotéticas ven-tajas didácticas, el razonamiento basado ensimplificar la redacción de un plan de contabili-dad. Viene a ser como “redactar un reglamentopara su posterior desarrollo reglamentario”. Na-die ha dicho que el oficio de contable sea senci-llo, como tampoco lo son otras tareas que se re-alizan para la correcta administración de las em-presas. Si una idea queda clara a lo largo denueva regulación europea y española es el in-cremento de la responsabilidad de los gerentesde las empresas en la elaboración de la infor-mación contable que deben de suministrar.

2.3.c Permutas

Otra de las novedades que presenta elNPGC se encuentra en el apartado 1.3, dedica-do a las permutas. La redacción dada a la valo-ración inicial del activo recibido tiene un conteni-do parecido a lo expresado por la NIC 16 en suspárrafos 24 y 25, es decir, distingue entre per-mutas comerciales y no comerciales. A estosefectos, el borrador señala:

“Se considerará que una permuta tiene ca-rácter comercial si:

a) La configuración (riesgo, calendario eimporte) de los flujos de efectivo del in-movilizado recibido difiere de la configu-ración de los flujos de efectivo del activoentregado; o

b) El valor actual de los flujos de efectivodespués de impuestos de las activida-des afectadas por la permuta, se ve mo-dificado como consecuencia de la ope-ración.

Además es necesario que cualquiera de lasdiferencias surgidas por las anteriores causas a)o b) resulte significativa al compararla con el va-lor razonable de los activos intercambiados.”

“Se presumirá no comercial toda permutade activos de la misma naturaleza y uso parala empresa”.

Mientras que las permutas no comercialessuponen una contabilización semejante a la ac-tual, la permuta clasificada como comercial im-plica un cambio significativo de criterio ya que, adiferencia de las anteriores, puede dar lugar alregistro de ganancias. De esta manera, seabandona la actual interpretación del registro delos “beneficios realizados”, contenido en el prin-cipio de prudencia, y se permite que figuren enla cuenta de resultados unas ganancias genera-das por operaciones no monetarias originadaspor un intercambio de bienes.

En este contexto, el futuro artículo 37 del Có-digo de Comercio, en la nueva redacción delprincipio de prudencia, dispone que: “Este princi-pio obligará a contabilizar sólo los beneficios ob-tenidos hasta la fecha de cierre del ejercicio”. Es-te nuevo enfoque implica, además de lo indicadopara las permutas, el registro de resultados posi-tivos en otro tipo de operaciones, como puedenser las originadas como consecuencia de varia-ciones en el valor razonable de ciertos instru-mentos financieros. En este sentido, y dada lagran relevancia del cambio, sería especialmenteconveniente perfilar mejor la expresión “beneficioobtenido”, pues, como se acaba de comentar, adiferencia de la actual legislación, no son nece-sarias las enajenaciones para registrar ingresos.

Con independencia de lo anterior, cabe aña-dir otros comentarios a la regulación de estaclase de transacciones. El párrafo (no contem-plado en la NIC 16) relativo a la presunción co-mo operación no comercial de toda clase depermuta de activos de la misma naturaleza yuso, parece contradecir el criterio general, yaque si la modificación de los flujos de efectivoque pudiera producirse (como consecuencia,por citar un ejemplo, de un cambio significativoen los años de vida útil del elemento patrimonialpermutado), cumpliese con los requisitos exigi-

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Análisis del inmovilizado material en el borrador del nuevo PGC

El concepto de coste de

producción está mal escrito e

insuficientemente concretado

en el borrador del nuevo PGC

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dos en los apartados a) y b) de esta norma devaloración, la operación debería calificarse co-mo comercial y, consecuentemente, no deberíaexistir ningún impedimento para registrar un re-sultado. Una vez que está admitido como ga-nancia o pérdida la diferencia entre el valor ra-zonable del bien y su valor contable, este dis-cernimiento debe de ser aplicado a cualquieroperación que cumpla con los referidos requisi-tos. Parece, de nuevo, que el legislador españoltiene ciertas reticencias a admitir sin rodeos uncambio de criterio respecto al actual Plan deContabilidad.

Por otra parte, da la impresión de que quedasin aclarar la valoración del bien recibido en aque-llos supuestos en los que se produce una permu-ta por otro elemento más un diferencial monetario,ya que este supuesto está incluido únicamente enel párrafo dedicado a las operaciones no comer-ciales y en aquellas en las que no pueda estimar-se con fiabilidad el valor razonable de los elemen-tos que intervienen. En este mismo contexto, tam-poco quedan resueltas aquellas permutas recibi-das cuya contrapartida sea, parcial o totalmente,una prestación de servicios entregados a cambio.

Otro párrafo que merece ser analizado es elque indica: “En las operaciones de permuta decarácter comercial, el inmovilizado recibido sevalorará por el valor razonable del activo entre-gado…”. Esta referencia al valor razonable delactivo entregado parece, por un lado, que con-tradice lo expresado en el parágrafo 24 de laNIC 16, y por otro, con mayor importancia, no escoherente con lo regulado para el cálculo del de-terioro, pues en el apartado 2.2 se dice “Se pro-ducirá una pérdida por deterioro del valor de unelemento del inmovilizado material cuando suvalor contable supere a su importe recuperable,entendiendo éste como el mayor importe entresu valor razonable menos los costes de venta ysu valor en uso”. La cuestión a plantear es sim-ple; si para el cálculo del futuro deterioro se tomacomo referencia el valor razonable del elementorecibido, ¿por qué se toma como coste inicial el

valor razonable del elemento entregado, si estevalor ya no va a considerarse a ningún efectoposterior a su incorporación al balance?

También llama la atención el criterio de tomarel valor razonable del bien recibido como límitede activación para los supuestos de permutas nocomerciales. De admitirse, resultaría convenienteque la norma precisara que dicho valor razonabledebe de entenderse, en mi opinión, exclusiva-mente respecto al momento y estado en el quese recibe el bien. Es decir, sin considerar los po-sibles desembolsos que pudieran realizarse deri-vados del pago de tributos u otros gastos decompra, así como los de su puesta en condicio-nes de funcionamiento, según los parámetrostécnicos que resulten válidos para la empresa re-ceptora. Entre otros muchos ejemplos, se podrí-an citar la permuta de bienes a los que es nece-sario modificar para ponerlos en condiciones ge-neradoras de beneficios para la empresa recep-tora o el acondicionamiento de terrenos adquiri-dos a cambio de otros.

Una acotación más a la activación de laspermutas. Cuando el valor razonable del bienprovenga de un precio de mercado relativamen-te abierto (caso, por ejemplo del sector inmobi-liario), es decir, en el que no exista un precioúnico. ¿Cuál es el límite de valoración?: ¿el pre-cio más bajo?, ¿quizá el más alto?, ¿el valormedio?, ¿cualquiera dentro del rango? Debe detenerse en cuenta que el principio de prudenciase conjuga de forma distinta al actual Plan Ge-neral y, consecuentemente, tomar el menor delos valores posibles no parece ser el más repre-sentativo para acomodarse a este principio. Unapequeña referencia al criterio más aceptable pa-ra el ICAC hubiera despejado esta duda.

2.3.d Aportaciones no dinerarias

Las aportaciones de capital no dinerariases el último apartado del NPGC para delimitarla valoración inicial de elementos que confor-man el inmovilizado material. En su redacciónse indica que:

“Los bienes de inmovilizado recibidos enconcepto de aportación no dineraria de capitalserán valorados por su valor razonable en elmomento de la aportación.

Para el aportante de dichos bienes se aplica-rá el criterio incluido en el apartado 1.3 de estanorma, relativo a las permutas, si bien se presu-mirá no comercial toda aportación no dineraria a

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La permuta comercial implica un

cambio significativo de criterio,

ya que puede dar lugar al registro

de ganancias

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una empresa integrada bajo la misma unidad dedecisión en los términos señalados en la normarelativa a operaciones entre empresas del grupo”.

El tenor de este último párrafo puede dar lu-gar a ciertos problemas. Uno de ellos puede ve-nir inferido de aquellos elementos patrimonialesen los que su aportación conlleva la subrogaciónde deudas. Pensemos en un inmueble, compra-do hace tiempo y valorado contablemente por suprecio de adquisición y en el que recientementese haya constituido una nueva hipoteca, cuyoimporte, lógicamente, se ha establecido en fun-ción del valor razonable de mercado en ese mo-mento. No es difícil imaginar que la aportaciónpatrimonial es negativa si la expresáramos entérminos de coste. Si este elemento fuese el úni-co que formarse parte de la escritura de constitu-ción/ampliación del capital social de una socie-dad del grupo, daría lugar a una singulari-dad contable, consistente en tener que re-flejar un instrumento de capital negativoen los libros de la sociedad aportante. Es-te problema, que ya ha sido abordado enla consulta número cuatro publicada enel BOICAC 16, parece que no ha tenidoacomodo en el borrador presentado.

Otro problema que subyace deldiferente criterio establecido paralas sociedades que intervienenpuede plantearse como conse-cuencia de la probable diferenciaentre el valor tasado (valor razo-nable) y el valor contable. Mien-tras el primero es el que refleja lasociedad que recibe el bien, mediante elcual valida la legalidad de la transacción respec-to a la exactitud de la cifra de capital social ins-crita en el registro mercantil e informa de las ga-rantías que existen frente a terceros (con inde-pendencia de las garantías del grupo al que per-tenece), el segundo, que es el que sirve paracontabilizar las acciones recibidas a cambio enla sociedad aportante, fuerza a una valoraciónde estas acciones que puede corresponder a unvalor muy alejado en el tiempo, es decir, al valorcontable de otra operación, como es la que seprodujo en el momento de la adquisición delbien aportado.

Consideramos que la depuración contableque debe de realizarse para la formación de lascuentas consolidadas debería ser suficiente pa-ra evitar esta tipología de inconsistencias. Lasderivadas de la aplicación del apartado 1.3 yase han comentado anteriormente.

2.4 Valoración posterior

El siguiente epígrafe de la segunda Normade Registro y Valoración está dedicado a la va-loración posterior del inmovilizado. De manerasimilar al anterior, también se encuentra divididoen varios apartados, en este caso referidos a laamortización (2.1) y al deterioro de valor (2.2).

La principal nota a señalar sobre el mismo,luego se incidirá con mayor detalle, es el defec-to que, en mi opinión, tiene el NPCG respecto ala exclusión del modelo de la revalorización me-diante el registro al alza del valor razonable.

2.4.a Amortización

El enfoque utilizado en el borrador está clara-mente basado en lo establecido en la NIC 16 y

entre los aspectos más relevantes destaca elconcepto de vida útil, definido como “elperiodo durante el cual se espera utili-zar el activo amortizable por parte dela empresa o el número de unida-des de producción que se esperaobtener del mismo” . Por lo tanto,en esta definición subyace laidea de la distribución de lascuotas de amortización enfunción del uso por parte delas empresas y no por lavida del bien tomado de

forma autónoma. La amortiza-ción independiente para cada par-

te de un elemento del inmovilizadomaterial que tenga un coste significativo es otra

de las regulaciones reflejadas al hilo del párrafo43 de la mencionada norma internacional.

El silencio que el borrador contiene respectoal cálculo de la amortización anual crea una du-da interpretativa. Si fijamos nuestra atención enel párrafo 63 de la NIC 36, dedicada al deteriorode valor de los activos, se puede leer que “trasel reconocimiento de una pérdida por deteriorodel valor, los cargos por amortización del activose ajustarán en los ejercicios futuros, con el finde distribuir el importe revisado del activo, me-nos su eventual valor residual, de una forma sis-temática a lo largo de su vida útil restante”.

Esta redacción deja claro que la amortizaciónse determina distribuyendo el valor contable (in-cluyendo en su cálculo las amortizaciones y el de-terioro) entre el resto de vida útil que aún falta. Co-mo puede observarse fácilmente, este procedi-miento es distinto al que se sigue en la actualidad,

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Análisis del inmovilizado material en el borrador del nuevo PGC

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en el que las cuotas de amortización se determi-nan sobre la base amortizable (valor históricomenos valor residual), mientras que los ajustesen la provisión por depreciación, semejante al fu-turo deterioro, tienen un registro independiente alde la amortización. No he encontrado en el textopresentado el criterio elegido por el NPCG res-pecto a su decantación por un método u otro.

Finalmente, dejar constancia de las omisio-nes del borrador relativas a las revisiones míni-mas anuales de los valores residuales y de la vi-da útil que contempla el párrafo 51 de la NIC 16,así como la correspondiente al método deamortización del párrafo 61.

2.4.b Deterioro de valor

Dentro de este apartado, que tiene su referen-te en la NIC 36, se encuentran otras de las nove-dades que afectan al NPGC. En principio, el dete-rioro de valor guarda bastante similitud con lo pre-visto para las correcciones valorativas en la toda-vía vigente norma de valoración. Así, mientras enla actual redacción (ampliada mediante consultanº 4 publicada en el BOICAC 39), la cuantificaciónse realiza comparando el valor contable con elmayor entre el valor de mercado y el valor actualde los ingresos y gastos generados, en el borra-dor se establece que “Se producirá una pérdidapor deterioro del valor de un elemento del inmovili-zado material cuando su valor contable supere asu importe recuperable, entendido éste como elmayor importe entre su valor razonable menos loscostes de venta y su valor en uso”.

En la primera parte del NPGC se aclara que:“El valor en uso de un activo o de una unidad ge-neradora de efectivo es el valor actual de los flu-jos de efectivo futuros esperados, a través de suutilización en el curso normal del negocio, actua-lizados a un tipo de descuento adecuado...”.

El cálculo del deterioro, que en principio de-be de hacerse al menos al cierre del ejer-

cicio y para cada elemento patrimonial,también puede calcularse respecto auna unidad generadora de efectivo,en aquellos supuestos de no poderidentificar los elementos individual-mente (en el mismo sentido expresa-do el párrafo 22 de la NIC 36). Surge

de este modo un nuevo concepto queel actual Plan General no contempla: “la

unidad generadora de efectivo”. Ésta sedefine, en el mismo apartado, como “el grupo

identificable más pequeño de activos que genera

entradas de efectivo que son, en buena medida,independientes de los flujos de efectivo derivadosde otros activos o grupos de activos.”

Enlazado con lo anterior, la norma estableceque “En caso de que la empresa deba recono-cer una pérdida por deterioro de una unidad ge-neradora de efectivo a la que se hubiese asig-nado todo o parte de un fondo de comercio, re-ducirá en primer lugar el valor contable del fon-do de comercio correspondiente a dicha unidad.Si el deterioro superase el importe de éste, ensegundo lugar, reducirá en proporción a su valorcontable el del resto de activos de la unidad ge-neradora de efectivo.”

Este tratamiento del fondo de comercio re-presenta una de las cuestiones más llamativasy controvertidas del borrador. Aunque sin entraren su análisis pormenorizado (sería objeto deun artículo monográfico), es obligado decir almenos que, a diferencia de la actual legislación,el fondo de comercio no es objeto de amortiza-ción sistemática, pero sí susceptible de ser ob-jeto de deterioro irreversible, es decir, no puedeser objeto de una reversión de valor. Es una delas muestras más significativas del esfuerzonormativo español para converger con las dis-posiciones contables internacionales.

Por último, reiterando la escasa profundidadcon la que en ocasiones se expresa el borrador,un nuevo concepto, como la unidad generadorade efectivo, merecía algunas aclaraciones más.Especial atención merecen, en este sentido, lospárrafos 76b y 78 de la NIC 36 respecto al trata-miento de los pasivos asociados, así como lospárrafos 39 y 44 relativos a la delimitación delos flujos de efectivo, y el párrafo 105 que limitala distribución de la pérdida por deterioro de va-lor entre los distintos activos. En cualquier caso,parece que todo lo referido a los cálculos quelleva asociados una unidad generadora de efec-tivo supone una dificultad operativa para las pe-queñas y medianas empresas que debería to-marse en consideración a la hora de elaboraruna futura normativa contable simplificada paraeste tipo de unidades económicas.

2.5 Normas particulares sobre inmovilizado material

La Norma tercera está dedicada a las normasparticulares de valoración del inmovilizado mate-rial. Las novedades aquí son prácticamente nu-las, ya que mantiene una estructura y contenidosimilar al Real Decreto 1643/1990. No existen,

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por lo tanto, diferencias dignas de reseñar y susapartados recogen aspectos relacionados conlos solares sin edificar (a), construcciones (b), ins-talaciones técnicas, maquinaria y utillaje (c), uten-silios y herramientas (d), trabajos realizados porla empresa para su inmovilizado (e) y tratamientode las renovaciones, ampliaciones y mejoras (f).La redacción de cada apartado es semejante a laya conocida y la única mención digna de señalares la desaparición del actual apartado g) en elque se regula la valoración del inmovilizado, poruna cantidad y valor fijos para casos excepciona-les y determinados sectores de actividad.

2.6 Inversiones inmobiliarias

Otra muestra de las novedades presentadases la aparición de esta tipología de inmovilizadomaterial, las inversiones inmobiliarias. El NPGClas incluye en el subgrupo 22 y las define comoaquellos “inmuebles que se tienen para obtenerrentas, plusvalías o ambas, en lugar de para:

• Su uso en la producción o suministro debienes o servicios, o bien para fines admi-nistrativos; o

• Su venta en el curso ordinario de las opera-ciones”.

Por su parte, la cuarta Norma de Valoracióny Registro indica que se aplicarán los mismoscriterios a los descritos en las normas anteriores.

Tal y como se indicaba al principio de esteartículo, el NPGC está imbuido por las disposi-ciones aprobadas por los distintos Reglamentos(CE), siendo patente en este caso la simetríaclasificatoria y conceptual que se produce, yaque en la normativa europea también se dife-rencia entre los inmuebles ocupados por el due-ño (o por un arrendatario de un arrendamientofinanciero), regulados en la NIC 16, y las inver-siones inmobiliarias, regladas en la NIC 40. Losprimeros se utilizan para la producción o sumi-nistro de bienes y servicios, o bien para finesadministrativos, y los segundos para la obten-ción de rentas o plusvalías. Se puede observarfácilmente la similitud existente.

La utilización del modelo de coste, descar-tando como en el resto del inmovilizado materialel modelo de la revalorización, es otra de las ca-racterísticas que presenta y que implica unagran simplificación de la casuística a regular, altomar sólo una de las posibilidades que contem-pla la NIC 40.

No obstante, nuestra futura disposición conta-ble, como ya se ha apuntado para otras materiasque figuran por primera vez, le ha dedicado muypoco desarrollo. Avalan nuestras palabras, la de-sagregación conceptual que muestran distintospárrafos de la NIC 40 y que no han tenido eco enel borrador. De haberse incluido, se evitaríanunas cuantas consultas y aclaraciones posterio-res. He elegido como ejemplo de lo anterior, lossiguientes:

“Ciertos inmuebles se componen de una par-te que se tiene para ganar rentas o plusvalías, yotra parte que se utiliza en la producción o su-ministro de bienes o servicios o bien para finesadministrativos. Si estas partes pueden ser ven-didas separadamente (o colocadas por separa-do en régimen de arrendamiento financiero), laentidad las contabilizará también por separado.Si no fuera así, el inmueble únicamente se califi-cará como inversión inmobiliaria cuando se utili-ce una porción insignificante del mismo para laproducción o suministro de bienes o servicios opara fines administrativos” (párrafo 10).

“”En ciertos casos, la entidad suministraservicios complementarios a los ocupantes deun inmueble. Esta entidad tratará dicho in-mueble como inversión inmobiliaria si los ser-vicios son un componente insignificante delcontrato” (párrafo 11).

“En otros casos, los servicios proporciona-dos son un componente más significativo… Porlo tanto…es un inmueble ocupado por éste y nouna inversión inmobiliaria” (párrafo 12).

“El coste inicial del derecho sobre un in-mueble mantenido en régimen de arrendamien-to y clasificado como una inversión inmobiliaria,será el establecido para los arrendamientos fi-nancieros en el párrafo 20 de la NIC 17, estoes, el activo se reconocerá por el menor valorentre el valor razonable del inmueble y el valoractual de los pagos mínimos por arrendamien-

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Análisis del inmovilizado material en el borrador del nuevo PGC

El silencio del borrador respecto al

cálculo de la amortización anual crea

una duda interpretativa, al no

decantarse por un método u otro

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to. De acuerdo con ese mismo párrafo, se reco-nocerá como pasivo, un importe equivalente”(párrafo 25).

2.7 Activos no corrientes mantenidospara la venta

Concatenado con lo anterior y tomando comomodelo la NIIF 5, el borrador contempla una últi-ma clasificación del inmovilizado: se trata de losdenominados “Activos no corrientes mantenidospara la venta”. En el epígrafe 1 de su séptimaNorma de Valoración y Registro podemos leer:

“La empresa clasificará un activo no corrien-te como mantenido para la venta si su valorcontable se recuperará fundamentalmente a tra-vés de su venta, en lugar de por su uso conti-nuado, y siempre que se cumplan los siguientesrequisitos:

a) El activo ha de estar disponible en sus con-diciones actuales para su venta inmediata,sujeto a los términos usuales y habitualespara su venta; y b) Su venta ha de ser alta-mente probable,…”

“Los activos no corrientes mantenidos parala venta se valorarán en el momento de su clasi-ficación en esta categoría, por el menor de losdos importes siguientes: su valor contable y suvalor razonable menos los costes de venta”.

Surge, a tenor de lo indicado, una reclasifi-cación de un elemento del inmovilizado; de serconsiderado como un bien no corriente (for-mando parte del activo fijo del balance) pasa aubicarse como un activo circulante, que al sersimilar a las existencias, se le aplican normasde valoración semejantes. Este hecho va a su-poner el cese en su amortización y que su va-loración posterior tenga como límite el valor ra-zonable menos los costes de venta, registrán-dose, en su caso, las pertinentes correccionesvalorativas.

No obstante, el NPGC no aclara suficiente-mente el tratamiento que debe tener la posiblereversión del deterioro. En este sentido, quizáhubiera sido conveniente añadir un contenidoparecido al indicado en el párrafo 22 de la NIIF5, cuyo tenor indica: “La entidad reconocerá unaganancia por cualquier incremento posterior enel valor razonable menos los costes de venta deun grupo enajenable de elementos: … (b) nopor encima de la pérdida por deterioro del valoracumulada que hubiera sido reconocida...”

Por último, el borrador hace referencia al su-puesto de volver a reclasificar el bien como uninmovilizado material “normal”. Para este casose establece que: “Cuando un activo deje decumplir los requisitos para ser clasificado comomantenido para la venta se reclasificará en lapartida del balance que corresponda a su natu-raleza y se valorará por el menor importe, en lafecha en que proceda la reclasificación, entre suvalor contable anterior a su calificación comoactivo no corriente en venta, ajustado, si proce-de, por las amortizaciones y correcciones de va-lor que se hubiesen reconocido de no haberseclasificado como mantenido para la venta, y suimporte recuperable, registrando cualquier dife-rencia en la partida de la cuenta de pérdidas yganancias que corresponda a su naturaleza”.

2.8 Arrendamiento del inmovilizado

Aunque el propósito de este artículo no esanalizar el nuevo tratamiento contable de losarrendamientos, resulta obligado decir que la oc-tava Norma de Valoración y Registro está dedi-cada a este tipo de transacciones. En la misma,se diferencian entre arrendamientos operativos yarrendamientos financieros. Estos últimos, queson aquellos en los que se transfieren sustancial-mente los riesgos y beneficios inherentes a lapropiedad, darán lugar, en su caso, a contabilizaren el arrendatario un inmovilizado material. Deesta manera, se abandona el actual criterio de re-gistrar un activo inmaterial mediante la cuenta“Derechos sobre bienes en régimen de arrenda-miento financiero” y se cambia por otro en el quese registrará, en su lugar, una operación de com-pra aplazada del bien que corresponda a su na-turaleza. El importe por el cual se activará el in-movilizado material será “el menor entre el valorrazonable del activo arrendado y el valor actualde los pagos acordados durante el plazo delarrendamiento y calculados al inicio del mismo,con exclusión de las cuotas de carácter contin-gente y del coste de los servicios e impuestos re-percutibles por el arrendador “. Por su parte, el

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Activos no corrientes mantenidos

para la venta: se reclasifica un bien

corriente como activo circulante, con

valor semejante a las existencias

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arrendador contabilizará esta clase de operacio-nes de acuerdo con las normas aplicables a losingresos por venta y prestación de servicios.

Mi opinión no puede ser más favorable a es-te cambio de criterio y constituye un claro ejem-plo de la supremacía del fondo económico res-pecto a la forma jurídica a la hora de analizar elregistro de las transacciones. Resulta del todoanacrónico (quizá provocado por la jurisdicciónmercantil) el tratamiento actual del leasing ennuestro país y además origina contradiccionescon otros pronunciamientos del propio ICACrespecto al tratamiento de operaciones de cortesimilar, como son las ventas de acciones congarantía de recompra (repos). Tal y como seña-la el Marco Conceptual del NPGC, “para que lascuentas anuales reflejen la imagen fiel del patri-monio, de la situación financiera y de los resul-tados de la empresa, en la contabilización delas operaciones se atenderá a su realidad eco-nómica y no solo a forma jurídica.”

2.9 Calificación de los resultadosobtenidos por la venta deinmovilizado

Otro aspecto a destacar es el inferido de laredacción dada al apartado 2 del artículo 35 delCódigo de Comercio, respecto a la diferencia-ción entre los resultados ordinarios de los queno lo son. El NPGC abandona el criterio segui-do hasta ahora e incluye los resultados deriva-dos de las ventas del inmovilizado dentro de losresultados ordinarios. Este cambio supone laalineación de nuestra normativa con la directrizmarcada en las NICes, en la que los resultadosextraordinarios (relegados a casos marginales)únicamente van a reflejar aquellos derivados dehechos contables en los que la empresa no ten-ga el control sobre los mismos, tales como te-rremotos o expropiaciones.

2.10 Otras cuestionesModelo de revalorización

Como ya se ha comentado, el NPGC no hacontemplado el modelo de la revalorización parasu aplicación a los elementos patrimoniales queformen parte del inmovilizado material. En estesentido, cabe recordar una vez más que una delas principales novedades que aportan las NICeses la opción de elegir como criterio valorativoposterior el basado en el valor razonable, quepermite, versus valor histórico, la actualización alalza de los diversos activos, conforme a las técni-cas descritas en las mencionadas normas. Desa-

fortunadamente, este criterio dual no se ha teni-do en cuenta en el texto presentado.

Como es sabido, el “Proyecto de Ley de re-forma y adaptación de la legislación mercantilen materia contable para su armonización inter-nacional con base en la normativa de la UE”, re-coge la aplicación de este criterio únicamentepara los instrumentos financieros. De hecho, dala impresión de que la “opción” elegida no es tal,pues las NICes no presentan otra alternativa pa-ra la valoración de dichos elementos. Es decir,no queda más remedio que aplicar el valor razo-nable, si se desea que nuestra contabilidad seahomogénea a la promovida en el seno de la UE.

No obstante, la posibilidad de ampliar el mé-todo del valor actual para reflejar valoracionesposteriores está contemplada, en principio, en laredacción dada al nuevo Código de Comercio,ya que abre la posibilidad de extender el valorrazonable a otros activos o pasivos. Pero en elartículo 38, en su apartado 5, se puede observarla verdadera intención del legislador a este res-pecto, al expresar que “reglamentariamente sepodrán establecer la obligación de valorar por di-cho criterio otros elementos patrimoniales distin-tos a los instrumentos financieros pero (hago es-pecial hincapié) siempre y cuando dichos ele-mentos se valoren con carácter único en los Re-glamentos de la UE”. Es decir, mientras existanlas dos opciones, únicamente se aceptará el va-lor histórico, en detrimento del basado en el valorrazonable. En cambio, cuando en las NICes sepresente como único criterio, se va a admitir suinclusión. Prueba de lo anterior es que en todosaquellos supuestos en los que la normativa eu-ropea da la posibilidad de aplicar el valor razona-ble o el valor histórico, el NPGC ha elegido esteúltimo. De este modo, y vuelvo al inicio, los bie-nes del inmovilizado material, mientras no semodifique el correspondiente Reglamento euro-peo, van a figurar en los correspondientes balan-ces, como máximo, al valor registrado en el mo-mento de su adquisición.

Dejando al margen los tímidos intentoshabidos mediante leyes de actualización,tanto a nivel nacional como autonómico, locierto es que en los últimos tiempos nues-tra normativa contable ha sido remisa amostrar en balance el valor de mercadodel inmovilizado material. De hecho, resul-ta curioso pensar que el Decreto 530/1973de 22 de febrero, por el que se aprobó elprimer Plan General de Contabilidad, quepermitía, en determinadas circunstancias,

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Análisis del inmovilizado material en el borrador del nuevo PGC

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una valoración superior al precio de adquisiciónen casos de indubitable efectividad, sea “másmoderno” que la regulación que se proponeahora. En este sentido, el criterio recogido supo-ne continuar el error cometido en el actual PlanGeneral, cuya peor consecuencia es el reflejode los bienes inmuebles por unos importes, loshistóricos, que resultan muy poco representati-vos respecto a las grandes alzas habidas en losprecios durante las últimas décadas.

Sin duda, resulta un tanto increíble afirmarante una persona que sea lega en la materiaque, según nuestra normativa contable, el ba-lance representa “la imagen fiel” del patrimoniode una unidad económica. Por poner un ejem-plo, creo que le resultaría difícil de entender anuestro hipotético protagonista que el cálculodel valor de las sedes sociales de numerosasempresas resulta una tarea harta complicadaporque hay que realizar múltiples conversionesde distintas unidades monetarias (pesetas, es-cudos, doblones, maravedíes, reales de vellón,libras mallorquinas y hasta sesteros de la épocaromana), que deben darnos como resultado fi-nal, el valor original expresado en euros(1).

Mucho se ha escrito sobre las ventajas e in-convenientes de expresar las cuentas anualesen términos de coste o en valor razonable. In-cluso dentro de las teorías que abogan por sis-temas mixtos (caso de las NICes), existen dis-crepancias entre los diversos autores de cara aseñalar las razones por las que algunos ele-mentos deben ser cuantificados por el valor ori-gen y por las que otros deben figurar por su im-porte actual. No las reproduzco por no alargarexcesivamente este artículo.

El nudo gordiano es ver si la aplicación delvalor razonable suministra o no una informaciónfiable, en otras palabras, si la información conta-ble muestra fielmente la realidad económica de latransacción, independientemente de su forma le-gal, además de ser prudente, completa y librede distorsiones. Descendiendo al detalle, ladiscusión se centra, en esencia, en cuestionestales como la objetividad y veracidad de la in-formación facilitada, su verificación posteriory la conveniencia de hacer figurar en lacuenta de resultados aquellas plusvalíasque aún no se han realizado mediante elmecanismo de la venta. Analizo a conti-nuación las cuestiones planteadas.

Respecto a la objetividad y veracidad de la in-formación aplicada a los elementos del inmoviliza-

do material, resulta claro que existe, para ciertosactivos (como pueden ser los bienes inmuebles),un mercado bastante amplio, independiente ytransparente que cumpliría con suficiencia con loscriterios establecidos en la propia definición de va-lor razonable, en el sentido de tener que ser un“importe por el que puede ser adquirido un activoo liquidado un pasivo, entre partes interesadas ydebidamente informadas, que realicen una tran-sacción en condiciones de independencia mutua.No tendrá en ningún caso el carácter de valor ra-zonable el que sea resultado de una transacciónforzada, urgente o como consecuencia de una si-tuación de liquidación involuntaria”.

Es justo reconocer que se trata de un merca-do que no cumple al cien por cien todas las ca-racterísticas para ser clasificado como “mercadoactivo” según la Circular 4/2004 del Banco de Es-paña (homogeneidad de los productos, precio pú-blico y que pueden encontrarse en cualquier mo-mento compradores y vendedores dispuestos anegociar los activos), pero si se repasan los requi-sitos que se acaban de mencionar, junto con loscorrespondientes al valor razonable, creo que su-peraría el listón de una manera contundente enaras a considerar el precio de este mercado co-mo perfectamente válido para registrar las tran-sacciones que se realizan con él. No se encuen-tran diferencias fundamentales con respecto almercado de ciertos instrumentos financieros, conel que la mayoría de los autores se muestra deacuerdo en tomarlo como mercado modelo. Entodo caso, parece un valor al que se de puedenaplicar técnicas de verificación de cara a su audi-toría externa. La no existencia de un precio únicopodría solventarse, aunque no es necesario suimposición, tomando, por ejemplo, el valor medioponderado de la probable horquilla existente.

Lo que no resulta un argumento consistentees aquel basado en la presunta subjetividad delprecio de mercado de estos bienes, como razónen torno a la cual se trata de invalidar la posibili-dad de registrar las plusvalías que se vayan pro-duciendo. Por una parte, no se produce un arbi-traje contable, ya que dadas las característicasque se han enumerado antes y la existencia deciertos parámetros técnicos que lo condicionan,impide que las empresas puedan manipular suimporte, y por otro lado, no se puede invocar es-ta característica para invalidar la activación delas plusvalías y, en cambio, no esgrimirla a la

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(1) Ruego al lector que me disculpe de esta pequeña“¿broma?” seudo surrealista, con la que quiero rendir mimás sentido y modesto homenaje al recientemente falleci-do Don José Luis Coll.

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hora de determinar ciertas adquisiciones comolas permutas o las donaciones y el posible dete-rioro. La consecuencia de esa postura (la tomadapor el NPGC) es que el balance no muestra lacuantía real del patrimonio, y este hecho, desa-fortunadamente, puede producir una pérdida decredibilidad en la normativa contable con el agra-vante añadido de que dicha pérdida no minora elcoste que deben de realizar las empresas parasu adaptación, ya que la información del valor ra-zonable del inmovilizado resulta necesaria pararegistrar las posibles pérdidas por deterioro.

Además, la aplicación del valor razonableproporciona un marco de valoración coherente ycomparable, ya que los elementos del inmovili-zado material se valoran en el mismo momentoy con arreglo al mismo principio. Por el contra-rio, el modelo basado en el coste histórico nopermite comparaciones fáciles, ya que dos em-presas (o la misma empresa) con activos seme-jantes podrían reflejar en sus estados importesdistintos en función del momento en que tuvieralugar la respectiva adquisición.

Caso distinto sería cuando, para determina-dos elementos del inmovilizado material, no exis-ta información suficiente en el mercado o esta in-formación no sea regular o no esté disponible ysea necesario sustituirla por estimaciones queincluyan apreciaciones de los administradores.Para estos supuestos, sí sería coherente excluirel valor razonable como criterio para registrar lasplusvalías (y el deterioro), a no ser que la norma-tiva estableciese, tendiendo en cuenta los pará-metros técnicos del pertinente sector, una medi-da lo más objetiva posible mediante una serie derequisitos que deberían cumplir los modelos ytécnicas de valoración. Técnicas cuya revisiónperiódica sería necesaria con el fin de minimizarel riesgo del modelo. En cualquier caso, puedeservir de cláusula de cierre lo dispuesto en el bo-rrador (cuyo mandato proviene del apartado 2del artículo 38 bis del Código de Comercio) en elúltimo párrafo dedicado al valor razonable, cuan-do dice que “en aquellos casos en los que nopuedan valorarse de manera fiable, ya sea porreferencia a un valor de mercado o mediante laaplicación de los modelos y técnicas de valora-ción señalados, se valorarán por su precio deadquisición o coste de producción.”

En relación con la inconveniencia de hacer fi-gurar en la cuenta de resultados aquellas plusva-lías que aún no se han realizado mediante el me-canismo de la venta, puede quedar perfectamen-te solventado con el nuevo concepto de ingresos

que nuestra futura legislación ha recogido directa-mente de las NICes. Esta nueva definición abar-ca tanto a los incrementos patrimoniales que de-ben de figurar en la cuenta de resultados, como alos que, sin tener ese reflejo, suponen un incre-mento directo del patrimonio neto (recuerdo eneste punto, que se elimina el concepto de fondospropios, determinándose el patrimonio por la dife-rencia entre los activos y pasivos de la empresa).

Dado que estos activos no son objeto de ne-gociación por parte de las empresas con el finde hacerlos líquidos cuando las condiciones delmercado lo permitan, es claro que las plusvalíasgeneradas no cabe calificarlas como ingresosque se deban imputar a la cuenta de pérdidas yganancias. Muy al contrario, su carácter de per-manencia conlleva a tratarlos como ingresos alos que procede imputar directamente al patri-monio neto y, en consecuencia, su presentaciónen las cuentas anuales se ubicaría en el nuevo“estado de cambios en el patrimonio neto”. Estetratamiento es parecido al propuesto en la redac-ción de la NIC 16, al indicar que las plusvalíasgeneradas en el inmovilizado se registran enuna cuenta de reservas (entiéndase de patrimo-nio neto) y que su influencia en la cuenta depérdidas y ganancias no se produce, esto esañadido, hasta que los activos se enajenen.

De esta manera quedaría salvaguardada lalegítima reticencia a que figuren como beneficiosrealizados en la cuenta de resultados y, por en-de, sean susceptibles de reparto. Para cohesio-nar más esta propuesta, cabe añadir que lacuenta de balance en la que se reflejarían lasplusvalías tendría como característica implícita laprohibición de su reparto hasta que no se produz-ca su realización efectiva mediante la correspon-diente venta o, alternativamente, cuando se im-puten al resultado por un importe equivalente alexceso de amortización causado por la diferenciaentre la cuota de amortización que correspondeal valor razonable y la cuota de amortización quecorrespondería al coste histórico. Todo lo ante-rior quedaría avalado por lo dispuesto en la nue-va redacción del apartado 2 del artículo 213 delTRLSA en cuya virtud ”los beneficios imputadosdirectamente en el patrimonio neto, no podránser objeto de distribución directa ni indirecta”.

En otro orden de cosas, la posibilidad recogi-da en nuestra futura regulación contable en rela-ción con la posibilidad que tienen las empresas,cuando consideren que el cumplimiento de losrequisitos, principios y criterios contables no seasuficiente para mostrar la mencionada imagen

Análisis del inmovilizado material en el borrador del nuevo PGC

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fiel, suministren en la memoria las informacio-nes complementarias, parece que es una ma-nera de soterrar un defecto de la normativa per-geñada. Su uso debe circunscribirse a casos desectores muy especializados y pendientes deregulación propia, ya que de otro modo podríaresultar un tanto paradójico que la informaciónde un balance deba de modificarse sustancial-mente por la facilitada en la memoria. Igualmen-te paradójico es el efecto potencialmente pertur-bador que tiene la redacción del último párraforelativo a la imagen fiel (inspirado en el artículo34.4 del Código de Comercio), al indicar que encasos excepcionales “no será aplicable una dis-posición legal en materia de contabilidad, cuan-do fuera incompatible con la imagen fiel que de-ben de proporcionar las cuentas anuales”. Esabrir peligrosamente las puertas a las más di-versas y “originales” soluciones que las empre-sas “audaces” pudieran presentar.

Finalmente, quiero comentar que si bien estoyde absolutamente de acuerdo en mantener la so-beranía nacional para que proporcione, como fun-ción principal, la necesaria seguridad jurídica almodelo contable, nuestra legislación debe abar-car otras funciones, no menos esenciales, talescomo resolver el contenido discutible de algunosde los preceptos de las NICes, así como sistema-tizar de manera más legible la presentación desus regulaciones y desarrollar aquellos tipos deoperaciones que la normativa internacional no haabordado. Pero en el contexto económico en elque nos desenvolvemos, la existencia de regula-ciones nacionales que no exploten conveniente-mente todas las opciones que las NICes contem-plan implica una mayor desventaja que la posiblevirtud que tuviera por mor de la simplificación, la

normativa propia. El hecho ineludible es quea medio plazo se impondrán los contenidosinternacionales y ésta es una buena ocasiónpara evitar futuros cambios bruscos. De he-cho, parece ser que la NIC 16 impondrá, co-mo criterio básico, la medición del inmovilizadomaterial mediante el valor razonable.

3. CONCLUSIONES

El contenido del borrador del nuevo Plan Gene-ral de Contabilidad sobre el inmovilizado mate-rial supone, como el resto de su redacción, eldesarrollo del modelo contable dual que se haelegido en nuestro país.

Esta convivencia normativa va a implicarque ciertas sociedades, las que tienen valores

admitidos a negociación en cualquier estadomiembro de la UE, tengan la obligación de pre-sentar sus cuentas consolidadas conforme a lasNICes (al amparo de lo dispuesto en el artículo4 del Reglamento (CE) 1606/2002 de 19 de juliode 2002) y que el resto de sociedades tengan laopción de presentar dichas cuentas agregadasconforme a la normativa europea o siguiendolas directrices contables españolas. En cambio,todas ellas tendrán la obligación de presentarsus cuentas individuales según lo dispuesto ennuestro ordenamiento mercantil. Consecuenciaindiscutible de este modelo dual es que no va aexistir una única normativa aplicable para pre-sentar los estados financieros a nivel individualy a efectos de un grupo de empresas.

De hecho, la profusión normativa es aún ma-yor, ya que a lo anteriormente señalado, hay queañadir la propia regulación contable, en el ámbitocompetencial que les corresponde, que dictan,además del propio ICAC, el Banco de España, laComisión Nacional del Mercado de Valores, laDirección General de Seguros y la IntervenciónGeneral de la Administración del Estado.

Resulta evidente que dentro de este maremágnum normativo es necesario, para que nose convierta en un sistema caótico, que las dis-posiciones que se vayan aprobando busquenunas regulaciones que sean homogéneas conlo dispuesto de los Reglamentos de la UE. Eneste sentido, no cabe duda de que el borradorpresentado supone un paso importante para laconsecución de dicho objetivo.

Centrando este acercamiento de nuestro mo-delo contable en lo que afecta al tratamiento delinmovilizado material, se ha intentado mantenerlo máximo posible las normas de valoración quese aplican en la actualidad, con lo que, si bienexisten modificaciones, éstas no son del caladoque podrían haber tenido si se hubiesen acep-tado todas las opciones contempladas en lasNICes. No obstante, resulta obligado destacarque todos los cambios introducidos en las reglasque afectan a estos activos están inspirados enla pertinente normativa europea, hasta el punto(dicho sin ninguna intención peroyativa) que envarias ocasiones es copia literal de la misma.

Esta clara intención de eliminar las diferen-cias que pudieran existir a la hora de homogeni-zar la información económica y financiera quelas empresas españolas deben de rendir es ab-solutamente loable pero, como ya se ha mani-festado a lo largo de este artículo, está insufi-

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cientemente desarrollada. En este sentido, quie-ro llamar la atención sobre los efectos pernicio-sos que pueden inferirse de esta carencia:

• Por un lado, pueden pasar desapercibidasoperaciones que supondrían un cambio decriterio contable.

• Por otra parte, puede provocar que las NICesse conviertan en normas a las que se tendráque consultar permanentemente ante una fal-ta de regulación propia, con la incertidumbreañadida respecto a la posible aplicabilidad desus pronunciamientos en nuestra legislación.

• Por último, al excluir la aplicación del modelode la revalorización al inmovilizado material,no se contempla el registro de ciertos y muysignificativos hechos, tales como aquellosque han afectado a las plusvalías generadasen los inmuebles. Esta exclusión hace que elbalance y el estado de la variación del patri-monio neto no reflejen la imagen fiel, ya quepromueven la obsolescencia informativa res-pecto a la evolución valorativa de las inver-siones realizadas por las unidades económi-cas en esta clase de activos que, junto con elresto de elementos, conforman su riquezapatrimonial.

De la lista a realizar de las modificacionesmás significativas que presenta el NPGC sobreel inmovilizado material, que pudiera servir dehipotética guía rápida para prestar especialatención a su contenido, el “top ten” (aunque sindarle ninguna intención al orden en el que seexpone), podría ser el siguiente:

✔ La diferenciación entre activos no corrientesy corrientes,

✔ La nueva regulación de las permutas comer-ciales,

✔ La activación de ciertas provisiones,

✔ La minoración de todo tipo de descuentosen el precio de adquisición,

✔ La obligación de activar de los gastos finan-cieros,

✔ La amortización parcial de cada componen-te de un activo,

✔ La aparición conceptual de las unidades ge-neradoras de efectivo y el cálculo de su de-

terioro cuando se les hubiese asignado unfondo de comercio,

✔ La diferenciación entre inmovilizado materialgeneral, inversiones inmobiliarias y activosno corrientes mantenidos para la venta,

✔ El registro del arrendamiento financiero co-mo adquisición aplazada del inmovilizadomaterial y

✔ La calificación como resultado ordinario, elobtenido en las enajenaciones o bajas deesta clase de elementos patrimoniales.

No deseo concluir este trabajo sin hacermención a las informaciones publicadas en elmomento de escribir estas líneas, que hacenreferencia a las dificultades que presenta elborrador de cara a su aplicación por parte delas pequeñas y medianas empresas. Aunquemi opinión es favorable a la derogación delactual régimen simplificado, por la razón deque de “simplificado” no tiene nada, creo queel legislador, dado el pequeño volumen de lasoperaciones que se realizan en ese entorno,puede promover un auténtico régimen conta-ble sencillo o introducir una disposición transi-toria con el propósito de prolongar, para estetipo de empresas, la aplicación del actualPlan de Contabilidad durante un tiempo pru-dencial, quizá un ejercicio. ✽

Directiva 2003/51/CE

Reglamento (CE) 1606/2002

Reglamento (CE) 1725/2003

Reglamento (CE) 707/2004

Reglamento (CE) 2086/2004

Reglamentos (CE) 2236 a 2238/2004

Reglamento (CE) 211/2005

Circular 4/2004 del Banco de España

Informe KPMG sobre la situación del proceso de adaptación (01/2007)

Informe Deloitte sobre comparación normativa internacional (07/2002)

Informe (Naciones Unidas) del grupo de trabajo intergubernamental de expertos ennormas internacionales (11/2005)

PriceWaterhouseCoopers: El camino hacia las IFRS

Intervención de Jaime Cuarana, gobernador del Banco de España, ante la Asamblea dela Confederación Española de Cajas de Ahorro. (04/2004)

Valor razonable vs. precio de adquisición. Fernando Argüelles Herrero (08/2004)

Aplicación de las normas internacionales de contabilidad. Enrique Corona Romero yvarios autores (03/2005)

El proceso de reforma contable en España. Juan Manuel Pérez Iglesias (10/2006)

La contabilidad según valor razonable. Inés Fortis Pita e Inmaculada García Gutiérrez (01/2006)

BIBLIOGRAFÍA

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