Reforma y Control de La Constitucion

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  • REFORMA Y CONTROL DE LA CONSTITUCIN. IMPLICACIONES Y LMITES

  • INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURDICASSerie: MeMorias Nm. 3

    Coordinadora editorial: Elvia Luca Flores valosCoordinadora asistente y edicin: Karla Beatriz Templos Nez

    Edicin: Miguel Lpez Ruiz y Erick Ral Chvez SnchezFormacin digital: Jessica Quiterio Padilla

    Publicacin Electrnica,nm. 3, 2011

    Instituto de InvestigacionesJurdicas, UNAM

  • REFORMA Y CONTROLDE LA CONSTITUCIN

    IMPLICACIONES Y LMITES

    Csar ASTUDILLOLorenzo CRDOVA

    (coordinadores)

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICOMxico, 2011

  • Primera edicin en espaol: 15 de abril de 2011

    DR 2011. Universidad Nacional Autnoma de MxicoCiudad Universitaria, 04510 Mxico, D. F.

    InstItuto de InvestIgacIones JurdIcas

    Circuito Maestro Mario de la Cueva s/n Ciudad de la Investigacin en Humanidades Ciudad Universitaria, 04510 Mxico, D. F.

    Impreso y hecho en Mxico

    Publicacin Electrnica,nm. 3, 2011

    Instituto de InvestigacionesJurdicas, UNAM

  • NDICE

    Presentacin. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IXCsar astudillo y Lorenzo Crdova vianello

    La suprema Corte ante el control de la Reforma Constitucional, reflexiones a partir del amparo en revisin 186/2008. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1

    Csar astudillo

    Reforma constitucional: lmites y controles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27Miguel Carbonell

    Los lmites del poder de reforma a la constitucin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39Jaime Crdenas

    El control de las reformas constitucionales en Mxico. Un anlisis judicial pendiente 47Enrique Carpizo

    El tribunal Constitucional y el control de la reforma constitucional . . . . . . . . . . . . . 67Jorge Carpizo

    El amparo en revisin 186/2008 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101Jos Ramn Cosso daz

    Suprema Corte o Tribunal Constitucional en el 2010?: Un caso para el poder revisor dela Constitucin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109

    Miguel eraa snChez

    Naturaleza y alcances del poder de reforma constitucional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119Rafael estrada MiChel

    Sobre la reforma a la Constitucin y su control: a propsito de las implicaciones y limi-taciones del amparo 186/2008 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127

    Imer B. Flores

    Los lmites al control de constitucionalidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145Ma. del pilar hernndez

    El control de constitucionalidad y sus lmites . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151Carla huerta

  • El control de constitucionalidad desde una perspectiva funcional y operativa de la Constitucin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159

    Pablo larraaga

    Violacin a la libertad de expresin o restriccin por inters pblico al comercio detiempos de radio y televisin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169

    Francisco J. paoli bolio

    Consideraciones en torno al mecanismo de reforma a la constitucin federal y a las constituciones de los estados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175

    Javier patio CaMarena

    El juicio de amparo vs. la reforma electoral: una vuelta de tuerca . . . . . . . . . . . . . 189Carlos prez vzquez

    La suplantacin del legislador democrtico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195Pedro salazar ugarte

    Los lmites del poder constituyente y el control de constitucionalidad en Mxico . . . 203Jos Ma. serna de la garza

    La democracia constitucional y el control de las reformas constitucionales. . . . . . 211Lorenzo Cordova

  • Reforma y control de la Constitucin. Implicaciones y l-mites, editado por el Instituto de Investigaciones Jurdicas de la UNAM, se termin de imprimir el 15 de abril de 2011 en Desarrollo Grfico Editorial S. A. de C. V., Municipio Libre 175-A, colonia Portales, delegacin Benito Jurez, 03300 Mxico, D. F. Se utiliz tipo Univers en 9, 9.6, 10, 11, 12 y Verdana en 9, 11, 12, 14, 20 y 30 puntos. En esta edicin se emple papel cultural 70 x 95 de 50 kilos para los interiores y cartulina couch de 154 kilos para los

    forros; consta de 100 ejemplares.

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    IX

    PRESENTACIN

    La reforma constitucional y el control judicial de constitucionalidad representan esa clase de tpicos que abordados de forma autnoma e individual gozan de un gran bagaje terico y una innegable relevancia jurdico-poltica, al extremo de situarlos como elementos basilares e imprescindibles de la arquitectura constitucional de nuestros das. Sin embargo, es slo cuando se evidencia su reciproca implicacin cuando su problemtica demuestra que nos encontramos frente a una discusin lmite dentro del derecho constitucional.

    En su individualidad, nadie parece cuestionar la trascendencia de la reforma constitucional como instrumento para apaciguar la tensin permanencia-cambio a la que est continua-mente sometido cualquier ordenamiento constitucional. Sin embargo, no sucede lo mismo cuando se cuestiona la naturaleza del poder de reforma constitucional y se concluye, como algunas caracterizaciones lo han pretendido, que nos encontramos ante un Poder Constitu-yente permanente, o que estamos, por el contrario, en presencia de un poder constituido, como otras lo vienen sugiriendo.

    La respuesta a esta primera interrogante se halla condicionada, en buena medida, por la reivindicacin o no de lmites al poder de reforma de la Constitucin, porque son precisa-mente dichos lmites los que contribuyen a desvelar su verdadero carcter. Afirmarlos abre inmediatamente nuevas dudas que necesitan ser igualmente discernidas; por ejemplo, cules seran dichos lmites, cmo surgen, cul es la naturaleza que se les atribuye y cul o cules seran sus finalidades concretas; igualmente, qu es lo que se obtiene al reconocer lmites explcitos y qu significa que un ordenamiento no los contemple; finalmente, qu tipo de argumentos permitiran inferir la existencia de lmites inmanentes. Negarlos, por el contrario, conducira directamente a cuestionarse cmo garantizar entonces que el poder de reforma, al estar facultado para realizar cualquier tipo de modificacin, no proceda a vaciar, derrumbar o incluso sustituir al texto constitucional del cual deriva su origen y su competencia.

    Tampoco se discute la innegable contribucin que para las democracias constitucionales ha supuesto la existencia de rganos de garanta constitucional, (llmense tribunales, cor-tes o salas constitucionales, o cortes supremas). Pero la relevancia que han adquirido en el concierto de los poderes estatales y el reconocimiento expreso de su facultad para dictar la ltima palabra en la interpretacin constitucional, ha propiciado que se discuta cada vez con mayor intensidad el alcance de la funcin que constitucionalmente tienen atribuida. Quienes sostienen que derivado de su calidad de rganos constituidos no pueden permanecer ajenos a la lgica de los checks and balances sobre la que se asienta el Estado constitucional, no dejan de reconocer que estamos frente a un captulo abierto en donde no est claro dnde se encuentran sus lmites, ni quin o quines tienen la capacidad de definirlos; tampoco es pacfica la opinin en torno a la legitimidad de su proceder, cuando por la va interpretati-va ensanchan y definen los contornos de su propio mbito competencial, sobre todo si se destaca que con su interpretacin agotan la jurisdiccin interna del Estado y ello nulifica la posibilidad de impugnar sus decisiones.

    Quienes asumen, por el contrario, que en su calidad de rganos terminales no estn sujetos a restricciones se preguntan cmo garantizar entonces que no se produzca un uso abusivo de su poder, cmo contener la expansin de sus mbitos de actuacin y, adems, cmo evitar que el ejercicio de sus competencias termine por incursionar en el mbito de decisin reservado al legislador democrtico. Al final nos deslizamos hasta el punto en don-

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    de no queda ms alternativa que ceder ante la pregunta recurrentemente formulada, pero todava no dilucidada ni respondida de forma definitiva: en una democracia constitucional, quin custodia al custodio?

    No obstante lo anterior, la verdadera relevancia de la reforma y el control constitucional se adquiere, como se ha anotado, cuando se les pone en reciproca vinculacin y, adicional-mente, cuando se les ubica en un contexto determinado.

    Las cuestiones a esclarecer en el plano terico consisten en determinar la naturaleza del poder de reforma constitucional instituido en el artculo 135 constitucional, advertir si est sujeto a lmites o no y, en su caso, especificar frente a qu tipo de lmites nos encontramos. Enseguida, dilucidar s los actos y las normas de dicho poder se encuentran sujetos a ins-peccin por parte del Poder Judicial de la Federacin, y acordar, en especfico, qu rganos cuentan con facultades para ello y a partir de qu instrumentos concretos pueden acometer a dicha labor.

    El caso mexicano agrava los problemas y las tensiones conceptuales apenas sealadas por una situacin fundamental: el silencio normativo que priva en esta materia. Por un lado, a diferencia de otras Constituciones en donde se hacen expresos los lmites al poder de re-forma de la Constitucin a travs de prohibiciones especficas o de clusulas ptreas que sustraen de la potestad legislativa constitucional algunos principios, instituciones o derechos determinados por el texto fundamental, en el ordenamiento mexicano no est establecido lmite alguno a la capacidad de reforma que el artculo 135 de la Constitucin confiere al conjunto de rganos legislativos federales y locales que concurren a conformar eso que se ha denominado Poder de reforma constitucional.

    Pero por otra parte, tampoco se establece por norma alguna cul es la frontera de la po-testad de control que los garantes del cumplimiento de la Constitucin ostentan sobre los rganos polticos del Estado para declarar inconstitucionales aquellas normas que vulneren, ya sea por la va de su procedimiento de creacin, ya sea por la de sus contenidos, los pos-tulados recogidos en la propia carta. Dicha indefinicin alcanza incluso al tema de las vas jurdicas para poder ejercer el eventual control que, de aceptarse, tendran los organismos encargados de la jurisdiccin constitucional sobre el rgano reformador de la Constitucin. De esta manera no slo son indeterminados los alcances de la reforma constitucional y las potestades que permitiran su eventual control, sino que la incertidumbre se proyecta sobre los eventuales procedimientos jurdicos para ejercerlo.

    Como lo evidencia la situacin mexicana, se trata de temas que no slo tienen implicacio-nes tericas, sino que, ante la indefinicin constitucional y legal, suponen delicadas conse-cuencias prcticas que inevitablemente deben resolverse por la va de la interpretacin, tanto terica, como jurisdiccional.

    Ahora bien, un problema adicional se encuentra en el hecho de que la Suprema Corte de Justicia de la Nacin, en su carcter de rgano de cierre del sistema constitucional, es quien ejerce en ltima instancia el control de constitucionalidad sin que existan lmites pre-definidos ciertos respecto a los alcances de dicha potestad. En otras palabras, su posicin al interior del sistema parecera legitimar a la propia Corte para que sea ella misma quien proceda a fijar, por medio de la interpretacin del silencio normativo de la Constitucin sobre el punto, los alcances de sus atribuciones como rgano de garanta.

    Por lo que hace a los procedimientos para ejercer un eventual control constitucional so-bre la funcin de reforma, la situacin es igualmente delicada. En Mxico, como es sabido, existen tres mecanismos de control de la constitucionalidad (si se excluyen los medios de im-pugnacin que conoce el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federacin y que suponen tambin una va para impugnar la constitucionalidad de los actos electorales especficamen-te): las acciones de inconstitucionalidad, las controversias constitucionales y el juicio de am-paro. Sin embargo, ninguno de esos mecanismos ha sido diseado ex profeso para procesar las eventuales cuestiones de constitucionalidad derivadas de las reformas constitucionales.

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    Para ensombrecer ms el panorama, ni las contribuciones tericas que se han venido pre-sentando en los aos recientes, ni la interpretacin judicial sobre este tema, han sido claras y exentas de ambigedades. Por un lado, no existe un consenso entre la doctrina respecto de cules deberan ser los alcances de las facultades tanto de la reforma constitucional como del control de constitucionalidad, si son absolutas o si deberan ser limitadas y, en su caso, hasta dnde, ni cules deberan ser los mecanismos jurdicos idneos para determinar la va-lidez de las reformas constitucionales.

    Por otro lado, tampoco la interpretacin jurisdiccional ha dado luz para esclarecer el asun-to. En efecto, el criterio de la nuestro mximo tribunal sobre el tema ha sido incierto y oscilante. En 1998, al pronunciarse sobre el llamado amparo Camacho consider que el juicio de amparo era una va idnea para controvertir las reformas constitucionales pero ni-camente por lo que haca a las cuestiones procedimentales o de forma, pero no para incidir en cuestiones de fondo. En 2002, al conocer de las controversias constitucionales interpues-tas con motivo de la reforma constitucional en materia indgena, su juicio fue ms radical al sostener que los actos del rgano reformador de la Constitucin no eran susceptibles de control jurisdiccional, por no ser de la naturaleza de aquellos que realizan funciones de go-bierno. Para mediados de 2008, cuando resolvi un par de acciones de inconstitucionalidad interpuestas contra la reforma constitucional electoral de 2007, reiter su criterio previo en el sentido de su incompetencia para juzgar la labor de los rganos que intervienen en la reforma constitucional. Sin embargo, dos meses y medio despus, en septiembre de 2008 (mediante la sentencia recada al amparo en revisin 186/2008) consider que el juicio de amparo s era procedente para tal efecto sin aclarar de manera indubitable si los alcances de ese control se restringan a juzgar aspectos de procedimiento o si tambin podan revisarse aspectos sustanciales. En una sesin pblica posterior llevada a cabo tres das despus, fue tajante al sealar en el amparo en revisin 159/2008, que dicho mecanismo de tutela es improcedente para impugnar el contenido de los nuevos preceptos constitucionales incor-porados por la reforma. El 31 de enero de 2011 tuvo nuevamente la posibilidad de discernir sobre el particular, al discutir el amparo en revisin 2021/2009, interpuesto por un grupo de intelectuales contra el procedimiento y el contenido de la reforma electoral de 2007. La procedencia genrica del amparo contra la reforma constitucional no pudo ser definida ante el empate a cinco votos que se produjo en el pleno, derivado de la ausencia del ministro que habr de sustituir al fallecido Gudio Pelayo. De esta manera, en fechas prximas, una vez que la Corte se encuentre nuevamente integrada conforme lo establece la Constitucin, el pleno habr de avocarse a discutir nuevamente el tema de la procedencia y sobre todo, el tema de fondo, es decir, si el amparo habilita a inspeccionar cuestiones de procedimiento o si, por el contrario, permite dilucidar el contenido de una reforma constitucional.

    La decisin no ha estado exenta de controversia y discusin durante estos aos, porque la misma se traduce, en los hechos, en que aqul Juez de Distrito que conoce en primera ins-tancia de un amparo en contra de una reforma constitucional parecera colocarse automtica y materialmente por encima del rgano facultado para operar dicha reforma, con atribuciones para juzgar los actos de este ltimo.

    Como puede observarse, los dilemas son mltiples y las eventuales derivaciones de los mismos, en la realidad concreta, son sumamente delicados. Resolver estas cuestiones no es algo sencillo y debe ser el resultado de un debate objetivo, informado y responsable.

    La obra que el lector tiene en sus manos contiene las reflexiones del Seminario La refor-ma y el control de la Constitucin: implicaciones y lmites, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurdicas de la UNAM en febrero de 2009. El objetivo de esa convocatoria fue justamente propiciar el debate sobre este tema apenas unos meses despus del ltimo pronunciamiento de la Corte, para advertir las virtudes o los desatinos del mismo y contribuir con ello a despejar algunas de las muchas dudas que trae consigo por el simple hecho de presentarse como un tema capital del derecho constitucional.

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    Esta es la pretensin que el libro tiene y en ello reside su riqueza y su oportunidad. La dis-cusin est abierta y hoy, estamos convencidos, ha obtenido una nueva orientacin a partir de las extraordinarias contribuciones que aqu se recogen.

    No nos resta ms que agradecer el empeo de los asistentes de investigacin que cola-boraron en la organizacin de los materiales de esta obra, Caridad Gpe. Hernndez Zenteno, Marcos I. Martnez Alczar y Axel Irving Sosa Cuellar, as como el profesionalismo del Depar-tamento de publicaciones de nuestro Instituto, particularmente de su directora, la Dra. Elvia Luca Flores valos.

    Csar astudilloLorenzo Crdova

    Ciudad Universitaria, enero de 2011

  • Publicacin Electrnica,nm. 1, 2011

    Instituto de InvestigacionesJurdicas, UNAM

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    LA SUPREMA CORTE ANTE EL CONTROL DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL. REFLEXIONES A PARTIR

    DEL AMPARO EN REVISIN 186/2008

    Csar ASTUDILLO*

    suMario: I. Preliminar. II. Sntesis del caso. III. La Suprema Corte y la definicin del alcance de los instrumentos de tutela frente a la reforma constitucional. IV. Premisas para el adecuado control de la reforma constitucional. V. Las posibilidades del control formal y sustancial de la reforma. VI. Es

    el amparo el medio adecuado (idneo-eficaz) para combatir una reforma?

    I. PRELIMINAR

    La reforma electoral de noviembre de 2007,1 adems de las repercusiones propias de los cambios incorporados a la arquitectura electoral del pas, gener indirectamente el replan-teamiento de un tema toral dentro del sistema de justicia constitucional de nuestro pas: el concerniente a la posibilidad de controlar la validez jurdica de la reforma constitucional.

    La impugnacin de la reforma constitucional a travs del juicio de amparo (amparo 1615/2007) deriv en el amparo en revisin 186/2008, resuelto el 29 de septiembre de 2008, por la Suprema Corte de Justicia de la Nacin SCJN, en cuya sentencia se advier-ten las siguientes definiciones: 1. La reforma constitucional se encuentra sujeta a control jurisdiccional; 2. El juicio de garantas procede para impugnar la regularidad procedimental de la reforma; 3. Este medio de tutela representa un medio idneo y eficaz para dicha impug-nacin, y 4. Los tribunales de la federacin, lase juzgados de distrito, tribunales colegiados de circuito y la propia SCJN, se encuentran facultados para conocer dichos amparos en el mbito de su respectiva competencia.

    Este trabajo coincide con la primera de las definiciones, pero disiente del resto. Nuestra hi-ptesis sostiene que el juicio de amparo, por su naturaleza de proceso de contenido subjetivo, es un mecanismo que carece de los atributos de idoneidad y eficacia para controlar los cambios a la ley fundamental; de ah que, desde nuestra perspectiva, resulta contraproducente que la validez jurdica del contenido de una reforma venga determinada por un ejercicio interpretativo en el que se encuentran habilitados una multiplicidad de rganos jurisdiccionales.

    La primera conclusin que se pretende demostrar es que la Corte, en un afn de ensanchar coyuntural y subrepticiamente el alcance de los mecanismos de tutela constitucional, se de-cant por un instrumento que no es el adecuado para la defensa del derecho de la Constitu-cin, en el entendido de que toda reforma constitucional, con independencia de la incidencia que tenga para su parte dogmtica u orgnica, despliega efectos generales de la mayor rele-

    * Investigador en el Instituto de Investigaciones Jurdicas de la UNAM. [email protected] Reforma publicada en el Diario Oficial de la Federacin el 13 de noviembre de 2007.

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    vancia que no pueden combatirse a travs de un instrumento que tiene efectos circunscritos al mbito subjetivo de las personas.

    La segunda es la falta de consistencia, regularidad, e incluso, circularidad de las decisiones de la Corte, al momento de pronunciarse sobre la procedencia de instrumentos ms idneos para el control de la reforma, como son las controversias y acciones de inconstitucionalidad.

    La tercera es la carencia de certidumbre auspiciada por nuestro mximo tribunal, dado que en las reiteradas ocasiones que se ha pronunciado sobre este tpico no ha definido con puntualidad en torno a qu especficamente proceden los mecanismos de control: sobre las formalidades de la reforma o sobre sus contenidos.

    La cuarta y ltima consistir en advertir que luego de diez aos de discutir en al menos cuatro ocasiones este tema, los argumentos de la ltima resolucin nos ubican exactamente en el mismo lugar en el que estbamos en 1998, lo cual constata que el avance jurispruden-cial en este aspecto es escaso, por no decir nulo.

    II. SNTESIS DEL CASO

    Conocido es que derivado de la vigencia de nuevas normas electorales emanadas de la re-forma constitucional de 2007, diversas organizaciones empresariales y un reducido grupo de intelectuales acudieron al Poder Judicial de la Federacin a interponer distintos amparos argu-mentando la vulneracin tanto del procedimiento de reforma como de la parte dogmtica de la Constitucin, por las consecuencias y efectos que, a su juicio, derivaban de la modificacin.2

    A menos de un mes de la publicacin de la reforma en el Diario Oficial de la Federacin, el Centro Empresarial de Jalisco interpuso una demanda de amparo que fue desechada al actualizarse, en opinin del juez de distrito, la genrica causal de improcedencia estipulada en la fraccin XVIII del artculo 73 de la Ley de Amparo.3

    El tribunal colegiado de circuito, al conocer en el recurso de revisin, resolvi solicitar a la Segunda Sala de la SCJN la atraccin del asunto, peticin que fue concedida bajo la consideracin de que el mismo revesta un inters excepcional, pues al resolverse se tendra que dilucidar si el juicio de amparo puede o no ser la va jurisdiccional idnea para examinar si el proceso de reforma constitucional se llev a cabo conforme a las reglas que establece la misma Constitucin; estim, igualmente, que el caso era de gran trascendencia, debido a que la sociedad en general se encontraba especialmente interesada en el resultado que puedan tener los juicios de amparo promovidos en contra de la reforma constitucional en materia electoral.4

    Una vez en el pleno, los miembros del colegio de ministros procedieron a estudiar y dis-cutir, en primer trmino, el amparo en revisin 186/2008, bajo el proyecto elaborado por la ponencia del ministro Cosso Daz.5 En la resolucin citada, los ministros resolvieron revocar el acuerdo de desechamiento del juez de distrito y vincularlo a expedir un nuevo acuerdo,

    2 Las resistencias que desde distintos mbitos llevaron a la interposicin de los amparos contra la reforma, as como la identificacin de los casos, se encuentran, respectivamente, en Salazar Ugarte, Pedro, La reforma constitucional: una apuesta ambiciosa, y Franco Gonzlez Salas, Jos Fernando, La reforma ante la Suprema Corte de Justicia de la Nacin, ambos en Crdova Vianello, Lorenzo y Salazar Ugarte, Pedro (coords.), Estu-dios sobre la reforma electoral 2007. Hacia un nuevo modelo, Mxico, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federacin, 2009, pp. 76-78; 115 y ss.

    3 Los actores en los 41 juicios de amparo promovidos pueden consultarse en Franco Gonzlez Salas, Jos Fernando, La reforma ante la Suprema Corte, cit, p. 115.

    4 Estos antecedentes se encuentran en Cosso, Jos Ramn, El amparo en revisin 186/2008, que forma parte de esta obra colectiva, pp. 1 y ss., del manuscrito original.

    5 Procedimiento similar tuvieron los dems amparos en revisin, nmeros 516 al 555 de 2008 y, de hecho, se resolvieron en idnticos trminos. Franco Gonzlez Salas, Jos Fernando, La reforma ante la Suprema Corte, cit, p. 118.

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    en el que, de no existir otro motivo manifiesto e indudable de improcedencia, admitiera la demanda de amparo frente a la reforma constitucional.

    El pronunciamiento, como se ha sealado lneas atrs, no representa punto culminante alguno en la interpretacin del tema por parte de la Corte; pero ha servido, al menos, para ofrecer una nueva ptica de anlisis, renovados argumentos constitucionales y, utilizando el lenguaje propio de amparo, para poner las cosas en un estado sustancialmente igual al del primer pronunciamiento dictado diez aos atrs.

    En consecuencia, para advertir los quiebres en las argumentaciones y, sobre todo, en las decisiones, resulta necesario analizar lo que ha acontecido en el tema durante dicho lapso.

    III. LA SUPREMA CORTE Y LA DEFINICIN DEL ALCANCE DE LOS INSTRUMENTOS DE TUTELA FRENTE

    A LA REFORMA CONSTITUCIONAL

    La llegada del amparo 186/2008 al seno de nuestro mximo tribunal y la confirmacin de que el juicio de garantas representa un mecanismo idneo para impugnar reformas a la Cons-titucin se enmarca, a nuestro parecer, en el contexto de una decisin judicial coyuntural encaminada a ensanchar los alcances de algunos instrumentos de control dentro del sistema mexicano de justicia constitucional.6 Su intencin primordial se ha propuesto extender de manera ms o menos rpida el marco de actuacin del amparo con objeto de abrir canales de acceso a la justicia constitucional para que los ciudadanos puedan hacer uso de l frente a actos de autoridad que por su naturaleza haban hecho dudar, en el pasado inmediato, de su procedibilidad.

    Necesario es destacar que esta forma de actuar representa una constante dentro de la vida de cualquier tribunal que asuma como actividad primaria la defensa de los valores y principios constitucionales. Si en la actualidad la justicia constitucional se asume como un ingrediente fundamental del ncleo gentico de una Constitucin, parece del todo razonable que quien goza de la sensible tarea de procurar la salvaguarda de la misma despliegue una actividad interpretativa encaminada, en primer lugar, a procurar la unidad del sistema de garantas de la Constitucin, y en segundo, a ensanchar progresivamente el dominio de las mismas.7

    Una proteccin eficaz de la Constitucin nicamente puede producirse si la actividad cotidiana de los jueces constitucionales se encuentra condicionada por la necesidad de ar-monizar de forma paulatina el conjunto de competencias asignadas a la jurisdiccin constitu-cional, pieza clave de la organizacin democrtica. Las cortes o tribunales constitucionales,

    6 Sobre las caractersticas de dicho sistema, remitimos a lo que hemos sostenido en Astudillo Reyes, Csar I., El sistema mexicano de justicia constitucional. Notas para su definicin, a 10 aos de la reforma constitu-cional de 1994, Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional, Mxico, nm. 4, julio-diciembre de 2005, pp. 38 y ss.

    7 As ha ocurrido dentro de tribunales constitucionales ms formales, como el de Austria, hasta aquellas que se han destacado por su activismo, como Italia y Espaa. Sobre estos ltimos, es importante advertir el contenido de las sentencias SCC 38/1957, de 27 de febrero, fundamentos jurdicos 2, 3 y 4, y SCC 15/1969, del 12 de febrero, fundamento Jurdico 1, de la Corte Costituzionale italiana, donde reivindica su calidad de altsimo rgano de garanta, sealando que las funciones que le asigna la Constitucin permiten afirmar el principio de unidad de la jurisdiccin constitucional expresado en la unidad del rgano competente para administrarla. Igualmente, el Acuerdo del Pleno del 3 de febrero de 2004, sobre invasin de la jurisdiccin constitucional, emitido por el Tribunal Constitucional espaol, en donde advierte que en ningn caso se podr promover cuestin de jurisdiccin o competencia al Tribunal constitucional. El Tribunal delimitar el mbito de su jurisdiccin y adoptar cuantas medidas sean necesarias para preservarla, incluyendo la declaracin de nu-lidad de aquellos actos o resoluciones que la menoscaben; asimismo, podr apreciar de oficio o a instancia de parte su competencia o incompetencia. Las resoluciones del Tribunal constitucional agotan la va jurisdiccional interna. Ninguna otra jurisdiccin del Estado puede enjuiciarlas a ningn efecto cursivas nuestras.

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    por ende, se muestran como celosos guardianes del espacio institucional que les ha sido conferido por la propia Constitucin para el eficaz ejercicio de sus atribuciones. De ah que uno de sus cometidos esenciales consista en perfilar y poner en prctica polticas encamina-das a delimitar autnomamente sus competencias, ampliar las vas de acceso a la jurisdiccin del Estado, y a eliminar progresivamente aquellas restricciones que impiden el acceso o la funcionalidad plena de los instrumentos de tutela procesal que tienen en sus manos.8

    Los tribunales constitucionales, en su calidad de instituciones de garanta por excelencia, rganos de cierre del sistema constitucional, poseedores de la ltima palabra en la interpre-tacin, estn habilitados para discernir objetivamente la ultima ratio de su funcin y para determinar la portada, los alcances y los lmites del control constitucional depositado en sus manos, lo cual, dicho sea de paso, representa una garanta natural e inminente de su exis-tencia y, sobre todo, de la labor que llevan a cabo.

    En el especfico contexto mexicano, este modo de proceder ha sido completamente alea-torio y, por lo tanto, no contiene los elementos que permitan sostener la existencia de una poltica judicial planificada por la SCJN. Algunos casos paradigmticos resueltos en los lti-mos aos advierten que en reiteradas ocasiones tuvo ocasin de emplear una interpretacin constitucional constitucionalmente adecuada,9 parafraseando a Bckenfrde, a fin de ex-tender, por ejemplo, el crculo de legitimados para acceder a la justicia constitucional, y lo hizo, mientras que en otras lo neg tajantemente, justificndose en interpretaciones rgidas y en extremo formales de la Constitucin.10

    Por el contrario, ajena todava a lo que en jurisdicciones constitucionales consolidadas representa un principio general de actuacin, al resolver la accin de inconstitucionalidad 168 y su acumulada 169/2007, la Corte sostuvo en el marco de referencia del control de la reforma que para que cualquier rgano pudiera ejercer vlida y democrticamente un medio de control constitucional sobre el proceso de reformas a la Ley Fundamental, sera me-nester que expresamente se le hubiera otorgado tal facultad de revisin, lo cual no sucede,

    8 Esta actuacin se encuentra legitimada por la funcin que cumple un tribunal constitucional en la demo-cracia. Si de conformidad con Barak, dicha funcin se encamina a realizar una amplia labor correctiva del sis-tema democrtico, se justifica que el tribunal inicie corrigiendo las deficiencias, ambigedades o restricciones del instrumental bajo el cual proceder a realizar tan trascendental labor. Vid. Barak, Aharon, Un juez reflexiona sobre su labor: el papel de un tribunal constitucional en una democracia, Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2008, pp.1 y ss.

    9 Bckenfrde, Ernest-Wolfgang, Escritos sobre derechos fundamentales, prl. de Francisco J. Bastida, trad. de Juan Luis Requejo Pags e Ignacio Villaverde Menndez, Baden-Baden, Nomos Verlagsgesellschaft, 1993, pp. 37 y ss.

    10 Recuerdo solamente el posicionamiento en el que la Corte sostuvo que la aplicacin del artculo 105, fraccin I, de la Constitucin, debe favorecer hiptesis de procedencia que, aunque no estn previstas expre-samente en su texto, sean acordes con la finalidad manifiesta de ese medio de control constitucional, que es precisamente salvaguardar las esferas de competencia de los rganos y poderes cuya existencia prev la Cons-titucin cursivas nuestras, y que se patentiz en el reconocimiento de legitimacin del Tribunal Electoral del Distrito Federal y de los rganos poltico-administrativos (delegaciones) del Distrito Federal en las controversias constitucionales, tal y como se aprecia en las tesis jurisprudenciales: Controversia ConstituCional. la FraC-Cin i del artCulo 105 de la ConstituCin poltiCa de los estados unidos MexiCanos, que prev los entes, poderes u rganos legitiMados para proMoverlas, no es liMitativa. P./J. 21/2007, Semanario Judicial de la Federacin y su Gaceta, Novena poca, t. XXVI, diciembre de 2007, p. 1101. tribunal eleCtoral del distrito Federal. al ser un rgano de gobierno del distrito Federal tiene legitiMaCin para proMover Controversia ConstituCional. P./J. 19/2007, Semanario Judicial de la Federacin y su Gaceta, Novena poca, t. XXV, Mayo de 2007, p. 1651. Controversias ConstituCionales. las delegaCiones del distrito Federal estn legitiMadas para proMoverlas. P./J. 61/2003, Semanario Judicial de la Federacin y su Gaceta, Novena poca, t. XVIII, diciembre de 2003, p. 887. Por ello resulta paradjica su oposicin a reconocer la misma legitimacin a la CNDH, al IFE, a los institutos electorales de las entidades federativas y, por derivacin, al resto de rganos constitucionales autnomos, tal y como se constata en los Recursos de Reclamacin 20/2007 PL y 58/2007 PL, respectivamente, derivados de las correspondientes controversias constitucionales 150/2006 y 11/2007. Al respecto, acdase tambin a la tesis cuyo rubro es. institutos eleCtorales. no tienen legitiMaCin aCtiva para proMover Controversia ConstituCional. Tesis 2a. XXVIII/2010. Semanario Judicial de la Federacin y su Gaceta, Novena poca, t. XXXI, abril de 2010, p. 2252.

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    ni ha acontecido hasta hoy, en el sistema jurdico mexicano cursivas nuestras. Y aadi que al no haber sido prevista la posibilidad de ejercer dicho control por el constituyente origi-nario o permanente resulta claro que esta Suprema Corte de Justicia de la Nacin no puede prorrogar la competencia constitucional que le ha sido conferida o ampliar el objeto de un medio de control constitucional, so pretexto de salvaguardar la supremaca de la Constitu-cin federal cursivas nuestras.11

    Lo anterior confirma que la actitud demostrada por la Corte en el amparo en revisin 186/2008 ha sido ms bien coyuntural. Su decisin de abrir el juicio de amparo al combate de las reformas constitucionales y de utilizar dicha sentencia para sealar que al efecto es igualmente procedente la controversia constitucional apenas unos meses despus de la declaracin realizada en las acciones de inconstitucionalidad, obedece ms a la exigencia de paliar los efectos provocados por la primera sentencia de la Corte Interamericana de Dere-chos Humanos condenatoria del Estado mexicano, que al impulso autnomo de una poltica destinada a redimensionar a la justicia constitucional desde sede judicial.12 Recurdese que en dicha sentencia, la Corte Interamericana vincul a nuestro pas a generar medios de de-fensa a favor de las personas, bajo una naturaleza y estructuracin idnea para tutelar sus derechos, y ese mandato, ni duda cabe, termin por condicionar la posicin sostenida por algunos integrantes del pleno en el caso que nos ocupa.13

    Al margen de esta coyuntura, y en circunstancias distintas, la Corte se haba pronunciado en al menos tres ocasiones sobre los alcances que los mecanismos de control constitucional a su disposicin tienen frente a la institucin de la reforma.

    1. El amparo

    En el amparo en revisin 1334/98, del 9 de septiembre de 1999, la Corte fij un primer razonamiento a travs del cual reconoci que mediante el juicio de amparo es posible some-ter a revisin la regularidad jurdica de una reforma constitucional, aunque acotadamente a la dimensin formal del procedimiento de reforma, sin trascender, por ende, a su dimensin sustancial. Sostuvo, a propsito, que el contenido del dispositivo constitucional resulta inimpugnable a travs de la demanda de garantas, siendo slo atacable el proceso de refor-ma correspondiente.14

    La tesis que subyace a este pronunciamiento concibe a la reforma constitucional como un acto autnomo y distinguible del texto constitucional al que se incorpora, lo que posi-bilita que puedan ser considerados autoridades responsables quienes intervienen en dicho proceso, y que permite, del mismo modo, someter a inspeccin los actos que integran el procedimiento legislativo que culmina con su reforma.15

    En opinin de la SCJN, la demanda procede aun cuando el proceso de reforma se hubiera

    11 Accin de inconstitucionalidad 168 y su acumulada 169/2007, fallada en sesin de 26 de junio de 2008, pp. 253-255.

    12 Caso Castaeda Gutman vs. Estados Unidos Mexicanos, del 6 de agosto de 2008. Al efecto, acdase a Ferrer Mac-Gregor, Eduardo, y Silva Garca, Fernando, La primera sentencia internacional condenatoria en contra del Estado mexicano, Carpizo, Jorge, Arriaga, Carol B (coords.) Homenaje al doctor Emilio O Rabasa, Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2010, pp. 109 y ss; esp. 129 y ss.

    13 As lo reconoce, por ejemplo, el ministro Franco. Vase Franco Gonzlez Salas, Jos Fernando, La refor-ma ante la Suprema Corte, cit., pp. 118.

    14 Un amplio estudio del caso se encuentra en el texto Amparo contra el procedimiento de reformas a la Constitucin, Mxico, SCJN, 1997.

    15 reForMa ConstituCional, aMparo Contra su proCeso de CreaCin. el inters jurdiCo deriva de la aFeC-taCin que produCe, en la esFera de dereChos del quejoso, el Contenido de los preCeptos ModiFiCados. Tesis P. LXII/99, Semanario Judicial de la Federacin y su Gaceta, Novena poca, t. X, septiembre de 1999, p. 11.

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    perfeccionado hasta convertirse en norma suprema, pues de afirmarse lo contrario, se desco-nocera la eficacia protectora del amparo como medio de control constitucional.16 El inters jurdico que la sostiene deriva directamente de los efectos que produce la vigencia del nuevo precepto constitucional y que generan afectacin en la esfera jurdica del gobernado.17 Para que proceda el medio de defensa, sostuvo, basta que el quejoso exponga las razones por las cuales considera que dicho acto es contrario a las garantas individuales. Su finalidad, apunt, se encamina a la reparacin del perjuicio que irroga a la persona el desconocimien-to o la violacin de dichas garantas.18

    2. La controversia constitucional

    En el 2002, en el contexto de la controversia constitucional 82/2001, del 6 de septiem-bre, la Corte formul una declaracin general en la que afirm que el procedimiento de refor-mas y adiciones a la Constitucin no es susceptible de control jurisdiccional.

    Seal, adicionalmente, la improcedencia de este instrumento como una va de impugna-cin de la reforma, aduciendo que la fraccin I del artculo 105 constitucional no contempla dentro de los rganos, poderes o entidades que pueden ser parte dentro de una controversia constitucional, al rgano Reformador de la Constitucin previsto en el artculo 135 del mis-mo ordenamiento, pues no se trata de un rgano de igual naturaleza que aquellos en quienes se confan las funciones de gobierno.19

    Como se aprecia, la SCJN, de forma por dems inusual, toma una posicin con alcances generales en la que prcticamente cierra las puertas a la procedencia de los dems medios de control que conforman el sistema de justicia constitucional. Para llegar a esta conclusin, acogi la tesis de la funcin soberana y autogarantizada de la reforma, aduciendo que la misma no se encuentra sujeta a ningn tipo de control externo, porque en la conformacin compleja del rgano y en la atribucin constitucional de su funcin, se encuentra su propia garanta.20

    3. La accin de inconstitucionalidad

    La misma reforma constitucional que anim la interposicin del amparo 186/2008, permi-ti a la SCJN realizar un nuevo anlisis sobre el empleo de medios de control jurisdiccional frente a una reforma. A travs de la accin de inconstitucionalidad 168 y su acumulada 169/2007, de 26 de junio de 2008, dos partidos polticos impugnaron la reforma electoral de

    16 Esto a pesar de que la Corte, en otra tesis, haya sealado que como principio general, las reformas constitucionales tienen vocacin de regir, esto es, de cobrar vigencia inmediatamente, sin demora, una vez pu-blicadas en el Diario Oficial, acorde con los principios de supremaca y eficacia inmediata de la Constitucin. reForMas a la ConstituCin Federal. no requieren de vacatio legis y ante la ausenCia de disposiCin expresa sobre su FeCha de entrada en vigor, debe estarse a la de su publiCaCin en el diario oFiCial de la FederaCin, salvo que por su Contenido no sean exigibles de Manera inMediata. Tesis: 1a. XXVII/2004, Semanario Judicial de la Federacin y su Gaceta, Novena poca, t. XIX, marzo de 2004, p. 309.

    17 Tesis P. LXII/99, op. cit., p. 11.18 reForMa ConstituCional, aMparo Contra su proCeso de CreaCin. para su proCedenCia no se requiere

    de la expresin, en exClusiva, de violaCiones relaCionadas Con el artCulo 135 de la ConstituCin. Tesis P. LXVI/99, Semanario Judicial de la Federacin y su Gaceta, Novena poca, t. X, septiembre de 1999, p. 12.

    19 Controversia ConstituCional. es iMproCedente para iMpugnar el proCediMiento de reForMas y adiCiones a la ConstituCin Federal. P./J. 40/2002, Semanario Judicial de la Federacin y su Gaceta, Novena poca, t. XVI, septiembre de 2002, p. 997.

    20 proCediMiento de reForMas y adiCiones a la ConstituCin Federal. no es susCeptible de Control juris-diCCional. P./J. 39/2002, Semanario Judicial de la Federacin y su Gaceta, Novena poca, t. XVI, septiembre de 2002, p. 1136.

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    noviembre de 2007. El asunto fue desechado por notoria y manifiestamente improcedente. No obstante, la interposicin de sendos recursos de reclamacin permiti que la Corte pudie-ra discernir nuevamente sobre el particular.21

    El cuestionamiento que englob el razonamiento de nuestro mximo tribunal consisti en determinar si los vicios del procedimiento de reformas a la Constitucin, o el contenido de las mismas, podan ser materia de este medio de control y, por consiguiente, si la Corte resultaba competente para conocer del mismo.22

    En un nuevo viraje interpretativo, se alej de lo sealado en la controversia constitucional 82/2001, y volvi a consentir, tal y como lo haba hecho en el amparo en revisin 1334/98, que el poder de reforma constitucional es un poder limitado, y que si bien en la Constitu-cin no existen lmites materiales, s es posible identificar lmites formales en el artculo 135 constitucional. Al respecto, afirm: La funcin de reforma o adicin de la Constitucin est supeditada, de manera expresa, por nuestro propio orden constitucional, slo a ciertas for-malidades procedimentales, pues, en un aspecto material o sustancial, no se limita, de modo explcito, el contenido y alcance de una adicin o reforma.23

    No obstante, convencida de ratificar la imposibilidad de controlar la reforma, se apoy en una tesis que refrend el exclusivo control poltico de la reforma, al subrayar que el control de la regularidad de los actos del procedimiento de reforma no se establece a favor del Poder Judicial de la Federacin, sino de las Legislaturas Federal y de los Estados.24

    Segn lo anterior, la totalidad de sus argumentos se centraron en negar la procedencia de la accin de inconstitucionalidad a partir de una interpretacin histrica, formal e invaria-blemente restrictiva de la fraccin II del artculo 105 constitucional. Seal, al efecto, que al establecerse dicha accin en el sistema constitucional mexicano, ni en las sucesivas re-formas de que ha sido objeto el artculo 105, ni en ningn otro documento legislativo, se ha hecho alusin a la posibilidad de que la Suprema Corte de Justicia de la Nacin pueda ejercer control sobre el procedimiento de reforma previsto en el artculo 135, ni mucho menos que pueda hacerlo respecto de la constitucionalidad del contenido de tales reformas.25 Advirti que la misma se ide como medio de control de normas generales, entendidas como leyes ordinarias, federales o locales, expedidas por los rganos legislativos que enuncia el propio artculo 105, fraccin II, constitucional, sin comprender, en forma alguna, otro tipo de nor-mas, entre ellas, las reformas constitucionales, y adujo que de reconocerse incluso su pro-cedencia, existiran problemas de reconocimiento de legitimacin en virtud de que tal y como est concebido el artculo 105, la misma atiende al mbito de la norma general impugnada, y dado que el mbito de validez de la Constitucin es general, tendra que reconocerse igual-mente una legitimacin general para impugnarla.26

    A partir de este hilo argumental, no tuvo ms que reiterar la toma de posicin general sos-tenida desde la controversia constitucional 82/2001, y afirmar que el procedimiento previsto por el Constituyente Originario, en el artculo 135 constitucional, hasta ahora no modifica-do, en su contenido sustancial, por el Constituyente Permanente, no puede ser objeto de impugnacin a travs de alguno de los medios de control de los que puede conocer el Poder Judicial de la Federacin cursivas nuestras. 27

    De lo dicho hasta ahora se observa que la Corte reitera nuevamente el criterio de la inim-pugnabilidad de la reforma constitucional, lo que conduce a inferir que su posicionamiento

    21 Franco Gonzlez Salas, Jos Fernando, La reforma ante la Suprema Corte, cit., pp. 97 y ss.22 Accin de inconstitucionalidad 168 y su acumulada 169/2009, p. 202.23 Ibidem, p. 218.24 Ibidem, p. 223.25 Ibidem, p. 236.26 Ibidem, pp. 236 y ss, 245 y ss., respectivamente.27 Ibidem, p. 254.

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    abarca tanto la regularidad procedimental como la validez del fondo de la misma.28 Aun cuando originalmente se haba preguntado si ambas vertientes podan estar sometidas a control jurisdiccional, lo cierto es que en ningn momento se pronunci directamente sobre el segundo aspecto.

    4. El amparo 186/2008

    Resulta paradjico que bajo una idntica integracin del pleno, y con apenas tres meses de diferencia, la SCJN haya sostenido criterios tan dismiles como los expresados en la accin de inconstitucionalidad 168 y su acumulada 169/2007 y en el amparo en revisin 186/2008, respectivamente.29

    En el amparo de referencia, la Corte emprende un anlisis que se basa exclusivamente en la admisibilidad de la demanda que, recordemos, fue desechada por notoriamente impro-cedente por el juez de distrito. Para dejar de lado su posicin anterior respecto al exclusivo control poltico de la reforma y reivindicar la tesis del control jurisdiccional de la misma, el pleno se formula el siguiente cuestionamiento: es procedente el juicio de amparo en contra de alguna reforma constitucional? La solucin, empero, la busca en una nueva pregunta, aun ms concreta: Existe en la Ley de Amparo una norma que prohba expresa o implcitamente la procedencia del juicio de amparo en contra de alguna reforma constitucional?30

    La sentencia subraya que el sistema de procedencia del amparo se encuentra integrado por normas de carcter permisivo y otras de carcter prohibitivo. Unas son de configuracin constitucional, y se encuentran sustancialmente en el artculo 103, mientras que las otras son de configuracin legal, y se establecen en el artculo 73 de la Ley de Amparo.

    En una interpretacin menos formal que la sostenida en los asuntos precedentes, la Corte afirma que en las normas aludidas no se encuentra de manera expresa ninguna permisin ni tampoco una prohibicin con relacin a la procedencia del amparo con respecto a una re-forma constitucional. Con la afirmacin se contrarresta uno de los argumentos sostenidos por el juez de distrito, advirtiendo que un argumento sistemtico no basta para concluir que el amparo no proceda contra una reforma constitucional, pues el acto reformatorio puede perfectamente ser entendido como un acto de autoridad.

    Valora enseguida el segundo argumento del juez, quien determin la improcedencia, por considerar que cuando se reforma la Constitucin el Congreso de la Unin y las legislaturas locales no actan en su carcter de rganos ordinarios, sino como rgano reformador de la Constitucin. En respuesta, el mximo tribunal adujo que al proceder de esa manera se haba puesto nfasis en la autoridad responsable y no en el mbito material del decreto refor-matorio que es un acto potencialmente violatorio de garantas individuales.

    28 El ministro Franco, en contraposicin a lo que hemos sostenido, seala que despus del largo recorrido procedimental de la accin, la Corte no se pronunci de manera definitiva sobre si la accin de inconstitu-cionalidad resulta jurdicamente procedente para impugnar una reforma constitucional. Desde la perspectiva de quien escribe, por el contrario, s lo hizo. Cfr. Franco Gonzlez Salas, Jos Fernando, La reforma ante la Suprema Corte, cit., p. 105.

    29 Esto abre el expediente todava no analizado en nuestro sistema de justicia constitucional, de la regula-ridad jurisprudencial de la Corte, que subraya el compromiso de actuar de idntica manera cuando se est en presencia de casos que tengan similitudes sustanciales, a pesar de analizarse en el contexto de vas procesales distintas y, adicionalmente, de la carga de la argumentacin que pesa sobre ella, y sobre sus integrantes en lo individual, en aquellos casos en los que intente apartarse de la lnea jurisprudencial que ha consolidado, a efecto de explicar los motivos que justifican dicho cambio de orientacin interpretativa. Al respecto, cfr. Ruggeri, Antonio, Note introduttive allo studio della motivazione delle decisioni della Corte costituzionale, en Ruggeri, Antonio (a cura di), La motivazione delle decisioni della Corte costiuzionale, Torino, G. Giappichelli, 1994, pp. 24 y ss.

    30 Amparo en revisin 186/2008, pp. 8 y 21, respectivamente.

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    Bajo ambas lneas de argumentacin, advierte que no existe una norma constitucional o legal que prohba expresamente la procedencia de un juicio de amparo contra un decreto de reformas de la Constitucin, y sin resolver en definitiva la cuestin, opta por mantenerla abierta, al sostener que a travs de la interpretacin puede aceptarse que implcitamente existe esa prohibicin, pero que en esa misma lgica cabe tambin la posibilidad interpre-tativa de que implcitamente est permitida tal procedencia.31

    Para tomar una decisin, la Corte se apoya en definiciones ulteriores, que la llevan a des-tacar: que el medio de control por antonomasia para proteger al individuo contra las posibles violaciones a las garantas individuales es el juicio de amparo, y que es posible que el Po-der Reformador de la Constitucin emita actos apegados al procedimiento constitucional de reforma y tambin es posible que los emita con despego a tal procedimiento. Lo anterior le permite afirmar que es posible considerar al Poder Reformador de la Constitucin como au-toridad responsable en el juicio de amparo, siempre que se impugnen presuntas violaciones al procedimiento de reforma constitucional.32

    Resultado de su interpretacin, se procedi a revocar el acuerdo del juez de distrito, y se orden la emisin de uno nuevo, en el que, de no existir otro motivo de improcedencia, se diera por admitida la demanda de garantas.

    Notorio es que despus de un periplo de diez aos (1998-2008) no se avanz en nada sustancial en relacin con este trascendente problema constitucional, salvo la forma ms ordenada de plantearse el problema y los argumentos ms acabados. Si el amparo de 1998 seal que la regularidad jurdica de la reforma est sujeta a control de la constitucionalidad, el de 2008, despus de un par de vacilaciones interpretativas, ha vuelto a ratificar lo mismo; si en aqul se reconoci la procedencia del amparo para impugnar la constitucionalidad de una reforma, en ste se llega a idntica conclusin; si en aquella ocasin se afirm el control de la regularidad solamente procedimental de la reforma, en sta se afianza dicha conviccin; si hace diez aos qued sin despejarse la incgnita en torno a las posibilidades de un efecti-vo control del contenido sustancial de la reforma, al da de hoy, el amparo 519/2008, de 2 de octubre, nos ha dado una primera pista en sentido negativo, y la posposicin del amparo 2021/2009, cuya discusin inici el 31 de enero de 2011, hace que sigamos hacindonos la misma pregunta, sin que desde nuestro mximo tribunal se haya ofrecido una respuesta satisfactoria.

    La itinerante toma de posicin de la Corte ha derivado en un movimiento circular, que nos ubica exactamente en el mismo lugar que hace diez aos, constatando que en poco se ha contribuido a edificar una teora de la reforma constitucional que permita entender a cabali-dad la naturaleza de la funcin, sus alcances, sus lmites y, sobre todo, las posibilidades de su efectivo control jurisdiccional.

    IV. PREMISAS PARA EL ADECUADO CONTROL DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL

    Perspicazmente afirma Pedro de Vega, que de poco servira la proclamacin poltica del principio de supremaca y el reconocimiento jurdico del concepto de rigidez, sin el estableci-miento de los mecanismos sancionadores adecuados capaces de impedir su transgresin.33 Si esto es verdad, como lo es, debe evidenciarse que la imponente circulacin alcanzada por la justicia constitucional a lo largo del siglo XX, lo que no ha conseguido es generalizar la

    31 Ibidem, pp. 22-25.32 Ibidem, p. 36.33 Vega, Pedro, De, La reforma constitucional y la problemtica del Poder Constituyente, Madrid, Tecnos,

    1985, p. 41.

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    existencia de mecanismos procesales de control encaminados a cuestionar la validez de la reforma constitucional.34

    Frente a una realidad que no demuestra la exteriorizacin de una voluntad en tal sentido, cabe cuestionarse a partir de qu presupuestos es posible argumentar de forma coherente en favor de un control constitucional de esa naturaleza y, de forma ms especfica, si dichos argumentos pueden utilizarse para nuestro especfico contexto, en el entendido de que el sistema mexicano de justicia constitucional tampoco ofrece un mecanismo ad hoc pensado con esa finalidad.

    La posibilidad de que en nuestro contexto particular la SCJN, en su carcter de rgano ltimo de garanta constitucional, pueda utilizar los instrumentos de tutela a su disposicin para proceder al control de la reforma, representa una de las cuestiones que, como se ha insistido a lo largo de este trabajo, no ha podido ser definida con claridad.

    Deducir la existencia de un control sobre la reforma constitucional, aparte de especificar sobre qu exactamente procede la revisin, supone la definicin puntual y consistente de la SCJN en torno a tres cuestiones fundamentales: 1) el modelo de Constitucin frente al que opera; 2) la naturaleza del rgano al que se confa su reforma y, adicionalmente, 3) el alcance protector de la justicia constitucional.

    Desde nuestra percepcin, la comprensin del significado y alcance de la reforma consti-tucional, como primer gran tema de anlisis, slo puede ser advertida con puntualidad si se le pone en concordancia con un particular modelo de Constitucin.35 Tener por delante una Constitucin valorativa que promueve determinadas metas, expectativas o fines, y que se afirma en la existencia de valores superiores y principios materiales de organizacin poltica y social, exige que el poder de reforma constitucional sea concebido, en correspondencia, como un instrumento al servicio del sistema material de valores incorporado a dicho orde-namiento. Es difcil sostener una contradiccin en este sentido, porque no resulta coherente establecer un modelo de Constitucin eminentemente sustancial y disponer de un poder de reforma que bajo un indiferentismo axiolgico permita el derrumbamiento del entramado de valores, que precisamente es el que otorga identidad y legitimidad al sistema. Por lo tanto, si se considera que el poder de reforma constitucional se encuentra condicionado por la pre-comprensin del modelo constitucional, la interpretacin que de dicho poder se realice debe ser consecuente y compatible con la concepcin ontolgica del derecho de la que aquella es expresin.36

    Por ello, si la Constitucin democrtica de nuestro tiempo se presenta como una norma fundamental de garanta por su capacidad de mostrarse como norma jurdica plenamente vinculante y no como simple manifiesto poltico, y al mismo tiempo requiere afirmarse como

    34 Son todava pocos los sistemas constitucionales que establecen una competencia expresa al respec-to. Cfr. Pegoraro, Lucio, Ensayos sobre justicia constitucional, la descentralizacin y las libertades, Mxico, Porra-Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional, 2006, pp. 223 y ss. En otros casos, existe ni-camente una competencia de tipo consultivo. Cfr. Fernndez Rodrguez, Jos Julio, La justicia constitucional europea ante el siglo XXI, Madrid, Tecnos, 2002, p. 83.

    35 Manuel Aragn habla de concepto de Constitucin. Aguil, en cambio, se refiere a concepcin de Constitucin. Nosotros preferimos seguir, desde una perspectiva ms historicista, la idea de modelo sugerida por Fioravanti, en tanto permite entender de dnde vienen las cualidades especificas que hoy caracterizan a la Constitucin. Cfr. Aragn Reyes, Manuel, Constitucin y control del poder, Buenos Aires, Ediciones Ciudad Argentina, 1995, pp. 42 y ss.; Aguil, Josep, La Constitucin del Estado constitucional, Lima, Palestra-Temis, 2004, pp. 71 y ss.; Fioravanti, Maurizio, Los derechos fundamentales. Apuntes para una historia de las cons-tituciones, Madrid, Trotta, 2001, pp. 127 y ss.

    36 Una vinculacin como la que se pretende se encuentra en Alaez Corral, Benito, Los lmites materiales a la reforma de la Constitucin espaola de 1978, Madrid, Centro de Estudios Polticos y Constitucionales, 2000. especialmente los captulos II y III. El autor afirma la existencia de lmites materiales a la Constitucin, y en ese sentido se pronuncia a favor de controles de tipo sustantivo, slo a partir de que ha analizado diferentes concepciones de Constitucin.

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    norma directiva fundamental37 al normativizar ciertos valores sobre los que ha de fundar una democracia sustancial, comprometiendo a todos los sujetos polticamente activos, pblicos y privados, a conformar sus acciones al cumplimiento de los mismos, lo que carece de funda-mento es afirmar que el poder de reforma constitucional se encuentra fuera del condiciona-miento jurdico y poltico generalizado que exige esta nocin particular de Constitucin. Por el contrario, dicho poder, de manera incluso ms intensa que el resto de poderes constituidos, debe dirigir su actuacin a la garanta y satisfaccin de los valores constitucionales, de don-de se deriva que no le est permitido, so pena de socavar dichos contenidos sustanciales, contrariar la direccin poltica marcada por los padres de la Constitucin.

    Resulta inexplicable que siendo la Constitucin mexicana de 1917 la que histricamente inaugura la concepcin de Constitucin como norma directiva fundamental por erigirse en una norma impregnada de ideologa que la llev a suscribir un vasto contenido social y a requerir un nuevo tipo de ordenacin y vocacin estatales,38 en las decisiones tomadas por nuestro mximo tribunal no se encuentre un adecuado ejercicio de vinculacin argumental entre las caractersticas de dicho modelo y los alcances del poder de reforma constitucional.

    Esta falta de articulacin queda en evidencia al constatar que la construccin de una teora constitucional de la Constitucin de 1917, encaminada a explicitar la naturaleza, je-rarqua, funciones, criterios de ordenacin, definicin, posicin en el orden jurdico, relacin con diversos fenmenos sociales, representa una labor que la SCJN apenas est llevando a cabo.39 Si bien es verdad que en su devenir histrico ha tenido momentos en donde ha dejado constancia de su lectura liberal, social o estatal de la Constitucin, como con profun-didad ha demostrado Cosso,40 lo cierto es que todava no ha podido consolidar una lectura democrtica de la misma,41 carecindose, por ende, de un conjunto de ideas motrices en torno a cuestiones de la mxima relevancia, entre las que sobresalen: a) la relectura de la Constitucin en un contexto en el que su andamiaje poltico se encuentra inmerso en un proceso de consolidacin democrtica;42 b) la definicin de los valores constituciones que identifican a una sociedad cada vez ms heterognea en lo social y plural en lo poltico (y de cmo deben determinarse); c) la explicitacin de las funciones sobrevenidas de la Cons-titucin en un contexto caracterizado por la pluralidad de ideologas que luchan por imprimir al Estado su particular orientacin poltica, d) el papel que dentro de este contexto juega el

    37 Para profundizar en esta doble vertiente se remite a Fioravanti, Los derechos fundamentales cit., pp. 128-134.

    38 Sobre esta caracterizacin enviamos a Astudillo, Csar, El futuro de la Constitucin, en Valads, Diego y Carbonell, Miguel (coords.), El proceso constituyente mexicano. A 150 aos de la Constitucin de 1857 y a 90 de la Constitucin de 1917, Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2007, pp. 19 y ss.

    39 Un anlisis profundo y exhaustivo en torno a la interpretacin constitucional de la Suprema Corte se en-cuentra en Cosso, Jos Ramn, La teora constitucional de la Suprema Corte de Justicia, Mxico, Fontamara, 2002, pp. 81 y ss.

    40 Ibidem, pp. 89 y ss.41 Es nuevamente el ministro Cosso quien advierte ms ntidamente esta problemtica, al sealar que la

    interpretacin de la Constitucin (como la del derecho en general), debe verse en el marco de la dinmica social en la que se realiza, y que las condiciones de cambio democrtico a las que asistimos podrn dar un carcter plenamente normativo a la Constitucin. Cfr. Cosso Daz, Jos Ramn, Rgimen democrtico e interpretacin constitucional en Mxico, Bosquejos constitucionales, Mxico, Porra, 2004, pp. 33 y ss.

    42 Al destacar la contribucin de los tribunales constitucionales a la consolidacin democrtica, Fix Fierro indica que los mismos constituyen un nodo operativo y organizado del acoplamiento estructural entre siste-ma poltico y sistema jurdico, lo cual constata que en la medida en que el sistema poltico sufre cambios de relevancia, en esa misma medida el sistema jurdico debera resentirlos, y uno de los ejes de articulacin entre dichos polos recae en los guardianes de la Constitucin. Fix Fierro, Hctor, Los tribunales constitucionales en la consolidacin democrtica, en Tribunales constitucionales y democracia, Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2008, p. 50. En referencia a nuestro contexto, es Cosso quien seala que el trabajo que se realiza en la Suprema Corte es un factor, no slo constitutivo de democracia, sino tambin recreativo, y aade que la Corte va consolidando en condiciones dinmicas y no estticas, el propio sentido de la propia democracia. Cosso, Jos Ramn, Influencias de la Suprema Corte en la consolidacin de la democracia en Mxico, en Tribunales constitucionales y, op. cit., p. 58.

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    control constitucional; e) adicionalmente y de suma relevancia es la explicacin de la reno-vada fuerza vinculante de un texto cuya pretensin original de comprometer a poderes p-blicos y privados en la consecucin de los fines constitucionales, es todava una asignatura pendiente, entre otros.43

    Si dentro del segundo gran tema se parte de la aceptacin del notable punto de confluen-cia existente entre lo que representa el poder constituyente y el poder de reforma, porque ambos estn en aptitud de decidir el contenido de las normas constitucionales, ser ms fcil entender por qu la funcin transformadora de la Constitucin es una funcin extraor-dinaria y cualitativamente diferente al resto de funciones que tienen asignados los poderes constituidos que actan al interior del ordenamiento jurdico. La diferencia entre ellos radica en que mientras el Constituyente decide qu configura o deja de configurar como derecho de la Constitucin sin ningn tipo de limitante, la reforma constitucional decide si incorpora, sustituye o modifica algo de la Constitucin bajo estrictos cnones normativos que tienen que ver con un rgano, un procedimiento y unos lmites, bien implcitos o bien explcitos, di-rigidos precisamente a delimitar el marco de actuacin de la operacin de reforma. Por ende, el punto de separacin consiste en que mientras el Constituyente trabaja sobre un escenario fctico, ajeno a toda nocin de derecho, la reforma opera dentro del campo jurdico, y por ese solo hecho se encuentra sometido a lmites inexorables.44

    Es en este mbito donde la distincin entre el poder constituyente y los poderes cons-tituidos cobra su autntica relevancia. En efecto, si la funcin de reforma representa una atribucin que por su particular naturaleza debera corresponder al poder constituyente, el hecho de que se le otorgue a un rgano creado desde la Constitucin se presenta como una decisin de autolimitacin de aqul para que los futuros cambios constitucionales no se conciban como actos polticos de soberana, sino como actos jurdicos sometidos a lmites y controles. A travs de este ejercicio, su originaria vocacin transformadora queda conferida a un rgano de carcter constituido, que da paso a un poder jurdico que se encuentra inexo-rablemente sometido a lmites objetivos, esto es, jurdicamente ordenados y reglados, que por ningn motivo puede desconocer. 45

    Sera un despropsito considerar que el Poder Constituyente, asentado en la soberana del pueblo, estuviera permanentemente activo para adecuar la Constitucin al cambio histrico; resulta ms compatible con el principio de supremaca constitucional disponer de un rgano especfico y de un procedimiento reglado para garantizar las expectativas que se producen al interior de la tensin entre cambio-permanencia de la Constitucin, y evitar aquella actua-cin sobrevenida, que slo producira inestabilidad institucional.46 Si bien, desde el punto de vista democrtico la intervencin constituyente contara con mayor legitimidad, su aparicin sera, desde el punto de vista jurdico, ms devastadora, toda vez que el riesgo de perder la totalidad del edificio constitucional ante la posibilidad de ejercer un poder creador en toda su intensidad se vera notablemente incrementado.47

    43 Con relacin a las contribuciones de la Corte a la democratizacin del ordenamiento jurdico, remitimos a Orozco Henrquez, Jess, Justicia constitucional y desarrollo democrtico en Mxico, Tribunales constitu-cionales y, op. cit., pp. 567 y ss.

    44 Al respecto, puntuales resultan las distinciones realizadas por Carpizo, entre poder constituyente y pode-res constituidos. Cfr. Carpizo, Jorge, Algunas reflexiones sobre el poder constituyente, en Carbonell, Miguel (comp.), Teora de la Constitucin. Ensayos escogidos, Mxico, Porra-UNAM, 2000, p. 214. Vase tambin, en la misma compilacin, el trabajo de Balaguer Callejn, Francisco, Constitucin y ordenamiento jurdico, pp. 194 y ss.

    45 Vase a Vega, Pedro, De, La reforma constitucional..., cit., pp. 71 y ss. 235 y ss.46 Importantes reflexiones sobre esta tensin pueden verse en Grimm, Dieter, Constitucin, Constitucio-

    nalismo y derechos fundamentales, estudio preliminar de Antonio Lpez Pina, Madrid, Trotta, 2006, pp. 33 y ss; Garca-Atance, Ma. Victoria, Reforma y permanencia constitucional, Madrid, Centro de Estudios Polticos y Constitucionales, 2002, pp. 119 y ss. Tambin en Carbonell, Miguel, Sobre la reforma constitucional y sus funciones, en Carbonell, Miguel (comp.), Teora de la Constitucin, op. cit., pp. 375 y ss.

    47 Cfr. Vega, Pedro, De, La reforma constitucional... cit., p. 60.

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    Es el propio hecho de regular constitucionalmente el rgano, el procedimiento y, en oca-siones las clusulas de intangibilidad, lo que configura al poder de reforma como un poder constituido sujeto al principio de supremaca constitucional. Sus atribuciones, por consi-guiente, han de estar objetivadas, sus posibilidades de actuacin deben estar influenciadas por la orientacin del modelo constitucional, y sus lmites, tanto procedimentales como sustanciales, deben estar custodiados a travs de medios de control que verifiquen la regu-laridad de su proceder.

    El tercer y ltimo tema se centra en desvelar la expansin tanto estructural como fun-cional de la justicia constitucional. La primera deja constancia de la constitucionalizacin de rganos encargados de la aplicacin judicial de la Constitucin, bien como tribunales constitucionales, rganos judiciales especializados u rganos de la jurisdiccin ordinaria. La segunda es una resultante del punto de inflexin generado en la hermenutica constitucio-nal a propsito del contenido axiolgico y valorativo de la Constitucin, permitiendo que los rganos de garanta, al tener la ltima palabra en la interpretacin, vayan ensanchando paulatinamente el alcance de las funciones que constitucionalmente tienen asignadas, hasta el extremo de derivar en rganos que, como seala Crisafulli, se encuentran por fuera y por encima de la divisin de poderes,48 con la capacidad de delimitar la relacin entre los mximos rganos de direccin poltica e imponerles los correspondientes lmites jurdicos, de acometer a la proteccin del sistema de valores que configura el ncleo legitimador de todo el ordenamiento, y de redefinir el marco de actuacin de sus instrumentos de control para favorecer el acceso pleno a su jurisdiccin.

    De este modo, a pesar de que la potestad de control jurisdiccional de la reforma no se encuentre explicitada, una adecuada ponderacin de la esencia y el contenido de la compe-tencia judicial de control, para utilizar la expresin de Bachof49, y la constatacin de que los tribunales constitucionales proceden con normalidad a corregir las deficiencias del diseo normativo que posibilita el control constitucional, pareceran aportar argumentos suficientes para determinar que dicha competencia es inmanente a cualquier tribunal constitucional que se precie de serlo, porque de lo contrario la lgica del sistema constitucional se vendra abajo.

    Lo apenas sostenido no es pacfico ni en la doctrina ni en la praxis judicial. Para demos-trarlo basta acudir a nuestra situacin particular, en cuyo itinerario, entre 2002 y 2008, se observ el repliegue de la funcin garantista de la Corte, al afirmar que la reforma no est sujeta a ningn tipo de control externo, y nicamente est sometida a un control por rgano poltico, y en el mismo 2008, en el amparo 186/2008, se genera un punto de inflexin, en el que la misma Corte sostiene que es jurdica y constitucionalmente posible admitir que un Estado Constitucional debe prever medios de control sobre aqullos actos reformatorios que se aparten de las reglas constitucionales. Es decir, cabe la posibilidad de ejercer medios de control constitucional en contra de la posible violacin a las normas del procedimiento reformatorio.50

    El ejercicio de correccin de los alcances de los medios de control del sistema de justicia constitucional conduce a la SCJN, adems de volver a reconocer la procedencia del amparo, a reivindicar lo propio respecto a la controversia constitucional.51 La afirmacin que realiza al

    48 Crisafulli, Vezio, Le funzioni della Corte costituzionale nella dinamica del sistema: esperienze e prospet-tive, Rivista di Diritto Processuale, nm. 2, Padova, CEDAM, 1966, p. 210.

    49 Bachof, Otto, Normas constitucionales inconstitucionales?, trad. Leonardo lvarez lvarez, Lima, Pa-lestra Editores, 2008, p. 76. Con una perspectiva similar Aragn Reyes, Manuel, La reforma constitucional. Procedimientos, lmites y control, Estudios Constitucionales, Madrid, Centro de Estudios Polticos y Constitu-cionales, 1998, pp. 201 y 202.

    50 Amparo 186/2008, pp. 33 y 34.51 Con antelacin, Jos Ramn Cosso, ministro ponente en el amparo 186/2008, junto con el ministro

    Juan N. Silva Meza, haban considerado que la va de la controversia constitucional es idnea para que esta Suprema Corte de Justicia analice la constitucionalidad del proceso que culmina con una reforma o con una adicin a la Constitucin, aparatndose del precedente suscrito en la controversia 82/2001. Este hecho es el

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    respecto es categrica: Los tribunales competentes de dichos medios de control, con la Su-prema Corte de Justicia de la Nacin a la cabeza, estn facultados constitucionalmente para ejercer ese control sobre los procedimientos de reforma que puedan poner eventualmente en entredicho los valores antes mencionados.52

    De este modo, el uso del amparo como medio de anlisis de la regularidad procedimen-tal de una reforma es hoy una realidad inminente; sin embargo, la problemtica vinculada a este tpico permanece, al grado que dentro del colegio de ministros han existido posiciones cambiantes que han llevado a algunos de los ministros que votaron a favor en el amparo 186/2008, a retractarse de su posicin original apenas nueve meses despus, cuando se conoca el recurso de queja 12/2009.53

    Todo parece indicar que la Corte, tal y como procedi en la controversia constitucional 82/2001, utiliza nuevamente el mbito de decisin que le permite uno de sus instrumentos de tutela (en este caso el amparo) para realizar una declaracin de mayores alcances, en el que procede a ensanchar el objeto de control tanto del amparo como de la propia controver-sia constitucional.

    V. LAS POSIBILIDADES DEL CONTROL FORMAL Y SUSTANCIAL DE LA REFORMA

    Idealmente cualquier Constitucin asentada en las premisas de la democracia liberal re-quiere de un mecanismo de reforma constitucional idneo para proteger la sustancia que la individualiza, le proporciona su especfica identidad, y le permite la evolucin ordenada de sus contenidos, a fin de cerrar la brecha entre norma y realidad constitucional; no obstan-te, este equilibrio no siempre se produce, y es comn que se origine una especie de des-compensacin patentizada en la indiferencia del orden jurdico frente a la incorporacin de determinados contenidos que suponen la transformacin sin lmites, o incluso la sustitucin velada o descubierta de la Constitucin. Es precisamente cuando esto sucede, cuando las posibilidades de la interpretacin constitucional en la salvaguarda de la Constitucin cobran la totalidad de su sentido.

    La expansin y fortalecimiento de la interpretacin constitucional se ha basado en una premisa bsica: a la especificidad propia de la Constitucin corresponde una interpretacin igualmente especfica.54 Si desde el punto de vista material o cualitativo la Constitucin es el ordenamiento que expresa de modo ms contundente el conjunto de valores y principios que su renovada esencia voluntarista ha situado como base y ncleo legitimador de la orga-nizacin constitucional, la interpretacin de sus postulados necesita apoyarse en mtodos, criterios, principios y tcnicas particulares,55 acordes a esta clase de prescripciones y en per-

    que pudo generar esta declaracin que no tena vinculacin con el aspecto concreto que se debata, referido obviamente a otro mecanismo procesal. Cfr. voto de Minora que ForMulan el Ministro jos raMn Cosso daz y el Ministro juan n. silva Meza en relaCin Con el reCurso de reClaMaCin 361/2004-pl, derivado de la Controversia ConstituCional 104/2004, p. 3.

    52 Amparo 186/2008, p. 34.53 Fue el entonces ministro Genaro David Gngora Pimentel quien sostuvo en la sesin pblica: Bueno,

    yo he meditado sobre eso, y viendo los problemas que se presentan he reconsiderado, creo que me equivo-qu, creo que debo de votar en el sentido de que no procede el amparo ni en cuanto al fondo ni en cuanto al procedimiento legislativo. Versin estenogrfica de la sesin del Pleno de 2 de junio de 2009, p. 12, que se encuentra disponible en http://www.scjn.gob.mx/SiteCollectionDocuments/PortalSCJN/ActividadJur/Pleno/VerEstenograficas/2009/Junio/PL20090602.pdf

    54 Bckenfrde, Ernst-Wolfgang, La giurisdizione costituzionale. Questioni strutturali, organizzazione, le-gittimazione, en Nicoletti, Michele y Brino, Omar (a cura di), Stato, costituzione, democracia. Studi di teoria della costituzione e di diritto costituzionale, Miln, Giuffre, 2006, p. 637.

    55 Las especificidades de la interpretacin valorativa se encuentran ampliamente analizadas en Modugno, Franco, Interpretazione per valori e interpretazione costituzionale, y Pace, Alessandro, con ttulo similar, am-

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    fecta consonancia con la concepcin ontolgica del derecho sobre la que se apoya, a fin de estar en posibilidad de potenciar al mximo la sustantividad de su contenido.56 Esto slo es posible si se construye una teora de la interpretacin a partir de una teora de la Constitucin constitucionalmente adecuada que tenga presente el cambio de paradigma del derecho de nuestro tiempo.57

    En la actualidad nadie niega la especificidad de la interpretacin constitucional, como na-die contradice que es el modelo de Constitucin el que condiciona la seleccin de mtodos a travs de los cuales se esclarecen sus significados. Lo que todava est en duda, (y ah est la experiencia mexicana para constatarlo) es el alcance de la hermenutica en la determina-cin del contenido de las normas que configuran el poder de reforma constitucional dentro de la lgica de un modelo constitucional determinado, y ms an, las posibilidades de control de las normas que se producen con motivo de la actividad de dicho poder.

    Si las posibilidades de control respecto a la actuacin formal del poder de reforma no generan la mayor oposicin, una problemtica ulterior, y mucho ms compleja se advierte cuando se cuestionan las posibilidades de su control material,58 porque en este mbito se debate, ms que la observancia de los trmites para determinar lo que entra a formar parte de la Constitucin, la viabilidad de que se constitucionalicen expectativas que contradigan lo que desde distintas acepciones se ha denominado el ncleo fijo, ncleo esencial, frmula poltica, clusula de identidad de la Constitucin, y cuyo contenido, desde esta perspectiva, se presenta como criterio de legitimidad de cualquier pretensin modificadora.59

    A pesar de sus resultados la reforma representa una funcin materialmente constituyente, el hecho de que el documento de mayor eficacia normativa disponga su ejercicio a travs de la articulacin de voluntades de diversos rganos constituidos, y que lo sujete a un pro-cedimiento determinado parece suficiente para considerar que se trata de un mbito que debe estar inexorablemente sujeto a un control formal o procedimental.60 La regularidad de su ejercicio pasa, por tanto, a travs de la constatacin de que el rgano dispuesto por la Constitucin es el que de manera efectiva realiza las reformas, sin que ningn otro pueda suplantarlo y asumir subrepticiamente las funciones y competencias constitucionalmente asignadas al poder de reforma; que las normas de procedimiento prescritas desde la Cons-titucin se cumplan puntualmente, y que la actividad del rgano reformador se desarrolle de conformidad con los lmites explcitos o implcitos a que se encuentra sujeto.61

    La posibilidad del control formal de la reforma ha sido recibida sin tantas objeciones tan-to por la doctrina como por la judicatura.62 Sin embargo, las bases justificadoras de dicho control no han estado ausentes de problemas de apreciacin que en dos momentos muy puntuales han llevado a cancelar esta forma de inspeccin.

    Desde que se resolvi el amparo 1334/98 la SCJN reconoci que el rgano reformador de la Constitucin es un rgano constituido que debe ajustar su actuar a las formas o esencias consagradas en los ordenamientos correspondientes, afirmando, en este sentido, su com-petencia para proceder a la verificacin del cumplimiento de dichas formalidades.

    bas en Azzariti, Gaetano (a cura di), Interpretazione costituzionale, Torino, G. Giappichelli, 2007, pp. 51-81 y 83-113, respectivamente.

    56 Sobre las concepciones ontolgicas del derecho que subyacen a la interpretacin, vase Zagrebelsky, Gus-tavo, El derecho dctil. Ley, derechos, justicia, 4a. ed., trad. de Marina Gascn, Madrid, Trotta, 2002, p. 135.

    57 En sta lnea de pensamiento se inscribe Bckenfrde, Escritos sobre derechos, cit., pp. 37 y ss.58 Vega, Pedro, De, La reforma constitucional cit., pp. 237 y ss.59 Estos dos mbitos permiten establecer si la Constitucin es rgida en sentido formal, o en sentido mate-

    rial. Al respecto, Viviani Schlein, Mara Paola, Rigidit costituzionale. Limiti e graduazione, Turn, G. Giappichel-li editore, 1997, pp. 65 y ss.

    60 Alaez Corral, Los limites materiales a la reforma, op. cit, p. 389.61 Vega, Pedro, De, La reforma constitucional cit., pp. 296 y ss.62 Muchos de los trabajos contenidos en este libro dan cuenta de que no existen objeciones de fondo al

    control de la regularidad procedimental de la reforma.

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    En la controversia constitucional 82/2001, en cambio, se retract de dicha posicin, el sostener que el carcter extraordinario del rgano de reforma, vinculado a su funcin exclu-sivamente constitucional, hace de su labor una funcin soberana, no sujeta a ningn tipo de control externo.

    Recientemente, en la accin de inconstitucionalidad 168 y 169/2007, le interes advertir si el rgano reformador poda alcanzar la categora de poder, y al respecto dedujo que la con-currencia del Congreso de la Unin y las legislaturas de los estados contribuan a conformar al rgano complejo previsto en el artculo 135 constitucional, cuyas propiedades podan asimilarlo al concepto de poder. Dijo tambin que dicho rgano tena la naturaleza de r-gano constituido, pero que su funcin de reforma constitucional lo ubicaba por encima de los otros tres poderes y de cualquier rgano pblico, federal o local.63

    En este mbito, sin embargo, se produjo un nuevo posicionamiento en torno a los lmites a la reforma. En opinin de la SCJN, la funcin de reforma o adicin de la Constitucin est su-peditada, de manera expresa, por el propio orden constitucional, slo a ciertas formalidades procedimentales, pues, en un aspecto material o sustancial, no se limita, de modo explcito, el contenido y alcance de una adicin o reforma. Con dicha afirmacin es evidente que la SCJN se decant por el reconocimiento de lmites formales, pero no materiales, de donde se desprende que, segn ella, siempre que se preserven las formalidades aludidas es posible reformar cualquier parte del texto constitucional, sin importar la intensidad con que se haga. Esta interpretacin es, de hecho, la que prevalece en el amparo 519/2008.64

    El amparo 186/2008, bajo una ptica distinta, se desinteres de la caracterizacin de po-der conferida al rgano reformador, y se centr en su naturaleza, con objeto de distinguirlo del poder constituyente. Con un aumento significativo en la calidad de la argumentacin y con una capacidad de sntesis notable para el tipo de asunto, la Corte bas su distincin en la existencia o no de lmites a la reforma constitucional. Si en la accin de inconstitucionalidad habl de lmites formales y materiales, en el amparo identific los explcitos y los implcitos.65

    Al efecto adujo que cuando no se reconocen lmites de ningn tipo a la reforma se pro-clama la identificacin entre poder constituyente y poder de reforma, y que cuando por el contrario, se conciben fronteras que la reforma no puede sobrepasar, lo que se est consagrando es la diferencia tajante entre poder constituyente y poder de revisin; bajo esta aproximacin, concluy que en el sistema constitucional mexicano el poder reformador es un poder limitado, pues no puede ser, sin ms, identificado con el poder constituyente originario.66 Para fortalecer su posicin, de manera similar a como lo expres en la accin de inconstitucionalidad 168 y 169/2007, reconoci que nuestra Constitucin no establece lmites explcitos o clusulas de intangibilidad, pero s implcitos. Al reconocer lmites im-plcitos, reconoci, por derivacin, que cualquier reforma que del texto constitucional se intente ha de respetar estrictamente el procedimiento establecido.67

    El razonamiento vigente, como puede apreciarse, se posiciona en torno a la existencia de lmites implcitos a la reforma, a partir del carcter constituido y limitado del rgano reforma-dor. Al resolver el amparo 186/2008 se identific que las normas de reforma constitucional constituyen un lmite implcito a la reforma, sin que esto quiera decir que es el nico. Poste-riores asuntos permitirn que sean los tribunales federales, de conformidad con la proceden-cia del amparo, los que a travs de un ejercicio hermenutico procedan a identificar otros, si los hubiera.

    63 Accin de inconstitucionalidad 168/2007 y acumulada 169/2007, p. 216.64 Respectivamente, Accin de inconstitucionalidad 168/2007 y acumulada 169/2007, p. 218; Amparo

    519/2008, pp. 29 y ss. 65 Accin de inconstitucionalidad 168/2007 y acumulada 169/2007, y Amparo 186/2008, pp. 216 y 25

    respectivamente.66 Amparo 186/2008, pp. 24-25. 67 Amparo 186/2008, p. 27.

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    En otro orden de consideraciones, el ejercicio de un control material de la reforma cons-titucional, como posibilidad recientemente sometida a una discusin de fondo, aunque no plenamente reivindicada por la Corte, se plantea como una opcin vlida, terica y judicial-mente, en la medida en que se dilucide de conformidad con el modelo constitucional repre-sentado por la Constitucin mexicana.

    La doctrina constitucional se encuentra actualmente inmersa en una viva polmica, en donde se indagan las implicaciones que trae consigo la riqueza material que acompaa al de-recho constitucional de nuestro tiempo, y que, de acuerdo con un especifico entendimiento del concepto de democracia, viene empujando a los distintos operadores jurdicos a mostrar una actitud distinta frente a dicho sistema valorativo, propiciando una tensin cada vez ms evidente entre el juez constitucional y el legislador por la reivindicacin del espacio institu-cional de decisin que vlidamente les corresponde.68

    Es por ello que la cuestin del control material de la reforma adquiere particular significado en el contexto de una Constitucin concebida como un sistema material de valores69, porque slo cuando se considera que la Constitucin es una norma valiosa por ser la expresin de una legitimidad basada en el principio democrtico de soberana, un texto ordenador de las aspiraciones y expectativas so