Reformas Borbónicas en Nueva España

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Reformas borbónicas en Nueva España Las reformas borbónicas llegaron del exterior, concretamente de la corte imperial de Madrid; llegaron de fuera como llegó la conquista en el siglo XVI. Afectaron a todo el imperio. Ante la situación de crisis, tanto de España como de las colonias en el siglo XVIII. La dinastía Borbonica Francesa, ya dueña del trono Español,a partir del tratado de Utrech emprendió una serie de medidas económicas y políticas para evitar el descalabro imperial pues no eran sólo para la Nueva España. El objetivo último de los monarcas de Borbón era la sujeción de las colonias para beneficio económico de la metrópolis: corregir las fugas fiscales y promover la producción para aumentar así la recaudación de impuestos. Para lograrlo se necesitaba reformar instituciones y procedimientos viciados —a juicio de los reformadores— que se habían incrustado en las sociedades coloniales y con los que ciertos grupos de privilegiados medraban al amparo de la debilidad de los gobernantes de la casa de Habsburgo . El Consulado de Comerciantes, algunas corporaciones religiosas como la Compañía de Jesús y la misma institución del virreinato fueron el blanco de los golpes de los reformadores. Reformas administrativas[editar] Antes de tomar medidas para la Nueva España, el gobierno español decidió, primero que nada, organizar una inspección militar (1769) y una visita general a las oficinas virreinales (1765), aunque estas dos medidas provocaron una división entre las autoridades coloniales. En 1765 fue designado José de Gálvez para realizar una visita a la Nueva España con la misión de mandar al rey un informe y plan de intendencias que convenía establecer en la Nueva España, donde decía que los alcaldes mayores eran un problema de raíz ya que eran corruptos, por lo que era necesario establecer un sistema de intendencias. Antes de que el rey aceptara la propuesta de Gálvez, éste ya había establecido una en Sonora y Sinaloa, la intendencia de Arizpe. Llegó para ejercer las medidas españolas comenzando por revisar todas las cuentas; terminó por despedir a la mayoría de los administradores. Gálvez vio un gran potencial en la minería de la Nueva España. En su informe de 1768 Gálvez, aconsejaba la conveniencia de establecer el sistema de intendentes, a los cuales

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Reformas borbónicas en Nueva EspañaLas reformas borbónicas llegaron del exterior, concretamente de la corte imperial de Madrid; llegaron de fuera como llegó la conquista en el siglo XVI. Afectaron a todo el imperio. Ante la situación de crisis, tanto de España como de las colonias en el siglo XVIII. La dinastía Borbonica Francesa, ya dueña del trono Español,a partir del tratado de Utrech emprendió una serie de medidas económicas y políticas para evitar el descalabro imperial pues no eran sólo para la Nueva España. El objetivo último de los monarcas de Borbón era la sujeción de las colonias para beneficio económico de la metrópolis: corregir las fugas fiscales y promover la producción para aumentar así la recaudación de impuestos. Para lograrlo se necesitaba reformar instituciones y procedimientos viciados —a juicio de los reformadores— que se habían incrustado en las sociedades coloniales y con los que ciertos grupos de privilegiados medraban al amparo de la debilidad de los gobernantes de la casa de Habsburgo. El Consulado de Comerciantes, algunas corporaciones religiosas como la Compañía de Jesús y la misma institución del virreinato fueron el blanco de los golpes de los reformadores.

Reformas administrativas[editar]Antes de tomar medidas para la Nueva España, el gobierno español decidió, primero que nada, organizar una inspección militar (1769) y una visita general a las oficinas virreinales (1765), aunque estas dos medidas provocaron una división entre las autoridades coloniales.En 1765 fue designado José de Gálvez para realizar una visita a la Nueva España con la misión de mandar al rey un informe y plan de intendencias que convenía establecer en la Nueva España, donde decía que los alcaldes mayores eran un problema de raíz ya que eran corruptos, por lo que era necesario establecer un sistema de intendencias.Antes de que el rey aceptara la propuesta de Gálvez, éste ya había establecido una en Sonora y Sinaloa, la intendencia de Arizpe. Llegó para ejercer las medidas españolas comenzando por revisar todas las cuentas; terminó por despedir a la mayoría de los administradores. Gálvez vio un gran potencial en la minería de la Nueva España. En su informe de 1768 Gálvez, aconsejaba la conveniencia de establecer el sistema de intendentes, a los cuales se conferiría autoridad administrativa, hacendaria, militar y de justicia. Aconsejaba asimismo la abolición de los alcaldes mayores, puestos que eran comprados para su explotación.De la visita de Gálvez resultó la nueva división política del territorio en intendencias y comandancias de provincias internas, el aumento al triple de las rentas públicas, la reducción de restricciones al comercio, la fundación del obispado de Sonora y la Academia de Bellas Artes. El visitador inicia una segunda reorganización del ejército e intenta establecer una nueva modalidad en las milicias provinciales. Toma medidas intrascendentes que fracasan y sólo hacen perder dinero.La economía de la Nueva España es cargada con los cuantiosos gastos que provocaban los preparativos militares para el conflicto en América del Norte. La recuperación de La Habana(1763) y las medidas para modernizar sus defensas se transformarían en la insaciable boca que engulle Nueva España no se basta para producir: dinero, hombres, pólvora, carne, maíz, arroz, habas y harina. En Veracruz enfermaban los cientos de reos que esperaban para ser llevados a trabajar en la isla. Se calcula que las obras de fortificación de la isla requirieron del envío de más de cinco mil trabajadores novohispanos. La quiebra del erario se fue agudizando debido al aumento de los gastos, provocados por el mantenimiento de las tropas y trabajadores en La Habana. Ante esto, las tensiones sociales aumentan y comienza a organizarse la oposición. El Gobierno de Carlos III recibe desde 1766 noticias, las que considera sin fundamento, sobre el supuesto espíritu de rebeldía,

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existente en la nueva España, y sobre un plan de insurgencia que contaba con el apoyo de Inglaterra.La tarea de Gálvez era borrar el círculo vicioso que existía con los alcaldes mayores, pero lo único que hizo fue sustituirlo por otro. La incorporación de parientes de Gálvez en varias intendencias creó una red familiar.A 16 de abril de 1770 fue expedida la Real Cedula, para que se destierren los diferentes idiomas que se usan en estos dominios, y solo se hable el castellano, que es el fundamento del carácter oficial del español en México desde entonces (por esta cédula y la "ficción" jurídica que creó, las constituciones mexicanas, incluyendo las Constituciones de 1857 y de 1917, consideraron innecesaria la declaración de la lengua oficial: esta cédula se encuentra en las colecciones legales mexicanas más amplias, que incluyeran la legislación colonial vigente a la fecha de la promulgación de ambas constituciones, como la colección de Dublán y Lozano), aunque en la actualidad son reconocidas como lenguas nacionales las lenguas indígenas.El territorio de la Nueva España alcanzó su máxima extensión en este momento, cuando llegaba hasta San Francisco (California).Reforma militar[editar]La corona mandó al mariscal Juan de Villalba, acompañado de tropas peninsulares, con la misión de institucionalizar un ejército, que asombrosamente hasta entonces no había existido, y se comenzaron a reclutar nuevos miembros por medio de la leva forzada. Cabe mencionar que los dos enviados: Gálvez y Villalba, tuvieron conflictos con el virrey, marqués de Cruillas. Se nombró a un nuevo virrey, Carlos Francisco de Croix que apoyó a Villalba en sus tareas militares.Al principio el ejército fue una institución desprestigiada que con el tiempo fue ganando adeptos gracias a que se fueron dando una serie de privilegios. Los fueros exentaban a los militares del pago de impuestos. En caso de que algún militar tuviera un problema jurídico podía llevar su caso de una corte civil a una corte militar donde lo ayudarían a resolver su problema.Las posesiones americanas de la Corona eran vulnerables a los ataques externos. En realidad este problema se solucionó hasta cierto grado ya que no se creó una armada para la defensa de los puertos americanos, teniendo como dos únicas defensas la armada peninsular, que era llamada cada vez que se presentaban conflictos de alto grado y, por otra parte, la nueva institución militar que tenía guarniciones cercanas a las costas.Desde el momento en que España colonizó América hubo un interés de otras potencias por obtener posesiones. Los ingleses con sus colonias al norte al igual que Holanda, y los portugueses al sur con Brasil.El Caribe se convirtió en un área de disputa, las potencias querían hacerse por lo menos de una isla para tener presencia. De esta manera Inglaterra, Francia, Holanda, Dinamarca y Suecia se beneficiaron de la piratería y del contrabando del comercio, “España tenía la vaca pero otros se bebían la leche”.La defensa española no fue efectiva, las milicias que salvaguardaban las costas sólo podían brindar protección en los puertos. Una vez que las embarcaciones dejaban tierra estaban expuestas a recibir un ataque de corsarios o de piratas, por lo que era necesaria la creación de una armada americana que nunca se realizó.Para asegurar la defensa del territorio colonial, la reforma administrativa de Gálvez se complementó con cambios en la esfera militar. Así, se emprendió la construcción y la reparación de fortificaciones, y se puso en marcha la formación de un ejército compuesto por dos elementos de importancia desigual: el ejército regular y las milicias. El primero estaba formado por soldados permanentes y tropas de apoyo que procedían de España. Las milicias estaban integradas por los vecinos obligados a recibir instrucción militar para la defensa de su territorio, que a diferencia de

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quienes integraban el ejército regular, nunca recibían paga por ello. El mismo esfuerzo renovador se dio en la Marina.

Efectos socio económicos de las reformas borbónicas[editar]

Como es de suponerse, las reformas económicas trajeron consigo múltiples efectos y consecuencias, tanto positivas como negativas. El gobierno español tomó diversas medidas para explotar al máximo los recursos de la colonia, con el propósito de generar mucha más materia prima para la metrópoli. Con las reformas borbónicas se tocaron todas las áreas principales en la Nueva España, entre ellas se encontraba la minería. También estaban la agricultura, el comercio (pequeño) y algunas empresas de manufactura. Obviamente hubo beneficios, se permitió ampliar los negocios entre ciertas colonias (Trinidad, Margarita, Cuba, Puerto Rico).

Las reformas borbónicas afectaron al Consulado de Comerciantes de la ciudad de México; esta corporación, que había acaparado el comercio exterior e interior del virreinato por medio del sistema de flotas y del control de los puertos, perdió su enorme monopolio con la expedición de las leyes sobre la libertad de comercio. Al mismo tiempo, la supresión de los alcaldes mayores, agentes comerciales del Consulado en los municipios del país y en las zonas indígenas, acabó con la red de comercialización interna y rompió el lazo político que permitía a los comerciantes de la capital controlar los productos indígenas de mayor demanda en el mercado exterior e interior.

Al parecer los reformadores borbónicos, encabezados por Gálvez, no tenían una visión completa del funcionamiento del sistema económico en la Nueva España. Aunque es cierto que muchos alcaldes mayores eran corruptos y abusaban de su autoridad, el repartimiento del comercio era mucho más que un mero mecanismo de explotación; constituía el más importante sistema de crédito para las comunidades indígenas y los pequeños agricultores. Los alcaldes mayores se beneficiaban porque proporcionaban a crédito servicios necesarios: distribuían semillas, herramientas y otros bienes agrícolas básicos; facilitaban la compra o la venta de ganado, y con frecuencia vendían los productos de algunos grupos que quizá no hubieran encontrado otra forma de colocar su producción. Todo esto fue interrumpido con el decreto que suprimía las funciones de los alcaldes mayores. También crearon escuelas e instituciones para ayudar y enseñar a los caciques y criollos.

Por otro lado, la creación de nuevos consulados provocó rivalidades entre los comerciantes de la Ciudad de México y los nuevos grupos de comerciantes que surgieron a raíz de las reformas.