Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

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TESIS DE MAESTRIA RÉGIMEN ELECTORAL Y SISTEMA DE PARTIDOS. La Influencia de la ley de lemas sobre el sistema de partidos en la provincia de Santa Fe. Autor: Silvia Alicia Robin Director: Hugo Quiroga

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TESIS DE MAESTRIA

RÉGIMEN ELECTORAL Y SISTEMA DE PARTIDOS.

La Influencia de la ley de lemas sobre el sistema de partidos en la provincia de

Santa Fe.

Autor: Silvia Alicia Robin

Director: Hugo Quiroga

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RÉGIMEN ELECTORAL Y SISTEMA DE PARTIDOS.

La Influencia de la ley de lemas sobre el sistema de partidos en la provincia de

Santa Fe.

INDICE

INTRODUCCIÓN Pag. 4

PRIMERA PARTE: Sistema electoral y sistema de partidos en la Argentina. Pag. 12 I. Singularidades del régimen electoral Argentino. Pag. 12 II. La configuración partidaria desde el retorno a la democracia hasta la reforma constitucional. Pag. 14 III De la reforma constitucional al colapso institucional Pag. 20 IV. Después del derrumbe. Pag. 28

SEGUNDA PARTE: Características y efectos de la ley de doble voto simultáneo Pag. 32 I. El sistema político santafesino Pag. 32 II. Los cambios en la legislación electoral. Pag. 34 III. Principales rasgos de La ley de lemas y sus derivaciones generales sobre los partidos y el sistema de partidos a nivel provincial. Pag. 38 IV. Los efectos sobre la organización partidaria. Pag. 39 IV-1. Disgregación del perfil ideológico y debilitamiento organizacional Pag. 40 IV-2. Identidad versus liderazgos Pag. 42 IV-3. Fortalecimiento de los localismos Pag. 46 IV-4. Debilitamiento institucional y transformación del modelo.

Pag. 47

V. Los efectos sobre el sistema de partidos. Pag. 49 V.1- El fortalecimiento de la bipolaridad. Pag. 49 V.2- Doble voto simultáneo y calendarios diferidos. Pag. 50 V.3- Autonomía de la configuración partidaria santafesina e influencia sobre la arena nacional. Pag. 53

TERCERA PARTE: Sistemas de partidos y liderazgos en territorio Santafesino Pag. 58 I. La configuración partidaria santafesina antes de la ley del doble voto simultáneo.

Pag. 58

II. El primer impacto. Pag. 63 III. La gestación de una nueva configuración partidaria. Pag. 67

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IV. Rupturas y continuidades. Pag. 77 V. Fragilidad en la configuración partidaria santafesina Pag. 78 VI. Los comicios que marcaron el final del sistema. Pag. 88

CONCLUSIONES Pag. 97

BIBLIOGRAFÍA. Pag. 100

ANEXO ESTADISTICO Pag. 105Cuadro A.I. -Provincia de Santa Fe. Elecciones para gobernador1983-2003

Pag. 106

Gráfico A.I -Provincia de Santa Fe. Elecciones para Gobernador 1983-2003

Pag. 106

Cuadro A.II. -Provincia de Santa Fe. Elecciones para diputados nacionales 1983-2003

Pag. 107

Gráfico A.II. -Provincia de Santa Fe. Elecciones para diputados nacionales 1983-2003

Pag. 107

Cuadro A.III. -Provincia de Santa Fe. Elecciones para gobernador1991

Pag. 108

Cuadro A.IV. -Provincia de Santa Fe. Elecciones para gobernador1995

Pag. 109

Cuadro A.V. -Provincia de Santa Fe. Elecciones para gobernador1999

Pag. 110

Cuadro A.VI. -Provincia de Santa Fe. Elecciones para gobernador2003

Pag. 111

Cuadro A.VII. -Provincia de Santa Fe. Índice de concentración 1983-2003

Pag. 111

Cuadro A.VIII. -Ciudad de Rosario. Elecciones para gobernador 1995

Pag. 112

Cuadro A.IX. -Ciudad de Rosario. Elecciones para intendente 1995 Pag. 113Cuadro A.X. -Ciudad de Rosario. Elecciones para concejales 1995 Pag. 114Cuadro A.XI. -Ciudad de Rosario. Elecciones para gobernador 1999 Pag. 115Cuadro A.XII. -Ciudad de Rosario. Elecciones para intendente 1999 Pag. 116Cuadro A.XIII. -Ciudad de Rosario. Elecciones para concejales 1999 Pag. 117Cuadro A.XIV. -Ciudad de Rosario. Elecciones para concejales 2001 Pag. 118Cuadro A.XV.- Ciudad de Rosario. Elecciones para gobernador 2003 Pag. 119Cuadro A.XVI. -Ciudad de Rosario. Elecciones para intendente 2003 Pag. 120Cuadro A.XVII. -Ciudad de Rosario. Elecciones para concejales 2003

Pag. 121

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RÉGIMEN ELECTORAL Y SISTEMA DE PARTIDOS.

La Influencia de la ley de lemas sobre el sistema de partidos en la provincia de

Santa Fe.

Introducción

El grado de incidencia que los sistemas electorales tienen sobre la dinámica general del

sistema político, la influencia directa que tienen tanto sobre el sistema de partidos como en la

organización interna de los mismos, y la búsqueda de regularidades en esa interacción ha sido

una de las problemáticas privilegiadas en el campo de la ciencia política. El trascendente estudio

de Maurice Duverger de comienzos de la década del cincuenta, en el cual estableció sus “leyes”,

y las respuestas de Douglas Rae y William Riker, más los sucesivos aportes de Giovanni Sartori,

Arent Lijphart y Dieter Nohlen, constituyen la columna vertebral sobra la cual se apoyan análisis

más recientes.

La importancia de las reglas electorales sobre el sistema de partidos radica en que las

mismas delimitan las condiciones en las cuales se llevará a cabo la competencia política y

establecen los requisitos exigibles para obtener las diferentes categorías de premios derivados de

la disputa por el poder. Asimismo, la creación y adopción de estas normativas no es un elemento

externo a los propios intereses de los representantes que las formulan. En consecuencia, los

análisis no pueden circunscribirse únicamente al estudio de los dispositivos de la legislación

electoral, sino que deben tener en cuenta las complejidades del entorno ambiental dadas por la

totalidad de las condiciones institucionales, ideológicas, históricas y sociales donde dichas

regulaciones surgieron y operan. De esta forma, la cristalización de un sistema de partidos

determinado puede describirse como el resultado del vínculo entre la dimensión histórica de las

estructuras sociales, por un lado, y de los factores institucionales, por otro.

En este último sentido, tampoco se debe obviar que las reglas electorales y la influencia

de éstas sobre el sistema de partidos se encuentran condicionadas por las características globales

del régimen político en el cual actúan. Los trabajos de Linz, Nohelen, Shugart y Mainwaring,

Sartori y Alcántara, entre otros, han aportado, desde diferentes perspectivas, interesantes

argumentos para dilucidar la influencia que ejerce el presidencialismo sobre los sistemas de

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partidos, muchos de ellos haciendo eje fundamentalmente en el análisis de los contextos

latinoamericanos.

Por otra parte, en las últimas dos décadas se ha ido acentuando una preocupación sobre la

posible mutación de los principios representativos que definieron la forma de relación entre

ciudadanos y gobiernos durante la segunda mitad del siglo XX. Se pone énfasis en considerar que

la institución partido político ha alterado su naturaleza, su forma y su funcionamiento, de la

misma manera que las relaciones entre los partidos han sufrido también un significativo proceso

de innovación. Parecería haberse agotado aquella organización partidaria de una considerable

complejidad institucional, que constituía el vínculo representativo de determinados intereses

sectoriales de la sociedad y que, dotada de una identidad cultural e ideológica, otorgaba a sus

simpatizantes un claro sentimiento de pertenencia (Manin, 1998). Como parte de este proceso de

“metamorfosis” se han ido configurando nuevos tipos de agrupaciones como los denominados

"atrapalotodo" (Kirchheimer, 1966) y los partidos cartel (Katz y Mair, 1995).

Que los partidos ya no conserven la relevancia de antaño como ejes organizadores de la

vida política y hayan visto debilitada su clásica función de mediación ante el avance de medios

tecnológicos que revolucionaron las formas de comunicación y de interrelación entre los

individuos, no significa que hayan desaparecido completamente de la escena. Si bien sus

estructuras internas mutaron, se debilitaron las cosmovisiones ideológicas que los sustentaban,

disminuyó la extensión de sus organizaciones, se hicieron más flexibles y se adaptaron a nuevas

circunstancias y, en su interior, se alteraron las relaciones entre líderes y cuadros; aún así, y a

pesar de esos cambios, siguen siendo los principales ordenadores del juego político institucional

en todas las democracias occidentales porque mantienen el monopolio de la representación legal

y, en consecuencia, de ellos surgen quienes serán responsables de tomar las máximas decisiones

gubernamentales de un Estado.

Paralelamente a estos cambios se ha podido verificar un incremento en la libertad política

por parte de los ciudadanos, que cada vez más dejan de permanecer adscriptos a una

identificación fijada por tradiciones. Esta autonomía que resiente las lealtades y filiaciones

partidarias, se manifiesta en una creciente fluctuación y volatilidad del sufragio que vuelve más

dinámica e imprevisible la escena electoral.

Por otra parte, si los resultados de los comicios constituyen el pilar sobre el que se asienta

la legitimidad de la representación democrática, las regulaciones legales y procedimentales que

los ordenan y controlan tienen una importante influencia sobre la totalidad del sistema político.

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Un sistema electoral puede ser definido como un conjunto de mecanismos por lo cuales

las preferencias de los ciudadanos se transforman en votos y estos votos se traducen en cargos

gubernamentales que se distribuyen entre los partidos e individuos que compiten en elecciones

libres (Molinnelli, 2003). Estas estructuras complejas están compuestas por una cierta cantidad de

elementos que pueden ser combinados de diversas formas.

Los indicadores a tener en cuenta para el análisis de un sistema electoral varían de

acuerdo a los autores. Nohlen considera cuatro áreas de importancia: la distribución de las

circunscripciones electorales, la selección de las candidaturas, los procedimientos de votación y

la conversión de votos en escaños -en la cual incluye la problemática de las fórmulas electorales

y el umbral electoral- (Nohlen, 1993).

Liphart, en cambio, establece cuatro dimensiones relevantes para analizar los efectos

políticos de los sistemas electorales, y otras cuatro de menor influencia, pero no por ello

insignificantes. Los primeros comprenden: la fórmula electoral –mayoritarias o de

representación proporcional-, la magnitud de la circunscripción, el umbral electoral y el tamaño

de la asamblea. Dentro de las segundas enumera: la estructura del voto, la desproporcionalidad de

los distritos electorales -malapportionment-, la diferencia entre elecciones legislativas de sistemas

presidencialistas y parlamentarios y la posibilidad de unión de listas -apparentement- (Liphart,

1995).

Por otra parte, algunos estudios especializados en observar la evolución de las elecciones

en sistemas presidencialistas, sobre todo de aquellos estados con estructura federal, han

comenzado a poner el acento en otro elemento del régimen electoral que no fue tenido en cuenta

por los estudios clásicos: la importancia de la simultaneidad o no de los calendarios electorales

para las diferentes instancias: ejecutivas, legislativas de niveles nacionales y provinciales

(Shugart, 1995; Jones, 2002)

Otro de los puntos de discusión entre los especialistas en sistemas electorales se encuentra

en la posibilidad de establecer las consecuencias generalizables que los diferentes mecanismos

tendrían sobre la configuración de un determinado sistema de partidos. En este sentido, el análisis

de los mismos ha sido un tema de interés por la relación que podría establecerse entre la forma de

aquéllos y el rendimiento y/o la estabilidad del sistema político en su conjunto.

Nohlen relativiza su influencia al afirmar que es sólo un factor entre otros, y que es

preciso un análisis histórico concreto en cada caso para averiguar si el sistema electoral tiene una

función más directa que otros elementos en la proyección ejercida sobre la estructuración de un

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sistema de partidos en particular: Asimismo sostiene que sus efectos dependen de condiciones

socioestructurales y políticas coyunturales que fortalecen o desvían las posibles derivaciones de

su diseño original. Por lo tanto, alega que resulta muy difícil establecer patrones generales de

comportamiento de los actores políticos emanados de los efectos de las reglas electorales, a partir

de lo cual discute la posibilidad de formular proposiciones universales que permitan diagnosticar

con exactitud cuales serán las consecuencias concretas de la aplicación de cada uno de ellas

(Nohlen, 1995).

Por el contrario, Sartori es uno de los autores que más ha insistido sobre la relevancia del

tema y, desde una perspectiva opuesta a la anterior, sostiene - siguiendo la tradición iniciada por

Duverger y continuada por Rae-, que dentro del marco de las limitaciones que ofrecen las

ciencias sociales para la enunciación de leyes explicativas de los fenómenos observables, es

posible establecer algunos enunciados generalizables que orienten el análisis comparado de la

influencia de los sistemas electorales sobre las configuraciones partidarias de diferentes Estados

(Sartori, 1994).

Más allá de las diferencias en el énfasis de la posibilidad de establecer patrones de

regularidad sobre las consecuencias que el régimen electoral puede tener sobre el formato del

sistema partidario, es indudable que las normas que lo componen tienen una influencia directa

sobre los actores que participan en la disputa por los sufragios, ya que aquéllas delimitan el

ámbito de competencia, disponen los requisitos que deben tener quienes deseen intervenir y

establecen la forma de repartir los premios. En este sentido las leyes electorales actúan como una

“constricción institucional” que apunta a estructurar los escenarios –electoral y parlamentario-,

donde participan las fuerzas políticas (Panebianco, 1993).

En síntesis, un régimen electoral, si bien no es el único factor determinante, ejerce una

influencia destacada en la conformación de los sistemas de partidos, ya que disciplina las

conductas de los actores en cuanto a su interacción para competir o colaborar. De esta forma,

ellos se relacionan con las reglas electorales y ambos inciden en el rendimiento y la estabilidad de

los regímenes democráticos en su conjunto.

Desde diferentes perspectivas se han ensayado tipologías a partir del énfasis en algunos de

los elementos constitutivos de lo que se considera un sistema de partidos. Los factores a

considerar para una posible clasificación son: el número y tamaño de los partidos, la distancia

ideológica entre ellos, sus pautas de interacción, su relación con los diferentes grupos sociales y

su actitud frente al sistema político (Nohlen. 1994. Ware, 2004).

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El número de partidos ha sido el criterio predominante para realizar clasificaciones y la

tipología elaborada por Sartori a mediados de la década del setenta -con algunas alteraciones

posteriores- ha sido el esquema más difundido y utilizado en política comparada. En este sentido,

ese autor utilizó en primer lugar la variable número de partidos relevantes, es decir aquellos que

tienen una gravitación tal que pueden llegar a ser gobierno por si solos, o a través de una

coalición - potencial de coalición-, o cuya existencia, por lo menos, afecta de alguna manera la

competencia interpartidaria -potencial de chantaje-1. A este criterio clasificatorio le agregó otra

variable: la ideología medida en términos de distancia –para los sistemas de más de un partido- e

intensidad –para las comunidades unipartidistas-. De esta forma, en los sistemas de más de un

partido puede establecerse un modelo de competencia ideológica donde la distancia entre las

diferentes fuerzas políticas es limitada y, por lo tanto, los partidos convergen hacia el centro –

estructura de competencia centrípeta- y otro en el cual existe una tendencia hacia la polarización

ideológica, estableciéndose un tipo de competencia centrífuga.

Posteriormente, otros autores han tratado de profundizar en estas dimensiones,

centrándose en los partidos como organizaciones, y defendiendo la perspectiva según la cual la

dinámica de la lucha por el poder en el seno de la organización ofrece la clave principal para

comprender su funcionamiento así como las relaciones que establece con el entorno. Panebianco

(1982) fijó algunos criterios que permitirían definir el grado de institucionalización de un partido

político. Asimismo, como bien señala Alcántara (1999), dicho autor incorpora una dimensión

especialmente útil para caracterizar los sistemas de partidos -la dimensión temporal o histórica-,

al destacar la impronta que el momento fundacional deja sobre el tipo de organización partidaria.

La literatura especializada consideraba que los sistemas de partidos eran estructuras de

competencia bastante estables, sin embargo, fenómenos recientes observados en los procesos de

redemocratización de América Latina y Europa Oriental han puesto en duda estas afirmaciones.

Un trabajo pionero en el análisis de las interacciones de las fuerzas políticas en América

Latina, centró su atención sobre la estabilidad de la estructura de competencia interpartidaria en

los países de la región a partir de su grado de institucionalización, el cual era analizado a través

de cuatro dimensiones: la estabilidad en las reglas y en la naturaleza de la competencia entre

partidos; el enraizamiento y la permanencia de las banderías partidarias en el seno de las

sociedades; el respeto, arraigo y reconocimiento de la competencia electoral como pilar del

sistema democrático; y la presencia de estructuras partidistas firmemente establecidas, 1 La conocida clasificación de Sartori comprende: sistema de partido único, de partido hegemónico, de partido predominante, bipartidista, de pluralismo limitado, de pluralismo extremo y de atomización.

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territorialmente extensas, con recursos propios y fuerte organización (Mainwaring y Scully

1995). A partir de esas dimensiones se ensayaba una tipología para ser aplicada a América Latina

y, en consecuencia, se clasificaba a sus estados entre los que tienen un sistema institucionalizado

de partidos, un sistema rudimentario y un sistema hegemónico en transición2.

Posteriormente, en otro estudio específico sobre la región, y a partir de una preocupación

sobre el tema de la gobernabilidad, la calidad y la estabilidad de las democracias en América

Latina, se sugería vincular los factores de institucionalización con las dimensiones clásicas de

número efectivo y grado de polarización ideológica de los partidos, para trabajar la tensión

permanente entre representatividad e institucionalización que caracterizaría los sistemas partidarios

en este continente.3. Asimismo se relativizaba la posibilidad de diseñar modelos de

institucionalización generalizables a la fisonomía latinoamericana; ya que se advertía que las

profundas mutaciones que experimentó el sistema partidario en América Latina estaban

fuertemente vinculadas con la aparición de nuevos clivajes y actores sociales que buscaron

expresarse en la arena política (Alcántara, 1999).

En la Argentina la preocupación por los sistemas electorales y su influencia sobre las

organizaciones partidarias y los sistemas de partidos ocupó un lugar preponderante a comienzos

de la recuperación democrática (Cavarozzi, 1983; Catterberg, 1985; Colombo y Palermo, 1985;

Garcia Delgado, 1987; Botana, 1985 y De Riz,1992).

En los noventa, y como consecuencia de las transformaciones institucionales producidas a

partir de la reforma constitucional del ‘94, una variedad de estudios han centralizado su análisis

en la calidad de la democracia argentina. De esta forma se han analizado las transformaciones de

los vínculos identitarios, la fragmentación de las fuerzas tradicionales, el faccionalismo y el

surgimiento de liderazgos delegativos en relación con la evolución de los atributos de la

ciudadanía (Quiroga, 1997; Cheresky, 1999; Nun, 1998; O´Donnell, 1997; Botana, 1995; Auyero,

1997).

Por otra parte, si bien el sistema de partidos en Argentina ha estado en continua mutación

desde el reinicio del ciclo democrático -fundamentalmente en los espacios provinciales-, la crisis

de 2001 y las elecciones presidenciales de 2003 aparecen como el momento culminante de

2 Mas allá de la importancia de las categorías conceptuales propuestas, el criterio ordenador de este trabajo publicado en castellano en 1995 ha sido superado por la vertiginosa transformación de algunos sistemas partidarios de la región. El caso de Venezuela es el más llamativo, ya que Mainwaring y Scully lo daban como un ejemplo de uno de los sistemas partidarios más institucionalizados.3 Las conclusiones de este trabajo discuten algunas de las premisas elaboradas por Sartori, ya que se afirma que en América Latina coexisten sistemas bipartidistas con niveles de polarización elevados con sistemas pluripartidistas con bajos niveles de polarización.

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reconfiguración de todo el espectro partidario, lo que produjo una renovada atención especulativa

sobre ellos. (Cavarozzi y Abal Medina, 2003, Adrogue y Armesto, 2002, Leiras, 2003, 2007;

Torre, 2003, Quiroga, 2004, Cheresky, 2003, 2004, 2005).

Paralelamente comenzó a desarrollarse una creciente preocupación sobre el estudio de las

fuerzas políticas en los ámbitos subnacionales, particularmente en lo relacionado a los partidos y

sistemas de partido. Esta preocupación esta fundada en la apremiante actividad reformadora

llevada a cabo en los espacios provinciales. Esta dinámica de cambios y transformaciones -38

innovaciones electorales y 32 reformas constitucionales- se inició con mucha anterioridad al

quiebre institucional de 2001, acelerando, en las arenas provinciales, un proceso de

fragmentación de las fuerzas políticas tradicionales -radicalismo y justicialismo-, y posibilitando,

de esta forma, la consolidación de liderazgos regionales que luego tuvieron proyección sobre la

escena nacional.

Se podría afirmar, entonces, que se ha producido una progresiva separación de los

sistemas políticos provinciales de la competencia nacional. Los calendarios comiciales dejaron de

ser coincidentes para dar mayor autonomía a los electorados de acuerdo a los intereses y

necesidades de las fuerzas predominantes en cada espacio territorial (Oliveros y Scherlis, 2004;

Calvo y Escolar, 2005).

Es precisamente en esos ámbitos donde las organizaciones partidarias elaboran sus

transformaciones y se mantienen o destruyen liderazgos y alianzas, donde muchos “caciques” se

recluyen para resistir y/o fortalecerse ante los “derrumbes nacionales”.

De esta forma se puede afirmar que, al compás de la consolidación del sistema

democrático en la Argentina, se ha ido produciendo una descentralización espontánea o por lo

menos no premeditada de los partidos nacionales (Escolar y Calcagno, 2004). Como

consecuencia de ello, y en consonancia con el régimen federal, cada provincia ha construido un

sistema político propio donde se combinan reglas y tradiciones político-partidarias particulares.

En este contexto la legislación electoral de Santa Fe ha sido objeto de modificación en dos

oportunidades en el transcurso de quince años, pero éstas afectaron únicamente a la forma de

selección de los candidatos. Sin embargo, la entrada en vigencia de la ley de doble voto

simultáneo, a comienzos de la década del noventa, produjo lentas pero continuas alteraciones

sobre la configuración partidaria de la provincia.

El presente trabajo consta de cinco partes, incluyendo esta Introducción, de índole teórico-

conceptual. En la segunda, de carácter contextual, se realiza una síntesis de los principales

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cambios experimentados por el régimen electoral nacional y su proyección sobre el sistema de

partidos desde comienzos del período de recuperación de la democracia hasta 2003. La tercera

sección aborda la influencia ejercida por la ley de doble voto simultáneo, aplicada a partir de

1991 en la Provincia de Santa Fe, sobre la estructura interna de las organizaciones políticas, así

como sobre los patrones de competencia y colaboración entre ellas, en tanto en la cuarta parte se

analiza la evolución del sistema de partidos en ese ámbito territorial durante el período de

vigencia de dicho régimen electoral, haciéndose una mención especial sobre la ciudad de Rosario.

Finalmente, se resumen las principales conclusiones que sugieren los resultados del presente

estudio.

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PRIMERA PARTE

Sistema electoral y sistema de partidos en la Argentina.

I. Singularidades del régimen electoral Argentino.

La leyes electorales que regulan el régimen de representación en la Argentina presentan

una serie de complejidades que provienen de la conjugación de un sistema político

presidencialista con representación bicameral en un Estado de estructura federal. Los laberintos

del Sistema Electoral Argentino surgen de la existencia de múltiples arenas electorales –nacional,

provincial y local- donde se eligen una amplia gama de autoridades ejecutivas y legislativas.

Cada provincia tiene autonomía para fijar el régimen de elección de autoridades en su territorio y

establecer que las mismas se lleven a cabo o no en la misma fecha que la de autoridades

nacionales. Sin embargo, a simple vista, las complicaciones surgidas del entrecruzamiento de

dichos factores se han mantenido disimuladas por la visibilidad que tiene la elección a presidente

y vicepresidente por voto directo4 en un distrito único nacional (Calvo, 2001).

La gran diversidad de regímenes electorales provinciales difieren respecto a la fórmula

que se utiliza para elegir representantes, la cantidad de distritos en su interior, la magnitud de los

mismos, el número de cámaras y su forma de renovación. Este intrincado damero de situaciones

comiciales ha sido el resultado de las sucesivas reformas constitucionales realizadas desde 1985

en todos los distritos5. A dicho ímpetu constitucionalista, incrementado después de la reforma de

la Constitución Nacional del ‘94, se deben sumar los múltiples cambios específicos sobre la

legislación electoral para modificar ciertos aspectos particulares de las mismas.6.

Estas transformaciones en los espacios subnacionales tuvieron consecuencias sobre la

arquitectura política a nivel nacional, porque los distintos escenarios de competencia le permiten

a las fuerzas que intervienen obtener plazas institucionales y, por ende, recursos claves en

provincias y municipios, a partir de los cuales elaboraron estrategias para incidir en juegos

4 El voto directo se instala en 1994 a través de la reforma constitucional. Para las elecciones del ‘83 y del ‘89 regía el Colegio Electoral para la elección presidencial, aunque en ninguna de los dos casos fue necesario reunirlo. 5 Algunas provincias han modificado su Constitución en más de una oportunidad. Santa Fe es la única provincia que no ha reformado su Carta Magna.6 Elevación de umbrales nominales para acceder a la distribución de las bancas, reducciones de las magnitudes de los distritos, estrategias de redistritado y, quizás, una de las más extendidas: la utilización del doble voto simultáneo para la selección de las candidaturas.

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mayores. Por lo tanto, cada vez más desde el retorno a la democracia, el sistema partidario

argentino se estructura y modifica desde los espacios provinciales.

El presidencialismo y la selección de Diputados Nacionales7, a través de listas cerradas y

bloqueadas, amortigua la excesiva fragmentación y coloca un incentivo para la conformación de

organizaciones –partidos o coaliciones- de extensión nacional.

Otro elemento a tener en cuenta es la proporcionalidad de la Cámara Baja, que en

principio se advierte como simple y semejante en todo el país -se aplica la fórmula D’Hont con

umbral del 3% en cada provincia como distrito único-, la misma manifiesta toda su complejidad

al considerarse la heterogénea distribución de la población en el territorio nacional que determina

una variabilidad de la magnitud de los distritos.

Estas diferencias influyen sobre la posibilidad de obtener una representación equivalente

de las fuerzas minoritarias en todas las provincias. En los distritos grandes es posible reflejar una

mayor proporcionalidad, mientras en los chicos se tiende hacia marcados sesgos mayoritarios,

situación a partir de la cual el número efectivo de los partidos compitiendo en las elecciones

nacionales a tendido a comprimirse en las provincias de menor población y a expandirse en los

distritos de extenso electorado, donde la alta proporcionalidad favorece la fragmentación (Calvo,

2001).

Otra cuestión interesante para la evaluación del régimen electoral combinado con la forma

de gobierno presidencialista y la estructura federal del país reside en la trama compleja que

resulta de los diferentes períodos de duración del ejecutivo nacional y de los diputados, -

renovación por mitades cada dos años-, y la no coincidencia del mandato del presidente con los

ejecutivos provinciales. Esto supone un entrelazamiento de calendarios electorales, donde el

resultado de cada uno de los juegos en diferentes tableros tiene consecuencias para la

gobernabilidad y la estabilidad de todo el sistema político nacional.8

Asimismo, un elemento novedoso que ha intervenido en el juego electoral de los últimos

años en la Argentina ha sido la manipulación de los calendarios electorales para hacer que los

comicios para diferentes cargos a nivel nacional y/o provincial fueran coincidentes o no. El

desdoblamiento de las fechas para las elecciones puede darse en tres situaciones diferentes: entre

comicios para cargos ejecutivos y legislativos a nivel nacional, para cargos nacionales y

7 La Cámara se compone de 257 Diputados electos en 24 distritos plurinominales por un lapso de 4 años y se renueva por mitades cada 2.8 La reforma constitucional del ‘94 produjo cambios, ya que acortó el ciclo presidencial y lo hizo coincidente con el de los Gobernadores a la vez que agregó la elección directa de Senadores .

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provinciales, y para los casos de legislativas nacionales en los diferentes distritos. La

coincidencia o no de estas diferentes instancias produce diversas consecuencias sobre el sistema

de partidos y el régimen político en general, las cuales se relacionan con el “efecto arrastre” –

aún existiendo la eventualidad del corte de la boleta electoral- de aquella instancia que el

electorado visualiza como fundamental sobre el resto de las que se eligen en forma simultánea.

En el caso de la simultaneidad de comicios presidenciales con legislativos, los primeros

traccionan las preferencias hacia la lista de legisladores de su propia fuerza, a la vez que ejercen

una influencia decisiva sobre el sistema de partidos, reduciendo su número, y sobre la formación

de las mayorías parlamentarias que apoyan al ejecutivo nacional (Noelen, 1995; Mainwaring y

Shugart, 2002).

Por otra parte, la elección de los gobernadores suele ejercer una atracción superlativa

sobre el electorado, incluso a veces comparable a la del ejecutivo nacional9. Por lo tanto, en el

caso de coincidir comicios presidenciales y de gobernador, las consecuencias del arrastre son

inciertas. Asimismo la evidencia empírica manifiesta que la elección para gobernador se impone

en el alineamiento de las adhesiones sobre la de legisladores nacionales.

Los diferentes actores de la política argentina han comenzado a ver en la capacidad de

fijar el cronograma electoral uno de los elementos de mayor peso relativo sobre el resultado final

de los comicios y, por lo tanto, el mismo es valorado como una herramienta más de la que

disponen los gobernantes para la competencia electoral (Oliveros y Scherlis, 2004).

II. La configuración partidaria desde el retorno a la democracia hasta la

reforma constitucional.

El P.J. y la U.C.R. inauguraron el ciclo democrático en una situación de mutua y abierta

competencia; de esta forma se retornó a una institucionalidad que recuperó la tradición del

Colegio Electoral para elegir la fórmula presidencial10. La elección de los senadores nacionales se

mantuvo a través de las legislaturas provinciales y por el Colegio Electoral en la Capital Federal.

Por su parte, para los Diputados Nacionales –elegidos en 24 distritos electorales plurinominales-

9 La importancia de los gobernadores ha aumentado a partir de la década de los 90 como consecuencia de las políticas de descentralización implementadas, que derivaron hacia las provincias funciones y responsabilidades que antes eran ejercidas desde el poder ejecutivo nacional.10 Los decretos ley 22.838 y 22.847 firmados en 1983 por el último presidente de la dictadura militar, Gral Reynaldo Bignone, restablecieron las reglas electorales esenciales. El primero fija el sistema D’Hont y el segundo eleva el número de diputados por distrito.

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se siguieron utilizando las listas partidarias bloqueadas. La distribución de las bancas se

realizaba proporcionalmente a través del sistema D’Hont con un umbral del 3% del padrón,

elevándose el piso mínimo de diputados a 5 por distrito con la excepción de Tierra del Fuego11.

Esta disposición alteró el sistema establecido por la constitución de 185312 e introdujo un fuerte

componente de sobrerrepresentación de los distritos más pequeño. La combinación de estos dos

elementos produjo una distorsión de la proporcionalidad ya que las provincias más pequeñas

tienen un plus de representación (Cabrera, 2001).

En 1983 la escena política fue ocupada por los dos contendientes tradicionales -peronistas

y radicales- que discutían sus proyectos sobre el telón de fondo de sus identidades históricas y sus

anclajes sociales. Los primeros reivindicaban la justicia social que remitía a un pasado próspero

para los trabajadores. El radicalismo, en cambio, buscó el favor de las clases medias urbanas a

partir de un discurso que revalorizaba la institucionalidad democrática, incompatible con la

supervivencia de intereses corporativos.

El sorpresivo triunfo de la U.C.R.13 delineó una nueva arena de competencia. La derrota

del peronismo en elecciones sin ningún tipo de proscripciones puso fin al mito de su

invulnerabilidad, vislumbrándose la posibilidad efectiva de instituir un sistema bipartidista.

Después de 10 años sin comicios, se votó en un solo acto para todos los cargos en todas las

instancias de gobierno a nivel nacional, provincial y municipal. El electorado se expresó

categóricamente, produciéndose una notable polarización entre los candidatos de las dos partidos

mayoritarios –U.C.R.: 51,7% y P.J.: 40,2%-, característica propia de un sistema presidencialista

donde la apuesta al premio mayor arrastra a otros juegos. La disminución de aquélla en la arena

legislativa permitió el acceso de otras agrupaciones, algunas de las cuales eran representativas de

intereses regionales.14.

La situación en el Senado, derivada de la conformación de las respectivas Asambleas

Legislativas, fue completamente diferente, ya que de las 46 bancas existentes el P.J. ocupó 21, el

radicalismo 18, y las 7 restantes se repartieron entre los partidos de origen provincial. Por lo

11 Tierra del Fuego fue territorio nacional hasta 1991; durante ese período su representación se reducía a 2 diputados.12 La Constitución del ‘53 establecía que cada distrito provincial tendría una cantidad de diputados en función a la relación entre la cantidad de población de cada distrito y una cifra repartidora a establecer.13 El triunfo del candidato radical, avalado por el 51,75 % del electorado, significó un hito histórico, ya que superó aquel 49% alcanzado por la fórmula "Perón-Perón" en 1973. El imponerse en 17 de los 24 distritos le permitió a la Unión Cívica Radical formar Colegio Electoral propio.14 En Diputados el oficialismo logra 50,8% sobre un total de 254 bancas, en tanto el P.J. conservaba un importante poder de presión con el 43,7% de las mismas. El espectro partidario de la cámara baja se completaba con 3 legisladores correspondientes al Partido Intransigente, liderado por Oscar Alende, 2 de la Unión del Centro Democrático y 9 representantes de fuerzas provinciales.

15

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tanto, este régimen electoral, en un estado federal con sistema presidencialista de gobierno y con

elecciones para el ejecutivo y el legislativo nacional coincidentes promueve, por un lado, un

bipartidismo –elección del presidente en colegio electoral por simple mayoría-, y, por otro, abriga

un componente multipartidista, ya que la lista completa y bloqueada por distrito provincial, que

se utiliza para la elección de los diputados nacionales, permite el acceso al parlamento de fuerzas

menores con arraigo provincial. Es por ello que algunos estudios colocan la media del número de

partidos efectivos en el parlamento en este período en 2,6 (Mainwaring y Shugart, 2002).

Los resultados obtenidos en el momento fundacional de la democracia descubrían un país

plural; había surgido una arena legislativa y una distribución del poder en las provincias que

favorecían una política de acuerdos entre las dos fuerzas mayoritarias15. Sin embargo, el jefe

radical, convencido de su origen plebiscitario y de que el peronismo no podría restablecerse de la

derrota sufrida, en consonancia con la cultura política tradicional argentina que valoraba los

personalismos fuertes, apostó a un diseño de partido predominante16.

A partir de la primera gran derrota legislativa del oficialismo en el debate sobre la

legislación sindical, la actitud del gobierno fue eludir la confrontación parlamentaria y reforzar la

iniciativa política del ejecutivo17. Para el justicialismo, en cambio, el Parlamento se constituyó en

el ámbito privilegiado de expresión, ya que las bancas obtenidas eran tanto la reafirmación de su

representatividad como el espacio necesario para la construcción de nuevos liderazgos dentro del

partido y hacia la sociedad18 (De Riz 1993).

Las elecciones de 1985 para la primera renovación de la Cámara de Diputados de la

Nación fue favorable al oficialismo, que aumentó el número de escaños19. Sin embargo, dos años

más tarde se produjeron juegos simultáneos en varias arenas: renovación parcial de Diputados

Nacionales, y de autoridades en los territorios provinciales. Los resultados evidenciaron un

15 Diputados con predominio de la U.C.R. y un Senado con mayoría justicialista y representación de otras fuerzas. A su vez, en las elecciones para gobernador el radicalismo había triunfado en ocho provincias (Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Misiones, Mendoza, Río Negro, Chubut y Tierra del Fuego) y el peronismo lo había hecho en doce (Santa Fe, Chaco, Formosa, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, La Rioja, Catamarca, San Luis, La Pampa y Santa Cruz), en tanto en Corrientes había ganado el Pacto Autonomista-Liberal, en Neuquén, el Movimiento Popular Neuquino y en San Juan, el bloquismo.16 En la política argentina los fuertes liderazgos de Irigoyen y Perón, y la preeminencia del radicalismo en la primera parte del siglo XX y del peronismo después de 1945, había forjado una cultura política que valoraba los ejecutivos fuertes y que no alentaba la cooperación entre las fuerzas políticas adversarias.17 En temas como la reforma constitucional –con propuestas de cambios hacia un parlamentarismo-, el traslado de la capital y medidas de política económica -Plan Austral-.18 El justicialismo produce un fuerte debate interno y surge una corriente que intenta renovar prácticas y cuadros dirigentes.19 El éxito del radicalismo fue una consecuencia directa de las desavenencias al interior del Justicialismo que en la mayoría de los distritos presentaron dos listas separadas.

16

Page 17: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

acentuado descontento sobre la política nacional20. La U.C.R. pudo conservar solo dos provincias

y perdió la mayoría en Diputados. Esta situación desencadenó un fuerte debate interno que pone

de manifiesto el grado de heterogeneidad ideológica del partido y el debilitamiento, en alguna

medida, del liderazgo de Alfonsín.

En 1989 la disputa electoral por la presidencia se llevó a cabo en medio de un agudo y

acelerado proceso hiperinflacionario que podía tener imprevisibles consecuencias para la

perdurabilidad del régimen democrático. La crisis había llevado a la sociedad a los límites de la

gobernabilidad y había debilitado la confianza en el gobierno, al punto de tener que anticipar los

comicios presidenciales.

Peronistas y radicales constituyeron frentes electorales con fuerzas menores. Por un lado,

el FREJUPO (Frente Justicialista de Unidad Popular)21 con la fórmula Menem–Duhalde y, por el

otro, la Confederación Federalista Independiente (una alianza de partidos provinciales),

encabezada por el gobernador de Córdoba, Eduardo Angeloz -candidato del radicalismo-,

acompañado por la senadora jujeña Cristina Guzmán.

El debate ideológico asumió un formato diferente al de 1983, el escenario económico

atravesaba las campañas y se convirtió en el tema excluyente. El radicalismo prometía austeridad

y ajuste del gasto público para sobrellevar la crisis, mientras el candidato justicialista apelaba a la

"revolución productiva” y el “salariazo".

Los resultados sepultaron abruptamente todas las especulaciones tejidas sobre una posible

negociación en el Colegio Electoral. La sociedad nuevamente decidió dar una respuesta

categórica y sin apelaciones, plasmándose una vez más la vocación de elección directa al

momento de elegir la Primera Magistratura.. La fórmula presidencial del FREJUPO ganó en

todos los distritos del país, aún en aquellas provincias gobernadas por el radicalismo como

Córdoba y Río Negro y también en la Capital Federal, tradicional bastión antiperonista. En estas

elecciones la fórmula justicialista obtuvo un 49,4% de sufragios contra un 37% de la UCR, lo que

representa una pérdida de casi 15 puntos con respecto a 1983. Si bien la polarización había

disminuido, seguía siendo lo suficientemente alta como para que no se vislumbrara la posibilidad

de una tercera fuerza en el escenario político con posibilidades de acceso a la presidencia.

20 El descontento estaba causado por el fracaso del Plan Austral en el orden económico a la vez que los diferentes alzamientos “carapintadas” y la promulgación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final habían creado, también, rechazo en algunos sectores.21 Partido Justicialista, Partido Demócrata Cristiano, Partido Intransigente, Movimiento. de Integración y Desarrollo, Movimiento Patriótico de Liberación, Partido Social Republicano, Partido del Trabajo y del Pueblo, Partido Conservador Popular y Partido Socialista Autentico.

17

Page 18: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

Asimismo, en materia de votos para diputados nacionales se constató que los ciudadanos, para

esta instancia, se comportaron con autonomía, apoyando a otras fuerzas, sobre todo en aquellos

distritos donde existían partidos regionales.

Con respecto al derrotero de las terceras fuerzas nacionales en esta primera etapa, es

interesante observar el cambio ideológico de los partidos que ocupan dicho espacio.

Mientras en las elecciones de 1983 y 1985 este lugar estaba en manos del Partido

Intransigente, que desplegaba consignas de centro izquierda, a partir de 1987 ese lugar fue

ocupado por una fuerza ideológicamente ubicada a la derecha del espectro partidario, la Alianza

de Centro22, que obtuvo casi el 7 % de los votos para presidente y el 10% para diputados.

Carlos Menem accedió al gobierno acompañado por una gran expectativa popular y con

un partido opositor desarticulado, con baja capacidad de respuesta como resultado del desenlace

de la transición23. Por otra parte, el presidente inaugura un estilo de conducción personalista,

desdeñoso de la propia estructura partidaria, enarbolando un estilo de jefatura pragmático que

produjo sucesivos realineamientos en los cuadros del justicialismo. El tradicional peso del poder

sindical fue debilitado, los otrora renovadores se desvanecieron y nuevas figuras, ajenas a la

tradición peronista, fueron integradas al gobierno o impulsadas a incorporarse al mundo de la

política a partir de una popularidad conseguida en otros ambientes24.

Desde el gobierno nacional se implementó un profundo programa de reformas

estructurales, acorde a las recetas del “consenso de Washington”, que rompió con el patrón de

acumulación centrado en el Estado característico de la tradición peronista, y que respondía más

al modelo pregonado en su momento por el candidato opositor. De esta forma, la distancia

ideológica entre las dos fuerzas mayoritarias disminuía y, en un movimiento centrípeto, pero de

traslación hacia una cosmovisión de derecha25, cada uno de los partidos intentaba mostrarse como

el interlocutor de los intereses de una elite económica cuyos beneficios no dependían del

22 Coalición de la U.C.D. con la Democracia Progresista.23 El acta de acuerdo para el traspaso de mando anticipado incluyó una cláusula que obligaba al radicalismo a votar afirmativamente todas las leyes que remitiera el Ejecutivo hasta el 10 de diciembre, momento que asumirían los nuevos diputados peronistas otorgando mayoría propia al P.J.24 Carlos Reuteman como gobernador de Santa Fe y Ramón “Palito” Ortega como gobernador de Tucumán; más tarde, Daniel Scioli como Senador de la Capital Federal.25 “El criterio más frecuentemente adoptado para distinguir la derecha de la izquierda es el de la diferente actitud que asumen los hombres que viven en sociedad frente al ideal de la igualdad. Entendida ésta no como la utopía de una sociedad donde todos son iguales en todo sino como tendencia, por una parte, a exaltar más lo que convierte a los hombres en iguales respecto a lo que los convierte en desiguales y, por otra, en la práctica, a favorecer las políticas que tienden a convertir en más iguales a los desiguales” (Bobbio, 1995).

18

Page 19: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

consumo interno. En 1991 los comicios para gobernadores y legisladores nacionales convalidaron

el paquete de reformas, al igual que dos años después, al renovarse la Cámara de Diputados.

Las audaces decisiones en materia de política económica estuvieron acompañadas por

otras no menos tajantes en áreas como relaciones exteriores, derechos humanos, organización

sindical, las que también contrastaban con los principales rasgos identitarios del imaginario

peronista y con las políticas impulsadas por el partido desde oposición durante el gobierno de

Alfonsín. En consecuencia, si bien la fuerte transformación ideológica que produjo Menem en el

justicialismo debilitó el antagonismo peronismo-antiperonismo, introdujo otras dimensiones

conflictivas que buscaron nuevas mediaciones para expresarse.

En este período se iniciaron cambios en las legislaciones electorales provinciales. En

algunos territorios, para enfrentar las divergencias internas y un proceso creciente de

faccionalización del justicialismo, hicieron su aparición las leyes de lemas. Asimismo, algunas

provincias, haciendo gala de su autonomía, decidieron desacoplar la fecha de los comicios

provinciales de la de los nacionales, costumbre que años más tarde se generalizará dando la

fisonomía de ciclos electorales de larga duración.

Los sucesivos triunfos en diferentes arenas electorales provocaron en el presidente y su

séquito un deseo de perpetuación en el poder que se expresaría en una ofensiva para lograr una

reforma constitucional que habilitara la reelección presidencial26. La U.C.R., debilitada, suscribió

el Pacto de Olivos, que permitió el llamado a una Asamblea Constituyente.

La síntesis de estos primeros 10 años de democracia nos revelan un sistema bipartidista

con un relativo grado de institucionalización, porque los actores políticos más significativos

demostraron un compromiso absoluto con la idea de que la única legitimidad posible de un

régimen democrático se obtiene a través de elecciones libres, competitivas y efectivas

(Mainwaring y Scully, 1995) Esta convicción permitió que se atravesaran con fortaleza tanto los

planteamientos militares como las crisis económicas. Por otra parte, las dos principales fuerzas

políticas se presentan como estructuras organizadas, territorialmente extendidas y con recursos

propios.

Los elementos más débiles con respecto al grado de institucionalización se manifestaron

en referencia a la cohesión ideológica de las dos fuerzas predominantes. En este sentido, cabe

acotar que la misma siempre ha sido poliforme y compleja, vinculada a orígenes movimientistas,

26 La misma se desarrollaba en dos frentes: por un lado, amenazaba con apelar al aval de la ciudadanía a través de un plebiscito y, por otro, buscaba una reinterpretación del art. 30 de la Constitución Nacional, a partir de la cooptación, en el Senado, de la voluntad de algunos representantes de partidos provinciales.

19

Page 20: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

reticentes a ser encerradas en un clivaje de izquierda-derecha, y que las diferencias entre ellos se

asentaron más en términos culturales en alusión a sus contextos de formación y a los estilos

organizativos que implementaron en sus orígenes27. El radicalismo, imbricado con el inicio

mismo del sufragio universal en la Argentina, se apropió de la imagen simbólica de ser una

fuerza republicana y democrática, atenta al respeto de las reglas que enmarcan la contienda

política. Por otra parte, las transformaciones sociales producidas en el país a mediados del siglo

XX, de las cuales el peronismo se hizo cargo a través del diseño de políticas públicas innovadoras

que expandieron la ciudadanía social, lo colocó simbólicamente como el portador de una

potencialidad transformadora en beneficio de las mayorías populares. Otro punto de

diferenciación eran los principios organizativos que los sustentaban; mientras el radicalismo

tendió siempre a sostenerse sobre una fuerte institucionalización basada en la aceptación de

reglas formales, el peronismo es una clara expresión de una partido constituido en torno a un

fuerte liderazgo carismático.

III De la reforma constitucional al colapso institucional .

Las bases de la Reforma Constitucional fueron convenidas por los líderes de las dos

fuerzas mayoritarias en un núcleo de coincidencias básicas que no podía ser alterado por la

Asamblea Constituyente. En este sentido, el “pacto secreto” entre Menem y Alfonsín mostró los

límites del funcionamiento de una democracia representativa, y la forma en que las negociaciones

políticas se desarrollan a espaldas de la ciudadanía. “La decisión política se privatiza cuando ella

no es trasladada a la esfera pública y se sustrae del debate colectivo” (Quiroga, 2005).

Los grandes temas de la reforma tocaban la estructura y funciones del estado: el equilibrio

de poderes, la atemperación del presidencialismo, la reforma de la justicia, del régimen electoral

y de las relaciones entre la Nación y las provincias. Las principales renovaciones en materia

electoral se relacionaron con la duración del mandato presidencial -que disminuye a 4 años, con

posibilidad de reelección por un mandato consecutivo-, en concordancia con el período de los

gobernadores provinciales28; la elección directa de los senadores29, cuyo número se aumenta a tres

27 Se toma el concepto ideología en referencia al conjunto de creencias y valores que defendía el partido al momento de su fundación (Ware, 2004).28 La disminución del mandato presidencial a cuatro años, coincidiendo con el de diputados nacionales, y autoridades provinciales dan un efecto de simultaneidad que, en principio, pareciera haber sido diseñado para favorecer a los partidos tradicionales con estructuras fuertes y extendidas por todo el país.29 Un antecedente se había dado en 1973.

20

Page 21: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

por cada distrito para dar representación a las minorías30 - formato que respondía a la idea de

consolidar una arena bipartidista en el Parlamento Nacional-, y la forma de elección presidencial.

En este último caso se reemplaza el colegio electoral por la elección directa a través de un

sistema de ballotage impuro31.

Aún cuando los sistemas de elecciones directas con doble vuelta están pensados para crear

mayorías absolutas y, de esta forma, legitimar el poder del presidente, en este caso el efecto se

obscureció, ya que un candidato puede llegar a la presidencia con un porcentaje muy por debajo

del exigido en el ballotage clásico, siempre que se enfrente a una oposición fragmentada. Por lo

tanto, la fórmula también operaba como un incentivo para la formación de coaliciones opositoras

(De Riz, 95).

El acuerdo entre los dos partidos mayoritarios para la reforma tuvo consecuencias no

previstas: el surgimiento de una nueva corriente política que encauzó la opinión de aquellos

sectores disgustados con el arreglo bipartidista. De esta forma se originó el Frente Grande, una

nueva fuerza con escasa estructura organizativa y con exiguo arraigo fuera de Capital Federal,

liderada por el entonces diputado Carlos Chacho Álvarez. La misma intentaba aglutinar a

sectores disidentes del peronismo32 con otros provenientes de la Democracia Cristiana, el Partido

Intransigente, líderes de movimientos por los derechos humanos y algunas agrupaciones de

izquierda. En las elecciones para diputados nacionales de la Capital obtuvo el 13,7% de los votos,

pero al año siguiente consigue imponerse en la de convencionales constituyentes con el 37,4% de

los sufragios del distrito, ganando también en la provincia de Neuquén, en tanto en el total del

país reunió un 12% de los sufragios.

Este partido se diferenciaba de las fuerzas mayoritarias por su formato. Sin estructura ni

recursos tradicionales, sus principales referentes apelaban a la opinión pública a través de los

medios de comunicación. Su discurso rechazaba los acuerdos sellados por la U.C.R. y el P.J., y

reclamaba la apertura del núcleo de coincidencias básicas para someterlo a debate. La Asamblea

Constituyente fue el gran escenario donde la figura de Álvarez logra hacerse conocida en todo el

territorio nacional.30 A través de la forma de lista incompleta se asignan dos senadores a la lista partidaria que haya obtenido más sufragios y un tercero a aquélla que le siguiera.31 En este sentido el artículo 97 de la Constitución establece que será proclamado presidente el candidato que en primera vuelta obtenga más del 45% de los votos afirmativos válidamente emitidos o cuando la fórmula que resultara más votada en la primera vuelta hubiera obtenido por lo meno el 40% de los votos afirmativos válidamente emitidos y además existiere una diferencia del 10% respecto al total de votos sobre la fórmula que le sigue.32 La disidencia se fundaba en un rotundo rechazo a la política económica del gobierno, al indulto dado por Menem a los responsables del genocidio y al acercamiento de éste con personajes históricamente antiperonistas, como el almirante Rojas.

21

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El Frente Grande siempre tuvo una organización endeble e incompleta, que sus dirigentes

consideraban una virtud más que un déficit. La ausencia de institucionalización33 permitió a sus

líderes, especialmente a Álvarez, ejercer una jefatura con un gran nivel de autonomía. Las

prácticas al interior de la fuerza se basaban en reglas informales que a veces llegaban a

contradecir las pocas disposiciones estatutarias existentes (Abal Medina, 2006). Su ideología se

basaba en un principio de diferenciación con las fuerzas tradicionales, por lo tanto se estableció

un vago concepto que aludía a una nueva forma de hacer política, enfrentado a las viejas prácticas

clientelares de radicales y peronistas. Asimismo se llevaba a cabo una constante apelación a la

ética pública, haciendo eje en una fuerte impugnación a la corrupción y una irrestricta defensa de

los derechos humanos. Sin embargo, estos elementos identitarios tuvieron que ser atemperados

cuando formaron una coalición de gobierno con la U.C.R.

A fines de 1994 el Frente Grande, junto al Partido Socialista Popular –que gobernaba la

ciudad de Rosario-, y al Partido Socialista Democrático, integró el FREPASO junto a un sector

desprendido del peronismo, conducido por el senador nacional José Octavio Bordón,. La disputa

entre los dos referentes fundamentales para encabezar la fórmula presidencial fue dirimida a

través de una interna abierta en la cual triunfó el ex gobernador de Mendoza.

Paradójicamente las elecciones presidenciales de 1995, realizadas bajo las nuevas

disposiciones constitucionales forjadas para permitir la reelección del entonces presidente y

consolidar un sistema bipartidista, mostró por primera vez en cincuenta años un formato de tres

partidos competitivos: el P.J., la U.CR. y el FREPASO.

El escenario electoral del 14 de mayo se presentó surcado por los efectos de un sorpresivo

desequilibrio de las variables económicas derivadas de una crisis internacional; de esta forma,

una sensación de incertidumbre sobre la estabilidad futura permitió que la escisión discursiva

fundamental volviera a asociar gobernabilidad y eficientismo técnico. Por tercera vez desde la

recuperación democrática los ciudadanos se expresaron en forma clara y sin ambigüedades. Los

resultados permiten inferir que la estrategia de poder desplegada por el presidente Menem desde

el Pacto de Olivos obtuvo los resultados esperados: no sólo fue plebiscitado por la mitad de la

población –49,9 %-34, sino que logró la tan ansiada mayoría propia en el Congreso.

33 El FG se dirigía verticalmente desde núcleos de dirigentes a nivel nacional y de las provincias (mesas nacionales y provinciales). Los adherentes de base se nucleaban en torno a ¨ Casas del Frente¨ que se abocarían a problemas locales. La autoridad máxima del partido era una Asamblea Nacional, la cual elegía a un Plenario Nacional como órgano de coordinación de acciones; la conducción ejecutiva se realizaba a través de una Mesa Nacional, compuesta por un delegado de cada una de las regiones (eran seis y nucleaban a las provincias).34 El porcentaje incluye los votos ganados por el candidato a consecuencia de su inclusión en listas de otros partidos. El P.J. como partido, en esta instancia obtuvo el 44,9% .

22

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Resultó sorpresiva la pérdida de votos del radicalismo, que quedó desplazado a un tercer

puesto con sólo el 17% de los sufragios35, en tanto el FREPASO reunió casi la tercera parte del

electorado. La irrupción de esta fuerza política tuvo un marcado efecto despolarizador, ya que la

suma de los sufragios para los partidos firmantes del “Pacto de Olivos” en la instancia

presidencial refleja una mengua de 20 puntos desde 1989. Sin embargo, la U.C.R. recuperó

adhesiones en diputados y logró equiparar al FREPASO (21,7% y 21,1%).

Estas elecciones marcaron un punto de ruptura en el sistema de partidos y el inicio de una

elocuente autonomía ciudadana que se manifestó en un aumento de la fluctuación electoral. Es

interesante subrayar que la base electoral del FREPASO no estuvo compuesta mayoritariamente

por votos provenientes de un electorado peronista, a pesar de que ambos integrantes de la fórmula

hasta no hacia mucho tiempo habían sido miembros del P.J.. Las elecciones de 1995 mostraron

que los ciudadanos desconformes con el gobierno nacional manifestaron su disgusto avalando

una nueva alternativa, aún cuando esta estuviera encarnada por quienes habían accedido a sus

cargos acompañando a Menem. “El sistema pareció comportarse como un pluralismo

predominante en el juego de suma cero por los votos opositores del que participan radicales y

frepasistas” ( Abal Medina, 2002).

Los resultados electorales de 1995 indicaron que la única posibilidad de derrotar a un

partido con la fuerza electoral del P.J. era a través de una coalición opositora; el formato de la

constitución reformada en el ‘94 empujaba nuevamente hacia una necesaria bipolaridad. En

consecuencia, para las elecciones legislativas de 1997 los partidos de la oposición, U.C.R. y

FREPASO36, decidieron concurrir juntos a los comicios de legisladores nacionales para enfrentar

al oficialismo. Surge, entonces, la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación, que logrará

derrotar al oficialismo después de ocho años de predominio justicialista. Las causas de este

triunfo pueden encontrarse más allá de las intenciones transformadoras expuestas por la

coalición. Se trató del agotamiento de un ciclo: gran parte de la sociedad había comenzado a

desencantarse de los rasgos predominantes de la cultura política inaugurada en 1989 y, al mismo

35 Si bien el radicalismo tuvo un desempeño muy desfavorable en las presidenciales del ‘95, experimentó simultáneamente una recuperación en los espacios provinciales, ya que logró conservar las provincias de Río Negro, Córdoba, Catamarca y Chubut, a las que, además, sumó el Chaco. Asimismo. en junio de 1996, en las primeras elecciones para Jefe de Gobierno de la Capital Federal, el radicalismo ganó con el 38,8% de los votos, seguido por el FREPASO con un 25,7%.36 Para estas elecciones el candidato a presidente del FREPASO en 1995, José Octavio Bordón, ya había abandonado la agrupación y su banca de senador, reclamada por el P.J,, volviendo a reintegrarse al justicialismo poco tiempo después.

23

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tiempo, cada vez se hacían más visibles las consecuencias negativas del plan de estabilización a

través del aumento de los índices de desempleo y pobreza.

En las elecciones para Diputados Nacionales de 1997 surgió, también, una nueva

agrupación formada por el ex ministro de economía Domingo Cavallo, que trataba de colocarse

como una opción al espacio ideológico anteriormente capitalizado por la U.C.D., la que tuvo un

respetable desempeño electoral en Capital Federal37 y en la provincia de Córdoba.

La coalición debía enfrentar varios obstáculos: solucionar las diferencias estructurales

entre ambas fuerzas, compatibilizar los liderazgos, distribuir candidaturas y lograr, en poco

tiempo, la adecuación de un discurso compartido entre quienes parecían tener formas antitéticas

de enfrentar los problemas y concebir la política. La existencia formal de la coalición se reducía a

una mesa de conducción nacional integrada por Álvarez y Fernández Meijide por el FREPASO y

Alfonsín, De la Rúa y Terragno por la U.C.R. –estos últimos representantes de diferentes

corrientes internas del partido-. En la práctica, la relación entre los socios seguía dinámicas de

acuerdo y enfrentamiento bastante informales y complejas, determinadas por las segmentaciones

que atravesaban a cada uno de los dos conjuntos y por las divergencias y antagonismos existentes

entre los líderes (Novaro 2001). Finalmente ambas fuerzas, junto a otras que se habían acercado

para sumarse a la coalición, decidieron someter el primer lugar de la fórmula presidencial a una

elección interna.38, en la cual resultó proclamado Fernando de la Rua.

El justicialismo, por su parte, había tenido que procesar una serie vicisitudes provocadas

por la sorda pero intensa disputa entre Duhalde y Menem, quien amenazaba con hacer una

reinterpretación forzada de la Constitución para habilitar una nueva reelección presidencial e

impedir la postulación del Gobernador de la provincia de Buenos Aires.

El objetivo de la Alianza consistió en impulsar un voto reactivo a la continuidad del

justicialismo. En este sentido, los esfuerzos hechos por Duhalde para distinguirse de Menem en el

terreno social y por hacer creíble un “cambio de modelo económico”, no dieron los resultados

esperados. “La estabilidad de la moneda se había convertido en un valor fundamental que los

argentinos no querían arriesgar con propuestas o soluciones que evocaran incertidumbre”

(Quiroga, 2005). Por otra parte, la presencia de un tercer candidato, Cavallo, que le disputaba a la

37 En el distrito de la Capital irá en alianza con una corriente política denominada Nueva Dirigencia, formada por Gustavo Beliz, ex ministro del interior de Menem. El 17% de sufragios que obtuvieron permitió el ingreso de Cavallo a la Cámara de Diputados.38 El FREPASO proponía a Graciela Fernández Meijide, flamante diputada por la Provincia de Buenos Aires, mientras la U.C.R. postulaba a Fernando de la Rua, el reciente Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Sin embargo, quien finalmente integrará la fórmula como candidato a vicepresidente será Chacho Álvarez, en tanto Fernández Meijide pasó a disputar la gobernación bonaerense.

24

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Alianza las consignas del “buen gobierno” y el “mercado sin corrupción”, estimularon un muy

difuso y genérico “centrismo” (Novaro, 2001).

Nuevamente no fue necesario el ballotage, la Alianza superó holgadamente al P.J. en la

carrera presidencial 39y le arrebató la mayoría que tenía en la Cámara de Diputados. El Senado no

cambió su composición y el peronismo controlaba catorce provincias, incluyendo las tres de

mayor peso: Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, eterno bastión radical que había sido

conquistado por primera vez desde 1983.40. La Alianza tendría que lidiar, en suma, con una

fuerza de oposición que seguía siendo potente a pesar de la derrota y capaz de condicionar

fuertemente las políticas de reforma que requerían aprobación parlamentaria y el consenso de las

provincias. El partido de gobierno estaba obligado a “cohabitar” y a fortalecer los ámbitos

deliberativos y de negociación. Sin embargo, las propias debilidades de la Alianza conspiraron en

contra de ello, ya que ésta no pudo convertirse en una coalición de gobierno estable y

competente. Si bien el fracaso de su experiencia podría ser atribuido a las dificultades que ofrece

el sistema presidencialista para albergar este tipo de fórmulas consociativas, en este caso parece

haber estado más asociado al desbalance organizacional de sus integrantes y a la falta de

homogeneidad con respecto a las orientaciones de las políticas públicas.

El optimismo e ilusión que provocó en la ciudadanía el triunfo del nuevo gobierno se

desvanecería casi de inmediato al conocerse las primeras decisiones adoptadas41. El desencanto

con la nueva administración se agudizó al frustrarse la expectativa de moralizar la vida pública: al

cumplirse el primer aniversario del triunfo una grave crisis institucional, originada en sospechas

sobre un pago de sobornos en el Senado, enfrenta al presidente con su compañero de fórmula,

quien finalmente renunció. Este hecho provocó una profunda grieta en el gobierno de la Alianza

y marcó el comienzo de su desintegración final.

El proceso de deterioro económico y social se aceleraba, aumentando la inquietud y el

malhumor de la ciudadanía. A su vez, el ingreso al gobierno del ex ministro Cavallo producirá el

alejamiento de un grupo de diputados frepasistas, mientras que el posterior reclamo presidencial

para gobernar con “capacidades extraordinarias” sumará al cisma a algunos justicialistas y

39 Las elecciones de 1999 consagran una nueva alternancia en el gobierno Nacional. El candidato de la Alianza, Fernando de la Rúa, triunfaba con el 48,4% de los votos, en tanto Eduardo Duhalde obtuvo diez puntos menos y Acción por la República consolidó su lugar de tercera fuerza, con un 10% del electorado.40 El ‘99 había sido un año plagado de comicios, en el cual sucesivas elecciones provinciales precedieron a las nacionales. De los diecisiete distritos donde aquéllas se adelantaron, en once había ganado el justicialismo, en tres la Alianza, en uno la U.C.R. y en los dos restantes triunfaron sendos partidos provinciales.41 Una serie de medidas económicas destinadas a contener el déficit fiscal auguraba una época de restricciones y sacrificios que poco tenía que ver con la euforia que había despertado el nuevo gobierno.

25

Page 26: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

radicales liderados por la diputada de la U.C.R. Elisa Carrió, perfilándose en la cámara baja un

nuevo bloque con miras a las elecciones legislativas de octubre del 2001.

Las mismas se produjeron en un clima de impaciencia y escepticismo, y casi una cuarta

parte del electorado nacional se expresó a través de la abstención y del “voto bronca” -en blanco

y anulado- para demostrar su decepción.

Esas elecciones representan un punto de quiebre en el sistema de partidos, ya que a partir

de este momento se advierte un notable aumento de la fragmentación partidaria, con el

consecuente surgimiento de nuevos agrupamientos y se acentúa la fluctuación y volatilidad

electoral, lo cual corrobora una progresiva autonomía de los ciudadanos frente a las identidades

históricas y una creciente desafección hacia le representación política (Cheresky, 2003).

Aún cuando el peronismo perdió una porción importante del caudal electoral de 1999,

obtuvo la cantidad de votos suficientes para aumentar su poder y alcanzar una posición de

hegemonía institucional: conservaba la mayoría en el Senado, logró una primera minoría holgada

en Diputados y controlaba gran parte de las provincias42. En cambio, fueron las simpatías

aliancistas cosechadas en 1999 las que se esparcieron en otros partidos pero, sobre todo,

engordaron la franja de los desencantados. La diáspora aliancista favoreció a las nuevas

agrupaciones, como el ARI y el Polo Social, y a una variedad de partidos de izquierda, quienes

cosecharon una buena cantidad de adhesiones -fundamentalmente en la ciudad de Buenos Aires y

en algunos distritos populosos del conurbano- lo cual les permitió colocar varios representantes

en el Parlamento Nacional.

Un dato significativo de las elecciones de octubre del 2001 –que fueron simultáneas en

todo el territorio nacional- es que ninguna de las fuerzas que competían brindaba apoyo explícito

a la política oficial. El gobierno se encontraba totalmente huérfano. Un jefe de Estado sin una

fuerza oficialista que reivindique su figura constituye una situación inédita y, obviamente,

desestabilizadora para un sistema presidencialista43.

42 Cabe señalar que la disminución del voto positivo en 2001 potenció el sesgo mayoritario. La combinación de cuatro distritos grandes –Provincia de Buenos Aires, Capital Federal, Santa Fe y Córdoba- y veinte de magnitudes medianas o pequeñas, estos últimos sobrerrepresentados en la relación población/bancas por el piso de 5 legisladores por distrito-, genera como consecuencia un doble efecto: de competencia fragmentada en los distritos grandes, con la posibilidad de terceras o cuartas fuerzas de lograr una banca en la cámara de Diputados, y de resultados mayoritarios en los medianos y pequeños, fortaleciendo la representación parlamentaria de los partidos tradicionales.Asimismo el peso de estos distritos medianos y pequeños han comenzado a tener una influencia directa al interior mismo de los partidos, en especial del justicialismo, los tres candidatos presidenciables de esta fuerza en el 2003 son los líderes de tres de las provincias más favorecidas por la sobrerrepresentación territorial: Santa Cruz, La Rioja y San Luis (Torres, 2002, Abal Medina, 2003).43 El jefe del radicalismo, Raúl Alfonsín, mantenía explícitas disidencias y oscilaba entre el suave respaldo en los momentos más duros y la crítica abierta en tiempos de menor turbulencia.

26

Page 27: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

Después de las elecciones de octubre aumentó la incertidumbre ciudadana frente a un

gobierno que parecía “autista”; el presidente se encontraba políticamente encapsulado, sin el

respaldo de su partido y sólo atinaba a trasladar la responsabilidad de su parálisis a la oposición.

La situación económica se agravaba y, finalmente, se produjeron el estallido del 20 de diciembre,

su cruenta represión, y la caída del gobierno. “En momentos de graves y profundas

transformaciones en el comportamiento colectivo de una sociedad, -en un presidencialismo- la

gobernabilidad depende demasiado de la calidad del liderazgo y de los rasgos personales de quien

detenta la primera magistratura. Sin mecanismos institucionales previstos que puedan actuar con

rapidez y eficacia cuando el pronunciado deterioro del prestigio y la autoridad presidencial hacen

insostenible la permanencia del mismo en el cargo, sus virtudes republicanas o sus vicios e

ineptitudes pasan a ser los factores esenciales que condicionan el proceso, con resultados

imprevisibles para la perdurabilidad del sistema institucional” (Nino 1988).

Sin embargo, la crisis logró encausarse institucionalmente. Se llamó a una Asamblea

Legislativa que nombró presidente al gobernador de San Luis, quien sólo estuvo en el cargo una

semana44 a causa del escaso sostén que le prestó el resto de los gobernadores justicialistas. Una

nueva Asamblea Legislativa -de precaria constitucionalidad-, nombró finalmente presidente al

senador Eduardo Duhalde. Este nuevo gobierno, que se sustentó en una amplia coalición

parlamentaria, en la que se mezclaban peronistas, radicales y frepasistas padecía, no obstante, de

una profunda debilidad por su escaso reconocimiento social. La consigna “Que se vayan todos”

sacude e impugna los mecanismos de representación política.

Durante este período se produjo una acelerada transformación en el sistema de partidos,

cuyo rasgo sobresaliente será la mayor fragmentación y la aparición de nuevos actores.

Paralelamente se observó un creciente desajuste de la organización nacional de las estructura

partidarias, como consecuencia directa de la política de descentralización de los noventa que, al

transferir a los ámbitos subnacionales competencias que antes pertenecían a la esfera del estado

nacional, otorgó mayor autonomía y visibilidad a los gobernadores. Asimismo los comicios

dejaron de ser coincidentes, para dar mayor autonomía a los electorados de acuerdo a los

intereses y necesidades de las fuerzas predominantes en cada espacio territorial (De Ritz, 1992,

Calvo y Escolar, 2005).

A su vez, el deslizamiento electoral de la ciudadanía hacia nuevas expresiones, con el

consecuente abandono de las identidades partidarias clásicas, podría ser interpretado como una

44 Lapso durante el cual Argentina declaró el default.

27

Page 28: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

consecuencia de la aparición de nuevos clivajes sociales y de opinión que el sistema de partidos

tradicionales no lograba reflejar. En este sentido, se puede afirmar que es razonable que exista

una tensión constante entre representación e institucionalización partidaria en sociedades que,

como la Argentina, han sufrido agudos procesos de transformación y desarticulación.

IV. Después del derrumbe.

El sistema partidario había colapsado ante la pulverización de la Alianza, la casi extinción

del FREPASO, la atomización del radicalismo y los duros enfrentamientos internos del

justicialismo, que lo asimilaban cada vez más a una liga de gobernadores que a un partido

nacional.

Las extremas condiciones sociales y económicas que atravesó el país fueron el escenario

para el surgimiento de nuevos actores que impugnaban los canales clásicos de mediación política,

utilizando procedimientos de acción directa. Los movimientos piqueteros fueron la expresión más

cabal de la protesta durante esta etapa; las marchas y los cortes de ruta le otorgaban visibilidad a

sus reclamos. Hacia mediados de 2002, cuando arreciaban sus protestas y se generalizaba el

descontento ciudadano, el poder ejecutivo se vio en la necesidad de adelantar las elecciones. A

consecuencia de ello se elaboraron una legislación electoral y un cronograma que fueron

sufriendo modificaciones al compás de la disputa abierta entre el presidente Duhalde y el ex

presidente Carlos Menem. Es importante remarcar que, en este caso, las elecciones fueron el

recurso que permitió reencauzar el mal humor y la impaciencia social y recomponer el escenario

de crisis agónica, reconstituyendo el consenso de legitimidad sobre las instituciones

democráticas.

En julio de 2002 se promulgó la ley 25.611, modificatoria de la Ley N° 23.298 (“Ley

orgánica de los partidos políticos”), por medio de la cual se establece la obligatoriedad de que los

partidos políticos hagan internas abiertas para la selección de candidatos a presidente, vice y

legisladores nacionales. Un mes después, por medio del decreto 1.397/2002, se ajustan las pautas

que han de regir para las elecciones internas abiertas y simultáneas, las que luego fueron

suspendidas para permitir que los partidos las organizaran en forma cerrada por única vez. Estos

vaivenes institucionales se vinculaban directamente con las disputas al interior del partido de

gobierno entre Duhalde y Menem, quien pretendía, nuevamente, ser candidato. A su vez, el

adelantamiento al mes de abril del 2003 de los comicios para elegir únicamente presidente y vice,

28

Page 29: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

se insertó en un interminable calendario electoral que, habiendo comenzando a fines del 2002, se

extendió durante todo el año siguiente.

El panorama partidario profundizó la fragmentación anunciada en las legislativas del

2001. En el justicialismo, la reaparición del ex presidente Menem y la atracción que su figura aún

concitaba, tanto al interior de su partido como en algunos sectores con fuerte poder de presión

corporativa de la Argentina, hizo recrudecer el duro enfrentamiento que, desde fines de los ’90,

mantenía con Duhalde por la conducción del peronismo, situación colocó a esta fuerza al borde

de la fractura. Finalmente, un congreso partidario realizado a principios de 2003 y controlado por

el duhaldismo, suspendió las elecciones internas y aprobó un sistema de neolemas que permitió al

justicialismo estar representado por tres candidatos a presidente: Kirchner, Menem y Rodríguez

Saá. De esta forma, el peronismo logró transferir a la arena electoral interpartidaria la

competencia por la nominación. que no se encontraba en condiciones de resolver en la arena

intrapartidaria (Mustapic, 2002).

El radicalismo, por su parte, si bien realizó elecciones internas -en el transcurso de las

cuales hubo impugnaciones cruzadas por acusaciones de fraude entre diferentes candidatos-, no

pudo conseguir que alguno de sus ex miembros más reconocidos por la opinión pública, sea a

partir de su actividad parlamentaria –Carrió- o de su perfil técnico -Lopez Murphy-, volviera a

integrar las filas del partido.

Desde el momento de la convocatoria a las elecciones adelantadas, el escenario fue

sumamente dinámico, de acuerdo a las resultados de los sondeos de opinión. Tanto la

desintegración de los partidos tradicionales como la aparición de nuevas agrupaciones, armadas

en torno a las personalidades de sus candidatos, ofrecieron un paisaje de aguda fragmentación

que hacía prever un horizonte de doble vuelta.

Aún cuando la campaña electoral fue bastante apagada, no existió debate entre los

candidatos y las propuestas sobre los posibles programas de gobierno fueron casi inexistentes, las

elecciones de 2003 muestran la reconciliación de la ciudadanía con los mecanismos de

representación, ya que, paralelamente a la casi desaparición del “voto bronca”, aumentó

considerablemente la concurrencia a los comicios.

El presumible escenario de ballotage delineaba una competencia intensa entre cinco de

los diecinueve fórmulas que se postulaban: los tres neolemas justicialistas, el ARI de Elisa Carrió

y RECREAR de Lopez Murphy. Cada uno eligió una línea de quiebre para distinguirse del resto,

pero el elemento mas sobresaliente fue la personalización de la campaña; los nombres de las

29

Page 30: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

agrupaciones pasaron a un segundo plano ya que no apelaban a ninguna identidad preconstituida.

Por primera vez desde la reforma constitucional los sondeos preveían un escenario donde, en la

primera compulsa, el ciudadano votaría por su preferencia sincera descartando el voto útil. Los

resultados electorales dieron cuenta de un pluralismo no observado en presidenciales anteriores:

Menem-Romero, 24,45%; Kirchner-Scioli, 22,24%; López Murphy-Gómez Diez, 16,37%;

Rodríguez Sáa-Posse, 14,11%; Carrió-Gutierrez, 14,05%; Moreau-Losada, 2,34%, Walsh 1,75%;

Bravo, 1,13%, en tanto el resto de los candidatos obtuvo menos del 1%.

Las dos fórmulas más votadas debían afrontar la segunda vuelta, pero la misma no se

llevó a cabo pues el ex presidente Carlos Menem decidió “bajar” su candidatura45. Frente a esta

deserción se aplicó la legislación electoral, que preveía tal situación y, automáticamente, quedó

como electa la fórmula Kirchner-Scioli.

El nuevo mandatario resultó ser un presidente accidental (Cheresky, 2003), que arrastraba

una legitimidad de origen sumamente acotada, por lo cual se pronosticaba que su gobierno

tendría una fuerte dependencia de la estructura del peronismo bonaerense. Rápidamente, sin

embargo, a través de un conjunto de iniciativas46 que no habían sido siquiera mencionadas en la

campaña. Kirchner logró revertir aquella sensación y restablecer una imagen de autoridad

presidencial, al mismo tiempo que comenzaba a desplegar una nueva arquitectura de poder

sustentada en la opinión pública, que le permitió construir un liderazgo decisionista

independiente de la estructura partidaria (Quiroga, 2006).

El extenso calendario electoral del 2003 para la renovación del parlamento nacional y de

los ejecutivos provinciales fue dibujando un panorama que, en apariencia, resultaba más

“tradicional” que el reflejado en las presidenciales. En este ciclo electoral se percibió nuevamente

una retracción de la ciudadanía, manifestada en un retorno del voto en blanco y de la abstención

electoral.

El dato más elocuente es la relativa fortaleza de las estructuras partidarias consolidadas y

la pérdida de posiciones de las fuerzas emergentes. El justicialismo ganó 16 de las 24 provincias

y pasó de 116 a 133 diputados mientras el radicalismo como partido, a pesar de su pésimo

desempeño en las presidenciales, se mantuvo como la segunda fuerza a nivel nacional ya que

retuvo 4 gobernaciones y ganó en Tierra del Fuego, en tanto el número de bancas obtenidas en

Diputados y Senadores lo colocaba como la primera minoría. El ARI vio disminuida su fuerza

45 Las encuestas reflejaban una activación del electorado en torno a su figura y un contundente rechazo a la misma.46 La renovación de la Corte Suprema de Justicia; una activa política contra la impunidad de los crímenes cometidos por la dictadura militar; la renegociación de la deuda pública; la cancelación de la deuda con el FMI.

30

Page 31: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

parlamentaria, ya que perdió tres de las diez bancas que debía retener, por lo que su bloque quedó

compuesto por 13 diputados.

La escueta síntesis anterior no da cuenta, sin embargo, de las complejidades,

entrecruzamientos y alianzas que se fueron tejiendo en algunos distritos. En la ciudad de Buenos

Aires, por ejemplo, la coalición que sostenía la reelección de Ibarra estaba formada por el Frente

Grande, el socialismo, el ARI y sectores del justicialismo -que respondían directamente a

Kirchner-, para enfrentar a una alianza de centro derecha liderada por Mauricio Macri, que si bien

triunfó en la primera vuelta, no consiguió imponerse en el ballotage, donde fue derrotado.

También es interesante mencionar el caso de Misiones, donde la fórmula oficial del justicialismo,

que llevaba la candidatura del ex senador Ramón Puerta fue enfrentada por otro miembro de su

partido –Rovira-, quien, contando con el apoyo explícito del presidente, resultó el ganador de los

comicios.

31

Page 32: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

SEGUNDA PARTE

Características y efectos de la ley de doble voto simultáneo

I. El sistema político santafesino

Desde 1983 la legislación electoral de Santa Fe ha sido objeto de cambio en tres

oportunidades, dos de ellas en lo referente a la forma de selección de los candidatos y una

respecto a la reducción del número de miembros de los Concejos Municipales de las ciudades de

más de 200.000 habitantes. Estas modificaciones, sin embargo, no han alterado la estructura del

sistema político provincial que tiene casi medio siglo de existencia.47

La Constitución estableció la conformación de un sistema político centrado en el papel

predominante del ejecutivo, elegido por mayoría simple, con 4 años de duración en el cargo sin

reelección habilitada para el período inmediato. La representación legislativa esta organizada de

forma bicameral: un Senado con 19 miembros,- un Senador por cada departamento-; una Cámara

de Diputados: - la provincia distrito único- compuesta por 50 miembros por lista incompleta, 28

bancas se asignan a la mayoría y 22 para el resto de las fuerzas aplicando reparto proporcional a

través del sistema D’Hont. Ambas cámaras con renovación total cada 4 años. Sólo los Concejos

municipales -por mitades- y las juntas comunales en su totalidad se renuevan cada 2 años.

Este esquema conforma de por sí un sistema de gobierno provincial con un fuerte sesgo

mayoritario. A su vez, la ley orgánica de municipalidades de 1939 dispone un régimen

municipal–comunal con elección por simple mayoría de intendentes y presidentes comunales y

cuyos órganos colegiados se cubrirá a partir de la regla de la proporcionalidad. Por lo tanto la

articulación de ambos regímenes, - provincial y municipal- en comparación con los existentes en

otras provincias se manifiesta como un conjunto parcialmente desequilibrado y semi-

proporcional. (Escolar Calcagno 2004).

En este sentido en la provincia de Santa Fe se articulan cuatro sistemas electorales:

-mayoritario por circunscripciones uninominales: para el Senado

-de mayoría y minoría para la integración de las Comisiones Comunales. Por este sistema

se le otorga representación al primer y segundo partido más votado. A la minoría se le otorga el

47 La Constitución de la provincia data de 1962 y, junto a la de Entre Ríos, son las únicas que no se ha sumado al aluvión reformista de los últimos15 años.

32

Page 33: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

último miembro titular y el último suplente. Una vez en funciones cada Comisión Comunal elige

su Presidente entre sus miembros.

-proporcional para la integración de los Concejos Municipales, otorgándole

representación a cada partido político de acuerdo a los votos obtenidos mediante la aplicación de

la fórmula D'Hont, con una barrera del 3%.

-mixto: para la integración de la Cámara de Diputados según el cual se le otorga una

holgada mayoría absoluta -28 bancas sobre 50-al partido que obtuviera el mayor número de

votos. Las 22 bancas restantes se reparten entre los demás partidos políticos en proporción a los

sufragios obtenidos de acuerdo a la fórmula d'Hont con un piso del 3%.

Los ejecutivos de la provincia y municipios así como los miembros del Senado son

elegidos por simple pluralidad de sufragios.

Para la organización territorial del electorado la Provincia aplica dos criterios: de distrito

único y de circunscripción uninominal, este último únicamente para la elección de senadores

provinciales, donde las circunscripciones coinciden con los departamentos, eligiéndose un

representante por cada uno de ellos.

Esta agregación de regímenes electorales, combinada con la heterogeneidad de los

distritos a nivel territorial (departamentos, municipios y comunas) plantea cada 4 años una

simultaneidad de escenarios electorales, donde la ciudadanía manifiesta sus preferencias

respondiendo a los diferentes incentivos materiales y simbólicos que ofrecen las fuerzas y los

candidatos.

A nivel provincial la disputa por el cargo de senador resulta una pieza clave en el diseño

institucional. La elección uninominal por circunscripción (departamentos), en un territorio con

una distribución poblacional sumamente dispar, da como resultado una sobre-representación48

para los departamentos ubicados al norte de la provincia –hegemonizados por el justicialismo-.

En todos los distritos, excepto el de Rosario y La Capital, la figura del senador adquiere una

entidad política relevante al convertirse en un nexo directo entre las comunas, los municipios e

incluso los ciudadanos con el gobierno provincial. Su figura compite con la de los intendentes de

las ciudades más importantes de la región, los recursos que atesora le permite disponer de una

serie de incentivos electorales para sostener su influencia zonal y mantenerla indefinidamente

mientras perdure en el cargo. En los departamentos de escasa población su influencia se

48 En el departamento Garay el senador representa a algo más de 13.000 electores mientras en Rosario supera los 850.000.

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Page 34: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

encuentra favorecida por otra característica del sistema de representación provincial: la elección

de diputados por distrito único con lista bloqueada y cerrada.49

II. Los cambios en la legislación electoral .

El marco legal que regula la actividad de los partidos políticos en la provincia es de 1972,

con una modificación realizada por decreto en 1982 para adaptarla a la legislación nacional. En

las elecciones de 1983 el PJ, en alianza con otros partidos menores, obtiene un ajustado triunfo

sobre la UCR y gobernará la provincia durante 24 años consecutivos.

El sistema de partidos que presenta Santa Fe al momento de la recuperación democrática

es claramente bipolar; sin embargo el sistema proporcional de distribución de bancas para la

minoría permitió el acceso de otras fuerzas, como la tradicional Democracia Progresista y el

Partido Socialista Popular. Los partidos nominaban sus candidatos de acuerdo a sus propias

regulaciones internas y proponían al electorado una lista cerrada y bloqueada.

A comienzos de los 90 tanto el justicialismo como el radicalismo mostraban signos de una

creciente descomposición, el control de la organización se constituía en una fuente inagotable de

conflictos y en una vertiginosa disputa entre elites. Ambas fuerzas fuertemente faccionalizadas,

(Sartori 2000) se revelaban incapaces de construir proyectos unificadores que las proveyeran de

coherencia ideológica y programática, los diferentes grupos mantenían sus propias redes de

lealtades que competían por el manejo de los recursos y la inserción en el territorio. En

consecuencia, la mayoría de los legisladores justicialistas y radicales estuvieron de acuerdo en la

adopción del doble voto simultáneo.

Esta forma de solucionar las desavenencias internas ya había sido probado por el

oficialismo justicialista de Formosa, La Rioja; Misiones y Salta. Estas provincias la habían

adoptado en 1987 y de esa forma habían logrado evitar derrotas electorales.

La introducción de la ley de lemas50 resultó un momento singular para el desarrollo del

sistema político santafesino ya que este nuevo dispositivo modificaría la dinámica de los partidos

en la provincia e impactaría en la estructura interna de los mismos, dado que desobliga a las

49 Los partidos al conformar las listas para los cargos de diputados provinciales, si bien tienen en cuenta el reparto norte-sur; tienden a colocar en ellas referentes de las grandes ciudades, escasamente conocidos en las comunidades pequeñas.50 Ley 10.524 promulgada el 12 de noviembre de 1990.

34

Page 35: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

organizaciones de procesar en su interior a través de mecanismos propios las divergencias entre

los diferentes grupos para seleccionar los candidatos.

En este sentido los promotores del nuevo sistema –el justicialismo santafesino- basaban su

argumentación a favor del mismo en que la concurrencia a la elección general con varias listas

maximiza la capacidad de los partidos de poner en juego los incentivos colectivos que promueven

la identidad con el lema por sobre las diferencias en la distribución de los incentivos selectivos al

interior de la propia organización. De esta forma se democratizaría la vida interna de las

organizaciones y se terminaría con las “oligarquías” partidarias.

Al realizarse en forma simultánea dos tipos de selección, por las diferentes candidaturas

ofrecidas por cada fuerza y por el partido más votado, las derivaciones del juego pueden ser

diversas de acuerdo al nivel de faccionalización de los participantes y al grado de fragmentación

del sistema partidario. Si este último es bipolar y uno de los contrincantes presenta una

competencia interna restringida por la preponderancia de algún liderazgo dentro de la

organización, mientras la otra fuerza tiene un nivel de disputa parejo entre varias corrientes, es

posible que el candidato que obtenga mayores adhesiones a su figura no pertenezca al partido que

finalmente gane los comicios. En este sentido, en un sistema político regional pasible de ser

asimilado en sus rasgos a un presidencialismo en el orden general, donde el gobernante basa su

legitimidad de origen en la cantidad de votos obtenidos a su figura, cabría pensar que ese tipo de

resultados podría jugar como un condicionante negativo del futuro desempeño de su gobierno, ya

que le quita esa imagen de líder plebiscitario necesaria para este tipo de régimen. En tres

oportunidades51. –1991, 1995 y 2003- los resultados de los comicios para Gobernador en la

provincia de Santa Fe establecieron que no fuera la figura más votada quien estuviera al frente

del ejecutivo provincial sin que se corroborara dicho supuesto, ya que el sistema mayoritario de

la cámara de diputados resguardaba los posibles resquebrajamientos de su autoridad. Sin embargo

las consecuencias negativas de la ley a la hora de la programación y ejecución de políticas

públicas se produjeron a consecuencia de otro aspecto de la norma, derivado de la falta de

disciplinamiento de la bancada oficialista, cuando la misma estaba constituida por una cantidad

similar de representantes de sublemas rivales dentro de la misma fuerza. 52

51 La excepción se registra en las elecciones de 1999, cuando el gobernador Carlos Reutemann logró ser el candidato mas votado de todos los partidos.52 En este sentido cabe resaltar que, por la aplicación de dicha ley, la mayoría parlamentaria de los 28 diputados del oficialismo se distribuían proporcionalmente de acuerdo a la fórmula D’Hont entre los sublemas de dicha fuerza.

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Page 36: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

Algunas particularidades de la reglamentación, que daban cuenta de una exagerada laxitud

con respecto la posibilidad de multiplicar sublemas y de inscribir nuevos lemas, lo cual hacía que

el acto comicial fuera sumamente engorroso por la cantidad de boletas con las que se encontraba

el ciudadano, más algunas otras situaciones vividas durante los escrutinios, hicieron que este

sistema fuera acumulando descrédito en la ciudadanía hasta perder totalmente su legitimidad

social.

En consecuencia, a partir de un compromiso previo a los comicios del 2003, el finalmente

electo Gobernador Jorge Obeid envío a la legislatura su iniciativa para producir la derogación de

la ley de lemas y reemplazarla por un nuevo sistema de elecciones primarias, abiertas,

simultáneas y obligatorias y de un solo voto por ciudadano, en consonancia con los debates

realizados a nivel nacional.

El análisis del proceso de discusión dado en las dos cámara (Lodi 2005) con el objetivo de

modificar la ley electoral pone en evidencia una de las consecuencias no deseadas del doble voto

simultáneo: la amortiguación del efecto mayoritario establecido por el diseño constitucional. Por

lo tanto, si la fuerza oficialista fue constituida por la sumatoria de varios sublemas de similar

influencia en el electorado, y la competencia entre las diferentes facciones ha sido pareja, el

ejecutivo no contaría en las cámaras con una mayoría propia automática que acompañe sus

proyectos, sino que estaría obligado a negociar tanto con los legisladores que llegaron a las

bancas por su propio lema como con los integrantes de la oposición. En este caso sólo 13 de los

28 Diputados Provinciales del oficialismo y 7 de los 15 senadores justicialistas respondían

directamente al Gobernador. Dentro del partido gobernante el debate dividió las aguas entre los

que acompañaban la iniciativa de la derogación y los que se oponían a ella. Por otra parte

legisladores opositores, si bien coincidían todos con la necesidad de derogar el doble voto

simultáneo, manifestaban diferentes posturas con respecto al nuevo sistema propuesto: desde una

negativa cerrada al mismo y la necesidad de volver al sistema tradicional de internas propias por

partido a una aceptación parcial del mismo con algunas propuestas de reformas, la mayoría

dirigidas a la no aceptación de la obligatoriedad para los ciudadanos.

Finalmente, el 24 de noviembre de 2004 será promulgada la ley 12.327 que establece el

reemplazo del doble voto simultáneo por el nuevo sistema de elecciones primarias, abiertas,

simultáneas y obligatorias para los partidos y los ciudadanos.

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Page 37: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

La nueva regla de juego guarda afinidad con las modificaciones de la legislación nacional.

El tema más discutido fue el de la doble obligatoriedad, tanto para las fuerzas políticas que

presentaran una sola lista como para los ciudadanos.

El cambio no se aparta demasiado de la lógica de funcionamiento del doble voto

simultáneo. En la argumentación de los propios legisladores, fundamentalmente del oficialismo,

los partidos aparecen como organizaciones burocráticas anquilosadas y pasibles de ser dominadas

por una dirigencia resultante de acuerdos espurios. La ciudadanía reclama transparencia y por lo

tanto la selección de los candidatos debe ser producto de un proceso de gran participación.

En líneas gruesas el contraste con los lemas reside en que los electores no expresaran sus

preferencias en un solo acto (doble voto simultáneo); sino que lo harán en dos momentos con 60

días de diferencia. En las “primarias” se seleccionan los candidatos de listas presentadas por las

diferentes “tendencias” del partido, frente o alianza previamente inscripta en la justicia electoral.

El resultado de las primarias se refleja en la constitución de las listas cerradas y bloqueadas que

se someterán nuevamente al escrutinio público. .

Mas allá de los debates teóricos sobre el sistema de internas abiertas en general, es

interesante considerar el costo de afrontar en un lapso de dos meses dos campañas intensas que

requieren recursos de toda índole pero fundamentalmente monetarios . Sólo aquellas fuerzas que

tengan acceso directo a los ingresos públicos: municipales o provinciales, están en condiciones de

hacerlo, a partir de lo cual se refuerza la idea que las organizaciones partidarias que pueden

subsistir en la arena de competencia cada vez más tenderán a ser partidos de gobierno (Ware,

2004).

Con anterioridad a este proceso de reforma y como una consecuencia directa de las

protestas generalizadas de la ciudadanía en 2001, la Legislatura Provincial, para contrarrestar el

descrédito de los órganos legislativos frente a la opinión pública y con la intención de dar una

respuesta vinculada con la demanda de recortar el gasto dedicado a la actividad política, procedió

a sancionar la ley 12.06553 en noviembre de 2002 modificatoria de los artículos 2, 23, 28, 107 y

108 de la Ley Orgánica de Municipalidades, Nº 2.756. Por medio de la misma se reduce el

número de Concejales en los Municipios de Primera Categoría -por los primeros doscientos mil

habitantes elegirán diez concejales, a los que se agregará uno por cada sesenta mil habitantes o

fracción no inferior a treinta mil-. Esta medida afectaba únicamente a la ciudad capital de la

provincia y, sobre todo, al municipio de Rosario que sufrió una disminución considerable en la 53 Esta reglamentación fue conocida como Ley Borgonovo por ser este legislador, perteneciente a la bancada del PJ, el autor del proyecto.

37

Page 38: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

cantidad de ediles54, lo que tendrá considerables efectos sobre el sistema de partidos a nivel del

distrito. Asimismo a través de una disposición complementaria se limitaban los gastos de los

Concejos Municipales al dos por ciento (2%) del presupuesto del gasto público consolidado de

las respectivas Municipalidades.

III. Principales rasgos de La ley de lemas y sus derivaciones generales sobre

los partidos y el sistema de partidos a nivel provincial.

La característica fundamental de la ley 10.524 de Doble Voto Simultáneo o Ley de Lemas,

es que el elector vota al mismo tiempo por un LEMA55 y una línea interna de aquél, llamada

SUBLEMA. No existe límite alguno para la presentación de sublemas.

Una característica sugestiva de la ley es la referente a la posibilidad de alianzas y

concertación de frentes de los sublemas con Lemas o con sublemas del mismo o distinto lema “a

fin de concurrir a los comicios con una misma nómina de candidatos” (Art.15). Las listas

resultantes y los votos que hayan obtenido se adjudicarán al Lema que tenga mayor cantidad de

afiliados en el ámbito de actuación territorial.

La ley originariamente también habilitaba la posibilidad de: constituir un lema que sea

una alianza entre partidos, que desprenda sublemas, nomine distintos candidatos y acumule igual

dentro del lema y, por otra parte, también permitía constituir alianzas entre lemas y sublemas que

requieren llevar la misma lista de candidatos.

La oferta electoral se constituía, entonces, a partir de las múltiples combinaciones posibles

entre lemas, sublemas y candidaturas a los diferentes cargos, a lo que hay que agregar que la

legislación permitía el corte de boleta por parte del elector y daba validez como voto al lema a

aquellos votos emitidos combinando varios sublemas de distintos candidatos de un mismo lema.

En noviembre de 2002, como consecuencia de las demandas ciudadanas, se realizó una

reforma -ley 12.079- por la cual se define como lema sólo a los partidos políticos y sublemas a

las agrupaciones o corrientes internas del mismo lema. En este marco general se altera las

posibilidades de realizar alianzas entre distintos partidos políticos para conformar un lema. A

partir de ello los lemas podrán concertar alianzas cumpliendo los requisitos de la Ley Orgánica de

54 El Concejo Deliberante de Rosario pasó de tener 41 a 22 miembros.55 Al lema lo constituyen partidos reconocidos en los distintos niveles territoriales o alianzas que ellos realicen e inscriban como tal. (art. 2).

38

Page 39: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

los Partidos Políticos y al solo efecto de presentar una única lista común de candidatos. Por su

parte los sublemas sólo pueden concertar alianzas o frentes con otro sublema del mismo lema.

El reconocimiento de la personería jurídica de los sublemas, la cual caduca luego de cada

elección, se hacía a través de un apoderado que es el responsable ante el Estado. El programa del

partido se presentaba junto con los nombres de los candidatos, avalando a los distintos sublemas

o alianzas del partido. Los sublemas se conformaban por medio de una Junta Promotora que

presentaba a los avalistas ante la Justicia Electoral por medio de sus apoderados. Los avalistas

eran miembros del partido político que a través de su firma e identificación reconocían su apoyo

al sublema. Es dable señalar que la legislación permitía a los afiliados ser avalistas de cuantos

sublemas desearan. La ley exigía en cada distrito un porcentaje de avales sobre el número de

afiliados al partido.56 Una vez constituidos los sublemas provinciales y departamentales se los

habilita para postular candidatos en todas las categorías correspondientes a niveles territoriales

inferiores. La cantidad de lemas y sublemas que han constituido la oferta electoral fue creciendo

de una elección a la otra, destacándose el aumento de los lemas distritales.

La discusión sobre la calidad de los sistemas electorales generalmente se vincula con la

capacidad de aquellos para producir un resultado que refleje adecuadamente el abanico de

intereses y orientaciones del cuerpo electoral, es decir, que rija el principio de representatividad

(Nohlen 2003). Otros de los elementos a tener en cuenta al momento de evaluar la calidad de los

sistemas electorales es la simplicidad de las reglas para que el elector pueda sufragar con absoluta

libertad y logre comprender de que forma su voto influye directamente sobre la conformación de

un gobierno. Finalmente, un factor poco abordado es el referente a la calidad de la administración

del proceso electoral, ya que la misma tiene un impacto directo sobre la forma en que las

elecciones y sus resultados son percibidos por la ciudadanía y construyen la legitimidad de las

mismas.

De acuerdo a los tres ingredientes anteriores la ley de lemas no parece haber colaborado

en la realización efectiva de ninguno de ellos. Si bien el primero es competencia del régimen

electoral en su conjunto dispuesto por la constitución provincial, el sistema de doble voto

simultáneo ha empañado aún más la posibilidad de una expresión genuina de las orientaciones

del electorado. Con respecto a la simplicidad, tampoco este parecía constituir una de sus

56 Según el artículo 14 de la ley, para constituir los sublemas provinciales se requiere de un porcentaje mínimo de avales que debe

incluir el 6% del padrón de afiliados de catorce departamentos; para los sublemas departamentales se requiere un 10% de avalistas con domicilio en el departamento -Santa Fe y Rosario requieren un 3%- ubicados en al menos el cincuenta por ciento de los Distritos del Departamento y para los sublemas distritales, 1) ciudades de Santa Fe y Rosario: 3% de avales, demás municipalidades: 6%, Comunas de cinco miembros: 8% y Comunas de 3 miembros: 10%.

39

Page 40: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

características, ya que los electores no sabían de antemano a cual candidato o lista terminaba

dando su sufragio. Por último, la calidad de la administración del acto electoral fue el aspecto de

mayor vulnerabilidad, ya que el ámbito respectivo de la justicia no estaba en condiciones de

supervisar la cantidad de presentaciones que se hacían antes de los comicios y los escrutinios se

convertían en procedimientos largos y demasiado engorrosos para las autoridades de mesa.57

Los efectos más mensurables de la aplicación de la ley de lemas se observaron en torno a

las consecuencias directas que tuvo la organización interna de los partidos y los patrones de

competencia y cooperación entre las fuerzas políticas, como así también, es visible en algunos

períodos, un relativo efecto en torno a la gobernabilidad y la eficacia en la toma de decisiones del

ejecutivo,

Con respecto a este último problema ya se ha expuesto que la ley conspira contra el

principio mayoritario establecido constitucionalmente, produciendo una representación

proporcional forzada dentro del partido de gobierno, lo cual se manifestaba claramente en la

partición de bloques de la fuerza oficialista, que afectaría, en algunos períodos, la sincronía entre

el ejecutivo y la legislatura. En consecuencia, en varias oportunidades algunos de estos grupos

operó para bloquear las iniciativas del ejecutivo desplegando una alta “posibilidad de chantaje”

(Sartori 2000) como si se tratara de una fuerza opositora 58. De esta forma la lucha política en la

arena partidaria por la hegemonía de la fuerza se trasladaba al escenario parlamentario.

IV. Los efectos sobre la organización partidaria.

IV-1. Disgregación del perfil ideológico y debilitamiento organizacional.

En referencia a la influencia que esta legislación ejerció sobre las estructuras

organizativas de los partidos mayoritarios de la provincia, facilitó que tanto el radicalismo como

el justicialismo, en concordancia con los procesos partidarios a nivel nacional, se deslizaran hacia

57 Han sido innumerables los problemas técnicos que han tenido los comicios como resultado de la cantidad de boletas de las que se debió disponer en los cuartos oscuros y de las dificultades para realizar los cómputos de votos. Cabe destacar, en este sentido, la demora para producir resultados definitivos en la elección de 1995, que estaba sospechada de fraude. La elección fue el 3 de septiembre de 1995 y los resultados finales se conocieron recién a fines de octubre.58 El ejecutivo se enfrenta a una bancada oficialista fragmentada que puede obturar medidas de gobierno u obligarlo a una costosa y larga negociación para obtener las leyes que impulsa. Tanto en el período 95/99; como 2003/07 (ambas gobernaciones de Obeid), es observable este funcionamiento de la legislatura. Muchas iniciativas del gobernador (p.e. designación de miembros de organismos de control, designación del Presidente de la Cámara de Diputados).

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Page 41: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

nuevas formas organizativas caracterizadas por una marcada desideologización. En consecuencia

se produjo una devaluación de los principios doctrinarios y de los valores simbólicos de cada

fuerza59. Esta disolución del perfil programático proviene, indudablemente, de un debilitamiento

de su estructura interna ya que, ante la innecesariedad de preconstituir una oferta unificada frente

al electorado, se elude el debate entre los diferentes grupos, tanto el meramente valorativo como

aquel más vinculado a un proceso de gestión futura como es la construcción de una agenda de

gobierno, que ofrezca un ordenamiento jerárquico de los problemas a atender.

De esta manera, al mismo tiempo que el partido se desprende de la responsabilidad de

armar una lista única de candidatos, también se produce la disgregación de una sola propuesta

programática. Ya no es necesario que la agrupación defina una iniciativa única con respecto a los

temas fuertes de la futura toma de decisiones, sino que el partido convertido en “lema” actúa

como una especie de paraguas que permite que las diferentes tendencias internas mocionen

iniciativas de la más diversa índole para que sea directamente el electorado el que decida.

Los partidos nunca han sido actores unitarios y homogéneos sino organizaciones

complejas que se comportan en ámbitos diversos y con una variopinta gama de intereses. Por lo

tanto deben ser consideradas como agrupaciones heterogéneas, constituidas por una sumatoria de

individuos con pretensiones personales, que forman constelaciones de grupos rivales pero que

tienen la voluntad, por razones diversas, de superar las diferencias y articular dichos intereses en

una unidad que los contiene en pos de una meta mayor. (Alcántara y Freidenberg, 2003). La ley

de lemas produjo la caducidad de esta última condición, ya que desparece la idea de un colectivo

general de pertenencia, que sólo queda depositado simbólicamente en el escudo o la sigla

partidaria. En consecuencia, la nueva regla impulsa a las agrupaciones para que aparezcan cada

vez más como sistemas de partidos en sí mismos, donde las unidades interiores adquieren una

dimensión de visibilidad que anteriormente no tenían. En este sentido la política invisible (Sartori

2000) –la que se realiza en el nivel subpartidario- queda confinada a resolver la distribución de

esferas de influencia al interior de la organización en aquellos aspectos no tutelados por el nuevo

régimen.

La ley cercenó una de los elementos claves de la “política pura”60: la distribución de los

lugares en las listas de candidatos para cargos provinciales y municipales. Por lo tanto las

59 Una manifestación de esta mutación se observa en los nombres de los sublemas, que no hacen referencia a la identidad partidaria sino que utilizan denominaciones regionales o localistas en el caso de los sublemas distritales: “Todos por Santa Fe”; “Primero Santa Fe”, “Santa Fe merece el cambio”; “Convergencia Santafesina”.60 Para Sartori la política al interior de los partidos es política pura por ser más sencilla y más autentica.

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Page 42: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

“internas” eran necesarias si no existía acuerdo en la conformación de la oferta para las

legislativas nacionales; otro aspecto a cubrir por ellas era el de definir las autoridades partidarias,

pero frente a una legitimidad ganada en comicios generales, los líderes de las fuerzas las

convirtieron en una simple formalidad. De esta forma los integrantes del partido ven cercenada la

posibilidad de realizar sus carreras políticas a través de un cursus honorum dentro de la fuerza,

que será sustituido por la cercanía y la obsecuencia con el líder, en espera de una retribución. Sin

embargo, en más de una ocasión, éstos deciden incorporar a extrapartidarios o buscan formar su

grupo de confianza con individualidades sin ninguna influencia dentro de la organización para

evitar componendas o presiones.61 Esta situación se ha dado fundamentalmente en las dos fuerzas

tradicionales de la provincia; en el socialismo62 y la democracia progresista, por ser partidos más

pequeños y estructurados, pudo mantenerse una conducta de mayor apego a las normas propias

para la selección de los cuadros dirigentes y de las candidaturas.

En consecuencia, con la desaparición de la vida al interior de los partidos, la estructura de

oportunidades para construir las carreras políticas se deslizan hacia los cargos públicos que se

desempeñan y a la visibilidad de los mismos. En un sistema presidencialista, -cabe asimilar en

este análisis al gobierno de provincia de un estado federal con micro sistema presidencial-

aquellos se reducen fundamentalmente a quienes desempeñan cargos ejecutivos electos, de allí

que los candidatos a gobernadores surjan, generalmente, de quienes se han desempeñado como

intendentes de grandes ciudades, los que por otra parte son aquellos han manejado recursos

importantes tanto para incentivar la formación de un grupo de apoyo como para afrontar los

costos de una competencia política a nivel provincial.

IV-2. Identidad versus liderazgos

Paralelamente al proceso de desvanecimiento de un perfil unitario para la organización, se

produce un acelerado deslizamiento del principio identitario hacia fuertes liderazgos

personalistas; la competencia electoral se traslada hacia los atributos de cada candidato, que gana

en autonomía y acrecienta su personalismo. En este sentido tanto Reutemann en el justicialismo,

como Usandizaga en el radicalismo se desprenden de los controles partidarios y conforman sus

propios séquitos, logrando, de esta forma, establecer nuevas coaliciones dominantes al interior de

sus fuerzas.61 Tanto Reutemann como Usandizaga utilizaron este recurso.62 En el P.S.P., cuando se planteó una situación de este tipo, el partido terminó fracturado.

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Page 43: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

Con respecto a la identidad, es importante tener en cuenta que el peronismo provincial,

durante la vigencia del doble voto simultáneo, siempre mantuvo como referencia la palabra

Justicialista dentro del nombre del lema. Recién en 2005, con el reemplazo de este sistema por el

de internas abiertas, y en concordancia con el armado a nivel nacional, se dejará de lado esta

denominación para sustituirla por Frente para la Victoria63. Por su parte el radicalismo y el

socialismo, tanto en la arena provincial como en la nacional, utilizaron otros apelativos que

dieron cuenta de las sucesivas coaliciones que fueron formando64, en cambio la democracia

progresista, si bien en el plano provincial integró la Alianza Santafesina, en los comicios de

autoridades nacionales, salvo en una oportunidad, siempre utilizó su sigla.

El cambio de la denominación partidaria no solo expresó las transformaciones a nivel

organizativo -la formación de frentes y alianzas-, sino que, al producir un efecto directo sobre la

distribución de los incentivos de identidad, facilitó el deslizamiento de adhesiones al interior de

los agrupamientos. La innovación del nombre de una organización política no es algo superfluo

sino que indudablemente tiene impacto sobre la formación de los electorados que muchas veces

no pueden ser mensurados en el corto plazo. La ley de lemas habilitó la utilización de etiquetas

de fantasía para los sublemas y de esta forma allanó el traspaso de una identidad partidaria hacia

la identificación con las figuras de mayor popularidad, diluyéndose los rasgos de cada una de las

fuerzas que la integraban65. De esta forma se promovió el establecimiento de vínculos cada vez

más personalizados, donde el lazo representativo se solventaba sobre el reconocimiento y la

confianza que despertaban los candidatos, sobrepasando los que pudieran inspirar las siglas de las

organizaciones que ya no eran tales.

La aplicación de la ley tuvo influencia sobre la totalidad de las fuerzas políticas

integrantes del sistema de partidos en la provincia, pero sus efectos se hacen notar

tempranamente en el justicialismo y el radicalismo que, como organizaciones de masas,

63 Recién en el 2007 se dejará de usar el escudo partidario en la boleta.64 En la provincia el radicalismo y el socialismo se presentaron bajo el nombre de Alianza Santafesina en 1995 y 1999, en tanto en el 2003, respondiendo a restricciones surgidas por una reforma de la ley, fueron bajo el Lema llamado Partido Socialista. Para la elección de Diputados Nacionales en 1997 y 1999 se presentaron bajo la denominación Alianza para la Justicia, el Trabajo y la Educación, en 2001 como Alianza Santafecina., en 2005 bajo la denominación Frente Progresista Cívico y Social. Por su parte el socialismo ya en 1991 había utilizado el nombre Honestidad Trabajo y Eficiencia para ambas instancias, y en 1995 para las elecciones de Diputados Nacionales había integrado la Alianza FREPASO.65 En el radicalismo el caso más notorio ha sido el de Horacio Usandizaga, cuyo sublema “Convergencia” constituyó una marca registrada desde el cual batalló contra las autoridades del partido a nivel provincial ,hegemonizadas por los miembros de la corriente coordinadora nacional. En el justicialismo el sublema Creo en Santa Fe era el sello propio de Carlos Reutemann.

43

Page 44: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

contenían a diferentes fracciones ideológicas y de intereses que pugnaban por la conducción

partidaria.

El primero había ganado las elecciones para gobernador en 1983, y en su estructura

sobresalía el peso de algunas organizaciones sindicales66, en tanto en la “rama política” se

disputaban la conducción del partido dos líneas internas –Guardia de Hierro y los jóvenes

provenientes del FEN67-; en 1985 surge un nuevo agrupamiento que respondía a la “renovación”

alineada tras el liderazgo nacional de Antonio Cafiero . En 1986 se hacen las primeras elecciones

internas directas68 para elegir candidatos para las elecciones legislativas nacionales del año

próximo.

Durante el segundo gobierno peronista en Santa Fe, los conflictos entre las diferentes

corrientes del partido atravesaban la gestión provincial de forma tal que ésta se vio convertida en

un continuo campo de disputa, lo cual afectó negativamente el proceso de toma de decisiones. La

ley de lemas posibilitó la incorporación de una figura ajena a la política como candidato del

partido, sin tener que pasar por los filtros de las facciones partidarias. El resultado de dicha

operación fue la emergencia de una nueva jefatura -Carlos Reutemann- que impuso un liderazgo

personalista y hermético que desatendía las viejas corrientes partidarias. Si bien éste incorporó en

su séquito algunos pocos dirigentes justicialistas históricos, los entrelazó con nuevos integrantes

provenientes de otros ambientes. Por otra parte su vinculación familiar con miembros de la

democracia progresista del norte provincial le posibilitó al justicialismo captar la confianza de

sectores conservadores que siempre se habían mantenido reacios a su influencia y, acorde a lo

que sucedía a nivel nacional, se transmutó la imagen histórica del partido.

El liderazgo de Carlos Reutemann se cimentó en elementos extra políticos; a partir de su

gran popularidad en la arena deportiva no necesitaba carta de presentación frente a la ciudadanía

y, por otra parte, sus rasgos personales de austeridad, parquedad y sencillez contrastaban con la

farandulización de la política propia de los 90 y lo hacían más atractivo para el “hombre común”.

El electorado peronista de la provincia apoyó masivamente su postulación deslegitimando a los

otros dirigentes. A partir de ese momento se transformó la estructura interna de la fuerza, dando

cabida a nuevas figuras que conformaron una fuerte fracción hegemónica personalista alrededor

de Reutemann.

66 Los sindicatos con mayor fuerza en el peronismo provincial a comienzos de la década del 80 eran la UOM, el Sindicato de la Carne, Obras Sanitarias y UPCN. El primer Gobernador José M. Vernet fue impuesto por la UOM.67 Agrupamiento universitario de los 70 opuesto a la JP68 Anteriormente el peronismo hacía elecciones para congresales quienes después disponían el armado de las listas.

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Page 45: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

Para el radicalismo la aplicación de la ley tuvo como consecuencia inmediata la

sustitución de la coalición dominante que dirigía el partido desde 1983. En dicho momento la

dirección de la U.C.R. provincial integraba el movimiento de Renovación y Cambio y el

presidente del partido era un miembro fundador de la “corriente coordinadora”. El intendente de

la ciudad de Rosario no participaba de esa línea, a la que enfrentó en consecutivas elecciones

internas sin lograr imponerse. Desde la intendencia construyó su imagen de buen administrador

que prefería el “hacer” antes que los cabildeos propios de la politiquería. El manejo de los

recursos de una ciudad del porte de Rosario le permitió prontamente colocarse como líder de peso

en la opinión pública y desde allí lanzarse como referente provincial, impugnando la conducción

santafesina de la U.C.R. e, incluso, no reconociendo el liderazgo nacional del presidente Raúl

Alfonsín. En este sentido la existencia de estos dos sectores respondía, en principio, a un

fraccionamiento ideológico o de diferentes grupos de opinión (Sartori 2000), lo cual no

descartaba la lucha por los cargos y las candidaturas.

Como consecuencia de esta fuerte rivalidad, en 1990 los diputados provinciales que

respondían a Usandizaga avalaron en la legislatura el proyecto de la ley de lemas, ya que de esta

manera no necesitarían pasar por el filtro partidario para lanzar su candidatura a gobernador y

repartir cargos en las listas. Si bien el radicalismo perdió las elecciones de 1991 frente al lema

justicialista, el candidato Usandizaga fue quien obtuvo mayor cantidad de votos (Ver Anexo

A.III), situación que lo colocó en condiciones de ganar las elecciones internas por la conducción

del partido realizadas en 1993 y, desde ese lugar, imponer una jefatura que obturó el debate

interno con las líneas opositoras las que, a su vez, encontraron en el sistema de lemas la

posibilidad de sobrevivir atrincherándose en algunos espacios locales.

A los otros dos partidos con representación parlamentaria en la legislatura, la nueva regla

les facilitó configurar dicha coalición con un socio de un peso electoral muy superior sin que esto

influyera negativamente sobre su permanencia en el escenario político provincial. Por el

contrario, el Partido Socialista Popular –P.S.P.- supo convertir en ventajas relativas ciertos rasgos

de la legislación que le permitieron superar con éxito el proceso de fractura sufrido en 1994 e,

incluso, salir fortalecido después de cada elección de forma tal que su principal figura, el

intendente de Rosario Hermes Binner, se convertirá después del 2001 en el líder del espacio

opositor al justicialismo. A la democracia progresista el doble voto simultáneo le suministró un

instrumento que facilitó acuerdos, muchas veces contradictorios, con otras fuerzas y pudo

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Page 46: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

resolver sin demasiados quebrantos la distribución de los espacios de influencia entre los

diferentes grupos de opinión.

Concluido el período de aplicación de la ley, las principales fuerzas políticas de la

provincia otrora organizadas a través de sus propios estatutos, con diferentes líneas que se

enfrentaban en comicios internos para decidir candidaturas y autoridades partidarias, con miles de

afiliados y locales distribuidos por todo el territorio habrán mutado para convertirse en grupos

capitaneados por algún dirigente que convoque a un electorado cada vez más despolitizado; en

este sentido el modelo de partido de masas se fue desdibujando para aparecer una nueva versión

de los antiguos partidos de notables.

IV-3. Fortalecimiento de los localismos

Uno de los elementos que debe ser considerado al examinar el impacto de la ley en la

estructura de los partidos es el efecto de la misma sobre la importancia que adquieren los

escenarios locales. La facilidad para el reconocimiento de lemas y sublemas distritales favoreció

su multiplicación y, por ende, fortaleció la capacidad de negociación de aquellos referentes

locales que llegaban a tener un buen desempeño electoral, más allá de la pertenencia a alguna

bandería partidaria.69.

El localismo llevó a que diputados y senadores provinciales vinculados con estos grupos

se desentendieran de mantener una perspectiva global, y se hayan transformado, mayormente, en

gestores de la solución de los problemas de municipalidades y comunas (Puig 2000). Por otra

parte, como consecuencia de la Reforma de la Constitución Nacional de 199470, los resultados

electorales de los grandes centros urbanos del país obtuvieron una mayor visibilidad, la cual

aumenta si estos divergen con la tendencia dominante a nivel provincial o nacional. En este

sentido las ciudades más importantes del país, aparecen cada vez más como áreas de autonomía y

poder local. En consecuencia las fuerzas políticas que las controlen tienen mayores posibilidades

de armar con éxito sus propios juegos de distribución de incentivos y recursos que les permita

desplegar diversas estrategias de apoyo u obstrucción a los lineamientos de las políticas de los

gobiernos provinciales e, incluso, al propio gobierno nacional, interactuando con ambos desde un

69 Esto permite que líderes de organizaciones vecinalistas o comunales negocien su adhesión a alguno de los lemas provinciales o, incluso, que sus boletas adhieran a dos candidatos de diferentes sublemas o lemas.70 Fundamentalmente en lo referente al reemplazo del Colegio Electoral por la elección directa de Presidente y Vice. No obstante también el artículo que propende a la autonomía de los espacios subregionales ayuda a una mayor presencia de las grandes ciudades en el contexto nacional.

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Page 47: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

lugar de cierta independencia sustentado en la influencia ejercida sobre una buena porción del

electorado.

De la misma forma que el federalismo facilita la reproducción de capital político en las

arenas provinciales y debilita las estructuras nacionales, en el contexto santafesino la

multiplicación de ofertas locales, favorecida por la nueva legislación, y el asentamiento de fuertes

liderazgos de este tipo ya sea a nivel departamental –favorecidos por la importancia de la figura

del senador- o municipal en las ciudades de mayor peso poblacional, permitió que las

organizaciones hayan basado cada vez más su potencialidad en las figuras de estos referentes y en

los recursos que ellos controlaban.

IV-4. Debilitamiento institucional y transformación del modelo.

Si se prioriza una mirada que ponga énfasis sobre la importancia de las instituciones como

estructurantes del juego político, los partidos políticos cumplen básicamente tres funciones que

facilitan el objetivo de la representación política: una sigla portadora de una identificación

histórica asociada a valores y significados programáticos, un mecanismo de resolución de

problemas de cooperación entre los miembros de las suborganizaciones que los integran y un

espacio de agregación de preferencias de la sociedad en su conjunto (Leiras 2007). Se podría

afirmar que el doble voto simultáneo conspiró contra todas ellas.

En párrafos anteriores se ha hecho mención a la importancia de los cambios en las siglas

partidarias. En referencia al proceso de desarrollo de la dimensión cooperativa entre los

diferentes grupos dentro de la organización, es necesario insistir en el efecto disgregador que tuvo

esta legislación, ya que aumenta la posibilidad de autonomía de los grupos con mayor desempeño

electoral favoreciendo una conducta faccional sobre el desarrollo de espacios de integración y

mecanismos de cooperación internos, con lo cual el partido pasa a tener una existencia

meramente nominal, convirtiéndose en una convención para designar unidades independientes

que no tienen ningún lazo organizacional sustantivo (Leiras 2007). Finalmente, el aumento del

faccionalismo y la debilidad de espacios cooperativos al interior de las fuerzas impiden un

correcta agregación de intereses y, por lo tanto, disminuye la posibilidad de que los partidos

realicen con éxito la función de ser canales mediadores entre sociedad civil y Estado, siendo en

consecuencia percibidas por el ciudadano como unidades autorreferenciadas que solo defienden

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intereses corporativos. Esta situación refuerza aun más la transferencia de la adhesión desde la

organización hacia la confianza personalizada en el candidato.

Asimismo se podría afirmar que la implementación de la ley del doble voto simultáneo en

Santa Fe proporcionó el marco institucional que favoreció el acelerado deslizamiento de un

modelo de partido de masas hacia otro característico de las nuevas democracias de audiencias o

de públicos (Manin 1998). Este nuevo tipo de “conglomerado político” puede ser caracterizado

como una nueva forma de catch all party (Kirchheimer, 1966) concepto que necesariamente

debería ser resignificado para su aplicación al análisis de los partidos latinoamericanos (Tcach,

1993), por lo tanto resulta más conveniente denominarlo “partido profesional electoral”

(Panebianco 93).

El surgimiento de este nuevo modelo organizativo que se ha venido observando en las

democracias postindustriales a partir de las últimas décadas del siglo XX, ha tenido su correlato

en las transformaciones que se advierten en la forma de articular la representación política en

sociedades, como la argentina, donde los regímenes democráticos no son de larga data. En ambos

casos, este nueva forma de organización política surge como consecuencia de la pérdida de

centralidad de los Estados como reguladores del conjunto de la vida societal (Kitschelt 2004), de

la creciente desestructuración de las sociedades que se organizaban alrededor de las inserciones

laborales de los individuos y de la creciente influencia que los medios de comunicación ejercen

sobre la actuación de los actores políticos, convirtiendo a la escena pública en un espectáculo

(Manin 1998; Sartori, 1998). Este nuevo tipo de agrupamiento se caracteriza por reducir sus

expresiones ideológicas, flexibilizar sus propuestas programáticas y dar grandes márgenes de

libertad a los líderes.

En consecuencia, se observa una progresiva pérdida del peso político de los afiliados, y un

declive pronunciado de los militantes de base, con una marcada preeminencia en las decisiones al

interior de la fuerza, de los funcionarios electos sobre las autoridades y las burocracias

partidarias. (Leiras 2007). El partido esfuma su visibilidad fuera del momento comicial, el

vinculo con la sociedad se vuelve difuso y sólo se mantiene activo si logra gestionar con éxito

algún espacio gubernativo desde el cual administra todo tipo de recursos para mantener una

eficiente distribución de incentivos selectivos que le permitan mantener su fuerza electoral.

V. Los efectos sobre el sistema de partidos.

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V.1- El fortalecimiento de la bipolaridad.

El cambio de sentido operado en las estructuras de las fuerzas políticas se transmitió

rápidamente a la configuración partidaria provincial. Mientras el régimen electoral diseñado por

la Constitución estaba pensado para un formato bipartidista, la flamante legislación, que

unificaba las disputas internas con las elecciones generales y facilitaba el traslado de las

adhesiones partidarias a la confianza depositada en los candidatos, hizo que las tradicionales

organizaciones buscaran nuevas articulaciones para la competencia política, lo que finalmente

terminó remozando el “modelo bipolar” y estableciendo un bipartidismo de fachada (Sartori

1995), ya que, de acuerdo a cómo actúen en la arena parlamentaria, se podría considerar que las

unidades políticas reales son los sublemas.

Para el lanzamiento de la ley en el año 1991 se mantuvo la conformación partidaria

iniciada en el ‘83, pero en los comicios subsiguientes el escenario de competencia se transformó,

los jugadores se adaptaron a la nueva regla y buscaron maximizar los recursos ofrecidos por

ella71.

Los comicios de 1995 marcan un punto de inflexión en el sistema de partidos de la

provincia; a partir de ese momento los partidos de la oposición mantendrán un consorcio, que irá

tomando diferentes denominaciones72, para convocar a un electorado reactivo a la permanencia

del justicialismo como partido gobernante. A pesar de las profundas diferencias de criterio y de

formas de procesar los acontecimientos políticos que eran visibles entre los miembros de la

coalición, se enarbolaba un discurso cuyo objetivo era hacer manifiesta la división existente en el

electorado, por lo tanto el principal enunciado presentado por la coalición opositora desde 1995

en adelante fue el de arrebatar la conducción política de la provincia al justicialismo.

En el ’95, tanto la integración de la U.C.D. como la presencia de un desprendimiento del

socialismo dentro del lema justicialista y, por otra parte, el acuerdo entre el radicalismo, la

Democracia Progresista liderada por el Alberto Natale73 y el Partido Socialista Popular, que en el

plano nacional formaba parte del FREPASO, ponen claramente de manifiesto cuestiones claves 71 A pesar de que los partidos opositores siempre mantuvieron una postura duramente crítica a la legislación, a la cual denunciaban como una herramienta a favor de los intereses del justicialismo.72 En 1995 y 1999 se denominará Alianza Santafesina, en el 2003, a consecuencia de la reforma de la Ley de Lemas, deberá ser inscripta bajo el lema de Partido Socialista, en el 2007 será Frente Progresista Cívico y Social.73 El Dr. Alberto Natale había sido Intendente de la ciudad de Rosario durante la última etapa del Proceso militar y uno de los diputados nacionales que, por fuera del oficialismo, más había defendido el proceso de privatizaciones de las empresas públicas.

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que fueron auspiciadas por esta legislación: la flexibilización ideológica de los agrupamientos,

con la consecuente dilución de discursos programáticos y la preeminencia de las figuras por sobre

las siglas partidarias, ya que lemas y sublemas se conocían y publicitaban a partir de sus

candidatos. Por lo tanto, en última instancia, lo que determinaba el éxito de la elección era la

adhesión a una aglomeración amorfa y confusa que pretendía ser reconocida como una fuerza

política integradora: el Lema. La propia ley alentaba la formación de este tipo de construcción al

promover que el votante se guiara por dos elementos: primero, la figura del candidato74, y si esto

no resultaba suficiente, por una definición sentimental y primaria de adhesión a alguna tradición

del campo cultural de la política argentina. Es por ello que los diferentes partidos, aún integrando

coaliciones, siguieron utilizando en las boletas de sus sublemas los sellos partidarios.75

V.2- Doble voto simultáneo y calendarios diferidos.

La división de la arena provincial entre dos contrincantes se vio favorecida por un recurso

pocas veces considerado como parte integrante de un régimen electoral: la decisión de

implementar un calendario propio para el ámbito provincial y no coincidente con el determinado

para las elecciones nacionales.76.(Oliveros, Scherlis, 2004). Sin embargo esta capacidad que

tienen los estados provinciales para determinar las fechas de los comicios que les competen en su

territorio y separarlos de las elecciones nacionales ha sido un elemento cada vez más utilizado a

partir de la segunda mitad de los ‘90. Esta situación está relacionada, de alguna medida, con la

reforma constitucional de 1994, que al disminuir la duración del período presidencial a cuatro

años, lo ha hecho concordante con el de los gobernadores, a consecuencia de lo cual los

oficialismos provinciales deciden la fecha de los comicios a partir de la conveniencia de

aprovechar o aislar el efecto arrastre que podrían ejercer las elecciones presidenciales.77

74 La sumatoria de sublemas distritales, que se traducía en una excesiva multiplicación de boletas en el cuarto oscuro, con nombres que cambiaban de una elección a otra y muchos de una gran semejanza, hacía que el ciudadano buscara el nombre del candidato que deseaba votar, el que se destacaba en letras de gran tamaño. Por otra parte, se admitían como válidos los votos al lema cuando se introducían en el sobre varios sublemas del mismo lema.75 Esta identificación ayudaba al elector en el momento de emitir su voto ante la cantidad de boletas que se encontraba en el cuarto oscuro.76 Este es un atributo conferido a las provincias por la estructura federal derivada de la Constitución Nacional. En Santa Fe ya había sido utilizado en 1987 para separar las disputas locales del escenario provincial y nacional.77 Se considera que cuando se realizan en forma simultánea, la elección de la instancia que es percibida como de mayor importancia por el electorado influye sobre el resto. En un Estado presidencialista como la Argentina, en general la ciudadanía otorga una gran relevancia a dicha elección, lo cual puede ser medido también por el menor ausentismo y la disminución de los votos en blanco que se registran en esta oportunidad.

50

Page 51: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

La no simultaneidad de los calendarios divide claramente ambas arenas electorales y

permite una gran libertad de criterio al ciudadano para evaluar su adhesión en cada uno los

escenarios, privilegiando diferentes aspectos vinculados tanto con las particularidades de las

instancias gubernativas, como con los éxitos o fracasos de las fuerzas políticas en ellas. En

consecuencia se auspicia un comportamiento electoral cada vez más autónomo de las identidades

preexistentes, y más vinculado a la evaluación de las gestiones desempeñadas por los actores. Por

otra parte, esta situación fue sumamente conveniente para que ambos partidos realizaran los

arreglos pertinentes a la integración de las listas con total independencia entre ambas instancias.

Desde la adopción del doble voto simultáneo, en 1991, 1995 y 1999 los comicios para

renovación de autoridades provinciales en Santa Fe se realizaron en fechas diferentes a los

nacionales; en cambio en 2003, año en el cual hubo elecciones presidenciales en abril, se

efectuaron en la misma fecha que las de Diputados y Senadores Nacionales. Los comicios

intermedios para renovación parcial de la Cámara de Diputados- (1993, 1997, 2001) fueron

coincidentes con los de concejales de los municipios.

En el siguiente gráfico se puede observar el comportamiento electoral de los santafesinos

frente a las ofertas partidarias cuando los calendarios electorales han sido simultáneos (1983-

1987-2003) o diferidos (1991-1995-1999)78. Para ello se ha tomado como una línea de

continuidad los resultados obtenidos por el Partido Justicialista –con sus diversas denominaciones

en cada elección entre 1983 y 2003- y el Frente para la Victoria en el 2007. De la misma manera

se ha procedido con los votos correspondientes a la U.C.R. en los tres primeros puntos

temporales, a la Alianza Santafesina en 1995 y1999, al P. S. en 2003 y al Frente Progresista

Cívico y Social en 2007, ya que de esta forma es posible graficar el desempeño electoral de las

dos fuerzas políticas predominantes en Santa Fe para los comicios nacionales y provinciales.

Gráfico : Sufragios obtenidos por las principales fuerzas políticas de la provincia en

las elecciones provinciales y nacionales de los años 1983, 1987, 1991, 1995, 1999, 2003, 2007.

78 Se toman las fechas de la renovación del cargo de Gobernador, ya que en las elecciones intermedias para legisladores nacionales no se realizan comicios para autoridades provinciales, sólo se renuevan los Concejos Deliberantes de los municipios. A partir de 1991 entra en vigencia la ley de Lemas.

51

Page 52: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

Elaboración propia a partir de datos suministrados por el Tribunal Electoral Provincial y la Dirección Nacional Electoral del Ministerio del Interior de la Nación.

Las líneas enteras que representan los sufragios obtenidos por el P.D.P. y el P.S.P. en el

plano subnacional se interrumpen en 1991 al integrar estos agrupamientos la Alianza Santafesina.

La línea de puntos de color verde representa la concurrencia a los comicios nacionales del Partido

Demócrata Progresista en forma autónoma al de las alianzas consumadas en territorio provincial,

y la línea punteada celeste se interrumpe en el ’95, ya que refiere a las oportunidades en que el

socialismo participó sólo en las elecciones nacionales; a partir de dicho momento mantendrá la

coalición con el radicalismo también en esta arena.

Lo primero que se advierte es la mayor adhesión electoral que despierta la competencia a

nivel provincial, ya que ambas fuerzas durante el ciclo de vigencia de la ley de lemas y aún

después de su derogación, obtienen mayor cantidad de sufragios en dicha instancia. Asimismo las

adhesiones electorales hacia las fuerzas predominantes presentan comportamientos variados entre

ambos escenarios, en el justicialismo se observa una expansión de la distancia del desempeño

electoral entre ambos niveles desde el 91 al 99 -cuando los calendarios fueron diferidos-

aumentando los votos en la arena provincial y con un constante declinamiento para la nación, a

partir de lo cual se puede señalar el fortalecimiento del liderazgo de Reutemann –cuyo nombre

52

0,00

10,00

20,00

30,00

40,00

50,00

60,00

70,00

1883 1987 1991 1995 1999 2003

Años

Po

rcen

taje

de

voto

s p

osi

tivo

s

P.J. (Gdor)

P.J./(Dip. Nac.)

U.C.R./Alianza Santafesina (Gdor)

U.C.R./Alianza (Dip. Nac)

P.D.P. (Gdor)

P.D.P. (Dip. Nac.)

P.S. (Gdor)

P.S. Dip. Nac.)

Page 53: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

siempre aparecía integrando alguna boleta- aislado de las influencias externas. En la oposición,

en cambio, si bien se observa que la separación de los comicios también favoreció la autonomía

de la fuerza y de sus líderes en la provincia , por otro lado ha resultado de importancia para la

otra arena, ya que la conformación de la coalición radical-socialista, que tuvo su correlato en la

ALIANZA a nivel nacional, le posibilitó recuperar en esta instancia en territorio santafesino un

electorado que se ha mantenido medianamente estable y resistente a los cambios de liderazgos

producidos en su interior79.

En 2003 se realizaron las últimas elecciones bajo el sistema de lemas y, contrariamente a

la costumbre iniciada doce años antes, en esta oportunidad se hicieron en forma simultánea.

Indudablemente el oficialismo utilizó este recurso para beneficiarse con la popularidad que

despertaba la figura del Gobernador saliente Carlos Reutemann, quien encabezaba como

candidato a Senador Nacional una boleta de siete cuerpos donde figuraban las nominaciones para

autoridades nacionales, provinciales y municipales. Dicha decisión fue, indudablemente, muy

acertada para el oficialismo, ya que si bien tuvo una declinación en su desempeño electoral en

relación a 1999, obtuvo casi la misma proporción de votos que en 1995, lo que le permitió

mantener el control de la provincia.

V.3- Autonomía de la configuración partidaria santafesina e influencia sobre la arena

nacional.

En 1995 las elecciones para Presidente y Diputados Nacionales se realizaron en mayo y el

pobre desempeño de la UCR fue causado por la irrupción de la Alianza FREPASO, de la cual

formaba parte activa el Partido Socialista Popular. En consecuencia, el entonces Diputado

Nacional Horacio Usandizaga intuye que la única forma de llegar a la gobernación será

concertando un arreglo electoral con este partido, al cual se terminará sumando, también, la

democracia progresista. En sus orígenes este acuerdo no suponía un compromiso a largo plazo

“La declaración de principios de la Alianza Santafesina no nos compromete a presentarnos en

futuras elecciones nacionales..... nos hicimos esta composición de lugar la única manera de

ganar es uniéndonos.”80

79 Después de 2001 Horacio Usandizaga abandona la coalición para integrar RECREAR y el liderazgo de la alianza se traslada a H. Binner.80 Declaraciones de Horacio Usandizaga al diario Rosario12 el 3 de septiembre de 1995.

53

Page 54: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

A pesar de no haber logrado imponerse sobre el justicialismo, la experiencia de la Alianza

Santafesina irradió una importante influencia sobre la arena nacional, ya que permitió imaginar

un formato posible aplicable en todo el país para agrupar a las principales fuerzas opositoras al

justicialismo con vistas a las legislativas del ‘97 y a las presidenciales del ‘99.

Por otra parte, es posible tener en cuenta otro aspecto vinculado al desdoblamiento de los

calendarios electorales que tiene incidencia en el panorama nacional, como la posibilidad que

dicha situación otorgaba a los dirigentes partidarios de gozar de un mayor grado de libertad para

negociar la distribución de los cargos en cada una de los niveles, al interior de las fuerzas, en sus

territorios por un lado, y con las autoridades nacionales de sus partidos por otro.

Como la regla electoral de lemas hace coincidir la competencia intrapartidaria con la

interpartidaria, la separación de los comicios resulta de gran utilidad para resolver los problemas

de intercambio y compensación entre los diferentes líderes de la organización, para articular las

divergencias entre la dirigencia regional con las autoridades centrales del partido, o para facilitar

u obstaculizar la proyección de una fracción subnacional de una fuerza política al escenario

nacional. En este sentido la separación de los comicios otorga tal autonomía a las fuerzas

provinciales, que les posibilita realizar alianzas en el territorio de pertenencia que pueden o no

coincidir tanto con la posición de la misma organización en otras provincias como con la de la

coalición dominante del partido a nivel nacional.

En consecuencia, dado el carácter federal de la legislación sobre partidos políticos, las

fuerzas políticas subnacionales tienen un margen de acción bastante extenso para establecer con

autonomía las fichas a utilizar en cada uno de los juegos de las diferentes arenas de competencia:

nacional, provincial o local. Por lo tanto cada uno de los actores que participan de la contienda

pueden decidir, más o menos libremente, si los resultados en un tablero tendrán repercusión sobre

el armado de la partida subsiguiente, poniéndonos en presencia de un “anidamiento de los

juegos”, ya que los actores definen sus estrategias considerando los beneficios que les reportan

los posibles resultados en cada nivel.

De esa manera los escenarios se vuelven más complejos porque el cálculo de beneficios

debe tener en cuenta los posibles resultados en todos los tableros y el mismo puede facilitar o

perjudicar la integración de las fuerzas. Decir que los juegos están anidados equivale a decir que

los beneficios de los actores se determinan de acuerdo a un cálculo general que incorpora todos

los niveles de competencia, cuyo valor puede tener diferente ponderación para cada uno de los

actores a la vez que puede variar a través del tiempo (Leiras 2007).

54

Page 55: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

Si bien esta situación de “jugadas simultáneas y en red” es ajena a la presencia de una

legislación electoral determinada, la existencia de una regla como la del doble voto simultáneo

complica las decisiones de los líderes, quienes tienen que agudizar su capacidad de negociación

ya que, en última instancia, en el plano regional y local, cada dirigente puede decidir competir y

probar su fuerza electoral sin necesidad de pasar por una transacción previa.

En el caso santafesino este recurso ha sido sumamente útil para deslindar las influencias

de las diferentes suborganizaciones de cada agrupamiento sobre las distintas arenas y diagramar

los intercambios y compensaciones de acuerdo a los intereses de cada uno de los actores

intervinientes. Por ejemplo, dentro de la Alianza Santafesina, el socialismo siempre privilegió

mantener la intendencia de la ciudad de Rosario y aprovechó los comicios intermedios de

renovación del Concejo Deliberante para realizar consorcios con diferentes corrientes del

radicalismo, cabalgando sobre el internismo de dicha fuerza, para lograr aquel objetivo.

Con respecto a la distribución de las influencias en el plano nacional, el estilo de los

arreglos ha sido variado y respondía a las necesidades y conveniencias coyunturales de los

principales hombres fuertes tanto del oficialismo como de la oposición. En algunas oportunidades

los comicios intermedios para legisladores nacionales se utilizaron como una forma de

compensación y resguardo para los candidatos que habían perdido la elección inmediata

anterior81, para quienes habían concluido su desempeño en un cargo82 o para despejar las

interferencias y disputas que pudieran enturbiar la claridad de un liderazgo83.

Asimismo la importancia de ocupar un cargo legislativo nacional variaba de acuerdo a la

fortaleza de la agrupación y a su afincamiento en el territorio provincial. En este sentido, para el

P.J. liderado por Reutemann y el radicalismo de Usandizaga era mucho más atractivo reafirmar la

presencia en el ámbito regional que en el Parlamento Nacional, donde los legisladores pierden

autonomía y deben alinearse a los bloques partidarios conducidos centralmente por las

autoridades nacionales de las fuerzas. Para los partido de menor desarrollo electoral de la

81 En 1993 Usandizaga, que había perdido la elección a gobernador en el ’91, encabeza la lista de Diputados Nacionales por la U.C.R. para comprobar que mantiene una alta adhesión. En este último año ya se había compensado al candidato a Intendente D’Ambrosio con una diputación Nacional.82 En el justicialismo, cuando Obeid finalizaba la intendencia de Santa Fe en el ’95, encabezó la lista de Diputados Nacionales en mayo, para ser en septiembre del mismo año candidato a Gobernador. Cuando finaliza la gobernación en el ‘99 vuelve a encabezar la lista de Diputados Nacionales.83 En las elecciones para Gobernador de septiembre de 1999 Carlos Reutemann evita la formación de sublemas opositores de peso, otorgándole los dos primeros lugares de la lista de Diputados Nacionales a Jorge Obeid –gobernador saliente- y Hector Cavallero, quienes habían competido dentro del justicialismo en las elecciones anteriores.

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Page 56: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

provincia –P.D.P., P.S.P., U.C.D.- lograr una banca Diputado Nacional implicaba, en cambio, la

posibilidad de expandir su presencia y articular alianzas con otras fuerzas a nivel nacional84 .

La incidencia del doble voto simultáneo sobre el sistema de partidos no sólo es observable

en el territorio provincial con el reforzamiento de una configuración bipolar, sino que irradió su

influencia sobre la competencia por cargos nacionales. Las dos constelaciones electorales

conformadas a su abrigo han desplegado una adhesión consistente sobre el electorado que

dificulta la permanencia y/o aparición de terceras fuerzas en dicha arena. En consecuencia, se

observa que después de su derogación en 2004 y aún con transformaciones producidos al interior

de cada una de las coaliciones -recambios de liderazgos y alejamiento de algunos aliados-,

asociadas a las agudas mutaciones del sistema nacional de partidos, ninguna fuerza que se haya

presentado por fuera de ambas coaliciones ha logrado acceder al Parlamento Nacional.

Con respecto al grado de institucionalización del sistema de partidos, es indudable que de

acuerdo a algunos cánones establecidos (Mainwaring y Scully, 1995; Sartori, 1994), los cambios

producidos en la legislación electoral de la provincia desde el ‘91 en adelante conspiran contra

varios de los elementos señalados como ineludibles para su consolidación tales como la necesaria

estabilidad a lo largo del tiempo de las normas que regulan los comicios, la consistencia

ideológica de sus agrupamientos, la fortaleza de las organizaciones y de sus recursos y la

permanencia de sus etiquetas. 85

Sin embargo, y a pesar de las críticas de las que es susceptible el sistema del doble voto

simultáneo, el comportamiento electoral observado a partir de la conformación de las dos grandes

coaliciones de la provincia parece demostrar que estas estructuraron raíces mas o menos

permanentes en la ciudadanía santafesina y mantuvieron sus preferencias políticas estables a lo

largo de más de una década. Sin embargo este nuevo patrón de competencia y representatividad

se ha desarrollado, basándose más en la fuerte incidencia que han tenido los liderazgos sobre la

escena política, que sobre los partidos políticos propiamente dichos, los cuales no sólo han

disminuido considerablemente en su organicidad sino que han mutado sus siglas y

denominaciones.84 Una de las constantes que es posible apreciar es el comportamiento autónomo de algunas fuerzas en las arenas nacional y provincial. Son los casos de la UCD y del PDP: la primera se ha integrado como sublema al lema liderado por el PJ pero ha mantenido su identidad para presentarse solo o conformara otras alianzas en las legislativas nacionales; la democracia progresista, por su parte, ha integrado la Alianza Santafesina en 1995 y 1999, pero ha mantenido siempre su independencia para las legislativas nacionales.85 De acuerdo al esquema de análisis de Mainwaring y Scully, un sistema de partidos institucionalizado se caracteriza por: estabilidad en las reglas y en la naturaleza de la competencia entre partidos, estabilidad de las etiquetas partidarias y raigambre de sus electorados, consistencia ideológica, fuerte organización de las estructuras partidarias y recursos propios.

56

Page 57: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

TERCERA PARTE

Sistemas de partidos y liderazgos en territorio Santafesino.

I. La configuración partidaria santafesina antes de la ley del doble voto

simultáneo.

En el reinicio del ciclo democrático, la configuración partidaria en la provincia no difería

de la existente a nivel nacional El análisis de los resultados de los comicios de octubre de 1983

demuestra que en la provincia la conducta electoral no se diferenció de la del resto del país: entre

el PJ y la UCR reunieron el 93,15% de los sufragios para presidente y se repartieron la totalidad

de bancas en la Cámara de Diputados Nacionales -diez para el radicalismo y nueve para el P.J.-.

Sin embargo la polarización disminuyó notablemente para la elección de gobernador -

81,73-, como consecuencia de la presencia de una fuerza tradicional del sur de la provincia, el

Partido Demócrata Progresista (P.D.P.), que obtuvo una cantidad de votos que le permitieron

colocar cuatro diputados provinciales. El radicalismo resultó desfavorecido al perder dos de cada

diez votos obtenidos por el candidato presidencial, lo cual le impidió acceder a la gobernación

por una escasa diferencia de 15.456 sufragios. No obstante esta situación desventajosa, la U.C.R.

se vio recompensada por haber triunfado en la ciudad de Rosario y haber obtenido un Senador

provincial más que el oficialismo.

Rosario es la principal ciudad de la provincia donde se asienta una tercera parte del

electorado santafesino y ha mantenido históricamente una relación conflictiva con la capital

provincial, enmarcada en la ancestral disputa entre el Norte y el Sur del territorio86 con relación a

la distribución presupuestaria. El triunfo del radicalismo en la intendencia de uno de los centros

urbanos más importantes del país implica, también, un punto de ruptura con el pasado político de

esta ciudad, que hasta dicho momento había sido llamada simbólicamente “la capital del

peronismo”.

De esta forma se inicia un nuevo liderazgo: el del electo intendente Horacio Usandizaga,

quien tuvo una decisiva influencia sobre el proceso político santafesino durante veinte años. El

“vasco”, que había comenzado su carrera política en 1973 como joven concejal del radicalismo,

86 Ambas regiones presentan marcadas diferencias sociodemográficas y económicas favorables al sur, que concentra más del 60% de la población santafesina y cuenta con evidentes ventajas productivas por la feracidad de su tierra y el desarrollo de la industria.

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Page 58: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

no integraba el movimiento Renovación y Cambio, línea hegemónica a nivel provincial y

nacional. Esta situación produjo un distanciamiento cada vez mayor con la conducción partidaria

de Santa Fe, hasta desembocar en una profunda división faccional de la fuerza87.

En 1985 tuvo lugar la primera renovación parlamentaria. El descenso de la polarización

entre las dos fuerzas mayoritarias – rasgo característico de este tipo de comicios cuando se dan de

forma pura- y el buen desempeño electoral de la Democracia Progresista, posibilitó la llegada a la

Cámara de Diputados del principal dirigente de dicha fuerza, Alberto Natale88, quien permanecerá

en la misma durante veinte años consecutivos. El acceso de esta tercera fuerza al Congreso

Nacional se realizó en desmedro de la Unión Cívica Radical, que perdió una banca de las cinco

que ponía en juego.

En septiembre de 1987 se produjo la primera renovación de los poderes provinciales, en

coincidencia con las legislativas nacionales. Sin embargo, en esta oportunidad y por única vez, se

utilizó un recurso de la legislación electoral santafesina, que permitía el desacople entre los

comicios de autoridades provinciales y de autoridades municipales y comunales. Por lo tanto, se

observa tempranamente en Santa Fe la utilización de un componente – la separación de los

calendarios para diferentes instancias-, que años más tarde integrará la agenda política de la

mayoría de los distritos electorales del país.

Este recurso permitió autonomizar las disputas en el plano local de la competencia en las

arenas nacional y provincial. En estas últimas, en consonancia con lo ocurrido en gran parte del

país, el radicalismo perdió una porción significativa de las adhesiones cosechadas cuatro años

antes. Los resultados de los comicios para diputados nacionales mostraron un nuevo descenso en

los niveles de polarización, (Ver Anexo A.II y A.VII), situación que posibilitó no sólo que el

PDP sumase una nueva banca en el Parlamento Nacional, sino también que accediera al mismo

una nueva fuerza, cuya base electoral estaba situada fundamentalmente en la ciudad de Rosario.

Se trataba de la Alianza Unidad Socialista, cuyo principal integrante en la provincia era el Partido

Socialista Popular, una fuerza formada a comienzos de los setenta a partir de una agrupación de

origen universitario cuyo fundador, Guillermo Estevez Boero, fue quien ocupó la primera

diputación alcanzada en 198789.

87 Usandizaga conformó su propia línea interna, con fuerte desarrollo en la ciudad de Rosario y el sur de la Provincia, desde donde confrontaba con la dirección del partido.88 El Dr. Alberto Natale había sido intendente de la ciudad de Rosario durante los dos últimos años del proceso militar.89 Para los orígenes y desarrollos del PSP ver Guberman 2004.

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Page 59: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

En este caso la disminución de la polarización, a diferencia de lo que pasó en 1985, no fue

causada por un descenso uniforme de los votos obtenidos por los dos partidos mayoritarios sino

por la abrupta pérdida de sufragios del radicalismo, que de los cinco escaños que ponía en juego

solo pudo retener tres; mientras que el justicialismo, al haber obtenido una proporción de votos

aún mayor a la de 1983, mantuvo su representación. (Ver Anexo A.II y Grafico A.I.).

En la escena provincial se produjo una situación semejante: el voto castigo al desempeño

del gobierno nacional provocó que el justicialismo mantuviera la gobernación por una gran

diferencia de votos, a pesar de que la primera administración no había dejado una excelente

imagen y una pátina de corrupción cubría a varios de sus funcionarios más destacados. En esta

oportunidad, a diferencia de 1983, los dos candidatos a gobernador pertenecían a la ciudad

capital90.

El abrupto descenso de votos para gobernador del radicalismo -pierde una cuarta parte de

los obtenidos en 1983- es aún más pronunciado en la instancia legislativa, por lo que solo retiene

tres de los diez senadores y trece de los dieciocho diputados. En el Senado, el régimen electoral

uninominal por simple mayoría hizo que sólo el justicialismo lograra obtener las bancas que

perdió la UCR. En Diputados, en cambio, el sistema D’Hont, aplicado para favorecer la

representación proporcional de las fuerzas opositoras, facilitó que la representación de la

democracia progresista pasara de cuatro a seis asientos, mientras la Alianza de Unidad Socialista

pudo, por primera vez, obtener representación en la legislatura con un bloque de tres diputados.

La separación de los comicios de autoridades locales de alguna manera resultó favorable

para el radicalismo, que pudo amortiguar su fracaso electoral en las otras arenas manteniendo el

control sobre algunos municipios importantes91. Un nuevo triunfo de Usandizaga en Rosario lo

colocó como el dirigente radical con mayor peso electoral de la provincia. Su liderazgo se había

consolidado a través de una gestión basada en la expansión de la obra pública, la que había

beneficiado a zonas de la ciudad habitualmente postergadas y donde se asentaba gran parte del

electorado peronista. Este desempeño, junto a un discurso frontal que resaltaba sus atributos

ejecutivos y desdeñaba las componendas corporativas92, fueron los pilares de su popularidad.

90 Felix Reviglio por el P.J. y Changui Cáceres por la U.C.R.91 Intendentes radicales de ciudades importantes como Rosario (Usandizaga) y Venado Tuerto (De Mattia) fueron favorecidos por el aislamiento de las elecciones locales.92 En forma temprana el discurso de Usandizaga se erigió sobre cierta consideración negativa de la política, tomada ésta como una actividad que perdía tiempo en palabrerías y negociaciones en lugar de “solucionar los problemas de la gente”.

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Page 60: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

No obstante su éxito electoral, el intendente de Rosario no lograba que éste se tradujera en

un avance sobre la toma de decisiones del partido, ya que su influencia era constantemente

bloqueada por la dirigencia provincial. La línea interna presidida por Usandizaga era hegemónica

en la departamental Rosario, donde había realizado una fuerte afiliación de nuevos allegados,

pero no lograba acuerdos con otras corrientes para expandirse al resto del territorio, siendo, en

consecuencia, derrotado en todas las confrontaciones internas. La coalición dominante del

radicalismo provincial pretendía confinar su ascendente imagen a su distrito. Por lo tanto, las

negociaciones al interior del partido fracasaban, ya que el esfuerzo realizado en las elecciones

generales no era compensado en la estructura partidaria. De esta forma, aquel actor que había

desarrollado un liderazgo con influencia en la ciudadanía independiente se sentía sitiado. Las

fracciones del partido fueron desarrollando un comportamiento cada vez más faccional93; en este

sentido, cabe hacer notar que cuando los intercambios fallan, los partidos se debilitan como

estructuras de cooperación y la integridad de la fuerza se puede ver comprometida a mediano

plazo (Leiras 2007).

Esta situación explica, en parte, la actitud asumida por los diputados provinciales de la

lista amarilla –la facción de Usadizaga-, años más tarde, respecto al establecimiento de la ley del

doble voto simultáneo en Santa Fe.

Los comicios de 1989, que representaron el primer recambio presidencial desde el inicio

de la democracia, se realizaron atravesados por un grave desequilibrio de las variables

macroeconómicas y una sensación agónica en gran parte de la ciudadanía. Como es esperable en

un sistema de gobierno presidencialista, las expectativas se centraban en ese escenario, que

produjo el predecible “efecto arrastre” sobre las elecciones legislativas. Con respecto a este

fenómeno, en el campo teórico se encuentran diferentes opiniones; mientras Sartori relativiza su

existencia (Sartori, 1992), Nohlen considera que las presidenciales se comportan como un factor

estructurador de la elección parlamentaria cuando se realizan en el mismo día (Nohlen, 1995),

hipótesis corroborada por posteriores estudios comparados sobre los presidencialismos en

América Latina (Mainwaring y Shugart, 2002).

A pesar de su importancia nacional, estos comicios no aportaron grandes cambios a la

configuración partidaria en la provincia. El justicialismo afianzó su preeminencia con casi la

93 Se utiliza el concepto de facción para indicar el comportamiento de un grupo interno, organizado y solidificado alrededor de un fuerte liderazgo personalista, que mantiene una actitud fuertemente confrontativa para hegemonizar el partido. La fracciones son, en cambio, las diferentes unidades subpartidarias; en consecuencia, una fracción puede o no convertirse en facción.

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Page 61: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

mitad de los sufragios para Diputados Nacionales, lo que le permitió acceder a cinco de las nueve

bancas en juego, en tanto el radicalismo superó el piso marcado en 1987 y logró mantener tres.

El descenso de la polarización con respecto a 1983 confirmaba la presencia de una tercera

fuerza con arraigo provincial. (Anexo A.VII). En esta oportunidad la democracia progresista se

presentaba con la Unión del Centro Democrático (U.C.D.) conformando la Alianza de Centro,

que intentaba captar las simpatías del electorado santafesino de centro-derecha. La cantidad de

sufragios que obtuvo para diputados nacionales ratificó, además, el liderazgo de Alberto Natale,

quien se presentaba a la reelección94. (Ver Anexo A.II.).

Por lo tanto, dos años antes de la instauración del doble voto simultáneo se observa -en

coincidencia con el panorama nacional-, un justicialismo en ascenso, que se extiende por todo el

territorio santafesino pero con preeminencia en la zona norte de la provincia, y un radicalismo en

declinación, que concentra su fuerza electoral en las figuras de intendentes de importantes

municipios del sur santafesino –Rosario y Venado Tuerto-, pero cuya estructura interna se

encuentra, al mismo tiempo, fuertemente faccionalizada. Asimismo se constata la presencia de

otras dos fuerzas con arraigo preponderante en el sur santafecino: la democracia progresista en

pequeños municipios y comunas, y el socialismo popular afincado en la ciudad de Rosario.

Sin embargo, el escenario político de la provincia fue sacudido por situaciones

imprevistas que culminaron produciendo grandes impactos sobre el futuro desarrollo del sistema

partidario provincial. Uno de estos fue la intempestiva renuncia de Usandizaga a la intendencia

de Rosario95, que abrió las puertas del gobierno municipal al Partido Socialista Popular. Los otros

estuvieron vinculados con diversas denuncias de corrupción sobre los gobiernos justicialistas de

la ciudad de Santa Fe y de la propia provincia, que finalmente produjeron no solo las renuncias

del intendente de la ciudad capital y del vicegobernador, sino sus respectivos procesamientos

judiciales y condenas efectivas por haberlos encontrado responsables.

Como consecuencia de la renuncia de los intendentes de las dos ciudades más importantes

del territorio, en noviembre de 1989 se realizan comicios para sustituirlos en ambos distritos, en

los cuales, sorprendentemente, las dos fuerzas mayoritarias de la provincia fueron derrotadas96. 94 La conformación de la Alianza electoral con la U.C.D. produjo una ruptura dentro del P.D.P., ya que un grupo de disidentes –línea latorrista-, se apartaron del partido por considerar que este acuerdo con sectores conservadores contradecía las fuentes doctrinarias originales de la fuerza. 95 Años más tarde reconocida por el propio protagonista como uno de los mayores errores políticos de su carera. La misma estuvo vinculada al fuerte involucramiento que tuvo con la campaña de Angeloz y la promesa que había hecho, fiel a su estilo grandilocuente, de alejarse de su cargo de intendente si ganaba Menen las elecciones generales. El triunfo de éste, incluso en la ciudad de Rosario, provocó, días después de los comicios, la renuncia de Usandizaga.96 Por diferentes razones los dos partidos habían perdido credibilidad frente al electorado santafesino: el peronismo, por los escándalos de corrupción, y el radicalismo, por el desprestigio de su gestión a nivel nacional, el faccionalismo

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Page 62: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

En la ciudad de Santa Fe triunfó la democracia progresista, y en Rosario el socialismo popular.

La forma en que cada una de estas fuerzas se benefició de esta oportunidad fue diametralmente

opuesta. La primera, dos años más tarde no podría convalidar su gestión97, permitiendo, en

consecuencia, que el peronismo recuperara el gobierno de la capital provincial mientras que en

Rosario, principal distrito electoral de Santa Fe, el Partido Socialista Popular logró afianzarse de

tal manera que, incluso la fuerte fractura que atravesará años más tarde, no le va a impedir seguir

al frente del municipio.

A partir de estos resultados electorales en las dos principales centros urbanos de la

provincia, y de la temprana candidatura de Uzandizaga como futuro gobernador, los comicios de

1991 para la renovación del gobierno provincial aparecían, en el horizonte, muy complicados

para el oficialismo.

II. El primer impacto.

El justicialismo santafesino percibía que tenía serias dificultades para enfrentar con

tranquilidad las elecciones del ‘91. Dos períodos consecutivos en el gobierno provincial sin un

fuerte liderazgo habían aumentado el fraccionamiento de la fuerza, la profundización de

enfrentamientos entre los dirigentes y el consecuente desarrollo de múltiples facciones. Por otra

parte los embarazosos escándalos por corrupción que habían terminado con la carrera política de

algunos funcionarios también habían carcomido la adhesión de la opinión pública. Por lo tanto, la

única posibilidad que podría permitirle al partido seguir al frente del gobierno provincial, era

lograr que alguna personalidad concitara la atención y promoviera la suficiente confianza como

para que la ciudadanía se sintiera convocada a votar nuevamente por dicha fuerza. En este

contexto, desde la Presidencia de la Nación se aconsejó –como había pasado en otras provincias-,

adoptar el régimen electoral de lemas que habilitaba la eliminación de las internas y facultaba la

presentación de figuras extrapartidarias sin tener que atravesar los controles de quienes

monopolizaban el juego de la candidaturas dentro de la fuerza.

La modificación de las reglas electorales exige una mayoría calificada en ambas cámaras

del parlamento santafesino. Si bien el justicialismo contaba con 15 de los 19 senadores, en

Diputados, la mayoría automática de 28 legisladores sobre 50 no le alcanzaba para alterar el

interno y la renuncia de Usandizaga.97 El deceso del entonces intendente Enrique Mutis pocos meses antes de las elecciones de 1991 perjudicó al partido, que no pudo encontrar un sustituto con la trayectoria suficiente para hacer frente con éxito al justicialismo.

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Page 63: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

régimen. Sin embargo los legisladores del radicalismo que respondían a Usandizaga, finalmente

votaron a favor de la reforma.

Los primeros comicios provinciales bajo la nueva legislación se hicieron a principios de

septiembre de 1991, siete semanas antes que las elecciones de diputados nacionales98, para

bloquear las posibles influencias de estos últimos sobre los primeros.

El estreno de una regla electoral cuyo funcionamiento no se alcanzaba a comprender

cabalmente, más la novedad de una competencia inusual entre un candidato instalado como

ganador y un nuevo contendiente extraño a las lides políticas, fomentó una aguda disputa entre

ambos que se vio reflejada en el fuerte incremento de la concentración de los sufragios en las dos

fuerzas tradicionales, -incluso mayor que la registrada dos años antes en las elecciones

presidenciales-. (Ver Anexo VII)

Finalmente, la estrategia programada desde el poder ejecutivo nacional logró su cometido,

y el justicialismo como lema obtuvo la mayoría de los sufragios (Ver Anexo A.III). Si bien

Usandizaga consiguió más de cien mil votos de diferencia a su favor, y su sublema reunió casi la

totalidad de los votos correspondientes al radicalismo, el funcionamiento de la regla electoral

posibilitó que la sumatoria de los sublemas justicialistas erigiera gobernador a su candidato más

votado. De esta forma, la entrada a escena de una figura extraña al ámbito de la política y

poseedora de una gran popularidad, concitó la adhesión de muchos ciudadanos que, en otras

circunstancias, no hubieran sufragado por un candidato ofrecido por el peronismo.

Con respecto al desempeño electoral de las otras dos fuerzas con representación

legislativa en la provincia, el P.D.P. fue el más afectado por la concentración de votos en las

fuerzas mayoritarias y, en consecuencia, de los seis diputados que había obtenido en 1987 sólo

logró retener uno. El socialismo popular, en cambio, que se presentó bajo el lema Alianza

Honestidad, Trabajo y Eficiencia99, si bien aumenta tímidamente su presencia electoral en los

comicios para gobernador, suma algunos puntos más en diputados, los que resultaron suficientes

para quedarse con cuatro de los asientos legislativos que perdió el P.D.P. Simultáneamente,

Héctor Cavallero consiguió ratificar su liderazgo en la ciudad de Rosario después de dos años de

gestión, al haber sido reelegido como intendente.

98 El 8 de septiembre se llevaron a cabo los comicios para autoridades provinciales y municipales y el 27 de octubre para diputados nacionales.99 Constituida fundamentalmente por el P.S.P. y el P.S.D., al cual se suman otras agrupaciones menores, entre ellas una escisión del P.D.P. -el “latorrismo”-, liderada por el Fiscal General de la Nación Ricardo Molinas, candidato a gobernador por H.T.E. en 1991, quien en octubre logrará la segunda banca de Diputados Nacionales para esta fuerza.

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Page 64: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

Un par de meses más tarde, los resultados obtenidos por los partidos en los elecciones

para renovación de diputados nacionales dibujan un escenario diferente: la concentración de

sufragios decayó marcadamente, característica de este tipo de comicios cuando se realizan

separados de una instancia ejecutiva –ambas fuerzas mayoritarias perdieron más de la tercera

parte de sus respectivos sufragios-100, y los votos en blanco sufrieron un incremento tanto

respecto al ‘89 como a las elecciones para gobernador.

La lista de diputados nacionales revelaban los cambios producidos en la conducción de la

U.C.R. a nivel provincial. En agosto de 1991, en las elecciones internas del radicalismo,

Usandizaga había ganado por casi el 70% de los votos, proyectando su liderazgo de popularidad

sobre el electorado rosarino al interior del partido. Desde ese momento impone una jefatura

personalista, que se caracterizó por decidir de forma inconsulta sobre los nombres de los

candidatos que le correspondía a su línea, eligiendo más de una vez entre sus amigos y

favoreciendo a extrapartidarios en perjuicio de antiguos militantes.101

Por su parte la lista de Diputados Nacionales del justicialismo también exteriorizaba la

debilidad de la organización partidaria, porque la misma respondió a las sugerencias dadas desde

el gobierno nacional y fue encabezada, también, por alguien sin trayectoria dentro del partido y

ligado a una organización representativa de los intereses de los grandes productores agrarios de la

provincia102.

Si bien la U.C.R. resultó la más afectada por la pérdida de votos en comparación con su

desempeño en la arena provincial, los sufragios alcanzados para Diputados Nacionales fueron

suficientes para mantener las tres bancas que ponía en juego. En cambio fue el justicialismo

quien, aún habiendo ganado los comicios, sufrió un manifiesto retroceso, ya que obtuvo una

cantidad de sufragios similares a los de 1985, lo cual implicó la pérdida de un escaño. En este

sentido se vuelve a ratificar la escasa adhesión que el partido como tal suscitaba en la ciudadanía

santafesina, y la evidente trascendencia que había tenido la candidatura de Carlos Reutemann

para contrarrestar este descrédito. Con respecto al desempeño electoral de las terceras fuerzas, se

observa que la democracia progresista recuperó los votos perdidos dos meses atrás y mantuvo el

caudal que la caracterizaba en esta instancia pudiendo, en consecuencia, retener la segunda

diputación conseguida cuatro años antes. En cambio, el nuevo movimiento H.T.E., liderado por el

100 En el caso del radicalismo emigraron hacia otras opciones cuatro de cada diez votantes.101 En este caso encabeza la lista de Diputados Nacionales René Palestra, una figura del periodismo muy conocida en la ciudad y de una manifiesta posición antiperonista.102 Encabezaba la lista de Diputados Nacionales Marcelo Muniagurria, un extrapartidario miembro del séquito de Carlos Reutemann.

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Page 65: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

socialismo popular, se reafirmó en la arena nacional, donde casi duplicó la cantidad de votos que

había obtenido en los comicios para gobernador y pudo acceder a una segunda banca en la

Cámara de Diputados103.

Cuadro sobre diferencias absolutas y porcentuales entre los comicios para

Gobernador y Diputados Nacionales en 1991.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos suministrados por el Tribunal Electoral Provincial y la Dirección Nacional Electoral del Ministerio del Interior de la Nación

De las cuatro fuerzas que conformaban hasta este momento el sistema partidario

santafesino, era el socialismo popular, sin duda, quien desde el reinicio del ciclo democrático

había logrado incrementar su presencia. A partir de una agrupación universitaria logró

constituirse en una fuerza política con cuatro diputaciones provinciales, dos nacionales y que,

sobre todo, gestionaba con éxito uno de los tres centros urbanos más importantes del país104.

En el cuadro anterior se visualiza como en los comicios para gobernador los dos

principales partidos atrajeron gran parte de los sufragios que para diputados nacionales

103 En estos comicios encabezaba la lista de Dip. Nac. Guillermo Estévez Boero secundado por Ricardo Molinas un dirigente que provenía del latorrismo del PDP.104 Héctor Cavallero había sido elegido intendente de Rosario en 1989, después de la renuncia de Horacio Usandizaga y tuvo que enfrentar las consecuencias del estallido hiperinflacionario que en Rosario se había manifestado en saqueos. Su gestión fue muy eficaz en relación a la asistencia comunitaria de los barrios con mayores necesidades.

65

U.C.R. 358.386 27,14% 601.304 40,54% 242.918 67,78%

PARTIDO JUSTICIALISTA 461.164 34,92% 694.542 46,83% 233.378 50,61%

P. DEMOCRATA PROGRESISTA 121.679 9,21% 38.625 2,60% -83.054 -68,26%

H.T.E. 225.769 17,09% 127.051 8,57% -98.718 -77,70%

OTROS 153.737 11,64% 21.669 1,46% -132.068 -85,91%

100,00% 100,00%

VOTOS POSITIVOS 1.320.735 91,98% 1.483.191 94,69% 162.456 12,30%

VOTOS EN BLANCO 93.931 6,54% 72.325 4,62% -21.606 -23,00%

VOTOS ANULADOS 21.188 1,48% 10.754 0,69% -10.434 -49,24%

TOTAL VOTANTES 1.435.854 1.566.291 130.437 9,08%

Variac. Porcentual

Gob - Dip.Nac

Lemas

Gobernador 1991

Votos Lema

% del total

% del total

Votos

Dip. Nac. 1991

Variac. Absoluta

Page 66: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

cosecharon las otras fuerzas. El escenario dibujado por estas elecciones impulsaron a las fuerzas

del arco opositor, a buscar acuerdos con vistas a sumar esfuerzos para ganarle al justicialismo.

En octubre de 1993 –legislativas nacionales y renovación de ediles municipales- descolló

la recuperación protagonizada por el radicalismo, que de esta forma convalidaba el liderazgo de

Horacio Usandizaga -quien encabezó la lista para Diputados cinco meses después de haber

arrasado, nuevamente, con sus opositores en las internas partidarias-, conservando de esta forma

las tres bancas que arriesgaba.

La composición de la boleta justicialista indicaba la creciente influencia del gobernador

sobre el partido –al cual se acababa de afiliar para conducirlo oficialmente-, ya que dos de los

cuatro primeros lugares eran ocupados por personas de su estricta confianza. No obstante el P.J.,

aún siendo la fuerza que más sufragios cosechó, nuevamente perdía un lugar en la representación

legislativa nacional a favor de H.T.E.105, que lograba su tercer escaño en el Parlamento. Alberto

Natale, por su parte, como primer candidato del P.D.P., consigue la proporción de votos

suficiente para conservar su asiento.

En estos comicios se observa un notable incremento de los votos en blanco, tendencia que

será permanente en la provincia cuando los comicios sean únicamente legislativos. (Ver Anexo

Grafico I).

III. La gestación de una nueva configuración partidaria.

Las elecciones de 1995 fueron un punto de clivaje en la política santafesina, ya que a

partir de ellas se reconfiguró el sistema partidario provincial, dando inicio a una renovada

bipolaridad sostenida sobre dos coaliciones.

El peronismo, desde sus orígenes, siempre se mostró como una fuerza movimientista y

proclive a la formación de frentes electorales que respondían a las características de cada espacio

provincial. La ley del doble voto simultáneo le permitió una mayor flexibilidad para realizar los

acuerdos y reunir bajo el mismo paraguas a agrupaciones y líderes con antecedentes ideológicos

y discursos encontrados. En Santa Fe, la entrada en escena de una nueva figura como la de Carlos

Reutemann facilitó el cambio de imagen. Su diestra conducción sobre el partido logró morigerar

105 Ingresa como Diputado Nacional el entonces Secretario de Cultura de la Municipalidad de Rosario: Enrique Llopis –cantautor popular de larga trayectoria-, quien había sido incorporado por Héctor Cavallero a su gobierno como extrapartidario.

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Page 67: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

el anterior faccionalismo y, al engarzarlo con su propia popularidad, hizo del justicialismo una

fuerza imbatible mientras estuvo vigente la ley de lemas.

Reutemann impuso una jefatura que intentaba ser hegemónica, para lo cual debía

imponerse sobre dirigentes de larga trayectoria y acotar el despliegue de nuevas figuras que no

respondieran a su influencia. Durante su primer gobierno integró el gabinete con varios nombres

extraños a la tradición partidaria, y su estilo de gestión lo distinguió de anteriores

administraciones.

En 1993 se había comprobado que Usandizaga mantenía su peso electoral y, en las

elecciones constituyentes del ‘94, se había podido percibir con claridad el creciente desarrollo de

una autonomía ciudadana que buscaba nuevas expresiones políticas106. Finalmente. en las

elecciones para presidente y Diputados Nacionales que se realizaron cuatro meses antes que las

de gobernador, se advertía la presencia de un electorado refractario al justicialismo, por lo que el

escenario para el recambio de autoridades provinciales nuevamente se presentaba complejo e

incierto para el oficialismo.

En consecuencia, el justicialismo se puso en marcha para buscar acuerdos con otras

fuerzas valiéndose de las posibilidades que brindaba la legislación. De esta forma, por su afinidad

con el modelo imperante en el gobierno nacional, integró a la U.C.D. y a algunas organizaciones

menores107 como sublemas. Por otra parte, en búsqueda del electorado rosarino, que cada vez le

era más esquivo, incorporó al hasta entonces intendente socialista Héctor Cavallero como

candidato a gobernador de uno de los veintiún sublemas que integraron su oferta electoral.

El ingreso del alcalde de la ciudad de Rosario al lema justicialista fue causa y

consecuencia de la fractura del Partido Socialista Popular producida un año antes. Desde la

intendencia, Cavallero había desarrollado una ampliación de las bases de sustentación de su

gobierno a través de la integración de referentes de vecinales, cooperadoras, clubes y otras

organizaciones sociales –la mayoría de origen peronista- quienes conformaron el movimiento

Honestidad, Trabajo y Eficiencia. Sin embargo el P.S.P., que se había forjado como una

organización de cuadros universitarios, pequeña, fuertemente estructurada, con una conducción

centralizada y verticalista, era renuente a un crecimiento rápido y movimientista como el que

impulsaba el intendente.

106 El P.J. 33,48%; pael electorado el P:D.P se ubicó como segunda fuerza con el 14,22%, la U.C.R. sacó 11,17%, el Frente Grande 9,46%, el Modin 8,72%, H.T.E. 7,34%, la U.C.D. 4,66% . La adhesión a estas últimas cuatro fuerzas mostraba un electorado que buscaba apartarse de los tres partidos históricos de la provincia.107 M.I.D., Frente Emancipador, Partido Blanco de los Jubilados.

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Page 68: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

Las diferentes concepciones sobre la forma de acumulación política, objetivos inmediatos

y futuras alianzas a nivel provincial y nacional se fueron manifestando a partir de 1991 108 y se

hicieron públicas en 1993, cuando el socialismo concurre a las elecciones municipales con dos

sublemas. El que respondía a Cavallero estaba encabezado por una dirigente social ligada al

peronismo109, y representaba el criterio movimientista del intendente, en tanto la boleta del

sublema opositor era presidida por el entonces Secretario de Salud Pública, Hermes Binner, quien

había desarrollado una destacada gestión en su área con una amplia difusión mediática. La

sociedad rosarina, ajena a estas disputas internas, apoyó la gestión municipal y votó a quien la

representaba directamente, es decir a un miembro del gabinete del intendente. El sublema de

Cavallero no alcanzó a colocar un solo concejal.

De esta forma fue posible observar que, como expresa Sartori, en circunstancias normales

y rutinarias el ciudadano medio no dedica mucho tiempo ni mucha atención a las elecciones

(Sartori, 2000). La renovación del Concejo Deliberantes siempre ha sido uno de los comicios

menos convocantes, pero de gran importancia para el ejecutivo municipal, ya que le permite a

mitad de mandato pulsar el impacto de su gestión. Por otra parte estas elecciones eran la segunda

aplicación de la ley de lemas y no estaban en juego los cargos ejecutivos, de esta forma Binner

colectó los votos de aprobación a la política implementada desde el municipio.

Un año más tarde el P.S.P. atravesó la primera experiencia de elecciones internas desde

sus orígenes, donde la corriente del intendente es derrotada y de inmediato se escinde de la

fuerza. A tal punto habían llegado las diferencias que dicha confrontación no fue otra cosa que

una mera puja por el sello partidario, ya que ninguna de las dos fracciones hubieran continuado

en una organización hegemonizada por el otro grupo. (Guberman, 2004).

Cavallero, quien no renegó nunca de su condición de socialista, formó una nueva

agrupación, el Partido del Progreso Social –P.P.S.-, y de inmediato comenzó hilvanar acuerdos

con sectores justicialistas no reutemistas110 para lanzar su candidatura a gobernador integrando

dicho Lema.

Por otra parte el P.S.P., ahora conducido por Hermes Binner y Rubén Gustiniani111,

avanzó en un acuerdo nacional con el Frente Grande liderado por Chacho Alvarez para integrar la

108 Mientras Cavallero proponía un acercamiento al justicialismo con intenciones de acceder a la gobernación provincial, la mayoría de la cúpula partidaria se oponía.109 Rita Colli, presidenta del sindicato de Amas de Casa.110 Estas negociaciones estaban avaladas desde la Presidencia de la Nación, ya que Menem deseaba acotar el liderazgo de Carlos Reutemann, a quien no había podido subordinar completamente.111 Decano de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R., quien desde 1992 reemplazará a Estévez Boero en la Secretaría General de la Mesa Ejecutiva del Comité Nacional.

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Page 69: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

mesa ejecutiva del FREPASO112 en Santa Fe y comenzó, además, las conversaciones para una

futura coalición de las fuerzas opositoras a nivel provincial.

El desenlace del primer juego con la nueva regla había señalado a las fuerzas de la

oposición que debían planificar una estrategia de sumar fuerzas. Este acuerdo fue posible ya que

la legislación facilitó que se forjase una coalición sin perder la posibilidad de que cada una de las

partes armase sus propias listas de candidatos y mantuviera su identidad. De esta forma se plasmó

la Alianza Santafesina, un compromiso electoral entre U.C.R., el P.S.P. y el P.D.P-, cuyo objetivo

fundamental era arrebatarle la gobernación al justicialismo. Al igual que en el lema oficialista, no

existía en la coalición opositora una preocupación por acordar programa o discutir principios,

sino que se asemejaba a una sumatoria de arreglos por el reparto de diferentes cargos electivos en

todo el territorio provincial. Cada fuerza participaba con diferentes sublemas provinciales y

distritales, lo cual facultaba la formación de diversas combinaciones en cada una de las

instancias.

Desde la mirada de los partidos integrantes de la alianza, su formación suponía una

simplificación del escenario electoral, ya que descendía el “nivel de incertidumbre ambiental”

convirtiendo a fuerzas competidoras en cooperadoras (Panebianco, 1993). Se había comprobado

en los diferentes escenarios electorales que en la provincia había un electorado reactivo al

oficialismo peronista, sin embargo sobre ese “territorio de caza” operaban diferentes ofertas que

rivalizaban entre sí. El acuerdo marco entre ellas habilitaba para que los ciudadanos expresasen

su adhesión a distintos líderes y organizaciones en escenarios simultáneos –local y provincial-,

sin que su voto se desviara del objetivo mayor: acceder al gobierno provincial. En este sentido la

reforma electoral había producido el efecto clásico que debe tener todo régimen electoral

efectivo, que es la de reducir el número de competidores. (Sartori, 1994)

En 1995 los comicios nacionales y provinciales se realizaron en fechas diferentes: los de

Presidente y Diputados Nacionales se hicieron en mayo y las correspondientes para autoridades

provinciales y municipales en septiembre. Esta situación dio mayores expectativas a la oposición,

ya que se aislaba las elecciones provinciales del posible efecto arrastre de las presidenciales,

donde estaba asegurada la reelección del presidente Menem.

En Santa Fe el panorama electoral de los comicios presidenciales marcó diferencias con

otras provincias, dado que la fuerza política que obtuvo mayor cantidad de votos fue el

112 El FREPASO en Santa Fe estaba constituido por el Frente Grande, cuyo referente más conocido era A.lberto Piccinini, el P.S.P., la Democracia Cristiana (Alberto Nogueras) y el peronismo disidente –PAIS- (Lorenzo Domínguez).

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Page 70: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

FREPASO113. Sin embargo, si se consideran los sufragios hacia las candidaturas, el presidente

Menem reunió cerca de la mitad de los votos positivos. En consecuencia, si se estima la

concentración de los sufragios por partidos, ésta habría descendido, pero al tomar en cuenta la

sumatoria de votos a los candidatos114 se obtiene una proporción similar a 1989. (Ver Anexo A.

VII). La diferencia con escenarios anteriores estuvo marcada por el desplazamiento de la U.C.R.

al tercer lugar y la no presentación de la Democracia Progresista.

Los resultados obtenidos en Diputados Nacionales marcaban diferencias con las

presidenciales; en esta instancia el justicialismo, cuya lista era encabezada por Jorge Obeid115, fue

la fuerza que obtuvo mayor cantidad de sufragios, lo que le permitió retener las cuatro bancas que

ponía en juego. En segundo lugar se colocó el FREPASO, que aún habiendo disminuido la

cantidad de votos obtuvo tres diputaciones nacionales116. Por el contrario, el radicalismo, que

había aumentado las adhesiones en relación a los sufragios obtenidos para presidente, fue

perjudicado al perder una de las tres bancas que arriesgaba y, finalmente, el P.D.P., que no había

acompañado ninguna fórmula presidencial, retuvo la propia ingresando a la cámara Caballero

Martín. (Ver Anexo A III).

En consecuencia, de las diez bancas que se renovaban, seis quedaron en manos de los

partidos que en la provincia constituían el polo opositor y que, por otra parte, durante todo el

período 1991-95 habían formando un solo bloque en la legislatura santafesina. Por lo tanto,

estaba clara la necesidad de conformar una coalición electoral como única estrategia viable para

derrotar al oficialismo. En este sentido la ley de lemas facilitaba las agregaciones y producía el

efecto reductor al cual alude Sartori sobre el sistema de partidos.

Si bien el radicalismo había quedado tercero en las elecciones de mayo, se preveía que el

candidato natural para la gobernación era el ex intendente rosarino Horacio Usandizaga, que

encabezaba dos sublemas de la U.C.R.117. El P.S.P. participaba de la Alianza Santafesina con la

esperanza de poder retener la intendencia de la ciudad de Rosario, a pesar de la fractura que había

sufrido el partido. Por su parte, el P.D.P.118 la integró como estrategia para mantener algunas

113 El FREPASO obtuvo 593.790 sufragios (37,44%) frente a 589.734 (37,19%) del P.J. y 199.423 (12,58%) de la UCR.114 Además del P.J., otros partidos llevaban para presidente la fórmula Menem-Ruckauf.115 Intendente de la ciudad de Santa Fe entre 1991 y 1995.116 Ingresaron Lorenzo Domínguez (PAIS); Guillermo Estévez Boero (P.S.P.) y Elsa Fernández de Combes (F.G.).117 Los sublemas eran Convergencia (la marca propia de Usandizaga) y Confluencia, un sublema que respondía al ex rector de la U.N.R., Juan Carlos Mllet. El acuerdo sellado entre ambos permitía que este último encabezara la lista de diputados provinciales de ambos sublemas, que llevaban la fórmula H. Uzandizaga–R. Bonetto.118 Esta fuerza mostraba una fuerte división en su interior referida a los incentivo de identidad, ya que en el plano nacional su referente político principal, A. Natale, apoyaba las políticas de privatizaciones implementadas por el

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Page 71: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

comunas y lograr lugares tanto en los concejos deliberantes de los municipios como en la

legislatura provincial, con el objetivo de seguir conservando poder en el territorio.

El municipio de Rosario era una pieza clave, porque en él se congregaba una gran

proporción de los votos que necesitaba la Alianza, pero también porque la ciudad era escenario

de una doble disputa: una, entre las dos partes del socialismo que integraban lemas opositores, y

la otra, la que se jugaba al interior de la coalición entre radicales y socialistas por la ciudad.

La oferta para la Intendencia se componía de ocho candidatos presentados por diez

sublemas de la Alianza Santafesina, nueve del lema justicialista propuestos por sus dieciséis

sublemas y, finalmente, tres candidatos por otros lemas.

En la primera se destacaba la competencia entre los sublemas radicales que acompañaban

la propuesta de Usandizaga para la gobernación y llevaban como aspirante al municipio a Angel

D’Ambrossio contra el socialismo que apoyaba a Hermes Binner.

Por su parte, la estrategia justicialista para el municipio era la multiplicación de subgrupos

en el nivel de concejales, capitaneados por referentes y punteros barriales, que se iban reuniendo

en los niveles superiores para sostener los mismos candidatos a intendente119 y a gobernador de

las diversas corrientes internas. Para la intendencia sobresalían las figuras de Norberto Nicotra

como principal representante de Obeid, aunque Creo en Santa Fe, el sublema reutemista, llevaba

a Angel Baltuzzi. Cavallero componía su oferta con tres candidatos de diferente origen: Carlos

Bermúdez, un importante dirigente del peronismo rosarino, Elías Soso, un destacado dirigente

empresarial, y Ricardo Marengo, su hombre de confianza y concejal del P.P.S.

Para la provincia, de los trece sublemas de la Alianza Santafesina habilitados con

candidaturas para Gobernador, solo uno estaba encabezado por un referente que no pertenecía al

sur de la provincia, lo cual indica la influencia territorial que tenían las fuerzas que integraban la

coalición.

La cantidad de sublemas provinciales habilitados para presentar fórmulas a Gobernador y

Vice surgidos de cada uno de los integrantes de la coalición permiten considerar el grado de

faccionalización de aquellos. Mientras el P.D.P. y el P.S.P.120 presentaron una sola candidatura

presidente Menem, mientras que en la provincia varios dirigentes estaban en total desacuerdo. Por lo tanto, se desarrolla una especie de acuerdo interno donde la arena provincial queda para estos últimos, mientras en el plano nacional el liderazgo le pertenecía al primero.119 Por ejemplo el Diputado Nacional Enrique Llopis era candidato de siete sublemas que confluían en diferentes candidaturas para Gobernador; sugestivamente no integraba la propuesta de Cavallero con quien había ingresado a la política.120 En esta instancia, y a pesar de haber ido en alianza para los comicios de Diputados Nacionales, el P.S.P. no llegó a un acuerdo con el Frente Grande, que constituyó su propio Lema y llevó la Formula A. Piccinini–A. Nogueras.

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Page 72: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

cada uno para gobernador y diputados provinciales y abrieron posibilidades de competencia

sumamente acotadas en el nivel local, el radicalismo tuvo cuatro fórmulas para la gobernación.121,

distribuidas en siete sublemas, a los que se sumaban las subdivisiones y derivaciones distritales.

Por lo tanto, es posible deducir que tanto el socialismo como la democracia progresista aún

mantenían un alto grado de institucionalización, donde las autoridades partidarias, a través de

diferentes mecanismos, podían acotar la estructura de oportunidades para los miembros de sus

fuerzas y resolver los conflictos dentro de la propia organización.

En cambio la U.C.R. mostraba serias debilidades organizativas, vinculadas con la propia

situación del partido a nivel nacional pero, fundamentalmente, con las características

personalistas del liderazgo de Usandizaga y las derivaciones de los fuertes enfrentamientos

internos por la jefatura del comité provincial que históricamente había mantenido con los sectores

ligados al alfonsinismo. De esta forma, en comparación con los comicios de 1991, la ley de lemas

había producido una disgregación de la oferta electoral del radicalismo la que, en última

instancia, le permitía actuar como una colectora de votos para aquellos electores que no fueran

afines al “vasco”.

El justicialismo, por su parte, se presentó a los comicios con una gran variedad de

sublemas que articulaban múltiples ofertas distritales. Las fórmulas para gobernador eran

nueve122, pero la contienda principal se dirimía entre los sublemas que apoyaban la fórmula J.

Obeid-G. Venesia y los que llevaban el binomio H. Cavallero-O. Perotti.123. Reutemann

encabezaba la lista a diputados provinciales con su sublema “Creo en Santa Fe”, acompañando la

fórmula J. Obeid-G. Venecia, la cual también incorporaba a la U.C.D. como sublema. El resto de

las fórmulas para gobernador respondían, en la mayoría de los casos, a dirigentes con larga

trayectoria justicialista que pretendían constatar si la influencia que aún mantenían sobre el

electorado les posibilitaba el acceso a una banca en la legislatura, o negociar un lugar en la futura

administración donde pudieran disponer de algunos incentivos selectivos para su grupo.

121 H. Uzandizaga–R. Bonetto; E. De Mattia-E.Sogbi; C. Fascendini-A. Rossi y J. Silvestre Begnis-T. Vinaghi.122 J.Obeid-G. Venecia; H. Cavallero-O. Perotti; L. Rubeo-A. Pascutto; E. Cevallo-J.C. Galotto; O. Lamberto-M. Muniagurria; R. Carignano–R. Rossua; H. Cárcano–G. Castillo; J. M. Lafuente–M. Vallone; R. Monserrat–A. Bonino.123 Ambas articulaban un representante del norte de la provincia con uno del sur y tres de sus integrantes habían sido exitosos intendentes de las más importantes ciudades de la provincia.

72

Page 73: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

Los resultados electorales124 pusieron en evidencia el interés despertado en la ciudadanía,

ya que si bien la cantidad de votos en blanco fue mayor que en mayo125, la polarización

registrada superó a la de los comicios presidenciales. El efecto de la regla electoral había operado

reduciendo la cantidad de actores en la arena de juego. Aún cuando la competencia resultó muy

pareja, finalmente el lema del oficialismo se impuso por apenas algo más de 50.000 sufragios.

Por segunda vez el candidato más votado no accedió a la gobernación.

Usandizaga reunió seis de cada diez de los votos aliancistas y, aún cuando se comprobó

un descenso de las adhesiones a su persona, siguió siendo el candidato más votado, seguido por el

dirigente demócrata progresista Alberto Natale. En el lema justicialista, en cambio, la disputa

entre los dos candidatos principales fue muy reñida, imponiéndose finalmente el candidato

reutemista. (Ver Anexo A IV).

El sublema “Creo en Santa Fe”, que llevaba al gobernador saliente como candidato a

Diputado Provincial, obtuvo 19 de las 28 bancas que le corresponden al oficialismo y la mayoría

de las 13 senadurías provinciales, en las cuales se impuso el justicialismo. Por su parte, de las 25

bancas en la legislatura correspondientes a la Alianza Santafesina, el radicalismo obtuvo 17 -de

las cuales 15 fueron ocupadas por la lista de Usandizaga-, 4 por el P.D.P. y 2 por el socialismo.

Cada una de estas fuerzas constituyó su propio bloque.

Sin embargo, apenas comenzada la gestión, Obeid tuvo un enfrentamiento con Carlos

Reutemann por la hegemonía partidaria, que se manifestó en la ruptura del bloque parlamentario

de “Creo en Santa Fe”, a causa de la designación del presidente de la Cámara de Diputados de la

Provincia. La relación entre Obeid y Reutemann fue siempre conflictiva; provenientes de

tradiciones y culturas políticas diferentes, el gobernador se vio en la necesidad de aceptar la

candidatura de Obeid en 1995 porque era el único dirigente justicialista que podía mostrar una

gestión exitosa en una ciudad importante. A partir de ese momento la lucha por el liderazgo

siempre estuvo presente.

En consecuencia, la bipolaridad aliancista-justicialista se convirtió en un “cuasi-

pluralismo moderado” (Sartori, 2000) al desaparecer la mayoría automática oficialista, situación

que produjo que muchas iniciativas del Gobernador fueran demoradas en la arena legislativa y

que se debieran buscar acuerdos con las fuerzas opositoras.

124 El escrutinio tuvo serias irregularidades y recién un mes después de los comicios la justicia electoral determinó quien había triunfado.125 Los votos en blanco registrados en las presidenciales de mayo fueron 38.424 (2,35%) y para Gobernador 93.095 (5,73%).

73

Page 74: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

El panorama después de los comicios de 1995 presentaba un oficialismo que, nuevamente,

había logrado triunfar aprovechando todas las posibilidades del régimen. Se había recurrido a una

figura extrapartidaria, esta vez para atraer votos del sur santafesino y principalmente de la ciudad

de Rosario, territorios que le eran esquivos126. La competencia entre dos sublemas fuertes, con

formulas hábilmente equilibradas entre representantes del norte y del sur provincial, compuestas

por candidatos destacados en la gestión y –excepto Cavallero-, con pergaminos justicialistas,

había incentivado la participación electoral y la acumulación de votos.127. Sin embargo, el

posterior desempeño legislativo de los sublemas oficialistas no guardó relación con el formato

previo, ya que los diputados que respondían a Cavallero formaron un bloque propio-P.P.S.-, y los

que habían accedido por el sublema ganador terminaron fracturándose entre reutemistas y

obeidistas.

En el campo opositor se mantenía el liderazgo de Usandizaga y se consolidaba la figura

de Alberto Natale, quien había traccionado muchos sufragios de un electorado afín a la

democracia progresista. El socialismo popular, por su parte, alcanzó su objetivo al conseguir que

su sublema se impusiera en la ciudad de Rosario.

Cuadro comparativo de votos a Gobernador e Intendente en Rosario 1995.

126 La excepción era Villa Gobernador Galvez, ciudad lindera con Rosario, a la que su intendente, Pedro Gonzalez, había convertido en un bastión justicialista.127 Incluso superó a la oposición en una ciudad clave del sur santafesino como Venado Tuerto, donde el ex-intendente radical -Ernesto De Mattia-, enfrentado a Usandizaga, encabezaba como candidato a gobernador varios sublemas alianciastas.

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Page 75: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

Fuente: Elaboración propia a partir de datos suministrados por el Tribunal Electoral Provincial y la Dirección Nacional Electoral del Ministerio del Interior de la Nación

Los resultados de la ciudad demuestran que el comportamiento electoral de los rosarinos

estuvo surcado por la contradicción principal de estos comicios a nivel provincial: toda la

oposición versus el oficialismo justicialista, y esa fractura se dio en todas las instancias sin

demasiadas variaciones. También se advierte la gran importancia que la ciudadanía rosarina le

otorga a los comicios para intendente, ya que en los mismos se verificó un aumento de los

sufragios positivos.

Para el P.J. la incorporación de Cavallero significó la posibilidad de aumentar sus

adhesiones en la ciudad, asimismo, en el cuadro anterior es posible verificar el impacto de su

presencia a través de los corrimientos de sufragios que se registran entre los sublemas

justicialistas entre la instancia de Gobernador e Intendente.

75

ALIANZA SANTAFESINA 258.351 55,91% 266.293 56,96% -7.942 -3,07%

- UNION CIVICA RADICAL 192.952 41,76% 110.046 23,54% 82.906 42,97%

- Sublema Fascendini 694 0,15% 1.106 0,24% -412 -59,37%

- Sublema De Mattia (a 28) 695 0,15% 676 0,14% 19 2,73%

- Sublema De Mattia (a 30) 1.784 0,39% 2.399 0,51% -615 -34,47%

- Sublema Sylvestre Begnis 907 0,20% 699 0,15% 208 22,93%

- Sublema (a 33) 0 0,00% 1.984 0,42% -1.984 -

- Sublema Usandizaga (a 35) 188.839 40,87% 103.177 22,07% 85.662 45,36%

- Sublema Usandizaga (a 39) 33 0,01% 5 0,00% 28 84,85%

- PARTIDO SOCIALISTA POPULAR 25.335 5,48% 140.819 30,12% -115.484 -455,83%

- Sublema (a 37) 24.369 5,27% 139.887 29,92% -115.518 -474,04%

- Sublema (a 38) 961 0,21% 932 0,20% 29 3,02%

- Sublema (a 36) 5 0,00% 0 0,00% 5 100,00%

- PARTIDO DEMOCRATA PROGRESISTA 39.571 8,56% 14.698 3,14% 24.873 62,86%

- Lema 493 0,11% 730 0,16% -237 -48,07%

PARTIDO JUSTICIALISTA 194.689 42,13% 193.690 41,43% 999 0,51%

- Sublema Cavallero 114.255 24,73% 65.335 13,98% 48.920 42,82%

- Otros sublemas 80.434 17,41% 128.355 27,46% -47.921 -59,58%

OTROS LEMAS 9.044 1,96% 7.502 1,60% 1.542 17,05%

VOTOS POSITIVOS 462.084 93,49% 467.485 94,59% -5.401 -1,17%

VOTOS EN BLANCO 28.103 5,69% 22.646 4,58% 5.457 19,42%

VOTOS ANULADOS 3.920 0,79% 4.074 0,82% -154 -3,93%

COMPENSACION DIF. ACTAS 136 0,03% 38 0,01% 98 72,06%

TOTAL VOTANTES 494.243 494.243

Gobernador - Intendente (1-2)

Intendente (2)Gobernador (1)

LemasVariac. Porcent.

Votos Lema

% del total

% del total

VotosVariac.

Absoluta

Page 76: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

En el caso de la Alianza Santafesina, si bien para Gobernador el candidato más votado fue

Uzandizaga, quien atrajo siete de cada diez votantes al lema, en la intendencia se impuso Hermes

Binner con más de la mitad de los votos aliancistas, absorbiendo las adhesiones de los votantes a

otros sublemas de la coalición y sumando la diferencia de los votos en blanco entre gobernador e

intendente, más otras transferencias que podrían producirse desde el sublema de Cavallero o de

los votantes de otros lemas. De esta forma Binner iniciaba su liderazgo como referente local y los

resultados lo colocaban con algo menos de 50.000 sufragios debajo de los obtenidos por quien

hasta ese momento había sido el caudillo de la oposición. Esta circunstancia hizo prosperar un

sentimiento de rivalidad y desconfianza entre ambos, la cual se manifestó a partir de ciertas

actitudes discordantes de la bancada radical en el Concejo frente a los proyectos del ejecutivo.

(ver Anexo A.VIII, A.IX y A.X)

Dos meses después de las elecciones, Horacio Usandizaga será nombrado Senador

Nacional como representante de la oposición de acuerdo a lo establecido por la Reforma

Constitucional de 1994. Por el oficialismo es designado Carlos Reutemann en reemplazo de Luis

Rubeo, quien había cumplido su mandato, completando la representación de Santa Fe el senador

justicialista Jorge Massat128.

Aún cuando las elecciones provinciales y municipales de 1995 transformaron el sistema

de partidos en la provincia, su mayor importancia quizás haya residido en la proyección que

tuvieron sobre la configuración partidaria en la arena nacional, al permitir imaginar un formato

posible que agrupara a la oposición con vistas a las legislativas del ‘97 y a las presidenciales del

‘99.

IV. Rupturas y continuidades.

Dos años más tarde, en las legislativas de 1997, coincidentes con la renovación de los

concejos deliberantes, se pusieron de manifiesto las estrategias ensayadas por parte de algunos

actores con vistas a futuro. En la arena nacional, la creación de la Alianza U.C.R.-FREPASO

tuvo su impacto en el armado de la oferta y dejó entrever algunas fisuras entre los socios locales

por la distribución de los lugares en una lista conjunta.

En abril, el radicalismo provincial había concurrido a elecciones internas para determinar

la lista de Diputados Nacionales, como consecuencia de una desavenencia entre la conducción 128 Jorge Massat, dirigente del departamento de General Obligado y hombre de confianza de Reutemann ,fue nombrado Senador en 1992 y debió renunciar en 2001 sospechado por enriquecimiento ilícito. Años mas tarde la Justicia Federal desestimó las denuncias.

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Page 77: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

personalista de Usandizaga y uno de los principales miembros de su sector –Angel D’Ambrosio-,

a quien se le bloqueaba la posibilidad de acceder nuevamente a la Cámara de Diputados. Si bien

el hombre fuerte del radicalismo confirmó su preponderancia, esta podía relativizarse ya que la

suma de los votos de sus dos adversarios superaba los propios129. La convención provincial de

agosto del ‘97 decidió, finalmente, que la U.C.R. se presentara en coalición con el socialismo.

Usandizaga endureció su postura para lograr mayores ventajas para el radicalismo y, de esta

forma, logró incluir tres diputados entre los primeros cinco lugares de la lista, que volvía a ser

encabezada por René Palestra, a quien secundaba Rubén Giustiniani del socialismo. El Partido

Demócrata Progresista decidió no participar de la coalición a nivel nacional, pero la mantuvo en

el territorio provincial para los Concejos Municipales.

El justicialismo, por su parte, conformó una boleta sin contar con la participación del

Partido del Progreso Social, que se presentó por separado. Héctor Cavallero encabezaba la lista

de dicha fuerza para Concejales de la ciudad de Rosario, con vistas a disputar la intendencia en

1999. Por su parte, el severo enfrentamiento entre las fracciones de Reutemann y Obeid tendrá

repercusiones negativas para la fuerza en la arena nacional, a la vez que los resultados de los

comicios para concejales en la ciudad capital confirman el liderazgo indiscutido del ex

gobernador130.

Los resultados electorales para Diputados Nacionales sorprenden fundamentalmente por

dos factores: la excelente recolección de votos que hizo la coalición opositora, que le permitió

incorporar cuatro representantes, y el abrupto incremento de los votos en blanco. El justicialismo,

por su parte, pierde dos puntos en relación a la elección anterior, lo que le significó la pérdida de

una banca, y al P.D.P., a pesar de haber hecho la mejor elección desde 1983, solo le alcanzó para

que Alberto Natale siguiera en el Congreso.( Ver Anexo Grafico I) En la ciudad de Rosario las

elecciones para el Concejo pusieron en evidencia la supremacía aliancista así como la necesidad

para el lema justicialista de salvaguardar el frente electoral con a caballero que mantenía la

adhesión de una significativa proporción del electorado.

Cuadro de resultados electorales Concejales de la ciudad de Rosario 1997

129 Elecciones Internas 1997 de la UCR Santa Fe: Lista Blanca (Uzandizaga) 34.835 votos; Lista Celeste (D’Ambrosio) 27.329; Lista Blanca (Cáceres) 10.363.130 En la ciudad de Santa Fe, para los comicios de concejales se enfrentaron duramente con sendos sublemas, a consecuencia de lo cual se dio un fenómeno de votos cruzados entre la elección de diputados nacionales y la elección de ediles La lista bendecida por Reutemann ganó ampliamente en los comicios para concejales, pero no logró trasladar esos votos para Diputados Nacionales. De este modo, gran parte de los santafesinos que votaron esa lista reutemista, para Diputados Nacionales lo hicieron por otras fuerzas o sufragaron en blanco.

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Page 78: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

Fuente: Elaboración propia a partir de datos suministrados por el Tribunal Electoral Provincial.

En 1999, de la misma manera que se había hecho desde la adopción de la ley de lemas, las

elecciones provinciales y nacionales no fueron coincidentes. La decisión del gobierno

santafesino, otra vez, estaba motivada por la necesidad de aislar el territorio provincial de la

competencia nacional, donde se preveía una posible derrota justicialista. Los dos primeros años

del gobierno de Obeid fueron atravesados por la disputa con Reutemann, quien finalmente se

había impuesto y, en abril de 1998, logró los votos necesarios para colocar como presidente de la

legislatura provincial a un hombre de su confianza quien, además, había sido el crítico más duro

de la gestión del gobernador131. Doblegar a su adversario interno fue el primer paso para ser el

único candidato indiscutido en los comicios para Gobernador. De esta manera, sumaba al carisma

que ejercía sobre gran parte de la sociedad santafesina, el control absoluto sobre el aparato

partidario para decidir quienes lo acompañarían como diputados y senadores provinciales.

En el campo opositor habían surgido manifiestas diferencias entre el socialismo y el

radicalismo usandizaguista. El líder de esta fracción aceptó formar parte de una nueva coalición

electoral recién cuando Fernando de la Rua fue proclamado candidato a presidente. Las

discusiones entre los socios abarcaban tanto el territorio provincial como la lista de Diputados

Nacionales para octubre, y las movidas en un tablero condicionaban los resultados en el otro.

Finalmente, y después de complejas negociaciones, se reeditó la Alianza Santafesina entre

radicales, demócrata progresistas y socialistas. Sin embargo, el desencuentro entre el sector

131 Durante los dos primeros años de la gestión, Obeid había colocado hombres de su fracción con el acompañamiento de algunos votos del radicalismo. En esta oportunidad el elegido por Reutemann fue Jorge Georgetti, ex senador del departamento Castellanos y vicepresidente del P.J. santafesino.

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ALIANZA SANTAFESINA 244.352 55,18%

PARTIDO JUSTICIALISTA 115.869 26,17%

PARTIDO DEL PROGRESO SOCIAL 70.005 15,81%

OTROS LEMAS 12.595 2,84%

VOTOS POSITIVOS 442.821 88,29%

VOTOS EN BLANCO 43.541 8,68%

VOTOS ANULADOS 15.165 3,02%

TOTAL VOTANTES 501.527

% del total

LemasVotos Lema

Page 79: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

“Convergencia” del radicalismo y el socialismo dio como resultado la creación de un sublema

que unía a estos últimos con los adversarios internos de Usandizaga -los celestes que seguían a A.

D’Ambrossio-. Esta rivalidad convirtió a los comicios de la ciudad de Rosario,-bastión

aliancista-, en una interna abierta simultánea entre dos radicales para discernir el cargo a Senador

del departamento y constatar cuantas bancas al Concejo Deliberante de la Ciudad arrastraba cada

uno.

La oferta electoral de la Alianza santafesina para la gobernación estuvo constituida por

doce sublemas que se distribuían apoyando a tres fórmulas: Horacio Usandizaga–José Mosset

Iturraspe132, Alberto Natale–Eduardo González Riaño y Ruben Giustiniani-Carlos Iparraguirre.

En esta oportunidad el jefe del radicalismo no se mostró entusiasmado por la campaña y enarboló

un discurso que preveía la derrota, ya que, contrariamente a lo que acontecía a nivel nacional, las

encuestas marcaban al candidato justicialista como el gran favorito. Usandizaga, después de dos

derrotas consecutivas, había perdido ascendiente sobre la ciudadanía independiente, desorientada

además por sus actitudes y discursos renuentes a integrar la coalición. Por otra parte, su

conducción personalista y autoritaria al interior del partido provocó la división de su grupo de

origen, profundizando el faccionalismo, a la vez que las permanentes críticas que hacía sobre la

intendencia de Rosario lo alejaron de su principal aliado, con el que no solo tenía tenia

diferencias ideológicas133 sino al cual, además, aún soñaba con arrebatarle el control de la ciudad

de Rosario.

Días antes de las elecciones la expectativa se centraba en saber cual sería la diferencia de

votos a favor del oficialismo, que presentaba tres formulas para la Gobernación: Carlos

Reutemann-Marcelo Muniagurria; Carlos Bermúdez-Alfredo Speratti y Cristina. Benzi-Miguel

Cárcamo, donde las dos últimas oficiaban de acompañamiento al gran elector. El armado

justicialista, convencido de su debilidad en el principal distrito electoral de la provincia, jugaba

con un candidato fuerte para la intendencia de Rosario, Hector Cavallero, al frente de un sublema

que llevaba a miembros de su partido el P.P.S. al Concejo de la ciudad, el que se completaba con

una sumatoria diversos sublemas, la mayoría de los cuales respondían a dirigentes de trayectoria

justicialista en la ciudad.

132 Prestigioso jurista y ex decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Litoral.133 Las mismas se habían manifestado claramente en la experiencia de internas abiertas que se habían llevado a cabo en noviembre de 1998 para decidir la fórmula presidencial de la Alianza UCR-FREPASO. En Rosario, al igual que en el resto del país triunfa Fernando de la Rúa apoyado abiertamente por Usandizaga.

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Page 80: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

Los resultados confirmaron los sondeos previos: el justicialismo obtuvo cerca de seis de

cada diez votos emitidos en Santa Fe y casi la totalidad de los sufragios fueron adhesiones

directas a Reutemann, quien duplicó en sufragios a su principal e histórico contrincante y, de esta

forma, se convirtió en el candidato que mas votos había obtenido en la historia política

santafesina. (Ver Anexo A.V.) Asimismo el justicialismo obtuvo 15 de los 19 Senadores.

En la Alianza, por su parte, si bien Uzandizaga dobló en votos a Giustiniani, estas

elecciones demostraron que su figura ya no despertaba la adhesión de otros momentos y que la

forma, personalista y no respetuosa de las diferencias, con la cual había conducido el radicalismo

durante los últimos ocho años había minado su liderazgo al interior de la fuerza. Esto se hizo

evidente en los resultados obtenidos por su sublema (Convergencia) en la ciudad de Rosario: aún

cuando para la gobernación él había obtenido casi la mitad de los sufragios del Lema, su

candidato a intendente134, a quien había impuesto contra la voluntad de muchos de sus seguidores,

apenas logró un diez por ciento de los sufragios que reunía la fuerza. (Ver Anexo A. XI,A.XII,

A.XIII).

Para los otros integrantes de la coalición la suerte fue muy dispar: mientras el socialismo,

en alianza con el sector celeste del radicalismo, mantenía el principal municipio de la provincia,

donde el intendente Binner había sido plebiscitado, consiguiendo también casi la mitad de las

bancas en la legislatura provincial, la democracia progresista, en cambio, exhibió un magro

desempeño electoral al haber perdido la mitad de los sufragios obtenidos cuatro años antes, como

consecuencia del cual vio reducida de su representación en los órganos legislativos de la ciudad

de Rosario y de la provincia.

A pesar del aumento en la diferencia de votos entre las dos principales fuerzas –6 puntos

en el ‘91, apenas algo mas de 3 en el ‘95 y 16 en el ‘99-, la polarización en esta últimas

elecciones superó a las anteriores, lo cual estaría indicando algún corrimiento de adhesiones de la

Alianza santafesina hacia el Lema oficialista. Un dato destacable fue el entrecruzamiento de

votos entre sublemas del mismo o diferentes lemas, lo cual indica una gran autonomía del

ciudadano a la hora de elegir el candidato para cada una de las instancias que vota.

El panorama electoral ponía en evidencia la habilidad de Reutemann para ampliar su

popularidad y consolidar la hegemonía como líder indiscutido del justicialismo en el territorio

provincial, proyectando incluso su imagen hacia el escenario nacional como posible

presidenciable para saldar la rivalidad entre Menem y Duhalde. Es interesante mencionar que

134 El candidato de Convergencia era el Diputado René Balestra

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Page 81: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

Reutemann mantuvo su perfil a partir de recursos comunicacionales que renegaban de la video-

política característica de una democracia de audiencia. Por el contrario, no se exponía a las

cámaras salvo en actos oficiales, otorgaba escasos reportajes, y su vida privada era terreno

inexpugnable. Esto le permitió seguir abonando en el imaginario de los santafesinos ese perfil de

outsider, para quien gobernar significaba cumplir con un deber cívico.

En octubre se llevaron a cabo las elecciones nacionales para recambio presidencial y

Diputados Nacionales. Los resultados de la provincia no constituyeron una excepción con

respecto al resto del paí: ganó la Alianza para el Trabajo, la Justicia y la Educación. Sin embargo,

los tironeos al interior de la coalición santafesina derivados de los resultados para autoridades

nacionales, produjeron la separación del P.D.P. de sus antiguos socios, que concurrió a los

comicios sumándose a la candidatura de De la Rua, pero con su propia lista de diputados. Por lo

tanto el radicalismo y el socialismo se vieron obligados a negociar una lista conjunta que, de

acuerdo a compromisos anteriores, encabezaba un aliado de Usandizaga, correspondiéndole el

segundo lugar al histórico dirigente socialista Estévez Boero.

La nómina del justicialismo, por su parte, daba cuenta de los acuerdos realizados por

Reutemann, a pedido de Eduardo Duhalde. El ex gobernador Jorge Obeid fue ubicado en el

primer lugar, siendo secundado por Héctor Cavallero, cuyo sublema había arrimado una buena

cantidad de votos rosarinos al lema del P.J.

Los resultados de Diputados Nacionales muestran un justicialismo que mantiene constante

la adhesión de un tercio del electorado de la provincia y una Alianza que no superó la proporción

de votos que había obtenido el radicalismo en 1993, cuando había encabezado la lista Horacio

Usandizaga. A pesar de una escasa diferencia, inferior a 40.000 sufragios, la fórmula D’Hont

benefició a la Alianza que pudo acceder a cuatro de las diez bancas parlamentarias, en tanto tres

fueron para el P.J.135 y, del resto, dos le correspondieron al P.D.P. y otra a Acción para la

República, agrupación que hacía su debut llevando la candidatura de Domingo Cavallo para

presidente136

Dos años más tarde el sistema partidario nacional emergente en el ‘97 y consagrado en

estos comicios comenzó a derrumbarse. La crisis institucional de 2001 desencadenará un

135 En esta oportunidad el justicialismo se presentaba bajo el nombre Alianza Concertación Justicialista para el Cambio, ya que integraba al Partido del Progreso Social y otras fuerzas menores.136 Se había conformado a partir de la convocatoria electoral de un dirigente ucedeista vinculado a la Federación de Industria de Santa Fe, Carlos Castellani, cuyo sublema en 1995 había acompañado a la candidatura de Obeid.

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Page 82: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

reordenamiento de las fuerzas y un reacomodamiento de sus referentes que también impactará en

el territorio santafesino.

V. Fragilidad en la configuración partidaria santafesina

La desafección de los ciudadanos a los canales tradicionales de expresión política -

principalmente a través del voto en blanco y anulado-, la fuga de connotados dirigentes de sus

organizaciones de origen -fundamentalmente del radicalismo-, y la consiguiente aparición de

nuevos agrupamientos impactaron sobre el sistema partidario provincial en las elecciones

nacionales de 2001.

Estos comicios tenían para la provincia un atractivo adicional, la primera elección de

Senadores Nacionales, lo cual agregaba otro tablero al juego de las postulaciones. Las reglas

establecidas por la reforma del ‘94 disponían que los dos primeros lugares fueran para el partido

mayoritario mientras que el tercero correspondía a la primera minoría.

El oficialismo provincial, seguro de su triunfo, ubicó como primer candidato a un

miembro del partido que desde el ‘85 se venía desempeñando como Diputado Nacional –Oscar

Lamberto- y, en segundo lugar, a una dirigente de la confianza personal del Gobernador que

terminaba su período como Diputada Nacional. Los integrantes de la boleta justicialista para la

Cámara Baja habían sido elegidos directamente por el Gobernador y, excepto por la la presencia

de un dirigente de larga trayectoria, la mayoría de ellos eran personas que habían ingresado a la

arena política invitados por él.

El radicalismo, aún conducido por Usandizaga, y el socialismo decidieron dejar de lado

las diferencias que los separaban, -manifestadas claramente en el Concejo de la ciudad de

Rosario, cuando los ediles de Convergencia votaban en contra de las propuestas del intendente

socialista- y acordar finalmente una reedición de la Alianza Santafesina, de la cual no participaba

el P.D.P. que se presentaba para la renovación de la banca de su tradicional dirigente Alberto

Natale.

Los socios aliancistas acordaron un esquema que indicaba el debilitamiento de

Usandizaga quien, si bien se aseguraba mantener su banca en el Senado, no sólo tuvo que

resignarse a que su sector no encabezara por primera vez la lista de Diputados Nacionales -lugar

que fue ocupado por el socialista Rubén Giustinniani, que renovaba su mandato-, sino que

además debió ceder ante la presión de sus adversarios internos y dar un lugar expectable a una

82

Page 83: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

representante de la otra línea. La campaña política fue corta y de baja exposición. Dado el

contexto social caracterizado por la decepción y el enojo de los ciudadanos con sus dirigentes, las

encuestas preveían un abultado ausentismo y un elevado número de votos en blanco. Los

candidatos aliancistas nunca compartieron ningún escenario, lo cual denota la fragilidad del

acuerdo realizado por la simple conveniencia de no dispersar votos frente a las nuevas

alternativas que podían competir por la misma franja del electorado. Lo paradójico de la escena

preelectoral fueron los discursos desarrollados por los candidatos aliancistas, que trataban de

sobrellevar la contradicción de ser representantes de una fuerza integrante de la coalición

gubernamental nacional mientras enarbolaban un discurso de oposición.

La agrupación recientemente formada por la diputada Carrió a nivel nacional se

constituye en la provincia de Santa Fe bajo el sello del Partido Socialista Auténtico 137. La misma

se organizó a partir de la sumatoria de cuadros y militantes dispersos, provenientes de variadas

fragmentaciones partidarias, a los que se sumaban diversos integrantes de organizaciones

sociales. El primer lugar en la lista para representantes en la Cámara Baja lo ocupó Alberto

Piccinini, ex integrante de la mesa ejecutiva del FREPASO provincial.

Los resultados de los comicios a diputados nacionales permiten observar que en la

provincia, a diferencia de otros distritos, la abstención no registró un nivel excepcional y se

mantuvieron niveles de concurrencia similares a otras elecciones de este tipo -sufragaron cerca de

ocho electores de cada diez-; fueron, en cambio, los votos en blanco y los anulados los que

mostraron el disgusto de la ciudadanía -cuatro de cada diez electores utilizaron alguno de estos

recursos para manifestar su enojo con los representantes-. (Ver Anexo Grafico I)

En cantidades absolutas de sufragios los dos partidos tradicionales no sólo registraron una

intensa caída con respecto al ‘99, sino que ambos fueron superados por el medio millón de votos

en blanco. Como adelantaban todos los sondeos, el mayor perjuicio lo experimentó la Alianza,

que perdió más de la mitad de los votos para Diputados Nacionales cosechados en 1999, y sólo

mantuvo tres de los cinco lugares que debía retener en la cámara baja, correspondiéndoles los que

resignó a la democracia progresista y el ARI. El justicialismo, en cambio, mantuvo la proporción

habitual de sufragios que venía obteniendo en este tipo de elección, lo cual le permitió recobrar el

asiento cedido en 1997 y su papel de fuerza predominante en la provincia. Este triunfo se vio

137 La justicia electoral provincial habilitó la inscripción ARI para un sublema del Lema Polo Social –que tampoco se correspondía con la fuerza a nivel nacional-, existiendo además un Lema Ahora Reales Ideas (ARI). La fuerza Polo Social, que en la arena nacional tenía como referente al padre Farinello, en Santa Fe tuvo que llevar el nombre de Lema Polo Solidario.

83

Page 84: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

fortalecido por la simbólica victoria del lema justicialista en los comicios para Concejales en la

ciudad de Rosario.

Las altas tasas de “voto bronca” –anulados y en blanco-, se originaron fundamentalmente

en quienes habían sufragado por la Alianza o por Acción por la República dos años antes, pero

también es posible inferir que existió una abultada transferencia de votos aliancistas hacia el ARI

y, de forma muy limitada, también hacia el P.J., donde se volcaron fundamentalmente los ex

electores de A.P.R. (Escolar, 2002)

Por otra parte, un análisis al interior de la Alianza Santafesina refleja que si bien para su

senaduría Usandizaga obtuvo una proporción de votos ligeramente inferior que la lista de

Diputados Nacionales, su figura ya no suscitaba la atracción de otras épocas y su rol

preponderante dentro de la coalición se estaba extinguiendo.

Las elecciones para la renovación de Concejos Deliberantes de los municipios realizadas

en octubre del 2001, simultáneamente con la de diputados y senadores nacionales, fueron una

clara manifestación de la profunda crisis que atravesaba el sistema de partidos en la arena

nacional pero, al mismo tiempo, de las debilidades y limitaciones del régimen electoral

santafesino. La irrupción de nuevas fuerzas en el orden nacional y provincial, más la indecorosa

multiplicación de sublemas en los grandes distritos urbanos, otorgaron una fisonomía caótica al

acto comicial138, que acentuó el descontento ciudadano.

Para la renovación del Concejo en la ciudad de Rosario se multiplicaron los lemas y los

sublemas. La Alianza socialista-radical presentó diferentes candidatos que reflejaban las

consuetudinarias divisiones internas en tanto el P.J. repitió su estrategia de una oferta múltiple de

sublemas donde sumaba al cavallerismo y se mezclaban dirigentes de trayectoria como

personajes recién llegados a la política139. El P-D.P. presentaba lista propia y debutaban una serie

de nuevas agrupaciones entre las que se destacaba el ARI, bajo el nombre de Socialismo

Auténtico.

138 Participan de la escena comicial nacional 14 fuerzas: la Alianza Santafesina (U.C.R. + P.S.), el Frente Justicialista por Santa Fe (P.J. + U.C.D. y otras fuerzas menores), el P.D.P., la Izquierda Unida, el ARI a través de la boleta del P.S.A. y Acción para la República. El resto son partidos de escasa repercusión electoral en el distrito provincial, como el Modin, el Partido Humanista, el Partido Obrero, el Partido Socialista de los Trabajadores, el Frente de los Jubilados, el Frente Emancipador, el Frente Polo Social y el Partido Autonomista.En Rosario competían 13 Lemas que, en conjunto, superaban los 50 sublemas, con más de 1.300 candidatos a concejales.En el cuarto oscuro se encontraban las boletas blancas que ofrecían las listas de diferentes partidos para Senadores y Diputados Nacionales en una mesa y, en otra, las papeletas celestes de lemas y sublemas con las propuestas para ocupar las bancas de los Concejos Municipales.139 Era el caso del candidato Oscar “Popi” Larrauri que, al igual que Carlos Reutemann, provenía del automovilismo.

84

Page 85: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

Los resultados para la renovación del Concejo en la ciudad de Rosario siguieron en líneas

generales los registrado en los comicios para legisladores nacionales. El sector más irritado y

desilusionado con la situación política de la Argentina era el electorado alianciasta que había

quedado huérfano de representación (Torres, 2003). Su retirada del juego a través de un voto de

rechazo determinó que, por primera vez en el distrito desde la implementación de la ley de lemas,

ganase el justicialismo, que consiguió incorporar diez concejales de los 21 que se renovaban, en

tanto la Alianza obtuvo ocho, el P.S.A. dos y uno le correspondía al lema Polo Social. La

incorporación de este edil trajo fuertes reclamos por su dudosa legitimidad y tuvo derivaciones

judiciales. El P.D.P., por primera vez en su historia, quedaba sin representación en el Concejo.

(Ver Anexo A. XIV)

Cuadro diferencias de votos Concejales 2001-1999 en la ciudad de Rosario.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos suministrados por el Tribunal Electoral Provincial.

Como se observa en el cuadro precedente la fuga de adhesiones afectó en forma

contundente a la Alianza que recibió seis sufragios menos de cada diez que la habían

acompañado en 1999. De la misma forma que en diputados, la mayoría de quienes la habían

apoyado dos años antes eligieron expresar su descontento general a través del voto en blanco y

anulados, y en menor medida, también apoyaron otras opciones. En el justicialismo, a pesar de

haber disminuido, se advierte un electorado más constante, mientras que la mayor fidelidad se

85

ALIANZA SANTAFESINA 279.084 61,02% 100.384 31,57% -178.700 -64,03%

PARTIDO JUSTICIALISTA 168.176 36,77% 118.583 37,29% -49.593 -29,49%

P. DEMOCRATA PROGRESISTA 18.721 3,95% 18.462 5,81% -259 -1,38%

OTROS LEMAS 10.121 2,21% 80.565 25,34% 70.444 696,02%

100,00% 100,00%

VOTOS POSITIVOS 457.381 89,23% 317.994 63,36% -139.387 -30,48%

VOTOS EN BLANCO 49.195 9,60% 83.759 16,69% 34.564 70,26%

VOTOS ANULADOS 6.023 1,17% 100.114 19,95% 94.091 1562,19%

COMPENSACION DIF. ACTAS 2 0,00% - - - -

TOTAL VOTANTES 512.601 501.867 -10.734 -2,09%

Variac. Porcentual

2001/1999

Lemas

2001

Votos Lema

% del total

% del total

Votos

1999

Variac. Absoluta

Page 86: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

observa en el voto demócrata progresista que mantiene firme lo colectado por su sublema en la

anterior elección cuando integraba la Alianza.

con mayor fidelidad.

La legislación electoral santafesina mostraba en estos comicios sus mayores deficiencias.

Al respecto cabe subrayar la necesidad de que las reglas que regulen las votaciones sean claras y

extendidas en el tiempo, ya que la fluidez en la oferta política, la fluctuación ciudadana, y en

términos generales la valoración de las elecciones como “minirevoluciones democráticas”, han

dotado de suma importancia a las decisiones legales y técnicas sobre las regulaciones de las

campañas electorales, los sistemas de representación y el propio escrutinio (Cheresky, 2007)

VI. Los comicios que marcaron el final del sistema

El 2003 fue un año plagado de elecciones, en el cual se realizaron tres tipos de comicios

en la provincia de Santa Fe: los presidenciales en abril y los de renovación de autoridades

provinciales y de legisladores nacionales, de forma simultánea en septiembre

Los primeros dieron cuenta de las profundas mutaciones producidas en el sistema de

partidos nacional causadas por la diáspora de dirigentes del radicalismo que dieron orígenes a

nuevas agrupaciones y la fragmentación del justicialismo en tres fórmulas, que repentinamente

convirtió al clásico bipartidismo argentino en un pluralismo electoral. En la provincia de Santa Fe

esta transformación se hace evidente en el abrupto descenso de la concentración de votos en las

fuerzas mayoritarias que, medida por candidatos, apenas alcanza a aglutinar al 50% del

electorado. (Ver Anexo A.VII) A diferencia de los comicios de 2001, no se registraron abultadas

cifras de votos en blanco ni anulados. Los resultados indican que, al igual que en el resto del país,

los santafesinos dividieron sus adhesiones entre cuatro candidatos, sin tener en cuenta las siglas

partidarias históricas -el Partido Socialista y la Unión Cívica Radical sumados no superaron los

50.000sufragios en toda la provincia-.

Estos comicios fueron una competencia entre, por un lado, candidatos de nuevas fuerzas

políticas surgidas de la dispersión del radicalismo y enlazadas con partidos y líderes regionales y,

por otro, dirigentes con una fuerte trayectoria de gestión emanados de la fragmentación del

justicialismo, que contaban con el apoyo de la distribución de los recursos provenientes de

provincias y municipios que los respaldaban.

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Page 87: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

En el territorio santafesino, aún cuando el Gobernador Reutemann manifestó que se

mantenía al margen de la disputa del justicialismo, finalmente apareció en público saludando al

ex presidente Menem, mientras Jorge Obeid, enrolado en el duhaldismo, sostenía, en cambio, la

postulación de Néstor Kirchnner. El intendente Binner, por su parte, respaldaba explícitamente a

Lilita Carrió, en tanto Horacio Usandizaga, Alberto Natale y otros dirigentes radicales y

demócratas progresistas avalaban la candidatura de Ricardo Lopez Murphy, ex Ministro de

Defensa y Economía del gobierno de De la Rua:140.

Esta distribución de patrocinios brinda los primeros indicios de un posible futuro

reacomodamiento de los principales líderes provinciales. Por otra parte los resultados obtenidos,

confirmaron el comportamiento que el electorado santafesino había venido mostrando a lo largo

de la década del 90: una mitad se expresó favoreciendo -más allá de las diferencias de todo tipo

que se puede advertir entre ellos- a los candidatos de origen peronista, la otra, a los candidatos

provenientes del tronco radical.

Cuadro origen de votos Presidente 2003.141

Fuente: Elaboración propia a partir de datos suministrados por la Dirección Nacional Electoral del Ministerio del Interior de la

Nación

La convocatoria para el resto de los comicios de 2003 presentó dos llamativas

innovaciones. La primera respondía a las modificaciones introducidas por la normativa electoral,

que impedía que se inscribieran alianzas como lemas, lo que obligó a la coalición opositora 142 a

140 Las 4 fórmulas más votadas fueron: Menem-Romero: 25,26%; Carrió-Gutierrez: 25,16%; Lopez Murphy-Gómez Diez: 17,33% y Kirchner-Scioli: 16,11%.141 Dentro del voto justicialista se incluyó la suma de sufragios de Menem; Rodríguez Saa y Kirchner. El el agrupamiento Aliancista se adicionaron los votos de Carrio, Lopez Murphy; Moreau (U.C.R.) y Bravo (P.S.)142 En esta oportunidad el P.D.P. no formaría parte de la misma.

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JUSTICIALISTA 841.631 49,93%ALIANCISTA 770.177 45,69%OTRO 73.927 4,39%

VOTOS POSITIVOS 1.685.735 96,86%VOTOS BLANCOS 23.613 1,36%VOTOS NULOS 31.052 1,78%

TOTAL VOTANTES 1.740.400

Votos% del

totalORIGEN DE LOS VOTOS

Page 88: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

utilizar la denominación Partido Socialista143, única forma que la facultaba a presentar diversos

sublemas. La segunda se refería a la simultaneidad de las elecciones legislativas nacionales –de

diputados y senadores- con las de autoridades provinciales y a la habilitación por la justicia

electoral provincial para que una sola boleta, dividida en siete cuerpos, contuviera ambas

instancias144.

La modificación electoral, motivada por la deslegitimación de líderes y partidos, si bien

buscaba rearticular y fortalecer a las fuerzas políticas, dando una mayor coherencia a la oferta

electoral, indudablemente también respondió a una intencionalidad oculta del oficialismo, la que

no obstante pudo ser percibida a partir de los debates en la prensa y las declaraciones de los

dirigentes. Esta consistía en jugar fuerte con los incentivos de identidad, por una parte,

reforzando la acumulación del electorado Justicialista y, por otra, buscaba incidir en el

reacomodamiento de los socios aliancistas. El supuesto subyacente era el cálculo de que los

antagonismos internos entre los partidos de la oposición les impedirían coincidir debajo de alguna

de las siglas partidarias históricas.

La simultaneidad de los comicios, en este caso, refuerza lo ya señalado en párrafos

anteriores: la separación de los calendarios electorales para las distintas esferas gubernativas se

ha convertido en una práctica tan desarrollada en las provincias argentinas que debería ser

tomado en cuenta como un elemento más del régimen electoral. La mayoría de los estudios

referidos a la influencia que tiene la concurrencia de los comicios para gobernador con los de

renovación parlamentaria en países de estructura federal, señalan que el voto de esta última

instancia es traccionado por la adhesión a la primera. (Mainwaring y Shugart, 2002)

En esta oportunidad se perseguía un efecto contrario: que la popularidad de Carlos

Reutemann145 -candidato a Senador- produjera el arrastre allanado por la utilización de una

misma boleta, que por otra parte combinaba dos regímenes electorales. Las fuerzas políticas se

vieron en la obligación de presentar una oferta electoral que combinara las candidaturas para las

143 La coalición se había inscripto bajo el nombre Confederación Encuentro Progresista, lo que fue impugnado por el P.J. por considerar que desconocía las modificaciones introducidas por la ley 12079. A pesar de las apelaciones presentadas al Tribunal Electoral Provincial, éste impidió la concurrencia bajo ese nombre.144 A esta forma de boleta se la apodó la “supersábana”. El primer cuerpo contenía los candidatos a Senadores Nacionales, el segundo la lista de Diputados Nacionales y luego seguían las nominaciones a gobernador, diputados provinciales y senadores provinciales, para concluir con los dos últimos cuerpos referidos a las autoridades locales (intendentes y miembros de los Concejos deliberantes).145 Es interesante hacer notar que la intención de voto hacía Reutemann no se había visto afectada ni siquiera en la Capital santafesina, aún después que ésta hubiese padecido el peor cataclismo natural de su historia -la inundación producida por el desborde del Río Salado- meses antes de las elecciones. Tampoco había quedado marcado como responsable político de las once muertes ocurridas en la provincia a consecuencia del estallido de 2001.

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Page 89: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

dos cámaras nacionales, que debía ser única para cada partido, y luego una apertura hacia abajo

para dar cabida a la multiplicidad de lemas y sublemas provinciales y distritales.146.

Si bien la boleta de siete cuerpos permitía que el votante separase los mismos,

produciendo diversas combinaciones de acuerdo a sus preferencias, ésta no resulta una práctica

habitual, ya que requiere una cierta calificación y predisposición por parte del ciudadano.

El justicialismo organizó su estrategia a partir de la candidatura de Reutemann a Senador

que encabezaba la totalidad de las boletas, en tanto la lista de diputados nacionales fue producto

de arduas negociaciones entre éste y Obeid para evitar las elecciones internas que, en algún

momento, habían sido anunciadas. El entonces gobernador finalmente impuso cuatro de los seis

diputados que resultarían electos, de los restantes uno fue sugerido por Cavallero y otro solicitado

directamente por Kirchner.

Con respecto al plano provincial, si bien el oficialismo jugaba con cinco fórmulas, la

partida se circunscribía al clásico Obeid versus Reutemann, este último representado por su

Ministro de Obras Públicas y amigo personal, Alberto Hammerly147. Aún cuando las dos fórmulas

eran encabezadas por santafesinos se completaban con referentes de la ciudad de Rosario; en el

caso de Obeid por la Arq. María Eugenia Bielsa, quien había sido funcionaria durante la

intendencia de Héctor Cavallero, en tanto la de Hammerly integraba a un joven y destacado

dirigente justicialista de Rosario, Mario Borgonovo. Ambas fórmulas recolectaban votos de

sublemas que llevaban diferentes listas para diputados provinciales y competían en los

departamentos por alcanzar una banca en el Senado. El principal sublema de Obeid, “Frente para

la Victoria”, remitía a las recientes elecciones presidenciales y a una forzosa identificación con el

gobierno nacional, recurso que, de alguna manera, le permitía fortalecerse frente al liderazgo de

Reutemann. Si bien ambos trataban de bajar los decibeles de la disputa con un discurso que

valorizaba a la misma como herramienta para atraer más votos frente al principal candidato

opositor, era fácil advertir que estaban en juego varios factores: la futura conducción del partido

en el territorio provincial, las divergencias en cuanto a culturas políticas y concepción de

146 En toda la provincia, los electores, distribuidos en 6.934 mesas, podían optar entre los más de 44 mil candidatos -uno cada 56 electores- ubicados en boletas supersábana, que superaban los 66 centímetros de longitud, con siete cuerpos sin troquelar. En Rosario había 29 boletas sábanas de siete cuerpos (en este caso, cubriendo todos los cargos en juego: senadores y diputados nacionales, gobernador, diputados y senadores provinciales, intendente y concejales), a las que se agregaron 21 de menor tamaño, al excluir algunas ofertas. En total, 290 cuerpos de 12 centímetros de alto por 9,5 de ancho, separados o divididos por líneas de punto.147 A. Hammerly, además, acompañaba a Reutemann en la boleta para el Senado como primer suplente, y la fórmula Hammerly-Borgonovo también se presentaba por un sublema de Acción para la República.

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Page 90: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

construcción partidaria, el enrolamiento con las líneas y liderazgos nacionales, y el

posicionamiento frente a las primeras medidas que había adoptado el gobierno nacional.

En el campo de la oposición, por su parte, se habían operado profundos cambios desde

1999. Después de tres derrotas consecutivas Usandizaga quedaba fuera del juego para la

gobernación, y el único que se encontraba en condiciones de liderar una contienda contra el

justicialismo era el intendente de Rosario, quien había logrado irradiar una imagen de buen

administrador a partir de los procesos innovadores en materia de gestión implementados en la

ciudad148. A su vez, los atributos personales del intendente, de alguna manera similares a los de

Reutemann, irradiaban una imagen de seriedad, cautela y moderación antagónica al estilo del

“vasco”.

Para la antigua coalición los arreglos y negociaciones fueron de una mayor complejidad,

ya que no sólo intervenían factores vinculados a la distribución de cargos en cada uno de los

tableros de juego, sino que se agregaban las rivalidades y desacuerdos entre socialistas y radicales

usandizaguistas ya manifestados en 2001 y, principalmente, los diferentes proyectos de

articulación con las flamantes liderazgos surgidos en la arena nacional, convalidados en Santa Fe

por el desempeño electoral del ARI y de RECREAR.

Esta discusión afectaba con ímpetu a la democracia progresista y al radicalismo, cuyos

principales dirigentes debatían entre conformar alianzas con Elisa Carrió o con Ricardo Lopez

Murphy. En el socialismo, en cambio, la discusión no transitaba por una cuestión ideológica, ya

que en ningún momento se puso en consideración un posible acuerdo con esta última fuerza. Sin

embargo, las negociaciones con el ARI para el armado de listas conjuntas, tanto en la arena

nacional como en la provincial, estuvieron surcadas por una fuerte disputa respecto de los lugares

que debía ocupar cada uno. Finalmente, y después de un tenaz tironeo entre Giustinniani y Carrió

por el reparto de candidaturas en todas las instancias, no hubo acuerdo y concurrieron con listas

separadas, a pesar de lo cual el partido de la diputada chaqueña incorporaba a Binner como

candidato a gobernador en su boleta electoral.

En la democracia progresista y en el radicalismo las disputas sobre el rumbo a tomar no

pudieron ser saldadas por los órganos partidarios.

En el caso del P.D.P. los legisladores nacionales -A. Natale y C. Cavallero Martín-

patrocinaban un enrolamiento con las huestes de Lopez Murphy, mientras que los legisladores

provinciales que habían compartido cuatro años de gestión parlamentaria con pares socialistas 148 Un proceso de descentralización del municipio en seis distritos, que implicó una notable transformación urbanística de la ciudad, y la posterior puesta en marcha del Presupuesto Participativo Municipal.

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Page 91: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

rechazaban de plano este alineamiento. Al no haberse arribado a ningún acuerdo, y para evitar la

fractura del partido, se decidió dejar en libertad a dirigentes y afiliados para la realización de

alianzas.

La U.C.R., por su parte, llevó una discusión de iguales características a la convención

provincial que se reunió en julio. El sector uzandisaguista promovía la unión con RECREAR y

“los celestes” de Angel D’Ambrossio defendían el acuerdo histórico con el socialismo, mientras

sectores minoritarios bregaban por la autonomía para mantenerse fieles a las banderas históricas.

Los más interesados en la segunda postura eran los presidentes de comuna, quienes temían que

sus territorios, al dividirse la antigua coalición, fueran a manos justicialistas. Como ninguna de

las posiciones alcanzaba la mayoría necesaria para tomar una decisión oficial que involucrara al

partido en su conjunto, se tomó una resolución similar a la de la democracia progresista.

Usandizaga abandonó la coalición y se unió a RECREAR, mientras el resto se encolumnaba

detrás del liderazgo de Binner. Pero la sigla U.C-R. y el escudo radical no podía ser utilizado por

ninguno; era la primera vez que el radicalismo como fuerza desaparecía del cuarto oscuro.

En última instancia estos reacomodamientos en el campo de la ex alianza santafesina

comenzaron a ubicar a cada uno de los actores destacados en referencia a líneas políticas

nacionales que enarbolaban, en esa coyuntura, discursos diferenciadores, dando cuenta de

diversas cosmovisiones para la solución de la grave crisis estructural e institucional que aún

sacudía al país. No extrañaba el alineamiento de Alberto Natale y Horacio Usandizaga con

Ricardo Lopez Murphy, quien expresaba un pensamiento imbuido de las recetas clásicas del

liberalismo continuador de las líneas básicas implementadas por los gobiernos nacionales desde

los ‘90. Tampoco resultaban extravagantes las conversaciones entre el ARI y el socialismo, que

parecían compartir un proyecto de regeneración institucional, preocupados por las consecuencias

sociales que la aplicación del modelo neoliberal había acarreado.

En consecuencia, la coalición opositora parecía ramificarse a partir de discrepancias

ideológicas, que si bien siempre habían estado en el sustrato del agrupamiento, se habían

disimulado ante la necesidad de aglutinarse estratégicamente para formar una alternativa electoral

que convocara la totalidad del voto antiperonista del territorio provincial. Este había sido el

camino trazado para erigir la posibilidad de llegar a la gobernación y ,especialmente, no dividir

fuerzas frente al principal adversario y poder seguir controlando los recursos de municipios,

comunas y algunos departamentos. Si bien este esquema había fenecido ante la cristalización de

las diferencias con respecto a los lineamientos nacionales, su extinción no estaba exenta de

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Page 92: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

fuertes disputas por la distribución de cargos y candidaturas. El encabezamiento de la lista de

senadores y la intendencia de Rosario fueron los dos ejes principales que produjeron el

desprendimiento de los dirigentes históricos.

Alberto Natale y Horacio Usandizaga llevaron a sus sectores a conformar la Alianza

Movimiento Federal para Recrear el Crecimiento para competir en la arena nacional, donde el

primero buscaba entrar como senador por la minoría, en tanto la lista de diputados se confeccionó

con participantes de ambos grupos. A nivel provincial utilizaron como Lema la sigla del P.D.P.,

donde convivían dos sublemas. La distribución de cargos había sido clara: en la provincia se

postulaban candidatos demócratas para la gobernación y el primer lugar de diputados

provinciales; en la ciudad de Rosario, Usandizaga apostaba fuerte para retornar a la intendencia.

Sin embargo, esta reconversión del fundador de “Convergencia” tuvo sus costos, y perdió

miembros importantes de su séquito como el senador por el Departamento Rosario Alberto

Becan, quien finalmente integró la lista de Diputados Nacionales con el socialismo.

Por su parte, el ARI, después del fracaso de las negociaciones con el P.S., decidió

presentarse solo, basándose en la atracción que, meses antes, su fundadora había proyectado

sobre el electorado santafesino. Concurrir a los comicios sin alianzas representaba un desafío

difícil pero también necesario para lograr una identificación que los fortaleciera frente a otras

alternativas, de cara a la futura consolidación de la fuerza. Además, estas elecciones se daban en

un contexto novedoso por el acrecentamiento de la incertidumbre: después del voto negativo de

2001, de la fragmentación plural del electorado en las presidenciales, y la coincidencia -tras

dieciséis años- de las elecciones legislativas con las de gobernador, la respuesta de la ciudadanía

frente a las diferentes y múltiples ofertas era impredecible.

La coalición socialista-radical armó la oferta electoral nacional distribuyéndose los

espacios en ambas cámaras: la lista de senadores la encabezaba el diputado Giustiniani, mientras

el primer lugar de la boleta para diputados lo ocupaba el ex senador radical del departamento

Rosario.

Por su parte, en el armado provincial se observaron algunas curiosas variantes: en primer

lugar la incorporación a la fórmula encabezada por el intendente de Rosario de un ex ministro del

gobierno de Reutemann, Miguel Paulon149. Esta decisión de incorporar un ex funcionario del

gobierno justicialista intentaba extender la coalición frentista150, entre socialistas, demócratas

149 Miguel Paulon había sido Ministro de la Producción del Gobierno de Reutemann.150 El nombre que se intentaba dar a la coalición era el de Confederación Encuentro Progresista, sin embargo la reforma de la ley de lemas lo impidió.

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Page 93: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

progresistas y radicales, hacia fragmentos del justicialismo, con la convicción de que se debían

atraer votos de otros sectores para compensar la pérdida ocasionada por el reacomodamiento de

la antigua Alianza Santafesina. Asimismo, también significaba una apertura simbólica hacia el

reciente gobierno nacional, que fue fortalecida, además, por la inclusión de un sublema que

llevaba una fórmula para gobernador integrada por un binomio de militantes peronistas de

reconocida trayectoria, integrantes de la corriente kirchnerista151. Finalmente la oferta del P.S. se

completaba con una fórmula conformada por dirigentes radicales, cuyo candidato a gobernador

también integraba la lista de diputados provinciales de la coalición-.

Otra de las innovaciones que se observan en el 2003, fue la aplicación sin prejuicios de

los mecanismos que ofrecía la ley del doble voto simultáneo. A diferencia de ocasiones

anteriores, donde el socialismo siempre había constituido una sola oferta y la multiplicación de

sublemas era propia de la estrategia justicialista y del faccionalismo radical, en esta oportunidad

la incorporación de los desprendimientos de las otras fuerzas obligó a abrir el abanico y realizar

variadas combinaciones, sobre todo en municipios y comunas.

En los comicios se constató que una parte importante de la ciudadanía optó por el voto en

blanco para expresar su disconformidad y desconfianza hacia las opciones propuestas. En esta

oportunidad los mismos alcanzaron su mayor expresión en diputados, a la vez que registraron el

nivel histórico más alto para Gobernador. (Ver Anexo Gráfico I y Gráfico II).

Los resultados electorales para la arena nacional reflejaron la atracción que el gobernador

Reutemann aún mantenía sobre los santafesinos, ya que si bien obtuvo 100.000 sufragios menos

que los conseguidos dos años antes, más de la mitad de los electores lo siguió favoreciendo con

su voto. Aún cuando las adhesiones para el justicialismo descendieron en Diputados, esta fuerza

alcanzó más de la mitad de los sufragios y consiguió seis de las diez bancas en disputa, en tanto

tres le correspondieron a la alianza socialista radical y una al ARI. Esta fuerza descendió en

términos absolutos y relativos con respecto a 2001, pero mostró una escasa variación entre

sufragios a senadores y diputados, lo cual permite inferir la existencia de un grupo de votantes

bastante consistente. La alianza RECREAR, por su parte, tuvo un magro desempeño electoral que

exteriorizaba el agotamiento del liderazgo de Alberto Natale, tanto hacia el interior de su fuerza

como sobre un electorado que durante veinte años lo había acompañado como legislador

nacional.

151 La fórmula estaba integrada por Mario Papaleo, senador provincial (1991-1995) y Abelardo Tabeada, fundador de la línea interna “La corriente” que sostuvo la candidatura de Kirchnner presidente.

93

Page 94: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

En el plano provincial se repitió la experiencia de las elecciones del ‘91 y del ‘95, cuando

la sumatoria de los votos al lema justicialista superó los correspondientes al candidato de la

oposición, quien individualmente recibió la mayor adhesión ciudadana. (Ver Anexo A. VI). El

electorado se dividió en idéntica proporción a como lo había hecho en 1995, aunque cada uno de

los grupos obtuvo en términos absolutos menor cantidad de sufragios y la polarización descendió

dos puntos por la escisión sufrida en el campo opositor.

Dentro del lema justicialista Jorge Obeid obtuvo casi la mitad de los sufragios y cien mil

votos más que su principal adversario, lo que fortaleció su liderazgo hacia el interior de la fuerza.

Su sublema se adjudicó, además, trece de las bancas de diputados provinciales contra nueve del

reutemismo, lo que si bien no le aseguraban una mayoría automática mejoraba el panorama

legislativo con respecto a su anterior mandato.

En el campo de la oposición los votos obtenidos indicaban que la coalición no había sido

deteriorada electoralmente por el desprendimiento de aquellos dirigentes que en otros momentos

atrajeron la mayoría de los sufragios. De esta manera se había producido en su interior una

exitosa transferencia de liderazgos, no solo entre personalidades sino también con respecto a la

fuerza que la hegemonizaría.

Aún cuando Hermes Binner se impuso cómodamente en la ciudad de Rosario, el

panorama se presentó mucho mas complejo para las autoridades locales. La elección de

intendente mantuvo su lugar de privilegio en el comportamiento de los rosarinos.

Si bien el Partido Socialista presentó un menú de ocho sublemas, el candidato fuerte era

Miguel Lifschitz, un hombre que conocía muy bien los problemas de la ciudad y los desafíos de

la gestión municipal por haber transitado por varias secretarías de la municipalidad durante las

dos intendencias de Binner. Los otros grupos que integraban el lema constituían un catálogo de

las diferentes alianzas concretadas.

Por su parte, el justicialismo, con la inclusión del P.P-S., ofreció once candidatos entre los

cuales se destacaba la competencia de Norberto Nicotra, aliado a Obeid y el ex vicegobernador

Marcelo Muniagurria por el otro sector. A su vez, la democracia progresista llevó dos sublemas,

uno de los cuales encabezaba Horacio Usandizaga. La oferta electoral se completaba con otros

diecisiete lemas, entre los cuales se encontraban fragmentos del radicalismo.

El Partido Socialista logró retener la intendencia por un escaso margen. La presencia de

Usandizaga, quien ocupó el tercer lugar en cantidad de votos obtenidos, le restó un conjunto de

adhesiones, que parecen haber acompañado al postulante socialista para la gobernación.

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Lifschitz, si bien fue el candidato más votado, obtuvo 100.000 sufragios menos que Binner.

(Cuadro resultados intendente 2003).

Con respecto al Concejo, como consecuencia de la entrada en vigencia de la ley 12.065,

que disponía la reducción gradual de los cuerpos legislativos de las ciudades de Rosario y Santa

Fe, en esta oportunidad se renovaban únicamente once lugares. De los mismos obtuvo cinco el

socialismo, cuatro el justicialismo, en tanto los dos restantes se distribuyeron entre el ARI el

P.D.P. (Ver Anexo A.XV, A.XVI y A.XVII)

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CONCLUSIONES

Las reglas electorales son uno de los aspectos que influyen y condicionan el buen

funcionamiento de la representación política en un estado democrático, lo cual no significa que se

las deba considerar una variable independiente y aislada del contexto histórico en el cual se

establecen. Por el contrario, son los propios intereses de los diferentes actores que intervienen en

su creación los que se encuentran en juego al establecerlas. En consecuencia, las reformas

electorales siempre son promovidas como parte de una estrategia para conservar o ganar el poder.

En el primer capítulo del presente trabajo se ha hecho referencia a las particularidades

que, diferentes especialistas, han venido señalando sobre las características y el funcionamiento

del régimen electoral argentino, y la influencia que éste ha ejercido sobre las transformaciones

del sistema político en su conjunto y la configuración partidaria en particular. Vale la pena

subrayar que la estructura federal de nuestro país ha permitido que gran parte de los cambios en

materia electoral hayan surgido en los espacios provinciales, desde donde proyectaron efectos de

diversa importancia sobre el comportamiento de los partidos y de la ciudadanía en sus propios

ámbitos, pero que finalmente tuvieron consecuencias en la emergencia de nuevos actores y reglas

institucionales en la arena nacional.

La mayoría de las reformas ensayadas reforzaron la territorialización de las prácticas

políticas y el consecuente debilitamiento de la dimensión partidaria nacional. Esta situación se

advierte a partir de las dificultades que tienen las agrupaciones para integrarse por fuera de sus

límites regionales. En este sentido, la adopción en varias provincias argentinas del régimen de

lemas ha sido uno de los factores que con mayor fuerza patrocinó conductas disgregativas de

parte de líderes y dirigentes.

La explicación de la forma en que operó esta legislación en la provincia de Santa Fe -una

de las precursoras en la implementación de este tipo de legislación-, y cuáles fueron sus efectos

más trascendentes, fue el propósito inspirador del presente trabajo. En el origen mismo de su

puesta en vigencia fue posible observar el complejo intrincamiento de intereses y expectativas

que motivaron el apoyo o rechazo a la misma. En el trasfondo de su adopción radicaba el

principal problema de las fuerzas mayoritarias: la incapacidad de los diferentes líderes y

agrupamientos para resolver los problemas de competencia e integración al interior de las

mismas. Por lo tanto, no es correcto considerar que este régimen fue el causante de la

desintegración de los partidos tradicionales en la provincia; antes bien, el mismo expuso

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claramente las debilidades y limitaciones que éstos habían venido acumulando desde el reinicio

del ciclo democrático, los que conspiraron para que la diferencias en su interior no pudieran ser

solucionadas desde los propios estatutos internos. En consecuencia, la nueva legislación facilitó

una salida por afuera, e impidió que las tendencias centrífugas impulsadas por los antagonismos

faccionales produjeran la pulverización de las estructuras.

Aún cuando la ley aceleró el proceso de desinstitucionalización en el peronismo y el

radicalismo, tanto la democracia progresista como el socialismo resistieron, a partir de sus

estructuras más pequeñas y sólidas, los efectos nocivos de la misma. Estas fuerzas no habilitaron

la sumatoria indiscriminada de sublemas a la vez que los órganos partidarios mantuvieron un

monopolio con respecto a la inscripción de los mismos.

De esta forma, se aceleró la mutación hacia “partidos electorales profesionales” que

reconstituyeron sus vínculos con la sociedad a través de nuevos liderazgos. La construcción del

lazo representativo entre las fuerzas políticas y la ciudadanía santafesina giró, entonces, hacia un

creciente personalismo. Esta transformación determinó que los cimientos valorativos, sobre los

cuales se habían edificado las identidades partidarias, fueran transferidos hacia los atributos y

capacidades individuales de los líderes. A pesar de que generalmente se ha afirmado que este tipo

de vínculo se caracteriza por una mayor fragilidad y fluidez, en el caso de la provincia de Santa

Fe los liderazgos surgidos durante la vigencia de la ley de lemas se mantuvieron por una década.

El principal impacto sobre las estructuras del justicialismo y el radicalismo fue el de permitir la

renovación de la dirigencia oficial de los partidos, el asentamiento de nuevos liderazgos, la

incorporación de figuras ajenas a la política y la supresión de las restricciones impuestas por los

órganos partidarios al libre acceso de cualquier integrante de la fuerza al juego electoral.. Por otra

parte, si bien la ley de lemas colaboró con el proceso de dilución de las identidades históricas de

los dos partidos mayoritarios, éste tampoco fue ajeno a las influencias de las transformaciones

producidas por los vaivenes de la política nacional.

Al mismo tiempo posibilitó la remodelación del sistema de partidos de la provincia,

facilitando la formación de una nueva bipolaridad que, en su origen, tuvo en esas fuerzas los

núcleos alrededor de los cuales se armaron novedosas coaliciones electorales. La ley de lemas

permitió, entonces, que una ciudadanía, con previas identificaciones partidarias, pudiera

reconfigurar su pertenencia sin abandonar aquéllas. Las facilidades para la agregación de grupos

y dirigentes garantizadas por la ley, proveyeron del marco institucional adecuado para realizar y

consolidar alianzas entre fuerzas que presentaban variadas diferencias.

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La normativa benefició al justicialismo en cuanto le posibilitó, en el momento originario,

salvar los faccionalismos existentes en la fuerza y retener el gobierno a partir de la incorporación,

primero, de una figura ajena a la actividad política y, después, de un dirigente de otra fuerza que

sumó adhesiones de la ciudad de Rosario.

En el otro polo, en el corto plazo, favoreció la conformación de una coalición entre las

fuerzas opositoras que, incluso a pesar de ellas, construyó una fuerte identidad en un electorado

deseoso de votar una opción contraria al oficialismo justicialista A su vez, esa filiación tomó una

densidad tal que facilitó, en su interior, la renovación de liderazgos entre referentes de distintas

fuerzas sin producir graves escisiones, la cual se prolongó en forma exitosa una vez derogada la

ley y finalmente produjo, en 2007, la alternancia de las fuerzas en el gobierno de la provincia.

Además de lo ya expuesto a lo largo el trabajo, el mayor problema de la ley de doble voto

simultáneo aplicada en la provincia de Santa Fe residió en la posibilidad ilimitada de multiplicar

sublemas, fundamentalmente en los espacios distritales, situación que se fue agravando a través

del tiempo e hizo eclosión en las elecciones de 2001. Este fenómeno que conspiró seriamente

contra la calidad y la claridad de la administración del acto comicial. La proliferación de listas, y

la demostrada incapacidad de los organismos de control para realizar una correcta supervisión del

proceso, produjeron una serie de equívocos y situaciones confusas que causó la total

deslegitimación del sistema.

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Page 99: Regimen Electoral y Sistema de Partidos. Santa Fe. Argentina

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