Religión vs Ciencia, Daniel Taroppio

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“RELIGIÓN VS. CIENCIA VS. NUEVA ERA” INFORMACIÓN TENDENCIOSA: EL MAL ARTE DE ENFRENTARNOS A TODOS CONTRA TODOS ARTÍCULO PUBLICADO POR LA REVISTA UNO MISMO EN SU EDICIÓN DE ENERO DE 2002 Copyright by DANIEL TAROPPIO

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Psicología integral

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“RELIGIÓN VS. CIENCIA VS. NUEVA ERA”

INFORMACIÓN TENDENCIOSA:

EL MAL ARTE DE ENFRENTARNOS A TODOS CONTRA TODOS

ARTÍCULO PUBLICADO POR LA REVISTA UNO MISMO EN SU EDICIÓN DE ENERO DE 2002

Copyright by

DANIEL TAROPPIO

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RELIGIÓN VS. CIENCIA VS. NUEVA ERA

El retorno de una vieja falacia

Cuando parecía hace ya largo tiempo superado, vía Internet se hainstalado nuevamente un debate, mediante el cual se pretende enfrentar,simultáneamente, a la Religión, la Ciencia y la llamada Nueva Era. Como todadiscusión que se prolonga en el tiempo sin solución de continuidad, éstatambién está caracterizada por la irracionalidad y la rigidez de las partes, locual, en definitiva sólo aporta mayor confusión a la opinión pública, que se vebombardeada con información tendenciosa y parcializada, que muy pocoaporta y mucho daño hace.

Si bien este tema es abordado, la mayoría de las veces, con muypoca profundidad y seriedad, no deberían ser subestimadas sus consecuenciaspara el tejido social. Cuando esta discusión aparece se pone sobre el tapetevalores esenciales de toda comunidad, tales como la validez del avancecientífico, de la medicina, de la libertad de culto, de la experiencia religiosa,del derecho a la expresión de las ideas, del ejercicio ilegal de las artes decurar, etc.. Es decir entonces que estamos hablando del conocimiento, de lasalud, de la legalidad, de la convivencia y la trascendencia, pilares todos de lacomunidad, cuyo tratamiento no puede hacerse con ligereza.

Intentando realizar una breve definición de los elementos adiscutir, y dada la brevedad inherente a un articulo como éste, sólo diré queaquí no se trata de analizar el enfrentamiento entre Ciencia y Religión, puestoque el mismo carece de sentido. La Ciencia y la Religión son irreductibles eincomparables. Constituyen formas de conocimiento radicalmente distintaspero igualmente válidas y no tiene ningún sentido intentar determinar cuál esmejor, dado que parten de necesidades distintas, utilizan, en general, métodosdistintos, comprenden realidades distintas y persiguen distintos fines; luegocompararlas equivale a intentar determinar si es mejor un Mercedes Benz queun Stradivarius. Sí tiene sentido, sin embargo, determinar los puntos comunesy la validez intrínseca de ambas, tal como lo hace Ken Wilber en su magníficolibro Ciencia y Religión, cuya lectura recomiendo a toda persona interesada enprofundizar en este tema, pues en él queda meridianamente claro que en

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cuanto a criterios de validación y procedimientos, la Ciencia y la Religiónestan mucho más cerca de lo que parece a primera vista.

Sin embargo, donde sí existe el conflicto es entre ciertasinstituciones o mejor aún representantes de instituciones que se llaman a símismos religiosos y científicos respectivamente.

Con respecto al tercer elemento de este debate, es decir la llamadaNueva Era, se hace mucho más difícil acotarlo para la discusión. La NuevaEra no es ninguna organización, ni una secta, ni una religión; ni siquiera esuna escuela filosófica como tal. Quizás sólo se la podría calificar como unmovimiento de pensamiento; pero como tal es tan amplio, tan rico y enalgunos casos tan contradictorio, que resulta muy difícil, por no decirimposible, definirlo. Salvando y respetando esta limitación, podría decirse queeste movimiento, constituido por científicos, filósofos, médicos, religiosos,políticos, escritores, algunos charlatanes y toda clase de individuos de los masdiversos orígenes y nacionalidades y sin ninguna organización que los nucleea todos, afirma que la humanidad está siendo afectada por grandes procesos decambio que determinarán, en más o menos tiempo, la emergencia de unnuevo sistema de convivencia, basado en la justicia, la fraternidad, la equidad,el respeto de la individualidad, la libertad, el cuidado del medio ambiente, eldesarrollo de nuevas potencialidades humanas y el resurgimiento de laespiritualidad como motor de la evolución humana.

En sus aspectos menos prometedores, la Nueva Era ha sidotambién vinculada con el auge del uso indiscriminado de drogas; con diversassectas rayanas en el delirio o decididamente delirantes; con el ataquedesmesurado e inconsistente hacia ciertas instituciones científicas y religiosas;con la apología del ejercicio ilegal de la medicina; con diversas formas depensamiento mágico y con la comercialización inmoral de productos ymétodos absolutamente inocuos (en el mejor de los casos) como supuestoselixires de la salud, el bienestar, la belleza, la riqueza, la juventud eterna y larealización espiritual en cómodas cuotas mensuales.

De todas maneras, sólo en cada caso particular puededeterminarse cuando una organización, una secta, un método de meditación olo que fuere, es un producto serio o mera charlatanería.

Dada la amplitud de este movimiento y la falta de una estructuraorgánica única con la cual se lo pueda identificar, sólo pueden ser conocidas

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sus expresiones a través de la impresionante cantidad de pequeñas, medianas ygrandes organizaciones que lo constituyen; las cuales van desde pequeñosgrupos de autogestión hasta grandes fundaciones internacionales uorganizaciones de bien común, solidaridad, ecología, ciencia, espiritualidad,etc..

Dada la riqueza de este movimiento, puede apreciarse quealgunos de estos grupos evidencian un tinte más social, otros más ecologista,otros más individualista, otros más científico, otros más espiritual, etc..

Realizando una gran generalización, y pidiendo disculpas portodo aquello que pueda quedar injustamente dentro o fuera de esta lista, podríadecir que la Nueva Era incluye el auge de: la ecología, el cuidado de la salud yel desarrollo de las potencialidades del ser humano integral, la MedicinaNaturista, el yoga, las artes marciales, la vuelta a la naturaleza, lapreocupación masiva por la calidad de la nutrición, las perspectivas holísticasen Filosofía, Educación y Psicología, la Política a escala humana, los intentosde humanización de las Ciencias y las instituciones, la Música, la Poesía y laPlástica New Age, el interés por el fenómeno ovni, los métodos de autoayuda,la relajación, meditación, etc., y fundamentalmente, la promoción y desarrollode los valores espirituales como medio para la elevación de la humanidad.

Obviamente, que una persona practique yoga o trabaje enecología no implica automáticamente que se identifique o pertenezca a laNueva Era. Del mismo modo, la identificación con la Nueva Era no implicanecesariamente la práctica de todas estas disciplinas. Pero observando estalarga lista, la cual podría ser aumentada en mucho, se hace evidente que elfenómeno de la Nueva Era comprende en mayores o menores grados deidentificación y participación a una inmensa cantidad de personas, que a travésde distintos medios, ha encontrado en algunas de las manifestaciones de laNueva Era una solución, una alternativa o una vía de expresión para susproblemas, necesidades o iniciativas. De ahí la necesidad de un tratamientoserio de este tema.

Por último, y dentro ya de una perspectiva académica, es precisoreconocer que como movimiento filosófico la Nueva Era no ha logradoalcanzar su ansiada promesa de aportar ese “Nuevo Paradigma” querevolucionaría la ciencia contemporánea. En su lugar, ha venido a convertirsemás en un objeto de consumo que en una escuela de pensamiento. Sinembargo, como anticipaba más arriba, la gran cantidad de personas que

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obtiene beneficios prácticos de sus disciplinas y principios de vida, la hacemerecedora de todo el respeto.

Ahora bien, ¿cómo es que llega a desarrollarse el presuntoenfrentamiento entre Religión, Ciencia y Nueva Era?. Si se me permitedenominar a la Nueva Era, en sus mejores manifestaciones y aceptando suscontradicciones, como una expresión del Espíritu Renovador de la humanidad,voy a extender mi anterior afirmación acerca de que no es saludable elenfrentamiento entre Ciencia y Religión, para decir ahora que tampoco lo esel enfrentamiento entre Religión, Ciencia y Espíritu Renovador; puesto queque de lo que en realidad aquí se trata, es del enfrentamiento entre fanáticosreligiosos, fanáticos cientificistas y fanáticos snobistas.

La Religión, la Ciencia y el Espíritu Renovador no sólo nodeberían enfrentarse sino que su interacción saludable es el requisitoindispensable para el desarrollo de los tres. Esta interacción es dialéctica ydebe llevar a la discusión, pero de ningún modo al enfrentamiento del tipo: “silo mío es real, luego lo tuyo es falso...”.

Aquí lo que verdaderamente estamos presenciando es unaconfrontación entre fanáticos, y como siempre ocurre en estos casos, esimprescindible esclarecer la situación antes de que el daño sea mayor.

El enfrentamiento entre los poderes religiosos, científicos,políticos y renovadores es ya milenario. Basta con recordar el triste final de laBiblioteca de Alejandría, de Hipatya, de Sócrates, de Giordano Bruno o deGandhi, por sólo mencionar unos pocos ejemplos.

Cuando uno observa estos casos con detenimiento, terminapreguntándose: ¿Qué es lo que se enfrenta en estos casos?; ¿el poder políticocontra el espíritu religioso?; ¿el poder religioso contra el incipiente podercientífico?; ¿o el espíritu renovador contra todos los demás?. Es muy difícildeterminarlo con exactitud, pero lo que sí puedo afirmar, es que el daño queestos enfrentamientos producen no es el resultado ni de la Ciencia, ni de laReligión, ni del Espíritu Renovador, sino de la intolerancia y la violencia,ambas hijas predilectas del fanatismo.

Un análisis histórico de estos enfrentamientos, excedería enmucho los limites de un artículo. Sólo destacaré aquí que a lo largo de lahistoria, los poderes de cualquier índole que en un momento fueron

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considerados de validez oficial pasaron a ser desafiados por nuevasconcepciones a las que combatieron y persiguieron y que éstas, una vezinstaladas en el poder fueron a su vez desafiadas por concepciones másnuevas que lógicamente sufrieron la persecución y así sucesivamente. Lo quesiempre se repitió en todos estos casos fue el accionar de los fanáticosintolerantes, que serán ahora el objeto de nuestro estudio.

LA PERSONALIDAD DEL FANÁTICO

El fanático, sea cual fuere la actividad en que despliegue sufanatismo, expresa una personalidad caracterizada por la inseguridad y lainestabilidad crónicas. Su vivencia inconsciente de fragilidad es tan profunday dolorosa que la oculta, ante sí y ante los demás, bajo una armadura rígida yestereotipada que no acepta cuestionamientos, planteos ni cambios de ningunanaturaleza. El fanático no tolera la duda, lo trastorna la incertidumbre y poresta razón, sólo puede ver el error en los demás, mientras se atrinchera más ymás en su bunker de creencias. Como no tolera la duda, no puede tolerar a losque piensan distinto, pues ellos desafían sus frágiles certidumbres; entonces,en el mejor de los casos, se vuelve compulsivamente proselitista, invadiendola intimidad de los demás para forzarlos a creer lo mismo que él: “cuantos máspiensen como yo... más tranquilo estaré de no estar equivocado...”. En el peorde los casos, se vuelve violento, inquisidor y comienza a perseguir a todosaquéllos que le recuerdan la agobiante incertidumbre que no tolera ver en símismo. Por supuesto que esta persecución nunca es “sin motivo”. Antes deperseguir, el fanático construye toda una estructura seudoracional que justificahasta las más terribles aberraciones. Quizás esto sea muy fácil de apreciar eninstituciones como la Inquisición o el Ku Klux Klan, pero mucho másimportante sería detectarlo en organizaciones aparentemente inocuas, que nolinchan a nadie, pero que cuentan con impresionantes sistemas de propagandapara la difusión masiva del prejuicio, el enfrentamiento y la división de lasociedad.

El fanático, las instituciones fanáticas y los sectores fanáticos delas instituciones mayormente sanas son enfermos, y como tales necesitanrecibir ayuda y comprensión, a fin de apaciguar la terrible inseguridad, elmiedo y la violencia consecuente que los mueve. El problema es que estossentimientos están tan profundamente arraigados en su inconsciente, que esmuy difícil que se reconozcan como tales, puesto que hacerlo desafiaría todasu estructura de ser-en-el-mundo.

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Por otra parte, lo importante es que cada uno de nosotrosreconozca sus propios aspectos fanáticos, única forma de empezar a curar almundo del fanatismo.

Veremos ahora qué aspecto adopta el fanatismo según seacientificista, religioso o snobista y analizaremos en cada caso ejemplosconcretos de nuestra actualidad.

EL FANATISMO CIENTIFICISTA

Los hombres de ciencia procuramos ser racionales, el fanáticocientificista es racionalista. Los hombres de ciencia consideramos el métodocientífico como la más elevada herramienta de conocimiento material yexterno que ha desarrollado la humanidad; pero reconocemos otros modos deconocimiento distintos a los de las ciencias físicas (hermenéutico, empático,fenomenológico, intuitivo, etc.); el fanático cientificista considera el métodocientífico como la única herramienta válida de conocimiento que posee lahumanidad.

Cada vez que aparece una técnica, una hipótesis, unmedicamento, etc., de supuesta validez científica, el científico lo estudiaparticularmente, caso por caso, a fin de verificarlo. Al fanático cientificista nole interesan los casos particulares, él ya tiene partido tomado antes deinvestigar. Por lo tanto su “investigación” sólo lo lleva a donde él quería llegarde antemano.

A fin de ilustrar estas afirmaciones vamos a considerar dosejemplos de excesos cientificistas hacia la Religión y la Nueva Erarespectivamente.

Quizás las posturas cientificistas clásicas hacia la Religión nopuedan estar mejor representadas que en las obras de Comte, Marx y Freud.Estos tres autores, como maestros del pensamiento que fueron, tuvieron lagenialidad y la valentía de detectar y denunciar un aspecto falso de lareligiosidad; la supuesta religión que en realidad es una forma de hipocresía,de irracionalidad, de opresión o de ocultamiento de procesos neuróticos. Perolamentablemente, este gran acierto, fue acompañado de un no menos grandeerror: el de afirmar que toda manifestación religiosa no es más que una formade irracionalidad, opresión o neurosis. Con esta gravísima generalización

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(quizás justificable por su situación histórico-social) se diluyó en gran parte elmérito de la anterior observación, cual es el de poder distinguir entre laauténtica religiosidad y las deformaciones de la religión, que de hecho no sonreligión.

Con respecto a la Nueva Era el hombre de ciencia se preocupapor la aparición y difusión masiva de métodos, mancias o supuestosmedicamentos, sólo aparentemente científicos. Los simpatizantes de la NuevaEra han desarrollado un verdadero arsenal tecnológico en áreas que no sólo nopreocupan sino que son bienvenidas por el hombre de ciencia libre deprejuicios e intereses espúreos, tales como por ejemplo el aprovechamiento deenergías no contaminantes, los cultivos orgánicos, métodos de autoayuda, etc..Las llamadas comunidades de la Nueva Era son verdaderos laboratorios decreación de estas nuevas tecnologías “blandas”, algunas correctamentedesarrolladas y de probada eficacia y otras improvisadas y poco efectivas.

Sin embargo hay un área que sí preocupa al hombre de ciencia yes el de la llamada Medicina de la Nueva Era. El hombre de ciencia sabe quela filosofía de la nueva era ha generado una nueva actitud hacia el cuidado dela salud y concomitantemente un florecimiento o redescubrimiento dedisciplinas, prácticas, costumbres y uso de sustancias naturales que sonindiscutidamente benéficas para el ser humano. Hoy en día, más allá de que selos adopte o no, nadie debería discutir las ventajas del yoga, la alimentaciónsana o los baños termales, prácticas antiguas cuyo rescate y difusión deben serreconocidos a los new agers. Pero lamentablemente la filosofía new age hasido también convertida en un comercio más, dando lugar a la aparición yventa masiva de productos o prácticas que, en muchos casos, no tienen lamenor comprobación empírica. Nuevamente aquí, el científico investiga cadacaso y procura desenmascarar charlatanes; pero uno a uno, caso por caso.

Nuevamente, al fanático cientificista no le interesan los casosparticulares. El ya tiene postura tomada y todo lo referente a la Nueva Era, esdecir todo lo que pretenda ir un poco más allá del racionalismo a ultranza, leproduce alergia y lo rechaza de antemano.

Por citar sólo un ejemplo, para el fanático cientificista sonexactamente lo mismo los talismanes de la salud eterna que publicitan ciertossemanarios, que las flores de Bach. En su prejuicio, no distingue esosinventos inescrupulosos, de la medicina floral, creada por Edward Bach,doctor en medicina, que dedicó toda su vida a la investigación en Medicina

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Homeopática y cuyo método ha sido reconocido por la Organización Mundialde la Salud.

Personalmente no conozco estadísticas que avalen la eficacia delas flores de Bach (aunque seguramente existen) y reconozco que lametodología del Doctor sigue patrones filosóficos y gnoseológicos que no seajustan al método científico clásico, pero esto no es suficiente como paraintroducirlo en la misma bolsa que los charlatanes. En rigor de verdad hay quereconocer que han existido numerosos “medicamentos” gravemente dañinospara la salud humana, que a diferencia de las flores de Bach han estadoavalados por el impresionante aparato publicitario de los laboratoriosmultinacionales. Sin embargo, esto nunca determinó que se organizaráncampañas de persecución y descalificación contra toda la industriafarmacéutica.

Como afirmaba el Doctor Florencio Escardó, defensor de lasflores de Bach en la Argentina “ la única medicina es la que cura”. Ojaláalguno de aquéllos que tan livianamente critican este método, hubieradedicado a esta refutación , la milésima parte del tiempo y el amor que elDoctor Edward Bach dedicó a su creación.

En síntesis, podría simplemente afirmar que mientras al hombrede ciencia lo mueve su amor por la verdad, al fanático cientificista lo muevesu odio por lo diferente. Como me dijo en una oportunidad Stan Grof: “elcientificista no tolera la enorme irracionalidad que se esconde en su propiasombra...”

EL FANATISMO RELIGIOSO

Como forma perversa de la religiosidad, el fanatismo religioso noestá motivado por la búsqueda de la íntima experiencia religiosa ni por lacomunión con los demás en estas experiencias.

El fanático religioso sólo busca continuar parapetado en suscreencias estereotipadas y no soporta nada que venga a perturbar su rígida yfalsa sensación de seguridad.

El hombre religioso respeta a la Ciencia y al Espíritu Renovador,pues éstos constituyen desafíos que lo llevan a replantearse sus creencias y de

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este modo a profundizar su fe. El fanático religioso, en cambio, detesta todaevidencia que haga tambalear su endeble personalidad.

Según el disfraz que adopte, el fanático religioso puede combatirtanto a la Ciencia como a otra manifestación religiosa, o bien puede aparentaruna alianza con una de éstas para combatir a la otra.

La persecución de científicos por fanáticos religiosos se remontaa muchos siglos atrás, y aunque a muchos pueda parecerles mentira, aúnperdura. En los Estados Unidos de Norteamérica, hasta hace muy pocotiempo, estaba prohibida la enseñanza de la Teoría Evolucionista a niveloficial; y en muchos países, existen aún universidades en las que se insinúaque el psicoanálisis es una teoría perversa.

Con respecto a otras manifestaciones religiosas, el fanático laspercibe siempre con recelo, cuando no con salvaje violencia. Casi todas lasguerras han estado y están sustentadas en prejuicios étnico-religiosos. Lomismo ocurre tanto en la creación como en la persecución de sectas. Es verdadque existen sectas basadas en el resentimiento hacia toda otra expresiónreligiosa, cuyo fanatismo ha conducido al homicidio o al suicidio a infinidadde personas. Pero también existen fanáticos religiosos disfrazados de fielesdevotos de religiones tradicionales y oficiales, que con gusto organizarían unanueva inquisición para terminar con todas las sectas. En su odio, no puedendiscriminar entre los fanáticos delirantes que llevan a los incautos alholocausto y las sectas sanas y constructivas que brindan nuevas alternativaspara la búsqueda religiosa. Para ellos existen sectas poco, mediana o altamentepeligrosas, pero no pueden imaginarse la existencia de sectas benéficas (talcomo lo fue el Cristianismo en sus orígenes).

En su discurso oscurantista los fanáticos religiosos mezclan enforma inescrupulosa y premeditadamente confusa, sus ataques a la Nueva Eray a la Ciencia, con la que al mismo tiempo pretenden aliarse cuando lesconviene.

Por citar sólo un ejemplo concreto y actual, he sido testigo de laforma en que la discusión acerca de las actividades de determinadas sectasdelirantes ha sido deliberadamente mezclada con disciplinas científicas comolas Psicologías Humanísticas y Transpersonales, que nada tienen que ver conninguna secta. De este modo se ha enlodado gratuitamente el nombre de losgrandes científicos que le dieron origen o a los que hoy constituyen su comité

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científico internacional, tales como, por citar sólo algunos: los Doctores VíctorFrankl, Abraham Maslow, Carl Rogers, Carl Jung, Aldous Huxley, KenWilber, Stan Grof y tantos otros genios indiscutidos en todo el mundo encuanto a su calidad científica y muchas veces galardonados por universidadesreligiosas, incluso de nuestros países. Cuando la Universidad a la quepertenezco otorgó el Doctorado Honoris Causa al Dr. Viktor Frankl, mepregunté cuántos fanáticos perseguidores de la Psicología Transpersonal, seimaginaban que él terminaría sus días como miembro del comité internacionalde la Association for Transpersonal Psychology. Las PsicologíasHumanísticas y Transpersonales constituyen disciplinas científicas con las quecualquier profesional habilitado puede obtener su doctorado en muchasuniversidades del mundo. El simple hecho de que su objeto de estudio sea elcomportamiento religioso y la espiritualidad humana no autoriza a ningúnfanático, mas preocupado por confundir y perseguir que por informar yesclarecer, a mezclarlas con sectas de ninguna índole.

Por último, y desde la relativa neutralidad que me brinda el nopertenecer a ninguna clase de secta, reivindico el derecho de cada ser humanoa buscar su propia forma de expresare espiritualmente. Es muy importante noolvidar que todas las actuales grandes religiones nacieron en su momentocomo sectas; es decir se sectorizaron abriéndose de un tronco determinado, ydebieron sufrir las mismas persecuciones que hoy realizan los fanáticosinfiltrados en sus estructuras.

Considero que cada secta tiene el derecho a ser considerada enforma particular y una vez autorizada, a funcionar en paz, siempre que lo hagadentro de la ley. Corruptos, inmorales, perversos y charlatanes existen entodos los grupos humanos, no sólo religiosos (sectarios o tradicionales) sinopolíticos, científicos o new age; por lo tanto no es cuestión de perseguir a losgrupos sino de denunciar a las personas.

Por supuesto, al fanático religioso no le interesan las personas, nipara bien ni para mal. A él sólo le preocupa la persecución ideológica(disfrazada de defensa de los valores), lo cual constituye su único y primitivométodo de mantener su identidad.

EL FANÁTICO SNOBISTA

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Si resulta muy difícil determinar qué es la New Age, mucho másdifícil aún resulta discernir, dentro de este movimiento, las expresionessaludables y constructivas de las expresiones fanáticas.

Dentro de las expresiones saludables, y en un intento ultrasimplificador, podría distinguir cuatro vertientes de pensamiento y accióndentro del movimiento Nueva Era. Éstas a su vez implican cuatro estilos yáreas de análisis, críticas y propuestas. Obviamente en cada individuo, grupo opropuesta filosófica pueden entrelazarse estos cuatro tipos en diversasproporciones, así como la quinta vertiente, no saludable, que es la fanática.

Intentaré ahora describir muy sucintamente estas cincomanifestaciones que son, a saber: la epistemológica, la eco-tecnológica, laartística, la espiritual y la fanática (con su derivado: el mercader de la NuevaEra).

LAS MANIFESTACIONES EPISTEMOLÓGICAS

La Epistemología, meta-ciencia cuyo objeto de estudio es elmismo conocimiento científico, encuentra su expresión new age dentro de loscírculos más intelectuales de este movimiento. Estos se caracterizan por sucrítica al positivismo racionalista.

En sus mejores versiones esta critica postula la existencia deniveles de realidad inaccesibles al pensamiento racional. Respetando laracionalidad y las áreas en que ésta es competente, afirma al mismo tiempo lanecesidad de la apertura a niveles transracionales de conocimiento,reivindicando por ejemplo las experiencias intuitivas, unitivas, etc..

La crítica del racionalismo no es por cierto nada nuevo, y haadoptado a lo largo de la historia matices ora románticos, ora místicos, oraexistenciales, etc.. Cuando Pascal hablaba de “las razones del corazón que larazón desconoce”; cuando Heidegger se refiere al ser, o cuando Wilberdescribe las experiencias transpersonales, desde distintos ángulos y condistintos objetivos siempre intentan recordarnos esa dimensión inasible de larealidad que la razón no puede captar pero que no por ello puede negar.

En sus versiones menos felices, el análisis del racionalismoversión new age consiste en críticas pueriles y superficiales cuando no

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groseras. Lo peor del caso ocurre cuando en el lugar del racionalismo sepretende ubicar una vuelta al pensamiento pre-racional, mágico o mítico, y noun avance hacia el transracionalismo, que no niega la razón sino que la abarcay la eleva.

Es obvio que un análisis de la postulada crisis del racionalismorequeriría mucho más que varios artículos dedicados a este solo tema, aquísólo puedo mostrar brevemente como se entronca con el debate de la NuevaEra.

LAS MANIFESTACIONES ECO-TECNOLÓGICAS

Son la manifestación más social de la Nueva Era, y comprendenuna crítica al cientificismo y la tecnocracia, convertidos en valores últimosque son puestos por encima del resto de los valores humanos. Cuando estascríticas son serias distinguen a la Ciencia como tal de las actividades deciertos científicos inescrupulosos, que supeditan su saber y su ética a losintereses de grupos o naciones en desmedro de la humanidad.

Es evidente que para construir una bomba atómica, que paradiseñar plantas nucleares o para desarrollar medicamentos que a la largaterminan siendo letales, hay que valerse de la Ciencia y la Tecnología, peroestas actividades no son Ciencia, pues la ciencia sin cons-ciencia es incons-ciencia. El mero desarrollo tecnológico, sino va acompañado de un desarrollointerior, convierte al ser humano en un ser poderoso hacia afuera peroimpotente hacia adentro.

Lo que los impotentes-internos pueden hacer con el mundo nohace falta que yo lo describa, basta con ojear un diario y leer tanto las páginaspoliciales como las político-económicas.

Los new agers proponen una rehumanización de la Ciencia y laTecnología para que vuelvan a estar al servicio de todos los hombres y no delos intereses espúreos de los poderosos; y los fanáticos cientificistas lesresponden que la Ciencia no puede nunca dejar de ser humana, para lo cualrecurren a la multitud de ejemplos en los cuales la Ciencia ha beneficiado a lahumanidad. Aquí entonces es donde se hace necesario afinar la discusión y verde qué estamos hablando, para no caer en las redes del fanatismo de uno u otrolado. El fanatismo snobista critica la Ciencia como un todo: él no distingue a

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la bomba bacteriológica de la vacuna contra la polio. El fanático cientificistadefiende a los científicos como un todo; él no distingue entre Sabin yMéngüele.

Nosotros sí podemos tomar distancia de ambos fanatismos ydistinguir para no confundir.

LAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS

Sólo menciono estas manifestaciones pues sería una graninjusticia no hacerlo, pero en rigor no es indispensable traerlas, a los efectosde este análisis. Las auténticas manifestaciones artísticas new age poseen talcalidad y delicadeza expresiva que no pueden ser criticadas por motivosideológicos.

Frente al auge del uso del “arte” para la expresión de la alienacióny la violencia, tan frecuente en nuestros días, el arte new age, en susmanifestaciones depuradas y no comercialistas, es un bálsamo de belleza,recogimiento y rescate de la comunión del alma con sus orígenes por medio dela creatividad.

Desconozco si existe una lista de artistas que se consideren a símismos como new agers, pero es obvio que desde la música de Wim Mertenshasta la plástica de Susan Beulet, pasando por la poesía de Eillen Caddy, sepuede entrever un hilo común, que quizás no se había percibido en formapopular desde La Misa en si menor; el techo de la Capilla Sixtina u “Hojas deHierba”, salvando las diferencias. Hoy nuevamente el arte vuelve a elevarsecomo puente entre el hombre y su Dios, y esto es motivo de regocijo.

Por supuesto que también en el arte algunos espíritus renovadoreshan sido rechazados y han vivido existencias dolorosas. Recordemos a VanGogh o a Mozart, pero si en algo quizás nuestra cultura ha avanzado es en elrespeto por la libertad de los artistas; aunque no siempre ese respeto lesalcance para vivir como merecen, y aunque las ocasiones en que ese respeto esolvidado pueden llegar a ser trágicas. Recordemos a Miguel Hernández o aVíctor Jara.

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LAS MANIFESTACIONES ESPIRITUALES

Éstas constituyen, sin duda, la expresión esencial de la NuevaEra. Ya sea que tomen un matiz científico, técnico, ecologista, social, artísticoo el que fuese, toda autentica manifestación de la Nueva Era es o pretende seruna manifestación espiritual.

La auténtica espiritualidad de la Nueva Era no se basa ni en elataque ni en la crítica. No descalifica lo tradicional ni augura su fin. Noreniega de la Ciencia ni de la Religión.

La espiritualidad de la Nueva Era, en sus expresiones másprofundas y sabias afirma que el espíritu humano se renuevapermanentemente, elevándose hacia mayores alturas de comprensión,sabiduría, sutileza y compasión. Pero esta elevación no se produce por la luchacontra lo anterior sino por su asimilación y permanente renovación.

La espiritualidad de la Nueva Era no niega ni a Cristo, ni a Buda,ni a Krishna, ni a Moisés ni a Mahoma; por el contrario, sabe que la mayornovedad que espera al hombre, es la del despertar de su capacidad de beber enlas fuentes de la sabiduría eterna, de manera actual, viva y siempre presente.

La espiritualidad de la Nueva Era afirma que el despertarespiritual y la conciencia del destino trascendente del hombre, ya no seránprivativos de ciertas minorías esotéricas sino patrimonio de la humanidad, ycon esta clara visión trabaja por la difusión generosa del saber.

Sin embargo, aún estos grandes principios pueden serdesvirtuados, sacados de contexto y presentados de manera desnaturalizada.

Veamos ahora cómo muchos de aquellos que dicen abrazar laNueva Era pueden contribuir a esta deformación, cayendo también en elfanatismo.

EL FANATISMO SNOBISTA

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Al igual que los antes descriptos, este fanático vive también unaexistencia limitada y dolorosa, empobreciendo su percepción de la realidadviva y actual y cayendo en errores que ya son espacios comunes.

El fanático snobista cree que la emergencia de la Nueva Era se vaa producir combatiendo a las instituciones tradicionales. Él cree que lo nuevose produce destruyendo lo viejo. No comprende que lo nuevo integra a loanterior y que esta integración sólo puede hacerse mediante el amor.

Como decía uno de mis profesores de psicoanálisis: “paraconstruir la casa propia no hace falta derribar la del vecino”.

El fanático snobista no ama lo nuevo sino que es adicto a lanovedad. El anda siempre en busca, como afirmaba Heidegger, de lo que “sehace”, de lo que “se dice”, del último grito de la “moda espiritual”. Entoncesse vuelve un consumidor compulsivo de cursos, productos mágicos, dietas,gurúes, etc.. Dado el carácter de su búsqueda, que encierra la ilusión deencontrar algún día una formula mágica o a alguien que le responda todo demanera absoluta y le solucione en un solo pase la angustia de su inseguridad,vive saltando de un grupo a otro, de un gurú a otro, de un sistema a otro.

En su búsqueda de la novedad traiciona al espíritu innovador,pues mientras éste viaja hacia adentro, buscando lo nuevo en la profundidadinterior, el snobista viaja sólo hacia afuera quedando cada vez más alienado yperdido de sí.

Esto no implica que sea malo moverse, cambiar, hacer cursos, verpelículas o leer libros de autoayuda. Todos cambiamos a lo largo de nuestravida en la búsqueda de la verdad; la cuestión está en la actitud con que uno semueve: si poniendo la mirada en uno mismo y descubriéndose en el cambio operdiéndose en los espejitos de colores.

La existencia del snobista determina a su vez ( y es determinadapor) la aparición de la más peligrosa de las manifestaciones de la New Age: elmercader de la Nueva Era.

EL MERCADER DE LA NUEVA ERA

Este personaje, cuya aparición nos permite comprender lossentimientos de Jesús al descubrir el templo de Su Padre invadido por los

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negociantes, ve en el snobista al cliente perfecto. El mercader inescrupulosovende todo, y en su afán de lucro no repara en la seriedad y la responsabilidadque requiere el ejercicio de ciertas actividades.

En su accionar, la más perjudicada es la auténtica filosofía de laNueva Era. Es decir que el mercader atenta contra su propia fuente de trabajo.

Veamos cómo opera el mercader en ejemplos concretos.

La Nueva Era plantea, correctamente, que las artes de sanación ylas disciplinas espirituales, deben dejar de ser patrimonio de elites yentregadas al gran público.

El mercader toma este concepto, pero no con el espíritu deentregar el conocimiento para el bien común sino de montar empresas para laventa del saber. El mercader ha descubierto que al snobista no le interesatanto el conocimiento para aplicarlo en sí mismo, sino para mostrarse ante losdemás como poseedor de sabiduría y aptitudes.

Entonces monta fábricas de títulos, donde individuos sinformación previa, sin experiencia y sin títulos habilitantes, se “reciben” en unfin de semana de “terapeutas” en esto y lo otro; salen a la calle, instalan“consultorios”, cuelgan su título comprado y comienzan a hacer desastres conla salud física, mental y espiritual de los demás.

De este modo, artes milenarias, que siempre requirieron delarguísimos años para su dominio, hoy son enseñadas en pocos días, o a vecesen un fin de semana. Y lo más grave es que no son enseñadas para la autoaplicación, lo que podría ser benéfico, sino para la aplicación en otros, conpresunto título mediante.

Esto no implica una defensa a ultranza de los títulos universitariosen sí mismos. Es bien sabido que existen profesionales inescrupulosos que,amparados en sus títulos oficiales, cometen verdaderas aberraciones. Asímismo, existen personas sin formación académica que han dedicado su vida aldesarrollo y práctica de disciplinas altamente efectivas y honestamenteaplicadas. Hasta las universidades cuentan con el derecho a contar en susclaustros con profesores sin títulos universitarios que hayan demostrado sudedicación y conocimiento en cierta temática. Por lo tanto no es éste unplanteo academicista sino un llamado a la responsabilidad, sobre todo cuandose trata del tema de la salud. Los que tenemos títulos sabemos muy bien

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cuántas veces nos hemos equivocado y también sabemos cuántas personas notituladas realizan magnificas tareas; pero unos y otros estaremos de acuerdo enque para el correcto desempeño en cualquier actividad, hace falta mucho másque salir de una universidad o de cualquier curso de un fin de semana yempezar a experimentar con la salud de los demás.

Esto tampoco implica que sea cuestionable el que una personagane honestamente su vida con actividades relacionadas con la Nueva Era,pues de este movimiento han surgido innumerables cursos, productos de salud,disciplinas, tecnologías, institutos, bibliografías, etc., de enorme valor para lahumanidad. Sólo se trata de exigir que cualquier tarea profesional, sea cualfuese la filosofía que la nutra, sea hecha con idoneidad, formación yexperiencia.

El mercader de la Nueva Era critica a las tradiciones religiosas,pero luego monta “nuevas” organizaciones religiosas que terminanconvirtiéndose en verdaderos imperios económicos. De este modo genera undescrédito generalizado en el que se ven envueltos, muchas veces sin serresponsables, verdaderos maestros espirituales que han dedicado toda su vidaa la elevación de la humanidad.

El mercader de la Nueva Era critica a la Ciencia, pues sabe queestá de moda hacerlo; pero al mismo tiempo se esfuerza por que sus productossean considerados científicos, pues sabe que por más que se la critique, laCiencia sigue teniendo un valor económico en el mercado.

El mercader de la Nueva Era es “ecologista”. Muchas de lasempresas multinacionales que más contaminan el planeta, gastan millones enpropagandas ecologistas muy conmovedoras; y mientras financian campañaspara salvar de la extinción a alguna especie que ni siquiera conocen, siguenenvenenando a sus vecinos y a sus clientes con total desparpajo.

Es decir entonces que los fanáticos snobistas y los mercaderesestán brindando permanentemente argumentos para que los fanáticoscientificistas y religiosos generen cada vez más enfrentamientos, másprejuicio, más confusión y menos posibilidades para que aquéllos queintentamos librarnos del fanatismo podamos beneficiarnos con los aspectosbuenos y saludables tanto de la Ciencia y de la Religión como de la NuevaEra.

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Es preciso entonces que aprendamos a agudizar nuestra lectura dela realidad. Que logremos descubrir que detrás del discurso simplista,antagonista y rígido del fanático, ya sea éste un anticiencia, un antireligiones,un antisectas o lo que fuese, se abre una realidad mucho más compleja, muchomás rica, con muchos más matices y menos blancos y negros absolutos. Nocaigamos en la tentación de tomar partido rápidamente para evitar laincertidumbre. Démonos tiempo y desarrollemos una flexibilidad interior quenos permita estar abiertos a lo que ocurre a fin de analizar desde nosotrosmismos los hechos, y seguramente descubriremos que en todos lados secuecen habas y que en todos lados hay lugar para la maravilla; entoncessabremos distinguir unos de otros, pero no desde el prejuicio sino desde lapercepción más limpia y clara posible del aquí y ahora.

Es probable que a esta hora ya me haya ganado un buen númerode enemigos y que más de uno considere que en definitiva no estoy ni a favorde la Religión, ni de la Ciencia, ni de la Nueva Era. Otros creerán que estoy afavor de todo. Y es muy probable que más de un fanático se sienta ofendidopor lo que acaba de leer. Mi intención está, honestamente, muy lejos de todoesto. Soy simplemente un científico con una sincera vocación espiritual, queha encontrado más verdades en la Ciencia y la Religión que en la Nueva Era,pero que respeta todo aquello que sirva a la gente. Espero sinceramente perosin ingenuidad, que estas palabras puedan servir para que al menos un solofanático reflexione acerca del odio y el prejuicio que mueven sus actos, y sepermita buscar ayuda para superar su condición.

Es imprescindible que comprendamos que los fanáticos de todotipo necesitan más ayuda que nadie. Y mucho más importante aún es quedejemos de producir más fanáticos, incluyendo fanáticos anti-fanáticos. Dehecho, si no los curamos o si seguimos produciéndolos en masa, pueden llegara destruir el mundo. Los ejemplos sobran.

No será fácil hacerlo. Por lo pronto, quizás lo único que podamoshacer sea curar nuestro propio fanatismo y evitar caer en el antagonismoprimitivo y destructor.

Hay un solo remedio para todos los males del alma; hay un soloespacio donde las falsas divisiones que fabricamos los seres humanos sediluyen y se funden, ese espacio es el corazón y su milagro se llama Amor.

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Ciencia, Religión y Nueva Era, entendidos en su sentido esencial,prístino y depurado de toda deformación, no son otra cosa que Amor a laVerdad, Amor a Dios y Amor a la transformación humana. ¿Puede el Amorenfrentarse al Amor?.

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