RENÉ GUÉNON Y los DESTINOS De la FRANC-MASONERÍAebook%20-%20... · 2006. 3. 13. · Se ha podido...

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Denys Roman RENÉ GUÉNON Y los DESTINOS De la FRANC-MASONERÍA *

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  • Denys Roman

    RENÉ GUÉNONY los

    DESTINOSDe la

    FRANC-MASONERÍA

    *

  • Se ha podido escribir que, antes de René Guénon, todo se había dicho sobre laFranc-Masonería, excepto lo esencial.

    Y, de hecho, entre todos aquellos que han hablado en pro, o en contra, de estaorganización permanente por el bien de sus aspectos tan enigmáticos, Guénon ocupa unlugar totalmente aparte. Muy severo hacia las desviaciones “políticas” o “moralizantes”,que la Orden masónica ha sufrido en tales o cuales Obediencias, sin debilidad para laincomprensión notoria (notablemente, en materia de simbolismo) de ciertos de los másaltos dignatarios del Arte Real, René Guénon, de un extremo al otro de su larga yfecunda carrera, no ha cesado de llevar un interés minucioso en las innumerablesvicisitudes de una institución, a la considera como siendo, con el Cristianismo, uno delos muy raros “puntos de apoyo”, utilizables para el mantenimiento de lo que queda dela tradición occidental, y también, consecuentemente, por la propia salud de Occidente.

    El autor de la presente Obra, expone las razones de este interés sostenido porGuénon; razones debidas, piensa él, a particularidades muy chocantes de la Masonería,que le ofrecen un lugar privilegiado entre las raras organizaciones iniciáticas auténticasque subsisten aun en Occidente. Estas particularidades están en estrecha relación con loscaracteres de la época, de la historia del mundo, en la que nos encontramos. Y como,según el autor, la función de la Obra de Guénon está, también ella, íntimamente ligada aesta época, todo y siendo, entendámoslo bien, de una actualidad permanente, la atenciónfavorable de Guénon por la Franc-Masonería, se explica por sí sola.

    Esta Obra comporta una siguiente, titulada: “Reflexiones de un Cristiano sobrela Franc-Masonería”.

  • A todos aquellos, conocidos o desconocidos, a cualquier Tradición quepertenezcan, cuyo pensamiento y cuya vida han sido renovadas por la Obra de RenéGuénon.

  • PRÓLOGO

    Algunos años antes de la Segunda Guerra mundial, el cronista científico delMercure de France, a lo largo de una polémica epistolar con un religioso dominicanoque había creído poder reivindicar la autoridad de René Guénon, calificaba a éste últimode “orientómano”. Lo que es perfectamente normal, por parte de un “sabio” imbuido dela superioridad absoluta de los “valores” del Occidente moderno, y para quien Oriente ---queremos decir el Oriente tradicional- es sinónimo de “obscurantismo”. Guénon, enefecto, casi solo, en el mundo intelectual de entonces, había osado rebatir el pseudo-dogma del Progreso y las perniciosas “supersticiones” que resultaban; y casi hasta lavigilia de su muerte, pudo alegrarse de los esfuerzos intentados, por la mayor parte depueblos orientales, en resistir a la “invasión” occidental”.

    Pero este epíteto de “orientónamo” no podría convenir a Guénon, pues parecesub-entender que la Obra de este autor trata únicamente del Oriente, cuando, enrealidad, tiene un alcance verdaderamente universal y se interesa tanto en las doctrinasoccidentales, como a las orientales. Incluso podemos ir más lejos. Una lecturaapresurada de las Obras de Guénon, puede dar la impresión de que Occidente tiene algoque aprender. Mientras que Oriente no tiene ninguna necesidad.. Y esto era cierto alprincipio de nuestro siglo, cuando Guenón comenzó a escribir. Pero los eventos han idorápido y, ahora, podemos decir que una gran parte de Oriente, se está dejandocontaminar por las ilusiones mortales, nacidas del Occidente moderno, y, en adelante, esel mundo entero quien revela las advertencias formuladas por Guénon y que deberíapoder beneficiarse de la solemnidad de las mismas.

    En este Occidente contemporáneo, del que ha fustigado sin miramientos lasdeficiencias intelectuales, salidas de una seguridad imperturbable y de ridículaspretensiones, Guénon no ha encontrado más que dos cosas que hayan llamadoverdaderamente su atención: el Cristianismo (sobre todo en su forma católica) y laFranc-Masonería. Para él, el Cristianismo era la tradición, de forma religiosa, propia delmundo occidental, y esta tradición, después de muchos siglos, devino completamenteexotérica y no comportaba ritos iniciáticos. En cuanto a la Masonería, ofrece estaparticularidad de ser una vía iniciática abierta a hombres de todas las tradiciones1. Enconsecuencia, es natural que los cristianos, que no han tenido o que ya no tienen, unainiciación que les sea propia, acudan a la Masonería para tener un vínculo iniciatico. Yse ve inmediatamente como la situación se vuelve anormal, cuando una autoridadreligiosa cristiana, prohibe a sus fieles ser Masones.

    * * *

    Se oye decir a veces, y ha podido ser recientemente, que, la doctrina expuestapor Guénon, está en contradicción con la doctrina cristiana, tal como es enseñada por laIglesia. Algunos han indicado que está también en contradicción con la doctrinaislámica, y, probablemente, con la judía. Por otra parte, estamos casi seguros de que si

    1 Según Guénon, existe aun en Occidente, otra organización iniciática regular: el Compagnonage. Esta última, sinembargo, no está, por así decirlo, extendida fuera de Francia, y no se dirige más que a personas que ejercen ciertosoficios manuales. De cualquier forma, las líneas que Guénon le ha consagrado, no pueden compararse paralelamente,con las innumerables páginas en las que ha tratado múltiples aspectos de la Masonería.

  • Shankarâchârya hubiera sido contemporáneo de Guénon, le habría considerado como aun indudable “maestro de errores”. En efecto, dado lo que este ilustre príncipe de ladoctrina adwaita, ha podido escribir sobre Buda y sobre el Budismo, es evidente que noha podido ver más que mentiras e ilusiones en las ideas expuestas por un musulmán queadmite la verdad del Cristianismo, del Judaísmo, del Taoísmo y, en suma, de todas lastradiciones, presentes o pasadas, extendidas por la superficie de la tierra.

    La verdad, es que las ideas expuestas por Guénon, son perfectamente acordescon el Cristianismo2 y con todas las tradiciones, religiosas o no, a excepción de unpunto: es cuando el Cristianismo, o cualquier otra religión, pretende ser la únicamensajera de la verdad. Por lo demás, si los católicos hostiles a Guénon, hubieranpodido conocer a los guenonianos católicos, posiblemente les hubieran chocado la“cualidad” de su fe. Frecuentemente pensamos que, si, en la época totalmente“materializada” que vivimos en nuestros tiempos, la “realización iniciática” ha devenidoextremadamente difícil, es, como mínimo, una “bendición” incomparable para loscatólicos que hayan dado su asentimiento a la Obra de Guénon, y que hayan extraídouna fe, que es igualmente cierta y que barre, sin riesgo, la vuelta de los ídolosorgullosamente erigidos por una ciencia, que no es otra cosa más que un “saberignorante”.

    Pero el estudio atento de las Obras de Guénon, no ha desarrollado únicamente elfervor de muchos cristianos, pues ha suscitado vocaciones sacerdotales o religiosas.Uno de nuestros corresponsales nos escribía un día: “El Hermano X (se trata de unmonje perteneciente a una Orden contemplativa) me dijo muchas veces que, el estudiode las Obra de Guénon, fue el origen de su vocación”. Y uno de nuestros amigos,consultando, por razones profesionales, una publicación regional, tuvo la sorpresa dedescubrir, bajo una rúbrica cualquiera, una anécdota de la que reproducimos lo esencial:

    “Cuando debutaba en la función pública, un colega y verdadero amigo, me hacíaparte del deseo que sentía, de entrar en las órdenes. Esta vocación resultaba del estudioprofundo de la Obra de René Guénon, metafísico francés, fallecido en 1951; entorno alcual está organizada la más sólida y la más tenaz de las conspiraciones del silencio yrespecto al cual Gide ha escrito: “Si Guénon tiene razón, toda mi Obra se hunde”.Después de una estancia en un seminario, para vocaciones tardías, mi amigo fuenombrado cura del pequeño caserío, de una pequeña comunidad, al pie de una montañade los altos Alpes. Cuatro o cinco veces he ido a verle, y ha dado su misa, en su pobreiglesia, siempre delante de bancos vacíos. Jamás ha hablado de él. (...) No séexactamente lo que es un santo, pero después de la idea que me he hecho, estoy segurode que mi amigo, que ha desaparecido, era uno”3.

    Independientemente de los padres y religiosos que se han sentido llamados a la“vida perfecta” por la lectura de los libros de Guénon, numerosos son los hombre de

    2 Este acuerdo va incluso muy lejos y se aplica a detalles que las tendencias actuales consideran totalmentedespreciables. Guénon, por ejemplo, justificaba el culto de a las reliquias, que tanta importancia tuvo en al EdadMedia (y que conservo durante mucho tiempo, un papel capital entre los ritos de conservación de un edificioreligioso) haciendo remarcar que, estos restos de un “cuerpo santo” están, por así decirlo, “cargados” de una“influencia espiritual”, que debe, normalmente, tener una acción benéfica sobre los fieles que los veneran según losritos prescritos. Citemos el culto a los “ángeles guardianes”, que un reciente “sondaje” viene de demostrar que hadesaparecido totalmente y que Guénon legitimó por el hecho de que los ángeles juegan, teológicamente, el papel quejuegan, bajo el punto de vista metafísico, los estados superiores del ser.3 Extractos de Racines (Raíces), órgano mensual de información regional ) Clemont-Ferrand), Octubre de 1980.

  • Iglesia, que han encontrado, en esta lectura, un alimento incomparable a su piedad y sufe. Un Masón de nuestros amigos, visitando una iglesia medieval e interrogando aleclesiástico que le servía de guía, respecto a un capitel histórico, le respondieron: “Sideseáis enseñanzas sobre el significado profundo del simbolismo, os recomiendo queleaís Apreciaciones sobre la Iniciación de René Guénon. Y un día que le habíamosescrito para pedirle de donde venían las enseñanzas dadas en El Rey del Mundo, sobre elorigen de los Carmes (¿Carmelitas?), nos respondió que los tenía de un Trapista,viniendo de un Cirtencense, hijo de San Bernardo.

    Estos cuatro ejemplos que acabamos de citar, los hemos tomado de entre losgrados más “humildes” de clérigos seculares y regulares; los citamos porque hemostenido conocimiento de los tres primeros muy recientemente y porque tenemos el últimodel mismo Guénon. Pero sabemos que el Maestro tuvo relaciones de amistad con unCardenal, bastante influyente en la corte de Roma. Sea lo que fuere, el Catolicismo,siendo una institución fuertemente jerarquizada, lo que realmente importa a nuestropunto de vista, es el comportamiento ejercido respecto a Guénon, por los sucesores delApóstol que recibió, según la promesa hecha en los campos de Cesárea, las llaves queconfieren el poder pontifical de hacer y deshacer. Cuando Guénon publicaba su Obra,bajo dos Pontífices de personalidades bien distintas (Pío XI y Pío XII), había en elVaticano un dicastère, el más elevado en dignidad, pues era el preferido del mismoPapa, y cuyo único objeto era el vigilar por la integridad de la doctrina. Toda obrasusceptible de ahogar la fe de la Iglesia docente”, podía serle deferida, y la hacía objetode profundas encuestas. En los casos desfavorables, Roma no dudaba en condenarla:Bergson se dio cuenta y también algunos otros. Los adversarios católicos de Guénon,pueden hacer confianza a posteriori, al odio vigilante de los anti-guenonianosdeclarados u ocultos. Del académico Henri Massis, al inquietante Frank-Duquese,pasando por Mgr. Jouin y el R. P. Allo (omitimos y no a los menos), no son rarosaquellos que han abominado a Guénon hasta el punto de ver en él a un agente delinfierno. “Yo llamo al pan, pan y, al vino, vino, gritaba Frank-Duquesme, y a Guénonun enemigo de Cristo y de su Iglesia”. Y el furioso tenía poderosas relaciones en losmedios religiosos y “literarios”. Las denuncias del Santo-Oficio no han faltado. PeroRoma ha guardado silencio: la Obra de Guénon jamás ha sido puesta en el Índex.

    Guénon daba mucha importancia al “gesto”4 y, por tanto, también a la ausenciadel gesto para no interpretar simbólicamente una tal actitud. Él mismo ha hechoobservar que Pedro ha entendido, al mismo tiempo que los dos “hijos del trueno”, laspalabras, difícilmente traducibles en las lenguas de la tierra, que intercambiaron conCristo, en la montaña de la transfiguración, los profetas Moisés y Elías. En losEvangelios, Pedro es, a veces, duramente reprendido por su Maestro, por hablar muy ala ligera. E igual de inexpresable, en el orden del conocimiento, sobrepasaninconmensurablemente todo aquello que puede ser expresado, podemos decir que lossilencios de Pedro, que están, a veces, más llenos de significado que sus propiaspalabras.

    * * *

    4 Guénon había considerado la redacción de una obra particularmente consagrada a la “teoría del gesto”. Jamás tuvoocasión de redactarla; y de todas las Obras que nos faltan, es posiblemente ésta, junto a la protegida sobre la “cienciade las letras”, aquellas cuya ausencia es más lamentada.

  • Querríamos ahora intentar explicar las razones de la atención privilegiadaacordada por Guénon a la Franc-Masonería. Creemos que es debido, en primer lugar, alhecho de que, esta organización, admite a miembros pertenecientes a tradicionesdiferentes5. En consecuencia, los representantes de estas diversas tradiciones, puedenreencontrarse, y es, incluso, remarquémoslo, el único “vínculo tradicional” donde talescontactos pueden establecerse. La cosa está lejos de carecer de importancia en la épocadel ciclo en la nos encontramos ahora.

    Pero este “parentesco” de la Masonería con las diversas tradiciones, aporta otraconsecuencia, también muy importante. Cuando una organización relevante de tal o cualtradición, está a punto de desaparecer, puede transmitir todo, o parte, de su “depósito” aotra organización relevante de la misma tradición; pero también puede hacérsela a laMasonería, puesto que ésta última no es extraña a ninguna forma tradicional. Y es por loque Guénon ha podido escribir que, la Masonería tiene varios orígenes, habiendorecibido la herencia de numerosas organizaciones anteriores.

    Se sabe que las más célebres de estas herencias son el Orfismo y el Pitagorismode los griegos y los Collegia fabrorum de los Romanos, que suponen tradiciones“desaparecidas”6, y, seguidamente, la Orden del Templo y el “Colegio invisible” de laRosa-Cruz, revelando la tradición cristiana. Tales herencias son eminentementepreciosas. Los colegios de artesanos fueron fundados por Numa (equivalente romanodel Manu védico), que hizo construir el Templo de Janus, el dios de la doble cara, cuyosantuario se encontraba abierto durante la guerra y cerrado durante la paz. En cuanto ala herencia órfico-pitagórica, religa a la Masonería con la Tradición primordial, a causade los lazos de Pitágoras con el Apolo délfico e hiperbóreo.

    La Masonería ha permitido así, que, elementos relevantes de civilizacionesmuertas, puedan permanecer vivas7 y de ser así, no sólo los vestigios del pasado, sinotambién “gérmenes” para el futuro. Y esto puede llevarnos a pensar en la “separaciónque debe efectuarse en el fin del ciclo, entre lo que debe perecer y lo que debe salvarse8,separación que es análoga a lo que, en el Cristianismo, es el “juicio final”9. 5 Ocurre los mismo con el Compagnonage; pero éste último, tal como ya lo hemos dicho en la nota 1, no se haextendido fuera del mundo cristiano, de forma que su carácter “pluri-tradicional”, ha permanecido puramente teórico.6 La tradición céltica, que tuvo una gran importancia en la Europa antigua y medieval, parece haber transmitidoalgunos elementos del grado 22 del Rito Escocés (caballero de la Real Hacha), donde los talleres llevan el nombre deconsejo de la Mesa Redonda. El tema de este grado es la construcción en madera. Lo que ha aportado, comoconsecuencia, numerosas alusiones al Cedro utilizado para la erección del Templo de Salomón: de ahí el nombre de“Príncipe del Líbano”dado también en este grado.7 Cuando preguntábamos a Guénon, después de publicar su artículo “Palabra perdida, palabras substituidas”, por quélas organizaciones muertas, se estaban “refugiando sólo en la Masonería, en lugar de dispersarse entre las diversasfraternidades subsistentes, nos respondía: “Es porque la Masonería, sola entre las organizaciones occidentales, haconservado una cierta vitalidad”. Es, pensamos, un cierto lado “benéfico” de la falta de discernimiento iniciático en elreclutamiento masónico. Muchos profanos con mandil, han entrado así en las Logias, y su incomprensión -notablemente en materia de simbolismo- les ha permitido a menudo alcanzar las más altas dignidades. (cf. El Reinode la Cantidad y los Signos de los Tiempos, Prólogo). En todo caso, el mismo número de estos Hermanos, ha hecho ala Orden masónica prácticamente indestructible. ¿No era esto lo que buscaban algunos de aquellos de los que Guénonseñaló sus propósitos obscuros? (idem, cap. XXVII). ¿Pero no es muy conocido que “le Diable porte pierre” (“¿elDiablo trae piedra?”) y puede incluso contribuir, en ciertas circunstancias, “a reunir lo disperso”, notablemente parala construcción de ciertos puentes, tal como está atestado en diversas leyendas?8 Podemos destacar que eran las organizaciones que, incluso bajo el simple punto de vista moral, merecían la mayor“salud”, es decir una prolongación de su existencia, por lo que han sido incorporadas a la Orden masónica. La cosa esmuy evidente, notablemente para el Pitagorismo, de donde muchos de los primeros cristianos le han reconocido laelevación a doctrina y el carácter “virtuoso” de la disciplina que ha impuesto a sus miembros.9 Cf. La Crisis del Mundo Moderno, Prólogo.

  • Evidentemente, atribuir un tal papel a la Masonería, es mirarla con ojos distintosa los de aquellos que la consideran como una “sociedad de pensamiento”, cuya finalidades “el Progreso bajo todas sus formas”, o aun, “un particular sistema de moral”, o bienuna simple diversión para diletantes o, incluso, un método para hacerse de oro. Pero laspreocupaciones tan “terrestres” no hubieran podido jamás llamar la atención de un RenéGuénon. Y son las ideas de René Guénon, de lo que nos vamos a ocupar aquíexclusivamente.

    * * *

    Pensamos, en efecto, que esta transmisión de elementos “antiguos” a laMasonería, implica que ésta tiene un papel que jugar en el fin del ciclo y que, enconsecuencia, debe permanecer viva hasta este término de nuestra humanidad. No esotra cosa lo que quiere expresar el simbólicamente la fórmula ritual, según la cual laLogia de San Juan se tiene “en el valle de Josafat”.

    Y esta mención de San Juan, no lleva a considerar las herencias que la Ordenmasónica ha recibido de la tradición monoteísta, y, más particularmente, de su formacristiana, que ha recibido, de su fundador, la promesa de subsistir “hasta la consumacióndel siglo”. Es, pues, simplemente, por lo que estas organizaciones han desaparecido, porsupresión en caso de los Templarios, o, por su partida de Europa, para los Rosa-Cruces,habiendo pasado su herencia a la Masonería.

    La Masonería estaba entonces, totalmente designada para recibir el depósito dela Orden Templaria, que era, como ella, de carácter “joánico”. Los Templarios rendíanculto particular a San Juan, lo que no tiene nada de chocante, pues el Apóstol preferidode Cristo, aparece en los Evangelios como el tipo y el modelo de los iniciados. ¿No fuedesignado por su Maestro como el hijo del trueno? Es igualmente “hijo de la Virgen”,expresión hermética que recuerda Guénon, designada también a los iniciados. Y hastaen el culto exotérico rendido por la Iglesia, reconocen a San Juan unos privilegiosparticulares de carácter “secreto”10.

    En cuanto a las relaciones de San Juan con el fin del ciclo, estánextremadamente marcadas. El Apóstol recibió la seguridad de “permanecer” hasta elretorno de Cristo en la gloria; y es bajo el nombre de Juan como se sitúa el último Librode la Biblia, relatando simbólicamente los eventos que deberán preceder esta vueltaproclamadora de la restauración del estado primordial.

    La Masonería, sin embrago, no está situada bajo el único patronazgo de San JuanEvangelista, sino bajo el de los dos San Juan, el Evangelista y el Predecesor. Ahora 10 El papel esotérico de Juan es netamente sugerido en los textos oficiales de la liturgia romana. En el oficio denoche, por ejemplo, vuelven varias recuperaciones antiguas, las respuestas y los versículos, fórmulas tales como lassiguientes, utilizadas en las fiestas de San Juan:

    - Este es Juan, que durante la Cena se recostaba en el pecho del Señor. ¡Feliz apóstol a quien le fueronrevelados los secretos celestes!

    - El bienaventurado Juan es digno de un gran honor, él que, durante la Cena reposo en el pecho del Señor.- Juan ha levantado las aguas vivas del Evangelio, de la fuente sagrada del corazón del Señor.- Este es Juan, Apóstol y Evangelista, que ha merecido ser honrado, más que los otros, por el Señor,

    privilegio de un amor escogido. Es el discípulo que Jesús amaba, y que, durante la Cena, reposaba sobre supecho.

  • bien, éste último tiene también estrechas relaciones con el fin de los tiempos. El hijo deZacarías (que, recibiendo su nombre, hizo “reencontrar” la palabra a su padre, que lahabía perdido) que se le ha dicho de “marchar en el espíritu y la virtud de Elías”, elprofeta alzado hacia el cielo en un carro de fuego, y que es también, junto a Henoch,uno de los dos “testigos” de los que habla el Apocalipsis, que son los precursores delsegundo advenimiento. El propio Cristo ha dicho de Juan Bautista: “El es Elías, quedebe venir”.

    De todos los personajes del Nuevo Testamento, no hay ninguno que tenga con elfin del ciclo, unas relaciones tan íntimas como los dos San Juan11. Y se puede deducirque un Orden situado bajo su patronazgo particular, debe tener también alguna relacióncon este fin. Pensamos que no hace falta buscar la razón por la que esta Orden ha estadoconstantemente “elegida” para devenir “el Arca” en la que se ha producido el“apiñamiento” de todo lo que ha habido verdaderamente iniciático en el mundooccidental12.

    Tales “destinos” no podrían más que llamar la atención de René Guénon, cuyaObra, pensamos, no podía surgir más que a vistas del fin del ciclo. En numerososescritos de su juventud, y donde toda su Obra futura está, en alguna forma, esbozada,Guénon no habla jamás de la proximidad del fin de los tiempos. Pero desde 1914, esdecir 600 años después del drama de 1314, tiene la limpia visión del abismo en el que elmundo se precipita, y en todas sus Obras, salvo en una o dos excepciones, hace menciónde estos temores, que devendrán cada vez más claros y más presentes.

    Y estos temores estaban aun vivos respecto a lo que aun queda de tradicional enOccidente, es decir la Iglesia y la Masonería. Y veía, con inquietud, multiplicarse, en elseno de estas instituciones, “infiltraciones” de los representantes del neo-espiritualismoe, incluso, de la contra-iniciación. Había percibido sus ambiciones, notablemente en loque concierne a la Masonería, donde las “influencias psíquicas” podrían ser utilizadaspara fines anti-tradicionales... Si al menos el Todo-Poderoso, según la palabra de SanAgustín, “no prefiriera sacar el bien del mal, más que no permitir que llegase ningúnmal”13.

    11 Los solsticios de Verano y de Invierno, en que están fijadas las fechas de sus Santos, marcan, en el ciclo anual, unainversión de la tendencia. Ahora bien, la “inversión de los polos” es el evento capital que indica el pasaje entre losdos manvantaras. Se trata, entiéndase bien, ante todo, de un evento de orden espiritual, pero que también debe tenerrepercusión en el orden cósmico. ¿Y no es verdaderamente curioso que sea en el siglo XX únicamente, que los“sabios”, no teniendo ninguna preocupación espiritual, hayan soñado en examinar el magnetismo de las rocasarcaicas y hayan descubierto que, estas rocas, llevan trazos irrefutables de que las inversiones de polaridad, sonproducidas por varias reanudaciones en el transcurso de las eras geológicas?12 Utilizamos esta palabra “apiñamiento” por analogía con el “hacinamiento de las especies”, expresión de Fabred’Olivet, que Guénon a recogido en El Rey del Mundo. Esto nos recuerda que un crítico profano de la Masonería,nada hostil a la Orden y muy inteligente, había escrito, hace cincuenta años y con cierta conmiseración, a propósitode los Franc-Masones: “Conocemos su arte, que no sabe más que parecerse a las figuras heteróclitas y sin gusto”.Evidentemente, los “Cuadros de Logia” y los Blasones de los grados del Rito Escocés, no podrían alcanzar en el“mercado del Arte” -¡qué expresión!-, los precios de un Rembrandt o de un Picasso. Pero el arte masónico sí puedeestimar, por esta crítica y cualquier otra, al arte puramente profano en que se ha convertido el arte moderno;exactamente lo que era la poesía de Dante, a la de los poetas de su tiempo, de la que Alighieri decía que “ritmantontamente”. La acumulación en los “Cuadros de Logia” y blasones masónicos, de símbolos aparentementeheteróclitos, es la exacta equivalencia del apiñamiento en el Arca de las “especies”, que, de aquí en adelante, sonextrañas, e incluso, hostiles, las unas a las otras. Bajo este punto de vista, hay en el Arca, como un reflejo del estadoprimordial o del Paraíso terrestre, y también una prefiguración de estos tiempos mesiánicos predichos por Isaías.13 Manual, tercera parte.

  • Después de la muerte de Guénon, la situación de la Masonería se ha agravadoconsiderablemente. Es inútil dar detalles que serían penosos y que todo el mundoconoce. ¿Es esta una razón, de que unos extraños, que según el voto secreto de Guénon,han pedido y recibido la iniciación masónica, para desesperar del Arte Real? Debemosacordarnos de que “es cuando todo parezca perdido, cuando todo será salvo”, y que el“nacimiento del Avatar” se produce en el corazón de la noche más negra de la sombrade Invierno, igual que la Resurrección tiene lugar cuando el Pastor ha sido golpeado y,las ovejas del rebaño, dispersadas.

    ** *

    Nos recordará, sin duda, que Guénon afirma la “necesidad del exoterismo” yque, después de varios siglos, Catolicismo y Masonería son incompatibles. Pero se sabeque una evolución se ha esbozado y de la que han cogido una parte activa, ciertosMasones influenciados por la Obra de Guénon, tales como M. Jean Tourniac. Nointervendremos, por eso, en tales discusiones. Para nosotros, en efecto, la“reconciliación entre la Iglesia de Pedro y la Masonería, es inevitable, y aparecerá cadavez más inevitable, a medida que nos acerquemos a los últimos tiempos. Y basamosnuestra seguridad en un texto sagrado que nos permitirá recordarlo aquí.

    Pedro viene, por una triple declaración de amor, de expresar su triple negación,y, en consecuencia, ha recibido de su Maestro, el cargo de Pastor de sus corderos y susovejas. Entonces “Pedro, volviéndose, vio venir, detrás de ellos, al discípulo que elSeñor amaba, aquél que, durante la cena, se había recostado sobre el seno del Señor y lehabía dicho: Maestro, ¿quién será el que te traicione? Y Pedro dijo a Jesús: Señor ¿quéharás tú de éste? Jesús le respondió: Si yo quiero que él permanezca hasta que yovuelva, ¿a ti qué? En cuanto a ti, sígueme. El ruido que se expandió entre los hermanos,es que este discípulo no moriría nunca. Sin embargo, Jesús no dijo: él no morirá, _ sino:Si yo quiero que él permanezca hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Es este mismo discípuloquien da testimonio de estas cosas y, sabemos, que su testimonio es verdadero. Jesús hahecho aun muchas otras cosas que no vienen relacionadas en este Libro. Si lo hubieranestado, no creo que en el mundo entero cupieran los relatos, de lo que Él ha hecho.Amén.

    ¿Es necesario comentar esta admirable página, que concluye de una formasorprendente el Evangelio de Juan, a la que un Padre de la Iglesia llamaba “La flor delos Evangelios”, siendo los Evangelios, en sí mismos, “la flor de los Libros Santos?Encontramos en la afirmación, a la vez, la primacía de Pedro y una cierta independenciade Juan, al mismo tiempo que la seguridad, dada a éste último, de su “dominio”, que talcomo el de Pedro en una promesa anterior, no puede sucumbir a los perjuicios de las“puertas de Infierno”.

    En cuanto al último versículo del texto citado, parece bien ser la pruebamanifiesta de la existencia de una “tradición oral” en el Cristianismo; y asegurando quela enseñanza no escrita de Jesús, es más vasta que el “mundo entero”, es el quivalente,según la condición espacial, de lo que expresa, según la condición temporal, la sentenciaque termina la predicción de Cristo sobre la ruina de Jerusalén y sobre el fin del mundo:“El Cielo y la Tierra pasarán, pero mis Palabras nunca pasarán”.

  • * * *

    A excepción de tres capítulos, la presente Obra, es el conjunto de artículos y dereseñas, en general reorganizadas, que han aparecido, la mayor parte, en EstudiosTradicionales, revisa a la cual hemos colaborado desde 1950 a 1953, y, luego, de 1966 a1977. Nos hemos esforzado en ser fieles a las enseñanzas de René Guénon. Pero, esevidente, que los errores que pudieran detectarse, son debidos únicamente a nosotros.

    Agradecemos particularmente a dos de nuestros amigos, que nos han aportadouna fraternal ayuda para la puesta en marcha de este Libro.

  • ÍNDICE

    Prólogo .................................................................................................................................. 5

    Capítulo I .- Pitagorismo y Masonería ................................................................................. 13

    Capítulo II.- El Templo, Orden iniciática cristiana .............................................................. 21

    Capítulo III.- Del Templo a la Franc-Masonería por el Hermetismo cristiano .................... 43

    Capítulo IV.- Sobre algunos aspectos de la Masonería llamada “escocesa” ........................ 51

    Capítulo V.- Masonería Templaria, Masonería Jacobita y Masonería Escocesa .................. 57

    Capítulo VI.- A propósito de las relaciones entre la Iglesia y la Masonería ......................... 67

    Capítulo VII.- Sobre la lectura de los Libros sagrados .......................................................... 75

    Capítulo VIII.- “A la gloriosa memoria de los dos San Juan ................................................. 79

    Capítulo IX.- René Guénon y la Logia “La Gran Tríada” ...................................................... 85

    Capítulo X.- Cuestiones de Rituales ...................................................................................... 117

    Capítulo XI.- Los trabajos de la Logia “Villard de Honnecourt” sobre René Guénon .......... 125

    Capítulo XII.- “Euclides, discípulo de Abraham” .................................................................. 131

    Epílogo ..................................................................................................................................... 137

  • CAPÍTULO I

    PITAGORISMO Y MASONERÍA

    Entre las múltiples organizaciones iniciáticas, de las que la Masonería reivindicasu herencia, una de las citadas más frecuentemente es el Orden pitagórico. Se sabe quela razón de una tal pretensión, es la presencia, en el simbolismo masónico, de emblemasutilizados por los discípulos del maestro de Samos: los citados más ordinariamente son:la estrella de cinco puntas, en lo que concierne a la Masonería latina, y, la joya de PastMaster, en lo que concierne a la Masonería de lengua inglesa. Esta última joya reúne,incluso, a dos símbolos pitagóricos importantes: por una parte, figura la demostracióngráfica del teorema sobre el cuadrado de la hipotenusa; y, por otra, esta demostración sehace con ayuda del triángulo 3-4-514, del que ya conocemos su importancia en elPitagorismo.

    El hecho de que el pentágono estrellado, no esté forzosamente asociado alnombre de Pitágoras, y que muchos Masones latinos ignoran, incluso, que el trazo deesta figura constituía el signo de reconocimiento de los Pitagóricos, mientras que, alcontrario, el teorema sobre el cuadrado de la hipotenusa, es universalmente conocidobajo el nombre de teorema de Pitágoras; este hecho, decíamos ha sido la consecuenciade que la Masonería anglo-sajona, ha guardado, mucho más vivo que la Masoneríalatina, el recuerdo de su conexión con el Pitagorismo. Por lo demás, la cosa se le habíafacilitado porque ciertos antiguos documentos llamados Old Charges, hacen expresamención a Pitágoras como introductor de la Masonería en Europa. _Sin embargo, es unMasón italiano -hoy en día fallecido-, Arturo Reghini, quien ha publicado, sobre lasrelaciones entre la Masonería y el Pitagorismo, la única obra de valor, que nosotrossepamos15.

    Antes de referirnos a lo bueno de este Libro, debemos adelantar una crítica, yuna crítica grave. Su autor desconocía absolutamente el Cristianismo, a pesar deencontrase en lugar adecuado para conocerlo, al menos bajo una de sus formas. Hastapeca de discreto decir que lo desconocía, pues ofrecía una imagen consistente en unaverdadera caricatura. ¿Cómo expresarse cuando se ve a un autor estigmatizar “laobsesión16 sexual difundida en religiones derivadas del Hebraísmo y que sereencuentran en el Cristianismo, como por ejemplo: la circuncisión, a la que esconsagrada el primer día del año, y en el dogma de la Inmaculada Concepción”17?

    Este pasaje es verdaderamente increíble. Es imposible acumular más errores entan pocas palabras. Si los calendarios cristianos occidentales, llevan, el 1 de Enero, lamención “Circuncisión”, no es para consagrar una observancia mosaico que elCristianismo, por su parte, ha abolido, sino simplemente porque Cristo, situando

    14 En la Joya de Past Master, los cuadrados construidos sobre los lados del triángulo, son efecto constituidos pordameros que tienen, respectivamente, 9, 16 y 25 casillas.15 Los Nombres Sagrados en la Tradición Pitagórico-Masónica (Archè, Milano, 1981). En apéndice, trece cartas deRené Guénon a Arturo Reghini, fueron publicadas.16 En la edición original, la palabra “obsesión” estaba en francés y subrayada en el texto.17 Cap. VII, pg. 166 de la traducción francesa.

  • tradicionalmente su nacimiento el 25 de Diciembre, fue circuncidado, según la ley, el 1de Enero, y que todas la Iglesias Cristianas tienen la costumbre de celebrar los eventosde la vida de su fundador18. Y la circuncisión es, como mínimo, el efecto de suna“obsesión sexual” de origen israelita, practicada, no sólo por judíos y musulmanes, sinootros muchos pueblos, civilizados o salvajes. En Australia, por ejemplo, en los “ritos depubertad”, ciertas tribus practican la circuncisión; en otras tribus practican la extracciónde un diente; pero no creemos que las primeras de estas tribus estén más “encantadas”sexualmente que las segundas.

    Y, en lo referente a la Inmaculada Concepción -que, por otra parte, no es undogma más que en el Catolicismo romano-, no vemos en qué, el hecho de creer que lamadre de Cristo haya sido eximida del pecado original, pudiera tener algún vínculocualquiera con la sexualidad.

    Estas reservas, que todo hombre de espíritu tradicional hace, como es natural, yque todo Masón debería hacer a fortiori porque, respetando todas las religiones, deberespetar especialmente a la que pertenecen la inmensa mayoría de Masones, no debenimpedir el reconocer los méritos excepcionales del Libro de Arturo Reghini. El autor, siconocía mal el Cristianismo y la “tradición monoteísta” en general, en contra, tenía unremarcable conocimiento de las matemáticas (profanas y tradicionales), la literatura y latradición greco-latina, y el Pitagorismo en particular. También había estudiadoHermetismo, la Obra de Dante y de los “Files de Amor”. Y así es como ha podido, antesde morir, escribir esta preciosa Obra, indispensable para cualquiera que se interese sea ala ciencia de los número, sea a la doctrina masónica.

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    Debe entenderse que un Libro de este género, que comprende numerosasdemostraciones matemáticas y figuras geométricas, no puede resumirse. El Autorestudia sucesivamente, la Tetraktys pitagórica (que equivale al Delta luminoso de laFranc-Masonería) (cap.I), el pentalpha (estrella de cinco puntas) (cap.IV) y la tablatripartita (que es la plancha a trazar) (cap.VI), es decir, tres de los símbolosfundamentales de los grados simbólicos. Además examina ampliamente cuestiones talescomo los “números sintéticos” (cap. II) los primeros números (cap. III), las potenciasaritméticas (cap.V), la Gran Obra y la palingénesis (último capítulo).

    Reghini compara ampliamente el ternario 1-2-3, que es el único ternario denumeración sucesiva, cuya suma de los dos primeros números (1 + 2) es igual al tercero,con el “ternario egipcio” 3-4-5, único ternario de numeración sucesiva, cuya suma delos cuadrados de los dos primeros números (9 + 16), es igual al cuadrado del tercernúmero: 25. Siguiendo consideraciones sobre la Geometría en una dimensión (símbolode la manifestación “lineal”), sobre la Geometría de dos dimensiones (símbolo de lamanifestación “en superficie”), que conduce a la toma de posesión de la Tierra. Explicatambién que el paso del ternario 1-2-3 al ternario 3-4-5, hace que la Logias de primer

    18 Además, los primeros cristianos han variado mucho la fecha en la que hacían empezar el año: 25 de Marzo, 25 deDiciembre, 1 de Enero, etc...

  • grado estén iluminadas” por “Delta radiante” de tres puntas, y que, las de segundogrado, lo son por la Estrella flamígera de cinco puntas19.

    Otras consideraciones son posibles sobre los números 3, 4 y 5, cuyas figurasgeométricas correspondientes, son el triángulo, el cuadrado y el círculo. En efecto losÁrabes, que han transmitido su numeración al mundo occidental, asocian la cifra 5 a uncírculo. En el Atlante fugitivo del Rosacruciense Michel Maier, estas tres figuras sonasociadas al problema hermético de la “cuadratura del círculo, y, según antiguos textos,habían sido particularmente veneradas por Masones operativos. Es por otra parteprobable que sea esta la razón por la que los “cuatro santos coronados”, fueran elegidoscomo patrones secundarios en la Masonería, en razón de las relaciones del número 4con el cuadrado, de la palabra “santo” con el triángulo (a causa de Dios “tres vecessanto”) y, de la corona, con el círculo.

    El autor da interesantes detalles sobre la Tetraktys “donde están comprendidostodos los nombres, en principio”: se sabe que es por ella, por la que Pitágoras prestajuramento20.

    René Guénon ha hablado frecuentemente de esta figura, “fuente y raíz de laNaturaleza eterna”, que nos limitaremos a mencionar, después de Reghini, una cuestiónde la “instrucción” de los Pitagóricos Acusmáticos: “¿Qué hay en el santuario deDelphos? _ La santa Tetraktys, por que ella se encuentra la armonía donde residen laSirenas”. Y el autor precisa que las Sirenas, en una época muy antigua, simbolizaban laarmonía de las esferas”21.

    Sobre el pentalpha o estrella de cinco puntas, el Libro que analizamos saca a laluz las numerosas relaciones remarcables que ligan entre ellas a los diversos elementosde esta figura, y que la “marcan”, por así decirlo, como la “ley de armonía”. _ Estasrelaciones son tales, que cada elemento del pentalpha es la “sección de oro” de otroelemento. Y el autor, citando a Cantor, subraya que, esta sección de oro, tenía una granimportancia en la Arquitectura anterior a Pericles.

    El capítulo VI contiene largas consideraciones sobre la plancha a trazar en latabla tripartita, que es también la “llave de las letras”22. El autor ve la tabla delmatemático Théon de Smyrne, y muestra su vínculos con este sistema de numeraciónde los Griegos. Y recordando que la piedra bruta, la piedra cúbica y la plancha a trazar,son las 3 “joyas inmóviles”, añade que las 3 se refieren “a la construcción de templos,que, después del ritual, es la tarea de la Franc-Masonería”. La plancha a trazar,

    19 Cap. III. A propósito de las expresiones masónicas 1º, 2º y 3º grados, remarquemos que la marcha del Aprendiztraza una recta; la del Compañero determina un plano; y, la del Maestro, recorre el espacio.20 En el cap. I, cita las palabras de Lucien; “Mira, lo que tu crees como cuatro, es diez, y el triángulo perfecto, ynuestro juramento”. La Masonería da a la Tetraktys el nombre de Delta; y remarcaremos que la letra griega Delta, esla cuarta del Alfabeto, que tiene la forma de un triángulo, y que es la inicial de la palabra Deka (diez).21 Es extraño que las Sirenas hayan devenido –notablemente en Homero- monstruos ávidos de sangre humana, comosi se hubiera cesado de comprender, desde una gran antigüedad, el significado de este mito órfico-pitagórico. Ciertoselementos de la leyenda homérica, podrán ser fácilmente traspuestos en un sentido iniciático: los alegres y floridosprados donde las Sirenas están sentadas, simbolizan sin duda la bóveda estrellada; los marinos con las orejas tapadascon cera, son los profanos “qui aures habent et non audient”; las cuerdas que sujetan los pies y las manos de Ulises alpalo mayor de la nave, simbolizan probablemente la renuncia a la acción del ser que sigue la vía y se identifica asícon el eje del mundo. El canto “celeste” de las Sirenas es suficiente significativo, puesto que ellas dicen “conocertodo lo que ocurre en el amplio Universo”.22 Tabla tripartita se dice en inglés tiercel board, que se ha convertido en trestle board y tracing board.

  • “recuerda que esta construcción exige el conocimiento de los números sagrados, y, porsu misma forma, subraya la especial importancia de la división ternaria” (pg.154).

    Sigue diciendo: “percibamos que la plancha a trazar de la antigua corporaciónmasónica, puede asociarse -sino identificarse- de una manera muy simple y natural,aunque vaga y de interés relativo, con el antiguo ábaco23 pitagórico, el deltos, o mensapitagórica, confundida más tarde con la antigua tabla de Pitágoras que, aun no hacemucho, se enseñaba en las escuelas” (pgs. 158-159). Y el autor termina este pasajeindicando que, en los Romanos, la palabra mensa significa a la vez mesa de cálculo ymesa para comer24.

    A. Reghini recuerda también que la plancha a trazar, después del ritual delAprendiz, simboliza la memoria; y añade: “La diosa de la memoria, Mnemosyne, es lamadre de las 9 Musas, esas Musas que le enseñan la Osa a Dante, conducido por Apoloe inspirado por Minerva (Paradis, cap. 2). Mnemosyne, en el mito órfico-pitagórico delos 2 ríos -o las 2 vías- es la fuente de vida el Eunoe dantesco, opuesto a la fuentemortal de Leteo. Además, para Platón, la comprensión es una amnesia, un recordar.Hay que tener en cuenta este sentido superior de la memoria en los antiguos, siqueremos comprender porque está simbolizada por la plancha a trazar (pgs. 161-162).”

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    La Obra contiene gran número de interesantes consideraciones sobre la música ylos lazos que unen a este arte con la ciencia de los números. Se cita una tradiciónaportada por Diogène Alerce, que explica como Pitágoras, “escuchando el sonidoemitido por los martillos de un herrero golpeando su yunque, observa que la intensidadde éstos, depende del tamaño del martillo, y después, ensayando con cuerdas igualmentetensadas, vio que, a menos longitud de cuerda, mayor elevación del sonido, y que seobtenían sonidos que, el oído percibía el acorde cuando las longitudes de cuerda seencontraban en las relaciones numéricas simples” (pg. 83).

    A. Reghini hacía remarcar así, que las relaciones numéricas más simples sonaquellas que tienen, como elementos, números de la Tetraktys: 1, 2, 3 y 4, y que lascuerdas de la lira de Orpheo, o tetracuerda de Philolaüs, en la relación 1/2 2/3 3/4. Peroconvienen remarcar también que la leyenda aportada por Diogène Alerce, atribuye unorigen metalúrgico a la música y, particularmente, a la lira; esta misma lira por la queApolo regulaba los movimientos de los astros, Orpheo apaciguaba la discordia, Arion 23 Esta palabra designa a la vez: la tableta cuadrada que forma la parte superior de un capital; una máquina decalcular en los Romanos; una tabla o estantería para la vajilla; y una pila para lavar el oro. La palabra ábaco evoca,entonces, a la vez: Arquitectura, ciencia de los números, el repaso y la metalurgia del oro. Por otra parte, la palabracálculo, designa, no únicamente el arte de contar, sino a toda piedra situada en el interior del cuerpo humano (y quesimboliza así a la “piedra oculta de los sabios”).24 Sobre las relaciones verdaderamente curiosas que existen entre la mesa tripartita y la mesa de comer, citemos elsiguiente pasaje de La Vida Privada de los Antiguos, por René Menard (t.II, pgs. 188-189): “Los Romanos hacían 3comidas diarias. La más importante era la cena (caena) que se tomaba una vez concluidos lo trabajos. Una cena enregla debía tener 3 servicios. Había ordinariamente 3 camas por mesa: es lo que llamaban el triclinium. El tricliniumregular venía dispuesto por 3 personas. Había un orden determinado para la colocación de los comensales. Las camasestaban situadas en 3 lados de la mesa, y el 4º Lado Estaba reservado a las necesidades del servicio. El pitagóricoVarrón, en una obra perdida de la que Aulu-Gelle nos ha conservado algunos fragmentos, dice que el número decomensales debe empezar con el de las Gracias y, acabar, con el de las Musas, es decir, que deben ser como mínimo3, pero nunca más de 9”. Es inútil subrayar la analogía que existe entre las disposición de los asientos en una “Logiade Mesa” y el del triclinium, la única diferencia es que los asientos eran para acostarse.

  • encantaba a los delfines y escapaba del naufragio, y Amphion edificaba las murallas deTebas25.

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    Ahora debemos abordar otra cuestión. Sabemos que la estrella de cinco puntas, opentalpha, era el signo de reconocimiento de la escuela pitagórica, es decir, su símbolomás importante. A.Reghini recuerda que los miembros de esta escuela se correspondíancon los vértices de la figura de una de las letras de la palabra .............. en griego (salud).Y el autor añade que la salud es para la el cuerpo lo que la armonía es para la totalidaddel ser (pg. 125); es verdad, pero parece no haber remarcado una curiosa particularidad:cada una de las letras que componen la palabra .............. en griego (salud), es una letrapitagórica:

    .., upsilón (i griega), letra pitagórica por excelencia, que simboliza las “dos víasde la derecha y de la izquierda”, y “bajo una forma esotérica, el mito de Hércules entrela virtud y el vicio”26.

    .., gamma, la letra G de la Masonería, que tiene forma de escuadra, símboloesencial (con la espiral) del segundo grado, y de la que Guénon indicó que “representa alos dos lados del ángulo recto de un triángulo 3-4-5, que tiene (...) una importanciatotalmente particular en la Masonería Operativa”27.

    .., iota, símbolo universal de la Unidad28.

    +I, es decir la inscripción misteriosa gravada en la puerta del templo de Delphos,y que, en respuesta a la exhortación: “Conócete a ti mismo”, formula explícitamente ladoctrina “solar de la Identidad Suprema29.

    Y al final A, alpha, elemento constitutivo del pentalpha, primera letra delAlfabeto, que representa la “vuelta a los orígenes”.

    El simbolismo de la sucesión de estas 6 letras, sería digno de estudio.Remarquemos que están dispuestas en torno a la estrella de 5 puntas, según el sentidopolar, lo que es perfectamente normal, puesto que el Pitagorismo procede de la tradiciónhyperboreana30. Por otra parte, en la masonería de lengua inglesa, la “preparación del

    25 Sobre la lira de Amphion, cf. El rey del Mundo, cap. XI. Para las relaciones de Tebas con la Thébah hebraica, cf.ibid. A propósito del papel jugado por el Herrero en la construcción de la lira de Pitágoras, convienen recordar que laBiblia (Gen. IV 21-22) mira como hermanos a Jubal, padre de los que tocan el arpa, y, Tubalcaín, que fue el primeroen trabajar los metales. Sabemos el importante papel que éste último juega en el simbolismo masónico. En muchasLogias americanas (no sabemos si también ocurre en Inglaterra) figura un cuadro que representa la historia deHerrero y del Rey Salomón; esta historia, muy remarcable, parece hacer alusión a una cierta “reintegración” del artemetalúrgico, del que conocemos, a la vez, su carácter peligroso y sagrado.26 Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, caps. XVIII y XXXVII.27 Ibid., cap. XVII.28 Cf. La Gran Tríada, cap. XXV29 Es Ananda Coomaraswamy quien, por primara vez, ha expuesto en la Rewiew of Religión, el significado quePlutarco no hizo más que entrever... o bien, no quiso divulgar. (Cf. los Informes de René Guénon, EstudiosTradicionales, Octubre 1946).30 Está dicho que Pitágoras había domesticado a un Oso, que le obedecía a su voz. Sobre los lazos del Pitagorismocon el culto délphico de Apolo hyperbóreo (el Dios geómetra), cf. La Crisis del Mundo Moderno, cap. I.

  • recipientario” en el segundo grado, parece indicar que los viajes, de este grado, deberíanhacerse en sentido polar, lo que, además, era el sentido de los viajes en la MasoneríaOperativa.

    Lo que hemos dicho sobre la probable razón de la elección de la palabra.............. en griego (salud), no debe impedirnos el reconocer la particular importanciaque tenía la salud, y, de forma general, el desarrollo corporal, para los Pitagóricos. Sesabe que el mismo Pitágoras no desdeñaba el acudir a los Juegos Olímpicos31, y elPadre de la Medicina, Hipócrates, establecía su ciencia sobre bases pitagóricas, como élmismo se declaraba expresamente. La ciencia de los números (teoría de los “díascríticos”) juega un gran papel en esta Medicina, que, por lo demás, era un “artesacerdotal” (exactamente como el Ayur-Veda de los Hindúes, con el que seríainteresante la comparación); y el “juramento hipocrático”, prestado sobre 4 divinidades(Apolo, Esculapio, Hygie y Panacea) es calcado a las obligaciones iniciáticas, ycomporta -al igual que el juramento masónico en particular- 3 elementos esenciales:invocación, compromiso e imprecación32.

    Pensamos que podría ser interesante comparar estas dos ciencias heredadas delPitagorismo: la Medicina hipocrática y la Masonería. Y si algunos de nuestros lectoresencontrasen estas consideraciones extrañas, les preguntaríamos que cómo se explican elhecho de que toda Logia operativa, entre los miembros “aceptados”, contabaobligatoriamente con un Médico33.

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    A. Reghini cita en diversas ocasiones, una expresión de los rituales italianos, enla que se habla de los “números sagrados que son conocidos tan sólo por los Franc-Masones”, y ve, justamente, un índice de filiación pitagórica. En Francia -donde no seencuentra esta expresión-, creemos, hay otra fórmula igualmente significativa. Es elsaludo que debe emplear un Masón escribano a uno de sus hermanos: “Yo os saludo porlo números misteriosos que ya conocéis”. Esta fórmula indica claramente que losMasones conocían la “ciencia de los números”, y que éstos no son los números“vulgares” de los profanos, sino más bien unos números “misteriosos”, en lo que losPitagóricos veían la esencia de todas las cosas.

    Pero la “ciencia de los números” no es especial del Pitagorismo, podríamosdecir, y la Kábbala y el esoterismo islámico, hacen constante uso. Es verdad pero, talcomo remarcó René Guénon, las tradiciones judía y musulmana, consideran al número“aritméticamente”, mientras que el Pitagorismo -nacido en el seno de un pueblo

    31 Todos los juegos en la Grecia Antigua, tenían un evidente carácter tradicional; los vencedores de la Olimpia,entraban en su patria “por la brecha de los muros”, simbolizando, sin duda, la necesidad de la “violencia” parareganar el “país natal”, que es el “reino de los cielos”.32 “Los Fieles de Amor”, en el tercer grado de su jerarquía, poseen un rito llamado saluto (saludo) o salute (salud). Escurioso que estas palabras: saludo y salud, sean 2 elementos esenciales del ritual de la “Logia de Mesa”. Parece,incluso, que el número de “brindis” (a la salud), que ha variado mucho a lo largo de los años, debe ser regularmentede 5; para el último, en las Logias anglo-sajonas, se utilizaba una fórmula que se remonta a una gran antigüedad, en laque se evoca el “regreso al país natal”. Y todo lo que ocurre después de este brindis, es considerado como “extra-masónico”, como si quisiera sugerirse que, con este regreso, los “objetivos de la Masonería” se han alcanzado.33 Cf. Apreciaciones sobre la Iniciación, cap. XXIX.

  • sedentario y, en consecuencia, constructor- los considera ligados a las formageométricas: triángulo, cubo, etc... Y es evidente que ocurre lo mismo en la Masonería.

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    A. Reghini cita, aun, al silencio como elemento común a las órdenes pitagórica ymasónica; en verdad, es un trazo común a todas las organizaciones iniciáticas, pero escierto que los neófitos pitagóricos, estaban 3 años -a veces 5- guardando silencio einstruyéndose34. Y estos números pueden recordar las “edades” del Aprendiz y delCompañero, que están sujetos al silencio durante su tiempo de prueba.

    Conviene también mencionar que, cada uno de estos 5 viajes del segundo grado,se dice representar cada uno de los años de estudio del neófito.

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    Así, la Masonería tiene, entre sus símbolos y usos, varios elementos comunescon el Pitagorismo: Delta, estrella flameante, plancha a trazar, triángulo 3-4-5,importancia dada al teorema sobre el cuadrado de la hipotenusa, ciencia de los números,silencio de 5 años, uso de cenas rituales, importancia dada a la salud del cuerpo35.Comprendemos que el autor del Libro que aquí tratamos, haga suya la afirmación delArcipreste Domenico Anghera: “La Orden masónica, es la misma cosa, absolutamentela misma cosa, que la Orden Pitagórica”. A. Regini,, por tanto, sabe bien que existenelementos judaicos, joánicos, templarios, rosacrucenses, herméticos, en la Masonería;pero, en su entusiasmo por el Pitagorismo, considera a todos estos elementos comoadjunciones inútiles e, incluso, perjudiciales. Y esto le lleva depreciar el grado deMaestro, donde los elementos salomónicos, como se sabe, son predominantes36.

    Por otra parte, cuando se considera que todas las palabras sagradas de laMasonería son hebreas; que la era y el calendario masónico, son específicamente judíos;que el presidente de una Logia, se dice que ocupa el trono del rey Salomón, y que sus 2asesores representan a: Hiram, rey de Tiro, e Hiram-Abiff; que las leyendas del tercergrado, y de grados subsecuentes, se apoyan por entero sobre eventos que las hanprecedido, al mismo tiempo o después de la construcción del Templo de Jerusalén,podemos plantearnos el pensar que el carácter “salomónico” de la Masonería no ofreceninguna duda.

    Por el Pitagorismo, la Masonería se vincula al Orphismo e, incluso, a la tradiciónhyperboreana conservada en Delphos, Pero a lo largo de los años, la influencia de la

    34 Philosophumena, II.35 Hay un elemento muy importante de la ascesis pitagórica, que nos disgusta no haber encontrado en la Masoneríaactual: es la música. La Masonería operativa que utilizaba -como el Compagnonage- numerosas canciones, ¿poseíaciertos cantos, de un ritmo particular, que permitían al cantante entrar en comunicación con la armonía de las esferas?Es posible, pero lo que nos ha ocurrido, al menos en Francia, es que las canciones masónicas están a un nivel del quepreferimos no hablar.36 A.Reghini parece que piensa que el grado de Maestro ha sido introducido después de 1717, porque, dice, lasConstituciones de Anderson lo ignoran. Es posible que Anderson haya ignorado este grado, pero en todo caso loselementos existen desde mucho antes del siglo XVIII, pues la Masonería operativa tenía un carácter salomónico muypronunciado.

  • Tradición judía, después la cristiana, han venido a imprimirle sus característicasdefinitivas. Las “leyendas” de Salomón, del asesinato de Hiram-Abi y de la gran-maestría de los dos San Juan, son testimonio de ello. Y esta “impregnación” judía y,sobre todo, cristiana, preparaba las vías a las numerosas herencias que iba a recoger laOrden masónica; herencias de las que la más ilustre, la más noble y la más preciosa, esla de los Templarios.

  • CAPÍTULO II

    EL TEMPLO, ORDEN INICIÁTICA CRISTIANA

    La cuestión de los Templarios y de sus posibles vínculos con la Franc-Masonería, ha sido siempre materia de amplias discusiones. En general, los diferentesautores lo han abordado en una perspectiva algo particular y, frecuentemente, hostil a laascendencia templaria. Esta perspectiva no era la René Guénon, que, en múltiplesocasiones, ha recordado esta ascendencia. La acción de los Masones hostiles a laherencia templaria, es designada por los autores ingleses con el nombre de MasonicAnti-Templarism. Sabemos que las principales manifestaciones de este anti-Templarismo masónico, están ligadas a la acción de Joseph de Maistre y, sobre todo deWillermoz, quien substituía al grado de Templario de la Estricta Observancia, por aquelde Gran Porfès del Régimen Rectificado (Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa). Lafinalidad anti-Templaria de una tal substitución, es, por otra parte, formalmenteconocida en una carta de Willermoz a Joseph Maistre, y en una importante carta allandgrave de Hesse, entonces vice-rey de Noruega. Encontramos un siglo más tarde,como un eco de este anti-Templarismo, en las campañas virulentas del ocultista Tèdercontra René Guénon, acusado, por él, de ligarse a un “abolido” (Jaques de Molay). Peroen el presente capítulo, deseamos considerar únicamente la cuestión tan controvertida,de la inocencia o la culpabilidad de los Templarios.

    Algunos meses después de la muerte de Guénon, varios de lo que estuvieroninfluenciados por sus enseñanzas, se plantearon un cierto número de preguntas sobre losTemplarios. Uno de ellos, que había seguido estas enseñanzas desde el principio, decía:“En lo que respecta a la presencia de una iniciación en el seno de la Orden templaria, notenemos más garantías que la afirmación de Guénon”. Y reconocía que ya era mucho.Otro remarcaba: “Posiblemente no sea por causa de la Masonería, por lo que Guénon sehaya interesado por los Templarios; es posible que sea a causa de los Templarios, por loque se interesó por la Masonería”. Pero a nadie se le ocurrió recordar que, 600 añosantes de Guénon, Dante Alighieri había -en toda su Obra, esencialmente iniciática-hecho abundantes alusiones al drama templario, crisis capital del Occidente cristiano,representando la ruptura, que hubo a continuación, entre esoterismo y exoterismo, por elsímbolo de la muerte de Beatriz.

    Resulta que esta fecha de 1314, es una fecha esencial en la cronologíatradicional. Remarquemos, sin insistir, que 1314 + 600, da 1914; esta última fecha seobtiene también de la suma entre 1806 + 108. Sabemos que 1806 es la fecha de laabolición del Santo Imperio romano-germánico por Napoleón 1º 37. Algunos años antes,la institución -en Charlestón (Carolina del Sur)- del primer Supremo Consejo escocés,

    37 “La paz de Presbourg, 1805, amparaba a Austria, Italia y Alemania... Pronto, incluso Napoleón, no reconocía másla existencia del cuerpo germánico. Fue el fin del Santo Imperio romano germánico que duraba desde 962 (Agosto de1806). El emperador François II, debió resignarse a no ser más que François Iº emperador de Austria” (Jean Monniery André Jardín, Historia de 1789 a 1848). La importancia del ciclo de 600 años, ha sido señalada por Guénon en ElLenguaje Secreto de Dante y los “Fieles de Amor”, I (recogido también en Apreciaciones sobre el EsoterismoCristiano) y, la del ciclo de 108 años, en El Hombre y su Devenir según el Vedanta, cap. sobre El Estado del Sueño ola condición de Taijasa.

  • había, por así decirlo, creado las condiciones necesarias a la “reabsorción en germen”del simbolismo “primordial” del Santo Imperio38.

    En las décadas de 1960 y 1970, aparecieron algunas obras verdaderamentecapitales sobre los Templarios, y sobre su destrucción. Citemos, en principio, la Obra deMM. Paul Lesourd y Claude Paillat, titulada Dossier Secreto, la Iglesia de Francia39,que ofrece reseñas extremadamente importantes sobre la misión de los Templarios, aligual que sobre un gran número de otros puntos históricos; citemos en particular: elenigma de Juana de Arco, las sociedades secretas del siglo XVIII, la condenación de laAcción Francesa y las consecuencias de segundo concilio Vaticano. El interés principalde una Obra tal, puede ser el de aportar piezas que muestren hasta qué punto la historiaauténtica ha sido deformada por el servicio de causas políticas u otras. Cuando se haleído estos volúmenes, uno se pregunta, por ejemplo: si Juana de Arco fue quemadaviva, si Luis XIV, verdaderamente, estuvo casado con Madame de Maintenon, si losJesuitas -después de su supresión- no han sido más numerosos y activos que antes, etc...Muchas veces los autores se quedan en la expectativa, pero, como ellos mismos dicen,a veces constituye una novedad muy grande el plantearse simplemente puntos deinterrogación, oponiéndose a admitir, a ojos cerrados, aquellas leyendas que no tienenmás que una larga tradición (sic), no siempre desinteresada40.

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    El capítulo titulado “El misterio, el enigma, el milagro de Juana de Arco”, es unalectura apasionante, sobre todo para aquellos de nuestros lectores que hayan remarcadola alusión de Guénon a los “múltiples enigmas” de los que esta historia está envuelta.Los autores demuelen “imaginerías” debidas, la mayor parte de las veces, a literarios y,sobre todo, a poetas41. Denuncian igualmente la explotación política del culto de Juanade Arco, por las organizaciones políticas extremistas42. Pero sobre todo le dan una granimportancia a la acción de una mujer muy enérgica, Yolanda de Sicilia, suegra del

    38 Recordemos que en el grado 33 escocés, donde el cuerpo dirigente era llamado antiguamente “Supremo Consejodel Santo Imperio”, se encuentran, como símbolos, al águila de dos cabezas y al delta con el número 33 rodeado depuñales (uno de los sentidos de este símbolo es la muerte de César, cayendo bajo los puñales de los senadoresconjurados).39 Tomadas de la Cité, Paris.40 Los dos autores han penetrado bien en la táctica utilizada a principios de nuestro siglo por los protagonistas de la“crisis modernista”. Escribieron: “Queriendo llenar el hoyo que les parecía existir entre la Iglesia y el espíritumoderno, la crítica y la ciencia... Los modernizadores estaban inclinados a todos los favores y toda las benevolenciaspara los adversarios de la religión y sus producciones científicas o filosóficas, como literarias, mientras que semostraban severos y desdeñosos hacia las obras católicas declaradas a priori inferiores”. Y los autores hacenremarcan muy juiciosamente: “¿No reconocemos, en este estado de espíritu de los modernistas, un cierto aire desemejanza con las reivindicaciones actuales de algunos eclesiásticos extremistas?41 Mencionemos notablemente el singular caso de Charles Péguy acentuado el lado “bergerete” (¿pastoril?) de Juana(“Adios, Musa adormecida y dulce en mi infancia) y haciendo de heroína “La santa la más grande después de SantaMaría”. La Iglesia, felizmente, no ha seguido al peregrino de Chartes en este último punto. (En las letanías de lossantos, siempre es María-Magdalena, la que conduce la corte de las santas mujeres, como, en la mañana de Pascua,conduce a los myrrhophores, en su primer peregrinaje a Saint-Tombeau. Asimilada litúrgicamente a la hermana deMarta, “ella, ha escogido la mejor parte, y esta parte jamás le será quitada”).42 Los autores no hablan de organizaciones aun más peligrosas. Entre las dos guerras mundiales, el día de la fiestanacional de Juana de Arco, lo que llamaban “el cortejo tradicional”, se reunían en la plaza de iglesia de San Agustín,en Paris, y la señal de partida venía dada por el cura de esta iglesia, Mgr. Jouin, fundador y director de la RevistaInternacional de las Sociedades Secretas. En la cobertura de la R.I.S.S. se podía leer el bello lema de Juana: “Primeroservir a Dios”. Recordemos igualmente que la “conversión” de Diana Vaughan, se produjo después de una “cruzadade oración” a Juana de Arco.

  • delfín Charles. A la luz de los hechos subrayados por los autores, Juana aparece, enalguna forma, como agente de ejecución de la Caballería francesa43.

    Lo que más sorprende de este capítulo, es, sin duda, los detalles de la escapatoriade Jeanne del Armoise. Los hechos fueron turbulentos, notablemente el reconocimiento(aunque temporal) por los dos hermanos de Juana de Arco y, sobre todo, por losnotables y el pueblo de Orleáns. Cuando Carlos VII habla de encontrarse con la dama deArmoises, ésta le eludió. Pero ¿esto prueba algo? Si Juana escapó del compromiso, nopudo ser más que “haciéndose el muerto” y, sobre todo, dejando de intervenir enasuntos públicos. Una cosa muy extraña es que, después del epílogo de la aventura,cuando Jeanne del Armoise reconoció formalmente su impostura ante el Parlamento, ladejaran volver tranquilamente a casa, sin perseguirla por la usurpación de identidad e,incluso, por un delito de lesa majestad.

    MM. Paul Lesourd y Claude Paillat, que parecen inclinarse por la identificaciónde Juana de Arco con la dama de Armoise, no daban el aspecto de ilusionarse muchocon la audiencia que podían encontrarse. De hecho es difícil admitir que el suplicio deRouan no fuera más que un simulacro. Pero lo que sería interesante saber, es: si Joannedes Armoises se creía verdaderamente Juana de Arco. Casos similares se encuentran enla historia, y siempre en épocas turbulentas. Los ejemplos más conocidos son: la historiade los falsos Luis XVII bajo la Revolución francesa y, mucho más recientemente, lafalsa historia de la gran duquesa Anastasia, después de la revolución rusa. Nospreguntamos si ciertos “residuos psíquicos” liberados después de las violentas muertes,no podrían ser utilizados y “dirigidos” por personas cuyos grupos practicaran la magia.El caso más “evocador” es este de Luis XVII. Somos incapaces de decir, si el huérfanodel Templo murió cautivo o no. Sin duda, tan sólo Barras ha conocido el final denuestra historia, y se ha llevado el secreto a la tumba7bis. Pero los falsos delfines hansido legión, y el más célebre de ellos, Naundorff, no ha jugado un papel negligente enuna cierta “corriente” contra-iniciática que va, de Martín de Gallardon a Vintras, ydespués, a Boullan, y que, desgraciadamente, no se detuvo con éste último.

    Los autores aportan una multiplicidad de muestras sobre innombrablesasociaciones que proceden de la Compañía del Santo-Sacramento, sociedad secretafundada en 1627 por el duque de Vetandur. Su actividad e influencia fueron enormes.“Obispos se complacieron que la compañía fuera, más o menos que ellos mismos, loque ocurría en su diócesis”44. En 1660 fue disuelta por el cese del Parlamento45. Perouna vida subterránea fue organizada. Una multiplicidad de redes, designadasnotablemente por las iniciales “A.A” (interpretadas ordinariamente por “AsociaciónAnónima”) tomaron su puesto. “Estas sociedades secretas, herederas de la Compañíadel Santo-Sacramento... fueron para los Jesuitas, después de su supresión en Francia y

    43 Es necesario acordarse igualmente que Eudes de Mirville, en el tomo I de su Obra De los Espíritus y de susManifestaciones Psíquicas, hablando del “árbol y de las hadas de Domrémy” (el “bello Mayo”), recuerda que variasjóvenes, hijas del pueblo, habían presentado anteriormente fenómenos análogos a los de Juana.7 bis Cf. Barras, rey del Directorio, Jean-Paul Garnier (Librería académica Perrin).44 ¿Cómo no pensar en el caso análogo de la “Sampiniére” (Sodalitium Pianum), que, a principios del siglo XX,estuvo en relación con organizaciones antimasónicas y también con “La Acción Francesa”? Fue acusada de espiar alalto clero francés. Los archivos de la Sampinière fueron descubiertos durante la primera guerra mundial, por losservicios secretos alemanes en la Bélgica ocupada (cf. la Nota adicional del capítulo “L’affaire Taxil”, aparecerá ennuestra próxima Obra).45 Se ha pretendido que Tartuffe de Moliere, cuya primera representación tuvo lugar en la Corte, en 1667, hacíaalusión a los manejos clandestinos de esta Compañía.

  • su disolución por el Papa, en 1773, un refugio que les permitió subsistir... Tenemosrazones para pensar, dicen los autores... que, actualmente, aun existen” (pgs. 564-565).

    “Todas estas sociedades secretas católicas, estaban, en general, destinadas... aluchar contra otras sociedades, no menos secretas, que apuntaban a descristianizarFrancia... Estas de pensamiento -no siendo la Franc-Masonería, en esos momentos, lasmás peligrosa para el Catolicismo46- efectuaban, desde hace tiempo, contra la religión,una labor de zapa, al principio subterránea y después al descubierto. Adoptando, a partirde 1750, una especie de ofensiva general a favor de la irreligión en todas las clasessociales... Era el materialismo, el laicismo, la incredulidad, quienes daban el asalto a lareligión. Se asistía entonces, al final de la Revolución, a un batalla de sociedadessecretas en el conjunto del reino” (pg. 567).

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    Acudamos ahora a la forma en que los autores trataban la historia de ladestrucción de la Orden del Templo. Sus propósitos se limitaban al estudio de losasuntos eclesiásticos franceses, no se fijaban en absoluto en el contexto internacionaleuropeo, del cual hacemos referencia brevemente: en 1245, el 1º concilio de Lyon habíacondenado al emperador Federico II -figura tan enigmática como interesante- por haberhecho de Sicilia, donde residía, un centro de difusión del pensamiento oriental. Murió 5años más tarde. En 1254, Conrad IV, el último de los Hohenstaufen, muere a su vuelta yno es reemplazado: es el principio del Gran Inter-reino. En 1266, Manfred -hijo deFederico II- es vencido por Charles d’Anjou, hermano de San Luis, quien, 2 años mástarde, derrota a su vez a Conradin, sobrino de Manfred47. En 1273, el Gran Inter-reinocesa por la elección de Rodolfo de Habsbourg. En 1282, los Vísperas sicilianos cazan alos Angevinos de Italia. En 1285, Philipe le Bel sube al trono. Dante había nacido en1265; había encontrado a Beatriz un año después de la elección de Rodolfo; y un añodespués de que los Vísperas sicilianos, hubieran recibido la “salvación”48.

    MM. Paul Lesourd y Claude Paillat son más bien favorables a Philippe le Bel:Su juicio sobre la Orden del Templo, carece de valor. Tampoco parecen haber apreciadoen su justa medida, el “viraje” que constituyen, para el Occidente cristiano, los primerosaños del siglo XIV. Esta época marca, en efecto -tal como han visto ciertos historiadoreseclesiásticos-, la dislocación de la cristiandad, el despertar del nacionalismo, lalaicización del pensamiento, el declive de las campañas y el desarrollo de la vidaurbana, al nacimiento del capitalismo y, por decirlo ya todo, “el reino de Mammon”.Las continuas alteraciones de la moneda por Philippe le Bel, aportaron querellas, sobre

    46 Les debió saber mal a los autores de esta restricción. No solamente la Franc-Masonería, en esta época, no eraantirreligiosa, sino que incluso era de espíritu fundamentalmente religioso. Por otra parte, siempre ha permanecido,salvo en lo que concierna al 1/10º aproximadamente de sus miembros, notablemente en Francia, en Bélgica y enItalia.47 En El Decamerón, Boccacio hace mención varias veces de Manfred y de Conradin.48 Encontramos estas reseñas en la Obra de Antonio Coen: Dante y el Contenido Iniciático de la Vida Nueva. El autor-que, al final de su vida, era el Gran Maestro de la Gran Logia de Francia- siguió con simpatía una de las tentativaspara restaurar, en la Masonería, los principios tradicionales. Nos disgusta no haber encontrado, en esta Obra, lareferencia a Guénon, pues A. Coen no ignoraba su Obra El Esoterismo de Dante. Esto no debe impedir el reconocerlos méritos de la Obra a que hemos hecho referencia, en la que encontramos un sin número de puntos de vistainteresantes, por ejemplo, en el simbolismo de los números, el “saludo” de los Fieles de Amor, la muerte de Raquel,la ironía en las “Clases de Amor”, la “simulación”. Sobre este último punto, es reprochable que el autor no hayahecho la comparación con el papel desarrollado por la Apariencia en el Romance de la Rosa.

  • todo con las Órdenes religiosas que, como la Orden de Citeaux49, dependíandirectamente de la Santa-Sede. Las cosas empeoraron y ocurrió el atentado de Anagni,preparado por los primeros Estados Generales, organizados por Philipe le Bel, y dondelos diputados de la Iglesia de Francia (a excepción, en todo caso, del Abad de Cîteaux)le dieron la razón al rey, contra el Papa Bonifacio VIII. En 1303, una armada francesacomandada por el “legista” Nogaret, descendido a Italia, se puso en contacto con uncondotiero, Sciara Colonia, enemigo de Bonifacio VIII, que se encontraba entonces enla pequeña villa de Anagni, y ejercía contra el viejo pontífice unas violencias tanodiosas, que éste murió al cabo de un corto tiempo. “Descendiendo a la tumba colmadode insultos, con amargura y humillación, el Papa podría decir que una terriblerevolución se había consumado y que el principio se confirmaba de forma victoriosa, yque, durante muchos siglos, la influencia social había ensalzado al vicario deJesucristo”50.

    El sucesor de Bonifacio VIII, tuvo un reinado muy corto. El siguiente cónclavefue dominado por los Obispos franceses: el Arzobispo de Bordeaux fue elegido y tomóel nombre de Clemente V; dejó Roma y vino a residir a Avignon. Muchos llamaron aeste exilio “el cautiverio de Babilonia”. Clemente V tuvo el triste honor de haberpermitido la destrucción de la Orden de los Templarios.

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    Vamos a dar algunas citas de Dossier Secreto. Los autores abren ciertasperspectivas sobre el papel que las rivalidades financieras del capitalismo hubieranpodido tener en la destrucción de la Orden del Templo. “Los Templarios eran, bajociertos puntos de vista, una especie de rivales de los banqueros italianos, que no losveían con muy buenos ojos. En efecto, la Orden, siendo una potencia soberana, setrataba de tu a tu con los príncipes, y las transacciones que hubieron con el Templosiempre tenían un buen fin, mientras que los tratos con los banqueros italianos estaban ala merced de una orden real, trabando el negocio de los Lombardos... Durante la séptimaCruzada, Luis XI les había pedido mucho dinero y, después de su vuelta, mediante susintermediarios, despacho los fondos en Tierra Santa... Por tanto, bajo Philippe le Bel, elfavor de la Orden sufrió un eclipse, pues el rey tomó, como consejeros, a financieros deBancos italianos... En ningún momento hubo ningún comentario respecto a lahonestidad de los caballeros; más bien al contrario, su firma era a veces solicitada comoseñal de garantía... A lo largo del proceso, no será reprochada al Gran Maestro, Jaquesde Molay, no al Tesorero de la Orden, Jean de Tour, una malversación en laadministración de los últimos reyes... Los escándalos financieros no se encuentran en elorigen del proceso, cuyas verdaderas razones quedan siempre en el misterio (pgs. 152 y153)51

    49 Recordemos que la Orden de Citeaux, fundada por San Roberto, reconocía como demás fundadores a los SantosAbéric, Étienne Harding y Bernardo. Estos dos últimos dirigieron el concilio de Troyes, donde se creó la Orden delTemplo, y fue San Barnardo quien le dio su reglamento.50 Cf. Kurt, La Iglesia en torno a la Historia, pgs. 83-84.51 ¿No será en el siglo XIV que la Iglesia romana dejó de excomulgar a aquellos de sus hijos que practicaban la“usura”, es decir, el prestar con intereses? Sabemos las consecuencias que la libertad así acordada, debía tener en laevolución del mundo occidental. Esta primera”degeneración de la moneda” supuso claramente el principio del “reinode Mammon”, según la expresión relacionada más arriba, y tomada de ciertos autores eclesiásticos particularmenteclarevidentes. Sabemos también cuanto la fiscalidad de los papas de Avignón, y notablemente de Juan XXII, ha

  • Esta última frase, evidentemente, tendrá para los Masones guenonianos, unaresonancia muy distinta a la que puedan tener los miembros restantes. Éstos, sinembargo, aportaron ciertas precisiones que podrían introducirse en la vía de la solucióndel misterio: “Es cierto que la rivalidad entre ciertas Órdenes de Caballería, fue debidaen gran parte al fracaso de ciertas cruzadas y a la pérdida definitiva de las coloniasfrancas de Oriente latino. Los bienes del Templo, después de varios años de dudas alrespecto, fueron finalmente puestos a disposición del Papa, quien se los dio a losHospitalarios de San Juan de Jerusalén, la Orden rival, conocida, hoy en día, bajo ladenominación de Caballeros de Malta. Pienso que es aquí donde se encuentra la llavedel enigma, y sin que nadie, aun, la haya señalado52. Las dos Órdenes militares teníanidénticas finalidades. Sus rivalidades venían, en parte, originadas por el fracaso de lasCruzadas, pues podían divisarse en las alianzas y la diplomacia53. Terminadas lasCruzadas, las rivalidades seguían. Philippe le Bel, había intentado fundir en una únicaOrden militar, estas dos milicias, que fueran, a la vez, religiosas y militares54. LosTemplarios lo habían rechazado, oponiéndose con orgullo y torpeza55. Que losHospitalarios de San Juan hubieran tratado de perder a sus rivales, llegando a unasupresión de la que pensaban aprovecharse materialmente, no tenía nada de chocante.Hubiera sido la fase final de una lucha secular. En cualquier caso, los Hospitalarios nohicieron ningún gesto inclinado a defender a los Templarios, que, ciertamente, no eranpeores que ellos (pg. 154).

    En el capitulo que será titulado “Cagliostro, la Franc-Masonería y las Órdenes deMalta”, a aparecer en nuestra próxima Obra, recordaremos el extraño interés de laOrden de Malta, heredado de los Hospitalarios, hacia ciertas ramas de la Masonería,cuya herencia templaria es particularmente puesta en evidencia.

    contribuido a desarrollar el anticleriquismo en Francia. Las nefastas consecuencias de la “primacía” de la economía”,debieron estar remarcablemente ilustradas en la misma ciudad de Dante. Pronto -triste consecuencia de las luchaspartisanas, que se habían llevada al poeta de su patria y el había obligado a “escalar la escalera del extranjero”- unafamilia de banqueros, los Médicis, había establecido su tiranía (en el sentido griego de la palabra) en Florencia. LosTemplarios habían financiado las cruzadas de San Luis, Côme el Anciano o Antiguo, financió el extraño concilio deBâle. Esta familia, verdaderamente tentacular, “infiltró a sus miembros por todas partes. Ella dio papas a laCristiandad y, a Francia, dos reinas que no han dejado un agradable recuerdo; siendo la segunda, María, la que hizo lafortuna del Cardenal Richelieux, el cual a su vez, supo agradecérselo. Pero la obra más nefasta de los Médicis fue sinduda la acción “cultural”, como diríamos hoy en día. Se les glorifica por haber “enriquecido las letras y las artes”. Laverdad es que favorecieron enormemente el auge del humanismo y el renacimiento artístico, contribuyendo así a ladesaparición de la espiritualidad medieval y a la puesta de honor de una falsa Antigüedad, de una Antigüedad depacotilla privada de alma, de una Antigüedad “residual” en el pleno sentido de este término. A partir de estemomento, las letras y las artes -hasta ahora vehículos privilegiados del esoterismo-, no reflejaron ese esoterismo másque incidentalmente y, la mayor parte de las veces, sin que lo supieran los escribanos y artistas. El Clasicismo, ydespués el romantismo, agravaron el descenso. En el siglo XX las influencias resurgieron en la “segunda etapa” de laacción anti-tradicional (psicoanálisis, subrealismo, evolucionismo teilhardien, etc...) e intervinieron para ocupar ellugar que dejó libre la desparecida intelectualidad.. Hoy en día, la literatura y las artes “d’avant-garde”, como se dice,parecen estar cerca de la victoria, y no ocultan que su finalidad real no es para nada “el arte por el arte”, sino lainstauración de un orden nuevo, que por otra parte, no puede ser más que anti-tradicional.52 Esta frase, de la que es superfluo querer destacar su importancia, viene subrayada en el texto. Recordemos que, enlos últimos grados del Escocismo, la hostilidad hacia la Orden de Malta, esta mucho más marcada que la que haycontra Clemente V y Pilippe le Bel.53 Recordaremos que los Templarios habían acordado alianzas con ciertas organizaciones iniciáticas islámicas. Elejemplo citado con más frecuencia, es aquel sobre uno de los jefes de los Ismaelitas, el “Viejo de la Montaña”.54 Estas palabras son dignas de meditación. En suma, el rey quería quitar a los Templarios, lo que era su razón de ser:el vínculo al Principio único, del que proceden el Poder Temporal y la Autoridad Espiritual.55 Bien entendido que los autores no consideraron la hipótesis de que los Templarios hubieran podido tener en el senode su Orden, “alguna cosa” que hubiera sido mala para los Hospitalarios. Volveremos sobre esta cuestión, en nuestrapróxima Obra a propósito de Cagliostro.

  • Vayamos ahora a los crímenes reprochados a los Templarios:

    “Es vano intentar saber si los Templarios fueron, o no, culpables de los crímenesde que se les acusa, y que, extrañamente, se parecen a los imputados a Bonifacio VIII56.Su inocencia es ahora, más o menos, cierta. Sus confesiones obtenidas por la tortura nosignifican nada. ¡Qué no se hubiera confesado para evitar el suplicio! Además pocas deestas confesiones fueron retractadas más tarde. Y sobre todo, sólo era en Francia dondelos Templarios eran considerados culpables, puesto que en el extranjero, nada pudoretenerse en contra de ellos57. Las medidas tomadas por el papado no fueron más quepresiones incesantes del rey de Francia. El Papa se dejo suplicar e influir, y no cediómás que a una pesada y aburrida guerra” (pgs. 154 y 155).

    Podríamos leer en Dossier Secreto, los extraños procedimientos puestos enmarcha, para hacer confesar a los Templarios sobre los pretendidos crímenes quedeberían llevarlos a la perdición. Es chocante, leyendo las enérgicas líneas de los dosautores, que los Masones cargados de buenas intenciones, dan la impresión, a veces, deestar enfadados por los vínculos ritualmente afirmados entre el Templo y su Orden58. ElArzobispo de Sens, cuyo Obispo de Paris estaba entonces sufragando, se mostróparticularmente feroz: ¿no era el propio hermano del muy famoso Enguerrand deMarigny, el superintendente de las finanzas de Philippe le Bel59?

    Las reseñas dadas sobre el concilio de Viena, 15º concilio ecuménico, donde laOrden del Templo fue suprimida, merecían una especial atención. “Cuando se abrió elconcilio, se presentaron nueve Templarios, enviados, según ellos, por mil quinientos odos mil Templarios, retirados en los montes de la región Lyonesa, y pidieron, delantedel concilio, encargarse de la defensa de la Orden60. Sin escucharlos, Clemente Vordenó su prisión, sin embargo planteó en el concilio la siguiente cuestión: ¿debemosacordar que haya defensores de la Orden? La mayoría respondió afirmativamente. Sóloalgunos Cardenales y prelados franceses no eran de la misma opinión. Clemente Vquedó confuso e incómodo. Las encuestas pontificales extranjeras habían sido todasfavorables a los Templarios61” (pgs. 156 y 157).

    Finalmente, los Templarios no fueron admitidos para defenderse y la Orden fuesuprimida. Hay que decir que Philippe le Bel había asistido al concilio con sushermanos, sus tres hijos y un numerosos séquito. Este concilio tuvo lugar en 1311. Tresaños más tarde, el Gran Maestro Jaques de Molay y sus principales dignatarios, fueronquemados en Paris, en el extremo occidental de la isla de la Cité. Se sabe que, según latradición, hubieran debido convocar al rey y al Papa, a comparecer en el juicio de Diosantes de fin de año; y la predicción se verificó62. 56 Una coincidencia tal, no debe extrañarnos. El infierno, en sus calumnias, siempre ha dado muestras de unadeplorable falta de imaginación.57 Toda esta frase viene subrayada en el texto.58 Albert Lantoine quien, al final de su vida se interesó -de una forma, por otra parte, muy original- por lareconciliación masónico-eclesiástica, al referirse a la responsabilidad de los altos grados, en el divorcio entre Iglesia yMasonería.59 Por otra parte, un año después del suplicio de Jacques de Molay, y bajo el reinado de Louis X le Hutin, Enguerrandde Marigny, acusado de malversaciones, fue ahorcado en Monfaucon..60 Este hecho tan extraño puede hacer pensar que ciertas leyendas sobre el origen de la Estricta Observancia, podríanno haber sido totalmente despojadas de un fundamento de verdad.61 Toda esta frase viene subrayada en el texto.62 Una resonante tragedia debía acontecer en los últimos días de Phillipe le Bel. Sus tres hijos, quienes, de 1314 a1328, se fueron sucediendo en el trono y murieron sin descendencia, antes de desposarse con Margarita, Blanca y

  • No debemos considerar muy recomendable la lectura de esta obra de MM. PaulLesourd y Claude Paillat. Se aprecia en cualquier punto de la historia, sean cualesfueren las tendencias de los que las muestren, que es “una conspiración permanente encontra de la verdad”. Los espíritus tradicionales, cuando lean este libro, recordarán, confrecuencia,