¿Renacela ciencia-ficción?...2015/01/23  · CIENCIA...

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EL CULTURAL 1 E. Venta conjunta e inseparable con El Mundo, y en librerías especializadas Películas como Interstellar y Autómata inyectan trascendencia al género a la luz de los últimos hallazgos en Inteligencia Artificial y Astronomía Entrevistas Isidoro Valcárcel Medina Nicholas Wade ¿Renace la ciencia-ficción? 23-29 de enero de 2015 www.elcultural.es Los libros de la Yihad

Transcript of ¿Renacela ciencia-ficción?...2015/01/23  · CIENCIA...

  • EL CULTURAL1E. Venta conjunta e inseparable con El Mundo, y en librerías especializadas

    Películas como Interstellar y Autómata inyectan trascendencia al géneroa la luz de los últimos hallazgos en Inteligencia Artificial y Astronomía

    EntrevistasIsidoro Valcárcel Medina

    Nicholas Wade

    ¿Renace laciencia-ficción?

    23-29 de enero de 2015 www.elcultural.es

    Los libros de laYihad

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  • ©GlyndebourneFestival(GFO)

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  • 2 3 - 1 - 2 0 1 5 E L C U L T U R A L 3

    P R I M E R A P A L A B R A

    Ose está con la libertadde expresión o se estácontra la libertad de ex-

    presión. Si se está con la liber-tad de expresión hay quehacerlo con todas sus conse-cuencias. A veces no es fácilrespetar el derecho que los de-más tienen a manifestar lo quepiensan pero hay gentes queestarían dispuestas a dejarsedespedazar antes de aceptarque se impida a los discrepan-tes expresar su opinión. La li-bertad de expresión es el ci-miento sobre el que se levantael entero edificio de la demo-cracia pluralista. Se atribuyeal presidente Jefferson esa fra-se que es ya un tópico: “A unanación más le vale disponer deperiódicos libres aún sin Go-bierno que de un Gobierno sinperiódicos libres”.

    Las dictaduras cierran laboca con la mordaza de la cen-sura. En las democracias algu-nos políticos, algunos financie-ros, algunos sindicalistas,algunosdirigentes socialeso re-ligiosos buscan subterfugiospara coaccionar a los periodis-tase impedirlesexpresar loquepiensan o lo que sienten, hi-riendo gravemente a la socie-dad puesto que el periodista es

    solo el administrador de un de-recho ajeno: el que tienen losciudadanos a la información.

    La atrocidad perpetradacontra el semanario Charlie haabierto de nuevo el debate so-bre la libertad de expresión. Laactitud general ha sido abru-madoramente hostil al crimencometido. Algunos intelectua-les, sin embargo, al tener cono-cimiento de lo que publicaCharlie, se han preguntado endónde están los límites de lalibertad de expresión. La res-puesta no puede ser más cla-ra: en la ley.

    Si un articulista hace apo-logía del terrorismo; si un re-portero incita a la pederastia;siun columnista sededicaa da-ñar grave y reiteradamente la

    imagen de un personaje; si uneditorialista se inventa datos ycifras para arruinar a una enti-dad empresarial; si un comen-tarista invade la privacidad deun personaje famoso, la res-puesta de los afectados no pue-de ser otra que apelar a la Jus-ticia. Jueces y magistradosaplican la ley derivada de la vo-luntad general libremente ex-presada. Y a ellos correspondeinterpretarel códigopenalden-tro de un sistema judicial conlos diversos recursos estable-cidosparagarantizar a todossusderechos.

    El periodista no es un ciu-dadano impune. Si en el ejer-cicio de la profesión delinqueporque injuria, calumnia, dañadeliberadamente la imagen

    ajena o hace apología del terro-rismo, el ciudadano afectadoo la fiscalía pueden poner enmarcha la maquinaria de la Jus-ticia. Estamos en un Estado deDerecho.

    Si Charlie calumnia a un di-rigente del Islam, si injuria gra-vemente al Papa, si arremetecontra la imagen de un perso-naje famoso, está la ley y el có-digo penal para imponer los lí-mites que eviten eventualesabusos de la libertad de expre-sión. Nunca, por supuesto, esadmisible que se solucionen atiros las diferencias de opinión.El crimen y la violencia se handescartadoenelEstadodeDe-recho. También las leyes mor-daza y cualquier tipo de tapa-bocas para impedir que losprofesionales del periodismo olos ciudadanos puedan mani-festar, dentro de la ley, lo quepiensan.

    Tan arraigada está en laciudadanía de las democraciasoccidentales la libertad de ex-presión como primordial de-recho humano que a las mani-festaciones en su defensa hanacudido de forma multitudina-ria gentes de todas las edades ytodas las ideologías políticas yreligiosas.●

    Charlie y la libertad de expresión

    L U I S M A R Í A A N S O Nde la Real Academia Española

    Sigo de forma periódica y con la máxima atención los des-cubrimientos del vehículo robótico Curiosity. Los resultados

    obtenidos durante los 605 días marcianos en funcionamiento asombranpor su interés y por el prodigio de la información que recibimos de Mar-te. La revista Science se refiere a las fluctuaciones de metano en la at-mósfera de Marte. Los científicos trabajan ahora para aclarar a tra-vés de qué fuentes se producen esas fluctuaciones. Cada vez parecemás claro que Marte como la Tierra fue una bola metálica de fuego quese ha ido apagando hasta dejar el planeta en su actual situación.También la Tierra es una bola metálica ardiendo que todavíano se ha apagado y que mantiene vivo a nuestro planeta.

    Z I G Z A G

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    PORTADAFotografía de CarlosSpottorno para Autómata.Diseño de USERT38.

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    EL CULTURAL, Revista de Occidente, El Imparcial, Circunstancia,

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    EL CULTURAL se vende conjuntamentecon el diario EL MUNDO.

    Imprime Calprint. Dpto. legal: M-4591-2012

    Críticos: Juan Avilés, Rafael Banús, ÁngelBasanta, J.M. Benítez Ariza, Túa Blesa, Ernesto

    Calabuig, Pilar Castro, José Luis Clemente,Antonio Colinas, Jacinta Cremades, Enrique

    Encabo, Ramón Esparza, Laura Fernández, MiguelFernández-Cid, Carlos F. Heredero, J. Andrés-

    Gallego, Pilar G. Mouton, David G. Torres,Álvaro Guibert, Germán Gullón, J. A. Gurpegui,

    Abel H. Pozuelo, Javier Hontoria,F. J. Irazoki, Inmaculada E. Maluenda, Joaquín

    Marco, Jacobo Muñoz, Nadal Suau, RafaelNarbona, Mariano Navarro, R. Núñez Florencio,

    José Mª Parreño, J. L. Pérez de Arteaga, RománPiña, Arturo Reverter, Carlos Reviriego, LuisRibot, Víctor del Rio, Ascensión Rivas, Carlos

    Rodríguez Braun, Sergio Rubira, O. Ruiz-Manjón,Felipe Sahagún, Care Santos, Bernabé Sarabia, S.Sanz Villanueva, Ricardo Senabre, Pedro Tedde deLorca, J.M. Velázquez-Gaztelu, J. Vidal Oliveras,Rocío de la Villa, Javier Villán, Darío Villanueva, L.

    A. de Villena y Elena Vozmediano

    EL CULTURALPresidente

    Luis María Anson

    DirectoraBlanca Berasátegui

    Jefes de RedacciónNuria Azancot, Javier López Rejas

    Jefas de SecciónPaula Achiaga, Bea Espejo

    RedacciónDaniel Arjona, Fernando Díaz de Quijano,

    Alberto Gordo, Alberto Ojeda, Rubén Vique

    3. PRIMERA PALABRACharlie y la libertad de expresión, POR LUIS MARÍA ANSON

    LETRAS

    8. Libro de la semana. ISIS. El retorno de la Yihad, dePatrick Coburn, POR JUAN AVILÉS10. Libros para entender una amenaza global12. Jordi Soler. Ese príncipe que fui, POR NADAL SUAU13. F. Aramburu. Las letras entornadas, POR R. SENABRE14. Larraquy. La comemadre, POR ASCENSIÓN RIVAS14. Gonzalo López Alba. Los años felices, POR CARE SANTOS15. Izrael Métter. La quinta esquina, POR RAFAEL NARBONA16. B.Vian. Poesía completa, POR FRANCISCO JAVIER IRAZOKI17. Ignacio Peyró. Pompa y circunstancia, POR JOSÉ MA-NUEL BENÍTEZ ARIZA

    18. Lawrence James. Churchill, POR GEOFFREY WHEATCROFT20. El Roto. El libro verde, POR FELIPE HERNÁNDEZ CAVA21. M. Recalcati. El síndrome de Telémaco, POR B. SARABIA22. Ignacio Gómez de Liaño. Contra el fin de siglo, PORJACOBO MUÑOZ

    23. J. Müller. Leones contra dioses, POR C. RODRÍGUEZ BRAUN24. Libros más vendidos25. MÍNIMA MOLESTIA, POR IGNACIO ECHEVARRÍA

    ARTE

    26. Isaac Julien y la manzana de Newton, POR E. VOZMEDIANO28. Espacios, POR BEA ESPEJO29. Casualidades en Julio Galeote, POR SERGIO RUBIRA30. Entrevista a Isidoro Valcárcel Medina al hilo desu proyecto en el MUSAC de León, POR B. ESPEJO33. Un millón de años en Basilea, POR JAVIER HONTORIA

    ESCENARIOS

    34. Barroco o cómo llenar auditorios, POR A. REVERTER36. Decamerón, fábulas contra la peste, POR A. OJEDA38. El arte de las putas o los 20 años del Temple, POR J.L.R.40. Apuesta Pop, POR ABEL HERNÁNDEZ

    CINE

    42. Autómata, llega la ciencia-ficción del siglo XXI,POR JESÚS PALACIOS. Gabe Ibáñez: “He buscado el espíritude los 70 y 80”, POR CARLOS REVIRIEGO.

    CIENCIA

    46. Entrevista con Nicholas Wade, autor de Una he-rencia incómoda, POR DANIEL ARJONA.

    49. INTELIGENCIA AJENA, POR GONZALO TORNÉ

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    50. ESTO ES LO ÚLTIMO

    Miguel del Arco

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  • EDITORIAL PERPETUO SOCORROCovarrubias, 19 - 28010 - MADRID //// Tel. 91 445 51 26 //// Fax: 91 445 51 27

    E-mail: [email protected] //// www.pseditorial.com

    Historia de la Teología MoralporMarciano Vidal

    Una obra original y, por ahora, imprescindible para conocer la evoluciónde las ideas morales del cristianismo a lo largo de sus veintiún siglos.

    Esta Historia de la Teología Moral:– viene a colmar una carencia,– utiliza no solo los documentos académicos, sino también las manifes-taciones literarias, pictóricas, etc.,

    – tiene una referencia explícita a la moral católica, pero sin olvidar la delas otras iglesias y comunidades cristianas,

    – da gran importancia a los planteamientos de la filosofía moral de cadaépoca.

    Novedad

  • Voluntarios

    SILVINA OCAMPO

    JEAN NOUVEL

    PIERRE BOULEZ

    JUANA DE AIZPURU

    ADOLFO BIOY CASARES

    L A P A P E L E R A

    J U A N P A L O M O

    Captura este código para opinaren el blog de Juan Palomo

    2 3 - 1 - 2 0 1 5 E L C U L T U R A L 7

    Digámoslo así: las economías obtienenbeneficios porque se confunden. Si susmovimientos estuvieran bien determina-dos, si fueran deterministas, el mercadosería un centro comercial vacío, directa-mente no existiría. Los mercados generandinero porque sus actores yerran, lo hacencada día, y los errores en la mayoría de loscasos juegan a su favor: tienen un anchomargen de acción (en caso de superar esemargen de error, acontecen desastreseconómicos como el que sobradamentetodos conocemos, pero eso es otroasunto). Un día, no hace tantos años –si yono viviera en la inopia aún podríarecordarlo–, quienes se dedican acomprar y vender intangibles se dieroncuenta de que especular con valoresinmateriales comporta grandes riesgos, esmucho mejor aplicarse a la especulacióncon cosas de verdad, cosas que la gentenecesitará siempre: la comida. Es entoncescuando comienzan los alimentos subir ybajar de precios como lo hacen losdiamantes o las bicicletas. Es cuando losalimentos entran a jugar en ese margen deerror que toda economía necesita paragenerar beneficios.De cómo los alimentos son gestionados hoy,de cómo las sociedades los administran, decómo han cobrado un significado ridícula-mente sobredimensionado en nuestrasneveras y paranoide en nuestra salud, decómo los mercados imponen sus empachosy sus hambrunas, de cómo las estadísticasde población extrapoladas a un tiempoinfinito son el arma del miedo, y de muchascosas más habla El Hambre, de MartínCaparrós (Anagrama, 2015), redactado trascientos de entrevistas y experienciaspropias en viajes por todo el planeta. Origi-nalísimo texto que con una técnica y vozúnicas, y con una sano e inteligente sentidodel absurdo y del humor, aúna crónica deviaje, ensayo económico, diario personal yantropología. Un libro que, seguro, seráimportante. Un libro que faltaba.

    C UENTA 140 | LA INTOLERANCIAEL MICRORRELATO GANADOR DE ESTA SEMANA EN LA WEB

    Nada más prenderle fuego, reconocí en el desencajado rostro

    del mendigo a mi antiguo profesor de primaria.

    RADON (@M ICRORADON) (33)

    C T R L + A L T + S U P R

    La comidaA G U S T Í N F E R N Á N D E Z M A L L O

    Qué mal han hecho tantos trabajos en los medios sin pagar y tantosbalances de cuentas sin cuadrar! Sólo así se explica, que no justi-fica, la desvergüenza de algunos editores. Me cuentan que desde haceunas semanas un nuevo sello, Creatividad en las Letras, invita a“personas creativas, llenas de vida, palabras dulces y que puedanllegar a los más pequeños y los más grandes de una manera tierna ysencilla”, a colaborar en la editorial de manera voluntaria. La únicacompensación será aumentar el curriculo de los autores, dibujantesy traductores enrolados, y que si sus familias y amigos se comprome-ten a comprar unos ejemplares, los “voluntarios” recibirán un tanto porciento de esos, que no de todos... ¡Menuda Ong!

    Como si de un desconcertante thriller se tratara, el caso BBiiooyy CCaassaa--rreess sigue abierto: tras descubrir que dejó miles de páginas y foto-grafías inéditas y que su biblioteca duerme en cientos de cajas sindestino, ahora resulta que sus derechos de autor no están en manosde la familia sino en las de su no-viuda. Mientras estaba casado conSSiillvviinnaa OOccaammppoo, Bioy tuvo una aventura con SSaarraa DDeemmaarrííaa, madrede su único hijo varón, FFaabbiiáánn ,y cuando éste murió en 2006 fue ellaquien heredó los derechos de autor, así como el resultado de los plei-tos que su hijo entabló contra sus sobrinos. Y las querellas continúan.

    Después de su larga y perdida batalla con el Ayuntamiento, la gale-ría de OOlliivvaa AArraauunnaa echa el cierre por falta de negocio. No es laúnica, aunque ella haga más ruido. Otros espacios artísticos han idodesapareciendo de la ciudad silenciosamente, como la galería Inés Ba-rrenechea, Distrito4 y Moriarty, qué lástima. También ha dicho adiósla sede madrileña de Joan Gaspar, que ve que la cosa no da para eldoblete. Y me consta que el quejío de algunas veteranas, JJuuaannaaddeeAAiizz--ppuurruu & cia, llega cada vez más lejos, incluso hasta ARCO.

    Apuesta valiente y a largo plazo la de París arrimando la música clá-sica a la banlieue. El sueño de BBoouulleezz lo ha cristalizado NNoouuvveell, ar-quitecto de la Philarmonie, la nueva sede de la Orquesta de París. Losecos del Réquiem de FFaauurréé, partitura con la que han arrancado losconciertos, irradiaron hasta el barrio de Pantin, donde rastreó la policíagala en busca de los terroristas que despedazaron Charlie Hebdo. ●

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    L E T R A S

    Los recientes atentados de Pa-rís han llevado de nuevo a pri-mera plana la amenaza del yi-hadismo, esa extraña patologíasocial que se ha difundido demanera vírica en las últimas dé-cadas y según la cual es grata aDios la muerte de los infielesy de los apóstatas. Cuandolos atentados se producen enOccidente su impacto en nues-tros medios de comunicación esmucho mayor, pero no hayque olvidar que se trata de unaplaga que afecta sobre todo aAsia y África. El 95% de las cin-co mil muertes causadas porlos yihadistas el pasado mes denoviembre se concentraron entan sólo siete países: Irak, Nige-ria, Afganistán, Siria, Yemen,Somalia y Paquistán, por esteorden.

    Lo más inquietante de losatentadosdeParísesquesusau-tores eran ciudadanos nacidosy radicalizados en la propiaFrancia, pero que a su vez te-nían relación con dos de las másletalesorganizacionesyihadistasdelMedioOriente. AlQaeda en

    la Península Arábica, la filial ye-mení de la organización funda-da por Bin Laden, ha reivindi-cado el atentado contra CharlieHebdo, mientras que el asesinodel supermercado judío ha pro-clamado su identificación con elEstado Islámico.

    Esto explica el interés queha despertado ISIS: el retornode la yihad. ISIS son las siglasen inglés de Estado Islámico deIrak y Siria, la denominaciónadoptada en 2013 por el grupo

    yihadista que tras sus éxitos mi-litares de 2014 pasó a denomi-narse simplemente Estado Islá-mico y que efectivamentecontrola hoy el noreste de Siriay el noroeste de Irak. Su autor,Patrick Cockburn (Cork, ReinoUnido, 1950), es un prestigiosoperiodista, colaborador del dia-rio británico The Independent,buen conocedor del MedioOriente, muy crítico con la res-puesta occidental a la amenazayihadista y autor de tres librosanteriores sobre Irak. ISIS no essin embargo, en mi opinión, unode sus mejores libros, pues sibien contiene algunas páginasdel mejor periodismo, en con-junto no está bien estructurado,ya que los mismos asuntos, porejemplo la caída de Mosul, re-aparecen una y otra vez, mien-tras que los orígenes de ISIS noquedan explicados de maneraclara. La traducción española,que debería haber sido revisadaconmáscuidado, contribuyea ladesorientación, por sus nume-rosas imprecisiones. Un errorllamativo es que en varias oca-

    siones se diga que las negocia-ciones para un acuerdo en Siriase han llevado a cabo en Géno-va, cuando bastan unos segun-dos para comprobar en Inter-net que la ciudad que en inglésse llama Geneva en español sellama Ginebra.

    El ascenso de ISIS empezóa comienzos de 2014, cuandologró el control de casi todo elnoreste de Siria, a expensas deotros grupos rebeldes, pero suséxitos más sorprendentes seprodujeron el verano pasado,cuando en unas pocas semanasarrebató al ejército iraquí todaslas tierras de población árabesuní del noroeste del país, in-cluida la gran ciudad de Mo-sul. El fusilamiento de prisio-neros, la persecución de lasminorías cristiana y yazidí y ladecapitación de rehenes occi-dentales dieron muy pronto alhasta entonces semidescono-cido ISIS una notoriedad in-ternacional. A partir de sep-tiembre la intervención aéreade Estados Unidos y algunosaliados ha frenado su avance,

    ISISEl retornode la yihad

    PATRICK COCKBURN

    Traducción de Alma Alexandra García.

    Revisión de JC Granados

    Ariel. Barcelona, 2015.

    136 páginas. 14’35E Ebook: 7’99E

    Las claves de la yihadLibros para entender una amenaza global

    Hace más de veinte años Samuel Huntington anunció que el próximo conflicto mundial no sería ideo-

    lógico sino de civilizaciones. A pesar del debate que suscitó, los atentados de París contra la revista

    Charlie Hebdó han acabado por confirmar, dolorosamente, la amenaza de un nuevo terrorismo.

    Tras los debates improvisados, es la hora de recurrir a especialistas como el reputado periodista

    inglés Patrick Cockburn, que ofrece la última hora del yihadismo global en su libro ISIS, y a otros,

    clásicos y recientes, que explican desde diversas ópticas el origen y alcance de un renovado terror.

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  • 2 3 - 1 – 2 0 1 5 E L C U L T U R A L 9

    pero no ha forzado apenas suretroceso.

    ¿Cómo ha sido todo elloposible, cuando el Estado ira-quí contaba con cerca de unmillón de efectivos, entre fuer-zas armadas y de seguridad?Cockburn proporciona algu-nas claves que resultan con-vincentes. En primer lugar, elsistema democrático implan-tado tras el derrocamiento deSaddam Hussein por EstadosUnidos y sus aliados no ha con-ducido a un entendimiento delas distintas etnias del país,sino a la hegemonía de la másnumerosa, los árabes chiíes.Los kurdos sunníes del nores-te han consolidado su propioEstado autónomo, pero losárabes sunníes del noroeste,que habían dominado el paísdesde la independencia, hanquedado marginados.

    Nouri al-Maliki, primer mi-nistro desde 2006 a 2014, haseguido una política sectariaque ha generado un profun-do desafecto de los suníes y fa-cilitado con ello el éxito del

    ISIS. En segundo lugar, el gra-do de corrupción del régimende al-Maliki ha alcanzado co-tas increíbles. Baste decir queel índice elaborado por Trans-parencia Internacional sitúa en2014 a Irak en el puesto 170,sobre un total de 175 paísesanalizados (España se sitúa enel puesto 37, en compañía de

    Israel, mientras que Dinamar-ca ocupa el primer puestocomo país menos corrupto).Pero lo peor es el destructivoefecto que la corrupción hatenido en las fuerzas armadas:no es extraño que generalescuyo principal objetivo era elenriquecimiento ilícito fuerancapaces de abandonar a sus

    hombres ante el avance delenemigo.

    Cockburn añade que todoello no habría conducido altriunfo del ISIS en Irak de nohaber sido por la guerra civil si-ria. Ha sido la masiva insu-rrección de la población sunícontra el régimen de Basharal-Asad, basado en la minoría

    alauí, cuyo credo esuna variante delchiismo, laquedioalISIS su gran oportu-nidad para obtenerapoyos y asegurarseunabaseterritorial.Yello conduce al as-pecto más polémicode la interpretaciónque propone Cock-

    burn, que se acerca peligrosa-mente a un meme tan sesgadocomo vírico: la culpa de todosiempre la tiene Occidente.

    Sutesisesque laguerraconel terror emprendida por Esta-dos Unidos y sus aliados a par-tir del 11-S ha sido un fracaso.No le falta cierta razón al afir-marlo, ya que el balance de las

    El libro de Cockburn, prestigioso pe-

    riodista, buen conocedor de Orien-

    te Medio y muy crítico con la res-

    puesta occidental al yihadismo,

    contiene páginas del mejor periodis-

    mo pero no está bien estructurado

    M I L I C I A N O S D E L I S I SD E S F I L A N E N T A L A B Y A D

    ( S I R I A )

    YASER AL-KHODOR

    FUSILES Y ALFANJESNo hay consenso entre los expertosa la hora de calibrar la importan-cia geoestratégica del ISIS. A mi jui-cio, no andan descaminados quienesadvierten que si esta panda de ilu-minados dispusiera de misiles delargo alcance o de media docena debombas atómicas, el conflicto pre-sentaría un cariz distinto del actual,que recuerda a moros medievalescon fusiles en vez de alfanjes. Laprensa europea difundió reciente-mente imágenes aéreas de lo queparece la parte visible de unas ins-talaciones subterráneas en Siriapara la fabricación de las referidasbombas. Y si no, no faltará quiense muestre dispuesto a suministrarel artefacto. Patrick Cockburn, otroexperto, menciona diferentes gue-rras civiles simultáneas (Irak, Siria,Yemen, Libia). ¿Y si en todos estosescenarios (y en Nigeria, Líbano y...)se estuviera representando un mis-mo drama mundial? Es innegable laeficiencia mediática del yihadismo.Nuestras libertades se le figurancomparables a ratas inmundas.FERNANDO ARAMBURU

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    L E T R A S

    Títulos fundamentales y las últimas novedades en español e ingléspara comprender la expansión vertiginosa del islamismo radical

    La yihad global tiene una historia complejaque el especialista francés en la política deOrienteMedioyen las sociedadesárabesJeanPierre Filiu se impuso desentrañar en estelibro que glosa “las nueve vidas” de Al Qae-da en los últimos 20 años. Su bautismo afga-no, mucho antes del 11 de septiembre; su cre-cimiento planetario desdeSudan; su búsqueda delamparode los talibanesparaconvertirse en el primergrupo terrorista capaz de ac-tuar en cualquier continen-te; y su sangrienta actividaden Irak, el norte de África,Europa o los confines deAsia. Un resumen tan legi-ble como estremecedor.

    El segundo gran zarpazo de la yihad a Occi-dentesegó lavidade191españolesenMadridel 11 de marzo de 2004. El atentado agrió lavida política, enfrentó a los dos grandes par-tidos nacionales y suscitó todo tipo de inter-pretaciones. La publicación del libro de Rei-nares, el gran especialista en terrorismoislamista de nuestro país, so-segó los ánimos, explicó loshechos y ofreció una lúcidainterpretación que sólo cul-paba a los terroristas. El li-brodefiendequelasbombasfueronobrade lacéluladeAlQaedaconstituidaenEspañapor Abu Dahdah por ordendirecta de Bin Laden muchoantes de la Guerra de Irak.

    LAS 9 VIDAS DE AL QAEDA ¡MATADLOS!

    FERNANDOREINARESGalaxia Gutenberg,

    2014. 320 páginas.

    18’50E

    JEAN PIERREFILIUIcaria, 2011.

    280 páginas.

    22E

    DeLatorre elevada, ganadordelPulitzer, sehaescrito que es el mejor libro sobre Al Qaeda,Bin Laden y los atentados del 11 de septiem-bre. Wright reunió un espectacular conjuntode datos y testimonios de primera mano que,aliñadosconel talentodeunperiodistaderaza,nos cuentan la gran historia de nuestro tiem-po. Cómo la CIA pudo matar a Bin Ladenen Kandahar en 1999 mientras cazaba avu-tardas; cómo confluye-ron los destinos del sau-dí y de su fiel lugarte-niente egipcio, al Zawa-hiri; cómo,endefinitiva,se incubó el huevo de laserpiente. Al Qaeda (LaBase) nació en 1988 con15 muyahidines. Loserrores de los serviciossecretos de EE.UU. hi-cieron el resto.

    Nunca el informe de una comisión parla-mentaria había vendido un millón de ejem-plaresenEE.UU.yhabíasido reconocidotan-to por su detallismo como por la altura y elestilo literariodesuprosa.Ensu investigación,los congresistas estadounidenses trabajaroncon exquisita neutralidad pese a las diferen-cias partidistas, y alcanzaron un consenso in-édito en un momento de grave enfrenta-miento partidista. ¿La conclusión? Lasinstituciones fallaron porqueno entendieron la gravedadde la amenaaza. Un relatoapasionante, en suma, quecomienza así: “El martes 11de septiembre de 2001 ama-neció templado y casi sinnubes en laparteestede Es-tados Unidos. Millones dehombres y mujeres se dis-ponían a ir a trabajar...”.

    LA TORRE ELEVADA 11-S. EL INFORME

    COMISIÓNNACIONAL DEINVESTIGACIÓNPaidós, 2004.

    336 páginas. 19’99E

    LAWRENCEWRIGHTTraducción de Yolanda

    Fontal Rueda y Carlos

    Sardiña Galache. Debate,

    2009. 584 pp. 27’90E

    intervenciones en Afganistán eIrak no es muy positivo y enparticular la decisión de invadirIrak no ha resultado ni justifi-cada (no había tal acumulaciónde armas de destrucción masi-va) ni eficaz (la estabilidad en elMedio Oriente no ha aumenta-do). Pero Cockburn va dema-siado lejos al sostener que Af-ganistán no era un objetivoadecuado, a pesar de que el ré-gimentalibánpermitíabasesdeAl Qaeda, y que en cambio sedebía haber metido en cinturaadosaliadosdeEstadosUnidoscomoPaquistán,quehabíacon-tribuidoal triunfo talibán,yAra-bia Saudí, cuyos petrodólareshabían fomentado la difusiónmundial del islamismo radical.Son sin duda dos regímenesmanifiestamente mejorables,pero, ¿cómo podría Occidentehaberles forzado a mejorar?

    Cockburn no ofrece res-puesta a esa pregunta, pero desu libro se deduce que derri-bar a la casa de Saud no habríasido una buena idea, ya que sutesis es que toda intervenciónoccidental tiene efectos negati-vos. No se debió derribar el ré-gimen de los talibanes ni a Sad-dam Hussein, no se debióapoyar a los rebeldes libios con-tra Gadafi y ha sido un errorpretender forzar la dimisión deal-Asad. En todos los casos “laparticipación de Occidenteexacerbó las diferencias exis-tentes y empujó a las parteshostiles a una guerra civil”.Aparentemente, si los asesinosdel ISIS utilizan a un niño dediez años para matar a dos re-henes rusos, la culpa en el fon-do es nuestra. Frente a esta au-toflagelación obsesiva, yoasumo el lema solidario de losfranceses: “Je suis Charlie, jesuis juif, je suis flic, je suis laRé-publique”. JUAN AVILÉS

    La yihad en diez libros

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  • L I B R O S S O B R E L A Y I H A D L E T R A S

    2 3 - 1 - 2 0 1 5 E L C U L T U R A L 1 1

    El orientalista francés Gilles Kepel es una referencia mundial en losestudiosárabese islámicos.Defiendeademásunaoriginal tesis a lacon-tra de los análisis habituales sobre el yihadismo. Afirma en este libro yaclásicoque,pese a las apariencias, lavisible radicalización religiosa emi-te en realidad una señal clara del declive del Islam político y aseguraque el islamismo no es más, ni menos, que una guerra civil (fitna, enárabe) desatada en el corazón mismo del Islam. La fitna ha atenaza-do a la religión del profeta Mahoma desde su origen, desencadenadoinnumerables conflictos, fragmentado a la comunidad y “ha sido un te-mor obsesivo para los ulemas desde que el Islam existe”.

    GILLESKEPELPaidós, 2004.

    328 páginas.

    24E.

    Se podría decir que en Afganistán empe-zó todo. Allí nació Al Qaeda, se erigió el pri-mer esbozo de un estado islámico total conlos talibanes, se organizaron los atentadosdel 11 de septiembre y recibió la respues-taenformadeguerrade losEE.UU.Elpaís,organizado en torno a tribus hostiles entresí, no conoce la paz desde hace décadas,desde la invasión soviética a finales de los70.Hoy,comotitulaAnandGopal, sepodríadecir que ya no quedan por allí, hombres bue-nos entre losvivos.Gopalha intentadoverconlos ojos de los afganos el auge del yihadis-mo y la torpe intervenciónestadounidense que noentendió nunca bien lacomplejidad de un paísdonde los aliados de hoyson los enemigos de ma-ñana. Tres miradas sostie-nen el libro: la de un co-mandante talibán, la de unfuerte líder tribal y la de unama de casa rural.

    NO GOOD MEN AMONG THE LIVINGFITNA: GUERRA EN EL CORAZÓN DEL ISLAM

    Pagar cualquierprecio: codicia,poder y guerra sin fin, tales la traduccióndeltítulo de James Risen, periodista de The New York Times y ganadordeunPulitzer ,enelquesitúaa losEE.UU.frenteasuespejoparamos-trar cómo se ha transformado el país desde el 11 de septiembre. Noes una imagen agradable. En su búsqueda insaciable de seguridad, sealimentó un“complejo industrialdeseguridad”aúnmásnocivoqueelcélebre“complejo industrial-militar”contraelqueadvirtióDwightEi-senhower. Periodismo de investigación que se lee como novela y queasombra con los datos de las sumas increíbles gastadas que han bene-ficiado tanto a la industria como apenas perjudicado a los terroristas.

    JAMESRISENHoughton Mifflin

    Harcourt, 2014.

    285 páginas. 28$

    PAY ANY PRICE: GREED, POWER, AND ENDLESS WAR

    Lagranhistoriadorabritánica de la religiónarremeteensuúltimoypo-lémico librocontra laasentada ideadequeéstaes intrínsecamentevio-lentayquesóloseparándolade lapolíticaaislaremosa las sociedadesdela violencia. Armstrong argumenta que, desde los cruzados a los yiha-distas, la política ha inoculado la violencia en la religión y no al con-trario.Fueron losórganosdegobierno, tiránicosodemocráticos, losquese vieron obligados a mantener en su seno una institución compro-metida con la traicióny laviolencia.Enelyihadismo,que laautoraana-lizaaldetalle, la religiónhaservidodeexcusaalnacionalismo, las luchasterritoriales o el resentimiento por la pérdida de poder.

    KARENARMSTRONGAlfred A. Knopf,

    2014. 512 pp.

    30$

    FIELDS OF BLOOD: RELIGION AND THE HISTORY OF VIOLENCE

    A principios de agosto de 2014, el mundo fue interpelado por la lla-mada de socorro de una pequeña comunidad religiosa que luchabapor su supervivencia en el norte de Irak ante la embestida del ISIS:los yazidies. Fue para salvarlos por lo que Obama se decidió a inter-venirdenuevoenelpaís.Enpocassemanas,el ataqueenelmonteSin-jar había sido repelido y la atención del mundo desplazada. ¿Quiénesson los yazidíes? Gerard Russell se lo preguntó entonces y la respues-ta fue este fascinante libro sobre la historia de las minorías religiosasde Oriente Medio eclipsadas por las grandes religiones monoteístas.

    GERARDRUSSELLSimon & Schuster,

    2014. 400 pp. 39$

    HEIRS TO FORGOTTEN KINGDOMS

    ANANDGOPALMetropolitan,

    2014. 304

    páginas. 27$

    Después de la primavera árabe llegó, sintransición, el invierno. La caída de longevasdictaduras en el norte de África y OrienteMedio provocó guerras civiles terriblescomolade Siria yun auge insospechado delislamismo radical que está en el origen desus renovadosbríosactuales.Ysinembargo,según documenta el veterano correspon-sal Robin Wright en Rock the Casbah, en elorigen de las convulsiones hallamos unajoven generación árabe a la vanguardia deuna revolución cultural tan radical como se-ductora. Cantantes de hip-hop, poetas, dramaturgos,feministas, activistasdede-rechos humanos, escrito-res... El autor sostiene queestos reformadores lucha-ron y luchan por una “con-tra-yihad” y reclaman unIslam moderno contraquienes anhelan la perpe-tua guerra santa.

    ROCK THE CASBAH

    ROBINWRIGHTSimon & Schuster,

    2014. 307

    páginas. 26’99$

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  • Es curiosa y elegante, la nuevanovela de Jordi Soler (La Por-tuguesa, Veracruz, 1963), y casisiempre divertida: Ese príncipeque fuipartedeunapremisamuyatractiva, y que al parecer alter-na realidad y ficción en propor-ciones que no me parece muyrelevante establecer. El asuntoesel siguiente:en 1520,elnoblecapitán don Juan de Grau con-trae matrimonio (forzado o co-rrespondido, en clavepolítica o sentimen-tal…Nosabemos)conuna hija del empera-dor azteca Moctezu-ma,y regresaconellayun séquito mexicano aToloríu, su pueblo deorigenenelPirineoca-talán. De ese crucecultural inverosímilsaldrán una pequeñacolonia errante de me-xicanos en España yuna línea sucesoria delemperador derrotado,aunque su linaje irá quedando,generacióntrasgeneración,ocul-toporeldesusoyeldesprestigio.

    Pero en los años sesenta delsiglo XX, su último descendien-te, el pícaro y francamente es-trafalario Kiko Grau, entiendede pronto que esa genealogíapuedeservirleparamedrarsocialy económicamente ante el ré-gimen franquista, que se pirrapor inventarse su propia nuevaaristocracia y por establecer vín-culosdiplomáticoscon lospaíseslatinoamericanos. Grau, que esun desvergonzado redomado einevitablemente nos inspira ter-nura, se aprovechará de la situa-ción y la estirará unpocomás allá de dondepermiten lahonestidady la ley. Y finalmente,ya en nuestros días, untipo recién jubilado desu trabajo en un banco

    descubre la leyenda de un te-soro de Moctezuma enterradoen el Pirineo, y al empezar abuscarlo acaba por encontrar noun tesoro, sino unahistoria. Estahistoriade laqueseráelnarrador

    o cronista. Y aquí ya paro con elresumen argumental.

    Es cierto que Soler escribebien y narra con alegría, perotal vez lo que más me guste deEse príncipe que fui sea la natu-ralidad con que alterna trazas dehumor anglo con negritud espa-ñola. A ratos, la historia que setraeentremanos podría recordara esos relatos británicos de de-lirios de grandeza coloniales (deKipling a Conrad, para enten-dernos y sin querer forzar un pa-ralelismo que no está ahí), perola jeta y la cutrez simpática deGrau y sus secuaces es neta-mente hispánica. Por decirlo de

    otro modo, algunas escenas po-drían rodarlas Huston o Lean,pero con otras Berlanga se pon-dría las botas. Y todo esto es asísin que nada chirríe ni se pro-duzcan excesos o brochazos.

    Y conesa mismaelegancia li-gera, lanovelavaconvocandote-massindesperdicio:desde laes-tructura inmoraldel franquismo,vista desde una Barcelona cuyosdirigentes no parecen precisa-mente campeones de la resis-tencia,hasta lanaturaleza ficticiay fraudulenta de las jerarquíassociales. En manos de Soler, elasunto ya bastante extemporá-neo de la aristocracia (a la quedefine, con precisión divertidí-sima, como “monogramas, oro-pelesysobre tododisplicencia”)acaba valiendo como reflexiónsobre el “postureo” avant la let-treoaplicaciónprácticade lamá-

    xima de Carlo Cipolla:el número de tontos esigual de elevado en to-dos los estamentos.También la identidadindividual y la escritu-ra como investigación

    obsesiva, claro, aunque esos nosési sontemasosimplemente lasustanciadecualquiernarración.

    Entre el notable arranque dela novela, que recrea a la enlo-quecida princesaXipaguazin enelXVI,y las finísimaspáginas fi-nales, Ese príncipe que fui está lle-nadeaciertos.Entreellosdesta-ca la relación entre Grau y suvalido Crispín, a la que todo elmundo se está refiriendo ya

    comoquijotesca,yconrazón: verlos bebervino de tetrabrik enuna choza a la que lla-man “Palacio” es muyÍnsula de Barataria. Yla fascinación que elnarrador siente por supersonaje, alquesiguellamando “Su Alteza”mientras desgrana aldetalle sus trucos defullero borrachín, esotro factor típicamentenovelesco pero muybienresueltoporSoler,

    que sabe entender sus contra-diccionesyacabatratándolasconuna delicadeza reconfortante.

    Eso sí, dos cosas: cabe admi-tir que en algún momento de susegunda mitad Ese príncipe quefuipierdeun pocodefuelley rit-mo, aunque el lector no llega adesenganchar y luegoel libro re-monta. Y ya que he hablado decierta “ligereza” en positivo, noes menos cierto que uno añoraque la mirada de Soler llegue aahondar más en lo que cuenta,que las ideas tomen una formamás densa sin necesidad de re-nunciaraesa textura risueñaquetiene el libro. Por esta últimarazón, no sé si la novela dejará fi-nalmente poso en el lector;mientras lo descubro (eso llevatiempo), al menos puedo con-firmar que las horas de lecturahan sido cortas, amables y civili-zadas. NADAL SUAU

    L E T R A S N O V E L A

    1 2 E L C U L T U R A L 2 3 - 1 - 2 0 1 5

    Ese príncipe que fuiJORDI SOLER

    Alfaguara. Madrid, 2015. 240 pp., 17’90E. Ebook: 9’99E.

    Tal vez lo que más me guste de Ese príncipe que

    fui sea la naturaleza con que alterna humor

    anglo con negritud española. Unas escenas

    podría rodarlas Huston, y otras Berlanga

    DOMÈNEC UMBERT

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  • P R O S A S L E T R A S

    2 3 - 1 - 2 0 1 5 E L C U L T U R A L 1 3

    En distintas novelas, desde Fue-gos con limón hasta Viaje con Cla-ra por Alemania o Años lentos,Fernando Aramburu (San Se-bastián, 1959) ha introducido,abiertamente o de refilón, re-cuerdos y experiencias persona-les –pese a que declara habersido “pudoroso al limitar el es-pesor confesional en mi litera-tura” (p. 106)–, a veces mezcla-dos con opiniones y juiciosde naturaleza estética, muchosde los cuales se han integradotambién en la obra El artista y sucadáver.

    La especial dedicación delautor a la literatura narrativa serefleja igualmente en Las letrasentornadas, que no es, sin em-bargo, una novela, sino, sobretodo,unconjuntodereflexionesacerca de la literatura, que in-cluye consideraciones generalesjunto a comentarios y análisisde autores u obras concretas.Pero todos estos pasajes –que sepresentan como textos escritoso publicados antes– se encuen-tran en el marco general deuna conversación que, regadacon abundante vino, celebraAramburu cada semana con uncurioso personaje nombradocomo el Viejo, que en la últimalínea de la obra descubre la fun-ción del texto y lo aproxima ala noción unamuniana del mo-nodiálogo.

    Naturalmente, las reflexio-nes ayudan a entender sobretodo la literatura de Aramburu y

    sus modelos esenciales–porque todo escritorparte del estímulo deunas determinadas lec-turas–, incluso los datosreferidos a la infancia enun barrio donostiarra ya los primeros estudios.No sorprende que losprimeros deslumbra-mientos literarios que el

    autor confiesa, tras haber pasadopor los tebeos, sean obras comoel Lazarillo –donde halló “la in-fancia en condiciones adversas,la lucha por la vida, la naturalezadel mal” (p. 32)– y el Quijote,unidas a páginas de otros clási-cos, como Quevedo.

    De todos elloshay muestras, re-miniscencias o in-tertextos delibera-dos en las obras deAramburu, que nose olvida de con-signar la influenciade algunos profe-sores de literatura que procura-ronnoobligarloa leer, sinohacerde ello “una experiencia com-partida” (p. 27). El afán de leery aprender, al margen de la es-casa tradición lectora de la fami-lia, nace muy pronto, en cuan-to el autor, todavía un niño, sepercata de que “en cualquiermodelo de sociedad, el hombresin cultura se lleva siempre lapeor parte, si es que se llevaalgo” (p. 17). Más adelante se

    acostumbraráelescritor a leer“asolas y en voz alta teatro del Si-glo de Oro y poesía adiestrán-dome sin darme cuenta en lassutilezas artísticas de la lenguaespañola” (p. 134).

    Poco a poco, entre recuerdosde infancia y juventud, quemezclan la participación del au-tor en la creación y las activida-des de CLOC, Grupo de Artey Desarte –bien estudiado mo-nográficamente por J. M. Díaz

    de Guereñu (1999)– y la evo-cación del funeral por el senadorEnriqueCasas,víctimadeETA,asistimos a la forja de un escritoren una sociedad turbia y violen-ta de la que reconoce habersesalvado por “haber sido educa-do en la compasión por el dolorajeno y en el hábito de la lectu-ra” (p. 52).

    Lo que podría llamarse con-solidación ideológica se produ-cirá con otras lecturas, como lade El hombre rebelde, de Camus,y con el traslado a Alemania, lascríticas de Marcel Reich-Rei-nicki o las obras de ThomasMann y de Borchert. No faltanpáginas para comentar y valo-rar –no como crítico “profesio-nal”, sino como creador deloficio– a ciertos autores espa-ñoles: Giralt Torrente, MercèRodoreda, Juan Gracia Armen-dáriz, Ramiro Pinilla, Aleixan-dre, etc. De particular agudezason las ideas acerca del cuentocomo embrión y origen de la na-rrativa de ficción. Cualquier afi-cionado a la literatura hallará enestas páginas motivos de refle-xión y no pocos asentimientos.RICARDO SENABRE

    Las letrasentornadas

    FERNANDO ARAMBURU

    Tusquets. Barcelona, 2015.

    298 páginas, 18E. Ebook: 10’99E.

    Estas reflexiones ayudan a entender so-

    bre todo la literatura de Aramburu y sus

    modelos esenciales, pero el lector ha-

    llará también en estas páginas motivos

    de reflexión y no pocos asentimientos

    ARABA PRESS

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  • L E T R A S O P E R A P R I M A

    Extraña y turbadora son dos términos quedefinen bien una obra como La comema-dre (2010), opera prima de Roque Larra-quy (Buenos Aires, 1975) que llega aho-ra al lector español bajo el sello de Turner.Su autor acaba de publicar un segundolibro en Argentina –Informe sobre ectoplas-ma animal (2014)– que resulta igualmen-te sorprendente. La comemadre, de hecho,es inclasificable desde los cánones querigen la literatura al uso y está trufada decierto aire surrealista.

    Laobraconstadedospartes: laprimerase sitúa en Temperley, provincia de Bue-nos Aires, en el lejano 1907; y la segun-da en la capital del país, en el reciente2009. Aparte de esto, escasos elementosvinculan la historia con la realidad del lec-tor, y pocos también, aunque significati-vos, relacionan entre sí ambas secciones.En un sanatorio de Temperley, el doctorQuintana se enamora de Menéndez, lajefa de enfermeras de rostro casi impe-netrable, que también es objeto de deseopara otros médicos de la plantilla. Entretodos ellos llevarán acabo un experimen-to sádico y brutal queconsiste en guillotinara pacientes enfermosde cáncer para probarque sus cabezas pue-den mantener la ca-

    pacidad de hablar durante nue-ve segundos. En la segunda par-te, un artista polifacético revi-sa el borrador de una tesisdoctoral sobre su vida y su obra,que resultan tan extravagantesy grotescas como sus propios co-mentarios.

    A pesar de la aparente dispa-ridad, algunos elementos liganlas dos historias: la existencia deunas ranas de metal –un jugue-te para niños ciegos–; la presen-cia de cuerpos desmembrados–cabezas, brazos, piernas, de-dos–; la relación de parentescoentre alguno de los médicos dela primera parte y un personajede la segunda; la supervivenciade la comemadre, “una planta

    de hojas aciculares […] cuya savia vegetalproduce […] larvas animales microscó-picas”; y la existencia de unas extrañashormigas que reaparecen aquí y allí for-mando círculos casi perfectos y querecuerdan al ciempiés de La celosía deRobbé Grillet. El mismo estilo de la obra,neutro, recurrente en ocasiones, porme-norizado en algunas descripciones y des-provisto de emociones, también evoca laescritura del nouveau roman.

    Como sucede en el movimiento fran-cés de mediados del siglo XX, Larraquycentra su expresión literaria en objetosy situaciones irrelevantes, prescinde delas conexiones lógicas entre los hechosy presenta un universo fragmentado y ob-jetivo en exceso al que ha despojado derasgos humanos de forma deliberada. Pri-vado de la ética de las imágenes, solo lequeda el cinismo, dar cuerpo a “una […]obra que estimule la vulgaridad y la ver-güenza ajena. Una performance nazi o an-tinazi donde un judío auténtico sufra unapaliza. La mutilación genital de una afri-

    cana proyectada en sinfínsobre las paredes de unhospital público”. No sési los tiempos reclamanesta forma de escritura,pero sí que es incómoda,perturbadora y a vecesirritante. ASCENSIÓN RIVAS

    1 4 E L C U L T U R A L 2 3 - 1 - 2 0 1 5

    Los años felicesLa comemadreGONZALO LÓPEZ ALBA

    Planeta. Barcelona, 2014

    430 páginas, 20’90E

    ROQUE LARRAQUY

    Turner. Madrid, 2014. 157 páginas, 11’90E. Ebook: 5’99E.

    Hubo un tiempo en que los jóvenes sabíanque podían prosperar en su propio país, enque hablaban con estupefacción de las pe-nurias pasadas en otro tiempo por sus padres.Untiempo en queel futuro seconjugabaconoptimismo, porque en el futuro había muchopor hacer y mucho por desterrar, comen-zando por el ya visible fin de aquel régimendictatorial que terminó durando 40 años. Enesa época comienzaLosaños felices, cuando suprotagonista, Fausto Aretino, llega a un Ma-drid que algo tiene de tierra prometida, con-vencido de que si el hombre había pisadola Luna, “podía hacer cualquier cosa quese propusiera”. Su sueño es ser periodista,y mientras le seguimos en su empeño, asis-timos también a los últimos 40 años de la his-toria de España. Se novelan aquí los añosde nuestra Transición, en un país donde eloptimismo resultaba a veces un espejismo,pero ayudaba a prosperar. Los personajesprincipales son hijos del famoso baby boom delos 60. Son la encarnación de ese optimismo,de esa (falsa) prosperidad. Luchan por ha-cerse un hueco, y lo consiguen. Sólo más tar-de se darán cuenta de que las cosas son di-ferentes a lo que pensaban.

    Esta es una novela sobre periodismo, so-bre el amor a una profesión denostada y mal-tratada, sobre la corrupción cotidiana a la quenos hemos enfrentado en los últimos años,sobre el engaño institucional, sobre el des-engaño colectivo. Sólo podía haberla escri-to un periodista profundamente conocedorde todo ello. La historia de López Alba es só-lida, trágicamente contemporánea, necesa-ria. Acaso es más crónica que novela, a pe-sarde lo ficticiodesuspersonajesprincipales.En todo caso, se mueve en un terreno am-biguo, el de la hibridación genérica, como lasnotas finales corroboran. Tal vez su autor hu-biera querido escribir una crónica, pero re-cordó aquello de que “la verdad sólo pue-de contarse en la ficción”. En todo caso, esde celebrar que lo haya hecho con tanto ofi-cio y autenticidad. CARE SANTOS

    Extraña, turbadora y a veces

    irritante esta primera novela

    de Larraquy, trufada de aire

    surrealista y que evoca la es-

    critura del nouveau roman

    XXXXXXXXXX

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  • N O V E L A L E T R A S

    La quinta esquina esuna aberración geo-métrica en una habi-tación convencional,con sus cuatro ángulosde noventa grados, peroen los totalitarismos loirracional y lo monstruo-so adquieren el rango denorma. En la Unión So-viética de Stalin, Boria esun profesor de matemáti-cas que carece de títulopara ejercer la docencia. Noes un estafador, sino un au-todidacta que sufre las con-secuencias del socialismoreal. El régimen comunistadivide a los trabajadores encinco categorías: obreros, cam-pesinos, intelectuales, funcio-narios, artesanos y otros. De ori-gen judío, Boria es clasificadocomo ciudadano de quinta cate-goría, pues su padre es comer-ciante. Eso significa que sus po-sibilidades de realizar estudiossuperiores son remotísimas. Losbaremos no responden a crite-rios de excelencia, sino a plan-teamientos ideológicos. Ser hijode obrerosocampesinos insinúauna fidelidad instintiva, casi ge-nética, a la revolución del pro-letariado. Por el contrario, serhijo de un comerciante implicauna indeseable connivencia conel espíritu capitalista.

    Es evidente que Boria es laversión literaria del propio Iz-raílMétter.Ambosnacen enJár-kov (Ucrania) y sufren el sitio deLeningrado, sorteando el ham-bre, el miedo y la represión. Laquinta esquina no es un simpletestimonio de las penurias delserhumanoenlas sociedades to-talitarias, sino un estudio de lasedades del hombre, con sus pa-siones, esperanzas y fracasos.

    “En la memoria de un viejo –es-cribe Métter– hay cierta mística:a mí no me parece que mi ni-ñez haya terminado para siem-pre; existió y ha de volver”. Bo-ria solo pide que su “futurainfancia” no le sorprenda conla inevitable inexperiencia delos que empiezan a vivir, descu-briendo poco a poco la asimetríaentre la realidad y el deseo. Unasegunda infancia es una formade desafiar al tiempo, pero esavivencia imaginaria no resuel-

    ve el problema de las ilusionesperdidas. Sasha era el mejoramigo de Boria. Katia es la úni-camujera laqueamódeverdad.Perderá a los dos por culpa de sucarácter áspero, huraño y me-lancólico. En cambio, sobrevivi-rá al cruel sitio de Leningrado,con sus 900 días de implacablesbombardeos y un bloqueo queimpedirá el paso de alimentosy medicinas.

    La hosquedad de Boria esuna máscara que esconde unaincreíble ternura. Se conmue-ve al contemplar la desnudez desu padre agonizante, ama el ca-ráctercompasivoe irrepetibledesu madre, los locos le inspiranpiedad y simpatía, responde alas privaciones con humor, exa-mina cuidadosamente lo que noentiende para superar su per-plejidad. No se considera espe-cialmente afortunado. Sabe quela vejez consiste en pasear porcalles “aburridas como chime-neas”. Solo queda el consuelo

    de hablar con uno mismo, iro-nizando sobre los sueños in-cumplidos. Al igual que otrasvíctimas del totalitarismo, Bo-ria se refugia en la poesía. Nocomponepoemas,pero lapasiónpor labelleza de las palabras quese someten a la disciplina delverso, le ayuda a tolerar la cruel-dad del régimen soviético: “Meenamoraba de poemas que nollegaba a comprender del todo.Un susurro poético me inquie-taba como un sortilegio, como lamagia”. Mientras tanto, anes-tesiada o manipulada, gran par-te de la sociedad considera quela represión está justificada,pues “cuando se tala el bosque,vuelan las astillas”. Boria tam-bién encuentra consuelo en lasmatemáticas, pues poseen elequilibrio y la armonía que nohalla en el mundo: “…pueblosenteros se sumen en la barbarie,pero las líneas paralelas cortansolo en el infinito”. “¿Quiénessomos los de mi generación?–sepregunta–-. Los soñadores delos años veinte,diezmados y tor-turados en los treinta, segadosen los cuarenta, agotados por lafe ciega…”. Stalin despertó lamisma devoción histérica en lasmasas que Hitler: “Yo fui testigode eso. Y no puedo entenderlo”.

    La quinta esquina es un libroesencial para comprender el si-gloXX,unejerciciomagistral desabiduría narrativa y una invi-tación a seguir luchando pornuestras libertades, pues los to-talitarismos, lejos de ser episo-dios marginales, fluyen comograndes ríos envenenados por elsubsuelo de la historia, esperan-do la ocasión propicia para salir ala luz y liberar las tendenciasmás destructivas del ser huma-no. RAFAEL NARBONA

    2 3 - 1 - 2 0 1 5 E L C U L T U R A L 1 5

    La quinta esquina es un libro esencial para comprender el siglo XX, un ejercicio magistral de sabiduría narrativa y una

    invitación a seguir luchando por nuestras libertades. Es evidente que Boria es la versión literaria del propio Izraíl Métter

    La quintaesquina

    IZRAÍL MÉTTER

    Traducción de Selma Ancira

    Libros del Asteroide. Barcelona,

    2014. 207 páginas, 29E

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  • L E T R A S P O E S Í A

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    En la Francia del siglo XX, es-casos artistas consiguieron unaaceptación popular más allá deideologías y estéticas. JacquesPrévert, Raymond Queneau,Boris Vian, Georges Brassensy, con posterioridad, Ser-ge Gainsbourg lograron lagratitud general de suscompatriotas. Boris Vian(Ville-d´Avray, 1920 - Pa-rís, 1959) tuvo dificulta-des. Algunos dirigentespolíticos franceses no es-taban todavía preparadospara asumir la libertadque pregonaban y Vian sepropuso arrancarles lascaretas. Actualmente esconsiderado un icono-clasta convertido en clá-sico. Los nostálgicos son-ríen al recordarlo y cantande memoria sus cancio-nes. Los jóvenes en-cuentran en él una rebel-día tonificadora. Para elresto, forma parte insepa-rable del paisaje culturaldel país.

    En la literatura de Bo-ris Vian, para que la vidacotidiana sea descritadebepasarporel filtrodeljuego y la ironía. Utilizadosis de ternura y causti-cidad; los mezcla con unasaludable irreverenciafrente a los tópicos. Losmotivosque lo inspiransehallan al alcance de cual-quier transeúnte: la pu-blicidad y sus eslóganes;

    las angustias de los escolares ytrabajadores; la muerte tenazque también destruye a unamuchacha y a un chico de quin-ce años; el sexo mencionado sindisimulos; el sol que, como

    amante desconocido, se ovillaen un cuerpo joven. Con fre-cuencia sus poemas están pro-tagonizados por personajes se-cundarios salidos de unaestampa costumbrista: un be-bedor con el cerebro nubladopor la ebriedad, un prisionero,los vagabundos que dormitansobre rejas humeantes, un cur-tidor valaco, un alfarero, un loco,un vendedor, la nodriza desnu-da, el botones melancólico queante una puerta giratoria obser-va a varios juerguistas.

    Desde la adolescencia pade-ció una lesión cardíaca.Persuadido de que no vi-viría mucho, se impuso unritmo acelerado de traba-jo. “No se comprende unaobra, se comprende alhombre que la ha hecho”,nos advierte en una pági-na. Buscaba el dardo máseficaz contra las conven-cionesartísticas.Susarmasfueron la transgresión, lasmodificaciones léxicas, aveces el cinismo. Opinabaque la solemnidad podíaser respondida; el humor,no. Su insolencia iba diri-gida a los lugares comu-nes, a los burócratas, a lospoetaselegíacos, aalgunascelebridades literarias(Jean-Paul Sartre, Simonede Beauvoir, Paul Fort,Paul Claudel) o científicas(Albert Schweitzer). Noaceptaba la autocompla-cencia: “Bajo el túnel delmal resbalando al choquede los raíles / el vagón demi alma tiene asientos debarro”.

    En los ciento noventay ocho textos del libro sepercibe la importancia delamúsicaen laescrituradeVian. Trompetista, autorde una ópera y de más de

    dos centenares de canciones,el poeta hizo un catálogo de jazzpara lacasaPhilips,e incluso fuedirector artístico de esta compa-ñía. No son detalles menores.Su relación con los jazzmen Mi-les Davis, Duke Ellington (fuepadrino de una hija del nortea-mericano) y Charlie Parker loayudaría a ensanchar sus hori-zontes literarios. El cuidado delritmo se siente en cada estrofa.Participó en otras colaboracio-nes. En la obra Barnum´s Di-gest, con Jean Boullet, quien leaportó imágenes de sirenas, her-mafroditas, siameses y mujeresbarbudas.

    Le llegó la fama con el anti-belicismo de “El desertor” y “Atodos los niños que partieroncon la mochila al hombro”. An-tes, en “Arte poética”, nos dejóun consejo claro: “Guste de lasbromas / Y de los temas graves,pero huya de lo vulgar”. En lascomposiciones finales, unidascon el título de Última colección,las provocaciones disminuyen,las burlas son atemperadas.

    He aquí un libro necesario.Después de las ediciones deHiperión y Demipage, faltabaun volumen que reuniese enespañol todos los versos de Bo-ris Vian. El trabajo del prolo-guista y traductor, Juan AntonioTello, es encomiable. Ha sabi-do respetar los calambures, ex-presiones familiares y demás di-vertimientos de la versiónoriginal. Y nos ofrece doscientastreinta y dos notas para enten-der mejor estas fiestas verbales.FRANCISCO JAVIER IRAZOKI

    BORIS VIAN

    Traducción de J. A. Tello. Renacimiento. Sevilla, 2014. 592 páginas, 25E

    Boris Vian.Poesía completa

    QUIERO UNA VIDA EN FORMA DE ESPINA

    Quiero una vida en forma de espinaEn un plato azulQuiero una vida en forma de cosaEn el fondo de un cacharro soloQuiero una vida en forma de arena en las manosEn forma de pan verde o de jarraEn forma de chancleta blandaEn forma de cantinelaDe deshollinador o de lilaDe tierra llena de piedrasDe peluquero salvaje o de edredón locoQuiero una vida en forma de tiY la tengo, pero no me basta aúnNo estoy nunca contento.

    En su literatura, Boris Vian

    utiliza dosis de ternura y

    causticidad; los mezcla con

    una saludable irreverencia

    frente a los tópicos

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  • D I C C I O N A R I O L E T R A S

    Bajo la flexible fórmula de un“diccionario sentimental” hareunido Ignacio Peyró (Madrid,1980) un nutrido conjunto deensayos, anotaciones y reflexio-nes en torno a ese contrastadosistema de querencias y devo-ciones que se conoce por elnombrede“anglofilia”.Sonalgomás de mil páginas en las quetienen cabida desde cumplidasdisquisiciones en torno a la mo-narquía, el sistema parlamenta-rio, la Iglesia de Inglaterra o elsistema de clases, a otras no me-nos enjundiosas sobre el té, lossándwiches de pepino o la salsaWorcestershire; a las que habríaque unir, por constituir casi untratado aparte, las muchas en-tradas dedicadas a sastrerías denota, camiseros,perfumistas, fa-bricantesdecepillosyzapaterosde lujo; por no mencionar losmuyatinadosensayosdedicadosa las figuras mayores de la lite-

    ratura inglesa,desdeeluniversalShakespeare a los muy ingleses–en el sentido preciso que “loinglés” tiene en este libro– Ha-rold Acton o Edith Sitwell.

    Yaenelprólogoseprecaveelautor de que un “libro de estetipo pueda ser juzgado menospor lo que es que por lo que lefaltao lesobra”.Sería,desdelue-go, una injusticia: sobrar, no so-bra nada, porque tanto las im-prescindibles entradas que seocupan de las grandes cuestio-nessociales,históricasocultura-les, como las que pueden en-tenderse como bienhumoradasdeclaraciones de un cierto dan-dismosentimental, contribuyenasupropósito declarado,quenoes otro que la exposición y de-fensa de una “cierta idea de loinglés”.Tambiénlasexclusionesson significativas: aunque haybastantesalusiones, aquíyallá, alos estragos de la modernidad,desde los rascacielosacristaladosdeNormanFostera las“camisasdeneopreno”delamodernasas-trería, no hay entradas explíci-tamente dedicadas a cuestionestales como la cultura “pop”, eléxito de los Beatles, el laboris-mo, el periodismo sensaciona-lista o el humor de trazo grueso

    de los Monty Python, por ejem-plo; todos tan característica-mente ingleses como la libra es-terlinaoel rosbif,peroalparecernodel todoimprescindiblesparael bosquejo de una cultura quequiere ser entendida en lo quetienedecontinuidadytradición,y no por sus ocasionales –o notan ocasionales– episodios de

    duda o cuestionamiento, cuan-do no de abierta subversión desus valores.

    Como cualquier otra filia, laque tiene como objeto lo inglésprefiere centrarse más en losmomentos de afirmación positi-va de la cosa amada que en susmomentos de indefinición. Pormás que, desde el punto de vis-ta español, la anglofilia tengatambién perfiles inciertos: esmásunconjuntodeaspiracionesque de concreciones tangibles.En política, por ejemplo, sueletraducirseen un liberalismoque

    quisiera sermás pragmático quedoctrinario, pero que en la prác-tica se diluye quizá demasiadofácilmente en el conservadu-rismo inmovilista; al igual que,en lo cotidiano, el mimetismodel refinadomodode vidade lasclases altas inglesas con fre-cuencia no produce otra cosaque delatora afectación… Enese difícil quiero y no puedo semueve nuestra anglofilia. Y poreso, quizá, uno de los aspectosmás incisivos de este libro es lapresencia en él –véase la entra-da “Exiliados”– de algún queotro anglófilo hispano ajeno aese cliché reaccionario: el su-friente Cernuda, por ejemplo,que vivió parte de su exilio enGran Bretaña, y cuya anglofiliade carácter y cultura no le ayu-dó a soportar lo desabrido delclima y los temperamentos; o sulejano pariente en el inconfor-mismo, su paisano Blanco Whi-te, que tampoco quiso llamarsea engaño respecto a los obstá-culos que el pensamiento libreencontraba incluso en la patriade la libertad de conciencia.

    Enesteameno“diccionario”uno puede pasar de esas amar-gas constataciones a la ligerezade considerar la excelencia delRolls Royce que nunca tendre-mos. La anglofilia hispana alcabo es eso: un modo de vivir enuna consoladora ficción. De esotrata precisamente este libro.JOSÉ MANUEL BENÍTEZ ARIZA

    IGNACIO PEYRÓ

    Fórcola. Madrid, 2014

    1.063 páginas, 49’50E

    Pompa y circunstanciaDiccionario sentimental de la cultura inglesa

    En las mil páginas del volumen

    tienen cabida desde cumpli-

    das disquisiciones en torno

    a la monarquía a otras no

    menos enjundiosas sobre el té

    D E I Z Q U I E R A A D E R E C H A :

    W I L L I A M S H A K E S P E A R E , U N

    G U A R D I A R E A L , L A P R I N C E S A

    D I A N A , A L F R E D H I T C H C O C K ,

    L O R D N E L S O N Y S H E R L O C K H O L M E S

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  • L E T R A S

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    ChurchillRetrato de un imperialista

    LAWRENCE JAMES

    Pegasus. Nueva York, 2014. 448 páginas, 28’95 dólares. Ebook: 9’46 dólares

    E L A U T O R S E P R E G U N T A S I C H U R C H I L L C O M P R E N D I Ó Q U E F U E É L Q U I E N A C A B Ó C O N E L I M P E R I O

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    “Parafraseando a Winston Chur-chill”,dijoRonaldReaganensupri-mer discurso de investidura, “no heprestado el juramento que acabo deprestar con la intención de presidirla disolución de la economía másfuerte del mundo”. Si el hecho deque un presidente estadouniden-se citase a un político inglés ya eracurioso, la frase que decidió adaptarlo hacía aún más raro. En noviem-bre de 1942, Churchill había dicho:“No me he convertido en primerministro del rey para presidir la li-quidación del imperio Británico”.¿Por qué querría el presidente deuna república surgida de la rebelióncontra ese imperio hacer alusión aesas palabras, sobre todo dado que,en la época en la que Churchill laspronunció, el Gobierno y el pue-bloestadounidensesestabanunidosen su determinación de que, fueralo que fuese por lo que estuviesenluchando, no era por preservar elimperio Británico?

    Nacido cuando el imperialismoestaba en su cénit, Churchill (1874-24 de enero de 1965) vivió para verel fin de un imperio, concretamen-te el de su propio país, y el papelque desempeñó en ese relato épicoes fascinante. Lawrence James, au-tor de varios libros de historia bri-tánica, señala que Churchill y el Im-perio. Retrato de un imperialista tratade “un tema que ha sido omitidoo discretamente dejado de lado enla literatura sobreChurchill”, locuales una afirmación desconcertante.El imperialismo era uno de sus ras-gos más destacados, muy comen-tado durante su vida y diseccionadodesde entonces por los historiado-res, la última vez por Richard Toyeen su excelente Churchill's Empire.

    Cuando Isabel II accedió al tro-no en 1952, Churchill recordó quesu juventud había transcurrido du-rante el reinado de otra mujer, ro-deado del “sereno esplendor de laera victoriana”. No obstante, “sere-no”esunadjetivocuestionablepara

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  • definir su propia experiencia.Cuando fue elegido miembrodel Parlamento en 1900, a laedad de 25 años, ya había lu-chado en al menos cuatro bru-tales conflictos imperiales o ha-bía sido testigo de ellos. Antesde convertirse en político fuesoldado y periodista, y aunquesostenía que “la conciencia deldominio sobre las razas some-tidas debe acrecentar por sí solael amor propio de todo inglés”,describió con franqueza las re-alidades de la guerra imperial.

    En 1898 participó en una delas últimas cargas de caballería,en Omdurmán, Sudán, que nofue tanto una batalla como unamasacre. Tuvo la satisfacción dematar a varios hombres que lu-chaban en las filas del cabecilladelaguerrasantaconocidocomoEl Mahdi, pero también dejóconstancia de que “todos losderviches que no serindieron inmediata-mente fueron muer-tosa tirosoagolpedebayoneta”. En cali-dad de subsecretariode Estado para lasColonias desde 1905hasta1908,Churchillvisitó Kenia y pensó que habíaqueenseñar ladisciplinadel tra-bajo duro a sus atrasados pobla-dores (entre ellos los antepasa-dos del actual presidenteestadounidense). Pero tambiénlecausaronconsternación los in-formessobre la“repugnantecar-niceríadenativos”enSudáfrica.En otras palabras, WinstonChurchill fue toda su vida unmanojo de contradicciones, al-ternativamente radical o reac-cionario, brutal o caballeroso.

    Tres años después de la Pri-mera GuerraMundial, en laquela debacle de Galípoli estuvo apunto de acabar con su carrera,se convirtió en secretario de Es-

    tado para lasColoniasenunmo-mento crítico de la historia de“lo que se denomina, de formaun tanto extraña, Oriente Pró-ximo”, como dijo en 1940. EnMi juventud, su fascinante au-tobiografía, contaba que habíasido educado como un tory, ypor lo tanto, era partidario de losturcos, y que un principio bri-tánico fundamental había sidopreservar el imperio Otomanopor temor a que se derrumba-se y a que el vacío fuese llena-do por Rusia.

    En cambio, cuando cayó aconsecuencia de la guerra, el va-cío fue llenado por los propiosbritánicos de una manera im-prevista e involuntaria. Chur-chill improvisó un Estado to-talmente artificial llamado Irak,al tiempo que dividía los terri-torios al oeste en “Transjorda-nia” y “Palestina”. Aunque su

    simpatía personal estuviese conlos colonos sionistas, prontocomprendió la ingrata carga queera esa Palestina, y coqueteócon la idea de entregársela a Es-tados Unidos, una irónica hipó-tesis histórica, en el caso impro-bable de que los estadouni-denses hubiesen querido acep-tar semejante responsabilidad.

    En 1929, Churchill insistióenque losbritánicos habían res-catado a India “de siglos de bar-barie, tiranía y guerras intesti-nas”, y pasó los años siguientesoponiéndose en vano al proyec-to de ley sobre India, que otor-gaba una modesta autonomía.Sin duda, James se equivoca al

    decir que Churchill aceptó “debuengrado”laderrota finalenelproyecto. India sería tambiénel borrón más importante en suhistorial,quepor lodemásseen-contraba en su espléndido apo-geo. Cuando ocupó el cargo deprimer ministro entre 1940 y1945, boicoteó cualquier inten-to de avanzar hacia un acuerdocon Gandhi y los nacionalistasdel Congreso. Aún peor fue laespantosa hambruna de Ben-gala de 1943. Al igual que la deIrlanda 100 años antes, no fuecausadaporelGobiernodeLon-dres, pero en ambos casos la in-diferencia y la pasividad oficia-les empeoraron gravemente elhorror y destruyeron cualquierautoridad moral que los britá-nicos reclamasen para gobernara esas poblaciones afligidas.

    Tras la negativa de Churchilla aliviar la hambruna se oculta-ba el más puro desprecio racial.“El hambre de los bengalíes,malnutridos de todos modos, noes tan importante como el de losrobustosgriegos”,dijo, y losquetrabajaban con él conocían biensus invectivas sobre la “repug-nante raza” del Indo. En losaños de la posguerra criticó alGobierno laboristaporconcederla independencia a India, aun-que luego reconoció de malagana que los días del imperialis-mo habían pasado. Pensaba quelos franceses deberían salir deIndochina, y, tan impulsivocomo siempre, lamentó profun-damente los métodos infaman-tes que las autoridades británi-cas emplearon para reprimir la

    revuelta de los MauMau en Kenia.

    Si bien el libro deJamesrevelapocoqueno les sea familiar a losque están realmenteinteresados en Chur-chill, resulta fidedigno

    y de lectura agradable.Benjamin Netanyahu con-

    serva en su despacho un retra-to de su héroe Churchill, decuyo sionismo y apoyo a Israelno cabe duda, pero debería te-ner cuidado: auizá no sepa queelcompromisode Churchill conel movimiento sionista se ba-saba en su convicción de que losjudíos eran una “raza de cate-goría superior” a los árabes.

    Nos quedan dos grandes pa-radojas. El mismo hombre que,en un momento extraordinario,desafióheroicamentea la tiraníaracial más infame de la histo-ria, era no solo un imperialistaintransigente, sino un racista se-gún los parámetros de su épo-ca y de la nuestra. Y aunque dijoque no presidiría la liquidacióndel imperio Británico, eso fue loque hizo, o al menos precipitósu desaparición. Al final de unaguerra en la que lo había dirigi-do con nobleza, su país estabaexhausto y depauperado; no seencontraba en condiciones paraseguir desempeñando el papelde de gobernante imperial. Erauncliente financiero deEstadosUnidos, cuyo nuevo imperio to-maba ahora el relevo allí don-de los británicos se retiraban.

    Otras personas así lo vieron.“Aunque no le gustase, Chur-chill acabó con la época del im-perio Británico”, señalaba conperspicacia Zhou Enlai a Kis-singer en 1969. Es posible quenofuerasu intención,“pero,ob-jetivamente, le puso fin”. ¿Losabía Churchill en su fuero in-terno? GEOFFREY WHEATCROFT

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    B I O G R A F Í A L E T R A S

    El mismo hombre que, en un momen-

    to extraordinario, desafió heroica-

    mente a la tiranía racial más infame

    de la historia, no sólo era un imperia-

    lista intransigente sino un racista

    En vísperas del cincuentenario de su

    muerte, este libro evidencia que Chur-

    chill fue toda su vida un manojo de con-

    tradicciones, alternativamente radical

    o reaccionario, brutal o caballeroso

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  • Andrés Rábago (Madrid, 1947)posee la inusual capacidad demoverse en distintos niveles deconciencia, como ha venido de-mostrando desde hace décadascompatibilizando sus más fa-mososheterónimos (OPS–dadoya por extinto–, Andrés Rába-go y El Roto), a los que yo cali-fiqué en su día, en un afán talvez absurdo de precisión, como,sucesivamente, un seudónimo,un ortónimo y un heterónimo.

    Es quizá este último, bauti-zado como El Roto tras unos ini-ciales titubeos, el que mayorproyección pública ha alcanza-do a través de su presencia endistintos medios (el diario El

    País, en la actualidad), y ello poruna serie de variados factores.

    En primer lugar por desarro-llar una tarea que él ha definidosiempre como un servicio pú-blico, trabajando con unos re-sortes que podrían tildarse deconciencia compartida con suscontemporáneos, mediante losque consigue cristalizar de for-ma sintética lo que muchospensamos sobre la realidad quenos ha tocado en suerte y paraexplicar la cual con rotundidadcarecemos del necesario domi-nio del lenguaje, lleno de de-masiadas adherencias para de-purarlo hasta ese extremo,cuando no pervertido aviesa-mente en su concretización ter-minológica.

    Nada de ello, empero, resul-

    taría eficaz, o no dejarían de sermás que una creación de inge-niosos aforismos, sino acompa-ñara esa voluntad de otra no me-nos importante, y que resultaimposible desvincular de lamencionada intención: el per-manente afán por la excelenciaen el dibujo, al que muchos desus compañeros gráficos deprensa parecen haber renuncia-do, que él vincula a lo mejor deuna tradición, más artesanal queartística,quehundesus raícesenunacorrientegráficasatírica,quedesde el siglo XVIII hasta la ac-tualidad ha pugnado por deve-lar el artero proceder del Podersin dejarse abducir por sus en-carnaciones más pasajeras (sonprácticamente inexistentes ensu obra los rostros de esos per-sonajes concretos, abocados alanotoriedadefímera,en losqueno deberíamos ver más que amáscaras ocasionales).

    Es lógico, por tanto, que se-amos muchos los que perma-necemos atentos a sus viñetasno humorísticas (calificativo delque ha sabido apartarse paraevitar tanto la progresiva degra-dación del concepto como sus

    limitaciones), sabedores de quecada una de esas reflexiones di-bujadas, en las que dibujo y tex-to están tan imbricados que sonindisociables, han sido gestadastras la maduración del tiempoque precisaban, o, dicho de otromodo, sin ceder a la urgencia yactualidad que preside la mayorparte de lo que aparece en losmedios de comunicación.

    Dentro de esa línea, esta an-tología de trabajos que giran entorno a la problemática me-dioambiental es una de susobras más especiales, y no soloporque confirma una constantepreocupación, abordada en sudía en interesantes y diferen-tes exposiciones temáticas enZaragoza o en Sevilla, por ejem-plo, sino porque en ella El Rotose nos muestra no tanto acom-pañando lúcidamente nuestrasmás inmediatas inquietudessino un paso por delante, sincaer por ello en la condición deprofeta que algunas reseñas hanseñalado.

    De igual manera que OPSnos advirtió en los últimos añosdel franquismo sobre la necesi-dad de depurar las excrecencias

    que en cada uno de nosotros ladictadurahabía idodepositando,más que en la lucha frontal con-tra aquel sistema como algo ex-terno y ajeno, aquí El Roto ape-la a una visión amplia delplaneta en que vivimos, y al quemaltratamosconunamiopíasui-cida no exenta de orgullo antro-pocéntrico, si queremos verda-deramente afrontar la única delas revoluciones verdaderamen-te posible: la individual.

    En tanto no asumamos la ne-cesidad de recuperar nuestrovínculo con la Naturaleza, loque parece imposible si no mo-dificamos el paradigma de eco-nomicismo salvaje bajo el que

    nos desenvolvemos desde laRevolución Industrial, la degra-dación de la misma se volverácontra nosotros más tempranoque tarde.

    “¡Qué gran civilización si tu-viese algún conocimiento!”,reza un cartel que sostienen dospersonajes enfundados en unosmonos que les preservan de lacontaminación que se desplie-ga al fondo de una de las viñetasde esta compilación que apun-ta al verdadero foco del Apoca-lipsis hacia el que nos desliza-mos: la profunda inconscienciade lo que somos esencialmen-te como especie más allá dela jactancia con que nos autoe-xaminamos… si es que nos au-toexaminamos alguna vez.FELIPE HERNÁNDEZ CAVA

    L E T R A S C O M I C

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    El RotoEl libro verde

    EL ROTO

    Reservoir Books. Barcelona, 2014.

    128 páginas, 15’90E

    ´

    Esta antología de trabajos

    sobre el medioambiente es

    una de sus obras más espe-

    ciales y han sido gestadas

    tras la maduración del tiem-

    po que precisaban, sin ceder

    a la urgencia o actualidad

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  • 2 3 - 1 - 2 0 1 5 E L C U L T U R A L 2 1

    El objetivo central de estas pá-ginases analizar la relaciónentrepadres e hijos en un momentohistóricodecambioaceleradoenel que la vida familiar está so-metida a nuevas y potentes pre-siones sociales. Asistimos a unproceso de deslegitimación delas instituciones que sin dudaafecta a la figura de los padrescomo autoridades simbólicas.Sin llegar a situaciones de hijosque maltratan o pegan a sus pro-genitores, como señalan Do-mingo Barbolla y colaborado-res en su alarmante libro Vio-lencia invertida (Gedisa, 2011), locierto es que la debilidad so-brevenida de los padres dificul-ta la ineludible función educati-va de la familia.

    La figura del hijo contrariadopor la ausencia de alguno de suspadres ha sido tratada desde lacreación literaria con espacialagudeza por Jeanette Winter-son, Alison Bechdel, Marcos Gi-ralt Torrente, Christina Craw-fordoKarlOveKnausgardentreotros. Desde las ciencias socia-les sehaescritopocosobreasun-to tan sutil y, en este contexto, laaparición de El complejo de Telé-maco conforma un rico zócalo so-bre cuyas valiosas aportacionesserá posible indagar y entendermejor la relación entre padrese hijos.

    Nacido en Milán en 1959,Massimo Recalcati fue un niño–él mismo lo narra en los nume-

    rosos segmentosautobiográficosque contribuyen a dar viveza altexto– criado en un hogar po-bre en el que se hablaba el dia-lecto friulano. Su madre se ex-presaba mal en italiano perocreía en las ventajas de la edu-cación superior y su voluntadfue decisiva para que su hijo nose empachase de rebeldía ju-venil.

    Profesor de Psico-logíaSocialendistintasuniversidades italianas(Bérgamo, Padua, Ur-bino) y psicoanalistaen ejercicio formadoen las enseñanzas deJacques Lacan, Massi-mo Recalcati ha publi-cado una treintena delibros. En 2011 publi-

    có Cosa resta del padre? La pa-ternitànell'epoca ipermoderna (Ed.Raffaello Cortina). A rebufo desu gran éxito tanto fuera comodentro de Italia, El complejo deTelémaco, subtitulado Padres e hi-jos tras el ocasodelprogenitor,com-pleta y redondea el análisis detantos padres que han renun-ciado a su verdadera condiciónpara convertirse en meros com-

    pañeros de juego desus hijos.

    La tesis central deeste volumen sostieneque en las actuales cir-cunstancias la figuradel padre, tal como sevenía entendiendo, haperdido su papel, se haevaporado del univer-so simbólico familiar.La pérdida del padrevendría dada por lacaída de las grandesideas. Al desgaste delcatolicismo como con-junto decreenciasydemodos de entender lavida le han acompaña-

    do numerosos derrumbes. Unode ellos es sin duda la estrepi-tosa caída del Partido Comunis-ta Italiano. Para un izquierdistacreyente en Jesús como Recal-cati, el entrelazamiento de am-bos acontecimientos trasladadoal ámbito familiar no tiene otrosignificado que el hundimien-to del padre.

    Tras la Iliada, Homero es-cribe la Odisea. Ulises, que seha visto obligado a dejar en supalacio a su esposa Penélope y asu hijo Telémaco para acudir a laguerra de Troya, acosadopormilepisodios, permanecerá veinteaños sin poder volver a su casaen la isla de Ítaca. Mientras tan-to, su hogar se llena de preten-dientes que comen, beben yabusan en su intento de despo-sar a Penélope. Telémaco seconsume en la espera de su pa-dre hasta que sale a buscarle y,una vez juntos, vuelven para ha-cer justicia y restablecer la leyy el orden.

    En la figura del hijo de Uli-ses, el profesor Massimo Recal-cati ve el reflejo de la situaciónfamiliar actual. Telémaco, alcontrario que Edipo, no vive alpadre como un obstáculo, lobusca para establecer una Leyjusta. De este modo las jóvenesgeneracionesnecesitanalgoqueles haga de padre, piden “unaley que pueda devolver un nue-vo orden y un nuevo horizonteal mundo”. BERNABÉ SARABIA

    S O C I O L O G Í A L E T R A S

    E Ñ E

    D I R E C C I Ó N : C A M I N O B R A S A . N º 4 0 . 9 E .

    Madre no hay más que una pero hay “madres y madres”. Así ti-tula Eñe, la revista literaria que es como un refresco con todas lascalorías, su último número dedicado a nuestras progenitoras. So-bre ellas escribe una invencible selección de escritores: Fernan-do Aramburu, Jon Bilbao, Jorge Carrión, Jenn Díaz, Pere Gimfe-rrer, Chantal Maillard, Mayra Santos-Febres y Lorenzo Silva.

    L E T R A S L I B R E S

    D I R E C T O R : E N R I Q U E K R A U Z E . N º 1 6 0 . 5 E .

    Fukuyama firmó “el fin de la historia”... y luego unos tipos es-trellaron unos aviones contra las torres gemelas. El tantas vecescitado “nuevo orden mundial” se ha transformado más bien enun “nuevo desorden mundial” que necesita aclaraciones como lasque en el último Letras Libres ofrecen Michael Ignatief, Moi-sés Naim, Yuri Andrujovich y Karl Schlögel.

    R E V I S T A S

    El síndromede Telémaco

    MASSIMO RECALCATI

    Traducción de Carlos Gumpert

    Anagrama, 2014. 176 pp. 14’90E. Ebook: 9’99E.

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  • El lector que decida adentrarseen las provocativas páginas deesta obra, debida a Ignacio Gó-mez de Liaño (Madrid, 1946),uno de nuestros filósofos másnotables, se verá inmerso de lamano del autor, que oficia de ci-cerone, en un viaje al centro deun Madrid poblado por “terio-pos” o “caras de fiera”, unos ex-traños seres resultantes de unacruel metamorfosis de los ha-

    bitantes “normales” de esa ciu-dad, elevada a metáfora delmundo. De un mundo, el denuestro findesigloydemilenio,convertido en una Teriopia quese ofrece como un “horrible la-berinto de alimañas y animali-dades”.

    El lector de esta obra pococomún, a pesar lo ilustre del gé-nero literario al que pertenece,la sátira, tardará realmente muypoco tiempo en darse cuenta delo que su anfitrión espera de él:la identificación de teriopos o“humanialimañas” que van sa-liéndole al encuentro, cuyos pi-cos de pájaro, fauces de felino,

    rostros de artrópodos o cefaló-podos, testas hocicudas, pun-tiagudas o triangulares como lasverdosas de las serpientes ocul-tan en realidad caras humanas,incluso demasiado humanas.

    Entre los placeres nada ino-centes que el viaje procura allector figura, claro es, precisa-mente esa identificación. Quealgunos no dejarán de encon-trar, por cierto, demasiado fá-cil, sobre todo en el caso de nopocos de los personaje concre-tos que desfilan por las páginasdel libro, entre otros muchos,

    y a título simplemente de ejem-plo, Sus Altanerías Ji y Gru, depescuezos de jirafa y de grulla,respectivamente. O Fisgón deMarías, uno de nuestros “no-vielistas” más celebrados. O elmorabito Hwang Godoisolo. Odon Ecuatoriano Rey, directorde “El Analfabeto Real”, gra-cias a cuyos desvelos los másilustres miembros de la RealAcademia de la Glotis, a los quesuele ofrecer la plana más re-presentativa de su periódico, seidentifican con su entrega alTrono y al Altar.

    O el señor Arriba de la Ce-bra, a quien para que guíe có-

    modamente su rebaño desde laseditoriales de “La Parroquia” leha sido llevada al cine su nove-la El filete ruso y su persona a lacitada Academia. O los filósofosRemendón y Altuiserio. O, enfin, el cineasta Almadebar, lafórmula gastada de cuyos refri-tos nuestro cicerone, dobladode justiciero, disecciona cruel-mente.

    Pero no son solo algunos te-riopos individuales particular-mente representativos los quese cruza en el animado caminodel lector. En el marco de “cre-tinismo” general a cuyo impla-cable despliegue asiste, se ha-cen notar también rebaños yjaurías de tales monstruos. Por

    ejemplo, loa formados por los“plumillas”, que “viven delcuento y de las cuentas que ha-cen para saber quién mandamás, quien manda menos,quien va a mandar, quien ha de-jado de mandar”. O también losde los “buenos de profesión”,esto es, los que han hecho “dela bondad, la solidaridad y otrosrótulos semejantes una profe-sión perfectamente remunera-da”, así como los de los políticos,los jueces, los financieros, lossindicalistas, los críticos y gale-ristas, que comercian con el artede vanguardia , que ha conse-guido “el mayor milagro al que

    pueden aspirar las artes finan-cieras: hacer de la nada, del cero,una magnitud infinita”.

    En el último y largo tramo deeste singularísimo viaje, nuestrocicerone nos obsequia, al modode balance, con un retrato im-placable de los protagonistas delfin de siglo y su mentira politi-ca e ideológica, que eleva a sus-tancia de la Transición. Se di-ría, con todo, que en su retratode tan singular zoo el autor re-curre demasiado al trazo grueso.O prescinde de sutilezas de ma-yorcaladoretóricoenalgunosdesus pasos centrales.

    Por otra parte, es bien sabidoque cuando la crítica pretendeser total, se debilita. Como se

    debilita cuando losprincipiosycriteriosque la guían y quehubieron podidopermitirle, porejemplo, profundi-zar algo más en lapregunta sobre “losresponsables de losgrandes males queabruman el mundoeneste finaldesigloy de milenio”, si esque los hay, no que-dan suficientemen-

    te claros. Aunque tal vez esta ta-rea quede aquí reservada allector. Total, todo ha resultadoser un sueño, aunque para nues-tro cicerone se trate del sueñode la verdad.

    Va de suyo que no nos en-contramos ante una mera su-cesión de malicias más o menos–más bien menos– fundamen-tadas, que si a algo aspiran real-mente es a “vender”, sino anteun sostenido y eficaz ejerciciode verdadero ingenio, que en-tronca con el espíritu mordaz debuena parte de nuestra másidiosincrásica tradición literaria.JACOBO MUÑOZ

    L E T R A S S Á T I R A

    2 2 E L C U L T U R A L 2 3 - 1 - 2 0 1 5

    Contra el fin de sigloIGNACIO GÓMEZ DE LIAÑO

    Siruela. Madrid, 2015

    200 páginas, 13’95E

    No estamos ante una

    mera sucesión de mali-

    cias sino ante un soste-

    nido ejercicio de inge-

    nio, que entronca con el

    espíritu mordaz de

    buena parte de nues-

    tra más idiosincrásica

    tradición literariaJESÚS DOMÍNGUEZ

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  • E C O N O M Í A L E T R A S

    John Müller (Osorno, Chile,1964) escribe un buen libro so-bre la política y la crisis econó-mica española y europea, retra-tando a los sujetos en cuyasmanos estamos. Así, Zapatero:“cuandodebíadecidirentreunabatería de medidas económicassiempre buscaba las que teníanmayor repercusión política ymediática…No ha habido en laEspaña moderna un Gobiernomenos respetuoso con los Pre-supuestos Generales del Estadoque el de Zapatero”. La hipo-cresía y la manipulación del expresidente resultan patentes,mientras intenta convencer atodo el mundo de que la culpaes de “los mercados”, y de queél hizo lo mejor, sacrificándosepornosotrosparaquenonos res-cataran: “Mi obsesión fue queEspaña no cayera, que no tu-viéramos que pedir ayuda”.

    Era falso, y Leones contra dio-ses demuestra lo ficticio del rela-to según el cual José Luis Ro-dríguez Zapatero actuó siempreal dictado de poderes exteriores:al contrario, hizo lo que más leconvenía a él, dentro de unas se-veras restricciones derivadasesencialmente de su propia,equivocada y onerosa políticaeconómica en los años de la bur-buja, y después. Reconoció en2010: “no hemos podido huir dela realidad de las cuentas públi-cas”, comosino fueran las suyas.

    El mérito de John Müller se

    multiplica porque aplica el mis-mo rasero a los conservadores,además de subrayar desvergon-zadas tramas de tráfico de favo-res políticos con dinero ajeno,compra de votos y corrupcióninstitucionalizada: “Los políti-cos son capaces de alcanzaracuerdos cuando les convienepara cubrir sus gravísimos erro-res y proteger sus privilegios”.

    Llega el PP y continúa lamentira, como “la prefabrica-ción para el consumo internodel mensaje oficial sobre el res-cate”, que existió pero fue ne-gado: “Resultaba inaudito queel presidente del Gobierno pre-sentara como un