Renunciando a La TV

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 1/2 Renunciando a la TV Por Yvette Alt Miller  ¿Por qué nuestra familia no ve televisión? "¡No durarás ni una semana!".  Escuché este comentario y muchas variaciones del mismo  por parte de toda la gente a la que le conté sobre mi nueva decisión. Mi marido y yo acabábamos de tener nuestro primer hijo y yo había decidido (informándole a mi marido, quien con mucha cautela me apoyó) que construiríamos nuestra nueva familia sin que el televisor fuera parte de nuestras vidas. No sé exactamente qué fue lo que me transformó en alguien tan anti TV cuando me convertí en madre. Fui criada con una firme dieta de programas televisivos, comenzando con Plaza Sésamo y continuando con todo sho w popular de las déca das de los 80 y 90. De adulta disminuí el tiempo que pasaba frente al televisor ¿quién tiene tiempo para ello? pero aún era una ávida espectadora de TV cuando decidí experimentar dejarla del todo. Nuestro hijo tenía cólicos bastante seguido; la única forma de calmarlo era mecerlo suavemente. Desesperada, busqué mecedoras mecánicas en internet. Quizás fueron las opiniones de la gente sobre el producto las que me hicieron decidir dejar de ver televisión. “Si eres como la mayoría de los padres, pondrás esta hamaca frente al televisor”, era una de las alabanzas más comunes. Estaba horrorizada: la idea de poner así a mi bebé frente al televisor, en lugar de hablarle y sonreírle, parecía una idea muy errónea. Y esa también es la posición de la Academia Estadounidense de Pediatras, la cual recomienda que la exposición a la pantalla de los menores de dos años sea nula. “El cerebro de un niño se desarrolla con rapidez durante los primeros años y los niños pequeños aprenden más interactuando con personas, no con pantallas”, recomienda.  Mis amigas no estaban tan convencidas. "Sí, cómo no", decían ellas, señalando que no abusaban de la TV; que media hora de TV les facilitaba preparar la cena o dormir un ratito, y que sus hijos no parecían sufrir. Sus bebés realmente parecían alertas y felices, pero de todos modos decidí apegarme a mi resolución: nada de televisión para mi hijo. Además, eso significaba que habría cada vez menos televisión para mí y para mi marido. Durante unos meses nuestro televisor estuvo en su rincón usual. Lo prendí unas veces mientras el bebé dormía, pero la mayoría del tiempo se mantenía silente y oscuro. Esas primeras semanas de paternidad fueron un tiempo mágico, ni siquiera extrañamos la pantalla. El gran desafío vino unos meses después, cuando nos mudamos y decidimos no comprar un abono de televisión por cable. Nerviosa ante la realidad de no tener televisión, alquilé una pila de películas que terminé devolviendo sin mirar. Estábamos acostumbrándonos a encontrar nuestras formas de entretenimiento libre de pantallas y, para mi sorpresa, después de unas semanas de abstinencia incluso dejé de pensar en los pocos programas de TV que tanto solía disfrutar. Estábamos oficialmente libres de TV. Unos pocos años después de comenzar nuestro experimento de vivir sin televisión, nos visitó una pariente que creía que a nuestros hijos les encantaban los mismos programas de televisión que a sus amigos. Se sorprendió al ver que el tema de la televisión nunca surgió. Nuestros hijos más chicos habían conocido a todos los personajes para niños de su edad gracias a libros, y los mayores parecían haber gravitado naturalmente hacia amigos que no miraban mucha televisión.

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Neste texto é abordada a importância da família priorizar a sua relação e deixar de lado a TV MANIA.

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    Renunciando a la TV

    Por Yvette Alt Miller

    Por qu nuestra familia no ve televisin? "No durars ni una semana!".

    Escuch este comentario y muchas variaciones del mismo por parte de toda la gente a la que le cont sobre mi nueva decisin. Mi marido y yo acabbamos de tener nuestro primer hijo y yo haba decidido (informndole a mi marido, quien con mucha cautela me apoy) que construiramos nuestra nueva familia sin que el televisor fuera parte de nuestras vidas.

    No s exactamente qu fue lo que me transform en alguien tan anti TV cuando me convert en madre. Fui criada con una firme dieta de programas televisivos, comenzando con Plaza Ssamo y continuando con todo show popular de las dcadas de los 80 y 90. De adulta disminu el tiempo que pasaba frente al televisor quin tiene tiempo para ello? pero an era una vida espectadora de TV cuando decid experimentar dejarla del todo.

    Nuestro hijo tena clicos bastante seguido; la nica forma de calmarlo era mecerlo suavemente. Desesperada, busqu mecedoras mecnicas en internet. Quizs fueron las opiniones de la gente sobre el producto las que me hicieron decidir dejar de ver televisin. Si eres como la mayora de los padres, pondrs esta hamaca frente al televisor, era una de las alabanzas ms comunes. Estaba horrorizada: la idea de poner as a mi beb frente al televisor, en lugar de hablarle y sonrerle, pareca una idea muy errnea.

    Y esa tambin es la posicin de la Academia Estadounidense de Pediatras, la cual recomienda que la exposicin a la pantalla de los menores de dos aos sea nula. El cerebro de un nio se desarrolla con rapidez durante los primeros aos y los nios pequeos aprenden ms interactuando con personas, no con pantallas, recomienda.

    Mis amigas no estaban tan convencidas. "S, cmo no", decan ellas, sealando que no abusaban de la TV; que media hora de TV les facilitaba preparar la cena o dormir un ratito, y que sus hijos no parecan sufrir.

    Sus bebs realmente parecan alertas y felices, pero de todos modos decid apegarme a mi resolucin: nada de televisin para mi hijo. Adems, eso significaba que habra cada vez menos televisin para m y para mi marido.

    Durante unos meses nuestro televisor estuvo en su rincn usual. Lo prend unas veces mientras el beb dorma, pero la mayora del tiempo se mantena silente y oscuro. Esas primeras semanas de paternidad fueron un tiempo mgico, ni siquiera extraamos la pantalla.

    El gran desafo vino unos meses despus, cuando nos mudamos y decidimos no comprar un abono de televisin por cable. Nerviosa ante la realidad de no tener televisin, alquil una pila de pelculas que termin devolviendo sin mirar. Estbamos acostumbrndonos a encontrar nuestras formas de entretenimiento libre de pantallas y, para mi sorpresa, despus de unas semanas de abstinencia incluso dej de pensar en los pocos programas de TV que tanto sola disfrutar. Estbamos oficialmente libres de TV.

    Unos pocos aos despus de comenzar nuestro experimento de vivir sin televisin, nos visit una pariente que crea que a nuestros hijos les encantaban los mismos programas de televisin que a sus amigos. Se sorprendi al ver que el tema de la televisin nunca surgi. Nuestros hijos ms chicos haban conocido a todos los personajes para nios de su edad gracias a libros, y los mayores parecan haber gravitado naturalmente hacia amigos que no miraban mucha televisin.

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    Incluso mis amigas que ms aceptan la TV me dicen que no les gusta tanto en realidad. "Mis hijos estuvieron toda la maana en la casa mirando televisin!", me dijo una amiga cuando me la cruc en un hermoso da soleado. Otra amiga se quej porque sus hijos haban comenzado a copiar el insolente tono de voz y el sarcstico humor de los personajes de su programa para adolescentes favoritos.

    La publicidad es otro dolor de cabeza: la Academia Estadounidense de Pediatras estima que los nios ven 40.000 publicidades por ao en la televisin. Eso es mucha televisin. Un estudio del 2011 descubri que los nios estadounidenses menores de dos aos ven 53 minutos de TV o videos por da, un tercio de los cuales tiene incluso su propia TV en el dormitorio. Los nios mayores pasan un promedio de entre tres y cuatro horas al da mirando televisin; para cuando los adolescentes llegan a la secundaria, han pasado ms tiempo frente al televisor que en la escuela.

    Estudios recientes han mostrado que el hbito de ver televisin est asociado con tener notas ms bajas, hacer menos ejercicio y padecer sobrepeso. Ver televisin est incluso relacionado con algunas enfermedades comunes: por cada dos horas de televisin al da, los televidentes elevan el riesgo de desarrollar diabetes tipo II en un 20% y la probabilidad de tener enfermedades cardacas en un 15%.

    Sin televisin, mis hijos (y mi esposo y yo) estamos forzados a generar nuestro propio entretenimiento. Escuchamos msica juntos, jugamos juegos, leemos libros. Es cierto, la mayora de las familias lo hacen, pero yo disfruto que para nosotros no haya alternativa. Sin un escape hacia el mundo de los programas de TV, tenemos que apoyarnos mutuamente para entretenernos, para conversar, para relajarnos.

    An tenemos un televisor, y en ciertas ocasiones a lo largo de los aos (durante las olimpiadas, durante los debates de los postulantes a la presidencia) lo he encendido para mis hijos.

    Sin embargo, cuando estbamos mirando juntos esos programas especiales, en lugar de sentir una conexin mgica con los eventos, mis hijos se sintieron aburridos. Odiaron los constantes comerciales que caracterizan a las olimpiadas. Opinaron que los comentarios eran repetitivos. Y, para mi sorpresa, a m me ocurri lo mismo. En lugar de ser mgica, la TV me pareci aburrida; ni tan desafiante ni interesante como los libros, la msica u otras actividades con las que generalmente llenbamos nuestros das.

    El ao pasado me emocion al leer los comentarios de Ela Naegele, una juda ortodoxa que es una de los 83 Eruditos de Rhodes que estudian este ao en la Universidad de Oxford. Reflexionando sobre su crianza, Ela dijo que su xito se lo debe a sus padres, a quienes les agradeci tres cosas en particular: por leerle a ella y a sus hermanos en la noche, por alentarlos a estudiar a tocar instrumentos musicales y por nunca permitirles ver TV.

    Todava no hay un veredicto final respecto a nuestro experimento de vivir sin TV. Parece ser satisfactorio no poder apoyarse en el entretenimiento fcil de la televisin. Tendremos beneficios duraderos? Espero que darles a mis hijos el regalo de poder entretenerse a s mismos y de pasar tiempo de calidad con la familia y sin distracciones los beneficie en el presente y los enriquezca en el largo plazo.