Reportajes en la crónica de hoy

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Pulquerías en peligro de extinción, son desplazadas por la cerveza Ciudad de México, Domingo 6 de Febrero de 2005, (La Crónica de Hoy).- Héctor acudió a la pulquería La Unica porque quería conocer y probar la bebida “de los dioses” de la que tanto le hablaban sus amigos. El olor, sabor y consistencia hicieron que regresara cada tercer día a partir de su primer trago, que fue hace 20 años. Las antiguas pulquerías de la ciudad de México se van extinguiendo a través de los años y se estima que actualmente subsisten menos de cien de las mil 500 que había hasta 1980. Algunos de los dueños, encargados y consumidores de las pulquerías expresaron su preocupación por la desaparición de las mismas. Ignacio Hernández, empleado de dicha pulquería, afiliada al Sindicato Unico de Trabajadores de la Industria Magueyera dijo a Crónica que el dueño Jorge Carrasco ha conservado el mismo estilo colonial por más de 50 años en ofrenda a los aztecas. “Un estilo cultural indígena, con las paredes pintadas de paisajes, mesas, sillas y puertas de madera rústica, pisos cuarteados, barras de piedra y espejos con marcos de plata”, comentó. Ambos coincidieron en que las pulquerías pasan por un estado de decadencia debido a la popularidad de la cerveza y a la aparición de bebidas alcohólicas más potentes y baratas como el aguardiente y la caña, sin agregar el surgimiento de los bares, cantinas y discotecas. Hernández comentó que en años pasados el consumo diario del pulque era de por lo menos mil litros diarios. Indicó que ahora el consumo máximo es de aproximadamente una castaña barril de madera, es decir, 125 litros de pulque. Esta cifra se llega a triplicar los fines de semana, pero aun así ya no es como antes. Sus precios, como en la mayoría de las pulquerías, oscilan entre los cinco y los 25 pesos por litro, dependiendo lo que se pida, ya sea pulque natural, curado o especial.

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Pulquerías en peligro de extinción, son desplazadas por la cerveza

Ciudad de México, Domingo 6 de Febrero de 2005, (La Crónica de Hoy).- Héctor acudió a la pulquería La Unica porque quería conocer y probar la bebida “de los dioses” de la que tanto le hablaban sus amigos. El olor, sabor y consistencia hicieron que regresara cada tercer día a partir de su primer trago, que fue hace 20 años.

Las antiguas pulquerías de la ciudad de México se van

extinguiendo a través de los años y se estima que actualmente subsisten menos de cien

de las mil 500 que había hasta 1980.

Algunos de los dueños, encargados y consumidores de las pulquerías expresaron su

preocupación por la desaparición de las mismas.

Ignacio Hernández, empleado de dicha pulquería, afiliada al Sindicato Unico de

Trabajadores de la Industria Magueyera dijo a Crónica que el dueño Jorge Carrasco ha

conservado el mismo estilo colonial por más de 50 años en ofrenda a los aztecas.

“Un estilo cultural indígena, con las paredes pintadas de paisajes, mesas, sillas y puertas

de madera rústica, pisos cuarteados, barras de piedra y espejos con marcos de plata”,

comentó.

Ambos coincidieron en que las pulquerías pasan por un estado de decadencia debido a la

popularidad de la cerveza y a la aparición de bebidas alcohólicas más potentes y baratas

como el aguardiente y la caña, sin agregar el surgimiento de los bares, cantinas y

discotecas.

Hernández comentó que en años pasados el consumo diario del pulque era de por lo

menos mil litros diarios.

Indicó que ahora el consumo máximo es de aproximadamente una castaña —barril de

madera—, es decir, 125 litros de pulque. Esta cifra se llega a triplicar los fines de semana,

pero aun así ya no es como antes.

Sus precios, como en la mayoría de las pulquerías, oscilan entre los cinco y los 25 pesos

por litro, dependiendo lo que se pida, ya sea pulque natural, curado o especial.

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El pulque natural es el blanco, recién salido de la castaña, más económico — cinco

pesos— y el más solicitado por la gente mayor, es el curado mejor conocido como el de

sabor. Los hay de piña, limón, fresa, mamey, guayaba, jitomate, melón, betabel, piñón,

nuez, avena; los especiales son la especialidad de la casa y regularmente llevan más

ingredientes como huevos tibios, leche y chile cascabel.

En tanto, María de los Angeles, empleada de la misma pulquería, hizo un llamado a los

jóvenes a que ayuden a preservar estos lugares que quedan no sólo en el Distrito

Federal, sino en todo el país, “porque no se puede quedar uno con los brazos cruzados

en espera de ver cuántas más se borraran del mapa”.

Una de las primeras pulquerías es La Hermosa Hortensia, abierta desde 1936 y bajo

licencia número 0010 —de las primeras expedidas—.

Leonardo Díaz de Dios quien lleva trabajando siete años en el lugar contó a Crónica que

por esta “pulcata” han pasado muchos personajes públicos como Tin Tan, Pedro Vargas,

Pedro Infante, Carlos Hank González, Emilio Azcárraga, Camacho Solís, el negro Durazo

y Café Tacuba, “la han pisado y la prueba son sus fotos con sus firmas”, que se

encuentran colgadas en una de las paredes.

El hombre de aproximadamente 50 años asegura que esta pulquería es buscada por

estadunidenses y europeos cuando visitan nuestro país, ya que es una de las más

viejitas.

Sin embargo, lamentó que se esté perdiendo la tradición de esta bebida. “Ya no es un

negocio redituable, ya no es como antes, donde siempre estaba lleno, hasta se hacían

filas largas para beber un trago de pulque. El pulque es lo más antiguo que hubo, es la

bebida antigua de los aztecas, es la llamada —bebida de los dioses—”, comentó,

Leonardo Díaz de Dios.

Dijo que respetan las reglas de los inspectores pues están en busca de cualquier

descuido para sacar algún provecho de multa y aunque el libro de Protección Civil los

respalda, éste les cuesta 13 mil pesos, lo cual es muy caro para el negocio.

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Desde hace más de cincuenta años en avenida Cuauhtémoc número 39 se encuentra la

pulquería La hija de los apaches, misma que es administrada por el exboxeador y dueño,

Epifanio Leiva, El Pifas.

Leiva comentó que a su pulquería han concurrido personalidades conocidas como el

escritor Armando Jiménez, autor del libro Picardía Mexicana, el locutor de ABC Radio

Jorge Manuel Hernández, el trovador Paco Maldonado y la actriz Martha Elena Cervantes.

El pifas mostró el arduo trabajo que le ha costado mantener como en sus principios el

estilo de la pulquería, aunque confesó que sólo ha renovado los baños de las damas por

higiene y para su comodidad.

“Las autoridades mexicanas, a partir de la gestión de Ernesto Uruchurtu y durante la

gestión del Partido Revolucionario Institucional (PRI) han impuesto reglamentos absurdos

para todas las pulquerías que les parecen centros de vicio”, expresó.

Por otra parte, el joven Luis Ramírez, consumidor de esta pulquería, lamentó que se estén

perdiendo estas bebidas tradicionales.

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Mujeres mineras 'llevan las riendas' en fundos de Zacatecas

(La Crónica de Hoy / Mario Hernández en Zacatecas |

Nacional / Domingo 30 de Octubre, 2005)

Sumergidas a más de dos mil metros bajo tierra desde

que amanece hasta que anochece, de estatura mediana,

complexión robusta, ojos grandes y tapizadas de pies a

cabeza con herramientas de trabajo y elementos de

seguridad; son amas de casa, madres de familia, pero

sobre todo, son mujeres que decidieron incursionar en la

minería y que a diario “llevan las riendas” de las áreas de “más responsabilidad” en la

mina Francisco I. Madero, la que contribuye con el 4.6% del Producto Interno Bruto

minero anual del país.

Conocida por ser la más pequeña del país y la de mayor producción mensual en Plomo y

Zinc, —32 millones de dólares—, Francisco I. Madero fue la primera mina en contratar

mujeres para laborar en las entrañas de la tierra, mismas que, según sus contratistas

“contribuyen con el 98 por ciento del trabajo intelectual en las áreas más recónditas: las

de operación y controles”.

Los ingenieros de la mina —a la que Crónica se adentró— dicen que su producción de

minerales podría ser “muy bueno”, comparado con el informe de enero de 2005 de Metals

Week, que destacó que la producción de zinc refinado mexicano en 2004 se incrementó

2.7% respecto al año anterior y que por primera vez en la historia superó el volumen de

los 10 millones de toneladas anuales.

Al adentrarse en la profundidad de la tierra, (dos mil 230 metros bajo la superficie),

reportero y fotógrafo de este diario, cubiertos de pies a cabeza con el equipo de seguridad

y protección necesarias, en un carrito especial, guiados por un sinnúmero de

señalizaciones y luces en el camino nos encontramos con Rosa Espino Hernández, de

aproximadamente 40 años, operadora de controles de una trituradora para moler rocas.

La explicación de Rosa sobre su labor dentro de la mina, se ahoga entre el ruido de la

trituradora, el polvo y las luces de los cascos.

—Mi trabajo es pasar el mineral a bandas para que salga y que ahí le den otro proceso.

Prendo el sistema de la quebradora, las bandas una y dos, así como el alimentador, las

cuales suben el material más pequeño a la planta para que separen los minerales del

material inservible.

“Como minera me da mucho orgullo andar aquí. Aquí no hay accidentes fuertes. Tengo

tres hijos, soy divorciada y trabajo para sostenerlos. Estoy a gusto en la empresa y me

dan un buen sueldo”, agrega.

Rosa asegura que aunque trabaja cuatro días, doce horas cada turno, con tres días de

descanso seguidos, “es un orgullo ser minera”, sobre todo, porque “las zacatecanas no

podemos estar sin quehacer”.

Fabiola Campos, encargada de rebajes, rebasa los 30 años, y lleva en la mina cuatro,

asegura: “Me siento a gusto, me gusta y no se me hace pesado porque se acostumbra

uno al trabajo”.

“Aquí llenamos los camiones para que los lleven a la tolva de paso para que caigan en la

quebradora y ya de ahí sale en las bandas trituradoras hasta superficie”, asegura Fabiola.

En tono desafiante y firme en sus palabras; la minera de baja estatura, morena y de ojos

grandes, subraya: “Sí podemos, sí hemos podido salir adelante aquí y no hay accidentes

ni problemas con los muchachos porque nos entienden y trabajamos con compañerismo”.

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CHIQUITA PERO JUGOSA. El asesor técnico de operación de “Francisco I. Madero”, el

ingeniero David Jiménez Guzmán explicó que la mina produce “200 mil toneladas de

mineral por mes. Son las que debemos de extraer y que la planta de beneficio para sacar

de ahí el concentrado de zinc que andan alrededor de las once mil toneladas al mes”,

respondió.

Y explica que “la empresa, al mes, invierte 30 millones de pesos en costos operativos y

genera, dependiendo de la concentración del zinc, unos 32 millones, siendo una utilidad

bruta de dos millones por mes”.

Sergio Belman, secretario general del sindicato de la mina Francisco I. Madero, y

Armando Sánchez, líder de relaciones industriales en la compañía (iniciadores de la

explotación de la mina), coincidieron en que “las mineras, funcionan excelente” para

Peñoles.

HISTORIA. La mina zacatecana Francisco I. Madero, inició operaciones en 1887 e

Industrias Peñoles comenzó su exploración con la adquisición de la Reserva Nacional al

final de 1994, concluyendo en septiembre de 1999 a explotar sus recursos.

Del año 2001 al segundo trimestre de 2005, Francisco I. Madero produjo en plomo —de

959 toneladas a cuatro mil 254— y en zinc —de catorce mil 132 a 33 mil 522 toneladas—,

lo que representa el primer lugar a nivel nacional.

El auge del consumo de minerales como el zinc se ha beneficiado ampliamente de las

altas cotizaciones a partir del año 2000, y aunque en 2001 la minería mexicana paso por

una grave crisis, para el 2003 se logró una importante recuperación el año pasado que

favoreció a un crecimiento del producto interno bruto (PIB) minero de 4.6% anual en 2004,

el más alto de los últimos cuatro años.

La industria minera en México contribuyó en los primeros meses de 2001 a la creación de

empleos directos e indirectos para alrededor de 500 mil personas.

El total de la población trabajadora en la mina es de: 36 mujeres y 210 hombres.

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Custodia un fantasma la Hostería de Santo Domingo

La Crónica de Hoy / Ciudad / Domingo 24 de Abril,

2005

Poseedora de la licencia de funcionamiento número dos

en el Distrito Federal, la Hostería de Santo Domingo es

uno de los inmuebles con más antigüedad en la ciudad

que funcionan como establecimientos culinarios.

Conocida por albergar al fantasma de un monje y tener

en sus paredes cientos de firmas y fotografías de

personajes públicos quienes, desde 1860, la visitan para comer sus famosos chiles en

nogada, la Hostería abrió sus puertas como restaurante en 1860.

A decir de Margarita Orozco Manzo, gerente y una de los dueños del lugar, la Hostería de

Santo Domingo “puede presumir de ser el segundo sitio culinario más antiguo del país”,

pues el establecimiento en obtener la primer licencia de funcionamiento es la cantina El

Nivel y la tercer licencia se le otorgó al bar La Opera. Las tres se localizan en pleno

Centro Histórico.

Margarita, orgullosa, afirmó que “los comerciantes del Centro Histórico nos dieron el

nombre de “la Catedral de los chiles en nogada” y confesó que “otros restaurantes de

prestigio vienen a comprarnos y surtirse de chiles en nogada para revenderlos, pero no

quiero decir sus nombres porque no es ético”.

Estilo. Colonial y barroco la Hostería de Santo Domingo alberga en sus amplias paredes

de tres por cuatro metros e incluso más grandes, cuadros de pintores y fotografías de los

actores, periodistas y políticos que han visitado el lugar.

Sus mesas de madera, cubiertas con manteles amarillos, blancos y azules, que

combinados con los colores rosa y blanco de las paredes, son una muestra de la

algarabía mexicana, que se complementa con el tradicional papel picado que cuelga de

sus techos.

Una de sus principales características son las cientos de firmas que están en los muros y

arcos internos. Entre ellas destacan las de María Félix, Mario Moreno Cantinflas, Angélica

Vale, Angélica María, Jacobo Zabludovsky e incluso la del secretario de Gobernación,

Santiago Creel, y el desaforado Andrés Manuel López Obrador.

“José Alfredo Jiménez, poco antes de morir, habló a la hostería para pedir unos chiles en

nogada, y así poder descansar en paz”, expresó Margarita.

Nadie se los acaba. La especialidad de la casa son los chiles en nogada.

“Nuestros chiles en nogada cuestan 155 pesos y cada pieza pesa de medio kilo a 600

gramos. La gente pide medio chile porque nadie se lo acaba, prefieren llevárselo porque

están muy grandes”, relata Margarita.

Aclaró que en la hostería “no es caro, más bien es la cantidad de la comida, y un platillo

que data de 1821 debe ser bien preparado”.

Según marca la historia, el origen de los chiles en nogada data de los tiempos de Agustín

de Iturbide, cuando éste viajó a Puebla y las monjas del Convento de Santa Mónica

idearon un platillo que simbolizara los colores de la bandera nacional (trigarante) para

celebrar la firma del Tratado de Córdoba.

Margarita Orozco manifestó que para poder tener disponible el platillo todo el año, traen la

materia prima de diferentes estados de la República.

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“Los ingredientes los traemos todo el año de Puebla, pero en diciembre y enero, los

meses más difíciles porque no hay granada, la conseguimos en Jalisco, que es cuando se

da ese fruto”, dijo Orozco.

Además de los chiles en nogada, la Hostería de Santo Domingo cuenta con un menú que

está integrado por 70 platillos, en donde destaca la pechuga ranchera con nata.

Fantasma Guardían. A decir de Margarita “aquí es seguro, y lo afirmamos porque la

hostería es vigilada por el fantasma de un monje que se pasea por todo el interior del

lugar, ya que antiguamente —y como su nombre lo indica—era un lugar sagrado, de

santos”.

Desde que alzó su cortina, nunca ha cerrado. Lleva cerca de 53 mil días recibiendo

comensales.

Por sus pasillos han transitado los presidentes de la República José López Portillo, Luis

Echeverría y Miguel de la Madrid, quienes en una ocasión coincidieron y se sentaron en la

misma mesa a comer chiles en nogada.

Tradición vs modernidad. La Hostería de Santo Domingo es administrada por la familia

Orozco Manzo. Rocío, Salvador, Sergio y Margarita se turnan diariamente, los 365 días

del año, para recibir a los clientes, algunos procedentes de otros estados de la República,

para degustar las enchiladas verdes, otra especialidad de la hostería.

Ante los cambios y transformaciones que va teniendo día con día la ciudad, Margarita

Orozco no cree que a este tipo de lugares los devore la modernización, porque “los

turistas de todo el mundo que llegan buscando nuestra hostería y los clientes selectos y

frecuentes que vienen todo el tiempo levantan el negocio”.

Aunque reconoció que sobrevivir es difícil porque se tienen que ir ajustando a los cambios

y exigencias de la gente y las autoridades capitalinas.

José Luis Herrera Sánchez, mesero con 44 años laborando en el lugar, expresó que “es

un gran orgullo trabajar en lugares como estos, llenos de tradiciones y costumbres que

dejaron nuestras raíces indígenas”.

“No por nada es conocida como la mejor en preparar chiles en nogada”, indicó.

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El Nivel, la cantina que han pisado desde Santa Ana hasta Zedillo

La Crónica de Hoy / Ciudad / Domingo 13 de Febrero, 2005 Todos los presidentes de México la han visitado, desde el general Antonio López de Santa Ana, Benito Juárez, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo e incluso el fallecido candidato a presidente por el PRI, Luis Donaldo Colosio.

La cantina El Nivel además de tener la licencia número uno, puede presumir de ser la más antigua del país y Centroamérica. Jesús Aguirre, lleva cerca de 50 años como dueño de la cantina y expresa que se siente feliz de ser el primer mexicano en obtener un negocio como éste, ya que en ese entonces la mayoría pertenecían a burgueses españoles. Rubén Aguirre, hijo de don Jesús y también dueño de El Nivel, señala un cuadro colgado en la pared, donde está el permiso que les otorgaron en esa época, indicando que es el No. 1 que se expide en la ciudad de México. “Es bonito conservar algo histórico porque aparte de ser cantina, pues es algo antiguo, claro que aparte de tener historia tenemos cultura, puesto que tenemos aproximadamente 85 pinturas que nos donó de por vida la Academia San Carlos y varias fotografías inéditas de ese entonces”, expresó Rubén Aguirre. La han pisado y la siguen frecuentando políticos, pintores, escritores, artistas, antropólogos y presidentes. “Ignacio López Tarso, Eduardo Yáñez, Gloria Trevi, Ana Martín y el grupo Café Tacuba acuden a echarse sus tragos y su botana”, dijo. Declaró que personajes importantes de la vida nacional como José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Luis Donaldo Colosio e incluso el presidente cubano Fidel Castro han estado ahí. Señaló que el jefe de gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador también acude a echarse sus copitas. De igual forma señaló que periodistas de Amsterdam, Checoslovaquia, Miami, Costa Rica, California, Venezuela y España acuden a su establecimiento. Comodidad. El Nivel tiene una fachada barroca y en su interior las paredes reflejan la cultura e historia de la cantina, se aprecia el arte de la pintura en una pared con más de 80 pinturas, hay fotografías de varias épocas, caricaturas de cartonistas en un espacio rústico y sus sillas, sillones y mesas en combinación verde-madera le dan un toque intelectual. El piso de mosaico recién lavado con pino mezclado con la humedad de la arquitectura barroca, el olor de las bebidas que se sirven en ella y el vapor de las botanas que se preparan en cazuelas de metro y medio, a una esquina de la barra, dan un aroma exótico. Con un precio que va de los 25 a los 200 pesos por copa, los visitantes puede disfrutar de un ron, brandy, coñac, wisky, cerveza o tequila, que incluye botanas como cacahuate, pancita, sopes, carnitas, albóndigas, pollo, carne, chicharrón, chile en nogada y milanesa.

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Contemplando el espacio reservado de una pared para las caricaturas del cartonista Heras, Aguirre comenta que el negocio ya no es tan redituable como antes “apenas sobrevivimos”. “Es bonito porque es un sitio donde viene todo público y porque las cantinas no son malas, malas son las que salen en la televisión, en las que entran a balazos y hay broncas, que se le derogue esa imagen. Una cantina es para ver los partidos de futbol con los amigos, que se les quite el estrés, es un tipo de ambiente de convivencia y no me gustaría que se cerraran este tipo de negocios para que se sirvan conservando durante mucho tiempo”, expresó. El mesero Rogelio Frausto Rodríguez, mejor conocido como “Colosio”, de aproximadamente cincuenta años, lleva más de dos décadas laborando en El Nivel y ha atendido a políticos como el secretario de Gobierno del DF, Alejandro Encinas. “Es un gusto laborar en una cantina llena de cultura donde la gente viene a celebrar un negocio, una victoria, una derrota, una decepción amorosa o una conciliación”, manifestó. También trabajadores jóvenes como Víctor Zapata, mesero de 20 años, opinó que estas cantinas antiguas deben perdurar por mucho tiempo en nuestro país, porque es parte de la cultura de los mexicanos. El Nivel tiene muy buena vibra, porque se llena seguido y es muy satisfactorio ver que asista tanta gente”, comentó. Por otra parte, el cliente y doctor Miguel Angel García, trabajador de plataformas marinas en Pemex, dice que se han perdido estas cantinas con este tipo de características históricas, de las que se utilizaban para hacer negocios. “Tengo más de 40 años de conocer El Nivel y más de 20 años de entrar a beber una copa y aunque vengo unas dos veces al año debido a mi trabajo no cambio el lugar por ningún otro moderno”. En un clima cálido, debajo del giro de las aspas del ventilador se empinan en la barra unos tarros de cerveza personas que a simple vista se les nota que son empresarios, como el caso del norteamericano David. David, un estadunidense que se encontraba en la barra, recargando los brazos sobre la misma y con la pierna derecha sobre el descansa pies, dijo que supo del lugar por un libro de historia latina y de ahí le llamó la atención para visitar México. Su historia. El Nivel abrió sus puertas por primera vez el 2 de febrero de 1855 con un permiso expedido por el propio presidente Benito Juárez, pero no fue sino hasta 1872 cuando obtuvo la licencia. Su nombre tiene raíz en una escultura erigida para señalar el nivel existente en comparación con el lago de Texcoco. El Nivel recibió un reconocimiento del ex regente de la ciudad, Oscar Espinosa Villareal, por cumplir 150 años de existencia y está próximo en cumplir su aniversario número 200.

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El recuerdo de un plomazo

La Crónica de Hoy / Ciudad / Domingo 27 de Febrero, 2005

Turistas nacionales y extranjeros acuden al bar La Opera en busca de historia. Conocido por el plomazo de Pancho Villa, el lugar es uno de los más antiguos del

país, ya que cuenta con la licencia número tres expedida desde 1876. Además, está catalogada como una pieza histórica por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

La ciudad capitalina alberga desde hace 129 años el bar donde el general Francisco Villa disparó al aire con su revolver para calmar el desorden que la gente tenía. La perforación de la bala que hizo el revolucionario aún se puede apreciar en el techo de este lugar

Zoraida Escudero Castellanos, dueña de La Opera desde hace 50 años, dijo a Crónica que no se puede tocar, ni mover nada del inmueble ya que todo es auténtico “desde que abrió sus puertas por primera vez en los tiempos de la Revolución. Lo único que se le da, es mantenimiento”.

Aseguró que a su bar no le afecta la modernización, ni los avances tecnológicos, sino lo externo, “lo que sucede, los plantones, las manifestaciones, las obras de remodelación, ese tipo de situaciones es lo que nos afecta. Aunque abran cinco restaurantes al lado, la ópera es la ópera”.

“Tenemos el respaldo del turismo, porque estamos en casi todas las guías de turista del mundo y ello debido a que la gente mexicana no valora su cultura y sus tradiciones”, agregó.

Por otra parte, el capitán de meseros del restaurante bar, Sergio González Escamilla, aseveró que frecuentemente asisten los políticos, Diego Fernández de Cevallos, Enrique Jackson, Joel Ortega, Pablo Gómez, Vicente Fox, y los artistas, Gonzalo Vega, Blanca Guerra, Susana González y el grupo de rock Molotov.

“A un año cuatro meses de laborar aquí, para mí sigue siendo y siempre será un honor trabajar aquí, porque este lugar es conocido internacionalmente y gente de otros continentes asiste después de ver en los libros que este bar es el más antigüo de México”, comentó.

Además, consideró que este tipo de lugares no pierden su estilo por una renovación tecnológica, sino por la falta de cultura que se inculca a las nuevas generaciones, “la falta de apreciación de la belleza”.

Por ello, invitó a las personas para que lleven a sus hijos para que “conozcan, vean y aprecien dichos lugares en el país, principalmente en el Centro Histórico y no se pierdan esas tradiciones”.

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Por el bar han pasado desde Porfirio Díaz y su esposa Carmen Rubio; Emiliano Zapata, Francisco I. Madero, Victoriano Huerta, Miguel Alemán, Adolfo López Mateos hasta el presidente de la República, Vicente Fox Quesada.

“La mayoría de funcionarios ha asistido, el único que ha faltado es el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador”, expresó la dueña.

La mujer mencionó que acuden celebridades de otros ámbitos como, José Luis Cuevas, Sofía Bassi, Carlos Monsiváis, Gabriel García Márquez y Jacobo Zabludovzky.

En el lugar se han filmado películas como, Pecado Original con Antonio Banderas y Angelina Jolie, videos musicales de Tania Libertad y comerciales de vinos internacionales.

La historia. La Opera fue fundada en 1876, por unas hermanas francesas que inicialmente la abrieron como una pastelería, dos años más tarde decidieron cambiarle de giro e inauguraron “esta joya nacional” — como la nombró la dueña— que hasta el momento se encuentra en la esquina de Cinco de Mayo y Filomeno Mata en el Centro Histórico.

El estilo colonial de La Opera es atractivo por la madera fina y bien conservada que ha perdurado a pesar del paso de los años, al igual que los muros, espejos, ventanales, pinturas, candelabros y lámparas con las que cuenta. En su mayoría, el decorado es marfil y color dorado.

Con un espejo en la barra que refleja el acomodo de los vinos, whiskys, cognacs y cervezas, llaman la atención de la clientela.

Los platillos como chamorros, paella, lechón, cabrito, caracoles tienen un costo que va de los 70 a los 180 pesos. Además, las bebidas son accesibles al bolsillo del cliente.

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Explotación laboral y sexual, dura realidad para los niños campesinos

(La Crónica de Hoy / Nacional / Domingo 30 de Abril, 2006) Los niños José y María prefirieron no dar su apellido. Ambos son discriminados por ser campesinos, hablar diferente y tener un color de piel tostado a causa de las arduas horas de trabajo bajo el sol. Él: delgado, baja estatura, con la mirada triste y el cuerpo semidesnudo. Ella: morena, regordeta, cabello teñido de rubio y vestida para la esquina.

El campesino resume su condición: “Vengo de Veracruz, no estudio porque mi familia es pobre, tengo que trabajar de sol a sol para ganarme unos centavos y ayudarle a mis papás. A veces no comemos más que tortillas y si bien nos va un pan... y estoy aquí para protestar... tenemos derechos, no me da pena”. Así expresó a Crónica José, quien con lagrimas constantes, los pantalones, la playera y el sombrero en los pies, miraba el pasar de los carros sobre Paseo de la Reforma, aguantaba la burla de los automovilistas y el chiflido de las mujeres que caminaban bien vestidas. María (sexoservidora) también explicó su situación, la cual, dijo, es “humillante y denigrante”. Comenzó por decir que vino del campo, y continuó: “Esto no es un trabajo, es una humillación para cualquier mujer, el vender tu cuerpo por unos pesos —no se vale—, la igualdad parece inexistente para las mujeres y más si somos ex campesinas que nos trajeron bajo engaños”. Estacionada en el barrio de La Merced y con un pie recargado en el poste de la calle aledaña al metro Pino Suárez de la ciudad de México, agregó que desde pequeña fue acogida por un hombre que se encontró en la central de autobuses y que la “ayudó” a conseguir trabajo. LAS REALIDADES. La Confederación Nacional Campesina (CNC) señaló que el caso de José se suma al de tres millones de niños y adolescentes que laboran en campos agrícolas bajo condiciones mínimas de protección laboral y que los obliga a dejar la escuela para aportar al ingreso familiar. En un documento cenecista se precisa que debido a la condición social y económica, más de un millón de niñas y niños menores de 14 años soportan jornadas de hasta diez horas diarias por un sueldo apenas superior a los 20 pesos sin hacerles válidas las horas extra. Dichas cifras revelan que en los estados de atracción para la población migrante —norte y noroeste del país—, del total de jornaleros agrícolas, el 27 por ciento está compuesto por niños de entre 6 y 14 años. De ellos, el 53 por ciento son varones y el 47 por ciento son mujeres. Prostitución de menores. La asociación “Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer” informó que “tan sólo en el barrio de La Merced, en el Distrito Federal, hay más de mil 200 menores de edad que son víctimas de la prostitución”. Indicó que los principales lugares de reclutamiento son la Central de Abasto, mercados, los jardines de Bellas Artes, centrales camioneras, bailes de colonias populares y sus propias comunidades de origen. Icela Madrid Romero, directora de dicha organización, destacó que miles de niñas y adolescentes son explotadas sexualmente en el Distrito Federal por “padrotes” o “madrotas” que se aprovechan de las necesidades económicas de las familias. Además, precisó que las causas por las que se logra “enganchar” a las adolescentes y niñas para su explotación sexual son principalmente la extrema pobreza, la violencia intrafamiliar, el rapto y la emigración del campo a la ciudad.

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México está entre los primeros 28 países y el quinto en América Latina en el que las bandas de traficantes de personas “enganchan” a más víctimas, que en su mayoría son destinadas a explotación sexual comercial y el trabajo forzado, aseguró la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito. Asimismo, un reporte de 2006 del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), especifica que la SEP también reconoce que hay cerca de 500 mil menores de 14 años que dejan sus comunidades para buscar trabajo en los campos agrícolas. Sin embargo, añadió que “otras aproximaciones señalan que hay entre 750 mil y un millón 200 mil niños jornaleros migrantes”. De acuerdo a números de la Universidad Iberoamericana y la fundación Día de la Nutrición Infantil, señalan que en México 1.5 millones de niños, en su mayoría habitantes de municipios con extrema marginación, “aún padecen graves condiciones de desnutrición”. Además, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, asegura que poco más del 90 por ciento de los niños con desnutrición se concentran en los estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Yucatán, Puebla y Estado de México.

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Iztapalapa, Tlalpan y Tacuba, cumplen 680 años (La Crónica de Hoy / Cultura / Domingo 13 de Marzo, 2005) Las primeras cuatro calzadas de la Ciudad de México: Tepeyacac, Iztapalapa (ahora San Antonio Abad), Tlalpan y Tacuba, cumplen este año su aniversario 680, tiempo en el que han sido transitadas por carruajes igual que por automóviles, y en el que han sufrido desde modificaciones físicas hasta cambios de nombre. “La capital del Imperio Azteca —fundada en el año 1325— tiene desde ese entonces a las calzadas de Tepeyacac, Iztapalapa, Tlalpan y Tacuba. También años más tarde se creó la calle Real y la de Donceles”, refirió en entrevista con Crónica, Julia Martha de la Rocha, curadora y restauradora del Archivo Histórico del Distrito Federal (AHDF). “Antiguamente la ciudad era un islote de tres kilómetros cuadrados y las calles como tal aún no existían, pero tenían ya puentes de comunicación para trasladarse del lago periférico a la tierra firme de en medio (Tenochtitlán)”, y son las ya mencionadas”, comentó De la Rocha. Dichas avenidas contaban a intervalos regulares con puentes movibles de madera para permitir la circulación de un lado a otro. De igual forma confirmó que la primera calle que se hizo en la Ciudad de México fue el Camino Real que pasaba frente a Plaza de la Constitución, misma que ahora lleva este último nombre, aunque la vía de Donceles no se queda atrás y le sigue los pasos para ubicarse como la segunda más antigua del país. En torno a la designación de los nombres de las calles, la restauradora aseguró que el pueblo era el que los asignaba, en relación con determinada construcción que las identificara o algún suceso notable. De tal forma, dijo, “si había como referencia una iglesia, la bautizaban con el nombre del templo, o si había una actividad determinada le ponían como tal, como por ejemplo la calle de Moneda, llamada así porque ahí se acuñaba la moneda. Donceles (fue nombrada así) por un colegio prehispánico de doncellas, o bien, si vivía un personaje célebre le daban su nombre”. Debido a que en la antigüedad el pueblo era el que nombraba a todas las calles, callejones, calzadas y puentes, la capital era un caos, por lo que el ayuntamiento de ese entonces decidió poner orden y crear una nomenclatura para designarles un calificativo adecuado. El Ingeniero Roberto Gayol fue quien formó la primera nomenclatura —“Gayol”— en la que divide sur, norte, oriente y poniente. Desde el punto de Correo Mayor crear la nomenclatura y entonces ya pone en una acera los números pares y en otra los nones. El pueblo no aceptó las nuevas reglas, por lo que en 1904 se hizo una comisión de vocabulario para que se retomaran los nombres antiguos pero quitando los ridículos o chuscos, como los del Callejón del Pipis, La Machincuepa, El Refugio, Príncipes y retomando antiguos como Donceles y Tacuba. Así, en 1911 se empiezan a cambiar los nombres de las calles. La Deliberación de Cabildo de la Sala de comisiones del 10 de diciembre de 1903, redactada por los funcionarios Miguel Quevedo, J. Galindo y Nicolás Mariscal muestra lo siguiente: “El ayuntamiento opina que el remedio más conveniente y sencillo del actual desorden de la nomenclatura de las calles de la ciudad debe consistir en conservar la antigua nomenclatura ampliándola y perfeccionándola por una Comisión Especial de la propia Corporación”.

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También explica que el nombre de las calles que pertenezca a una misma línea, deberá ser uno solo, variando únicamente cuando haya una división bien marcada por el cruzamiento de una avenida o que cambié notablemente de anchura.

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