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Cambios en el uso de la tierra y el balance de agua en ecosistemas semiáridos: el desmonte selectivo en el Chaco árido analizado a diferentes escalas espaciales Tesis presentada para optar al título de Doctor de la Universidad de Buenos Aires, Área Ciencias Agropecuarias Victoria A. Marchesini Bióloga Universidad Nacional de Córdoba 2001 IFEVA Instituto de Investigaciones Ecológicas y Fisiológicas vinculadas a la Agricultura Escuela para Graduados Ing. Agr. Alberto Soriano Facultad de Agronomía – Universidad de Buenos Aires

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Cambios en el uso de la tierra y el balance de agua en

ecosistemas semiáridos: el desmonte selectivo en el

Chaco árido analizado a diferentes escalas espaciales

Tesis presentada para optar al título de Doctor de la Universidad de Buenos Aires, Área Ciencias Agropecuarias

Victoria A. Marchesini Bióloga

Universidad Nacional de Córdoba 2001

IFEVA Instituto de Investigaciones Ecológicas y Fisiológicas

vinculadas a la Agricultura

Escuela para Graduados Ing. Agr. Alberto Soriano Facultad de Agronomía – Universidad de Buenos Aires

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COMITÉ CO�SEJERO

Director de tesis Roberto J. Fernández Aldúncin

Ingeniero Agrónomo (UBA) Doctor en Biología (Ph.D.), Duke University

Co-director Esteban G. Jobbágy

Ingeniero Agrónomo (UBA) Doctor en Biología (Ph.D.), Duke University

Consejero de estudios Carlos M. Di Bella

Ingeniero Agrónomo (UBA) Doctor del Institut National Agronomique Paris-Grignon

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JURADO DE TESIS

Tomas Miguel Schlichter Ingeniero Agrónomo (UBA)

Doctor en Ciencias Forestales (Universität Göttingen Georg-August)

Sandra Janet Bucci Licenciatura en Ciencias Biológicas (UBA)

Doctor en Biología (UBA)

Diego Ezequiel Gurvich Biológo (Universidad Nacional de Córdoba)

Doctor en Cs. Biológicas (Universidad Nacional de Córdoba)

Fecha de defensa de la tesis: 28 de Marzo de 2011

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"Quien no conoce nada, no ama nada. Quien no ama nada, no comprende nada. Quien nada comprende, nada vale. Pero quien comprende también ama, observa, ve. Cuanto mayor es el conocimiento inherente a una cosa, más grande es el amor. Quien cree que todas las frutas maduran al mismo tiempo que las frutillas nada sabe acerca de las uvas." Paracelso, 1541.

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AGRADECIMIE�TOS Esta tesis es el producto de varios años de trabajo bajo la compañía, guía y apoyo de mucha gente. Quiero agradecer en primer lugar a lo que yo he llamado “el trío REC”, tres personas que han contribuido a enriquecer mi formación académica y personal: a Roberto Fernández, a Esteban Jobbágy y a Carlos Di Bella. Durante estos años cada uno de ellos me ha ayudado con conocimiento, experiencias y buenos consejos a que esta tesis pueda llevarse a cabo. Estoy muy agradecida por el aliento, el soporte económico, la paciencia y la buena voluntad con la que me han guiado a lo largo de este proceso. Quisiera agradecerle a las instituciones que financiaron el doctorado, a CONICET por mi beca doctoral, a IAI-NSF, ANPCyT, FAUBA por el soporte de los viajes al campo, de los viajes a congresos, cursos y de todas las actividades que contribuyeron en mi formación. En particular quiero darle las gracias a AridNet y a Jim Reynolds por su gran ayuda este último año. Un agradecimiento especial a SER BEEF Argentina, por permitirme trabajar en su campo y por brindarme apoyo logístico en numerosas ocasiones. A las familias de V. Gómez, B. Gómez y R. Gonzáles por la gran ayuda en las tareas de campo y por los mates al terminar las jornadas. A Alejandro Sánchez, Javier Di Genaro y a Facundo Pérez Pinto por los permisos y toda la información referida a los rolados en San Luis. A mis queridos amigos del grupo GEA: a Marcelo Noseto, Silvina Ballesteros, Celina Santoni, Germán Baldi, Rox Aragón, John Kim, Dush Jayawickreme, por la compañía y por la linda amistad que forjamos estos años. A Esteban Crespo, Ricardo Páez, Ana Acosta, Iván Perino, Sergio Calderón, Sergio Contreras, Pato Magliano y Eva Florio por toda su ayuda en las tareas de laboratorio y de campo. Quisiera agradecer especialmente a Marisa Puente por su enorme hospitalidad y predisposición durante los viajes a San Luis. Al grupo INTA Villa Mercedes, en especial a Diego Steinaker por el apoyo logístico y buenos consejos durante los viajes al campo. A Rubén Romero, Juan Pablo Martini, Martín Chicahuala, Daniel Arroyo y Javier Houspanossian por su enorme ayuda, por los ricos almuerzos compartidos, las bromas y la calidez humana. Al INTA Clima y Agua Castelar: a Nico Marí, Coni Caride, Eugenia Beget, Patricio Orichio, Emiliano Melchiori y Alfredo García, por la ayuda y la buena predisposición con la que me recibieron siempre. Al grupo UGC/IPL de la Universidad de Valencia, en particular a José Sobrino por el soporte económico y académico y a Victoria Hidalgo por su gran ayuda con el procesamiento de las imágenes satelitales. A José Luis, Guillem, Mireia, Belén, Ives y Cristian por la hospitalidad que me brindaron el tiempo que estuve allí A todos mis compañeros y amigos de IFEVA: a Pao Eclesia, Andrés Rolhauser, Mayra Milkovic, Lau Gherardi, Gus Striker y Carlos Mazza por el aliento, la buena onda y los mates de oficina. A Gervasio Piñeiro, Gonzalo Irisarri, Paula Leva, Mirta Tinaro, Lore Grión, Esteban Fernández, Guillermo Correa, Pamela Graff, Laura Yadhjian, Ceci Casas, Lucia Vivanco, Pedro Gundel, Marisol López, Melina Tornese, Roberto Tornese, Carlos Villardi y Walter De Nicoló. Un agradecimiento especial a todos los miembros del grupo LART.

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A la escuela para graduados Alberto Soriano por el soporte y la buena predisposición con la que atendieron mis consultas. A todos los docentes de la cátedra de Ecología, por todo lo que aprendí estos años en las clases y a lo largo de las reuniones. Quiero agradecer especialmente a Martín Aguiar, Rolando León y Antonio Hall, por los buenos los consejos y comentarios relacionados a la tesis. Finalmente quiero agradecer a mi familia y amigos de la vida: a mis padres y a mis hermanos, a mi querida Carlota y a todos los que estuvieron a mi lado, por su apoyo y aliento a lo largo de estos años.

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DECLARACIÓ�

Declaro que el material incluido en esta tesis es, a mi mejor saber y entender, original producto de mi propio trabajo (salvo en la medida en que se identifique explícitamente las contribuciones de otros), y que este material no lo he presentado, en forma parcial o total, como una tesis en ésta u otra institución.

Publicaciones derivadas de la tesis

Marchesini V A, Sobrino J A, Hidalgo M V y Di Bella C M. 2009. La eliminación

selectiva de vegetación arbustiva en un bosque seco de Argentina y su efecto sobre la

dinámica de agua. Revista Española de Teledetección. 31: 97-106

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�DICE GE�ERAL

Declaración……………………………………………………………………….. iv

Índice de cuadros…………………………………………………………………. viii

Índice de figuras………………………………………………………………….. ix

Abreviaturas………………………………………………………………………. xii

Resumen ………………………………………………………………………….. xiv

Abstract …………………………………………………………………………... xv

Capítulo 1: Introducción General………………………………………………. 1

1.1 Introducción general .................................................................................. …… 2

1.1.2 El uso de la tierra en los bosques secos de Argentina……………………...... 4

1.2 Objetivos e hipótesis…………………………………………………………..... 8

1.3 Aproximación general y organización de esta tesis……………………………. 9

Capítulo 2: Impacto de la eliminación selectiva de la vegetación leñosa sobre

la cobertura y biomasa aérea y subterránea de los principales grupos

funcionales.................................................................................................................

10

2.1 Introducción…………………………………………………………………….. 11

2.1.2 El Chaco árido Argentino y su historia de uso……………………………….. 11

2.2 Objetivos e hipótesis……………………………………………………………. 12

2.3 Materiales y Métodos…………………………………………………………… 13

2.3.1 Sitio de estudio……………………………………………………………….. 13

2.3.2 Diseño experimental de toda la tesis………………………………………….. 14

2.3.3 Metodología específica de este capítulo……………………………………… 17

2.3.4 Análisis estadístico…………………………………………………………… 18

2.4 Resultados………………………………………………………………………. 18

2.4.1 Cambios en la proporción de herbáceas/leñosas……………………………… 18

2.4.2 Cambios en la biomasa subterránea después de la eliminación del estrato

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arbustivo…………………………………………………………………………….. 21

2.4.3 Análisis de textura y densidad aparente………………………………………. 23

2.4 Discusión……………………………………………………………………….. 23

Capítulo 3: El desmonte selectivo en el Chaco árido y sus consecuencias sobre

la dinámica de agua y sales a escala de parcela………………………………….

26

3.1 Introducción.……………………………………………………………………. 27

3.2 Objetivos e hipótesis……………………………………………………………. 30

3.3 Materiales y métodos…………………………………………………………… 31

3.3.1 Sitio de estudio y diseño experimental.………………………………………. 31

3.3.2 Evaporación directa de suelo: mediciones con microlisímetros……………… 31

3.3.3 Acumulación de sales en el perfil y estimación de flujo residual de agua

usando cloruros……………………………………………………………………...

32

3.3.4 Percolación y movimiento de agua empleando bromuros……………………. 33

3.3.4 Contenido de agua en suelo………………………………………………….. 33

3.3.5 Estimaciones de potencial mátrico y osmótico y mediciones de potencial

hídrico pre-alba en planta y suelo…………………………………………………..

34

3.3.6 Análisis estadístico…………………………………………………………… 36

3.4 Resultados………………………………………………………………………. 36

3.4.1 Evaporación directa de suelo: mediciones con microlisímetros……………… 36

3.4.2 Distribución de sales en el perfil del suelo y estimación de flujo residual de

agua usando cloruros………………………………………………………………..

37

3.4.3 La percolación de agua y el perfil de los bromuros…………………………... 40

3.4.4 La dinámica de agua en sitios de bosque, rolados y pasturas……………… 41

3.4.5 Potenciales osmóticos, mátricos y potenciales hídricos pre-alba en sitios de

bosque y rolado……………………………………………………………………

45

3.5 Discusión……………………………………………………………………….. 48

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Capítulo 4: El desmonte selectivo en un bosque del Chaco árido: cambios en

la evapotranspiración a escala de paisaje………………………………………

52

4.1.1 Introducción………………………………………………………………….. 53

4.1.2 Bases de la estimación “remota” de ET………………………………………. 53

4.1.3 Estimación de evapotranspiración a escala de paisaje a partir del uso de

sensores remotos: el desmonte selectivo por rolado en un bosque del Chaco árido..

56

4.2 Objetivos………………………………………………………………………... 56

4.3 Materiales y Métodos…………………………………………………………… 57

4.3.1 Sitio de estudio……………………………………………………………….. 57

4.3.2. Cálculo de IVN, albedo, temperatura de superficie y evapotranspiración…... 57

4.3.3 Estimación de parámetros de la dinámica de la vegetación (IVN) empleando

TIMESAT …………………………………………………………………………..

61

4.3.4 Estimaciones de Evapotranspiración empleando los métodos de Blaney-

Criddle y Penman-Monteith…………………………………………………………

61

4.3.5 Análisis estadístico…………………………………………………………… 63

4.4. Resultados……………………………………………………………………… 64

4.4.1 Dinámica temporal del IVN analizada con imágenes MODIS y LANDSAT... 64

4.4.2 Efectos sobre la temperatura de superficie…………………………………… 67

4.4.3 Efectos sobre el albedo superficial…………………………………………… 68

4.4.4 Cambios en la evapotranspiración a escala de paisaje………………………. 70

4.5 Discusión………………………………………………………………………. 73

Capítulo 5: Discusión General……………………………………………………. 77

5.1 Resumen de los principales resultados de esta tesis …………………………… 78

5.2 Contribución al conocimiento de los bosques secos y su relación con el cambio

global………………………………………………………………………………

81

5.3 Los resultados de estas tesis en el marco de la deforestación del Chaco

Argentino…………………………………………………………………………...

82

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viii

5.4 Consecuencias para el manejo y futuras líneas de investigación………………. 83

5.5 Consideraciones finales………………………………………………………… 84

Bibliografía…………………………………………………………………………. 86

ANEXO Capítulo 3………………………………………………………………… 97

ANEXO Capítulo 4………………………………………………………………… 99

�DICE DE CUADROS

Tabla 2.1: Diseño experimental de la tesis……………………………………….. 16

Tabla 2.2: Cobertura relativa, biomasa y PPNA para sitios de bosque y rolado… 19

Tabla 2.3: Porcentaje de cobertura de las especies leñosas registradas en

transectas de 100 m en bosque y rolado …………………………………………

21

Tabla 3.1: Lámina de agua (en mm) para todos los pares de bosques/rolado-

2006. Datos tomados en febrero de 2008, junio de 2008 y enero de 2009.

Promedios diarios y errores estándares para cada rango de profundidad, sitio y

fecha………………………………………………………………………………..

97

Tabla 4.1: Comienzo, final, duración de la estación de crecimiento, valores

máximos y fecha de ocurrencia del pico de IVN para sitios de bosque y rolados

en diferentes años…………………………………………………………………

66

Tabla 4.2: Comparación de las estimaciones de ET (mm día-1) obtenidas con

imágenes LANDSAT y con el método de Blaney-Criddle y Pennman- Monteith.

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ix

�DICE DE FIGURAS

Figura 1.1: Mapa del Gran Chaco Sudamericano y de la zona del Chaco

semiárido……………………………………………………………………………

4

Figura 1.2: Bosque Chaqueño occidental en verano e invierno…………………… 6

Figura 1.3: Maquinaria empleada para eliminar la vegetación leñosa…………… 6

Figura 1.4: Bosque Chaqueño inmediatamente posterior al desmonte…………… 7

Figura 1.5: Bosque Chaqueño desmontado de un año de edad…………………… 7

Figura 2.1: Sitio de estudio en Argentina y en la provincia de San Luis…………. 14

Figura 2.2: Grandes tipos de vegetación de Argentina……………………………. 14

Figura 2.3: Vista aérea del sitio de estudio (20.000 ha) desde el cuadrante NE.…. 15

Figura 2.4: Diámetro basal y biomasa verde de pastos, densidad de arbustos y

densidad de pastos para sitios de bosque y rolado………………………………….

19

Figura 2.5: Biomasa radical total separada en estratos desde 50 cm hasta 3 m…... 22

Figura 2.6: Biomasa radical total separada en estratos desde 50 cm hasta 3 m para

dos sitios rolados en 2006 y sus bosques adyacentes………………………...

22

Figura 3.1: Microlisímetros ubicados en sitios de bosque y rolado……………… 32

Figura 3.2: Dinámica del agua evaporada durante los 4 días posteriores al riego

para micrositios de bosque y rolado ……………………………………………

37

Figura 3.3: Perfil de cloruros para pozos de 7 m de profundidad en rolados de

diferentes años y su bosque adyacente. ……………………………………………

37

Figura 3.4: Perfil de cloruros para pozos de 6 m de profundidad en bosques y

rolados de 1 año de edad……………………………………………………………

38

Figura 3.5: Gráfico de la relación cloruros acumulados y lámina acumulada de

agua para 3 sitios rolados en diferentes años y el bosque adyacente……………….

39

Figura 3.6: Porcentaje relativo de bromuros para cada profundidad hasta 3 m para

un sitio de bosque y sitios rolados en diferentes fechas (2004-2006)…………….

40

Figura 3.7: Comparación bosque-rolado de la lámina agua acumulada para 4

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x

profundidades diferentes desde agosto de 2008 hasta diciembre de 2009………… 42

Figura 3.8: Comparación bosque-pastura de la lámina total de agua acumulada a

4 profundidades diferentes desde agosto de 2008 hasta diciembre de 2009………..

42

Figura 3.9: Contenido volumétrico de agua en suelo medido con lengüetas

dieléctricas y con sonda TDR a 20 y 60 cm para un sitio de bosque y

rolado…….................................................................................................................

44

Figura 3.10: Relación entre contenido gravimétrico de agua y los cloruros

acumulados para sitios rolados de 1 año de edad y sus bosques adyacentes………

45

Figura 3.11: Potencial mátrico y potencial osmótico en suelos entre 0.5-3 m en

bosques y rolados…………………………………………………………………..

45

Figura 3.12: Potencial hídrico pre-alba en hojas de jarilla y algarrobo para un

sitio rolado 2006 y su bosque adyacente………………………………………….

46

Figura 3.13: Relación entre los valores de potencial hídrico suelo y el contenido

gravimétrico de agua para un rolado y su bosque adyacente ………………………

47

Figura 3.14: Conductividad eléctrica y el contenido gravimétrico de agua para

una parcela de bosque y rolado hasta 3 m de profundidad ……………………...

47

Figura 3.15: Contenido gravimétrico de agua en suelo para un sitio de bosque y

rolado 2004-2005 y 2006. Valores promedios y errores estándares de datos

tomados a diferentes profundidades y en diferentes fechas desde enero de 2007

hasta enero de 2009…………………………………………………………………

98

Figura 3.16: Mapa de la ubicación de los tubos de acceso fijo para mediciones de

contenido volumétrico de agua en el suelo en el campo “El Motor” (RM06-

TM06)………………………………………………………………………………

98

Figura 4.1: Esquema de la relación entre albedo y temperatura de superficie para

estimar la fracción de evaporación …………………………………………………

60

Figura 4.2: Esquema de los parámetros relacionados a la estación de crecimiento. 61

Figura 4.3: Dinámica del índice verde normalizado (IVN) estimado con imágenes

MODIS………………………………………………………………………….....

65

Figura 4.4: Valores medios anuales de IVN desde 2000 hasta 2009 para sitios de

bosque y rolados en 2005…………………………………………………………..

65

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Figura 4.5: Temperatura superficial estimada con imágenes LANDSAT para

sitios de bosque y rolados en diferentes fechas……………………………………..

68

Figura 4.6: Albedo estimado con imágenes LANDSAT para sitios de bosque y

rolados en diferentes fecha………………………………………………………….

70

Figura 4.7: Evapotranspiración estimada con imágenes LANDSAT y mediante el

método de Blaney-Criddle para sitios de bosque y rolados en diferentes fechas….

71

Figura 4.8: Mapa de la evapotranspiración estimada con imágenes LANDSAT

para dos fechas una anterior y otra posterior al desmonte por rolado……………..

71

Figura 4.9: Valores medios y errores estándares del índice verde normalizado

estimado con imágenes LANDSAT para sitios de bosque, sitios rolados en 2005

(a), rolados en el año 2006 (b) y rolados en 2008 (c). La serie incluye datos desde

febrero de 2004 (día juliano 41) hasta el 28 de abril de 2009 (día juliano 118)…....

99

Figura 4.10: Valores medios y errores estándares de la diferencia (en porcentaje)

entre valores medios anuales de IVN (MODIS) desde 2004 hasta 2009 para sitios

de bosque y rolados en diferentes años: a) sitios rolados en 2005 (n=4), b) rolados

en el año 2006 (n=5) y c) rolados en 2008 (n=4)…………………………………

100

Figura 4.11: Temperatura superficial estimada con imágenes MODIS para sitios

de bosque y rolados en 2005. La flecha indica la fecha en la que se produjo el

desmonte……………………………………………………………………………

100

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ABREVIATURAS

ANOVA Análisis de varianza

µm micrómetro

Br- Bromuros

Cl- Cloruros

cm Centímetro

DE Desvío estándar

dS m-1 Decisiemens por metro

ES Error estándar

ET Evapotranspiración

fAPAR Fracción de la radiación fotosintéticamente activa

g m2 Gramos por metro cuadrado

g m-3 Gramos por metro cúbico

g m2 año-1 Gramos por metro cuadrado por año

G Flujo geotérmico

H Flujo de calor sensible

ha Hectárea

INTA Instituto Nacional de tecnología Agropecuaria

IVN Índice de vegetación normalizado

km Kilómetro

LET Flujo de calor latente

m2 Metro cuadrado

mm Milímetros

mg kg-1

MPa

Miligramos por kilogramos

Mega Pascales

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xiii

n Número de réplicas

NDVI Índice diferencial de vegetación normalizado (del inglés,

7ormalized Difference Vegetation Index)

NE Noreste

nm Nanómetros

PROC MIXED

Procedimiento de modelo lineal mixto (del inglés, mixed

model procedure)

r2 Coeficiente de regresión

Rn Radiación neta

RFA Radiación fotosintéticamente activa

TDR Reflectómetro de domino de tiempo (del inglés, time-

domain reflectometry)

Tn ha-1 Toneladas por hectárea

TS Temperatura de superficie

ψm Potencial mátrico

ψos Potencial osmótico

ΨH Potencial hídrico

Ac Energía química de la fotosíntesis

∆S Almacenamiento de energía calórica en suelo

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RESUME�

Título: Cambios en el uso de la tierra y el balance de agua en ecosistemas semiáridos: el desmonte selectivo en el Chaco árido analizado a diferentes escalas espaciales

La deforestación a gran escala de los bosques secos de Argentina es un ejemplo de la intensificación del uso de la tierra que está sufriendo el planeta. Aprovechando la aplicación de una técnica de manejo que elimina grandes extensiones de vegetación arbustiva (“rolado”), este trabajo evaluó cómo los cambios en la estructura de la vegetación afectaron el balance hídrico y la productividad de un bosque seco del centro de la provincia de San Luis, Argentina. Mediante experimentos a campo (escala de parcela) y usando imágenes satelitales (escala de paisaje) se realizaron comparaciones de la dinámica del agua y de la dinámica de la vegetación en sitios pareados de bosque/desmonte. A escala de parcela, la eliminación de los arbustos produjo un aumento en la cobertura de los pastos y en la biomasa radical fina del primer metro de suelo. A lo largo del tiempo, los sitios deforestados presentaron cada vez menores cantidades de sal en los primeros metros del perfil pero también menores cantidades de agua, sugiriendo un lixiviado de sales, que elevó el potencial osmótico y permitió una reducción del potencial mátrico de magnitud similar. A escala de paisaje, el desmonte produjo una caída en la productividad total, acortando la estación de crecimiento hasta 3 meses. El cambio en la proporción leñosas/herbáceas incrementó el albedo (de 0.8 a 0.12) y la temperatura superficial (entre 1.5- 4°C dependiendo de la fecha) y redujo la evapotranspiración en un 30%. La “sabanización” de este ecosistema ilustra cómo, al simplificarse las comunidades vegetales, los flujos de agua se pueden modificar al punto de alterar la dinámica de las sales, las que a su vez pueden producir a mediano plazo efectos suficientes sobre la vegetación como para alterar el balance hídrico y llevar el sistema hacia un funcionamiento hidrológico diferente. Palabras clave: bosques secos, desmonte selectivo, cambio de vegetación, balance hídrico, dinámica de sales, dinámica de la vegetación, evapotranspiración, rolado, temperatura superficial, sensores remotos.

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ABSTRACT

Title: Land use change and water balance in semiarid ecosystems: the selective shrub deforestation in semiarid Chaco analyzed through different spatial scales

Dry Forests of central Argentina, like many semiarid woodlands around the world, are being intensively deforested. Each year, thousands hectares of natural dry forest are selectively deprived of shrubs and converted into grasslands or open savannas. The objective of this study was to analyze how such changes in vegetation structure impact on the water balance and primary productivity in a Dry Forest of San Luis province, Argentina. Taking advantage of widespread roller-chopping management, we used field experiments (plot scale) and remote sensing (landscape scale) to compared water and vegetation dynamics in paired native dry forest versus deforested areas. Selective shrubs deforestation caused increase of grass cover, density and grass biomass. Fine root biomass also increased in the first top meter of soil after shrub removal. Over time, deforested sites had lower salt in the first few meters of the soil profile but also smaller amounts of water, suggesting that solute lixiviation, via increasing osmotic potential, allowed matric potential to reach lower values. At the landscape scale, shrubs selective deforestation reduced aboveground productivity, shortening the growing season up to 3 months. Shrub elimination also increased albedo (from 0.8 to 0.12) and surface temperature (1.5 to 4°C depending of the season), and decreased evapotranspiration 30%. Changes in forest-shrub communities to grass-dominated ones showed how simplification of the plant community can modify water balance components to the point of changing salt dynamics, which in turn in the longer term can feedback on vegetation functioning to the point of leading the ecosystem to a new hydrological state. Keywords: dry forest, selective deforestation, vegetation changes, water balance, salt dynamics, vegetation dynamics, evapotranspiration, land surface temperature, roller chopping, remote sensing.

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1

CAPÍTULO 1

I�TRODUCCIÓ�

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Introducción general Las regiones áridas cubren aproximadamente el 45% de la superficie terrestre (Noy-Meir 1973, Orians and Solbrig 1977); dentro de esta clasificación, los bosques secos resultan en áreas de extrema importancia no sólo por la superficie que abarcan en proporción sino fundamentalmente por el impacto que tienen en la regulación del clima y en la provisión de bienes y servicios ecosistémicos (Reynolds et al. 2007, Leu 2010, Rotenberg and Yakir 2010). En las últimas décadas, los cambios en el uso de la tierra han afectado de manera directa la diversidad específica y funcional de muchos ecosistemas, alterando su capacidad de funcionamiento (Chapin et al. 2000, Hoffmann et al. 2002, Foley et al. 2003). Si bien la mayor parte de las transformaciones han ocurrido y están ocurriendo en las selvas tropicales, los bosques secos mundiales no están exentos de esta transformación (Sala et al. 2000, Sánchez-Azofeifa et al. 2005). Miles y colaboradores (Miles et al. 2006) estimaron que entre las décadas de 1980-2000 los bosques secos experimentaron una fuerte reducción en superficie, siendo Sudamérica la región que presentó la tasa de deforestación más alta respecto a otros bosques secos del mundo. Estos autores también advierten que los bosques secos de Sudamérica tendrían la mayor superficie expuesta a riesgo climático (cambios en precipitaciones y temperaturas) siendo ésta más del doble que en otros continentes. La velocidad con la que está ocurriendo la desaparición de estos sistemas conduce a la necesidad de realizar investigaciones que permitan conocer el funcionamiento de estos bosques y de esto modo atenuar y advertir sobre los posibles riesgos de su extinción. Es sabido que el funcionamiento de todo un ecosistema puede estar determinado por las características del grupo funcional que contribuye con mayor cantidad de biomasa (Burke and Grime 1996, Grime 1998, Díaz et al. 2007). En las regiones áridas y semiáridas, las formas de vida dominantes son los arbustos y los pastos (Soriano et al. 1994, Archer 1995). Cada una de ellas cumple un papel ecológico diferente, usando los recursos de manera distinta (Sala 1989) por lo que pueden ser considerados grupos funcionales distintos. Por ejemplo, los pastos utilizan el agua de los estratos superficiales del suelo, mientras que las raíces de los arbustos alcanzan los horizontes más profundos; inclusive, algunos arbustos pueden tener raíces superficiales y en profundidad, lo que les permite aprovechar de manera integral el agua de todo el perfil del suelo (Walter 1979, Sala 1989) La presencia de especies leñosas en el ecosistema está asociada a procesos clave de su funcionamiento como los balances de energía y materiales. Las leñosas controlan fuertemente la dinámica del agua y del carbono a través de múltiples mecanismos como cambios en la tasa de transpiración, la intercepción de la lluvia por el canopeo, el flujo preferencial de agua por los tallos, el aumento en la infiltración por la presencia de macroporos o canales, así como por la actividad de animales cavadores a los que sirven de refugio (Devitt and Smith 2002, Jobbágy and Jackson 2004, Breshears 2006). La eliminación deliberada de especies leñosas puede provocar cambios en el balance hídrico del ecosistema, aunque la dirección de esos cambios puede diferir según el grado de aridez (Huxman et al. 2005). En sistemas muy áridos, puede disminuir la evaporación al aumentar el componente herbáceo que es favorecido por el agua que deja de ser usada por los arbustos. En cambio, en sistemas semiáridos donde el porcentaje de

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arbustos y árboles es mayor, la eliminación de leñosas podría causar aumentos en la evaporación al reducir el sombreado y la cobertura del suelo. Asimismo, y debido a que las raíces de especies leñosas tienen en general acceso a profundidades mayores a la de la zona de evaporación, un aumento en la proporción de herbáceas/leñosas puede incrementar la percolación y el drenaje profundo, ya que el agua que no es utilizada por la vegetación en los primeros centímetros del suelo infiltra a mayores profundidades (George et al. 1999). Wilcox (2002) considera que en regiones con clima extremo, como los desiertos o las selvas, la presencia de leñosas puede tener de poca a moderada influencia sobre el balance de agua ya que los determinantes del mismo son principalmente los factores ambientales. Los lugares semiáridos en cambio, representarían zonas de transición en las cuales los cambios en la estructura de la vegetación pueden tener grandes efectos sobre el funcionamiento del ecosistema. Debido a la complementariedad de nichos entre grupos funcionales, la pérdida de especies leñosas también puede afectar otros aspectos dinámicos del ecosistema como la fenología y/o la duración de la estación de crecimiento. El reemplazo de grupos funcionales puede provocar cambios importantes en la marcha de la productividad primaria, ya que las estrategias ecológicas y los mecanismos de tolerancia de las especies pueden ser muy diferentes (Cleland et al. 2007). Por ejemplo, ciertas especies leñosas presentan un comportamiento freatófito que les permite expandir los primeros brotes antes de la llegada de las lluvias o pasar la estación crítica sin cambios importantes en el follaje (Morello and Adámoli 1968), por lo que cambios en la estructura de la comunidad de leñosas a herbáceas podría verse reflejado en cambios en la duración de la estación de crecimiento. El balance de agua del suelo está determinado principalmente por la cantidad de agua que ingresa por precipitación, cuánta se pierde por drenaje y escorrentía, y cuánta se evapora desde el suelo y a través de la transpiración de la cobertura vegetal (Chapin et al. 2002). La magnitud de cada uno de estos flujos está controlada por múltiples variables: entre las abióticas, predominan la estacionalidad de la precipitación y la heterogeneidad espacial determinada por la textura del suelo y la topografía (Fernández and Trillo 2005). Dentro de las bióticas, el papel más importante, como se mencionó anteriormente, lo tiene la estructura de la vegetación. Cualquier disturbio que elimine biomasa vegetal y provoque cambios en el índice de área foliar puede provocar cambios importantes en el balance de agua.

Además del balance de agua, otro componente que puede variar en función de los cambios en la estructura de la vegetación es el reservorio de sales en el suelo. En muchos bosques secos del mundo, en particular aquellos ubicados en sitios con baja pendiente como las planicies sedimentarias de Argentina o las del oeste de Norte América, se ha observado la acumulación de grandes cantidades de solutos en los primeros metros del perfil del suelo (Scanlon 1991). Se sabe que estos bosques utilizan de manera integral toda el agua que llega por precipitación siendo el drenaje profundo muy bajo (Scanlon et al. 1991, Walvoord et al. 2003, Scanlon et al. 2005). Como resultado de esta utilización exhaustiva de agua y del escaso drenaje profundo, las sales tienen a acumularse en el perfil a lo largo de cientos de años. Modificaciones en la estructura de la vegetación podrían entonces impactar en los reservorios de sales indirectamente a través de la influencia del drenaje profundo.

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Por otra parte, la eliminación de especies leñosas puede afectar el funcionamiento del ecosistema a diferentes escalas: no es igual el ramoneo de renovales en un parche de bosque que el desmonte total de miles de hectáreas. Evaluar un disturbio a diferentes escalas espaciales resulta importante porque a priori no puede esperarse que la magnitud, y aún el sentido de estos cambios, sean los mismos en cada nivel analizado. Para extrapolar a todo un sistema los resultados obtenidos en pequeños parches es necesario, como mínimo, contar con un gran número de réplicas en condiciones similares. Aún así, en el “escalamiento” a veces se asumen respuestas lineales entre las escalas, sin considerar las propiedades emergentes de cada nivel (Peters et al. 2004). Esto resulta particularmente relevante en sistemas áridos y semiáridos debido a su gran heterogeneidad espacial (Reynolds et al. 2007). 1.1.2 El uso de la tierra en los bosques secos de Argentina Argentina es el país de América latina con mayor superficie árida y semiárida, la que abarca el 75% del territorio nacional. Una gran parte de esta superficie la ocupa el Chaco Argentino, una enorme planicie sedimentaria que representa más del 20% de la superficie continental del país (Fig.1.1). En el extremo más seco del gradiente de precipitación, hay 10 millones de hectáreas que corresponden al llamado “Chaco Árido” (Morello and Adámoli 1968, Blanco et al. 2005), también llamado por algunos autores “bosque o parque Chaqueño occidental” (Ragonese and Castiglioni 1970) (rectángulo en Fig. 1.1). Son bosques semicerrados de altura media, con un estrato de gramíneas predominantemente estival y dominancia de especies arbustivas (Fig.1.2). Aquí, los árboles del género Prosopis se presentan como componentes del segundo estrato arbóreo de los bosques de Schinopsis balansae o Aspidosperma quebracho-blanco (Morello 1958 , Cabido et al. 1993) Esta área representa una zona de transición, con especies de las provincias fitogeográficas del Monte y del Chaco. Comprende parte de las provincias de Córdoba, San Luis, Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja. Son sitios que florísticamente deben considerarse como bosques chaqueños empobrecidos pero que ecológica y fitosociológicamente son distintos (Morello 1958), por lo que probablemente también lo sean funcionalmente.

Fig 1.1 Mapa del gran Chaco Sudamericano. En círculo la zona del Chaco semiárido.

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El Chaco semiárido se caracteriza por tener precipitaciones que van desde los 500 hasta los 350 mm en su extremo más occidental. Las temperaturas medias oscilan alrededor de los 18°C. La mayor parte de los ríos alimentan cuencas endorreicas. Los suelos en general son pobres en nutrientes, y dependiendo del uso y la textura pueden presentar compactación y presencia de costras que impiden la infiltración y favorecen la escorrentía. La densidad de leñosas es variable, pudiendo alcanzar las 2.000 plantas/ha (Kunst et al. 2003). Bajo la copa de los árboles es donde se concentra la mayor cantidad de materia orgánica y nutrientes, especialmente debido a la alta calidad de la broza de leguminosas como las del género Prosopis (Carranza and Ledesma 2008). En las últimas décadas, la expansión de la agricultura ha impactado en varios focos de la región Chaqueña (Grau et al. 2005c). Entre 1998 y 2002 se desmontaron en total cerca de 500.000 ha en las provincias de Chaco, Santiago del Estero y Salta (Aizen et al. 2009). Se estima que el Chaco Argentino ha sufrido una tasa de deforestación similar a la de las selvas tropicales, habiéndose ya perdido una alta proporción de su superficie original (Zak et al. 2004) . Si bien se considera que las grandes unidades de vegetación todavía están presentes, la fragmentación del paisaje ha sido muy drástica, con aumento de algunas comunidades como los “fachinales” (bosques y arbustales secundarios) y disminución de otras como los bosques secos de quebracho (Aspidosperma quebracho-blanco) y algarrobo (Prosopis spp.) (Kunst et al. 2003, Fernández and Maseda 2006). Entre las prácticas de manejo de estos bosques figura el desmonte total para la implantación de cultivos o pasturas. En general, esto ocurre en zonas donde la precipitación supera los 500 mm. En las regiones más áridas, el desmonte total y la instalación de “pivotes” (sistemas de riego por bombeo y aspersión) a veces resulta una opción para la agricultura, pero no es muy habitual. Cuando las precipitaciones son menores a 400 mm, el uso de estos bosques es principalmente para ganadería y en menor medida para extracción de madera. Una práctica agronómica muy utilizada desde hace algunos años, tanto en los bosques como en algunos pastizales, es el desmonte selectivo por “rolado”. El rolado consiste en la eliminación del estrato arbustivo del bosque a través de maquinaria pesada que aplasta y quiebra la vegetación leñosa de menos de 2 m de altura (Fig.1-3). En general, el material producto del desmonte no es retirado del campo, excepto los troncos de los arbustos más grandes que son usados para leña. Todo el material fino (hojas, ramas y troncos pequeños) queda después del rolado y en parte se incorpora a la materia orgánica del suelo.

a)

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Fig 1.2 Vista del bosque Chaqueño occidental (a) verano (b) invierno.

Fig.1.3: Maquinaria empleada para eliminar la vegetación leñosa en el centro de San Luis.

Esta técnica de desmonte selectivo se emplea para favorecer el establecimiento, crecimiento y rebrote de las gramíneas y facilitar el acceso del ganado (Kunst et al. 2003, Anriquez et al. 2005). Aparentemente, la eliminación de los arbustos permitiría un mayor aprovechamiento de los recursos (agua y nutrientes) por los pastos. En algunos casos, el desmonte por rolado se realiza junto a la siembra de especies de valor forrajero como Eragrostis curvula, Cenchrus ciliaris o Panicum maximun. Como resultado, el bosque queda fisonómicamente transformado en un parque o sabana rala, con baja densidad de árboles y gran cobertura de pastos (Fig.1.4 y 1.5) (Blanco et al. 2005). Aguilera y colaboradores (2003) encontraron un aumento de más del 50% en la biomasa de gramíneas después del desmonte selectivo por rolado en un bosque seco de caldén (Prosopis caldenia), mientras que Blanco y colaboradores (2005) han reportado incrementos de la biomasa de pastos de hasta 300% en bosques secos en la Rioja.

b)

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Fig. 1.4: Vista de un bosque Chaqueño inmediatamente posterior al desmonte.

Fig. 1.5: Vista de un bosque Chaqueño desmontado un año atrás.

Si bien el rolado parecería ser una práctica de manejo de menor impacto comparado con el desmonte total y el remplazo de bosque por agricultura, dada las grandes extensiones del disturbio cabe preguntarse cómo la eliminación del estrato arbustivo podría afectar el funcionamiento del bosque. Esto podría darse a través de pérdidas en la diversidad específica, cambios en la compactación del suelo, en la escorrentía e infiltración y en la cantidad de materia orgánica del suelo. Se sabe que un porcentaje de escorrentía superior al 60% provoca que las pérdidas de suelo se incrementen exponencialmente (Aguilera et al. 2003). Se ha observado también que el paso de la maquinaria pesada incrementa la humedad edáfica, quizá debido a la presencia de cuchillas en las maquinas que facilitan la infiltración (Adema et al. 2003), la cual también sería favorecida por la gran deposición de broza después del rolado. Considerando que los arbustos y árboles representan el grupo funcional dominante, y sabiendo que las leñosas ejercen un fuerte control sobre los flujos de agua en sistemas similares, nos preguntamos de qué modo la eliminación selectiva de los arbustos podría impactar en el balance de agua de los bosques secos del Chaco semiárido.

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1.2 Objetivos e hipótesis El objetivo general de este proyecto fue evaluar el impacto del desmonte selectivo de la vegetación leñosa a gran escala sobre el balance hídrico y la productividad de ecosistemas con escasez de agua, tomando como caso los bosques secos del centro de Argentina. Los objetivos particulares fueron los siguientes:

■ Evaluar los efectos de la deforestación selectiva de arbustos sobre la cobertura y la biomasa aérea y subterránea del bosque seco.

■ Comparar la dinámica de agua e identificar los componentes del balance hídrico

que se modifican después de la eliminación del estrato arbustivo. ■ Indagar el papel de la eliminación de los arbustos sobre la distribución de las

sales en el perfil del suelo. ■ Comparar, a escala de paisaje, la dinámica del agua (a través de la

evapotranspiración) y la dinámica de la vegetación entre parcelas de bosque nativo y parcelas de bosque desmontado en diferentes años.

Para cumplir con estos 4 objetivos, se pusieron a prueba algunas hipótesis, las que se presentan seguidas inmediatamente por sus predicciones:

■ Cambios en la proporción de los grupos funcionales dentro del ecosistema modifican los componentes estructurales de la comunidad: la eliminación de los arbustos produce una reducción de la cobertura total y de la biomasa aérea y radical del sistema.

■ La remoción de biomasa vegetal a gran escala afecta a los mecanismos que

permiten a la comunidad vegetal hacer un uso integral del agua en el ecosistema: al disminuir la productividad total por la remoción de los arbustos, aumenta la evaporación directa, la infiltración y el drenaje profundo de suelo.

■ La eliminación de los arbustos provoca cambios en el perfil de sales: a

consecuencia del aumento del flujo vertical de agua disminuye la cantidad de sales en la reserva total del suelo.

■ El reemplazo de arbustos por pastos cambia la productividad primaria neta: la

que disminuye, asociada con una fuerte caída en la evapotranspiración y un aumento en el albedo y en la temperatura de superficie.

Entender de qué manera la eliminación del estrato arbustivo impacta sobre la productividad y el balance de agua de estos ecosistemas nos ayudará a mejorar nuestros conocimientos básicos sobre estos ambientes, a la vez que permitirá orientar el diseño y manejo de estos sistemas hacia prácticas que nos permitan usarlos de modo más adecuado.

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1.3 Aproximación general y organización de esta tesis: A fin de estimar la magnitud y dirección de los cambios en la dinámica de agua y de la vegetación después de la eliminación de los arbustos, se trabajó en sitios desmontados (rolados) y en sitios contiguos de bosque natural. De modo de asegurarse que la única diferencia importante entre los sitios se debiera al “tratamiento” de desmonte, en todos ellos se evaluó la textura del suelo, entendida como una propiedad permanente de su estructura y determinante de muchas otras. Un aspecto novedoso de este proyecto fue que evaluó el impacto del desmonte sobre la dinámica de agua a diferentes escalas espaciales: a nivel de parcela a través de mediciones a campo (en el orden de los metros cuadrados) y a escala de paisaje con imágenes satelitales (cubriendo cientos de hectáreas). Los métodos empleados para realizar estas estimaciones dependieron de la escala abarcando desde el uso de microlisímetros hasta imágenes satelitales. El diseño experimental general abarcó comparaciones con ‘foco’ decreciente, a medida que disminuye el grado de detalle de las observaciones: desde parcelas contiguas desmontadas en diferentes fechas (2004-2006, 1 réplica por tratamiento), parcelas separadas desmontadas en la misma fecha (2006, 3 réplicas por tratamiento), hasta todas los parcelas desmontadas en todas las fechas (2004-2008, 11 réplicas en total). Con este diseño se lograron cubrir 20.000 hectáreas de un bosque seco en el centro de la provincia de San Luis. La diversidad de ambientes y situaciones de manejo en este lugar ofreció una buena oportunidad para responder a los objetivos planteados. La presente tesis está organizada en 5 capítulos: - En el capítulo 1 se presenta una revisión general de los antecedentes del problema de

estudio y los objetivos e hipótesis que guiaron el desarrollo de toda la tesis. - En el capítulo 2 se describe estructuralmente al sistema (en términos de textura y

densidad aparente) y se analiza el impacto de la deforestación selectiva de los arbustos sobre la cobertura y la biomasa aérea y subterránea de los principales grupos funcionales.

- En el capítulo 3 se detallan la dinámica del agua y las sales en bosques sin

intervención y en sitios afectados por el desmonte selectivo de los arbustos. Se analizan los cambios en la evaporación directa del suelo, en el almacenamiento de agua en el suelo y en los reservorios de sales, entre otras variables.

- El capítulo 4 se comparan, a escala de paisaje, la dinámica de la productividad

primaria (empleando como estimador al índice de vegetación normalizada) y de la evapotranspiración entre sitios de bosque y con desmonte selectivo. Asimismo, se evalúan las consecuencias de la deforestación sobre el albedo y la temperatura superficial.

- El capítulo 5 presenta una discusión general de todos los resultados.

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CAPÍTULO 2

IMPACTO DE LA ELIMI�ACIÓ� SELECTIVA DE LA

VEGETACIÓ� LEÑOSA SOBRE LA COBERTURA Y

BIOMASA AÉREA Y SUBTERRÁ�EA DE LOS

PRI�CIPALES GRUPOS FU�CIO�ALES

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2.1 Introducción Se estima que la mitad de los bosques secos del mundo están en Sudamérica, con las áreas más grandes ubicadas en el noreste de Brasil y norte-centro de Argentina (Miles et al. 2006). Estos bosques están caracterizados por una marcada estación seca producto de la distribución de las precipitaciones y temperaturas, las cuales a su vez, determinan el tipo de vegetación: especies caducifolias en las que gran parte de la biomasa es material lignificado, árboles de maderas duras y hojas coriáceas, arbustos y pastos con adaptaciones al fuego y a la herbivoría. En estos ecosistemas la vegetación se caracteriza por presentar no más de tres estratos: un estrato superior formado por árboles, un estrato medio, más bajo y uniforme formado por arbustos y un estrato inferior de gramíneas y herbáceas (Morello and Adámoli 1968, Murphy and Lugo 1986). Las precipitaciones ocurren en una época acotada del año, lo que genera a veces largos períodos de sequía y una estación de crecimiento corta. Esto a su vez determina suelos relativamente pobres en nutrientes (principalmente en nitrógeno y fósforo) y con una baja productividad primaria neta comparada con la de otros sistemas boscosos del mundo. Como se mencionó en el capítulo anterior, la presencia de vegetación leñosa en estos bosques cumple un rol muy importante modulando no solo la diversidad específica si no también la diversidad funcional y afectando a diversos procesos como el ciclo del carbono, de los nutrientes y del agua (Díaz et al. 2007). Se ha estimado un rango de productividad aérea para bosques secos desde 5 a 25 Tn ha-1 y entre 2-5 Tn ha-1 para la productividad subterránea, mientras que los valores de biomasa aérea oscilan entre 30- 300 Tn ha-1 y la subterránea entre 10-50 Tn ha-1(Tiessen et al. 1998). Aunque para estos sistemas también se sabe que la biomasa de raíces varía en función, entre otras cosas, del tipo y textura de suelo (Fernández and Trillo 2005), de la profundidad a la napa freática y de la distribución de nutrientes en el perfil (McCulley et al. 2004). Los bosques secos del mundo han sido históricamente objeto de explotación forestal y ganadera. En la actualidad se estima que queda menos del 2% de su superficie original (Jackson et al. 2000). Por ejemplo, se considera que la deforestación del Chaco Argentino ha sido una de las más grandes de la región. Gasparri y Grau (2009) han señalado que en los últimos 30 años se deforestaron cerca de 1.400.000 ha de bosque Chaqueño en las provincias de Salta y Tucumán. Asimismo, la tala y el sobrepastoreo son algunos de los factores que han impactado en la degradación de estos ambientes. En algunos casos, el sobrepastoreo ha llevado al desbalance entre los grupos funcionales dominantes favoreciendo la arbustización de estos sistemas (Archer 1995, Kunst et al. 2003) con baja en la oferta de forraje y pérdida de otros servicios ecosistémicos como el mantenimiento de la biodiversidad y la preservación de los suelos. 2.1.2 El Chaco árido Argentino y su historia de uso Todo el Chaco argentino tiene una larga historia de uso asociada a la gran riqueza biológica que alberga (Torella and Adámoli 2005). La utilización de recursos en estas zonas ha atravesado diferentes etapas: desde la caza y recolección de frutos y miel por los pueblos originarios, hasta el establecimiento de los puestos ganaderos, la extracción de madera para durmientes y postes y finalmente la llamada “agriculturización” o “pampeanización del Chaco” (Morello et al. 2005). En la actualidad el uso de la tierra

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depende de la zona considerada y de las precipitaciones medias anuales (Cabido et al. 1993). En Santiago del Estero por ejemplo, la actividad ganadera es importante, pero en algunos sectores también lo es la actividad agrícola. La mayor parte de la ganadería (80%) en estas zonas se desarrolla sobre pasturas naturales, sin manejo ni rotaciones (Cardona 2006). En las regiones con alto deterioro, predomina el ganado caprino, cuya dieta esta compuesta casi exclusivamente por leñosas (Miñon et al. 1991). La mayoría de los establecimientos agropecuarios ubicados en el semiárido usan tecnología rudimentaria. El uso forestal se realiza a la vieja usanza, sin planificación y extrayendo los individuos en mejor estado, lo que luego impacta en la calidad y cantidad de semillas y plantas jóvenes producidas. Con la presencia del ganado que se alimenta de los renovales, la regeneración del bosque también se ve afectada. En muchos sectores, el uso no sustentable del bosque ha provocado la aparición de comunidades arbustivas secundarias, localmente llamadas “fachinales”, donde predominan los arbustos (Fernández and Maseda 2006). Si bien gran parte del Chaco ha sufrido las consecuencias del mal uso de la tierra, existen sin embargo, otras regiones del gran Chaco, principalmente en las zonas más húmedas, donde el bosque ha sido intervenido pero con resultados menos drásticos. Grau y colaboradores (2005a) han estimado que actualmente persisten más de 5 millones de hectáreas de bosque Chaqueño sin desmontar. En San Luis, la provincia en la que se ubica el área de nuestro interés, todavía existen grandes unidades de bosque seco que, si bien en el pasado han sido intervenidas para la extracción de madera y carbón, no han sufrido el desmonte total como otras áreas. Las limitaciones climáticas y edáficas han relegado estos sitios al pastoreo extensivo sobre grandes áreas de bosque. No obstante, desde hace algunos años se ha comenzado a implementar una técnica de manejo que implica el desmonte selectivo de especies leñosas a través del “rolado”. El rolado se viene implementando desde hace varios años en diferentes lugares semiáridos de Argentina, tanto en el bosque Chaqueño como en los arbustales del Monte. Si bien existen algunos trabajos que han evaluado el impacto de este desmonte selectivo sobre la producción y el manejo de las pasturas (Aguilera et al. 2003, Blanco et al. 2005, Ledesma et al. 2008) prácticamente no existe información acerca del impacto ecológico e hidrológico de la eliminación a gran escala de la vegetación leñosa por rolado en estos bosques secos. 2.2 Objetivos e hipótesis de este capítulo En este capítulo se describen las características fisonómicas y edáficas del sitio de estudio, información crucial para interpretar la dinámica del agua analizada a diferentes escalas en el resto de la tesis. Se pone énfasis en evaluar si los sitios a los que se les aplicó el desmonte selectivo eran, previo al disturbio, estructural y funcionalmente similares entre sí, y similares a los sitios usados como testigos. La respuesta a esta última pregunta es de particular importancia, ya que de ser positiva nos habilitó a interpretar las diferencias entre sitios como efectos del tratamiento. Los objetivos particulares de este capítulo son: - Caracterizar en términos fisonómicos (cobertura, densidad y biomasa de los

principales grupos funcionales) y edáficos (textura, densidad aparente) un bosque seco representativo del centro de la provincia de San Luis.

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- Evaluar los efectos de la deforestación selectiva de los arbustos sobre la composición específica y la cobertura y biomasa aérea y subterránea de esos bosques.

- Estimar cuánto tiempo persisten los efectos del desmonte selectivo sobre la

vegetación. La hipótesis que guiará la discusión de los resultados de este capítulo es la siguiente: La eliminación de los arbustos modifica los componentes estructurales de la comunidad, se predice que la eliminación selectiva de vegetación leñosa provocará una reducción en la cobertura total y la biomasa aérea y radical del sistema y favorecerá el crecimiento y rebrote de los pastos, provocando un aumento de su biomasa y cobertura en los sitios rolados con respecto a los no rolados. 2.3 Materiales y Métodos: 2.3.1 Sitio de estudio El lugar donde se llevó a cabo este trabajo está en el centro-oeste de la provincia de San Luis, Argentina (33.5° S; 66.5° W). La zona se encuentra comprendida en el límite entre las provincias fitogeográficas del Chaco y del Monte (Aguilera 2003) (Fig 2.1 y 2.2). En las áreas de bosque, la vegetación presenta tres estratos: un estrato de árboles de más de 3 m de altura en el que predominan Prosopis flexuosa (“algarrobo”) y Aspidosperma quebracho-blanco (“quebracho blanco”), un estrato intermedio de arbustos dominado por especies como Larrea divaricata (“jarilla”), Lycium tenuispinosum (“licium”), Cassia aphylla (“pichana”) y Cercidium praecox (“brea”) y un estrato inferior formado por pastos (Aristida mendocina, Trichloris crinita y Pappophorum caespitosum). En general son sitios cerrados, de difícil acceso, la vegetación presenta características xerofíticas con adaptaciones a las bajas precipitaciones y altas temperaturas. La mayoría de las especies son de crecimiento predominantemente primavero-estival. Los valores de máxima biomasa se registran a comienzos del otoño y los valores de mínima a finales de la primavera, antes del comienzo de las lluvias (Villagra et al. 2004). Las precipitaciones ocurren entre noviembre-marzo con una media de 400 mm anuales (serie 1989-2007, estación meteorológica Salinas del Bebedero). El 60 % de las lluvias ocurre en eventos que superan los 20 mm y sólo el 7 % corresponde a eventos pequeños (<5mm) (P. Magliano com. personal). Las temperaturas medias alcanzan los 18°C, con máximas medias cercanas a 30°C en verano y mínimas medias de 5°C en invierno. Los suelos han sido clasificados como Torriortentes típicos calcáreos, de origen aluvial, escasa pendiente y poca cantidad de materia orgánica (Peña Zubiate et al. 1998). Concretamente, el trabajo se realizó en un campo de 20.000 ha ubicado a 30 km al sudoeste de la ciudad de San Luis (Fig. 2.1 y 2.3). Originariamente este sitio estaba constituido por campos de bosque nativo pertenecientes a diferentes propietarios de la zona hasta el año 1995 que fueron adquiridos por la empresa SER BEEF SA. El sitio se caracteriza por tener parches con diferentes situaciones de manejo agropecuario (agricultura y ganadería) y también extensas áreas de bosque natural. Las zonas de manejo consisten en 11 cuadros que fueron rolados en diferentes años (desde 2004 hasta 2008) y en pasturas sembradas con Eragrostis curvula (“pasto llorón”). El resto del campo mantiene más de 10.000 ha de bosque natural. En estas zonas no ha habido casi explotación forestal. Los sitios con mayor historia de uso son las pasturas cercanas a los

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cascos, y aunque se hace agricultura, ésta tiene pocos años en el lugar y se restringe a áreas circundantes a pozos de riego (“pivotes” de 1 km de radio; Fig 2.1 y 2.3).

Fig 2.1: Ubicación del sitio de estudio en Argentina y en la provincia de San Luis

Fig 2.2: Grandes tipos de vegetación de Argentina. En círculo la zona de estudio. En esta figura el “Bosque xérico” es sinónimo del término “Chaco” y la “Estepa arbustiva alta” es sinónimo del término “Bosque ó Monte” usados en esta tesis (León and Aguiar 2005). 2.3.2 Diseño experimental de toda la tesis: El diseño experimental se basó en la existencia de pares rolados/no rolados, equivalentes a sitios de desmonte/bosque natural. Como se adelantó, los sitios rolados son áreas que han sido clareadas parcialmente en diferentes años. La mayor parte de las

Establecimiento San Bernardo

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mediciones a campo se realizaron en 8 potreros desmontados (del modo que se explica a continuación) y bosques adyacentes a estos que funcionaron como testigos. Tres de los potreros fueron rolados durante el año 2006 (1 año post-rolado) correspondientes a los campos “La Esperanza” (RE06), “El Motor” (RM06) y “Los Patos” (RP06); dentro de esta última área, además, se estudiaron otros dos potreros rolados: uno que lo había sido en 2004 (3 años post-rolado) (RP04) y otro en 2005 (2 años post-rolado) (RP05) obteniendo de esta forma una secuencia temporal de sitios rolados. Los bosques poco modificados adyacentes a cada uno de éstos serán designado con la letra “T”, de testigo en lugar de la “R” de rolado Algunas mediciones (en particular aquellas relacionadas a la dinámica de agua a escala de parcela descriptas en el capítulo 3) se realizaron también en dos sitios desmontados totalmente (“pasturas”) dentro de los campos “Colón” y “El Motor” (PC y PM). En estas pasturas no quedo prácticamente vegetación leñosa en pie (Fig 2.3) y sirvieron como ejemplos de situación extrema en el gradiente bosque natural-rolado-pastura. El número de réplicas por tratamiento fue n=3 para rolado y bosque (RE06-TE06, RM06-TM06 y RP06-TP06) y n=2 para pasturas (PC-TPC y PM-TPM). El área de los rolados también fue variable, desde 60 hectáreas (RP04) hasta 700 ha (RP05, RP06); en promedio, cada sitio rolado tenía 200 ha. Debido a la extensión de toda la zona de trabajo, la distancia entre los sitios varió desde cientos de metros (sitios contiguos rolados en diferentes años en el campo “Los Patos”) hasta 15 km (sitios rolados en un mismo año). Estas distancias determinaron que algunas mediciones, principalmente las funcionales (evaporación directa, potencial hídrico; ver capítulo 3) fuesen sólo factibles en un solo par bosque/rolado; en esos caso se incluyeron varias submuestras. La tabla 2.1 resume el conjunto de las variables consideradas en el toda la tesis y las repeticiones y períodos cubiertos.

Fig. 2.3 Vista aérea del sitio de estudio (20.000 ha) desde el cuadrante NE (comparar con Fig. 2.1). En color claro, delimitados por polígonos, están los potreros rolados en diferentes fechas; los círculos son las áreas desmontadas para agricultura bajo riego.

Rolado La Esperanza

Rolado El Motor

Rolado Los Patos

Pastura Colón

Pastura El Motor

Rolado San Alberto

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Tabla 2.1: Resumen del diseño experimental: fechas en las cuales se midieron las diferentes variables correspondientes a cada capítulo de la tesis. En negrita están los sitios desmontados (“rolados”, R) y bosques testigos (T). ** Estas variables fueron además medidas en sitios que fueron desmontados a finales de 2008.

Sitios y fechas medidas

Variable RE06

TE06

RM06

TM06

RP06

TP06

RP05

TP05

RP04

TP04

PC

TPC

PM

TPM

Cap.

Cobertura de pastos y arbustos

2007-2010

2

Biomasa de pastos y arbustos

2007 2

Densidad y diámetro de pastos

2007

2

Biomasa Radical 2008 2008 2008 2

Proporción de especies 2007 2

Textura y densidad aparente de suelo

2009 2009 2007 2

Evaporación directa de suelo

2008 3

Cloruros en profundidad 2007-2008

2007-2008

2007-2008

2007-2008

2007-2008

Bromuros en profundidad 2007-2008

2007-2008

2007-2008

3

Contenido volumétrico de agua en suelo

2008-2009

2008-2009

2008-2009

2008-2009

2008-2009

2008-2009

2008-2009

3

Contenido gravimétrico de agua en suelo

2007-2009

2007-2009

2007-2010

2007-2009

2007-2009

2007-2009

2007-2009

3

Potencial hídrico de suelo y hoja

2010 3

Conductividad eléctrica 2007-2008

2007-2008

2007-2008

2007-2008

2007-2008

3

Productividad primaria neta (NDVI)*

2004-2009

2004-2009

2004-2009

2004-2009

2004-2009

2004-2009

2004-2009

4

Albedo* 2004-2009

2004-2009

2004-2009

2004-2009

2004-2009

2004-2009

2004-2009

4

Temperatura de superficie*

2004-2009

2004-2009

2004-2009

2004-2009

2004-2009

2004-2009

2004-2009

4

Evapotranspiración* 2004-2009

2004-2009

2004-2009

2004-2009

2004-2009

2004-2009

2004-2009

4

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2.3.3 Metodología específica de este capítulo La cobertura de pastos y arbustos fue estimada a través del método de Daubenmire (1959). Este método se basa en la medición visual de la cobertura de todas las especies presentes en parcelas establecidas de manera sistemática a lo largo de una transecta. Debido al tiempo y esfuerzo que implica la medición de estas variables, las estimaciones se realizaron en un campo rolado en 2006 (RP06-TP06) y su bosque contiguo. Se establecieron al azar 3 transectas de 20 m de largo x 0.5 m de ancho en cada sitio. A lo largo de esta transecta y cada 1 m se estimó la cobertura total utilizando marcos de 1 x 0.5 m. La biomasa aérea fue estimada a través del método de cosecha (Greig-Smith 1983) pero sólo para pastos y arbustos. Todo el material registrado dentro del marco de 1 x 0.5 m fue identificado, cosechado, secado en estufa durante 48 horas y pesado para estimar biomasa seca. Previo al secado en estufa, la biomasa aérea de pastos fue separada en material verde y muerto, y la suma de estas dos fracciones usada como un estimador de la productividad primaria neta aérea (PPNA) (Sala 1989). Las mediciones de cobertura y biomasa se realizaron durante la estación de crecimiento (marzo-abril) del año 2006-2007 (un año después de rolado) y del año 2009-2010 (4 años después de rolado). La biomasa aérea de pastos fue además, estimada para la estación seca (en octubre antes de las lluvias) del año 2007. Debido a que no fue posible cosechar la biomasa de los árboles y arbustos de gran tamaño, ésta fue estimada utilizando ecuaciones basadas en la cobertura y la altura (D. Steinaker, comunicación personal) La densidad y el tamaño de los pastos y arbustos, se midió en el mismo par de bosque/rolado (“Los Patos”) y durante la estación de crecimiento de mayo de 2007. Para esta ocasión se establecieron 6 transectas (diferentes a las usadas para Daubenmire) de 10 metros de largo por 1 metro de ancho. Cada una de las especies presentes dentro de la transecta fue clasificada de acuerdo al grupo funcional, y en el caso de los pastos, se midió además el diámetro de la corona basal. La identidad y el número de especies se contaron empleando 2 transectas de 100 de largo x 1 m de ancho dentro de la cual se identificó, contabilizó y clasificó a todas las especies presentes, esto ultimo se realizó a finales del año 2008, comienzos del año 2009 (2 años después del rolado). La biomasa radical fina se estimó usando un barreno de mano (de 10 cm de diámetro y 22 cm de largo) con el que se extrajeron muestras de suelo a diferentes profundidades, desde 0.1 a 3 m cada 50 cm. En el campo, las muestras fueron pasadas por un tamiz de 1x1 mm y guardadas en bolsas plásticas para su posterior procesamiento. Una vez en el laboratorio, las muestras fueron secadas en estufa durante 24 hs. Se realizó limpieza y separación manual de todas las raíces menores a 0.5 mm de diámetro. A diferencia de las mediciones de biomasa aérea, los pozos para raíces se realizaron en los 3 sitios rolados en 2006 y sus bosques contiguos (RE06- TE06, RM06-TM06 y RP06-TP06). Se realizaron 3 perforaciones de 3 metros por sitio, en total se perforaron 18 pozos y se tomaron 162 muestras durante el mes de mayo de 2008 (2 años posteriores al disturbio). La textura de suelo y densidad aparente fueron estimadas a partir de muestras tomadas cada 50 cm de suelo en pozos de hasta 6 m de profundidad. En laboratorio la textura fue determinada a través del método de Bouyoucos (1962) para 2 pozos por sitio de todos los sitios rolados 2006 (RE06- TE06, RM06-TM06 y RP06-TP06) y sus bosques contiguos (3 rolados, 3 bosques, 12 pozos, 72 muestras). La densidad aparente se estimó

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pesando todas las muestras de suelo extraídas con el barreno hasta 6 m y midiendo el volumen de la misma. La densidad se estimó en 2 pozos por sitio de todos los sitios rolados 2006 y sus bosques adyacentes (RE06, TE06, RM06, TM06, RP06 y TP06). Estas perforaciones fueron realizadas en enero de 2009. 2.3.4 Análisis estadístico Las variables cobertura total de pastos y arbustos, densidad de pastos y arbustos y la biomasa y diámetro de corona de los pastos fueron comparados a través de un análisis de varianza de una vía. Debido a que las muestras de raíces en el perfil no son independientes de la profundidad (ya que corresponden a los mismos pozos), estos datos se analizaron utilizando un test de medidas repetidas, que contempla la existencia de correlación (en este caso espacial) entre mediciones. Esta correlación es tenida en cuenta usando un tipo de matriz de covarianza, la que se elige en función del diseño (R. Cantet, com. personal). Para analizar los datos de biomasa radical se utilizó el procedimiento PROC MIXED del paquete estadístico SAS (SAS 1999-2001), considerando como efectos principales al tratamiento principal (bosque-rolado) y a las diferentes profundidades, y usando una matriz de covarianza autoregresiva (AR). Todos los análisis, excepto los que involucraron medidas repetidas, fueron realizados empleando el software “STATISTICA” (StatSoft 1999) y usando un nivel de significación de p<0.05. 2.4 Resultados 2.4.1 Cambios en la proporción de herbáceas/leñosas El desmonte selectivo de los arbustos cambió significativamente la proporción de herbáceas/leñosas en el ecosistema, aumentando durante el primer año casi 7 veces la biomasa total de pastos y reduciendo en un 72% la biomasa total de las leñosas (Tabla 2.2). Pese a esto último, no se observaron cambios significativos en la densidad de arbustos entre los sitios de bosque y rolado (Fig. 2.4, d). Sí en cambio, se encontraron diferencias significativas en la densidad y tamaño de los pastos (Fig. 2.4, a y b). Tanto la densidad de pastos como el diámetro de la corona de las herbáceas fueron más del doble en las matas del sitio rolado comparados con el sitio de bosque. Esto explicaría el considerable aumento de biomasa y de cobertura herbácea observados en los sitios desmontados (tabla 2.2). La separación entre material verde y muerto en los pastos arrojó diferencias similares a las obtenidas en la biomasa total (tabla 2.2). La producción primaria neta de pastos (biomasa “verde”) durante la estación de crecimiento 2007 (un año después del desmonte) fue siete veces mayor para el sitio rolado que en el del bosque. De estos resultados se desprende también que, para ambos sitios, la biomasa seca acumulada total es aproximadamente el doble de la biomasa producida durante la estación de crecimiento.

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Tabla 2.2 Cobertura relativa, biomasa y PPNA para sitios de bosque y rolado de un año, valores promedio de cortes realizados en 3 transectas por sitio durante el año 2007 (excepto para “a” que fue tomado de literatura).

Bosque Rolado 1 año Relación R/B

Leñosas Cobertura (%) 77.4 21.7 0.28

Biomasa total (kg ha-1) 2940 824 0.28

PPNA (kg ha-1 año-1) 1110 a -

Herbáceas

Cobertura (%) 22.6 78.3 3.5

Biomasa total (kg ha-1) 520 3498 6.7

PPNA (kg ha-1 año-1) 297 1896 6.4

Proporción biomasa H/L 0.2 4.2

a Productividad para un bosque seco cerca de Ñacuñan, Mendoza, Argentina (Braun et al. 1978) Una marcada estacionalidad en la producción de biomasa verde fue observada en ambos sitios, rolado y bosque. Antes de la llegada de las lluvias, la proporción de biomasa total verde (considerada como la productividad aérea de ese año) en las especies leñosas del bosque y rolado fue prácticamente nula, mientras que para los pastos representó el 16% del total en los sitios de bosque y sólo el 6.5 % de la de los sitios rolados. Esto da cuenta de la marcada estacionalidad de la producción primaria de este ecosistema (Fig 2.4).

a)

p<0.05

0.0

5.0

10.0

15.0

20.0

25.0

Rolado Bosque

diam

etro

bas

al d

e pa

stos

(cm

)

b)

p<0.05

0.0

500.0

1000.0

1500.0

2000.0

2500.0

Rolado Bosque

biom

asa

verd

e (k

g/m

2)

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20

c)

p<0.05

0.0

1.0

2.0

3.0

4.0

Rolado Bosque

dens

idad

de

past

os (i

nd/m

2)

d)

p=0.14

0.0

2.0

4.0

Rolado Bosque

dens

idad

de

arbu

stos

(ind

/m2)

Fig 2.4: Diámetro basal (a) y biomasa verde de pastos (b), densidad de arbustos (c) y de pastos (d) para sitios de bosque y rolado medidos al final de la estación de crecimiento 2007 (1 año post-desmonte). Las mediciones de cobertura realizadas en el mismo sitio pero 4 años después del rolado señalaron una importante recuperación de la cobertura arbustiva y un significativo deterioro de la cobertura herbácea. Cuatro años después del rolado la cobertura de leñosas se duplicó, de 21.7 a 49.8 % mientras que la cobertura de herbáceas se redujo casi 90 %. Los sitios de bosque en cambio no mostraron diferencias tan drásticas, la cobertura de leñosas prácticamente fue la misma, de 77.4 versus 71.2% pero la cobertura de herbáceas se redujo de 22.6 a 13.7 %. Los resultados de las transectas de 100 m realizadas en el bosque indican una cobertura aérea de leñosas de más del 100%. De ese porcentaje, el 31 % correspondió a Prosopis flexuosa y el 27% a Larrea divaricata, el resto se dividió en especies como Cercidium spp., Aspidosperma quebracho- blanco, Lycium chilensis, etc. (ver tabla 2.3). En este mismo sitio, la cobertura basal fue un 30% de suelo desnudo y el resto mantillo. Por otra parte, en el sitio rolado la cobertura aérea fue de 41%. El 59 % restante se dividió en 9 % suelo desnudo y 50 % mantillo. Esto representa una diferencia importante respecto al sitio de bosque en donde la cobertura aérea total es 100% pero la cobertura de suelo es menor. En relación a la composición específica, en total se contabilizaron 16 especies en ambos sitios, 6 se encontraron exclusivamente en el bosque y 2 exclusivamente en rolado. Rolado y bosque compartieron el 50% de las especies. La especie más abundante en bosque fue Prosopis flexuosa mientras que en rolado fue Larrea divaricata. En tal sentido, las especies más afectadas por el rolado en este sitio fueron Prosopis flexuosa, Aspidosperma quebracho-blanco (la segunda especie de árbol dominante en la zona) y los arbustos de gran porte como el chañar (Geoffroea decorticans) y la brea (Bulnesia retama)

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Tabla 2.3. Porcentaje de cobertura de las especies leñosas registradas en las transectas de 100 m en bosque y rolado.

Especie Bosque Rolado

Cobertura aérea (%)

Prosopis flexuosa 31.3 4.6

Larrea divaricata 27.2 57.7

Cercidium praecox 8.5 4.3

Lycium tenuispinosum 6.8 9.6

Celtis tala 4.8 2.4

Ximenia americana 2.3 0.5

Condalia microphylla 2.0 1.9

Senna aphlylla 0.2 2.8

Capparis atamisquea 3.5 -

Bulnesia retama 3.2 -

Aspidosperma quebracho-blanco 7.5 -

Maytenus spinosa 1.8 -

Grabowskia obtusa 0.5 -

Geoffroea decorticans 0.5 -

Moya spinosa - 4.0

Lycium chilense - 12.2

Número total de spp leñosas 14 10

2.4.2 Cambios en la biomasa subterránea después de la eliminación del estrato arbustivo El desmonte selectivo parecería no haber cambiado la cantidad total de biomasa radical fina, pero si la proporción total de raíces a diferentes profundidades (Fig. 2.5). El perfil de raíces para todos los pares de bosque-rolado presentó a nivel superficial gran cantidad de raíces y alta variabilidad en ambos sitios. Entre los 10 cm y el primer metro de profundidad se encontró mayor cantidad de biomasa radical en los sitios rolados mientras que entre 1-1.5 m la mayor cantidad de biomasa correspondió al bosque (Fig. 2.5). Si bien no se encontraron diferencias significativas entre todos los sitios analizados, debido posiblemente a la alta variabilidad entre sitios, si se analizan los perfiles de cada campo por separado sí se encuentran diferencias estadísticamente significativas en profundidad. Por ejemplo en el par TP06/RP06 (Fig. 2.6), la biomasa radical total entre 0.50-1 m fue más del doble que en el sitio rolado (59 g m-2 versus 24 g m-2 para rolado y bosque respectivamente). No obstante en este mismo sitio, entre 1-1.5 m la biomasa de raíces en el sitio de bosque fue cuatro veces más que la del rolado

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(31 g m-2 para bosque y 7 g m-2 para rolado). El campo el Motor (TM06/RM06) mostró tendencias similares (Fig. 2.6).

0.0 20.0 40.0 60.0 80.0

0.5

1.0

1.5

2.0

2.5

3.0

Pro

fund

idad

(cm

)

biomasa radical (gr/m2)

Bosque

Rolado

sitio p=0.8prof p<0.03sitio*prof p=0.4

Figura 2.5: Valores medios y errores estándares (n=3 sitios) de biomasa radical total separada en estratos desde 50 cm hasta 3 m para sitios de bosque y rolados 2006.

Los Patos

0 50 100 150

0.5

1.0

1.5

2.0

2.5

3.0

Pro

fund

idad

(cm

)

biomasa radical (gr/m2)

Bosque

Rolado

El Motor

0.0 20.0 40.0 60.0 80.0

0.5

1.0

1.5

2.0

2.5

3.0

Pro

fund

idad

(cm

)

biomasa radical (gr/m2)

Bosque

Rolado

Figura 2.6: Valores medios y errores estándares de biomasa radical total separada en estratos desde 50 cm hasta 3 m para dos sitios rolados en 2006 y sus bosques adyacentes (n= 3 pozos por sitio).

sitio p=0.7 prof p <0.001 sitio*prof p=0.5

sitio p=0.5 prof p <0.001 sitio*prof p=0.3

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2.4.3 Análisis de textura y densidad aparente El porcentaje de arena estimado fue en promedio 52 % para todos los sitios, mientras que los valores de arcilla rondaron entre 7-9 %. Estos porcentajes fueron similares entre los sitios de bosque y rolado para la mayoría de las profundidades, a excepción del tramo entre los 5-6 m donde se encontraron diferencias a favor de mayor cantidad de arcilla en los sitios rolados. Por otra parte, la densidad aparente para todos los sitios fue 1.2 g cm-3 en promedio, variando con la profundidad, desde 0.7-1.0 g cm-3 en los primeros centímetros hasta 1.7 g cm-3 a los 6 metros. Debido a que durante el muestreo algunos pozos colapsaron a partir de los 3.5- 4 m consideramos que los valores de densidad estimados hasta 3 m son los más fiables y por ello, estos serán los empleados en el próximo capítulo para el cálculo de contenido volumétrico de agua. 2.5 Discusión Los resultados presentados en la sección anterior permiten comprobar que los sitios estudiados, tanto los afectados por el desmonte como los bosques empleados como testigos, son áreas similares en densidad aparente y textura del suelo. Esta similitud entre sitios nos permite inferir que, en términos estructurales, todos los sitios eran similares, y que, por lo tanto, los cambios observados en la dinámica de agua post-desmonte se deben a diferencias entre los tratamientos aplicados. Los valores de densidad aparente encontrados aquí resultaron similares a los obtenidos por Kirby et al (Kirby et al. 2001) en sitios cercanos, que en su caso fueron de 1.39-1.43 g cm-3. El desmonte selectivo cambió inicialmente la estructura del bosque, transformándolo en un parque o sabana rala con predominancia de pastos y casi sin especies leñosas, salvo los árboles de mayor tamaño. El notable aumento de la importancia de los pastos (Fig. 2.4) por la eliminación de las leñosas se puede explicar si consideramos que la cobertura aérea en el bosque es mayor al 100% lo que limitaría el ingreso de luz a los estratos inferiores. Asimismo, la eliminación de los arbustos podría estar liberando la competencia por nutrientes. Es sabido que el nitrógeno es uno de los nutrientes que más limita la producción en estos sitios (Carrera et al. 2003, Bertiller et al. 2005) . Carrera y colaboradores (2000) han demostrado para arbustales en Patagonia, que si bien pastos y arbustos tienen estrategias diferentes de conservación del nitrógeno en los períodos húmedos pueden competir por este nutriente. Otro factor importante es el significativo aporte de materia orgánica al suelo luego del rolado, ya que prácticamente toda la vegetación producto del desmonte queda en el sitio excepto los troncos muy grandes. Se ha calculado que el aporte de broza por desmonte por rolado llega a ser cercano a los 6.000 kg ha-1 mientras que en los sitios no desmontados nunca supera los 1.500 kg ha-1

(Adema et al. 2004). Aguilera y Cortés (2003) sostienen que, a través de la incorporación del material vegetal después del desmonte, aumentan los reservorios de carbono orgánico y nitrógeno total en suelo durante los primeros años; no obstante, a largo plazo, esta práctica parecería causar el efecto opuesto. Los valores de biomasa total de pastos post-desmonte (tabla 2.2) coinciden con datos obtenidos por otros autores en sitios con estructuras similares de vegetación. Adema y colaboradores (2004) señalaron para un bosque rolado en Santiago del Estero, que la biomasa de pastos incrementa a valores entre 1.200 y 3.700 kg ha-1 (dependiendo de la fecha) mientras que Blanco y colaboradores (2005) obtuvieron valores cercanos a 2.800 kg ha-1para un bosque seco de la Rioja. Con respecto a la biomasa de pastos en el

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bosque sin desmontar, nuestros resultados indican 500 kg ha-1mientras que Braun (1978) estimó valores de biomasa de herbáceas de 361 kg ha-1para un algarrobal de Mendoza donde las precipitaciones alcanzan 260 mm. Blanco y colaboradores (2005) encontraron valores cercanos 730-670 kg ha-1 en un bosque seco del Chaco árido con mayor precipitación. La eliminación selectiva de los arbustos redujo un 56 % la cobertura total de leñosas en el sistema. Estos resultados son muy similares a los obtenidos por Blanco y colaboradores (2005) y por Aguilera y colaboradores (2003), quienes post-desmonte encuentran una reducción entre el 63% y el 65% de la cobertura de leñosas en bosques de la Rioja y de San Luis respectivamente. Un hecho significativo es que el rolado, si bien cambio drásticamente la cobertura de los arbustos, no cambió su densidad, y por lo tanto tendría un impacto menos agresivo que otros disturbios como el desmonte total o el fuego. Blanco y colaboradores (2005) encontraron resultados similares un año después de rolado, donde la densidad de los arbustos fue 1.5 versus 1.2 individuos m-2 para rolado y bosque respectivamente. Este resultado también explica el considerable aumento de cobertura de leñosas que observamos 4 años después del desmonte. Al parecer la aplicación de esta técnica no incrementó la mortalidad de los arbustos sino que solamente eliminó gran parte de la biomasa área, la cual rebrotó y prácticamente alcanzó valores cercanos a los que tenía previo a ser eliminada. La marcada arbustización post-desmonte, con el progresivo incremento de Larrea divaricata y la disminución de Prosopis flexuosa y Aspidosperma quebracho-blanco (tabla 2.3) podría ser señal de deterioro y/o empobrecimiento del sistema, con importantes consecuencias en términos de manejo. En sistemas similares al nuestro, se ha encontrado que 7 años después del desmonte selectivo se recupera e inclusive aumenta la cobertura total de arbustos mientras no se recupera la cobertura de los árboles (D. Steinaker com. personal). Por otra parte, la reducción del 60% de la cobertura aérea así como la reducción de casi el 90 % de la cobertura hérbacea cuatro años post-desmonte podría impactar de manera importante en la escorrentía y pérdida de suelo. Aguilera y Steinaker (2003) encontraron que después de la eliminación del estrato arbustivo en bosques del noreste de San Luis, incrementa la sensibilidad de los micrositios a sufrir escorrentía y pérdida de sedimentos. Además, hay que considerar que debido a la intensidad de las precipitaciones en este sitio, una reducción de la cobertura arbórea podría disminuir la intercepción de agua por el canopeo, estimada en un 22%, y con ello aumentar los riesgos de erosión hídrica (Acuña and Juárez 2000). La composición específica no cambió tan drásticamente después del desmonte ya que más del 50% de las especies se encontraron en ambos tipos sitios. Estos resultados resultan opuestos a los encontrados en otros trabajos donde la supresión de especies leñosas hace decrecer marcadamente la riqueza de otras especies o grupos funcionales (Verburg and Van Eijk-Bos 2003, Dorrough and Scroggie 2008, Leniére and Houle 2009) . Si bien el número de especies no cambió, sí se modificó la proporción relativa. Mientras el sistema parece haber perdido los árboles y arbustos de mayor porte, otras especies arbustivas aumentaron su proporción como Larrea divaricata, Lycium spp. y Senna aphyla. La distribución de raíces en el perfil del suelo posterior al desmonte por rolado concuerda con los resultados de biomasa aérea. Si bien en este trabajo no se realizó separación de raíces por grupo funcional, el incremento de raíces finas en el primer

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metro en los sitios rolados parecería responder al aumento de la biomasa aérea observado en los pastos, mientras que el pico de biomasa de raíces a 1.5 m en el sitio de bosque podría indicar que a esa profundidad están en mayor proporción los arbustos. Jackson y colaboradores (Jackson et al. 1996) encontraron que en los primeros 30 cm de suelo la cantidad de biomasa radical representa el 75% de la biomasa total subterránea de pastos y el 45 % de la de arbustos. Por otra parte, Canadell (Canadell et al. 1996) en un resumen de bosques secos y arbustales del mundo señala valores máximos de profundidad de raíces cercanos a 3.9 m mientras que Schenk y Jackson (Schenk and Jackson 2002) indicaron valores medios máximos de 3 m para los arbustos, 6 m para los árboles y 1 m para los pastos. Estos autores también señalan que, para el caso de los arbustos, los valores medios pueden variar en función de la estacionalidad de la precipitación, desde 3 m en lugares donde la precipitación ocurre en invierno hasta 1.5 m en sistemas con lluvia estival como el bosque analizado en esta tesis. Por otra parte, el cambio en la distribución de raíces en el perfil puede impactar en la dinámica de agua del sistema: la eliminación de las raíces después del metro de profundidad podría favorecer el flujo de agua vertical, ya el agua que no es tomada por los pastos podría percolar en profundidad y eventualmente recargar la napa freática. Para sintetizar, el desmonte selectivo de los arbustos tuvo un impacto significativo sobre los diferentes atributos de la vegetación del bosque, cambiando de manera importante la cobertura y la biomasa de los principales grupos funcionales, así como también la densidad de los pastos. Si consideramos que la textura y densidad aparente entre sitios es la misma, estos cambios en la estructura de la vegetación podrían a su vez producir un impacto importante en el balance de agua a diferentes escalas, tema que abordaré en los próximos capítulos.

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CAPITULO 3 EL DESMO�TE SELECTIVO E� EL CHACO ÁRIDO Y SUS CO�SECUE�CIAS SOBRE LA DI�ÁMICA DE AGUA Y SALES A ESCALA DE PARCELA

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3.1 Introducción En los ecosistemas áridos y semiáridos la demanda evaporativa de la atmósfera excede ampliamente la provisión de agua a cualquier escala considerada (Sala et al. 1992), (Paruelo and Sala 1995). Noy-Meir (1973) definió a estos lugares como “sistemas controlados por agua en los cuales la precipitación resulta infrecuente, discreta y poco predecible”. Estas características determinan que el agua sea el factor que limita la mayoría de los procesos bióticos como la productividad primaria neta (Sala et al. 1992) y el ciclado de nutrientes (Yahdjian et al. 2006). Como se mencionó en los capítulos anteriores, los tipos funcionales dominantes en estas áreas son los arbustos y los pastos. La proporción de cada uno de estos grupos en el sistema responde a múltiples variables, siendo los disturbios los que en general modulan las trayectorias hacia un tipo de estructura u otro en sitios donde existe un delicado equilibrio entre ambos (Sala et al. 1994, Scholes and Archer 1997, Franklin et al. 2004). Debido a los cambios en el uso de la tierra, en las últimas décadas muchos sectores del planeta sufrieron transformaciones drásticas en la estructura de la vegetación (Millennium Ecosystem Assessment 2005). Estos cambios implicaron el reemplazo de grupos funcionales dominantes por otros grupos o especies diferentes a los originales, tanto en estructura como en función. Tal es el caso de la “leñarización” de los pastizales por el establecimiento intencional de árboles en las forestaciones (Nosetto et al. 2005) o la invasión de especies leñosas por supresión del fuego o sobrepastoreo (Archer 1995). En otros ambientes, principalmente aquellos subtropicales y tropicales más húmedos, el proceso fue inverso y los pastos y los cultivos reemplazaron las grandes masas forestales (Chapin et al. 2001, Malhi et al. 2008 . En cualquiera de estos casos, la transformación de los sistemas naturales implicó desde pérdidas en diversidad específica hasta cambios climáticos a nivel local y regional (Loreau 1998, Hoffmann et al. 2002). Cambios en la proporción de herbáceas/leñosas pueden producir alteraciones en la distribución de las raíces en el suelo (capítulo 2) así como cambios en el área foliar. Esto a su vez puede producir un impacto importante en la disposición vertical y horizontal de los nutrientes (McCulley et al. 2004), como también en la distribución del agua que llega al suelo. Jackson y colaboradores (2000) consideran que las alteraciones producidas en la estructura de la vegetación suelen tener consecuencias muy rápidas en la dinámica de agua, más aún que las observadas en la dinámica de los nutrientes. Las plantas leñosas alteran los flujos de agua a través de su influencia sobre la evapotranspiración, la intercepción, la escorrentía, la infiltración y los canales de percolación preferencial entre otros (Huxman et al. 2005). Luego de una lluvia, la vegetación leñosa puede modificar la partición de la salida de agua del ecosistema a través de tres mecanismos: a) favoreciendo la intercepción y por ende, incrementando la evaporación desde el canopeo en desmedro de la infiltración y la escorrentía, b) cambiando la partición de la precipitación una vez que esta alcanza el suelo, incrementando la infiltración y disminuyendo la escorrentía ó c) aumentando los flujos que son devueltos a la atmósfera en forma de vapor de agua (transpiración) contra lo que escapa el alcance de las raíces y se transforma en drenaje profundo. Estos procesos no son excluyentes entre sí y pueden actuar en conjunto. Dependiendo de la pendiente del terreno y la textura del suelo, entre otros controles, el peso relativo de los efectos de (b) crece sobre los efectos de (c) (Jobbagy et al. 2010)

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Como se mencionó en el capítulo 1, en muchos bosques secos del mundo se ha observado la acumulación en profundidad de enormes cantidades de solutos, en particular cloruros (Scanlon 1991, Scanlon et al. 2006, Santoni et al. 2010). La evidencia sugiere que estos bosques utilizan integralmente el agua que llega por precipitación siendo el drenaje profundo entre 0.1 -5% de la precipitación total (Scanlon et al. 2005). Debido a esta utilización completa del agua a través de la evapotranspiración y del nulo drenaje profundo, las sales tienen a acumularse en el perfil a lo largo del tiempo, superando en algunos casos los 10.000 kg ha-1 (Walvoord et al. 2003, Jobbágy et al. 2008). Esta acumulación de sales puede tener la misma edad que los sedimentos que las albergan o haberse iniciado en épocas más húmedas comparadas con los climas actuales más secos (Scanlon 1991). Considerando el uso integral que tendría la precipitación en los bosques secos, uno de los componentes más susceptibles a los cambios en la estructura de la vegetación es el drenaje profundo. Ya sea porque se asume que el drenaje no es el principal componente del balance de agua en estos ambientes o por la dificultad metodológica de estimarlo, poco es lo que se sabe sobre la dinámica del agua más allá de la zona de influencia de las raíces. La variabilidad temporal en las precipitaciones en estos sistemas y, particularmente aquella ligada a eventos grandes capaces de generar drenaje (Noy-Meir 1973, Sala et al. 1992) requiere que las estimaciones confiables de este último flujo se apoyen en monitoreos de muchos años. El uso de trazadores, tales como bromuros y cloruros, ofrece la ventaja de integrar largos períodos, y permite además conocer la variabilidad espacial y la distribución de la humedad en el suelo, ya que los perfiles representan de alguna manera la cantidad de precipitaciones recibidas y el uso de ésta por la vegetación (Scanlon 1991). Todos aquellos disturbios que eliminen la vegetación leñosa y provoquen cambios en el área foliar probablemente impactarán sobre el drenaje profundo. Por ejemplo, en ciertas regiones como en los bosques del oeste de Australia, la eliminación de vegetación leñosa a gran escala provocó el incremento en los niveles freáticos y la consecuente salinización de las tierras productivas (George et al. 1997). La disminución de la evapotranspiración produjo un incremento en el drenaje y el transporte de sales de la zona no saturada a las napas freáticas. La mayor recarga de estas napas produjo en algunas situaciones ascensos a la superficie y fuertes salinizaciones del suelo. Con la llegada de los europeos a Australia, se produjo la eliminación de más del 60 % de la vegetación leñosa en toda la cuenca del río Murray-Darling, el segundo más importante del país; esto condujo a la salinización y pérdida de más del 20 % de las tierras cultivables (Walker et al. 1993). Si bien en las ultimas décadas se ha documentado y comprendido mejor el papel de la vegetación y, más específicamente, de algunos de sus atributos tales como la profundidad de raíces, diversidad de formas de vida y hábitos de crecimiento, sobre el flujo vertical de agua en el suelo y su intercambio con los acuíferos (Davis and Mooney 1986, Kramer and Boyer 1996, Paruelo et al. 2000) aún no se ha incorporado claramente el efecto indirecto que la vegetación puede tener sobre la dinámica del agua a través de su influencia sobre la acumulación o pérdidas de sales en los perfiles de suelo. Aunque es sabido que las sales en el suelo, cuando superan concentraciones en solución de unos 5 dS m-1 (Zhu 2001, Munns and Tester 2008) modulan la disponibilidad de agua para plantas y demás organismos.

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La relación entre las sales y el agua en el suelo está controlada en gran parte por la influencia del drenaje profundo. El contenido de sales en el suelo esta determinado por el balance entre la cantidad de agua que se pierde por evapotranspiración, la que drena escapando de la zona de influencia de las raíces y cuanto es el aporte de los solutos por la atmósfera. Cambios en las tasas de consumo de agua o en las tasas de infiltración pueden afectar la distribución de las sales en el perfil. Pero por otra parte, la presencia de estas sales en el suelo puede, a partir de determinadas concentraciones, causar un efecto sobre esa misma dinámica. Si consideramos entonces la existencia de una dinámica acoplada sal-agua, los efectos sobre el consumo de agua vía solutos podrían amplificarse y/o autocontrolarse. Por ejemplo, una alta tasa de evapotranspiración produce mayor consumo de agua, lo que a su vez incrementa la acumulación de sales en el perfil. A muy largo plazo esta acumulación de sales podría causar un efecto negativo sobre el consumo de agua al disminuir el potencial hídrico del suelo por aumento de la osmolaridad. Otra componente del balance hídrico que podría modificarse significativamente en sistemas semiáridos es la evaporación directa de suelo. Esta pérdida de agua puede superar el 50% de los aportes de la precipitación (Paruelo et al. 1991, Reynolds et al. 2000) lo que se explica, entre otras cosas, que la vegetación en estos sistemas se distribuya en parches sobre una matriz de suelo relativamente desnudo (Aguiar and Sala 1994, Newman et al. 2010). Si bien la evaporación es un flujo que depende de variables climáticas y edáficas, como la radiación y la textura de suelo (Wythers et al. 1999), la vegetación también puede modificar sus tasas instantáneas y acumuladas, especialmente a través de la proporción de suelo cubierto y en segundo lugar a través de la competencia directa en el consumo de agua potencialmente disponible para la evaporación directa. En resumen, la estructura y el tipo vegetación presente en los ecosistemas áridos y semiáridos modulan el balance hídrico a través de múltiples mecanismos. Por su influencia sobre la intercepción, el drenaje profundo, la evaporación directa y la acumulación de sales, la vegetación cumple un papel fundamental en la redistribución de la precipitación. Cambios en la proporción y distribución de las formas de vida, pueden producir, dependiendo de la magnitud espacial del disturbio, un efecto significativo en la partición de este balance. Desde hace algunos años, y en particular en la última década, en Argentina se vienen registrando profundos cambios en la estructura de la vegetación. La deforestación del Gran Chaco, en parte explicada por la expansión del cultivo de soja (Grau et al. 2005b, Aizen et al. 2009) alcanzó valores sin precedentes en los últimos años. No obstante, no sólo los bosques húmedos del noreste argentino fueron afectados por el desmonte. Muchos sectores del semiárido, antes ocupados por ganadería extensiva y considerados marginales, pasaron finalmente a quedar incluidos dentro de la frontera agropecuaria (Oesterheld 2005). Como se mencionó en los Capítulos 1 y 2, en algunos sistemas la intensificación ha consistido en un reemplazo total de bosques nativos por pasturas de especies exóticas y pastizales de especies nativas. En las zonas más áridas en donde la implantación de cultivos anuales o pasturas es ecológica y económicamente menos viable, una intervención común es el desmonte “selectivo” por rolado, que involucra la eliminación de vegetación leñosa de menor porte buscando favorecer la producción de pastos de mayor valor forrajero (tanto nativos como intersembrados durante el evento mismo de rolado). En los últimos años, en el Chaco Árido Argentino, y particularmente en el

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centro-oeste de San Luis, esta práctica se ha vuelto más frecuente e involucra actualmente más de 100.000 hectáreas anuales de bosques y arbustales. Considerando que el rolado es un disturbio común en estos bosques secos, nos preguntamos sobre el impacto de esta práctica de manejo, en particular sus posibles consecuencias sobre la dinámica de agua y sales del ecosistema. 3.2 Objetivos e hipótesis El presente capítulo tiene por objetivo general comparar la dinámica de agua y de sales entre parcelas de bosque rolado y sitios adyacentes sin rolar (bosque nativo) a través de las siguientes preguntas: � ¿Cómo afecta la eliminación del estrato arbustivo a las diferentes pérdidas no

transpirativas de agua (evaporación directa, drenaje profundo) y su almacenaje en el suelo?

� ¿Cómo modifica el desmonte selectivo la distribución de sales en el perfil del suelo? � ¿Hasta qué punto condicionan las sales la disponibilidad de agua en el suelo? Para responder estas preguntas se plantearon las siguientes hipótesis:

1) En los bosques secos, la comunidad vegetal hace un uso exhaustivo del agua que ingresa al suelo (transpiración es mayor al resto de las pérdidas, el drenaje profundo es nulo). Esto se asocia a la acumulación creciente de sales en profundidad en el perfil de suelo.

2) La eliminación de biomasa vegetal por rolado impide, al menos

temporariamente, el uso exhaustivo de agua. Al reducir la transpiración, se incrementa la evaporación del suelo y el drenaje profundo, con lo que las sales experimentan un lavado parcial.

Estas hipótesis permiten plantear las siguientes predicciones: En primer lugar, se espera observar una menor concentración de sales bajo vegetación desmontada respecto al bosque no desmontando (predicción 1). Por otra parte se pueden esperar efectos contrapuestos del desmonte sobre el contenido hídrico de los suelos según la importancia relativa del efecto directo del menor consumo de agua vs. el efecto indirecto del lavado de sales. Mientras el menor consumo de agua llevaría a contenidos hídricos mayores bajo desmonte (e.g. tras pulsos de humedecimiento por lluvias los contenidos hídricos decaerían más lentamente, los pulsos de lluvia recargarían los perfiles hasta mayor profundidad) (predicción 2A), el lavado parcial de sales reduciría el componente osmótico del potencial hídrico permitiendo el consumo hasta potenciales mátricos menores, lo que resultaría en contenidos hídricos menores (e.g. tras pulsos de humedecimiento por lluvia los contenidos hídricos decaerían hasta valores más bajos bajo desmonte, los perfiles se recargarían hasta menor profundidad bajo desmonte por albergar mayor cantidad de agua útil) (predicción 2B). En la medida en que la acumulación de sales en los bosque secos represente una limitación osmótica importante para el consumo de agua el segundo tipo de efecto cobrará mayor importancia.

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En este trabajo se midieron conjuntamente los perfiles de concentración de sales y de humedad, y se estimaron potenciales hídricos y sus componentes en parcelas pareadas de bosques secos/desmonte selectivo a fin de evaluar las predicciones anteriores. Se complementaron estas observaciones con la aplicación experimental de un trazador químico (bromuro) para evaluar las tasas de transporte vertical de agua en los perfiles y con observaciones controladas de evaporación directa utilizando microlisímetros. 3.3 Materiales y Métodos 3.3.1. Sitio de estudio y diseño experimental El análisis de la dinámica de agua a escala de parcela se realizó en la misma zona de estudio descripta en el capítulo anterior. La Tabla 2.1 (capítulo 2) indica las fechas y sitios específicos en que se hicieron esas mediciones, que en resumen fueron las siguientes: en tres lotes rolados durante el año 2006 (RE06, RM06, RP06) y sus bosques adyacentes (TE06, TM06, TP06), todos mayores a 300 ha, se tomaron muestras de suelo desde la superficie y hasta 3-6 metros de profundidad con el fin de determinar el contenido de cloruros a distintas profundidades en el perfil y monitorear la dinámica de la humedad de suelo a lo largo del tiempo. En estos mismos sitios y en los dos pares de bosque-pastura (PC y PM) también se instalaron tubos de acceso fijos para mediciones repetidas de contenido de agua volumétrico con una sonda de tipo TDR. Además de estas mediciones de largo plazo, durante 2007/08 se hicieron dos experimentos dirigidos a caracterizar flujos específicos: en un par bosque-rolado 2006 (TP06-RP06) se realizaron mediciones de evaporación directa de suelo usando “microlisímetros”, y en la secuencia de rolados 2004 a 2006 (1, 2 y 3 años post-rolado) se estimó la tasa de percolación mediante el agregado en superficie de sal de bromuros como trazador. En esta última secuencia, además, se colocaron registradores de datos con sensores continuos de humedad volumétrica de suelo. A continuación se explica con más detalle cada metodología específica. 3.3.2. Evaporación directa de suelo: mediciones con microlisímetros La evaporación de suelo se midió usando microlisímetros, los cuales consisten en macetas inicialmente regadas a capacidad de campo que son pesadas diariamente y cuya pérdida de peso es considerada una medida de la evaporación directa del agua del suelo. Los microlisímetros empleados en este experimento consistieron en tubos plásticos de 10 cm de diámetro x 12 cm de largo provistos con un agujero central para drenaje y una malla de 2 mm en el fondo para evitar la pérdida de suelo. Cada maceta fue rellenada con suelo del lugar, tratando de conservar el pan intacto; luego, se la regó y dejó drenar durante 24 hs. Durante ese tiempo la parte superior de la maceta se tapó con papel aluminio para evitar evaporación. Después de drenar, los microlisímetros fueron sellados en la base y ubicados en una cavidad de igual volumen de modo que su superficie quedase al ras del suelo (Fig.3.1). Los microlisímetros se instalaron en un sitio rolado 2006 y su bosque adyacente (TP06-RP06). En total se establecieron 30 microlisímetros en 6 transectas de 10 metros cada una (5 microlisímetros por transecta). Las transectas dentro de cada tratamiento fueron ubicadas al azar y el peso de cada lisímetro se registró al amanecer de cada día, desde el 9 al 14 de febrero de 2008 (dos años posteriores al desmonte).

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Fig. 3.1 Microlisímetros ubicados en sitios de bosque (izq.) y rolado (der.) 3.3.3. Acumulación de sales en el perfil y estimación de flujo residual de agua usando cloruros Para conocer la distribución de sales en el perfil del suelo y a su vez, relacionar esta variable con el flujo de drenaje profundo se examinó la distribución de cloruros (Cl-) en las muestras usadas para estimar contenido gravimétrico de agua, hasta los 6-7 m de profundidad. El balance de cloruros en un sistema considera el flujo de cloruro que llega a la superficie disuelto en la precipitación (deposición húmeda) y en forma de partículas (deposición seca) y lo que se pierde del sistema a través del drenaje profundo (Scanlon et al. 2002). Los pozos para las mediciones de cloruros se realizaron en 3 parcelas roladas durante 2006 (rolados de 1 año, RE06, RM06, RP06) y sus bosques adyacentes, pero también en la secuencia de parcelas roladas 2004-2006 (rolados de 1, 2 y 3 años, RP06, RP05, RP04) y el bosque lindero a estos sitios. En cada caso, se efectuaron tres pozos por sitio y se tomaron muestras a diferentes profundidades cada 50 cm. Con el objeto de eventualmente correlacionar el contenido de cloruros con la humedad del suelo, los pozos para medir Cl- se realizaron en un radio de 5 metros cercanos a los sitios donde se midió el contenido volumétrico de agua (ver apartado 3.3.5). Para analizar la concentración de este elemento en el suelo se efectuaron extractos 2:1 de agua:suelo y se trabajó con un electrodo de cloruro de estado sólido (ORION 94-17, Thermo Electron Corporation). Todas las muestras se tomaron entre noviembre de 2007 y enero de 2009. Con los valores de cloruros y contenido de agua por estrato de cada par de bosque/rolado se realizó una estimación de la percolación profunda. Para ello se empleó el método de flujos residuales de agua (Phillips 1994) que asume que el transporte de cloruros en el suelo es unidimensional (es decir en sentido vertical y sin dispersión) y que el aporte de cloruros por las rocas así como la absorción por parte de la vegetación son insignificantes. Bajo estas premisas se puede estimar el flujo residual de agua como:

Jr= Dcl/Ccl Donde Jr= flujo residual de agua (m año-1) Dcl= tasa de deposición del cloruros en el sitio (g m2 año-1) Ccl=concentración de cloruros medida en el agua del suelo (g m-3)

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Esta última variable (Ccl) se obtiene a través de la pendiente del gráfico entre los valores acumulados de cloruros (en g m-2) versus la lámina acumulada de agua (en mm) para todas las profundidades hasta 6 m. La pendiente de los tramos rectos en la gráfica de esta relación se considera el Ccl en equilibrio del intervalo. Se empleó un valor de tasa de deposición promedio de 0.22 g m2 año- 1 estimado para la ciudad de San Luis, obtenido a partir de 25 eventos de lluvia a lo largo de 2 años de estudio (2007-2009) (Santoni et al. 2010). 3.3.3. Percolación y movimiento de agua empleando bromuros Con el objeto de medir y comparar el movimiento de agua en las zonas de bosque y rolado se regó el suelo con una solución de bromuro de potasio. El bromuro se utiliza como elemento trazador ya que, al igual que el cloruro, tiene alta movilidad en el suelo y es utilizado en mínimas cantidades por la vegetación. Su baja concentración natural permite usarlo como trazador artificial. En noviembre de 2007 dentro de la secuencia de sitios rolados (2004, 2005 y 2006) y el bosque contiguo, se ubicaron al azar y se cercaron cuadrados de 1 x1 m2. A cada unidad se le aplicaron 5 litros de una solución de KBr (5 g L -1) equivalente a 40 g m-2. La solución fue aplicada usando un regador de mano y mojando el suelo de manera homogénea. En total se regaron 12 recuadros (n=3 por sitio). Previo a la aplicación del trazador, en cada parcela se tomaron muestras de suelo para establecer la concentración natural de bromuro. Luego, se tomaron muestras de suelo hasta 3 m de profundidad a los 3, 6 y 13 meses después de regado, procediendo en cada caso a rellenar los pozos una vez tomada las muestras. De modo similar a lo hecho con cloruros, la concentración de bromuros en suelo se estimó en extractos con una relación 2:1 agua suelo y utilizando un electrodo de ión selectivo para Br- (Orion 9435, Thermo Electron Corporation). 3.3.4. Contenido de agua en suelo La cantidad de agua almacenada en el suelo fue comparada entre parcelas de bosque y parcelas roladas a través del contenido de agua en el suelo. Para ello se emplearon tres aproximaciones: muestreos periódicos de humedad gravimétrica realizados en perforaciones independientes (0-6 m), muestreos periódicos de humedad volumétrica realizados con sonda TDR y repetidos en tubos de acceso fijos (0.1-3 m), y muestreos continuos utilizando sensores FDR y almacenadores de datos (0-1 m). De los tres métodos empleados, el último proporcionó un registro detallado de la dinámica del agua hasta 1 m de suelo mientras que el segundo método permitió monitorear el contenido de humedad a mayores profundidades. Finalmente el método gravimétrico permitió ajustar la calibración de los dos primeros y también monitorear el agua a profundidades mayores que las realizadas con el TDR.

Las mediciones de contenido gravimétrico de agua en suelo se efectuaron cada 3- 6 meses, empleando un barreno de mano (10 cm de diámetro) con el que se tomaron muestras completas cada intervalos de 50 cm, excepto para el primer metro en que cual se consideraron los intervalos comprendidos entre 0.1, 0.2, 0.5 y 0.75 m. De cada muestra completa extraída con barreno se obtuvo una sub-muestra que fue pesada y secada en estufa por 48 hs. En total se tomaron 9 muestras por cada pozo y se realizaron 3 pozos por sitio correspondientes a 3 sitios rolados 2006 y a la secuencia de sitios rolados 2004-2006 y el bosque contiguo. Las muestras fueron tomadas en 10 fechas desde diciembre de 2006 hasta enero de 2009. El muestreo de humedad gravimétrica a

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través de los pozos se realizó considerando los lugares cercanos a los tubos de acceso fijo para poder eventualmente realizar la calibración de los mismos.

La metodología de “time-domain reflectometry” (TDR) (Topp et al. 1984) aplica instrumentos electrónicos capaces de emitir y recibir pulsos electromagnéticos. Registrando el tiempo que toma a la onda electromagnética en propagarse y volver en el suelo estiman la humedad del medio como resultado de su influencia sobre conductividad eléctromagnética del mismo. Mediante su calibración con datos independientes, se puede obtener una estimación del contenido volumétrico de agua en suelo. Se empleó una sonda Trime-T3 (IMKO Micromodultechnik GmbH) introducida en tubos de acceso instalados hasta 3 m de profundidad. Los tubos fueron instalados 3 meses previos al comienzo de las mediciones utilizando barrenos manuales. Las mediciones con la sonda se tomaron de manera sistemática una vez al mes en la estación seca (abril a octubre) y cada 15 días en la estación húmeda (octubre a abril). Los tubos fueron instalados en septiembre de 2008 y se midió el contenido de agua en suelo hasta diciembre de 2009. Se instalaron 3 tubos por sitio en 3 rolados 2006 (RE06- RM06- RP06), 2 pasturas (PC y PM) y en los 5 bosques adyacentes a cada uno de los sitios (TE06, TM06, TP06, TPC y TPM). Debido a la disponibilidad de tubos, en cada sitio se enterraron 2 tubos de 1.5 m y un tubo de 3 m. Cada tubo fue ubicado de manera sistemática dentro de la parcela: se ubicó un tubo en el centro y los otros 2 tubos hacia los bordes de la parcela de modo equidistantes con el del centro (ver ANEXO-mapa de ubicación de tubos) Se procuró que cada par bosque/rolado tuviera los tubos enfrentados de manera especular. Cada tubo fue tapado para evitar el ingreso de agua y aislado de los animales a través de una jaula metálica. Las mediciones continuas de humedad volumétrica utilizaron sensores FDR dieléctricos tipo lengüeta ECH2O (Decagon) y registradores de datos 21X (Campbell Scientific). Estas mediciones se efectuaron solamente en tres sitios, uno rolado en 2004, uno rolado en 2006 y un bosque adyacente (RP06, RP04, TP06). En cada lugar, los registradores de datos fueron ubicados al azar y los sensores colocados a 0.1, 0.6 y 1 m de profundidad. Los sensores registraron un dato por hora que fue almacenado en un bloque de memoria. Se colectaron datos desde marzo de 2007 hasta enero 2009. A 60 cm no se obtuvieron registros del sitio rolado 2004 por fallas del sensor. 3.3.5. Estimaciones de potencial mátrico y osmótico y mediciones de potencial hídrico pre-alba en planta y suelo A fin de evaluar el impacto del rolado sobre la relación entre la dinámica de agua y el almacenamiento de sales se estimó el potencial hídrico (ψH). El ψH es una de las variables que mejor describe la dirección con la que el agua se moverá dentro del gradiente planta-suelo-atmósfera. Este es cercano a cero (valor de referencia del agua pura) cuando el suelo está húmedo y toma valores negativos a medida que el suelo se seca. Existen dos componentes importantes del ψ H de suelo, que son aditivas: la componente mátrica, relacionada con las fuerzas capilares desarrolladas en los poros de la “matriz” suelo- aire-agua (potencial mátrico, ψm), y la componente osmótica, relacionada con el contenido de solutos en el agua del suelo (potencial osmótico, ψo). Esta última componente del potencial hídrico (el ψo) es la que nos interesa para evaluar la relación entre la distribución de sales en el perfil del suelo y la dinámica de agua.

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El potencial hídrico, osmótico y mátrico se evaluaron a través de tres aproximaciones metodológicas: por un lado, se utilizó un modelo matemático (Campbell 1985) que, a través del contenido de humedad del suelo y la textura, estima el potencial mátrico, y a través de la conductividad eléctrica (CE) estima el potencial osmótico. Por otra parte, se realizaron mediciones a campo de una medida integradora e independiente de la anterior que es el potencial agua pre-alba en plantas, medido con bomba de presión, y del potencial hídrico de suelo medido en cámaras psicrométricas. El potencial mátrico fue estimado a partir de (Campbell 1985):

Ψm=Ψe ((θ/θs)-b) Donde: Ψm= potencial mátrico (MPa), Ψe= potencial de entrada de aire (estimado a partir de la media geométrica del tamaño de partícula que varía de acuerdo a la textura de suelo, tomado de (Campbell 1985), θ/θs= contenido volumétrico de suelo parcialmente saturado/ contenido volumétrico de suelo saturado, b= pendiente de la relación entre logaritmo del potencial mátrico versus contenido volumétrico (estimado a partir de la textura de suelo según (Campbell 1985). La conductividad eléctrica fue medida en submuestras de suelo obtenidas en los mismos pozos realizados para medir contenido gravimétrico (0-6 m) en todos los pares bosque/rolado (ver apartado anterior). Asimismo, se realizaron mediciones de conductividad sobre muestras obtenidas en pozos de hasta 3 m ubicados al azar en el par bosque/rolado (RP06-TP06) donde también se estimó potencial hídrico pre-alba y el potencial hídrico de suelo (5 pozos por tratamiento, 9 profundidades en total). En todos los casos, la conductividad se midió usando un conductímetro ORION 115 (Thermo Electron Corporation). La conductividad fue corregida en todos los casos para referirla al valor que hubiera tenido de encontrarse el suelo a su capacidad de campo. El potencial osmótico de suelo fue calculado de acuerdo con la siguiente ecuación (Campbell 1985):

Ψo = (-36 * CE) Donde: Ψo = Potencial osmótico (MPa) CE= conductividad eléctrica (dS m-1) El potencial hídrico ΨH fue luego estimado como la suma de las componentes osmótica y mátrica. El potencial hídrico pre-alba a campo fue medido en hojas de las dos especies leñosas más representativas del área: Larrea divaricata (jarilla) y Prosopis flexuosa (algarrobo). Para ello se utilizó el método de la bomba de presión o método de Scholander (Turner 1988) que consiste en medir la presión de equilibrio en una hoja o tallo recién cortado inyectando nitrógeno gaseoso en una cámara (que contiene a la hoja en cuestión, excepto su pecíolo, el que asoma hacia fuera de la cámara) y midiendo la presión necesaria para extraer el agua de los vasos xilématicos (Graciano and Fernández 2010). Este método asume que la medición de potencial hídrico pre-alba en planta refleja el potencial hídrico de suelo y en consecuencia, la disponibilidad hídrica para las raíces. Si bien se conoce la existencia de desequilibrios y casos de sub-estimaciones (Donovan et al. 2003), el método ha sido validado en general y para muchas situaciones. Para estimar potencial pre-alba a campo se eligieron al azar 20 plantas de jarilla y 10 plantas de

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algarrobo por sitio (en un rolado 2006 y su bosque contiguo) dentro de un radio de 20 metros cercanos a los pozos donde se realizó la estimación de contenido gravimétrico (ver sección anterior). De cada planta (jarilla o algarrobo) se seleccionó una rama pequeña en buen estado y se realizaron mediciones durante dos días consecutivos, antes del amanecer de cada día, en abril de 2010. Para las estimaciones de potencial hídrico de suelo a campo se utilizaron cámaras psicrométricas (C-30, Wescor Inc). En pozos hasta 3 m de profundidad (n=5 por tratamiento) se tomaron submuestras que fueron colocadas en las cámaras y luego se las dejó estabilizar por varias horas hasta realizar la medición usando un microvoltímetro (HR-33T, Wescor Inc). Debido a que las mediciones de potencial hídrico en plantas debían realizarse al alba, en un período muy corto, esta medición se realizó solamente en un campo rolado 2006 (de más de 300 ha) y su bosque adyacente (RP06-TP06) 3.3.6 Análisis estadístico Debido a que la mayoría de las variables medidas (contenido de agua del suelo, cantidad de cloruros y bromuros en profundidad, conductividad eléctrica del suelo, tasa de evaporación directa) presentan correlación espacial (diferentes profundidades en un mismo pozo) y temporal (distintas fechas para iguales sitios), los datos fueron analizados utilizando un test estadístico de medidas repetidas que considera la falta de independencia entre las mediciones (capítulo 2). Para todos los análisis se utilizó el procedimiento MIXED del paquete estadístico SAS (SAS 1999-2001). Para el resto de los análisis (excepto los que requirieron medidas repetidas), se empleó el software “STATISTICA” (StatSoft 1999), y usando un nivel de significación de p<0.05. 3.4. Resultados 3.4.1. Evaporación directa de suelo: mediciones con microlisímetros La evaporación diaria varió entre 4.5-3.3 mm día-1 para los sitios rolados y entre 3.8- 2.3 mm día-1 para los sitios de bosque. Al final de los 4 días, el agua total evaporada en los sitios rolados fue 14.8 mm versus 13.2 mm en los sitios de bosque. Considerando que el contenido total de agua en las macetas (a capacidad de campo) fue de 23 mm, los valores evaporados representan en promedio, el 64 y el 57 % para rolado y bosque respectivamente. Los sitios de bosque presentaron mayor variabilidad en los valores de evaporación directa comparados con los sitios rolados. En términos generales, el coeficiente de variación espacial de la lámina de agua evaporada por día, varió entre 6 y 40 % para los sitios de bosque mientras que nunca superó el 16 % en los sitios rolados.

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a (m

m) Rolado

Bosque

Fig. 3.2 Dinámica del agua evaporada durante los 4 días posteriores al riego para micrositios de bosque y rolado (sitio*tiempo p<0.001). Valores promedio y errores estándares de agua acumulada en mm para 6 transectas (5 microlisímetros/transecta/sitio)

3.4.2. Distribución de sales en el perfil del suelo y estimación de flujo residual de agua usando cloruros La comparación entre los perfiles de cloruros no mostró diferencias significativas entre pares de bosque y rolados recientes (1 año), pero sí hubo diferencias significativas importantes en la cantidad de cloruros acumulados entre el bosque y los rolados más antiguos (Fig 3.3 y 3.4). El almacenamiento de cloruros en los primeros seis metros del perfil disminuyó con la edad del rolado, mostrando valores de 8.9, 7.7, 5.6, 3.6 kg Cl- m-2 para las situaciones de bosque natural y los desmontes de 1, 2 y 3 años respectivamente (Fig 3.3). En promedio, los sitios rolados más antiguos (2004-2005) retuvieron entre 40 y 70% de la masa de cloruros que presumiblemente albergaban antes de ser rolados. Cuando se comparó, en cambio, el sitio rolado más joven de esta secuencia (1 año de edad) y el bosque apareado, las diferencias entre los cloruros en profundidad no fueron tan marcadas (Fig. 3.3). Este dato coincide con la comparación general realizada para todos los sitios rolados 2006 y sus respectivos bosques (n=3, Fig. 3.4). El análisis de los perfiles de los 3 sitios rolados de un año de edad (2006) y sus bosques contiguos indicaron que en los primeros seis metros del perfil, en promedio, los sitios de bosque almacenaron 5.7 kg Cl- m-2 (con rangos entre 9-4 kg Cl- m-2 ) mientras que en los rolados se encontró 5.2 kg Cl- m-2 (rango entre 8-3.5 kg Cl- m-2 ).

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cloruros (mg Kg-1 suelo)

prof

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Fig. 3.3. Perfil de cloruros (mg kg-1 suelo) para pozos de 7 m de profundidad en rolados de diferentes años (3 pozos por sitio) y su bosque adyacente (■). Rolado de un año de edad (2006) (�), rolado de dos años (2005) (�) y rolado de 3 años (2004) (▲). Los perfiles corresponden al muestreo realizado en noviembre de 2007. (Efecto sitio Rolado 3 años p=0.04, Efecto sitio Rolado 2 años p=0.01, Efecto sitio rolado 1 año p=0.52)

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cloruros (mg kg-1 suelo)

prof

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BosqueRolado 1 año

Fig. 3.4 Perfil de cloruros para pozos de 6 m de profundidad en 3 pares bosque/rolados de 1 año de edad (n= 3 sitios, 3 pozos por sitio). Los perfiles corresponden al muestreo realizado entre noviembre de 2007 y enero de 2009 (efecto sitio p=0.53). Las gráficas de los cloruros en función de la profundidad presentaron un patrón típico (Scanlon 1991), con concentraciones bajas hacia la superficie (0-1 m), concentraciones altas a profundidades intermedias (2-4 m) y nuevamente valores bajos por debajo de los 5 metros (Fig. 3.3 y 3.4). En los sitios de bosque, el 11 % del total acumulado de cloruros hasta 6 m se encontró en el primer metro de suelo. Este porcentaje fue menor en los sitios rolados donde, en promedio, sólo el 5 % de estas sales estaban en el primer metro. Este desplazamiento de la curva de cloruros en los rolados de más edad comparados con el bosque, así como las diferencias en la concentración de cloruros en el primer metro, serían un indicio de la existencia de percolación y consecuente lixiviado de las sales hacia las capas más profundas del suelo. Los valores de recarga estimados a través del método de flujos residuales de agua (Phillips 1994) fueron de 0.03 (± 0.008) mm año-1 para los sitios de bosque, 0.04 (± 0.012) mm año-1 para los sitios rolados de un año y 0.06 mm año-1 para el rolado de 3 años, siendo las diferencias entre estos valores no significativas estadísticamente. Cuando se graficó la cantidad de cloruros acumulada versus la lámina acumulada de agua se encontró que la pendiente de esta relación fue más empinada en los primeros metros de suelo para los sitios rolados y menos empinada para los sitios de bosque (Fig 3.5). Estos perfiles acumulados de agua y cloruros sugieren un activo desplazamiento de sales en los primeros metros del suelo sin que esto implique cambios importantes en la recarga profunda, la cual sería virtualmente mínima antes y después del rolado.

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Rolado 1 año

Rolado 2 años

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Fig. 3.5: gráfico log-log para la relación cloruros acumulados /lámina acumulada de agua para 3 sitios rolados en diferentes años y el bosque adyacente. 3.4.3. La percolación de agua y el perfil de bromuros El experimento de riego con bromuros incrementó la concentración de este elemento en el perfil del suelo, tanto en los sitios de bosque como en los sitios rolados de diferente edad. Se observó, además, que estos iones se movieron verticalmente a lo largo del perfil más rápidamente en los sitios rolados que en los sitios de bosque. Tres, seis y trece meses después de aplicado el tratamiento se observo un descenso más veloz del pico de máxima concentración de bromuros en suelos de rolado respecto a los de bosque, con profundidades de ~50 vs. <10 cm, >75 vs ~50 cm, y 150-200 vs. 50-75 cm, en cada una de las sucesivas fechas, respectivamente (Fig.3.6). Si en lugar de analizar el promedio de todos los sitios rolados y compararlo con el bosque, se considera cada sitio rolado por separado, el patrón se mantiene. Un año después de regar, el pico de bromuros en los sitios desmontados alcanzó los 2 m mientras que nunca superó los 50 cm en las parcelas del bosque. Una excepción fue el sitio rolado de 2 años (R2005) en el cual el pico se mantuvo entre los 50 y los 75 cm.

3 meses post aplicacion

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Rolados

Bosque

6 meses post aplicacion

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Bromuros (%)

Rolados

Bosque

13 meses post aplicacion

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Bromuros (%)

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Fig. 3.6: Porcentaje relativo de bromuros para cada profundidad hasta 3 m para un sitio de bosque (�) y 3 sitios rolados (�) en diferentes fechas (2004-2006). Valores medios y errores estándares para cada fecha posterior al riego con bromuros. 3.4.4. La dinámica de agua en sitios de bosque, rolados y pasturas Para todas las situaciones y a través del uso de las diferentes metodologías, las diferencias en el volumen de agua a lo largo del tiempo tuvieron un marcado comportamiento estacional, y fueron más dinámicas en el primer metro de suelo (especialmente a 10 cm) que a profundidades mayores. Los aumentos de lámina en los primeros centímetros de suelo coincidieron con el patrón estacional de lluvias, con valores máximos en primavera-verano y valores mínimos, y con pocos cambios, durante los meses de otoño-invierno. Si bien la recarga del perfil (incrementos positivos de lámina) ocurrió principalmente durante los meses de primavera-verano, también fue en estos meses cuando se registraron los cambios negativos más importantes. Las mediciones realizadas con la sonda de TDR indicaron que el contenido de agua en el suelo fue mayor en los sitios de bosque comparados con los sitios rolados (p<0.001) para casi todas las fechas y profundidades analizadas (Fig.3.7). Las mayores diferencias entre sitios se encontraron para los meses de primavera y las menores diferencias durante el verano. No se encontraron interacciones estadísticas significativas entre fecha y sitio para ninguna profundidad. La dinámica de agua en el suelo se comportó de manera similar en los todos los sitios, coincidiendo en los momentos de recarga y descarga de agua del perfil. Los sitios rolados alcanzaron valores similares a los del bosque durante el período de recarga (Fig 3.7) mientras que los mínimos siempre fueron menores en el rolado comparado con el bosque. La diferencia en la cantidad de agua total acumulada entre los sitios de bosque y rolado fue pequeña pero significativa a nivel superficial y se mantuvo a mayor profundidad (Fig 3.7). Por ejemplo, el agua total acumulada a 2 metros en los sitios de bosque fue en promedio 17 mm más que en los sitios rolados, con diferencias entre 0.5 y 34 mm dependiendo de la fecha analizada. Los sitios con pasturas, es decir aquellos lugares donde toda la vegetación leñosa fue eliminada, mostraron un comportamiento similar a los rolados, con menor cantidad de agua en el perfil que los sitios de bosque (Fig.3.8). Estos lugares, a diferencia de los rolados, presentaron una alta variabilidad intra-sitio, lo cual podría explicar la falta de diferencias significativas entre bosque y pastura para algunas fechas.

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BosqueRolado

Fig. 3.7: Comparación bosque-rolado de la lámina agua para 6 profundidades diferentes desde Agosto de 2008 hasta Diciembre de 2009. Valores medios y errores estándar para sitios de bosque y sitios rolados (n=3).

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07/08 09/08 11/08 01/09 03/09 05/09 07/09 09/09 11/09 01/10

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0.35-0.50 m

0.9-1.1 m

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0.9-1.1 m

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PasturaBosque

Fig. 3.8: Comparación bosque-pastura de la lámina agua para 6 profundidades diferentes desde Agosto de 2008 hasta Diciembre de 2009. Valores medios y errores estándar para sitios de bosque y sitios rolados (n=3). El contenido de agua en el suelo medido a través de los sensores continuos mostró una dinámica similar a la obtenida con la sonda de TDR. Los datos colectados a 20 cm de profundidad indicaron que el bosque tiene mayor cantidad de agua superficial que los dos sitios rolados (2004 ó 2006) (Fig. 3.9). Este mismo patrón se observó a los 60 cm, aunque en este caso el contraste entre sitios no fue tan marcado. Si se comparan los gráficos de la figura 3.9 se puede observar que, luego de la recarga del perfil, la caída de la humedad de suelo resultó mucho más abrupta en los sitios rolados, mientras que en el bosque esta caída es más moderada alcanzando mínimos menores (Fig 3.9 c y d). En las gráficas 3.9 a y 3.9 b se visualiza la dinámica de agua a 20 y 60 cm de profundidad desde el 21 de agosto de 2008 hasta 12 de enero de 2009, fechas para las cuales también se tienen registros con la sonda TDR. Para esta ocasión se puede observar que el contenido volumétrico medido con las lengüetas (TDR) en los sitios de bosque fue entre 15 -10 % mayor en el bosque comparado con el sitio rolado 2004 o el sitio rolado 2006. Si se compara el perfil de los datos continuos (Fig.3. 9 a, c) con los datos tomados cada 15 días con la sonda TDR (Fig.3. 9 b, d), las tendencias son similares: mayor agua en bosque y menor en el sitio rolado. En el nivel superficial, se observó que el sitio donde se midió con la sonda continua tuvo mayor humedad que el sitio donde se midió con la sonda TDR cada 15 días. Estas diferencias pueden deberse a la gran heterogeneidad espacial a nivel superficial entre micrositios. No obstante, y a pesar de no encontrarse correspondencia entre los valores absolutos, la dinámica de agua durante esos períodos en general coincidió entre los dos tipos de sensores.

2.5-2.75 m

1.3-1.5 m

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Bosque

Rolado

Fig. 3.9: Contenido volumétrico de agua en suelo medido con lengüetas dieléctricas (a y b) y con sonda TDR (c y d) a 20 y 60 cm para un sitio de bosque y rolado 2006 y 2004 (RP06-TP06). Datos registrados desde 21 de agosto de 2008 al 12 de enero de 2009. Promedios diarios de 24 horas para las lengüetas dieléctricas y valores promedios de 3 pozos por sitio para la sonda TDR. Finalmente, cabe mencionar que existe una serie de datos gravimétricos parcialmente superpuesta a las mediciones realizadas con la sonda TDR (ver ANEXO capítulo 3). La correlación entre el método gravimétrico y la sonda TDR para todos los sitios (forzando la línea de tendencia a la intersección ‘0,0’), indicó una pendiente = 1.16 (p<0.001), lo que indica un error de la estimación en los valores volumétricos de aproximadamente 16%, siendo el intervalo de confianza para esta regresión entre 1.08 y 1.25. Los datos de agua gravimétrica en suelo para los sitios y fechas en los cuales no se tienen valores registrados de TDR indicaron la misma tendencia observada con los demás métodos de medición: más allá del primer metro, los sitios de bosque presentan en general, mayor cantidad de agua que los sitios rolados. Los valores de contenido gravimétrico de agua en el suelo tomados en la secuencia de rolados 2004-2006 y en el bosque adyacente coinciden con los resultados generales, pero presentan mayor variabilidad intra-sitio (ver ANEXO capítulo 3). A pesar de ello, las tendencias indican lo mismo: el contenido gravimétrico de agua en el suelo del bosque es mayor que en los suelos de los sitios rolados. El sitio rolado más antiguo (2004) fue el que presento menor cantidad de agua en el suelo comparado con el rolado de 2 años (2005) o el bosque, mientras que el sitio rolado más recientemente (2006) mostró valores similares al bosque. Al parecer, el comportamiento de la dinámica de agua observado a través de diferentes métodos, tanto en la secuencia rolada (RP04, RP05, RP06) como en todas las parcelas roladas en 2006, presenta un paralelismo a lo observado con la dinámica de sales. La correlación entre el

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contenido gravimétrico agua y el contenido de sales (0-3 m) resultó positiva (r2= 0.4), lo que indicaría que los sitios que en general tienen más agua son también los que presentan mayor cantidad de sales (Fig 3.10).

R2 = 0.4

0

5

10

15

20

0 500 1000 1500 2000 2500

Cl- (mg Kg-1 suelo)

Con

t. gr

avim

etric

o de

agu

a (%

)

Bosque

Rolados 1 año

Fig. 3.10 Relación entre contenido gravimétrico de agua y los cloruros acumulados para sitios rolados de 1 año de edad (RP06, RM06, RE06) y sus bosques adyacentes. Valores para todas las profundidades desde 0.5 a 3 m (R2= 0.4). 3.4.5. Potenciales osmóticos, mátricos y pre-alba en sitios de bosque y rolado: Las estimaciones de potencial mátrico y osmótico del suelo calculadas con el modelo de Campbell (1985) indicaron que la suma de ambos potenciales (Ψos+ Ψm) resultó similar entre los sitios rolados y bosque; no obstante, la partición entre estos dos componentes fue diferente. El potencial osmótico entre sitios (promedio a 0.5-3 metros) presentó una diferencia a favor de los sitios de bosque, mientras que los sitios rolados presentaron valores más bajos de potencial mátrico. Esto, en definitiva, resultó en valores similares de potencial hídrico total (Fig 3.11). Por ejemplo, el bosque testigo de la secuencia de rolados (TP06) presentó en promedio (0-3m) valores de Ψos de -1.2 MPa mientras que en el rolado adyacente (RP06) se registraron valores de Ψos de -0.5 MPa (datos no presentados). Por otra parte, la conductividad eléctrica medida en los suelos de los sitios de bosque fue entre 20 y 50 % más alta que la de todos los sitios rolados 2006, siendo estas diferencias estadísticamente significativas entre tratamientos.

0.5-3 m

Ψm Ψm

Ψos

Ψos

-6.0

-4.0

-2.0

0.0

Rolado Bosque

Ψ (

MP

a)

Fig. 3.11: valores medios (MPa) del potencial mátrico (ψm) y potencial osmótico (ψos) en suelos entre 0.5-3 m en bosques y rolados 2006 (n=3).

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Los valores de potencial hídrico pre-alba en planta apoyan los resultados generales obtenidos con el modelo de Campbell (Campbell 1985). Las estimaciones de potencial hídrico en hojas de algarrobo y jarilla no resultaron diferentes entre los sitios muestreados (ANOVA p=0.136 para algarrobo y p=0.135 para jarilla). Para algarrobo el promedio fue -1.9 MPa en los sitios de bosque y -2.0 MPa en los sitios rolados (Fig 3.12), mientras que para jarilla los valores promedio fueron mucho más bajos, y rondaron los -7.0 MPa. Las mediciones de potencial hídrico de suelo con las cámaras psicrométricas tampoco arrojaron diferencias significativas entre los pozos del par bosque-rolado para ninguna de las profundidades muestreadas. El potencial hídrico de suelo fue en promedio - 5.19 MPa para el sitio de bosque y -5.31 MPa para el sitio rolado, con rangos entre -3.5 y -7.3 MPa (Fig 3.13).

-8.0

-6.0

-4.0

-2.0

0.0

Larrea divaricata Prosopis flexuosa

Ψ (

MP

a)

Bosque

Rolado

Fig 3.12: Valores promedios y desvíos estándares de potencial hídrico pre-alba en hojas de jarilla y algarrobo para un sitio rolado 2006 (RP06) y su bosque adyacente (TP06). Las muestras fueron tomadas en Abril de 2010 (n=5) A pesar de no haber diferencias significativas en el potencial hídrico de hoja y suelo entre el bosque y el rolado, el contenido gravimétrico de agua en suelo para esta fecha, fue casi el doble en las parcelas de bosque comparadas con las desmontadas. El agua en suelo varió entre 2.7-8.0 % en los pozos del bosque mientras que en el rolado se registraron valores entre 2.1-4.9% (Fig 3.14). La falta de relación entre potencial hídrico de suelo y contenido gravimétrico para este sitio en particular (Fig 3.13) se explican al considerar las conductividades eléctricas como indicadores del potencial osmótico. En los sitios rolados, donde el contenido gravimétrico fue menor, las conductividades fueron menores y el potencial osmótico también, mientras que en los sitios de bosque la situación fue inversa, mayor conductividad, mayor potencial osmótico y mayor cantidad de agua en suelo (Fig 3.13 y 3.14).

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-8.0

-6.0

-4.0

-2.0

0.00.0 2.0 4.0 6.0 8.0 10.0 12.0

cont. gravimetrico de agua en suelo (%)

Ψsu

elo

(Mpa

)

Bosque

Rolado

Fig 3.13 Relación entre los valores de potencial hídrico suelo y el contenido gravimétrico para un rolado (RP06) y su bosque adyacente (TP06). Los valores graficados corresponden a todas las profundidades muestreadas entre 0.5-3 m .

0.0

0.5

1.0

1.5

2.0

2.5

3.0

-15.0 -5.0 5.0 15.0

cont. grav. agua (%) cond. eléctrica (S m-1)

Pro

fund

idad

(m

m)

Bosque

Rolado

Fig 3.14 Valores medios y errores estándares de conductividad eléctrica (S m-1) y contenido gravimétrico de agua (%) para una parcela de bosque y rolado 2006 (n=5) hasta 3 m de profundidad. Para facilitar la comparación los valores de conductividad eléctrica se expresaron en (S m-1)

15 15 5 5

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En resumen, los resultados más importantes de este capítulo señalan que varios años después del desmonte por rolado se encuentran indicios de un aumento en el flujo de agua por debajo del primer metro de suelo, dados por las pérdidas en la cantidad total de cloruros (>50% en algunos casos), especialmente en el suelo superficial. Por otro lado, la cantidad de agua total acumulada en el suelo en los sitios de bosque fue mayor que en los sitios rolados, resultado que se explica si se considera que la cantidad de sal acumulada en las parcelas de bosque, las que modificarían el potencial hídrico a punto tal de condicionar el agua útil para la vegetación. 3.5 Discusión En este capítulo se describieron y compararon diferentes aspectos de la dinámica de agua a escala de parcela. Los experimentos realizados indicaron que la eliminación del estrato arbustivo afectó a la dinámica de agua y sus solutos, modificando distintos componentes del balance hídrico como la evaporación directa de suelo, la percolación, y también el lixiviado de sales, lo cual a su vez repercutió en la disponibilidad y aparentemente en la cantidad total de agua almacenada en el suelo. En los sitios donde se eliminó la vegetación, el agua se evaporó desde los primeros centímetros de suelo a una velocidad mayor que en los sitios de bosque. A largo plazo, a través de los repetidos eventos de precipitación, una tasa más lenta de evaporación del suelo en el sitio de bosque podría afectar la partición del balance de agua a favor de la transpiración. Las mayores tasas de evaporación en el rolado observadas en el corto plazo pueden explicarse si se considera la notable reducción de la cobertura arbórea producida por la eliminación de las especies leñosas (capítulo 2), lo que a su vez pudo haber provocado un incremento de la temperatura superficial y favorecido la pérdida de agua desde los primeros centímetros de suelo. Numerosos estudios han probado aumentos de temperatura de suelo tras la eliminación de la cobertura arbórea (Bala et al. 2007, Malhi et al. 2008), Las mediciones de agua en el suelo realizadas con la sonda de TDR en una ventana de tiempo más amplia concuerdan con estos resultados, indicando que en superficie (5-15 cm) los sitios de bosque presentaron en promedio ~2 mm más agua que los rolados. Cabe aclarar que, a esta profundidad, los valores mínimos alcanzados en los sitios rolados fueron menores que los alcanzados en los sitios de bosque, lo que podría explicarse considerando el importante lavado de sales que experimentaron los rolados después del desmonte. La combinación de una menor cobertura aérea junto a una menor concentración de sales en superficie ayudaría a explicar en conjunto los menores valores de agua observados a ambas escalas temporales. Otro resultado significativo en relación a la evaporación de suelo se refiere a su variabilidad espacial. El rolado presentó altos valores de evaporación diaria pero más homogéneos, mientras que el bosque presentó valores menores pero más variables, lo cual puede explicarse si se considera la gran heterogeneidad espacial del bosque comparada con la del rolado. Otro de los componentes de la dinámica de agua que cambió luego del rolado fue la tasa de percolación (medida a través del experimento con bromuros). Estos resultados coinciden con los señalados por Wilcox (2002), quien examinó la relación entre infiltración y cobertura de arbustos en campos en Texas (EEUU), y encontró que la reducción de la cobertura de los arbustos incrementó la infiltración y la escorrentía de

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agua que de otra manera se perdería a través de la intercepción. Si bien en este trabajo no medimos escorrentía ni intercepción, la eliminación del estrato arbustivo y la exposición del suelo desnudo después del rolado pueden haber afectado alguna de estas dos variables. Por otra parte, nuestros resultados se contraponen al trabajo de Devitt y Smith (2002) en el que analizaron la infiltración en sitios con y sin la presencia de Larrea tridentata; después de una lluvia, encontrando que el flujo vertical y la profundidad del frente de mojado fue mayor en los sitios con leñosas. Estos autores atribuyen estas diferencias a la presencia canales formados por las raíces en los sitios donde aún permanecen las especies leñosas. Es sabido que en los bosques secos las pérdidas por drenaje profundo son en general escasas y pulsadas (Scanlon et al. 2006), y que el perfil de sales en estos suelos representa años de acumulación bajo la ausencia de recarga hidrológica (Jobbágy et al. 2008, Santoni et al. 2010). Los altos valores de cloruros encontrados en los sitios de bosque de este trabajo coinciden en rangos y valores máximos con los señalados por otros autores para sitios áridos del oeste de EEUU (Scanlon 1991, Walvoord et al. 2003) . En cambio, los valores estimados para los sitios de bosque aquí estudiados resultaron hasta un orden de magnitud mayor a los hallados en bosques secos del Caldenal, cercanos a nuestra zona de estudio pero con suelos de textura más gruesa (<75% arena) y, por lo tanto, con mayor recarga hídrica (Santoni et al. 2010). El análisis de la secuencia temporal de sitios rolados reveló la pérdida de sales en el perfil a lo largo del tiempo, teniendo el sitio más antiguo de esta serie (3 años) casi 50% menos sales almacenadas que su bosque contiguo. Moore y colaboradores (2010) compararon los cambios en la cantidad de sales luego de la eliminación de arbustos en un sitio en Texas (EEUU), y encontraron que 5 años después del disturbio el remanente de cloruros era de sólo el 30 % del original. En este sentido, si la situación desmontada en nuestros sitios se mantuviera, se espera que en pocos años los sitios rolados hayan perdido el total de las sales en el perfil. Estudios en diferentes lugares del mundo han evaluado el impacto de los cambios de vegetación sobre la recarga hídrica y el contenido de sales (George et al. 1999, Ladekarl et al. 2005, Scanlon et al. 2006). En el sudoeste de Niger por ejemplo, la conversión de arbustales a cultivos incrementó las tasas de recarga de 1-5 mm año-1 a 20-50 mm año-1 (Favreau et al. 2002) mientras que Thorburn (1991) estimó recargas 10 veces más altas (de 7 a 30-70 mm año-1) para sitios deforestados en el este de Australia. La falta de diferencias importantes en los contenidos de cloruros entre los rolados más recientes y los bosques testigos puede ser atribuida al hecho de que, al momento de hacer los muestreos, los efectos del desmonte todavía no se habían manifestado en grado suficiente. En este sentido, hay que considerar que las precipitaciones en este sitio están limitadas a una estación corta (4-5 meses) y ocurren durante el verano, época que coincide con la mayor evapotranspiración. Es razonable, entonces, que para observar un cambio importante en perfil de los cloruros, asociado a un mayor drenaje profundo, sea necesario que transcurran varias estaciones de lluvia posteriores al desmonte. Visto de ese modo, la gran variabilidad espacial en el contenido de sales en los desmontes recientes sería un síntoma de los estados incipientes del proceso. Por otro parte, el hecho de que los rolados de 1 año post-desmonte no presenten grandes diferencias con los sitios de bosque fortalece la idea de que éstos eran, previo al disturbio, estructural y funcionalmente muy similares entre sí.

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En relación a los mecanismos que controlan las pérdidas de agua a través de la vegetación leñosa, los resultados de este capítulo sugieren que la presencia de los arbustos regula estos flujos a través del estricto control de la ET en desmedro de D mientras que el proceso del rolado favorecería a los mecanismos de infiltración y drenaje versus la T, aunque todos ellos a su vez controlados por un tercer factor que es la presencia de enormes cantidades iniciales de sal bajo el suelo del bosque. Esto confirmaría lo establecido en las dos hipótesis presentadas al comienzo del capítulo. Los sitios rolados presentaron menos agua acumulada en el perfil que los sitios de bosque. Si bien en promedio las diferencias entre sitios no fueron muy grandes (<10 mm), éstas resultaron significativas y del mismo signo para la mayor parte de las fechas analizadas. En este sentido, cabe destacar la coherencia entre los resultados obtenidos a través de las distintas aproximaciones al análisis del contenido de agua en el suelo. Si bien las tres metodologías empleadas (agua volumétrica con tubos en profundidad, lengüetas dieléctricas y estimaciones gravimétricas) no presentaron exactamente los mismos valores, la tendencia en los tres métodos es la misma y por ende el empleo de estos tres métodos diferentes le asigna gran robustez al análisis de los resultados obtenidos. Cabe destacar además, que las pasturas, consideradas como un extremo del gradiente de deforestación, mostraron un comportamiento similar a los rolados, con menos agua en el perfil que los sitios de bosque. Resultados similares a los de este trabajo fueron encontrados por Newman y colaboradores (2010) quienes hallaron mayor cantidad de cloruros y mayor cantidad de agua en parches vegetados versus no vegetados (interparches) en un bosque seco en Los Alamos, Nuevo México. Estos autores señalan que la presencia de más cloruros y a la vez más agua puede ser explicada si se considera la escala temporal a la que es evaluado el problema: mientras que la acumulación de cloruros representa procesos de largo plazo, el contenido de agua en el suelo estaría reflejando procesos que han ocurrido más recientemente. En otro orden, Fernald y Garduno ( 2010) también encontraron, para bosques secos de Juniper spp. en EEUU, que los sitios deforestados tenían menos cantidad de agua que los sitios controles con los árboles en pie. Los autores atribuyen estos resultados al consumo de agua por parte de las gramíneas cuya biomasa aumentó considerablemente después de la aplicación del herbicida, lo que en nuestro caso contribuiría a entender el menor contenido hídrico promedio de las parcelas roladas, pero no así su aparentemente mayor percolación. Por otra parte, es sabido que el flujo preferencial por tallos y la presencia de macroporos o canales preferenciales puede concentrar importantes cantidades de humedad en el suelo bajo la copa de los árboles (Scholes and Archer 1997). Para un sitio árido en el oeste de EEUU se demostró que una porción importante de la precipitación es redireccionada al flujo preferencial por tallos y/o a los canales preferenciales de las raíces. Por ejemplo, para Larrea tridentata el flujo por tallos puede superar el 10% de la precipitación y contribuye a la estabilidad del sistema ya que el agua almacenada de este modo puede ser usada cuando las condiciones son adversas (Martinez-Meza and Whitford 1996). Del mismo modo, Joffre y Rambal (1993) compararon el agua acumulada hasta 150 cm de profundidad en sitios con árboles y pastos vs. sitios con sólo pastos en un matorral en España, y encontraron hasta 200 mm de diferencia a favor de los sitios con cobertura de árboles. A pesar de estos resultados, existen numerosos estudios que sí encuentran mayor cantidad de agua en el suelo en sitios donde la

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vegetación leñosa fue eliminada (Mapping et al. 2003, Zou et al. 2008, Santoni et al. 2010) Los valores de potencial hídrico resultaron consistentes a través de los 3 métodos usados para estimarlo. Un resultado interesante surge de comparar los valores de potencial hídrico pre-alba encontrados entre Larrea divaricata y Prosopis flexuosa. Los de Larrea coinciden con los estimados por el modelo de Campbell y con los valores de potencial hídrico de suelo hasta profundidades de 3 metros (~6-7 MPa), mientras que para Prosopis los valores son mucho más altos (~3 MPa), lo que sugiere que estas especies podrían estar usando agua de alguna fuente adicional a una profundidad mayor. La existencia de un aporte de agua extra podría en este sentido también podría ayudar a explicar las diferencias en la cantidad de agua almacenada en el suelo en los sitios de bosque y rolado. Es bien sabido que muchas especies de zonas áridas y semiáridas pueden redistribuir el agua en superficie a través del levantamiento hidráulico (Caldwell et al. 1998). Hultine (2004) y colaboradores encontraron indicios de levantamiento hidráulico en Prosopis velutina en el sudeste de Arizona, donde los árboles aportarían significativas cantidades de agua a la superficie, no sólo durante la estación de crecimiento sino también durante el período de reposo (invierno). La inconsistencia ó la falta de correspondencia encontrada entre mayor biomasa (capítulo 2) y menor percolación/drenaje en los sitios de bosque que en los deforestados, pero a su vez un mayor porcentaje de agua en el suelo, también puede ser explicada teniendo en cuenta las diferencias en el reservorio de sales (predicción 2B). Los resultados obtenidos a través del modelo de Campbell, en las mediciones en la vegetación y a través de la estimación de las sales del suelo, indicaron que el potencial hídrico edáfico es similar entre sitios aún cuando la cantidad de agua en el bosque fue mayor que en rolado. La gran cantidad de sales acumulada en el perfil podría estar reduciendo el rango de agua útil en el sistema al disminuir el potencial osmótico en desmedro del potencial mátrico. Esto puede observarse a través de las tasas de caída del contenido de agua en el suelo luego de una lluvia, ya que los sitios rolados alcanzan en general mínimos menores en contenido de agua que los bosques, lo cual puede explicarse por la falta de sales que condicionen ese consumo. Estos resultados se confirman, además, con los altos valores de conductividad eléctrica estimados para todos los sitios de bosque. Al parecer, al menos bajo las condiciones de nuestros sitios, el lixiviado de las sales en profundidad después del rolado modifica suficientemente el funcionamiento de la vegetación como para impactar en la dinámica de agua en el suelo y llevar el sistema hacia un nuevo estado hidrológico con una menor limitación osmótica.

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CAPITULO 4:

EL DESMO�TE SELECTIVO E� U� BOSQUE DEL

CHACO ÁRIDO: CAMBIOS E� LA

EVAPOTRA�SPIRACIO� A ESCALA DE PAISAJE

* Algunos resultados de este capítulo fueron publicados en el artículo:

Marchesini V. A, Sobrino J A, Hidalgo V. M y Di Bella C M. 2009. La eliminación

selectiva de vegetación arbustiva en un bosque seco de Argentina y su efecto sobre la

dinámica de agua. Revista Española de Teledetección. 31: 97-106

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4.1.1. Introducción

El movimiento de agua en la biosfera está gobernado por la energía solar a través del proceso de evapotranspiración (ET). Ésta se define como “la cantidad de agua que, por el proceso físico de evaporación, se transfiere a la atmósfera proveniente del suelo, los cuerpos de agua y la vegetación” (Delegido et al. 1991, Chapin et al. 2002). La ET está controlada por condiciones climáticas (radiación neta y la velocidad del viento), por condiciones edáficas (la estructura y la textura del suelo) y por condiciones asociadas a la vegetación (tipo, estadío fenológico, cobertura y estructura del canopeo, área foliar entre otros) (Allen et al. 2006). En ecosistemas con baja cobertura, la ET es una de las variables más complicadas de estimar ya que implica la pérdida de agua mediante dos procesos difíciles de separar: la evaporación directa desde el suelo y la transpiración de la cobertura vegetal. Existen, sin embargo, varias aproximaciones para el cálculo de ET, desde métodos directos como el empleo de lisímetros a campo o tanques de evaporación (Allen et al. 2006) hasta métodos indirectos, con el uso de ecuaciones o modelos basados en datos meteorológicos como el de Blaney-Criddle (1950) o el método de Pennman-Monteith (1972). En las últimas décadas, el avance de la tecnología ha permitido combinar diferentes aproximaciones para estimar la ET con mejor precisión (Blight 2002). El uso de sensores remotos montados sobre plataformas satelitales es uno de ellos. La tecnología satelital ha facilitado la descripción de numerosos procesos que operan a nivel regional, permitiendo realizar mediciones sobre los ecosistemas a escalas comparables a aquellas a las que ocurren los cambios en el uso de la tierra (Kerr and Ostrovsky 2003). En los capítulos anteriores se señaló que los cambios en la estructura de la vegetación pueden tener un fuerte impacto sobre la dinámica de agua y sales en el suelo. Debido a la heterogeneidad espacial interna de los sistemas semiáridos, caracterizar la dinámica de agua a campo resulta un gran desafío porque requiere mucho esfuerzo de muestreo y tiempo. La gran variabilidad espacial y temporal del agua en estos lugares hace que se necesiten largas series de datos para validar las observaciones realizadas a menor escala. En este sentido, la información remota provista por los satélites permite inferir procesos y patrones de la vegetación en tiempo real (de días o semanas) y abarcar grandes extensiones que de ningún modo podrían cubrirse trabajando sobre el terreno. 4.1.2. Bases de la estimación “remota” de ET Actualmente existen una gran variedad de sensores a partir de cuyos datos se ofrecen “productos” a diversas escalas espaciales y temporales (Donohue et al. 2009). La mayor parte de estos productos satelitales son empleados para evaluar distintos aspectos de la dinámica de los ecosistemas y su relación con los cambios en el uso de la tierra. Uno de los más usados es el índice de vegetación normalizado (IVN o NDVI en inglés), el cual está relacionado al porcentaje de cobertura verde de la vegetación y a la fracción de radiación fotosintéticamente activa que es absorbida por ésta (fAPAR) (Paruelo et al. 2001, Di Bella et al. 2004). El IVN integra la baja reflectancia de la vegetación verde en el rojo (R) (580-680 mm) con su alta reflectancia en las porciones infrarrojas del espectro electromagnético (IR) (725-1.100 nm). Está definido por la siguiente ecuación:

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IVN= (IR-R)/(IR+R) El IVN es considerado un buen estimador de la productividad primaria aérea del ecosistema (Monteith 1972, Paruelo et al. 2001), ya que a partir de la relación entre IVN y fAPAR se puede calcular la fracción de la radiación que es absorbida por la vegetación. Para averiguar cuánta de esa energía es transformada en productividad primaria neta es necesario considerar a la eficiencia en el uso de la radiación o coeficiente de conversión de energía (ε), el cual varía de acuerdo a las especies presentes y otras características de la comunidad vegetal en cuestión. Numerosos trabajos han encontrado una alta correlación entre el IVN y la fracción fotosintéticamente activa que es interceptada por la vegetación a campo (Piñeiro et al. 2006, Grigera et al. 2007). El IVN también ha sido relacionado al índice de área foliar, a la fijación de carbono, y a la evapotranspiración potencial, y a pesar de existir otros índices espectrales para medir vegetación (Baret and Guyot 1991, Fensholt 2004) el IVN sigue siendo el más usado. Debido a la alta correlación entre productividad del ecosistema e IVN, la dinámica de este último también puede ser usada para evaluar tanto los cambios estructurales como de funcionamiento de la vegetación. La posibilidad de contar con series de datos largas y continuas, como las provistas por las imágenes satelitales, permite analizar las diferentes fases vegetativas (fenología) del ecosistema y evaluar el efecto que sobre ellas tienen los disturbios. Si bien hay ciertos aspectos de la fenología, como la fructificación o la senescencia, que no pueden ser evaluados a gran escala con sensores remotos, con el IVN se puede monitorear el comienzo, el final y la duración de la estación de crecimiento. Estas variables explican desde la diversidad de especies hasta la tasa de carbono o agua que el ecosistema puede fijar y/o consumir (Cleland et al. 2007). Asimismo, el análisis de la dinámica de IVN permite evaluar los cambios o variaciones interanuales de la productividad y correlacionarlos con la influencia de las variables climáticas, como por ejemplo las precipitaciones o la temperatura. Otras dos variables útiles comúnmente estimadas a partir de imágenes satelitales son el albedo y la temperatura de superficie. El albedo es la proporción de la energía incidente que es reflejada por una superficie (Chapin et al. 2002). Esta variable resulta del cociente entre el flujo radiativo descendente y ascendente de una superficie. Estos flujos radiativos son a su vez la suma de las componentes directas y difusas de radiación. El albedo depende principalmente de las características de la superficie (rugosidad, composición, etc.), de la ventana temporal (estacionalidad) en la que es observada y del tipo de cobertura vegetal. Los cambios en el uso de la tierra, como por ejemplo la reducción de la cobertura vegetal, pueden afectar la proporción de radiación que es reflejada por la superficie y por lo tanto modificar el albedo, el cual, en los sistemas naturales tiene valores entre 0.10 y 0.25 (Peixoto and Oort 1992). Si bien el albedo puede ser estimado a campo, el uso de imágenes de satélites es una de las mejores herramientas que existen para mapear sus cambios en grandes superficies (Liang 2000). La estimación de albedo a partir de imágenes satelitales requiere una serie de procesamientos que incluyen la corrección atmosférica y la conversión por modelos angulares de la reflectancia recibida en albedo espectral (Liang et al. 2002, Chander et al. 2007). Para ello se deben tener en cuenta, entre otras, las condiciones al tope de la atmósfera (TOA), las características de la superficie y el ángulo zenital.

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La temperatura de superficie (TS) es una de las variables que mejor integra la relación entre los fenómenos atmosféricos y los procesos que ocurren a nivel de la superficie (Sobrino et al. 2004). El conocimiento de la TS se requiere en una amplia variedad de situaciones, como en el estudio de ecosistemas naturales, en aplicaciones agrícolas y hasta en sitios urbanos como en los estudios de las llamadas “islas de calor” (Bornstein 1968). Actualmente la estimación a gran escala de la TS es posible empleando imágenes de satélite a través de la energía emitida en el infrarrojo térmico. Para ello se deben realizar correcciones atmosféricas, en particular a lo relevante al contenido de vapor de agua en la atmósfera. Existen diferentes aproximaciones para calcular la temperatura de superficie. Las más comunes son el método de split-window (Parra et al. 2006) y el de monocanal (Sobrino and El Kharraz 2003). El algoritmo para el cálculo de TS considera que la radiancia medida por el satélite (a cierto ángulo zenital) es la suma de la radiación emitida por la superficie que es atenuada por la atmósfera, la radiación ascendente emitida por la atmósfera, y la radiación descendente que es emitida por la atmósfera y alcanza la superficie y es luego reflejada. Todas las variables mencionadas anteriormente, IVN, albedo y temperatura de superficie, pueden a su vez ser empleadas para estimar evapotranspiración (ET) (Di Bella et al. 2000, Girolimetto et al. 2007). La mayoría de los métodos usados para estimar ET basados en teledetección utilizan la ecuación del balance de energía (Jackson et al. 1977, Carlson et al. 1995). Ésta puede resumirse como:

Rn=G+H+LET+Ac+∆S (1)

donde Rn= radiación neta. La Rn es la suma de la radiación incidente de onda corta más la radiación incidente de onda larga recibida por la superficie terrestre, menos la radiación ascendente de onda corta y la radiación ascendente de onda larga emitida por la misma. G= flujo geotérmico. El G es el flujo de conducción de energía desde y hacia el suelo en forma proporcional al gradiente de temperatura dentro de él. Para la estimación de esta variable se requiere conocer la temperatura del suelo a cierta profundidad y su conductividad térmica, la que es afectada por el contenido hídrico. H=flujo de calor sensible. El H es el calor transferido desde la superficie a la atmósfera cercana por el fenómeno de conducción y desde ésta a las capas superiores de aire por convección. La turbulencia del aire en la superficie es el principal mecanismo que, junto con el gradiente de temperatura, explica la transferencia de calor sensible a las capas superiores de la atmósfera. LET= flujo de calor latente. El LET es la energía contenida en el flujo de vapor de agua relacionado con la evapotranspiración. Cuando una planta transpira o cuando se evapora agua desde una superficie, la cantidad de energía requerida para este proceso ocurra es lo que se conoce como LET, siendo L el calor (constante) de vaporización del agua. Ac+∆S= El término Ac se refiere a la energía química de la fotosíntesis y ∆S al almacenamiento de energía calórica en el sistema. Estos dos términos no son generalmente considerados en los modelos porque sus magnitudes son muy pequeñas comparadas con las demás.

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Existen diferentes modelos que estiman ET empleando la ecuación de balance de energía y a través de la información colectada por las imágenes satelitales. Por ejemplo el modelo de Jackson (Jackson et al. 1977), el modelo SEBS (Blight 2002), el modelo SEBAL (Bastiaanssen 2000) y el modelo S-SEBI (Roerink et al. 2000). Este último, el S-SEBI (Simplified Surface Energy Balance Index) tiene la ventaja de poder estimar evapotranspiración sólo con datos provistos por satélites, lo cual evita la dependencia de datos meteorológicos o datos a campo in situ. Esto es particularmente importante en lugares donde a veces no existe información sobre la dinámica de la vegetación o la humedad del suelo, lo que condiciona el seguimiento y la evaluación de las prácticas de uso de la tierra y su impacto sobre el funcionamiento del ecosistema. 4.1.3. Estimación de evapotranspiración a partir del uso de sensores remotos: el desmonte selectivo por rolado en un bosque del Chaco árido. Como se mencionó en capítulos anteriores, desde hace algunos años en los bosques del centro de Argentina se viene registrando el desmonte selectivo de vegetación leñosa. La magnitud con la que están ocurriendo estos cambios imposibilita trabajar a campo con la cantidad de sitios que se requerirían para abarcar este fenómeno en toda su extensión. Por esta razón, las imágenes satelitales resultan una buena herramienta, ya que además de poder analizar todos los sitios afectados y abarcar a la heterogeneidad espacial, ofrecen la ventaja de poder comparar un mismo lugar, antes, durante y después de producido el disturbio. Una desventaja que suele atribuirse a estos métodos es que algunos de los modelos que usan como entrada los datos satelitales requieren “adaptación local”. Otra desventaja es que en algunos casos se necesitan enormes parcelas para localizar “cuadrantes puros” que contengan el tratamiento analizado. Estas falencias, sin embargo, pueden corregirse si se trabaja combinando los productos que ofrecen las distintas plataformas a diferentes escalas espaciales y temporales. Tomando las precauciones adecuadas, y complementándolas con observaciones de terrero, las imágenes satelitales resultan en una buena opción para analizar efectos a gran escala, que en definitiva es aquélla en la que están ocurriendo los cambios. En este capítulo se considerará a la evapotranspiración como la variable representativa para indagar el impacto del desmonte selectivo de vegetación leñosa a gran escala sobre el balance de agua. Asimismo, se empleará al índice de vegetación normalizado como un estimador de la productividad primaria neta aérea que permitirá evaluar los cambios en la dinámica de la vegetación post-desmonte. 4.2 Objetivos El objetivo general de este capítulo fue evaluar el impacto del desmonte selectivo de vegetación leñosa a gran escala sobre la dinámica del agua y de la vegetación usando herramientas de percepción remota. Los objetivos específicos fueron: � Evaluar la dinámica de la vegetación entre parcelas de bosque nativo y parcelas

afectadas por la remoción del estrato leñoso en diferentes años.

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� Examinar los cambios en la temperatura de superficie, albedo y evapotranspiración después de la eliminación del estrato arbustivo.

� Analizar el tiempo que le lleva al sistema alcanzar, en términos de IVN, una situación

similar a la pre-disturbio. 4.3. Materiales y Métodos 4.3.1. Sitio de estudio La zona de estudio fue la misma descripta en los capítulos 2 y 3, pero en este caso las estimaciones con imágenes satelitales abarcaron las 20.000 hectáreas del sitio de estudio. El diseño incluyó un total de 13 sitios, incluyendo sitios desmontados por rolado y sus bosques adyacentes. Los sitios rolados fueron: 4 potreros desmontados en el año 2005, 4 desmontados en 2006 y 5 potreros desmontados en 2008 todos con sus respectivos bosques pareados. La superficie de estos lotes fue variable, desde 30 ha (ver Tabla 2.1) hasta más de 300 ha para algunos sitios desmontados en 2006 (RE06). Los sitios de bosques fueron elegidos teniendo en cuenta su proximidad al sitio rolado y que su extensión cubriera al menos 1 x 1 km2, lo requerido por la resolución espacial de MODIS (ver más adelante). La distancia entre potreros rolados fue variable, entre cientos de metros en el caso de la secuencia de sitios rolados 2004-2006 hasta más de 25 km entre los sitios más distantes entre sí. 4.3.2. Cálculo de IV7, albedo, temperatura de superficie y evapotranspiración Para la estimación de las variables relacionadas a la ET, se emplearon dos conjuntos de imágenes: las provistas por el satélite MODIS de la plataforma TERRA y las del satélite Landsat 5 (TM). Mientras que el set de imágenes MODIS presenta datos continuos (diarios, semanales) a una escala entre 250 metros y 1 km, las imágenes LANDSAT ofrecen la ventaja de tener mejor resolución espacial (120 m) pero una resolución temporal mucho menor: una imagen cada 15 días, la que puede no ser útil si las condiciones atmosféricas del día fueron inestables (nubes, etc.). Las imágenes provenientes del satélite MODIS comprendieron dos conjuntos de datos: imágenes del producto NDVI (MOD13Q1) e imágenes del producto temperatura de superficie (MOD11A2), ambas correspondientes a la colección 5 (MODIS C5). Para el caso del NDVI, la resolución mínima espacial o tamaño de pixel fue de 250 m x 250 m. La resolución temporal del producto NDVI es de 16 días, y el mismo resulta de la combinación de las reflectancias de las bandas de rojo y el infrarrojo cercano (645 y 858 nm respectivamente). El compuesto NDVI obtenido cada 16 días es creado aplicando la técnica del máximo valor compuesto (MCV), que selecciona píxel a píxel el valor más alto de NDVI de los 16 días que incluyen al compuesto. Se considera que la aplicación de esta técnica asegura una única imagen y/o compuesto con mínimos efectos angulares y atmosféricos. El producto MOD11A2 es también un compuesto pero, en este caso, la imagen se elabora con los valores promedios de la TS de 8 días claros (sin nubes) a una resolución

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espacial de 1 x 1 km2. Para estimar esta variable, se emplean las emisividades del espectro entre 10.5 y 12.5 µm (bandas 31 y 32 del sensor MODIS). Todas estas imágenes presentan corrección atmosférica y “máscaras” para agua, nubes, aerosoles y sombra de nubes. Las imágenes de producto NDVI y TS fueron obtenidas gratuitamente a través de la página web del Servicio Geológico de los EEUU (USGS) (http://glovis.usgs.gov). Se obtuvieron los compuestos de imágenes para la serie 2000-2009. Por otra parte, se trabajó con imágenes de la serie Landsat 5 TM. Como se dijo, estas imágenes tienen la ventaja de tener mejor resolución espacial (30 m para las bandas del visible y 120 m para la banda térmica) pero a diferencia de las MODIS la resolución temporal es menor. El satélite toma una única imagen cada aproximadamente 15 días (10 am hora local) y si ésta presenta nubes o cualquier otro disturbio en la atmósfera no puede ser procesada. El sensor a bordo del satélite Landsat tiene un escáner para 7 bandas espectrales que abarcan desde el visible (0.45 – 0.69 µm, bandas 1-3), el infrarrojo cercano (0.76 – 1.75 µm), hasta el infrarrojo medio (2.08 – 2.35 µm) y la banda térmica (10.40 – 12.50 µm). Las imágenes LANDSAT fueron corregidas geométricamente y luego atmosféricamente siguiendo los procedimientos de Chander y colaboradores (Chander and Markham 2003, Chander et al. 2007). Debido al estrecho margen temporal del paso del sensor, se consiguió procesar sólo 30 imágenes de la serie 2004-2009. El criterio principal para elegir estas imágenes fue que estuvieran libres de nubes. Cada serie anual contuvo, al menos, una imagen correspondiente a una estación del año. Las imágenes fueron obtenidas de dos fuentes: el catálogo de imágenes del Instituto de Investigación Espacial de Brasil (INPE) (http://www.dgi.inpe.br/CDSR) y del catálogo de imágenes de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales de Argentina (CONAE) (http://catalogos.conae.gov.ar/LANDSAT). Con esta serie de imágenes Landsat se estimó el IVN de acuerdo la ecuación:

IVN= (TM4-TM3) / (TM4+TM3) donde TM3 y TM4 son las reflectancias corregidas atmosféricamente (Chavez 1996, Sobrino et al. 2004) y estimadas a partir de las bandas 3 y 4 correspondientes al rojo e infrarrojo cercano respectivamente. Debido a que el tamaño mínimo de píxel de canal térmico de LANDSAT es de 120 x 120 m, las imágenes de NDVI fueron llevadas a la misma escala a través de un re-muestreo. Para la estimación de la temperatura de superficie se empleó el método monocanal (Jiménez-Muñoz et al. 2009) a la banda térmica (TM6) de las imágenes Landsat 5 TM. Este método necesita de la estimación del vapor de agua y de la emisividad de la superficie. El primero se obtuvo a partir del producto MODIS (MOD07), mientras que la emisividad se la calculó mediante el método de los umbrales de NDVI (Sobrino et al. 2008) según:

ε= εs (1-FVC)+εv FVC

donde ε es la emisividad, εs y εv se refieren a las emisividades del suelo y la vegetación asumidas como 0.97 y 0.99 respectivamente. FVC es la fracción de cobertura de la vegetación, que se estima como:

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FVC= [(NDVI-NDVIs)/ (NDVIv-NDVIs)]2

El NDVIv y NDVIs se refieren al IVN de la vegetación y del suelo desnudo respectivamente. Para aquellos pixeles cuyo NDVI< NDVIs la FVC fue igual a 0 mientras que para los pixeles en los que NDVI> NDVIv FVC fue igual a 1. En cuanto al albedo de la superficie se obtuvo de acuerdo a Liang (2000) utilizando para ello las bandas 1, 3, 4, 5 y 7 de Landsat 5 TM, de acuerdo a la ecuación:

α= 0.356 α1+ 0.130 α3 + 0.373 α4 + 0.085 α5+ 0.072 α7- 0.0018 donde α es albedo y αn corresponde a la reflectancia de las diferentes bandas (n). Previo al cálculo de albedo las imágenes fueron corregidas a fin de convertir la radiancia al tope de la atmósfera en reflectancia direccional para luego convertir esta en albedo. La evapotranspiración fue estimada en base al modelo simplificado de balance de energía o S-SEBI (Simplified Surface Energy Balance Index) (Roerink et al. 2000). Basado en los valores de reflectancia y temperatura de superficie en condiciones de extrema sequía/humedad (Fig. 4.1), este método estima los flujos de calor latente y sensible, y luego calcula ET utilizando la ecuación del balance de energía. En una primera instancia se estima la radiación neta (diferencia entre radiación incidente y ascendente) y después el flujo geotérmico a través de las características de la vegetación y del suelo. Luego, los flujos de calor latente (L) y calor sensible (H) se obtienen a partir de la fracción de evaporación (Gómez Rodríguez 2006). Para estimar la fracción de evaporación se requiere entender la relación que existe entre la temperatura de superficie y el albedo. Bajos valores de albedo determinan que la TS sea más o menos constante porque toda la energía disponible en el sistema es usada para evaporación (por ej. en lagos, lugares irrigados o muy húmedos). Cuando los valores de albedo aumentan, la TS comienza a aumentar, en este tramo se denomina de “evaporación controlada” (TLET) (ver Fig. 4.1). En el punto de evaporación controlada, la evaporación es máxima e igual a toda la energía disponible en el sistema y el flujo de calor sensible es nulo. Considerando la ecuación del balance de energía LETmáx= Rn-G (H=0). Cuando la humedad de suelo disminuye hasta el punto en que no hay más evaporación, toda la energía disponible se emplea para el calentamiento del suelo. Si el albedo sigue aumentando se produce una disminución de la Rn (determinada por la diferencia entre flujo geotérmico y Rn). A consecuencia de esto, la TS disminuye. En este tramo la TS se denomina “radiación controlada” (TH). En la radiación controlada la evaporación es mínima y el flujo de calor sensible es máximo, LET=0, H= Rn-G. Teniendo en cuenta estos dos valores de temperatura (LET=0 y LETmáx) se puede estimar la fracción de evaporación entre las rectas de las TS y con ello el calor latente y el calor sensible.

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Fig 4.1: Esquema de la relación entre albedo y temperatura de superficie para estimar la fracción de evaporación. Tomado de Roerink et al (2000). Para el cálculo de ET usando este modelo y las imágenes LANDSAT se empleó la aproximación de Sobrino et al. (2005), de acuerdo a la siguiente ecuación:

L

RCET nidii

d

Λ=

donde ETd es la evapotranspiración diaria medida en mm, L es el calor latente de vaporización, Rni es la radiación neta instantánea, Cdi es la fracción entre la radiación neta diaria y la radiación neta instantánea, cuyo valor aproximado es 0.30 (Seguin and Itier 1983) y Λi es la fracción de evaporación que, como se mencionó, puede ser estimada a partir de la relación existente entre la temperatura y el albedo superficial (Roerink et al. 2000). Para obtener las temperaturas TH y TLET y por tanto Λi, se considera:

αHHH baT +=

αLETLETLET baT +=

LETH

SHi TT

TT

−−

donde aH y bH se obtienen considerando el flujo de calor latente nulo, y aLET y bLET el flujo de calor sensible nulo. Rn se obtiene de acuerdo con Hurtado y Sobrino (2000):

Rni = (1 − α i)⋅ Rci

↓ +ε ⋅ Rg i

↓ −εσTS4

i

siendo Rci↓ la radiación de onda corta descendente, ε la emisividad de la superficie Rgi↓ la radiación de onda larga descendente, σ la constante de Stefan- Blotzman y Ts es la temperatura de superficie. El índice “i” hace referencia a valores instantáneos. De acuerdo con este modelo, para la estimación de ET se necesita que las condiciones atmosféricas sean constantes, y que el sitio de estudio presente zonas secas y zonas

Evaporación controlada

αs Albedo

Radiación controlada

Hdry

LEwet

Tem

pera

tura

de

supe

rfic

ie

TH

TS

TLET

α

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húmedas. Esta metodología permite obtener la ETd con un error de aproximadamente 1 mm d-1 (Sobrino et al. 2005). 4.3.3. Estimación de parámetros de la dinámica de la vegetación (IV7) empleando TIMESAT Considerando a la estrecha relación entre IVN y productividad mencionada en el apartado anterior, se analizó la secuencia temporal completa de la serie de imágenes de IVN de MODIS a fin de estimar parámetros relacionados a la estacionalidad de la vegetación. Mediante el empleo del software TIMESAT (Jönsson and Eklundh 2004), se estimó el comienzo, el final y la duración de la estación de crecimiento, los valores máximos y mínimos de IVN, la integral y la fecha en la que se produjo el pico de IVN (Fig. 4.2).

0.2

0.4

0.6

0.8

Tiempo

IVN a b

e

d

c

Fig. 4.2: Parámetros relacionados a la estacionalidad de la vegetación: a) comienzo de la estación de crecimiento, b) final de la estación de crecimiento, c) fecha y pico de IVN, d) longitud de la estación de crecimiento e) integral anual del IVN

TIMESAT consiste en una serie de rutinas gráficas y numéricas en MATLAB, que permite ajustar diferentes tipos de funciones a la serie de tiempo analizada. Antes de extraer los valores de estacionalidad, los datos de IVN fueron filtrados de acuerdo a la función polinomial de Savitzky-Golay (Jönsson and Eklundh 2004), la que elimina los valores extremos de la curva haciéndola más suavizada y eliminando posibles ruidos provocados por eventos extraordinarios. Para extraer los parámetros de estacionalidad y considerando la integral del IVN como 100%, se definió un valor umbral de 25 % para el comienzo de la estación de crecimiento (izquierda de la curva) y 25 % para final de la estación de crecimiento (derecha de la curva) y para obtener la integral anual del INV se promediaron los 23 valores anuales por año. Se examinó la serie de datos completa entre 2003-2009 correspondiente a 6 estaciones de crecimiento, con 23 fechas por año (1 dato cada 16 días) y 23 sitios en total: 8 bosques, 4 rolados 2005, 6 rolados 2006 y 5 rolados 2008. 4.3.4. Estimaciones de Evapotranspiración empleando los métodos de Blaney-Criddle y Penman-Monteith: Para tener una base de comparación de las estimaciones de ET realizadas con las imágenes de satélite, se estimó esta variable empleando otros dos métodos: el método de Blaney-Criddle y el método de Penman-Monteith. El método de Blaney-Criddle es

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un método simple que estima ET sólo a través de datos de temperatura y considerando un coeficiente de cultivo:

ETc= Kc*[p*(0.46t + 8.13)]

donde: ET=evapotranspiración ó factor consuntivo diario, en milímetros, Kc= Coeficiente de cultivo (Kc= 0.65 para bosques secos) p= porcentaje de horas de sol para un mes dado (función de la latitud) t=temperatura media diaria, en grados Celsius El valor de ET puede a su vez ser multiplicado por el coeficiente k del cultivo y así obtener un valor ajustado de la demanda diaria. Para las estimaciones de ETc con este método se empleó un coeficiente de cultivo Kc= 0.65 correspondiente a bosques secos (Ponce 1989) y un valor promedio de temperatura del aire diaria obtenida de la estación meteorológica ubicada sobre una plataforma a 2 m de altura en las cercanías de un bosque dentro del predio de San Bernardo. La comparación entre la estimación realizada con Blaney-Criddle y la estimada con las imágenes LANDSAT se realizó sólo para los parches de bosques, ya que desconocíamos los valores de temperatura del aire en los sitios rolados. Por su parte, el método de Penman-Monteith está basado en la combinación del balance energético con el método de transferencia de masa. En términos generales este método estima la evaporación (en mm) de una superficie estándar a partir de datos climáticos como la temperatura, la humedad atmosférica y la velocidad del viento. La ecuación también requiere datos de resistencia aerodinámica y de resistencia superficial. La primera se refiere a la resistencia en la parte superior de la vegetación e incluye la fricción del aire al fluir sobre la superficie vegetal, la segunda comprende a la resistencia al flujo de vapor de agua a través de los estomas, del área foliar de la hoja y de la superficie del suelo. Es importante aclarar que esta ecuación está desarrollada para una superficie de referencia: una superficie de pasto de altura uniforme y con un adecuado aporte de agua (Allen et al. 2006). La ecuación propuesta por FAO para Penman-Monteith se resume como:

Donde: ET0: es la evapotranspiración de referencia (mm día-1) Rn: radiación neta de la superficie (MJ m2 día-1) G: flujo de calor del suelo (MJ m2 día-1) T: temperatura media del aire a 2 m de altura (C°) u2: velocidad del viento a 2 m de altura (m s-1) es: presión de vapor de saturación (kPa) ea: presión real de vapor (kPa) es-ea: déficit de presión de vapor (kPa) Ƴ: pendiente de la curva de la presión de vapor (kPa C°) ∆: constante psicrométrica (kPa C°)

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Los datos de evapotranspiración potencial mediante Penman-Monteith fueron obtenidos de la estación meteorológica del aeropuerto de la ciudad de San Luis, ubicada 30 km del sitio de estudio. Para dos fechas en particular, debido a la ausencia de datos en San Luis, se usaron datos de la estación de Villa Mercedes, ubicada a 100 km del sitio de estudio. Todos estos datos fueron provistos por el Instituto de Clima y Agua de INTA Castelar. El cálculo de evapotranspiración potencial empleando los métodos antes mencionados (Blaney-Criddle y Penman-Monteith) se hizo para la fecha correspondiente a la imagen LANDSAT de la cual se estimó ET. Estos dos métodos podrían considerarse poco precisos debido a que ambos se refieren a condiciones estándares, a la incerteza en la representatividad de los datos de temperatura (1 solo bosque, 1 solo sitio), y a que, en el caso de Penman-Monteith los valores calculados corresponden a un sitio ubicado fuera de la zona de estudio. Sin embargo, las estimaciones de ET mediante estas dos fórmulas sirven como estándar de comparación de las magnitudes estimadas con las imágenes satelitales. Realizar estimaciones de ET a escala de campo para validar los datos de satélite presenta un problema del escalamiento de datos. Aún si se hubiesen podido llevar a cabo mediciones de evapotranspiración a escala de parche (en algunos árboles y matas de pastos) el escalamiento a todo el canopeo del ecosistema resulta poco sencillo debido a la cantidad de mediciones que hubiesen sido necesarias para hacerlo. Es por esta razón que en este trabajo preferimos utilizar estos dos métodos de validación. 4.3.5. Análisis estadístico Los valores de IVN, temperatura de superficie, albedo, evapotranspiración y todos aquellas variables relacionadas a la estacionalidad (como el comienzo, final y longitud de la estación de crecimiento, IVN máximo, fecha de máximo) fueron comparados entre sitios de bosque y rolado a través de un análisis de medidas repetidas (explicado en capítulo 2). El valor de cada una de estas variables para cada fecha resultó del promedio de todos los pixeles de cada sitio. Es decir, la unidad muestral para cada tratamiento fue el parche o potrero, cuyo valor se estimó tomando la media del total de sus pixeles. El análisis de medidas repetidas se realizó a través del programa Pro-Mixed del paquete estadístico SAS (SAS 1999) (ver Capítulo 2). Para todos los casos se utilizó un nivel de significancia de p<0.05.

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4.4. Resultados 4.4.1. Dinámica temporal del IV7 analizada con imágenes MODIS y LA7DSAT La dinámica temporal del índice verde en los sitios de bosque presentó un ciclo anual bien definido (Fig. 4.3) con el comienzo de la estación de crecimiento durante los meses de primavera (setiembre y octubre) y el final hacia los meses de otoño (mayo-junio) aunque, en algunos casos, extendido hasta comienzos del invierno. El período de IVN más bajo correspondió a los meses previos a la llegada de las lluvias (junio, julio, agosto) mientras que los valores más altos se registraron durante los meses de enero y febrero, coincidiendo con la época de lluvias y de máxima temperatura. La estación de crecimiento de la vegetación en el bosque seco abarcó un período de 277 días (promedio 2001-2008) con un coeficiente de variación de sólo el 6 %. La integral anual del IVN en los sitios de bosque tampoco presentó grandes diferencias entre años (CV 4.4 %), aún cuando el coeficiente de variación interanual de las precipitaciones fue cercano al 36%. La serie de datos analizada con LANDSAT (ver ANEXO capítulo 4), mostró resultados y tendencias similares a las estimaciones realizadas con las imágenes MODIS, pero esta última, al tener mayor cantidad de fechas por año, brindó una mayor resolución temporal y por lo tanto estimaciones más precisas. Independientemente del potrero analizado, el IVN fue similar entre sitios antes de ser desmontados; en cambio, después de la eliminación de los arbustos la caída de esta variable fue inmediata. El porcentaje de caída en los valores de IVN después del desmonte varió entre sitios y años analizados (Fig. 4.4). Si se comparan los valores medios anuales, después del disturbio, la diferencia porcentual entre los rolados y los bosques testigos varió entre 10 y 25 % a favor del bosque, mientras que antes del rolado estas diferencias oscilaron entre ±1-2 %. Aunque las diferencias en IVN entre bosques y sitios rolados disminuyeron a lo largo del tiempo, años después de producido el desmonte, los sitios afectados persistieron con menores valores de IVN que los sitios de bosque (Fig. 4.3-4.4). a)

0.0

0.2

0.4

0.6

0.8

IVN

ROLADOS 2005

BOSQUES 2005

2004 2005 2006 2007 2008 2009

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b)

0.0

0.2

0.4

0.6

0.8

IVN

ROLADOS 2006

BOSQUES 2006

2004 2005 20065

2007 2008 2009

c)

0.0

0.2

0.4

0.6

0.8

IVN

ROLADOS 2008

BOSQUES 2008

2004 2005 2006 2007 2008 2009

Fig. 4.3: Dinámica del índice verde normalizado (IVN) estimado con imágenes MODIS. Valores medios y errores estándares para sitios desmontados en a) 2005 (�), b) 2006 (�) y c) 2008 (-) y sus bosques controles respectivos (�). Con la flecha se indica la fecha en la que se produjo el desmonte.

Rolados 2005-25

-20

-15

-10

-5

0

5

2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

IVN

bos

que-

rola

do (

%)

Fig. 4.4: Diferencia (%) entre valores medios anuales de IVN (MODIS) para sitios de bosque y rolados en 2005 (n=4) desde el año 2000 hasta el 2009.

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El desmonte por rolado causó una fuerte reducción de la estación de crecimiento, con un acortamiento total del período de crecimiento entre 18 días y hasta 3 meses, dependiendo del sitio y del año analizado (Tabla 4.1). Esta reducción se debió, por un lado, al efecto combinado del retraso en el comienzo de la estación de crecimiento y por otro, a un adelanto en el final de la misma. Resulta importante destacar que durante los años previos al desmonte no se observaron diferencias significativas para estas variables entre potreros y, cuando las hubo, fueron en su mayoría de signo opuesto al causado por el tratamiento (Tabla 4.1; véase, por ejemplo, la longitud y fecha de finalización de la estación de crecimiento para el Rolado 2005 en el periodo 2004-05). Los años post-desmonte, en cambio, sí mostraron diferencias importantes según el sitio analizado. Por ejemplo, en los sitios recién desmontados (color gris oscuro) la estación de crecimiento comenzó entre 30 y 60 días después que en el sitio de bosque mientras que el final de la estación de crecimiento ocurrió entre 20 y 35 días antes, siendo todas estas diferencias estadísticamente significativas. Hay dos aspectos más que merecen destacarse de los datos incluidos en la Tabla 4.1. En primer lugar, que todas las diferencias mencionadas entre sitios rolados y testigos se debieron a cambios temporales en los primeros, ya que (como se comentó al presentar los datos de la Fig. 4.3) los sitios de bosque resultaron comportarse de un modo muy uniforme y con pequeñas diferencias interanuales. En segundo lugar, que a medida que transcurrió el tiempo después del desmonte (sombreado más claro) algunas variables, como por ejemplo la longitud de la estación crecimiento, comenzaron a mostrar valores similares a los del sitio de bosque, probablemente a consecuencia del rebrote por los arbustos (capítulo 2). Después del disturbio, la curva del IVN de los sitios desmontados estuvo casi siempre por debajo de la curva de los sitios de bosque y casi no hubo diferencias entre los valores de IVN máximo y las fechas de ocurrencia del pico para la mayoría de los sitios analizados (Fig. 4.3; Tabla 4.1). En cambio, sí se observaron diferencias en los valores de la integral anual. Si bien previo al desmonte, algunos lugares presentaron diferencias en la integral anual del mismo signo que las causadas por el rolado (menor integral que el bosque testigo), luego del desmonte estas diferencias aumentaron, y todos los sitios presentaron un valor de integral anual menor que el valor del bosque (Tabla 4.1). La última serie anual analizada (años 2008-2009) indicó que todos los sitios desmontados mostraron una integral anual menor que el bosque, señalando que serían necesarios más de 3 años para que se produzca la recuperación de la vegetación en relación a esta variable. Tabla 4.1: Valores medios por sitio para la fecha de comienzo, final, duración de la estación de crecimiento, valores máximos y fecha de ocurrencia del pico de IVN para sitios de bosque y rolados en diferentes años. ** Diferencias significativas entre bosque- rolado (p<0.05). El sombreado en gris oscuro indica el año en que se produjo el desmonte, en gris claro los años siguientes post-desmonte.

Bosque Rolado 05 Rolado 06 Rolado 08

2003-2004 longitud 268 266 256 289 comienzo 18-Oct 22-Oct 31-Oct 09-Oct final 12-Jul 14-Jul 12-Jul 25-Jul valor máximo 0.57 0.57 0.55 0.58 fecha de máximo 28-Mar 21-Mar 30-Mar 25-Mar

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Integral anual (2004) 0.48 0.48 0.45** 0.49 2004-2005 longitud 278 301** 263 284 comienzo 17-Oct 20-Oct 09-Nov 17-Oct final 23-Jul 17-Agos** 29-Jul 27-Jul valor máximo 0.62 0.61 0.58 0.60 fecha de máximo 25-Mar 29-Mar 27-Mar 21-Mar Integral anual (2005) 0.50 0.46** 0.46** 0.50 2005-2006 longitud 280 193** 263 259 comienzo 19-Oct 25-Dic** 13-Nov** 30-Oct final 26-Jul 06-Jul** 03-Agos 16-Jul valor máximo 0.66 0.60** 0.63** 0.66 fecha de máximo 13-Mar 28-Feb** 10-Mar 09-Mar Integral anual (2006) 0.53 0.42** 0.46** 0.53 2006-2007 longitud 263 229** 190** 278 comienzo 27-Oct 03-Nov 04-Dic** 11-Oct final 17-Jul 20-Jun** 12-Jun** 15-Jul valor máximo 0.63 0.62 0.63 0.65 fecha de máximo 24-Feb 18-Feb 06-Mar** 23-Feb Integral anual (2007) 0.53 0.47** 0.45** 0.53 2007-2008 longitud 268 208** 188** 230 comienzo 11-Oct 29-Nov** 11-Dic** 14-Nov final 05-Jul 24-Jun** 15-Jun** 02-Jul** valor máximo 0.63 0.58** 0.56** 0.61 fecha de máximo 23-Feb 04-Mar 05-Mar** 23-Feb Integral anual (2008) 0.52 0.46** 0.44** 0.48**

2008-2009 longitud 307 289** 289 272** comienzo 29-Set 04-Oct 03-Oct 16-Oct** final 02-Agos 20-Jul** 19-Jul** 14-Jul** valor máximo 0.61 0.60 0.60 0.62 fecha de máximo 17-Ene 03-Ene** 15-Ene** 16-Ene Integral anual (2009) 0.48 0.41** 0.39** 0.41**

4.4.2. Efectos sobre la temperatura de superficie Las estimaciones realizadas con las imágenes térmicas de LANDSAT indican que la temperatura de superficie (TS) fue mayor en los sitios desmontados comparados con los sitios de bosque (Fig. 4.5). La comparación de la TS entre áreas contiguas indicó que los bosques se encontraban entre 1 y 4°C más fríos, dependiendo de la fecha analizada. Las diferencias más grandes entre sitios se obtuvieron de las imágenes de los meses de verano (Fig. 4.4). Considerando toda la serie de imágenes LANDSAT, la temperatura de superficie varió entre 13.3° y 39.6° C para los sitios de bosque y entre 14.8 y 40.1°C para los desmontados. A diferencia de los resultados obtenidos con las imágenes LANDSAT, no se encontraron diferencias significativas entre los parches de bosque y rolado en el análisis de la series con imágenes MODIS (ver Anexo capítulo 4).

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Rolado 2005

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02/04 10/04 03/05 10/05 02/06 09/06 10/06 02/07 08/07 09/07 01/08 10/08 01/09

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Bosque Rolado

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Rolado 2006

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02/04 10/04 03/05 10/05 02/06 09/06 10/06 02/07 08/07 09/07 01/08 10/08 01/09

TS

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Bosque Rolado

****

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**

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Rolado 2008

10.0

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02/04 10/04 03/05 10/05 02/06 09/06 10/06 02/07 08/07 09/07 01/08 10/08 01/09

TS

(C°)

Bosque Rolado

**

**

Fig. 4.5: Temperatura superficial estimada con imágenes LANDSAT para sitios de bosque y rolados: a) sitios rolados en 2005, b) rolados en el año 2006 y c) rolados en 2008. **diferencias significativas (p<0.05). Las fechas indican mes/año. 4.4.3. Efectos sobre el albedo superficial De manera similar a los resultados obtenidos con la TS, el albedo aumentó inmediatamente después del desmonte. Las diferencias entre sitios pasaron de ser casi inexistentes (±1-5%) antes del rolado a más de 60% para algunas fechas (Fig. 4.6). Comparado con las otras variables (IVN y TS), el albedo fue la variable que presentó una magnitud de cambio más importante, siendo entre 40-50 % más alto en los sitios desmontados (Fig. 4.6) para casi todas las fechas posteriores al disturbio.

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El rango de valores de albedo promedio fue 0.8 en los sitios de bosque y de 0.12 en los sitios desmontados. Antes del desmonte, los valores de albedo nunca superaron el valor de 0.13 mientras que después de eliminar la vegetación leñosa este valor ascendió a 0.22. Los valores de albedo en los rolados resultaron intermedios entre sitios de bosque con albedo más bajo, y los sitios de pasturas donde toda la vegetación leñosa fue eliminada. Para el caso de las pasturas, los valores promedio fueron 0.14, con rangos entren 0.06 y 0.22. Si se comparan los valores de rolados con sitios con suelo desnudo (sitios desmontados totalmente para agricultura) se observa que en general los rolados tienen entre 20 y 60% menos albedo que el suelo desnudo (rangos entre 0.13-0.29).

a)

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02/04 09/04 11/04 05/05 10/05 09/06 02/07 06/07 09/07 02/08 10/08 10/09 04/09

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edo

Rolados 2005

Bosques

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02/04 09/04 11/04 05/05 10/05 09/06 02/07 06/07 09/07 02/08 10/08 10/09 04/09

Alb

edo

Rolados 2006Bosque

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****

****

**

****** ******

****

b)

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c)

0.00

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02/04 09/04 11/04 05/05 10/05 09/06 02/07 06/07 09/07 02/08 10/08 10/09 04/09

Alb

edo

Rolado 2008

Bosque

**

****

****

**

Fig. 4.6: Valores de albedo estimado con imágenes LANDSAT para sitios de bosque y rolados en a) 2005, b) 2006 y c) 2008. La flecha indica la fecha en la que se produjo el desmonte. **Diferencias significativas entre sitios para todos los paneles después de la fecha de rolado (p<0.05). Las fechas indican mes/año 4.4.4. Cambios en la evapotranspiración a escala de paisaje Los valores de evapotranspiración diarios en los sitios de bosque variaron entre 2.4-8.4 mm día-1 de acuerdo con las estimaciones realizadas con las imágenes LANDSAT y entre 1.3 -5.4 mm día-1 para las realizadas por el método de Blanney-Criddle (Fig. 4.7). La comparación entre los valores obtenidos con las imágenes satelitales versus los valores obtenidos a través del método Blanney-Criddle arrojó un coeficiente de correlación de 0.6 indicando un buen ajuste entre ambas estimaciones. El rango de valores de ET estimados a través del método Penman-Monteih fue muy similar al obtenido con Blanney-Criddle, pero con un coeficiente de correlación menor al 20% (ver anexo capítulo 4, Tabla 4.1) Tanto los sitios de bosque como los sitios rolados presentaron diferencias estacionales en la ET diaria: los valores estimados para los meses de enero-febrero fueron entre 8-4 mm dia-1 (bosque) y entre 6-3 mm día-1 (rolados). En los meses de invierno, durante la estación seca, la ET varió entre 4.6- 2.3 mm día-1 para los bosques y 4.0- 2.6 mm día-1 para los sitios rolados. De acuerdo con la estimación remota, el desmonte de los arbustos provocó una fuerte caída en la ET, siendo en promedio un 30% menor que en los sitios de bosque. En los tres casos analizados en detalle, se observaron diferencias significativas entre los sitios rolados y los de bosque después de la fecha de rolado y en ninguno antes de esa fecha (Fig. 4.7). Los cambios en la evapotranspiración post-desmonte fueron inmediatos (Fig. 4.7) en casi todos los sitios analizados, es decir, se observaron en el mismo mes en el que se produjo el desmonte o en la fecha siguiente (esto último debido quizás a la variabilidad dentro de los lotes desmontados, ya que la imagen de una fecha puede haber tomado parches no desmontados dentro de los cuadros rolados en ese mismo mes). La disminución de la ET fue de entre 0.5 y 3 mm día-1, dependiendo de la fecha. Las mayores diferencias de ET entre bosque-rolado se detectaron durante las fechas de verano, mientras que las mínimas diferencias ocurrieron durante el invierno. Un

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resultado a resaltar fue la fuerte variabilidad en la ET post-desmonte. En promedio, el coeficiente de variación espacial para todos los sitios de bosque fue alrededor de 9% mientras que para todos los rolados (2005 y 2006) rondó en el 20%. En la figura 4.8 se muestran la variación espacial en la ET para una parte del sitio de estudio en dos fechas de verano: una anterior a los tratamientos de desmonte y otra posterior. Allí se observa que antes del desmonte todos los sitios (excepto aquello desmontados para cultivo; i.e. círculos), tuvieron valores similares de ET (alrededor de 7 mm día-1) mientras que en la imagen de la fecha posterior al desmonte se observa una mayor variabilidad y un fuerte contraste en los valores de ET entre los sitios desmontados (color rojo ~3 mm día-1) y los bosques contiguos (color azul~6 mm día-1).

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02-04 10-04 03-05 10-05 02-06 09-06 10-06 02-07 08-07 09-07 01-08 10-08 01-09

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Rolado 2005Bosque Blaney-Criddle

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02-04 02-04 03-05 10-05 02-06 09-06 10-06 02-07 08-07 09-07 01-08 10-08 01-09

Eva

potra

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Rolado 2006BosqueBlaney-Criddle

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(a)

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02-04 10-04 03-05 10-05 02-06 09-06 10-06 02-07 08-07 09-07 01-08 10-08 01-09

Eva

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Rolado 2008BosqueBlaney-Criddle

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Fig. 4.7: Evapotranspiración (mm día-1) estimada con imágenes LANDSAT y Blaney-Criddle (�) para sitios de bosque y rolados en a) 2005, b) 2006 y c) 2008. La flecha indica la fecha en la que se produjo el desmonte. ** diferencias significativas para todos los paneles (p<0.05). Las fechas indican mes/año

(c)

(a) 10-02-2004

Bosque

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R2005

R2006

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<2 2-3 4-5 >5 Fig. 4.8: Evapotranspiración en mm día-1 estimada con imágenes LANDSAT para dos fechas: (a) antes del rolado, febrero de 2004 y (b) después de rolado, enero de 2009. Los sitios delimitados representan desmontes en diferentes años (R) mientras que los círculos representan sitios desmontados para agricultura. 4.5. Discusión Los eventos que provocan la eliminación de biomasa vegetal a gran escala pueden afectar el ciclo hidrológico a través de las modificaciones producidas en la estructura de la vegetación. Los resultados de este capítulo señalan que la eliminación del estrato arbustivo generó cambios importantes en la dinámica temporal de la vegetación así como en el balance de agua. Considerando al IVN como un estimador de la productividad primaria aérea, la eliminación de los arbustos no sólo redujo en casi un 30% esta variable sino que, además, acortó la duración del periodo de crecimiento en varios meses, retrasando el comienzo (de octubre a noviembre-diciembre) y adelantando el final de la misma (de julio a junio). Esto, a su vez, se vio reflejado en una marcada disminución de la evapotranspiración y en un aumento del albedo y de la temperatura de superficie. Si bien después del desmonte la biomasa de pastos aumentó de manera considerable y la cobertura arbustiva mostró indicios de recuperación (capítulo 2), los datos obtenidos con las imágenes de satélite indican que la caída del IVN por disminución de la biomasa leñosa parecería no ser compensada con el incremento de la de los pastos y arbustos, aún tres años después del disturbio. Es sabido de la importancia de las regiones áridas y semiáridas no sólo como reservorios de carbono (Jackson et al. 2002) sino también como potenciales áreas de secuestro de este elemento (Schlesinger et al. 2009); en el

(b) 22-01-2009

R2006

R2005

R2006

R2008

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Bosque

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marco del cambio global y la creciente preocupación por las pérdidas de carbono a la atmósfera, la aplicación del rolado parecería en este sentido ser una práctica agronómica poco conservativa. Cabe además aclarar que los cambios observados con el IVN se refieren sólo a la fracción “verde” de la vegetación (fracción de nuestro interés por ser la más directamente relacionada con el balance de agua); no obstante, si considerásemos además la fracción leñosa eliminada por el desmonte, las pérdidas de carbono del sistema serían claramente mayores. Además de la caída de la productividad por la eliminación de biomasa, las bajas productividades y los cambios en la fenología de los sitios desmontados pueden explicarse a la luz de las teorías de complementariedad entre nichos y de interacciones positivas entre especies. La coexistencia de especies con diferentes estrategias de vida favorece altos valores de productividad primaria. Numerosos estudios han probado que la productividad primaria neta puede aumentar linealmente con la riqueza de especies, y especialmente de grupos funcionales, y que este incremento es debido principalmente a efectos de complementariedad (Tilman et al. 1997, Flombaum and Sala 2008) . Como se mencionó en el capítulo 2, las especies perjudicadas por el desmonte selectivo fueron los árboles y arbustos. Estas especies, además de tener una distribución de raíces diferente a los pastos, son leguminosas fijadoras de nitrógeno, y su desaparición del sistema podrían ayudar a explicar las bajas productividades observadas. Por otro lado, se sabe que muchos arbustos en los bosques secos pueden pasar la época desfavorable sin grandes cambios (Morello 1955) y también pueden expandir las hojas antes de la llegada de las lluvias (Sharifi and Rundel 1984, Bowers and Dimmitt 1994) lo cual explicaría el acortamiento de la estación de crecimiento en los lugares donde sólo quedaron las especies herbáceas. La conversión del bosque seco a un pastizal con algunos árboles aislados se vio reflejada en un fuerte aumento en la temperatura de superficie y en el albedo. Este resultado era esperado para las primeras fechas ya que la eliminación de la cubierta arbustiva redujo la cobertura aérea de 100 a 41 % (capítulo 2). No obstante, a lo largo del tiempo, y a pesar de haberse observado recuperación en la cobertura arbustiva, los valores de albedo en los sitios desmontados permanecieron más altos que los sitios de bosque. El albedo encontrado para los sitios de bosque en este trabajo osciló entre 0.06-0.13, siendo inferiores a los estimados para un bosque seco en Israel para el que se encontraron valores promedio cercanos a 0.21 (Rotenberg and Yakir 2010). Por otro lado, estos valores coinciden con los estimados por Dirmeyer y Shukla (1994) para un bosque en Brasil, y con los señalados por Gao ( 2005), quien usando MODIS estimó valores de albedo entre 0.11 y 0.14 para sabanas entre los 20 y 40° S. Cambios importantes en el albedo afectan directamente al balance de energía. En algunas regiones semiáridas se ha observado que aumentos en albedo disminuyen la convección (dada la menor energía radiativa absorbida por la superficie), lo cual, junto la disminución de la ET, podría provocar a largo plazo una reducción en las precipitaciones locales (Dirmeyer and Shukla 1994). Por ejemplo, en áreas agrícolas del Sudoeste de Australia el reemplazo de vegetación nativa por agricultura produjo aumentos en el albedo y con un importante incremento en la radiación de onda larga reflejada, especialmente durante los períodos de cosecha (Nair et al. 2006). La deforestación por rolado parece haber impactado fuertemente en este caso, como en otros (Davin et al. 2007), en la redistribución del calor sensible a costa de la de calor

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latente (aumentando la relación de Bowen). La disminución de biomasa y la consecuente reducción de la evapotranspiración serían la causa del aumento de la temperatura de superficie, pese a la reducción de los ingresos de energía causados por el aumento del albedo. Los sitios desmontados resultaron ser más calientes y más secos que los sitios de bosque. Por otra parte, los altos valores de temperatura registrados en los sitios rolados coinciden con la mayor evaporación de suelo a escala de parche observada con los lisímetros de suelo (capítulo 3). Los distintos resultados obtenidos para la TS a partir de los análisis de los dos tipos de imágenes se explicarían por la forma y escala del desmonte en relación al tamaño de los píxeles. Si bien la temperatura de superficie estimada con las imágenes LANDSAT fue significativamente diferente después del desmonte, la geometría rectangular de algunos de los lotes desmontados junto al tamaño mínimo de píxel de las imágenes térmicas (1 x 1 km) explicaría la falta de diferencias significativas para la variable temperatura de superficie estimada con las imágenes MODIS. La mayoría de los parches desmontados cubrieron muchas hectáreas, pero estas estuvieron distribuidas de manera rectangular, de modo que no alcanzaron a cubrir el kilómetro de ancho necesario para tener un píxel puro de rolado. Es probable entonces que la imagen térmica obtenida con MODIS haya estado conformada por una mezcla de sitios desmontados junto a bosque aledaño u otros bordes (alambrado, calle, etc.) lo que explicaría la poca diferencia entre los tratamientos. Los rangos de ET estimados en los sitios rolados en este estudio coinciden con los encontrados para pastizales a escala global (Kelliher et al. 1993). Asimismo, para varias fechas nuestros resultados coinciden con los obtenidos por Miao y colaboradores (2009) en pastizales de similares características en Mongolia. Los altos valores de evapotranspiración en los sitios de bosque se explican no sólo por el mayor índice de vegetación observado en estos sitios, sino además por las características físicas del canopeo del bosque seco, las que favorecerían mayores pérdidas de agua. La turbulencia del aire, una de las variables que más influencia tiene sobre la ET, es mayor en ecosistemas de canopeo alto y con mayor rugosidad, lo cual favorece que exista un fuerte acoplamiento entre la demanda atmosférica de agua y las pérdidas a partir de la vegetación (Chapin et al. 2002, Nosetto et al. 2005). En pastizales, en cambio, donde el canopeo es menos uniforme, habría menos acoplamiento y por lo tanto la ET estaría gobernada por otras variables, como por ejemplo por la radiación neta. En síntesis, los resultados de este capítulo indican que la vegetación leñosa parecería cumplir un papel muy importante en estos ecosistemas, modulando la productividad primaria y también regulando variables abióticas como la temperatura del suelo y el albedo. Asimismo los arbustos estarían ejerciendo un fuerte control en la dinámica del agua modulando las pérdidas por evapotranspiración. Los cambios a gran escala observados en la dinámica de la vegetación post-rolado resultan de gran importancia a la hora de evaluar la productividad de estos sistemas y las posibles consecuencias del desmonte sobre los ciclos de algunos materiales, en particular el del carbono y el nitrógeno. Por su parte, los cambios observados en la temperatura de superficie y en el albedo podrían tener un importante impacto climático al incrementar la proporción de radiación de onda larga que es emitida y retenida por la atmósfera (Lee 2010). Finalmente, el impacto de estos desmontes a gran escala sobre la ET tiene profundas implicancias prácticas, ya que como se dijo en la introducción, en estos ecosistemas es

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el agua el factor que modula la mayoría de los procesos biológicos. En este sentido, la fragilidad de estos sistemas semiáridos debería conducirnos a considerar aquellas funciones esenciales del ecosistema que permiten, además de la obtención de bienes de consumo en el corto plazo, la sustentabilidad y persistencia de estos servicios a largo plazo.

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CAPITULO 5:

DISCUSIÓ� GE�ERAL

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5.1. Resumen de los principales resultados de esta tesis A lo largo de esta tesis se describieron las principales características fisonómicas y funcionales de un bosque seco del centro-oeste de Argentina. Se trata de un ecosistema transicional, ubicado entre el límite de la distribución del bosque Chaqueño y la región del Monte, con rasgos más comunes al primero pero también con bajas precipitaciones y la presencia de algunas especies típicas del Monte como Larrea spp (Morello 1955). Para este sistema, se señalaron algunas consecuencias de la transformación del bosque a través de la eliminación de los arbustos y el consecuente rebrote y establecimiento de los pastos. Una ventaja del diseño experimental usado en esta tesis fue la de contar, por un lado, con muchos sitios desmontados a gran escala, en las misma fechas y bajo iguales condiciones, lo que aseguró tener réplicas verdaderas del tratamiento; por otro lado, contar con una secuencia temporal de sitios desmontados lo que permitió reconstruir, reemplazando espacio por tiempo, la dinámica sucesional post-disturbio. Aprovechando la oportunidad de la aplicación de una práctica agronómica, como es el desmonte selectivo de vegetación leñosa por rolado, se estableció un experimento con sitios tratados y sitios controles a una escala la que nunca se hubiese podido trabajar en condiciones experimentales manipulativas. En la clasificación propuesta por Diamond (1986), nuestras observaciones entrarían por su escala espacial y ocurrencia independiente de nuestra voluntad en la categoría de “experimento natural”. Sin embargo, por el hecho de contar con réplicas, la información pudo ser manejada como si se hubiese tratado de un “experimento de campo” de gran escala. Y si bien no es posible el control de algunas variables, se cuenta con la ventaja de lograr un mayor realismo que en aquellos experimentos establecidos a una escala menor (Diamond 1986). Independientemente de cómo se los quiera denominar, experimentos de remoción como éste, en los cuales la diversidad funcional es controlada y/o establecida a priori por el investigador, resultan oportunos y explicativos de la teoría ecológica, ya que permiten entender cómo impactan los cambios en las abundancia de ciertas especies o grupos sobre el funcionamiento del ecosistema (Díaz et al. 2003). Los resultados más importantes obtenidos en este trabajo indican que:

• Inmediatamente después del desmonte, la eliminación de los arbustos produjo un significativo aumento en el tamaño, densidad y cobertura de los pastos y en la biomasa radical fina total del primer metro de suelo (capítulo 2). No obstante este aumento en la biomasa y productividad de los pastos no compensó la eliminación de la vegetación leñosa, lo cual produjo una fuerte caída tanto de la duración del área foliar (reflejada en la integral del IVN) como de la evapotranspiración, y un incremento en el albedo y la temperatura superficial (capítulo 4).

• A escala de parcela, el desmonte selectivo llevó al sistema a un nuevo estado

hidrológico caracterizado por menores cantidades de agua almacenada en todo el perfil. Esta diferencia fue pequeña, pero consistente a través de sitios y fechas, y estadísticamente significativa. El desmonte, al eliminar la vegetación y favorecer el lavado parcial de sales en los primeros metros del suelo, parece haber impactado en la dinámica de agua aumentando el potencial osmótico y permitiendo alcanzar potenciales mátricos más bajos; el bosque, al conservar un

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enorme reservorio de solutos, habría mantenido un bajo potencial osmótico, a punto tal de condicionar el agua útil para la vegetación. A esta escala también se observó que habría una mayor evaporación directa desde el suelo en los sitios desmontados, lo cual contribuiría a explicar la menor cantidad de agua consistentemente observada en el horizonte superficial (0-10 cm).

El bosque estaría extrayendo agua hasta un límite hídrico determinado por la gran cantidad de sales presentes (capítulo 3). El agua disponible sería derivada exclusivamente hacia la transpiración (capítulo 4), muy poco se perdería por evaporación directa, y prácticamente nada a través del drenaje profundo. En el sitio desmontado, en cambio, las pérdidas por transpiración serían menores, aunque la vegetación estaría menos condicionada por las sales en el uso del agua. En estos sitios la evaporación directa sería mayor, mientras que el drenaje profundo (a las napas freáticas) sería escaso, aunque no así la infiltración o la percolación, lo cual explicaría el lixiviado de las sales. Aunque en este trabajo no se estimaron las pérdidas de agua por escorrentía, se estima que éstas a largo plazo, podrían ser mayores en el sitio desmontado debido a la pérdida de cobertura área y a la disminución de cobertura herbácea a lo largo de la sucesión. Existen numerosos trabajos en la literatura que han mostrado que la cantidad de agua en el perfil del suelo resulta mayor en los sitios con más vegetación que en los sitios con menos vegetación o sin ella. El ejemplo clásico es el de las llamadas “islas de fertilidad” de los sistemas áridos, donde se observa que los parches con mayor vegetación suelen concentrar mayor humedad y nutrientes que los no vegetados (Reynolds et al. 1999). Doudhill y colaboradores (1998) evaluaron el movimiento de agua en pastizales y arbustales en el este del Kalahari, Botswana, y no encontraron diferencias en el agua gravimétrica almacenada (20-100 cm) en sitios con arbustos versus sitios con pastos. En cambio, Jofre y Rambal (1993), trabajando en sitios mixtos de pastos y árboles en el sur de España, encontraron que tanto la evapotranspiración como el agua almacenada en los sitios con árboles y herbáceas era mayor que en los parches con sólo herbáceas. Estos autores también encontraron que en el sitio mixto toda la precipitación es usada para evapotranspiración y que el drenaje y la escorrentía son nulos, mientras que en los sitios sólo con herbáceas estas últimas dos variables también serían importantes. Una ventaja de evaluar la dinámica de agua combinando metodologías a campo (ej. estudio directo del suelo profundo) con imágenes satelitales es que permitió representar y entender los procesos modulados por un mismo factor (el cambio en la estructura de la vegetación) a dos escalas espaciales muy diferentes. Como ya se mencionó, a escala de paisaje encontramos mayor productividad y mayor evapotranspiración en los sitios de bosque, pero al mismo tiempo en estos sitios y a escala de parcela encontramos mayor cantidad de agua almacenada en el suelo. Esto en principio parece contradictorio, pero los resultados pueden conciliarse considerando principalmente la escala espacial y temporal a la cual estas variables fueron analizadas. En este punto resulta importante considerar el comportamiento no lineal que exhiben muchos procesos biológicos a través de diversas escalas espaciales (Peters et al. 2004). La ocurrencia de un fenómeno en una gran superficie determina la presencia de umbrales y respuestas no esperadas y difíciles de predecir si sólo se tiene en cuenta lo observado en un nivel menor (Peters et al. 2007). Las imágenes satelitales permitieron abarcar la heterogeneidad del sistema, y la mayor productividad y evapotranspiración

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así observadas representan la integral de varios flujos a lo largo de muchos años (2004-2010), del mismo modo que la acumulación de cloruros en profundidad representa el resultado de integrar procesos que han venido ocurriendo durante un largo tiempo. Por otra parte, las mediciones de biomasa, almacenamiento de agua, evaporación directa y de potenciales hídricos a escala de parcela abarcan una parte de la heterogeneidad del paisaje y reflejan procesos que ocurren en el corto plazo. La mayoría de las variables medidas como la biomasa a campo, la biomasa radical en profundidad, la productividad (IVN), la ET y la acumulación de cloruros apoyarían las cuatro hipótesis del Capítulo 1, indicando que los sitios de bosques evapotranspiran más que los sitios desmontados y con ello estarían haciendo un uso integral del agua que llega por precipitación. El desmonte, en cambio, estaría produciendo menor evapotranspiración, mayores temperaturas de superficie y probablemente mayor infiltración y lixiviado de sales. Otra posibilidad para resolver la aparente contradicción mencionada en la página anterior es que el ingreso total de agua al sistema del bosque sea mayor que en el sitio desmontado. Por un lado, como ya se indicó, es posible que el desmonte aumente la escorrentía. Por otro lado, podrían existir fuentes adicionales de agua, más profundas, no consideradas dentro de nuestro balance, debidas al flujo preferencial por raíces y/o por tallos, que luego podrían ser aprovechadas por los árboles y arbustos del bosque. El uso de agua en profundidad podría al mismo tiempo evitar el consumo de agua en superficie y explicaría la acumulación de agua en los primeros metros del perfil. De ese modo, se explicaría la mayor evapotranspiración observada en el bosque. La existencia de flujo preferencial por raíces y tallos ha sido estudiando en una amplia variedad de ambientes (Kunga 1990), siendo particularmente importante en sitios áridos y semiáridos con vegetación leñosa (Martinez-Meza and Whitford 1996, Devitt and Smith 2002), donde puede llegar a ser hasta el 25 % de la precipitación recibida (Whitford et al. 1997). Otra posibilidad que resulta complementaria de la anterior es que las leñosas, además de usar agua en profundidad, estén redistribuyendo la misma a través del ascenso hidráulico por raíces. Éste también es un fenómeno común en plantas de sistemas áridos; de hecho, es en estos ambientes donde se ha registrado este fenómeno con mayor frecuencia (Caldwell et al. 1998, Hultine et al. 2004, Fernández et al. 2008, Licata et al. 2008) A lo largo del tiempo los sitios desmontados mostraron una recuperación importante de la cobertura de arbustos en detrimento de la cobertura herbácea. Esto también fue observado a través de la caída y disminución en las diferencias en el IVN entre bosque y rolado a lo largo del tiempo, así como también en un retorno a valores similares en el comienzo, final y duración de la estación de crecimiento. En el capítulo 2 se mostró que, tres años después del disturbio que eliminó la mayor parte de la vegetación leñosa, se produjeron incrementos a casi el doble en la cobertura arbustiva, aunque en términos de especies el sistema no parece haber recuperado la cobertura original de árboles ni de arbustos. El rebrote de Larrea divaricata como especie dominante post-desmonte sugiere que la técnica de manejo del rolado, al ser menos agresiva que el desmonte total, favorece la rápida recuperación de algunas especies de poco valor forrajero. La presencia de este arbusto eventualmente podría inhibir el establecimiento y crecimiento tanto de los pastos como de otras especies leñosas y de esta manera perpetuarse en el sistema. Es sabido que muchas leñosas y en particular Larrea spp se caracterizan por la presencia de alta concentración de metabolitos secundarios, algunos de los cuales funcionarían como sustancias alelopáticas (Bowers et al. 1997 , Rossi et al. 2007) .

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Para algunos bosques secos se ha estimado que la regeneración de la vegetación post-disturbio puede ser un proceso lento debido a que las especies están sometidas a un ambiente poco predecible (Murphy and Lugo 1986). Contrario a esta premisa, en esta tesis se observó que Larrea divaricata rebrotó rápidamente el lugar y se transformó en la especie dominante. El proceso de sucesión en este sentido no parece haber sido lento; por el contrario, luego del desmonte el sistema se arbustizó rápidamente. Considerando que el sitio de estudio representa una zona transicional entre el límite más austral del Chaco Árido y el Monte, la drástica transformación de este paisaje podría llevar a reemplazar totalmente el bosque por un sistema más parecido fisonómicamente al Monte. Algunos autores (Parodi 1945, Ragonese 1951 , Morello 1958) se han referido a estos sitios como ecotonos de Monte-bosque Chaqueño cuyo “delicado equilibrio” los hace susceptible a la ingresión del Monte. Los quebrachos y algarrobos no se regeneran fácilmente después de su eliminación, por lo que la recolonización de estas áreas desmontadas es lenta una vez que ingresaron los arbustos del Monte. Se ha documentado que el avance de las especies del Monte (“el jarillal”) hacia los bosques secos es muy rápido, y se estima que actualmente la región del Monte cubre grandes zonas antes ocupadas por el Chaco, lo que significaría que el ecotono entre bosque Chaqueño y Monte pudo haber tenido una amplitud menor en el pasado (Morello 1958). 5.2. Contribución al conocimiento de los bosques secos y su relación con el cambio global En los últimos años gran parte de las investigaciones realizadas en bosques secos se han enfocado en tratar de dilucidar los mecanismos que regulan la coexistencia de los grupos funcionales y aunque es mucho lo que se ha avanzado en entender el porqué de la estructura de la vegetación a escala poblacional, es menos lo que se sabe sobre cómo ésta condiciona y modula el funcionamiento a escala ecosistémica. En un resumen sobre el estado de los bosques y arbustales secos del mundo, Murphy y Lugo (1986) señalan la importancia de estudios sobre la dinámica de agua en estos sitios, dado su rol fundamental en la regulación y estructura de la vegetación. En el mismo sentido, Sanchez-Azofeifa y colaboradores (2005b) mencionan la necesidad incrementar estudios en grandes áreas de Sur y Centro America en las cuales prácticamente no se han llevado a cabo trabajos ecológicos a gran escala. Estos autores alientan a la realización de trabajos que incluyan datos sobre mecanismos y factores implicados en los procesos de intercambio de carbono y energía y en las respuestas fenológicas de estos bosques a los cambios de estructura. Exactamente eso es en lo que se ha logrado avanzar con nuestras observaciones usando sensores remotos. Como contribución al conocimiento del funcionamiento de los bosques secos, esta tesis aportó resultados que indican que a escala de parcela, además de la vegetación, las sales acumuladas en el perfil del suelo podrían estar jugando un papel importante al modular la cantidad de agua útil disponible para la vegetación. Numerosos estudios realizados en otros bosques secos del mundo han mencionado la importancia de la vegetación en el proceso de acumulación y/o lixiviado de sales en el perfil del suelo (Phillips 1994, Jobbágy and Jackson 2004, Nosetto et al. 2008). No obstante, en ninguno de estos trabajos se había considerado la posibilidad de una retroalimentación negativa sal-agua, mediada por el drenaje y la evapotranspiración. La vegetación leñosa sería en este sentido, el nexo principal en esta interacción entre las sales y el agua.

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Por otra parte y a escala de paisaje, los resultados en este trabajo aportan conocimiento a aspectos del funcionamiento de los bosques secos relacionados al balance de energía. Los resultados del capítulo 4 indican que la vegetación leñosa estaría modulando de forma muy importante la partición de los flujos de calor sensible/latente, ayudando de este modo a evitar el calentamiento de la superficie y mitigar las altas temperaturas. El aporte de este servicio ecosistémico por parte de los bosques secos cobra singular importancia cuando se analiza en el contexto del cambio climático mundial y la preocupación por el efecto del calentamiento global (Davin et al. 2007, Rotenberg y Yakir 2010). 5.3. Los resultados de estas tesis en el marco de la deforestación del Chaco Argentino Los bosques secos de Sudamérica representan la segunda masa forestal de importancia en el continente (Zak and Cabido 2005, Miles et al. 2006) . En Argentina, estos bosques, parte del “Chaco”, han sido explotados por el hombre desde hace cientos de años (Morello et al. 2005, Torella and Adámoli 2005). No obstante, no ha sido sino hasta la última década que los bosques chaqueños comenzaron a ser empleados para la producción de bienes (cultivo de soja, forestaciones, ganadería) de manera intensiva. Esta expansión se realizó a expensas del reemplazo de vegetación nativa por cultivos, hecho que ocurrió principalmente en el norte y centro del país (Grau et al. 2005c). Se sabe que zonas agrícolas por excelencia como el área pampeana de Buenos Aires o el sur de Córdoba no aumentaron el área total cultivada como sí lo hicieron las áreas de Argentina donde aún se conservan la mayor parte del bosque seco. Se considera que casi el 90 % de la vegetación que se reemplazó para sembrar soja en Argentina correspondió al área del Chaco semiárido (Paruelo et al. 2005) El sitio de estudio elegido en esta tesis es representativo de esta expansión de la producción a las zonas más áridas. Tiempo atrás estos bosques fueron considerados áreas marginales, debido a la baja producción forrajera y a la poca accesibilidad (en términos de caminos rurales, etc.) y hasta hace pocos años la actividad económica más importante era la ganadería extensiva sobre los campos naturales. A pesar de que en los últimos años se han reglamentado medidas con el objeto de regular las deforestaciones a gran escala (Ley de Protección de los bosques nativos/26331), hasta el momento su implementación ha resultado poco efectiva, y los bosques chaqueños continúan siendo desmontados a altas tasas y a gran escala. Por ejemplo, para el sitio de estudio de este trabajo durante los años 2005-2008 (3 estaciones de crecimiento) se desmontaron más de 2700 has, lo que representan más del 15 % del total de bosque de este establecimiento ganadero de la provincia de San Luis. Zak y Cabido (2004) estimaron que durante los últimos 30 años se deforestaron 1.2 millones ha de bosque seco en el norte de la Provincia de Córdoba, lo cual representó el 85% de la superficie original no disturbada. Estos autores señalan que la cobertura de bosque en las zonas planas fue más afectada comparada con las tierras altas y que el proceso de deforestación total no se explica solamente por la expansión agrícola actual sino también por la intensa actividad forestal en el pasado. En otro estudio realizado en el noroeste del Chaco, Gasparri y Grau (2009) estimaron tasas de deforestación cercanas a 100.000 ha año-1 entre los años 1980-1990. El reemplazo de estas masas boscosas por sistemas más simples en términos de especies y estructura podría tener un impacto negativo dada la gran magnitud del proceso. Desde

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pérdidas de biodiversidad total y cambios en el clima local hasta modificaciones en la dinámica de los suelos y en ciclo hídrico. Por ejemplo, Santoni y colaboradores (2010) estimaron para bosques secos del Caldenal en el centro de Argentina, que su reemplazo por agricultura produjo aumentos en el drenaje profundo de hasta 120 mm año-1, y advierten sobre las posibles consecuencias de una posible salinización del suelo en las áreas de expansión agrícola. Los resultados obtenidos en este trabajo podrían extrapolarse a áreas de bosque seco con similares condiciones climáticas y textura de suelo, pero teniendo en cuenta que el rolado no es una práctica de desmonte total como sí lo es el reemplazo de bosque por agricultura (la cual ha sido la actividad motor del reemplazo de la mayoría de los bosques). En la agricultura, además de no quedar vegetación leñosa en pie muchas veces y durante alguna parte del año el suelo del sistema puede quedar totalmente descubierto (siembra, barbecho) lo cual no ocurre en el caso del desmonte por rolado, por lo que en este sentido, el impacto podría considerarse menos severo. 5.4. Consecuencias para el manejo y futuras líneas de investigación Esta tesis intentó contribuir al conocimiento de la ecología general de los bosques secos en lo referente a la dinámica de agua a diferentes escalas, tratando de comprender cómo la presencia de determinados grupos funcionales podría afectar el funcionamiento del ecosistema. El énfasis fue puesto en documentar cómo la eliminación de vegetación leñosa modifica a las diferentes vías de salida de agua del ecosistema y modula aspectos importantes del balance de energía, y en este sentido contribuyó a conocer aspectos pocos conocidos y de particular relevancia como lo son la biomasa radical en profundidad, la biomasa y densidad de los principales grupos funcionales, la duración, el comienzo y el final de la estación de crecimiento y las fechas de máxima y mínima productividad. No obstante, hubo otros aspectos que no fueron abordados y que merecerían ser cubiertos en futuras líneas de investigación. Un tema que merece especial atención es investigar y cuantificar la magnitud del flujo preferencial por tallos y raíces así como la escorrentía en los sitios desmontados y sin desmontar. Debido a la baja pendiente del terreno, en este trabajo se consideró a la escorrentía una variable con poca influencia sobre el balance de agua en comparación con el resto de los componentes. No obstante, diferencias en la topografía así como la eliminación de casi toda la cobertura aérea le asignarían un papel no despreciable como vía de pérdida después del desmonte. Se podrían realizar mediciones complementarias a las de potencial hídrico que impliquen evaluar la profundidad efectiva a la cual las especies leñosas están consumiendo la mayor parte del agua, por ejemplo mediante el uso de isótopos estables (Dawson et al. 2002). Finalmente se podría evaluar si la redistribución/levantamiento hidráulico es un mecanismo factible entre las especies de este bosque seco. Encontrar indicios relacionados a estas variables ayudaría a explicar algunas de las discrepancias entre las escalas observadas y aportaría mayor información sobre el funcionamiento de estos sistemas. Un aspecto que puede ser interesante abordar es cómo el desmonte selectivo modifica el ciclo de los nutrientes (nitrógeno ó fósforo) y cómo estos ciclos pueden cambiar a lo largo de la dinámica sucesional post-desmonte. Podría resultar de importancia saber si las especies de árboles que quedan post-desmonte modifican su productividad al eliminar la competencia con los arbustos. Esto podría tener consecuencias en el manejo

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tanto por la producción de madera como por la producción de frutos (“chauchas”) de las especies leguminosas (Prosopis) y que suelen ser utilizadas como forraje en invierno. Otra buena opción podría ser abarcar esta problemática mediante el empleo de modelos de simulación que permitan por un lado comparar y complementar los resultados obtenidos a campo pero también generar escenarios o situaciones que permitan integrar la dinámica del agua a todas las escalas. Una ventaja que suele tener trabajar con modelos es se pueden considerar todos los factores en conjunto, por ejemplo variando el tipo de suelo y/o el tipo de vegetación, lo que es imposible de realizar en experimentos a campo. Actualmente, otros miembros de nuestro equipo de trabajo están investigando los efectos del desmonte selectivo sobre la dinámica de agua pero a través de observaciones micrometeorológicas con sensores fijos anexados a torres de baja altura (métodos de Bowen y Eddy-Covariance). También se está trabajando en el análisis de flujos de agua usando métodos que implican mediciones de vapor de agua y dióxido de carbono por sensores montados sobre plataformas aerotransportadas (avión ultraliviano). Mediante esta metodología se pretende cubrir todo el rango de escalas intermedias entre la de parcela y la abarcada por imágenes satelitales de esta tesis. Otro de los temas que queda por conocer es cuanto tiempo más le llevará al sistema, de seguir las tendencias actuales, recuperar totalmente la cobertura leñosa y los valores de productividad primaria originales. Si bien se observó recuperación en cuanto a la longitud de la estación de crecimiento (capítulo 4), y a escala de parcela también se observó recuperación de cobertura arbustiva (capítulo 2), 5 años después del disturbio se observan diferencias en la integral anual, y la cobertura total de leñosas sigue siendo menor a la de la situación original. Probablemente con la recuperación de la cobertura arbustiva no persistan los beneficios para la producción ganadera y se mantengan los costos en términos de pérdida de productividad primaria neta y otros servicios. Estos bosques han ofrecido y ofrecen actualmente oportunidades para la explotación ganadera, agrícola y forestal, así como para la conservación de la biodiversidad y la regulación del ciclo hidrológico y del clima. Los resultados de este trabajo apuntaron a conocer alguna de las implicancias de los desmontes a gran escala y del rol que estaría cumpliendo en el sistema la vegetación que está siendo sistemáticamente eliminada. Quizá se pueda plantear la posibilidad de mantener un sistema mixto de áreas desmontadas de menos superficie pero con alta productividad de forraje intercaladas a su vez con corredores de bosque seco como áreas de “amortiguación” que mantengan alta diversidad de especies y promuevan otros servicios ecológicos no relacionados estrictamente a la producción de bienes de consumo. Si bien esta propuesta podría implicar costos extra en términos de manejo, los beneficios societarios a largo plazo podrían resultar mayores. 5.5. Consideraciones finales La deforestación en los bosques secos de Argentina, a través de la eliminación sistemática y a gran escala de vegetación leñosa, es un ejemplo representativo de la intensificación en los cambios en el uso de la tierra que esta sufriendo el planeta. Históricamente el Chaco Árido fue utilizado para ganadería extensiva y explotación forestal pero en los últimos años la transformación del paisaje ha sido más drástica a través de la conversión de enormes extensiones de bosques a pasturas o áreas mixtas

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con predominio de vegetación herbácea. Los resultados de este trabajo indican que el cambio en la proporción de formas de vida, específicamente de un sistema con predominio de leñosas arbustivas a un sistema de herbáceas y algunas leñosas aisladas (“sabanización”), produce importantes modificaciones en la dinámica de agua, de las sales y de la vegetación: El desmonte selectivo de los arbustos en el bosque seco produce una caída en el cociente evapotranspiración/transpiración, favorece la pérdida de sales desde los primeros metros del perfil del suelo, aumenta levemente la evaporación directa de suelo e incrementa el albedo y la temperatura superficial. Esta simplificación de la estructura del sistema también impactó en la productividad primaria neta produciendo una disminución de la misma y un acortamiento en la estación de crecimiento. Con el tiempo, se observa recuperación de la cobertura arbustiva mediada por un incremento en la cobertura de Larrea spp., especie de escaso valor forrajero. Todos estos resultados apuntan a describir un proceso que estaría contribuyendo al empobrecimiento general del sistema no sólo en términos de biodiversidad sino también en su capacidad de proveer otros servicios como la mitigación del clima y la regulación hidrológica. Debido a la magnitud del disturbio, la falta de planificación y control sobre estas prácticas de manejo podrían resultar en un impacto negativo a largo plazo. Se requiere la colaboración conjunta de políticas de planificación territorial junto a un cambio en las estrategias de uso para mejorar el uso de estos ambientes y asegurar su sustentabilidad.

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97

A7EXO Capítulo 3

Tabla 3.1: Lámina de agua (en mm) para todos los pares de bosques/rolado-2006 (n=3 sitios, 3 pozos por sitio). Datos tomados en febrero de 2008, junio de 2008 y enero de 2009. Promedios diarios y errores estándares para cada rango de profundidad, sitio y fecha. ** indican diferencias significativas entre sitios para todas las fechas (p<0.001)

Tratamiento

Profundidad

(m) Feb-08 Jun-08 Ene-09

bosque 0.5-1.0** 23 (±5) 14 (±1) 17 (±3)

rolado 0.5-1.0 31 (±5) 16 (±1) 15 (±1)

bosque 1.0-1.5 16 (±1) 15 (±2) 16 (±2)

rolado 1.0-1.5 15 (±2) 15 (±2) 16 (±3)

bosque 1.5-2.0** 35 (±4) 34 (±5) 40 (±2)

rolado 1.5-2.0 29 (±3) 31 (±5) 32 (±5)

bosque 2.0-2.5 46 (±6) 42 (±12) 44 (±10)

rolado 2.0-2.5 38 (±10) 38 (±7) 44 (±9)

bosque 2.5-3.0 57 (±11) 60 (±16) 50 (±10)

rolado 2.5-3.0 46 (±1) 45 (±9) 52 (±7)

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0.5 m

0.0

5.0

10.0

15.0

20.0

dic 06 ene 07 mar 07 jun 07 nov 07 feb 08 jun 08 ene 09

cont

enid

o gr

avim

etric

o de

agu

a (%

)bosque

LP04

LP06

LP05

1.5 m

0.0

5.0

10.0

15.0

dic 06 ene 07 mar 07 jun 07 nov 07 feb 08 jun 08 ene 09

cont

eni

do

grav

imet

rico

de

ag

ua (

%)

bosque

LP04

LP06

LP05

2 m

0.0

5.0

10.0

15.0

ene 07 mar 07 jun 07 nov 07 feb 08 jun 08 ene 09

Con

teni

do g

ravi

met

rico

de

agu

a en

sue

lo (

%)

bosque

LP04

LP05

LP06

2.5 m

0.0

5.0

10.0

15.0

ene 07 mar 07 jun 07 nov 07 feb 08 jun 08 ene 09

Con

teni

do g

ravi

met

rico

de

agua

en

su

elo

(%)

bosque

LP04

LP05

LP06

Fig 3.15: Contenido gravimétrico de agua en suelo para un sitio de bosque y rolado 2004-2005 y 2006. Valores promedios y errores estándares de datos tomados a diferentes profundidades y en diferentes fechas desde enero de 2007 hasta enero de 2009.

Fig 3.16: Mapa de la ubicación de los tubos de acceso fijo para mediciones de contenido volumétrico de agua en el suelo en el campo “El Motor” (RM06-TM06).

Rolado

Bosque Pastura

Bosque

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99

A7EXO Capítulo 4

a)0.00

0.10

0.20

0.30

0.40

0.50

0.60

0.70

0.80

IVN

Rolado 2005 Bosque

b)0.00

0.10

0.20

0.30

0.40

0.50

0.60

0.70

0.80

IVN

Rolado 2006 Bosque

c)

0.00

0.10

0.20

0.30

0.40

0.50

0.60

0.70

0.80

41 249 313 107 203 315 206 254 302 129 225 20 260 324 54

Dia Juliano

IVN

Rolado 2008 Bosque

Fig 4.9 Valores medios y errores estándares de IVN estimado con imágenes LANDSAT para sitios de bosque, sitios rolados en 2005 (a), rolados en el año 2006 (b) y rolados en 2008 (c). La serie incluye datos desde febrero de 2004 (día juliano 41) hasta el 28 de abril de 2009 (día juliano 118). La flechas oscuras sobre las curvas indican la fecha en la que se aplicó el tratamiento de rolado.

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100

b) Rolados 2006

-25

-20

-15

-10

-5

0

5

2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

IVN

bos

que-

rola

do (

%)

c) Rolados 2008

-25

-20

-15

-10

-5

0

5

2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

IVN

bos

que-

rola

do (

%)

Fig. 4.10 Valores medios y errores estándares de la diferencia (en porcentaje) entre valores medios anuales de IVN (MODIS) desde 2004 hasta 2009 para sitios de bosque y rolados en diferentes años: a) sitios rolados en 2005 (n=4), b) rolados en el año 2006 (n=5) y c) rolados en 2008 (n=4).

0.0

10.0

20.0

30.0

40.0

50.0

64 224 320 32 111 192 303 16 96 176 256 336 72

Dia Juliano

Tem

pera

tura

de

supe

rfic

ie (

C°)

Rolado 2005

Bosque

Fig. 4.11 Temperatura superficial estimada con imágenes MODIS para sitios de bosque y rolados en 2005. La flecha indica la fecha en la que se produjo el desmonte.

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101

Tabla 4.2 Comparación de las estimaciones de ET (en mm día-1) obtenidas con imágenes LANDSAT y con el método de Blaney-Criddle y Pennman- Monteith. **datos de la estación meteorológica Villa Mercedes, San Luis.

Imagen/fecha

(mes/año) Landsat Blaney-Criddle

Penman-

Monteith

02-2004 6.6 5.0 5.8*

10-2004 3.8 2.9 6.6

03-2005 4.8 4.0 4.3

10-2005 3.4 4.3 8.4

02-2006 6.2 4.5 6.5

09-2006 2.3 2.3 8.5

10-2006 3.0 3.0 s/d

02-2007 5.9 3.7 4.6

08-2007 3.2 1.3 2.7

09-2007 4.6 3.6 7.0

01-2008 8.0 5.0 7.3

10-2008 4.4 2.9 8.1

01-2009 5.7 5.4 6.7*