¿Quién despierta a Rodrigo? a. Lo despierta su novia. b. Lo despierta el gato. c. Se despierta solo.
REPRESENTACIONES SOCIALES SOBRE LA MUERTE: MIRADAS DESDE EL...
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REPRESENTACIONES SOCIALES SOBRE LA MUERTE: MIRADAS DESDE EL
SENTIDO COMÚN COMO SISTEMA CULTURAL
UNA PERSPECTIVA DE LO TANATOLÓGICO
(Ya no se muere como antes)
NELSON ELIECER ROA SANCHEZ
UNIVERSIDAD DISTRIAL FRANCISSCO JOSÉ DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN
MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN SOCIAL INTERDISCIPLINARIA
Línea de Imaginarios y Representaciones Sociales
Bogotá, D.C.
2019
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REPRESENTACIONES SOCIALES SOBRE LA MUERTE: MIRADAS DESDE EL
SENTIDO COMÚN COMO SISTEMA CULTURAL
UNA PERSPECTIVA DE LO TANATOLÓGICO
(Ya no se muere como antes)
NELSON ELIECER ROA SANCHEZ
Trabajo de grado para optar al título de Magister en Investigación Social Interdisciplinaria.
Director: HECTOR JOSE LARA
UNIVERSIDAD DISTRIAL FRANCISSCO JOSÉ DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN
MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN SOCIAL INTERDISCIPLINARIA
Línea de Imaginarios y Representaciones Sociales
Bogotá, D.C.
2019
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TABLA DE CONTENIDO
Resumen…………………………………………………………………………………………4
Introducción……………………………………………………………………….…………….5
Capítulo 1. Perspectiva de la muerte en las ciencias sociales……………………………………8
1.1 El sentido común como sistema cultural …………………………………………..11
1.2 La muerte como construcción social………………………………………....……..12
1.3 Un espacio de lo tanatológico ……………………………………………………...17
Capítulo 2. La representación social de la muerte…………………………………….………..20
2.1 Pregunta de Investigación ……………………………………………….…………22
2.2 Objetivos de la Investigación …………………………………………….………..22
2.2.1 Objetivo General ………………………………………………….……..22
2.2.2 Objetivos específicos………………………………….………….………22
2.1.3 Metodología…………………………………………….………………..22
Capítulo 3. Breve reseña de la muerte en occidente, desde la investigación de Philippe Ariès.27
Capítulo 4. Una muestra sobre las representaciones de la muerte………………….………….37
4.1 Aspectos enunciativos provenientes del discurso………………………………….47
Conclusiones………………………………………………………………….………..51
Referencias……………………………………………………………………….…….54
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Resumen
La presente investigación estudia las representaciones sociales sobre la muerte desde el sentido
común como sistema cultural mediante la pregunta directa: ¿Qué significado tiene para usted la
muerte? Con los participantes se busca no establecer una intencionalidad investigativa acogiendo
un principio de universalidad de la propia experiencia, lo que enriquece los resultados ampliando
su acervo con la exuberancia de la cotidianidad. A esta investigación le subyace la idea de aportar
a una perspectiva tanatológica como categoría emergente del estudio social que fragüe la
conformación del estamento formal de la Asociación Colombiana de Tanatología.
Absctract
The present investigation studies social representations about death from common sense as a
cultural system through the direct question: What does death mean to you? With the participants
it is sought not to establish an investigative intentionality accepting a principle of universality of
the own experience, which enriches the results extending its acquis with the exuberance of the
daily life. This research is based on the idea of contributing to a tanatological perspective as an
emerging category of social study that shapes the conformation of the formal establishment of the
Colombian Association of Thanatology.
Palabras claves
Muerte, sentido común, representación social, tanatología.
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Introducción
El presente documento informa sobre los resultados relacionados con el proceso
investigativo realizado en el marco del desarrollo del requisito de grado establecido en la
Maestría de Investigación Social Interdisciplinaria, su interés comprende indagar actualmente
sobre las representaciones sociales de la muerte, la ubicación de los participantes es en la ciudad
de Bogotá durante el postremo bimestre del año 2018 y se recolectó en diferentes sectores de la
ciudad. Para la identificación de los sujetos no se estableció un parámetro común entre ellos, sin
distinción de oficio, edad, genero, nivel de formación o procedencia, buscando de esta manera
acceder a una cotidianidad y a una idea general desde la pregunta de qué significados o imágenes
de la muerte han andado en la mente social de los sujetos habituales, esta intención manifiesta
una mirada en el sentido común que no media desde una ideología propia, no se pretende integrar
desde una pertenencia de grupos para poder reflejar la realidad, el relato es abierto sin estar
dirigido por un contexto medianamente especifico. Tal vez, desde un lugar cono es el presupuesto
de la universalidad sobre la experiencia de la muerte, su interpretación y la autoridad intrínseca
que le representa, desnaturalizando imaginarios y discursos hegemónicos y reconociendo la
producción de los sujetos en la representación.
Su distinción y sugestión se origina a partir de la trayectoria de experiencias durante el
ejercicio profesional en la organización educativa y la implementación de proyectos de
intervención psicosocial. Pero de manera altamente significativa en el transcurrir de la propia
vida y de la de los cercanos, desde un interés constante por el asunto de la muerte desde una
perspectiva amplia que desborda la experiencia como un asunto individual y lo sitúa desde un
contenido de lo colectivo.
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La recolección de información se desarrolló mediante el diligenciamiento de cuatrocientas
encuestas, con aplicaciones en físico (papel) y en forma electrónica, donde mediante la idea de la
muerte se recolectó material susceptible de interpretación, este atravesado en la representación en
forma directa por la vida cotidiana, tal como lo refiriera Schutz como la activación del acervo de
conocimiento en el dominio de una situación específica y acerca del rol que desempeñan las
estructuras de significatividad en esa activación. En el análisis de la información se recuperan
ideas o sentimientos que despierta la muerte, con el objetivo de identificar representaciones de las
experiencias de los sujetos ante la muerte.
En este documento se hace un recorrido por la concepción sobre la muerte en forma de
reseña desde el trabajo investigativo del autor francés Philippe Ariès, El hombre ante la muerte,
donde se estudia la cultura funeraria en occidente después de la caída de Roma, presentando a la
muerte como fundamental en la construcción de la sociedad. Este capítulo tiene como propósito
ambientar sobre el tema central y brindar datos puntuales sobre la transformación de la
concepción de la muerte domesticada y muerte salvaje como premisa sobre la interpretación y
comprensión del carácter proscrito que se tiene de ella en occidente.
Una perspectiva de lo tanatológico, como aparte en la presentación de este informe busca
aproximar a este concepto como un área emergente donde el conocimiento que le circunda y
proveniente de diversas ciencias establece una intensión de acuñar una serie de dominios
conceptuales propios de la muerte y de su amplia tradición en la sociedad. Es importante
mencionar que durante el desarrollo de este trabajo se identificó que en diferentes países la
tanatología se encuentra organizada un estamento formal con reconocimiento social, económico y
cultural. Sus avances y desarrollos en los diferentes países han generado comunidad académica y
científica. Para nuestro país esta organización en una perspectiva social y cultural no se encuentra
establecida, lo que representa esta investigación es un aporte a su constitución, donde se
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vislumbra como un campo de producción y desempeños denominado Asociación Colombiana de
Tanatología, con cuatro áreas de gestión, la investigación, la formación, la asesoría y la
intervención.
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Capítulo 1
Perspectiva de la muerte en las ciencias sociales
La simbolización de la muerte y su manifiesta tradición en la representación del hombre
se ha instaurado a través de la historia desde diversas perspectivas, algunas como las relacionadas
con miradas salutogénicas, sociales y culturales, las cuales han sido centro de preocupación de
los sujetos y de la producción de significado qué, al no estar establecidas en un estamento formal,
han explicitado un extenso ámbito de modos simbólicos alrededor de esta. Desde esta reflexión y
sumando al argumento expuesto, en la actualidad se identifica su ausencia en la cotidianidad y se
expone a lo exclusivamente contingente u oculto, la muerte como significado social se proscribe,
su idea en muchas ocasiones contextuales o mediáticas termina desprovista de sentido, es más
oculta que expuesta, la muerte como categoría no es un asunto de común tramite de los sujetos.
Robert Redeker (2018), afirma que los hombres y mujeres contemporáneos ya no se sorprenden
con la muerte, a tal punto que prefieren arrumarla en el cuarto de atrás, en el de los objetos en los
que la mayoría no decidió pensar, acostumbrándose a cambiar la palabra “morir” por “partir”.
Abordar el significado de la muerte es uno de los asuntos más complejos ya que vincula
todo un arraigo de emociones, creencias y prácticas que marcan una introspectiva hacia algo
sacrílego, es posible identificar la muerte como parte de la historia y de la forma de vida en un
entorno social, cultural y económico determinado (Vivante, 1978:115). La fascinación con la
muerte se extiende mucho más atrás en la historia humana, a través del tiempo, la gente ha tenido
obsesiones con la muerte y todo lo relacionado con ella. Más allá de sus implicaciones
biológicas, la muerte refiere a un concepto construido cultural y socialmente.
Esta construcción del significado de la muerte y de los sucesos conexos, duelo y luto,
ubican al sujeto social, en un contexto afectivo permitido y esperado para la tramitación y
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elaboración de su conflicto propiamente humano existencial. Estas prácticas referidas derivan
dominios de saber, de los cuales se constituyen en nuevos objetos y conceptos, pero en lo
privativo conforman sujetos impregnados de una historia y una verdad histórica, sobre cómo se
elaboran estos dominios a partir de la práctica social.
Comprender los modos como se produce la representación y como las relaciones de estos
sujetos son movilizadas por el orden de lo que significa la muerte y la vida, presenta una pregunta
por ese vínculo, por esa configuración de subjetividades que logran constituirse como formas
instituidas del sujeto social. En Norbert, E (1985). “La muerte es un problema de los vivos. Los
muertos no tienen problemas. De entre las muchas criaturas sobre la Tierra que mueren, tan sólo
para los hombres es morir un problema”.
La muerte es un arquetipo de la cultura, considerado a través de los documentos de la
historia puede ser reconocido bajo la forma y significaciones idénticas. (Cuatrecasas, J. 2002-
199) es entendido como una pulsión o instinto, precisamente, el referente a la muerte. Este se
configura inconscientemente como un "símbolo abstracto” al que subyace un patrón de creencias
específicas instauradas en nuestra psique dentro de una instancia particular denominada por el
psicoanalista Carl Gustav Jung como "Inconsciente Colectivo”, y por tanto, opera a nivel
ideológico y cultural.
Por otra parte, la conformación de un estado de lo tanatológico como un elemento de
constitución emergente de una representación alternativa, centra su práctica, a modo de
comprensión, en el orden de lo simbólico, es particular y va más allá de las implicaciones
biológicas, refiere a un concepto construido socialmente, es parte de la historia y de las formas en
unos entornos culturales y económicos. De esta manera, lo sugestivo de la muerte se extiende
desde tiempos del inicio de la humanidad, se han construido significados desde contextos que se
extienden más allá de la historia humana, permitiendo un intercambio afectivo entre lo permitido
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y lo esperado para la tramitación y la elaboración de su conflicto. A modo de relato y exposición
de la muerte como arquetipo general no por lo dogmático sino por lo simbólico e introductorio,
se expone el siguiente texto:
Para Trossero (2003), en forma de crónica, el “maestro” se dirige a la viuda en el funeral de su esposo, a la
interpelación de ella:
La vida tiene el sentido que tú le das. Y el sentido que le das a tu vida, incluye el que le das a tu muerte. Tú debes
decidir para qué morirás, si quieres saber para qué vives
Pero, Maestro – suspiró la mujer – ¿y si todo se acaba con la muerte?
Si fuera así, tu esposo no se enteraría para sufrirlo, y tampoco lo padecerás tú cuando mueras. Pero si no todo se
acaba, sino que todo recomienza en la plenitud de la felicidad, ¿por qué no eliges vivir en la alegría esperanzada?
Con un dejo de acentuado dolor y de no disimulada irritación, le replicó la mujer:
¿Pero quién me asegura que todo ha de seguir mejor, después de la muerte?
La misma autoridad que te asegura, que todo termina con la muerte. ¿Me comprendes? ¡Esa autoridad eres tú!
El sentido, es del orden de lo que le representa, distingue sobre una trascendentalidad de la vida,
una superación de la muerte a partir del intercambio simbólico que se da y de la sobre
naturalización del poder decidir para que se muere si se sabe para que se vive.
El intento de conocer, en la medida de las posibilidades, otras sociedades fuera de la
nuestra, sean presentes o pasadas, fundamenta una distinción de representación del otro, esta no
se da desde la disyuntiva, nosotros y ellos, exhorta en la dimensión de no tomar como única e
inédita la propia representación, como la única buena, razonablemente, verdaderamente humana
y las representaciones de los demás como desviaciones. Se atribuye sentido a lo ajeno y extraño
permitiendo reconocer otras formas de integrar la realidad, un mundo de diversas
representaciones, que en el caso de la tanatología y de la muerte son diversas históricamente y
actuales. Se accede a las otras realidades desde la ontología, desde cómo se reconoce el ser social.
De esta manera, el reconocimiento de nuestra subjetividad, pregunta sobre el contexto
sociocultural que nos conformó, indagando sobre nuestra racionalidad, sobre una lógica
identitaria como lo expuesto en Castoriadis, C. (2013). Desde la representación, proponiendo
elementos de comprensión para la constitución del espacio de lo tanatológico como una categoría
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emergente, o a través de una genealogía que explique la constitución de discursos, dominios de
objetos, sin tener que hacer referencia a un sujeto que puede ser trascendente en relación con el
campo de los acontecimientos o recorridos en su semejanza vacía durante todo el curso de la
historia. La verdad expuesta, de su búsqueda a través de la espiritualidad, reduce a las
características de transformarse a sí mismo, la conversión del sujeto es la apuesta para conocer.
Nadie nos enseña a morir, ni nadie nos intenta iniciar desde niños en los diversos significados de
la muerte, adentramos sobre la experiencia a través de la transformación para poder tener acceso
a la verdad, reconociendo en nosotros mismo a través de los actos de conocimiento, que nos
expone en el trámite de lo tanatológico o de la experiencia de la vida y de lo que rodea la muerte.
Distinguir en la representación sobre el asunto de lo tanatológico, como categoría
emergente, que desde el sentido de las imágenes de lo común aborda el comprender e interpreta
los textos cotidianos, se convierte en lo tanatológico en el campo de la muerte, atribuye sobre
circunstancias que rodean lo mortuorio, la experiencia de quienes la rodean, el dolor
experimentado por los seres queridos de los fallecidos y actitudes sociales más grandes hacia la
muerte como ritual y la conmemoración.
1.1 El sentido común como sistema cultural
En Geertz, C. (1999-96). El análisis del sentido de lo común, a diferencia de su puesta en
práctica, debe pues empezar en por redibujar esa distinción difuminada entre la aprehensión de la
objetiva de la realidad –o como quiera definirse lo que aprendemos exactamente e
imparcialmente- y la sabiduría coloquial, mundana, los juicios y aseveraciones basados en estas.
La riqueza de textos es amplia y compone la fascinación con la muerte la cual se amplía
mucho más atrás en la historia humana, a través del tiempo, la gente ha tenido obsesiones con la
muerte y todo lo relacionado con ella. Entrar en dialogo con los textos que le pueden delimitar,
desde su comprensión, interpretación, confluencia de horizontes y prejuicios. El horizonte de
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interpretación se configura en la historia en las que interactúan las experiencias humanas. El
horizonte se conforma al margen del pasado, por tanto no existe un horizonte del presente
propiamente, comprender es el proceso de complejización de estos horizontes y de la tradición, el
conocimiento, en este sentido pleno, permite al sujeto afirmarse frente al medio y no ser una
representación exclusivamente de un orden social exterior a él.
1.2 La muerte como construcción social
La vida ha expandido sus límites, y esto ha llevado a que la muerte haya ampliado sus
derivaciones, ahora la gente se desvela más por ella, o se preocupa más en como llegarán a “sus
últimos años”. Los vaivenes, ese vivir al borde del abismo, esa inestabilidad congénita con la que
se vivía en el pasado, ha sido sustituida por una especie de máscara de seguridad que es la
medicina moderna.
Pues no es lo mismo tener una idea abstracta que alguna vez moriremos y la de saber
realmente los límites de nuestra vida, y esto sucede cuando ese nuevo dios que juega con la vida
y muerte de los humanos “no tiene solución” para nuestros padecimientos. Nuevas enfermedades,
conocimientos más profundos de nuestro organismo, anatomía, límites físicos, psicológicos y
espirituales, han hecho que el cuerpo pueda llegar a tener tiempo de caducidad.
Se ha modificado la agonía del moribundo, aquel al que el sacerdote le daba la
extremaunción; ahora la agonía puede ser más larga (personas han estado años en estado de coma
inducido) pero por mucho menos dolorosa: se ha paleado el dolor del enfermo pero se ha
confinado a la familia, al amigo, a una agonía aún superior en padecimientos que el del propio
enfermo. El duelo no comienza el día de la muerte sino cuando la medicina dice “no hay solución
posible; sólo cabe un milagro” o afirma “es irreversible”, como si la vida nunca dejara de ir hacia
delante.
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Recreando sobre los modos del sujeto, acontece en la representación social y en el sentido
de la muerte ideologizada, lo que para el colectivo se afronta sobre la muerte, no nos formamos
para ella, es exclusivamente para la vida, morir tiene un significado en un sentido nefasto, las
percepciones que se conducen desde la muerte van conformando subjetividad de lo inevitable, lo
trágico, tan doloroso de explicar que se proscribe o se ideologiza en eternidades o en sacrificios
por el trascender. Morir como tantas otras cosas de la vida se transforma en un imaginario, una
percepción, que se va resinificando en el camino, con los años; no se enseña formalmente en la
educación de familia o en la escuela a morir, ni se intenta voluntariamente enfrentar desde niños a
los diversos significados de la muerte, pero está ahí en la cotidianidad. Al reflexionar sobre estas
tensiones entre la vida y la muerte, se desencadena una batalla ideológica que desemboca en
aspectos hegemónicos de la cultura, donde los subjetivo a partir de la coherencia con las
comunidades de sentido, evidentemente hay fugas, probablemente reguladas por el sentido, que
en su dualismo deniega sobre el sinsentido, estructura coexistente para la existencia de ese
mismo.
Dicen, Berger, P., y Luckmann, T. (2012), “Todas las legitimaciones de la muerte deben cumplir
la misma tarea esencial: capacitar al individuo para seguir viviendo en sociedad después de la
muerte de otros significantes y anticipar su propia muerte con un terror que, al menos, se halla
suficientemente mitigado como para no paralizar la relación continua de las rutinas de la vida
cotidiana. Puede advertirse fácilmente que una legitimación semejante resulta ardua de conseguir,
como no sea integrando el fenómeno de la muerte dentro de un universo simbólico.
En el significado sobre la muerte, los sujetos afrontan una “embestida” destructiva que
lacera y maltrata al individuo, lo lleva a experimentar una resignificación de su sentido de vida
mediado a través de la vivencia del duelo, diferentes connotaciones, representaciones e
imaginarios confluyen en su reconstrucción. Es un proceso lento y doloroso, interminable que se
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vale de diversos modos de afrontarlo, pero que en su magnitud busca encontrar un sentido para
poder abordar una vida “vacía”, llena de recuerdos, objetos y “deudas” emocionales que se hacen
en cada momento más demostrativas y obstaculizan el poder abordar nuevas situaciones, el
sentido de vida se desvanece, se considera la apatía, el encerramiento, el llanto sin cesar, la rabia,
un sinfín de emociones y estados mentales que llevan al individuo a un momento en el que todos
sus cercanos coinciden, en que la intersubjetividad demanda, pero que duele decir y afrontar, y
ya, sin fuerzas reales y solo con ese último destello de la extinta voluntad férrea queda un
indecible “hay que seguir”, una resignificación de la vida nuevamente como único absoluto en
una ideología que nos demanda lo vital, lo dinámico, una estrecha relación entre el imaginario y
la ideología. Es el símbolo el que permite la mediación social, tal vez el que fortalece es hay que
seguir, y que expone claramente como lo subjetivo apropia un sentido. En un significado ante la
muerte, esta se afirma en el volver a vivir, se representa ante otro nuevo y afronta la contingencia,
al encontrarse en un sentido complejo de la vida y de la muerte.
Proponiendo una perspectiva de la subjetividad como una forma de la conformación de lo
tanatológico, la concebimos como aquella que es susceptible de un estudio sistemático no
reducible a un materialismo cientificista, en oposición a orientaciones naturalistas que consideran
sobre la relevancia de investigar al respecto y proponiendo un método intersubjetivo para el
estudio de la misma, en oposición al concepto de ser analizada en términos de los determinantes
sociales rescatando las características de experiencia fenoménica. La noción de imaginario,
adoptada se relaciona con la idea de los rasgos irreductible-mente subjetivos de la experiencia o
conciencia fenoménica, desde esta idea se notan las preguntas epistemológicas sobre los métodos
más adecuados estos desde las posturas que preservan la irreductibilidad del carácter fenoménico
de la conciencia como algo privado, inefable e indubitable y por otro lado las que buscan
reducirlos a sus componentes físicos.
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La mirada contemporánea precisa de un margen de flexibilidad que reconozca la
existencia de múltiples lógicas involucradas en los modos de asumir y de pensar el mundo; el
predominio del saber científico cada vez se pone más en duda, como única fuente de
conocimiento para dar explicación o solución a las crisis que agobian a la sociedad actual. A la
vez se pone en duda la mirada homogénea, construida históricamente como imaginario de ciencia
occidental, surgen nuevas y diversas posibilidades de interpretación y actuación. En la medida
que la producción teórica se ve exigida a realizar una comprensión cada vez más compleja del
poder y de la dinámica social, se caracteriza por una tendencia que acentúa un sentido analítico
en la reflexión, y las propuestas específicas orientadas a la acción directa cada vez son más
escazas y se inscriben a emplazamientos singulares.
La especie humana es la única para la cual la muerte está presente durante la vida, la única
que representa la muerte mediante ritos funerarios y también la única que cree en una vida
postmorten, en la resurrección o en la reencarnación. Históricamente es posible rastrear el
tratamiento que las diversas culturas y etapas del desarrollo social le han otorgado a la muerte. Se
la conceptualiza desde su significado socio-psíquico, simbólico y representacional que trata de
comprender y proveer de sentido al hecho inevitable del fin de la vida. Morin (1970). “En nuestra
cultura occidental la muerte ha experimentado cambios y modificaciones en la manera de ser
concebida y vista.” (Aries. 1982:94) El ser humano, sabe que su vida física y terrestre en un
momento determinado se acabará. Este pensamiento, que cuenta con la gran duda del cuándo y
del cómo la vida se extinguirá por el advenimiento de la muerte, ha marcado hondamente el
espíritu humano en el transcurso de su desarrollo. La muerte ha sido por definición: “el cese de la
vida”, “culminación”, “fin”, “extinción”, “destrucción”, “ruina del cuerpo”. Pero las
concepciones religiosas y las creencias en el más allá, al estar tan impregnadas en el hombre, “...
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han influenciado y contribuido para que la muerte no sea vista sólo como el cese de la vida física,
sino también como el paso a otra vida...” (Vovelle. 1985:66).
La muerte es la muerte del otro y la proyección de la experiencia de la propia muerte, ante
esta se encuentra el sufrimiento de la familia, la ansiedad del moribundo, la intersubjetividad en
torno de ella, diversos ordenes culturales relatan su sentido. La muerte nos recuerda un sentido de
finitud, una alarma sobre la existencia, sobre los propósitos y afectos otorgados, una realidad que
se diluye en una cotidianidad superflua que olvida o rechaza el extremo dolor, solo excepto en el
morbo del apreciarlo, muchas veces como espectadores sin distinción entre lo solidario, lo
público o el placer primario entre el desplazamiento y la condensación, estos como mecanismos
intrapsiquicos de sustituir la realidad.
De aquí, el sustento de la representación de la muerte como aspecto estructural, se
conforma una ideología hegemónica, una cultura que ramifica hacia lo dicotómico, la vida o la
muerte, y lleva a la reflexión por la ideologización hacia la muerte, el derrumbamiento de
imaginarios o la trascendencia del sentido, de la ruptura o utopía entre la ideología y el
imaginario. La concepción de la ideología, se impone valiéndose del imaginario, el conjunto de
símbolos, códigos, imágenes, discursos y prácticas se resignifican en la construcción simbólica
del ritual con una Intencionalidad interactiva, la Cultura se afirma como producto de sus tramas
simbólicas en una sobreidealización de la vida y el reconocimiento de la muerte como el
principio contrario, la subjetivación de la muerte y la vida acontece en una buena parte en el otro
inocuo y silencioso.
Sobre los modos de subjetivación, en la conformación del espacio tanatológico recurre la
intersubjetividad, lo tecnológico, el confinamiento hacia lo mortuorio y la ritualidad, elemento
inseparables de un campo altamente concurrido que a través de la historia de la humanidad ha
sido exaltado y conmemorado, que en la modernidad y la contemporaneidad no está presente
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naturalmente, altamente susceptible a la artificialidad y desvinculación de la perdida identitaria,
incluso antes de morir.
Lo intersubjetivo con el otro, retoma formas que integran concepciones sobre la
trascendencia o la finitud del ser, sobre una ontología amplia multicultural, enraizada y en
emergencia. Asuntos que en el día a día transforman prácticas, mecanismos y dispositivos de
muerte que abordados desde el control y la norma establecen aspectos de lo jurídico y lo legal, lo
salutogenico implica fórmulas de alto desarrollo en tanto la promoción y la prevención de la
enfermedad y el trauma, el sobrepasar el borde del estado físico de muerte sigue siendo un ideal
de individuos, un insospechado que atrae y deleita para muchos.
La representación de la muerte está situada a lo largo de su vida, la determina. Así, se la
puede conceptualizar como “un suceso biológico, un rito de paso, algo inevitable, un suceso
natural, un castigo, extinción, absurda, separación, reunión, un tiempo de juicio. Estar muerto es
un concepto sin contenido, el límite impide cualquier tipo de experiencia en la muerte al no
continuar la vida bajo forma alguna. De aquí la forma en que los individuos enfrentan la
paradójica experiencia, no puede representarse como una realidad que le afecta. De esta manera
un modo de subjetivación, estaría delimitado desde lo inmaterial de la experiencia de la vida, la
idea esta traspuesta sin un reflejo.
1.3 Un espacio de lo tanatológico
En un abordaje un tanto más complejo y cambiante, en cuanto lo tanatológico se concibe
más como una construcción social que como un asunto de representaciones mentales. Se trata de
asumir la relación de la vida y la muerte desde una visión social, donde lo tanatológico no es
aquel configurador de objetos y sujetos, se trata del espacio social producido por las relaciones
sociales y la intersubjetividad. En este contexto los cambios del espacio tanatológico obedecen a
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los ajustes que cada modo configura al sentido de la vida y de la muerte con el objeto de
garantizar su propia reproducción.La constitución de un espacio tanatológico determinado desde
modos de subjetivación del orden tecnológico, involucra un realidad virtual sin referente real, una
impropiedad de lo físico, que contiene la ausencia del oxígeno, la perdida de la conciencia, la
baja de los signos vitales, su simulación no está mediada bajo la angustia y exclusivamente solo
sobre el performance de esta experiencia. Cómo acceder al espacio tanatológico desde las
prácticas de duelo, la ritualidad el tránsito hacia un etéreo existente, ya por ser de paso, es más
una modo de subjetividad que está altamente asistido desde el intercambio simbólico solo posible
y dado por un concepto desconocido y trascendido a su opositor, la vida.
De aquí, el sustento de la representación de la muerte como aspecto estructural del
imaginario instituyente, se conforma una ideología hegemónica, una cultura que ramifica hacia lo
dicotómico, la vida o la muerte, y lleva a la reflexión por la ideologización hacia la muerte, el
derrumbamiento de imaginarios o la trascendencia del sentido, de la ruptura o utopía entre la
ideología y el imaginario. La concepción de la ideología, se impone valiéndose del imaginario, el
conjunto de símbolos, códigos, imágenes, discursos y prácticas, se resignifican en la construcción
simbólica del ritual con una Intencionalidad interactiva, la Cultura se afirma como producto de
sus tramas simbólicas en una sobre idealización de la vida y el reconocimiento de la muerte como
el principio contrario.
“En nuestra cultura occidental la muerte ha experimentado cambios y modificaciones en
la manera de ser concebida y vista.” (Aries. 1982:94) El ser humano, sabe que su vida física y
terrestre, en un momento determinado se acabará. Este pensamiento, que cuenta con la gran duda
del cuándo y del cómo la vida se extinguirá por el advenimiento de la muerte, ha marcado
hondamente el espíritu humano en el transcurso de su desarrollo.
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La muerte ha sido por definición: “el cese de la vida”, “culminación”, “fin”, “extinción”,
“destrucción”, “ruina del cuerpo”. Pero las concepciones religiosas y las creencias en el más allá,
al estar tan impregnadas en el hombre, “... han influenciado y contribuido para que la muerte no
sea vista sólo como el cese de la vida física, sino también como el paso a otra vida...” (Vovelle.
1985:66)
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Capítulo 2.
La representación social de la muerte
Las representaciones sociales según Moscovici se generan a través de la objetivación y
el anclaje, La objetivación consiste en la selección y descontextualización de conceptos, que
forma un núcleo figurativo que se naturaliza; es decir en la muerte, los conceptos abstractos,
relaciones o atributos son transformados en imágenes concretas, esta actividad es la que forma
las imágenes, la que materializa las significaciones.
El anclaje es quien vincula a la representación social con el marco de referencia de un
colectivo, de modo que sea posible interpretar la realidad y actuar sobre ella. “Este proceso
permite que los eventos y objetos de la realidad que se presentan como extraños y carentes de
significado para la sociedad, se incorporen en su realidad social.” Este elemento es el que
genera el acuerdo o la desviación hacia una información nueva que se contrasta con lo ya
existente. En resumen, Moscovici sostiene que la objetivación traslada la ciencia al dominio
del ser y que el anclaje la delimita en el del hacer (Moscovici, 1961).
Para Abric (1994) plantea una hipótesis que básicamente indica que las
representaciones funcionan de forma similar al sistema nervioso. Es decir, poseen un
componente central y uno periférico. El sistema central está formado por un núcleo en donde
se organiza toda representación, que se relaciona con el contexto global. El otro, que contiene
a los elementos periféricos, está más asociado a las características individuales y el contexto
inmediato. Por lo tanto, las representaciones e imaginarios paradójicamente son consensuados
y al mismo tiempo marcados por fuertes diferencias interindividuales. Para este autor, toda
realidad es representada cuando se muestra frente al sujeto. Aquí se realiza un proceso de
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objetivación, es decir, se retiene selectivamente una parte de la información que circula en la
sociedad para hacer un arreglo de conocimientos respecto a ese objeto. Posteriormente los
elementos del núcleo son disociados del contexto que los produjo, haciéndolos más fuertes.
Luego de esto, el imaginario se apropia y se reconstruye en el sistema cognitivo para después
integrarlo en el propio sistema de valores, lo cual hace que lleve la marca de la cultura y las
normas del entorno social. Finalmente lo resultante toma el estatus de evidencia, entonces esa
es la realidad para el sujeto.
En Berger y Luckman (1986), todo parte de la habituación, pues toda conducta que se
repite frecuentemente, crea un hábito que sirve posteriormente para economizar esfuerzo al
repetir dicho acto, cuando las acciones habitualizadas son tipificadas recíprocamente por los
individuos, aparecen las instituciones. Pues llega un momento en que dichas acciones son
compartidas y de fácil acceso para los integrantes de un grupo. Por consiguiente, la institución
misma tipifica tanto a los actores individuales como a las acciones individuales. En el
momento en que las instituciones establecen unas pautas que canalizan y dirigen el
comportamiento, empiezan a ejercer lo que se denomina control social.
El proceso de institucionalización comprende tres momentos: la externalización ocurre
cuando se percibe que las instituciones tienen una realidad propia yse presentan al individuo
como un hecho externo y coercitivo, lo que implica que el sujeto debe conocerlas. La
objetivación es el proceso mediante el cual se realiza un consenso de los productos
externalizados y la internalización es cuando el mundo social objetivado vuelve a proyectarse
en la conciencia durante la socialización. Pero para que la institucionalización sea estable
requiere ser legitimada. Berger y Luckmann (1986) entienden la legitimación como “un
proceso que constituye una objetivación de significado de “segundo orden”. Esta produce
22
nuevos significados que sirven para integrar los ya atribuidos a procesos institucionales
dispares. La legitimación entonces logra que las objetivaciones ya institucionalizadas lleguen a
ser disponibles y plausibles.
2.1 Pregunta de Investigación
De esta manera hemos planteado la pregunta orientadora en los siguientes términos:
Que significado o que imágenes de la muerte han andado en la mente social de los sujetos
participantes de la investigación.
2.2 Objetivos de la Investigación
2.2.1 Objetivo General
Estudiar las representaciones sociales en torno al significado de la muerte desde el
sentido común como sistema cultural.
2.2.2 Objetivos específicos
Interpretar el núcleo central de las representaciones contenidas en la idea que se tiene
sobre la muerte.
Aportar a la construcción del sentido de significados de lo tanatológico como posible
categoría emergente de estudio.
2.1.3 Metodología
La perspectiva metodológica desarrollada en el presente trabajo se fundamenta en la
recolección de representaciones sociales como trabajo propuesto por Jean-Claude Abric, es un
trabajo de enfoque cualitativo, con un carácter descriptivo – interpretativo del objeto de
investigación, los objetivos están orientados a indagar sobre las Representaciones que se tiene de
23
la idea de la muerte desde un reconocimiento del sentido de lo común y lo cotidiano, como
riqueza textual emitida del hombre habitual. Es importante resaltar que según Abric (2001: 54) en
las representaciones sociales se requiere “identificar y hacer emerger los elementos constitutivos
de la representación y por otro conocer la organización de los elementos e identificar el núcleo
central de la representación”.
Se estructuró una pregunta alrededor de la idea de la muerte, concisa y abierta, la cual
mediante la aplicación de un instrumento en forma electrónica y física se recogieron
cuatrocientas encuestas, de las cuales como material textual aportaron a reconocer un numero
arbitrario de ideas sobre el objeto, las cuales se integraron en un resumen en forma de cuadro
sintético. Los instrumentos se unificaron mediante la digitalización y estructuración de una
muestra sobre las representaciones sociales.
De igual manera, Abric (2001: 74) refiere que para el investigador que centra su interés
debe tener en cuenta que “por las representaciones y prácticas sociales aparece otro problema
igual de crucial: el de la recolección de informaciones sobre las practicas mismas”. Para el
análisis del discurso, es necesario establecer instrumentos funcionales de recolección de datos de
tal manera que den cuenta de las opiniones, de las percepciones, de las representaciones y los
imaginarios de los actores.
24
Capítulo 3.
Breve reseña de la muerte en occidente, desde la investigación de Philippe Ariès
El historiador Philippe Ariès presenta en su ensayo el hombre ante la muerte su trabajo de
quince años donde aborda la evolución de las practicas funerarias, las manifestaciones de duelo,
las creencias sobre el mas allá y la actitud del hombre enfrentado al fin de la vida, en este
capítulo a partir de la lectura del trabajo del historiador se toman apartes que buscan aproximar a
una concepción situada histórica con algunos comentarios realizados por Michelle Vovelle y José
Pedro Barrán, historiador Francés y Uruguayo, hacia algunas aclaraciones y contextualizaciones a
Latinoamérica. Este recorrido en forma sintética identificar como elementos de la interpretación
la tradición judeo cristiana, la constante dicotomía, la muerte socializada, la cotidianidad y
banalización de lo macabro y el giro dado entre la exhibición de la muerte y su más reciente
proscripción.
Las humanidades y las ciencias sociales son las áreas más tradicionales para explorar la
muerte. Históricamente, el ser humano promedio tenía un nivel significativamente más bajo de la
vida y la vida útil en el pasado que él o ella hoy en día lo haría. Guerras, hambrunas y
enfermedades mantienen siempre la muerte cerca. Artistas, escritores y poetas emplean a menudo
la universalidad de la muerte como un adorno en sus obras, tendencia que continúa en la
actualidad.
Las ciencias sociales están a menudo involucradas en el individuo y en el plano cultural,
el nivel individual está abordado principalmente por la psicología, la muerte es un importante
motivo humano; el miedo a la muerte afecta a las acciones de muchos individuos.
En (Aries. 1982:94) “En nuestra cultura occidental la muerte ha experimentado cambios y
modificaciones en la manera de ser concebida y vista.” El ser humano, sabe que su vida física y
25
terrestre, en un momento determinado se acabará. Este pensamiento, que cuenta con la gran duda
del cuándo y del cómo la vida se extinguirá por el advenimiento de la muerte, ha marcado
hondamente el espíritu humano en el transcurso de su desarrollo.
La muerte ha sido por definición: “el cese de la vida”, “culminación”, “fin”, “extinción”,
“destrucción”, “ruina del cuerpo”. Pero las concepciones religiosas y las creencias en el más allá,
al estar tan impregnadas en el hombre, “... han influenciado y contribuido para que la muerte no
sea vista sólo como el cese de la vida física, sino también como el paso a otra vida...” (Vovelle.
1985:66)
Ha sido determinante pues, en el mundo occidental, la aparición de la religión,
principalmente la presencia del cristianismo desplegando e imponiendo su dogma, en la
formulación de las actitudes de la sociedad ante la muerte. Sin embargo estas actitudes no
siempre fueron las mismas, han variado con el pasar de los siglos.
A partir del siglo XVII, sobre todo en el siglo XVIII, el hombre ha dado un giro en la
manera de encarar la muerte. Diferente de lo que sucedía en el medioevo, hubo, aunque pequeño,
un distanciamiento discreto de las cosas referidas a la muerte. Este alejamiento vino pautado por
una enorme convicción, mayor que en el pasado, en la fragilidad de la vida y la corrupción del
cuerpo. Dicha voluntad, “...desemboca, finalmente, en una especie de indiferencia ante la muerte
y los muertos.” (Aries. 1987:269)
Las noticias de muerte en un mundo en que casi todos se desvanecían, por las más
diversas causas: guerras, enfermedades, epidemias, catástrofes naturales, etcétera eran recibidas
frívolamente y se buscaba minimizar sus efectos o consecuencias. De ahí que Philippe Aries
afirma que “quien pierde a su mujer o a su marido busca a alguien que lo reemplace cuanto antes,
salvo en el caso de las mujeres incasables, o si el superviviente se ha retirado del mundo y espera
su propio fin... La expresión de dolor sobre el lecho de muerte no se admite; en cualquier caso es
26
pasada en silencio..., entre la verdadera sociedad y los verdaderos cristianos... Después del
período de duelo la costumbre no tolera manifestaciones personales: el que está demasiado
afligido para volver a una vida normal tras el breve lapso concedido por la costumbre no tiene
más recurso que retirarse al convento, al campo, fuera del mundo en que es conocido” (Aries.
1987:272).
La sociedad latinoamericana ante el fenómeno de la muerte, por lo menos hasta el último
cuarto del siglo XIX. El siglo XIX veía a la muerte mayormente desde la óptica de la fe católica:
“Las diversas creencias en la vida futura, sustentada por las distintas religiones, en una sociedad
del recuerdo, son, en efecto, las repuestas a la imposibilidad de aceptar la muerte del ser
querido... en el Cristianismo vemos el principal promotor de esta actitud en el mundo occidental”
(Aries. 1987:392).
Según la concepción cristiana, el ser humano no dejará de experimentar la muerte física,
aunque tenga la certeza de vida después de la muerte, pero la hará de un modo diferente. La
muerte para el creyente no es el fin de la vida, es un nuevo comienzo, un medio de transición para
una vida plena. Morir es ser liberado de las aflicciones de este mundo y del cuerpo terrenal para
ser vestido de la vida y de la gloria celestial. “Desde que el Cristo resucitado triunfó de la muerte,
la muerte en este mundo es el... acceso a la vida eterna. Por eso el cristiano está comprometido a
desear la muerte con alegría, como un nuevo nacimiento.” (Aries. 1987:19) De esta forma, la
muerte en el siglo XIX debe ser vista en el marco de una teología católica predominante.
“En este sentido, la muerte penetró en el mundo por causa del pecado. Debido al pecado
original: al desobedecerse el mandamiento de Dios el hombre quedó sujeto a la penalidad del
pecado” (Vovelle. 1985:72), la muerte: “Polvo eres, y al polvo volverás.” (Biblia
Latinoamericana. 1960: Génesis 3,39. p. 69)
27
Es menester entonces, que se produzca la “devaluación” del cuerpo por ser “receptáculo
del pecado”. El cuerpo necesitaba ser reducido a la nada como paga por el pecado, pero el alma
del creyente sería salva gracias a sus buenas obras y a lo actuado por Cristo, que por su muerte y
resurrección deshizo la separación espiritual resultante del pecado. Los efectos espirituales del
pecado eran abolidos si el creyente no abandonaba su fe máxima en el momento “supremo” de la
muerte, lograba puente hacia “la otra vida”.
La sociedad se sitúa ante la muerte, no con una actitud de horror, de temor, como si ella
fuese un hecho inconmovible, definitivo; es más, durante toda la vida se produce un
adiestramiento individual, social y familiar para cuando llegue ese momento. Es decir, no es en el
momento de la muerte “... ni en la cercanía de la muerte cuando hay que pensar en ella. Es
durante toda la vida..., la vida terrestre es la preparación para la vida eterna, como los nueve
meses del embarazo son la preparación para esta vida. El arte de morir es sustituido por el arte de
vivir.” (Aries. 1987:251)
Se veía a la muerte como un hecho natural y cotidiano, era otro de los estadios del ser
humano (en la creencia cristiana predominante uno importante), era una “costumbre más en
aquella sociedad Bárbara”, de esta forma todoseran entendidos y especialistas de la muerte.
En ese sentido “... todos habían tenido que asistir a enfermos graves y ver morir a más de
uno de sus hijos y no solo a sus dos padres; tenían varias veces la „experiencia‟ de la muerte de
los otros. Y eso crea acostumbramiento, favorece la fabricación de una coraza que banaliza el
hecho porque talvez la angustia, de no hacerlo sería irresistible.” (Barran. Sd:232-233, T1)
Por otro lado, vemos que en esa época no se moría solo. El moribundo, en su agonía, se
encontraba rodeado por su familia, amigos y comensales; incluso cuando se le llevaba el viático
(el último sacramento) a un moribundo, personas desconocidas de la familia entraban en la casa
28
para estar y acompañar al enfermo. Entonces, podemos decir que se moría en público: el
acompañar en masa al agonizante era una especie de consuelo, un seguro contra la angustia.
Así, la muerte y el duelo se vivían en comunidad, la muerte socializada hizo que su rasgo
más angustioso y afligido se desgastara. La muerte no era ocultada, al contrario, se exhibía con
gran algarabía.
De esta misma forma, al moribundo se la hacía saber de su inminente fin, tanto por el
hecho de la presión de la Iglesia y la sociedad de, si era necesario, hacer testamento, como por el
hecho del viático llevado casa de los enfermos graves no discretamente, sino con gran publicidad.
Por tanto “...el testamento y el viático eran los heraldos que comunicaban al enfermo y a sus
deudos la proximidad del fin.” (Barran. S/d:196,T1)
En esta misma línea, la exhibición de lo macabro de la muerte no tenía limitantes; huesos,
cadáveres y ataúdes, se los contemplaba cotidianamente. En la iglesias se hacían misas de cuerpo
presente; frecuentemente en los cementerios se avistaban calaveras y huesos esparcidos en el
suelo.
La cotidianidad y banalización de lo macabro llego a tal punto que, ilustraciones sobre la
muerte, simbologías, iconografías, necrologías, etcétera aparecían habitualmente en los
periódicos y revistas de la última década del siglo XIX, y seguirán haciéndolo en la medida en
que, la sociedad se iba civilizando: “La prensa exhibía tibias, calaveras, en grabados que
acompañaban los avisos mortuorios; las revistas literarias contenían casi siempre artículos o
cuentos macabros; y los objetos fúnebres –ataúdes, crespones, coronas, etcétera eran avisados en
los diarios y en los escaparates de las tiendas... Las cocherías avisaban toda su mercadería por los
diarios: “carros fúnebres”, “carruajes para entierros”, “cajones, velas, candelabros”, paños e
invitaciones”, “buenos y cómodos carruajes de lujo”, “cajones de toda clase a precios
equitativos...” (Barran. Sd:109, T1)
29
La muerte no solo era expuesta, exhibida, libre y abierta, también era ironizada y burlada.
Todo lo que la identificaba con lo majestuoso, lo triste y lo respetable cedió paso a ceremonias,
actitudes que de alguna manera intentaban restarle poder desde la aparente frialdad hasta la risa,
el juego, la fiesta, la burla evidente en el entierro que muchas veces eran comparables con
carnavales, sumado a coqueteos, la abundancia de bebidas, bailes, cantos, etcétera; muestra clara
de todo este ambiente festivo entorno a la muerte, eran los „almacenes de bebida‟ que se ubicaban
frente a los cementerios el día de los difuntos. “... en los velorios, los amigos y parientes era
invitados con mates amargos y dulces, con chocolate, bizcochuelos, puchero, etcétera. Todo
regado, sobretodo en campaña, con „libaciones‟ de caña. En muchas ocasiones, después del
sepelio, los asistentes eran invitados a comer a la casa de duelo o un almacén próximo.” (Barran.
S/d: 224, T1).
Se podría decir que había un nexo entre la muerte y una forma de vivir alegremente la
vida. La muerte de un niño (quienes eran considerados angelitos) era motivo de festejo con
bailes, comida y fiesta porque se creía y se aceptaba casi sin problemas el hecho de que los niños
se salvaban inmediatamente y una vez en presencia de Dios intercedería por sus deudos y
conocidos. Creían que se transformaban en ángeles puros.
Se acentúa una concepción, de origen cristiano, de que la muerte no es el fin del ser
querido, es decir, por dura que sea la pena del superviviente “... no es ni fea ni temible. Es
hermosa, y la muerte es bella...” (Aries. 1987:393)
La presencia en el lecho de muerte es, en el siglo XIX, algo más que la participación
habitual a una ceremonia social ritual, “... es asistencia a un espectáculo reconfortante y
exaltante; la visita a la casa del muerto es algo así como una visita al museo.” (Aries. 1987:393)
Con el paso del tiempo la muerte comienza a tener un nuevo tratamiento y tomar una
nueva función. Por presión de las clases sociales poderosas y por una serie de medidas
30
gubernamentales, la muerte pasa a inspirar un respetuoso temor. El mundo burgués haciéndose
valer de su poder, impregnó en la sociedad su propia concepción de la muerte vinculada a lo
invencible, al cese de los goces terrenales y por tanto terroríficos, enemiga de todos los hombres.
De esta forma, se le adosaron ideas tales como lo terrible e irremediable, se elabora un
nuevo código de lo decoroso e indecoroso en relación con la muerte. Comenzó una repulsión por
lo que la rodeaba: el juego, la risa, el baile. Se fue acentuando la seriedad de la vida y el temor a
perderla; la muerte logra otra imagen. De esta forma busca eliminar los restos lúdicos que las
ceremonias de la muerte aún contenían.
A la vez que se erradicó de la muerte el juego y la “romería”, ganó espacio a su lado el
decoro y al dignidad. Muerte, respeto y seriedad se asociaron e identificaron, transfundiéndose
mutuamente sus virtudes; la muerte ganó el poder ajeno al respeto y la seriedad, y ellos se tiñeron
con el miedo que de ella comenzó a manar. Se logró dejar de lado la espiritualización de la
podredumbre de la carne en descomposición, “... que la sensibilidad „bárbara‟ había permitido
exhibir... rechazándola con horror y repugnancia” (Barran. Sd:265, T2). Entonces, de una muerte
antes presentada macabramente, ahora la sociedad intentará alejarse de ella, le teme, incluso
busca mejorar su presencia. Comienza un proceso donde lo macabro es ahora señal de falta de
sensibilidad, un acto de mal gusto y sobretodo una total falta de sentimientos.
De esta forma la muerte va a tomar una característica de inexpugnable; de ser exhibida
pasa a ser oculta, reservada; y se reserva tras la belleza y la magnificencia; es decir, se elude lo
macabro buscando una asociación con un arte Renacentista: “... la muerte no es ya muerte, es una
ilusión del arte. La muerte ha comenzado a ocultarse a pesar de la aparente publicidad que la
oculta en el duelo, en el cementerio, tanto en la vida como en el arte o en la literatura: se oculta
bajo la belleza.” (Aries. 1987:393)
31
De esta forma lo bello pasa a ser lo central; aparecen los ataúdes elegantes de ébano o
jacarandá; revestidos con forros de raso violeta. Aparecen también los carros fúnebres de gala
que se destacaban por ser obras de arte andante, tan artísticamente bellos como los cementerios,
convertidos en parques de paseo.
Así, el arte es puesto al servicio de la negación de la muerte. Negación que también
ocurría en forma de rechazo de la misma inmersa en la cotidianidad, todo lo que la recordaba
como hecho natural y normal, era tenido como muestra de insensibilidad. Esta nueva
mentalidadcrece no solo por un consenso social; sino también porque es antecedente y causa de
una considerable disminución de la tasa de mortalidad, lo cual significó una contribución para el
alejamiento de la muerte de la convivencia diaria.
Otra de las “fórmulas de negarla”, era por medio de su silenciamiento, de guardar un
“silencio sepulcral” en torno al hecho, es decir, la muerte no debía ser anunciada nunca; debía ser
“...ocultada al moribundo, ocultada a sus familiares... impidiendo su anuncio” (Barran. S/d: 268,
T2)
La esencia de los dos actos es la misma: confiar en que el desconocimiento y la ignorancia
del fallecimiento, desdramaticen la situación, negando la muerte, alejándola y logrando su pronto
olvido. La iconografía de la muerte y el lenguaje usado a la hora de hablar de ella fueron también
formas de encubrimiento y alejamiento; por ejemplo, se prohibieron las misas de cuerpo presente;
cambió el lenguaje de los diarios y revistas, utilizando palabras más “cuidadas” para referirse a la
muerte y a los muertos, ejemplo son: “último suspiro”, “finado” y “restos mortales”.
Asimismo, el papel cumplido por los médicos en ese proceso de ocultamiento fue muy
importante; es decir, existía una queja constante en torno a la cantidad de gente que invadía la
sala de los moribundos y tenían contacto con ellos, contagiándose enfermedades e impidiendo el
32
trabajo médico. Entonces se comenzó a impedir la entrada a las personas que no eran
consideradas necesarias, a esta sala.
En ese sentido, un hecho que tal vez antes no hubiese sido tolerable, se va a incrementar:
la muerte en los hospitales. Cambio convenido por los progresos en la medicina y la posibilidad
de llevar tratamientos médicos en los hospitales mismos. Además, la gente recurría más a estos
recintos por cirugías o por análisis en los nuevos aparatos tecnológicos de la época; es decir, el
hospital se transforma en más “familiar” y “normal”: “Llevaron con mayor frecuencia al enfermo
grave a vivir en el hospital..., la habitación del moribundo ha pasado de la casa al hospital... A
partir de entonces, y sin que se confiese siempre, este último ha ofrecido a las familias el asilo en
que estas han podido ocultar al enfermo inconveniente, que ni el mundo ni ellas mismas podían
ocultar ya.” (Aries.1987:474)
La muerte, en la sociedad desde principios del siglo XX, continuó por lo general
desarrollándose en el seno de la familia, aunque la asistencia al velorio y al entierro quedó
reducida a los familiares, vecinos y amigos más íntimos de la familia. “La desaparición de un
individuo no afecta para nada ya en su continuidad. En la ciudad todo sigue como si nadie
muriese.” (Aries. 1987:466)
Entonces la actitud social ante la muerte definitivamente cambió; es decir, se ha
expulsado a la muerte del hecho y del transcurrir cotidiano. Aunque con la excepción de las
personas de renombre y famosas. Hacia mediados del siglo XX aparece una nueva manifestación
en los sectores económicamente llamados altos y aburguesados de la sociedad, se buscó la
intimidad en la medida en que se escapaba al exhibicionismo de los sentimientos: “... esta
reducción del destino a lo personal dio a la muerte posiblemente más poder y capacidad
intimidatorio porque ella era, ahora si, el fin de todo, porque el “todo” era el individuo.” (Barran.
Sd: 283, T2)
33
Se logra una convicción de que la manifestación pública del duelo, y también su
expresión demasiado insistente y lánguida, son de naturaleza morbosa; “... entonces, la crisis de
lágrimas se convirtió en crisis de nervios, el duelo es una enfermedad, y quien lo demuestra
prueba la debilidad de su carácter” (Aries. 1982:100)
La muerte es concebida como el límite infranqueable e invencible para el individuo. Su
realidad fue admitida, aunque se busca ocultar su presencia, se intenta que pase sin ser notada,
desapercibidamente. Al momento que tiene el poder de aniquilar la vida, se ha convertido en el
más terrible y angustiante poder. “Un tipo absolutamente nuevo de morir ha aparecido en el curso
del siglo XX... y sin duda no representa otra cosa que su primera etapa” (Aries. 1987:465).
‘Ya no se muere como antes’.
Hacia finales de 1970, la muerte se convirtió en tema de punta de la “nueva historia”
francesa . Esta “nueva historia de la muerte”, como la llamó Emmanuel Le Roy Ladurie, adoptó
un punto de vista antropohistórico. Anteriormente, los historiadores habían estudiado la muerte
por el lado demográfico y con métodos cuantitativistas (con Chaunu a la cabeza)
(Febvre.1974:233). Poco después se convertía en objeto de un nuevo campo de investigación: la
historia de las epidemias y de la mortalidad, campo que derivaba hacia la historia de los procesos
ecológicos.
En este siglo se produce un gran avance de la tecnología de la salud y aparecen los
cuidados intensivos que posibilitan prolongar la vida a pacientes que, de no ser por estos
cuidados morirían. Estos avances científicos que por un lado prolongan la subsistencia, por otro
modifican los límites de la vida y muerte: de la forma de morir, ya que el agonizante no podrá
34
estar acompañado de su familia. Y así como en otras épocas el miedo era por el “no saber”, hoy
el hombre teme al exceso de saber y se ve obligado a ponerle límites.
En efecto, hoy en día, la muerte, tiende a verse como un dato objetivo, estanco e indiscutible, y
como un hecho biológico e individual, esta concepción sin duda está fuertemente vinculada con
la medicalización y cientifización de la vida que antes mencionábamos (de la salud y la
enfermedad) y por ende de la muerte. Sin embargo, tomando en cuenta que la representación y
las actitudes del hombre ante la fallecimiento de otros (costumbres, mitos, creencias, ritos) han
sido muy diferentes en distintas épocas y en distintas sociedades, “la muerte es mucho más que
una cuestión médico científica” (Gala León, et. al. 2002:6), que por todas sus implicancias
culturales particulares, debe ser entendida como una Construcción Social e Histórica.
Entonces, en la actualidad, más que en cualquier otraépoca, existe el anhelo por conseguir una
muerte digna, lo cual debe entenderse como un intento de la gente de superar el terror que le
causa morir. Este terror “... ha aumentado en la medida en que las personas tienen conocimiento
de experiencias de enfermos que mueren en condiciones que quisieran evitar para sí mismas”
(Aries. 1987:480). Pero considera que no debe abandonarse el ideal de lograr una muerte digna,
“... siempre y cuando se tenga claro que ésta dependerá, más que nada, de que las personas elijan,
en la medida de lo posible, su propia muerte.” (Gala León, et. al. 2002:8)
Es muy difícil dar una definición de muerte digna. Parecería más fácil definir este concepto por
su opuesto: decir qué se entiende por una muerte indigna. Pero tampoco puede esperarse
consenso en este punto porque el sentido de la dignidad es subjetivo y, por tanto, puede variar
significativamente entre diferentes personas. Así por ejemplo, habrá individuos que consideren
inaceptable vivir dependiendo de otras personas para satisfacer todas sus necesidades; para otros,
lo insoportable será padecer terribles dolores u otros síntomas físicos muy molestos; para otros,
lo intolerable será encontrarse conectados a máquinas para sobrevivir. Estos son algunos
35
ejemplos de formas de vida que, cuando son irreversibles, diferentes personas querrían evitar por
considerarlas indignas. Pero es igualmente cierto que otras personas podrían aceptar estas mismas
condiciones y no les resultarían indignas. Desde esta perspectiva, estamuerte deshonrosa es la que
se vive en contra de lo que uno elige. “El principal obstáculo que tenemos en la época actual para
tener una muerte digna proviene de nosotros mismos, de las personas que nos rodean o del
personal que nos atiende. Se explica por una actitud, socialmente compartida, que niega la
muerte, nos impide prepararnos para enfrentarla y reflexionar sobre lo que puede sucedernos al
final de la vida.” (Cruz. 1998:12)
"Una muerte decorosa – Una „despedida digna‟"
Como diría Philippe Ariès (1982), en la sociedad occidental hemos permitido que la
muerte recupere sus viejas características porque abandonamos los recursos que servían para
“domesticarla”. Esos de los que se rodeaban nuestros antecesores, quienes reconocían en la
muerte una fuente de dolor y angustia y, precisamente por eso, se preparaban y apoyaban para
encontrar consuelo ante ella. “Ahora, por no querer saber de la muerte, recurrimos al silencio, a la
mentira y a la simulación cuando se hace presente” (Cruz. 1998:12). Hemos construido un círculo
vicioso que nos vuelve cada vez más torpes para acompañarnos y nos deja más solos con nuestros
temores.
“La „discreción‟ es la versión moderna de la dignidad” (Gala León, et. al. 2002:16): así, la
muerte debe ser silenciosa y no debe crear problemas a los supervivientes. El ideal es desaparecer
disimuladamente, sin que nadie lo note. Esta es la actual “dulce muerte” (Aries. 1987:375) del
hombre masa moderno siempre -paradójicamente- solo. Como nos dice Aries: "los hombres o
bienintentan ponerse al abrigo de la muerte, como se ponen al abrigo de una bestia salvaje en
libertad, o bien le hacen frente, pero están reducidos únicamente a su fuerza y a su coraje, en un
36
enfrentamiento silencioso, sin el auxilio de una sociedad que ha decidido de una vez por todas,
que la muerte no es su asunto". (Aries. 1987:377).
En esa misma línea, nuestra época, “que ha hecho de la glorificación del cuerpo, de la
salud y de los jóvenes, detesta por eso mismo la muerte” (Aries. 1982:396). Más que temerle le
parece injusta, obscena. Ahora la muerte viene a interrumpir el único sentido fuerte que tiene la
vida moderna: la juventud y su duración.
37
Capítulo 4.
Una muestra sobre las representaciones de la muerte establecidas en el corpus de la
encuesta
El siguiente cuadro presenta una muestra de los relatos de los participantes frente a la encuesta,
en primer lugar responden a la pregunta:
¿Qué significado tiene para usted la muerte?
Los textos fueron seleccionados en forma arbitraria en razón a no pretender demostrar una
relación natural o de semejanza derivada de una ideología previa o de presupuestos investigativos
no reconocidos. Los textos corresponden en forma idéntica a los que dieron como respuesta los
participantes, incluyendo en forma intencional lo errores ortográficos y gramaticales.
Para mí la muerte es la realidad a la que más le
huimos, no nos gusta ni nombrarlo en ocasiones,
por que cuando esta llega nos causa gran dolor, pero
si asimiláramos, si afrontaramos que es algo que
viene sujeto a la vida no la despreciaríamos tanto.
Para mi es algo que no se puede evadir ni evitar
Dios conoce el dia la hora el lugar para mi no es
algo que de busca pero tampoco es algo a lo que
tengamos que tener mido como lo dice la sagrada
escritura para mi el vivir es cristo y la muerte es
ganancia
La muerte es la desesperanza resignación y
tristeza por la pérdida de un ser amado, el cual
parte del mundo terrenal para irse al mundo
espiritual, y reencarnar en algún espiritual o
animal ya que cuando una persona muere solo se
va el cuerpo el alma sigue intacta al igual que
cada recuerdo
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La muerte es el término de la vida se trata del final
del organismo vivo. Que se había creído a partir de
un nacimiento. Después de que ya allá legado la
muerte tono los proyectos que tenía en sima se
acaban
Dejar el mundo, pero hablando de manera
espiritual nunca la dejamos, nuestro cuerpo se va
a la tierra. Morir es poder descansar e ir a un
mejor lugar.
Es el fin de una etapa de conciencia. Es regresar a la
base (átomos y partículas) del todo universal
La muerte, es algo natural de quien nace, puede
ser repentina, anunciada o programada, en estos
dos últimos casos puede ser angustiante para
quien la sufre. La muerte solo significa un paso
que se asume según las creencias culturales o
religiosas que le han inculcado a uno desde
pequeño, y podría ser un evento emocional o
financiero traumático para los familiares o
allegados.
Para mí es solo un paso de transformación de
energía y si es de otros, una confrontación con los
apegos.
La muerte, es cuando deja el alma al cuerpo, es
cambiar de estado, finalizar una etapa. La muerte
para mi es el final de nuestra vida en el mundo
terrenal.
Un paso mas
La muerte es algo lo cual le temo no la espero ni la
imajino. La muerte es algo de lo que nadie habla.
Para mi significa un miedo soledad aunque está
muy claro que sería el descanso y el encuentro
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con Dios
Es el paso de esta vida al padre del cielo es decir a
la vida eterna
Una forma de que el cuerpo se una con la tierra y
el espitirud
Fin de un ciclo en el cual hicimos como vocación
buenos y malos
La muerte es un símbolo de tristeza o de muertes
naturales en donde la muerte tiene su deber de
quien esta para el cielo a para el infierno depende
de las causa que tenga uno mismo por ejemplo,
manejar carro, moto o otros tipos de vehículos, o
estar en la calle y lo roben o estar fumando, o que
el cuerpo tenga una enfermedad de cualquier
motivo
Para mi la muerte significa la vida inversa osea para
mi la muerte significa vivir la vida en otro mundo
porque yo digo que después de que uno se muere
rencarna o el alma de uno digula por el cielo y ps
para mi uno también paga lo bueno y lo malo de
usted iso en vida
Pues para mi la muerte es cuando a uno ya le toca
ir acompañar a Dios
Para mi la muerte es donde uno entra a un estado de
descanzo también se va para otro mundo hasta que
llegue el momento de reemcarnar en otro cuerpo yo
por mi lado tengo mucho miedo a la muerte.
Para mi la muerte e algo que todos sabemos que
nacimos y que haci mismo vamos a morir. La
muerte es algo que todas las personas temen. La
muerte es algo que se lleva las personas es un
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dolor que todos tenen que pase. Etc.
La muerte para mi es la sanación y la tranquilidad
que el alma necesita para poder vivir de nuevo y
experimentar cosas desde puntos de vista diferentes
y asi contemplar la belleza de cada de las maravillas
que nos rodean, es estar en paz con uno y con el
mundo y asi ver como culminamos nuestros mas
anhelados sueños y secretos
La muerte para mi es algo que representa mucho
dolor y tristeza mas aun cuando le llega aun ser
querido ya que para ello no existe solución, el
miedo que representa al saber que nunca mas vas
a ver aquella persona. Es sin embargo ese temor
para uno mismo ya que hay que ser consiente que
tarde o temprano a cada uno de nosotros nos va a
llegar ese momento en el que hoy ningun ser
humano tenemos conocimiento de como es
Se mifica muchas cosas para mi como soledad y
olvido y la dimoncida a otro mundo, o para mi
podría ser el incuentro con Dios.
El final de un ciclo llamado “la vida” donde acaba
todo lo sucedido un pasado y ya no tiene remedio
después de la muerte.
Es un tronze entre lo corporal y lo espiritual.
Para mi es un estado inerte en el cual puedes
despegar a otro lado quizás, es donde pueda
llegar a una a un punto de partida algo asi entre lo
bueno y lo malo, hay pagaras lo que hiciste bueno
y malo según cada corazón de cada persona
Una trascendencia – cambio – descanso.
Es el descanso eterno para lo vivo y la perdida de
un ser querido.
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Es lo único real para llegar al reino de Dios,
personalmente le tengo miedo a la muerte pero es
algo inevitable.
Es pasar a otro estado a otra dimensión donde tu
cuerpo muerte y tu alma descansa.
Un ciclo cumplido.
Para mi significa el desprendimiento del alma y la
muerte del cuerpo físico.
Un paso del un lugar a otro
Para los católicos, la muerte forma parte de la vida,
Jesús dio su vida por nosotros para que tengamos
vida eterna, creemos en la resurrección y que si
obramos bien en vida, vamos a tener una buena
traspaso a la muerte que es la vida eterna.
Es el comienzo de una vida eterna
Significa realizar un viaje a otra dimensión, es
decir, otro lugar en el espacio bien lejos de la tierra.
Es un fenómeno natural inevitable por el que
pasamos todos los seremos humanos una vez
cumplimos nuestro ciclo de vida. Es la separación
del alma y el alma ; es el fin de la vida y un tema
que rodea en sin mucho misterio, porque no
sabemos que hay después de morir, guardamos la
esperanza de que al morir dios nos acoja en su
santo reino y nos brinde vida eterna.
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Para mi la muerte es un estado de la vida de todo
ser humano donde abandona la estancia terrenal y
se reúne con todas las almas en un mundo divino y
espiritual.
La muerte es el fin de un proceso terrenal y el
inicio de una etapa totalmente espiritual, es la
trascendencia del ser a otra etapa de la existencia
Para mi la muerte es como una especie de lugar
donde podre estar en paz o donde también puedo
arrepentirme y pasar de los actos que he hecho y
también un nuevo comenzar donde intentara ser
mejor que antes
La muerte es un poas de estado terrenal al plano
espiritual, no se conoce lo posterior de la muerte;
solo se deduce que es la taminoción de la vida en
la tierra.
Desconectarse de este mundo
Es el descanso eterno de un alma, significa
liberación a tanto dolor o tanto sufrimiento que
existe, tiene mucho que ver también con la
posición social en la que se encuentre la persona,
es decir entre más dolor exista creo que es mejor
que la personas descanse en paz.
Es el cambio natural de lo material a lo espiritual.
Es una etapa lo cual es inevitable, se puede decir
que el significado es tristeza y un poco de miedo,
sin embargo se asimilo que es un evento
inevitable y que en cualquier momento puede
suceder, el verdadero problema es la posición que
tienen las personas mas cercanas es decir dolor
que les pueda causar
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Un suceso lastimosos con alto contenido de tragedia
Es algo natural al terminar el ciclo de la vida, es el
lugar y momento donde el alma se siente en un
estado de paz, donde mi cuerpo físico se
desconecta de mi alma y entra en un estado de
tranquilidad y confusión.
Es un proceso donde la usda de las personas llegan
a su fin, pero el espíritu nunca fallece por que
siempre será recordado.
La muerte es una parte natural del ciclo de la vida,
todo ser vivo es un punto e incapaz de renovar sus
células y el deterioro de las mismas. Desde un
punto de vista científico no hay nada después de
la muerte. Las personas y sociedad sin embargo
tienen creencias y rituales alrededor de la muerte.
En algunas culturas les da motivo de celebración
y en otros como la nuestra el dolor y el duelo.
El final de los finales. El termino seguro a esa bella
oportunidad llamada vida terrena
La muerte significa que todos nacemos nos
reproducimos y morimos pues ya es la ley de la
vida. Aunque para mi no debería ser asi ya que
todos los seremos humanos tenemos familias y no
de ser asi todos meresemos vivir eternamente
siendo felices al lado de sus seres queridos.
Pues como lo dige anterior mente es la ley de la
vida y lo único que nos queda es disfrutar la vida
al máximo y la tener resignación ante estos casos
que es la muerte.
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La muerte es morir en cuerpo, pero no en espíritu
porque el espíritu pasa a un plano donde dura toda
la eternidad. La muerte es el cierre de un ciclo de
vida que podemos ver en la vida cotidiana
La muerte para mi es morir pasar a otra dimensión
donde seremos gusgados por nuestros pecado
donde hay un infierno y un cielo. Eso quiere decir
vida eterna.
Pues es el significado de la muerte no respeta edad
no respeta genero no respeta estrato por que todos
somos iguales.
En si la muerte es un fenómeno natural que
tenemos todos los seres humanos, ya que en
cualquier situación de la vida cotidiana el/ella se
presenta a la personas que en el instante van a
fallecer dando un cuarto limite de tiempo para que
se despidan o termine de expresar sus últimas
palabras de sentimiento a las personas mas
cercanas de uno por eso existe la muerte para de
un descanso eterno
La muerte es un dolor para la familia y es una cosa
que le puede pasar a cualquier persona y que la
muerte es eterna y es para toda la vida.
Es la culminación de todo lo físico que anuncia a
un cambio espiritual, una evolución de nuestra
forma astral a una nueva fase en este universo
La muerte: Es una realidad de la vida que todos las
personas tenemos que pasar, por lo que nos da la
oportunidad de vivir el momento y pasar la vida
disfrutando de las personas que nos rodean en el
Es un paso a la paz espiritual y tranquilidad del
cuerpo
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entorno “Carpe Diem”
La muerte para mi es un evento natural para el que
la mayoría nunca esta preparado a afrontar.
Para mi la muerte es algo tan feo y pues nose sin
palabras hacia esa pregunta.
Para mi la (vida) muerte es un momento de tristeza,
es algo doloroso porque es algo muy fuerte pero
también son motivos de valentía, resignación ya
que es algo natural que tenemos que afrontar es
llegar a un descanso de esta vida terrenal
Para mi la muerte tiene un significado de temor y
dolor por que llega en el momento mas
imprevisto, se lleva a los seres que amamos pero
es algo a lo que tenemos que estar
aconstumbrados.
Para mi significa algo malo pero a la vez bueno,
por que para tener equilibrado este mundo se
necesita de eso de la muerte.
Para mi la muerte es un ciclo, el ciclo final de la
vida; es algo natural.
Dejar de respirar en este mundo.
La muerte es perderce en la oscuridad.
Que es desolación algo triste algo deprecibo,
bacio en el lugar oscuro donde no hay alegría solo
melancolía es como un limbo donde no hay salida
Para mi la muerte es el fin de todo, se pierden las
esperanzas y posibilidades, obvio creo que hay algo
mas alla, pero es el fin de hacer en el mundo carnal
Para mi la muerte es el final de esta vida pienso
que en ella se encuentra la sensación de oscuridad
puesto que la vida es maravillosa en la muerte
pienso que es el precio a pagar por nuestros
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las cosas que quieren hacer y dejar a nuestros
herederos. Es el punto en el que te despide de esta “
dimensión” y pasas al otro lado, y de ahí no ya no
hay vueltas atrás ni manera de remediar nada, para
mi la muerte significaría el final de las
posibilidades.
pecados en este planeta mas alla de la muerte que
ay algo divino del otro lado.
Para mi la muerte es descansar en paz dejar de tanto
sufrir
Una nueva vida
Es el fin de la vida biológica y el comienzo de la
vida espiritual
Es un momento que uno espera en cualquier lugar
y si uno esta con Dios debe ser algo que uno tiene
que estar conciente que le llega en cualquier
momento ya que Dios es el único dueño de
nuestra vida.
El significado de la muerte es el estado de ir al cielo
o al purgatorio todo depende de como me he
comportado en la tierra pero lo ideal es comportarse
de la mejor manera para disfrutar de la paz del señor
La muerte es algo que tiene que suceder, algo
para lo cual nunca se esta preparado, es un suceso
fuerte por que siempre se va alguien cercano.
La muerte aquí en Colombia, es algo común, el
valor de la vida no se aprecia, generalmente la
muerte se genera por la falta de tolerancia o
accidente, raras veces es por maneras naturales.
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4.1 Aspectos enunciativos provenientes del discurso
Se identifican textos que presentan diversas perspectivas, entre ellas las de carácter
espiritual donde manifiestan una vida posterior a la muerte, …El significado de la muerte es el
estado de ir al cielo o al purgatorio todo depende de como me he comportado en la tierra pero lo
ideal es comportarse de la mejor manera para disfrutar de la paz del señor…. Describen un
estado de premio o castigo arraigado a la tradición judeo cristiana.
Se reconocen textos donde se distancia la muerte y el morir, de todos nuestros más
inconfesables temores y la hemos desterrado, apartándola de nuestra existencia, sacándola de
nuestras casas, eliminándola incluso de nuestro lenguaje (no sea que la atraigamos al nombrarla).
De este modo hemos comenzado a alejar, e incluso a ocultar la muerte construyendo edificios
destinados a velatorios, o relacionados con ellos, que sustituyen los antiguos velatorios del hogar.
…. La muerte es algo lo cual le temo no la espero ni la imajino. La muerte es algo de lo que
nadie habla….
Nadie nos enseña a morir, ni nadie nos intenta iniciar desde niños en los diversos
significados de la muerte. Morir como tantas otras cosas de la vida se transforma en un
conocimiento, una percepción, que se va a aprendiendo en el camino, con los años. El concepto
se va integrando mediante significados de su alrededor, sentimientos, palabras, va formando su
propia manera de ver y concebir la muerte, ya sea como una costumbre inevitable o como una
tragedia dolorosa.
…La muerte es la desesperanza resignación y tristeza por la pérdida de un ser amado, el
cual parte del mundo terrenal para irse al mundo espiritual, y reencarnar en algún espiritual o
animal ya que cuando una persona muere solo se va el cuerpo el alma sigue intacta al igual que
cada recuerdo…
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Textos representan reiteradamente la idea de la trascendencia hacia otras vidas o incluso
reencarnaciones posibles, pensamientos animistas que atribuyen la presencia espiritual en otros
seres vivos. La religión ha cimentado desde hace siglos una especie de “ilusión espiritual” en el
mundo occidental, que es la de hacer creer que luego de la muerte existe “otra vida”; el no pensar
que hay algo más allá haría (para muchos) insoportable la muerte cercana.
La medicina y el avance científico y tecnológico en salud ha creado una “ilusión física”,
que no nos habla del más allá, ni del no sufrimiento en la eternidad, sino que nos intenta afincar
la idea de no dolor en vida, de no sufrimiento ante la muerte, de falsa seguridad. Ha cimentado un
lugar donde morir (el hospital), y ha puesto ante los ojos la concepción de que la casa es el sitio
donde se vive y no donde se muere.
… La muerte significa que todos nacemos nos reproducimos y morimos pues ya es la ley
de la vida. Aunque para mi no debería ser asi ya que todos los seremos humanos tenemos
familias y no de ser asi todos meresemos vivir eternamente siendo felices al lado de sus seres
queridos. Pues como lo dige anterior mente es la ley de la vida y lo único que nos queda es
disfrutar la vida al máximo y la tener resignación ante estos casos que es la muerte…
La vida ha expandido sus límites, y esto ha llevado a que la muerte haya ampliado sus
derivaciones; ahora la gente se desvela más por ella, o por lo se preocupa más en como llegarán a
“sus últimos años”. Los vaivenes, ese vivir al borde del abismo, esa inestabilidad congénita con
la que se vivía en el pasado, ha sido sustituida por una especie de máscara de seguridad que es la
medicina moderna. Pues no es lo mismo tener una idea abstracta que alguna vez moriremos y la
de saber realmente los límites de nuestra vida, y esto sucede cuando ese nuevo dios que juega con
la vida y muerte de los humanos “no tiene solución” para nuestros padecimientos. Nuevas
enfermedades, conocimientos más profundos de nuestro organismo, anatomía, límites físicos,
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psicológicos y espirituales, han hecho que el cuerpo pueda llegar a tener tiempo de caducidad.
Morir de viejo se ha convertido en una especie de personificación del ideal de muerte.
…En si la muerte es un fenómeno natural que tenemos todos los seres humanos, ya que en
cualquier situación de la vida cotidiana el/ella se presenta a la personas que en el instante van a
fallecer dando un cuarto limite de tiempo para que se despidan o termine de expresar sus últimas
palabras de sentimiento a las personas mas cercanas de uno por eso existe la muerte para de un
descanso eterno…
Se ha modificado la agonía del moribundo, aquel al que el cura le daba la extremaunción;
ahora la agonía puede ser más larga (personas han estado años en estado de coma inducido) pero
por mucho menos dolorosa: se ha tratado el dolor del enfermo pero se ha confinado a la familia,
al amigo, a una agonía aún superior en padecimientos que el del propio enfermo. El duelo no
comienza el día de la muerte sino cuando la medicina dice no hay solución posible; sólo cabe un
milagro o afirma es irreversible o terminal.
La muerte se vincula a interpretaciones de mitos y religiones argumentadas desde lo
astrológico y al cambio solar, a un sincretismo expuesto como una nueva era, que mediante
prácticas y técnicas buscan preparar un mejor morir, un nuevo misticismo de corrientes místicas
modernas en algunos casos relacionadas a la astrofísica. …Es el fin de una etapa de conciencia.
Es regresar a la base (átomos y partículas) del todo universal …
Se presenta una ausencia hacia aspectos de lo mortuorio y hay una negación hacia la
muerte y todo lo que le rodee, la muerte aparece como un fracaso de la técnica y del modelo del
hombre moderno que “todo lo puede”, cuando encuentra ese límite no puede otra cosa que
negarlo.
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Hay un trasfondo de nación y un reconocimiento de la violencia asociado a la muerte, …la
muerte aquí en Colombia, es algo común, el valor de la vida no se aprecia, generalmente la
muerte se genera por la falta de tolerancia o accidente, raras veces es por maneras naturales….
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Conclusiones
De acuerdo a los objetivos propuestos por la investigación podemos relacionar como
aspectos conclusivos:
La muerte se representa como una fractura en la cotidianidad, amenaza la realidad de la
existencia significando uno de los temores estructurales del hombre, la cotidianidad se quiebra
junto a los sentimientos y las ideas que son visibles en el día a día. La trascendencia expuesta en
los resultados puede interpretarse entre otras formas como una posibilidad de mitigar el dolor que
esta ocasiona como una experiencia personal y “espiritual”. Se identifica una construcción de
estructuras representacionales que dan respuesta a la muerte definiendo un sentido y generando
mecanismos para apaciguar su impacto.
En los textos la muerte es pensada como un paso a otro estadio, que para algunos será el paraíso,
el cielo, el purgatorio u otra vida. Se presenta como formas de continuar en otro nivel, una forma
de vida espiritual. La muerte no es el fin, sino que se continúa hacia otro lugar. Lo único que
acaba es la existencia del cuerpo material, se representa la muerte como un rito de paso, una
transición a un estadio que tiene una relación a la forma en que se vivió, dolor o no dolor.
Es natural al hombre tener miedo a morir, pues la muerte se presenta como una ruptura
traumática y de destino incierto. La explicación bíblica de la muerte como consecuencia del
pecado y, por tanto, como elemento ajeno a la naturaleza del hombre, encaja perfectamente con la
psicología personal y colectiva que acredita una resistencia instintiva ante la muerte. Se
identifican como temores diferenciados la muerte ajena, la de los seres amados, familiares,
allegados; y a la muerte propia, el final de su existencia. Dicen Berger y Luckmann, “Todas las
legitimaciones de la muerte deben cumplir la misma tarea esencial: capacitar al individuo para
seguir viviendo en sociedad después de la muerte de otros significantes y anticipar su propia
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muerte con un terror que, al menos, se halla suficientemente mitigado como para no paralizar la
relación continua de las rutinas de la vida cotidiana. Puede advertirse fácilmente que una
legitimación semejante resulta ardua de conseguir, como no sea integrando el fenómeno de la
muerte dentro de un universo simbólico”
En referencia al cuerpo, al aproximarse la muerte, es el cuerpo como organismo el que
comienza a hacerse oír, a partir de aquellas funciones que esta sociedad ha ocultado pero resultan
el soporte de la vida. No resulta aceptable, probablemente por los parámetros de belleza que
persigue nuestra sociedad, percibir olores o ruidos corporales, como tampoco resultan aceptables
las enfermedades, los problemas físicos, o la vejez. La preocupación por la apariencia física, sin
embargo, deja de lado muchas veces el reconocimiento del estado de salud física u orgánica que
posee el cuerpo, e incluso lo empeora o complica.
La religión Católica, así como las creencias de línea judeo cristiana sostienen la vida
corporal separada de la vida del alma. El cuerpo puede desaparecer o morir pero no así el alma,
que nunca muere salvo que cometa una mala acción dentro de lo admisible y aceptable para esa
creencia determinada. Esta cita da cuenta de la dualidad entre el cuerpo y el alma, y del lugar que
cada uno ocupa. El cuerpo se presenta como la realidad física, pero también el que hace posible la
realización de obras o acciones que posibilitarán luego la continuidad del alma, aquella que
tendrá la posibilidad de llegar al encuentro divino en una vida celestial. La representación del
alma aparece como etérea, incorpórea, cobrando una mayor relevancia para quienes practican la
religión, pues es el elemento a cuidar para lograr la vida celestial.
Cuando el cuerpo muere y se hace visible, es necesario resolver asuntos sobre qué hacer
con él, se identifica una tendencia a una vida sin cadáveres, razones ambientales, de salud
pública, de sobrepoblación de cuerpos. Hay una neutralidad hacia el cuerpo-cadaver por parte de
quienes permanecen en contacto con él, médicos, enfermeros, personal de casas de servicios
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fúnebres, terminan insensibilizándose a su presencia, ésta es una actitud muy lejana a la que
asume el hombre común en su cotidiano.
El cadáver, la muerte moviliza las relaciones sociales e incrementa la interacción que se
activa marcando las pautas de acomodación que restablecerán el orden perdido. La estructura
funcional familiares se acomoda a partir de eventos traumáticos, como la muerte.
La sociedad juzga en la actualidad temas tales como la eutanasia, la pena de muerte, el
aborto y el suicidio, temas con hondo trasfondo religioso, aunque en realidad lo que se juzga es la
incapacidad del hombre de interceder entre el humano y la muerte (lo desconocido), por lo tanto
debe de responder a una voluntad natural y no a un mandato terrenal. La medicina moderna
variabilidad los límites y la medicalización es considerada la principal causa de la mayor parte de
los cambios que la muerte ha tenido en los últimos siglos.
54
Referencias
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la Muerte desde el punto de Vista Antropológico. La Plata. Quirón p. 109-120.
¿Qué significado tiene para usted la muerte?
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CARTA ASOCIATIVA: En orden de importancia enumere las siguientes siete palabras de acuerdo a la idea
que tiene sobre la muerte, donde uno es la más y siete las menos relevante
IDENTIFICACIÓN
La presente investigación busca conocer la idea que se tiene sobre la muerte en Colombia, la información
recolectada mediante esta encuesta tiene fines exclusivamente académicos y hace parte integral al trabajo referido
Miedo
Melancolía
Resignación
Tristeza
Desesperanza
Depresión
Enojo y rabia 1. _________________________
2. _________________________
3. _________________________
4. _________________________
5. _________________________
6. _________________________
7. _________________________
Nombre:
Edad:
Género:
Procedencia:
Ocupación:
Universidad Distrital Francisco José de Caldas Maestría en Investigación Social Interdisciplinaria
Línea de Investigación en Representaciones e Imaginarios Sociales
Imaginario sobre la muerte