Resención
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Resumen del Libro:
Walter Kasper nace en Heidenheim an der Brenz, Alemania, 5 de marzo de 1933, es un cardenal alemán, presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Fue ordenado sacerdote para la diócesis de Rottenburg-Stuttgart el 6 de abril de
1957. Obtuvo además el doctorado en teología por la Facultad de Teología de Tubinga.
Durante tres años fue asistente de Leo Scheffczyk y Hans Küng antes de recibir su
"habilitación" con una tesis sobre la filosofía y la teología de la historia en la filosofía
del último Schelling.
Fue nombrado obispo de Rottenburg-Stuttgart el 17 de abril de 1989 y recibió la
consagración episcopal el 17 de junio. En 1994 fue nombrado co-presidente de la
Comisión Internacional para el diálogo luterano-católico. El 1 de junio de 1999 fue
nombrado Secretario del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos.
Fue creado y proclamado Cardenal por Juan Pablo II en el consistorio del 21 de
febrero de 2001.
El libro “Dios de Jesucristo” es un libro denso de 479 páginas, de la Editorial Sal
Terrae, colección “Presencia Teológica.
Se divide en 3 partes. La primera parte es la cuestión de Dios hoy, la segunda, el
mensaje sobre el Dios de Jesucristo y la tercera, es el Misterio Trinitario de Dios. Más
que todo me concentraré en dejar claro la tercera parte, referida al Misterio Trinitario.
Las principales motivaciones de este libro residen en la figura del Cardenal
Walter Kasper, y su actual papel en diferentes momentos de la actividad vaticana.
El Cardenal Kasper, es un gran teólogo y una persona centrada en la realidad que
vivimos, a pesar de sus 80 años, es un hombre muy abierto y capaz de fomentar el
diálogo tanto dentro de la Iglesia, como en ambientes ecuménicos y religiosos.
Es un hombre que se preocupa por el ser humano y sus realidades, que lucha por
la acción verdadera del Espíritu Santo en la Iglesia, y que aporta comentarios rescatando
siempre la dignidad del ser humano y de pasar del aspecto puramente intelectual al
práctico.
Tiene una necesidad grande de salir de las puras especulaciones teóricas y
enfocar su análisis hacia Jesús de Nazaret, el hombre e Hijo de Dios, el Dios que se hizo
carne, que penetró en un momento específico de la historia del ser humano.
Me llama mucho la atención su apoyo hacia el Papa Francisco, y como es uno de
los hombres que quiere aires nuevos para la Iglesia y dejar el conservadurismo guardado
en un cofre.
En la actualidad es un tema que nos puede ayudar a ver como la iglesia no es la
que ocupa el centro, sino Dios y, con él, el hermano y la hermana que pasan necesidad y
precisan de nuestra ayuda. Busca aclarar que la teología es fe que busca intelección. El
anuncio cristiano quiere dar a conocer hoy que el Dios de Jesucristo del que damos
testimonio es amor. El centro de la actividad y la predicación de Jesús lo ocupan Dios y
su reino.
En el libro, nos deja muy claro que Dios es aquello más allá de lo cual nada
puede pensarse. Dios está más allá de nuestro pensamiento, por lo cual es un
trascendente, no podemos hacerlo contenido del entendimiento, por lo tanto, no lo
podemos cosificar, no lo podemos categorizar, ni siquiera como criterio, modelo,
arquetipo. Entender a Dios, como apertura o principio que no podemos delimitar.
En el plano ontológico, Dios es absolutamente libre y ninguna teoría puede
contenerle.
Kasper insiste mucho en que se debe pasar del aspecto puramente intelectual al
práctico. Hay una necesidad de salir de las puras discusiones teóricas y mirar hacia el
Dios Jesucristo, hacia Jesús de Nazaret, el hombre e hijo de Dios, Dios de Dios que se
hizo carne, que penetró en un momento específico de la historia del hombre, dividiendo
está en un antes y un después.
Todo apunta al Misterio. Dios es perfectamente trascendente, e inmutable,
eterno, infinito, cualitativamente distinto al hombre que es categorial, finito, mutable,
mortal. Y nos podemos plantear con toda naturaleza: ¿Dios existe? Kasper nos dice que
es más que un sí, o, un no; la simplicidad de esta respuesta, o el quedarnos discutiendo
en este plano demostrativo al modo contemporáneo, significa que no hemos entendido
el enunciado en su profundidad, significa que nuestro debate ha quedado atrapado por
las tantas categorías humanas de la historia, que se convierten en los ídolos de la
sociedad moderna.
Luego de un exhaustivo discurso histórico de como se ha ido conformando la
teología trinitaria, Kasper y su escuela, estos teólogos y padres de la iglesia, representan
la libertad de asumir la opción de fe, decidieron explicar la unidad de la realidad como
Misterio trinitario. La concepción trinitaria es lograda como síntesis del Misterio Divino
y al mismo tiempo síntesis de la realidad. Es decir, el ser inmanente de Dios se muestra.
Y lo que sólo vemos, es este mostrarse, en donde estamos todas las creaturas.
Hace énfasis a la comunicación de Dios y su acto de manifestación genera
espiritualmente a su hijo, sin disminución, y al amor que los une y distingue a la vez, sin
ninguna disminución. Gracias al ser trinitario de su manifestación, Dios es un Dios
vivo. La cristología nace del Logos, de la palabra, en tanto inserto pre-existente en la
concepción trinitaria. De ahí que, el que conoce a Jesucristo, conoce al padre, conoce la
verdad ultima del hombre, de todas las cosas, su para que y su porque.
La teología debe progresar aún y debe concebir a Dios como trinidad en
Diálogo, y no solo palabra. Porque un diálogo es encuentro personal, es metanoia
interior del alma. Para Kasper, no debemos quedarnos en la palabra inmanente,
debemos ir a la palabra externa que se enajena, Dios hecho Carne; esta carne representa
un compromiso radical con la existencia que ni la teología clásica conservó como parte
central de su doctrina. Hay que rescatar este sentido trinitario, no como apéndice, o
índice.
El esfuerzo de todo cristiano, es que nuestra fe, no quede reducida a un viernes
santo especulativo, y esto solo puede ocurrir, si realmente vivimos la experiencia de la
fe, de Dios, que por medio de su hijo, quien ha salido al encuentro de cada persona, y
que a través del Espíritu Santo, permite que todo hombre y mujer de cualquier raza,
religión y pensamiento, pueda realizar la experiencia más grande a la que es capaz todo
hombre y mujer, pero a la que pocos llegan, la del poder decir, plenamente: Abba, padre
mío y tuyo, de todos. Solo así, el ser humano quedará apto para humanizar su propia
vida y para hacer de la historia un momento real de recapitulación nueva de bien y de
verdad. De felicidad y de encuentro entro todos los seres humanos, culturas e
ideologías, por más diversas que sean.
Crítica personal
Este libro, posee un lenguaje avanzado de teología, por ende, quien no haya estudiado o
tenga un mínimo de formación teológica, no lo va a entender mucho.
Me llama la atención la presentación editorial que presentan y rescato principalmente la
pregunta que nos presenta: ¿Cómo cabe hablar de Dios de manera clara y comprensible?
Nos aclara también esta presentación editorial que es esto es posible, a la vista del Dios
concreto de la historia, del Dios de Jesucristo, del Dios que, como Espíritu Santo, da
vida.
<<El presente libro se publica, que ahora se publica en una nueva edición española,
desea recordar este mensaje central. Quiere afirmar que la Iglesia no se anuncia a sí
misma. No es la Iglesia la que ocupa el centro, sino Dios y, con él, el hermano y la
hermana que pasan necesidad y precisan de nuestra ayuda>> (Card. Kasper,
“Introducción a la nueva edición española”).
Este texto posee un grado de dificultad elevado, pues consta de 479 páginas, con
material denso y vocabulario especializado. Por lo general se puede conseguir en
cualquier librería católica, pues es un libro actual, a pesar de ser escrito hace ya
aproximadamente 30 años. Walter Kasper, tiene una visión actual, que le permite,
reconocer en la realidad prácticamente todo lo que presenta en este libro.
Opinión personal del libro:
Me llama la atención, que este libro es uno de los pocos que, sobre Dios, se han escrito
después del Concilio Vaticano II con una intención sistemática. En ese contexto hay una
cierta crisis o al menos serias vacilaciones de método en el Tratado sobre Dios que
aparece con la ambiciosa intención de proponer cuestiones metodológicas y efectuar
una renovación. Publica el libro en 1982
Aunque tiene su lenguaje teológico completo, hay que rescatar que el estilo de Kasper
tiende a ir a la claridad, ya que esta obra está construida con rigor, y el trata de hacerse
entender. Los contenidos son densos, porque él, debe resumir en pocas líneas temas
muy complejos. Así mismo hay temas que desarrolla y puntos de vista,
reinterpretaciones, que no siempre son inteligibles. Cuando hablo de lenguaje también
quiero tomar en cuenta que usa mucho lenguaje filosófico que no siempre son fáciles de
captar, mucha formulación meramente hipotética y como de pasada de algunas ideas.
De las ideas que me llaman la atención está la preocupación metafísica que lleva al
autor a considerar la cuestión del ser como el único horizonte adecuado para examinar
la cuestión de Dios (cfr. Pp. 26, 65, 88). En este sentido la obra de Kasper constituye
una reacción contra la influencia del puro biblicismo de brotes irracionalistas antiguos y
modernos en la teología.
En la segunda parte del libro rescato cada una de las partes en la que Kasper hace
referencia al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. De cada una de las secciones comento
algo a continuación.
La sección referida al padre, Kasper expone las dificultades con que, a su juicio,
tropieza semejante doctrina, debido al desprestigio que la misma idea de Padre sufre en
la cultura de nuestros días. El enumera algunas razones de desprestigio, que serían de
índole psicológica, sociológica y metafísica. Y lanza una pregunta que me llama
muchísimo la atención, para cuestionar: ¿Qué significa creen en Dios, Padre
todopoderoso? (cf. P. 165)
La palabra padre es originaria en la historia de la humanidad y de las religiones, hasta el
punto que no puede reemplazarse ni ser traducida por ningún otro concepto. Ésta
palabra ancestral es una palabra fundamental en la revelación bíblica.
Al tratar del Nuevo Testamento, el autor pone de manifiesto cómo el apelativo Dios
como Padre se relaciona con el mensaje de la llegada del reino de Dios y cómo el
anuncio de Jesús sobre el Padre resume de modo personalísimo la totalidad de su
mensaje.
Jesucristo, Hijo de Dios, tiene que ver con l cuestión de la salvación, punto de partida de
la cuestión de Dios; el anuncio de la salvación por Jesús, el Cristo.
El Espíritu Santo, Señor y vivificador, Kasper nos propone en esta sección, la urgencia
de una teología del Espíritu Santo hoy; el Mensaje cristiano vivificador.
Me llama mucho la atención, como Kasper maneja en todos sus discursos, una gran
riqueza histórica, que lo hace poder centrar su mensaje en su objetivo principal. La
historia es necesaria conocerla, porque así vamos descubriendo realmente cual fue e
caminar, para saber si vamos por buen camino, o nos hemos alejado de la fuente.
Kasper inicia sus reflexiones de la tercera parte del libro, haciendo referencia de que la
cuestión de la unidad es un problema fundamental del hombre y la humanidad. Añade
que no menor que la cuestión de la unidad, a de la Trinidad “constituye un problema
originario del hombre” (Kasper). Esto explica la abundancia de símbolos y grupos
terciarios que aparecen en las religiones paganas.
La doctrina de la Trinidad nada tiene que ver con esos símbolos, porque la idea de una
divinidad en tres personas no se encuentra fuera del cristianismo. La confesión de un
Dios en tres personas intenta responder de modo cristiano a la pregunta originaria de la
humanidad: “la cuestión de la unidad en la pluralidad, una unidad que no se resigna a lo
múltiple, sino que lo configura en un todo, una unidad que no es pobreza, sino plenitud
y perfección” (Kasper).
Una frase que me quedó un poco difícil de comprender es esta: “La comunicación
intratrinitaria está presente de un modo nuevo en la auto comunicación soteriológica”…
sinceramente, tuve que buscar cada término en el diccionario, aunque ya alguno los he
visto en otras asignaturas, me falta un poco más de bases, para poder comprender mejor
el lenguaje teológico.
Para terminar esta parte de la recensión, quiero hacer énfasis de la problemática que
expone Kasper acerca del concepto “persona” y del papel que puede desempeñar en la
doctrina trinitaria. Se muestra disconforme con la sugerencia de Rahner, que en vez de
persona quiere hablar de modo distinto de subsistencia. Le parece al autor una expresión
ininteligible, que puede además parecer modalista.
Conclusión y valoración
La obra, es una maravillosa visión de un teólogo que no pertenecía ciertamente en
percepción a la época que estaba viviendo.
La obra es densa, en muchos aspectos. Es difícil leerla si no se tiene la mínima
formación en filosofía e incluso en teología. Una persona que no maneje estos
conceptos, aunque sea de manera básica, difícilmente entienda esta obra.
Otro aspecto que no se puede dejar de lado, es la cantidad de páginas que posee en libro,
pues es un libro extenso, que ciertamente, si no se tiene pasión por el tema, aburrirá.
A mi criterio es un libro interesante, el autor quiere hacerse entender, y mientras iba
leyendo puedo decir que sentía como si él mismo me estuviera hablando directamente, o
explicándome como si fuera su estudiante.
Recomiendo el libro, pero sólo a personas que tengan una mente abierta, y que manejen
las bases de la filosofía y la teología. Ciertamente, hay que hacer un buen resumen, y
obtener buenos apuntes, para poder rumiarlos día a día y así poder ir entendiendo poco a
poco los conceptos que se nos presentan.
El libro es largo, y siento que debo seguir profundizando en el tema, pues es difícil
guardar tanta información que Walter Kasper nos presenta aquí.
Efrayn de Jesús Cruz Cedeño
Ciudad de Guatemala
30 de Octubre de 2015