Resolución Sentencia · Se opone también a la pretensión de revisión de los hechos probados que...

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1 Resolución Sentencia Número/Año 1/2019 Dictada por Sala de Justicia Título Sentencia nº 1 del año 2019 Fecha de Resolución 20/03/2019 Ponente/s Excmo. Sr. Don José Manuel Suárez Robledano Sala de Justicia Excmo. Sr. D. José Manuel Suárez Robledano. Presidente Excma. Sra. Dña. Mª Antonia Lozano Álvarez. Consejera Excmo. Sr. D. Don Felipe García Ortiz. Consejero Asunto: Recurso de apelación nº 30/18, interpuesto contra la Sentencia nº 3/2018, de 25 de abril, dictada en el procedimiento de reintegro por alcance nº B-225/15, del ramo de Comunidades Autónomas, (Cª de Empleo - Ayudas destinadas a Empresas para la Financiación de Planes de Viabilidad- A. de S., S.A.), Andalucía Resumen doctrina: Se desestima el recurso de apelación interpuesto contra la Sentencia dictada en primera instancia, con imposición de costas al apelante. Rechaza en primer lugar la Sala, la alegación de falta de legitimación activa ad processum del ahora apelado, poniendo de manifiesto la extemporaneidad de la pretensión e indicando que la Letrada de la Junta de Andalucía gozaba en primera instancia y en el momento procesal actual, de título suficiente y bastante para su actuación en el proceso, el Certificado de Autorización para la actuación legalmente expedido. Rechaza igualmente la alegación de falta de legitimación pasiva del ahora apelante que, como Director General de Trabajo de la Junta de Andalucía, ordenó el pago de las ayudas económicas controvertidas, ostentando la condición de cuentadante como rasgo determinante de esta legitimación en el orden jurisdiccional contable. Niega asimismo la Sala, la existencia de la prescripción de cinco años alegada por el apelante, pues considera que operaron los efectos interruptivos de la misma a que se refiere la Disposición Adicional Tercera, a saber, el comienzo de una fiscalización en el año siguiente al de los hechos controvertidos de la que tuvo conocimiento el perjudicado, tal y como exige la más reciente jurisprudencia tanto del Tribunal Supremo como del Tribunal de Cuentas. Rechaza también la pretensión de nulidad de actuaciones afirmando que no se ha producido indefensión en el ahora apelante, pues la normativa no exige citación en el momento inicial de las Actuaciones Previas y no prevé la posibilidad de admisión de diligencias probatorias. Se opone también a la pretensión de revisión de los hechos probados que figuran en la Sentencia recurrida al considerar que se ha producido una adecuada valoración de la prueba por el órgano de primera instancia. Y, por último, en cuanto al fondo del asunto, ratifica la Sentencia de instancia y aprecia la existencia de un alcance en los fondos públicos de la Junta de Andalucía procedente de las ayudas socio laborales descritas, las cuales fueron concedidas con total incumplimiento de la normativa aplicable y careciendo de la más mínima justificación. Confirma, asimismo, la apreciación de responsabilidad contable del ahora apelante como ordenador de los pagos cuya actuación se considera gravemente negligente. Síntesis: Se desestima el recurso formulado y se ratifica tanto la existencia de un alcance en los fondos públicos de la Junta de Andalucía, ya que fueron concedidas ayudas socio laborales careciendo de la más mínima justificación, como la responsabilidad contable del apelante.

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Resolución Sentencia

Número/Año 1/2019

Dictada por Sala de Justicia

Título Sentencia nº 1 del año 2019

Fecha de Resolución 20/03/2019

Ponente/s Excmo. Sr. Don José Manuel Suárez Robledano

Sala de Justicia Excmo. Sr. D. José Manuel Suárez Robledano. Presidente Excma. Sra. Dña. Mª Antonia Lozano Álvarez. Consejera Excmo. Sr. D. Don Felipe García Ortiz. Consejero

Asunto: Recurso de apelación nº 30/18, interpuesto contra la Sentencia nº 3/2018, de 25 de abril, dictada en el procedimiento de reintegro por alcance nº B-225/15, del ramo de Comunidades Autónomas, (Cª de Empleo - Ayudas destinadas a Empresas para la Financiación de Planes de Viabilidad- A. de S., S.A.), Andalucía

Resumen doctrina: Se desestima el recurso de apelación interpuesto contra la Sentencia dictada en primera instancia, con imposición de costas al apelante.

Rechaza en primer lugar la Sala, la alegación de falta de legitimación activa ad processum del ahora apelado, poniendo de manifiesto la extemporaneidad de la pretensión e indicando que la Letrada de la Junta de Andalucía gozaba en primera instancia y en el momento procesal actual, de título suficiente y bastante para su actuación en el proceso, el Certificado de Autorización para la actuación legalmente expedido.

Rechaza igualmente la alegación de falta de legitimación pasiva del ahora apelante que, como Director General de Trabajo de la Junta de Andalucía, ordenó el pago de las ayudas económicas controvertidas, ostentando la condición de cuentadante como rasgo determinante de esta legitimación en el orden jurisdiccional contable.

Niega asimismo la Sala, la existencia de la prescripción de cinco años alegada por el apelante, pues considera que operaron los efectos interruptivos de la misma a que se refiere la Disposición Adicional Tercera, a saber, el comienzo de una fiscalización en el año siguiente al de los hechos controvertidos de la que tuvo conocimiento el perjudicado, tal y como exige la más reciente jurisprudencia tanto del Tribunal Supremo como del Tribunal de Cuentas.

Rechaza también la pretensión de nulidad de actuaciones afirmando que no se ha producido indefensión en el ahora apelante, pues la normativa no exige citación en el momento inicial de las Actuaciones Previas y no prevé la posibilidad de admisión de diligencias probatorias.

Se opone también a la pretensión de revisión de los hechos probados que figuran en la Sentencia recurrida al considerar que se ha producido una adecuada valoración de la prueba por el órgano de primera instancia.

Y, por último, en cuanto al fondo del asunto, ratifica la Sentencia de instancia y aprecia la existencia de un alcance en los fondos públicos de la Junta de Andalucía procedente de las ayudas socio laborales descritas, las cuales fueron concedidas con total incumplimiento de la normativa aplicable y careciendo de la más mínima justificación. Confirma, asimismo, la apreciación de responsabilidad contable del ahora apelante como ordenador de los pagos cuya actuación se considera gravemente negligente.

Síntesis: Se desestima el recurso formulado y se ratifica tanto la existencia de un alcance en los fondos públicos de la Junta de Andalucía, ya que fueron concedidas ayudas socio laborales careciendo de la más mínima justificación, como la responsabilidad contable del apelante.

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En Madrid, a veinte de marzo de dos mil diecinueve.

La Sala de Justicia del Tribunal de Cuentas, en virtud de la potestad conferida por la soberanía

popular y en nombre del Rey, formula la siguiente

SENTENCIA

En grado de apelación, se han visto ante esta Sala los autos del Procedimiento de Reintegro

por Alcance nº B-225/15, del ramo reseñado, contra la Sentencia de 25 de abril de 2017,

dictada en primera instancia por la Excma. Sra. Consejera de Cuentas Dª. Margarita Mariscal de

Gante y Mirón.

Ha sido apelante el Procurador de los Tribunales Don Manuel Infante Sánchez, actuando en

nombre y representación de Don D. A. R. G. y, como partes apeladas, la Letrada Doña María

Victoria Gálvez Ruiz, representante procesal de la Junta de Andalucía y el Ministerio Fiscal.

Ha sido Ponente el Excmo. Sr. Consejero de Cuentas Don José Manuel Suárez Robledano quien,

previa deliberación y votación, expresa la decisión de la Sala, de conformidad con los

siguientes,

I.- ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO.- La parte dispositiva de la Sentencia recurrida es del siguiente tenor literal:

“IV.- FALLO

Estimo la demanda interpuesta por la Junta de Andalucía a la que se ha adherido el Ministerio

Fiscal contra A. de S., S.A., Don J. M. C. y Don D. A. R. G., y en consecuencia:

PRIMERO.- Declaro como importe en que se cifra el menoscabo causado en los fondos públicos

de la Junta de Andalucía el de CINCO MILLONES CIENTO NOVENTA Y NUEVE MIL SETECIENTOS

SIETE EUROS CON TREINTA Y CUATRO CÉNTIMOS (5.199.707,34 €).

SEGUNDO.- Declaro responsables contables directos a A. de S., S.A. por la cantidad de CINCO

MILLONES CIENTO NOVENTA Y NUEVE MIL SETECIENTOS SIETE EUROS CON TREINTA Y CUATRO

CÉNTIMOS (5.199.707,34 €), a Don J. M. C. quien responderá solidariamente con A. de S., S.A.

hasta la cantidad de OCHOCIENTOS CINCUENTA Y SEIS MIL QUINIENTOS SESENTA Y TRES

EUROS CON CINCUENTA Y SEIS CÉNTIMOS (856.563,56 €) y a Don D. A. R. G., quien responderá

solidariamente con A. de S., S.A. hasta la cantidad de CUATRO MILLONES TRESCIENTOS

CUARENTA Y TRES MIL CIENTO CUARENTA Y TRES EUROS CON SETENTA Y OCHO CÉNTIMOS

(4.343.143,78 €)

TERCERO.- Condeno a A. de S., S.A., a Don J. M. C. y a Don D. A. R. G. al reintegro de las

cantidades por las que se les ha declarado responsables contables.

CUARTO.- Condeno a A. de S., S.A., a Don J. M. C. y a Don D. A. R. G. al pago de los intereses,

calculados según lo razonado en el fundamento jurídico duodécimo de esta resolución.

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QUINTO.- Conforme al artículo 394 de la LEC, condeno a A. de S., S.A., a Don J. M. C. y a Don D.

A. R. G. al pago de las costas.

SEXTO.- Ordeno la contracción de la cantidad en que se fija el perjuicio en la cuenta que

corresponda según las vigentes normas de contabilidad pública…”

SEGUNDO.- La Sentencia impugnada contiene las correspondientes relaciones de

antecedentes de hecho, de hechos probados y de fundamentos de derecho que se dan por

reproducidos, en los que se determina la producción de un alcance en los fondos públicos de la

Junta De Andalucía, por un importe total de 5.199.707,34 euros, del que resultarían

responsables contables directos y solidarios “A. de S., S.A.”, Don J. M. C. y Don D. A. R. G.,

según el reparto de cuantías que figuran en el apartado Segundo del Fallo de la Sentencia

recurrida.

TERCERO.- Notificada la anterior Sentencia a las partes, el Procurador de los Tribunales Don

Manuel Infante Sánchez, en nombre y representación de Don D. A. R. G., interpuso recurso de

apelación contra la misma, mediante escrito que tuvo entrada en el Registro General de este

Tribunal de Cuentas, en fecha 24 de mayo de 2018, en el que solicitó se dictara resolución por

la que se revocara la Sentencia de 25 de abril de 2018, dictada, en primera instancia, por la

Excma. Sra. Consejera titular del Departamento Segundo de la Sección de Enjuiciamiento de

este Tribunal, desestimando, o inadmitiendo, la demanda interpuesta por la Junta de

Andalucía, a la que se adhirió el Ministerio Fiscal, y se declarara la inexistencia de

responsabilidad contable del Sr. R. G., con expresa condena en costas, en ambas instancias, a

la citada Administración autonómica.

La parte apelante solicitó, asimismo, mediante Otrosí, en virtud de lo dispuesto en el artículo

85.3 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, el recibimiento a prueba del

recurso para la práctica de la documental en segunda instancia.

Mediante escrito de fecha 5 de julio de 2018, el Ministerio Fiscal se opuso al recurso de

apelación interpuesto, e interesó su desestimación.

Por su parte, el día 19 de julio de 2018, tuvo entrada en el Registro General de este Tribunal

escrito remitido por la representación Letrada de la Junta de Andalucía, por el que, se opuso al

referido recurso de apelación y, tras alegar lo que estimó conveniente, solicitó la

desestimación íntegra del recurso.

CUARTO.- Una vez cumplimentados los trámites legalmente previstos, por Diligencia de

Ordenación de 1 de octubre de 2018, la Secretaria de esta Sala de Justicia acordó abrir el rollo

de Sala con el número 30/18 y nombrar Ponente al Consejero de Cuentas, Excmo. Sr. Don José

Manuel Suárez Robledano, a fin de preparar la pertinente resolución.

QUINTO.- Tras los oportunos trámites legales, se dictó por esta Sala de Justicia, Auto de fecha

23 de octubre de 2018, en el que se denegó la práctica de prueba en esta segunda instancia.

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SEXTO.- La representación procesal de Don D. A. R. G., formuló, mediante escrito con fecha de

entrada en el Registro General de este Tribunal de Cuentas el día 6 de noviembre de 2018,

recurso de reposición contra el Auto antes mencionado, por el que solicitó que se revisara y

modificara el Auto recurrido, y se acordará admitir la práctica de la prueba documental

solicitada.

Tras ser admitido el recurso de reposición señalado, se abrió el correspondiente trámite, con el

fin de que presentaran alegaciones la Junta de Andalucía y el Ministerio Fiscal, en orden a una

eventual oposición al recurso, por su parte.

SÉPTIMO.- Una vez sustanciado el trámite de audiencia a las partes, con el resultado que

consta en este Rollo de Apelación, fue dictado por esta Sala de Justicia, Auto de fecha 13 de

diciembre de 2018 que vino a desestimar el recurso de reposición planteado por la parte

apelante, confirmándose el Auto recaído el día 23 de octubre de ese mismo año.

OCTAVO.- Por medio de Diligencia de la Secretaria de Sala, de fecha 28 de enero de 2019, se

remitieron los autos, al Consejero Ponente que se componen de la pieza del recurso y una caja

conteniendo el Procedimiento de reintegro por Alcance nº B-225/15, que consta de un Tomo I

(folios 1 a 230) y un Tomo II (folios 231 a 406).

NOVENO.- En la sustanciación de este recurso se han observado las prescripciones legales

establecidas.

DÉCIMO.- Por Providencia de 7 de marzo de 2019, esta Sala señaló para deliberación y fallo del

recurso interpuesto, el día 19 de marzo de 2019, fecha en que tuvo lugar el citado trámite.

II. FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO.- El órgano de la jurisdicción contable competente para conocer y resolver el

presente recurso es la Sala de Justicia del Tribunal de Cuentas, de acuerdo con los artículos

24.2 de la Ley Orgánica 2/1982, de 12 de mayo (en adelante “LOTCu”), y 52.1,b) y 54.1,b) de la

Ley 7/1988, de 5 de abril, de Funcionamiento del Tribunal de Cuentas (en lo sucesivo “LFTCu”).

SEGUNDO.- La sentencia de instancia estimó la demanda interpuesta por la representación

Letrada de la Junta de Andalucía, a la que se adhirió el Ministerio Fiscal, al entender que no

cabía apreciar la petición de nulidad de actuaciones formulada por la representación del hoy

apelante, Don D. A. R. G., y, en cuanto al fondo del supuesto enjuiciado, por considerar, tras la

oportuna valoración de la prueba aportada en autos, que el Sr. R. G., el codemandado Don J.

M. C. y la mercantil “A. de S., S.A.”, resultaban responsables contables directos, con carácter

solidario, de un alcance cuantificado en 5.199.707,34 euros, producido como consecuencia de

una salida injustificada de fondos de la Junta de Andalucía, al haberse formalizado la concesión

de unas ayudas financieras, entre otras, a la mercantil “A. de S., S.A.”, mediante expedientes

ficticios que se incoaron prescindiendo, de los procedimientos y garantías legalmente

establecidos y sin la debida acreditación de la concurrencia de los requisitos exigidos para la

concesión de las mencionadas ayudas públicas.

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TERCERO.- Frente a dicha resolución ha interpuesto recurso de apelación la representación

procesal de Don D. A. R. G., que ha impugnado la Sentencia dictada en primera instancia en

seis motivos, que se resumen, a continuación.

1.- En el primero de los motivos, alegó la excepción de falta de legitimación activa de la Junta

de Andalucía, tanto respecto a la facultad procedimental para poder entablar la acción de

responsabilidad contable, como en la facultad para poder dirigirla contra el Sr. R. G.

Señaló, con base en determinados pronunciamientos del Tribunal Supremo y del Tribunal

Constitucional, que dicha excepción era apreciable de oficio, por lo que nada impedía que no la

hubiera alegado en la instancia y que se planteara por primera vez ante el Órgano “ad quem”.

Tras hacer invocación de las normas autonómicas andaluzas reguladoras de la representación y

defensa jurídica de la expresada Comunidad Autónoma, consideró que la Junta de Andalucía

había autorizado al Gabinete Jurídico el ejercicio de las acciones de responsabilidad contable

que resultara procedentes ante el Tribunal de Cuentas, para la defensa de los derechos

económicos de la Hacienda Andaluza, tanto para las Diligencias Preliminares nº B.112/11 como

para cuantas actuaciones pudieran derivarse de las mismas, y que dicha autorización sólo

abarcaba a la representación y defensa Letrada de la Administración autonómica para las

Actuaciones Previas nº 116/13. A ello unía el hecho de no haber sido citado al Acta de

Liquidación Provisional del presunto alcance, por lo que consideraba que la citada autorización

no habilitaba al Gabinete Jurídico en representación de la Junta de Andalucía para poder

ejercitar demanda contra él, porque no había sido declarado presunto responsable, ni directo,

ni subsidiario en la fase previa instructora, por lo que, se debería haber aportado otro acuerdo,

aprobado por órgano competente, y específico para el juicio declarativo seguido en la

instancia.

2.- En el segundo motivo del recurso, la representación procesal del apelante alegó la falta de

legitimación pasiva de su representado, el codemandado, Sr. R. G. Tras analizar las normas

contenidas en los artículo 45, 46 y 47 de la LFTCu concluyó que la falta de citación de su

representado para la fase previa al procedimiento jurisdiccional y, en particular, para el acto

de Liquidación Provisional, que culminó con el Acta de fecha 24 de febrero de 2015, no

constituía sino la confirmación de que sus actos habían quedado libres de cualquier

responsabilidad contable, al contrario de lo que había sucedido con otros altos cargos políticos

y de alta dirección, que también habían sido acusados ante la Jurisdicción Penal. A este

respecto señaló que mediante Auto de la Sección Séptima de la Sala de lo Penal de la

Audiencia Provincial de Sevilla, de 21 de abril de 2017, el Sr. R. G. había obtenido en el orden

jurisdiccional penal el sobreseimiento provisional en los cargos que se le imputaban, por lo que

concurría la falta de legitimación pasiva de su representado, al no cumplirse lo establecido en

el artículo 55.2 de la Ley de Funcionamiento en relación con los artículo 9.1 y 3 y el artículo

103.1 de la Constitución.

3.- En el tercer motivo de apelación, la representación procesal de Don D. A. R. G. alegó la

prescripción de la acción de responsabilidad contable, ejercitada por la Junta de Andalucía, a la

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que se adhirió el Ministerio Fiscal. Consideró que la Sentencia recurrida había incurrido en

infracción del apartado 1 de la Disposición Adicional Tercera de la LFTCu, en relación con el

artículo 32 y Disposición Adicional Primera, preceptos todos ellos de la citada Ley, y, con los

artículos 58 y 59 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre (entonces vigente).

Manifestó, que la responsabilidad contable del Sr. R. G. había prescrito porque, los hechos a

que se refiere la responsabilidad tuvieron lugar el día 21 de diciembre de 2010, y no fue hasta

el mes de octubre de 2016 cuando se acordó emplazar al Sr. R. G., para que contestara la

demanda formulada por la Junta de Andalucía, no teniendo conocimiento de la

responsabilidad que se le reclamaba, hasta el día 3 de noviembre de dicho año. Manifestó que

no concurrían causas de interrupción de la prescripción, porque, aun dotando de efectos

interruptivos al procedimiento fiscalizador, el recurrente no había tenido conocimiento del

acuerdo de fiscalización, ni que el mismo se dirigiera contra su actuación. Y, porque tampoco

cabía atribuir efectos interruptivos a la incoación de las Diligencias Preliminares nº B.112/11, ni

a las Actuaciones Previas nº 116/13, al no tener conocimiento de las mismas.

Consideró que tanto en el ámbito civil –artículo 1973 del Código civil-, como en el

administrativo –Ley 30/1992, de 26 de noviembre y Ley General Tributaria era exigible para

interrumpir la prescripción, que se hubiera producido el conocimiento formal de la pretensión

de responsabilidad que se ejercitaba, lo que no había ocurrido en el presente caso, y alegó que

la doctrina del Tribunal Supremo exigía el conocimiento formal de cualquier actuación pública,

y con base en la Sentencia de fecha de 27 de febrero de 2004 dictada por el citado Tribunal

manifestó, que el hecho de que no fuera citado en las actuaciones previas, y que dicha citación

no se produjera hasta el momento de presentación de la demanda invalidaba el

procedimiento, al producirle indefensión del artículo 24 de la Constitución.

4.- En el cuarto motivo de recurso de apelación, la representación procesal de Don D. A. R. G.

alegó la infracción de las normas del procedimiento que le habían ocasionado indefensión.

Manifestó que no se le había dado audiencia en el procedimiento de fiscalización,

incumpliéndose lo previsto en el artículo 44 de la LFTCu, al no tener la posibilidad de

interponer el recurso de alzada previsto en el apartado 5 del citado precepto. Reiteró,

asimismo, que tampoco se le había citado en las Actuaciones Previas, ni para la comparecencia

prevista en el artículo 47 de la LFTCu de la que derivó el Acta de Liquidación Provisional,

entendiendo que procedía la declaración de nulidad de todo lo actuado, por cuanto se le había

impedido la posibilidad legal de evitar el ejercicio de acciones y su condena, con un hipotético

abono o embargo del principal, a los meros efectos liberatorios de intereses. Ello había

supuesto un trato desigual y discriminatorio, respecto de otras personas que fueron

declaradas presuntas responsables contables del alcance detectado. Por lo que esa

vulneración del artículo 14 de la Constitución le habría causado indefensión.

5.- En el quinto motivo de recurso, la parte apelante interesó la revisión o ampliación de los

hechos declarados probados en la Sentencia recurrida, proponiendo un total de 15 puntos,

que, en aras de la brevedad, se dan por reproducidos.

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6.- En el sexto motivo de su apelación impugnó la Sentencia de instancia, en cuanto al fondo

del asunto enjuiciado, mediante las siguientes alegaciones.

- El informe de fiscalización de la Cámara de Cuentas de Andalucía, de fecha 18 de octubre

de 2012, contenía epígrafes de trascendencia para la defensa del codemandado Sr. R. G.,

que no se habían relacionado en la Sentencia recurrida.

- Los actos realizados por el recurrente, sobre las ayudas socio-laborales, estaban

amparados por la Orden de 27 de abril de 2010, por la que se formalizó el acuerdo de

encomienda a la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía, para la materialización

de programas socio-laborales y ayudas sociales excepcionales, dependientes de los

mismos.

Alegó la improcedencia de la demanda presentada por falta de imputación de responsabilidad

contable en la fase instructora, y manifestó que su actuación se encontraba amparada en

Derecho y que había quedado justificado el correcto uso de los fondos públicos de los que

dispuso a las finalidades públicas legalmente previstas.

Que los pagos realizados tenían un título válido que venían justificados por la Orden de 27 de

abril de 2010 que no fue suspendida en su eficacia, ni condicionada por ningún reparo del

Interventor General de la Administración andaluza. Con base en determinados

pronunciamientos del Tribunal Supremo, consideró que, aun cuando se pudiese declarar la

nulidad de la citada norma reglamentaria, los pagos firmes realizados en aplicación de la

misma, seguían siendo válidos y eficaces, en tanto no se declarara su nulidad por los cauces

legalmente establecidos.

- Pese a que la Sentencia recurrida consideró como no justificada la concesión de las

ayudas, la parte recurrente manifestó que obraban en el expediente administrativo las

solicitudes, acompañadas de memorias justificativas de la finalidad pública e interés

social, en línea con otro tipo de ayudas de igual carácter, concedidas por el Ministerio de

Trabajo, para el caso de empresas afectadas por procesos de reconversión y/o

reestructuración de empresas. Además, en el caso concreto enjuiciado, la representación

del Sr. R. G. expuso que, como consecuencia de su labor, se tomaron medidas de control

de los expedientes de ayudas de la Dirección General de Trabajo, en la Consejería de

Empleo de la Junta de Andalucía y desapareció la transferencia de financiación como

mecanismo de concesión de las ayudas, lo que culminó con la Orden de la Consejería de 1

de abril de 2011 y el Decreto 4/2012, de 16 de octubre.

- Manifestó, asimismo, que, en cada solicitud de las ayudas realizadas por la mercantil “A.

de S., S.A.” se explicó que se fundamentaron en la necesidad de atender los derechos

económicos de los trabajadores, lo que, en aquellos momentos, resultó imposible por

problemas propios de la labor empresarial desarrollada, y añadió que, a la hora de

ponderar si el Sr. R. G. contribuyó al mantenimiento del procedimiento específico o, por el

contrario, realizó actuaciones en el marco de su competencia, encaminadas a poner fin al

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mismo, era necesario examinar, el Dictamen de la Comisión del Parlamento de Andalucía

sobre ayudas socio-laborales entre los años 2000-2010, y la Resolución de la Cámara de

Cuentas de Andalucía, la cual para resumir la actividad de la Consejería de Empleo, a

partir del año 2010, establecía respecto a la actuación activa del Sr. R. G. que según los

procedimientos llevados a cabo, se habían revisado de oficio, ayudas por importe de 67

millones de euros, y se habían suprimido el pago de 15.210.253 euros respecto de

beneficiarios de pólizas que se consideró que no eran perceptores regulares de dichas

ayudas.

- Por ello consideró que había quedado acreditada la diligencia del Sr. R. G. pues no omitió

ninguna actuación que fuera necesaria para evitar cualquier menoscabo a las arcas

públicas y que además conforme a la normativa aplicable y a lo recogido en las Actas del

Comité de Coordinación y Seguimiento el destino de los fondos públicos y su vinculación a

las finalidades públicas había quedado acreditado. Por tanto, no procedía hablar de un

saldo deudor injustificado, de ausencia de numerario o de falta de justificación, puesto

que su reflejo y control aparecían reiteradamente referido en las citadas Actas de

seguimiento.

CUARTO.- La representación Letrada de la Junta de Andalucía formuló su oposición al recurso

de apelación, en virtud de las siguientes alegaciones:

1. Respecto a la falta de legitimación activa “ad processum” de la Junta de Andalucía, alegó

la extemporaneidad de dicha pretensión al no haber sido ejercitada por el recurrente en

su escrito de contestación a la demanda.

Afirmó que el ejercicio de las acciones de responsabilidad contable que resultaban

procedentes para la defensa de los derechos económicos de la Hacienda de la Junta de

Andalucía, se encontraban debidamente autorizadas, por aplicación de la Disposición Adicional

Sexta del Decreto 450/2000, de 26 de diciembre (Boletín Oficial de la Junta de Andalucía nº 1,

de 2 de enero de 2001), que aprobó el Reglamento de Organización y Funciones del Gabinete

Jurídico de la Junta de Andalucía y de su Cuerpo de Letrados, en relación con el artículo 44 de

dicha norma reglamentaria y, con el artículo 13,e) del Decreto Legislativo 1/2010, de 2 de

marzo, por el que se aprobó el Texto Refundido de la Ley General de Hacienda Pública de la

Junta de Andalucía, que atribuyó a la Consejería de Hacienda, la competencia para el ejercicio

de acciones en defensa de los derechos económicos de la Autonomía andaluza.

Manifestó que en el presente caso, la Viceconsejería de Hacienda, por delegación del titular de

la Consejería (artículo 5 de la Orden de 26 de noviembre de 2012) había dictado Resolución de

13 de diciembre de 2012, autorizando al Gabinete Jurídico de la Junta de Andalucía, para el

ejercicio de las acciones de responsabilidad contable, ante el Tribunal de Cuentas, en el marco

de las Diligencias Preliminares B-112/11 y de cuantas actuaciones puedan derivarse de las

mismas, siendo así que el procedimiento de reintegro por alcance que se siguió en la instancia,

dimanó de aquéllas y la citada autorización fue debidamente aportada por la representación

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procesal de la Junta de Andalucía en fecha 25 de febrero de 2013, sin que fuera procedente

una nueva autorización, como pretendía la parte recurrente.

2. En cuanto a la excepción de falta de legitimación pasiva del Sr. R. G., la representación de

la Junta de Andalucía solicitó que fuera rechazada, por cuanto la falta de citación y

notificación para la Liquidación Provisional no tenía eficacia invalidante o de causa de

nulidad de actuaciones, toda vez que aquélla no vinculaba a las partes ni al órgano

juzgador, ni en relación a la cuantía del alcance, ni en cuanto a la delimitación subjetiva de

responsabilidad contable, según los criterios doctrinales mantenidos por el Tribunal de

Cuentas.

Negó, asimismo, que existiera infracción de derechos fundamentales y, en concreto,

indefensión del apelante, puesto que conoció de la demanda contra él presentada, tuvo

oportunidad de contestarla y aportó los medios de prueba que a su interés le convino.

3. Respecto a la excepción de prescripción de la acción de responsabilidad contable,

consideró que la presentación de la acción pública instada por Don A. S. C., en el año

2011, y la aprobación del Informe de Fiscalización elaborado por la Cámara de Cuentas de

Andalucía, sobre las ayudas económicas debatidas, en el año 2012, habían interrumpido

los plazos de prescripción conforme a lo establecido en la Disposición Adicional 3ª de la

LFTCu.

4. En relación a la nulidad de actuaciones alegada por el recurrente, manifestó que la falta

de citación y notificación para la Liquidación Provisional no tenía eficacia invalidante ni

causa de nulidad de actuaciones, remitiéndose, al contenido del Fundamento de Derecho

Primero de la Sentencia recurrida, que recogía los criterios doctrinales reiterados por esta

Sala de Justicia del Tribunal de Cuentas.

5. También se opuso, atendiendo al contenido del Fundamento jurídico Décimo de la

Sentencia apelada, a la solicitud de revisión de hechos probados, en los términos que

propuso la parte apelante, toda vez que, aun admitiendo que su relato era cierto, no

venía a aportar ninguna incidencia en el caso concreto que se enjuiciaba.

6. En cuanto al fondo del asunto, la representación Letrada de la JUNTA DE ANDALUCÍA

manifestó que en el presente caso, se había producido un alcance en los fondos públicos

autonómicos que tenía su causa directa e inmediata en las Resoluciones de concesión de

las ayudas económicas, de fecha 15 de abril, 26 de julio, 4 de octubre, 15 de octubre, 22

de noviembre y 13 de diciembre de 2010, que fueron acordadas por el recurrente (Hecho

Séptimo de la Sentencia apelada).

Concluyó la parte apelada afirmando que la Sentencia dictada en el procedimiento de

reintegro por alcance de instancia se ajustaba plenamente a Derecho, en la medida en que

había estimado la existencia de un alcance en los fondos públicos y determinado, como

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responsables contables, tanto a quien fuera Director General de Trabajo, en la fecha en que

ocurrieron los hechos, como a la entidad mercantil que resultó beneficiaria.

QUINTO.- El Ministerio Fiscal se opuso al recurso de apelación presentado por la

representación procesal de Don D. A. R. G.

En cuanto a la excepción de falta de legitimación activa, manifestó que dicha alegación no

debía ser atendida puesto que existía una autorización que fue dictada por el Viceconsejero de

Hacienda, por delegación del titular de la Consejería (artículos 5 y 9 de la Orden de 26 de

noviembre de 2012), llevándose a cabo la representación y defensa de la Comunidad

Autónoma de Andalucía por sus propios Letrados, tal y como dispone el artículo 48.2 de la

LOTCu. Añadió, asimismo, que dicha alegación debió realizarse por el apelante, en un

momento procesal anterior, con el fin de que el demandante pudiera subsanar el defecto de

representación en el plazo de diez días, tal y como dispone el artículo 65.1 de la LFTCu. Señaló

que existe reiterada jurisprudencia que estable que resulta irrelevante la fecha del acuerdo

para ejercitar las correspondientes acciones, aunque sea posterior a la demanda, dado que, en

esos casos, cabría no sólo la subsanación (caso de existir un acuerdo anterior de ejercicio de

acciones no aportado), sino, también, la convalidación (cuando ni tan siquiera existía un

acuerdo previo a la interposición de la demanda).

El Ministerio Fiscal también consideró que no se había producido error en la valoración de la

prueba que alegaba el recurrente, quien no había llevado a cabo ninguna actuación que

desvirtuase las afirmaciones manifestadas por la Junta de Andalucía en su escrito de demanda.

El Fiscal estimó siguiendo el criterio doctrinal reiterado por esta Sala de Justicia, Sentencias de

30 de abril de 1999 y 27 de marzo de 2012, que también debía rechazarse la excepción de falta

de legitimación pasiva, así como la producción de indefensión al apelante, por no haber sido

citado al acto de Liquidación Provisional. Consideró que, al habérsele dado traslado de la

demanda pudo alegar cuanto a su defensa conviniere, no siendo vulnerados, los principios de

contradicción y de tutela judicial efectiva que han de asistir a las partes.

Por último, el Ministerio Público manifestó que también debía rechazarse la excepción de

prescripción alegada, al no haber transcurrido el plazo de 5 años desde la fecha de comisión de

los hechos hasta el ejercicio de la Acción Pública, en el año 2011, conforme establece la

Disposición Adicional Tercera de la LFTCu, existiendo actuaciones que habían interrumpido

dicha prescripción.

SEXTO.- Resumidas las posturas procesales de las partes litigantes en la presente apelación,

esta Sala de Justicia debe comenzar examinando las cuestiones de índole procesal propuestas

por la parte recurrente.

Procede analizar en primer término la excepción de falta de legitimación activa “ad

processum” de la Junta de Andalucía. La parte apelante ha sostenido, con apoyo en distintos

pronunciamientos del Tribunal Supremo, que, la falta de legitimación activa y pasiva, pueden

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apreciarse de oficio, aunque no hayan sido planteadas por las partes y, que abarcaría todas las

instancias procesales tanto la primera instancia, la apelación e, incluso la casación.

Con esta alegación, el recurrente trata de suplir la falta del planteamiento de la excepción en

el momento procesal oportuno, siendo éste, en el caso del juicio ordinario en el escrito de

contestación a la demanda, según dispone el artículo 405.3 de la LEC.

Esta Sala de Justicia comparte la extemporaneidad de la excepción planteada por el apelante

como han manifestado de forma unánime tanto el letrado de la Junta de Andalucía como el

Ministerio Fiscal.

La Jurisprudencia y la doctrina se muestran unánimes a la apreciación de oficio de las

excepciones procesales, como la que ahora se analiza, dado su carácter de norma de orden

público procesal, pero, respetando el tenor del citado artículo 11 de la LOPJ, entiende que,

para que la nota de extemporaneidad de la alegación de la excepción procesal ya mencionada

pudiera ser rechazada, las partes recurridas deberían haber alegado, razonado

suficientemente y, probado que el abuso en el ejercicio del derecho de defensa, por parte del

apelante, hubiese sido “manifiesto” o que se hubiera producido un eventual “fraude de ley o

procesal” (artículo 11.2 de la LOPJ), circunstancias éstas que no concurren en el presente caso,

según resulta del examen de los argumentos esgrimidos en los escritos de oposición al recurso

de apelación.

La representación procesal del Sr. R. G. entiende que la representación Letrada de la Junta de

Andalucía, parte actora en el procedimiento seguido en la instancia, carece de la personalidad

y cualidades necesarias para comparecer en juicio y ser sujeto de la relación jurídico-procesal,

toda vez que el título de autorización para ejercitar la acción de responsabilidad contable, pese

a ser concedido por la Autoridad competente para librarlo, era defectuoso, al estar limitado,

para la actuación en las fases preparatorias del proceso judicial (en las cuales el Sr. R. G. no

tuvo intervención), pero no para el juicio declarativo que se siguió ante el Órgano jurisdiccional

Contable, en el Procedimiento de Reintegro por Alcance nº B-225/15.

De acuerdo con el artículo 47.1 de la Ley Orgánica 2/1982, de 12 de mayo, del Tribunal de

Cuentas, “estarán legitimados para actuar ante la Jurisdicción Contable quienes tuvieran

interés directo en el asunto o fueren titulares de derechos subjetivos relacionados con el caso”.

El citado precepto, en su apartado 2, indica que “Las Administraciones Públicas podrán ejercer

toda clase de pretensiones ante el Tribunal de Cuentas, sin necesidad de declarar lesivos

previamente los actos que impugnen.”

El artículo 55.1 de la Ley 7/1988, de 5 de abril, de Funcionamiento del Tribunal de Cuentas, por

su parte, dice que “…la legitimación activa corresponderá, en todo caso, a la Administración o

entidad pública perjudicada…”

Existe una consolidada jurisprudencia del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional que

avalan la necesidad de adoptar una postura extremadamente restrictiva respecto a la

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aceptación de causas de inadmisibilidad para facilitar el acceso al proceso (por todas,

Sentencia del Tribunal Supremo, de 1 de octubre de 1992, que recoge la doctrina del Tribunal

Constitucional en su Sentencia 174/88); de la que se ha hecho eco también esta Sala (por

todas, Sentencias 1/2007, de 16 de enero y 3/2011, de 1 de marzo).

Consta en los hechos probados de la Sentencia recurrida que las ayudas económicas objeto del

presente procedimiento fueron concedidas y abonadas por la Junta de Andalucía, y los fondos

públicos menoscabados, como consecuencia del alcance enjuiciado en el presente

procedimiento de reintegro, eran de titularidad de la Junta de Andalucía, por lo que dicha

Administración tiene interés directo en el asunto, es titular de un derecho subjetivo

relacionado con el mismo y ha sido perjudicada patrimonialmente por el alcance producido, lo

que la convierte en legitimada activa en el presente proceso.

La falta de capacidad de la Administración autonómica demandante denunciada por la parte

apelante, al negar validez al Certificado de autorización para ejercitar la acción de

responsabilidad contable, exigible según las normas administrativas de aplicación, y concedido

por la Autoridad competente, tampoco puede ser estimada.

Como ha manifestado el Ministerio Fiscal en su escrito de oposición al recurso de apelación,

esta Sala de Justicia del Tribunal de Cuentas mantiene un criterio doctrinal, que determina

que, en todos los casos de defectos subsanables, se otorgue a la contraparte la posibilidad

formal de remediar el defecto procesal, como condición imprescindible, para el caso de que se

pretenda fundar en aquél la inadmisión del acto procesal del que se trate (Sentencia de 16 de

febrero de 2004), debido a que sin tal requerimiento podría generarse la situación de

indefensión proscrita en el artículo 24.1 de la Constitución (Sentencia de 20 de diciembre de

2013). Asimismo, este Órgano “ad quem” ha acogido la Jurisprudencia del Tribunal Supremo,

que, en línea con lo anterior, se ha pronunciado por admitir no sólo la subsanación de la falta

del documento acreditativo del acuerdo de interponer la acción, sino también la convalidación,

mediante acuerdo de ratificación por el órgano competente adoptado posteriormente, para

garantizar la tutela judicial efectiva que proclama el citado precepto constitucional. Y, la

exigencia de una interpretación favorable al principio “pro actione”, en defensa del principio

de tutela judicial efectiva, que abarca el derecho de acceso al proceso por parte de los entes

públicos cuando la Ley les reconoce legitimación.

Sin perjuicio de ello, en el presente caso consta el certificado otorgado en debida forma y en el

momento procesal oportuno para que los Letrados pudieran actuar en nombre y

representación de la Junta de Andalucía en todas las fases del presente procedimiento de

reintegro por alcance, no sólo en la de Diligencias Preliminares y Actuaciones Previas, como

alega el apelante, sino para el ejercicio de acciones de responsabilidad contable, “… en el

marco de las Diligencias Preliminares B-112/11…“…y de cuantas acciones puedan derivarse de

las mismas ante el Tribunal de Cuentas.”, (folios 47 a 50 de la Pieza de Apelación), por lo que

ningún otro requisito se ha de exigir, ni convalidar documento alguno para reconocer a la

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representación Letrada de la Junta de Andalucía capacidad procesal, para actuar en el

presente procedimiento

Además, y a mayor abundamiento, cabe recordar a la parte recurrente que el Ministerio Fiscal

se adhirió íntegramente a la demanda presentada en su día por la representación Letrada de la

Junta de Andalucía, y, como tiene establecido esta Sala de Justicia (por todas Sentencia nº

3/2011, de 1 de marzo), en este Orden jurisdiccional Contable, la legitimación activa del

Ministerio Fiscal le viene otorgada “ex lege”, y no está sujeta a condicionamiento procesal

alguno. El citado artículo 55.1 de la Ley de Funcionamiento del Tribunal de Cuentas, al

contemplar la legitimación activa del Ministerio Fiscal ante esta jurisdicción, manifiesta que

podrá ejercitar las pretensiones de responsabilidad contable que resulten procedentes, y el

artículo 69.2 de dicho Texto legal le reconoce competencia para la formulación de demanda en

esta jurisdicción si no hubiera sido presentada por la Entidad del Sector Público perjudicada,

sin condicionar ninguno de dichos artículos la impugnación de los actos que hubieran

originado el ejercicio de su pretensión. No en vano, el artículo 124 de la Constitución otorga al

Ministerio Público las funciones de promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad,

de los derechos de los ciudadanos, y del interés público tutelado por la Ley, de oficio o a

petición de los interesados, así como velar por la independencia de los Tribunales y procurar

ante éstos la satisfacción del interés social. Lo que vendría, en todo caso, a convalidar el

ejercicio efectivo de la acción de responsabilidad contable instada contra el Sr. R. G.

Por todo lo expuesto, debe concluirse que estuvo perfectamente constituida la relación

jurídico procesal de la Junta de Andalucía en el procedimiento que nos ocupa y que, en

consecuencia, como ya se anticipó, debe desestimarse la excepción de falta de capacidad

procesal de la parte actora, invocada por la representación procesal del citado Sr. R. G.,

teniendo por debidamente personada en forma, a la ya expresada Junta de Andalucía y por

válidamente interpuesta la demanda presentada, en su día, por dicha Administración

autonómica, a través de su representación Letrada, que fue asumida, en su integridad, por el

Ministerio Fiscal.

SÉPTIMO.- Respecto a la excepción de falta de legitimación pasiva alegada por la parte

recurrente, se dan por reproducidos los razonamientos que esta Sala de Justicia ha realizado al

comienzo del Fundamento jurídico anterior, respecto a su extemporaneidad.

Frente a la argumentación esgrimida, que ha tratado de poner en conexión, de forma

impropia, preceptos relativos a las actuaciones preparatorias de los procedimientos contables

(artículos 45, 46 y 47 de la LFTCu), con la norma contenida en el artículo 44 de ese mismo texto

legal, sobre la audiencia de los interesados en el procedimiento de fiscalización, y con el

artículo 55.2 de la Ley de Funcionamiento y los artículos 9 y 103 de la Constitución, debe

oponerse la doctrina sobre la legitimación pasiva, en el ámbito de este Orden jurisdiccional

Contable, elaborada, tanto por el Tribunal Supremo, como por esta misma Sala de Justicia del

Tribunal de Cuentas, en múltiples resoluciones, por todas en la Sentencia nº 11/2018, de 20 de

julio (Fundamento de Derecho Séptimo), que se resume como sigue:

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- La jurisdicción de este Tribunal se extiende, desde el punto de vista subjetivo, respecto de

todo aquél que, por tener a su cargo el manejo de caudales o efectos públicos, tenga la

obligación de rendir cuentas de los mismos. Por lo que de acuerdo con una interpretación

sistemática de los arts. 38.1, 15.1 y 2.b) de la Ley Orgánica de este Tribunal, la extensión

subjetiva de la responsabilidad contable abarca no a cualquier persona, sino, solamente, a

«quienes recauden, intervengan, administren, custodien, manejen o utilicen bienes,

caudales o efectos públicos», ya que, de lo contrario, la responsabilidad contable incluiría,

en términos generales, la responsabilidad civil de terceros frente a la Administración

Pública, con la consiguiente invasión en la esfera de competencia de otros Órganos

jurisdiccionales.

- Para que alguien pueda ser merecedor de reproche contable debe tener condición, sea o

no funcionario, de cuentadante de fondos públicos, en los términos establecidos por el

art. 15.1 de la LOTCu.

- El art. 55.2 de la LFTCu establece, que: «se considerarán legitimados pasivamente los

presuntos responsables directos o subsidiarios, sus causahabientes y cuantas personas se

consideren perjudicadas por el proceso».

- La misma doctrina mantenida por esta Sala de Justicia del Tribunal de Cuentas, ha sido

expuesta reiteradamente por el Tribunal Supremo. Así, en Sentencia de 8 de noviembre

de 2006, vino a reiterar que la extensión subjetiva de la responsabilidad contable no

puede alcanzar a cualquier persona que pertenezca al esquema organizativo de una

Administración Pública pues, de admitir esa extensión, se produciría, como ya se ha

apuntado, una invasión en la esfera de competencia de otros Órdenes jurisdiccionales al

encontrarnos ante la sustanciación de la responsabilidad civil de terceros frente a esa

Administración Pública, sino que la responsabilidad contable consiste, ha de lucir o

derivarse de las cuentas que deban rendir quienes manejan caudales o efectos públicos, y

las infracciones legales que la determinan han de merecer, asimismo, el carácter de

contables.

Del contenido de los Hechos Probados Séptimo, Octavo y Noveno de la Sentencia recurrida,

que se dan aquí por reproducidos, se refleja, con claridad que Don D. A. R. G., en calidad de

Director General de Trabajo de la Consejería de empleo de la Junta de Andalucía, tramitó la

concesión de ayudas económicas sociolaborales a la empresa “A. de S., S.A.” y dictó

resoluciones ordenando, a través de una Entidad instrumental, y en virtud de un acuerdo de

encomienda, que se procediera al pago de dichas ayudas económicas, remitiendo los

correspondientes escritos para que se verificaran, de un modo que se juzgó irregular, las

oportunas transferencias dinerarias.

Con lo que esta Sala de Justicia debe concluir, sin lugar a dudas, que el Sr. R. G. ha venido

ostentando, en relación a los hechos objeto de proceso el carácter de cuentadante, en los

términos previstos en el artículo 55.2 de la LFTCu, en relación con los artículos 49.1 y 72,

ambos, de la misma LFTCu, y, por tanto, debe ser considerado, por los actos concretos que se

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enjuiciaron en la instancia y ahora se revisan en esta apelación, legitimado pasivo ante este

Orden Contable y en el presente pleito.

Como consecuencia de todo ello, debe desestimarse la excepción de falta de legitimación

pasiva, alegada por la parte apelante.

OCTAVO.- La representación procesal de Don D. A. R. G. ha dedicado el motivo Tercero de su

recurso de apelación a alegar, ante esta Sala de Justicia, la prescripción de la acción de

responsabilidad contable seguida contra él en el Procedimiento de reintegro por Alcance nº B-

225/15.

Lo primero que se debe resaltar es que la parte apelante ha vuelto, una vez más, a introducir

extemporáneamente una pretensión que debió haber planteado en el juicio declarativo de

instancia, a tenor de lo dispuesto en el artículo 405.1 de la LEC, que establece en su primer

inciso que “… [en] la contestación a la demanda, […] el demandado expondrá los fundamentos

de su oposición a las pretensiones del actor, alegando las excepciones materiales que tuviere

por conveniente...”

Como tiene declarado esta Sala de Justicia, entre otras, en su Sentencia nº 2/2018, de 28 de

febrero, la prescripción de la acción constituye una excepción material propia, basada en un

hecho excluyente, lo que significa que, para que pueda apreciarse, es necesario que ésta sea

expresa y oportunamente alegada por el demandado como medio de defensa frente a las

pretensiones de la demanda.

Esta caracterización de la prescripción como excepción material, tiene una innegable

trascendencia procesal, sobre todo cuando se produce, de forma extemporánea, ya que no fue

alegada oportunamente en la contestación de la demanda realizada por la representación del

Sr. R. G. Y ello, por cuanto que, así como la invocación de excepciones procesales pueden ser

susceptibles de ser apreciadas de oficio, las materiales –como sucede con ésta, de prescripción

extintiva de la acción de responsabilidad contable por alcance- deben ser planteadas,

únicamente, en el momento en el que se conteste la demanda y no en un momento posterior,

“ex” artículo 405.1, primer inciso de la LEC.

Por ello, esta Sala de Justicia, en virtud de los razonamientos que se acaban de exponer,

debería desestimar sin más argumentación, la alegación de la prescripción, realizada por la

parte recurrente, por extemporánea, pero sin embargo, ya que todas las partes han realizado

alegaciones en relación con dicha excepción, esta Sala de Justicia debe pronunciarse sobre la

concurrencia, o no, de la prescripción alegada por la parte apelante, dado que la naturaleza del

recurso de apelación exige, como una de sus características esenciales, el respeto al principio

de congruencia y del límite de las pretensiones de las partes, así como la limitación en la

aplicación de normas formalistas que pudieran obstaculizar un pronunciamiento sobre el

fondo de los temas debatidos por dichas partes, en esta fase de recurso, en aras de garantizar

el principio de tutela judicial efectiva, consagrado en el artículo 24 de la Constitución Española.

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La apreciación de si la acción de responsabilidad ha prescrito debe formularse a la vista de tres

parámetros fundamentales, a saber: a) el plazo máximo señalado por la Ley para que la acción

se ejercite, b) el momento en el que debe iniciarse el cómputo de dicho plazo perentorio y,

finalmente, c) los posibles acontecimientos a los que la legislación concede virtualidad

interruptiva del plazo de prescripción, bien entendido, respecto de esto último, que la

interrupción de la prescripción supone, “de facto”, el inicio del cómputo del plazo completo de

ejercicio de la acción, haciendo jurídicamente ineficaz el tiempo transcurrido desde que pudo

ejercitarse la acción hasta que acontece el evento con fuerza interruptiva, diferenciándose, en

este particular, el instituto de la prescripción del instituto de la caducidad de la acción.

Establecido lo anterior, lo primero que debe quedar establecido es que, frente a la invocación

realizada por la representación procesal del apelante, acerca de los plazos y regulación

contemplados en la Ley 30/1992, de 26 de noviembre y la Ley General Tributaria, como

normas de aplicación supletoria del procedimiento de fiscalización, en el ámbito de la

Jurisdicción Contable, y dentro de la función de enjuiciamiento que desarrolla este Tribunal de

Cuentas (“ex” artículo 2 b) de la LOTCu y artículos 1 c) y concordantes de su Ley de

Funcionamiento), la normativa reguladora es la establecida en la Disposición Adicional Tercera

de la ya mencionada Ley 7/1988, de 5 de abril, de Funcionamiento del Tribunal en la que se

dispone, en su apartado 1, que “las responsabilidades contables prescriben por el transcurso de

cinco años contados desde la fecha en que se hubieren cometido los hechos que las originen”. Y

que, en su apartado 3, dice: “el plazo de prescripción se interrumpirá desde que se hubiere

iniciado cualquier actuación fiscalizadora, procedimiento fiscalizador, disciplinario,

jurisdiccional o de otra naturaleza que tuviere por finalidad el examen de los hechos

determinantes de la responsabilidad contable y volverá a correr de nuevo desde que dichas

actuaciones o procedimientos se paralicen o terminen sin declaración de responsabilidad”.

Debe, en definitiva, rechazarse, el planteamiento realizado por el recurrente, acerca de la

aplicación supletoria de la Ley 30/1992, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y

del Procedimiento Administrativo Común y de la Ley General Tributaria, en orden a la

prescripción de actuaciones desarrolladas y no notificadas a los interesados, dentro de la

función fiscalizadora realizada por este Tribunal de Cuentas, por constituir normativa ajena al

enjuiciamiento de las acciones de responsabilidad contable por alcance, que, como la

presente, se sustancia en el ámbito jurisdiccional de este mismo Tribunal.

Sobre el efecto y alcance que debe darse a la ausencia de referencia en la Disposición Adicional

Tercera, del requisito del conocimiento formal por parte del interesado, respecto de la

iniciación de actuaciones o procedimientos, a que alude la citada Disposición Adicional Tercera

de la LFTCu, en su apartado 3, para que pueda desplegar sus efectos de interrumpir el

cómputo del plazo de prescripción, la Sala de Justicia del Tribunal de Cuentas ha considerado

en diversas sentencias, por todas de 13 de abril de 2005, la de 21 de diciembre de 2007 o la de

1 de diciembre de 2008, siguiendo la doctrina seguida por el Tribunal Supremo, en su

Sentencia de fecha 30 de junio de 2011 (Recurso de Casación nº 2009/2010), que la iniciación

de los referidos procedimientos produce “ope legis” un efecto interruptivo del plazo de

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prescripción de las acciones, asemejándose así la prescripción de la responsabilidad contable,

al régimen de la prescripción en el ámbito civil y no a la prescripción en materia tributaria o

sancionadora.

Se debe constatar, de esta manera, que la Ley no exige la comunicación expresa, ni del inicio

de una fiscalización, ni del informe con el que concluye, a ningún específico gestor o

beneficiario de fondos públicos, pues, como ha señalado, incluso el Tribunal Supremo, la

fiscalización no es un procedimiento que se dirija contra nadie en concreto.

En este sentido la Sala de Justicia en su Sentencia nº 8/2016, de 18 de julio, y, la Jurisprudencia

de la Sala Tercera del Tribunal Supremo (Sentencias de 23 de diciembre de 2013, 4 de febrero

de 2014 y 21 de enero de 2015), han venido manteniendo que los actos interruptivos de la

prescripción, en el ámbito contable, a los que se refiere la Disposición Adicional Tercera,

apartado 3 de la LFTCu, no precisan, para producir dichos efectos, que hayan sido

formalmente notificados al interesado en cuestión.

Sin embargo, la Sentencia 8/2016, de esta Sala de Justicia del Tribunal de Cuentas, siguiendo la

dictada por la Sala Tercera del Tribunal Supremo, Sentencia nº 437/2016 de 25 de febrero en

el Recurso de Casación nº 2161/2013, ha venido a considerar que, pese a que no se precisa

una notificación de carácter formal, sí se exige que hayan quedado acreditados hechos o

circunstancias que permitan considerar que el interesado pudo tener conocimiento material

de los actos que interrumpían el plazo de prescripción de la responsabilidad que se le

reclamaba.

Consta acreditado en autos –Hechos Probados Séptimo a Noveno de la Sentencia recurrida-

que las siete ayudas objeto del presente procedimiento fueron tramitadas y los respectivos

pagos ejecutados, entre abril de 2010 y diciembre de 2010, existiendo, diversos hechos

interruptivos de la prescripción.

El Parlamento de Andalucía, en su sesión celebrada el 5 de abril de 2011, solicitó de la Cámara

de Cuentas de Andalucía la realización de un informe de fiscalización de carácter integral de las

ayudas sociolaborales a trabajadores afectados por expedientes de regulación de empleo y

empresas en crisis otorgadas por la Administración de la Junta de Andalucía durante el periodo

comprendido entre los ejercicios 2001 y 2010, ambos inclusive.

- Para atender tal iniciativa, el Pleno de la Cámara de Cuentas acordó incluir en el Plan de

Actuaciones para el ejercicio 2011, la realización del informe sobre “Fiscalización de las

ayudas sociolaborales a trabajadores afectados por expedientes de regulación de empleo

y empresas en crisis otorgadas por la Administración de la Junta de Andalucía durante el

periodo comprendido entre los ejercicios 2001 y 2010, ambos inclusive”.

- Se siguió el procedimiento fiscalizador correspondiente, y el Informe fue definitivamente

aprobado, de forma unánime, por el Pleno de la Cámara de Cuentas de Andalucía, el día

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18 de octubre de 2012 y publicado en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía número

245, de 17 de diciembre de 2012.

En consecuencia, tanto el inicio de la fiscalización, y la posterior aprobación del Informe de la

Cámara de Cuentas de Andalucía, el día 18 de octubre de 2012, y su publicación el 17 de

diciembre de 2012 deben considerarse hechos que han interrumpido el plazo general de

prescripción de cinco años, contemplado en la Disposición Adicional Tercera de la LFTCu, por lo

que el 2 de noviembre de 2016, fecha en que se realizó el emplazamiento para contestar a la

demanda presentada contra él y otros codemandados (folio 227 de la Pieza Principal del

procedimiento –Tomo I-), el citado plazo quinquenal no se había producido.

La alegación realizada por el recurrente de la falta de conocimiento de las conclusiones de la

fiscalización plasmadas en el Informe de la Cámara de Cuentas de Andalucía, no se considera

de entidad suficiente cuando dicho informe fue publicado en el Boletín Oficial de la Junta de

Andalucía, para general conocimiento y, su notoriedad, tuvo un importante reflejo mediático

lo que acreditada la existencia de hechos o circunstancias que permiten considerar que el

interesado pudo tener conocimiento de los mismos.

Además de ello, constituye hecho acreditado, puesto de manifiesto por la representación

procesal del Sr. R. G., que, antes de iniciarse el proceso fiscalizador, las ayudas públicas objeto

del presente procedimiento, fueron investigadas por el Juzgado de Instrucción número 6 de

Sevilla, en las Diligencias Previas 174/2011 (como causa matriz) y siguieron con los

subsiguientes desgloses, en las que intervino el apelante, y concluyeron con el sobreseimiento

provisional respecto de él, mediante Resolución dictada por la Sección Séptima de la Sala de lo

Penal de la Audiencia Provincial de Sevilla, de fecha 21 de abril de 2017 (folios 322 a 328 vuelto

de la Pieza Principal del procedimiento –Tomo II-). Ello constata todavía más la falta de

fundamento jurídico de la parte apelante para entender producida la prescripción, ya que tal

procedimiento penal, que se tramitó de manera paralela a las actuaciones seguidas por este

Tribunal de Cuentas, operaría, igualmente, como acto interruptivo de la prescripción.

El análisis del Auto dictado por la Sala de lo Penal de la Audiencia Provincial de Sevilla, a que se

refiere el apelante en su escrito de recurso (apartado 6.5 del mismo), revela, de forma

indubitada, que el Sr. R. G. desde el momento en que tomó posesión de su cargo, (folios 325 a

325 vuelto de la Pieza Principal del Procedimiento –Tomo II-) tuvo conocimiento de las

manifiestas irregularidades legales y procedimentales en las que incurría en la gestión de las

ayudas sociolaborales, entre ellas las concedidas a la mercantil “A. de S., S.A.”, en las que se

evitó el control financiero, de la Intervención General de la Junta de Andalucía.

Queda por tanto acreditado en el presente caso que además de no cumplirse los plazos

establecidos en la Disposición Adicional Tercera de la LFTCu, para que opere la prescripción de

la acción de responsabilidad contable, el recurrente tuvo conocimiento material de los hechos

relevantes que afectaban a la concesión de las ayudas públicas en litigio, y que él mismo había

tramitado y ordenado abonar, por lo que no resulta posible alegar ignorancia y

desconocimiento, máxime atendiendo a la elaboración y aprobación de la fiscalización

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realizada y a la incoación de diligencias de investigación, por parte de los órganos penales, con

intervención del Sr. R. G.

Procede por ello, desestimar la excepción de prescripción alegada.

NOVENO.- La representación procesal del Sr. R. G. reproduce en esta segunda instancia

procesal como motivo cuarto de su escrito de recurso que se declare la nulidad de las

actuaciones, por entender que se ha producido infracción de normas de procedimiento que le

habrían producido indefensión. Dicha parte apelante ha reiterado en sus argumentos su

ausencia en las fases preparatorias del procedimiento de reintegro por alcance que culminó

con su condena, mediante la Sentencia recurrida.

Considera que la nulidad del procedimiento alcanzaría, incluso, a la fiscalización, que fue

seguida por la Cámara de Cuentas Andalucía, en aplicación del artículo 44 de la LFTCu, que

prevé la interposición de recurso de alzada ante el Pleno del Tribunal de Cuentas, cuando no se

concede el trámite de audiencia en la fase de elaboración del correspondiente informe de

fiscalización.

La Sala de Justicia del Tribunal de Cuentas ya ha tenido ocasión de pronunciarse, en relación

con esta cuestión en la Sentencia nº 3/2014, de 18 de marzo, en su virtud y adaptando su

argumentación jurídica al caso que nos ocupa, debe afirmarse lo que se dice a continuación.

A la Jurisdicción Contable le compete enjuiciar aquellas acciones u omisiones que hayan

podido originar perjuicios a los caudales públicos por quienes tienen a su cargo el manejo de

los mismos, pero no tiene atribuida competencia para revisar las actuaciones fiscalizadoras,

por lo que este Tribunal de Cuentas no puede entrar a decidir sobre la nulidad o adecuación a

derecho de la fiscalización realizada por la Cámara de Cuentas de Andalucía sobre las ayudas

sociolaborales a trabajadores afectados por Expedientes de Regulación de Empleo y empresas

en crisis, otorgadas por la Administración de la Junta de Andalucía.

Cabe señalar, que el presente procedimiento tiene su origen en la denuncia realizada por el

actor público Don A. S. C., miembro del Partido Popular de Andalucía, en escrito de 3 de mayo

de 2011, dirigida a este órgano jurisdiccional contable y coincidió con la iniciativa del

Parlamento Andaluz, a raíz de las irregularidades económico financieras detectadas en las

ayudas otorgadas por la Junta de Andalucía a ciertas empresas, de solicitar a la Cámara de

Cuentas de Andalucía la iniciación de un proceso de fiscalización que se llevó a cabo, en los

términos descritos en el Fundamento de Derecho Octavo, cuyo Informe de Fiscalización se

incorporó a los autos como parte de la actividad probatoria desarrollada.

Ahora bien, el ámbito objetivo de este procedimiento no está condicionado por el de la

fiscalización, ya que se trata de dos actividades independientes entre sí: la fiscalizadora y la

jurisdiccional, que obedecen a principios distintos. Así, el ámbito del enjuiciamiento contable

viene dado por las pretensiones formuladas por las partes en el procedimiento, pretensiones

que no se encuentran vinculadas, ni condicionadas, no ya por el ámbito objetivo del informe

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de fiscalización que eventualmente hubiese puesto de manifiesto los hechos que pudieran ser

generadores de responsabilidad contable, sino ni siquiera por la existencia de un previo

informe de fiscalización, ya que no siempre los procesos jurisdiccionales sobre responsabilidad

contable se refieren a irregularidades conocidas a través de un informe de fiscalización.

Pues bien, la parte recurrente alega la nulidad de lo actuado por considerar que el “Informe de

Fiscalización de las ayudas sociolaborales a trabajadores afectados por expedientes de

regulación de empleo y empresas en crisis otorgadas por la Administración de la Junta de

Andalucía. Ejercicios 2001 – 2010” no le otorgó trámite de audiencia en el que hubiera podido

realizar alegaciones que hubieran podido ser tenidas en cuenta por el Órgano fiscalizador,

además de haber tenido la posibilidad de interponer un recurso de alzada.

Dichas alegaciones deben ser desestimadas, habida cuenta que no compete a la Jurisdicción

Contable enjuiciar pretensiones sobre la posible nulidad, o no, de una actuación fiscalizadora,

ni tampoco el procedimiento de reintegro por alcance puede estar limitado, en cuanto a su

objeto, a lo que se acuerde por un órgano fiscalizador, cuando en el presente caso la

pretensión de responsabilidad contable ha sido ejercitada en el procedimiento jurisdiccional

correspondiente en el que el recurrente ha contado con todas las garantías.

Respecto a la desestimación, por la Consejera de Instancia de la solicitud de nulidad de

actuaciones formulada por el recurrente, por la no apreciación de infracción de normas que

hayan generado indefensión, por su falta de intervención en las actuaciones previas, esta Sala

de Justicia hace suyos los razonamientos jurídicos que constan reflejados en la Sentencia

recurrida, dándose aquí por reproducidos.

En relación con las alegaciones realizadas por el apelante, con base en los artículos 44, 45 y 47

de la LFTCu, y respecto a la intervención del presunto responsable en las actuaciones previas

es preciso señalar que la Ley de Funcionamiento del Tribunal de Cuentas contempla dos

regulaciones distintas. Por un lado, el artículo 45 del citado texto legal regula estas actuaciones

cuando los hechos que las originan se han detectado en el transcurso de un procedimiento

fiscalizador y, constituyen un supuesto de responsabilidad contable distinta del alcance, en

cuyo caso el Consejero de Cuentas correspondiente de la Sección de Fiscalización acuerda la

formación de la pieza separada. De otro lado, los artículos 46 y 47 del mismo precepto legal

determinan las actuaciones que se han de llevar a cabo cuando los hechos que las originan

constituyen responsabilidad contable por alcance, al margen de que hayan sido puestos de

manifiesto dentro de un procedimiento fiscalizador, o no.

Esta distinción es importante, pues en las actuaciones previas reguladas en el artículo 45 el

Consejero de Cuentas debe citar al presunto responsable o a sus causahabientes ya que se

parte de que en este caso se dispone, “ab initio”, de la información necesaria en el propio

procedimiento fiscalizador. Sin embargo y, con relación a las actuaciones previas reguladas en

los artículos 46 y 47, el citado precepto no prevé audiencia alguna al presunto responsable,

sino que lo que establece el artículo 47 es su citación para la práctica de la liquidación

provisional del alcance (artículo 47.1.e). Esta regulación es congruente con la propia naturaleza

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de las actuaciones que debe practicar el Delegado Instructor tendentes a concretar unos

hechos en los que no existe documentación suficiente que permita señalar o identificar, desde

su inicio, a los presuntos responsables.

Las actuaciones de instrucción son previas a la iniciación de la vía jurisdiccional de la que son

soporte necesario, son preparatorias de aquella vía y están orientadas al enjuiciamiento y, en

su caso, a la exigencia de la responsabilidad contable, pero no constituyen un procedimiento

contradictorio encaminado a obtener resoluciones declarativas de responsabilidad contable,

sino que están concebidas como un conjunto de diligencias legalmente regladas y tasadas

dirigidas a obtener información sobre los supuestos de responsabilidad contable, para

determinar, de forma indiciaria, previa y provisional, los hechos, las personas presuntamente

responsables y el perjuicio causado al Tesoro Público, con objeto de que los legitimados

activos puedan ejercer sus pretensiones de reintegro de los daños y el abono de los perjuicios

ocasionados a los caudales públicos y los legitimados pasivos puedan oponerse a dichas

pretensiones. De ahí que, en el propio documento del Acta de Liquidación Provisional, se

indique que, sin perjuicio de las conclusiones a las que el Delegado Instructor pueda llegar,

nada obstará a la oportuna resolución que, en su día, adopte, en sede jurisdiccional, el órgano

jurisdiccional contable.

Será posteriormente en la fase jurisdiccional donde las partes ejerciten las pretensiones

respectivas, la/s persona/s contra las que vaya a ir dirigida la acción de responsabilidad

contable, los fundamentos jurídicos y las pruebas en las que tratarán de acreditar o desvirtuar

los hechos objeto del proceso, y se dictara la resolución que proceda.

El apelante a lo largo de todo el Procedimiento de Reintegro por Alcance B-225/15 ha hecho

uso, sin limitación alguna, de todas y cada una de las garantías procesales que el ordenamiento

jurídico le otorga, como consta acreditado en las actuaciones, incluyendo las seguidas ante

esta Segunda instancia jurisdiccional.

No cabe apreciar, por tanto, que se haya causado indefensión al Sr. R. G. por no haber sido

citado en las actuaciones previas, ni el artículo 46, ni el propio artículo 47.1 de la Ley LFTCu, lo

exigen, ni tampoco por el hecho de no haber podido proponer “prueba” en dichas actuaciones,

pues el citado precepto legal no prevé ninguna diligencia probatoria, sólo indagatorias o de

comprobación de una posible responsabilidad reparatoria o recuperatoria.

Por todos estos razonamientos, el motivo Cuarto del recurso de apelación debe ser, también,

rechazado.

DÉCIMO.- La parte apelante ha solicitado en el motivo Quinto de su escrito de recurso la

revisión de los hechos declarados probados en la Sentencia recurrida, proponiendo una nueva

redacción, o, en determinados casos, la ampliación de determinados aspectos del relato

fáctico aludido. A este respecto, la representación procesal del Sr. R. G. ha propuesto hasta

quince puntos que, según su criterio, deberían haber constado en la Resolución impugnada y

que, se dan ahora por reproducidos.

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Constituye un criterio doctrinal de esta Sala de Justicia, que la fijación de los hechos y la

valoración de los medios de prueba, con base en criterios de crítica racional, es competencia

del Juez de instancia. La Sala de Justicia puede valorar las pruebas practicadas en la Resolución

que se recurra y corregir la ponderación llevada a cabo por el Juez «a quo», debido a la propia

naturaleza del recurso de apelación, que otorga al Juez o Tribunal «ad quem» plenas

facultades para resolver cuantas cuestiones se planteen, sean de hecho o de derecho, por

tratarse de un recurso ordinario que representa un «novum iudicium», como ha afirmado en

reiteradas ocasiones el Tribunal Constitucional.

Ahora bien, frente al juicio de apreciación de la prueba que la Sentencia de instancia contenga,

no pueden prevalecer meras alegaciones de parte, sino que será necesario desvirtuar los

hechos declarados probados con medios que acrediten la inexactitud de los mismos y la

veracidad de los alegados en contrario, por concurrir, necesariamente, un error manifiesto en

la valoración de la prueba que hiciera necesaria la modificación de los hechos probados de la

Sentencia apelada.

Analizados los extremos fácticos propuestos por la parte recurrente, en relación con los que

constan en la Resolución impugnada, y teniendo en cuenta los distintos ramos de prueba

practicados en la primera instancia, este Tribunal constata que ninguno de los hechos que

propone el apelante puede enervar la realidad jurídica que expresó la Juzgadora “a quo” en el

relato de Hechos Probados que contiene su Sentencia.

Así, respecto de los puntos 1, 2 y 3 que propone el recurrente su adición o modificación resulta

irrelevante al debate de apelación por cuanto señalan circunstancias producidas o dejadas de

producir en la fase de fiscalización y en las actividades preparatorias del proceso, sobre los que

ninguna de las partes ha formulado oposición, en cuanto a su realidad fáctica, sino, tan sólo,

respecto de los distintos puntos de vista acerca de su vertiente jurídica. Pero ello se trata de

una cuestión de alcance jurídico, no fáctico, y así ha quedado de manifiesto en la

argumentación de los Fundamentos jurídicos precedentes.

En los puntos 4, 5, 6, 9 y 15, la parte apelante hace referencia a normas que fueron publicadas

en Diarios Oficiales, por lo que su inclusión en el relato de hechos probados no resulta

aceptable, ya que, al ser de general conocimiento, no son, objeto de prueba y además su

invocación tendría sentido dentro del debate jurídico, pero no en el ámbito de una revisión de

los hechos.

El resto de puntos, se refieren al contenido del Informe de Fiscalización, elaborado por la

Cámara de Cuentas de Andalucía, que ya fue tenido en cuenta por la Juzgadora de Instancia al

elaborar su relato de Hechos Probados.

En resumen, esta Sala de Justicia aprecia que la Excma. Sra. Consejera, titular del

Departamento de instancia, ha ponderado adecuadamente las pruebas practicadas, a la luz de

los criterios de valoración o apreciación conjunta de la prueba, conforme a lo exigido por el

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artículo 218.2 de la LEC, por lo que no procede la revisión de los hechos probados que figuran

en la Sentencia recurrida, desestimándose, así, el motivo Quinto del recurso de apelación.

UNDÉCIMO.- No existiendo más cuestiones de índole procesal que requieran de un previo

pronunciamiento, por esta Sala de Justicia, procede entrar a valorar el fondo del tema litigioso

planteado.

El objeto de la cuestión sometida a enjuiciamiento en esta apelación consiste en determinar si

existió un perjuicio constitutivo de alcance en los fondos públicos de la Junta de Andalucía, por

un importe cifrado en la Sentencia de instancia, en la cantidad de 5.199.707,34 euros, por la

realización de pagos en concepto de ayudas sociolaborales a la mercantil “A. de S., S.A.”,

carentes de justificación y prescindiendo de los procedimientos establecidos, por las normas

de índole contable, vigentes y aplicables en la Comunidad Autónoma citada, y del que se

considera responsable contable directo, hasta la cantidad 4.343.143,78 euros a Don D. A. R. G.,

que ocupaba el cargo de Director General de Trabajo, de la Consejería de Empleo de la Junta

autonómica, en el momento de producirse los hechos, de forma solidaria con la citada

mercantil “A. de S., S.A.

En la Resolución recurrida, se condenó, también, a Don J. M. C., que ocupaba el cargo de

Director General de Trabajo y Seguridad Social, de la Consejería de Empleo de la Junta

Autonómica, en un período temporal anterior. Consta debidamente acreditado en autos que

en el procedimiento contable de instancia el Sr. M. C. fue declarado en rebeldía, mediante

Decreto de 13 de febrero de 2017 (folios 300 y 301 de la Pieza Principal del Procedimiento –

Tomo II-), y tampoco se ha personado en esta fase de apelación, por lo que la falta de

alegaciones en su defensa del citado codemandado en las sucesivas fases jurisdiccionales,

incluida, por tanto, la presente, de carácter revisorio, releva a esta Sala de Justicia de examinar

los fundamentos de la Sentencia recurrida que a él le son aplicables. La mercantil “A. de S.,

S.A.”, no se ha personado en este recurso de apelación, ni realizado alegación alguna en esta

segunda instancia por lo que cabe hacer la misma observación que en el caso anterior respecto

a los aspectos de su condena recaída en la Sentencia de 25 de abril de 2018.

Cabe recordar en primer término que el art. 72.1 de la Ley de Funcionamiento del Tribunal de

Cuentas dispone que «se entenderá por alcance el saldo deudor injustificado de una cuenta o,

en términos generales, la ausencia de numerario o de justificación en las cuentas que deban

rendir las personas que tengan a su cargo el manejo de caudales o efectos públicos». De dicho

precepto se desprende, de manera clara, que el alcance viene determinado por el resultado, es

decir, por la inexistencia de justificación en una cuenta de fondos públicos, por la ausencia de

acreditación del destino dado a los caudales o efectos públicos o, incluso, por la desaparición

injustificada de los mismos, siendo, pues, indiferente la clase de cuenta o el concepto en

donde aquél luzca, esto es, podrá existir en un pago en firme, o a justificar, en una

subvención... etc. La Sala de Justicia de este Tribunal de Cuentas se ha pronunciado en este

mismo sentido en criterio doctrinal consolidado.

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Constituye, por tanto, alcance la falta de justificación de los fondos concedidos a que se refiere

la Ley 38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones, así como en la normativa

reglamentaria autonómica en materia de subvenciones y ayudas económicas, aplicables

sucesivamente en el período temporal en que surgieron los supuestos enjuiciados en las

presentes actuaciones, artículo 99 de la Ley General de la Hacienda Pública de la Comunidad

Autónoma de Andalucía, disposiciones contenidas en el Decreto de la Junta de Andalucía nº

254/2001, de 20 de noviembre, que aprobó el Reglamento que regulaba los Procedimientos

para la Concesión de Subvenciones y Ayudas Públicas por la Administración de la Junta de

Andalucía y sus Organismos Autónomos y su régimen jurídico, y el Decreto autonómico nº

282/2010, de 4 de mayo, que aprobó el Reglamento de los Procedimientos de Concesión de

Subvenciones de la Administración de la Junta de Andalucía, que fueron dictadas con el fin de

adaptar los correspondientes procedimientos de concesión de aquéllas, a las exigencias de la

citada Ley General de Subvenciones, según se determina en los Decretos citados

anteriormente.

El alcance viene determinado por el resultado, es decir, por la inexistencia de justificación en

una cuenta de fondos públicos, por lo que la falta de justificación de subvenciones y ayudas

económicas públicas, el incumplimiento del objeto, fin, actividad o proyecto al que se destinan

los fondos de la subvención, o percibir la misma, sin reunir los requisitos exigidos, constituyen

supuesto de alcance, siendo responsables de su justificación, y sujetos obligados a rendir las

cuentas al Tribunal de Cuentas, conforme a lo establecido en el artículo 49.1 en relación con el

artículo 34 de la LFTCu las personas o entidades perceptoras de subvenciones, créditos, avales

u otras ayudas procedentes del Sector Público.

DUODÉCIMO.- Para determinar si los hechos enjuiciados en el presente proceso de

responsabilidad contable, resultan, o no, constitutivos de alcance, se ha de determinar si ha

existido, o no, daño a los caudales públicos, y se han cumplido correctamente, por parte de las

personas legalmente obligadas a hacerlo, las operaciones de cargo y data, que comprenden,

en general, como señala, entre otras, la Sentencia nº 22/2009, de 29 de septiembre, de esta

Sala, las siguientes fases: a) la entrega de los fondos o efectos públicos, que produce efectos

traslativos de su posesión, desplazándose la misma a la persona que los recibe, quien queda

obligada a su custodia, administración o gestión con la diligencia exigible a quien acepta

negociar intereses ajenos y, en particular, intereses públicos; b) finalizada su gestión, el gestor

ve liberada su responsabilidad mediante la operación de descargo o data, a través de la cual

devuelve todo o parte de los fondos recibidos y/o el producto de su llamada “cuentadación”;

c) y, en todo caso, los formalismos legales para el cargo o para la data, a los efectos de la

responsabilidad contable, deben interpretarse bajo la perspectiva de si su ausencia ha

menoscabado, o no, la integridad del Patrimonio Público.

En el ámbito contable, cuyo contenido es el de una responsabilidad patrimonial y no

sancionadora, es de aplicación el principio civil de carga de la prueba, establecido en el artículo

217 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, por el cual únicamente si los hechos hubieran quedado

inciertos, por aplicación del principio de “onus probandi”, habría que acudir a las reglas de

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distribución de la carga de la prueba, de forma que los efectos perjudiciales de la falta de

prueba fueran soportados por aquel a quien le correspondía la carga de probar.

En el caso de autos ha correspondido probar a la representación Letrada de la Junta de

Andalucía, que se ha producido un perjuicio en los fondos públicos de dicha Comunidad

Autónoma, como consecuencia de la actuación ilícita y gravemente culpable o negligente de

Don D. A. R. G., en calidad de ordenador de pagos de siete ayudas económicas públicas a la

mercantil “A. de S., S.A.”, lo que supuso una salida de dinero público carente de cobertura

legal y, por tanto, injustificada. Y al Sr. R. G. le correspondía probar los hechos que impidieran,

desvirtuaran o extinguieran la obligación de indemnizar los daños y perjuicios causados, es

decir, en el presente caso, que no existió realmente un alcance, al ser legales las cantidades,

en concepto de ayudas socio-laborales, percibidas y estar debidamente justificadas o que

faltara alguno de los requisitos que la Ley exige para que pueda apreciarse responsabilidad

contable.

El análisis de la documental que obra en los ramos de prueba en las distintas Piezas que

constan en el Procedimiento de Reintegro por Alcance B-225/15, revelan unos extremos que

fueron apreciados por la Consejera de Instancia respaldando los argumentos jurídicos,

mantenidos por la parte demandante, Junta de Andalucía, que denunció la existencia de un

alcance en los fondos públicos de la citada Administración Autonómica, y que son

consecuencia del contenido y, conclusiones plasmadas en el “Informe de Fiscalización de las

ayudas socio-laborales a trabajadores afectados por expedientes de regulación de empleo y

empresas en crisis otorgadas por la Administración de la Junta de Andalucía, 2001-2010”,

aprobado por el Pleno de la Cámara de Cuentas de Andalucía, en fecha 18 de octubre de 2012.

En relación con el valor probatorio de los Informes de Fiscalización, la Sala de Justicia, por

todas, Sentencias de nº 2/2015, 26 de mayo y nº 8/2014, de 24 de julio, ha venido

manteniendo que constituyen un medio de prueba cualificado por razón de su autoría,

destinatarios y procedimiento de elaboración, que, no vincula al Órgano jurisdiccional, y que

ha de ponderarse conforme a las reglas de la sana crítica, dentro de una valoración conjunta

de la prueba practicada en el proceso, pudiendo separarse de forma motivada de lo

establecido en ellos.

De este criterio doctrinal se desprende que, fijados por un informe de fiscalización los hechos

constitutivos de presunta responsabilidad contable, corresponde al demandado la carga de

probar que dicho alcance no se produjo, o que fue otra su cuantía, o que no se le puede

imputar la responsabilidad contable derivada del mismo.

Con base en el citado “Informe de Fiscalización de las ayudas socio-laborales a trabajadores

afectados por expedientes de regulación de empleo y empresas en crisis otorgadas por la

Administración de la Junta de Andalucía, 2001-2010”, la Consejera de instancia determinó que

en el presente procedimiento se había incurrido en graves irregularidades en la tramitación,

concesión y abono de las ayudas económicas de carácter sociolaboral, por parte de los

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responsables de su gestión. Así el Fundamento Jurídico Segundo de la Sentencia recurrida

señala:

1) Hasta la publicación de la Orden de 3 de marzo de 2010 no consta acto administrativo

previo y necesario de delegación de competencias, con los requisitos que exigen los artículos

13 de la Ley 30/1992 y 101 y 102 de la Ley 9/2007, del Consejero de Empleo a favor del

Director General de Trabajo y Seguridad Social, para la concesión de las subvenciones y ayudas

del programa presupuestario 31L.

2) No han quedado acreditadas en los expedientes de concesión de las ayudas a empresas las

razones de interés social o económico, exigidas por el artículo 12.5 del Decreto 254/2001.

3) Se ha realizado un uso inadecuado de la figura de las transferencias de financiación como

procedimiento de ejecución presupuestaria para tramitar las ayudas concedidas por la

Consejería de Empleo con cargo al programa 31L, lo que ha llevado entre otras consecuencias,

a la ausencia de la preceptiva fiscalización previa, adecuada a la naturaleza del gasto

subvencional.

4) La Consejería de Empleo no realizó el diseño previo de las ayudas; no estableciéndose los

requisitos exigidos para ser beneficiarios, para la aceptación o rechazo de las solicitudes, los

plazos de ejecución de las acciones a subvencionar, ni las actuaciones posteriores encaminadas

a obtener la justificación del cumplimiento de las finalidades y del empleo de los fondos

otorgados.

5) En las ayudas a empresas se ha constatado la enorme diversidad de actividades,

actuaciones, objetivos o proyectos que se han pretendido atender. Hasta el ejercicio 2010 se

han otorgado las ayudas prescindiendo absolutamente del procedimiento administrativo

establecido al efecto. No se ha exigido por la Administración, ni ha quedado acreditado por el

beneficiario, el cumplimiento de las finalidades para las que fueron concedidas, ni la correcta

aplicación de los fondos.

6) La calificación de estas ayudas como subvención excepcional dio lugar a un abuso del

margen de la discrecionalidad administrativa en su concesión, que se ha puesto de manifiesto

en hechos tales como, la concentración de las ayudas en determinadas zonas geográficas, en

grupos de empresas y en concesiones realizadas sin acreditar el fin o interés público

perseguido con las mismas.

La parte apelante ha manifestado que la resolución que se recurre ha tomado en

consideración epígrafes del Informe de Fiscalización de la Cámara de Cuentas de Andalucía

pero ha omitido otros de igual, o mayor trascendencia, para la defensa de su representado.

Dicho argumento debe rechazarse, por cuanto la Sala aprecia que la Juzgadora de instancia ha

tenido en cuenta, no sólo los datos económicos y técnicos plasmados en el citado Informe de

Fiscalización, sino que, a la hora de su valoración, los ha puesto en relación con el resto del

material probatorio del proceso.

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Así, consta acreditado en las actuaciones que en el curso de las investigaciones desarrolladas

por el Juzgado de Instrucción nº 6 de Sevilla, se determinó que entre los años 2000 y 2011 se

implantó y mantuvo, desde el gobierno de la Junta de Andalucía y en el área de la Consejería

de Trabajo un procedimiento que, a través de distintas modalidades, vino a denominarse

“procedimiento específico”, cuyo objeto era eludir la aplicación de los procedimientos

ordinarios y, en especial, los mecanismos de control previo de la Intervención General de la

Junta de Andalucía, para la disposición de las partidas presupuestarias que fueron objeto de un

reparto discrecional o, incluso, arbitrario, destinadas a ayudas socio-laborales y a empresas, en

cuantía no inferior a 854.838.243 euros, para ser distribuidas a través de subvenciones a

empresas para financiar el coste de despido colectivo de trabajadores, o de subvenciones a

empresas con fines distintos a aquél, o de subvenciones a personas físicas afectadas por

expedientes de regulación de empleo, (folio 326 vuelto de la Pieza Principal del Procedimiento

–Tomo II-).

DECIMOTERCERO.- De lo que se trata ahora es determinar si el recurrente Sr. R. G. participó de

ese irregular “procedimiento especial” cuando, en el marco de la gestión de las siete “ayudas

sociolaborales” concedidas a la mercantil “A. de S., S.A.”, acordó y ordenó el despacho de

cantidades por importe de 4.343.143,78 euros (Hechos Probados Séptimo a Noveno de la

Sentencia recurrida), carentes de cobertura legal, dando lugar a un menoscabo en los fondos

públicos de la Junta de Andalucía, susceptible de ser calificado como alcance de fondos

públicos.

Como queda expuesto en el Informe de Fiscalización, la normativa aplicable a los hechos

objeto de las presentes actuaciones está constituida por el Título VIII de la Ley 5/1983, de 19

de julio, General de Hacienda Pública de la Comunidad Autónoma de Andalucía, el Decreto

254/2001, de 20 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento que regula los

Procedimientos para la Concesión de Subvenciones y Ayudas Públicas por la Administración de

la Junta de Andalucía y sus Organismos Autónomos y su régimen jurídico, la Ley 38/2003, de

17 de noviembre, General de Subvenciones, el Real Decreto 887/2006, de 21 de julio, por el

que se aprueba el Reglamento de la Le 38/2003, de 17 de noviembre, General de

Subvenciones, el Decreto 282/2010, de 4 de mayo, por el que se aprueba el Reglamento de los

Procedimientos de Concesión de Subvenciones de la Administración de la Junta de Andalucía.

Y, finalmente con fecha 27 de abril de 2010 el Consejero de Empleo aprobó una orden de

encomienda a IDEA que tenía por objeto “…la ejecución material y técnica de la

materialización de pagos de ayudas excepcionales y socio-laborales a empresas situadas en

Andalucía, con dificultades económicas transitorias, en aras a evitar el cese de la actividad

productiva y, por extensión, sus negativas repercusiones en el empleo facilitando la

reestructuración de las mismas y garantizando la correspondiente viabilidad”.

La Consejera de Instancia se encargó de señalar, en el Fundamento Sexto de su Sentencia que

“…Tanto el art. 15 del citado Decreto 254/2001 vigente en el momento de concederse las tres

primeras ayudas públicas, como el art. 34 del Decreto 282/2010, de 4 de mayo, por el que se

aprobó el Reglamento de los procedimientos de concesión de subvenciones de la

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Administración de la Junta de Andalucía, vigente en el momento de producirse el resto de los

hechos enjuiciados, establecían que la solicitud de una subvención o ayuda pública debía

contener los extremos señalados en el artículo 70 de la Ley de Régimen Jurídico de las

Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, e indicar el importe de la

subvención o ayuda que se solicitaba y la actividad a subvencionar, acompañando, cuando

fuese susceptible de ello, memoria descriptiva de la actividad para la que se solicitaba y el

presupuesto de la misma con detalle de ingresos y gastos y desglose de partidas o conceptos,

así como declaración expresa responsable de la concesión o solicitud de otras subvenciones o

ayudas para la misma finalidad, procedentes de cualesquiera Administraciones o entes públicos

o privados, nacionales o internacionales…También estaba previsto que en las subvenciones

excepcionales se motivarían las razones debidamente justificadas que dificultasen su

convocatoria pública, así como la inexistencia de bases reguladoras a las que poder acogerse. Y

que en el procedimiento de concesión de las subvenciones debía acreditarse la finalidad pública

o las razones de interés social o económico, y cuál era el contenido mínimo que debía tener la

resolución motivada que acordaba su concesión…”.

Esta Sala de Justicia considera para la resolución del caso planteado la invocación de tales

preceptos, así como la verificación de un posible incumplimiento de los mismos, con el examen

de los documentos que constan en los distintos expedientes administrativos que afectan a la

mercantil “A. de S., S.A.”, obrantes (en formato CD) al folio 208 bis de la Pieza Principal del

Procedimiento (Tomo I).

El examen de los mismos determina graves irregularidades que son las siguientes:

1.- Respecto a las solicitudes de las ayudas por parte de la mercantil “A. de S., S.A.”, la falta de

acreditación de las circunstancias determinantes de la imposibilidad de la empresa para hacer

frente a dichas deudas, la carencia de la más mínima mención a los datos de viabilidad de la

mercantil, ni de plan alguno que se hubiera previsto para atender a la misma, siquiera de

forma parcial, en las dos únicas memorias aportadas en sendos expedientes, omitiendo

totalmente dichos instrumentos administrativos en los cinco expedientes restantes que se

aprobaron y abonaron con total incumplimiento de tales requisitos, únicos exigidos para tratar

de justificar los fines públicos que se pretendían satisfacer con dichas ayudas financieras

públicas.

2. En cuanto a las resoluciones de concesión de aquéllas, por parte del Sr. R. G., a la sazón,

Director General de Trabajo, la total imprecisión del, o de los, sujeto/s beneficiario/s, las

resoluciones designaban como beneficiarios a los trabajadores, incluyéndose los

correspondientes Anexos con las listas de personal afectado, el importe de las ayudas fue

transferido a la empresa, mediante transferencia a una cuenta corriente de su titularidad, para

que fuera destinado al pago de obligaciones de la empresa, por lo que no cabe considerar que

los beneficiarios fueran los trabajadores, sino la empresa, que pudo hacer frente a sus costes

laborales con los fondos públicos recibidos.

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La ausencia de determinación en las resoluciones de concesión del objetivo a cumplir,

proyecto a ejecutar, actividad o comportamiento singular a realizar por el beneficiario, no

siendo suficiente a estos efectos la imprecisa referencia a los “gastos de personal y

mantenimiento de la viabilidad de la actividad económica”, que hace la resolución de

concesión en las condiciones particulares de la ayuda, con infracción del artículo 2.1.b) de la

Ley General de Subvenciones, en el que se establece como requisito esencial de toda

subvención, sin excluir las excepcionales, “que la entrega esté sujeta al cumplimiento de un

determinado objetivo, la ejecución de un proyecto, la realización de una actividad, la adopción

de un comportamiento singular, ya realizados o por desarrollar, o la concurrencia de una

situación, debiendo el beneficiario cumplir las obligaciones materiales y formales que se

hubieran establecido”.

3. De manera más relevante, la omisión de la fiscalización previa por parte de la Intervención

General de la Junta de Andalucía de la concesión y pago de las ayudas, al seguirse el abono de

las ayudas mediante el método de “transferencias de financiación”, sistema que, como se

deduce claramente del Informe de Fiscalización, fue concebido, cabalmente, con el fin de

eludir, precisamente, el control financiero previo, por parte de dicha Intervención General

autonómica.

La parte apelante ha tratado de desvirtuar la anterior argumentación, que es coincidente con

la mantenida en la Sentencia recurrida, mediante varias líneas argumentales, que se basan en

que el Sr. R. G., como ordenador de pagos, actuó conforme a Derecho, porque en el momento

en que ordenó los pagos de las subvenciones o ayudas económicas, constituían deudas

debidas, manifestando asimismo que su ejecución se amparó en un título válido y eficaz que

vendría constituido por la entrada en vigor de la Orden de 27 de abril de 2010. Igualmente

mantuvo que su eficacia no estaba suspendida ni condicionada, al no existir reparo por parte

de la intervención, ni se encontraba sometido a recurso alguno. Siguió argumentando que, sin

perjuicio de la posibilidad de que este Tribunal pudiera declarar que una norma general no

fuera conforme a Derecho, a los solos efectos prejudiciales, dicha declaración no afectaría a los

actos firmes dictados en aplicación de la misma.

Estos motivos deben ser rechazados por esta Sala de Justicia, respecto a la fundamentación de

que los actos administrativos se realizaron prescindiendo totalmente de los procedimientos

legalmente establecidos, ello no quiere decir que se anulen por ser contrarios a Derecho, ni el

Decreto 254/2001, de 20 de noviembre, ni el Decreto 282/2010, de 4 de mayo, que lo

sustituyó, ni tampoco la Orden de 27 de abril de 2010, y ello porque si declarase la nulidad de

normas administrativas de rango inferior a la Ley o actos administrativos derivados de ellas, se

estaría incurriendo en exceso de jurisdicción, al invadir competencias que corresponden al

orden jurisdiccional contencioso administrativo.

Lo que afirma este Tribunal es que los dos Decretos anteriormente referidos se dictaron, como

expresamente se manifiesta, con el fin de adaptar los correspondientes procedimientos de

concesión de las ayudas, a las exigencias de la Ley General de Subvenciones, y sin embargo,

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como se desprende del Informe de la Cámara de Cuentas de Andalucía, las personas que

ordenaron los pagos –entre los que se encuentra el apelante-, de manera arbitraria ignoraron

la aplicación de esas normas.

Tampoco discute este Tribunal la validez de la Orden de 21 de abril de 2010, sino que frente a

las alegaciones del recurrente de que dicha norma habilita, mediante encomienda, la

“…ejecución material y técnica de la materialización de pagos de ayudas excepcionales y socio-

laborales a empresas situadas en Andalucía…” cabe señalar que la misma Orden, en el punto

Séptimo de su parte dispositiva establece la obligación de la Agencia de Innovación y

Desarrollo de Andalucía de someterse a actuaciones de compromiso y control por parte del

órgano concedente con respecto a la gestión de los fondos recibidos, así como cualquier otra

actuación de comprobación y control financiero que puedan realizar otros órganos de control

competentes.

De ello se infiere que la norma de aplicación determina la obligación que tenía el Sr. R. G.,

como concedente de las ayudas económicas y ordenador de los pagos, de realizar la

comprobación y el control sobre la legalidad de los fondos que concedió y su correcto empleo

a los fines perseguidos y que, como consta de la prueba practicada en el presente

procedimiento, no realizó.

En segundo lugar, manifiesta el apelante en defensa de que no existió daño o menoscabo a los

fondos públicos autonómicos ya que determinadas Actas del Comité de Coordinación y

Seguimiento tras el cierre de la financiación correspondiente a la Encomienda de 2010,

reflejaban, una imputación de cantidades a la aplicación Presupuestaria a la entonces

Dirección General de Trabajo, de la que estaba a cargo el recurrente, un superávit de

9.865.208,08 euros. Cabe señalar al respecto que la alegación anterior no puede justificar la

inexistencia de daño como pretende el recurrente, al tratarse de resultados globales de una

aplicación presupuestaria, en dónde no es posible determinar si el citado superávit afectaba, o

no, a los expedientes relativos a la mercantil “A. de S., S.A.”. El dato económico que da el

apelante, sólo permitiría deducir que el eventual superávit que hubiera podido arrojar la

Encomienda de 2010 sufrió una merma en su cuantía, al menos, por valor de 4.343.143,78

euros, que podrían haber sido destinados, de haber sido bien gestionados, a sufragar otros

gastos o deudas generados por la Comunidad Autónoma de Andalucía en dicho ejercicio

presupuestario, pero dichas alegaciones no desvirtúan los razonamientos realizados en la

sentencia que se recurre.

Este Tribunal debe concluir, por consiguiente, que las ayudas socio-laborales, por importe de

4.343.143,78 euros, que fueron percibidas por la mercantil “A. de S., S.A.” carecen de la más

mínima justificación en cuanto a su finalidad e interés público, y en las que se incumplió la

normativa aplicable para la concesión de este tipo de ayudas. Por lo que el alcance, es decir, el

daño o menoscabo a los fondos públicos de la Junta De Andalucía, por esa cuantía, queda

plenamente acreditado en estos autos, como se puso de manifiesto en la Sentencia de

Instancia.

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DECIMOCUARTO.- Habiéndose apreciado la existencia de un quebranto patrimonial en el

Erario Público de la Junta De Andalucía, por importe de 4.343.143,78 euros, referido a los

expedientes de ayudas socio-laborales concedidas a la mercantil “A. de S., S.A.”, en los que

intervino como concedente y ordenador de los pagos el Sr. R. G. para que se pueda declarar la

existencia de un alcance, no basta sólo con que se detecte un menoscabo económico en los

fondos públicos, sino que, además, deben concurrir todos los requisitos o elementos

configuradores de la responsabilidad contable.

La existencia de un daño o menoscabo efectivo e individualizado con relación a determinados

caudales o efectos y evaluable económicamente y la vulneración de la normativa

presupuestaria y contable reguladora del Sector Público (en este caso, del Sector Público

Autonómico de Andalucía y el general, también aplicable, sobre subvenciones públicas) ya ha

quedado acreditada en los Fundamentos anteriores que se da por reproducido. También se ha

puesto de relieve el carácter de cuentadante del Sr. R. G., al tratar el tema de la legitimación

pasiva, en el Fundamento jurídico Séptimo de esta Resolución.

Procede analizar el elemento subjetivo que ha de concurrir para la existencia de

responsabilidad contable, consiste en que la actuación desarrollada por el gestor de los fondos

públicos haya concurrido dolo, culpa o negligencia graves.

Esta Sala de Justicia, en numerosas resoluciones, por todas la Sentencia de la Sala de Apelación

3/2008, de 31 de marzo de 2008, ha precisado que, en el ámbito contable, ha de exigirse al

gestor de fondos públicos “una especial diligencia en el cumplimiento de las obligaciones de

custodia, justificación y rendición de cuentas, en cuanto su incumplimiento da lugar a una

conducta, generadora de daños y perjuicios, que puede considerarse socialmente reprobable”.

Por consiguiente, es necesario que el responsable contable haya actuado consciente de que su

comportamiento provocaba o podía provocar un perjuicio a los fondos públicos tenidos bajo

su cargo y manejo, sin adoptar las medidas necesarias para evitarlo, queriendo por ese solo

hecho los menoscabos ocasionados en cuyo caso estaríamos ante el dolo, en sentido contable

o, que en su actuación no haya desplegado la debida diligencia -la culpa o negligencia-,

entendiendo que, ésta, obliga a tomar las medidas correspondientes para evitar el resultado

dañoso, previo un juicio de previsibilidad del mismo. De forma que es negligente, quien no

prevé debiendo hacerlo, lo que le lleva a no evitar el daño, o quien, previendo, no ha tomado

las medidas necesarias y adecuadas para evitar el evento, pero sin que en ningún caso se

vislumbre una voluntad dirigida a producirlo o a quererlo, pues entraríamos en la

consideración del dolo contable.

La Consejera de instancia, en la Sentencia recurrida, ha apreciado la existencia de culpa grave

ya que, el gestor de los fondos públicos omitió la diligencia exigible y dio lugar a unos pagos

que no debían haberse efectuado. Además añadió que, por razón de su cargo, debía ser

plenamente conocedor de que con su actuación incumplía gravemente la normativa

presupuestaria y contable, de la cual se apartó al no seguir el procedimiento legalmente

establecido y eludir los controles legalmente previstos para conceder y ordenar el pago de las

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ayudas, en las que no concurrían los presupuestos que justifican la concesión de ayudas

excepcionales y que no fueron justificadas.

La parte apelante afirma que actuó con la diligencia exigida, en primer lugar porque cumplió

con las disposiciones que estaban vigentes en el período que ostentó su cargo público, y en

segundo lugar porque para determinar la existencia de dicha diligencia debía ponderarse si,

con su actuación, contribuyó al mantenimiento del que se denominó “procedimiento

específico” o, por el contrario realizó actuaciones en el marco de sus competencias como

Director General de Trabajo de la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía, encaminadas

a poner fin al mismo. A estos efectos cita el Dictamen de la Comisión del Parlamento de

Andalucía sobre las ayudas socio-laborales, así como la Resolución de 10 de diciembre de 2012

de la Cámara de Cuentas de Andalucía, por la que se publicó el Informe de Fiscalización al que

se ha hecho referencia a lo largo de la fundamentación de esta Resolución y manifiesta que

ambos textos se tuvieron en cuenta por el Auto de la Sección Séptima de la Audiencia

Provincial de Sevilla, de 21 de abril de 2017, que estimó el recurso de apelación presentado

por el Sr. R. G. y acordó el sobreseimiento provisional de la causa respecto al hoy recurrente.

Esta Sala de Justicia para la desestimación del primero de los argumentos del apelante se

remite a los Fundamentos jurídicos precedentes. Respecto a la segunda de sus alegaciones,

considera que el Auto de la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Sevilla, de 21 de abril

de 2017, por el que fue liberado de todo cargo, debía ser valorado junto con el resto del caudal

probatorio del proceso, y respecto del “procedimiento especial” coincidía con las

irregularidades legales y de procedimiento puestas de manifiesto tanto en el Informe de

Fiscalización de la Cámara de Cuentas de Andalucía, como del resto de la documental obrante

en esta causa, conforme a los principios de la sana crítica.

El análisis del Auto de la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Sevilla, de 21 de abril de

2017, viene a confirmar la apreciación, cuanto menos, de una actuación gravemente

negligente por parte de Don D. A. R. G. Así consta acreditado al folio 325 vuelto de la Pieza

Principal, que el propio apelante declaró que era cierto que las ayudas socio-laborales se

realizaron al margen de la Intervención General de la Junta de Andalucía, sin fiscalización

previa del expediente de gasto por cada ayuda concedida y, además que el Sr. R. G. fue

advertido por personal de la propia Dirección General de Trabajo de la situación irregular que

existía en la incoación de los expedientes de ayudas (folio 325 “in fine” y 325 vuelto de la Pieza

Principal). Y, si bien es cierto que, tanto el entonces Viceconsejero, como el propio recurrente

siguieron el criterio de no ordenar ningún pago relativo a una nueva concesión de ayudas

socio-laborales o a empresas en crisis, y se limitaron a ordenar pagos aplazados, en relación a

compromisos adquiridos en etapas anteriores, las ayudas concedidas a A. de H. y a “A. de S.,

S.A.”, quedaron exceptuadas y fueron abonadas siguiéndose el “procedimiento específico”

denunciado (folios 326 “in fine” y 326 vuelto de la Pieza Principal).

Todo lo anterior determina que el Sr. R. G. incurrió en una conducta gravemente negligente,

por cuanto siendo plenamente consciente de las importantes irregularidades que afectaban a

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los expedientes de las citadas subvenciones, aplicó a unos de ellos unos criterios y fueron

paralizados o desestimados, y no los aplicó a otros, como sucedió con el expediente relativo a

la mercantil “A. de S., S.A.”, que, so pretexto de una vaga e injustificada causa de

“circunstancias excepcionales derivadas de una excesiva carga de trabajo” siguió adelante en

cuanto a la concesión y abono injustificado de las ayudas, con la consiguiente adopción de

decisiones de gasto, presididas por una evidente arbitrariedad. Asimismo, cabe señalar que

cuando tomó posesión de su cargo de Director General, había sido previa y debidamente

informado, de las graves infracciones legales que afectaban a los expedientes de ayudas,

existiendo, además, informes escritos sobre tales irregularidades, y, sin embargo, siguió

adelante con la tramitación, resolución, e ilícita ejecución de los siete expedientes relativos a

“A. de S., S.A.”.

DECIMOQUINTO.- Respecto a la existencia de nexo causal entre el daño producido a los

fondos de la Junta de Andalucía y la conducta realizada por el Sr. R. G., cabe señalar que en el

presente caso, la conducta gravemente negligente desarrollada por el recurrente, al no haber

adoptado las debidas precauciones en la gestión de las ayudas económicas, pese a tener

conocimiento de las graves irregularidades legales que venían afectando a los expedientes

relativos a dichos gastos subvencionados, dio lugar a que se abonaran las ayudas vulnerando la

normativa y el procedimiento legalmente establecido, que resultaron injustificados,

produciendo un perjuicio a los fondos públicos de la Junta de Andalucía.

DECIMOSEXTO.- De acuerdo con lo expuesto y razonado, esta Sala de Justicia entiende que

concurren, en el presente caso, todos y cada uno de los requisitos legal y jurisprudencialmente

exigidos para apreciar la responsabilidad contable por alcance de Don D. A. R. G. en la cantidad

de CUATRO MILLONES TRESCIENTOS CUARENTA Y TRES MIL CIENTO CUARENTA Y TRES EUROS

CON SETENTA Y OCHO CÉNTIMOS (4.343.143,78 €), a la que habrá de sumarse la cantidad que

resulte, conforme a Derecho, en concepto de intereses legales.

Por lo que procede desestimar íntegramente el recurso de apelación formulado por la

representación procesal de Don D. A. R. G. contra la Sentencia de 25 de abril de 2018 recaída

en el Procedimiento de Reintegro por Alcance nº B-225/15, que se confirma en su integridad.

DECIMOSÉPTIMO.- Respecto a las costas causadas en esta instancia, se imponen a Don D. A. R.

G., conforme al artículo 139.2 de la Ley 29/1998, de 13 de julio, reguladora de la Jurisdicción

Contencioso-Administrativa, al haber sido desestimado totalmente el recurso de apelación,

por dicha parte interpuesto.

En atención a lo expuesto, vistos los preceptos citados y demás de general aplicación.

III. PARTE DISPOSITIVA

LA SALA ACUERDA:

PRIMERO.- Desestimar el recurso nº 30/18, deducido por el Procurador de los Tribunales Don

Manuel Infante Sánchez, en nombre y representación de Don D. A. R. G., contra la Sentencia

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de 25 de abril de 2017, dictada en primera instancia por la Excma. Sra. Consejera de Cuentas,

titular del Departamento Segundo de la Sección de Enjuiciamiento de este Tribunal de

Cuentas, en el Procedimiento de Reintegro por Alcance nº B-225/15, del ramo de ramo de

Comunidades Autónomas, (Cª de Empleo – Ayudas destinadas a Empresas para la Financiación

de Planes de Viabilidad- A. de S., S.A.), Andalucía, que se confirma íntegramente.

SEGUNDO.- Imponer las costas de esta apelación a la parte apelante Don D. A. R. G.

Así lo disponemos y firmamos. Doy fe.

DILIGENCIA DE NOTIFICACIÓN: Notifíquese esta resolución a las partes con la advertencia de

que contra la misma cabe interponer recurso de casación, de conformidad con lo establecido

en el artículo 81 de la Ley de Funcionamiento del Tribunal de Cuentas, y en la forma prevista

en el artículo 84 de la precitada Ley, en relación con el artículo 89 de la Ley reguladora de la

Jurisdicción Contencioso-Administrativa, tras la modificación operada por la disposición final

3ª de la LO 7/2015.

PUBLICACIÓN.- Leída y publicada fue la precedente Sentencia por el Excmo. Sr. Consejero de

Cuentas Ponente en estos autos, Don José Manuel Suárez Robledano, celebrada Audiencia

Pública de la Sala de Justicia, de todo lo cual, como Secretaria de la misma, certifico en Madrid,

a veinte de marzo de dos mil diecinueve.