Resolviendo El Puzzle de La Atención Visual_ ¿Hacia La Desintegración Del «Homúnculo»

7
Psicothema ISSN: 0214-9915 [email protected] Universidad de Oviedo España Rosselló Mir, Jaume; Munar Roca, Enric Resolviendo el puzzle de la atención visual: ¿Hacia la desintegración del «homúnculo»? Psicothema, vol. 16, núm. 1, 2004, pp. 64-69 Universidad de Oviedo Oviedo, España Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72716111 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

description

atención

Transcript of Resolviendo El Puzzle de La Atención Visual_ ¿Hacia La Desintegración Del «Homúnculo»

  • PsicothemaISSN: [email protected] de OviedoEspaa

    Rossell Mir, Jaume; Munar Roca, EnricResolviendo el puzzle de la atencin visual: Hacia la desintegracin del homnculo?

    Psicothema, vol. 16, nm. 1, 2004, pp. 64-69Universidad de Oviedo

    Oviedo, Espaa

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72716111

    Cmo citar el artculo

    Nmero completo

    Ms informacin del artculo

    Pgina de la revista en redalyc.org

    Sistema de Informacin CientficaRed de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Proyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

  • Como ya sugiriera James (1890), todos nos entendemos cuan-do, coloquialmente, nos referimos a la atencin. Pero esa certi-dumbre fenomenolgica parece volverse contra nosotros en cuan-to intentamos ofrecer una definicin explicativa. Hoy en da, na-die sabe todava qu es la atencin, o, al menos, nadie resulta losuficientemente convincente a la hora de explicarlo. En concreto,cuando hablamos de atencin visual nos referimos a una ampliavariedad de fenmenos a los cuales, arbitrariamente, hemos deci-dido otorgar ese nombre. El estudio experimental de esta diversi-dad de manifestaciones ha propiciado la proliferacin de micro-modelos que slo hacen referencia a algn aspecto especfico de lafuncin atencional visual. En realidad, en el fondo de esta frag-mentacin y restriccin explicativas, se halla una controversia,planteada originalmente por James (1890), sobre si la atencin esun mecanismo causal (un agente) o si, en cambio, se trata de un re-sultado, de un efecto, tal vez de un fenmeno que se origina en unapluralidad indeterminada de procesos selectivos.

    La naturaleza diversa de la atencin

    La atencin no es ni una ni simple. El propio James ya eraconsciente de la polisemia del trmino cuando, en un apartado delcaptulo XI de su Principles of Psychology, se refera a las varie-dades de la atencin (James, 1890). Los avances metodolgicoshan revelado una naturaleza mltiple y altamente compleja de susmecanismos, lo que ha propiciado una confusin conceptual, ali-mentada por las aproximaciones que parten de diferentes nivelesexplicativos (cognitivo, neuropsicolgico, psicofisiolgico, for-mal, etc.) y por el hecho de que gran parte de los investigadoresllevan a cabo una labor muy especfica centrada en aspectos muyconcretos de la fenomenologa atencional, obviando, en general,cuestiones sustantivas.

    Esta naturaleza plural ha contribuido a que se hayan formuladomltiples descripciones ms o menos metafricas de los mecanis-mos atencionales: sin pretensin de exhaustividad, se han conce-bido como un filtro, como una suerte de energa en forma de re-cursos cognitivos, como un proceso que posibilita la percepcinconjunta de los rasgos visuales, como un mecanismo de orienta-cin en el espacio, como un proceso de seleccin del objeto, comoun sistema de control supervisor, como un fenmeno que se origi-na en la activacin de los circuitos sensoriomotores, como unapropiedad emergente de lentas interacciones competitivas en el se-

    Resolviendo el puzzle de la atencin visual:Hacia la desintegracin del homnculo?

    Jaume Rossell Mir y Enric Munar RocaUniversitat de les Illes Balears

    El estudio de la atencin visual, que ha revelado la naturaleza diversa de los mecanismos selectivos, hadado lugar a distintos modelos tericos, algunos de los cuales la entienden como un sistema de controlsupramodal, topando con el l lamado problema del homnculo. Las teoras de seleccin para la ac -c i n constituyen una alternativa sin ese inconveniente, que concibe la atencin como un fenmenoe m e rgente de los sesgos selectivos del propio sistema visual para la programacin y ejecucin de la ac-cin. Entre las mltip les cuestiones por resolver respecto a la atencin v isual, revisamos algunas que pa-recen ir esclarecindose: la controversia sobre el lugar de seleccin, la naturaleza excitatoria/inhibitoriade la atencin y la cuestin de las unidades de representacin seleccionadas. Resulta prometedora la in-vestigacin de la atencin en su dimensin temporal. En conjunto, los resultados experimentales sugie-ren una fragmentacin del homnculo o, quizs, un primer paso hacia su final desin tegracin.

    Solving the puzzle of visual attention: towards the homunculus disintegration? Research on visualattention, that has revealed the diverse nature of selection mechanisms, has given rise to different the-oretical approaches, some of which understand attention as a supramodal control system, encounteringthe so-called homunculus problem. Selection-for-action theories imply an alternative view withoutsuch trouble, conceiving attention like an emergent phenomenon from selective bias of the own visualsystem for the programming and execution of action. From among the numerous issues to be solvedwith regard to visual attention, we review a few that seem to be clarifying: the locus of selection con-troversy, the excitatory/inhibitory nature of attention, and the discussion about the representation unitsthat are selected. Research on attention in temporal dimension seems promising. Altogether, the expe-rimental results suggest a fragmentation of the homunculus or, perhaps, the first passage towards its fi-nal disintegration.

    Fecha recepcin: 10-2-03 Fecha aceptacin: 9-9-03Correspondencia: Jaume Rossell MirFacultad de PsicologaUniversitat de les Illes Balears07071 Palma de Mallorca (Spain)E-mail: [email protected]

    Psicothema 2004. Vol. 16, n 1 pp. 64-69 ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEGwww.psicothema.com Copyright 2004 Psicothema

  • no del sistema visual, etc. Ante tal diversidad de perspectivas, aveces resulta inevitable pensar en aquella historia de los cuatrociegos intentando describir un elefante

    Panorama sucinto del estudio contemporneo de la atencinvisual

    A partir de finales de los 70, el estudio de la atencin empieza acentrarse en la modalidad visual. Pronto surgirn aportaciones re-levantes del conexionismo, se empezarn a aplicar las tcnicas deneuroimagen y, desde la psicologa experimental, se estudiarn fe-nmenos atencionales muy diversos. Algunos de los tpicos fun-damentales que empezaron a ser investigados entonces constituyenlneas de investigacin consolidadas en la actualidad. Un nmerosignificativo de ellas parte de la concepcin de la atencin como unsistema de control ejecutivo. Esta perspectiva se encuentra implci-ta ya en los primeros modelos de automatizacin, que distinguenentre procesos automticos y controlados, y que consideran la ne-cesidad de la atencin como un criterio fundamental para distinguirentre ambos. Pese a que los criterios de automaticidad han sido ob-jeto de larga controversia, a que la dicotoma automaticidad/controlse concibe hoy ms bien como un c o n t i n u u m y a que se admite quelos procesos generalmente considerados automticos tambin estnsujetos a alguna forma de control, la atencin se ha seguido esti-mando como un mecanismo fundamental de supervisin de alto ni-vel que interviene en la direccin intencional y consciente de nues-tras acciones a partir de un sistema de procesamiento de capacidadlimitada. De este modo, aunque hoy parece claro que automtico yatencional no son trminos antagnicos, empiezan a proliferar enesa poca las perspectivas que conciben la atencin como el meca-nismo ejecutivo alternativo a los automatismos. Especial mencinmerece la propuesta de Norman y Shallice (1986), que postula laexistencia del llamado Sistema Atencional Supervisor (SAS), elcual, junto al Ejecutivo Central (EC) propuesto por los modelos dela memoria de trabajo, puede considerarse el comn antecesor detodas las perspectivas tericas que Rossell, Munar y Garrido(2001) han llamado m o n rq u i c a s la atencin visual es un meca-nismo de control supramodal, unitario y de capacidad limitada yo l i g rq u i c a s se trata, ms bien, de una serie limitada de mecanis-mos de dichas caractersticas que actan coordinados. En el marcoterico de tales aproximaciones resurge con fuerza el fantasma ho-muncular cartesiano: la cuestin de cmo seleccionamos la infor-macin disponible no se resuelve, sino que se traslada a cmo la se-lecciona nuestro SAS, nuestro EC u otros putativos mecanismos decontrol atencional, que, de este modo, son concebidos como una es-pecie de ente rector autnomo que posee precisamente las propie-dades funcionales que se intentan explicar, y que, ajeno a los siste-mas sensoriomotores, acta sobre ellos como si poseyera intenciny discernimiento. Las aproximaciones o l i g rq u i c a s, que, dejandoatrs la precaria nocin de un nico centro de control selectivo, re-conocen la naturaleza plural y diversa de la atencin, la explicanproponiendo un sistema atencional supramodal compuesto por dis-tintos componentes (o mdulos) que funcionan jerrquicamente ar-ticulados. Asistimos, as, a una multiplicacin de los dispositivoshomunculoides a partir de la diversificacin de los presuntos me-canismos de control, lo que corre el riesgo de constituir, ms queun paso hacia la disolucin del homnculo como sugieren Mon-sell y Driver (2000), un tumor terico en la modelizacin atencio-nal, una autntica plaga de enanos cartesianos, los nuevos duende-cillos del entendimiento y la accin.

    Crticas a la concepcin de la capacidad limitada: la seleccinpara la accin

    Tanto los datos neurofisiolgicos como los procedentes de lapsicologa experimental, que confirman la posibilidad de un altogrado de procesamiento en paralelo, sugieren que la capacidad denuestros sistemas perceptivos para procesar informacin, al menosen la modalidad visual, es formidable: segn muchos autores, vir-tualmente ilimitada (Allport, 1987; Neumann, van der Heijden yAllport, 1986). Esta evidencia cuestiona la necesidad terica de losmecanismos atencionales, al menos desde la perspectiva que de-fiende, desde finales de los 50, que el principal objetivo de la aten-cin es evitar la sobresaturacin y el colapso de un sistema visualde capacidad limitada. En contra de este enfoque tradicional, sepodran aducir mltiples evidencias experimentales que trascien-den el objeto de este trabajo. Baste con considerar que, a pesar dela atencin, nuestro sistema visual consigue procesar informacinno seleccionada (lvarez, Blanco y Leiros, 2002), y poner en mar-cha, independientemente del control atencional, distintos proce-sos, como, por ejemplo, la representacin episdica de un objeto(proceso de revisin) (Moreno-Ros y Tudela, 2001). Este proce-samiento visual, que se da pese a la atencin, se extiende a menu-do hasta niveles semnticos, dando lugar a fenmenos de interfe-rencia que afectan a la percepcin y a la accin (Ballesteros, Rea-les y Manga, 2000; Rueda, Tudela y Lupiaez, 2000).

    Est sujeto o no nuestro sistema visual a limitaciones de capa-cidad, resulta innegable que, a la hora de actuar, s nos vemos se-riamente restringidos: en algunas circunstancias, apenas podemosrealizar dos cosas a la vez. Si es verdad que nuestro cerebro pue-de procesar de forma concurrente tanta informacin, tal vez la di-ficultad primordial sea precisamente determinar qu informacinha de controlar qu efectores, dirigidos hacia qu lugar u objetos,en qu momento y en qu orden, de manera que nuestro compor-tamiento resulte adecuado a cada situacin. Segn esta concep-cin, la necesidad de la atencin se fundamentara en lo que All-port (1987) ha llamado seleccin para la accin: su funcin radi-cara en evitar el caos conductual a partir de la seleccin de la in-formacin apropiada para dirigir la ejecucin. Cuando un objetodeterminado gua nuestros actos, el resto de objetos potencialmen-te relevantes se encuentran inhibidos, aunque, en el curso de la ac-cin, aquellos objetos que se hallan en la trayectoria del movi-miento, pueden volver a capturar la atencin y ejercer un efectodistractor contrastable (Tipper, Howard y Jackson, 1997). En cual-quier caso, parece claro que los estmulos evocan automticamen-te determinadas acciones (Riddoch, Humphreys y Edwards, 2000).De entre todas ellas, seleccionamos una, no necesariamente la msfuertemente evocada a nivel estimular. Desde este punto de vista,tanto los objetos relevantes para la accin como los que no lo son,se procesan en paralelo hasta el nivel de planificacin de la accin.Slo entonces se resuelve, con relativa lentitud, la competencia en-tre las diversas representaciones mediante la atencin, que, segnestos autores, acta a partir de toda una serie de dispositivos inhi-bitorios que nos permiten llevar a cabo con xito nuestro objetivocomportamental. Dado que la direccin de un movimiento vienecodificada no a nivel de neuronas individuales la actividad de unamisma neurona puede hallarse implicada en dos acciones distin-tas, sino a nivel de poblaciones neuronales, la inhibicin se lle-vara a cabo sobre dichas poblaciones, aunque los patrones inhibi-dos tendran ciertos efectos detectables sobre la accin ejecutada(Tipper, Howard, y Houghton, 2000). Este punto de vista nos con-

    RESOLVIENDO EL PUZZLE DE LA ATENCIN VISUAL: HACIA LA DESINTEGRACIN DEL HOMNCULO? 65

  • duce a la paradjica conclusin de que nuestra capacidad de ac-cin se ve limitada precisamente debido a la seleccin atencional,aunque cabe precisar que dicha limitacin suele ser sumamenteadaptativa: as lo demuestran los casos de disfuncin frontal queafectan a los mecanismos inhibitorios aludidos(vase Riddoch,Humphreys y Edwards, 2000). Desde este enfoque, la atencin vi-sual no sera sino el conjunto de mecanismos inhibitorios que po-sibilitan la seleccin de la accin adecuada. Otras aproximacionesmatizan que la seleccin de la accin viene precedida por una se-leccin del objeto sobre el cual se va a actuar entre los mltiplesque evocan una respuesta potencial (Riddoch, Humphreys y Ed-wards, 2000). Esta ltima formulacin es congruente con el mo-delo de van der Heijden (1996), que propone dos mecanismos deseleccin complementarios: la seleccin para la accin (que sera,propiamente,la atencin) y la seleccin de la accin. Contamoshoy con trabajos que informan de distintos correlatos neurofisio-lgicos para cada uno de esos mecanismos selectivos (Thompson,Bichot y Schall, 2001).

    A la luz de lo que ahora sabemos, resulta fcil pensar que lapercepcin visual ha evolucionado como una forma de control dela accin. Desde este punto de vista, cuando se planifica una ac-cin, los mecanismos atencionales seran los responsables de se-leccionar las representaciones relevantes para actuar de formaadaptativa. As pues, la accin se halla tan ligada a la funcin dela atencin que, como afirma van der Heijden (1996), la tradicio-nal metfora del foco atencional puede considerarse caduca: lafuncin de los mecanismos atencionales se ilustra mejor a partir deactos como coger o caminar. Parece que el ojo de la mente no mi-ra para ver: mira para actuar.

    La atencin visual como preparacin de la accin

    Hay quien va ms all en su nocin de las relaciones entre losmecanismos atencionales y la accin, afirmando que la atencinvisoespacial encubierta es un fenmeno emergente de la activa-cin de un programa motor que no se llega a ejecutar. Esta pers-pectiva es tpica de la llamada teora premotora (Rizzolatti et al.1987), un modelo anrquico no hay ningn centro supramodalresponsable del control atencional que coincide en gran medidacon las teoras de seleccin para la accin. En su origen, esta pro-puesta se puede considerar un modelo de seleccin espacial parala accin, segn el cual existen toda una serie de circuitos fronto-parietales (mapas pragmticos) que codifican el espacio con fina-lidad ejecutiva. Cada uno de estos mapas pragmticos cuenta consu propia atencin: de hecho, sera difcilmente concebible laactuacin de un mecanismo atencional conjunto, que topara conla dificultad de actuar sobre formas distintas de codificar el espa-cio segn fuera el circuito neural implicado. As, la atencin espa-cial no sera ms que el epifenmeno resultante de la activacin delos mapas pragmticos que programan nuestra accin en el espa-cio, muy especialmente, de los involucrados en la preparacin delos movimientos oculares: se tratara, por tanto, de una propiedademergente de los sistemas responsables de las transformacionessensoriomotoras, sin necesidad de ningn agente de naturaleza su-pramodal. Lo que llamamos control atencional podra conseguirsesimplemente manteniendo constantes los parmetros del programaoculomotor apropiado.

    Resultados recientes sugieren que este modelo puede extender-se a la seleccin visual para la accin basada en el objeto. Por unlado, se encuentra la evidencia de un efecto de priming visomotor

    (Craighero et al., 1998), segn el cual las caractersticas de un ob-jeto que pretendemos alcanzar distintas a su localizacin espacial,pueden facilitar la puesta en marcha de programas motores ade-cuados para cogerlo. Por otra parte, parece que la preparacin deun movimiento para coger un objeto determinado reduce el tiem-po necesario para detectar y para discriminar otro objeto visual depropiedades similares, lo que descarta que los resultados obtenidossean simplemente producto de un priming visomotor y sugiere, encambio, que se trata de un efecto atencional motor-visual (MVAE)(Craighero et al., 1999). De este modo, la teora premotora ha pa-sado de referirse exclusivamente a la atencin visoespacial a ex-plicar tambin la atencin basada en el objeto, con lo que devieneuna propuesta genrica conforme a los modelos de seleccin parala accin y congruente con las aproximaciones anrquicas: desdeeste punto de vista, la atencin no slo emerge de la activacin delos mapas pragmticos que llevan a cabo un preprogramacin dela accin a partir de la localizacin espacial del estmulo, sino quetambin puede originarse en la programacin motora para cogerun determinado objeto en virtud de sus dimensiones, de su formao de cualquier otro atributo, o conjunto de atributos, no espacial.Evidencias recientes son congruentes con la hiptesis de que unaintencin de actuar especfica optimiza el procesamiento de las ca-ractersticas del objeto relevantes para la accin, sean o no de na-turaleza espacial (Bekkering y Neggers, 2002). No obstante, cabeapuntar que, segn Grosjean (2002), la facilitacin propia delMVAE tiene lugar a nivel postperceptivo, mientras que los efectosde la accin en el procesamiento perceptivo son ms bien opues-tos, dando lugar a un fenmeno de interferencia que se ha llama-do ceguera efecto de la accin (action-effect blindness). Seacom fuere, desde la perspectiva de la teora premotora y posturasafines, parece que el homnculo atencional se desvanece, dadoque la atencin se concibe como una propiedad emergente, intrn-seca a cada uno de los sistemas neurales que transforman la per-cepcin en accin. Algunas aportaciones de la neurociencia cog-nitiva sugieren que, mientras la atencin espacial involucra a lasmismas reas cerebrales que intervienen en el control oculomotorprecisamente las zonas que, desde posturas monrquicas y oli -grquicas, se invocan como sede del controlador atencional,cuando la atencin es de naturaleza no espacial, las reas cerebra-les activadas son otras, muy similares a las que se activan en elcontrol del movimiento de las extremidades (Nobre, 2001a). A te-nor de estas evidencias, parece que cabe estar en disposicin deprescindir del homnculo atencional. De hecho, desde la cienciacognitiva, se han diseado arquitecturas artificiales de procesa-miento de informacin que parecen comportarse como sistemasdirigidos de forma intencional o controlada a pesar de que lo ni-co programado son operaciones elementales de computacin. Laexistencia de un elemento rector inteligente es slo una ilusinque emerge de la actividad integrada de un ejrcito de idiotas.

    Competencia para el control de la accin

    La llamada hiptesis de la competencia integrada (o s e s g a -d a)(Duncan, 1996) comparte algunos puntos bsicos con la teorapremotora y, en general, con las teoras de seleccin para la accin.Parte del supuesto de que la representacin de un objeto en el sis-tema visual a partir de cualquiera de sus atributos va en detrimentode la representacin de objetos alternativos. Cuando un objeto esrepresentado en un sistema determinado (p.e., en el del color), estaprioridad se transmite a los dems, de manera que los diferentes sis-

    JAUME ROSSELL MIR Y ENRIC MUNAR ROCA66

  • temas tienden a converger en el procesamiento del mismo objetopara el control de la accin. Desde esta perspectiva a n rq u i c a, laatencin sera el estado subjetivo que emerge de ese sesgo integra-do. Relacionando esta propuesta con la teora premotora, Chelazziet al. (1993) apuntan que el postulado segn el cual la atencin de-riva de la activacin de los mismos circuitos que intervienen en lastransformaciones sensoriales no slo puede aplicarse a la codifica-cin sensoriomotora de la va dorsal, sino que puede hacerse ex-tensivo a la activacin de la representacin de un objeto en la vaventral, que permite su deteccin y el ulterior control de los efecto-res a partir de la generacin de una p l a n t i l l a atencional. Se ha con-firmado la existencia de una inhibicin mutua en la representacinneural de los objetos en las distintas regiones de la corteza visual(Kastner y Ungerleider, 2001). En conjunto, parece bastante slidala evidencia segn la cual la preparacin para actuar y la ejecucinen s influyen determinantemente sobre la seleccin atencional.

    Cuestiones que se aclaran y retos para el futuro

    En los ltimos aos, tanto la psicologa experimental como laneurociencia cognitiva han contribuido a un notable progreso en laaproximacin analtica a las distintas variedades atencionales y alos mltiples fenmenos a que dan lugar. Como resultado de ello,quizs por primera vez en la historia de la psicologa de la aten-cin siente uno cierta seguridad al afirmar que, conceptualmentehablando, se ha logrado ir ms all de James, abandonando, ade-ms, estriles debates sobre aspectos mal definidos. Sin embargo,nos queda an una dilatada serie de cuestiones por resolver, aun-que algunas, poco a poco, parecen ir esclarecindose.

    En qu lugar de la secuencia de procesamiento actala seleccin atencional visual?

    Tradicionalmente, el debate en torno a este tema ha dado lugara dos opciones tericas contrapuestas: los modelos de seleccintemprana la atencin acta sobre las propiedades fsicas de los es-tmulos y los de seleccin tarda la seleccin se lleva a cabo a ni-vel de respuesta y a partir de informacin categorial. Sin embarg o ,parece que nuestros mecanismos atencionales pueden hacer ambascosas, dependiendo, entre otros factores, de la carga perceptiva (La-vie, 1995) o de diversas exigencias de la tarea (Fournier y Shorter,2001). Por una parte, la atencin selectiva puede resultar percep-cin selectiva (seleccin temprana) cuando la carga perceptiva esalta; cuando no lo es, puede ser slo conducta selectiva (seleccintarda). Por otro lado, cabe pensar que la seleccin de la informa-cin se lleva a cabo lo antes posible, segn el balance coste/benefi-cios. De hecho, es posible una modulacin atencional temprana anivel de V1, incluso antes (!) de que empiece el procesamiento cor-tical del estmulo en cuestin (Driver y Franckowiak, 2001), aun-que el sesgo atencional tiende a aumentar a medida que se avanzaen la elaboracin de la informacin. Los resultados obtenidos hanhecho perder fuerza a la polmica seleccin temprana/seleccintarda, dado que, segn parece, hay diversos mecanismos que act-an en diferentes fases del procesamiento (Luck et al. , 1997). De es-te modo, se puede dar una modulacin de la actividad de las neu-ronas sensoriales, una facilitacin y/o inhibicin selectiva de lasrespuestas neurales a nivel parietal y temporal (en las vas dorsal yventral), una regulacin de la entrada de informacin en los siste-mas de la memoria de trabajo o, como sugieren algunas perspecti-vas de seleccin para la accin, un sesgo a nivel frontoparietal a

    favor de la informacin necesaria para la accin. Hay quien piensaque el sesgo atencional en los primeros estadios del procesamientovisual tiene su origen en las zonas fronto-temporo-parietales (Kast-ner y Ungerleider, 2001) siendo stas, por tanto, candidatas a al-b e rgar el policfalo homnculo atencional, aunque, quizs muchoms parsimnico que concebir un sistema de control atencional tandifuso y heterogneo sea pensar que la atencin es una propiedadintrnseca al sistema visual o, ms bien, a cada circuito sensorio-motor (Nobre 2001b). En cualquier caso, parece que la controver-sia sobre el lugar de seleccin se basaba en un falso debate que par-ta del supuesto de que se seleccionaba la informacin relacionadacon el nivel ms profundo extrado en paralelo. Duncan (1980) des-hizo el malentendido al defender que, aunque siempre se procesaen paralelo hasta el nivel semntico, se puede seleccionar la infor-macin basndose en niveles de elaboracin anteriores. Este postu-lado, con el que coincide, por ejemplo, la hiptesis del filtraje post -c a t e g o r i a l de van der Heijden (1984), pone de manifiesto que el lu-gar de seleccin no coincide necesariamente el nivel ms profundode procesamiento preatentivo.

    A partir de qu tipos de mecanismos acta la atencin visual?

    Se trata de la activacin de ciertas representaciones, de la in-hibicin de otras o de una combinacin de mecanismos facilitado-res e inhibitorios? Cada vez son ms rotundos los datos que de-muestran que la atencin, adems de realzar la informacin rele-vante, acta inhibiendo la potencialmente distractora. Entre lasevidencias experimentales congruentes con la existencia de meca-nismos inhibitorios destacan los efectos de priming negativo y lainhibicin de retorno. Revisiones recientes confirman la robustezde estos fenmenos (Tipper, 2001), que parecen hallarse relacio-nados (Milliken et al., 2000). Por otro lado, algunos trabajos entorno al foco atencional describen una zona perifocal afectada porprocesos inhibitorios, donde la resolucin atencional es peor queen zonas ms alejadas del centro de la atencin (Slotnick et al.2002). Tambin en el dominio del tiempo se manifiestan efectosinhibitorios tales como los que dan cuenta de fenmenos como elparpadeo atencional, el perodo refractario psicolgico o la ce -guera de repeticin. Las evidencias experimentales sugieren quepueden sucederse en apenas dcimas de segundo efectos facilita-torios y efectos inhibitorios (Cheal y Chastain, 2001). En definiti-va, la atencin acta facilitando el procesamiento de la informa-cin relevante e inhibiendo el de la distractora, al menos cuando lacarga de presentacin es considerable (Koshino, 2001).

    Cules son las unidades de informacin, el medio, sobre el queacta la atencin?

    A pesar de la afirmacin de las primeras versiones de la teora dela integracin de las caractersticas (Treisman y Gelade, 1980), se-gn la cual el nico atributo que puede captar la atencin por l mis-mo es la posicin espacial, resulta difcilmente cuestionable la posi-bilidad de seleccionar un estmulo a partir de otros rasgos o inclusobasndose en su configuracin como objeto. Segn numerosos in-dicios, dicha configuracin sera generada preatencionalmente, enuna etapa temprana del procesamiento visual (Kanwisher y Driver,1992). Las evidencias experimentales de la atencin basada en elo b j e t o son mltiples: la atencin puede dirigirse a una de dos figu-ras que se solapan en el espacio y tambin es posible seleccionar es-tmulos que se mueven aleatoria y rpidamente junto a una serie de

    RESOLVIENDO EL PUZZLE DE LA ATENCIN VISUAL: HACIA LA DESINTEGRACIN DEL HOMNCULO? 67

  • distractores. Por otro lado, fenmenos, entre otros, como la f a c i l i t a -cin atencional intraobjeto y la inhibicin de retorno basada en elo b j e t o, amn de las mltiples evidencias neuropsicolgicas (vaseScholl, 2001), no hacen sino confirmar la posibilidad de una selec-cin visual o b j e t i v a. Adems, al menos parte de los procesos selec-tivos inhibitorios se comportan como fenmenos no espaciales (Oli-vers y Humphreys, 2002). La cuestin radica en si la seleccin delobjeto lo es en ltima instancia, o se basa, en cambio, en un marcode referencia espacial. Segn esta ltima opcin, seran las disposi-ciones espaciales agrupadas (los grupos de localizaciones), y norepresentaciones espacialmente invariantes, las que podran ser se-leccionadas por nuestros mecanismos atencionales: la seleccin delobjeto slo sera posible en regiones espaciales previamente atendi-das. Cercano a esta perspectiva, van der Heijden (1996) defiendeque, aunque se da un procesamiento categorial previo a la actuacinde los mecanismos selectivos, la atencin se basa en la localizacinespacial y otros parmetros fsicos, ms eficaces como claves de se-leccin. De este modo, la ubicacin espacial tendra un s t a t u s p r i v i-legiado en la seleccin atencional.

    Sin embargo, mltiples resultados sugieren que es posible unagenuina atencin visual al objeto (Scholl, 2001), es decir que la se-leccin atencional puede guiarse a partir de las representacioneso b j e t i v a s de alto nivel, quizs induciendo una retroalimentacinque realce el procesamiento de los rasgos consistentes con el t a rg e ten las primeras etapas del procesamiento visual. Una explicacinalternativa atribuye a la seleccin basada en el objeto un lugar mstardo en la secuencia de procesamiento. Concretamente, Shoms-tein y Yantis (2002) proponen que la atencin al objeto se funda-menta en una prioridad estratgica segn la cual las posiciones in-trnsecas a un objeto atendido son examinadas antes que las inscri-tas en un objeto alternativo. Segn estos autores, la seleccin espa-cial tendra un carcter ms temprano que la seleccin del objeto:los resultados obtenidos apoyan este argumento en la medida enque demuestran que cuando la atencin se halla altamente focali-zada se dificulta la posibilidad de una seleccin basada en el obje-to. Lamy y Egeth (2002) discrepan de esta interpretacin tarda,apuntando que la seleccin del objeto ocurre en etapas tempranas,fundamentalmente en aras a evitar el coste de un cambio atencio-nal en el espacio. As, la facilitacin perceptiva de un objeto delcual se ha seleccionado en principio una parte, tendra sentido si pa-ra atender a otras partes del objeto potencialmente relevantes fueranecesario llevar a cabo un costoso cambio atencional. En defini-tiva, aunque no estn claras an las condiciones que determinan laatencin basada en el objeto, parece que la seleccin espacial noconstituye un imperativo del sistema, lo que cuestiona seriamentela validez de los modelos basados en la metfora del foco atencio-nal. No obstante, sigue la polmica entre aquellos que otorgan alespacio un rol especial en la seleccin visual de la representacinde un objeto y los que defienden, en cambio, que tiene una condi-cin similar a la de los dems atributos (Gold y Pratt, 2001). Al pa-r e c e r, uno de los factors cruciales a la hora de obtener evidenciasempricas a favor de una u otro opcin es el paradigma experimen-tal utilizado (Scholl, 2001). Para contribuir a resolver la controver-sia, podra resultar crucial la replicacin de los resultados que vana favor de una genuina atencin basada en el objeto trabajando congrupos gestlticos. Sin embargo, todo sugiere que, independiente-mente de la naturaleza ltima de la seleccin del objeto, la diversi-dad de los mecanismos atencionales permite, segn diversas con-diciones an por determinar, una seleccin basada en el espacio, enlos atributos, en la representacin global de un objeto o, incluso, en

    la representacin de alguna de sus partes. Esta gama de posibilida-des es coherente con una ptica funcionalista: si, como parece, lossistemas de percepcin y accin han evolucionado juntos, y la fun-cin de los mecanismos atencionales se relaciona con la necesidadde coordinacin entre ambos para llevar a cabo la accin oportuna,resulta lgico pensar que los mecanismos selectivos no slo puedanactuar sobre representaciones espaciales, sino tambin sobre las delos atributos o sobre la representacin de los objetos que, a menu-do, guan la ejecucin. Recurrir a una u otra forma de seleccinpuede ser una cuestin relacionada con los costes y beneficios: pa-rece que la atencin al objeto resulta provechosa en el caso de quela informacin global o b j e t i v a sea relevante para la accin, mien-tras que, si no es as, es menos costosa la seleccin de la ubicacinespacial (Mapelli, Cherubini y Umilt, 2002). Segn sea la expli-cacin ofrecida de los mecanismos subyacentes a esta visin poli-drica de la seleccin visual, los futuros modelos atencionales pue-den generar una o l i g a rqua p o l i h o m u n c u l a r, o pueden implicar, encambio, un primer paso hacia la erradicacin de cualquier agentehomunculoide en las teoras de la atencin visual.

    A modo de conclusin

    Muchas son las cuestiones que ataen a la investigacin con-tempornea sobre los mecanismos de seleccin en la visin que nohemos podido abordar por razones de espacio. Las planteadas sonslo una pequea muestra del debate cientfico en torno al puzzleinconcluso de la atencin visual. Est claro que se abren nuevos ho-rizontes, tanto desde la psicologa experimental como desde la neu-rociencia cognitiva. Destacan las lneas de investigacin que estu-dian la atencin visual en el tiempo, lo que podramos llamar aten-cin v i s o t e m p o r a l . En la ltima dcada, se ha puesto nfasis en lainvestigacin de los fenmenos atencionales en la dimensin tem-poral: amn de los ya mencionados, Botella y colaboradores hanabordado el estudio sistemtico de la formacin de conjuncionesilusorias en el dominio del tiempo (Arend, Botella y Barrada, 2003;Botella, Barriopedro y Suero, 2001). Asimismo, se investigan la in-tegracin perceptiva en el tiempo debida a la atencin, la evolucindiacrnica del sesgo atencional o la naturaleza de la orientacinatencional en el tiempo. De estos estudios se derivan implicacionesdirectamente relacionadas con el debate sobre el m e d i o de la aten-cin: tambin los e v e n t o s constituyen unidades potenciales de la se-leccin visual. Por otro lado, los resultados recientes en torno a losmecanismos de la atencin temporal parecen ser congruentes conlas pticas a n rq u i c a s de la atencin, dado que los circuitos neura-les implicados son esencialmente distintos a los que hasta ahora ha-ban sido candidatos a albergar la regencia atencional: los datos ob-tenidos apuntan a que la cuestin fundamental de entender qu esla atencin quizs pueda reducirse a la comprensin de la flexibili-dad computacional de los propios sistemas sensoriomotores (No-bre, 2001b). De confirmarse estos resultados, podramos estar asis-tiendo al prembulo de una suerte de exorcismo necesario, al ger-men desintegrador de la polifactica y tenaz prole homuncular.

    Agradecimientos

    Queremos agradecer a un revisor annimo sus valiosas e inte-ligentes sugerencias.

    Este trabajo se ha llevado a cabo en el marco de los proyectosB S O 2 0 0 0 - 1116-C04-01 y BSO2000-1116-C04-02, financiados porel Ministerio de Ciencia y Te c n o l o g a .

    JAUME ROSSELL MIR Y ENRIC MUNAR ROCA68

  • Allport, D.A. (1987). Selection for action: Some behavioural and neuro-physiological considerations of attention and action. En H. Heuer yA.F. Sanders (Eds.), Perspectives on perception and action (pp. 395-420). Hillsdale, NJ: LEA.

    lvarez, A., Blanco, M. y Leiros, L. (2002). Influencia de la simetra y lacurvilinealidad en el procesamiento de estmulos cerrados. Psicothema,14, 597-604.

    Arend, I., Botella, J. y Barrada, J.R. (2003). Carga emocional y formacinde conjunciones ilusorias en el dominio del tiempo. Psicothema, 15,446-455.

    Ballesteros, S., Reales, J.M. y Manga, D. (2000). Effects of type of design(blocked vs. randomized) on Stroop and emotional Stroop task. Psicot -hema, 12, 60-63.

    Bekkering, H. y Neggers, S.F.W. (2002). Visual search is modulated by ac-tion intentions. Psychological Science, 13, 370-374.

    Botella, J., Barriopedro, M.I. y Suero, M. (2001). A model for the forma-tion of illusory conjunctions in time domain. Journal of ExperimentalPsychology: Human Perception and Performance, 27, 1.452-1.467.

    Cheal, M. y Chastain, G. (2002). Timing of facilitatory and inhibitory ef-fects of visual attention. Visual Cognition, 9, 969-1.002.

    Chelazzi, L., Miller, E.K., Duncan, J. y Desimone, R. (1993). A neural ba-sis for visual search in inferior temporal cortex. Nature, 363, 345-347.

    Craighero, L., Fadiga, L., Rizzolatti, G. y Umilt, C. (1998). VisuomotorPriming. En W.X. Schneider y S. Maasen (Eds.), Mechanisms of VisualAttention: A Cognitive Neuroscience Perspective (pp. 109-126). Hove:Psychology Press.

    Craighero, L., Fadiga, L., Rizzolatti, G. y Umilt, C. (1999). Action forperception: A motor-visual attentional effect. Journal of ExperimentalPsychology: Human Perception and Performance, 25, 1.673-1.692.

    Driver, J. y Frackowiak, R.S.J. (2001). Neurobiological measures of hu-man selective attention. Neuropsychologia, 39, 1.257-1.262.

    Duncan, J. (1980). The locus of interference in the perception of simulta-neous stimuli. Psychological Review, 87 , 272-300.

    Duncan, J. (1996). Coordinated brain systems in selective perception andaction. En T. Iaui y J.L. McClelland (Eds.), Attention and performanceXVI. Information Integration in Perception and Communication (pp.549-578). Cambridge, MA: The MIT Press.

    Fournier, L.R. y Shorter, S. (2001). Is evidence for late selection due to au-tomatic or attentional processing of stimulus identities? Perception andPsychophysics, 63, 991-1.003.

    Gold, J.M. y Pratt, J. (2001). Is position special in visual attention? Ca -nadian Journal of Experimental Psychology, 55, 261-270.

    Grosjean, M.C. (2002). On the influence of action preparation on percep-tual processing. Dissertation Abstracts International: Section B, 62,5987.

    James, W. (1890/1950). The Principles of Psychology. Vol. 1. New York:Dover.

    Kanwisher, N. y Driver, J. (1992). Objects, attributes, and visual attention:which, what, and where. Current Directions in Psychological Science,1, 26-31.

    Kastner, S. y Ungerleider, L.G. (2001). The neural bases of biased compe-tition in human visual cortex. Neuropsychologia, 39, 1.263-1.276.

    Koshino, H. (2001). Activation and inhibition of stimulus features in con-junction search. Psychonomic Bulletin and Review, 8, 294-300.

    Lamy, D. y Egeth, H. (2002). Object-based selection: The role of attentio-nal shifts. Perception and Psychophysics, 64, 52-66.

    Lavie, N. (1995). Perceptual load as a necessary condition for selective at-tention. Journal of Experimental Psychology: Human Perception andPerformance, 21, 451-468.

    Luck, S.J., Chelazi, L., Hillyard, S.A. y Desimone, R. (1997). Neural me-chanisms of spatial selective attention in areas V1, V2, and V4. Jour -nal of Neurophysiology, 77, 24-42.

    Mapelli, D., Cherubini, P. y Umilt, C. (2002). Attending to objects: Costsor benefits? Acta Psychologica, 109, 57-74.

    Milliken, B., Tipper, S.P., Houghton, G. y Lupiaez, J. (2000). Attending,ignoring, and repetition: on the relation between negative priming andinhibition of return. Perception and Psychophysics, 62, 1.280-1.296.

    Monsell, S. y Driver, J. (2000). Banishing the Control Homunculus. En S.Monsell y J. Driver (Eds.), Attention and performance XVIII (pp. 3-32).Cambridge: The MIT Press.

    Moreno-Ros, S. y Tudela, P. (2001). Visual attention and the reviewingprocess. Psicothema, 13, 277-283.

    Neumann, O., van der Heijden, A.H.C. y Allport, A. (1986). Visual selectiveattention: Introductory remarks. Psychological Research, 48, 185-188.

    Nobre, A.C. (2001a). The attentive homunculus: Now you see it, now youdont. Neuroscience and Biobehavioral Reviews, 25, 477-496.

    Nobre, A.C. (2001b). Orienting attention to instants in time. Neuropsycho -logia 39, 1.317-28.

    Norman, D.A. y Shallice, T. (1986). Attention to action: Willed and auto-matic control of behavior. En R.J. Davidson, G.E. Schwartz y D. Sha-piro (Eds.), Consciousness and self-regulation. Vol. IV (pp. 1-18). NewYork: Plenum Press.

    Olivers, C.N.L. y Humphreys, G.W. (2002). When visual marking meetsattentional blink: More evidence for top-down, limited-capacity inhibi-tion. Journal of Experimental Psychology: Human Perception and Per -formance, 28, 22-42.

    Riddoch, M.J., Humphreys, G.W. y Edwards, M.G. (2000). Neuropsycho-logical evidence distinguishing object selection from action (effector)selection. Cognitive Neuropsychology, 17, 547-562.

    Rizzolatti, G., Riggio, L., Dascola, I. y Umilt, C. (1987). Reorienting at-tention across the horizontal and vertical meridians: evidence in favorof a premotor theory of attention. Neuropsychologia, 25, 31-40.

    Rossell, J., Munar, E. y Garrido, M.J. (2001). La naturaleza de la atencinvisual: monarqua, oligarqua o anarqua? Revista de Psicologa Ge -neral y Aplicada, 54, 31-46.

    Rueda, M.R., Tudela, P. y Lupiez, J. (2000). Efecto de facilitacin se-mntica en la tarea Stroop. Implicaciones para el estudio del controlatencional. Psicothema, 12, 216-222.

    Scholl, B.J. (2001). Objects and attention: The state of the art. Cognition,80, 1-46.

    Shomstein, S. y Yantis, S. (2002). Object-based attention: Sensory modu-lation or priority setting? Perception and Psychophysics, 64, 41-51.

    Slotnich, S.D., Hopfinger, J.B., Klein, S.A. y Sutter, E.E. (2002). Darknessbeyond the light: Attentional inhibition surrounding the classic spo-tlight. Neuroreport, 13, 773-778.

    Thompson, K.G., Bichot, N.P. y Schall, J.D. (2001). From attention to ac-tion in frontal cortex. En J. Braun y C. Koch (Eds.), Visual attentionand cortical circuits (pp. 137-157). Cambridge, MA: The MIT Press.

    Tipper, S.P. (2001). Does negative priming reflect inhibitory mechanisms?Quarterly Journal of Experimental Psychology, 54A, 321-343.

    Tipper, S.P., Howard, L.A. y Houghton, G. (2000). Behavioral consequen-ces of selection from neural population codes. En S. Monsell y J. Dri-ver (Eds.), Attention and performance XVIII (pp. 223-246). Cambrid-ge, MA: The MIT Press.

    Tipper, S.P., Howard, L.A. y Jackson, S.R. (1997). Selective reaching tograsp: Evidence for distractor interference effects. Visual Cognition, 4,1-38.

    Treisman, A.M. y Gelade, G. (1980). A feature integration theory of atten-tion. Cognitive Psychology, 12 , 97-136.

    van der Heijden, A.H.C. (1984). Postcategorical filtering in a bar-probetask. Memory and Cognition, 12, 446-457.

    van der Heijden, A.H.C. (1996). Visual Attention. En O. Neumann y A.F.Sanders (Eds.), Handbook of Perception and Action. Vol. 3. Attention(pp. 5-42). London: Academic Press.

    RESOLVIENDO EL PUZZLE DE LA ATENCIN VISUAL: HACIA LA DESINTEGRACIN DEL HOMNCULO? 69

    R e f e r e n c i a s