Responsabilidad social de la universidad

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Responsabilidad Social de la Universidad. Por Idiana Saidy Olguín Guzmán La universidad es el lugar donde el hombre aprende a pensar y a vivir. Es aquella cuna del saber, donde aprender y enseñar constituyen la esencia del mundo universitario. Pero el atesoramiento del saber y su incremento mediante la investigación son vivencias inagotables y de permanente renovación. Este saber inagotable no solo queda en el conocimiento sino que es volcado a un sin número de contextos que rodea al hombre en la sociedad donde este se encuentra inmerso para caminar en su misión de cada día transformarla y hacerla cada vez mas humana.. Es el lugar donde el pensamiento se vuelve crítico y permite al hombre decidir consciente, libre y cabalmente. Es el lugar donde se forma al hombre auténtico. De esta manera, el ser de la Universidad se encuentra estrechamente vinculado con el ser del hombre, con su formación integral y con su misión en la sociedad. La sociedad tiene necesidades sin la cual el cultivo y la transmisión del saber no alcanzan relevancia plena. La inserción social de la Universidad y las responsabilidades que se derivan de ello son, antes que complemento selectivos, componentes esenciales de una identidad universitaria genuina.

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Responsabilidad Social de la Universidad.

Por Idiana Saidy Olguín Guzmán

La universidad es el lugar donde el hombre aprende a pensar y a vivir. Es

aquella cuna del saber, donde aprender y enseñar constituyen la esencia del

mundo universitario. Pero el atesoramiento del saber y su incremento mediante

la investigación son vivencias inagotables y de permanente renovación.

Este saber inagotable no solo queda en el conocimiento sino que es volcado a

un sin número de contextos que rodea al hombre en la sociedad donde este se

encuentra inmerso para caminar en su misión de cada día transformarla y

hacerla cada vez mas humana..

Es el lugar donde el pensamiento se vuelve crítico y permite al hombre decidir

consciente, libre y cabalmente. Es el lugar donde se forma al hombre auténtico.

De esta manera, el ser de la Universidad se encuentra estrechamente

vinculado con el ser del hombre, con su formación integral y con su misión en

la sociedad.

La sociedad tiene necesidades sin la cual el cultivo y la transmisión del saber

no alcanzan relevancia plena. La inserción social de la Universidad y las

responsabilidades que se derivan de ello son, antes que complemento

selectivos, componentes esenciales de una identidad universitaria genuina.

La vocación social de la Universidad debe ser entendida, sin embargo, de una

manera especial. Esta no es una organización productiva ni comercial; no

representa a un sector de la sociedad en particular. El cultivo del saber

científico y humano se encuentra en otro plano, si bien se interesa en todos los

antes mencionados, lo hace desde una posición particular: la pasión por la

verdad y la primacía del conocimiento como principio de toda interacción con la

comunidad a la que pertenece. Por ello es esencial el papel protagónico de la

universidad con relevancia social.

Así, es evidente que la primera función social de la Universidad es formar

profesionales de excelencia y al mismo tiempo personas éticamente

concernidas. La universidad cumple sus responsabilidades generando

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ciudadanos y personas con conciencia histórica y espíritu cívico: seres capaces

de reconocer la situación de sus sociedades y de entender sus deberes hacia

sus conciudadanos. Entre esas personas capaces y honradas deben surgir los

líderes de una sociedad humanitaria, justa y además eficiente.

Al mismo tiempo, como cultivadora y depositaria del saber, corresponde a la

Universidad el deber de guiar la discusión de los asuntos públicos con

honradez, respeto por la verdad y sentido crítico. Una universidad que renuncia

a su deber de alentar y dar forma a la discusión ciudadana incurre en una

grave omisión de sus deberes y se condena a la insignificancia.

Finalmente, la Universidad está obligada a ser motor y garante del desarrollo

económico y social de su colectividad con intervenciones respetuosas, eficaces

y con sentido de futuro a favor de los más necesitados. En una realidad como

la peruana ese deber es más perentorio y evidente: la violencia, la pobreza, la

injusticia, la discriminación constituyen día a día un reclamo ardiente para el

mundo universitario.

Saber y actuar, el rigor del claustro y el compromiso del mundo exterior, no son

paraunaverdaderauniversidadrealidadesopuestassinoclaramentecomplementari

as. El cumplimiento de su responsabilidad social demanda cultivar siempre un

equilibrio entre ambas.