Resuesumen grecia y roma

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un breve resumen de Grecia y Roma

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La apologa de ScratesLa apologa es una de las fuentes ms importante en relacin con la vida, carcter y opiniones de Scrates. Esta pretende ser el verdadero discurso que pronunci Scrates en el juicio que tuvo lugar contra el en el ao 399. Platn menciona dos veces que estaba presente (34a, 38b)La divisin de la temtica del discurso es la siguiente: Las dos clases de acusadores; la justificacin de la conducta antes de pasar de los principios acusadores a los segundos; el interrogatorio de Meleto, la necesidad moral para el hombre de defender sus convicciones, ms que su vida; la actuacin en privado, en vez de la actuacin poltica; el acogimiento de los jvenes; finalmente, la apelacin a la dignidad del acusado y a la de los jueces con que termina la parte dedicada a la defensa

Discurso principalExordio Scrates comienza diciendo que sus acusadores fueron muy persuasivos, pero no dijeron la verdad, especialmente cuando les previnieron contra el por ser un orador peligrosamente hbil. Seala que el en cambio no utilizar un modo de hablar persuasivo, ni el que acostumbran a usar en los tribunales, sino que hablar como acostumbra hacerlo, pero que hablar con la verdad.Respuesta a los viejos acusadores (18a, 24b) Scrates seala que debe referirse en primer lugar a quienes lo han acusado desde hace mucho, los cuales han llevado toda una campaa de mentiras sobre l, diciendo que es un sabio que investiga los secretos de la naturaleza, que convierte el argumento ms dbil en el ms fuerte, que ejerce prcticas relacionadas con el atesmo, etc. Al respecto enuncia19d informaos unos con otros de si alguno de vosotros me oy jams dialogar poco o mucho acerca de estos temas. Tambin seala que no es un educador profesional como los sofistas y que jams ha intentado educar a un hombre ni ha cobrado[footnoteRef:1] [1: Esta afirmacin es importante para distinguir a Scrates de los sofistas.]

Pero entonces, Qu explica la existencia de estos rumores? Querefonte pregunt al orculo de Delfos si exista alguien ms sabio que Scrates y este respondi que no.Scrates, conociendo su ignorancia, se pregunt que habra querido decir el dios y pens en un plan para poner a prueba su respuesta.Primero se dirigi a un hombre que tena reputacin de sabio un poltico- , con la esperanza de poder decir deca que yo era el ms sabio, pero l es ms sabio que yo. Pero se dio cuenta de que no era sabio, y de que l era ms sabio porque conoca al menos, su ignorancia. Intent hace lo mismo con otros y obtuvo el mismo resultado y descubri que la gente con mejor reputacin era la peor (22a)Los poetas eran incapaces de explicar sus propios poemas, no obstante a causa de su poesa se les consideraba sabios tambin en otras materias.Los artesanos cometan el mismo error que los poetas: por el hecho de ser bueno en su oficio, consideraban que entendan las materias ms elevadas.22d de modo que me preguntaba yo mismo, en nombre del orculo, si preferira estar as, como estoy, no siendo sabio en la sabidura de aquellos ni ignorante en su ignorancia o tener estas dos cosas que ellos tienen. As pues me contest a m mismo y al orculo que era ventajoso para mi estar as como estoyScrates dice que estos interrogatorios son los que le trajeron enemistades y calumnias, as como el nombre de sabio. Pero sabio es el dios y este lo tom como ejemplo para transmitir el siguiente mensaje: el ms sabio de todos es el que, como Scrates, se da cuenta de que no posee sabidura alguna que merezca ser llamada asPor eso, dice, va examinando a quienquiera que considere sabio y, si no da prueba de que lo es, ayuda al dios a demostrarlo.Esta tarea, seala, no le ha dejado tiempo libre para ocuparse ni de los asuntos pblicos, ni de los suyos propios y lo ha llevado a la pobreza a causa del servicio del dios23d Se aade a esto que los jvenes que me acompaan espontneamente se divierten oyndome, me imitan e intentan examinar a otros () En consecuencia, los examinados por ellos se irritan conmigo, y no consigo mismos y dicen que un tal Scrates es malvado y corrompe a los jvenes. Pero cuando se les pregunta que hace, no pueden decir nada, y para no dar las impresin de que estn confusos, dicen lo que es usual contra todos los que filosofan, es decir: las cosas del cielo lo que est debajo de la tierra y hacer ms fuerte el argumento del ms dbil que no es otra cosa que hacer sido sorprendidos pretendiendo estar en posesin de un saber del que carecen.Respuesta a las presentes acusaciones (24b-28a)En esta parte, Scrates se refiere a Meleto y a sus compaeros de acusacin (Scrates es culpable de corromper a la juventud y no creer en los dioses de la ciudad) Scrates acusa a Meleto de presentar contra si una frvola acusacin y de simular preocuparse por materias a las que nunca ha dedicado un solo pensamiento y demuestra que Meleto se contradice al sealar que Scrates no cree en dioses pero cree en dioses.Con esto Scrates da por terminada su defensa frente a la acusacin real presentada contra l. El resto del tiempo concedido para la defensa lo dedicar a justificar su forma de vida y a demostrar que es beneficiosa para la ciudad y digna de ser seguida por todos los hombres.Retorno al prejuicio general: El valor de la misin socrtica (28a- 34b)Scrates seala que, si piensan que debera avergonzarse de un comportamiento que pone en peligro su vida, les dir que un hombre digno de serlo solo tiene en cuenta que est bien o mal lo que est haciendo, y no los efectos que pueda depararle. De otra forma, los hroes de Troya seran dignos de censura.Temer a la muerte es la peor clase de ignorancia, porque creemos saber lo que no sabemos y, sin embargo, puede ser un gran bien. pero si s que es malo y vergonzoso cometer injusticia y desobedecer al que es mejor, sea dios u hombre (29b)29d Seala que si se le dejara libre con la condicin de renunciar a su indagacin filosfica respondera voy a obedecer al dios ms que a vosotros y, mientras aliente y sea capaz, es seguro de que no dejar de filosofar, de exhortaros y de hacer manifestaciones al que de vosotros vaya encontrando, dicindole lo que acostumbroSeala despus que si lo matan, solo se harn dao a ellos mismos ya que la muerte o el exilio no son tan malos en comparacin de llevar a un hombre injustamente a la muerte.Dice Scrates que su defensa es ms por ellos que por el mismo, ya que no encontrarn fcilmente otro tbano enviado por dios para despertarlosSeala ms adelante que, quien lucha por la justicia debe actuar privada y no pblicamenteConclusin: no habr suplicas emocionales ni de clemencia (34b-35d)Despus del veredicto: contrapropuesta de castigo.Scrates: Meleto propone la pena de muerte, y yo debo decir lo que creo que merezco, mi crimen consiste en haber desatendido el dinero, los cargos o las intrigas polticas y el haberme dedicado a hacer el bien a cada uno en particular, persuadindolos para que no dieran ms importancia si sus posesiones que a si mismos y a su propio perfeccionamiento, ni a la prosperidad externa de la ciudad ms que a la ciudad misma. En esto creo que he obrado bien, y lo que se necesita es una retribucin adecuada a un benefactor indigente: as es que, si tengo que proponer lo que es recto y justo, propongo la manutencin en el Pritaneo.Dice Scrates que, convencido como est de su inocencia por qu habra de proponer un castigo?Tal vez digan: porque no eres capaz de alejarte y mantenerte en silencio? Convencerlos de esto es lo ms difcil de todo. Si les dijeron que eso significa desobedecer al dios, pensaras que no estoy hablando en serio, y me creeran an menos si les dijera que este examen de uno mismo y de otros por medio de la discusin es lo mejor que le puede pasar a un hombre y que no merece la pena vivir una vida sin examen (ppio socrtico).Despus de la sentencia (38c 42a)La ignorancia de Scrates - La confesin socrtica de que su nica pretensin de saber radica en el reconocimiento de la propia ignorancia tiene, sin embargo, sus lmites.(29b) - pero si s que es malo y deshonroso obrar mal y desobedecer al que es mejor, sea dios u hombre Scrates sabe que, de hecho, la verdad que los sofistas negaban, es decir, sabe que hay una distincin objetiva entre el bien y el mal y que hay principios morales independientes de las diferentes opiniones de los individuos y la necesidad de descubrirlos es lo que hace que no merezca la pena vivir una vida sin examenEl cuidado del alma Platn hace hincapi en la insistencia socrtica en el cultivo y la formacin del alma como supremo deber del hombre. Es esto lo que nos une a la divinidad, porque la sabidura pertenece a Dios (23a)Es mejor sufrir el mal que cometerlo[footnoteRef:2] En 30 c-d dice Scrates que Meleto y nito no pueden hacerle ningn dao. Pueden matarle o enviarle al exilio, pero l no cree que sufrir tal destino sea un mal, o al menos no cree que lo sea en comparacin con el mal de hacer que un hombre sea condenado injustamente a muerte. De esta creencia depende la sentencia de que nadie peca voluntariamente y de que obrar mal es debido a la ignorancia. [2: Este punto ser ms profundamente abarcado en el Menn y el Gorgias]

La paradoja socrtica de que es peor obrar mal que sufrirlo est vinculada con la afirmacin inmediatamente precedente de que el verdadero inters del hombre tiene que ver ms con el bienestar de su psych que con su fortuna terrena o con su reputacin.

El filsofo no puede participar en la vida poltica (31c 32a) (revisar, completar)

El Laques - ResumenLismaco y Melesias han invitado a dos generales, Nicias y Laques, para que presencien una exhibicin que da un experto en la lucha con armamento pesado (hoplomaqua), con objeto de que den su opinin sobre la conveniencia de entrenar a sus hijos en tales prcticas. Nicias y Laques elogian su intencin pero Laques cree que debera consultar a Scrates, que tambin est presente.Scrates se les une y replica modestamente que les corresponde hablar primero a los mayores y que l aadir lo que buenamente pueda. Nicias y Laques, sin embargo, no estn de acuerdo sobre los mritos de esta clase de adiestramiento ni en lo referente a la competencia prctica de sus instructores.Todo ello hace que sea ms importante or la opinin de Scrates. ste tendra en su mano el voto decisivo, pero contesta, como es caracterstico en l, que no es el nmero, sino el saber, el que debe resolver la cuestin. Inmediatamente eleva la discusin por encima del contexto restringido en el que se planteaba al insistir en que, antes de decidir quin es el experto, deben decidir en qu consiste el arte sobre el que quieren consultarle.l tiene que saber qu finalidad es la que tienen presente, porque la hoplomaqua es slo un medio. La finalidad es la formacin del carcter (psycha) de nuestros hijos. S. no puede atribuirse competencia alguna en este arte, y propone que se les pregunte a Nicias y Laques para poder averiguar si han recibido enseanzas en l o pueden indicar los xitos que hayan alcanzando sin necesidad de enseanza algunaScrates sugiere una nueva aproximacin al tema, ms prxima a los primeros principios. Si conocemos, en relacin a cualquier cosa, algo cuya presencia hace mejor a aquello en lo que se presenta (por ejemplo, la visin respecto a los ojos), y adems somos capaces de efectuar su presencia, se sigue de ello que sabemos qu es. Ahora nuestros amigos nos estn preguntando cmo pueden perfeccionarse las psycha de sus hijos infundiendo en ellas la virtud (aret).Seamos modestos y seleccionemos slo la parte de la aret relevante para la lucha con armas, es decir, el valor. Qu es, pues, el valor? Una vez ms, en palabras de Jenofonte, S. ha reconducido toda la discusin a la definicinY una vez ms, Ja cuestin parece fcil: cualquiera (dice Laques) que se mantenga en su posicin y combata al enemigo sin retroceder es valiente. Scrates se excusa: evidentemente, no se expres con claridad. Incluso en los asuntos militares hay casos, que vienen hasta en los manuales, en los que los valientes lucharn mejor en retirada, y adems el valor puede darse en otras muchas esferas en el mar, contra la enfermedad o la pobreza, e incluso en la resistencia ante los deseos y los placeres. Puede Laques decirle qu es lo idntico del valor en todos los casos? Laques piensa que, si hay que describir la naturaleza omnicomprensiva del mismo, lo llamara una especie de perseverancia del alma . Pero ambos estn de acuerdo en que el valor es algo hermoso y bueno y puede haber una perseverancia insensata, que es perjudicial, as es que debemos aadir que es sabia (o juiciosa, ). Pero tampoco ser una sabia perseverancia en todo; por ejemplo, en gastar el dinero que sabemos que podemos recuperar. El hombre que resiste en la batalla cuando le favorece el nmero de los que combaten a su lado y la situacin le es favorable es ms sabio que el que resiste en circunstancias adversas. Pero es ms valiente? El ingenuo Laques piensa que no. Tambin cree que los hombres que realizan actos peligrosos sin la destreza tcnica necesaria son ms valientes que los que la poseen, pero menos sabios. Por tanto, est contradiciendo lo que admitipreviamente de que el valor, siendo bueno, debe conducir a resultados buenos y debe ser, en consecuencia, algo ms que la temeridad no templada por el saber y el buen sentido.En este punto, abandona y confiesa su fracaso, al no estar acostumbrado, segn dice, a esta clase de discusiones. S. recurre, por consiguiente, a Nicias en busca de ayuda. ste la brinda de hecho al recordarles lo que ha odo decir frecuentemente al mismo S. de que todo el mundo es bueno en aquello en lo que es sabio. Entonces, si el valiente es bueno, el valor es una especie de saber. Pero de qu clase? Probablemente no es de carcter tcnico, como en el caso de un buen msico. No, contesta Nicias. El valor es la sabidura que consiste en saber qu es lo que hay que temer o no temer. Laques (celoso obviamente por el aire de superioridad y familiaridad con los pensamientos de S. adoptado por N.) cree que esto es absurdo. El artesano profesional es el que entiende qu es lo que debe temerse en cada caso, igual que un mdico sabe si un sntoma determinado es peligroso en una enfermedad o no, pero esto no los hace valientes. No, dice N. Un mdico sabe solamente lo que es sano y lo que no lo es, no qu es lo que hay que temer ms en cada caso. Hay hombres para los que la muerte es menos temible que continuar viviendo. Entonces, dice Laques irnicamente, tus valientes son los adivinos; slo ellos saben qu ser mejor, si la vida o la muerte. N. niega esto. Ellos pueden predecir la muerte, la enfermedad, la prdida, la victoria o la derrota, pero lo que ser mejor para el hombre a quien acontezcan tales cosas no son ellos ms capaces de decirlo que cualquier otra persona. Laques dice sarcsticamente que N. debe referirse a un dios cuando habla del valiente, y pasa la palabra a S., el cual en un principio confirma su opinin poco favorable al sugerir que si el valor es conocimiento, no lo podr tener ningn animal, de manera que, a este respecto, el len y el ciervo estarn al mismo nivel. N. est de acuerdo, y aade que esto se puede aplicar incluso a losnios , porque el valor no es una temeridad ignorante. El valor juicioso es poco frecuente, mientras que la brutalidad imprudente es comn entre los hombres y las mujeres, as como en los nios y en los animales. Para Laques esto es un discurso sofstico, pero a S. le parece que vale la pena examinarlo,y hace tres observaciones: (1) el valor, como han acordado ya, es una parte de la virtud (aret), que tiene otras partes, como la templanza y la justicia; (2) el temor es la espera de un mal futuro 96; (3) el saber, en cualquier campo, puede ocuparse igualmente de su objeto en sus aspectos pasados, presentes o futuros, ya sea en medicina, en agricultura, en la ciencia militar o en cualquier otra disciplina. De ello se desprende que, si el valor es el conocimiento de lo que es objeto de temor, o a la inversa, es decir, de males o bienes futuros, debe ser conocimiento en general del bien y el mal. Pero si una persona estuviera en posesin de este conocimiento, poseera con seguridad toda aret la templanza, la justicia, la piedad y todas las dems, mientras que habamos acordado que el valor era slo una parte. De manera que an no hemos descubierto qu es el valor.ComentarioQu es lo que hay que buscar, entonces, en el dilogo, aparte de su valor considerable como literatura de entretenimiento? Observamos un modelo de a dialctica socrtica, cuyos procedimientos estn en la misma lnea que los del Eutifrn: demanda de una definicin, ejemplo nico ofrecido en lugar de ella, correccin de la respuesta hasta alcanzar un concepto general, hallazgo de fallos en el concepto propuesto, desconcierto del interlocutor, aliviado por una sugerencia positiva que proviene de Nicias-Scrates, insatisfaccin ante esta propuesta, y, finalmente, una confesin de fracaso que se une a la exhortacin de futuros estudios. Scrates mantiene en todo momento su profesin de ignorancia.El MennCon el Menn entramos en una nueva fase despus de los dilogos socrticos iniciales y se ha sostenido verosmilmente que su introduccin de temas pitagricos (la inmortalidad, la reencarnacin, el parentesco de la naturaleza, las matemticas) fue estimulada por el primer viaje de Platn a Italia y Sicilia el ao 387._______________Menn le platea a Scrates una pregunta urgente: puede ensearse la virtud, o es cuestin de prctica, o un don natural, o qu? Scrates le responde que no sabe lo que es ni como se adquiere.Menn, como discpulo de Gorgias se lo puede decir: la virtud de un hombre es x, la de una mujer, la de un esclavo z, y as sucesivamente. Hay una virtud para cada edad y ocupacin.Scrates objeta que lo que necesitan no es una lista de virtudes diferentes, sino la forma comn o caracterstica que hace que todas sean ejemplos semejantes de una misma cosa, la virtud, de la misma manera que, al definir una especia natural, se mencionara la caracterstica especfica, en lugar de explayarse sobre as diferencias en tamao o color que pueden existir en los individuos que perteneces a ella.Menn hace un nuevo intento al decir que es desear cosas buenas y ser capaz de conseguirlas Scrates le persuade de que todo el mundo desea cosas buenas, de manera que la virtud debe radicar en el poder de alcanzarlas.Menon revela que por cosas buenas quiere dar a entender salud, riquezas, honor, poder y cosas semejantes, pero stas deben adquirirse tambin con justicia es decir, algo que es parte de la todava no definida virtud, y volvemos a estar donde estbamos.Menon confiesa estar desconcertado: Scrates ha paralizado su mente, igual que el pez rata, al que se parece de cara. Debe ser, piensa Scrates, que su propia ignorancia es contagiosa. El mismo desconoce la respuesta, pero quiere conseguir la ayuda de Menn para hallarla.Hasta este punto, el dialogo ha seguido el curso de uno de los primeros dilogos socrticos, terminando en un fracaso aparente pero impartiendo muchas lecciones de mtodo. Sin embargo, ahora la conversacin toma un nuevo curso.Menn plantea lo que Scrates llama una cuestin erstica: cmo buscar algo que no conoce? Si no conoce lo que est buscando, cmo podr reconocerlo, en el caso que llegara a encontrarlo?Scrates responde que uno no puede intentar descubrir ni lo que conoce ni lo que no conoce, no sabr siquiera que es lo que est buscando. La rplica de Scrates cambia completamente de carcter a discusin y la sita a un nivel diferente. En ella apela a una doctrina de ciertas autoridades religiosas y poetas en la que se afirma que el alma humana es inmortal y que, despus de haber vivido muchas vidas alternando con periodos de en el ms all, ha visto todo lo que hay. Aprender o descubrir, por lo tanto, no es ms que recuerdo o reminiscencia de lo que sabamos anteriormente. Como toda la realidad est interrelacionada, la reminiscencia de una cosa puede conducir con el esfuerzo adecuado al recuerdo de todas las dems.A Menn le gustara disponer de alguna prueba de esto, y Scrates tomo un esclavo suyo y le demuestra cmo puede conducrsele a la solucin correcta de un problema geomtrico sin que se le diga nada, nicamente hacindole preguntas que, segn afirma Scrates, no hacen ms que manifestar un conocimiento que estaba latente en su mente.Se vuelve entonces a la pregunta sobre que es la virtud, pero Menn preferira ir directamente a su problema originar, de si puede ensearse o no.Esto le parece incorrecto a Scrates desde el punto de vista del mtodo, pero sugiere que pueden proceder de acuerdo con una hiptesis: de qu hiptesis acerca de su naturaleza habra que partir para que fuera enseable? La respuesta es que lo ser si es una forma de saber, porque solo el saber puede ser transmitido por la enseanza. As pues, dice Scrates, el siguiente paso consistir en hallar si es o no es saber.La virtud, convienen ellos, siempre es buena y nunca puede acarrearle a uno ningn dao. Pero las cosas que se consideran normalmente buenas, estn sujetas a una mala utilizacin. Slo el recto uso puede garantizar que produzcan beneficio, y esto depende del conocimiento o de la sabidura. Slo esta es invariablemente beneficiosa y, por lo tanto, esta es nicamente la virtud.Ahora, Si la virtud puede ensearse, tendr que haber probablemente maestros de ella, pero los hay? Scrates afirma que los atenienses relevantes no han logrado transmitir su virtud ni siquiera a sus hijos.Scrates y Menn reconocen que hay mucha confusin sobre este tema, y la pretensin de los sofistas de ensear la virtud es al menos dudosa.Y si no solo el saber conduce a una prctica correcta? Y si fuera una creencia verdadera? En la medida en que uno la posea, es tan buena gua de la accin como el saber. La diferencia est en que la creencia verdadera es algo en lo que uno tiene que confiar, como cuando nos describen correctamente el camino que conduce a un lugar en el que nunca hemos estado.El hombre que est en posesin del conocimiento se obtiene por una consideracin de las razones, cuando se sabe no solo que algo es verdad, sino por qu lo es. El inconveniente de la creencia verdadera es su inestabilidad. Tampoco puede ser comunicada satisfactoriamente como el saber.Tal es la virtud de nuestros polticos, una especie de instinto o intuicin, no obtenida por medio de la reflexin, ni adquirida por la enseanza o la habilidad natural.Pero si hubiera alguna vez un hombre de Estado capaz de formar a otros como el, poseera ciertamente la sabidura y se levantara como un verdadero hombre entre fantasmas irreales.Esta debe ser nuestra presente conclusin, pero la verdad solo se manifestar si, antes de preguntar cmo se adquiere la virtud, intentamos averiguar que es en s y por sLa definicin socrtica Aristteles seala en la metafsica: Hay dos cosas que pueden reconocrsele con justicia a Scrates, la argumentacin inductiva y la definicin universal[footnoteRef:3] [3: Metaf 1078b27]

La mencin de la definicin conecta la frase con otros pasajes, ya citados por su significacin en el paso de la filosofa natural a la tica cuyo principal contenido era el avance metodolgico iniciado por Scrates en la comprensin de la esencia a travs de la definicin.Scrates saba muy bien que diferentes personas (o incluso las mismas personas en momentos distintos) entendan de manera diferente unas mismas palabras. l lo consideraba incorrecto, sin embargo, porque no se daban cuenta de que lo estaban haciendo, y, en consecuencia, se confundan en sus propios pensamientos y en la comunicacin de unos con otros.Es verdad que Scrates, a diferencia de sus crticos, hablaba en la creencia de que exista un criterio de esta naturaleza: no era algo que determinamos arbitrariamente por nuestra cuenta, sino algo que estaba ah para ser descubierto, y, en su opinin, era nicoLa importancia de ponerse de acuerdo acerca de una definicin con vistas a la comunicacin es sealada por Platn en Sofista 218b-c, donde el visitante propone que indaguen juntos y esclarezcan por medio del discurso qu es un sofista: porque t y yo por el presente slo tenemos en comn la palabra: la realidad a la que hacemos referencia por ese nombre la tenemos, quizs, cada uno de nosotros privadamente en nuestras mentes, pero siempre es mejor ponernos de acuerdo, por medio de la discusin, acerca de la realidad que estar de acuerdo slo acerca del nombre sin discusin alguna. Siempre debemos recordar que su inters en el lenguaje, la lgica y el mtodo tena un carcter meramente subordinado respecto a un propsito de ms largo alcance. El fin era vivir rectamente, tal como Platn, para sus ms amplios intereses filosficos, nunca deja de poner en claro: el lenguaje impreciso no es slo un error; implanta el mal en las almas de los hombres (Fedn 115e).Scrates hablaba muy en serio cuando deca que su misin no era ensear a la gente lo que sta no saba, sino hacerles tomar conciencia de lo que ya saban. Toda su intencin (y la de Platn) era hacer que los hombres pensaran y reflexionaran sobre los diversos usos de una palabra y las razones por las que la misma palabra se emplea en cada ocasinEl aprendizaje como reminiscencia (81 a-d) - No se desarollar de momentoEl GorgiasSe sita este dialogo entre los ms tardos y refleja el amargo desengao de Platn con la poltica contempornea. En el aspecto filosfico, Scrates, el interrogador que no saba nada, se ha convertido en un hombre de convicciones positivas y expresadas con energa, y el dialogo contiene el primero de los grandes mitos escatolgicos.La obra est construida en tres episodios, cada uno marcado por un cambio de interlocutor, y va del respeto mutuo (Gorgias) a los arranques de clera (Calicles), pasando por la rudeza mezclada con la irona y el desdn (Polo)El dilogoPrimer episodio: Gorgias. Debe el orador conocer la naturaleza de lo justo y lo injusto? (477a-461b)Scrates y Querofonte se acaban de perder una epdeixis de Gorgias, pero Scrates, de todos modos, preferira conocer una muestra de la otra habilidad que l proclama poseer, referente a responder preguntas, y querra aprender algo acerca de su profesin. Polo insiste en responder en lugar de Gorgias, alegando que ste est cansado. Entonces, Polo deber decir qu es Gorgias, en el sentido el que se dice que uno que hace zapatos es un zapatero.Polo responde en un lenguaje florido que es la ms bella de las artes. A Scrates no les satisface esa respuesta y pide a Gorgias que hable por s mismo.Gorgias responde que el arte que practica y ensea es la retrica, y contestando a otras preguntas, en las que se plantean analogas con diferentes artes, dice que su funcin consiste en producir la conviccin o persuasin y como arte de convencer a los hombres, trasciende todas las artes.Pero, dice Scrates, otras artes tambin persuaden. En qu terreno ejerce la retrica su poder?Gorgias responde: Lo ejerce en el terreno de lo justo y lo injusto en los tribunales y en los organismos polticos.Despus de explicar sus motivos a modo de disculpa, Scrates logra que Gorgias admita que, de la misma manera que el saber difiere de la creencia (siendo el primero siempre verdadero, mientras que la creencia puede ser falsa), hay tambin dos clases de persuasin, una que produce la creencia sin el saber (la retrica) y otra que origina la ciencia (la enseanza) (454e)Luego la retrica, segn parece, es artfice de la persuasin que da lugar a la creencia, pero no a la enseanza sobre lo justo y lo injusto. A continuacin se hace la observacin de que, en materias que requieren un conocimiento tcnico, la Asamblea ateniense no consulta a los oradores, sino a expertos cualificados(455b)no es cierto que, en esa ocasin, el orador no deber dar su opinin? Porque es evidente que en cada eleccin se debe preferir al ms hbil en su oficioS, replica Gorgias, pero la decisin anterior de construir puertos y murallas para Atenas no se tom por consejo de los tcnicos, sino a instancias de Temstocles y Pericles. En realidad, si un mdico u otro especialista y un orador tuvieran que competir ante la Asamblea para el puesto de mdico pblico o para lo que fuese, el experto se vera postergado a un segundo lugar. Esto supone una gran responsabilidad para el orador, pero no para su maestro. tal es la potencia de la retrica y hasta tal punto alcanza. No obstante, es preciso utilizar la retrica del mismo modo que os dems medios de combate () En este caso (de usar de manera correcta el arte) los maestros no son malvados, ni su arte es por ello culpable ni perversa, sino, en mi opinin, lo son los que no se sirven de ella rectamente(456 d-e)El orador, concluyen ellos, a pesar de ser ignorante en un tema determinado, es ms persuasivo que el experto cuando habla ante gente ignorante. no necesita conocer los objetos en si mismos, sino haber inventado cierto procedimiento de persuasin que, ante los ignorantes, le haga parecer ms sabio que los que realmente saben(549c)Ocurre lo mismo con lo justo y lo injusto? Deben ya conocer en un principio los discpulos de Gorgias lo justo y lo injusto, o lo aprenden de l? Gorgias (que, como debemos recordar, se rea de los que se comprometan a ensear la aret, Menn 95c) contesta sin mucho convencimiento que l se lo enseara en caso de que no lo supieran. Por tanto, en otros temas el orador cualificado persuade sin conocimiento, pero en lo justo y lo injusto ste es un experto como el mdico en medicina. Scrates lleva entonces un paso adelante la analoga con las artes: el conocimiento de la msica hace msico a una persona, el de la construccin le hace arquitecto, el de la medicina mdica, y as sucesivamente. Siguiendo el mismo razonamiento, no har justo a un hombre el conocimiento de la justicia? Por tanto, no es posible que un orador al que haya enseado Gorgias emplee su saber para malos fines, como haba dicho Gorgias que poda ocurrir. Es Gorgias acaso inconsistente?Segundo episodio: Polo. Es mejor cometer injusticia o sufrirla?(461b 481b)Polo declara que Scrates se ha aprovechado indebidamente del reparo natural que siente Gorgias de decir que no entiende ni puede ensear la naturaleza de lo justo. A Scrates le gusta atrapar a la gente en estas aparentes contradicciones. Scrates est dispuesto a retirar lo que sea necesario, con tal de que se atengan al mtodo de preguntar y responder.Al preguntar Polo qu arte cree Scrates que es la retrica, este responde que no es un arte, sino la clase de procedimiento emprico, una prctica,que, como ha escrito el mismo Polo, precede a las artes y da lugar a stas. Produce gratificacin y placer, al ser en realidad una de las pseudoartes a las que Scrates dara el ttulo genrico de procuradoras de placer. El verdadero arte al que corresponde es una rama del arte del gobierno o arte de la poltica. Hay dos artes relacionadas respectivamente con el bienestar del alma y del cuerpo. La primera es el arte de la poltica, que tiene dos ramas, la legislacin (que mantiene el bienestar) y la justicia (que lo restaura) Scrates La segunda no tiene un nombre genrico, pero incluye el entrenamiento fsico (para mantener la salud) y la medicina (para restaurarla). Cada una de stas tiene un simulacro innoble, que no tiene por fin el verdadero bien, sino el placer: la cosmtica (produciendo la apariencia de salud) es a la gimnasia lo que la sofstica a la legislacin, y la culinaria es a la medicina lo que la retrica a la legislacin. Y, a los ojos de un ignorante, el cocinero, que agrada al paladar, le ganara siempre al mdico respecto a la cuestin de cules son los mejores alimentos.(465a)Digo que no es arte, sino prctica; porque no tiene ningn fundamente por el que ofrecer las cosas que ella ofrece ni sabe cul es la naturaleza de ellas, de modo que no puede decir la causa de cada una. Yo no llamo arte a lo que es irracionalEn cualquier caso, dice Polo, los oradores no pasan por ser aduladores, sino que disfrutan del poder del tirano, al ser capaces de arruinar o matar al que ellos elijan. Scrates responde que tal vez, pero arruinar y matar no son fines, sino medios. Un orador es poderoso solamente si estas acciones le benefician, por lo que debe saber en qu consiste su verdadero beneficio. Sin este entendimiento, hacer lo que a uno le plazca (lo que le parezca bueno a uno en un momento determinado) puede ser lo contrario de realizar su verdadera voluntad. Efectivamente, si el matar, etc., es injusto, hay que compadecer ms al autor de tales hechos que a la vctima, porque es mejor sufrir la injusticia que cometerla. La felicidad va unida a la bondad moral.Para Polo, esto es absurdo. Diramos que el tirano Arquelao de Macedonia es un infeliz, porque disfruta de un poder que alcanz por medios inmorales y sangrientos? Todo el mundo, excepto Scrates, dira que no, pero ste quiere que se le persuada con argumentos y no con nmeros.Scrates agrega que, si Arquelao es infeliz, lo ser ms an en caso de que sus crmenes queden sin castigo.Qu est diciendo? Un hombre al que cogieran tratando de hacerse con la tirana, torturado y viendo a su familia torturada, y siendo conducido despus a la muerte, es ms feliz que si hubiera tenido xito y hubiera pasado el resto de su vida haciendo lo que quera? Bien, ninguno de los dos es feliz, pero ste ser menos miserable.Scrates se propone mostrar que Polo y cualquier otra persona estn en realidad de acuerdo con l, y lo hace por medio de las dos palabras kaln (bello, con su opuesto aischrn, feo, o moralmente despreciable o deshonroso) y agathn (bueno, opuesto a kakn, malo). Polo reconoce de inmediato que cometer injusticia es ms feo que sufrirla, pero niega que sea peor. Acepta decididamente, sin embargo, cuando Scrates define lo bello en trminos de bondad (identificada con la utilidad) y placer, y lo feo o despreciable por medio de sus opuestos. Pero si cometer injusticia es ms feo o ms despreciable que sufrirla, debe ser ms doloroso o peor (ms perjudicial). No es ms doloroso (segn reconocen ambos), luego ser ms perjudicial.Respecto al segundo punto, de que es peor para el criminal escapar al castigo que sufrirlo, si lo merece, su castigo ser justo, la justicia (como reconoce Polo) es algo bello, y como lo bello debe ser placentero o bueno, lo que sufre debe ser beneficioso para l. El beneficio es para el alma. La corrupcin en el alma significa tales cosas como maldad, ignorancia, cobarda, y estas cosas son ms feas que el dao del cuerpo o de la fortuna.As pues, de acuerdo con el mismo argumento, como ser injusto no es ms doloroso que estar enfermo o ser pobre, debe ser peor para una persona. Las enfermedades corporales son curadas por la medicina o a ciruga, que soportamos, aunque no son placenteras, por el bien que hacen, y la ejecucin de la justicia realiza la misma funcin en relacin con el alma. El hombre ms feliz es el sano, que no necesita tratamiento, y a continuacin le sigue el que lo necesita y se somete a curacin, y el ms infeliz es el hombre cuyos males quedan sin tratamiento. Como la maldad no es solo fea, sino el peor de todos los males, el que sea castigado por sus pecados estar en mejores condiciones que un Arquelao.De manera que el mejor uso de la oratoria consistira en asegurarnos de que comparezca ante la justicia cualquiera que, estando a nuestro cuidado, obrara injustamente, y lo peor que se le podra desear a un enemigo es que disfrutara de los frutos mal logrados de la maldad.Tercer episodio: Calicles. Cmo se debe vivir? (481b-527c)Calicles interrumpe para manifestar su opinin de que la enseanza de Scrates invertira totalmente la vida humana. Polo ha sido derrotado, como Gorgias, slo por un falso pudor. Nunca debera haber admitido que cometer injusticia es ms feo que sufrirla: sa es la respuesta de la convencin, no de la naturaleza, y es una respuesta baja y vulgar. Sufrir la injusticia y ser incapaz de defenderse a s mismo es propio de un esclavo, y no de un hombre.Debido a la convencin, prevalecer sobre los dems es inmoral, pero esto es una invencin inspirada en la debilidad de la multitud. Predican la igualdad porque es lo mejor a lo que pueden aspirar al ser inferiores, pero, segn el derecho natural, los mejores y los ms fuertes deben gobernar sobre sus inferiores. Dice que Scrates est corrompido por su adiccin a la filosofa, que est bien como pasatiempo para los jvenes, pero es ruinosa para los mayores, que se convierten en soadores faltos de sentido prctico y en unos intiles para s mismos y para los dems. Tales hombres merecen que los azoten, y el mejor consejo que se le podra dar a Scrates es que abandone esa absurda actividad.Scrates da las gracias con profusin: esta franqueza total es lo que l necesita, porque si yerra, es por ignorancia. No podra haber mejor tema de instruccin que ste en relacin con la clase de hombre que hay que ser, el estilo de vida que debemos elegir y por cunto tiempo. Si lo justo consiste en que el fuerte se apodere de los bienes del dbil y gobierne a stos, dado que ms fuertey mejor son la misma cosa (y Calicles acepta que ste es su significado), una multitud es, sin duda, ms fuerte por naturaleza que un solo hombre y, en consecuencia, si la gente cree en la igualdad, esto debe ser lo justo por naturalezaLo caracterstico de Scrates, dice Calicles, es dedicarse a sorprender a las personas en errores verbales. Por supuesto, afirma, no quera decir que una chusma de esclavos fornidos y gente insignificante pudieran establecer las leyes. A propsito de una sugerencia de Scrates, Calicles acepta que por ms fuerte y mejor quera decir ms inteligente y de ms juicio. La naturaleza ordena que sean stos los que manden y posean ms que una muchedumbre de gente sin valor. Debera obtener ms comida, entonces, un mdico por ser el que tiene mejor juicio sobre la dieta, y ms y mejores zapatos el zapatero, y as sucesivamente? sta es la enojosa forma que tiene S. de preguntar por la clase de conocimiento que deben tener los mejores, y despus de expresar su desprecio por tales irrelevancias, C. describe a los mejores como aquellos que saben cmo hay que controlar una ciudad y tienen el valor y la firmeza para alcanzar sus fines. La vida justa por naturaleza consiste en dejar que crezcan los deseos y no refrenarlos, sino procurarse los medios para satisfacerlos, que es justamente lo que el incapaz y el cobarde consideran malo. Entregarse libremente a la molicie y el desenfreno es la verdadera virtud y la felicidad.Scrates compara esta vida con el castigo que, segn la fbula, les estaba destinado a los que en el Hades tienen que acarrear agua en toneles agujereados, e incluso, ms elegantemente, con un pjaro que tena que comer y excretar simultneamente. Calicles responde sin inmutarse que este constante derramar y reponer constituye la vida placentera y buena, ya que el placer y el bien son idnticos. Cuando Scrates lleva a sus ltimos extremos esta tesis hasta el punto de mencionar la prostitucin masculina (que no entra en el cdigo moral de un Calicles), sigue manteniendo para ser consistente que no hay placeres malos, y Scrates deja a un lado los smiles y la moralidad para comenzar un argumento dialctico. Calicles admite que los opuestos (por ejemplo, la salud y la enfermedad) no pueden existir en un hombre al mismo tiempo y en una misma parte de ste, y ms adelante acepta igualmente que ser afortunado y desafortunado es opuesto. Ahora bien, el hambre y la sed son dolorosos, pero Calicles mantiene que comer cuando se tiene hambre o beber cuando se tiene sed es placentero si (y slo si) se siente hambre y sed. Por lo que el dolor y el placer pueden darse juntos y, en consecuencia, no podrn ser opuestos y debern ser diferentes de ser feliz y desgraciado, y el placer no ser lo mismo que el bien.Caliclesno puede soportar el gusto de Scrates por las pequeeces y los sofismas, pero Gorgias le persuade con una reprimenda para que siga, y Scrates pasa a un argumento que depende de su habitual expresin de la predicacin en trminos de sustantivos y de la presencia de algo en un sujeto. Los buenos son buenos por la presencia de lo que es bueno, y viceversa. Los valientes y sensatos, dice Calicles, son buenos, los cobardes y los insensatos no. Pero los cobardes y los insensatos experimentan la misma cantidad de placer y dolor que los valientes y los sabios. Cuando los hombres experimentan el placer, los placeres estn presentes en ellos, es decir (dada la identificacin que hace Calicles del bien y el placer), lo que es bueno est presente en ellos, luego los insensatos y los cobardes son buenos.El exasperado Calicles invierte ahora descaradamente su postura. Scrates debera saber que no estaba hablando en serio: l distingue, por supuesto, entre placeres buenos y malos como todo el mundo. Los placeres buenos son, segn reconoce, aquellos cuyos resultados son beneficiosos, y como toda accin es un medio con vistas al bien, deben elegirse slo estos ltimos. Pero saber qu placeres son buenos y qu placeres son malos exige un saber experto. En este punto, Scrates le ruega a Calicles que no se tome el tema a la ligera: la cuestin implica nada menos que la eleccin entre dos formas de vida: la vida de accin, dedicada a la poltica y a hablar ante el pueblo, y la vida de la filosofa. Le recuerda a Calicles su distincin anterior entre un verdadero arte y una prctica. La ltima carece de mtodo y procede al azar, y tiene por fin el placer sin entender siquiera cmo es ste y sin hacer distinciones entre placeres buenos y malos. Despus de ponerse de acuerdo sobre algunos ejemplos de esto, Scrates pregunta a qu clase pertenecen los discursos de los oradores en las asambleas democrticas. Tienen como objeto slo el placer, con vistas nicamente al beneficio propio (siendo as procuradores de placer), o procuran verdaderamente mejorar a los ciudadanos? Calicles no puede sealar a nadie que practique en la actualidad la buena oratoria, pero menciona a Temstocles, Cimn, Milcades y Pericles, que pertenecen a un pasado reciente. Scrates slo podra admitir a stos basndose en la definicin original que hizo Calicles de la virtud como satisfaccin de todos los deseos, pero no los puede admitir si se atiene a la nueva idea de quealgunos placeres son perjudiciales, con la que se exige el conocimiento para la eleccin, siendo sta un arte (tchn) como cualquier otra.Lo mismo que los dems artesanos, el buen orador tendr como aspiracin la produccin de un artculo que sea til. Su material son las almas de los hombres, que se hacen buenas y tiles, como los maderos de un navo o los ladrillos de una casa, al conferirles una forma determinada, por medio de un ordenamiento adecuado de las partes. Este orden en el cuerpo se llama salud, y en el alma es el elemento de la ley, que es sinnimo de la justicia y el autocontrol. Implantar este orden, pues, y no satisfacer los deseos es la aspiracin del orador que tiene un entendimiento adecuado de su arte.- De la misma manera que un cuerpo enfermo debe ser tratado con un rgimen estricto, un alma corrupta requiere disciplina.Esta conclusin le resulta tan repulsiva a Calicles que ni siquiera Gorgias puede persuadirle para que contine la discusin, y, en consecuencia, Scrates tiene que desarrollarla por s mismo.Despus de recapitular, insiste en que los autocontrolados no slo sern totalmente buenos (Scrates reafirma brevemente la unidad de la virtud), sino felices , y los desenfrenados y licenciosos sern desgraciados. stos son simples bandidos, incapaces de vivir en sociedad. Los filsofos dicen que este principio de orden (ksmos), asociacin, moderacin y proporcin matemtica sostiene no slo a la humanidad, sino a la totalidad del cosmos (por lo cual recibe este nombre). La aprobacin que hace C. de la ambicin desmedida nace del descuido de la geometra, y Scrates tena razn al decir anteriormente que actuar injustamente era no slo ms feo, sino ms perjudicial para el que obraba as. Es mejor sufrir la injusticia, incluso hasta la muerte, y, si la oratoria es arte (tchn), requiere un conocimiento de lo justo y lo injusto.Ahora bien, para evitar el sufrir la injusticia se necesita poder, lo cual se consigue siendo uno mismo un gobernante absoluto o amigo del gobierno establecido. (Calicles que se ha vuelto a unir a la conversacin, por una vez manifiesta su acuerdo con entusiasmo.) Para ser amigo de un dictador hay que practicar sus costumbres, porque ste temer al que sea superior a l y despreciar al que sea inferior. Pero esta asimilacin le expondr al mayor mal, que es hacer dao impunemente a otros y corromper as su propia alma. Calicles considera esto totalmente errneo, repitiendo simplemente como Polo que un hombre de esta naturaleza podr matar si lo desea, o robar a uno de la otra clase, y Scrates tiene que recordarle que salvar la vida y los bienes de uno no es una gran cosa.En la persecucin de sus ambiciones polticas, Calicles tiene que adaptarse tambin al poder soberano. ste en la Atenas democrtica es el pueblo, que slo quiere or lo que est en armona con su carcter, y debe tener presente ladistincin ya establecida entre complacer los deseos y procurar el verdadero perfeccionamiento. Consiguieron realmente los que l ha mencionado como buenos estadistas que los ciudadanos fueran mejores de lo que eran cuando los recibieron? Algunos dicen que Pericles los corrompi al introducir la paga por los servicios pblicos. En cualquier caso, aunque le respetaron en un principio, al final lo declararon culpable de malversacin y casi le condenaron a muerte. Parecen haberse vuelto ms depravados bajo su influencia. A Cimn y Temstocles los condenaron al ostracismo, y en el caso de Milcades llegaron realmente a votar la pena de muerte.Si stos hubieran sido hombres buenos, ya sea en el sentido de C. o en el de S., no habran llegado nunca a esto. Sin lugar a dudas, eran mejores que sus sucesores en servir los deseos del pueblo, que es algo que puede hacer un comerciante o un fabricante cualquiera.La gente dice que hicieron grande a Atenas, cuando sta en realidad est hinchada y ulcerosa debido a que no posean el verdadero arte de cambiar los deseos enfermos por otros sanos. Han sido cocineros, no mdicos.Sin embargo, cuando sobrevenga el verdadero desastre, la gente no censurar a los gobernantes del pasado, sino a los que tengan a mano, tal vez Alcibiades o el mismo Calicles.Finalmente, cuando Calicles le recomienda a Scrates que entre en poltica, qu le aconseja que sea, cocinero o mdico? Cocinero, dice Calicles o de otra forma... . Scrates est cansado de or que le matarn o que, si no, le castigarn. Es muy probable que sea as, ya que es el nico hombre en Atenas que practica el verdadero arte de la poltica. Todo eso lo dar por bien empleado con tal de que tenga la mejor defensa a sus ojos, que es una conciencia limpia. Lo temible no es la muerte en s misma, sino entrar en el otro mundo con un alma culpable.Esto es confirmado por un relato que t considerars un mito, pero que yo considero verdadero. Los hombres anteriormente eran juzgados cuando estaban an en posesin de sus cuerpos, en el da de su muerte, por jueces vivos, que decidan si deban ir a las Islas de los Bienaventurados o a recibir su castigo en el Trtaro. Esto produca errores en el juicio, porque los jueces, al estar obstaculizadas sus almas por la dependencia de los rganos corporales, se vean aturdidos por factores extraos, como la noble cuna, la riqueza o las declaraciones de los testigos. Zeus decret, en consecuencia, que las almas fueran juzgadas desnudas, despus de la muerte, y por jueces liberados tambin del cuerpo, que no vieran nada ms que el estado del alma en s misma. Las ms desfiguradas son a menudo las de polticos y gobernantes, porque el poder les ha dado oportunidades excepcionales de daar sus almas al cometer los ms grandes pecados.Esto no tiene por qu ser as, y las excepciones son especialmente dignas de alabanza. Aristides fue uno de stos, pero son escasos. En cualquier caso, lo que importa no es el xito mundano, sino obedecer a la verdad y el bien y presentarles el alma lo ms sana posible a los jueces del otro mundo. Calicles puede considerar este relato como un cuento de viejas, pero ni l, ni Gorgias, ni Polo han sido capaces de indicar la existencia deun modo mejor de vida. Dedicarse a la poltica slo es seguro con la firme resolucin de seguir esta clase de vida.

El Gorgias es considerado una obra extraordinaria, no tanto por su filosofa (que es un compendio de doctrinas socrticas ya familiares) sino por su crtica apasionada y abierta de la poltica ateniense y de los polticos que actuaron en la poca que va desde las Guerras persas hasta el desastre de 404 y la ejecucin de Scrates cinco aos ms tarde. Estos son condenados abiertamente como responsables de la cada final de Atenas, al dejarla enferma y debilitada por los excesos, en lugar de utilizar su poder para instituir un rgimen saludable.l no escribe con una calma filosfica, sino bajo la influencia de una indignacin subyugante que se revela casi a cada lnea y que culmina quizs en el pronunciamiento que tanto disgust a Grote, segn el cual la corrupcin de Atenas se atribua al hecho de haber sido abarrotada de puertos, arsenales, murallas, impuestos y otras inmundicias de esa naturaleza (519a)Este Scrates ms que un hombre es un smbolo de la vida filosfica, y aqu se le retrata como no aparece en ninguna otra obra de Platn. El indagador irnico y auto despreciativo (que no est, como es natural, totalmente ausente; cf. 461c-d, 486d-488b) es eclipsado por el hombre que sabe.El mtodo socrtico y sus objetivos Hemos visto frecuentemente a Scrates en accin, pero slo en este dilogo describe Platn sus objetivos en trminos generales. Sin aceptar necesariamente su propia estimacin, debemos conocer en qu consisten, y unas cuantas citas nos lo mostrarn l81. A diferencia de Calicles, Gorgias es un hombre razonable que merece esta clase de consideracin, y a l estn dirigidas las explicaciones.453a. Si alguien tuvo alguna vez como objeto de su conversacin saber exactamente sobre qu versaba la conversacin, yo estoy totalmente seguro y t puedes estarlo tambin de que yo soy esta clase de persona... Yo no dira que no tengo una sospecha de cules son tus pensamientos en ambos puntos, pero esa sospecha no me impedir preguntarte cul crees t que es la naturaleza de la conviccin producida por la oratoria y el objeto de esa conviccin. Tal vez te preguntars por qu, si tengo esta sospecha, te lo pregunto a ti en lugar de responder yo mismo la pregunta. No me mueve a actuar as ninguna consideracin personal en relacin contigo, sino en consideracin al argumento, porque quiero desarrollarlo de tal manera que pueda exponer ante nosotros con la mayor claridad posible el tema sobre el que estamos hablando.454b.Eso es justamente lo que yo sospechaba que queras decir. Pero no te sorprendas si ms tarde repito el procedimiento y te hago otras preguntas cuando la respuesta parece estar ya clara. Mi motivo, como te digo, no es personal en lo ms mnimo; lo que quiero simplemente es ayudar a que la discusin avance hacia su fin en una secuencia lgica y evitar que nos acostumbremos a anticipar las afirmaciones del otro por el hecho de tener una vaga sospecha de cules pueden ser, en lugar de permitir que desarrolles tu argumento a tu manera de acuerdo con las premisas convenidas. (A lo que Gorgias responde; Un procedimiento muy adecuado, Scrates.) 457e. Temo que, si contino con la investigacin de esta cuestin,puedas suponer que mi propsito no sea tanto elucidar el tema como triunfar verbalmente sobre ti. Si t eres la misma clase de persona que soy yo, continuar preguntndote con gusto; en otro caso, lo dejar. Si me preguntas qu quiero decir, te dir que soy una de esas personas a las que les complacen que les indiquen sus propios errores, as como se complacen en indicrselos a los dems, pero que preferiran experimentar antes lo primero, porque de hecho consideran que es. Una. ganancia mayor, de la misma manera que es mejor ser librado de una gran desgracia que librar a otro, y, en mi opinin, un hombre no puede tener una desgracia) mayor que estar en posesin de una creencia falsa acerca de los temas que estamos discutiendo ahora

Argumento del Alcibiades - Obras completas de Platn,por Patricio de Azcrate,tomo primero, Madrid 1871, pginas 113-116.La naturaleza humana o el conocimiento de s mismo considerado como punto de partida del perfeccionamiento moral del hombre, como el principio de todas las ciencias en general, y en particular de la poltica; tal es el objeto delPrimer Alcibiades.Dos partes tiene el dilogo. La primera no es ms que un largo prembulo. Lo justo y lo til son por su orden objeto de esta discusin preliminar, cuyo enlace y sustancia son los siguientes: Scrates encuentra a Alcibiades, que se dispone a subir a la tribuna de las arengas. Qu dir a los atenienses sobre sus negocios? Qu consejos les dar? Scrates le pone en el caso de responder que comprometer a los atenienses a hacer lo que es justo. Pero indudablemente es indispensable que Alcibiades sepa lo que es la justicia. Cmo puede saberlo? Puede saberlo por haberlo aprendido de algn maestro, o por haberlo aprendido por s mismo. Conformes ambos en que no lo ha aprendido de ningn maestro, Alcibiades se ve precisado a confesar que tampoco lo ha aprendido por s mismo. Porque para aprenderlo por s mismo, es preciso hacer indagaciones, y para hacer indagaciones es preciso creer ignorar lo que se indaga, y Alcibiades, no pudiendo decir en qu momento crey ignorar lo justo, conviene implcitamente en que jams lo ha buscado, ni lo ha indagado, ni lo ha encontrado. Lo aprendi del pueblo? Pero el pueblo no puede ensear ms que aquello que sabe, la lengua, por ejemplo; pero no lo justo y lo [114] injusto, sobre los cuales no est de acuerdo consigo mismo. Luego Alcibiades, que no sabe lo que es justo, no puede aprenderlo de los atenienses.Convencido de ignorancia sobre este punto, no es ms afortunado cuando pretende aconsejar a los atenienses que hagan lo que es til. Scrates podra probarle, valindose del mismo razonamiento, que no conoce mejor lo til que lo justo, pero prefiere tomar otro camino. Valindose de una serie un tanto pesada de deducciones, sienta que lo que es justo es honesto, que todo lo que es honesto es bueno, que todo lo que es bueno es til; deduciendo de aqu la consecuencia de que lo justo y lo til son una sola y misma cosa, y que no conociendo Alcibiades lo justo, ignora por la misma razn lo til. De aqu se deduce que Alcibiades es perfectamente incapaz de dar consejos sobre los negocios pblicos, y que carece de toda preparacin para la poltica. De dnde nace esta incapacidad? De que quiere hablar de cosas que no conoce. Si quiere gobernar a los dems, tiene que comenzar por instruirse l mismo, y el medio de instruirse es perfeccionarse, es atender primero a su persona. Esta es la conclusin de la primera parte.La segunda comienza por esta pregunta: cmo se atiende primero a su persona? Scrates multiplica las pruebas y las ms ingeniosas analogas, para demostrar a Alcibiades que el arte de atender a su persona tiene por principio el conocimiento de s mismo. El hombre no puede perfeccionarse, es decir, hacerse mejor que es, si ignora lo que es; ni desenvolver su naturaleza antes de saber cul es su naturaleza. De aqu este precepto clebre, que resume en cierta manera toda la enseanza filosfica de Scrates:Concete a ti mismo.Pero qu es lo que constituye el yo, lo que constituye la persona humana?, es la reunin material de los miembros y de los rganos de su cuerpo, que son cosas que [115] le pertenecen, pero que son distintas de ella, como lo son todas las cosas de que ella se sirve? Si el hombre no es el cuerpo, debe ser aquello que se sirve del cuerpo, y esto debe ser el alma que le manda. Y no puede ser el hombre el compuesto del alma y del cuerpo? No, porque en tal caso deberan el uno y el otro mandar a la par, cosa que no sucede, puesto que el cuerpo no se manda a s mismo, ni manda al alma. Por consiguiente slo queda esta alternativa: o el hombre no es nada, o es el alma sola. Scrates de esta manera establece a la vez la distincin profunda del alma y del cuerpo, y lo que es propio del alma, la libertad, como la esencia del hombre. Este es el verdadero objeto del conocimiento de s mismo.Estudiar su alma, tal es el fin que debe proponerse todo hombre que quiera conocerse a s mismo. Pero cmo se la estudia? Aplicando la reflexin a esta parte excelente del alma, donde reside toda su virtud, como el ojo se ve en esta parte del ojo, donde reside la vista. Este santuario de la ciencia y de la sabidura es lo que hay de divino en el alma, y all es preciso penetrar para conocerse en su fondo. All est la ciencia de los verdaderos bienes y de los verdaderos males, no slo de aquel que se estudia, sino tambin de sus semejantes, organizados como l; all est el arte de evitar las faltas y ahorrarlas a los dems, es decir, de ser l mismo dichoso y hacer dichosos a los otros, porque, efecto de la satisfaccin moral y del remordimiento, el vicio y la desgracia, la virtud y la felicidad marchan respectivamente juntos.Por consiguiente, la virtud es moral y polticamente la primera necesidad de un pueblo y la causa misma de su prosperidad. He aqu lo que debe tener en cuenta el que quiera conducir y manejar los negocios pblicos. Y ensear al pueblo a ser virtuoso, si no lo es l mismo? Le conviene ms que a nadie tener el espritu fijo en esta parte de s mismo, reflejo de la sabidura y de la justicia divinas, donde aprender, que el esfuerzo supremo de su naturaleza libre, el secreto de su fuerza, consiste en aproximarse, por medio de la virtud que perfecciona, a la esencia del Dios que se refleja en l. Lejos de esta luz, no puede menos de caminar a ciegas y perder a los que sigan sus pasos. Vicioso y servil, slo es capaz de obedecer, como sirve el cuerpo al alma. La virtud, libre como el alma misma, de la que es su perfeccin til y justa, como Dios de donde ella emana, es la nica capaz de crear los verdaderos hombres de Estado y de labrar la felicidad del pueblo.

Leccin sobre el Alcibiades - Fernando Rodrguez Genovs (http://nodulo.org/ec/2005/n042p07.htm)Aunque muchos estudiosos todava lo sigan ubicando en el conjunto de su obra dentro del nebuloso apartado de dilogos dudosos{1}, la obra platnica, Alcibades I, constituye, de cualquiera de las maneras, un texto capital, un compendio magnfico de las principales tesis polticas del discpulo de Scrates en lo que concierne a ese tema vidrioso que es la relacin entre la tica y la poltica, del que asimismo se ocup en libros definitivos como la Repblica y las Leyes. En la justa ponderacin de Alcibades I (o Sobre la Naturaleza del Hombre), Michel Foucault{2} ya llam la atencin hace unas cuantas dcadas sobre una particularidad muy relevante contenida en dicho texto, a saber: la importancia de preparar la personalidad y el espritu humano antes de lanzarse a las tareas pblicas. Y tngase en cuenta que la expresin antes, en el contexto de la antepoltica, lo empleamos no tanto en sentido temporal o histrico, como causal y serial, esto es, referido a aquello que antecede a cualquier otra instancia en el orden conceptual, lgico y propedutico de la praxis, ms que nada por ser primordial a aqulla. Cada persona se encuentra incorporada a la sociedad (a una sociedad determinada), a la que pasa a formar parte desde el mismo momento del nacimiento en el seno de la familia. En esta circunstancia no cabe apreciar intencionalidad ni vocacional espritu deliberativo alguno, a menos que adoptsemos el artificio contrafctico caracterstico de posiciones tibiamente contractualistas. Ocurre ms bien, en lo referente a la realidad personal y fctica constituyente, que nos hallamos ante un acontecimiento que acaece en forma de imposicin primaria, o, como tambin podramos decirlo, natural; no por capricho hablamos de la sociabilidad como de atributo natural del hombre, o segunda naturaleza. Nada nos impide, entonces, pasar de la perspectiva sociolgica o de historia de la cultura (historicista) a la perspectiva tica, es decir, de la constatacin a la reflexin moral, a la hora de atender a nuestro asunto. En este mbito, en el continente de la tica, contemplamos la situacin de encuentro del hombre con la sociedad desde una perspectiva de voluntariedad y libertad, en la que el individuo se enfrenta a sus circunstancias como sujeto autnomo y libre, privilegiando su condicin moral sobre cualquier otra, por ejemplo, la poltica. Pues, atindase a esto: el hombre es antes individuo libre que ciudadano.{3} Dice Ortega y Gasset en La rebelin de las masas que la actividad poltica destaca en el conjunto de la vida pblica por ser la ms eficiente y visible, si bien, y en rigor, no puede privilegiarse como el primer y principal atributo de la existencia humana. Esto es as porque constituye una categora postrera{4}, resultante de otras ms ntimas e impalpables{5}. No importa que, desplegado el conjunto de las facetas del hombre sobre la arena, o coso ciudadano, sea la poltica la esfera de accin que se haga de notar por delante de las otras, situndose as al frente de lo pblico lo pblico anteponindose a lo privado y solapndolo, pues ya sabemos que la poltica es materia presurosa, impaciente e invasiva, acaso como ninguna otra tarea o aplicacin humana. Si, en verdad, no importa esta circunstancia, entonces, pongamos desde el principio a la poltica en su sitio, a fin de que no invada ilegtimamente las otras esferas prcticas del hombre, o las eclipse. En el dilogo platnico tomado por dudoso que ahora nos ocupa, Scrates instruye al joven y ardiente Alcibades sobre la necesidad de conocerse a s mismo y de cuidar de la propia persona como condicin previa a la tarea de observar y administrar los asuntos pblicos, de la polis.

El punto de vista de Scrates se encuentra limpiamente sintetizado en este fragmento (Alcibades I, 132b): Scrates. En primer lugar, ejerctate, mi querido amigo, y aprende lo que hay que saber para meterse en poltica, pero no lo hagas antes, a fin de que vayas provisto de antdotos y no te ocurra ninguna desgracia.{6} Qu quiere significar Scrates con esta exhortacin? Algo tan sencillo como que no es prudente, sabio ni discreto el lanzarse a la arena poltica sin conocer las propias facultades y posibilidades, ni arrojarse al vaco sin red, ni saber a ciencia cierta cul es la utilidad social y la consecuencia que dicho gesto pueda comportar, ni considerar, en fin, antes de dar el salto, qu es lo verdaderamente bueno, lo mejor, para el individuo y para la ciudad. Si uno mismo no es capaz de saber quin es y lo que quiere, poco puede saber del alma de la ciudad y lo que a ella le conviene. El proverbio intuitivo y el refranero antiguo ya dejaron dicho que mal puede gobernar la ciudad quien no sabe gobernar su propia casa o gobernarse a s mismo. La creencia comn coincide aqu sin que sirva de precedente, en intenciones y resultados, con la idea filosfica del asunto. A Scrates le preocupa el futuro, personal y poltico, del ambicioso muchacho, pues sabe bien que la ambicin ciega, as como la cruda pasin poltica, cuando son concebidas por un sujeto inexperto e indeciso, ignorante e ingenuo, bruto y exaltado, resultan catastrficas para individuo y comunidad. El joven Alcibades, cuando todava est recibiendo las lecciones morales del maestro y cuando an no se encuentra suficientemente maduro para la participacin ciudadana o para la accin deliberativa, segn expresiones recientes, salta de las palabras a las obras acaso demasiado pronto, y tan velozmente, sin contencin y sin remedio, que olvida en seguida aquello que se le ense. Dicho sea esto contando con que algo hubiese aprendido, despus de todo. Resultado: su biografa da cuenta de una de las carreras polticas ms trapaceras que se ha tenido noticia en la historia de la humanidad, una trayectoria pblica propia de un sujeto falsario y corsario, pionero del transformismo poltico, catedrtico del embuste y el cambalache, traidor y perseguido, ateniense rprobo que acaba sus das tropezando contra el cuchillo de un sicario extranjero que vena de una tierra lejana slo para asesinarle. Ciertamente no poda estar ms justificado el recelo socrtico sobre la desgracia que poda sucederle, y fatalmente le sucedi, al impetuoso doncel.Con gran acierto ha advertido Foucault de la estrecha relacin existente entre el cuidado de s (epimeleia heautou) y el conocimiento de s contenida en Alcibades I. Para Scrates, ambas actitudes se precisan mutuamente, aunque la segunda mande sobre la primera; justamente lo contrario que sostendr el estoicismo, pinsese si no en los escritos de Cicern, Sneca, Epicteto y Marco Aurelio. La sabidura moral (sophrosyne) coincide, a juicio de Scrates, con el conocerse a s mismo (Alcibades I, 133 b){7}, y en ella se halla la ms alta realidad moral. Es asunto de cada uno el cuidado y la mejora de s mismo, atendiendo, por ejemplo, a las necesidades del cuerpo y la proteccin de nuestros bienes. La diferencia entre ambos cuidados estriba en las artes respectivas que utilizamos para cada fin, distinto por su gnero, pero el sentido intransferible de ambas es el mismo; a menos que la enfermedad y el deterioro fsico y mental que acompaan el envejecimiento de las personas cuando no la vaga irresponsabilidad trastornen y alteren el orden natural de las cosas. As como el arte (la tcnica, el oficio) que mejora el calzado es la zapatera y el que mantiene el cuerpo, la gimnasia, el cuidado y el conocimiento de s constituyen el ejercicio que, en el sentido moral, nos hace mejores a nosotros mismos (Alcibades I, 128 d-e){8}. Hermanado al concepto del conocimiento o no, la insistencia de la necesidad del cuidado de s como precepto moral principal es constante en la idea de la vida humana concebida por Scrates, y tan invariable que literalmente llega a convertirse en su ltima palabra sobre el tema. Platn recrea esta principal preocupacin socrtica en las conmovedoras pginas que cierran el Fedn{9}. Como es sabido, Critn y sus discpulos ruegan al maestro que les transmita su ltima voluntad, la cual servir de ltima enseanza. En la hora postrera, en la antesala de la muerte, qu tiene que encargarles a sus seres queridos, a los amigos, a los hombres, qu le agradara que hiciesen cuando l, Scrates, ya no se encuentre entre ellos, los vivos, cul es su concluyente leccin. El filsofo no vacila ante el desafo de resumir en un breve mensaje el sentido de toda la existencia y de elogiar la actitud plenamente moral: qu es lo que nos encargas a stos y a m? Esto les responde Scrates en Fedn, 115b: Lo que continuamente os digo dijo l, nada nuevo. Que cuidndoos de vosotros mismos haris lo que hagis a mi agrado y al de los mos y de vosotros mismos, aunque ahora no lo reconozcis. Pero si os descuidis de vosotros mismos, y no queris vivir tras las huellas, por as decir, de lo que ahora hemos conversado y lo que hemos dicho en el tiempo pasado, por ms que ahora hicierais muchas y vehementes promesas, nada lograris.{10} Efectivamente, nada nuevo tiene que decirles Scrates que no les hubiese dicho antes, nada que no haya practicado l mismo. Nada nuevo bajo el sol de la tica, pues aquello que ilumina las acciones humanas y da consistencia y plenitud, a saber: el contenido de la moral en especial, cuando es pleno y adquiere la forma de contento moral, no cambia a lo largo de la vida sino que se extiende y se manifiesta con ella. Scrates, quien no quiso retractarse ante el tribunal de hombres resentidos e irritados que le llamaban al orden y a juicio ciudadano, ni encuentra motivo para modificar las razones que han regido su existencia de hombre libre, sabio y feliz, ahora que se le acaba el tiempo y es momento de recapitular, tampoco ve razn para abdicar de s mismo. Qu tiene que decir el sabio a los hombres? Ya lo sabemos: Lo que continuamente os digo, esto es, las buenas razones, en cuanto conciernen a aquello que es mejor para el hombre; pues si en efecto son buenas, slo exigen del renuevo, de la reiteracin que regenera y salva la integridad humana; justo lo contrario de la renuncia, que dimite de la tarea de vivir la vida para conformarse con administrarla o gestionarla, como si ambas cosas supusiesen lo mismo. En qu medida resultan relevantes para la poltica estas lecciones de moral? Ya est dicho: aquel que ignora lo que es bueno para uno mismo y le corresponde por justicia, o no sabe lo que quiere, poco y torcido escribir en el gran libro de la ciudad, y mucho desconocer del bien de los otros. Quien desatiende su propia vida, quien no la examina convenientemente, no puede considerarse la persona ms indicada para salvaguardar la vida ciudadana: lo primero conduce a una existencia sin virtud (una vida desvirtuada, desnaturalizada, que no merece la pena vivirla), lo segundo causa la desgracia y la ruina de la polis. He aqu la leccin de Alcibades (o, para ser ms precisos: la leccin que recibi el joven Alcibades de Scrates, y que desgraciadamente no asimil ni pudo cultivar). Tal vez por esto escribe Ortega la poltica me parece una faena de segunda clase.{11} Scrates, como Platn, filsofo aristcrata tanto en moral como en poltica, confa en que sean los mejores quienes gobiernen el Estado, pues los menguados en conocimiento y razn, qu pueden ofrecer de provecho a la comunidad? O dicho con sus palabras (Alcibades I, 134 c-d){12}, en concisa interrogacin que cobija el ms profundo enigma de la teora poltica: Scrates Por ello, si vas a conducir los asuntos de la ciudad de manera correcta y conveniente, tendrs que hacer partcipes de la virtud a los ciudadanos. Alcibades Desde luego. Scrates Pero se podra hacer partcipe de algo que no se tiene?

{1}Platn, Alcibades I, enDilogos VII (Dudosos, Apcrifos, Cartas). Traduccin, introduccin y notas por Juan Zaragoza, Gredos, Madrid 1992.

{2}Vid.Michel Foucault,Tecnologas del yo. Y otros textos afines. Traduccin de Mercedes Allendesalazar, Barcelona 1996.

{3}En cualquier caso, hombre libre, hombre bueno y buen ciudadano son categoras que no pueden solaparse ni confundirse sin ms.Cfr. Leo Strauss,Derecho natural e historia, Crculo de Lectores, Barcelona 2000: El hombre bueno no se corresponde simplemente con el buen ciudadano sino con el buen ciudadano que ejerce la funcin de gobernante en una sociedad buena. (pg. 184).

{4}La calificacin orteguiana de la actividad poltica como actividad postrera en comparacin con otras ms ntimas, se lee enLa rebelin de las masas, al final del captulo VII, Vida noble y vida vulgar, o esfuerzo e inercia.Vid.Ortega y Gasset,La rebelin de las masas. Edicin de Thomas Mermall, Clsicos Castalia, Madrid 1998, pg. 180.

{5}Esta apelacin de Ortega a una instancia previa a la poltica una instancia intelectual y moral para delimitar con provecho el perfil humano interesa muy especialmente a los fines de este trabajo, motivo por el cual transcribimos el fragmento completo donde aqulla aparece: La actividad poltica, que es de toda la vida pblica la ms eficiente y la ms visible, es, en cambio, la postrera, resultante de otras ms ntimas e impalpables. As, la indocilidad poltica no sera grave si no proviniese de una ms honda y decisiva indocilidad intelectual y moral. Por eso mientras no hayamos analizado sta, faltar la ltima claridad al teorema de este ensayo. (Ortega y Gasset, 1998,op. cit.,pg. 180). Thomas Mermall, responsable de la edicin del texto que aqu utilizamos, hace notar a la sazn que en la primera edicin del libro Ortega haba escrito slo indocilidad intelectual. El aadido, entonces, del vocablo moral a la frase, aporta nuevamente un valor esencial al tratamiento de la cuestin que aqu nos interesa.

{6}Platn, 1992,op. cit.,pg. 78.

{7}El conocerse a s mismo no es lo que convinimos que era la sabidura moral [sophrosyne] (Platn, 1992,op. cit.,pg. 81).

{8}Ibid.:71.{9}Vid. Platn, Fedn,Dilogos III. Traduccin, introduccin y notas por C. Garca Gual, Gredos, Madrid 1997.

{10}Platn, 1997,op, cit.,pgs. 136-137.

{11}Jos Ortega y Gasset, Ilegitimidad (Sobre el fascismo), en El Espectador VI),Obras Completas, Tomo II, Revista de Occidente/Taurus, Madrid 2004. Dice esto por esto, a propsito de una precisa meditacin sobre los males del bolchevismo y del fascismo, en concreto del acceso ilegtimo y brbaro a las instituciones de poder. Estimo que traer a cuenta esta cita no resulta inconveniente. Adems, esta idea orteguiana es recurrente en su obra. Nada extrao ni nada nuevo, pues.

{12}Platn, 1992,op. cit.,pg 83.

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