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Devés-Valdés, E. (2007). «Algunas hipótesis sobre la red arielista 1900-1915: Ideas y
contactos» (pp. 61-74). En Redes intelectuales en América Latina. Santiago: Instituto
de Estudios Avanzados – Universidad de Chile.
En la introducción del libro Redes intelectuales en América Latina, Eduardo Devés-Valdés
propone una definición del concepto de «redes intelectuales». Así, él manifiesta que «se
entiende por tal a un conjunto de personas ocupadas en la producción y difusión del
conocimiento, que se comunican en razón de su actividad profesional, a lo largo de los
años» (2007, p. 30). Dicha comunicación puede ser llevada a cabo mediante encuentros
cara a cara, correspondencia o llamadas telefónicas y estas dan como resultado congresos,
publicaciones, reseñas, citaciones recíprocas, entre otros. Asimismo, señala que, de acuerdo
con la densidad de dicha comunicación, la red intelectual podría ir transformándose en
institucionalidad. De igual forma, Devés-Valdés precisa que dicho concepto posee mayor
eficacia que la noción de «influencia», sobre todo cuando se quiere evitar aludir a una
verticalidad Norte-Sur. Igualmente, indica que la noción de redes intelectuales
complementa otros conceptos como el «generación» y «campo intelectual»; sin embargo, a
diferencia de este último concepto, la noción de red no apunta prioritariamente al conflicto
o a la competencia, sino a detectar y destacar la colaboración entre intelectuales. No
obstante, Devés-Valdés manifiesta que las redes han sido escasas y con densidad no muy
intensa, pero entre ellas se puede ubicar, en 1900, a la red «arielista».
Por ello, en el segundo capítulo del libro, Devés-Valdés se dedicará al análisis de la
red arielista. En primer lugar, se debe hacer la precisión de que una red intelectual «es una
creación de la sociedad civil y no del estado ni de los organismos supraestatales
internacionales» (p. 57). En este sentido, se entiende que el trabajo que Rodó lleva a cabo
es una suerte de labor individual, así Devés-Valdés manifiesta que incluso antes de la
publicación de Ariel (1900), él ya había logrado establecer contactos en varios países de
América como en España y que quizá el éxito de este libro se deba a ello.
Sin embargo, fue la publicación de Ariel, la que posicionó a Rodó como el
intelectual más importante de América Latina y, también, la que llevo a otro nivel el
proyecto de construcción de un campo intelectual latinoamericano. Así, se va a establecer
una red que respondía a una ideología bastante homogénea y entre sus principales acciones
se encuentran la correspondencia, el envío de libros y revistas, entre otros; sin embargo, no
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se produjeron reuniones de grupo, proyectos de investigación o contactos institucionales.
Entre los principales miembros de la red arielista se encuentran Unamuno, los hermanos
Henríquez Ureña, José de la Riva Agüero, Víctor Andrés Belaúnde, José Gálvez, Rubén
Darío, Francisco García Calderón, Enrique Gómez Carillo, entre otros. Así, se sabe que
Rodó propició los contactos entre estos, ya sea de manera directa, presentándolos o
recomendándolos, y de manera indirecta, fomentando iniciativas de integración, tales como
agrupaciones o congresos. Para ilustrar ello, Devés-Valdés señala que Rodó escribió a
Pedro Henríquez Ureña refiriéndose a García Calderón como «un joven crítico peruano
muy semejante a usted en tendencias, méritos y caracteres de pensamiento y estilo, y en
quien también veo una brillante esperanza para la crítica hispanoamericana» (Citado en
Devés-Valdés, 2007, p. 69). Asimismo, se sabe que hubo contacto directo entre los propios
arielistas, por ejemplo, la cohesión de los grupos peruano y mexicano, así como el caso
dominicano de los hermanos Henríquez Ureña.
Así, se puede observar que la red arielista manifestó una gran preocupación por la
integración intelectual en América Latina; no obstante, también se puede notar que sus
logros fueron modestos, en la medida en que «no logró ni crear una institucionalidad ni
medios de comunicación ni generar una ampliación del número de personas comprometidas
en este proyecto» (p. 71).
En este sentido, Devés-Valdés se pregunta por qué una red conformada por
intelectuales de tanto talento no alcanzó un logro mayor en su proyecto de integración
continental. Él plantea cinco respuestas:
a) Parcialidad: A diferencia de otros grupos como Colónida, en el caso peruano, los
arielistas no fueron capaces de incorporar otros sectores a su círculo, ello debido a
su individualismo y afán de protagonismo. Asimismo, el carácter meramente
masculino de la red, a pesar de que Rodó haya hecho referencias a mujeres como
Eugenia Vaz Ferreira, ninguna logró un papel protagónico en la red. Del mismo
modo, otra parcialidad tiene que ver con la exclusión de contactos brasileños y
territorios franco-parlantes de América Latina.
b) Incapacidad para institucionalizarse: No se formó ninguna asociación, agrupación o
federación, a través de la cual se coordinaran actividades, ni siquiera se contó con
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una publicación periódica que se constitúyase en un medio de comunicación y
portavoz. Del mismo modo, se observa que existía un limitado nivel de
profesionalización intelectual, lo cual obligó a los miembros de la red a desempeñar
cargos políticos, diplomáticos o comerciales. Será por estos motivos que no se
podrán crean equipos de investigación o empresas intelectuales.
c) Carencia de un programa explícito de trabajo.
d) Incapacidad para articularse con organismos estatales: la red se mantuvo al margen
de los recursos económicos estatales destinados al trabajo cultural, que si bien eran
bastante escasos hubiesen servido para ampliar el número de miembros en la red.
e) Finalmente, la incapacidad para ligarse a las instituciones de producción cultural:
con excepción de la prensa y el mundo editorial, la red arielista se mantuvo al
margen de instituciones tales como la universidad u otras instancias de educación
superior, así como de las sociedades científicas y de las academias históricas,
literarias y filosóficas existentes.
En conclusión, se puede observar que a través del constructo teórico de «redes
intelectuales», tal como manifiesta Devés-Valdés en la introducción Redes intelectuales en
América Latina, se puede entender el proceso de evolución de la intelectualidad en América
Latina, incluso de sus relaciones con otras regiones del mundo. Así, en «Algunas hipótesis
sobre la red arielista 1900-1915: Ideas y contactos», Devés-Valdés realiza un análisis de los
logros y desaciertos de la red arielista en el proyecto de construcción de un campo
intelectual latinoamericano. Sería muy interesante llevar a cabo un análisis de este tipo en
el caso peruano, por ejemplo sobre Colónida, que a pesar de su breve existencia es
innegable que marcó un hito en el proceso de la literatura peruana.
Laura Rosa Quinto Castro
Universidad Nacional Mayor de San Marcos