Resumen Bergson y Lipps

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Prueba II Afectividad y Motivación. Unidad I: Fenomenología. Bergson: Introducción a la metafísica: La intuición filosófica. Dos maneras distintas de conocer una cosa: En torno a la cosa: Esta depende del punto de vista donde uno se coloque y de los símbolos con los que nos expresamos, que no hacen otra cosa que traducir el objeto. o Se detiene en lo relativo, que es siempre imperfecto. o En este modo de conocer se encuentra: Descripción, la historia y el análisis. o El análisis consiste en expresar una cosa en función de lo que ella no es. Siendo así una traducción, un desarrollo por símbolos, una imagen tomada desde sucesivos puntos de vista. o El análisis al girar en torno al objeto multiplica los puntos de vista buscando completar la representación siempre incompleta. Prosigue hasta el infinito, pero la intuición es un acto simple. o El análisis es característico de la ciencia positiva: Trabaja con símbolos, comparando y reduciendo. o Sólo se logra conocer la realidad relativamente. Entrando en ella: No se toma desde ningún punto de vista y no se apoya en símbolos. o Alcanza lo absoluto, y en tanto la esencia (que no puede ser alcanzada desde fuera) o El absoluto es perfecto, porque es perfectamente lo que es. o Atribuye una interioridad al objeto y estados de alma. o Se identifica absoluto e infinito, es decir, se presta simultáneamente para una aprehensión indivisible y a una enumeración inagotable. El absoluto nos permite llegar al infinitito. o No se necesita ni perspectiva (porque se está adentro) ni símbolos (porque no se traduce el objeto sino que se posee el original). o El absoluto es dado mediante la intuición Simpatía por la cual nos transportamos al interior de un objeto para coincidir con lo que tiene de único y por consiguiente de inexpresable. o Si existe un medio de poseer una realidad absolutamente en lugar de conocerla relativamente, de colocarse en ella en lugar de adoptar puntos de vista acerca de ella, de tener su intuición en lugar de hacer su análisis, en fin, de aprehenderla desde fuera de toda expresión, traducción o representación simbólica, esto es la metafísica. La metafísica es la ciencia que pretende prescindir de símbolos. Ejemplo: aprehender el personaje de una novela. Desde el absoluto se entiende como “obtener el personaje de una sola vez en su integridad, y no ir añadiéndose en modo de suma las diferentes características del personaje”. Hay al menos una realidad que aprehendemos desde dentro, por intuición y no análisis: Nuestro yo que dura Nuestra propia persona en su fluencia a través del tiempo. Esto quiere decir que simpatizamos con nosotros mismos. La mirada interior de nuestra conciencia nos permite percibir en primer lugar todas las percepciones que le llegan del mundo material. Luego percibo recuerdos más o menos adheridos a esas percepciones que permiten interpretarlas. Por último siento tendencias que se manifiestas: hábitos motores y acciones sólidamente ligados a esas percepciones y recuerdos. Pero si buscamos dentro de nosotros mismos, encontramos

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Prueba II Afectividad y Motivación.

Unidad I: Fenomenología.

Bergson: Introducción a la metafísica: La intuición filosófica.

Dos maneras distintas de conocer una cosa:

En torno a la cosa: Esta depende del punto de vista donde uno

se coloque y de los símbolos con los que nos expresamos, que

no hacen otra cosa que traducir el objeto.

o Se detiene en lo relativo, que es siempre imperfecto.

o En este modo de conocer se encuentra: Descripción, la

historia y el análisis.

o El análisis consiste en expresar una cosa en función de

lo que ella no es. Siendo así una traducción, un

desarrollo por símbolos, una imagen tomada desde

sucesivos puntos de vista.

o El análisis al girar en torno al objeto multiplica los

puntos de vista buscando completar la representación

siempre incompleta. Prosigue hasta el infinito, pero la

intuición es un acto simple.

o El análisis es característico de la ciencia positiva: Trabaja

con símbolos, comparando y reduciendo.

o Sólo se logra conocer la realidad relativamente.

Entrando en ella: No se toma desde ningún punto de vista y no

se apoya en símbolos.

o Alcanza lo absoluto, y en tanto la esencia (que no puede

ser alcanzada desde fuera)

o El absoluto es perfecto, porque es perfectamente lo que

es.

o Atribuye una interioridad al objeto y estados de alma.

o Se identifica absoluto e infinito, es decir, se presta

simultáneamente para una aprehensión indivisible y a

una enumeración inagotable. El absoluto nos permite

llegar al infinitito.

o No se necesita ni perspectiva (porque se está adentro)

ni símbolos (porque no se traduce el objeto sino que se

posee el original).

o El absoluto es dado mediante la intuición Simpatía

por la cual nos transportamos al interior de un objeto

para coincidir con lo que tiene de único y por

consiguiente de inexpresable.

o Si existe un medio de poseer una realidad

absolutamente en lugar de conocerla relativamente, de

colocarse en ella en lugar de adoptar puntos de vista

acerca de ella, de tener su intuición en lugar de hacer su

análisis, en fin, de aprehenderla desde fuera de toda

expresión, traducción o representación simbólica, esto

es la metafísica. La metafísica es la ciencia que pretende

prescindir de símbolos.

Ejemplo: aprehender el personaje de una novela. Desde el

absoluto se entiende como “obtener el personaje de una sola

vez en su integridad, y no ir añadiéndose en modo de suma las

diferentes características del personaje”.

Hay al menos una realidad que aprehendemos desde dentro,

por intuición y no análisis: Nuestro yo que dura Nuestra

propia persona en su fluencia a través del tiempo. Esto quiere

decir que simpatizamos con nosotros mismos.

La mirada interior de nuestra conciencia nos permite percibir en

primer lugar todas las percepciones que le llegan del mundo

material. Luego percibo recuerdos más o menos adheridos a

esas percepciones que permiten interpretarlas. Por último

siento tendencias que se manifiestas: hábitos motores y

acciones sólidamente ligados a esas percepciones y recuerdos.

Pero si buscamos dentro de nosotros mismos, encontramos

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algo más uniforme, más constante y duradero, encontramos

algo distinto. Bajo esa solidificación heterogénea encontramos

una continuidad de fluencia: Una sucesión de estados en donde

cada uno anuncia al que sigue y contiene al que precede.

No son estados múltiples, sino que en realidad ninguno

comienza o concluye, sino que todos se prolongan unos en

otros.

Tampoco es la imagen de un rollo que se desenrolla y luego

enrolla, ya que no existen dos momentos idénticos en el mismo

ser consciente, una conciencia que tuviera dos momentos

idénticos seria una conciencia sin memoria.

Tampoco es un espectro de mil matices ya que la duración es

algo que se hace continuamente y en este caso tendríamos una

cosa completamente hecha.

Tampoco sería un elástico que se alarga ya que olvidamos la

riqueza de colorido característica de la duración vivida.

El desarrollo de nuestra duración refleja tanto una unidad de un

movimiento que avanza y a la vez una multiplicidad de estados

que se despliegan. (Ninguna metáfora puede darnos uno de

estos dos aspectos sin sacrificar al otro). La vida interior es todo

eso a la vez: variedad de cualidades, continuidad de progreso,

unidad de dirección.

No se la puede representar – a la vida interior- por imágenes

pero menos por conceptos (ideas abstractas, generales o

simples).

El único fin del filósofo es provocar un cierto trabajo, que los

hábitos intelectuales (útiles para la vida) tienden a perturbar. Al

menos las imágenes no mantienen en lo concreto, y es por eso

que mediante muchas imágenes diversas podrán dirigir la

conciencia hacia el punto preciso de intuición. Se lleva así a la

conciencia a una disposición a través de la cual podrá revelarse

a sí misma sin velos...

Los conceptos son verdaderamente símbolos, sustituyen al

objeto que simbolizan, sin exigirnos ningún esfuerzo. Cada

concepto sólo retiene lo que es común a él y a los otros, cada

uno de ellos expresa, mejor aun que la imagen, una

comparación entre el objeto y lo que se le asemeja. Así

mediante un concepto obtenemos una parte del objeto, y

creemos que mediante la yuxtaposición recomponemos la

totalidad del objeto, obteniendo así un equivalente intelectual.

Así creemos formar una representación fiel de la duración

alineando los conceptos de unidad, multiplicidad, continuidad,

divisibilidad finita o infinita, etc. Esto es una ilusión y un

peligro. Solo obtenemos una recomposición artificial del objeto.

El concepto no solo abstrae, sino que también generaliza. El

concepto no puede simbolizar una propiedad especial sin

hacerla común a una infinidad de cosas. La propiedad s extraída

del objeto metafísico y representada en un concepto se amplía

indefinidamente, rebasando el objeto. Pasa a ser nada más que

la sombra de un cuerpo.

Intuición: investigación metafísica del objeto en lo que tiene de

esencial y de propio.

Así surgen multitudes de sistemas diferentes: tantos cuantos

puntos de vista exteriores hay sobre la realidad que se examina.

Dividir la unidad concreta del objeto en múltiples expresiones

simbólicas dividen también la filosófica en escuelas distintas.

Los conceptos son indispensables pues las demás ciencias

trabajan de ordinario sobre conceptos y la metafísica no podría

prescindir de ellas. Pero la metafísica es ella misma cuando

aventaja al concepto, cuando se libera de los conceptos rígidos

y concluidos para crear conceptos distintos, es decir,

representaciones flexibles, móviles, fluidas y siempre prontas a

moldearse sobre las formas de la intuición.

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Resumen: Nuestra duración puede sernos presentada

directamente en una intuición, que nos puede ser sugerida

indirectamente por imágenes, pero que no podría encerrarse en

una representación conceptual.

La duración pose tanto unidad como multiplicidad, es una

unidad moviente, cambiante, coloreada, viva, muy lejos de una

unidad abstracta inmóvil y vacía que circunscribe al concepto de

unidad pura.

De confusión entre análisis y intuición nacen discusiones entre

escuelas y conflictos entre sistemas:

Psicología: Resuelve el yo mediante el estudio separado de

sensaciones, sentimientos, representaciones (análisis). Sustituye

el yo por hechos psicológicos.

Pero, no hay sentimiento que encierre virtualmente el pasado y

el presente del ser que lo experimenta, que pueda separarse de

él y constituir un estado”, a no ser por un esfuerzo de

abstracción o análisis (El psicólogo separa un estado psicológico

para erigirlo en entidad más o menos independiente). Sustituye

la organización interior y real de la cosa por una reconstitución

exterior y esquemática. El estado psicológico es un elemento,

no una parte, no se ha obtenido por fragmentación sino por

análisis.

Se hace una analogía con un croquis de parís: silueta de la torre

de notre Dame. Sustituye la organización interior y real (unida al

edificio, al suelo, al contorno, a París entero). De esta forma el

dibujo responde a cierto punto de vista relativo al objeto y a la

elección de cierto modo de representación. Ahora bien, como

ha visto parís, sabrá reconstruir la impresión de París. Sin

embargo esto es imposible sin haberlo visto antes, aunque se

yuxtapongan múltiples croquis distintos.

El mismo ejemplo con el poema: Si las letras fueran partes del

poema podrían intentar reconstruirlo, pero son únicamente

expresiones parciales. Por eso, si conozco el poema puedo

reconstruir, pero si no no.

Tal es el empeño de los filósofos que buscan recomponer la

persona con estado psicológicos. Empiristas y racionalistas son

víctimas de la misma ilusión: ambos toman notaciones parciales

por partes reales. Confundiendo así el punto de vista del análisis

y el de la intuición; el de la ciencia y la metafísica.

Empiristas: Dicen, con razón, que el análisis psicológico no

descubre en persona más que estados psicológicos, sin embargo

utilizan el análisis. Así buscan una multiplicidad de estado

psicológicos, sin embargo ven que el yo se les escapa siempre

por lo que concluyen que no hay más que un fantasma. Buscan

el original en la traducción y niegan el original con el pretexto

de que no se halla en la traducción. Declara que existe

multiplicidad de estados psicológicos.

Racionalistas: Considera también los estados psicológicos como

fragmentos desprendidos de un yo que los reuniera. Intenta

ligar los fragmentos para obtener la unidad. El racionalismo

persiste en afirmar la unidad de la persona. Definen la unidad

de la persona como ausencia de toda determinación, es decir, el

vacio absoluto.

El empirismo buscando en los estados psicológicos se ve

obligado a rellenar los intersticios con otros estados y así

sucesivamente, de suerte que el yo tiende a Cero. Mientras que

el racionalismo, pierde la unidad del yo tendiendo hacia el

infinito.

Ambos razonan acerca de los elementos de la traducción como

si fueran partes del original.

La metafísica podría decirse como un empirismo verdadero. No

consiste en elegir entre conceptos y en tomar partido por una

escuela, sino en buscar una intuición única de donde descender

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con igual facilidad a los diversos conceptos, ya que nos

hallaremos por sobre las divisiones de escuelas.

Lo que verdaderamente le importa al filósofo es saber cual

unidad y cual multiplicidad es la de la unidad múltiple de la

persona, y solo lo sabrá mediante la intuición simple del yo por

el yo. Ninguna mezcla de estos conceptos entre sí dará nada

que se asemeje a la persona que dura (unidad y multiplicidad).

A través de la intuición se pasa fácilmente a los dos conceptos

contrarios.

Debemos invertir el trabajo habitual de la inteligencia: pensar

consiste en ir de conceptos a la cosa. Conocer en el vocablo

usual significa tomar conceptos ya hechos, combinarlos y

dosificarlos para obtener un equivalente practico de lo real.

Pero también, sin ese análisis no sería posible la ciencia

psicológica. El conocer no es desinteresado. Por lo general

buscamos conocer para tomar partido, para satisfacer un

interés. Sin embargo esto está bien pero no para conocer el

objeto en sí mismo, sino con un fin práctico y útil.

Conocimiento práctico orientado hacia el provecho que de ellas

puede sacarse.

A través del análisis el objeto no está dirigido a un concepto

único, sino a varios conceptos con los que se le atribuye

“participación”. Así se busca mediante yuxtaposición de

conceptos se pretende llegar al objeto.

Importante mencionar que los conceptos o esquemas son de

carácter inmóvil, por lo tanto aíslan completamente la vida

interior de la entidad psicológica llamada sensación simple.

Sin embargo, no hay estado de alma, por simple que sea, que

no cambie cada instante, pues no hay conciencia sin memoria,

ni continuación de un estado sin la adición del recuerdo de los

momentos pasados al sentimiento presente.

La duración interior es la vida continua de una memoria que

prologa el pasado en el presente, sea que el presente contenga

distintamente la imagen siempre creciente del pasado. Sin esta

supervivencia del pasado en el presente no habría duración,

sino solo instantaneidad.

El estado considerado en sí mismo es un perpetuo devenir.

El problema está en creer que con esos esquemas-

reconstrucciones simplificadas a través de símbolos- se reharía

lo real. De la intuición puede pasarse al análisis pero no del

análisis a la intuición.

Ejemplo: Puedo identificar infinitas posiciones de un

movimiento, o puntos por los que el móvil pasa, sin embargo

solo con ellas no compondré un movimiento. No son partes del

movimiento, son vistas tomadas de él. Jamás el móvil está en

uno de esos puntos, a lo más podría decirse que pasa por ellos.

Los puntos no están EN el movimiento como partes, tampoco

BAJO el movimiento como lugares de lo móvil. No son

posiciones sino suposiciones o puntos de vista del espíritu.

Pensamos construir con puntos de vista una cosa, comenzamos

distinguiendo cierto número de paradas o puntos, sin embargo

ante la impotencia de poder recomponer el movimiento,

intercalamos otros, llegando incluso a sustituir un número finito

y fijo de puntos por un número indefinidamente crecientes…

llegando así a añadir carácter oscuro al objeto. Pero, esta

obscuridad se debe únicamente a que se ha supuesto la

inmovilidad más clara que la movilidad.

Hemos buscado la significación del poema en la forma de las

letras que lo componen.

Tal espacio inmóvil y vacio, simplemente concebido nunca

percibido, es un símbolo.

Sin embargo, vivimos rodeados de símbolos, es decir, nos

instalamos ordinariamente en la inmovilidad. La imitación que

Page 5: Resumen Bergson y Lipps

obtenemos por medio de ellos nos sirve mucho más en la vida

que la intuición de la cosa misma. El espíritu tiene una

irresistible tendencia a considerar como más clara la idea que le

sirve más a menudo, por eso la inmovilidad es considerada más

clara.

Se pretende ir de la inmovilidad a la movilidad, pero el

movimiento es anterior.

La intuición no es un acto único, sino una serie indefinida de

actos, todos del mismo género, sin duda, pero cada uno de

especie particularísima y como esta diversidad de actos

corresponde a todos los grados del ser.

Si pretendo analizar la duración estoy obligado a tomar de la

duración dos vistas opuestas, con las que pretenderé acto

seguido recomponerla. Diré por una parte que hay una

multiplicidad de estados de conciencia sucesivos, y por otra una

unidad que los liga. La duración sería la “síntesis” de ambas.

Pero sin embargo aquí dejamos complejidad del fenómeno

fuera, ya que no encontramos más matices que los que admite

una suma de números dados en aritmética. Sin embargo,

mediante la intuición experimentamos el sentimiento de cierta

tensión bien determinada, cuya determinación aparece como

una elección entre infinidad de duraciones posibles.

La unidad entendida como sustrato inmóvil de lo moviente se

entiende como eternidad de muerte, el movimiento privado de

movilidad que le prestaba vida.

Las diferentes escuelas se diferencian en que algunas atribuyen

importancia capital a uno de los aspectos – unidad y

multiplicidad- y otras al otro.

Unas se atienen al punto de vista de lo múltiple: erigen en

realidad concreta los distintos momentos de un tiempo.

Otras se atienen a la unidad, se colocan en lo eterno.

En ambas el tiempo aparece como una mezcla de dos

abstracciones que no toleran grados ni matices.

Mediante la intuición nos instalamos de golpe en la fluencia

concreta de la duración. Así la intuición de nuestra duración nos

pone en contacto con una continuidad de duraciones que

debemos tratar de seguir.

La intuición se mueve entre la materialidad y la eternidad.

Algunos supuestos que reconoce el autor.

1. Existe una realidad exterior dada inmediatamente a nuestro

espíritu.

2. Esta realidad es movilidad (sin descartar la sustancia). Existen

cosas que se hacen. Toda la realidad es tendencia, lo que se

entiende como un cambio de dirección en estado naciente.

3. Nuestro espíritu tiene como principal función representarse

estados y cosas (transformándolos en sensaciones e ideas).

Sustituye la movilidad por la estabilidad, siendo necesaria para

el sentido común, el lenguaje, la vida práctica y la ciencia

positiva. La inclinación natural de nuestra inteligencia procede

por percepciones solidas y por concepciones estables, es decir,

parte de lo inmóvil. NO LO HACE para tener conocimiento

interior y metafísico de lo real, sino para usarlo, ya que cada

concepto (como por ejemplo cada sensación) es una pregunta

práctica que nuestra actividad formula a la realidad y donde

esta ultima responderá por sí o por no. Pero deja escapar lo

real, es decir, lo que constituye la esencia misma.

4. La principal dificultad de la metafísica es que ocupamos al

conocimiento desinteresado de lo real los procedimientos que

empleamos corrientemente con fines de utilidad práctica. Nos

instalamos en lo inmóvil para reconstruir la realidad.

5. De que fracasemos en reconstruir la realidad viviente con

conceptos rígidos no se sigue de que no podamos asirla de

alguna otra manera.

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6. Debemos utilizar el camino inverso: instalarse en la realidad

móvil mediante la intuición, y ahí llegar a conceptos. Pero estos

conceptos son de otro tipo, son fluidos, capaces de seguir la

realidad y adoptar sus movimientos. Filosofar consiste en

invertir la dirección habitual del trabajo del pensamiento.

7. El método de investigación más poderoso que existe: análisis

infinitesimal, nació de la inversión. Sin embargo al tener una

aplicación no ha podido desprenderse de símbolos y

representaciones. La metafísica esta dispensada de la obligación

de llegar a resultados prácticamente utilizables.

8. La intuición una vez tomada, debe encontrar un modo de

expresión y de aplicación que esté conforme con los hábitos de

nuestro pensamiento. Necesita rigor, precisión y extensión

indefinida de un métodos general a casos particulares. La

intuición no es relativa, es absoluta. La ciencia y la metafísica se

reúnen en la intuición, una filosofía verdaderamente intuitiva

haría esta unión.

9. Que no hay dos formas de conocer las cosas, es decir, que las

diversas ciencias tengan su raíz en la metafísica es lo que

pensaron en general los filósofos antiguos. Se inspiraron

siempre en la creencia de que una variación no puede expresar

y desarrollar sino invariabilidades, llevando a postular (Platón)

“Hay algo mas en lo inmutable que en lo moviente y se pasa se

lo estable a lo inestable por una simple disminución. Pero la

verdad es lo contrario. La ciencia moderna data del día en que

se erigió la movilidad en realidad independiente. Pronto, no

hicieron distingo entre lo natural y lo artificial, entre los datos

de la intuición inmediata y el inmenso trabajo de análisis,

llevando así a la relatividad de todo nuestros conocimientos.

Existe una metafísica y una ciencia que no ha podido capturar lo

móvil de la duración, ya se ha enfocado en el papel del

entendimiento buscando estabilidad en las relaciones –

llegando al simbolismo científico- o buscando estabilidad en las

cosas – llegando al simbolismo metafísico.

Kant llevo al extremo el simbolismo, demostrando que la ciencia

es entera relativa y la metafísica artificial.

Kant: existe una ciencia simple.

No se obtiene de la realidad una intuición, es decir, una

simpatía espiritual con lo que ella posee de mas intimo, si no se

ha ganado su confianza por una larga intimidad con sus

manifestaciones superficiales, sin embargo es aún más que la

síntesis de esos conocimientos. . En este sentido: “La metafísica

nada tiene de común con una generalización de la experiencia, y

no obstante podría definirse como la experiencia integral”.

Page 7: Resumen Bergson y Lipps

Lipps: Los fundamentos de la estética.

La proyección sentimental.

Proyección sentimental es lo mismo que decir: yo me siento.

La proyección sentimental implica que este sentimiento que yo

experimento está ligado a algo que no soy yo, es decir, que

dicho sentimiento está para mi impresión inmediata en un

objeto distinto de mi.

Un objeto sensible, diferente a mí, expresa algo interior o

anímico. Por ejemplo: un gesto expresa tristeza.

Si la alegría está para mí en un objeto sensible, un gesto por

ejemplo, significa que yo me siento en dicho gesto, o que soy

proyectado en el sentimentalmente. Porque yo no puedo ver ni

oír la alegría, sino que solo vivirla en mi o sentirla.

Pero al mismo tiempo es concepto expresión implica algo más

que proyección.

Tanto las proposiciones (juicios, opiniones, actos de fe) como

los sentimientos son vividos por nosotros, sin embargo, dichos

actos no son sentimientos.

No podemos llamar proyección sentimental a lo que constituye

el contenido de una proposición o juicio. El pensar, juzgar, creer

son contenidos lógicos o de conciencia, es decir, pueden ser

verdaderos o erróneos pero no sentimientos.

La proyección abarca solamente lo que yo siento en otro, en

otra cosa distinta de mí. Yo no “me siento pensante, creyente,

sapiente”.

El sentimiento está caracterizado por una oposición:

placer/displacer, que se manifiesta en la actividad. La actividad

es entendida como un movimiento de esfuerzo interior. Y ESTA

EXPERIENCIA INTERIOR DE UNA ACTIVIDAD ES UN

SENTIMIENTO.

Al sentir la actividad yo experimento un placer o displacer que

se corresponde a matices y coloraciones sentimentales. El

sentimiento de actividad es el sentimiento fundamental del

placer y displacer.

En las proposiciones yo “admito” supuestos pero no produzco

nada dentro de mí, no hay nada que signifique tensión, fuerza,

trabajo. Si se desplego una actividad, y se gasta fuerza en la

formación de la opinión o creencia, pero por el hecho mismo de

decir que “he llegado por” una actividad interior a la formación

de un juicio, se entiende que la formación del juicio no es una

actividad interior.

Al no ser actividad, no está colorado de placer/ displacer, por

tanto no es sentimiento.

No se niega la posibilidad de sentir placer o displacer ante el

hecho que afirmo , pero no se trata de eso sino de si el opinar o

creer, el saber o conocer, el tener por verdad una cosa, en suma,

el juicio en sí y como tal, prescindiendo del contenido mismo del

juicio, puede ser placentero o displacentero.

Una vez que he adquirido en mi estado de conciencia la verdad

o realidad de tal hecho, puedo alegrarme o encolerizarme con

motivo de él, pero el estado de conciencia puro, prescindiendo

del contenido de lo que sabemos o conocemos, no puede ser

placentero o displacentero. No existe el goce de conocer en

cuanto tal, poseen una neutralidad sentimental y se debe a que

no implican el desarrollo de una actividad ni de una fuerza, es

decir, de un trabajo de producción interior.

Siempre que siento mi propio yo en los diferentes objetos

exteriores (actitud, gesto), lo proyectado es una actividad o un

sentimiento de actividad

Como actividad se entiende: actividad tendente a un fin +

actividad voluntaria conscientes+ actividad corporal o exterior+

actividad de la fantasía o a la concepción y contemplación de

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objetos sensibles y el abandonarse a ella + toda clase de

impulsos inconscientes. Incluye actividad activa y pasiva (el

abandonarnos a un anhelo que interiormente siento en mí). Es

decir, el concepto se extiende a todo el flujo de movimientos

interiores inmediatamente sentidos, que no son el mero existir

o reposar en un punto, sino el esfuerzo progresivo de la

tendencia de un punto a otro. Actividad es movimiento

interior.

Toda actividad es fuerza. Y se manifiesta ya sea en reposo.

Nuestro reposo no es ausencia de movimiento, sino más bien

un equilibrio de fuerzas interiores. Y toda actividad está

coloreada sentimentalmente.

Hay diferencias entre actividad particular y la actividad total de

fuerzas interiores. La primera será placentera o displacentera

dependiendo del objeto, en cambio, la actividad total o de

conjunto, el desarrollo integral de mis fuerzas interiores estará

matizada según su carácter total. Ejemplo: la palabra alegría esa

actividad, la forma de la corriente de una actividad interior de

conjunto.

El acto puro de inteligencia, no es una afirmación o desarrollo

de una fuerza interior, sino un efecto del mismo.

No solo la actividad en acto, o consumada, sino también la en

potencia, no solo la vida que yo siento inmediatamente, sino

también las posibilidades de vida inmediatamente sentidas

puede ser susceptible de matiz placentero o displacentero. Así,

el sentimiento de actividad potencial es un especial sentimiento

de actividad.

Dos posibilidades de sentimiento de actividad: sentimiento de

actividad actual y sentimiento de actividad potencial.

Estas dos actividades pueden ser comprendidas en una sola

expresión: fuerza. La actividad es la actuación o desarrollo de

una fuerza. El que en ella exista una fuerza la constituye en tal

actividad, y en ello se funda su coloración sentimental, o sea

hace de ella un sentimiento. Pero el sentimiento de poder

desarrollar una determinada actividad, es el sentimiento de una

fuerza que existe, aunque no esté actualizada.

Una crítica podría ser: ¿Cómo podríamos formar juicios si este

saber no nos contentase o satisficiese, es decir, no nos

proporcionara placer?

Respuesta: El conocer se da sin esfuerzo de nuestra parte.

Cuando inmediatamente de nuestra percepción nace el juicio de

que la cosa existe, nos referimos a que no hay esfuerzo.

Nada nos hace creer que la conciencia de una realidad en

cuanto tal – sin una apreciación valorativa- sea una cosa

placentera o displacentera. El juicio como tal, como puro acto

de afirmación o negación interior, como conciencia de valor

lógico no lleva place o displacer.

La conciencia de haber formado un juicio puede ser un motivo

de placer, ya que el acto mismo no es lo mismo que el

resultado. TODA POSESION DE UN SABER ES FUNDAMENTO DE

UN PLACER MEDIATO, EN TANTO EN ÉL LATE UNA POSIBLE

ACTIVIDAD.

Yo puedo sentir placer en un objeto distinto de mí, y puedo

sentir placer en mi mismo, es decir, en mi actividad o en la

forma de desarrollarse mi actividad. En este último caso la

actividad no es solo la base del placer sino también el objeto.

(Ejemplo placer al contemplar un color, donde debo concebir el

color, hacerlo mío espiritualmente, contemplarlo o percibirlo

para sentir placer actividad a-perceptiva). El objeto me invita

a que yo lo aprehenda, provocando así una especie de actividad

perceptiva. El placer nace de la armonía o desarmonía con la

tendencia natural. Es placentera cuando la actividad interior es

libre, y es displacentera cuando la actividad interior no lo es.

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La libertad no es otra cosa que libre armonía entre la actividad

sugerida por el objeto a percibir y mi tendencia natural.

El sentimiento de placer es un sentimiento de la armonía entre

la actividad evocada que penetra en mi experiencia actual y la

tendencia a la actividad propia de mi estado presente.

Cuando lo contemplado o percibido no es un objeto diferente

de mi, mi sentimiento de placer o displacer es referido a dicha

actividad: es referido a mi mismo en cuanto yo soy el sujeto de

esa actividad. Es un sentimiento de mi propio yo, sea de

aprobación a mi mismo (orgullo) o de desaprobación (

insatisfacción, humillación, vergüenza, auto negación)

Vivo yo la actividad como una actividad que penetra en mí o es

provocada en mí, ya sea que la actividad este o no en

consonancia con la tendencia propia. La actividad la vivo o como

sugestión enemiga o como sugestión que puedo admitir

libremente en mi experiencia actual, y por tanto la admito

libremente. En ambos casos la actividad es vivida por mí.

Armonía es designada también como simpatía: un hecho

psíquico, que, para mi conciencia, está ligado a un objeto

exterior y que penetra en mí y es recibido libremente por mí. Es

la armonía entre la vida ajena y el impulso de vida mío.

Proyección positiva = proyección simpática.

En cada encuentro armonioso vivo una autorrealización de mi

mismo. Así, la proyección positiva es la afirmación de vida

sentida en “otro”, es decir, un objeto distinto de mí, y

proyección negativa es la negación de vida sentida de “otros”.

El sentimiento de belleza y fealdad no es otra cosa que este

sentimiento de afirmación o negación de vida objetivado, es

decir, sentido o vivido en un objeto.

Proyección que se verifica en el aspecto exterior de una

persona: actitudes, movimientos, formas de reposo, acento,

palabras todo eso revela algo interior o anímico.

Sin embargo, que a una manifestación le corresponde un algo

interior es falso, no hay una relación de asociación. Es decir,

que a un gesto de tristeza corresponde la tristeza. Cuando

decimos que en un gesto hay un afecto, no queremos decir que

ambas cosas van asociadas, sino que este hecho psíquico se da

en aquella percepción sensible.

Cuando yo veo y aprehendo la experiencia sensible de un

individuo o una manifestación de su interior, veo y aprehendo a

la vez el afecto. Ambas cosas constituyen un hecho único

indivisible. Pero no solo aprehendo el afecto con el gesto. Sino

que yo aprehendo el gesto como algo en lo cual se anuncia el

afecto. No es que la tristeza esté simplemente en el gesto, sino

que está en él como algo exteriorizado o anunciado.

Este anuncio o exteriorización es una actividad. La tristeza está

en el gesto para mí como algo producido por la tristeza. La

relación entre el afecto y el gesto es de tipo de identidad, que

no tiene nada que ver con identidad lógica. El gesto es la

tristeza, pero no ciertamente la tristeza en sí, sino la tristeza

exteriorizada. Pero por otra parte la tristeza y el gesto son

cosas absolutamente desemejantes entre sí

Es un lazo de relación que une en un individuo cuerpo y alma

Al sentir yo la tristeza siento, ante todo, la tendencia a

exteriorizarla en un gesto. En esta tendencia a la exteriorización

de un afecto no es algo que se añade al afecto mismo, es decir,

no es un hecho al lado de otro hecho, sino que se produce con

el mismo, está contenido en su entraña, se da en él,

inmediatamente, como parte de su esencia.

Cuando contemplo a otro individuo surge en mí el instinto

imitativo, es decir, se da también dicha tendencia de actividad.

También en una proposición se exterioriza un juicio, una

opinión o creencia. Yo objetivo algo que siento como una

instintiva exigencia de exteriorización, en un objeto sensible

Page 10: Resumen Bergson y Lipps

situado fuera de mí. Pero lo que distingue es que se entiende

por proyección sentimental, solamente la objetivación de algo

capaz de ser sentido. En una proposición se da un juicio pero

solo como auto-objetivación y no como proyección sentimental.

La reacción que implica la proyección sentimental no es una

asociación. Son asociaciones “necesarias y univocas”. Porque si

en una percepción sensible se da inmediatamente algo, este

algo es más que una mera asociación. Ejemplo: la relación

entre el cuadro y lo que representa no es una relación

asociativa en el sentido actual de la palabra. La forma real de la

casa representada en perspectiva o la dimensión verdadera de

la figura abocetada en el fondo no es proyectada ciertamente

en lo percibido. Yo la “veo” inmediatamente allí, o está allí para

mí. No es que yo vea la casa y enlace con ella la representación

del proceso real, sino que en la imagen superficial que veo,

pienso yo los cuerpos tridimensionales, o se ofrecen a la mirada

espiritual los cuerpos tridimensionales. No me expresa algo

sino que me significa algo. Entre lo que yo veo y lo que no veo y

que, sin embargo, integra al objeto estético, existe un género de

relación simbólica. La relación simbólica recibe el nombre de

proyección sentimental.

Cualquier cosa inmediata dada en la percepción pertenece al

objeto estético o constituye el mismo.