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321 MILITARES Y CIVILES EN PUGNA. UNA SÍNTESIS DE LAS RELACIONES CIVILES Y MILITARES EN VENEZUELA (1936-1945) Richard Orlando López Álvarez 1 Resumen El artículo en cuestión, aborda la problemática histórica referente a la intromisión de los militares en las pugnas políticas luego de la muerte de Juan Vicente Gómez. Resaltamos la participación de los militares debido a que dicho sector carecía de fuerza significativa en la Venezuela decimonónica y, es a partir de la modernización que se inicia en el año de 1910, cuando éstos adquieren un papel preponderante en la sustentación del Estado. El calificativo de guardia personalista va a ser un legado que desaparecerá poco después de la muerte del benemérito, dando paso a un militar con claras intenciones de inmiscuirse en el ámbito civil. Por otro lado, hay un sector civilista, que incipientemente comienza a tener cabida y participación en el contexto histórico que se enmarca entre los años de 1936 a 1945. Palabras clave: Civiles, militares, historia, Venezuela 1 Egresado en las menciones de Geografía e Historia por la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Instituto Pedagógico de Caracas. En trabajo de grado para optar al título de Magíster Scientiarum en Historia de Venezuela por la Universidad Católica Andrés Bello. Además ha cursado estudios de licenciatura en Filosofía en la Universidad Católica Santa Rosa. [email protected] Recibido: Enero 2013 Aceptado: Marzo 2013

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militaRes y civiles en puGna. una sÍntesis de las Relaciones civiles y militaRes en venezuela

(1936-1945)

Richard Orlando López Álvarez1

Resumen

El artículo en cuestión, aborda la problemática histórica referente a la intromisión de los militares en las pugnas políticas luego de la muerte de Juan Vicente Gómez. Resaltamos la participación de los militares debido a que dicho sector carecía de fuerza significativa en la Venezuela decimonónica y, es a partir de la modernización que se inicia en el año de 1910, cuando éstos adquieren un papel preponderante en la sustentación del Estado. El calificativo de guardia personalista va a ser un legado que desaparecerá poco después de la muerte del benemérito, dando paso a un militar con claras intenciones de inmiscuirse en el ámbito civil. Por otro lado, hay un sector civilista, que incipientemente comienza a tener cabida y participación en el contexto histórico que se enmarca entre los años de 1936 a 1945.

Palabras clave: Civiles, militares, historia, Venezuela

1 Egresado en las menciones de Geografía e Historia por la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Instituto Pedagógico de Caracas. En trabajo de grado para optar al título de Magíster Scientiarum en Historia de Venezuela por la Universidad Católica Andrés Bello. Además ha cursado estudios de licenciatura en Filosofía en la Universidad Católica Santa Rosa. [email protected]

Recibido: Enero 2013 Aceptado: Marzo 2013

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militaRy and civilians in battle. a synthesis of civil-militaRy Relations in

venezuela (1936-1945)

abstRact

The article in question, addresses the historical problems concerning the interference of the military in political struggles after the death of Juan Vicente Gómez. We emphasize the involvement of the military because that sector lacked significant force in the nineteenth and Venezuela, is from the modernization that began in 1910, when they take on a leading role in supporting the state. The personalist guard qualifier will be a legacy that will disappear soon after the death of the worthy, giving way to a military with clear intentions to interfere in civil matters. On the other hand, there is a civilian area, it begins to be accommodated incipiently and participation in the historical context that is framed between the years of 1936-1945.

Keywords: Civil, military, history, Venezuela

Introducción

Como bien sabemos el sistema político venezolano ha estado sig-nado por la presencia del factor violencia como forma de ejercicio político y como garantía de su estabilidad. No solo bajo el régimen caudillista, sino inclusive luego de su desaparición y la consolidación de un efectivo ejército nacional, bajo el gobierno del general Juan Vicente Gómez. Liquida al caudillismo y se cimenta en el poder gracias a un aparato con capacidad bélica enorme con respecto a los caudillos (civiles). Estructura su poder weberianamente,2 monopo-lizando la violencia del Estado y con garantía de ella a través de sus organismos debidamente funcionales. Gómez es el gran caudillo o el gran gendarme, que debe su gobierno, no a la legitimidad susten-

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tada en la voluntad general sino a la legitimidad de las bayonetas. Entiéndase que la violencia gomecista carece de una legitimidad desde la visión del Estado moderno, cuando los entes que la ejercen no responden al interés del Estado sino al interés particular. En este sentido, las fuerzas armadas tenían un claro sesgo personalista que la acercaba, en cierta medida a las formas de poder caudillista. Es importante aclarar la sustancial diferencia entre un caudillo y un militar y, más aun en el caso que nos ocupa, un militar pretoriano. Porque si bien es cierto que, a partir de Gómez se empieza a profe-sionalizar el ejército, no es menos cierto que estas fuerzas armadas tendrán una clara predisposición hacia la política. De allí el adjetivo de pretoriano.

Domingo Irwin Gaffaro, especialista en el tema de Relaciones Civiles y Militares en Venezuela, se ha encargado de recopilar una serie de conceptualizaciones con respecto al término pretoriano, que consi-deramos pertinente exponer con la finalidad de hacer lo más prístino posible la dinámica histórica del presente ensayo, toda vez que toca las relaciones civiles y militares durante el trienio. Nos aclara Irwin, que la característica fundamental del pretorianismo es su polisemia, entiéndase su diversidad de significados, que complejiza y promueve en el historiador la tarea de consensuar una definición aceptada comúnmente para presentar su análisis con un cariz de ciencia.

Oteando los conceptos presentados por el historiador, se llega a la conclusión que el pretorianismo es un acto abusivo del militar, que incumpliendo sus funciones delimitadas constitucionalmente, entra en la esfera política para ejercer cambios en beneficio de su fuerza grupal, de su gremio. Es decir, es una clara acción de volun-tad grupal, una facción, con intereses propios que atenta contra la voluntad general.

2 Juan Carlos Rey. Temas de Formación Sociopolítica. “El sistema de partidos venezolano, 1830-1999”. Caracas, Centro Gumilla, 1999, p.62. Véase: “Es sobre todo la época de Gómez cuando se puede decir que se crean las bases de un Estado moderno, en el sentido que lo definió Max Weber (es decir, como ya hemos dicho, como una organización continuada cuyo cuadro administrativo tiene con éxito la pretensión del monopolio legítimo de la coacción física, para el resguardo del orden vigente en el interior del territorio)”

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Permutter, lo define de la siguiente manera: “Pretorianismo es una palabra de uso frecuente para caracterizar una situación en la cual el sector militar de una sociedad dada ejerce un poder político inde-pendiente dentro de ésta recurriendo o amenazando a recurrir a la fuerza”.3 Queda claro que solo los militares pueden tener la condición de pretorianos y no las milicias. En tal caso, los caudillos no reúnen la condición necesaria para ello. Ahora bien estos militares deben tener una fuerza considerable, un poder de fuego, capacidad de movilización, un gran número de efectivos para comportarse como disuasivo, de resto solo tendrían una participación nominal dentro de la sociedad. El mayor ejemplo de ello, lo tenemos en la Venezuela decimonónica, donde el ejército (en palabras de Domingo Irwin) era tan de papel como la constitución. Eso explica porque los persona-lismos regionales, locales y nacionales asumieron el rol de agentes de control social en Venezuela. En definitiva, “una condición para que exista caudillismo, es la inexistencia de un efectivo ejército nacional”.4

Gómez representa la liquidación del caudillo, por cuanto consolida un aparato de monopolización de la violencia que le va a garantizar entronizarse en el poder durante 27 años. Esa institución, es la que va a heredar el poder político ante el óbito del Benemérito el 17 de diciembre de 1935. El “Zorro de Queniquea”, asumirá la presidencia de la república interinamente mientras se llame a elecciones, que por cierto él será el vencedor y cargará con el coroto hasta el año de 1941. Lo destacable es quién lo asume, no es un personaje cualquiera de la política gomecista, es el Ministro de Guerra y Marina y, tachirense. Hay una clara conexión entre el sector militar y la gerencia política del país. Pudiera ser simple coincidencia. Sin embargo, al término de su período quien es presentado como el candidato sucesor es otro funcionario perteneciente a las filas del ejército y, en su prontuario destaca el cargo de Ministro de Guerra y Marina, pareciera ser que

3 Amo Perlmutter, citado por Domingo Irwin. “El Control Civil y la Democracia (Conceptos básicos)”. En: Militares y Sociedad en Venezuela. Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, 20003, p.15.

4 Domingo Irwin G. Relaciones Civiles y Militares en Venezuela de 1830 a 1910. Caracas, Ediciones Centauro, 1990, p. 17.

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una condición para la presidencia es cumplir con las etapas de ejercicio militar que culminarían en el ámbito civil. No hay, hasta la revolución de octubre de 1945, oportunidad de acceso a los civiles al ejercicio político pleno sin la camisa de fuerza que representa la presión militar.

En vísperas de las elecciones del año 41, el general López Contreras gestionó la candidatura del doctor Diógenes Escalante.

Todos los datos indican que López Contreras pensó muy se-riamente proponer a Escalante como su sucesor. Más allá de la vieja amistad y compleja relación política-lo hizo venir de Washington para tenerlo a su lado como secretario primero y Ministro del Interior luego, en el delicado momento de la muerte de Juan Vicente Gómez-Escalante era una buena op-ción para dar el paso a un civil, con aceptación de variados sectores del país. Desde mediados del 38, López insiste a Es-calante que se viniera a Venezuela para estar más cerca de los acontecimientos…5

Aunque López venía del ejército gomecista, se había unido a la revolu-ción restauradora castrista y había hecho carrera con Gómez, pensaba en la posibilidad de ceder el paso a la administración pública a un civil. Sin embargo, los sectores ultra conservadores ejercieron presión para hacer desistir de tal idea al presidente. Con Victorino Márquez Bustillos como el mediador entre el sector militar gomecista y el ejecutivo. Se conminó, bajo amenaza tácita la necesidad de que fuera un militar y tachirense quien asumiera el nuevo período presidencial.

La “vieja guardia” (sic) de la “La Causa” (sic) no veía con buenos ojos la posibilidad de un civil al frente del Ejecutivo Nacional, así fuese alguien con las características de Escalan-te. Alrededor de Victorino Márquez Bustillos se aglutinó un

5 Arturo Sosa Abascal. Rómulo Betancourt y el Partido del Pueblo (1937-1941). Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, Fundación Rómulo Betancourt, 2001, p.124.

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grupo que le hizo entender a López Contreras que era mejor no correr riesgos…6

Se nota una clara influencia del sector militar en las decisiones políti-cas que solo son competencia de los mismos civiles. El mismo López contreras relata el hecho:

Invitado el Dr. Victorino Márquez Bustillos a una conferen-cia en la Quebradita, me confirmó sus propósitos, contrario a la candidatura de un elemento civil, cualquiera de los hom-bres que era asomado por el público, tales como los doctores Diógenes Escalante, Luis Gerónimo Pietri, Amenodoro Ran-gel Lamus, Caracciolo Parra Pérez, Cristóbal Mendoza, Este-ban Gil Borges, Néstor Luis Pérez. Necesariamente, el grupo principal de generales gomecistas estaba inclinado a organi-zar una revolución si el nuevo jefe de Estado no salía de entre sus compañeros y ese era el motivo para estar preparándose con elementos de guerra.7

Por otro lado el sector civil, que venía organizándose en partidos políticos impulsó la candidatura del novelista Rómulo Gallegos. Sa-bían éstos que solo era algo simbólico, que no trascendería al punto de asumir el control político, pero era un paso para hacer notar su presencia en el contexto del momento. Este candidato contó con el respaldo del Partido Democrático Nacional y en última instancia del Partido Comunista de Venezuela. Quien cambió su línea política a raíz de los sucesos internacionales y las directrices del Cominter.

Se inclinaban, entonces, siguiendo la línea frente popularis-ta, por proponer un pacto formal con el candidato del Parti-do Constitucional Independiente (Néstor Luis Pérez o Carlos Morales) con un programa común y un “frente” (sic) del que

6 Ibídem. p.126.7 Ídem.

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el PCV fuera orientador. Al mismo tiempo veían la conve-niencia de establecer algún tipo de alianza con el PDN. La línea propuesta no se concretó y el PCV se subió, algo tardía-mente, al carro de la candidatura de Gallegos.8

Lo cierto es que inevitablemente el candidato saldría de las filas del sector castrense, claramente impulsado por el grupo de Márquez Bustillos. La preeminencia en las decisiones políticas del sector miliar era incuestionable, era el heredero del poder del nacido en la Mulera. La sociedad civil y las instituciones no estaban las suficientemente consolidadas para ejercer el control civil del tradicional modelo libe-ral.9 Donde el sector castrense entiende que debe subordinarse a los civiles quienes tienen el pleno control de la gerencia y administración del Estado.

Cabría preguntarse si había una intención consciente, del gobier-no de López Contreras, de ir estableciendo un sano control civil, despojando a los militares de su vínculo con la política o, quizá sus acciones iban dirigidas debilitar al sector militar “montonero” o los “chopos e´ piedra” quienes se mostraban como obstáculos para la modernización del país. “A La muerte de Gómez, su sucesor, Eleazar López Contreras, apenas abrió un resquicio a la actualización de los partidos políticos, pero con grandes limitaciones a la organización y participación popular en las que veía serias amenazas al orden social y político vigente.10 En este sentido, pareciera que las reformas iban a dirigidas a atacar un sector militar reacio a los cambios y no a la apertura política donde los grupos organizados de la sociedad civil tuvieran cabida. Para caracterizar un poco lo mencionado, Juan Carlos Rey nos dice lo siguiente:

8 Ibídem, p.126.9 Domingo Irwin. “Pretorianismo y Control Civil en la Evolución Histórica del Siglo XX”. En: Militares y So-

ciedad en Venezuela. Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, 20003, p.151. Véase: “…por control civil en una democracia se debe entender-el control de los militares por funcionarios civiles electos por el pueblo-. La razón de ser de la institución militar, en realidades auténticamente democráticas, es-defender la sociedad no definirla-.

10 Juan Carlos Rey…, Ob. cit., p.67.

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El gobierno no vaciló en acudir a toda suerte de trampas y fraudes para ganar elecciones. (…) no se habían desarrollado habilidades en la manipulación de elecciones, el Presidente López importó un hábil abogado colombiano, Juan Francis-co franco Quijano, experto del partido conservador en la ma-nipulación de elecciones, para facilitar en las limitadas elec-ciones el triunfo de los candidatos gubernamentales.11

Igualmente, vemos que (citamos in extenso por lo provechoso del argumento):

…la reforma constitucional de 1936, el gobierno había esta-blecido un dispositivo jurídico destinado a impedir que las organizaciones políticas de masas se convirtieran en un pe-ligro para el orden político y social. Sabida es la falta de legi-timidad democrática, en cuanto a su origen, del gobierno de López Contreras, pero se suele aducir, como muestra de su presunto espíritu democrático, que en la reforma constitu-cional que de inmediato se hizo,, de acuerdo a sus deseos, se acortó el mandato presidencial de siete a cinco años y se pro-hibió su reelección en el período inmediato posterior. Esto es cierto, pero hay que subrayar, que en lo que se refiere a la par-ticipación del pueblo en las elecciones, la nueva Constitución de 1936 representaba una seria involución política, incluso si la comparamos con la totalidad de las constituciones de Castro y Gómez: al igual que éstas, consagra la elección direc-ta del Presidente y del Senado, y la prohibición (que por pri-mera vez era ahora expresa) del voto femenino; pero, como novedad, reintroducía la elección indirecta de la cámara de diputados (que había desaparecido desde la Constitución de 1858, que estableció la elección directa), y excluía, por pri-mera vez del derecho al voto, en forma inmediata, a quienes

11 Ibídem, p.68.

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no supieran leer y escribir, sin establecer ningún plazo para comenzar su aplicación, como lo habían hechos las Constitu-ciones anteriores a las de 1857.12

Entonces, parecía haber una reforma profunda para cercenar a los civiles amparado por el peligro del comunismo en Venezuela. Por-que las acciones tuvieron como finalidad controlar el poder desde el sector que siempre había gobernado. Por tal motivo se explica la intervención por parte del gobierno en las elecciones del año 37, donde el sector progresista representado por las organizaciones partidistas fue suspendido de sus funciones legales en el país. De-clarados ilegales tuvieron que accionar desde la clandestinidad. El sustento del sistema democrático, que es la libertad, fue suprimido. No podía haber libertad si el inciso sexto del artículo 32 de la cons-titución prohibía la propaganda comunista, anarquista o cualquier acción que el ejecutivo considerase que atentaba contra el orden público. Llegando a tener la potestad, lo cual hizo, de expulsar del país, por un período de seis a un año a los individuos comprometidos con tales acciones. Dicho sea de paso, que para tal expulsión no era necesario el estado de excepción.

Basándose en tales disposiciones, en 1937 el gobierno ile-galizó a las principales organizaciones políticas y sindicales populares, negó la legalización del PDN, antecedente la futu-ra AD, y expulsó del país a 47 líderes populares. Los partidos como el PDN y sus líderes tuvieron que desarrollarse en la clandestinidad, durante todo el gobierno de López. 13

Como mencionábamos anteriormente, el PDN con apoyo del PCV, postulan a la presidencia de la república para el período lectivo 1941-1946, al novelista y político Rómulo Gallegos. Éste venía de una larga carrera de escritor que era avalada inicialmente por su pertenencia al grupo fundador de la revista Alborada, la cual solo pudo circular

12 Ibídem., pp---. 68-69.13 Ídem., p. 69.

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no más de cuatro meses ante los embates del, para entonces, inicial gobierno de Juan Vicente Gómez Chacón.

Gallegos como candidato a la presidencia de la república, y con cla-ros signos de que no sería tomado en consideración por los factores expuestos líneas arriba, emite un discurso que si lo estudiamos con ingenuidad pudiera contradecir la negativa que se percibió en las ac-tuaciones políticas de López Contreras en contra de unas relaciones civiles y militares de avanzada. El novelista, pregona una homilía llena de sustancial apología al “zorro de Queniquea”.

Nunca tuvo precedentes en la historia política venezolana el hecho de que el candidato de la oposición iniciara su discur-so de proclamación (Nuevo Circo de Caracas, 5 de abril de 1941), con un elogio sin límites a quien estaba en el poder, y estableció una clara y bien precisa diferenciación entre Juan Vicente Gómez y el tercer Presidente tachirense del siglo, el General Eleazar López Contreras.14

Se entiende que el hombre de la Alborada, seguía de una u otra manera la política de no enfrentamiento dictada por el PDN, quien en su afán de partido tenía claras intenciones de hacerse del poder, en el momento oportuno, pero inicialmente necesitaba ganarse la confianza del régimen, tener el cariz legal y fomentar, a través de un programa de acciones, el gusto por la política de la población venezo-lana que había vivido por largos años la ausencia de organizaciones que representaran sus intereses. La alocución en el Nuevo Circo, fue un grito, una libertad de expresión, un resquicio por donde se coló el civilismo para pregonarse. Habría que esperar el término del perío-do presidencial del candidato ya anunciado desde los bastidores del Congreso y mandado a nombrar por el presidente saliente.

A diferencia de López Contreras, el militar de Michelena abrió el campo del ejercicio político para los civiles, legalizó al PDN, bajo

14 Simón Alberto Consalvi. Auge y Caída de Rómulo Gallegos. Caracas, Monte Ávila Editores, 1991, p.27.

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el condicionante de Acción Democrática, crea su propio partido de gobierno, que inicialmente se llamará Partidarios de las Políticas del Gobierno (PPG), para luego mutar a Partido Democrático Venezolano (PDV) y suprimió el inciso sexto del artículo 32 de la Constitución que impedía el ejercicio de los partidos comunistas. Por tal motivo, el PCV también pasó a la legalidad.

Bajo las condiciones antes expuestas es claro percibir un avance en materia de presencia civil en el despliegue político. Es decir, en el debate, en la movilización de calle, en las organizaciones, entre otros. Sin embargo, el elemento decisor, el cual le da el rango de soberano o parte integrante del soberano, al individuo aun era ausente. No se daban sus propios gobiernos, las leyes eran producto de la oligarquía gobernante que en nada respondía a la voluntad general, seguía negándose el voto directo, universal y secreto. La camarilla gober-nante y el estamento militar mantenían la exclusividad de definir al mandatario de turno.

Sin embargo;

La actividad pública de los partidos políticos como el PDV y AD, durante los años cuarenta; las dos candidaturas civiles para la presidencia de la república en el proceso electoral de mediados de la década de 1940, tanto de AD en la oposición como del PDV desde el gobierno, obviamente significaba el comienzo del fin del poder político cierto por parte del sec-tor militar de entonces. El general Medina al hacer propio el proyecto civilista liberal, estaba golpeando las bases indis-pensables para la existencia de un gobierno en Venezuela de la primera mitad del siglo XX: el apoyo del sector militar.15

Quizá esto explica, la reacción del sector medio castrense, al sublevar-se contra el gobierno de Medina. La posibilidad de perder la Fuerza Armada las prerrogativas que habían adquirido como garantes del

15 Domingo Irwin. Militares y Sociedad en Venezuela…, Ob. Cit., p.155.

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16 Ídem.17 J. Eduardo Guzmán Pérez. Isaías Medina Angarita. Democracia y Negación.” Historia contemporánea de

Venezuela”. Caracas, Editado por ESPASANDE, 1985, p.265.

poder durante el gomecismo y como protagonista del mismo a la muerte del hacendado de la Mulera. Otro aspecto era esa intención clara de ceder el poder a un civil, inicialmente a Diógenes Escalante y, posteriormente por problemas de salud, sale a relucir la figura de Ángel Biaggini. Ambos civiles, pero el primero contó con el consenso de AD, mientras el segundo fue desconocido por el partido blanco. Claro está, sería ingenuo pensar que tal situación motivo el desconocimiento de los militares jóvenes. Tal vez, había cierto temor de una intento-na militar encabezada por los militares de la vieja guardia, quienes representaban un ala del ejército en clara pugna con la oficialidad de carrera y, que no aceptaría a un civil en el puesto de mando. Domingo Irwin, nos da una visión que puede contrastar con nuestro análisis:

En octubre de 1945, la joven oficialidad que veía sus posi-bilidades futuras de influencia y poder político seriamente amenazadas por el proyecto en esencia civilista y liberal del gobierno, en unión con líderes destacados del partido de oposición AD, tienen éxito en un desestabilizador y violento golpe de estado. 16

El elemento común, es la participación de los militares en la esfera política, son decisores, en flagrante violación de las normas y leyes que los rigen como institución del Estado. En una entrevista realizada al ex Ministro de Secretaria de Medina, Arturo Uslar Pietri, declaraba:

(Refiriéndose al 18 de octubre de 1945)…aquí lo que ocurre es un proceso militar y AD lo que hizo fue montarse en el ca-ballo como aprovechando el vehículo para llegar al poder en alguna forma (…) Esa realidad no tiene duda ninguna, pues esa revolución fue un golpe militar muy típico, pues lo que pasa es que en Venezuela las fuerzas armadas han interveni-do muy poco. 17

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Cuando se refiere a la intervención de las fuerzas armadas, lo hace aludiendo a los golpes de estado que históricamente han sido responsabilidad del caudillo, pero el sector castrense no había te-nido la oportunidad de actuar de tal manera ante el poder hasta la Revolución de Octubre. Esto no significa que las Fuerzas Armadas hayan sido prístinamente institucionales, porque como hemos notado a través de lo comentado, han ejercido una clara influencia en las decisiones políticas en Venezuela, desde que el detentor de las armas adquirió la cualidad de ser efectivo.

Por otro lado, Simón Alberto Consalvi, le da una importancia civil a los sucesos del 18 de octubre de 1945, señala que tenía una clara intención democratizadora y que se expresa ante la negativa del gobierno a abrirse a unas elecciones universales. “El 18 de octubre de 1945 estalla un movimiento revolucionario (quizás con diez años de retardo), y cuyo propósito fundamental fue democratizar la sociedad y democratizar el Estado”.18 Es importante acotar, que aun las intenciones fueran las de institucionalizar el país, la sola alianza con el estamento militar a la hora de despojar del mando a Medina acarreaba un grave problema para los civiles, quienes ahora debían ceder parte del poder ante quienes los acompañaron en la aventura del golpe. Además, Uslar Pietri afirma que quienes habían planificado el golpe no eran los civiles, quienes dicho sean de paso eran solo, Rómulo Betancourt, Lorenzo Fernández, Gonzalo Barrios y Raúl Leoni. Mientras que la oficialidad media y profesional estaba aglutinada en torno a los cabecillas representados en Carlos Delgado Chalbaud, Luis Lovera, Pérez Jiménez entre otros. Para el Ministro de Secretaria de Medina:

…esa fue una conspiración militar pequeña de un grupo de Oficiales Subalternos, particularmente de los que estaban estudiando en el Perú influidos indudablemente por un movimiento que se vino desarrollando en los ejércitos de

18 Simón Alberto Consalvi…, Ob. Cit., p.30.

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América Latina a raíz de la creación de las Logias Militares Argentinas.19

Lo cierto es que triunfa el movimiento militar, con algunos civiles a la cabeza y se forma una Junta Revolucionaria de Gobierno integra-da por civiles y militares. Cabría preguntarse por qué los militares, y la respuesta lógica sería porque fueron actores fundamentales en el golpe, fueron los promotores y Acción Democrática fue el actor civil que supo aprovechar la oportunidad para acelerar la conquista del poder y llevar a cabo la modernización política que requería el país. Despojar de las decisiones de gerencia pública a los militares y abrir la sociedad al debate. Sin embargo, tal cosa no ocurrió, AD se presentó dogmático en su ejercicio político, execró a la diri-gencia de facciones contrarias y quedó solo ante los militares que aprovecharon la coyuntura para formalizar sus deseos de gerencia nacional con un golpe de estado silencioso, incruento, lacónico, contra Rómulo Gallegos.

El ascenso al poder de Rómulo Gallegos, representa para la historia de Venezuela un elemento fundamental para entender su evolución política y la problemática que se presenta en los factores de legiti-midad del poder. El novelista va a ser la síntesis de la ardua y larga lucha dada por Acción Democrática para instaurar un gobierno de civiles, sustentado en instituciones civiles con un claro control del sector militar.

A manera de cierre

Hemos querido abordar la temática de las relaciones civiles y mili-tares en Venezuela durante el período de transición postgomecista, debido a la importancia que tendrán estos años para la definición de las políticas a posteriori en Venezuela. Además, hacer notar la clara pugna que se presenta entre el sector castrense y la sociedad civil organizada por hacerse del poder. La problemática social venezo-lana pasa por comprender el problema de la institucionalidad y las 19 J. Eduardo Guzmán Pérez…, Ob. Cit., p.266.

Page 15: Resumen - UCservicio.bc.uc.edu.ve/postgrado/manongo41/art12.pdfcierto él será el vencedor y cargará con el coroto hasta el año de 1941. Lo destacable es quién lo asume, no es

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REVISTA MAñONGO Nº 41, VOL. XXI, JULIO-DICIEMBRE 2013

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formas de hacer ver la política, que siempre ha sido relacionada con la fuerza, desde los caudillos, pasando por el gendarme necesario y por el general Marcos Pérez Jiménez quien en momentos de crisis nacional es invocado como un santón del panteón nacionalista.

Es fundamental, entender la importancia del control civil en una sociedad que se precie de ser moderna, donde la política, es decir el ejercicio ciudadano sea la norma para resolver los problemas nacionales. Donde la democracia descanse en la voluntad general, así lo más rousoneano posible, y no en facciones partidistas o mi-litares que puedan devenir en sistemas oligárquicos o autoritarios, lesionando la libertad e igualdad de los individuos. Comprender la historia, es comprender al hombre y por lo tanto comprenderse a sí mismo en la sociedad.