Resumen V. Jankelevitch. Lo puro y lo impuroHacer profesin de pureza dialcticamente es dejar de ser lo que se profesa. Esta frase resume el punto de partida de Jankelevitch: la profesin de pureza es una sin razn, una imposibilidad radical; la pureza suprema, esa entidad llamada Dios, solo puede ser tratada negativamente: es el mtodo teolgico del apofatismo o teologa negativa. De lo puro nada puede decirse, solo la impureza es cognoscible, descriptible y relatable: toda narracin, toda historia, comienzan en la impureza. Lo puro no tiene historia, dado que puro, en sentido emprico, es quien no es ms que s mismo y consiguientemente no es al mismo tiempo otro diferente a s; la pureza absoluta solo se presta a una fascinante tautologa. En este punto se puede establecer cierta relacin con el encantamiento haunte del que habla Derrid al referirse a ciertas manifestaciones extremas de la violencia (lo terrible) y con la cuasilgica del fantasma necesaria para dar cuenta de ellas: el logos est hecho para decir sintticamente algo, no para el balbuceo tautolgico (como Dios, la pureza exige un mirada oblicua, indirectaJ).La filosofa apoftica de Jankelevitch opera por contraste (descripcin de la impureza contempornea) y dialctica (retrospeccin histrica y aproximacin escatolgica). La pureza es insostenible en el presente y, muy especialmente, en primera persona. La impura realidad presente es ante todo un campo de ruinas, y el telogo de la historia mira a estos testigos como el arquelogo que trata de reconstruir esplendores irreconocibles

Nosotros mismos somos seres degenerados de ese esplendor; nuestra impureza es una esperanza de pureza futura (no deseo, esperanza). Ver en Benjamin: Nostalgia, nostos: la vuelta al punto de partida, esperanza por un pasado que tiene que llegar. La inversin temporal no es tal sino, ms precisamente, una dilatacin: el ciclo es una figura temporal, pero para cerrarlo es preciso tomarse un tiempo, y ste se dilata y nos incumbe como futuro. A diferencia del espacio, donde la vuelta simplemente es replegarse sobre el ir para anularlo, en el tiempo el retorno en la cronologa se agrega al ir para alargarlo. De esto se deducen ciertas implicancias sobre decadencia y mesianismo que habra que poner en relacin con Benjamin y la nueva era por venir: el retorno a la pureza implica avanzar hacia el futuro; dado que la pureza no puede plantearse retroactivamente ha de ser alcanzada activamente, quizs, mediante el camino de la purificacin.La historia es lo impuro. La teologa de la historia hace de la pureza un estado primero o ltimo, ednico o mesinico, ignorando, precisamente, la impureza de la historia. La purificacin es posibilidad de cambio, proceso gradual que cura el mal de anacronismo (que el hombre sea contemporneo de su propia pureza); la purificacin es el tiempo dirigido. Edn y mesianismo son para esta teologa de la historia lmites metaempricos absolutos y reversibles que marcan las derivas correlativas e inversas de purificacin y degradacin. El origen de la impureza, primer clinamen, es gratuito: a esta falta, pliegue de la conciencia, Jankelevitch la llama fias incoativo del imitador; el pecado es la iteracin por medio de la cual la criatura o caricatura quiere hacer como el creador. La funcin creadora instituye la mortandad. El ser abandona la pureza porque franquea el umbral de la alteridad: deja de ser s mismo, comienza la historia.La toma de conciencia (conciencia de s y del otro simultneamente) sera desde esta perspectiva una contaminacin espontnea de la inocencia; el precio del purismo, por lo tanto, es la fobia al Otro (ver en este punto las implicancias de purismo, nacionalismo, raza, lengua, etc.). A la esencia pura, accidentalmente se le aade la impureza (el plural, la complejidad, la mujer); sera posible entonces una purificacin sustractiva que revierta esta dualidad contaminada, un retorno al Uno, una catarsis. Dualidad que por otra parte no es sino simplificacin tranquilizadora de lo mltiple producto de una intencin sistemtica; el no ms que dos es una imposibilidad necesaria que retiene bajo un mismo yugo y una misma mirada a lo corporal y a lo espiritual visto como simple contingencia. Lo puro y lo impuro conviven para el purismo en una relacin de simbiosis (lo puro como un ncleo intacto dentro de la impureza o la impureza instalada en lo impuro como una astilla), sin mezcla, sin transubstanciacin. De aqu que la va de purificacin seguir caminos de aislacin y negacin de fuentes de contaminacin: el cuerpo y el tiempo principalmente. El devenir supone un cuerpo, un sufrimiento, y este vnculo insoluble (cuerpo/alma), necesario e imposible, es, para el purismo, lo trgico. El apogeo de la tragedia, no su solucin, es la muerte. La nica salida de la simbiosis es la violencia. La fobia al tiempo es otro componente esencial de la catarsis: si el devenir es la nica manera de ser del ser, quien se niega a l aspira a la nada. El purismo es una filosofa de la nostalgia pero no de la accin la historia es un rizo o hernia en la superficie plana de la eternidad. Sera interesante poner en contraste esta escatologa purista con la filosofa de la historia de Benjamin: en ambos casos se trata de dar un futuro a lo impuro, de hacer posible la regeneracin y el advenimiento de una nueva era, de un plus de significacin que impide que la historia se repita sobre s misma. Ahora bien, ante el concepto de significacin se abre un campo de tensiones, ya que para el filsofo alemn la impureza, que l llama violencia subyacente a todo estado de derecho, es poltica, pero tambin, fundamentalmente, lingstica. Para Jankelevitch el vnculo entre logos y justicia es una cuestin de posologa, de medicin; la ratio, el origen de la razn, es principio de orden y justicia, de una justicia cuya finalidad no es erradicar el mal y devolver la pureza, sino premiar a cada uno segn sus propios mritos. El carcter constitutivo de la impureza no lo termine de leer, el ltimo apartado del libro habla del amor y del corazn puro, no termino de entender a donde apunta el ruso este