Resumen Stuart Hall
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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE
FACULTAD DE HUMANIDADES
LICENCIATURA EN COMUNICACIÓN SOCIAL
TEORÍA DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL
CARDOZO, JOAQUÍN
GUÍA Nº6
“La cultura, los medios de comunicación y el 'efecto ideológico’”
Según Hall, podemos observar en el texto que, apoyándose en el marxismo, basa las
raíces de la cultura en la relación doble que tiene el hombre, relación con la naturaleza
y con otros hombres. El autor mantiene que los hombres intervienen de alguna manera
en la naturaleza buscando ciertas condiciones materiales que los permitan existir. Esta
intervención en la naturaleza se da a través del trabajo que es organizado
socialmente. Es por ese motivo que los hombres buscan el objetivo de una
reproducción más efectiva para el uso de los materiales. El autor toma esto, como el
principio de la organización social y humana. Es decir, a partir de esto la relación del
hombre con la naturaleza queda totalmente mediatizada, en el sentido que la
reproducción de la sociedad humana y la reproducción material están unidas debido a
la comprensión que hace la naturaleza sobre las necesidades materiales de los
hombres, que solo se logra con la colaboración entre ellos. De esta manera los
hombres pasan a ser individuos sociales que conviven y se relacionan entre ellos,
gracias a las formas sociales que adquieren las producciones que desarrollaron. Es
así, que más allá de las formas sociales que desarrollen los hombres, es la
reproducción material de su existencia la que marcara una instancia importante en las
estructuras.
De esta matriz —las fuerzas y relaciones de producción y el modo en que son
organizadas socialmente en las diferentes épocas históricas— surgen todas las otras
formas más elaboradas de la estructura social: la división del trabajo, el desarrollo de la
distinción entre tipos diferentes de sociedad, los nuevos modos de aplicar la destreza y
el conocimiento humano a la modificación de las circunstancias materiales, las formas
de asociación civil y política, los diferentes tipos de familia y estado, las creencias,
ideas y construcciones teóricas de los hombres y los tipos de consciencia social
apropiados o “correspondientes a” aquéllos. (Hall, 2010, p. 221)
De esta manera para Hall (2010) esta es una buena base para comprender el
materialismo del desarrollo social y la historia humana, que así mismo, debe ser la
misma base para cualquier definición materialista de la cultura.
Lo que se entiende de esta forma es que el autor relaciona a la cultura con el
materialismo, planteando la incógnita de cómo poder pensar la relación entre las
producciones materiales y las formas sociales del hombre, para así poder fundamentar
la premisa en la que se sustenta la cultura humana en el trabajo y la producción
material.
Continuando con las nociones de Marx, el autor entiende que dicha relación debe ser
pensada de cierta manera histórica. Es decir, añade este otro requerimiento para
poder distinguir una teoría materialista histórica de una sociedad y de la cultura
humana, de un materialismo simple que pueda llegar a estar basado solamente en la
naturaleza física del hombre.
Hall detecta una confusión entre cultura e ideología, ya que en ocasiones
equivocadamente se le otorga el nombre de cultura a un dominio de la ideología y la
consciencia. Esto se debe a que cada clase posee una práctica social que mostrará
una forma que la distinguirá del resto. Esta práctica es conformada por esa misma
clase, lo que lleva a decir que esas formas se constituyen así mismas socialmente. Es
decir, estas prácticas terminaran encerrando valores que caracterizan a la realidad de
la clase, de cómo se vive la cultura en ella. Es aquí donde se produce la confusión, ya
que también existe un campo definido en el que las clases comprueban sus propias
prácticas, obteniendo así un sentido, del cual harán una relación y ocuparán esas
ideas para poder crear una cierta coherencia cognitiva, que es el nivel de lo que se
puede llamar la propia ideología. “En la ideología podemos encontrar un reflejo preciso
o uno distorsionado de la práctica, y no hay entre ellas una necesaria correspondencia
transparente. (Hall, 2010, p. 228)”
Así mismo, el autor relaciona a la ideología con el lenguaje, ya que entiende a este
último como su mediador principal. Hall entiende que la mediación del pensamiento es
la que otorga lugar a los diferentes tipos de conocimientos social, operando a través
del lenguaje. Comprende que los signos y discursos, que componen al lenguaje, son
los que encierran materialmente los procesos del pensamiento y funcionan mediando
la comunicación de dicho pensamiento en la sociedad. El autor, basándose en
Saussure, entiende al lenguaje como algo totalmente social, debido a que comprende
que un individuo únicamente puede pensar y hablar si primero está ubicado de un
sistema propio del lenguaje. Es decir, que ese sistema de lenguaje no está compuesto
únicamente por un individuo, sino que está construido socialmente. De esta forma se
entiende que el habla, el discurso, el lenguaje en su conjunto, componen un sistema
de signos objetivados que servirán de mediación al pensamiento del individuo. “Para
expresarnos dentro de este sistema objetivado de signos hemos de tener acceso a las
normas y convenciones que gobiernan el habla y la articulación, así como a los
diversos códigos, a través de los cuales es clasificada la vida social en nuestra cultura”
(Hall, 2010, p. 233).
El autor otorga vital importancia al concepto de hegemonía debido a que la definición
hace hincapié en el proceso de dominación que se crea por parte de las clases
dominantes hacia una clase subordinada. Dicho proceso no solamente se entiende
como la conformación de sus interese por parte de la clase dominada, sino también
involucra la imposición de una autoridad social y la formación social en totalidad sobre
esas clases, por parte de clase dominante. Es decir, la hegemonía existe cuando las
clases subordinantes tienen la capacidad de poder dirigir las realidades de las clases
dominadas, con un poder coercitivo y además con el consentimiento de ellas. “La
“hegemonía” depende, por tanto, de una combinación de fuerza y consentimiento”
(Hall, 2010, p. 238). Basándose en Gramsci, el autor, tiene en cuenta que en un
sistema liberal capitalista, lo que se genera primero es el consentimiento de los
dominados. Es por eso que la hegemonía también se da en las agencias de las
superestructuras, y no solamente con la fuerza de coerción generada en el trabajo o
en la economía. Al construirse la hegemonía dentro de las superestructuras, con el
consentimiento de los subordinados, las concepciones de una realidad serán
favorables para las clases dominantes a la hora de construir las vivencias de las
clases dominadas. Esto se debe a que dichas superestructuras de la hegemonía
trabajan mediante la ideología, y esta hace prevalecer la formación social e ideológica
que prefieren los bloques dominantes.
Esto no se debe a que las clases dominantes puedan prescribir y proscribir con detalle
el contenido mental de las vidas de las clases subordinadas (éstas también “viven” sus
propias ideologías), sino a que se esfuerzan, y en cierto grado consiguen, por enmarcar
dentro de su alcance todas las definiciones de la realidad, atrayendo todas las
alternativas a su horizonte de pensamiento. (Hall, 2010, p. 238)
Es así que las clases dominantes logran mantener la realidad que ellos desean, dando
sentido a la subordinación que imponen sobre las clases dominadas, para de esta
manera conseguir el consentimiento de ellas. Además el autor, continuando la lógica
de Gramsci, mantiene que este tipo de hegemonías no pueden basarse y mantenerse
con una única clase dominante, debe ser una construcción coyuntural de fracciones de
clases anteriores, teniendo en cuenta la preservación de las ideologías anteriores
sumadas las del presente. Es decir, de esta manera la ideología dominante podrá
reflejar es transcurso en la formación compleja de las clases dominantes. “No hay
hegemonía permanente: sólo puede establecerse y analizarse en coyunturas
históricas concretas” (Hall, 2010, p. 238). Por otra parte Hall sostiene que no puede
existir una absorción total de las clases dominadas, ni siquiera con este tipo de
hegemonías. Esto se debe a que las clases subordinadas mantienen una cultura de
clase sostenida. Pero cuando estas clases no pueden detener el avasallamiento de la
hegemonía, las clases dominantes podrán utilizar sus instituciones y estructuras
incorporadas con el objetivo de utilizarlas como medios para ampliar dicha
subordinación impuesta. De igual forma, el autor entiende que para Gramsci, esta
situación en realidad representa la complementariedad entre las clases dominantes,
dominadas, y sus culturas, pero no la desaparición de la clase subordinada. La
“hegemonía” consigue el establecimiento de cierto equilibrio en la lucha de clases de
modo que, cualesquiera que sean las concesiones que el “bloque” dominante tenga
que hacer para obtener el consentimiento y la legitimidad, su base fundamental no
dará la vuelta. (Hall, 2010, p. 39)
BIBLIOGRAFÍA
Hall, Stuart (2010). “La cultura, los medios de comunicación y el 'efecto ideológico'”, en Sin Garantías: trayectorias y problemáticas en estudios culturales. Envión Editores, Lima. pp. 221 – 255.