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    La Retricay la Poticade Aristteles:sus puntos de confluencia

    GRACIELA MARTA CHICHI YVIVIANASUOLDepartamento de FilosofaUniversidad Nacional de La PlataCONICET

    [email protected]@yahoo.com

    Resumen: La Retrica y la Potica tienen una larga historia cultural y con-ceptual en comn. Aun cuando Aristteles afirma en ambos tratados la auto-noma de sus respectivas disciplinas, tambin reconoce que stas compartenun terreno comn. Este trabajo pretende mostrar la confluencia externa einterna que uni ambas obras y ambas disciplinas. En la primera seccin,documentamos las dos ubicaciones que los antiguos catlogos y presentacio-nes asignaron a las enseanzas de Aristteles en la Retrica y en la Potica.Los anlisis de la segunda seccin intentan establecer que la interdependen-cia conceptual de las dos disciplinas acaece en el terreno comn de la y de la . Finalmente, sostenemos que en el pensamiento y en la elocucincomo tentativamente los traducimos podra estar sugerida la historia quela retrica y la potica han tenido en su desarrollo posterior, en la medida enque fueron mutua y alternativamente absorbidas.Palabras clave: Aristteles, catlogos, ,

    Abstract: Rhetoric and Poetics have a long cultural and conceptual historyin common. Although Aristotle claims in these treatises the autonomy oftheir respective disciplines, he also recognizes that they share a commondomain. This paper wants to show the external and internal confluence thatclosely links both works and both disciplines. In the first section, we do someresearch on the two positions that the ancient catalogues and presentationsassign to the teachings of Rhetoric and Poetics. The analyses of the secondsection intend to establish that the conceptual interdependence of the twodisciplines occurs in the joint field of and . Finally, we arguethat in thought and elocution as we cautiously translate them could besuggested the common history that rhetoric and poetic have had in their laterdevelopment, as they were mutually and alternatively absorbed.Key words: Aristotle, catalogues, ,

    La Potica y la Retrica son, entre las obras del corpus aristotelicum,las que ms directa y persistentemente han influido en el pensamien-to moderno (McKeon 1965, p. 201). Ambas tienen una larga historiacultural y conceptual que las ha mantenido estrechamente ligadas: suprobable origen siciliano, su cronologa relativa (Dring 1957, p. 258,

    Dinoia, volumen LIII, nmero 60 (mayo 2008): pp. 79111.

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    y 1990, p. 256), el hecho de que versiones griegas de ambos textosfiguren en el cdice Parisinus 1741, entre otras circunstancias. Si bien

    Aristteles afirma en ambos tratados la autonoma disciplinaria de laretrica y de la potica, tambin reconoce, como intentaremos mostrar,

    los mbitos en que confluyen. El presente escrito pretende sealar pun-tos de confluencia que, a nivel externo e interno, mantuvieron ligadosa ambos textos y a ambas disciplinas. En la primera seccin documen-tamos cundo y por qu la Retrica y la Potica aparecieron ubicadassiempre prximas en antiguos catlogos y presentaciones, a fin de di-lucidar la manera como fueron entendidas esas famosas enseanzas.Con los anlisis de la segunda seccin pretendemos dejar sentado quela interdependencia conceptual de ambas disciplinas podra darse en elterreno comn de la y de la Finalmente, sostenemos que

    en el pensamiento y en la elocucin como tentativamente puedentraducirse ambas expresiones estara prefigurada la historia comnde ambas disciplinas, en la medida en que ellas quedaron mutua y al-ternativamente absorbidas hasta mediados del siglo XX.

    1 . La confluencia historiogrfica de la Potica y de la Retricaen antiguos catlogos y presentaciones

    1 . 1 . Hitos de su transmisin occidental

    La historia de la filosofa aristotlica en la antigedad es, ante todo yno en un corto trecho, la historia del texto de Aristteles.1 Estas pala-bras inspiraron nuestro inters en revisar la cuestin acerca de cmo setransmitieron las enseanzas de laRetrica y de la Potica. Ambos textosaparecen juntos en el manuscrito griego ms antiguo que se conserva,el Parisinus 1741 del siglo X.2 Asimismo, tuvieron su primera edicin(editio princeps) en griego en la imprenta veneciana de Aldo Manuzio,en un volumen colectivo referido comnmente como Rhetores Graeci(15081509). Hasta entonces parece no haber habido continuidad deestudios sobre esas enseanzas: desde mediados del siglo VI hasta fines

    1 Die Geschichte der aristotelischen Philosophie in der Antike ist zunchst undzu einem nicht geringen Teil die Geschichte des Aristotelestextes, Gigon 1968,p. 143.

    2 Recientemente, Conley (1994, p. 217) y Watt (1994, p. 260) con sus referen-cias. Mientras que otros trabajos modernos de edicin de la Retrica relativizanel valor de este cdice como criterio dominante de lectura (Racionero describe lacuestin, cfr. 1990, pp. 140145), tanto los editores de la Potica como los especia-listas en la recepcin bizantina de la retrica siguen acreditando la importancia delmanuscrito que destacamos.

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    del XI V no hay evidencia de inters sustancial en la retrica peripatti-ca, sino escasos documentos sobre un inters perifrico (Conley 1994,p. 222). De ese periodo habra que mencionar que Avicena (9801037)y Averroes (11261198) produjeron los primeros comentarios a la Po-

    tica y a la Retrica, presumiblemente a partir de la versin siraca. DeBizancio provienen dos comentarios en griego, de distinto valor, a la

    Retrica, atribuidos al crculo de Ana Comnena.3

    A mediados del siglo XI I se llevaron a cabo las primeras traduccionesal latn de la Potica y de la Retrica. Unas estuvieron a cargo de laescuela de Toledo, partiendo de la versin rabe de Averroes, cuyos co-mentarios tambin vertieron al latn. Guillermo de Moerbecke tradujopor primera vez directamente del griego ambos textos. Su traduccin dela Retrica integr el estudio sobre filosofa prctica aristotlica, que elfamoso helenista incorpor al programa dominico de Toms de Aquino,mientras que su versin de la Potica fue desconocida hasta el siglo XX.4

    Ahora bien, dado que no pocos documentos centrales de la transmisinoriental vinculan la Retrica y la Potica con ciertos textos lgicos quems adelante referiremos, viene al caso recordar que durante la primeramitad del siglo XI I comenzaron a circular bajo la denominacin de arsnova un grupo de textos que incluye a ambos Analticos. De ese grupo,el primer texto que por novedad y originalidad despert el inters delos profesores europeos fue el de las Refutaciones sofsticas, y en segui-da el libro VIII de los Tpicos. Al cabo de un siglo comenzaron a estar

    disponibles todos los escritos lgicos de Aristteles, en nuevas traduc-ciones pero tambin en otras largamente olvidadas. Los repertorios deestudio en materia de lgica de las universidades de Oxford y de Parsofrecieron el Organon completo junto con una seleccin de obras dela vieja lgica. La vetus logica estaba, en cambio, comprometida contextos de Porfirio, cuya autoridad haba dejado en el olvido las traduc-ciones de Boecio (siglo V) de los nuevos textos que recin circularonen el siglo XI I.5 Finalmente, famosas controversias mantenidas duranteel siglo XV acerca de los mritos relativos de la filosofa platnica y

    3 Watt 1994, p. 257, y Conley 1994, pp. 238240, respectivamente.4 Brhier 1949, pp. 260262, 297298; Garca Yebra 1992, p. 24.5 La vetus logica inclua las traducciones de Mario Victorino y los manuales de

    M. Capella, Casiodoro y de Isidoro. Sobre la cuestin, vanse Minio-Paluello 1955,p. 109; berweg-Prchter 1960, p. 147, nova logica y 145; Kneale-Kneale 1980,pp. 177179, 211213, ars nova, y Brhier 1949, p. 261, entre los imprescindibles.En el siglo XII Pedro Hispano llam por vez primera lgica a un mbito con preten-siones metafilosficas, inspirado en la vieja traduccin que Boecio hizo del famososegundo captulo de los Tpicos, donde Aristteles habla de la fuerza interrogado-ra de la dialctica. berweg y Prchter (1960, p. 146) discriminan qu conoci

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    aristotlica provocaron la difusin de la Retrica. Uno de los debatestuvo como protagonistas a dos griegos bizantinos residentes en Floren-cia; el otro, dos reconocidos profesores por entonces activos en Padua.6

    El contendiente del primero fue Jorge de Trebizonda, el autor de la

    traduccin latina de la Retrica (Pars 14751457) ms reeditada, quecompiti con la versin medieval de Moerbecke, difundida en la Europameridional. Precisamente, al comenzar su trabajo de traduccin, Trebi-zonda, todava en Florencia, discuti la autoridad de Platn en materiaretrica que el Cardenal Bessarion haba defendido en el Concilio deFlorencia (14391442). Trebizonda alcanz reputacin por dar a cono-cer a los lectores occidentales teoras retricas griegas, y en particularpor difundir la Retrica en polmica con las tesis del Fedro, tal comoocurre desde el siglo XX. La correspondencia de Bessarion atestigua que

    el Parisinus 1741 pudo haber circulado en Italia por aquella poca.

    7

    Apesar de la existencia de ediciones, traducciones y comentarios latinosa la Potica desde la primera mitad del siglo XV I, fueron los maestrosde Padua quienes mostraron un autntico inters en la interpretacinde ese texto.8 La Potica ofreci material para dirimir dos cuestionescentrales, que por entonces preocupaban a los crticos y eruditos italia-nos de fines del Cinquecento: aquellos que quisieron ver la continuidadde ella en la concepcin horaciana del arte potico, comprometida conusos retricos y enseanzas morales; y aquellos que pretendieron nue-

    vas orientaciones para explicar la composicin de los gneros literarios

    P. Abelardo, y afirman que Thierry de Chartres fue quien present en su mbito losAnalticos, los Tpicos y las Refutaciones sofsticas, despus que estas ltimas fuerontraducidas por alguien llamado Jacobo de Venecia.

    6 Green 1994, p. 322. Adems de documentar las posiciones del debate floren-tino, por el cual gan contexto el inters medieval latino en esos textos griegos(1994, pp. 323333), Green refiere tambin la discusin sostenida en Padua porJ. Zabarella y A. Riccoboni sobre la especificidad de las partes de la lgica llama-das dialctica, potica y retrica (pp. 338339).

    7 By far the oldest of our MSS. is A, which is now assigned on paleographicalgrounds to the end of the tenth century. We do not know when or in what circum-stances it arrived in Italy. [Perhaps not before the second quarter of the fifteenthcentury.] The first reference to it is contained in a letter of Bessarions to an un-named correspondent which can be dated between 1457 and 1468 [De lejos, elms antiguo de nuestros manuscritos es el A, que ahora, por fundamentos paleogr-ficos, se considera que data del siglo X. No se sabe cundo ni en qu circunstanciaslleg a Italia. [Tal vez no antes del segundo cuarto del siglo XV.] La primera refe-rencia a l se encuentra en una carta de Bessarion a un destinatario annimo quepuede ser datada entre 1457 y 1468] (Lobel 1933, p. 6, n. 1).

    8A. Riccoboni public su traduccin en 1584, que Bekker incorpor en su edi-cin (Garca Yebra 1992, p. 20).

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    clsicos y nuevos, a los que buscaban clasificar a partir de la prcticagenrica misma por contraposicin a la imitatio de los clsicos.9

    1 . 2 . La proximidad de ambos tratados en antiguos catlogos y

    presentaciones

    A continuacin pretendemos iluminar los apuntes precedentes acercade cmo Occidente recuper los escritos de la Retrica y de la Poti-ca. Atendimos documentos de aquellos que participaron en la historiatextual de ambos escritos.10 Seguramente, deberamos comenzar porinterrogarnos sobre el destino de los bienes filosfico-literarios del Per-

    patos a la muerte de Teofrasto de Ereso (322284), quien haba llegadoa obtener los crditos legales para fundar en un dominio privado de

    Atenas la escuela de Aristteles, cuya intensa vida y actividad se haba

    desarrollado en los lugares abiertos. Lo primero que resulta del examende las referencias centrales de ese legado sera la siguiente conclusingeneral: durante un extenso periodo en la transmisin de los bienesaristotlicos, para ser precisos, desde fines del siglo II I a.C en adelante,se comparti la idea de presentar la Retrica y la Potica en una posicinmuy prxima una de la otra. Los principales documentos antiguos deesa transmisin textual pertenecen a escuelas y a corrientes culturalesalejadas geogrfica y dialectalmente, pero que, en su gran mayora,se ubicaron al este del meridiano 19 de longitud oeste.11 Los autoresde esos documentos pudieron haber tomado una de dos divisiones encalidad de criterio para aducir la proximidad que subrayamos como pri-mera nota comn. En otras palabras, la cercana relativa que observannuestros dos escritos en las referencias, que presentaremos inmedia-tamente, podra haber estado sustentada o bien en la famosa divisinentre disciplinas tericas, prcticas y productivas, segn la Metafsica(VI 1, 1025b22ss., y XI 7, entre otras pginas),12 o bien en otra clebredivisin de la filosofa (o del discurso filosfico) en tres reas; a saber:lgica, fsica y tica, por tomar una entre distintas secuencias. Respectode esta segunda divisin hoy se esgrime que pudo habrsele ocurrido,

    9 Javitch 1999, pp. 53, 55, 57,62, 65.10 Hemos partido de Moraux (1951) y de Dring (1957), quienes debatieron

    sobre los catlogos y listas antiguas de los bienes aristotlicos. Lpez Farjeat (2005,p. 277, n. 8), quien admite apoyarse en R. Walzer (1962), roza nuestras cuestionesen su estudio sobre el papel de la potica en Alfarabi.

    11 Este meridiano deslindaba por el oeste y por el este el mundo antiguo en elMediterrneo (Scarre 1995, pp. 26, 46, 122, 131132, 134135; y De Ste. Croix1988, p. 20).

    12 Tambin en los Tpicos VI, 145a16 ss.

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    por meras razones prcticas, a Jencrates de Calcedonia (siglo IV a.C.),el sucesor de Espeusipo al frente de la Academia.13 En detrimento delrol y de la autoridad que la escuela estoica tiene en esta cuestin, seinsiste adems en que el trabajo historiogrfico de los doxgrafos y de

    los bigrafos helenistas permiti que la divisin consolidara su fama.14Recin cuando Andrnico de Rodas (siglo I a.C.) edit lo que se dioen llamar el corpus aristotelicum, el aristotelismo se apropia, por fin,de ese viejo ordenamiento de materias, debido a Jencrates. Andrnicoplante la novedad de llamar a la seccin preliminar que sucatlogo original reservaba para presentar los escritos lgicos aristo-tlicos.15

    Retomando, entonces, los antiguos catlogos y listas disponibles so-bre los escritos aristotlicos asignan dos posiciones distintas a nuestros

    dos tratados, en cuyo caso los responsables de esos ordenamientos ubi-caron a stos en mutua cercana, atendiendo quiz a una de dos divi-siones acerca de los campos temticos o del carcter de esos escritos.Segn lo que denominamos posicin A, ambos parecen exponentes deun saber de carcter productivo, conforme a lo que haba populariza-do Aristteles.16 La otra ubicacin, posicin B, indica que ellos integranla serie de escritos lgicos, ordenados stos, a su vez, conforme a unasecuencia que perdur hasta el siglo XI X, si no ms tarde.17 Esta segun-da posicin lleg a mostrar a la Retrica y a la Potica despus del m-

    13 Jencrates (fragmento 1, Heinze) y Aristteles (Top. I, 105b1925) atestiguan,entre los primeros, esta divisin. Flashar (2004, p. 36) consigna la evidencia com-pleta. Su conjetura es que se trataba de un bien comn en la Academia usado paraclasificar temas de discusin, al que luego Aristteles gan y fundament en elterreno de las ciencias. As entendida la cuestin sobre el origen acadmico de estadivisin, cabe considerarse que, cuando los maestros estoicos vuelven a la divisinde Jencrates como criterio para identificar reas (Long y Sedley 1989: seccin 26),los estoicos pretenden entrar en polmica con la (otra) famosa divisin aristotlica.Moraux (1951, pp. 174177) vuelve a Zeller, cuando se pregunta si tienesentido tcnico para Aristteles. Es sabido que los comentadores helensticos discu-tieron el estatus que los antiguos haban concedido a la lgica, como o como de la ciencia.

    14 Runia 1989, pp. 2627. El Eptome de Ario Ddimo ilustra subdivisiones; p.ej.,la secuencia: fsica, meteorologa, psicologa y fisiologa.

    15 Dring 1990, p. 79, y Flashar 2004, p. 220. Tarn (1981, p. 740) desestimaque Andrnico hubiese tomado en serio la presente divisin.

    16 Wieland 1996, pp. 481482. La opinin general es que el rtulo de habla de los dilogos (Moraux 1951, p. 173, n. 102). Flashar exponela cuestin (2004, 10.2).

    17 En ber die Reihenfolge der Bcher des Aristotelischen Organons, Berln 18331835, Christian Brandis se ocup de la cronologa de los textos del Organon, en

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    todo, ubicadas como el remate o colofn del Organon en compaa deotros dos escritos dialcticos tradicionalmente subestimados, conformea lo que se haba tenido por modelo en materia cientfica o argumen-tativa. En este caso, la secuencia es los Tpicos, las Refutaciones sofsti-

    cas, la Retrica y la Potica. Hasta aqu, entonces, dejamos planteada laidea de que el registro y la ubicacin de proximidad que mantuvieronambos ttulos en sucesivos ordenamientos privilegiaron dos posicionessistemticas claramente identificables, conforme a lo cual parece haberquerido destacarse el carcter que ambos tratados merecieron. Veamosahora de qu documentos estamos hablando.

    Revisamos cinco listados de escritos aristotlicos. El documento quenos interesa primero es el catlogo que Digenes Laercio (siglo II I d.C.)transmite en su Vidas de filsofos ilustres (libro V, secciones 2227).18

    Sera el ms antiguo porque atestiguara el ordenamiento de biografashelensticas tempranas. A juicio de los ms optimistas, el catlogo deDigenes Laercio nos hablara del estado de los bienes del Perpatos afines del siglo II I a.C.; mientras que, segn los ms cautos, slo de sudisponibilidad en la biblioteca de Alejandra que conoci el famoso bi-grafo.19 En segundo lugar viene la lista de Hesiquio de Mileto (siglo VId.C.), quien parece haberse inspirado en la misma fuente antigua queDigenes Laercio.20 Luego viene el catlogo redactado por Andrnicode Rodas, del cual consideramos slo al grupo de ttulos identificadosbajo el rtulo de corpus aristotelicum. La paginacin cannica del corpus

    se remonta, como se sabe, a la edicin de I. Bekker (1831).21 El orde-namiento de Bekker no reflejara, empero, el catlogo original de An-drnico, que parece dejar recortarse slo si tenemos a la vista un quintocatlogo antiguo debido a Ptolomeo el Garib (siglo II o IV d.C.).22

    cuyo caso cuestion el criterio de comenzar a estudiarlos por las Categoras, talcomo haban impuesto los maestros neoplatnicos.

    18 Consideramos la edicin de Warmington (1972, pp. 464473). Moraux (1951,pp. 2227) numer los ttulos del catlogo de Digenes Laercio en su estudio.Tambin Dring se ocupa de l (1957, pp. 2956 y 5779: comments).

    19 Moraux identifica el catlogo de Aristn (1951, pp. 240245) y Dring (1957,pp. 6768), ms escptico, el inventario alejandrino de Hermipo.

    20 El catlogo de Hesiquio aparece en Dring (1957, pp. 8389 y 8993: com-ments).

    21 [U]n ordine che, nelle sue linee di forza, risale, come sembra, addiritturaalledizione di Andronico [un orden que, en sus lneas fundamentales, se remonta,al parecer, directamente a la edicin de Andrnico] (Reale 1980, p. 319). Allmismo vemos el ordenamiento de Bekker (Ibid., pp. 319321).

    22 Este quinto catlogo est en Dring (1957, pp. 221224), quien tambin ofreceel de Andrnico (pp. 224231, 246).

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    Ahora bien, adems de estas evidencias aportadas por cinco listados(cuatro antiguos y uno del siglo XI X), tomamos en cuenta documen-tos provenientes de otras dos lneas de comentaristas de los escritosdel Organon que hablan, sin duda, de nuestra cuestin. Una primera

    lnea deriva de autores pertenecientes a la escuela alejandrina fundadapor Amonio (siglo VI d.C.). En ella se cultiv un gnero estilizado deescritura dedicado a estudiar un texto preparatorio de Porfirio llamado que comentaba las Categoras de Aristteles. El gnero de los

    Prolegmena estuvo orientado a ensear filosofa, y especialmente, la deAristteles, a los visitantes de esa escuela (neoplatnica) en la agitadaAlejandra de entonces. El maestro sola apoyarse en un resumen dealguna biografa aristotlica, que adems contena un catlogo de susescritos.23 Otra lnea distinta de comentaristas comprometidos con la

    transmisin de los textos aristotlicos deriva de quienes se abocaron ala tarea de traducir al siriaco y al rabe escritos de conocimiento secu-lar griego. Maestros cristianos oriundos de Siria y de la Mesopotamiadifundieron desde el siglo VI en adelante ese legado en la rbita del Is-lam. Adems de la traduccin al siriaco de la Potica, que conocieron losrabes en Espaa, se conjetura sobre la existencia de otra traduccin,tambin al siriaco, de la Retrica, cuya fecha despierta hoy polmicaentre los orientalistas. Documentos del siglo VIII permiten presumir laexistencia de comentarios siriacos, hoy perdidos, a los Tpicos, a las

    Refutaciones sofsticas, a la Retrica y a la Potica, tal como acostumbra-

    ban los maestros alejandrinos (Watt 1994, p. 247). Se cuenta, adems,con el hecho de que el Parisinus 1741 haya tenido circulacin duranteel siglo IX en Bizancio.24 Tres siglos ms tarde, se habran gestado alllos dos comentarios en griego a la Retrica que conservamos. Se sabe,adems, que durante el siglo IX floreci en Bagdad el estudio rabedel legado griego secular, lo cual impuso la autoridad de las propias

    versiones rabes y dej en el olvido las traducciones siriacas.25 Ahorabien, las coincidencias identificables entre los documentos de los ale-

    jandrinos (Amonio, Olimpiodoro y Elas), por un lado, y aquellos de los

    autores rabes, incluido Alfarabi (870950) como figura principal, porel otro, descansan en el simple hecho de haber compartido alguna bio-grafa y un resumen del catlogo aristotlico, al parecer vinculable con

    23 Dring 1957, pp. 112 y 444450, donde documenta las introducciones neopla-tnicas al estudio de Aristteles.

    24 Conley (1994, p. 228) habla del contenido del Parisinus 1741, y Watt (1994,p. 260) acerca de cmo entender la inclusin en l de la Retrica aristotlica.

    25 Dring 1957, p. 189, cuando refiere a Walzer 1938.

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    el listado de Ptolomeo mencionado antes.26 Omitimos puntos de con-tacto circunstanciales;27 preferimos ocuparnos con algn detalle de lasdos posiciones sistemticas (A y B) que hasta aqu adelantamos comoconclusin general.

    1 . 3 . Las dos ubicaciones asignadas

    Pareciera que desde el helenismo se acu la idea de que los tratadosy dems materiales relativos a la Retrica y a la Potica respondan alcarcter de las disciplinas productivas ( ), segn la traduccinhabitual. Se trata de la posicin que antes llamamos A. El catlogo deDigenes Laercio (en adelante, DL) parece reflejar, al criterio de algu-nos, la orientacin del Perpatos ateniense a fines del siglo II I a.C. bajola conduccin de Aristn de Kos en Atenas. Por entonces proliferaron

    el estudio y los ejercicios sobre materias dialcticas, que la lista de DLatestigua profusamente al comienzo con otros tantos ttulos retrico-literarios.28 Tal como muestra el segundo catlogo, de Hesiquio de Mi-leto,29 la lista de DL transmite ttulos de escritos retricos que incluyenposteriores versiones parciales de la Retrica: una versin en dos libros

    26 Dring 1957, pp. 112113, 189, 194, 450, y Watt 1994, p. 256. Estos estudiosescaparon al examen de Lpez Farjeat (2005). Chroust (1973, pp. 6, 910, 71)menciona la influencia de Ptolomeo en las biografas latinas y sirio-rabes. Watt(1994, p. 257) presume un Organon sirio en extensin comparable al alejandrino.

    27

    Tarn (1974, pp. 534, 536) documenta que Simplicio estuvo en Persia, mien-tras que Dring (1957, p. 450) destaca que los rabes imitaron los comentarios deSimplicio.

    28 Kennedy (1994, p. 4) guarda reservas sobre la pertinencia histrica de estadistincin.

    29 Por Dring (1957, pp. 8389) sabemos que Hesiquio ubicaba, de forma pare-cida a la de Digenes, distintos escritos sobre retrica y sobre potica. Por ejemplo,unos en la primera seccin despus de los dialcticos y otros ms adelante entremateriales literarios; a saber: los ttulos as llamados H (por la Lista de Hesiquio)Nr. 7179 y H 104109 y H 145147). Lo ms interesante es que Hesiquio registralas versiones completas de ambos tratados (cfr. H 72 y H 75); y tambin ttulos deescritos sobre materias naturales, despus de los naturales y biolgicas en sentidoamplio (cfr. H148158). Bajo estos ttulos habra que identificar algunos de los es-critos que luego se llamaron acroamticos, que recin difundi la lista de Andrnico(segn la leyenda, despus de un largo silencio). Para Dring (1957, pp 9192),una fuente comn explicara la semejanza de la lista de Hesiquio con la de DL;mientras que el hecho de que Hesiquio mostrara la novedad de algunos tratadosubicados en un orden distinto del de Andrnico, hara pensar que esa seccin delcatlogo de Hesiquio no es autntica, sino el inventario de un bibliotecario alejan-drino. Entre los escritos escolares de la lista de Hesiquio figura un ttulo acercade la retrica (H 153) que no consigna libros. Lord (1986) propone otra hiptesis

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    (DL 78) y otra en uno (DL 79), adems del ttulo del actual libro III(DL 87). En este mismo grupo aparece la Potica en dos libros (DL 83).Ms adelante la lista menciona ttulos de cuestiones potico-retricas(DL 16119), otros sobre historia de la literatura (DL 136138), des-

    pus de los referidos a vencedores de juegos (DL 130135), y al finalapareceran constituciones (DL 143). Ahora bien, este grupo de ttulos(DL 7187) viene a continuacin de otros conocidos escritos polticos(DL 7475). De acuerdo con esta sucesin, parece poder plantearse laidea de que Digenes Laercio pudo haber registrado el legado aristot-lico atendiendo a la secuencia lgico-dialctico, prctico y productivo.Cabe hacer notar, adems, que estas secciones as identificables figuranantes del escaso registro que la lista ofrece de otros escritos tericos que

    vienen despus y que slo consignan materiales naturales. Quienes des-

    alientan esta lectura dicen, en cambio, que se tratara de un inventarioviejo e incompleto disponible en la Biblioteca de Alejandra.30

    Sobre el catlogo de Andrnico de Rodas se formularon viejas conje-turas, segn las cuales en la antigedad Andrnico habra dado a cono-cer la obra esotrica de Aristteles. Ms recientes y menos son quienespresumen su disponibilidad en Rodas, Atenas y Alejandra. No obstan-te, no habra juicio taxativo sobre la cuestin por el hecho de que lasevidencias textuales del estoicismo antiguo son incompletas.31 Comosea, hasta la propia lista de DL podra hablar en favor de un incipientetrabajo de edicin, previo al de Andrnico, sobre los dos escritos. Pero,como nos interesa identificar el catlogo original de Andrnico, viene alcaso considerar, pues, la evidencia disponible sobre Ptolomeo-el Garib,cuya actividad se presume o bien en Alejandra a fines del siglo II d.C,o bien entre los neoplatnicos del siglo IV.32 Con esa figura estn rela-cionados una biografa (perdida) de Aristteles33 y otro catlogo, cuya

    sobre estos catlogos a la luz de la lista de Teofrasto que trasmite Digenes Laercio(Vidas de filsofos ilustres, V 4251).

    30 Dring (1957, p. 68) contra Moraux (1951, pp. 172, 177, 237247). La opi-nin posterior de Dring (1990, pp. 7071) recorta el tema. La tercera opcin esque haya sido un listado accesorio del propio Aristteles (Flashar 2004, 10.1).

    31 La historia de Estrabn est en Dring 1990, pp. 7782. A juicio de Tarn, lalista de Andrnico criticaba otros ordenamientos; los filsofos helensticos (Panesioy Posidonio) supieron de los tratados aristotlicos, por lo cual el autor desestimaque durante esos siglos se hubiese perdido u olvidado (1981, pp. 725726, 729,735).

    32 Segn la hiptesis de Dring (Chroust 1973, I, 9, 270, n. 90).33 Chroust 1973, I, 9 y 271, n. 103, y si Ptolomeo conoci la biografa de Andr-

    nico (ibid., n. 106).

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    versin siriaca deja reconocer, por fin, que tanto Andrnico como Pto-lomeo asociaron la Retrica y la Potica con habilidades productivas.34

    Ahora bien, la lnea de transmisin aportada por los listados de An-drnico, de Ptolomeo y de Bekker nos sugiere dos observaciones que

    permiten precisar lo dicho antes como primera conclusin general.

    (i) El catlogo original de Andrnico debi de presentar una notoriadiferencia con la secuencia que luego dej sentada Bekker a partir delsiglo XI X. Para Andrnico venan primero los escritos lgicos, un segun-do grupo tico-poltico y un tercero de escritos naturales, tras los cualesestaban aquellos de metafsica. En esa secuencia, la Retrica y la Po-tica aparecan recin despus de los escritos tico-polticos, tal comopresentara la lista de Ptolomeo (Dring 1957, pp. 225226 y 243). Loscatlogos de los bigrafos del helenismo (Digenes Laercio y Hesiquio)

    ya les asignaban esta ubicacin. Conocidos escolsticos y profesores delRenacimiento italiano mantuvieron esta tendencia, cuando reconocie-ron en la Retrica un texto relativo o asociado a la filosofa prctica.

    A fines del siglo XX surge la misma idea en los autores de escritos einterpretaciones que propician su rehabilitacin.35 En pos de marcardiferencias con el canon de Bekker, resalta adems que Andrnico de-bi dar a conocer la versin de la Retrica en tres libros que conocemos,as como la versin completa de la Potica, que Bekker no registra. Am-bas versiones completas ya estaban en el catlogo de Ptolomeo (Dring

    1957, p. 225).(ii) Concentrndonos en el ordenamiento de los escritos lgicos, saltana la vista nuevas diferencias entre el catlogo original de Andrnico yel de Ptolomeo, por una parte, y lo editado en el siglo XI X, por la otra.Salvando los detalles, resulta que el Organon de Bekker, por as decir,responde a aquel que haban pensado tanto Amonio de Alejandra comoBoecio, quien sistematiz la enseanza de la lgica.36 Bekker puso casial final del corpus, despus de la Poltica, la Retrica y la Potica, en-tre las cuales intercal la Rhetorica ad Alexandrum que no pertenece a

    Aristteles, seguidas todas por la Constitucin de Atenas al final de la

    34Admitido por Watt (1994, p. 257).35 Entre los representativos estn Sprute (1982, pp. 36, 41) y Hffe (1996, pp. 63

    y 58).36 El orden original de Andrnico y Ptolomeo presentaba las Categoras, el De

    Interpretatione (slo Ptolomeo) antes que los Tpicos, y luego venan los AnalticosPrimeros,los Analticos Segundos ylasRefutaciones sofsticas (Dring 1957, pp. 224 y225). La costumbre decimonnica que Brandis critic consista en ubicar los Tpicosen la penltima posicin.

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    lista. La secuencia del canon de Bekker es, entonces, escritos lgicos,fsicos y luego, como se sabe, la Metafsica, entre las clases o gneros defilosofa terica. A continuacin venan los ttulos de los escritos prcti-cos y por fin aquellos productivos con los dos textos que nos interesan.

    Pero, a juicio de los ms escpticos, esta lectura sera producto de habersobreinterpretado lo que habra sido un lugar de apuro en el catlogode Andrnico o en el de Bekker. Tampoco tendra sentido identificarel estatus de la Potica en alguno de los dos hemisferios (prctico oterico) que termin reconociendo la filosofa despus de Aristteles(Wieland 1996, pp. 484485). Segn este parecer, el ordenamiento an-tiguo no compromete filosofa alguna, porque se tratara antes bien deuna de las tantas ubicaciones bibliotecolgicas, ordenadas por materiasy primariamente por formas literarias.37

    En adelante veremos, por fin, qu resulta de comparar las dos ltimaslistas (de Andrnico y la de Ptolomeo) con las lneas de comentaristasrepresentantes de la segunda posicin que antes llamamos B, segn lacual la Retrica y la Potica aparecen como integrantes de una serie deescritos lgicos. La comparacin viene al caso porque los maestros ale-

    jandrinos debieron disponer de resmenes que remontan a la biografay al catlogo de Ptolomeo sobre Aristteles (Dring 1957, p. 469). Acontinuacin destacaremos nuevas observaciones y conclusiones quenumeramos correlativamente a las que venimos presentando.

    (iii) Desde Andrnico a Amonio de Alejandra se vino discutiendo pordnde comenzar y seguir con el estudio, no slo en cuestiones de mto-do y de lgica en general, hoy diramos, sino adems por dnde comen-zar a estudiar filosofa y a Aristteles en particular. Algunos propusieronempezar por la lgica, y en ella ir de lo ms simple a lo ms complejo,tal como propuso Boecio, cuya autoridad didctica impuso Pedro His-pano en las universidades europeas. Otros propusieron comenzar por

    37 Dring 1957, p. 447. Para no complicar la cuestin, omitimos decir que lasposiciones y las divisiones descritas sobre el presunto legado peripattico admi-ten clasificaciones superiores. Los catlogos parten de una divisin en tres: (ma-terias) particulares, intermedias y universales. Las universales se dividen en dos:en y en ; y stas a su vez en y en

    . Elas propuso algo semejante, cfr. Eliae in Porfirii Isagogen et Aristotelis Cate-gorias Commentaria, en Commentaria in Aristotelem Graeca (= CAG) vol. XVIII, 1,ed. A. Busse, Berln, 1900, pgina 113, lneas 2035. El debate es si estas nocio-nes clasificatorias tienen significado en el contexto de la enseanza neoplatnica-alejandrina (Tarn 1981, p. 737), o si responden al criterio retrico que remontaa Hermgoras de Temnos, siglo II I a.C. (Schtrumpf 1989, pp. 188189; 1991,p. 104).

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    la lgica, pero recomendaron seguir o bien con la tica y la retrica,como el catlogo original de Andrnico y Ptolomeo (anticipado en laconclusin particular (i)), o bien seguir con la fsica, como muestra la

    versin que Bekker tuvo del listado de Andrnico. Como quiera que

    fuese, los alejandrinos terminaron reflejando las propias polmicas quemantuvieron con las escuelas de la poca (Dring 1957, pp. 447 y 242).

    (iv) De acuerdo con esto, los autores alejandrinos son los primeros ex-ponentes de la posicin B, quienes ofrecieron una nueva comprensinde nuestros dos escritos incorporados en determinada enseanza de lalgica. Ellos muestran la particularidad de haber interpretado en clavebivalente, esto es, como verdadero y como falso, nociones metodolgi-cas relevantes tanto de la Retrica como aquellas de la Potica. Por esollegaron a identificar en esa clave el valor epistmico de la persuasin

    y de lo creble, incluyendo lo , central en materia de ficcin, ylo , que caracteriza lo propio de la discusin y de la dialcticaaristotlica. Justamente, en virtud de esta reduccin, que otra lectu-ra ubicara en una zona intermedia y/o materialmente comprometida,tanto la escuela de Amonio como la mayora de los rabes llegaron aidentificar y a ponderar en clave bivalente el aporte lgico de nuestroscuatro escritos post-metdica (a saber, los Tpicos, las Refutaciones

    sofsticas, la Retrica y la Potica). Segn los alejandrinos, por ejemplo,el estudio de los dos ltimos tratados sirve para describir situacionesde error y resultados no conclusivos. El argumento retrico hace valertanto lo falso como lo verdadero; mientras que el potico, directamentelo falso.38

    (v) La tradicin sirio-rabe dio muestras de un progresivo desplaza-miento de la atencin sobre los vapuleados escritos que son el rematedel Organon. Los sirios tomaron la retrica aristotlica como parte deun curso superior de la disciplina que serva para dirimir cuestionesde autoridad, tambin en materia religiosa. La enseanza de los pri-meros elementos de la retrica segua, en cambio, a Hermgenes. Loscatlogos rabes atestiguan la conocida ubicacin de la Retrica y de

    la Potica como cierre del grupo lgico que figura al comienzo de lalista.39 En Alfarabi gan espacio la autoridad y jerarqua de la Poticapor encima de la Retrica, en la medida en que para l primaban finestales como educar a jvenes o gente poco instruida en materias mora-

    38 Una nota de Amonio dice que Aristteles, como un sabio mdico antiguo, curamediante dosis de veneno (Dring 1957, p. 447). Moraux (1951, pp. 179180)consigna las citas relevantes de los comentarios alejandrinos.

    39 Dring (1957, p. 194) muestra el catlogo de Kitab Al Fihrist.

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    les. Por ello le interesaba recurrir a los medios sencillos de la Potica,superiores en eficacia a los retricos, en virtud de la fcil comprensinque requieren las imgenes y las analogas (en el sentido pleno de surespectiva expresin literaria). Estos recursos despiertan en los oyentes

    placer o rechazo por una va directa y no tan razonada como la quedemandan los recursos retricos. Los rabes espaoles sostuvieron queel discurso imaginativo (de ficcin, para nosotros) es ms eficaz a lahora de inculcar o despertar la sensibilidad por los valores.40

    (vi) En resumen, la lnea alejandrino-sirio-rabe reconoce aportes denuestros dos escritos ms all de sus campos especficos de estudio alsacar provecho del valor didctico del error (entendido en trminosde falsedad). Entre los alejandrinos, Olimpiodoro dice, por ejemplo,que as como Aristteles encontr un mtodo acerca de la poesa que

    haba representado Homero, en materia retrica Hermgenes hizo lopropio partiendo de los discursos de Demstenes.41 Los sirios y losrabes llegaron a justipreciar las lecciones aristotlicas. Los primerosidentificaron usos deliberativos de la retrica; los segundos estimaronel valor didctico de las falsedades literarias, aunque nunca dejaron deocultarse preocupaciones e intereses propios (Watt 1994, pp. 257258y 259260).

    Las opiniones, ms o menos cautas, vertidas sobre los distintos cat-logos y presentaciones antiguas de los escritos aristotlicos que revisa-

    mos hasta aqu ensean que asignar un significado a nuestros tratadosconforme a como se los ordene, presupone poder distinguir cundo po-ner en juego uno de ambos criterios: el filosfico, que resalta su carcterproductivo o lgico, o bien el criterio bibliotecolgico. No obstante, elmodo de registrarlos facilit la comprensin que se tuvo de ellos endeterminada poca y orient su estudio en una direccin ms que enotra. Los rabes no lograron desprenderse de la tradicional presenta-cin y atadura lgica, de raigambre alejandrina, cuando bucearon en elcontenido de nuestros tratados y privilegiaron los recursos de la Poticasobre los de la Retrica. Durante el medioevo se entendi que los ele-mentos de la Retrica estaban al servicio de la reflexin tica. La reha-bilitacin de la filosofa prctica durante el ltimo cuarto del siglo XX

    40 Lpez Farjeat 2004, pp. 5, 6, 9, 15, 18; 2005, pp. 291, n. 29, 297, 302303.41 Conley (1994, p. 258) cita el texto editado en CAG XII.1 (Berln 1902) 18.7

    10. Hermgenes de Tarso, del siglo II d.C., fue el maestro griego de retrica msimportante durante el Imperio Romano, cuyos escritos aparecan con los aristot-licos en el Parisinus 1741. Hermgenes represent el canon de retrica entre lossirios (Conley 1994, pp. 217 y 241).

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    propici una lectura similar. Pero dejando de lado los intereses que encada poca llevaron a ubicar y a valorar ambos tratados, es indiscutibleque la transmisin textual de la Retrica y de la Potica atestigua biensu mutua vinculacin. Teniendo en cuenta la proximidad que acabamos

    de documentar y el hecho de que es ampliamente reconocido que hayuna afinidad entre ambas obras, intentaremos a continuacin precisarcules son los eventuales espacios sistemticos de contacto.

    2 . La confluencia conceptual de la Potica y de la Retrica

    2 . 1 . Los usos de y en la Potica

    En esta seccin determinaremos el espacio conceptual en el que, se-gn el propio Aristteles, convergen la retrica y la potica. A nuestroentender, y delimitan ese terreno comn. En la Poticaambos trminos aparecen por primera vez en el captulo 6, en el con-texto de la definicin de la tragedia y de sus partes constitutivas. Enprimer lugar, Aristteles se ocupa de la elocucin (

    ): puesto quelos actuantes realizan la

    , ser parte de ella de manera necesariaprimero el adorno del espectculo y despus la msica y la

    , queson los medios a travs de los cuales aqulla se realiza.42 Segn estaformulacin inicial, la es la combinacin o reunin de los versos.Se trata de un elemento anlogo a la trama ( ): as como sta

    es la estructuracin de las acciones, la

    es la organizacin de laspalabras.43 Independientemente de si refiere o no al verso lrico,44 la parece en principio excluir a la prosa, en la medida en que stano formaba parte de la tragedia.45 A continuacin, el filsofo introducelos componentes prcticos de la tragedia: el pensamiento ( ) y

    42Poet. 1449b3135:

    . Salvo indicacin en contrario, citamos los textos griegos que aparecenen la edicin del TLG.

    43 Teniendo en cuenta la polisemia general del trmino (expresin, accin de ha-blar, manera de hablar o, simplemente, palabras) y sus diversos usos en la Potica,traducimos

    como elocucin para acentuar su referencia al modo de elegir yde distribuir las palabras en el discurso. Por su parte, los usos de refieren ala facultad y al acto de pensar (Liddell y Scott 1940, ad locum; Bonitz 1961, 186ab). Intentaremos mostrar que en la Potica y en ciertos pasajes de la Retrica estetrmino refiere a la argumentacin propiamente retrica.

    44 Lucas 1978, 99 ad 34.45 Como veremos, en Poet. 1450b14 hay un sentido ms amplio de .

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    el carcter ( ) son las causas naturales de la accin (trgica).46 Elpensamiento es definido como aquella parte de la tragedia en la quelos hablantes dan a conocer algo, o bien declaran su opinin.47 A travsde este componente trgico, Aristteles refiere a las afirmaciones y a las

    mximas prcticas que expresan los personajes en sus intervenciones.48En la triple clasificacin de las seis partes que necesariamente com-

    ponen toda tragedia, esto es, segn con cules medios, cmo y quobjetos se imita (1450a910), el pensamiento ( ) junto conla trama y el carcter corresponde a uno de los tres objetos de laimitacin trgica, mientras que la elocucin (

    ) corresponde a unode los dos medios intervinientes (el otro es la msica). Hasta terminarel captulo 6, Aristteles analiza cada una de estas partes desde unaperspectiva jerrquica. Luego de considerar la preeminencia de la tra-

    ma (

    ) (1449b15), subraya el carcter secundario de las restantespartes y ofrece como prueba de este carcter subsidiario el hecho de quelos principiantes son capaces de elaborar elocuciones y caracteres exac-tos antes que la organizacin de las acciones, tal como hacen todos losprimeros poetas (1450a3538).49 En esta clasificacin, el pensamientoocupa el tercer lugar luego de la trama y del carcter, y es definidocomo la capacidad de decir las cosas que conciernen (al asunto) y lasque se ajustan (1450b5).50 Segn Aristteles, se trata de una tarea queen los discursos ( , 1450b6) es propia de la poltica y de laretrica. Cuando afirma que los antiguos poetas hacan que los perso-

    46 Lucas (1978, 100 ad 38) seala que la distincin entre pensamiento y carcteren la Potica se corresponde con la diferenciacin entre virtudes ticas y dianoti-cas: On a mans depends his power to asses a situation, on his hisreactions to it [De la de un hombre depende su capacidad para evaluaruna situacin; de su , sus reacciones a ella].

    47

    (Poet. 1450a67).48 Segn Ret., II 21 (1394a21), la mxima ( ) es una aseveracin o afir-

    macin general que verifica el parecer del orador respecto de un caso particular yella ejerce sobre el auditorio la autoridad de la sabidura comnmente aceptada.La misma tiene un valor eminentemente dialctico; en especial, en el campo de laoratoria poltico deliberativa (Racionero 1990, p. 409, n. 251).

    49Aristteles asegura que aun en el caso en que alguno estableciera de manerasucesiva discursos que expresan el carcter con elocuciones y con pensamientosbien elaborados, se no realizar la tarea propia ( ) de la tragedia. Por elcontrario, cumplir mejor quien sea capaz de construir la trama pero emplee esosrecursos de manera inferior.

    50 (Poet. 1450b48).

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    najes discurrieran de manera poltica mientras que los contemporneoslo hacen de manera retrica (b67), Aristteles da cuenta del cambiode direccin que se estaba operando en la produccin trgica de supoca. El pensamiento como elemento trgico no pertenece al mbito

    propio de la potica, sino al de la retrica, y como tal, est presente enaquellos discursos que involucran juicios de existencia o que de manerageneral dan a conocer algo (1450b1112).51 Al respecto cabe recordarque Aristteles prescribe al orador actuante en los pleitos ocuparse ni-camente de los juicios de existencia (Ret. 1354a2628 y b1315). Laelocucin ocupa el cuarto lugar de la jerarqua trgica y es la expresinpor medio del lenguaje (Poet. 1450b14) que tiene la misma potenciaen verso que en prosa.52 Esto ltimo revela que la elocucin se aplicatambin a otros gneros literarios.

    Luego de haberse ocupado de las dos partes principales de la trage-dia; i.e., la trama y el carcter, Aristteles se dedica en el captulo 19 alestudio de la y la . A pesar de que ordene as los trminos( , 1456 a34), slo dedica al pensamien-to una consideracin inicial, mientras que consagra a la elocucin lasegunda parte de ese captulo (1456 b819) y los tres siguientes. Encuanto al pensamiento, Aristteles remite para su estudio a sus escri-tos sobre retrica, ya que se trata de un asunto ms propio de aquelmtodo (1456 a35).53 Independientemente de la cuestionabilidad delas referencias cruzadas como evidencia concluyente,54 y de que no es

    posible establecer si ese texto alude a la versin definitiva de la Retricao slo a sus dos primeros libros, lo cierto es que el pensamiento es unelemento retrico que interviene en la composicin trgica. A continua-cin presentamos el pasaje:

    Existen conforme al pensamiento cuantas cosas efectos55 es necesarioque sean dispuestas por el discurso ( ), cuyas partes son eldemostrar, el refutar y el disponer a la emocin (tal como a la compasin,

    51 (Poet. 1450b1112).

    52 (Poet. 1450b1314).

    53 (Poet. 1456a3435).

    54 Lucas 1978, p. 195 ad 56 a35 y xiv, n. 1.55Al igual que Else (1957, p. 564) y Halliwell (1987, p. 97), pensamos que el

    refiere a los efectos producidos por los distintos recursos argu-mentativos.

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    al temor o a la ira y a cuantas son semejantes a stas), y seguidamenteel amplificar y el disminuir.56 Es evidente que tambin en los hechos ( ) es preciso hacer uso de las mismas formas, cuando seapreciso disponer a lo piadoso, a lo temible, a lo grande o a lo verosmil. Y

    en verdad difieren en esto, en el hecho de que es preciso que unas/stas( ) aparezcan sin enseanza, mientras que otras/aqullas ( ) sondispuestas en el discurso por el orador y devienen a lo largo del mismo.Cul sera pues la tarea del orador si (los efectos) requeridos aparecieranpero no por el discurso? (1456a35b8).57

    La interpretacin de este pasaje plantea varias dificultades; a saber, cu-les son los dos planos que aqu se diferencian, si al comienzo Aristtelesdefine al pensamiento mediante algunos o todos los recursos de la re-trica, y por ltimo a qu enseanza se refiere. La interpretacin ms

    aceptada sobre el alcance referencial del

    `

    y del

    (1456a5)y que nosotros seguimos, admite que Aristteles opone la retrica aldrama. Las cosas relativas al pensamiento aparecen actuadas en la tra-gedia, mientras que en la oratoria son explicadas por el discurso. Elsesostiene que el

    y el

    (b5) refieren a

    (b2)y a (b3) respectivamente, y que Aristteles estara di-ferenciando cmo se provocan esas emociones (efectos) en la oratoriay en la tragedia. Lo pattico y lo temible ( ) son provocados enel espectador no por el discurso, sino por la actuacin trgica. Sin em-bargo, Else admite situaciones dramticas (

    ) en las que el perso-56 Else (1957, p. 564, esp. la n. 9) considera que el es una

    glosa: for exageration and depreciation are a particular

    under the headingof argumentation [pues la amplificacin y la disminucin son un

    particularbajo el encabezado de argumentacin]. La lista original de Aristteles contena dospares de elementos y no tres. Segn Else, el autor de la glosa ley en lalnea b4 y pens que faltaba antes en b1: He knew just enough about Aristotlesrethorical theory to know that belong to it, but not enough torealize that it was included in [Conoca lo suficienteacerca de la teora aristotlica de la retrica como para saber que pertenece a ella, pero no tanto como para percatarse de que estaba incluidoen ].

    57 `

    `

    ; (Poet. 1456a36b8). El texto de la ltimalnea sigue la lectura de Vahlen y adoptamos la traduccin de Halliwell (1999).

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    naje, al defender su caso, como Medea ante Jasn, se encuentra en lasmismas condiciones que el orador ante la asamblea pblica debiendoreunir, probar, refutar, aumentar o disminuir con arte (

    ) susargumentos. La espontaneidad de las primeras emociones se opone al

    carcter deliberado de las situaciones argumentativas (i.e. oratorias).58Segn esta interpretacin, Aristteles estara discutiendo la tendenciageneral de los escritores de drama retrico (Alcidamas y Teodoctetes),quienes pretendan que comunicar emociones fuera el fin de la trage-dia como lo era para la retrica.59 A nuestro juicio, Aristteles entiendepor pensamiento el modo en que en la tragedia se comunican lasemociones y los argumentos retricos que intervienen en las distintassituaciones dramticas. Esta oposicin entre retrica y drama, general-mente admitida en este pasaje de la Potica, abona la idea de que paraprovocar emociones no se necesita argumentar.

    Respecto de la , el captulo 19 presenta un estudio de sus figuras( ), cuyo conocimiento es propio del actor y del que las domi-na: p.ej. saber qu es una orden, qu una splica y una explicacin,una amenaza, una pregunta y una respuesta, etc. (1456b1012).60

    El conocimiento o ignorancia de estas cosas no es competencia de la58 Si bien la es un elemento retrico en la tragedia, no es para Else (1957,

    p. 562) idntica a la de la retrica per se, porque la tragedia, a diferencia de la ora-toria, tiene otros recursos no meramente discursivos. Los tres modos de persuasinde Ret. I, 2 (1356a1 ss.) estn presentes en la tragedia: pasin y demostracin caen

    bajo la categora de pensamiento, pero el carcter es una categora independiente.59 Else (1957, pp. 565566) asegura que este pasaje define de manera ms preci-sa que Poet. 6 lo que en la tragedia pertenece al dominio de la retrica. Por entoncesdominaba una lnea retrica de la tragedia manipulada por oradores profesionalescuya finalidad era despertar emociones.

    60 Entre los elementos bsicos de la elocucin ( ) (Poet. 2021) figuran losfundamentos de la gramtica clasificados conforme a un criterio de significacincreciente partiendo de las categoras fonticas primarias; esto es, letra, slaba, con-juncin y artculo, y luego nombre, verbo, caso y enunciacin (ibid., cap. 20). Elcaptulo 21 est dedicado al nombre o palabra y a sus distintas formas (

    , 1457a31); a saber: usual, extrao, metfora, adorno, inventado, alargado

    o abreviado, o bien, alterado. Para Halliwell (1987, p. 160), estas formas supo-nen distintos registros de habla. La excelencia en la elocucin tratada en Poet.22 reside en la claridad ( ) y en el hecho de no ser baja ( ,1458 a18); para alcanzarla es preciso combinar vocabulario estandarizado, queaporta claridad, con palabras exticas ( , 1458 b22), que aportan dignidad ytransforman lo vulgar. Los alargamientos, apcopes y alteraciones de los vocablostambin contribuyen a la excelencia, puesto que combinan ambas virtudes lexica-les. Asimismo, la mesura ( , 1458b12) es propia de todas las partes de laelocucin. Sobre la significacin de estos captulos hay lecturas muy diversas. Else(1957, p. 567) desecha el anlisis de Poet. 2022 por tres razones; a saber: por su

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    potica, sino de otra disciplina; por ejemplo, la censura que Protgorasle hace a Homero, quien cree estar expresando una splica cuando enrealidad ordena (1456 b15). Las figuras de la elocucin involucran,como vemos, los aspectos performativos de la representacin; esto es,

    la manera en que el actor (o el orador) expresa esa orden, esa splica,etc.61 Empero, resulta difcil establecer si el conocimiento de dichas for-mas corresponde al poeta, al rapsoda o incluso al gramtico.62 En el De

    Interpretatione (4, 17a36) Aristteles establece que la splica y otraspartes del discurso son competencia de la retrica y de la potica.

    Resulta complejo determinar la relacin que guardan la y la como partes de la tragedia. Segn Else, el ordenamiento de lostrminos (1456a34) es un indicio sutil pero significativo de su relacin,en la medida en que ambos tienen que ver con el discurso. Como vi-mos a propsito del pasaje del captulo 19, la , ms comprensivay abarcadora, es la composicin lingstica del dilogo, mientras quela

    , ms limitada y menos especficamente potica, es el mane-jo de, cualquiera que sea la argumentacin, puntos de vista generalesinvolucrados en el dilogo o la expresin de emociones. Por su parte,Lucas seala que ste es el ordenamiento usual de los trminos porquela es inseparable de la ; esto es, del en que se expre-sa.63 Halliwell asegura que el pensamiento como categora codifica lapotente influencia que ejercieron en la tragedia desde un perodo tem-prano las formas discursivas pblicas y formales.64 El carcter secunda-

    rio del pensamiento es, para Halliwell, corolario del inters dominantealto grado de tecnicismo, porque tienen que ser incluidos en el contexto del estudiode la gramtica en Grecia y, finalmente, porque tienen muy escasa conexin con lateora de la poesa. Para Halliwell (1999, p. 98, n. a), estos captulos carecen decontenido estilstico y se trata ms bien de un bosquejo de categoras gramtico-lingsticas que nada tienen que ver con el inters de Aristteles, centrado en laestructuracin de las acciones. A su juicio (1987, p. 157), hay razones para pensarque parte de este material fue compuesto tempranamente y es probable incluso queoriginalmente estuviera separado.

    61 Lucas (1978, p. 197 ad 56b819) traduce manner of speaking; Halliwell(1999, p. 97), the art of delivery y tambin the art of rhetorical delivery (1987,p. 53).

    62 Lucas (1978, p. 197 ad 56b15) seala la importancia de este comentario parala historia de la lingstica. Los sofistas (especialmente Protgoras) habran funda-do la gramtica en el contexto de la controversia

    . La inadecuacin deltono de voz del suplicante es, para Lucas, atribuible al rapsoda antes que al poeta;esto es, a Homero.

    63 Lucas (1978, p. 195 ad 56a34) identifica y .64 Halliwel (1987, p. 155) asegura que es errneo entender la categora de pen-

    samiento como una parte personal de la vida interior del hombre. El discurso de

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    en la accin. El pensamiento se hace presente slo en ciertos pasajes;por ejemplo, el discurso de Cren en elEdipo Rey, lo cual revela tambinel alto grado de independencia potica de cada uno de los elementostrgicos y que se hace particularmente evidente en el tratamiento sobre

    la . Dicha independencia permite que cualquiera de los elementosse torne prominente en un momento de la obra, pero que est ausenteen otros (Halliwell 1987, p. 157). Ahora bien, si el orden usual de lostrminos, esto es,

    denota la dependencia del pensamientorespecto de la elocucin, a nuestro entender no queda claro entoncespor qu Aristteles le confiere al pensamiento el tercer lugar de su je-rarqua, mientras que a la elocucin slo el cuarto. Entendemos quela preeminencia jerrquica del pensamiento respecto de la elocucinresponde, por un lado, al hecho de que el primero est ms vinculado

    a la accin como uno de sus determinantes causales, mientras que laelocucin est ms ligada al espectculo y, por otro, al hecho de queAristteles prioriza en la Potica los objetos de la imitacin trgica so-bre los medios y el modo de llevarlos a escena.

    2 . 2 . Los usos de y en la Retrica

    El libro III de la Retrica65 usualmente identificado con el (DL 87) se organiza en dos grandes secciones; como se sabe,la primera (caps. 112) dedicada al estudio de la y de sus virtu-

    des, y la segunda (caps. 1318) consagrada a las partes del discurso.66

    Aristteles asegura que no basta con saber lo que hay que decir, sinoque tambin es necesario decirlo como se debe (1403b1517).67 La permite disponer los asuntos ( , b19) en el discurso.

    Cren en el Edipo Reyo el de Orestes en Ifigenia en Turide ejemplifican el modocasi forense de argumentacin que era usual en la tragedia griega de entonces.

    65 No es ste el lugar para extendernos acerca de la famosa discusin sobre launidad del tratado. Desarrollamos en notas algunas de las respuestas de Racionero(1990, p. 92), para quien fueron las implicaciones del surgido de lasobligaciones docentes de Aristteles, las que lo llevaron a comprender las insufi-ciencias de una primera versin orientada a lugares ( ) y a elaborar un pro-yecto retrico unificado, el cual supone una concepcin diferente sobre el lenguaje.Segn Racionero, la no formaba parte del plan original ( )de la Retrica.

    66 Estos aspectos responden al programa deRet. I 2, que ampla la primera versinque presentaba las partes del discurso como ajenas al arte retrico, p.ej. 1354a15 yb1520 (Racionero 1990, p. 483, n. 13).

    67 (Ret. 1403b1517).

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    Dado que la manera de decir no es accesoria,68 Aristteles se ocupatambin de los aspectos performativos ( , b22) de la oratoria;esto es, tono, armona y ritmo, los cuales a diferencia de la espon-taneidad (

    ) de la representacin teatral son susceptibles de

    arte (1404a1516). Las maneras de pronunciacin del discurso, ya seapico, teatral o retrico, forman parte del estudio de la

    . A pesardel nfasis inicial, Aristteles muestra prudencia sobre este asunto alafirmar que todo aquello que queda fuera de la demostracin es super-fluo y que los recursos lexicales son necesarios a causa de la corrupcin( , a8) del auditorio, ya que dichos recursos son mera aparien-cia y se dirigen al oyente (a11). En una probable alusin a Iscrates,afirma que hay discursos escritos ms potentes por la elocucin quepor el pensamiento (1404a1819).69 De este modo, Aristteles hace

    explcita su visin despectiva de la

    , y en especial de la

    po-tica, que es la forma primigenia de la elocucin (1404a2028). Si bienel inters del libro III se centra en la elocucin y en la representacinoratoria, Aristteles emplea un marco ms amplio de referencia, ya quefrecuentemente apela a ejemplos pertenecientes a la poesa, a la picay a la filosofa.

    Identificamos tres momentos, a nuestro juicio, relevantes para en-tender el significado de en el libro III (112):70

    a) En los captulos que van del 2 al 6 se describen las virtudes de la retrica; a saber, la claridad (

    ), el evitar la esterilidad (

    ),la correccin idiomtica (

    ) y la solemnidad (

    ). Es-tamos de acuerdo con Halliwell en cuanto a la inextricabilidad del

    68 Racionero (1990, pp. 86 y 484, n. 18) documenta un paulatino desplazamientoen la nocin de de Ret. III. Primeramente, cuando Aristteles asegura que losnombres son imitaciones, asume la nocin platnica, lo cual supone una concep-cin eminentemente designativa del lenguaje. Luego, al introducir la

    y

    no vara el carcter denotativo, sino el de su connotacin, puesto queremite al plano subjetivo del orador y del oyente. Esta ampliacin del campo de la implica entender el lenguaje como ; esto es, como mediacin sgnicade los estados del alma. Segn Halliwell (1993), en Ret. III es posible encontrar eltratamiento ms continuo del lenguaje en el corpus. Si bien en primer lugar, sedestaca su funcin esencialmente denotativa, el reconocimiento de medios ms po-tentes de persuasin (esto es, carcter y pasiones) supone un modelo ms ampliode lenguaje que el autor denomina expresivo.

    69 (Ret. 1404a1819).

    70 Para Racionero (1990, p. 479, n. 4), y su expresin latina elocutio signi-fican tanto expresin (lingstica) como estilo, ya que no discrimina un nivellxico referido a cualidades connotadas al margen de la expresin.

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    efecto lingstico respecto de la significacin semntica o expresiva dela eleccin lingstica en estos captulos (Halliwell 1993, p. 63). Perocabe sealar tambin que las estrategias generales propuestas para ellogro de estas virtudes tienen un carcter eminentemente lingstico,

    porque conciernen al empleo de un vocabulario sencillo, usual, claroy gramaticalmente correcto, que se ajusta a los recursos limitados dela prosa del orador. Como en la Potica, es la disposicin de lasmejores palabras en el mejor lugar.71 Por esta razn, incluimos aqulos captulos 8 y 9 dedicados al estudio del ritmo y a la construccinde frases.

    b) En el captulo 7 del libro III, Aristteles afirma que la ser ade-cuada en el caso de que sea expresiva de las emociones y del carctery se corresponda con los asuntos subyacentes (1408a1011).72 La ade-cuacin de la requiere observar tres planos de correspondencia; asaber, el emocional, el relativo al carcter (del orador) y el enunciativoreferido a los hechos (Racionero 1990, p. 513, n. 112). Esta ltimaforma de adecuacin se logra cuando la manera de decir atiende alasunto del que se habla, de modo tal que la eleccin del vocabulariose corresponde con ello, ya que hay analoga siempre que no se hablede manera grosera acerca de cosas importantes, ni de manera venera-ble sobre cosas sin valor, ni se agregue adorno a una palabra simple(1408a1114).73 La inadecuacin discursiva de la

    es propia de la

    comedia, donde es posible hablar de una higuera sagrada. Por otraparte, se ejemplifica la correspondencia que debe guardar la

    res-pecto de las emociones que se quieren comunicar: la

    es expresiva,si el orador se irrita cuando se siente ultrajado, o si se enoja y temeincluso hablar ante cuestiones impas y vergonzosas, o bien si habla demanera agradable cuando se trata de un elogio, humildemente ante unasunto relativo a la compasin, y de igual manera, para las dems emo-ciones (1408a1619).74 Esta correspondencia de las emociones con la

    71 is concerned with communication, with putting the best words in thebest place (Lucas 1978, p. 109 ad 50b15).

    72 (Ret. 1408a1011).

    73

    (Ret. 1408a1115).

    74

    (Ret. 1408a1619).

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    torna persuasiva a sta,75 aun cuando involucre un razonamientoerrneo ( , Ret. 1408a20 y Pot. 1460a1926) por partedel oyente, quien acepta falsamente la recproca convertibilidad entreel antecedente y el consecuente (Refutaciones sofsticas 167b120). Para

    el auditorio, el orador habla de manera verdadera, porque ante talescircunstancias las emociones de los oyentes son las mismas y, por estarazn, cree que el asunto en cuestin es como el orador lo describe.Esta analoga parece ser de carcter meramente lingstico en la me-dida en que el lenguaje empleado es de manera usual el signo de laemocin representada (Cope 1877, ad Ret. III, 7, 4.). No obstante, setrata tambin de una correspondencia performativa, ya que el tono ylos gestos del orador posibilitan esta suerte de empata emocional en-tre ste y el auditorio.76 Aristteles se refiere a la correspondencia quedebe guardar la oratoria con el carcter del hablante. La mismaexposicin a travs de signos ( ) que se exhiben en el lenguaje,en el tono y en los gestos expresan el carcter (

    ) del que habla,cuando la

    apropiada acompaa a cada gnero (

    ) y mane-ra de ser ( ).77 Por gnero el filsofo entiende la adecuacin a laedad y al sexo y a la procedencia o nacionalidad; por modo de ser,aquello por lo cual uno es de cierta clase en su vida: siempre que el ora-dor diga las palabras apropiadas al modo de ser, producir el carcter,pues el rstico y el instruido no diran las mismas cosas ni en la mismaforma (1408a3032).78 Observamos, entonces, que las tres formas de

    75 Dado que el gnero de los participios empleados no concuerda con el femeninode

    , suponemos que los mismos refieren a

    , esto es, al orador.76 People always sympathize with the expression of emotion, and the audience,

    knowing what it is to be angry themselves, and perceiving by reference to their ownexperience the appropriateness of language, tone, and gestures, to the expression of thepassion, draw from this the fallacious inference that the speaker must be in earnest,as they were when they were similarly affected, and therefore that the facts thathe states must be true: arguing from the truth of the delineation to the truth ofthe fact stated [Las personas simpatizan siempre con la expresin de emociones,y los oyentes, sabiendo ellos mismos lo que es estar enfadados y percibiendo porreferencia a su propia experiencia lo apropiado del lenguaje, del tono y los gestospara expresar esa pasin, elaboran a partir de esto la inferencia falaz de que quienhabla en verdad debe estar sintindola, tal como ellos cuando estn afectados deforma similar, y por consiguiente que los hechos que afirma deben ser verdaderos:concluyen que son verdaderos los hechos que afirma a partir de lo verdadero deldelinamiento de esos hechos] (Cope 1877, ad Ret. III 7, 3).

    77 Cope (1877, ad Ret. III 1, 3) asegura que la actuacin incluye, adems de ladeclamacin, el manejo de la voz y de los gestos corporales.

    78 (Ret. 1408a3032).

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    adecuacin que demanda la oratoria refieren a la dimensin signi-ficativa y apelativa del discurso. Se pone de manifiesto que estas reglasde adecuacin son prescripciones para engaar y capturar al auditorio( , 1408b6),79 cuando Aristteles recomienda ocultar el arte

    de su empleo y tambin evitar usarlas de manera simultnea.80

    c) En los captulos 10 y 11 del libro III, Aristteles se ocupa de las expre-siones elegantes (

    , 1410b7) y de las que tienen buena reputacin(

    ) y seala que adems de la disposicin natural y del ejer-cicio, las mismas tambin pueden ser objeto del estudio de la retrica.El principio (

    ) del que parte es el impulso humano de aprender yel placer concomitante a l: El aprender fcilmente es por naturalezaplacentero para todos (1410b10).81 Aristteles vincula este impulsoingnito a la cualidad cognitiva del lenguaje al asegurar que los nom-

    bres ( ) significan algo, de modo que aquellos que para noso-tros producen aprendizaje resultan placenteros. En tal sentido, subrayael alcance didctico de la metfora y derivadamente de los smiles entrelos recursos lexicales: cuando el poeta llama paja a la vejez produceaprendizaje y conocimiento (

    , 1410b15) a travs delgnero, pues ambas han perdido la flor. Desde un punto de vista formal,la estructura de las metforas produce mayor placer cognitivo que lasimgenes o smiles poticos, puesto que aqullas son ms breves que s-tos y adems dicen que una cosa es otra ( , b19). El espritu

    busca la clase de aprendizaje y conocimiento que la metfora provee,ya que comporta un acto de reconocimiento de semejanzas entre cosasdismiles, el cual permite aprehender rpidamente sus aspectos comu-

    79 The greatest care and pains are always requisite to give the speech an artless,natural, and unstudied character: the rule ars est celare artem is of the utmostimportance in effecting the end and object of speech, persuasion and conviction [Serequieren siempre los mayores cuidados y esfuerzo para dar al discurso un carcternatural, falto de malicia y no afectado: la regla de que el arte consiste en ocultarel arte es de la mayor importancia para alcanzar el fin y el objeto del discurso, lapersuasin y la conviccin] (Cope 1877, ad Ret. III 7, 9; las cursivas son nuestras).

    80 Para Halliwell (1993, p. 63), la transmisin del carcter ( ) y la emocin( ) es un proceso de expresividad estilstica, y el hecho que Aristteles no pres-criba cmo lograrlo se debe a que las elecciones estilsticas no pueden sustentarseen meras palabras desligadas de la propia eleccin del orador. A lo sumo, estas pa-labras y no otras aaden nfasis o fuerza a la significacin tica o emocional de laspalabras del orador, pero en ningn caso pueden ser semnticamente neutrales. Elargumento de Ret. III 112 muestra, segn Halliwell (1993, p. 59), que Aristtelesno adopta de ningn modo una distincin radical entre sentido y estilo.

    81 (Ret. 1410b10).

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    nes.82 En definitiva, la elegancia lexical est dada por la sencillez delaprendizaje.

    Con respecto a las escasas apariciones de en la Retrica, cabesealar que este trmino suele ser empleado en el sentido de pensa-

    miento o propsito, (p.ej., Ret. I 1374b13, 1377b6). No obstante, haypasajes en los que es contrapuesta a como contenido y for-ma del discurso, en cuanto materias diferenciadas del estudio retrico.En el pasaje final del libro II que sirve de enlace con el III, Aristtelesseala que los ejemplos, entimemas y mximas conciernen al estudiode la

    , mientras que la

    y la composicin sern objeto delsiguiente libro. Segn Racionero, la distincin

    sirve aqupara discriminar el objeto de los libros I y II respecto del III, puestoque compromete la unidad de su proyecto retrico (Racionero 1990,

    p. 469, n. 463). En este sentido, la

    correspondera al estudiode los argumentos, esto es, de sus fuentes y sus modos de refutacin,mientras que la se ocupara de los modos de enunciacin y de or-ganizacin del discurso.83 Aristteles apela al binomio enotras dos ocasiones: en primer lugar, cuando sostiene que algunos dis-cursos escritos son ms persuasivos (potentes) por causa de la elocucinque por aquello que quieren expresar (

    , 1404a19), y en segun-do lugar, al discurrir sobre la elegancia retrica (Ret. III 10) (Racionero1990, p. 533, n. 184). En relacin con esta ltima cuestin, asegura quelos entimemas que son estimados conforme al contenido de lo dicho

    (1410b27) son aquellos en los que el oyente comprende simultnea-mente el argumento del orador.84 Adems, agrega que desde el puntode vista de la elocucin, las expresiones son elegantes por el uso de an-ttesis y de metforas, especialmente de aquellas que ponen a la vista

    82 La debe ajustarse a cada uno de los gneros oratorios tanto como a sucarcter escrito o hablado, y el criterio que ms se ajusta a ella es el trminomedio. La elocucin judicial es ms rigurosa que la deliberativa, porque aqullaslo considera lo atinente al asunto, mientras que sta se aproxima ms a la repre-sentacin teatral. La oratoria epidctica se ajusta mejor a la prosa escrita. Cfr. Ret.III 12.

    83 Para Racionero (1990, p. 478, n. 1), la expresin por lo que concierne a lainteligencia que es empleada por primera vez enRet. II 26 remite a las pruebaspor persuasin ( ), segn pone de manifiesto Poet. 19.

    84 `

    (Ret. 1410b2128).

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    su contenido ( , b34).85 Si bien es cierto que tras estaperspectiva dual subyace la distincin entre forma y contenido del dis-curso, creemos que sta no debe entenderse como una oposicin entreun contenido significativo y una forma accesoria, en la medida en que

    Aristteles propone un tratamiento anlogo del razonamiento retricoy de la elocucin, y fundamentalmente en virtud de que tanto el pen-samiento como la elocucin comportan aprendizaje y (re)conocimiento(de semejanzas).86 Por lo general, los intrpretes sostienen que Arist-teles hace una separacin virtualmente completa entre lo que se dicey cmo se lo dice; esto es, entre el pensamiento y el estilo. Por su par-te, Halliwell seala que existe una simbiosis funcional y, por ende, slopuede haber una distincin analtica entre el asunto y el entramado lin-gstico del discurso.87A nuestro juicio, el contenido de lo que se afirma

    y la manera en que se lo afirma estn mutuamente determinados.En apoyo de lo dicho destacamos que, en las ltimas dcadas del si-glo Va.C., la tragedia comenz a tomar un rumbo antitrgico a travsdel cual se rechazaba la seriedad del drama clsico y se prestaba aten-cin a la tcnica dramtica, a la elegancia y al refinamiento de estilo.Las tragedias clsicas fueron reemplazadas por las tragedias retricas.La elaboracin verbal y la elegancia estilstica fueron favorecidas endetrimento de la severidad y la pureza del estilo clsico, puesto quela finalidad de esta nueva forma trgica era excitar y deleitar a la au-diencia. Este cambio de direccin en la produccin trgica posclsica

    parece estar determinado por cierto desarrollo del arte retrico y por elmovimiento sofstico (Xanthakis-Karamanos 1980, p. 60). Tanto la Re-trica como la Potica (en particular, Ret. 1404a2935 yPoet. 1450b78) atestiguan que Aristteles no permaneci ajeno al giro retrico de laproduccin trgica de su tiempo y probablemente estos cambios deter-minaron, en alguna medida, la confluencia de ambas disciplinas en sureflexin.

    85 Sobre el complejo pasaje que se extiende desde 1410b2836: Cope 1877, adRet. III 10, 56; Freese 1926, ad Ret. III 10 5; Racionero 1990, p. 533, n. 186 y 539,n. 212.

    86 (Ret. 1410b2021).

    87 Halliwell (1993, pp. 5354) reconoce tres empleos principales de que sonfacetas de un mismo fenmeno compuesto; a saber: 1) el empleo primario referidoal lenguaje ordinario (

    a), 2) el aspecto formal discernible por un conjunto decategoras lingsticas ( b), y 3) el empleo propiamente estilstico o cualitativorelacionado con las diversas connotaciones sociales, culturales de registro o bien degnero literario ( c).

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    Retomando lo dicho sobre el uso de ambos trminos en la Potica,destacamos que mediante el pensamiento ( ), Aristteles refie-re a situaciones dramticas en que los personajes emplean recursosargumentativos propios de la retrica, a travs de cuyos efectos pre-

    tenden influir en el auditorio. Mediante la elocucin ( ) alude ala organizacin lingstica del discurso, sea en verso sea en prosa, y alas figuras elocucionales que intervienen en la representacin trgica yque incumben al actor. La Potica define el pensamiento y la elocucincomo partes independientes y mutuamente distinguibles de la trage-dia, aun cuando considera al primero como un elemento propiamenteretrico que interviene en la composicin trgica. En la Retrica hemosidentificado diversos sentidos de que reflejan una progresiva am-pliacin de su significado. Cuando Aristteles describe las virtudes de

    la elocucin oratoria, reaparece el sentido lingstico constatado en laPotica. Por su parte, el estudio de la

    retrica debe ajustarse a unregistro usual de habla.88 Este estudio incluye la manera de hablar opronunciar el discurso, lo que obliga a considerar los gestos del oradoradems de su lenguaje. Asimismo, la retrica debe observar tresplanos de correspondencia para producir una elocucin adecuada a lasemociones que se quieren comunicar, al carcter del orador y al asuntoen cuestin. El valor didctico de la metfora en cuanto que es elrecurso elocucional ms estimado por Aristteles en ambos tratadosrevela la cualidad cognoscitiva de la .89 En la Retrica, la

    aparece por lo general ligada con y a propsito de la

    , y parti-cularmente nombra aquello que cae bajo la competencia de la tcnicaretrica: ejemplos, mximas, entimemas, en una palabra, los recursosargumentativos que ella estudia y compone mediante el discurso. La

    virtud de la elegancia, que se aplica tanto a la como a la ,consiste en la eleccin de aquellos argumentos retricos y recursos esti-lsticos que incitan rpido entendimiento y aprendizaje en el auditorio.

    Algunos pasajes de la Retrica (II 26; III 1 y 10) sugieren que ambascapacidades reflejan la estructura de la obra en tres libros, conformea lo cual la sera el fondo y la la forma de la persuasin.

    Aunque en esta distincin aristotlica subyace una visin despectiva y

    88 Halliwell (1993, p. 56) asegura que la preeminencia de un registro usual delhabla presupone que la distincin estilstica es asunto de mera ornamentacin, locual tiene una implicacin negativa para la poesa, donde el sentido parece sersacrificado a favor de un efecto verbal vaco.

    89 Tambin en la Potica, 1459a48, Aristteles destaca la primaca de la metforaentre los recursos elocucionales poticos, subraya su carcter ingnito y sugiere suvalor cognitivo.

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    , vol. LIII, no. 60 (mayo 2008).

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    LA RETRICA Y LA POTICA DE ARISTTELES 107

    formalista de la , no nos parece plausible desvincular la manerade expresar ( ) un pensamiento de su posibilidad de ser aprendi-do. Por razn de este carcter intrnsecamente cognoscitivo que semanifiesta de manera eminente en el (fcil) aprendizaje que provee la

    metfora90 la elocucin retrica no tiene un valor meramente orna-mental. Ahora bien, si la se identifica con las estrategias mismasde persuasin (Ret. I y II) y la reconoce a la potica como su for-ma originaria (1404a256), aun cuando pueda ser objeto del estudioretrico (Ret. III), quiz no sea aventurado afirmar que la dupla

    representa la confluencia misma de la retrica y la potica.

    Frente a quienes podran argir que poco tienen que ver el pensa-miento y la elocucin como partes de la tragedia con el pensamientoy la elocucin retricas, sealamos que en ambos tratados Aristtelesatribuye el pensamiento al mbito de la argumentacin retrica, quems all de las diferencias que existen entre la elocucin retrica y lasdistintas variedades genricas de la elocucin potica, la

    es en ge-neral la disposicin lingstica de las palabras, lo cual demanda diversasformas de adecuacin: tica, emocional, enunciativa y performativa. Enla medida en que el orador/actor logra expresarse adecuadamente, elauditorio capta el sentido.91 En conclusin, sostenemos que en el pen-samiento y en la elocucin confluyen la Retrica y la Potica y sus disci-plinas respectivas, y que en ese mbito comn es precisamente dondeambas delimitan su mutua independencia. Por otra parte, nos parece

    elocuente que esta confluencia conceptual haya tenido como correlatoexterno la proximidad disciplinaria y textual constatada a lo largo desu historia, tal como muestra la primera parte del presente trabajo.Como es bien sabido, desde la antigedad latina la potica perdi sucampo especfico de estudio debido a que prim el inters de persuadiral auditorio, propio de la retrica.92 Desde entonces, sta se redujo alestudio de las figuras estilsticas.93

    90 Para Halliwell (1993, p. 68) la metfora, paradigma de la eleccin lexical, ponede manifiesto la ambivalencia de Aristteles respecto de la . En la Retrica ellatendra un poder casi filosfico que permite observar las conexiones, mientras queen los Tpicos es una fuente de oscuridad. La ambigedad platnica hacia la poesa,que conjugaba la condena a la poesa con la devocin por el refinamiento artsticodetermin, segn el autor, esta ambivalencia aristotlica.

    91 Seguimos a Halliwell (1993) en varios aspectos relativos a la relacin entrepensamiento y elocucin. No obstante, sus anlisis se limitan al libro III de laRetrica (caps. 112) y slo subsidiariamente a la Potica.

    92 Ducrot y Todorov 2003, p. 100 y Lpez Eire 2002, p. 259.93 Ricur (1977, pp. 1516) habla de la muerte de la retrica cuando sta fue

    eliminada de los planes de estudio de los colegios a mediados del siglo XIX.

    Dinoia

    , vol. LIII, no. 60 (mayo 2008).

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    108 GRACIELA MARTA CHICHI Y VIVIANA SUOL

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