REVISTA 028

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PERESTROIKA Y LITERATURA

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de las Letras REVisTA DE LA ASOCIACION COLEGIAL DE ESCRITORES

N.o 28 - _AGOSTO-OCTUBRE, 1990

SUMARIO

EDITORIAL. 3

Andrés Sorel. El comunismo ha muerto, ¡viva el capitalismo! 5

U.R.S.S. 7

Carmen Fernández Méndez. El proceso literariO' y peres-troika. 9

Velimir Jlébnikov. El mito. 19

Andris Jakubans. Opiniones. 22

Revistas -literarias de los años 90. 23

Alexandre Mikbai'lov. Perestroika y crítica en la u.R.S.S. 27

Historia, Revolución, Literatura. 31

. Janina Deguyté, Marcelijus Martinaitis. Dos poetas de Lituania. 41

A Conciencia. 45

R.D.A. 49

Delga Konigsdorf. Contra el olvido. 51

Director: Andrés SOREL

Consejo de Dirección: Raúl GUERRA GARRIDO

Isaac MONTERO Carmen BRA VO-VILLASANTE

Gregorio GALLEGO Juan MOLLA

Santos SANZ VILLANUEVA

Confecciona: Angel PATON

Redacción y distribución: ASOCIACION OOLEGIAL Sagasta, 28, 5.° - 28004 Madrid

DE E$CRITORES Teléf. 4467047

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LoS trabajos e informa¿-iones publi¡:ados en REPUBLICA DE LA,S LETRAS 'pueden ser, reproducidos libremente siempre que se cite su prOcedencia.

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2 SUMARIO

RichaId Pietrass. De toros y de necios. 55

José Luis Sagües. La literatura en la República Democrática Alemana. 59

CHECOSLOVAQUIA. 65

Philip Roth. Checoslovaquia. 67

CIara Janés. Los poetas checos del siglo XX y las primaveras de Praga. 75

RUMANtA. 81

Eugenia Popeanga. El sistema cultural rumano y el totalitarismo. 83

Ileana Malancioiu. Pesadilla. 91

BULGARIA. 93

Ivan Tsvetkov."La crítica en Bulgaria. 95

LIBROS RECIBIDOS EN LA ASOCIACION. 97

Narrativa. 97

Poesía. 99

Ensayo. 100

ERRATAS EN LA TRADUCCION DE ELIOT POR J. M. VALVERDE PUBLICADA EN EL N.O 27 DE «REPUBLICA DE LAS LETRAS»

Página IV. Verso 21. Dice: j Y me preguntó

debe decir: j Y me pregunto Verso 23. Dice: v,acilaciones

debe decir: cavilaciones Página XII. Verso 10. Dice: húmeda, medalla

debe decir: húmeda, mellada

.. 1 _ ...

Lamentamos estos errores y pedimos disculpas al gran poeta y traductor de Eliot.

Igualmente queremos subrayar que en dicho número de «Tra­ducción y creación » colaboró con la aportación de ideas y tr~bajos el escritor y traductor Francisco J. Uriz,

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EDITORIAL

Lunes, 7 de mayo

Facultad de Filología.

GUSTAVO VILLAPALOS * FERNANDO MORAN JAVIER GARCIA SANCHEZ

YURI CHERNICHENKO HELGA KONIGSDORF

En e,1 mes de mayo de 1990 ,cel'ebr,amos unas Jornadas sobre e,1 tema de Perestroika y literatura, organizadas con­juntamente por la Asociación Colegia:1 ,de Escritor,es de España, ,la Faoultad ,de Fi'lo'logía de 'la Universidad Com­pl,utense y lacOllaboración de ,la Direoción General de'! libro y Bihliote,cas ,del Minist,erio de Cultura. Nuestra idea era publi,car ,eil 'co,ntenildo ,de Ilas mismas en el pres,ente número de REPUHL:IGA DE ,LA,S LETRAS, pero ,la caótica situación por la que pasan algunos de esos país,es par­tidpantes, y e,1 que no nos dejaran muchos de ,ello.s sus textos ---.;difídlmeonte podrían hacerlo ,IOos rusos que ape­nas si i.ntervinie·ron- nos obligó a r-e¡pl·antear el número inral,uyenrdo j'unto a las ponencias o ·comuni,caC'iones de al­gunos de ,los participantes, otros mate-ria,les que diesen ,una vi·sión ,lo más ampllia ¡posibl,e del tema desarrollado..

Para una ,completa información, damos sin embaJ'lgo el ,programa de di'chas jornadas .

PERESTROIKA y LITERATURA La Sociedad del Año 2000

Fonoteca • Biblioteca Nacional.

JORGE SEMPRUM * ALFONSO SASTRE ANORES SOREL

LEV ANINSKY ILEANA MALANCIOIU

EL DEBATE ESTE·OESTE

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4 EDITORIAL

Martes, 8 de mayo

Facultad de Filología.

JOSE FERNANDEZ * JOSE FERNANDEZ

LEV ANINSKY YURI CHERNICHENKO

Miércoles, 9 de mayo

Facultad de Filología.

JAIME RETOLAZA JOSE LUIS SAGüES JOSE LUIS REINA

RICHARD PIETRASS HElGA KONIGSDORF

Jueyes, 10 de mayo

Facultad de Filología .

LITERATURA EN LA U. R. S. S.

LITERATURA EN LA REPUBLlCA DEMOCRATICA ALEMANA

LITERATURA EN .RUMANIA Y BULGARIA

EUGENIA POPEANGA JUAN EDUARDO ZUÑ IGA

ILEANA MALANCIOIU DIMITAR SHUMNAlIEV SIMEON YANEV

Viernes, 11 de mayo

Facultad de Filologia.

LITERATURA EN POLONtA y HUNGRIA

JUAN CARLOS VIDAL JOSE LUIS REINA

ADAM ZAGAJEWSKr MIHALY DES

* No asistieron.

Asociación Colegial de Escritores.

LUIS GARCIA MONTERO CARLOS PARIS

IVAN STRTKA SIMEON YANEV

LAS VANGUARDIAS LITERARIAS

Fonoteca • Biblioteca Nacional.

EL COMPROMISO DEL ESCRITOR

MANUEl VAZOUEZ MONTALBAN * LOURDES ORTIZ * RICHARD PIETRASS DIMITAR SHUMNAlIEV ADAM ZAGAJEWSKI

Preside: JUAN PABLO FUSI *

Asociación Colegial de Escritores.

LOS PROBLEMAS PROFESIONALES

Encuentro entre participantes de los Pa íses del Este y escritores de la A. C. E.

Preside: RAUL GUERRA GARRIDO

Facultad de Filologia.

ClARA JAN ES IVAN STRTKA

LITERATURA EN CHECOSLOVAQUIA

Moderación y coordinación: ANDRES SOREl Asociación Colegial de .Escritores

JOSE LUIS SAGÜES Facultad de Filología

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El comunismo ·ha muerto, ¡viva el capitalismo!

ANDRÉS SOREL

HA sido más que una crisis: un hundimiento casi generatlizado, al menos en Europa. Había sido anunciada, reprimida en fechas

y 'lugares que quedaron como hitos his­tóricos: Hungría 56, Checoslovaquia 68, Polonia 81. Un fantasma, el del fin del comunismo, comenzó a incendiar la Europa del Este. A comienzos del 90, ésta salta por los alires. Liquidación por derribo.

Comunismo: pasó de ser utopía a poder representado por minorías que ~ns­tauraban el caopitaJismo de Estado e in­cluso aIentaban formas imp.eria1listas como última consecuencia ded comunis­mo. y para los h~bitantes de estos países, el fantasma que recorría su mundo era el fantasma de Ila democraoia.

Mientras, nosotros teor,izábamos, lu­chábamos, porque la razón y el ciudada­no - no el pueblo, que nunca ex,iste ni podrá exisVir- cobraran el absO'luto pro­tagonismo histórico. En nombre de sus ideas -dación utópica hacia sooiedades menos 1nju~tas, incluso justicieras- mu­r,ieron ID'hles de visionarios.

Los mercaderes -de la banca, la Ig.le­sia, o sus testaferros, los mi.litares- se replegaban asustados. La revolución pa­recía barrer las cinco esquinas del mun­do. .A!lgunas .triunfaban. Poco a poco, sin embargo, sus prim1tivos impulsores iban siendo apartados de ellas, persegui-

dos. Hombres educados en ¡os VieJos servilismos -ideología absolutista, acu­mulación del poder, policía como método efectivo para conservarlo, tortura y ase­sinatos empleados para eliminar a los disidentes- se hacían con ~as riendas de los aparatos de Estado y en nombre de la revolución administraban la ideología y la sociedad. En la derrota se unían los románticos recordando un poema de Erich Fried:

Los caminos de 1a revolución son difici'les y confusos: el camino de la contrarrevo:[uoión es simple como ed camino de una brula a través

[de 'la cabeza.

Al fin, los esolavos del comunismo ac­ceden a ~a ·Libertad . Y se precipi1tan, go­zosos, en nuestras sociedades. En Berlín basta con cruzar la sombra de un muro. Llega'r a España será más costoso.

Quienes ·10 consigan, podrán comprar, sin oensuras -y porque son das únicas eX'istentes en el mercado-, las revistas de ,la ,libertad. En ellas, ,los famosos -ar­tistas, anunciadoras de porcelanas, ex de cualquier reino, matrimonio o 'cosa- les expl,ican cómo se construyen y decoran sus nuevos chalés; nada de ensuciar sus pensamientos con problemas como el de la vivienda. Los duques o duquesas, sobre

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6 ANDRÉS SOREL

todo el barón y su . señora, quizá los personajes de 1a Kultura que más pági­nas han ll:enado en los periódicos «serios» españoles los últimos años, explican cómo cultivan y favorecen el arte, a~ tiempo que, duques, duquesas, condes, condesas, pontif,ican sobre sus excelencias y puesta a punto en eIl viejo arte de amar; no van, los unos o Jos otros, a perder el tiempo hablando del manido y trasnochado tema de la tierra, por ejemplo, en Andalucía o Extremadura, donde a~gulfos záfios '­campesinos que no son capaces de ente­rrar a Kropotkin o Engels aún hablan de temas como el de la reforma agraf'ia.

Los y las famosas lucirán sus trajes y joyas -aJ tiempo que sus ami9tades oca­sionales- partioipando en campañas con­trá e¡ SIDA y 'las drogas -antes eran los negritos, todavía sigue el del ham­bre-, que siempre es menos traumático que hablar y estudiar en profundidad las imp1icaoiones de algunos gobiernos, po­I,icías y hasta funciona'rios del derecho en esos temas (también na prostitución, tan necesaria y útiJ para las mujeres que 'la practican en ,libertad, ¿no.?). Comproba­rán cómo los ejecutivos se quejan del exceso de trabajo que les lleva a tener que someterse a reposos en clínicas pri­vadas - hasta a Houston tienen que des­plazarse algunos-, mientras aquí aagu­nos empeoinados hablan de que fa1tan camas, o que \la proliferaoión de medici­nas y sus precios obedecen a los intereses de aJgunas mu.],tinacionales. ¿Y los inte­lectuales? Estos son más felices: se re­godean degollando al ma!lo de ~a película, el comunismo, que encima, para mayor inri, pref,irió ejercer de malo de verdad, y así, limpias sus manos de contamina­ción marxista, pueden asearse, vestir sus galas y partid par en ,las pasaTt~las, ter­ruJias de bellas artes, cursos de verano ... ¡Conste que aún no acuden a las lentejas de Mona Jiménez! Y 'la radio y ola te­levisión mu!It~plicaron sus rertullias con amplios abanicos ideológicos que van de Curie! a Romero, de Romero a CUl'ie1.

¡Ah!, a muchos extrañará, si de España hablamos, que a,lgunos osados desempol­ven arohivos de bibliotecas a eXltinguir, comprobando cómo nombres de Jas más i'¡'ustres faminias, los F.ranco ila primera, hasta sus más ínfimos emp1eados, perio­distas, 1ocutores de 'radio, bustos de TV, funcionar,jos administrativos, censores de Joibros, etc., se ,repi,ten en aquella y esta época, y no sólo 00 sus cabezas visibles, sino hasta en sus hijos y nietos. ¡Dios nos 'l1bre de estos nuevos linquisidores que no han sabido asimiilar 1as lecciones de la Historia!, podrán decir ~os defenes­t'radores de las estilltuas leninistas y ~os nombres que allí ahora son con saña bOl'rados y enterrados.

Allg,unos ,tal vez, pensantes, se dirán, agofadas .las J,imosnas que ,les entregaron para degustar los goces de .la sociedad de~ bienestar: ¿pero qué vamos a hacer con ,los millones de seres humanos que ya no son necesa,rios para na nueva .tee­nologí'a ind ust'riaoJ, eXlterminarllos? ¿Quién devolverá sus mat~rias primas a los paí­ses subdesarrollados, expdl'iados por el ~orioso desarrollo de.Icapital,ismo? Se habla de una deuda que por lóg,ica ban­caria cada amo illumenta y aumenta. ¿Y ~a deuda contraída por los conquistado­res, explotadores, esa nunca se reconoce? 'l y qué se hará cuando se agoten ~os recursos naturales? . Comunismo y capÍltalismo se unen a la sombra de un Estado fuerte cuyo apara,to es dominado por Ilas nomencOa­turas respectivas, pa.rtido allí, Iglesia, Ejércioto, banca aquí. Afortunadamente. ahora parece que el reino de ila 1,iber,tad -nunca más se habla del de ~a necesi­dad- va a hacernos iguaOes a 'losoiuda­danos de todos ,los países europeos. El comunlsmo ha muerto, ¡viva el crup'iJtailis­mol Y 10 único que aconsejamos a Jos hermanos que a pa,rtir de ahora deciden acompañamos en esta travesía es que, por favor, no p~nsen. Será ~a única ma­nera de que se sientan verdaderamente 1,ibres.

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U.R.S.S.

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El proceso literario y perestroika

LA li:teratura soviética y rusa en

.. genera,l tendría que agradecer al hecho de perestroika por lo me­

. nos dos cosas: el haber conse­guido los escritores ,¡jbertad de creación, tan necesaria para todo artista y el haber recuperado para :la literatura rusa las obras vetadas a!DJteri:ormente. El proceso de la perestroika, en cierto sentido, ha cont>inuado y profundizado el empezado en la época del «deshielo» de ,los años cincuenta que se vio oÍnterrumpido du­rante cierto ti'empo por el período de «estancamiento» brezhnev1ano. Se sabe que en los años cÍlDcuenta, que se llama­ron del «desmelo», surgió toda una plé­yade de poetas y escútores de talento. Eugenio Evtushenko, Andrés Voznesens­k1, Robert Rozhdestvenski, BeIa Ajma­dúlina son sólo a,lgunos de -los nombres aparecidos y favorecidos por un olima político nuevo. En aquellos años preci­samente también vio luz el cuento de Alexandr Solzheni,tsyn «Un día en la vida de Iván Denísovkh», donde se habló por pr,imera vez sobre la vida de un habitan­te en un campo de trabajo, una persona inocente llegada ahí po,r casualidad, .como ocurrió con otros tantos cientos de miJ.es desaparecidos en ,los años de Go­bierno de Stalin.

Desde la llegada de MijaH Semguéevich Gorbachoval Gobierno en 1985, ,la Ullión Soviética ha vivido un proceso de cam­bio sin parangón desde el final' de la Segunda Guerra mundial; perestroika y glasnost (palabra-s mágicas en boca de reformadores y comentaris.tas), no per­seguían, inioialmente a,1 menos, otro ob­jetivo que dotar de eficacia y raciona­lidad a unos sis'temas obsoletos y buro­oráticos, negadores, ciertamente, de la libertad, Los cambios apuntan a -la li­bertad política. Es un prooeso liberal.

Según 'el escritor Vita-!i Korótich, du­crante la,rgos años se ha menospreciado la opinión popular en asuntos como son

oJas tareas de los escritores y la cultura, en genera.J. Se ha fomentado una suerte de estra1'ificación de méritos en la que correspondía el lugar superior a aquellos autores ga'lardonados con las márimas condecoraciones estatales; en la capa in­mediatamente inferior se encontraban los escritores de amplia popularidad pero que no habímrecibido ningún premio oficia'!, y, fina,lmente, aquéllos cuyos va­fores literarios fueron -reconocidos póstu­mamente. La brecha abierta entre el in­terés del 'lector y el juicio de los cargos administrativos ha creado una distancia entre unos y otros que en más de una ocasión ha provocado equívocos y com­plicaciones. V. Korótich dice: «Proteger la literatura no significa envolver a los escritores entre a'lgodones. Es necesario que podamos discutir y criticar su tra­bajo. Hay que cuidar 'la obra de un es­critor pero es necesario también discu­tirla».

La nueva y esperanzadora reaEdad literaria con su ambiente de transparen­cia, ante todo, crea la posibilidad e in­cluso ,la necesidad de escr·ibj;r sabiendo que ahora no existen temas «vedados», conflictos (<indeseables», personajes (<DO

admitidos». La conocida en el extranjero glasnost es una ,rea:Iidad extraordinaria para la Unión Soviética. Por pr,imera vez a lo largo de setenta años se de­rrumbó la bóveda de la ideología nor­mativa que cubría el campo espiritual. De debajo de sus ruinas instantáneamen­te irrumpieron numerosas y diversas ideas, criterios y «micro ideologías». Es­tas «miniideologías» contienen múltiples y variados aspectos: religiosos, polí1'icos y socia·les. Se viene formando una com­p¡'¡cada atmósfera viva de ,i deas, una ideología nueva, aún enigmática, aún no ·revelada por completo. En esta enigmá­tica ide<Ylogía nueva fI'otan fragmentos restantes de an1'iguas culturas, aniquüla­dás tan absurda y brutaoImente duran.te

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la borrasca revolucionaria; fragmentos de un sinnúmero de ,iniciativas creadoras llenas de ta,lento de las que tm rica fue ~a historia soviética y que sucumbieron ora en las condiciones de ia ciega dic­tadura, ora asfixiadas en la a"tmósfera énrarecida del ,inmoviI:ismo.

".

A. Kostin. Proyecto de antimonumento a Anna Ajmátova, 1989.

Esta intensa formación ideológica se está producj.endo también en calles y pla­zas, en la conciencia de 'la intelectuali­dad, sobre ,todo en ja de ,las figuras cul­turales y I'iterarias. Prosistas, poetas y ensayistas son los que inyectan nuevas

.:ideas en la conciencia socia'¡ y mantiene en ella ~a tempera,tura del hervor. A me­.lludo políticos o científicos buscan entre los escritores a quienes pudieran ayu­darles a presentar sus ideas a la opi.nión pública. Porque hoy en la acústica social

del país ia voz del escri,tor o el artista es la más vibrante. Aires nuevos parecen recorrer ~a Unión Soviética. Están en boga términos ampliamente significati­vos: Perestroika (política de reconstruc­.ción o transformaoión social), glashost ,(transparencia). Hay indicios esperanza­dores: se rehabilita a los escritor~ como Andrés P.latónov; Eugenio Zamiatin, Vla; ,dímir Nabókov, Vladislav Jodasévich, Iosif Bro9ski, entre otros y se publican :a:lgunos de sus textos; la novela de moda en .'la Unión SoV'iéüca es El Cadalso de .chinguiz Ai-tmáJtov que trata, entre otros, el problema de drogas y marginación. La 'era Gorbachov ha comenzado .. , - Todas las obras nuevas publicadas re­cienvemente conforman un mosaico que permite al lector hacerse una ~dea, si­quiera aproximada, de esta especie de re­,surgir de la literatura sov1ética, aI calor de unos intentos de cambio socia,l y cul­.tura!. En el aotuaI equipo dirigente se .percibe una tendencia a la tCileranoia, muy semejante a la que ya mostró N. J ruschov al' comienzo de su Gobierno . .El liderazgo actua~mente 10 sigue man-1:eniendo la' prosa : socia,l . e ideológica ' o literatura poH,tica, Al rechazar el espíritu 'del «patronazgo» y de la «tuteI'a» socia­·les, ajenos a ,la democracia, las mejores obras de la 'liferatura soviética multina­cional afirma!Il 1a riqueza, el sentido co­

'mún y fa independencia del pensamiento. -La situación literaria actua,1 es algo ines­perada, Durante medio siglo no se pudo publicar El Réquiem de Anna Ajmátova. Durante cerca de veinte años no se pu­.blicaron 'Ias novelas de Alexandr Bek, Vladímir Dudíntsev, Anatol'i Rybakov, el poema Por el derecho del Recuerdo de A!lexandr Tvardovski. Ahora esas obras, como muchas obras no publicadas

.anteriormente, V'ieron la ,luz. Se invitó al. lector a vivir y pensar lo que no había pensado ni vivido sufioientemente, o in­cluso .Jo que antes :ignoraba. Todas estas obras resultaron ser esperadas y ansiadas.

¿Estaba preparada qa gente para ello? No para unas u otras pubHcaciones sino en general para 'la glásnost literaria. Qui­zás, estaban preparadas porque la «nueva

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EL PRQCESO , LITERARIO Y PEREsTROIKA .. H

menta'lÍdad» íba madurando en las me.. jores obras de la literatura soviética, en las difíc:itles y cOlltradictorias vías de la crítica literaria. La nueva 'mentalidad se iba configurando en la ~ucha contra 10 que frenaba el déSa.'rrollo del país. Esa ménta-lidad no fue cakulada ni prepara­dá sino nació entre sufrimientos. : Los pr.incipales hechos de la vida in" terior de ija Unión Soviética 'han encon­trado ref.lejo en las obras litera-rias de los 'escri,tores soviéticos. Si se comparan los temas que hoy se -tratan en las obras 1i t'erarias Gon 10s de -liace unos cinco años o más. se encontrará .g'ran diferencia. En ruedas de prensa con los escritores, en­cuentros con ,los literatos, se abordan directamente los temas de actualidad. Ahora se puede escribi-r acerca de todo, no bay ya temas prohibidos.

¿Qué se puede decir de las obras que despertaron gran interés del público so­viético así como discusiones tanto en la prensa como entre los lectores? ¿Qué se puede deci r de los temas, caracteres, si­tuaciones en esas obras? Casi todas ellas ham. aparecido en Tevistas ,1i.lierarias úl­timamente yen fechas bastante recientes. Las revistas y almanaques literarios Como: «Znamia», «Novy Min>, «Druzhba narodov», «Iunost», «Neva» y otros se encargaron de llevar a'l público las obras de :los escri,tores y poetas, muchas de ellas inaccesibles basta ahora. , Los escri,tores soviéticos de boy se ca­racterizan por un marcado enfoque cívi­co. ¿Puede el pensamiento histórico vivir a base de reticencias y silencio? En la década de 'los sesenta se elaboraba algo así como un «surtido» político y estético obligatorio' de la literatura y el arte. Las 'listas de ese {<surtido» expresaban una bond a desconfianza en aa gente, en la inteligencia y la conC'iencia del pueblo, en todo 10 que existía y v,ivía en tomo. Esas 'listas no eran tan inofensivas como pueden parecer hoy. Formaban parte de 'los estereotipos ideológicos que durante largo ti.empo frenaron el desarrollo de la literatura y el arte así como de ~a crítica literaria. Hace poco, el escritor francés Claude 'S'imon, Nobel de Literatura de

1985, puso el ejemplo del estancamiento a·r.tístico que han sufrido 1()s países del Este europeo al gooeralizar' uñ intento de unión entre :la ideología y el arte, men­cionando <dos resultados catastróficos de estancamiento y retraso social>}. No es fortuito que muchas obras de aquellos áños de los años anteriores, convertidas hoy en orgullo de la 'Jioteratura soviética esperaran su hora años y a veoes dece­nios. Y, en genera'l, en ,las últimas dé­cadas, la literatura soviética se desarro­llaba superando 'lentamente, con dificul­tad, el esquematismo sociwl y estético. Era una .]ucba de éxüo variable, a veces dramática, pero si la «nueva mentalidad» va prevaleciend'o poco a poco sobre la «vieja», se debe, en cier-ta medida, a que J'a literatura soviética en su mejor parte eontribuyó a la formación y la difusión de la «nueva mentao).jdad» entre el pueblo. , '-EI "nivel de 'la cultura decayó en esos años. No sólo por 'la razón de que a,lgunos -literatos de primera fila emigraron al ext-ranjero tras ¡la Revolución de Octu­bre, sino que ,la «exportación» de los intel-ectua.Jes ba continuado en Jos años posteriores (Eugenio Zamiatin); es sólo alguno de los nombres que ,tuvieron que marcbarse de su país por las circunstan­cias imposibles para ija creaciólIli artística; otros tantos estuvieron a punto de j'rse y no obtuvieron el permiso necesario y por la razón de que durante décadas se ha procedido a un exterminlio fí sico de '¡as mejores figuras de 'literatura y cien­cia. Según el escritor Víctor Astafiev, en ningún país, en lIlúngún siglo babía vivido y trabajado un sólo artista bajo oircuns­tanCÍ'as tan dramáticas, en un tiempo tan trágico como éste en el que 1es ha tocado vivir y trabajar a ellos, que están al borde de un abismo, percibiendo Teal, tangible­mente y n() de un modo ijj:terario el «¿ser o no ser?» bam1etiano. Las novelas re.. cientemente pubJ.icadas, que nos hacen volver al pasado, abarrcan 1as décadas del '.neinte ¡vI cincuenta y coincúden en 10 principal: aspiran a cubrir las lagooas en 1a educación bis,tórica y mora~ del pue­blo. Quizás, en ellas es demasiado grande el papel de los datos y pormenores que

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J2 CARMEN FERNANDEZ M8NDEZ

antes casi se desconocían. Pero alguien debe relatar lo no 'relatado hasta el final, lo interrumpido a media paflabra. Es una tarea absolutamente natura,1 y necesaria táin.to pata la literatura como para la his­toria. Pero en especiaI para la üteratura" con su objetivo eterno e indiscutible: el ser ' humano, se lrate de un campes-ino de ' Riazán o de un estudiante de Moscú, de un chiquillo de un hogar de niños o de un científ.ico genético perseguido.

No voy a hablar casi de ,la poesía por -la razón de que el 'Ínterés mayor des­pierta aotuahilente la narrativa por la informaoión que proporciona. En lo que a la poesía se 'refiere, tras la muerte de B. Pastemak, existen varios valores con­solidados y reconocidos. Eugenio Evtus­henko, uno de los más f.irmes partidarios y publicistas de' -la nueva política impul­sada por M. Gorbachov, en su artículo (aparecido en el periódico «Sovetskaia Kultura» expone ,las razones que apoyan la diversidad ideológica e interpretativa frente al obligado unidimensionaEsmo del anterior régimen soviético. Según el poeta, los cambios por -los que atraviesa el país son un proceso que no busca des­truir los ideales sino retirar el rodaje dogmátoico que anquiilosaba dichos idea­les. Andrés Vomesensló, considerado por muchos el mejor poeta vivo y traducido a idiomas extranjeros. También podría­mos hablar sobre Bella Ajmadúlina y Robert Rozhdestvenski, entre otros.

En 'la narrativa, por un lado, están representantes de ~a prosa mral o de la «escúela campenS'Ína»: VasiJi Belov, Fio­dor Abrámov, Sergio Za'lyguin, Va1~IJotín Rasputin y otros, Este movimiento que surgió en los años sesenta y setenta, con su pr-eferenci'a por Uos argu'mentos liga­dos al campo y al campesino ruso, in­tenta 'revalorizar 'los valores ecológicos, acosados por ~a desmedida toecnologiza­ción -industrial , y exa~-tar el sentido hu­mano de la vida ligada al medio rural. VasiH Belov -en su novela «BI año del gran viraje» (el segundo libro de «Las Vísperas») continúa el mismo tema y de­muestra cómo ~a relación moral «hom­bre - tierra» fue destruida. V. Belov

viene escribiendo su crónica - sobre los finales ' de los años veinte y comienzos de los treinta durante casi dos décadas y cada nueva entrega es más trágica que la anterior. Antes [lO podía hablar de muchas cosas ('la primea-r parte se pu­blicó con grandes cortes). Ahora, gracias a Perestroika, puede d'eciT toda ,la verdad sobre la «colectiv,ización total» del año 1929, estremeciéndonos con cuadros de las absurdas represiones. Hasta hace poco era impensable leer una obra como ésta, que dice la verdad sobre el proceso de colectivización en el país, de creación de cooperativas: kO'ljóses y sovjoses. Siem­pre se preSentó como un hecho necesario para levantar ,la «aMasad'a agricu~tura» rusa, un paso hacia adelante en el pro­ceso de -industriaflización del país pero nunca se ha hablado del precio, el coste humano -que supuso el gran proceso de colectivización: millones de vidas, unos muertos, otros desterrados a Siberia o Asi'a CentraL , Los escritores sOV'Íéticos, especia-Imen­

te los de ,la' «escuela campesina», sí han hablado en sus obras sobre los proble­mas de -la a,ldea rusa.

La 'I1ovela de Ana,toli Anániev, «Cá­nones y campanas» se podría resumir en esta frase «entregar 1a tierra a ,los cam­pesinos». Lo propugnan Iván Bespá'lov, historiador que estudia -la vida del pue­blo, y P·iotr Kuruavtsev, maestro de es­cuela hecho Director de un koJjos en el sur de los Ura1les. Pese a que es una .¡aea sencilla y planteada por la vida mis­ma, en su torno se ~n1abla una -lucha complicada y dramática. Cabe seña~ar que los personajes de AnatO'li Anániev no se preocupan sólo de mejorar en lo material 'la existencia de los campesinos, sino también de realza'f los vallores espi­rituales que hasta hacía poco eran pro­p'ios de los habitantes de ~a aldea rusa. Algunos escritores de la «escuela cam­pesina y entre ellos AnatoH Anániev creen que para resolver Ilos problemas socia'les es indispensable hacer retornar al ' hombre a la tierra, a sus raíces. . En el verano de 1930, en el informe

p-ara el XVI Congreso de Pa-rtido se de-

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.: !

Kiev. Catedral de Santa Sofía.

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14 CARMEN FERNÁNDEZ MÉNDEZ

cía que el programa quinquenal de cons­trucción de 'los koljoses fue cumplido en dos años en más del cincuenJta por cien. <<El qU'inquerrio fue cumplido en dos años» es Jo que quedaba más grabado en ·la conciencia política de las masas .en aquel período. ¿Qué significa para la conciencia y la imaginación de hoy? El Mar Juvenil y La Cantera de Andrés Platónov nos dan una idea de una de las variantes de ,la percepción artística del proceso de entonces. iQué caras, qué actos surgen ante nuestros ojos, qué vo­ces reviven 'tras la 'lejanía de aquellas estadísticas políticas! La literatura ofrece sus respuestas, no son irreprochables pero nos hacen volver a la objetiva realidad histór.ica del <clugar y el t·iempo». La na­rrativa «rura'l», fenómeno de 'la muhina­ciona'l l'¡ teratura soviética de los años sesenta y setenta, continúa, aunque de manera distinta, más Ubre, con otros hé­roes y argumentos.

Existe hoy día UIIb gran interés hacia la historia de su país, para volver a re­vivir su difícil experi'encla pero de una manera veraz. Uno de los temas prin­cipales entre esta olase de Uteratura y que no es nuevo, pero 'interpretado des­de un punto de vista histórico distinto, es el del Jefe del Gobierno soviético du­rante más de ¡;reinta años, una persona que rigió los destinos de un país de dos­cientos millones de habitantes. Me refie­ro, naturalmente a 'Ia figura de Sta'lin. Estuvo representado durante muchos años como el «padre de la nación», «el guía espiritual» peJI'O, por fin, en ~a época de N. Jruschov se :le quitó el áurea do­rado de casi un «dios» y se habló del culto a la personalidad. En Jos años se­senta la :literatura soviética habló ya bastante de los abusos y las represalias que habíam: tenido ~ugar 00 !la época de Sta'¡'¡n. Después este proceso se linterrum­pió en 'Ios años de estancamiento político ('Ios años setenta). Pero nunca se ha po­dido leer obras literarias tan \'erídicas, con ,luz histórica nueva y rea:!, como aho­ra en ·los años de progresiva transparen­cia en la vida del país. En la obra de V. Belov delibera como enemigo del

Estado que di:rige y, por consiguiente, como enemigo de sí mismo, ,lo cua~ no es oJógico. También se le representó como a un malhechor común y corriente, cosa que hizo Ana101i Rybakov en su libro Los Hijos de Arbat.

En .Ja narra1llva de hoy la prosa sobre la guerra sigU'e ocupando un lugar im­portante. El enorme espacio de ,la pasada guerra se recorre de nuevo, honrada y vMerosamente en da novela de Vasi1i Grossman Vida y nestino, escl'lta en el año 1959 pero que no se publicó hasta hace poco. En su obra el escritor aporta su visión de ·la Segunda guerra mundial. Tomando como eje 1a batalla de Stalin­grado, rela'ta a un toiempo el terror sta­ünista, las vicisitudes de ,la guerra y la vida cotidiana en ~a ·retaguardia, ·inte­pretando el v,jejo tema, cada vetZ más actua1 y necesario, de ,la 1ibertad del jlndividuo frente al si·stema y sus modos de deformación . Otro nombre reabi,Ji:tado perteneciente a la prosa sobre 'la guerra es el de Víotor Nekrásov, nacido en la ciudad de Ki'ev en 1911. Su primera no­vela En las trincheras de S~lingrado (1946) rompió por pr,imera vez con la producción novelesca de ,la época, pu­ramente propagandística. Las obras si­gU'iemtes del ,escri·tor provocaron ~a i'rrita­ción de oJas Autoridades terminando en mayo de 1979 con su privación de la oi,udadanía soviética. Los escritores como Konstantin Símonov, Vas'¡'¡ Bykov, VJa­dímir BogomÓ'lov, Konstantin Vorobiov también comenzaron su narratoiva en contra de ~as .recomendaciones y Jos clisés.

Los escritores VlilJdímir Dudíntsev, Danill' Granin, V.ladímir AmIoinsk.i, qm­zás, siempre se sentían a-toraídos por el mundo de la ciencia, así tenemos 1as obras Vesti'duras blancas, El Uro y otras. La eteliDa 'Iucha del bien y del mM en aquella forma concreta e histórica que adquiere en la realidad soviética, es la que se estudia en la novela Vestiduras blan­cas. Ante nosotros se desarrolla ~l pano­rama del ambiente científico de aquellos años (hace 40), el triunfo de ,la pseudo­ciencia apoyada políticamente, Ja lucha

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ECPROCESO LITERARIO Y PERESTROIKA 15

de los' verdaderos investigadores por de­fender su trabajo prácticamente en clan­destinidad, el trabajo por el que a veces dañ 'lia"sta 'su vida. Es curioso que casi a,l mismo tiempo han aparecido tres obras 1!iteraTias que tratan el tema de 1a fa­mosa sesión de ,la Academia de Agricul­tura del año 1948: la novela de VUadímir Amlinski Se justificará cada hora ... , la novela de Daniil Granrin El Uro y ia novela de V:ladímir Dudíntsev Vestiduras blancas. La Ultima resulta ser .)a conti­nuación del tema sobre :los científicos en la obra arnrerior del escritor (No só'lo de lJan vive el hombre) publicada en el mis­mo año del :xx Congreso y cuya con­secuenoia fue ,la dificultad posterior para imprimir sus obras y ~as condiciones que no favorecían 'en nada el ambiente crea­tivo.

El Uro de Dan.iii Grall'in, en reaIJdad, se basa en el mismo conf:licto que la no­vela Vestiduras b'lancas de V. Dudíntsev, pero ese corrlilioto se halla complicado por el excepciona'l destino del protago­nista T!Ímoféev-ResoV'slci, em1nente biólo­go ruso, apodado por sus amlgo el Uro, que pasó gran parr·te de su vida en el extranjero. El autor se detiene lleno de asombro ante la f.igura del Uro, perso­naje rea~. ¿Cómo logró defenderse a sí mismo y no sucumbir en Jas circunstan­cias que, al parecer, descartaban la con­servación de su origi'llM personalidad? Y eso que el Uro -TJmoféev-Resovskri­no real1zó hero1cas hazañas: simplemen­te, «se permitió segui'r si'endo como era». El escritor expresa así su pasrión por el tema: (d..a cienoia es uno de los temas en que el escritor puede ¡trabajar toda su vida; el mundo de 1a oienoia es suma­mente complejo y múltiple. ... Su mundo -de gran responsaba~dad, de búsquedas intensas, de pensar, de concebir me .tenía cautivado. Esto pasaba no so~amente porque yo mismo era científico y cono­cía el ambiente en que se desenvolvían mis personajes. En ~os años cincuenta y sesenta el mundo entero depos-itaba gran­des esperanzas en los oientíf.icos. Eran muy atractivas las ideas tecnocráticas: de que la ciencia podía transformar la realidad,

de que-el cuLto 'a la razón permitiría or­deniu el mundo.» '

Otro de ,los temas tratados en Ia li­teratura de hoy es el de nacionalidades, un problema muy actual. Se puede de­cir que la novela de Anatoli Pris-tavkin «Pernoctó la nubeci,ta de oro» en cierto modo ,toca ese tema. Esta obra habla de otra página de la rustorr1a de la que no se habló hasta hace poco. La tonalidad emocional de ,la obra se debe a que habla de 'Ios niños, y no simplemente de los niños sino de 1as víctimas de la guerra: los huérfanos llevados a t:erras de los chechenos (un pueblo d~l Cáucaso), acu­sados de tra,ición y de colaboración con los enemigos y expulsados por eso de sus lares. El espeoial dramatismo de la obra escrita «en aras de la justioia» reside en que los niños tienen que pagar por el mal cometido por 'los mayores.

El movimiento ecologista crece en la Unión Sov,iética en pos de la también impetuosa catástrofe ecológica. Los es­critores soviéticos no queda·ron indiferen­tes a :los problemas del deterioro de medio ambiente atrayendo con sus artícu:los y obras la atención de miJes de personas. En la producción 'literaria de a,lgunos escritores, como Víctor As·táf,iev, Sergui Zalyguin, VaJetín Rasputin, resaI.ta ~a concienoia ecológica, la preocupaoión por las consecuencias de las centnIJles atómi­cas. Los escr~tores se convier.ten en los defensores de la natura·leza ma'ltrada: el lago Ba,ikal, el mar de Arral, etc. Ya hace a:lgunos años publicó el escritor Víctor Astáf,iev su novela El Pez Rey, donde mostró su preocupación por -la naturaleza vi·rgen d~l norte, por .J.as r.iquezas de los ríos y los bosques del país, por el med·io ambiente que se va deteriorando cada vez más. Chinguiz Aitmátov, uno de los esori,tores más relevantes de la literatura sov·iética multinaoional de hoy, en su úl­tima obra El Cadalso (publicada en Es­paña con ~l nombre de El Calvario de Abdío) ha desvelado a~gunos de los te­mas más candentes de Ja vida moderna soviética, ~a drogadicción, -la defensa de

.la naturaleza, etc. Ch. Aitmátov escribe: ·(<EI problema no consiste úrucamente en

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16 CARMEN FBR,NÁ'NDEZ MÉNDEZ

preservar 1a natuTa'leza frente a la irra­cionaJl actividad económica dcl. hombre. La misma ,importancia tiene el tomar concienoia de que la actividad del hom­bre hacia la néllturaileza influye inevita­blemente en 'las relaciones humanas. Su­mergidos en el ataque vehemente contra la naturaleza, no hemos sospechado du­rante mucho tiempo que cl. vencedor es precisamente e'l venoido. Nuestra derrota po se mide sólo por el descenso de cau­dales fluviailes ni por las hectáreas de bosque muer,to o ~as ,tasas de contami­naoión de la atmósfera por em~siones nocivas. Lo más grave es que se corre el riesgo de que el hombre pierda a'lgo muy importante para su vida espiritual. y Ja a'Lteratura aún no ha profundizado suficientemente en este fenómeno. Preci­samente en eso hago hincapié en El Ca­dalso.»

Hoy día los escritores soviéticos lu­chan en las fiJas de ,los pacifistas, como .por ejemplo Més Adamóv,ich, uno de los pacif.istas más consecuentes e incocilia­bIes. En su a'r-tícu10 «Unas pailabras con­tra Ja fuerza» esoribe: «.prombioión ab­soluta dcl. derramamiento de sangre y de la crueldad, impuesta por los intereses supremos del género humano: he aquí la fórmula de humanitarismo que nace en -las postr,imerías del más crucl. y cruento ,de los siglos ... ». Y sigue: «Los hombres tienen Ja obligación de formar en sí mis­mos el rechazo absoluto a Ja matanza de sus semejantes, :trul como la que experi­-mentan haoia el canibaEsmo ... El hom­bre es racionélll en el grado en que es bondadoso, ca'ri,tativo y humano ... ». Todo 'esto era ,imposible ueer en Ja prensa hasta no hace mucho.

Otro de los temas nuevos, tabú en la época anterior, es el de la ml,igión. Aho­ra se escr,ibe mucho sobre este tema,

·sobre 10do desde el año 1988 en el que se .celebró el milenio de la Iglesia ortodoxa rusa. Dmitri BaJashov, autor de novelas

.históricas, declaraba: «En nuestro país existe una terrible faha de respeto a las culturas nacionales, y no hablemos ya -de la tradicionaol mofa de los creyentes. Hemos casi destruido la Iglesia rusa,

anillado Jas costumbres, ~os ritos y fies­tas popula,res, ~a vida de ~a aldea rusa. Hemos visto la profanación de 'los san­tuarios, de las costumbres de Ja vida tra­dicional del pueblo, declarando que tojo eso es oscurantismo e :ignorancia.» ¿Por qué es limportante este problema que encontró también su refilejo en la O},itera­tura actuaol? Porque va muy unido al asunto de la espi.ri.tual'idad. Hoy el cris­tianismo está Claoramente representado en la ideología pluraoli tao 'f.iende a penetrar en ua cultura, en la pOlÜtica y en la con­ciencia socirul. Bn ¡los artículos de los prosistas Va!lentín Rasputin y VJadímir Krupin, entre otros, encontramos testi­monios del renacer religioso, indicios de ·la fusión del or,istianismo tradiciona~ con la literatura y ua vidá espiritua1.

Por una parte, tenemos la «,Iiteraotura reten,ida», o sea obras litera.rias escritas años atrás y que no han podido publi­carse a su tiempo en el país por circuns­taoncias ev.jdentes, por ot'ra, la <ditera-tura rescatada» o ¡Jos «nombres resca,tados» que muchas veces, tras un dargo tiempo han vuelto a su país de origen . Tenemos en cuenta las obras de Jos escritores emi­grados durante la revolución de Octubre, o en ,los años veinte - treinta y poster.jo­res. Estos nombres y obras vetados y silenciados durante muchos años en la Unión Soviética han podido regresar a sus ·lectores comp'letando así el panorama de la jiteratura rusa y soviética. La in­.troducción en su haber espiTituaol de obras prohibidas durante oIargos años fue una de las más impor,tantes man'ifestaciones del triunfo de Ja democracia y la gláSDost en el período de la perestroika. Las ]-i­.mitaciones y prohibiciones .impuestas por ,los burócratas a ,las manifestaciones del talento artístico pa'recen haber sido eli­minadas en este momento.

Uno de los nombres recuperados para .la .Jiteraotura soviética fue el del poeta Iosif Brodski, premio Nóbel de ']'iteratura (1987). Dos lineas de versos nada más

. pudo Brodski pub].jcado en su país (como un epígrafe a Jas poesías de Anna Ajmá­tova). Sin embargo, como ya ocur'rió con btros poetas (ejemplo VUadímir Vysotslci)

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EL PROCESO LI11ERARIO Y PERESTRíOIKA 17

sus poesías rse difundían copiadas. Bl poeta estaba presente en la Uriter·aJtura no oficia'l pese a 10s esfuerzos de «excomul­garlo» de ella. Esa «excomunión» co­menzada en 1964 con un proceso judicial acusándole de parasi.tiÍsmo (a pesar de la defensa del poeta por escritores tan co­nocidos como Kornei Chukovslci, Auna Ajmátiva, AJexandr Tva'rdovsk,i) t'erminó con ~a emigración forzosa del poeta. Acturulmente el poeta se publica en mu­chas rev,is,tas 'li,teraDias de ola Unión So­viética. Otro de aos nombres recuperados también para Ja 'literatura es el de Ni­colás Gumiliov fuslliado en el año 1921 por su presunm pa.¡;t1cipación en una conspiración antirrevoluoionaria. Como se escr.ibe ahora, ~a culpabilidad del poe­ta no está demostrada y su muerte ha sido, como aa de tantas otras personas, un tributo más a los años del Terror rojo. Las poesías de NicoJás Gumi,liov no se puhlicaron desde 10s años veinte, prácticamente desde su muerte. Durante muchos aJños parecía vivir úni.camerute «la 'leyenda de Gumiliov», un poeta mal­di,to, un tra,idor, en versión oficial, a la revolución. Han pasado generaciones sin haber pod.jdo conocer sus poesías. Y aho­ra en diferentes 'fevistas soviéticas se ha vuelto a revivir la vida del poeta y se han publicado Jos 'fibros de sus poesías.

Eugenio Zamiat-Í'n, muy apreciado por Jos escroitores como Consta'tÍn FedID, Máximo Gorki y otros, considerado como maestro de ,la literatura, desplegó una gran labor culturaI a comienzos de los años veinte en Petrogrado. Precisamente en los primeros años que s'iguieron a la revoluoión de Octubre, Eugenio Zamia­tin participa en casi todas las inicia,tivas de Ja esfera cuJturrul, trabaja en 'la Edi­torial Literatura Universa,l, en el Comité de Piezas Históricas, la Casa del Arte y la Casa de los Científicos. Pero al escritor k ocurrió Jo que a otros IJitera,tos: a f,ines de 10s años veinte en torno a su nombre se formó un ambiente de extra­ñeza y hostiHdad, sufrió acosos en la

prensa y persecuci·ones, inoluso ' fue de­portado y, naturalmente, se le negó la pub1icación de sus obras. Sabemos que semejantes circunstancias significan la muer,te creativa para un escritor y E. Zamiatin se decidió pedir permiso al Gobierno para marcha'r al extranjero. En junio de 1931 escribe una carta a Sta'lin. BI escritor falleció en París sin haber podido ver más sus obras publi­cadas en su patria.

Podríamos seguir toda una ilarga ,lista de po~tas y escri,tores: Yuri Dombrovski, Borís Pasternak, MijaíJ Bulgákov, Mijaíl Zóschenko, M1jaíl Bajtín, Andrés Plató­nov, Alexandr Sozheni.tsyn, Nioolás Kliúev, Borís Záitsev, Sasha Chiomyi. Sasha Sokolov, V:ladislav Jodasévich, Varlam Shailámov, Anatoli Rybakov. Alexandr Bek y otros.

La unidad de ,Ja cultura rusa es muy importante y por eso que tiene tanta relevancia la vuelta de algunos nombres y obras literaciias olvidadas o vetadas anteriormente. Las novelas, narraoiones y poemas que durante largos años no v,ieron :la il uz a causa del miedo y pu­blicados ahora devuelven a ila sociedad la 'idea completa de la verdadera gama ideológica y artística de !la E-teratura so­viética. Teniendo ahora de nuevo Ja gran­diosa narra¡tiva en las mejores obras de VJadími·r Nabókov, Andrés P,latónov, MijaH Bulgákov y otros autores se puede discutir acerca de ellas. Vita.Ji Korótich dice que considera de gran importanoia el proceso de democratización, pues de otro modo sería ,imposible el desa'ITollo de la sociedad soviética. Aunque en este momento el proceso de qa perestroika va por un camino muy difíci,l, como ha ru­cho el escritor Graham Greene, confie­mos también nosotros que dicho pro­ceso de democratización, reestructura­ción y transparencia, comenzados en el país en el año 1985 se profundice y vaya adelante, favoreciendo. entre otros, aJ campo de ·tIa creación ,1iterar1a.

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Moscú. Catedral de San Basilio.

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El mito Velimir Jlébnikov (*)

TRAS sacar a la ~ uz en 1987 Creaciones, la ed!ición por ahora más completa de obras de Ve­limir J!lébnikov, la edri:toriall

Sov,ietski Pisátel la completará en 1990 con dos tomos de Investigaciones y me­morias sobre Jléboikov.

Este netrato colectivo que se fue oreando durante 80 años por investi­gadores, :Jüeratos, testigos accidentrules, amigos y familiaTes, es ,la primera ex­per,iencia y base originrul para una fu ­tura biografía científ,ica de Jlébruikov, E l primer torno compnende trabajos clásicos de, Maiakovski, Aséiev y Tyrriánov, que hace tiempo están en circu¡)aoión cien­tíf.ica; extractos de artícu'los de Man­delshtam y Gurniliov; artículos de Grigori Vinokur, ,inéditos o escritos especia'lmente paTa testa edición, hallados en archivos por el joven investigador Max,im Shapiro; un inédito artículo de Gr,itz; trabajos de Yacobson. Skurrutovski, Panov, Guinz­burg, Gaspárov, Sarabjámov, Dani,levski, etcétera. La prepa'raoión de este tomo está a cargo de Jos científicos conocidos más allá de nuestras fronteras: Zinovi Paperny y Via'chJe.slav Ivanov, Premio Lenin y diputado del pueblo de la URSS.

VIACHESLAV IVANOV:

- La idea de reallizar e1 'libro sUTgió hace unos 15 años cuando Jlébnikov aún no es taba reconooido en ,nuestro país (al menos, oficirulmente). Mi'entras íbamos preparando Jteontamente nues,Dra edioión, 'se conmemoró el centenario del poeta y un creciente número de personas estudió su obra. Entre nuestros a,utores f,iguran f,ilólogos, críticos de arce, estudiosos de la cul,tura, pintores, poetas. Es porque el mismo J'lébll'ikov fue un hombre de co­nocimientos muy «abigarrados»... Es

posible que ese tomo incluya el a·l1tícu'lo de un astrofísi'co, en el curul ,los cáiJculos de ,la historia humana, rea1izados por nébnikov, se explican a pal1tiT de 'los destellos de estrellas supennlUevas en el firmamento.

Yo destacaría espeoialmente el artícu­lo de Lidia Guínzburg sobre Jlébnikov y ;Ios escriotones J arms, Oléin~kov, Vve­denski, ZaboJotslci., pa,ra ,los cuales el poeta fue ell maest'ro prinoipal. Si en nuestra ¡literatura hay alguien que con­tinúa la traáioión de J'lébnikov, ,lo haoe

V. Ermilov. E. Neimaer. Versos. Ilustración.

a 'través de los últimos .. . El articulo de Guinzburg es sign,if.icativo 'también por­que su autora, pese a sus 80 y ,tantos

(*) :romado de «El libro y el arte en la URSS». 2/65. 1990.

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20 VELIMIR JLÉBNIKOV

O. Rozánova. A. Kruchonij , Aliagrov (R. Yakobson). Libro superinteligente. Uustración. Grabado en linóleo, 1915.

años, trabaja activamente continuando la linea de -la crínica 'literaria rorma:]'ista que descubrió a JJébnikov.

Hay algo de singUllar interés: sólo ahora empezamos a comprender muchas cosas en 9a obra del poeta. Se revelan sus nexos con la vanguarilia cUll/fmTilJ} europea. Nuevas hipótesis y asooiaciones surgen también a medJda que estamos conocil~ndo a escritores y poetas que tienen afinidad con J:lébrukov (J arms, el poeta francés Artaud, etc.). Así que, probablemente, pronto habrá que edita'f un volumen más para completar ,la edi­ción.

Efectivamenre, se han recogido muoho Il?ás milJner~aJles que los que se pudo ~n.­oluiT en esa edición. Muchas memorias ·saHeron a 1uz por inioiativa del. crítico literaftio Alexandr Pamis, quien dedicara ~arios años a buscar testigos a trabajar :¿n ¡ ar~hi vos, a elaborar,. €o;m:\?ntar,~os.

ALEXANDR PARNIS:

- Estos testimonios se 'rocaleotaban poco a poco. Nos costó en arme ,trabajo encontrar a :los pocos que conooieron a Jlébnikov y viven aún. Ent're ellos, afor­tunadamente, hubo amigos íntrimos del poeta, como Burliuk, Kruchionij y Pet­nikov. Es valioso el relato Mis pláticas nocturnas con Jlébnikov, de Andrievski, entonces joven l~lllerato y miembro del Ejército Rojo, posteriormente diTector de oine. En nuestra edición estas memo­rias aparecen por primera vez, redacta­das por el autor y con sus comentarios detallados.

Uno de mis mayores éxitos fue haber encontrado el archivo de Rud()llf Abich quien 'loca,l'izó y encuestó a numerosas personas que habían conocido a Hébni. kov durante su estancia en Persia, in­cluidos (¡lo más sorpl1endente!) ruIgunos persas, y en ,los años 30 'trat ó de editar un l·ibro sobre el poeta. Ya tenía incluso un contrato con la editoria>!. AJl enterar· me de eso por "]os años 60 empecé a buscar esos archivos sin contaT con nin­gún da,to exaoto y sólo intuyendo que ahí podía haber ~mportantísj.mos mate­riales. Abich murió en 1937 acusado de trotsk,ista; en sus cartas desde el campo de concentración "le pidió a su mujer salvar el archivo de }lébnikov. Ella fue detenida más tarde, pero logró poner los papeles en dos cajas y enviadas a fami­liares en Bakú. Murieron todos "los auto­res de esas memorias; "]os famio1iares de Abich cambiaron su apeUido a'lemán y sólo gracias a una feI.iz casualidad, tras cinco años de persistentes búsquedas, pude hallar los documentos que habían permanecido durante 30 años en un só­.tano en Bll.kú: Por amarga jronía fueron destruidos los esqri-tos del propio Abich,

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«LA BIOGRAFíA DE JLÉBNIKOV

EQUIV AUE A SUS BRILLANI1ES

COMPOSrCIONES VERHALES. SU

HIOGRAHA ES EJEMPLO PARA

LOS POETAS Y REPROGHiE PARA

LOS TRAFICANI1ES POÉTICOS.»

VLADIMIR MAlAKOVSKI

al tiempo que 'se conservaron el re&to de los papeles, .inoluidos Jos originales de Jlébnikov y 'las memorias sobre él, es­oritas en aos a,ños 20. Todos es.tos do­cumentos se publican en ia pre&en1e edi­ción.

El volumen está ordenado cronológi­camente, describiendo 'la vida de JIébni­kov desde ,la infancia hasta sus últimos días. Pero la memor,ia humana no siem­pne es caba.ol, por 110 que el aparato cien­tilico de tia edición, tan importante en publicaciones de esa indole, corrige y completa :10 que han alterado u omit-ido sin querer los autores. Los documentos

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y materiales de p.e-riódicos de los años 1910 y de archivo, que son incluidos en los comentarios, reflejan el proceso Hte­rario de aquella época.

J.lébrrikov estuvo vlÍnculado es,trecha­mente con los pintores de vanguardia rusa de prinoipios de sig:¡o. Además de fot'ografías, en esta edición entrarán obras del mismo Jlébnikov y de amigos íntimos del ,poeta, cuyos nombres son orgullo del arte ruso: Malévich, P[,lónov, Lariónov, Goncharova, Hul"l,iuk... Mu­chas de estas obras se publican por pri­mera vez.

Efectivamente, abundan 'leyendas en torno a la v,ida y la obra de Jaébnikov. Toda su vi9a de peregrino y vagabundo fue uno «mito». «Jlébnikov es autor mi­tológico, creador del ta,l vez más asooID­broso mi,to poético de :los tiempos mo­dernos -escribía el orítico literario Mi­rón Petrovsk!i-. Pero el mito sobre el prop'io Jlébnikov va a contrapelo del ~onocimiento oientíofico objetivo. Susti­tuir tia leyenda sobre el poeta por una rigurosa imag¡en científica es tarea Un­prescindib1e, dado el inapagable interés social] por na vida y la obra de JIébruikov.»

Entrevistó : Irina SKURIDINA

8 8'S

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·\ ANDRIS JAKUBANS

Opiniones de Andris J akubans

. - El real!ismo de hoy dista mucho del oláSlico, «normativo». El escritor as­pira a trascender ' [os marcos del sentido «común» pa,ra penetrar en el mundo ín­timo, lirico, subconsciente, donde se pro­g ucen .Jos prinoi pa'les movimientos del alma humana, o a'l mundo del absurdo, de la paradoja. Porque das paradojas son «vLtaminas» del alma y se aprenden me­j.or que las verdades de Perogrullo.

- Me preocupa que la .l!iteratura de ~a perestroika se convierta en coyuntu­ra, y la crítoica, en moda. A~gunas veces me preguntan por qué no fustigo a los burócratas a quienes hoy se ha dado en llamaT freno de la peresrroika. Creo que el principall freno del progreso está en nosotros, en la inercia de la mentaoLidad y de ¡la acoión. No es fácil renunciar al pasado, pese a que ya están por atrás los tiempos en que ~a moral era sinó­nimo de política, mientras que el colec­tivo absorbía a la persona'lidad. El ser humano debe recobTar la confianza en su propio valor e ·individ ualidad. Cuando la vida se desvruloriza, la sociJedad se deshuman.iza y se va el oxígeno psicoló­gico.

ANDRIS J AKUBANS

es escritor, guionista, traductor. Nacio en 1941. Se graduó en la Universidad Letona. Trabajó de estibador, obrero de montaje. Empezó a escribir mientras hacía el servicio militar. Es autor de los libros Mi guitarra blanca, . La cena con un 'Payaso, Ida de .la bruja, Restauración de las mariposas y de -nu~vo un perro de las mariposas, Sus ' obras han sido ve¡'tidas al checo, polaco, finés , búlgaro, inglés y alemán. Reside y trabaja en Riga.

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24 _', N'E:V A , .: MOSKVA, ZV.ELDA

Isadora Duncan, . durante su estancia en la U .R.S.S.

uno d~ nosotros por el vacío espiflitual que se configuró en la sociedad (a!1go como continuación de la ampliamente conocida novela El último guerrero), y Vereschaguin, Corvus Corone, en la cual el autor indaga -en forma grotesca y con elementos de ficción- el aotuall Moscú: ua sucesiva destrucci6n de mo­numentos mtllguos, e1 agravamiento de las relaoiones sociales, la exacerbación de los problemas ec~lógicos;

- la novela de MikoUJlish, Homínidos. Vida y aventuras de un joven idealista, Cl,lyo .protagonista perdió la costumbre de fundarse el ído!lo;

- la novela de P'rojánov, El ángel paso volando, narración de ~iI1tensa in­triga sobre un hombre preocupado por el predomilIl!io de las tendencias tecno­crát,icas en ,la vida de nuestro país y del :resto del pllaneta; • ~ los ;relatos de Sídorov, Encuentros .y' Maestros, sobre na vida espiritual de 'Rusia 'Y 'de India, sobre rro que puede

denominarse fenómenos no identificados del cosmos Y de la psiquis humana, Y de SOIloújin, La risa tras 'el hombro iz. quierdo, novela conta que a juzgar por la vasta correspondencia de ,lectores .. sus­cito un ampno Y vivo in.terés (a princi­pi9s de 1989 publicamos ~a primera parte de la obra). . Con el propósito de cont~uar la tra­dioión de nuestra revista que apoya la v'¡nculaoión de la filosofía rusa e india. nos proponemos publicar Shambala res­pJandeciente, de Niko1ái Rér~j, ltibro iné­dito en nuestro país, e1 cual está ded~cado al misterioso y legendario País de los Hima:!aya, y el pr,imer li.bro de la serie «Etica Viva», Hojas d~l jardín de Maria (1 volumen, Clamor; II vo1umen. ilumi­nación).

La redacoión proyecta publicar El viejo Moscú, destacada obra de Pyl:iáyev. nQ reeditada desde hace cien años. El título eXlÍme de explicaciones y comen­tarios detallados. El }libro de Pyliáyev nos revela un mundo pasado, distanciado de todos nosotros por el decursar de ~os tiempos, pero extraordinal.'liamente vivo, cálido y muy interesante desde el punto de vista cognoscit ivo, Un mundo olvi­dado .. .

GUENNADI NIKOLÁYEV,

DIRECTOR DE « ZVEZDÁ»

La prosa, que predomina en nuestu revista, estará representada en 1990 por los nombres y títulos siguientes:

Lijodóyev: novela histórica El alma­naque familiar o La vida desde el final hasta el principio. El autor desarrolla -sobre la base de documentos y [eyen­das fami,liares- una originaJ concepoión histórica de la revolución rusa, presen­tada no. en forma de crónicas, sino a través del sistema de imágenes literarios. En -la novela apareaen personajes idea­dos por el autor y f,iguras históricas: Lenin, Trotski, Strulin, Zinóviev y Ká· IPenev. . , " , S91zhenitSin: novela J\,gosto del Ca­. torce, Pr,imer Bloque de «narraélón en

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REVISTAS LITERARIAS DE LOS AÑOS 90 25

condenas cumpllidas», La rueda roja, que SoIzhenitSlin continúa desarrollando .en la actualidad. : Kornílov: Desmovilización. Novela que

habla de la intelecturulidad soviética en el período de «desmelo» con Jruschov, sobre el inioio de 'la «desmov:i1ización» del pueblo que salía de los terribles cuar­teles del estaliruismo ... La novela escr,ita a fin de los años 60 fue editada en Occidente mientras que en nuestro país se publica por primera vez.

Sosnora: Mi casa. Novela confesiona1 de un poeta que, como saben y recuerdan los lectores de su poesía, t,iene una mun­dividencia compleja y or.iginal.

Suchkov: Historia de AIpátov. Rela­to sobre un soldado de guardia, que fue a parar all otro lado de la aaambrada.

Mass: Sorele. Relato documenta~ so­bre el destino trágico de los aotores del Teatro Judío de Mijoels.

Las memorias acaso sea el género más popular de la aotualidad. En 1990 empeza·remos a publicar Ilas memor-ias Es mi confesión, del Genera'l «disiden­te» P . Gr.igorenko, y el libro La mujer férrea, de Berbérova, sobre Zakrévs­kaia-Benkendorf-Bud'berg, mujer rusa de extraordina,rio destino, quien durante muchos años fue secretaria personal de Gorki y luego de Wells.

En lo oonoerniente al género per,jodís­tico mencionaré ,las obras .pr.inoipaaes: B. Nikolslci . La lucha por la democracia; V. Tendriakov. Metamorfosis de la pro­piedad; Ya. Gordin. El mito de la con­fabulación masónica.

En la labor de la revista pa·rtlÍoiparán activamente los científicos: el historiador y etnógrafo Lev GumiEov ofrece capí­tulos de un libro de que ¡es autor, el his-

toriador Vlinográdov y el médico Samói­lov, un artículo sobre Iván PáV'lov; el historiador Roi Medvédev, el a,rtículo sobre George o.rwell; el f.ilósofo Kagan. un artículo sobre el papel de qa aJase obrera en 1as condiciones del presente.

La sección de critica ofrecerá en for­ma sistemática trabajos de autores so­viét,icos y extranjeros sobre Ila prosa y la poesía contemporáneas, artíoulos so­bre la obra de Mijaíl Bulgákov, Yuri Dombrovslci, Feódor Abrámov. V,ladimir Nabókov. Iósif Brodsk;i. etc.

Estamos preparando materiruJes dedi­cados aI centenario na'talicio de Paster­nak, a la herencia l,iil;eraria de BeLi. Kuzmin, Guippius, Kazakov, a ensayos literar,ios de fi'lósofos rusos de principios del siglo XX y de escritores extranjeros.

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Leningrado. Monumento a Catalina II.

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ALEXANDRE . MIKHAILOV

Perestroika y crítica en la U. R.' S. S. (*)

LA crítica se encuentra siempre · bajo el fuego de Jos 'escritores, · novelistas, poetas, dramatur­

gos ... No recuerdo que, a lo lar­go de la historia de ·la IJioteratura rusa contemporánea, haya habido un solo momento en el que los escritores hayan dicho: ¡q.ué crítica tan admirab}e tene­¡nos! ni, por su parte, dos críticos: ¡qué hermosa literatura ;la nuestrra! · Este descontento mutuo es, probable­mente, el que estimula el avance de la literatura y de la crítica, obligándolas a dirigirse hacia unos fines concretos y a arriesgarse y embarcarse en nuevas ex­periencias.

En todas las épocas, y debido a la es­casez de obras maestras, da crítica ha en­contrado razones para mostrarse jnsatis­fecha con el n'ivoel de ,la aiteratura. Ac­tualmente, en el mercado 'literario abun­dan obras de un nivel med10cre o, m­cluso, bajo (y no me estoy refiriendo a la literatura vulgar) y, aunque llamamos al sigtlo XIX «ell sig,lo de oro», no po­demos olvidar que junto a Pushkin, Go­gol, Tourgueniev, Dostolevski, Tolstoi o Chejov existieron otros escritores y obras de un nivel inferior: obras mediocres e incluso de mala calidad que, sin embargo, tenía'u sus lectores. Pese a ello, no po­demos dejar de hacer justicia a,1 «siglo de oro» puesto que entonces no había tantos libros maOos como aos hay actual­mente.

Es preciso preguntarse si el motivo por el que ;]os esoritores no están contentos con la crítica es porque la s,iguen con­sid'erando bajo el prisma de su propia experiencia, aunque no quisiera simpli­ficar el problema dióemdo que la crítica está mal vista por aquellos que se con­sideran erróneamente juzgados. Refirién-

* Traducido por Alicia Rosales Matrán . To­mado de la Revue n.O 33 de la Association Jnternationale des · 'critiques Littéraires.

donos a ~os grandes escritores y a [as obras Jiterarias «de gran calibre», esta actitud probabl'emente se deba al hecho de que la orítica no ha s'ido capaz de mostrar toda la profundidad, todas las conexiones y todos los matices estéticos de una obra 'llueva. No es casuaEdad que una vez transcurridos años y hasta siglos, volvamos a analizar ilas grandes obras Jiterarias descubriendo en ellas nuevos sigruficados y atractivos.

En una palabra, .]a mutua insatisfac­ción que manifiestan los críticos a;l re­ferirse a la literatura y los escritores al hablar de ija crítica no se debe a las am­biciones o al ma:] carácter de unos y otros, aunque sea la real'idad del proceso 11te-rario.

Los crítkos estamos hoy aquí reunidos para discutir, entre nosotros, acerca de 'la ' crítica y, posibJ.emnte, · oritica,rla. No podemos y no debemos ser indulgentes al hablar sobre el nivel de 'la crHica en nuestros propios país'es.

Me 'gustaría decir que en el caso de nuestro país, me refiero . a .]a literatura

A. Kostin . . Pushkin: Evgueni Oneguin. Ilustración.

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28 ' . A.,LE'XANThRE ' MIKHArLOV

N. Kalinin. T. Gautier. Viaje a Rusia. Ilustración.

y crítica .fusas (aunque se puedan llevar a cabo apreciaciones simillares para las demás literaturas nacionales), somos tes­tigos de un proceso de reva'luación bas­tante imperativo y dramático. La libera­lización de ·la vida pública en tiempos de Krutchev supuso el levantamiento del «-telón de acero» haciendo posibJe que se descubrieran muchos escritores y obras hasta entonoes prohibidas. Sin embargo, presionado por 1as fuerzas oonservadoras y receloso, él mismo, de la velocidad con que dicho proceso se desarrollaba en el terreno ~iterario, Krutchev se ,lanzó a un ataque contra este fenómeno.

No hablo de la era de Breznev durante la cual se frenaron ;los avances y se es­trangularon nas tendencias liberales en la ,literatura y el arte.

Ahora han cambiado muchas cosas. La Perestroika no sólo ha afectado a 1a ac­tividad política y económica sino tam­bién a 'la vida cultural. Los lectores vuelven a descubrir nuevos nombres. Para empezar, pueden acceder a ese continente, hasta ahora desconocido, que es el de la 1iteral:'ura de los emigrados, conocida como «literatura de Ja primera dleada»

de emigración (es decir, aquellos que se marcharon nada más termina.f la Revo­luoión de 1917). Tanto los lectores como Jos críticos 'lüerarios tienen hoy la posi­bilidad de conocer las obras de grandes escritores sin Uas que el panorama de la litera·tura rusa esta,ría incompleto. Cabe citar aquí el nombre de VladimiF Nabo­kov, sin olvidar tampoco a Ivan Bounine, cuyas obras acaban de empezar a publi­carse en nuestro país aunque de forma incompleta. . Los IJectores han recibido y continúan recibiendo las obras de Mikhall Boulga­kov y de Andrei Pllatonov, víctimas de numerosos ataques, y cuyas obras estu­vieron prohibidas durante años.

La aparición de 'las obras de estos grandes escritores ha t'fansformado radi­calmente los criterios de evaluación de la li-teratura contemporánea establecidos por ;los aectores y los oríticos. Aquello que por e l mero hecho de pertenecer a la literatura socialista soviética se conside­raba modélico, ha pasado a ser actual­mente a.lgo lúgubre y sin atractivo.

Acabamos de publicar -con una gran tirada- las obras de escritores vivos o

V. Ermi1ov. Grabado' en -linóleo, 1920.

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PERESTROIKA y CRITICA EN LA U.R.S.S. 29

recientement'e fallecidos y, hasta ahora olvidados, algunos de los cua'les eran co­nocidos en Occidente pero no habían sido publicados nunca en nuestro país. Tam­bién, se han empezado a publicar en pe­riódicos y ediciones de libros las obras pertenecientes a los escritores de Ua ter­cera oleada de emigración. Entre ellos, ocupa un ,luga,r destacado Mexandre Solj-~nitzine, uno de los grandes escritores rusos contemporáneos.

Todo esto ha modificado radicalmente el panorama de la Uiteratura rusa. Los críticos se han visto obligados a buscar otros criterios de evaJuación, a introdu­cir una nueva escala de vallores y a mi­rar con ojos nuevos la historia de la '¡'iteratura de ,los últimos setenta años. Pa­rece evidente, por tanto, que la crítica no está preparada para reconsiderar se­riamente el proceso; tarea que, a decir verdad, resullta imposible de realizarr en un plazo tan corto. Por este motivo el publicista, para quien las emociones do­minan frente al aná¡'¡sis, a menudo su­planta a ,la crítica mientras el analista hace oídos sordos, negándose a escuchar cualq uier opinión contraria.

E n algunos casos, dicha revaluación puede llevarnos a confundir Jos términos. Por ejemplo, es fáciil caer en la tentación de desacred'itar o rechazar Ua persona o la obra de escritores tan importantes como Gorki o Maiakovski.

Y, sin embargo, no cabe duda de que es preciso mira,r con ojos nuevos a ambos escritores. Si bien Gorki fue proclamado

como el fundador del reaolismo socialista no es menos verdad que algunas de sus obras, de sus cartas o de sus pensamien­tos, que claramente contradicen este ti­tulo, no se han pulJlicado nunca. Como ahora -y no lo ;lamentamos- hemos dicho adiós al reatlismo socialista, hay quienes intentan «arrojar a Gorki del. barco contemporáneo» como elirían los futuristas rusos. Sin embargo, Gorki es un fenómeno en ,la \literatura del siglo XX, un autor de talla no sólo europea sino mundiall y debemos analizar su he­rencia de manera consciente y rigurosa­mente ci·entífica.

Las tentativas de minimizar la impor­tancia de MaiaIcovski, uno de 10s pr ime­ros poetas de vanguarelia del presente si­glo, son del mismo orden. Se pretende presentarle como ideólogo del estalinismo basándose para ello en conclusiones ab­solutamente falsas. Considero que se tra­ta de un aoto de venganza puesto que el poeta fue «canonizado» por Starrin quien, por otra parte, no tenia ya nada que temer del difunto.

Estos son algunos ejemplos caracterís­ticos de Jo que está ocurriendo en el país. A pesar de todo, no pienso que la critica se encuentre en un callejón sin salida. Tiene que pasar tiempo antes de que desaparezca el desconcier,to y para que los criterios científicos vuelvan a ocupar el lugar que 'les corl'esponde. Será entonces cuando el panorama de la literatura rusa del siglo XX adquiera su verdadero as­pecto.

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Campana de Moscú.

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Historia, Revolución, Literatura (*)

VLADLEN SIROTKIN y ALEXANDR SOVOKIN, I ambos doctores en Historia, ALEXANDR TSIPKO, doctor en Filosofía y FIODOR CHAPCHAJOV, crítico y miembro ,del Consejo de Redacción de «Literatúroaya · Gazeta». se reunieron en la sede de este semanario para analizar la literatura que se refiere a la historia del Estado soviético, «Archipiélago GULAG», de Alexandr Solzhenitsin, y otras obras que antes no eran conocidas en los amplios círculos de lectores. Ofrecemos el texto abreviado de esta (liscusión.

FIODOR CHAPCHAJOV: Segura­mente, coincidimos en que 1a publicación del Archipiélago GULAG, de A:lexandr Solzhenitsin, primero en la rev1ista Novi Mir y luego fo rmando el primer tomo de sus obras (Editoriall Sovetski Pisátel), fue el acontecimiento más notabl,e en la vida diteraria del alño pasado. Muchas revistas anunciaron que ya este año co­noceríamos otras obras del mismo autor: Primer círculo, Cancer Ward, y Jos «nu­dos» de la Rueda roja. La gran mayoría de Jeotores sólo ha oído habla r de estos libros, fueron muy pocos los que Ilos .]e­

yeron. Abara llegan a ser pat.rimonio de todo el mundo. . Junto con Archipiélago GULAG, me parece, cabe recordar también otras obras: Pensamientw importunos, de Má­ximo Gorki, las cartas de VJadími'r Ko­rolenko, Las fuentes 'y el sentido del co­munismo ruso, de Nikolái Berdiáev, los diarios de Mijaíl Prishvin, Chevengur y El foso, de Andréi, P.latónov, y Todo corre, de Vas iJli Grossman. El que estos libros ya sean patrimonio de nuestra vida cultural. amplia inconmensurablemente los límites del 1ema enorme que se llama «La revoluoión y la literatura». Pues nos hemos reunido aq uí para aolarar qué han aportado estos libros a nuestro conoci­miento y comprensión de la historia.

(*) Tomado de Literatura Soviética, n.O 7 'de 1990.

ALEXANDR SOVQKIN: Uiltimamen­te, la obra de Solzheni-tsin atrae Ja aten­ción de muchos órganos de prensa. En una ocasión ya expresé mi opinión sobre Archipiélago GULAG. El escritor devino un verdado::-ro cron'ista de 1as pruebas y los sufrimientos por los que pasaron el propio autor y miles de otros condena­dos sin culpa a los campos de concen­tración staEnianos. Archipiélago GULAG describe el destino trágico de ,los humi­llados injustamente en los años de las repr·esa1lias stalinianas, cuando 10s órga­nos puni,tivos, que de hecho, por orden de Stalin dejaron de subordinarse al par­tido y el Poder soviético, perpetraban arbitrariedades, exterm;naban a los cua­dros soviéticos y del partido, ultrajaban a qui.enes caían en sus manos.

ALEXANDR TSIPKO: Quisiera ha­blar de lo que más me emociona: Plató­nov, ,las cartas de Korolenko, Pensamien­tos importunos, de Gorki, y 'Ios ~mpresio­nantes diarios de Prishvin. Estas obras no sólo deben conocerse y apreciarse por sus valores estéticos. Me parece que lo importante es que ayudan a encontrar una respuesta acertada al interrogante principal que hoy se plantea ante los intelectuales. Después de que nos ente­ramos de ,los horrores del sta'l.in~smo, de nuestra historia posterior a la Revolución de Octubre, cua'lquier persona normal debe preguntarse: ¿Por qué ocurrió esto,

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32 HISTORIA, REVDLUCIÓN, LITERATURA

acaso no era posible evitafllo, acaso no existían fuerzas opuestas al proceso de autoexterminio iniaiado por aquellos acontecimientos -radicales?

Hay quien afirma que na crueldad, Jas ansias de la venganza y Jas ,represiones estuvieron predeterminadas por toda la marcha de nuestra histoflia y nadie pudo oponerse a ello. Creo que 'la importancia excepcionaol de Andréi P,latónov consiste en que refuta este punto de vista. Sus libros testimonian que no es cierto que aquella época y 'la gente de aquella épo­ca no se guiaban por Jos criterios mo­rales, que todos aceptaban la crueldad como un bien, suponi,endo que sin la crueldad y sin tlas represalias era impo­sible resolver ~os problemas socirules can­dentes.

No cabe olvidar que entre 'los inte­lectuales rusos Jos bolcheviques formaban una minoría ins:ignificante. Además, ¿es aplicable dl concepto «intelect,urul» a quien está convenido de que ,todo cuanto sirve a 10s intereses de la clase obrera es moral; quien supone que para él las leyes, aa moral y !la religión no son más que prejuicios burgueses? No es casual que después de ila guerra oivil casi todos los intelectu rules rusos se vieran forzados a abandonar Rusia. Tampoco es casual que en el propio partido bolchevique la gente culta formara una mIDoría insigni­ficante.

VLADlJEN SIROTKIN: y en Jas re­voluciones norteamericana o francesa del siglo XVIII, ¿acaso .]os radica'les cons­tituían Ua mayoría del público culto? Y Belinski, Herzen, Dobroliúbov, Písarev, Chernishevski ¿son la mayoría o ~a mi­noría de !los jntelectua'les rusos del si­glo XIX?

En general, me parece un error for­mular así el problema, porque si ~os re­volucionarios fueran la generalidad, ¿qué faHa harían las revoluciones?

Lamentablemente, en esto consiste la tragedia de muchas revoluciones, cuyos líderes en aras del «bien de 1a mayoría» imponían por la ,fuerza (so pena de ·la guillotina o de Jos campos de concentra-

ción en Solovkí) la vdluntad de la mi­noría revolucionaria.

No es oierto que después de 'la guerra civil «casi todos aos intclecturules rusos» abandonaron Rusia. Emigraron cerca de 2,5 millones de una población de 130 millones, con la par.tioularidad de que no todos entre los primeros, ni mucho me­nos, eran intelectuales.

¿Qu:iénes IT es ayudaron a los bolche­viques a ganar 'la guerra civi1? Los «es­pecia'listas miJitares», ex generales y co­ron~les zaristas, que, como reconoció el general Denikin en Ja emigración, ayu­daron con su «mente y experienoia» a organizar el Ejército Rojo. ¿Quién rea­lizaba en la práotica la Nueva Política Económica? ¿Stanin, Mólotov, Kaganó­vich? Ni mucho menos : 'los profesores Kondrátiev, Chayánov, Yurovski y cen­tenares de otros intelectuaIes morruJmente honestos de la Rusia prerrevolucionaria.

Es verdad que Stalin condenó a todos estos «adláteres» a la muerte o al GU­LAG, pero eso ya no es tema concer­niente a la revolución, sino a la contra­rrevol ución.

Esta escisión entre Gos initelectuaJes rusos se ve olaramente en los tándem Korolenko -Lunacharski y Gorki- Pla­tónov.

A.T.s.: Son asombrosamente distintos los caminos de la revoluoión espiritual de dos escritores : Gorki y Platónov. Gorki en P.ensamientos im¡portunos com­prende perfeotamente todos ,los puntos neurálgicos de 'la política de los bolche­viques. En ello es precursor de S01zhenit­sin. Gorki comprende que ila autocracia y la revolución generaron ,la crueldad, y en más de una oca ión, práoticamente, justifica esta crueldad. Pero, por otra parte, Gorki comprende que un intelec­tual no tiene derecho de apelar a [as ca­pas ignorantes de 'la sociedad, porque son una gente desgraciada, movida por ~a envidia y el ensañamiento. Esta parte de la sociedad es muy susceptibae a Ja demagogia social y política. Pero más tarde Gorki dice que ~os bolcheviques 'Jeflíal). razón cuando' ~destruían la ~ieja Rusia en aras de un gran incendjo, por-

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mSTORIA, REVOLUCIÓN, LITERATURA 33

que aquello era necesario para liberar all hombre.

En cambio, Platónov en la novela Chevengur, escrita en 1929, descubrió que ia destrucción de 110 viejo conduoe, prác­ticamente, a ,la catástrofe. En esencia, EJ foso es un tratado, una discusión con el marxismo. P,latónO'v comprende que 1a idea ma'rxista encam.inada a eliminar lo espontáneo en la vida sociall y la regla­mentación general cond ucen al régimen ouar·telario. Comprende que no puede haber ninguna fel,icidad y que ningún experimento puede traer resuMado por­que nadie ,tiene derecho a resO'lver en su nombre el destino de otra persona. Platónov señala que !la propia incorpo­ración de .la gente a la corriente revo­lucionaria, cuando uno se ve ob[igado a violar la ley, Callar 1a bayoneta en el pecho de su hermano, no puede llevar al resurgimiento moral Stalin es una consecuencia de la guerra civiU. Aquella catástrofe moral que estuvo predetermi­nada por ~a guerra civi'l, tenía que dar vida, inevitablemente, a un fenómeno del tipo de Stal~ n. Aquí está presente la ru­tina de la destrucción de la mora1.

V.S.: Es asombroso, pero en nuestras discusiones sobre Ja histonia y la ¡litera­tura, nosotros, en Uo f'undamental, '!lOS

ensimismamos en los problemas de nues­tra Patria. Aunque, 110 que discutimos - hablandO' de Salzhen~tsin, Platónov, Grossman, ZamiatioJl, Berdiáev-, la hu­manidad viene ana'lizándolo desde hace unos 300 años. A veces, cuando uno lee nuestra literatura, parece que todo esto ocurre sólo en nuestro país. En Francia sobre Robespierre se ha escrito ciento de veces más que sobre Stalin en nuestro país. Mientras que un problema mucho más importante es Uarevolución y la li­bertad, el Estado y el individuo.

La divisoria que pasa entre los escri­tores, filósofos e histO'riadores es una: en pro o en contra de las revoluciones en tanto que <<!locO'motoras de la historia» Ca r,l os Marx. Por ejemplo, Alexandr Solzhenitsin está en contra. Para él, cua'lquier revollución se igualla a la cons-

trucción del GULAG. El escritor nO' es pionero, ni mucho menos aa afirmarlo. En Francia, la RFA, EE. UD., HaJIia y Polonia existe enorme 'literatura historio­gráfica que prueba que ,las revoluciones europeas «no eran ~ógicas, ni indispen­sables».

A.T.s.: Hay revoluciones y rev()llu­ciones.

Cuando hablamos de la Revolución de Octubre, tenemos que distinguir sus con­signas, apoyadas en el sentido común, y el programa estratégico de 10s bolchevi­ques, apoyado en la utopía de Marx. No olvidemos que Lenin, llevando a las capas más pobres de Rusia a,l asaJIto del Pallacio del Invierno, en aquel momento no se guiaba por el sentido común, sino pO'r una utopía. Y 10 confesó en 'los fi­nales de su v.ida. Pero !la Nueva Política Económica (NEP) como una oportuni­dad, como un camino hacia el sentido común, hacia la vida, fue perdida. Triun­fó la no vida.

Por eso estoy en contra de los in­tentos de intel'pretar la perestroika de hoy como una continuación de la Re­volución de Octubre y de sus ideales. La perestroika tiene su razón de ser sólo como una revolución del sentido cOlnún, como una segunda NEP que se rezagó en más de medio siglo. En esen­cia, está llamada a curarnos de aque­llas enfermedade$ igualitaristas, que los bolcheviques, en su embl'iaguez revo­lucionaria, inocularon conscientemente a Rusia durante el «colnunismo de guel'ra».

V.S.: A este respecto, yo estoy abso­lutamente en contra. De uas revoluciO'lles nacieron los Estados de derecho en la Gran Bretaña, en EE. UD. y en Francia. ¿Acaso no 'es a lo que aspiramos hoy nos­O'tros, aunque con un atraso de setenta años, aprobando las 'leyes de derecho en 'las sesiones del Sov:iet Supremo y en las del Congreso de los Diputados Popula­res? Por supuesto que la división de ,las revoluciones en «sensatas» y «no sensa­tas» no üene nada de nuevo. PO'r ejem-

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plo, Margaret Thatcher considera que la revolución inglesa fue «sensata», pero la francesa no Jo era, y ~o declaró en pú­blico en los festejos dedicados al 200 aniversario de esta última en París.

Los orígenes de ,la actual crítica de la Revolución de Octubre hay que buscar­los en Las fuentes y el sentido del co­munismo ruso, de Berdiáev. De alli pro­viene la filosofía de Solzhenitsin. Gros­sman, Platónov y Zamiatin. Berdiáev tiene razón al decir que el comunismo ruso no nació de ~a Revolución de Oc­tubre y no se desarrolló en GULAG, sino que proviene de Radíschev * y de ~os decembristas.

Durante un largo período en nuestra literatura destacábamos conscientemente sólo na corriente radicai-populista y ~uego marxista en el. pensamiento sooial ruso que llamaba a Rusia al incendio (Ra­díschev- Belinski-Herzen-Chernishevs­ki- Plejánov), y silenciábamos conscien­temente (no se incluía en el programa de enseñanza) la corriente moderada re­ligiosa (Chaadáev- Dostoievski-VL So­loviov- Berdiáev) la cuall, en pos de Pushkin, repetía: «No quiera Dios que seamos testigos de ver una revuelta rusa, estúpida e implacable» ..

La equivocación fundamental de Len.in y de los bolcheviques en 1917 residía en que confiaban en el inminente comienzo de una revolución proletaria mundial en Occidente y en el 'inminente derrocamien­to del yugo cdlonialista en Oriente (Le­nin: «Comenzamos nuestra obra confian­do exclusivamente en Ila revolución mun­dial»).

A.T.s.: El error de Lenin no consistía en que sobrestimó la madurez revolucio­naria del proletariado europeo, sino en que nunca pensó en serio en ~ as conse­cuencias de Ja guerra civhl desatada por él. en 'la po ibi:Iidad de rea:lizar su sueño, el que impuso a su propio pueblo.

A mi modo de ver, Grossman en su

• Alexandr Radíschev (1749-1802) , escritor ruso, precursor de las ideas revolucionarias en Rusia, abogó por la abolición de la ser­vidumbre.

novela Todo corre tiene razón al afirmar que no hay el problema Sta'lin, sino el problema Lenin, bolchevismo.. Pero no tiene razón rul pasar comp1etamente por alto ftas fuentes marxistas de'l bolchevis­mo. A propósito, Grossman en muchos aspectos se contradice. Por una parte, dice que Rusia eligió a Lenin y fue en pos de él. Pero, por otra parte, afirma que para logra'r la victoria Lenin tuvo que subyugar con espada y fuego a Ru­sia, y sin dudar .un instante borrar de la faz de la Tierra provincias y distritos que ponían en tela de juicio su justeza ortodoxa. Pues ¿quién seguía a Lenin? Grossman no es sincero en lo funda­menta'l, en su afirmación de que «el sanctasanctórum de ~a revolución rusa». de la Revdlución de Octubre, fue la li­bertad, que, supuestamente, traicionó Lenin. La in,tolerancia que mostraba Le­nin para con .la libertad política, esa in­tolerancia de la que escribe Grossman. no proviene del carácter ruso, sino, antes que nada, de ,la dootrina mancista sobre 1a dictadura del pr~etaúado, de ~a con­vicción marxista de que 'la hbertad y los derechos burgueses, el parlamentarismo y la libertad de prensa debían caer en el curso de 'la triunfa~ revoJución pro­ktaria.

Es evidente que cuando se trata de un r.evolucionario, más aún, de un partida­rio de la doctrina sobre ~a dictadura de1 prdleta·riado, entonces 'la cuestión del ca­rácter nacionrul se tra~ada a segundo pla­no. Los rusos Lenin o Bujarin, por sus sentimientos y convicciones, distan más del ruso Korolenko que del judío Bcla Kun o del pO'laco Dzerzhinski. Pero al mismo tiempo los judíos Pasternak y Guerhenzón, por su estructura moral. tienen inconmensura]j]emente más afini­dad a ~os rusos Berdiáev y Bulgákov que a los judíos Trotski o Blumkin.

A mi modo de ver, Grossman no es fuerte en el anáJlisis de ~as fuentes del leninismo, sino en la descripción de este fenómeno, porque se a'Írevió a ver a Lenin y la Revo'lución de Octubre con ojos normales, partiendo del sentido co­mún y rechazando nos mitos. La publi-

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l eni ngrado. Palac io de Invierno. Octubre de 1917.

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cación de esta novela en Oktiabr, así como del djario de Prishviill y de los ar­tículos de Burtin sobre Marx es tan ne­cesaria como ,la publicación de las cartas de Korolenko a Lunacharski en Novi Mir o la publicación del a'ftículo de Soloújin «Leyendo las obras de Lenin» en ila re­vista Ródina. Cuando se puede pensar hbremente en todo no es difícil distinguir una equivocación de 'la verdad. Lo peli­groso es cuando so pretexto de luchar por ,la verdad rustórica, por ila dignidad de su propio pueblo, se pone en duda la propia libertad de prensa y 'la libertad de discusión. Nunca comprenderemos lo que ha pasado con nosotros y cómo te­nemos que vivir en adelante si otra vez ponemos un ,tabú sobre la temática le­ninista.

V.S.: Su «JWCIO» instruido a Lenin me recuerda Jos «procesos» contra Ro­bespierre durante los recientes fest'ejos del 200 aniversario de la Revolución Fran­cesa . En París, un grupo de historiadores y fi'lósofos sensatos creó incl uso una «So­ciedad en defensa de Robespierre». Creo que la causa de Lenin no necesi,ta de una defensa como ésa en nuestro país, porque su critica Ca'l igual que la de Solzhenitsin, Grossman y otros) refleja como un espejo aquella iconográfica imagen dogmática de Lenin, que provie­ne de Stalin y que durante años venía imponiendo nuestra literatura histórico­partidista: Lenin es monolítico, ortodoxo, recto como una flecha desde su destierro en Shúshenskoye y hasta su muerte. Aho­ra usted cambia en un ,instante los pallas y al Lenin stalinista ~o transforma en el de Solzhenitsin y Grossman. ¿No se convi'erte usted en sacerdote de otra le­yenda?

Usted ha mencionado 1a NEP como una vía hacia el! sentido común, hacia la vida, que lamentablemente, quedó desbaratada. Pero en este caso Lenin es completamente disrinto, es un Lenin que en enero de 1923 reconoce con dolor: «Nos vemos obligados a reconocer el cambio radicall que se ha operado en todo nuestro punto de vista sobre el so-

cialismo». ¿De quién era este punto de vista? De Marx y Engels. Recordemos que en el XI Congreso del partido, en la primavera de 1922, dl último Con­greso en su vida, objeta apasionadamente a los ortodoxos doctrinarios Pr'eobraz­henski, LaTin y Piatakov: «Ningún Marx y ningunos marxistas podían prever esto (la NEP. - Nota de V.S.) y TIa hace fa:lta mirar para atrás».

Desgraciadamente, la enfermedad y la muerte no de permitieron a Lenin llevar hasta cl fin este «cambio radical». Pri­mero ganaron la ba,talla los doctrinarios tipo Zinóviev, y 'luego sobre sus espaldas llegaron al poder Uos arri bistas sin prin­cipios del «comando» de Stalin .

A.T.s. : Siempre me asombra con qué facilidad, en diversas etapas de su 'lucha, Lenin cambia los paradigmas de partida de su pensamiento. En su juventud, cuando lucha contra el utopismo de los populistas revolucionarios, sostiene el punto de vista de la producción, habla con madurez e intdligencia de que es importante conservar y consolidar las condiciones objetivas del trabajo campe­sino en Rusia. Cuando polemiza con Stolypin, ve que nuestro campesino es pobre, antes que nada, porque es pere­zoso, que en el campo ruso el campesino holgaz.án constituye la mayoría y en él radican todos los problemas. Pero en cuanto se agudiza 'la si·tuación, el enfo­que de ~a producción se esfuma y el campesino pobre, el holgazán, se con­vierte en el protagonista de la historia, en un portador de la verdad y la justicia suprema y se le confiere el derecho a destrui r cuanto apuntaila :eJ trabajo en la sociedad.

V.S.: ¿No sería más fáci'l declarar que todo el marxismo es una quimera y que 10s bolcheviques son fanáticos del poder. como lo hizo el profesor Zbigniew Brze­zinski, y se acabó? Pero cuando este último, después de un largo intervalo, volvió a visitar nuestro país y vio con sus ojos la perest'foika, este profesor, a juzgar por su entrevista concedida a

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HISTORIA, REVOLUCIóN, LITERATURA 37

Pravda, ya no habló del «fracaso», pre­firiendo el término «una crisis demora­da». Más aún, como un activista po­lítico, un analítico con -rica experiencia y un anticomunista convencido, de pronto declaró: «Yo quisiera que ,la perestroika se vea coronada con el éxito». ¿Acaso ha o'¡vidado que la perestroika tiene su origen en la Revolución de Octubre?

A.T.s.: Usted, Vladlén, no quiere re­conocer que el sistema de vrulores por el que se guiaba Lenin durante la guerra civil era erróneo. Usted no quiere reco­nocer que 'la revolución proletaria mun­diall, en la que ~os bolcheviques cifraban sus -esperanzas y en aras de .la cual sa­crificaban con la conciencia pura el po­tencirul humano de Rusia era una ilu­sión, igual que su fe en el comunismo. Para mí es evidente que la 'lucha que sostenía Lenin contra los llamados inte­lectua.J.es burgueses, el deseo de despren­derse 10 antes posible de quienes no com­partían su fe en el futuro reino comu­nista, causó un daño irreparable a nues­tro pueblo y también a nuestro Estado. Seguramente, los revolucionarios están condenados a sufrir la aversión hacia sus hermanos inte'lectua'les que alcanzan lo que ellos no pudieron alcanzar. Como regla general, un hombre que es capaz de llegar aJas aJI:turas de 1a maestría pro­fesiona,l, no se convierte en revolucionario profesiona.l.

V.S.: Me parece que usted funde su doctrina, su fe y su práctica. Desde el punto de vista de la teoría, ellos siguieron siendo doctrinarios de la revolución mun­dia'i. Tengo en cuenta a los bolcheviques de la guardia ,leninista.

Creo que muchos escritores nuestros no comprenden que :lo princi'pall son las consecuencias del ,propio acto del paso del poder de unas manos a otras. En particular, no lo comprende Alexandr SolZlhenitsin. El trabajo de un historiador y el trabajo de un escritor tienen su es­pecificidad. Yeso es natura~. Me parece que el escritor ha cumplido su cometido al presentar en forma artística Jos aconte­cimientos. En cuanto a sus concepciones

filosóficas, sus aspiraciones a anadizar y sintetizar la his,toria, aquí veo un amplio campo para la discusión. Porque ni siquie. ra León Tolstói ni Fiódor Dostoievski lo­graron construir una concepción filosó­fica íntegra ...

A.S.: Podría aceptar esta última afir­mación suya, pero a esta mesa no se han reunido escritores, sino científicos que deberhm atenerse a unos principios me­todológicos bien determinados y aducir unos hechos exactos y comprobados. La­mentablemente, podemos señalar que en varias ocasiones nos hemos desviado del tema. Como historiador de tia Revolución de Octubre que ha escr-ito más de un libro sobre esta gran revolución popula.r, no puedo aceptar la opinión de que ésta, supuestamente, no nos ha dado nada a nosotros. ni nada diera a ~a humanidad. Sobre es-te problema se ha escrito mucho y se escribirá aún más, mas es poco pro­bable que alguien, excepto los detrac­tores de la Revolución de Ootubre pu­diera confirmar esta conClusión. De la misma manera, no puedo aceptar cate­góricamente Ga opinión de que Lenin per­diera su fe en el socia.lismo en 1921 y comprendiera que era imposible cons­truir el socialismo en Rusia. Los parti­darios de esta idea parten de un postu­lado leninista, transmitido e interpretado incorrectamente, sobre «un cambio radi­cal que se ha operado en todo nuestro punto de vista sobre el socialismo». ¿En qué consistía, pues, ese cambio radical? Lenin incluso explica que «consiste en que antes poníamos y debíamos poner el centro de gravedad en Ua lucha política, en la revolución, en Ua conquista del po­der, etc. Ahora (en enero de 1923. -Nota de A.S.) el centro de gravedad se des­plaza hacia la labor pacífica de orga­nización 'cultural'». Resulta que éste es el quid del Munto, no s-e trata de una renuncia al sociaJIismo. Por falta de tiem­po, no me detend ré a ana1izar los pos­tulados, a mi modo de ver inconsistentes, de que Lenin, supuestamente, era parti­dario de Ila doctrina del «sal-to al comu­nismo», como tampoco el problema de

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los plazos de la viotoria de la revdlución mundial y la afirmación de que sólo Jos especialistas que no llegan a-las alturas en su maestría profesiona'l se convierten en revolucionarios. Después de tamañas desviaciones de la verdad histórica, nos parecerán de menor significa'ncia Uos erro­res que comete Solzhenitsin al bucear en Jas causas de 'las deformaciones directas en la historia de1 Poder soviético y en los orígenes que predeterminaron la vio­lación, por parte de sus órganos, de la lega'lidad y del orden jurídico.

Bajo la pluma de SolZlhenitsin, Lenin se pinta como culpable de ,todas las des­gracias que sufrieron las víctimas de ,las represiones en los años del Poder sovié­tico, se pinta como inspirador de las mis­mas, mientras que Stalin, ,tan sólo como continuador de su causa. Con frecuencia, Solzhenltsin cita algunas manifestaciones extraídas deI contexto de Uas obras de Lenin sin tener en cuenta la si tuación histórica concreta. He aquí un ejemplo. Del contexto del artículo de Lenin ¿ Cómo debe organizarse la emulación? cita las palabras: « ... limpiar el suelo de Rusia de todos :los insectos nocivos ... », descifrándolas de ta'! manera que Lenin no se presenta como defensor de los tra­bajadores pobres y oprimidos contra los explotadores, a lo que está dedicado su artícu~o, sino como un orgaruzador e ins­pirador ideológico de los arrestos y fu­silamientos de gente inocente. Sowhenitsin vio en el ar,tículo de Lenin sólo,]a com­paración de los explotadores, ladrones, parásitos y gamberros con Jos insectos. En cambio no presenta la ,lucha contra ellos como una defensa de ~os trabaja­dores contra los explotadores y los bri­bones, sino como el comienzo de la ile­galidad y la arbitrariedad continuadas por Stalin. Este método de traSladar los conceptos, nacidos en Ja época de la re­volución y de la guerra civil, a otra épo­ca, cuando los e~plotadores ya habían dejado el escenario histórico, significa pasar completamente por alto las con­diciones reales y concretas y abandonar los principios elementales del histori­cismo.

V.S.: Me parece que aoJ analizar el Archipiélago GULAG habría que com­paraI1lo con otros trabajos, escritos antes. Digamos con la recopilación Veji (<<Ja­lones»), cuyo 80 aniversario se celebró el año pasado. No es casual que esta recopidación apareciera después de la primera revdlución rusa, cuando sus autores vieron qué era 'la borrasca po­pu'lar. Ellos fueron los primeros en ad­vertir: señores de izquierda y señores de derecha, que en igual medida flirteáis con el pueblo, vosotros jugáis con el fuego, y os veréis barridos por aquella fuerza que se levanta en Rusia.

La corriente de la literatura rusa y del pensamiento social ruso, que toma sus inicios en Chaadáev y va hacia Dos­toievski y Solzrenitsin, viró del materia­lismo al idea'lismo y empezó a buscar la sa;]vación en la religión, apoyándose en la religiosidad del campesino ruso, en su moral, -revestida de sentimiento reli­gioso. Pero ellos conocían mal a su pue­blo, lo observaban como de 'lado, de las ventanas de sus fincas o durante 'la caza, como Nikolái Nekrásov. Era un conoci­miento especulativo.

A.T.s.: En esto hay que reflexionar de manera concreta y exacta. La pe. restroika, 'antes que nada, debe ser el resurgimiento de Rusia. Esto es impor­tante para todas las repúblicas, para todos los pueblos de la URSS. Si el corazón ,del país es sano, si en Moscú, Píter, Nizhni Nóvgorod y Tver * la gen. te va a vivir como la gente, guiándose por el sentido común y no por la de­magogia de sus dirigentes provinciales y delegados sindicales, entonces se puede 'esperar que nuestro Estado se conserve. Por eso hay que retornar lo antes posible a ,lo que se puede todavía retornar, a lo que ha quedado de la vieja Rusia, devolver los derechos autóctonos a la Iglesia Ortodoxa, resucita:r ,las ar­tesanías populares, Ua tradioional produc.

• Respectivamente, nombres antiguos de las ciudades de Leningrado, Gorki y Kalinin. -N. del Te.

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Clon rusa, al campesino libre, Jas tradi­ciones, !los símbolos de Ja vieja Rusia, por fin, hay que devolver Siberia, sus tierras al emprendedor hombre ruso.

Pero al mismo tiempo, a mi juicio, no se puede admitir que el resurgi­miento de Rusia se convierta en el re­surgimiento del misticismo ruso, de la fe en su predestinación especial. Aquí está nuestra debilidad, el talón de Aqui­les; si no hubiera existido el mesianis­mo ruso, nadie habría podido seducir_ nos con el mesianismo de Carlos Marx.

v. S.: Desde mi punto de v-ista, éste es el punto más vU'lnerable de :la concep­ción histórico-filosófica de Alexandr Solz­henitsin. CIa'fo que io que él escribe de GULAG, del terror stalinista, no se pue­de objetar. Pero cuando proolama el re­torno a la vieja Rusia tradiciona:l, aquí las objeciones son inevitables. La «rueda roja» recorrió Rusia y destruyó la mo­ral rusa basada en ~a religión. Sol2lhenit­sin exhorta a devolver Jos imperecederos valores mora;les. Pero es el m:ismo utopis­mo que el utopismo de :los bolcheviques de izquierda. Ya no existe aquel campo y no existirá, porque todo el desarrollo mundial de Uos países industria;]es con­duce a ,la desaparición de las aldeas. Uno puede llorar cuanto se quiera, due­le ver esas aldeas arruinadas y vacías, pero se comprende perfectamente que ya es imposible hacer resucitar esa imagen querida, cuya base fue la comunidad, la religión or,todoxa.

A. Ts,: Usted dice que ya no hay vuel­ta atrás. Sí, ya no se puede retornar a aquella comunidad idealizada quena exis­tía en la realidad, Pero no puedo com­partir el pun-to de vista de que no se pueda en general restablecer las estructu­ras semidestruidas de :la vida, S01zhenit­sin tiene razón al afirmar que antes de 1917 Rusia tenía una población con alta resistencia para la vida que podía asu­mir aa responsabilidad por 1a economí~ del país, Den la tierra a Jos hombres y restablecerán aquellas estructuras que existían antes.

V. S.: Solzhenitsin no aborda el aspec­to económico del problema, ¡e interesa el aspecto moral, sooial, re1igioso. Esti­ma que Ja semb1aMa moral de Rusia proviene de la fe, lo destaca en el Archi­piélago GULAG, en Rueda roja y otras obras. La vulnerabilidad de So'lzhenitsin es 'la misma que tenían Dostoievski y To'lstói cuando construían su programa positivo.

A. S.: En 10 que se refiere a la posi­ción moral de Solzhenitsin, se ve mejor que nada en su actitud hacia Lenin. Me he :referido ya a su consciente tergiversa­ción de nos criterios de lJenin. SoIzhenit­sin odia el País de los Soviets. Considera que «durante 70 años aniquilamos todo en nuestro país, la vida del pueblo, su base biológica, económica y moral», que Len in, «teniendo poco de común con la cultura rusa», fue «implacable» y «ex­traordinariamente malintenoionado». -

V. S.: Olaro que Sdlzhenitsin en sus obras renuncia a Lenin, al igual que 10 hace Grossman en su novela Todo corre.

A. Ts.: ¿Y se puede decir que Lenin y su práctica eran un reflejo de :lo que esperaba Rusia? Solzhenitsin responde negativamente a esta pregunta. Y estoy convencido de que tiene razón.

A. S.: Pero Solzhenitsin, mofándose del postulado leniniano sobre la defensa de la Patria sociallista contra uos enemigos externos y, especialmente, internos, hi­pertrofia los errores de la Cheká, descri­biendo su actividad como una violencia total contra el pueblo ruso. No 'le viene a la cabeza la idea de que mientras exis­tían los explotadores. el poder de ~os tra­bajadores no podía existi'r sin una insti­tución como la Cheká,

V. S,: Sí, Solzhenitsin tiene razón por­que llega a ia misma posición a la que estamos llegando nosotros. Porque nos pronunciamos por un Estado de Dere-

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40 IllSTORIA, REVOLUCIóN, LITERATURA

cho, por los valores universafes. por el humanitar,ismo.

A. S.: ¿Pero aoaso no es evidente que el escritor se muestra como un defensor consecuente del humaniltarismo, de la li­bertad individual, com o un adversario de toda dictad ura, pero en seguida se contradice, olvida su humanitarismo en cuanto se trata de la defensa por el pue­blo soviético de sus conquistas revolucio­narias? En este caso está de lado de nues­tros enemigos, justifica todas sus accio­nes armadas contra el bolchevismo.. In­cluso confirma esta posición suya con las manifestaciones de Lenin, pasando por alto, por supuesto, Ja concreta orienta­ción clasista de éstas.

A. Ts.: Un interrogante que tanto les gusta a ,los intelectuales rusos: ¿quién es el culpable y qué hay que hacer?

D. Bisti. Apuleyo. El Asno de Oro. Sobrecubierta.

V. S.: Creo que la culpable es la si­tuación histórica concreta de aquella épo­ca en que vivían ~os protagonistas de Dostoievski, Solzhenitsin y otros escritores rusos y soviéticos. Y ¿qué hay que ha­cer? A mi juicio, aH postulado del gran escritor ruso Solzhenitsin ---Ila violencia engendra los archipiélagos GULAG­contestó bien A!lexandr Yákovl}ev en su ponencia «La Gran Revolución Francesa y la contemporaneidad»: «La historia no pued e ser otra, pero nosotros tenemos la obligación de ser otros. Debemos vol­ver a profundizar en Ja admisibilidad y los límites de la violencia en la historia. Pero no en su pasado, sino hoy y en el futuro , donde la violencia no puede te­ner lugar. La idea de la violencia en tan­to que partera de la historia, se ha ago­tado, al igual que la idea del Poder de la dictadura que se wpoya directamente en la violencia».

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Dos poetas de Lituania (.)

JANINA DEGUYTE - MARCELIJUS MARTINAITIS

JANINA DEGUYTÉ

Nació en 1928. Es licenciada en letras, una de las figuras más destacadas entre los poetas que escriben en Lituania. Ha escrito numerosos libros para niños y traducido al lituano poesía de Briusov y Verhaeren. Su poesía se hace notar por su voz íntima, el predominio de la emoción, imaginería basada en la poesía tradicional y su estrecha vincu­lación con la naturaleza como contrapeso a los recuerdos devastadores de ,los años de guerra. Es autora de Gotas de fuego (1959), En la palma de la tierra (1963), Veranos septentrionales (1966), Luna llena (1967), Menguantes azules (1%9), Resplandor de nieve (1970), Jardines crepusculares (1974), Entre el sol y la desposesión (1980), una colección de obra reunida, Horas de silencio (1978) y En púrpura abierta (1984). Ha sido traducida al ruso, letón y otros idiomas de EUfO'pa oriental.

MANZANOS EN FLOR

Andan los manzanos con tocas blancas.

Andan los manlzanos -como madres- por la tierra,

en la noche cerrada.

¿ Qué buscáis?

¿Huellas que hoy cubre el centeno,

o vuestros hijos

dormidos bajo los trigaJes?

¿ Quizá cogéis piedras en vuestro regazo,

sillares para casas futuras?

¿O quüzá venís a tocar

en las puertas 'lavadas por turbiones

cual lunas llenas de vida y de aromas ... ?

Andan 10s manzanos como tocas blancas.

Andan los manzanos -como madres- por la tierra,

en ,la noche cerrada.

(*) Tomado de «Hora de Poesía», revista que dirige Javier Lentini y que en su número 44, marzo 1986 dedicó un especial a la poesía lituana, presentado y traducido por Biruté Ciplijauskaité nacido en Lituania, y exiliado a Estados Unidos, donde imparte clases en la Universidad de Wisconsin.

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42 DOS POETAS DE LITUANIA

LLUVIA ESTIVAL

De pie en la linde ambos:

el abedul y tú.

Cantando como dos pájaros

en ,la jaula de gotas de lluvia estival.

¡Qué mano alcanzara su altura!

No interrumpís vuestra canción.

De pie, cantáis.

Como dos pájaros

en Ja jaula de gotas de lluvia estival.

[TE LLEVO EL POEMA ... ]

Te llevo el poema,

esa cas1ta de nubes blancas,

donde al entrar puedas calentarte

o estar contigo mismo.

Aquí no ponen cubierotos

de plata en la mesa.

Aquí no se recibe

con alfombras rojas.

Pero no quiero

que te quedes

esta noche

a'l raso.

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DOS POETAS DE LITUANIA 43

MARCELIJUS MARTINAIDS

Nació en 1936. Es licenciado en tecnología y literatura, colaborador en la redacción de varias revistas literarias que se publican en Lituania. Su poesía se caracteriza por el deseo de evitar toda retórica, un acercamiento inmediato a las cosas y a lo que le rodea, humanización de los fenómenos naturales. Incorpora a BUS poemas un fondo del hablar primitivo del campesino y la forma de la canción popular. En Corona (1981) ha reunido selecciones de su producción anterior, con considerables correcciones. Sus obras son Nieve de abril (1962), P·or los puentes de nubes (1966), Solsticio (1969), Oscuridad de los ojos, luz del corazón (1974), Roonances de Kukutis (1977), Las mismas palabras (1980), Lejos de los campo de centeno (1982).

[SI SOY UN ARBOL. .. ]

Si soy un árbol que han de tala,r un día,

no me convirtáis en vallas,

no me hagáis kña.

Hacedme puente,

puerta o umbral:

lugar de encuentros.

[ME LLEVARA EL HORTELANO BLANCO ... ]

Me llevará el hor.telano blanco,

aún dormido,

una noche clara de junio

por puentes colgantes.

Entre la tierra y 1a luna

espejearán las aguas,

florecerá:n las estrellas

como lirios.

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44 DOS POETAS DE LITUANIA

Veré ...

Una muchacha anda

de f.lor en flor,

entre Jos lirios;

cae sobre .la luna

su áerea sombra.

y me llevará el hortelano blanco

por puentes colgantes.

aún dormido.

Esa noche clara de junio.

¿quién me despertará

entre la tierra y la luna?

¿ Quién me reconocerá.

si ya no soy reconocible?

~---

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A conciencia (fragmentos)*

A CONCIENCIA se titula un libro puesto en circulación por la editorial Judózhestven­naya literatura.

Reúne una selección de los mejores artículos y ensayos de mensaje cívico de amplia resonancia publicados últimamente en periódicos y revistas.

Pres ti giosos escritores y periodistas soviéticos llaman la atención a los más acuciantes problemas de la vida de nuestra sociedad, tratan del pasado y el presente.

Son decididos partidarios de las transformaciones que se llevan a efecto. Cada uno mani fies ta su criterio personal.

Los debates, e l choq ue de opiniones, dan cabal testimonio de la renovación espiritual en todos los sectores de la soc iedad.

E ntre los autores f iguran Chinguiz A itmátov, Anatoli Anániev, Víctor Astáf iev, Grigori Blaklánov, Vas ili Belov, Larisa Vasílieva, Maya Gánina, Alexandr Guelman , Daniil Granin, Ion Druze, Vladimir Drozd , Evgueni Evtushenko, Evgueni Nósov, Valetín Ras putin , Róbert Rozhdéstvensk i, F iódor Burlatski , Yuri Ka riaki n, Andréi Nuikin, Leonid Pochiválov, Va­s ili Seliunin , Anatoli Stréli ani , Yuri Chernichenko y Nikolái Shmeliov.

GRIGORI BAKLÁNOV:

- Tenemos que ,limpiar el socialismo de cuanto se le ha adosado. Tenemos que rescatar 'la acepción 'legít·ima de con­ceptos y vocablos como conciencia, ho­nor y dignidad humana.

VASILI BELOV:

- Se puede hablar muchísimo de los aspectos soci aJles. Es absurdo oponer la ciudad al campo en el sentido moral y espir:i,tual. Pero es necesario reconocer con franqueza: el campo está privado de muchos bi,el1es que tiene Ja ciudad. En otros ámbitos también está a la zaga.

* Tomado de «El Libro y el Arte en la U.R.S.S.», 2/ 61, 1989.

F IÓDOR B URLATSKI:

- Los políticos serios, igual que otras personas cuaJesquiera que trabajan con responsabilidad, comprenden que ocU'ltar un problema equiva,le a incrementarlo y deja r que adqui,era las dimensiones tales que es ya imposible resolverJo. Ponerlo de manifiesto sigrrifica comenzar a re­solvertlo. ¿Acaso anDes, en e1 período del culto a la 'PersonaJlidad de Sta'lin, no caían aviones, no chocaban trenes, no había confliotos entre naciones? Claro que sí. Pero todo se rodeaba de un si­lencio sepulcra.\. Ahora el país paga esos años y decenios de si1.encio. La glásnost es el espejo del pueblo y éste no teme mirado, porque sabe el s:ignificado del refrán: «Cuando ·traes el faldón levanta­do nunca cargues sobre incuJpado ... » Sí,

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46 A CONCIENCIA

hace faHa cambiar la fisonomía de la sociedad, para no tener que cargar so­bre su espejo.

ALEXANDR GUELMAN:

- Nos volvimos perezosos con cierta rapidez, dejamos pasaT cosas imposibles sin prestarles atención, nos embargó no sé qué euforia respeoto a las posibil:ida­des que se nos ofrecen y hay quienes se apresuran a hacerse con una pizca de la ,libertad que apenas ha empezado a salir de la caparazón de hierro de las arbiüariedades. Son reproches también a mí mismo, mejor dicho, a mí mismo en primer término.

Es necesario -tomar a,liento, ahora es al máximo necesario. De ningún modo ha terminado la ,lucha. M contrario, la etapa decis iva, y la más difícil, apenas comienza.

CHINGUIZ AITMÁTOV:

- La esoJavitud espiritual puede ser también voluntaria, ansiada y dulce in­cluso, puede tener sus adeptos y defen­sores como culto patriarcal servil que se rinde a una persona'lidad y se implanta con medios tota·li,tarios. Cuando los hom­bres son humillados durante largos años, cuando son incapaces de oponerse a las arbitrariedades y a la crueldad oficiales, quedan predispuestos a deificar el mis­mísimo mal, encontrando así una com­pensación interna a su impotencia .. .

La legítima cultura del hombre de pen­samiento libre puede desarrollarse solo por los carriles de la democracia y la glásnost.

D ANIIL GRANIN:

- Estoy seguro de que el hombre nace con Ja capacidad de compadecerse del mal ajeno. Cr,eo que es un sentimiento innato que nos es dado junto con los instintos, junto con el alma. Pero si este sentimiento no se util:iza ni se ejercita, se debilita y se atrofia.

¿Se ejercita la misericordia en nuestra vjda? .. . ¿Es frecuente que nos llaman a ser misericordiosos?

VLADIMIR DROZD :

- Hay otra cuestión candente que plantea ·la vida actual : el prestigio moral de un intelectuaJ. ¿De qué prestigio mo­ral de un fiscal cabe hablar si él se ha acostumbrado a saltarse la ley? ¿De qué prestigio moral de un escritor cabe hablar si sus palabras y sus hechos es­tán ta'n distantes unas de otros como dos galaxias? No hay que f.ingir que los años de estancamiento nos afectaTon al míni­mo. El conformismo, el pancismo, la erosión espiritual se notan en el ambjente de los escritores no menos, seguramente, que en los demás. Escribí de esto en mi novela El espectáculo mucho antes de comenzar la perestwika. Pero, ¡cuántos reproches me hacen hasta ahora mis colegas!

EVGUENI EVTUSHENKO:

- Es democrá,tica en pleno sentido solo la sociedad que se considera go­bierno ella misma, en todo, de abajo a arrjba, y que no tiene por tal una je­rarq uía de la cual todos esperan primero, servilmente, indicaciones y -la cua'l luego endosan la cnlpa por cualquier error. Las carantoñas de obediencia incondicional encubren nuestra propia irresponsabi,li­dad cobarde. El desarrollo de ,las inicia­tivas creadoras en las masas es incom­patible con el háb ito de que la iniciativa se toma sO'lo arriba.

V ALENTÍN R ASPUTIN:

- Toda sociedad se sos,tiene por los valores de sus postulados, es cierto, pero el hombre no debe aceptados a ciegas. Comprendiendo el a lcance, el sentido de esos postulados, los propugnará con ma­yor resolución. En defin itiva, diré que ahora nos es impresci ndible una perso­nalidad activa. Pero esta personalidad

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A CONCIENCIA 47

debe ver bien, debe saber distinguir entre la verdad y la mentira, debe tener una proyección certera. En este caso podre­mos vivir a conciencia.

BoRís NIKOLSKI, director:

Una y otra vez oímos decir a ,los es­cépticos: miren, pronto se les agotará la «reserva de oro» del acervo literario, ·ten­drán publicadas ,las obras que por dife­J;cntes razones habían permanecido iné­di·tas. ¿Qué harán? ¿Admitirán que el viento vuelva otra vez a sus giros, o sea, ofrecerán sus columnas a la litera:tura mediana y mediocre?

No, contesto a Jos escépticos. Veremos la perestroika en ,la literatura y en el periodismo.. No puede repet.irse la si-tua­ción en que con frecuencia todo lo de­terminaba el «·tema» y no 'la hondura de la interpretación ar,tística de 1a vida.

¿En qué se basa mi optimismo? Ante todo, en lo que tenemos rerumente en la carpeta de nuestra redacción. Ahora que se han abierto Jas esclusas de la glásnost, hemos ·recibido y seguimos re-

cibiendo muchos -testimonios de lo vi­vido y sufrjdo tan profundos, fuer-tes y sugestivos que por la fuerza del impacto emociona:l sobre el ·lector pueden compe­tir perfectamente con .Jas obras de lite­ratos profesionales. Estas memorias, auto­biografías, cartas son de máxima vera­cidad. Es natural, porque el precio de estas páginas fueron el do.lor, ,los sufri­mientos y a veces la vida misma de los a utores. Trasuntan los destinos de varias generaciones, dan a conocer ,la moral de los hombres que no perdieron la fe en el bien y la justicia. Así, nos proponemos publ.icar Apuntes sobre Ana Ajmátova, de Lidia Chukóvskaya; La catástrofe y el segundo nacimiento, obra de Evgue­ni Gnedin, iliplomático que sufrió repre­sión en 1939; El epílogo, 'Dovela de re­cuerdos de Veniamín Kaverin; Un libro de la vida, novela autobiográfica de Na­talía Ivanova-Románova que pinta un amor grande y trágico.

D isponemos de muchos originales de esta clase, que, creo, no dejarán indife­rente a ningún lector. Es ,lo primero.

Lo segundo - y quizá lo fundamen­tal- cons·is,te en que ahora cambia toda

Leningrado. Palacio de Invierno . Grabado del siglo XIX.

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R.D.A.

Leipzig. Monumento a Goethe.

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HELGA K6NIGSDORF

Contra el olvido

DURANTE muchos años hemos oelebrado el 8 de mayo como día de la liberación. Esto es,

, teníamos el día libre. Pero, en realidad, era el día de la derrota. La de­rrota del fascismo alemán. Y ese fascismo pertenece a ,la historia de nuestro pueblo. Fue una variante especirul. Una con una crueldad minuciosa, marcada por nues­tra tendenoia a mezclar la exaotitud con el kitsch.

A un pueblo tilO puede a!liviársele su historia. A nosotros, y me refiero sólo a la RDA. se nos impuso sencillamente el antifasoismo como doctrina de estado. De repente nos habíamos convertido to­dos en ,los descendientes de ,la resistencia. f.-os culpables eran siempre los OtTOS. De esta manera no hemos tenido que tra­bajar el luto, ni por el fascismo, ni por el esta'linismo. Y de nuevo aparece un trozo de historia que deberíamos tratar en profundidad. Y otra vez se vislumbra su supresión. La oportunidad de apren­der reaJmente a,lgo de la historia, de hui.r de ,la terrible obLigación de tener que repetinla, quedaría desaprovechada. ¿ Qué significa guardar luto? Signif.ica reconocer una pérd,ida dolorosa, sufrir por ello, entender cómo se llegó a aquello, aceptar la pérdida y hacerla product,iva para la vida futura. El hombre tiene que trabajar el ,luto, cuando reconoce que se ha equivocado. Que se ha comportado de manera equivocada. Sufre ,la pérdida de su propia imagen, de autoestima. Una grave humillación, Si no se trabaja el luto, no puede supera,r Ja hl'lmillación. Sólo ,la suprime. Todos conocemos Ja dificultad del tra to con las personas que no se autoestiman. Resulta muy difícil acabar con ,la humillación no asimilada

en sí misma. Esta gente ·intentará siem­p¡;e recuperar su autoestima herida hu­millando a otros. Busca,rán un chivo ex­piatorio a quien echar su propia culpa. Tendrán que demostrarse a sí mismos que otros son mucho peores que ellos. Discriminarán a otros. Y aún así, no resultará. Porque la violación de Ja pro­p;a dignidad no puede curarse hiriendo la dignidad de ,los demás.

Esto vale para grandes y chicos. Los pueblos humillados ,tienden a d'iscriminar y a marginar a otros. Son propensos a ideas raci stas y nacionalitsas, Jo que no procura una conciencia nacional sana, sino que marca si.empre un complejo de in­fe¡;ioridad nacional.

Los akma:nes llega'I'on siempre dema­siado tarde. Tarde a la revolución in· dustr.ial. Demasiado tarde aI reparto del mundo. Habían perdido una guerra y se les impuso un tratado de paz. La ta· flación supuso una humillación econó· mica añadida. Las cond,iciones de la sicología de masas del nacionalsocialismo estaban dadas. Imagen de dominadores, degradación de ,los demás, principalmen~ te de los judíos y de los pueblos de raza eslava. Hasta la guerra y el ex,terminio de masas. Pero la cuenta no sal~ó.

Desde entonces, los alemanes del este y del oeste viajan por el mundo y alar­dean de su capacidad. Los a,lemanes oc~

cidentales de su capacidad en el terreno económico. Los orientrules tenían al me­nos el deporte.

Parece como si de nuevo no enten­diéramos nada. Nosotros apenas tene­mos tiempo para ello, porque aquí reina el salvaje oeste económico. Durante años fuimos llamados «nuestros hermanos y hemanas del Este». Pero ya este pueblo

HELGA K6NIGSDORF. Nace en Gera (R.D.A.) en 1938. Estudia Ciencias F ísicas en las univers idades de Jena y Berlín.

Obras de Narrativa: Mcine Ungchorigcn Trliume (Mis sueños insolentes). 1978. Der uuf der Dinge (La marcha de las cosas). 1982. Rcspektloser Umgang (Trato irrespetuoso). 1986. Lichtvcrhliltnisse (Oi rcunstancias de Luz). 1988.

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artero ha atrapado a los otros con su propia ideología vociferando en ~as ca­lles «Patroia unida» hasta que Ilos intelec­tuales que cotorreaban dignidad cerraron el pico. Y cuando el dinero no llegó rá­pido este pueblo de la RDA se' manifestó en la AJexandefrp'latz, hasta que incluso a los alemanes federales se les heló la risa .

Por fin se ha entendido na lección: Sin economía de mercado Ja cosa no marcha. Lo que cuesta !la transformación de una economía destruida por una defioiente gestión, se ve precisamente ahora. Ahora, dé repente, hay que utilizar abiertamente los codos. Y eso 'asusta a muchos, por­que antes se hada de manera encubierta, o' por aüás. Todavía no se sabe cómo jugar 'con reglas nuevas. Pero se quiere ser bueno. Por 'Jo menos mejor que el otro.

El miolagro económico está práctica­mente preprogramado. Los contribuyen­tes"gérma?ooocidenta.les tendrán que ras­carse "el bolsillo. DeSpués de la reforma monetaria, tras "larga abstinencia, sólo se compran productos occidentaJles. Cuantas más empresas quiebren en nuestro país, mejor. ' Méjor para Jos -inversores. El ca­pitarno tendrá así quebraderos de cal{eia con - la tecnología anticuada: Nuestra mano de obra sigue estando viciada por el' socialismo; pero es barata. Y ' se habla efmismo ,idioma. Y se está '-cerca.

Después de una relativa 'igua,ldad du:: rante décadas, aunque fuera "sólo iguaJ­dad en la ausencia de derechos, habrá ahora una división 'social en una medida nunca vista. Un milagro, sí. Pero algunos se maraVlillarán. y ' el miedo de llegar

. tarde, de perder el ·vJ.'Ien, mantiene a ,todo el pueblo en violo. Todos están excitados. Apenas se escucha al otro. La nueva izquierda 'está dividida y sin fuerza. El PDS (1), surgido de 'las ceruzas como el avé "Fénix, puesto que ya 100 tiene que paga,r facturas, es ahora de izquierdas. Ha sido una equivocación fa.taJ poner en relación el viejo sistema, con enemigo de

(1) Nota del ' Traductor: Partido del So­cialisino Democrático (antes PSUA, comu­nista).

clase y Stas"i (2) incluida, con una política de izquierdas. Las vliejas reivindicaciones de la izquierda eran desde hace tiempo sólo adornos superfluos.

Pero se desconfía enormemente de esta transformación y no permite Ja uni­dad entre ,la izquierda . .Atl cantrarh Ade­más se necesita un cuJpable. Y así se tiene uno. No hay que inventársclo. ¡Cómo dejar que el cuilpable no desem­peñe su funoión! Senti,r la huella en uno mismo... y esta'ríamos de nuevo traba­jando el luto.

No. Para eso no tenemos tiempo. Primero hay que escapa'rse rápidamente a Mallorca, mientras que 10s occidenta­les s'e marchan a Meck,lemburgo. Pero pronto, muy pronto, nos falta.rá el dinero. y entonces, quizá, nos acordemos de nuestros vecinos «amigos» y les enseña­remos ,lo que de verdad vaJe el d'inero. Esto en el mejor de los casos. Y si se nos acaba el dinero, incluso para esto, tendría'mos a los cu:lpables en "nuestro propio país. Y si' no, ya lo encoÍltraremos, y ya verán do que es bueno. 'Nosotros, que' habíal11ds' lengullido el antifascismo a cucharadas: ' "

Además d'e 1::chumillación de~haberse encontrado en 'un extravío Cle -Ja histor,ia, se añade el ' maJ uso ' del antifascismo.

Bl antifasdsmo, que contihuamente"se empleaba como argumento y justifica­ción, siempre que nd había auténtiéos arg0II?-'entos.-Y el ma,l usol del antifascis­mo durante :añbs hace que ahora, que sería 'urgente ' utiJ.i~afo!o, " sea sospechoso. El só.Jb nombra,rlo lJroduce I~un cÍerto rechazo. '

No tenemos tiempo. Estamos enorme­mente ocupados. Tenemos 'que mentaJi­zarnos 'para el miJagro. Pero si no nos dejamos siquiera tiempo para respirar hondo, si no aprendemos nada, una vez más, de la historia, nos vamos a mara­villar mucho y muy pronto. Y p'odría ser nuestro último milagro.

Bl tiempo de ,las utopías y de los sue­ños armónicos ha pasado. A Jo mejor servirán ,para un rato de fuerza motriz

(2) Stasi = Policía secreta.

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Berlín. Alemania. «Puerta de Brandenburgo».

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en la dirección cororeota. Pero tarde o temprano se convertirán siempre en algo peligroso. Tenemos que aprender a viviT con la contradicción. Tiene que haber estructuras en ,las que puedan discut,irse y hacerse productivas dichas contradic­ciones. A Jo fascista sólo puede oponerse a Ja larga una democracia fuerte. sóao mediante la participación en la formación democrática de 'la voluntad es posible ganar autoconfianza.

Nosotros, en los países del intento del socia,lismo fracasado, estamos terrible­mente humillados. Han herido nuestra dignidad por da failta de derechos civiles, por la diotadura. por envilecimiento in­telectual. Nuestra fuerza de trabajo no se aprovechó eficazmente. Por tanto, poco podíamos contribuir a Ja so'lución de los problemas globales de da humanidad. Prácticamente hemos vivido en la mo­dernidad, con estructuras feudatles. Na­turalmente, podríamos ocupamos un ra­tito más de si el uno o el otro son más o menos inocentes, más o menos capaces o quáen de todos ha sufrido más.

y seguramente se encontrará a alguien frente a quien sentirse mejor. También frente a cada pueblo. Pero cuánto nos autoles'ionaríamos. De nuevo.

Pero ant'es de que el aire sea escaso,

deberíamos llegar rápidamente aJ acuer­do de que cada persona tiene derecho al mismo. Y de que todos tenemos razón de esta,r orgullosos de nuestra fuerza creativa y de nuestra ~ nmensa potencia­lidad. y que debemos utiliz.arJa con la razón. El año pasado vivimos un gran momento de belleza. Para mi ese mo­mento se produjo en una 'l'eun,ión que tuvo Jugar en Ja Iglesia de la Redención bajo el títuJo: «Contra el sueño de la razón».

No tendríamos que olvida,r la historia. Ni el sufr~miento al que mutuamente se han sometJido nuestros pueblos. Pero ten­dríamos que perdonarnos aos unos a los otros, y a Inosotros mismos.

Nosotros, que pasaremos a,1 fin de ser «nuestra gente» a ser «él!I'emanes», tendre­mos que recobra.r los va,lores positivos que están 'ligados a ello. Recuperar nues­tra identidad nacionall. Distanciarnos de cualquier tipo de arroganoia nacional. Ello no se sobreentiende. Para ello nece­sitamos nuestra unión en Europa . Esa unión que solo puede existir en una co­munidad democrática y responsable. Para ello debemos tomarnos tiempo, ahora que las fronteras se haoen permeables y en­contrarnos los unos a [os otros tranqui,la­mente y conocernos mejor.

Traducción : José Luis SagüéB

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RICHARD PIETRASS

De toros y de necios

MIGUEL HERNANDEZ

COMO EL TORO (1934)

Como el toro ha nacido para el ~uto y el dolor, como el toro estoy marcado por un hiel1co infernal en el costado y por varón en la ingle con el fruto. Como el ·toro ,lo encuentro diminuto todo mi corazón desmesurado, y del rostro del beso enamorado, como el toro a ,tu amor se 10 disputo. Como el toro me crezco en el castigo, la lengua en corazón tengo bañada y llevo al cuello un vendava[ sonoro. Como el toro te sigo y te persigo, y dejas mi deseo en 'lEna espada, como el toro bu1"lado, como el toro.

Paseaba por Madrid con la curiosidad del 'l'ecién llegado. Los amigos me deja­ron a ¡la hora de ¡la siesta. Desde la Plaza de Santa Ana, por el Paseo del Prado, Jardín Botánico y Parque del Retiro lle­gué, atardeciendo, a la P·laza de Tocos. Aunque habían dado ~as nueve, Ja corri­da de aquel domingo no había terminado todavía. A cuentagotas salían aJgunas personas aisladas del manumenrtaJ edifi­cio, pero Ja puerta principa1 continuaba férreamente cerrada. De manera que co­mencé a dar 3a vuelta al coloso de la­drillo y me escurrí par una entrada la­tera1 &in vigiJancia. La galería estaba to­davía vacía, 1as entradas a la arena con­tinuaban custodiadas por los empleados. Así pude ver el último toro en una tele­visión a color en un mostrador desierto. El toro, agonizante, permanecía con la cabeza humillada y el torero se la dirigía con la muJeta hasta encontra·r el desca­bello detillivo. Como una corriente, los espectadores iban abandonando ea tem­plo repleto hasta Ja bandera y v,i a los

toreros, que también se apresuraban por sa,lir, esperados por un cOl'redor humano, felicirtados y abrazados. Sobre ila plaza cubierta de azul salía ya vertica[ Ja luna. mientras que íla hasta entonces if'itua1 es­cena se di:luía en 10 profano. AdOllescen­tes se arrojaban -almohadillas que oru­zaban las ,traversas, aJgunos espectadores saltaban a la a'l'ena buscando Ja sangre derramada y posaban para la foto con un par de banderillas de recuerdo. Seguí la huella de los toros arrastrados. Y me asusté: Los seis, ~nCluso el que apenas unos minutos antes había visto en el mo­nitor, estaban colgados, desollados y des­cuartizados en un cuarto de azulejos, mientras ¡la piel y las entrañas ,las lle­vaban en grandes cubos de goma a una furgoneta cercana. En el suelo de piedra ensangrentado cuatro cráneos y dos ca­bezas de toro que me observaban con ojos grandes seguramente destinadas a'! disecador, para adornar cualquier día las paredes de un local Apenas media hora después del final de Ja corrida, sarlía

RICHARD PIETRASS. Nace en Lichtenstein. Sajonia (R.D.A.) en 1946. Obras de Poesía: Freiheitsmuseum (Museo de Libertad). 1982. Spielball (Balón de juego).

1986. Notausgag. 1987. Was Mir Zum Glück Fehlt. 1989. Weltind 1990.

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56 RICHARD PIETRASS

Bel'lín. Alemania. «Monumento a Lutero».

la furgoneta; en ella :.los bur.Jados en la lucha. Sin pena n!Í g10r~a, como si m'un­ca se hubiesen enfrentado al tra¡po rojo ... . Perdonad, amigos, pero ¿no parecía la

lucha, a veces a muer:te, entre nuestros sistemas al fina,l una corrida de toros? ¿No éramos nosotros «el toro burlado» de Miguel Hernández, de políticos y mi­liq¡.res azuzados a una 'inmjsericorde lu­cha faot-r,ioida? El sooialismo como forma de Estado ha ido cayendo, país pOT país, y sólo es una cuestión de t iempo·, el que desalloje toda ila a·rena. Los caTniceros se apresuran a desollar al cadáver toda­vía caliente por 'las orejas, 'regateando ya el pesQ y el precio. No todo puede apro­vecharse, habrá que ,ti·rar aJlgo a \la ba­sura. ¿Qué queda? El 'fecuerdo de una corrida de cuarentaicinco afios. Una torpe fuerza de estallidos sin efecto era venoida por Ja espada más hábil; el arras­trarse, pO'f el camina·r erguido. Quedará

el recuerdo de seres hermosos, devorados por 'la ,lucha .ritual yel negocio. Queridos amigos españ01es, perdonad el primitivis­mo de mi comparación de aquell que mo conoce las dimensiones mú.ltiples y pro­fundas del toreo.

En realidad nos encontramos en Euro­pa al f.inall de una guerra combinada de armas y dineros. Los ejércitos lndustria­les de Europa Oriental deponen sus an­ticuadas armas civiles, sus fatigadas má­quinas y 'las municiones de sus mercan­cías ·invendibles. Asistimos a ~a liquida­ción total por cese de negocio. Las consignas de nuestros líderes fantasmo­nes, a ,la larga no podían reemp1aza'f el mercado paralizado por ellos; la cerrazón hermética, no ell entrelazamiento; la X, no la U. Lo que se nos prometió como el reino de Jos cielos en -la tierra 10 per­cibí tempranamente como un campamen­to de trabajo confortable a nosotros, los

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DE TOROS Y DE NECIOS 57

presuntos dueños de 1a propiedad popu­lar, como ' s,i,ervos. La dirección del cam­pamento, 'i'nlcia1.mente instalada por la potencia o.rienrtal victoriosa, venía adop­tando cada vez más rasgos neofeudales, reproduoiéndose pronto sólo por sí m~sma. La derrota de este incesto encorsetado por 'el miedo podría :induciros a vosotros, en Occidente, a sentimientos triunfalistas baratos, a festejar sin crítica vuestras condiciones. Eso lo lamentaría. Porque los bancos, cada vez más bancarlios y los ca'·,:ta].es, cada vez más capita:les ya ser­virán para darme mLedo, tanto en Madrid como en BerlínjFrankfurt. Ha muerto el socialismo, perver:tido por el ejercicio de­masiado largo y no controlado del poder, solamenté como orden estatal y econó­mico, no como ,idea de un mundo más justo. Sólo ahora, al desaparecer la RDA, empiezo a entenderme como de izquierdas. Antes, frente a aquellos que se acomodaron bajo esta seña:l en ,los sillones del. poder, eso me era imposible. Creo que ser de izquierdas no significa otra cosa que estar en contra del poder inhumano. Aunque iQunca he per,tenecido a' un partido -y no voy a afi~iarme a ninguno tampoco en el futuro- me he sentido siempre como una persona políti ­ca, en el sentido de la solidaridad con con Jos débiles, con los que no ,tienen voz. Yo mismo soy de ,los débi'les. Pero tengo una voz. No 1a voz muda del elector, sino 1a de ~a poesía, de Ja prosa cor:ta.

E l hecho de que los autores de la RDA estuvimos en e l meollo de la confronta­ción de las ,ideas Cla que ayudó a pre­parar el cambio), .]0 sentimos cuando cen­suraban nuestros manuscriJtos. Ninguno de mis tres libros de poesía se publ,icó sin mutitlaciones. Y uno se quitó de la caseta en la Fel'ia del Libro de Leipzig. Existían prohibticiones de hacer lecturas públ,icas. Y, a pesar de todo, esta lucha contra la censura poHtica me parece una bagatela frente a ,la censura económica que se nos avecina, quiere decir el exa­men sin pi,edad bajo el punto de vista de la posiM:idad de venta. A ilos cen­sores ideoJógicos a veces los podíamos engañar o Cé\Jnsar -un juego a veces ex-

citante, no por úItimo porque nos dio la sensación de ser importanlies- pero el rechazo de ~os editores por razones fi­nancieras Jo veo venir con desconoierto. Un poema no es un tebeo o una novela negra. Sin subvenoiones, una pa,r:te de nuestra ¡literatura y de nuestras traduc­ciones quedará en el camino. Aa igual que muchos de mis compañeros autóno­mos ~tres de cada cua'tro -un porcentaje del que nuestros co.legas en occidente nos tenían envidia- podían existirr así) me resisto todavía a volver a mi profesión estuáiada, ]a de psicólo, que apenas ejer­cía. Aunque la población de qa RDA está en un estado de ,tensión síquica extrema, para no decir, de enfermedad, no se si encontraría 00 puesto de terapeuta, o se me reconocería el desempleo, dado que nadie me ha despedido..

Si antes el dinero no era trema de con­versación, ahora es reJ. tema número uno. Esto me duele. El hombre no vive sólo de pan, Y, aunque entretanto, 'la unión económica y monetaria con aos alema­nes occidentales sea nuestra única poSli­bi!.lidad, va a suponer una disminución considerable del ahorro y n umerosísimas quiebms induS'tr,ia.Jes. Como Günter Grass, yo hubiese preferido una Confe­deración Alemana a una rápida unifica­ción. Hubiese preferido un ilargo proceso de aprendizaje democrático, una RDA, abierta al mundo, independiente, una RDA distinta, mejor.

La sangría de cientos de miles de gente joven hizo que nuestro Estado empezara a madurar para el cambio. Y el continuo abé\Jndono del país, inc\.uso después de abierto el muro, 10 hizo derrumbarse. No había o.tra alternativa. Además Ilos elec­tores decid ieron así en marzo (1).

A pesar de todo, pienso que la uni­ficación de Alemania, como aa de Euro­pa, servirá principwmente a Ja Gran economía. Yo creo que a ,los pueblos les sería su~iciente, por el momento, con la

(1) En marzo de 1990 se celebraron elec­ciones generales en la RDA, logrando los cris­tiano demócratas la mayoría. Los comunistas sufrieron una considerable derrota, quedando fuera del Gobierno. (N. del T.)

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58 RIOHARD PIETRASS

Libertad alcanzada. Unificación significa siempre también empobrecimiento en el sentido de pérdida de va,riedad. Los sis­temas opuestos de este y oeste sacaban provecho el uno del otro, desafiándose con el desarrollo de sus log.ros más re­representa,üvos.

Una Gran Europa con una única mo­neda artificiad como el ECU, la encuen­tro aburrida. Pesetas y peniques, liras y copees y el mundo de mariposas de los sellos, son ,también un bien histórico y cultural. La fluctuación sin freno de las fuerzas del trabajo conducirá a una pér­dida irreversi,ble de la idenllidad cultural nacional. McDonruId y VW desde Groen­landtia a Gibratar, desde Irlanda a,1 Mar Caspio. ¿Y 'los Estados Unidos de la li­teratura de Europa? Un bello pensamien­to, en el que me resulta difícil oreer, a pesar de nuestro bonito encuentro en Madr,id. Si de nuestro encuentro saliera una futura ,traducción de a1gún l1bro de los países aquí representados, nos aJegra­ríamos. Mi experiencia de V1iajes como éstos es una apertura permanente con res­pecto a,1 país conocido, una v¡entana abierta para toda la vida, una lengua más entrenada para el idioma desconocido.

Pero no nos engañemos. Por nas f.ron­teras penetran 10s libros de las grandes editorülJles. En rea1~dad, sólo ellas poseen ese poder. Si 1a Iliteratura es un negocio, será una -literatura de bestseller. Pa'ra otra cosa apenas se ,la tiene en cuenta. El tren en dirección a un mayor entretenimiento ha parbido. A lo largo de Europa, la li­teratura desaparece de los programas ra­diofónicos. Tres minutos es 1a duración

aceptable para la pallabra, iluego se cam­bia 1a sintonía. ¿Y da televisión? Mejor callemos. La .Jioteratura surgirá mientras los hombres vivan en esta tierra. Pero será cada Vf2 menos leída. Seamos así de realistas. El mes pasado, 1a lectora de mi editorüal fue desped,ida, porque hay que despedü peroSonall si 1a ed1tol"ial qUJÍe­re tener posibiljdades de superviV1encia en la economía de mercado. Mi ed,iotor me esoribió hace ,unas semanas que ne­cesita mioS ,ltibros. ¿Los neoesita de ver­dad? Un critico de Bremen me aseguró que ,las edi,toriales alemanas occidentales incluyen en sus programas semestrales al­gún libro de poesía, porque les resulta rentable en función de los !impuestos. No debo ofenderme, es así. ¿Los impuestos a Hacienda como úI1tima posibi,illdad para una 'lrÍreratura amenazada? De sus mu­chas funciones, a la literat'ura seria le quedará la de ser 1a otra memoria y la de la conoiencia tenaz, la de ser creadora de palabras y la de los senllimientos y experiencias conver.tidos en belleza.

El hecho de que na 1.iteratura impor­tante no envejece, ,lo prueba, después de la poesía de Hernández, una poesía de Bertolt Breeht. Escrita en 108 años 50, muestra el sen1limiento actual de mi pueblo:

El cambio de rueda (1953)

Estoy sentado a'l borde de na carretera el conductor cambia ~a rueda. No me gusta en ,lugar de donde vengo. No me gusta el ~uga1' adonde voy. ¿Por qué miro el cambio de rueda con

[impaoiencia?

Traducción : José Luis Sagüés

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JOS~ LUIS SAGü~S

La literatura de la República Democrática Alemana: Ultimo acto

EL día 3 de octubre de 1990 entró en v·igor el «Tratado sobre el es,tabJecimiento de Ja Unidad EstaiJ:al de Alemania». Con su

aplicación, la República Democrática Allemana ha dejado die exist.jr. S~ 'acabó. Cayó el telón dcl' ,intento fallido de cons­trui'r un sociad:ismo real en suelo alemán. Entre otras muchas causas y razones, ese estado desaparece porque en el' curso del desarrollo histórico, todo lo que un día fue real se torna irreal, pierde su nece­sidad, su razón de ser, inoluso su caráoter nacionaL La histor-ia, a'J' igual que el co­nocimiento, no puede encontrar jamás su remaiJ:e definitivo -como subraya F. En­gels en «Ludwig Feuerbach y el fin de la fiJosofía clásica aJ'emana>)- en un estado ideal perfecto de ,la humanidad; una sociedad perfecta, un estado perfec­to, son cosas que sólo pueden ex-istir en la imaginación; por el contrario, todos los estadios históricos que se suceden no son más que otras ,tantas fases transito­rias en cl proceso infinito die desarrollo de 'la sociedad humana, desde 10 inferior a lo superior.

Con la desaparioión de :la RDA, la polémica sobre el número de literaiJ:uras alemanas dejará de tener sentido. La discusión sobre la existencia de una o varias, todavía no ha tenido ¡tiempo de cerrarse, pero esta polémica ha obede­cido la mayor pa.rte de 1M veces a dis­crepancias -ideológicas con perfi~es deci­didamente extrali,terarios.

Durante tiempo se maOltuvo que poco importaba el que ,los aJ'emarres viviesen en uno o más estados, pues pertenecía al concepto de ,literatura alemana toda obra escri·ta en alemán. Esa sería la ra~ón por la que austríacos como Stifter, Ri'I1re o Hofmannsthal y el checo Kafka estén encuadrados dentro de 1a literatura ale­mana y que ocurra ~o mismo con los

suizos Gottfried Keller, Conrad F. Meyer y Carl Spitteler. En Ja actualidad sucede ~o mismo con los austríacos Ingeborg Bachmann, Peter Handke, o Heimito von Doderer, Jos suizos Max Frisoh, F. Dürrenmatt y Peter Bichsel, el rumano Paul Celan o el búlgaro Elias Canetti.

Se consideraba que a la literatura no le une o separa el caráoter nacionai o las fronteras entre Estados, sino sólo el lenguaje. Así, el polaco J osef Conrad (Korzeniowski) pertenecería a la comuni­dad .literaria ingJ:esa por haber escriiJ:o su obra en inglés, el americano Charles Sealsfield (Karl Postl) a la a.Jemana por la misma razón y el irlandés Samuel Beckett a la francesa por idéntico mo­tivo.

Fue Wa:lter Ulbricht, en aquel entonces vicepresidente del gobierno y secretario genera·l del Pal"tido Socialista Unilicado de Alemania (SED), quien en un comu­nicado enviado al IV Congreso de Es­critores (1956) formwó 1a tesis de dos literaturas a'lemanas claramente diferen­ciadas. La cuestión quedó definitivamen­te zanjada cuando AJexander Abusch, el entonces ministro de cu:Jtura, dejó senta­do que no era correcto decir que la RDA par.tía de la unidad de AJemania en su toma de postura político-literaria, sino que se debía partir de 'la exisiJ:encia de dos estados alemanes y de ~a evo'lu­ción de dos ~·i,teraturas con distintas ta­reas en el presente. Esto es, mantenía que sistemas sociales contrarios remiten a 10s escritores a tareas ,también contra­rias y ello conduce, por consigllieniJ:e, a un desarrollo por separado de ambas li­teraturas.

Evidentemente, sería infantiJ cons·ide­rar que la ·litera·tura de la RDA comienza el 7 de octubre de 1949, fecha de 1a fun­dación de 'la República Democrática AJe­mana, pero sí es cierto que con la for-

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60 JOSÉ LUIS SAGÜÉS

macIOn de un nuevo estado alemán, la literatura que alli aparecía cobraba unas funciones nuevas, al ser radicaJmente djstinta la reaEdad deM estado recién creado. En ese sentido, independiente­mente de la opinión que nos mererzca la discusión sobre si hay una o más lite­raturas aJemanas" puede afirmarse, que en vi.rtud de ¡la nueva situación histór.ica creada a final de ,la segunda guerra mundial, 1a literatura de ,la RDA ha marcado un hito en la historia de ,la li­tera'tura en lengua alemana. En cuaJquier caso, el dictamen de 1a considerable dis,tancia y diferenciación entre las .Jite­raturas alemanas del este y del oeste, ha sido históricamente superado. Pr,imero, porque el problema de deciclir cuántas literaturas aJJemanas hay, se hizo enor­memente complejo desde que a mediados de los años 70 y casi sin interrupción, más de un centenar de autores de la RDA, a'lgunos de ellos muy notables, abandonaron el país, ya voluntariamente, ya a la fuerza, insta'lándose la mayoría de ellos en ~a RFA. En segundo lugar, porq ue desde comienzos de Jos años 80 la convergencia entre ambas lioteraturas empietza a evidenciarse y se asiste a un proceso de doble asimi,lación. El deterio­ro de 'la vida, el acoso y ,la opresión del ,individuo configuran cl' paisaje literario de las dos A:lema1rias. IncJ'uso puede afirmarse que 1a literatura de la RDA más reciente trasciende la temática es­pecífica RDA, que había caraoterizado ,el quehacer iliterario de 1a RDA con an­terioridad. En ,los últimos años, los auto­res más significativos de la RDA tratan -de forma semejante a Ja de ~os autores oocidentales- ,la relación entre la auto­determinación individual, ,las reivindica­ciones y Jas pretensiones colectivas, entre el adaptarse, el someterse y la resistencia, entre lo idea'l y Ja realidad. Renunciando además a cualquier embellecimiJento de la realidad -tan propio del llamado rea­lismo socialista- procurando un reaHs­mo abierto, minucioso, una exposición de los hechos, a veces antropolJógica, pero de decidido valor estético. Esas afirma­ciones se constatarían en el notable

aumento de popuJaridad de la literatura de la literatura de Ja RDA en Jos 1ectores de la Repúl:ilica Federal. Autores como Stefan Heym o Hermano Kant tienen libros cuyas ediciones han superado Jos 100.000 ejemplares. La narración «Kas­sandra» de Christa Wolf llegó en la RFA a ,los 415.000 ejemplares, su, ilibro «Storfall», a Jos 300.000, el Ebro de Maxie Wander «Guten Morgen, du SchOne» rondó -también los 300.000 y «Der fremde Freund» (en la RFA apa­reció con el tHuJ'o <<Drachenblut») de Christoph Hein supera ya los 120.000 ejemplares. Los libros de otros autores de la RDA como lrmtraud Morgner, Ulrich PJenzdorf, Helga Konigsdorf, Er,ich Loest o Monika Maron han alcan­zado cifras considerables de edición y han despertado un inusitado interés y atención de ,los medios. Probab'lemente el interés por J'a nueva ,literatura de la RDA sea temá,tico.

En la RF A no se la ,lee tanto por co­nocer al vecino del este, como por el hecho de confrontarse con los problemas globales que más preocupan en la Repú­blica Federal: la destrucción de Jos fun­damentos vita!les de la naturaletza, el pelig.ro de un suicidio nuclear, la enaje­nación y el aislamiento del indiv.iduo en una sociedad racionalizada al máximo, ,los intentos de Jas mujeres de vivir su propia vida en una sociedad de hombres. en resumen, las contradicciones de una civilización industrial considerada como pato'lógica. Muchos lectores ya ni se dan cuenta que Chr,ista Wolf o Christoph Hein son autores de 1a RDA. lnc'luso los ex­pertos no podrían decir, citándose a:]gu­nos pasajes anónimos, si el ,texto res­peotivo es de Chr,ista Wolf o Erich Fried, de Hanns Cibulka o Nicolas Born, de R. D. Brinkmann o Sacha Anderson.

La Jiteratura escrita en la RD'A cobró una mayor especificidad y autonomía desde comienzos de l'Os años 70. Junto a una mayor libera:ü~ación política, exis­.tía también la vo'luntad de referir lite­rariamente el proceso de transición a una sociedad que se pretendía socialIsta, re­flejando J'os comlictos, las tensiones, las

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Berlín. Alemania. <~El Parlamento».

--. ..

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espera:nzas y las decepciones. Objeto li­terario fueron :Jos profundos cambios que se producían en todos Jos órdenes y se buscaba una nueva sensibilidad, que rom­piera con la uniformidad anterior. El abanico temático se fue ampliando, ini­ciándose un proceso de creación más di­námico, más f.lexiWe y más plural aun­que, natura'lmente, más con.tradictorio, tenso y conflictivo. Conviene recordar, que durante .la década de los 70 aban­donaron el país un número, considerable de autores, entre ellos Peter HucheI, Thomas Brasch, Sarah Kirsch y Günter Kunert, todos ellos de primera línea. La represión, aunque no generali¡zada, fue, en ocasiones, la única respuesta del es­tado a los afanes democratizado res y a las vo,luntades más crHicas. Así, el poeta y cantautor Wolf Biermann, al que se le privó la ciudadanía y se 'le prohibió el regreso a la RDA, el filósofo Rudolf Bahro, autor del polémico ./:ibro «La al­ternativa», que fue encarcelado y las san­ciones al' economista Robert Havemann o al escr,itor Stefan Heym, por citar solo los casos más relevantes. En este con­texto, surgieron unas tendencias temáti­cas en ,la literatura, que se centraron principalmente en Ja concepción de la vida cotidiana como un hecho histórico sobre el cUélll era necesario reflexionar críticamente, en la importancia que se le confería al hecho individual, interpretan­do lo individual como el hecho social concreto más 'relevante y en el' intenso tratamiento poético de las formas de vida en el «sociélllismo realmente existente», sus circunstancias y sus consecuencias.

Las tendencias creativas, los principios elaboradores y de concepción se carac­terizaron por la búsqueda de autentici­dad, 'la relativización de la materia na­rrativa recurriendo principalmente al eJe­mento fantástico ,la búsqueda de la dife­renciación sobre temas comunes tratados en décadas anteriores y la movi,lidad de las formas y 'los géneros, la tendencia a mezclarlos y a modificarlos.

Durante esos años se asiste, en defini­tiva, a'l final' del mono,litismo literario. Numerosos autores muestran una decidi-

da vo,luntad de traotar Jos nuevos fenó­menos sociales y de abordados en toda su variedad. De esta manera, fa literatura se adelantó a las ciencias sociales, fue adoptando una función suplente, hacién­dose objeto ,literario lo que en occidente sería específico de J'a prensa o de la so­cio,logía. Se empezó a evitar la armonía y se rechazaba la exigencia programática de disfrazar o concHia:r 'las contradiccio­nes ya evidentes entre estado y sociedad. Uno de los objetivos literarios fue deter­minar el puesto y la función del hombre en la sociedad. Los problemas del tipo normaJ y filosóf,ico fueron ganando en im­portancia planteándose el cómo. debería actuar la literatura reaEsta en su volun­tad de mostrar la realidad de forma auténtica y no sometida a las necesida­des estata'les o a ,los caprichos de los ideólogos del' poder.

A lo Jargo de los mos 80 1as contra­dicciones se agudizan en todos los ám­bitos de la vida en Ja RDA. El panorama' internacional sufrió grandes cambios. El finaol de 'la era Reagan y el' ascenso de, Gorbachov hicieran posible una política de distensión. La guerra fría tocaba a su fin, 'las demandas democrati¡zadoras y por una subida genera,lizada del nivel de vida en ,los países socialistas se extendía por todas las geografías. En la RF A se puso fin a 13 años de gobierno social­demócrata, siendo elegido canciller Hel­mut KohI en octubre de 1982. Con ello se acababa la luna de miel de la ostpo­Iitik y comenzaba una po,lítica de acoso y derribo de la RDA. La intransigencia y el dogmatismo de los dirigentes comu­nistas de la RDA hicieron imposible un acercamiento entre el estado y la socie­dad. El éxodo, la huida del país de cen­tenares de mi,les de ciudadanos fue con­testado en 1989 con un cierre total de las fronteras . Todas 1as condiciones es­taban dadas para el derrumbamiento de la RDA.

En estos años ,la literatura de este país, enormemente enraizada en la sociedad, un país que está a ,la cabeza de Europa en el consumo de I·ibros po,r persona al año. tiene como cons,tante ,la exigencia

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LA LITER!A.TURA EN LA REPÚBLICA DEMOCRÁTICA ALEMANA 63

de diá.logo, de democracia, de liber,tad. Con independencia de las actitudes indi­v,idullJles, quizá sea en el X Congreso de Escri,tores de la RDA, celebrado en Ber­Hn en noviembre de 1987, donde se ex­prese con total claridad la demanda de libertad política y de creación y la acti­tud decididamente crítica de los escrito­res. Ese congreso ha marcado un hito, porque ha sido el más claro exponente de la perestroika literaria en la RDA. En él se adoptó de una vez por todas una postura clara contra la censura. En resumen, lo que se vino a decir fue lo siguiente:

La solici,tud de permiso, :la intervención y el control estatal de la literatura, la censura de Jas editoriales y de libros, de editores y autores está superada, es inú­til, paradójica, inhumana, hostil al' pue­blo, ,iIega,1 y punible.

LA CENSURA ESTA SUPERADA. Tuvo su justif.icación en los primeros años después de acabada la segunda gue­rra mundial. Entonces, la censura, al igual que las cartillas de racionamiento, cumplía la función de ordena'r el caos, de administrar la carencia de todo. Era natura,lmente ,lógico que se censuraran, por ejemplo, las obras de autores nazis. Pero en la misma fecha en la que ya no se hacían necesarias 1as cartillas de ra­cionamiento, debería haber desaparecido también la censura.

LA CENSURA lES INUTIL, porque no puede impedir la literatura, a lo más puede impedir su difusión durante un tiempo. Pero generalmente, libros censu­rados en la RDA, acaban editándose tiempo después como es el caso de a,l­gunos libros de Stefan Heym, Ch. Wotf, Volker Braun o Monika Maron, por citar sólo a1gunos autores.

LA CENSURA ES PARADOJICA, porque provoca siempre el efecto contra­rio de lo que pretende. El objeto censu­rado no desaparece, sino que se hace todavía más evidente, despierta más in­terés, acaba siendo el mejor propagan­dista de lo prohibido.

LA CENSURA ES INHUMANA, se opone al autor, al Jector, a,l edi,tor y aI

censor mismo. La RDA ha perdido --como comenté antes- numerosos auto­res en ,los últimos 10 años. Sus obras, la discusión de las mismas, hubieran contribuido al diálogo social. Lo más grave es que para evilar la censura, mu­chos autores se autocensuraron desde el comienzo, t raicionando el texto, negán­dose así mismos.

La censura incapacita a,1 Jector, lo condiciona. ¡Cuántos malos libros han acabado teniendo éxi,to por el simple he­cho de haber sido censurados!

La censura destruye a1' edi,tor, aniquila su autoridad, su credibilidad. No le per­mite establecer la línea editorial con in­dependencia.

LA CENSURA ES HOSTIL AL PUE­BLO. Los Jectores son soberanos -para emitir un jUlÍcio y una valoración. La ac­titud de la censura de decidir por los lectores es una clara manifestación más de ,la arrogancia de 1a administración.

LA OENSURA ES ILEGAL. Por an­ticonstitucionaL Vulnera varios artículos de la Ley Fundamental de la RDA.

LA CENSURA ES PUNIBLE. Porque daña en aMo grado ,la imagen de la RDA y significa un envilecimiento y una de­gradación.

Christoph Hein resumía .Ia actitud del Congreso ante 1a censura de la manera siguiente: «La censura tiene que desapa­recer lo más rápidamente posible y sin recambios, para evitar mayores daños a nuestra cultura, para no continuar per­judicando nuestra imagen y nuestra dig­nidad, a nuestra sociedad y a nuestro estado».

También la prensa fue objeto de crí­tica por los escritores que participaron en el X Congreso de Escritores. Fue pre­cisamenteChristoph Hein, quien arremetió contra '¡os medios de comunicación socillJI, principalmente la ,prensa, a quien agra­deció irónicamente su papel en el éxi,to de 1a literatura. Porque la prensa du­rante estos años no atendió a las de­mandas sociales, ni reflejó 'las preocupa­ciones y, en cambio, la Jiteratura sí que se ocupó de ,todo ello. Y se acababa di­ciendo que una prensa que no trabaja

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Dresde. Teatro.,Real. Grabado del siglo XIX.

públicamente, que nO informa de la ver­dadera realidad, s~no de Ja rea,lidad de­seada, no sólo presciI).de dé ,toda la ver­dad, sin que pierda su credibilidad, y se priva de ajercer una inf.l~encia PÓsitiva. Porq ue la mejor y más eficaz propangada no fue nunca verdades a medias sino la crítica, .la controversia y el ejercicio de la verdad -':'por dolorosa que r~ulte.

En definitiva -se decía-, la aotual función d'e la literatura de 1a RDA es la' de animar, a"leñtar, eSf.lrilUla~. No se trata de insistir en el optimismo irracio­na:l de épocas pasadas, fruto de un idea­lismo abstracto, sino mucho más de la llamada función Casandra de 1a literatura.

Casandra, hija del rey Priamo de Tro­ya, que a-l no ceder a 'las presiones -al deseo amoroso de Apolo- le fue con­cedida la sabiduría, ola capacidad de ver

el futuro, pero con el caSotigo de que sus predicciones nunca serían creídas.

No se trata, sin embargo, de una fun­ción Casandra de ,la literatura, para no ser . creída, sino una función y una vo­luntad de no eq¡belleceJ, de no falsear la realidad, sino de animar a trabajar por la -transformación, a defenderse, a re­sistir. Pero el telón ha caído. Ya no hay República Democrática ·Alemana. Quizá sus escr.itores, recuperada "libremente la palabra, encuentren una nueva voz; Pa­rece ser que ,la voluntad de los escritores en este nuevo tiempo fantástico y difícil que se anuncia sea -<::omo un día señaló Anna Seghers-.

«Escribir, para que muchos vuelvan a respirar a'¡¡viados bajo la ,lue:, el embrujo. la claridad, eI duende de Ja palabra.»

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CHECOSLOVAQUIA

Praga. Teatro Nacional. (Maqueta).

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PHILIP ROTH ENTREVISTA A I\r AN KUMA (*)

Checoslovaquia

Iv AN Klíma naoió en Praga en

1931. Sus trabajos como nove­Jista, cCÍltico y dramaturgo fue­ron vetados en Checoslovaquia

por las autoridades comunistas. Su novela Amor y basura, inspirada

en parte en su vida de barrendero en Praga en los años setenta, casualmente se publicó en Checosqovaqu.ia e'l mismo día de mi llegada allí. La edición ,inicial de esta novela (su primera publicación en ChecosJovaquia después de veinte años), fue de 100.000 ejemplares. Ese mismo día por ,la tarde supo que otro de sus libros, Mis alegres mañanas, una colección de relatos cortos, había sido pub'licado también en una edición de 100.00 ejemplares.

En los tr,es meses ~ranscurridos desde la abolición de ·la censura se represen­taron dos de sus obras, una de ellas en el teatro y otra en forma de adap­tación para la pequeña pantalla. Otros cinco libros suyos aparecerán este mis­mo año.

A principios de la década de ,los se­tenta, cuando comencé a v,iajar regular­mente a Praga todas las primaveras, Ivan Klíma era mi guía. A par'tir cie 1976 ya no pude obtener el visado para viajar a Checoslovaquia, y manteníamos correspondencia a través de ,¡os mensa­jeros holandeses o germano-occidenltaies que d iscretamente transportaban correo, manuscritos y libros para personas so­me~idas a estrecha v,igi,lanoia. En el ve­rano de 1978, diez años después de ,la invasión rusa, hasta Ivan, que siempre me había parecido uno de los más ar­dientes opositores al rég.imen, estaba lo bastante exhausto para admitir en una de sus cartas: «A veces dudo si es ra­zonable permanecer en esta miseria el resto de nuestras vidas.»

Catorce años después de nuestro últi­mo encuentro pude comprobar con sor­presa que 'la fascinante combinación de

f.lema y energía de Ivan Klima perma. necía ,inta,ota, y que sus fuerzas no ha­bían disminuido. Ivan había formado parte del eje de actividades ahora cono­cidas en Checoslovaquia con el nombre de <da revolución», y, sin embargo, no mostraba el menor indicio de cansancio.

I van Klíma y yo pasamos los dos pri­meros días de nuestro encuent ro charo ,lando; después escribimos juntos el si­guiente resumen de nuestros intercam­b¡os:

- ¿Cuál ha ~ido su eX¡periencia publi­cando libros en ediciones «samizdab> durante todos estos años? La publica­ción furtiva de obras literarias en can­l:idades tan limitadas sin duda tendrá un púbHco por lo general más culto e intelectualmente más sofisticado que la med'ia de I'ectores checoslovacos. Presu­miblemente este modo de publicar favo­r·ece un sentimiento de solidaridad único y secreto entre el lector y el escritor, y eso puede ser muy estimu,lante. Sin em­bargo, ya que el «samizdaf» es una res­puesta limitada y artificial a los males d'e la censura, .no deja de ser poco satis­factoria para todos. Hábleme de la cul­tura literaria que ha surgido ~ torno a este tipo de ediciones.

- Su observación en cuanto a que la literatura «samizdat» fomenta un deter­minado tipo de -lector me parece acer­tada. El «samizdat» checoslovaco surgió en unas circunstancias únicas. El Poder, apoyado por ejércitos extranjeros, temia las críticas. Era consciente también de que cualquier forma de vida espiritual va encaminada hacia Ila 'liber,tad. Por eso no dudó en prohibir toda clase de cUtl,tura autóotona, impidiendo escribir a

(*) Por su interés para ef presente número dedicado a Perestroika y literatura publicamos fragmentado el trabajo que apareció en CUL­TURAS del Diario 16, el sábado 17 de junio de 1990.

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los escrjtores, exponer a Jos artistas, y a los científicos, especia'lmente en el campo de Jas oienCias socia,les, -investi­gar de forma independiente; des,truyó las Universidades, al nombrar catedráticos a personas que, en su mayoría, eran dó­ciles emp'leados. La naoión, que cayó por sorpresa en esta cautividad, la acep­tó con pasiv,idad, al menos durante all­gún tiempo, presenciando con impoten­cia la desapar,ición de las personas que tanto había respetado y en quienes había depositado su conf.ianza.

El «samizdat» surgió paulatinamente. A comienzos de 10s setenta, mis amigos y compruñeros escritores cuyas obras habían sido prohibidas sallan reunirse en mi casa una vez a,l mes. Entre ellos se encontraban los grandes creadores de la 'literatura checoslovaca: Vác!lav Rave!, Jirí Grusa, Ludvík Vaculík, Pavel Kohout, A:lexander IGiment, Jan Tre­fulka, Milan Uhde y muchos más. En estas reuniones leíamos nuestras obras en voz a,1,ta; otros, como Bohumil Rra­bal y Jaroslav Seifert, no venían en per­sona sino que nos enviaban sus obras. La PO'licía empezó a ,interesarse por el carácter de nuestras reuniones; hicieron que ,la tel evisión emitiera un cortome­traje en el que se apuntaba vagamente que peligrosos cónclaves de conspira­dores se celebraban en mi casa. Me or­denaron que suspendiéramos ~as reunio­nes, pero entre todos acordamos meca­nograf.iar nuestros manuscr,itos y vender­los al precio de coste de da copia. Uno de nuestros mejores escritores, Ludvík Vaculik, se hizo cargo de:! «negocio». Así es como empezamos: con una vulgar máquina de escribir.

Los libros se imprimían en tiradas de veinte a treinta copias; el coste de una copia era aproximadamente tres veces superior aJ de un Uibro normal . Pronto se corrió el rumor de lo que estábamos haciendo. La gente empezó a buscar estos ,libros, aparecieron nuevos «taUe­res», que frecuentemente cop'iaban Jos ejemplares '¡·Iega!les. Al mismo 'íiempo mejoró la cá'H.dad de la presentaoi·ón. De un modo ~Igo enrevesado, consegui-

mos que ,los ,talleres estata,les nos enoua­dernaran los J'ibros; éstos a menudo lle­vaban i,lustraciones de Jos mejores artis­tas, vetados también. Muchos de estos libros serán, o ya son, e:! orgullo de los bibliófilos. Con el tiempo aumentaron el número de ejemplares, Jos títullos y Jos lectores. A ,los escritores pronto Jes si­guieron f,i,lósofos, historiadores, sociólo­gos, católicos disconformes, así como aficionados al jazz, 'la música pop y folk, y en general escri,tores jóvenes que se negaban a publicar sus obras de modo oficia;), aunque se Jo permj,tiesen . Tam­bién empezaron a aparecer muchas obras trad ucidas.

A:I pr,inoipio ,la poJicía intentó -impedir el «samizdat», confiscando ejempITares en registros domici,liarios. Un par de veces arrestaron a los mecanógrafos que 'Ios copiaban. El «samizdat» se convirtió en el dragón de múHiples cabezas del ouen­to, o en una plaga para las autoridades: el «samizdat» era inconquistable.

Toda vía no hay estadísticas precisas, pero sé que había aproximadamente doscientas pub'licaciones periódicas y varios miles de ,libros de «samizdat». Ob­viamente cuando hablamos de miles de títulos no siempre podemos esperar gran calidad, pero una cosa separaba al «samizda t» del resto de la cultura che­coslovaca: era independiente, tanto del mercado como de la censura. Esta in­dependencia atraía a la generación más joven, en parte por el aura de lo prohi­bido. La investigación oientífica deter­mi.na,rá cuál fue su verdadero a'lcance; calculamos que aJgunos de los I'ibros tu­vieron varias decenas de mi:¡es de Jec­tares, y no debemos dlvidar que muchos de estos ·libros fueron pub~-icados por editoria:les checoslovacas en el ex.ilio, y entraban en el país de dos modos más insospechados.

Tampoco debemos olvidar el impor­tante papel que desempeñaron Jas emi­soras de radlo extranjeras Rad-io Free Europe y The Voioe of America, en la d ifusión de ¡la liter~tura no censurada. Radio Free Europe emitía en forma de seria,1 'los libros «samizdat» más famo-

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Praga. Torre del reloj.

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sos, y tenía cientos de mi,les de oyentes. Uno de 10s úJ,t,imos libros que escuché fue la obra de Havel Interrogatorio a larga distancia, que además de ser auto­biográfica es la eXposioión de sus ideas polí,ticas. Estoy convencido' de que esta «cu'ltura sumergida» influyó decisivamen­te en 10s at'onteoim5entos revoluoionarios del otoño de 1989 .

:-Siempre me pareció que en . Occi­dente se hablaba de la «musa"' de ~a censura» tras el telón de acero con cierto" romanticismo y ligereza. Me atre­vería a decir que ciertos escritores oc­cidentales envidiaban la terrible presión bajo' la cual escribían ustedes, Y' la cla­ridad de- la misión que esta carga pro­piciaba':: en su sociedad ustedes eran prác­ticamente los únicos transmisores de la verdad. ¿Qué precio han pagado los es­critores por esto?

-Las prohibiciones en cuanto a la pub1icación de nuestras obras estaban unidas no sólo a la prohibición de toda actividad social, sino también en Ja mayoría de 'los casos a 1a prohibición de realizar cuallquiler tipo de trabajo para el que el escri,tor estuviera cuaJi­ficado. La maporía de mis colegas es­critores se ganaban Ja vida como obre­ros. No era frecuente encontrar médicos que se ganasen 1a vjda limpiando ven­tanas, como en ,la novela de Kundera, pero muchos escríotores, cüticos y tra­duotores se ganaban la vida de esta ma­nera. Otros trabajaban en obras, de ope­radores de grúas, o en excavaoiones geo­lógicas. Podría parecer que talles traba­jos proporcionan ail escritor experiencias interesantes. Es cierto; siempre y ouando el trabajo dure una tiempo Jitllitado y haya esperanzas de escapar del embota­miento menta,1 y de ,las duras faenas. Quince o veinte años trabajando así, to­talmente marginado, altera tu personali­dad por completo. La crueldad y la in­justicia destrozó a muchos tota'lmente, otros llegaron a agotarse tanto que fue­ron incapaces de volver a reall1zar cual­quier trabajo creativo. Y sj a pesar de todo ~ograban perseverar, era a costa de

sacrificaTlo todo: el sosiego y a menudo su vida privada.

-Los ,escritores oficiales son un mis­terio para mí.. ¿Eran todos ellos malos escritores? ¿Era posible ser un buen es­critor y aceptar las normas oficiales?

-Hay una diferencia significativa en­tre ·Ios escritores que apoyaban a~ régi­men durante 'los años oincuenta y los que Jo apoyaron después de 'la ocupa­ción en mi:! .novecientos Sesenta y ocho. Antes de la guerra la llamada Jiteratura de izquierdas desempeñó un papel im­portante. Especialmente la generación más joven su.cummó a Jas ilusiones de una sociedad nueva y más justa que iban a construir ·Ios comunistas. Fueron pre­cisamente ellos los que vieron la verda­dera cara del régimen y contribuyeron a organizar ell movimiento de 1a «pri­mavera de Praga», desmitificando ,la dic­tadura staJ.inista.

Después de 1968 ya no había motivos, excepto para algunos fanárticos extremis­tas, que les jmpulsasen a compartir esas i'¡usiones:. BI Ejército sov,iético ya no era un Ejéróto de ¡Jjberación a ojos de .la: nación, sino un Ejéroi.to de ocupaoión. Si un escritor no advertía estos cambios, su ceguera le impedia contarse entre Jos espír~tus oreativos; si los advertía y si­mulaba desconoceruos, se Je puede tachar de oportunista (y ,esta palabra es ,la más amable que se pueda utilizar).

Por supuesto ~] pToblema residía en el hecho de que aa ocupaoión no dmó unos ouantos meses, s'¡no dos décadas. Práoticamente todo una generación de inconformistas, desde finaJes de los se­tenta en adelante, se vio obligada a emi­grar. El resto ,tenía que aceptado e m­c1uso colaborar. La televisión y la ra­dio tenían que seguir funoionando, [as ed·i,tori~es tenían que llenar papel con ·Ietra impresa. Incluso peTsonas bastante decentes deoían si no hago este trabajo, ,10 hará a,lguien peor que yo.

No quiero deciT que todo 10s escri­.tares que han publicado en Jos últimos años son necesariamente maJos.. Pero se puede afi'fmar caJtegóricamente que el

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c;HECO$LQVAQUIA 7.1

VacJav Rave\.

esfuerzo e(¡'¡'toria~ , superando todas Jas trampas colocadas por la censura, era una carga muy pesada para ,las obras de muchos escfli,tores. He comparado cuidadosamente Jas obras de Hr~baJ -que según mi criterio es uno de 10s grandes prosistas europeos actuales­que aparecieron en <<samizdao> con ~as que se pub~'icaron of,icia1mente en Che­coslovaquia. Los cambios que se vio obligado a efeotuar son, -desde eJ punto de Viista de 1a obra, litera!1mente mons­truosos. Pero peor era ell hecho de que muchos escritores contaban con Ja cen­sura de antemano, y deforlDab~n sus obras.

-Desde que las fuerzas de ocupación rusas invadieron Checoslovaquia, una considerable muestra de obra de escri­tores checoslovacos contemporáneos han sido publicadas en EE. OO. de entre los que viven en el exi'lio, Kundera, Pavel Kohout, Skvorecky, Jirí Grusa y Arnost Lustigj entre los que se encuentran en Checoslovaquia, usted, Vaculik, Hrabal, Holub y Havel. No se me ocurren diez nombres de escritores holandeses o no­ruegos que hayan sido publicados en Norteamérica desde mil novecientos se­senta y ocho. Es una ~resentación sor­prendente . para un pequeño país europeo. Los escritores extranjeros han sido muy

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respetuosos con vuestras obras. ¿Se les ha ocurrido pensar que esto posiblemente haya cambiado, y .que en el futuro qui­zá ya no se diñjan a nosotros sino a los suyos otra vez?

-Los escr~tores checoslovacos se veían forzados por aas circunstancias a tener experJencias que, de no ser por el cruel dest,ino de la nación, hubieran sido to­talmente ajenas a ellos, y que, a¡' pa­sarlas al papel, pudieron resrn,tar exóticas para muchos lectores. También es ver­dad que el oficio de escflitor -o en ge­neral cualquier trabajo artístico- era el único en el que se podía ser indepen­mente. Muchos creadores se hicieron escritores por esa .razón. Todo esto pa­sará en oieflta medida. Según vaya cam­biando ¡la sociedad, cambiará la Jlitera­tura y sus temas. Pero no creo que por ello nuestra ,literatura deje de atraer al público e~tranjero.

-Kafka. Me gustaría saber qué papel ha desempeñad'o en SU imagfnación du­rante todos estos años. ¿Por qué prohi­bieron sus libros las autoridades comu­nistas?

-La pregunta de por qué Jas obras de Kafka fueron prohibidas por los re­gímenes comunistas queda conte&tada por una soja frase del personaje central de Amor y basura: «Lo más ifeJevante de la persona1lidad de Kafka es su ho­nestidad.» Un régimen basado en la mentira, que exige aparentar exterior­mente sin preocuparse de las conviccio­nes persomvles, un régirrren que tiene miedo de ,toda persona que se pregunta el por qué de sus actos, no puede acep­tar a nadie cuya veraoidad consiguió una totalidad tan fasoinante e incluso aterradora.

En cuanto aol significado de Kafka para mí, lo más importante es que él era un escritor apolítico. Me gusta oitar Jo que escribió en su d:iar,io el' día dos de agosto de IIri!l. novecientos catorce. Es muy breve. <<AIemania ha deClarado Ja guerra a Rusia. Por la tarde fui a ~adar.» Aquí el plano histórico y el per­sonal están al mismo nivel. E&toy con-

vencido de que Kafka escribía por la íntima necesidad que sentía de confesar sus cr.isis personales, y así resolver lo que para él no tenía solución en ~a vida real, especialmente fas relaciones con su padre y su imposibilidad de pasar determinada barrera en su relación con las mujeres. Las metáforas de Kafka eran tan poderosas que excedían con creces su intención inicial; esto demues­tra que un escritor que sabe rei!lejar sus experiencias más íntimas en profundi­dad y de un modo sincero, aJcamza también Jas esferas suprapersonaoJes o sociales. La 3:i teratura no tiene que es­forzarse por reflejar :]a realidad política. ni preocuparse por los sistemas pasaje­ros; puede trascenderlos y a Ja vez responder las preguntas que el sistema suscita en Jas personas. Esta es la Jec­ción más :importante que he aprendido de Kafka.

-Havel, me gustarla que me ex¡Jlicase por qué 'ha encarnado en su 'persona la nueva idea que Checoslovaquia tiene de sí misma.

-Ha'vel es conocido principalmente en el resto del mundo como un gran dr.amaturgo, un illteresante ensay,ista, y por úIltimo un disidente, tan contrario al rég,imen que no le importó sufrir toda cJ:ase die persecuciones por sus conviccio­nes pOlíticas, incluso la prisión. Pero en esta lista de cuaolidades o profesiones de Have1 falta, en mi opinión, ~a más im­portante.

Los críticos ·sitúan a Havel como dra­maturgo en la corriente del teatro del absurdo .. Pero en Ilos tiempos en que Jas obras de Havel se podían representar en nuestros teaJt:ros, cl públ.ico checoslovaco fas entendía princ'ipa'lmente como obras pol~ticas. Yo solía deci:r, medio en bro­ma, que Havel se hizo dramaturgo so­bre todo porque en aquella época e1 tea­tro era Ja ú.OIica pJa-taforma desde la cuall se podían exponer las ideas políti­cas. Desde que ie conocí, Have1 fue para mí en primer luga'r un político, en se­gundo .lugar 'U:Il gran ensayista, y sólo por úJt,imo un dramaturgo. No pretendo'

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vaJorar sus ,logros, sino más l:>ien la prio­ridad de sus intereses, sus .inolinaciones personales y su entusiasmo.

-¿Qué harán los escritores checoslo­vacos en el futuro para sobrevhir eco­nómicamente, ahora que ~tán a punto de perder el amparo de un sindicato de escritores subvencionado, de una ,indus­tria editorial subvencionada, y que ha­brán de competir en 'el mercado y por tanto pub.licar 'libros rentables? ¿Y qué puede comentar de la economía de mer­cado de la que empieza a hablar su Gobierno y su relación con la cultura comercializada que engendrará?

-Como ,individuo que ha vivido en Jos BE. UD. atlgún ,t'¡empo, y cuyas obras se han publicado sólo en Ocoidente du­rante veinte años, soy consciente del «pel,igro» que una sociedad Jlibre, y es­pecialmente una economía de mercado puede traer a ,la cultura. Sé que pasará el período en el que ,los ILibros de poesía a!1canzaban en nuestro país ediciones de varias decenas de m'iles de ejemplares. Recientemente apareoió un memorándum

sobre Ja postura de la ,teJ'ev'¡sión. Por su­púesto este memorándum no pide ija in­tC0ducción. de la censura, sino de 'UIIl co­ffilJté para ,las a'rtes que esté por encima del partipo, un grupo de autoridades indepe rlj'entes de un nivel espir,i,tuall y

~ ?l.l.:wi . mox~l' &.penor.

E"r(', . Oheco&1ovaq uia 'la literrutura ha disftuXado siempre de una gran afición y estimi1,. Esto se desprende de] hecho de ,que : en un país con menos de doce millones de habitantes, se han pub}:icado librqs de buenos escritores, tanto checos­lovacos ,cOmo traducidos, en ediciones de cientos de miles de ej'emplares. Quizá no" sea tan utópica ,la idea de :intentar influir en rros medios de comunicación para mantener el niveI culturaff', e inoluso para formar a ~a nación. S~ a,l menos paDre de Ja idea pudiera rea,litza,rse, sería sin duda; alguna, un acontecimiento úni­co en la histo'fia de Jos med,jos de co­munj"cación. Teniendo en cuenta que, después de todo, este pequeño país cen­troeuropeo ha proporcionado de vez en cuando importantes impUllsos de carácter espiritual

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CLARA _JAN.~S

Los poetas checos del siglo XX y las primaveras de Praga

UNA primavera adelantada tuvo , ,lugar en Praga como consecuen-.' cia de ,los hechos que se inicia-

, ron el 17 de noviembre de 1989, fech~ en q ue ,los estudiantes de su uni­versidad celebraron una manifestación conmemorativa del primer movimiento universitario contra el ocupante hitler,ia­no: a .]os golpes sa lvajes de las brigadas antidisturbios siguió un llamamiento a la huelga genera'l y 10s cafés, gimnasios, piscinas y sobre todo ~os teatros se con­virtieron en 'lugar de discusión, exten­diéndose la llamada a todo el país. Ya en los primeros días se creó la agrupa­ción Foro Cív,ico que representaba este sentir, y, tras una serie de negociaciones y manifestaciones multitudinarias que culminaron con ia huelga de dos horas del día 27 de noviembre, se llegó a la instauración del sistema plura'l'ista, for­mándose un gobierno de coalición. Como presidente de la nueva república demo­crática fue eJ.egido precisamente un es­cri,tor, el dramaturgo Václav Ravel. Jun­to a Havel, en el Foro CíV'ico estuvo Alexander Dubcek, el que hiciera posible lo que se conoce con el nombre de «Pri­mavera de Praga».

En 1939 los nazis, ante el movimiento de los estudiantes --cuyo aniversario fue motor de lo que hoy presenciamos- res­pondieron con la supresión de toda en­señanza superior de la lengua checa, se­rio castigo para un pueblo que, sometido a la influencia del Imperio astrohúngaro, liabía vivido una opresión de siglos en su idioma, pues sólo desde 1881 el checo ocupaba en la universidad un puesto de igua'ldad con el alemán como ,lengua de cultura -recordemos a dos grandes es­critores nacidos en Praga que escribieron en alemán: RiJke y Kafka-. Fue a par­ür de ese momento, de 1881, cuando ias 1etras checas experimentaron un renacer.

A ,este factor se unió después otro de ca.pital importancia, precisamente el fi­nal del Imperio austrohúngaro y la crea­ción de ,la Primera República checoslo­vaca indepenáiente en 1918. El país que tanto t iempo viviera sometido gozaba de pronto de libertad y buscaba ~os medios para darse estructura politLca a sí mismo. Eran además años erucia'les en el devenir histórico europeo y también para el arte y la Jtiteratura tan vinculados a él. En poesía, concretamente, dio Checoslova­quia una generación de creadores com­parable a ,la nuestra del 27. Nacidos a principios del siglo XX, estos poetas co­nocieron a Jo 1'argo de su vida 10s terri­bles inV'iernos de la ocupación na21i, ~a guerra y la dictadura estalinista, y como árboles de profundas raíces y potente savia, el renacer tras los sucesivos des­hielos. Entre ellos el que vivió más años, Jaroslav Seifert, recibió el Premio Nobel, por «el tJLrismo y gran riqueza de inven­ción» de su poesía, y porque ésta «da una imagen liberadora de 'la humanidad indomable y diversa». El lo aceptó -se­gún sus declaraciones- como represen­tante de sus compañeros, ya que otros -dijo-, como Hel'las, Nezval y Halan, ,'lo hubiesen merecido.

Pa'ra en tender a estos poetas, tanto en lo referente a su obra como en 'lo que toca a su vida, hay que tener en cuenta los acontecimientos histó ricos europeos y concretamente ,la Revo,lución rusa de oc­tubre de 1917 y la Primera Guerra Mun­dial, y también el arte europeo del mo­mento que toma el rumbo de las van­gua rdias (en 1909 se publica ea Primer Manifiesto futurista, en 1916 se crea Dadá y en 1921 mace el surrea'lismo). En el momento en que se proclama Ja Pri­mera Repúbl'ica, el pueblo checo está impregnado de espíritu socialista y vive en la eufor,ia de la revolución. Muchos

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76 OLARA JANÉS

jóvenes escritores constituyen un grupo, al que dan el nombre de DevetsH, que proclama que el arte debe ponerse al servicio del proletar,iado. Seifert, Nezval y Halas forman parte de él.

En esta atmósfera de prinoipios de la República, cuando mdie sospechaba aún los años crueles que se avecinaban, se crea, en 1921, el Pa,rtido Comunista Che­coslovaco y entre sus fundadores figura precisamente el poeta Ja'fOSllav Seifert. Es de not<l'r que '¡os demás poetas men­cionados se hacen también del partido en un determinado momento. Seifert, que perteneoe, como se ha visto, al Devetsil, sufre, sin embargo pronto una decepción enorme tras un viaje a la Unión Sovié­tica y deja el pa,rtido. Sucede esto en 1929. Holan, por su parte, permanecerá en él muy pocos años. No así Halas ni Nezval.

Ahora bien, el arte del grupo Devetsil era ante todo un arte comprometido con el arte mismo, pues, aunque predicaba que éste debía servi r aol pral:etariadO', en­tre sus lemas figuraba: «una ma1a poesía llena del mayor compromiso no será nunca poesía comprometida» y, ,conse­cuentes con su ex.igencia de calidad, sus miembros no temían las innovaciones. Sus teorías se reunieron en un manifiesto titulado El nuevo arte proletario, que re­dactaron el teórico Karel Teige y Jaroslav Seifert y que 1eyó este ú,¡.timo en una velada pública. A ella asistió, con ánimO' de rebatir lo que se dijera, el joven poeta moravo V:iotezslav Nezval Acabada la lectura se inició una discusión que duró toda ,la noche y termmó con la incorpo­ración de Nezval a1 grupo. Sucedía estO' en un momento de plenO' estallido li­tera'rio, el olima político era propicio. para ello.

Con ,la unión de Nezval, Seifert y Teige Jas cosas tomaron un rumbo nuevo.. En el seno del Devetstl surgió un Illuevo mo­vimiento cuyas raíces se hallaban en las vanguardias europeas y concretamente en Dadá: el Poetismo. Se produjo una escisión en el grupo quedando margina­dos los partidarios del arte estrictamente praletar.io y el Poetismo lanzó pronto sus manifiestos y con ellos estos jóvenes pa-

saron de proclamar el arte al servicio del proleta,riado a decir: «lo que llama­mos Poetitsmo es el arte de 1a vida, el arte de vivir y gozar», «el Poetismo ofre­ce un ar,re ligero, burbujeante, fantástico, festivo, no heroico, lleno de amO'r, sin huella de romanticismo» y «es el arte de perder el tiempo».

El Poetismo i,nfluye en todos ,los poetas de esta generación y en las posteriores, incluso en Holan, que no forma parte de grupo a-lguno, y en Ha'¡as. Son, sin embargo, Nezvall y Seifert sus máximos representantes, y particularmente el pri­mero que de hecho es su creador, como será luego el introductor del surrea.Jismo en Checoslovaquia. Este estallido se re­coge en 1ibros como En las ondas, de Seifert, Poemas para postales, Pequeña rosaleda o El acróbata, de Nezval, donde se juega con Ilas palabras y Jos sonidos y se utilizan desde rimas incoherenres que recuerdan las conciones wantiles a la libre asociación de ,imágenes siguiendo 1a fantasía .

Burbujas burbujas blanco trébol lo que pasó pasó no g,r,itéiS

dice un poema del primer libro de Nezval mencionado.

Pero los poetas se adelantan con fre­cuencia a los acontecimientos y podría­mos decir que Seifert es quizá el primero en captar el nuevo giro que darán las cosas. En el atilo 26 publica ya un ~ibro. El ruiseñor canta mal, donde nos ofrece un ca rnavaJ cuyas máscaras son másca­ras de gas y cuyo al1Tequín viste un t'raje de reta'les de sudarios. ¿Qué ha sucedido? La postura poetista ha hecho. que se vuelva a plantear el tema del conflicto que supone la antítesis arte y vida. El contraste entre ,la fantasía poetista y la sórdida realidad explica el movimiento pendular entre optimismo y pesimismo que ahora se produce.

En este momento aparecen Abanico en delirio (1926) y Sepia (1927), primeros libros de Holan y de Ha'las respectiva­mente, poetas de Jos que dijo Ripellino

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LOS POETAS CHECOS DEL SIGLO XX ... 77

consti.tuyen. «la gran diarquía del barroco y de las tinieblas». Las tinieblas, de he­cho, van cobrando reao1idad y en 1933 Hit'ler sube al poder, en 1938 amenaza Checoslovaquia y en 3a Conferencia de Munich, Francia, lta,lia e Inglaterra la abandonan a su suel1te; 00 año después se produce ~a ocupación y el país pasa a ser el Protectorado de Bohemia y Mo­ravia. Durante ·Ia ocupación todos estos poetas se suman a la 1ucha, unos con su poesía, Ja mayoría por medio de or­ganizaciones clandestinas, como es el caso de Halas que forma parte del Co­Illité nacional revolucionario de escrito­res y despliega una actividad extraordi­naria también en el terreno ~iterario, preparando una antología de paemas an­tifascistas clandestina : Grito de la corona checa, y otra que aparecerá en PaifÍs: Voces de 'la patria, con poemas de Halan, Toman, Seifert, Hora y suyos propios. Halan, por su parte, se convierte en el poeta abanderado en pro de la :libera­ción, su poesía de origen hermético - par,tía de la línea trazada por Ma­llarmé- se vuelve sencilla para el pueblo en obras como Respuesta a Francia, Septiembre del 38 y Canto de los tres reyes. La voz de estos creadores adquiere el va'lor del rescoldo que mantiene la brasa debajo de la ceniza exterior.

Una nueva generación publica sus pri­meros libros en estos años. A ella per­tenece el joven judío Ji,ri Orten, de trá­gica y breve vida. Sabiendo que corría un gran riesgo, sin dinero, privado por su raza de entrar en ·la Escuela de arte dramático donde quería estudiar para actor, viéndose obligado por 10 mismo a sentarse ' en tranvías y cafés en determi­nados sitios, elige, con todo, queda'rse en Praga aunque incluso algunos de sus parientes más oercanos han emigrado. Quiere vivir su destino, no abandonar su lengua, entregarse de lleno a su vocación de escritor, como s·i presintiera su trá­gico fÍln Oe atropelló una ambulancia nazi y por ser judío y no admitido en los hosp'i,tales murió el mismo día, el día en que cumplía 22 años). Orten inicia así su extremecedora «Sépt.ima elegía»:

«Le escribo, Karina y no sé si está viva», para concluir con estos versos:

«T¡m cruelmente joven y ya maduro, ' me río hasta sangrar y lloro 'lágr,imas

[dJe sangre y abandonado de Dios y a Dios l':

[aba'lldonado le escribo, Kar.jna, y no sé si estoy

[vivo ...

Cuando en 1945 tuvo 1ugar la ,libera­ción, ,los poetas cantaron con gozo ese momento, uruendo a él los recuerdos de la guerra, sobresalieron dos Ebros: Sol. dados del Ejército Rojo, de Halan y Casco del tierra, de Seifert. En el primero un soldado empuja un ramillete de dalias hacia el interior de la boca de U!D cañón, si bien .Juego lo entrega a una anciana y ambos se hacen una reverencia; en el segundo se canta directamente ~a prima­vera de ,la guerra: «Han florecido las ramas a'l fuego de 10s disparos», dice el poema «Insur-reción en Praga». La que suoedió a ésta y polarizó todos ·Ios en­tusiasmos culminando con la subida del Partido Comunista Checo al poder, duró, sin embargo, poco, pronto empezó a nu­blarse con los tintes de la política esta­Enista. Las rígidas directrices de Moscú arrojaron sobre fas escritores que fueron voz y conciencia dd pueblo durante Ja ocupación, los terribles hielos de las prohibiciones. Ha,sta ,los que más activa­mente habían luchado fueron acusados de «formalismo decadente», como Halan, o de «hipocondría, incertidumbre, ro­manticismo y subjetividad», como Halas. Sucedió 'esto después de ,la muerlie del último, acontecida en 1949. Halas, que precisamente por su actiltud 1uchadora había aceptado un cargo político del go­bierno comunista, al ver que .las cosas :no suoedían como se había esperado, mu­rió pI'leso de . angustia y repitiendo la frase: «he engañado a :la gente». .

Nezval, también comunista convencido, fue el único que, a pesar de su surrea­lismo, 10gró permanecer en pie, sin ser prohibido, y Uegó inoluso a minist'ro de información. Murió en 1957. Halan, en cambio, de temperamento hipersensilJle,

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Praga. Palac io de Hradchány. Sala de Vladis lao.

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WS POETAS CHECOS DBL SIGLO Xx. .. 79

recibió el anatoma con violencia, se en­cerró, dijo, <<muro por muro», en su casa -vivía en la isla de Kampa, en el co­razón de Praga- para no volver a salir hasta su muerte acontecida en 1980. Des­de que realizó ese gesto empezó a con­vertirse en un mito vivo, se sabía que vivía de noche, que escribía sin cesar, que no veía a nadie !Iri miTaba a la calle a través de las ventanas cuyas cortinas permanecían echadas y que sus manus­critos se ,iban amon.tonando por los rin­cones. En 1963 'empezaría a publicarse de nuevo su obra, ahora el fruto de estos años: Avanzando, Dolor, Una noche con Hamlet, Toskana, Historias, En el último trance, desvelando un mundo lúcido y desoJado, rigurosamente actua,l, presidido por .]a relatividad, 1a fugacidad de lo terreno, la nada omnipresente, lo invisi­ble como realidad, en poemas que apun­tan siempre un concepto fiilosófico, como el titulado «Conocimiento»:

Si la vida navega si'guiendo el curso [de ~as aguas

y 'la muer,te a contracorriente no' podemos conocer

[la desembocadura. Si la vida na vega a contracorriente y la muerte siguiendo el curso de las

[aguas no podemos conocer la fuente.

Pronto le llegó el reconocimiento in­tJernacional al' concedérsele el Premio Etna-Taormino en 1966 y po&teriormente el Internacional de Poesía de Bruselas, en 1974.

A Seifert la prohibición ,le llegó más tarde y conoció diversas etapas. El esta­Linismo se fue endureciendo y alcanzó su pooto cU!lrninante en 1952, cuando tu­vieron lugar los terribles procesos a al­gunos de .Jos mi\smos miembros del par­tido que 10 habían impuesto, acusados de traidores, causando escánd010 a todos los niveles. En 1956 parecía que se ini­ciaba el deshielo y se permitía cr·iticar la política cultma'l, Seifert, que en todo momento dijo ,lo que tenía que decÍ'r, lo hizo con firmeza y cla,ridad y como con-

secuencia se .Je condenó al silencio. Este silencio duró hasta el año 65. Publicó entonces durante tres años y se vio proh;il;>ido de nuevo. Llegó el momento del franco deshielo del estalinismo, pre­parándose .los cambios que tendrían lu­gar "en 1968, cuando A:lexander Dubcek ocupó el puesto de Secretario Generai del Partido Comunista Checoslovaco, es de­cir ' la <<Primavera de Praga». Entonces en .]as librerías no sólo se hallarían las obras de Ha'las, Holan y Seifert, sino inc'luso Jas de algunos escritores exiliados. A Seifert y a Hola n ~e les nombró Ar­tistas nacionaoles y al segundo se ],e otor­gó el Premio del Estado Checo&lovaco.

Esa pr·imavera, sin embargo, fue tam­bién muy breve. Moscú no permitió que floreciera y ,la atajó oov.iando sus tanques a Praga. Precisamente en momento tan comprometido se eligió a Sei!fert presi­dente de la Unión de escritores checos --es de tener en cuen,ta que los medios de comun·icación, periodistas, y escrito­res tuvieron una gran importancia en todo momento en el proceso de desesta­IÍll1iización- . SeifeDt condenó entonces públicamente la invasión y firmó el Ma­nifiesto de las 2.000 palabras, viéndo&e de nuevo prohibido. El si,lencio que cayó sobre 61 se prolongó, pues nueve mos después firmaba la Carta 77, en favor del respeto a .los derechos humanos en Ch~coslovaquia, de 'la que fue uno de los porta voces el actual presidente, Váolav Have!.

«El principio de la Carta 77», dijo André Glucksmall'll!, «reside en ,lo que Patocka llamaba 'la solidaridad de los estJ1emecidos', la solidaridad de quienes saben que uno mata o se deja matar- en nombre del Bien, de quienes se sienten sacudidos en sus convicciones más firmes y rechazan sacrilficar a una doctrina, cualquiera que sea, las ,libertades elemen­tales que nos sirven de garan.tía contra lo peor. Bl derecho de opinar, rezar o no rezar, hacer huelga, asociaTse, circu­lar. La abolioión del monopolio del Par­tido sobre el poder, el saber y 1a pro­piedad. Este es el programa que ha con­formado la unidad de varias generacio-

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80 CLARA J ANÉS

Praga. Vista parcial.

nes antitotalltari'as». Y este es el pro­grama que ha f.lore~ido en la presente primavera. Si Seifert tuvo que publicar en Alemania, en 1977 y 1979 respectiva­mente, La columna de .la peste y Paraguas de Picadilly, que no apa·recieron en Praga hasta años después hoy en las revistas de literatura se ven artículos de famosos exilados, como Kundera o Skvorecky y poemas de aquellos que han llevado a cabo una creación subterránea, como Karel Siktanc o fueron mantel1idos p~r-

petuamente en la oscuridad por sus ideas religiosas como Jakub Deml o Jan Skacel. «Una imagen liberadora de la humanidad indomable y diversa», como vio la Aca­demia sueca en Jos po~mas de Seifert, es lo que se dibuja nítidamente en sus páginas, y esto responde a,l noble impulso que alimentó a aquellos poetas luchado­res nacidos a principios de siglo y es ]0 que se adivina refoJejarán también mu­chos de los que escriban a partir de ahora.

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RUM,ANIA

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EUGENIA POPEANGA

El sistema cultural rumano y el totalitarismo

HABLAR o escribir sobre la li­

teratura rumana significa, hoy en día, un -tema difícil y com­prometido, y eso no por la di­

ficultad intrínseca de realizar un intento de anáolisis o una visión panorámi.ca de una litera:tura poco conocida en España, sino fundamentalmente por la postura que puede adoptar el crítico ante su co­metido. Este se encuentra ante dos al­ter.nativas: una, 1a de mantener el distan­ciamiento académico, el tono equilibrado que permi,te enjuiciar con objetividad los hechos literarios más importantes a lo largo de ,los siglos, otra la del crítico totalmente inmerso en su época, que practica más bien el ensayo que el aná­lisis teórico, frío . Las circunstancias en que se nos presenta este trabajo nos em­pujan hacia la segunda postura que su­pone intentar una lectura crítica de -toda una época cultural, entendida esta ,lectu­ra desde una perspectiva semiótica. Una lectura globa l de la época de los años 80 implica .la detección de las pa'labras clave, de los sememes que accionaban desarro­llando campos semánticos en torno a Jos cuales se organizaba aquel mundo cul­tural. Prefe rimos dedicarnos a entender esta última década en lugar de esbozar un panorama de la literatura rumana en general, porque no creemos en la capa­cidad de este último tipo de estudios de comunicar otra cosa más que informa­ción. Un trabajo sobre el desarrollo de una literatura, en concreto ,la rumana, a través de los siglos, termina siendo un acopio de datos, de los así llamados «he­chos ,literarios» que ofrecen únicamente un contenido informativo plano --caren­te de significación, :información que al ser reproducida fuera del con.texto por un receptor se vacía, a veces, inoluso, de su contenido primordial. En cambio una lectura de tipo semiótico permite

detectar y poner de manifiesto no sólo elementos puramente literarios sino toda una red de cód·igos sociales, políticos, económicos y culturales que aotuaban en ,la década de los 80 y de alguna manera siguen actuando también en 1a etapa de trans ición hacia 'la democracia.

El mundo cultural rumano haoe ba­.jance, en este momento, de su actividad y de sus posturas en el pasado, haciendo tamhién un esfuer·ZQ para configurarse de nuevo (después de casi cincuenta años) como un sistema cultural comu­nicativo, significativo en sí y en el con­texto cultural europeo. En la linea de fas trabajos de Lotman sobre la tipología de los sistemas culturales, podríamos con­siderar el sistema totalitarjsta como un sistema sintáct·ico, sistema que tiene una serie de caraoterísticas muy próximas a lo que se ha producido en Rumanía des­pués de la segunda guerra mundial. Un sistema cu,ltural de tipo sintáctico se or­ganiza a través de una r,ed de códigos de toda clase activados y expansiona­dos, mediante relaciones de coordina:· ción y/o de subordinación. Umberto Eco, en su Tratado de Semiótica General, nos dice que: <dos cód.igos, por el hecho de estar aceptados por una sociedad, cons­tituyen un mundo cul,tural que no es ni actua·1 ni posible (por lo menos en los térn1 os de la ontología t radicional); su existencia es de orden cultural y cons­tituye el modo como piensa y habla una sociedad y, mientras habla, determina el sentido de sus pensamientos a través de otros pensamientos y éstos a trav~ de otras palabras. Como pensando y hablan­do es como una sociedad se desarrolla, se expande o entra en crisis, hasta cuan­do se enfrenta con mundos imposibies (como ocurre con los textos es,téticos o con las conversaciones ideológicas), una teoría de Jos códigos se preocupa bas-

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84 . EUGEN[A POPEANGA

tante por la naturaleza 'culturar de di­chos cócligos y se pregunta cómo hacer para 'tocar' 10s contenidos... (p. 122). Normalmente un código es-tá formado por unidades cul,turales que se entienden fundamentalmente como unidades de contenido, unidades significa·t.ivas que or­ganizadas en series proporcionan rasgos conativos a'l código. El sistema totalita­rio "comó sistema s,intáctico parte de la selección de un código como preponde­rahte sobre los demás y el elegido suele ser el código politico que mantiene en una relación de subordinación iJ:anto los codigos socio-económicos como los cul­hira,les. , En un principio, en la fase de constitución las unidades cuJturales que articulan el código político aparentan una significación que"va -perdiendo a medida que se consolida"'en ·Ia sociedad. ,c El contenido inicial de las unidades q ue"forman el código pO'lítico está apo­yado; en 'los libros sagrados de ,la teoría comunista, libros clásicos como los de Marx, Engels o Lenin, cuyo conocimien­to · era obligatorio y que además se di­fundían precisamente a través del código que los convertía en norma y también en dogma. Ahora bien, a medida que el sistema: en su totalidad se consolida, ·los clásiéos y sus tex,tos pierden importancia, y 'sed 'v,en reemplaJZados por otros: los emitidos por el propio dictador. Su dis­curso pretende llegar a ser un nuevo mo­delo de'··un sistema cultural complejo y mediante el códjgo político que regula sintáotica'mente su pseudomensaje el emisor intenta eliminar lo significativo, muestra su propensión por lo concreto, por los hechos, por la práotica diaria del gesto repetido, ser·iado pero 'lejano de cualquier simbolismo mLtico ritual La difusión de estos textos, tanto de los con­siderados «primordiales» como de sus «adaptaciones ori.ginales» f.irmadas por los dirigeniJ:es de turno se .realiza a gran eséa:la, a través de todos Jos medios de comunicación y también mediante pro­cesos organizados de comunicación edu­cativa, El público, amplísimo, sufre este bombardeo informativo, y está constricto á actua.lizar 'la información en :la orga-

nización de los demás códigos. El pro­blema reside en la imposibilidad real de aplicar :las normas sintácticas que con­figuraban el discurso político a otros do­minios de la vida social, pese a que el código político pretende subordinar por completo todos Jos demás códigos. Se entrevé una falsa difusión de las unida­des culturales del código más poderoso puesto que el público es s610 ,el destina­tario , de la información pero no un re­ceptbr dispuesto a transformar esta in­formación, a diger.irla y volver a trans­mi.tirla, El código político aunque pre­sente en todas ·Ias manifestaciones de la sociedad rumana se agota en sí mismo, carente de toda significación, y su poder opresivo se basa en .Ia ampliación hori­zontal de grandes cadenas repeti,tivas que burocratizan la vida en todos sus aspec­tos. Esta proliferación seriada da lugar también a una serie de si'ntagmas rígidos, fórmulas rituales, dentro del rito oficiado por el dictador en cada acto y con cada discurso que pronunciaba, se crea una especie de jerga dd comun ismo cuyo iniciador era el mismo oficiante, Pero a diferencia de todo lenguaje ritual que encierra una profunda significación, una verdad primordial, el lenguaje de la dic­tadura es el lenguaje de la mentira ritual, difundida y repetida hasta ·la saciedad y evidentemente alejado de toda rea·lidad . Los inv::stigadores rumanos lo llaman metafóricamente «la ·Iengua de madera» entendiendo por ello .la rigidez del for­mulismo, la burocra,tización del lengua­je, que conlIeva la negación de fa na­turaleza sígmica del lenguaje mlsmo. - En un sistema cultural dominado por las relaciones de subordinación de los códigos económico, social y cultura'l al político, si bien ,la opresión en cuanto a los primeros reviste formas interesan­tes, lo más destacable en este momento es la incidencia en el código cufturaL En una relación puramente slniJ:áctica, la individua'lidad de los demás códigos y su actuación independiente se ve mer­mada; el código cultural ve dJsminuida su aotuación a nivel de subcódigos es­,téticos y notamos la obligatoriedad del

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Bucare8t. Ateneo.

-... .

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86 EUGENIA POPEANGA

uso del <denguaje de madera» en discur­sos que tienen asignados por su natura­leza otro tipo de lenguajes que ~e son propios (el lenguaje, 'literario, artístico, musical\, arquiteotónico ... ) El papel glo­balizador asumido por el código político anula ,todo ,intento de significación indi­vidual o codificada a través de una clave distinta, el signo de la importancia cul­tural de un individuo o de una unidad cultural no reside en su capacidad comu­nicativa y conativa sino sólo en el hecho de ser un eslabón en una serie. Se pretende subordinar al individuo como ser social y como creador a una estruotura única, igual para todos, que aparentemente ejerce sus principios, sus normas de igual­dad democráticamente, pero en reaEdad está en el límite de la dictadura, cuando no convierte 'todo un sistema cultural en una dictadura. Sign.ificativa también para el sistema sintáctico es su ¡postura ante la oposición de dos unidades culturaks viejo/nuevo, oposición exis,teote, de be­cho, en todos 'los sistemas culturales, pero cuya resolución es distinta según su na­turaleza. En ,el sistema que nos ocupa se promueve el término «nuevo», desacre­ditando y minimizando el primer término de la oposición. Aparentemente se trata de un intento de promoción a través del término «nuevo» -de la unidad cultural de progreso -sin tenerse en cuenta que una ruptura deliberada e !impuesta me­diante normas o dogmas con una unidad cultural a!ltamente significativa y con profundas resonancias socia'les y cultura­les, produce en el receptor justamente una reacción de rechazo hacia el con­cepto promov.ido, entendido como vacío, falto de con.tenido, mero eslabón en ta cadena verbal, y también una reacción de potenciaJización del contenido del con­cepto opuesto. La destrucción de 1as iglesias, de Jos monumentos históricos y de las aldeas, los desplazamientos de la población hacia zonas urbanas en una situación de continuo empobrecimiento, todo esto en nombre del progreso, de la creación de una sociedad nueva, demues­tran corno un sistema totaJjtarista se mantiene única y exclusivamente gracias

a la cohesión de sus importantes cadenas burocráticas conjuntadas y dirigidas por un código poderoso pero completamente vacío, autorreferente.

En estas circunstancias la configura­ción del código cul,tura,l conoce un desa­rrollo múltiple. Por un lado una articu­lación de unidades culturales que obe­decen a la norma del código político, 10 que de hecho significa la pwliferación del discurso político con medios propios del subcódigo estético. De ahí nace la creación de corte, la creación panegírit:a destinada a 'intoxicar al público que uti­lilZa para descodificar los mensajes una enciclopedia totalmente manipulada, puesto que ,los conceptos que contiene se definen siempre de acuerdo con las nor­mas y reglas del código polHico. La pe­ligrosidad de esta forma de hacer cultura reside en Jos artistas que a pesar de su vinculación con el código político, por tanto de la carencia de mensaje propio, poseen una buena técnica de manejo de los elementos retóricos y por tanto pue­den disfrazar su vacío de significación. En relación con este tipo de creadores se ar-ticula también el concepto de «ar­tista comprometido» -concepto que in­trínsecamente tiene un sentido posit ivo; el de1 creador inmerso en el mundo que le rodea, creador que de una forma to­talmente consciente está dispuesto a en­cerrar ,los mensajes de este mundo en su creación, con ~a intención de comunicar­los mediante el subcódigo estético. Pues bien, en un sistema totalitarista el com­promiso de a,lgunos creadores no se rea­liza con la sociedad, sino con el código del poder por tanto adquiere connota­ciones nega,tivas, provocando el aleja­miento de estos creadores justamente de la vida socia,l auténtica y 1a práctica de un ar,te de «éhte» y para una «élite» política. De a:lguna manera és,te es el sentido del concepto de «realismo socia­,Iista»-, concepto muy manido en los primeros años del régimen y caído en desuso por su poca entidad significa,tiva, por su vaguedad y por no representar más que una alternativa en el desarrollo del código cultura'l, La otra aHernat,iva

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es Ja configuración de un código cultu­ral no oficial, por tanto no sometido, o no totalmente sometido el código po­Htico, cuya aparición se hace posible justamente por 1a máxima potencializa­ción de los elementos de poética y re­tórica propios del subcódigo estético. Se trata de creadores que tienen que con­vertir su mensaje en un mensaje secreto, oculto, mensaje que llega solamente a un público restringido, un público capaz de penetrar 1a múltiple capa de elementos es­téticos para llegar al verdadero sentido de la obra, púb:lico que a su vez tiene suficien­te habilidad para transmitir Ja creación por otros canales que no sean los oficiales. Claro está, este ,tipo de cultura corre el peligro de elegir y determinar su público, que debe ser un público entend.ido -y se podría llamar también una cU!ltura de élite-, pero a 1a vez se trata de una cultura rea,lmente compromet,ida con sus cometidos y su papel en la sociedad. El compromiso de Jos artistas con el mun­do en que viven se manifiesta en 1a vo­luntad de entender sus mecanismos y de rea·lizar una creación cuyo mensaje fuese a enriquecer los contenidos significativos de 'la misma.

Bl fenómeno del compromiso entendi­do como visión crítica y lúcida de la sociedad y no como compromiso con el poder, se ve obstaculizado por un ele­mento muy poderoso y estrechamente v,inculado con el código po'lítico; eso es la censura. Aparte del profundo signi­ficado de la autocensura en el. acto de creación individual, en un sistema cul­tura'! dominado por el código político, la censura actúa como ,una rejilla que filtra la información y los mensajes, te­niendo siempre como ,modelo el conjunto de normas .preestab:lecidas. La operación de censura'r la creación pretende adop­tar un carácter ri,tual con fines ético­mora'les, pero en rea'l:idad se trata de un acto de prohibición de tipo opresor, por representar éste un intento de corregir la libertad del creador según el molde de un código exento de todo significado. La actuación de la censura contribuye a fortalecer en rea'lidad la sustancia pro-

fundamente informal del sistema. Pero a pesar de la fuerza con la curuJ. funciona la censura en Jas últimas décadas de la cultura rumana, se nos pone de mani­fiesto una seria incapacidad de aa insti­tución de captar esencias o ma;tices. Los lectores-censores, funcionarios seguidores del código político reallizan casi siempre descodificaciones inadecuadas, parciales, y de esta forma se dan bastantes casos de obras que llegan a salir a 1a calle. E! público atento a ~os effores o a la incompetencia de 'la censura está prepa­rado para descifrar correctamente el mensaje, para entender ~a acttiud com­prometida del creador y para ofrecer unas moda'lidades de ci'rcU!lación fuera de los canales oficiales, momento en que la censura alertada por Ua difusión de Jas obras impone su prohibición. A través de este mecanismo se han podido pu­blicar obras de Ana Blandiana, Dleana Malancioiu, Mircea Dinescu, Agustín Buzura, Stefan Agopian, etc., obras que han conocido un corota período de difu­sión para desaparecer después por una decisión de ;la censura a1ertada en rea­lidad por ua reacoión del ~lector ante el mensaje transmitido. Esta reacción tardía indica quizás también una especie de mie­do o bien una absoluta incapacidad de comprensión de Uos contenri.dos de la creación que se k presenta, lo que de­muestra una vez más que la censura se configura como una amplia red buro­cráJtica creada por un sistema sintáct·ico.

Aparte de 10s pO E!Jtas que gracias a las amplias posibi'lidades de 1a poética y de ~a retól'ica se apartan tanto del gran pú­blico, como de ,los haohazos de 1a cen­sura, en Rumanía se desarrolla una pro­sa que presenta varias vías de encuentro con el público. En nuestra opinión, entre las múltiples formas de hacer prosa com­prometida, podrían ser representativas las de Ana Blandiana, Stefan Agopian y Agustín Buzura.

El caso de Stefan Agopian con el Ma­nual de los acontecimientos (1984) es qui­zás un poco más compllejo. El autor cen­tra su narraci.ón en una época pasada, el comienzo del siglo XIX, época de

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88 EUGEN[A - POPEANGA

triste recuerdo en 'la blistoria rumana, por ser la culminación de 'la decadencia, del vicio, de 1a corrupción de la sociedad fanariota, Sus personajes son variopintos y estrafa~arios, su aspecto y actuación obliga al Jector a situarse en na frontera de 10 real con 1'0 fantástico, Consta que conjuntamente con un profesor de geo­grafía muerto de hambre y con su acom­pañante (vasallo, escudero, bufón) con nombre altamente alusivo «el Armenio Zadic», aparecen perros que 'hablan, un pájaro enorme llamado Ulises que lleva consigo, encerrado en un frasco un sí maravilloso y grotesco llamado Diana y toda un cohorte de curas, guer,reros, ven­teros, etc, Los avatares de estos perso­najes y su reacción ante ¡la aventura pro­porcionar a!1 autor ila situación adecuada, para que, de una forma velada y sutil proceda a un traltamiento despiadado de la «época de oro de la diotadura», pasado por toda la gama del juego crón'¡co desde 'lo cómico hasta ]0 esperpéntico.

En el mundo imaginado por Agopian puede suceder cualquier cosa, todo se puede también reconocer, puesto que está ya catalogado, está ya en un manua11, por tanto 10s seres que allí habitan no se e~trañan de aa oreja que sale de da pared de la venta, de la fa:lta de comida, y la necesidad de preparar para la cena un rato, de ias delaciones continuas. Utili­zando el recurso de la narraoión histórica Agopian burla la censura y pub1ica «la lista de las personas delatadas y su de­lito». Nos encontramos pues con que «000 ha dicho que eso no está bien, otro que Viva 'la Revolución, otro que con ilos turcos estábamos mejor, otro ha­bló de la ,ley de los niños, otro que no hay sa1, ot'fO que el Príncipe es un 1adrón, otro que se está mejor en Inglaterra, uno que tiene cinco monedas de oro, otro que tiene malos sueños, uno que ya no paga impuestos, otro que ya está bien de vivir mal, uno que el Príncipe que se vaya al diablo, otro que no hay Dios, uno que va a matar a su vaca, otro que no quiere más hijos, uno que se C .. . ,

uno que mejor ser gitano, otro que se va a Francia, iOno que quién tuviera un

arma, uno que no está bien que te líes con los griegos, otro que mejor se calla, uno que se va a,l bosque, otro que siem­pre se puede ir a peor, uno que le entra la risa, uno que hay pes,te cada dos años, otro que por qué no da una peste, uno que se c ... en el Príncipe, otro que hue­le mah>.

El libro de Agopian es una alegoría cruel del sistema cUlltural rumano, pero su creación se configura como una obra críptica, de difíciJ descodificación para el público. Se ,trata efectivamente de un «manual de las cosas que acontecen» pero un manuall secreto; siendo esta la única forma de concebir una escritura comprometida y lúcida.

Finrulmente otra opción, puesto que, con estilos diferentes Ana B-landiana y Stefan Agopian pertenecen a da misma tendencia, la del aIejam'¡ento aparente de lo cotidiano -y la elección del discurso onírico fantástico o a1egórico-grotesco, decíamos que la otra opción es la de Agustín Buzura con ila trilogía de Ia cual publicó ya El muro de la muerte y El camino de la ceniza (1989) .

En El camino de la cenIza, cuenta su autor ,la historia del periodista Adrián Coman, el cua'l, insatisfeoho con su vida familiar y su trabajo, decide esoflibir una novela testimonia'! en ,la que se cifra la búsq ueda del ingeniero Helgomar, des­aparecido a raíz de la revuelta minera de 1977. (El lector debe suponer que la anterior novela de este ciolo, El muro de la muerte, relata en primer p'lano este episodio histórico.) Tail búsqueda k es encargada al periodista, por móviles evi­dentemente amorosos, por una médico. Una vez más, henos aquí ante ea mundo de los médicos:' la doctora Viotoria Oprea, enamorada del ingeniero desapa­recido. La gran dificultad del tal em­presa, Ja densa niebla que vela Ja verdad del caso He1gomar, así como 'la amplia red de personas relacionadas con el in­geniero, conducen arr periodista detective por diversos caminos del país, por donde siempre ,le acompañan el miedo, la co­bardía, la angustia, junto con el deseo inmarcesible de llegar a conocer la ver-

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dad, con todo y 1a amenaza de la Ley, de 'Ia persecuoión y de la muerte. Nada está claro; todo se cifra en medias pa­labras, en un dima de ambigüedades y de promiscuidad sociall y humana. Tras la muerte de Victoria, en un accidente que tiene todos los visos de un crimen premedi·tado, el pefliodista en cuestión, libre ya de su compromlso, decide uti­lizar su material, allegado a lo 'largo de la búsqueda a través de cintas magne­tofón icas, para escribir una novela. Sale de la ciudad, rumbo a ninguna parte; recoge a una mujer por Bl camino, la cual llegará a ser su gran amor, y juntos, en dirección a Ja montaña, emprenden el viaje simbólico merced al cual se des­pojarán de 'la vergüenza, la cobardía y, sobre todo, el miedo.

El camino de la ceniza se puede inter­pretar como un camino iniciático en que el neófito va despreniliéndose, en cada peldaño de su ascenso, de una papte de sus terrores constitutivos. Los dos ena­morados arriban a un pueblo de monta­ña, y en el justo momento en que pare-

cen haber hallado la tranquilidad y la plenitud del amor, el periodista suf're un accidente: resul·ta atropellado por un ca­mión cooducido por el propio cacique del 'Iugar, con el cua·l se había ya enfren­tado. Es de suponer, por descontado, que no se trata aquí de 'Un accidente fortuito, si bien la nove\la no nos lo aclara, pues finaliza en una situación de suspense, de­jándonos ante 1a duda de si el protago­nista se SalIva o muere.

El camino de la ceniza pIlasma y rela­ta con notoria fuerza un retazo de histo­ria que Nene lugar en la Rumanía de los años ochenta. Se trata, sin embargo, de una historia velada, solapada, por cuanto pesa sobre su ,trasfondo 'la férrea censu­ra de 'Ia época.

El ,lenguaje es eI propio de una nove­la de corte psicológico: predomina el mo­nólogo inteflior y el estillo indirecto libre. En el ámbito de 1as letras espalÍÍolas, Bu­zura 'DOS -recuerda, bajo este aspecto y sin perder de vista su condición de médico escritor, a un Martín-Santos.

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Bucarest. Fuente Sarindar.

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Ileana Malancioiu

ILEANA MALANCIOIU. Nació en Godeni, Arges, 1940. Libros de poesía: El Pájaro cortado, 1967. A Jerónimo, 1970. El corazón de la reina,

Antología poética, 1973. Lirios para la señorita novia, 1973. Mi hermana del más allá, 1980. La línea de la vida, 1982.

PESADILLA

El retrato de AdO'lf Hitler Sobre mi cabeza Yo sin poder gritar Heid y yo sin poder escribir Heil y una muchedumbre alegre Pasando con andar Il.igero y gri1ando Heill J usto bajo el ralo bigote Del Führer y eso ocurre sabiendo yo muy bien que desde la segunda guerra mundial se han ido ya cuatro décadas Lo que no ~mpide

Que me oprima el miedo Siempre que la muchedumbre también hipnotizada ante el retrato grite: Heil, Hei~ .

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92 ILEANA MALAlNCIOIU

, " ,

ENTERRADOS DE PIE

Enterrados de pie para ocupar menos espacio y éL entre nosotros, ent,errado también Sin saber que ,la mano con Ja cua'l amenaza es toda podredumbre hasta el mismo hueso. Si fuera por lo menos el hueso sagrado Se quedaría allí sO'lo y además En el sitio en que le hemos asentado En el tiempo de la gran desgracia Pero qujén sabe si más tarde No pasará sobre él como si fuese nada Toda la Uarga filIa De gentes enterradas de pie Para ocupar menos espacio.

UN CRIMEN COMETIDO EN LA CALLE MAYOR

Un crimen cometido en ·la Calle Mayor A plena luz del día, un horroroso crimen y nadie se lamenta y nadie grita Nadie intenta atrapar a1 criminad Yo misma estoy aquí tranquila, escribiendo mis versos Como si mi poema pudiera detener El crimen cometido a plena Uuz del día En ola Calle Mayor.

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BULGARIA

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IVAN TSVETKOV

La crítica en Bulgaria (*)

POR qué?» y «¿Para

~( • quién?» son ci.erta-

¿ mente 1as cues·tlOnes que preocupan a cada generación de

críticos ,li,teral'ios y a cada crítico ~iteraf\io en partJicular. Es el inrerrogante esencia:! que subyace a ~a aotividad crítica, no sóJo como quehacer literario sino también como fenómeno socia:!. No existe proba­blemente ni un sdlo crítico que niegue la resonancia, más o menos amplia, que pueda haber tenido su actividad. Pero, ¿para quién? Quizá. para sí mismo, al satisfacer una necesidad espiritual e in­telectuall o una vocaoión individual que evoluciona hasta convertirse en destino infailil'le. Si el crítico escribe ¿no es aca­so para saborear el placer de un cono­cimiento poco común o vivir hasta el fina.! el contacto con los valores estéticos? ¿ O será la crítica una llamada, una ne­cesidad consciente de mantener una con­versación intelectual con el creador apre­ciado y admirado y que sería también una conversación sobre el hombre con­temporáineo y Jos problemas a ·los que se enfrenta ~a humanidad en nuestros días?

Recuerdo 10 que en una ocasión dijo Albert Einstein, el gran pensador del sig,lo XX: «Tres cosas me dan la noción de eternidad: «Don Quijote», «Crimen y cas­tigo» y el firmamento». Un pensamiento que cualquier crí.tico IJi.terarjo podría for­mular y que daría un sentido subllime a este «¿Por qué? y «¿Para quién?». Fue un crítico 'inglés el que declaró estar dis­puesto a sacrificar toda su obra a cambio de dos páginas de «Los He,rmanos Kara­mazov» - un ejemplo entre muchos otros del diálogo mantenido entre la crítica y el gran esoritor ruso.

Los seguidores más eminentes de la es­cuela forma'lista rusa dieron una respues­ta muy pa'fticular alI «¿Por qué?». Así, Boris AIchenbaum t uvo que dedicar todo un estudio al problema de 1a confección,

creación y construcción de «El Abrigo» de Gogo\. Este mismo erudito y crítico escribió un volumen entero para explicar la forma en que está «hecha» o escrita la novela «Guerra y Paz» de Tolstoi. Existe, por tanto, una odtica que gira en tomo a un estrecho círculo de profesionrules es­pecializados y otra que busca ell apoyo a sus afirmaciones y preferencias entre un público de lectores interesados. 'Esta úl­tima se desvela por cumplrir la dura tarea de elegir con exactitud ,los vallores attís­ticos, al tiempo que rechaza bs exigen­cias coyuntura1es y desarrolla el gusto de los ,lectores.

Tras cinco siglos de interrupción de nuestra cultura, marcados por el conoci­do yugo otomano, la critica moderna búlgara por fin v,io Ila Juz. Después de una Edad Media brillante en Ja que BUil­garia se convierte en el centro de la es­critura y cultura eslavas, se cortan los lazos y mi país se sumerge en las tinieblas de la dominación extranjera. Nécho Bont­chev es ,la primera estrella que aparece en nuestro firmamento cdtico siendo, él mismo, representante de un movimiento nacional y democrático de 'liberación y de amplia difusión de las ideas del des­pertar nacionaL Su prlÍmer gran estudio tiene como objeto el definiT 1as obras de la literatura mundial que merecen ser traducidas al búlgaro y de qué manera debe llevarse a cabo dioha tarea. En la época del Despeta'r nacional en la que se forman una sociedad e inteligentzia nuevas, es precisamente ésta ,la cuesbión sobre la que se centra el interés. SiIn em­bargo, será en el transcurso de los dos primeros decenios después de la libera­ción de Bulgaria cuando se pueda hablar verdaderamente de corrientes críticas y científicas. Es preciso mencionar a'i Pro-

(*) Traducido por Alicia R05ales Matrán. To­mado de ~a Revue Association Intemationale des Critiques Littéraires, n.O 33, julio, 1990.

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96 IVAN TSV-ET,KOV

fesor Ivan Chiohmanov como represen­tante más notorio de la escuela cu:J.uuro­histórica por haber conservado a[ más aUo nivel 1as tradiciones de la época del Renacimiento y de las Luces; estudioso de la literatura italiana del Renacimiento ha sentado, fundamentaDménte, las bases del problema del estudio u-iterario . com­parado. Es él también quien nos ha de­jado la primera invesrigación, el p:¡:imer diálogo detallado con nuestro mái c"el~­bre poeta y prosista -Ivan VazoV::' Se trata de una intmducción, uD. feliz ·inicio del interés concreto por la psicología de la creación Meraria. Ahora bien, no será sino años más tarde cuando su dis<;ípulo y seguidor, e[ profesor Mikhail Arnaou­do, no só10 autor de estudios sobre Jos más i1ustl'es poetas bú'lgruros del siglo :xx sino también un estudioso del folklore

. nacional, aborde este tema en 'lma obra fundamentaD, traducida pl'incipa,lmente al ruso. Sus trabajos llevan na marca apre­ciable de 1a metodología positivlista.

Con Ja aparición del modemismo en ]a lit'eraotura búlgara, su desarrollo y evolu­ción dan luga·r a la nueva corriente crí­tica cuyo jefe de fijas es el Dr. Krestev, seguidor dell ·idealismo alemán. Aunque su escuela def,iende la fi'losofía del indi­vidualismo no podemos, ni en éste como en ningún otro caso, caer en una simpli­ficación semejante y así el propio Dr. Krestev no permanece ajoeno a las luchas sooialles contra ,la monarquía y 'la dicta­dura. Excelente conocedor de ,las litera­turas europeas, es autor de un profundo estudio sobre Henrik Ibsen, ~ nCi].uido en su volumen «Estudios literarios y filosó­ficos» publicado en 1898.

Permí,tanme citar sólo las tres pr.imeras IÍlneas: «Aún en nuestros días el drama­turgo socia,l más importante, a pesar del entusiasmo suscitado por su joven aunque peLigroso ifivaij, el sueco August Str:ind­berg, por encima de ,la popularidad de Birnson -otro noruego- y no obstante el enorme talento y el impulso vehemente

de los dramaturgos a:1emanes Hermann Sudermoon y Gerhart Hauptmann, sigue siendo el gran noruego Henrik !bsen, mi­Mante inspirado del individualismo y hos­tigaqor implacable de las hipocresías convenciona)les.

Cada uno de sus dramas... se revela desde hace 10 ó 15 años como un fenó­meno literario a escala europea».

En ·la misma época, surge ia corriente sooiológico-marx·ista con Dimiter Blagoev a Ja cabeza, que inoide en las ideas so­cialles y en la repercusión que tiene la obra ~iteraria en ell público. \

La escuela psicológica en el campo de la orítica obtiene un éxito espectacular durante los veinte primeros años de .este 'siglo; dirigida, una vez más, por un pro­fesor de universidad, Boyan Pénev, autor de una historia origÜIla'l de la litera>1ura bÚllgura así cómo de estudios sobre la intelJigentzia, sobre numerosos esCifitores rusos o pO'lacos y sobre ]a vida de Bee­thoven.

Por el contrario, la corrient'e de crítica estructuralista y estilística no consiguió atraer a muchos seguidores en Bulgaria. Sus r,epresentantes, aunque de gran talen­to, no supieron abrundonar el ámbito es­trictament'e universitario.

Sensible a Jos cambios dinám icos acae­cidos en eil mundo, Qa crítica ~j'teraria de­bería encontrar probablemen.te una nueva manera de responder a ~os et-ernos «¿Por qué?» y «¿Para quién?». Los valores y criterios humooos universales, la priori­dad de .Jos problemas humanistas, ]a ma­yor unidad e :interacción de nuestro mun­do, hacia Jos que se or·ienta ]a nueva men­talidad política. afectan también a nues­tras actividades y a nuestra responsabili­dad común ante [a hteratura internacio­nal. Nos alegramos de que nuestra Aso­ciación de críticos J.iteraTios asuma dicha responsabilidad y actúe con éxito apoyan­do la amistad . culturaI, en favor de una casa común de los críticos europeos.

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LIBRas RECIBIÍ>OS EN LA ASOCIACIóN

LUIS ALFlmDQ BEJ AR El manuscrito de París

NARRATIVA

Prem'io Castilla-r-a: Mancha 1988. Edición del Servicio 'de Publi'caciones 1989. El Jurado que otorgó-e(Premi@ estaba compuesto por Soledad Puér,tola,s y/ Ramón Buroley. _El -autor náció y 'reside en Toledo y ha obte­nido an teriormente los premios Sésamo y Eula­lio Ferrer, habiendo publicado otras dos nove­las y un libro de relatos.

MANUEL JURADO Las pirámides de sal

Editorial Regional de Extremadura. 1990. 'Obra que obtuvo el VII Premio Constitución de Novela pol' Mn jurado integrado por Andrés Amorós,-r A. GM"~ía Blázquez, J. A. Gabriel y Galáh, Gon¡;alo Hida,lgo y José Manuel Gon­,záiez . Calvo ~i·,'E1 aufor es sevillano y ha pu­b1ica<ijo lib.f.~s de' pqemas, novelas, ensayos y tradllCcion'éf eje ~poetas alemanes.

1 '. 1, ' .. .

'Edi¿iones J. C. · 1J990. . .' . IEl autor, deteotivepfjvado, reside en Sevilla, 'Y ha.~ublicagp?-~iversos relatos, si~qd9 De­legadoYparaAriaal'ilcía del Instituto Gallpu en la actua,lidad. La presente obra recoge diver­sos casos de la llamada crónica negra.

JOSE FERNANDEZ CASTRO Juan José Santa Cruz

Serie Biografías. Caja de Granada. 1990. El autor es especialista en temas granadinos. Ha publ·icado varias novelas, entre ellas «Ba­ladas del Amor Prohibido» Premio Angel Ga­nivet, y entre sus biografías destaca Ja dedicada al Doctor Alejandro Otero.

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LIBROS 'RECIBIDOS EN LA ASOCIACIóN

POEsíA

RAMON REIG Concierto Barroco de un verano que me fui al mar.

EnymiO'n. Ed. AyusO'. Un juradO' cO'mpuestO' pO'r Fanny Rub.iO', Jenaro Ta.Jens, M. A. Vázquez Medel, JO'rge Urrutia y JuliO' BlancO' otO'rgó a Ja presente O'bra el premiO' Luis Cernuda del AyuntamientO' de Sevilla. «CO'nciertO' barrO'cO' de un veranO' que me fui al mar» es un cO'mpendiO' d.e sensaciO'nes. JuntO' a cO'nnotaciO'nes amorO'sas aparecen una serie de reflex·iO'nes sO'cia·les, políticas e inclusO' me­tafísicas.

RAUL CARBONBLL Decir

Endym.iO'n. PO'esía. 1989. El autO'r, va1encianO', ha publicadO' variO's .librO's de pO'esía, el últimO' «Viaje al O'céanO'» ·en AdO'­nais, una nO'vela y tres funciO'nes teatrales.

JOSE LUIS TRIST AN Vaniloquios.

AdO'nais. El autO'r nació en Jaca, Huesca. PrO'fesO'r en ZaragO'za actualmente. Este, su primer librO' impresO', figuró entre lO's finalistas de AdO'nais 1987. Intenta ser un hO'­menaje a Ramón Gómez de la Serna.

PEDRO ANTONIO URBINA Hojas y sombras.

EditO'rial Andrómeda 1990. RelatO's, biO'grafías, teatro, nO'velas se inscriben en <la abundante biO'grafía de este pO'eta, autor entre O'tras O'bras de <<EstaciO'nes cO'tidianas» AdO'nais, y «HO'jas de calendariO'» PublicaciO'­nes El GuadalhO'rce.

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HIO lIBROS :R.ECIBII)()S ENr LA A-SOCIACIÓN-

M.a LOURDES FERNANDEZ Poesía Mínima para una niña de menta

Edita el Ayuntamiento de Villafranca ( de los Barros. Badajoz. llustraciones de Rufo Nava­rro. Partitura «Baaada del niño sin ira» de José Munir.

ENSAYO

MARIA ANTONIA GARCIA DE LEON TERESA MALDONADO

Pedro Almodóvar, la otra España Cañí. (Socidlogía y crHica cinematográficas).

Edita h Biblioteca de Autores y Temas Man­chegos, 1989. Obra de colaboración entre M.a Antonia Gar­cía de León, socióloga y profesora de Ja Uni­versidad Complutense, y Teresa Ma1donado, periodista y escritora.

&critoras románti'cas españolas.

Coordinación de Marina Mayoral. Recopi'la­ción de las ponencias ¡presentadas en el 'semi-­nario del mismo ,título realizadO' en marzo de 1989. Ediciones de 'la Fundación del BancO' EXlte­l'ior. 1990.

BMILIO BARON PALMA Luis Cel"'nuda: Vi'da y Obra

Bi\)]joteca de la Cultura Anda1uza. 1990;-' ­Una obra que ana1iiZa en detenimiento. J·avlda· del extraordinario poeta sevillano.

Poesía Mínima

para ulla Ni1ia de Menta

M.' Lollriles Fe17lández

Et-/LO GARC\J p'':'', \-1A

luis CERNudA: vidA y ObRA

EN\AyO

"' .. etSUOT!-CA OE LA C;JL'U:¡A ANOALIJZA

1

1.

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LIBROS 'RECIBIDOS EN LA ASOCIACIóN:

('~ARM'EN BRA VO'-VILLASANI1E E~sayos de literatura infantil , Un;y,er&idad' de Murcia. 1989.

; . '

C ..: la misma autora :

Antología ¡de la literatura infantil española. 3.

Ed i,tor1al Escuela Españo!la, 1989. Selecoión de ,la ¡producción infanti'l más moderna, con textos actuales que van de AntoruorrobJes a Cristina Femández Cubas.

JOSE MO'YA Más allá del sentido común

Ediciones GrafieXJpress. Bilbao. Del mismo autor: La' ignorancia "

M: LUISA LAVIANA CUIETO'S Tupac Amaro

Colecoión Forjadores de América. EditoriaJes Andaluzas Unidas .. 1990. La a U!tora, asturiana, es Doctora en Historia de América por la ciudad de Sevilla, donde vive. Ha trabajado numerosos artícu1los y li­bros de investigaoión sobre Ecuador.

BERNARDO' CANGA Guía de Jos lagos asturianos

Si,lverio Cañadá, \ Editor. Fotografías de Car­men Piñám. El autor es Coordinador general de aotividades en el Oentro de Enseñanzas In­tegradas de Gijón y asiduo colaborador de periódicos, rev,istas, y enciclopedias sobre te­mas de ,la naturaleza asturiana.

MARIANO' JO'SE DE LARRA Artículos de Costumbres

Ediciones Alfar, 1990. En la misma editoriail y colección:

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102 LmROS 'RECmmos EN LA ASOCIACIóN

lJEOPOLDO ALAS «OLARIN» El diablo en Semana Santa y otros relatos

JOSE MANUEL TtRIGO ClYITÑO El habla de 'los niños en Sevilla.

Ediciones Alfar. Sevilla. 1990. El autor es Profesor Titular de Didáctica de la Lengua en Ja Escuela Universitaria de Magis­terio de la capi,tall andaluza y la presente obra es un estudio sociolingilistico del habla de Jos niños de diversas edades.

DAISAKU lKEDA Budismo primer mi'lenio

Editorial Taurus. Traducción de Rosendo Ferrán Herrero. El autor es novelista, críllico, poeta, profesor y propagador deol budismo. Las Naciones Uni- ' das de han concedido el Premio Nobe1 de la PaIZ.

ACTAS DE LAS V JORNAiDAS DE IN­VESTIGACION INTBRDlSCINJIiNARIA

La mujer en M -Andalus

Reflejos históricos de su actividad y categorías socia les. Ed. M: L Viguera. Ediciones de la Universidad Autónoma de Ma­drid y Editoria'les Andaluzas Unidas.

EUSEO FBRRER Autocríptica

Mesidor Ediciones. 1989 .. «Estos tex'tosconst'Ítuyen para el autor Ja bús­queda de un punto cero: la ruptura o da pues­ta en cuestión, al menos, de una gran parte de ila simbología histórica que constiltuye ~a base de todos nuestros vallores t radicionales ... una lituratura antirrea,lista que no es sino el paradigma de -toda una cultura que convierte la vida en algo retórico e inconsisoonte».

I • autocnptIca Elíseo FeHer

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LIBROS RECIBIDOS EN LA ASOCIACIóN

MANlJiEL ALTOLAGUIRRiE Diez cartas a Concha: Méndez

Edición e .introducción de James Valender. Ed·ita: Centro Cultural de la Generación del 27. Cartas escritas por Altolaguirre a su esposa en los días que siguieron al! nacimieruto de su hija Isabel Pa,lo,a, el 13 de marzo de 1935.

MARQUES DE V ALPARAISO El perfecto desengaño Carlos V en Yuste

Ediciones El Museo Universa1. Ed'ición, in-troducción, notas y selección de gra­bados de Ma'fÍa Dolores Cabra Loredo. Obra que une al texto del Marqués, Francisco Gonzáll:ez de Andía, Virrey de Navarra y de Sicil'ia, que dbtuvo el Marquesado en 1632, una documentación abundante en cartas, do­cumentos y una nómina de personajes.

SANTIAGO BERUiETE V ALENOIA Libro dell ajedrez amoroso

Editorial Regionall de Extremadura. 1990. La presente obra obtuvo el VII Premio Cons­titución de Ensayo. El autor es '¡~cenciado en Filosofía, sección de Estética, por la Univer­sidad del País Vasco y nació en Pamplona en 1961. Ha publicado dos libros de poesía y aJlgunos relatos.

FRANCISCO CRESPIN CUESTA Piedras y Cruces

Latidos del Fernán-Núñ'ez monumental, histó­rico y kgendaI"io.

CARLOS FRIGOLA Los angeles caídos

Ed itorial Kairós. 1989. Prólogo de Luis Racionero. Antropología, Geo-Cosmología, Chamanismo y folkmedicina. El autor es psiquiatra y psico­analista, autor de varios J,ibros y editor de la Revista de Ciencias Orgonómicas y director de Ja Fundación Willhelm Reioh.

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JUNTA DIRECTIVA DE 'LA.A. C. 'E. P~esidente: ;; ,

Raúl GUERRA GARRIDO

Vicepresidentes : Isaac MONTERO ' El'ena SORIANO

Vicesecretario: Carmen BRAVO-VILLASANTE

Teresa BARBERO Pau MISERACHS

Secretario General: Andrés SOREL

Tesorero: Asesor Jurídico: Gregario GALLEGO Juan MOLLA

Vocales: MeJiano PERAILE ~, Santos SANZ VILLANUEVA

Jesús PARDO Jacinto LOPEZ GORGE.

Consejeros: Carmen CONDE Lauro OLMO Cesáreo RODRIGUEZ AGUILERA

-------- PRESIDENTES SECCIONES AUTONOMAS --------Asturias:

Víctor ALPERI

Angel María DE LERA Jesús FERNANDEZ SANTOS

Catalunya: José Luis GIMENEZ FRONTIN

Ti'átlüctores: ' Esther 13ENITEZ:

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SOCIPS D!= H'ONqR: Daniel SUEIRO Carlos BARRAL

Andalucía: , • i ,Rafael DE ,COZAR,

Fran,cis,co GA,.RCIA , PAVON Eduardo DE GUZMAN '

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