Revista Bogotá street art

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2013

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una breve descripción de lo que es el graffiti y como a ayudado a un cambio sociocultural en la ciudad de Bogotá

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En Bogotá podemos encontrar Arte Urbano por todas partes, tanto en zonas exclusivas como en zonas marginales, con contenido político, con propósitos de territorialidad, con intención estética, con reivindicaciones culturales, con mensajes de amor o de guerra, unos como protesta y otros como propuesta. Pero también encontramos expresiones cuyo contenido es difícil de descifrar y que a la vista de muchos podrían ser considerados actos vandálicos injustifi-cados. Estos últimos suelen abrir el eterno debate entre arte o vandalismo. El Proyecto de acuerdo 291 de 2010 “Por medio del cual se prohíbe los graffitis sobre muros, paredes, fachadas exteriores, postes de alumbrado público y ele-mentos mobiliarios ubicados en bienes de uso público, y se dictan otras dispo-siciones” fue una iniciativa de un grupo de concejales de Bogotá que en el año 2010 buscó prohibir, mediante acuerdo distrital, los graffitis en la ciudad. El ar-gumento expresado en la exposición de motivos de dicho proyecto de acuerdo

“Muchas personas consideran un delito allanar una propiedad privada y pin-tarla. Pero, en realidad, equipos de marketing invaden los 30cm2 de nuestro cerebro cada día de nuestras vidas. El grafiti es una respuesta perfectamente proporcionada al hecho de que una sociedad obsesionada con el status social y la infamia nos venda metas inalcanzables. Esta es la visión de un mercado libre y no regulado que tiene el tipo de arte que se merece. Y es posible que a algunos les parezca una enorme pérdida de tiempo, pero a quien le importa su opinión: su nombre no está escrito en letras gigantes en el puente de su ciudad”

Y es que el arte y el vandalismo se con-funden fácilmente en la mente de quien ha perdido la capacidad de sorpren-derse con pequeñas cosas y soñar que con ellas se puede cambiar el mundo. Pareciera que la vida está llena de detalles que en la mayoría de los casos pasan inadvertidos por nuestros ojos. El arte en la ciudad es uno de ellos. Creemos que para ver arte debemos ir a los museos y dejamos de ver el arte que está plasmado en la ciudad. Un muro dibujado puede ser una muestra artís-tica gratuita y abierta al público. No obstante para otra persona ese mismo muro puede ser la expresión de un acto vandálico y abusivo que atenta contra la tranquilidad del ciudadano. El criterio dependerá de quien lo mire. ¿Pero es el graffiti en sí mismo una muestra de arte urbano o la evidencia de la anarquía y la ilegalidad ciudadana?

Creería yo que la pregunta no es si el graffiti es arte o vandalismo sino qué es arte y qué es vandalismo para cada uno de nosotros. La respuesta a esta pregunta será tan variada como perso-nas que la respondan. Y en ese sentido podemos repensar el graffiti como una forma de construcción de ciudadanía cuyo valor estético estará sujeto a los gustos, costumbres y experiencias que entre todos construyamos. Pero para desarrollar la idea alrededor del graffiti en Bogotá considero pertinente hacer

algunas aclaraciones con-

ceptuales que nos pueden ayudar a entender mejor el

término en el contexto urbano. Graffiti es una de las técnicas usadas dentro de lo que hoy en día se conoce como Arte Urba-no, Arte Callejero, Post-Graffiti o Street Art. Street Art o Arte Urbano es el término que se ha acuñado para describir los diferentes fenómenos artísticos callejeros nacientes durante las décadas de los 80´s y los 90´s en Estados Unidos y Europa que utilizaban técnicas diferentes al tradicional Graffiti (vinculado a la cultura Hip-Hop) tales como el stencil o las plantillas, las cal-co manías o pegatinas, posters, esculturas, fotos, entre otros. Sin embargo, Graffiti, sigue sien-do el término que la mayoría de personas, ajenas al mundo del Arte Callejero, utilizan para ca-tegorizar las diferentes técnicas de intervención urbana relacio-nadas con pintura. El spray o aerosol es sin duda un referente inmediato para quienes piensan en el Graffiti.

era el siguiente (copiado literalmente del texto del proyecto): “…para muchas personas, los graffitis son vistos como expresión de vandalismo, ya que contri-buye a la contaminación visual. De igual manera, los graffiti se han convertido en un gran problema social que genera molestia a la ciudadanía, pues además de la pésima imagen urbana, los dueños de negocios y casas deben hacer gastos innecesarios para mantener presentables sus propiedades.” Esta ha sido una de las iniciativas más contundentes para reglamentar el graffiti en Bogotá. Para desdicha de algunos y alegría de otros, el proyecto fue aprobado. Sin embargo, es posible pensar en el graffiti y en el Arte Urbano, no sólo como una expresión vandálica y criminal sino también como una forma de recuperación del espacio público. En Bogotá muchas zonas han estado abandonadas por largos periodos de tiempo y poco han hecho las autoridades para recuperarlas. Han sido los artistas urbanos quienes muchas veces han recuperado estas zonas y con su arte han llenado de vida espacios que habían estado perdidos en la ciudad durante décadas.

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El arte urbano puede ser un mecanismo de transformación social cuyos impactos positivos pueden ser altamente benéficos para una sociedad si lo vemos desde una perspectiva creativa, innovadora y colectiva. Experiencias como la de Mural Arts en Filadelfia (EE.UU.)

o la de el francés JR estampando fotos en las paredes han demostrado que canalizando la creatividad de los propios ciudadanos y el talento de los artistas callejeros se pueden construir y recuperar colectivamente zonas que usual-mente han estado perdidas para el disfrute del ciudadano.

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