Revista de Historia Naval Nº20. Año 1988

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    HISTORI N V L

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    INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVALARMADA ESPAOLA

    REVISTADEHISTORIA NAVAL

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    REVISTA DE HISTORIA NAVAl.CoNsEJo RI:croR:Iii,iulenic. Directordel Instituto de Historia y Cultura Naval, D. Federico Feriando Bordej y Morencos. contralmirante.Vicepresidentey Director: D.Ricardo Cerezo Martnez, capitn de navo.

    Vocales. SecretarioGeneral del Instituto de Historia y Cultura Naval, D. Anto111 1 Mciuas t3tIiatiioiide. eapilaIi de flavio.D. Maria Vigilo Tabar, Lila. en Biologa. D. M. del Pilar San PoAladrn, Lda. en Filosofa y Letras. D. Beln Rivera Novo, Lda. enGeografa e Historia, y D. Lola Higueras Rodrguez, Lda. n Filosofa y Letras.D. Hugo ODonnell y Duque de Estrada, capitn de Infantera de Marina. Ldo. en Derecho.

    Administracin: D.Jos Luis Pando Villarroya, teniente coronel de Intendencia de laArmada, y D. Paloma Moreno de Alborn Calvo.

    DIRECCIN Y ADMINISTRACIN:Museo NavalMontalbn, 2.28014 Madrid (Espaa).

    IMPRIME:Servicio de Publicaciones de la Armada.

    Publicacin trimestral: primer trimestre 1988.Precio del ejemplar suelto: 550 ptas.Suscripcin anual:

    Espaa y Portugal: 2.000 ptas.Resto del mundo: 30 $USA.Depsito legal: M. 16.854-1983.ISSN-0212-467XNIPO: 098-88-027-8Printed in Spain.CUBILR lA:

    Del libro Regimiento de Navegacin,por Pedro Medina. Sevilla, 1563.

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    SUMARIOPgs.

    La Marina carlista en las guerras civiles del siglo xix, por Jos Fernndez Gaytn5Tonelaje mnimo y arqueo de buques en Sevilla (siglo xvi), porEduardo Trueba33Parroquia castrense de Cartagena, por Juan Soler Cant61Lis unidades de medida espaolas en los siglos xvly XVII, por JosLuis Rubio Serrano77El Cuerpo de Mquinas en los submarinos durante la guerra de Espaa (1936-1939),por Antonio de la Vega Blasco95Fondo cartogrfico del Museo Naval de Madrid, por M. LuisaMartn-Mers107Documento113Noticias Generales117Recensin123

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    LA MARINA CARLISTAEN LAS GUERRAS CIVILESDEL SIGLO XIX

    Jos FERNANDEZ GAYTANCoronc de Infantera deMarinaPrimera guerra carlista (1833-1840).

    El Cuerpo de Oficiales de la Armada fue liberal en su mayora, sin embargo, algunosde sus componentes. renunciando a sus carreras, pasaron a lucharen las filas carlistas y. finalizadas stas, se exiliaron.Las ayudas extranjeras.

    Es conocida la ayuda que prestaron a la causa liberal, en virtud del Tratado de la Cudruple Alianza, las potencias signatarias del mismo. Tambinlos carlistas contaron con ayudas extranjeras, aunque no de la misma importancia: Austria, Prusia, Rusia, Holanda, Npoles y Cerdea, enviaron algunos subsidios, aunque muy escasos, contentndose ms bien con buenas palabras. Tambin en Gran Bretaa, pese a la opinin del gobierno, se levantaronvoces de protesta contra la intervencin en la guerra. En la Cmara de losLores, el conde de Winchelsea, partidario de D. Carlos como la mayora delos whigs (conservadores), interpel al primer ministro, Lord Melbourne,para que explicase la actitud del gobierno respecto a la guerra de Espaa,diciendo, entre otras cosas: Yo quisiera saber si es verdad que un buque cargado de armas y municiones para D. Carlos ha sido apresado por los crucerosingleses. Tambin deseo saber si nuestro Gobierno ha contrado algn empeocon la Francia para auxiliar a la joven Reina de Espaa o si se ha propuestomantener el principio de no intervencin. Esto dio lugar a una discusin quecort el Marqus de Londonderry, diciendo: Yo no intento prolongar esta discusin, pero una cosa qued sin respuesta: Es verdad que los cruceros ingleseshan apresado un buque salido de nuestros puertos con armas y municiones porcuenta de D. Carlos? La respuesta del primer ministro fue: Respondo que nos nada absolutamente sobre este asunto. En las sesiones del mes de julio de1838 de la misma Cmara, el wigh Lord Broughan protest de la presencia enaguas espaolas de buques de guerra ingleses, solicitanto que fueran retirados. Le apoy, entre otros, el Duque de Wellington y defendieron la posturadel gobierno Lord Minto y el presidente del Consejo, Marqus de Lansdowne. La mocin de Lord Broughan estuvo a punto de triunfar, pero LordWellington consigui evitarlo ante la posible cada del gobierno.Tambin tuvieron los carlistas un buen nmero de voluntarios extranjeros. No pocos fueron militares: alemanes, como von Plesen, Prncipe LichAo 1988

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    J. FERNANDEZ GAYTANnowsky, von Rahden y von Goeben (1); franceses, como Auguet de Saint-Sylvayn, Lacour, Aubert y los tres hermanos Barres de Molard; ingleses., comoHenningsen; portugueses, como el Conde de Madeira, etc. Asimismo, tressargentos de la Legin auxiliar britnica se ofrecieron a organizar un batallnde ingleses desertores de la misma, disponindose su creacin por una ordende 6 de enero de 1836y confirindosele el mando al capitn de fragata, coronel graduado de Infantera, Francisco Antonio Merry, de origen ingls. Estaunidad dur poco tiempo, pasando sus componentes al batalln de extranjeros que agrupa soldados de varias nacionalidades, principalmente desertoresde la Legin argelina. Este batalln qued destrozado en la accin de Barbastro (2 de julio de 1837), tras una heroica actuacin.El ingls Henningsen sirvi como capitn de lanceros a las rdenes deZumalacrregui, volviendo a Inglaterra a la muerte de ste. All organiz unasociedad para la adquisicin de barcos que defendieran la causa de D. Carlos,aunque fracas en su intento. En julio de 1839 otro ingls, Lord Ranelagh,que tambin haba servido en las filas carlistas, propuso la organizacin deuna expedicin para ocupar Cdiz, embarcando 1.500 voluntarios en Bermeoen dos vapores proporcionados por l con los que llevara a cabo la empresa.Slo peda que una potencia, en caso de que la expedicin fracasara, garantizara la mitad del gasto de la misma, preferiblemente el Rey de Cerdea o elDuque de Mdena. Don Carlos prefera como fiador al Prncipe de Metternich, ya que de esta forma el Conde de Alcudia, representante suyo en Austria,estara al tanto de todo. La traicin de Vergara hizo fracasar este proyecto.Actividades carlistas en la costa cantbrica.

    Desde el principio de la guerra, los carlistas, que ocupaban casi toda lacosta vasca, intentaron, si no la organizacin de una Marina, emplear losescasos medios con que pudiern contar, apoderndose de varias lanchas,trincaduras y otras embarcaciones de Bilbao y Portugalete, para organizaruna columna de desembarco que se dirigi por mar a la baha de Santoa,ocupando Orin y amenazando Laredo y Castro Urdiales. Esto oblig algobernador militar de Santoa, brigadier Aznar, a enviar todas las embarcaciones a la baha de Santander.Para los carlistas era muy importante todo lo que se refiriera a armamentoy pertrechos. Para su adquisicin, contaban con agentes en los principalespuertos europeos, pues el material que entraba por los Pirineos, el que lesproporcionaban las fbricas creadas en su territorio y el confiscado al enemigo, no era suficiente. De estos alijos, muchos tuvieron xito, pero otros fracasaron debido a la estrecha vigilancia a que estaba sometida la costa, tanto por

    (1) Augusto Carlos Federico Cristian von Goeben, teniente del Ejrcito alemn, pas aEspaa (26-V-1836) para luchar en las filas carlistas; acabada la guerra volvi a Alemania conel grado de teniente coronel del Ejrcito carlista. Particip tambin como jefe de una comisinde observadores en nuestra guerra de Africa (1859-1860). Con el tiempo, en la guerra franco-prusiana de 1870-1871,siendo ya teniente general, mand el VIII Cuerpo del Ejrcito. En 1912se dio su nombre, Goeben, a un acorazado de 2.300 toneladas.Nm. 20

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    LA MARINA CARLISTA EN LAS GUERRAS CIVILES DEL SIGLO XIXla Armada liberal como por los H.M.S. en virtud del Tratado deiaCudrupleAlianza.Quiz la primera expedicin de esta clase sea la del 2 de noviembre de1833, cuando el Henry, enviado oficialmente a Gibraltar, sali de Londrescon armas, municiones y vestuario, llegando felizmente a su destino en lacosta de Vizcaya.El da 4 de enero de 1834 los agentes carlistas en Inglaterra adquirieron labalandra Express Packet, que sali de Plymouth el 6 de marzo con 200 fusiles,200 barriles con cartuchos de fusil, 180 barriles de plvora y gran cantidad dezapatos. Otro barco ingls, el Foy, tambin adquirido por estos agentes, salide otro puerto ingls, alijando en alta mar al Express Packet. La embajadaliberal en Londres lo comunic a su gobierno, dando ste rdenes para su captura. El 17 de marzo, el bergantn guardacosta Argos que, en unin de otros,vigilaba las costas de Galicia, avist.al Fo); interrogado el capitn ingls porel comandante del Argos, Juan Antonio Cortina, manifest el primero quellevaba vveres para Oporto y Lisboa. Pese a esta respuesta se registr el barco, siendo conducido a Vigo.Uno de los ms graves contratiempos que los carlistas tuvieron en esta primera guerra, en lo que a alijos se refiere, fue el apresamiento en enero de 1835de la goleta Isabel Ana, con pabelln francs, avistada cuando doblaba elcabo Machichaco por la de guerra Nueva Mara; transportaba abundantematerial de guerra y una imprenta, as como 27 oficiales espaoles que,embarcados en un puerto holands, iban a reunirse con los voluntarios deD. Carlos. Digno de encomio fue el comportamiento del comandante del vapor,brigadier Henry, quien, al dar parte de ese apresamiento, lo acompa conotro escrito en el que suplicaba encarecidamente al gobierno, la mayor benevolencia para con los oficiales prisioneros, ofreciendo con ello una oportunidad para poner fin a las horrorosas crueldades de esta desgraciada guerra civil.Esta noble actitud tuvo su eco en el comandante general del Departamento deEl Ferrol, Jos M. Chacn, quien la transmiti al ministro de Marina, JosVzquez de Figueroa.No est de ms recordar l.a ayuda que, en el aspecto naval, prest elgobierno francs al espaol: la noche del 31 de mayo de 1836 el gobernadorliberal del fuerte de Behovia not alguna cosa rara por laparte de los carlistas,solicitando la ayuda del general francs Harispe, quien orden al coronelNogus que, con el 4. ligero de Infantera, se situara en las mrgenes delBidasoa. Sus temores tenan fundamento: los carlistas haban construido unabalsa formada por dos grandes gabarras coronadas por los costados y centrode pipera vaca. Desde el pavimento a la techumbre se hallaba tapiada consacos de lana colocados con firmeza, dejando tres troneras para can ymuchas aspilleras para fusil, gracias a la artillera francesa se impidi el posible golpe de mano que preparaban.Como noticia curiosa, digamos que en el ao 1834el gobierno ingls, pormedio de Lord Grenville, comunic al embajador liberal en Pars que D. Carlos haba adquirido un buque de vapii,_el Edworth, a Mr. Wellds, cuyaAo 1988

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    misin sera cruzar entre Bayona y San Sebastin para servir de refugio encaso de que se viera obligado a abandonar Espaa.Actividades carlistas en la costa levantina.

    El organizador de una Marina muy modesta en esta costa fue Felipe Calder, patrn de la matrcula de Vinaroz y padrastro del general Cabrera,quien, careciendo de barcos, intent construirlos; su empeo no le cost lavida de milagro, ya que probando un can de a cuatro instalado en la popade una lancha, sta se parti en dos. Parece que este hecho no le amilan,aunque tuvo que renunciar a construir estas embarcaciones por su cuenta. Elnmero del 23 de julio de 1839 de la Gaceta Extraordinaria (liberal) public,refirindose a los milicianos movilizados de Vinaroz: A beneficio de una marcha rpida y de la oscuridad de ki noche entraron en Roseil e incendiaron unbuque de 60 pies de quilla, preparado para botar al mar. Con esto estaban conformes los peridicos carlistas que aadan: .. . al ver el incendio, la partida deCaider se puso sobre las armas para perseguir a sus contrarios, que huyeroninmediatamente. -En un principio tambin se apoder de unas barcas varadas en la playa dela Rpita, que fueron artilladas y convertidas en lanchas caoneras, con lasque apresan tres barcos anclados en la Rpita con cargamentos de harina yarroz. Estas lanchas fueron empleadas principalmente para bloquear la lneade Amposta a Gola, impidiendo la navegacin a los barcos de Tortosa que,para salir a la mar, necesitaban la escolta de faluchos armados.

    Compaas de Marina carlista,seccinde CabaIIera.organizadaspor FelipeCalder(1833-1840).

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    LA MARINA CARLISTA EN LAS GUERRAS CIVILES DEL SIGLO XIXOrganiz tambin, con marineros de la costa de Tortosa, unas compaasde Infantera que contaban con una seccin de Caballera para su escolta.Estas fuerzas actuaban por los alrededores de la desembocadura del Ebro, sin

    alejarse del mar; ya deca Calder: Yo no sirvo para la montaa; dadme barcos y dejadme en las riberas del ro o en laplaya de los Alfaques.En 1839estaba Calder con sus fuerzas en las orillas del Ebro al acecho delos barcos mercantes que pudieran sorprender y recogiendo sal de las salinaspara transportarla a Ulidecona y Rosell, cuando una fuerza de lanceros, almando de Reberter, consigui darle alcance. De este choque, que para loscarlistas no tuvo ms consecuencia que la herida recibida en la cabeza y la prdida de tres dedos de la mano derecha de Calder, cuentan los peridicos dela poca que ste deca a sus voluntarios en tono festivo: Perder los dedos noes gran cosa; la cabeza es lo que yo siento, pues creo que se me ven los sesos.Este pcaro caballo m tiene la culpa; a lo mejor del combate se encall comobarco sin agua y no hubo medio de hacerle andar, por ms que procuraba forzar de vela a todo aparejo.A finales del mismo ao tuvo lugar otra accin en la que intervino Caldercon su tropa de Marina, una compaa de cazadores del 30 de Mora y 10 hombres de la partida de Porres. Salieron estas fuerzas para sorprender a los barcos liberales que navegaban por el Ebro hasta Tortosa. No les fue posiblepasar el ro porque estaba crecido y porque los liberales tenan 12 embarcaciones en la margen opuesta. Estos, al darse cuenta de la proximidad de loscarlistas, comenzaron a remontar el ro hacia Tortosa; los faluchos que custodiaban el convoy abrieron fuego contra ellos, entablndose un combate en elque los carlistas consiguieron apoderarse de dos barcos.El 12 de septiembre de 1834se efectu el desembarco del teniente generalRomagosa, comandante general de las fuerzas carlistas en Catalua, que tuvoconsecuencias trgicas. Desde Cerdea y con ayuda de su monarca, se organiz una expedicin que sali de Gnova en el bergantn sardo Fenmeno,llevando documentos y dinero para la preparacin del alzamiento en Catalua. Consiguieron desembarcar felizmente en una playa de la costa tarraconense, internndose en esta provincia y ocultndose en casa del prroco deCelma, Ramn Geli. Denunciado al capitn general de Catalua, Llauder,fue hecho prisionero y fusilado en compaa de mosn Gell, en Igualada.A principios de febrero de 1839. los agentes de Cabrera haban adquiridoen Inglaterra una partida de 30.000 fusiles, enviados en el navo ingls Gulnave al puerto de los Alfaques. Enterado Cabrera, dio las rdenes oportunaspara el desembarco del material y su traslado a su cuartel general de Benicarl. A media noche salieron tres barcas al mando de Calder al encuentro delbergantn. Slo una consigui acercarse al barco, transbordando diez cajonesde la carga (en total, 100 fusiles). Al rayar el da, los faluchos liberales lograron apresar al bergantn, que fue conducido a Barcelona.Como consecuencia del Convenio Elliot, los prisioneros carlistas erandeportados. Con este fin sali de Barcelona el bergantn Lancero rumbo aCuba, embarcando en Mlaga 150 prisioneros carlistas. A pocas millas deAo 1988

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    J. FERNANDEZ GAYT,4NMlaga, los deportados se sublevaron, consiguiendo apoderarse del bergantn los carlistas, dueos del Lancero pusieron rumbo a Gibraltar, donde arribaron felizmente. Enterado el cnsul liberal, Jos M.t Barrero, intervinocerca de las autoridades de la plaza para que fueran desembarcados y detenidos, sin embargo, el gobierno gibraltareo admiti al bergantn en el puerto.pasando a bordo un destacamento de 20 soldados de la Infantera de Marinabritnica para su custodia y ponindolo en cuarentena. Enterada la Junta carlista de Gibraltar del arribo del bergantn, intent ponerse en contacto consus correligionarios por medio de su vocal, Antonio Ramayn, quien mstarde fue arrestado por infraccin de las leyes sanitarias. Das despus, loscarlistas fueron trasladados a un edificio aislado para continuar la cuarentenaen espera de las rdenes del Almirantazgo. Finalmente, el Lancero fuedevuelto al cnsul liberal, que no consigui el placet de extradicin de lossublevados, que fueron puestos en libertad.

    Las sublevaciones carlistas de Alhucemas, Ceuta y Melilla.En cumplimiento del Convenio Elliot, los carlistas fueron deportados engran nmero a estas plazas, as como toda clase de delincuentes que eran sushabituales inquilinos. Los carlistas establecieron contacto, desde el primer

    momento, con otros presidiarios, elementos de sus guarniciones y vecinossimpatizantes con su causa, con el fin de sublevarse y recobrar la libertad.El primer chispazo tuvo lugar en el pen de Vlez de la Gomera a finalesde 1838. Fue jefe de esta sublevacin el teniente carlista Pedro Mara Quintana, hombre con excelentes dotes de conspirador, a quien se haba traslado aAlhucemas para que estuviera mejor vigilado. El 15 de noviembre se alz enarmas con la tropa del batalln de voluntarios de Granada, sublevada contrasus jefes, y la mayora de los all confinados, con los que organiz otro batalln, el de la Lealtad, apoderndose de Alhucemas. Su situacin era precaria.Como no podan ni recibir ayuda del exterior ni permanecer en la isla, su ideaera evacuarla y reunirse con los voluntarios de Cabrera. La ocasin se present el 3 de diciembre, cuando arrib al fondeadero el correo mstico artillado Virgen del Carmen. Se apoderaron de este buque y del mstico SantaAna, que lleg el da 7, embarcando en ellos armas, municiones y vveres.Durante la navegacin, el mal tiempo o la mala fe de los patrones les alej desu rumbo, arribando el 13 de diciembre el Virgen del Carmen a Mers-el-Kebir(Argelia), donde fueron internados por las autorides francesas, que tambin confiscaron el barco. La misma suerte corrieron los del Santa Ana, quefueron abandonados por el patrn en estas costas, detenidos y conducidos aMers-el-Kebir primero, posteriormente a Orn, y ms tarde a Tolosa, desdedonde fueron repartidos por distintos puntos de Francia.Tambin en Ceuta hubo un intento de sublevacin carlista, pero la conjura fracas, siendo detenidos un teniente, un distinguido y varios sargentosy cabos del regimiento fijo de Ceuta. Otra conspiracin se fragu durante ello 20

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    LA MARINA CARLISTA EN LAS GUERRAS CIVILES DEL SIGLO XIXtiempo en que Melilla estuvo en poder de los carlistas, pero tambin fracasal ser detenido en Algeciras el antiguo capitn del regimiento de Infantera deSan Marcial, Manuel Martnez de Salazar, al que se encontr abundante einteresante correspondencia con los conspiradores de dicha plaza, as comouna lista de presos carlistas en el presidio de Tarifa que se hallaban, al parecer, en contacto con voluntarios de la Serrana de Ronda.Caso distinto fue el de Melilla. La sublevacin comenz en la noche del 20al 21 de diciembre de 1838, iniciada por varios sargentos del regimiento deInfantera del Rey a los que se unieron dos de sus compaas. El jefe indiscutible de los sublevados era el sargento Vicente Colomer, quien se puso en contacto con el antiguo presidente de la Junta gubernativa carlista de Castilla laNueva, Gregorio Alvarez Prez, al que ofreci la presidencia de la nuevaJunta que pensaba organizar. Este, desconocedor de la conspiracin, le afe,en principio, lo hecho en una plaza de guerra ala que se pona en riesgo de caeren manos del enemigo, pero acept la presidencia con la condicin de queseran respetadas las personas y bienes de todos, incluso de los que habanostentado cargos en el gobierno cristino, cualquiera ql.Lehubiera sido su conducta anterior para con los confinados, y que siempre se procurara conservarMelilla para Espaa. Constituida la Realfunta Gubernativa de Melilla, fueronliberados nicamente los carlistas. Se organiz un batalln, nombrndosegobernador militar a Colomer y adjunto al oficial carlista Clemente del Pino.Las autoridades liberales se enteraron de la sublevacin por unos confidentesmoros que pudieron pasar a Mlaga, aunque ya anteriormente, ante la faltade noticias de la plaza, el capitn general de Granada, general Palarea, habadispuesto el envo del bergantn del resguardo martimo Mara Cristina contropas y determinadas instrucciones para el gobernador de la plaza, encargndole tambin que tomara las debidas precauciones, por lo que el barco fondefuera del alcance de las bateras melillenses, regresando a Mlaga inmediatamente para dar cuenta de lo ocurrido. La actitud del gobierno liberal fue la desolicitar la ayuda de las fuerzas navales inglesas y francesas, incluso se puso encontacto con el emperador de Marruecos, Muley Abderramn, para que ata-cara y se apoderara de la poblacin; sin embargo, los carlistas haban hechoya tratos con las cabilas fronterizas para evitar cualquier tentativa francesa,inglesa o marroqu de apoderarse de la plaza, que fue sometida a un estrechobloqueo.Por la Real Orden de 10 de febrero de 1839, que dispona el bloqueo deMelilla, se ordenaba que varios barcos pertenecientes al resguardo martimode Cdiz y apostadero de Algeciras, a las rdenes del capitn de fragata Santiago Soroa, pasaran a depender del capitn general de Granada. Estos barcos eran: los bergantines Mara Cristina, Soberano e Isabel II; la goletaMinerva; la barca Veloz y los faluchos Neptuno y Proserpina, a los que se agregaron el brick ingls Wasp y el bergantn francs Volage.La situacin lleg a hacerse tan difcil y peligrosa para los sublevados, queel presidente de la Junta crey necesario llegar a un acuerdo con el generalAntonio M. Alvarez de Thomas, sucesor de Palarea, quien dirigi al capitnAo 988

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    J. FERNANDEZ GAYT4Nde fragata Soroa, con fecha de 10 de febrero, el escrito que transcribimos: Miantecesor el excelentsimo seor don Juan Palarea no tuvo por convenientecontestar a ninguna de las comunicaciones que le dirigi la ilegtima Junta establecida en Melilla, a cuya plaza ltimamente comision al bergantn Soberanopara reclamar a los oficiales que titulanprisioneros como si pudiera drseleselcarcterde talesno habiendo habido accin de guerra. Autorizado usted porel gobierno de S. M. para bloquear rigurosamente a dicha plaza como se haverificado y el mismo objeto a las rdenes de mi autoridad he dispuesto que enuno de los muchos buques de su mando de a la vela y procure hacer entendera dicha Junta lo que convenga, recibiendo usted nicamente todas las comunicaciones de la misma y resolvindolas en el acto hasta restituir la plaza algobierno de S. M., para lo que le autorizo tan ampliamente como sea menester (...). La comunicacin adjunta tiene nicamentepor objeto elpoderla exhibiren caso necesario a los rebeldes de Melilla, puesto que han manifestado su conveniencia en sus ltimos escritos dirigidos al comandante del bergantn Soberano; en una palabra, es un documento de prevencin, por sifuera necesariopara restituir con prontitud aquel importante punto a nuestro poder. Las instrucciones a que deber usted atemperarse son a las recibidaspor el Gobiernoy a las que verbalmente le ha manifestado. Importa mucho, y es urgente, queconcluya la rebelda de Melilla... Para el efecto, todo medio que no comprometa el honor de la nacin, ni del Gobierno de S. M. laReina, es adaptable (...).

    Con arreglo a estas instrucciones, comunicadas al presidente de la Junta,ste contest presentando una serie de proposiciones, la ltima de las cualesno le pareci bien a Soroa, por lo que se suprimi, firmndose el da 23 unConvenio en el que se haca constar: (...) que Espaa deba gratitud a los carlistas de Melilla, y que si stos reciban auxilio de D. Carlos antes de la evacuacin, en trminos de que la plaza no peligrase, quedaran relevados de todaobligacin, se les autorizaba tambin para llevar, adems de sus armas, doscaones de pequeo calibre, y se estipulaba que en caso de ser laplaza atacadapor los moros olvidaran sus diferencias unos y otros, para acordarse slo deque eran espaoles. No le parecieron bien al capitn general de Granada ni eltono ni algunas de las clusulas, por lo que hubo que firmar un nuevo convenio el 2 de marzo, ms favorable al gobierno liberal; preparndose una expedicin que embarc en los bergantines Mara Cristina, Soberano e Isabel II,que no pudieron arribar a Melilla porque los sublevados no estaban conformes con algunas de las clusulas del dicho Convenio. Las negociaciones quedaron suspendidas, pero comprendiendo lo urgente que era la evacuacin dela plaza, los carlistas aceptaron por fin las nuevas condiciones, imponiendonicamente que el bergantn Proserpina pasara a Orn a recoger a tres individuos de la Junta que haban ido all en comisin reservada.Comenzada la evacuacin al amanecer, al medioda salt un fuertelevante que oblig a los barcos a refugiarse en las Chafarinas; habiendo amainado el viento, la operacin concluy el da 25, finalizando as esta sublevacin que domin Melilla durante tres meses. Slo aadiremos que, con la llegada a Mlaga del convoy con los sublevados, era preciso resolver dos cues12 20

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    J. FERNANDEZ GAYTANtado en Londres dos barcos, que seran empleados en el transporte de las tropas; de ellos, slo el City of Norwich particip en la expedicin, con el vaporfrancs LHuveaune, fletado en Marsella. En l embarc D. Carlos y susquito el 4 de marzo de 1860; el mal tiempo oblig al barco a arribar a Cette,con lo que consideraron fracasado el viaje, pero M. Aillaud de Cazeneuve,legitimista francs, logr convencer al capitn consiguiendo que salierarumbo a Palma de Mallorca. El da 29 fondeaba en su baha, donde los carlistas deban poner a la entrada del puerto un falucho con una bandera roja encaso de peligro. No se les permiti desembarcar, ya que la patente de LHu

    veaune no tena el visado del consulado espaol en Marsella. El capitn fue aSanidad Martima, entrevistndose en estas oficinas con el mariscal de campoJaime Ortega Olleta, quien le pidi que pasara a Mahn para embarcar alltropas. Tras una larga discusin, Ortega consigui que el barco pasara a dichopuerto, donde ya estaban el Jaime 1 y el City of Norwich, para efectuar eltransporte de las tropas. Ya embarcadas en stos, an quedaban 400 hombresen tierra que comenzaron a hacerlo en el LHuveaune, pero cuando lo habanhecho 350, el capitn dijo que no podan continuar, pues podra ser un peligropara la seguridad del barco; la intervencin del comandante del tercio navaly capitn del puerto de Mahn, capitn de fragata Francisco Henry, as comola del gobernador militar de Menorca, general Bassols, lograron convencerle,finalizando el embarque de las tropas.

    Los tres barcos salieron rumbo a Palma, donde arribaron en las primerashoras de la noche. All embarc Ortega, ordenando que se dirigieran aAmpolla (golfo de San Jorge, Tarragona), para desembarcar. El da 1 de abrilsali la expedicin, compuesta por los vapores correos espaoles Jaime yJaime II, LHuveaune y el City of Norwich. Durante la navegacin se retraspor avera LHuveaune, vindose obligados a fondear frente a San Carlos dela Rpita. No arredr este incidente al mariscal de campo Ortega, quienorden a los carabineros all destacados que cortaran las comunicaciones telegrficas, no sin antes haber avisado de su desembarco a los comprometidos enMadrid y otras poblaciones.Estos fracasos no desanimaron a los carlistas, a los que los acontecimientos de los aos siguientes hicieron concebir una seria esperanza del triunfo desus ideales: la revolucin del 68, la Gloriosa; las sublevaciones cantonales; eladvenimiento al trono, por obra y gracia del general Prim, del italiano Amadeo de Saboya, etc.El fallecimiento de D. Carlos Luis (VI en la dinasta carlista), Conde deMontemoln y de su hermano D. Fernando, ambos en extraas circunstancias, hace que los derechos al trono recaigan en su hermano D. Juan, a quiense obliga a abdicar en favor de su hijo Carlos (VII en la dinasta carlista).En 1870 hubo un intento de desembarco de armas en la costa vasca, quefracas.-El organizador, Tirso de Olazbal, se encontraba en Vevey (Suiza),para participar en la Junta convocada por D. Carlos. La mala interpretacindel telegrama destinado a un agente de Bilbao hizo que no se encontrasen asu debido tiempo las lanchas encargadas de efectuar el alijo, por lo que el

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    J. FERNANDEZ GAYTANres y ms peligrosas las que tenan en el mar, debido a la vigilancia que losbuques liberales ejercan en todas las costas, as como a lo inseguro de loslugares para efectuar los desembarcos.En 1873 los agentes carlistas que actuaban en Francia se encontraron conuna verdadera ganga: el gobierno de esta nacin haba comprado al de losEstados Unidos, para utilizarlo en la guerra franco-prusiana, gran cantidadde fusiles A lien o Berdan reformado que quera vender a 25 francos cadauno si se los compraban por millares. El 21 de abril, y previa subasta en Versalles, Tirso de Olazbal adquiri 8.000 con sus correspondientes cartuchos.Tambin, por otros conductos, adquiri Argelles 3.000 Allen.Pese a que el gobierno francs no simpatizaba con la causa carlista, autoriz esta venta, fingiendo creer que se efectuaba a los gobiernos de Espaa eInglaterra. Son curiosas las vicisitudes que corrieron estos fusiles hasta llegara su punto de destino: 1.750 y 100.000 cartuchos se perdieron al ser apresadoel buque ingls Deerhound por la goleta liberal Buenaventura, que para conseguirlo iz pabelln britnico. Para sustituir a ste se adquiri, con dinero deD. Margarita, esposa de D. Carlos, el Orpheon, pero tuvo la mala fortuna deque, despus de su primer alijo, naufrag en Socoa, dejando en Bayona unbuen cargamento, que oficialmente iba consignado a Blgica. Por fin, despus de muchas vicisitudes, se pudo fletar otro barco, el Ville de Bayonne, queembarc armas, zarpando rumbo a Amberes para trasladarlas a otro barcoque sera el que las conducira a las costas dominadas por los carlistas. Porcausas ignoradas, ste, a la salida del Adour, se incendi, siendo abandonado

    Portugalete en 1874. (Coleccin Ciriqulan.)16 Nm. 20

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    LA MARINA CARLISTA EN LAS GUERRAS CIVILES DEL SIGLO XIXpor su tripulacin. Este suceso que, en un principio, pareci desgraciado porla prdida del barco y su cargamento, tuvo un desenlace feliz: una vez abandonado el buque por su tripulacin, continu navegando a la deriva, apagndosele el fuego. En la maana del 19 de agosto de 1873, los vientos y corrientes marinas lo echaron sobre la costa de Ondrroa. All lo vieron algunos pescadores de dicha villa que creyeron que se trataba de un buque liberal de losempleados en la vigilancia de estas costas. Cuando se dieron cuenta que elbarco iba sin gobierno, aparecieron varias embarcaciones que se dirigieron albarco y, aunque en un principio nadie se atreva a subir a bordo, finalmenteel patrn ondarrs Andrs Badiola se aproxim con su embarcacin. Al norecibir ninguna contestacin del barco, subi decididamente sobre cubierta,hacindose cargo inmediatamente de la importancia del cargamento por loque avis a sus compaeros. Conocida la noticia en Ondrroa, se aparejaron40 embarcaciones que remolcaron el barco hasta el puerto, procediendo aldesembarco del cargamento. Como es natural, se celebr este acontecimiento por todo lo alto, incluyendo un solemne Te Deum en accin de gracias. El Ville de Bayonne, construido en Inglaterra en 1869, era un barco de200 pies de eslora, 27 de manga y 13 de puntal, con mquina de doble hlicey casco de hierro; el cargamento que traa se compona de 4.000 fusiles, unmilln de balas, un can de 16; 1.654 barricas de aguarrs y otras de vinagremuy cido, de resma y de colofonia superior, as como 21.000 duros. Por estehecho, D. Carlos VII le otorg a Ondrroa el ttulo de Esforzada, conmemorando as el espritu abnegado y entusiasta de sus habitantes en el desembarcode un cargamento que deforma providencial les haba llegado.Digamos que, con anterioridad al apresamiento del Deerhound por laBuenaventura, ya haba hecho ste un primer viaje: se trataba del cargamentode armas, adquiridas en Pars por Tirso de Olazbal que, embarcado en elvelero Queen of Seas, lleg a Londres, donde fue transbordado a aqul parasu envo a Espaa; este traslado cont con una fuerte oposicin por parte dela embajada liberal en Londres, que se hallaba enterada de todo, pero, porfin, todo se arregl, pudiendo salir y arribar felizmente a Fuenterraba y despus a Lequeitio, donde descarg todo el material que llevaba a bordo; paracelebrar este xito, hubo un solemne Te Deum en Guernica.En 1874 los carlistas intentan de nuevo romper el bloqueo de la Armadaliberal, fracasando algunas veces y consiguindolo otras. Entre los primerosintentos est el caso del vapor Nieves, construido en 1871en Francia, de cascode hierro, hlice, mquinas de 85 caballos, 41,23 pies de eslora, 5,28 de manga, 7,5 de puntal y de 130 toneladas, matriculado en Bilbao. Su propietarioera el armador Pablo Aldmiz, vecino de Arteaga, quien lo haba bautizadoen recuerdo de D. Mara de las Nieves, esposa de Alfonso, hermano de Carlos VII. Este hizo su primer alijo (26-X-1874) en las proximidades del caboHiguer. Anteriormente, en 1873, haba estado al servicio de los liberales.Sorprendido el 18 de octubre de 1874 por el vapor Guipuzcoano, del mandodel teniente de navo Arturo Garn Sociats, huy de la costa francesa,entrando en el puerto de Socoa, donde tambin fue su perseguidor, abordnAo 1988

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    J. FERNANDEZ GAYTANdole y conducindole a remolque a Pasajes. Esta imprudente e ilegal capturacont con el visto bueno de Victoriano Snchez Barciztegui, comandantegeneral de las Fuerzas Navales del bloqueo del Cantbrico, que debi basarseen la tan conocida y poco elegante teora de los hechos consumados. El Nievesqued incorporado a dichas Fuerzas Navales como aviso. El 29 de noviembrede 1878, el Consejo de Estado dict resolucin desestimando la reclamacinformulada por su armador, relativa a su requisa, ordenndose su venta enpblica subasta, pero el 13 de octubre de 1881, por acuerdo del Consejo deMinistros, fue devuelto a su propietario.Otro episodio, quiz de los ms curiosos, en lo que a alijos se refiere, esel del Malfilatre, bergantn francs, de 134 toneladas, 86,5 pies de eslora,construido en Caen en 1859y adquirido a principios de 1874. Eran sus propietarios Madame Courbet, dama legitimista francesa, y el capitn del mismo,siendo los propietarios del cargamento los seores Olazbal y Verdugo; steconsista en tres caones, 6.000 fusiles Berdan, una ametralladora (armaque por entonces constitua una novedad) y dos millones de cartuchos, siendosu punto de despacho Grecia. Estaba el barco con su cargamento en Newport(Inglaterra), cuando, enterado el secretario de la embajada liberal en Londres de que iba destinado a los carlistas, intervino cerca del consignatario,Mr. Dormine, para que se negara a recibirlo. Debido al escndalo que se produjo y a los gastos que el pleito originaba, los representantes del gobiernoliberal se avinieron a ofrecer una cierta cantidad por la adquisicin del barco,lo que aceptaron sus propietarios. Con ella adquirieron el vapor Notre Damede Fourviere, al que se le cambi el nombre por el de London, contratndosepara mandarlo al capitn de la Marina Mercante americana Mr. Jefferson,quien, mediante el pago de 10.000 dlares, se comprometi a llevar el barcodesde Boston a un puerto del Cantbrico.Embarc Jefferson en Brest rumbo a Nueva York, acompaado por unagente carlista y cuatro pilotos expertos de Vizcaya. Ya en esta ciudad, sepusieron en contacto con las personas que haban de entregarles el material,acordndose que sera trasladado en un remolcador a Boston, de donde seratransbordado. El destino del London era Espaa, pero el gobierno de losEstados Unidos reconoci al de Madrid, donde era presidente del poder ejecutivo el general Serrano. Por esta razn fue denegado su despacho paraFrancia. Jefferson no se amilan, consiguiendo que fuera enviado a Japn.Zarp el 24 de junio, fondeando por la noche al abrigo del cabo Farenwell,donde acudi un remolcador, ya advertido de lo que suceda, para hacer eltransbordo del cargamento: consista ste en 27 caones y 200 cajones conmaterial de guerra. El 5 de julio lleg el London frente al estuario del Gironda, desembarcando all al agente carlista, que se dirigi a Arcachon, Bayona,y de all a Bermeo, para que estuvieran preparadas las embarcaciones que llevaran a tierra el cargamento. El gobierno de Madrid recibi un telegrama,procedente de Bilbao, en el que se le comunicaba que un crucero de laArmada de los Estados Unidos se encontraba en aguas de las costas vizcanas.Enterado de esto el general Serrano, se dirigi inmediatamente al represen18 20

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    tante de este pas en Madrid, Mr. Caleb Cushing, agradecindole la atencinde su gobierno, ste, que no tena conocimiento del caso, lo comunic a Washington, contestando de all que no haba ningn buque americano de guerraen las costas espaolas.Lo que ocurri realmente revela la inventiva, seguridad y sangre fra deJefferson, quien haba colocado en batera los caones que transportaba,dando la impresin de que se trataba de un buque de guerra. En cuanto altelegrama, fue enviado a Madrid por un agente carlista. De esta forma consigui burlar el bloqueo que los buques del gobierno liberal tenan en estas costas, desembarcando felizmente (8-VI-1874) en las proximidades de Bermeotodo el cargamento.Un segundo viaje efectu el London desde los Estados Unidos con un cargamento de 16 caones, 4.400 fusiles Berdan, 500.000 cartuchos y 4.000granadas, no sin haber pasado antes por aguas de Cuba y expuesto a ser capturado por buques del gobierno liberal, el 2 de octubre desembarc las armasen Motrico. El 4 de febrero de 1875 realiz su tercer viaje que rindi en Ondrroa, con un cargamento de 14 de caones, 4.000 carabinas y un milln de cartuchos.El 17 de julio de 1874 se advirti, mediante una circular, a las autoridadesnavales, que el bergantn francs Mario, procedente de Gnova, haba fondeado en Tnger con un cargamento de 20.000 fusiles destinados a los carlistas, ordenndose su captura si pasaba a las costas cantbricas. El 5 de sep

    Vapor mercante de ruedas auxiliar Bilbao (?). Se advierten las posiciones carlistas en la costade Guipzcoa. (Oleo. Coleccin J. Llabrs.)

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    J. FERNANDEZ GAYTAN pATRI4fr

    COMANDANCIAc3.RALDE

    44RtMembrete usado por la Comandancia General de la Marina carlista durante la guerra civil(1872-1876). Su color era azul.tiembre otra circular informaba a dichas autoridades que el Hausenbeden,mercante alemn, haba zarpado de un puerto belga, con armas adquiridas enBruselas tambin para los carlistas, aadiendo que el mercante inglsHavdesala de Amberes hacia Liverpool, con un cargamento de armas con destinosospechoso. El 16 de septiembre se adverta de la salida de Amberes delmercante alemn Sophie, despachado para Belle Ile, con un cargamento devarios caones desmontados, 505 cajones de armamento y otros pertrechosde guerra. El da 26 de octubre, los servicios de informacin comunicaban,desde Amberes, la salida de la barca Sophia, vapores Moratn, Roland,Petrarch, Irene Augusta, Naisse y Rohn, todos con armas adquiridas en Liejapor el agente carlista Van der Buisvhe. Con esta misma fecha, el servicio deinformacin en Inglaterra avisaba que la fragata Non Plus Ultra,con un cargamento de 10.000 fusiles y equipos militares, haba zarpado de un puerto dela costa atlntica de los Estados Unidos con destino a otro de Gran Bretaa,sospechndose su cargamento, que podra ser transbordado antes de rendirviaje y conducido a un puerto carlista.En el mes de febrero de 1875, nuevas confidencias avisaban que el da 2sala de Amberes hacia Lisboa el vapor ingls Petrarch, cargado hasta las marcas con cajas de fusiles destinados a los carlistas. El da 8 informaban de lasalida de Amberes para Liverpool del vapor ingls Hope, tambin con un cargamento de armas para los mismos destinatarios; as como el de la mismaclase Fluor, rumbo a Londres, advirtindose en esta misma circular, que con loscargamentos anteriores y otro que llevaba el marcante Guau, se iba a organi21) 21)

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    LA MARINA CARLISTA EN LAS GUERRAS CIVILES DEL SIGLO XIXzar una gran expedicin que pasara al Cantbrico, donde seran desembarcados en un puerto dominado por los carlistas. Estos mismos servicios de informacin avisaron que el 8 de febrero la goleta alemana Nicoline zarpaba deAmberes rumbo a Santa Marta (Colombia), con un cargamento de armas,sospechndose que ste sera transbordado mucho antes de llegar a su destinooficial y conducido a un puerto carlista. El da 10 de este mismo mes advertande la salida de Amberes de la goleta Robert R. Dady, con armas, que serantransbordadas desde Inglaterra a un vapor espaol de chimenea amarilla y deunas 400 toneladas. El mes de marzo las Fuerzas navales del bloqueo del Cantbrico recibieron orden de capturar al pailebot britnico Rosalind, de 537toneladas y matrcula de Huli.Si intensa fue la vigilancia que siempre tuvieron o procuraron tener lasfuerzas del bloqueo, sta se intensific a partir del da 7 de marzo, cuandorecibieron nuevas instrucciones donde se ordenaba la captura de todas las lanchas de cabotaje y dems embarcaciones que se encontraran entre Bilbao yFuenterraba, considerndose a todos sus tripulantes como prisioneros, siendocomo tales conducidos al Ferrol y destrz.iyndoselasembarcaciones si no sirvieran para el servicio de la escuadrilla.Otros aspectos de la guerra naval.

    Tenemos pocos datos de la conspiracin carlista, gestada en 1870, que fra-cas por la traicin de uno de sus miembros. En ella participaron oficialesde la Marina de guerra liberal que estaba unida en parte a los revolucionarios.El proyecto consista en que a la llegada a Espaa de Amadeo de Saboya(30-XII-1870), se sublevara la plaza de Cartagena y algunos de los buquessurtos en ella, haciendo prisionero al Rey. Diriga la conspiracin el contralmirante Romualdo Martnez de Vialet, contndose tambin con la asistencia de algunos elementos republicanos. Al fracasar sta, Martnez de Vialet,que pudo huir, levant una partida en la provincia de Murcia. Tuvo malasuerte, ya que, alcanzado por fuezas gubernamentals muy superiores ennmero, en el trmino de Fortuna ,fue hecho prisionero, disolvindose la partida y siendo conducido al castillo de Gibralfaro (Mlaga). Juzgado en consejo de guerra, fue condenado a muerte, pena que le fue conmutada por la decadena perpetua. Su liberacin lleg con la sublevacin cantonal, pasando alNorte a presentarse a D. Carlos VII.En el ao 1872 agentes carlistas intentaron conseguir el apoyo del personal de maestranza del arsenal de La Carraca (San Fernando), pero advertidaslas autoridades navales de ello, hicieron fracasar el intento.Incluso antes del comienzo de la guerra, varias partidas de voluntarios carlistas aparecieron en las provincias vascas, una, la de Goirena, entr en Mundaca y Bermeo, imponiendo multas a sus ayuntamientos y, en este ltimopuerto, logr sorprender al escampavas Nervin, apoderndose de su armamento y municiones.Ao 1988

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    J. FERNANDEZ GAYTANpor otros peridicos amigos de la causa carlista: en l, de gran extensin, despus de hacer constar que todo el revuelo producido por este suceso eradebido a los rencores polticos y los manejos de las Compaas de seguros interesadas en hacer creer que el buque se ha perdido por un accidente de guerra,procurando envenenar y dar proporciones a su asunto que no ha salido de lostrmites regulares establecidos por la Ley y la costumbre; recordaba la intervencin, anterior, de buques de guerra alemanes, que sin ningn motivo justificado haban participado en la guerra contra los carlistas, como era el casodel Nautilus y del Albatros, que bombardearon sus posiciones. Continuabadiciendo que, al tener noticia el Gobierno de Su Majestad de que el buque, acausa del temporal, haba sido arrojado a la playa de Zarauz, avis con todaurgencia a las autoridades locales de dicho puerto, a fin de que se tomasen lasmedidas conducentes a salvar el barco y su carga, y que se diese a los tripulantes toda la proteccin a que su desgracia los haca acreedores, a stos, que sehaban refugiado en Guetaria, se les envi autorizacin el mismo da, paraque fuesen a Zarauz, tardando en hacerlo 24 horas, tan arraigada estaba enellos la idea de considerarnos enemigos. Se atendi a los nufragos buscndoles alojamiento conveniente y entregndoles todos los efectos salvados de supropiedad. Se les consult acerca de la mejor manera de efectuar el salvamento del barco y carga; se les dio toda clase de facilidades, autorizando,incluso al capitn, a vender en pblica subasta los restos del barco, as comola entrega del cargamento a sus propietarios, pese a que eran liberales. Tambin en esta exposicin se ocupaba de las declaraciones que siete marinerosdel barco y un contramaestre prestaron ante el cnsul alemn de Bayona;pero las nicas que los peridicos alemanes publicaron y que los liberalesreprodujeron, fueron las de dos de ellos que eran un verdadero tejido demalignas inexactitudes, ya que al marchar de Zarauz lo hicieron sinceramenteagradecidos del trato que se les haba dado, as como de haber recuperadotodos sus efectos. La nica queja del capitn fue la lentitud de la tramitacindel expediente, pero esto era consecuencia forzosa de la situacin a que nosreduca lafalta absoluta de papeles en que se encontraba el jefe de la nave. Nilos libros de navegacin, ni libros de cargo, ni conocimientos, ni nada. El capitn aseguraba que todos los haba perdido. Ypara mayor oscuridad, no podani aun dar una sola explicacin verbal del nombre de los cargadores, de losconsignatarios, de las compaas aseguradoras, etc. Conviene decir a este propsito que entre los objetos que se entregaron en cuanto lleg a Zarauz se hallaban una porcin de papeles recogidos en las cmaras y sobre cubierta; peroestos papeles fueron quemados por l inmediatamente delante de una porcinde personas al pedirle explicaciones sobre este acto singular, contest que eranpapeles sin inters.Este escrito, publicado .por los peridicos extranjeros afectos a los carlistas, aclar definitivamente y acab con las pretensiones delgobierno de Bismarck de intervenir manu militan en la guerra.Otro incidente digno de mencin fue el del Bayonais, era un barco quetras naufragar en julio de 1875, en el cabo Machichaco, su tripulacin y pasajeros haban sido recogidos por los carlistas; al comunicar el brigadier Anrich24 20

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    LA MARINA CARLISTA EN LAS GUERRAS CIVILES DEL SIGLO XIXesta noticia al cuartel real, a la sazn en Tolosa, se le contest con el siguientetelegrama: Dispense usted a los nufragos del vapor Bayonne toda clase deproteccin de que son dignos por su desgracia.Como se ve, el telegrama confunde el nombre del vapor; estos nufragos eran dos seoras, un nio, uncomerciante de Bilbao, cuatro oficiales, quince soldados y diez tripulantes;todos ellos fueron puestos en libertad, excepto los oficiales, a los que se envia Oate, donde, despus de ser recibidos por D. Carlos, se les expidieron salvoconductos para que pasasen a zona liberal.La Marina liberal tena una gran actividad, haciendo muy difciles los alijos de armas y material de guerra; persiguiendo y apresando, en muchoscasos, embarcaciones pesqueras, con lo que suman en la miseria los puebloscosteros carlistas, cuyo medio de vida era la pesca. Tambin bombardeabanlas costas para apoyar las operaciones de tierra. Para solventar, en lo posible,este estado de cosas, el 1 de septiembre de 1873 el comandante general deVizcaya, general Martnez de Velasco, orden al comandante militar deOndrroa que se facilitara a los pescadores un jornal, que se sacara del producto obtenido de la tala de los montes que fueran propiedad de los liberalesausentes de la localidad; tambin el ayuntamiento hara un emprstito, enmetlico o en especie, a fin de ayudar a estas familias.En lo que a las costas levantinas se refiere, Lizarraga, que haba sido nombrado general en jefe del ejrcito carlista del centro (6-XII-1874), puso graninters en instruir, vestir y armar mejor a sus voluntarios, proporcionandomedios para sufragar estas necesidades; encarg a Tirso Olazbal para que,al igual que lo haba hecho en el norte, se encargara de la adquisicin dearmas: 4.000 fusiles Allen y una batera Witworth, que debera desembarcaren un punto de la costa mediterrnea. Este proyecto qued truncado al sersustituido Lizarraga por el general Antonio Echegaray (22-1-1875),ya que alretirarse ste de la zona costera, no se pudo llevar a cabo el alijo.El Estado carlista. La organizacinnaval.

    Ya desde los comienzos de estas guerras, los carlistas se preocuparon deorganizar un Estado, al menos con los organismos ms necesarios.Ya conocemos los intentos en la primera guerra, la de los Siete Aos, deemplear los escasos medios navales con que contaban en el Cantbrico, lanchas, trincaduras y otras embarcaciones, para efectuar alijos de armas, pertrechos y colaborar en la llegada de nuevos voluntarios, as como para realizardesembarcos en las costas liberales y otras acciones. Tambin en Levante, enlas proximidades de Tortosa, Felipe Cader, con sus barcos y compaas deInfantera con su seccin de Caballera fue un quebradero de cabeza para losliberales. Pero donde hubo una mayor preocupacin por la organizacinnaval, quiz, por necesidad, fue en la tercera guerra:

    En primer lugar, se crearon, en algunos puertos, entre ellos el de Motrico,ayudantas militares de Marina. Se cre tambin, en Lequeitio, una escuelaAo 1988

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    J. FERNANDEZ GAYTANoficial de Nutica. Por una Real Orden de 12 de marzo de 1874 se fijaron lossueldos mensuales correspondientes a generales, jefes y oficiales; en estamisma disposicin se determinaron las gratificaciones de las distintas dependencias. la de la Comandancia General de Armada era de cien reales. Por unReal Decreto de 22 de agosto de 1875se cre una medalla conmemorativa delos servicios prestados en los bombardeos sufridos en las costas de Vizcaya,para jefes, oficiales y voluntarios.Poco antes de finalizar la guerra lleg al cuartel real D. Juan, padre deD. Carlos. Este, hombre listo y original, llevaba a su hijo un invento del que eraautor; se trataba de unas barcas de goma tan manejables que deca haberlastrado debajo del asiento del departamento del vagn de ferrocarril y servanno slo para sostenerse algn tiempo en la mar, sino tambin para hacerpuentes para que las tropas atravesasen los ros. Las pruebas se efectuaron enZumaya y el ro Arga. Ignoramos los resultados, pero D. Juan fue nombradocon este motivo ingeniero honorario del Ejrcito.La terminacin de la guerra (28-11-1876),con la entrada en Francia, porArnegui, cerca de Valcarlos (Navarra), de D. Carlos VII a la cabeza de ungran nmero de sus voluntarios, despidindose con la frase de Volver , nologr desanimar a los carlistas. Las conspiraciones continuaron, como la quese produjo en 1898 y 1899 aprovechando la situacin comprometida deEspaa ante los sucesos de Cuba y Filipinas. Los carlistas, contando convaliosos apoyos entre el elemento militar, entre ellos el del general ValerianoWeyler, que ms tarde fall, se prepararon para una nueva guerra, en unintento de arreglar las cosas. El intento fracas, aunque en Arcachon (Francia) fue detenido un barco que, con armas, iba, al parecer, consignado a loscarlistas. Se habl tambin de un supuesto desembarco de armas en las costasde Almucar (Granada), noticia que no tuvo confirmacin.Marinos carlistas.

    La carencia de una Marina fue, sin duda, una de las causas principales dela prdida de estas guerras; los componentes de la Armada, en su gran mayora, o fueron de ideas liberales o las circunstancias les obligaron a participaren la lucha al lado de stos. Sin embargo, tambin figuraron marinos en elcampo carlista.Juan Bautista Arriaza y Superviela (1770-1837), nacido en Madrid, seretir de teniente de fragata, por razones de salud, pasando a desempearpuestos diplomticos; su fama la adquiri como poeta. Si no combati s fuesiempre fiel a sus convicciones legitimistas.Jos Alvarez de Toledo y Dubois, nacido en La Habana en 1779, ingresen la Armada, alcanzando el empleo de teniente de fragata. En las Cortes deCdiz (1809-1813) represent como diputado a la isla de Santo Domingo,quedando agregado a la Secretara de Estado durante el perodo absolutistade Fernando VII, hasta que, en el constitucional, pas al extranjero en misio26 20

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    LA MARINA CARLISTA EN LAS GUERRAS CIVILES DEL SIGLO XIXnes reservadas al monarca. Con el alzamiento realista de 1822 fue ayudantedel general Quesada, ascendiendo a brigadier y siendo nombrado ministroplenipotenciario del Deseado, continu en estas mismas funciones, representando a D. Carlos V; falleci en Parma en el ao 1869.Manuel Mestre, nacido en Sevilla, jefe de Escuadra en 1820, fue separadodel servicio por sus ideas realistas; en 1824 fue nombrado jefe del Cuerpo dePilotos de la Armada. Falleci en Cdiz en 1834.Jos Manuel de Sechi, Conde de Sechi, haba nacido en Roma, siendoantiguo capitn de las galeras del Papa. En tiempos de D. Carlos IV sirvi enlos guardias de Corps; ms tarde, en la guerra de la Independencia, tambintom parte activa. Durante la primera guerra carlista fue vicepresidente de laJunta gubernativa de Aragn, Valencia y Murcia.

    Antonio de Saavedra y de Jofr, Conde de Alcudia, Barn de Albal deisSorells y de Canet, teniente de fragata, prest servicios diplomticos, representando en Viena a D. Carlos V.Marcelo Spnola, que lleg a teniente general de la Armada, y D. PedroAznares.Durante la tercera guerra, el 16 de julio de 1873, entraba de nuevo enEspaa D. Carlos VII, acompaado de sus ayudantes. Entre ellos figuraba elteniente de navo Rafael Alvarez y Cacho de Herrera que lleg, durante laguerra, a comandante general de Alava, distinguindose en la reconquista deLaguardia (Alava).Fernando Carnevali y de Medina naci en Sevilla, ingresando en laArmada y ascendiendo a guardiamarina el 22 de junio de 1863; a raz del destronamiento de Isabel II, pas Carnevali a la isla de Cuba, donde permanecivarios aos embarcado y tomando parte activa en la operaciones contra losinsurrectos. En 1874 vuelve a la Pennsula, consiguiendo la licencia absolutay presentndose en el campo carlista, siendo destinado a las rdenes del brigadier de la Armada Rafael Alvarez, asistiendo a varios hechos de armas:sitio de Bilbao y acciones de Villarreal y otras. Ms tarde pas a mandar lacompaa de artillera afecta al tren de sitio. Por mritos de guerra, sitio de

    Irn, ascendi a comandante, pasando, en febrero de 1875, a Vizcaya, a Jasrdenes del general Berriz, tomando parte en las acciones de Monte Abril,Santa Marina y Arbolancha. Posteriormente pas a dirigir la fbrica de plvora y dinamita de Galdcano; despus al castillo de Aspe, en comisin, conobjeto de recoger el material de artillera que haban abandonado los liberales. El 13 de abril de 1875 ascendi a teniente coronel, ganando en el sitio deGuetaria la cruz de la Real y Militar Orden de San Fernando. Ms tarde fuenombrado ayudante de campo de D. Carlos de Borbn, Conde de Caserta.Terminada la guerra, Carnevali pas a Francia, acompaando a D. Carlos, elcual le dio el mando de un buque en Sicilia. En 1885 y con motivo de lo ocurrido en las islas Carolinas, temindose un conflicto con Alemania, solicit yobtuvo licencia de D. Carlos VII para volver al servicio activo en la Armada,regresando a Espaa, donde falleci en la mina Menas de Recares (Almera),el 13 de agosto de 1905.Ao 1988

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    J. FERNANDEZ GAYTANJos Ramos y Gonzlez. nacido en 1819, era doctor en Derecho yen Filosofa y Letras; perteneci al Cuerpo Jurdico de la Armada, donde lleg a

    auditor de Marina; en la organizacin poltica de 1869 fue designado comisario regio en Puerto Rico. Durante esta guerra. prest importantes servicios alos carlistas, siendo auditor de divisin de Vizcaya, pasando despus a desempear misiones diplomticas en el extranjero. Excelente periodista, colaborador de El Cuartel Real, emigr al acabar la guerra. De regreso a Espaa, fueredactor de El Siglo Futuro. Falleci en 1887.Jos Moore y Arenas naci en Barcelona en 1842. Haba servido en laArmada inglesa. Los cargos que tuvo en el campo carlista fueron de carctermilitar y poltico, siendo mariscal de campo al terminar la guerra. En 1899, ypara un alzamiento que se preparaba, Carlos VII le nombr capitn generalde Catalua. Tambin fue un buen periodista.Romualdo Martnez de Vialet naci en Cdiz en 1814, ingresando en laArmada en 1830; alfrez de navo en 1836 lleg a contralmirante en 1869;mand los vapores Lepanto y Len, fragatas Isabel II, Perla y Esperanza ycorbeta Ferrolana; siendo capitn de navo mand la fragata Petronila, quenaufrag durante su mando el 8 de agosto de 1864, varando a la entrada delpuerto de Mariel (Cuba), siendo intiles los esfuerzos que se hicieron parasalvarla; Cesreo Fernndez Duro, en su Naufragios de laArmada Espaola,dice que: No slo los cargos y armamento ya mencionados se salvaron: la curvera, herrajes y an el forro de cobre fueron extrados, quedando slo en lacosta los fragmentos del vaso, desmenuzados por los temporales del Norte, lacausa del accidente fue un error del plano del puerto de Mariel, comprobadopor los oficiales de dicha fragata y por una comisin que, posteriormente, fueenviada por el comandante general del apostadero a peticin del fiscal de lacausa que se instruy a su comandante y de la que ste result absuelto. Mstarde fue segundo comandante del arsenal de La Carraca y despus comandante de la fragata Arapiles. Al ascender a capitn de navo de primeraclase, ao 1866, pas a Londres como jefe de la comisin de Marina, desempeando, despus, la comandancia principal de Marina de Puerto Rico. En1869, y en la organizacin militar carlista de las distintas regiones, Martnezde Vialet fue nombrado jefe de la comandancia general de Murcia y Alicante. En 1870 form parte del centro militar carlista de Madrid y, en este mismoao fue batido y cogido prisionero. En 1873, ya en plena guerra, fue nombrado por D. Carlos VII, comandante general de la frontera y, al ao siguiente, primer secretario de estado hasta la supresin de esta secretara, en que sele design presidente del consejo supremo de guerra. Acabada la guerra, emigr, volviendo a Espaa y falleciendo en Mlaga en 1882.

    Marcos Fernndez de Crdoba y Castrillo, Marqus de Graina, naci enEcija en 1840 y falleci en Sevilla en 1899. Ingres en la Armada en 1856,ascendiendo a alfrez de navo el 26 de julio de 1863; naveg por los mares deCuba y.Filipinas, siendo teniente de navo de primera clase. En 1874solicitla licencia absoluta, presentndose en el campo carlista, donde lleg a coronel28 20

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    LA MARINA CARLISTA EN LAS GUERRAS CIVILES DEL SIGLO XIXde Artillera. Tambin un hermano suyo, D. Jos, alfrez de navo, pas aluchar con los carlistas.Mariano Torres de Navarra y Garca de Quesada, alfrez de navo en1870. De capitn de fragata, en 1873, pidi la separacin del servicio, yendoa ofrecerse a D. Carlos, siendo agregado al Estado Mayor de la divisin deAlava. Se distingui en las acciones de Echebarra y Mendibelza en 1875; araz del sitio de Guetaria, fue ascendido a coronel; al mando de unas baterasde artillera bombarde San Sebastin, Hernani y el castillo de Santa Brbara, teniendo una actuacin destacada en la victoria de Mendizorrotz. Emigrado a Francia al acabar la guerra, volvi con el decreto de amnista, reintegrndose a la Armada.Hermenegildo Daz de Ceballos, natural de Sevilla; guardiamarina en elcolegio de San Telmo, pas ms tarde a los guardias de Corps; brigadier ymariscal de campo, fue designado por D. Carlos ministro de su consejo particular. En 1872 se le nombr jefe de Estado Mayor del Ejrcito de Catalua,a las rdenes del infante D. Alfonso, hermano de D. Carlos y, despus,comandante general de Guipzcoa. Falleci en Madrid en 1891.Santiago Patero y Micn, natural de Cdiz, ingres en el Colegio Naval el10 de julio de 1846, ascendiendo a guardiamarina el 11 de junio de 1849 y aalfrez de navo el 23 de agosto de 1854. Capitn de fragata desde el 21 dejunio de 1872, intent sublevar a la dotacin de la goleta Consuelo, de la queera comandante a favor de D. Carlos, fracasando y pasndose al campo carlista, en el que lleg a brigadier. Hombre culto y de fcil pluma, colabor desde1857 en la prensa profesional. Estando embarcado en la corbeta Villa deMadrid, public un documentado trabajo relativo a un huracn sufrido porsta en las costas brasileas, as como unas notas sobre las sondas advertidasen el viaje. Tambin escribi en 1872una obra en la que propona un sistemapara acabar con los piratas de Jol (Filipinas). Falleci en Madrid el 9 deenero de 1878.Federico Anrich y Santamara, Barn de Bretanville, naci en La Habanael 12 de marzo de 1827 en el seno de una familia de marinos; ingres en laArmada como guardiamarina el 18 de octubre de 1842, llegando a alcanzar elempleo de capitn de navo; tras haber estado varios aos embarcado, fuenombrado gobernador general de las colonias del golfo de Guinea, cargo quedesempe con mucho acierto. Por un decreto de las Cortes constituyentes de11 de junio de 1873, fue designado ministro de Marina, siendo Pi y Margallpresidente de la Repblica, cesando en el cargo, a peticin propia, por otrodecreto de 18 de julio del mismo ao. En este escaso tiempo tuvo que intervenir, delegado por el gobierno, para tratar con los sublevados cantonales deCartagena y dotaciones de los buques all surtos, laAlmansa y la Victoria, sinobtener ningn resultado positivo. En 1874 se pas al campo. carlista. Estosuscit un cmulo de reproches y ataques a su persona, pero es un republicano, Vera Gonzlez, quien en su obra Piy Margally apoltica contempornea,escribe: nada justifica que durante los treinta y siete das en. que fue MinistroAo 1988

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    J. FERNANDEZ GAYTAN(de Marina) hiciese traicin a la Repblica. Al pasar a las filas de D. Carlos VII, public un manifiesto a los espaoles justificando su accin:

    Yo he vivido en medio del liberalismo, le he prestado mi concurso y apoyo,he visto todas sus evoluciones y sus ensayos todos hasta el ltimo, esperandosiempre reformas y mejoras nunca realizadas; llegu a olvidarme del riqusimolegado de gloria que debo de mis abuelos, a cuyos man es pido no se acuerdende mi falta; he alcanzado, sin conspirar nunca, un puesto honroso en mi carrera, he sido ministro, an podra aspirar a ms elevada posicin y, sin embargo,ante la voz de mi conciencia afligida por los males de la nacin, ante tantodesastre, tanta ignominia y rnengua tanta... todo lo abandono, a todo renuncio, honores, dignidades, posicin, hogar y familia. Al dar este paso tambinse dirigi a sus antiguos compaeros con otro manifiesto:Todos sabis que si bien fui compaero leal, en 1868, nunca he conspirado;que jams pertenec a camarillas, ni las tuve cuando poda tenerlas; que laaltura no me deslumbr ni la ambicin me ha cegado, porque siempre procurlimitarme al cumplimiento de mis deberes en la medida de mis fuerzas, teniendopor nico norte el lustre del Cuerpo a que an pertenezco; que no he ejercidovenganzas y he procurado hacer los beneficios posibles; y que mi nico acto detrascendencia, la destruccin del Almirantazgo, obedece a mi deseo de quetodos y cada uno tengan, dentro de su esfera de accin, la gloria y responsabilidad de sus actos, y el Almirantazgo no era otra que una coraza, tras de la quese abroquelaba el ministro para obrar impunemente, y vosotros todos quesabis cuanto he hecho, no dudis que si la reconstitucin del Cuerpo en nuestro actual estado fuera un hecho posible, yo me sacrificara una y cien vecesprestando mi humilde y franco concurso para conseguirlo...: Vosotros todos,me atrevo a fiarlo, sois monrquicos, y monrquicos tradicionalistas,porque nose concibe una Marina aristocrticay privilegiada sin un Trono grande, nobley respetado que le sirva de escudo y sin un Rey de razaespaola, enrgico y bravo, que sepa decir como Pedro de Aragn sobre el roto puente de una galeraal ser prisionero del Duque de Mantua: Ni un palmo de mi tierra, ni unaalmena de mis castillos. Sois monrquicos tradicionalistas porque en laCorona Real estn como incrustados los triunfos de la Marina, que a su nombre y bajo su mano se alcanzaron; y sois monrquicos tradicionalistasporquetal es nuestra educacin militar, nuestra organizacin jerrquica, y toda nuestra historia; sois tambin catlicos,porque a serlo hemos aprendido de nuestrospadres; porque sin el catolicismo nada es ni nada vale la siempre cristianaArmada espaola, y porque con su santa ensea obtuvieron nuestros abuelosla victoria naval ms grande y fecunda de la era moderna Lepanto ... y creisen Dios, porque como yo y alguno de vosotros conmigo habis visto su poderen lasgrandiosas tempestades del ocano, y escuchado su potente voz al atronador rugido de los huracanes; y catlicosy monrquicos no podis continuarsirviendo a una revolucin impa y desatentada, que reniega de lafe de nuestrospadres y destruye el solio de nuestros mayores, benditos smbolos de la altezay la nacionalidad espaola.30 20

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    LA MARINA CARLISTA EN LAS GUERRAS CIVILES DEL SIGLO XIXA su presentacin en el campo carlista fue nombrado jefe del EstadoMayor de la divisin de Vizcaya y, al ao siguiente, comandante general dela Marina carlista. Su actuacin en la guerra fue digna de destacar: batalla de

    Mendizorrotz y defensa del fuerte Bordacho, en febrero de 1876, y otrasacciones. Acabada la contienda pas a Francia. Acogido al decreto de amnista, volvi a Espaa, falleciendo en diciembre de 1889.Cndido Rodrguez Trujillo. teniente de Infantera de Marina, form parte, como capitn de Caballera, del Estado Mayor del general Savalls.D. Carlos VII, en sus Memorias y Diario, escribe:Del general Martnez, de Marina (se refiere a Romualdo Martnez deVialet), me ha dicho Romero (2) que fue una buena adquisicin. Yo le conocaqu, en Vevey, este verano y me gust. Recomienda que cuando de un man ifiesto al Ejrcito no olvide la Armada y tiene razn. Vino bajo otro nombre,pues est en el Ministerio de Marina: por cierto que, estando en la comida, sele escap decir delante de todos: Cuando yo era teniente de navo, lo quepudo dar algo que sospechar a los presentes.

    BIBLIOGRAFIAManuscritos.

    Hojas de servicio de varios jefes. Archivo Alvaro de Bazn. El Viso del Marqus.tmpresos.FERNNDEZ GAYTN, Jos: La Marina en las guerras carlistas.Revista General de Marina,abril de 1959 y febrero de 1961.FERRER, Melchor: Historia del tradicionalismo espaol. Sevilla, 1941-1979.OYARZLJN, Romn: Historias del carlismo. Madrid, 1969.PIRALA, Antonio: Historia contempornea. Anales de 1843 hasta la conclusin de la guerracivil. Madrid, 1875-1879.

    (2) Se trata de Angel Romero Walsh, ingeniero militar, ilustre matemtico, que lleg a serpresidente de la Real Academia de Ciencias de Barcelona.Ao 1988

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    TONELAJE MINIMO Y ARQUEODE BUQUES EN SEVILLA(SIGLO XVI)

    N Eduardo TRUEBA

    Introduccin.La aplicacin, el trasplante de instituciones castellanas que formarn elentramado, la estructura poltico-jurdica para la gestin del Nuevo Mundo,tuvo lugar merced al largo puente martimo que, durante siglos, uni Castillacon los reinos de las Indias.Sin este apoyo logstico, procedente esencialmente de Sevilla (y en partedesde Cdiz y Canarias), no hubieran sido posibles realidades tales como laimprenta de Mxico en 1539 y las Universidades de Per y Nueva Espaa.Es precisamente respecto al tonelaje mnimo y al arqueo de las naves quecumplieron tan mproba tarea, donde intentaremos aportar alguna sugerencia.Finalmente queremos mencionar algunas dificultades que hemos encontrado en nuestro estudio.En primer lugar ha sido indispensable dilucidar cuestiones previas de lenguaje. Esclarecer la semntica de ciertos giros, locuciones y vocablos, talcomo se utilizaban en la documentacin sobre la que est basada el trabajo.Otro problema radica en no disponer a priori de una clara equivalenciaentre las diversas unidades de medida, tanto lineales como de peso y volumen.

    Tonelaje mnimo exigido, permitido o tolerado duranteel siglo xvi.Este es un tema sobre el que resulta difcil llegar a conclusiones exactas.Ciertamente, durante el siglo xvi se promulgan varias normas sobre eltamao o tonelaje de los buques para la Carrera de Indias, pero estas reglastuvieron una vigencia temporal muy limitada o, a veces, no se exigi su cumplimiento a rajatabla por varias causas, entre ellas la siguiente:El legislador no tena generalmente un criterio inamovible, antes bien,era sumamente tolerante para atender a razones. Y as como no dudaba enrecabar informes previos a la elaboracin de algn precepto, tampoco vacilaba en derogar normas recientemente promulgadas tan pronto como se dabacuenta o era informado del ms mnimo perjuicio o dao que pudiera producir su aplicacin.

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    E. TRUEBAComo quiera que, acerca del tamao mximo o mnimo de los buques, loscriterios fueron variando en funcin de calados en las barras, necesidadeseconmicas o exigencias para defenderse de corsarios, la legislacin fue retocada varias veces.Desde luego, lo que s est claro es que durante ms de medio siglo, a partir del primer viaje colombino, el tamao de los barcos en las derrotas atlnticas era, en trminos generales. muy pequeo. As lo reconocen autores comoHaring: Atlantic ships in thefirstfifty years after discovery were astonishinglysmall(...)(1).Al criterio oscilante sobre el tonelaje mnimo exigible se aunaba la ausencia de un mtodo terico para la medicin y arqueo, inconveniente ste al quevolveremos a aludir (2).Por otra parte, si acudimos ala documentacin que se conserva respecto aldespacho de los buques, ya hemos indicado en algn trabajo, cmo Chaunu (3)hace notar la poca seguridad que proporcionan los registros en cuanto altonelaje de las naos; yen la tercera parte del tomo 1, captulo II, seala el difcil problema del tonelaje, tanto en los casos de posible estimacin directacomo de evaluacin aproximada o indirecta.Incluyo un documento cuya lectura nos permite apreciar una clara distincin al regular el tamao de los buques entre tiempos de paz o de guerra.Debemos advertir al lector que son numerosas las licencias concedidas a

    navos de menos porte del que se fue sealando sucesivamente como mnimolegal (ocheta toneles, cien toneles, etc.). En los procesos por emplear navesde menos porte resulta curioso comprobar que la defensa invoca la costuibrecontra legem como cosa habitual; sobre todo en el trfico Canarias-Indias.Las islas Canarias padecieron especialmente el intervencionismo estatalen el comercio con las Indias. Hay numerosas peticiones para navegar connaos de cualquier porte desde el archipilago hacia Amrica (4).Se obtiene la impresin de que el tonelaje mnimo exigido en ocasiones sedebe ms a razones defensivas que a criterios puramente nuticos, lo que sehace patente en el documento adjunto al distinguir entre que la navegacin serealizara en tiempo de paz o tiempo de guerra. Es un apartado en las ordenanzas de 1531(5).Confirma esta idea la exposicin de motivos de diversas ordenanzas alregular el apartado del tamao.

    (1) Haring: Trade and navigation between Spain and the Indies...(2) Tngase en cuenta que las reglas al respecto recogidas por Veitia Linaje en su Nortede la Contratacin, y, asimismo, gran parte de las disposiciones contenidas en la Recopilacinde Leyes de Indias del ao 1680pueden inducir a error a quien no tenga presente una estrictacronologa, toda vez que ambas obras se refieren predominantemente al siglo xvii.(3) Chaunu, Pierre: Sevilla) el Atlntico. Del mismo autor utilizamos tambin Seville etlAmrique, xv,, xvii sicle. Pars. Ed. Flammarion, 1977.(4) Enlo referente al Comercio Canario-Americano, ver el importante trabajo del profesor Morales Padrn, con este ttulo.(5) Eldocumento fotocopiado se encuentra en el Archivo General de Indias. Seccin Justicia, legajo 944.34 21)

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    TONELAJE MNiMO Y ARQUEO DE BUQUES EN SEViLLA (SIGLO XVI)

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    E. TRUEBA

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    Se trata de dos apartados de las Ordenanzas del ao 1531. El apartado contenido en la parteinferior del folio dice:Otros hordenamos e mandamos que de aqu adelante en tiempo de paz puedan yr a las dichasYndias todos los nauyos de qualquyer porte que sean, e con las armas que los maestres quisieren,pero en tiempo de guerra, o cuando nos vieremos o los dichos nuestros oficiales en nuestro nombre que conviene a nuestro servicio e a la seguridad de los dichos nros navos que sean de ms porte,oarmados(...).En cuanto al apartado de la parte superior, aunque no guarde relacin directa con las presentes pginas, bien merece volver a repasarlo: Se ordena que todos los aos se junten al PilotoMayor, los Cosmgrafos y otras personas suficientes en el arte de marear e cosmografa y expertasen la navegacin, y vean las Relaciones que los Pilotos hubieren traydo de las islas e puertos ebaxos y otras cosas que nuevamente hubieren visto, e si hallaren que hay alguna cosa que se debaenmendar o aadir, lo hagan e se asiente (...).El documento se encuentra en el Archivo General de Indias. Seccin Justicia, legajo 944.Respecto a las Ordenanzas de 1531 para la Casa de la Contratacin, puede verse el trabajo deZumalacrregui, Leopoldo. Revista de Indias. Madrid, 1947,n. 30.

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    TONELAJE MNIMO YA RQUEO DE BUQGESEN SEVILLA (SIGLO XVI)En los Pleytos por haber navegado a Indias con naos de menos porte,cuando el fiscal de la Casa solicita y el contador expide en forma de certificadouna copia de la disposicin legal pertinente, sacada del libro donde se asientan

    las ordenanzas y provisiones, se advierte claramente la finalidad de que novayan navos pequeos para que no puedan ser tomados por los enemigos.As, por ejemplo, en diciembre del ao 1547 el contador Zrate expide unacertificacin del precepto legal correspondiente porque los navos y caravelasque navegan a nuestras Yndias vayan a buen recaudo para se defender, que novayan navos pequeos que es causa que con poca fuerza sean tomados por notener resistenciapara se defender (6).No obstante, son numerosas las licencias concedidas para hacer el viaje aAmrica con naos de menos porte. En el nimo del legislador lleg a tomarconsistencia la idea de si convendra generalizar tal permiso. Con fecha en ElPardo, a 27 de septiembre de 1553, el Prncipe se dirige a los oficiales de laCasa de Sevilla para decirles que un tal Alonso de la Barreda quera enbiar unnavo de menos porte, suplicando se le de licenciapara lo poder enbiar en compaa de laflota que al presente est presta para las Yndias (...). El Prnciperecuerda que lo mismo sea suplicado y suplica cada da por otraspersonas, ypor ser contrario a la ordenanza nuevamente hecha (7) se ha dexado y dexa deconceder. El Prncipe comunica que ha mandado a Juan Sarmiento del Consejo de Indias, que trate este asunto con los oficiales de Sevilla. Y ordena astos que cuando llegue D. Juan a esta ciudad se junten con l y la resolucinque tomaren la enven al Consejo (8).Aforamiento de las toneladas.

    Debemos recordar, como lo hace el profesor Morales Padrn (9), que sihoy una tonelada supone mil kilogramos, cuando hablamos de toneladas,refirindonos a los barcos de antao, hay que tener en cuenta que no puedehaber equivalencia y que de aquella antigua tonelada existan diversas clases.Por si fuera poco, exista una diferencia entre el tonel cntabro y las toneladasandaluzas, segn se aclara en la obra Naves del descubrimiento (10).Uno de los recursos a los que hubo que recurrir para determinar el tonelaje de un buque fue precisamente basarse en la cantidad de unidades de carga

    (6) El fiscal con Domingo Fleytes, maestre. Seccin Justicia, legajo 830, n. 1.(7) Ellegislador se refiere obviamente a las Ordenanzas Reales del ao 1552impresas pordisposicin Real el ao 1553 (en Sevilla, por Montesdoca). Sobre las diversas ediciones de estasordenanzas impresas nos remitimos al trabajo de los doctores Muro, que citamos en otro lugar.(8) El Prncipe a los oficiales de Sevilla. Archivo General de Indias. Seccin IndiferenteGeneral, legajo 1.965, tomo 12.(9) Morales Padrn, Francisco: El Comercio Canario-Americano. Sevilla, Escuela deEstudios Hispanoamericanos, 1955, pgs. 107-108.(10) Chocano Higueras, Guadalupe: Naves del Descubrimiento. Madrid, Museo Naval,1985. En la nota nmero 26, al pie de la pgina 25, dice: El tonel macho o cntabro, equivalentea 1,2 toneladas andaluzas, medida adoptada para cubicar los buques, difiere de la tonelada sevillana comounidad de arqueo equivalente a 2 pipas de 27 arrobas y media cada una.Ao 1988

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    E. TRUEBAque, segn su naturaleza, representaba una tonelada. Con el fin de precisarel criterio a seguir en un asunto tan importante para el trfico martimo, ellicenciado Surez de Carvajal, durante su visita a la Casa en los aos 1535 y1536, dej el aforamiento que incluimos en el presente trabajo. Aforamientoque traeremos nuevamente a colacin al exponer algn arqueo.En la visita que pocos aos despus hiciera el doctor Hernn Prez de laFuente a la Casa y al Consulado sevillanos, una de las preguntas est dirigidaa averiguar silos oficiales han guardado la ordenanza en lo de aforar las toneladas y si han puesto la tabla de esto en el auditorio (11).Para clarificar la idea que, respecto al arqueo, mediciones, aforos, etc.,nos podamos ir formando, conviene resaltar como fundamental la realidadsiguiente:Esta materia se vio no slo influida, sino tambin determinada por la evolucin que se produce en la construccin naval de Espaa durante el trnsitodel siglo XVI al xvii; evolucin tanto real como legal, ya que es precisamentedurante el primer tercio del siglo xvii cuando se legisla reiteradamente sobreconstruccin naval, escantillones, medidas, etc.La construccin naval para la Carrera de las Indias estaba encaminada alograr un tipo de navo ptimo que cumpliera los siguientes requisitos:

    a) Fortaleza necesaria para aguantar el tiempo del Atlntico.b) Potencia de fuego suficiente para defenderse de piratas.c) Calado corto, por la barra de Sanlcar.Los tres requisitos resultaban difcilmente compatibles, siendo el escasocalado impuesto por la barra un serio obstculo para que la nave fuese manejable, llegando incluso a ser peligrosa con mal tiempo.Estas exigencias, ciertamente contradictorias entre s, segn seala contoda exactitud Serrano (12), haban impulsado la bsqueda de un tipo y untamao para galen de escolta en el Atlntico, intento que se intensifica a lolargo de todo el siglo XVII a travs de mltiples informes particulares y oficia

    les y de cambiantes ordenanzas. Aproximadamente, a partir del ao 1608 escuando se produce esta profusin legislativa, denotando todo ello la preocupacin dramtica ante el hecho, difcilmente remediable, de una fuerza martima insuficiente para defender Espaa y Amrica de los continuos ataquesde los corsarios (13). Cabe destacar tambin los abundantes libros y tratadosque sobre construccin naval ven la luz en Espaa, Francia, Holanda, etctera (14).(11) Estavisita se contiene en el A. G. 1. Justicia, legajo 945 y 947.(12) Serrano Mangas, Fernando: Los galeones de la Carrera de Indias (1650-1700).Sevilla,

    1985. Prlogo del profesor Luis Navarro Garca.(13) Permtaseme esta licencia en cuanto a los trminos Espaa y Amrica.(14) Porejemplo: Cano, Tom: Arte para fabricar naos, ao 1611. Dassie, le Sieur: LArchitecture navale, ao 1677.Van K., Cornelis: Der NeerlandseheScheeps, ao 1697. Garrote: Nuevafbrica de Baxeles, 1691. Respecto al siglo xvii nos volvemos a remitir nuevamente a la obra denuestro buen amigo Fernando Serrano, ya citada. Puede verse tambin Anderson: TheRiggingoftheShips. Salem, 1927.38 20

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    TONELAJE MNiMo YARQUEO I)E BUQUES EN SEVILLA (SIGLO XVI)Y habiendo recordado que el trnsito entre los dos siglos, xvly xvii, coincide con un nuevo enfoque en los proyectos y trabajos para la construccin debuques, volvamos al arqueo en el siglo xvi, siglo durante el cual los principa

    les tipos de navos utilizados desde Sevilla en la Carrera de Indias experimentaron escasa evolucin. La carabela Portuguesa, la nao, el galen atlntico dela segunda mitad del siglo xvi e igualmente la panzuda y fiable Urca holandesa que, segn hemos mencionado, tambin participaba, quedaron bastantedefinidas; al menos por este lado no se aadieron ms problemas al ya de pors bastante difcil del arqueo, sobre cuya prctica en Sevilla detallaremosalgn caso.La prctica del arqueo, arqueadoreso arrumadores.

    Precisar el tonelaje de un navo era naturalmente un captulo importanteen la actividad martima. Y en ciertas ocasiones, dato indispensable, condicin sine qua non para la relacin jurdico-econmica correspondiente.Consideremos, pues, las situaciones que usualmente podan originararqueo:a) Arqueo efectuado para calcular, en funcin precisamente del tonelaje que arrojara, el sueldo de la nave que embargada serva a la Corona.Debemos recordar que durante este siglo el Estado no contaba con buquespropios, al menos en cantidad necesaria, por lo que se recurra con frecuenciaal sistema de requisas o embargos; sistema que a la larga result desastrosopara la iniciativa privada en el trfico martimo y la construccin naval.b) Arqueo para averiguar en forma fehaciente si el tonelaje de un buqueera menor del que sucesivamente se haba ido sealando como mnimo exigible por las disposiciones legales. Los fiscales deban basar su acusacin, en elcaso de denuncia por nao de menos porte, en el arqueo que oficialmente sehaca para ello. Al resultado del arqueo solan atender, como es lgico, losjueces oficiales de la Casa para su sentencia.c) En los contratos de fletamento suscritos entre. particulares, comoquiera que el acuerdo sola referirse a una embarcacin concreta, previamente identificada y conocida por las partes contratantes, stas indicaban lastoneladas que se habran de cargar, cinco toneladas ns, cinco toneladasmenos, no resultaba esencial fijar el tonelaje del buque en s mismo. No obstante, podan presentarse dificultades en este punto cuando, en el caso frecuente de coincidir en un mismo navo varios cargadores o fletadores con susrespectivas mercancas, el visitador o inspector de buques mandaba alijarlo,por ir sobrecargado. Se suscitaba, en tal caso, la cuestin d si el naviero o sumaestre haban concertado fletamentos por una cuanta superior a la admi

    tida por la nave. En estas situaciones era una valiosa ayuda el aforamiento delas toneladas que haba dejado en el ao 1536 el licenciado Surez Carvajaldurante su visita a la Casa de Sevilla. Pero, si aun aplicando el aforamientocontinuaban las diferencias contractuales de criterio o se iniciaba algn litiAo 1988

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    E. TRUEBAgio, no haba ms remedio que acudir a la correspondiente medicin yarqueo.Distinguidas, por tanto, tres de las principales ocasiones que podan motivar arqueo y. fieles a nuestro criterio de ilustrar la materia con ejemplos documentales, expondremos algn arqueo efectuado en Sevilla, Cdiz o Sanlcar.Pero no sin antes reiterar lo difcil que resultaba su tarea a losarrumadores denaos por las causas que sealo, que ciertamente no eran las nicas.En primer lugar, si bien las unidades empricas de volumen, como la pipa,eran sobradamente conocidas y de uso habitual, no ocurra lo mismo con lasmedidas de longitud, como el codo. Los arqueadores, al no disponer, en ocasiones, de un patrn se valan de ingeniosos artificios, por ejemplo, medir elbuque utilizando una pica (15), o bien dos picas muy amarradas (16)0 con uncodo de madera que es dos t de bara (17).A veces surga un nuevo inconveniente al haberse efectuado modificaciones en un buque, como, por ejemplo, aadirle una tercera cubierta. Tal es elcaso de los sucesivos arqueos practicados entre los aos 1582 y 1587 a unmismo galen, perteneciente al Marqus de Santa Cruz, para fijar el sueldode este buque por el tiempo que sirvi cmo Almiranta (18).Y todo eso sin contar con la posible picaresca e incluso el nimo de fraude,asunto ste en el que nos remitimos a lo expuesto por Serrano para el siglo xvii.

    Por si fuera poco, en ocasiones los arqueadores de V. Mgd. que rresiden enAndaluza arquean tres buques que en el ao 1587 fueron embargados enSanlcar de Barrameda y sirbieron en la empresa de Inglaterra. Las naves sehaban arqueado conforme a las medidas del andaluza donde estaban embargadas, y despus parece se hicieron otros arqueamientos de las dichas naosconforme a las medidas y costumbres de Vizcaya (19).Es importante advertir que no hemos encontrado durante el siglo xvi unmtodo terico para la medicin y arqueo de los buques que pudiera aclararnos el criterio legal, as como la tcnica que deba emplear el arqueador. Alno conocer este sistema general hemos tenido que ir elaborando, a travs de

    (15) Porejemplo: Medicin y arqueo de la urca San Juan, propiedad deJacome de Rodas.En Sevilla, a 29 de diciembre de 1558, el factor Francisco Duarte, juez oficial de S. M., hizomedir y arquear dicho navo en su presencia por mano de Francisco Bernal, arrumador, el cualse vali de una pica. A. G. 1. Seccin Contratacin, legajo 4.480 (A).(16) Dos picas muy amarradas utiliza, por ejemplo, el arqueador Diego Bernal, los das 18y 21 de noviembre de 1587, para medir la nao Ntra. Sra. de la Concepcin, en Vonanza (sic).A. G. 1. Contratacin, legajo 4.840 (A).(17) En el paraje del Borrego, del ro Guadalquivir, en el ao 1593 el arqueador DiegoBernal, vecino de Triana, midi la nao SantAntoyo con un codo de madera, que es dos tx debara, que es la medida e codo con quesean medido y arqueado las naos (...). A. G. 1. Contratacin, legajo 4.840 (B).(18) El Marqus de Santa Cruz, sobre el porte y arqueamiento de su galen La Concepcin. A. G. 1. Contratacin, legajo 4.840 (A).(19) Pedro de Retama, Tom Cano, herederos del capitn Nicols Derrodas, dueos detres naos, sobre reclamacin de los sueldos de estos buques que fueron embargados en Sanlcarpara la Jornada de Inglaterra. A. G. 1. Contratacin, legajo 4.840 (B).40 20

  • 8/13/2019 Revista de Historia Naval N20. Ao 1988

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    TONELAJE MNIMo Y ARQUEO) )E BUQUES EN SEViLLA (SIGLO XVI)los numerosos arqueos estudiados, de la praxis marinera y portuaria sevillana, un acuerdo sobre la realizacin de estos trabajos en la poca.Finalmente, tras una larga bsqueda en el archivo, hemos tenido la fortuna de encontrar la relacin que guardaban entre s ciertas unidades demedida; lineales, como el codo lineal, o de volumen, como la pipa. Todo ello,escrito y declarado previo juramento por el arqueador o arrumador debuques, en las mediciones ms peliagudas y solemnes, en presencia de lasautoridades y cargos competentes. Siendo unidad de volumen esta ltima (lapipa), sobrada y empricamente conocida en las estibas, los fletes y el aforode la poca, su utilizacin y equivalencia nos ayuda a resolver algunos problemas.Combinando estos datos con las dispo