Buscando la Excelencia Tercer Bimestr e

2012 -2013

L A S D I F E R E N T E S F O R M A S D E L A M O R

Bolet ín de Va lor es No.3 Infant s y Juniors

En este número:

Características de un buen comunicador.

Asertividad en la fami-lia

Ejercicios para estimu-lar la actitud de éxito en los niños.

Contenido

En mi familia: ¡todos felices!...¿Cómo se logra?

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Tu éxito... y “la prue-ba del marsmallow”

4

¿Sabías qué…? 6

Sitios de Enlace 6

COLEGIO SALVADOREÑO INGLÉS

E J E T R A N S V E R S A L Y VA L O R E S

Educación para el fomento del amor familiar

E

n esta época en la que parece que todo

mundo se ha olvidado del amor al prójimo

y donde prevalece la violencia, vale mucho

la pena voltear hacia los valores universales, que si

bien siempre han existido, ahora se encuentran un

tanto empolvados. Para todos es claro, o debería ser-

lo, que el amor es un valor fundamental para la fa-

milia.

La familia es donde primero aprendemos a amar de pequeños y de

este aprendizaje primario del amor muchas veces depende si, más adelante en

nuestra vida, nuestro amor hacia otros (hijos, amigos/as, pareja, etc.) es com-

pleto, íntegro, y enriquecedor.

Quizás muchos de quienes estén leyendo estas líneas digan: “Eso es

muy idealista; muchas familias a veces no logran más que sobrellevarse o tal

vez soportarse”. ¿Será que nos hemos vuelto tan escépticos que no creemos

siquiera en la posibilidad de un amor limpio, enriquecedor y seguro, que nos

eleve y nos haga mejores? Y si no lo creemos posible, ¿cómo lo valoraremos?

Lo importante es aprender nuevas formas de demostrar el amor, y de

crecer afectivamente com o m iem bro de ese grupo donde m i próji-

mo más cercano son mamá, papá, hijos, hermanos etc. ya que cada miembro

es diferente, la familia nos invita a ser creativos en el cultivo del crecimiento

afectivo. En este número, abordaremos formas prácticas y enriquecedoras de

demostrar amor entre todos los miembros de la familia.

Éxito

El amor al prójimo

Democracia

Obedencia

Bondad

Gratitud

La Familia

Perseverancia

La educación no cambia al

mundo...cambia a las per-

sonas que van a cambiar al

mundo.

Paulo Freire, educador.

U na buena comunicación puede hacer la diferencia entre una vida feliz o una vida llena de pro-

blemas. Es fácil olvidarnos que la comunicación entra en el campo de los valores. Este valor

nos ayuda a intercambiar de forma efectiva pensamientos, ideas y sentimientos con otros, en

un ambiente de cordialidad y buscando el enriquecimiento de ambas partes de la relación. An-

tes de seguir con la lectura, veamos cual sería, con mayor probabilidad, su respuesta personal más común a

las situaciones cotidianas que se presentan en el siguiente recuadro:

¿Cuál fue su reacción en cada escenario? ¿Qué tipo de dialogo entabló en las situaciones anteriores?

Queda claro entonces que comunicar no sólo significa decir, expresar o emitir mensajes. Por el contrario, al

entablar un diálogo con los demás, tenemos la oportunidad de conocer su carácter y manera de pensar, sus

preferencias y necesidades, aprendemos de su experiencia, compartimos gustos y aficiones. En otras pala-

bras: conocemos a las personas y desarrollamos nuestra capacidad de comprensión, principalmente en la

familia.

La buena comunicación tiene algunas caracter ísticas im portantes: escuchar con aten-

ción, no acaparar la palabra, evitar interrumpir, utilizar un lenguaje propio y moderado, lo cual demuestra

educación y trato delicado hacia las personas. Pero este valor tiene un elemento fundamental e indispensa-

ble para lograr una verdadera comunicación: la asertividad.

La característica de la asertividad, como se ha señalado en otras ediciones, implica un intercambio

de ideas entre dos personas que están dispuestas a llegar a un acuerdo. Estas personas tienen la caracterís-

tica de saber expresar sus deseos de manera amable, franca, abierta, directa y adecuada. Busca crear una

convivencia más favorecedora para ambas partes, ya sea entre compañeros, padres e hijos, e incluso entre la

pareja. Las personas asertivas pasan desapercibidas hasta que se encuentran ante una situación en la que

es necesario negociar, y es entonces cuando su capacidad de diálogo sale a flote. Ellas se diferencian por:

Saber lo que quieren

Solicitar lo que desean con claridad

Aceptan la critica y el elogio con ecuanimidad

Son libres de expresar elogios y afecto abiertamente

Ventilan constructivamente sus emociones negativas

1. Va a casa de un/a amigo/a porque han quedado de irse juntos/as a la reunión. La amiga se entretiene

media hora haciendo cosas sin importancia, mientras, sigue haciéndose tarde. ¿Le diría algo?

2. Está descansando mientras ve tv. luego de una dura jornada laboral. Su pareja entra al cuarto para pe-

dirle que vaya por los niños al centro comercial. ¿Cuál sería su respuesta?

3. Mientras espera en la cola del banco a que terminen de atender al cliente que tiene adelante, entra

otro cliente y le atienden antes que usted. ¿Cuál sería su reacción?

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La asertividad en la familia, enseña a los niños que entre todos los m iem bros existe la

necesidad de cuidarnos y protegernos unos a otros. Al generar confianza y proximidad a través de la comu-

nicación libre y sincera, se demuestra el noble propósito de procurarse como familia, pequeños momentos

de felicidad, donde todos la pasen bien, y se tomen en cuenta las

necesidades de todos.

Muchas personas experimentan gran dificultad a la hora

de pedir lo que necesitan, o simplemente cuando quieren dar a

conocer su opinión. La asertividad se logra poniendo en práctica

la expresión :"Yo quiero" o "Yo siento". Por ejemplo: “Es impor-

tante para mí ver que tomas la iniciativa a la hora de planear

una vacación. Yo quiero que en la próxima oportunidad, entre los dos decidamos qué haremos en nuestros

días libres”.

Otro tipo de asertividad es la que se usa en una situación que requiere empatía, demostrando sensi-

bilidad hacia la otra persona. Contiene dos partes: el reconocimiento de la situación de la otra persona o sus

sentimientos, seguida de una exposición que hace valer nuestros derechos. Por ejemplo: “Sé que estás mo-

lesto porque no te compré el sorbete en el súper, pero quiero que entiendas que es importante seguir la re-

gla de elegir sólo un dulce cada vez que venimos de compras”.

Está también la asertividad progresiva, la que se usa cuando la otra persona no responde a una ini-

ciativa asertiva por nuestra parte. En ese caso, gradualmente escalamos en nuestra afirmación y nos mos-

tramos progresivamente firmes. Esto podría incluir el mencionar algún tipo de acción como consecuencia;

realizada sólo después de varias exposiciones asertivas básicas. Por ejemplo: “Es importante que salgamos

de la casa temprano para llegar a tiempo, tú al colegio y yo al trabajo, necesito que te apures en arreglar-

te para salir en 15 minutos. Si no haces ese esfuerzo no habrá televisión por la tarde”.

Una familia asertiva, se aprende

en la marcha: experimentando, conociéndose a detalle todos los miembros y permitiéndose ser, hasta llegar

a descubrir que la asertividad y el buen diálogo son características particulares de su familia. No cabe duda

que la práctica del buen diálogo, hará posible que cada niño y niña desarrolle mejores habilidades sociales,

ya que les enseñamos por medio del ejemplo que una persona con empatía dice lo que piensa, y piensa lo

que dice.

La Asertividad en la familia:

Una familia asertiva, es fruto del día a día.

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L

e invito a que por un momento cierre sus ojos y se imagine frente a usted a un niño de 4 años,

a quien se le pone frente a él un bowl lleno de marshmellows. Seguro imaginará a un niño son-

riente. Es así como empieza un experimento realizado hace muchos años, en donde el adulto responsable

del examen le decía al niño: “Toma un marshmellow. Te lo puedes comer. Yo tengo que salir unos minuti-

tos del salón. Si me esperas a que regrese para comértelo, puedes tomar otro”. En otras palabras, le decía:

“Si puedes tener paciencia, y retardas la gratificación que te produce comer el marshme-

llow, en vez de uno podrás comer dos”.

¿Cuál fue el resultado de la investigación? la mayoría de niños se comieron el marshmellow cuan-

do el adulto se dio la vuelta, sin esperar a que regresara. Otros, un poco más valientes, lograron esperar

un poco, pero no se aguantaron y terminaron metiéndose el malvavisco a la boca. Pero una tercera parte

de los niños esperó a que el adulto regresara, y pudieron disfrutar de los dos marshmellows en lugar de

uno.

Qué es lo interesante de este

experimento y qué podemos aprender de estos niños de apenas 4 años? Los resultados de la investigación

dirigida por Walter Mischel, de Stanford University, son muy interesantes. Unos 14 años después del ex-

perimento con los niños, dieron seguimiento a los ahora adultos en potencia, detectando que los niños

que no esperaron a que llegara el adulto para comerse la golosina, ahora presentaban ten-

dencia a la terquedad, impaciencia y se frustraban fácilmente. A pesar de ser ahora perso-

nas con más consciencia sobre sus decisiones, seguían siendo personas que se conformaban con menos

en lugar de esforzarse por algo mejor.

Por otro lado, aquellos que llegaron a comer dos marshmellows tenían mejor autoestima, mejores

calificaciones y los resultados de sus pruebas de personalidad mostraron que eran más

sociables y adaptables, además de más confiables. También demostraron tener mejores y

mayores metas en mente. Estos jóvenes-adultos tenían las cualidades del carácter propias

de las personas de éxito: persistencia, perseverancia y confianza en sí mismos…

El éxito es una experiencia de vida que no sólo querem os para nosotros m ism os,

sino también queremos que los hijos e hijas vivan y disfruten de este valor en sus propias vidas. Nunca

será “demasiado temprano” o “demasiado tarde” para empezar a formar una mentalidad de éxito.

Al preguntarnos: ¿Qué es el éxito para mí? Parecería que nos

estamos planteando una adivinanza difícil de responder para unos. Pero

es necesario estar claros, ya que es muy difícil o casi imposible llegar a

un objetivo si es que no lo tenemos bien definido. Cuanto más difícil se-

rá entonces guiar a los chiquitos a que vivan su vida esforzándose por

alcanzar el éxito que le haga sentirse satisfecho con si mismo.

Probablemente una de la definiciones más saludables de éxito que se han planteado, es la que

reza que: “Éxito es la paz mental; es la autosatisfacción de saber que haces lo máximo para llegara a ser

el mejor que eres capaz de ser”. Esta afirmación nos lleva a replantearnos la definición de éxito, al po-

nerlo no como una cosa a alcanzar (así como el marshmallow) sino como una actitud de vida donde mi

pensar, sentir y actuar reflejan congruencia y paz mental.

Qué valiosa enseñanza sería para nuestros niños y niñas hacer ver y modelarles que una perso-

na realmente exitosa no lo es sólo por momentos o en situaciones de triunfo, sino alguien determinante

y perseverante en sus objetivos, disfrutando del cam ino de sus experiencias y aprendien-

do a crecer de ellas. ¿Cómo se logra esto? Como adultos, tenemos varias formas de estimular en los chi-

cos la semilla del éxito:

El elogio obra maravillas: reconózcale a sus hijos habilidades específicas más que logros gene-

rales. En lugar de decir: “eres muy valiente”, es mejor reconocerle: “me gustó mucho verte

subir a la bicicleta varias veces, aunque te cayeras al principio. Al final, lograste manejarla!”

Ofrecerle actividades de dificultad creciente. Exponga a su hijo a actividades para las que es

bueno, y luego, poco a poco incluya las actividades que necesita mejorar. De esta forma cons-

truirá primero en él un pensamiento de logro y perseverancia sólidos.

Enseñe a tu hijo a disfrutar de las pequeñas cosas: si el éxito no es un lugar al cual llegar, más

bien una actitud a tomar en la vida, será mejor que el niño aprenda a disfrutar del camino.

Hable con cada uno de tus hijos. Conozca sus inquietudes y sueños, de esta forma sabrá elo-

giar y estimular mejor. Escuche con atención los planteamientos de su hijo.

Ayude a que sus hijos puedan ponerse metas realistas. Ni muy exigente que se frustre, ni muy

débil que se acomode. De manera que el perseverar vaya formándose como hábito.

Estos tips deberán buscar que la niñez persevere en alcanzar lo que tiene en mente, ya sea en

su área académica o en su área personal. No hay nada más significativo que escuchar a las personas

más importantes en nuestra vida reconocer nuestras capacidades y esfuerzos. Este sentido de valora-

ción, hará que nuestros niños y niñas, e incluso nosotros mismos (si lo practicamos entre adultos) ca-

minemos por la vida autosatisfechos y en paz con nosotros mismos.

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E

studios realizados por Bach-Forés (2008 )demuestran que existe una estrecha relación entre asertividad y felicidad ya que am -bas tienen que ver con la calidad de las rela-

ciones que mantenemos con quienes nos rodean. La asertividad es la ternura invisible con la que envolve-mos nuestras palabras y nuestros actos para favorecer una buena sintonía y un intercambio positivo con los otros.

En cuanto a la felicidad, depende en buena medida de los vínculos afectivos que somos capaces de establecer con esos otros. Nuestra felicidad se influencia de la cali-dad de nuestras relaciones. Bien dice el dicho que “la vida no es más que una red de relaciones humanas” ¿Qué tan resistente es su red?

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Programa de Valores, elaborado por:

Lic. Evelyn Anaya

Revisión técnica:

Lic. Concepción Paz de Arias,

Dr. José Mario Arias,

Equipo Técnico.

Contenido de Boletín de Valores para

Infant y Junior:

Lic. Onix Landaverde

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Sitios de Enlace :

encuentra.com/reflexiones

Riso, Walter (2002) “Pensar bien, Sentirse bien.

Nada justifica el sufrimiento innecesario”. Edi-

torial Oceano, Bogotá, Colombia.

www.revista.universidaddepadres.es/asertividad