REVISTA DEL COMANDO CONJUNTO DE LAS FUERZAS ARMADAS JUNIO 2008

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Publicación académica del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, editada por la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas. Lima - Peru.

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Nació el 20 de noviembre de 1951 en Lima, Perú. Estudió en el colegio Alfonso Ugarte, y al fi nalizar sus estudios ingresó a la Marina el 24 de febrero de 1969, egresando el 21 de diciembre de 1973.

Es califi cado en Comunicaciones y en Guerra de Superfi cie y graduado del Curso Básico de Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra Naval; realizó el Curso de Comando y Estado Mayor, efectuó el Curso de Guerra Naval en ESUP; el Ciclo de Perfeccionamiento de la Acade-mia Diplomática del Perú. Ha seguido el Programa Avanzado de Dirección de Empresas en la Escuela Superior de Administración de Negocios para Graduados - ESAN.

Como Ofi cial Subalterno prestó servicios a bordo del B.A.P. Independencia, B.A.P. Guise, Dirección de Comunicaciones Navales, B.A.P. Palacios, y B.A.P. Bolognesi.

Siendo Ofi cial Superior prestó servicios en el Estado Mayor de la Comandancia de la Fuer-za de Superfi cie como Jefe de Comunicaciones; Ofi cial Ayudante del Comandante General de la Marina; Ofi cial de Enlace en el Estado Mayor de la Flota del Atlántico de la Marina de los Estados Unidos de América en NORFOLK; Jefe de la Sección de Planes a Mediano Plazo del Estado Mayor General de la Marina; Ofi cial Secretario del Comandante General de Opera-ciones Navales; Inspector Interno de la Dirección General del Personal; Jefe del Departamento de Personal Superior de la Dirección de Administración de Personal y Jefe del Departamento de Política, Estrategia y Supervisión del Estado Mayor General de la Marina.

A bordo se desempeñó como Segundo Comandante del Destructor Antisubmarino B.A.P. Quiñones (1986) y como Comandante del Destructor Antisubmarino B.A.P Gálvez (1990), de la Corbeta Misilera B.A.P. Velarde (enero 1992 - julio 1993) y de la Fragata Misilera B.A.P. Montero (Jul. 1996 –Dic. 1997).

El 1º de enero del 2000, el Supremo Gobierno le confi ere el ascenso al grado de Contralmi-rante y asume la Comandancia de la División de Fragatas y Destructores Misileros.

Los años 2001 y 2002 se desempeñó como Agregado Naval en la Embajada del Perú en los Estados Unidos de Norteamérica. Posteriormente, en el año 2003 asumió el cargo de Comandante de la Escuadra. En el año 2004 se desempeñó como Sub-Jefe del Estado Mayor General de la Marina.

El 1º de enero de 2005, asciende al grado de Vicealmirante y asume el cargo de Coman-dante General de Operaciones de la Amazonía. El 20 de Diciembre 2005 es nombrado Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

El 1º de Enero del 2007 es nombrado Jefe del Estado Mayor General de la Marina.

A partir del 1º de Enero del 2008 es nombrado Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Es casado con Norma Ida Aguilar Paoli y tienen dos hijos, Gianna y Bruno.

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onsidero un altísimo honor y un privilegio, el haber sido designado Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas por decisión del señor Pre-

sidente de la República y Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, a propuesta del señor Ministro de Defensa, a quienes agradezco la confi anza depositada en mi persona y les expreso mi reconocimiento por tan honrosa designación, que asumo con absoluta responsabilidad, consciente del reto personal y profesional que representa por la trascendencia e importancia de la conducción operativa de nuestras Fuerzas Armadas.

Los miembros de las Fuerzas Armadas nos sentimos orgullosos y comprome-tidos del derecho que nos confi ere la nación de vestir los uniformes de la patria, y de la responsabilidad que nos asigna la Constitución para contribuir a garantizar la soberanía nacional, la independencia y la integridad de nuestro territorio.

La defensa nacional, como proceso que permite que se alcancen los objetivos nacionales, asegurando que los obstáculos y amenazas sean minimizados, contro-lados o eliminados, es la herramienta del Estado que busca el establecimiento de las condiciones de seguridad que le permitan llevar a cabo su política de desarro-llo y bienestar general.

En este contexto, la importancia de la defensa nacional amerita una de las más altas prioridades del estado; sus requerimientos se sitúan junto a otras im-portantes necesidades del país, ante lo cual reconocemos el esfuerzo del Gobierno para destinar recursos para las Fuerzas Armadas, esfuerzo que en su continuidad permitirá alcanzar la capacidad disuasiva y defensiva que requiere el Perú.

La seguridad nacional descansa en la cooperación y la interoperabilidad que podamos alcanzar las instituciones armadas en las operaciones militares conjuntas y en el apoyo mutuo que se pueda lograr con otras instituciones y organizaciones del Estado. Cada institución armada tiene sus propias capacidades operacionales particulares por el ámbito para el que está creada, maximizaremos esas capacida-des mediante su efi ciente empleo dentro del esfuerzo conjunto para alcanzar los objetivos estratégicos.

En el marco de la ley del Ministerio de Defensa, el Comando Conjunto tiene la responsabilidad de planear, comandar, conducir y supervisar las operaciones milita-res en el frente externo e interno, operaciones que son ejecutadas por sus elementos de maniobra organizados en los comandos operacionales y especiales.

El Perú está en la actualidad inmerso en un mundo globalizado en el que las amenazas han evolucionado y se han diversifi cado, y si bien las amenazas tradicionales no se pueden descartar, como nos lo ha enseñado la historia mun-dial reciente, han aparecido nuevos planos de confrontación, tanto en el ámbito

DISCURSO DEL ALMIRANTE JOSÉ ASTE DAFFÓSEn Ceremonia de Toma de Mando como Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas

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internacional como en el nacional, entre los que podemos citar el terrorismo y la delin-cuencia organizada principalmente alrededor del tráfi co ilícito de drogas.

Para actuar con éxito en el ámbito externo se requiere contar con unidades de com-bate bien entrenadas, con equipamiento operativo y actualizado tecnológicamente. En este sentido continuaremos impulsando, en el ámbito de nuestra competencia, los im-portantes pasos efectuados para recuperar la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas, que en su ampliación, permitirán contar con una adecuada capacidad disuasiva ante cualquier amenaza externa que atente contra nuestra soberanía e intereses nacionales.

En el plano externo, se encuentran también las acciones de cooperación militar inter-nacional, en el marco de las cuales el Perú tiene un compromiso permanente con las Na-ciones Unidas para participar en operaciones de paz; es en base a este compromiso que las Fuerzas Armadas continuarán cumpliendo su misión integrando los Cascos Azules de las Naciones Unidas en Haití, así como con la presencia de nuestros observadores mili-tares en otras partes del mundo. Esta tarea deberá seguir desarrollándose en forma efi caz de acuerdo a los lineamientos del Supremo Gobierno, para lo cual no escatimaremos esfuerzos para que nuestros Cascos Azules estén cada vez mejor entrenados y equipados y cuenten con todas las facilidades para su bienestar y el de sus familiares, mientras se encuentren alejados de sus hogares.

En el ámbito interno, actuaremos enérgica y decididamente para llevar la paz, y seguridad a las zonas más amenazadas. Los planes nacionales que se han elaborado para el valle de los ríos Ene y Apurimac y el del Putumayo, tienen una visión integral que permitirá obtener logros en el mediano plazo y cumplir los objetivos establecidos por el Gobierno para promover el desarrollo, ejecutando en forma coordinada con los otros sectores las operaciones y acciones militares para derrotar al terrorismo, aliado al narco-tráfi co en esas zonas tan alejadas y deprimidas del país.

Continuaremos apoyando a los comités de autodefensa, defensores de la patria sin uni-forme, cuya participación es fundamental en la ejecución de las acciones planeadas. Man-tendremos la supervisión y coordinación necesaria para contar con su decidido concurso en la tarea de brindar seguridad a las zonas declaradas en estado de emergencia.

La asignación de los fondos presupuestales para la implementación de las tareas mili-tares derivadas del plan VRAE durante el presente año, permitirá la mejora del equipa-miento de las bases contra terroristas y que se incrementen los efectivos que reforzarán nuestro accionar. Estas acciones serán complementadas con el incremento del esfuerzo de inteligencia operativa, así como con la operación de los helicópteros que permitirán mejorar la movilidad de las patrullas militares; junto a ello debemos consolidar el apoyo y compromiso de la población, variable fundamental para el éxito en la ejecución de otras actividades, que demandó que el accionar de todos los miembros de las Fuerzas Armadas en los diferentes niveles operativos se encuentre dentro del marco de perma-nente respeto de los derechos humanos y en concordancia con los dispositivos legales que regulan el empleo de la fuerza.

Acabar defi nitivamente con la amenaza terrorista, hoy aliada del narcotráfi co, es el objetivo que asumimos con la mayor prioridad. Estoy seguro que ninguno de nosotros

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quisiera volver a ver a madres, esposas o hijos, llorando la pérdida de un familiar como consecuencia de un ataque terrorista; son imágenes que no deben repetirse y su recuerdo servirnos para lograr la pacifi cación en el menor tiempo posible.

Desde aquí deseo rendir un homenaje a los miembros de las Fuerzas Armadas cuyo sacrifi cio en las últimas décadas ha permitido contener y contrarrestar la amenaza terro-rista, de modo especial a los que en este esfuerzo ofrendaron sus vidas o cayeron heridos combatiendo para restablecer la paz perturbada por la demencia del terror.

Somos conscientes también del rol fundamental que deben cumplir tanto el Coman-do Conjunto como las instituciones armadas en caso de desastres naturales; el último terremoto que golpeó al departamento de Ica, hizo notar la importancia de la actuación de las Fuerzas Armadas para brindar seguridad, transportar y distribuir ayuda huma-nitaria para la población, atender y evacuar heridos y cumplir diversas tareas en apoyo a las autoridades locales y nacionales; de esta experiencia continuaremos mejorando la capacidad de respuesta para optimizar nuestro apoyo cuando la nación lo requiera.

Finalmente, un pilar adicional de nuestra gestión será la continuidad del acerca-miento franco y oportuno a la ciudadanía. Tengo la fi rme convicción de que no debe-mos escatimar esfuerzos en la tarea de mantener adecuadamente informada a la opinión pública respecto al rol y actividades que cumple el Comando Conjunto, sin que esto signifi que comprometer la seguridad nacional. Para ello es necesario seguir contando con el invalorable apoyo de los medios de prensa, a quienes desde ya invitamos a seguir participando en las actividades que realizaremos durante el presente año.

Señoras y señores miembros de las Fuerzas Armadas: en mi condición de Jefe del Co-mando Conjunto de las Fuerzas Armadas, asumo ante ustedes el reto de comandar tanto las operaciones como las acciones militares conjuntas con lealtad, disciplina e integridad, pero con igual énfasis demando de ustedes las mismas virtudes militares para con sus respectivos niveles de la cadena de comando.

El éxito en el cumplimiento de nuestra función constitucional dependerá de la suma de los esfuerzos individuales de todos los hombres y mujeres que conformamos las Fuer-zas Armadas.

Tenemos la gran responsabilidad de conducir a nuestro personal con el ejercicio del liderazgo que solo el ejemplo permite materializar. Invoco a Dios, así como a la patrona de las Fuerzas Armadas, nuestra señora la Virgen de las Mercedes, para que protejan a nuestros combatientes, guíen nuestros actos y nos den la sabiduría para continuar el efi ciente trabajo operativo de quienes me antecedieron.

Señoras y señores, los hombres que dieron su vida en defensa de la patria, nuestros hé-roes tutelares, el almirante don Miguel Grau Seminario, el coronel Francisco Bolognesi y el capitán Abelardo Quiñones, así como los mártires contemporáneos que cumplieron su misión legándonos honor y orgullo, nos señalan el camino que debemos transitar para contribuir al engrandecimiento del Perú. Seamos capaces de tomarlo con decisión y valor.

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EDITORIAL

Ha transcurrido el primer año del lanzamiento de la Revista del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, esfuerzo meritorio de carácter académico con miras a fortalecer la cultura de defensa en el país mediante la integración de civiles y militares, y nos com-placemos en decir que se están cumpliendo los objetivos.

Como todo inicio de un proyecto, este tipo de publicación ameritaba llevar a cabo una intensa actividad editorial, la que luego de dos ediciones nos permite percibir in-dicios de aceptación, tanto por la cantidad de artículos recibidos, cuyo números han excedido la capacidad de solo 120 páginas en cada revista, como por los comentarios favorables suscitados.

Nos complace anunciar que el presente año publicaremos tres números de la Revista; el número que usted tiene entre manos, correspondiente a Junio, contiene una variada gama de temas tanto de actualidad _medio ambiente, microsatélites_ como aquellos de interés siempre vigente en las áreas de la defensa y seguridad nacional, e igualmente los temas estratégicos sobre el VRAE.

Manifestamos a ustedes que seguimos a pie fi rme con el dictado de las Charlas In-formativas, que el año pasado brindó excelentes resultados; el diálogo abierto en los auditorios de los centros académicos de las Fuerzas Armadas y en el Centro de Altos Estudios Nacionales, CAEN, facilitó la elección de las exposiciones más interesantes para las futuras ediciones.

Asimismo, cabe destacar que se han establecido contactos con los centros académicos no militares; un primer paso fue el envío de ejemplares de la Revista para las bibliotecas de las universidades de la capital y facultades y escuelas de posgrado afi nes a la temática que propicia nuestra publicación.

Contamos con un plan de distribución de la Revista, minuciosamente elaborado bajo la premisa de llegar al lector más representativo. En términos generales, comprende un amplio espectro de la sociedad peruana: personas naturales y jurídicas, instituciones cívico-patrióticas, instituciones públicas y los medios de comunicación social, etc.

Próximamente saldrá en circulación una separata de la Revista, presentando los re-sultados y alcances del I Seminario denominado “VRAE: Visión compartida, Solución integral”, organizado por el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.

En esta edición, consideramos apropiado evocar la memoria de aquellos personajes que dedicaron parte de su vida a investigar y dejar el registro de la historia militar, legan-do una obra profesional de primer orden, cuya lectura continúa vigente.

El Director

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Ofi cial egresado de la Escuela Militar de Chorrillos como Subteniente del Arma de Comunicaciones en 1980. Se ha desempeñado como Jefe de Sección Multicanal del Btn Com N° 113 - Arequipa, Ingeniero de Man-tenimiento en el Agrupamiento AAé “Crl. José Gálvez” - ILO, Coman-dante de la Cía Com N° 5 - BAGUA, Jefe del Departamento de Planes y Operaciones de la Ex - 5ta DIS - BAGUA, Auxiliar DEPLANO de la 6a Región Militar - BAGUA, Comandante Btn Com N° 112 - RÍMAC, Subdirector de la Escuela de Comunicaciones del Ejército, Inspector de la Ofi cina de Información del Ejército, Asesor del Comandante General del Ejército, Subdirector de Planeamiento y Presupuesto de la Dirección de Telemática del Ejército y actualmente Director de Administración de Personal del Ejército.

Ha realizado los cursos de Ingeniería Principal de los Complejos Co-heteriles “PECHORA” en Odessa - ex URSS, Comando y Estado Mayor en la ESGE y la Escuela de las Américas en Fort Bening - Georgia - USA, Curso Superior de Operaciones Sicológicas, Curso de Alto Mando, Direc-ción Estratégica para la Defensa y Administración de Crisis en la MGP y ha culminado estudios de Maestría en Educación en la Universidad Particular Cayetano Heredia. Ostenta la Medalla Académica del Ejército en el grado ‘Al Mérito’, Medalla al Combatiente “Andrés Avelino Cáceres” y la Cruz Peruana al Mérito Militar en los grados ‘Ofi cial’, ‘Caballero’, ‘Comendador’ y ‘Gran Ofi cial’.

E-mail: [email protected]

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a dinámica organizacional refl eja que nuestras Fuerzas Armadas han tenido diferentes necesidades y problemas en las distintas fases de su desarrollo; es

por esta razón que el tema de liderazgo en ellas, fundamentalmente se debería abordar en la relación del líder con la organización, en un momento dado de su evolución.

Bajo este criterio, el presente análisis se centrará en las distintas etapas del ciclo vital que atribuimos a nuestras instituciones armadas, asumiendo el modelo de los sistemas dinámicos.

En un primer momento, el origen de nuestras instituciones armadas se rela-ciona estrechamente con la formación de nuestra propia nacionalidad y su signifi -cativa participación en el cimiento y consolidación de la República; esta etapa sin duda ha requerido del ‘Liderazgo animador’, caracterizado por la gran visión de los fundadores, promotores y primeros líderes institucionales, pero sobre todo por la gran ‘energía’ desplegada por ellos, quienes enfrentaron críticas e incompren-sión de sectores opositores, así como la implementación de un enfoque tras otro, superando fracasos. Esta ‘energía interna’ emanada de las convicciones personales de estos líderes animadores, han motivado a muchos otros, a sus subordinados y ciertamente le infundieron vida a las instituciones castrenses.

Superada esta etapa inicial, nuestras Fuerzas Armadas han experimentado un largo proceso histórico de forjamiento y enriquecimiento de su cultura institu-cional, incorporando valores, virtudes y la personalidad de quienes sobresalieron en el cumplimiento de sus deberes militares y trascendieron a la posteridad, cuyos máximos exponentes han sido merecidamente reconocidos como héroes y patro-nos de las instituciones castrenses: el Coronel Francisco Bolognesi Cervantes, el Almirante Miguel Grau Seminario y el Capitán José Quiñónez Gonzáles.

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GÉNESIS DEL LIDERAZGO MILITAR Y DECÁLOGO DEL LÍDER DEL FUTURO

General de Brigada Pedro Buleje Buleje

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La sucesión de estos líderes ‘creadores de cultura’ corresponde a esta etapa, cuyo hacer fue el modelamiento de la cultura corporativa castrense, que se ha erigido a través de los años como la principal fortaleza de cada institución armada. Estos líderes son los que en su momento infundieron en sus subordinados sus elevadas cualidades, generando en ellos la identifi cación y compromiso con los ideales y principios castrenses inculcados desde la etapa de formación militar.

Posteriormente, el alto nivel de energía y la visión compulsiva de los líderes funda-dores y creadores de cultura, no fue sufi ciente para estabilizar y hacer más efi caces las organizaciones militares, en razón del creciente tamaño de estas y la complejidad del entorno que inició su etapa más crítica desde 1980 con el surgimiento de la violencia subversiva; tal evolución requería haber identifi cado y preparado nuevas generaciones de líderes de carácter militar y ‘sustentadores de la cultura castrense’, los cuales hubie-ran estado en condiciones de enfrentar con discernimiento y sabiduría los avatares de la realidad política y sociocultural del país, sin perder de vista el rumbo y los elevados principios institucionales.

Es así como, lo que hizo que las Instituciones Armadas tuvieran éxito en las dos pri-meras etapas, no fue sufi ciente para mantenerlo en una tercera, observándose a nivel de la personalidad, que en ciertos casos los mismos líderes impidieron a sus posibles suce-sores la oportunidad de asumir los altos mandos institucionales, ya sea prescindiendo de su concurso, debilitando paulatinamente sus competencias o no permitiéndoles obtener experiencias de aprendizaje para ocupar tales cargos, y más bien optando por no aban-donar el papel de líder o por una sucesión basada en criterios impertinentes.

En este contexto, las instituciones armadas, a partir de un autodiagnóstico objetivo, vienen implementado planes de desarrollo que visualizan organizaciones modernas, disua-sivas, altamente entrenadas y con capacidad de acción conjunta, así como para interactuar efi cazmente con otros ejércitos de la comunidad internacional en el marco de las Operacio-nes de Paz conducidas por la ONU; por ende, nuestros esfuerzos deben ser enfocados en prioridad a los campos funcionales de personal y educación, con la fi nalidad de producir nuevos líderes para una clase distinta de futuro.

En este orden de ideas, la primera década del siglo XXI corresponde a un periodo de reinstitucionalización en las Fuerzas Armadas, caracterizado por la recuperación y fortalecimiento de su imagen, la capacidad operativa, así como por la consolidación de los elementos necesarios para el mantenimiento de la aptitud de sus organizaciones para funcionar y crecer, es decir, por la creación y desarrollo de capacidades organizacionales que garanticen estabilidad institucional.

Nuestros futuros líderes, además del carácter militar forjado desde su formación mi-litar, deberán constituirse en ‘artífi ces del cambio’, no solo porque cada vez será ne-cesario adquirir nuevos conceptos y competencias, sino porque también será conveniente desaprender procedimientos y prácticas que hoy en día ya no son útiles o benefi ciosos para nuestras instituciones.

Por lo tanto, el escenario que se confi gura exige cambios basados en el entendimiento de que las instituciones armadas deben, tanto a nivel de decisión, dirección, así como el de ejecución, concentrar sus energías en un derrotero, el cual debe consolidarse con la efectividad y la efi ciencia de sus organizaciones.

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Al referirnos a la efectividad, lo hacemos trayendo a colación la visión y orientación, y al remarcar la efi ciencia, debemos relacionarla con sistemas y procedimientos, es decir, la forma en que se hacen las cosas o en concreto, la puesta en práctica.

Sobre el particular, Ken Blanchard, destacado autor en el campo de la dirección, sostiene que en toda institución solo cuando la visión y las estrategias de puesta en

práctica están alineadas, se le puede considerar una organización ‘defi nitiva’, en la cual se podría dele-gar facultades a sus miembros, que sabe adónde va y en la que todos están comprometidos, organiza-dos y listos para la puesta en práctica de una visión compartida.

En las actuales circunstancias, este es el momen-to en que los mandos debemos ser facilitadores, animadores y sustentadores en la tarea de conse-guir que los sistemas, las estrategias y los comporta-

mientos estén en línea con esa visión. Es decir, el liderazgo actual implica efectividad y efi ciencia; dicho de otro modo, implica a la vez visión y puesta en práctica. De ahí que la Decisión y la Dirección estén mutuamente relacionadas en el papel del líder.

En nuestras organizaciones piramidales, resulta inusual entender el planteamiento propuesto, ya que es absolutamente esencial que la pirámide esté en su posición habi-tual (vértice arriba), cuando se trata de establecer la visión, los valores, la misión y los principales objetivos; pero es evidente que debemos estar dispuestos a poner la pirámide con el vértice abajo, en el caso de poner en práctica una visión. En esta situación el nivel decisión impulsa, apoya y facilita la puesta en práctica de la visión y los objetivos.

En el primer caso, y como es habitual, el jefe es siempre el responsable, mientras que en el segundo los integrantes de los niveles Dirección y Ejecución se hacen más res-ponsables, más aun si se sienten apoyados y ayudados por el nivel Decisión. Ayudar a otros a alinear su comportamiento con la visión de la organización consolidará la consecución de los objetivos deseados y moverá la energía en la dirección deseada.

En el presente, afi rmamos que la com-pleja realidad social que nos rodea se ca-racteriza por una expansión del pesimismo acerca del futuro, la preocupante aliena-ción en nuestro personal, la desafección, la distorsión de valores y virtudes militares como la lealtad, la disciplina; lo que ha genera-do diversas tesis sobre las competencias requeridas por un líder en el siglo XXI, las cuales hemos adecuado para construir un decálogo práctico de liderazgo para un escenario en creciente globalización:

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1. Los Líderes no esperan Será importante mantener el impulso y los logros de gestiones anteriores, no ‘em-

pezando de cero’ sino reafi rmando la continuidad institucional, para fortalecer la confi anza y movilizar al personal subordinando infundiendo en ellos un espíritu proactivo, ya que las oportunidades de liderazgo son aventuras de toda una vida y requieren un espíritu precursor. En este ámbito, esperar permiso para mejorar la calidad de vida, elevar el nivel de capacitación y entrenamiento, incrementar la capa-cidad operativa y otros no debe ser característica de los líderes; actuar con un instinto de perentoriedad si lo será.

2. La credibilidad del líder Es la claridad de sus valores personales. El vocablo deriva del latín ‘credo’, que sig-

nifi ca ‘yo creo’. Todos esperamos que nuestros líderes defi endan algo, es decir los intereses institucionales y las aspiraciones de sus integrantes, y tengan el valor de sus convicciones, demostrando que están interesados personalmente y entusiasmados acerca de la dirección hacia la que se dirige la organización, ya que de otra forma “si no se cree en el mensajero, no se dará crédito al mensaje”.

3. La cabeza en las nubes y los pies en la tierra Los líderes no deberán ser solo creíbles, sino que también deben ser concientes de las

posibilidades futuras. Esta virtud le otorga al verdadero líder la capacidad de ‘pintar’ un cuadro del futuro y lo diferencia de otros, ya que con esta inspiración personal induce a los subordinados a iniciar un viaje de autodescubrimiento que incidirá fa-vorablemente en su autoestima y en la actitud para dinamizar el cambio al interior de su institución.

4. Importancia de los valores compartidos Los líderes deberán tener en cuenta que además de expresar su visión y sus valores,

más importante aun es que estos deben ser coherentes con las aspiraciones de los subordinados, ya que estos también tienen necesidades, sueños, intereses y creencias propias; si el líder defi ende valores que no son representativos de la voluntad colecti-va, no será capaz de movilizar al personal.

5. La estrategia basada en la fi losofía del ‘nosotros’ El liderazgo no es la interpretación de uno solo, sino más bien el interés por crear

inteligencia, destreza, bienestar y orgullo en sus subordinados; por lo que desde este enfoque, la competencia no promueve por lo general la excelencia ni la mejor actua-ción; alentar la colaboración sí lo es.

6. El ejemplo es insustituible Además de palabras convincentes que elevan el espíritu de los subordinados, a

estos los moverán los hechos. El ejemplo del líder es lo que hace tangible su visión y los valores; su manera de demostrar que está personalmente comprometido con las aspiraciones institucionales que defi ende; esa prueba es la que los subordinados buscan y admiran en los líderes. De allí que se dicta el juicio de ‘creíble’ a un líder, cuando los subordinados primero escuchan sus palabras y luego observan sus he-chos, determinan si ambas cosas están en consonancia, por ello el líder debe hacer lo que dice que hará.

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7. El liderazgo es tarea de todos Esta premisa parece incongruente en las organizaciones castrenses, pero debemos

entender que el liderazgo en esencia, no es un cargo o grado militar, sino que va más allá, es un proceso que implica destrezas y aptitudes que son útiles para todos los niveles de comando. Cada vez son más los estudios que confi rman que el liderazgo no es un gen, es mas bien un conjunto de modos de proceder observables y que se pueden aprender, por lo tanto el liderazgo en nuestras instituciones armadas es una ‘tarea de todos’, por ello debemos estar concientes de que si liberamos al líder que mora en cada uno de nosotros, realmente sucederán cosas extraordinarias.

8. La inteligencia emocional del líder En principio, el impulso es el instrumento de la emoción; la semilla de todo impulso

es un sentimiento que estalla para expresarse en la acción. El líder posee desarrollada capacidad para controlar sus impulsos, que constituye la base de su férrea volun-tad, carácter y decisión. En este ámbito, los líderes proporcionan inteligencia a sus emociones aplicando la habilidad de ponerse furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto, y de la forma correcta, tal como lo sugiriera el gran pensador de la antigüedad, Aristóteles.

9. La empatía del líder Por la misma razón, la raíz del altruismo se encuentra en la empatía, palabra que

procede del vocablo griego ‘empatheia’ que signifi ca ‘sentir dentro’: la capacidad desarrollada del líder para interpretar las emociones de sus subordinados, pues si no sentimos las necesidades y/o privaciones del subordinado, no existirá preocupa-ción por estos. Para evitar la sordera emocional debemos entender que lo esencial es invisible a los ojos, por lo que el líder debe tener la habilidad para interpretar canales no verbales como el tono de la voz, los ademanes y la expresión facial de los subordinados.

10. El líder resonante crea más Los auténticos líderes no se distinguen por su talento innato o por su dominio téc-

nico sino por su capacidad de inspirar en otros energía, pasión y entusiasmo. Y estos sentimientos se extienden rápidamente los equipos de trabajo, estimulando a los subordinados. Bajo este concepto, una parte fundamental del liderazgo efectivo es saber controlar y usar adecuadamente las propias emociones y potenciar sentimientos positivos en los equipos, es decir, crear resonancia. El líder que no tiene en cuenta las emociones de sus subordinados, no podrá tener lo mejor de ellos y conseguir que su Institución prospere; por esta razón no dudemos que la resonancia del líder será un factor imprescindible para su éxito, y lo mejor de todo esto, es que esta resonancia se puede aprender.

En consonancia con lo expresado, el planteamiento es priorizar y enfocar las políticas de personal y educación en nuestras instituciones armadas, visualizando la capacitación de líderes, con la fi nalidad de generar en ellos las competencias contenidas en el Decá-logo del Líder del futuro propuesto, lo que permitirá la creación y desarrollo de nuevas capacidades organizativas en nuestras Fuerzas Armadas, necesarias para la consecución de los objetivos institucionales previstos, en concordancia con el nuevo y complejo es-cenario globalizado.

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El señor Juan Miguel Grau Calle cursó estudios escolares en el Colegio Santa María Marianistas y estudios de idiomas en el Victoria University.

Profesional egresado de la Universidad de Victoria en Nueva Zelan-da en Ciencias Políticas e Historia en las áreas de interés de Relaciones Internacionales, Política Exterior, Procesos Políticos, Historia Política Contemporánea, Organizaciones Internacionales, Organizaciones No Gubernamentales (ONG), Sociedad Civil entre otros.

En la Universidad Católica del Perú, PUCP, Maestría en Ciencias Políticas con mención en Relaciones Internacionales.

E-mail: [email protected]

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a disolución de la Unión Soviética (URSS) ha sido un hito en la historia del mundo y de las relaciones internacionales entre Estados. No solo fue el hecho

más importante del siglo XX, sino desató una serie de cambios en el mundo. Hoy en día, los problemas en gran medida tienen sus raíces en la fi nalización de la Guerra Fría o fueron mantenidos bajo control debido a la división ideológica; por ejemplo, los problemas étnicos que fueron subyugados por el escenario de la Guerra Fría. La caída del muro de Berlín fue objeto de estudio, y fueron muchas las predicciones sobre el futuro del mundo y la conformación de las potencias en el escenario internacional. Marcó el fi n de una era, donde la confrontación ideo-lógica llegó a un punto nunca antes pensado, como el fi n de la especie humana debido a los arsenales nucleares.

Diversas opiniones argumentaban que el mundo llegó a una etapa de disten-sión, sin tomar en cuenta los numerosos temas y confl ictos de un carácter com-plejo que emergieron en esta etapa. La caída del muro de Berlín marcó un nuevo orden mundial donde la unipolaridad iba a primar Este ensayo dará una visión en diferentes aspectos de la política internacional que pudiesen ser o han sido la base de algún tipo de confrontación. Los temas a tratar son: las condiciones de los estados, el regionalismo, la desigualdad acentuada, la nueva confrontación nuclear, intervenciones humanitarias, los nacionalismos y confrontaciones étnicas y por último, la religión. Tienen la característica de involucrar a gran parte de los países del mundo, en algunos casos son temas consistentes a través del tiempo y en otros son de carácter de urgencia; por otro lado, pueden hacerse visibles o silenciosos, pero de todos modos son temas en donde se gestan los nuevos tipos de confl ictos que acarrean consecuencias increíbles1.

Francis Fukuyama desarrolló el concepto del ‘Final de la Historia’, que se refi ere al triunfo de las ideas liberales sobre las sociales, no al fi n de un periodo en la línea del tiempo2. Otro intelectual que estudió con detenimiento este cambio fue John Mearsheimer, argumenta que con el término de la Guerra Fría se ha vuelto al pasado, donde los confl ictos eran plausibles debido a no haber un balance de poder entre dos potencias. El autor explica que el escenario de la Guerra Fría hizo posible que hubiera cierta estabilidad debido a la bi-polaridad, ciertamente cuestionable3. Samuel Huntington, en su libro Choque de Civilizaciones ratifi ca la inclinaciones del hombre hacia la guerra, y predice

1 Brian White, Richard Little, Michael Smith, Issues in World Politics, Palgrave, 2001, pp. 7-11.2 Michael Cox, International History since 1989 en Baliys & Smith, Globalization of World Politics, Oxford, 2003, p. 144.3 Cox, International History since 1989, p. 115.

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SEGURIDAD INTERNACIONAL

Br. en Ciencias Políticas e Historia Juan Miguel Grau Calle

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que las futuras guerras no van a ser de carácter ideológico ni económico, sino cultural; ciertamente eso se puede comprobar hoy en día4. Robert Kaplan habla de las regiones en extensión como el África, donde hay muy poca intención a temas de cooperación. Esta poca importancia del Occidente se debe a que ya no es necesario ejercer ningún tipo de infl uencia, que no existe una superpotencia como la antigua URSS que genere una amenaza en la región5. Por otro lado, Noam Chomsky argumenta que los Estados Unidos (EE.UU.) tiene rienda suelta para expandir su poder, a través de las compañías multinacionales y la muy cuestionada Intervención Humanitaria6.

El término de la Guerra Fría signifi có una nueva era donde el optimismo primaba. La rivalidad Este-Oeste había llevado al mundo a una confrontación nuclear donde la destrucción del mundo estaba asegurada, Mutual Assured Destruction (MAD por sus siglas en ingles). A medida que el comunismo caía en Europa del Este, el control so-viético se hacía menos intenso, tanto internamente con las políticas de ‘glastnost’ y ‘perestroika’, como internacionalmente con el famoso ‘New Th inking’ (nueva forma de pensar) de Gorbachev. Se creía que con el nuevo orden mundial llegaría una nueva era donde la normas y estándares internacionales iban a primar, los confl ictos a ser resueltos pacífi camente, se condenaría el expansionismo, los arsenales militares a ser reducidos y enfatizarse la protección a los Derechos Humanos7. Hoy en día el orden mundial es unipolar, en donde EE.UU. es principal actor debido a su fuerza política y militar, y de esa forma puede expandir sus ideales políticos y económicos. En muchos casos estas me-didas de expansión unilaterales generan caos y desconfi anza en el papel de los EE.UU. como la nueva potencia en este mundo unipolar. Este nuevo orden mundial ha hecho de catalizador en los confl ictos étnicos como los ocurridos en Yugoslavia, ya que la Guerra Fría los mantenía bajo control8.

Las condiciones de los estados después de la Guerra Fría sufrieron múltiples con-secuencias. La más evidente fue la proliferación de nuevos estados, y por ende nuevos confl ictos circundados por la creación de una nueva identidad nacional. Los casos más relevantes podrían ser las Balcanes, la nuevas repúblicas que fueron parte de la URSS o la ex Checoslovaquia. En los primeros dos casos hubo varios confl ictos armados: en los Balcanes, como Croacia, Serbia, Bosnia Herzegovina; o en el caso de la URSS, el confl icto por la autonomía de Chechenia. Por otro lado, el caso de Checoslovaquia fue singular, ya que la Revolución de Terciopelo marcó un tónica pacífi ca en la transición del gobierno y en la partición del país en dos, República Checa y Eslovaquia.

Otra característica son los estados fallidos. El escenario de la Guerra Fría atenuaba las condiciones en las que muchos estados, sobre todo en el África, gracias la cooperación in-ternacional caían bajo la esfera de infl uencia de los EE.UU. o URSS. Una vez terminada

4 Cox, International History since 1989, p. 115.5 Cox, International History since 1989, pp. 116-117.6 Cox, International History since 1989, p. 118.7 Richard Crockatt, Th e End of the Cold War, en Baliys & Smith, Globalization of World Politics, Oxford, 2003, p. 99.8 Andrew Heywood, Politics, Palgrave, 2003, pp. 133-136.

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la Guerra Fría esta cooperación, en diferentes áreas como fi nanciera, técnica y militar, ya no tenía razón de ser. Esto derivó en una gran cantidad de confl ictos internos donde el factor principal era la incapacidad del Estado de brindar servicios básicos a la población, por ejemplo la situación en Angola.

El tema de regionalismo ha dado mucho que hablar después de la culminación de la Guerra Fría. Tras la creación de los nuevos estados también nacieron nuevos focos de confl icto y cooperación. La regionalización de los años 90 no solo se da por la globali-zación o por la inequidad de lo países, sino por la nuevas formas de confl ictos étnicos y relacionados con el nacionalismos9. El regionalismo funciona como un mecanismo en donde los estados o grupos de estados tratan de presentar temas y problemas de com-petencia internacional. Por otro lado, el regionalismo puede verse como la transferencia de poder a un poder regional, para que este tenga la facultad de resolver el confl icto, siendo el foro un centro de confrontación de problemas de una manera más civilizada e imparcial.

Si bien es cierto, el confl icto Este–Oeste llegó a su fi nal, la confrontación Norte-Sur sigue. Esta confrontación radica en la desigualdad económica y de bienestar entre el norte y el sur. Con el término de la Guerra Fría se pensaba que los recursos asignados a gastos militares iban a ser derivados a proyectos relacionados con temas de pobreza10.

En un escenario de la Guerra Fría, el Norte trataba de ejercer algún tipo de infl uencia, sobre todo en el campo de la cooperación, y de esa forma ganar aliados para apoyo po-lítico o en futuras votaciones en algún organismo internacional. Hoy en día ha habido una reducción importante de estos recursos, acentuando la pobreza en países del tercer mundo, dando pie a guerras civiles para el control de los escasos recursos, como los dia-mantes en Sierra Leona11. Este desinterés de la potencias sobre el tema de la pobreza se puede observar en la división de política internacional, donde la política alta se refi ere a temas de seguridad y la política baja sobre temas sociales y económicos. Cabe recalcar que durante las guerras mundiales murieron alrededor de treinta millones de personas según registros, mientras que hoy en día quince millones de personas mueren al año por temas de pobreza y desnutrición12.

El término de la Guerra Fría es conocidó equivocadamente como el fi n de la era nu-clear. Si bien es cierto, los arsenales de las potencias nucleares eran inmensos, a medida que estas crecían, las posibilidades de una confrontación nuclear disminuían, ya que la destrucción mutua era asegurada. El panorama empezó a cambiar cuando India y Pa-kistán desarrollaron armas nucleares y rompieron con el monopolio nuclear. Hoy en día Corea del Norte ha desarrollado armas nucleares, mientras Irán está desarrollando la ca-pacidad mediante el enriquecimiento de uranio. Hay varias evidencias de que defi nitiva-mente la culminación de la Guerra Fría no ha terminado con la proliferación de armas

9 Michael Smith, Regions and Regionalism, en Richard Little, Michael Smith, Issues in World Politics, Palgrave, 2001, p. 68.10 Caroline Th omas and Melvyn Reader, Development and Inequality en Richard Little, Michael Smith, Issues in World Politics,

Palgrave, 2001, p. 87.11 Joseph S. Nye, Understanding International Confl icts, Logman, 2003, p.153.12 Th omas and Reader, Development and Inequality, p. 91.

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de destrucción masiva. Hoy en día las potencias no han renunciado a su arsenal, dando muestra de que la posesión de dichas armas es una garantía en temas de seguridad; y si no cuentan con ellas, los estados tiene la necesidad de desarrollarla, ya que no existe un mundo bipolar donde alguna de las dos potencias iba a proteger a un país aliado dentro de su paraguas nuclear13.

La violencia sistemática en el mundo no es un tema nuevo en el sistema interna-cional, pero eran ignoradas por las potencias o países industrializados hasta que la crisis afectaba directamente a sus intereses. Tras la culminación de la Guerra Fría y la Guerra del Golfo de 1991, las restricciones subjetivas y la posibilidad de la aplicación universal del derecho internacional, legitimaron la intervenciones humanitarias14. El capitulo 7 de la carta de la Naciones Unidas regula de una forma amplia los temas relacionados a la intervención humanitaria, dejando muchos temas a libre interpretación. Ha habido mu-chas críticas sobre este mecanismo, pero lo cierto es que ha desprestigiado a las Naciones Unidas (ONU). La guerra de Kosovo fue un caso singular. La ONU no pudo actuar debido al veto ruso, por ello, EE.UU. decidió usar la fuerza militar de la OTAN para el bombardeo. Hoy en día existe una misión de paz de la ONU, y la independencia de Kosovo es una realidad. Se predice que este hecho sentaría un precedente para naciones que buscan autonomía, como Chechenia, y de esa forma se estimularían viejas rencillas relacionadas con temas étnicos.

Si se tiene que escoger una de las características más relevantes del mundo post Gue-rra Fría, los temas étnicos sin lugar a duda son la característica más trascendental en esta nueva etapa. Un claro ejemplo es el confl icto en Angola, donde el MPLA de tendencia marxista, apoyados por la Unión Soviética, y UNITA, grupo apoyado por los Estados Unidos opacaron la dimensión étnica del confl icto. El MLPA estaba compuesta bási-camente por la etnia Akawambunda, mientras UNITA estaba compuesta por la etnia Ovimbumba15. El termino de la Guerra Fría puso en evidencia de qué se trataba real-mente el confl icto, y que la intención de la potencias como EE.UU. y URSS era tener aliados e infl uencia sobre el gobierno de los países involucrados en confl ictos. Por un lado, se puso término a los confl ictos en donde la confrontación era evidentemente ideológica, pero, por otro lado, se destapó una serie de confl ictos étnicos, como el en-frentamiento entre hutus y tutsis en Ruanda.

La religión es un tema de gran trascendencia por la relación directa con la cultura. La cultura defi ne a una sociedad, ya que está constituida por costumbres y normas, siendo una de las más importante la religión. El término de la Guerra Fría resaltó la importancia de estas culturas. El desmembramiento de la URSS y de Yugoslavia en mayor medida, dio cuenta de esto, ya que hubo un componente religioso como el Islam. Hoy en día las comunicaciones son un vehículo muy efi ciente para propagar ideas culturales en un

13 Joanna Spear and Fiona Robertson-Snape, Arms and Arms Control en Richard Little, Michael Smith, Issues in World Politics, Palgrave, 2001, p. 96.

14 Michael Puig, Peace Keeping and Humanitarian Intervention en Richard Little, Michael Smith, Issues in World Politics, Palgrave, 2001, p. 118.

15 Stephen Ryan en Richard Little, Nationalism and Ethnic Confl ict, Michael Smith, Issues in World Politics, Palgrave, 2001, p. 141.

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mundo globalizado. Es por ello la confrontación entre el Occidente, con una cultura capitalista y global, contra culturas que quieren preservar sus tradiciones, como el Islam, que se sienten amenazadas por el Occidente y la globalización, tal como argumenta Huntington16. La más clara evidencia fueron los ataques a las torres gemelas en Nueva York, que además de ser un ataque terrorista nunca antes visto, fue el inicio de una ola de atentados como el de Londres y Madrid donde se vio la capacidad de convicción y de acción de estos grupos fundamentalistas.

Para muchos autores, la caída del muro de Berlín representa el fi nal de la Guerra Fría, pero no signifi ca el fi nal de todas las posibilidades de confl ictos, tales como el destino de los arsenales soviéticos, la amenaza nuclear de Corea del Norte y de Irán. La evolución de los acontecimientos internacionales desde el inicio del siglo XXI, ha estado marcada por confl ictos de raíces sociales y culturales, donde el factor religioso y étnico ha jugado un papel importante desplazando los confl ictos interestatales por confl ictos internos de carácter civil. Por otro lado, la tecnología y la comunicación han dado capacidad a otros países para desarrollar capacidad nuclear, siendo más peligroso cuando está en manos de facciones fundamentalistas. En el mundo de la Guerra Fría, los confl ictos eran un poco más claros, donde había dos partes en cada confl icto de carácter ideológico. Hoy en día los, confl ictos son más complejos, con raíces que se pueden trazar a lo largo de la historia y llegar a épocas remotas, que inclusive llevan a pensar que la época de la Guerra Fría fue la más segura de la historia. Defi nitivamente, hoy en día se desarrolla otra modalidad de confrontación, debilitándose así la llamada etapa de distensión. Hoy en día lo confl ictos no son contra estados sino con diferentes actores, tal como el terrorismo internacional, o el confl icto de carácter étnico. Pero hay otros confl ictos de carácter social que llevan a confl ictos armados, tales como la desigualad y la hambruna, razón principal en la mayo-ría de confl ictos en África.

16 Simon Murden , Culture in World Aff airs en Baylis John and Smith Steve, Th e Globalization of World Politics, Oxford, 2001, p. 463.

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El Vicealmirante Carcelén egresó de la Escuela Naval del Perú en diciembre de 1950, con el grado de Alférez de Fragata y cumpliendo sus 35 años de servicios pasó al retiro al término del año 1985.

Califi cado en Submarinos, con experiencia en unidades tipo R2, así como en unidades Tipo S, ha participado como parte de la comisión y ha sido miembro de la primera dotación del BAP Iquique; asimismo, es diplomado en la Escuela de Submarinos de New London, luego de seguir el curso correspondiente de califi cación.

En su servicio en submarinos ha sido segundo comandante y posterior-mente Comandante del BAP Iquique. También ha sido Jefe de la Comi-sión de Construcción de Submarinos tipo 209, en Alemania en 1982.

Es diplomado del Curso de Comando y Estado Mayor, así como de Guerra Naval en el Naval War Collage, Newport de los Estados Unidos.

En su actividad docente, ha sido Jefe del curso de Comando y Estado Mayor y Subdirector de la Escuela Superior de Guerra Naval, continuan-do como expositor de diferentes aspectos relacionados con las actividades de la Marina de Guerra.Invitado como expositor en la Escuela Superior de Guerra Aérea y en el Centro de Altos Estudios Militares, (hoy CAEN).

Es Miembro de Número del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú y Miembro de Comisiones Especiales de la Comisión de Estudios Estratégico Marítimos.

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as noticias que nos llegan de todo el mundo a través de los diarios, revistas, publicaciones de diferentes lugares de la tierra, así como por la radio, la te-

levisión, la internet y cualquier otro tipo de intercomunicación, nos hacen ver la situación actual en nuestro planeta. La vida humana está en continua evolución, ya sea en altas o bajas condiciones, acusando aciertos y errores bajo el marco de los avances científi cos y tecnológicos, que obviamente inciden en el desarrollo de los países. Estos conceptos aplicados al Perú, permiten apreciar la necesidad de tener un amplio conocimiento de cuál es nuestra Realidad Nacional y el punto en el que nos hallamos, lo que nos debe llevar a tener una imagen objetiva de la situa-ción actual, a fi n de determinar la mejor forma de lograr el futuro que deseamos como nación que se proyecta de acuerdo con el avance de los tiempos, para ser capaces de afrontar cualquier posible coyuntura adversa e imprevista. Consecuen-temente, trazar los objetivos venideros cautelando el Interes Nacional.

Es imperativa la necesidad de conocer con precisión los detalles del presente y establecer de un modo real los requerimientos del futuro, determinando las acciones más apropiadas para lograr lo que demanda nuestro interés nacional, teniendo además en cuenta la importancia del factor humano.

La fi gura (1) nos permite apreciar con mayor claridad lo que era el Perú al independizarse de la corona española, y visualizar las extensiones de nuestro te-rritorio perdidos a lo largo del tiempo, que comparando con el actual podemos valorar la extensión total de lo que perdió.

Víctor Andrés Belaunde en su obra Peruanidad establece claramente que defi -nimos la peruanidad como el conjunto de elementos o caracteres que hacen del Perú una Nación, una Patria y un Estado. Es conveniente precisar términos que no han equivalido históricamente los conceptos de Nación, Patria y Estado.

Analizando la situación actual, nos preguntamos si tenemos el Estado Nación al que aspiramos al inicio de la República, en cuanto a su organización y consecu-ción de sus justos objetivos por alcanzar.

Mirando hacia el horizonte en este nuevo milenio, encontramos que existen difi cultades para garantizar a relativamente corto plazo, la existencia de algunos recursos naturales. Uno de ellos, el petróleo, a cuya escasez ya se está tratando de encontrar solución o paliación a nivel mundial. Otro ejemplo a mencionar es la problemática del agua y su disponibilidad para la población, lo que es motivo de afi rmar en que “quien controla el agua, controla vida y tiene el poder”.

REFLEXIONES PARA ALCANZAR UN APROPIADO NIVEL DE DESARROLLO Y UNA EFECTIVA SEGURIDAD NACIONAL

Vicealmirante (r) José Carcelén Basurto

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Todo ello nos lleva a pensar en el factor humano: la perspectiva y acción de vida que se necesita para alcanzar efectivamente un nivel de calidad.

En 1980, se creó el Instituto de Desarrollo Humano (INDEHU) que fue funda-do por el ingeniero Octavio Mavila Medina, quien, de acuerdo a sus experiencias y apreciaciones durante sus diversas actividades en el mundo, proyectó una metodología para conseguir de modo más efectivo el desarrollo nacional. La propuesta se denominó Decálogo del Desarrollo, que reunía una serie de principios para aplicarse en la diaria actividad, los que fueron presentados en la siguiente forma:

1. Orden 6. Honradez2. Limpieza 7. Respeto al derecho de los demás3. Puntualidad 8. Respeto a la ley y a los reglamentos4. Responsabilidad 9. Amor al trabajo5. Deseo de superación 10. Afán por el ahorro y la inversión

En la búsqueda del desarrollo humano deben tenerse en cuenta las siguientes actitudes:

a. Las actitudes primarias o básicas adiestran el carácter y la voluntad permitiendo el autocontrol y la autodirección de la persona.

b. Las actitudes éticas facilitan el apropiado comportamiento moral y permiten for-talecer el autorespeto y la autoestima.

c. Las actitudes sociales propician un efecto sinergético en el esfuerzo hacia el desarrollo.d. Las actividades productivas propician la generación de bienestar y riqueza que

confi guran los niveles del desarrollo.

Figura (1)

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JOSÉ CARCELÉN BASURTO 15

La fi gura (2) muestra de modo esquemático la relación entre las actitudes y los resul-tados en su aplicación.

El conocimiento de esta propuesta ha motivado el interés de varios pensadores de diferentes países del mundo y la han llevado para aplicarla en su población, principal-mente académica, para elevar el nivel de los estudiantes, así como de los trabajadores, profesionales y directivos de las diferentes actividades de la Nación, pues se vio que se requería su aplicación con mayor profundidad y difusión para tener un elemento hu-mano nacional.

En segundo lugar debemos referirnos a las facilidades para aprovechar los medios que se encuentren en nuestro territorio, incluyendo nuestro dominio marítimo. Nos plantea una obligatoriedad para buscar, explotar y transformar racionalmente dichos medios en artículos de uso humano, contribuyendo a elevar el nivel de desarrollo, pero sin afectar el medio ambiente y manteniendo la capacidad de continuar y superar nuestra capacidad productiva.

Indudablemente la expresión de Raimondi: “El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”, debe pasar ya al olvido, porque los adelantos de la tecnología para la ex-tracción y apropiada utilización de nuestros recursos nos abren nuevas posibilidades para benefi cio del país y de la humanidad.

Sin embargo, no podemos olvidar que este proceso hacia el futuro estará permanen-temente expuesto, no solamente a calamidades o desastres naturales, sino también a confl ictos, oposiciones y amenazas que pueden provenir de otros grupos humanos en los que se despierten sentimientos en contra de nuestros logros y benefi cios, lo que signifi ca adelantar pero sin olvidar ni descuidar las posibles amenazas de todo tipo para cautelar debidamente a nuestra Nación.

DESARRIOLLOECONOMICO Y SOCIAL

¿QUE USAR? ¿COMO ACTUAR?

SUB

DESARROLLO

ORDEN

LIMPIEZA

PUNTUALIDAD

RESPONSABILIDAD

RESPETO ALDERECHO DE

LOS DEMAS

RESPETO A LALEY Y A LOS

REGLAMENTOS

AMOR ALTRABAJO

AFANPOR EL

AHORROY LA

INVERSION

HONRADEZ

DESEO DE SUPERACION

SABERHACER

SABERTENER

SABERDAR

SER

SABER

¿QUE LOGRAR? ¿QUE ALCANZAR?¿COMO USARLOS VALORES?

PODERVIVIR

EN FORMAHUMANA

ACTITUDES

PRODUCTIVAS

ACTITUDES

SOCIALES

ACTITUDESETICAS

ACTITUDESBASICAS

OPRIMARIAS

¿QUE BUSCAR?

PODERGENERAR

LOS MEDIOSBIENES Y

SERVICIOS QUESE REQUIEREN

PODERINSERTARSE

E INTEGRARSEAL CONJUNTO

HUMANO

PODERELEVAR LACALIDAD

PERSONAL

S A B E R

TR A S C E N D E R

SEGURIDAD Y DEFENSADESARROLLO

BIENESTARLIBERTADJUSTICIA

SOLIDARIDADCALIDAD

PRODUCTIVIDAD

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

Figura (2)

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En la segunda mitad del siglo XX aparecieron amenazas inéditas que, en diferente medida persisten hasta nuestros días, tales como el narcotráfi co, las acciones de terroris-mo, las actividades de grupos subversivos, la agitación de diversos grupos de la actividad nacional, en fi n, levantamientos, crímenes, asaltos, robos, confl ictos y situaciones que lo único que logran es propiciar una cada vez mayor división entre nuestra población, en lugar de propiciar la unión y progreso del Perú.

Comparando todas estas situaciones con lo actuado y alcanzado en otros países que han fomentado la coordinación entre los poseedores de diferentes puntos de vista, pero teniendo como objetivo alcanzar la materialización de todas las acciones que lleven a la Nación a un adelanto y progreso efectivos, apreciamos que han impulsado y mantenido un importante avance en su nivel de vida y elevada proyección hacia el futuro.

Teniendo en cuenta lo expuesto, podemos manifestar nuestro convencimiento de que debemos mirar en forma positiva y acertada el futuro, evitando los peligros y ame-nazas que describió Alvin Toffl er en su obra El shock del futuro y propiciar lo que vaya apareciendo en el tiempo, para tener una mejor perspectiva de vida.

En resumen, podemos señalar la necesidad de ver la actualidad, en la que existen los principales campos que deben orientar el accionar de los hombres con una clara visión de Realidad:

a.- Bienestar Nacional

b.- Seguridad Nacional

En el afán de tener ambos campos en su debida composición, ubicación y empleo, se estima que deben considerarse las siguientes formas de acción:

1.- Impulsar de modo efectivo la aplicación de un programa nacional permanente que promueva el desarrollo de la mentalidad y capacidad de las personas, quienes con su recuperación de los valores humanos, puedan contribuir a impulsar nuestro desarro-llo nacional en todos los diferentes niveles de acción.

2.- Impulsar efectivamente la debida composición y organización de las instituciones que garantizan la seguridad nacional, tanto externa cuanto interna, de conformidad a las responsabilidades y capacidades para hacer frente de modo efectivo a cualquier amenaza a nuestro territorio y a la vida normal del país.

Para el logro de vida deseado, debemos establecer las acciones más convenientes para que en el menor tiempo podamos tener la capacidad de alcanzar el apropiado empleo, transformación y distribución de nuestros recursos naturales, superando los niveles y calidades actuales de producción.

Asimismo, dotar de los medios y capacitación más elevada en nuestras instituciones castrenses, con el fi n de disponer de la amplia e indispensable garantía de seguridad a lo largo y ancho del país.

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La doctora Mirtha Chenguayen es egresada de la Maestría en Cien-cias Políticas y Ciencias Penales, doctorada en Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

El año 2007, culminó el curso superior con nivel de Maestría en Seguridad y Defensa Nacional en el Centro de Altos Estudios Nacionales, CAEN.

Diplomada en el curso de Seguridad y Defensa Nacional programado por el Ministerio de Defensa.

En el extranjero ha participado en cursos relacionados con su especia-lidad, en Buenos Aires, Argentina, y en Lyon, Francia.

Ha publicado diversos artículos y ensayos en revistas jurídicas a nivel nacional, además ha elaborado trabajos de investigación en las áreas cons-titucional, penal y de la familia.

E-mail: [email protected]

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1. El narcoterrorismo

En el contexto mundial y regional conoce del surgimiento del terrorismo como la amenaza del siglo XXI, con gran capacidad para evadir los controles fi nancieros y de seguridad que imponen las agencias estatales. Apelando al uso del sistema fi nanciero internacional y de la Internet, se desliza entre los países burlando las medidas de seguridad que intentan aprisionarlo y vedar sus fuentes de fi nanciamiento. Pero, además de ello existe el fenómeno que se denomina ‘narcoterrorismo’ para referirnos a la alianza entre las dos actividades cuya lesivi-dad y peligro para la población y los fi nes del Estado son patentes y manifi estos. Gráfi camente la doctrina especializada afi rma que la alianza del terrorismo con las drogas y las armas constituye el denominado ‘triángulo mortal’1.

Asimismo, se destaca que el narcoterrorismo constituye una novedosa modali-dad de guerra, consecuencia de una irregular repartición de control político sobre espacios geográfi cos defi nidos2.

2. El problema del VRAE

Desde que el fenómeno del narcotráfi co se asentó en el territorio peruano, los gobiernos de entonces realizaron esfuerzos por erradicarlo, apelando a la fórmula de sustitución de cultivos3. Sin embargo, dichos esfuerzos fueron insufi cientes al no poder encarar adecuadamente la raíz del problema: la necesidad de invertir en un número idóneo para suprimir la cadena económica que los trafi cantes de droga y sus secuaces implantaron en la Amazonía. En efecto, se ha documentado que mientras el programa implementado en los años 80 por el gobierno peruano para erradicar los cultivos ilícitos (CORAH) ofrecía 300 dólares por destruir una

1 Villamarín Pulido, Luis Alberto. Narcoterrorismo. La guerra del Nuevo Siglo. Madrid: Ediciones Nautilus, S.L., 2005. p. 15.2 Villamarín Pulido, Luis Alberto. Ob. Cit. p. 15.3 Estamos frente a políticas cuyos objetivos y metas son necesariamente, complementarias: la erradicación tiende a des-

truir la materia prima de la producción de droga, mientras que la sustitución ofrece a los campesinos la posibilidad de generar ingresos a sus familias dentro de una economía legal y que no genere los efectos perniciosos que acarrean los cultivos cocaleros. En cambio, la sustitución de cultivos es una forma específi ca de lograr alcanzar una erradica-ción de los cultivos de coca mediante el reemplazo por otros cultivos de rentabilidad atractiva para el campesinado. Creer que la erradicación por sí sola resuelve el problema es un error, porque la destrucción de cultivos sin ofrecer alternativas al campesinado solo ahondaría su compromiso con la ilegalidad y terminaría por “incendiar la pradera”, convirtiendo al VRAE en un verdadero santuario del narcoterrorismo.

DEFENSA NACIONAL, FUERZAS ARMADAS Y DESARROLLO:una propuesta de estrategia en la Cuenca del Valle Río Apurímac - Ene

i el narcoterrorismo ha tenido éxito en reemplazar al Estado en el VRAE y el desarrollo aparece como el objetivo y estrategia más eficaz para revertir dicha situación, corresponde a las Fuerzas

Armadas bajo la dirección del poder civil constituirse en un sujeto promotor del desarrollo, y confirmar a los ojos de la población de la zona en conflicto que el Estado no es ajeno ni indiferente a sus necesidades.

Doctora Mirtha Chenguayen Guevara

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hectárea, al mismo tiempo se encontraba que el intermediario trafi cante pagaba 7.000 dólares por las hojas de la misma porción de terreno4.

Más tarde, ocurrió que los esfuerzos principales de las Fuerzas Armadas se orientaron al combate del terrorismo, con lo cual se limitó grandemente el combate del narcotráfi -co, a pesar que precisamente en la década de los 80, las Fuerzas Armadas ya habían de-tectado la necesidad de aliarse con la población para enfrentar al narcotráfi co5. Por tanto, el acento que el Estado puso en la lucha contra el terrorismo, facilitó en gran medida la labor de penetración del narcotráfi co en el sector rural campesino, lo cual actualmente ha sedimentado en una funesta alianza con el terrorismo6.

El contexto del VRAE

A pesar de lo que pudiera pensarse, la dedicación del campesinado al cultivo de hoja de coca no constituye una labor que sea vista como destacable u honrada por sus propios difusores y autores. En efecto, el año 2004 un estudio especializado detectó en los cam-pesinos cocaleros el deseo de que sus hijos se dediquen a actividades diferentes al cultivo de coca, actividad que por lo demás, no era valorada como la mejor7. Ello puede deberse a que el campesinado cocalero es conciente de la precariedad e ilicitud de la actividad que efectúa, y de acuerdo con dicha percepción, se ha encontrado que la dedicación al cultivo tiene las siguientes reacciones8:

a.- El campesino afi rma que se siente obligado a cultivar para alimentar a su familia, y por ello no se percibe a sí mismo como responsable del problema de las drogas.

b.- Opta por acusar a los países consumidores.

Por otro lado, los problemas que aquejan a los campesinos cocaleros, siguen siendo tan vigentes y presentes en la actualidad como cuando la expansión de los cultivos ilíci-tos se inició:

1. Los bajos precios de los cultivos alternativos y la ausencia de mercados2. La falta de apoyo del gobierno

4 Craig, Richard. B. “El tráfi co de drogas: implicaciones para los países suramericanos productores”. En: Bagley, Bruce M. (Compilador). Economía y Política del narcotráfi co. Bogotá: CEREC, 1990. p. 325.

5 Craig, Richard. B. Ob. Cit. p. 326.6 Consideramos que las implicaciones de la alianza entre las Fuerzas Armadas con la población en ese entonces, debían basarse

en el empleo de estrategias afi ncadas primordialmente en planes de desarrollo con apoyo militar, y no al revés. Ello porque una de las cosas que la Historia nos enseña es que cada vez que el Estado deja un vacío en algún rincón de nuestro territorio, dicho vacío inevitablemente tiende a ser ocupado por quienes ejercen actividades al margen de la legalidad e institucionalidad y que se presentan entonces frente a la población como supuestos agentes de cambio. Por tanto, lo que se debió hacer entonces como ahora es priorizar políticas de desarrollo, de modo consistente y sostenido. Si por enfrentar a un enemigo el Estado “hace de la vista gorda” frente a las actividades del otro potencial peligro, lo único que logrará es que este se acreciente hasta convertirse en lo que es actualmente: una seria amenaza para la seguridad interna de la Nación peruana y un foco potencial de confl ictos subregionales. Si precisamente el narcotráfi co y el terrorismo tienden a desarrollar un proceso simbiótico, el enfrentar a uno de ellos inexorablemente debe llevar a atacar al otro, cuando las coordenadas sociales, económicas y políticas de alguna parte del territorio así lo indiquen.

7 Centro de Información y Educación para la prevención del abuso de Drogas (CEDRO). El problema de las Drogas en el Perú Junio 2004. Lima: CEDRO, 2004. p. 66.

8 Centro de Información y Educación para la prevención del abuso de Drogas (CEDRO). Ob. Cit. p. 66.

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MIRTHA CHENGUAYEN GUEVARA 21

3. La concurrencia de situaciones tales como la pobreza, la crisis económica y la falta de trabajo.

4. La falta de servicios básicos en educación y comunicaciones5. Serias defi ciencias en materia de ornato público

Al mismo tiempo, las necesidades del campesino cocalero9 fueron y son las siguientes:

1. Servicios básicos tales como educación, salud y comunicaciones2. Mercado para sus productos y un mejor precio para ellos3. Fuentes de trabajo4. Sustitución de cultivos

Por tanto, podemos sostener sin lugar a dudas que la única instancia capaz de di-rigir e implementar el cambio del contexto señalado, es por mandato constitucional del Estado peruano. Se trata de una situación que debe ser encarada, pero que a la luz de las circunstancias señaladas, ello determina que la respuesta debe darse en términos políticos y de desarrollo, donde la necesaria represión a los remanentes del senderismo y sus aliados narcotrafi cantes no constituye la tónica principal de la respuesta que se debe ofrecer frente al problema.

Ello es conformado por la percepción que los campesinos cocaleros tienen de las dimensiones del narcotráfi co para sus propias existencias. Según se ha documentado10, las opiniones de los campesinos cocaleros del VRAE sobre la infl uencia de la coca en la comunidad fueron las siguientes:

Economía (liquidez): 61.2%Delincuencia/terrorismo: 0.0%Drogas/alcohol: 3.7%Daño a la agricultura: 1.9%Corrupción de los valores: 0.0%Pérdida de costumbres: 3.7%No infl uye: 7.4%

De acuerdo a lo que se señala, la vigencia de la alianza narcoterrorista descansa en el impacto económico que genera en la economía rural campesina, donde a pesar de admi-tirse la ilicitud y carencia de aprecio de la labor que se realiza, sin embargo, se persiste en la misma como una estrategia de acceso a los recursos que el narcotráfi co procura, para consolidar la expansión del mercado de la droga.

Sin embargo, llama la atención que al mismo tiempo que se admite que estamos frente a una actividad ilícita, se señala que ello no tiene impacto alguno en la corrup-ción de lo valores o difusión del terrorismo, cuando precisamente se trata de realidades

9 Ibid. p. 67.10 Ibid. p. 67.

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concomitantes y genéticamente imbricadas11. Ello se debe a la persistencia del intento de lograr una legitimidad y aceptación que justifi que la dedicación a dicha actividad, discurso que precisamente es el que caracteriza a los representantes que el movimiento cocalero ha logrado colocar en la representación parlamentaria, los cuales adoptan una actitud beligerante y proclive a salidas violentistas para preservar la práctica de los cul-tivos de coca.

Además de lo anterior, el narcotráfi co ha aprovechado exitosamente las condiciones de problemática ciudadanía en que se encuentran los agricultores de la zona: se trata de un sector poblacional donde la ausencia notoria de educación y acceso a los principa-les servicios del Estado los vuelve inermes frente a propuestas inmediatistas como las provenientes del comercio ilícito de la hoja de coca. El narcotráfi co ha consolidado su presencia de acuerdo a una estrategia12 que contempla las siguientes acciones:

a.- Se generó una base social mediante la infi ltración de los sindicatos de campesinos cocaleros y frentes de defensa de la población, con el objeto de ganarse el apoyo de la población y enfrentarla con las autoridades estatales.

b.- Contribuciones supuestamente desinteresadas hacia los sectores más pobres de la población donde operan, a efectos de ganarse su apoyo y al mismo tiempo su com-plicidad para poder burlar los controles estatales.

c.- Labor de desprestigio permanente de las instituciones y autoridades encargadas de combatir el narcotráfi co, buscando generar una corriente de opinión pública desfa-vorable y contraria a su accionar.

d.- Amenaza y asesinato de aquellas personas que se opongan a sus actividades, y favo-rezcan o traten de implementar en sus parcelas la sustitución de cultivos que pro-pone el Estado. A estos efectos se ha comprobado que ya no se recurre únicamente a los sicarios, sino que los elementos terroristas ejercen tal función intimidatoria y también involucran a otros parceleros en los asesinatos de quienes tratan de imple-mentar la sustitución de los cultivos.

Como es público y notorio, los objetivos mencionados han sido todos ellos, plena-mente alcanzados, lo cual confi rma la naturaleza perniciosa y destructiva de la alianza narcoterrorista.

Aunque claramente ello refl eja el éxito y favorecimiento de los intereses del narco-terrorismo, sin embargo, el Estado no debe caer en la tentación de instrumentalizar un proyecto esencialmente represivo para derrotarlo. De lo que se trata es de desmontar la base social en la cual se sustenta y de la cual obtiene su colaboración y apoyo el narco-tráfi co, y ello no se logra exclusivamente con el uso de la violencia, sino que la batalla debe ser planteada en los mismos términos que el enemigo. Es decir, si el éxito de los narcoterroristas en el VRAE simplemente refl eja que ellos han logrado sustituir al Estado

11 El Estudio especializado fue: Castro R y Zavaleta, A. “Los campesinos cocaleros y el problema de las drogas 2001”. Monografías de investigación 21. Lima: CEDRO, 2002. p. 192.

12 Ponencia del ex director de la entonces Policía de Drogas (DIPOD) general Juan Zárate. En: García Sayán, Diego (compila-dor). Narcotráfi co: realidades y alternativas. Lima: Comisión Andina de Juristas, 1990. p. 50.

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haciendo de árbitros en los confl ictos y generando pactos proclives a la ilegalidad13, frente a ello el Estado peruano debe ser capaz de hacer acto de presencia mediante el establecimien-to de aquellos servicios de los que carece la población y que son palpablemente notorios: educación, obras de comunicación, servicios de salud, alfabetización, seguridad. Que no echamos en saco roto lo anterior lo confi rma la presencia, actividad y esfuerzos de DEVI-DA, persistiendo en la generación de cultivos alternativos al narcotráfi co, los cuales deben tener el apoyo del Estado por generar un mercado que pueda absorber la producción de los cultivos alternativos que se trata de difundir entre el campesinado cocalero.

Por tanto, queda descartada una reacción de índole violenta del Estado, pero sin embargo, ello no debe anular la necesidad de que las Fuerzas Armadas participen en la solución de dicho problema, porque se trata de una situación que atenta contra la seguridad interna de la población peruana, convirtiéndose además en un continuo foco de desestabilización y lesión a los derechos e intereses que la Constitución peruana or-dena defender. ¿Por qué deben intervenir las Fuerzas Armadas? Porque se trata de la única institución cuya experiencia en labores de apoyo a la población, rehabilitación de comunicaciones y capacidad logística se ve complementada con el equipamiento e ins-trucción militar necesarios para superar la capacidad de fuego y amenaza que la alianza narcoterrorista representa.

3. La intervención de las Fuerzas Armadas dentro de una perspectiva de Desarrollo

Se puede asumir que la intervención de las Fuerzas Armadas en la solución del pro-blema conlleva a la asunción de un rol que aunque no es el típicamente asignable a los institutos armados es constitucionalmente aceptable y políticamente necesario. Ello conlleva entonces dilucidar en un primer momento el tipo de relaciones que deben exis-tir entre las Fuerzas Armadas y la sociedad civil y también la modalidad o forma como se da la participación de las Fuerzas Armadas en la propuesta de desarrollo que se genere, para encarar el problema de la alianza narcoterrorista.

Así, en primer término, debe destacarse que toda intervención de las Fuerzas Arma-das en el VRAE debe inspirarse en:

1. Ausencia de represión hacia el campesinado cocalero14.

13 Cfr. Musso, Eduardo. “La lucha contra el narcotráfi co en América y en el Perú”. En: Obando, Enrique (Director). La gestión de la seguridad en tiempos de transición militar. Lima: Instituto de Estudios Políticos y estratégicos, 2002. p. 215-216.

14 La política de erradicación en la medida en que genera enfrentamientos, debe ser acentuada con mayor ahínco solo después de los previos esfuerzos por ganarse a la población local. Mientras se mantenga un clima de enfrentamiento con personas que fi nalmente, son peruanos carentes de un mejor futuro, toda opción violenta inevitablemente tenderá a agravar la situación. Mejor que gastar en equipamiento militar –lo cual solo daría una transitoria sensación de invulnerabilidad y triunfo-, es in-vertir en el mejoramiento de las condiciones sociales, pues con ello se rescataría el prestigio del Estado, tan alicaído en la zona. Invertir no en términos crematísticos sino realmente importantes (por ejemplo, podría estudiarse la posibilidad de invertir parte de los ingresos por las reservas de gas -que se encuentran en crecimiento- para mejorar las carreteras y los servicios de salud y educación). Después de un reforzamiento de la presencia y prestigio del Estado y de las fi guras que ostentan su repre-sentatividad y autoridad -y solo después de ello-, se podrían trazar proyectos de erradicación con mayor contundencia que la mostrada hasta ahora, empleando el personal policial. Pero, bajo ningún concepto debe renunciarse a las erradicaciones, porque a las fuerzas contrarias al Estado jamás se les debe mostrar ni ofrecer concesiones o imagen de debilidad alguna.

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2. Una clara y decidida política de acercamiento y colaboración con la solución de las necesidades de la población, incidiendo especialmente en las ya tradicionales y reconocidas labores de desarrollo que efectúan los miembros de las Fuerzas Ar-madas.

3. La máxima coordinación y colaboración entre el sector militar y el civil en la solución del problema.

4. Las situaciones previamente señaladas, constituyen el requisito imprescindible sin el cual todo último intento de lograr una salida favorable a los intereses del Estado y la población, fracasaría. Ello es clarifi cado en los términos siguientes:

“la mala relación entre civiles y militares puede ser peligrosa para el éxito mili-tar, ya que impide la buena interacción técnica entre ellos, es necesaria para el éxi-to en una guerra. La interacción civil-militar es la que se da entre los ministerios civiles del Estado con el establecimiento militar, y entre los empresarios civiles con los militares, con fi nes de movilización. La única forma en que la interacción civil-militar en el campo técnico funcione, es que la relación en el campo político entre civiles y militares no tenga discrepancias ideológicas insalvables y se dé en términos de diálogo y no de desconfi anza o de enfrentamiento”15.

Alcance del rol de las Fuerzas Armadas y de la Defensa Nacional en el Desarrollo de la zona en conflicto

En principio, se reconoce que la Defensa Nacional genera un indudable impacto positivo en el desarrollo del país, potenciando las posibilidades de la misma mediante el empleo de la capacidad acumulada, la transferencia tecnológica, mediante la construc-ción, rehabilitación, mantenimiento y conservación de carreteras y puentes empleando los batallones de ingeniería del Ejército y del Servicio Industrial de la Marina (SIMA). Se concuerda en que ello ha generado un impacto básicamente en el desarrollo de las poblaciones rurales16.

Lo esencial de dicho esfuerzo es que ello manifi esta una modernización de la red vial que conduce hacia la inclusión social y política de las poblaciones nativas, mediante la participación de las mismas y a favor de una auténtica integración. Se ha propuesto, de acuerdo con dichos objetivos, el otorgamiento de créditos para potenciar dichas activi-dades, buscando la elevación de la productividad y competitividad17.

Por otro lado, se ha constatado una experiencia positiva con las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), las cuales gozan de una amplia presencia en la zona. Dado que muchas comunidades campesinas y prácticamente todas las organizaciones gremiales de algún signifi cado poseen vínculos con las ONG que ofrecen capacitación

15 Obando, Enrique. “Las relaciones civiles-militares en el Perú en la década del 90: lecciones para el futuro.” En: Tanaka, Martín (Director de Investigación). Las Fuerzas Armadas en la región andina ¿No deliberantes o actores políticos? Serie: Democracia Nº 2. Lima: Comisión Andina de Juristas, 2001. p. 294.

16 Palomino Milla, Fernando. Economía de la defensa nacional. Una aproximación al caso peruano. Lima: Ministerio de Defensa y CAJ, 2004. p. 161.

17 Palomino Milla, Fernando. Ob. Cit. p. 161.

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técnica, potenciamiento de la organización campesina y transferencia tecnológica para enfrentarse a los problemas derivados de la pobreza y de los fenómenos climáticos, para aumentar la productividad y diversifi cación como modo de mejorar la calidad de vida de la población, dicha capacidad no puede ser dejada de lado en la búsqueda de la vinculación y acrecentamiento de la relación entre las Fuerzas Armadas y la población rural, confi rmando la perspectiva de potenciar y consolidar la vinculación entre el sector militar y el civil.

Asimismo, en el Informe Final de la Comisión para la reestructuración integral de las Fuerzas Armadas (del 4 de enero del 2002), se señalaron, entre otras, cuestiones impor-tantes como las siguientes18:

1.- El defi nir de modo preciso la participación de las Fuerzas Armadas en el desarro-llo económico y social del país a que hace referencia el artículo 71 de la Constitu-ción, norma que debe ser concordada con el artículo 60, que autoriza mediante ley expresa la actividad subsidiaria del Estado en materia empresarial, directa o indirecta, por razón de interés público o de manifi esta conveniencia nacional.

2.- Se sustentó que las tareas del desarrollo económico y social, en principio, no de-bían ser encomendadas a las Fuerzas Armadas, y en caso que se requiera el uso de su estructura o personal, ello debe ser defi nido en cada oportunidad por el poder civil, tanto respecto a la extensión de la ayuda como en la duración y sentido de la misma. Se recalca que la dirección debe estar siempre en manos de las autoridades civiles y políticas.

3.- De cualquier modo, se admite la necesidad de preservar la prestación de determi-nados servicios por parte de las Fuerzas Armadas en aquellas zonas o actividades en las que el sector privado o el resto de la administración pública no se encuen-tren realizando las mismas.

De acuerdo a lo anterior, podría consolidarse una propuesta de intervención de las Fuerzas Armadas en el VRAE, donde, mediando las respectivas habilitaciones legales, las fuerzas Armadas podrían poner su material logístico al servicio del transporte de los cultivos alternativos y ampliar los alcances de las Unidades Militares de Asentamiento Rural, de modo tal que las mismas se constituyan en focos de presencia estatal mediante la prestación de servicios educativos y de salud, por ejemplo. Bajo la protección del per-sonal militar los respectivos ministerios pueden poner equipos de educadores y médicos dentro de la zona, a efectos de atender las necesidades de la población.

Lo más importante de ello sería el efecto que se alcanzaría: rescatar para la población de la zona la imagen de unas Fuerzas Armadas comprometidas con el desarrollo de la población civil y con capacidad concreta de protegerlos y atender sus necesidades. Ello puede tener un efecto socavador de las bases sociales sobre las que se asienta actualmente el binomio narcotráfi co-terrorismo y confi rmaría al Estado como un aliado en los esfuerzos por salir de la pobreza y preocupado por mejorar la calidad de vida de la población.

18 Basombrio, Carlos y Rospigliosi, Fernando. La seguridad y sus instituciones en el Perú a inicios del Siglo XXI. Lima: IEP, 2006. p. 21.

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El General Escobedo ingresó a la Escuela de Ofi ciales de Aeronáutica, el 1º de Marzo de 1956, como Aspirante a Cadete. En el año 1959 y 1960 (3er y 4to año de cadete) fue nombrado a los Estados Unidos de América, para seguir los cursos de pilotaje en aviones a reacción en la USAF.

Califi cado Piloto de Caza “Ala de Oro”, ostenta las alas de Piloto de la USAF en su más alto nivel; graduado en aviones a reacción en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos; califi cado como Piloto de Prueba en Italia; investigador de Accidentes de Aviación.

Ha seguido Cursos de Pilotaje en la USAF, Curso de Seguridad de Vuelos en la Universidad del Sur de California, Curso de Investigación de Accidentes de Aviación y de Motores a Reacción, en la “Escuela de Cien-cias Aplicadas de la USAF”, Curso de Seguridad Industrial en la USAF , Curso Táctico, Curso de Comando y Estado Mayor y Curso de Alto Mando en la Escuela Superior de Guerra Aérea - ESFAP.

En el aspecto docente: Invitado especial como expositor en el “Semina-rio Regional” organizado por la OACI. Asesor de la Fuerza de Aviación Naval. Conferencista en la Escuela Militar de Chorrillos, Fuerza de Sub-marinos y Aviación del Ejército; catedrático en la Escuela de Ofi ciales, Escuela de Escuela de Capacitación de la FAP, catedrático de la Escuela Superior de la FAP desde el año 1975 en: Mando y Liderazgo; Factores Humanos: Prevención de Accidentes Investigación de Accidentes de Avia-ción Medicina Aeronáutica y Psicología Aeronáutica.

E-mail: [email protected]

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o es mi intención dar una cátedra en la toma de decisiones. Deseo más bien tocar un punto muy sensible y de mucha trascendencia en la correcta toma

de decisiones, y es aquel que se refi ere a la ‘integridad profesional’.La pregunta que surge es: ¿cómo identifi car a un piloto profesional?, ¿cómo

identifi car su integridad profesional o su integridad personal?, ¿cómo podríamos visualizar mejor el concepto de integridad profesional?

Veamos el siguiente caso. El escenario es un aeropuerto con intenso tráfi co aéreo, muy frecuentado turísticamente y enclavado entre las altas montañas de nuestro territorio. El piloto de un avión de transporte regular de pasajeros, tomó la decisión de no embarcar cierta cantidad de pasajeros y carga, para poder des-pegar con la máxima seguridad, dadas las condiciones de temperatura, viento y otros factores que podían afectar la performance de la aeronave al momento del despegue. Entre estos pasajeros había personas infl uyentes en la empresa que llamaron para reclamar lo que consideraban un atropello. La orden de la alta dirección no se hizo esperar: Que se embarque los pasajeros y se prosiga con el itinerario de vuelo, que de por sí ya estaba retrasado. La respuesta del piloto fue muy clara: “No puedo hacerlo”.

La intención del piloto no era decir que no podía hacerlo, no por capricho o porque se sentía incapaz de hacerlo. Simplemente, lo que quiso decir es, no pode-mos hacer eso, no podemos ordenar hacer algo así, nadie puede hacerlo.

El piloto sabe que tiene que cumplir órdenes de sus superiores y que esto le puede costar su empleo, pero él también sabe que estas órdenes entran en confl ic-to con la seguridad de los vuelos y con las normas y procedimientos establecidos, tanto por la propia empresa, como por la respectiva autoridad aeronáutica. Su integridad profesional es más fuerte en este caso y su decisión es la más correcta.

Es posible que al momento del despegue no surja ningún inconveniente, que todo aparentemente se desarrolle en forma normal, pero, ¿debemos llegar a esos extremos, de forzar una operación más allá de los límites permisibles, solo por aceptar órdenes de la persona que nos da empleo, pero que son órdenes que no encajan dentro de los límites de lo siquiera razonable? ¿Pensamos en las conse-cuencias de esta decisión, sobre todo en aviación?

Cuando conversamos con un piloto y le decimos ¡no comprometas tu inte-gridad!, por norma general queremos decirle: Actúa de acuerdo a tus principios morales dentro de tu sistema de valores, sé consistente contigo mismo y hazlo con mucha seguridad. Pero hay poco mérito en ser consistente con los principios si

N

INTEGRIDAD PROFESIONAL Toma de decisiones en el puesto de pilotaje

Mayor General FAP (r) José Escobedo Bamberger

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el propio ser es diferente y actúa por sus propios impulsos o lo hace para satisfacer a sus jefes, atentando contra sus principios morales y éticos.

Un piloto que sabe perfectamente que su aeronave se encuentra limitada por peso y acepta o, él decide despegar con un mayor número de pasajeros y carga, no solo pone en serio peligro la vida de sus pasajeros y tripulantes, sino que además demuestra una pobre integridad personal y profesional.

Varios siglos atrás, Aristóteles señaló que el crédito moral no es automático cuando se realizan las acciones correctas, ni es sufi ciente saber lo que es correcto o decir aquello que es correcto. Él sugirió que somos moralmente dignos de alabanza si, cuando desarro-llamos una acción correcta, primero que nada entendemos que la acción es la correcta; segundo, que elegimos el acto por sí mismo, porque sabemos que es correcto; y, tercero, que llevamos a cabo la acción con carácter fi rme y sin duda alguna.

Los pilotos íntegros al actuar no se desvían de sus principios morales y éticos, aun cuando sea conveniente o ventajoso hacerlo. Los pilotos íntegros actúan como los pilo-tos ideales que están tratando ser.

El piloto profesional debe involucrar un papel social y de responsabilidad hacia la co-munidad a la que presta servicio. Primero que nada, la existencia misma de las profesiones son resultado de ciertas necesidades fundamentales que tiene la sociedad. Las personas tienen necesidad de viajar de un lugar a otro y escogen el medio aéreo por ser más rápido y por ofrecerles mayor seguridad que otros medios de transporte. La sociedad exige y debe tener una respuesta ante esta necesidad de transporte seguro y oportuno.

El más alto nivel de conducción de una organización de aviación y los mandos interme-dios, no pueden escapar a estos compromisos con la comunidad, ya que constituyen la razón misma de la existencia de las profesiones, entre ellas la del piloto. La integridad profesional comienza con esta responsabilidad necesaria de servicio a la comunidad en el nivel más alto de la organización y, con este respaldo, los pilotos profesionales podrán elevar sus estándares de seguridad y responder en forma íntegra a las exigencias que demanda su profesión.

La integridad profesional se alimenta fundamentalmente de la misión o de los ob-jetivos de la profesión. La misión de un piloto o su objetivo primordial, debe ser la preservación y protección de las personas que le son confi adas para ser trasladadas de un lugar a otro en forma confortable y segura.

Pero si se viola este principio, así como se viola la integridad profesional en diversos campos del quehacer humano ejecutando procedimientos que no están indicados, de modo de aumentar sus ingresos, en igual forma el piloto, cuando se compromete a realizar vuelos que responden a una política distinta al cumplimiento de la misión o al logro de los objetivos propuestos y alejada de los principios de la seguridad del vuelo, representa un total rompimiento de la integridad profesional.

En otro caso, en un aeropuerto localizado a unos 8.000 pies de altura, un avión de pasajeros se estrelló en su aproximación a la pista de aterrizaje, en condiciones meteoro-lógicas adversas y en horas de la noche, pereciendo todos sus ocupantes.

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La falla de la caja negra no permitió conocer por qué la aeronave se encontraba, en su aproximación a la pista, a un nivel más bajo que la altura del aeropuerto y en una trayec-toria que no correspondía para estos casos de condiciones meteorológicas marginales a la aproximación instrumental publicada y mandatoria. Según la investigación realizada, la aeronave contaba, al momento del impacto, con todos sus sistemas y equipos funcio-nando normalmente.

Sin embargo, la pregunta que surge es: ¿por qué estaba la aeronave bajo estas condi-ciones de vuelo? La respuesta podría darse con otras preguntas.

¿Era este piloto propenso a buscar el contacto visual para sus aproximaciones en vez de hacerlo por instrumentos? ¿El piloto, al realizar un procedimiento de aproxi-mación frustrada, se iba a sentir herido en su ego frente a pilotos de otras empresas que esa noche lograron aterrizar sus aeronaves o, de otro modo, consideraba que este procedimiento demandaba mayor tiempo y un mayor consumo de combustible que no podía tolerar? ¿La empresa había desarrollado una cultura machista entre sus tri-pulaciones de vuelo?

Como en todas las profesiones, el tema de la competencia es directamente proporcio-nal a la integridad profesional, y en aviación tiene una relación directa con la seguridad de los vuelos. La obligación de ser competente no es algo meramente prudencial, es una obligación moral y ética.

En otro caso de ‘casi’ accidente, en un aeropuerto localizado en la selva y en condi-ciones meteorológicas marginales, el piloto de otro avión de pasajeros forzó la aproxima-ción a la pista, rozando las copas de los árboles que causaron daños al tren de aterrizaje y fuselaje de la aeronave, que obligó al piloto a retornar al aeropuerto de salida.

Años más tarde, este mismo piloto, conformando la tripulación de vuelo de un avión similar al del anterior caso, se vio involucrado en un accidente fatal donde perecieron casi todos sus ocupantes, incluyendo la tripulación de vuelo, en su aproximación a un aeropuerto igualmente localizado en nuestra selva.

Cuando se conoce que un piloto se compromete en operaciones inseguras, cuando frecuentemente pone en peligro las vidas de los pasajeros, de los otros miembros de la tripulación y de personas en tierra, al desarrollar procedimientos de vuelo prohibidos o no establecidos, no solo el piloto viola la integridad profesional sino que también lo hacen aquellos compañeros y jefes que toleran esta conducta y que no hacen absoluta-mente nada para reprimirla.

Cuando los pilotos esconden los errores de sus compañeros incompetentes en vez de ponerlos de manifi esto, fallan en su responsabilidad hacia los objetivos de la profesión; ellos pecan contra la integridad profesional. Los pilotos deberían señalar las negligencias del deber, fracasos de liderazgo, fracasos de competencia y conductas que interfi eren con los objetivos de seguridad.

Aquellos jefes que saben de un piloto que en forma repetida comete violaciones con-tra la seguridad de vuelos, o que estos mismos jefes inducen a que se viole una norma o

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procedimiento, y fallan en tomar una acción correctiva antes que el piloto se mate y mate a otras personas, fracasan en sus responsabilidades, violan su integridad profesional.

Algunas personas creen que pueden vivir en conformidad con patrones altos de com-petencia y conducta en su papel profesional, pero viven una clase de vida moral com-pletamente diferente, fuera de su contexto profesional. Algunas otras piensan que se les puede solicitar que hagan cosas en su función como pilotos, cosas que nunca harían como personas individuales.

Pero a veces ciertos membretes de culpabilidad soslayan realmente el papel que jue-gan otras personas en la toma de decisiones, personas alejadas del puesto de pilotaje y que muchas veces son contribuyentes de los accidentes, como son los responsables de la conducción que generan una cultura operacional inconsistente con los principios de la seguridad de vuelos; también están aquellos que en su nivel recortan los gastos de ins-trucción, de mantenimiento, de abastecimientos de repuestos, o aquellos que fallan en su función de guardián incondicional de la seguridad y que no realizan las inspecciones de personal y de material. Se podrá decir que los pilotos fallaron en su condición de úl-tima defensa del sistema, pero la falla inicial se habría generado en los niveles superiores del sistema.

Aquí deseo efectuar una aclaración, y es que no exista confusión alguna en el sentido de que los pilotos sean víctimas indefensas de villanos remotos. No se niega la respon-sabilidad fi nal de los pilotos. Tampoco es mi intención transferir el centro de las culpas de los pilotos a los niveles de conducción, ya que la adjudicación de culpas no sirve para nada. Lo que sugiero es tomar en cuenta el panorama global y apuntar las medidas co-rrectivas hacia todos los sectores y niveles del sistema aeronáutico, en vez de centrarlas solo en aquellos que cometen el error fi nal, como son los pilotos, que normalmente son los herederos de las decisiones y defi ciencias del sistema.

Hay muchos ejemplos que nos permiten asociar la integridad personal con la inte-gridad profesional, pero lo que deseo traer a conclusión es que, desde que existen las profesiones para servir las necesidades de la sociedad, los medios utilizados para proveer esos servicios tienen que ser moralmente honestos, y las personas pertenecientes a las diferentes profesiones que los proveen, tienen que ser también personas moralmente íntegras.

Queremos vivir en un mundo donde las obligaciones de un profesional competente puedan ser llevadas a cabo por una persona con una conciencia clara y confi ada que le permita tomar decisiones correctas. En toda organización de aviación, las normas y procedimientos deben estar siempre obligados por principios morales básicos, porque, cuando se va más allá de la función de servicio esencial a la sociedad y se distorsiona su propósito hacia el poder, hacia la codicia, a obtener benefi cios inusuales, la organización comienza a perder la confi anza de su propia gente y de la sociedad.

¡En esa organización comienzan a dejar de ser profesionales!

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El contralmirante Juan Freire, en situación de retiro desde 1992, tiene el grado de Bachiller en Ciencias Marítimas y Navales en la Escuela Naval del Perú, Prom.1959. Ha sido califi cado en Inteligencia, Superfi cie y Aviación Naval. Diplomado en la Escuela Superior de Guerra Naval en los Cursos Básico de Estado Mayor, y Comando Estado Mayor Resi-dente. Participante del Curso DINA MOTIV, Principios Fundamentales de Administración, Supervisión y Motivación en el Instituto Peruano de Administración de Empresas, IPAE. Participante de las asignaturas de Administración y Organización, Administración de Personal, en la Escue-la de Administración de Negocios para Graduados, ESAN. Diplomado del Curso de Defensa Nacional en el Centro de Altos Estudios Militares, CAEM 1984, ahora CAEN. Diplomado del Programa de Alta Dirección, PAD 1991, en la Universidad de Piura.

Se ha desempeñado como Catedrático de la Escuela Superior de Gue-rra Naval, Edecán de la Cámara de Senadores, Agregado Naval en Fran-cia, Comandante de la División de Corbetas Misileras, Jefe de la Tercera Zona Naval con sede en Arequipa, Jefe de la División de Operaciones del Estado Mayor del Comando Conjunto de la Fuerza Armada, Sub-Inspec-tor General de Marina, Comandante de la Fuerza de Aviación Naval, Director Ejecutivo del Servicio Industrial de la Marina, SIMA- PERÚ, Director de la Empresa de Transportes Militares, ETRAMSA, Asesor de la Alta Dirección del Ministerio de Defensa y Coordinador General de la Comisión Especializada del Libro Blanco de la Defensa Nacional, Abril 2002 – Marzo 2004. Miembro de la Comisión Especial de Estudios Es-tratégicos de ADOGEN.

E-mail: [email protected]

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erú uno de los países miembros del Foro de Cooperación Económica del Asia-Pacífi co, y por haber sido designado sede de este Foro para el año 2008,

se convertirá en el centro de la atención mundial y, lo más importante, tendrá la oportunidad de colocarse en una posición de liderazgo en Latinoamérica.

Introducción

Como es sabido, el Foro de Cooperación Económica del Asia-Pacífi co, más conocido como APEC por sus siglas en inglés (Asia-Pacifi c Economic Coopera-tion), es un organismo multilateral que fue creado en Canberra en noviembre de año 1989 por iniciativa de Australia y apoyo de Japón y Corea del Sur, para tratar temas relacionados con el intercambio comercial, coordinación económica y cooperación, como respuesta al dinamismo económico comercial que experi-mentaban las economías de la Cuenca del Pacífi co.

Las naciones que ahora conforman este Foro son: Australia, Brunei, Canadá, Corea del Sur, Chile, China, Estados Unidos de América, Filipinas, Hong Kong, Indonesia, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Perú, Rusia, Singapur, Tailandia, Taiwán y Vietnam.

El mecanismo de cooperación y concertación económica que los rige está orientado a la promoción y agilización del comercio, a las inversiones, a la coope-ración económica y técnica, así como al desarrollo económico regional de países de la Cuenca del Océano Pacífi co. Sus reuniones son anuales y la sede se alterna entre sus miembros. Sus decisiones se toman por consenso y funcionan sobre la base de declaraciones no vinculantes. Tiene una secretaría general con sede en Singapur, que es la encargada de coordinar el apoyo técnico y de consultoría.

La importancia de pertenecer a esta organización radica en que las economías de los veintiún miembros, pertenecientes a tres continentes (América, Asia y Oceanía), sumadas, equivalen al 56% de la producción mundial, y en su conjunto representan el 46% del comercio global.

Antecedentes

La primera reunión se realizó de manera informal en la ciudad de Seattle, USA, el año 1993. Fue aquí donde se propuso la iniciativa de crear una comuni-dad Asia-Pacífi co que se asentara en un espíritu de apertura, de libre intercambio de bienes, servicios e inversión, y la aspiración de alcanzar un alto nivel de vida y de educación.

P

LA SEGURIDAD Y EL PERÚ COMO SEDE DEL FORO DE LA APEC

Contralmirante (r) Juan J. Freire Roncagliolo

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Al año siguiente, 1994, en la ciudad de Bogor, Indonesia, se logró plasmar la visión de un sistema abierto de comercio con la fi nalidad de alcanzar el libre comercio y las in-versiones en la región Asia-Pacífi co, para el período 2010 en las economías desarrolladas, y para el 2020 para las economías en desarrollo.

Posteriormente, el año 1995, en la ciudad de Osaka, Japón, se adoptó lo que llama-ron la Agenda de Acción de Osaka, en la que se establecieron los pilares del Foro de la APEC, es decir, la liberación del comercio y las inversiones, la facilitación de negocios y la cooperación económica y técnica.

Es el año 1997 cuando los líderes del Foro de la APEC, reunidos en la ciudad de Vancouver, Canadá, reconocieron el esfuerzo de sus miembros por mejorar sus planes de acción individual y reafi rmaron su intención de actualizarlos anualmente. En esta misma sesión, los miembros de la APEC aprobaron la incorporación de Perú, Rusia y Vietnam, alcanzando el Foro los veintiún miembros o economías.

La siguiente reunión, llevada a cabo en Kuala Lumpur, Malasia, reconoció la necesi-dad de desarrollar una estrategia de crecimiento que hiciera frente a la crisis fi nanciera y realizar esfuerzos para fortalecer los sistemas de seguridad.

En la reunión del año 1999 en la ciudad de Auckland, Nueva Zelanda, se acordó apoyar a los ministros de fi nanzas para el fortalecimiento de los mercados domésticos y el retorno de los capitales a la región.

El año 2000, en la ciudad de Brunei Darussalam, se empezó a dar prioridad a temas como el desarrollo de los recursos humanos, las tecnologías de la información y la co-municación y el desarrollo de la pequeña y mediana empresa. También reafi rmaron su confi anza en el proceso de integración global como gran oportunidad para elevar el nivel de vida de la región Asia-Pacífi co.

En la ciudad de Shangai, China, el año 2001, se reconoció la necesidad de acelerar los esfuerzos para el desarrollo de las capacidades, profundizar las reformas estructurales y reafi rmar el compromiso con el libre comercio y las inversiones. En esta reunión se elaboró la llamada ‘Agenda de Shangai’ para actualizar la Agenda de la APEC y plantear la estrategia para el futuro. Asimismo, se emitió una declaración condenando los ataques terroristas, como respuesta a los atentados del 11 de setiembre pasado, con el recono-cimiento de que el terrorismo es un desafío directo para la aspiración del Foro de lograr que las economías faciliten y liberalicen el comercio y las inversiones.

En la reunión de los Cabos, el año 2002, se aprobó la estrategia de la APEC de “Desarrollo de Capacidades Humanas en Nueva Economía”, HCBSNE, que fuera ela-borada bajo el liderazgo de Perú, y cuyo objetivo fue el constituirse en una herramienta efectiva para transformar la brecha digital en oportunidades digitales, de manera que las oportunidades de la nueva economía sean ampliamente compartidas en la región Asia-Pacífi co.

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En esta cumbre se modifi ca el enfoque tradicional de la APEC para señalar que un medio seguro es la mejor garantía para los negocios internacionales, y en su agenda agregan a los temas de liberación y cooperación económica y técnica, el del ‘Terrorismo Internacional’, otorgándole un matiz político.

En la reunión de Bangkok, Tailandia, realizada el año 2003, se sigue el esquema seña-lado el año anterior, incorporando al esfuerzo para el desarrollo sostenible y la seguridad regional, las organizaciones fi nancieras internacionales como elementos cooperantes en materia de fi nanciamiento y asistencia técnica.

En la reunión del año 2004, en Santiago de Chile, se introdujo un nuevo componen-te, el aporte del sector privado para reducir la brecha del desarrollo, mejorar los ingresos y fomentar la educación como patrón de crecimiento.

El año 2005, en la ciudad de Seúl, Corea del Sur, se priorizaron las áreas de liberación y facilitación comercial, los acuerdos de libre comercio, la pequeña y mediana empresa, la educación y reforma estructural, con especial énfasis en asuntos de competitividad, transparencia y anticorrupción.

El año 2006, en la ciudad de Hanoi, Vietnam, se consideraron nuevos programas para su discusión, entre los que se incluyó la iniciativa rusa de protección de los canales de distribución energética, así como las iniciativas de la APEC referentes a la lucha con-tra la falsifi cación de productos, el tratamiento de epidemias como la infl uenza aviar y la protección de las victimas del SIDA.

En esta reunión del Foro de la APEC, los gobernantes de la Cuenca del Pacífi co se comprometieron también a impulsar las conversaciones sobre el libre comercio mundial, así como las referidas a promover una mayor seguridad en los negocios y en la infraes-tructura, inquietud signada por el programa nuclear de Corea del Norte. Asimismo, destacaron el compromiso de mejorar la seguridad en infraestructuras y bienes, para prevenir eventuales ataques terroristas, garantizando el apoyo decisivo a la instrumen-tación de planes antiterroristas. Condenaron los actos terroristas que amenazan a todo el planeta y agregaron la determinación de continuar con los esfuerzos por combatir el terrorismo en toda forma y manifestación, exhortando a perseverar con las acciones preventivas para desmantelar los grupos terroristas, confrontar ‘otras amenazas a la segu-ridad’ y superar esos esfuerzos.

El llamamiento a Corea del Norte para que detenga su programa de armas nucleares se realizó fi nalmente solo verbalmente, sin llegar a plasmarse en el documento de con-clusiones como solicitaba Estados Unidos de América, a la vez que reafi rmara el com-promiso de establecer una península coreana libre de armas nucleares, pese a que Corea del Norte no pertenece a la APEC.

El año 2007, en Australia, se ha incorporado a la agenda de la APEC el tema del ‘Cambio Climático’ y se ha dado mayor énfasis en obtener mercados energéticos más integrados y efi cientes, así como promover alternativas de energías más limpias.

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APEC 2008 en Perú

Como se ha podido apreciar, cada año, los temas del Foro de la APEC se han ido incrementando y ha ido variando su temática. Ahora, en el marco del Foro que se llevará a cabo el año 2008, teniendo como sede Perú, se han determinado cuatro áreas sobre las cuales se va a trabajar. Las tres primeras, consideradas como básicas, son: 1) Facilidades del comercio, 2) Inversiones y liberación de las inversiones, y 3) Cooperación económi-ca, que tienen por fi nalidad lograr que las economías llamadas desarrolladas abran sus mercados y permitan que los países en desarrollo, como el Perú, puedan acceder a ellos.

Para las reuniones de estas tres áreas del Foro han sido consideradas como sedes las ciudades de Arequipa, Chiclayo y Trujillo. En esta oportunidad, por primera vez en las reuniones de la APEC, se ha considerado una cuarta área de trabajo: ‘seguridad’, a desa-rrollarse en la ciudad de Iquitos.

Si tenemos en cuenta que el concepto de seguridad en nuestro país no lo tenemos aún claro, por cuanto podemos observar que en muchos documentos ofi ciales emitidos por organismos del Estado que deberían legitimar este concepto, existen notables diferencias, podemos pregun-tarnos: ¿cuál será la ‘seguridad’ de la que se va a tratar en las reuniones del APEC?

Me explico, si la palabra seguridad, así a secas, está claramente defi nida en los dic-cionarios, cuando se la refi ere a diferentes aspectos particulares, tales como seguridad nacional, seguridad regional, seguridad hemisférica, seguridad social, seguridad econó-mica, seguridad ciudadana, seguridad humana, etc., tendrá que basarse en ese primer concepto y, aunque en las defi niciones particulares se incluyan aspectos de conveniencia, mayoritariamente deberá considerarse en cada una de estas defi niciones que la seguridad es una ‘situación’ en la que el individuo, nación, región, etc., está libre de amenazas, peligro o daño.

Sin embargo, si observamos que en el Libro Blanco de la Defensa Nacional del Perú, 2005, se ha considerado una defi nición sui géneris de seguridad a secas, que más se asemeja a lo que podría ser una defi nición de seguridad nacional y que, asimismo, en la Ley 27933, Ley del Sistema Nacional de ‘Seguridad Ciudadana’, en su Artículo 2do. defi ne la seguridad ciudadana como la ‘acción’ integrada que desarrolla el Estado con la colaboración de la ciudadanía, destinada a asegurar su convivencia pacífi ca, la erradi-cación de la violencia y la utilización pacífi ca de las vías y espacios públicos; podemos notar que más que una defi nición de ‘seguridad’ ciudadana, que por lógica debería ser la ‘situación’ en la que los ciudadanos están libres de amenazas, peligro o daño, esta, por su redacción, se asemeja más a lo que podríamos denominar ‘protección’ ciudadana, ‘medidas’ de seguridad ciudadana, o algo similar, por cuanto se destacan ‘acciones’ y no una ‘situación’, como se considera en la defi nición de los diccionarios.

En mi modesto modo de ver, y teniendo en cuenta el contexto en el cual se va a tratar la seguridad en las reuniones de la APEC, en el Foro del 2008, podrían desarro-llarse temas referidos a la seguridad desde el punto de vista jurídico y/o económico que permitan dar confi anza a los actores que van a comercializar sus productos, y a aquellos

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que van a invertir y facilitar recursos económicos; pero, por otro lado, si tenemos en cuenta la zona que se ha elegido para la realización del diálogo de seguridad, la ciudad de Iquitos en la Región Loreto, podríamos asumir que también podría tratarse de la seguridad requerida contra el contrabando, el narcotráfi co y/o el terrorismo, como ha sido manifestada la preocupación de este Foro por la amenaza que representa Corea del Norte en la región asiática y por el terrorismo internacional.

De todos modos, considero que habiéndose designado al Perú sede de este importan-te Foro, tendremos la oportunidad para ir acentuando las bases del correcto sentido de la aplicación de los conceptos de seguridad y defensa, y permitir así el buen entendimiento de estos términos, el primero como una ‘situación’ ideal que, normalmente, se espera alcanzar, y el segundo como las ‘prevenciones y acciones’ que se encaminen al logro de la situación antes mencionada.

Ahora bien, teniendo en cuenta que la defensa, así como la seguridad, no solo se da en el campo militar sino también en los demás campos de la actividad humana, y que, las veces que el Perú como Estado ha suscrito un acuerdo internacional comprometién-dose a cumplir cláusulas que, sin preverlo, han limitado nuestra soberanía y puesto en peligro la seguridad nacional, se debe tener presente la importancia de la opinión de los expertos en seguridad para cada tipo de actividad, a fi n de establecer la defensa corres-pondiente.

En octubre de 2003, la OEA emitió una declaración referida a la Seguridad en las Américas, que a la letra dice: “las amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguri-dad en el Hemisferio son de naturaleza diversa y alcance multidimensional y el concepto y los enfoques tradicionales deben ampliarse para abarcar amenazas nuevas y no tradi-cionales, que incluyen aspectos políticos, económicos, sociales, de salud y ambientales”. Igualmente, podemos ver que, según el concepto de ‘seguridad humana’, la nueva defi -nición de amenaza a la seguridad abarca todo, desde terrorismo hasta el VIH/SIDA y la migración, por tanto, no signifi ca que la solución tenga que ser militar, pero sí requiere la participación de especialistas en seguridad que orienten la solución en contraposición de las diversas causas que atenten contra la seguridad del Estado-Nación.

Los gobernantes de la Cuenca del Pacífi co se han comprometido a impulsar las con-versaciones sobre el libre comercio mundial y promover una mayor seguridad en los negocios y la infraestructura, así como en la de los bienes para prevenir eventuales ata-ques terroristas. Los socios han exhortado a continuar con las acciones preventivas para desmantelar a los grupos terroristas, confrontar otras amenazas a la seguridad y superar aquellos esfuerzos.

Es el caso, por ejemplo, que Puno, que ha sido considerado como sede del evento de juventudes en el marco del Foro de la APEC, se encuentra convulsionado por la declaratoria de emergencia ambiental que el Consejo Nacional del Ambiente, CONAM, ha declarado por noventa días en las áreas de infl uencia de las actividades de la minería informal correspondiente a la cuenca del río Ramis, cuyo desarrollo está basado en las actividades minera, ganadera y agrícola, que se extiende hasta la desembocadura del

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Lago Titicaca. Asimismo, en la zona se han encontrado elevadas concentraciones de sóli-dos sedimentados que han afectado las aguas de sus principales ríos, los cuales presentan contaminación por exceso en los valores de nitrato, níquel y hierro, debido a los relaves mineros y a la mala práctica de la minería informal.

Esta situación ha originado múltiples actos de protesta con paros, marchas y alte-raciones del orden público. Adicionalmente, ahora vemos una infi ltración política por medio de las actividades de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de América en las denominadas Casas del ALBA, las que también generan reacciones violentistas de la sociedad indígena.

En este pequeño ejemplo, en una sola región nacional, podemos ver cómo se puede afectar la seguridad en varios campos: medio ambiental, político, económico, social, hu-mano, ciudadano, etc.; y si tomamos el universo conformado por todas las naciones del Foro de la APEC, es muy amplio lo que hay que considerar para proteger las actividades de los miembros de este importante Foro. Es más, todavía no se ha considerado el tema del ‘Turismo’, ya que de por sí este Foro atraerá gran cantidad de visitantes en cualquier lugar que se realice, y en este caso Perú será la vitrina del mundo donde llegará mucha gente, atraída además por la expectativa de ver una de las siete nuevas maravillas del mundo, como es la ciudadela del imperio incaico, Machu Picchu.

Si consideramos también que este Foro por sí mismo es de interés nacional, y que la declaración de la OEA sobre seguridad en las Américas, emitida en octubre 2003, también lo es, podemos remarcar que los Estados que conforman la APEC confrontan diferentes amenazas a su seguridad física, comercial, económica, social, ambiental y, en general, de todo orden; aunque siendo tan extensos los alcances de la seguridad de estas naciones en su conjunto, normalmente cuando se refi eren a ella, tanto en el Perú como en varios otros Estados, es para destacar la seguridad contra el uso de las armas. Es por ello que, en el caso de este importante encuentro, cabe preguntarse, ¿cuál es la ‘seguri-dad’ sobre la que se va a tratar en las reuniones del Foro del APEC a realizarse en Perú, el año 2008 en la ciudad de Iquitos? Y, por supuesto, a partir de esa defi nición se debe-rán proyectar las ‘defensas’ o las previsiones y acciones como protección a las amenazas, riesgos o daños para cada caso de ‘seguridad’ que se haya considerado.

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El Doctor Jesús Lazo, es titulado en Derecho y es profesor graduado. Con estudios teológicos en el Pontifi cio Ateneo Antoniano y la Universidad Lateranense de Roma, en la Sorbona de París, y La Pontifi cia Universidad Javeriana de Bogotá. Guerra Política en Taipei, de Narcotráfi co en La Habana, México, Chile y Costa Rica.

Ha desempeñado labor docente especializada en Temas de Teología (Derecho Canónico) en los Seminarios de Cuzco, Arequipa y Lima. De operaciones sicológicas en el ejército Profesor de Ética Militar, Liderazgo Militar en las Escuelas Superiores de Guerra; de Ética Jurídica en el Cole-gio de Abogados y Conferencista en el CAEN y en diversas Universidades a nivel nacional.

Ha brindado asesoría en los altos mandos castrenses y publicado libros sobre Ética, Derechos Humanos, Conceptos básicos de la Doctrina Social Cristiana. Tiene en preparación un libro sobre Historia y Doctrina de Los Derechos Humanos y otro sobre Narcotráfi co en el Perú.

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a naturaleza de las Fuerzas Armadas, vale decir, su identidad, su esencia y propiedad característica, el principio indefectible de todas sus operaciones y

el carácter y sustancia que hacen de ellas lo que son y sin los cuales dejarían de ser tales, consiste en que la milicia no es solo una profesión.

En efecto, por profesión entendemos una actividad personal que si bien está al servicio de los demás, atiende principalmente al bien particular del que la ejerce y que consiste en el lucro o ganancia para su propia utilidad.

Ciertamente que los miembros de las Fuerzas Armadas son profesionales, y el despacho de ofi ciales o subofi ciales que el Estado les otorga tienen perfecta equivalencia y similitud con el título profesional que las universidades conceden. Pero la milicia, considerada en si misma, es más que una profesión. Tiene las connotaciones de un estado de vida consagrada, es decir, de un estado de per-fección, tanto por el fi n último que persigue, cual es la Patria, que es la mayor realidad valorativa después de Dios, como por la entrega sacrifi cada y generosa de sus integrantes.

El quehacer de las demás profesiones no alcanza la categoría de estado de vida, por lo que ni es español hablar de vida abogadil, vida medical, vida inge-nieril o vida contadoril, en cambio sí se dice con propiedad y castizamente vida militar, como también se dice vida religiosa o sacerdotal.

Ambos estilos de vida, y solo ellos, constituyen estados de vida consagrada, por que los dos tienen como fi n último de sus aspiraciones a Dios y a la Patria, valores supremos del hombre y, por lo mismo, capaces de concitar todo su amor, toda su dedicación y todo su sacrifi cio, vale decir, su consagración total y exclusiva.

Las consideraciones de esta naturaleza íntima de las Fuerzas Amadas nos con-ducen como de la mano a discutir sobre su fi nalidad trascendente, de lo que se desprende obviamente su función.

Para entender y ponderar a cabalidad la fi nalidad de las Fuerzas Armadas, es preciso remontarnos a la prístina, original y elemental división del Derecho.

De acuerdo a este criterio, el Derecho se clasifi ca en natural y positivo.

El Derecho natural es, según Santo Tomás de Aquino, la participación de la ley eterna en la naturaleza racional de la persona humana; y sus propiedades esenciales son la moralidad intrínseca, la unidad, la universalidad, la perpetuidad, la cognoscibilidad y la inmutabilidad.

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NATURALEZA Y FUNCIÓN DE LAS FUERZAS ARMADAS

Doctor Jesús Lazo Acosta

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El Derecho natural, por dimanar inmediatamente de la ley eterna, la que de acuerdo con San Agustín es la razón y voluntad divinas que mandan conservar, respetar el orden natural y prohíben perturbarlo, es la primera gran ley. El Derecho natural precede a cualquier otro derecho y es más excelente que todos los demás. Se refi ere a la esencia de las cosas, es un derecho esencial. Prescribe u orna lo que es esencialmente bueno y proscribe o prohíbe lo que es esencialmente malo. Uno de sus postulados es “Hacer el bien y evitar el mal”.

El derecho positivo humano proviene de la autoridad del legislador humano. En lo que concierne al Estado, la ley emana del Poder Legislativo, poder que dicta la Constitución Política del Estado y las leyes ordinarias de la república. Este Derecho obviamente es de inferior categoría jurídica y moral que el derecho natural, al que le está subordinado.

La Constitución Política del Perú, como la generalidad de las constituciones del con-tinente, establece que la fi nalidad primordial de las Fuerzas Armadas es garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República.

Es pertinente preguntarnos: ¿Es verdad que esta sea la fi nalidad de las Fuerzas Arma-das? Respondemos: Sí, es verdad. Volvemos a preguntarnos: ¿Es toda la verdad? Respon-demos: No es toda la verdad, y eso porque del Derecho natural se desprende una fi na-lidad de las Fuerzas Armadas que no es contraria a la establecida por la Constitución, sino que es más excelente y la complementa.

Célebres tratadistas de esta materia, entre los que citamos a Antonio Peinador Na-varro, dicen que la fi nalidad de las Fuerzas Armadas es el bien común y su restauración cuando fuera necesario. Bien común, que es paz, como condición esencial para el trabajo y la prosperidad de los pueblos. Fuerzas Armadas que no se destinan precisamente al ejercicio o la imposición de la fuerza, en cuanto medio único, en circunstancias excep-cionales, para la restauración del orden, de la independencia o libertad nacional, que son valores humanos necesarios para la convivencia social y la fraternidad universal de todos los hombres.

De lo dicho se desprenden dos importantes conclusiones. En primer lugar, que la profesión militar es excelente y su excelencia proviene del bien común que defi ende.

Refi riéndose a la grandeza y eminencia del bien común, Aristóteles dice que tiene más de divino que de humano, y Santo Tomás de Aquino enseña que el bien común es el concepto más excelente que ha producido la mente humana.

El bien común es aquella situación de la que el hombre obtiene todo lo que necesita para satisfacer sus necesidades espirituales y materiales, y sus elementos constitutivos son un conjunto de bienes materiales, culturales y morales, una justa distribución de los bienes, la historia y tradición, la cultura y la civilización, la ciencia, la tecnología y el arte, unas condiciones sociales externas, una adecuada organización social que supone ordenamiento jurídico, político, económico y educativo.

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DOCTOR JESÚS LAZO ACOSTA 49

De toda esta grandeza, son las Fuerzas Armadas las defensoras y restauradoras. Es lo que constituye su fi nalidad esencial, y de lo que se deriva su excelencia.

La segunda conclusión es que las Fuerzas Armadas son más para la paz que para la guerra, que se preparan para la guerra solo porque buscan la paz y que la guerra no se opone sino solo materialmente a la paz, pues debe hacerse la guerra solo para obtener la paz, siendo un medio o instrumento para conseguirla

De esta fi nalidad de la Fuerzas Armadas como causa, se desprende su función como efecto. Efecto que goza lógicamente de la dignidad de la causa que la origina.

La función de las Fuerzas Armadas en cuanto es su rol, acción, ejercicio, labor, que-hacer y tarea, es triple. Ser la institución de la Patria, porque la resguardan, la auxilian, la amparan, la salvaguardan, la protegen y la defi enden.

La Patria siempre, pero principalmente en momentos de peligro y tensión, se cobija en sus Fuerzas Armadas. Ellas desempeñan un rol fundamental, en cuanto son parte del Poder, son la espada del Estado. Ningún gobernante puede cumplir a cabalidad su eleva-da misión de espaldas a las Fuerzas Armadas. Tiene que gobernar con ellas. Constituyen la supervivencia del Estado, y, por lo tanto, un seguro que afi anza la continuidad de la cultura y civilización.

El uso de la fuerza es conforme con las exigencias éticas cuando sirve para restablecer el orden y no existe otro medio idóneo para ello, y cuando las circunstancias aconsejan su empleo.

No es lo mismo la fuerza empleada por un criminal, que la fuerza que emplea un cirujano. Del mismo modo, no hay analogía posible entre la fuerza destructiva del que levanta las armas contra la Nación por motivación ideológica revolucionaria, como lo hizo en nuestro país la subversión terrorista comunista, por ejemplo, con quienes usan las armas para ejercer la fuerza en defensa de la Nación, para restaurar el orden lesionado y la tranquilidad vulnerada. El terrorismo asesino e ideologizado fue el criminal del Perú, en tanto que las Fuerzas Armadas fueron el cirujano de nuestra sociedad.

Otra función de las Fuerzas Armadas es ser columna vertebral de la nación. La histo-ria de nuestras Fuerzas Armadas es la historia de nuestra Patria, la historia de su libertad, de su prosapia y de su grandeza.

El ser histórico nacional de nuestro pueblo esta íntimamente vinculado a sus Fuerzas Armadas, como unidas a ellas están en su destino y futuro social, político y económico. Ellas constituyen el pilar fi rme y sólido en la lucha contra la pobreza, las enfermedades y el distanciamiento territorial en que viven muchos de nuestros pueblos.

Las Fuerzas Armadas son el pueblo en armas, porque sus integrantes provienen de todos los sectores sociales y económicos, de tal manera que se puede asegurar que la integración nacional es, de mucho tiempo atrás, una realidad en los cuarteles y bases

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militares de nuestra República. Esta integración se basa en el respeto mutuo que da la convicción de la igualdad ante el cumplimiento del deber y los reglamentos castrenses.

Las Fuerzas Armadas son, en suma, una institución rectora en el camino de nuestra Nación, llamada a construir un futuro brillante, y tienen una importancia vital, no solo en cuanto a la defensa del país, sino también en la continuidad histórica, patriótica-nacional, y esto que acontece en el dominio militar, ha ejercido, ejerce y ejercerá consi-derable infl uencia en los campos político, económico y social.

La tercera función de las Fuerzas Armadas es ser la reserva moral de la sociedad, porque cultivan, guardan y custodian un apreciable conjunto de valores y virtudes que ponen al servicio de la sociedad nacional.

Desde muy temprana edad, los miembros de las Fuerzas Armadas son sufi cientemen-te instruidos para vivir una vida digna y ejercitar las calidades humanas y profesionales que integran el acervo virtuoso del ofi cial, y que, con la doctrina y entrenamiento, lo hacen conductor de hombres.

El cultivo de esas virtudes morales, permite que las Fuerzas Armadas aparezcan como una isla, a donde no ha llegado esa anomia moral, esa atrofi a espiritual, esa condescen-dencia con lo inmoral, ese afán utilitarista, esa incontrolada búsqueda de placer y esa vida ociosa y muelle, que campean en la sociedad de nuestros días. Es por ello que las Fuerzas Armadas constituyen una reserva moral de enorme importancia.

Si el mal llegara a cualquier poder o institución del Estado, se perdería mucho pero no todo, porque quedan las Fuerzas Amadas que lo pueden regenerar, pero si el mal llegara hasta ellas, ya no habría nada que esperar, porque si la sal se vuelve insípida no hay nada que le devuelva el sabor, y las aguas emponzoñadas en la fuente ya no pueden ser purifi cadas.

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Juan Carlos Llosa Pazos (Lima 1969) Capitán de Fragata en activi-dad de la Marina de Guerra del Perú. Egresó de la Escuela Naval del Perú como Alférez de Fragata en diciembre de 1992. Es califi cado en Guerra de Superfi cie y en Ingeniería de Sistemas, y graduado en el Curso de Coman-do y Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra Naval. Ha prestado servicios en diferentes unidades de la Fuerza de Superfi cie, en la Coman-dancia de la Flotilla de Superfi cie Nº 1, y fue Segundo Comandante del BAP Callao en el año 2005,

Actualmente se desempeña como Jefe de la Ofi cina de Información del Comando Conjunto de las FFAA.

Es egresado de la maestría en Ciencia Política en la Pontifi cia Uni-versidad Católica, y colaborador de la Revista de Marina desde 1995, con artículos de interés institucional y de historia naval. También ha publi-cado artículos culturales en el suplemento dominical Estampa del diario Expreso, y es colaborador del periódico español Diario de América. Ac-tualmente cursa una maestría en Gestión Cultural, Patrimonio y Turismo en la Universidad San Martin de Porres.

E-mail: [email protected]

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Introducción

n una clase a la que asistí en CENTRUM-Católica el año 2006 como parte del programa del Curso de Comando y Estado Mayor, el catedrático –jefe

naval en retiro– nos decía que la Marina, como hacen las empresas exitosas, debería centrar su atención en la voz del cliente, ya que en base a esta premisa, aquellas se esfuerzan por desarrollar estrategias capaces de conseguir las preferencias del cliente, proceso en el que el factor determinante lo representa muchas veces las ventajas competitivas que poseen en forma individual cada una de ellas, ya sea en cuanto al o los productos que comercia, o a la calidad del o los servicios que ofrece.

Desde mi punto de vista, este planteamiento es relativamente nuevo en el medio empresarial nacional, donde el mercantilismo, el monopolio, el rentismo y el proteccionismo han sido las características principales de nuestra actividad económica a lo largo de la historia republicana, en la cual el cliente tuvo poco que hacer u opinar, más que conformarse en comprar lo que había, normalmente de baja calidad, o esperar a “encargar” a un pariente, amigo, conocido o incluso a alguna aeromoza para adquirir un buen producto, normalmente importado de Miami. La economía de hoy, basada en la antigua fi losofía del libre mercado, tardío en el caso de nuestro país, ha cambiado las perspectivas de los negocios en forma bastante acelerada.

Niveles de ciudadanía

Como hemos señalado entonces, el esfuerzo de la “maniobra” apunta al clien-te. Más que a este mismo, a sus necesidades y preferencias, y a la capacidad de dar inmediata respuesta a sus demandas, ya que en esta época no hay mucho tiempo disponible para esperar. Todo se necesita para ayer. Dicho esto, traslademos esta refl exión a la esfera pública. Del mismo modo, allí también es indispensable, en estos tiempos modernos, escuchar y privilegiar la voz del ciudadano, solo así se podrá consolidar una gestión pública competente.

Quien hace escuchar su voz exigiendo al Estado que cumpla su función a cabali-dad y que no se limite solamente a garantizar los derechos políticos reconocidos en la Constitución, es el ciudadano que se instruye y adquiere una nueva conciencia y que

* Es la práctica que tiene como objetivo convertir el vinculo de las organizaciones con su entorno cultural, social y político en una relación armoniosa y positiva desde el punto de vista de sus intereses u objetivos. La tarea de la Co-municación Estratégica es proyectar la indentidad de las organizaciones en una imagen que suscite confi anza en su entorno relevante y adhesión en su público objetivo. Cavallo, Ascanio y Eugenio Tironi. Comunicación Estratégica. Vivir en un mundo de señales. Santiago de Chile: Aguilar Chilena de Ediciones, 2006.

COMUNICACIÓN ESTRATÉGICA*Y FOMENTO DE LA CULTURA DE DEFENSA

Capitán de Fragata Juan Carlos Llosa Pazos

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fácilmente puede discernir y luego reclamar lo que juzga incorrecto o injusto, lo que obliga a los funcionarios a tomar medidas para mejorar la atención al publico1. El ejercicio pleno de derechos y la intervención del ciudadano en el gobierno, se dará directamente en proporción a los niveles de ciudadanía que haya alcanzado su respectiva sociedad y en consecuencia un Estado más efi ciente. Este es, en mi opinión, el principal parámetro para establecer los están-dares del ejercicio democrático en los sistemas representativos modernos.

La ciudadanía, según el sociólogo francés Alain Touraine, de la Escuela de Altos Es-tudios en Ciencias Sociales de Francia, implica preocupación por la cosa pública y por la mayor continuidad posible entre las demandas y las decisiones de largo plazo tomadas por el Estado2. Siguiendo a Touraine, se puede perfectamente asociar altos niveles de ciudadanía con solidez institucional y por ende con el éxito de la democracia como sistema político. Como inmediata consecuencia tendremos, dicen sus profetas, perma-nente estabilidad sostenida en virtud al pleno conocimiento y ejercicio libre de todos los derechos políticos, y a la vez interiorización y cumplimiento efectivo de deberes, por parte de quienes forman parte de la sociedad.

A esta apretada teorización del concepto de ciudadanía, debo agregar la importancia trascendental de la comunicación, como actividad prioritaria para los gobiernos de ma-yor solidez democrática. En efecto, en las administraciones gubernamentales democráticas más consolidadas, se ofrece a sus ciudadanos una comunicación veraz y oportuna entre los agentes estatales y sus gobernados, facilitando el proceso llamado en ingles accounta-bility, es decir, rendición de cuentas de los primeros a los segundos por la gestión reali-zada. Esta dinámica es un aspecto fundamental de la democracia representativa, lo cual es una diferencia sustancial de su progenitora, la democracia liberal del siglo XIX, la que se caracterizó por su elitismo y por la ausencia del principal vehículo de representación ciudadana, vale decir del partido político de masas.

Por otro lado, desde hace unas décadas el ciudadano/cliente, se muestra cada vez más preocupado por la corrupción y por el adecuado uso que se le da a los fondos públicos.

Cabe preguntarse si en la actualidad, y dados los tantos cuestionamientos que cada vez más ciudadanos hacen a ciertas maneras con que algunas autoridades elegidas o administrativas del aparato estatal ejercen sus cargos, ¿no deberíamos privilegiar, en lo que se refi ere a las Fuerzas Armadas, un plan de comunicación estratégica cuyo objetivo sea sumar esfuerzos para que el país alcance mejores niveles de ciudadanía, mediante el arraigo de una cultura de defensa acorde con nuestras demandas de seguridad que se funda en el cuantioso patrimonio material e inmaterial que nos ha sido legado?

Comunicación estratégica

Alain Touraine en su obra Crítica de la modernidad defi ne a la comunicación como el enfrentamiento de interlocutores y, al mismo tiempo, como la transmisión de mensajes

1 Valdivia Pedemonte, Alejandro. “Las Relaciones Públicas”. En Revista de Marina, marzo-abril 1975. 2 Touraine, Alain. Crítica de la Modernidad. Fondo de Cultura Económica. Segunda edición en español. México, 2000.

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de unos a otros o como fl ujo de informaciones, pero también como señal de trabajo de subjetivación que cada uno realiza y que procura reconocer en el otro. Otros autores, como Scott y Mitchel, conceptúan a la comunicación como la transmisión de ideas, sentimientos o valores entre individuos, grupos o máquinas.

En muchos países hasta hace poco, las entidades públicas se limitaban solo a in-formar los hechos que son motivo de noticia, muchas veces en comunicados ofi ciales o en breves conferencias de prensa donde los portavoces solo daban información, mas no comunicaban. Hay una diferencia muy importante entre informar y comunicar. La información se dispara al interlocutor sin que se espere tener una relación directa con este, no existe ahí interacción alguna. Es un acto unilateral, si el interlocutor recibió el mensaje y lo procesó bien; si no, es problema de aquella comunicación; por el contrario, busca tener una relación directa, sin fi ltros, ni interrupciones entre el comunicador y el receptor en la transmisión de los mensajes. El comunicador se interesa en que su mensa-je sea adecuadamente interpretado, y está preparado para entablar dialogo permanente con el receptor hasta asegurarse que su mensaje cumplió con su objetivo, mediante la retroalimentación. Esto es aplicable tanto al escenario interno como al externo de la or-ganización. Podemos establecer entonces que la comunicación es un factor determinante para mantener una apropiada relación, ya sea con el ciudadano o con el cliente.

Por otro lado, en los negocios muchas veces los gerentes recurren a asesorías de espe-cialistas para vender la mejor imagen posible de sus empresas. En efecto, en el entorno de los altos ejecutivos de las empresas más exitosas, en los últimos años se viene valorando de manera muy signifi cativa el papel de los asesores en comunicación, que tienen como misión abrir la puerta a potenciales negocios, suavizar su imagen frente a los medios de comunicación y hacerlos más cercanos a diferentes públicos.

En el Primer Intercambio de Comunicación Social entre el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y el Comando Sur de los EE.UU., realizado en Lima en marzo del 2007, el Jefe de la Ofi cina de Asuntos Públicos de este ultimo comando, Raul Duany, expuso interesantes puntos sobre la experiencia norteamericana, a raíz de la actuación de las fuerzas militares de su país en medio Oriente, en donde habían tenido problemas de comunicación con su público interno y con el externo, lo que llevó al Departamento de Estado a una reorganización en el campo de la comunicación social, modifi cando el modo de construcción, transmisión y percepción de la información como objeto cul-tural, y sus reglas de interacción y retroalimentación. Es así que los burócratas norte-americanos incorporaron a la administración gubernamental un concepto conocido en el mundo de los negocios como comunicación corporativa. Este concepto se refi ere a la coordinación de todos los recursos comunicacionales externos e internos de la empresa (publicidad, marketing, folletería, canales comunicativos, ambiente laboral, organigra-ma, atención al cliente, posventa, etc.) para diferenciarse de la competencia y lograr un lugar en la mente del cliente. Siguiendo este lineamiento, según manifestó Duany, el departamento de Defensa norteamericano adoptó recientemente el concepto de comu-nicación corporativa como comunicación estratégica y ha creado una nueva estructura orgánica que consta de seis ofi cinas.

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En efecto, para desarrollar su planeamiento estratégico el comandante del Coman-do Sur cuenta con las Ofi cinas de Asuntos Legislativos (relación con el Parlamento), Asuntos Civiles (relación con el publico extranjero) Operaciones Sicológicas (Público externo adversario), Asuntos Públicos (prensa y comunidad), Operaciones de Informa-ción (protección informática y recepción militar), y fi nalmente, con la Ofi cina de Co-municación Estratégica, esta última dependencia tiene la responsabilidad de consolidar todos los esfuerzos de las otras ofi cinas con el propósito de lograr la homogeneidad de cada uno de los mensajes producidos, cerciorándose de que estos sean claros y comunes a toda la organización, para evitar voces disonantes, y a su vez cerciorándose de que sean adecuadamente transmitidos.

La comunicación estratégica está destinada a lograr una mejor gestión en el campo de la comunicación social. Este es un aspecto que cada vez cobra más importancia y al que toda entidad publica tendría que darle prioridad. Los problemas de comuni-cación que pudiesen presentarse de-ben ser superados con un adecuado planeamiento estratégico de comuni-cación hecho por profesionales en la materia, que abarque campos como el diseño de estrategias de comu-nicación o la gestión estratégica de la imagen institucional. Hoy en día existen maestrías en comunicación estratégica, cuyo estudio podría ser muy benefi cioso para la institución en la realización de sus actividades y en el logro de sus objetivos, y en la capacitación para prevenir y manejar situaciones de confl icto.

Asimismo, en la actualidad, en el mundo de los negocios existen empresas que se dedican a vender programas integrales de comunicación que consisten, entre otros as-pectos, en monitoreo de medios, análisis de coyuntura, manejo de crisis, organización de campañas publicitarias, de ruedas de prensa, creación de planes estratégicos internos y externos y, por supuesto, asesoria de imagen3.

Todo planeamiento estratégico de comunicación en el ámbito de las instituciones armadas debería tener como fundamento la conducta ética, la transparencia y el apoyo a causas cívicas, lo cual implica en este último aspecto solidaridad y responsabilidad so-cial. Esto es aplicable tanto al sector público como al privado. Un planeamiento de esta naturaleza consideraría los siguientes cuatro objetivos principales:

• Establecer canales de comunicación ininterrumpidos con la ciudadanía

3 Revista Vanguardia. “Los Ejecutivos Modelan su Imagen. Relacionistas Públicos y Consultores de Comunicación Asesoran a Grandes Empresarios”. 6 de marzo 2007, Ecuador. pp. 28-29.

Los portavoces ofi ciales facilitan la interacción con los medios de prensa y reducen el nivel de especulación.

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• Fortalecimiento de la identidad institucional• Optimizar la imagen institucional• Contribuir al fomento de la cultura de defensa en nuestro país

Establecidos los cuatro objetivos principales, las estrategias operacionales a abarcarán el apoyo, la interacción y/o participación en las siguientes actividades o funciones:

• Medios de comunicación social• Acción cívica integrada• Programas sociales estatales• Fomento de valores en la juventud• Defensa de nuestro patrimonio cultural y apoyo al turismo• Personal militar en retiro y reservistas• Centros académicos públicos y privados

A continuación, veamos algunas líneas matrices que se proponen para el diseño de un plan estratégico de esta índole. Dirección Estratégica: A cargo de un ofi cial general o almi-rante como responsable de su ejecución y supervisión de las dependencias involucradas, con un equipo a sus ordenes. Establecimiento de vocería permanente: Función destinada a interactuar con todos los medios de prensa tanto locales como extranjeros, que estaría a cargo de ofi ciales cuidadosamente seleccionados y preparados para ese fi n, quienes admi-nistrarían una red de información interna que les permita estar oportunamente enterados de las actividades institucionales que de acuerdo a la política del Comandante General sean consideradas de interés público, en concordancia con la política de comunicación social del sector Defensa. Existen en la actualidad programas como el media training o ca-pacitación de voceros, y también de gerentes y principales directivos de compañías, donde aquellos aprenden a desenvolverse frente a los medios de comunicación, bajo la consigna de hacer prevalecer el mensaje que a su entidad le interesa. Se debe considerar en este caso que los medios de comunicación social identifi can rostros, a estos los asocian con la entidad, y luego recurren en forma mecánica a ellos para pedir la versión ofi cial, lo que en consecuencia reduce los márgenes de especulación. Emisión de mensajes institucionales: Mensajes debidamente estructurados y difundidos oportunamente. Estos mensajes tiene un alto contenido institucional, dan gran signifi cación a su historia, a sus ideales y a sus proyectos, resaltando valores agregados y generando buena opinión y respeto, buscando, por ejemplo, destacar la importancia que tiene la institución para el ciudadano, a través de los medios escritos, televisivos, radiales y en especial en la web, como el único canal de comunicación en tiempo real y de manera ininterrumpida con el ciudadano. Lecciones aprendidas: Cada crisis o situación de confl icto relevante, donde el nombre de la institu-ción haya sido involucrado y expuesto ante la opinión pública, debe ser cuidadosamente analizado para extraer las enseñazas de los efectos de lo que se hizo o debió de hacer, con un afán constructivo y con la idea de reducir las posibilidades de que se vuelvan a repetir situaciones similares, o por lo menos, estar mejor preparados para enfrentarlas, debiendo considerar, por ejemplo, la emisión de comunicados cuando se tenga la versión ofi cial de los hechos; poner énfasis en la transmisión de la información en forma veraz y oportuna, sin maquillajes que puedan ser contraproducentes, debiendo ser solo una autoridad la

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encargada de comunicar (de preferencia el portavoz); emplear la terminología adecuada en cada mensaje, ya sea nota de prensa, comunicado ofi cial o conferencia de prensa; emitir recomendaciones para mejorar la organización interna. Difusión interna de la identidad corporativa: Debe incentivarse en el personal el aprecio por todas las formas de representación que emplea la institución, que le dan personalidad y distinción. Ges-tión estratégica de la imagen institucional: Explotación de los factores diferenciadores que agregan valores, permanencia en el tiempo y en la memoria de los ciudadanos. Manejo de crisis: En el sentido de la comunicación estratégica podemos defi nir la crisis como un punto crítico de tal magnitud que afectará la manera en que la institución es percibida por los distintos sectores de la opinión publica. Todo tipo de crisis presenta peligros y oportunidades. Se debe formar un gabinete de crisis permanente que diseñe un plan de comunicación de emergencia (portavoces, análisis, mensajes claves, documentación). Trato con líderes de opinión: Debe entablarse relación con los llamados stakeholders o líderes de opinión entre aquellos especialistas con gran experiencia y trayectoria que puedan contribuir a la sensibilización y comunicación con la ciudadanía. Veracidad: La comunicación en el sector público debe ser abordada con transparencia, sin manipula-ción, lo cual es diferente en las ofi cinas de relaciones públicas de algunas empresas, que para evitar demasiados costos o eludir responsabilidades sociales, buscan darle vuelta a las cosas tratando de disfrazar la realidad. En este caso es recomendable enfrentar el problema directamente, lamentar el hecho o los hechos, ofrecer disculpas, comunicar las acciones tomadas y exponer la solución que se espera obtener. Pero también se debe ser fi rme en la exigencia del respeto al honor de la institución o de las personas. En ambos casos, las respuestas deben ser inmediatas.

Para el diseño del plan de comunicación estratégica, las instituciones pueden desa-rrollar diferentes proyectos con especialistas en comunicación social a cargo de un jefe de proyecto, integrado por publicistas, comunicadores sociales, sociólogos, politólogos, entre otros profesionales.

Finalmente, los cuatro objetivos antes mencionados deberán confl uir en el efecto po-sitivo que traiga a la institución una apertura franca, oportuna, direccionada y segura.

Identidad e imagen

El éxito de una institución, ya sea pública o privada, está estrechamente ligado a la imagen que proyecta a su público objetivo, lo que se obtiene como resultado de un proceso de comunicación que parte de su identidad institucional. Para alcanzar una adecuada imagen, entonces, la entidad necesita una óptima comunicación tanto inter-na como externa. En términos empresariales la imagen corporativa se entiende como el retrato que se articula en la mente de los receptores a partir de señales enviadas por la institución4.

A continuación, ahondaremos en los conceptos de identidad e imagen. En primer

4 Téllez Marmolejo, Lina Maria. “Gestión de la imagen a través de estrategias corporativas y su incidencia en los fi nes comercia-les de la organización”. En http//www.gestiopilis.com.

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lugar el Diccionario de la Real Academia española defi ne a la identidad como el “con-junto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás”, y a la imagen pública, como un “conjunto de rasgos que caracterizan ante la sociedad a una persona o entidad”.

El contralmirante Raúl Parra, quien es un estudioso de la geopolítica y de los inte-reses marítimos desde hace varias décadas, ha defi nido a las Fuerzas Armadas, más allá de su misión constitucional, como grupos organizados, disciplinados y de sólida unión por tradiciones, costumbres, hábitos de trabajo y sobre todo, por depender de sistemas de compro-miso con otros en momento de crisis y confl ictos. Por tanto, tienen regímenes de preparación táctica, estratégica y científi ca así como tecnológica, además de lealtades y vínculos profundos de cohesión y coherencia que otras profesiones no priorizan de la misma manera 5.

En mi opinión, en los conceptos del almirante Parra podemos enmarcar la identidad de las instituciones armadas. Ahora bien, este concepto de identidad, es decir esos rasgos que sentimos propios y característicos, tal vez hoy en día ya no sean necesariamente per-cibidos de una manera exacta a la descrita, por quienes nos observan. El ideal, claro está, es mantener ‘enfi lada’ la identidad con la imagen, es decir, que lo que pensamos que somos, sea percibido así por los demás. Sin embargo, existe la dinámica de los aconteci-mientos, que también infl uye en la percepción de los ciudadanos sobre las instituciones. La imagen, si bien es cierto está ligada a la trayectoria, los errores o aciertos de los líderes o de cualquier integrante, pueden favorecer o perjudicar la imagen de la institución. Como factores negativos, además de lo que pueda ocurrir en la propia institución, de-bemos considerar que habrá quienes colaboran gustosamente en afectar su imagen, lo que se puede apreciar en países de la región con infl uencia neomarxista, en algunos medios de comunicación social o en unas cuantas organizaciones no gubernamentales, o en manifestaciones seudoculturales de origen gramsciano, que no trasciende en el arte contemporáneo, en la web, en la cinematografía, en la literatura, en la publicidad, camufl adas en buenas y democráticas intenciones, o en lo que algunos autores llaman tolerancia liberal.

En el plan propuesto hemos señalado como uno de los cuatro objetivos el fortale-cimiento de la identidad institucional. Esta es, sin duda, una labor fundamental a ser desarrollada en el ámbito interno, de acuerdo a la política que el comandante general establezca al respecto. Es un proceso esencialmente endógeno, aunque no excluye in-fl uencias externas.

Lo que sigue, la imagen, está condicionada tanto a fuerzas internas como externas. Para hacer una radiografía de la imagen actual de las Fuerzas Armadas, se podría empezar por detenerse y plantearse o, mejor dicho, replantease algunos aspectos, aunque estos parezcan demasiado obvios. Tal vez se encuentren respuestas en los preceptos centrales de las instituciones, que deberían estar a la vista, pero la vorágine del día a día a veces nos los ocultan. ¿Por qué razón o razones existe la institución hoy?, ¿a quién sirve?, ¿qué

5 Parra Maza, Raúl. “Actualización de los conceptos de Bienestar, Seguridad y Defensa Nacional”. En Revista de Marina, octu-bre-noviembre-diciembre 2001.

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valores defi ende y profesa?, ¿cuán próxima está a la realidad de su entorno?, ¿cuáles son las características de su trayectoria?, ¿cuáles son sus más sólidos cimientos?, ¿de qué forma se reconoce ante sí misma y de qué forma la reconocen los demás?, y, por cierto ¿cuáles han sido o son sus debilidades? Dicho esto, ¿es útil mantener el mismo perfi l ante una opinión pública cada vez más enterada y que no se conforma solo con aceptar lo que siempre estuvo ahí porque sí, sino que ahora exige saber por qué es necesario que siga existiendo?, ¿no deberían ser reevaluados los mensajes que se transmiten a la ciudadanía?

Cuán difícil resulta en esta época para las Fuerza Armadas volver a la óptima imagen anterior a los sucesos de fi nes del siglo pasado, cuando aparentemente el nivel de la ciu-dadanía crece en nuestro país, sin que esto conlleve necesariamente al fortalecimiento de una cultura de defensa en nuestro país o a la preocupación por la situación de nues-tros intereses marítimos. A continuación, veamos algunas de las causas que han afectado negativamente la imagen de nuestras Fuerzas Armadas.

Hay quienes pueden afi rmar que el daño a la imagen de las Fuerzas Armadas se debe a cau-sas exclusivamente intrínsecas, o en todo caso solo extensible a las políticas públicas emana-das desde el Estado respecto al sector Defensa, pero de na-die más. Otros podrían sumar a esos dos factores el apoyo de algunos medios de comunica-ción u organizaciones privadas, que pareciera que estuviesen en la acera de enfrente a favor de nuestros potenciales amenazas, ya sea por interés personal, por ideología, por menosprecio, por dinero o por causas indi-viduales que pudiesen resultar comprensibles. Recordemos cómo hace solo unos pocos años nos alcanzó una tormenta de ataques e insultos de gente que nos odia, los que arreciaron sin medida ni control ni respeto alguno, y con el aval político. De nada valieron para algunos las honras, no solamente de miles de uniformados que nunca dejaron de cumplir con su deber, sino también de sus familias, las de sus padres, esposas, hijos, hermanos, y lo más grave aun, ni el dolor de quienes habían enterrado a seres queridos asesinados por la espalda o frente a ellos mismos. Y en todo esta fi ebre de acusaciones destempladas, hubo cierta

Las tecnologías de la información juega un rol muy destacado en el diseño del plan de comunicación estratégica.

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vez que un “intelectual”, que presume de ser entendido en defensa por haber seguido un par de cursos, –cuando la defensa hay que primero interiorizarla y después practicarla–, escribiera que el país, y por cierto las Fuerzas Armadas, no tenían por qué enorgullecerse de la victoria sobre el terrorismo, o sea de la más memorable de nuestras victorias como nación en toda la historia republicana del Perú, porque había sido alcanzada con el costo de miles de vidas humanas. Cuántos de estos intelectuales y sus aliados han hecho de los derechos humanos de los terroristas la causa más justa a ser defendida, sin reparar en los derechos humanos de quienes se opusieron al terror, siendo asesinados con la mayor de las sañas. ¿Dónde están las campañas de estos juglares modernos durante todos los años que los asesinos de María Elena Moyano estuvieron libres? ¿Dónde estuvo su exigencia para que fuesen capturados y tratados con la misma dureza con que lo fueron Guzmán y sus secuaces hoy en prisión? En todo caso, en su derecho están, ¿pero acaso no tenemos derecho quienes vestimos uniforme, a despreciar lo que pretende ser impuesto como verdad absoluta e irrefutable?

Ante esto, pocas o nulas respuestas se han dado sobre quienes, la gran mayoría, estu-vieron ajenos a todo acto de sinvergüencería delincuencial de aquella década vergonzan-te, o por lo menos de sus líderes, y más bien se ha llegado a endosársele a todo el esta-mento militar responsabilidades de unos cuantos delincuentes contando con el nutrido aplauso de quienes lo disfrutaban por placer insano o por quienes estuvieron asalariados para ese propósito. Pasada la noche triste, empezamos a darnos cuenta de cuán necesario es, hoy más que nunca, revertir lo hecho o, mejor dicho, lo no hecho, para favorecer decididamente el futuro de las instituciones, teniendo en consideración su existencia casi bicentenaria, su prestigio ganado en tantas gestas de gloria, su fortaleza moral, para de-volverle su peso especifi co en la sociedad peruana mediante una mayor interacción con la ciudadanía que se traduzca en un acercamiento continuo y transparente.

Cultura de Defensa: rol de los centros de formación académica y de la prensa

El problema de la defensa nacional, es hoy día de novedad evidente. La ignorancia de sus características actuales puede tener consecuencias desastrosas. Sin embargo, ten-gamos la hidalguía de declararlo, este problema nos es todavía muy desconocido. De un modo general, en el medio civil se sigue creyendo que los problemas de la defensa nacional son cuestiones simples y locales, cuya solución interesa solamente a una parte de la sociedad, a sus institutos armados. ¿Acaso no es frecuente ver, por ejemplo, que en ocasión de alguna tensión política o de algún amago de confl icto, la opinión pública vuelva sus miradas a los institutos armados como queriendo interrogarles qué hacen el Ejército o la Marina que no resuelven la situación?6.

El párrafo anterior pareciera describir una realidad actual, sin embargo fue escrito hace sesenta y cinco años por un teniente coronel del Ejercito peruano. En efecto, el más tarde general Marcial Romero Pardo, segundo en ejercer la dirección del Centro de Altos

6 Romero Pardo, Marcial. “El Concepto Moderno de la Defensa Nacional”. Tomado de la Revista Militar del Perú, para la Revista de Marina, enero-febrero 1942.

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Estudios Militares, después del notable académico general de división José del Carmen Marín, fundador de esa importante institución, tocaba en aquel entonces un tema que en nuestros días sigue sin resolverse. Aquello evidencia la necesidad de impulsar una ver-dadera cultura de defensa que llegue a enraizarse en todo el sentir colectivo de nuestra nación, y que supere la corriente que en estos últimos tiempos prevalece sobre este tras-cendental asunto, y que se limita o se fundamenta en el titular tendencioso del tabloide o en los puntos de vista parcializados y antimilitares de algún miembro de la sociedad civil –léase determinadas organizaciones no gubernamentales ‘especializadas’ en temas de defensa y seguridad- escritos en algún medio afín, en los conceptos de una intelec-tualidad neomarxista, de cuya peligrosa infl uencia nos advirtiera ya en los ochenta el recordado capitán de fragata Luis Felipe Villena Gutiérrez en los siguientes términos:

Estimo que la Marina de Guerra del Perú constituye hoy por hoy, en este país, una excepción de calidad que necesita incentivarse cada vez más, máxime porque se le nece-sita más que nunca ante tanto embate de tan gran parte de la población que, desde hace tantos años viene siendo ganada por personas que, con un sanco-chado ideológico en sus cerebros, y sentimientos de ateísmo y de resentimiento social en sus corazo-nes, intentan pulverizar nuestras emociones patrióticas para llevar-nos después hacia modelos sociales peores que los que critican y en medio de los cuales, muchos de ellos mismos, por su defi ciente for-mación profesional y cívica, res-tauran más tarde sorprendidos del laberinto social al que se conducen y pretenden conducir a otros. Bás-tenos constatar el grado de cosas que hemos alcanzado, consistente en que se ha llegado a hacer dudar que somos una nación, artera estrategia con la cual se puede manipular tantas mentes dignas de un mejor cultivo para los fi nes que todo buen ciudadano debe perseguir 7.

Para promover la cultura de defensa son muchas las tareas que se pueden realizar. Sin embargo, las dos áreas que considero las más relevantes para trabajar la cultura de defen-sa son las que corresponden a los centros de instrucción, principalmente universitarios, y a los medios de prensa.

Son muy pocas las universidades públicas o privadas en el país que investigan asuntos de Defensa y Seguridad. Es decir, donde se podría brindar una importante contribución

7 Villena Gutiérrez, Luis Felipe, “La Marina de Guerra del Perú: ¿Una Elite?”, en Revista de Marina, mayo-junio 1989.

Un factor que ayuda a fortalecer la cultura de defensa lo constituye la comunicación y alianzas estratégicas entre las Fuerzas Armadas y las universidades publicas y privadas.

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para revertir aquella situación. Para ello, en el caso de nuestra institución, se podría considerar dentro de las especialidades ejecutivas de recursos humanos, previstas en el reglamento de personal superior para ofi ciales superiores, la subespecialidad de asuntos de defensa y seguridad y de intereses marítimos. También sería aplicable a las especiali-zaciones en inteligencia y logística y a las especializaciones técnicas para el área de inves-tigación y desarrollo principalmente. Parte de los ofi ciales que llegasen a ostentar estas subespecialidades podrían convertirse en investigadores o instructores a partir del grado de capitán de navío, tanto de las escuelas de guerra de las Fuerzas Armadas, del Centro de Altos Estudios Nacionales, y de las propias universidades privadas o públicas, en la modalidad de residentes. La universidad es un potencial aliado estratégico para favorecer los estudios teóricos y tecnológicos sobre la seguridad y la defensa nacional.

En una entrevista que le hice al Contralmirante (r) Alfredo Graham Rojas, actual director del Centro de Empresariazgo-CENTRUM-PUCP, le pregunté cuál podría ser la contribución de las universidades privadas o públicas en la inversión tecnológica o en la investigación en el campo de la estrategia que realizan las Fuerzas Armadas. En opinión de Almirante Graham, las universidades estarían interesadas en participar, sin embargo, tendría que defi nirse si las FF.AA. están dispuestas a reconocer el tema estratégico como algo que se puede compartir con las universidades; más fácil sería la innovación tecnoló-gica, pero ahí habría que invertir y compartir los logros8.

En la tarea de crear una verdadera cultura de defensa, el periodismo nacional está llamado a cumplir una función gravitante. En las Fuerzas Armadas muchas veces no hemos visto la labor de la prensa con buenos ojos. En algunos casos razones no nos han faltado. La lista es larga. Del lado del periodismo se nos imputa el secretismo, el espíritu de cuerpo, el abuso. Defi nitivamente, de un lado y del otro hay muchas razones que sustentan su posición con situaciones reales. Como sea, tanto militares como periodistas somos humanos, cumplimos funciones distintas pero al fi nal compartimos el mismo espacio, y desde nuestros puntos de vista, que no tienen necesariamente por qué coinci-dir, queremos lo mejor para nuestro país. Por ello, es necesario trabajar en coordinación, teniendo la verdad como el principio que rija las relaciones Fuerza Armada-Prensa. Una vez escuché a una conocida periodista que nos tiene mucho aprecio, decir a otro cono-cido colega suyo, en el programa de televisivo de este último, que en los militares no se podía confi ar. De hecho, aquello es poco más que una calumnia, sin embargo hay que preguntarse si no hemos ayudado un poco a crear esta absurdo opinión. Es por eso que debemos mantener una constante comunicación con la prensa y ver al periodista como un aliado en nuestra intención de servir efi cientemente a nuestros compatriotas.

Las difi cultades con la prensa estarán siempre ahí, la idea es aminorarlas, lograr un mejor entendimiento en aras de un fi n superior. No se piense que son las Fuerzas Armadas peruanas o de países con problemas las únicas que tienen difi cultades con los medios de prensa o que difunden información que resulta sensible para la seguridad nacional, moti-vada por el titular escandaloso. Hasta en los países más adelantados, las controversias se

8 Entrevista al Contralmirante (r) Alfredo Graham Rojas, Director del Centro de Empresariazgo-CENTRUMPUCP.

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manifi estan. Por ejemplo, en sus memorias sobre la guerra de las Malvinas, el coman-dante de la Fuerza de Tarea inglesa que atacó el archipiélago argentino, en ese momento contralmirante John Woodward, criticaba el papel que protagonizó la celebre BBC de Londres, en estos términos:

Como si mi estado de ánimo mitad enfermizo, mitad furioso, no fuera sufi ciente, había todavía otra causa importante para la indignación que circulaba en los salones de operacio-nes de la Operación Corporate. El lector recordará sin duda que varias de las bombas que cayeron sobre las naves británicas en el Estrecho de San Carlos no habían explotado, feliz-mente para nosotros, salvándose de esa manera un considerable número de vidas.

Pues bien, la noche del 23 de mayo, hacía veinticuatro horas, la BBC había conside-rado oportuno anunciarlo. No contentos con transmitirlo localmente en Londres, como para que lo escuchara cualquier diplomático o agregado militar argentino, además lo transmitieron por el Servicio Internacional para que todo el Atlántico Sur lo escuchara. Algunos de mis ofi ciales se sintieron ultrajados y su furia era alimentada por la inevitable coincidencia de que las tres bombas que le dieron al Coventry habían explotado.

Por supuesto, es posible que los argentinos hayan resuelto el problema de los detonantes por su cuenta, pero ello no podía evitar el comentario hostil hacia aquellos “superfi ciales, presumidos e ignorantes idiotas que trabajan en el BBC 9.

El trabajo conjunto con los medios de prensa es bastante amplio. Por lo pronto el Ministerio de Defensa en coordinación con el Comando Conjunto y las Instituciones Armadas, realizaron el año pasado un curso para reporteros de Defensa, que ha dado muy interesantes resultados. En primer termino, la experiencia vivida en casi una se-mana de internamiento en instalaciones de la Marina de Guerra, de la Fuerza Aérea y del Ejército peruano. Posteriormente, se amplió la instrucción al Derecho Internacional Humanitario, y se tiene previsto realizar cursos de operaciones de paz, todo esto dentro del marco de la preparación del reportero de Defensa. A esto hay que agregar reuniones periódicas con directivos, conversatorios con editores y reporteros. Todo esto es una muestra palpable de la voluntad con que las Fuerzas Armadas están asumiendo un nuevo reto, que es cambiar las formas de comunicación con la sociedad, y por ende las relacio-nes con la prensa. Sin duda, se avanza positivamente.

Otra medida de acercamiento a los profesionales de la comunicación consiste en brindar la posibilidad de que los alumnos del último año de la carrera de periodismo puedan realizar prácticas profesionales en las direcciones u ofi cinas de información de las Fuerzas Armadas. El objetivo sería contar con un número apreciable de periodistas especialistas en defensa y seguridad, siendo el ideal que cada medio de comunicación cuente en su equipo periodístico con un especialista en el tema.

La interacción con la prensa no solamente se limita a las condiciones normales. En tiempos de crisis, los puestos de comando podrían considerar enlaces virtuales con los medios de prensa. Al respecto el Coronel EP (r) Teodoro Hidalgo Morey, autor del libro

9 Woodward John Sandy con Patrick Robinson. Los Cien Días las Memorias del Comandante de la Flota Británica durante la Guerra de las Malvinas. Buenos Aires-Argentina: Editorial Sudamericana, 1992.

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Sendero Luminoso subversión y contrasubversion, sugiere que en el caso de operaciones, los organismos institucionales de información deben establecer cerca del puesto de coman-do una sala de prensa para entregar a los corresponsales de los medios las informaciones que permanentemente deben difundirse10.

Palabras fi nales

Luego de haber experimentado no pocas situaciones amargas respecto a nuestra seguridad e integridad territorial, los peruanos deberíamos refl exionar con madurez y responsabilidad cívica, cuánto hemos valorado nuestra herencia milenaria, más allá de los justos y siempre puntuales homenajes al sacrifi cio de nuestros héroes. ¿Acaso se ha materializado en el Perú una cultura de defensa que nos permita mantener a salvo, bajo cualquier circunstancia, el inmenso patrimonio que poseemos? Tal vez haya sido la di-visión entre peruanos la principal amenaza contra ese invalorable legado, surgido del encuentro de dos culturas que han dado vida a la peruanidad de la que hoy nos sentimos cada vez más orgullosos.

Debemos acabar con ese estigma. He ahí el reto que nos presenta el futuro, un reto para el cual los miembros de las Fuerzas Armadas tenemos las mejores ventajas, puesto que hemos estado juntos en las más difíciles circunstancias, a pesar de algunos momen-tos oscurecidos por afi ebradas ideologías.

Una historia juntos, como reza nuestro himno, en la que otrora enfrentamos al ene-migo externo, y en la que también dimos las más duras batallas al enemigo que surgió de las mas ruines sombras, legándole a nuestros compatriotas un amanecer de paz que tene-mos la obligación de continuar fortaleciendo. Esa, en mi opinión, es y debe ser siempre la principal contribución de las Fuerzas Armadas al futuro del país, hasta que alcance el desarrollo, que por fi n parece ya no nos será más esquivo.

A pesar de las criticas de algunos pocos y los intereses subterráneos de algunos menos, las Fuerzas Armadas del Perú están indisolublemente ligadas a su pueblo, a él se deben por entero, al que no han dejado, ni por un instante, de servir con lealtad y profesio-nalismo, a pesar de los delitos de unos cuantos. Ahí esta su trayectoria de honor para demostrarlo.

10 Hidalgo Morey, Teodoro. “Prensa y Fuerzas Armadas”. En: Revista Comando en Acción, julio–diciembre 2005.

Dada la importancia que han adquirido los medios de comunica-ción, favorece al éxito de las operaciones que los puestos de comando mantengan comunica-ción con la prensa na-cional en forma segura y oportuna.

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El Coronel EP Leonardo J. Longa López egresó de la Escuela Militar de Chorrillos el 1 de enero de 1982 con el grado de Subteniente, ocupando el primer puesto del arma de Infantería.

Principales puestos desempeñados:

Jefe de la Compañía de cadetes de la Escuela Militar de Chorrillos en el año de 1989 - Comandante de la CEC - 31 con sede en Pichanaki, guarnición ubicada en la selva central del departamento de Huancayo –Comandante del BIM - 5 con sede en Zarumilla, guarnición fronteri-za con Ecuador – Inspector y JEMA de la 31ª Brigada de infantería de Huancayo.

En el renglón académico, docente en la Escuela Superior de Guerra del Ejército – Jefe del Dpto. de Educación de la Dirección de Educación y Doctrina del Ejército - Director de la Escuela de Inteligencia del Ejército - Docente de la Universidad César Vallejo en la Maestría de Educación.

En el país: profesionalmente capacitado en el Curso de Paracaidis-mo Básico Militar, Curso Regular de Comandos, Curso Intermedio y Avanzado de Infantería, Curso Básico de Inteligencia, Curso de Comando y Estado Mayor, Curso Superior de Inteligencia, Maestría en Adminis-tración, Curso de Alto Mando del Ejército, Curso de Altos Estudios en Política y Estrategia.

En el Extranjero: Curso de Inteligencia Militar en los Estados Unidos, Curso de Comando y Estado Mayor en Brasil.

Actualmente se desempeña como Director de Investigación y Políticas Educativas de la Dirección General de Educación y Doctrina del MINDEF.

E-mail: [email protected]

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n la actualidad, la Fuerza Armada enfrenta el reto irrenunciable de rees-tructurar, racionalizar y modernizar su sistema educativo, con la fi nalidad

de formar y perfeccionar profesionales militares capaces de afrontar con éxito las demandas y exigencias generadas por el desarrollo de la sociedad peruana, regionalización y globalización. Este proceso debe realizarse teniendo en cuenta el estudio de las necesidades en seguridad, defensa y desarrollo nacional (inci-diendo en lo que al sector Defensa se refi ere) de la sociedad peruana. En esta oportunidad realizaré un análisis del marco académico legal existente para el sistema educativo peruano y cómo incluye o excluye al sistema educativo de la Fuerza Armada.

Marco Académico Legal Apropiado

Partamos por conocer la Ley Nº 28044, Ley General de Educación, la cual en su artículo 29º establece dos etapas para el Sistema Educativo Peruano: Edu-cación Básica y Educación Superior. Aquí deseo referirme específi camente a la Educación Superior.

La mencionada Ley en su articulo 49º, Defi nición y fi nalidad, establece cla-ramente: “La Educación Superior es la segunda etapa del Sistema Educativo que consolida la formación integral de las personas, produce conocimiento, desarrolla la investigación e innovación y forma profesionales en el más alto nivel de espe-cialización y perfeccionamiento en todos los campos del saber, el arte, la cultura, la ciencia y la tecnología a fi n de cubrir la demanda de la sociedad y contribuir al desarrollo y sostenibilidad del país”.

Tenemos que precisar cuál es la demanda de la sociedad peruana en Seguridad y Defensa, y cómo podemos contribuir en el desarrollo y sostenibilidad del país, para así redefi nir el perfi l genérico y especifi co del Profesional Militar que deben formar y perfeccionar las escuelas de la Fuerza Armada; asimismo, cuáles son las necesidades académico legales que debemos conseguir para que este sistema fun-cione con efectividad (efi ciencia, efi cacia, economía).

El sistema educativo de la Fuerza Armada, en la actualidad, cumple con todos los procesos educativos exigidos por la Constitución Política del Perú (en el régi-men universitario) y la Ley General de Educación (en su defi nición y fi nalidad), en dos niveles académico-profesionales:

a. Escuelas de ofi ciales y escuelas superiores de la Fuerza Armada (Profesional Militar).

EL SISTEMA EDUCATIVO NACIONAL Y LA FUERZA ARMADA

Coronel EP Leonardo José Longa López

E

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b. Escuelas de formación y perfeccionamiento de subofi ciales, ofi ciales de mar y técnicos de la Fuerza Armada (Técnico Militar).

Se debe puntualizar que la Ley General de Educación omite la formación Técnico Militar que se conduce en las escuelas técnicas de la Fuerza Armada, y solo reconoce parcialmente la formación profesional de los ofi ciales en la Ley Nº 28329, ley que mo-difi ca la undécima disposición complementaria de la Ley Nº 28044, Ley General de Educación.

La norma mencionada, en su artículo 51º Instituciones de Educación Superior, es-tablece: “Las instituciones universitarias, así como los institutos, escuelas y otros centros que imparten Educación Superior pueden ser públicos o privados y se rigen por ley específi ca”.

A qué se refi ere por ley específi ca, puede suponer dos cosas: que el sistema educativo de la Fuerza Armada debe regirse por ley específi ca, tan igual como las universidades con su Ley Universitaria; si este razonamiento es válido, debemos formular un proyecto de ley (Ley del Sistema o Régimen Educativo de la Fuerza Armada); o, por el contrario, el Poder Legislativo establecerá una ley específi ca (Ley de la Educación Superior), donde se norme la forma en la cual se va a impartir la educación superior en el país, tanto en las universidades, Fuerza Armada e institutos tecnológicos y pedagógicos. Me parece correcta la segunda opción.

Actualmente, la falencia de la ‘Ley Específi ca de Educación Superior’ está siendo su-plida en las universidades por la Ley Nº 23733, Ley Universitaria (Educación Profesio-nal), y en los institutos tecnológicos y pedagógicos por el Decreto Supremo 05-94-ED ‘Reglamento General de Institutos y Escuelas Superiores Publicas y Privadas’ (Educación Técnica) y modifi cada por el ‘Proyecto Educativo Nacional al 2021: La Educación que queremos para el Perú’, elaborado por el Consejo Nacional de Educación (renovado sistema de educación superior articulado al desarrollo).

La Fuerza Armada solamente tiene sus leyes orgánicas a las cuales se les debe adicio-nar convenientemente los aspectos relacionados a educación.

Se observa la necesidad nacional de elaborar el proyecto de la ‘Ley de Educación Su-perior’, la cual debe establecer tipos, niveles o rangos educativos, teniendo en cuenta la fi nalidad y duración de los estudios académicos por realizarse. Se propone lo siguiente: Educación Profesional, incluida en el Régimen Universitario (universidades, escuelas de formación de ofi ciales y escuelas superiores de perfeccionamiento de la Fuerza Armada), y educación técnica (institutos pedagógicos, institutos tecnológicos, escuelas de forma-ción y perfeccionamiento de subofi ciales, ofi ciales de mar y técnicos de la Fuerza Arma-da, y otros). Para la formulación se debe considerar la participación del sector Defensa, por ser parte integrante del sistema educativo nacional.

Teniendo en cuenta la Constitución Política del Perú, su articulo 18º Régimen Uni-versitario, expresa: “La educación universitaria tiene como fi nes la formación profesio-nal, la difusión cultural, la creación intelectual y artística y la investigación científi ca y tecnológica. El Estado garantiza la libertad de cátedra y rechaza la intolerancia”.

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Se debe promover un debate entre el Ministerio de Educación, la Comisión de Edu-cación y Cultura del Congreso, Ministerio de Defensa y la Asamblea Nacional de Rec-tores, exponiendo las razones por las cuales debe incluirse a la Fuerza Armada en el régimen universitario.

Actualmente, la normativa legal en lo que se refi ere a educación se puede considerar contradictoria, además no tiene en consideración que doctrinariamente las leyes orgáni-cas dentro de la clasifi cación de las leyes tienen mayor jerarquía que las ordinarias. Esta realidad trataremos de caracterizarla:

La Ley Nº 23733, Ley Universitaria, en su articulo 22º expresa: “Solo las Universi-dades otorgan los grados académicos de Bachiller, Maestro y Doctor. Además otorgan en nombre de la Nación, los títulos profesionales de Licenciado y sus equivalentes que tienen denominación propia así como las de segunda especialidad profesional”.

La misma Ley en su articulo 99º considera: “Las Escuelas de Ofi ciales y Escuelas Superiores de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional mantienen el régimen aca-démico de gobierno y de economía establecidos por las leyes que las rigen y otorgan en nombre de la Nación los títulos respectivos. Gozan de las exoneraciones y estímulos de las Universidades en los términos de la presente Ley”.

Para dar cumplimiento legal al artículo 99°, el titulo profesional que las Escuelas de Formación de Ofi ciales de la Fuerza Armada otorgan es el de Licenciado en Ciencias Militares, al realizarse estudios académicos de diez semestres, y la estructura curricular desarrollada es para formar profesionales militares, considerados en el régimen uni-versitario.

En su artículo 23º exige como requisito previo a la entrega del titulo profesional la obtención del bachillerato; para cumplir lo dispuesto por la Ley Universitaria, las Escuelas de Formación de Ofi ciales deben entregar previamente el grado académico de Bachiller en ciencias militares y al tener implícitamente esta facultad, automáticamente, en cumplimiento del articulo 24º, adquieren la potestad interpretativa de otorgar los grados académicos de Maestro y Doctor, por ser sucesivos. Aquí debemos preguntarnos, ¿Quién entregaría los títulos de posgrado?, ¿las escuelas de formación, las escuelas supe-riores de guerra, naval y aérea o el CAEN?

Además, debemos tener en consideración que la ley universitaria ha sido formulada para responder a las exigencias y necesidades de las universidades nacionales, públicas y privadas; en su formulación no ha participado el sector Defensa, por lo tanto no incluye al sistema educativo de la Fuerza Armada y solamente en disposiciones transitorias y complementarias trata de darnos facultades, con la fi nalidad de proporcionar derechos en el régimen tributario de la educación, pero no para estar incluidos en el régimen universitario.

Es apropiado puntualizar que la Ley Nº 28359, Ley de Situación Militar de los Ofi ciales de las Fuerzas Armadas, establece en su artículo 11º que: “La Escuela de For-mación de Ofi ciales de las Fuerzas Armadas otorgan el grado académico de Bachiller a nombre de la Nación al término de su formación académica. Las exigencias para la

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opción de grados académicos y títulos se rigen por la Ley Universitaria y la legislación sobre la materia. Los citados grados y títulos son equivalentes a los expedidos por el sistema universitario”.

Esta norma, legaliza entre comillas, la entrega del título de Bachiller a nombre de la Nación, pudiendo ser considerada una disposición contradictoria con la norma especi-fi ca del régimen universitario (Ley Universitaria), en vista de que el objeto de esta Ley es sentar criterios rectores de situación militar (clasifi cación, categoría, grado y empleo) con observancia de la Constitución y las leyes, y no aspectos educativos, los cuales sí deben estar expresados en nuestras leyes orgánicas.

Revisando las leyes orgánicas de las instituciones armadas, encontramos textualmen-te lo siguiente:

a. Ejército PeruanoDecreto Legislativo Nº 437, artículo 35, “Los Ofi ciales de arma y servicios egre-

sados de la Escuela Militar de Chorrillos con el grado de Subteniente o Alférez son profesionales de nivel universitario con título otorgado a nombre de la Nación. Los egresados de la Escuela Técnica del Ejercito (ETE), son profesionales técnicos de carrera específi ca con título equivalente al que otorgan los institutos superiores tec-nológicos a nombre de la Nación”.b. Marina de Guerra del Perú

Decreto Legislativo Nº 438, articulo 35°, “Los Ofi ciales de Comando son pro-fesionales de nivel universitario con título entregado a nombre de la Nación. En su articulo 45°, “Los egresados del CITEN son profesionales con título otorgado a nombre de la Nación”.c. Fuerza Aérea del Perú

Decreto Legislativo Nº 439, articulo 24°, “Es profesional el personal superior y subalterno egresado de sus respectivas Escuelas. Los primeros con nivel universitario y los segundos con nivel técnico”.Debemos considerar en nuestras leyes orgánicas el término con nivel universitario o

incluido en el régimen universitario, se hace necesario que el sector Defensa adopte una posición política al respecto.

La Fuerza Armada debe formar y perfeccionar a sus integrantes con una educación de calidad y excelencia; para ello es necesario que el marco legal en lo referente al siste-ma educativo peruano (Ley General de Educación, leyes orgánicas, Ley Específi ca de la Educación Superior, Ley Universitaria, Ley de Situación Militar, Reglamento General de Institutos y Escuelas Superiores Publicas y Privadas), incorpore al sistema educativo nacional (régimen universitario y técnico) el sistema educativo de la Fuerza Armada y lo dote de las facultades que necesita para cumplir con su misión constitucional, sin perjuicio de exigir la acreditación de sus procesos educativos con la Ley de Evaluación, Acreditación y Certifi cación de la Calidad Educativa, que desde ya el sector Defensa también debe ser considerado en su formulación.

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El Tte. Crl. Ing. Víctor Arturo Miranda Alfaro, integrante de la 92ava Promoción de la EMCH “Mariscal Agustín Gamarra”, realizó el Curso Comando y Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra del Ejército, es Primer Jefe del Departamento de Medio Ambiente de la Dirección de Asuntos Civiles del Ejército (2005).

Autor de los textos de Gestión Ambiental en el Ejército, Supervisión Ambiental para obras de Infraestructura publicados por el Ejército.

Realizó los siguientes Estudios:

- Maestría en Ingeniería en Gestión Ambiental (EUPG - UNFV)- Licenciatura en Educación (EUPG - UNFV)- Evaluación de Impactos Ambientales (EUPG - UNFV)- Seguridad Nacional y Defensa Estratégica (CID)- Módulo de Estado Mayor Conjunto (ESGE-CAEN)- Manejo y Negociación de Confl ictos (CID)- Gobierno Electrónico (OEA)

E-mail: [email protected]

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os desafíos ambientales son la causa de confl ictos internos (carencia de agua, escasez de recursos), así como de confl ictos entre Estados (como los efectos de

los cambios climáticos, cursos de ríos, canales de navegación, etc.); estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro. A medida que el mundo se vuelve cada vez más interdependiente y frágil, el futuro depara a la vez grandes riesgos y grandes promesas; debemos reconocer que en medio de la magnífi ca diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana con un destino común. Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible, fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz.

Los patrones dominantes de producción y consumo están causando devastación ambiental, agotamiento de recursos y una extinción masiva de especies. Las comuni-dades están siendo destruidas, los benefi cios del desarrollo no se comparten equitati-vamente y la brecha entre ricos y pobres se está ensanchando; la injusticia, la pobreza, la ignorancia y los confl ictos violentos se manifi estan por doquier y son la causa de grandes sufrimientos; un aumento sin precedentes de la población humana ha sobre-cargado los sistemas ecológicos y sociales. Los fundamentos de la seguridad global están siendo amenazados; estas tendencias son peligrosas, pero no inevitables.

Existe un alto grado de deforestación de los bosques, niveles signifi cativos de contaminación ambiental, calentamiento de la tierra, destrucción de la capa de ozono y graves alteraciones del ecosistema mundial, por lo que el sistema eco-nómico comienza a cuestionarse con relación a su grado de implicancia como principal autor de todas estas desgracias.

A medida que la sociedad se ve enfrentada a la mala actuación económica y política de los gobiernos y los sistemas de producción de todos los países del mundo, se crea una nueva ideología económica más favorable, que considera el mal manejo que se le viene dando a la naturaleza y los efectos negativos para el mundo entero, tanto presentes como futuros. La política internacional, con todos los inconvenientes y la manipulación y restricción entre los diferentes países, tiene consecuencias de gran dimensión sobre el manejo del capital natural.

En el escenario de la seguridad y la defensa, los conceptos han evolucionado y han sido interpretados de distinta manera a través de la historia, sin dejar de ser una consideración de primer orden en los planeamientos estratégicos que se desarrollan a nivel mundial; es por ello que todo Estado, al constituirse y formar su propia identidad, estructura los elementos que se encargarán de su defensa y cohesión y por consiguiente facilitarán el cumplimiento de las leyes.

SEGURIDAD Y DEFENSA Y SU RELACIÓN CON LA PROTECCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE

Teniente Coronel EP Víctor Miranda Alfaro

L

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La percepción que cada Estado tenga de sus amenazas externas e internas, determina en gran medida el tipo de organización y de política a seguir en materia de seguridad y defensa. Los recursos que se destinen en el momento oportuno serán los que defi nirán los objetivos de las percepciones de amenaza que se tengan en ese momento determina-do; es notorio que las relaciones económicas entre la comunidad internacional, han des-plazado como foco de su atención a las actividades político-militares que en su momento prevalecieron durante la Guerra Fría.

En estas últimas décadas, el tema del medio ambiente ha sido analizado en el área política, económica y social, con su consecuente trascendencia en la esfera multilateral, y en particular en las relaciones internacionales. A partir de la década de los setenta, los grupos ambientalistas e intelectuales independientes, empezaron a formar parte de las agrupaciones con participación sociopolítica, como movimientos preocupados del impacto ambiental de las diversas actividades humanas, sus planteamientos fueron con-fi rmados al argumentar que las preocupaciones ambientales deberían tener una mayor presencia en las agendas de los países a niveles locales, regionales e internacionales.

Por ejemplo, citaremos los estudios realizados en esas décadas para destacar la mag-nitud de la crisis medioambiental, entre los que destacamos a: Rachel Carson (1962) con la publicación de Silent Spring, donde cuestiona la capacidad del planeta de absorber los contaminantes; Paul Ehrilch (1968) con su tesis sobre crecimiento exponencial de la población, la famosa publicación Population Bomb ; Barry Commoner (1971) con las de externalidades negativas de la producción tecnológica; Donella Meadows (1972) con la de los limites al crecimiento industrial y la compleja interdependencia global de fi nes del siglo XX; Dubos R. y Ward B. (1972) con Solamente un Planeta: Los Límites del Crecimiento del Club de Roma (1972), que alertaba acerca de las consecuencias que tendría el crecimiento desmedido del Norte y de cómo afectaría al Sur; Límites a la Pobreza (1974), de la Fundación Bariloche, que se presentó como una respuesta a los Límites del Crecimiento, en donde se hacía un llamado al crecimiento con equidad para el Tercer Mundo; y, por supuesto, el corolario a todos estos análisis, como fue la crisis petrolera a fi nales de 1972, que profundizó de manera signifi cativa la preocupación acerca de la escasez de recursos, en particular de los combustibles fósiles. Aunada a esta serie de análisis que sobre el tema se venía realizando sobre la realidad internacional, la Organización de las Naciones Unidas daba sus primeros pasos hacia la comprensión del problema por parte de los Estados.

En la actualidad, la capacidad de los seres humanos para manipular el medio ambien-te global ha introducido tensiones y causado una realineación de intereses internacio-nales; aun ante la defi nición tradicional de seguridad, estas amenazas son reales. Si bien al fi nalizar el siglo XX se pudo presenciar el término de la Guerra Fría, también ha sido testigo de una creciente amenaza al medio ambiente global derivada del crecimiento de la población, el uso desigual e inefi ciente de los recursos naturales y la degradación de esos mismos recursos. Es decir, las interacciones entre los ámbitos geopolítico y geofísico son reales, como se ha visto, y tienen un alcance global.

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Solo aceptando esta argumentación, el debate sobre si existe o no un componente am-biental en la seguridad internacional podría ser ocioso. Lo que es claro, por una parte, es que los recursos naturales han sido utilizados en el pasado, y lo serán de manera inequívoca en el futuro, como objetivos de guerra y metas, así como acciones y planifi cación estra-tégica; el papel cada vez más importante de las amenazas ‘no tradicionales’ a la seguridad ha sido reconocido en los últimos años por los Estados; los riesgos y amenazas no con-vencionales provienen de actividades no militares de los individuos o grupos, así como de cambios en los ‘stocks’ o fl ujos de recursos naturales accesibles a los Estados.

Inicialmente, estos confl ictos ambientales no son percibidos como amenazas a la seguridad, pero sus efectos son acumulativos, pudiendo conducir a confl ictos tanto al interior de la sociedad como entre Estados. Existe una numerosa lista de casos en los cuales se ha estudiado cómo los confl ictos ambientales están contribuyendo, o incluso siendo una causa importante del surgimiento de violencia y se ha convertido en un im-portante factor desestabilizador en algunas democracias del continente americano, como es el caso evidente y particular de Haití y Bolivia. La mayoría de los casos corresponden a países ubicados en África o el Oriente Medio, donde el estrés ambiental ha sido más agudo que en el resto del mundo.

Sin embargo, el vínculo entre medio ambiente y seguridad, o lo que podría denomi-narse en forma genérica ‘estrés ambiental’ y confl icto violento, no es aún universalmente aceptado, muchas de las diferencias de opinión emanan de la comprensión y alcance que se tiene del término de ‘seguridad’. Estas van desde una concepción puramente tradicio-nal, vinculada estrictamente a lo militar, hasta otras acepciones más relacionadas con lo que se entiende por ‘seguridad humana’, la cual incluye aspectos sociales, económicos, políticos y ambientales; otra fuente de explicación se refi ere a la búsqueda de la forma adecuada de proteger el medio ambiente, y en este sentido, el vincular la seguridad al tema ambiental no es considerado por algunos como la mejor manera de cuidar el en-torno.

Las amenazas a la seguridad internacional desde fi nes del siglo XX, referidas a confl ic-tos derivados de factores ambientales, pueden ser agrupadas en cuatro categorías:

1. Los recursos como metas estratégicas Esta puede ser la forma más clásica de relación entre medio ambiente y confl icto,

ya que básicamente se refi ere a negar el acceso a los recursos a otros que podrían intentar la conquista de estos para sí mismos. La historia contiene muchos casos que pueden ejemplifi car esta categoría, principalmente las vías de aguas y ríos, así como los recursos energéticos. En esta categoría se debe incluir también los cam-bios en la distribución de los recursos disponibles, principalmente los energéticos, causa de la degradación ambiental mundial.

2. Los ataques a los recursos En términos estratégicos esto no es nuevo; lo que sí debe enfatizarse es la escala

en que hoy se puede efectuar esa destrucción, por ejemplo a plantas de energía atómica, represas y refi nerías petroleras, cabeceras de ríos, entre otros.

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3. El medio ambiente como arma La tecnología moderna ha facilitado el control del medio ambiente, de manera tal

que es perfectamente posible pensar en controlar recursos, hídricos por ejemplo, para afectar el comportamiento político de los adversarios.

4. La destrucción del medio Las categorías anteriores tienen una lógica en términos estratégicos, conocida por

largo tiempo; sin embargo, es difícil encontrar una lógica en la destrucción del medio ambiente; esta se puede dar por negligencia, ignorancia o un interés egoís-ta y de corto plazo; en términos generales, el cambio climático y la degradación ambiental, así como el problema de la destrucción de la capa de ozono, pueden tener resultados devastadores e incluso desastrosos, por ejemplo: angustia, distur-bios políticos, enfrentamientos; en suma, debilitamiento de las instituciones esta-tales diseñadas para velar por la seguridad de sus ciudadanos; todos estos factores se acentúan marcadamente al considerar el aumento desmedido de la población mundial. En forma específi ca, se puede considerar como un caso extremo la con-taminación o destrucción de los recursos, en caso de no poder ser controlados por el tiempo sufi ciente como para generar el cambio de actitud deseado del otro.

El cambio climático y su infl uencia en la seguridadEntre las amenazas globales ambientales, los cambios climáticos son los que tienen

mayores implicaciones por el origen mismo del problema; los países industrializados, con solo el 25% de la población mundial, son responsables del 80% de la producción de gas que genera el efecto invernadero, al que se le atribuye principalmente el cambio cli-mático que afecta a todos, mientras los países en desarrollo, con menos recursos econó-micos y técnicos a su disposición para adaptarse a esos cambios, son presionados por los países desarrollados para reducir el crecimiento de su población; en otras palabras, nos encontramos ante una situación de supervivencia en el caso del Tercer Mundo, ante un problema ambiental global que se agudiza ante las enormes presiones socio-económicas cada vez más marcadas en los países en desarrollo y un entorno económico internacional cada vez más desfavorable, sin que exista, al menos en el corto plazo, tal como han de-mostrado los recientes encuentros internacionales en las áreas económicas, comerciales, sociales y políticas, una solución inmediata.

El punto es si la protección internacional al medio ambiente puede lograrse mejor a través de reducir el crecimiento de la población, o a través de una tecnología de produc-ción más efi ciente, de reducir el consumo en algunas áreas y redistribuir el acceso a los recursos y el producto del trabajo humano, con el fi n de reducir la pobreza. Es decir, se trata de reformar las prácticas económicas de los Estados o de controlar el crecimiento de la población en el mundo en desarrollo. En ese sentido, lo que está en juego es si el concepto seguridad ambiental será empleado para sostener a las entidades geopolíticas tradicionales de la seguridad que favorecen a los Estados desarrollados, o será utilizado para promover la protección del medio ambiente global y la de sus habitantes.

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En el nivel más general, es posible concluir que el aspecto práctico del debate sobre seguridad ambiental va desde una posición de favorecer el statu quo del modo de vida, al cambio fundamental inspirado y gobernado por una política democrática global; la ma-yoría de los ecosistemas terrestres están bajo presión debido al crecimiento poblacional y a las decisiones acerca del uso de la tierra, lo cual probablemente continuará causando efectos adversos mayores en el futuro cercano. El cambio climático podría agravar esa situación, ya que actuaría como un catalizador.

Si el clima de la tierra sigue cambiando tal como se ha proyectado en los escenarios climáticos globales desarrollados por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), la degradación de los suelos se volvería un grave problema para muchos países, ya que se reduciría la calidad física, química y biológica de la tierra y disminuiría su capacidad productiva, creando otro aspecto de vulnerabilidad a la seguridad, mejor conocido como seguridad alimentaría, con las graves consecuencias socioeconómicas y políticas que conllevaría una situación de esta naturaleza.

Hasta la fecha, los modelos climáticos desarrollados por el IPCC proyectan que, para algunas regiones el cambio climático incrementará las sequías, y que las precipitaciones se volverían de mayor intensidad y con una distribución más irregular; esto podría in-crementar el potencial de la degradación de los suelos, incluyendo la pérdida de materia orgánica y nutriente, debilitamiento de la estructura de los suelos, disminución de la es-tabilidad de los suelos y un incremento en la erosión de los suelos y de la salinización.

La seguridad y el medio ambiente: un gran desafi o mundial para la subsistencia La incorporación del desarrollo sostenible (aspectos económico-social y medioam-

biental), a las estrategias de desarrollo, es un imperativo para los países del hemisferio; esto ha quedado claramente evidenciado en las últimas décadas, con la degradación de los hábitats de distintas partes del planeta; el descontento, la violencia y la desigualdad social crecientes están cuestionando los modelos de desarrollo económico pregonados y adoptados de las instituciones fi nancieras multilaterales, como es el caso del Banco Mundial (BM) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID); ante todo esto, tanto el BM como el BID señalan lo siguiente: “Según estimaciones del Banco Mundial, el número de pobres en América Latina se incrementa año tras año, el número de personas que vivía con menos de un dólar diario era de 78,2 millones en 1998, y de 63,7 millo-nes en 1987. Es decir, que en una década aumentaron en quince millones los pobres en América Latina y el Caribe”. La comunidad internacional ha tomado conciencia acerca de los efectos de la degradación ambiental y su crítica infl uencia con respecto al bienestar y desarrollo de los pueblos; está claro que con la degradación ambiental las situaciones de pobreza se ven potenciadas. Con el agotamiento de los recursos se provoca desempleo y una masiva emigración a las ciudades.

En nuestro hemisferio presentamos considerables fl aquezas respecto al desarrollo del derecho medioambiental, en especial a su aplicación y cumplimiento. El Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de dere-chos económicos, sociales y culturales, Protocolo de San Salvador, consagra el derecho

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a un medio ambiente sano, y numerosos países de la región vienen incorporando en sus constituciones, prescripciones relativas a la protección del medio ambiente, reconocien-do la relación existente entre este y la seguridad; sin embargo, la realidad demuestra que es imperativa una mayor cooperación regional a fi n de lograr avances signifi cativos en esta dirección. El carácter fronterizo de la degradación ambiental hace absolutamente necesario el concurso primordial de los Estados, donde la cooperación interestatal es la herramienta más efectiva para afrontar esta problemática.

El desarrollo económico del continente americano depende fundamentalmente de sus recursos naturales, cuya conservación se convierte en una cuestión estratégica de primer orden; mencionaremos lo siguiente:

BiodiversidadLa mayoría de los productos farmacéuticos más efi caces del mundo, 42% de las prin-

cipales drogas del mundo más compradas, derivan de compuestos de plantas o animales que se encuentran con frecuencia en climas tropicales, donde la diversidad biológica es mayor. El mercado global de productos farmacéuticos derivado de recursos genéticos est.a valorizado en US $ 75 a US $ 150 billones; en el periodo 1990-1995 se perdió un 3% de la cubierta forestal. En el período 1988-1997, el Brasil perdió unos 15 millones de hectáreas de zonas boscosas, según el Informe GEO 2000. La pérdida de la cubierta forestal amenaza la diversidad biológica de la región, especialmente de nuestra Ama-zonía. De continuar las aceleradas tasas actuales de deforestación, y si no se hace nada al respecto, sería posible que aproximadamente en el año 2045, desaparezca el último bosque tropical primario.

Los Recursos HídricosMientras en los últimos setenta años la población mundial se ha triplicado, la utiliza-

ción de agua se ha multiplicado por seis en todo el mundo; se utiliza el 54 % del agua dulce disponible anualmente y dos tercios se destinan a la agricultura. Hacia el año 2025 esa proporción podría aumentar hasta el 70%, debido exclusivamente al crecimiento de la población, o si el consumo per cápita llegara en todos los países al nivel alcanzado en los países más desarrollados, al 90%. En el territorio americano se encuentran algunas de las mayores reservas hídricas del mundo.

La búsqueda de más lugares para obtener agua es cada vez más escaso, lo que in-crementaría la posibilidad de que estallen confl ictos internacionales (tanto económicos como militares) a raíz de la calidad del agua y las instalaciones para encauzarla. Solo como ejemplo, en nuestro país se ven algunos confl ictos sociales entre Arequipa y Mo-quegua, por el uso de agua.

En el ámbito de la región se presentan, además de los problemas ambientales glo-bales (cambios climáticos, destrucción de la capa de ozono y el problema energético, principalmente), otra serie de problemas y temas que son prioritarios y específi cos de la zona. Estos temas, sumados a las crisis económicas que enfrentan a los países de nuestra región, constituyen un reto adicional para la consecución del ansiado desarrollo, y es

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muy importante que este no solo se mida en términos de crecimiento económico, sino, sobre todo, en términos de mejoramiento de las condiciones de vida de la población; entre estos problemas podemos señalar:

Uso de la tierra

Se trata de uno de los problemas de mayor relevancia para la región; entre sus con-secuencias más inmediatas se encuentran la erosión, la pérdida de fertilidad, desertifi -cación, salinización, deforestación y alcalinización de los suelos; todos estos problemas infl uyen en el abastecimiento de alimentos, así como en el deterioro de la calidad de vida de los habitantes; la erosión se debe, principalmente, al uso inadecuado de las tierras para el cultivo o la ganadería y por la deforestación. Se calcula que la superfi cie afectada por problemas de erosión superaba los dos millones de km2 a inicios de los años ochenta, y esto ha ido en aumento.

Deterioro ambiental en los asentamientos humanos

En Latinoamérica se ha observado un creciente y desordenado proceso de urbaniza-ción, nuevos centros urbanos se han construido desde la década de los años 60 en regiones antes deshabitadas; para un gran número de habitantes de estas ciudades sus vidas estarán marcadas por privaciones, desempleo, ocupando espacios no aptos para la vida humana, con un número creciente de familias sin los servicios más elementales, y con temor debido a la creciente contaminación y violencia urbana, ocasionando graves problemas en los asentamientos urbanos como son: la salud, la carencia de servicios básicos y ambiente de trabajo adecuado, falta de seguridad, la contaminación industrial y la vulnerabilidad a los desastres naturales y accidentes; solamente cerremos los ojos por un minuto y recordemos cómo era Chorrillos en la década del ochenta, lugar apacible con sus pantanos de Villa, lleno de una biodiversidad; luego, veamos cómo se encuentra en la actualidad, tugurizado, sin respetar los monumentos históricos como el Morro Solar.

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Recursos hídricos

En la región existen diversos problemas relacionados con el adecuado aprovechamien-to de las aguas, sobre todo allí donde existen amplias zonas desérticas y semidesérticas, y donde la escasez de agua es una limitación para el desarrollo. Por otro lado, la variabilidad del ciclo hidrológico ocasiona sequías e inundaciones, inutilizando amplias áreas para la agricultura; a esto se suma el problema de la contaminación de los cursos de agua y los lagos por efecto de la actividad urbana, industrial y agrícola.

Ecosistemas y patrimonio biológico

Sin duda, esta es una de las cuestiones que más preocupa en la zona. En este tema los principales problemas son la pérdida de ecosistemas y de sus funciones de soporte a la vida, habitabilidad, pérdida de recursos genéticos y subutilización y explotación de los ecosistemas y especies; todo ello es muy importante, ya que en la región del área andina (Perú, Ecuador, Colombia) y Brasil, principalmente, porque posee el 40% de las espe-cies vegetales y animales de los bosques tropicales del mundo, los bosques encierran una gran variedad genética que podría perderse a consecuencia de la utilización incontrolada de los recursos; desgraciadamente, la tasa de deforestación actual prevé que dentro de cuarenta años habrán desaparecido entre 1,00.000 y 350.000 especies. Otro aspecto es la pérdida de diversidad y erosión genética en los cultivos, disminuyendo el número de cultivos autóctonos en un 50%. La gravedad de estos problemas resulta más evidente si tenemos en cuenta la potencialidad de la región, tanto en el ámbito económico produc-tivo como medicinal.

Recursos forestales

Con respecto a los primeros, aun cuando el potencial de recursos forestales en La-tinoamérica es enorme, la sobreexplotación y subutilización de estos recursos está oca-sionando serios problemas de deforestación; los bosques tienen una importante función reguladora, representan hábitats para millones de especies, protegen los suelos de la erosión y contribuyen a moderar el clima y las inundaciones, además de proporcionar leña y madera. La sobreexplotación y la quema de árboles (la ceniza es utilizada como fertilizante) por ejemplo, ocasiona impactos negativos no solo a nivel local y regional sino también mundial. Esto hace que muchas de las tierras deforestadas pierdan su ca-pacidad agrícola en pocos años.

Energía

En general, la producción, transformación, transporte y utilización de la energía tienen consecuencias negativas sobre el medio ambiente, los problemas vinculados a los sistemas energéticos son, principalmente: el abastecimiento de energía, emisión de contaminantes al aire, la contaminación de los cursos de agua y las aguas marítimas por el derrame de petróleo y otros contaminantes, y problemas por el uso de la leña (deforestación, contami-nación de las viviendas, especialmente en los sectores de menores ingresos).

Adicionalmente a estos problemas, se desperdician combustibles fósiles debido a la baja efi ciencia de las pequeñas refi nerías y al uso de tecnologías inadecuadas en las cen-trales termoeléctricas que, además, contribuyen a la contaminación.

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El Capitán de Navío CJ Julio Pacheco Gaige, obtuvo el grado de Ba-chiller en Derecho y el Título de Abogado por la Pontifi cia Universidad Católica del Perú y el grado de Maestría en Derecho por la Universidad de Southampton en Inglaterra.

Es catedrático de Derecho en la Universidad de Piura y ha sido pro-fesor de la Escuela Superior de Guerra Naval y de la Escuela Naval del Perú. Ha participado como expositor en diferentes congresos, seminarios y forums, tanto nacionales como internacionales, en la especialidad de derecho comercial marítimo y de justicia militar.

Durante su carrera naval, se ha desempeñado como jefe de las asesorías jurídicas de la Ofi cina Naviera Comercial, la Fuerza de Tarea 100, el Estado Mayor General de Marina, la Secretaría de Defensa Nacional, los Servicios Industriales de la Marina, la Dirección General de Capitanías y Guardacostas, secretario general del Consejo Supremo de Justicia Militar y auditor del Consejo de Guerra de la Zona Judicial de Marina.

E-mail: [email protected]

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ustosamente he aceptado el requerimiento de la Revista Institucional del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, para pronunciarme sobre un

tema de evidente actualidad, como es el relacionado con la Justicia Militar Po-licial, especialmente vinculado a diversas acciones de inconstitucionalidad que se han presentado y a las correspondientes sentencias emitidas por el Tribunal Constitucional sobre la materia.

Las apreciaciones que emito a continuación, de exclusiva responsabilidad de quien las plantea, las realizo al amparo de lo dispuesto en el inciso 20 del artí-culo 139º de la Constitución, sin cuestionar en modo alguno las atribuciones y prerrogativas de los órganos constitucionales y menos la obligación de todos los ciudadanos de acatar lo resuelto por dichos órganos, especialmente lo relacionado con las sentencias que emite el Tribunal Constitucional. Asimismo, debo señalar que estas apreciaciones son exclusivamente de índole jurídica y que algunas de ellas ya han sido expuestas por el autor de este artículo en sendos congresos de Justicia Militar Policial realizados en el Congreso de la República, en los años 2005 y 2006.

Mi condición de ofi cial en actividad de la Marina de Guerra me obliga a respetar escrupulosamente el mandato constitucional de no ser deliberante, esta-blecido en el artículo 169º de la Carta Magna, y es por ello que mis apreciaciones se circunscriben expresamente al texto de las sentencias emitidas por el Tribunal Constitucional, sin emitir opiniones políticas.

Al abordar el tema de la Justicia Militar Policial, se trata de efectuar un análisis e interpretación, no aislado, sino sistemático de la Norma Fundamental, en pro de la búsqueda de la verdad, y de esa manera se pueda crear una justicia castrense creíble, efi ciente y responsable, lográndose un verdadero dominio institucional.

En concordancia con lo anterior, resulta claro que la existencia de la rama del Derecho Penal Militar Policial, no erige en autónomas las prescripciones del Có-digo de Justicia Militar Policial, pues dichas prescripciones tienen que someterse a principios generales y al ordenamiento constitucional del país.

Hay dos temas que me parecen fundamentales en relación con el debate sobre la Justicia Militar Policial. El primero se refi ere a su alegada vinculación con el Poder Judicial, y el segundo a quiénes deben y pueden ser operadores judiciales y fi scales de esta Jurisdicción.

En ese orden, me permito plantearles mis apreciaciones.

LA JUSTICIA MILITAR POLICIAL: Dos aspectos importantes

Capitán de Navío CJ Julio Pacheco Gaige

G

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La Justicia Militar Policial y el Poder Judicial

Es conocido por todos que la Defensoría del Pueblo presentó sendas acciones de inconstitucionalidad contra diversos artículos de la Ley Orgánica de Justicia Militar, De-creto Ley N° 23201 y Código de Justicia Militar, Decreto Ley N° 23214, sobre las cuales el Tribunal Constitucional emitió sentencia con fecha 09 agosto 2004 y aclaración pos-terior con fecha 04 noviembre del mismo año (Expediente 0023-2003-AI/TC).

Sobre la base de dicha sentencia, el Congreso de la República promulgó la Ley N° 28665, Ley de Organización, Funciones y Competencia de la Jurisdicción Especializa-da en Materia Penal Militar Policial, de fecha 06 enero del 2006, así como el Código de Justicia Militar Policial, Decreto Legislativo N° 961, de fecha 10 del mismo mes y año.

Posteriormente, el Ministerio Público, presentó una demanda de inconstitucionali-dad contra algunos artículos de la Ley N° 28665, habiendo emitido sentencia el Tribu-nal Constitucional con fecha 29 marzo de 2006 (Expediente 0004-2006-PI/TC).

A su turno, el Colegio de Abogados de Lima también presentó otras dos acciones de inconstitucionalidad contra la misma ley, así como contra el Código de Justicia Penal Militar, sobre las cuales el Tribunal Constitucional ha emitido sendas sentencias, recaí-das en los Expedientes Nº 006-2006-PI/TC del 13 junio 2006 y Nº 0012-2006-PI/TC del 15 diciembre 2006 respectivamente.

Ante este panorama y en legítimo ejercicio de su función legislativa, a fi n de evitar una situación de vacío legal, el Congreso de la República expidió, con fecha 15 diciem-bre 2006, la Ley Nº 28934, por la cual amplía excepcional y temporalmente la vigencia de la organización de la justicia militar policial, tal como se contempló en la Novena Disposición Transitoria de la Ley Nº 28665. Sin embargo, es preciso decir que el Tri-bunal Constitucional, en su sentencia recaída en el expediente Nº 08353-2006-HC/TC del 09 abril 2007, ha señalado enfáticamente que esta Ley 28934 es inaplicable, ya que “ … la prórroga establecida por el Congreso es, a todas luces, un abierto desacato a cumplir con la exhortación hecha por este Colegiado”.

Finalmente, el Colegio de Abogados de Lambayeque también se ha sumado a este cuestionamiento contra la Justicia Militar y ha presentado una demanda de inconstitu-cionalidad a principios del año 2007, contra la Ley Nº 28934, demanda que a la fecha de redacción de este artículo no ha sido resuelta por el Tribunal Constitucional.

Las sentencias del Tribunal Constitucional, si bien no se pronuncian expresamente sobre si la Justicia Militar forma parte integrante del Poder Judicial o no, resulta obvio que este asunto está en el sustrato de su pronunciamiento y así además ha quedado claro de las interpretaciones que algunas organizaciones han efectuado sobre esta materia.

Cabe señalar que el artículo 1º de la Ley Nº 28301 ‘Ley Orgánica del Tribunal Cons-titucional’ del 22 julio 2004, reconoce en su artículo primero al Tribunal Constitucional la condición de ‘órgano supremo de interpretación y control de la constitucionalidad’.

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Esta supremacía no tiene respaldo constitucional alguno. La norma fundamental no hace mención de disposición alguna que establezca el carácter de órgano supremo de interpretación y control de la Constitución. En tal sentido, es jurídicamente debatible que el Tribunal Constitucional se arrogue la condición de único y exclusivo intérprete de la Constitución. ¿Los artículos 201º y 202º de la Constitución Política del Perú cons-tituyen fundamento para sustentar la función del Tribunal Constitucional de supremo y defi nitivo intérprete de ella? La respuesta es negativa; función que sí le corresponde constitucionalmente al Congreso de la República, a tenor de lo preceptuado en el inciso 1º del artículo 102º de la Carta Magna.

En todo caso, esta atribución que viene ejerciendo el Tribunal Constitucional no es absoluta y defi nitiva. El constitucionalista Marcial Rubio Correa indica que en esta labor interpretativa del propio Tribunal Constitucional, cambia de sentido interpretativo en un mismo tema, de acuerdo a su composición y parecer de cada uno de sus integrantes. Refi ere dicho autor sobre el particular lo siguiente: “En el Perú un TC con una compo-sición distinta a la actual, dictó sentencias en las que se dijo que el plazo de caducidad de la acción de amparo transcurría mientras hubiera silencio administrativo de la admi-nistración. Por su parte, el Tribunal que rige al momento de escribirse este libro dijo que tal interpretación antigua signifi caba un recorte del derecho a la tutela jurisdiccional y las reglas de libertad (artículo 2, inciso 24 de la Constitución), y por otro, entre la tutela jurisdiccional y el postulado pro homine (artículo 1 de la Constitución)”.

Desde esta perspectiva, las alternativas que ha deslizado el Tribunal Constitucional con respecto a este importante tema, son las siguientes: la Justicia Militar es parte inte-grante del Poder Judicial; la Justicia Militar está vinculada al Poder Judicial o la Justicia Militar es una jurisdicción independiente del Poder Judicial. El escoger una de estas alternativas está en el sustrato del debate sobre la Justicia Militar.

Brevemente, veremos que constitucional y jurisprudencialmente, la Justicia Militar no puede, ni debe formar parte y por tanto integrarse al Poder Judicial.

El artículo 173º de la Constitución Política vigente señala que “en caso de delito de función, los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional están sometidos al fuero respectivo y al Código de Justicia Militar...”. Concordante con dicha dispo-sición, el artículo 139º, inciso 1º de la misma Constitución dice que “...No existe ni puede establecerse jurisdicción alguna independiente, con excepción de la militar y la arbitral...”. A su turno, el artículo 141º de la Carta Magna preceptúa que “...Asimismo, (la Corte Suprema) conoce en casación las resoluciones del Fuero Militar, con las limi-taciones que establece el artículo 173º”. Finalmente, el artículo 143º de la Ley de Leyes dispone: “El Poder Judicial está integrado por órganos jurisdiccionales que administran justicia en nombre de la Nación, y por órganos que ejercen su gobierno y administra-ción. Los órganos jurisdiccionales son: la Corte Suprema de Justicia y las demás cortes y juzgados que determine su ley orgánica”.

No existe pues en la Constitución un solo elemento de juicio que señale que la jus-ticia militar está integrada al Poder Judicial. Por el contrario, para la Constitución, la justicia militar es una jurisdicción independiente.

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El Tribunal Constitucional, en sus sentencias que estamos analizando, aunque en forma errática y sin convicción, no hace sino ratifi car lo que señala la Constitución con respecto a que la jurisdicción militar, no está integrada al Poder Judicial.

Cito el Fundamento 20 de la Sentencia de fecha 09 agosto 2004: “ Por error de téc-nica, si bien en el artículo 139º de la Constitución se señala que: “La potestad de admi-nistrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial a través de sus órganos jerárquicos con arreglo a la Constitución y a las leyes”, en puridad, como el propio texto fundamental lo reconoce, asistemática, pero expresamente, existen otras jurisdicciones especiales; a saber: la militar y arbitral (inciso 1 del artículo 139º); la de las Comunidades Campesinas y Nativas (artículo 149º); y la Constitucional (artículo 202º)”.

El propio intérprete constitucional, en el Fundamento 6º la Aclaración de la Sen-tencia de fecha 04 noviembre 2004, determina que: “...el Tribunal Constitucional con-sidera que no es de su competencia establecer si el juzgamiento de los delitos de función, de acuerdo con la ley futura, deba realizarse por un tribunal militar completamente desvinculado de la jurisdicción ordinaria. La decisión sobre la intensidad y el alcance de la vinculación entre la jurisdicción ordinaria y la militar le corresponde al Congreso”.

El mismo Tribunal en su sentencia recaída en el Expediente Nº 3194-2004-HC/TC del 28 diciembre 2004 ha señalado expresa y categóricamente, en el numeral 14, con respecto a lo preceptuado en el artículo 139º inciso 1º de la Constitución, lo siguiente: “…Entonces, la justicia militar aparece como una forma de jurisdicción distinta a la judicial con reconocimiento constitucional. …No obstante, no es exacto llamar juris-dicción a la justicia militar. La jurisdicción es única para el Estado, como función que le compete en tanto división y relación entre los poderes. En el caso del tribunal militar, lo que existe es un órgano que tiene “competencias” para ejercer actos jurisdiccionales propios y distintos de los señalados para el Poder Judicial. Tomando en cuenta los principios de unidad constitucional y corrección funcional, la exclusividad de la jurisdicción recaerá en el Estado, y este podrá crear ámbitos de aplicación de ella: así, los asuntos ordinarios en el Poder Judicial, los asuntos constitucionales en el Tribunal Constitucional, o los asuntos castrenses en la justicia militar”.

Finalmente, sobre este mismo tópico, el Tribunal Constitucional en el Fundamento 28 de su sentencia de fecha 29 marzo 2006 ha dictaminado que cabe precisar que cuan-do este Colegiado ha establecido que “La decisión sobre la intensidad y el alcance de la vinculación entre la jurisdicción ordinaria y la militar le corresponde al Congreso”, no lo ha hecho en el supuesto de si debe existir o no vinculación entre el Poder Judicial y la jurisdicción especializada en lo militar, puesto que como ya se ha sostenido, queda claro, de una interpretación conjunta de los artículos 139.1, 141 y 173 de la Constitución, que esta vinculación ya existe. Lo que el Tribunal Constitucional ha destacado, atendiendo a las competencias constitucionales atribuidas al Congreso de la República, es que este, conforme a su potestad de libre confi guración, regule el nivel de intensidad y alcance de la vinculación entre el Poder Judicial (mediante su Corte Suprema, por ejemplo) y la jurisdicción especializada en lo militar.

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Así pues, en el desarrollo intelectual de este asunto, lo único que queda claro fi nal-mente, luego de las diversas sentencias emitidas, es que para el Tribunal Constitucional no queda claro qué es la jurisdicción militar policial.

La Justicia Militar Policial es una jurisdicción independiente y es por ello que en un análisis en conjunto, así como la jurisdicción arbitral, la de Comunidades Campesinas y Nativas, la del Jurado Nacional de Elecciones y la Constitucional no están integradas al Poder Judicial, tampoco la Militar. No hay razón jurídica para señalar que la excepción a la excepción es la justicia militar policial. A nadie, ni por asomo, se le ha ocurrido decir que la jurisdicción arbitral está integrada al Poder Judicial y por tanto los árbitros deben ser nom-brados por el Consejo Nacional de la Magistratura. Eso simplemente sería descabellado.

Independientemente de que el Tribunal Constitucional haya considerado a la justicia militar como jurisdicción especial (Fundamento 20 de la Sentencia de fecha 09 agosto 2004) u órgano que tiene ‘competencias’ para ejercer actos jurisdiccionales propios y distintos de los señalados para el Poder Judicial (sentencia de fecha 28 diciembre 2004, recaída en el expediente 3194-2004-HC/TC) o jurisdicción especializada en lo militar (Funda-mento 28 de la Sentencia de fecha 29 marzo 2006) o que la Constitución la considere como Fuero (Artículo 173) o jurisdicción independiente (inciso 1 del artículo 139), lo importante es que en cualquiera de dichas acepciones, no hay una sola que la considere integrante del Poder Judicial. Porque no lo es.

Ello, además, está confi rmado por el propio presidente del Poder Judicial, quien en los medios de comunicación ha declarado que: “La justicia militar no debe ser incorpo-rada al Poder Judicial” (Diario La República del 09 setiembre 2005).

Resulta, por tanto, indispensable señalar que de acuerdo al texto constitucional, cual-quier intento legislativo de considerar a la jurisdicción militar como integrada al Poder Judicial, sería inconstitucional, por disposición expresa de la misma Norma Suprema.

Esta confusión del Tribunal Constitucional sobre lo que considera que es la Justi-cia Militar Policial, se dramatiza, cuando el propio Tribunal en el Fundamento 43 de la sentencia recaída en el Expediente 0004-2006-PI/TC establece que “Es importante destacar que el Consejo Nacional de la Magistratura es el órgano encargado, conforme a sus atribuciones constitucionales, de establecer los requisitos y condiciones que deben reunir quienes postulen a la jurisdicción especializada en lo militar...”. La simple lectura del artículo 154º de la Constitución, así como del texto de la Ley Orgánica del Consejo Nacional de la Magistratura, deja claro que este Consejo no tiene prevista la atribución de designar y menos ratifi car a los jueces y fi scales de la jurisdicción independiente mili-tar, sino a los del Poder Judicial y Ministerio Público, por lo que la conclusión más lógica es que el Tribunal Constitucional se ha equivocado al leer la Constitución, como lo ha hecho básicamente con todo lo relacionado con la justicia militar policial.

Esta suprema equivocación del supremo intérprete de la Constitución, ha generado y sigue generando un innecesario confl icto con el primer poder del Estado por tratar de imponer criterios inconstitucionales y hacer decir a la Constitución lo que esta no establece.

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La responsabilidad en la dación de la ley futura sobre la Justicia Militar Policial le com-pete al Poder Legislativo. Las sentencias interpretativas que expida el Tribunal Constitucio-nal solo pueden ‘salvar’ las normas de la Ley sujeta a análisis, a fi n de que guarden coheren-cia y armonía con el plexo del texto fundamental. La interpretación busca que la Ley sea conforme a la Constitución, y para tal efecto cabe que se reduzca, sustituya o modifi que su aplicación para los casos concretos. Por tanto, no es cierto que el Tribunal Constitucional se comporte como un Poder Legislativo paralelo, con absoluta libertad de confi guración del contenido normativo. Ante un caso de vacío o de lagunas, el Tribunal Constitucional tiene que integrar y dar una solución al problema que se le plantea por medio de las sentencias interpretativas, las que ‘deben ser’ soluciones ante los silencios, los vacíos y las omisiones legislativas del Congreso que constituyen violaciones de los derechos humanos o una vulneración de la norma suprema. En tal sentido, el ‘único’ que puede establecer quién efectúa el juzgamiento de los delitos de función y grado de intensidad y alcance de la vinculación entre la jurisdicción ordinaria y la militar, es el Poder Legislativo.

La Justicia Militar Policial y los Operadores Judiciales y Fiscales

En el punto anterior hemos analizado cómo erráticamente el Tribunal Constitucio-nal ha conceptualizado lo que es la Justicia Militar Policial, apartándose del texto claro del artículo 139º de la Constitución del Perú.

Esta equivocada lectura del Tribunal Constitucional del texto constitucional, lo ha llevado inevitablemente a cometer otro error de apreciación, en este caso sobre los opera-dores judiciales y fi scales militares policiales. El TC ha indicado que estos operadores no pueden ser ofi ciales en situación de actividad, no sólo ofi ciales de comando o de armas, sino también los abogados.

Partimos entonces de una evidente segregación con los ofi ciales del Cuerpo Jurídico Militar, dentro de una organización que es independiente. Ha señalado el TC en el Fun-damento 68º de la Sentencia recaída en el Expediente Nº 0004-2006-PI/TC que “...si se entiende que la situación de actividad implica que el respectivo ofi cial se encuentra dentro del servicio militar y este servicio a su vez se encuentra regulado en la respectiva normativa de la ‘administración militar’ que forma parte del Poder Ejecutivo, entonces no existirá in-dependencia ni imparcialidad de la ‘jurisdicción militar’ si los jueces que pertenecen a esta poseen vínculos de dependencia respecto de un poder del Estado como es el Poder Ejecuti-vo. ¿Qué independencia e imparcialidad se podría asegurar a los propios efectivos militares que puedan ser procesados, si los jueces que los van a juzgar son ofi ciales en actividad y en cuanto tales, pertenecen a la estructura castrense? La respuesta es obvia, ninguna”.

El TC nuevamente estructura su argumentación bajo la premisa equivocada de que la Justicia Militar se rige por las normas de la justicia ordinaria en cuanto a su organización. Nadie duda que el principio del debido proceso es necesariamente aplicable a la justicia militar policial, como lo es para cualquier órgano que administra justicia, pero cada jus-ticia independiente tiene su propia organización. El argumento mencionado por el TC sería válido si la justicia militar policial fuera parte del Poder Judicial, pero no lo es por mandato expreso de la Constitución.

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La respuesta a esta inquietud del TC la da el mismo Tribunal, cuando en los Fun-damentos 70 y 10 de las Sentencias recaídas en los Expedientes Nº 0004-2006-PI/TC y 0006-2006-PI/TC respectivamente, citando el caso Palamara Iribarne vs. Chile de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, esta señala que ‘Respecto de la necesidad de que un juez o tribunal militar cumpla con las condiciones de independencia e im-parcialidad, es imprescindible recordar lo establecido por la Corte en el sentido de que es necesario que se garantice dichas condiciones “de cualquier juez (o tribunal) en un Estado de Derecho. La independencia de cualquier juez supone que se cuente con un adecuado proceso de nombramiento, con una duración establecida en el cargo, garantías de inamovilidad y con una garantía contra presiones externas’.

Resulta claro entonces que el problema no es la presencia de ofi ciales en actividad en la jurisdicción independiente militar policial, sino la preocupación por la indepen-dencia, imparcialidad e inamovilidad de sus miembros. En esa preocupación estamos de acuerdo y será necesario que legislativamente se determine la mejor forma de seleccionar a los ofi ciales en actividad que actúen como jueces y fi scales militares.

Solo a manera de meditación, no nos olvidemos que los árbitros, que es la otra juris-dicción independiente, no solo son designados por las partes, sino además sus honora-rios son pagados por ellas mismas. ¿Eso no es ya una presión? Podría serlo si cuestioná-ramos la dignidad de los árbitros y pensáramos que lo que hacen es venderse a quien les paga. Pero los que transitamos por el mundo del arbitraje sabemos que eso no ocurre. ¿Se ha cuestionado la independencia de los árbitros en este caso? Obviamente no, porque justamente se reconoce su condición de jurisdicción independiente y la Ley ha previsto esa forma de organización.

¿Por qué en el caso de los operadores judiciales militares policiales sí se pone en tela de juicio su dignidad señalando que por estar en actividad no pueden ser independien-tes? Pareciera que a la justicia militar policial se le exige un status inmaculado de inde-pendencia no aplicable ni siquiera a los miembros del Poder Judicial o del Ministerio Público, ya que en el caso de ellos, que son designados y ratifi cados por el CNM, el Tribunal Constitucional no ha manifestado su preocupación sobre la potencial presión que dicho Consejo pudiera ejercer sobre los jueces y fi scales que designa. Todos los fun-cionarios públicos somos designados por alguien. Dependerá del propio funcionario el no ceder a las presiones.

Resulta evidente que existen paradigmas que están hoy en día inseridos dentro del tema de Justicia Militar Policial, y uno de ellos es justamente el tema que estamos anali-zando. La imposibilidad de que ofi ciales en actividad del Cuerpo Jurídico puedan actuar como jueces y fi scales en la jurisdicción independiente militar ha sido planteada de tal manera por las organizaciones que quieren desaparecer la Justicia Militar, que muchos lo toman como un paradigma del cual resulta casi imposible salirnos. Esto ocurre porque la lectura parcial que se da de las sentencias del Tribunal Constitucional, ha llevado al convencimiento de que los que administran justicia y los fi scales no pueden ser ofi ciales en actividad que al mismo tiempo sean abogados. Es que cuando uno se encuentra en el fragor del debate, se puede perder fácilmente la objetividad.

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Los tipos de presiones sobre cualquier magistrado son múltiples, pero no se pretenda desaparecer un sistema que viene funcionando hace más de cien años, basados en un sofi sma y en presunciones equivocadas.

Para terminar este tema, la presencia de ofi ciales en actividad signifi ca mantener un criterio que histórica, jurídica y universalmente es aceptado. Si en todo los países del mundo donde existe la Justicia Militar, en los términos como los tenemos nosotros, esta está a cargo de ofi ciales en actividad y los principios relacionados con la administración de justicia son también universales, hay que concluir, o que todo el mundo está equivo-cado y solo algunos pocos peruanos que defi enden esta tesis están en lo cierto, o lo que resulta desde mi punto de vista más evidente, que los pocos de aquellos que no quieren ofi ciales en actividad en el Cuerpo Jurídico Militar como jueces y fi scales, son los que están equivocados. No puede haber dos posiciones que mantengan la verdad simultá-neamente sobre un mismo tema.

Corresponde al Congreso de la República la importante responsabilidad de restaurar, desde la perspectiva estrictamente jurídica, los principios de la justicia militar policial contenidos en la Constitución vigente, disponiendo su organización sobre la base del principio constitucional, que ella es una jurisdicción independiente, no sujeta ni inte-grada al Poder Judicial y que sus operadores judiciales y fi scales son ofi ciales del Cuer-po Jurídico Militar Policial en situación de actividad, por constituirse jueces y fi scales naturales para los casos de los delitos de función cometidos por militares o policías en situación militar o policial de actividad.

Comentarios Finales

Al terminar de escribir este artículo, el Congreso de la República ha aprobado la nueva Ley Orgánica de Justicia Militar, la cual está en el Poder Ejecutivo para su pro-mulgación.

Resulta importante destacar la misión del Congreso de la República en el análisis y debate de esta Ley, pues para el Primer Poder del Estado está claro que la justicia militar es una jurisdicción independiente, no integrada al Poder Judicial. Que al no estar inte-grada al Poder Judicial, las reglas aplicables a esa jurisdicción ordinaria no le son aplica-bles a esta otra jurisdicción independiente, por lo que la elección de sus miembros se rige por sus propias disposiciones sin intervención del Consejo Nacional de la Magistratura. Que sus miembros deben ser ofi ciales del Cuerpo Jurídico Militar en situación militar de actividad, dada la naturaleza de esta jurisdicción y fi nalmente, que tratándose de una jurisdicción independiente, no le es aplicable la separación existente entre Poder Judicial y Ministerio Público que sí está dispuesta en la Constitución para estas dos instituciones, ajenas a la jurisdicción independiente militar.

Confío que se permita a la justicia militar seguir trabajando por el bien de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional a quienes se debe y con quienes colabora para el manteni-miento de la disciplina de dichas instituciones, y alejarnos defi nitivamente de una línea de lectura equivocada de la Constitución.

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El Ingeniero César Santristeban es egresado de la Facultad Geográfi ca de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha realizado estudios de Posgrado en Teledetección y Sistemas de Información Geográfi ca con la Escuela Politécnica de Lauzanna-UNITAR, asimismo ha concluido estudios de Maestría en Ordenamiento y Gestión Ambiental.

Es consultor de diversas instituciones públicas y privadas en temas de Geomática, Teledetección e Infraestructura de Datos Espaciales, ha realizado diversas publicaciones técnicas en revistas especializadas y expo-siciones en seminarios y simposiums sobre Geomática.

Es docente en Teledetección en varias universidades del país; actual-mente es vicepresidente del Capítulo Peruano de la Sociedad de Especia-listas Latinoamericanos en Percepción Remota-SELPER Perú, Gerente General de la empresa Geomap Consultores SAC y cuenta con 16 años de experiencia en temas de Teledetección.

E-mail: [email protected]

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os Satélites artifi ciales son el producto de la carrera espacial que se inicia a partir del confl icto no declarado entre Estados Unidos y la Unión Soviéti-

ca en la llamada Guerra Fría. El primer satélite artifi cial, llamado ‘Sputnik’, fue lanzado por Rusia el 4 de octubre de 1957 y fue el primer artefacto humano en ir al espacio y orbitar el planeta emitiendo una señal de radio, abriendo con ello una nueva etapa tecnológica. Los Estados Unidos entraron en la carrera lanzando el ‘Explorer I’ en 1958, pero fue hasta 1961 cuando la Unión Soviética consigue dar un paso gigantesco al conseguir lanzar la nave ‘Vostok 1’ tripulada por Yuri Gagarin, el primer ser humano en ir al espacio.

Si bien en este periodo los satélites y naves espaciales tripuladas tenían más un impacto mediático y disuasivo en la demostración de las capacidades tecnológi-cas y poder, de hecho su aplicación militar y estratégica no se hizo esperar, pues obviamente la capacidad de observación de la tierra desde el espacio brindaba una perspectiva única no conocida antes. Es así que surgen programas de satélites espías como el ‘Proyecto Corona’, que fue un programa conjunto entre la Fuerza Aérea y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) desarrollado por Lockheed Mar-tin para colocar en órbita satélites dotados con cámaras que observasen la Unión Soviética y otros lugares de interés. Los satélites Corona operaron ente 1960 a 1972 y captaban fotografías en las cuales se veían objetos de hasta 1.80 m, con ello nacía una nueva disciplina llamada Percepción Remota o Teledetección.

El 23 de julio de 1972 es lanzado el satélite ERTS-1(Earth Resources Tech-nology Satellite), rebautizado como Landsat-1, el cual fue el primer satélite de uso civil creado especialmente para observar y monitorear la tierra y sus recursos naturales. Otro importante hito ocurrió el 24 de septiembre de 1999, cuando fue lanzado el satélite ‘Ikonos’ desde la Base de la Fuerza Aérea de Vandenberg en California, EE.UU. cuyos instrumentos captan imágenes de 1 y 4 m, poniendo a disposición de usuarios civiles imágenes cuyo nivel de detalle hasta entonces solo eran de uso militar. A la fecha el satélite comercial ‘Quickbird’ de la empresa Orbimage, toma imágenes de 0.61 m, siendo el de mayor nivel de detalle o reso-lución espacial disponible a la fecha. El segundo semestre de este año será lanzado el satélite ‘Geoeye-1’, con un instrumento sensor que tomará imágenes de 0.41 m de resolución y cuyas imágenes tendrán una precisión de 3 m en su localización y una capacidad de revisita de cada tres días.

En la actualidad las imágenes satelitales juegan un papel crucial como fuente de información estratégica ante diversas situaciones que afectan la seguridad

MICROSATÉLITES DE TELEDETECCIÓN Y LA DEFENSA NACIONAL

Ingeniero Geográfi co César Santisteban Pérez

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interna y externa de los países, y que requieren necesariamente del análisis y monitoreo de escenarios para la planifi cación de acciones tácticas. Sin embargo, existe una limitante obligada en relación de dependencia de las fuentes que proveen esta información, tanto en aspectos relacionados a la accesibilidad a la información como para la rapidez en la programación de nuevas imágenes y su disposición. Esta limitante está siendo progresi-vamente eliminada gracias a una nueva tecnología ya disponible, como son los micro-satélites de teledetección que ahora hace viable que países en vías de desarrollo cuenten con soluciones a la medida totalmente autónomas y a costos accesibles.

Seguridad y defensa nacional

La defensa nacional es el conjunto de medidas, previsiones y acciones que el Estado genera, adopta y ejecuta en forma integral y permanente, y que se desarrolla en los ám-bitos interno y externo. La seguridad es la situación en la cual el Estado tiene garantizada su independencia, soberanía e integridad y, la población sus derechos fundamentales. La seguridad nacional enfrenta básicamente dos tipos de amenazas, las amenazas externas y las amenazas internas. Las amenazas externas están constituidas por aquellas que se generan a partir de doctrinas de seguridad incompatibles con el derecho internacional, las que pudiesen surgir en función a la escasez de recursos naturales de valor estratégico en países vecinos y disponibles en nuestro país, así como el terrorismo, narcotráfi co y la delincuencia internacional. Las amenazas internas están constituidas por grupos terro-ristas y subversivos contrarios al ordenamiento constitucional, grupos radicales que pro-mueven la violencia social y los desbordes populares, la delincuencia común organizada, tráfi co ilícito de drogas, corrupción y la depredación del medio ambiente. Es así que en el ámbito de la seguridad interna y externa, las imágenes proveídas por los satélites de teledetección, constituyen una valiosa fuente de información estratégica.

En el ámbito propiamente militar sus aplicaciones se enfocan en planifi cación de operaciones tácticas, vigilancia de fronteras, programas de desarrollo y apoyo logístico, en la detección de cambios en infraestructura e instalaciones, seguimiento del desplaza-mientos de unidades, en actualización de información estratégica, en programas de vigi-lancia como SIVAM-SIPAM, como fuente básica de información para programas como el Núcleo Básico Efi caz de Defensa Nacional y operaciones como el plan VRAE, Huallaga y Putumayo; adicionalmente sus aplicaciones se extienden también a comunidades de inteligencia, operaciones de aduanas y de guardacostas, etc.

Los satélites de teledetección surgen como una nueva tecnología para la inteligencia militar, sin embargo sus aplicaciones se extendieron rápidamente al ámbito civil, enfo-cándose en diversas actividades como: estudios de deforestación de bosques, programas de monitoreo ambiental en áreas protegidas, monitoreo de glaciares y lagunas, control de incendios forestales, programas de adecuación y manejo ambiental-PAMA’s, estudios de impacto ambiental-EIA’s, planifi cación de proyectos de infraestructura vial, monitoreo de emergencias viales, zonifi cación de áreas con potencial acuícola, planifi cación de in-fraestructura, estudios costeros, monitoreo de mareas rojas, actualización cartográfi ca y

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cartografía hidrográfi ca y ribereña, cuantifi cación de daños ante desastres naturales, pla-nifi cación de reconstrucción, zonifi cación de riesgos, seguridad de puertos, zonifi cación agroecológica y proyectos de expansión agrícola, como Sierra Exportadora, monitoreo de desertifi cación, catastro rural, pronóstico de cosechas, zonifi cación, planifi cación de proyectos de desarrollo fronterizo, programas binacionales de cooperación, inventario de recursos hídricos, catastro de sitios arqueológicos, etc.

La teledetección y la inteligencia

La inteligencia es una actividad esencial de la defensa y basa su operatividad en la adqui-sición y análisis de información estratégica. La inteligencia va mucho más allá de obtener y procesar los datos, y no está referida solo a conocimientos sobre instalaciones militares y armamentos, sino también a cuestiones políticas, demográfi cas, económicas, geográfi -cas y culturales que resultan de importancia en situaciones de confl icto. Los sistemas de inteligencia modernos basan su operación en sistemas de información espacial, los cuales proveen información detallada de los diferentes escenarios, con datos tan variados como imágenes satelitales de alta resolución, fotografías aéreas, cartografía digital de aspectos de topografía y relieve, redes viales e hidrográfi cas que nos indican los niveles de accesibilidad, localización de centros poblados, infraestructura disponible, información demográfi ca y de inteligencia, información meteorológica, etc. Asimismo, pueden están interfasados con las unidades móviles proveídas con GPS que proporcionan sus ubicaciones en tiempo real para guiar sus desplazamiento, y permiten a su vez establecer comunicación en línea con dichas unidades y transmitir datos o imágenes en línea.

Los sistemas modernos de teledetección nos ofrecen invalorable información al pro-veernos de imágenes de alta resolución en tiempo real y con capacidades de revisita inter-diarias, con lo cual es factible monitorear procesos dinámicos en diferentes escenarios.

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Recientemente se ha iniciado un proceso de cambio en la adquisición de informa-ción estratégica a través de teledetección, en donde la tecnología nos lleva al uso de constelaciones de microsatélites. Esta nueva concepción ha acunado nuevos conceptos como ISTAR-Inteligence, Surveilance, Target Adquisition and Recognition (Inteligencia, vigilancia, adquisición de blancos y reconocimiento). Hace tres años el Ministerio de Defensa del Reino Unido fi nanció un microsatélite de alta resolución conocido como ‘TopSat’ (Tactical Optical Satellite), desarrollado por las empresas ‘QuinetiQ’ y ‘Surrey Satellite Technology Limited’ (SSTL), el mismo que viene suministrando información operacional a usuarios militares y también civiles, y cuya nueva versión tiene un costo aproximado de US.$. 25 millones de dólares. Adicionalmente, SSTL se ha asociado con la empresa EADS-Astrium, con el fi n de diseñar un satélite capaz de transportar un radar de apertura sintética de alta resolución (SAR) de 1 m de resolución, que permitirá la vigilancia en todo tipo de clima (all-weather surveillance) tanto de día como de noche.

Los satélites ya no son más los exóticos sistemas multimillonarios que fueron en el pasado y se han complementado de manera exitosa con los sistemas aéreos no-tripulados (UAV), ofreciéndonos en conjunto una alta permanencia de observación sobre los ob-jetivos, alta resolución de imágenes y/o video, y que están en capacidad física de tener acceso a áreas restringidas y ofrecer al usuario una respuesta más rápida a sus requeri-mientos de información.

Las futuras constelaciones ISTAR incluyen satélites con radares de apertura sintética de alta resolución (SAR) y de inteligencia de señales (SIGINT), en la cual los satélites SAR guiarían a los satélites ópticos, y los satélites SIGINT guiarían tanto a los satélites ópticos como a los de SAR. El ‘TopSat’ constituye un primer paso hacia la implementación de un sistema similar para el sistema de defensa de Inglaterra, y contempla el denominado Concepto Operacional Aéreo y del Espacio del Futuro (FASOC), que no solo incluye por primera vez el espacio como escenario operativo, sino que discute explícitamente el uso de microsatélites de observación que cubren todo el mundo, incluyendo áreas donde el pro-pietario primario no requiere imágenes, pero donde otros usuarios pueden estar dispuestos a pagar para obtenerlas. El resultado es que los satélites pueden resultar menos costosos de lo que las cifras presupuestales crudas pueden sugerir.

Teledetección en Sudamérica

Actualmente el acceso a información satelital está circunscrita a tres alternativas po-sibles; a continuación describiremos cada una de ellas:

Alternativa 1: a través de distribuidores locales de imágenes, con los cuales podemos adquirir imágenes como Ikonos, Quickbird Landsat, Spot, etc., tanto de archivos históri-cos, como solicitando la programación de imágenes nuevas, las mismas cuya adquisición puede demorar algunas semanas al no tener control alguno sobre los satélites y su progra-mación, ello además del factor condicionante de las condiciones meteorológicas.

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Alternativa 2: a través de estaciones terrenas para la recepción de imágenes, las que requieren de una infraestructura considerable y que permiten bajar las imágenes de los satélites que estén contratados, pagando por ello licencias de varios millones de dólares por año. Estas estaciones son solo para la recepción de imágenes y no para el control o programación de tomas, las cuales siempre están a cargo de las empresas operadoras de los satélites y dependientes de sus programaciones y prioridades. En Sudamérica existen tres estaciones de recepción de imágenes satelitales:

Brasil – Estación de recepción de Cuiaba, que cubre el 95% de Perú y que recibe imágenes de satélites comerciales como Landsat, Ikonos, CartoSat, Alos, NOAA, etc., además cuenta con un centro de Control de Misión para sus propios satélites CBERS-1, CBERS-2 y CBERS-2A.

Argentina – Estación de recepción de Córdoba, que cubre el 60% de Perú y recibe imágenes de los satélites Landsat, Ikonos, Eros, NOAA, GOES, etc., además cuenta con un Centro de Control de su propio satélite, el SAC-C.

Ecuador – Estación Cotopaxi que cubría el 100% de Perú y que se encuentra fuera de servicio hace más de una década al no ser sostenible su operación por los elevados costos de las licencias de los satélites.

Alternativa 3: a través de satélites propios, los cuales tienen la ventaja de contar con su propio centro de Control de Misión y para la recepción de imágenes, lo cual da total autonomía en el manejo y programación de las escenas. En Sudamérica son tres los países que cuentan con capacidades satelitales propias, cuyos proyectos han sido desa-rrollados a través de cooperación internacional.

Argentina cuenta con el satélite óptico SAC-C desarrollado en cooperación con la NASA. Se encuentra en actual desarrollo el satélite de radar SAC-D entre la CONAE (Agencia Espacial Argentina) y la NASA, el cual contará con un sensor denominado Aquarius, que permitirá medir la salinidad del mar a través de la medición de la conduc-tividad eléctrica del agua.

Brasil, el Instituto de Pesquisas Espacias-INPE desarrolló con la Agencia Espacial China los satélites ópticos CBERS-1, CBERS-2 y CBERS-2A, y a la fecha están desa-rrollando los CBERS-3 y CBERS-4 para darle continuidad a su programa espacial, el cual incluye también los cohetes lanzadores. Las imágenes proveídas por los CBERS son parte del aporte tecnológico de Brasil al proyecto de vigilancia SIVAM-SIPAM.

Chile adquirió los microsatélites FASAT-1 y FASAT-2 (Surrey Satellite Technology), actual-mente se ha iniciado la segunda etapa del proceso de licitación internacional conducido por el Ministerio de Defensa de Chile para la compra de un satélite estratégico de observación de alta resolución de US.$. 70 millones de dólares, este proyecto incluye además una estación terrena de control de misión y sus aplicaciones serían militares y también de uso civil.

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Avances en el Perú

Entre los años 2000 al 2003, la Comisión Nacional de Investigación y Desarrollo Aeroespacial-CONIDA, organismo público descentralizado dependiente del Ministerio de Defensa, estuvo desarrollando bajo la conducción del Ing. Ricardo Coloma de las Casas, un proyecto escuela para la construcción de un minisatélite de Teledetección, el CONIDASAT, el proyecto de aplicación tecnológica más importante realizado en el país con personal 100% peruano. Los avances alcanzados en este proyecto fueron muy importantes, el diseño del satélite tenía una órbita polar retrógrada, es decir casi paralela a la costa peruana y con cobertura diaria de países limítrofes, contaba con un telescopio Cassagrain-Markov (similar al que cuenta el satélite TopSat) con un sensor CCD de 12.000 pixeles para una cobertura de 12 x 12 km, es decir 1 m de resolución. Para la construcción se implementó un Cuarto Limpio Clase-100 con estándares de la Agencia Espacial Europea-ESA, diseñándose localmente tanto la estructura del satélite como todos sus subsistemas (Control de orbita, Actitud del satélite, Comunicaciones, Propulsión, Control de energía, Sistema térmico, Estructura, sistema de teledetección y cómputo de a bordo), y habiéndose construido importantes componentes del mismo (ruedas de reacción, pinpullers, magnetotorques, sensores de sol, estructura del satélites, tanques de combustible, sistema de cómputo, telescopio, procesador entre otros) con el asesoramiento de Matra Space de Francia y siguiendo estándares de la ESA. Este vi-sionario proyecto que nos posicionaba como país pionero en tecnología aeroespacial en Sudamérica, a la salida de su conductor a fi nes del 2003, fue paralizado, se ordenó su re-restructuración a las nuevas autoridades, pero lo que se hizo fue desaparecer el proyecto, despedir a gran parte de los ingenieros y desaparecer todos sus avances.

Microsatélites de teledetección

En los últimos años se ha producido una revolución en teledetección, primero con el lanzamiento de un gran numero de nuevos satélites de teledetección de alta resolución como Rocsat (Taiwan), Kompsat-2 (Corea), Eros-2 (Israel), Cartosat (In-dia), Orbview-3 (USA) y próximamente el Geoeye-1 (USA), y recientemente con la ‘aparición’ de la relativamente nueva tecnología de los microsatélites de teledetección. Los microsatélites se deben a la evolución de la nanotecnología y la microelectrónica, que han permitido la miniaturización de los componentes de los satélites de forma tal que ahora podemos tener microsatélites con el 100% de funcionalidades de un satélite grande a un costo 90% más bajo. La reducción del tamaño se ha traducido en menor tiempo de desarrollo, menor costo de producción y menores costos de lanzamiento, haciéndolos accesibles a países en vías de desarrollo. Otro aspecto relevante es que es-tos microsatélites son desarrollados bajo el concepto de ‘satélites hechos a la medida’, es decir que el diseño de la órbita, las características del sensor, las capacidades de gra-bación, etc., son diseñados de acuerdo a los requerimientos y necesidades específi cas de cada país. Estos proyectos incluyen estaciones móviles de control de misión y para la recepción de las imágenes satelitales, con lo cual se tiene total control y manejo del satélite; asimismo cuentan con programas de capacitación y transferencia tecnológica

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CÉSAR SANTISTEBAN PÉREZ 99

(Know How Transfer and Training-KHTT), que incluyen la intervención de expertos locales en el diseño y desarrollo del satélite, lo cual permite darle continuidad a los pro-gramas en forma autónoma en cada país.

Actualmente esta nueva tecnología está siendo asimilada por diferentes agencias es-paciales, entre los ejemplos más relevantes tenemos:

- La empresa Spor Image, propietaria de los satélites Spot-3, Spot-4 y Spot-5, dará continuidad a su programa satelital con una nueva constelación de microsatélites de tipo Miriades.

- La empresa Alemán Rapad Eye está desarrollando la constelación de 5 micro-satélites para venta de servicios de teledetección en toda Europa.

- Las agencias espaciales de Rusia y China han iniciado proyectos con Surrey Satellite Technology para construir sus propios microsatélites en programas de trans-ferencia tecnológica-KHTT.

- La Agencia Espacial Europe-ESA ya lanzó exitosamente dos microsatélites de teledetección Probe-1 y Probe-2.

- Francia e Italia vienen trabajando también satélites pequeños para mantener su capacidad de imágenes ópticas, y vienen liderando el desarrollo del proyecto ‘Orfeo’ (Observación terrestre óptica y de radar federada) con Austria, Bélgica, España y Suecia como socios minoritarios.

- El proyecto ‘TacSat’ de la Fuerza Aérea de EE.UU. (USAF), viene liderando el esfuerzo por los satélites pequeños en EEUU, 4 ‘TacSat’ vienen siendo construidos, son minisatélites de la categoría de los 100 a 300 kg, que transportan dos sensores de imágenes simples (una cámara infrarroja no-refrigerada y una cámara de luz visible) de 1 m de resolución. Estos se encuentran enmarcados en la Directiva Presidencial de Seguridad Nacional N° 40 que establece el requerimiento de una ‘capacidad de respuesta espacial rápida operacional’ (ORS), que implican satélites tácticos opera-cionales de menos de 500 kg, un costo por debajo de 20 millones de dólares y una arquitectura de uso inmediato.

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Los recientes proyectos de desarrollo de microsatélites han estado inicialmente orien-tados a países en vías de desarrollo, con satélites de mediana resolución como Nigeriasat-1 (Nigeria), Bilsat (Turquía), Aisat (Algeria), pero su éxito ha hecho que estos proyectos se extiendan a proyectos más avanzados como Topsat-1 (Inglaterra), Beijing-1 (China), Nigeriasat-2 (Nigeria), Deimos-1 (España), la constelación Rapid Eye (Alemania), ade-más del propio sistema de seguridad del Reino Unido, compuesto por 2 microsatélites de radar y 2 microsatélites ópticos.

Los microsatélites son por sus características tecnológicas de muy bajo costo en re-lación a los antiguos satélites y su costo fi nal depende de las características técnicas del satélite, siendo su vida útil superior a ocho años. Un aspecto a resaltar es que al contar con una propia estación terrena móvil de Control de Misión se tiene total control sobre el satélite, tanto en la programación inmediata de las tomas como en la descarga de la información satelital en tiempo real y sin pagos de licencias. Ello permite proveer de información estratégica oportuna tanto a las Fuerza Armadas como a las institu-ciones publicas, sin costo alguno, además de poder vender la información a empre-sas privadas. Las estaciones terrenas son transportables, pudiendo ser movilizadas a cualquier parte del país según las necesida-des operativas y tácticas, además su costo de mantenimiento es mínimo.

Proyectos como Sierra Exportadora, el necesario proceso de zonifi cación Eco-lógica Económica de nuestro territorio para optimizar el uso racional de nues-tros recursos naturales, proyectos como el SIVAM-SIPAM, iniciativas como el Sistema de información Territorial impulsado por la PCM, así como el Programa Núcleo Básico Efi caz de Defensa Nacional podrían ser potenciados exponencialmente con la información proveída por un microsatélite de te-ledetección que opere en tiempo real y sobre el cual tengamos total control; esta es una alternativa que debería ser tomada en cuenta.

1. Jane’s International Defence Review, Vol. 39, setiembre 2006, pp. 40-45, “Microsatellites Revolution: Wide Vision from Earth”.

2. El Geógrafo, Instituto Geográfi co Nacional, Julio 2007, pp. 28-31, “Innovaciones tecnológicas en Teledetección”.

3. Bitácora Hidrográfi ca, Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra del Perú, Junio del 2006, pp. 4-6, “Un Minisatélite para el Perú: Herramienta estratégica para la seguridad y el desarrollo”.

4. Imaging Notes, Vol. 20 Summer 2005, pp. 10-11, “Smallsat Remote Sensing”. 5. Geoexpo, Ano 5, Edición 12, Diciembre 2006, pp. 22-23, “La revolución de los microsatélites”.6. Libro Blanco de la Defensa Nacional, Ministerio de Defensa 2005.

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El Capitán de Navío Rafael Zariquiey Núñez nació el 5 de octubre de 1962 en Piura, cursó estudios escolares en el colegio de la Inmaculada en Lima y egresó de la Escuela Naval del Perú con el grado de Alférez de Fragata en diciembre de 1984.

Es califi cado en Guerra de Superfi cie, en Electrónica y Comunicacio-nes. Graduado en los cursos Básico de Estado Mayor y Comando y Estado Mayor dictados en la Escuela Superior de Guerra Naval del Perú. En este último obtuvo primer puesto en el orden de mérito, lo que le permitió cur-sar posteriormente el Curso Superior de Defensa y Seguridad Hemisférica en el Colegio Interamericano de Defensa en Washington. Ostenta el grado académico de Magíster en Administración de la Universidad ESAN de Perú y Master en Defensa y Seguridad Hemisférica de la Universidad del Salvador de Argentina.

Ha prestado servicios a bordo del BAP Montero, BAP Villavisencio y BAP Carvajal, y como 2do.Comandante del BAP Herrera, y actualmente desempeña el cargo de comandante del BAP Quiñones- Asimismo, integró un Batallón Ligero de Infantería de Marina prestando servicios en la zona declarada en emergencia en la selva de Pucallpa. También ha desempeña-do cargos en la Dirección de Administración de Personal, Abastecimiento Naval, Dirección General de Economía, Escuela Superior de Guerra Na-val, Escuela Naval y en el Estado Mayor General de la Marina.

Recientemente, en octubre de 2007, ocupó el segundo puesto en el concurso en conmemoración del Centenario de la Revista de Marina con el artículo titulado “Estrategia para potencias navales medianas frente al nuevo orden mundial”.

E-mail: [email protected]

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as relaciones entre los Estados de la región han transitado tanto por periodos de entendimiento mutuo y cooperación, como por periodos de tensión y

amenaza de confl icto armado. En este artículo se presentan los resultados del trabajo de investigación realizado con la fi nalidad de determinar la infl uencia que ha tenido el desbalance en la inversión en activos militares por parte de los países sudamericanos, sobre la evolución de los periodos de tensión y confl ictos interes-tatales en la región, específi camente entre los años 1970 – 2005.

Los cambios en el entorno internacional y regional han puesto de relieve una serie de ‘nuevas amenazas’1, que si bien siempre existieron, ahora presentan una confi guración de alcance transnacional, y muchas veces de dimensión global. En este ambiente de seguridad y defensa, cambiante y dinámico, resulta fundamen-tal concentrar los limitados recursos para realizar esfuerzos colectivos orientados a combatirlas organizada y cooperativamente. No obstante su existencia, aún se presentan periodos de tensión en las relaciones bilaterales, en las que eventual-mente se llega al rompimiento de las relaciones diplomáticas.

Periodos de tensión y confl icto en Sudamérica

Según considera Jorge Domínguez (2003), en la región sudamericana “las siguientes disputas más graves que casi llevan a la guerra tuvieron su origen en causas territoriales y fronterizas semejantes: en 1978 Argentina y Chile estuvieron al borde de la guerra; a fi nales de los años setenta, las relaciones entre Chile, por una parte, y Bolivia y Perú, por la otra, estuvieron muy tensas; y en 1987 hubo un enfrentamiento naval entre Colombia y Venezuela”2.

Dada la importancia de tales periodos de tensión, los siguientes han sido selec-cionados por contar con información sufi ciente para su evaluación objetiva: ten-sión entre Chile y Perú en la frontera (1975), tensión entre Argentina y Chile por las islas en el canal de Beagle (1978), y tensión entre Colombia y Venezuela en el Golfo de Venezuela (1987). En cuanto a los confl ictos armados interestatales se

* Este artículo se basa en la tesis presentada por el autor para optar por el título de Master en Defensa y Seguridad Hemisférica, disponible en www.library.jid.org/en/thesis/zariquiey.pdf

1 Declaración de Bridgetown: Los Ministros de Relaciones Exteriores y Jefes de Delegación en ocasión del trigésimo segundo período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la OEA año 2002, reconocieron que las amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad en el Hemisferio son de naturaleza diversa y alcance multidimensional y que el concepto y enfoque tradicionales deben ampliarse para abarcar amenazas nuevas y no tradicionales, que incluyen aspectos políticos, económicos, sociales, de salud y ambientales.

2 Jorge I. Domínguez, en su artículo “Confl ictos territoriales y limítrofes en América Latina y el Caribe”, incluido en la publicación Confl ictos territoriales y democracia en América Latina. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores Argentina, 2003, p. 19.

LOS GASTOS EN DEFENSA EN LOS PAÍSES SUDAMERICANOS Y SU INFLUENCIA EN EL AMBIENTE DE SEGURIDAD Y DEFENSA*

Capitán de Navío Rafael Zariquiey Núñez

L

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reconoce la existencia de tres confl ictos, todos referidos a disputas territoriales, los cuales son: confl icto entre Ecuador y Perú (1981), confl icto entre Argentina y Reino Unido por las islas Malvinas (1982), y confl icto entre Ecuador y Perú (1995).

Para efectos del análisis se efectuó la comparación de algunos índices referidos a la inversión en defensa entre aquellos países involucrados en los periodos de tensión y con-fl icto señalados. Para ello se empleó el indicador denominado ‘defense burden’3, que es el porcentaje del Producto Bruto Interno dedicado a gastos militares; y como indicador complementario el ‘ratio de fuerza’4, que es la relación entre el número de efectivos mi-litares en el servicio activo por cada mil habitantes. Otras medidas aplicadas para fi nes comparativos son: el gasto en defensa por efectivo militar y el gasto en defensa per cápita de un país.

Comparación de indicadores entre Chile y Perú

Al analizar el comportamiento mostrado por el porcentaje de los gastos en defensa respecto del PBI, se observa que existen lapsos en que el mayor nivel porcentual de gas-tos anuales se alternó entre ambos países. Esto refl eja la pugna existente por alcanzar el balance militar, situación de competencia que se presentó por lo menos hasta inicios de la década de los noventas mientras estuvo en el poder el gobierno militar del presidente Pinochet en Chile (1973-1990), y paralelamente, durante el gobierno militar en el Perú de los presidentes Velasco (1968-1975) y Morales Bermúdez (1975-1980) y los subsi-guientes dos gobiernos democráticos.

3 En el artículo “Bearing the Defense Burden: Th eories and Correlates of Military Expenditures, 1886-1989” de B. Goldsmith, disponible en www.isanet.org/portlandarchive/goldsmith.html se explica en detalle este índice.

4 En el artículo “Force Requirements in Stability Operations” de James T. Quinlivan publicado en la revista Parameters, US Army War College, Winter 1995-96. pp. 59-69, se presenta un análisis detallado de este índice.

GASTO DE DEFENSA COMO PORCENTAJE DEL P.B.I.

024

6810

1970

1972

19741976

19781980

19821984

19861988

1990

19921994

19961998

20002002

2004

PERÚ CHILE

Fuente: International Institute For Strategic Studies, Th e Military Balance 1970-2005, elaboración propia.

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RAFAEL ZARIQUIEY NÚÑEZ 105

Cabe señalar que, en el contexto regional, Chile ha mantenido un gasto promedio del 4.1 % del PBI, gracias a la contribución percibida por la ley reservada del cobre. En cuanto al Perú, la relación gasto/PBI se mantuvo en un promedio del 3 %, con un incremento signifi cativo a partir de 1982 que se mantuvo por algunos años, y se explica por las adquisiciones destinadas a enfrentar a los grupos terroristas. A partir de 1990, el nivel de gasto del Perú se redujo por efecto de la crisis fi scal existente y se mantuvo en valores promedio cercanos al 2%. En el caso de Chile para este mismo periodo, mantuvo valores que se aproximan al promedio histórico (4 %).

En cuanto al comportamiento de los ratios de fuerza, se observa que ambas curvas corren casi paralelas, aunque se aprecia que los valores para Chile son mayores en todos los casos, aproximadamente en 1.8 unidades como promedio anual.

RATIO DE FUERZA - CHILE / PERÚ

0

1

2

3

4

5

6

7

8

9

1970

1972

1974

1976

1978

1980

1982

1984

1986

1988

1990

1992

1994

1996

1998

2000

2002

2004

PERÚ CHILE

Fuente: International Institute For Strategic Studies, Th e Military Balance 1970-2005, elaboración propia.

Cabe resaltar que, al relacionar los datos obtenidos para ambos indicadores, se puede inferir que el mayor gasto en activos militares ejecutado por Chile ha resultado en un desbalance a nivel tecnológico.

El periodo de tensión entre Chile y Perú debido a las amenazas de confl icto en la frontera entre ambos países se refl eja entre los años 1974-1976, en un incremento en los ratios de fuerza. Al verifi car la tendencia en dicho periodo, se observa que existió un incremento progresivo para ambos países, con una pendiente algo más pronunciada para el caso de Chile:

Fuente: U.S. Census Bureau e International Institute for Strategic Studies (IISS), elaboración propia.

1974 1975 1976

PERU 3.66 3.69 4.05

CHILE 5.95 7.20 8.15

Ratios de Fuerza Perú-Chile

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REVISTA DEL COMANDO CONJUNTO DE LAS FUERZAS ARMADAS106

En cuanto a los porcentajes de gasto respecto del PBI, los valores deducidos a partir de la información recopilada de los reportes del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos no refl ejan con claridad la carrera armamentista que entonces se produjo; sin embargo, al consultar otras fuentes se obtuvo los siguientes datos que revelan el in-cremento en las adquisiciones de activos militares por parte de Perú:

Fuente: ACDA, World Military Escpenditures and Arms Transfer, elaboración propia.

1974 1975 1976

PERU 3.1 4.0 4.6

CHILE 4.9 4.8 4.1

Gastos de Defensa con respecto al PBI (%)

Comparación de indicadores entre Argentina-Chile

Durante el periodo previo a la dictadura en la Argentina, el porcentaje del gasto en defensa respecto al PBI se mantuvo por debajo del 2%. Posteriormente, durante el periodo 1976-1983, estando en el poder la Junta Militar, se fue incrementando progresi-vamente, demostrando la intención del gobierno de fortalecer sus capacidades militares. Es en ese mismo periodo que Argentina tiene que administrar paralelamente dos frentes de tensión, uno con Chile por la soberanía de las islas en el canal de Beagle, y el otro con Inglaterra por las islas Malvinas.

GASTO DE DEFENSA COMO PORCENTAJE DEL P.B.I.

024

6810

1970

1972

19741976

19781980

19821984

19861988

1990

19921994

19961998

20002002

2004

ARGENTINA CHILE

Fuente: International Institute For Strategic Studies (IISS), Th e Military Balance 1970-2005, elaboración propia.

Luego del retorno a la democracia en la Argentina (1983), se observa una reducción progresiva de dicho índice hasta alcanzar un nivel similar al presentado antes del golpe militar. En cuanto a Chile, su nivel de gastos se ha mantenido durante casi todo el pe-riodo de estudio 1970-2005, por encima del de Argentina. No obstante la tensión con dicho país, Chile también tenía que administrar otro frente de tensión con el Perú, en donde el gobierno del general Velasco era evaluado como una amenaza latente.

Con relación al comportamiento de los ratios de fuerza, se observa que existió una reducción gradual en los valores para ambos países, debido a la tendencia a la

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RAFAEL ZARIQUIEY NÚÑEZ 107

profesionalización de las tropas, la cual se produjo fundamentalmente a partir de la dé-cada de los ochenta, acompañada por la correspondiente reducción de efectivos.

Fuente: U.S. Census Bureau e International Institute for Strategic Studies (IISS), elaboración propia.

1976 1977 1978

ARGENTINA 5.01 4.81 4.84

CHILE 8.15 8.02 7.90

Ratios de Fuerza Argentina-Chile

Fuente: International Institute for Strategic Studies (IISS), elaboración propia.

1976 1977 1978

ARGENTINA 3.2 3.2 3.7

CHILE 1.2 6.3 5.0

Gastos de Defensa con respecto al PBI (%)

RATIO DE FUERZA - ARGENTINA / CHILE

0

2

4

6

8

10

1970

1972

19741976

19781980

1982

19841986

1988

19901992

19941996

1998

20002002

2004

ARGENTINA CHILE

Fuente: U.S. Census Bureau, International Data Base. e International Institutefor Strategic Studies (IISS), elaboración propia.

El periodo de inestabilidad debido a las tensiones por la disputa de las islas Picton, Lennox y Nueva en el canal Beagle, tuvo su punto de máxima tensión el día 22 de di-ciembre de 1978, aunque la crisis se había generado al menos desde un año atrás, cuan-do la Argentina declaró ‘insanablemente nulo’ el Laudo Arbitral de 1971. Al observar el comportamiento de los ratios de fuerza para esos años, se observa una ligera pendiente negativa debido al incremento de habitantes, sin variar sustancialmente el número de efectivos. Cabe señalar que entonces, tanto Argentina como Chile se encontraban bajo regímenes de gobierno dictatoriales militares.

En cuanto al indicador gastos/PBI, ambos países dedicaban altos porcentajes a de-fensa, que refl ejaban el periodo de tensión e inestabilidad que se vivía entonces en Suda-mérica. Esto se evidencia al comparar tales valores con el promedio precedente que era cercano al 2 % para la Argentina, y alrededor del 4 % para Chile.

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REVISTA DEL COMANDO CONJUNTO DE LAS FUERZAS ARMADAS108

Comparación de indicadores entre Colombia y Venezuela

En el caso de Colombia y Venezuela, se observa que los porcentajes de gastos de defensa con respecto al PBI se mantuvieron estables durante el periodo 1970-1990, presentando Venezuela un nivel de gastos superior al de Colombia.

GASTOS DE DEFENSA COMO PORCENTAJE DEL P.B.I.

0.0

1.0

2.0

3.0

4.0

5.0

1970

1972

19741976

19781980

19821984

19861988

1990

19921994

19961998

20002002

2004

COLOMBIA VENEZUELA

RATIO DE FUERZA - COLOMBIA / VENEZUELA

0.0

0.5

1.0

1.5

2.0

2.5

3.0

3.5

4.0

4.5

5.0

197019721974197619781980198219841986198819901992199419961998200020022004

COLOMBIA VENEZUELA

Fuente: International Institute For Strategic Studies (IISS), Th e Military Balance 1970-2005, elaboración propia.

Fuente: U.S. Census Bureau, International Data Base. e International Institutefor Strategic Studies (IISS), elaboración propia.

A partir del inicio de la década de los noventa, Colombia superó los porcentajes mostrados por Venezuela, explicándose dicho incremento en el mayor gasto regido por el esfuerzo que realiza el Estado para combatir la amenaza del narcoterrorismo. Ante el actual contexto interno y externo, la política exterior de Colombia se orienta a mantener estables sus relaciones vecinales, a fi n de poder concentrar sus esfuerzos en el combate al interior del Estado.

Page 103: REVISTA DEL COMANDO CONJUNTO DE LAS FUERZAS ARMADAS JUNIO 2008

RAFAEL ZARIQUIEY NÚÑEZ 109

El comportamiento de los ratios de fuerza entre ambos países evidencia un nivel estable hasta fi nes de los ochenta. A partir de 1990 se observa el incremento del ratio de fuerza en Colombia, que incluso supera al de Venezuela. Tales incrementos en el ratio de fuerza se explican, como ya se mencionó, por la necesidad de las Fuerzas Armadas de incrementar su capacidad para combatir la amenaza terrorista al interior del país.

Con respecto al periodo de tensión que se presentó entre Colombia y Venezuela en agosto de 1987, por la presencia de buques de guerra de la Armada Colombiana que ingresaron en las aguas en disputa en la boca del Golfo de Venezuela, cabe resaltar que este hecho insólito no produjo variaciones ni en los niveles de gasto ni en el nivel de efectivos militares.

Fuente: U.S. Census Bureau e International Institute for Strategic Studies (IISS), elaboración propia.

1984 1985 1986 1987

COLOMBIA 2.40 2.23 2.18 2.14

VENEZUELA 2.67 2.88 4.07 3.85

Ratios de Fuerza Colombia-Venezuela

La cantidad de efectivos durante el periodo 1984-1987 se mantuvo estable en el caso de Colombia, lo que se refl eja en un ligera reducción de los valores del ratio por efectos del natural incremento de la población. En cuanto a Venezuela, desde 1984 se venían incrementando los efectivos de las fuerzas armadas, sin que exista relación alguna con el referido periodo de tensión.

Confl icto entre Argentina y Reino Unido

El confl icto entre Argentina y Reino Unido por las islas Malvinas (1982) nos presen-ta una Fuerza Armada argentina que venía manteniendo un número estable de efectivos desde el inicio de los años setenta, y que se movilizó como respuesta al confl icto, incre-mentando severamente sus efectivos durante los años 1981 y 1982. En este sentido, la reducción progresiva del ratio de fuerzas de la Argentina observada en dicha década, se debe al crecimiento natural de la población.

En cuanto a la inversión en activos militares, consideramos que aun cuando el por-centaje de gastos en defensa ejecutados durante los años previos al confl icto, si bien presentaron niveles muy superiores a los de años anteriores a la dictadura, no fueron sufi cientes para ejercer algún efecto disuasivo sobre el Reino Unido.

Comparación de indicadores entre Ecuador y Perú

El comportamiento del Ecuador en cuanto al porcentaje de los gastos en defensa con respecto al Producto Bruto Interno, durante el periodo de estudio 1970-2005, se ha mantenido estable en un nivel promedio del 2.24%. Durante dicho periodo se observó una inversión sostenida en activos militares.

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REVISTA DEL COMANDO CONJUNTO DE LAS FUERZAS ARMADAS110

En cuanto al Perú, se mantuvo en un promedio del 3% con un signifi cativo incre-mento a partir del año 1982, principalmente originado por adquisiciones para enfrentar al terrorismo, el mismo que se mantuvo por algunos años después. A partir de 1990 en adelante, el nivel de gasto del Perú se redujo por efecto de la crisis fi scal existente, man-teniendo en promedio valores cercanos al 2%.

Como se observa, los ratios de fuerza siguieron un patrón similar en ambos países, estando los valores del Perú algo por encima de los del Ecuador durante el periodo 1970-1990. Tal situación se equiparó a partir del año 1990 en que los valores presentan bastante similitud en magnitud y tendencia a la reducción.

GASTOS DE DEFENSA COMO PORCENTAJE DEL P.B.I.

012345678910

1970

1972

19741976

19781980

19821984

19861988

1990

19921994

19961998

20002002

2004

ECUADOR PERÚ

RATIO DE FUERZA - PERÚ / ECUADOR

0

1

2

34

5

6

7

8

ECUADOR PERÚ

1970

1972

1974

1976

1978

1980

1982

1984

1986

1988

1990

1992

1994

1996

1998

2000

2002

2004

Fuente: International Institute For Strategic Studies (IISS), Th e Military Balance 1970-2005, elaboración propia.

Fuente: U.S. Census Bureau, International Data Base. e International Institutefor Strategic Studies (IISS), elaboración propia.

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RAFAEL ZARIQUIEY NÚÑEZ 111

En cuanto a los ratios de fuerza observados durante el periodo previo al confl icto de 1981, se verifi ca que tanto Ecuador como Perú se movilizaron para tal evento, incremen-tando en el periodo el número de efectivos militares. Esto se refl eja en el incremento progresivo en dichos indicadores para ambos países. Cabe resaltar que, para entonces la Policía Nacional del Perú estaba a cargo del control del orden interno, siendo la principal preocupación de las Fuerzas Armadas el frente externo.

Fuente: U.S. Census Bureau e International Institute for Strategic Studies (IISS), elaboración propia.

1978 1979 1980 1981

ECUADOR 3.38 4.26 4.90 4.77

PERÚ 5.42 5.46 5.52 7.32

Ratios de Fuerza Ecuador-Perú 1978-1982

Fuente: U.S. Census Bureau e International Institute for Strategic Studies (IISS), elaboración propia.

1993 1994 1995 1996

ECUADOR 5.28 5.09 4.99 4.89

PERÚ 5.02 4.92 4.82 5.14

Ratios de Fuerza Ecuador-Perú 1993-1996

Fuente: U.S. Census Bureau e International Institute for Strategic Studies (IISS), elaboración propia.

1978 1979 1980 1981

ECUADOR 1.9 1.9 1.8 1.8

PERÚ 3.9 3.9 2.0 2.0

Gastos de Defensa con respecto al PBI (%)

En cuanto al confl icto del año 1995, durante los años anteriores a los enfrentamien-tos los efectivos militares de ambos países se mantuvieron estables, observándose una ligera declinación en los ratios de fuerza por efecto del crecimiento poblacional.

En cuanto a los gastos de defensa, se observa que durante el periodo previo al confl ic-to de 1981, los valores porcentuales con respecto al PBI destinado por el Perú fueron casi el doble de los invertidos por el Ecuador. No obstante el desbalance estratégico existente, el gobierno militar del Perú decidió focalizar el confl icto en la zona de la Cordillera del Cóndor, considerando que entonces era favorable al Perú.

En cuanto al confl icto del año 1995, se observa que durante el periodo previo a su desenlace, los valores del gasto en defensa del Ecuador respecto a su PBI, a diferencia del periodo previo al confl icto de 1981, casi se duplicaron con respecto a los del Perú. Es decir, la situación se tornó a la inversa que en el anterior confl icto, siendo ahora Ecuador quien tomaría la iniciativa.

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REVISTA DEL COMANDO CONJUNTO DE LAS FUERZAS ARMADAS112

Conclusiones

1. Aun cuando no se puede afi rmar que el incremento en los gastos militares sea prólo-go de confl icto, se observa con claridad que el desbalance militar y los incrementos cualitativos y cuantitativos en la estructura de las fuerzas en la región son señales de la existencia de confl ictos interestatales no resueltos, que permanecen latentes, y donde los actores consideran posible que en algún momento estos se resuelvan de manera violenta.

2. Se puede prever que a pesar de la existencia de las ‘nuevas amenazas’, puestas de relie-ve a raíz de los cambios experimentados en el entorno internacional y regional, aún se presentarán en el futuro periodos de tensión y crisis en las relaciones interestatales que podrían generar confl ictos de carácter tradicional.

3. Los principales antecedentes que contribuyeron a la gestación de periodos de tensión y/o confl ictos armados interestatales en la región sudamericana durante los últimos siete lustros, están referidos principalmente a diferencias sobre la delimitación de espacios de soberanía y jurisdicción marítima.

4. A pesar del esfuerzo internacional y regional por mejorar el control de las transferen-cias de armamento, por aumentar el nivel de transparencia en los gastos de defensa y por implementar medidas efectivas de confi anza mutua, se observa que los gastos en defensa se realizaron sin mayores restricciones durante el periodo 1970-2005.

5. No es una garantía para la estabilidad en el ambiente de seguridad y defensa de la región, el hecho de que los países posean gobiernos democráticos. En este sentido, se verifi ca que aun cuando los mayores gastos en defensa se realizaron durante gobiernos autoritarios, los confl ictos interestatales que tuvieron desenlaces armados se suscitaron contando ambos países en confl icto con gobernantes democráticamente elegidos.

6. Las adquisiciones de armamento producidas en la región sudamericana durante la úl-tima década, están marcando profundamente el desequilibrio estratégico en el campo militar, que de hecho ya existía en aspectos de índole económica y social, entre los diferentes países de la región.

7. A partir del análisis de los periodos de tensión y confl icto estudiados, se puede afi r-mar que existe una relación directa entre el nivel de amenaza percibida por los Esta-dos y el nivel de gasto en defensa, incluidas las amenazas internas a los intereses del Estado.

Fuente: U.S. Census Bureau e International Institute for Strategic Studies (IISS), elaboración propia.

1993 1994 1995 1996

ECUADOR 3.5 2.8 3.4 3.4

PERU 1.9 1.8 1.6 1.9

Gastos de Defensa con respecto al PBI (%)

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instituciones que más ha servido al desa-rrollo nacional: la Marina de Guerra.

Dividido en cuatro capítulos, este ma-nual, de nutridos planteamientos metodo-lógicos y conceptos doctrinarios, basados a menudo en fuentes históricas, se adentra en el estudio de temas dogmáticos, políti-cos, económicos y socioculturales, hacién-dolo un texto de lectura para el público en general, pero con especial énfasis en aque-llos que están más comprometidos con el progreso de nuestra nación.

Perú Defensa & Seguridad. Año 1, N° 02 (Julio-Agosto, 2008), 46 p.

El segundo número de esta revista nos entrega un variado abanico de temas, vertebrados todos en una sola columna: la preocupación por la moder-nización de las fuerzas armadas frente a los retos de un mundo más globalizado. El enfoque prefe-rentemente tec-nológico de esta publicación lo hace un instru-mento de marca-da utilidad para quienes deseen no solo es-tar informados de los nuevos avances en la sofi sticación de los armamento y equipos militares sino también de la adquisición, implementación y mejoramiento regional de los mismos.

Aunque en gran parte de la publicación existe un constante llamado de atención al incremento del poderío chileno, los es-pecialistas como el mismo Director, César

Instituto de Estudios Histórico-Marí-timos del Perú. Fundamentos de Doctri-na Marítima. Lima: Comité de Trabajo Permanente de Doctrina Marítima de la Comisión de Estudios Estratégicos-Marí-timos del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú, 2008. 222 p.

El establecimiento de líneas de acción efi cientes o políticas de Estados efi caces que estén vinculadas al medio marino

requiere de una base teórica sóli-da, no solo en el aspecto metodo-lógico sino tam-bién en el ámbito conceptual. En ese sentido, la uniformización de criterios den-tro de la doctrina marítima lleva a establecer un or-

den en la adopción de medidas y, al mis-mo tiempo, otorga cierto grado de predic-tibilidad en el resultado de las mismas.

En palabras del Presidente del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú, Contralmirante Melitón Carvajal Pare-ja, la doctrina marítima nacional “es una disciplina de estudio e investigación de los principios y fundamentos que regulan las actividades marítimas, con el propósito de contribuir a la formación del pensamiento estratégico institucional y que a su vez nos permita plantear políticas de Estado”.

De esta forma, Fundamentos de Doctri-na Marítima responde a los criterios de planifi cación estratégica, en el sentido de que brinda un instrumento de cohesión institucional y de acción corporativa, que trasluce la mística y tradición de una de las

COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS

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REVISTA DEL COMANDO CONJUNTO DE LAS FUERZAS ARMADAS114

Cruz, sugieren, con una visión precau-toria, a qué nivel y de qué manera debe modernizarse el capital técnico y humano de las Fuerzas Armadas peruanas para ha-cerlas más efi cientes y efi caces en las ope-raciones militares.

La importancia para el lector peruano de este reciente ejemplar de Perú Defensa & Seguridad radica en el aporte técnico-profesional a estos temas, los cuales giran en torno a un mensaje que subyace en la revista: hacer del brazo armado del Estado un elemento disuasivo hacia el exterior y un factor preponderante en el desarrollo nacional, con especial énfasis en la lucha contra el narcotráfi co y el terrorismo.

La entrevista del Jefe del Comando Con-junto de las Fuerzas Armadas, Almirante José Aste Daff os, presentada al inicio de esta publicación, nos ayuda a entender la ubicación y la labor de esta entidad en el manejo de la política de defensa y seguri-dad nacional y el valioso trabajo de coordi-nación que se lleva a cabo entre la Marina, Aviación y Ejercito, así como el apoyo a otros sectores de la organización estatal.

La visión de futuro que las Fuerzas Ar-madas tienen en la actualidad no solo se sustenta en toda esta labor de perfeccio-namiento castrense, sino también en que ellas, como destaca el Almirante Daff os, van por el rumbo correcto dentro del mar-co del respeto a los derechos humanos y los valores democráticos de nuestro país.

Por otro lado, la descripción de lo acon-tecido en la XV edición de la Feria Inter-nacional del Aire y del Espacio realizada en Santiago de Chile, brinda una visión general de las nuevas tecnologías para la aviación militar y nos muestra el contraste entre la oferta disponible a nivel mundial

y la demanda de armamento de los Esta-dos latinoamericanos, descubriendo inte-resantes tendencias en este continente.

En la sección Tecnología encontramos una reseña de los 75 años de vida institu-cional del Servicio de Mantenimiento de la Fuerza Aérea del Perú (SEMAN-Perú), los progresos alcanzados en la actualidad y la perspectiva de futuro de una entidad que ha extendido su campo de acción den-tro de este rubro.

“Reforma y Modernización militar en el Perú: ¿Núcleo básico efi caz?”, incluida en esta edición, resulta ser un ensayo didácti-co que nos trae una constante y razonable preocupación geopolítica dentro de nues-tra región, la cual, históricamente en el Perú, se ha despertado más para responder a situaciones coyunturales que para dar cumplimiento a una estrategia planifi cada con objetivos de largo plazo.

Del primer número de la revista, viene la segunda parte del trabajo de investiga-ción tecnológica sobre el arma contracarro de infantería titulado “Precisos y letales: Misiles Antitanques” del especialista cita-do al comienzo de estos comentarios, au-tor también de un réquiem histórico sobre “Los Mirage 5P de la FAP, 40 años des-pués”. Asimismo, fi naliza esta publicación dándonos a conocer ‘las nuevas rutas del narcotráfi co en el Perú’.

José Cavani Ríos

‘Premio a la Excelencia Periodística V Cumbre ALC-UE’, otorgado por la Dele-gación de la Comisión Europea en el Perú, el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Comisión de Alto Nivel Responsable de la Organización y Celebración de la V Cum-bre ALC-UE.

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