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San Juan de los Lagos, Jal. Agosto de 2007 Nº 301

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San Juan de los Lagos, Jal. Agosto de 2007 Nº 301

Revista Diocesana Mensual

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Sello
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SUMARIOSUMARIOSUMARIOSUMARIOSUMARIOPresentación ................................................................................................................................... 1Oración Personal con la Biblia (Guía) ....................................................................................... 2Consejos prácticos para ayudar en la Lectura personal de la Biblia ..................................... 3Para recordar el esquema de lectura orante .............................................................................. 5Sobre discipulado y misión en el Evangelio de Marcos ........................................................... 62. Lectio divina .............................................................................................................................. 83. Lectio divina .............................................................................................................................. 9Sobre discipulado y misión en el Evangelio de Mateo ........................................................... 112. Lectio divina ............................................................................................................................ 133. Lectio divina ............................................................................................................................ 14Sobre discipulado y misión en el Evangelio de Lucas ............................................................ 152. Lectio divina ............................................................................................................................ 173. Lectio divina ............................................................................................................................ 18Sobre discipulado y misión en el Evangelio de Juan .............................................................. 192. Lectio divina ............................................................................................................................ 213. Lectio divina ............................................................................................................................ 22

Del encuentro con Jesucristo en su Palabra a la construcción de la comunidad .............. 30PRIMERA PARTE

El encuentro con Jesucristo ........................................................................................................ 31TEMA 1 “El encuentro con Jesucristo y sus consecuencias” .................................................. 35TEMA 2 “La disponibilidad para ver: una condición necesaria

para el encuentro con Jesucristo” ......................................................................... 38TEMA 3 “Un encuentro que exige romper con el miedo” ..................................................... 41TEMA 4 “Para siempre entre nosotros” ..................................................................................... 44TEMA 5 “El Espíritu Santo: presencia divina para el encuentro con nuestros hermanos” ...... 46

SEGUNDA PARTELa tarea del discípulo: construir una comunidad de hermanos............................................ 49TEMA 1 “Ámense como yo los he amado” ............................................................................... 51TEMA 2 “Llamados para producir frutos” ................................................................................. 53TEMA 3 “La responsabilidad de los discípulos en la construcción del Reino” ................... 55TEMA 4 “Una comunidad en reconciliación” ......................................................................... 58TEMA 5 “Buenos pastores y buenas ovejas” ............................................................................. 61TEMA 1 “¿Quién es el servidor fiel y prudente?” .................................................................... 63TEMA 2 “El discernimiento cristiano” ....................................................................................... 68TEMA 3 “Vino nuevo en odres nuevos” .................................................................................... 71TEMA 4 “La cizaña y el trigo” .................................................................................................... 74TEMA 5 “Una casa edificada sobre roca” ................................................................................. 76

Centro Diocesano de Pastoral

Morelos 34.Apartado Postal 21Tel. (395) 785-0020Fax. (395) 785-0171

Correo-E: [email protected]: [email protected]

47000 San Juan de los Lagos, Jal.

Responsable:

Vocalía de Pastoral Bíblica

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MES DE LA BIBLIA

PresentaciónEste año pastoral que inicia, 2007-2008 ha

sido nombrado en el marco del IV PlanDiocesano de Pastoral de nuestra diócesis,como EL AÑO DEL DISCIPULADO. Lacoyuntura eclesial para esta temática tan acor-de al ser e identidad de la Iglesia la marca, porotro lado, la reciente Quinta conferencia delos obispos latinoamericanos y del Caribe,reunidos en Aparecida Brasil, durante Mayopasado, bajo el lema: “Discípulos y misione-ros de Jesucristo, para que nuestros pue-blos en Él tengan vida” (“Yo soy el Camino,la Verdad y la Vida”, Jn. 14,6).

Este (Kairós) o tiempo de gracia nos invitaa profundizar nuestro ser de discípulos, nosinvita a la intimidad con el Maestro, para«estar con él» y para «ser enviados» a lamisión de la construcción del Reino en estaetapa de la historia en todos sus niveles:personal y eclesial. El año pasado, a peticióndel secretariado episcopal de Pastoral Bíblicaque todavía existía como tal, la comisióndiocesana editamos poster y temas sobre eldiscipulado. El Boletín 289 contiene diez te-mas sobre el discipulado en el Evangelio de

San Marcos, que seguramente seguirán siendo temas de actualidad. Hoy presentamos el tema deDISCIPULADO Y MISION en el perfil de los cuatro evangelistas con propuestas de lecturaorante. Así mismo, proponemos algunas celebraciones para entronizar la Biblia en el contextode las Semanas Bíblicas; entronizaciones de la Biblia casa por casa o en reuniones pastorales; yalgunos otros recursos homiléticos.

Ser discípulo, consiste en comprometerse en la escuela del Maestro de Nazareth, que conduceal mandato de la caridad operante, por esto el tema de nuestro poster y portada de este Boletínrecuerdan las palabras de Jesús en la última cena, según nos lo relató San Juan:

«En esto conocerán todos que son mis discípulos, si tienen amor los unos por los otros».Jn 13,35.

Ojalá que nuestras comunidades celebren con diferentes iniciativas la presencia operante dela Palabra de Dios, promuevan una espiritualidad bíblica, e instruyan en la lectura orante de laBiblia. Recordemos, finalmente, las Palabras de San Agustín: “Si alguno quiere comprometersea amar, ya entendió la Escritura”. Sólo seremos discípulos, en la Escucha atenta de la Palabra deDios y en su puesta en práctica.

Vocalía de Pastoral Bíblica.

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Oración Personal con la Biblia(Guía)

La Biblia no es un libro más de cuantos com-ponen nuestras bibliotecas. Libros antiguos, qui-zá más valiosos que la Biblia, son ahora piezas demuseo.

Con la Biblia no sucede lo mismo: millones depersonas la veneran como Palabra de Dios, latienen como norma para su fe y para su conductaen la vida. Se continúa leyendo y proclamando enlas celebraciones litúrgicas, en los momentos deoración personal y comunitaria. Hombres y mu-jeres, sacerdotes y laicos dedican su vida al estu-dio, comentario e interpretación de los textos dela Escritura.

La Biblia no es, pues, un libro muerto, sino unlibro vivo, actual. Cada uno de los creyentesestamos invitados a acercarnos a ella para leerla,meditarla y, sobre todo, vivirla.

A.- INVOCACIONES para acompañarla lectura de la Biblia:

* Habla, Señor, que tu siervo te escucha (1 Sam.3. 10)

* Señor, aumenta mi Fe (Lc. 17. 5)* Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes

Palabras de vida eterna (Jn. 6. 68)* Señor, enséñame tus caminos* Enséñame a cumplir tu voluntad (Sal 119, 1-18)* Envíame tu luz y tu verdad (Sal. 42 -43-)

(Estemos atentos a la Sabiduría del Señor.)

B.- Lectura personal de la Biblia

1.- ORAR ANTES de EMPEZAR LA LECTURA1.- ORAR ANTES de EMPEZAR LA LECTURA1.- ORAR ANTES de EMPEZAR LA LECTURA1.- ORAR ANTES de EMPEZAR LA LECTURA1.- ORAR ANTES de EMPEZAR LA LECTURA

Por ejemplo:- Concédenos, Señor, que sepamos escuchar tu

Palabra como Palabra de vida para que sea lanorma constante en nuestro vivir diario. Amen

- Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienesPalabras de vida eterna: enséñanos a perma-necer siempre atentos a tu llamada. Amén.

2.- ABRIR LA BIBLIA Y LEER2.- ABRIR LA BIBLIA Y LEER2.- ABRIR LA BIBLIA Y LEER2.- ABRIR LA BIBLIA Y LEER2.- ABRIR LA BIBLIA Y LEER

Leer el texto seleccionado despacio y con atención. Detener-se en la frase que más nos impacte como dirigida a nosotros.

3.- REFLEXIONAR Y MEDITAR3.- REFLEXIONAR Y MEDITAR3.- REFLEXIONAR Y MEDITAR3.- REFLEXIONAR Y MEDITAR3.- REFLEXIONAR Y MEDITAR

Hablar con Dios sobre lo que nos ha llegado al corazón.Hablarle de amigo a amigo. Descansar en Dios nuestrascargas de cada día y aguardar atentos sus palabras deánimo.

4.- TERMINAR CON UNA ORACIÓN4.- TERMINAR CON UNA ORACIÓN4.- TERMINAR CON UNA ORACIÓN4.- TERMINAR CON UNA ORACIÓN4.- TERMINAR CON UNA ORACIÓN

Por ejemplo:

Oh Dios, nosotros queremos trabajar a la luzde tu Palabra concédenos prudencia y valor, soli-daridad y sabiduría para obrar siempre con espí-ritu de amor fraterno. Amen.

Infúndenos, Señor, el espíritu de inteligenciade verdad y de paz, para que habiendo conocidopor tu Palabra cual es tu voluntad trabajemos paraponerla en práctica. Amén

5.- IR Y OBRAR5.- IR Y OBRAR5.- IR Y OBRAR5.- IR Y OBRAR5.- IR Y OBRAR

Tomar la palabra de Dios que el Señor ha puesto en nuestrocorazón y ponerla en práctica humildemente. Será una fuentede bienaventuranza para nuestra vida.

C.- Lectura diaria

Nuestro organismo nos pide recibir diaria-mente el alimento necesario para nuestro susten-to. Al igual que Jesús encontraba su alimento enhacer la voluntad del Padre, así también los cris-tianos encontramos nuestro alimento en la Pala-bra de Dios que se nos revela en la Escritura.Diariamente debemos acudir a la mesa de laPalabra para alimentar nuestra fe.

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MES DE LA BIBLIA

Consejos prácticos para ayudaren la Lectura personal de la Biblia

— Conseguir un ambientede silencio que no nosdistraiga y que nos ayu-de a concentrar la aten-ción en lo que leemos yconseguir que las pala-bras del texto resuenencon profundidad ennuestro corazón. Cadapersona verá, según susposibilidades, en quémomento del día puedeconseguir un clima desilencio aceptable.

— ¿Cómo proceder parala lectura? Pueden serútiles los siguientes pa-sos:

* Leer algún texto que nosintroduzca en la lecturadel libro escogido, pue-de servirnos la intro-ducción que algunasBiblias colocan antes de cada libro o grupos delibros.

* Una primera lectura rápida del libro que nos déla visión de conjunto.

* Una segunda lectura detenida intentando captarfrase por frase, haciendo frecuentes pausas,para dar cabida a la oración. Para esta lecturalenta puede ayudarnos el leer las notas que apie de página incluyen algunas Biblias y en lasque se explican los versículos o las palabrasmás difíciles. Al hacer esta lectura lenta pode-mos ir subrayando lo que más nos llama laatención, para volver sobre ello en otro mo-mento del día, o incluso algunos días más tarde(mejor subrayar con lápiz para poder borrarlosi lo creemos conveniente).

- Personalizar. El mensa-je de la Biblia es una Pala-bra dirigida a nosotros. LaSagrada Escritura interpe-la nuestra vida. Al leerpodemos plantearnos lassiguientes preguntas:* ¿qué intenta decir elautor del texto a sus lec-tores?

* ¿me identifico con algúnpersonaje del texto?

* ¿lo que está escrito ilu-mina mi vida?

* ¿debe cambiar en algo mivida para que seaauténticamente crisitiana?

- ¿Por dónde empe-zar a leer la Biblia?

Aconsejamos empezarpor el Nuevo Testamento.En concreto comenzar porel Evangelio de Lucas,

para seguir por el libro de los Hechos de losApóstoles; así leeremos los dos escritos como loque son en realidad, como una única obra quepretende mostrar al lector la acción del EspírituSanto en la persona de Jesús de Nazareth y en lavida de la primitiva Iglesia. Después podemosleer alguna de las cartas de Pablo: por ejemplo, laprimera carta a los Corintios o la carta a losColosenses; y el Evangelio de Mateo. Del Anti-guo Testamento podemos leer algunos textosseleccionados.

¿CÓMO?

La actitud con que nos acercamos a la Bibliano puede ser la misma que tenemos ante losotros libros. Veamos qué nos exige.

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-En primer lugar,hemos de reconocera Dios en cada pági-na de la Biblia. Aligual que el pueblo deIsrael supo reconocery leer la presencia deDios en su Historia yen los textos sagradosque iba escribiendo.También nosotros es-tamos llamados a ha-cer nuestra la expe-riencia de Dios quetuvieron otros creyen-tes tres mil años antesque nosotros.

- Una segunda ac-titud importante esmantener el corazónabierto a lo que Diosnos dice. Un corazónabierto que arde en de-seos de escuchar elmensaje de la Palabrade Dios, que acepta con dócil obediencia la vo-luntad de Dios sobre la propia vida, como Jesúscuyo alimento era cumplir la voluntad del Padre(véase Jn 4,34).

Si cerramos nuestro corazón a la invitaciónque Dios nos hace a entrar en su amistad, nuestravida cristiana, poco a poco irá perdiendo su sen-tido hasta quedar completamente vacía.

- La tercera actitud necesaria es el deseo deponerla en práctica.

Acabamos de decir que la lectura de la Bibliano nos deja indiferentes, sino que incide en nues-tra vida. Ante la llamada de Dios que nos invita aencontrarnos con él, nuestra respuesta es la deaceptar su invitación y comenzar a actuar segúnsus caminos, comenzar a vivir la vida nueva quenos ha traído Cristo. El peligro de conformarsecon escuchar la Palabra de Dios y no convertirlaen vida ya se daba en los primeros tiempos de lacomunidad cristiana; es por eso que Santiago sevio en la obligación de advertir a los suyos:

«Eliminen toda sucie-dad y esa maldad que lossobra y acepten dócilmen-te la Palabra que ha sidoplantada y es capaz desalvaros. Llévenla a lapráctica y no se limiten aescucharla, engañándose austedes mismos, puesquien escucha la Palabra yno la pone en práctica, separece a aquel que se mirala cara en al espejo, y ape-nas se miraba, daba mediavuelta y se olvidaba decomo era. Pero el que seconcentra en la Ley per-fecta, la de la libertad, y esconstante, no para oír yolvidarse, sino para poner-la por obra, este será di-choso al practicarla».(Sant. 1,21-25).

También María, des-pués de escuchar la Pala-

bra que Dios le dirigía a través del ángel suporesponder a su invitación mostrándose dispuestaa realizar lo que Dios le pedía «María contesto.Aquí está la esclava del Señor, hágase en mísegún tu palabra» (Lc. 1, 39). La docilidad deMaría, la virgen fiel y creyente, en cumplir lainvitación de Dios es un buen ejemplo de dispo-nibilidad para cualquiera que se deja interpelarpor la Palabra que Dios nos hace llegar por mediode la Escritura.

- Una última actitud es la del estudio. Cier-tamente no es la actitud principal, pero no por ellodebemos dejarla de lado. Intentar comprenderqué quiere decir el autor sagrado, saber encontrarel sentido del texto que estamos leyendo parainterpretarlo auténticamente, supone que noso-tros debemos conocer en qué época se escribió,quiénes eran sus destinatarios, a qué género lite-rario pertenece, qué estructura interna tiene eltexto, cómo interpreta la Iglesia su contenido, quéproblemas suscita a los teólogos y exégetas, comopodemos utilizarlo en catequesis...

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PARA RECORDAR EL ESQUEMA DE LECTURA ORANTE

AMBIENTACIÓN + ORACIÓN INICIAL

Crear un ambiente cálido. Colocarnos en círculo en torno auna pequeña mesa donde se halle la Palabra de Dios y algúncirio encendido. Si el grupo lo desea, podemos comenzar conun canto que todos conozcamos.Proclamación de la Palabra

LECTURA

Leer el texto ¿Qué dice?Detener la mirada en el texto. Intentar entenderlo juntosayudados por las preguntas. ¿De qué habla el texto?, ¿Cuál esel contenido?, ¿Qué sucede? ¿Cuáles son los personajes y quéhacen? (si los hay).

MEDITACIÓN

Interrogar al texto ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice?Es el momento de escuchar latir nuestro propio corazón. Meenfrento a mi propia voz, luego de la lectura. ¿Qué me llamala atención del texto? ¿Qué me dice? ¿Qué me impresiona?Compartirlo con los demás, dialogarlo.

ORACIÓN

Orar a partir del texto ¿Qué le respondo a Dios?Hacer oraciones hablando directamente a Dios: dirigirse alPadre, a Jesús, al Espíritu... hablar con Él, contarle lo que unoquiere o siente. No un comentario para los demás. Que sea undiálogo, una conversación. ¿Qué tengo en mi corazón, quéme gustaría decirle?

COMPROMISO-ACCIÓN

Actuar a partir del texto ¿Cómo llevarlo a la vida?Buscar una actitud para vivir: ¿Qué voy a hacer para vivir estetexto? ¿Qué voy a hacer en concreto? ¿En qué me voy aempeñar para hacer realidad el mensaje de este texto? ¿A quéme compromete? ¿A qué me invita? ¿Qué puedo hacer, cómodebo responder a la llamada de Jesús?

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“Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”(Mc. 15,39).

Los discípulos tienen un lugar fundamental,constituyen un grupo expresamente llamado yelegido por Jesús para una tarea específica: acom-pañarlo y ser enviados a predicar (Mc. 3,14-15)Se trata de una comunión con el misterio de lapersona de Cristo que es imprescindible para lapredicación.: ellos lo acompañan durante toda suactividad hasta el momento en que es arrestado.Aunque allí lo abandonan, ésta no es la últimaactitud, Jesús mismo los vuelve a invitar al segui-miento cuando ya resucitado les habla de sureencuentro en Galilea. El Hijo de Dios vino aentablar una comunicación con el hombre queimplica un nuevo estilo de vida: el discipulado,ser sus seguidores. Sólo quien vive en uniónpersonal con Jesús descubre el misterio de suPersona, sólo en los discípulos se puede vislum-brar el misterio de “este hombre, Hijo de Dios”.Marcos y las condiciones para ser discípulos.

En su época marcada por persecuciones a los

Sobre discipulado y misiónen el Evangelio de Marcos

I. APROXIMACIÓN GENERAL AL EVANGELIO DE MARCOS

I. Aproximación general al Evangelio de Mar-cos

Señor Jesús: ¿Quién eres Tú?y... ¿cuál es el camino?

La tradición más antigua identificó al autor delsegundo Evangelio con Marcos, persona en estre-cha relación con los apóstoles Pedro y Pablo, elcual probablemente ha escrito este Evangelio enRoma en la década del 60 d. C. ya que en él, no hayreferencias claras a la destrucción del Temploocurrida en el año 70 d. C.

La pequeña comunidad de cristianos estable-cida en la gran ciudad de Roma vive tiemposdifíciles ya que permanecer fieles a las enseñan-zas de Jesús los ponía en el riesgo de versedespreciados, maltratados e incluso perseguidoscomo ocurrió en tiempo del emperador Nerón enel año 64 d. C.

El tema dominante de este Evangelio es laidentidad de Jesús... “¿Quién dicen que soy yo?”misterio que sólo se revela en la muerte en cruz.Al verlo morir así el centurión romano exclama:

DISCIPULADOY MISIÓN

EN LOS4 EVANGELIOSCANÓNICOS

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cristianos, Marcos acentúa ciertas exigencias deseguir a Jesús. Sobre todo en la segunda parte desu evangelio (comenzando en 8, 31) subraya queel «seguimiento» debe ser «con la cruz». Eldiscípulo está llamado a compartir la suerte delMaestro. El lector es ubicado en esa perspectivacon la repetición por tres veces del anuncio de lapasión: 8, 31-33; 9, 30-32; 10,32-34, y después de cada uno deesos anuncios coloca una «reac-ción» de los discípulos; son lasactitudes negativas que ellos de-ben rechazar:

Después del primer anuncio,Pedro quiere ser discípulo sin ad-mitir la perspectiva del sufrimien-to; no puede tampoco pretenderser «maestro» indicando cómodebe ser el seguimiento. Por esoJesús le ordena: «Colócate detrásde mí» (Ir detrás es la situaciónpropia del discípulo con respectoal maestro). Para «seguir» alMaestro hay que aceptar la Cruz(Mc 8, 34ss).

Después del segundo anuncio, los discípulosdiscuten sobre quién es el mayor entre ellos (Mc9, 33ss). El discípulo debe buscar ser el último yser el «servidor» de los demás. En ese contextosocial, «servidor» (doulos, diáconos) indicabaser una persona menospreciada, o más bien des-preciada: un esclavo para los griegos y para elTalmud un calificativo ofensivo, digna de sercastigada. En el «orden jerárquico» de Jesús, ellugar más alto es para el que sirve.

El tercer anuncio de la pasión se da cuando«los que lo seguían tenían miedo» ante la pers-pectiva de los sufrimientos futuros. Viene elpedido de los hijos de Zebedeo: estar a su derechay a su izquierda. Pero Jesús enseña que la formapara estar más cerca de Él es «bebiendo la copaque Él debe beber y recibiendo bautismo que Élva a recibir», es decir, compartiendo su pasión.Buscar las precedencias o dominar sobre otros esun modo de pensar que corresponde a «las nacio-nes», pero «entre los discípulos no es así». La

forma de «servicio» que se exige de los discípuloses la de Cristo: dar la vida por los demás (Mc 10,35ss; especialmente el v.45).

También Mc 10 se presenta como «un peque-ño catecismo sobre el discipulado». Son textosredactados de la misma manera y que tienencomo objetivo ilustrar la actitud del discípulo

frente a tres cuestiones impor-tantes en la vida. a) El matrimo-nio (Mc 10, 2-12). Contra la li-bertad con la que los romanos(hombres y mujeres) recurríanal divorcio, Jesús enseña que eldiscípulo debe considerar la ins-titución del matrimonio desde laperspectiva de la voluntad deDios en la creación. b) Las ri-quezas (Mc 10, 17-30). El quequiere ser discípulo debe estardispuesto a renunciar a todo loque se tiene. La renuncia a losbienes no es un precepto en símismo, sino una condición pre-via al «discipulado»: «... des-pués ven, y sígueme». c) Las

precedencias (10, 35-45). El tercer texto es el queMc colocó a continuación del tercer anuncio de lapasión. La condición de los discípulos es la de serservidor y su modelo es el mismo Jesucristo (Mc10, 45): «Así como el Hijo del hombre...». Elmodelo que cada discípulo tiene ante los ojos esel mismo Maestro. Él sirvió a los demás entregan-do su misma vida como rescate por la multitud.

Las renuncias y la forma de vida que exige eldiscipulado pueden parecer inaceptables. El serhumano, en su debilidad, no puede comprometer-se a tanto. Por eso Mc, antes de pasar al relato dela llegada de Jesús a Jerusalén, pone como puntofinal de su «catequesis sobre el discipulado» elrelato de la curación del ciego, con sentido meta-fórico: el ciego está «sentado al borde del cami-no», mientras los discípulos van con Jesús por elcamino. Jesús lo llama, y le otorga la vista.Entonces el ciego «lo siguió por el camino» (Mc10,46-52). Para poder seguir al Señor, es necesa-ria una intervención de Él que capacite para el«seguimiento».

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AmbientaciónEl discípulo en el evan-

gelio de S. Marcos aparecesiempre confrontado con elmisterio de la persona delMaestro. Jesús proclama lallegada del Reino de Dios yofrece los signos del mis-mo: su palabra y sus mila-gros. Pero Él parece escon-der su identidad: se niega adecir quién es; prohibe alos demonios divulgar suidentidad; es como si guar-dara un secreto a revelar enel momento oportuno. Elúnico título que gusta apli-carse es el de “Hijo del hom-bre” (cf. 1,14-8,26). A losdiscípulos les resulta difí-cil entender la lógica de suobrar y de sus enseñanzas;pero adhieren a su persona,a la que admiran y respetan. Pedro, ante la pre-gunta sobre cómo es considerado por la gente ypor ellos, responde: “Tú eres el Mesías” (8,27). Sibien Jesús acepta ese nombre, los instruye anun-ciándoles un Mesías sufriente, no triunfalista, queserá crucificado (8,31), y que resucitará. Aunquetodo aparece aún misterioso, los discípulos per-manecen con Él porque se saben elegidos. Jesúsrevelará el misterio de su persona (su ser Mesíase Hijo del Altísimo) recién en el juicio ante eltribunal judío. El confesarse Hijo de Dios, siendohombre, es la blasfemia que causa su condena(14,53-64).

Oración InicialSeñor Jesús, ¿cómo llegar al misterio de tu

Persona si Tú eres la luz inaccesible? Noso-

2. Lectio DivinaUN MISTERIO QUE SÓLO SE REVELA AL FINAL DEL CAMINO

(MC. 8, 27-33)

tros queremos caminarlos días de nuestra vidajunto a Ti. Conocemos tupresencia que consuela,que anima, que fortale-ce... pero también cono-cemos tus silencios y tugrito de dolor en la cruz.Queremos permanecer atu lado toda la vida aun-que no siempre te com-prendamos, aunque nosiempre veamos el cami-no por donde nos llevas.Escúchanos, Jesús, Tú,que siendo Dios, vives yreinas con el Padre y elEspíritu Santo por lossiglos de los siglos.Amén.

Proclamación:Mc. 8, 27-33

Lectura¿Qué dice el texto?

• Leemos las notas que aparecen al pie en nuestrasdiversas ediciones de la Biblia.

• Jesús aleja del bullicio a sus discípulos... nece-sita conversar a solas con ellos, ¿qué les pregun-ta?

• ¿Qué dice la gente acerca de Jesús?• Pedro toma la palabra en nombre de todos, ¿qué

responde?• Después de la declaración de Pedro, ¿de qué

habla Jesús con toda claridad?, ante este anun-cio, ¿qué hace Pedro?; ¿cómo reacciona Jesúsante la actitud de Pedro?

Meditación ¿Qué nos dice el texto?• Los contemporáneos de Jesús no logran pene-

trar en su misterio... no dudan sobre su santidad

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pero no llegan a la profundidad de su persona...ante esa pregunta de Jesús, ¿qué le respondería-mos cada uno de nosotros?

• Para Pedro ha llegado el Mesías que instalará elReino... pero, ¿cómo se construye ese Reino,cómo se llega a ese Reino?. Jesús habla de esecamino, ¿cuál es?

• Nosotros..., ¿buscamos el camino del reino delos satisfechos, de los triunfadores, de los que sedesentienden de todo dolor y sufrimiento?; ¿porqué caminos buscamos al Mesías y su Reino?

• ¿Sabemos vivir las tribulaciones y sufrimientosde la vida unidos a Jesús?, ¿somos discípulosque lo acompañan también, camino a la cruz?;¿cuándo?

OraciónSi queremos ser discípulos de Jesús en las buenas

y en las malas, vamos a expresárselo con nuestraoración: A cada intención oramos diciendo:

¡Queremos seguir siendo fieles!• Señor, cuando todo se nos nubla el horizonte y

no encontramos salida...• Señor, cuando el cansancio y el desánimo se

hacen sentir...• Señor, cuando aparece la enfermedad o la des-

gracia...(Intenciones libres...)

Pongamos todas estas intenciones y las quequedaron en nuestro corazón en las manos deDios nuestro Padre con la oración que Jesús nosenseñó.

Padre nuestro....

Compromiso-AcciónSeguramente entre nosotros hay quienes es-

tán en la cruz, otros cristos sufrientes... losnombramos y vemos los caminos para acercar-nos a ellos.

Ambientación¿Cuál es el misterio de la

Persona de Jesús según S.Marcos? Es el misterio de unDios hecho hombre: hacersehombre significa que Diosasume lo que no es y lo que notiene: asume el límite del tiem-po y de lugar, experimenta elhambre, del dolor, el abando-no de Dios, la muerte. PorJesús lo divino entra en lahumanidad de modo humildey Dios se hace cercano a cadauno sin otra fuerza que la de

su entrega. Así toda reali-dad humana, y lo propio deésta, como el dolor y lasoledad se llenan de su pre-sencia. Por eso el soldadopagano viéndolo morir, noresucitar, sino morir gri-tando “Dios mío, ¿porquéme has abandonado?” pue-de confesar: “Verdadera-mente este hombre era hijode Dios” (15,19). Esta con-fesión de fe es el eco de lavoz del Padre en el bautis-mo (que dijo “Este es mi

3. Lectio DivinaBARTIMEO: AQUEL QUE VIO EL CAMINO

(MC. 10, 46-52)

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hijo amado, el predilecto, 1,9-11) y en la trans-figuración (“Escúchenlo”, 9,7). El discípulo esaquel que acoge este Amor desconcertante, quese entrega hasta el fin. Amor que asume todo loque somos, que abre las puertas de la comuniónentre el cielo y la tierra, y que transfigura la vidade los hombres. En el evangelio de Marcoscomprendemos la identidad de Jesús a partir desu muerte, muerte que expresa toda la potenciadel Amor que es Dios. Allí está la fidelidad deldon no correspondido, el abrazo a la voluntaddel Padre, el amor infinito por los de su raza. Poreso, ser sus discípulos es dejar que el amor nosimpulse a seguirlo en el camino a Jerusalén.

Oración InicialTú que puedes abrir nuestros ojos tantas veces

sin vida porque están fijos en el sin sentido,en el absurdo, en la injusticia y la corrupciónde estos tiempos... Sin embargo, Señor, Túestás entre nosotros, pasas por nuestravida, caminas entre nosotros, sigues amán-donos, sigues dando luz porque eres la Luz.Aquí estamos preparados para un encuen-tro.

No pases de largo hoy en nuestra vida y llévanosdetrás de ti por tus caminos de amor, deservicio, de una muerte que está llena devida y alumbra la vida. Te lo pedimos a Ti,que vives y reinas con el Padre y el Espíritu,por los siglos de los siglos. Amén.

Proclamación: Mc. 10, 46-52

Lectura ¿Qué dice el texto?

• ¿Quiénes van con Jesús?• ¿Con quién está junto al camino?• ¿Qué actitud tienen los que van con Jesús con

Bartimeo?• ¿Qué hace Jesús?• ¿Cómo responde Bartimeo al llamado de Je-

sús?• Quien está junto al camino, no está incorpora-

do, aceptado, integrado, por eso se lo trata de

acallar... ¿Dónde está Bartimeo al inicio de estaescena y dónde al final de ella?

Meditación ¿Qué nos dice el texto?• El ciego es una persona totalmente necesitada...

busca a Jesús pero no puede acercarse a él...¿quiénes le ayuda?; ¿quiénes se lo impiden?

• Nosotros ¿ayudamos o impedimos a los hermanosacercarse al amor de Dios manifestado en Jesu-cristo?; ¿cuándo?

• El ciego encuentra a Jesús cuando va camino aJerusalén a morir en la cruz y aunque Jesúsdespués de curarlo, lo despide, él, ¿qué decide?;¿qué camino elige?

• Nosotros, ¿somos cristianos de fiestas religiosas,de asambleas, de encuentros nacionales, de visitaa los santuarios o somos discípulos como el ciegode Jericó?; ¿cuándo seguimos el camino que subeal Calvario?; ¿cómo lo subimos?; ¿acompaña-mos a quienes lo están subiendo?, ¿cómo?

OraciónExpresemos nuestra oración con sencillez a Dios

nuestro Padre pidiéndole que nos lleve por el cami-no de la vida eterna.

Nos unimos a cada intención suplicando:

¡Padre bueno, danos la fuerza de seguir a Jesús!

• Porque queremos ser verdaderamente tus hijos...• Porque queremos ser servidores del Evangelio...• Porque queremos amar como tu Hijo para poner

vida en todos los que nos rodean...(Intenciones libres...)

Padre nuestro...

Compromiso-Acción¿Quiénes entre nosotros están a la orilla del camino,

marginados, olvidados..? ¿A qué nos compromete-mos cada uno, hoy?

Canto de despedida:“Queremos ser Señor servidores de verdad...”

(De Julián Zini).

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MES DE LA BIBLIA

El evangelio de Mateo fueescrito en torno al año 80 porun judío convertido al cristia-nismo, como expresión de la fede su comunidad, que tenía sumismo origen. Esto se nota,entre otras cosas, en el usoabundante que Mateo hace delas Escrituras de Israel (paranosotros, el Antiguo Testamen-to) para mostrar, desde ellas,que Jesús es el Mesías que Dioshabía anunciado y prometido.

Esta comunidad, radicadaen algún lugar de la actual Siria,después de haber vivido la des-trucción de Jerusalén y de ha-ber fracasado en la misión delos israelitas, se abre a la mi-sión a los paganos. La relación con los miembrosde su pueblo de origen se había quebrado. Con suEvangelio, Mateo se apoya en las enseñanzas deJesús y sus obras para sostener e impulsar estanueva y desafiante misión de su comunidad.

Dado que concede particular importancia a lasenseñanzas de Jesús, agrupa a éstas en cincograndes discursos que forman la trama de suEvangelio. El tema central de estos discursos es elReino de Dios.

También se lo ha llamado «el Evangelio de laIglesia» a causa del papel preponderante queocupa en él la vida y organización de la comuni-dad congregada en nombre de Jesús.

El Maestro enseña a sus discípulos y los prepa-ra para la misión

En este contexto, el discipulado y la misióntienen gran importancia, pues hacen a la esenciade la Iglesia.

En cuanto al discipulado,Mateo mismo es en su evan-gelio prototipo de los discí-pulos. Por eso propondremospara la meditación el texto desu llamada (9,9-13). La figu-ra de los discípulos no esprotagónica en este pasaje,sin embargo el tema deldiscipulado constituye untrasfondo de relieve.

Efectivamente, el «seguira Jesús», repetido dos vecesen el v. 9 es la actitud propiadel discípulo. Discípulo esquien sigue a Jesús con pron-titud y gran disponibilidad,aún dejando cosas muy im-portantes para él.

Un cobrador de impuestos era una personapoco grata a la mayoría de la población, sospe-chosa de corrupción. A él llama Jesús y él respon-de ejemplarmente. Para ser discípulo lo úniconecesario es la llamada del Señor y la respuestagenerosa de seguirlo.

Mateo, al ser llamado, experimenta la miseri-cordia del Señor. Su primer aprendizaje junto a sumaestro será también sobre la misericordia, rasgofundamental de la misión del maestro, que deberáser aprendido e imitado por quien quiera seguirlo.

En cuanto a la misión, hay dos textos que sedestacan por su importancia: la “Instrucción a losmisioneros” con la primera misión (Mt 10, 1-42) yla “Misión final” (Mt 28, 16-20). En el primer textopodemos distinguir siete partes, como es usual enMateo, quien gusta de presentar el mensaje deJesús con este número que indica perfección. Estassiete partes serían: la institución de los Apóstoles

Sobre discipulado y misiónen el Evangelio de Mateo

I. APROXIMACIÓN GENERAL AL EVANGELIO DE MATEO

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MES DE LA BIBLIA

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(10, 1-4); la misión de los Apóstoles (10, 5-16); lapredicción de las persecuciones que sufrirán (10,17-25); el mandato de hablar francamente y sintemor (10, 26-33); la presencia de Jesús como“signo de contradicción” (10, 34-36); la invitacióna amar a Jesús sobre todo, para encontrar la vida(10, 37-39); la recompensa que recibirán quienesacepten a los enviados de Jesús (10, 40-42).

A diferencia de otros evangelistas, vemos aquíque Mateo pone juntas la institución de los Após-toles y su misión (10, 1-16). Además, en estaprimera misión, los Apóstoles son enviados “a lasovejas perdidas de la casa de Israel” (10, 6), esdecir, a quienes ya habían recibido la Palabra deDios, pero ahora estaban alejados. A ellos, y atodos, hay que anunciar la Palabra de Dios, yservirlos en sus necesidades (10, 7s). Pero elámbito de la misión es peligroso: “Yo los envíocomo ovejas en medio de lobos: sean entoncesprudentes como serpientes y sencillos como pa-lomas.” (10, 16). En medio de este ámbito peli-groso, los Apóstoles no deberán tener miedo, nisiquiera ante la perspectiva de la muerte (10, 28),pues el Padre los cuida superando a la más amo-rosa de las madres: “Ustedes tienen contadostodos sus cabellos” (10, 30). Por eso, el Apóstoldebe seguir proclamando a Jesús sin temor; sa-biendo, también, que Jesús se declarará por élante el Padre (10, 32). El mensaje de Jesús provo-cará fuertes divisiones (10, 34-36) y, ante esto,Jesús pide que se lo ame a Él por encima de todo(10, 37), llevando la cruz (10, 38) para llegar a laVida (10, 39). Y todo el que reciba a los Apóstoles

de Jesús, tendrá su recompensa, hasta en los másmínimos detalles (10, 40-42).

En cuanto a la “Misión final” (Mt 28, 16-20),vemos que esa “Galilea de los paganos” (Mt 4,15)donde la misión de Jesús había comenzado, tam-bién ahora es el punto de partida de la misión delos Apóstoles “a todos los pueblos” (28, 19). Laprimera misión fue “a las ovejas perdidas de lacasa de Israel” (Mt 10, 6) y, así, Dios manifestó sufidelidad a las promesas hechas a los Patriarcas.La misión final es “a todos los pueblos” (28, 19),y Dios manifiesta así su misericordia hacia todoslos hombres. Y “misericordia y fidelidad” son losatributos que, desde el Antiguo Testamento des-criben la acción salvífica de Dios (Gn 24,27; Ex34,6; Sal 25,10; etc).

Contra aquel señorío sobre el mundo con queel diablo había tentado a Jesús, en un monte, si loadoraba (Mt 4,8s); ahora, Jesús –cumplida fiel yfilialmente la misión que el Padre le había enco-mendado– manifiesta haber “recibido todo poderen el cielo y en la tierra”, y Él es adorado, en unmonte (28, 16-18).

Desde allí, Jesús envía la misión universal quees triple: anunciar la Palabra, dispensar el bautis-mo y enseñar “a guardar todo lo que yo les hemandado.”

Y no hay que temer: quien fue anunciado, alprincipio del evangelio, como “Emmanuel... Dioscon nosotros” (Mt 1,23); nos dice ahora, al finaldel evangelio, que Él sigue “estando con noso-tros” para siempre (28, 20).

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MES DE LA BIBLIA

2. Lectio DivinaLA LLAMADA DE MATEO (MT. 9, 9-13)

AmbientaciónEl relato del llamado de Mateo nos

ayuda a redescubrir nuestra propiavocación. Jesús lo llama en el contex-to de su vida cotidiana, mientras esta-ba trabajando en su puesto. No im-porta la condición, todos pueden serllamados a ser discípulos del Señor,pues todos necesitamos ser salvadospor El. La respuesta de Mateo esinmediata y denota las actitudes fun-damentales de la vida de discipulado:escuchar y seguir a Jesús.

Oración InicialSeñor Jesús, que con una palabra

clara y firme has llamado para Mateo a seguir-te por el camino del discipulado, te pedimosque esa misma Palabra, que hoy continúaresonando en los Evangelios, llegue a nues-tros corazones y nos anime a sumarnos por elmismo camino. Te lo pedimos a Ti que vives yreinas, por los siglos de los siglos. Amén.

Proclamación: Mt 9, 9-13

Lectura ¿Qué dice?· ¿Qué estaba haciendo Mateo cuando Jesús lo

vio? ¿Cómo responde a la invitación de Jesús?Podemos compararlo con otros textos del mis-mo evangelio: Mt 4, 18-21. ¿Qué diferenciaencontramos entre el oficio de Mateo y el de losprimeros cuatro discípulos? ¿Qué conclusionespodríamos sacar?

· ¿Con quiénes comparten la mesa Jesús y susdiscípulos? ¿Qué enseñanza le habrá dejadoesto a Mateo como primer encuentro con elMaestro?

· ¿Por qué cuestionarán los fariseos esta actitud deJesús? ¿Qué les manda Jesús? ¿Qué significará«vayan y aprendan»?

· ¿Qué habrán aprendido los discípulos de este

hecho? Meditación ¿Qué nos dice?· ¿Nosotros qué deberíamos dejar paraseguir al Señor como verdaderos dis-cípulos? ¿Cómo es nuestra disponi-bilidad para con aquello que nos pide?· ¿Somos una comunidad abierta queacepta y acoge fraternalmente a todoaquel que se acerca? ¿O somos jue-ces de los demás y hacemos discrimi-naciones entre nosotros?· ¿Buscamos permanente entendermejor el significado y el valor para lavida concreta de la Palabra del Se-ñor?· ¿Somos conscientes que debemos

ser discípulos de Jesús toda nuestra vida y quesiempre lo podremos ser mejor?

OraciónConfiemos a Jesús las palabras que surgen de

nuestro interior, después de leer y meditar suPalabra de Vida.

Nos unimos a cada intención repitiendo:¡Señor, ayúdanos a escuchar tu voz y seguir tus

pasos!• Para que vivamos nuestra vocación de discípu-

los...• Para que nuestras comunidades sean abiertas a

todos...• Para que alimentemos nuestra vida de fe con tu

Palabra...(Intenciones libres...)

Padre nuestro...

Compromiso-AcciónPropongámonos un compromiso, personal y

comunitario, como signo de nuestro deseo deponer en práctica cuanto el Señor nos haya mani-festado en esta lectura.

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MES DE LA BIBLIA

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AmbientaciónEl evangelio de Mateo concluye

con la escena del envío de Jesús asus discípulos. El Maestro los man-da a pro-seguir su obra y participarde su misión: hacer discípulos, se-guidores y testigos de Jesús. ElSeñor estará siempre acompañan-do a la comunidad de discípulosque anuncia, siguiendo sus pasos,con palabras y hechos, la BuenaNoticia del Reino.

Oración InicialJesús nos ha prometido que donde

“dos o tres se reúnen” en suNombre, Él está presente en medio de sucomunidad. Conscientes de esta presenciadel Señor, dirijámonos a Él con nuestra ora-ción, con nuestro corazón y con nuestra vida:

“Señor Jesús, que elegiste a tus Apóstoles parahacerlos “pescadores de hombres”, haz quetambién nosotros, imitando su ejemplo tesigamos con fidelidad, cualesquiera que seanlas circunstancias de nuestra vida. Te lo pedi-mos a ti, que vives y reinas con el Padre y elEspíritu Santo, por los siglos de los siglos.Amén”

Proclamación Mt 28, 16-20

Lectura ¿Qué dice?Leamos lenta y atentamente el texto. Después

tratemos de entenderlo juntos. Pueden ayudarnoslas siguientes preguntas:· ¿En qué lugar del Evangelio de Mateo se en-

cuentran ubicados estos versículos? ¿Tiene estoalguna importancia?

· ¿En qué lugar se produce este encuentro de Jesúscon sus discípulos?

· ¿Cómo se les manifiesta Jesús?¿Cuáles son las reacciones de ellosante Su presencia?· ¿Cuántas y cuáles, tareas les enco-mienda Jesús? ¿Qué les promete?

Meditación ¿Qué nos dice?· Estas tareas que Jesús encomendóa sus discípulos ¿continúan hoy?¿De qué modo estas tareas me im-plican a mí?· ¿Cómo podemos concretar noso-tros, ese envío de Jesús que tieneque llegar “a todos los pueblos”?· ¿Experimentamos la presencia cer-cana del Resucitado, hoy, con no-

sotros?· ¿Cuál es la finalidad de la misión?

OraciónExpresemos al Señor aquello que su Palabra

nos haya inspirado. A cada intención de nuestroshermanos podemos responder:

“¡Haz de nosotros discípulos misioneros!”.· Para que anunciemos con valentía los valores

del Evangelio a nuestra sociedad.· Para que nuestras comunidades muestren con la

vida y el ejemplo que el Reino de Dios se haacercado...

· Que tu presencia cotidiana a nuestro lado nosfortalezca para vivir la misión...

(Intenciones libres...)

Padre nuestro...

Compromiso-AcciónConcretemos en esta semana alguna de las

buenas inspiraciones que la Palabra de Jesús nosha sugerido.

3. Lectio DivinaJESÚS RESUCITADO ENVÍA LA MISIÓN UNIVERSAL

(MT. 28, 16-20)

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MES DE LA BIBLIA

El evangelio de san Lucas es laprimera parte de una obra mayor,cuya segunda parte son los Hechosde los Apóstoles. Es la obra lucana.Son dos volúmenes de un único li-bro, ambos escritos con el mismoobjeto para el mismo Teófilo (Lc1,3; Hch 1,1). Desde el comienzo, latradición de la iglesia los atribuye aLucas. ¿Quién era Lucas? Lucas eracompañero de viajes de Pablo. Pro-bablemente es él, el “querido médi-co”, mencionado en la carta a losColosenses (Col 4,14). Lucas naci-do en Antioquia, ciudad con más demedio millón de habitantes. El eraun cristiano convertido del paganis-mo, o tal vez como Timoteo, hijo demadre judía y de padre griego (Hch16,1). Lucas escribe su obra en tornoa los años 80-90 d.C. Las referencias de la des-trucción del templo de Jerusalén, que encontra-mos en algunos textos (Lc 19,43-44; 21,6.20)permiten suponer que el autor conocía los hechossucedidos, aunque en el texto estén presentadoscomo profecías.

En la obra lucana, la Buena Noticia comienzacon el anuncio de los profetas de Israel (de loscuales el último es Juan Bautista), alcanza suplenitud con Jesús de Nazaret y es anunciada almundo entero por el testimonio de los seguidoresde Jesús. Por eso, para comprender bien el Evan-gelio según Lucas, es preciso entender los He-chos de los Apóstoles y viceversa.

En la comunidad de Lucas había muchos pro-blemas, más eran dos los problemas que lo lleva-rán a recoger y organizar, de manera didáctica y

sistemática lo que las comunida-des conservaban y transmitían res-pecto a Jesús. Eran problemas li-gados, directos o indirectos, a laapertura para los paganos. Estaapertura había sido iniciada porPablo, fue aprobada por Pedro (Hch10,44-48; 11, 15-17) y confirmadapor el concilio de Jerusalén (Hch15, 7-29). El primer problema es:la tensión entre los cristianos veni-dos del paganismo y los cristianosvenidos del Judaísmo. Y el segun-do problema es la tensión entre losricos y pobres, dentro de las comu-nidades venidas del paganismo.

La mayor dificultad estaba en laconvivencia entre pobres y ricos.Los esclavos sufrían con la miseriay las humillaciones. En las grandes

ciudades, había pobreza y prostitución. Unospocos ganaban mucho dinero con el comercio ycon el trabajo ajeno. Existía la práctica de la usura(prestar dinero a interés), en la cual los pobressiempre acababan perdiendo (Lc 6,34-35; 19,22-24).

El evangelio está lleno de textos que llaman ala solidaridad (Lc 3,11; 6,34-35; 9,13; 10,30-37).Los Hechos de los apóstoles por otra parte mues-tran cómo los primeros discípulos se esforzabanpara que no le faltara nada a ninguno (Hch 2,44-45; 11,29).

El núcleo central de los Evangelios es el anun-cio de la Muerte y Resurrección de Jesús, lo quellamamos el “Misterio Pascual”. Pero Lucas quierepresentar el misterio de Cristo en su plenitud, ypor eso, lo mismo que Mateo, se remonta hasta el

Sobre discipulado y misiónen el Evangelio de Lucas

I. APROXIMACIÓN GENERAL AL EVANGELIO DE LUCAS

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MES DE LA BIBLIA

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nacimiento y la infancia del Señor, que tambiénson “Evangelio”. Este relato está lleno de expre-siones e imágenes tomadas del Antiguo Testa-mento, y contiene numerosas alusiones de lasprofecías mesiánicas, que se cumplen en la perso-na del Señor. Así el evangelio nos enseña que, sibien Jesús nace de María, su origen no es mera-mente humano. El viene del Espíritu Santo paradarnos la Salvación.

Ser discípulo es seguir a JesúsEl evangelio asigna mucha importancia a las

actitudes de vida de los discípulos de Jesús. Eldiscipulado está planteado en términos de segui-miento del Señor y comienza con la conversión,fruto del arrepentimiento y el cambio de vida (Lc.5, 32).

Las exigencias del maestro son radicales, eldiscípulo está invitado a recorrer el mismo cami-no que Jesús. Muchas de las enseñanzas a losdiscípulos están agrupadas en el viaje de Galileaa Jerusalén, para reforzar la convicción que aJesús se lo sigue. El discipulado es movimiento,acción, práctica.

Es interesante señalar que Lucas destaca losvalores y actitudes características del discípulo através de personajes del evangelio, en un claroafán por presentarlos como propuestas de vidapráctica y concreta.

Entre las actitudes de vida del discípulo sedestacan:

· La escucha atenta de la palabra. Podemosreconocer varios ejemplos en el evangelio:

Zacarías, los pastores, María. Hay dos textospropios de Lucas que nos presentan con claridadesta actitud: en la escena del encuentro con Martay María (Lc. 10, 38-42), Jesús señala el compor-tamiento de María y su disponibilidad a escuchar-lo. En el bellísimo relato de los discípulos deEmaús (Lc. 24, 13-35), ambos personajes son unamuestra de apertura a la palabra predicada por elmismo Señor.

· La oración ocupa un lugar importantísimo enel evangelio. Encontramos muchas enseñanzasde Jesús sobre la oración (más adelante se desa-rrolla el tema en particular)

· La renuncia a los bienes materiales. A travésde varios encuentros de Jesús con distintas perso-nas se reconoce el especial énfasis puesto por elSeñor en el despego de los bienes y riquezas. Aljoven rico se le pide la renuncia (Lc. 18, 22), asícomo antes Leví lo había realizado (“...se levan-tó, lo dejó todo y comenzó a seguirlo” Lc. 5, 28).Los ricos son juzgados con severidad (el caso delrico Epulón, Lc. 16, 19-31) y se señala sin mediastintas que no se puede servir a Dios y al dinero(Lc. 16, 13). En la continuación del Evangelio, ellibro de los Hechos, se destacará la disposición acompartir los bienes de la primera comunidadcristiana (Hech. 2, 46; 4, 32-37).

· La práctica de la misericordia y la caridad esel mejor testimonio que muestra la verdaderaconversión del corazón. El buen samaritano (Lc.10, 29-37) y el padre misericordioso (Lc. 15, 4-32) son un claro espejo donde revisar la vidacristiana.

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MES DE LA BIBLIA

AmbientaciónEl relato de la visita de Jesús

a la casa de Marta y María loencontramos solamente en elevangelio de Lucas. Este evan-gelista se caracteriza por darmucha importancia en sus rela-tos a las mujeres, uno de lostemas principales de su evan-gelio. En la casa Jesús alaba laactitud de María, que permane-ce sentada a sus pies escuchan-do su Palabra, e invita a Martaa imitarla. Marta estaba atarea-da con las cosas de la casa, pero Jesús no necesitaatenciones especiales, en su presencia más valedisponerse a escuchar a sus pies, como discípulo.

Oración InicialSeñor, ayúdanos a dedicar un tiempo a la escu-

cha y reflexión de tu Palabra. Abre nuestrosoídos para que estemos atentos a tus ense-ñanzas. Abre nuestro corazón para vivir se-gún tus mandamientos. Abre nuestras manospara ser hermanos y realizar tu proyecto. Queasí sea.

Proclamación: Lc. 10, 38-42

Lectura ¿Qué dice?· ¿Con quiénes se encuentra Jesús? ¿Qué actitud

toma cada una de las dos hermanas?· ¿Cuál es la queja de Marta? ¿Qué le responde

Jesús?· Comparar las actitudes de Marta y María; ¿qué

nos dice el evangelio de cada una? Meditación

· Relacionar los gestos y las actitudes de las

hermanas con nuestra vida per-sonal y comunitaria. ¿Qué co-sas son las importantes... lasnecesarias? ¿Cuánto tiempo lesdedicamos?· Si Jesús nos hablara hoy, comorespondió a Marta, ¿qué nosdiría?· ¿Nos hacemos tiempo en lasemana para escuchar a Jesús?Compartir nuestras experien-cias personales de oración,¿cómo lo hacemos?

OraciónOfrezcamos al Señor las oraciones que su

Palabra, compartida en comunidad, ha desperta-do en nuestro corazón. A cada intención de nues-tros hermanos respondemos:

“¡Queremos ser hombres y mujeres de ora-ción!”.· Para que dediquemos, cada día, un momento a la

escucha y oración de la Palabra de Dios.· Que aprendamos a compartir la Palabra en

nuestras comunidades, para reflexionar la vidaa partir de su luz...

· Que la Palabra nos anime a ser misioneros ytestigos de la Buena Noticia de Jesús paranuestro pueblo...

(Intenciones libres...)

Padre nuestro...

Compromiso-AcciónAsumamos en forma personal y comunitaria el

desafío de leer todos los días el evangelio paraempezar nuestra jornada con la lectura orante dela Palabra de Vida.

2. Lectio DivinaESCUCHAR LA PALABRA DE JESÚS

(LC. 10, 38-42)

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MES DE LA BIBLIA

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AmbientaciónComo parte del proceso de

formación de sus seguidoresJesús los instruye y envía a lamisión concreta. Las instruc-ciones de Jesús son simples,sencillas y claras. Apuntan acrear una mística y estilo devida del enviado, que debe es-forzarse por vivir según vivió yenseñó el propio maestro. Lasenseñanzas están centradas en una preparaciónpara la acción concreta (que es el anuncio yconstrucción del Reino, ver Lc. 10, 9) a través delservicio liberador al pueblo. Los discípulos, conel poder recibido del Señor, reproducen su prác-tica curando y sanando al pueblo.

Oración InicialSeñor Jesús, tú eres nuestro guía y nuestro

camino.

Muéstranos el camino de la verdad y ayúdanosen la tarea apostólica.

Tú que nos llamas a la misión, danos fuerza y luz.

Inspira a cada hombre y mujer con tu sabiduría,para que sean verdaderos mensajeros delEvangelio. Señor, en Ti encomendamos nues-tra esperanza, porque Tú eres nuestro Maes-tro y Señor. Amén.

Proclamación: Lc. 10, 1-12

Lectura ¿Qué dice?· ¿Qué importancia tiene Lc. 10, 2?. ¿Qué pide

Jesús?· ¿Cuáles son los indicaciones de Jesús a los 72

discípulos?· ¿Cuál es la misión de los 72 discípulos?

Meditación ¿Qué nos dice?· ¿Cuál es nuestra misión de hoy?.¿Qué debemos proclamar?. ¿A quiéndebemos proclamar?· ¿Qué debemos llevar a la misión?· ¿Qué sentido tiene este texto paranuestra vida?. ¿Qué mensaje nos deja?· ¿Hoy, qué voy a hacer para vivir estetexto?

OraciónAcerquemos al Señor nuestras peticiones, para

que luego de compartir el alimento de su Palabrarenovemos nuestro espíritu misionero. A cadaintención de nuestros hermanos respondemos:

“¡Señor Jesús, danos ánimo y fuerzas para lamisión!”.· Para que nuestras comunidades sean misione-

ras, abiertas, acogedoras, dispuestas a vivir eldesafío de la misión permanente.

· Para que lleguemos a los sectores y grupos másexcluidos de nuestra sociedad con un mensajeliberador y esperanzador...

· Para que renunciemos a la comodidad que para-liza y asumamos como comunidades eclesialesvivas la audacia de la misión..

(Intenciones libres...)

Padre nuestro...

CompromisoConversa con tu comunidad cómo ser una

comunidad misionera. Acordar un gesto o signocomún para vivir la misión.

Propuesta para lectura orantesobre discipulado y misión en el Evangelio de

Juan

3. Lectio DivinaLA COSECHA ES ABUNDANTE

PERO LOS OBREROS SON POCOS(LC. 10, 1-12)

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MES DE LA BIBLIA

Hacia fines del siglo I o co-mienzos del II, un cristiano deorigen judío elaboró una cate-quesis para la comunidad, moti-vado por algunas confusiones quese habían despertado entre susmiembros a partir del enfrenta-miento con la doctrina gnóstica(una nueva secta religiosa queprofesaba la salvación a travésdel conocimiento); esto sucedióprobablemente en el Asia Menor,actualmente Turquía, más parti-cularmente en Éfeso. Esta cate-quesis tomó la forma de BuenaNoticia, es decir, Evangelio.

El autor, para realizar su tarea,utilizó fuentes (textos o predicaciones sobre Je-sús conservadas en la comunidad) diferentes a lasque utilizaron Mateo, Marcos y Lucas. Pero laobra tuvo también aportes de otras personas:podríamos hablar entonces de una escuela depensamiento “joánico”, pues finalmente variosredactores participaron para dar a luz la versióndel evangelio que a nosotros llega.

De los cuatro que encontramos al comienzodel Nuevo Testamento, este es el último y, adiferencia de los otros tres, llenos de parábolas,historias, curaciones y dichos de Jesús; en esteevangelio atribuido a Juan hallamos largos dis-cursos en los que Jesús nos habla de sí mismo.

En cuanto a la estructuraliteraria que tiene el texto, losestudiosos proponen varias al-ternativas. Podemos, sin em-bargo, a partir de la observa-ción del vocabulario y los te-mas tratados, elegir una divi-sión en dos partes, en funciónde un tema central en el evan-gelio: la hora de Jesús.

En la primera parte (Cap.1–12) se repite con cierta in-sistencia que todavía no hallegado la hora. En el Cap. 12se anuncia que esta hora hallegado (Jn. 12, 23), y la se-gunda parte (Cap. 13 – 20)

describe lo que sucede en esa hora, como loindica el prólogo (13, 1). La hora incluye lamuerte y resurrección de Jesús, se trata de suglorificación.

De modo que en el evangelio de Juan hay dosmodos de revelación de Cristo: en la primeraparte, cuando todavía no ha llegado la hora, Jesússe revela a través de signos o gestos simbólicos(que nosotros llamaríamos milagros, pero queaquí son utilizados con la intención de mostrardistintos aspectos de la persona misma de Jesús),y al llegar la hora, la revelación la realiza Cristosubiendo a la cruz para manifestar su gloria, en supaso de este mundo al Padre.

Sobre discipulado y misiónen el Evangelio de Juan

I. APROXIMACIÓN GENERAL AL EVANGELIO DE JUAN

Primera ParteEl Libro de los Signos

(Cap. 1 – 12)

Prólogo: 1, 1 – 18

Cuerpo: 1, 19 – 12, 36

Epílogo: 12, 37 – 50

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MES DE LA BIBLIA

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Segunda Parte:El Libro de la Hora

(Cap. 13 – 20)

Prólogo: 13,1

Cuerpo: 13,2 – 20,29

Epílogo: 20,30 - 31

El capítulo 21 es un agregado posteriorcon su correspondiente epílogo (21,24-25)

En el cuadro que sigue podemos ver los signos o señales que manifiestan a Jesús en la primera partedel Evangelio.

Capítulos Signos

2 Transforma el agua en vino

4 Curación del hijo de un funcionario

5 Curación del enfermo de la piscina

6 Multiplicación de los panes

6 Jesús camina sobre el agua

9 Curación del ciego de nacimiento

11 Resurrección de Lázaro

El Evangelista es el mensajero de una BuenaNoticia: Jesús y su victoria sobre el pecado (en elevangelio de Juan muchas veces se habla de estarealidad negativa denominándola “mundo”, perono por ello debemos entender que el mundo “esmalo”. Es el modo propio de expresión de esteautor).

Poniendo el acento en la persona de Jesús, elevangelio nos plantea una pregunta fundamental:¿Quién es Él? Y la respuesta será: “El Mesías, elHijo de Dios” que se hizo hombre para revelar alPadre y darnos vida abundante.

Jesús es presentado como la Palabra de Dios yel Enviado definitivo del Padre (Prólogo). Através de su actividad terrena, palabras y signos,

nos ofrece la plenitud de la revelación. Jesúsmuestra en la cruz su hora que consiste en lamáxima expresión del amor y así nos comunica elEspíritu de la verdad. En este evangelio se resaltaparticularmente la procedencia divina de Jesús.

Los discípulos son invitados a celebrar estavictoria creyendo en Él y en su misión de salva-ción. Jesús nos libera de todas las fuerzas queoprimen nuestro corazón.

El camino es la fe; creer. No sólo como asen-timiento, sino más bien como la recepción de lavida de Dios en cada corazón para salir al encuen-tro de los otros.

El discípulo amado en JuanEl discípulo que recibe a Jesús por la fe y

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nos sintamos recostar entu pecho y escuchar, através del texto, los latidosde tu corazón. Amén.

Proclamación: Jn.1, 35-49

Lectura ¿Qué dice?· Nos detenemos en losversículos 35 y 43. ¿Du-rante cuántos días sucedela acción?

· Podemos dividir el texto en esos dos días presen-tados:1, 35-421, 43-49a. ¿Qué sucede cada día?b. ¿En qué se parecen los relatos?

· ¿A quiénes invita Jesús en el texto? ¿A qué losinvita?

· ¿Cuál es la actitud de estos invitados? ¿Cómo leresponden a Jesús? ¿Qué hacen luego?

· A partir del encuentro que tuvieron Andrés,Felipe y Natanael con Jesús, ¿quién pasó a serpara ellos?; ¿qué dicen sobre Jesús?

AmbientaciónEn el cuarto Evangelio

el discípulo del Señor re-cibe la vida eterna que esla misma vida de Dios enel corazón, conociendo ypermaneciendo en Jesús ytendiendo una duraderarelación personal con Él.Es esto en lo que consisteel acto de fe.

Aceptando vivir de esta manera, el discípuloes quien ama como Jesús, es decir, hasta dar lavida.

Oración inicialSeñor de la Vida, hermano Jesús.

Hoy estamos reunidos y tú te encuentras entrenosotros.

Que podamos sentirte presente, cercano y ami-go.

Que tu Palabra siempre nueva, irrumpa en medionuestro.

Que nos descubramos en ella. Que veamos elreflejo de nuestra humanidad realizada.

Que, como aquel discípulo a quien tú amabas,

permanece en Él es presentado en el evangeliobajo el ideal del “discípulo amado”. Esta expre-sión aparece en la segunda parte de evangelio envarias oportunidades (Jn. 13, 26; 19, 25-27; 20, 1;21, 7) y se la presenta como prototipo de discípu-lo.

El discípulo amado del cuarto evangelio notiene nombre. No hay que confundirlo con eldiscípulo Juan, hijo de Zebedeo. El autor quiso,

de este modo, que todos nos sintamos en su lugar,que lo miremos como a un modelo. Sus actitudesson las que debe encarnar nuestra vida cristiana.

Cada discípulo, luego de haber asumido elmensaje del evangelio, asimilado en la oración ycreído hasta el final, cada comunidad e individuose convertirá en anuncio vivo que dará testimoniode lo creído y experimentado personalmente cer-ca de Jesús.

2. Lectio DivinaLOS PRIMEROS DISCÍPULOS

(JN. 1, 35-49)

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Meditación ¿Qué nos dice?· ¿A qué nos invita hoy Jesús? ¿Cuál sentimos que

es su propuesta para nosotros?

· ¿Cómo es nuestra respuesta? ¿Hemos dadoalgún paso? ¿Hemos ido a su encuentro? ¿Al-guien nos acercó a Jesús?

· ¿Quién siento que es Jesús en mi vida? Descu-brirlo de esta manera nos conduce a un anuncio.¿Cómo sería ese anuncio? (Tengamos en cuen-ta que el tema de la misión lo profundizaremosen el próximo encuentro, la idea es sólo esbo-zarlo).

OraciónLuego de escuchar la voz de Jesús en el texto

y la propia voz en la meditación, elevamos nues-tra oración como continuidad del diálogo quehemos recorrido. ¿Qué tengo para decirle a Dios?Libremente, podemos compartir nuestra oración

en voz alta. A cada intención de nuestros herma-nos respondemos:

“¡Queremos ser tus discípulos, Señor!”.· Para que estemos abiertos al encuentro cotidiano

con el Señor.· Para que, siguiendo el ejemplo de los primeros

discípulos, acerquemos a Jesús a otros herma-nos que no lo conocen...

· Que tengamos fuerza y valentía para renunciara todo lo que nos aleja de tus huellas...

(Intenciones libres...)Padre nuestro...

CompromisoSer discípulo de Jesús y seguir sus pasos impli-

ca un verdadero cambio de vida. Elige un aspectode tu vida, o actitud personal, que sea un escollopara seguir a Jesús e inténtalo empezar a cambiaresta semana.

AmbientaciónPara Juan la misión se refiere especialmente al

envío de Jesús al mundo como signo del amor deDios a la humanidad. Jesús es el Misionero porexcelencia del amor del Padre, único mediador dela Salvación de Dios.

Por eso el ser discípulo es cosechar del fruto deesta misión. El testimonio más que una siembraes una recolección.

Un discípulo dentro de la comunidad se con-vierte entonces en señal de amor y gratitud por lasalvación, por el privilegio que Dios nos ha dadoa través de Jesús de tener parte en su vida de amor.Por este dinamismo, nuestro testimonio consiste

3. Lectio DivinaJESÚS ENVÍA A SUS DISCÍPULOS Y ORA POR ELLOS

(JN. 17, 18-23)

más bien en reflejar aquella misión ya realizadaplenamente en Jesús.

Oración inicialSeñor de la Vida, hermano Jesús.

Hoy estamos reunidos y tú te encuentras entrenosotros.

Que podamos sentirte presente, cercano y ami-go.

Que tu Palabra siempre nueva, irrumpa en medionuestro.

Que nos descubramos en ella.

Que veamos el reflejo de nuestra humanidadrealizada.

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Que, como aquel discípulo a quien tú amabas,nos sintamos recostar en tu pecho y escuchar,a través del texto, los latidos de tu corazón.Amén

Proclamación: Jn. 17, 18-23

Lectura ¿Qué dice?· ¿En qué situación de la

vida de Jesús se nos na-rra este discurso? Pode-mos leer 13, 1-2.

· Los grandes temas de estegran discurso de despe-dida de Jesús son el ser-vicio, el mandamientodel amor, Jesús como ca-mino, verdad y vida; lamisión del Espíritu San-to y la permanencia delos discípulos en Jesúsbajo la imagen de la vidverdadera. ¿Cuál es eltema que aquí se expre-sa?

· ¿Cuál es la relación quemuestra el texto entre elPadre, Jesús y los discí-pulos?

· ¿En qué se parecen la misión que Jesús recibe delPadre con el envío que Él hace a sus discípulos?

· ¿Por quiénes reza Jesús?· ¿Cuál es el testimonio que pide Jesús para que el

mundo crea? Meditación ¿Qué nos dice?

· ¿Cómo vivo mi relación de amor con Jesús?¿Reconozco que es esto lo que nutre mi misión?

· ¿Cómo descubro la voz de Jesús que me envía?¿Hacia qué y hacia quiénes siento que me envíaJesús?

· ¿Cómo vivo mi misión? ¿La experimentosolitariamente o puedo abrirme a los otros?

· ¿Reconozco que la primera tarea es la del víncu-lo con mis hermanos como construcción de launidad? ¿Qué cosas siento que aporto paraprofundizar la comunión con los otros?

OraciónLuego de escuchar la voz

de Jesús en el texto y lapropia voz en la medita-ción, elevamos nuestra ora-ción como continuidad deldiálogo que hemos recorri-do. ¿Qué tengo para decirlea Dios? Libremente, pode-mos compartir nuestra ora-ción en voz alta. A cadaintención de nuestros her-manos respondemos:

“¡Ayúdanos a crecer encomunión para ser testigosde tu Amor!”.· Para que nuestras comuni-dades sean espacios de fra-ternidad...· Para que nos comprome-

tamos en el anuncio del Evangelio de la Justiciay la Paz...

· Que nuestro testimonio de vida sea nuestroprimer anuncio de fe...

(Intenciones libres...)

Padre nuestro...

CompromisoLa comunidad unida y fraterna es el primer

testimonio de nuestra fe. Trabajemos con entu-siasmo para vivir la comunión en nuestras comu-nidades eclesiales.

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INTRODUCCIÓN:

GUIA: Hermanos, hoy nos hemos re-unido para revalorar la impor-tancia que tiene la Palabra deDios en la vida de la Iglesiay en nuestro existir coti-diano. Unidos a MaríaSantísima, nuestra madre,queremos como Ella es-cuchar la Palabra de Jesús, meditarla en nuestrocorazón y ponerla en práctica; queremos escu-char nuevamente el llamado del Maestro quenos invita a predicar el Evangelio en todaspartes, haciéndolo operativo a través del ejerci-cio de una Pastoral Bíblica que nos haga tomarconciencia de que en la Sagrada Escritura en-contramos un alimento que nutre y rectifica laconciencia y una luz que ilumina nuestro cami-no y transforma nuestro mundo, mientras pere-grinamos, con fe y en la esperanza, hacia laPatria eterna donde gozaremos a plenitud, por lagracia de Cristo y en la comunión del EspírituSanto, de la experiencia del amor misericordio-so del Padre, unidos a todos los ángeles y santos.Comencemos nuestra reunión eclesial, permi-tiéndole a Cristo, Palabra eterna hecha hombrecomo nosotros, tomar el puesto de honor, através de este sencillo rito de «Entronización dela Biblia». Permaneciendo de pie, entonemos elcanto: Señor, ¿a quién iremos.

CANTO:Señor, ¿a quién iremos?

/ Tú tienes palabras de vida./ Nosotros hemos creído,

/ que Tú eres el Hijo de Dios. (2).

(Mientras se canta, avanza en procesión, por el centro dellugar de reunión, un ministro llevando en alto la Biblia; sedetiene al llegar adelante, mientras el Guía y los participanteshacen el primer responso).

PRIMER RESPONSO:

GUIA: “No seamos niños ca-prichosos, que se dejan lle-var de cualquier viento dedoctrina, engañados por esoshombres astutos, que sonmaestros en conducir al error.

TODOS: Por el contrario, vivien-do con autenticidad el amor, crezcamosen todo hacia Aquel que es la cabeza:Cristo.

GUIA: Les digo, pues, y les recomiendo coninsistencia en el nombre del Señor, queno vivan como viven los paganos: vacíosde pensamiento, oscurecida la mente yalejados de la vida de Dios a causa de suignorancia y su terquedad.

TODOS: Perdido el sentido moral, se han entrega-do al vicio y se dedican a todo género deimpureza y de codicia.

GUIA: ¡No es eso lo que ustedes han aprendidosobre Cristo! Porque supongo que hanoído hablar de Él y que, en conformidadcon la auténtica doctrina de Jesús, lesenseñaron como cristianos a renunciar asu conducta anterior y al hombre viejocorrompido por seductores apetitos.

TODOS: De este modo se renuevan espiritualmen-te y se revisten del hombre nuevo creadoa imagen de Dios, para llevar una vidaverdaderamente recta y santa.

GUIA: Por tanto, destierren la mentira: que cadauno diga la verdad a su prójimo, ya quesomos miembros los unos de los otros.

TODOS: Si se dejan llevar de la ira, que no seahasta el punto de pecar y que su enojo nodure más allá de la puesta de sol. Y no denal diablo oportunidad alguna.

GUIA: El ladrón, que no robe más, sino que

ENTRONIZACIÓN DE LA BIBLIAENTRONIZACIÓN DE LA BIBLIAENTRONIZACIÓN DE LA BIBLIAENTRONIZACIÓN DE LA BIBLIAENTRONIZACIÓN DE LA BIBLIA

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MES DE LA BIBLIA

procure trabajar honradamente, para po-der ayudar al que está necesitado.

TODOS: Que no salgan de su boca palabras grose-ras; si algo dicen, que sea bueno, edifi-cante, oportuno y provechoso para quie-nes les escuchan.

GUIA: Y no causen tristeza al Espíritu Santo deDios, que es como un sello impreso enustedes para distinguirlos el día de laliberación. Que desaparezca de entre us-tedes toda agresividad, rencor, ira, indig-nación, injurias y toda clase de maldad.

TODOS: Sean más bien bondadosos y compasivoslos unos con los otros, y perdónense mu-tuamente, como Dios los ha perdonadopor medio de Cristo” (Ef 4,14-15.17-32).

(El ministro sube al estrado y entrega la Biblia al Guía, el cualla toma y la presenta a los participantes, mientras se dice elsegundo responso).

SEGUNDO RESPONSO:

GUIA: He aquí la Sagrada Escritura: Palabra deDios escrita por inspiración del EspírituSanto, que nos ha sido dada para comuni-carnos el mensaje de salvación en Cristo.

TODOS: La Palabra de Dios nos es dada paraLEERLA: Al comienzo o al final del día,en la espera del camión, en el viaje o enel descanso del trabajo, en familia o engrupo.

GUIA: La Palabra de Dios nos es dada paraESTUDIARLA: En los bancos de la es-cuela o el colegio, en los cursos bíblicoso en la catequesis, en los Institutos bíbli-cos diocesanos o en las escuelas bíblicasparroquiales, o en el Seminario..

TODOS: La Palabra de Dios nos es dada paraPROCLAMARLA: En la liturgia o en losencuentros de vida cristiana, en los Reti-ros o en los Ejercicios espirituales.

GUIA: La Palabra de Dios nos es dada paraREFLEXIONARLA: En los grupos bí-blicos o en otros grupos de creyentes, enreuniones eclesiales o en Asambleas bí-blicas.

TODOS: La Palabra de Dios nos es dada paraPARTICIPARLA: En clima de fe, ora-ción y compromiso.

GUIA: La Palabra de Dios nos es dada paraCONFRONTARLA: Con nuestra vida ycon la vida de la Iglesia, con nuestromundo y con la realidad de hoy.

TODOS: La Palabra de Dios nos es dada paraENSEÑARLA: Los animadores y cate-quistas, los agentes de pastoral y los sa-cerdotes.

GUIA: La Palabra de Dios nos es dada paraEXPLICARLA: Los creyentes a loscatecúmenos, a los menos creyentes y alos que buscan conocer más a Dios.

TODOS: La Palabra de Dios nos es dada paraMEDITARLA: En la lectura individual oen el grupo, en la reflexión homilética oen el ejercicio de Lectio Divina.

GUIA: La Palabra de Dios nos es dada paraORARLA: En la familia y en las reunio-nes comunitarias, en la vida eclesial o enla intimidad personal.

TODOS: La Palabra de Dios nos es dada paraCELEBRARLA: En la Liturgia o en lavida sacramental.

GUIA: La Palabra de Dios nos es dada paraCOMPARTIRLA: Con Dios y con loshombres.

TODOS: La Palabra de Dios nos es dada paraTRANSMITIRLA: Con amor y entusias-mo a los creyentes e incrédulos.

GUIA: La Palabra de Dios nos es dada paraTESTIMONIARLA: En la conducta decada día.

TODOS: La Palabra de Dios nos es dada paraANUNCIARLA: Con las palabras y conla vida.

GUIA: La Palabra de Dios nos es dada paraTRADUCIRLA: En gestos, en símbolosy en la vida humana.

TODOS: La Palabra de Dios nos es dada paraGOZARLA: Como una luz que nos ilu-mina, como un alimento que nos fortale-ce.

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GUIA: Y ahora, hermanos, entronicemos la Sa-grada Escritura, mientras cantamos: “TuPalabra me da vida”.

CANTO:Tu Palabra me da vida, /

confío en Ti, Señor. /Tu Palabra es eterna, /

en ella esperaré. (2)

(Al terminar el segundo responso y mientras se entona elcanto, el Guía entroniza la Biblia en el lugar previamentepreparado para dicho evento).

TERCER RESPONSO:

GUIA: “Estudian apasionadamente las Escritu-ras, pensando encontrar en ellas la vidaeterna; pues bien, también las Escriturashablan de mí” (Jn 5,39), dice Cristo.

TODOS: “Señor, ¿a quién iríamos? Tus palabrasdan vida eterna. Nosotros creemos y sa-bemos que tú eres el Santo de Dios” (Jn 6,68s).

GUIA: “Sean, pues, imitadores de Dios comohijos suyos muy queridos. Y hagan delamor la norma de su vida, a imitación de

Cristo que nos amó y se entregó a símismo por nosotros como ofrenda y sa-crificio de suave olor a Dios” (Ef 5,1-2).

TODOS: “Que nadie los seduzca con razonamien-tos vanos; son precisamente estas cosaslas que encienden la ira de Dios contra loshombres rebeldes. No se hagan, pues,cómplices suyos.

GUIA: En otro tiempo eran tinieblas, pero ahorason luz en el Señor. Compórtense comohijos de la luz, cuyo fruto es la bondad, larectitud y la verdad.

TODOS: Busquen lo que agrada al Señor y notomen parte en las obras vanas de quienespertenecen al reino de las tinieblas; alcontrario, denúncienlas, pues los que esohacen en secreto, hasta decirlo da ver-güenza.

GUIA: Pero cuando todo eso haya sido denun-ciado por la luz, quedará al descubierto; ylo que queda al descubierto es a su vezluz.

TODOS: Por eso se dice: Despierta, tú que duer-mes, levántate de entre los muertos y teiluminará Cristo.

GUIA: Pongan, pues, atención en comportarseno como necios, sino como sabios, apro-vechando el momento presente, porquecorren malos tiempos.

TODOS: Por lo mismo, no sean irreflexivos; antesbien, traten de descubrir cuál es la volun-tad del Señor.

GUIA: Tampoco se emborrachen, pues el vinofomenta la lujuria. Al contrario, llénensedel Espíritu, y reciten en sus reunionessalmos, himnos y cánticos inspirados.

TODOS: Canten y toquen para el Señor de todocorazón, y den continuamente gracias aDios Padre por todas las cosas en nombrede nuestro Señor Jesucristo. AMÉN.

ORACIÓN BÍBLICA RESPONSORIAL

LECTOR 1: Avivemos nuestra fe en Cristo, Pala-bra de Dios hecha carne, repitiendolas palabras del Apóstol Santo Tomás:

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TODOS: ¡Señor mío y Dios mío!LECTOR 2: Confesemos la divinidad de Jesucristo

con las palabras de San Pedro enCesarea de Filipo:

TODOS: ¡Tú eres el Cristo, el Hijo de Diosvivo!

LECTOR 1: Digámosle con Natanael:TODOS: Tú eres el Hijo de Dios Tú eres el rey

de Israel.LECTOR 2: Respondamos como Marta, la herma-

na de Lázaro, cuando Jesús le dijo:“Yo soy la Resurrección y la Vida; elque cree en mí, aunque hubiere muer-to, vivirá, y todo el que vive y cree en míno morirá eternamente. ¿Crees esto?”.

TODOS: Sí, Señor, yo creo que Tú eres Cristo,el Hijo de Dios vivo que has venido aeste mundo.

LECTOR 1: Pero digamos también humildementecon los Apóstoles:

TODOS: Señor, aumenta nuestra fe.LECTOR 2: O con el padre de aquel lunático:TODOS: Creo, Señor, pero ayuda tú mi incredu-

lidad.LECTOR 1: Aclamemos a Jesús, como los ángeles,

a Dios hecho hombre en la noche deNavidad:

TODOS: Gloria a Dios en el cielo y en la tierrapaz a los hombres que ama el Señor.

LECTOR 2: Como la buena mujer de la turba:TODOS: Dichoso el vientre que te llevó y los

pechos que te alimentaron.LECTOR 1: O como las gentes sencillas por las

calles de Jerusalén, el Domingo deRamos:

TODOS: Hosanna al Hijo de David. Bendito elque viene en nombre del Señor. Ho-sanna en las alturas.

LECTOR 2: Proclamemos nuestra dicha al saberque le tenemos con nosotros:

TODOS: Dichosos los ojos que ven lo que noso-tros vemos y los oídos que oyen lo que

nosotros oímos; porque muchos pa-triarcas y profetas quisieron verlo y nolo vieron, oírlo y no lo oyeron.

LECTOR 1: Reconozcamos que no lo merecemos,diciéndole humildemente con elcenturión:

TODOS: Señor, no soy digno de que entres enmi casa; pero una palabra tuya bastarápara sanarme.

LECTOR 2: Y al sentirnos privilegiados con la feen su Palabra, digámosle con SanPedro en el Tabor:

TODOS: Señor, ¡qué bien estamos aquí!.LECTOR 1: Y forcémosle a que no se vaya, rogán-

dole con los discípulos de Emaús:TODOS: Quédate con nosotros, Señor, que ano-

chece.LECTOR 2: Acuérdate, Señor, que nos dijiste:

“Pedid y recibiréis, buscad y encon-traréis, llamad y se os abrirá”. Hoy tepedimos, Señor, con la fe y con laspalabras de todos los necesitados delEvangelio, por todas nuestras necesi-dades materiales y espirituales:

TODOS: Jesús, hijo de David, ten compasión denosotros.

LECTOR 1: Todos estamos manchados. Por eso tedecimos con el leproso:

TODOS: Señor, si Tú quieres, puedes limpiar-me.

LECTOR 2: Todos andamos a tientas para ver tuverdad. Por ello, como los ciegos delEvangelio, te rogamos:

TODOS: Señor, que se abran nuestros ojos yveamos.

LECTOR 1: A menudo nos cuesta trabajo entendertu doctrina de renuncia y sacrificio. Tepedimos, entonces, con los Apóstoles:

TODOS: Explícanos, Señor, esta parábola.LECTOR 2: Conocemos a muchos enfermos de

cuerpo y alma, y pensando en ello,como Marta y María refiriéndose aLázaro, te recordamos:

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TODOS: Señor, el que amas, está enfermo.LECTOR 1: Y porque no sabemos lo demás que

deberíamos pedir, te decimos comotus discípulos:

TODOS: Maestro, enséñanos a orar: “Padre nues-tro que estás en el cielo, santificado seatu nombre, venga a nosotros tu reino,hágase tu voluntad en la tierra como enel cielo. Danos hoy nuestro pan de cadadía, perdona nuestras ofensas comotambién nosotros perdonamos a los quenos ofenden, no nos dejes caer en latentación y líbranos del mal”.

LECTOR 2: Respondamos, hermanos, ahora ysiempre, a la llamada de Cristo con laprontitud de los magos:

TODOS: Hemos visto tu estrella en Oriente yvenimos a adorarte.

LECTOR 1: O con la generosidad del discípuloque se ofrecía a seguirle:

TODOS: Señor, yo te seguiré a donde quieraque vayas.

LECTOR 2: Aceptemos siempre su voluntad, auncuando no nos guste, con las palabrasde Nuestra Señora:

TODOS: Hágase en mí según tu Palabra.LECTOR 1: El mundo, Señor, tira de nosotros por

caminos más fáciles que el tuyo. Perono logrará destruir nuestra fe.

TODOS: Tu yugo es suave y tu carga ligera.LECTOR 2: El mundo nos promete felicidad enga-

ñosa a costa de serte infieles. Peronosotros hoy y siempre, con confianzay devoción, con abandono total, repe-tiremos las palabras de Pedro:

TODOS: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes pa-labras de vida eterna. Y nosotros he-mos creído y conocido que Tú eres elsanto de Dios.

LECTOR 1: Y con el mismo Pedro, en el momentode recibir el primado sobre toda laIglesia, respondemos a tu generosaentrega:

TODOS: Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes quete amo.

LECTOR 2: Formulemos concretamente nuestrocompromiso. Sabedores, Señor, de queTú eres nuestro Dios y Creador, ynosotros tu pueblo y ovejas de tu redil:

TODOS: Te prometemos andar por el caminode tus mandamientos.

ENTRONIZACIÓN DE LA BIBLIAEN EL INICIO DE UNA REUNION

MONICIÓN:Hermanos, nos hemos reunido para tener un

Encuentro con la Palabra de Vida a través de esteRetiro Bíblico-Espiritual. Como inicio de nuestrareunión espiritual, entronicemos la Sagrada Es-critura para que sea ella la que nos hable alcorazón haciéndonos descubrir el proyecto desalvación que Dios tiene en su Iglesia para cadauno de nosotros. Permaneciendo de pie hagamoseste sencillo rito de Entronización ycomencémoslo con el canto: “Tu Palabra me davida”.

CANTO:Tu Palabra me da vida,

confío en Ti, Señor.Tu Palabra es eterna,en ella esperaré (2).

(Mientras se canta, avanza en procesión por el centro dellugar de reunión, un ministro llevando en alto la Biblia; sedetiene al llegar adelante, mientras el coordinador y losparticipantes hacen el primer responso).

PRIMER RESPONSO:

COORD: La Palabra del Señor acompañe nuestrocaminar de hoy en adelante, iluminenuestros pasos, guíe nuestra vida. Com-prometámonos todos, no sólo a leerlasino a meditarla día tras día y a lo largode toda nuestra vida.

TODOS: Queremos ser portadores del Evange-lio; queremos que por nuestra sangrecircule el amor a Cristo y de Cristo; quetodo lo que hagamos se inspire en la

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Biblia; que los demás descubran ennosotros a un hermano; que los máspobres encuentren consuelo y ayuda; yque la justicia brille en todas nuestrasacciones.

(El ministro sube al estrado y entrega la Biblia al coordinador,el cual la toma y la presenta a los participante, mientras se diceel segundo responso).

SEGUNDO RESPONSO:

COORD: “Dichosos los que lean y los que escu-chen las palabras de esta profecía, yguarden lo escrito en ella” (Ap 1,3).

TODOS: “Sus palabras son más dulces que lamiel, más jugosas que los panales” (Sal19,11).

COORD: “No cesamos de dar gracias a Dios,porque al recibir la palabra, la acogis-teis no como palabra de hombre sinocomo es en verdad, como palabra deDios” (I Tes 2,13).

TODOS: “La palabra de Dios es viva y eficaz,más tajante que espada de doble filo”(Hb 4,12).

COORD: “Poned por obra la Palabra, y no oscontentéis sólo con oírla, engañándoosa vosotros mismos” (St 1,22).

TODOS: “Yo espero en el Señor, mi alma espera,pendiente estoy de su palabra” (Sal130,5).

(Al terminar el segundo responso, el coordinador coloca laBiblia en el lugar especial preparado para la SagradaEscritura. Mientras tanto el monitor dirige el tercer respon-so, mientras que la asamblea responde con una frase-estribillo).

TERCER RESPONSO:

MONITOR: Tú que eres la Palabra eterna, hechahombre, conviviendo entre nosotros.

TODOS: Concédenos, Jesús, vivir según tu Pa-labra.

MONITOR: Tú que eres la respuesta divina delPadre a todos sus hijos.

TODOS: Concédenos, Jesús, vivir según tu Pa-labra.

MONITOR: Tú que con tu vida nos diste ejemplode fraternidad y de justicia.

TODOS: Concédenos, Jesús, vivir según tu Pa-labra.

MONITOR: Tú que nos enseñaste a presentar laotra mejilla a quien nos abofetea, y nosenseñaste a perdonar sin límite y aponernos al servicio de los demás.

TODOS: Concédenos, Jesús, vivir según tu Pa-labra.

MONITOR: Tú que nos diste gran lección del amorhasta dar la vida por los demás.

TODOS: Concédenos, Jesús, vivir según tu Pa-labra.

COORD: Jesús, Palabra de Dios que te has he-cho hombre, y que eres nuestro amigoy hermano, concede a estos fieles tu-yos vivir según tus enseñanzas; nopermitas que ninguno de ellos se apar-te de ti, de tu doctrina o de tu miseri-cordia; que contigo marchemos por elcamino de la solidaridad y de la justi-cia hasta la Casa del Padre.

TODOS: AMÉN.

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Considero que este material ayudará a la diócesis a meditar más sobre el discipulado

Del encuentro con Jesucristoen su Palabra a la construcción

de la ComunidadP. Toribio Tapia Bahena

Secretario Ejecutivo de la Comisión Episcopal de Pastoral BíblicaCOMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL BÍBLICA

PRIMERA PARTE

El encuentro con JesucristoTEMA 1 “El encuentro con Jesucristo y sus consecuencias”

Lucas 24, 13-35TEMA 2 “La disponibilidad para ver: una condición necesaria para el encuentro con Jesucristo”

Marcos 8, 22-26; 10, 46-52TEMA 3 “Un encuentro que exige romper con el miedo”

Mateo 8, 23-27TEMA 4 “Para siempre entre nosotros”

Marcos 16, 15-20; Hechos 1, 1-11TEMA 5 “El Espíritu Santo: presencia divina para el encuentro con nuestros hermanos”

Hechos 2, 1-11

SEGUNDA PARTE

La tarea del discípulo: Construir una comunidad de hermanosTEMA 1 “Ámense como yo los he amado”

Juan 15, 9-17TEMA 2 “Llamados para producir frutos”

Mateo 13, 1-23TEMA 3 “La responsabilidad de los discípulos en la construcción del Reino”

Lucas 19, 11-28TEMA 4 “Una comunidad en reconciliación”

Mateo 18, 21-35TEMA 5 “Buenos pastores y buenas ovejas”

Juan 10, 1-18

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MES DE LA BIBLIA

Se comienza a ser discípulo sóloa partir de un encuentro personalcon Jesucristo. No es posible se-guir a alguien con quien no existeuna relación inicial o ante quien sees indiferente.

En el Nuevo Testamento, sobretodo en los Evangelios, encontra-mos muchos relatos de encuentrocon Jesucristo. Incluso, podríamosafirmar, que los Evangelios en granparte fueron escritos para testimo-niar el esfuerzo permanente quehicieron muchos de los primeroscristianos por encontrarse con Je-sucristo.

En los Evangelios aparecen amplias cateque-sis que quieren dejar claro el encuentro con elSeñor y sus exigencias (por ejemplo: Mc 1, 16-20; Lc 24, 13-35; Jn 3, 1-21; 4, 1-42 entre otros).

Para comprender mejor el encuentro con Jesu-cristo es indispensable aclarar qué significa se-guir al Señor, a quiénes llama y para qué llama.

Sirva esto como una introducción temática alas Lectios Divinas que presentare-mos en esta primera parte.

1. Seguir a Jesucristo(significado)

Detrás del concepto y de la figuradel seguimiento de Jesús está, conmucha seguridad, la experiencia delDios nómada del Antiguo Testamen-to. Recordemos que Israel fue origi-nariamente un pueblo de nómadas,un grupo de tribus en movimientopermanente y, por eso, era el puebloque vivía de la promesa -no de la

ilusión-; Dios era su guía y su pro-tector. Además, no estaba sujeto aun solo lugar, o mejor dicho, noestaba sujeto a ningún lugar. A estosuenan aquellas palabras que Diosdirigió a Abraham: “Vete de tu tie-rra, de tu patria y de la casa de tupadre a la tierra que yo te mostraré”(Gen 12,1). Esto mismo, aunquecon diferentes matices, aparece enla presentación que hace elPentateuco del Dios que libera a supueblo.

Esta experiencia fue tan deter-minante para el pueblo de Israelque aún siendo sedentarios conser-

vó la fe en un Dios presente en su vida, en lahistoria que invitaba a un constante caminar.

Dentro de esta experiencia del pueblo de Israelseguir a Dios significa sobre todo pertenecerle(Dt 13,5; 1 Re 14,8; 18,21; Jer 2, 2-3). Ser fiel aDios, es pertenecer a Dios. Y si el pueblo queríapermanentemente pertenecer al Señor tenía queestar donde Él estuviera y actuar de acuerdo a sus

mandamientos y principios. Aquíencuentra un profundo sentido elÉxodo y la Alianza.

Desde esta perspectiva, “seguir”,“andar detrás de” en el Antiguo Tes-tamento tiene el matiz de adherirse,entregarse, comprometerse. Esto seconfirma en el hecho de que cuandose habla de la apostasía del pueblo seusa la figura de “irse”, “andar” detrásde otros dioses (Jue 2,12; Dt 4,3;6,14; 1 Re 21,26; Jer 11,10; Os 1,2; 2,7.15, entre muchos otros). De ahí queel seguimiento exija fidelidad (Jer2,2) y además, prontitud: “¿Hasta

PRIMERA PARTE

EL ENCUENTREL ENCUENTREL ENCUENTREL ENCUENTREL ENCUENTROOOOOCCCCCOOOOON JESUCRISTN JESUCRISTN JESUCRISTN JESUCRISTN JESUCRISTOOOOO

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MES DE LA BIBLIA

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cuándo van estar cojeando sobre dos muletas?. SiYahvé es el Dios, síganlo; si Baal lo es, sigan aBaal. El pueblo no respondiópalabra” (1 Re 18,21).

En el Nuevo Testamento elverbo “seguir” (ákolouzein) apa-rece aproximadamente 90 oca-siones y es especialmente usadopor los evangelistas. Sorprendeque sobre todo se emplee parahablar del seguimiento de Jesús.Seguir a Jesús es, ir detrás de él,seguir sus huellas, aceptar sullamada que compromete a lapersona entera (Mt 8,22; 9,9)exigiéndole romper con cual-quier actitud o manera de orga-nizarse que entorpezca la cons-trucción del Reino (Mc 10,28).Es una llamada abierta a todaslas posibilidades que ofrezca elverdadero amor y la entrega de la vida (Mt 8,20;Lc 9,58).

Aparte del término “seguir” aparece en elNuevo Testamento el verbo imitar (mimeomai).“Imitar” no aparece en los Evangelios; en cambiosí en san Pablo (1 Cor 11,1; 1 Tes 1,6; refiriéndosea Dios en Ef 5,1). Es cierto que es riesgoso hablarde imitación pues por lo general se entiende comocopiar un modelo y existe el peligro de relacio-narlo -consciente o inconscientemente- con loinmóvil, lo estático; sin embargo, debemos acep-tar que existe, además del seguimiento, otra ma-nera de hablar en el Nuevo Testamento que co-rresponde al término imitación que para evitarconfusiones podríamos relacionarla mejor con laconfiguración y la vida en Cristo (Rom 8,29).

La imitación sería querer actuar como actuóJesús, reproducir su imagen auténtica en noso-tros, hacer o esforzarse por hacer lo mismo queÉl, tomarlo como modelo y seguir su ejemplo.Incluso, para evitar malos entendidos, podríamosdecir que la imitación corresponda al seguimien-to y a la configuración con Cristo debe estarpermanentemente acompañada de preguntascomo: ¿Esta manera de comprender a Jesús co-

rresponde a mis intereses o a lo que realmentedijo e hizo Él? ¿Con qué intenciones trato de ser

bueno? ¿Sirvo a Dios o me sir-vo de Él? ¿Me guío por lo máspráctico o por lo más conve-niente?

Resumiendo, en el NuevoTestamento se han elegido dosmaneras de hablar para presen-tar el discipulado o el segui-miento: por una parte, lo quecorresponde al término “se-guir”, “ir detrás de alguien”;por otra, la correspondiente a“imitar” que se refiere a la ca-pacidad de ir tomando una nue-va “figura” a través de la rela-ción con Cristo, transformarsetomándolo a Él como principalreferencia. Son dos modos dehablar de lo mismo que se com-

plementan entre sí.Explica con tus propias palabras lo que signi-

fica seguir a Dios en el Antiguo Testamento.Menciona tres comportamientos que, de acuer-

do a algunos textos reflejaba a Israel como pueblode la Alianza.

¿Qué significa “seguir a Jesús” en el NuevoTestamento? ¿Qué quiere decir imitar?

2. Los llamados

La imagen que viene primero a nuestra mentecuando hablamos del seguimiento es aquella quepresenta Marcos 1, 16-20 en la que fueron llama-dos cuatro hermanos, de dos en dos; esto sucediódespués del arresto de Juan Bautista y de lasprimeras acciones de Jesús. Por su parte, san Juanhace una presentación distinta y sitúa la llamadade los primeros discípulos en Judea y durante elministerio del Bautista (Jn 1, 35-51).

Por si esto no fuera suficiente, existen datosadicionales que reflejan que Jesús en diversosmomentos llamó a otros discípulos (Lc 9, 57-62;Mc 10, 21-22). Todo esto refleja la complejidaddel tema al mismo tiempo que la profundidad de

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este acontecimiento. Quizás lo másimportante es que Jesús siempreestuvo llamando a diversos discí-pulos.

El primer grupo que encontra-mos (no necesariamente en sentidocronológico) son los apóstoles. Así,el evangelio de Marcos nos presen-ta el llamado de los primeros cuatrohermanos (Pedro y Andrés, Santia-go y Juan; Mc 1, 16-21); se fueampliando poco a poco hasta cons-tituirse en los “Doce” (Mc 3,14).Estos son llamados para estar con elSeñor y para que trabajen en laerradicación del mal. Detrás de estaelección hay una carga simbólica:Los “Doce” reflejaban al nuevo pue-blo de Israel; era posible reconstruir una nuevacomunidad que reflejara con su vida que es posi-ble vivir como verdaderos hermanos y auténticoshijos de un mismo Padre.

Sin embargo, la llamada de Jesús no se limitósólo a los Doce. Jesús llamó también a gentedesprotegida, mal vista, considerada impura...que se convertía. Incluso el Evangelio da a enten-der que los enfermos y los que más sufrían porcausa del mal seguían a Jesús (Mt 4, 24-25; 9,27;12,15; Mc 3,7; Lc 9,11). Todospueden seguir al Señor, nadie estáexento de esta gracia; sin embargo,la llamada exige la disposición per-manente para convertirse, paraamar.

No es totalmente cierto que Je-sús haya elegido a quienes menosvalía, a los despreciados por el mun-do; el Señor escogió a quienes eranútiles para la construcción del Rei-no.

Esto permite remarcar que, qui-zás por eso, los textos también sonsuficientemente claros al decir quehubo otras personas que no siguie-ron a Jesús. De acuerdo a los Evan-gelios quienes no estaban dispues-

tos a poner a Dios como lo másimportante, como lo que le pro-porciona realmente sentido a lavida, no podían seguir al Señor.Desde aquí se entienden perfecta-mente los textos que hablan delapego a las riquezas que impidenel seguimiento de Jesús (Mc 10,21ss; Mt 19, 21ss; Lc 18,22ss).También, desde esta perspectiva,se entienden las exigencias en losanuncios del seguimiento: entre-gar la vida (Mc 8, 31-9,1), servir yno dominar (9, 33-41; 10, 35-45).

¿A quiénes llamó Jesús? ¿Aqué nos anima la seguridad de queel Señor llama a TODOS sin ex-cepción?

Menciona algunos obstáculos que nos impi-den responder al llamado del Señor.

3. El encuentro con el Señor,primera finalidad del llamado

Jesús llamó a sus discípulos para que “estuvie-ran con Él” (Mc 3,14). Esto no debe entenderse enel sentido intimista o exclusivista sino en unsentido más profundo: para que estando con Él

asumieran lo que hacía y enseñaba.De hecho los envía para que reali-cen lo que Él había comenzado ahacer: predicar (Mc 1, 14-15.22) yoponerse al mal (1, 23-28.34). Paralos Evangelios no es suficiente conoponerse al mal es indispensablehacerlo desde quien experimentala misericordia de Dios y de quienopta por la búsqueda y la acogidade los más extraviados ydesprotegidos (Mc 2, 1-28).

Ahora bien, cuando Jesús llamano es porque esté pensando en queel hombre le sirva directamente aÉl; está considerando la urgenciade que la persona le sirva a losdemás y así sea su seguidor. Es, con

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mucha seguridad, uno de los principales sentidosdel llamado a “ser pescadores de hombres” (Mc1,17).

La acción de pescar así como lade pastorear corresponde a la ac-ción de Dios en la historia. Existenalgunos textos (por ejemplo: Jer 16,14-16) que permiten considerar laacción de pescar en relación con elretorno a Dios, el regreso a la vidade Dios (Ez 47,10). Con esto, po-dríamos estar de acuerdo en que lallamada del Señor para que sus dis-cípulos sean pescadores de hom-bres, está en íntima relación con lavida, con la vivificación.

De este modo, el hombre sólopuede servir a Dios en sus herma-nos; Dios quiere que las personassirvan a sus hermanos y, de estemodo, a Él. Esto parece reflejar Mateo 25, 31-46cuando deja suficientemente claro que el Señorestá presente en los hermanos, sobre todo en losmás desprotegidos. Descubrir a Dios en los de-más, tratarlos como lo trataríamos a Él y hacer porellos todo lo que esté a nuestro alcance es la únicamanera de alcanzar la vida que dura para siempre,la vida eterna. Es el modo más importante dedarle sentido a nuestra existencia.

Pero, además de lo anterior, Jesucristo llamó asus discípulos para que asumieran un nuevo pro-yecto de vida. Para comprender mejor esto debe-mos considerar que Jesús fue un verdadero Maes-tro, aunque muy diferente a los de su tiempo.

La palabra rabbi o maestro aparece en losEvangelios sobre todo en boca de los adversariosde Jesús (Mt 8,19; 9,11; 12,38; 17,24; Mc 4,38;5,35, entre otros); incluso, el mismo Jesús seautodesignó Maestro (Jn 13, 13.14); sin embargo,siempre lo hizo en la dimensión del servicio, node rango. Ahora bien, aunque Jesús haya sidoMaestro en el sentido más profundo del términono lo fue en todos los aspectos de la usanzarabínica de aquel tiempo. En aquella época eldiscípulo debería imitar al maestro, en cambioJesús invita a que se le siga; los discípulos elegían

al rabí, Jesús elige a sus seguidores. Por último, enaquellos tiempos la tarea esencial de los rabinosera explicar la torá, la ley judía con todos los

elementos casuísticos habidos y porhaber (la famosa halaká judía) encambio Jesús, si bien es cierto queno fue anárquico y vivió como unbuen judío, quebrantó ciertas leyesreligiosas (Mc 1,41; 3, 1-5; Lc 13,10-17; Lc 7,14, entre otros) y permi-tió a sus discípulos hacer lo mismo;hasta los defendió cuando se com-portaron de esa manera: al comercon pecadores (Mc 2,15; Lc 5,30), alno practicar el ayuno en los díasfijados por la ley (Mc 2,18), al reali-zar actividades que estaban prohibi-das el sábado (2,23), al quebrantarlas leyes sobre la pureza ritual (7, 1-23). Jesús no se comportó como los

maestros de la ley ni educó a sus discípulos comolo hacían ciertos rabinos en su tiempo.

De acuerdo a todo esto, Jesús llamó a susdiscípulos para que optaran por un nuevo proyec-to: el Reino. Él no quería formar un grupo princi-palmente sino construir una comunidad que vi-viera como si Dios fuera el Rey. El Reino de Diosse convirtió en la apuesta de Jesús; de eso hablóy para eso vivió. Ahora bien, la finalidad de lallamada que hace el Señor no se puede compren-der sin una actitud permanente de conversión.

Por esto, el encuentro con Jesús implica inti-midad con el Maestro, responsabilidad ante nues-tra vida y compromiso con nuestros hermanos yel proyecto de Dios.

Comparte, ¿para qué llama Jesús? Resalta yexplica la finalidad que más te haya llamado laatención.¿En qué situaciones de las que está pasando nuestra

sociedad y nuestra Iglesia urge que seamos“pescadores”, es decir, que trabajemos por lavida?

¿Somos amigos del Señor?

¿Nuestro proyecto personal y comunitario coincidecon el proyecto del Reino de Jesucristo?

¿Qué debemos modificar?

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LUCAS 24, 13-35LUCAS 24, 13-35LUCAS 24, 13-35LUCAS 24, 13-35LUCAS 24, 13-35

No vale el encuentro con cualquier tipo deJesucristo; es indispensable tenerpresente a Jesús muerto y resucita-do, al que entregó su vida en la cruzy fue glorificado.

El olvido de la cruz conduce a untriunfalismo estéril; el rechazo dela resurrección lleva al fatalismo.

Los escritos de san Pabloremarcan esta doble dimensión. Demodo semejante, los Evangeliosinsisten en los diversos relatos delas apariciones la estrecha unidadentre la cruz y la resurrección, laentrega de la vida y la glorificacióndel Señor (véase por ejemplo: Mt28, 5-8; Lc 24, 1-8.36-42; Jn 20, 19-29).

Este encuentro con Jesucristo, que entregó lavida y resucitó, sólo está completo en la medidaen que provoca que se asuman otros encuentros.Así parece manifestarlo el mismo relato de losdiscípulos de Emaús: Él está presente a su lado,en el camino (v. 15); también en las Escrituras(vv. 25-27), en la hospitalidad (v. 29) y en laFracción del Pan (vv. 30-31).

Con mucha probabilidad los discípulos de lacomunidad lucana se preguntaban con qué Jesu-cristo deberían encontrarse y, al mismo tiempo,en dónde estaba. En esta doble perspectiva seubica el relato de los discípulos de Emaús.

1. LecturaDe los vv. 13-16 preguntémonos: ¿En qué día

se van aquellos dos discípulos de Jerusalén a

Emaús? ¿A qué distancia queda Emaús de Jeru-salén? ¿De qué platicaban? ¿Por qué no recono-cen a Jesús en un primer momento? ¿Que hacían

ellos cuando Jesús se les acercó ycaminaba a su lado (v. 15)?

De los vv. 17-24: ¿Qué preguntaJesús a aquellos dos discípulos?¿Cómo son descritos (v. 17)? ¿Dequé se sorprenden ante aquel extra-ño? ¿Cómo se refieren a Jesús (v.19)? ¿De qué manera se refieren alos sumos sacerdotes y magistra-dos? ¿Qué hicieron estos últimoscon Jesús? ¿Qué esperaban los dis-cípulos de Jesús? ¿Cuántos díashan pasado de la muerte de Jesús?¿En qué consiste, de acuerdo a laversión de estos dos discípulos, laaparición del Resucitado a unas

mujeres? (Léase Lc 24, 1-8). ¿En qué consiste laexperiencia de algunos de los discípulos, entreellos quizás Pedro (véase v. 12)?

De los vv. 25-27: ¿Con qué términos se refiereJesús a aquellos discípulos? ¿Qué les pregunta?¿Cuál es la respuesta obvia a esta pregunta? ¿Quéles explicó Jesús?

De los vv. 28-35: Ante el ademán que haceJesús de seguir adelante: ¿Qué le ruegan insisten-temente? ¿Qué hizo Jesús al sentarse a la mesacon aquellos dos discípulos? ¿Qué sucedió cuan-do lo reconocieron? ¿Cómo reaccionan los discí-pulos al reconocerlo? ¿Hacia dónde se dirigie-ron? ¿A quiénes encontraron en Jerusalén? ¿Quéafirmaban lo que estaban reunidos en Jerusalén?¿Qué contaron los discípulos de Emaús?

Marcos menciona un episodio parecido al delos discípulos de Emaús (16, 12-13); sin embar-

T E M A 1

“EL ENCUENTRO CON JESUCRISTOY SUS CONSECUENCIAS”

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go, lo hace de manera muy breve. En cambio,Lucas más extenso y abundante en detalles, da laimpresión que quiere presentar una catequesissobre el encuentro de unos discípulos con elSeñor Resucitado y los lugares o espacios en losque se manifiesta.

Veamos, en primer lugar, el encuentro de losdiscípulos con Jesucristo. Aquellos dos discípu-los se van de Jerusalén a Emaús (v. 13); pero,curiosamente, cuando descubren al Señor, vuel-ven a Jerusalén (v. 33). Es muy probable que alinsistir el evangelista en que aquellos discípulosse van de Jerusalén quiera dar a entender quehuyen de lo que sucedió ahí, de lo que hizo Jesúsen esos días, de lo que le hicieron, de las causas yrazones por las que había llegado a aquella ciu-dad. Quizás huían de un modo de comprender yde vivir la fe en Jesucristo.

En este segundo encuentro comprendieron quecruz y resurrección van juntas; que se resucitaporque se entrega la vida, porque se ama hasta elextremo. Jesús les aclara que aquello no habíasido un fracaso pues la entrega de la vida era elcamino indispensable para la verdadera gloria.Jesús resucitó no sólo porque murió sino por lacausa por la que entregó su vida. Muchos habíanmuerto del mismo modo que Jesús pero no por lamisma causa ni por las mismas razones. De estemodo, creer en la resurrección exige al mismotiempo creer y asumir un estilo de vida y depensar como el de Jesús. Con probabilidad elevangelista quiera convencer de que sólo es posi-ble creer y participar de la resurrección si seasumen las causas de la entrega de la vida deJesús.

En segundo lugar, es importante considerarademás del encuentro de los discípulos del Señor,los lugares en los que se les manifiesta o en queellos mismos lo descubren. Aparecen con muchaclaridad cuatro lugares: primero, de Jerusalén aEmaús Jesús camina con los discípulos (v. 15).Ellos conversan y discuten con aires de tristezasobre lo que ha sucedido en Jerusalén. Estabantristes y, aunque lo reconocían como un profetapoderoso en obras y palabras, se sentían desilu-sionados. Lo habían imaginado a su modo y

estaban equivocados. A esto se le añadía su incre-dulidad ante el testimonio de las mujeres y dealgunos otros, quizás el mismo Pedro (vv. 21-24).La decepción llega a su límite cuando el Evange-lio menciona dos detalles: por un lado, el distan-ciamiento que toman los discípulos ante Jesús sinmencionar la relación que seguramente habíantenido y el hecho de afiliarse a los sumos sacerdo-tes y magistrados mencionándolos como “nues-tros” (vv. 19-20). Por otro, la decepción ante loque esperaban de Jesús y la certeza de que estácompletamente muerto pues ya van tres días queaquello que sucedió (v. 21). En esta incertidum-bre y momentos de incredulidad el Señor se leshace encontradizo, camina con ellos y muestrainterés en lo que les sucede, aunque ni siquiera sedan cuenta quién es el que va a su lado.

El segundo lugar en que se manifiesta el Señores en las Escrituras (vv. 25-27). El Evangeliodice que “les explicó lo que había sobre él entodas las Escrituras” (v. 27). Probablemente lascomunidades de Lucas sentían la necesidad deRE-leer la Escritura a la luz de Jesucristo y de lasnuevas experiencias por las que estaban pasando.Descubrían en la Palabra releída un lugar deencuentro con el Señor que ya no estaba física-mente con ellos; además, en ella, al entendermejor quién era Jesucristo, se comprendían mása sí mismos.

El tercer lugar en que se encuentra a Jesucristoes en la hospitalidad: “Quédate con nosotros,porque atardece y el día ya ha declinado” (v. 29).Los discípulos todavía no se habían dado cuentaque aquel encontradizo era Jesús; no obstantetienen un gesto de profunda hospitalidad: lo invi-tan a que pase la noche con ellos. La comunidadde Lucas percibió la importancia de reconocer alSeñor en el extraño que necesitaba de su acogida(véase el caso de Mt 25, 31-46). El Evangelio noreduce la petición de los discípulos a una invita-ción; dice que “le rogaron insistentemente. Noestán pensando en ellos sino en el extraño, quizásen el peligro que podría correr por aquel despo-blado.

El cuarto lugar en el que descubren al Señor esen la fracción del pan (vv. 30-31; también 35). El

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MES DE LA BIBLIA

signo con el que identifican a Jesús no podía sermás sencillo; lo reconocen ¡al ponerse a la mesacon ellos, tomar el pan, bendecirlo, partirlo ydarlo! No había casa en todo Israel en que no sehiciera algo parecido; sin embargo, en algo tanordinario lo reconocen. Por eso, para interpretarcorrectamente este signo debemos tomar en cuentaque los discípulos y las comunidades a las que sedirigía el Evangelio debían recordar algo más,algo de la práctica de Jesús.

Es posible que el gesto de Jesús les recordaracon quiénes había comido, qué había dicho cuan-do comía con la gente, cómo se comportaba... Ensus comidas Jesús había roto barreras rituales,religiosas y sociales; había hablado del Reino deDios como un gran banquete en el que no sólohabría comida para todos sino en el que todos sesentarían en la misma mesa, con igual dignidad.Con mucha seguridad, además, les recordaba quesus celebraciones de la cena del Señor (1 Cor 1,17-34) o la fracción del pan en las casas (Hech2,46) eran la celebración de Jesucristo, muerto yresucitado. Era un signo que les refrescaba lamemoria de lo que había dicho y hecho Jesús, porlo que había entregado su vida: sentarse comohermanos, compartir, superar barreras... Ade-más, les ayudaba a comprender su vida comuni-taria presente. Por eso el Evangelio dice que “seles abrieron los ojos y lo reconocieron” (Lc 24,31).Esta conciencia del encuentro los mueve a regre-sar inmediatamente a Jerusalén e integrarse alotro grupo de testigos.

El evangelio de Lucas presenta con el relato delos discípulos de Emaús (24, 13-35) una cateque-sis que enfatiza el encuentro de los discípulos conJesucristo Resucitado y los lugares en los que, alno estar físicamente ya el Señor con ellos, debíandescubrirlo y reconocerlo.

2. Meditación

Nuestro encuentro con Jesucristo supone asu-mir con la misma intensidad su resurrección quelas causas de la entrega de su vida. No es posiblecreer en el Resucitado sin identificar por quécausas lo mataron y sin asumir las conviccionespor las que entregó su vida.

Cualquier manera de comprender a Jesucristoa nuestro antojo impide un auténtico encuentrocon Él. Cuando inventamos un Jesucristo a nues-tra medida e intereses tarde o temprano nos des-ilusiona y nos confundimos al grado de que nosvolvemos incapaces de percibir su presencia ennuestros hermanos, en la comunidad y en nuestrahistoria.

Precisamente para que el encuentro con Jesu-cristo no sea incompleto el Evangelio nos ofrececuatro espacios en los que podemos descubrirlo:el camino de nuestra vida, sobre todo en losmomentos de dudas, incertidumbres y desáni-mos; la Escritura en la que redescubrimos perma-nentemente a Jesucristo e iluminamos nuestrocaminar; el hermano, principalmente el que nece-sita de nuestra acogida; por último, el recuerdovivo de los motivos y las razones por las queentregó su vida y que se expresa especialmente enla Eucaristía.

3. OraciónPidamos a Dios que nos libre de olvidarnos de

las causas por las que entregó su vida. Hagamosuna oración en la que le pidamos perdón cuandohemos querido creer en su resurrección sin com-prometernos con lo que Él dijo e hizo.

Pidámosle también que, aunque en muchasocasiones en nuestro caminar personal y comuni-tario no lo descubramos a nuestro lado, siempretengamos la seguridad de que no estamos solos yque Él nos acompaña.

Agradezcámosle la posibilidad de encontrar-nos con Él en su Palabra; pidámosle que esteencuentro permanente nos ayude también a darlemás sentido a nuestra vida.

Roguémosle que nos ayude a ser hospitalariosy acogedores sobre todo con los hermanos yhermanas más desprotegidos.

Démosle gracias por cada Eucaristía en quecelebramos su presencia entre nosotros y el com-promiso por ir siendo mejores hermanos.

Pidámosle, por último, que la celebración cons-tante de la Eucaristía nos ayude a ir viviendo,cada vez más, como amigos y hermanos.

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4. Contemplación - Acción

¿Qué consecuencias tendría para nuestra vidade cristianos olvidarnos de las razones por las queJesús entregó su vida? ¿Qué consecuencias ha-bría si viviéramos sin estar convencidos de laresurrección del Señor?

¿En qué nos anima y a qué nos comprometeque el Señor vaya a nuestro lado siempre, espe-cialmente en los que tenemos más desalientos yconfusiones?

Comenta alguna experiencia positiva de en-cuentro con Jesucristo, Palabra Eterna del Padre,que hayas tenido al leer la Sagrada Escritura.¿Qué propósito podemos hacer para que la hospita-

lidad y la acogida sea un comportamiento prio-ritario entre nosotros?

¿Qué podríamos hacer para evitar hacernos unaimagen de Jesucristo a nuestra conveniencia?

¿Qué podríamos hacer como grupo para que nuestrosencuentros, especialmente la Eucaristía, seanrealmente un espacio donde se haga presenteJesucristo porque trabajamos por tratarnoscomo auténticos hermanos?

T E M A 2

“LA DISPONIBILIDAD PARA VER: UNA CONDICIÓNNECESARIA PARA EL ENCUENTRO CON JESUCRISTO”

MARCOS 8, 22-26; 10, 46-52MARCOS 8, 22-26; 10, 46-52MARCOS 8, 22-26; 10, 46-52MARCOS 8, 22-26; 10, 46-52MARCOS 8, 22-26; 10, 46-52

Para encontrarse con el Señorno basta la buena voluntad; esnecesaria la disponibilidad paraver.

En los Evangelios, especial-mente en Marcos, tener buenavista es mucho más que ver conlos ojos.

Ver significa tener claridadsobre quién es Jesús, querer se-guirlo y estar dispuesto a aceptarsus exigencias.

El evangelio de Marcos haquerido presentar una cateque-sis muy bien elaborada sobre lanecesidad de ver a través del relato de la curaciónde dos ciegos: el de Betsaida (8, 22-26) y el deJericó (10, 46-52).

1. Lectura

Leamos el texto del primer cie-go (Mc 8, 22-26):

¿Adónde llegan? ¿Qué perso-najes intervienen (véase 8,10)?¿Quiénes presentan a Jesús al cie-go y le piden que lo toque? ¿Dedónde toma Jesús al ciego parasacarlo del pueblo? ¿Qué técnicade curación usa Jesús? ¿Qué lepregunta? ¿Qué responde el cie-go? ¿En qué momento queda real-mente curado el ciego? ¿En qué senota que quedó curado? ¿Adóndelo envía Jesús? ¿Qué le recomien-da?.

Ubícate en la sección de 8, 27-10,45:Localiza los tres anuncios de la pasión: 8, 31-

33; 9, 30-32 y 10, 32-34. ¿De qué les habla Jesús

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MES DE LA BIBLIA

a sus discípulos en cada uno de estos anuncios?Ahora, observa 8, 34-38; 9, 33-40 y 10, 35-45:

¿De qué trata cada uno de ellos? ¿Tienen algunarelación con los anuncios de la pasión?

¿Será mera casualidad que precisamente entreel relato del ciego de Betsaida (8, 22-26) y el deJericó (10, 46-52) estén los anuncios de la pasióny las exigencias para ser un verdadero discípulo?

Leamos ahora el texto del segundo ciego (10,46-52):

¿Adónde llegan? ¿Quiénes acompañaban aJesús? ¿Cómo se llamaba el ciego? ¿Dónde esta-ba sentado? ¿Con qué título se dirige el ciego aJesús? ¿Cómo reacciona el ciego ante quienes loreprenden para que se calle? ¿Qué pide Jesús?¿Qué le dicen al ciego? Describe las tres accionesdel ciego (v. 50). ¿Qué pregunta Jesús y qué pideel ciego? ¿Qué le dice Jesús? ¿Por dónde seguíaa Jesús el ex-ciego?

Después de haber leído atentamente los dosrelatos de los ciegos tengamos en cuenta, enprimer lugar, que el evangelista los relacionacon el proceso de fe de los discípulos. Ellos, aquienes Jesús ha reprochado que teniendo ojosno ven y teniendo oídos no oyen (8,18; tambiénv. 21), deberán disponerse, con la ayuda de otrosy con la insistente intervención de Jesús, paraver con claridad (vv. 22.24-25). Sin embargo, noes suficiente con ver; para el evangelio de Mar-cos es necesario asumir ciertos comportamien-tos que manifiesten que realmente se ve conclaridad. Por eso, sólo cuando el discípulo estádispuesto a asumir estas exigencias (10,50),además de recobrar la vista, puede seguirlo porel camino (v. 52). Desde esta perspectiva, para elevangelio de Marcos, estar ciego es ser incapazde seguir a Jesús, o al menos, de seguirlo ade-cuadamente.

En segundo lugar, Marcos ha querido presen-tar dos relatos de curación para complementar sumensaje. En el primer caso, resalta que el ciegono se vale por sí mismo para encontrarse conJesús, y necesita de otras personas (8,22); ade-más, aunque el recién curado ve perfectamenteJesús lo envía a su casa y le pide que ni siquiera

entre al pueblo. La prohibición no es porque sequiera dar a entender que la casa del ex-ciego estáfuera del pueblo sino porque se desea enfatizar elcontraste entre lo privado (la casa) y lo público (elpueblo); de este modo, le está pidiendo que no déa conocer lo sucedido. Esta prohibición tienerelación inmediata con la que hace a los discípu-los de que a nadie hablen acerca de él (v. 30; 9,9).Y es que, con mucha probabilidad, este tipo deprohibiciones no son porque Jesús quiera mante-ner el secreto de su identidad sino porque losdiscípulos, al no comprenderlo adecuadamente,dirán cosas a su antojo acerca de Él.

En el segundo relato (10, 46-52), por el contra-rio, el ciego no es ayudado sino impedido -almenos en un primer momento- por algunos de losque acompañan a Jesús (10,48). Se enfatiza tam-bién la iniciativa del ciego que, si bien no identi-fica totalmente a Jesús, lo reconoce suficiente-mente para seguirlo por el camino, es decir, paraconvertirse en su discípulo. Además, aparece unelemento indispensable: la fe (v. 52). En contras-te con el ciego de Betsaida que sólo es curado, elde Jericó tiene una fe que lo salva y que haceposible que vea. Con razón para poder acercarsea Jesús arrojó el manto, dio un brinco y se acercóa Él (v. 50); detalles que pueden estar señalandosimbólicamente exigencias del discipulado.

En tercer lugar, debemos considerar que elevangelista ha introducido en medio de los dosrelatos una amplia sección (8, 27-10,45) en la queenfatiza ciertos temas que podrían estar relacio-nados con la ceguera y la vista, la fe, la compren-sión adecuada de Jesús y el seguimiento. Losdiscípulos están “como ciegos” pues se imaginana Jesús a su modo (8, 31-34) y tienen actitudes quecontradicen la misión de Jesús y, como conse-cuencia, la de ellos; así, por ejemplo, a Pedro nole parece que Jesús tenga que sufrir y lo reprende(vv. 31-32); mientras Jesús les enseña en quéconsiste su misión como Mesías (9, 30-31) losdiscípulos no sólo están sin entender, sino queademás tienen miedo preguntarle (v. 32) y discu-ten sobre quién es el mayor (vv. 33-34); el gradode ceguera de los discípulos llega al máximocuando, mientras Jesús les anuncia por tercera

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vez lo que le acontecerá en Jerusalén, algunos deellos están preocupados por ocupar lugares depoder (10, 32-45).

Ahora bien, junto con la ceguera de los discí-pulos que se manifiesta en esta falta de compren-sión que hemos señalado, Jesús va indicando quées necesario hacer para conseguir la claridadnecesaria para ser sus discípulos. Señala, princi-palmente, negarse a sí mismo, tomar la cruz yseguirlo (8,34); el servicio como la única manerade ser importante (9,35; 10, 41-45), la ruptura conlas actitudes que escandalicen a los más pequeños(9, 42-50) y el desprendimiento absoluto (10, 17-31).

Por último, aunque el evangelista presenta dospersonajes distintos, el tema es el mismo: elseguimiento de Jesús. Ser ciego es estar impedidopara seguir al Señor; en el primer acercamientocon Jesús y su intervención para que el candidatoa discípulo vea con claridad es importante laayuda e intercesión de otras personas (8,22; 10,49).No obstante también deja claro que en ciertasocasiones las mismas personas pueden ser unobstáculo para que alguien se acerque al Señor(10,48).

Sin embargo, para el evangelio de Marcos noes suficiente con acercarse a Jesús y resultarbeneficiado; es indispensable conocer y asumirciertos comportamientos a la luz de su entrega dela vida. Por eso, el discípulo debe entrar en unproceso en el que asuma las exigencias del Maes-tro; sólo así podrá seguirlo.

Resumiendo: estamos ante una amplia cate-quesis sobre el encuentro con Jesús y su segui-miento. El deseo de encuentro con el Señor exigela disponibilidad para dejarse ayudar por otros y,al mismo tiempo, la iniciativa para -a pesar de losobstáculos que se presenten- conseguir acercarsea Él.

El encuentro con Jesús exige -si se quiererealmente ser su discípulo- tener claridad sobrequién es Jesús. Cualquier invención que se hagaafecta la imagen del Señor pero, sobre todo, elcompromiso del discípulo. Y es que si realmentese quiere tener claridad sobre quién es Jesús sedebe estar dispuesto a asumir con seriedad las

exigencias para construir una auténtica comuni-dad de hermanos.

Sólo así, el discípulo, puede continuar en elcamino de la vida siguiendo a Jesús.

2. Meditación

Para encontrarnos con el Señor Jesucristo he-mos necesitado la ayuda de muchas personas.Recordemos el nombre de algunas de ellas.

¿De qué modo se obstaculiza a quienes, conbuenas intenciones, quieren acercarse al Señor?Reflexionemos a partir del relato del ciego deJericó.

De acuerdo a lo leído y reflexionado: ¿Quécomportamientos “aclaran la vista” para encon-trarse con Jesús y seguirlo?

¿Qué comportamientos obstaculizan el en-cuentro y el seguimiento de Jesús?

3. Oración

Muchas personas nos han ayudado al encuen-tro con Jesucristo; agradezcamos a Dios su testi-monio y pidámosle que su ejemplo nos sirva parahacer algo semejante con quienes convivimos.

Pidámosle perdón por las ocasiones en que -consciente o inconscientemente- hemos servidode obstáculo para que algunos hermanos nuestrosse encuentren con Jesucristo.

Roguémosle que nos conceda descubrir qué eslo que nos impide tener claridad para poder en-contrarnos con Jesucristo y seguirlo de cerca.

Ahora hagamos una oración en la que le expre-semos al Señor Jesucristo nuestro deseo profundode seguirlo con el compromiso de evitar loscomportamientos que obstaculicen nuestra iden-tidad de discípulos.

4. Contemplación – Acción

¿En qué debemos poner más empeño para facilitara nuestros hermanos el encuentro con el Señor?

¿Qué comportamientos o actitudes nos impidenseguir a Jesucristo con claridad?

¿Qué propósito concreto podríamos hacer para sermejores discípulos del Señor?

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MATEO 8, 23-27MATEO 8, 23-27MATEO 8, 23-27MATEO 8, 23-27MATEO 8, 23-27

No es posible encontrarse con Je-sucristo y vivir permanentemente conmiedo. Los miedos no superados nienfrentados adecuadamente son ungrave peligro para el seguimientodel Señor.

En los Evangelios aparecen, es-pecialmente, dos tipos de miedo: poruna parte, el miedo como experien-cia religiosa con el sentido de amorreverencial y de respeto a Dios (Mt17,6.7; 28,8; Mc 4,41; 9,6; Lc 5,10;8,25).

Por otra, el miedo natural quetiene todo ser humano ante un pe-ligro amenazante y que, a diferen-cia del anterior, aparece en íntimarelación con el temor y la angustia.Este tipo de miedo es el que aparece prohibidopor Jesús (Lc 12,4.7.32; Mt 14,27; Mc 6,50; Jn6,20) pues inmoviliza para el seguimiento. Eneste segundo tipo de miedo se ubica Mateo 8,23-27.

1. Lectura

Después de leer atentamente Mateo 8, 23-27pregúntate:

¿Qué hicieron los discípulos cuando Jesússubió a la barca (v. 23)? ¿Era pequeña o muygrande la tempestad? ¿Qué hacía Jesús mientrasla barca era tapada por las olas? ¿Qué le piden aJesús los discípulos? ¿Con qué se relaciona elmiedo en la respuesta de Jesús? ¿Qué sobrevinodespués de que Jesús reprendió los vientos y elmar? ¿Qué se preguntaban maravillados los dis-cípulos?

Lee también Marcos 4, 35-41 yLucas 8, 22-25 y capta la originali-dad de Mateo con las siguientespreguntas:

¿Mencionan Marcos y Lucas eldetalle de que los discípulos siguena Jesús cuando sube a la barca?(Véase: Mc 4, 35-36; Lc 8,22).

Compara la petición que hacenlos discípulos a Jesús (Mt 8,25; Mc4,38; Lc 8,24): ¿Cuál es la origina-lidad de Mateo?

Ahora, lee también del evange-lio de Mateo 8, 18-22 y pregúntate:si este Evangelio dice que los discí-pulos siguieron a Jesús a la barca(v. 23). ¿Puede estar relacionado elpasaje de la tempestad calmada conlas exigencias a los discípulos que

aparecen en los vv. 18-22? ¿Por qué?Puede compararse el antecedente que ha pues-

to Mateo 8, 18-22 al pasaje de la tempestadcalmada con el correspondiente de Marcos 4, 30-34 y Lucas 8, 16-21: ¿Qué percibes?

Por último, es recomendable que leas tambiénMateo 14, 22-33.

Para comprender mejor este texto pongamosatención en algunos detalles:

El miedo ante un peligro amenazante es untema recurrente en los Evangelios y se ubicaespecialmente en cuatro ambientes: la misión(Mt 10,26.28.31; Lc 12,4.5.7.32), la aparición enel lago (Mt 14,26.27.30; Mc 6,50; Jn 6,19.20), lasubida a Jerusalén (Mc 9,32; 10,32; Lc 9,45) y lasapariciones del resucitado (Lc 24,37; Jn 20,19).Mateo 8, 23-27 pertenece al segundo tipo, lasapariciones en el lago.

T E M A 3

“UN ENCUENTRO QUE EXIGEROMPER CON EL MIEDO”

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Vale la pena señalar también que, aunque estemismo hecho lo mencionan también Marcos (4,35-41) y Lucas (8, 22-25), la particularidad deMateo está precisamente en que lo ha puesto conrelación al seguimiento. Así, sólo Mateo habla alinicio de que “(Jesús) subió a la barca y susdiscípulos lo siguieron ” (v. 23); además, Mateorefuerza la relación de la tempestad calmada conel seguimiento porque en los versículos anterio-res (8, 18-22) presenta las exi-gencias de la vocación apostóli-ca. De este modo, podríamos pen-sar que una de las principalesintenciones de Mateo es dar unalección sobre el seguimiento.

Ahora bien, este Evangeliodebe interpretarse en clave sim-bólica. Mateo hace un contrasteimpresionante entre la gran tem-pestad que tapaba con sus olas labarca con el sueño profundo en elque se encontraba Jesús (v. 24);era imposible que alguien pudie-ra dormir -o dormitar siquiera- enaquellas circunstancias. Tambiénllama la atención que Jesús enlugar de calmar primero la tem-pestad como lo hace en los otros Evangelios (Mc4, 39-40 y Lc 8, 24-25) reproche a los discípulossu cobardía y su poca fe (v. 26). Con muchaprobabilidad, para Mateo el centro de su relato noes el poder de Jesús sobre los elementos de lanaturaleza sino la reprensión a los discípulos acausa de su miedo e incredulidad.

No olvidemos que las aguas que sumergen ydevoran al hombre son, con frecuencia, símbolode la muerte, de la destrucción del hombre, delmal (véase por ejemplo Jn 2, 6-7; Sal 42,8; 18,15;69, 2-3); de hecho sólo Dios tiene poder sobre elmar y los vientos (Sal 107,25.29; 65,89; Job 38, 8-11; 2 Mac 9,8).

La reprensión de Jesús no podía ser más dura.Les dice que son cobardes, miedosos, pusiláni-mes (es decir, faltos de ánimo y valor para enfren-tar las desgracias o emprender algo que valga lapena). Además, reprocha a los discípulos que su

fe sea tan poca al grado de oponerse a los proyec-tos del Maestro. Jesús les echa en cara a susdiscípulos que estén espantados, asustados o has-ta angustiados; no tolera el miedo de sus seguido-res (Mt 8,26; 14, 27-33).

Para complementar el sentido de Mateo 8, 23-27 es importante que tomemos en cuenta -aunquesea brevemente- otro episodio que registra elmismo Evangelio en donde aparece expresamen-

te el encargo de Jesús a los dis-cípulos de que no tengan miedo:Mateo 10, 26-33. El miedo quetenían los discípulos era real:iban a ser entregados (o los esta-ban entregando) a los tribuna-les, los azotarían; también ibana comparecer acusados ante losgobernadores y reyes, sufriríantraición hasta de los más cerca-nos de la familia, serían perse-guidos, etc., (vv. 16-23). Sinembargo, el Evangelio les dados razones para que no tenganmiedo: la verdad, tarde o tem-prano, se conoce (v. 26) y elPadre no los abandonará (v. 31).Además, las dos recomendacio-

nes de Jesús (vv. 27-28) reflejan, de acuerdo alestilo del evangelista, peligros o problemas de lacomunidad de Mateo. Y es que el miedo noreconocido o simulado puede provocar que eldiscípulo no diga abiertamente y para todos loque le corresponde proclamar y que confunda lamagnitud de los males.

Resumiendo: para el evangelio de Mateo elmiedo es un problema de fe pues obstaculiza elreconocimiento de la presencia del Señor, suseguimiento y el compromiso por su causa. Escierto que los peligros son reales; sin embargo,también lo es la presencia del Señor que, aunqueaparentemente esté ausente, su compañía estágarantizada.

El evangelio de Mateo ofrece dos razones paraconfiar más en el Señor y no ser miedosos: lafidelidad de Dios y la garantía de que la Verdadsiempre sale a la luz.

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MES DE LA BIBLIA

2. Meditación

Aunque tener miedo es lo más natural, gene-ralmente, da vergüenza aceptarlo pues en nuestracultura se exalta la valentía y se desprecian loscomportamientos cobardes o de temor. Esto haprovocado que casi nadie se atreva a reconocersus miedos pues eso sería aceptar, de antemano,la derrota. Por eso, cuando tenemos miedos losocultamos o disimulamos.

El Evangelio de ningún modo invita a la teme-ridad o valentía machista poco reflexionada,menos a la negación de nuestros miedos. El textosupone la naturalidad del miedo ante las conse-cuencias del seguimiento de Jesús. Sin embargo,no lo aprueba como un comportamiento perma-nente del que dependa toda la vida.

El discípulo no tiene que ser temerario, esdecir, valiente sin pensar y sin medir las conse-cuencias. Debe ser consciente de que el miedo, elque impide moverse, pensar, comprometerse, nose combina adecuadamente con el seguimientode Jesús.

Ante los riesgos y consecuencias del compro-miso por seguir a Jesucristo tenemos el peligro desentirnos solos; y de hecho muchas veces, quiense compromete, está solo. Sin embargo, el Evan-gelio asegura que el Señor no abandona, aúncuando nos dé la impresión que duerme.

La actitud de confianza madura en el Señor porparte del discípulo debería ser una de las caracte-rísticas principales de cada uno de nosotros paraque los miedos que impiden el compromiso, laapertura, la búsqueda, la conversión... sean supe-rados.

Por último, el Señor nos invita a que no tenga-mos miedo, es decir, a que no estemos asustadoso espantados. Si somos miedosos tenemos elriesgo de, con tal de no salir afectados en nada,ocultar el mensaje que hemos recibido y no pro-clamarlo abiertamente con libertad.

Quienes somos miedosos corremos el riesgode ser acomodaticios y convenencieros. Además,el Evangelio da a entender que el que vive enmiedo constante confunde la realidad del mal, nosabe con certeza a qué temerle. Por eso, el discí-

pulo debe distinguir entre las pequeñas y lasgrandes consecuencias, lo que realmente hacedaño y lo que no, lo que efectivamente desprestigia.

3. Oración

Reflexionemos personalmente algunos mie-dos que nos han impedido comprometernos máscon nuestros hermanos. Pidamos a Dios que nosperdone.

Recordemos también los miedos que nos hanimpedido seguir con más generosidad a Jesucris-to; pidamos a Dios que nos perdone y nos ayudea recapacitar.

Alabémoslo por todas las personas que, por laconfianza en Él, viven diariamente como verda-deros discípulos.

Pidámosle que siempre, pero sobre todo en losmomentos en los que parece que el miedo nosvence, nos convenzamos que contamos con supresencia.

Roguémosle también que nos dé la suficientesabiduría para ser valientes pero no temerarios,prudentes pero no miedosos...

4. Contemplación – Acción

¿En qué circunstancias es más difícil confiar en elSeñor?

¿Qué nos enseña y a qué nos compromete que elEvangelio relacione la falta de fe con el miedo?¿Cómo se comporta una persona que vive perma-nentemente con miedo?

¿En qué situaciones de nuestra vida debemos confiarmás en el Señor?

Cuando hemos tenido miedo a causa de lasconsecuencias de lo que pensamos, vivimos ycreemos: ¿Hemos enfrentado tales situacionesdiciendo la verdad o inventando mentiras?¿Por qué es imposible vivir con miedo y seguir a

Jesús?

¿Qué miedos nos han llegado cuando nos hemosquerido comprometer más con nuestros herma-nos, cuando hemos deseado acercarnos más aDios...?

¿Qué podemos hacer para no ser víctimas de estosmiedos?

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MARCOS 16, 15-20; HECHOS 1, 1-11MARCOS 16, 15-20; HECHOS 1, 1-11MARCOS 16, 15-20; HECHOS 1, 1-11MARCOS 16, 15-20; HECHOS 1, 1-11MARCOS 16, 15-20; HECHOS 1, 1-11

El encuentro con el Señor suponía para losprimeros cristianos reconocer su presencia eficazpermanente así como sentirse responsables decontinuar su obra.

Desde esta perspectiva la Ascensión no es unadespedida sino el encuentro definitivo del discí-pulo con el Maestro que tendrá que manifes-tarse en la continuación -no en la mera repe-tición- de la obra del Señor.

Hemos elegido dos textos: la ascensiónpresentada por Marcos (16, 14-20) y lo quenos narra Hechos 1, 1-11.

1. Lectura

Leamos Marcos 16, 14-20 y pre-guntémonos: ¿A quiénes se les apa-rece el Señor Resucitado? ¿Qué lesecha en cara? ¿Qué encargo les da?¿Quiénes se salvarán? ¿Quiénes secondenarán? Enumera los signos queacompañarán a los que crean.

Después de dar estas indicacio-nes a los discípulos: ¿adónde fueelevado el Señor Jesús? ¿Adónde salieron a pre-dicar los discípulos? ¿Tiene alguna relación estaúltima indicación con la del v. 15? ¿Quién cola-boraba con ellos? ¿Con qué se afianzaba lo queellos decían?

Ahora leamos Hechos 1, 1-11: Centra tu aten-ción en los vv. 9-11: ¿Qué es lo que oculta a Jesúsde la vista de los discípulos? ¿De qué estabanpreocupados los discípulos? (v. 6). ¿Qué encargohace Jesús a sus discípulos?

Ayudará también, si tienes tiempo suficiente,leer 2 Re 2, 1-18; pon especial atención en los vv.

9-18 y pregúntate: ¿Qué le pide Eliseo a Elías?¿Qué condición le pone Elías? ¿De qué modo seda la subida al cielo de Elías? ¿Qué es lo único quele queda de Elías a Eliseo? ¿Qué pensaban quehabía sucedido con Elías algunos de los discípu-los de los profetas?

Lee también Génesis 5,24.En la antigüedad se pensaba que alguien subía

al cielo para recibir alguna revelación,para disfrutar del mundo celestial ypara participar en plenitud y para siem-pre de la vida. Además, era muy comúnnarrar el fin glorioso y extraordinariode un hombre que era arrebatado ollevado al cielo. Un ejemplo muy cer-cano lo tenemos en 2 Reyes 2, 1-18donde Eliseo describe cómo Elías esarrebatado al cielo (véase también lamención que hace Génesis 5,24 deHenoc). Es posible que cuando losEvangelios, y en este caso, principal-mente Hechos de los Apóstoles, noshablan de la ascensión se estén refi-riendo al final glorioso de alguien queha alcanzado la vida en plenitud. Dehecho, durante los primeros cinco si-

glos de la Iglesia se celebró la fiesta de la resu-rrección junto con la de la ascensión. Esto quieredecir que la ascensión tiene un significado pare-cido al de la resurrección: Jesús fue glorificandoy no volvió al mismo tipo de vida humana quehabía tenido antes de morir.

La ascensión no hay que verla, como si Jesúsfuera un cohete espacial; el cielo con muchasestrellas y de los viajes espaciales de losastronautas no es el mismo que el cielo de nuestrafe. La subida de Jesús al cielo no es como la denuestros cohetes ya que ellos nunca, por más que

T E M A 4

“PARA SIEMPREENTRE NOSOTROS”

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MES DE LA BIBLIA

se alejen, salen del tiempo y del espacio. Laascensión de Jesús, en cambio, es pasar del tiem-po a la eternidad, de lo visible a lo invisible, de losseres humanos a Dios. Por eso, no se va, más biencambia su modo de estar presente.

El Evangelio de Marcos ubica la ascensióndespués de que el Señor da las indicaciones mi-sioneras a los once discípulos (v. 19) y enfatizaque “fue elevado al cielo y se sentó a la diestra deDios”. La derecha en el lenguaje bíblico indicapoder, dignidad y honor; esta indicación acompa-ñada de la designación del Resucitado comoSeñor Jesús, sólo aquí en el caso de los Evange-lios, refuerza la seguridad de que efectivamenteÉl estará colaborando con ellos (v. 20). Es quizásel sentido de que sean presentadas juntas la exal-tación y la entronización.

Ahora bien, de acuerdo al relato de 2 Reyes 2la misión del profeta que es arrebatado al cielo seprolonga en sus discípulos (vv. 14-18). Estedetalle aparece con bastante claridad en el relatode Marcos. Llama fuertemente la atención quelos modos de actuar de Jesús y sus accionesprincipales estén expresadas en las consecuen-cias para los que crean y la seguridad proporcio-nada a los discípulos. Así, por un lado, encontra-mos que quienes crean actuarán en nombre deJesús, con su autoridad expulsando demonios,hablando lenguas nuevas... Todo esto tiene unacarga simbólica pudiéndose referir con muchaseguridad a lo que había hecho Jesús, lucharcontra el mal, entrar en contacto con la gente yproporcionar alivio a los más desprotegidos. Porotro, el Señor garantiza su presencia en la misiónde los discípulos en la coherencia en las Palabray las acciones.

De este modo, la ascensión del Señorresponsabiliza a los discípulos (a los once y aquienes crean) de continuar con lo que habíahecho Jesús mientras estaba con ellos; el Maestrono se va, se queda para siempre pero de diferentemodo a como había estado antes de morir yresucitar. La ascensión se convierte así en elinicio de una nueva tarea para los discípulos:prolongar en la historia lo que había dicho yhecho el Maestro.

Por su parte, el libro de Hechos de los Apósto-les presenta a unos discípulos preocupados de sila presencia de Jesús tenía que ver con el benefi-cio de algunos (el restablecimiento del reino paraIsrael). La respuesta de Jesús deja claro que supresencia definitiva (resurrección y ascensión)los compromete más bien a ir al encuentro detodos siendo sus testigos, desde Jerusalén hastalos confines de la tierra (Hech 1,8).

2. Meditación

De acuerdo a lo leído y reflexionado podemosconsiderar que Jesús es el eterno presente; no seha ido, ha cambiado su forma de estar con lagente. No ha dejado solos a los hombres en sucaminar. Con el acontecimiento de la ascensiónpodemos estar seguros que no andamos solos,que Dios se ha hecho nuestro eterno y segurocompañero de camino. Es posible que no siempreobtengamos lo que pedimos al Señor; pero esseguro que NUNCA nos dejará solos en nuestrocaminar. Caídos o levantados, con aciertos oerrores, felices o contentos, contamos con lapresencia de Dios en nuestra historia.

En segundo lugar, cada uno de nosotros (y losque vengan posteriormente) somos responsablesde prolongar lo que dijo e hizo Jesús. Si valora-mos adecuadamente la eterna presencia del Señorentre nosotros debemos responsabilizarnos porprolongar en nuestra historia (en el aquí y ahora)lo que Él dijo e hizo; no es para beneficiarnoscomo únicos dueños de Él sino pararesponsabilizarnos ante nuestros hermanos y nues-tra historia.

De este modo, la ascensión es la eterna compa-ñía del Señor Resucitado, por un lado; por otro, esla toma de conciencia de la responsabilidad quetenemos quienes nos decimos sus discípulos paravivenciar en nuestra historia sus enseñanzas.

3. Oración

Agradezcamos al Señor su presencia eternaentre nosotros.

Pidámosle que sepamos profundizar y valorarsu presencia eterna entre nosotros.

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Roguémosle que nos perdone las ocasiones enque, quizás por ignorancia, hemos pretendidoadueñarnos de su presencia en lugar de sentirnosresponsables de prolongar su testimonio y ense-ñanzas.

4. Contemplación - AcciónDesde esta perspectiva: ¿Qué significa que

Jesús ascienda a los cielos?

¿A qué nos anima la presencia de Jesús entrenosotros?

¿A qué nos compromete?

¿Que podemos hacer para ser mejores testigosde la presencia eterna de Dios entre noso-tros?

¿En qué debemos prepararnos más y en quépodemos reflexionar mejor para sentirnosresponsables de la presencia del Señor másque sus dueños?

T E M A 5

“EL ESPÍRITU SANTO: PRESENCIA DIVINAPARA EL ENCUENTRO CON NUESTROS HERMANOS”

HECHOS 2, 1-11HECHOS 2, 1-11HECHOS 2, 1-11HECHOS 2, 1-11HECHOS 2, 1-11

Para continuar la obra del SeñorResucitado es indispensable la pre-sencia dinámica del Espíritu Santo(Lc 24,49; Jn 20, 19-23).

Esta presencia capacita para lamisión y el encuentro con los her-manos (Lc 4,18ss).

1. Lectura

Leamos con mucha atenciónHechos 2, 1-11:

¿Quiénes estaban reunidos?¿Con qué se compara el ruido quellegó del cielo? ¿Qué fue lo que seposó en cada uno de los que esta-ban ahí? ¿De qué se llenaron todos los queestaban ahí reunidos? ¿En qué se pusieron ahablar?

¿De dónde procedían los hombres piadososque estaban en Jerusalén? ¿Qué fue lo primeroque hicieron al producirse aquel ruido? ¿Por quése llenaron de asombro? ¿Qué se preguntaban(vv. 7-8)?

Enlista los pueblos que son men-cionados: ¿Qué te llama la aten-ción? ¿Cuáles fueron las dos reac-ciones que suscitó este aconteci-miento (vv. 12-13)?

Lee los vv. 14-21: ¿Sobre quiénderramaría Dios su Espíritu? ¿Quié-nes profetizarían? ¿Dónde habráprodigios? ¿Dónde signos? ¿Quiénse salvará (v. 21)?

Ahora lee también 10, 44-48:¿Sobre quién cayó el Espíritu? ¿Dequé se sorprendían los fieles cir-cuncisos que acompañaban a Pe-dro?

Para comprender mejor lo leídocaptemos, en primer lugar, que en

el evangelio de Lucas y en Hechos de los Após-toles la presencia del Espíritu se ubica al comien-zo de una misión importante. Así como Jesúsinicia su misión con la presencia del Espíritu (Lc4, 14-19) también los discípulos (Hech 2, 1-11;10, 44-48). Para Lucas no es posible salir alencuentro de los hermanos sin la presencia delEspíritu de Dios.

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En segundo lugar, puede ser útil tener encuenta que la fiesta de Pentecostés es una fiesta deagricultores sedentarios; Deuteronomio 16,9 in-dica: “Contarás siete semanas (desde la Pascua)y celebrarás la fiesta de las semanas en honor deYahvé, tu Dios”. Tenía dos sentidos complemen-tarios: primero, al ofrecer las primicias de losgranos como primeros frutos del país, se remarcabala expresión de acción de gra-cias, indicando el reconoci-miento de total dependenciadel hombre respecto a Dios(único dueño de las tierras y delas personas). Segundo, al du-rar siete semanas más un día(50 días en total) se relaciona-ba, con mucha seguridad, conlos acontecimientos jubilares.Recordemos que cada 50 añosdesaparecían las excesivas di-ferencias, se perdonaban lasdeudas, se devolvían las tie-rras a sus dueños originales yse liberaba a los esclavos (Lev25,10). En este sentido la fies-ta de Pentecostés enfatiza lajusticia y la libertad.

En tercer lugar puede ayudar a comprendermejor algunos elementos que aparecen en eltexto. El libro de Hechos deja claro que todosrecibieron el Espíritu Santo (2,4); esto mismoremarca Pedro cuando recordando al profeta Joeldice que uno de los signos de que la humanidadestá llegando a su madurez es precisamente quejóvenes y niños, hombres y mujeres, reciben elEspíritu Santo (vv. 17-18; Joel 3, 1-5). Por esomismo quizás el libro de Hechos presenta dosepisodios para explicar Pentecostés de maneracompleta: el relato del capítulo 2 y el de 10, 44-48; el Espíritu Santo se derramó sobre todos,judíos y no judíos.

Podríamos mencionar también que, aunqueaquellas personas reunidas en Jerusalén de algúnmodo se comunicaban, el texto dice claramenteque “cada uno los oía hablar en su propia lengua”(Hech 2,6). El énfasis de la presencia del Espíritu

está, con mucha probabilidad, no en que losdiscípulos hablaran todas las lenguas sino en queeran escuchados y entendidos por todos. Más aún,lo escuchado estaba en estrecha relación con lasmaravillas de Dios (v. 11).

En cuarto lugar, no olvidemos que detrás de loselementos del aire y del fuego está una cargasimbólica.

El fuego, en la historia delas religiones y de las culturastiene sentido positivo y negati-vo, como dador o destructor devida. Esto aparece reflejadotambién en numerosas citastanto del Antiguo como delNuevo Testamento. Sin em-bargo, llama la atención que,aunque Lucas menciona el sen-tido negativo del fuego, tam-bién se refiere a él de manerapositiva. Así, por ejemplo, enLucas 12, 49s: “He venido aarrojar un fuego sobre la tierray ¡cuánto desearía que ya hu-biera prendido!”. Este fuego quetrae Jesús aparece, según Lucas,

en íntima relación con el Espíritu Santo (3,16). Noes un fuego destructor o de juicio como el queaparece en la proclamación de Juan Bautista (3,17);para Lucas es algo que ilumina y enardece.

La imagen del viento tan socorrida en losescritos bíblicos tiene detrás la experiencia de losisraelitas de vivir en una zona donde hay unaamplia diversidad de ventarrones. Además, ten-gamos presente desde la experiencia antropológicade las sociedades agrícolas desarrolladas, que elaliento (aire) está en íntima relación con la vida.Por eso, no es casualidad que el hebreo utilice lamisma palabra para decir “aire” y “espíritu”,siempre con el matiz de fuerza, algo que mueve,que da vida. De este modo, en el Nuevo Testa-mento el Espíritu Santo o Espíritu de Dios es lafuerza vital de Dios que, por ser amor, comunicaamor y produce vida.

Desde lo anterior aparece con claridad, entreotras cosas, que el Espíritu Santo es un don para

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todos, sin excepción.La comunidad cristia-na vive más en pleni-tud cuando acepta, va-lora y promueve estederrame de Espíritupara todos.

Ahora bien, no esposible relacionar ni enlo más mínimo la pre-sencia del Espíritu concosas extrañas o extravagantes; el don del Espíri-tu está en íntima relación con la superación debarreras. Uno de los grandes milagros de Pente-costés es la comunicación entre personas diferen-tes. Para que los discípulos pudieran ser testigosde Jesús en Jerusalén, en Judea, en Samaria yhasta los confines del mundo (1,8) deberían en-tender que la presencia del Espíritu los capacitabapara entrar en comunicación con los más alejadosfísica o geográficamente pero también con losmás diferentes. De este modo, Pentecostés es lafiesta de la comunicación, de la cercanía. Supresencia construye la comunidad, promueve lacercanía, genera responsabilidad (1 Cor 12, 3-13).

Esta apertura al Espíritu con todas las exigen-cias que trae no sólo es indispensable, además esurgente. El seguidor de Jesús no puede vivir sin elánimo y la claridad que proporciona el Espíritu deDios. Tampoco se puede ser buen discípulo sin elentusiasmo de trabajar por la vida que proporcio-na el Espíritu.

2. Meditación

Reflexionemos, personalmente o en grupo losiguiente:

¿Qué me hace reflexionar el hecho de que lapresencia del Espíritu esté en íntima relación avivir con ánimo, trabajando con entusiasmo porla vida?

¿Cuál es el mensajeprincipal que tiene paramí y mi comunidad el re-lato de Pentecostés de He-chos 2, 1-11?

¿Qué me hace reflexio-nar que el Espíritu se de-rrame en todos, sin excep-ción?

3. Oración

Agradezcamos a Dios el don de su Espíritu ypidámosle que nos abramos a su presencia ygracia para que no nos falte el entusiasmo porvivir y la búsqueda de mejores caminos.

Pidámosle perdón por todas las ocasiones enlas que, quizás por ignorancia, hemos reducido lapresencia de su Espíritu a comportamientos ex-travagantes o raros.

Roguémosle que nos dé el ánimo suficientepara que la recepción de su Espíritu nos compro-meta a construir comunidades más abiertas y conmás solidez en una auténtica comunicación.

4. Contemplación - Acción

El Espíritu Santo nos capacita y anima paracomunicarnos y hacernos cercanos a los demás:¿Qué podemos hacer para crecer en la comunicación

y en la cercanía con los miembros de nuestrafamilia, de la parroquia, de nuestro trabajo...?

¿En qué nos debemos preparar, de qué podemosplaticar y qué podemos hacer para construir unaverdadera comunidad (parroquia, familia...) enla que cada vez más vayamos conviviendo comoverdaderos hermanos y amigos?

¿A qué nos invita la celebración de Pentecostés enuna sociedad en que las distancias geográficas seacortan pero las desigualdades sociales aumen-tan?

¿Qué principios fundamentales deben guiarnos siqueremos vivir en la presencia del Espíritu?

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Encontrarse con Jesucristo y seguirlo es unadecisión personal pero no individualista. El discí-pulo si quiere ser auténtico debe convencerse deque el llamado que ha recibido sólo es posiblevivirlo en comunidad. Esto significa que, ademásde integrarse a ella, debe sentirse responsable desu construcción.

La comunidad nunca se terminade construir; hacer la comunidad esuna tarea permanente.

1. No es posible ser discípulossin la comunidad

El discípulo es mejor en la medi-da en que se encuentra con Dios ycon sus hermanos, en la medida enque se compromete seriamente ycon la misma intensidad en ambascausas.

Si el encuentro está marcado por la iniciativadivina, la respuesta del ser humano como discípu-lo no puede estar al margen del encuentro conquien lo ha llamado. Sentirse elegido (Jn 15,16)debe provocar un deseo permanente por relacio-narse con el Señor. Sin experiencia de encuentrocon el Señor no es posible hablar de discipulado.

Además, el llamado aunque es individual tienesentido comunitario; no puede darse el segui-miento de Jesús al margen de la comunidadeclesial y de la comunidad humana en general.

Jesús no sólo llamó a los discípulos para queestuvieran con Él; para poder estar con Él teníanque vivir con los demás. Para vivir y comprenderla fe en Jesucristo se necesita la comunidad.Cuando Jesús llama a que alguien le siga no espara que lo haga en solitario.

En los Evangelios no se da el caso de unindividuo, que se pusiera a seguir a Jesús y viviera

ese seguimiento al margen de los demás. Desde elprimer momento Jesús llama a cuatro discípulos(Mt 4, 18-22), formando así una comunidad. Detal modo que, de ahí en adelante, todos los que vana ir siendo llamados por Jesús, no sólo es para quevivan con Él, sino al mismo tiempo para vivir en

una comunidad de seguidores. In-cluso en alguna ocasión el sujeto delseguimiento es la comunidad.

La iniciación y el crecimiento enla fe es gozo y alegría porque lapersona se encuentra con Jesús perotambién porque se encuentra en -ycon- la comunidad de los que lesiguen. Por eso, para vivir el segui-miento, no basta la relación estre-cha y permanente con Jesucristo,sino que, además de eso, se necesitatambién entrar a formar parte deuna comunidad de seguidores.

¿Podemos ser verdaderos seguidores de Jesússi no nos interesa vivir en encuentro permanentey creciente con Él?

¿Somos buenos discípulos si estamos al mar-gen de la comunidad eclesial y de las auténticasaspiraciones humanas de nuestra sociedad? ¿Sí?¿No? ¿Por qué?

¿Qué podríamos hacer, en qué podríamos pen-sar y en qué urge que nos capacitemos paraformar discípulos amigos de Jesucristo y miem-bros vivos de la Iglesia y de la Comunidad Huma-na?

2. Hacer discípulos, un encargo muy serio

No es suficiente con integrarse a una comuni-dad de seguidores del Señor; es necesario com-partir la experiencia, la Buena Noticia, conseguirque otros se entusiasmen por seguir a Jesucristo.

SEGUNDA PARTE

LA TLA TLA TLA TLA TAREA DEL DISCÍPULAREA DEL DISCÍPULAREA DEL DISCÍPULAREA DEL DISCÍPULAREA DEL DISCÍPULO:O:O:O:O:CCCCCOOOOONSTRNSTRNSTRNSTRNSTRUIR UNUIR UNUIR UNUIR UNUIR UNA CA CA CA CA COMUNIDOMUNIDOMUNIDOMUNIDOMUNIDAD DE HERMAAD DE HERMAAD DE HERMAAD DE HERMAAD DE HERMANOSNOSNOSNOSNOS

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Los Evangelios mencionan que los discípulosestaban convencidos, en primer lugar, de que elSeñor los enviaba. Así, por ejemplo, Mateo alfinal de su evangelio dice: “Vayan, pues, y hagandiscípulos a todas las gentes bau-tizándolas (consagrándolas) en elnombre del Padre y del Hijo y delEspíritu Santo enseñándolas aguardar todo lo que yo les hemandado” (28,19). Fomentar eldiscipulado corresponde a un en-cargo del Maestro. “Hagan discí-pulos”, es decir, convertirse enseguidor de Jesús. La referenciaprincipal de esta acción es Jesu-cristo; si ser discípulo es seguir aJesús, “hacer discípulos” es ad-herir a otros a Jesús, animarlospara que se encuentren con Él.Bautizar: el verbo “bautizar” porsu trasfondo judío y por la raíz dela que proviene significa:“introducirse en algo”, “sumer-girse”, “compenetrarse”, “llenarse”. En este sen-tido, aunque el verbo bautizar estuviera haciendoreferencia a un rito cristiano (el sacramento delbautismo) no hay que perder de vista que tienedetrás una idea fundamental: la consagración a laTrinidad, la participación de la vida de Dios.

Enseñar: este verbo significa “instruir” perosobre todo acompañar. Jesús aparece en muchasocasiones enseñando (4,23; 5,2; 9,35; 11,1; 13,34;21,23; 26,55) pero lo hacía con autoridad y nocomo los escribas y fariseos (7,29). Esto signifi-ca que los enviados no deben enseñar de cual-quier modo ni sobre cualquier cosa. El mandatosupone un modo de enseñar, o mejor aún, deacompañar al estilo de Jesús. Ahora bien, esteencargo supone un matiz: guardar lo que Él hamandado; es decir, observar, cumplir, hacer vida,lo que Jesús aparece diciendo en todo el evange-lio de Mateo; con mucha seguridad el texto serefiere a la mayor parte de instrucciones queaparecen agrupadas de manera tan peculiar enMateo: lo que ha sido llamado “el discursoevangélico” (5, 1-7,29), “la predicación del Rei-no de los Cielos” (8, 1-10,42), “el misterio del

Reino de los Cielos” (11, 1-12,50), “el discursoparabólico” (13, 1-52).

De este modo, un elemento fundamental de lamisión de la Iglesia y de cada uno de sus miem-

bros, es “hacer discípulos”, adherira Jesús a las personas. Siempre haexistido -y nuestra época no es laexcepción- el peligro de generarmembresía grupal en lugar de ad-hesión a Jesucristo. El encargo delEvangelio aparece con bastante cla-ridad: nuestra misión consiste enque la gente se entusiasme por Je-sucristo, se adhiera a su persona ysu mensaje. Además, el Evangeliorefuerza el sentido anterior al dejarclaro que la finalidad última de latarea evangelizadora es que la gen-te participe de la vida de Dios, seconsagre a la Trinidad, a la fuentede la vida que no se acaba. Estosignifica entonces que no se valenideas o comportamientos de cris-

tiandad en los que prevalece la búsqueda de lacantidad en lugar de la calidad, el aumento delcristianismo sociológico en lugar del testimo-nial... Por último, el contenido de lo compartidoes fundamental: lo que Jesús mandó, es decir, loque Jesús enseñó y vivió. Es cierto que es impo-sible compartir un mensaje totalmente objetivo,siempre llevará nuestro sello por la experienciaacumulada y nuestros condicionamientos históri-co-culturales. Sin embargo, estamos llamados arevisar permanentemente si el mensaje comparti-do está más o menos lejos de la práctica de Jesús.La tarea no es fácil; hasta parece imposible. Sinembargo, no es NUESTRA tarea, es la del Señor.Somos responsables no sus dueños absolutos.

Cuando compartimos la Buena Nueva de Jesu-cristo, ¿pensamos más en aumentar la membresíade nuestro grupo o la adhesión a Jesucristo?

Nuestro comportamiento, lo que decimos yorganizamos, ¿genera interés por participar de lavida de Dios?¿A qué nos anima la garantía de que el Señor estará

siempre con nosotros en esta tarea?

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La pertenencia a una comunidad es una graciaque supone la disponibilidad necesaria para par-ticipar en su construcción.

Es imposible hacer comunidadsin sentir la responsabilidad deamarnos unos a otros. Pero no valecualquier manera de comprenderel amor; es necesario amarnos comoJesús lo hizo con sus discípulos.

1. Lectura

Para ubicarnos de manera ade-cuada en los vv. 9-17 leamos pri-mero los vv. 1-8 guiados por trespreguntas: ¿Puede la rama dar fru-to por sí misma? ¿En qué consistela gloria del Padre (v. 8)? ¿Qué lesucede a la rama que no da fruto?

Ahora, leamos los vv. 9-17 pre-guntándonos lo siguiente:

¿Para qué son enviados los discípulos (v. 16)?¿Qué tipo de fruto deben dar (v. 16)? ¿Tienealguna relación el v. 16 con los vv. 1-8? ¿En quétema?

¿En qué pide Jesús que permanezcan sus dis-cípulos (v. 9)? ¿Tiene alguna relación este encar-go con la permanencia en la unidad de los sar-mientos (ramas) con la vid (planta) que remarcanlos vv. 4-7?

¿Qué deben cumplir los discípulos para per-manecer en el amor de Jesús (v. 10)? ¿Cuál es elmandamiento de Jesús (vv. 12.17)?

¿Con qué calificativo nombra Jesús a sus dis-cípulos? ¿Por qué ya no los llama siervos?

Lee varias veces la frase: “No me han elegidoustedes a mí, sino que yo los he elegido a uste-des...” (v. 16). ¿Qué significa?

Es recomendable para comprender los vv. 9-17 leer también: Juan 13, 1-20; 34-35; 14, 15-17.21-26.

Para comprender mejor el texto que hemosleído tengamos presente en primerlugar, la unidad entre los vv. 9-17 y1-8. La responsabilidad del discí-pulo de vivir en unidad con el Maes-tro se corresponde con la perma-nencia en el amor; es decir, no sepuede vivir amando sin estar encomunión con el Señor. Además seclarifica que los frutos que debendarse tendrán que estar relaciona-dos con el amor; en este sentido, novale cualquier tipo de frutos.

En segundo lugar, Juan abordael tema del amor en un ambiente dedespedida. En las despedidas laspersonas no se entretienen en cosas

sin importancia; se tratan asuntos fundamentalespara el que se va y de temas importantes paraquienes se quedan. Esto nos introduce en un temafundamental del evangelio de Juan: ante la ausen-cia física del Señor el modo más importante dehacerlo presente es la vivencia del amor. A talgrado remarca esto el Evangelio que no duda enponerlo como el encargo por excelencia del Maes-tro a sus discípulos.

En tercer lugar, se resalta la dirección delamor. El encargo del Señor recae en el amor deunos con otros. Este encargo es servir y amar a loshermanos sabiendo que es el modo más impor-tante de hacerlo con Dios.

Este planteamiento se opone a la manera deconcebir la relación entre el hombre y Dios pro-pio de las antiguas religiones. Según ellas, elhombre había sido creado para servir a los dioses;el hombre era su siervo y le tenía que servir a

T E M A 1

“ÁMENSE COMO YO LOS HE AMADO”

JUAN 15, 9-17JUAN 15, 9-17JUAN 15, 9-17JUAN 15, 9-17JUAN 15, 9-17

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través del culto. Con Jesús la situación es distintaporque se presenta la relación fe-amor. La unióncon Dios a partir de Jesucristo no hace a un ladoa las personas sino que las integra como el únicoespacio en que se le puede amar directamente.Por eso Jesús no pide a sus discípulos su amor acambio del que Él les da; pone la respuesta a suamor en el que ellos han de tener-se unos a otros.

Por último, el Evangelio colo-ca el amor en su justa dimensióndejando claro que quien ama seintroduce en una nueva relacióncon Jesucristo y, como conse-cuencia, con los hermanos. Lossiervos o esclavos sólo obede-cen, pueden tener miedo a suamo pero no necesariamenteamarlo. El Evangelio dice que“el siervo no sabe lo que hace suamo” (v. 15); “saber” aquí tienela connotación de enterarse, in-teresarse... La amistad con Jesucristo introduce aldiscípulo en una relación de cercanía, de conoci-miento de lo que hace el Maestro. No basta conobedecer, es necesario convencerse. Quien ama aJesucristo busca comportarse ante Él no comosiervo sino como su amigo; un siervo o esclavosólo sirve para obedecer, en cambio un amigoama y siempre está dispuesto a crecer en el amor.

Ahora bien, esto no se limita a la relación conel Señor. El amor entre las personas debe tener elmismo efecto. Si las personas realmente se amandeben superar cualquier comportamiento queponga a una por encima de la otra; el amor sólo seda entre hermanos, entre gente que se reconoce dela misma dignidad y valor.

En esta nueva relación el Evangelio recuerdauna cosa elemental: los discípulos no eligieron alSeñor, es Él quien los ha elegido.

En tiempos de Jesús y de los primeros cristia-nos los Maestros (Rabinos) eran elegidos por susdiscípulos; en cambio Jesús los elige.

Esto remarca la gracia de la elección al mismotiempo que la apertura del discípulo para noimaginar o hacerse al Maestro a su antojo.

2. Meditación

El Señor Jesucristo nos pide a quienes quere-mos vivir como sus discípulos que no descuide-mos la vivencia del amor; es el encargo principalque nos ha dejado.

¿Podemos dar frutos que no estén relaciona-dos con el amor?

De acuerdo a este Evange-lio que hemos leído y reflexio-nado: ¿En quiénes recae elamor que le tenemos al Se-ñor? ¿Por qué?

El amor a Dios y a los her-manos supone un nuevo estilode relaciones: ante el Señorno somos simples esclavos quesólo obedecen; debemos sersus amigos que siempre quie-ren crecer en este amor. Entrenosotros, si queremos amar-nos, debemos suponer y pro-

mover una relación digna que sólo se da entre laspersonas que se valoran mutuamente como her-manos.

Relacionemos con nuestra vida este nuevoestilo de relaciones.

3. Oración

Agradezcamos al Señor la capacidad que hapuesto en nosotros para amarlo.

Démosle gracias también porque podemosamar y ser amados. Recordemos nombres con-cretos de personas que nos han amado; tengamospresente a las personas que amamos.

Pidámosle que nos perdone aquellas ocasionesen que hemos caído en el error de pensar que sepuede permanecer en el amor a Dios sin amar a laspersonas; del mismo modo, roguémosle que nosperdone cuando hemos creído que podemos amara nuestros hermanos sin estar unidos a Él.

Roguémosle que la gracia de su amor nosanime a promover una auténtica relación de her-manos entre nosotros, en la que nadie se sienta ose ponga por encima de otro. Y que esta misma

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gracia nos anime a valorar más y a vivir mejor larelación con Él.

En este ambiente de oración releamos el Evan-gelio.

4. Contemplación - Acción

Revisemos nuestros comportamientos: ¿Cuá-les son signos de amor? ¿Cuáles son signo de quenos falta amar?

El amor que manifestamos a la gente que nosrodea (familia, trabajo, parroquia, colonia...),

¿se parece al amor de Jesucristo?

¿Cómo tratamos a las personas que decimos queamamos? ¿Como hermanos o como siervos? ¿Condignidad o poniéndonos por encima de ellos?

Hagamos un propósito que nos ayude a amarmás y mejor a algún miembro de nuestra familia,de nuestro grupo o de nuestra colonia.

¿Cuál es la diferencia entre lo que dicen de latierra buena? ¿Cuál es la originalidad deMateo?

Es importante, en primer lugar, decir algo sobreel modo de sembrar en tiempos de Jesús; de locontrario nos parecerá absurda la actitud del sem-brador del Evangelio. En aquel tiempo -inclusotodavía- se sembraba antes de arar. El sembradoresparcía la semilla en todo lugar: en el camino,entre las piedras recubiertas por algunas levescapas de tierra, entre los abrojos... el campesino

sabía que, pasando el arado o el aza-dón, las semillas quedarían cubiertasal remover la tierra. De este modo,desde la mentalidad campesina deaquel tiempo toda la tierra estaba enposibilidades de recibir la semilla.

También hay que tomar en cuenta,en segundo lugar, que el fracaso delas semillas es para madurar. Excep-to lo caído a lo largo del camino quese comieron las aves, las demás se-millas crecen pero no maduran: lasdel pedregal porque no tenían raícesbuenas, las de los abrojos porquefueron ahogadas... La explicación que

Todos, sin excepción, podemos producir fru-tos; unos más, otros menos. Lo importante es quelo que produzcamos sea consecuencia de la ma-durez que vamos adquiriendo en la escucha ycomprensión de la Palabra.

1. Lectura

Respecto de los vv. 1-9: enumera los lugaresen los que cae la semilla que echa el sembrador.¿Qué porcentaje de fruto dio la semilla que cayóen tierra buena? Lee cuidadosamente los vv. 4-8:¿Podríamos pensar que los tipos delugares en los que cae la semilla vande peor a mejor? ¿Por qué?

Respecto de los vv. 10-17: ¿Porqué habla Jesús en parábolas? ¿Porqué declara Jesús dichosos a los dis-cípulos (vv. 16-17)?

Respecto de los vv. 18-23: ¿A quépersonas equivalen los tipos de tierraen donde fue sembrada la semilla?

¿Qué parábola viene inmediata-mente después en los vv. 24-30?

Lee cuidadosamente Marcos 4,20;8,15 y compáralos con Mateo 13,23:

T E M A 2

“LLAMADOS PARA PRODUCIR FRUTOS”

MATEO 13, 1-23MATEO 13, 1-23MATEO 13, 1-23MATEO 13, 1-23MATEO 13, 1-23

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proporciona el mismo Evangelio dirá que es acausa de la inconstancia, las preocupaciones equi-vocadas y la seducción de las riquezas. Estomismo permite fijarnos en que la madurez de lasemilla se refleja en una producción variada:cien, sesenta y treinta, aunque correspondan almismo tipo de tierra.

En tercer lugar, la originalidad del evangeliode Mateo está precisamente en que la semilla queproduce fruto es comparada con quien oye yentiende la Palabra. Esto es más importante toda-vía porque si vemos lo que dice Marcos y Lucases totalmente diferente. Para Mateo ser semillabuena es estar atento y hacer el esfuerzo porcomprender la Palabra. No es suficiente con oír,es indispensable también comprender, es decir,ver y apreciar con claridad.

Por último, Jesús hablaba en parábolas paradarse a entender no para confundir, para aclarar nopara enredar. Sin embargo, no todos estaban dis-puestos a entender; así se refleja en la indecisión dela gente contemporánea de Jesús (Mt 11, 16-19), lafalta de fe de ciertas ciudades que se suponía iban arecibir mejor la Buena Noticia de Jesús (11, 20-24),la incomprensión de los fariseos y su necedad enpedir signos (12, 1-42). Por eso, la parábola terminacon una especie de sentencia: “el que tenga oídos,oiga” (13,9). Es decir, “el que quiera que entienda yhaga caso”. El que oye pero no tiene disposiciónpara practicar lo escuchado es como si oyera pero noentendiera y como si mirara pero no viera.

Para el evangelio de Mateo toda persona estáen posibilidades de producir fruto, no hay nadieque sea incapaz de producir algo bueno. Sinembargo, el Evangelio no es ingenuo; reconoceque existen peligros reales que impiden la pro-ducción, no sólo abundante, sino incluso mínima.Estos obstáculos van desde la presencia del mal -a veces inexplicable- hasta la inconstancia antelas consecuencias por la proclamación de la Bue-na Nueva, las preocupaciones inadecuadas y laseducción de las riquezas. El ser humano poseeen sí mismo esta doble realidad: la seguridad quepuede dar fruto y, al mismo tiempo, de queexisten serios obstáculos internos o externos queobstaculizan la producción de buenas obras.

Por eso, el problema fundamental de las semi-llas es que no alcanzaron la madurez. La siembratiene sentido si hay cosecha; de modo semejante,la escucha de la Palabra tiene pleno sentido siconduce a la madurez. Los cristianos que leían yescuchaban el evangelio de Mateo sabían que noera suficiente con pertenecer de nombre al grupodel Maestro, era indispensable producir frutos,cumplir la voluntad del Padre para que la cercaníafuera real (Mt 12, 46-50). Ahora bien, según esteEvangelio la madurez en la producción de buenasobras se consigue oyendo y entendiendo la Pala-bra. Pero no es suficiente con oír; el discípulodebe entender, darse cuenta, ser consciente. Sisolamente se oye pero no se toma conciencia, conmucha facilidad el mal domina al ser humano ytermina sin dar frutos (13,19). Todos oyen lapalabra, incluso algunos con alegría (v. 20) y a lomejor hasta con gran disposición (v. 22); sinembargo, por inconscientes no alcanzan la sufi-ciente madurez para producir frutos. Estamosante una fuerte llamada a la madurez cristiana.

Esta madurez no es uniforme; los frutos pue-den ser variados. Los seres humanos somos, pornaturaleza, diferentes más no desiguales. Esta-mos marcados por nuestra historia personal yfamiliar, por lo que hemos visto, oído y vivido ennuestros ambientes sociales, políticos, religiososy culturales. Todo esto condiciona y favorece losfrutos. Jesús solamente pide que haya frutos, quehaya producción. El discípulo no está obligado aproducir más de lo que puede pero sí a dargenerosamente lo que le corresponde. Lo imper-donable es no tomar conciencia de lo que se es,limitándose a oír y a ser espectadores ante quie-nes producen frutos.

2. MeditaciónReflexionemos personalmente los siguientes

mensajes que aparecen contenidos en el evange-lio.

En la comunidad cristiana, todos sin excep-ción, tenemos además de la posibilidad la respon-sabilidad de producir frutos.

Existen peligros reales que impiden la produc-ción adecuada; estos obstáculos pueden ser exter-

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nos o internos, explicables o no, identificables oescurridizos.

El obstáculo fundamental para producir verda-deros frutos es carecer de la madurez suficiente.

La madurez para producir frutos se consigue,según este Evangelio, oyendo y comprendiendola Palabra.

No se trata de competir en la producción defrutos sino de dar los frutos correspondientes.

Compartamos con algunos de nuestros com-pañeros/as lo que hemos meditado.

3. OraciónAgradezcamos a Dios la posibilidad que tene-

mos de dar fruto. Pidámosle que no evadamosesta responsabilidad; que no busquemos pretex-tos para ser estériles en la producción del Reino.

Pidámosle perdón por las ocasiones en quehemos inventado problemas fantasmas para noproducir; por los pretextos que continuamente

tenemos para producir menos de lo que somoscapaces realmente; por las ocasiones en que he-mos querido producir frutos del Reino sin escu-char y comprender con suficiente claridad suPalabra.

Roguémosle que nos conceda producir losfrutos que Él quiere y que está pidiendo nuestrarealidad eclesial y social con urgencia.

4. Contemplación - Acción

¿En qué nos anima el hecho de que sintamos que, apesar de todo, estamos en posibilidades deproducir obras buenas?

¿Qué podemos hacer para superar los diversosobstáculos -personales y comunitarios, propios yajenos- que nos impiden madurar y producirfrutos?

¿En qué nos falta ser más maduros/as para sermejores cristianos?

Revisemos nuestro entorno familiar, eclesial, social,político..., ¿qué frutos son urgentes?

¿Por qué razón Jesús añade la parábola? ¿Adón-de marchó el noble de la parábola?

¿A cuántos siervos llamó? ¿Cuánto le dio acada uno? ¿Qué les encargó que hicieran? Losciudadanos que lo odiaban, ¿para qué enviaronuna embajada detrás de él?

Pon atención en la producción de cada uno delos siervos: ¿Es idéntica? ¿Qué contraste descu-bres entre la cantidad confiada, el fruto consegui-do y el encargo de gobernar algunas ciudades?

¿Dónde había guardado su mina el siervo queno produjo nada? ¿Qué pretextos puso a su señor?¿Qué le responde el señor? ¿A quién le dan lamina del que no produjo?

LUCAS 19, 11-28LUCAS 19, 11-28LUCAS 19, 11-28LUCAS 19, 11-28LUCAS 19, 11-28

La libertad que tenemos para producir frutosen favor de la comunidad no debe desembocar enel descuido sino en la responsabilidad.

La confianza que nos brinda el Señor noscompromete a no ser descuidados en la adminis-tración de los dones que nos ha confiado. Noproducir es estarse oponiendo al Señor y a suproyecto de vida.

1. Lectura

Lee el versículo 11: ¿A qué cosas se refiere?(Resuelve esta pregunta leyendo 19, 1-10).

T E M A 3

“LA RESPONSABILIDAD DE LOS DISCÍPULOSEN LA CONSTRUCCIÓN DEL REINO”

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Lee el v. 26 junto con 8,18 y compara las dosocasiones en las que Jesús las dice.

¿Qué ordenó el señor que hicieran con susenemigos que no querían que reinara sobre ellos?

Lee también 25, 14-30, compáralo con Lucas19, 11-27 en los siguientes aspectos: la descrip-ción que hacen del señor; la cantidad entregada;el lugar en el que el siervo guardará el talento o lamina; los encargos que se les dan a los siervosbuenos; el modo el que se dirige el señor al siervoimproductivo.

Para comprender mejor lo que diceeste texto debemos considerar queestamos ante una parábola que hasido conservada tanto por Mateo 25,14-30 como por Lucas. No obstantesus semejanzas, las diferencias, per-miten ver en Lucas un mensaje bas-tante original que puede ser de mu-cha utilidad para nuestro encuentro.Pondremos atención en cinco aspec-tos: el espacio en que ha sido coloca-da por el tercer evangelista; el len-guaje que usa, el contraste entre lopoco que se confía y lo mucho con loque se premia, el descuido de guardarel encargo en un pañuelo y, por último, el detallede que el noble se vaya a un país lejano.

Veamos pues, en primer lugar, que Lucas hacolocado la parábola de las minas inmediatamen-te después de la curación del ciego de Jericó (18,35-43) y del relato de Zaqueo (19, 1-10). Larelación de estos dos textos de seguimiento con laparábola corresponde perfectamente con la intro-ducción: “Mientras la gente escuchaba estas co-sas” (v. 11). Además, el Evangelio insiste en quela parábola se dice “porque él (Jesús) estaba cercade Jerusalén (y) creían ellos que el Reino de Diosaparecería de un momento a otro” (19,11). Eneste sentido, la parábola se dice porque la gente ylos apóstoles creían que el Reino de Dios iba aaparecer de un momento a otro a causa de queJesús iba acercándose a Jerusalén. Desde estaperspectiva, podríamos considerar la posibilidadde que la parábola se relacione con el seguimientoy con el reinado de Dios.

En segundo lugar, en la parábola se usa unlenguaje relacionado con el reinado; así, apareceun hombre noble que marcha a un país lejano pararecibir su investidura real, tiene siervos, aparecenalgunos que no quieren que reine sobre ellos... Lainsistencia en esta terminología además de lacausa por la que se dice la parábola nos hacenpensar que el mensaje no es ajeno al tema delReino.

En tercer lugar, la parábola guarda una tensiónevidente entre el hombre noble y sus sier-

vos (que se supone que lo valoran yaprecian) con los ciudadanos que loodian y no quieren que reine sobreellos; incluso, entre sus siervos habíalos que le harían producir sus bienes yel que no. Más aún, el comportamien-to del siervo malo se asemeja a los queno querían que reinara sobre ellos; suspalabras son indicativas: “Señor, (...)tenía miedo de ti, que eres un hombresevero; que tomas lo que no pusiste ycosechas lo que no sembraste” (vv.21-22). Ahora bien, esta oposición noqueda sin consecuencias; al final, quie-nes se opusieron al reinado terminan

siendo eliminados. Por su parte, el que no seopuso pero tampoco produjo queda totalmentesin nada.

En cuarto lugar, a diferencia de Mateo queparte de una gran cantidad entregada (un talentoequivalía a 6,000 denarios), Lucas enfatiza losencillo de lo entregado con la excesiva confian-za del Señor. Así, a cada uno de los diez siervosle da una mina, es decir, lo equivalente a 100salarios de un jornalero del tiempo de Jesús.Además, llama la atención que dándoles exacta-mente lo mismo el resultado sea diferente; noobstante, lo más importante es que no se les pidemás de lo que recibieron y que la producción queconsiguen les proporciona por parte del señor unaconfianza exagerada para gobernar las ciudades.

En quinto lugar, sorprende el atrevimiento deltercer siervo de guardar lo que se le había confia-do en un pañuelo. Según el evangelio de Lucas eltercer siervo se comporta con una ligereza sor-

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prendente: guarda la mina en un pañuelo para lacabeza cayendo en una imprudencia notable pues,de acuerdo a las costumbres de Palestina, quienenvolvía en un lienzo el dinero que se le habíaconfiado estaba obligado -en caso de pérdida- apagar una indemnización por no haber sido sufi-ciente precavido.

Por último, el Evangelio enfatiza que aquelhombre noble se fue a un país lejano dejandoclaro de este modo que aquellos siervos no teníanninguna presión por parte de su amo. Aquellossiervos tuvieron suficiente libertad para hacerproducir su dinero; las palabras del siervo perezo-so suenan más a justificación irresponsable que areclamo legítimo.

Desde esta perspectiva el Evangelio relacionala responsabilidad de hacer producir lo que se harecibido con el seguimiento de Jesús. No esposible decir que se sigue a Jesús sin generarfrutos. Ahora bien, el Reino de Dios no se esperasolamente, sobre todo -según Lucas- se construye(Hech 1, 6-8). Es muy probable que el evangelis-ta, ante las tendencias evasivas del compromisocon pretexto de la pronta llegada del Señor, hayaenfatizado la responsabilidad de trabajar por elReino.

Esta tarea no es fácil. La oposición al reino seda explícitamente como en el caso de quienes noquerían que aquel Señor reinara sobre ellos; sinembargo, también se da una oposición implícitacuando no se produce. Desde la perspectiva evan-gélica la oposición a Dios no está fuera del propiogrupo sino también dentro y se expresa -segúneste texto- en la falta de disponibilidad para darfrutos. No se condena la modestia de los frutossino el preclaro descuido irresponsable que mani-fiesta, además de una sorprendente imprudenciay ligereza, un desprecio por los bienes del Señor.En este sentido, la ligereza con la que se toman laspropiedades del Señor es reflejo de la superficia-lidad con las que se asume la relación con Él y conlos hermanos.

A esta posibilidad el Evangelio agrega un tonoesperanzador: quien es capaz de tomar con res-ponsabilidad las cosas e intereses de Dios esdigno de confianza para cosas mayores. Es posi-

ble que el Evangelio quiera relacionar este tipo deresponsabilidad con la capacidad de guiar. Sóloquien tiene la capacidad de valorar los bienes delSeñor y de comportarse como un siervo responsa-ble ante ellos es capaz de guiar.

No hay excusas para no producir frutos. Lalibertad que ofrece el Señor engrandece la actitudde los responsables al mismo tiempo que eviden-cia la mediocridad de quienes, a fuerza de buscarpretextos, consideran que pueden convertirse ensiervos buenos.

2. Meditación

No es posible ser discípulo del Señor sin pro-ducir frutos que manifiesten su reinado.

Existen oposiciones externas e internas a laconstrucción del Reino de Dios.

Sólo si se toman con seriedad y responsabili-dad los intereses y preocupaciones del Señor setiene capacidad suficiente para guiar. No haypretextos para ser improductivos.

Ahora, antes de hacer nuestra oración leamosatentamente:

“Es saludable que, de vez en cuando, nosdetengamos y miremos todo el panorama. Elreino no sólo está más allá de nuestros esfuerzos,sino más allá de nuestra propia visión.

A lo largo de nuestra vida logramos hacer sólouna ínfima parte de esa magnífica empresa que esla labor de Dios. Nada de lo que hacemos secompleta, lo cual es otra manera de decir que elreino está mucho más allá de nosotros.

Ninguna declaración expresa todo lo que sepodría decir. Ninguna oración expresa en formaplena nuestra fe. Ninguna confesión nos lleva a laperfección, ninguna visita pastoral nos lleva a laplenitud. Ningún programa cumple con la misiónde la Iglesia. Ninguna serie de metas y objetivosincluye todo.

Y de eso se trata: plantamos las semillas que undía crecerán. Regamos las semillas que ya fueronplantadas sabiendo que ellas encierran una pro-mesa para el futuro. Colocamos los cimientospara un desarrollo que vendrá más adelante. Pro-

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porcionamos la levadura que producirá efectosmás allá de nuestra capacidad.

No podemos hacer todo y, al percatarnos deesto, encontramos un cierto sentido de liberación.Esto nos permite hacer algo y hacerlo muy bien.Puede que no esté completo pero es un principio,un paso más, una oportunidad para que entre lagracia del Señor y haga el resto.

Quizás nunca veamos el resultado final, peroesa es la diferencia entre el maestro de obras y eltrabajador. Nosotros somos los trabajadores, nolos maestros de obra; somos ministros no Mesías.Somos profetas de un futuro que no es el nuestro”.

3. Oración

Agradezcámosle a Dios el esfuerzo de muchoshermanos nuestros: laicos, religiosos, religiosas,sacerdotes, obispos... que han tomado con serie-dad evangélica su responsabilidad de dar frutospara la construcción del Reino.

Pidamos al Señor que nos libre de oponernos-explícita o implícitamente- a los valores de sureinado. Y si tenemos la desgracia de oponer-nos a los valores evangélicos tengamos su gra-cia, la comprensión de nuestros hermanos y

nuestra disponibilidad para recapacitar ade-cuadamente.

Reflexionemos delante del Señor qué frutosnos falta producir y qué actitudes necesitamosasumir para ser servidores capacitados para guiar.

Pidamos perdón a Dios por los pretextos in-ventados para no producir los frutos que estánnecesitando nuestra Iglesia y nuestro país.

4. Contemplación - Acción

¿Qué actitudes podemos promover para que no sepierda el esfuerzo valioso de muchos hermanosnuestros?

¿Qué actitudes debemos asumir para que, en lugarde desgastarnos en la búsqueda de pretextos,promovamos la responsabilidad y la eficacia ennuestros trabajos?

¿Qué comportamientos o actitudes se oponen aldesempeño de un mejor trabajo pastoral?

¿Qué propósitos podemos hacer para no ser servi-dores negligentes?

¿Cuáles son los pretextos más comunes que inven-tamos para no producir frutos adecuados?

¿Qué podríamos hacer para convencernos de queestamos más capacitados para guiar en la medidaen que tomamos en serio los valores del Reino?

T E M A 4“UNA COMUNIDAD EN RECONCILIACIÓN”

MATEO 18, 21-35MATEO 18, 21-35MATEO 18, 21-35MATEO 18, 21-35MATEO 18, 21-35

Pedirle perdón a Dios es fácil; aceptar superdón, es más difícil. Admitir que alguien nospida perdón es menos complicado que pedirleperdón a un hermano/a nuestro/a.

Estamos ante un asunto difícil de entender,complicado para vivir... Sin embargo, indispen-sable para construir una auténtica comunidad.

1. Lectura

¿Con qué se compara el Reino de los Cielos?¿Cuántos talentos le debía el siervo a su señor?

¿Qué hizo y qué dijo a su señor cuando esteúltimo ordenó que fueran vendidos él, su mujer,sus hijos y todo cuanto tenía? ¿Qué reaccióntuvo el señor?

¿Cuánto le debía al siervo perdonado su com-pañero? ¿Cómo lo trata cuando le pide que paguesu deuda? ¿Qué semejanza encuentras entre loque le dice su compañero y lo que el siervoperdonado había dicho al señor? ¿Qué hizo con sucompañero el siervo perdonado? ¿Quiénes inter-vienen (v. 31)? ¿Con qué calificativos se dirige elseñor al siervo que no perdonó a su compañero?

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¿Qué es lo que le reprocha? ¿Qué ordena quehagan con él?

Lee atentamente la última frase (v. 35) y com-párala con Mateo 6, 12.14-15: ¿Qué relaciónencuentras entre estos dos textos? Localiza Lucas11, 1-4: ¿Trae la misma conclusión queMateo?

El Evangelio ubica la pregunta de Pedro y larespuesta de Jesús en un lugar donde ha venidohablando de cosas muy importantes para la rela-ción entre las personas: no andar buscando estarpor encima de los demás (18, 1-4), no escandali-zar (vv. 5-11), el preocuparse por los miembrosde la comunidad (vv. 12-14), la corrección comohermanos (vv. 15-28), la oración (vv. 19-20). Elperdón no es un añadido de una comunidad depersonas; es algo indispensable, vital.

La propuesta de perdón que hace Pedro enrealidad es generosa: ¿“Hasta siete veces” debode perdonar a mi hermano? Los maestros judíoscontemplaban que era suficiente perdonar, elmismo pecado, tres veces. Sin embargo, la res-puesta de Jesús, bien se quiera entender comosetenta y siete veces o setenta veces siete (=490)indica lo ilimitado del perdón; siempre hay queestar dispuesto a perdonar y pedir perdón. Pero, sialguien no está dispuesto a perdonar ni a solicitarel perdón, ¿qué? La respuesta de la parábola esmuy clara: Dios no perdona. Aclaremos esto. Laparábola tiene como mensaje central la responsa-bilidad que tenemos con los hermanos por elhecho de ser perdonados por Dios, al mismotiempo que nos avisa lo que pasa si no se perdonao pide perdón a los demás.

El siervo de la parábola debía mucho dinero¡muchísimo! El Evangelio dice que diez miltalentos para dar entender que era una cantidadincalculable e imposible de pagar. Para darnosuna idea: un talento griego equivalía aproximada-mente entre 21 y 25 kg de plata; echémoslecuentas y sale muchísimo en la suma. A estesiervo su señor le perdonó esta grandísima deuda;sin embargo, él no fue capaz de perdonar ciendenarios. En tiempos de Jesús un denario era elsalario mínimo de un jornalero. Se necesitaban unpoco más de 6,000 denarios para completar un

talento. El siervo perdonado no había aprendidola lección: el perdón que había recibido en tangran cantidad lo tenía que capacitar para sermisericordioso con su compañero. Pero no. Seolvidó muy pronto de la misericordia.

El perdón de Dios se gana perdonando “decorazón” a cada uno de los hermanos (v. 35). Paracomprender mejor esta sentencia recordemos queel corazón en la Biblia representa, no el lugar delos sentimientos principalmente, sino de las deci-siones, de la voluntad. De este modo, “perdonarde corazón” sería algo así como “perdonar deverdad”.

Se nos antoja como para que el señor hubieraperdonado a aquel siervo. Sin embargo, le retirael perdón. El siervo le había dicho con la boca quequería el perdón pero con su comportamiento leestaba diciendo que no le interesaba ni lo valora-ba adecuadamente. Había jugado con la miseri-cordia de su señor. El señor se sintió burlado y nolo vio merecedor de su perdón porque no fuecapaz de hacer lo mismo con su hermano.

Ese es el asunto: Dios no perdona siempre;perdona todo y siempre, sólo cuando las personasestán dispuestas a perdonar a sus hermanos.

2. Meditación

La parábola nos enfrenta con un problema realen nuestras relaciones: cuando le pedimos a Diosperdón de una falta que hemos cometido quere-mos que Él sea misericordioso; sin embargo,cuando vemos una falta en otra persona somosdemasiado rigurosos y, aun cuando sea más pe-queña que las que hemos cometido nosotros, nonos comportamos como quienes han experimen-tado la misericordia de Dios. La misericordiaexperimentada de parte de Dios, si bien no nosdebe hacer indiferentes al mal, sí nos tiene quecapacitar para ser menos jueces y más hermanos.

Antes que beneficiarios del perdón y de lamisericordia de Dios somos responsables. El per-dón que Dios nos ofrece exige que perdonemos anuestros hermanos. Desde esta perspectiva nobasta con recibir el perdón de Dios. Si estamos deacuerdo en que a Dios no se le ofende directamen-te sino a través de nuestros hermanos y de noso-

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tros mismos, entonces existen deudas y heridasen cada pecado que cometemos. Por eso, el pedirperdón a Dios nos compromete a reconciliarnos,es decir, a sanar heridas, a recapacitar. En estesentido, en el momento en que aceptamos pedirleperdón a Dios nos estamos comprometiendo a sermejores con las personas a quienes hemos ofen-dido...

Para comprender mejor el mensaje de esteEvangelio es necesario abordar algunas pregun-tas.

Si alguien nos perdona, ¿quieredecir esto que está de acuerdo con loque le hacemos? No. El verdaderoperdón exige estar en desacuerdocon lo malo que se hace. Si alguienme perdona es porque no le parece loque le hice; si perdono algo es por-que estoy en desacuerdo con lo queme hicieron. No estamos de acuerdocon las ofensas cometidas porquecreemos que hay algo más: la recon-ciliación como único camino paravivir como hermanos. Por eso, enningún momento el perdón recibidoo dado debe tomarse como pretextopara seguir fallando. El perdón com-promete y la confianza se gana. Elperdón no puede darse al margen de la dignidadde la persona (bien entendida), tampoco conchantajes o presiones...

¿Es indispensable olvidar para realmente per-donar? Los seres humanos guardamos en nuestrainteligencia lo que nos beneficia o lo que nosafecta; ambas cosas van quedándose en nuestramemoria. Tendríamos que hacernos un lavado decerebro para olvidar algunas cosas. Parece puesque no es posible olvidar. Además, desde laperspectiva cristiana, en la medida que olvida-mos corremos el peligro de cometer las mismas opeores cosas con los demás. De lo que se trata noes de borrar de la mente sino de no guardarrencor... No podemos (ni debemos) olvidar; perosí es posible y necesario no guardar rencor.

Por último, ¿da lo mismo arrepentirse en estemomento que 20 ó 50 años después? Es posible

que no... El mensaje del Evangelio se mueveentre dos extremos: la misericordia extrema deDios (Mt 21,43; 20, 1-16) y la responsabilidad(22, 11-14; 6,12; 18, 13-35). No hay que dudar dela misericordia de Dios pero tampoco hay quejugar con ella. Además, entre más tarde llega elarrepentimiento se hiere más a las personas quenos rodean y existe menos probabilidades parasanar las heridas que provocan nuestras faltas.

3. OraciónHagamos la oración del Padre nues-

tro deteniéndonos un momento a me-ditar la frase “perdona nuestras ofen-sas como nosotros perdonamos a losque nos ofenden”.

Agradezcamos a Dios su miseri-cordia. Recordemos algunos momen-tos o comportamientos de nuestra vidaen la que de manera especial hemosexperimentado el perdón de Dios.

Pidámosle que nos perdone las oca-siones en que hemos pensado errónea-mente que podemos vivir beneficia-dos de su perdón pero sin el más míni-mo interés por reconciliarnos con nues-tros hermanos.

Alabémoslo por el perdón que nos da en elsacramento de la Reconciliación.

Agradezcámosle el perdón que nos han dadolas personas que hemos ofendido.

Por último, pidámosle que nos ayude a valorarcon la misma seriedad la reconciliación con Él ycon nuestros hermanos.

4. Contemplación - Acción¿Qué hemos sentido cuando recibimos el perdón de

alguien a quien hemos ofendido?

¿Qué experiencia hemos tenido cuando hemosperdonado?

¿Cuál es nuestra experiencia cada vez que experi-mentamos el perdón de Dios?

¿A qué nos compromete el perdón que nos da Dios?

Si Dios es misericordioso con nosotros, ¿cómodebemos comportarnos con quienes nos rodean?

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En una comunidad se necesitan buenos pasto-res y buenas ovejas. Es decir, pastores que guíenal estilo de Jesús Buen Pastor; ovejas que sepandistinguir a los salteadores de los pastores. Todosejercemos, en diferentes circunstancias, las dosresponsabilidades.

1. Lectura

Lee los vv. 1.8.10.12-13 e identi-fica las características de los ladro-nes y salteadores.

Lee los vv. 2-4.10.11.14-17: ¿Cuá-les son las características del pastor?

De acuerdo a los vv. 4-5.8.14,¿cómo deben ser las ovejas?

Lee Ezequiel 34, 1-22: ¿Tendrárelación con Juan 10, 1-18? ¿En qué?

De acuerdo a lo que dice el v. 21:¿Puede tener alguna relación lo quese dice del buen pastor y las ovejascon la curación del ciego de naci-miento? ¿Sí? ¿No? ¿Por qué?

Lee los versículos 19-21, sobre todo la últimafrase del v. 21, ¿tiene alguna relación con lo quedijo Jesús sobre el buen pastor y las buenasovejas?

Para ayudar en la comprensión de este Evan-gelio señalemos, en primer lugar, que el pastorera responsable de las ovejas a tal grado que si sele perdía una debía responder por ella a los pro-pietarios (Gen 31,39).

En segundo lugar, tengamos presente que losrebaños necesitaban una constante protección acausa de la variedad y abundancia de peligros; deahí que, si un pastor andaba en despoblado impro-visaba un corral con piedras y ramas y en el lugarde la puerta se recostaba haciendo con su propio

cuerpo una especie de barrera para cuidarlasmejor. El contacto diario con las ovejas hacía queel pastor las conociera y llevara una estrecharelación con ellas; tenía un nombre para cadaoveja, que por lo general guardaba relación con el

comportamiento de éstas.Puede ayudar, en tercer lugar,

considerar que el capítulo 10 de sanJuan es una comparación. El pastorse identifica con Jesús pero los la-drones y salteadores, ¿a quién esta-rán haciendo referencia? En la tra-dición del Oriente, en este caso deIsrael, el término “pastor” junto conel de “ovejas” sirve para referirse alos dirigentes y al pueblo. Así, elprofeta Jeremías lo aplica a los re-yes de Judá para reprocharles quehan faltado a su deber (Jer 2,8; 10,21;23, 1-3) y para anunciar que Diosdará a su pueblo otros pastores queapacienten el rebaño sabiamente

(3,15; 23,4). De modo parecido Ezequiel 34 afir-ma (véase también Zac 11, 4-17) que ante laausencia de pastores verdaderos el mismo Diosserá el Pastor de su pueblo (Ez 34, 11-16). Estaantigua tradición de considerar a los jefes, lídereso gobernantes como pastores fue continuada porel mismo Jesús y sus discípulos. Jesús fue muysensible ante la carencia de verdaderos pastores,de verdaderos líderes; se conmovió ante la mu-chedumbre porque “estaban como ovejas sin pas-tor” (Mc 6,34), dejó claro que entre los discípulosquien quisiera ser el mayor (el líder) tendría queservir y no asemejarse a los jefes de las naciones(10, 41-44).

En cuarto lugar, si tomamos en cuenta que laimagen del pastor servirá también para referirse alos dirigentes cristianos (1 Pe 5,2; Jn 21, 15-17)

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“BUENOS PASTORES Y BUENAS OVEJAS”

JUAN 10, 1-18JUAN 10, 1-18JUAN 10, 1-18JUAN 10, 1-18JUAN 10, 1-18

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existe la posibilidad de que el texto del buenpastor de Juan no se esté refiriendo sólo a lospastores externos sino a los de la misma comuni-dad. Los dirigentes de las primeras comunidadestenían el peligro de que, en lugar de comportarsecomo pastores al estilo de Jesús, lo hicieran comoasalariados o ladrones.

Por último, las ovejas son símbolo del pueblo.No es casualidad que el evangelio de Juan men-cione algunas características deellas: no siguen a un extraño,huyen de él porque no identifi-can su voz; las ovejas no estánfamiliarizadas con la voz de losextraños sino con la voz de supastor (vv. 4.5). Las ovejas co-nocen a su pastor (v. 14), esdecir, están familiarizadas conél, son conscientes de su rela-ción.

Desde lo anterior podemosdecir lo siguiente:

Jesús es el buen pastor y quie-nes quieran o pretendan apa-centar a sus ovejas tendrán queparecerse a él. El buen pastor conoce a sus ovejas,les procura lo que necesitan para la vida, enningún momento las abandona; el buen pastor nopiensa en lo que puede sacar de provecho de lasovejas sino en el bien de ellas.

En las primeras comunidades de cristianosexistía el peligro de que los dirigentes olvidaranque tenían que parecerse a Jesucristo el buenpastor; con mucha seguridad por eso se conservóeste texto. Era necesario tener presente que losdirigentes no tenían que comportarse como ladro-nes o salteadores de rebaños. El Evangelio intro-duce dos causas: no son asalariados y tampocoson dueños de las ovejas. Y es que cuando undirigente comunitario trabaja por un sueldo de-fenderá sus intereses no los de las ovejas, trabaja-rá en lo que le deje dinero no en lo que lo convierteen servidor, servirá a los que más reditúen no aquienes más lo necesiten... Cuando un pastor sesiente dueño de las ovejas en lugar de ser respon-sable lo más seguro es que se aproveche de ellas.

Para evitar que haya malos dirigentes no essuficiente con hacer un perfil del buen pastor; esnecesario que las ovejas tengan un profundoconocimiento de quiénes se presentan como susdirigentes para saber si son buenos o malos, si lesquieren hacer el bien o no, si pretenden aprove-charse de ellas o servirles. El Evangelio es opti-mista y afirma que las ovejas no escuchan a lospastores que se comportan como ladrones y

salteadores.

2. MeditaciónLas figuras del pastor y de las

ovejas no se pueden identificarsólo con un tipo de personas. Atodos, sin distinción, nos corres-ponde en algunos momentos denuestra vida ser pastores u ove-jas. Cuando nos correspondaguiar no debemos olvidar las ca-racterísticas del buen pastor;cuando tengamos que ser ovejasdebemos tener la suficiente ca-pacidad para distinguir entre losverdaderos pastores y los que

sólo quieren vivir a costa de las ovejas.La responsabilidad del pastor es conocer, de-

fender y guiar correctamente a las ovejas; la de laoveja es distinguir con claridad si el pastor esbueno o no.

Nuestra sociedad, la familia, la Iglesia, losgrupos, etc., necesitan buenos guías, que hagan elesfuerzo de parecerse a Jesús Buen Pastor. Elguía tiene la responsabilidad de conocer lo que lepasa a las personas, arriesgarse por ellas, compro-meterse, no aprovecharse de ellas... Si no haceesto, está claro que es un ladrón, y a un ladrón sele tiene miedo pero no se le respeta. Al mismotiempo se necesita que cuando nos correspondadesempeñar el papel de ovejas seamos muy listospara distinguir cuándo un dirigente es bueno ycuando sólo quiere aprovecharse de la comuni-dad.

Tenemos el peligro de comportarnos comoasalariados o funcionarios, ¿qué me hace re-flexionar esto?

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Tenemos la posibilidad de comportarnos comoverdaderos pastores a semejanza de Jesús. ¿Enqué me anima esta posibilidad?

Tenemos la responsabilidad de ser ovejas queidentifican con claridad a sus verdaderos pasto-res, ¿qué me exige esto?

3. Oración

Agradezcamos a Dios las actitudes de buenpastor que hemos percibido en nuestros padres,amigos/as, esposo/a, obispos, sacerdotes, laicos...

Pidámosle perdón por las ocasiones en que,debiéndonos comportar como pastores, hemostomado actitudes de asalariados.

Roguémosle que siempre tengamos la dispo-nibilidad necesaria para ser buenos pastores.

Pidámosle que cuando nos corresponda serovejas seamos lo suficientemente listos para des-

cubrir -en cualquier ámbito- a los buenos pastoresde los asalariados y de los ladrones.

4. Contemplación - AcciónEn nuestra familia, grupo, comunidad parroquia...

cuando nos ha correspondido ser pastores, ¿lohemos hecho al estilo de Jesús?

¿Por qué es importante que sepamos descubrircuándo un dirigente es bueno y cuándo no?

¿En qué debemos poner más empeño para sermejores guías de los demás? ¿Y en qué para ser“ovejas” más inteligentes?

¿Nos desempeñamos como guías semejantes al buenpastor o como asalariados? ¿Qué característicade Jesús Buen Pastor urge que practiquemos?

Pensemos y escribamos el perfil del buen guía (sacerdote,padre de familia, dirigente, etc.) tomando en cuenta lascaracterísticas de Jesús Buen Pastor.

Una comunidad que quiere ser fiel a la volun-tad de Dios

T E M A 1

“¿QUIÉN ES EL SERVIDOR FIEL Y PRUDENTE?”

MATEO 24, 45-51MATEO 24, 45-51MATEO 24, 45-51MATEO 24, 45-51MATEO 24, 45-51

En cualquier grupo humano sepide que todos, especialmente losque tienen un servicio de coordi-nar o dirigir, sean fieles, es decir,fiables, dignos de confianza. Al-gunos de los primeros cristianosno fueron ajenos a esta preocupa-ción; así, por ejemplo, san Pablodirigiéndose a la comunidad deCorinto les recuerda: “Lo que seexige de los administradores esque sean dignos de confianza (fie-les)” (1 Cor 4,2). Esta fiabilidadno es ajena al ministerio (1 Tim1,12) y a la selección de las per-sonas que instruyen en la comu-

nidad (2 Tim 2,2); hasta se ex-tiende a los hijos de los candida-tos a dirigentes de las primerascomunidades (presbíteros) (Tit1,6).

La fiabilidad de los discípulosno es ajena a los Evangelios, espe-cialmente para Mateo que la rela-ciona con otra cualidad indispen-sable: la prudencia entendida, nocomo el esfuerzo escrupuloso yhasta enfermizo por no errar, sinocomo la capacidad de pensar ydecidir adecuadamente; paraMateo no se puede vivir sin laprudencia (véase Mt 7,24 el caso

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del hombre prudente que edificó su casa sobreroca).

Es útil pues acercarnos a unos textos del Evan-gelio que nos ayuden a reflexionar sobre algunoselementos indispensables para desempeñarnoscomo guías dignos de confianza del Señor y de laspersonas con las que convivimos diariamente.

Proponemos reflexionar tomando como puntode partida Mateo 24, 45-51 en íntima relación conla parábola de las diez vírgenes (25, 1-13), la delos talentos (vv. 13-30) y el relato de la venida delHijo del Hombre (vv. 31-46).

1. Lectura

Leamos Mateo 24, 45-51 y preguntémonos:¿Con qué pregunta se inicia? ¿Cuántos tipos se

mencionan (vv. 45.48)? ¿Qué cualidades se men-cionan del siervo? ¿Por qué es considerado di-choso este siervo (v. 46)? ¿Cuál es el encargo querecibe?

¿Qué piensa en sucorazón el mal siervo?¿Cómo se comporta alpensar que su señor tar-da? ¿En qué momentollegará el señor de aquelsiervo malo? ¿Qué harácon él? ¿Entre qué tipode gente le espera susuerte al siervo malo?¿Qué sufrirá aquel sier-vo malo?

Leamos también Mateo 25, 1-46 con las si-guientes claves:

vv. 1-13: Identifica los tipos de vírgenes omuchachas. Señala el comportamiento de lasnecias y de las prudentes. ¿En qué consistió eldescuido de las necias? ¿Qué alcance tuvo? ¿Enqué consistió el acierto de las prudentes? ¿Quéconsecuencias tuvo? ¿De qué manera concluye laparábola (vv. 11-13)?

vv. 14-30: Identifica los dos tipos de siervosde aquel señor (vv. 15-18; 21.23.24-26). ¿Cuálfue el acierto de los siervos buenos? ¿En qué

consistió el descuido del siervo malo? ¿Quéreclama el siervo malo a su señor (vv. 24-25)?¿Qué ordena el señor que hagan con el siervomalo (vv. 28.30)?

vv. 31-46: Identifica los dos tipos de persona-jes que aparecen ante el Hijo del Hombre. ¿Conqué son comparados? ¿Con qué términos sonmencionados? ¿Cuál fue el acierto de unos y cuálel descuido de otros?

Compara el siervo fiel y prudente de 24,45 conlas vírgenes prudentes, los buenos siervos quehacen fructificar sus talentos y los que son pues-tos a la derecha del Señor. ¿Qué relación encuen-tras? Compara también el siervo malo de 24,48con las vírgenes necias, el siervo malo y perezo-so, y los que son puestos a la izquierda del Señor.¿Existe alguna relación?

Compara también el v. 51 con los vv. 12.30 y46. ¿Se parecen los destinos?

Para penetrar el sen-tido de nuestro texto po-dríamos, en primer lu-gar, tener en cuenta quela ubicación de estosversículos dentro delllamado “Discurso Es-catológico” (24, 1-25,46) ha propiciadoque, con mucha facili-dad, algunos de estostextos se interpretencomo si Mateo estuvie-

ra hablando del futuro y no del presente, del finaly no del comienzo. El evangelista ha colocado untexto sobre la buena marcha de la comunidad enun discurso escatológico precisamente porque leinteresa dar a entender que lo que dirá a continua-ción tiene utilidad, seriedad e importancia para lavida presente. En la cultura mediterránea cuandoalgo se desplaza al final es, entre otras cosas, paraenfatizar su seriedad e importancia para la vidapresente.

En segundo lugar, este texto aparece profun-damente ligado a la parábola de las diez vírgenes,a la de los talentos y al relato del juicio final. La

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presentación de un siervo fiel y prudente y de otromalvado introduce al lector atento en las actitu-des que aparecerán en los textos posteriores: lasdiez vírgenes: cinco necias y cinco prudentes; losservidores a los que les fueron entregados lostalentos: el de cinco y el de dos son catalogadoscomo buenos y fieles, en cambio el que recibióuno, el que no produjo nada, es presentado comomalo y perezoso. Por último, se presenta al Hijodel Hombre separando a las ovejas de los cabri-tos, los benditos de los malditos. De este modo,parece que sólo se puede resolver la preguntasobre quién es servidor fiel y prudente a partir delas parábolas de las diez vírgenes, la de los talen-tos y del relato de la venida del Hijo de Hombre.

Pero, ¿qué significa para Mateo fiel y pruden-te? Es importante, en cuarto lugar, identificar eluso y significado de estos términos. El términofiel aparece, al menos en los evangelios de Mateoy Lucas, con el significado de ser digno de con-fianza, cumplidor, responsable. Estamos ante unapalabra que enfatiza el desempeño adecuado dealguien, la responsabilidad de estar a la altura delas circunstancias para cumplir lo encomendado.En el caso del término prudente está detrás elsignificado de pensar, comprender y ser compe-tente. En Mateo se confirman estos significadoscon el matiz de cordura y sensatez en oposición aestupidez (7,24), de habilidad ante los peligros(10,16) y de previsión (25,4). Fidelidad y pruden-cia tienen que ver en Mateo, entre otras cosas conel desempeño competente de una responsabilidadque ha sido confiada. El alcance del desempeñoadecuado de estas cualidades se percibe en que,quien es fiel y prudente, se gana la confianzaabsoluta del dueño de la casa para poder estar alfrente de toda la hacienda (24,47).

Además, en Mateo la fidelidad y la prudenciase oponen a la incapacidad para valorar adecua-damente la presencia-llegada del Señor y de losdemás miembros de la comunidad. Más aún, elservidor fiel y prudente puede estar en oposicióna los hipócritas donde está la suerte del siervomalvado (v. 51).

En quinto lugar, de acuerdo a la dinámicanarrativa que sigue el Evangelio la respuesta a la

pregunta sobre quién es el siervo fiel y prudentey la constatación de quién es el siervo malo laencontramos en las dos parábolas siguientes y enel relato de la venida del Hijo del Hombre.

Así, de acuerdo a la parábola de las diezvírgenes el siervo fiel y prudente sería quien escapaz de no descuidarse, de prever lo indispensa-ble. Y es que, de acuerdo a esta parábola, descui-darse en lo esencial aunque parezca sencillo es novalorar al Señor. Además, se enfatiza otro ele-mento crucial: no es posible tomar el lugar de losdemás en lo que sólo y exclusivamente corres-ponde a ellos. Las doncellas prudentes aunquehubieran querido no podían dar de su aceite a lasnecias.

Por su parte, la parábola de los talentos remarcalas características del siervo fiel y prudente en labondad y fidelidad de los dos servidores queadministraron bien los talentos. La capacidad deaquellos siervos para estar a la altura de lascircunstancias de lo que se les había encomenda-do los hacía merecedores de mayor confianza yde participar -cosa sumamente extraordinaria enaquel tiempo y cultura- de la alegría (de la vida,de la casa) de su señor. Su acierto estuvo ensaberse administradores.

Por último, el relato de la venida del Hijo delHombre relaciona la bondad o la maldad (de losservidores) con la capacidad de descubrir y tratara las personas, sobre todo a los más necesitados,como presencia real de Jesucristo. En este senti-do, para Mateo el servidor fiel y prudente seríatambién el que es capaz de comportarse conjusticia.

Como contraparte a esta presentación positivava siendo presentada otra posibilidad, el corres-pondiente al mal siervo. Desde la perspectiva deesta sección del evangelio de Mateo el mal servi-dor es el tonto, el que se olvida de lo elemental, delo relevante. Además, el servidor malo es el quepor comodidad o resentimientos no sólo no pro-duce con el talento que le fue confiado sino que,además, lo pone en riesgo enterrándolo; es unsiervo inútil (literalmente que no proporcionaprovecho alguno, improductivo, sin mérito). Porúltimo, el servidor malo es el que no fue capaz de

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descubrir en los demás la presencia real del Se-ñor.

Por eso mismo, no es ninguna casualidad queel comportamiento de los personajes esté en unaclara progresión: las vírgenes buenas son pruden-tes, los administradores son buenos y fieles y losque vieron al Señor en los más desprotegidos sonbenditos del Padre, herederos del Reino y justos(Mt 25,34.47). En contraparte, las cinco vírgenesson necias, el siervo de la parábola de los talentoses malo, perezoso e inútil y, por último, quienesno descubrieron al Señor en sus hermanos sonmalditos que harán compañía al diablo y susángeles.

En resumen, la fiabilidad yla prudencia del servidor estáen progresión, va de menos amás: consiste en no descui-darse en detalles que, aunqueparezcan sencillos son deter-minantes pues denotan -más omenos- la seriedad con la quese toman los asuntos del Se-ñor. Además, sentirse admi-nistradores de los bienes delseñor fue el gran acierto deaquellos servidores; valoraronlo confiado y respondieronadecuadamente a la confianza de su señor. Enesta progresión el Evangelio enfatiza que para serfieles y prudentes servidores se debe llegar algrado de ver, valorar y actuar convencidos de queen la otra persona está realmente Jesucristo. Porel contrario, la maldad de un servidor se percibeen los descuidos, en la inutilidad y en la falta desolidaridad.

Con mucha seguridad pues el evangelio deMateo en su preocupación por configurar unaauténtica comunidad seguidora de Jesucristo con-sideró de vital importancia presentar algunosrasgos para quienes estén dispuestos a ser servi-dores fieles y prudentes.

2. Meditación

Antes de reconocernos como servidores delSeñor es muy importante preguntarnos si nues-

tras actitudes corresponden a esta responsabili-dad, es decir, si somos dignos de confianza,competentes y sensatos.

Según el Evangelio es insuficiente para serbueno no hacer cosas malas; es importante tam-bién no ser descuidados. Para evitar los descuidosdebemos valorar las posibles consecuencias denuestro comportamiento. La experiencia acumu-lada en nuestra vida, en la de la Iglesia y de lasociedad, nos enseña cuántos fracasos y desgra-cias pueden evitarse si somos prudentes, es decir,si pensamos, comprendemos y somos competen-tes. Esto se convierte en una tarea indispensable

pues a cada momento constata-mos el riesgo de minimizar logrande o abultar lo pequeño,menospreciar lo importante osobrevalorar lo trivial.

El Evangelio (véase parábo-la de las diez vírgenes Mt 25, 1-13, espec. v. 5) no reprocha lasposibles dormitadas a causa delcansancio y de la espera; esto esnormal. Sin embargo, sí reprue-ba los descuidos pues en el fon-do es una minimización y des-precio del futuro inmediato, delos esfuerzos de nuestros her-

manos, de la presencia del Señor.Además, de acuerdo al Evangelio que hemos

reflexionado, para ser un servidor fiel y prudentees indispensable reconocer que el Señor ha con-fiado en nosotros. No somos dueños de los talen-tos. Más aún, en la medida en que nos comporta-mos como dueños en lugar de servidores, nosinutilizamos y ponemos en riesgo lo que se nos haconfiado. Los seres humanos tenemos el riesgo,ante la incapacidad de dar frutos, de buscar pre-textos o excusas que a fuerza de enfatizarlasqueremos convertirlas en razones.

El optimismo y el buen sabor de boca que nosdeja la constatación de que hay gente que, alsentirse responsable, hace producir lo que elSeñor le ha confiado, no debe provocar que sea-mos ingenuos: existe el peligro real de no serproductivos y, más aún, de buscar culpables -

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incluso usando imágenes deterministas de Dios-. Quienes queramos ser servidores fieles y pru-dentes debemos estar a la altura de las circunstan-cias concientes de que el Señor ha puesto suconfianza en nosotros y que debemos producir -y no cualquier fruto, sino los que piden nuestrarealidad y la fidelidad al Evangelio-.

Por último, si queremos ser servidores fiablesy competentes debemos tener comportamientoscon las personas que reflejen el convencimientode que son Jesucristo. En nuestro trabajo pastoralno están de por medio extraños sino hermanos, notrabajamos con números de la estadística sino conpersonas; cualquier descuido en la atención y enel compromiso con los más necesitados pone enriesgo nuestra fidelidad a Dios y la vida que durapara siempre, la vida eterna.

3. Oración

Señor, nos has elegido para que estemos conti-go (Mc 3,14), para que seamos tus servidores.Nuestras comunidades así nos consideran y es loque esperan de nosotros. Somos conscientes deque, aunque en muchas ocasiones nos desempeña-mos adecuadamente como tus servidores, en otras,por nuestras limitaciones, carencias y las dificulta-des de la realidad en la que vivimos, es más difícil.Queremos ser fiables y competentes, fieles y pru-dentes, dignos de confianza y sensatos.

Queremos ser prudentes, competentes. Esta-mos seguros que comprendes nuestros cansan-cios; danos la sabiduría necesaria para ser previ-sores. Que el futuro inmediato, la esperanza de tuvenida definitiva, el esfuerzo de tantos hermanosnuestros así como tu presencia entre nosotros nosanimen permanentemente a no ser descuidados.Ayúdanos a ser conscientes de que los descuidospastorales se pagan caro pues va de por medio lavida de nuestra gente, nuestra fidelidad y tupresencia salvadora en nuestra historia.

Señor, deseamos profundamente comportar-nos como servidores y no como dueños de nuestragente. Concédenos tener siempre presente queconfías en nosotros y que, con los dones que noshas dado, quieres que te entreguemos el frutocorrespondiente. Que por tu gracia y el esfuerzo

que nos concedes hacer podamos hacer fructifi-car los dones que has derramado en tu Iglesia. Escierto que tenemos el peligro de evadir nuestraresponsabilidad, de poner en riesgo tu gracia. Terogamos Señor que nos concedas estar a la alturade las circunstancias en la confianza que haspuesto en nosotros; que seamos conscientes deque si queremos ser servidores tuyos debemosevitar en nuestro trabajo pastoral todo indicio demaldad, pereza e inutilidad.

Pero no queremos sólo ser prudentes y estar ala altura de las circunstancias que exige tu gracia;queremos hacerlo convencidos del mayor encar-go que nos has hecho: verte a Ti en cada uno denuestros hermanos. Es cierto que no es fácil y, enmomentos, parece que se nos olvida. Sin embar-go, Señor, nos alienta el testimonio de muchoshermanos nuestros que planifican y estructuransu quehacer tomando en cuenta a los másdesprotegidos. Concédenos la suficiente sensibi-lidad y una generosa disponibilidad para descu-brir tu presencia en nuestros hermanos; que nues-tros proyectos y planes no estén al margen deellos.

Señor, ayúdanos a ser servidores fiables y a laaltura de las circunstancias.

4. Contemplación - Acción

¿Qué descuidos hemos tenido últimamente y cuáleshan sido las consecuencias?

¿Qué actitudes podemos fomentar entre nosotrospara ser más previsores?

¿Qué actitudes exige la confianza que el Señor hadepositado en nosotros para que formemos unafamilia, colonia, país, Iglesia... mejores?

¿Qué frutos personales debemos propiciar paramejorar nuestro entorno?

Pensemos en dos actitudes personales indispensa-bles que nos permitan estar a la altura de lascircunstancias en nuestra Iglesia y en nuestrasociedad.

¿Es posible tener una comunidad parroquial odiocesana sin poner especial atención en nuestroshermanos más desprotegidos?

¿A qué nos invita el convencimiento de que el Señorestá realmente presente en cada uno de nuestroshermanos?

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Distinguir qué es lo que Dios quiere y optar porello no es tan fácil como algunas personas ogrupos piensan. Es cierto que en muchas ocasio-nes acertamos; sin embargo, en otras podemoserrar y hasta manipular ciertos prin-cipios con tal de hacer coincidir lospensamientos de Dios con los nues-tros.

Es oportuno, por eso, partir dealgunos textos de las cartas paulinas(Flp 1, 9-10; Ef 5, 8-10.15-17; Rom14, 22b; Gal 6, 4) y posteriormenteen el momento adecuado, referirnosa los principios de búsqueda quetuvo Jesús.

1. Lectura

Leamos atentamente algunos tex-tos que se refieren al discernimien-to. En primer lugar, san Pablo en elinicio de su carta a los Filipenses,después de saludarlos y de dar gra-cias introduce una súplica: “Y le pido (a Dios) quesu amor crezca más y más en conocimiento ysensibilidad para todo. Así sabrán discernir loque más convenga, y el día en que Cristo semanifieste los hallará limpios e irreprensibles”(Flp 1, 9-10).

Pablo insiste en la capacitación para el discer-nimiento; para conseguir esta capacidad es nece-sario crecer en el amor. Para los filipenses y Pabloel discernimiento no es consecuencia de unadeterminada manera de pensar sino principal-mente de la experiencia del amor mutuo. Másaún, si tenemos en cuenta que la expresión “crez-ca más y más” supone “abundar”, “engrandecer”,“exceder la medida”, se puede estar hablando de

una experiencia intensa, sobreabundante, cre-ciente. De acuerdo a los temas que Pablo aborda-rá en su carta (2, 1-18) este amor se refiere al amorfraterno. Así pues, de acuerdo a este texto el amor

a y entre los hermanos capacita enla búsqueda de lo mejor, de la vo-luntad de Dios.

Además, el texto insiste en queesta experiencia de amor a los her-manos suscita en los creyentes unespecial conocimiento y sensibili-dad para todo. El término que serefiere al “conocimiento” implicauna especial comprensión del asun-to que se trata. Este conocimiento esfruto de la adultez de la fe (Ef 4,13),característica imprescindible delhombre nuevo (Col 3,10); es un donde Dios (Ef 1,17; 2 Tim 2,25) queacompaña a los que viven en elamor como hermanos (Col 1, 9-10).

Por esto, el conocimiento al quese refiere Pablo no es algo puramente teórico,sino fruto de una experiencia; es una penetración,una profundización; un conocimiento que llegahasta el fondo de las cosas y hasta el fin de susconsecuencias, sin olvidar la parte sensible, lointuitivo, que se consigue a través de los sentidos.

En segundo lugar, podemos considerar la cartaa los Efesios, en que san Pablo en un ambiente deexhortación, les dice: “En otro tiempo eran tinie-blas, pero ahora son luz en el Señor. Pórtensecomo hijos de la luz, cuyo fruto es la bondad, larectitud y la verdad. Disciernan lo que agrada alSeñor (...). Pongan, pues, atención en comportar-se no como necios, sino como sabios, aprove-chando el momento presente, porque corren ma-

T E M A 2

“EL DISCERNIMIENTO CRISTIANO”

FILIPENSES 1, 9-10; EFESIOS 5, 8-10.15-17FILIPENSES 1, 9-10; EFESIOS 5, 8-10.15-17FILIPENSES 1, 9-10; EFESIOS 5, 8-10.15-17FILIPENSES 1, 9-10; EFESIOS 5, 8-10.15-17FILIPENSES 1, 9-10; EFESIOS 5, 8-10.15-17

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los tiempos. Por lo mismo, no sean insensatos;antes bien, traten de descubrir cuál es la voluntaddel Señor” (Ef 5, 8-10.15-17).

De acuerdo a este texto lo que caracteriza a loshijos de la luz es precisamente que disciernen loque agrada al Señor. El mismo texto clarifica quediscernir significa, entre otras cosas, tratar dedescubrir, comprender a fondo, ya no sólo con lainteligencia sino también de manera cordial, puesel órgano de esta comprensión es el corazón(Rom 1,21; Col 2,2). La profundidad y seriedadde la búsqueda corresponde a los frutos: bondad,rectitud y verdad.

Ahora bien, el apóstol contrapone esta manerade comprender a profundidad lo que Dios quierecon la actitud de los irreflexivos, quienes proce-den sin inteligencia y de modo imprudente. Loque está en juego no son ideas, sino valores; no vade por medio una opinión sino la voluntad delPadre y su presencia salvadora entre las personas.

En tercer lugar, una característica del discerni-miento es precisamente la apertura con la que setrata. Así por ejemplo, se afirma:

“Dichoso el que pueda tomar una decisión sinsentirse culpable” (Rom 14, 22b); “que cada unoexamine su conducta y sea ella la que le propor-cione motivos de satisfacción, pero sin apropiar-se méritos ajenos” (Gal 6,4); “el alimento sólidoes para los perfectos, los que por el hábito hanaprendido a distinguir entre el bien y el mal” (Heb5,14).

Esta apertura que, de ninguna manera puedeser considerada imprecisión, es con mucha pro-babilidad algo expresamente pretendido. Quizásen el fondo está la convicción, por un lado, de queel discernimiento es una realidad abierta a todo loque es bondad, servicio y amor; por otro, de queel discernimiento no es para obtener unos resulta-dos prefijados sino para abrirnos a una experien-cia original y profunda, la experiencia que da lapresencia del Espíritu.

En esta apertura que supone el discernimientocristiano desempeña un papel muy importante laconciencia. El significado que le da el apóstol altérmino conciencia no siempre tiene un sentido

uniforme pues a veces quiere decir sencillamente“ser conscientes de algo” (1 Cor 4,4), o en otras,“un testigo que nos acompaña al ser humano ensus actos (Rom 2,15; 9,1; 2 Cor 1,12). Sin embar-go, salvada esta variedad, Pablo también consi-dera la conciencia como juicio moral y reacciónsobre el comportamiento ético de una persona(Rom 2,15; 1 Cor 8,7; 10,12; 10,25.27.28.29). Uncriterio decisivo para la formación de la concien-cia en orden a decidir adecuadamente es el amory el respeto hacia los demás.

Esto aparece con claridad en el caso de lacomunidad de Corinto; aquellos cristianos creíanque no debían comer carne que había sido consa-grada a un ídolo (1 Cor 8,7). San Pablo no da larazón a los que piensan de ese modo (1 Cor 8,8;Rom 14,14; cf. Fol 2, 16-23); son gente de con-ciencia débil e insegura (1 Cor 8,7.10). Eso no esel ideal cristiano en lo referente a la formación dela conciencia. Lo ideal es ver por el otro, por suconciencia, por sus sentimientos (1 Cor 10, 25-30); al grado de hasta ceder en su derecho con talno hacerle daño al hermano (1 Cor 8, 9-13; 10, 28-29). Pues lo verdaderamente decisivo en el asuntodel discernimiento es lo que favorece la paz yconstruye la comunidad (Rom 14,19). Es en resu-men, el hecho de que: “Todo está permitido, perono todo es constructivo. Que nadie busque supropio interés, sino el ajeno” (1 Cor 10, 23-24).

En este sentido la originalidad de Pablo no estáen la formación de la conciencia sino en la prima-cía del amor; sólo la caridad auténtica puedesensibilizar realmente en la búsqueda de la volun-tad de Dios. Y es que existe una gran diferenciaentre el mero conocimiento de la ley -aunque sesiga al pie de la letra- y el conocimiento de losvalores que la fundamentan. Cuando no se entien-de adecuadamente todo esto se insiste más en lasverdades que el cristiano debe saber y las normasque debe cumplir.

2. Meditación

Hablar de discernimiento es, en el fondo, ha-blar de nosotros mismos; es afrontar nuestrapropia manera de pensar y nuestra peculiar formade resolver las situaciones.

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Podríamos enfatizar que, discernir cuál es lavoluntad de Dios en nuestra vida y en la de nuestraIglesia es, en primer lugar, una responsabilidadque nos afecta a todos. Nadie está exento de esteregalo; nadie puede evadir esta responsabilidad.Tomar en serio el discernimiento es una cuestióncapital para la vida del cristiano y de su comuni-dad (Rom 12,2).

En segundo lugar, de acuerdo con san Pablo,el discernimiento exige generosidad en el amor.No es posible preguntarnos por la voluntad deDios sin antes hacer un serio propósito deservicio, de amor a los demás. Se disciernemejor en la vida no sólo porque se sepa muchosino porque, especialmente, se ama intensa-mente a las personas concretas (Flp 1, 9-10; 2,1-18). Este crecimiento en responsabilidad anteel hermano proporciona una serie de experien-cias que suscitan verdaderos brotes de sabidu-ría pastoral.

En tercer lugar, el discernimiento no es unabúsqueda superficial; es una comprensión pro-funda y bien intencionada de la voluntad de Dios.Por eso, quizás, san Pablo insiste en la cordialidadde esta tarea y en los frutos que emanan de ella:bondad, rectitud y verdad. Los resultados deldiscernimiento más que ideas y elenco de opinio-nes son valores y actitudes. Más aún, el discerni-miento se convierte en algo superfluo cuandoegoístamente sólo se busca constatar lo que siem-pre se ha pensando. Por eso, el discernimientosólo se puede hacer si se tiene una auténtica ypermanente apertura al Espíritu y a nuestros her-manos.

El discernimiento, por último, requiere que nose haga según el modo corriente de ver las cosas.Debe hacerse desde la originalidad que propor-ciona una auténtica conversión. Así parece afir-marlo Pablo: “No se acomoden a los criterios deeste mundo; al contrario, transfórmense, renue-ven su interior, para que puedan descubrir cuál esla voluntad de Dios, qué es lo bueno, lo que leagrada, lo perfecto” (Rom 12,2). Por esto, la clavefundamental para el discernimiento es la propiapersona; su renovación y transformación (1 Cor2, 14-16).

3. OraciónSeñor, nuestro caminar personal y comunita-

rio nos pide, a cada momento, poner atención encriterios correctos. Por eso volvemos la miradahacia Ti. Tú orientaste y organizaste tu conductade acuerdo a la voluntad del Padre (Mt 6,10; 7,21;Mc 3,35) hasta afirmar que eso era el alimento decada día (Jn 4,34). Tu convencimiento fue tangrande que lo llevaste hasta el extremo (Mt 26,42;Lc 22,42); tu conducta edificante beneficiaba atodos, sin excepción; lo cual no significa queagradara a todos. Por eso, no sólo optaste por unfin bueno sino que, lo más importante, fue queelegiste también los medios adecuados. Ayúda-nos a buscar de manera auténtica tu voluntad; quenos preocupemos no sólo por conseguir buenosfines sino que, además, los procesos y medios queelijamos, sean los más adecuados desde el Evan-gelio. Concédenos percibir el discernimientocomo una tarea eclesial, no sólo porque las deci-siones nos afectan a todos, sino porque a todosnos corresponde ir caminando unidos, de maneracorresponsable.

Tú no te guiaste por lo más práctico sino por lomás conveniente para el Reino. Y es que enmuchas ocasiones lo más práctico puede ser cosadel Maligno; lo más conveniente, lo bueno, huelea voluntad de Dios. Anímanos a buscar la claridadsuficiente para no confundirnos; que no confun-damos una opinión con la Verdad, que no preva-lezca sólo lo que nosotros queremos sino lo quenuestras comunidades están necesitando. Que ala par de la urgencia que sentimos de estar mejororganizados para servir mejor a nuestra Iglesianos preocupemos también por ser más amigos,más honestos entre nosotros mismos, más herma-nos. Tú nos enseñaste que lo más práctico siem-pre será el amor.

Además, Señor, no elegiste cualquier forma desolidaridad. Optaste por una solidaridad sin lími-tes dejando claro que tu Padre, nuestro Padre,quiere recrear a todo hombre y a todo el hombre.Perdónanos por haber querido hacer planes ytomar decisiones dando la espalda a nuestroshermanos más necesitados. Ayúdanos a buscar tuvoluntad sin traicionar a los más desprotegidos.

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Ayúdanos a asumir el discernimiento comouna responsabilidad permanente; que procure-mos buscar tu voluntad desde la experienciafraterna, desde el crecimiento como amigos. Quenuestro deseo de reestructuración correspondatambién a un profundo convencimiento de con-versión.

4. Contemplación - Acción

¿Es posible colaborar en la tarea evangelizadora dela Iglesia sin una convicción auténtica de lanecesidad de la conversión personal?

¿Se puede discernir adecuadamente sin el deseopermanente de ser mejores seguidores de Jesús?

Identifiquemos dos actitudes elementales para

crear un ambiente de discernimiento que favo-rezcan decisiones adecuadas en nuestra familia,parroquia, lugar de trabajo...

¿Es posible discernir, buscar la voluntad de Dios, sinel esfuerzo serio por vivir como verdaderoshermanos y amigos? ¿Se puede buscar la voluntadde Dios sin tener deseos de ser solidarios?

¿Podremos realizar un verdadero trabajo pastoralen nuestras comunidades sin comportarnos demanera corresponsable? ¿Por qué?

¿Estás de acuerdo en que cuando tomamos decisio-nes existe el peligro de defender intereses másque convicciones y valores? ¿Sí? ¿No? ¿Por qué?

¿Qué actitudes básicas podríamos asumir comogrupo para saber discernir mejor?

¿Cuál es mi propósito personal?

La auténtica fidelidad a lo pasado no consisteen la repetición al pie de la letra sino, con muchaseguridad, en la interpretación adecuada que nospermita al mismo tiempo ser fieles a los orígenesy no darle la espalda al hombre de hoy. Esto no esfácil; muchos de los primeros cris-tianos después de varias décadasde la muerte de Jesús sentían unreto semejante.

Aquí se ubica, en gran parte, lapresente reflexión tomada delevangelio de Lucas (5, 33-39).

1. Lectura

¿Quiénes son los que le dan laqueja a Jesús? (Lee 5,17.21.30).¿Cuál es el reclamo que hacen aJesús? ¿Con qué pregunta les res-ponde Jesús? Según Lucas:¿Cuándo ayunarán los invitados

a la boda? ¿Qué sucede cuando alguien rompe unvestido nuevo para echar un remiendo a unoviejo? ¿Qué pasa cuando se echa vino nuevo enpellejos viejos? ¿En qué tipo de pellejos o cuerosdebe echarse el vino nuevo? ¿Puede alguien des-

pués de haber bebido vino añejoquerer del nuevo?

Compara Lucas 5, 33-39 conMateo 9, 14-17 y Marcos 2, 18-22. ¿Qué es lo que Lucas ha agre-gado al final que lo hace distin-guirse de los otros dos evangelis-tas?

Lee Lucas 5,30.33 y 6,2: ¿Quécontroversia o problema reflejacada una de estas preguntas u ob-servaciones? ¿Qué lugar ocupa lamención del ayuno y la oración(Lc 5,33)?

Para comprender mejor este

T E M A 3

“VINO NUEVO EN ODRES NUEVOS”

LUCAS 5, 33-39LUCAS 5, 33-39LUCAS 5, 33-39LUCAS 5, 33-39LUCAS 5, 33-39

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texto pongamos atención en algunas indicacio-nes:

No perdamos de vista que este texto se ubicaen el ministerio de Jesús en Galilea (4, 14-9,50).Después de la llamada de los cuatro primerosdiscípulos (5, 1-11) y de la curación del leproso ydel paralítico (vv. 12-26) encontramos una triplecontroversia: por qué comen los discípulos deJesús con pecadores (vv. 27-32), por qué no seprivan de comer y de beber(vv. 33-39) y por qué hacencosas ilícitas en sábado (6, 1-11). El tema de nuestro textose ubica en las prácticas reli-giosas judías elementales:conservarse puro, mantener-se fiel a la tradición y obser-var la legalidad.

Ahora bien, la discusiónsobre el ayuno -y de manerasemejante los otros dos tex-tos (5, 27-32 y 6, 1-11)- noson conversaciones sino con-troversias. En una conversación las dudas seaclaran; por el contrario, en una controversia laacusación se justifica. Es lo que hacen Jesús y elevangelista: justifican una conducta.

Por esto también, vale la pena tomar en cuentaque Lucas, a diferencia de Marcos ha preferidoenfatizar las controversias como un problema delos discípulos principalmente pues mientras enMarcos, la primera acusación es contra Jesús(2,16), en Lucas es contra los discípulos (6,30).Estamos pues, con mucha probabilidad, ante untexto que habla del tiempo de Jesús pero querefleja los problemas y las búsquedas que tuvie-ron algunos de los primeros cristianos.

Vale la pena también decir algo sobre el ayu-no, tema de la controversia. Los miembros de losgrupos reformadores del tiempo de Jesús no sólopracticaban el ayuno en las ocasiones de rigor,como el día de las expiaciones o en las catástrofesde los pueblos, sino también voluntariamente ycon frecuencia. Además, el ayuno en ciertosgrupos como los fariseos tenía un alcance mayorpues estaban convencidos de que se beneficiaba

la comunidad y se protegía la tierra. Debido a estaidea, con mucha probabilidad, el reproche quehacen a Jesús sobre sus discípulos puede tener laconnotación de violar un deber nacional del pue-blo de Dios. Sin embargo, en su respuesta Jesúscontrapone un elemento simbólico que reflejauna realidad muy conocida en su tiempo: la boda.Durante las fiestas de bodas la gente no sólo teníapermiso para interrumpir el ayuno sino que debe-rían evitarlo; el día de boda era considerado una

gran fiesta y hasta los maes-tros, por ese motivo, de-bían interrumpir su ense-ñanza de la ley. El Evange-lio no presenta un conflictode valores sino lacomplementación adecua-da de dos elementossubstanciales en la vida detodo ser humano: una cos-tumbre religiosa con mati-ces sagrados y una necesi-dad vital, la alegría de vi-vir.

Por eso Lucas, a diferencia de Mateo y Mar-cos, lanza un cuestionamiento directo a los fari-seos y escribas: “¿Pueden acaso hacer ayunar alos invitados a la boda mientras el novio está conellos?” (v. 34). Los fariseos y los escribas -omejor aún la actitud farisaica- corrían el peligro,con pretextos de ser fieles a una tradición ocostumbre, de ignorar y desaprovechar la presen-cia del Señor y las consecuencias de ésta. Desdeesta perspectiva la aclaración del v. 35 acerca decuando el novio (Jesús) ya no esté con ellos nocontradice lo anterior sino que retoma de otromodo la complementación adecuada. En el fondono se trata de desechar lo antiguo sino de cuestio-nar lo avejentado; lo antiguo se puede combinarperfectamente con lo nuevo; no así, lo que se hahecho viejo.

Con la finalidad de aclarar y reforzar lo ante-rior es por lo que se introduce la parábola sobre elvestido y el vino nuevo. Sorprende la abundantecontraposición entre lo viejo y lo nuevo recayen-do el acento del mensaje en las consecuencias.Ambas parábolas resaltan un atrevimiento ilógi-

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co pero posible: romper un vestido nuevo paraechar un remiendo a un vestido viejo; echar vinonuevo en pellejos viejos. En el fondo está undoble problema: la no valoración de lo nuevo y laignorancia de la naturaleza de lo viejo. La conse-cuencia es desastrosa: se echan a perder ambas: lonuevo y lo viejo, el contenido y el recipiente. Elelemento principal de la comparación está en ladeclaración: “El vino nuevo debe echarse enpellejos nuevos” (v. 38): la combinación perfec-ta: lo nuevo con lo que es antiguo pero se mantie-ne permanente.

Sin embargo, da la impresión de que el autordel tercer Evangelio no queda suficientementeconforme con lo que ha dicho hasta el momentoe introduce una última aclaración: “Nadie, des-pués de beber el vino añejo, quiere del nuevoporque dice: ‘el añejo es el bueno’ (v. 39). Expre-samente no utiliza, en griego, el mismo términoque había usado en los vv. 36-38 para decir“nuevo” (kainós); curiosamente utiliza el voca-blo neós que también significa nuevo pero que enLucas (15,12.13; 22,26; Hech 5,6) -y en la culturamediterránea- tiene el matiz de lo que aún está pormadurar, de quien está en proceso para llegar a laedad mejor: la ancianidad. En este sentido, quienvalora lo antiguo tiene la capacidad suficientepara valorar y asumir maduramente lo nuevo peropara rechazar determinante lo novedoso, lo queno ha alcanzado suficiente madurez.

Leamos, ahora personalmente, el Evangelio yreflexionemos en alguno de estos contenidos.

2. Meditación

Las personas (individual o colectivamente)tenemos una doble tendencia: repetir el pasado alpie de la letra o interpretarlo, asumirlo adecuada-mente o añorarlo de manera enfermiza.

¿Qué mensaje nos presenta este Evangeliorespecto de la sana combinación entre lo NUEVOy lo ANTIGUO?

Las personas tenemos de riesgo de confundirnuevo con novedoso, antiguo con viejo...

¿Qué mensaje ofrece este Evangelio para evi-tar esa confusión?

En ocasiones tenemos el peligro de interpretara nuestro antojo el pasado y de valorarinadecuadamente el presente.

¿Aprueba esta actitud el Evangelio? ¿Qué su-frimientos ocasiona a nuestras comunidades estecomportamiento? ¿Tenemos derecho a imponera nuestras comunidades lo que, en lugar de serfruto de una adecuada interpretación de lo anti-guo y una madura adopción de lo nuevo, es pavorrecalcitrante a asumir nuestra responsabilidadcomo verdaderos sujetos en nuestra historia?

3. Oración

Agradezcamos a Dios el esfuerzo de muchaspersonas que se arriesgan a caminar, incluso conla posibilidad de equivocarse, para ir haciendo laindispensable combinación entre lo nuevo y loantiguo, lo pasado y el presente.

Agradezcámosle también nuestra capacidadpersonal para aportar lo que nos corresponde en ladelicada pero indispensable tarea de “echar vinonuevo en recipientes nuevos”.

Pidámosle perdón por las ocasiones en que elpavor a lo nuevo y el aferramiento a lo viejo hanprovocado que entorpezcamos la presencia delSeñor y retrasemos la irrupción del Reino entrenosotros.

Roguémosle que nos conceda la sabiduría ne-cesaria para discernir adecuadamente entre loviejo y lo antiguo, lo nuevo y lo novedoso.

4. Contemplación - Acción

¿Qué actitudes debemos promover personal y/ocomunitariamente para adquirir la sabiduría ne-cesaria que nos ayude a realizar la adecuadacombinación entre lo pasado y lo presente?

¿Desde qué principios debemos valorar el pasadopara que la añoranza enfermiza no nos ofusquey terminemos confundiendo lo periférico con locentral, lo cambiante con lo permanente...?

¿En qué urge que pongamos empeño para iradquiriendo la experiencia necesaria que nosayude a evitar la confusión que termina en laactitud acrítica de aceptar ingenuamente todolo nuevo o de rechazar sistemáticamente todolo pasado?

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La pregunta por la existencia y la localizacióndel mal es algo que inquieta a todos los sereshumanos. Cuando se resuelvecon simpleza inmediatamentese localizan los malos y los bue-nos, los puros y los impuros, lossantos y los pecadores. Sin em-bargo, parece que no siempre esla solución adecuada pues hayun gran margen de error. Estono significa que tengamos queser ingenuos ante el mal quepercibimos en nosotros mismosy en nuestro entorno; sin embar-go, no es tan simple como enocasiones lo hemos percibido.

1. Lectura

Lee en tres partes el Evange-lio de este domingo: vv. 24-30;vv. 31-35; 36-43. ¿De qué trata,en general, cada una de estaspartes?

¿Con qué compara Jesús el Reino de los Cie-los? ¿Quién y cuándo siembra la cizaña? ¿En quétiempo aparece la cizaña? ¿Qué le recomiendanhacer los siervos a su señor? ¿Qué responde elseñor? ¿Qué temporada les recomienda para quecorten la cizaña?

Observa con detenimiento los vv. 31-35: ¿Quéparábolas han sido introducidas entre la parábolade la cizaña y la explicación de los vv. 36-43?Compara los vv. 34-35 con los vv. 10-15: ¿En quese diferencian?

Lee con atención los vv. 36-43; fíjate en todaslas comparaciones, especialmente, responde:

¿Quiénes son los segadores, los que cosechan (v.39)? ¿A quién enviará el Hijo del Hombre? ¿A

dónde serán arrojados losobradores de iniquidad y quehabrá en ese “lugar”?

En primer lugar debemos te-ner en cuenta que la cizaña esuna planta casi idéntica al trigo;antes de que sus granos madu-ren se parece mucho al trigo, alpunto de que incluso un agri-cultor experimentado puedeconfundir ambas plantas. Estepeligro de confusión desapare-ce cuando los granos de la ciza-ña maduran pues entonces laplanta adquiere un color negroen lugar del amarillo. Además,es conveniente saber que losgranos de la cizaña son amar-gos, provocan náuseas y hastaenvenenamiento si se comen.

En segundo lugar, parece queel centro de la parábola es el diálogo que tiene elseñor del campo y sus sirvientes. La sorpresa delos trabajadores cuando se dan cuenta de la pre-sencia de la cizaña contrasta con la del dueño delcampo que reconoce con cierta naturalidad quealgún enemigo ha hecho aquello. Los sirvientesestaban listos para ir a recogerla; sin embargo, elseñor (el dueño del campo) no les permite hacer-lo. La razón que pone es importante: “No sea que,al recoger la cizaña, arranquen a la vez el trigo”;podían confundirse y, en el afán de recoger lacizaña, también había el peligro de arrancar eltrigo, a causa también de la abundancia de la

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“LA CIZAÑA Y EL TRIGO”

MATEO 13, 24-43MATEO 13, 24-43MATEO 13, 24-43MATEO 13, 24-43MATEO 13, 24-43

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primera y de las raíces débiles del segundo. Lanegativa del dueño del campo todavía es mássorprendente porque, en tiempos de Jesús, eramuy común arrancar en varias ocasiones la ciza-ña para que el trigo se desarrollara mejor.

Por último, debemos tomar en cuenta el tiem-po para separar la cizaña del trigo. Según el dueñodel campo el momento oportuno para hacer laseparación es el de la cosecha; es el tiempo de losfrutos cuando se distinguirán mejor el trigo de lacizaña. Sorprende además, según la interpreta-ción de la parábola que hará el mismo evangelista(vv. 36-43) que no sean los seres humanos los quehagan la separación sino los ángeles.

2. Meditación

El Evangelio aborda el tema de la identifica-ción del mal con mucho cuidado pero con bastan-te claridad. Aunque se deja claro que el mal existeporque alguien hace cosas malas y que la cizañano apareció por casualidad, el problema quedaabierto, pues el asunto del pecado en el mundo esalgo muy complejo para entenderlo suficiente-mente.

Ante el problema del mal existe el peligro dequerer separar buenos y malos como si el asuntofuera tan sencillo. Es cierto que a veces aparececon bastante claridad quiénes son buenos y quié-nes no. Sin embargo, ante el peligro que tiene elser humano de equivocarse al hacer sus juicios, elEvangelio propone que no nos apresuremos y queesperemos el tiempo de los frutos. No es correctopues hacer juicios demasiado apresurados y sintomar en cuenta el comportamiento. La razón esobvia: el margen de error es grande y podemosequivocarnos. Ahora bien, los límites muchasveces no son suficientemente claros. A veces seconsidera que, si alguien piensa del mismo modoque nosotros, si pertenece a nuestro grupo, si es denuestro mismo color de piel o costumbres... en-tonces sí es bueno; todos “los demás” son malos.El Evangelio de ningún modo quiere decir quetodo se valga y que dé lo mismo ser de un modoque de otro; lo que quiere dejar bien claro es queel asunto de quién es bueno y quién no, es difícilde solucionar y debemos ser muy cuidadosos en

el momento de plantearnos tales preguntas. Siem-pre será mejor no apresurarnos en nuestros jui-cios y tener claro que, donde realmente se nota sialguien es bueno o no, es en los frutos.

Al ser humano le toca distinguir lo bueno de lomalo, los buenos de los malos, hasta cierto grado;el juicio definitivo corresponde a Dios. Esto nodebe provocar que seamos ingenuos o miedosospara descubrir el mal. Hay que analizar y juzgarla realidad, incluso a veces descubrir grupos opersonas responsables, pero sabiendo que esta-mos ante un problema serio que pide que analice-mos las cosas con mucho cuidado y respeto. Paraesto, los frutos son un elemento importante queno debemos olvidar. Además, debemos ser cons-cientes de que no nos corresponde el juicio defi-nitivo; Dios tiene la última palabra.

Por último, el Evangelio alcanza a retratar eldestino, presente y eterno, de quienes no quieran(o queramos) dar frutos buenos; lo expresa através de dos figuras muy sencillas pero profun-das: el llanto y el rechinar de dientes. Se está deacuerdo en interpretar estas dos imágenes comosigno de la soledad y la desesperación. Quienobra mal, tarde o temprano aunque haga el esfuer-zo de aparentar, termina en una profunda soledady desesperación pues no sólo el cielo rechaza a losmalos sino también, en tierra, una sociedad sufi-cientemente madura, vomita a los que insisten enaprovecharse de los demás. La maldad y la apa-rente felicidad de los que son (o somos malos) noson eternas.

3. Oración

Pidamos a Dios que no tomemos a la ligera laexistencia del mal ni su localización.

Roguémosle que nos ayude con su gracia paradescubrir con claridad dónde está el mal; pero queal mismo tiempo nos ayude a no juzgar conligereza a las personas pues podemos ser injustoscon gente realmente buena.

Démosle gracias porque han existido personasen nuestra vida que, al no hacer juicios definitivossobre nuestros errores y pecados, nos han anima-do a recapacitar y a ser mejores.

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Pidámosle que no pretendamos ocupar el lugarde Dios haciendo juicios definitivos condenandoen vida a las personas.

4. Contemplación - Acción

¿Qué elementos o criterios tenemos para juzgar elmal que vemos y experimentamos a nuestroalrededor y en nosotros mismos?

¿En qué situaciones es especialmente difícil distin-guir lo bueno de lo malo, lo puro de lo impuro, losanto y lo pecador?

En el juicio sobre lo malo y lo bueno: ¿Qué noscorresponde a nosotros? ¿Qué corresponde aDios?

¿Qué podríamos hacer para no pecar de ingenuos ennuestros juicios sobre lo malo? ¿Qué podríamoshacer para no pecar de injustos y atrevidos?

1. Lectura

Lee con atención Mateo 7, 21-27.

¿Con quién compara Jesús alque oye sus palabras y las pone enpráctica? ¿Y con quién al que no?¿Cuál es la consecuencia finalpara la casa que fue construidasobre arena? ¿Qué le viene a cadauna de las casas?

Lee también los vv. 21-23:¿Quién entrará en el Reino de losCielos?

En dos ocasiones se repite “oírlas palabras y ponerlas en prácti-ca (vv. 24.26): ¿A qué “palabras”se referirá? Para esto puede servirleer el v. 28.

Échale un vistazo a 5, 1-7,20; en esta secciónestán las “palabras” que Jesús acaba de pronun-ciar.

Para comprender mejor este texto podemosvalernos de tres elementos:

En primer lugar, es posible queesta parábola de las dos casas ten-ga una fuerte relación con toda lasección llamada “discurso evan-gélico” (5, 1-7,23) en donde Jesúsaparece proponiendo los princi-pios del comportamiento de losdiscípulos. Aquí encontramos lasbienaventuranzas (5, 1-12), la res-ponsabilidad de ser sal de la tierray luz del mundo (vv. 13-16), elamor a los hermanos (vv. 20-26),el respeto absoluto a la mujer (vv.27-32), la vivencia de la verdad(vv. 33-37), el amor al enemigo(vv. 38-48), la buena intención (6,1-18), el peligro del dinero (v. 24),la confianza en la Providencia deDios (vv. 25-34), la importanciade no juzgar (7, 1-5), no profanar

lo sagrado (v. 6), la eficacia de la oración (vv. 7-11), la regla de oro (v. 12), los diferentes caminos(vv. 13-14) y la necesidad de cuidarse de losfalsos profetas (vv. 15-20). En toda esta secciónaparecen palabras de Jesús; a ellas puede estarse

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“UNA CASA EDIFICADASOBRE ROCA”

MATEO 7, 24-27MATEO 7, 24-27MATEO 7, 24-27MATEO 7, 24-27MATEO 7, 24-27

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refiriendo al decir “todo el que oiga estas palabrasmías y las ponga en práctica” (7,24.26).

En segundo lugar, hay que hacer notar elsignificado de “sabio”, “prudente”. Mateo utilizaen varias ocasiones esta palabra (10,16; 24,45;25,2.4.8.9). Este término descri-be un comportamiento; se refierea la persona que sabe lo que sedebe hacer en un determinadomomento de la vida, y lo hace. Aeste hombre “sabio” se opone elinsensato. La insensatez, en estetexto, está en escuchar sin hacercaso, sin poner en práctica.

Por último, los elementos na-turales que menciona, aunque pre-visibles porque siempre suceden,son imprevisibles en su alcance.Quienes hemos vivido en lugaresdonde abundan las tormentas tro-picales y los ciclones nos damoscuenta de los grandes daños que pueden ocasio-nar este tipo de fenómenos naturales. En compa-ración con Lucas que menciona una inundación(6,47) Mateo es más drástico refiriéndose a losventarrones. El asunto es que la casa sobre rocano sólo se edifica pensando en los problemasprevisibles sino hasta para que pueda afrontar lasconsecuencias imprevisibles. Por el contrario, lacasa edificada sobre arena ninguno de los dosproblemas puede resistir; la ruina está asegurada.

2. Meditación

La vida no es cuestión de magia o de suerte;todos lo sabemos. El evangelio, coherente conesto, remarca la necesidad de hacer caso a unosprincipios básicos que le proporcionen solidez ala vida. El evangelio de Mateo propone no pasarpor alto los principios de comportamiento que lesha propuesto Jesús a sus discípulos en la secciónde 5, 1-7,20. Poner en práctica las bienaven-turanzas, vivir con buenas intenciones, amar alenemigo para solucionar de raíz los problemas, elrespeto absoluto a la mujer, etc., son comporta-mientos que generan solidez en la vida de laspersonas, de la comunidad.

Esta solidez requiere una coherencia elemen-tal: escuchar y poner en práctica. Ser sabio no estener muchas soluciones en la cabeza sino elegiry poner en práctica la más adecuada; por elcontrario, ser tonto o necio es precisamente no

poner en práctica lo bueno, ser incoherente.Por último, los seres humanos estamos

seguros de ciertas cosas que nos sucede-rán en la vida; la experiencia acumula-

da nos garantiza que pasaremos porciertos retos y problemas. Sin em-

bargo, nos angustia -y con razón-lo imprevisible. Ante esto elEvangelio garantiza que la soli-dez de principios ayuda a en-frentar sin ir a la ruina los pro-blemas que no sabemos cuándo,cómo y con qué intensidad lle-garán.

3. Oración

Alabemos a Dios por los valores y principiossólidos que nos transmitieron nuestros papás,hermanos, amigos, maestros, catequistas, veci-nos...

Pidámosle que nos dé ánimo y fortaleza paraorientar nuestra vida por principios sólidos; queno nos dejemos llevar por lo más fácil o loconvenenciero.

Roguémosle que una preocupación básica denuestra vida sea la coherencia; que no nos acos-tumbremos a decir una cosa y hacer otra, a pensarcosas buenas pero no practicarlas...

4. Contemplación - Acción

¿De las Palabras (mensajes) de Jesús que aparecenen 5, 1-7,23: ¿Cuáles son más urgentes aconsiderar para tener suficiente solidez en estemomento de nuestra vida personal y comunitaria?

¿En qué podríamos mejorar nuestro comportamientopara ser como el hombre sabio que edificó su casasobre roca?

Menciona dos problemas que nunca te imaginaste queiban a suceder en tu vida o en la de tu familia.¿Cómo podríamos prepararnos para los problemasimprevisibles?

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Me hablaste un día, Señor,y tu Palabra fueuna dulce melodía en mis oídosfue canto primordial y fue el sonidode las campanas de un temploque te cantan.

Fue tu Palabra mensaje de esperanzaconsuelo, salvación, misericordia,amparo, contención y la memoriadel camino recorrido en Nueva Alianza.

Fue tu Palabra perdón que reconcilia,aceptación sin condiciones,vida nueva, fue,en amistad, donar la vida enteray aceptar el don gratuito de la Vida.

Fue tu Palabra la luz de mi horizontela que ilumina el camino de mis díasel consejo oportuno y la medidade tu Amor que implorado me responde.

Es la fuente de la sabiduríaen la que bebo saciándome de graciael manantial que brota de tu casala causa de mi gozo y alegría.

Es tu Palabra un beso enamoradoque me habla de un Amorque me trasciendeun amor que mi mente no comprendey me deja en tus ojos cautivado.

Es el arrullo maternal de la confianzaen que me siento como un niñoen tu regazoes saberme protegido entre tus brazosy entregarme orante a tu Alabanza.

Despertar de adoración que inunda el almay me hace el eco de tu voz y melodía,la que suscita en mi interior la profecíay sopla en una brisa que me calma.

Es tu Palabra razón de mi existencia,linfa vital, perfume del Eterno,la hoguera que me quema en el inviernola que habita, profunda, en mi conciencia.

Es tu Palabra alimento que no pasafrescura de sabor siempre distintola que apaga la sed de mis instintosy llena la bodega de la casa.

Es rocío del cielo que fecundala avidez de mi tierra desoladasemilla de vida que es sembradasi en mi pecho tu Nombre se pronuncia.

Es tu Palabra dulzura del encuentrocuando mi nada clama al infinito,cuando escucho la tierra que en su gritose hace el eco de todos los lamentos.

Es tu Palabra la voz que me recreay el poder de la vida que se expandecuando resuena en el monte o en el vallecuando se mece serena en la marea.

En tu Palabra vivo, en ella existodesde que el Ser pronunciómi nombre un díadesde el momento en que escuchandola hice míay en su promesa a la muerte me resisto.

Pues tu Palabra es salvación y vida Eternala trascendencia divina de la historiala esperanza que se anida en mi memoriadel Amor puro que rompe mis cadenas.TU

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