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Revista Diocesana Mensual Revista Diocesana Mensual San Juan de los Lagos, Jal. Febrero de 2011 Nº 344

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Revista Diocesana MensualRevista Diocesana Mensual

San Juan de los Lagos, Jal. Febrero de 2011 Nº 344

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Centro Diocesano de Pastoral

Morelos 34. A. P. 21Tel. (395) 785-0020 Fax. (395) 785-0171

Correo-E: [email protected]: [email protected]

47000 San Juan de los Lagos, Jal. Responsable:

Comisión de Pastoral litúrgica

Diócesis de San Juan de los Lagos.

CONTENIDO DEL BOLETÍN:

Presentación ........................................................................................................... 1

Mensaje del Sr. obispo Felipe Salazar Villagrana ............................................... 2

III Semana de formación y animación litúrgica .................................................. 4

TEMAS:

1. La importancia de la Sagrada Escritura en la Litúrga ..................................... 6

2. Liturgia y sacramento, una nueva relacióna partir de Sacrosanctum Concilium ............................................................. 13

3. El sagrado misterio de la Eucaristía ............................................................... 20

4. Los demás sacramentos y los sacramentales ................................................ 28

5. La espiritualidad litúrgica en relación con el «Año del Testimonio»......... 36

Evaluación de la semana de formación y animación litúrgica................................ 41

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FORMACIÓN Y ANIMACIÓN LITÚRGICA

PRESENTACIÓNEl Señor ha resucitado. Aleluya.

A él la gloria y el poder por toda la eternidad.(Ant. de entrada del Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor).

La experiencia pascual es una experiencia de unsalto cualitativo en la historia que envuelve en sudinamismo de vida al hombre y al universo entero.A la luz de esta afirmación, podemos decir que laPascua es la fiesta de la vida. Celebramos laderrota de la muerte por la victoria de la vida.

En la colecta de la Misa del día de la Resurrec-ción, que por cierto resume el contenido del miste-rio de la Pascua, se proclama la novedad de lavida: «Dios nuestro, que por medio de tu Hijovenciste a la muerte y nos has abierto las puertasde la vida eterna, concede a quienes celebramoshoy la Pascua de Resurrección, resucitar también auna nueva vida, renovados por la gracia del Espí-ritu Santo. Por nuestro Señor Jesucristo».

Cristo venció a la muerte, pero esto quiere decirtambién que, ahora, la vida en nosotros es másfuerte que la muerte. No se puede encontrar algoque esté muerto. En la Eucaristía, bebemos ycomemos la nueva vida de la resurrección ennosotros. Ahora anida en nosotros la vida querompe todas las cadenas.

Esta vida nueva tiene que encontrar también suexpresión. El libro de los Hechos de los Apóstoles nosnarra cómo los primeros cristianos expresaban sunuevo estilo de vivir después de haber experimenta-do la Pascua del Señor Jesús: «Los primeros cristianosperseveraban en la enseñanza de los apóstoles y enla unión fraterna, en la fracción del pan y en lasoraciones. Todos estaban impresionados, porqueeran muchos los prodigios y señales realizados por losapóstoles. Todos los creyentes vivían unidos y lotenían todo en común» (Hch 2, 42-44).

La Pascua de Cristo diseña todo un proyecto devida para el cristiano. En el «Año del testimonio y dela misión con los alejados y excluidos», ¿qué repercu-sión está teniendo en nuestra vida personal, familiary social? ¿Cómo se expresa la vida nueva de CristoResucitado en cada uno de nosotros?

Celebrar a Cristo Resucitado continuando latarea evangelizadora dentro de nuestra diócesistiene que ser una expresión de la vida nueva queCristo nos ha traído. Por esta razón la ComisiónDiocesana de Pastoral Litúrgica (CODIPAL) nue-vamente les ofrece el presente Boletín de Pastoralque contiene lo siguiente:

- Presentación e indicaciones metodológicas parala realización de la III Semana de Formación yAnimación Litúrgica.

- Mensaje del Señor Obispo Felipe SalazarVillagrana.

- Los temas de la III Semana de Formación yAnimación Litúrgica.

- Ficha de evaluación de la III Semana de Forma-ción y Animación Litúrgica.

- Informe de actividades de la CODIPAL y susvocalías del presente año pastoral.

- Un artículo sobre «El ministerio del lector».

Además de este material, a cada parroquia sele adjunta un CD que contiene: un poster parahacer la publicidad de la III Semana de Formacióny Animación Litúrgica, los temas de la III Semanaen power point, la ficha de evaluación de la IIISemana y un archivo de audio con los cantos paralos temas de la III Semana de Formación y Anima-ción Litúrgica.

Gracias a todos los que han colaborado en laelaboración de este subsidio y a quienes lo utilizarán.

Que la vida nueva de Cristo Resucitado quelate en nuestros corazones con la fuerza de suEspíritu nos impulse en nuestra tareaevangelizadora a ser signos del Resucitado. ¡Felici-dades, Cristo ha resucitado!

Pbro. Antonio Ramírez MárquezCoordinador de la CODIPAL

[email protected]

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Qué experiencia tan significativa y qué bendi-ción tan grande fue la de los discípulos de Emaús,que en su desilusión son encontrados por el Resuci-tado; por el camino les habla de Él según lasEscrituras y al partir el panlo reconocieron; y su fe y suesperanza se encendieronnuevamente.

El texto de la Escrituraque he tomado para darletítulo a este mensaje meparece muy sugestiva, yaque nos refiere un granacontecimiento, la prime-ra aparición de Jesús Resu-rrección que narra el evan-gelista San Lucas (cfr. Lc24, 13-35). Es un relato ex-traordinario que bien po-dría inspirar un guión parauna película, una pintura,una ópera o una sinfonía sise quiere, pero en este caso,y esto es lo que nos interesa,narra un acontecimiento de fe que dio sentido a lavida de estos discípulos que regresaban de Jerusa-lén desconcertados, desencantados y frustrados.

Este relato nos hace ver que la fe tiene unaestructura ritual, sacramental. Esta fue precisamen-te la experiencia de los discípulos de Emaús: cómoperegrinaron, sin saber, de la palabra a la fraccióndel pan, del signo al significado, del sacramento almisterio, del «forastero» a Cristo Resucitado.

Emaús nos deja ver que la experiencia decisivadel encuentro con Jesús no se realiza en el exterior,en el camino, sino en el interior, alrededor de lamesa donde el encuentro llega a plenitud. «Y enaquel mismo momento», nos dice Lucas, Cleofás y

el otro discípulo se levantaron y regresaron aJerusalén, a la comunidad de los apóstoles: siendolos mismos se han convertido en otros. El regreso aJerusalén es el signo de la transformación que se ha

obrado en ellos: su dimisiónse convierte en misión, y ladispersión del grupo en co-munión.

Celebrar nuestra fe tieneque ser revivir en cada unode nosotros la experienciade los discípulos de Emaús.Gracias a la celebraciónlitúrgica (momento expresi-vo, simbólico, ritual ysacramental; acto que evo-ca y hace presente la salva-ción realizada por Dios enJesucristo con el poder delEspíritu Santo), hacemosnuestro propio recorrido defe: iniciamos peregrinandocomo catecúmenos y termi-namos hundiéndonos

mistagógicamente en la palabra y el ritosacramental; presencia de Cristo Resucitado enmedio de su Iglesia, que renueva y fortalece nues-tra fe y nuestra vida cristiana.

Quiero agradecer nuevamente a la ComisiónDiocesana de Pastoral Litúrgica (CODIPAL), quenos ha preparado el Boletín de Pastoral con lostemas para la III Semana de formación y anima-ción litúrgica, con la finalidad de: «Potenciar larealización de la III Semana de formación y ani-mación litúrgica, para que en el ‘Año del testimo-nio y de la misión con los alejados y excluidos’,continuemos profundizando en los contenidos esen-ciales de la Sacrosanctum Concilium (SC)».

«AL ATARDECER DEL DÍA DE LA RESURRECCIÓN,LOS DISCÍPULOS RECONOCIERON AL SEÑOR

CUANDO PARTIÓ EL PAN. ALELUYA»

MENSAJE DEL SR. OBISPO FELIPE SALAZAR VILLAGRANA

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FORMACIÓN Y ANIMACIÓN LITÚRGICA

Los temas para esta III Semana son los siguien-tes: 1º La importancia de la Sagrada Escritura en lacelebración litúrgica; 2º Liturgia y sacramento,una nueva relación a partir de SC; 3º El sagradomisterio de la Eucaristía; 4º Otros sacramentos y lossacramentales; y 5º La espiritualidad litúrgica enrelación con el «Año del testimonio».

Comentando precisamente sus contenidos, quie-ro destacar el primero que trata sobre «La impor-tancia de la Palabra de Dios en la celebraciónlitúrgica». El tema de la Palabra de Dios en gene-ral, y en la celebración litúrgica de manera concre-ta, es un tema de mucha actualidad y preocupa-ción teológico-pastoral.

Prueba de ello es el reciente documento delPapa Benedicto XVI sobre «La Palabra de Dios enla vida y la misión de la Iglesia» (VD). Después devarios documentos (SC, la Nueva Ordenación delas Lecturas de la Misa, la Instrucción General delMisal Romano, La Interpretación de la Palabra deDios en la Iglesia), hoy finalmente contamos conuna sólida teología litúrgica de la celebración de laPalabra de Dios, lo cual tiene que reflejarse en lapastoral litúrgica y en la piedad popular. Es por elloque, retomando las palabras del Papa BenedictoXVI, invito a «Favorecer cada vez más en el pueblode Dios una mayor familiaridad con la Palabra de

Dios en el ámbito de los actos litúrgicos» (cfr. VD64), para lo cual el mismo documento nos sugierevarias propuestas para la animación litúrgica (cfr.VD 52. 58-60. 62, 63. 65-71).

De todas las propuestas que señala el docu-mento, quiero pedir a las comunidades parroquialesde nuestra diócesis, que se ponga mucha atenciónen la proclamación de la Palabra de Dios en lascelebraciones litúrgicas. Estoy seguro que si se fa-vorece una buena proclamación de la misma, éstahará que arda y se renueve la llama de la fe en losque escuchen la Palabra de Dios como en losdiscípulos de Emaús, y los preparará para que seacerquen a la mesa de la Eucaristía, y alimentán-dose de ella vayan a dar testimonio de lo que hancelebrado.

Ojalá, pues, que aprovechemos estos espaciosde formación que nos brinda nuestra diócesis,recordando que la formación nos ayuda a reno-varnos, a darle sentido, visión y garantía en granmedida a la eficacia de nuestro servicio pastoral.

En el nombre de Jesucristo, Buen Pastor, losbendigo a ustedes y sus proyectos pastorales. ¡Fe-lices pascuas!

+ Felipe Salazar Villagrana

Obispo de San Juan de los Lagos

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FORMACIÓN Y ANIMACIÓN LITÚRGICA

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INTRODUCCIÓN

La formación litúrgica es necesaria para quepodamos entender y adquirir el espíritu y el estilocelebrativos de acuerdo a la Reforma Litúrgica delconcilio Vaticano II y para que sigamos promo-viendo la Pastoral Litúrgica y la Piedad Popularen nuestras comunidades parroquiales.

Al hacer nuevamente la presentación de la IIISemana de Formación y Animación Litúrgica y susindicaciones metodológicas esperamos que esta IIISemana venga a consolidar esta propuestaevangelizadora.

1. Objetivo

Como objetivo paraesta III Semana de For-mación y AnimaciónLitúrgica proponemos elsiguiente:

«Potenciar la realiza-ción de la III Semana deFormación y AnimaciónLitúrgica, para que en el‘Año del testimonio y dela misión con los alejadosy excluidos», continuemos profundizando en loscontenidos esenciales de la SC».

En el 2012 celebraremos el 50° aniversario delConcilio Vaticano II, que inició sus trabajos precisa-mente con la discusión del Esquema sobre la sagra-da liturgia. Y en 2013 será el jubileo de la SC. Espreciso volver a la Constitución Conciliar y releerlaen los nuevos contextos que vivimos, como unapreparación a este evento.

2. Destinatarios

Queremos también recordar lo que ya en los dosaños anteriores hemos sugerido, que este espaciode formación vaya dirigido especialmente a quie-

nes integran el Equipo de pastoral litúrgica y depiedad popular parroquial, pero se abra a todoslos agentes de pastoral y se promueva a toda lacomunidad parroquial, con la esperanza de quesea la ocasión o el pretexto para que se integrennuevos elementos al Equipo pastoral litúrgica y depiedad popular. La formación es un factor necesa-rio para el enriquecimiento, renovación y serviciode nuestros equipos de pastoral.

3. Contenidos y lema

Continuando con el estudio de los contenidosesenciales de la SC, conel curso de acción denuestro IV PlanDiocesano de Pastoral ycon el contenido del pre-sente año pastoral quees el «Año del testimo-nio y de la misión con losalejados y excluidos», lesproponemos la siguien-te temática:

1º La importancia de laSagrada Escritura en la

celebración litúrgica

2º Liturgia y sacramento, una nueva relación apartir de SC

3º El sagrado misterio de la Eucaristía

4º Otros sacramentos y los sacramentales

5º La espiritualidad litúrgica en relación con el«Año del testimonio»

Como lema de la esta III Semana hemos escogi-do el siguiente:

«Del encuentro con Cristo en su palabra, cuerpoy sangre, al encuentro del hermano»

En esta III Semana de Formación y AnimaciónLitúrgica abordaremos como siempre contenidos

III SEMANA DE FORMACIÓNY ANIMACIÓN LITÚRGICA

PRESENTACIÓN E INDICACIONES METODOLÓGICAS

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importantes de la SC, contenidos que nos hablande la presencia de Cristo en la acción litúrgica,pensemos por ejemplo en su Palabra, en supresencia sacramental en las especies eucarísticas,presencia que facilita, garantiza y propiciaun encuentro con Cristo Resucitado, en-cuentro que alimenta, fortalece y lanzanuestra vida cristiana al encuentro delhermano, especialmente al hermano «ale-jado y excluido». El encuentro con el her-mano será el termómetro para medir ladilatación de nuestro amor a Cristo.

4. Indicaciones metodológicas

Creemos que las indicaciones del año pasadoresponden muy bien a las necesidades para larealización de la Semana de Formación y anima-ción litúrgica, si alguien ve conveniente adaptarlasa su realidad y necesidades particulares haga loque considere más conveniente.

Como indicaciones metodológicas señalamoslas siguientes.

1ª Retomar la evaluación de la II Semana deFormación y Animación litúrgica para ver quénos puede servir de esa experiencia y ahora loimplementemos.

2º Emplear el CD que contiene todo el material deliturgia que viene en el Boletín de Pastoral. Unposter para hacerle publicidad a la semana, loscinco temas de la semana en power point y laficha de evaluación.

3º Hacer publicidad a la semana, utilizando elposter que se ofrece para ello en el CD.

4º Planear la semana entre el sacerdote asesor delEquipo de pastoral litúrgica y de piedad popu-lar parroquial y el mismo equipo.

5º Preparar un lugar adecuado para la realiza-ción de la semana.

6º Utilizar la computadora, el cañón y los temasdel Boletín de Pastoral.

7º Distribuirmuy bien eltiempo decada sesión,calculandoque el tema

no pase de una hora y cuarto.

8º Preparar bien los momentos de la Oracióninicial y final, aunque sean breves.

9º Seguir el método Ver, Pensar, Actuar, Cele-brar como están estructurados los temas,tratando cada día de enlazar un temacon el otro.

10º A la luz del contenido y la reflexión delos temas, revisar cómo está funcionandoel equipo de pastoral litúrgica y de pie-dad popular parroquial, cómo es aseso-rado, cómo está su programación y orga-

nización y qué necesidades tiene, etc.

11º De lo estudiado en la Semana, es bueno llegara compromisos concretos y realizar una progra-mación, o si esta ya se tiene, es bueno integraren ella tales compromisos como fruto de lamisma.

12º Realizar la evaluación de la Semana paradetectar los aciertos y los errores, e informar deello a la CODIPAL a través del coordinadordecanal de pastoral litúrgica, ya sea parroquiapor parroquia o haciendo el vaciado de todo eldecanato, o enviarla directamente al coordina-dor o secretario de la Comisión Diocesana dePastoral Litúrgica y Piedad Popular.

13º Sugerimos se concluya la semana celebrando laEucaristía para agradecer al Señor el trabajorealizado en bien de toda la comunidad, y altérmino de la misma se dedique un tiempo paraconvivir y se comparta la experiencia vivida.

Sólo nos resta desearles que tengan una sema-na de mucho éxito. Esperamos que vaya creciendoel interés y la conciencia de la necesidad de lapreparación permanente en todos los agentes dela pastoral, y se aprovecen los espacios para estefin, ya que esta será garantía de renovación yfortalecimiento de nuestra Pastoral Litúrgica y dela Piedad Popular.

Gracias a todospor el esfuerzoen prepararsecada día a ce-lebrar mejornuestra fe.

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OBJETIVO:

Conocer, descubrir y gustar la presencia y elsignificado de la palabra de Dios en laliturgia a la luz de la SC, para que la valore-mos junto con el rito sacramental comoparte esencial en la celebración de nuestrafe.

ORACIÓN INICIAL

En el nombre del Pa-dre…

Leemos y meditamos ensilencio Is 55, 9-11, luego com-partimos nuestra reflexión.

Canto: «Tu Palabra meda vida».

INTRODUCCIÓN

La Iglesia a través de lahistoria ha hecho mucha re-flexión sobre la presenciareal de Cristo en las EspeciesEucarísticas, afirmando que es una presencia realpor antonomasia, porque es una presencia subs-tancial (cfr. EM 9), pero no había desarrolladotanto una teología sobre la Palabra de Dios en lacelebración litúrgica hasta hace poco tiempo.

En el presente tema hablaremos precisamentede la importancia de la Sagrada Escritura en laliturgia, de su presencia y significado en ésta.

I. VEAMOSI. VEAMOSI. VEAMOSI. VEAMOSI. VEAMOS

En esta primera parte de nuestro tema, trate-mos de analizar cuál es la realidad en torno a lacelebración de la Palabra Dios. Respondemos cadaquien las siguientes preguntas, comentamos lasrespuestas y sacamos algunas conclusiones.

1. ¿Qué importancia tiene para usted la SagradaEscritura?

2. ¿Cuál ha sido su experiencia con la SagradaEscritura en la acción litúrgica?

3. ¿Qué sentido tiene para Ud. la presencia de laSagrada Escritura en la liturgia?

4. ¿Qué importancia se leda a la proclamación ycelebración de la Palabrade Dios en su parroquia?

5. ¿Cómo atiende usted ysu comunidad a la Pala-bra de Dios en la celebra-ción litúrgica?

II. PENSEMOSII. PENSEMOSII. PENSEMOSII. PENSEMOSII. PENSEMOS

1. La Sagrada Escrituraen los documentos delconcilio Vaticano II

El concilio Vaticano noes el primer concilio que se ocupa de la SagradaEscritura. Los concilios de Trento y Vaticano I,habían ya tratado el tema, sobre todo desde elpunto de vista dogmático. La novedad que apor-ta el Vaticano II es que trata la Sagrada Escrituradesde una perspectiva sacramental. Ya no existenproblemas de fijación del canon, de interpretaciónde la Escritura frente a corrientes protestantes; elVaticano II presenta la Escritura como lo que es: laPalabra que Dios dirige al pueblo de su Alianza, desu Alianza nueva y definitiva en Cristo reunidopara celebrar el misterio de Salvación. En la SC laSagrada Escritura no ocupa un puesto central, sinoque es estudiada en relación con la liturgia.

De esta comprensión sacramental de la Sagra-da Escritura se derivan los principios expuestos en

TEMAS

1. LA IMPORTANCIA DE LA SAGRADA ESCRITURAEN LA LITÚRGA

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los documentos conciliares, que lógicamentetendrán una gran incidencia en la reforma dela celebración litúrgica.

1.1. La constitución«Sacrosanctum Concilium»

El número veinticuatro de la SC puede con-siderarse como una gran introducción al temade la Sagrada Escritura y la Liturgia. En él, almismo tiempo que se subraya la gran impor-tancia de la relación entre la Sagrada Escrituray la Liturgia, nos da las razones que nos ayudana comprender el por qué de esta relación.

En la celebración litúrgica la importancia dela Sagrada Escritura es sumamente grande.Pues de ella se toman las lecturas que luego seexplican en la homilía, y los salmos que secantan, las preces, oraciones e himnos litúrgicosestán penetrados de su espíritu y de ella recibensu significado las acciones y los signos. Por tanto,para procurar la reforma, el progreso y laadaptación de la sagrada Liturgia, hay quefomentar aquel amor suave y vivo hacia laSagrada Escritura que atestigua la venerabletradición de los ritos, tanto orientales comooccidentales (SC 24).

El texto conciliar da las razones del por quées importante la Sagrada Escritura en relacióncon la Liturgia.

Primera: las lecturas que se proclaman yse explican en la homilía proceden de la Sa-grada Escritura; segunda: la misma SagradaEscritura proporciona los salmos que se cantanen las celebraciones; tercera: los salmos sonfuente de inspiración de las plegarias, oracio-nes y cantos litúrgicos; en cuarto lugar: laSagrada Escritura es clave de interpretaciónde los signos litúrgicos. Estas cuatro razones sontestimoniadas por la tradición litúrgica orien-tal y occidental.

Después de esta introducción general altema de la Sagrada Escritura en la Liturgiaen el número 24 de la SC, la misma constitu-ción conciliar formulará unos principiosteológicos que fundamentan ontoló-gicamente tal relación.

a) Presencia de Cristoen la Sagrada Escritura

Uno de los principios fundamentales para com-prender la razón de utilización de la Sagrada Escrituraen la Liturgia, es el principio de la presencia de Cristoen su palabra. Este principio se formula en el número7 de la constitución SC; es una especificación delprincipio de la presencia de Cristo en las celebracioneslitúrgicas enunciado de manera genérica y despuésespecificado y aplicado a las diversas acciones litúrgicasy partes integrantes de la celebración.

Está presente en su palabra, pues cuando se lee en laIglesia la Sagrada Escritura, es Él quien habla (cfr. SC 7).

Analicemos más detenidamente este principio con-ciliar. En primer lugar, salta a la vista que se trata deuna presencia dinámica, no estática. Dicho de otramanera, la presencia de Cristo no está en el libroimpreso de la Escritura, sino cuando este libro es leído enla comunidad eclesial. Cristo no está presente en la letramuerta del códice, sino cuando esta letra se proclamaen la Iglesia anunciando el designio salvador.

La presencia de Cristo en la Palabra se realizaracuando ésta es proclamada a la Iglesia, y ésta serealiza al máximo nivel en la celebración litúrgica, yaque como acción de Cristo y de su Cuerpo que es laIglesia es una acción sagrada inigualable.

Más adelante, en el número 33 la SC insistirá en lapresencia de Cristo en la proclamación de la Palabra.

Aunque la sagrada Liturgia sea principalmenteculto de la divina Majestad, contiene también unagran instrucción para el pueblo fiel. En efecto, en laliturgia, Dios habla a su pueblo; Cristo sigue anuncian-do el Evangelio. Y el pueblo responde a Dios con elcanto y la oración.

Más aún: las oraciones que dirige a Dios el sacerdote-que preside la asamblea representando a Cristo- sedicen en nombre de todo el pueblo santo y de todos loscircunstantes. Los mismos signos visibles que usa lasagrada Liturgia han sido escogidos por Cristo o por laIglesia para significar realidades divinas invisibles. Portanto, no sólo cuando se lee «lo que se ha escrito paranuestra enseñanza» (Rm 15,4), sino también cuandola Iglesia ora, canta o actúa, la fe de los participantesse alimenta y sus almas se elevan a Dios a fin detributarle un culto racional y recibir su gracia conmayor abundancia (cfr. SC 33).

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En el número 7 de la constitución conciliar sola-mente se hablaba de la presencia de Cristo en laPalabra, ahora se habla también de la presenciade Dios, ya que Él habla a su pueblo en la lecturadel AT, y Cristo habla en el evangelio. Se insiste enel mismo tema de la presencia de Dios o de Cristoen la proclamación de las Escrituras en la celebra-ción litúrgica.

La consecuencia es que el pueblo a quien Dioshabla tiene que responderle con cánticos y oracio-nes. De esta manera se establece un diálogo salvíficoentre Dios y su pueblo, la fe se robustece y loscorazones se disponen para ofrecerle el obsequioracional de la fe, y para recibir mayor abundanciade su gracia.

b) La mesa de la Palabray de la Eucaristía

Otro de los principios fundamentales que pro-pone la SC es el de la doble mesa, la de la Palabray la de la Eucaristía. Este principio se expone en elcapítulo segundo de la constitución que trata delmisterio de la Eucaristía.

Se habla de esta doble mesa en el ámbito de laparticipación de los fieles en la celebracióneucarística: se instruyan con la Palabra de Dios y sealimenten con el Cuerpo de Cristo.

Por tanto, la Iglesia, con solícito cuidado, procu-ra que los cristianos no asistan a este misterio de fecomo extraños y mudos espectadores, sino quecomprendiéndolo bien a través de los ritos y ora-ciones, participen conscientes, piadosa y activa-mente en la acción sagrada, sean instruidos con lapalabra de Dios, se fortalezcan en la mesa delCuerpo del Señor, den gracias a Dios, aprendan aofrecerse a sí mismos al ofrecer la hostia inmaculadano sólo por manos del sacerdote, sino juntamentecon él, se perfeccionen día a día por Cristo media-dor en la unión con Dios y entre sí, para que,finalmente, Dios sea todo en todos (SC 48).

c) Mayor abundancia de la Palabra deDios

Si la mesa de la Palabra alimenta a los fieles aligual que lo hace la mesa eucarística, ésta tieneque estar bien proveída. Es una consecuencia decuanto se ha dicho anteriormente.

A fin de que la mesa de la palabra de Dios seprepare con más abundancia para los fieles ábransecon mayor amplitud los tesoros de la Biblia, demodo que, en un período determinado de años, selean al pueblo las partes más significativas de laSagrada Escritura (cfr. SC 51).

En el Leccionario está presente toda la Palabrade Dios, no tanto en sentido cuantitativo, sinosobre todo en sentido cualitativo, es decir, propo-niendo todos aquellos textos que son necesariospara la comprensión total del Misterio de Cristo.

d) Intima conexión entre Palabra y Rito

Otro principio de la constitución conciliar sobrela relación entre la Sagrada Escritura y Liturgia, esque la liturgia de la Palabra y la sacramentalforman una unidad constitucional celebrativa.

La constitución introduce un lenguaje nuevocon la expresión «liturgia de la palabra», dejandoobsoletas las denominaciones habituales en la épocapreconciliar como «antemisa» o «misa de loscatecúmenos».

En el número 35 el texto conciliar enuncia demanera concisa el principio de unidad, de conjun-ción entre Palabra y Rito. De este principio deducecuatro consecuencias prácticas.

Para que aparezca con claridad la íntima co-nexión entre la palabra y el rito en la Liturgia:

1) Riqueza de lectura de la SagradaEscritura

En las celebraciones sagradas debe haber lectu-ra de la Sagrada Escritura más abundante, másvariada y más apropiada.

Del principio de la unidad entre Palabra y Rito,el texto conciliar dice las cualidades que debe detener este mayor uso de la Palabra de Dios: tieneque ser abundante, variada y apta. Estas cualida-des que tiene que tener la proposición de la Pala-bra de Dios de alguna manera responden al deseode corregir la situación preconciliar. Ante el poco eiterativo uso de la Escritura en la celebracióneucarística, y su ausencia en la celebración de losotros sacramentos, se dice que ésta sea abundantey variada; la abundancia y variedad de la Palabrade Dios tiene también que ser apta para producirfruto espiritual en los fieles.

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2) Una segunda consecuenciaes la homilía.

Por ser el sermón parte de la acción litúrgica, seindicará también en las rúbricas el lugar más apto,en cuanto lo permite la naturaleza del rito; cúm-plase con la mayor fidelidad y exactitud el minis-terio de la predicación. Las fuentes principales de lapredicación serán la Sagrada Escritura y la Litur-gia, ya que es una proclamación de las maravillasobradas por Dios en la historia de la salvación omisterio de Cristo, que está siempre presente yobra en nosotros, particularmente en la celebra-ción de la Liturgia.

La homilía forma parte de la acción litúrgica, yno puede ser considerada como una mera instruc-ción catequética que se ofrece con motivo de lacelebración litúrgica. La homilía de por sí formaparte de la celebración de la Palabra, por estomismo hay que explicar el texto sagrado, haciendover como la Palabra de Dios es el anuncio de lo quese actualiza en la celebración litúrgica, es decir, elmisterio de Cristo.

3) La tercera consecuenciason las catequesis litúrgicas ylas celebraciones de la Palabra.

Incúlquese también por todos los medios lacatequesis más directamente litúrgica, y si es pre-ciso, téngase previstas en los ritos mismos brevesmoniciones, que dirá el sacerdote u otro ministrocompetente, pero solo en los momentos más opor-tunos, con palabras prescritas u otras semejantes.

La catequesis litúrgica tendrá como objetivohacer comprender la relación profunda existenteentre Palabra y Rito; por tanto hay que promoverla catequesis específicamente litúrgica del pueblode Dios.

4) Finalmente se proponenlas celebraciones de la Palabra deDios.

Foméntense las celebraciones sagradas de lapalabra de Dios en las vísperas de las fiestas mássolemnes, en algunas ferias de Adviento y Cuares-ma y los domingos y días festivos, sobre todo en loslugares donde no haya sacerdotes, en cuyo casodebe dirigir la celebración un diácono u otro dele-gado por el Obispo.

Para mayor conocimiento de la Palabra deDios, se proponen celebraciones de la misma en lasfiestas más solemnes, en algunas ferias de advientoy cuaresma, y en los domingos y días de fiesta.

En el número 56 se insiste en el mismo principioenunciado en el número 35, el principio de launidad entre Palabra y Rito, pero contempladodesde la celebración eucarística; si en el número 35el principio era enunciado de manera concisa, eneste texto se formula con mucho énfasis.

Las dos partes de que costa la Misa, a saber: laLiturgia de la palabra y la Eucaristía, están taníntimamente unidas que constituyen un solo actode culto (SC 56).

La unión entre la liturgia de la Palabra y de laEucaristía es calificada de «estrecha». La SC hausado dos términos para subrayar la unión entrePalabra y Rito: intime y arcte. El término intimesignifica algo interior, se refiere a la parte másprofunda; por tanto, al decir que Palabra y Rito seunen «íntimamente» no puede referirse solamen-te a una unión externa, ceremonial, sino que estaunión afecta a la parte más profunda de la cele-bración.

El segundo término usado, arcte que ademásde «estrechamente», significa también sólidamen-te, reforzando así el significado del primer términousado. La unión entre Palabra y Rito, no es sola-mente una unión interna, profunda, sino que ade-más es una unión sólida, estable.

Hemos hablado al iniciar este apartado deunión constitucional entre Palabra y Rito; creemosque además de calificarla de constitucional, pode-mos decir que también es una unión substancial. Sia la celebración de la eucaristía, o de cualquiercelebración litúrgica, le faltara la liturgia de laPalabra, constitucionalmente no sería perfecta, lefaltaría algún elemento sustancial.

Pero podemos preguntarnos ¿cuál es la razónde esta unidad constitucional y sustancial entrePalabra y Rito?, ¿por qué toda celebración litúrgi-co-sacramental exige constitucionalmente la pro-clamación de la Palabra de Dios?

Será en el número 35,2 antes citado, en dondela constitución conciliar parece abrirnos camino

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para una inicial explicación del por qué la íntimaunión entre Palabra y Rito. En este texto se enun-cian dos principios: a) la Sagrada Escritura es elanuncio de las maravillas de Dios en la Historia dela Salvación; y b) esta Historia de Salvación oMisterio de Cristo está siempre presente y operanteen todas las celebraciones litúrgicas. Relacionandoestos dos principios podemos deducir la respuesta anuestra pregunta.

1.2. Los textos de la DV

La constitución SC ha afirmado de manerarotunda la importancia que tiene la Sagrada Es-critura en la Liturgia; y lo ha afirmado no sólogenéricamente, sino esbozando a la vez algunosprincipios que derivan de la afirmación general.

Los textos de la DV, no sólo corroboran el prin-cipio de la importancia de la Sagrada Escritura enla Liturgia afirmado en la SC, sino que lo profun-dizan y lo reafirman, no desde la perspectivalitúrgica, sino desde la que le es propia, es decir, larevelación.

De manera mucho más incisiva la DV habla nosólo de la doble mesa de la Palabra y la Eucaristía,sino que ahondando en este principio, habla de laveneración de las Escrituras como si del cuerpo delSeñor se tratara.

La Iglesia siempre ha venerado la SagradaEscritura, como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo,pues, sobre todo en la sagrada liturgia, nunca hacesado de tomar y repartir a sus fieles el pan devida que ofrece la mesa de la palabra de Dios y delCuerpo de Cristo (DV 21).

Esta afirmación de la DV acerca de la venera-ción de las Escrituras presupone y corrobora elprincipio de la presencia de Cristo en las mismas,principio afirmado en el número 7 de la SC. ¿Cómola Iglesia podría venerar las Escrituras como sifueran el cuerpo de Cristo, si en ellas no estuvieraCristo presente? Presencia de Cristo en las Escritu-ras que no ensombrece para nada la presencia realde la Eucaristía.

¿Cómo hay que entender la veneración de lasEscrituras, si antes hemos dicho que la presencia deCristo no era una presencia muerta en la letraimpresa, sino que se actuaba en la proclamación?

Lógicamente la veneración a las Escrituras se ma-nifestará cuando éstas sean proclamadas.

El designio de Dios revelado ha sido escrito porinspiración del Espíritu Santo como documento dela Alianza que ha sellado con los hombres. En estaletra se contiene lo que Dios ha querido revelarnos,sin ella no conoceríamos el designio de Dios. Esta esla razón por la que las Escrituras merecen nuestraveneración, porque ellas son el signo del designiode Dios, la mediación a través de la cual nosotrospodemos conocer su voluntad salvífica. Nos pone-mos evidentemente en una dimensión sacramental.El códice de la Palabra de Dios es el signo, es lamediación por la que conocemos el designio deDios que nos habla, por eso la Iglesia lo venera enla celebración; pero para que percibamos la vozdel Señor, el códice tiene que ser leído.

La DV nos presenta las Escrituras de formadinámica, no como letra muerta, sino como vehí-culo, «sacramento» por medio del cual Dios noshabla, y nosotros, atentos a su voz, podemos cono-cer su designio salvífico.

En los libros sagrados, el Padre, que está en elcielo, sale amorosamente al encuentro de sus hijospara conversar con ellos. Y es tan grande el podery la fuerza de la palabra de Dios, que constituyesustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sushijos, alimento del alma, fuente límpida y perennede vida espiritual (DV 21).

Como que el Padre habla constantemente a sushijos en las Escrituras, por esto hay tanta fuerza enellas que son sustento y vigor para la Iglesia, fuerzapara la fe, y fuente pura y perenne de vidaespiritual.

La Sagrada Escritura en otros documen-tos de la Iglesia

En los documentos conciliares se establecen losfundamentos teológicos del binomio Sagrada Es-critura-Liturgia. En los documentos que a conti-nuación se citarán veremos el desarrollo de aque-llos.

a) La IGMR

La Instrucción General del Misal Romano (IGMR)retoma los textos de SC 7 y 33 en lo que a la Palabrade Dios se refiere, y el texto de SC 52 trata de la

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homilía, y hace dos grandes afirmaciones sobre lateología litúrgica de la Palabra de Dios: a) que Diosy Cristo hablan a su pueblo (cfr. n. 29); b) que Cristoestá presente en su Palabra, y los fieles respondencon el silencio, los cantos, se adhieren a Él en laprofesión de fe y oran por las necesidades de todoel mundo (cfr. n. 55). Finalmente en la IGMR seinsinúa el tema de la mesa de la Palabra de Dios(cfr. n. 57).

b) La OLM

Los prenotandos de la nueva Ordenación de lasLecturas de la Misa (OLM) nos ofrecen un progresode la teología de la celebración de la Palabra deDios al ofrecernos una reflexión desarrollada ysistematizada en cuatro principios: a) unidad entrela Palabra y la acción litúrgica o el Rito (cfr. n. 1). Enla acción litúrgica la Palabra de Dios adquiere unanueva interpretación y una nueva eficacia (cfr. n.3); en ella alcanza su plena significación, es siempreviva y eficaz (cfr. n. 4), al ser considerada comosigno, es decir, al considerarla en el ámbitosacramental; b) presencia de Cristo en la procla-mación de las Escrituras (cfr. n. 4, nota 10; 46); c)centralidad de Cris-to en las Escrituras(cfr. n. 5); d) la Pa-labra de Dios cons-truye la Iglesia (cfr.7); e) la Palabra deDios es viva por laepíclesis del Espíri-tu Santo (cfr. 4. 9.47). Esta es la granaportación de laOLM. Todos losprincipios enuncia-dos en los que sefundamenta la re-flexión teológica sehacen realidad por el Espíritu quien hace que laPalabra de Dios sea viva en la celebración, seacapaz de edificar y construir la Iglesia; nos lleva a laconsideración de la centralidad de Cristo en laEscritura, y, sobre todo, a considerar como en lacelebración litúrgica se hace presente y actuante laHistoria de la Salvación anunciada en la procla-mación de la Palabra.

c) La Interpretación de la Bibliaen la Iglesia

En este documento de la Pontificia ComisiónBíblica (15-4-93) se exponen los siguientes princi-pios: el canon de los escritos inspirados ha nacido enla celebración litúrgica y en la Tradición, la Iglesiainterpreta, aún hoy la Sagrada Escritura, y el lugarde la proclamación de la Escritura es la celebraciónlitúrgica, en ella se realiza la plena actualización delos textos bíblicos porque Cristo, presente en ellos, sedirige a la comunidad congregada en su nombre;finalmente, se habla de la unidad entre palabra yrito.

d) La Exhortación Apostólica PostsinodalVerbum Domini (VD)del Papa Benedicto XVI sobre«La Palabra de Dios en la viday en la misión de la Iglesia»

En este documento partiendo de que la «Iglesiaes la casa de la Palabra», y retomando la reflexiónde SC 7 y 24, la Nueva OLM 3, 4 y 9 y La interpre-tación de la Biblia en la Iglesia, Verbum Domini

habla de la relación entre laSagrada Escritura y la litur-gia, haciendo dos grandes afir-maciones teológicas y unapropuesta pastoral.

En cuanto a las afirmacio-nes teológicas dice lo siguien-te: a) «la liturgia es el lugarprivilegiado de la Palabra deDios», porque todo acto li-túrgico está empapado deella; en ella Dios habla a supueblo y éste escucha y res-ponde (n. 52); b) «lasacramentalidad de la Pala-bra», uno de los grandes

aportes del Sínodo. La Palabra de Dios, por sucarácter performativo (que «hace» lo que «dice»),en la liturgia de la Palabra es un elemento deci-sivo en la celebración de cada sacramento, espe-cialmente en el sacramento de la eucaristía: Pa-labra y Eucaristía se pertenecen tan íntimamenteque no se pueden comprender la una sin la otra;en ella la Palabra de Dios se hace

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sacramentalmente carne en el acontecimientoeucarístico; por último, si Cristo está realmentepresente en las especies del pan y del vino, en laPalabra proclamada en la liturgia, está presentede modo análogo también (n. 53-56).

Como propuesta pastoral pide: «favorecer cadavez más en el pueblo de Dios una mayor familia-ridad con la Palabra de Dios en el ámbito de losactos de culto» (n. 64), y para llevar esto a acabohace varias sugerencias pastorales: no descuidar laliturgia de la Palabra en las celebraciones litúrgicasy de la piedad popular (n. 52); cuidar la proclama-ción de la palabra de Dios con lectores bien prepa-rados (n. 58); mejorar la calidad de la homilía, (n.59); difundir en el pueblo de Dios la celebración deLaudes y Vísperas (n. 62); proclamar y explicar laPalabra de Dios en la celebración de las bendicio-nes (n. 63); promover la celebración de la Palabrade Dios (n. 65); educar al pueblo de Dios en el valordel silencio en relación con la Palabra de Dios y surecepción en la vida de los fieles; celebrar la liturgiade la Palabra de tal manera que favorezca sumeditación (n. 66); resaltar en las solemnidadeslitúrgicas, la proclamación de la Palabra, especial-mente el Evangelio, utilizando el Evangeliario, ycantando el saludo inicial y final a la proclamaciónde éste (n. 67).

En la construcción de las Iglesias se ha de cuidarque estas sean lugares adecuados para la procla-mación de la Palabra, la meditación y la celebra-ción eucarística, y fuera de los espacios sagrados yde la acción litúrgica, sean elocuentes, presentan-do el misterio cristiano en relación con la Palabrade Dios; el ambón conviene que sea fijo, comoelemento escultórico en armonía estética con elaltar, de manera que represente visualmente elsentido teológico de la doble mesa de la Palabra yde la Eucaristía; que en las Iglesias se destine unlugar de relieve donde se coloque la SagradaEscritura también fuera de la celebración, sin ocu-par el centro, que corresponde al sagrario con elSantísimo Sacramento (n. 68); no sustituir nuncalas lecturas de la Sagrada Escritura ni el salmoresponsorial por otros textos (n. 69); favorecer elcanto litúrgico que tenga una clara inspiraciónbíblica y que sepa expresar, mediante una concor-dancia armónica entre las palabras y la música, la

belleza de la palabra divina (n. 70); y finalmente,prestar una atención especial a los que tienenproblemas para participar activamente en la li-turgia, como por ejemplo, los discapacitados en lavista y en el oído (n. 71).

III. ACTUEMOSIII. ACTUEMOSIII. ACTUEMOSIII. ACTUEMOSIII. ACTUEMOS

Tratando de responder a lo que pide el docu-mento, «La Palabra de Dios en la vida y misión dela Iglesia», tratemos de concretizar y de llevar a lapráctica lo que hemos reflexionado.

1. De las sugerencias pastorales que propone VDpara «favorecer cada vez más en el pueblode Dios una mayor familiaridad con la Pala-bra de Dios en el ámbito de los actos deculto», ¿qué urge más poner en práctica ennuestra comunidad parroquial?

2. ¿Qué se puede hacer para valorar y cuidarmejor los signos de la mediación litúrgica dela Palabra de Dios como lo son: el lector y laproclamación de la Palabra de Dios, la asam-blea, el evangeliario, el ambón, el canto y elsilencio?

3. Incluyan en el programa del Equipo de pas-toral litúrgica parroquial y de la piedadpopular una meta con las actividades co-rrespondientes para cumplir con tal propósi-to.

IV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOS

Para concluir y dar gracias por el tema de hoy,recitemos la siguiente oración:

Señor, concédeme ser oyente de tu Palabra,acercarme a ella, con corazón de niño, con actitudde apertura y búsqueda como María. Que tuPalabra resuene en mi corazón, que haga eco enmi vida, que me hable y la obedezca en el gozo yla esperanza, en la tristeza y la desilusión; porquesólo así, seré discípulo y maestro, pregonero ysacramento de tu amor, pan para el hermano,partido y repartido hasta saciar. Aumenta en mí,Señor, el deseo de tu Palabra, el deseo de conocer-te más y más. Amén». Nos consagramos a la VirgenMaría, mujer de escucha de la Palabra de Dios.

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OBJETIVO:

Reflexionar en la nueva relación entre litur-gia y sacramento a la luz de la SC, para queel sacramento no sólo se le vea desde sureferencia dogmática, disciplinar, moral, oespiritual, sino también, en y desde su refe-rencia litúrgica.

ORACIÓN INICIAL

En el nombre del Padre…

Canto: «Al reunirnos en nom-bre del Señor, Cristo está entrenosotros»

«Señor Dios nuestro, poder inmuta-ble y luz sin ocaso, prosigue bondadosoa través de tu Iglesia, sacramento desalvación, la obra que tu amor dispusodesde la eternidad; que todo el mundovea y reconozca que los caídos se levantan, que serenueva lo que había envejecido y que todo seintegra en aquel que es el principio de todo, Jesu-cristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo porlos siglos de los siglos. Amén» (MR 157).

INTRODUCCIÓN

Antes del concilio Vaticano II el sacramento noera considerado ni valorado dentro del contextoeclesiológico y por lo tanto litúrgico, sólo desde elcontexto cristológico y jurídico, se le veía como algoinstituido por Cristo, respondiendo a losReformadores que negaban tal afirmación, y sólorequería de ciertas condiciones de validez y licitudpara que fuera efectivo, ex opere operato (por laacción realizada) y causara su efecto santificante.

La teología litúrgica de la SC, redescubriendo yrevalorando la sacramentalidad de la liturgia res-tablece la relación que debe existir entre liturgia ysacramento, recuperándolo y reubicándolo en elámbito eclesiológico-litúrgico.

I. VEAMOSI. VEAMOSI. VEAMOSI. VEAMOSI. VEAMOS

Para tratar de conocer cómo está la relaciónentre liturgia y sacramento, vamos a responder aalgunas preguntas a nivel personal y luego secomentan las respuestas y se sacan conclusiones.

1. ¿Qué relación cree que existe entre la liturgia y lossacramentos?

2. ¿Qué necesidades pastorales descubre en suparroquia en cuanto a la celebración litúrgicade los sacramentos?

3. ¿Es importante la celebración litúrgica de lossacramentos? ¿Por qué?

4. ¿En qué le ayuda a usted la celebración de lossacramentos?

5. Se dice que: «el signo sacramental reducido a lascondiciones indispensables para la validez, aje-no del contexto celebrativo, resulta insuficienteen el plano de la santificación, y es poco efectivoen el plano pastoral», ¿qué opina usted sobreesto?

II. PENSEMOSII. PENSEMOSII. PENSEMOSII. PENSEMOSII. PENSEMOS

1. La teología litúrgicaen la Sacrosanctum Concilium

Comentando el esquema conciliar el P. Salva-dor Marsili dice que el Vaticano II desemboca enuna teología de la liturgia haciendo una relecturay una propuesta de la liturgia en clave «pastoral»,o mejor de una «teología de la celebraciónlitúrgica». Ya que sólo así haciendo de la liturgiauna «celebración» auténtica, fue posible que elconcilio superara dos posiciones con las cuales laliturgia se identificaba: la posición de una liturgiacomo hecho tradicional, en la cual no se distingueel factor «Tradición» de las numerosas tradicionesque se le han pegado; y la otra posición: ver la

2. LITURGIA Y SACRAMENTO, UNA NUEVA RELACIÓNA PARTIR DE SACROSANCTUM CONCILIUM

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liturgia solamente bajo el aspecto jurídico, es decircomo un rito externamente realizado. El mismoMarsili dirá que el concilio supera la primera posi-ción ubicando la liturgia en la «Historia de laSalvación», y la segunda es vencida, al proponer laliturgia sobre una perspectiva «dinámico-teológica», es decir, colocada en la esfera de la«presencia» de Cristo que actúa en el rito y con elrito, como una vez había actuado en y con supropia humanidad.

En orden a conocer la teología de la liturgia quenos proporciona la SC es importante subrayar estoscuatro aspectos: 1. La SC no contiene una teologíaespeculativa sobre la naturaleza de la liturgia; 2.La SC es más bien una reflexión del «contenido» dela acción celebrativa en la línea de la tradiciónpatrística y litúrgica reelaborada por el movimien-to litúrgico, que resalta su naturaleza mistérica; 3.Expresa la doctrina en dos diversos lenguajes: unomás sintético, asertivo, que sitúa la liturgia en laeconomía salvífica o Historia de la Salvación; elotro, más descriptivo de la misma actio liturgica,que asume como categoría hermenéutica de fon-do la eclesiología de comunión; 4. La SC utiliza unacomprensión de Palabra y sacramento que impli-ca su mutua reciprocidad. En pocas palabras lateología litúrgica de la SC es doctrina del misteriolitúrgico y de su celebración, o como dice Marsili, esla «teología de la celebración litúrgica».

a) El concepto de liturgia en la SC

El número 7 de SC se describe la liturgia: «comoel ejercicio de la función sacerdotal de Jesucristo, enla que, mediante signos sensibles, se significa y serealiza, según el modo propio, la santificación delhombre y, así, el cuerpo místico de Cristo, esto es, laCabeza y sus miembros, ejerce el culto público».

En esta descripción se nota un progreso sobre laconcepción de la liturgia con respecto a la encíclicaMediator Dei (MD).

a) La noción es netamente derivada del conceptode sacramentum, visto en Cristo mismo, en laIglesia en general, y aplicado aquí a la liturgia.Este aspecto subraya fuertemente la«sacramentalidad» de toda la liturgia.

b) Por esto se resalta la realidad de signo sensible.La liturgia es asumida en este concepto: es un

complejo de signos sensibles a través de loscuales Cristo ejercita en cierto modo susacerdocio, santificando a los hombres y asu-miéndolos en el culto que con ellos da al Padre.

c) Este complejo de signos no se refiere solamenteal culto, sino tanto a la santificación como alculto. El doble movimiento de la liturgia, aquelque de Dios baja al hombre y que del hombresube a Dios, es mucho más marcado de comoviene en la MD.

Al final del número 7 la SC habla de la eficaciade la liturgia, «por ello, toda celebración litúrgica,como obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, quees la Iglesia, es acción sagrada por excelencia cuyaeficacia, con el mismo título y en el mismo grado,no iguala ninguna otra acción de la Iglesia».

Sin embargo, ¿cómo se puede decir que paralograr este doble fin -la glorificación de Dios y lasantificación de los hombres- no existe ningunaotra acción en la Iglesia que iguale la eficacia de laliturgia?

No es fácil tratar de explicar esta realidad, puesse quiso evitar la expresión técnica de la escolásticaopus operatum y opus operantis ecclesiae, paradecir que, en la liturgia dicho doble fin se alcanzacon la máxima eficacia (efficacitatem quammaximam, dice MD), y a eso quiere referirse laconstitución. ¿Por qué? Por dos razones: porque seconsidera la eficacia objetiva de las accioneslitúrgicas, que son acciones de la Iglesia; y segundo,cuando la Iglesia santifica, ora, enseña, dicta leyes,predica, administra, con el fin de la santificación delos hombres y de dar culto a Dios, ninguna de estasacciones tiene la eficacia objetiva de las accioneslitúrgicas. Marsili comenta: es la «presencia real»de Cristo la que hace que la liturgia sea unarealidad insustituible con capacidad de santificar yde dar culto, porque constituye una continuaciónefectiva del «tiempo de Cristo» en el «tiempo de laIglesia» que es el tiempo de la redención en acto.

2. La Sacramentalidad de la liturgia enla Sacrosanctum Concilium, expresiónde su teología litúrgica.

Una vez tratada la teología litúrgica y el con-cepto de liturgia en la SC se pretende ahora,profundizar en la sacramentalidad de la liturgia,

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que constituye una dimensión fundamental de larevelación.

2.1. Descripciónde la Sacramentalidad comocategoría teológico-litúrgica

Para describir el concepto de sacramentalidadcomo categoría teológico-litúrgica es necesario par-tir de la misma revelación -que en cualquiera de lasetapas de la historia de la salvación se expresa conun lenguaje tejido de palabra y acción-, que en laencarnación de Cristo o «sacramento de la encarna-ción», como diría la primera escolástica, es donde Élse constituye en fundamento y modelo de toda lasacramentalidad. Cristo es pues, el sacramento pri-mero, esencial y absoluto en este designio de gracia,nacido del amor gratuito del Padre, cuyo contenidoes la salvación, que los teólogos modernos (K. Rahner)llaman el Ursakrament, sacramento-fuente de lasalvación.

La expresión «sacramento de salvación» referi-da a la Iglesia es una de las claves interpretativasdel misterio de la Iglesia que la SC ha asumido yque ha servido también para la elaboración delprimer capítulo de la LG.

En SC 5 aparece la fórmula, citando a SanAgustín (Enarr. In Ps. 138, in CCL 40, 1991): «delcostado de Cristo dormido en la cruz nació elsacramento admirable de toda la Iglesia».

Al aplicar a la Iglesia esta denominación seretorna al mysterion en su concepción bíblica, quecomo se ha dicho ya, el término sacramento seentiende en analogía a la encarnación de Cristo,por tanto «la Iglesia es en Cristo como un sacra-mento o signo e instrumento de la unión íntima conDios y de la unidad de todo el género humano»(LG 1), por ello la Iglesia es no sólo sacramento desalvación, sino «sacramento universal de salva-ción» (LG 48), que en Cristo encuentra la fuente yel prototipo de toda sacramentalidad.

Cuando se habla de Cristo como «sacramento»de la bondad eficaz salvífica de Dios para loshombres se debe entender el término en el sentidode que Él es mucho más que un signo, según el usomoderno de la palabra, aunque eficaz, de lagracia. Él es la epifanía, la manifestación, la pre-

sencia revelante de Dios: «Felipe, quien me ha vistoa mí ha visto al Padre» (Jn 14,9). Así mismo laIglesia, no es puro «sacramento», puro signo, purainstrumentalidad. Ella vive ya de la realidad de lacual es signo y de la cual ejercita su ministerio.

Sin embargo, Cristo y la Iglesia, ofrecen la salva-ción, pero de manera diversa. Él es el mediadorcomo cabeza y fuente; la Iglesia en cambio tienesólo un ministerio de la mediación de Cristo. Él, noes solamente la fuente al origen histórico de laIglesia, en cuanto fundador, Él es la fuente actual,actualmente activa.

La idea de la Iglesia como sacramento, en elconcilio ha sido un medio para poder superar unavisión prevalentemente jurídica, según la cual, laIglesia, una vez fundada por Cristo, tendría consisten-cia y vida por sí misma, independientemente de Él.Esta idea se superó por la perspectiva cristocéntrica,una de las características del Vaticano II. Por tanto, laIglesia no es sacramento de salvación por sí misma yen sí misma, sino sólo en absoluta dependencia res-pecto a Cristo y al Espíritu Santo, o como dice DeLubac, «la Iglesia es aquí en la tierra el sacramento deJesucristo, como Jesús es para nosotros, en su humani-dad, el sacramento de Dios».

Congar afirma que la idea de la Iglesia comosacramento de la salvación ha sido recuperada enla teología moderna, ya que, según continúa di-ciendo, al desarrollo de la teología sacramentariano se acompañó un desarrollo adecuado del temade la Iglesia-sacramento de salvación.

La idea de Iglesia-grande sacramento encontrómucho fervor en la teología alemana del siglo XIX(de los teólogos de esta época se puede mencionara: J. A. Möhler, Heinrich Klee, J. H. Oswald, M. J.Scheeben y J. H. Newman), oponiéndose alfilosofismo, el cual concebía a la Iglesia como maes-tra y norma del creyente, se redescubrió su puestoen el misterio de la redención y la comunicación alhombre de una vida nueva de comunión con Dios.

Entre los teólogos que reflexionarán en estalínea, según Congar coincidirán en muchas tesis,por ejemplo, en el concepto de sacramentalidad,la cual es concebida como la forma que Dios asumeviniendo a nosotros como gracia, y es la forma enla que nosotros podemos encontrarlo. Esta cuali-

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dad es inherente antes que nada a la Iglesiaporque esa es el sacramento primordial y globalque encierra toda otra forma sacramental. Paratodo esto, los teólogos han usado diversas expresio-nes, por ejemplo, Ursakrament, que en sentidopropio se le puede aplicar sólo a Cristo, segúnSemmelroth y Rahner.

En cuanto a los sacramentos particulares, éstosactualizan y aplican a necesidades específicas laeficacia de gracia presente en el mundo por mediode la Iglesia. Y hablando del efecto primario delsacramento, estos autores dirán que es una reali-dad eclesiológica, el ingreso en la comunidadeucarística de la alianza, la participación con laIglesia al sacramento, lo cual sería la «res etsacramentum» a través del cual se entra en comu-nión viviente con Cristo (res).

Este recorrido histórico ha sido importante por-que ha servido para valorar el aporte del movi-miento eclesiológico, que ha ayudado a recuperarla identidad de la Iglesia a la luz del misterio deCristo y, a la luz del mismo, se ha recuperadotambién la dimensión mistérico-sacramental de laIglesia que éstos teólogos han señalado y que deuna manera especial el concilio Vaticano II haretomado, y que ahora sirve para poder ubicar ydescribir el concepto de la sacramentalidad comocategoría teológico-litúrgica. Por tanto, se puededecir, que el concepto de sacramentalidad enreferencia a Cristo-sacramento se aplica de mane-ra analógica tanto a la Iglesia como a la liturgia.

Marsili dice que la sacramentalidad como leyfundante de la revelación (salvación en acto), lateología bíblica la descubre en el sacramento-Cristo, mientras que la teología litúrgica será la queen la celebración descubrirá el continuo actuali-zarse de la misma revelación en aquella situaciónde sacramentalidad, es decir, a través de un sím-bolo que manifieste a Dios y su realidad salvíficacomunicándolos.

1.2. La teología sacramental en torno alVaticano II

La teología sacramental que surge en torno alVaticano II no sólo es cambio de contenido sino deparadigma cultural y teológico. Su horizonte cul-tural es el de la «modernidad»: predominio de lo

antropológico sobre lo cósmico, del sujeto sobre elobjeto, de lo evolutivo sobre lo estético, de la razón,la conciencia y la libertad sobre lo individual, del«yo» al «nosotros». A nivel estrictamente teológi-co, los sacramentos se sitúan dentro del ámbitoeclesial. Esta visión sacramental ha recuperadogran parte de la primitiva tradición patrística ymedieval que se había perdido en el segundomilenio, y ha permitido situar al mundo sacramentalfrente a los desafíos de la modernidad. El sujetoqueda revalorizado y su fe aparece como unmomento constitutivo esencial del sacramento,que es «sacramento de la fe».

Ciertamente el Vaticano II no tuvo como obje-tivo renovar la teología sacramental en su conte-nido doctrinal. Pero tuvo una doble intuición, porun lado, hablar de los sacramentos no era tantoanalizarlos como revisar su celebración: en estesentido, el concilio se ocupa más de la liturgia quede la teología sacramental. La liturgia recobra sucarácter comunitario y celebrativo, donde la pala-bra ocupa un lugar decisivo. Se revaloriza la epíclesiscomo elemento constitutivo de lo sacramental,superando así la penosa impresión de automatis-mo cósmico de la etapa anterior. La eucaristía havuelto a ocupar el lugar central de la Iglesia y a ellase orientan los demás sacramentos. De nuevo «laIglesia hace la eucaristía y la eucaristía hace laIglesia». Por otro lado, los sacramentos implicanuna eclesiología y también una cristología: tratarde ellos para renovar su celebración era por esomismo referirlos a la Iglesia y a Cristo. Las constitu-ciones LG y SC, a nivel teórico, y la reforma de losrituales sacramentales, a nivel práctico, han idointroduciendo estas ricas perspectivas eclesiales delos sacramentos.

En el terreno litúrgico y sacramental, el Vatica-no II recibió tres grandes herencias: la tradición delconcilio de Trento, el trabajo pastoral y teológicode la primera parte del siglo XX y finalmente lasiniciativas de tres papas, Pío X, Pío XI y Pío XII.

1.3. Implicaciones de la sacramentalidadde la liturgia en lateología litúrgico-sacramental

El concepto de sacramentalidad como catego-ría teológico-litúrgica tiene una fuerte implicación

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en la teología litúrgico-sacramental, ya que lossacramentos al ser parte esencial de la liturgiaparticipan y concretizan analógicamente lasacramentalidad de la Iglesia en relación a Cristo-sacramento.

1.3.1. Liturgia y sacramento, una nuevarelación

En torno a los sacramentos, dones de Dios, latradición ha mostrado que éstos sólo se puedencomprender bajo ciertos puntos de referencia, comoel teológico-dogmático, disciplinar, moral, espiri-tual, así por ejemplo, el concilio de Florencia (1439-1445), en el Decreto para los Armenios, determinóel número de los sacramentos, la descripción de lamateria y forma de cada uno de ellos (cfr. DS 1310-1327). Vino después el concilio de Trento (1545-1563) enfrentado con las proposiciones de losReformadores que negaban la causalidadsacramental, sostuvo que los sacramentos, en cuan-to son signos instituidos por Jesucristo, causan lagracia que significan en virtud de la acción realiza-da, es decir, ex opere operato (cfr. DS 1606-1608).Ex opere operato «quiere decir que el sacramento,en cuando se confiere en los términos y con laintención querida por Cristo y por la Iglesia, paraDios es medio válido y apto para producir lagracia».

Por último, el Vaticano II los ha consideradocomo medios a través de los cuales la Iglesiallega a su propia realización (cfr. LG 11), peroademás aporta otras referencias para la visiónde los sacramentos, las cuales son: la litúrgica, elvínculo de los sacramentos con Dios, el vínculo delos sacramentos con los demás aspectos de lavida cristiana, y por último habla de la pastoralsacramental.

A la luz de los principios generales para lareforma y fomento de la liturgia de la SC, queapoyándose en el aporte del movimiento litúrgicoy la MD (nn. 5, 30, 32, 63, 66, 97), y en el contenidogeneral del Vaticano II, se fundamenta la referen-cia litúrgica que lleva a una nueva relación entreliturgia y sacramento. Hoy ya no es posible hablarde los sacramentos independientemente de sucelebración y por tanto de la acción litúrgica enque se inscriben.

En diversos números de SC se encuentra el fun-damento para una nueva relación entre liturgia ysacramento, así por ejemplo, se afirma: toda la vidalitúrgica, que celebra la obra de la salvación, gira entorno al sacrificio y los sacramentos (n. 6).

Se dice también que: «Cristo está presente en suIglesia, principalmente en los actos litúrgicos», enlos cuales se ejercita, «la función sacerdotal deJesucristo», y «mediante signos sensibles, se significay se realiza, según el modo propio de cada uno, lasantificación del hombre... y se ejerce el culto públi-co... cuya eficacia... no iguala ninguna otra acciónen la Iglesia» (n. 7); por ello la liturgia es: «lacumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y, almismo tiempo, la fuente de donde mana toda sufuerza..., por consiguiente, de la liturgia, sobre todode la eucaristía, mana hacia nosotros, como de unafuente, la gracia y con la máxima eficacia seobtiene la santificación... y la glorificación de Dios»(n. 10). Así pues: «los mismos signos visibles que usala sagrada liturgia han sido escogidos por Cristo opor la Iglesia para significar realidades divinasinvisibles» (n. 33).

C. Vagaggini, comentando SC 6, sostiene que lossacramentos no deben separarse de la liturgia dela cual son el núcleo y el centro. Ya que el resto dela liturgia, no tiene otro sentido que prepararnos ydisponernos en modo connatural y digno, conespecial eficacia en virtud del opus operantisecclesiae, a la celebración de los sacramentos ysobre todo del misterio eucarístico.

Según L. Maldonado, la relación entre liturgia ysacramento se puede distinguir pero no separarporque son expresiones del mismo misterio. El sa-cramento es la semiótica de la fe y la liturgia laexpresión del sacramento.

El uso de este calificativo, «nueva relación», esfruto de la teología litúrgica que aparece ya enMD, pero sobre todo en la SC, que redescubriendoy revalorando la dimensión sacramental de laliturgia, al mismo tiempo recupera y ubica alsacramento en el ámbito eclesiológico y litúrgico.Este aporte de la teología litúrgica de la SC es quizáuno de los más valiosos, que repercutirá fuerte-mente con la implicación de la sacramentalidad enel campo de la teología litúrgico-sacramental.

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Finalmente, desde la teología litúrgica de la SC sepueden decir dos cosas: primera, que el sacramen-to sólo se entiende desde la liturgia y a partir de laliturgia; y segunda, que el sacramento es una«acción» dinámica de Cristo y de su «Iglesia», y nouna «cosa» fija, estática, referida únicamente aCristo.

1.3.2. Descripción de sacramentoen la Sacrosanctum Concilium

En el tercer capítulo de los «Otros sacramentosy los sacramentales» (SC 59-61), es donde, más quedefinir, describe la naturaleza de los sacramentos ysacramentales.

En cuanto a los sacramentos dice lo siguiente:

«Los sacramentos están ordenados a la santifi-cación de los hombres, a la edificación del Cuerpode Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios, pero,como signos, tienen también un fin instructivo. Nosólo suponen la fe, también la fortalecen, la ali-mentan y la expresan con palabras y acciones; poreso se llaman sacramentos de la fe. Confierenciertamente la gracia, pero también su celebra-ción dispone óptimamente a los fieles a recibir lamisma gracia con fruto, a dar culto rectamente aDios y a practicar la caridad» (SC 59).

Al describir la naturaleza de los sacramentos SCno tanto dice lo que son (signos, causas, medios desalvación, dones de Dios), sino lo que hacen. Setrata de una perspectiva funcional más queesencialista, práctica más que teórica, que describeal mismo tiempo la naturaleza y función de losmismos, puesto que: sirven a la santificación de loshombres; son ordenados a la edificación del Cuer-po de Cristo; son ordenados al culto de Dios; sonexpresión de fe y de adhesión a Cristo; y por último,propician completa y eficaz la instrucción a laverdad de fe.

SC 60 trata de los sacramentales con estaspalabras:

«La santa madre Iglesia instituyó, además, lossacramentales. Estos son signos sagrados con losque imitando de alguna manera a los sacramen-tos, se expresan efectos, sobre todo espirituales,obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por elloslos hombres se disponen a recibir el efecto principal

de los sacramentos y se santifican las diversascircunstancias de la vida».

Si los sacramentos han sido instituidos por Jesu-cristo, la Iglesia ha instituido los sacramentales, quelos teólogos medievales llamaban «sacramentosmenores». A imitación analógica de los sacramen-tos, también los sacramentales son signos sensiblesque significan efectos sobre todo espirituales; peroen lugar de producir tales efectos por una «virtud»comunicada por Cristo, éstos la obtienen por la«intercesión» siempre eficaz de la Iglesia, siempreque sean realizadas, en los sujetos que los recibeno los utilizan, las condiciones requeridas por laeficacia de la oración. La constitución distingue dosfines en los sacramentales: disponer los fieles arecibir el efecto principal de los sacramentos ysantificar las diversas circunstancias de la vida.

La acentuación sobre el aspecto de «signos» delos sacramentales y sobre su referencia directa a lossacramentos, dan una visión nueva de la función ydel valor que estos «sacramentos menores» tienenen sí mismos y en orden al complejo litúrgico. Eneste sentido los sacramentales tienen una notableimportancia pastoral, didáctica y santificante,porque indican a los fieles cómo la Iglesia los dispo-ne a los sacramentos y pone cualquier situación dela vida en relación con el misterio de la salvacióndel cual reciben su eficacia espiritual. SC 70 pideque se revisen los sacramentales teniendo en cuen-ta la participación de los fieles y atendiendo a lasnecesidades actuales.

En el número 61 SC afirma lo siguiente:

«Y, así, la liturgia de los sacramentos ysacramentales, hace que en los fieles bien dispuestos,casi todos los acontecimientos de la vida son santifica-dos por la gracia divina que emana del misteriopascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo,de quien reciben todo su poder todos los sacramentosy sacramentales, y que todo uso honesto de las cosasmateriales pueda estar ordenado a la santificacióndel hombre y a la alabanza de Dios».

La afirmación central y nueva de éste númeroes la que se refiere a la relación de dependencia delos sacramentos y sacramentales del misteriopascual. La tradición cristiana, comentando el tex-to de Jn 19, 33-35, ha visto en la efusión de la sangre

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y del agua del costado de Cristo el símbolo de lossacramentos, en particular del bautismo y de laeucaristía.

Mientras la gracia de todos los sacramentosderiva del misterio pascual y meten en relación conla pascua de Cristo, solamente la eucaristía contie-ne, además la gracia o los efectos, aunque lamisteriosa presencia de la inmolación de Cristo. Porello es una praxis constante y recomendada de laIglesia unir, en cuanto sea posible, todos los sacra-mentos y sacramentales a la celebración eucarística(cfr. SC 66, 71, 74, 78, 80). Dependientes del misteriopascual como de la fuente, los sacramentos ysacramentales, están ordenados, también en elplano ritual, al misterio pascual como a su fin,como a su punto de llegada y de encuentro.

Si el misterio pascual de Cristo es la fuente de lagracia y de la eficacia de los sacramentos y de lossacramentales, el punto de llegada de este ríosantificante es la vida humana en todos los mo-mentos más significativos; el mismo uso de las cosascreadas reciben el signo de la presencia misteriosay santificante de la gracia pascual.

Sacramentos y sacramentales dirigen las cosasmateriales hacia un doble fin, que es el dobleaspecto de la liturgia: la santificación de los hom-bres y glorificación de Dios, así el organismosacramental escapa del moralismo y delsacramentalismo y cumple su función grandiosade consagrar el cosmos: «criaturas del Señor, ben-decid al Señor».

1.3.3. El sacramentoy sus diversas dimensiones

Al hablar de las demisiones del sacramento, sepretende profundizar en estos aspectos que ayu-dan a descubrir las implicaciones de la teologíalitúrgica al campo de teología litúrgico-sacramental. Hablar de las dimensiones del sacra-mento, significa, tratar de conocer, de develar, dever su alcance, de describir la naturaleza del mis-mo, de su constitutivo fundamental de una mane-ra simple pero profunda.

a) Dimensión eclesial

La SC recuperando el sentido teológico de laliturgia, deduce que tanto ésta como el sacramen-

to se han reivindicado (cfr. SC 6-7, 47, 59, 61), así elVaticano II vincula los sacramentos con la Iglesia. Sien el pasado el sacramento era visto solamente ala luz de la cristología (cfr. Suma Teológica, III, q.60, introducción), ahora el sacramento al ser parteintegrante de la liturgia, se debe ver también en elcontexto de la eclesiología, porque es una acciónde Cristo en la Iglesia y para la Iglesia.

El sacramento se encuentra vinculado con la Igle-sia, la cual tiene un valor sacramental (cfr. SC 5, 26;LG 1, 9, 48; AG 1, 5), ya que si no se encuadrara dentrode una correcta comprensión de lo que es la Iglesia,tendría el peligro de convertirse en una «res sacra».

b) Dimensión celebrativa

SC 59 dice que los sacramentos «confieren cier-tamente la gracia, pero también su celebracióndispone óptimamente a los fieles a recibir la mismagracia con fruto, a dar culto rectamente a Dios y apracticar la caridad».

Si en el pasado se recalcaba el ex opere operatopara hablar de la eficacia del sacramento, hoy queSC los vuelve a concebir como momentos simbólicosy celebrativos, se valoriza también el ex opereoperantis ecclesiae, con lo cual se quiere insistir enque la eficacia del sacramento proviene también dela celebración y de la actitud con que se participe.

«Celebración» (celebratio, celebrare), es un tér-mino y un concepto fundamental de la SC: «lascelebraciones litúrgicas... son... celebraciones de laIglesia» (SC 26; 6-8, 11, 17, 21, 27, 77). Por tanto lossacramentos, «en torno a los cuales gira toda lavida litúrgica» son celebraciones de la Iglesia.

La dimensión celebrativa del sacramento noslleva a una consecuencia práctica, a un cambiotanto de mentalidad como a un cambio de len-guaje: la Iglesia más que «confeccionar» los sacra-mentos, en el sentido de administrarlos, los «cele-bra» como signos de su fe en el hecho salvífico de lapascua, porque no son «cosas», sino «acciones»salvíficas de Cristo en su Iglesia para la edificaciónde su cuerpo místico, por ello, más que «recibirlos»hay que «participar en ellos» (cfr. SC 56; LG 42).

c) Dimensión educativa

La celebración de los sacramentos ysacramentales, tiene una gran capacidad peda-

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gógica para instruir y hacer comprender su signifi-cado. Bajo esta dimensión educativa y pedagógi-ca se mueve SC cuando expresa su deseo de «orde-nar los textos y los ritos de tal modo que expresencon mayor claridad las cosas santas que significany, en la medida de lo posible, el pueblo cristianopueda percibirlas fácilmente y participar en lacelebración plena y activamente» (n. 21).

Cuando habla de la eucaristía la constituciónafirma que la Iglesia procura que los fieles com-prendan este misterio que se celebra «medianteritos y oraciones» para que participen de unamanera adecuada (cfr. n. 48). Finalmente en elnúmero 59 afirma que «los sacramentos..., comosignos, tienen también un fin instructivo».

La dimensión educativa de la liturgia ayuda adescubrir el lenguaje de la sacramentalidad, quees el lenguaje litúrgico.

d) Dimensión doxológica y estética

La constitución se refiere a esta dimensióndoxológica o de alabanza, expresión de fe y deadoración, cuando afirma: que la liturgia es «unaobra tan grande por la que Dios es perfectamenteglorificado y los hombres santificados» (SC 7), deella, «fuente y culmen», sobre todo de la eucaristía,mana la gracia por la cual se obtiene la «santifica-ción de los hombres en Cristo y la glorificación deDios» (SC 10).

La liturgia de los sacramentos y de lossacramentales tiene como fin último, la glorifica-ción de Dios, el culto a Dios, que Dios sea reconocidoy amado. En los símbolos sacramentales el hombreparticipa del ascenso glorificador de Cristo al Pa-dre, como meta última de todo. Por ello los sacra-mentos no sólo son símbolos eficaces, sino también,y principalmente, momentos contemplativos, mo-mentos de adoración, de culto y de glorificación deDios.

Por esta dimensión cultual o doxológica lossacramentos realizan la adoración del Padre en elEspíritu y la Verdad, características de los tiemposmesiánicos.

e) Dimensión pastoral

En SC 33 se afirma que, «aunque la sagradaliturgia es, principalmente, culto a la Divina Majes-

tad, contiene también una gran instrucción para elpueblo fiel». En el número 59 se lee que los sacra-mentos, «como signos tienen un fin instructivo»,además, «no sólo suponen la fe, también la forta-lecen, la alimentan y la expresan con palabras yacciones; por eso se llaman sacramentos de la fe».

El contenido de estos dos números hace referen-cia a la dimensión pastoral que tiene el sacramentoy su celebración litúrgica, en la que el ritosacramental, en toda su riqueza litúrgica, resultapastoralmente útil y espiritualmente significativo yválido.

La dimensión pastoral se concretiza en unapastoral de los sacramentos, incluyendo tanto supreparación como su celebración. Sin duda queesto requiere la formación y educación litúrgica delclero (SC 14, 19), exigiendo una revisión de menta-lidad y un cambio de estilo en tres direcciones: sercelebrantes y no administradores de los sacramen-tos, ser mistagogos y no sólo catequistas, y ser máspastores que directores de ceremonias, sólo así «losfieles podrán beber el espíritu verdaderamentecristiano» que ofrece la liturgia.

III. ACTUEMOSIII. ACTUEMOSIII. ACTUEMOSIII. ACTUEMOSIII. ACTUEMOS

A la luz de lo reflexionado en el tema, tratemosde aterrizarlo en nuestra pastoral.

1. ¿Qué ideas fuerza le ha dejado este tema?

2. ¿Qué se debería implementar en su parroquiapara responder a las necesidades que se handetectado en torno a la pastoral litúrgica de lossacramentos, es decir, en cuanto a su prepara-ción y su celebración?

3. Para una mejor celebración de los sacramentosy sacramentales, ¿qué se debería cuidar «an-tes», «en» y «después» de la celebración?

IV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOS

Agradezcamos al Señor el estudio de este tema,y así como con la liturgia de los sacramentosy sacramentales, glorifiquemos al Señor pro-clamando el siguiente cántico:

Dn 3, 52-57 Que la creación entera alabe alSeñor

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Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres: ati gloria y alabanza por los siglos.

Bendito tu nombre, santo y glorioso: a él gloria yalabanza por los siglos.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria: a tigloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres sobre el trono de tu reino: a ti gloriay alabanza por los siglos.

Bendito eres tú, que sentado sobre querubinessondeas los abismos: a ti gloria y alabanza…

Bendito eres en la bóveda del cielo: a ti honor yalabanza por los siglos.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,ensalzadlo con himnos por los siglos.

Gloria al Padre…

3. EL SAGRADO MISTERIO DE LA EUCARISTÍA

OBJETIVO:

Profundizar y valorar el sacramento de laeucaristía y su reforma a partir deSacrosanctum Concilium, para ser cons-cientes que en su digna celebración, seobtiene, con máxima eficacia, la santifica-ción de los hombres en Cristo y la glorifica-ción de Dios.

ORACIÓN INICIAL:

En el nombre del Padre…

Canto: En tu banquete divino…

Señor, tu Hijo nos ha mando ofrecer este sacri-ficio

en conmemoración suya;haz que, cuantos en él participamos,seamos con Cristo ofrenda de eterna alabanzaa tu divina Majestad.Por Jesucristo nuestro Señor.

INTRODUCCIÓN

Continuamos en este aventurado viaje por laSacrosactum Concilium, que sin duda a todos nossigue dando luz para descubrir la urgencia que lospadres conciliares expresan en el proemio de estaConstitución: «Acrecentar cada vez más la vidacristiana entre los fieles, adaptar mejor a las nece-sidades de nuestro tiempo las instituciones queestán sujetas a cambio, promover cuanto puedacontribuir a la unión de todos los que creen enCristo y fortalecer todo lo que sirve para invitar atodos al seno de la Iglesia. Por eso, cree que le

corresponde de modo particular procurar la refor-ma y el fomento de la liturgia» (SC1).

La reforma y fomento de la liturgia ante todopersigue en los fieles una participación plena, cons-ciente y activa, puesto que en ella, se bebe elespíritu verdaderamente cristiano (SC 14).

En este contexto, en el tema anterior, descubri-mos la relación que SC establece entre Liturgia ySacramento, de la que reafirmamos: «La Liturgiano es ni el logos ni el ethos del misterio, sino elsymbolon del misterio, es decir, la mediación sim-bólica que relaciona y condensa a la vez la teologíay la ética, y necesita de ellas para mantener suplena autenticidad. La recuperación de la unidadentre liturgia y sacramento es una exigencia de ladinámica interna y polivalente del único misterioque se celebra en la liturgia sacramental; y unanecesidad para la verificación concreta en el cam-po intrateológico de la mutua comunicación eimplicación entre la lex orandi y la lex credendi,expresada realísticamente en el mismo objeto fru-to y principio de tal comunicación» (D. BOROBIO, Lossacramentos suponen y alimentan la fe, en: ASOCIA-CIÓN ESPAÑOLA DE PROFESORES DE LITURGIA, La liturgiaen los inicios del tercer milenio, a los XL años de laSacrosanctum Concilium, Bilbao 2004, p. 383)

En esta relación entre liturgia y sacramento,hoy abordamos el tema sobre el Sagrado Misteriode la Eucaristía, «Sacramento de los sacramen-tos», del que mana hacia nosotros, como de unafuente, la gracia y con la máxima eficacia seobtiene la santificación de los hombres en Cristo yla glorificación de Dios (SC 10), a causa de su

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estrechísima vinculación con el misterio pascual deJesucristo (SC 47). Este tema, se limita a los aspectosestrictamente litúrgicos, ya que al ser tan amplio,no agotaríamos los estudios dedicados a este sa-cramento.

I. VEAMOSI. VEAMOSI. VEAMOSI. VEAMOSI. VEAMOS

El segundo capítulo de SC se titula: «El Sagradomisterio de la eucaristía», números 47-58. El Con-cilio Vaticano II vuelve a afirmar la naturalezasacrificial de la Misa, solemnemente proclamadapor el Concilio de Trento en consonancia con latradición universal de la Iglesia (SC 47; IGMR 2).

En relación a este sacramento peculiar, descu-brimos que mientras la gracia de todos los sacra-mentos deriva del misterio pascual y meten enrelación con la pascua de Cristo, solamente laeucaristía contiene, además de la gracia y losefectos, la misteriosa presencia de la inmolación deCristo. Por ello es una praxis constante y recomen-dada de la Iglesia unir, en cuanto sea posible, todoslos sacramentos y sacramentales a la celebracióneucarística (cfr. SC 66, 71, 74, 78, 80). Dependientesdel misterio pascual como de la fuente, los sacra-mentos y sacramentales, están ordenados, tam-bién en el plano ritual, al misterio pascual como asu fin, como a su punto de llegada y de encuentro.

Dedicaremos nuestro estudio y reflexión a este«Sacramento de la Redención», en que la Iglesiaanuncia la muerte de Jesucristo y proclama suresurrección; puesto que en la Eucaristía se contie-ne todo el bien espiritual de la Iglesia, que es Cristo,nuestra Pascua, fuente y cumbre de toda la vidacristiana, y cuya fuerza alienta a la Iglesia desde losinicios (Cfr. RS 1-2)

II. PENSEMOSII. PENSEMOSII. PENSEMOSII. PENSEMOSII. PENSEMOS

Una vez que hemos establecido el contexto denuestro tema, conviene pues profundizar en lapresentación que SC hace de la eucaristía.

1. El Sacramento de la Eucaristía

G. Alberigo comentando los puntos esencialesde la SC afirma que «la constitución conciliar ha

afirmado la centralidad de Cristo respecto a lamisma Iglesia y por eso mismo la centralidad de laeucaristía en la liturgia; la eucaristía es fuente ycumbre de una Iglesia concebida como comunióny como pueblo de Dios (G. ALBERIGO, «Ilrinnovamento litúrgico del Vaticano II», in Liturgiaed evangelizazione nell’epoca dei Padri e nellachiesa del Vaticano II. Studi in onore di E. Lodi, ed.E. Manicardi-F. Ruggiero, EDB, Bologna 1996, 325).

La eucaristía ocupa pues, un lugar especialdentro de la liturgia, mismo que refleja la constitu-ción al dedicarle el segundo capítulo por completo.

El número 47 del texto conciliar la presenta así:«Nuestro salvador, en la última Cena, la noche enque fue entregado, instituyó el sacrificio eucarísticode su Cuerpo y de su Sangre para perpetuar por lossiglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz yconfiar a su esposa amada, la Iglesia, el memorialde su muerte y resurrección, sacramento de pie-dad, signo de unidad, vínculo de amor, banquetepascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llenade gracia y se nos da la prenda de la gloria futura».

La definición de eucaristía que abre este capí-tulo hace referencia al concilio de Trento (sesiónXXII), que la Mediator Dei recogió en la segundaparte («El culto eucarístico», nn. 84-171), al señalarque este misterio, se «renueva constantemente porsus ministros, por obra de su voluntad, siendo elcompendio y el centro de la religión cristiana… estesacrificio eucarístico no es simple conmemoraciónde la Pasión y Muerte de Jesucristo, sino que es unSacrificio propio y verdadero, en el cual, inmolán-dose incruentamente el Sumo Sacerdote, hace loque hizo una vez en la Cruz, ofreciéndose todo Elal Padre, Víctima gratísima (MD 86).

Se trata de un sacrificio, pero sacrifico eucarístico,un memorial, un sacramento del amor, signo de launidad, vínculo de caridad. Esto es en breve laesencia de la eucaristía, que el concilio se esfuerzaen devolverle una liturgia lo más expresiva posiblepara que todos puedan comprender éste grandemisterio de fe y vivir de él cada día más en comu-nión con los hermanos en la Iglesia de Dios. Y sinperder nada de la doctrina tridentina, presentauna definición de la eucaristía en un excelenteestilo bíblico y litúrgico.

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El concilio Vaticano II se contenta de evocar aquíla razón de ser de la institución del sacrificio eucarísticoy exponer sus efectos en la Iglesia y en los fieles, efectosque dependerán de la participación de éstos.

De la importancia de la eucaristía, acto centraly esencial del culto cristiano y de su naturaleza,sacrificio de Cristo y de la Iglesia, viene una doblepreocupación: hacer comprender a los fieles estemisterio de salvación y hacerles participar de ma-nera completa.

Es por ello que el aspecto escatológico, pascualy sacramental, son señalados en SC con insistenciapara preparar la exhortación a la participación delos fieles.

El número 48, queriendo una mejor participa-ción de los fieles señala: «La Iglesia procura consolícito cuidado que los fieles no asistan a estemisterio de fe como mudos espectadores o extra-ños, sino que, comprendiéndolo bien, medianteritos y oraciones, participen consciente, piadosa yactivamente en la acción sagrada, sean instruidospor la Palabra de Dios, reparen sus fuerzas en elbanquete del Cuerpo del Señor, den gracias Dios,aprendan a ofrecerse a sí mismos al ofrecer lahostia inmaculada no sólo por manos del sacerdo-te, sino también juntamente con él, y se perfeccio-nen día a día, por Cristo Mediador, en la unidadcon Dios y entre sí, para que finalmente Dios seatodo en todos».

Para la comprensión, el texto conciliar sugiereuna indicación metodológica: «mediante ritos yoraciones». Los ritos expresan suficientemente elmisterio de la eucaristía: ella es el medio siempreválido, la clave segura para penetrar en la reali-dad sobrenatural que los ritos significan y revelan(Cfr. SC 50). La segunda preocupación de la Iglesiaes la de hacer pasar a los fieles de la actitud de«mudos o extraños espectadores» a la actitud departicipantes conscientes, devotos y activos de laacción sagrada. La comprensión del misterio lesconducirá a la participación activa, que ha sido elesfuerzo constante del movimiento litúrgico.

Por ello el texto precisa algunas indicacionesconcretas para una participación interior en losmomentos esenciales de la eucaristía, en la cual losfieles deben ser insertados:

a) «Sean instruidos por la Palabra de Dios» (natu-raleza y finalidad de la liturgia de la Palabra);

b) «reparen sus fuerzas en el banquete del Cuerpodel Señor» (comunión sacramental);

c) «den gracias a Dios» (la obra de la redencióndebe provocar una actitud de gratitud);

d) «aprendan a ofrecerse a sí mismos al ofrecer lahostia inmaculada no sólo por manos del sacer-dote, sino también juntamente con Él» (estadebe ser la adhesión interior al momento cen-tral de la eucaristía, el sacrificio ritual debe ser elmedio y signo del sacrificio espiritual);

e) «se perfeccionen de día en día, por Cristo media-dor, en la unidad con Dios y entre sí», (el sacri-ficio del cuerpo místico realiza en efecto estadoble unidad, la caridad teológica y la caridadfraterna, que hacen un solo amor: este es todoel misterio de la alianza);

f) «para que finalmente Dios sea todo en todos»(puesto que el eschaton es el efecto último de laredención y de los sacramentos, la eucaristíasignifica este efecto hasta que llegue tal mo-mento cuando desaparecerán las mediacionesprovisorias de la Iglesia terrestre y sacramental)(Cfr. Roguet, «Particitation des fidèles», inCommentaire complet de la Constitutionconciliaire sur la liturgie», LMD 77, 1964, 115-116).

Es importante retomar lo que la InstituciónGeneral del Misal Romano (IGMR) expresa sobre laparticipación en la celebración de la eucaristía:«…puesto que la celebración eucarística, comotoda la Liturgia, se realiza por signos sensibles, conlos que la fe se alimenta, se robustece y se expresa,se debe poner todo el esmero posible para quesean seleccionadas y ordenadas aquellas formas yelementos que la Iglesia propone, que, según lascircunstancias de personas y lugares, favorezcanmás directamente a la activa y plena participaciónde los fieles, y respondan mejor a su aprovecha-miento espiritual (IGMR 20).

Este capítulo de estudio, después de describir loque es este sacramento, y de motivar a la com-prensión y a la participación de la misma, exponela motivación y los criterios para la revisión de laforma ritual de la eucaristía (nn. 50-56), para que«a través de los ritos, alcance plena eficacia pasto-

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ral» (n. 49); finalmente trata sobre la concelebración(n. 57-58).

2. Elementos relevantes en la reformadel Sagrado Misterio de la Eucaristía

a) Revisión del Ordinario de la Misa(Ordo Missae)

Debe revisarse el Ordinario de la misa de modoque aparezcan con mayor claridad el sentido pro-pio y la mutua conexión de cada una de sus partesy se facilite la participación activa y piadosa de losfieles. En consecuencia, simplifíquense los ritos, con-servando con cuidado la sustancia; suprímanseaquellas cosas menos útiles que, con el correr deltiempo, se han duplicado o añadido; restablézcanse,en cambio, de acuerdo con la primitiva norma delos Santos Padres, algunas cosas que han desapa-recido con el tiempo, según se estime convenienteo necesario (SC 50).

b) Mayor riqueza bíblica en el misal

A fin de que la mesa de la palabra de Dios seprepare con más abundancia para los fieles ábransecon mayor amplitud los tesoros de la Biblia, demodo que, en un período determinado de años, selean al pueblo las partes más significativas de laSagrada Escritura (SC 51).

c) Se recomienda la homilía

Se recomienda encarecidamente, como partede la misma Liturgia, la homilía, en la cual seexponen durante el ciclo del año litúrgico, a partirde los textos sagrados, los misterios de la fe y lasnormas de la vida cristiana. Más aún, en las Misasque se celebran los domingos y fiestas de precepto,con asistencia del pueblo, nunca se omita si no espor causa grave (SC 52).

d) Oración de los fieles o Plegaria univer-sal

Restablézcase la «oración común» o de los fielesdespués del Evangelio y la homilía, principalmentelos domingos y fiestas de precepto, para que con laparticipación del pueblo se hagan súplicas por lasanta Iglesia, por los gobernantes, por los quesufren cualquier necesidad, por todos los hombresy por la salvación del mundo entero (SC 53).

e) Lengua popular y latín

En las Misas celebradas con asistencia del pueblopuede darse el lugar debido a la lengua vernácula,principalmente en las lecturas y en la «oracióncomún» y, según las circunstancias del lugar, tam-bién en las partes que corresponden al pueblo.

Procúrese, sin embargo, que los fieles sean capa-ces también de recitar o cantar juntos en latín laspartes del ordinario de la Misa que les corresponde.

Si en algún sitio parece oportuno el uso másamplio de la lengua vernácula, cúmplase lo pres-crito en el artículo 40 de esta Constitución (SC 54).

f) Comunión bajo ambas especies

Se recomienda especialmente la participaciónmás perfecta en la misa, la cual consiste en que losfieles, después de la comunión del sacerdote, reci-ban del mismo sacrificio el Cuerpo del Señor. Man-teniendo firmes los principios dogmáticos declara-dos por el Concilio de Trento, la comunión bajoambas especies puede concederse en los casos quela Sede Apostólica determine, tanto a los clérigos yreligiosos como a los laicos, a juicio de los Obispos,como, por ejemplo, a los ordenados, en la Misa desu sagrada ordenación; a los profesos, en la Misa desu profesión religiosa; a los neófitos, en la Misa quesigue al bautismo (SC 55).

g) Unidad de la Misa

Las dos partes de que costa la Misa, a saber: laLiturgia de la palabra y la Eucaristía, están taníntimamente unidas que constituyen un solo actode culto. Por esto el Sagrado Sínodo exhorta vehe-mente a los pastores de almas para que en lacatequesis instruyan cuidadosamente a los fielesacerca de la participación en toda la misa, sobretodo los domingos y fiestas de precepto (SC 56).

h) Concelebración

La concelebración, en la cual se manifiesta apro-piadamente la unidad del sacerdocio, se ha prac-ticado hasta ahora en la Iglesia, tanto en Orientecomo en Occidente. En consecuencia, el Conciliodecidió ampliar la facultad de concelebrar.

Sin embargo, quede siempre a salvo para cadasacerdote la facultad de celebrar la Misa indivi-dualmente, pero no al mismo tiempo ni en la

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misma Iglesia. Elabórese el nuevo rito de laconcelebración e inclúyase en el Pontifical y en elMisal romanos (Cfr. SC 57).

3. El actual «Rito de la Misa»

El Ordinario de la Misa que vio la luz en 1969apareció acompañado de la Institución Generaldel Misal Romano (IGMR). Este documento, dota-do de un proemio y con variaciones sucesivas en lastres ediciones típicas del Misal Romano (1970, 1975y 2000 respectivamente) constituye el instrumen-to más importante para analizar la estructura y loselementos de la actual celebración eucarística.

a) Los ritos iniciales

La Misa comienza, «reunido el pueblo», con elcanto de entrada. Este canto contribuye a constituirla asamblea y a unir los pensamientos de todos entorno al misterio que se celebra (IGMR 46-47). Termi-nado el canto, el sacerdote, con su saludo al pueblocongregado, manifiesta la presencia del Señor (IGMR50). Tiene lugar también el acto penitencial, lasinvocaciones y el Gloria (IGMR 51-53). La colectacierra los ritos iniciales expresando la índole de lacelebración y los motivos de la liturgia del día (IGMR54). La finalidad de todos estos ritos es «hacer que losfieles reunidos constituyan una comunidad y se dis-pongan a oír como conviene la Palabra de Dios y acelebrar dignamente la Eucaristía (IGMR 46).

La flexibilidad de esta parte, algunos de cuyoselementos se omite cuando precede una acciónlitúrgica, permite que se realicen de varios modos.

b) La Liturgia de la Palabra

Revalorizada como corresponde, contribuyedecisivamente a poner de manifiesto la conexióníntima entre la Palabra y el sacramento, y entre ladoble mesa del Pan de la vida. La ordenación y elritmo de las lecturas, cuyo vértice es el Evangelio,y de los cantor interleccionales, entre los que sobre-sale el salmo responsorial, corresponde al desarro-llo de la historia de la salvación que culmina enCristo (IGMR 55).

Como «parte de la misma liturgia», la homilíaayuda a penetrar en el misterio de la Palabra y avivir el acontecimiento celebrado favoreciendouna verdadera comunicación de fe. La liturgia de

la Palabra culmina con la profesión de fe, verda-dera respuesta a la Palabra de Dios y con laoración de los fieles (IGMR 67-71).

c) La Liturgia del Sacrificio

La segunda parte de la Misa se remite a losgestos y palabras de Jesús en la última Cena (IGMR72). La preparación de los dones ha recuperado laprocesión de ofrendas de los fieles. El rito compren-de también la incensación del altar, la purificacióndel que preside y la oración sobre las ofrendas, quecierra esta parte (IGMR 73-77).

La plegaria eucarística, «punto central y elmomento culminante de toda celebración; es unaoración de acción de gracias y de santificación»(IGMR 78). Su revalorización como fórmulaoracional ha ido acompañada del aumento detextos que enriquecen el significado del conjunto yaun de cada parte (IGMR 79). La posibilidad deelección de las plegarias y de los prefacios respondea la conveniencia de que aparezcan los distintosaspectos del misterio de salvación (IGMR 364-365),y se tengan en cuenta las circunstancias de lacelebración o de la asamblea.

La secuencia de los ritos de la comunión, articu-lados en torno al Padrenuestro, el gesto de la pazy la fracción, es coherente con la finalidad no sólode estos ritos, si no incluso de toda la celebracióneucarística, que es la participación sacramental(IGMR 80). Se ha mantenido, no obstante, ele-mentos sancionados por la tradición como elembolismo del Padrenuestro, la conmistión, la pre-paración personal del sacerdote y la ostentacióndel Sacramento. La comunión se acompaña con elcanto (IGMR 84-88). La comunión bajo las dosespecies expresa una especial vinculación a Cristopor parte de algunos fieles en algunas circunstan-cias especiales. A la comunión sigue un espacio desilencio o el canto de un salmo o himno de acciónde gracias antes de la poscomunión.

d) Los ritos de conclusión

La celebración termina con la despedida de laasamblea, para que cada uno vuelva a sus queha-ceres (IGMR 90). El rito comprende el saludo y labendición sacerdotal, que puede adoptar unaforma más solemne.

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CONCLUSIÓN

Habiendo profundizado un poco sobre el Miste-rio de la Eucaristía, afirmamos con RedempionisSacramentum: «No hay duda de que la reformalitúrgica del Concilio ha tenido grandes ventajaspara una participación más consciente, activa yfructuosa de los fieles en el santo Sacrificio del altar»(RS 4; EE 10), en medio de muchas luces que deno-tan la participación plena, consciente y activa demuchos fieles en muchos lugares, no faltan algunassombras. «En efecto, hay sitios donde se constata unabandono casi total del culto de adoracióneucarística. A esto se añaden, ciertos abusos quecontribuyen a oscurecer la recta fe y la doctrinacatólica sobre este admirable Sacramento. Se notaa veces una comprensión muy limitada del Misterioeucarístico. Privado de su valor sacrificial, se vivecomo si no tuviera otro significado y valor que el deun encuentro convival fraterno. Además, queda aveces oscurecida la necesidad del sacerdocio minis-terial, que se funda en la sucesión apostólica, y lasacramentalidad de la Eucaristía se reduce única-mente a la eficacia del anuncio. También por eso,aquí y allá, surgen iniciativas ecuménicas que, aunsiendo generosas en su intención, transigen conprácticas eucarísticas contrarias a la disciplina con lacual la Iglesia expresa su fe. ¿Cómo no manifestarprofundo dolor por todo esto? La Eucaristía es undon demasiado grande para admitir ambigüeda-des y reducciones» (EE 10; RS 8).

Debemos tener claro que la observancia de lasnormas promulgadas por la autoridad de la Iglesiaexige que concuerden la mente y la voz, las accio-nes externas y la intención del corazón. La meraobservancia externa de las normas -en algunoscasos- es contraria a la esencia de la sagradaLiturgia… por eso la acción externa debe estailuminada por la fe y la caridad, que nos unen conCristo y los unos a los otros, y suscitan en nosotros lacaridad hacia los pobres y necesitados.

La reforma que presenta SC, sobre este sagradoMisterio, nos debe llevar a que las palabras y losritos litúrgicos, expresión fiel, madurada a lo largode los siglos, de los sentimientos de Cristo, paratener los mismos sentimientos de Cristo, confor-mando nuestra mente con sus palabras, elevandoal Señor nuestro corazón (Cfr. RS 5)

III. ACTUEMOSIII. ACTUEMOSIII. ACTUEMOSIII. ACTUEMOSIII. ACTUEMOS

La celebración de la Misa, como acción de Cristoy de la Iglesia, es el centro de toda la vida cristiana,en favor de la Iglesia, tanto universal como parti-cular, y de cada uno de los fieles, a los que dediverso modo afecta, según la diversidad de órde-nes, funciones y participación actual.

En nuestros días, la participación de los fieles enla celebración de la Eucaristía «Sacramento de lossacramentos», no puede equivaler a una merapresencia, más o menos pasiva, sino que se debevalorar como un verdadero ejercicio de la fe y ladignidad bautismal.

Esta reflexión debe ayudarnos a nosotros, partici-pantes en esta semana de animación litúrgica, apromover y manifestar una participación activa, inspi-rada en la renovación del Vaticano II (Cfr. RS 37-39).

Y para poner en práctica nuestro tema, pre-guntémonos:

En nuestra comunidad parroquial ¿se ha favoreci-do la participación de los fieles con las aclama-ciones del pueblo, las respuestas, los salmos,antífonas, cánticos, así como los gestos y postu-ras corporales y el silencio sagrado?

¿Se han adaptado las celebraciones de la eucaris-tía, fundamentados sobre los principios de quetoda celebración responda a la necesidad, a lacapacidad, a la mentalidad y a la índole de losparticipantes, conforme a las facultades esta-blecidas en las normas litúrgicas?

¿Hay presencia de ministerios laicales, es decir:proclamadores de la Palabra, servidores delaltar, ministros extraordinarios de la Comunión,cantores-coros, monitores, colectores, sacrista-nes, etc?

¿La celebración del misterio de nuestra salvación,nos recuerda que la fuerza de la acción litúrgicano está en el cambio frecuente de los ritos, sino,verdaderamente, en profundizar en la palabrade Dios y en el misterio que se celebra?

Los participantes en la celebración de este sagradomisterio ¿Llevan a él las necesidades de todos loshombres y mujeres y en él se esfuerzan porcambiar la realidad que les rodea?

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IV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOS

PLEGARIA A JESUCRISTO EUCARISTÍA

Padre Dios,creemos que eres creador de todas las cosasy que te nos has hecho cercanoen el rostro de tu Hijo,concebido de María Virgenpor obra del Espíritu Santopara ser nuestra condicióny garantía de vida eterna.

Creemos, Padre providente,que por la fuerza de tu Espíritu el pan y el vinose transforman en el cuerpo y la Sangre de tu Hijo,flor de harina que aligera el hambre del camino.

Creemos, Señor Jesús, que tu Encarnaciónse prolonga en la simiente de tu cuerpo Eucaristía,para dar de comer a los hambrientos de luz y de

verdad,de amor y de perdón, de gracia y salvación.

Creemos que en la Eucaristíate prolongas en la historia,

para alimentar la debilidad del peregrino,y el sueño del que anhela dar fruto en su trabajo.

Sabemos que en Belén, la «Casa del Pan»,el Padre Eterno nos regaló

en el vientre de María Virgen,el pan que ofrece a los hambrientos de infinito.

Creemos, Jesús Eucaristía, que estás real y verda-deramente

presente ente en el pan y el vino consagrados,prolongando tu presencia salvadoray ofreciendo a tus ovejas pastos abundantes

y aguas claras.

Creemos que los ojos se engañan al ver pany nuestra lengua se equivoca al probar el vino,porque estás Tú todo entero,ofrecido en sacrificio y dando vida al mundo,de paraíso siempre hambriento.

Aquella noche del Cenáculo,al tomar, Señor, el pan y el vino en tus manos,estabas ofreciéndolos a todos,por los años y siglos infinitos.

Contigo, Cordero de Alianza,se elevan en cada altar, donde te ofreces al Padre,los frutos de la tierra y del trabajo del hombre,la vida del creyente, la duda del que busca,la sonrisa de los niños, los proyectos de los jóvenes,el dolor de los que sufreny la ofrenda del que da y se da a sus hermanos.

Creemos, Señor Jesús,que tu bondad ha preparado

una mesa para el grande y el pequeño,y que en tu mesa hermanos nos hacemoshasta dar la vida unos por otros,como Tú lo hiciste por todos.

Creemos, Jesús, que sobre el altar de tu sacrificio,recuperamos la fuerza de una débil carne,que no responde siempre a los anhelos del espíritu,pero que Tú transformarás a imagen de tu cuerpo.

Creemos que en la mesa preparada para todos,siempre habrá un lugar para el que busca,un espacio para el marginado de la vida,superando los signos de la muerte,inaugurando cielos nuevos y una tierra nueva.

Creemos, Jesús,que no has dejado a tus hermanos solos,permaneces discreto

en el sagrario de la concienciay en el pan y el vino de tu mesa,como luz y fuerza del débil peregrino.

Creemos, en fin,que en los inicios del tercer milenio,

te haces compañero en el camino.«Ser discípulos-misioneros» es la consigna,en este momento de tu Iglesia,para construir, llenos de esperanza,una nueva etapa de la historia.

Gracias, Jesús Eucaristía, por impulsarnosa una Nueva Evangelización por Ti fortalecida.Que tu Madre,

Nuestra Señora de San Juan de los Lagos,acompañe a los que aceptanvivir y anunciar tu Palabra,y que su intercesión haga fecunda tu semilla.

Amén.

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OBJETIVO:

Asomarse al campo de los demás sacramen-tos y sacramentales, para tener un conoci-miento básico de los criterios de la Iglesia,en el Espíritu de la renovación litúrgica.

ORACIÓN INICIAL

En el nombre del Padre…

Canto: Como el siervo quea las fuentes de agua frescava veloz…

Señor, que por el misteriopascual de tu Hijo

realizaste la redención de loshombres,

concédenos avanzar por elcamino de la salvación

a quienes, celebrando los sa-cramentos

proclamamos con fela muerte y resurrección de Cristo.Él, que vive y reina contigo por los siglos de los

siglos.

INTRODUCCIÓN

Ya en el tema anterior pudimos profundizar enel sacramento de la Eucaristía, al que SacrosanctumConcilium (SC) dedica el capítulo II y concreta-mente en el número 47 afirma que, «instituido porJesucristo, con él nuestro Salvador, perpetuo por lossiglos el Sacrificio de la Cruz y fue confiado a laIglesia como Memorial de su Muerte y Resurrec-ción».

La Eucaristía es uno de los siete sacramentosinstituidos por Cristo. Estos sacramentos correspon-den a todas las etapas y todos los momentosimportantes de la vida del cristiano (Cfr. CEC 1210).Pero en este organismo, la Eucaristía ocupa unlugar único, en cuanto «sacramento de los sacra-

mentos»: puesto que todos los otros sacramentosestán ordenados a éste como a su fin (CEC 1211.1374), de él reconocemos que es «fuente y cima detoda la vida cristiana» (LG 11, SC 10). Es por ello queSC ha dedicado un capítulo a su reflexión y revisión–como ya lo estudiamos en tema 3.

Y sin olvidar que los sacramentosse ordenan a la santificación delPueblo de Dios, y como actos deculto, glorifican a Dios (Cfr. SC 59),es necesario profundizar en los res-tantes sacramentos como mediosde santificación de los hombres yjunto con ellos en lossacramentales. Para nuestro es-tudio, nos basaremos en el capí-tulo III de SC que precisamente setitula: Los demás sacramentos ysacramentales.

La Constitución litúrgica se hapropuesto en este capítulo, dictar

las normas que dirigen la revisión general delRitual, así como de la liturgia de los otros sacra-mentos y de los sacramentales en particular.

I. VEAMOSI. VEAMOSI. VEAMOSI. VEAMOSI. VEAMOS

La conjunción de los diversos movimientos derenovación del siglo XX, (bíblico, litúrgico, ecumé-nico, patrístico etc.) inyectó nueva vida a la teo-logía sacramentaria. Ciertos aspectos básicos, des-cuidados por la teología postridentina en su pre-ocupación apologética, recobraron un nuevo re-lieve: la vinculación de los sacramentos a la eco-nomía de la salvación; su sentido eclesial; lasrelaciones entre sacramento y fe, entre Palabra ysacramento; las exigencias de los sacramentos enla vida; y la consideración de los sacramentoscomo «signos», reviste para Vaticano II una espe-cial importancia tanto para la teología comopara la pastoral.

4. LOS DEMÁS SACRAMENTOSY LOS SACRAMENTALES

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SC reconoce, la necesidad de una reforma de losritos de los sacramentos y sacramentales, puestoque se habían introducido en ellos ciertas cosas queoscurecían su naturaleza y su fin (Cfr. SC 62).También, el deseo de simplificarlos ha sido otrofactor de variaciones en los ritos sacramentales.Hubo épocas que únicamente se preocuparon porla «validez» del sacramento, descuidando el valorpedagógico de los signos, reduciéndolos a su másmínima expresión. En el ámbito litúrgico-sacramental, la permanente tensión entre lo fun-cional y lo simbólico se ha depurado demasiadasveces, por el lado de la inmediata practicidad yfuncionalidad. Se han buscando unos signos quesean «breves, claros, evitando las repeticiones in-útiles» (SC 34); y en el caso de algunos sacramen-tos, SC propone su enriquecimiento, por haberquedado excesivamente empobrecidos en el co-rrer de la historia: por ejemplo: la confirmación (SC71), la penitencia (SC 72), y el matrimonio (SC 77).

Otra razón que el Concilio aduce para la revi-sión de éstos, es su falta de adecuación a las«necesidades presentes». Es fácil comprender que,tras un período tan largo de inmovilismo litúrgico,desde la reforma tridentina hasta el Vaticano II,sean numerosos los ritos necesitados de una revi-sión o de una adaptación. Por eso, de formareiterativa diferentes numerales de este capítulocontienen los verbos: «Restáurese, revísese, adáp-tese» (Cfr. 64, 66 - 67, 71 - 72, 74 - 77, 79, 80 ,81) enellos se pone de manifiesto el deseo del Concilio.

Antes de adentrarnos en nuestro estudio, pre-guntémonos:

¿Qué son los sacramentos?¿Qué son los sacramentales?¿Qué diferencia existe entre estos?En la experiencia de nuestra comunidad ¿distin-

guimos entre sacramentos y sacramentales?Nuestra gente ¿Qué busca más: los sacramentos

o los sacramentales?

II. PENSEMOSII. PENSEMOSII. PENSEMOSII. PENSEMOSII. PENSEMOS

Nuestro estudio lo dividiremos en: 1) Sacramen-tos y; 2) Sacramentales. En cada apartado primeronos referiremos: a) definición y; b) Elementos rele-vantes de su reforma.

I. Los sacramentos

a) Su definición

Son los grandes signos del misterio de la salva-ción que, junto con la Eucaristía, constituyen elseptenario sacramental de la Iglesia. Son signoseficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confia-dos a la Iglesia por los cuales nos es dispensada lavida divina. Dan fruto en quienes los reciben con lasdisposiciones requeridas. En definitiva, están orde-nados a la santificación de los hombres, a la edifi-cación del Cuerpo de Cristo y a dar culto a Dios (Cfr.SC 7; CEC 1113-1130).

El fruto de la vida sacramental es a la vezpersonal y eclesial. Por una parte, este fruto es paratodo fiel la vida para Dios en Cristo Jesús; por otraparte, es para la Iglesia crecimiento en la caridady en su misión de testimonio. (CEC 1131 – 1132).

Los sacramentos son «de la Iglesia» en el doblesentido de que existen «por ella» y «para ella».Existen «por la Iglesia» porque ella es el sacramen-to de la acción de Cristo que actúa en ella graciasa la misión del Espíritu Santo. Y existen «para laIglesia», porque ellos son «sacramentos que consti-tuyen la Iglesia», manifiestan y comunican a loshombres, sobre todo en la Eucaristía, el misterio dela Comunión del Dios Amor, uno en tres personas(cfr. CEC 1118).

Éstos suponen la fe, también la fortalecen, laalimentan y la expresan con palabras y acciones,por eso se llaman sacramentos de la fe. Dicho deotra manera: La fe: 1) es una fe que se pide comocondición de plenitud sacramental: «los sacramen-tos suponen la fe» (disposición fundamental delsujeto, su libertad, pero se entiende que implica lafe de la Iglesia); 2) una fe que se expresa en lamisma celebración del sacramentos: «los sacra-mentos expresan la fe» (se expresa por y desde lasignificatividad sacramental propia, desplegandotoda su pedagogía); 3) una fe que se fortalece yalimenta con la celebración sacramentalparticipada: «los sacramentos alimentan la fe» (enellos, la fe encuentra su alimento); 4) una fe que seevangeliza y educa en el proceso y la mismacelebración del sacramento: «los sacramentos edu-can e instruyen la fe»; 5) y una fe que reclama una

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pastoral litúrgica y sacramental adaptada, demanera que responda a la sensibilidad y cuestionesque se plantean al hombre de hoy: «sacramentosde la fe y problemática litúrgica pastoral» (Cfr. SC59).

b) Los sacramentos y su estructura en SC59

Se nos propone una cierta estructura internadel sacramento, indicando los tres grandes «perso-najes» de la acción sacramental: Dios, Iglesia, hom-bre; así como la finalidad en cada caso de estaintervención, y de los signos sacramentales en suconjunto:

-» Los sacramentos están ordenados a la santifica-ción de los hombres» (quien los ordena es Diosmismo, con la finalidad de santificar al hombre,cfr. SC 7);

-» a la edificación del cuerpo de Cristo» (es la Iglesiade Cristo la que es edificada: finalidad eclesial);

-» y, en definitiva, a dar culto a Dios» (es lafinalidad principal y última);

-» pero, en cuanto signos, también tiene un finpedagógico (porque implican una educación einstrucción de la fe).

Partiendo de esta definición, damos por su-puesto el contexto general y orientador de lareforma de los sacramentos en la SC: la naturalezade los mismos (SC 59), el valor pastoral de laliturgia y su relación con el Misterio Pascual (SC 61),la necesidad de una reforma de los ritossacramentales (SC 62), la lengua a utilizar (SC 63),el ritual Romano y los rituales particulares (SC63b).

c) Elementos relevantes de su reforma

1. Los sacramentos de iniciacióncristiana

Los números 64-71 de SC están dedicados a lareforma del catecumenado, de los ritos bautisma-les y de la confirmación. Tan sólo en el no. 71 semenciona la iniciación cristiana como un conjuntounitario, pues lo cierto es que este concepto, divul-gado desde finales del siglo XIX, no fue asumidoplenamente por la Iglesia sino a partir del Concilio.

En los propios textos conciliares se aprecia unprogreso desde la concepción tradicional escolásti-ca, que considera la confirmación como perfeccióno aumento de gracia respecto del bautismo yfortalece al cristiano como más adulto y prepara-do para luchar contra los enemigos de la fe, espi-rituales y externos, y le capacita para confesarpúblicamente a Jesucristo, sin referencia directa ala eucaristía, y la visión global del proceso deiniciación, propuesta por los liturgistas a partir de latradición de los Santos Padres. Esta preocupación,ha condicionado la pastoral de la infancia, adoles-cencia y juventud, para muchos pastores ha gene-rado un conflicto, sobre todo con los padres defamilia, puesto que para éstos los sacramentos deiniciación, no tienen un nexo directo entre sí, difi-cultando la puesta en marcha de la riqueza queofrece el RICA (Ritual de Iniciación Cristiana paraAdultos) en el cual, los sacramentos de iniciacióncristiana se comprenden, según la doctrina conci-liar, como un todo en el proceso de crecimiento ymaduración humana y cristiana de la persona.

En la Instrucción Inter Oecumenici del 26 deseptiembre de 1964, se ponen las bases para adap-tar los rituales existentes, usando íntegramente lalengua vernácula a juicio de los obispos (n. 61; SC62) e introduciendo algunos cambios de acuerdocon las normas conciliares.

Muy pronto se tuvieron textos provisionales,traducidos de los antiguos rituales, y se comenzó –en el caso de la confirmación- a organizar lacatequesis en torno a los 12-14 años de edad, con lasposibilidades de revitalizar la pastoral juvenil ycomo un paso a la edad adulta.

Siguiendo esta doctrina conciliar, el Código deDerecho Canónico (1983) traduce en norma legaldefinitiva las disposiciones conciliares sobre la ini-ciación cristiana y el Catecismo de la Iglesia Cató-lica (1997) en su tratado sobre los Sacramentos deIniciación Cristiana describe el proceso fundamen-tal del ser cristiano: «Mediante estos sacramentos,se ponen los fundamentos de toda vida cristiana.«La participación en la naturaleza divina, tienecierta analogía con el origen, el crecimiento y elsustento de la vida natural. En efecto, los fielesrenacidos en el Bautismo se fortalecen con el sacra-

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mento de la Confirmación y, finalmente, son ali-mentados en la Eucaristía con el manjar de la vidaeterna, y, así por medio de estos sacramentos de lainiciación cristiana, reciben cada vez con más abun-dancia los tesoros de la vida divina y avanzanhacia la perfección de la caridad» (CEC 1212).

El estudio de los números 64-71 de SC dedicadosa la iniciación cristiana, muestran cómo éstos, apesar de su concisión, son fruto de una expectaciónamplia y bien fundamentada que vio abiertas laspuertas para una gran creatividad litúrgica ypastoral. De una preparación catequética a losdiferentes sacramentos se debe pasar a una «cate-quesis para la vida cristiana madura».

2. Los sacramentos de curación osanación

Por los sacramentos de la ini-ciación cristiana, el hombre recibela vida nueva de Cristo. Ahorabien, esta vida la llevamos en «va-sos de barro» (2 Cor 4, 7). Noshallamos aún en «nuestra mora-da terrena» (2 Cor 5, 1), sometidaal sufrimiento, a la enfermedad ya la muerte.

2.1 Reconciliación o Peni-tencia

Partimos del no. 72 de SC quepide la revisión del rito y las fórmu-las de penitencia, de manera queexpresen más claramente la natu-raleza del sacramento.

El sacramento de la Penitencia ofrece a losbautizados pecadores la misericordia y el perdónde Dios y la reconciliación con la Iglesia, que lesinvita a la conversión (LG 11). El ritual de la peniten-cia fue publicado en 1974.

En la disposición de la revisión del rito, el nuevoritual, propone tres ritos: reconciliación de un solopenitente; de varios penitentes con confesión yabsolución individual, y; de varios penitentes conconfesión y absolución general; además describelas celebraciones penitenciales sin sacramento. Entrelas líneas más sobresalientes del ritual se encuen-

tran la vinculación de la conversión a la Palabra deDios, la relación de la Penitencia con el Bautismo ycon la Eucaristía, la mediación de la Iglesia y delministerio sacerdotal, las intervenciones del peni-tente y la estructura del sacramento. Se han reva-lorizado también los gestos, especialmente la im-posición de las manos, y la fórmula absolutoria, sinolvidar la sede penitencial.

El Catecismo de la Iglesia Católica lo define así:«…Sacramento, por el cual -los penitentes- obtie-nen de la misericordia de Dios el perdón de lospecados cometidos contra Él y, al mismo tiempo, sereconcilian con la Iglesia, a la que ofendieron consus pecados. Ella les mueve a conversión con suamor, su ejemplo y sus oraciones» (CEC 1422).

2.2 Unción de los enfermos

La SC trata de la reforma deeste sacramento en los nn. 73-75. Dice el no. 73: «La extre-maunción, que también y me-jor, puede llamarse «unción delos enfermos», no es sólo el sa-cramento de quienes se encuen-tran en los últimos momentos desu vida. Por tanto, el tiempooportuno para recibirlo comien-za cuando el cristiano ya em-pieza a estar en peligro de muer-te por enfermedad o vejez». Losnn. 74-75 se refieren a la mane-ra de proceder en la elabora-ción de los ritos y adaptación alas diversas circunstancias.

Su celebración se inscribe en la pastoral de laenfermedad y significa la presencia de Cristo y dela Iglesia junto al hermano que necesita ser ayuda-do en su debilidad (Cfr. Sant 5, 14-15; Mc 6, 13).

El CEC se refiere a éste de la siguiente manera:«Con la sagrada unción de los enfermos y con laoración de los presbíteros, toda la Iglesia enteraencomienda a los enfermos al Señor sufriente yglorificado para que los alivie y los salve. Incluso losanima a unirse libremente a la pasión y muerte deCristo; y contribuir, así, al bien del Pueblo de Dios(1499).

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3. Los sacramentos al servicio de la co-munidad cristiana

Tanto el sacramento del Orden como el delMatrimonio son designados por el CEC sacramen-tos «al servicio de la comunidad». Estos sacramen-tos están ordenados a la salvación de los demás.Contribuyen ciertamente a la propia salvación,pero esto lo hacen mediante el servicio que prestana los demás. Confieren una misión particular en laIglesia y sirven a la edificación del Pueblo de Dios.En SC se abordan en los nn. 76-78.

3.1 Sacramento del Orden

La ordenación se confiere por la imposición delas manos del obispo y la plegaria de invocación delEspíritu Santo. La ordenación imprime un caráctersagrado, de manera que los obispos, presbíteros ydiáconos, cada uno a su modo, quedan configura-dos con Cristo.

El Vaticano II dispuso que se revisaran los ritos ylos textos de las ordenaciones (SC 76). Lasordenaciones tienen la misma estructura: a) ritosintroductorios: llamada y presentación de los elegi-dos, homilía mistagógica, escrutinio y promesa,letanías de los santos; b) rito esencial: imposición demanos, plegaria de ordenación; c) ritos explicati-vos: imposición del vestido, unción, entrega deinstrumentos, abrazo de paz y recepción en elorden, y entronización si el obispo si es residencial.

El CEC lo define así: Sacramento gracias al cualla misión confiada por Cristo a sus apóstoles siguesiendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de lostiempos: es, pues, el sacramento del ministerioapostólico. Comprende tres grados, el episcopado,el presbiterado y el diaconado (1536).

3.2 Sacramento del Matrimonio

El rito de este sacramento fue uno de los prime-ros en ser revisado y el primero en su publicación. ElMatrimonio es uno de los momentos más significa-tivos e importantes de la vida del cristiano. Por esose experimentó la urgencia fuerte de que este ritofuera revisado y enriquecido para que significaramás claramente la gracia del sacramento e incul-cara los deberes de los cónyuges (SC 77). La SCañadía también algunas observaciones de tiporitual: «Celébrese habitualmente dentro de la Misa,

después de la lectura del Evangelio y de la homilía,antes de la oración de los fieles…»

Si el sacramento se celebra sin Misa, léase alprincipio del rito la epístola y el evangelio de lamisa por los esposos e impártase siempre la bendi-ción nupcial. La oración por la esposa sea oportu-namente revisada de modo que inculque la igual-dad de ambos esposos en la obligación de mutuafidelidad (SC 78). Si en alguna parte están en usootras laudables costumbres y ceremonias en lacelebración del sacramento del Matrimonio… con-sérvense.

Siguiendo la doctrina conciliar, el CEC presentala siguiente definición: «La alianza Matrimonial,por la que el varón y la mujer constituyen entre síun consorcio de toda la vida, ordenado por sumisma índole natural al bien de los cónyuges y a lageneración y educación de la prole, fue elevadapor Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacra-mento entre bautizados (1601; cfr. CIC 1055, 1).

II. LOS SACRAMENTALES

a) Su definición

Son signos sagrados con los que, imitando dealguna manera a los sacramentos, se expresanefectos, sobre todo espirituales, obtenidos por laintercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres sedisponen a recibir el efecto principal de los sacra-mentos y se santifican las diversas circunstancias dela vida (SC 60).

Al analizar las distintas expresiones que encon-tramos en el texto apreciamos el sentido y lafunción de los sacramentales en la vida litúrgica dela Iglesia. En estas expresiones podemos encontrartres dimensiones:

1) San «signos sagrados», sensibles y simbólicos,como los sacramentos, que comunican existencialy profundamente al hombre con la realidaddivina. A su vez, esta comunión produce unos«efectos espirituales» en el cristiano y en lacomunidad que los recibe por la «intercesión»de la Iglesia.

2) «Nos disponen a recibir el efecto principal de lossacramentos», acompañándolos o prolongán-dolos.

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3) Finalmente, se ordenan a la «santificación de ladiversas circunstancias de la vida».

Éstos han sido institui-dos por la Iglesia y «obtie-nen su eficacia de la ac-ción de la Iglesia que losejecuta, en tanto que ellaes santa y obra dentro delmás estrecho vínculo consu cabeza».

La experiencia de lossacramentales en la vidadel creyente y de la co-munidad cristiana, juntocon la experiencia de lossacramentos, envuelvetoda la vida, santifica alas personas y sus cuerpos,su trabajo, su ocio, los ob-jetos.

Desde el pequeño ges-to de trazar la señal de laCruz con agua bendita sobre nosotros, hasta el dela consagración total en la virginidad o en la vidaconsagrada; o bien, desde la bendición de unalimento a la dedicación de una gran catedral,todo se convierte por obra de la oración de laIglesia en un signo de salvación y santificación.

b) Elementos relevantes de su reforma.

Para su revisión, SC estableció los criterios fun-damentales a seguir:

«Revísense los sacramentales, tendiendo encuenta la norma fundamental de la participaciónconsciente, activa y fácil de los fieles, y atendiendoa las necesidades de nuestros tiempos… sean muypocas las bendiciones reservadas y sólo a favor delos Obispos u Ordinarios. Provéase para que ciertossacramentales, al menos en circunstancias particu-lares y a juicio del Ordinario, puedan ser adminis-trados por los laicos, que tengan las cualidadesconvenientes» (SC 79).

En estos criterios de reforma, vemos ya ciertaapertura, sobre todo en dos aspectos; por unaparte, reducir el número de bendiciones reserva-das a Obispos y Ordinarios y, por otra, la posibili-

dad de que los laicos se conviertan en administra-dores de ciertos sacramentales.

Hasta el Concilio Vatica-no II encontramos los ritosde los sacramentales en elPontifical y Ritual romanos,especialmente debido a latradición de los libros plena-rios que se impone despuésdel Concilio de Trento. ElPontifical recogía los ritosque presidía el Obispo,mientras que el Ritual losque podía presidir un pres-bítero.

Después del Vaticano IIse mantiene la misma no-menclatura pero los diver-sos rituales se editan en fas-cículos distintos. Asimismopodemos encontrar otrasbendiciones y sacramentales

en el Misal Romano y en los rituales de otrossacramentos.

c) División de los sacramentales.

Podemos dividir los sacramentales en tres gran-des grupos: consagraciones o dedicaciones, bendi-ciones y exorcismos.

1. Consagraciones y dedicaciones. Las consagra-ciones son los actos litúrgicos por los que una perso-na libremente dedica su existencia al servicio deDios. La oración de la Iglesia pide, sobre aquellosque han recibido esta llamada, la fuerza necesariapara desempeñar esta consagración. Algunos ejem-plos: Consagración de una virgen y la profesiónreligiosa o monástica, que tienen carácter perma-nente de entrega a Dios al servicio de la Iglesia. Siser en el sentido estricto una consagración, pode-mos también situar aquí la bendición de un abado abadesa, aunque suponga un servicio temporala una comunidad.

Las dedicaciones suponen también una consa-gración definitiva de un lugar o un objeto relacio-nado con el culto cristiano, así se dedican las iglesiasy los altares.

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2. Bendiciones. Son oraciones sobre personas ocosas para ponerlas bajo la protección divina, a lavez que implican, en el caso de los objetos o cosasuna acción de gracias a Dios por los dones queconcede al hombre. Encontramos la doble direc-ción de toda bendición que aúna la acción degracias y la protección divina.

En algunos casos, estas bendiciones sobre perso-nas implican un servicio o ministerio, temporal opermanente, que se confía a algunos fieles.

3. Exorcismos. Estos vienen en ayuda de la luchadel hombre contra Satanás, que obstaculiza elplan divino de salvación. Estos exorcismos puedenser mayores y tienen como misión liberar a un fielde la posesión diabólica, o bien menores, que sonaquellos que acompañan el proceso catecumenal.Tradicionalmente los exorcismos se han dividido enimprecatorios y deprecatorios, los primeros supo-nen una admonición directa e implícita a Satanáspara que abandone a la persona exorcizada; lossegundos suponen una súplica a Dios para quelibre del mal al fiel que recibe la acción de la Iglesia.

No podemos dejar de mencionar, la celebraciónde las exequias, uno de los sacramentales másprofundos y emotivos por los hermanos difuntos,que en muchos sitios convocan masivamente a loscreyentes, unidos por lazos de parentesco, amis-tad, comunidad parroquial, y atraídos por el mis-terio de la muerte.

Uno de los primeros rituales que fueron revisa-dos al concluir la asamblea conciliar fue el de lasexequias, puesto que la constitución había expre-sado el deseo de dicha revisión tanto para los ritosde adultos como de niños (Cfr. SC 81-82).

Los ritos de las exequias señalan varias verdadesfundamentales de la existencia del creyente: 1) Laprecariedad de esta vida y de este cuerpo, y elindeclinable final con la muerte. 2) La dignidad delcuerpo humano, templo del Espíritu, destinado,tras la corrupción del sepulcro, a la resurrección y lavida. 3) La fe en esa vida definitiva y plena, deunión acaba con Dios, por Jesucristo. 4) La comu-nión de los Santos, por la que mantenemos larelación con los hermanos fallecidos, y el intercam-bio de ayudas, de los de esta vida con los de la otra.5) La creencia en el juicio y verdad de Dios, y la

purificación de las almas antes del abrazo definiti-vo del Señor. 6) La aceptación de los designios deDios, ante la separación de los seres queridos y aunnecesarios en esta vida. 7) La experiencia de lacaridad, solidaridad, compasión, cristianas, máspatente en esos momentos, que son a veces, dereconciliación de parientes y amigos. 8) El sentidomaternal de la Iglesia que concede sus últimoscuidados y bendiciones al cuerpo cristiano de sushijos fallecidos. 9) El sentido esperanzador de latumba cristiana, es decir, del dormitorio, descansoy sala de espera para el amanecer de la eternidad.

En realidad, las exequias y bendiciones sobre elcuerpo humano muerto no le afectan a él sensible-mente, ya materia inerte, pero revelan la fe, lapiedad, la esperanza de los presentes y expresan elcarácter pascual de la muerte cristiana y la certezadel más allá, y responde a tradiciones culturales yreligiosas de la comunidad creyente.

Junto a estas distinciones, encontramos en otrasacciones litúrgicas una serie de actos que acompa-ñan ciertas misas o sacramentos y que se conside-ran como sacramentales, por ejemplo: Bendición yprocesión de las candelas; Rito de bendición eimposición de la ceniza; Conmemoración de laentrada del Señor en Jerusalén en el Domingo deRamos de la Pasión del Señor; Bendición de lossantos óleos y consagración del crisma y renovaciónde las promesas sacerdotales en la Misa Crismal;Celebración de la Pasión del Señor en el ViernesSanto; Dentro del Domingo de Pascua en la Resu-rrección del Señor en la Vigilia Pascual: Bendicióndel fuego y preparación del cirio, procesión alBautisterio y bendición del agua bautismal, reno-vación de las promesas bautismales y aspersión delagua; Rito de bendición y aspersión del agua en losDomingos; Rito para designar un ministro ocasio-nal para la distribución de la sagrada Comunión;Presentación en la Iglesia de un niño ya bautizado;Presentación de los niños a la Santísima Virgen;Ritos de la iniciación cristiana de adultos; Celebra-ciones penitenciales sin la celebración del sacra-mento; Celebraciones de la distribución de la Sa-grada Comunión fuera de la Misa, que por nocelebrarse la eucaristía en el ámbito de la misa,podemos considerar como sacramental; En la or-

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denación sacerdotal: la entrega de insignias, impo-sición de manos; Bendición de anillos y arras; En launción de los enfermos, junto a los signos esencialesque confieren el sacramento, encontramos fórmu-las y ritos como la bendición del agua, del óleo ycelebraciones varias que tienen un significado pas-toral del cuidado de los enfermos.

CONCLUSIÓN

El fruto de la vidasacramental es a la vezpersonal y eclesial. Poruna parte, este fruto espara todo fiel la vida paraDios en Cristo Jesús: porotra parte, es para la Igle-sia crecimiento en la cari-dad y en su misión detestimonio (CEC 1134).

Los sacramentales sonfuente de espiritualidaden la vida de la Iglesia.Toda celebración se es-tructura alrededor decuatro aspectos funda-mentales: anamnesis,epíclesis, doxología ymistagogía continua. Lossacramentales debenayudarnos a vivir estasdimensiones cada vez que los celebramos para quenuestra vida cristiana se nutra de una verdaderaespiritualidad litúrgica. Los sacramentales nos ofre-cen un rico material para expresar la fe, para llenarde contenido cristiano todas las realidades de lavida y, en definitiva, agradecer todo lo que hace-mos y poseemos como un don de Dios que nosconduce a vivir y a pregustar en las realidadesterrenas la nueva creación que esperamos.

Los sacramentales nos cultivan y ayudan aprepararnos a la recepción de los sacramentos.Otros son como prolongación de la gracia recibiday una actualización de la misma.

Los sacramentos, partiendo de la eucaristía, yuna sana vivencia de los sacramentales, nos ayu-darán a llenar de contenido cristiano toda reali-

dad humana, de esta forma todo será lleno de lagracia de Cristo.

III. ACTUEMOSIII. ACTUEMOSIII. ACTUEMOSIII. ACTUEMOSIII. ACTUEMOS

Ahora ¿Somos conscientes de la diferencia queexiste entre Sacramento y Sacramental?

¿Para qué fueron instituidos los sacra-mentos y los sacramentales?

¿Qué es un Sacramental?

¿Qué se recibe por medio de lossacramentales?

Los sacramentales ¿confieren la graciadel Espíritu Santo, como en los sacra-mentos?

IV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOS

MONICIÓN: Proclamemos agrade-cidos el salmo 95 (96) respondiendo:Proclamen día a día su victoria.

Cantemos al Señor un nuevo canto;que le cante al Señor toda la tierra;cantemos al Señor y bendigámoslo,proclamemos su amor día tras día. R/.

Su grandeza anunciemos a los pue-blos,

de nación en nación sus maravillas;cantemos al Señor, porque él es grande,más digno de alabanza y más tremendoque todos los dioses paganos, que ni existen. R/

.

Porque los falsos dioses son apariencia;ha sido el Señor quien hizo el cielo;hay gran esplendor en su presenciay lleno de poder está su templo.

Alégrense los cielos y la tierra,retumbe el mar y el mundo submarino.Salten de gozo el campo y cuanto encierra,manifiesten los bosques regocijo.

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OBJETIVO:

Profundizar en la espiritualidad litúrgica ysu repercusión en la vida cristiana, para queen el «Año del testimonio y de la misión conlos alejados y excluidos», vayamos al en-cuentro de éstos hermanos como conse-cuencia de nuestro encuentro con el Señor.

ORACIÓN INICIAL

En el nombre del Padre…

Canto: Espíritu Santo, ven, ven…

Dios y Padre generoso, de quien procede todocuanto somos y tenemos, enséñanos a reco-nocer los beneficios de tu paterno amor, paraque te amemos con todo el corazón y contodas nuestras fuerzas. Por nuestro SeñorJesucristo (MR 780).

INTRODUCCIÓN

Más de alguna vez se ha dicho, que «la liturgiaes vida antes que ser ciencia o saber teológico opastoral». En un curso de formación es, sin duda,objeto de reflexión y de conocimiento. Pero ésteaspecto no basta para hablar de una realidad tanfundamental para el crecimiento y el desarrollo dela fe y de nuestra unión con Dios. Hace faltatambién vivir, llevar a la práctica, nuestro conoci-miento de la liturgia.

I. VEAMOSI. VEAMOSI. VEAMOSI. VEAMOSI. VEAMOS

Cada uno trate de responder a las siguientespreguntas. Una vez respondidas comparta susrespuestas con los compañeros de los lados. Al finalharemos algunos comentarios conclusivos.

1. ¿Qué es lo que alimenta tu fe, tu vida cristiana yque te impulsa o motiva a dar testimonio?

2. Tu ministerio litúrgico, ¿es un espacio y unaoportunidad para alimentar tu fe, tu espiritua-lidad y te compromete a ser mejor cristiano oresponde a otras inquietudes?

3. ¿Qué es para ti la «espiritualidad»?

4. Según tú, ¿cuántas clases de espiritualidad exis-ten?

5. ¿Qué es para ti la espiritualidad litúrgica?

II. PENSEMOSII. PENSEMOSII. PENSEMOSII. PENSEMOSII. PENSEMOS

Vamos ahora a profundizar en la espiritualidadlitúrgica.

1. ¿Qué se entiende por espiritualidad?

Por espiritualidad se entiende: la vida en elEspíritu que nos ayuda a descubrir y a vivir lavoluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada,lo perfecto (cfr. Rm 8, 4 s; Ga 5, 16. 25; Rm 12, 2); lavida en el Espíritu, que es vivir conformados al HijoJesucristo según las palabras de San Pablo: Dios, a losque de antemano conoció, también los predestinó aser conformes con la imagen de su Hijo, para que élfuese el primogénito de muchos hermanos (cfr. Rm8, 29); es el estilo de vida del cristiano que bajo laacción del Espíritu Santo, conoce, ama, sigue e imitaa Cristo, especialmente en su misterio pascual; esabrirnos al Señor resucitado y crecer en Él bajo laacción del Espíritu Santo.

Por tanto, la espiritualidad o vida en el Espíritues vivir conformados a Jesucristo, el programa denuestra vida cristiana ha de ser la progresiva trans-formación de toda nuestra existencia en verdade-ros hijos de Dios en el Hijo Jesucristo.

Si existe tal estilo de vida para el cristiano,entonces, ¿por qué una espiritualidad litúrgica? Enbreve podemos decir:

Primero, por lo que es la liturgia: porque en ellase ejerce la obra de nuestra redención... se expresay manifiesta el misterio de Cristo y la naturalezagenuina de la Iglesia (cfr. SC 2); porque en ella seejerce el sacerdocio de Cristo en la Iglesia paraglorificar a Dios y santificar al hombre (cfr. SC 7);ella es epifanía, fuente y cumbre de la vida y de la

5. La Espiritualidad Litúrgicaen relación con el «Año del testimonio»

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acción de la Iglesia (cfr. SC 9-13); porque en ella seda la principal manifestación de la Iglesia (cfr. SC41); es misterio de fe (cfr. SC 48), porque en ella laIglesia encuentra la «expresión más alta de surealidad mistérica».

Segundo, por lo que nos ofrece la liturgia: en ellael hombre, sin importar su condición social, su sexoo su color, puede beber y alimentarse del espírituverdaderamente cristiano (cfr. SC 14) para glorifi-car a Dios y santificarse (cfr. SC 7), para dar razónde su esperanza (cfr. 1 Pe 3, 15), de su ser y existir. Nopor otra cosa se afirma de ella que es la acciónsagrada por excelencia cuya eficacia, con el mismotítulo y en el mismo grado, no iguala otra acción dela Iglesia (cfr. SC 7).

2. La Espiritualidad Litúrgica

Para el que conozca la naturaleza de la liturgia,la existencia de una espiritualidad litúrgica es evi-dente, ella es, la primera escuela de la vida espiri-tual de la Iglesia (Pablo VI).

En la Iglesia existen escuelas de espiritualidad:espiritualidad de estado (laical, sacerdotal, religio-sa), de escuela (carmelitana, franciscana, domini-ca, jesuítica, etc.), de dedicación de vida (activa,contemplativa, etc.), o históricas (primitiva,patrística, medieval, etc.), todas ellas, cuando sonlegítimas y reconocidas como tales, están inspira-das en la revelación.

Sin embargo, no se trata de una escuela frentea otras escuelas. Desde el punto de vista históricolas escuelas de espiritualidad, como la misma pie-dad popular, han nacido cuando la liturgia noofrecía los elementos de vida espiritual a los fieles yhabía dejado de ser la forma viva de la Tradicióny de la Didascalia de la Iglesia. En aquel entonces,las corrientes teológicas dieron contenido a lasdistintas escuelas de espiritualidad, al tiempo quehacían de la liturgia una pura especulación más detipo filosófico que teológico.

Se puede tener, como atestigua la historia, unaintensa vida espiritual sin una referencia explícita ala plena participación litúrgica, pero una vida espi-ritual sin contacto profundo y asiduo con la liturgiade la Iglesia será incompleta y empobrecida, con elriesgo de perder su propia identidad cristiana.

Dentro del legítimo pluralismo en la acentua-ción de un aspecto de la vida espiritual que carac-teriza las diversas escuelas de espiritualidad, laliturgia por su contenido y su forma desempeña unpapel unificador; por su parte, las diversas escuelasde espiritualidad contribuyen a la profundizacióndel misterio cristiano, contenido en la liturgia.

La espiritualidad litúrgica reivindica de hecho yde derecho ser la espiritualidad de la Iglesia uni-versal, es decir, válida para todos los cristianos detodos los tiempos y de todas las vocaciones (Marsili),por ello es la piedad o espiritualidad de la Iglesia,ya que por medio de la liturgia el hombre entra encontacto con la salvación, le ofrece un medio y unafuente constante de crecimiento y desarrollo de lavida cristiana.

3. ¿Qué se entiende por espiritualidadlitúrgica?

Por espiritualidad litúrgica se entiende:el ejercicio auténtico de la vida cristiana como vidaen Cristo, que tiene su raíz en los sacramentos deiniciación cristiana, se ejercita en las accioneslitúrgicas, especialmente en la participación activade la eucaristía; de ella nace y a ella tiende eltestimonio en medio del mundo, en tensión espe-ranzada hacia la definitiva realización escatológica,todo ello dentro del marco fundamental del añolitúrgico.

La espiritualidad litúrgica es un estilo de vidaforjado en los valores de la celebración, por-que al ser la liturgia en acto, no se le puedeconsiderar como una estructura facultativa, niintermedia, sino como momento fundante, espa-cio y lugar genético de la experiencia espiritualcristiana a través y mediante el lenguaje de lacelebración, además porque en ella se actualiza elacontecimiento salvífico de Cristo (especialmenteen la celebración eucarística), al cual podemosinsertarnos.

La esencia de la espiritualidad litúrgica:es aquella actitud de conjunto del hombre espiri-tual con la que construye, en la fe, toda su propiavida, humana y espiritual, sobre la celebración delos misterios de Cristo, en la participación activa enla liturgia de la Iglesia.

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4. Notas características de laespiritualidad litúrgica

4.1. Nota trinitaria

La espiritualidad litúrgica, en su dimensión tri-nitaria es teocéntrica, porque reconoce el máxi-mo relieve de la acción de Dios y de su iniciativagratuita de salvación, y todo lo refiere a él, en unaactitud en el que prevalece la alabanza, el recono-cimiento y la acción de gracias.

El Padre. Él es fuente y fin de la liturgia (CEC1077-1083). Es el protagonista indiscutible de todomisterio del Hijo, por ello es la fuente y término detoda acción. Cada misterio que celebramos es undon suyo. Por eso es alabado y bendecido en laanámnesis del misterio que se celebra, reconocien-do finalmente en él la fuente y la meta de todacelebración. La eucología lo subraya ampliamen-te, sobre todo en las oraciones, en los prefacios, enlas preces de invocación y de intercesión.

Es cristocéntrica. Cristo es el centro de la cele-bración puesto que es Él el Revelador y el Dador dela plenitud trinitaria. La espiritualidad litúrgica escristocéntrica porque pone en el centro de la propiaexperiencia a Cristo, en su misterio pascual; ve en lossacramentos y especialmente en la Eucaristía unapresencia activa y real de Cristo, que comunica sugracia en la multiforme riqueza sacramental, y llevaa los fieles a una comunión de vida con él, muerto yresucitado; en la oración y en la alabanza se une aCristo, que «ruega por nosotros como sacerdote,ruega en nosotros como cabeza, y es rogado pornosotros como nuestro Dios» (cfr. San Agustín,Enarrat. In Psalm. 85,1: CCL 39,1176).

Es pneumatológica. El Espíritu Santo es el mis-terioso protagonista de la historia de la salvaciónjunto con Cristo; verdadero precursor de Cristo, au-téntico don de Cristo a su Iglesia, presencia escondida,pero eficaz en la memoria y actuación del misterio deCristo. En cualquier tiempo litúrgico la eucología nospone en contacto con su admirable obra salvadora yglorificadora a la que nos asociamos con una acciónconjunta del Espíritu y de la Iglesia.

4.2. Nota eclesial

En la dimensión eclesial, la espiritualidad litúrgicaes comunitaria, porque subraya el aspecto social

del designio salvífico, la unión y la solidaridad detodos en el pecado y en la salvación, la unidad delpueblo de Dios, en la comunión del Cuerpo místico,la necesaria «sanctorum communio» («comuniónde las cosas santas»), de todas las legítimas asam-bleas locales, esparcidas por la tierra; desde elpunto de vista espiritual, este aspecto comunitarioreafirma la exigencia de la caridad recíproca enCristo, y la interdependencia de todos en el creci-miento común hacia la santidad.

La liturgia es también eclesial en cuanto susexpresiones de culto y de santificación están regu-ladas y establecidas por las legítimas autoridadeseclesiales, las cuales velan, en el respeto de lastradiciones y culturas de cada una de las Iglesiaslocales, por la pureza y la ortodoxia de las fórmulasy de las formas de culto y de santificación en launidad de la misma fe apostólica.

4.3. Nota bíblica y mistérica

La espiritualidad litúrgica, en referencia a suselementos constitutivos, es ante todo bíblica; la Pala-bra de Dios ocupa un lugar eminente en la liturgia,como componente esencial de los actos litúrgicos,como inspiradora del sentido de todos los sacramen-tos y oraciones; en efecto, la liturgia es la actualizaciónde la historia de la salvación en el hoy proclamado porlas palabras y realizado en los sacramentos.

Es mistérica, en cuanto la experiencia litúrgicapasa a través de los misterios y los signos litúrgicos,es decir, de los signos sacramentales, gracias a loscuales nos encontramos y somos configurados efi-cazmente con Cristo ontológica y moralmente, así,por ejemplo, la pasión de Cristo que es celebraday actualizada en el sacramento, debe ser comple-tada en la propia vida.

4.4. Es una espiritualidad pascual

Decir espiritualidad pascual, es lo mismoque decir espiritualidad bíblica o espiritualidadcristológica y sacramental. En este sentido se debeimitar la espiritualidad del Antiguo Testamento,centrada totalmente en el hecho pascual, síntesis yparadigma de toda la historia de la salvación. Poreso la espiritualidad litúrgica se apoya en el Miste-rio Pascual en cuanto éste es la síntesis de toda larevelación.

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La espiritualidad litúrgica, como espirituali-dad pascual, supone en el cristiano dos actitu-des fundamentales, correspondientes a los dosmomentos del Misterio Pascual: en primer lugar,ante la pasión y muerte del Hijo, la compasión,que va acompañada del juicio acerca de lo quees pecado y del reconocimiento del amor delPadre. Tanto amo Dios al mundo… (Jn 4,16) Cristome amo y se entrego por mí (Gal 2, 20). Ensegundo lugar, ante la resurrección, la alegríade una nueva vida, que brota de la presencia deCristo en el mundo, de su resurrección y del dondel espíritu.

4.5. Nota cíclica

En el ciclo anual o año litúrgico con sus cicloslitúrgicos (diario, semanal, anual), con propias yespecíficas celebraciones conmemorativas, el fielsumerge su experiencia y su existencia concretaen el misterio de Cristo. En el ciclo anual de losmisterios del Señor, el cristiano se pone en contac-to con las realidades salvíficas de los misterios dela vida de Cristo y de su muerte gloriosa, a las queél tiene que conformar su propia vida.

4.6. Nota antropológica y social

La espiritualidad litúrgica es, además, perso-nal, aún siendo también comunitaria. La comu-nidad, la asamblea litúrgica, está compuesta depersonas vivas, en las que el designio de salvaciónse realiza con especiales resonancias, con particu-lares dones y misiones. La espiritualidad litúrgicaes tanto más rica cuanto más personal, es decir,cuanto más personalmente es vivida y asimiladaen las circunstancias concretas de cada miembrode la comunidad cristiana con sus dones de natu-raleza y de gracia (carácter, mentalidad, dotes,carisma, compromiso en la Iglesia y en el mundo).

4.7. Nota misionera y escatológica

Por su dinamismo, la espiritualidad litúrgica estambién misionera, es decir impulsa a manifestaral mundo la gracia recibida; tras haber implicadoal mundo en su intercesión, la Iglesia que en laliturgia se manifiesta como «comunidad convo-cada» (ekklesia), tiende a hacerse epifanía, ma-nifestación del misterio de Cristo al mundo con laspalabras y las obras.

La espiritualidad litúrgica es tambiénescatológica, tiende a su plena realización en lagloria; la santificación y el culto tienden hacia superfecta expresión final en la Jerusalén celestial.Toda celebración litúrgica es un «Maranatha» de laIglesia y del cosmos, puestos en tensión con la espe-ranza de la consumación final.

4.8. Nota mariana

La espiritualidad litúrgica a la luz de «Marialiscultus» 16, recuerda la ejemplaridad de María parala Iglesia en la fe y en la caridad que se deben viviren los sagrados misterios. Por eso toda liturgia esesencialmente eclesial desde el perfil mariano de laIglesia que se apropia, al celebrar los misterios, de lasmismas actitudes de María (cfr. MC 17-20), en laescucha de la palabra, en la oración, en la oblación,en la santificación.

4.9. Espiritualidad sintética y dinámica

Es sintética porque el Misterio Pascual de Cristoabarca toda la historia de la Salvación. Y es dinámi-ca porque proyecta la propia existencia hacia laperfecta consumación de la obra salvadora.

5. La Piedad Popular y su dimensiónespiritual

Antes de concluir con el tema de la espiritualidadlitúrgica, es oportuno hacer una referencia a laPiedad Popular, pues la vida espiritual no se agotacon la participación en la liturgia (SC 12), y estambién una expresión válida de celebrar, expresary alimentar nuestra fe.

El Documento de Aparecida (DA) se refiere a ellacomo «lugar de encuentro con Cristo», y el mismoSanto Padre, Benedicto XVI la presentó como «elprecioso tesoro de la Iglesia católica en AméricaLatina» (n. 258), y más adelante el DA dice losiguiente:

«No podemos devaluar la espiritualidad popu-lar, o considerarla un modo secundario de la vidacristiana, porque sería olvidar el primado de laacción del Espíritu y la iniciativa gratuita del amorde Dios. En la piedad popular, se contiene y expresaun intenso sentido de la trascendencia, una capaci-dad espontánea de apoyarse en Dios y una verda-dera experiencia de amor teologal. Es también unaexpresión de sabiduría sobrenatural, porque la sa-

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biduría del amor no depende directamente de lailustración de la mente sino de la acción interna dela gracia. Por eso, la llamamos espiritualidad po-pular. Es decir, una espiritualidad cristiana que,siendo un encuentro personal con el Señor, integramucho lo corpóreo, lo sensible, lo simbólico, y lasnecesidades más concretas de las personas. Es unaespiritualidad encarnada en la cultura de los sen-cillos, que, no por eso, es menos espiritual, sino quelo es de otra manera» (n. 263).

A la luz del concepto, la valoración, y al desta-car la dimensión espiritual de la Piedad Popularque hace el DA, como «Espiritualidad popular»,con sus expresiones: las fiestas patronales, las nove-nas, los rosarios y via crucis, las procesiones, lasdanzas y los cánticos del folclore religioso, el cariñoa los santos y a los ángeles, las promesas, lasoraciones en familia (DA 259), y su lenguaje: losgestos, los textos y las fórmulas, el canto y la música,las imágenes, los lugares, y los tiempos (cfr. Direc-torio sobre la Piedad Popular y la Liturgia 14-20),llegamos a la conclusión que debe ser promoviday explotada por la pastoral litúrgica sobre todo ensu dimensión espiritual, armonizándola bien con laliturgia de acuerdo a los criterios que el magisteriode la Iglesia ofrece, y desde una sabia, sana yequilibrada pedagogía que facilita la experienciay la creatividad pastoral, ya que es un «imprescin-dible punto de partida para conseguir que la fe delpueblo madure y se haga más fecunda».

6. Del encuentro con Cristo a la vida y al testi-monio cristiano

La acción sagrada celebrada de manera au-téntica, naturalmente, debe prolongarse en todauna vida cristiana, sea cual sea la forma concretade esa orientación, toma su propia orientacióndecisiva precisamente de la acción litúrgica.

Esto significa, en concreto: insertarse en la obrasalvífica de Cristo mediante una celebración viva,consciente, transida de fe y plena de sus misteriossalvíficos; hacer presente esa obra salvífica paraprolongarla en la vida cotidiana; vivirla precisa-mente aquí, en la esperanza de llegar un día, conel auxilio de la gracia de Dios a la consumación yrealización escatológica definitiva de esos misteriosen el reino de Dios plenamente manifestado.

El encuentro con Cristo a través de la celebra-ción tiene que pasar a la vida y al testimoniocristiano, ya que éste constituye de por sí unaproclamación, a veces silenciosa, pero tambiénmuy clara y eficaz, de la Buena Nueva (cfr. EN 21)y nos hace ser auténticos discípulos misioneros deCristo en los diferentes ambientes y circunstanciasde la Iglesia y del mundo (cfr. DA 284-285), sinocorremos el riesgo de hacer de la liturgia sólo un«ritual protector» y desencarnado de la vida.

III. ACTUEMOSIII. ACTUEMOSIII. ACTUEMOSIII. ACTUEMOSIII. ACTUEMOS

Para terminar nuestro tema es bueno que aho-ra lo tratemos de llevar a la práctica.

1. Sabiendo ahora lo que es la espiritualidadlitúrgica, ¿cómo será su participación litúrgica?

2. ¿Qué debe hacer el equipo de pastoral litúrgicay piedad popular parroquial para promover laespiritualidad litúrgica?

3. Si la espiritualidad litúrgica es un estilo de vidaforjado en los valores de la celebración litúrgica,¿qué debería cuidarse «antes», «en» y «des-pués» de ésta para que realmente alimente ynutra la vida espiritual de la comunidad?

4. En la celebración litúrgica los ministerios litúrgicosjuegan un papel muy importante, ¿cómo de-ben nutrirse éstos de ella y contribuir para quesea una buena celebración litúrgica?

IV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOSIV. CELEBREMOS

Concluyamos nuestro último tema de la III Se-mana de Formación y Animación Litúrgica dán-dole gracias al Señor por lo que en este día hemosreflexionado. Proclamemos juntos el Prefacio Co-mún IV:

«En verdad es justo y necesario, es nuestrodeber y salvación darte gracias siempre y en todolugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso yeterno. Pues, aunque no necesitas de nuestra ala-banza, es don tuyo el que seamos agradecidos; yaunque nuestras bendiciones no aumentan tugloria, nos aprovechan para nuestra salvación. PorCristo nuestro Señor». Dulce Madre…

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FORMACIÓN Y ANIMACIÓN LITÚRGICA

EVALUACIÓN DE LA SEMANA DE FORMACIÓNY ANIMACIÓN LITÚRGICA

NB. Esta evaluación es muy importante hacerla para tomarla en cuenta,tanto en las programaciones parroquiales y decanales,

como en la misma comisión diocesana.Ofrecemos una guía para realizarla y pedimos que dicha evaluación la recojan

los encargados decanales de la pastoral litúrgica, para que, éstos, a su vez,la lleven a la Comisión Diocesana de Pastoral Litúrgica(Pp. Antonio Ramírez o Emanuel Vázquez (CODIPAL)

Número de Grupos ___________________

Hombres-Mujeres ____________________

NOS FELICITAMOS (Aspectos Positivos)

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NOS ARREPENTIMOS (Aspectos Negativos)

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SUGERENCIAS:

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