Revista e-salud 31.- La neuropolítica y la salud pública
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7/31/2019 Revista e-salud 31.- La neuropoltica y la salud pblica
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La neuropoltica y la salud pblica
Jos Mara Snchez Bursn1
1Director de Prospectiva, Observatorio de Innovacin y ParticipacinConsejera de Economa, Innovacin y Ciencia, Junta de Andaluca,(Espaa).
Vol. 8, N 31, 2012 ISSN: 16987969
1. La neurociencia se impone
Hoy la neurociencia se impone como disciplina que nos
aproxima al conocimiento del comportamiento hu
mano. Como ciencia experimental nos ayuda a com
prender cmo funciona el cerebro humano y
vislumbrar las bases del proceso de la toma de deci
sin humana y sus repercusiones en nuestra vida social.
A medida que avanzamos en el conocimiento del ce
rebro humano progresamos en la compresin de quie
nes somos, cmo somos y cmo actuamos. La
neurociencia est abriendo una autopista en el discer
nimiento de la naturaleza humana. Las primeras pistasdetectadas ya nos indican que somos ms emociona
les que racionales, como le consta a Antonio Damasio1
en El error de Descartes, nuestro cerebro es ms pro
clive a codificar los mensajes emocionales que las ela
boraciones racionales.
Las tecnologas de resonancia magntica funcional
promueve imgenes cerebrales que reflejan y rastrean
las ondas en tiempo real y nos indican cmo se movi
lizan nuestras reacciones emocionales. Las Imgenes
por Resonancia Magntica Funcionales (IRM) es una
tcnica no invasiva que utiliza campos magnticos y su
resonancia para obtener informacin sobre la estruc
tura y reas del cerebro que se activan ante situacio
nes o estmulos determinados. A travs de imgenes
de IRM se puede observar en detalle el funcionamiento
del cerebro: en cada regin de este rgano se sitan
millones de neuronas que controlan la actividad cada
vez que pensamos o realizamos algo, en una parte
opera el lenguaje, en otras las emociones, el pensa
miento, el placer, etc. Con este mtodo no invasivo se
logra observar qu rea est siendo utilizada, a travsdel flujo de sangre que ilumina la pantalla, y nos per
mite establecer las respuestas inconscientes que tene
mos frente a los estmulos exteriores. Por ello estamos
avanzando en detectar qu efectos tiene la actividad
del entorno en nuestro cerebro y en nuestra conducta.
Y lo que surge de las embrionarias tecnologas de la
resonancia magntica es que nuestras emociones in
fluyen poderosamente en la toma de nuestras decisio
1Damasio, Antonio R. El error de Descartes. La razn de las emociones. Editorial Andrs Bello. 1999.
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nes. Segn los diversos autores, nuestro cerebro fun
ciona en un 80 por 100 de las ocasiones de forma in
consciente, de modo que es ms factible comprender
el origen de nuestro actuar desde los procesos cere
brales automatizados de naturaleza emocional, que
desde el plano cognitivo.
Por otra parte, los avances en el conocimiento del
cerebro humano determina nuevas disciplinas que co
munican la neurociencia con otras ciencias aplicadas,
as hablamos de neuromarketing, que analiza nuestra
experiencia consumidora y las razones por la que ad
quirimos, la neuroeconoma, que estudia cmo el cerebro toma las decisiones econmicas y financieras, y
tambin, neurotica y neuropoltica2 que estudian los
condicionamientos neurobiolgicos de las elecciones
polticas y de los posicionamientos ideolgicos de los
individuos y grupos. De hecho, la neurologa se ha con
vertido en una ciencia transversal e interdisciplinar por
excelencia. Nada se comprende del todo sin la obser
vancia de lo que ocurre en el cerebro humano. El re
pertorio de las ciencias y aplicaciones en las cuales la
neurologa extiende su alcance es desbordante, la Re
vista Neurologa3 public un suplemento especial en
el ao 2009 sobre los nuevos campos de la neurologa
y comprende reas tan sugerentes como la neuroas
tronoma, neuromsica, neuromagia, etc., en nuestros
das nada escapa al efluvio de la neurologa. Igualmente se habla de la nueva neurohumanidad como un
despertar de una nueva humanidad.
En este contexto, las neurociencias y la psicologa
cognitiva y del desarrollo nos han aportado significa
tivos progresos para comprender el compartimiento
real del proceso de toma de decisiones de las personas
en contextos diversos, y nos ofrece nuevas luces de
cmo nos comportamos y cules son las bases de nues
tras elecciones efectivas, que como ya sabemos son
mayoritariamente inconscientes y emocionales ms
que cognitivas y racionales. Este hallazgo est deter
minando la comprensin de la conducta humana y re
conduciendo las reas de la vida social humana.
Sin duda el rea del comercio y el mercado asume el
liderazgo en la in
corporacin de la
neurociencia como
base del conoci
miento del comp o r t a m i e n t o
humano en su
condicin de con
sumidor, y se viene
generando una
nueva nocin de
neuromarketing.
Recurrimos a Wiki
pedia para com
prender que el
neuromarketing consiste en la aplicacin de tcnicas
pertenecientes a las neurociencias al mbito de la mer
cadotecnia, estudiando los efectos que la publicidad y
otras acciones de comunicacin tiene en el cerebro hu
mano con la intencin de poder llegar a predecir laconducta del consumidor. Representa un nuevo mo
delo especializado de investigacin de mercados que
utiliza mediciones biomtricas (actividad cerebral,
ritmo cardaco, respuesta galvnica de la piel, segui
miento de los ojos, etc.) de los sujetos estudiados para
obtener conclusiones.
El matrimonio entre el marketing y la neurociencia
2Sobre esta materia, leer Cortina, Adela, Neurotica y neuropoltica , Editorial Tecnos. 2011.
El rea del comercio
y el mercado asume el
liderazgo en la
incorporacin de laneurociencia como
base del conocimiento
del comportamiento
humano en su
condicin de
consumidor, y se viene
generando una nueva
nocin de
neuromarketing
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LA NEUROPOLTICA Y LA SALUD PBLICAVol. 8, n 30, 2012
est prodigando frutos muy relevantes para compren
der el comportamiento humano; y uno de los elemen
tos que destaca es la distancia entre lo que decimos y
pensamos y aquello que llegamos a hacer. El aleja
miento entre lo pensado y actuado es una constante de
nuestro comportamiento, ... rara vez hay concordan
cia entre lo que decimos sentir y nuestro comporta
miento en la prctica4. Adems, la experiencia de las
prcticas de neuromarketing nos indica que a mayor
compromiso emocional mayor dependencia comercial
a un producto o marca. Nuestro cerebro construye un
atajo, lo que Damasio denomina marcadores somticos, que convierte la toma de decisin en automtica
e inconsciente. Y por otra parte, las compaas co
mienzan a descubrir que nuestro compromiso emocio
nal se construye sobre la base de nuestros sentidos ms
primarios, el olfato, y el odo, en estos casos la res
puesta instintiva es instantnea. Del mismo modo, los
sentimientos bsicos como la seguridad, el miedo, la
sexualidad, la trascendencia, etc., encierran las fuerzas
ms poderosas a la hora de decidir lo que compramos.
El libro de Martin Lindstrom Buyologic. Verdades y
mentiras de por qu compramos nos ilustra sobre los
primeros pasos de la neuromarketing.
2. La neurociencia en la poltica
Tambin el rea de la poltica se deja abrazar por la
neurociencia. Diversos elementos de orden poltico se
ven afectado por las nuevas informaciones sobre cmo
tomamos las decisiones personales y sociales. Nuestro
cerebro, adems es poltico, en la medida que nuestro
comportamiento incide en la administracin de las re
3Revista de Neurologa. Ao 2009, Vol. 5, Suplemento I5Cortina, Adela, op.cit. pg 1026Rizzolatti, Giacomo y Sinigaglia, Corrado: Las neuronas espejo: Los mecanismos de la empata emocional Editorial Pados. 2006
laciones de poder, en las realidades polticas de las so
ciedades y en las claves de la gestin colectiva del es
pacio pblico. Obviamente, la poltica influye en
nuestro comportamiento y relaciones sociales. Nuestro
funcionamiento cerebral incide en los modelos polti
cos que se establecen, los procesos electorales, en los
mtodos de gobernabilidad y en la eficacia de las po
lticas pblicas.
Evidentemente las respuestas no son sencillas, y las
expectativas creadas pueden ser infinitas. Por ejemplo,
la filosofa Cortina se cuestiona si la neuropoltica debe
intentar averiguar si las bases neuronales nos preparanpara asumir unas formas de organizacin poltica
como superiores a otras, o concretando si: las bases
neuronales descubiertas apoyan la construccin de so
ciedades democrticas abiertas como la forma ms
adecuada de la vida poltica, incluso, ... la construc
cin de democracias deliberativas, o parecen ms bien
apoyar la formacin de sociedades cerradas?5. La au
tora defiende que la respuesta ms plausible sera la
capacidad de reciprocar como base de la cooperacin.
El debate es apasionante, en positivo advertiramos
que la evolucin humana nos arrastra a un proceso de
civilizacin basada en la solidaridad y la compasin
humana, o al menos como reflexiona Cortina, lleva
mos impresos unos cdigos que prescribe defender al
grupo, a los cercanos, que ordena prudentemente cuidar la relacin con los cercanos y rechazar a los que
pueden representar un peligro para la propia supervi
vencia. Esta visin engarza con la nocin de la socia
bilidad humana que nos brinda las neuronas espejos
que identifica Rizzolatti6, origen de la empata y la so
lidaridad entre los hombre, y con la visin de la civili
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zacin emptica de Jeremy Rifkin7.
Con independencia de la configuracin neurobiol
gica base de nuestra construccin social y poltica, que
aqu no es momento de extendernos, el conocimiento
del cerebro humano nos est
ayudando a comprender qu
est sucediendo, y qu nos
moviliza en el orden poltico.
En especial, la neurociencia
nos ayuda a comprender las
relaciones de poder en un
entorno de sociedad en red que prodiga la comunicacin e informacin masiva. El profesor Castells8 nos
ayuda a comprender la arquitectura del poder en una
sociedad en red global que genera una estructura so
cial y poltica multidimensional. Los avances de la neu
rociencia nos ayudan a comprender mejor los procesos
de comunicacin poltica entre los actores polticos y
la ciudadana, los mensajes polticos cifrados y las es
trategias de los medios de comunicacin. A medida
que avanzamos en el conocimiento de la cartografa
del cerebro humano advertimos informacin relevante
sobre cmo funcionamos social y polticamente, cu
les son nuestros marcadores somticos que nos sitan
en los espacios polticos. Y lo primero que subyace es
que la poltica es bsicamente emocional antes que ra
cional, que los elementos cognitivos son superados porlos sentimientos y las emociones, y como nos indica
Castells, segn la teora de la afectividad, las emocio
nes ms importantes para el comportamiento poltico
son el entusiasmo y el miedo, y que ambas sentimien
tos condicionan un sistema de predisposicin y un sis
tema de vigilancia.
En efecto en el contexto poltico las vinculaciones
JOSMARA SNCHEZBURSN RevistaeSalud.com
7Rifkin, Jeremy: La civilizacin emptica: La carrera hacia una conciencia global. Editorial Paids 2010.8Castells, Manuel: Comunicacin y poder Editorial Alianza 2010.9Lakoff, George: No pienses en un elefante. 2007
emocionales son capitales para comprender los ape
gos, compromisos y alianzas entre la ciudadana y los
lderes polticos. Por ello, la poltica se vive como hecho
diferencial personal, cada uno vivimos la poltica como
una cuestin personal e in
transferible ligado a nuestra
propia experiencia de vida, y
nos acomodamos a unos mar
cos conceptuales estables que
nos sita en poltica. George
Lakoff9 viene estudiando los
marcos de referencias que los concibe como las estructuras mentales que conforman nuestra forma de
ver el mundo, nuestras metas y planes. Forman parte
del inconsciente cognitivo, que constituyen redes neu
ronales de asociacin que se acceden desde el lenguaje
a travs de conexiones metafricas. Ello tiene unas
consecuencias concluyentes en el entorno poltico, ya
que los estados mentales o el encuadre metafrico de
los votantes determinan la toma de decisin poltica.
As es, las conexiones neuronales que conforman los
marcos conceptuales nos condicionan y determina el
poder y los procesos polticos.
Detrs de los marcos de referencia se distribuyen los
mensajes polticos, los programas, las construcciones
de los liderazgos y todo lo relativo al mercado electo
ral y la accin poltica. Pero tambin la neurocienciaaplicada a la ciencia de la poltica escapa a la perspec
tiva de esta reflexin. Pasando por alto como el poder
se construye sobre las bases neuronales de las personas,
y como condiciona los procesos polticos, ahora nos in
teresaba avanzar en otro asunto ms concreto, sobre
cmo la neurociencia nos ayuda a promover polticas
pblicas ms eficaces y aceptables socialmente.
Las conexiones neuronales que
conforman los marcos
conceptuales nos condicionan y
determina el poder y los procesos
polticos
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Ms all de la comprensin del fenmeno de la poltica
y la administracin del poder en las sociedades huma
nas a travs de los nuevos avances de la neurociencia,
nos interesa advertir cmo los nuevos conocimientos
sobre el compartimiento
humano contribuyen a
la formulacin de polti
cas pblicas ms acerta
das y eficaces en sudefinicin, planificacin
y ejecucin.
La incorporacin de la
neurociencia a la merca
dotecnia nos muestra el
camino del aprovecha
miento de los nuevos enfoques y mtodos de la cien
cia del comportamiento humano, que nos aporta luces
sobre la comprensin del funcionamiento del cerebro,
y sobre los procesos de cognicin e inconsciencia en la
toma de decisin de las actividades cotidianas de las
personas. El neuromarketing se ha apresurado a aplicar
las tcnicas de la neurociencia para analizar y com
prender el comportamiento humano en relacin con
los mercados, la publicidad y los intercambios comerciales. En particular, las nuevas tcnicas de neurocien
cia nos ayudan a reconocer los tics automatizados e
inconscientes que el cerebro verifica frente los est
mulos (personas, objetos, ambientes). Hoy sabemos que
nuestro cerebro inconsciente influye ms en la razn
de ser de nuestros actos y conducta que nuestra mente
consciente. El 80% del tiempo nuestro cerebro trabaja
con el piloto automtico, y evidentemente a la hora de
comprar funcionamos del mismo modo, ms a nivel in
consciente que consciente, Y esta es la causa por la
3. La neurociencia y las polticas
pblicas
cual difiere tanto lo que decimos de lo que hacemos,
por qu nuestro comportamiento es tan divergente
con lo que pensamos.
Se impone que los avances del neuromarketing se
extiendan al resto de actividades implicadas en el
comportamiento humano, y sin duda las polticas p
blicas son tributarias de la incorporacin de los nue
vos mtodos de la
neurociencia para com
prender cules son las ex
pectativas y necesidades
sentidas de los ciudadanos, cmo definir polti
cas pblicas receptivas
por la sociedad, y cmo
producir y ejecutar
bienes y servicios pbli
cos ajustados a esas ne
cesidades y con la mayor eficiencia posible. Los
hallazgos y aplicaciones deducidos del neuromarke
ting han aportado grandes progresos en la compresin
del comportamiento real y el proceso de toma de de
cisiones de las personas en diversos contextos sociales
y ambientales, y necesitan extenderse en la construc
cin de las polticas pblicas que, en momentos de in
tensa desafectacin y crisis econmica, precisan
ajustar su definicin y aplicacin a criterios de legitimidad, eficiencia y rentabilidad social, y para ello es
imprescindible conectar con las bases neuronales y
emocionales de los ciudadanos.
Ciertamente, el escenario poltico deber reinven
tarse para sobrevivir en las nuevas sociedades del co
nocimiento y los mtodos de neuropoltica ofrecen
innumerables ventajas para conectar la accin poltica
con las expectativas y necesidades reales de la socie
dad, y para promover una mejora en la eficiencia de las
polticas pblicas en un contexto de severos lmites
Se impone que los avances del
neuromarketing se extiendan al resto de
actividades implicadas en el
comportamiento humano, y sin duda las
polticas pblicas son tributarias de la
incorporacin de los nuevos mtodos de
la neurociencia para comprender cules
son las expectativas y necesidades
sentidas de los ciudadanos
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econmicos.
Recientemente, en el seno de la Unin Europea se
analiza la operatividad de laboratorios de neuropoltica
y comportamientos sociales que permitan estudiar las
emociones (sentimientos positivos y negativos) y la
cognicin (los pensamientos) como herramientas de
diagnstico y fuente de inspiracin de la formulacin
de las polticas pblicas. Ello permitira, neutralizar la
improvisacin, el nepotismo y la inefectividad e inefi
cacia de polticas pblicas que se definen arbitraria
mente, por una lite funcionarial o poltica, al margen
de los sentimientos y pensamientos de los legtimosreceptores de las mismas. La neuropoltica nos brinda
la oportunidad de casar las polticas pblicas con lo
que las personas sienten y piensan en realidad. Re
cientemente, julio de 2012, el gobierno francs anun
ci la creacin de una oficina de neuropoltica,
dedicada a la aplicacin de la neurociencia a la poltica
pblica. En unos pocos aos, las unidades de neuropo
ltica sern una realidad en nuestras administraciones
pblicas.
Por otra parte, la neuropoltica nos ayuda a predis
poner o acomodar polticas pblicas beneficiosas para
la construccin de valores sociales relevantes. La idea
consiste en propiciar un pequeo empujn o espo
leo que impulse un activo o prctica beneficiosa para
las personas o la sociedad. Se trata, al igual que en elneuromarketing, de promover conductas, comporta
mientos y tomas de decisiones favorables desde las
perspectivas de las polticas pblicas. El mtodo de
neuropoltica permite soslayar las acciones coactivas
o represivas en beneficio de actuaciones persuasivas
que invite a tomar decisiones saludables, en la medida
que aumenta la probabilidad de que las elecciones ciu
dadanas sean las ms adecuadas desde la perspectiva
de la formulacin de las polticas pblicas. Por ejemplo,
promoviendo una dieta saludable, invitando a no
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fumar o evitar drogas, estimulando el consumo de die
tas sanas y equilibradas, etc, y en general, incitando
mltiples facetas del comportamiento humano que
coadyuven a una convivencia saludable y solidaria.
Como vemos, el rea de la salud representa un destino
muy apropiado para el ejercicio de la neuropoltica. En
el punto prximo advertiremos algunas anticipaciones.
4. La neuropoltica y la salud
pblica
Sin duda el sector de la salud pblica constituye un reapreferente para la intervencin de la neuropoltica, en
la medida que permite promover estilo de vida y com
portamiento adecuados para el desarrollo de una vida
saludable. Entre los fines de la Ley de Salud Pblica de
Andaluca se incorpora: a) promover la salud y el bien
estar personal de la poblacin para contribuir al pleno
ejercicio de sus capacidades. b) fomentar entornos y
modos de vida saludables para prolongar y mejorar la
calidad de la vida humana, justamente misiones muy
apropiadas para los mtodos de neuropoltica.
En el mbito del marketing se inician nuevas aplica
ciones de neuromarketing que estn ayudando a co
nocer a los fabricantes cuales son las inercias cerebrales
que nos impulsan a consumir, que ya sabemos que son
muchas, por ejemplo la imitacin (la mitad de los adolescentes adquieren el hbito de consumir tabaco a
causa de las pelculas de cine), la percepcin de los olo
res, sabores, sonidos, etc., y en general una serie de pis
tas biolgicas y neurolgicas que empiezan a conducir
las nuevas dinmicas de la publicidad de las grandes
marcas y empresas de produccin. Estos nuevos cono
cimientos sobre el comportamiento humano son capi
tales en la dinmica de la educacin sanitaria y la
comunicacin de la salud para la poblacin. A travs de
los nuevos mtodos obtenemos una mayor eficacia en
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LA NEUROPOLTICA Y LA SALUD PBLICAVol. 8, n 30, 2012
los resultados y una mayor rentabilidad social de las
campaas.
Curiosamente, muchas de las realidades actuales del
mundo de la publicidad y la comunicacin van a cam
biar y se van a adaptar a los nuevos postulados de la
neuromarketing, por ejemplo los escaneos cerebrales de
las pruebas IRM nos dice que las vallas publicitarias
apenas nos dicen nada, al igual que los anuncios visua
les de las pantallas, de alguna manera el cerebro se ha
vacunado de tal influencia (a los 66 aos de edad ha
bremos visto 2 millones de anuncios en TV)10, o por
ejemplo, hoy sabemos que los mensajes y imgenes trgicas de las cajetillas de tabaco generan ansia y por
tanto mayor inters por fumar, justo lo contrario de lo
que pretendan los gobiernos. Las pruebas de SST del
cerebro nos indican que la visin de tales mensajes o
fotos genera un mayor arraigo al tabaco.
La aplicacin de la neuropoltica en materia de salud
pblica representa la otra cara del neuromarketing, jus
tamente la que enfrenta la salud y el bienestar perso
nal por encima de los intereses econmicos. Por
ejemplo, el tabaquismo es la principal causa de muerte
en Espaa, y desde las consignas del neuromarketing
los fabricantes se empean en extender el consumo; lo
razonable es que las polticas pblicas se construyeran
con los nuevos mtodos de neuropoltica, ello nos brin
dara ms oportunidades para establecer una contiendaequilibrada. Se impone que las polticas pblicas en ma
teria de salud pblica se contrasten con los nuevos m
todos de neuropoltica, y que espoleen
comportamientos saludables y beneficiosos para la
salud de las personas.
En los prximos aos el neuromarketing va a avanzar
de forma decidida, los fabricantes saben que el 80 por
100 de nuestras decisiones son inconsciente, y ello re
presenta un nuevo paradigma publicitario. En este es
tado de la cuestin, la necesidad de comprender las
amenazas que se ciernen sobre los consumidores es ca
pital, especialmente empezando por los nios, que de
bern comprender la fortaleza de las nuevas campaas
publicitarias amparados en los nuevos conocimientos
sobre cmo funciona nuestro cerebro. Los nios son las
vctimas propiciatorias para las nuevas campaas, cons
tituyen una poblacin que influye en gran medida en el
gasto familiar, tanto como consumidor como pres
cripctor, y adems representan una poblacin con una
larga expectativa de vida de consumidor fiel. En tornoa la infancia se modelan muchas campaas que toman
al nio como seuelo del fomento del consumismo, y se
perfilan las grandes dependencias al consumo desme
dido y al apego a las marcas. Y adems, las empresas
aplican los recursos de innovacin y creatividad de los
nios y jvenes para descubrir los nuevos horizontes de
la vida humana.
Pronto los poderes pblicos debern enfrentar la cre
acin de laboratorios de neuropoltica y comporta
mientos sociales que propicie la formulacin de
polticas pblicas respetuosas con las expectativas y ne
cesidades reales y sentidas de los ciudadanos, y debern
empujar a la poblacin hacia la prctica de conduc
tas saludables y beneficiosas para la salud, con ello ga
naremos en legitimidad, confianza y eficiencia; valoresque el sector pblico demanda ansiosamente abrazar, el
camino ms directo es el conocimiento adquirido a tra
vs de la neuropoltica para conocer realmente que
emociona y qu sienten los ciudadanos.
El sector salud es destino obligado de la prctica de
la neuropoltica y los resultados esperados sern espe
ranzadores para neutralizar el afn consumista y dis
torsionante de los fabricantes, y en especial, para
10Lindstrom, Martin, op.cit.
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promover activos y conductas saludables y generadoras
de bienestar. De hecho pronto surgir otro sector de
proteccin relevante en las reas de consumo y salud
pblica frente a las actuaciones ilcitas del neuromar
keting.
Los laboratorios de neuropoltica son un instrumento
favorecedor de la creacin de seuelos sanitarios que
propicien polticas pblicas persuasivas hacia cambios
comportamentales esenciales para la salud pblica. No
consta que se estn iniciando talleres de neuropoltica
para luchar contra la obesidad, el tabaquismo, la dro
gadiccin, la polucin, etc. Y sin duda, el sector saludconstituye un rea de poltica pblica especialmente
til para el ejercicio de la neuropoltica.
En el entorno de la salud pblica existen muchas
reas que son especialmente susceptibles de benefi
ciarse de los nuevos mtodos de neuropoltica. De este
modo, lo relativo al aprendizaje y la capacitacin en
salud, a la promocin a la salud, a la prevencin de las
enfermedades y los problemas de salud, y en general
generando conocimiento y seuelos para fomentar el
desarrollo fsico, mental y social de las personas y a
crear las condiciones que faciliten a stas y a la socie
dad las opciones ms saludables.
El reto quedo planteado, a bien seguro, en unos aos,
los laboratorios de neuropoltica nos permitirn defi
JOSMARA SNCHEZBURSN RevistaeSalud.com
ReferenciasCodognone, Cristiano, Veltri, Giuseppe: A behaviou
ral lab in support of smart specialisation ad inclusive
growth in Andaluca. Proyecto no publicado. Junio
2012.
Cortina, Adela, Neurotica y neuropoltica. Suge
rencias para la educacin moral. Editorial Tecnos
2012.Kahneman, Daniel: Pensar rpido, pensar despacio.
Editorial Debate 2012
Lakoff, George: No pienses en un elefante. 2007
Leary, Timothy; Anton Wilson, Robert; A Koopman,
George; Gilbertson, Daniel: Neuropolitics : the socio
biology of human metamorphosis. 1977.
Lindstrom, Martin. Buyologic. Verdades y mentiras
de por qu compramos. Editorial booket.com. 2009
National Academy of Science of UK, Neuroscience:
implications for education and lifelong learning. 2011
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tica moral. Revista Polis, Vol 7, N 20, 2008. Editorial
de la Universidad bolivariana de Chile.
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con las necesidades reales y sentidas de la ciudadana.