Espectro

Editorial Braian Tadei

Fotógrafos

Nahuel Bralo Diego Defeo

Luciano Guerendiain

A diferencia del ojo, que distingue a las figuras captadas de un tiempo y un espacio concretos, un contexto, un lugar en el entramado de acciones y respuestas, la cámara suele capturar imágenes de formas mucho más indeterminadas. En Crecer, Trabajadores del monte y Wacho, tres ensayos que presentamos en este número de Espectro, las personas, el tiempo, los entornos se mezclan en formas particulares, configuran tres visiones. En Crecer, de Nahuel Bralo, las personas transcurren en los pasillos de una ciudad como las estaciones. La ciudad misma muta junto con el tiempo de los hombres y mujeres que la transitan. Pero ni las hojas caídas sobre las veredas o los tallos que crecen por las rendijas del asfalto, ni los chicos ni los ancianos abandonan su condición de transeúntes: el tiempo y el paso de las estaciones son el verdadero protagonista. En Trabajadores del monte, de Luciano Guerendiain, la mirada alcanza una intimidad comunitaria: cada uno de los hombres y mujeres que vemos es junto con los otros, y a su vez son todos ellos el monte. Como en un mito de creación primigenia, donde el hombre se forma a partir del barro y de la arcilla que lo rodea, la tierra, el espacio, el entorno es en este ensayo parte de las personas que lo habitan. Se dimensiona así que el significado de la pelea por la tierra, arrebatada por la soja (y el capital), es también una lucha por la vida y por la identidad de los trabajadores del monte. En Wacho, de Diego Defeo, la vida de “chicos sin padre ni madre” es retratada a través de las personas, los lugares, las acciones y el movimiento; en fin, de la experiencia. Pero ésta se disuelve en una alquimia de luz y sombra, llegando más profundo, al punto de origen. La transfiguración de la experiencia en expresión. De nuevo los hombres y mujeres se funden con un entorno y un tiempo, para superar al fin esa barrera y volverse algo universal. A través de la cámara, las personas y personajes pueden volverse el símbolo de un tiempo y un lugar, o transformarse en el lugar y el tiempo mismos. Las fotografías pueden, entonces, retratar al espectro: aquello que no puede ser visto.

Crecer

Fotos: Nahuel Bralo

Trabajadores del Monte

Fotos: Luciano Guerendiain

Wacho

Fotos: Diego Defeo