Revista Los Libros. Feudalismo Y Capitalismo..pdf

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  • Con.jo de direccin:Carlos AltamiranoRicardo PigliaBeatriz Sarlo

    Diseo Grfico:Isabel. Carballo

    LOS LIBROS. Redaccin y pu-blicidad: Tucumn 1427, 20piso. of. 207, Buenos Aires.

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    Standard Electric: trabajo y represi6n,por Hugo M. Vezzetti y Guillermo Pecheny

    Los cables de 18 ITT,por Antonio Elio Brailovsky

    Feudalismo y capitalismo 811 la historia deA"*ica Latina,por Manfred Kossok

    ArIIftdne12 nmeros

    Correo Certific:ldo12 nmeros

    Am6rice12 n6merosVi....

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    '90.(10

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    20 Feudalismo: economa y sociedad,por Horado Ciafardini24.Yo el Supremo: el discurso del poder,por Beatriz Sarlo

    31 Libras _idao..--

    E....12 nmeros USS 15Vi.... Uss 21

    Cheque y giros. l. orden de LOSLIBROS, Tucum6n 1427, "JfJ pito,of:207, Buenos Aires.

    Dlttrlu!dor KiotcDt. Buenol.Aire:Soppo - Jeen J.rII 72.

    Libreri.: Tres Am*I..S.R.L

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    Octaedro: el oficio de sorprendertpor Josefina Delgado

    Clases sociales Y.b..... de poder en Chile,por Mario Toer

  • I Miembros de la Tendencia "PRAC-TICA REVOLUCIONARIA" de trabajado-res de la salud. Thames 2472. Capital.

    Una sntesis de este trabajo fue presen-tada en las JORNADAS LATINOAMERI-CANAS DE PSIQUIATRIA DEL CONOSUR, rvalizadas en Paran en abril de esteao.

    la Medicina del Trabajo y, engeneral, toda utilizacin de instru-mentos cientficos y tcnicos en elrea de la produccin industrial hantenido desde su mismo origen elsentido de servir al perfeccionamien-to y la eficacia de la explotacin ca-pitalista de la fuerza de trabajo.

    El significado de las palabras-y de las "disciplinas cientfieas"-tambin aqu depende de quien tieneel poder.

    Las prcticas predominantes detal "Medicina del Trabajo" consis-ten en el control represivo del au-sentismo, en medidas de seguridadpensadas siempre con el criterio del

    1ntraduccin"Lo nuevo en esto parecerla laposibilidad de que las compaerasde Standard, a travs del trabajo h~cho por los profesionales puedanver un tipo de ciencia nueva y dis-tinta a lo que estn acostumbradasa ver en la fbrica, que es concreta-mente a travs de los mdicos de lafbrica o de los psiclogos o de losprofesionales de todo tipo que estnen la fbrica y practican una cien-cia al servicio de la patronal. Meparece que lo que se plantearla escomo la ciencia puede ayudar a laclase obrera a resolver, a ver ms cla-ro la condicin y la situacin en queviven. Y al mismo tiempo piensoque la experiencia concreta de loscompaeros de fbrica podra mos-trarles a los profesionales una rea-lidad que ellos no viven. Y sobre esarealidad construir juntos una ciencianueva que ayude al proceso revolu-cionario, fundamentalmente que ayu-de a profundizar el nivel de con-ciencia de los compaeros de fbri-ca y que ayude a los profesionales acontactarse con una realidad con-creta". Activista obrera de StandardElectric

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    Rugo Mario Vezzetti yGuillerlDo Pecheny 1

    los artculos que siguen abordanla problemtica de un monopolionorteamericano,Standard Electric -ITT, aportando a una comprensinde conjunto de los niveles diferen-ciados en que se configura la depen-dencia en la organizacin de la pro-duccin.

    la mayor parte de las conside-raciones sobre este monopolio resultan indicativas de un modo de funcionamiento ms general, aplicablesin duda a otros. Pero lo ms des-tacable quiz es el avance hacia ni-veles integrados y articulados de an-lisis que muestran que la realidad ycomplejidad del monopolio no seagota en sus determinaciones econ-micas ni se comprende slo por eldesarrollo lineal desde los factoreseconmicos, determinantes en ltimainstancia de la organizacin de la pro-duccin.

    Cuando se asimilan pautas del or-den establecido en la lnea de pro-duccin a caractersticas instituciona-lizadas de represin se est frentea la manifestacin de un nivel ps-quico-ideolgico necesario para elmantenimiento de las relaciones eco-nmicas de explotacin.

    la lucha contra la opresin y laviolencia en la fbrica es encaradaen una perspectiva que va muchoms all de la lucha por el salarioo por mejoras materiales. Compren-de tambin el enfrentamiento a lasformas de violencia fsica, psquicae ideolgica que se instrumentancon la eficaz participacin de cien-tficos y profesionales. Para ello esimprescindible el aporte de una prc-tica cientfica que sirva a la com-prensin y conceptualizacin nece-sarias para esa lucha.

    Por otra parte, en cuanto lasinstancias de poder del monopoliose asientan sobre la realidad pollticadel poder del imperialismo norteame-ricano, no hay lucha efectiva sin elaVance hacia el objetivo de la na-cionalizacin de este monopolio yde la liquidacin definitiva del po-der eConmico y poltico de losYanquis en nuestro pas.

    As, la defensa del patrimonioeconmico afectado, la lucha polti-Ca antiimperialista, la denuncia yenfrentamiento a las formas de laOPresin fsica e ideolgica en laprOduCCin constituyen tres vas deUn camino nico en el avance haciala liberacin.

    Los Libros, Setiembre-Octubre de 1974 3

  • m.nlmo costo y la mxima respon-sabilidad para el obrero, o en le re-curso nico de una pasti Ila que porsus pretendidos poderes teraputi-cos mltiples es tradicionalmente co-nocida como la "Santa Mara".

    y es oportuno recordar que losefectos de las condiciones de explo-tacin en un pat's dependiente no sereducen a las consecuencias inme-diatas en el lugar de la produccin.El impacto deformante de la pene-tracin imperialista sobre el conjuntodel proceso econmico y social de-termina inevitablemente condicionesde desocupacin, marginacin y de-terioro socioeconmico de grandessectores de la poblacin que afectenaspectos esenciales para un adecua-do desarrollo psicofsico. La escuelade muerte, enfermedad y miseria 2deben ubicarse en un lugar de pr:i-vilegio entre los productos genera-dos por el sistema capitalista de-pendiente.

    . Si este trabajo se orienta a lasrelaciones entre sal ud y trabajo en ellugar de la produccin, y en relacincon el proletariado industrial es porentender que en ese lugar el sentidode esa violencia sistemtica adquiereuna particular transparencia.

    A la vez, este trabajo tiene el va-lor de una bsqueda y de una pro-puesta. Bsqueda de caminos con-cretos de confl uencia con las luchasdel pueblo que permita aportar y re-cuperar el sent ido de nuestra prcticacomo intelectuales y como trabajado-res de la salud. Propuesta para quienesse plantean el objetivo de servir alpueblo sin desechar la especificidadde su prctica y sin esterilizarse enla pseudorevolucionariedad de unateora desgajada de la prctica y dela real idad.

    Este trabajo presenta sumariamen-te las condusiones iniciales y pro-puestas surgidas de una reunin-de-bate organizado durante el ao pasa-do. En ella participaron y debatieronconjuntamente un ncleo de obrerasde la fbrica Standard Electric (SanIsidro, Provincia .de Buenos Aires),un economista, trabajadores de saludmental, estudiantes y pbl ica en ge-neral, acerca de las condiciones detrabajo en esa fbrica en el marcogeneral de las prcticas de explota-cin en la produccin monoplica.

    Desde aquel momento al actual se

    2 PEROSIO, Beatriz: "La Salud Pbli-ca V la Dependencia". Los Libros NO 34.

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    produce una sensible disminucin e~la produccin de la empresa -araz de la suspensin de los contra-tos con ENTel- que generan cam-bios en al gu nos aspectos de las con-diciones de trabajo.

    La magnitud del problema de larepresin en la fbrica y su determi-nacin en el nivel de la estructuraeconmica y poltica propia de unaformacin capitalista dependienteobliga a precisar la orientacin y elsentido de esta iniciativa. Partimosde una opcin poltica: ponernos del"ado de la clase obrera y el puebloen la lucha por la liberacin. Tanpoi t'tica es esta opcin como la dequienes -lo sepan o no- ponen to-dos los d fas sus instrumentos tericosy tcnicos al servicio del monopolio.

    Sabemos que la va de acceso a laliberacin pasa principalmente porla prctica poi tica y la lucha revo-lucionaria. Pero a la vez entendemosque el campo de nuestra prcticacientfica y tcnica es tambin uncampo de lucha.

    El cuer po constituye un espacioprivi legiado y concreto para el an-lisis y la denuncia de las formas msbrutales de violencia ejercida por lasclases dominantes. La produccin, ellugar de la riqueza, es tambin ellugar del propio cuerpo esclavizado,sujetado, condenado a ser vividocomo ajeno. El cuerpo es la sedeelemental de la violencia del sistema.

    Contrariando cualquier ilusin re-formista o cientificista pudimos com-probar que ni an la investigacinde las condiciones reales de trabajopuede desarrollarse sin una ligazncon quienes en la fbrica encaranuna lucha diaria contra el poder eco-nmico, poltico y sindical que losoprime.

    En ese sentido si esta iniciativapudo, aunque limitadamente, desa-rrollarse fue en virtud de la relacinestablecida con sectores de la van-guardia obrera y sindical de la f-brica, con sus propuestas y sus lu-chas. A ellos est dedicada.

    La violencia f(sica y psquicaen la produccin

    Lo que sigue es una descripcingeneral e inicial de las condicionesde trabajo y sus efectos sobre la sa-lud en la fbrica citada, en especialen la Seccin "Platinas", a partirde los testimonios de obreras deesa seccin.

    La fbrica consta de varios edi-ficios y las condiciones de trabajovaran algo de uno a otro. En el mo-mento de la primera investigacinhaba en la fbrica alrededor de4.000 personas entre operarios, per-sonal de instalaciones, tcnicos, in-genieros y empleados. Actualmenteel personal se ha reducido conside-rablemente.

    La jornada de trabajo abarca 4horas a la maana y 4 a la tardecon una hora de intervalo, que sir-ve a la vez para comida, descanso ycomunicacin. Al comienzo de la jor-nada se trabaja a un ritmo intensoque luego vuelve a repetirse general-mente al final ante las dificultadespara alcanzar la norma de produc-cin. Estos perodos son los de ma-yor incidencia de accidentes de tra-bajo en general.

    En el edificio destinado a Cables yMecnica chica (tornera, balancines,fresas, etc.) el problema principales el ruido.

    En el edificio "Pentaconta", enel que se producen los equipos tele-fnicos, el problema principal es elde la relacin con supervisores y je-fes, respecto de las exigencias deproduccin y la organizacin repre-siva del trabajo. La represin esla atmsfera permanente que inva-de toda la fbrica y a su servicioest todo un aparato cient ficamen-te diseado que incluye desde elportero y la cuidadora de baos hasta el psiclogo y los jefes. Pero ade-ms, la organizacin "racional" dela explotacin exige una intensifica-cin del clima represivo en algunassecciones que son claves para el ren-dimiento productivo del conjunto.Tal es el caso de la Seccin "Pla-tinas" .

    El ritmo de produccin

    El ritmo de trabajo impuesto enla lnea, especialmente en "Platinas"fue incrementado entre un 20 y un40 010 en el lapso de dos aos, hastamediados de 1973.

    En la seccin aludida, las mesasde trabajo estn dispuestas una de-trs de otra, con una banda al cos-tado por donde pasan las platinas.Citamos un testimonio elocuente pors mismo; "Las primeras tres horasa la maana ms o menos se traba-ja con todo y prcticamente no sehabla; despus la ltima hora de la

  • maana estamos "groggy". Cuandose empieza despus de comer msbien se duerme una, y las dos lti-mas horas de la tarde hay que darleCon todo otra vez para recuperar eltiempo perdido".

    El tiempo de trabajo necesariopara una pieza determinada es fijadopor el Departamento de Mtodos yTiempos. En esta seccin se exigeun rendi miento superior al de otrassecciones, siempre mayor al 90 %.Para evitar reclamos y oonfl ictos' porel incremento de los tiempos deproduccin, la empresa recurre alprocedi miento de hacer aparecer elmismo modelo de platina bajo unnuevo cdigo y de esa forma se le de-termina un tiempo> de produccinmenor. Si antes, po~' ejemplo, tenaUn tiempo fijado de 3 horas, bajoel nuevo cdigo se le adjudica untiempo de 2.30 hs. As se fue au-mentando la exigencia y se pas dealrededor de 240 conexiones porhora a superar las 300.

    El trabajo en esta seccin exigeun puntaje elevado en los tests psi-colgicos de ingreso, adems de 3meses de capacitacin y un ao deplazo para alcanzar la norma de pro-duccin en la I"nea. A partir del ma-Yor costo de capacitacin para laempresa, se organiza el clima y elsistema necesarios para exigir el m-ximo a esa fuerza de trabajo. Loscambios de seccin son prctica-mente imposibles de obtener.

    Por otra parte, a la exigencia decantidad se aaden exigencias de ca-lidad que son contradictorias conla velocidad exigida. La hoj'a de ins-peccin de cada platina, llenada porUna inspectora, contiene unos 15items. Cualquiera de ellos que estmal obliga a enviarla a reparacin.Si esto se repite significa sancionesde distinta magnitud.

    La represin y la produccin

    Desde la entrada a la fbrica lasobreras deben someterse a una vio-:encia organizada que comienza cona "revisacin" y contina con el~ntrol y la sancin de todo tiempo

    e~el Se Sustraiga a la produccin. Talba ~ a fUncin de las "cuidadoras defr nos" vigilantes de la duracin yPeeClJencia de las evacuaciones. Nadan ~tenece ya a un mbito personal,Ca .a se salva de la subordinacinOSIfica .

    nte " las necesIdades de laprOduccin.

    Los L'brlOS, Setiembre-Octubre de 1974

    Hay testimonios elocuentes acer-ca del clima de opresin en que sedesarrolla la actividad productiva yde la concreta al ienacin y deshuma-nizacin que subordina todo valor ytodo criterio a la norma de produc-cin:

    "EI bao suele ser un descansofrente a esto, pero a la vez ese des-canso atrasa la produccin, as quea veces se contina el esfuerzo por-quesi no se cumple por dfa no secumple por semana y hay que recu-perar el tiempo perdido".

    La comunicacin, funcin huma-na por excelencia, queda degradadajustamente en la medida en que elmbito interhumano en la produc-cin entr en contradiccin con la

    imposici~ de un funcionamientomaquinal y automtico a la fuerzade trabajo humana:

    "Si hablo paro el enrrollamiento(del alambre de la platina) 'y paro laproduccin" .

    Para poder hablar es necesarioaumentar la produccin de modode poner deternerla en determ inadomomento. Pero adems el hablarcomnmente es sancionado (adver-tencias, gritos, etc.) como algo pro-hibido en s mismo. Esto tiene unaexpresin mxima en el trato de queson objeto quienes hablan de losproblemas de la fbrica y del pa{s, esdecir el activo sindical y poi tico.

    Aqu{ se advierte que la funcindel ordenamiento represivo en ellugar de la produccin apunta a' unmodo global de ajuste que abarcatambin modos de comunicacin -omejor de incomunicacin-, valoresy actitudes, es decir un verdaderocondicionamiento ideolgico y psl-quico al papel de sometido.

    Por otra parte el momento posi-ble de la comunicacin -la hora deintervalo- es a la vez el tiempo dela alimentacin y para muchos delsueo.

    Los procedimientos represivos sonvariados. Uno es el sistema de pun-tajes que califica la asistencia, la can-tidad y calidad de la produccin, etc.y que es tenido en cuenta para de-terminados beneficios, como permi-sos de salida por ejemplo.

    Tambin estn los informes, me-morandums y apercibimientos de laOficina de Personal.

    y por ltimo estn los insultos ylos gritos.

    Cualquier conducta atpica con la

    normatividad impuesta es descalifica-da a priori y sancionada como unatentado. La modalidad totaljtaria einstitucionalizada de violencia, quecomienza con la negacin y supresindel sujeto humano en cuanto tal, re-conoce paralelos con los anlisis reali-zados en instituciones psiquitricas ycarcelarias. 3

    La violencia se ejerce tambin atravs de la sujecin prolongada a unamisma tarea automatizada y embru-tecedora. Una obrera puede pasarse18 aos haciendo un mismo movi-miento en su actividad laboral. A par-tir de la necesidad de mantener un cli-ma de mxima sujecin automatizadaincluso se procura reducir al mnimolos cambios de trabajo y de seccinque podr a generar un sistema de ro-tacin de tareas. Se evita deliberada-mente que los obreros puedan desa-rrollarse y aprender a travs de acce-der a una modalidad de trabajo quefavorezca y ampl fe su capacitacin.

    Nuevamente, la modalidad del so-metimiento elemental prevalece inclu-so sobre las ventajas productivas de unsistema de rotacin de tareas.

    Como ejemplo del efecto desgas-tante del el ima represivo puede citar-se la siguiente experiencia realizadapor los propios "eient ficos" de la f-brica. Dos operarias de la seccin queno alcanzaban la norma de produc-cin fueron aisladas y puestas a traba-jar sin presencia de supervisin y sinlas presiones habituales. El resultadofue que lograron aumentar significati-vamente su produccin, en parte porel esfuerzo para no retorna r a la situa-cin habitual. Sin embargo, si la expe-riencia se generalizara la disminucindel sistema autoritario de control ter-minara por desquiciar todo el aparatode la institucin productiva monop-lica. De all que la represin pasa aconvertirse por momentos en un sis-tema orientado a objetivos que vanms all de/simple incremento de laproduccin. Se trata de crearun climade opresin-subordinacin cuyo man-tenimiento forma parte indisoluble dela fuerza productiva en las condicio-nes de la superexplotacin

    Al mismo tiempo la exigencia deproduccin suele seguir un ciclo mso menos tpico. Durante dos meses seexige el 100010 Y se presiona a fondoen ese sentido con todos los mediosde violencia con que se cuenta. Luego

    3 P .or ejemplo, Erving GOFMAN, Fran-co BASAGllA, Jacques HOCHMAN.

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  • LOS CABLES DE LA ITTAntonio Elio Brailovsky

    A fines del siglo pasado, un aventureronorteamericano llamado John PierpontMorgan consolid6 u~a de las fortunas msimportantes de su pas. Morgan se hab aenriquecido mediante diversas formas deespeculaci6n durante la guerra de secesin,dinero que reinvirti6 maniobrando dentrode las condiciones creadas por la guerrafranco-prusiana en 1870.

    Sobre esta base nace uno de los princi-pales grupos financieros estadounidenses,cuya evoluci6n, desde sus comienzos, est.r ligada en forma permanente al desarrollode la guerra y las industrias productoras dearmamentos y abastecimientas militares.

    El conjunto as formado, que conoce-rnos bajo el nombre de Banca Margan jugun papel de importancia en el pasaje delcapitalismo norteamericano a su fase supe-rior. En efecto, si el imperialismo est ca-racterizado ca mo el capital ismo de losmonopolios, en el cual el fortalecimientode los mismos se apoya en la fusibn del ca-pital industrial con el capital bancario, elgrupo Morgan fue uno de los primeros yms definidos constructores de monopo-lios.

    El centro del conjunto fue determinadopor la instituci6n financiera Morgan Gua-ranty Trust, que sirvi como vehculo paracanalizar ganancias excedentes de un sec-tor industrial a otro.

    En otros trminos, la po.sibn de gran-des volmenes de capital permite la inver-li6n en un sector industrial en el que rigela concurrencia, en condiciones tales quede hecho significan el desplazamiento de101 competidores. Queda as constituido unmonopolio, del cual sus propietarios ob-tendrn une tasa de ganancia superior a latua promedio vigente en un momento his-t6rico dado.

    Ello traduce en una masa de plu.vlla de magnitud suficiente como p.aque, al _ invertida en otro sector indu.tri.1 -por intermedio del circuito finan-ciero- permitl la reproduccin de lascondiciones de monopolio. De este modo,la fusi6n del capital comercial con el capi-tll bancario (y su resultante, el capitalfinanciero) reproducen a escala ampliada,no solamente el capital invertido, sinotambi6n las relaciones de monopolio, ea-ractersticas de la fase superior del modode produccin capitalista.

    la expansin de estos capitales en elexterior de la economa en el cual efectua-

    ron su acumulacin originaria es conse-cuencia del proceso anteriormente descrip-to. El imperialismo es, antes que nada, elcapitalismo de los monopolio~ y no es ima-ginable una solucin no imperialista al de-sarrollo de los conglomerados industrial..fi-nancieros.

    Crecimiento y expansin

    En este proceso de consolidacin delos monopolios, la capacidad financieraresult6 determinante. Los mayores vol-menes de dinero manejados permitieron algrupo Margan apoderarse de una compa amediana, la American Telephone and Tele-graph Corporation (ATI), fundada porAlexander Graham Bell, el inventor deltel4fono. A partir de all, la ATT creci6hasta controlar 8n la actualidad la casi to-talidad de los aparatos telef6nicos de losEstados Unidos (cuyo servicio pblico esprivado) y las mayores fbricas de equipostelefnicos del 'mundo. En 1971 era latercera empresa de los Estados Unidos porsu volumen de ventas y la primera por suvolumen de ganancias, que en 85e ao al-canzaron la suma de 2.240 millones de d-lares. Su volumen de ventas fue de 18.500millones de dlares, cifra equivalente alproducto bruto nacional de la Argentina.

    La ATT tena una subsidiaria, creadaen 1920 para trabajar en camn .en losmercados de Cuba y Puerto Rico, la Inter-national Telephone and Telegraph (ITT).Al absorber a ambas, el grupo Margan lesasign fu nciones diferenciadas: la ATTcontrolara el sistema telefnico en los Es-tados Unidos, la ITT actuara principal-mente en el exterior. Posteriormente laITI expandira hacia otros sistemas decomunicaciones y actividades de servicios.

    La ITT toma a su cargo gran nmerode firmas telef6nicas en todo el mundo,algunas propiedad de otras ramas del mi.mo grupo financiero; otras obtenidas m.diante generosas concesiones (como el casodel sistema telef6nico espaol, entregadopor el dictador Manuel Primo de Rivera);otras adquiridas a distintos grupos finan-cieros, como por ejemplo la CompaaUnin Telef6nica del Rio de la Plata,comprada por la ITI a los britnicos.

    En la actualidad, la ITT es una de lasmayores corporaciones mundiales. Se en-cuentra adems en continuo crecimiento:

    entre 1960 Y 1970 absorbi gran nmerode empresas en todo el mundo y por lolo menos 100 corporaciones en los Esta-dos Unidos, lo que le permiti incrementarsu poder monoplico. Mientras en 1965,la ITI era el nmero 28 en la escala de lasgrandes corporaciones mundia les, en 1971ya era la sexta empresa ms importante enescala mundial. En diez aos, el valor desus inversiones en los Estados Unidos cre-ci ocho veces: de 800 a 6.400 millones dedlares.

    Su crecimiento se debi a dos factores:primero, la ITI se apropi6 de una serie decompa as incluyendo entre ellas los hote-les Sheraton; Avia, agencia de alquiler deautos; Continental Banking y HartfordFire, una de las compaas de seguros msgrandes; y segundo, la ITI expandi susinversiones y adquisiciones en el extran-jero.

    Es importante sealar que las activida-des de la ITI tienen una tasa de gananciasuperior en el extranjero que en su pas deorigen. Por ejemplo, en 1970, realizaba el47 por ciento de sus ventas mundiales fue-ra de los Estados Unidos; pero ese 47 porciento de ventas le daba el 59 por cientodel total de sus ganancias.

    La ITI trabaja para el Oepartamentode Defensa norteamericano. Ocupa el n"mero 29 en la lista de proveedores del Pen-tigono y en 1970 le vendi artefactos parausos militares por valor de 257 millones dedlares. Se trata de distintas clases de equi-pos de camunicaciones, satlites de espie-naje, instrumental de interferencia de men-sajes, o detectores de misiles.

    Esta corporacin opera en 60 pa sescon ms de 3 mil millones de dblares d'inversiones fuera de los Estados Unidos.La larga lista incluye tambin a 12 paseslatinoamericanos. Su subsidiaria, la COflt",pa a Standard Electric, est radicada ~25 pases.

    La ITT est controlada' .n forma miyoritaria por el grupo Morgan, con unaparticipacin minoritaria de Rockefeltar,El presid.,te del directorio de l. ITf,John McCon., fue director general de 11Agencia Central de Inteligencia (CIA) dilos Estados Unidos. Su puesto .n la CIAle sirvi6 pira inaugurar la .. del espionai'electr6nico, del cual el caso Watergat...slo un plido reflejo. McCone 81 tambJ'llmiembro del directorio de la Standard glde Nueva Jersey (ESSO) de lo. Rockefellet

  • COMPARIA STANDARD ELECTRIC ARGENTINA s.A.

    Inscriptll: 26 de noviembre, 1919.Objeto: Fabricaci6n, importacin, venta e instalacion de equipos de telecomuni-caciones.Directorio: Presidente: Thomas W. Oelehanty. Vicepresidente: Ricardo Gabrit-lIoni. Directores: Mauricio Kuperman, Carlos ColI Benegas, Julio Gonzlez delSoler. Ernesto F. VaccarazZl, Michael T. Wells. Sindico: Jorge M. Mayer.Capbl: 99,9995 por ciento propiedad de International Standard Eleetric Carpo-ration, subsidiaria de la In.En 1969 celebra contrato con ENTel para la provisin de 390.000 lineesy 340.000 aparatos telefnicos, ratificado por ley 18.166.Personel DCupedo: 1.756 en el ao 1968; 2.814 en el ao 1969; 4.128 en el ao1970; 4.207 en el ao 1971. Esta expansin de personal se debi a los contratoscon ENTel.Ga..nciIS: Standard obtena ganancias sUDlriores por sus ventes a ENTel que porel resto de sus operaciones. las ventas a ENTel cubran el 88 por ciento de susfacturaciones totales, pero le proporcionaron el 95 por ciento de sus utilidades(perodo 1968-73). Es decir, que Standard cobraba a su mejor cliente precios sup.riores que a los restantes compradores.la utilidad bruta sobre las v.ntasefectuadas 8 ENTel fue la siguiente: 36 por cien-to en 1969; 45 por ciento en 1970; 38 por ciento en 1971; 43 por ciento en 1972y 53 por ciento en 1973. la utilidad brute obtenida en otros negocios tuvo unpromedio del 28 por ciento durante II mismo perodo.Exportaciones: La empresa manej sus negocios buscando la maximizaci6n totIIde les ganancias de In loternational, no las de su filial local. Por 110, las exporta-ciones a empresas vinculadas dieron permanentemente prdidas, In tanto que lasexportaciones a empresas no vinculadas dieron continuamente ganencias.Impuestos: Standard evadi impuestos (rditos, ventas y sustitutivo a la transmi-sin gratuita de bienes) por velor de casi 47 millones de pesos nuavos, lo que signj.fica que avadi el 60 por ciento del total de impuestos que debara haber pagado.Inversiones: Al 31 de diciembra de 1972. Standard haba invertido 10,4 miles demillones de pesos moneda nacional en la construcci6n del hotel Sheraton. Por suparte, gest en expansin industrial la suma de 3,8 miles de millones entre 1967 y1972. Esto representa una relacin da 3 8 1entre inversiones en turismo y en IX-pansi6n industrial.Es decir, Que le In financi la construccin de' Hotel Sharaton con los contratoscon ENTel. ya que, en lugar de ampliar sus instalaciones industriales, dedicllOsfondos a otros destinos.Endeudamiento: Standard SI endeud por montos elavedos con la In y con otrosbancos internacionales, durante el ltimo perodo del gobierno militar. Este deudaque alcanz un monto equivalente al 25 por ciento del contrato de ENTel,.transform en un mecanismo adicional para evedir utilidades al exterior.

    Tambin manti.ne lazos con los principales centros del poder financiero. Porejemplo, Eugene Black IlelJ al directoriodespus de 15 aos de ser presidente delBanco Mundial. Hart Perry, vicepresidenteejecutivo de la In es tambin miembrodel directorio de la Overseas Private Invest-ment Corporation, una agencia del gobier-no norteamericano que promueve inversio-nes en el exterior y las defiende de posiblesexpropiaciones.

    La In en la ArgentinaA partir de 11 adquisicin de la Unin

    Telefnica, la In expandi susactividadesen la Argentina hasta pasar a controlar en1940 el 95 por ciento de los telfonos delPas. Contribuy a ello su vinculacin conlis clases dominantes: fueron abogados dela empresa los presidentes Marcelo T. deAlvtar y Roberto M. Ortiz.

    Con la segunde guerra mundial se ei..rr. la importacin de equipos talefnicos.Al terminar la misma, es necesario realizargrandes inversiones para amortizar equj.!lOs cuya vida til haba concluido. En~les condiciones, la In negocia la venta delservicio telefnico al Estado argentino. laexpropiacin se concreta en marzo de1946, establecindose su pago en dlares,a pesar de tretarse de bienes localizados enal territorio nacional.

    la In reinvirti el dinero recibido delEstado en la construccin de la fbricaStanflard Electric Argentina, inaugurada en1950, y destinada casi exclusivamente alaprovisionamiento de Tlefonos del Estado.

    De este modo, se produjo una naciona-lizacin a medias, en la cual el Estado asu-me la parte deficitaria del negocio (laItencin del servicio pblico) y el mono-Polio la parte de mayor rentabilidad: laConstruccin de equipos telefnicos.

    Ello permiti a la In mantener eltontrollObreel sistema de comunicacionesdel Pls, ya que este control no se vinculaton la mera posesin del servicio pblico,En COmunicaciones, la complejidad de la:8CrlOloga garantiza que el propietario deas fbricas de equipos termine controlan-do la totalidad del sistema.

    En 1954 se radica en el pas la empre-~ Siemens, la que firma un convenio con~Ie lIO~ierno argentino y con Standard-:r,c. El mismo estipula que las contr.Cien:s futuras se dividirn en un 60 porPara SiPIra Standard y un 40 por cientoPOfb.,.'''''"s, lo que significa anular todaci6~ ~ idld de licitacin pblica, campar.fi'sta ~ precios, etB. A pesar de su manj.tad Ilegalidad, este convenio fue resp.lOS ~~ todos los gobiernos actuantes en"s :'mos veinte aos. QUe distribuyeron

    mpras en esas proporciones.

    La cuestin de los contratos que aca-ban de ser anulados por el actual gobierno,realizados entre Standard Electric y ENTeldurante los aos de la dictadura militar fue$Uficientemente difundida y denunciada ymuestra bien a las claras las formas gruesa-mente delictivas con las que el monopolioasegura sus ganancias.

    Es importante destacar adems el pe-pel de la dependencia tecnolgica en lasmaniobras monop6licas. Es as que en elpas Standard Electrie prodll'Ce equipos ycentrales telef6nicas con un sistama elec-

    tr6nico de alta complejidad (sistema "pentaconta", que requiere gran proporci6n decomponentes importados) cuya tecnologaes inclusive ms avanzada que la que se utj.liza en Estados Unidos y la mayor parte deEuropa. Con ello, no 1610 se desarrolla acosta del pas el oerodo necesario de ex~rimentaci6n de nuevos sistemas, sino quese incrementa la dependencia por aumentode insumos importados, patentes, ,.lias,etc. Es decir, que cualquier propuesta deruptura con el monopolio debe lI.r hastala ruptura de la dependencia tecnolgicapara ser efectiva.

  • disminuye la exigencia durante unmes al aO-900/0, para volver a reiniciarel ritmo mximo en los dos meses si-guientes.

    El motivo de estas variaciones esque en caso de mantener el mximoritmo sin perodos de relajamiento seproducen consecuencias de ausentis-mo, crisis emocionales o afeccionesdiversas e incluso renuncias, todo locual, en esta seccin, redunda en unperjuicio mayor que el alivio perfodi-ca de la exigencia.

    A partir de la disminucin de tra-bajo causada por la suspensin de loscontratos con ENTel, se producenvariantes. La fbrica busca disminuirel nmero de personal al menor costoposible. Desde 1972 hasta ahora sehan producido cerca de 1.200 renun-cias4

    Para esto la empresa desata unaola de rumores acerca de un cierreprximo, de que habr suspensionesmasivas, etc. Se monta una "accinpsicolgica" que incluye la presin desupervisores y jefes que buscan portodos los medios imponer la idea deque no hay ms perspect ivas en estafbrica y que hay que buscar otro tra-bajo.

    Todo esto tiene su reflejo en lasrenuncias y en elevados fnd ices deausentismo.

    Sin embargo aun en esas circuns-tancias en que la lnea permanece aveces parada durante d{as por falta detrabajo, se mantiene la exigencia delritmo de produccin. Es decir que seprefiere que la I{nea trabaje dos dfasal 100% de la produccin a hacerlatrabajar toda la semana con un ritmoinferior. Esto no tiene que ver con unproblema de costos, que no van'anmayormente con cualquiera de las al-ternativas. Se trata de no sentar el

    4 Ya escrito este artculo hemos sabidoque se efectivizaron cerca de 1.000 renun-cias en las ltimas semanas, pagadas por laempresa con 12 sueldos de indemnizacin.Este monto indemnizatorio, superior al vi-gente, no es producto de la generosidad delmonopolio, sino del hecho de que los re-nunciantes esperaban la inminente sancinde la ley de Contratos de Trabajo que elevaconsiderablemente las indemnizaciones pordespido.

    Por otra parte, si la empresa prefiererecurrir a renuncias "negociadas" V fuerte-mente presionadas, en lugar de procederdirectamente a despidos masivos -que porotra parte se sucedern inmed iatamente-es para evitar cualquier tipo de agitacin yde opinin pblica desfavorable en mo-mentos en que estn planteadas distintaspropuestas de nacionalizacin.

    8

    precedente de un trabajo a ritmo in-ferior, y adems del hecho psicolgicodel sometimiento irracional a la nor-ma, y a la uniformidad que no debenalterarse bajo ninguna circunstancia.

    Nuevamente se expresa la necesi-dad del mantenimiento de un ordenrepresivo que ms all de la raciona Ii-dad de la organizacin productiva bus-ca condicionar un sometimiento auto-mtico a las necesidades de la super-explotacin.

    La supervisin

    La supervisin tiene la caracten's-tica en la seccin investigada de fo-mentar la emulacin y otorgar ciertosbeneficios a quien produce ms. Conello impulsa un clima de divisin yen-frentamiento entre las obreras. Losbeneficios pueden ser justificar faltaso retiros, otorgan mayor categon'a oadjudicar platinas ms fciles.

    La supervisin intenta ganarse laconfianza de algunas obreras para fo-mentar la divisin. Se genera asf unclima de tensin y un sentimiento ge-neralizado de desconfianza entre laspropias obreras. Con ello se apunta ala vez a obstruir cualquier movimien-to de conjunto.

    En relacin con esto estn los pro-cedimientos habituales contra el acti-vo sindical y polt'tico que intenta di-rigir fuchas. A todas las sospechosasde activismo sindical se las hizo pasarpor la Escuela de Capacitacin aisln-dolas del resto y en algunos casosmantenindolas en situacin impro-ductiva simplemente para evitar queactuaran en la seccin. Adems de laspresiones y amenazas, a veces se recu-rre al procedimiento ms sutil de co-locarlas en un lugar privilegiado en laI{nea, que no merecen. Con eso persi-guen enemistar a las compaeras detrabajo con la activista que muy a supesar aparece favorecida injustamen-te.

    Otro recurso que se utiliza son lascategorlas, que en concreto significanmayor remuneracin. Hay tres catego-rfas: medio oficial, oficial y oficialmaestro. Cuando en la seccin se pe-leaba para obtener la categora de ofi-cial, la empresa respondfa que se leiba a otorgar a quienes supieran hacertodos los trabajos de la It'nea. Pero co-mo cada obrera permanece en unpuesto de trabajo durante a fl\os eraimposible que cumpliera esa condi-cin. Luego de ganada la categora demedio oficial se intenta lograr la de

    oficial maestro. La respuesta es quese otorgar a las que trabaja n alambran-brando platinas, porque en ese mo-mento se necesitaba aumentar la pro-duccin en alambrado.

    La capacitacin represiva

    Cuando ingresa una obrera en lafbrica despus del examen psicolgi-co, debe pasar dos meses en el Depar-tamento de Capacitacin antes de in-tegrarse a la seccin. En ese perfodose le ensea el trabajo sin exigirle unaproduccin determinada. El trato esbueno y se utiliza un adecuado siste-ma de "premios". Por una parte sepermiten ciertas libertades prohibidasen la Ifnea pero a la vez se anticipaconstantemente que el trabajo en laseccin va a ser diferente.

    Los instructores se encargan deaclarar: "Uds. ac pueden hablar peroojo que en la lnea no pueden hablar",o "Uds. ac pueden tomar una tazade caf o comer una galletita pero enla lnea no van a poder hacerlo". Du-rante los meses de la capacitacin seles va metiendo la idea de todo lo queno puede hacerse en la Ifnea y se in-tenta condicionar una respuesta anti-cipada de miedo y sometimiento.

    Ya en la lnea la supervisin se en-carga de encuadrar con cierta durezainicial a las nuevas; aparecen brusca-mente los problemas anticipados paradar la produccin y la calidad. De gol-pe se exige a la obrera nueva que pasede dar una produccin del 20% a ha-cer el 80% y la represin comienza suciclo en la lnea.

    El criterio pedaggico es coheren-temente represivo tanto en la ense-anza de las habilidades motrices co-mo en la interiorizacin de un marcOsevero de control que se hace aparecercomo natural a las necesidades del tra-bajo en la lnea y por lo tanto irre-versible.

    La estructura sindical

    El Sindicato de Standard ElectriCes un sindicato por empresa adheridoa FOETRA. Hasta la eleccin de la aCtual conduccin -combativa- ~Ia je-rarqua sindical constituy un engra-naje ms en el aparato de represin alos obreros. No solo se imped a cual-quier protesta, sino que se ha llegado,en un convenio de trabajo anterior, aestablecer que la representacin gre"mial se compromett'a por la buen'calidad de los productos y aceptab8

  • todo tipo de innovacin que la empre-sa quisiera imponer, incluido el incre-mento en los ritmos de produccin.

    la represin corporal y mental

    Hay condiciones de insalubridaden determinadas secciones (Bakelita,Niquelado, Pintura, Herrera de cua-dros) en las que debera trabajarse 6horas. Sin embargo el Ministerio deTrabajo determin aos atrs que co-rresponda un trabajo normal.

    Las condiciones de trabajo, espe-cialmente hasta el ao pasado, produ-cen en las obreras de la seccin Pla-tinas con significativa frecuencia lossiguientes problemas fsicos y psqui-cos:

    Desviacin de columna por la pos-tura de trabajo.

    Problemas de visin por el tipo detrabajo y de iluminacin. Las conexio-nes exigen concentracin y esfuerzovisual. la luz fluorescente intensa seproyecta en forma directa y cercanasobre los ojos.

    Fiebre nerviosa.Crisis nerviosas con manifestacio-

    nes de ansiedad y alteraciones psico-somticas diversas, o bien

    Desmayos bruscos reactivos a si-tuaciones de tensin y ansiedad. A talpunto que junto t la seccin sola ha-ber permanentemente una camilla delServicio mdico.

    Frente a esta situacin, e inclusocomnmente para mitigar la fatiga oel sueo, es muy frecuente que se re-cUrra a todo tipo de medicacin desdeaspirinas hasta excitantes. Por otraParte no pocas veces los estimulantesson recetados por el propio mdicode fbrica.

    Es decir que todo el clima y elaparato montltdo alrededor de la produccin tienen sus efectos en distin-tos niveles del funcionamiento indivi-dUal V grupal. Las consecuencias vandesde sntomas tsicos y mentales has-ta modelos impuestos de relacin quese COntinan e implican con formashabituales de vnculo en el mbito fa-rniliar y social ms general. Por otraParte, tambin se imponen ciertos re-

    :r~~ "explicativos" falseados desdec' SIClones de poder -econmico o

    Sil:~(fico- tendientes a presentarce pre los problemas de salud comot "seCuencia de factores propios delt;a~a!ador y no de las condiciones derna aJo. A ello contribuye decisiva-qu:nt~ la funcin de los profesionales

    Sirven al monopolio.

    lOll'brI 01, Setiembre-Octubre de 1974

    la medicina represiva

    El Servicio Mdico de fbrica fren-te a cualquier problema recurre a unanica pastilla. Muchas obreras optanpor no tomar nada de lo que proveeel Servicio Mdico porque les ha pro-vocado consecuencias ms graves quela dolencia inicial.

    El mdico de fbrica no puedeautorizar un cambio de seccin enPlatinas. Esto tiene que ver con el cos-to de la capacitacin necesaria paraingresar en esa seccin.

    La medicina de la fbrica tiene unaorientacin definida y un lmite in-franqueable: el servicio a las condi-ciones necesarias a la produccin mo-noplica.

    Frente al reclamo obrero la "Igi-ca" del mdico expresa la lgica delsistema: "Yo no tengo nada que vercon las condiciones de trabajo; eso lotiene que plantear en el sindicato". Ladisociacin encubridora funciona como defensa a la vez institucional ypersonal.

    Por otra parte, el trmite de obte-ner una certificacin mdica para re-tiro o cambio de tareas, o para justifi-car una disminucin en la produccin,se convierte en una interminable su-cesin de idas y venidas entre el m-dico y el jefe, que por lo general termina sin dar satisfaccin al pedido.

    Tambin est la Clnica, del Sindicato. Los mdicos de la Clnica nopueden justificar ausencias por enfermedad. Por ejemplo pueden indicarreposo pero no pueden justificarle alpaciente los das que no trabaje. EstajllStificacin debe hacerla el mdicode la Empresa, que por lo general ac-ta como un funcionario contra elabandono de la produccin ms quecomo profesional de la salud.

    Existe una especie de complementacin entre la Clnica y el ServicioMdico de la empresa. La Clnica nodenuncia la obstruccin que los m-dicos de la fbrica hacen de los trata-mientos indicados. El Servicio Mdicodel monopolio, por su parte, no de-nuncia las atrocidades habituales cometidas en la CI nica. Ejemplo de estoson frecuentes infecciones en operaciones quirrgicas o en partos, o elcaso de una obrera fallecida de cncerpulmonar que estaba siendo atendidacomo asmtica.

    En cuanto al psiquiatra de la Clnica frente a las condiciones de trabajose autoexcluye de entrada de cualquier intervencin y trata de actuarsobre la vertiente "personal" de los

    EDITORIAL

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    Documentos de la RevolucinCultural en China (19661969).Unica recopilacin de todos losdocumentos publicados por Ren-min Ribao I Hongqi I JiefangjunBao. 262 pginas.

    Sobre l. Iiteretur. y el Arte,por Mao Tse-tung. Contiene17artculos escritos por Mao desdemarzo de 1927 hasta febrero de1957 Unica y completa edicinen espaol autorizada. Segundaedicin, 200 pginas.

    ProcelO de .. rwoluci&n Chine.por Chou En-Lai y Wang Jung-Wen. Contiene Informes al IXy XO Congreso del PC de China.135 pginas.

    Fucismo y Fren. Unico, porJorge Oimitrov. Unica edicincompleta del informe y resumendel VII Congreso de la Interna-cional Comunista realizado en elao 1935. 200 pginas. Segundaedicin.

    Distribuyen:

    O.E.A. Distribuidora EditoresReunidosCorrientes 1582. Telf. 457845Buenos AiresArgentina

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  • problemas o bien recurre a la magiadel sedante o el estimulante, segnel caso. Ms de una vez termina acon-sejando "desinteresadamente" la re-nuncia como solucin para evitar losproblemas.

    La disolucin de la responsabili-dad colectiva y la participacin cm-plice en una organizacin determinadade la explotacin, se encubren detrsde la ilusin de una autonoma yprescindencia del mdico respecto delos intereses del monopolio. Final-mente la misma disolucin se operasobre la gnesis de la patologa quetermina por atribuirse exclusivamentea una vertiente individual segregada ytan absolutizada como el orden socialy productivo.

    La psicologa represiva

    El primer paso para entrar a la f-brica es el examen psicolgico quedura unas tres horas y abarca una seriede tests. La evaluacin final, que osci-la entre 40 y 100 determina la deriva-cin a los distintos sectores de laplanta. A mayor puntaje mayor lacomplejidad del trabajo indicado. Laseccin Platinas por ejemplo, requiereun puntaje mayor de 80.

    El resultado del test es utilizadoen adelante como una medida inape-lable. Si una obrera disminuye su pro~duccin, se la acusar de hacerlo del i-beradamente porque el resultado deltest demuestra quepuede hacerla. Pe-ridicamente en la seccin se hacennuevos tests para la evaluacin delpersonal, especialmente pruebas dehabilidad, velocidad y concentracin.Tambin se realizan exmenes peri-dicos de agudeza visual.

    A partir de la disminucin del tra-bajo en la fbrica se desarrolla unaaccin de "guerra psicolgica" parapresionar renuncias, en el marco deuna etapa de restriccin en la produc-cin y bajo la amenaza constante delcierre de la fbr ica.

    La " us ina de rumores" montadacon ese objetivo trata siempre sobreel destino de la fuerza de trabajo.

    ENTel ser responsable de lo quepase con la fuente de trabajo a par-tir de la suspensin de pagos y anu-lacin de contratos.

    En varias oportunidades se hacecorrer un rumor el da jueves o vier-nes que en el fin de semana salen te-legramas de suspensin.

    Para socavar el apoyo a un proyec-to eventual de nacionalizacin de la

    10

    empresa, se deja trascender que esaeventual nacionalizacin proyecta re-ducir el personal a 1000 trabajadores.

    Como renuncian ms obreros queempleados y tcnicos se corre el ru-mor de que este sector ser el mscastigado con suspensiones y despi-dos.

    Es decir que la variante en las con-diciones de trabajo puede alterar sloel modo predominante en que se ejer-ce la represin pero no la organizacinni la comunicacin basadas en una es-tructura de violencia sobre la fuerzade trabajo.

    Conclusiones

    La investigacin inicia 1 permitidetectar en la seccin Platinas condi-ciones de trabajo opresivas y dete-riorantes de la salud de las trabajado-ras que all se desempean. Esto tieneque ver con condiciones ambientales,ritmos de produccin y, fundamental-mente, con un clima de violencia ins-titucionalizada que opera como mar-co eprnanente de la situacin detrabajo.

    La imagen dramtica de la obreraforzosamente incomunicada por la ac-tividad de enrollamiento y perseguidapor la norma de produccin muestracrudamente el significado concretode la alienacin y la deshumanizacinen la actividad laboral.

    En el momento actual, la represinse desplaza, a travs de diversos me-dios, principalmente psicolgicos, alograr al menor costo una reduccindel personal y a la vez a preparar lascondiciones para una reduccin msdrstica o aun para el cierre de laplanta.

    Los objetivos perseguidos son va-rios:

    a) Generar un clima de desalientoy pesimismo acerca de la fuente detrabajo e imponer ideas divisionistasen el conjunto del personal asalariado,del tipo de que "cada uno vaya bus-cando como resolver su problema por-que esto se acaba".

    b) Hacer recaer sobre ENTel y elgobierno nacional la responsabilidadde la situacin por su propuesta -emi-nentemente justa desde todo puntode vista- de anular los contratos sus-criptas por la dictadura militar con laempresa. Con esto a la vez se apuntaa generar ideas contrarias a la nacio-nalizacin de la empresa con argu-mentos como que "el Estado es maladministrador", es ineficiente, va a re-

    ducir el personal, o que no est encondiciones tecnolgicas de mantenerla produccin.

    c) De lo anter ior se desprende elobjetivo central de obstruir la confor-macin de un movirrliento slido en elpersonal en defensa de la fuente detrabajo, que impulse la nacionaliza-cin de la fbrica.

    d) Por ltimo no es aventuradoenmarcar la actitud de este monopo-lio norteamericano en la ofensivaconspirativa y golpista desatado desdedistintos sectores y que busca crearlas condiciones favorables para unaaventura poi tica restauradora.

    En el campo concreto de la psico-patolog{a, los trastornos ms frecuen-tes, claramente reactivos, son los esta-dos de ansiedad y angustia, conmanifestaciones de crisis en muchoscasos y con formas diversas de expre-sin psicosomtica' que a menudo sonlas prevalentes. En algunos casos lacrisis implica compromiso de la con-ciencia hasta llegar al desmayo.

    Las referencias iniciales recogidasmostrarfan la predisposicin de unaevolucin hacia afecciones psicomti-cas como expresin privilegiada yes-tabilizada de la angustia, con secuelasdi sfunc io na les.

    Por otra parte, integrada al orde-namiento de la produccin se desarro-lla una verdadera funcin pedaggicade clase, que trasciende el mbito es-tricto de la produccin econmicapara proyectarse sobre el objetivo dereproduccin del sistema econmicoy social en su conjunto.

    Las consecuencias sobre la saludf{sica y mental se incluyen en el efec-to ms vasto sobre modelos impuestosde relacin afectiva y familiar, sobreformas adquiridas y automatizadas derepetir un modelo autoritario de jer-cicio del poder. O bien todo lo con-trario, una modalidad repetida de pa-sividad y sumisin que configura todoun modo de relacin con el mundo ycon los dems.

    Este panorama general es muchoms complejo si tenemos en cuentaque el sistema capitalista adems deoperar en el lugar de la produccin,cuenta con recursos de coercin yconsenso, aparatos pollticos e ideol-gicos, desti nadas a reforzar y reproducir los i'ndividuos y las relacionesnecesarias para la preservacin del sis-tema en su conjunto.

    Esta real idad se asienta crudamentesobre el nulo margen de decisin y deeleccin que resta al trabajador, en un

  • marco caracterizado por un alto gra-do de desocupacin y subocupacin.La ficcin de un libre contrato de tra-bajo -que permitira al trabajadorelegir el comprador de su fuerza detrabajo- t?dava es ms falsa en lascondiciones crticas de la dependen-cia.

    Esta realidad, entonces, no es unfenmeno aislado, sino que formaparte del nivel de organizacin propiode la produccin monoplica y de lascondiciones de sobreexplotacin de lafuerza de trabajo en los pa ses depen-dientes del imperialismo. Se trata deun efecto estructural, propio de laproduccin y acumulacin capitalistabajo la forma monoplica imperialis-ta, orientada centralmente al incre-mento de la tasa de ganancia bajo laforma de la extraccin de plusval arelativa, es decir del aumento de lacapacidad productiva del trabajo. Enlas condiciones de deformacin pro-pias de una estructura econmica de-pendiente -en la que el ciclo de acu-mulacin se desplaza a los centrosimperialistas- el incremento de la ca-pacidad productiva opera principal-mente no por la va de la moderniza-cin tecnolgica del proceso de traba-jo sino de la sobreexplotacin lisa yllana de la fuerza de trabajo.

    Este nivel de consideracin es de-cisivo para entender que los efectos

    sobre la salud y la salud mental (SM)que resultan estructurales al sistemacapitalista dependiente no son resolu-bles sino en el avance hacia una trans-formacin revolucionaria del podereconmico, poltico e ideolgico delimperialismo, especialmente norteamericano.

    Cualquier accin o propuesta cientficaen el campo de la salud en lasfbricas debe ser claramente identifi-cada en funcin de los intereses quedefiende.

    Hacemos nuestras, en ese sentido,las formulaciones contenidas en losfundamentos de la creacin del Insti-tuto de Medicina del Trabajo de laUNBA:

    "Como fuera planteado en el XV 1ICongreso Internacional de Medicinadel Trabajo, no existe una sla concepcin de la misma sino dos: una alservicio del sojuzgamiento, la explota-cin y la alienacin del trabajo huma-no y otra que es parte de la lucha porla liberacin del trabajo. 5

    En el marco antes descripto resaltala funcin cmplice, integrada arm-nicamente a la represin necesaria pa-ra el ptimo mantenimiento de la ex-plotacin, de los profes ionales en

    5 "Fundamentos del Instituto de Me-dicina del Trabajo" Facultad de Medicina.UNBA, julio de 1973.

    salud -mdicos y psiclogos- que sedesempean en la fbrica.

    En el campo de la SM esto es co-herente con determinadas premisasideolgicas subyacentes, que ya fue-ran explicitadas:

    "EI discurso ideolgico de la "psi-quiatrla oficial", que controla lasinstituciones asistenciales, formativasy pol/ticas ms importantes, parte dela absolutizacin del orden social dadoy hace de ese absoluto el marco valorativo de sus criterios y de sus prc-ticas".6

    De la lucha reivindicativa y polti-ca de la clase obrera y el pueblo resultan las formas ms eficaces de defen-sa de la salud. La reduccin de la jor-nada de trabajo, como consecuenciade esas luchas, hizo ms por la saluddel pueblo que todos los programassanitarios juntos.

    Conscientes de ello, slo sumn-donos de diversas formas a esa luchapodemos encarar responsablementeuna funcin de servicio a las necesi-dades de la clase obrera y el puebloen materia de salud y asistencia. fun-cin encarada desde nuestra prctica,desde nuestra produccin intelectualy desde nuestras organizaciones gre-miales y cientficas.

    6 VEZZETTI, Hugo Mario: "Salud Men-tal: Ideologa y Poder". Los Libros, N0 32.

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    ArtculosFERNANDO HENRIQUE CARDOSO: Las contradiccio-

    nes del desarrollo asociado.FRANCISCO C. SERCOVICH: Dependencia tecnolgica

    en la industria argentina.ADOLFO CANITROT: Algunas caractersticas del com

    portamiento del empleo en la Argentina, 195070.CARLOS MARIA VILAS: Aspectos estructurales de la

    dominacin social en la Repblica Dominicana.

    Producto e IngresoCARLOS NORIEGA: Estado actual de las cuentas na

    cionales en Amrica Latina.

    Not. y Comentarios

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    PRIMER ENCUENTRO DEREVISTAS CULTURALES

    El Nuevo Movimiento de Escritores de Crdoba.con el auspicio de las Universidades de Crdoba yR(o Cuarto. ha organizado un encuentro de revis-tas culturales, que se realizar en R(o Cuarto. Cr-doba y Buenos Aires. el 8 y 9. 10 Y 11 Y15 Y 16de noviembre de 1974, al que han sido invi~adaslas revistas Crisis, Los Libros, LldnCHImericana, El....bajo de oro, Lltinoam6ricl, Testigo, el Cen-tro Editor de Arnrica Latina y la Galer(a de ArteMeridiana.El temario del encuentro especifica algunos pun-tos:

    Pol(tica cultural: publicaciones, talleres. Puntosde contacto y disidencia.

    Las instituciones gremiales: reivindicaciones pro-pia de la cape intelectual y profesional.

    Relacin del intelectual con las luchas obreras ypopulares.

    Revistas culturales: manifestaciones y contradic-ciones ideolgicas. Problemftica del interior delpa(s. Publicaciones con apoyo de entidades mul-tinacionales.

  • FEUDALISMO Y CAPITALISMO ENLA HISTORIA. DE AMERICA LATINA

    Manlrecl Kossok

    Introduccin

    En los ltimos lIIos, el debate sobre larellci6n .,tre feudalismo y cepitalismo enel desarrollo hislrico de Amrica Litinahe adquirido car6et1r intemacionel. Es uno

    ~ los "grendes tImu" en el Clmpo de lasIllVestilllciones hist6rico-socieles sobre

    ~rice Latine. Los resultados son de im-PortIncie funclem.-.tal pera el en'lisis y ladetinici6n de 11 tfll'lsformeci6n de las es-trUctures lCon6mico-sociales y politico-in.ti.tucionel" desde le conquiste y el estebl.Cllnlnto del dominio colonial hutI el pe-::.~ 11 independencia y postindepen-

    los libros. Setiembre-Octubre de 1974

    ActUllm.,te existen ....nes circunstlft.cies que indudebltmente dificulten le co-rrlCtl interpreteci6n de este probl......-dinel:

    1. Hey une manifieste desproporci6n ohestlentlgOnismo .,tre 11 multitud de UD-res lII"ereles sobre el tema y 11 investigl-ci6n empriCl. heste ehore poco IVIl'lZldeen cuento el e"'lisis detellldo de los he-chos. Aparte del estedo insetisfeetorio deleinvestigeci6n en gBn..llllma le ltenci6n elque 11 mayore de les opiniones formuleducon carcter totalizador. desde el principiono muestren 11 preocupacin de evelulrdlbidlmente loa conocimientos parcialesde que disponemos. ni los progresos .....

    trillos., ....nos infor... de II .11."publUdos .. .. 6ltimGI u..... (S.J.Stein I s.J. Hurt. E. FIo J.L .P.K. Korn). &11 ttndIncil ......por ej. en los trebejos de L Vi1III. Me-rini y A.G. FfII'lk.

    2. Les importentes dilcrtpencill ....nol6gicu que pr.... como resuItIdode los divergBntes puntos de vistllMlodo-16gico y conceptUlI. Esto ocum lDbrt tDdocon el uso impreciso de les ~res "fIu.deliamo" y "capitalismo". De le necesidadde ejustemos e criterios IXIctoS In VlZ deofrecer "modelos" ebstractos y ...pre In cu.,talls perticuleridedes de ....giones trultl6ntic:u, dieron una defnottq.

    13

  • cin convincente tanto la conferencia "Surle Fodalisme" efectuada en 1968 por elCentre d'Etudes et de Recherches Maxistes(C.N.R.S., Pars) como tambin el coloquio"Abolition de la Fodalit da ns le MondeOccidental", organizado por el Centre Na-tional de la Recherche Scientifique en 1971(C.N.R.S., Pars). Basta con mencioner 101aportes de Ch. Verlinden, F. Mauro, J.P.Wallot, R. Palmer, P. Vilar V A. Soboul.

    3. En correspondencia con las tradicio-nales lneas de la historiografa, se acentu6

    , siempre la parte ibrica de Amrica. Parauna comprensin compleja del problema esnecesario que en adelante prestemos igualatencin a las regiones influidas por las actividades coloniales de Inglaterra, Franciay los Pa ses Bajos.

    El punto de partida para el anlisis de larelaci6n entre feudalismo y capitalismo es-t dado por el estado de desarrollo de E.paa y Portugal en vsperas del descubri-miento y conquista de Amrica. La subyu-gaci6n de ArMrica represent6 un momen-to principal de la acumulacin originaria decapital yconstituye entonces parte de' pro-ceso de 'a gnesis del capitalismo europeo(K. Marx). En correspondencia a la tran.formacin por etapas de la sociedad feudalen la capitalista, existi en el desarrollohistrico-cronol6gico de los sistemas colo-niales la tendencia de ..stituir la unin deelementos feudales y capitalistas, muy ca-racterstica para los inicios, por una influen-cia cada vez ""s creciente y a' final, 'a su-prlmlcfa de los elementos capitalistas "pu-ros". Trpolgicamente, el mancionado cam-bio cualitativo es reconocible por la suc.lin histrica de los sistemas coroniales,..igidos por Espaa, Portugal, los PasesBljos e Inglaterra (W. Markov).

    Las investigeciones acerca de la historiaecon6mica y social de Espafta y Portugalde los siglos XV y XVI han mostrldo cl.r.mente la existencia de elementos capitalis-tas (R. Konetzke, R. Carande, P. Chaunu,J. Vicens Vivens,P. Villr). Sin embargo, laopinin de que Espafta (lo mismo. puededecir de Portugal, ms avanzado en el cam-

    14

    po comercial: F. Mauro) ya se en.contrabaen el per odo de neta transici6n del feuda-lismo al capitalismo, no es sostenible (L.Vitala). Ex ist an principios de organizacincapitalista sobre todo en el comercio yenla banca. Mientrs las actividades industria-les restan dominadas por los artesanos y el"Verlag" (J. von Klaveren, E.E. Litavrina).Se trata de formas bien claras de un capita-lismo temprano o incipiente ("Frhkapita-lismus") que, como lo demuestra el desarro-llo de Italia y de Alemania del Sur mostrser reversible, por tanto '!refeudalizable",ya que no se produjo ninguna penetracincapitalista en el sector agrario (comparablea los casos de los Pases Bajos y de Ingla-terra) ni consolidaci6n alguna de un impor-tante _etor manufacturero.

    No debemos sobreestimar el nivel alcan-zado por las formas capitalistas embriona-rias. Para una investigacin ms profundadel problema debemos considerar los pun-os siguientes:

    1. La funcin objeto, es decir, casi "co-onial" de Espaa y Portugal en el procesole expansin del capital comercial y banca-io italiano (genovs), obr6 como imped-nento a la formaci6n de una clase capita-ista "nacional" (J. Hl8n, R. Konetzke, P.Jilar). El acceso directo a"as fuentes de fi-nanciamiento de Alemania e Italia Iibr6 ala Corona de Espaa de la necesidad de es-timular el fortalecimiento de las capas bur-guesas del estado llano de su pFopia regincomo base econmica del poder absolutista.

    2. Los inicios de la organizacin capi~lista todava no 18 manifiestan en IICIlanacional, sino slo en regiones limitadas alas zonas costeras y algunos centros (ais-lados) del interior del pas.

    ~. La mayor parte de las ciudadaespa-alas (y portuguesas) ten an una estructu-ra estrechamente ligada al sistema feudal,dndol.s el carcter de ".fioros plebeyos"(R. Altanaire).

    4. En EspaRa 11 reforz la tendencia h.cia 'la "feudalizacin" o la "reintegracinf.ud.l" deles ciudades, debido ala entregadel tbierno de las ciudades a la hidalguadesp~s de la derrota de los Comuneros (J.A. Maravall).

    5. Tambin son dignas de investigaci6nlas consecuencias resultantes de la situaci6npermanente de competencia entre burgue-sra cristiana y juda (J. Amador de losRfas), que indudablemente influyeron ne-gativamente en el proceso de metamorfo-sis del patriciado medieval a la burguesamoderna. La mencionada funci6n objeto(de carcter relativo) en la gnesis del capi-lismo ibrico 11 transfiri en sus aspectos..nciales tambi'n al perrodo de Ixpansi6ncolonial: Espaa y Portugal siguieron sien-do simplemente canales de pISO de las

    ganancias coloniales que vertan hacia lospases ms avanzados econmicamente (P.Vilar).

    El resto de la ganancia ca lonial no esempleado primordialmente de manera ca-pitalista y en consecuencia no contribuyea la desintegracin econmica y social delas estructuras feudales.

    Al contrario:El monopolio de facto ejercido sobre la

    producci6n mundial de la plata, o el accesoa los centros de las especias dieron a los so-beranos ibricos, en .comparaci6n con otraspotencias absolutistas (Inglaterra, Francia)aparentemente una "independencia" msgrande ante la propia burguesa, que hizoposible entregar la ciudad (los burgueses) yel campo (los campesinos) en mayor escalaa la nobleza sin que esto implicase el riesgode consecuencias econmicas destructivaspara el poder central.

    A la larga el regresivo fortalecimientode los poderes centrales, "renovados" gra-cias a los tesoros ca loniales, trastorn6 y d.t.min6 la decadencia y agon a del absolu-tismo y de la sociedad ibrica (K. Marx).

    Junto a los elementos econ mico-sociales y poltico-institucionales operan fac-tores que no deben ser interpretados comoreflejos meramente pasivos de los compo-nentes primarios antes mencionados (el mi-to de hidalgua, la contrarreforma, l. Inquisicin, las discrepancias entre poi ticauniversal y nacional).

    Sobre la extensi6n y rapidez de la relativa refeudalizacin de la sociedad tuvo unainfluencia decisiva la revoluci6n de los pre-cios, no obstante que tambi6n parece comprobarse que este proceso, que influy6 conextraordinaria intensidad sobre Espana yPortugal a causa del desplazamento de loscentros econmicos del Oriente al Occiden-te, no ejerci6 una influencia causente, sinoacelerante, sobre esta situacin de crisis yapermanente (R. Carande, J. Larraz L6pez,P. Vilar).

    2Los criterios e.nciales pare 11 orden..

    miento hist6rico de un siltema colonial, .....dicen en el car6eter deles fuerzas motriCII

  • que determinan el contenido y fines de laexpansin colonial, la estructura socio-eco-nmica y poltico-institucional, as como laclase y modo en que se aplica la gananciacolonial en la metrpoli. Por consiguienteel carcter y la estructura de un sistema co-lonial son importantes elementos para de-terminar el lugar que ocupa un poder colo-nial en la historia del desarrollo del capita-lismo (K. Marx).

    Si bien es correcto y necesario hablarde la funcin decisiva de las fuerzas motri-ces de la expansin que reflejan el grado dedesarrollo de la metrpoli (componente A),no debe perderse de vista el papel relativa-mente importante de las condiciones dadasen las colonias antes de las penetracin euro-pea (componente B). En el caso particulartanto de Espaa como de Portugal es pre-ciso tomar siempre en consideracin el fac-tor de los intereses internacionales, consti-tuido por la concurrencia holandesa, ingle-sa y francesa (componente C). La estruc-tura definitiva de un sistema colonial espor consiguiente el resultado (resultante D)de una complicada interaccin de los ele-men'tos A, BYCesquemticamente defini-dos. J. L. Phelan califica la esfera de la ex-pansin hispnica con razn como una"doble conquista". Unicamente las "colo-nias verdaderas" (K. Marx), aquellas en queel sentido original de colonizacin se crepor la toma de posesin de un territorio"virgen" por inmigrantes libres (Nueva In-glaterra, Canad, Australia), muestran unaconsiderable identidad entre A y C. Los te-rritorios de las ms avanzadas civilizacionesind genas antes de la llegada de los conquis-tadores estuvieron, durante la poca delpleno dominio colonial, siempre caracteri-zados por la existencia de formas de explo-tacin en parte complementarias, en partecompetitivas; dicho en o.tras palabras: elpapel dominante de un modo de produc-cin feudal-colonial se entiende de manerarelativa debido a la gama de otras relacio-nes de produccin, que podramos definirsecundarias o complementarias (menos laesclavitud "sans phrase" de la lona dePlantaciones).

    Durante la poca colonial (como des-pus de las guerras de emancipacin) sePuede constatar cierto pluralismo de lasformas de producci6n; aplicando el concep-t?de V.1. Lenin de la economa plurisecto-

    r~al es posible hablar de cinco sectores b-.COI t . .'lb .' en re los cuales nunca hubo ni equl-

    ta~l~ ni igualdad en cuanto a su impar-t taa dentro de la totalidad de la estruc-ura econmcia y social:

    ; EConoma natural campesina, ligada pre-_ r~temen.te alas Comunidades ind genas.tan/duccl6n mercantil simple de impor-

    la preponderantemente local.

    - Esclavitud, tanto en forma patriarcal (ba-jo la cual se vio so metida una parte de lapoblacin ind gena) como en forma de laesclavitud de plantaciones, sumamente im-portante para la economa de exportaciny basndose casi exclusivamente sobre eltrabajo forzoso negro.- Produccin agraria feudal o semi-feudal'en forma del latifundismo (haciendas, es-tancias) con creciente ligazn al mercado(externo).- Ncleos de una produccin capitalista deformas todava embrionarias y al mismotiempo ya deformadas y depend ientes.

    Difiriendo con el interesante conceptode C.f.S. Cardoso sobre el modo colonialde produccin, compartira la idea de insis-tir en la necesidad de no aislar el procesohistrico de Amrica Latina del contextouniversal del desarrollo de los modos deproduccin, eludiendo la exacta determina-cin econmico-social de las relaciones omodos de produccin. Lo que result de laConquista no era un modo colonial de pro-duccin sino las condiciones espec ficamente coloniales para el desenvolvimientode formas feudales, esclavistas, y ms tardecapitalistas o incluso la existe'ncia ulteriorde elementos precolombinos de explota-cin. Tampoco parece convincente la apli-cacin excesiva del trmino modo de pro-duccin asitico como modo "modelo" pa-ra los pases subdesarrollados (R. Sarta),interpretando mal el uso muy cuidadoso yequilibrado de este trmino por K. Marx.La investigacin moderna da claras pruebasde que muchos elementos de la historiachina hasta ahora interpretados como "a-siticos" merecen una revaluaci6n comoelementos feudales, aunque con caracte-rsticas particulares (R. Felber).

    La correlacin dialctica en tre los com-ponentes mencionados arriba aclara las par-ciales y muy extensas diferencias regionalesdentro de un mismo sistema colonial. Talsituacin se manifiesta en el caso de Portu-gal por la comparacin de su poi tica en laIndia, las Malucas y el Brasil. Por lo querespecta a Espaa es indudable que las dif.rencias de grado en el desarro 110 de los te-rritorios conquistados en Amrica (comp-rense las regiones de las Antillas, Mxico,Per, Venezuela, Chile, La Plata)~ influ-yeron de manera durable en la estructura yla diferenciacin regional del do minio colo-

    . nial (F. Katz). La "repblica de los indios"influy6 siempre de una manera activa sobrela "repblica de los espaoles".

    Como primer eslabn de la cadena his-trica de las potencias coloniales europeas,Espaa y Portugal muestran un grado rela-tivamente alto de feudalizaci6n en el pro-ceso de su expansin ultramarina caracteri-

    zado en el caso de Portugal por el de lamadurez ms avanzada de los elementos delcapitalismo comercial (F. Mauro, A.H. 01i-veira Marques).

    Sin embargo, la mera existencia del ca-pital comercial, no es un criterio suficientepara hablar ya de un modo de produccincapitalista. Uno de los errores que inducena exagerar la desfeudalizacin en los siglosXV y XVI con~iste en la tesis de que el ca-pital comercial equivale a la produccin ea-pitalista. La econom a monetaria se presen-ta mucho antes del capitalismo, es decirque tambin el auge del comercio es siem-pre un criterio muy relativo o hasta secun-dario para la determinacin de las relacio-ciones de produccin.

    Partiendo de la comparacin entre Por-tugal y los pa ses Bajos, K. Marx hace re-saltar el papel conservador del capitalcomercial y saca la conclusin de que elgrado de independencia del capital mercan-til refleja en relacin inversa el grado dedesarrollo econmico de la sociedad. Conrespecto a las condiciones de explotacinque se impusieron en las colonias, es signi-ficativa la opinin formulada en el mismosentido, de que el capital comercial puedeobtener ganancia sin trastornar un sistema de produ cci n dado, basndose en eltrabajo excedente dentro de las normas yposibilidades del viejo modo de produccin.La historia del capital ismo em brionario enItalia suministra en esto una prueba hist-rica importante. El comercio pudo, comolo ensea el desarrollo diametralmenteopuesto entre Espaa/Portugal y los PasesBajos/I nglaterra, obrar de manera revolu-cionaria en aquellos casos donde existanya los elementos bsicos del modo de pro-duccin capitalista.

    Para aclarar ras relaciones entre feude-lismo V capitalismo tanto en la metr6policomo en las colonias, es indispensable evi-tar dos errores metodol6gicos:

    1. La confrontacin esquemtica de unfeudalismo "puro" a un capitalismo "pu-ro", en relaci6n con un planteamiento al-ternativo y ahist6rico (A.G. Frank). Esinadmisible la intenci6n de sustituir la con-creta investigacin histrica por un estruc-turalismo sociolgico "historizante". laregi6n ibrica fue precisamente desplazadaa la periferia del desarroHo capitalista enaquel decisivo momento cuando fue supe-rada la fase del capitalismo embrion.io.Se inici la verdadera historia det capitali.mo basada en el pleno desarrollo del capitalcomercial y manufacturero en los PasesBajos e Inglaterra (J. Kulischer, H. Hau.herr, H. Motteck).

    2. La interpretacin esquemtica delproceso designado como acumulaci6n ori-gi..ria del capital. Del proceso de ,. le.

    .. los Libr os, Setiembre-Octubre de 1974 1&

  • mulacin originaria del capital Espaa yPortugal (incluyendo sus esferas de coloni-zaci6n) sufrieron esencialmente 1610 el em-pobrecimiento, aspecto que es aplicablesobre todo a las masas populares y tambinaambos PI ses en canjunto frente al ascen-so de las nuevas metrpolis capitalistas. Lahistrica y positiva cantrapart ida del men-cionado proceso, el surgimiento de la bur-guesa (y en el futuro tambin de unproletariado) no se desarro116 de principioo permaneci6 retrasado y deformado. Elempobrecimiento no se invierte en una pro-letarizaci6n de los campesinos y artesanos,tan importante para la consolidaci6n de loselementos autctonos capitalistas y mani-festado de manera clsica por Inglaterra(K. Marx). En aquellas regiones (Espaa yPortugal) donde fue trastornada de maneraespecfica la dialctica de la dependenciafuncional entre colonialismo y capitalismoen su calidad de momento clave del proceso-de la acumulaci6n originaria del capital-analizado extensamente por K. Marx-, elsistema colonial oper6 como causa decisivapara reforzar los desniveles de desarrollo envez de superarlos. El hecho de que un po-der colonial no pudo lI.r "automtica-mente" a un nivel maduro del desarrolloC8P.italista es un fen6meno paradjico sloen apariencia.

    Por su lugar hist6rico y estructura la ex..pansin colonial ibrica puede ... definidacomo u.. colonizaci6n de poblamiento detipo flUdll tardo. No 18 treta de una sim-pi. reproduccin tran.tlntica del absolu-tismo feudal metropolitano. El aspecto.-nciaI para aplicar la mencionada defini-cin consiste 111 que los crit.ios objetivos(y subjetivos) de 11 vida econ6mica y delpod. poltico permanezcan en alto gradodltlrminaclos por valores feudales, 1*0 d.rivados de un feudalismo que sufre (en es-cala univenal y no tanto ib6rica) las con-secuencias de una "subversi6n" capitalista.De ah que la hibridez en el car6ct. d. l.CIUtII dllIlXpansi6n colonial ibtrica in-fluy6 .bn11 doble papel d.lol conquista-dor. como "caballeros de 11 acumulaci6n

    18

    originaria del capital". En cuanto a los valores feudales hay que insistir sobre dosaspectos principales:

    1. El factor bsico de la estructura social es la propiedad territorial, con lo cualno se debe pasar por alto que la "cuestindel suelo" tiene una significaci6n diferentesegn el tiempo y la regin' (comprese elcaso de Mxico o del Per con el de La Pla-ta) y su definitiva y plena fo rmacin se ex-tendi6 hasta el siglo XVIII (implantacinde las compensaciones).

    2. La valorizaci6n de la tierra permane-ci siempre ligada a la posesin de manode obra dependiente ("tierra con hombres"). Las intenciones hacia una colonizl-cin agraria de campesinos libres (tipoNueva Inglaterra) a la que aspir las Casas,ten an en el territorio de dom inio ibricoslo el rango de una utopa social (M.Bataillon).

    La existencia de formas feudales es ne-gada por principio, por algunos autores (M.Ballesteros-Gaibrois, R.C. Simonsen) o, porlo menos, limitada a tendencias (R. Ko-netzke). Un argumento clave para funda-mentar tal opinin consiste en acentuar elpapel del poder central absolutista (supues-tamente no compatible con un ,autntico"rgimen feudal y la inexistencia del vasa-llaje (no obstante que sus elementos cons-tituyeron originalmente la base del sistemade donatarios en Brasil como demuestranCh. Verlinden y H.B. Johnson, Jr.). Aestasobjeciones, derivadas de criterios jurdico-institucionales y hasta eurocntricos, sepuede replicar que la esencia del feudal is-mo es la base agraria, el papel de la tierracomo medio ms importante de producci6ny el carcter especfico de las condicionesde dependencia y de subordinaci6n entre101 seores feudales y los campesinos. Unanlisis comparativo muestra que el vasalla-je era slo un elemento bisico de la socie-dad feudal en Europa Central y Occidental,mientras que en otras regiones (China, es-fera del Islam, Bizancio), en donde la eco-nom a. mercantil (producci6n de mercan-cas), l principio, estaba ms avanzada, elpoder central se apoyaba en la burocraciay los mercenarios (E. Werner). Debemosd. nfasis al hecho de que el desenvolvi-miento de la peque"a producci6n mercantil, todava "antesala del capitalismo" (E.Semo) ayuda a fonallcer durante largasetapas lu relaciones feudales de producci6nIn vez de liquidarla. Repito que la economa monetaria "por sr' no obra como fac-tor antifeud.'.

    El sistema de relaciones socioeconmi-.cas y polticas que Stl"gi6 con la conquistapuede ., definido como feudalismo colo-nal, con los siguientes rasgos caracters-ticos:

    a) La base primordialmente agraria de laecanom a colonial.b) Existencia de formas de dependencia yexplotacin forzosas que, pese a la varie-dad, representan esencialmente subordina-ci6n feudal. (La esclavitud es problemaaparte).c) Se implant6 un feudalismo que histrica-mente ya hab a entrado en su fase de des-censo.

    d) La funcin objeto de la colonia (en cier-to modo tambin de la metrpoli) en elmercado mundial capitalista en formaci6n.e) El desarrollo de las relaciones mercan-ca-dinero en condiciones de una acentuadaincongruencia estructural ("divisin") en-tre el mercado interno y el externo.f) El predominio del poder del estado feu-dal y absoluti~a en la definitiva estructu-racin del sistema colonial.g) El papel clave de la compulsin extrae-conmica en et sistema de las relacionessociales.

    Para la determinaci6n de las condicio-nes de explotaci6n y dependencia impues-tas con el establecimiento del dominiocolonial ibrico tanto la diferenciaci6n enel tiempo como la regional, son de consi-derable importancia.

    En el perodo inicial de la colonizaci6ndomin la esclavitud de indios. En ella sefundieron los estmulos dI tipo capitalistacomercial -documentados en forma de ea-za de indios por los Welser en Venezuela(J. Friede)- con la necesidad de disponerde fuerza dependiente de trabajo como be- de la existencia de los primeros ncleosde poblaci6n. El per iodo de esclavitud delos indios termin6 para la Amrica Espao-la. de hecho, con la destrucci6n de los in-dgenas del.. Indial Occidentales. Despusde eso existi6 la esclavitud slo como unfen6meno "fronterizo", tanto en el senti-do cuantitativo como el regional: Chile enlucha con los araucanos (A. Jara); el nortede Mxico y parte de Colombia, etc.

    LI. economa de plantaciones orienta-da hacia el mercado y la exportacin (zo-

  • nas costeras del Brasil, los territorios fran-ceses e ingleses en las Islas Occidentales),se basaron ante todo sobre la esclavitud denegros, y alcanzaron su completo desarro-llo en el curso del siglo XV 11. Una posicinen cierto modo intermedia la tuvo la cazade indios practicada por los bandeirantespaulistas como un anexo de la economade plantacin en el Brasil.

    Como forma dominante de explotacinse impuso al final, en la Amrica hispana,la encomienda (S. Zavala, L.B. Simpson),institucin que representa evidentementeuna forma feudal de subordinacin con lossiguientes aspectos, dignos de mencionar:

    1. Reanudacin de las experiencias dela Reconquista (Ch. Verlinden).

    2. La encomienda mostr ser el msapropiado sistema para "integrar" en unaeconom a colonial las formas de produc-cin (papel de la comunidad indgena) queexist an en las sociedades precolombinasms avanzadas: Mxico central, Per y Bo-livia (E. Semo).

    3. Mediante la encomienda, la Coronaespaola pudo dirigir el proceso de feudalizacin en una direccin controlable por elpoder central y sobre todo econmicamen-te favorable a efla (G. Lohmann Villena),debido a que:a) Los indios permanecan siendo jurdica.mente vasallos de la Corona.b) El derecho (parcial) de tributacin delencomendero permaneci separado del de-recho de la disposicin sobre la tierra.

    En la confrontacin entre la Corona ylos encomendero; el antagonismo es acer-ca del plusproducto feudal y, por parte delos encomend.os, adicionalmente el es-fuerzo de desarraigar a los indios de susCOmunidades, existentes en relativa inde-pendencia y aislamiento, para ligarlos a lapropiedad territorial, es decir, de sustituirla encomienda por la hacienda. Solamen-te la hacienda, con el control combi-nado de la tierra y los ha mbres, co-rresponda completamente a la ley fun-damental econmica de la colonizaci6nespao11. Pero no existe una lnea deCOntinuidad y paso directo de 11 encomien-da 8 la hacienda (S. Zavala, L.B. Simpson),

    ~o obstante que las nuevas iovestigacionaInterpretan la relaci6n entre ambas como:is 8Itr~che (E. Arcila far iu, J. Lockardt,. G. kelth) de lo que lo hicieron los trab.10' Interiores.rn. ~liCllndo el sistema tributario en foroles ~bajo, productos naturales, mlt.Ir preCIOSOS y dinero, la encomiendada una de les instituciones principales

    ~ IXPlotaei6n colonial y al mismo tiempop;:~ de la acumullci6n originarla del c-(cuy.. IIBnancias 18 realizaron al otro

    lo. Libros, Setiembre-Octubre de 1974

    lado del Atlntico). Sacar de eso la conclu-sin de que la encomienda haya tenido uncarcter capitalista (A.G. Frank), significano comprender la diferencia fundamentalentre las condiciones de la produccin y laapropiacin del plusproducto (nivel de lasfuerzas productivas y el carcter de las re-laciones de produccin) por un lado, y lamanera de invertir las ganancias en la me-trpoli o ms all de sus fronteras (esferade circulacin) por el otro lado (C. F. S.Cardoso).

    Especial atencin merece adems la mi-ta que en una forma de semiesclavitud, ypor cierto tiempo, pona a completa dispo-sicin de los dueos la fuerza de trabajo delos ind genas sometidos (J. Kuhler, V. Roel,J. Rowe, M.V. Villarin). No obstante quela mita estaba destinada ante todo paraactuar como organismo reclutador de manode obra en las zonas mineras, desempetambin un papel importante en otras ra-mas de la produccin (mita rural, mita ur-bana). Sobre todo la mita era apropiadapara desligar a los indios de sus conexionescon las co munidades agrarias por la violen-cia o compulsin extra econmica y al fi-nal del trabajo forzado los reduca a otrasformas de dependencia (incluyendo latransformacin en jornaleros "libres").

    Los criterios distintivos de servidumbrese encuentran -paralelamente a la forma-cin de haciendas- expresados de la mane-ra ms marcada en el yanaconaje. Esta de-signacin, que caracteriza la institucinexistente en el Virreinato del Per, se en-contraba tambin, con diferentes ttulos,en los restantes dominios de la Amrica es-paola. Con la transformaci n de los in-dios en yanaconas impone el terrateniente(hacendado) su dominio econmico y ju-rdico. El yanaconaje signifi,c8 firme liga-dura a la tierra (en diferencia a la mita),que adems se heredaba (P. Macera). Deuna manera gradualmente variable, el statusdel yanacona 18 fue entremezclando conformas de arrendamiento. Gran propiedadde tierra y extensin del arriendo (con ren-tas de trabajo, de productos y de din.o)ten an ntima correlacin (como lo proba-ron F. ChIVali.. para M'xico y M. Gngo-ra, analizando el inquilinaje, pira Chile).

    De las investigaciones de P. Macera desprende una notable multiplicidad deformas y niveles de dependencia dentro delas haciendas: esclavitud, .miesclavitd(mita), servidumbre, formas de ...ien~con elementos parciales de servidumbre,trabajo asalariado, etc. El hecho de que.1trabajo asalariado o el arrendamiento enformas manifiestas d. renta monetaria per-manecieran siendo de escasa importaneia,refutl la tesis del cari&ter capitalista de l.hacienda (A.G. frank, G. Keith). Val.....

    cardar que las actividades exportadoras delos terratenientes polacos durante los siglosXVI y XVII tampoco impulsaron una tran.formacin capitalista de la economa y lasociedad (M. Kula), situacin indudable-mente comparable al papel de la Mesta enEspaa.

    Para el anlisis ms profundo de la es-truetura y funcin de la hacienda, cuyoconocimiento debe de ser an objeto deinvestigaciones en gran parte de la Amri-ca Latina (E. Florescano), deben por lomenos ser tomados en consideracin los si-guientes aspectos:

    1. No exista una hacienda "en s". Senecesita una investigacin histrica concr.ta (estudios de casos), para dilucidar lasdiferencias decisivas en cuanto 8 su for-macin, tamao, estructura, formas deproduccin y de dependencia, relacionesde mercado, etc. Un esfuerzo rem..cableen esta direccin hicieron los participantesdel II Seminario de Historia Econmica deAmrica Latina (Roma, 1972).

    2. La hacienda mostr una marcada di.crepancia entre la econom a "interna" y 11"externa". En su interior esta institucinera en la mayor a de los casos esencialmen-te autnoma y caracterizada por una eco-nom a natural, en tanto que hacia el exte-rior (8 menudo con pocos productos) tenagenuinas relacionas de mercado, basadas enla produccin mercantil. Esta posici6n yfunci6n hbridas de la hacienda refleja demanera espec fica la dependencia colonialfeudal. los elementos existentes de relacio-nes mercanca-dinero y de u,. produccinpara el mercado, que igualmente _ puedenver en otras esferas (R. Romano) no danelementos de juicio pare admitir la .xisten-cia de un capitalismo aut6ctono, ni an enforma de "subcapitalismo" (P. Manceratdifi'cilmente definible. El verdad..o proble-ma consiste en que realmente la hacienda(por regla general) estaba lillda a un m.-cedo (local, regional o internacional) p.osus formas de produccin era esencialman-te de naturaleza precapitalista. Bajo .. a.pecto no _ puede .Iudir el hecho de quehuta el siglo XVIII el trabajo ..larildoct.empeft6 un papel sumamente pequefto ypermaneci6 dominado por un. muhiplici-dad de formas de peonaje, influido por ele-mentos .mifeudales de sumisi6n por deu-dIL Ante lis nt.prelaciones global. dtu haciendas se necesita enfatizar las di..rlneia estructurales entrela.heciendls defsitio XVII y las de los siglos XVIII y XIX(influidas ya por el impacto d... revolu-ci6n industrial).

    LI extensi6n d. la mllldicidld y delbandidaje cuya base tnica y social~constituida sobre todo por '01 indios ...rraigados por ., sistema d. I1 mitl, muest...

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  • que la pauperizacin de ninguna maneracre una amplia clase de proletarios absor-bibles econmicamente (M. Gngora, E. J.Hobsbawm).

    3. Finalmente, el anlisis de las relacio-nes mercanca-dinero-mercado, no debe li-mitarse solamente a la clase alta, los crio-llos; sino que es preciso extenderlo a la ma-sa de la poblacin ind gena, en parte negra,que continuaba trabajando dentro del mar-co de la economa natural (E. Florescano).

    4. La segunda mitad del siglo XV 111 es-pecialmente se caracteriza por la consolida-cin econmica e institucional de las ha-ciendas (a veces definida como revolucinagraria). En este proceso tuvo importanciaesencial la creciente dependencia de la pro-duccin agraria del mercado (externo), loque se observ de modo claro con el desa-rrollo de las estancias en el curso de la mo-nopolizacin del derecho a vaquear (pri-mordialmente en la regin del Plata). Suresultado, sin embargo, no fue la desfeuda-lizacin del sector agrario, sino por el con-trario, una renovada atadura de las ca-pas campesinas que hab an tenido hasta en-tonces una existencia relativamente inde-pendiente a la gran propiedad de tierra (M.Gngora). Con ello se crearon los elemen-tos decisivos para un futuro desarrollo de.formado (dominante despus de 1810), ca-racterizado por J. Stein como "capitalismocolonial o perifrico".

    la estructura divergente ("divisi6n")entre economa interna y externa, caracte-rstica de la situacin colonial de Am-rica Latina, la conexin con el mercadomundial capitalista con, al mismo tiempo,la falta o al menos elneaso desarrollo delmercado interno, tuvo su extrema expresinen la .conom 8 de plantacin, basada en laesclavitud de los negros.y en las minas. Conrespecto a la caracterizacin de la econo-ma de plantacin, ya K. Marx haba sea-lado la doble funci6n de los dueos aristo-crticos, por un lado ligados al mercado internacional de manera capitalista y por otrolado produciendo los bienes de exportacinsobre la base de mtodos de explotaci6nprecapitalista. El auge general del comercio

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    y la produccin coloniales no es entoncesargumento suficiente para sacar conclusio-nes directas en cuanto al desarrollo de uncapitalismo autctono. El crecimientocuantitativo y determinados cambios de es-tructura de ninguna manera significan siem-pre la existencia de nuevas relaciones deproduccin.

    En comparacin con el estado logradopara determinar y definir la funcin hist-rica de la esclavitud negra (E.O. Genovese,J. Hell. G.M. Hall, H.S. Klein, J. Le Ri-verend, R. Mellafe, E. Williams, y otrosautores), el papel de las minas comobase potencial de la acumulacin origi-naria de capital, nos plantea todava unaserie de problemas a aclarar. Algunosautores (R. Romano, E. Semo) se hanexpresado en contra de interpretar la co-yuntura minera (especialmente en la Nue-va Espaa) al final del siglo XV 111, comocriterio de la formacin de un capitalis-mo autctono. Sin embargo, la cuestinformulada por E. Semo, de porqu lasmencionadas condiciones favorables notransmitieron su dinamismo a las otrasramas de la economa y fomentaron laextensin de elementos capitalistas, nece-sita ser investigada ms a fondo. Es unproblema que se relaciona estrechamentecon la tesis de E. Florescano de no es-quematizar la correlacin de f~ctores ex-ternos e internos y de poner en claro questructuras internas determinaron que lasrelaciones con el exterior se establecierande una manera y no de otra. La catego-ra de la dependencia es, sin duda algu-na, decisiva para entender las particula-ridades de la deformacin del desarrollocapitalista en Amrica Latina, pero deninguna manera puede servir de formulaomnipotente y milagrosa, librando al his-toriado