Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 18970501

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ANO LII. MADEID.—MAYO DE 1897. NUM. V. Suin£urlo. =zinstalación de lineas de comunicación óptica en la Isla de Cuba. (Conclusión.)— Guerra de Cuba: Apuntes so- bre la linea militar de Mariel á Majano^ por el teniente coronel D. Luis de Urzáiz. Con tres láminas. (Se concluirá.) Puentes levadizos de báscula inferior^ por el capitán D. Juan Calvo Escrivá. Con una lámina. (Se concluirá.)— Apuntes sobre acuartelamiento^ sugeridos por el proyecto y construcción del cuartel de Fernán Oomález^ en Surges^ por el teniente coronel D. Julio Bailo. (Se continuará.) Revista militar,Crónica cientifica.'~ Bibliogrofia,—Sumarios, INSTALACIÓN •DE LÍHEAS DE GOMUKICAGIÓK ÓPTICA EN LA ( C o n o l n s i ó n . ) OS días 29 y 30 se pasa- ron en construir el fuerte que en la Palma había de servir de estación heliográ- fica, y el día 1." de septiem- bre, en virtud de orden del comandante general de la división, salió la columna, reforzada con la del comandante Dolz, á practicar un reconocimiento por una extensa zona. Duró siete días, en los que, si bien no se encontró al enemigo, hubo que soportar muchas penalidades por las frecuentes lluvias, malos cami- nos y crecida de los ríos: fatigas y pe- nalidades que soportaron admirable- mente, siendo modelo de disciplina, las tropas todas. Terminada por el pronto la misión de la columna de comunicaciones, mar- chó el jefe de ella á la Habana á reci- bir órdenes, donde después de estudiar y proyectar la defensa del ferrocarril del Oeste, se le ordenó que, poniéndose á las órdenes del general Bernal, con las tropas de Ingenieros que formaban parte de la columna de comunicacio- nes, marchara á Pinar del Río con ob- jeto de reforzar el material y personal de las estaciones ópticas que por falta de él se habían establecido sencillas. Organizada la columna del general Bernal, salió el 30 de septiembre de Pinar del Río con dirección á Vinales y la Esperanza, donde después de esta- blecer una línea militar para cortar el paso al enemigo, y con conocimiento de su marcha, se situó el día 4 en el

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ANO LII . MADEID.—MAYO DE 1 8 9 7 . NUM. V.

Suin£ur lo . =zinstalación de lineas de comunicación óptica en la Isla de Cuba. (Conclusión.)— Guerra de Cuba: Apuntes so­bre la linea militar de Mariel á Majano^ por el teniente coronel D. Luis de Urzáiz. Con tres láminas . (Se concluirá.) — Puentes levadizos de báscula inferior^ por el capi tán D. J u a n Calvo Escrivá. Con u n a lámina . (Se concluirá.)— Apuntes sobre acuartelamiento^ sugeridos por el proyecto y construcción del cuartel de Fernán Oomález^ en Surges^ p o r e l

teniente coronel D. Jul io Bailo. (Se continuará.) — Revista militar,—Crónica cientifica.'~ Bibliogrofia,—Sumarios,

INSTALACIÓN

•DE LÍHEAS DE GOMUKICAGIÓK ÓPTICA

EN LA

( C o n o l n s i ó n .)

OS días 29 y 30 se pasa­ron en construir el fuerte que en la Palma había de servir de estación heliográ-fica, y el día 1." de septiem­

bre, en virtud de orden del comandante general de la división, salió la columna, reforzada con la del comandante Dolz, á practicar un reconocimiento por una extensa zona. Duró siete días, en los que, si bien no se encontró al enemigo, hubo que soportar muchas penalidades por las frecuentes lluvias, malos cami­nos y crecida de los ríos: fatigas y pe­

nalidades que soportaron admirable­mente, siendo modelo de disciplina, las tropas todas.

Terminada por el pronto la misión de la columna de comunicaciones, mar­chó el jefe de ella á la Habana á reci­bir órdenes, donde después de estudiar y proyectar la defensa del ferrocarril del Oeste, se le ordenó que, poniéndose á las órdenes del general Bernal, con las tropas de Ingenieros que formaban parte de la columna de comunicacio­nes, marchara á Pinar del Río con ob­jeto de reforzar el material y personal de las estaciones ópticas que por falta de él se habían establecido sencillas.

Organizada la columna del general Bernal, salió el 30 de septiembre de Pinar del Río con dirección á Vinales y la Esperanza, donde después de esta­blecer una línea militar para cortar el paso al enemigo, y con conocimiento de su marcha, se situó el día 4 en el

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punto que debía servirle de paso. Por fin fué atacado en la Ceja del Negro, donde se libró una de las acciones más brillantes de la guerra de Cuba, pues se le causaron más de 200 muertos y 300 heridos, á pesar de su superioridad nu­mérica, de 3 á 4000 hombres de armas, sobre la fuerza de la columna del gene­ral Bernal que sólo se componía de 700 hombres, entre los que la compañía del batallón de Telégrafos se distinguió notablemente, mereciendo su capitán D. José de Campos Munilla ser pro­puesto, en juicio de. votación, para el empleo inmediato.

En la zona de la provincia de San­tiago de Cuba, asignada á la primera división, las comunicaciones ópticas tenían aún escaso desarrollo, porque empezadas á estudiar y establecer en la época en que Máximo Gómez y Ma­ceo, cabecillas principales de la actual insurrección, invadieron al frente del grueso de las partidas las provincias de Matanzas, la Habana y Pinar del Río, todo el material y personal de que disponía el batallón y el que de Es­paña se envió, era apenas suficiente para atender á las necesidades de la construcción de nuevas líneas, recla­madas por las activas é importantes operaciones que en esas otras provin­cias se emprendieron. ,

A mediados de enero de 1896 se en­vió á Santiago de Cuba un capitán, un teniente y cuatro telegrafistas, con la misión de estudiar y empezar á esta­blecer la comunicación óptica entre San Luis de las Enramadas, término del ferrocarril que parte de Santiago de Cuba, y Jiguaní, donde ya existía una estación heliográfica de la red de .Manzanillo. En los primeros días del siguiente mes quedó terminada la pri­

mera torre situada en San Luis, y pre­parados todos los elementos para la construcción de la segunda en las in­mediaciones de Palma Soriano, pobla­do situado en dirección á J iguaní y de gran importancia militar, por ser base obligada de operaciones para to­das las columnas que operan en la ex­tensa zona comprendida entre el alto Cauto, el Contramaestre y la Sierra Maestra.

La carencia de personal y material telegráfico, que impedía establecer des­de luego la comunicación entre las dos torres, decidió á la superioridad á sus­pender la construcción de la segunda hasta que se dispusiese de ambos ele­mentos, dejando en este estado los tra­bajos hasta el mes siguiente, en que ante la imperiosa necesidad de una co­municación cualquiera con Palma So­riano, se construyó la segunda torre y se estableció la comunicación entre ambas, solamente durante el día, con dos heliógrafos, modelo antiguo, del batallón de Telégrafos. La última to­rre se enlazó con el poblado por u.na línea eléctrica, construida -con mate­rial y aparatos facilitados por el ramo civil.

Comunicación tan imperfecta, servi­da por los cuatro telegrafistas que se habían llevado para los estudios, estu­vo prestando numerosos ó importantes servicios hasta primeros de mayo, uti­lizando varias veces la luz de la luna para transmitir durante la noche con el heliógrafo, por carecer en absoluto de aparatos para este fin.

En los primeros días de mayo se dis­puso de seis estaciones reglamentarias, pero no de personal instruido, limitán­dose por esto los trabajos á establecer de una manera permanente la comuni-

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cación con Palma Soriano por medio de los aparatos reglamentarios.

A mediados de junio, cuando ya se tenía dispuesto algún personal en re­gular estado de instrucción para pro­longar la línea hasta J iguaní instalan­do estaciones en Ventas de Casanova y Loma Piedra, la escasez siempre cre­ciente de tropas en el distrito, decidió á la superioridad á retirar la guarni­ción del fuerte de Ventas, arrasando éste, como se había hecho poco antes con el de Eemanganaguas.

Con esto quedó Palma Soriano sien­do el punto más avanzado que por este lado ocupan nuestras tropas en el in­terior de la provincia, y entre él y Jiguaní una extensión de más de 30 kilómetros de terreno muy accidentado é imposible de salvar sin estaciones in­termedias, que no pueden instalarse sin reconstruir los fuertes arrasados. La prolongación de la línea quedó, pues, definitivamente aplazada, y cumplien­do órdenes de la superioridad, se esta­bleció con el personal y material dis­ponible una línea al poblado del Co­bre, cuya comunicación eléctrica con Cuba había sido destruida en gran par­te por los insurrectos. También se unie­ron con Cuba los poblados de Songo, San Luis y Palma, utilizando para ello aparatos americanos, facilitados por la Comandancia de Ingenieros. • La priniera de las torres construidas en la línea de San Luis á Palma está situada en el recinto de San Luis; sólo tiene una guarnición de infantería de un cabo y seis soldados. La segunda está á 3 '/g kilómetros de Palma Soria-no, y tiene una guarnición de un sar­gento y 20 hombres.

Las torres en que se han instalado las estaciones de Songo y Puerto Bo­

niato son análogas á la primera. Las estaciones de Cuba y el Cobre, por es­tar dentro del poblado, sólo tienen sen­cillas casetas de madera para los apa­ratos y resguardo del personal de ser­vicio.

Los trabajos de estaciones en San­tiago de Cuba fueron dirigidos por el capitán del batallón D. Jorge Soriano, que tuvo que vencer muchos obstácu­los por falta de material, personal y protección. Su celo y su ingenio, uni­dos al entusiasmo por el Cuerpo, su­plieron sobradamente aquellos defec­tos y consiguieron establecer las es­taciones dichas con tan escasos ele­mentos.

Al mismo tiempo que unos y otros trabajos se llevaban á cabo, el teniente del batallón de Telégrafos, D. Fran­cisco Lozano, estableció las estaciones ópticas de Cabanas, Bramales, Bahía-Honda y Cayajabos, en la provincia de Pinar del Río, formando una extensa red, que se ha llevado á cabo en el es­pacio de diez meses y ha prestado úti­lísimos servicios á la patria.

Las tres láminas que acompañan á estos apuntes, dan clara idea de la si­tuación y relación de todas las estacio­nes ópticas instaladas en Cuba. La pri­mera de ellas contiene las de Santa Clara á Ciego de Avila; la segunda marca las del departamento Oriental, y en la tercera están señaladas las que comunican á la Habana con toda la provincia de Pinar del Kío.

No creemos que la telegrafía óptica haya tenido en ninguna nación ni en ninguna campaña una aplicación tan extensa como la que se le ha dado en la isla de Cuba, á pesar de que se care­cía realmente de base para ella en este ejército, donde era sólo conocida por

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los oficiales de Ingenieros, pero sin la práctica del servicio.

Los despachos transmitidos han sido muchísimos y grande su importancia para la marcha de esta guerra, don­de se pasaban á veces meses sin tener noticias de las columnas en operacio­nes. ¡Tal es y tan grande la falta de medios de comunicación!

No ocultaremos, sin embargo, los defectos de éste. Además de su natural lentitud, por ser obligada la comunica­ción sucesiva, está sujeto á las contin­gencias de los accidentes atmosféricos, accidentes que en la isla de Cuba son 2nuy numerosos por los frecuentes nu­blados, lluvias y -brumas. No puede, pues, equipararse esta telegrafía con la eléctrica, exenta de tales defectos y de otros ya conocidos de las líneas ópticas; pero sí nos atrevemos á afirmar que sin ellas hubiera sido imposible al general en jefe dirigir las operaciones de esta campaña: y á este propósito recorda­mos una frase del veterano general Martínez Campos, quien en una discu­sión sobre el bueno ó mal empleo de la telegrafía óptica, manifestó que si su ensayo no daba buen resultado, re­nunciaría á su cargo por no poder man­dar un ejército al que no fuera posible transmitir órdenes.

Como término de estas líneas, es jus­to hacer público y consignar en los anales del MEMOBIAL DE INGENIEBOS el celo y abnegación desplegados por va­rios individuos de las clases de tropa, pues en un servicio tan nuevo, difícil ó importante como el de la telegrafía óptica en campaña y que por la gran dificultad de comunicaciones no po­día ser vigilado con frecuencia por los oficiales, era indispensable que el per­sonal de tropa tuviera gran disciplina

y amor al Cuerpo en que servía. Así lo demostró, pasando días y noches ente­ros sin descanso, y llegando hasta el caso de que por haber enfermado todo el personal de la estación, prestase el servicio de un modo permanente el jefe de ella, que dormía sentado al lado del aparato y á quien el ordenanza des­pertaba cuando había necesidad de re­cibir ó transmitir algún despacho.

Hé aquí los nombres de estos tele­grafistas: sargentos Roque Sánchez Ja-valoy, Aniceto Sánchez Avila, Inocente Camero Rodríguez, Tomás García Ye-ras, Joaquín Tintoré Rivalta, Teodoro Garín Morel, Antonio Lahoz Machuca, Juan Soriano Estéve, Pablo Francia Pardal, Vicente Alonso Gutiérrez, An­tonio Lamnamet Bernárdez, Juan Ji­ménez Vallejo, Joaquín Utor Alvarez, Santiago Arilla Cismet y Rafael López Hernández; cabos J u a n Grima Grima, José Campisto Andreu, José Núñez Redondo, Rufino Marín Bernedo, Be­nigno San Monasterio, Juan Escámez Mancebo y Mariano Urgel; mozos y soldados Antonio Iglesias Muñoz, San­tiago Martínez Mainar, Benigno Ho­yos Bravo, Francisco Mora Ruíz, Al­berto Molinelli Alaminos, Pedro Sal­vador Paredes, Vicente Blasco Rubio, José Rueda Moreno, Pedro López Re­selló, Manuel López Teruel, Manuel Alucha Domingo, Fulgencio Corcho Sánchez, José Sánchez Alguero, Agus­tín RivaduUa Siso, Antonio Jiménez Carretero, Federico Serra Martín, Ce­lestino Núñez Mata, Vicente Font Bar-bena, Ramón Carrilero Gutiérrez, Ra­món Vázquez Rodríguez, Mateo Es­parza Conesa y Ramón Fernández Mar­tínez.

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NUM. V. MEMORIAL DE INGENIEROS. 133

GUERRA OE CUBA.

APUNTES SOBRE LA LINEA MILITAR

1Í^.&L.:RX:EXJ -A. isa:.A.j-A.Tsr.A^.

( C o n t i n u a c i ó n . )

V.

N Artemisa, la línea mili­tar abandonaba la carretera y se dirigía al Sur, buscando el trayecto más corto y fácil para llegar al mar. Fué pre­

ciso empezar por abrir un camino ó trocha, que relacionase los puestos'que se establecieron para mantener la línea, y só le señaló como punto de partida la estación del ferrocarril de Artemisa, debiendo comunicar después los cam­pamentos de Pontón, Santa Ana, Ga­briela, Montoto y los ingenios de Mi­nerva, Neptuno y Maravillas, ocupados por nuestras tropas.

E n la Memoria del anteproyecto de las obras que constituían esta tercera zona, ultimado en el campo con tanto esmero y cuidado como pudieran ha­berlo hecho en una Comandancia en que dispusieran de toda clase de re­cursos los oficiales que dirigieron los trabajos, expuso el comandante D. Luis Gómez de Barreda, con minuciosidad y precisión, el aspecto que tenía el terre­no cuando llegaron las tropas, los reco­nocimientos que se hicieron, las difi­cultades que ofrecían, para orientarse bien y ver claro, los campos de caña y los grupos de bosque ó manigua. Estos obstáculos desaparecieron después en las cercanías de la línea, si bien cerra­ban el horizonte á uno y otro lado de ésta, y el terreno quedó llano y despe­

jado, con una ondulación pronunciada á la salida de Artemisa, en cuyo fondo existen cuevas ó furnias, en las que desaparecen las aguas que llegan des­bordadas, cuando llueve mucho, del río Limones, que viene de El Jobo y Ca­yajabos, y que es el que recoge las po­cas que corren hacia el Oeste y al Sur de la divisoria, por la primera y segun­da zona, y un repliegue ligero entre Santa Ana y Montoto, que también se inundó alguna vez en la época de aguas. Después de Montoto aparece la gran sabana de Neptuno, dedicada al cultivo de azúcar, cruzada por calles ó guarda-rayas bordeadas de palmeras, de las que tanto partido se sacó como material de construcción; y se encuen­tra, por último, la Ciénaga, terreno pantanoso, casi impracticable, que lle­ga hasta el mar.

Los caseríos de Pontón, Santa Ana, Gabriela y Montoto fueron atrinche­rados, como los de situación análoga en la segunda zona, al establecerse la línea. Desde Montoto hubiera podido dirigirse ésta directamente al ingenio Maravillas, pero prevaleció la idea de llevarla por el de. Neptuno, en aten­ción á la importancia y buenas condi­ciones de alojamiento que éste reúne para fuerzas considerables; y si bien de aquí se quiso volver á Maravillas, y aun se ordenó que se empezaran los trabajos para relacionar entre sí todos los campamentos, se desistió de ello por ser muy cerrado el ángulo que forman las dos direcciones de Neptuno á Montoto y á Maravillas; y teniendo en cuenta que, aun achaflanando el ángulo, no se evitaba el peligro de que los disparos hechos por los que defen* diesen las obras construidas en una de las ramas, fuesen á herir á los que

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guarnecieran las de la otra. Se dirigió, pues, la línea kacia la pequeña casa de Desengaño (según puede verse en el croquis) para desde allí penetrar en la Ciénaga, donde se trató de aprove­char los restos de un antiguo camino y los trabajos revistieron caracteres de excepcional dificultad, hasta llegar á la ensenada de Majana y ultimar la barrera tan deseada desde la costa Nor­te á la del Sur de la isla.

Las obras que constituían la tercera zona presentaban más variedad que las construidas en la segunda, porque allí no hubo que sujetarse á utilizar un elemento tan eficaz de resistencia como eran las cercas de la carretera; la línea no era continua, sino que la formaba una serie de obras separadas más ó me­nos entre sí y de la trocha, y de dife­rente tamaño ó importancia, según el lugar que ocupaban. Las figuras 8 y 9 representan, como ejemplos de ellas, las construidas en la parte de la línea com­prendida entre Neptuno y Desengaño. E l tipo más general (fig. 10) era el de un espacio cerrado y cubierto, con ca­pacidad suficiente para que pudiese descansar la mitad por lo menos de la faerza destinada á la defensa, y dos parapetos laterales ó aletas, en los que debían colocarse' desde luego en caso de alarma el cuarto vigilante y los cen­tinelas avanzados que tuviese el puesto. Como las obras fué preciso construirlas en previsión de un ataque, tanto de la parte de Oriente como de Occidente, los defensores podían hacer fuego des­de uno ú otro lado del parapeto, y so­bre la parte anterior ó posterior de los reductos, que en algunas obras eran blockhaus de madera de uno ó dos pi­sos (fig. 11). Cuando la mayor parte de la línea estaba en estado de defensa

y las circunstancias no apremiaban tanto, se ampliaron y perfeccionaron algunas obras, entre las que debemos hacer especial mención de las llamadas El Eey (fig. 12), Eeina Eegente (figu­ra 13) y Tenerife (fig. 14), proyectadas y dirigidas por el capitán D. Gerardo López Lomo, y ultimadas con la per­fección y esmero en los detalles que hubiera podido hacerse en una Escuela práctica; cada una de las citadas estaba constituida por un cuerpo central de dos pisos, dedicado á los oficiales y de­pósito de municiones, entre dos espa­ciosos alojamientos para la tropa; en la primera, la más importante de todas las de la línea, se dispusieron en el frente de vanguardia dos órdenes de fuegos, uno de ellos rasante sobre el terreno, según puede verse en la plan­ta y perfil, y formaban parte de la mis­ma dos baterías para dos piezas de 9 centímetros cada una, en disposición de batir con la mayor eficacia toda la sabana de Neptuno. Las citadas en se­gundo y- tercer lugar eran algo más sencillas y no tenían artillería, pero presentaban una respetable línea de fuego. Todos los parapetos de estas obras se construyeron con troncos de palmeras, se entarimaron los pisos y se dispusieron en ellas armeros y col­gaderos para las prendas y hamacas de la tropa.

La Ciénaga es un terreno pantanoso, de consistencia variable, en el que, al cruzarlo, se enfanga el que marcha, por lo menos hasta el tobillo, las más veces hasta media pierna, y algunas se hunde en las llamadas tembladeras, que á la simple vista no se distinguen del resto y que exigen un conocimiento práctico y tanteos previos del terreno, que hacen muy lenta la marcha en

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tiempo seco y punto menos que impo­sible en la época de aguas. E n sentido Norte-Sur se encuentran algunas seña­les de sendas ó caminos, y entre éstos el que parte de Desengaño, que se ha utilizado ahora; pero ninguno de Oeste á Este, que es la dirección en que mar­charían los insurrectos que quisieran escapar por aquí. Por esto se trató sólo si debía considerarse ó no la Ciénaga como terreno practicable y continuar á través de ella la línea militar, convi­niendo en que, si bien el enemigo no podría presentarse allí con fuerzas re­unidas de alguna importancia para combatir, no era imposible el que en pequeños grupos de día y con buen tiempo consiguiese burlarnos, corrién­dose por aquella parte, si se dejaba abandonada; es decir, que de los dos fines que llenaba la línea militar, no había que pensar allí en cumplir el de resistencia para contener al enemigo que intentase cruzarla á viva fuerza, j)orque el terreno se la presentaba tan grande como pudiera hacerlo la fortifi­cación, y que bastaba lograr el segundo, que es el de impedir análogo resultado atravesándola á la desbandada y en días sucesivos. Para lograr este segundo ob­jeto era suficiente establecer puestos desde los que se descubriese mucho cam­po en todos sentidos y cuyos defensores cruzasen sus fuegos con eficacia sobre cualquier parte por donde aquél se des­lizara. Se construyó primero el fuerte de Majana sobre la costa, donde el te­rreno es algo más compacto y más fácil el paso, y atendiendo á que había pró­ximas algunas rancherías de gente sos­pechosa que convenía vigilar. Se trató después de habilitar el camino antiguo, antes citado, que parte de Desengaño, empezando por la limpieza del canal

que existe inmediato, á fin de sanear el terreno y establecer nn servicio á la sirga de botes ó chalanas en que transportar efectos; pero se vio que es­to era imposible, porque los hombres que arrastraban las embarcaciones por el llamado camino, se enterraban al hacerlo en el cieno hasta la cintura en muchos puntos, y en consecuencia fué decidida la construcción de una pa­sarela de metro y medio de anchura, empezada simultáneamente desde Des­engaño y Majana, para el paso de per­sonas y facilitar la navegación á la sirga por el canal. En esta obra, más quizá que en otra alguna de la línea, se manifestó el levantado espíritu que anima á nuestros soldados, inspirado sin duda por sus oficiales, trabajando con resolución en circunstancias tan desfavorables. El primer teniente don Fernando Martínez, que dirigió la obra por la parte de Desengaño, describía en la forma siguiente la parte de pasa­rela correspondiente á este trozo:

"Consiste (fig. 16) en troncos de pal-„ma de 1°',50 colocados horizontalmen-„te á 2 metros de distancia, haciendo el „ efecto de caballetes, formando el ta-„blero con tablas de palma de 4 metros, „ colocadas en sentido longitudinal.

„Cuando el terreno sobre el cual des-„cansan los troncos es firme y algo más „alto que los bordes del camino, lo ha-„cen por el intermedio de tablas de „palma en sentido longitudinal y trans-„ versal, formando dos capas; cuando „ ofrece menos consistencia, se han em-„pleado tres de éstas en la forma que „indican la planta y corte longitudi-„nal, y cuando con la construcción se, „llegó á los últimos 700 metros, se for-„mó primeramente un lecho de ramaje „sobre el cual descansan los troncos en.

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„igual forma que anteriormente, pro-„cedimiento empleado también en va-„rios trozos que, por la comunicación „establecida entre ambos canales, se „encuentran convertidos en verdaderas „ charcas de cieno.

„A fin de procurar á la obra la ma-„yor duración posible, se ha utilizado „la parte baja de la palma para los „troncos, y el resto, hasta la mitad de „la barrigada, para la confección de „las tablas.

„La disposición dada al tablero pre-„senta el inconveniente de que las ta-„blas que lo componen trabajan aisla-„damente, circunstancia que, si bien „ despreciable para las que proceden „de palmas altas (palma real de 15 me-„tros de altura), no lo es para las que „ provienen de otras más pequeñas (pal-„ma barrigona de 8 metros de altura) „ó menos hechas, porque pertenecien-„do algunas, en parte de su longitud, „á la barrigada de la palma, son más „ débiles, razón por la cual al flexarse ^transmiten sobre la clavazón de sus „ cabezas fuertes vibraciones, que de-„terminan la fractura de aquéllas en „ muchas ocasiones, inconveniente acre-„centado por la imperiosa necesidad „que obligó á colocar las tablas con su „parte pulposa hacia arriba, á fin de „evitar la superficie resbaladiza que en „caso contrario se hubiera obtenido.

„Este inconveniente, si no desapare­zca del todo, queda sumamente amino-„rado colocando cubre-juntas forma-„das por anchas tablas del mismo ma-„terial, así como otras dos entre cada „dos'trozos, como indica el corte, cla-„vando las primeras en las tablas cu­ajas cabezas no mueren debajo de ellas „y ligando con alambre las segundas. „Limpiando bien estas tablas, así como

„sus asientos sobre el tablero, ha de „llegarse á conseguir que todo él tra-„baje á un tiempo entre cada dos pun-„tos de apoyo.

„Esta disposición no se llevó á la „práctica á medida que sé iba constru-„yendo el tablero, porque hubiera difi-„cultado el transporte de los troncos, „ operación que se efectuaba haciénde­nlos rodar.

„Puede decirse que la obra quedó „ terminada en treinta días laborables, „porque si bien no se concluyó hasta „el 16 de julio, habiéndola empezado „el 26 de mayo, hay que descontar ^aquellos días en los cuales se vio pa-„ralizada, tales como los domingos, „cada siete días, al efectuarse el relevo „de las fuerzas destacadas en Majana, „en los comienzos de la obra, por cau-„sa de los temporales de primeros de „junio y julio y por otras razones que „no es del caso examinar, basadas en „la falta de brazos para el acarreo del „ material, aprovechándose muchos de „ellos cuando el tiempo no era la causa „de la paralización, en la preparación „de troncos y palmas, así como en su „transporte en carretas hasta Desen-„gaño.

„En la composición de esta obra, „que alcanza 1760 metros de longitud, „entran 850 troncos y 6893 tablas de npalma. Como el peso medio de un „tronco es de 275 kilogramos y 45 el „ correspondiente á una tabla, resulta „que se ha transportado á brazo y á „una distancia media de 900 metros „un peso total de 343.935 kilogramos, „ después de haber sido transportado „por carretas, en número de siete el „día que más, á una distancia media de ,,1653 metros, no pudiendo cargar cada -carreta más de tres troncos.

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„En este peso total no se incluye el „ correspondiente á los blockhaus que „se han armado. Las dos terceras par-.,tes del mismo corresponden á la fuerza ,, auxiliar que para su transporte facili-„taron los distintos cuerpos que guai'-„necen esta zona, á partir del 19 de ,, junio, por orden del señor coronel pri-„mer jefe de ella.

„Las malas condiciones en las cuales ,,se ha tenido que construir, trabajando ,,con cieno y barro hasta la rodilla, han ..sido causa de que durante ese tiempo ,,creciera el número de enfermos de la „compañía, hasta el punto de que raro „era el día en que no pasaban uno ó „dos ál hospital.,,

Desde Majana se construyeron unos 3800 metros de pasarela, empleando para sostener el tablero caballetes lige­ros (fig. 16), construidos con los tron­cos de los arbustos que se iban á buscar á la manigua próxima, correspondien­do al primer teniente D. Jesús Pineda (que fué quien hizo con mil penalida­des los primeros reconocimientos en la Ciénaga) la gloria de haber dado cima á los trabajos necesarios para la ocu­pación de ésta, de los que estuvo en­cargado desde el principio y que mu­chos consideraban irrealizables. Al mis­mo tiempo que se hacía la pasarela, se construyeron siete fortines inmediatos á ella, en los puntos más apropósito para ejercer la vigilancia de que antes hablamos, cuya situación se ha indica­do en el croquis de conjunto y de los que la figura 17 representa el central y la 18 otro de ellos, proyectados por el oficial nombrado. Su cimentación fué costosa, á pesar de haber pres­cindido del espesor de los parapetos y condiciones de resistencia á los pro­yectiles, y atendido sólo á la higiene

del soldado en aquel terreno insalubre. Se establecieron, por último, pequeños cuerpos de guardia (fig. 19) entre los fortines, con los que quedó también aquella parte completamente cerrada para el enemigo.

A vanguardia de la línea se colo­caron tres blockhaus por las mismas razones y de un modo análogo á como dijimos al tratar de la segunda zona; se ocupó la casa Toscano, y no se hizo lo mismo con el ingenio San León por quedar más alejado, ser muy grande y no haber fuerza disponible para guar­necerlo.

Sobre las ruinas del ingenio Mara­villas se construyó un fuerte cerrado para dos compañías de infantería y dos piezas, que pudieran sostenerse sin la ayuda de las que mantenían la línea, y aun hacer algún reconocimiento á vanguardia, todo con objeto de prote­ger y afirmar la parte Sur de aquélla, á la que, por la distancia, tardarían más tiempo en llegar los auxilios ó re­fuerzos. E l ingenio Minerva se atrin­cheró también para resistir á un ata­que por retaguardia, y allí se estableció el parque de ingenieros de la zona.

Los puestos establecidos para prote­ger la vía férrea que atraviesa la línea en Artemisa y se dirige á Pinar del Río, y las dos compañías de Ferroca­rriles que á las órdenes del coman­dante D. Fernando Carreras sostuvie­ron la circulación de trenes en la mis­ma, prestaron á las fuerzas que guar­necían á la tercera zona un servicio, análogo al que Cayajabos hacía á las de la segunda; porque si el enemigo bajaba de las lomas con el propósito de atacar la parte Sur de la línea, tenía que cruzar el camino de hierro, siendo de suponer que fuese descubierto por

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alguno de aquellos puestos y preveni­das con tiempo las tropas, para la de­fensa.

Las fuerzas que guarnecían la terce­ra zona eu la fecha citada de 1.° de agos­to eran las siguientes: desde Artemisa, hasta poco después de Pontón, con su jefe en este punto, tres compañías del batallón de San Quintín; á continua­ción, igual número del de Murcia, con su jefe en Gabriela; cinco del de San Marcial, con la plana mayor en Santa Ana; el batallón de Covadonga, á uno y otro lado. de Montoto; una compañía de Puerto Rico y otra de Luchana, en el fuerte Tenerife y el ingenio Miner­va respectivamente; tres de la Lealtad, desde Neptuno á Desengaño y los pri­meros puestos de la Ciénaga, y dos de la Princesa, en el ingenio Maravillas. Todas estas compañías alternaban para enviar una cada siete días á prestar servicio en la parte central de la Cié­naga, y el Sur de ésta y el fuerte de Majana estaban sostenidos por una compañía de infantería de marina. En Gabriela y Santa Ana había en cada uno dos piezas Krupp de 57 milíme­tros, en el fuerte Eey cuatro de bronce de 9 centímetros, en Montoto y Mara­villas dos Plasencia y en Desengaño dos Nordenfelt. Había además cuatro compañías de zapadores: las l."̂ y á.'' del batallón expedicionario del tercer regimiento, y las S."' y á."' del 4.°, sien­do aquéllas dos al fin, á las órdenes del comandante Barreda, las que más tiem­po permanecieron en la línea.

LUIS UE U E Z Á I Z .

(Se concluirá.)

-Jiiifl£g©eíiA^

pUENTES LEVADIZOS

DE

B.A.SCXJXJ-A. I I S r r E I ^ l O X l .

L estudio de la fortificación de una plaza lleva consigo el de una infinidad de proble-

\f¡^ mas relacionados con el plan ^: general de la misma, que au­

mentan las dificultades á él consiguien­tes, obligando al ingeniero militar á ocuparse de determinados detalles de las construcciones, cuyo estudio com­plica la necesidad de atender, no sólo á las condiciones generales de ellas, sino también á las muy especiales en que, por efecto del papel que están lla­madas á desempeñar, pueden verse co­locadas.

Y no cabe duda de que si importan­te es la organización del conjunto de las obras de una plaza fuerte y difícil deducir á qué solución de las hoy pro­puestas y discutidas debe inclinarse con preferencia el que proyecta para armonizar aquellas concepciones más ó menos teóricas, con las que las cir­cunstancias prácticas del proyecto eu cuestión exigen, no es menor la impor­tancia del. estudio de los detalles de construcción, que constituyen factor tan importante como el que antes se­ñalábamos, para el valor defensivo de las fortificaciones. Quizás sean los ma­yores los escollos con que se tropiece hasta llegar á definir el sistema de organización preferible; pero más nu­merosos, si más pequeños, serán los

que se do una

encuentren al ir examinanr por una las diversas piezas

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NUM. V. MEMOEIAL DE INGENIEBOS. 139

que entran en la composición de esa inmensa máquina de guerra, que designamos con el nombre de plaza fuerte.

Entre esos mil detalles, cuyo estudio completo podría ocupar gruesos volú­menes, vamos á ocuparnos de uno, que aun cuando antiguo y pasado de moda, si yale la frase, no por eso lo juzgamos menos interesante; y muévenos á con­siderarlo así, el que no puede decirse que el problema que su examen entra­ña se lialle resuelto de una manera única y definitiva, á pesar de los estu­dios que sobre él se lian hecho, sino que, por el contrario, como las solucio­nes halladas son múltiples, el detener­se en algunas, con preferencia á otras, exigirá hoy como siempre un perfecto conocimiento de todas. Nos referimos á los puentes levadizos; y entre los va­riados tipos que de los mismos se co­nocen, hemos escogido, para examinar­lo, con detenimiento, al que sus inne­gables ventajas le dan derecho, el de los puentes levadizos de báscula infe­rior, tal y como modernamente se em­plean.

No es el asunto, ya lo hemos dicho, de una novedad absoluta, ni aun cuan­do nos limitemos al sistema antes ci­tado; pero no creemos tampoco que estén bastante vulgarizadas las dispo­siciones que más adelante describimos, pues á ello se opone la circunstancia de hallarse dispersas en libros y revis­tas, unos de fecha atrasada y otros más recientes, que no todos nuestros com­pañeros, por circunstancias indepen­dientes de su laboriosidad y amor al estudio, habrán podido encontrarse en condiciones de consultar; y esto lo comprueba, á nuestro entender, el que tampoco haya aparecido en el MEMO­

EIAL desde fecha bastante remota (1) estudio alguno con esta cuestión rela­cionado, á pesar de las diversas condi­ciones en que su resolución se encuen­tra hoy día. Por otra parte, los Trata-

\ dos de fortificación que en la actuali­dad se publican, dedican, en general, poca atención á este asunto, que no encaja dentro del plan en que los mis­mos están concebidos, circunstancias todas que, unidas á la de habernos de­dicado á recoger datos para un estudio completo de los puentes militares mó­viles, nos han impulsado á dar á cono­cer las disposiciones que pueden consi-siderarse como más ventajosas, sin que por esto entendamos que excluyen to­dos los demás sistemas, cuya aplicación puede venir impuesta por circunstan­cias locales, (aun cuando con menos frecuencia que el que va á ocuparnos) y cuyo estudio completo no cabe den­tro de los límites de un artículo.

X X .

Sobrado conocida y sencilla es la idea que preside á la disposición de los primitivos puentes de báscula infei-ior para que necesitemos detenernos en ella. Sábese, en efecto, que la disposi­ción adoptada para el equilibrio de los mismos está reducida á prolongar el tablero más allá del eje de giro, de tal modo, que el centro de gravedad del conjunto se halle sobre dicho eje, con lo cual, permaneciendo fija su posición durante la maniobra, el equilibrio in­diferente del sistema, que es lo que en definitiva se trata de conseguir, queda asegurado, y aquélla podrá realizarse sin más que vencer los esfuerzos á que

(1) En ol tomo II del mismo {18i7) apareció unft Memoria sobre Puentes levadizos, del entonces cotnan» dante de Ingenieros, D, Luis Q-autier,

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140 MEMOBIAL DE INGENIEHOS. NUM. V.

da lugar el rozamiento, reducidos aquí al mínimo posible, puesto que sólo exis­tirá el de los muñones del eje en sus cojinetes.

Esta gran sencillez de disposición, que se traduce en la no menor de cál­culo y establecimiento del sistema, así como en facilidad de rectificación del equilibrio cuando YÍene á ser alterado por circunstancias cualesquiera y en el mínimo de rozamientos ya indicado, ha sido causa de que fuera preferido por muchos ingenieros á los demás sis­temas, no obstante los inconvenientes que á continuación expondremos; y aun cuando sean tan conocidos y se hayan expuesto tantas veces, como conocida y descrita ha sido la disposición que hemos reseñado, no creemos inoportuno recordarlos para hacer ver cómo se ha llegado á eliminarlos por completo en las disposiciones modernamente adop­tadas.

Obsérvase desde luego, que será ne­cesario practicar detrás de la escar­pa un foso que quedará sin cubrir al elevar el puente, lo cual puede ori­ginar accidentes peligrosos, tanto más cuanto que semejante sitio, en general, no estará alumbrado con exceso. Por otra parte, dada la posición que hay que dar al eje de giro, el muro de es­carpa resultará con un espesor muy pequeño, y esta circunstancia podría servir al enemigo para introducirse por sorpresa en la plaza ó fuerte. Finalmen­te, la sujeción del tablero en su posi­ción horizontal sólo puede lograrse por medio de cerrojos, y un descuido en la operación de correrlos, así como cual­quier avería en ellos, podría producir una catástrofe en el momento del paso de personas ó carruajes, cosa que la ex­periencia ha demostrado ser frecuente,

aun cuando sólo sea por el trabajo ex­cesivo á que los expresados cerrojos quedan sujetos. •

Tales defectos indujeron inmediata­mente á adoptar la disposición de la figura 1, en la que los largueros del puente prolongado soportan el contra­peso calculado para conseguir el equi­librio, y el foso posterior á la escarpa queda cubierto por un tablero fijo sos­tenido por largueros independientes de la parte móvil.

Pero con esta disposición, si se con­sigue eliminar algunos de los defectos citados, no desaparecen todos, y se da lugar á otros de no pequeña entidad. Desde luego, el doble tablero y la ca­vidad de alojamiento de la par te equi-libradora hacen costosa esta disposi­ción, y más aún por la circunstancia de deteriorarse fácilmente el tablero fijo y la porción prolongada de los largueros del móvil, á causa de la hu­medad inevitable del foso posterior á la escarpa; además, debiendo hallarse el centro de gravedad sobre el eje de giro, éste se encontrará inferior al plano superior del puente, y la línea de proyección de aquél sobre dicho plano describirá durante la maniobra una superficie cilindrica, siendo, por tanto, necesario, para permitir el paso de los largueros móviles, practicar en la parte fija un hueco como el que la figura representa: este hueco se cubría por medio de un tablón llamado clave, cuya colocación y sepai'ación daba lu­gar á un retardo en la maniobra, que en ocasiones podría ser muy perjudi­cial. Tanto esta disposición como la anterior son impracticables en los si­tios en que el agua se encuentra á poca profundidad.

Mr. Lagrange, profesor en la Escue*

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PUEnÍES lEVaÜlZDS

Corle ab de UiFi^.2

Lil.Palo-Ch^s.Ar^fVjl, £7.

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la militar de Bélgica, atraido por las ventajas del puente de báscula inferior, y considerando remediables los defec­tos que para las disposiciones descri­tas hemos señalado, propuso, á fin de conseguir su desaparición, el sistema que la figura 2 representa. Dos brazos acodados A A, de hierro, conveniente­mente cargados de peso en su extremi­dad posterior, y situados exteriormen-te á los largueros laterales del tablero móvil, van reunidos en su parte ante­rior por la pieza a a, sobre la que des­cansa aquél, de tal modo, que su cen­tro de gravedad queda situado entre a y el eje de giro; mediante estas dispo­siciones, se concibe la posibilidad de elevar el centro de gravedad del con­trapeso, y con él el de todo el sistem^a, y en su consecuencia el eje de giro que ha de pasar por este centro, lo que permite prescindir del empleó de la clave. Además, los contrapesos se mtie-ven en ranuras laterales de ancho re­ducido, cuya situación permite pres­cindir del tablero fijo del sistema ante­rior, y esas ranuras estrechas no debi­litan en tanto grado el muro de es­carpa.

La maniobra se efectúa por medio de un sistema de engranajes, y á fin de hacer simultáneos los movimientos de ambos lados, los piñones^ tienen un mismo eje, que atraviesa el paso por una canal de sillería, cubierta con un tablero.

No cabe duda de que por los- medios indicados en la descripción que acaba­mos de hacer, se eliminan los inconve­nientes expuestos y se consiguen las ventajas de economía, facilidad de ma­niobra, etc. La aplicación de este siste­ma resulta posible en todos los casos, por poderse dar á los brazos de hierro

y contrapesos un gran peso, con volu­men relativamente pequeño, que no obligue á profundizar mucho las ex­cavaciones donde se alojan; pero la sencillez primitiva ha desaparecido en parte, y aunque las complicaciones in­troducidas no sean grandes, presenta­rán siempre dificultades de construc­ción y establecimiento que en aquélla no existían. Por otra parte, el empleo de engranajes para la maniobra puede comprometer ésta por la rotura de un solo diente. Así, pues, aun cuando la disposición Lagrange sea aceptable y ventajosa, son preferibles, en nuestro concepto, las más sencillas que á con­tinuación describiremos, y que hoy día se emplean con mayor frecuencia (1).

En las disposiciones modernas de los puentes de báscula inferior, se suele formar el tablero con un entramado de vigas X que desempeñan el papel de largueros y sostienen el pavimento; dos de ellas, prolongadas más allá del eje de giro, soportan el contrapeso destinado á producir el equilibrio, y descienden al efectuar la maniobra en excavaciones de poca anchura y de la longitud necesaria, practicadas detrás del muro de escarpa.

Estos largueros prolongados, que por analogía con las piezas que forman la báscula de un puente bien conocido, se denominan flechas, pueden ser los • dos laterales extremos ó los dos del centro, puesto que unos y otros ofrecen ventajas é inconvenientes. El primero, dejando libre el paso por la disposición

(1) Creomos recordar quo en un fuerte ele la plaza de San Sebastián se ha l l a establecido un puente do este sistema, cuyo funcionamiento no de^jaba nada^ f̂ ue desear.

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142 MEMORIAL DE INGENIEROS. NUM. V .

de las cavidades destinadas á aloja­miento de los contrapesos, permite efectuar los preparativos para la ma­niobra del puente sin interrumpir el tránsito hasta el momento en que aquél empieza á levantarse, lo que puede ser de gran importancia en circunstancias determinadas, como, por ejemplo, en una retirada que se realice con preci­pitación. Además, las reparaciones no obligan á interrumpir el paso, la ma­niobra puede realizarse á cubierto del fuego enemigo, y por último, todas las partes del mecanismo se hallan me­nos expuestas á deterioros. En cambio existe el inconveniente de exponer el tablero á esfuerzos de torsión por la falta de solidaridad en las dos partes que constituyen el contrapeso.

Con la segunda disposición se evita el defecto que acabamos de indicar y se consigue reducir á uno solo los dos aparatos de cierre que la anterior exi­ge; pero se tropieza con dificultades inherentes á la colocación del contra­peso, y se convierten en inconvenientes las ventajas que en el caso anterior expusimos.

Una ú otra solución puede adoptarse, según las circunstancias, y para ate­nuar sus defectos se emplean varios me­dios. Asi, en los puentes de contrapesos laterales se evitan los efectos de torsión uniendo sólidamente todos los largue­ros al eje de giro, y haciendo también lo más sólido posible su enlace con el cabezal; el rectángulo que así se forma se acaba de consolidar por medio de piezas diagonales, como la figura 3 in­dica.

En los grandes puentes, para los que los efectos de torsión son más temibles, aparte de las disposiciones indicadas, se establecen los largueros de tal modo

que, en vez de quedar sostenido cada uno de los contrapesos por uno solo de aquéllos, lo están por dos, que son los que se prolongan posteriormente al eje, aproximándolos lo necesario para no perder la ventaja de cavidades de dimensiones reducidas y colocadas de modo que no dificulten el paso.

Tal disposición es la que representa la figura 3, y los resultados obtenidos con ella son completamente satisfac­torios (1).

En los puentes de flechas centrales se ha tratado de simplificar, como es consiguiente, las operaciones necesarias para la maniobra. Al efecto, con objeto de economizar el tiempo que exige el alzamiento d é l a trampilla que cubre la cavidad de alojamiento del contrapeso, se ha dispuesto en ella una pequeña abertura, cerrada por un disco metáli­co, provisto inferiormente de un gan­cho al que va unida la cadena que sir­ve para desprender el apai-ato de cierre; basta, pues, levantar el disco para que pueda precederse inmediatamente á la maniobra (2).

Un defecto que puede achacarse á los tipos de puentes que estudiamos, es el que resulta de la dificultad de sa maniobra. Para realizarla se puede re­currir á varios métodos: uno de ellos es el empleo de bicheros, que sirven para tirar de las extremidades de los largueros prolongados ó para empu­jarlos hacia abajo, según los casos. A fin de evitar la apertura de las tram­pillas que cubren aquéllos se emplea otro procedimiento, según el cual se actúa sobre los largueros laterales por

(1) En la plaza de Coblenza se encuent ra un puente de este tipo, que funciona de una manera perfecta, A pesar de los muchos años que l leva establecido.

(2) Esta disposición so introdujo el año 1872 en la pla^a de Maguncia,

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NUM. V . MEMORIAL DE INGENIEROS. 143

medio de palancas, que se introducen verticalmente en argollas horizontales sólidamente fijas á ellos y situadas de­lante del eje á una distancia tal, que una vez llegado el puente á la posición vertical, exista entre dichas palancas, que entonces quedan horizontales, y el suelo,un espacio bastante para poder co­gerlas fácilmente. Por otra parte, como dada la posición de dichas argollas, los hombres encargados de la maniobra no podrían en el primer instante del movimiento de elevación obrar direc­tamente en las palancas sin colocarse sobre la parte móvil del puente, se su­jetan á las extremidades de las mismas unas cadenas, en las que la fuerza que habrá de aplicarse será un mínimo, cuando su dirección permanezca en to­dos los instantes tangente á la circun­ferencia que describen las extremida­des citadas. Para bajar el puente' se empezará por hacer uso de las palan­cas, y al fin del movimiento bastará que los hombres encargados de la ma­niobra obren sobre el tablero por su peso (1). ;

Se ha recurrido también al empleo de cadenas, sujetas á la extremidad an­terior de los largueros, y que pasando por poleas colocadas en la parte inte­rior y superior del paso permiten le­vantar fácilmente el puente, sirviéndo­se para bajarlo de palancas ó bicheros, •como antes se dijo (2).

Para evitar el empleo dé las cade­nas citadas se han adoptado en Alema­nia contrapesos preponderantes, que, obrando en cuanto se desprende el apa­rato de cierre, producen la elevación automática del puente; á fin de atenuar

(1) Es ta disposición se empleó en la plazade Arras, (á) Disposición adoptada en Austria. Sammluiig von

KoiistritktiQns-dctails der Kriegshankunst,

en tal caso el choque de éste contra el batiente de la puerta, se recurre á fuer­tes resortes, que pueden colocarse, bien en dicho batiente, bien en la parte in­terior del muro de escarpa, si éste no queda muy debilitado por la existencia de las cavidades de alojamiento del contrapeso, debiendo en tal caso colo­carse tan bajos como se pueda y fijos á grandes piedras fuertemente empotra­das en la mampostería.

Con los contrapesos preponderantes la fuerza economizada en la elevación del puente se gasta después en su des­censo, y esta operación puede resultar fatigosa y larga cuando por defectos de construccción, rozamientos gran­des, etc., sea necesario un contrapeso exagerado -para la elevación automáti­ca. La experiencia parece haber de­mostrado, sin embargo, que en el esta­do actual de las construcciones de hie­rro puede desecharse todo temor de esta especie; además, bajo el punto de vista militar será, en general, más con­veniente facilitar la maniobra de ele­vación que la de descenso.

Acaso fuera preferible, en vez de adoptar contrapesos preponderantes, •recurrir á otra disposición, consistente en establecer el puente de modo tal, que sólo tenga una posición de equili­brio cuando se halle á 46° con la hori­zontal, por encontrarse entonces el cen­tro de gravedad del conjunto del siste­ma inferior al eje de giro y en el plano vertical que pasa por él (fig. 4). De este modo, cuando el puente se halle hori­zontal, su centro de gravedad estará en G' más bajo que el eje de muñones, y posterior á él y en O" anterior al mismo, cuando esté vertical, consi­guiéndose de este modo que en uno y otro caso el peso propio del puente

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144 MEMORIAL DE INGENIEBOS. NUM. V .

inicie el movimiento. El inconveniente que á esta disposición puede achacarse es el de exigir aparatos de cierre para las dos posiciones extremas.

JUAN CALVO ESCKIVÁ.

(Se concluirá.)

SOBRE

ACUABTELAMIEHTO, SUGERIDOS

POR EL PROYECTO Y COISIRIJCCIÓÍÍ BEL ClfARTEL DE

J^ERNÁN p O N Z A L E Z

OBBESPONDIENDO á la in­

vitación de queridos compa-

breve y sencillamente algu­nas ideas sobre detalles de

acuartelamiento, fruto del estudio he­cho al proyectar y construir el cuar­tel titulado de Fernán González, para un regimiento de artillería de cuerpo de ejército, con piezas de 9 centíme­tros, estudio cuyo desarrollo ha tenido lugar precisamente en el período que puede denominarse de transición, pues­to que preconizada la idea de pabello­nes aislados, base de los cuarteles tipos presentados al concurso de 1888, no hubo noticia oficial detallada de los re­ferentes al arma de artillería hasta que por Real orden de 7 de enero de 1894 fueron repartidos los volúmenes que los contenían, y el proyecto del de Fer­nán González faé aprobado por Real orden de 29 de septiembre de 1893.

Dedúcese de aquí que, si bien fue preciso sujetarlo al sistema de pabello­nes aislados, por ser el oficialmente

), no hubo posibilidad de te­

ner en cuenta las ideas y detalles que competentes compañeros reunieron en los tipos aprobados, y fué preciso bus­car particularmente datos y elementos, procurando mejorar lo que en esta ma­teria se pudo estudiar y ver.

Ese estudio y experiencia han fijado mis ideas sobre diversos puntos inte­resantes del acuartelamiento, y por si fueren útiles á mis compañeros que hayan de proyectar esta clase de obras, las expongo á continuación, sin t ra tar de darles otro alcance ni otra forma que el de sencillas notas y ligeros apuntes.

* * La primera cuestión que considero

oportuno apuntar, es la de si el sis­tema de pabellones aislados es ó no conveniente en todas partes. En mi opinión, para climas fríos debe recha­zarse: buena prueba de ello es que, de­nominando los higienistas tubos de in­fección á las galerías de comunicación, ha sido preciso, á petición del cuerpo de Sanidad Militar, cerrar las mar­quesinas que figuraban en el proyecto del Hospital Militar de Burgos (de pa­bellones aislados), y llevar esta opera­ción hasta el extremo de cubrir los huecos entre los cabios soportes de la cubierta de zinc.

Ante tan elocuente testimonio ofi­cial, considero innecesarios más argu­mentos. Opino que en esta cuestión, como en todas las relativas á sistemas de construcción, es preciso estudiar previamente las condiciones de locali­dad y no aplicar cada sistema sino allí donde pueda hacerse en buenas condi­ciones.

Estimo que hay medios, sin llegar al extrenio que representa la adopción de

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NUM. V. M E M O R I A L D E iNGENrEBOs. 145

los pabellones aislados, para mejorar muchísimo las condiciones higiénicas, ya con mayores cubos de aire por in­dividuo, ya con disposiciones especia­les de ventilación, ó con otros varios recursos que los tratados especiales de acuartelamientos indican.

PBOGBAMAS.—NÚMERO DE OBBAS.—

SISTEMA DE CONSTBUCCIÓN.—El progra­

ma es otro elemento-base que hace di­fícil el estudio en esta materia: nues­tras organizaciones sufren frecuentes cambios, y lógicamente los acuartela­mientos ni pueden responder á ellas ni ganan nada con las modificaciones que esos cambios imponen.

Asunto es este por demás complejo y no del todo pertinente á mi propósito en estos apuntes, y por esto me limito á indicarlo como justificación de las de­ficiencias que el día de mañana pudie­ran notarse en las obras hechas por el Cuerpo de Ingenieros. Injusta sería toda censura fundada en tales deficien­cias, puesto que el Cuerpo cumple su deber acomodando su trabajo á lo vi­gente en el momento en que proyecta.

La gran latitud que á los programas se da, no puede armonizarse con la economía en su ejecución, sopeña de venir al cabo de corto plazo el descré­dito del Cuerpo, porque si para edifi­car mucho sin gastar mucho, se pres­cinde del esmero en la mano de obi'a, es decir, si no se hace bien, iremos á parar á lo que sucede con las casas que tan en abundancia vemos en las gran­des poblaciones: tienen buen aspecto y malos hechos. Los que á este nego­cio se dedican, no responden mañana: el Cuerpo sí, porque es herencia que dejamos á nuestros compañeros y no

sería justo que por desempeñar hoy con aparente brillantez nuestra misión, hi­ciéramos insostenible después á nuestros sucesores en las Comandancias la situa­ción creada por un equivocado criterio.

Creo, pues, que se deben ceñir los programas lo más posible, y ejecutar en buenas condiciones lo que se admita, pues lo contrario será engaño propio, que pondrá en lo futuro al Cuerpo en condiciones sumamente difíciles.

Pueden contribuir á agravar esa si­tuación los compromisos con los ayun­tamientos, si de ellos se abusa para lo­grar en plazo corto edificios que des­pués se hayan de pagar á plazos, por­que estos compromisos mermarán' la parte destinada á obras nuevas y ha­rán imposible el aumento de la desti­nada á entretenimiento y reparación de lo existente.

De lo expuesto se deduce: primero, la evidente conveniencia de ceñir los programas y de reducir á corto núme­ro las obras niievas, para conseguir que se hagan en buenas condiciones técnicas y económicas; segundo, la ne­cesidad imprescindible de adoptar siste­mas de construcción que reduzcan al mínimo posible el entrenimiento.

El primer extremo compete á la su­perioridad; pero el segundo es de la exclusiva competencia de los ingenie­ros que sirven en las Comandancias, á quienes corresponde estudiar en cada caso todos los procedimientos de eje­cución á él aplicables, para elegir en­tre ellos el que mejor satisfaga tan apremiante necesidad.

SUPEESIÓN DE REVOQUES EXTERIORES.

—Todos estamos convencidos de los fata­les resultados de los revoques, y no obs-

2

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146 MEMOBIAL DE INGENIBBOS. NUM. V .

tante subsisten en nuestros proyectos. Otro tanto sucede con el empleo excesi­vo de la madera, y no obstante, tampoco abundaba el hierro en dichos estudios.

Cuando se trata de buscar enfosca­dos y enlucidos exteriores que en bue­nas condiciones puedan adoptarse para nuestros proyectos, se encuentran infi­nidad de recetas en los autores que de ello se ocupan; pero ni son prácticas, sobre todo en climas tan duros como este, ni los precios que alcanzan enca­jan en nuestra economía.

En vista de ello opino que la solu­ción mejor es la de suprimir este cos­toso elemento, que á la larga resulta perjudicial al edificio, pues llega á con­vertirse en esponja adosada á su para­mento, de la que es preciso despojarle, picando el revoque y retundiendo la fábrica. Puesto que á esto se ha de ve­nir á parar, lo lógico es no hacer aque­llo que después y como remedio se ha de quitar. La supresión de los revoques cada día me satisface más, y creo que poco á poco se acabará por adoptarla como medida general, puesto que, no llevándolo á la exageración, es una ver­dad aquello de ser caro lo barato.

En esta localidad, el metro cuadrado de paramento con enfoscado ordinario, Uanilla y color, cuesta 1,60 pesetas, y el de retundido, perfectamente hecho, que es de grandísima duración, 0,76 pe­setas. Haré notar también que el para­mento de fábrica careada resulta más bonito que el de sillarejo ó adoquín, y es infinitamente más económico.

* * * EMPLEO DEL HIERBO. — Hasta hace

poco tiempo ha predominado en nues­tros proyectos el empleo de la madera. Es indudable, sin embargo, que em­

pleando el hierro, no sólo se aligera la construcción, sino que hay más garan­tía de conservación que con la madera, pues harto conocidos son los fatales re-sulta'dos de ésta, ya por insectos que las destruyen, ya por lo que absorbe la hu­medad. En ambos materiales es indis­pensable la pintura.

Bajo el aspecto económico, también puede preconizarse el hierro, pues no obstante el alza del mercado siderúr­gico, los mayores espaciamientos que permite, por su mayor resistencia, com­pensan el mayor coste y aun producen ventaja en el importe total.

Sólo una aplicación del hierro no me parece conveniente, por los resultados que he visto; la de los cierres metá­licos para ventanas, miradores, etc. Las juntas no quedan bastante unidas, y aunque se rellenan con tiras de caucho, dejan mucho que desear. Este incon­veniente se corrige más fácilmente en las de madera.

Apuntadas estas ideas generales, en­tremos ya en los detalles que tienen directa relación con el cuartel de Fer­nán González, que me proporcionarán ocasión para, á la vez, dar idea de lo que hoy es el citado cuartel, y exponer las mías sobre los diversos puntos que me propongo tratar.

J U L I O BAILO. (Se continuará.)

REVISTA MILITAR. ALEMANIA.—Programa do exámenes en la Acade­

mia de Guerra .=ESTADOS UNIDOS.—ApUcaoión del hel iógrafo.=RUSIA. — Experionciae de t iro á la rgas distancias.—Nuevo filtro de aluminio.

S muy general la idea de que los ofi­ciales del ejóroito alemán que pasan á la Academia de Guerra, poseen co­

nocimientos, sino profundos, por lo menos

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NUM. V. MEMOHIAI, DE INGENIEROS. 147

bastante mayores que los que tiene la oficia­lidad en otros países. A fin de que se conoz­ca la realidad, damos á continuación el pro­grama de exámenes de entrada en dicho cen­tro de enseñanza, en lo concerniente á las composiciones escritas:

A.—CONOCIMIENTOS MILITAEES.

I. TÁCTICA TEÓRICA.—¿Cuáles son las for­maciones en orden cerrado previstas por nuestros reglamentos de infantería y caba­llería para el campo de batalla?—Su empleo bajo el fuego del enemigo.

Tiempo concedido: tres horas. II. TÁCTICA APLICADA.—La posesión de la

plaza fuerte de Glogau, insuficientemente guarnecida, armada y aprovisionada, es de la mayor importancia para un ejército del Oeste, batido al Este de Posen.

El general en jefe del territorio correspon­diente al cuerpo de ejército de Breslau ha re­cibido órdenes para "poner, por cuantos me­dios estén á su alcance, en estado de defensa á Glogau.

El 11 de julio, un destacamento que se com­ponía de una brigada de reserva de infante­ría (seis batallones), tres escuadrones de re­serva de huíanos, el 3 . " regimiento de infan­tería de la landwehr (tres batallones), una batería de artillería de campaña de reserva, á las órdenes del general de brigada A...., está reunido en Liegnitz y tiene orden de marchar el 12 de julio sobre Glogau, llevan­do 400 carruajes cargados con material de guerra y mviniciones de todas clases.

El ferrocarril de Liegnitz á Glogau no se puede utilizar.

El 11 de julio, á las seis déla tarde, el ge­neral A.... ha recibido las siguientes no­ticias:

1." Carta del comandante de Glogau, es­crita el día í l á las .seis de la mañana.

Numerosas patrullas de caballería enemi­ga se han visto á la madrugada del 10 sobre la orilla derecha del Oder, delante de las obras de la plaza, y han obligado á retirarse á nuestras avanzadas. El enemigo no se ha visto aún en la orilla izquierda.

Lissa ha sido ocupada ayer 10 ¡jor tropas de todas armas.

Los alcaldes de Neusaltz y de Steinau han recibido órdenes de destruir los puentes que hay sobre el Oder,

2.'' Telegrama del alcalde de Steinau, de las tres de la tarde del 11, en que dice:

«Fuerzas de caballería enemiga, proceden­tes de Winzig, por la orilla derecha del Oder, impiden con sus fuegos la destrucción del puente de la carretera principal. El tablero del puente está levantado en una mitad. El puente del ferrocarril no puede utilizarse para el paso de tropas.

uLos habitantes del país afirman que varios escuadrones han llegado hoy á "Winzig, y que otro tanto sucede con fuerzas de infantería y artillería, que han llegado á Herrnstadt.»

a) ¿Cómo vé la situación el general A....? h) Orden del día para el 12 de julio. G) Prescripciones eventuales de detalle. Tiempo concedido: tres horas. Planos necesarios: hojas 397 Lüben, 422

Liegnitz y 398 Wohlan. III . ARTILLERÍA.—¿Cuáles son las princi­

pales pólvoras actualmente empleadas en el ejército alemán? ¿Cuál es sú acción respecti­va sobro el proyectil y sobre el arma?

Tiempo concedido." hora y media. IV. roRTiPiCACióN. — a) Nomenclatura

de las diferentes partes de un frente de una plaza fuerte. — Papel que desempeña cada una de ellas; sus relaciones; comunicaciones entre unas y otras.

Tiempo concedido: hora y cuarto. h) Consideraciones que hay que tener pre­

sentes en el trazado de las trincheras-abrigos, y cómo se construyen estas obras.

Tiempo concedido: una hora. V. ESTUDIO Y APRECIACIÓN DEL TERRENO.

—Descripción y apreciación del curso de Neisse (Silesia), comprendido entre Peternitz y Schaup, admitiendo que un cuerpo de ejér­cito, procedente de Schonau, encuentra ocu­pada la orilla derecha por el enemigo y quie­re intentar el paso á viva fuerza.

Tiempo concedido: una hora. VI. DIBUJO TOPOGRÁFICO.—Reproducción

en colores al •— ^ ^ y según la carta al 25.000

de la región de Oyas (Silesia). 100.000 ^ y \ J

Tiempo concedido: tres horas.

B.-CONOCIMIENTOS GENERALES. VII. HISTORIA.—a) Los grandes aniver­

sarios de 1870 hasta la batalla de Sedán.

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148 MEMOBIAL DE INGENIEROS. NUM. V.

h) El ejército de Silesia durante la cam­paña de 1813-1815.

Tiempo concedido: tres horas para cada una de estas cuestiones.

VIII. GEOGRAFÍA.—aj Cuenca del Sena: su importancia desde el punto de vista francés.—Sería recomendable acompañar un croquis.

h) El país del Vístula y su importancia para los Estados que atraviesa.

Tiempo concedido: dos horas para cada cuestión.

IX. TEMA FEANCÉS.—Descripción del cas­

tillo de Versalles. Tiempo: dos horas y media. X. COMPOSICIÓN MATEMÁTICA . — Primer

grupo. 1.°—Resolver las ecuaciones

a;2 -f- aj ?/ -I- 2/3 == 84

X + \/x y + ?/ = 14.

2.° Hallar el área de un triángulo rectán­gulo con los datos siguientes:

Hipotenusa = 142. Diferencia ángulos agudos = 49° 56'. Segundo grupo. 1.°—Construir un cuadri­

látero, dados un lado a, nna diagonal e, los dos ángulos a y -f opuestos á esta diagonal y el ángulo E opuesto al lado a y comprendido entre las dos diagonales.

2." Inscribir en una circunferencia dada un rectángulo equivalente á un cuadrado dado.

Teroer grupo. 1.°—Una plaza sitiada sólo tiene víveres para doce días. Si la guarnición tuviera 1200 hombres menos y la ración diaria de cada soldado se disminuyese en 1/4 de ki­logramo de pan, la plaza podría resistir dieci­seis días. También podría resistir este tiempo si la guarnición tuviera 2000 hombres menos y cada soldado ^¡20 de kilogramos de pan de menos.

¿Cuál es la fuerza de la guarnición y cuál la ración diaria de pan?

2." Dos cuerpos I y II, se ponen simultá­neamente en movimiento desde un punto A á otro B. El cuerpo I recorre 1328 unidades de longitud en 3 unidades de tiempo; llega á -B, donde descansa 44,5 unidades de tiempo y vuelve al punto A.

El cuerpo I I recorre 913 unidades de longi­tud en 4 de tiempo y encuentra al I que re­gresa Ae B X A, después de haber transcurri­do 160 unidades de tiempo.

¿Cuántas unidades de longitud tiene el ca­mino A B, y cuál es la distancia de A al pun­to de encuentro de los dos cuerpos?

Los aspirantes deben resolver por lo menos un problema de cada grupo. Los cálculos lo­garítmicos se efectuarán con 5 decimales.

Tiempo concedido: tres horas. •

El heliógrafo se emplea en los Estados Unidos desde hace años para toda clase do comunicaciones, principalmente en las fre­cuentes operaciones que allí se llevan á cabo contra los indios. Al principio los resultados no fueron buenos, porque el personal encar­gado de manejar los aparatos no tenía la su­ficiente práctica. Hace poco se han creado dos compañías especiales, encargadas exclu­sivamente de este importante servicio. Para el aprendizaje se han establecido dos líneas de comunicación, una de las cuales se halla en el Estado del Colorado, donde desde lar­gas distancias son visibles los vértices do las montañas rocosas. Las estaciones distan 60 ó 70 millas, y se hallan montadas en Port-land, montes Hood, Adams, Eainier, Jeffer-sen y Denver.

La segunda línea de heliógrafos une la par­te Sur de la California con la Colombia bri­tánica. Las estaciones se hallan situadas en la montaña de las Cascadas, Sierra Nevada, Witney y monte Baker.

Para la transmisión se emplea el sistema Morse.

*

Las experiencias efectuadas en Eusia por el regimiento de infantería número 50 para determinar la puntería á distancias mayores que las permitidas por el alza, desde 3000 metros en adelante, han sido indudablemen­te muy dignas de estudio. El año pasado se propuso para el tiro á 3000 metros una lí­nea de mira determinada por la extremidad superior izquierda de la chapa del alza, com­pletamente elevada, y el punto más alto del contorno aparente del cañón.

Últimamente, un oficial de dicho regimien­to ha ideado un procedimiento sencillo y más eficaz, que ha dado excelentes resultados. Consiste en colocar á guisa de caperuza sobro la chapa del alza una vaina de cartucho; esta vaina, que resbala bastante oprimida á lo

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NUM. V . MEMOBIAL DE INGENIEROS. 149

largo de la chapa, se fija á mayor ó menor altura y prolonga de esta manera la chapa, sirviendo para la puntería de distancias com­prendidas entre 2700 y 4000 metros.

Basta hacer en la vaina una muesca longi­tudinal que sirve para la mira, cosa fácil de practicar, para tener un aparato de puntería muy práctico, sencillo, barato y fácil de reem­plazar si se inutiliza.

En todos los ejércitos, y más aún en los que tienen colonias lejanas de la metrópoli, preocupa la idea de dotar al soldado de fil­tros portátiles.

Los ingleses y los italianos han provisto á sus tropas africanas con un filtro que, según cuentan, está dando muy buenos resultados.

En Eusia, un jefe de Estado Mayor ha en­sayado un filtro consistente en un tubo de aluminio de 9,64 centímetros de longitud por 1,20 centímetros de diámetro, que encierra una capa de carbón animal de 4,8 centímetros de grueso, sostenida por dos discos de alu­minio, en los cuales se han abierto multitud de pequeños orificios en forma de criba. Este filtro pesa tan sólo 45 gramos, se lleva en una pequeña bolsa y purifica y hace potables las aguas, por sucias que se hallen.

CRÓKICA CIEKTÍFICA. Telegrafía interoceánica.—Un barco sobre ruedas.—

Dragado económioo. — Distribuidores automáticos de luz.—Montar en los trenes sin detenerlos.—La nueva locomotora eléctrica.—Alumbrado eléctrico de trenes.—Badiografía.—Avisador electromagnéti­co para indicar la aproximación de los buques aco­razados.—Propiedades termoeléctricas de algunos metales.—Buque submarino, provisto de ruedas. —Camino de hierro del Senegal al Niger.

ABIDO es que la pequeñísima corrien­te eléctrica que puede hacerse pasar por los cables á través de los mares,

dificulta muchísimo la transmisión cablegrá-.fica, necesitando en los receptores unos apa­ratos muy delicados y un personal muy prác­tico. Para evitarlo, el abate Piedfort ha en­contrado el modo de aumentar la sensibilidad del reoorder, y luego un procedimiento mecá­nico para multiplicar en la estación de llega­da las fuerzas disponibles, á consecuencia de loa lígerísimos movimientos del electroimán.

Con su procedimiento se cree que podrá te­legrafiarse á través de los mares de un modo análogo á como se verifica en tierra por el sistema Morse ó con el aparato Hughes, etc. Las consecuencias de rapidez, seguridad y economía que el invento puede traer consigo, son fáciles de imaginar.

No sabemos qué resultado dará, pero cual­quiera que sea, no deja de ser notable la idea de Mr. Bazin, próxima ya á verse realizada, de construir lo que podría llamarse, más que barco. Carruaje marino. En él no existe el casco ordinario de los barcos; es un edificio que no toca en el agua, pero está sostenido sobre ella por grandes ruedas huecas, que son los flotantes que le sirven de apoyo.

La marcha de tal construcción marítima se verificará haciendo girar esas grandes ruedas por medio de máquinas de vapor; andará, por consiguiente, más que como barco como ca­rruaje. En los barcos ordinarios de vapor po­dría el propulsor (de hélice ó ruedas) sufrir averías sin que corriesen graves riesgos la tripulación y viajeros, que aún podrían mar­char á la vela; pero ahora, si se estropean las ruedas ó hacen agua, se verán los habitantes de tan extraña construcción muy comprome­tidos.

No sabemos si tal medio de locomoción se limitará sólo á los ríos y lagos para evitar aquellos inconvenientes, ni si tal modo de propulsión será bastante para darle una ve-' locidad suficiente.

* * En el lago Ontario había necesidad de ha­

cer en su fondo una trinchera para colocar en ella una conducción de aguas de l'",83 de diámetro, formando parte de la distribución de Toronto. Era preciso proporcionarse una draga á propósito y hacer grandes gastos. Pero á Mr. Keating, ingeniero de la ciudad;-se le ocurrió, dada la poca profundidad del lago, emplear un remolcador potente de dos' hélices, amarrado por la popa á una ori­lla, y principiando por la opuesta y en la di­rección de la trinchera, hacer que funciona-: ran sus máquinas á gran velocidad. El remo­lino que producían las hélices durante diez ó' doce minutos de estación en cada punto, bas-' tó para ahuecar la trinchera deseada. *'

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150 MEMOBIAL DE INGENIEEOS. NÚM. V.

El cable de amarre iba á parar á un. torno de vapor, por medio del que se balaba el re­molcador en dirección de la trinchera.

A todo se va ya aplicando la distribución automática que, con un gasto relativamente corto en cada distribuidor, proporciona un servidor incansable y fiel. No es de extrañar que se aplique también á la luz, cualquiera que sea la naturaleza de ésta. Así se reparte en varias poblaciones inglesas el gas del alumbrado. Basta ecbar en el distribuidor un penique, ó como si dijéramos una moneda de diez céntimos, para obtener el gas sufi­ciente para un meobero determinado, que baya de lucir durante dos ó tres horas.

El sistema ha tenido tal aceptación, que la «Gas light C.°», de Londres, ha instalado más de 30.000 distribuidores, y no se puede atender á la infinidad de pedidos hechos, y lo mismo sucede en Liverpool, Manchester, etc.

Como el procedimiento satisface mucho al cliente, que vé realizado su deseo de pagar extrictamente lo que gasta, se ha extendido á el alumbrado eléctrico, para lo cual se com­prende que la introducción de la moneda oprimirá un botón, cerrando el circuito du­rante el tiempo preciso en que haya de alum­brar una lámpara de cierto número de bujías. Pero á menos que tales distribuidores sean muy baratos, para poder instalar uno por cada lámpara, ha de ser difícil quizás que este sistema haga abandonar en España los contadores ó los limita-corrientes.

* * *

Curioso será ver para 1900 convertida en hecho práctico la idea de Mr. Thóvenot le Boul, que pretende obtener la continuidad de la marcha de un tren y la posibilidad de que los viajeros suban ó bajen sin que aquél se detenga, atenuando sólo su velocidad á 12 kilómetros por hora. Esta paradoja aparente la trata de resolver dicho señor, haciendo que el tren (en una estación de término, por ejem­plo) contornee una gran plataforma girato­ria, de forma de corona circular, y de modo que el círculo exterior toque á los carrua­jes y el interior esté contiguo á un andén circular fijo, á donde se llegará por una esca­lera situada debajo de su centro. De este andén quieto, de 4 metros de radio, al circu­

lo interior de la plataforma será fácil pasar, pues su velocidad será de unos 66 centíme­tros por segundo, suponiendo que el círculo exterior sea de 20 metros de radio, y camine con el tren á la velocidad dicha de 12 kiló­metros por hora.

Factible parece la idea, pero oreemos que aún será conveniente disminuir lo que se pueda la velocidad en el círculo interior y tomar precauciones contra la fuerza centrí­fuga, que hará andar, sobre todo al final, más aprisa de lo que se quiera. Quizás habrá de dividirse la corona en sectores con barandi­llas para no titubear en el camino; pero en fin, esto ya nos lo dará resuelto Mr. Théve-not, y nosotros no hacemos sino dar á,nues­tros lectores noticia de la idea.

* * Acaba de hacer sus primeros ensayos la lo­

comotora Heilmann, construida por la Socie­dad de Tracción eléctrica, y va á ser puesta en servicio en la línea del Oeste de Francia. Dos máquinas se han encargado para el ser­vicio regular de trenes y son de considerable potencia.

En el primer modelo, según el Cosmos, la máquina de vapor desarrollaba 600 caba­llos; las nuevas locomotoras dice que tienen máquinas de 1.350, y sin aumentar su peso, que era en conjunto de 120 toneladas, se cree que podrán remolcar, en los tramos de nivel, 250 toneladas, con una velocidad de 150 kiló­metros por hora.

* * Parece ser que algunas compañías ingle­

sas, entre ellas la <iGreat Northern» y la «North British», han adoptado un sistema de alumbrado eléctrico que permite el indivi­dual é independiente de cada vagón, pudien-do separar uno ó varios sin que la luz se in­terrumpa en los demás. Para ello en cada vehículo van una dinamo generatriz y una ba­tería de acumuladores. Aquélla, que es accio­nada por un eje del cai'ruaje, sólo absorberá un tercio de caballo. Los cambios de veloci­dad se compensan de un modo ingenioso, que permite hacerla funcionar con velocidad de régimen, aunque varíe la del carruaje entre 20 y 80 kilómetros. Cuando la velocidad está por debajo de 20 kilómetros, entra de un modo automático en función la batería de aoumu-

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NUM. V. MEMOBIAL DE INGENIEBOS. 151

ladores, cesando la dinamo. Esta bateria se carga con una parte de la corriente de aqué­lla durante la marclia.

Las experiencias parecen satisfactorias: el gasto de instalación no pasa de 1.250 francos por cada vagón, el aumento de peso unos 225 kilogramos y la absorción de energía es cosa de medio caballo por carruaje, llevando lám­paras de ocho bujías en los departamentos de I." y 2."" clase y de cinco en los de 3."'

Los guardafrenos pueden apagar cuando se necesite, y con facilidad, la mitad ó la to­talidad de las lámparas de cada vehículo.

Las compañías italianas de las líneas Eoma-Turín y Milán-Roma se han.decidido por el empleo sólo de acumuladores, que se renue­van en cada viaje. Suponemos que el otro sis­tema será más económico; pero la práctica dirá el resultado.

Hace poco tiempo que el doctor Roentgen presentó su Memoria al Instituto de Wurz-bourg dando conocimiento de los rayos X, y en poco más de un año ha pasado ya al do­minio público, gracias al afán de todos por lo desconocido, y á la industria, adelantada en la fabricación de tubos y aparatos de toda es­pecie. Se necesitaban al principio carretes de longitud colosal de chispa; hoy leemos que Mr. Lefébure d'Amiens ha llegado á buenos resultados con un carrete que apenas daba una chispa de dos centímetros, sin dejar por eso de obtener radiografías muy claras con poco tiempo de exposición. Puede darse, pues, la enhorabuena á los aficionados, que sin gran dispendio podrán manejar en su casa los ya famosos rayos X. ,

* * Mr. Badt ha ideado un nuevo aparato, que

describe en el Western Eleotrioian, destinado á señalar desde lejos la presencia de un bu­que acorazado.

Consiste ese aparato en un solenoide, de circuito magnético abierto, colocado en el in­terior de una caja impermeable, que flota en­tre dos aguas; uno de los extremos del sole­noide está en comunicación con la tierra y el otro va al lugar de observación, en donde se establece un generador de corrientes alterna­tivas y vin indicador. Este puede estar forma­do por un solenoide que obro sobre una ar­

madura cilindrica de hierro dulce, la cual pone, á su vez, en movimiento una aguja in­dicadora.

La manera de funcionar que ese aparato tiene, es muy sencilla: al aproximarse un acorazado á la caja que hemos mencionado, aumenta la auto-inducción del solenoide en ella encerrado y se produce una disminución en la intensidad de la corriente eléctrica, que se traduce en la consiguiente desviación de la aguja del aparato de observación.

Claro es que esa caja puede colocarse en los torpedos, y en este caso es hacedero el utilizar el circuito, que siíve para avisar la presencia del buque como circuito de infla­mación. Basta, para conseguir esto, disponer el cebo del torpedo en derivación con el sole­noide que encierra la caja y hacer pasar por el circviito una corriente intensa que produz­ca la inflamación de aquél. Puede darse paso á esta corriente á voluntad, obrando á mano sobre un conmutador, cuando el aparato in­dique la presencia del acorazado, ó automá­ticamente, haciendo que el mismo aparato avisador produzca la necesaria conmutación.

* * Para determinar los efectos de la fusión

sobre las propiedades termo-eléctricas de al­gunos metales, Mr. Beokit Burnie ha realiza­do una serie de curiosos experimentos, cuyo resultado ha expuesto recientemente ante la Sociedad de Física de Londres.

El aparato empleado para realizar esos es­tudios consiste en un tubo en Uj i n a de cu­yas ramas entra en un horno mientras que la otra se mantiene á baja temperatura, en-friándola constantemente. En uno y otro bi-a-zo del tubo en IJ entran alambres de cobre que forman circuito con un galvanómetro, el cual indica la fuerza electromotriz del par cobre-metal caliente y cobre-metal frió. La diferencia de temperaturas la indica un par termo-eléctrico, graduado preliminarmente por comparación con un termómetro de mei--curio.

La forma de las curvas que representan las variaciones de las fuerzas electromotrices en función de las diferencias de temperatura, depende de la rapidez con que se enfria ó ca­lienta una ó la otra rama del tubo. Esos efec­tos apenas si pueden observarse cuando el metal que se emplea es el plomo; son más'

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marcados en el estaño y alcanzan su mayor intensidad con el bismuto, atribuyéndose su existencia á variaciones en la estructura cris­talina del cuerpo ensayado.

Cerca del punto de fusión de los metales, las curvas antes mencionadas cambian de radio de curvatura, siendo esta alteración muy visible en el bismuto y el mercurio, bastante menos en el estaño y apenas per­ceptible cuando se ensaya el plomo.

* * *

Según el Eleotrical Engincer, acaba de cons­truirse en Baltimore, por la Lakc submarine C", un original barco submarino, proyecta­do por Mr. Simón Lake, para efectuar todo género de trabajos debajo del agua.

Mientras ese buque va por la superficie del agua, muévese á impulsos de una hélice, y cuando reposa sobre el fondo de los mares puede caminar como cualquier carruaje auto­móvil, gracias á, cuatro ruedas de que está provisto, siendo motoras las dos de la proa. A este par de ruedas le pone en movimiento un electromotor de diez caballos, que consu­me la energía eléctrica suministrada por una batería de acumuladores.

El buque marcha por la superficie de las aguas merced á una máquina de vapor de 70 caballos que actúa sobre la hélice, sirviendo aquélla también para recargar la batería de acumuladores, en caso necesario.

Los movimientos verticales del buque se obtienen admitiendo agua en él ó expul­sándola por medio de tres bombas. TJtilízan-se también éstas para sacar el agua de un compartimento estanco, de donde salen los hombres provistos de escafandras, que toman del buque, mediante largos tubos, el aire ne­cesario para la respiración. Otra bomba es­pecial expulsa del submarino el aire viciado, y un compresor sirve para llenar varios de­pósitos de este gas, cuando el buque está en la superficie.

La entrada al submarino ss efectúa por una torrecilla que luego se cierra, así como la chimenea, por medio de placas obturado-ras. Sirve esa torrecilla, que está provista de cristales, para alojar el timonel de tan ex­traña embarcacióui

Se asegura que ésta podrá marchar por el lecho de las aguas á una velocidad de 8 ki-lómetro.? por hora, y es de suponer que al

hacer este cálculo haya contado el Sr.' Lake con que la pródiga naturaleza, anticipándose á su invento, tenga preparados, debajo de las aguas, caminos menos malos que los cons­truidos por los hombres en la parte relativa­mente pequeña que existe fuera de ellas.

El capitán de ingenieros del ejército fran­cés, Mr. Calmel, ha pronunciado reciente­mente un discurso ante la Sooieté des Ingc-nieurs Civils sobre el ferrocarril del Senegal al Niger, y de esta conferencia tomamos los datos que siguen.

Hasta la fecha sólo se han terminado 42 kilómetros de esa importante vía, quedando por construir 382. Las mayores dificultades que presenta ese camino son los pasos de Bafing y del Backoy, que exigen puentes de 400 y 300 metros de luz respectivamente.

De los estudios hechos y de la práctica ya adquirida, deduce el capitán Calmel que el precio kilométrico de la vía férrea del Sene-gal al Niger es de 65.000 francos, contando con que en el Sudán se impone el empleo de traviesas metálicas.

Las especiales condiciones, climatológicas del país qvTO ha de recorrer ese camino de hierro, exigen la adopción de un material mó­vil algo diferente del ordinariamente em­pleado, para atenuar los efectos del calor so­focante que en esas regiones se deja sentir.

BIBLIOGRAFÍA.

Prontuario del maquinista de ferrocarri­les, por D. PBDHO AGUSTÍN DB AEANCBTA,

ingeniero industrial del Seal Instituto de Madrid, caballero comendador y cruz de Isabel la Católica, ingeniero mecánico de la división de ferrocariles del Norte, etc., etc. — Un tomo en 8.°, de 670 páginas y varios grabados y láminas intercalados en el tex-to (1).

En las pocas líneas de un artículo biblio­gráfico no es fácil dar cuenta detallada de obras algo voluminosas como la presente; nos limitaremos, pues, á un bosquejo del conjunto formado por las veintiséis confe-

(1) Se vende en las estaciones y principales libre-tías, «1 precio de 11 pesetasi

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rencias dadas por el Sr. Aranoeta en la Es­cuela de Artes y Oficios de Santander.

El estilo y manera de tratar el asunto es el propio para su objeto, que parece ser el de dar \\n curso suficientemente completo para los que, sin estudios matemáticos especiales, desean conocer las máquinas de tracción y on particular la locomotora, y aprender á re­solver los problemas principales que con ella se relacionan y los cuidados que necesita.

El trabajo está dividido on dos partes: en la primera expone el motor y partido que de él puede sacarse; en la segunda, su servicio y conservación.

Comienza la primera por un resumen bis-tórico de la locomoción terrestre por medio del vapor, vicisitudes de la locomotora, ob­servación sobre inventos y adelantos, sobre ferrocarriles secundarios, etc., procurando ponerse á la altura intelectual de la parte más nutrida qviizá de su auditorio, á fin de que comprenda bien cómo y por qué avanza aquélla y la analogía que tiene en su conjun­to, en sus elementos y en sus cuidados, con un ser vivo, con el hombre, por ejemplo.

Con método estudiado se interna en su me­canismo y nomenclatura, empleando en, ésta osos galioismos tan usados por maquinistas y fogoneros, como domos, bidones, Golisas^ etc., y hecho el estudio, que podría llamarse anató­mico y fisiológico de la máquina, analiza su alimentación, las impurezas del agua y las incrustaciones que produce.

Se limita á la locomotora ordinaria, en que el vapor obra por expansión, sin condensa­ción, y algo dice también de la máquina Com-pound, que no se emplea en España sino, en general, para fábricas ó para la marina.

Estudia aparte el ténder, ya esté separa­do ó forme un todo con ella, y una vez ter­minado lo que concierne en tal concepto á las vías férreas, dice algo sobre tranvías de vapor y'eléctricos, asi com.o de locomotoras para caminos ordinarios, haciendo notar los inconvenientes económicos de este último medio de locomoción, insertando la legisla­ción francesa referente al mismo, ya que la española está sin hacer.

Siguen todos los problemas principales so­bre tracción, adherencia, resistencias de toda especie por rozamiento, pendientes, curvas, viento, etc., y cuantos elementos necesita para poner de manifiesto el trabajo motor y

el resistente, y el cálculo necesario para la formación de trenes en vías conocidas y se­gún sus velocidades.

Terminados esos asuntos importantes, da unas ideas sobre las locomotoras de aire comprimido y eléctricas, para pasar á la se­gunda parte, en que explica el empleo de la locomotora y las operaciones preliminares precisas' para ponerla en servicio, fenómenos que pueden observarse, precauciones en las marchas, extinción del fuego, lavado de cal­dera, visita y limpieza de la máquina y de­pósito, etc., así como los incidentes y averias que pueden ocurrir en los distintos órganos y elementos, con el' modo de remediarlos, servicios de socorro, frenos, uso del contra­vapor, y siguiendo nuestro símil con los seres vivos, diremos que esta segunda parte es, en cierto modo, la higiene, la patología y terapéutica de las máquinas empleadas.

Termina sus lecciones copiando un artícu­lo del Sr. Echegaray sobre combustible y combustión, desarrollado con la claridad y agradable estilo que este hombre notable da á sus escritos populares.

La utilidad de tales conferencias es indis­cutible, y coleccionadas é impresas como es­tán pueden ser útiles á altos y bajos, por las tablas, fórmulas y datos prácticos en ellas contenidos.

N. DE U.

Memorias del Instituto Geogr&flco y Es­tadístico.—Tomo XI. —Parte Il.—Deter-ininaoión experimental de la fuerza de grave­dad en el Observatorio Astronótnico de San Fernando, por D. ANTONIO LOS-ARCOS Y

MIRANDA, comandante de Ingenieros, geodes­ta del Instituto Geográfico.—Madrid, 1896. — Un tomo en 4.°, de 104páginas. No ha transcurrido mucho tiempo desde

que dimos cuenta, en estas mismas colum­nas, de otro trabajo, análogo al que hoy exa­minaremos, en el que tomó parte, como ob­servador, el comandante del Cuerpo D. An­tonio Los-Arcos. Se refería aquella publica­ción á los trabajos y cálculos realizados para determinar la intensidad de la fuerza de gra­vedad en Pamplona, análogos unos y otros á los que el Sr. Los-Arcos ha verificado, sin la colaboración de otro geodesta, para hallar el valor que g tiene en San Fernando,

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154 MEMOBIAL DE INGENIEROS. NÚM. V.

En descargo de la obligada semejanza que entre ambos trabajos ha de existir, creemos necesario indicar que esta obra del Sr. Los-Arcos es anterior á la otra, ya mencionada, atendiendo á la época en que se escribió, aun­que sea posterior la fecha con que ante el pú­blico aparece; sin que pretendamos deducir de este beclio argumento alguno de impor­tancia y si tan sólo dejar en su lugar la ver­dad, que en este caso, al menos, á nadie per­judica y algo favorece al Sr. Los-Arcos.

Este geodesta, al observar las distancias entre los cuchillos, siguió el método implan­tado en España por otro jefe del Cuerpo; pero sin duda con objeto de conseguir re­sultados con mayor rapidez, observó sola­mente el cuchillo obscuro sobre fondo claro.

Procuró el Sr. Los-Aroos que las tempera­turas en las suspensiones Hy M fueran las mism^as, comenzando el trabajo, para realizar este propósito, un día por las S y otro por las M, y en unos cuadros numéricos, publica­dos en las páginas 27 y 28, resume el resulta­do de sus observaciones, apareciendo en ellos errores probables de tan insignificante valor, que por sí solos son elocuente testimonio de las condiciones de excelente observador que el autor tiene.

Al estudiar la duración de las oscilaciones de los péndulos, ha introducido el Sr. Los-Arcos algunas modificaciones en el método antes seguido para observarlas. Es una de éstas la de rebajar en unos diez minutos las amplitudes medias, con relación á las obser­vadas en otras estaciones de péndulo, porque, según dice el Sr. Los-Aroos, «cuanto más pe­queña sea la amplitud, dentro de ciertos lí­mites, más exactos serán los resultados, por fundarse la fórmula teórica en amplitudes muy pequeñas.»

Pretendiendo dar mayor garantía de acier­to al resultado, aumentóse en la estación de San Fernando el número de oscilaciones ob­servadas con el gran aparato, que en la de Pamplona habían sido de lOCX) para ambos péndulos. El número de oscilaciones estudia­das en San Fernando, fué:

1500 con el péndulo pesado I del aparato pe-1200 con el péndulo ligero.. ( queño. 1600 con el péndulo ligero../del aparato gran-2000 con el péndulo pesado ( de.

Cada vez que ponía en marcha el cronó­

grafo, media el Sr. Los-Arcos la pareja de las plumas. Con este objeto dispuso los cir­cuitos eléctricos en forma tal, que al obrar sobre el manipulador de paralajes se cerra­ban dos de aquéllos, completamente inde­pendientes, circulando por uno de ellos la corriente que movía la pluma de segundos y por el otro la que provenía de la pila de se­ñales. El autor se propuso con esto que en las paralajes quedara eliminado el error que pudieran producir las diferencias en las in­tensidades de las corrientes y en las resis­tencias de los circuitos, haciendo que cada pluma se moviera á impulsos de la misma co­rriente con que funciona en las observacio­nes de pasos.

Basta pasar la vista por los cuadros nu­méricos, en que se expresan los resultados obtenidos en el estudio de la duración de las oscilaciones, para notar la poca diferencia que en las amplitudes medias particulares existe, con objeto de que las circunstancias dé la observación sean, en lo posible, iguales. Y basta también leer los números que apare­cen en el estado de cálculos del decremento de la amplitud de oscilación, en un segundo de tiempo, para poder felicitar á nuestro labo­rioso é inteligente compañero, ya que la com­paración de los resultados que en aquél figu­ran demuestra que sus pacientes cuidados hallaron completa recompensa en la bondad de los valores obtenidos.

Esto mismo habríamos de repetir al anali­zar los valores reducidos de la duración de las oscilaciones, que aparecen con errores probables del promedio, que jamás alcanzan á valer dos millonésimas de segundo, y en ocasiones ni á una llegan, y aun quizás hu­biéramos de aumentar el elogio al apreciar los errores probables con que resultan las longitudes del péndulo matemático de se­gundos.

Para el cálculo de estas longitudes ha in­troducido el Sr. Los-Arcos una innovación en el método antes seguido, á la que llama pro-cedimiento rápido, tomando para las duracio­nes un valor único. Los resultados que de este modo halla difieren de los encontrados por el otro método sólo en una centésima de micrón en tres casos, y únicamente en la longitud del péndulo pequeño ligero aparece una diferencia de seis centésimas de micrón. Tales concordancias hacen que el Sr. Los-Ar-.

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eos aconseje el uso de su procedimiento rápi­do para efectuar los cálculos de otras esta­ciones, "por cuanto se evitan las enojosas multiplicaciones y divisiones de números con ocho decimales, muy pesadas cuando no se dispone de aritmómetro.»

Como conclusión de su minucioso y meri­torio trababajo, baila el autor, para San Fer­nando, el valor

g = 9™,799473 ± 0™,000038,

en el que, como indica el error probable que acabamos,de escribir, son fidedignos proba­blemente hasta los diemilímetros inclusive.

La comparación del valor deducido para la longitud del péndulo de segundos con los teóricos, que dan las fórmulas de Listing y de Helmert, acusa unas diferencias entre el valor observado y los calculados de O",000085 y 0"',000124, respectivamente, siendo menores éstos que aquél. . Esta vez las observaciones hechas con el péndulo en España parecen estar acordes con otras muchas experiencias, que asignan un valor mayor de g en las islas y costas que el deducido por la teoría.

En un trabajo que publicamos hace algu­nos años expusimos nuestra firme convicción de que, aun concediendo al péndulo todas las cualidades de procisión que generalmente se le reconocen, estaba fuera de duda que era más bien un instrumento geológico que geo­désico. Esta última determinación del va­lor de g, hecha por el Sr. Loa-Arcos, con­firma una vez más el aserto formulado por Mr. Defforges, de que la gravedad está muy desigualmente repartida por la superficie del globo, y, lo que es realmente- grave, que no obedece á leyes conocidas la causa de esas anomalías, ni aun siquiera tienen constante relación con las latitudes.

No quieren decir estas observaciones, que á la ligera hemos hecho, que reputemos como inútiles las determinaciones de los valores de g] por el contrario, semejantes estudios serán siempre de capital interés para lo que ha dado en llamarse Física del Globo, propor­cionando datos de inestimable valor acerca de la constitución interna de la tierra y las ob­servaciones del péndulo, iniciadas en Espa­ña con singular fortuna é inteligente acier­to por el Sr. Barraquer y continuadas por otros geodestas, que se complacen en consi­

derar á este sabio compañero nuestro como su maestro, serán siempre de capital impor­tancia y una de las operaciones más difíciles y delicadas que se pueden realizar.

Al Sr. Los-Arcos le prestó inteligente ayu­da en sus trabajos el astrónomo del Observa­torio de San Fernando, D. Antonio G-ómez, que hizo los estudios astronómicos necesa­rios, observando siem.pre las mismas estre­llas y empleando los mejores y más moder­nos métodos conocidos, probando de este modo su suficiencia, su mucho saber y su deseo de coadyuvar al logro de la operación encomendada al Sr. Los-Arcos.

Acaso cuanto dijéramos en elogio de este viltimo pudiera atribuirlo la malicia más bien á impulsos de amistad y compañerismo que á deseos de hacer justicia. Esta consideración pone freno á nuestra pluma, y hace que nos limitemos á dar la enhorabuena al Sr. Los-Arcos por su última y valiosísima produc­ción, honrándonos personalmente en contar­le como compañero nuestro y aconsejando el estudio detenido de svi trabajo, que por sí sólo producirá seguramente más favorables im­presiones que cuantas pudiéramos despertar con nuestras alabanzas, por merecidas que sean.

E. M.

Quelques considerations sur les forte-resses á grand développement, par le ooloncl VON BBVBR. — Ambcres, 1897.— 20 páginas y 3 láminas.

El folleto publicado recientemente por el coronel von Bever, se inspira en el deseo de atenuar los efectos de los bombardeos sobre las plazas fuertes, impidiendo la destrucción de los edificios importantes.

Como corolario inevitable del alejamiento que de las ciudades han de tener las obras de defensa, que hagan menos perjudicial el bom­bardeo, se impone la necesidad de que no for­men un recinto continuo, aun cuando por su colocación y traza convenga que gocen de las propiedades que á éste le son inherentes y sin que las obras destacadas impliquen el aban­dono de los recintos de seguridad, cuya cons­trucción es su indispensable complemento.

Para los reductos destacados de las plazas propone el autor un modelo, en que da forma gráfica á sus ideas, no sin hacer las salveda»

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des de que no atribuye importancia alguna á su trazado, ni le guía el propósito de apli­car un sistema especial de fortificación.

El coronel von Bever, al estudiar su reduc­to tipo, parte del principio de que semejante obra nunca será atacada de una^ manera re­gular ó metódica, por existir ^n gran ejérci­to, concentrado al abrigo de la línea de de­fensas destacadas, que impedirá realizar ese género de ataques.

No es posible dar en un artículo bibliográ­fico idea de las disposiciones que propone el autor del folleto que examinamos. Indicare­mos, sin embargo, que hace profuso empleo de casamatas, con máscaras á la Bousmard, cruzando los fuegos de las baterías acasama-tadas á una distancia mínima de 500 metros de la línea de defensa; que suprime el glásis, por creerle inútil para cubrir las mamposte-i'ías, y poder, con esa supresión, disminuir el relieve de las obras, y finalmente, que esta­blece u.na falsabraga, que puede servir para abrigar á la artillería de campaña y á la in­fantería.

Dice el coronel von Bever que los grandes relieves no proporcionan actualmente ningu­na ventaja, fundándose, para enunciar seme­jante aserto, en el mucho uso que ahora se hace de los fuegos indirectos, y fiel á esa manera de pensar disminuye cuanto puede la altura de las obras defensivas y suprime te­rraplenes y parapetos con verdadera exage­ración.

Sin mostrarse el Sr. von Bever muy parti­dario de las inundaciones defensivas, no las rechaza por completo, y aconseja el uso de máquinas elevatorias, bien abrigadas y de­fendidas, para producirlas. En cuanto á la defensa fluvial, oree el autor que el mejor modo de constituirla es construir baterías escalonadas en las orillas de los ríos, esta­bleciendo presas en éstos, erigiendo ó modi­ficando diques, disponiendo defensas acceso­rias é instalando comunicaciones que asegu­ren la retirada de la guarnición.

Para establecer las necesarias comunica­ciones entre las diversas obras, cuyo conjun­to forma las plazas de gran extensión ó des-orrollo de que el autor trata, muéstrase éste enemigo acérrimo del sistema concéntrico, que enlaza entre sí las obras destacadas de cada línea defensiva por medio de un camino ordinario ó de hierro que por sus golas pase.

«Admitiendo tal sistema, dice el coronel von Bever, para las tres líneas de defensa, la vía férrea que sirviese para las obras avanzadas constituiría, una vez tomadas éstas, una ver­dadera paralela, y sería aquella vía un cami­no de hierro anti-estratégico.»

Dicho queda, implícitamente, que el autor es partidario del sistema radial, enlazando cada obra destacada con el centro de la pla­za mediante la construcción de caminos or­dinarios ó de hierro ó utilizando los ya cons­truidos, bien en su totalidad ó ya en parte, estableciendo, si preciso fuere, y como es cos­tumbre, las necesarias derivaciones.

De algunos otros detalles trata el Sr. von Bever en su breve y substancioso trabajo, deteniéndose en discutir la necesidad de cons­truir un edificio especial para el gobernador militar de la plaza, enumerando las oficinas que en ese edificio han de instalarse, y no olvidando hablar de la escala y de las diver­sas anotaciones que ha de tener el mapa mi­litar de la posición, de la iluminación del te­rreno exterior y de las zonas polémicas.

Desde luego la obra, de cuyo contenido he­mos dado somera idea, es de aquellas que, por su índole, debe ser leída con atención por todos los que tenemos la obligación de estar al corriente de cuanto al arte de forti­ficar se refiera. Hay en ella algunas ideas que merecen serio examen, pero no podemos ma­nifestarnos conformes en absoluto con otras, de las cuales algunas de ellas habrán llama­do seguramente la atención del lector en la rápida exposición que de ellas hemos he­cho.

No censuramos la poca extensión que á su trabajo da el coronel von Bever, porque cree­mos sinceramente que debe alentarse ese modo de escribir, lacónico, nutrido de ideas y desprovisto de oropeles retóricos y de esas" galas que la Historia proporciona, con que frecuentemente salen adobadas, en volumi­nosos libros, contadas • ideas nuevas, cuya expresión sucinta y clara no exige más que corto nirmero de páginas. Muchos de núes- ' tros escritoi'es militares producen obras de indudable mérito, nutridas de ideas y expues­tas con verdadera concisión; pero no faltamos tampoco los que nos dejamos arrastrar por la locuacidad, propia de la raza latina, y caemos en el defecto que hemos censurado, del cual, por regla general, no adolecen las publioacio»

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nes inglesas y alemanas, á las que debiéra­mos imitar preferentemente.

E. M.

*

Los arsenales marítimos de Italia, por D. CAMILO VALLES, coronel de Artillería, agregado militar á la embajada de España en Roma.—Madrid.— Imprenta del Cuerpo de Artillería, San Lorenzo, d, bajo.—1896.— Folleto de 40 páginas.

Los arsenales de Italia son notables, tanto por que demuestran lo que puede la perseve­rancia del hombre, cuando está bien dirigida, cuanto porque prueban que el desarrollo que lia tenido el poderío naval de Italia ha sido debido en gran parte á los esfuerzos de la in­dustria privada. El coronel Valles, que ha visitado el arsenal de la Spezia, lo desoribe detalladamente: examina el estado de las construcciones navales y escuadra de reser­va, etc., etc., y por lo que atañe á los arsena­les que sostiene la industria privada, visitó, y da cuenta de la impresión que su vista le produjo, los de Orlando (Liorna), Ansaldo y Odcro (G-énova).

Es un folleto de interesante lectura, y que contiene datos muy apreciables.

SUMARIOS.

pUBUCACIONES ^VllUTAfíES.

Memorial de Artilleria.—Marzo: Nuestras fábricas: Toledo.—Pruebas do cartuchos Mauser, modelo español 1893, construidos en la fá­brica nacional de Toledo.—Nota referente al em­pleo de las piezas de tiro curvo, para la campaña de Filipinas.—Palabras mil i tares qtie se encuen­t r an en los Diccionarios de la Lengua castel lana y no están comprendidas en los Diccionarios mi­litares.—Crónica interior.—Crónica exterior,—Bi­bliografía.—Variedades.

Revista Científico-Militar.—1.*^ marzo: Crónica genera l .—Laquimera del desarme, según ol general Lewal. —Sobro fortificación actual.— Extracto de un estudio mi l i t a r do Filipinas.—Cons­trucción y empleo do botes heclios con lona de tiendas de campaña.—Revista de la prensa. [115 m a r z o : Crónica general.—Jja quimera del desar­me, según el general Lewal.—Artillería francesa. —Actuales tendencias do la infanter ía alemana.— Variedades.—Bibliografía. |[ I.» abri l : Crónica ge­neral.—Artillería f rancesa . -Ext rac to de un estu­dio mil i tar de Filipinas.—Fortificaciones y aloja­mientos.—El fusil de guerra.—Biografía del gene­ral Feringán.—Kevista de la prensa y de los pro­gresos mil i tares .

Hivista de Engenheria Militar.—Febrero: Consideraciones generales sobre la fortificación de los pequeños Estados.—Alza eléctrica Adelskold Sandborg.—Estudio sobre bóvedas . -Trabajos en l a Escuela práct ica de ingenieros.—Material do las vías forreas portuguesas.—Revista bibliográfica.— Documentos oficiales.

Hivista di Artiglieria e Genio.—Enero: Sobre a lgunas correcciones en el tiro do costa.— El ataque y la defensa de costas. —Alrededor de algunas cuestiones del cañón de campaña del ge­nera l Wille.—A la Revista de /n/nn/ena. || M a r z o : Sobre u n a contribución á la solución racional del jiroblema balístico.—La art i l ler ía de campaña, ol cañón do tiro rápido y la táctica.—Nota sobre el principio del arte defensivo.—Tipo do t ienda para hospitales de campo, en montañas. E l sistema de­fensivo del Tirol.—Todavía á la Resista de Infantería.

Revue d'Artilleria.—Abril: Efectos del t i ro de l a infanter ía y de l a ar t i l ler ía . Opiniones a lemanas relat ivas á su evaluación teó­rica.—Material de campaña de 75 mil ímetros de tiro rápido, sistema Darmancier.—La táctica de la ar t i ­l ler ía do campaña. De sus orígenes bas ta las gue­r ras del Imperio.—Material de campaña y de mon­taña de la art i l lería española.—Noticias varias.

Revue du Cercle Militaire.—27 marzo: La semana mili tar .—La instrucción mil i tar prepa­ratoria.—Gremelos de bolsillo. —Historia do la cam­paña de Madagascar.—Crónica francesa.—Noticias del extranjero. I| 3 abri l ; La semana mil i tar .—Una expedición al centro de África.—La instrucción mi­l i tar prepara tor ia .—Histor ia de la campaña do Madagascar . -Crónica francesa.—Noticias del ex­tranjero. || l O a b r i l : La semana mil i tar . —Es­trasburgo (recuerdo del 28 de septiembre de 1870). —La instrucción mi l i t a r preparatoria . —Crónica francesa,—Noticias del extranjero. |117 abri l : La semana militar,—El Anuar io del ejército francos. — E l sargento Blandan: Aniversario de Beni-Mered. — Algunas palabras sobro la educación moral del so ldado . -Crónica francesa.—Noticias del extranjero. II 2 4 abri l : La semana m i l i t a r . -E l mando superior del ejército ruso en tiempo do guerra.—La táctica de la ar t i l ler ia de campaña.— E l ejército tunecino.—Crónica francesa.—Noticias del extranjero.

Revue militaire de TEtranger.—Marzo: Las tendencias actuales de la caballería a lemana. —El matr imonio de los oficiales en Italia.—Moltke: Planes de concentración y de oiíeraciones,

Revue du Génie Militaire.—Abril: Trabajos y operaciones de los ingenieros mili tares du ran te la campaña de Madagascar. —Fortifica­ción: do la Llave y García, «Problemas do balística aplicados á la fortificación y á la táct icat . —Cons­trucción: Aparato Nivet para el ensayo de mate ­riales de construcción.

Journal of the Roy al United Service Ins-titution.—Marzo: El barco francés de guerra do í.^ clase Carjioí.—La «Milicia» en 1897 (lectura por el teniente coronel Mr, Raglán) .—Sobre prácticas do compañía en campaña ( lectura por el comandante Mr. Pollock). —Política y estrategia navales a l emanas . -No t i ­cias navales.—Noticias mi l i t a ros . -Calendar io na-

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val y militar para febrero.—Bevista ó periódicos extranjeros.—Notas de libros.

J a h r b ü c h e r für die Deutsche Armee und Marine.—Marzo: Al gran emperador, en el día 20 de marzo de 1897.— Apuntes de Moltke, relativos al año 1866.—Consi­deraciones estratégicas sobre la campaña de 1896 en Alemania ó Italia. (Continuación.)—Sobre la dirección de las operaciones en los ataques A las plazas fuertes y especialmente sobre los movimien­tos y fuegos de la artillería pesada de sitio. (Con­tinuación.)—Desde Gastein hasta Langesalza.-La armada voluntaria rusa.—Noticias militares de Busia.—Notas histórico-militares.

Archiv für die Arti l leHe und Ingenieur Offiziere des deutschen Reichsheeres. —Marzo-abril: Nuevas tablas balísticas generales de Siacci.—Las Murallas antiguas de Boma.—Algunos principios fundamentales del general Brialmont sobre las fortificaciones terrestres y marítimas.

Mittheilungen über Gegenstánde des Ar-t i l lerie und Genie-Wesens.—Febrero: Sobre las dimensiones de las pólvoras.—Beglas de tiro para las baterías de artillería posada y ligera del ejército ruso.—Instalación de una bomba aspi­rante é impelento y de un filtro de Borkefeld.— Cálculo de trayectorias.—Telémetro de Watkin.— Desarrollo de la artillería rusa desde 1891 á 1896.— Noticias.

püBUCAOlONBS piENTÍFICAS.

I j 'Eclairage Electrique.—6 marzo: Dinamos. — Instalaciones eléctricas. — Instalación de los instrumentos accesorios: Llaves y conmuta­dores, orígenes de corrientes.—Engranajes reduc­tores Mac Ewan Boss, para motores eléctricos.— Sobre el cálculo de las pérdidas por histéresis en los inducidos do los alternadores llamados unipo­lares.—Belación entre el finjo y la potencia en una dinamo. —Precio do la producción de la energía eléctrica.-Sobre la fórmula de M. H. Becquerel, relativa á la polarización rotatoria magnética.— De la transparencia de los cuerpos respecto A los rayos X.—Algunas observaciones sobre la máqui­na electro-estática de Wimsliurst.—De la imana­ción,del acero por las descargas oscilantes de una botella de Leyden.—Influencia de la imanación sobre la fuerza oloctromotriz.—Propiedades mag­néticas de los depósitos galvánicos de hierro, ní­quel y cobalto.—Influencia de la luz en la descar­ga disrnptiva.—La industria eléctrica en el ex­tranjero.— Academia de Ciencias de Paris. — La electricidad y los dentistas en América. [| 13 raar-zo: Mecanismo de la descarga por los rayos do Bíintgen: Papel que desempeñan las superficies heridas por esos rayos.—Instalaciones eléctri­cas.—Bendimiento luminoso del arco eléctrico.— Contador Hookham, modelo de 1897.—El tranvía mixto de Washington, Alexandria y Mount-Vor-non de conductores siibterráneos y aéreos.-Sobro el calentamiento do los inductores.—Sociedad in­ternacional de electricistas fsesion del 8 de marzo): Sobre los acumuladores Tndor de carga rápida. —Tracción mecánica de los tranvías. Sobre el es­tablecimiento de las canalizaciones elóctricfis.—

Sociedad de Física de Londres (sesión del 26 de fe" brero): Propiedades termo-eléctricas de algunos metales en estado líquido.—Investigaciones sobro los rayos uránicos.—De la descarga de los conduc­tores de capacidad, resistencia y coeficiente de auto-inducción variables.—La industria eléctrica en Francia.—El ozono atmosférico en el Mont-Blanc—Ensayo de un acumulador del sistemado Boese.—Freno electro-neumático de Mr. Chapsal. —Defecto de las redes de gran tensión.—Avisador electro-magnético de la aproximación de los aco­razados.—Eesistencia de las escobillas. —Lineas aéreas de aluminio.—El instituto electro-magnéti­co de Lewis, en Chicago. I| 2 0 marzo: Tranvías de Buda-Pesth: Tranvías de conductores subterráneos y aéreos.—Bendimiento luminoso del arco eléctri­co.—Almacenamiento y distribución del acetileno, sistema de G-. Claude y A. Hess.—Sobre el arco eléctrico en globo cerrado.—Propiedades magnéti­cas de las amalgamas pobres.—De los cuerpos du­ros ó dulces desde el punto de vista magnético (observaciones sobre la Memoria de Mr. Kohn).— Efecto residual de los rayos catódicos sobre las propiedades foto-eléctricas do las sales.—La indus* tria eléctrica en el extranjero.—Timoteo Bothen. -Sobre la permeabilidad magnética del oxígeno y del aire en estado líquido. |1 27 marzo: Sobre cier­tas experiencias de Mr. Jaumann.—Las lámparas de arco.—Lámpara eléctrica de minero, sistema Snssmann.—Tranvía eléctrico de contactos aéreos. —Del empleo de los motores sincrónicos en las dis­tribuciones de corrientes alternativas.—Sociedad francesa de Física (sesión del 19 de marzo): Sobre la descarga por los rayos de BSntgen. Una acción de los rayos de Ecintgen sobre la aguja imanada. Aparato para la producción y estudio de las vi­braciones de Heriz.—Existencia de los rayos anó-dicos análogos á los catódicos de Lenard y de Croo-kes.—Aplicación do los rayos de Büntgen á la me­dición de fuerzas electro-motrices de contacto.— De la acción del efluvio eléctrico sobre los gases.— Desviación electro-estática de los rayos catódicos. —Algunas propiedades de los rayos de Eontgen.— Experiencias con los rayos do Bontgen,^Longitud de las ondas de los rayos de Bíintgen.^Efecto de los rayos de Bbntgen sobre un chorro de vapor.— La industria eléctrica en el extranjero.—Empleo de los alambres desnudos en los carretes de resis­tencia.—Sistema de poleas de contacto que permi­ten realizar uua línea de doble vía con un solo alambre aéreo.-Alumbrado eléctrico de los tre­nes, sistema Moscovitch.—Lámpara incandescente de regulador.—Los rayos X y los ciegos.

Le Génie Civil.—27 febrero: , Los nuevos palacios de los Champs-Elyseós: Pro­

yectos definitivos. — Transmisión de la potencia motriz, por medio de la electricidad, á los aparatos de las estaciones de los caminos de hierro. (Conti­nuación.)—Comparación entre los diversos modos de obtener la fuerza motriz necesaria para la pro­pulsión de los automóviles. (Continuación.)—Cau­sas de explosión de las botellas de gases compri­midos ó en estado liquido.—Progreso de las in­dustrias textiles en los Estados Unidos. (Continu-ción y fin.)—Alumbramiento de aguas de Quimper. —Producción del oro en Busia en 1895.—Jí^evo

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método de Mr. Maroel Deprez para ha l la r los de­fectos de u n a armadura.—Telegrafía sin alambres. —Apertura de pozos en Witwaters rand. || 6 m a r ­zo: Los nuevos palacios de los Champs-Elysées: Proyectos definitivos. (Continuación y fin.)—Trans­misión de la potencia motriz, por medio de la elec­tricidad, á los aparatos de las estaciones do los caminos de hierro. (Continuación.)—Comparación entre los diversos modos de obtener la fuerza mo­triz necesaria pora la propulsión de los automó­viles. (Continuación y fin.)—Carrera de automóvi­les entre Marsella, Fré jus , Niza y Monte-Cario.— Nuevo freno electro-neumático, para caminos de hierro, sistema Chapsal.—Aprovechamiento do los combustibles.—Nuevo sistema de contactos aéreos para t ranvías eléctricos.—Nuevo método para ce­ñir l as l lan tas ñ, las ruedas. — Las pruebas del Jauréí/ttibBrrí/.—Ijfi red de los caminos de hierro franceses, en 81 de diciembre de 1896.—Collares de rodillos para tranvías.—La digestión de París.— Decreto relativo al régimen de las minas en Annam y en Tonk in . | | 13 m a r z o : E l matadero general de la oril la izquierda, en Par is . (Cont inuación . ) -Transmisión de la potencia motriz, por medio de la electricidad, á. los aparatos de las estaciones de los caminos de h ier ro . (Continuación.)—Empleo de las turbinas de eje horizontal pa ra mover las dinamos.—La tracción eléctrica en P a r í s . - A p r o ­vechamiento do los combustibles. (Continuación.) —Nuevo regulador dinamomótrico para dinamos. —Buque submarino provisto de ruedaa.—Exposi­ción universal do 1900.

Revue genérale des Chemlns de fer.— febrero. Nota sobre los vagones de 20 toneladas de la com­pañía del N o r t e . - L a política de Franc ia en cues­tión de caminos de hierro, según la obra de Kauf-mann.—Modo de mon ta r ó, distancias los pedales de los aparatos automotores «Aubine», en las esta­ciones de servicio limitado.—Construcción do las locomotoras modernas. (Continuación.)—El camino de hierro de L'Arlberg.—Estadística do los ferro­carriles a lemanes en 1894.

Annales desPonts et Chaussées.—Diciem­bre 1896: Nuevas experiencias sobre el gasto de agua por vertedero.—Carruajes automóviles para el servicio público.—Estudio de u n a disposición de conjunto para reducir á valores despreciables los esfuerzos secundarios que so producen en las celosías de uniones rígidas.—Nota sobre el cilindrajo por me­dio del vapor.

The Englneer.—5 febrero 1897: Proceso sobre el horno cubierto de Mr. Bertrand.— Nues t ra situación en cañones y corazas.—Diagra­mas de los indicadores de las máquinas de vapor del barco de guerra Powerfitl.—Carreras do carrua­jes automóviles en Francia .—Apertura de pozos de mina.—Locomotoras en los ferrocarriles aus­tríacos.—Barcos especiales de los lagos america­nos.—Notas sobre correas.—Obras hechas en la Ind ia para socorro de hambrientos ; Canal de riego en Nira.—Japón moderno, industr ial y científico.— Fábrica de aceites minerales en el departamento del ferrocarril Victoria (Australia).—Máquina para remata r s imul táneamente las cabezas de las co­

lumnas de máquinas verticales.—Mr. David Kir kaldi .—Enolavamientos eléctricos y señales mecá­nicas en las vías férreas.—12 febrero; Tensión su­perficial y engrases.—Una máquina soplante ame­ricana.—Hornos para acero de Mr. Thwaite.—Ex­periencias con u n a torre del barco de guerra norte­americano Massachtissets.—Locomotora compound, en los Estados Unidos.—Puente giratorio en la avenida 8." de New-York-City.—Enclavamientos eléctricos y señales mecánicas en las vías férreas. (Cont inuación.) -Út i les pneumáticos. || 19 febre­ro: Obras hechas en la India para el socorro do hambrientos: Canal de riego de Nira. (Continua­ción.)—La sociedad de constructores de máquinas de vapor. — Enclavamientos eléctricos y señales mecánicas en las vías férreas.—Corporación inglesa para reconocimiento y registro de barcos.—Des­gracia ocurrida en el viaducto de Coldrenick, en el ferrocarri l Gfreat Western.—Nuevos cañones de t iro rápido, sistema Canet, para la mar ina de Gre­cia.—Manufactura del acetileno. — Comercio con Méjico. — Inst i tución de ingenieros industr iales: Comité de indagación de aleaciones.—Ventilador de chorro do vapor variable.—La Exposición de Nijni-Novgorod.—Elevador pneumát ico , de Ga-rryowen.—Ensayos con u n turbo-motor Parsons , aplicado á la producción de una corriente continua eléctrica de 200 kilo-wats. | 2 6 febrero: Manufac­tura del cok (III).—Exposición de ingeniería y electricidad, en Newcastle-on-Tine.—El vapor Oas-con^ de la compañía Union Steamship.—Ariete hi ­dráulico de Easton y Andersou.—El ya te Varuna.— Ferrocar r i l Great-Eastern: Ensanche de la esta­ción de la calle de Liverpool.—Institución de in­genieros indust r ia les : Comité de indagación de aleaciones. (Conclusión.)

y iHTiCULOS INTERESANTES

D E O T R A S P U B L I C A C I O N E S .

The Engineering Record.—6 febrero: Viaducto de carre tera propuesto para New-York-City.—Algunas aplicaciones de nn elevador inglés de alcantari l la .—La hacienda de Mr. Twombly.— Una disposición in teresante de estación centra l para i luminación y calefacción. || 13 febrero: Mé­todos de trabajo y disposiciones especiales en el canal do saneamiento de Chicago.—Construcción de espaciosas subvlas debajo de las comunicaciones de las ciudades metropolitanas.—Disposiciones do tuberías en las construcciones de Saint P a u l de New-York-City. || 2 0 febrero: Ingenier ía de campo en países extranjeros.— Comportamiento del ce­mento Por t land en el agua de mar.—Construcción de ent ramados de suelos.—Proyecto y construcción de un pequeño túnel cilindrico de acero.—La nue­va casa pa ra la sociedad de ingenieros civiles, en París.—Ventilación del hospital de Detroit (Mich). II 2 7 febrero: Erección del viaducto de la avenida

del Parque, en New-York.— Un casti l lete de ace­ro para depósito do agua.—Disposición de tuberías en las construcciones de Saint Pau l de New-York-City.

United Service Gazette.—6 febrero: Las fuerzas del Canadá.—Dominación br i tánica del mar¡ cómo puedo hacerse efectiva. || 13 febre-

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160 MEMOBIAL DE INGENIEBOS. NUM. V .

ro: Defensa naval de Aitstralia.—La milicia en 1897.—Higiene do l a armada.—Promesas del go­bierno para el- ejército. || 2 0 f e b i e i o : (1). || 2 7 fe-bero: La expedición de Dongola de 1896.—La salud d é l a s tropas inglesas en la India.—La crisis cre­tense.—Estado del servicio médico del ejército.— Una escuela de táctica naval .

Scientif lc A m e r i c a n . — 6 febrero: Poleas hechas con plancha de acero.—Escalera de incendios de Mr. Horton.—Escuela de eciuitación en Tor-di-Quinto (Italia). —Via rápida del rio Har lem (New-York-City). — La tumba de Luis Pasteur . || SUPLEMENTO DEL 6 DE FEBRERO: El' profesor Begas en su taller.—Los destructores de torpederos Furor y Terror españoles.—Turbina de aire para darmovi -miento á los manubrios de aparatos de música.— E l emperador Menelik.—Horno Gobbe de la fábri­ca de cr is ta l de Jemappes.—El lagoKnooknageeha que se corrió á la comarca de Kerry. || 13 febrero:

•El cana l de Nicaragua.—Máquina automóvi l con­t r a incendios.—Sistema perfeccionado de embra­gue de fricción.—Máquina eléctrica por tá t i l para taladrar.—Via rápida del rio H a r l e m (New-York-City).—Estabilidad del barco de guerra Indiana.— Tabla ú t i l de conversión de medidas métr icas en inglesas. || SUPLEMENTO DEL 13 DE FEBRERO : Las

grutas de Jonás en la Auvernia (Francia).—La capacidad intelectual de l a mujer.—Nota sobre el origen de la malaquita.—Pantógrafo para carica­turas.—Cuerdas de cáñamo; cuerda de Manila.— Los caminos de hierro del mundo.—Tracción por aire comprimido.—Pescante para subir y bajar lanchas de barco, de Mr. Abbott. || 2 0 f e b r e r o : Vá lvu la perfeccionada.—Vaporización en tubos.— E l pozo de Quint ín Massis, en Amberes.—Diques secos de madera en el arsenal de Brooklyn. I| SU­PLEMENTO DEL 20 DE FEBRERO: Tramos elevados del ferrocarr i l cent ra l de Nueva York (New-York-City); Nuevo t ramo giratorio en el puente sobre el Harlem.—Los motores de aire comprimido.—Las curvas descriptas por los pedales de una bicicle­ta.—Dragado en roca dentro del Bhin.—Cómo se debe ensayar l a dureza re la t iva de los metales.— Medida del tiempo por Clepsidras.—Nueva l lave para los receptáculos de gases liquidados ó com­primidos.—La electricidad en las fincas rústicas. —Electrización del aire por medio de los rayos Bontgen. || 2 7 febrero: Mejoras en el puente de Brooklyn.—Un barómetro con t imbre de a l a rma pa ra la tempestad.—Apertura del viaducto y t ra ­mo giratorio del puente en Nueva York (City).— Máquina para deshacer la nieve por fusión. |] SU­PLEMENTO DEL 27 DE FEBRERO: Las Canteras de pie­dra de Blooraington y Bedford (Indiana).—Origen de los vertebrados, por S tuar t Jenkius.—Moralidad en los monos.—Monasterios meteorológicos en Te­salia.—Los ferrocarriles de las calles americanas mirados por ojos ingleses.—Bomba Holst.—Apara­to de i luminación por medio del acetileno.—Ob­servaciones, localización y rectificación de los de­fectos en los cañones de fnsil.

D e u t s c h e Heeres -Ze i tung .—27 enero: Empleo de la ar t i l ler ia de campaña de cuerpo de

(1) Este número no se h a recibido en la Biblioteca del Museo,

ejército. (Con t inuac ión . ) -30 enero: La guerra de 1806 y 1807.—Empleo de la ar t i l le r ia de campaña de cuerpo de ejército. (Continuación.) | 13 febrero: Historia de la guerra de 1866, en Alemania. [| 6 fe­brero: Historia de la guer ra de 1866, en Alemania . (Continuación.) [| lO febrero: Sobre la correspon­dencia mi l i ta r de Moltke.—El demócrata socialista Augusto Bebel como delator de los oficiales pru­sianos. II13 f e b r e r o : La ba ta l l a de Praga de 1757 y su importancia estratégica. |j 2 0 febrero: La ba­ta l l a de Praga y su importancia estratégica. (Con­clusión.) || 3 m a r z o : Trafa lgar y hoy. ¡| 6 m a r z o : La m a r i n a a lemana en la pr imera sesión del Eeichstag, de diciembre de 1896.—Trafalgar y hoy. (Continuación.) || 2 4 m a r z o : E l pr imer destructor de torpederos de la a rmada del imperio a lemán. || 2 7 m a r z o : E l paso del Danubio en la guer ra turco-rusa.

Estado de los fondos de la Asociación Fi­lantrópica del Cuerpo de Ingenieros en fin del IJ" trimestre de 1897.

CARGO. Pesetas .

Ex is tenc ia en fin de diciembre. . . 8.882,95 Recaudado en el I."' t r i m e s t r e : Tenientes generales , 3 á 15 45,00 Generales de división, 37 k 10.. . . 370,00 Generales de br igada, 8(5 á 6,50. . . 559,00 Coroneles, 161 á 5,25. . , _ 845,25 Tenientes coroneles, 136 á 4 544,00 Comandantes , 156 á 3,75 585,(X) Capi tanes , 348 á 2,25 783,00 P r i m e r o s ten ientes , 107 á 1,75.. . . 187,25

Suma el cargo 12.801,45

DATA.

Gratificación del aux i l i a r por los-meses de enero, febrero y marzo . 135,00

Sellos de franqueo y móviles . . . . 0,75 Cuota funerar ia del c o m a n d a n t e

D. J u a n Moreno Muñoz 2.000,00 Id. id. del genera l de br igada don

J u a n Ter re r 2.000,00 Id . id. del coronel D. Manue l Va-

llespin 2.000,00 Id . id. del pr imer teniente D. Adolfo

• García P e r é 2.000,00

S u m a la da ta 8.135,75

RESUMEN.

Suma el cargo ' . . 12.801,45 Suma la da ta 8.135,75

Exis tenc ia que t iene hoy día de la fecha el fondo de la Asociación. 4.665,70

Madrid, 31 de marzo de 1897.—El ten ien te coronel , t e sore ro , NICOLÁS D E U G A R T E . — V.° B.°—El genera l pres idente . C E R E R O .

MADEID: Imprenta del MEMORIAL DE INGENIEROS M DCCC XC VII .

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CUERPO DE INGENIEROS DEL EJERCITO.

NOVEDADES ocurridas en el personal del Cuerpo, desde el 30 de abril al 31 de-mayo de 1897.

Empleos en el

Cuerpo. Nombres, motivos y fechas.

Ascensos. A comandante .

C." D. Juan Montero y Esteban, con la efectividad de 12 de abril de 1897. —E,. O. 14 mayo.

A capitanes.

1." T.« D. Juan Reyes y Tallo,' con la efec­tividad de 12 de abril de 1897.— ü . O. 14 mayo.

1." T.° D. Francisco del Río y Joan, con la efectividad de 12 de abril de 1897. - I d .

Cricoes.

C.° T>. Juan Urbina y Aramburu, la cruz de 2."- clase del Mérito Militar, con distintivo rojo, pensionada, eu re­compensa al comportamiento que observó en el combate sostenido contra los insurrectos en Pamplo­na (Bayanán), el día 15 de febrero último.—R. O. 27 abril.

C." D. Arturo Escario y Herrera-Davi­la, la cruz de 1." clase del Mérito Militar, con distintivo rojo, por id. id.—Id.

1.='̂ T." D. Julián Gil y Clemente, la cruz de I."" clase del Mérito Militar, con distintivo rojo, por id. id.—Id.

C." D. Ramiro Ortíz de Zarate y Almen-dáriz, la cruz de I."* clase del Méri­to Militar, con distintivo rojo, pen­sionada, en recompensa al compor­tamiento que observó en los com­bates que ocurrieron con motivo del levantamiento del sitio de Cas-corro (Puerto Principe), desde el día 22 de septiembre al 6 de octu­bre del año 1896.—R. O. 29 abril.

C." D. José Castañón y Valdés, la cruz de 1." clase del Mérito Militar, con distintivo rojo, en recompensa al comportamiento que observó en los combates sostenidos contra los insurrectos durante la fortifica­ción de la trocha de Júcaro &, Mo­rón, basta el 4 de febrero del año actual.—R. O. 4 mayo.

1." T."= D. Manuel García y Díaz, id. id., por i d . i d . - Id . ' ' ^

I."' T." D. Celestino García y Antúnez, id. por id. id.—Id.

C." D. Juan Lara y Albania, id. por id. id . - Id .

Empleos en el

Cuerpo. Nombres, motivos y fechas.

C." D. Joaquín Clialóns y González, la cruz de 1." clase del Mérito Mili­tar, con distintivo rojo, pensionada, en recompensa al comportamien­to que observó en los combates sostenidos contra los insurrectos durante la fortificación de la tro­cha de Júcaro á Morón, hasta 4 de febrero del año actual.—R. O. 4 mavo.

1."' 1." D. José Claudio y Pereira, id. id., pensionada, por id. id.—Id.

1."" T." D. José María Velasco, id. id., pen­sionada, por id. id.—Id.

1." T." D. Francisco Ibáñez y Alonso, id. id., pensionada, por id. id. —Id.

1." T.<= X>. Emilio Morata y Petit, la cruz de 1." clase del Mérito Militar, con distintivo rojo, en recompensa al comportamiento que observó en el combate sostenido contra los insurrectos en el potrero Dolores é ingenio La Rosa (Villas), el día 12 de diciembre del año 1896.— R. O. 5 mayo.

C." D. Luis González y González, la cruz de 1.*̂ clase del Mérito Militar, con distintivo rojo, en recompensa al comportamiento que observó eu el combate sostenido contra los insurrectos en las Lomas del Cus­co y de Soroa (Pinar del Río), los días 24 y 25 de octubre de 1896.— R. O. 6 mayo.

C." D. José Viciana y García Roda, la cruz de I.'* clase del Mérito Mili­tar, con distintivo rojo, en recom­pensa al comportamiento que ob­servó en el combate sostenido con­tra los insurrectos en la Alegría (Manzanillo), el día 17 de agosto de 1896.—Id.

C." D. Emilio Blanco y Marroquín, la cruz de 1.*̂ clase del Mérito Mili­tar, con distintivo rojo, en recom­pensa al comportamiento que ob­servó en el combate sostenido con­tra los insurrectos en Casas y Tum­bas de Torino (Pinar del Río), el día 27 de septiembre de 1896.— R. O. 11 mayo.

C Mariano Rubio y Bellvé, la cruz de 2.*̂ clase del Mérito Militar, con distintivo blanco, pensionada con

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Empleos en el

Cuerpo. Nombres, motivos y fechas.

el 10 por 100 del sueldo de su ac­t ua l empleo has t a el ascenso a l in­media to , por las obras t i t u l a d a s Desenfilada, Manual de Guerra y t raducción del Reglamento de cam-j^aña del ejército alemán.—R. O. 18 mayo .

C." D. Emil io Blanco y Marroquin , la cruz de 1." clase del Méri to Mili­ta r , con dis t in t ivo rojo, pensiona­da, en recompensa al compor ta ­miento que observó en los comba­tes sostenidos cont ra los insur rec ­tos en las lomas de Toro, Los Ca­labrotes y o t ros var ios pun to s , los días 1, 13, 17, 19, 22, 24, 29 y 31 de diciembre de 1896.—R. O. 22 mayo ,

j^er rpo j)_ jjxns Loreu to y Her re ro , el em­pleo de capi tán, en recompensa al compor tamien to que observó en la defensa de Montezuelo y combates de la Tag t i a y L o m a de Fe l ipe (P i ­na r del Rio), el día 24 de sept iem­bre de 1896.—R. O. 6 mayo .

Ciierjio de E. M. del ejército.

C." D. Manuel García y Morales, el em­pleo de capi tán del cuerpo de E s ­tado m a y o r del ejército, con la efectividad de esta fecba.—R. O. 25 mayo .

1 . " T.° D. Sebast ián de la Tor re y García, id. i d . - I d .

Empleos en el

Cuerpo. Nombres, motivos y fechas.

c.° Sueldos, haberes y gratificaoiones.

D. I s idro Calvo y J u a n a , se le con­cede la gratificación anua l de 1500 pesetas por ejercicio de profeso­rado, á pa r t i r del 1.° del corr iente . - R . O. 29 abri l .

T . C. D. Antonio Peláez y Campomanes , se le concede el abono del sueldo de coronel, desde 1.° de jul io de 1896.—R. O. 6 mayo .

T. C. D. Antonio R í u s y Llosel las , se le concede el abono del sueldo de co­ronel desde 1." enero de 1897.—Id.

C." D. J o a q u í n Gisbert y Antequera , se le concede la gratificación de seis años de efectividad en s u empleo, cumplidos en 12 de marzo de 1891, desde 1." de agosto de 1896, que le corresponde; así como t ambién la de doce años de efectividad en su ci tado empleo, desde 1.° de abri l de 1896.—Id.

T . C. D. Mauro Lleó y Comín, se dispone que el abono del sueldo de coronel que por Rea l orden de 30 de di­ciembre de 1895 se concedió a l in­teresado á p a r t i r de 1.° de enero siguiente, t enga luga r desde I. ' ' de octubre de 1894.—R. 0 . 1 2 m a y o .

C.»

T. C.

T. C. T . C.

C."

C."

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1 . " T."

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1 . " T.'̂ T. C.

D. Ped ro Vives y Vich, se le concede el abono del sueldo del empleo su­per ior inmedia to , desde 1." de ab r i l de 1897.—R. O. 12 mayo .

Clasificaciones.

D. Andrés Ripol lés y Ba randa , se le declara ap to p a r a el ascenso .— R. O. 14 mayo .

D. L u i s E s t a d a y Sureda, id. id.—Id. D . Mauro Lleó y Comín, id. id.—Id. D. L u i s EHo y Magal lón, id. id.—Id. D. J o s é P a l o m a r y Mur , id. id.—Id. D. Anse lmo Sánchez Ti rado , id. id.

—Id. D. Rafae l F e r r e r v Masane t , id. id.

- I d . D. Carlos Masquele t y Lacac i , id. id.

D. M a r t í n Acba y L a s c a r a y , id. id.

D. B r u n o Morcillo v Muñera , id. id. - I d .

D. .Luis Alonso y Pérez , id. id.—Id. D. Franc isco Montesoro y Chavar r i ,

id. id.—Id. D. J o s é Méndez y Fe rnández , id. id.

- I d . D. León SáncMz y P a v ó n , id. id.—Id. D. Lorenzo Gallego y Car ranza , se

dispone que la an t igüedad en el g rado de t en ien te coronel, sea la de 18 de enero de 1 8 9 6 . - R . O. 17 mayo .

Comisiones indemnizables.

C.»

C

D. Ped ro Vives y Vicb, se le declara indemnizable la comisión que se le confirió pa ra Madrid, en febrero p róx imo pasado.—R. O. 29 abri l .

D. Manuel Campos y Vasal lo , se le declara indemnizable la comisión que se le confirió p a r a Al icante . - I d .

Sr. D. Salvador Clavijo y del Casti l lo, se le declara indemnizable la co­mis ión que se le confirió p a r a San­tander .—Id.

T. C. D. R a m ó n Mar t í y P a d r ó , se le de­c lara indemnizable la comisión que se le confirió pa ra Tor tosa , con los beneficios de los a r t ícu los 10 y 11 del v igen t e reg lamento .—R. O. 11 mayo .

T. C. D. Mauro Lleó y Comín, se le decla­r a indemnizable la comisión que se le confirió pa ra Sagun to , con los beneficios del a r t . 24 del vigen­te reglamento.—Id.

Salvador N a v a r r o y P a g é s , se le declara indemnizable l a comisión que se le confirió p a r a Al ican te , Al-coy, Archena, Lorca y Murcia , con

C." D.

Page 43: Revista Memorial de Ingenieros del Ejercito 18970501

Empleos en el

Cuerpo. Nombres, motivos y fechas.

los beneficios del a r t . 24 del vigen­t e r eg l amen to . ^E , . O. 11 mayo .

C." D. Salvador Nava r ro y Pagés , se le declara indemnizable la comisión que se le confirió p a r a Archena , con los beneficios de los a r t s . 10 y 11 del v igen te reglamento.—-Id.

C."' D. Manuel Acebal y del Cueto, se le declara indemnizable la comisión que se le confirió pa ra Oviedo, con los beneficios del a r t . 24 del vigen­te reglamento.—Id.

C" D. Manuel Acebal y del Cueto, se le declara indemnizable la comisión que se le confirió p a r a Gijón, con los beneficios del ar t . 19 del vigen­t e reglamento .—Id.

C." D. Lu i s A n d r a d e y Roca, se le de­clara indemnizable la comisión que se le confirió pa ra Avila, con los beneficios de los ar t ículos 10 y 11 del v igen te reglamento.—Id.

C." D. J o a q u í n González y Estéfani , se le declara indemnizable la comi­sión que se le confirió pa ra Alcalá, con los beneficios de los ar t ículos 10 y 11 del v igente reg lamento .

^ev rjte j ) . J^ian Fajardo y Verdejo, se le de­clara indemnizable la comisión que se le confirió p a r a Madrid, con los beneficios de los ar t ículos 10 y 11 del v igente reglamento.—Id.

T . C. D. Anton io Vidal y R ú a , se le decla­r a indemnizable la comisión que se le confirió pa ra Lugo , con los beneficios de los ar t ículos 10 y 11 del v igente reg lamento .—R. O. 12 mayo .

C." D. Bonifacio Menéndez y Conde, se le declara indemnizable la comisión que se le confirió pa ra Pon t eve ­dra, T u y y Orense, con los benefi­cios de los ar t ículos 10 y 11 del vi­gente reglamento .—Id.

T . C. D. Mauro Lleó y Comín, se le de­clara indemnizable la comisión que se le confirió pa ra Peñísoola.— R. O. 24 mayo .

C." D. J o a q u í n González Estéfani , se le declara indemnizable la comisión que se le confirió p a r a Alcalá.—Id.

C." D. Miguel Baello y Llorca , se le de­clara indemnizable la comisión que se le confirió pa ra Avila .—Id.

C." D. Francisco Díaz y Domenech, se le declara indemnizable la comisión que se le confirió pa ra Segovia y San Ildefonso.—Id.

Destinos.

C." D. Manuel García y Morales, se dis­pone cont inúe en comisión en el

Empleos en el

Cuerpo. Nombres, motivos y fechas.

d is t r i to de Fi l ip inas , en prác t icas de Es t ado Mayor , conforme á lo prevenido en el a r t . 8.° de la R e a l orden de 28 de febrero de 1896.—

. R . O. 30 abri l . C." D. Ped ro Soler y Cornelia, se dispo­

ne regrese á la Pen ínsu la , por ha ­ber ascendido á cap i tán y no exis­t i r vacan te de su clase en el dis­t r i to de Fi l ip inas , quedando en si­tuación de reemplazo en el p u n t o que elija, ín te r in obtiene caloca-ción.—Id.

I . " T." D. J u a n Fajardo y Verdejo, a l regi­miento de Pontoneros .—Id.

1 . " T.<= D. Edua rdo Duyós y Sedó, a l ba t a ­llón de Ferrocarr i les .—Id.

1 . " T.'' D. J o a q u í n Anel y L a d r ó n de Gue­v a r a , al ba ta l lón de Telégrafos. - I d .

1 . " T." D. E d u a r d o Fa r i n ó s y de Rosa , a l 1.""̂ reg imiento de Zapadores-Mi­nadores .—Id.

D. Victor iano Bar ranco y Gauna , a l bata l lón de Telégrafos.—Id.

D. Ped ro Villa-Abril le y Calivara, a l 2.° reg imiento de Zapadores-Minadores.—Id.

D. Salvador García de P r u n e d a y Arizón, a l reg imiento de P o n t o n e ­ros.—Id.

D. Domingo Salas y Mitjans, al 4.° regimiento de Zapadores-Minado­res.—Id.

D. Manuel Fourn ie r y F ranco , a l l.""̂ reg imiento de Zapadores-Minado­res.—Id.

D. Waldo Azpiazu y Ar tazu , al 2.° regimiento de Zapadores-Minado­res.—Id.

D. J o s é F r a n q u i z y Alcázar, al l.""̂ reg imiento de Zapadores-Minado­res.—Id.

D. Federico García y Vigil , a l ba ta­l lón de Ferrocarr i les .—Id.

D. J u a n Mart ínez y Fernández , a l 3_er i-egimiento de ZapadoreSTMi-nadores.—Id.

D. Octavio Reixa y P u i g , a l 2.° re ­gimiento de Zapadores-Minadores . —Id.

D. J u a n Gálvez y Delgado, se le con­cede el regreso á la Pen ínsu la por haber cumplido el t iempo de obli­ga tor ia permanencia en U l t r a m a r , quedando á su l legada en s i tuación de reemplazo en el p u n t o que elija, ín ter in obtiene colocación.—R. O. 3 mayo .

C." D. Pedro de Anca y Merlo, á a y u d a n ­te de campo del genera l de divi­sión D. Ped ro Cornel. — R . O. 4 mayo .

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Empleos en el

Cuerpo, Nombres, motivos y fechas.

1 . " T.*̂ D. Fe rnando de L a s Horas y Vargas , so dispone cause baja en la Pen ín ­sula y a l t a en Cuba, accediendo á sus deseos, incorporándose den t ro del plazo marcado en la Rea l orden de 7 de jul io de 1896.—E,, 0 . 8 mayo .

1 . " T." D. Pedi'O Vil la-Abril le y Calivara, a l d is t r i to de Fi l ip inas , con a r re ­glo á lo prevenido en la R e a l orden de 14 de noviembre de 1896, siendo baja en la Pen ínsu la en fin del mes ac tua l y a l t a en aquel archipiélago, al que se incorporará con urgen­cia.—R. O. 10 mayo .

C." D. Miguel Enr i l e y García, á ayu d an ­t e de órdenes del t en ien te genera l D. Andrés González Muñoz.—R. O. 11 mayo .

T. C. D. Rafael Agui r re y Cavieces, se le concede el regreso á la P e n í n s u l a por haber cumplido el t i empo de obl igator ia permanenc ia en U l t r a ­mar , causando a l ta y baja en la forma reg lamen ta r i a y quedando á su l legada en s i tuación de reem­plazo en el pun to que elija.—R. O, 12 mayo .

C." D . A u g u s t o Or tega y R o m o , se dis­pone en t re en n ú m e r o en la escala de su clase pa ra ser colocado.'— R. O. 14 mayo .

C." D. J u a n Reyes y Tello, se dispone

Empleos en el

Cuerpo. Nombres, motivos y fechas.

con t inúe en el d i s t r i to de Fi l ip i ­nas .—R. O. 14 m a y o .

C." D. Francisco del R í o y J o a n , se dis-

Sone proceda el c ap i t án genera l e Cuba con ar reg lo á lo preveni ­

do en el a r t . 8.'^ de la R e a l orden de 28 de febrero de 1896.—Id.

C* D. Ricardo Escr ig y Vicente , á ayu ­dan t e de campo del c o m a n d a n t e genera l de la 1.^ divis ión del 3." Cuerpo de ejéi-cito, D . E r n e s t o A g u i r r e y Bengoa.—R. O. 22 mayo.

l_ei r£e j ) F e r n a n d o las H e r a s y V a r g a s , se dispone quede anu lada la R e a l or­den de 8 del p resen te mes por la cua l fué des t inado á la is la de Cuba, volviendo á ser a l t a en la Pen ínsu la .—Id .

C.*̂ D. J u a n Montero y Es t eban , á la Co-mandac ia de Madr id .—R. O. 26 id.

C.° D. Augus to Or tega y R o m o , al 2.° reg imien to de Zapadores-Minado­res.—Id.

D. Ped ro Soler de Cornelia y Scande-l las , a l 2.'^ r eg imien to de Zapado­res-Minadores.—Id.

D. Franc isco del Río y J o a n , a l 2.° r eg imien to de Zapadores-Minado­res.—Id.

j^er rpe j)_ F e m a u d o de las H e r a s y Crespo, a l 1 . " reg imien to de Zapadores-Minadores.—Id.

C."

C."

IIELACION del auinenlo sucesivo de la Biblioleca del Museo de Ingenieros.

Jicviic MilUaire de VEtrangere.—Año 1896.— 1 vol.—4.°—París, 1896.-10,75 pese tas .

Bovista Militar de Lisboa.—Año 1896.— 1 vol. —4.°—Lisboa, 1896.—Cambio con el M E M O -HIAL.

Bevista Minera.—Año 1896.—1 v o l . — F o l i e -Madrid, 1896.—Cambio con el MEMORIAL.

Revista de Sanidad Militar.—Año 1896.—1 vol. —4.°—Madrid, 1896.—Cambio con el M E ­MORIAL.

Revue das Questions soientifiques.—Año 1896.— 1 vol.—4.0—París, 1896.—33 pesetas .

Bevue d'Artillerie.— Tomo 48.—1 vol.—4.° — Pa r í s , 1896.—16,50 pese tas .

Bevue genérale des Chemins de fer.—2.° semes­t r e 1896.—1 vol., 4.°—París , 1896.—18,50 p t s .

Hevuc géographiqííG intcrnaoionalc.—Año 1896. —1 vol.—4.«—París, 1896.—18,50 pesetas .

Revista general de Marina.—2.° semes t re 1896. —1 voL—4.° —Madrid, 1896.— Cambio con el MEMORIAL.

Revista téonioa de Infantería y Caballería.— Año 1 8 9 6 . - 1 vo l .—4. '» -Madr id , 1896.— Cambio con el MEJ IORIAL.