Revista N° 125 Noviembre 2014

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Visiones del Posconflicto: Editorial Importancia del Fuero Penal BG Jaime Ruíz Barrera; Pronunciamiento Mesa de Trabajo Permanente sobre fallo condenatorio contra el General Armando Arias Cabrales; Visiones del posconflicto AL. David Rene Moreno Moreno; Los Estados Mayores BG Gustavo Rosales Ariza; Doctrina Militar, decisiones y esperanzas MG Juan Salcedo Lora; Temas pactados y su perfeccionamiento en el posconflicto MG Ricardo Rubianogroot Román; Consolidación de las Fuerzas Militares en el posconflicto DR Andrés Gaitán Rodríguez; Visión Militar del conflicto armado colombiano CO. Manuel José Santos Pico; El honor militar y su papel en la defensa de la Patria MG Juan Salcedo Lora; Dinámica geopolítica del Caribe CO José John Marulanda Marín;

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Posconflicto

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REVISTA ACORE No. 125 -NOVIEMBRE 2014

ISSN 0124-0226

ACORE

PRESIDENTE DE ACORE Brigadier General Jaime Ruíz Barrera

JUNTA DIRECTIVA NACIONAL Primer Vicepresidente Brigadier General Rodrigo Quiñones Cárdenas

Segundo Vicepresidente Coronel Pastor Duarte Hernández

Vocales Ejército

Coronel Alfonso Barrero Mansilla Coronel Héctor Samaca Rodríguez Coronel Jesús M. Vivas Mosquera Coronel Ricardo Mora González Coronel Manuel José Santos Pico Coronel Enrique Cotes Prado

Vocales FAC Coronel Harold Certuche Caicedo Coronel Gustavo Plazas Jiménez

Vocales Armada Capitán de Navío Luis Jaime Correa Pérez Capitán de Navío Ricardo Torres Tono

Vocales Asociadas Activas Señora Rosita Aguilar de Quiñonez Señora Hilda Chávez de Alvarado

SECRETARIO GENERAL EJECUTIVO Brigadier General Guillermo Bastidas Ordoñez

DIRECCIÓN

Teniente Coronel Rosa María Llavera Terradas

EDITOR Periodista Carlos Castillo Lugo

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Sandra Ximena Gallego Torres

COORDINACIÓN ADMINISTRATIVA Leydi Liliana Romero

FOTOGRAFÍA Archivo departamento de Comunicaciones

COLABORADORES Almirante David Rene Moreno Moreno Brigadier General (H) Gustavo Rosales Ariza Mayor General Juan Salcedo Lora Mayor General (RA) Ricardo Rubianogroot Román Doctor Andrés Gaitán Rodríguez Coronel Manuel Jose Santos Pico Coronel John Marulanda Marín

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Editorial

Pronunciamiento

Visiones del posconflicto

Los Estados Mayores

Doctrina Militar, decisiones y esperanzas

Temas pactados y su perfeccionamiento en el posconflicto

Consolidación de las Fuerzas Militares de Colombia en el posconflicto

Visión Militar del conflicto armado colombiano

El Honor Militar y su papel en la defensa de la patria

Dinámica geopolítica del Caribe

ÍNDICE

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Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad, verdad, justicia, y solidaridad. Juan Pablo II

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EDITORIAL

Importancia del Fuero Penal

Antes que una prerrogativa o un privile-gio, tanto el Fuero como la Justicia Penal Militar y Policial, son viejos mecanismos creados por la Constitución Nacional para garantizar la transparencia, la efectividad y el correcto accionar de quienes portan las armas de la República en su tarea de defender la soberanía, la libertad, la vida y la honra de los ciudadanos, pero tam-bién, la seguridad y la vigencia de las instituciones democráticas.

El mismo Artículo 221, de la Constitución Política establece: “De los delitos cometi-dos por los miembros de la Fuerza Públi-ca en servicio activo y en relación con el mismo servicio, conocerán las Cortes Mar-ciales o Tribunales Militares, con arreglo a las prescripciones del Código Penal Militar. Tales Cortes o Tribunales, estarán integra-dos por miembros de la Fuerza Pública en servicio activo o en retiro”.

Estas normas constitucionales rigen por igual en otras naciones, como herramien-ta imprescindible para ofrecerles a los militares y policías la garantía de que sus

complejas y difíciles acciones en defensa de la legalidad, serán evaluadas y juzga-das por quienes conocen las circunstancias del combate y el accionar peculiar de las formas delincuenciales.

Bajo ninguna circunstancia, este Fue-ro puede ser usado para evadir la responsabi-lidad que les corresponde a quienes abusan de sus investiduras, los que desconocen los Derechos Humanos o cometen deli-tos comunes. Nunca podrá significar im-punidad para quienes de buena o mala fe cometan errores en el desempeño de la función pública.

Sobre el Artículo 221 hay jurisprudencias y tratados internacionales que limitan su plena aplicación. Una de estas es el Estatuto de Roma, que establece una serie de conduc-tas penales como delitos de lesa humani-dad. Son crímenes que por su aberrante naturaleza, ofende, agravia e injuria a la humanidad en grado sumo. Estos deli-tos son de carácter universal, no pueden ser juzgados por la Justicia Penal Militar o Policial y nunca prescriben.

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Tampoco serán juzgadas por la Justicia Penal Militar o Policial las ejecuciones ex-trajudiciales comprobadas, o sea, aquellas conductas conocidas con el nombre de fal-sos positivos.

Recientemente, una reforma constitucional que pretendía ampliar y reglamentar el Fue-ro Penal Militar y Policial, fue declarada inconstitucional por supuestos vicios de forma en su trámite en el Congreso de la República. Por esta razón, este Fuero, hoy en día, es totalmente inexistente.

A manera de ejemplo y respecto de la im-portancia del Fuero Penal Militar y Policial para proporcionar seguridad jurídica a los miembros de la Fuerza Pública, Alberto Lleras Camargo, quien fuera Presidente de Colombia hace 55 años, en un memorable discurso en el Teatro Patria, de Bogotá, en su condición de Presidente electo, decía en algunos de sus apartes:

“La fuerza armada no hace sino estar, existir, precaver, con su sola presencia, que no ocurra nada malo, ni invasiones, ni asaltos, ni guerras. Pero si algo ocurre, y hasta ahora siempre ha ocurrido, el sol-dado tiene que ir a poner el pecho para defender a los que están detrás de él”.

“La nación les ha dado a los soldados fue-ro. Les ha libertado de las reglas que ri-

gen la vida de los civiles. Les ha otorgado el privilegio natural de que sean gentes suyas quienes juzguen su conducta”.

Finalmente, podemos destacar los siguien-tes conceptos con relación a este tema:

- No constituye un privilegio. Es un dere-cho constitucional que garantiza el marco legal que requiere la Fuerza Pública en el cumplimiento de sus misiones institucio-nales.

- El Fuero Penal Militar y Policial, sin duda, fortalece la seguridad jurídica de los combatientes y de los agentes del or-den en actuaciones propias del conflicto armado y del control y seguridad ciudadana que les compete. Bajo ninguna circunstan-cia podrá constituirse en factor de im-punidad.

- Constituye el principal recurso para estimular la voluntad de lucha y es-píritu de sacrificio que requieren los sol-dados y policías para la defensa de la so-beranía, de las instituciones patrias y para garantizar la seguridad ciudadana.

- Proporciona legitimidad e institucionali-dad al Estado, generando seguridad jurídi-ca frente a la amenaza terrorista y del cri-men organizado.

Brigadier General JAIME RUÍZ BARRERA

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PronunciamientoDe la Reserva Activa de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, a raíz de la confirmación de la condena al general Jesús Armando Arias

Cabrales, emanada por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá.

La Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, a través de los medios de comunicación nacional, confirmó la condena al señor general (RA) Jesús Armando Arias Cabrales, en su calidad de “co-autor mediato, en comisión por omisión, en aparatos organizados de poder, a través de una estructura ilícita conformada dentro de la Brigada 13 que comandaba, por el delito de desaparición forza-da agravada de personas”.

Frente a tan inexplicable decisión, la Reserva Activa de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, manifiesta su más enfático rechazo a la condena de un inocente, como lo es el señor General Arias Cabrales, y en particular, por la injuriosa calificación que el Tribunal da al Ejér-cito de Colombia, señalándolo como “aparato organizado de poder”, concepto con el cual habitualmente se trata a las organizaciones de carácter criminal.

Este inesperado y controvertido fallo, se suma a otros de tipo similar, que sistemáticamente se vienen produciendo en contra de varios inte-grantes de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional.

Con esta clase de actuaciones, se está enviando a la Fuerza Pública un claro mensaje de carácter intimidatorio, como parte de la estrategia que desde tiempo atrás, se viene aplicando dentro de la guerra jurídi-ca y política que exitosamente se realiza contra las instituciones del Estado y, en particular, contra quienes portan legalmente las armas de la República.

Sobre el caso del Palacio de Justicia, motivo de investigación que in-volucra al señor general Arias Cabrales, es conveniente recordar que hace veintinueve años el grupo terrorista M-19, en alianza con nar-cotraficantes pertenecientes al cartel de Medellín, masacró a cerca de cien ciudadanos, entre quienes figuraban importantes magistrados de la Corte Suprema de Justicia, varios servidores públicos, e inocentes personas que por casualidad se encontraban en ese lugar.

A este trágico saldo, debe también sumarse once muertos y más de medio centenar de heridos de la Fuerza Pública como resultado de los combates realizados por las tropas para la recuperación de las insta-laciones y el rescate de 260 secuestrados en poder de los terroristas.

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Este acto demencial ha sido calificado como uno de los hechos más atroces de tipo delincuencial, de lo cual no existe hasta la fecha, algo similar en el historial de violencia que ha padecido nuestro país en los últimos años.

Lo más paradójico e inadmisible es que los tenebrosos homicidas, responsables de esta barbarie, gozan hoy de plena libertad, y muchos de ellos, han ejercido y ejercen actualmente, importantes cargos dentro de Gobier-no Nacional, mientras quienes defendieron legal y constitucionalmente la soberanía nacional, se encuentran injustamente procesados y conde-nados, víctimas de la persecución de un sistema judicial que no ofrece ninguna garantía.

Para mayor claridad sobre las circunstancias que rodearon estos hechos, las acciones militares y de Policía ejecutadas por la Fuerza Pública fueron ordenadas en forma directa por el Presidente de la Republi-ca a los respectivos mandos, hecho que fue reconocido formalmente ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos por el doctor Jaime Castro, quien fuera su Ministro de Gobierno en la época de los acon-tecimientos. La orden expresa del Jefe del Estado fue la de recuperar las instalaciones del Palacio de Justicia y procurar el rescate de los rehenes en poder de la organización terrorista. Hasta este momento, ni el Presidente, ni ningún otro funcionario civil del alto gobierno, ha sido cuestionado o señalado penalmente como responsable de estos hechos. Únicamente y en forma exclusiva, solo los miembros de la Fuerza Públi-ca vienen siendo objeto de investigación por parte del sistema judicial.

De todos es bien sabido, que en el curso de estas investigaciones, no hay evidencia alguna ni prueba contundente sobre posibles personas que hubieran resultado desaparecidas, como consecuencia de las operaciones militares y de policía desarrolladas para recuperar es-tas instalaciones y rescatar a las víctimas.

Lo único realmente comprobado hasta el momento, es la existencia de diecisiete cuerpos totalmente calcinados, que fueron encontrados dentro del edificio y cuya identificación fue imposible realizar.

Este hecho permite concluir, que los supuestos desaparecidos podrían encontrarse entre estas personas que resultaron afectadas como con-secuencia del incendio que provocó la organización terrorista, poco después de atacar y ocupar las instalaciones del Palacio.

En 1998, según la Fiscalía General de la Nación, se exhumaron varios cuerpos en el Cementerio Central y las pruebas de ADN que les fueron practicadas tampoco permitieron establecer la identidad de los su-puestos desaparecidos. Sobre estos ‘desaparecidos’, se quiere hacer responsable, de manera particular, al Ejército Nacional, por su decidi-da participación en la defensa de las instituciones democráticas.

El M-19, único responsable de esta acción terrorista, fue indultado por el Estado colombiano.

El proceso legal que se ha venido adelantando con ocasión de estos

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hechos, no ha permitido hasta el momento esclarecer totalmente lo ocurrido.

Los verdaderos responsables, miembros de la organización terrorista M-19, inexplicablemente gozan de plena libertad, no obstante haberse declarado por parte del Consejo de Estado, que los crímenes cometidos por esta organización, son de lesa humanidad, y por tanto adquieren el carácter de imprescriptibles.

La justicia colombiana, basándose en falsas y dudosas pruebas de carácter testimonial, ha producido sentencias en distintos procesos penales sobre los mismos hechos.

Sobre este particular, la defensa entablada inicialmente por el Estado colombiano ante la Corte Internacional de Derechos Humanos, susten-tada magistralmente por un reconocido y experto abogado internacio-nalista, en la cual se estableció que no hubo desaparecidos, tiene en este momento plena y total validez.

En otros términos, no hay verdad jurídica de carácter definitivo, es de-cir, no hay excesos ni desaparecidos que hayan sido plenamente com-probados. Por tanto, al no probarse la existencia de desaparecidos, ni ningún tipo de violación a los Derechos Humanos, los miembros de la Fuerza Pública que están siendo investigados en estos procesos, no tienen ninguna responsabilidad penal por tales hechos.

La Procuraduría General de la Nación, como parte de este proceso, previa valoración de las distintas pruebas existentes, ha controverti-do las decisiones judiciales producidas irregularmente en contra de algunos miembros de la Fuerza Pública, sobre quienes no recae ningún tipo de responsabilidad penal. En el caso específico del señor general Arias Cabrales, el Procurador General de la Nación hizo público un pro-nunciamiento reciente, en el sentido de recurrir a la Corte Suprema de Justicia para que se revise en esta instancia la decisión del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, por no considerarla ajustada al derecho y a la verdad jurídica.

¡Este es otro golpe mortal a la moral de las Fuerzas Armadas de Colombia!

Bogotá D.C., 29 de octubre de2014

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Visiones del posconflicto

Se puede asumir que no habrá un cese definitivo y total de acciones delictivas, no se acabará mágicamente con el narcotráfico, así como

tampoco con los cultivos de coca, no dejarán de delinquir los bandidos de las Farc, que en ese momento tendrán otra denominación, y se establecerán

otros grupos de delincuencia organizada.

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Almirante

DAVID RENE MORENO MORENO

En el pensamiento de algunos colombianos se está entendien-do equivocadamente que llegar a la paz se logra solamente con la firma de unos acuerdos entre el gobierno y quienes están agrediendo la Patria y a sus ciudadanos; esta simple

apreciación es ciertamente una equivocación, porque el camino aún por recorrer es largo y tortuoso.

De otra parte, es importante mencionar que es muy difícil hacerles entender a los delincuentes de las Farc que para llegar a la paz, se requiere construirla; que la paz no se edifica echando más sal en la herida, sino dando muestras de reconciliación, no con demostraciones de prepotencia. Ojalá se les pudiera hacer comprender que con ase-sinatos, secuestros, extorsiones y demás actos delictivos lo que se logra es profundizar más la brecha y el rechazo hacia estos individuos y dificultará mucho más cualquier intento de indulgencia frente a sus crímenes, perdón que otorgará el Estado colombiano y el mundo en-tero, a los individuos que han afectado con sus actos atroces o con la droga que envenena día a día a millones de personas. Esto permite re-cordarles un sabio principio de Sun Tzu que dice: “Un pueblo destruido

Presidente del Cuerpo de Generales y Almirantes de la Reserva Activa de las Fuerzas

Militares. Comandante Buque Escuela ARC Gloria. Docente y Decano de la Armada.

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no puede hacérsele renacer y la muerte no puede convertirse en vida”1

El posconflicto, la construcción de la paz y el disfrute de esta en forma verdadera y duradera son las aspiraciones que espe-ran ver cristalizadas los colombianos; son el mayor anhelo de los ciudadanos y por consiguiente de los soldados y policías de la Patria que hasta entregan su vida defen-

1. www.dominiopublico.es/libros/T/Sun_Tzu/sun%20Tzu%20-%20El%20Arte%20de%20la%20Guerra.pdf

Desde ahora y con mayor énfasis en el posconflicto, se presentarán muchas propuestas para reducir el presupuesto

de seguridad y defensa, aduciendo equivocadamente que la amenaza ha

desaparecido en el orden interno.

diendo la democracia. Se puede asegurar que esta es la esperanza que tienen los mayores, para poder gozar de una ansiada libertad y generar progreso y bienestar; pero también la paz tiene gran significado para los jóvenes, estas nuevas generaciones que afortunadamente no tuvieron que vi-vir los momentos de triste recordación como los del terrorismo indiscriminado del narcotráfico o los de los asesinatos, secuestros, masacres, extorsiones y bole-teos de las Farc, Eln, Auc y otras bandas criminales que azotaron cruelmente al país, especialmente a finales del siglo XX y comienzos del XXI, aunque ahora nueva-mente la inseguridad se ha comenzado a recrudecer, pero es la juventud inquieta, optimista, con iniciativa y llena de energía que espera ver rápidamente un país pu-jante, desarrollado y líder en el entorno hemisférico. Pero para todos, esta paz es

FOTO: primiciadiario.com

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el elemento esencial que permite mate-rializar los sueños de los colombianos.

Nos hemos visto inmersos y conviviendo con permanentes actos de violencia por mucho más de medio siglo y aparente-mente nos hemos acostumbrado a la mis-ma como parte del diario vivir en nuestro país; algunos medios han propiciado el crecimiento del morbo contagioso alre-dedor de actos vandálicos, crueles e inhu-manos y poca o nada ha sido la campaña que debe acompañar el rechazo total a cualquier acto terrorista.

Decimos con frecuencia que el colombia-no es agresivo por naturaleza y aceptamos las violaciones a los derechos de los demás como un mal pasajero. Vemos como se ase-sina, mutila, hiere o atropella a las perso-nas y no sentamos nuestra protesta formal. Pagamos las extorsiones como si fuera una carga impositiva oficial y si no nos llaman los bandidos nos sentimos discriminados. Este es el escenario que tendremos que enfrentar para cuando se llegue al poscon-flicto. Sin embargo, en muchos círculos sociales, académicos y empresariales se ha comenzado a hablar de ese futuro que tanto anhelamos, un futuro sin la amena-za y sin las acciones delictivas del narco terrorismo, sin la agresión de las bandas criminales, sin la creciente inseguridad en el campo y las ciudades, sin la corrupción que muy campante se pavonea a diario a lo largo y ancho de nuestra geografía y sin la anarquía que agobia permanentemente a nuestras poblaciones.

Pero la transición entre la actual violen-cia, el posconflicto y la consolidación de la paz2, pasando por la denominada fase de “construcción de la paz” de Johan Gal-tung3, tomará un tiempo considerable. En este período, que busca esencialmente

2. Consolidación de la Paz se convirtió en un concepto fa-miliar dentro de las Naciones Unidas tras informe del Secre-tario General Boutros Boutros-Ghali 1992, el Programa de Paz, que define la construcción de la paz como una acción para consolidarla y evitar la recaída en el conflicto3.www.un.org/en/peacebuilding/pbso/pbun.shtml.Término acuñado en 1970 por Johan Galtung referido a la creación de estructuras de construcción de paz para promover la paz sostenible abordando las causas de base de los conflictos violentos.

establecer las bases para promover una paz sostenible, es cuando se debe antici-par el planeamiento hacia los nuevos retos para enfrentar adecuadamente las futuras amenazas, pues seguramente no se pre-sentará una entrega de armas por parte de las Farc, así como no habrá una desmovili-zación total de sus miembros y analizando los resultados de procesos de paz en otras naciones, se puede asumir que no habrá un cese definitivo y total de acciones de-lictivas, no se acabará mágicamente con el narcotráfico, así como tampoco con los cultivos de coca, no dejarán de delinquir los bandidos de las Farc, que en ese mo-mento tendrán otra denominación, se es-tablecerán otros grupos de delincuencia organizada, se incrementará la inseguri-dad, especialmente en las zonas urbanas y se continuará con mucho ímpetu las campañas de desprestigio en contra de las Fuerzas Armadas.

En ese período se considera que las ac-tuales bandas criminales buscarán alian-zas con los nuevos grupos delincuenciales para repartirse el territorio y compartir las enormes ganancias producto de las activi-dades criminales; esto es, la seguridad del posconflicto no llegará automáticamente con la firma de acuerdos de paz, ya que es-tos no frenan automática y definitivamente las actividades delictivas de las bandas criminales organizadas; lamentablemente, la tranquilidad no llegará tan rápido como cuando se pasa la página de un libro y se dejan atrás los oprobiosos momentos de la inseguridad y del terror, será un proceso lento y habrá que hacer frente a la dura batalla que se debe librar en los períodos del posconflicto para lograr recuperar el orden y la seguridad y alcanzar por tanto un verdadero ajuste de la sociedad.

En esa transición hacia la paz, el perío-do del posconflicto seguramente estará acompañado por la aparición de Memo-rias Históricas que mostrarán al mundo la falsa verdad de que las Fuerzas Armadas no actuaron bajo la dirección y el con-trol político elegido democráticamente,

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sino que eran una máquina de terror pa-trocinada por potencias extranjeras para reprimir la voluntad de un pueblo agobiado por el vasallaje y la explotación. Posible-mente se buscará por todos los medios la politización de la Policía Nacional y la reducción de las Fuerzas Militares que se opusieron por más de medio siglo a los in-tereses marxistas leninistas de las Farc, logrando con ello encerrar a los militares en los cuarteles, disminuir sus capaci-dades estratégicas y reducir el control de las fronteras para facilitar el paso de las drogas y de los precursores químicos que seguirán siendo parte importante en las actividades delictivas.

Indiscutiblemente, se continuará pre-sionando a la opinión pública para llegar a una nueva Constituyente, donde los delincuentes amnistiados establecerán las reglas que regirán al país según sus propios

intereses, pues insistirán en cambiar allí lo que no han logrado en los acuerdos de fi-nalización del conflicto con el gobierno. Se visualiza que muchos de los cargos políti-cos pasarán a manos de los hoy sentencia-dos cabecillas de los grupos subversivos y en desarrollo de la guerra jurídica de la izquierda recalcitrante, en cabeza de los famosos colectivos que vergonzosamente ordeñan las arcas del Estado, los Coman-dantes militares del Ejército de tierra, mar y aire que legítimamente constituyen las Fuerzas Militares del país, serán perse-guidos y juzgados injustamente por haber defendido la Patria, siendo acusados, como ocurre hoy, por delincuentes conver-tidos en falsos testigos, que son inducidos a mentir para lograr una rebaja en las pe-nas que les han sido otorgadas.

En el posconflicto se verá igualmente al país y a sus instituciones como el pastel

FOTO: webinfomil.com

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que provee unas grandes tajadas de poder, dinero y riquezas; continuará siendo objeto del saqueo indiscriminado que hoy favorece ampliamente la corrupción y la debilidad de la justicia. Se legalizarán las riquezas y los bienes mal habidos, como es el caso de lo que ha resultado del negocio ilegal del narcotráfico, del abigeato, del secues-tro, del robo de tierras; los delincuentes de hoy pasearán por las calles sin temor a que los persiga la justicia, compartirán los diferentes escenarios políticos, sociales y económicos del país, con muchos de los que tradicionalmente han sido los dirigen-tes nacionales y serán los nuevos líderes sindicales, locales y regionales que regirán los destinos de Colombia.

Desde ahora y con mayor énfasis en el posconflicto, se presentarán muchas pro-puestas para reducir el presupuesto de seguridad y defensa, aduciendo equivo-cadamente que la amenaza ha desapare-cido en el orden interno. Ciertamente la amenaza a la seguridad y al bienestar de los colombianos continuará disminuyendo su intensidad con el paso del tiempo, pero estará presente en nuestro territorio por mucho rato y por tanto se requiere que el Estado disponga de las fuerzas y de los medios necesarios para enfrentarla y neu-tralizarla.

Para luchar contra estas amenazas, la Na-ción debe contar con unas Fuerzas Arma-das modernas, entrenadas, capacitadas, dotadas, motivadas e investidas jurídica-mente de las herramientas legales que le permitan enfrentar en forma eficiente y segura a quienes desean subvertir el orden interno, instaurar el caos y que por medio del terrorismo y otras actividades delicti-vas buscan amedrentar a la población para el logro de sus propósitos criminales.

El Estado también debe cumplir sin restric-ciones una tarea muy importante relacio-nada con la defensa de la integridad del territorio, de la independencia nacional, del orden constitucional y, en síntesis, de la soberanía nacional y, para ello, se re-quiere contar con unas Fuerzas Militares

que además de constituirse en elemento disuasivo y defensivo ante posibles intereses foráneos, proteja a los residentes en Colom-bia y sirva al desarrollo de la comunidad.

La Fuerza Pública constitucionalmente es la responsable de la seguridad y la defen-sa de la Nación y se ha comprobado que la seguridad es la base del desarrollo y por tanto se afirma que sin seguridad no hay progreso; es por ello que la seguridad debe ser considerada como una inversión y no como un gasto. Esta es una premisa de valor incalculable desde el nivel de la más alta estrategia nacional. Cerremos filas alrededor de nuestras fuerzas institucio-nales, porque estas, como patrimonio de los colombianos, son las garantes de nues-tra democracia e independencia.

En el posconflicto se verá igualmente al país y a sus instituciones como el pastel que provee unas grandes tajadas de poder, dinero y riquezas; continuará siendo objeto del saqueo indiscriminado que hoy favorecen ampliamente la corrupción y la debilidad de la justicia.

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El Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares de Colombia, denominación que tiene en la actualidad, ha estado integrado por Oficiales de la mayor prestancia profesional cuyos servicios a la Institución y al país

se han caracterizado por su profesionalismo.

Los Estados Mayores

Clausewitz y la seguridad cibernética

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Brigadier General (H)

GUSTAVO ROSALES ARIZA

En 1832 Karl von Clausewitz1, conocido como el ‘filósofo de la guerra’ nos dejó consignada en su conocida obra Vom Kriege (De la guerra) una sentencia universalmente aceptada: La guerra es la continuación de la política por otros medios. De

tal aserto se desprende que el propósito de la guerra radica en lograr alcanzar, mediante el empleo del medio militar, un interés nacional que el Estado se ha fijado; como el Estado que la modernidad forjó tiene su origen en el Tratado o Paz de Westfalia2 (1648), también de allí surgen los ejércitos nacionales que pusieron fin al empleo de 1. Carl Philipp Gottlieb von Clausewitz. Mayor General 1792-1831. Participó en el desarrollo de las guerras contra Napoleón, conocidas en su país como las de la liberación alemana. En 1815 Clausewitz fue nombrado Jefe de Estado Mayor del III Cuerpo de Ejército prusiano. Entre 1818 y 1830 desem-peñó el cargo de Director de la Academia Militar Prusiana en Berlín, posteriormente fue designado como Jefe de Estado Mayor General del Ejército prusiano. Falleció en 1831 y su viuda, basada en sus manuscritos, publicó al año siguiente su famoso libro “De la guerra” en el cual Clausewitz estimó que la guerra era un acto político y como tal lo consideraba como el elemento que justifica la guerra.2. Se refiere a los dos tratados de paz de Osnabrück y Münster por los cuales finalizó la Guerra de los Treinta Años en Alemania y la Guerra de los Ochenta Años entre España y los Países Bajos y al cual adhirieron 7 Estados Europeos. La Paz de Westfalia dio lugar al primer congreso diplomático moderno e inició un nuevo orden en Europa central basado en el concepto de soberanía nacional; en Westfalia se estableció el principio de que la integridad territorial es el fundamento de la existencia de los Esta-dos, frente a la concepción feudal de que territorios y pueblos constituían un patrimonio hereditario. Por esta razón, marcó el nacimiento del Estado – nación.

Director del Instituto de Estudios Geoestratégicos de la Universidad Militar Nueva Granada. Profesor de Geopolítica

de las Facultades de Derecho y de Ciencias Económicas, en la Universidad Militar. Autor de

varios libros.

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mercenarios, práctica propia del feudalis-mo que aún sobrevivía en el Siglo XVII.

Las guerras, incluso después de West-falia y hasta inicios del S. XIX, se definían principalmente en el campo de combate, cabe decir, en la esfera de la batalla con prelación en el empleo de la Táctica. En la medida en que el interés nacional se convirtió en un objetivo político de largo aliento los campos de batalla se multipli-caron dando como resultado la conducción de una campaña en un teatro de opera-ciones. Un ejemplo de esta situación lo hallamos en la campaña conducida por el general Napoleón Bonaparte en el norte de Italia contra Austria (1795) potencia que perseguía restaurar el “viejo orden”, en coalición con otros países, amenazado por la Revolución francesa, en tanto que los Ejércitos de esta nacionalidad pretendían lo contrario o sea consolidar y extender los principios revolucionarios. Fue en esta campaña donde surgió por primera vez el concepto de Estado Mayor ideado por el general Berthier3 y utilizado exitosa-mente por Bonaparte. Casi de inmediato los prusianos asimilaron la nueva estruc-tura creando su propio Estado Mayor; los generales Scharnhorst4 y Gneisenau5 son considerados como los padres del Estado Mayor germano-prusiano al igual que el Mariscal Moltke verdadero creador de la estructura; su fiel alumno Schlieffen6 in-3. Louis Alexandre Berthier (1753 –1815) Jefe del Estado Mayor en la campaña del Norte de Italia en 1795, cargo que también desempeñó en la Campaña de Egipto. Mariscal del Imperio en 1804, Ministro de Guerra y poseedor por otorgamiento de Na-poleón de varios títulos de nobleza; también participó en las campañas subsiguientes, al lado del Emperador, incluyendo la de Rusia en 1812. Napoleón extrañó su actitud dubitativa con motivo de la restauración borbónica luego de Waterloo; no obstante siempre lo mantuvo en un alto concepto. Su nombre figura al lado de los Mariscales napoleónicos en el Arco del Triunfo en París.4. Gerhard Johann David von Scharnhorst (1755 – 1813) Jefe del Estado Mayor del Ejército prusiano en la “guerra de liberación” alemana contra Napoleón; restructuró el Ejér-cito de su país; murió en acción de combate. Es considerado como uno de los padres del Estado Mayor General alemán.5. August Neidhardt von Gneisenau (1760 – 1831), Jefe de Es-tado Mayor del General Blucher; su decisión de concurrir el 15 de junio de 1815, de movilizar sus efectivos en dirección al Ejército inglés aliado, fue decisiva para la derrota en Water-loo el 18 de junio de 1815, de Napoleón. 6. Alfred von Schlieffen (1833 – 1913). Autor del Plan de Cam-paña que lleva su apellido, puesto en práctica, con algunas modificaciones, por el Ejército alemán al desencadenar su

dicó con acierto lo que debía caracteri-zar a un oficial de Estado Mayor “Rendir mucho; llamar poco la atención; ser, más que aparentar”7

1. Eficiencia y Eficacia

Los Estados Mayores, concebidos inicial-mente para prever y dar soporte espe-cialmente al apoyo logístico requerido por un ejército en campaña, mutaron hasta convertirse en un organismo de planeación que contribuyera al éxito del Plan de Guerra concebido para atender una determinada hipótesis y conforme al concepto político – estratégico definido para tal efecto al más alto nivel. De ahí entonces que correspondiera a un Esta-do Mayor General visualizar la maniobra inicial, conforme a la actitud estratégica prestablecida, incluyendo en lo posible las inmediatamente subsiguientes y partiendo de las previsiones necesarias para garan-tizar la ejecución de las operaciones que la anteceden correspondientes a la movi-lización, la concentración y el despliegue, observando su factibilidad y previstas con tal minuciosidad que debía garantizar la ejecución “sin tropiezos según el mecanis-mo de relojería y el ritmo previsto por el correspondiente Estado Mayor”, tal como en su momento lo describió un destacado analista militar refiriéndose a la Movili-zación alemana en la Primera Guerra Mun-dial8. Dos ejemplos históricos nos permiten apreciar la eficiencia y la eficacia de un Estado Mayor:

En el caso de la movilización del Ejérci-to alemán recurro a lo ejecutado por este país, en desarrollo de lo previsto por su Gran Estado Mayor General y citado en el libro de mi autoría titulado “Apun-tamientos para la Historia Militar” “El

ofensiva contra Francia al inicio de la Primera Guerra Mundial en agosto de 1914; el autor había fallecido el año anterior, 1913.7. En “Recuerdo de un soldado”, memorias del General Heinz Gudertan, Medila Editores, Barcelona 2007; p. 499.8. General J. E. Valluy, con la colaboración de Pierre Du-fourcq, en La Primera Guerra Mundial; versión en español, Carroggio, Barcelona, 1982, vol. 2, p. 72.

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primero de junio de 1914, en tiempo de paz, Alemania contaba con 880.000 solda-dos; después de la movilización y en mes y medio, estos ascendieron a 3.750.000 componentes, divididos en 25 cuerpos de Ejército activos y 14 en la Reserva, y otros 2 en el Ejército del interior, que con-formaban 51 divisiones activas y 31 de reser-va, más 11 divisiones de caballería (4 por cuerpo). La primera conclusión que surge es la necesidad de contar con un Estado Mayor General lo suficientemente idóneo para planificar de manera casi perfecta, cuadriplicar el número de soldados, dotar-los, asignarlos conforme a su especialidad y utilizar las vías de comunicación, especial-mente las férreas, de modo tan sincroni-zado que se lograra ubicar en las zonas de concentración siete Ejércitos de campaña en el frente occidental”. En épocas más recientes la operación Tormenta del De-sierto (1991) requirió para efectos de la Concentración y el Despliegue de su pri-mera fase, por parte de los Estados Uni-dos, trasladar efectivos al área del Golfo Pérsico, conforme al Plan propuesto por el general Norman Schwarzkopf9, comandan-te del Comando Central y aprobado por el presidente Bush y el Estado Mayor Conjun-to que se encargó de suplir las necesidades estratégicas y logísticas que se requerían procedentes de Texas, Georgia y Virginia, entre otras regiones, de 120.000 hombres encuadrados en 5 Divisiones. Según lo 9. Schwarzkopf, H. Norman. Autobiografía. Barcelona: Plaza y Janés, 1993. p.15

anoté en el libro en referencia, citando al Comando de Transportes de USA, equivalió a “transportar a todos los hombres y mu-jeres de Jefferson City, Missouri a Arabia Saudí con sus coches, camiones, enceres, comida y traída de agua”; para tal efecto se estableció un puente aéreo que en algu-nas oportunidades llegó a estar constituido por 80 aviones que cruzaban al tiempo el Atlántico. Al finalizar la Concentración y el Despliegue con los refuerzos ya citados a las tropas del Comando Central existentes (300.000) con antelación; sumados estos a las fuerzas aliadas, con lo cual los efec-tivos terrestres ubicados en Arabia Saudi-ta estuvieron en condiciones de iniciar la Maniobra.

Un caso contrario ocurrió en la guerra de las Malvinas por no haber empleado para efectos del planeamiento el Estado Mayor existente y en su defecto sustituirlo por una Comisión de Trabajo (CT) conforma-da por un Oficial General o Almirante por cada Fuerza, que actuara en secreto y sin colaboradores a fin de prever el empleo del poder militar. La Comisión de Análisis y Evaluación de las responsabilidades políti-cas y estratégicas militares correspondien-tes al conflicto conocida como la Comisión Rattenbach10 en su informe final censuró que el Gobierno Militar argentino hubiera desestimado el empleo de su Estado Mayor

10. Inserto por Rosales Ariza, Gustavo en “Apuntamientos para la Historia Militar” Cap. IX “Las Malvinas (1982): La Operación Ro-sario o la omisión de la doctrina y la planeación estratégica”.

Celebración de la paz de Westfalia, 1648, pintura de Bartholomeus Van der Helst

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: guerradelostreinta.blogspot.com

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2. La experiencia en Colombia

Para los efectos de considerar la aparición de una estructura de Estado Mayor por primera vez en nuestro medio y partiendo de un hecho de armas significativo, debe-mos remitirnos a la Campaña Libertadora de 1819 en la cual aparece como jefe de Estado Mayor el general Carlos Soublette; la tarea principal del ilustre caraqueño, que alcanzó posteriormente la Presiden-cia de Venezuela (1837 – 1839) consistió en garantizar el apoyo logístico y asignar tareas al grupo de ordenes establecido para desarrollar las comunicaciones. Una de sus más destacadas labores durante la citada campaña fue la organización y pues-ta en funcionamiento de los primeros hos-pitales de Campaña creados para atender los problemas de salud que se presentaron en muchos soldados patriotas como con-secuencia de la travesía del Páramo de Pisba, así como de la atención de heridos. Soublette desempeñó las funciones de Jefe de Estado Mayor en esta etapa triunfante de la Campaña hasta el 17 de agosto de 1819 fecha en que, según consta en el Li-bro de Órdenes Generales de ese año, fue designado para organizar nuevos contin-gentes en las provincias del Socorro, Tunja y Pamplona. En su remplazo fue nombrado el general de Brigada Francisco de Paula Santander quien había fungido como Co-mandante de la División de Vanguardia unidad esta que a su turno, como consta en documento fechado en Tame el 13 de junio de 1819, también poseía un Estado Mayor bajo la jefatura del Coronel Pedro Fortoul y compuesto por un subjefe, un Comandante de artillería, dos Capitanes adjuntos y otros cinco de igual grado para desempañar funciones administrativas.

Una decisión muy importante produci-da cuando ya estaba garantizada la in-dependencia y se requería “organizar la Fuerza Armada”, según expresa la norma, la constituyó el Decreto originado en el Congreso de fecha 20 de julio de 182411,

11. Inserto en “Diario de Campaña y Libro de órdenes y Regla-mentos militares, 1826 - 1832” Biblioteca de la Presidencia de la República, administración Virgilio Barco, Colombia 1983.FO

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Los generales Scharnhorst y Gneisenau son considerados como los padres del Estado Mayor germano-prusiano al igual que el Mariscal Moltke verdadero creador de la estructura; su fiel alumno Schlieffen indicó con acierto lo que debía caracterizar a un oficial de Estado Mayor “Rendir mucho; llamar poco la atención; ser, más que aparentar”.

por el cual “se establece un Estado Mayor cerca del Gobierno y Estados Mayores de Ejércitos y Divisiones Militares activas y Departamentos Militares”. Este decreto ratificado el 23 de julio por su inspirador el general Francisco de Paula Santander, Vicepresidente de la República, encarga-do del poder Ejecutivo, fue desarrollado por medio del Reglamento para los Estados Mayores Generales (1825) por el cual se fija su composición: Un jefe, un subjefe, dieciséis primeros ayudantes, dieciséis se-gundos ayudantes, treinta y dos adjuntos y veinticuatro escribientes.

La citada norma establece las funciones del Estado Mayor, casi todas del orden administrativo e indican la estructura in-terna conformada por diferentes sesiones en las cuales se asignan las tareas que correspondían a las armas y servicios. En normas posteriores (1826) se continuaron las disposiciones administrativas algunas de las cuales bien podrían asimilarse a un estatuto de carrera y otras en que se fija la planta, con nombre propio, de los Generales (20) y Coroneles (50) en total, presentes en el territorio nacional de ese entonces y reservando algunos cupos, sin sobrepasar las cantidades indicadas, para quienes se hallaban por entonces en Cam-paña en Perú y Bolivia. Como puede obser-varse las normas sobre Estados Mayores en inicios de la República daban prelación a lo administrativo; aun se estaba lejos de las funciones de investigación y planea-miento. No obstante fue un paso muy im-portante para dar al Ejército un carácter profesional.

El aluvión de guerras civiles desarrolladas a partir de la década de los 30 implicaron un retroceso en lo que concierne al obje-tivo de ir constituyendo paulatinamente un Ejército profesional, dando paso a las estructuras improvisadas que conforma-ba cada contendiente; en consecuencia se desvanecieron los Estados Mayores. Un caso significativo, que confirma lo ante-riormente citado, lo constituyó el hecho de que en el periodo comprendido en-

tre 1858 y 1863 los efectivos del Ejército fueron reducidos a una planta inoperan-te provocada por intereses políticos. Los intentos efectuados en 1881 y 1891 para crear verdaderas escuelas de formación fueron improductivos; Las sucesivas guerras civiles de 1895 y 1899 hicieron abortar tales propósitos.

3. Hacia la profesionalización definitiva

Fue tiempo después, mediante el Decre-to 1535 de 1906, luego de la pesadumbre que provocó la guerra de los mil días y la pérdida de Panamá, que mediante la patriótica gestión del general Rafael Uribe Uribe, embajador en Chile y del presidente General Rafael Reyes Prieto que se procedió a reorganizar el Cuartel General del Ejér-cito y el establecimiento de las Academias Militar y Naval. Un Decreto posterior, el 453 de 1º de mayo de 1909, dio vida a la Escuela Superior de Guerra disponiendo la realización del primer curso de Estado Mayor; por la misma norma se designó al Mayor del Ejército chileno Pedro Charpin como Director sin perjuicio de las funciones que tenía asignadas en la Escuela Militar de Cadetes. Quedó claro conforme a este Decreto fundacional que el curso de Esta-do Mayor estaba destinado a preparar Ofi-ciales “para el Cuerpo de Estados Mayores y Profesores para la Estrategia Militar”. Cabe anotar aquí que el Mayor Charpin poseía el privilegio de haber consolidado sus conocimientos superiores gracias a su

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permanencia como observador en el Esta-do Mayor General del Ejército Alemán en la época del gran Schlieffen.

En enero de 1911 el Estado Mayor resul-tante del curso ya indicado dio a la publi-cidad, de manera bimensual, su órgano de expresión que con algunas excepciones, mantuvo su vigencia hasta 1950 con el titulo “Memorial del Estado Mayor”. La publicación destinada a actualizar los con-ocimientos de los miembros de la Insti-tución contempló como su primer artícu-lo el titulado “El Estado Mayor General de Colombia” desarrollado por Francisco Palacio Pertuz, oficial y miembro de ese organismo y en el registro de 1950 se encuentra el del en ese entonces Mayor César Cabrera quien posteriormente se desempeñaría como Director de la Escue-la Superior de Guerra y Comandante del Ejército. De la importancia que poseía, en términos de jerarquía y sucesión de mando dentro de las Fuerzas Militares el Jefe de Estado Mayor General nos lo indica la Ley 102 de 1944 que ubica a este oficial como tercero en la línea de mando después del Presidente y el Ministro de Guerra. Un hecho de trascendental importancia, vi-

gente hasta nuestros días fue la creación del cargo de Comandante General de las Fuerzas Militares dispuesto con fundamen-to en el Decreto 835 de 1951; por medio de esta misma norma se le asignaron al Co-mandante General de las Fuerzas Militares las funciones y atribuciones que las leyes y el Código de Justicia Penal Militar le señala-ban al Jefe del Estado Mayor General. Igualmente en esta importante norma se definió, conforme a su Artículo 5º, que “el Estado Mayor General de las Fuerzas Mili-tares será el organismo netamente Técnico encargado de la elaboración y preparación de los planes estratégicos relacionados con las Fuerzas Militares en la Defensa Nacional”. Conforme a esta disposición el Jefe de Estado Mayor General de las Fuerzas Militares ocupó el cuarto lugar en jerarquía y sucesión del mando después del Comandante General de las Fuerzas Militares.

El aluvión de guerras civiles en Colombia, a partir de la

década de los 30, implicaron un retroceso en lo que

concierne al objetivo de ir constituyendo paulatinamente

un Ejército profesional, dando paso a las estructuras improvisadas que conformaba

cada contendiente; en consecuencia se desvanecieron

los Estados Mayores.

General Carlos Soublette

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Desde ese entonces el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares, de-nominación que tiene en la actualidad, ha sido integrado por Oficiales de la mayor prestancia profesional cuyos servicios a la Institución y al país se han caracterizado por su profesionalismo. De mucha Impor-tancia para el Estado Mayor Conjunto han sido los aportes que le han brindado la

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Escuela Superior de Guerra y en particular el curso de Altos Estudios Militares en la preparación de los documentos primarios y secundarios requeridos para la Seguridad y la Defensa.

Una decisión de alcances históricos fue la asumida por el Comando General en el sentido de haber hecho efectivo el con-cepto doctrinario de las operaciones con-juntas; uno de sus efectos inmediatos fue la adaptación de su Estado Mayor al de-sarrollo de esa determinación, lo cual se tradujo en una demostración muy positiva de la puesta en práctica del principio de la flexibilidad tan necesario para conducir con éxito una confrontación de carácter tan asimétrico como la que caracteriza al conflicto interno. Los observadores y analistas del quehacer militar, especial-mente el de la última década, registrarán positivamente las realizaciones de nuestro Estado Mayor Conjunto.

Concluyo este trabajo evocando la sen-tencia de Clausewitz con la cual lo inicié, preguntándome si ha sido necesariamente indispensable asignarle la prioridad al em-pleo del poder militar, en veces el único, como el medio para alcanzar un objetivo político, en este caso el de la finalización del conflicto interno y la construcción de la paz. Hemos hecho con valor y sacrificios mucho más de lo posible. La historia de Colombia registrará con justicia nuestra efi-ciencia y eficacia, así como nuestro alto sen-tido del honor militar. Fuimos, y lo somos, parte de una historia que no provocamos.

“El Estado Mayor General de las Fuerzas Militares será el

organismo netamente Técnico encargado de la elaboración y preparación de los planes

estratégicos relacionados con las Fuerzas Militares en la

Defensa Nacional”. Decreto 835 de 1951; Artículo 5º.

FOTO: ejercitodecolombia.blogspot.com

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Doctrina militar,decisiones y esperanzas

Un paso normal en las estructuras de los Estados Mayores es el análisis que se hace para la conducción de todo tipo de operaciones o la preparación de

planes futuros de amplio espectro.

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: fuerzasmilitares.org

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Mayor General

JUAN SALCEDO LORA

El titular sugiere que alguien quiere cambiar la doctrina mili-tar de las Fuerzas Militares de Colombia. No es fácil, se con-sigue a través de los años, de las experiencias propias y de las ajenas especialmente, de las vivencias de los planeadores

militares a lo largo de varios períodos de observación, en fin, no se cambia la doctrina porque sea ingrata para unos, porque a los irenis-tas (pacifistas y conciliadores) nada del campo militar les satisface o, porque si hay que cambiar muchas cosas, de paso se debe cambiar la doctrina militar colombiana fogueada y triunfante en tantos campos. O, por qué no mencionarlo, de los fracasos también se producen cam-bios en ella.

Las tantas reformas militares involucraron necesariamente cambios en la doctrina y como los grandes equipos deportivos, no se cambian las alineaciones cuando el equipo es triunfante y los diálogos en Cuba son consecuencia inmediata de la alta calidad de la triunfante doctrina militar.

Un paso normal en las estructuras de los Estados Mayores es el análi-sis que se hace para la conducción de todo tipo de operaciones o la

Actual Presidente de ASOCACI, Expresidente de ACORE. Miembro de la Junta Interamericana de Defensa de Washington. Inspector General del Ejército. Director de la Escuela Superior

de Guerra.

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preparación de planes futuros de amplio espectro. Los militares y policías en ser-vicio activo y, con mayor razón, los reti-rados, saben por experiencia que en los Estados Mayores se producen iniciativas y recomendaciones por parte de quienes integran ese valioso instrumento, hasta cuando el Comandante toma la decisión basada en las anteriores apreciaciones y recomendaciones. Conocida la decisión todos a una se dedican a elaborar las órdenes y planes para cumplir las tareas encomendadas.

Si el Presidente de la República, comandan-te supremo de las Fuerzas Armadas, jefe del Estado, jefe del gobierno, y símbolo de la unidad, toma la decisión de avanzar en un proceso de paz, como el de La Habana, con la misión de parar la balacera que nos consume pasado medio siglo del conflicto armado, las Fuerzas Armadas simplemente cumplen las tareas que de tan grandes de-cisiones emanan. Allí no caben dudas o ti-tubeos. Los hombres y mujeres en el retiro tienen la particularidad de actuar al libre albedrio de sus interpretaciones, como cualquier ciudadano. Es decir, no están obligados a cumplir órdenes en el senti-do estricto de la palabra. Piensan y actúan como cualquier ciudadano civil. Tampoco aquí, caben dudas o titubeos.

Ahora bien, la ya conocida Reserva Activa, organizada con muchos fines y objetivos diversos, es pensante, es analítica y no pierde aunque les pasen los años la pasión y amor por su patria, sus instituciones y su

Si el Presidente de la República, comandante supremo de las Fuerzas Armadas, toma la decisión de avanzar en un proceso de paz,

como el de La Habana, con la misión de parar la balacera que nos consume pasado medio

siglo del conflicto armado, las Fuerzas Armadas simplemente cumplen las tareas que de tan

grandes decisiones emanan.

futuro. Siguen siendo en la absoluta sole-dad de sus recuerdos grandes soldados y se sienten orgullosos de haber aportado los mejores años por la más grande causa.

La paz es anhelo universal, mayormente cuando ésta se ha perdido como en el caso colombiano. Los ciudadanos, se supone, anhelan la paz. La Reserva Activa anhela la paz. La gran diferencia entre los primeros y los segundos, es que estos pelearon una guerra absurda, no pedida por ellos, no causada por ellos, pero si fue obligatoria para ellos. Por estas razones son más duros en la crítica cuando presuponen que las cosas no andan, a su criterio, como sería el ideal. Declaración contundente: la Reser-va Activa de la Fuerza Pública colombiana ama la paz y espera y aspira que el proce-so que se desarrolla sea exitoso. El sentir generalizado de desconfianza de los co-lombianos por “cosas ocultas” del proce-so, no solamente fue compartido por ellos, también en la Reserva Activa fue sometido al filtro inexorable de sus conocimientos y experiencias analíticas y allí, después de tan serias y preocupantes concepciones, aparecieron los espectros de escenarios difíciles de concebir.

Desde hace dos semanas se descorrieron los velos que ocultaban esas cosas ocultas y se vio que no había necesidad de crear falsas expectativas. Se había hecho la luz. Es tan cierto ello, que en el lanzamiento de las Farc de su propio noticiero de TV, desde Cuba claro está, su directora Tan-ja Nijmeijer, a. Alexandra Nariño y el co-presentador a. Boris Guevara, justificaron la existencia del medio para que permi-ta “una mayor compresión de las etapas” e hicieron énfasis en la pretensión de “romper el cerco mediático que el régi-men ha impuesto a los colombianos”.

A partir del descorrimiento de los velos, lo demás es expectativa para los colombia-nos. Para la Reserva Activa es simplemente la continuación de los análisis para buscar en el más allá de cuanto falta, la concre-ción de escenarios más amables para nues-tros nietos, porque a nuestros hijos ya les

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tocó sufrir las realidades del conflicto. Es enorme la cantidad de cosas que quedaron pendientes de cada punto de la agenda y se aumentará muy seguramente con lo que falta por discutir. Se nota con claridad meridiana que lo que está dejándose para el final es lo más importante. Se teme el endurecimiento de las Farc para imponer sus condiciones, lo presentimos, no como consecuencia de lo analizado, se sabe todo a casi todo por cuanto ellos desde Cuba

Es urgente definir una herramienta decisiva

para el paso subsiguiente al término de los

acuerdos conjuntos de las delegaciones: a los

colombianos se les consultará mediante una

asamblea constituyente o a través de un referendo.

lo están afirmando y si bien altos funcio-narios del gobierno dicen lo contrario, es

decir desmienten cada atrevida posición, lo cierto es que allá en la isla el equipo del Dr. Humberto De la Calle y sus asesores tendrán un verdadero pugilato para evitar desenlaces inconvenientes y hoy impre-decibles.

Es urgente definir una herramienta deci-siva para el paso subsiguiente al término de los acuerdos conjuntos de las delega-ciones: a los colombianos se les consultará mediante una asamblea constituyente o a través de un referendo. Con lo primero nos regresaríamos a la isla, no la de Cuba, a la Isla de la Fantasía. El referendo es lo más aconsejable en concepto de un gru-po de elementos destacados de la Reserva Activa.

¡Alea iacta est! El proceso no tiene re-versa. Todo el mundo sabe lo que puede pasar y cada uno puede pensar o decir lo que cree que sucederá. Nada está escrito ni asegurado. Se puede especular mucho y errar bastante. También se puede esperar confiado en que suceda lo esperado, ¡lo mejor! Pero… Si las cosas no salen como se esperan, nuestras FF.MM. y la Policía Na-cional tendrán un reto más, no diferente de los anteriores, pero cumplirán porque tienen ¡Fe en la causa!

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: presidencia. gov.co

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Temas pactados y su perfeccionamiento en

el posconflicto“La paz y la no repetición del conflicto requieren también de la implementación

de las reformas que aquí hemos acordado. Reformas que quiero recordar tendremos que implementar con la participación de todos. Aquí sólo hemos

acordado el “qué”; el “cómo” se pondrán en marcha las reformas, es algo que tendremos que convertir en realidad entre todos en las regiones de Colombia”.1

1. Apartes de la declaración de Humberto de la Calle, Jefe delegación de Gobierno en la habana, Septiembre 24 del/14 “Del borrador conjunto del Acuerdo Final en su estado actual” subrayado del autor, no en el texto original.

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: laopinion.com.co

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Mayor General (RA)

RICARDO RUBIANOGROOT ROMÁN

Maestría en Seguridad y Defensa Nacional. Director de la Escuela Militar de Aviación,

Jefe de Inteligencia Aérea, Inspector General de la Fuerza Aérea.

Voy a referirme en forma sucinta a los puntos que el Gobier-no ha autorizado se divulguen hasta la fecha que se gestó este escrito, pienso que expreso lo que hasta hoy día se ha acordado en la mesa de la Habana; se acota que hay una

gran y variada cantidad de aspectos, las llamadas “salvedades”, que están pendientes según la posición de la guerrilla, y que en caso de ser aceptado que se reabran por parte del Gobierno, como se presume, generarán muchos días de conversaciones. Son temas delicados y de gran contenido, sin embargo, el hecho de que se hayan mencionado y dejado para discutirlos en la última etapa del proceso, no significa que el Gobierno esté en la obligación de aceptarlos. De la misma forma si se va a tener en cuenta o no el preámbulo del preacuerdo.

Los textos de lo acordado suma 65 páginas de compromisos que preten-den fundamentar las bases para que este conflicto de vieja data no se repita en el futuro, buscan restablecer y vigorizar el Estado Social de Derecho que se ha debilitado por razón del conflicto en los diferentes Departamentos del país y para que aquellos que nos sucedan tengan una mejor calidad de vida, que puedan vivir y amanecer en un país en

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armonía y no como nos ha correspondido a las últimas generaciones de Colombianos.

Es oportuno aclarar que los temas acor-dados y que señalo a continuación, han sido difundidos con alguna regularidad en la medida que se fueron pactando, se han divulgado en comunicados conjuntos para conocimiento público, sucede que muchas personas no lo han advertido y analizado, lo cual es inquietante, por ser el conducto que nos permite conocer y opinar acerta-damente en cuál será el escenario factible por lo arrojado en esos acuerdos en un es-pacio próximo de ocho a diez años; quizás más, pero que tendremos que afrontar una vez se firmen y refrenden los acuerdos

Lo acordado

I. El acuerdo sobre el Punto 1 de la Agen-da, “Hacia un nuevo Campo Colombia-no: Reforma Rural Integral”.

“Para ejecutar el acuerdo número uno de La Habana, sobre desarrollo rural con enfo-que territorial, se necesita mucha decisión política, pero de pocos cambios legislati-vos. De muchos recursos, pero de pocas normas nuevas. Exigirá profundos cambios de mentalidad en la sociedad colombiana sobre lo que debe ser el futuro agrario del país, pero de leves modificaciones al dere-cho agrario vigente, el cual, más que rein-ventarlo, habrá de aplicarlo.”2

Este acuerdo tiene cuatro pilares, que son de enorme importancia especialmente para la conjunto de habitantes del campo, por ende para el país.

El primero es el acceso y el uso de la tierra.

El acuerdo agrario de La Habana busca para lograr ese acceso y uso de la tierra, la creación de un “Fondo de tierras” el mis-mo aún no está cuantificado, estudios pre-liminares indican que podría ser de unos tres millones de hectáreas, la idea gestada es hacer entregas de hectáreas a campesinos sin tierra o con tierra insuficiente, entre

2. Escrito diario El Espectador Octubre 12/14 “En el camino de la trasformación Agraria” Juan Camilo Restrepo.

los mecanismos para obtener el menciona-do “Fondo de tierras” se destaca acciones que le corresponde implementar a la Di-rección de Estupefacientes clasificando hectáreas a las que se les puede declarar la extinción de dominio, se estiman que podrían ascender entre 400.000 y 500.000. Atención, es importante que esa extinción de dominio sea perfectamente reglamen-tada, es decir que sean bienes de origen o destinación ilícita, lo que presupone que se les están impidiendo a delincuentes mantenerlas, y no privar de ellas en forma arbitraria a personas naturales o jurídica limpias.

Otras estrategias previstas son la recu-peración de tierras por acción de la Nación, las denominadas tierras baldías, pueden estar cercanas a un millón de hectáreas. Se han considerado también para aumen-tar el fondo, acudir a tierras inexplota-das, tierras donadas o la adquisición de las mismas.

Es fundamental en este propósito esta-blecer el catastro e impuesto predial de las tierras, es mandatorio titular todos los terrenos rurales, conocer los límites de cada propiedad, ello genera que los propietarios aporten recursos al fisco que regresarán en mejoras de las condiciones generales del área, amén que las personas se sientan propietarias y dimensionen esa responsabilidad.

Es indispensable concretar la propiedad agraria. No poseer escrituras debidamente formalizadas, imposibilita al trabajador del campo tener acceso a créditos, acu-diendo como respaldo para el préstamo, precisamente a su propiedad.

El segundo pilar es el establecimiento de programas especiales de desarrollo con enfoque territorial.

Se han previsto diversos planes para inten-tar activar el campo en forma adecuada. Planes para vías terciarias, distritos de riego y drenaje, electrificación rural y de conectividad, salud, educación,

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construcción y mejoramiento de vivienda social, cooperativas, asistencia integral técnica, tecnológica y de impulso a la in-vestigación, protección social y garantías de derechos de los trabajadores rurales.

Un tercer pilar son planes nacionales que deberán lograr una reducción en todas sus dimensiones de la pobreza rural en un 50% y la eliminación de la pobreza extrema, en un término de 10 años.

El Gobierno Colombiano ha recurrido como estrategia a la aplicación por intermedio de Planeación Nacional, del “Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el que concibe la pobreza como “la incapacidad de los individuos dentro de su grupo familiar, de alcanzar los logros básicos de la vida humana de manera li-bre” (PNUD y DNP 2006).3

La pobreza debe ser entendida dentro de una concepción multifacética que in-cluya todas las privaciones relativas a las capacidades humanas, como la seguridad alimentaria, salud, educación, derechos, expresión, seguridad, dignidad y trabajo decente. La aplicación en forma adecuada del segundo pilar previamente referido, apoya directamente a la realización de este tercero.

El cuarto y último pilar es un sistema es-pecial de seguridad alimentaria y nutri-cional.

Sistema que esta por establecer.

II. Punto 2 de la Agenda, denominado: “Par-ticipación política: Apertura democráti-ca para construir la paz”. El acuerdo está construido sobre tres pilares:

El primero es una nueva apertura democráti-ca que promueva la inclusión política como mecanismo para consolidar la paz luego de la terminación del conflicto.

Básicamente es la participación en política de los actuales integrantes de la guerrilla

3. Medicina veterinaria y reducción de la pobreza rural en Colombia, O F Giraldo

FARC. La ordenanza de un movimiento o partido político que los congregue y les dé oportunidad de desempeñarse públi-camente.

El segundo pilar es una mayor partici-pación ciudadana para consolidar la paz.

“El éxito de un mecanismo de partici-pación no se puede medir únicamente por su resultado en las urnas, sino por la utilización que hacen los ciudadanos de ellos como forma de movilización social y expresión política”, señaló el Registrador Nacional del Estado Civil, Dr. Carlos Ariel Sánchez Torres, durante el foro “El papel del ciudadano en el fortalecimiento de la democracia”.

El tercer pilar y la idea fundamental del fin del conflicto, es asegurar que se rom-pa para siempre el vínculo entre política y armas.

III. El acuerdo sobre el Punto 4 de la Agen-da denominado: “Solución al problema de las drogas ilícitas”. Incluye los siguientes puntos.

1. La sustitución y erradicación de los cul-tivos ilícitos.

Este no es un punto novedoso, como es conocido, desde tiempos pasados se ha hablado al respecto; se condensa en sus-tituir los cultivos ilícitos por aquellos que mejor se adapten a las condiciones am-bientales existentes en el área referida y que los mismos sean productivos. Se acordó también proporcionar con responsabi-lidad exclusiva del Gobierno, un subsidio a los trabajadores del campo para equiparar la

El papel de la Fuerza Pública es la de ser muy pragmáticos en cada uno de los acontecimientos. Cuando se dé la implementación de las reformas se debe tener en mente que sobre nuestras instituciones esta fincada la estabilidad de la Nación.

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rentabilidad de los cultivos ilegales versus los que se han remplazado.

2. La prevención y tratamiento del consumo.

Para ello se recurre a los acuerdos Nacio-nales e Internacionales de vieja data, que funcionan en la actualidad en el mundo y en alguna medida en el país.

3. La lucha contra el narcotráfico

Desafortunadamente en este punto no se logró el reconocimiento de los subversivos como narcotraficantes y se dio la figura que se ha recurrido a esa práctica como un resultado “colateral del conflicto” equi-parándolo con un delito político. El argu-mento esgrimido por las FARC y aceptado por el Gobierno, es que se recurrió a ello para poder mantener el aparato de guerra de la guerrilla. Los grandes capitales, las rutas, los contactos, no afloraron.

4. Serie de compromisos.

Básicamente se determinó que no se acu-de a la erradicación aérea (fumigación, aspersión) salvo casos especiales por oro-grafía; como dato curioso Colombia es el único país en el mundo que recurre a esa práctica4; otro compromiso apadrinado por la guerrilla es la cooperación y obser-vancia en que no se continúe con la prácti-ca en siembra de cultivos ilícitos.

4. Universidad de los Andes, estudio “Los costos de la guerra”

Este un resumen ejecutivo de lo pactado. Hay muchas deducciones, conjeturas y as-pectos que se deben considerar en forma general y para medir en forma particular por las Fuerza Pública. Surgen estos cues-tionamientos:

Consideraciones:

1. En cada uno de los tres puntos se ha pactado que una serie de organismos se-guirán deliberando una vez se firmen los acuerdos, con el fin de concretar cada uno de los temas, se han establecido comi-siones, comités de expertos, consejos, veedurías, se implementaran cátedras, se establecerán tribunales, misiones (nombre que se da en Venezuela a los grupos de tra-bajo para un fin específico, propio de los sistemas Socialistas). La conclusión es que terminado el proceso de dialogo se seguirá dialogando por un periodo indeterminado. Es importante que el espíritu de los acuer-dos no se cambie por falta de una super-visión adecuada.

2. Recursos financieros. Al cerrar los acuer-dos, “El Gobierno se compromete a asegu-rar la financiación de todos los compromisos derivados del presente acuerdo”5. Aún no existe una cuantificación detallada del valor a que ascenderá el coste de estos acuerdos y los que vendrán, se han iniciado estudios técnicos al respecto, 6 pero no es

5. Juan Camilo Restrepo, ex ministro de Agricultura.6. Uno de los entes en ese propósito, Universidad de los Andes, en vía de estructurar estudios de costos sociales y económicos de los acuerdos. cómo construir un posconflicto

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: fao.org

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difícil anticipar que el costo fiscal del pos-conflicto (que naturalmente se escalará en varios años) será inmenso.

Es de conocimiento popular el déficit pre-supuestal en el que está el Gobierno ac-tualmente, generado por gastos para fines políticos, propaganda, creación de varia-dos y numerosos cargos, etc. Hasta donde es conocido no se han previsto recursos es-peciales para solucionar la carencia para cubrir lo que se derivará de los acuerdos.

Surgen las incertidumbres, ¿vendrán más impuestos? ¿Se acudirá a préstamos inter-nacionales? ¿Se aumentara la deuda ex-terna? se conoce el periplo internacional realizado por el Presidente en busca de apoyos. ¿Esos Apoyos se concretarán? ¿Cuál será la cuantía? ¿Cómo se afecta el presu-puesto para la defensa?

3. El factor Tiempo, para desarrollar e im-plementar los acuerdos y la maduración de los mismos podrá extenderse hasta más de 10 años, lo dicen las experiencias inter-nacionales en otros procesos. Para ello se debe advertir a los ciudadanos que la paz no está a la vuelta de la esquina como muchos piensan. Se deben desarrollar acciones efi-caces con el fin de que no se queden en promesas y en buenas intenciones los enun-ciados que aparecen en el texto concertado en La Habana. La obra se debe finalizar, no puede quedar en obra gris o negra. Duran-te ese periodo nos corresponde garantizar el orden interno.

4. Los otros temas pendientes, Tal vez el tema más sensible de la Agenda para la FF.PP, es el punto tres (3) denominado, fin del conflicto, tan solo en su preámbulo ya se habla del Comando de Transición del Gobierno enfrentado al Comando de Nor-malización de la guerrilla, 7 se habla de Ar-sostenible?” De María Alejandra Arias, Adriana Camacho, Ana María Ibáñez, Daniel Mejía y Catherine Rodríguez7. Pastor Alape, guerrillero FARC, comunicado del 24 de Oc-tubre/14 la Habana-Cuba. “Por los mismos días el gobierno nacional dio a conocer públicamente su decisión unilateral de crear, también en cabeza del general Flórez, el denominado “Comando de Transición”, al que, por fuera del espíritu del Acuerdo General de La Habana y de lo pactado, encomendó emprender el estudio de la “desmovilización y entrega de ar-mas de la guerrilla”. Esta circunstancia, y la necesidad de no

misticio, 8 supuestamente por demanda de las víctimas que han hecho presencia en la Habana, es muy probable que desconozcan el significado de ese término9. ¿Acaso la guerrilla está enmarcada dentro de la defi-nición, dada en la nota de pie de página No 9? Se está dando lo inimaginable hasta hace unos pocos meses, cada día se está convirtiendo en una pesadilla de la cual quisiéramos despertar cuanto antes. Gran responsabilidad, ésta es la prueba de fuego para los expertos de FF.MM, el mando, y el Comando Estratégico de Transición. Que-da pendiente también pero se habla en la actualidad simultáneamente, de víctimas y quedara entonces la refrendación de los acuerdos. ¡Hay que estar expectantes!

Es fundamental entender que hasta el mo-mento nos han informado de la “mecáni-ca” es decir que se da, que se entrega, que se pacta, que se acuerda y que no en cada compromiso, pero que es papel vulnerar el equilibrio que debe existir en la Mesa en cuanto a la condición de partes iguales, que para efecto del proceso tienen guerrilla y gobierno, obligó a que las FARC procedieran a conformar un Comando Guerrillero de Normalización, que no de transición, con la misión de estudiar el regreso de la fuerza militar a su rol constitucional de defensa de las fron-teras y su no utilización irregular para asuntos de orden públi-co interno. De la misma manera las fuerzas de policía debían desmilitarizarse prescindiendo de su actual doctrina contrain-surgente que atenta contra las libertades ciudadanas.”8. Pastor Alape, guerrillero FARC, comunicado del 24 de Oc-tubre/14 la Habana-Cuba “Este es nuestro Comando Guerrille-ro para la Normalización que explorará caminos con altos oficiales del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Policía Nacional, en busca de un acuerdo que nos permita concretar el ar-misticio demandado por las víctimas del conflicto y clamor de una Nación”9. Suspensión de hostilidades entre pueblos y ejércitos be-ligerantes.

Se han previsto diversos planes para intentar activar el campo. Planes para vías terciarias, distritos de riego y drenaje, electrificación rural y de conectividad, salud, educación, construcción y mejoramiento de vivienda social, cooperativas, asistencia integral técnica, tecnológica y de impulso a la investigación, protección social y garantías de derechos de los trabajadores rurales.

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nuestro entender, deducir el “contexto” es decir las consecuencias a futuro de cada uno de esos acuerdos; como ellos nos conciernen y como nos pueden afectar, cuáles serán las secuelas que nos dejaran; y como esa mecánica pactada, podrían ser el preludio a un cambio de la actual na-turaleza del Estado Colombiano y del paso de una Democracia,10 al socialismo11; lo an-terior ¿le conviene al país?

El “contexto” indefectiblemente es la consecuencia de la “mecánica”

El papel de la Fuerza Pública es la de ser muy pragmáticos en cada uno de los acontecimientos. Cuando se dé la imple-mentación de las reformas que subrayé en un inicio, se debe tener en mente que sobre nuestras instituciones, esta finca-da la estabilidad de la Nación, hay que prepararse para los cambios en su estruc-tura, siempre teniendo en mente que no podemos aceptar su debilitamiento, sino una transformación para los nuevos retos y pensar que nos corresponde ser garantes a toda costa de preservar el Estado de Dere-cho de la Nación.

Entender que de parte del Gobierno ex-iste la buena voluntad, pero a la vez hay

10. En la práctica, la democracia es una modalidad de gobier-no y de organización de un Estado. Por medio de mecanismos de participación directa o indirecta del Pueblo.11. Una sociedad puede organizarse de diversos modos, con distintas clases de instituciones, reglas, etc. Cuando la economía y el orden social están basados en la gestión del Es-tado y los medios de producción son colectivos, el sistema se conoce como socialismo.

un afán, mientras a quienes se les dio la oportunidad de negociar tienen en mente sacar “la mejor tajada”, todos los réditos factibles, lograr su legitimación, para ello buscan deslegitimizar a la FF.PP es allí donde afloran mecanismos como el Cen-tro de Memoria Histórica, la comisión de la verdad, comisión histórica del conflicto y víctimas, mecanismos que no se les ha dado el mejor tratamiento de severidad e imparcialidad.

Entender que corresponde permanen-temente analizar, y prepararse para las amenazas derivadas del posconflicto, Nicaragua, con el eje Rusia-China, la región en general.

“Entender que las Fuerzas Militares deben razonar, prepararse y conocer cuáles son las relaciones político militares que les corresponderá enfrentar en una Colombia con una sociedad con normas nuevas que nos entregaran como producto del contex-to que va arrojar el proceso”

¡Que inmensa responsabilidad!

“Para ejecutar el acuerdo número uno de La

Habana, sobre desarrollo rural con enfoque

territorial, se necesita mucha decisión política, pero de pocos cambios legislativos. De muchos recursos, pero de pocas

normas”.

Carátula libro Nuevo Ciudadano Colombiano, Material pedagógi-co para el Instituto de Estudios del Ministerio Público

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Consolidación de las Fuerzas Militares de Colombia en el

posconflictoEl Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos ha mostrado evidencias que señalan que los esfuerzos institucionales van encaminados a que el

elemento de guerra interna sea eliminado de la ecuación y deje de ser una constante del orden doméstico. La Habana.

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: lafm.com

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Pensadores como Michael Walzer y su pensamiento sobre lo determinante que es apelar a la moralidad social para ofre-cer soluciones a todos los problemas; o Johan Galtung que ha impulsado en su teoría de los conflictos el concepto de paz

positiva; o Vicenç Fisas con su cultura de paz; han puesto de manifies-to la urgencia de que las sociedades demanden y gocen del derecho a la no violencia y el derecho a la paz.

De la misma manera, organismos internacionales como Peacekeeping, departamento de operaciones de las Naciones Unidas para el man-tenimiento de paz; el DDR, de Desarme, Desmovilización y Reinser-ción; y otra serie de mecanismos de resolución pacífica de contro-versias también han intentado colocar su cuota internacional para la paz. También hay que reconocer el papel que han venido cumpliendo la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y la Corte Penal Internacional (CPI), al intervenir en conflictos armados o judicializando a los crimi-nales de guerra.

Por su parte, el Estado colombiano, en cabeza del Gobierno del Presi-dente Juan Manuel Santos, ha mostrado evidencias que señalan que los

ANDRÉS GAITÁN RODRÍGUEZ

Magister en Defensa y Seguridad Nacional, analista del Centro de Estudios Estratégicos

en Seguridad y Defensa Nacional de la Escuela Superior de Guerra.

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esfuerzos institucionales van encaminados a que el elemento de guerra interna sea eliminado de la ecuación y deje de ser una constante del orden doméstico. Por esta razón, desde 2013 se vienen adelantan-do negociaciones y acuerdos con el gru-po terrorista de las Farc, inicialmente en Oslo, y ahora en La Habana, Cuba.

En el contexto colombiano, en primera instancia, no se pueden dejar de prever los escenarios hipotéticos de guerra inter-estatal; más aún, cuando los modelos políti-cos regionales e internacionales tienden hacia el radicalismo, los discursos bélicos, las carreras armamentistas y la negación y burla del derecho internacional. Se ha demostrado que los complejos de seguridad internacional de los que habla Barry Buzan, son irrefutables, más aún, cuando se tra-ta de Estados que han tomado la decisión de desmontar sus estructuras militares y se quedan sin capacidad de proponer efec-tivos modelos y sistema de defensa: caso Costa Rica o Panamá.

Desde otro enfoque, como el propuesto por Paul Collier, se ha llegado a la con-clusión de que un gran número de los con-flictos armados que en su momento ini-ciaron por causas políticas, estructurales y culturales, tienden a degenerar en es-cenarios donde los grupos revolucionarios o secesionistas deciden armarse ilegal-mente para sostener estructuras crimina-les y delincuenciales mediante el control territorial, la violencia, la coerción y el desplazamiento. Lo anterior, como presu-puesto del fenómeno de la depredación de los recursos naturales; los cuales terminan

convirtiéndose en fuentes de ingreso y lu-cro para los grupos al margen de la ley.

Debe ser aceptado que la amenaza clásica a la seguridad nacional, la guerra proveni-ente de otros Estados, nunca dejará de ser una posibilidad y, como respuesta de esto, ser reflexivo frente a la situación política interna de los países que están más cerca-nos a nuestras fronteras. Esto en varios niveles. Primero, porque los gobiernos que tienen presencia en la región no se les pueden atribuir actos totalmente apega-dos a la constitucionalidad o principios democráticos, lo cual, proyectado al plano internacional podría ser tomado como una alarma. Si el Gobierno no es juicioso con normatividad legislativa o las manipula a su favor, con qué certeza estos políticos podrán continuar vinculados a los marcos normativos del derecho internacional que eviten la violación de la soberanía.

Debe darse la debida alarma a situa-ciones regionales como el intercambio de petróleo por armamento militar; el forta-lecimiento de los aparatos militares en la región a través de otros procesos de ad-quisición; la frecuente y abierta violación de derechos humanos; la violación del es-pacio aéreo colombiano por aviones espías de última generación de países lejanos pero con intereses geopolíticos en el con-tinente; la restitución de áreas geográficas nacionales; la posible apertura de nuevos canales interoceánicos en la región; y el manejo de políticas fronterizas y discursos políticos agresivos, entre otras.

Desde una perspectiva más amplia, la ciberguerra o el armamento nuclear en manos de gobiernos radicales no deben ser menospreciados. No deben olvidarse los contundentes ciberataques que han sufri-do Estonia, Georgia, Irán, Estados Unidos y Corea del Norte, en contra de sus siste-mas informáticos. Con estas operaciones lo que se pone en riesgo a través del ci-berespacio es la información como planos clasificados de producción de aviones caza de última generación, el control de siste-mas e infraestructura del Estado como los

La guerra en red es una realidad en la cual, aprovechando las capacidades ofrecidas

por la globalización y las tecnologías informáticas, estos actores no estatales han

construido complejas y clandestinas redes de funcionamiento, dispersas por el mundo debido

a la flexibilidad de las telecomunicaciones.

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La seguridad debe construirse a partir de acciones que ya no se relacionan específicamente con el poder o el armamento;

pero este factor no debe asumirse como una negación o el fin de los cuerpos armados legales de defensa nacional.

reactores nucleares, o bien el control de armamento enemigo como los aviones no tripulados.

Por otra parte, no debe bajarse la guardia frente a los procesos de consolidación de programas nucleares en países donde los gobernantes asumen discursos y acciones antidemocráticas y agresivas en contra de occidente; del occidente cultural. Países como Irán, Rusia, Corea del Norte o Ara-bia Saudita, no tienen líneas estratégicas fuertes y directas en Colombia, es claro que como resultado del nuevo balance del poder mundial, los nexos entre países que proyectan sus políticas exteriores en contradicción a las de Estados Unidos y de la Unión Europea, son cada vez son más factibles. Además, ya es posible observar un aumento en las transferencias y venta de armamentos entre unos y otros como se evidencia con China y Rusia y sus mer-cados de armas a Venezuela, Ecuador o Nicaragua.

Aunque Colombia, por situación de su guerra interna, ha consolidado una larga experiencia en construcción de defensa en teatros domésticos, la situación sigue de-mandando altos esfuerzos.

Guerra en red

John Arquilla y David Ronfeldt capitaliza-ron la complejidad y letalidad que presen-tan las bandas armadas ilegales contem-poráneas (revolucionarias, terroristas y criminales) en el concepto de la guerra en red. Es una realidad en la cual, aprovechan-do las capacidades ofrecidas por la glo-balización y las tecnologías informáticas, estos actores no estatales han construido complejas y clandestinas redes de funcio-namiento, dispersas por el mundo debido a la flexibilidad de las telecomunicaciones.

Es así como los actores que representan una amenaza tienen la capacidad de con-

Sumergibles utilizados por el narcotráfico

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: ejercitodecolombia.blogspot.com

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figurarse en una forma de organización que no demanda de un líder pues toda la información estratégica y de inteligencia es suministrada a través de una red a las células de la organización.

Además, tienen ventaja de posicionarse y generar procesos de control territorial más ambiciosos al poderse coordinar por medio de tecnologías que rompieron con las barreras espaciales y temporales de la comunicación como los computadores y la internet. Esto también les permite alcanzar una nueva forma de lucha denominada la guerra en enjambre o swarm war; táctica en dónde la coordinación efectiva permite acertar ataques a blancos estratégicos de forma simultánea, y como se evidenció el 11 de septiembre de 2001, cuando ya EE.UU. había sido víctima de un ataque de guerra en enjambre cuando Al Qaeda atacó las embajadas de Nairobi y Dar es Salaam, en 1998.

Para el caso nacional, esto se fundamenta en fenómenos que afectan la seguridad na-cional tales como: la capacidad de grupos terroristas de violar los derechos humanos; la capacidad, sin importar si las organi-zaciones sostienen proyectos terroristas o lucrativos, de construir complejas redes entre ellas para potenciar su éxito, tal y como lo hacen las bacrim y las Farc, o en el caso extensivo, los grupos que produ-cen narcóticos en el país, Perú y Bolivia, o las bandas de los países centroamericanos que muchas veces se encargan del tráfico hasta México, y de ahí a Estados Unidos.

No se pueden dejar de prever los escenarios hipotéticos de guerra

interestatal; más aún, cuando los modelos políticos regionales e internacionales

tienden hacia el radicalismo, los discursos bélicos, las carreras armamentistas

y la negación y burla del derecho internacional.

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: jesusantoniobernal.blogspot.com

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Finalmente, el Estado debe entender que la violencia interna tiene raíces que so-brepasan la misma existencia de las Farc, pues la afectación de la seguridad de los ciudadanos hoy en día emana del accionar de grupos que sólo buscan lucrarse dentro del mercado negro (y en el ciberespacio).

Ahora, visto desde las amenazas regulares e irregulares no se debe perder de vista que se debe construir seguridad en el país, y más si se alcanza un posconflicto. Pero también depende de cómo asumir la ca-pacidad gubernamental, militar y policial de adaptarse a los nuevos contextos donde la ciudadanía demanda la presencia de aquellas instituciones donde siempre ha depositado su confianza.

A qué me refiero, a que la seguridad debe construirse a partir de acciones que ya no se relacionan específicamente con el poder o el armamento; pero este factor no debe asumirse como una negación o el fin de los cuerpos armados legales de de-fensa nacional.

Las Fuerzas Militares son instituciones que, además de entrenar a sus miembros, para acciones de guerra y defensa de la so-beranía nacional, también los capacita para desarrollar habilidades para el rescate, construcción, ayuda humanitaria, primeros auxilios, etc. Paralelamente, cuentan con recursos materiales y tecnológicos que no sólo sirven para la guerra sino para lle-gar a territorios donde otros servicios no se pueden prestar, para transportar re-cursos a poblaciones alejadas de los cen-tros urbanos, para prestar asistencia en momentos de evacuación, contrarrestar afectaciones contra el medio ambiente, construcción de infraestructura y vías de acceso, apoyo a la población en desastres naturales.

Conexo a estos nuevos escenarios, y re-cordando que son los recursos militares quienes están dispuestos constituciona-lmente para resguardar la soberanía y fronteras del Estado, se trata de aceptar que en ocasiones, sin abandonar la doctri-

na de los derechos humanos y el bienestar de los civiles, también deberá impedirse el desarrollo de fenómenos o amenazas que afectaría a la sociedad colombiana como podría ser la entrada de alguna pandemia al territorio nacional o el desarrollo de una migración masiva de ciudadanos de otros Estados, y en especial de países en crisis internas.

El posconflicto es un momento estratégico de proyección militar, y nunca el discur-so político debe tender a un escenario en donde se vea obsoleto el accionar de las Fuerzas Militares. En el caso particular de Colombia las razones ya están dadas. Aun así, más allá de lo ya dicho, en Colombia el sector castrense puede proyectarse como una fuerza de paz para la región y el mun-do, pues su larga experiencia combatien-do a terroristas y criminales puede ofrecer conocimiento a otros Gobiernos y Fuerzas para ayudar a sus respectivas sociedades con sus problemáticas.

No se pude negar tampoco, el impacto en el desarrollo que trae consigo la instalación de unidades militares en el país, lo cual se podría explotar con mayor rigor desde la concepción de surgimiento de polos de desarrollo, con lo cual, y sin necesidad de transformar la política de desarrollo y económica nacional, permitiría a los Militares aportar a la construcción de se-guridad en el país a partir de un bienestar económico de ciertas poblaciones y ciu-dades de las cuales depende muchas veces la subsistencia.

La ciberguerra o el armamento nuclear en manos de gobiernos radicales no deben ser menospreciados. No deben olvidarse los contundentes ciberataques que han padecido Estonia, Georgia, Irán, Estados Unidos y Corea del Norte, en contra de sus sistemas informáticos.

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Visión militar del conflicto armado colombiano

Resumen de acontecimientos de la historia reciente de Colombia que se pueden identificar como el comienzo de la crisis nacional que llevó al país a confrontar un conflicto político-social de naturaleza subversiva, donde se han empleado técnicas, tácticas y estrategias propias de una ‘guerra irregular’ de

naturaleza subversiva. Punto de vista.

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Coronel

MANUEL JOSE SANTOS PICO*

Antecedentes, causas y orígenes del conflicto armado1 en Colombia

Después de la Segunda Guerra Mundial, el fantasma del comunismo se extendía por el planeta; las consecuencias

geopolíticas de la guerra europea repercutieron con mayor efecto en Asia, especialmente en Corea, Malasia, Filipinas y Vietnam donde -en el caso de estas dos últimas naciones- se generó una división que dio ori-gen a cuatro países, pues no pudieron integrarse bajo un sólo sistema. La guerra civil en la China, bajo el concepto estratégico de Mao Tsé-tung de la Guerra Prolongada2, había terminado en 1949 con el triunfo del sistema comunista frente a las fuerzas nacionalistas de Chiang Kai-

1. Conflicto Armado: Guerra declarada o de hecho. Se desarrolla en el territorio de una Alta Parte-Contratante, entre sus Fuerzas Armadas y fuerzas armadas disidentes o grupos armados organizados que, bajo dirección de un mando responsable, ejercen sobre una parte de dicho territorio un control tal que les permita realizar operaciones militares sostenidas y concertadas y aplicar el Derecho Internacional establecido en el Protocolo II Adicional a los convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la protección de las víctimas. Art 1° Protocolo II Ginebra. En Colombia aunque se ha presentado de hecho un “conflicto armado”, “las fuerzas disidentes o grupos armados” no cumple los requisitos contemplados en el DIH. 2. Tsé-Tung, Mao. Seis escritos militares del presidente Mao Tsé-tung. Pekín: Editorial del Pueblo, 1970, pág. 1.

Miembro de Número de la Academia Colombiana de Historia Militar. Compilador

académico del Diccionario político, estratégico y militar. Autor del libro Historia Militar del

Ejército de Colombia.

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shek. El virus del comunismo, disfrazado de guerra revolucionaria3, comenzaba a ser explotado bajo el liderazgo de la Unión So-viética que salía triunfante de la Segunda Guerra Mundial: mientras Estados Unidos li-deraba el sistema democrático-capitalista. La guerra fría estaba planteada.

Los efectos políticos y económicos del conflicto mundial y de las guerras en Asia, tuvieron repercusiones en América Latina y en África, situadas al margen de estos acontecimientos, pero que recibían indi-rectamente la decadencia de los conflictos bajo el logotipo de ‘guerra revolucionar-ia’. Los primeros efectos se vivieron en la Cuba de Batista y se extendieron por Cen-tro y Suramérica; pero también en Algeria, Angola, Sudáfrica y el Congo.

Dada la situación geográfica, Estados Uni-dos había impuesto su preponderancia en el continente americano, ayudado por los antecedentes de su hegemonía impues-ta desde la primera mitad del siglo XIX, los postulados de la doctrina Monroe4 que marcaron un periodo de grandes interven-

3. Fuerzas Militares de Colombia. Manual de Estrategia Mili-tar General. Bogotá: Editorial Imprenta FF. MM., 1997, pág. 11. “…parte de la estrategia indirecta, que se produce para cambiar un sistema político, económico y social por un or-den progresista, entendiendo por progresista la evolución consciente que se manifiesta en el desarrollo de las po-tencialidades humanas que están a favor de la vida, la razón y la libertad.4. Monroy Cabra, Marco. Derecho Internacional Público. Bo-gotá: Editorial Temis, 1995, pág. 152. El 2 de diciembre de 1823 el presidente Monroe proclamó el principio de no inter-vención de EE.UU. y Europa en los asuntos internos ni en los externos, de las repúblicas americanas.

ciones5, modificados luego bajo los crite-rios de la ‘buena vecindad’6.

Colombia no podía escapar de la influencia ideológica de las dos potencias, siendo la primera causa del conflicto. Desde febre-ro de 1929 la Internacional Comunista o Komintern había hecho su presentación en la sociedad colombiana, e invitado al reciente Partido Socialista Revolucionario para que se trasformara en Partido Comu-nista de Colombia, con la adopción de los principios organizativos e ideológicos del marxismo-leninismo, situación que se con-cretó en 1930, durante el Pleno Ampliado presidido por la delegación de la Interna-cional Comunista.

Las primeras mentiras se montaron alre-dedor de la huelga de las bananeras, (11 de noviembre al 10 de diciembre de 1928), cuando delegados soviéticos pretendieron que Tomas Uribe Márquez, secretario General del Partido Social Revoluciona-rio (PSR), cambiara el sentido social de la huelga contra la United Fruit Compa-ny y generara una insurrección contra el gobierno de Miguel Abadía Méndez (1926 – 1930), tal como quedó registrado en sus mensajes a los huelguistas donde les pedía hacer esfuerzos para “generalizar el movimiento de solidaridad”, “organi-zar el asalto de las prisiones” y “dar a la huelga el carácter de movimiento antiim-perialista”7. Estos hechos fueron regis-trados para la historia por la izquierda comunista en Colombia con el nombre de “masacre de las bananeras” en referencia a los muertos producidos por el ejército, sin mencionar los asesinatos y las destruc-ciones producidas por hombres armados dentro de la masa obrera.

Años después, en Colombia se presentó la

5. Venezuela (1902) República Dominicana (1905) y (1916 a 1924) Haití (1915 a 1934) Honduras (1924) Cuba (1906-1909) México (1914) Nicaragua (1912-1932).6. Monroy Cabra. Ibid., pág. 154. Política de acercamiento proclamada por el presidente Franklin D. Roosevelt, en 1933, quien le dio el nombre, expresión que significaba que EE.UU. renunciaba a cualquier intervención y se comprometía a no auspiciar ninguna forma de intervención armada. 7. Mackenzie Eduardo, Las Farc fracaso de un terrorismo, Colección Actualizada, Debate, Bogotá, 2007, página 51.

Desde el punto de vista militar, el conflicto político-social tiene todas las características de una guerra irregular

subversiva que se inicia en 1948, sin que la nación lo identifique como una guerra

clandestina, que a la postre evolucionó en dos grandes etapas: de gestación del movimiento subversivo (1948-1964); y

de acción subversiva (1964-2014).

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violencia sectaria desbordada a raíz de los acontecimientos del 9 de abril de 1948, cuando las masas enardecidas reclamaban justicia por el asesinato de su líder Jorge Eliécer Gaitán. Este hecho es la chispa que hizo explotar el polvorín de la conmoción social y política que vivía el país. La re-unión de la IX Conferencia Panamericana que se celebraba en Bogotá para esa fe-cha, era una manifestación continental de apoyo y solidaridad hemisférica, con-tra la expansión comunista. Si bien estos dos acontecimientos no están conectados por una misma razón, sí son los principales hechos que se pueden identificar en el comienzo de la crisis nacional que llevó al país a confrontar un conflicto8 político-so-cial de naturaleza subversiva9, donde se han empleado técnicas, tácticas y estrate-gias propias de una ‘guerra irregular’10 de

8. Conflicto: Enfrentamiento, choque o desacuerdo entre dos o más voluntades que manifiestan, unas respecto de las otras, una intención hostil a propósito de un derecho, y quienes por obtenerlo o mantenerlo se esfuerzan por quebrar la resistencia del oponente, recurriendo a métodos pacíficos o violentos, llegando en casos extremos a la guerra. Diccio-nario Político, Estratégico y Militar. Esdegue, Bogotá, 2010 9. Acción activo o pasiva conducida por personas o grupos que se proponen destruir un orden o sistema establecido, sus instituciones y valores de la sociedad, sea por medios ilegales (violencia guerrillera, terrorista o delincuencial), sea por me-dios extralegales (acción política, económica y sicológica). Tipo de enfrentamiento nacido de la filosofía marxista de la guerra y desarrollado en los países en vía al desarrollo en un ambiente de conflicto entre la paz y la guerra, cuyo objetivo es la toma del poder para implementar un nuevo sistema. Diccionario Esdegue, página 230. 10. Esdegue, Ibid, página 114. Acciones de tipo político, si-cosocial, militar o paramilitar al margen del derecho, que emplea métodos legales o ilegales, incluyendo la acción de guerrillas, el terrorismo, o el sabotaje, la subversión en un

naturaleza subversiva, que todavía con-tinúa sin ser aceptada por el Estado.

La evolución del problema conocido en Co-lombia como ‘la violencia’11, es el segundo antecedente de mayor importancia en la gestación del conflicto que se vive en el país, frente a acontecimientos políticos de naturaleza ideológica que chocaron con los intereses económicos de dos planteamientos que se disputaban la solución ideal para es-tos pueblos marginados del tercer mundo: una democracia liberal o un comunismo totalitario.

La experiencia adquirida en el empleo de la guerrilla -instrumento principal de presión armada durante ‘la violencia’ (1948-1953)- por hombres que más tarde conformarían el movimiento subversivo, fue la escuela que capacitó y despertó el interés por el empleo de esta forma de lu-cha en el conflicto político-social plantea-da al Estado democrático -según las estruc-turas de poder que se habían desarrollado desde 1810- después de este haber librado una guerra de liberación contra la Corona española (1810-1824) siete guerras civiles (1811-1903)12 dos conflictos vecinales con

ambiente de conflicto internacional o interno.11. Ortiz Sarmiento, Miguel. Estado y Subversión en Colom-bia. Bogotá: Editorial Cerec, 1985, pp. 332 a 338. Contempla 142 referencias Bibliográficas concernientes al período de la Violencia en Colombia.12. Primera Guerra Civil Centralistas contra Federalistas (1812-1814); Segunda Guerra Civil de los Conventos o de los Supremos (1839-1842); Tercera Guerra Civil de 1853; Cuarta Guerra Civil de 1860 a 1862; Quinta Guerra Civil de 1876;

Guerrilla de las Farc en La Uribe, Meta

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:losmundosdehachero.blogspot.com

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el Perú (1828 y 1932) y uno con Ecuador (1831).

La decisión del Partido Comunista de adoptar, a partir de 1950, el concepto del empleo, tanto en lo táctico como en lo estratégico, lo que se conoce como “la combinación de todas las formas de lucha”13 sean legales o ilegales, y, el fer-vor revolucionario que se extendió desde Cuba hacia el continente, contaminaron el periodo de crisis nacional producto de la violencia política sectaria entre liberales y conservadores, constituyeron las causas reales que dieron origen al conflicto en Colombia.

La extensión del conflicto permite identi-ficar una serie de etapas y fases las cuales no corresponden al producto de decisiones coyunturales adoptadas por la dirigencia del movimiento subversivo, ni obedecen a una concepción estratégica planifica-da, novedosa o creativa del Estado; ellas aparecen espontáneamente, al pretender copiar teorías asiáticas, y jalonar la evo-lución del conflicto más por debilidad del Estado que por iniciativa de las elites sub-versivas.

Una guerra irregular que el Estado no ha reconocido como tal, durante el desarrollo de sus etapas. Una guerra irregular que ha desbordado los parámetros del conflicto armado, según los términos contemplados en el Artículo 1º del Protocolo II Adicio-nal a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter internacional. Una guerra irregular desarrollada en un ambiente de conflicto político-social calificado en Colombia como de grave perturbación del orden público en un período largo bajo la modalidad del Estado de sitio, según la Constitución de 1886 y de ‘Estado de Ex-cepción’ determinados en el Artículo 213

Sexta Guerra Civil de 1885 y Séptima Guerra Civil de los Mil días (1899-1903).13. Harnecker, Marta. Combinación de todas las formas de lucha. Bogotá: Editorial Suraméricana, 1988, pág. 77. En: Una Guerra irregular entre dos ideologías de Diana Duque Gómez, Intermedio Editores, 1991, pág. 120.

de la reforma constitucional de 1991.

El Estado no fue el iniciador del conflicto armado en Colombia, como lo están afir-mando hoy en día las Farc, fue el Partido Comunista. Esta afirmación está soportada en los propios documentos elaborados por el PCC y los Grupos Armados al Margen de la Ley (GAML) que han existido en el país.

La guerra irregular

Desde el punto de vista militar, el conflicto político-social tiene todas las característi-cas de una guerra irregular subversiva que se inicia en 1948, sin que la nación lo identifique como una guerra clandestina, que a la postre evolucionó en dos grandes etapas: de gestación del movimiento sub-versivo14 (1948-1964); y de de acción 14. Para el caso colombiano es más acertado tomar las cua-tro etapas que señala el general Fernando Landazábal Reyes, en su obra Estrategia de la Subversión y su desarrollo en América Latina, Bogotá: Editorial Pax, 1969, pág. 92. «Prim-era Etapa: Se inicia con la ruptura violenta de las relaciones políticas entre el gobierno y el partido o partidos políticos opuestos, que aspiran a la conquista del poder, y termina una vez realizada la movilización de la guerrilla, encontrán-dose por tanto las Fuerzas Irregulares listas para entrar en acción (gestación); Segunda Etapa: Se inicia con las primeras acciones de la guerrilla y se termina con la liberación de la primera zona bajo su control(acción); Tercera Etapa: Se inicia con la declaración de ‘Zona Liberada’ de cualquiera de las zonas de acción de las guerrillas y se termina con la entrada en acción del ‘Ejército Popular (Expansión)’; Cuar-ta Etapa: SE inicia con la entrada en acción del ‘Ejército Popular’ y se termina con la toma del poder por los revo-lucionarios (Guerra Civil)», etapas identificadas en la obra Estrategias de Acción frente a la Subversión del autor de esta obra, así: primera etapa de gestación subversiva; segunda de

El Estado no fue el iniciador del conflicto armado en Colombia, como lo están afirmando hoy en día las Farc, fue el Partido

Comunista. Esta afirmación está soportada en los propios documentos elaborados por el PCC y los Grupos Armados al Margen de la Ley (GAML) que han existido en el país.

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subversiva (1964-2014). Colombia nunca ha aceptado que vive una guerra.

Definida la guerra irregular como un en-frentamiento armado que se aparta de los patrones de la guerra regular, que de-sconoce el derecho de guerra15 como una expresión legítima de los pueblos para de-fender sus derechos e intereses, esta se nos presenta dentro de un espectro de violencia complejo en un ambiente de conflicto, dado el uso de medios legales e ilegales, estos últimos con mayor inten-sidad, situación que enrarece y vuelve in-comprensible el fenómeno de la guerra. ¿Si no fuera una guerra, por qué el Estado em-plea sus Fuerzas Militares para neutralizar y defender las instituciones democráticas? Los Ejércitos están hechos para la guerra, para la defensa de la supervivencia de las naciones cuando aparece una amenaza a su integridad.

Para situar el conflicto colombiano es necesario hacer claridad conceptual sobre los diferentes tipos de guerra con que este se ha querido identificar, para así ver su naturaleza y entender su fenomenología:

Es claro identificar lo que es una guerra nuclear, regular, fría, total y limitada, sin embargo, la confusión comienza cuando se pretende calificar una guerra bajo el con-cepto de irregular, revolucionaria, subver-siva, insurgente, civil, política o ideológica.

El conflicto colombiano no es una guerra revolucionaria, por cuanto no contem-pla las cinco características de una ver-dadera revolución16; no es insurgencia o sublevación, por cuanto ésta corresponde a un levantamiento armado violento, de corta duración, contra una autoridad le-galmente constituida con participación de acción subversiva, tercera de expansión subversiva y cuarta de guerra civil, en Bogotá: Editorial Imprenta FF. AA., 1999, pág. 44. 15. Contemplado en los cuatro Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 y los dos protocolos adicionales. 16. Se considera un movimiento como revolucionario en lo político cuando éste contempla las siguientes característi-cas: 1) un cambio radical; 2) fruto de una ideología; 3) de-liberadamente producida; 4) radical e integral, que abarca todas las estructuras de la sociedad y 5) debe ser auténtica, original única e identificable.

vastos sectores de la población, que no requiere ser planificada y su objetivo es cambiar violentamente lo que se considera un mal nacional que, al producirse el cam-bio, desaparece la insurrección como en el caso de la insurrección de los comuneros del Socorro (1787). Sin embargo, en Co-lombia siempre se ha calificado el conflic-to armado como de naturaleza insurgente. La insurgencia es subversión, pero pero no es guerra civil, porque el Estado no ha aceptado el estado de guerra, y ha mane-jado el conflicto armado dentro de un am-biente de paz-guerra, es decir, enfrentan-do acciones de guerra irregular subversiva con una legislación de paz17.

El conflicto armado colombiano esta ubi-cado dentro de los conceptos teóricos de la guerra irregular subversiva18 que han ex-plotado los movimientos insurgentes crio-llos presentados de manera intermitente y por cortos periodos en Colombia, hasta el año 2014, pero en su desarrollo no ha podi-do alcanzar el segundo periodo estratégico ni la tercera etapa, como afirma el general Fernando Landazábal, dada la situación de continuidad en que se encontraba a prin-cipios del siglo XXI.

Desde el punto de vista de la evolución militar, para identificar el problema en que se ha visto envuelto el Ejército de Co-lombia, hay que ver cada una de las etapas de la contra subversión19:17. El Estado colombiano ha empleado decretos reglamen-tarios para controlar las situaciones de alteración del orden público, llegando a mantener vigente por largo tiempo, períodos conocidos como Estado de Sitio, según la Consti-tución de 1886 reformada en 1991. En 1997 se aprobó la Ley 418 que regula la lucha contra las “organizaciones armadas al margen de la ley”, conocida como Ley de Orden Público, manteniendo el estado de conflicto interno sin llegar a los niveles de guerra civil. Como una decisión política de los diferentes gobiernos. 18. Concepto que involucra dos períodos estratégicos: el primero va desde el rompimiento de hostilidades hasta la toma del poder y el segundo hasta la implantación del nuevo sistema de gobierno. Cada período abarca varia etapas según las condiciones de tiempo, lugar y pueblo y estas contemplan varias fases según los cambios que se vayan produciendo que marcan diferencias sustanciales en el desarrollo del con-flicto. De aquí la diferencia que existe entre varios autores como Regis Debray, Mao, Lenín, Van Guyen, el General Osiris de Argentina, el PC de Malasia y el TC Donn A Starry que han estudiado el fenómeno social subversivo.19. Se consideran como etapas de la Contrasubversión en Colombia: primera la de Prevención o Acción Militar, segunda

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Primera etapa

Gestación del movimiento subversivo (1948-1964)

La gestación del movimiento subversivo se dio en un periodo que va de 1948 a 1964, sin que la nación aceptara los fines políti-cos planteados por el PCC, en tres fases bien definidas. En teoría, esta etapa “se inicia con la ruptura violenta de las rela-ciones políticas entre el gobierno y el par-tido o partidos políticos opuestos, que as-piran a la conquista del poder, y termina una vez realizada la movilización de las guerrillas, encontrándose por tanto las fuerzas irregulares listas para entrar en acción”.20 Frente a esta etapa de gestación subversiva, sin detectarse como tal, en Colombia, el Estado, con el Ejército Nacio-nal, desarrolló una etapa de acción militar en tres fases paralelas:

a. Primera fase: acción militar del Estado frente a la violencia política (abril de 1948 a junio de 1953)

A partir del 9 de abril de 1948 el gobier-no de Colombia enfrenta un movimiento guerrillero de orientación liberal contra el Partido Conservador (en el poder), como una respuesta a la situación de violencia que se venía dando y que se generalizó con el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán. Los hombres que se rebe-laron contra el Estado se agruparon en las guerrillas liberales, localizándose en los Llanos orientales donde lograron reunir una fuerza aproximada de veinte mil hom-bres en armas, sin unidad de mando y unos doce mil, en Antioquia. En Tolima, algunos partidarios y miembros del PCC organizaron unos cinco mil campesinos en guerra de guerrillas que van a constituir el primer embrión de las guerrillas del fu-turo movimiento subversivo de orientación comunista que optan por el camino de la guerra irregular. En los departamentos del Valle del Cauca, Caldas, Huila, Santander, la de Acción Estratégica y tercera la de Consolidación. 20. Landazábal Reyes, Fernando. Estrategia de la Subversión y su desarrollo en la América Latina. Bogotá: Editorial PAX, 1969, pág. 92.

Santander del Norte y Cundinamarca, las guerrillas liberales alcanzaron unos efecti-vos de aproximadamente dos mil guerrille-ros, por región.

La confrontación armada de estas guerrillas se hace a través de ataques a poblaciones, puestos de Policía y bases del Ejército, asesinatos, incendio y terrorismo, lo cual da lugar a una respuesta militar y policial del gobierno tras la destrucción del movi-miento rebelde, pero involucrando a la po-blación, la cual se divide en dos extremos: partidarios y antagonistas del gobierno. En medio de esta situación de insurgencia contra el gobierno, se comienza a gestar el movimiento subversivo comunista, dentro de un clima de violencia política, donde las cifras de muertos entre 1948 y 1953 ascienden a más de 144.54821.

Esta primera confrontación en la cual se ve inmerso el Ejército contra una agrupación de guerrillas, obliga a una respuesta arma-da para la cual no estaba preparado, pero sale adelante mediante la decisión política de la amnistía que se produce en 1953, al asumir el poder el general Rojas Pinilla.

La experiencia directa en el campo de combate hace que las tácticas regulares empiecen a cambiar. La iniciativa de emplear unidades de contraguerrillas apa-

21. Ortiz S.M. Ibid., p.376, tomado de la Compañía Colom-biana de datos y Policía Nacional, Criminalidad en 1964, Bo-gotá, 1965.

Comando del M-19.

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rece en el Ejército en 1950, con el obje-tivo de neutralizar al enemigo mediante tácticas militares, sin que en el nivel de la estrategia nacional se utilizara otro me-dio, que se preocupara por “arrebatarle políticamente al enemigo su núcleo civil de apoyo”. El Ejército actuó por manda-to del gobierno y en cumplimiento de la Constitución.

b. Segunda fase: amnistía y reincorpo-ración (junio de 1953 a mayo de 1957)

Al subir al poder el general Gustavo Rojas Pinilla y ofrecer una amplia amnistía, la violencia disminuye sustancialmente22: de 1954 a 1957 se registran 15.926 homicidios.

Las guerrillas liberales se desmovilizaron en forma progresiva a partir del 20 de ju-nio de 1953 cuando publicaron en el diario oficial las garantías que ofrecía el general Rojas. El Ejército participó activamente en esta acción en cabeza del general Duarte Blum, nombrado Comandante General de las Fuerzas Militares.

Pero, a pesar del éxito de este proceso, el germen de la subversión ya estaba planta-do. Russell Ramsey, en una de las páginas de su libro narra en su investigación un epi-sodio muy diciente de esta afirmación23:

“Varela se entregó voluntariamente en la aldea de Sumapaz (Cundinamarca) pero retuvo sus armas. Su grupo, en las mon-tañas de Sumapaz mantuvo unos doscien-tos hombres armados y continuó despla-zándose entre los pueblos de Sumapaz, Viotá e Icononzo (en la zona limítrofe con el departamento del Tolima) manteniendo para sí mismo y sus seguidores, el enigma de sus verdaderas intenciones.

Aproximadamente a unas 150 millas hacia el noroeste en la Cordillera Central del Huila, Fermín Charry (‘Charro Negro’), mantenía un enclave comunista activo en Teruel. Sólo a treinta y cinco millas al no-roeste de Bogotá, Víctor Merchán, el cau-

22. Ortiz S. M., Ibid., pág. 376.23. Ramsey, Russell W. Guerrilleros y Soldados. Bogotá: Edi-torial Tercer Mundo, 1981, pág. 228.

dillo comunista en Viotá (Cundinamarca) mantenía un núcleo de rebeldes armados, algunos de los cuales eran liberales. No es posible establecer los resultados de la entrega en el Tolima, sin tener en cuenta el cuadro global de los enclaves comuni-stas en el sector rural que, sin ser muy considerables, estaban en capacidad de echar a pique cualquier acuerdo político; y los bandoleros, algunos de los cuales no tenían ningún interés de retornar a la paz.

El resultado de la entrega en el Tolima fue el de arruinar las buenas intenciones de unos y otros, por unos cuantos comunistas, liberales, políticos locales y criminales co-munes, lo que suministró a los rojistas de derecha el pretexto de la ‘subversión co-munista’ que estaban buscando”.

Estos apartes del libro de Russell describen claramente las dificultades insalvables sobre la responsabilidad política del primer fracaso de una solución diferente a la acción militar o armada frente a las guerrillas, posibilidad que se repetirá en la mayoría de las fases, con una forma simi-lar de fracaso. También describen el cómo se gestó el proceso subversivo en Colombia con su grado de complejidad frente a una multiplicidad de actores.

La primera operación de gran envergadura registrada contra las guerrillas comunistas se conduce a partir del 1 de mayo de 1955 en la región de Cabrera, Sumapaz y Cun-day área declarada como ‘zona de guerra’ asignada a la Brigada de Institutos Militares la que organizó un comando operativo para

El conflicto colombiano no es una guerra revolucionaria, por cuanto no contempla las cinco características de una verdadera revolución; no es insurgencia o sublevación, por cuanto ésta corresponde a un levantamiento armado violento, de corta duración, contra una autoridad legalmente constituida.

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ejercer el mando y control de la operación que agrupó a seis batallones de infantería. La operación se condujo con evacuación de la población civil, pero sin la preparación que esta acción demandaba, lo cual causa grandes problemas sociales a la masa cam-pesina, situación nueva para el ejército. El 21 de julio algunos dirigentes comunis-tas se reunieron con oficiales del ejército para discutir una tregua, mientras Juan de la Cruz Varela se internó en la mon-taña con su cuadrilla. Este hecho, al ser el centro de las primeras acciones armadas orientadas por el PCC, no era muy claro para la opinión pública ni para el gobier-no, frente a la serie de asesinatos en masa que se repetían en otras regiones del país por bandas políticas que se transformaban en bandoleros puros, y que caracteriza-ron la siguiente fase. Apodos como el de ‘Chulavitas’ y ‘Pájaros’24 aparecieron en el panorama nacional y mantuvieron los símbolos de odios partidistas entre la po-blación civil y la autoridad. ‘Mariachi’ y ‘Chispas’ fueron, entre otros, figuras céle-bres de una época de terror que registra una época vergonzosa en la historia colombiana.

24. Chulavitas: nombre dado a la policía partidista por ex-tensión de una vereda boyacense de donde provenían bue-na parte de ellos. Pájaros: matones armados con auspicio y protección oficial principalmente localizados en el Valle del Cauca.

La intensidad de las acciones de guerrilla en la región limítrofe entre Cundinamarca y Tolima dio lugar a la segunda operación de importancia conducida por el Ejército y recordada con la clave de Operación Gali-lea, conducida por la Brigada de Institutos Militares con el empleo de los batallones Rifles, Cazadores y algunos elementos del Nueva Granada. El número de tropas em-pleado alcanzó los 3.000 hombres. La ex-periencia anterior en el manejo de la po-blación permitió corregir fallas registradas y profundizar en técnicas de las opera-ciones cívico militares y de la acción psicológica.

En 1956 la Sexta Brigada condujo una tercera gran exitosa operación en la región de Chaparral contra grupos de guerrillas y bandoleros que operaban en la zona. Mien-tras estas acciones se realizaban, en la región de Cunday y Villarrica se mantenían acciones de las guerrillas comunistas las cuales aprendieron que no debían enfren-tarse al poderío de ataques superiores de concentraciones del ejército, e introducir la táctica de la dispersión transitoria. Hay evidencias de que en esta época, los diri-gentes del PCC no creían que la revolución comunista se pudiera realizar en Colombia y mucho menos cuando la jerarquía políti-

Casa Verde, conocido enclave guerrillero de las Farc, después del bombardeo de la Fuerza Pública, el 9 de diciembre de 1990, como resultado de la Operación Colombia.

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: radiomacondo.fm

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ca no tenía un control sobre los caudillos, jefes de las guerrillas rurales, situación por la cual la llamada subversión comunis-ta no era un hecho real para algunos, pero sí mantenía la connotación de hipótesis de conflicto para el Estado. La gestación continuaba su proceso de maduración, el PCC en la clandestinidad le dio importan-cia al mantenimiento de unos grupos en las regiones de Viotá, Sumapaz, Cunday y Villarrica, que eran más expresión de las autodefensas campesinas que de insurgen-cia programática. Los partidos políticos no tenían plena vigencia en esta fase y, por lo tanto, la recuperación de la democra-cia era un objetivo político de ellos, mien-tras la insurgencia comunista no era una amenaza.

c. Tercera fase: acción militar frente al bandolerismo25 (mayo de 1957 a julio de 1964)

Tras la caída del general Rojas Pinilla y ser reemplazado por una Junta Militar, esta quiso extender la amnistía a dos grupos armados que se calificaban, unos como guerrilleros y otros como bandoleros, términos que tenían mucha influencia en la situación política de estos grupos. A par-tir de esta amnistía, la tipificación de ban-dolero creció en los medios y las acciones así lo indican. Esta fase de la primera etapa es solamente una fase de transición hacia la culminación de un proceso de gestación subversiva en donde la guerrilla liberal desaparece, el bandolerismo es derro-tado y aniquilado por las Fuerzas Armadas y se da paso a un movimiento de guerrillas de tipo subversivo con gran influencia del PCC, no reconocido por la nación.

Esta situación, de gran complejidad para el manejo y mantenimiento del orden pú-blico en este periodo, dio pie para que se sentaran bases conceptuales muy impor-25. Término que aquí utilizamos como actividad delictiva continuada, llevada a cabo por cuadrillas armadas, general-mente en zonas despobladas contra personas y propiedades, cuyo fin es el lucro de la banda a través del robo, el se-cuestro y el asalto armado. Para ampliar el concepto del bandolerismo en Colombia, léase Bandoleros, gamonales y campesinos de Gonzalo Sánchez y Donny Meertens, Bogotá: Editorial Ancora, 1984.

tantes sobre el control civil de las Fuerzas Armadas, como lo expuesto por el presi-dente Alberto Lleras Camargo en un dis-curso en el teatro Patria a los oficiales de la guarnición de Bogotá.

En la transición del bandolerismo, como última fase de la primera etapa subver-siva, a la fase de fortalecimiento de la guerra de guerrillas dentro de la segunda etapa de acción subversiva, hubo factores como el ideológico que aparece claro en este período frente a la teoría marxista-le-ninista de la guerra, lo cual hace evidente un fenómeno de transculturación que se hace con dificultades, cuando en 1960 triunfa del movimiento revolucionario M-26, de Fidel Castro, en la Cuba de Batista, mien-tras en Colombia, el Movimiento Obrero Estudiantil de Colombia (MOEC) pretende imitarlo, desconociendo que los factores sociales y políticos de las dos naciones eran totalmente diferentes.

Periodo 1953-1958. Movimiento armado comunista. Elaborado por el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional.

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Mientras las cuadrillas de bandoleros dis-minuían, aumentaban progresivamente las cuadrillas que se inclinaban por el modelo comunista. Así lo demuestran las estadísti-cas recogidas por Russell bajo el titulo Re-sumen de violentos armados en 196026:

CUADRILLAS CANTIDAD

Cuadrillas activas de bandoleros en varios departamentos

43

Número de miembrosCuadrillas pasivasNúmero de miembrosCuadrillas ComunistasNúmero de miembros en armas

47135

2.06215

912

En abril de 1962, se elaboró el Plan LAZO que la izquierda ha tergiversado por la palabra LASO, que según ellos significa-ba Latin America Security Operation por cuanto era un plan elaborado por el ‘im-perio’ para estos países; el verdadero plan fue elaborado por el mayor general Alberto Ruiz Novoa, comandante del Ejército, que tenía como misión principal “Emprender y realizar la acción civil y las operaciones militares que sean necesarias para elimi-nar las cuadrillas de bandoleros y prevenir la formación de nuevos focos”.

En 1964 el Ejército de Colombia condujo dos grandes campañas militares en su es-fuerzo por erradicar la violencia y el ban-dolerismo: las acciones finales contra el bandolerismo en el Tolima y la Operación Marquetalia. El Comando General de las FF.MM pretendía, según los archivos, “evi-26. Ramsey R. Op. Cit., pág. 293.

tar por todos los medios –acción cívica, acción sicológica y de gobierno- la generalización del conflicto, especialmente en las regiones de Riochiquito, Pato, Guayabero y Suma-paz. Las acciones militares serían dirigidas contra las cuadrillas rebeldes que se man-tuvieran en armas en las llamadas Repúbli-cas independientes. La operación fue todo un éxito táctico sobre Marquetalia27, pero no logró el objetivo estratégico buscado por el CGFM, la no prolongación del con-flicto. En los documentos decomisados en el objetivo ocupado por las tropas, se encontraron las evidencias que mostraban la dependencia del partido comunista con este grupo en armas levantado contra el Estado. Así apareció la leyenda de Mar-quetalia28, las guerrillas se dispersaron y reforzaron los enclaves del Pato, Riochiqui-to y Guayabero donde se reinicia la próxima etapa.

Segunda etapa

Acción estratégica frente a la acción subversiva (1964-2014)

El manifiesto publicado el 20 de julio de 1964, cuando dispersas las fuerzas de Mar-quetalia anuncian la creación del Bloque Sur y el nombramiento de una dirección conjunta que da orientaciones armadas para operar mediante guerrillas móviles, mientras adoptan un programa de siete puntos sobre reforma agraria, son el pun-to de iniciación de la guerra subversiva, documento que decía:

“Nosotros somos revolucionarios que lu-chamos por un cambio de régimen. Pero queríamos y luchábamos por ese cambio usando la vía de la lucha democrática de las masas, las vías legales que la Consti-tución de Colombia señala. Esa vía nos

27. Finca de propiedad de ‘Charro Negro’ que tenía tres ca-sas, donde funcionaba el Puesto de Mando de la cuadrilla comandada por Manuel Marulanda.28. La leyenda fue construida por las Farc, donde 48 humil-des campesinos fueron asaltados por el Ejército. Nos pregun-tamos: ¿48 humildes campesinos hubieran podido presentar combate a las tropas del Ejército y en dos meses después, julio de 1964, estar en capacidad de lanzar una proclama para la toma del poder?

A partir del 9 de abril de 1948 el gobierno de Colombia enfrenta un

movimiento guerrillero de orientación liberal contra el Partido Conservador

(en el poder), como una respuesta a la situación de violencia que se venía dando

y que se generalizó con el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán.

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Tras la caída del general Rojas Pinilla y ser

reemplazado por una Junta Militar, esta quiso extender la amnistía a

dos grupos armados que se calificaban, unos como guerrilleros y otros como bandoleros, términos que tenían mucha influencia en la situación política de

estos grupos.

fue cerrada violentamente, y como somos revolucionarios que de una u otra manera ju-gamos el papel histórico que nos correspon-de, obligados por las circunstancias arriba anotadas, nos tocó buscar la otra vía: la vía armada para la toma del poder. Desde hoy 20 de julio de 1964 somos un movimien-to guerrillero que lucha por el siguiente programa...”29.

En teoría se dice que cuando se identifica la etapa de acción subversiva de una or-ganización armada que se enfrenta al Es-tado y se presentan las primeras acciones guerrilleras dirigidas hacia el objetivo final de la toma del poder, etapa que termina con la liberación de la primera zona bajo su control, es necesario enfrentar esta situación con una estrategia de carácter nacional. En este contexto la guerrilla se muestra como el arma visible del movi-miento subversivo, de alcance estratégi-co; pero la verdadera acción subversiva corresponde, por definición, al enfrenta-miento nacido de la aplicación de la filo-sofía marxista de la guerra.

“En realidad, como escribe el general Noiret, la guerra sólo es una, pero hoy es normal considerar la guerra del futuro bajo tres aspectos diferentes: la guerra nuclear, clásica y subversiva. Se puede dis-cutir la probabilidad de los aspectos nu-clear y clásico, pero uno al menos resulta seguro, además de actual, el subversivo.

Por otra parte ésta se da tanto en la guerra ‘caliente’, como en la ‘fría’. En una y otra los aspectos de la fuerza –no material– que entran en el ámbito de la subversión, se llevan a cabo por medios políticos inter-medios entre la paz y la guerra; alteración del orden social, presiones económicas y sociales, lucha política, etc. Si toda la fi-nalidad del ofensor ha tenido siempre, en la guerra clásica, a colocarse detrás del adversario por la ruptura y el envolvi-miento, ahora se trata, por medio de la 29. Esta proclama fue poco conocida en la fecha de su elabo-ración. Edición Resistencia de las Farc, documento publicado en 1974. Posteriormente en el libro Cese al fuego, escrito por Jacobo Arenas, páginas 85 y86.

subversión, de penetrar también en la retaguardia, pero no en la retaguardia militar, sino en la nacional, entendiendo según Vorichilov, como ‘el todo que consti-tuye la vida de un país, el territorio, la economía, la estructura social y política’, etc. Se trata de atacar lo que la doctrina soviética califica de ‘reservas potenciales revolucionarias indirectas’; en procura de provocar la subversión total. Para ello se crean problemas políticos y sociales, se agrandan y se explotan los numerosos problemas de la vida diaria de los Estados, cualquiera que sea su naturaleza”.30

Estas palabras describen muy bien para la historia, lo que ha pasado en Colom-bia, y que hasta la fecha no se ha querido aceptar por el Estado, por la nación ni por la clase dirigente, y sí se ha enfrentado un problema de ‘guerra irregular subver-siva’ con métodos salidos de la aplicación del concepto de seguridad interna para controlar el orden público, situación que ha permitido prolongar un conflicto arma-do no internacional, es decir, un conflic-to armado interno a secas y por fuera de los postulados del DIH. En Colombia no se aplicó la teoría de la seguridad nacional, según la versión suramericana que justifi-

30. Diccionario Enciclopédico de la Guerra, Volumen 13, Di-rector General López Muñiz. Madrid: Editorial Gesta, 1958, pág. 70.

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caba el golpe de estado por los militares para destruir la subversión comunista y después, entregarle el poder nuevamente a la clase política mediante unas elec-ciones democráticas. La dictadura del General Rojas obedece a una razón políti-ca diferente y la subversión comunista ad-quiere fuerza en la segunda etapa cuando el Estado colombiano había recuperado el sistema democrático. Tampoco se empleó la expresión del ’enemigo interno’31 en la doctrina de las Fuerzas Militares.

a. Primera fase: estrategia de contra-insurgencia32 y fragmentación de la guerrilla (de 1964 a 1977)

En la época se definió la guerra de con-trainsurgencia como “aquella que lleva a cabo el gobierno, apoyado por una gran porción de la población civil de un país con el empleo de acciones de tipo políti-co, económico, psicológico, sociológico, militar y paramilitar contra las fuerzas insurgentes para prevenir o eliminar el proceso revolucionario y garantizar que no vuelva a presentarse”. La estrategia de contrainsurgencia tenía cuatro ele-mentos principales: la inteligencia, la ac-ción cívico-militar, la acción psicológica y las operaciones de contraguerrillas. En Colombia no se hablaba de estrategia de contrainsurgencia, sino de guerra de con-trainsurgencia, circunstancia que hizo que los éxitos tácticos se perdieran en un es-fuerzo no sintetizado por una concepción estratégica necesaria para la victoria y la finalización del conflicto.31. Esta expresión fue construida por la izquierda en Colom-bia para demandar al Ejército Nacional y acusarlo de hostigar y perseguir a militantes comunistas ubicados en los sindica-tos y universidades.32. En la época se definió la guerra de contrainsurgencia como «aquella que lleva a cabo el gobierno, apoyado por una gran porción de la población civil de un país con el em-pleo de acciones de tipo político, económico, psicológico, sociológico, militar y paramilitar contra las fuerzas insur-gentes para prevenir o eliminar el proceso revolucionario y garantizar que no vuelva a presentarse» La estrategia de contrainsurgencia tenía cuatro elementos principales: la inteligencia, la acción cívico-militar, la acción psicológica y las operaciones de contraguerrillas. En Colombia no se hablaba de estrategia de contrainsurgencia, sino de guerra de contrainsurgencia, circunstancia que hizo que los éxitos tácticos se perdieran en un esfuerzo no sintetizado por una concepción estratégica necesaria para la victoria, estrategia y finalización del conflicto.

El 20 de julio de 1964 se creó el Bloque Sur con las guerrillas dispersas de Marquetalia.

El 7 de enero de 1965 comienza la frag-mentación de la guerrilla comunista, en cuatro polos de atracción, al crearse el Ejército de Liberación Nacional (Eln) como fruto de una diferencia radical en el planteamiento estratégico sobre la conducción de la revolución en Colombia; se separa del PCC ortodoxo y adoptan los planteamientos de Fidel Castro.

“Tal como lo predicaban los patrones cubanos, la ‘liberación’ debía venir del campo a la ciudad; la guerrilla debía purificarse en la ruralía, y su presen-cia en las montañas colombianas, para luchar por los pobres, debía despertar el fervor de las multitudes campesi-nas, seguido por el entusiasmo de los obreros, hasta lograr una insurgencia popular generalizada. Las masas de-berían luchar; el ELN era la vanguar-dia. No resulta inteligente esperar a que el andamiaje corroído del Estado se resintiera aún más y se viniera abajo por el simple peso de sus culpas, como lo sostenía el partido comunista colom-biano, sino que había que precipitarlo en su caída».33

Después de Marquetalia, el movimiento guerrillero se extendió a otras regiones del país, con epicentro en Santander, en donde las capturas producidas por el Ejér-cito de Colombia, de elementos de enlace y correo entre la guerrilla y la red de apoyo urbano, permitió que el análisis minucioso de los documentos mostrara, también, la filosofía y la metodología del movimiento.

El 25 de mayo de 1966, el Bloque Sur se transforma en las Fuerzas Armadas Revo-lucionarias de Colombia (Farc) como bra-zo armado del PCC, sin que el partido lo reconociera públicamente; con la apa-rición en 1965 del Partido Comunista de Colombia Marxista-Leninista (PCC-ML) como una disidencia del PCC se decide, en

33. ANDRADE A., Op. cit. pág. 135.

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abril de 1967, la fundación del Epl34 y, el 19 de abril de 1973 aparece el M-19 como última agrupación guerrillera con influen-cia significativa en la guerra irregular sub-versiva planteada, que introducía nuevas tendencias ideológicas, no muy claras para esa época, y que le disputaba el liderazgo al viejo comunismo, en la conducción de la guerra contra el sistema democrático colombiano. De agosto a octubre de 1973 suceden las acciones militares de la llama-da Operación Anorí contra el Eln.

Las acciones armadas de guerrilla que se conducen en esta fase en Colombia, son acciones propias de un periodo en el cual la guerrilla representa la expresión arma-da ideológica del comunismo en el país en desarrollo de la teoría marxista de lucha de clases, por extensión de los movimien-tos armados que se presentaban en el con-tinente -desde la guerrilla de Castro, los Montoneros de Argentina, los Tupamaros de Uruguay, el MRP de Chile, el Túpac Amaru del Perú (1989 – 2002), Alfaro Vive de Ecua-dor, las guerrillas de Brasil- bajo sus ex-presiones político-ideológicas mundiales, cuya espectacularidad y características, propias de la guerrilla rural o urbana, son dadas por el entorno social del cual sur-gen los dirigentes y la masa de los com-batientes, en un ambiente internacional en donde las dictaduras militares dominan el panorama político latinoamericano, con excepción de Colombia. Cinco carac-terísticas identifican esta fase: 1) el fervor revolucionario bajo la filosofía marxista de la lucha de clases; 2) el apoyo exterior veni-do de diferentes polos de influencia; 3) la existencia de una población vulnera-ble con grandes problemas políticos, económicos y sociales; 4) la debilidad del Estado para enfrentar un movimiento ar-mado que no se reconocía como amenaza; 5) la diversidad de teorías revolucionarias y de contrainsurgencia no consolidadas.

Los métodos y las tácticas de la guerra de guerrillas incrementan las acciones

34. ALAPE, Arturo. La paz la violencia testigos de excep-ción. Bogotá: Editorial Planeta, 1985, pág. 303. Entrevista a William Calvo.

armadas, caracterizadas por asaltos a po-blaciones, quema de fincas, propaganda armada en carreteras y ciudades, como la acción filmada por el periodista mexi-cano Renato Menéndez, asaltos de bancos, asesinatos de dirigentes políticos, civiles y militares, y uno que otro combate de en-cuentro contra patrullas del ejército na-cional. Las emboscadas de la guerrilla cu-bren las áreas rurales seleccionadas como áreas base de cada agrupación guerrillera; los diferentes grupos armados se reparten el país según sus propios intereses y posi-ciones. El país empieza a inundarse de propaganda de los países que integraban el bloque comunista, especialmente de Rusia y de la China de Mao. Textos bellamente impresos se reparten en las universidades y en las centrales obreras.

b. Segunda fase: estrategia de contención (1978 a 1989) frente a la expansión y el auge guerrillero

Históricamente existen hechos que nos han permitido tomar el año de 1978 como base para una nueva fase dentro de la segun-da etapa que se ha identificado como ‘es-trategia de contención’, idea estratégica que se plasmó con el ofrecimiento de am-nistía propuesto por el Presidente Turbay y se concretó en la política de seguridad y defensa conducida por los presidentes Be-lisario Betancur35 y Virgilio Barco36 frente a la etapa de acción subversiva que el grupo rebelde desarrollaba.

Esa fase se caracteriza por una intensifi-cación del terrorismo urbano liderada por el M-19, la prolongación y el empleo del estado de sitio37 como figura para contro-lar las escaladas terroristas, la negociación política como fórmula alterna, el auge y la expansión de la guerrilla y la aparición de 35. En el cuatrienio de Betancur se ofreció a los grupos arma-dos el «perdón y olvido» de los crímenes realizados a cambio de una negociación de paz, que se quedó en los diálogos de La Uribe.36. El programa del presidente Barco se conoce como «Ini-ciativa para la Paz», un programa elaborado en tres fases: de distensión, de transición y de reincorporación, anunciado el 1 de septiembre de 1988.

37. Ver empleo de este recurso en el Apéndice No 3.

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los primeros grupos de autodefensa de la extrema derecha, ubicados en la zona de Puerto Boyacá. Esta situación dio pie para que el ejército creara unidades de Fuer-zas Especiales antiterroristas Urbanas (1986), activara el primer batallón de contraguerrillas38 (1986) y la Brigada de Fuerzas Especiales,39 en 1989.

Consolidada la fragmentación de los gru-pos armados en cuatro brazos principales (Farc, Eln, Epl y M-19) con planteamientos totalmente diferentes, se inicia así la ex-pansión de todos los grupos y la guerrilla adquiere preponderancia sobre la direc-ción política del movimiento subversivo, mientras el Ejército al mismo tiempo que se transforma y fortalece, no logra la derrota, por cuanto su planteamiento de conducir la acción militar bajo el concepto de contraguerrillas como parte de la con-trainsurgencia, se queda sólo en el deseo de destruir el frente armado, y con la frus-tración de una falta de visión estratégica en la conducción nacional de clara concep-ción defensiva sobre el control del orden público que no ve la realidad y antepone la paz deseada a costa de la victoria.

En enero de 1978 se realiza la VI conferencia de las Farc que da iniciación a un proceso de crecimiento y expansión que es fortale-cido por la creación del llamado impuesto al ‘gramaje’ ideado por ‘Argemiro’, jefe guerrillero del Tercer Frente que operaba en el Caguán, y que consistía en una can-tidad de dinero impuesta a los gramos de coca obtenidos según el rendimiento de la cosecha. A partir de esta situación, el Ejér-cito se ve obligado a controlar y combatir una de las fases del procesamiento de la cocaína, tarea que se realiza tímidamente ya que experiencias anteriores en la lu-cha contra la marihuana habían indicado que esta acción debería dejarse en manos de la Policía Nacional, por ser un delito propio del trabajo especializado de esta institución. Las acciones, entonces, se en-focan en la destrucción de pistas y labora-

38. Organizado con una Plana Mayor, un pelotón de ASPC y cuatro compañías de Contraguerrillas. 39. Conformada por los Batallones de FF.EE No 1 y 2.

torios construidos en regiones apartadas, selváticas o montañosas; en la instalación de retenes y el decomiso de insumos; en la destrucción de plantaciones y, en la captu-ra de personal dedicado a este delito. La poca atención dada a esta situación por el Estado, en una época incipiente permitió que el fenómeno del narcotráfico se de-sarrollara hasta niveles no pensados por nadie. Otras acciones más espectaculares concentraban la atención de la opinión nacional, la negociación política con las Farc.

c. Tercera fase: estrategia de acción inte-gral y ofensiva guerrillera (1989 – 2002)

Entre el 10 y el 17 de mayo de 1989, se reúnen los cabecillas de las cuadrillas en lo que se conoce como Pleno Ampliado de las Farc, y allí se diseña el llamado ‘Plan Estratégico’, identificado con el título de “Campaña Bolivariana por una Nueva Co-lombia”, proyecto que en líneas generales complementa las conclusiones de la Sépti-ma Conferencia, mantiene su concepción general e introduce las variaciones a los periodos de tiempo fijados. El Ejército de Colombia logra el decomiso de los docu-mentos que trazaban las líneas de acción a partir del año 1990 y actúa en consecuen-cia, reorientando su esfuerzo a neutralizar su ejecución, mediante un planteamiento desarrollado en las FF.MM y que se iden-

En 1999 concluye el proceso de paz entre el gobierno Salvadoreño y los líderes

rebeldes del FMLN y, mientras en Colombia, en marzo, el M-19 llega a un acuerdo

de paz con el gobierno del presidente Virgilio Barco;

desmoviliza alrededor de 900 hombres, y se suma así al

proceso democrático que se extendía por el mundo.

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tificó como una “estrategia de acción integral”.

La citada campaña de las Farc fue imple-mentada para un período de ocho años, con el fin de ejecutarse en cuatro fases, a partir de enero de 1990 con las siguientes tareas específicas:

“Primera Fase (1990 - 1992). Alcanzar 60 frentes de guerrilla. Obtener 56 millones de dólares como soporte logístico. Lograr una fuerza de 18.000 hombres. Adquirir armamento, medios de comunicación y aeronaves.

Segunda Fase (1992- 1994). Alcanzar 80 frentes. Lograr una fuerza de 32.000 hom-bres. Obtener 200 millones de dólares. In-crementar las relaciones internacionales.

Tercera Fase. Conducir la primera ofensiva generalizada, utilizando una fuerza de 32.000 hombres, así: emplear en guerra de guerrillas móvil 16.000 hombres en todo el país, mientras se conduce una guerra de guerrillas móvil desde el centro de despliegue estratégico (cordillera Oriental,) con 16.000

hombres más, con el objeto de cercar a Bo-gotá y tomar el poder central del Estado.

Cuarta Fase. Se realizará ante el evento que la primera ofensiva se constituya en un fracaso, mediante un repliegue hacia posiciones favorables para organizar la se-gunda ofensiva.”40

Los resultados generales muestran que el plan estratégico de las Farc fue neutraliza-do por el Ejército al impedir que esta orga-nización lograra sus metas. La operación Colombia, de diciembre de 1990 a febrero de 1991, contra el área base principal de las Farc fue el golpe inicial que quebró el plan estratégico. La estrategia de con-tención continuaba dando frutos limita-dos mientras la idea de la ‘acción inte-gral’ empezaba a hacer carrera en la clase dirigente colombiana, sin que tuviera una aplicación real. El concepto integral era un desarrollo de la idea original de la con-trainsurgencia que potenciaba la partici-pación del Estado, la acción cívico-militar y la acción sicológica.

En 1989 se produce la caída del Muro de Berlín. Se termina todo tipo de apoyo fi-nanciero ruso a otros países, anunciado por Mijail Gorbachov durante su viaje a Cuba en abril de este año. En agosto de 1991 la Unión Soviética se desintegra, y esto produce un efecto negativo en el sistema ideológico que servía de soporte a la sub-versión colombiana. Perdido el apoyo ex-terno, las guerrillas ven una oportunidad de financiarse a través del narcotráfico.

El Ejército activa la Brigadas Móviles1 (1990) la BRIM2 (1991) y la BRIM3, en 1997. El Comando de Operaciones Especiales de Contraguerrillas, en 1993. Durante esta década se activan 55 batallones de con-traguerrilla, se reestructura la Brigada de Fuerzas Especiales en 1996, se activa la Escuela de Fuerzas Especiales, el 26 de agosto de 1996, y por último se activa la Fudra, Fuerza de Despliegue Rápido, el 1 de septiembre de 1999.

40. Apartes tomados del documento capturado por el Ejérci-to de Colombia a la guerrilla en un campamento.

Edgar Dévia, ‘Raúl Reyes’ abatido en la operación Fénix, el primero de marzo de 2008.

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Este mismo año se concluye el proceso de paz entre el gobierno salvadoreño y los líderes rebeldes del FMLN y, en mar-zo, el M-19 llega a un acuerdo de paz con el gobierno del presidente Virgilio Barco; desmoviliza alrededor de 900 hombres, y se suma así al proceso democrático que se extendía por el mundo. En Colombia se su-man al proceso de paz del M-19, durante el gobierno del presidente César Gaviria, el Epl, el Prt, el Quintín Lame y la Cor-riente de Renovación Socialista41. Fueron muchos los factores internos y externos que se concretaron en un corto período, y que marcan un cambio en la guerra irregu-lar colombiana.

Durante el gobierno de Andrés Pastrana se frustra una vez más un proceso de diálo-go y negociación desarrollado en una zona conocida como de Distensión42 mientras se intensifica la lucha contra el narcotráfico a través del Plan Colombia. Durante este cuatrienio, las Farc lanzan una escalada terrorista que se puede considerar la mayor dentro de toda la historia de las Farc.

d. Cuarta fase: estrategia de acción direc-ta limitada. Repliegue y debilitamiento (2002-2014)

41. Pardo, Rafael. La evolución de las guerrillas y las posibilidades de paz. Conferencia presentada en la Cáte-dra Colombia el 20 de mayo de 1997, organizada por la Es-cuela Superior de Guerra. Se desmovilizan del EPL 2200, del PRT 350, del Quintín Lame 150 y la CRS 700, además de 500 hombres de las milicias de Medellín y 150 del Grupo Garnica. 42. Esta zona abarcaba cinco municipios: La Uribe, Mesetas, Vistahermosa, La Macarena y San Vicente del Caguán, con ares de 42.139 kmc

A partir de esta fase, la teoría de la sub-versión en Colombia desapareció. El nar-cotráfico cambio el objetivo político de las Farc, de la toma del poder. La expresión ‘narcoterroristas’ se hizo popular.

La elección popular de Álvaro Uribe Vélez, presenta un cambio en la dirección políti-co-estratégica del conflicto interno co-lombiano, al decidirse por primera vez en los últimos 50 años, desde la cúspide del poder, derrotar a los grupos armados irregulares, cuando el 7 de agosto del 2002, es recibido en Bogotá con un ataque de morteros, lanzado desde uno de los barrios periféricos de la ciudad, el Ver-gel, por miembros de las milicias de las Farc, el cual golpeó, como siempre, a la población civil, en este caso a mendigos agrupados en el conocido sector «el car-tucho», donde 17 de ellos fueron asesina-dos por granadas desviadas de su objetivo principal: el Presidente y la clase dirigente que le daba posesión en compañía de los representantes diplomáticos de todos los países acreditados en Colombia.

Durante la campaña presidencial, el can-didato Uribe mostraba ya una actitud de-cidida para enfrentar a los narcoterroris-tas con las armas que la nación tenía y el apoyo internacional. En muy poco tiempo, el Ministerio de Defensa Nacional con el Comando General de las Fuerzas Militares, presentaron al Presidente Uribe un borra-dor de la nueva Política de Defensa y Se-guridad Democrática, en desarrollo de sus

En desarrollo de la operación Sodoma, tropas de la Fuerza Pública, entre el 22 y el 23 de septiembre de 2010, abatieron a Víctor Julio Suárez Rojas, el ‘Mono Jojoy’.

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: pulzo.com

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directrices, documento que más tarde fue aprobado y publicado43, donde se definen, con toda claridad, las amenazas al Estado y los objetivos estratégicos por alcanzar.

El documento, era el tercero que un presidente elaboraba para dirigir el Es-tado frente al conflicto interno, con una visión político-estratégica, después del que publicara el presidente Barco44 y,

43. A pesar de que el documento tiene fecha del 16 de junio de 2003, este ya tenía una aplicación desde finales del año 2002.44. BARCO VARGAS, Virgilio. Iniciativa para la paz. Alocución televisada el 1º de septiembre de 1988, trascrito en la Re-vista Fuerzas Armadas No 128, volumen XLIII, Bogotá, 1988.

posteriormente, César Gaviria en la dé-cada de los noventa, este último conoci-do como ‘Estrategia contra la violencia’. Claras líneas de acción que orientaban a las Fuerzas Militares, donde ellas serían el peón de brega de la lucha armada.

En desarrollo de esta política, el Co-mandante General de las Fuerzas Mili-tares, general Jorge Enrique Mora Ran-gel, diseñó una estrategia militar general que dio a conocer a la opinión pública y que se resume en el siguiente cuadro:

La estrategia militar general daba a conocer algunas líneas que fueron de-sarrolladas en lo que la opinión pública conoció posteriormente como el Plan Pa-triota, documento con clasificación de se-guridad, propio para la conducción militar de un problema estratégico de tamaña responsabilidad: “derrotar el terrorismo”, “derrotar a los grupos armados ilegales” que tanto daño le estaban haciendo a la población.

En estas condiciones, el Ejército se reor-ganizó para apoyar las directrices políticas del Presidente y las decisiones estratégi-cas del Comandante General de las Fuer-zas Militares, quien se inclinaba por inten-sificar la conducción de la guerra irregular, bajo los conceptos doctrinarios de las operaciones conjuntas45. Magistralmente 45. Tipo de operación militar que se realiza con participación de dos o más fuerzas de naturaleza diferente: el ejército o la armada, normalmente como fuerzas de superficie, con el apoyo de la Fuerza Aérea.

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y liderando la planeación estratégica en forma personal, el general Mora logró ar-ticular un plan que ponía a las Fuerzas Militares en el camino a la derrota final de la guerrilla y el narcoterrorismo. Aho-ra, sólo la ejecución de las unidades de las tres fuerzas, integradas en una concepción estratégica, podía darle una respuesta positiva a la opinión pública y a su presi-dente, como comandante supremo, según la Constitución de 1991.

La primera fase del plan se cumplió en el mayor secreto; las tropas se prepararon de acuerdo a las instrucciones y, los coman-dantes tácticos elaboraron sus respectivos planes de operación. La concentración de las tropas sobre Cundinamarca se perc-ibió poco en la opinión pública; sólo se reconoció cuando la Quinta División al mando del mayor general Reinaldo Cas-tellanos Trujillo había alcanzado su objeti-vo: “liberar el corazón político del país, de la intención terrorista de conquistarlo”, tal como las Farc lo habían publicado en 1989. La campaña fue una obra maestra del arte militar en la conducción de tro-pas en guerra irregular, operación conocida como Libertad I.

Los logros del Plan Patriota, fueron con-tundentes: 1) Neutralizó el plan estratégi-co de las Farc en su fase ofensiva, al obligarlos a pasarse a la defensiva, me-diante un repliegue. 2) Destruyó el cerco sobre Bogotá y Cundinamarca. 3) Recuperó la seguridad sobre los principales ejes viales del país. 4) Debilitó la estructura de combate y la logística de las Farc, por medio de sucesivos éxitos tácticos sobre las cuadrillas desplegadas en todo el terri-torio nacional. 5) Neutralizó la capacidad de crecimiento de las Farc y del Eln al re-ducirles considerablemente su pie de fuer-za. 6) Redujo los índices de violencia sobre la población, especialmente las acciones por asalto a las poblaciones, los atentados terroristas y el secuestro. 7) Facilitó la re-cuperación del control territorial por par-te del Estado sobre grandes extensiones, en áreas alejadas de los centros de poder.

La segunda fase del Plan Patriota, conduci-do por el general Carlos Ospina que pre-tendía destruir la retaguardia de las Farc, no alcanzó el objetivo militar a pesar de los numerosos éxitos tácticos. Ante esta frus-tración, se produjo el cambio del Ministro de Defensa y mandos militares para un nuevo periodo presidencial, que dio origen a un nuevo plan, el Plan de ‘Consolidación’ modificado posteriormente con algunos aspectos contemplados en la directiva conocida como Salto Estratégico.

En forma simultánea a la acción militar con-tra las guerrillas de las Farc y el Eln se pro-duce la desmovilización de las AUC que el 20 de abril de 2006 habían alcanzado a 30.431 hombres en armas desmovilizados. Durante el segundo periodo del presidente Uribe, la acción militar pierde contundencia.

En este periodo se realizan una serie de operaciones tácticas de importancia es-tratégica operacional, tales como Fénix (abatió a ‘Raúl Reyes’), Jaque (Liberación de secuestrados en cautiverio en el sur-este de Colombia) y Camaleón (rescate de cuatro secuestrados de la Fuerza Pública en poder de la guerrilla), entre otras.

La presencia de ONG internacionales y or-ganizaciones nacionales de DDHH en Co-lombia, cuestionaron la estrategia político – militar colocando como bandera la de-fensa de los Derechos Humanos, ante la criminalización y presencia de un tercer grupo armado ilegal, que se conoce como bandas criminales (bacrim). En esta última

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: vivelohoy.com

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fase se hace notable la teoría de que estos grupos de extrema derecha eran emplea-dos por el Estado con el apoyo de políticos y la participación de algunos oficiales del Ejército y la Policía. Así empezó con clari-dad una acción jurídica contra los mandos militares identificada por algunos como la ‘guerra política-jurídica’ que debilitó la acción ofensiva militar.

El nuevo Presidente de la República, Juan Manuel Santos, que había sido Ministro de Defensa, dispuso un cambio total, que el Comando General de las Fuerzas Militares diseñó, el Plan Bicentenario, de pocos re-sultados que obligó a elaborar un nuevo Plan, conocido como Espada de Honor, en ejecución hasta la fecha con las modifi-caciones normales que demanda una con-ducción militar de esta naturaleza en los últimos cuatro años.

El debilitamiento armado de los Grupos Armados al Margen de la Ley (GAML), pro-ducido por la serie de operaciones tácti-cas exitosas, como Sodoma y Odiseo era una realidad, mientras estos evadían la confrontación armada con el Ejército y uti-lizaban con preponderancia las tácticas or-denadas en un documento conocido como Plan Renacer” elaborado por ‘Alfonso Cano’ donde priorizaba la acción política reforzada por actos terroristas, el empleo de minas y francotiradores, mientras logra-ban fortalecerse en el campo armado.

En estas condiciones, el Presidente Santos diseña un nuevo cambio en la estrategia político – militar. Planteó una nueva nego-ciación política con las Farc que inicia en el 2012, al lograr la firma de un documento conocido como “Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, firmado el 26 de agosto de este año.

Antes de la firma, el Presidente Santos había reconocido la situación de Colombia como la existencia de un “conflicto arma-do interno”, situación nueva en el marco del Derecho Internacional Humanitario, que implica un contexto jurídico diferente al vivido en Colombia desde su aparición del conflicto en el país.

En este ambiente ambivalente de debili-tamiento y derrota está el país, mientras una acción política del Presidente se de-sarrolla en La Habana, habiendo logrado la reelección presidencial, bajo la premisa de lograr la finalización del conflicto ar-mado, que todos deseamos pero no con el sacrificio de la democracia y el Estado de derecho que nos rige.

De esta manera se intenta dejar para la his-toria de Colombia, un escrito por quienes fui-mos testigos presenciales de muchos eventos aquí señalados y tergiversados en algunos documentos publicados en los últimos años. * Lectura para el Seminario “El Conflicto Armado en Colombia” del GPE. Septiembre de 2014.

Tradicional calle de La Habana, Cuba, ciudad donde se desarrollan los diálogos de paz entre el gobierno y las Farc.

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: cubanet.org

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El honor militar y su papel en la defensa de

la Patria

Adquirir honor para el militar es fácil, cuando se ha traído desde el hogar con el ejemplo de los padres y familiares o del núcleo social afortunado

practicante de buenas virtudes, pero es igualmente fácil perderlo en medio de la práctica rutinaria de las tareas del servicio, de las operaciones o la

simple vivencia de las actividades cotidianas.

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: cenae.mil.co

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Mayor General

JUAN SALCEDO LORA

El honor es un concepto con diversas valencias, según se tome en una acepción subjetiva (lo que uno siente como su propio honor) o en su acepción social, como elemento que entra en juego en las relaciones sociales en muchas civilizaciones. Im-

plica la aceptación personal y la construcción en el imaginario social, e incluso en la superestructura jurídica, de una cualidad moral vincu-lada al deber, a la virtud, al mérito, al heroísmo; que trasciende al ámbito familiar, de la descendencia (la sangre y la casta) y de la con-ducta sexual (especialmente a la de las mujeres dependientes); que se refleja en la opinión, la fama o la gloria y en diferentes ceremonias de reconocimiento público; y que produce recompensas materiales o digni-dades, como cargos, empleos, rentas, patrimonios, herencias, etc.1

Específicamente cumplió esa función durante un gran periodo de la historia de la civilización occidental, con conceptos precedentes en la antigüedad clásica grecorromana y en los pueblos germánicos, llegan-1. Diccionario de la lengua española (vigésima segunda edición), Real Academia Española, 2001, http://buscon.rae.es/drael/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=honor

Actual Presidente de ASOCACI, Expresidente de ACORE. Miembro de la Junta Interamericana de Defensa de Washington. Inspector General del Ejército. Director de la Escuela Superior

de Guerra.

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do a una alta codificación desde la confor-mación del feudalismo de Europa Occiden-tal en la Edad Media. Continuó operante en las sociedades de Antiguo Régimen (la Edad Moderna en Francia, España, etc.) mientras la nobleza siguió siendo clase dominante en la sociedad estamental. El concepto pervivió en formaciones sociales históricas que se convierten en sociedades de clase burguesas (Inglaterra) durante la Edad Contemporánea; pero su función es ya otra, exagerando sus extremos más románticos (por ejemplo, el duelo, que tiene su edad de oro en el siglo XIX).

Mucho tiene que ver el concepto del honor de los pueblos americanos conquistados y colonizados por los españoles. El honor man-cillado es cuestión de alta consideración y va casi siempre unido a la forma de lavarlo, cuando siempre media la violencia contra el intruso que haya osado vulnerar tan pre-ciado bien. Ese preciado concepto del honor es herencia directa de España.

En octubre de 1524, las tropas francesas se dirigen a Pavía, comandadas por el rey Francisco I, en persecución del ejército im-perial de Carlos I de España, que tenía una guarnición en la ciudad. Finalmente, el 24 de febrero de 1525, Francisco I es hecho prisionero. La captura del rey francés supone la derrota de las tropas francesas, la futura renuncia de Francia a Borgoña, a Artois y a Flandes, así como a la influencia sobre Italia, según se firmó en el tratado de Madrid de 1526. Al ser hecho prisionero, Francisco I, escribió a su madre la duque-sa de Angulema, desde la fortaleza de Pizzighetone, donde acertadamente declaraba que debía: “informar sobre cómo sigue mi infortunio, todo está per-dido para mí, excepto el honor y la vida, que están a salvo”, cita que ha pasado a ser repetida por el apotegma: “Todo se ha perdido, menos el honor2.

Era la primera de cuatro guerras que li-brara el gobernante francés, católico, contra Carlos I, o Carlos V, rey católico de España. Si bien fuera vencido en la pri-2.Pavía, Wikipedia.

mera de las cuatro guerras, demostrar con la sucesión de las otras que si bien todo lo había perdido, su honor le permitió recuperarse y triunfar sucesivamente, ase-gurando un lugar en la historia de Francia.

De otra parte, el otro gran personaje de este retazo de la historia europea, se cuen-ta que el triunfante monarca Carlos I, o también Carlos V del Sacro Imperio Roma-no Germánico, al enterarse que sus tropas, los famosos Tercios de exitosa infantería, se preparan para combatir, se fue veloz-mente y se hizo a la cabeza de sus hombres mostrando su arma de fuego a la mejor usanza reglamentaria y exclamó “pre-sente y armado”.

Esa demostración lo colocó de inmediato en el más alto pedestal ante sus hombres como el primer soldado arcabucero. Fue solo un gesto, complementado con la orden de que se le incluyera en los listados de la compañía respectiva. Pero ese gesto repre-sentó ni más ni menos que el “honor de ser soldado”. Partiendo del monarca, es fácil imaginar la creciente moral que infundió en sus tropas, que se hermanaron en ese honor concedido por Carlos I. No sobra ad-vertir que para el pueblo español el honor estará para siempre colocado en un pedes-tal especial, en tanto que para el pueblo francés cobra más fuerza el derecho como adorno excepcional.

Al decir del filósofo de filósofos, Séneca, en su obra Medea, “El honor prohíbe acciones que la ley tolera”

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: fac.mil.co

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Un gran soldado español, Pedro Calderón de la Barca, también de los Tercios como Carlos V, combatió a los franceses cien años después y nos dejaría para la eternidad su recuerdo de lo que para un joven recluta debe significar el ejército:

Este ejército que ves, vago al yelo y al calor,

la república mejor y más política es del mundo,

en que nadie espere que ser preferido pueda

por la nobleza que hereda, sino por la que él adquiere;

porque aquí a la sangre excede el lugar que uno se hace

y sin mirar cómo nace se mira cómo procede.

Aquí la necesidad no es infamia; y, si es honrado,

pobre y desnudo un soldado tiene mejor cualidad

que el más galán y lucido; porque aquí, a lo que sospecho,

no adorna el vestido el pecho, que el pecho adorna al vestido.

Y así, de modestia llenos, a los más viejos verás

tratando de ser lo más y de aparentar lo menos.

Aquí la más principal hazaña es obedecer,

y el modo cómo ha de ser es ni pedir ni rehusar.

Aquí, en fin, la cortesía, el buen trato, la verdad,

la firmeza, la lealtad, el honor, la bizarría,

el crédito, la opinión,

la constancia, la paciencia, la humildad y la obediencia,

fama, honor y vida son caudal de pobres soldados;

que, en buena o mala fortuna, la milicia no es más que

una religión de hombres honrados.

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Así como el monarca español presentando sus armas para una revista, en nuestra his-toria han existido figuras del alto gobierno que se han hecho llamar el “primer soldado de Colombia” o el “primer agente” pero las demostraciones de ello no se dieron, que-daron sin esculpir en piedra y lo que plasmó el papel, seguramente se lo llevó el viento o lo borraron los días.

Si nuestros pueblos cultivan el honor en tan alto grado, inclusive en los estratos deprim-idos, donde se guarda y protege con mayor celo que en las capas altas, fácil es con-cluir que el civil cuando ingresa a la mili-cia, encontrará una buena correspondencia con ese celo y la importancia que se le da en los cuarteles al honor militar. Desde el primer día de cuartel, cada generación de soldados recibe un preciado tesoro que le cambia su forma de pensar, por cuan-to le encomiendan desde tempranas horas grandes responsabilidades, defender la pa-tria, defender las fronteras, defender las instituciones; por primera vez alguien les habla de la nacionalidad, de la soberanía y va creciendo en ese hombre en período de transformación un concepto diferente de su razón de ser. Morir por la patria no es ya

una cosa lejana, es una realidad que mar-tilla incesantemente y crece y se incrusta en su ser. Por algo decía el expresidente Alberto Lleras Camargo que la misión de preservar la nacionalidad es encomenda-da, a los mejores, los más rectos, los más justos y que ellos sean quienes establezcan el equilibrio cuando sea menester.

Se refería a ese hombre nuevo que se for-ma en filas y se prepara para un día lejano defender a su patria aún a costa de su pro-pia vida. Surgen así los códigos de honor como el que se registra en el ejército de Colombia, que a letra dice:

1. Como Soldado de la Patria: me compro-meto solemnemente a profesar lealtad y fidelidad a Colombia y a mi Ejército, en defensa de la República, la libertad y la democracia.

2. El honor será mi primera virtud militar y mi fuente de inspiración. Observaré dis-ciplina en todo lugar y circunstancia.

3. Por vocación, soy y seré un Soldado leal con espíritu de servicio. ¡Mi Ejército nunca se avergonzará de mí!

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4. Seré justo en mis decisiones y prudente en el uso de la fuerza.

5. Cultivaré la honradez y la sobriedad, y seré vigilante, frugal y trabajador constan-te en mis deberes y asuntos.

6. Jamás divulgaré información que me haya sido confiada, y guardaré silencio y reserva sobre los asuntos del servicio.

7. Combatiré con valor, coraje y ánimo sereno, y sin esperar más recompensa que la de saber que cumplo la voluntad de Dios, lograr la grandeza de mi Patria y la gloria de mi Ejército.

8. No abandonaré a mis superiores, com-pañeros o subalternos en acción de guerra ni en cualquier otra ocasión.

9. Seré magnánimo en la victoria y orgullo-so en la derrota honrosa.

10. Seré moderado, generoso y compasivo con el enemigo rendido o capturado. De caer prisionero o ser secuestrado, con-tinuaré resistiendo por todos los medios disponibles y haré todo lo posible por escapar y recuperar mi libertad.

Ese código recorre los cuarteles y reposa usualmente en los bolsillos de los solda-dos en forma de tarjeta plastificada o una estampa, que lo acompaña en las labores diarias dentro o fuera del cuartel. Para los cadetes en las escuelas de formación de oficiales, a la par de los himnos y las consig-nas también se incorpora el correspondiente código de honor, para el ejemplo repasemos

el de la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova:

“Al recibir mi investidura como cadete de la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova del Ejército de Colombia, consciente del compromiso que se deriva de la herencia recibida, prometo solemne-mente ante Dios y ante mi Patria cumplir fielmente el siguiente Código de Honor:

1. Hacer del lema de mi Escuela, Patria, Honor y Lealtad, la razón de mi vida.

2. Portar mi daga, símbolo de las insignias y armas de la República, con orgullo y dignidad.

3. Ser veraz en todos los actos de mi vida.

4. Ser modelo de ciudadano, hijo ejemplar y cumplido caballero.

5. Ser leal y respetuoso con mis superiores y mis compañeros.

6. Usar mi uniforme con pundonor y pulcritud.

7. Observar las virtudes militares y cumplir mis deberes académicos con dedicación y honradez.

8. Buscar en la disciplina del cuerpo la su-peración del espíritu.

9. Velar por el mantenimiento y la conser-vación de los elementos puestos bajo mi responsabilidad.

10. Al ejercer el mando, respetar la digni-dad humana y ordenar siempre lo útil, lo justificado y lo posible”.

El valor moral que tiene trasmitir honor militar a las tropas es de magnitudes extraordinarias, es pegajoso, es un imán poderoso que atrae a los jóvenes para ser igual a quienes así sienten. Convierte por ese solo hecho en soldados superiores a los soldados regulares, al soldado corriente, que antes de tales demostraciones no se sintió motivado a ser mejor, a tener más

“Fácil es concluir que el civil cuando ingresa a la milicia, encontrará una

buena correspondencia con ese celo y la importancia

que se le da en los cuarteles al honor militar”.

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orgullo, a autocalificarse como un soldado universal, tan hoy en boga. Pasa de la noche a la mañana, a sentirse listo y preparado para emprender las grandes campañas.

Por el ejemplo de sus jefes, por el en-trenamiento bien orientado, por los ejerci-cios duros y las motivaciones permanentes por allá en la década del ochenta los solda-dos bachilleres que se incorporaban a filas pedían ir a la Escuela de Lanceros y de allí, se regalaban para ser paracaidistas o con-traguerrilleros y no les alcanzaba el tiempo de servicio para lucirse mejor, siempre y cuando estuviesen en la sana competencia, pero en medio de los mejores hombres de guerra del ejército colombiano.

El honor es de alta estima en las for-maciones militares, es freno y acicate, es motivación permanente y a la vez arma de-structora cuando se mancilla o cae por el suelo por acciones adversas provenientes de una fuerza enemiga o cuando se afecta por la contaminación interna de fenómenos corruptivos o vicios que no se controlan a tiempo. Al decir del filósofo de filóso-fos, Séneca, en su obra Medea, “El honor prohíbe acciones que la ley tolera” mues-tra el alcance e importancia cuando le imprime tal fortaleza que en la sana com-petencia ante la ley, es el honor la gran

barrera que limita las acciones humanas cuando la misma ley las autoriza.

En los casos de afectación por los fenómenos antes brevemente citados, es ejemplar en nuestro medio, el grave daño producido por la corrupción que invadió todos los espacios y capas de la sociedad colombiana hasta llegar por la vía de las elementales relaciones o las incorpora-ciones en los diferentes niveles a los centro de formación, que se deslizó hasta produ-cir graves consecuencias en la antes sólida estructura de la fuerza pública. Cuando se llegue a demostrar, con la verdad ver-dadera y con la justicia sin quiebrapatas, la existencia de uno o varios casos de falsos positivos, aparecerá entonces con toda la potencia en cada caso, que la corrupción permeó el baluarte moral del honor en esas excepciones.

En los analisis del Estado Mayor Conjun-to de las FF.MM., en 1991, incluimos como una de las amenazas al Estado, la corrup-ción. Fue motivo de interrogantes en la sala del Consejo de Ministros pues por pri-mera vez en ese alto nivel se incluía ese veneno mortal que aumentado y corregido sigue destruyendo nuestra sociedad y nues-tras instituciones. Presidia ese Consejo el presidente Cesar Gaviria y entre sus minis-

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tros estaba el tristemente celebre protago-nista del proceso 8.000.

Cabría entonces preguntar como lo hiciera el desaparecido político mexicano Luis Donaldo Colosio ¿Qué queda cuando se ha perdido el honor? múltiples respuestas po-drían concurrir, pero cuando se trata del honor militar, necesariamente queda en el hombre de filas un inmenso vacío, que difícilmente puede ser llenado con fa-cilidad en el tiempo, pero también en la unidad respectiva causa un torbellino de insatisfacción, de callado reclamo, de con-dena colectiva y porque no, de separación del violador.

Pueden ser muchos los lances en donde el individuo puede perder el honor o man-cillarlo sencillamente y el camino en el futuro se le vuelve tormentoso, escabro-so, difícil, porque “El honor no tiene más que un camino, y para el servicio de la Pa-tria no hay más camino que el honor”3. Así de fácil, así de simple, así de importante. Es que el honor es pasión arrebatadora que invade cada célula del hombre honesto y cumplidor de su deber.

Es valor moral que nos exige ser diferentes y que nos impele a ser ejemplo ante los demás, superior o subalterno, que nos identifica, nos salva en las situaciones difíciles cuando la tentación al premio in-merecido nos tienta, cuando la riqueza fá-cil casi siempre de orden ilegal se nos acer-ca en miles de formas. Es fuerza interior que se rebela ante lo inmerecido, lo ilegal, lo irreglamentario. Pero también es satis-facción y alegría cuando se comprueba su pertenencia en el ser interior y cuando se convierte en orgullo y recompensa.

La decadencia de la sociedad colombiana tan propensa a la lisonja, se fue degra-dando y es alarmante las noticias en los me-dios de comunicación con la caída de ídolos de barro de la política o la empresa, que desfilan ante los tribunales arrasados por la ola millonaria gigantesca de corrupción 3. General Luis Bermúdez de Castro y Tomás, El Arte del buen mandar”, Editorial Pax, Bogotá 1959

acelerada. Es tenaz la lucha por evitar que en los cuarteles se repitan tales fenómenos en mayor o menor cuantía, pero se presen-tan a pesar de todo con la figura elemen-tal de una guaca, o en forma de mujer, o en cuentas misteriosas siempre de dudosa procedencia. Quién cae en la tentación, se convierte de inmediato en un pelele de obscuros propósitos y tarde o tempra-no, como reza el juramento “él o ella os lo demandarán”. Por esa elemental ausencia de honor, existen procesos Ochomil y por la misma razón hemos perdido en otros esce-narios a verdaderos soldados probados en el campo de combate.

“El honor militar es una cualidad moral que nos impulsa a realizar el más estricto cum-plimiento de nuestros deberes ante los se-mejantes y ante nosotros mismos. Es base de la disciplina que rige las actividades de todos los seres humanos, cualesquiera que sean las clases sociales a que pertenez-can. La virtud, la honestidad y el respeto al prójimo son frases que se deben reno-var en forma constante para bien propio y satisfacción de los demás. En las Fuerzas Armadas el honor adquiere relevancia es-pecial, por tratarse de personal que tiene la misión inmediata de salvaguardar los intereses de la patria, la integridad del territorio y la soberanía de la nación”4.

4. HONOR MILITAR, Por el Gral. Brig. D.E.M. Ret. Bruno Galindo Trejo, 3 de Octubre del 2001

“El adquirir el alto honor de pertenecer a las

Fuerzas Militares es razón de que el militar sienta un gran orgullo y necesidad de inflar uniformes, teniendo

muy en cuenta el no tomar actitudes de superioridad

de humillación, no es razón para faltar a la moral y los

principios”.

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El adquirir el alto honor de pertenecer a las Fuerzas Militares es razón de que el mili-tar sienta un gran orgullo y necesidad de inflar uniformes, teniendo muy en cuenta el no tomar actitudes de superioridad, de humillación, no es razón para faltar a la moral y los principios “pensando que como militares no se admite la menor falta ni el más mínimo agravio por parte de nuestros conciudadanos”5 no es honor poseer las actitudes abominables, por lo contrario debemos tener presente que el militar es siempre honrado lleno de amor a la patria si es el caso ofrendar nuestras vidas en de-fensa de ella.

5. Liderazgo militar: General ® Freddy Padilla de León- pag. 198

La valoración del honor militar cobró espe-cial importancia en la defensa triunfal que hiciera Jorge Eliécer Gaitán, el 9 abril de 1948, momentos antes de ser asesinado, en el proceso que se seguía por homicidio al teniente Jesús Cortés, basada precisa-mente en la defensa del honor militar:

“¿Es el honor una realidad física como la vida? No. El honor es un hecho moral, pero un hecho moral que radica, no tanto en el

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individuo, no tanto en la conciencia esen-cial dentro de la cual nosotros vivimos. El objetivo central, la base fundamental, el bien jurídicamente defendido, no radica exclusivamente en la persona agredida; radica en la conciencia ética colectiva. El honor es un valor moral de las sociedades, una conciencia del nivel evolutivo de la es-pecia, un estado social. ... (*) ...

El honor es uno de los valores morales de la especie, trascendental y más im-portante que el valor de la vida, porque representa una conciencia colectiva; es el respeto que por nuestra vida hemos lo-grado conquistar en frente de la sociedad que nos rodea.... (*) ...

No es lo mismo la exigencia que la socie-dad le hace a un civil, que la exigencia que sobre la dignidad personal se le hace a un militar, si es el mismo caso. Le basta al hombre ser un ciudadano normal, común, corriente, sin que nadie le pueda a él gri-tar o hacerle desmerecer en nivel del alto concepto social, si no resulta valiente. Pero eso no le está permitido al militar. El militar queda deshonrado donde no queda deshonrado el civil. ¿Por qué? Por la índole

de su carrera. Lo vamos a ver. Un militar cuando entra a la escuela a seguir su carre-ra, recibe enseñanza para que adquiera una noción positiva de la dignidad y del honor, si es que su anterior educación no le había permitido elevar esos conceptos.

Y así sentimos desprecio por un militar de quien nos digan que es cobarde; senti-mos desprecio por un militar de quien nos digan, o nos demuestren que no es vali-ente; inmediatamente queda deshonrado. ¿Por qué? Por la índole de su institución. Sin embargo, ninguno de nosotros queda deshonrado porque nos digan que en este u otro episodio dejamos de ser valientes.”

Adquirir honor para el militar es fácil, cuando se ha traído desde el hogar con el ejemplo de los padres y familiares o del nú-cleo social afortunado practicante de bue-nas virtudes, pero es igualmente fácil per-derlo en medio de la práctica rutinaria de las tareas del servicio, de las operaciones o la simple vivencia de las actividades cotidianas. Todo es posible, ganar o per-der, ello es una de las más importantes responsabilidades del mando en todos los niveles.

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Dinámica geopolítica del Caribe

América Latina es importante para China por los recursos naturales. Se prevé que una desaceleración de su PIB va a afectar la economía de

Latinoamérica. Igualmente, se cree que la región se está convirtiendo en un área estratégica rusa. Apartes de la charla en ACORE, Conversatorio

No. 39 del 25 de Julio

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coronel

JOHN MARULANDA MARÍN

El diferendo entre Nicaragua y Colombia se relaciona con lo que está pasando en la geopolítica mundial que nos podría arrastrar a un posible conflicto en el Caribe.

En los centros de pensamiento el tema de controversia es si Estados Unidos ha retrocedido como potencia global, o si la geopolíti-ca de Obama es pacata y hasta miedosa. Y, por supuesto, si Estados Unidos está perdiendo predominio en América Latina frente a China, tal como sucede en África.

También se discute si Latinoamérica se está convirtiendo en un área estratégica de Europa o si nos hemos convertido en un área de interés económico y político de China. Es oportuno recordar que la región tiene casi el 40% de yacimientos de platino, cobre y plata, un 4% de la zona cultivable y más del 10% de las reservas mundiales de petróleo.

América Latina es importante para China por los recursos naturales. Se prevé que una desaceleración de su PIB va a afectar la economía de Latinoamérica. El presidente de China visitó durante ocho días el continente. Habló con Nicolás Maduro, presidente de Venezuela,

Especialista en inteligencia militar y operaciones psicológicas. Director fundador

de las escuelas de relaciones civiles-militares. Consultor sobre Seguridad y Defensa. Abogado

en la universidad la Gran Colombia.

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con quien tiene negocios petroleros. Los analistas dicen que la producción de la franja del Orinoco, la más estratégica que tiene Venezuela, ya está empeñada a los chinos que han prestado al país más de 80 mil millones de dólares. Por supuesto, también habló con Raúl Castro, con Dilma Rousseff, con Cristina Fernández y con el presidente de México, Enrique Peña Nieto.

Igualmente, se cree que la región se está convirtiendo en un área estratégica rusa. En su visita a Latinoamérica, Putin se en-trevistó con Dilma Rousseff, con que tiene proyectos muy grandes; con el presidente Evo Morales a quien le prometió ayudar-le a desarrollar su capacidad nuclear; con Cristina Fernández a quien también le va a ayudar a desarrollar la capacidad nuclear y dos represas en el sur del país y, por su puesto, con Venezuela, su principal com-prador de armas y mejor cliente. También visito sus amigos de toda la vida, los her-manos Castro.

Sobre estas visitas, el Centro de Estudios Internacionales Estratégicos, en Washing-ton, dice que mientras Rusia sigue aten-diendo lo que está pasando en sus fron-teras, que es muy grave, está buscando al otro lado del globo reestablecer contactos con sus viejos amigos. Esto nos toca di-rectamente con Nicaragua.

Lo que pueda suceder en la frontera marítima colombo-nicaragüense, que data de 200 años,

tiene un valor continental, por la dinámica política que se está dando en

Latinoamérica. Nicaragua es un país de izquierda, amigo de Venezuela y de Cuba y que les ha dado refugio a terroristas de

las Farc.

En América Latina, por otra parte, hay unas fuerzas económicas, sociopolíticas y de seguridad que se están moviendo de manera vigorosa.

Hay una rivalidad entre gobiernos socialis-tas y populistas -algunos los consideran au-tocráticos- versus gobiernos democráticos, neoliberales. Todo se resume en una con-frontación político-económica que a ratos parece tender lazos de entendimiento entre la Alianza del Pacífico que mira ha-cia China y la India, mientras el Mercosur sigue mirándose el ombligo.

La seguridad en las fronteras

Históricamente, las fronteras han sido origen de la mayoría de conflictos en el mundo. Lo de Ucrania; la Franja de Gaza; lo de Boko Haran, en el norte de Nigeria; y aun el asunto del Estado Islámico, son problemas de fronteras.

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La ONU ha dicho que el continente más peligroso es América Latina en donde las ratas de homicidios

sobrepasan el 26%. El área de no guerra más letal

del mundo está en centro América, en los países del triángulo Honduras,

Guatemala y El Salvador.

En la región, hay que mencionar tres dispu-tas fronterizas que subsisten: la de Chile y Bolivia, en donde Bolivia reclama salida al mar. En este problema se pueden prever problemas en un futuro mediato ya que Evo Morales, lo demandó ante la Corte In-ternacional.

La de Colombia-Venezuela, congelada por el momento. Pero si la situación interna en Venezuela se complica no se puede des-cartar que el gobierno abra el frente ex-terno para tratar de unificar algún criterio político en el país.

En Centroamérica, desde que Daniel Or-tega llegó al poder en Nicaragua ha im-pulsado una política expansionista. El año pasado Costa Rica lo demandó ante la Corte Internacional porque Ortega manifestó su deseo de explotar petróleo en la parte del mar en donde desemboca el río San Juan, que marca límite entre los dos países.

El narcotráfico

El 90% de los problemas de inseguridad en América Latina se derivan del narcotráfico y este es uno de los más complejos enre-dos con que está lidiando no solo América Latina, sino Estados Unidos, el mayor con-sumidor; Brasil, segundo consumidor mun-dial, y algunos países de Europa, el Sureste asiático y África.

Las trazas de las rutas de narcotráfico han crecido. El Secretario Adjunto en asuntos

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de narcotráfico en Estados Unidos, William Brownsfield, ha dicho que el Caribe se ha convertido en la principal ruta del nar-cotráfico. El comandante del Comando Sur y el Comandante de la Guardia Costera di-cen que no pueden controlar lo que pasa en el Caribe pues no cuentan con apoyo nece-sario de su gobierno. La ruta es conocida: la mercancía se produce en Colombia, Perú y Bolivia, pero los miembros de las Farc, Eln y las bacrim, la mueven hasta La Guajira, Catatumbo, Arauca y de allí a los sitios de embarque en la región de Apure, especialmente, con el apoyo de las redes venezolanas, de donde sale en avión, cru-za por el Caribe, llega a Centroamérica y de ahí a Estados Unidos. Muchos estudiosos creen que esta guerra es un fracaso.

La violencia

La ONU ha dicho que el continente más peligroso es América Latina en donde las ratas de homicidios sobrepasan el 26%. El área de no guerra más letal del mundo está en centro América, en los países del trián-gulo Honduras, Guatemala y El Salvador. De las diez ciudades en el mundo con may-or número de muertos, 7 son de América Latina. De los 15 países más peligrosos del mundo, 12 están en América Latina.

Además, a la rata de homicidios, hay que agregarles las del secuestro: el continente produce casi el 60% de los secuestros del mundo con modalidades muy propias como el secuestro exprés y el secuestro virtual.

Conflicto con Nicaragua

Lo que pueda suceder en la frontera marítima colombo-nicaragüense, que data de 200 años, tiene un valor continental, por la dinámica política que se está dando en el Latinoamérica. Nicaragua es un país de izquierda, amigo de Venezuela y de Cuba y que les ha dado refugio a terroris-tas de las Farc. Mientras Colombia ha sido un país disperso, desatento en lo que hace referencia a este problema, Nicaragua ha

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Otra preocupación es la presencia rusa en el Caribe. Putin, a pesar de sus problemas en Ucrania ha venido mostrando sus dien-tes en el Caribe. Primero lo de los aviones estratégicos Tupolev que pasaron dos vec-es inadvertidamente por espacio aéreo colombiano, para probar la capacidad de reacción de su fuerza aérea y evaluar la situación real del mar Caribe. Luego, por primera vez en la historia, llego a Cuba el buque ruso Pedro el Grande, barco de guerra insignia de la flota del mar Caspio. Fue recibido por Chavez, después por Or-tega y atraco en Cuba. El año pasado un buque porta misiles fondeó en Corinto, Nicaragua. En febrero de 2014 otro buque, especializado en inteligencia electrónica con capacidad de interceptar cualquier tipo de llamada fija, celular, satelital y de bloquear comunicaciones, estuvo atracado en el puerto de La Habana durante una se-mana, no muy lejos de donde se llevan a cabo los diálogos entre gobierno colom-biano y las Farc.

Después de esas demostraciones de fuerza, el Canciller y el Ministro de Defensa rusos visitaron Nicaragua. Su embajador en Ma-nagua dijo que está interesado en sentar las bases para abastecimiento de agua y de combustible para su flota militar, mien-tras la agencia espacial federal anunció que va a colocar estaciones de rastreo en Nicaragua para garantizar la precisión de la navegación. Rusia también anunció que va a reabrir la base naval de Lourdes, que perteneció a la inteligencia técnica rusa y que tenía la capacidad de monitorear los mensajes del Comando Sur. Ahora funciona allí la Universidad de Comunicaciones de Cuba.

Históricamente, las fronteras han sido origen de la mayoría de conflictos en el mundo. Lo de Ucrania; la Franja de Gaza; lo de Boko Haran, en el norte de Nigeria; y aun el asunto del Estado Islámico, son problemas de fronteras.

sido un país concentrado, enfocado, con-sistente, persistente, que sabe lo que quiere y tiene trazada metodológicamente sus metas. En Nicaragua se vende la idea que entre Honduras, Costa Rica y Colom-bia le quitaron su mar, no porque hubiera muchos peces y mucha agua, sino porque había petróleo. Lo que le dice a uno cual-quier persona con quien se habla en Nica-ragua, es que ese mar es nicaragüense, que Colombia lo que quiere es robar el petróleo: hay un sentimiento generaliza-do sobre la pertenencia de ese mar, sobre la obligatoriedad de todos de defenderlo y sobre la necesidad urgente de explotar el petróleo.

Nicaragua, con base en el mar que le dieron, va a seguir presionando para llegar hasta San Andrés y Providencia. Su nueva de-manda busca que la Corte Internacional de Justicia reconfirme su fallo diciendo que suyo no es solamente el mar sino la plata-forma subyacente de explotación económi-ca, de acuerdo a regulaciones internacio-nales. Hay una intensión expansionista así el gobierno sandinista lo niegue. Además, está el imperativo energético: el mapa petrolero de Nicaragua muestra ya-cimientos de buena calidad y cantidad en la frontera con Colombia. Se argumenta que esa área está protegida porque es una reserva natural, pero cuando los gobiernos urgen dinero y recursos, el medio ambiente no pesa mucho, como lo demuestra Ecua-dor con el parque natural de Yasuni.

Para completar el escenario, está el go-bierno chino, que a través de una em-presa privada va a construir el canal transoceánico de Nicaragua, uno de los mayores proyectos de la humanidad. Los proyectos económicos de Ortega con el canal son inmensos: 50 mil empleos direc-tos, otros 150 mil indirectos, subir el PIB al 10%. Mientras Petrocaribe siga regalando petróleo al país, la explotación petrolera por el paralelo 82, puede relegarse. Pero si Petrocaribe deja de funcionar, como al-gunos analistas predicen, la situación se complicaría.

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El 90% de los problemas de inseguridad en América

Latina se derivan del narcotráfico y este es uno

de los más complejos enredos con que está

lidiando no solo América Latina, sino Estados Unidos,

el mayor consumidor.

En julio estuvo Putin en Nicaragua, habló con Ortega. El mandatario centroamerica-no le manifiesto su apoyo en sus problemas con Ucrania y Siria.

En una primera operación conjunta entre rusos y nicaragüenses, en abril de este año, unidades navales jugaron a la guerra contra el narcotráfico mientras el Congre-so sandinista avaló el ingreso de 130 efec-tivos rusos, 64 de USA, 50 de Venezuela, 50 Cuba, 40 México, para hacer ejercicios en los 75 mil kilómetros de mar que la CIJ le entrego a Nicaragua. No participó Colom-bia lo que quiere decir que ya Nicaragua tomo posesión de ese mar con la acepta-ción de Chile, Bolivia, Ecuador, Francia, Jamaica, Taiwán, República Dominicana, Guatemala, El Salvador, Honduras y Be-lice. ¿Con qué argumento puede después de esto reclamar Colombia? Nicaragua ha maniobrado mucho más inteligentemente que Colombia.

Se han dado algunos roces como el llama-miento a consulta de la embajadora de Colombia en Nicaragua, después de que la senadora Alexandra Moreno Piraquive di-jera en 2008 que había un acuerdo en-tre de Venezuela y Nicaragua en contra de Colombia. Posteriormente, un buque nicaragüense se negó a salir de la zona económica exclusiva colombiana, la Arma-da colombiana manifestó que no se reti-raría de las aguas cedidas y se ordenaron sobrevuelos de la Fuerza Aérea sobre esa área. Por su lado, el Estado Mayor del ejército popular sandinista ya anuncio que Rusia le va a entregar misiles anti aéreos S-300, fusiles, cañones antiaéreos y heli-cópteros de ataque.

Hay alertas tempranas de cualquier posible calentamiento de este litigio fronterizo que se pueden prever. Por ejemplo, si no hay un acuerdo diplomático bien porque se demore mucho o porque se niegue; si hay intereses políticos de Venezuela, Cuba, y algún otro país en que esto no se arregle, continúe como esta o se complique; si se presenta algún incidente en esa línea fron-teriza intencionalmente o por accidente.

El avance de la exploración petrolera es otro hecho que puede generar fricción.

El asunto hasta ahora empieza y urge operar una red de inteligencia estratégica que per-mita la protección de la integridad territo-rial marítima y aérea del país, que sumi-nistre a nivel estratégico la información que permita prever proactivamente lo que se debe hacer.

La hipótesis del conflicto con Nicaragua debe estár vigente y el diseño de esce-narios sobre lo que se está desarrollando en ese pedazo de mar que es del interés geo político mundial entre Rusia, USA y China es una obligación del alto gobierno.

¿Se está reeditando la guerra fría? No lo creo, 2014 no es 1960: la tecnología marca un punto de diferencia y Rusia no se va a venir a pelear aquí pues tiene muchos problemas allá. Pero si puede motivar que entre nosotros peleemos pues tiene amigos beligerantes como Ortega, los her-manos Castro, Maduro y Correa, dispuestos a hacer lo que ellos consideren oportuno a sus intereses frente a un gobierno co-lombiano conciliador, tímido, que quiere quedar bien con todos.

El libro Colombia, Nicaragua y el Caribe: guerra fría o punto de encuentro, de mi autoria, está próximo a publicarse, con la intención plantear todos los elementos de este ajedrez geopolítico que se está ju-gando en el mar de las Antillas.

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