Revista Pangea

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Pangea surge como herramienta de convergencia entre costumbres distanciadas por miles de kilómetros y siglos de evolución histórica. Es la materialización escrita del interés por el mundo del arte, la cultura y la creatividad compartido por cinco estudiantes. Con el objetivo de difundir nuestra fascinación por los diversos estilos de vida hemos elaborado un manual que recoge cinco artículos que cubren casos originales de creatividad aplicada a la rutina a lo largo de los cinco continentes.

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Pangea surge como herramienta de convergencia entre costum-bres distanciadas por miles de kilómetros y siglos de evolución histórica. Es la materialización escrita del interés por el mundo

del arte, la cultura y la creatividad compartido por cinco estudiantes.

Con el objetivo de difundir nuestra fascinación por los diversos estilos de vida hemos elaborado un manual que recoge cinco artículos que cubren casos originales de creatividad aplicada a la rutina a lo largo de los cinco continentes.

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RedacciónPaula Ballesteros

Hugo Costa

ComunicaciónConchita Borderías

IllustraciónÁfrica Benito

Alberto de Celis

MaquetaciónÁfica Benito

Alberto de Celis2

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UnA ISLA FEUDAL EN LA EUROPA CONTEMPORÁNEA

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LA CIUDAD PERDIDA DE MATMATA

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LA CAPITAL DE LAESPERANZA

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LOS AGHORI, CANIBALISMO Y YOGA

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LA VIDA EN LA SELVA Y LA SELVA COMO FORMA DE VIDA

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LO QUE OCURRE EN EL MUN-DO MIENTRAS LEES ESTO

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Una isla feudal en la europa contemporáneaEn el Canal de la Mancha, entre Francia y Gran Bretaña, se en-cuentra una isla de apenas de 5 km2 de superficie para 507 hab-itantes. Este pequeño pedazo de tierra rodeado por el océano es conocido como la Isla de Sark.

El carro de caballos es uno de los vehículos utilizados en la isla

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La isla está formada por la Gran Sark (situada al norte) y la Pequeña Sark (situada al sur). Ambas están conectadas por un estrecho y ele-vado istmo con un ancho de unos 3 m y una al-titud de 92m. En 1900 se pusieron pasamanos de protección, pero hasta aquel entonces los niños para poder cruzar debían hacerlo arro-dillados. De esta manera podían evitar que el viento les tirara hacia el precipicio.

Hasta el 2008, todo funcionaba con un esque-ma de terratenientes bajo el control de un jefe de gobierno que ostentaba el título de Sei-gneur, siendo éste un título hereditario. El Seigneur era considerado el arrendatario de la reina y sólo la tenía que pagar un alquil-er anual simbólico de una libra por regir el pequeño territorio de la isla. Dueño absoluto de todo lo que llegase a la costa de Sark en un naufragio, era el único que podía poseer palomas y perros, así como la explotación de ciertos derechos mineros de la isla.

Desde 1974, John Michael Beaumont se ha de-sempeñado como Seigneur y, por esta razón, las leyes que condicionan la forma de vivir

de sus pobladores apenas han mutado desde que fue colonizada por el imperio británico en 1553.

Pero, a pesar de su hegemonía, Beaumont no cumple el perfil despótico que se le supone. De hecho cuentan que, en un ejercicio de au-tocrítica, tiene colgadas en su cuarto de baño cartas en las que los siervos le dan el tratam-iento de alteza. Aún así, el ‘señor’ es el único que puede ocupar el primer banco en la iglesia y tiene derecho a cobrar una tercera parte del valor de cualquier venta de tierras.

Sark no sólo ha conservado su sistema políti-co desde entonces sino que, a pesar de poseer una carretera, la circulación de los vehículos motorizados no está permitida dentro de la isla. Los únicos medios de transporte que no están prohibidos son: las bicicletas, los trac-tores y los coches de caballos. Además cabe destacar que no tiene alumbrado público, sus carreteras no están asfaltadas y en la isla no existe sanidad pública ni pensiones de jubi-lación o desempleo.

El hecho más asombroso que define este apartado lugar y lo diferencia de muchos otros es que, hasta 2008, el régimen de gobierno que seguía imperando sobre este territorio era de tipo feudal. Un dato sorprendente, si tenemos en cuenta que nos en-contramos en pleno siglo XXI.

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Por otra parte, sus 600 siervos deben arren-dar sus casas a 40 terratenientes. Ya que Sark se encuentra dividida en cuarenta tenants o porciones de tierra, sólo pudiéndose trasmitir las mismas por estrictas normas hereditarias o a través de la compraventa. Los deberes de los terratenientes son entregar al ‘señor’ un pollo vivo cada año y tener en su casa una escopeta por si fuese necesario defender la isla de asal-tos extranjeros.

En el Canal de la Mancha, entre Francia y Gran Bretaña, se encuentra una isla de apenas de 5 km2 de superficie para 507 habitantes. Este pequeño pedazo de tierra rodeado por el océano es conocido como la Isla de Sark. Cada uno de los propietarios de los cuarenta tenants originales (de las familias iniciales que colonizaron el territorio en el siglo XVI) tiene derecho a un asiento en la Chief Pleas o Parla-mento de Sark. Esta asamblea estuvo original-mente compuesta por sólo los 40 dueños de los territorios en los cuales se había subdividi-do la isla.

Aunque, posteriormente, en 1922 se agregaron 12 asientos para que fueran elegidos directa-mente por la población a través de sufragio universal y por un plazo de tres años.

Es curioso observar el hecho de que los habit-antes de Sark siguen manteniendo costumbres propias de novelas caballerescas. Tanto es así, que si un vecino se siente ofendido por otro isleño puede invocar el ‘Clameur de Haro’.

De esta manera, si un ciudadano cree que se están vulnerando sus derecho debe rezar, ante testigos, el Padrenuestro en francés y gri-tar: “Haro, Haro, Haro! A mon ayudante lun príncipe, me agravio consumado!”. En otras palabras: “Haro, Haro, Haro! A mi ayuda, mi príncipe! Estoy siendo tratado injustamente!”. Tras estas frases, el supuesto agresor debe de cejar en su actividad hasta que los tribunales decidan quién tiene la razón.

Pero este regreso al pasado también implica normas menos bucólicas. Como la que permite que los hombres peguen a sus esposas, siempre que no lo hagan con instrumentos más estre-chos que un dedo, ni derramen sangre.

A pesar de las apariencias, no siempre ha sido un sitio tranquilo la Isla de Sark. En 1990 un físico nuclear en paro llamado Andre Gardes llegó al feudo con un subfusil y llenó la ciudad de carteles anunciando que iba a ocupar la isla al día siguiente. La policía (el Contestable) lo detuvo a la mañana siguiente cuando, sentado en un banco, revisaba su arma mientras espe-raba la hora programada para llevar a cabo su golpe de estado.

En la misma década otro suceso alteró la paz de los habitantes de la isla: la aparición de los acaudalados hermanos David y Frederick Barclay. Ambos poseían el prestigioso rotativo Daily Telegraph y cuando llegaron a Sark lo hi-cieron con la intención de poner en marcha un pequeño paraíso fiscal. Sin embargo, se dieron cuenta de que el sistema feudal vigente obstac-ulizaba sus propósitos.

Por esta razón decidieron poner fin al sistema medieval imperante convocando elecciones libres en la isla. Palomar en La Seigneurie

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Sin embargo, tras los pleitos legales realiza-dos y después de conseguir que el Tribunal de Estrasburgo revisara sus antiguas leyes, dicha acción les reportó un esfuerzo económico ele-vado y pocas satisfacciones posteriores.

Hoy en día el turismo tímidamente reemplaza los ingresos económicos que antes se basa-ban en la agricultura. Entre otros aspectos, la isla destaca por haber sido designada por la Asociación Internacional para el Cielo Oscuro (IDA) como primer lugar insular para observar las estrellas, dada la falta de contaminación lumínica existente que posibilita la perfecta visión del cielo nocturno.

La Seigneurie

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La ciudad perdida de MatmataGracias a sus peculiares construcciones, tradiciones y costumbres, directores como George Lucas se han inspirado en este mágico enclave rodando películas como La Guerra de las Galaxias y En busca del Arca Perdida.

En el noreste de África, a 400 km de Túnez, se encuentra el espectacular enclave de Matmata situado en medio del desierto. Se considera la auténtica capital de los bereberes, ya que desde su existencia encierra numerosos acontecimientos históricos que han dejado su huella.

Lo representativo de esta recóndita ciudad es la naturaleza de sus casas trogloditas, construidas en el interior de las montañas, situándose en el centro de las mismas el patio central (el cual comuni-ca con un largo pasillo hacia el mundo exterior), y a su alrededor las principales estancias, es decir se trata de una verdadera ciudad subterránea.Se trata de una arquitectura tradicional que aprove-cha estrategias naturales para la mejora de las condiciones climáticas en el interior de los habitácu-los, debido al gran contraste entre las temperaturas alcanzadas durante el día y la noche. Por ello, se busca una mínima superficie expuesta al sol, así como una renovación constante del aire en sus galerías. También se aprovecha el agua localizado en canales subterráneos cercanos, que a su vez sirve para proporcionar la humedad necesaria a la vegetación de los patios y para asegurar la salu-bridad de las viviendas.

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Asimismo llama la atención las imágenes halladas en puertas tales como dibujos de peces, huellas de la mano de Fátima, etc, que según sus creencias les protegen de maleficios e invocan a la buena suerte. Y es que, la religión predominante en esta zona es la musulmán sunnita.

En cuanto a sus habitantes destaca una gran mayoría bereber que debido al clima desértico tuvieron que excavar a más de 10 metros el terreno arcilloso en busca de unas condiciones más agradables para su subsistencia. Esto se llevaba a cabo entre todos los miembros de la familia cuando un miembro joven de la mismacontraía matrimonio.

También tiene una función defensiva, lo que le ha llevado a sobrevivir tantos siglos y ha convivir con numerosas y dispares civilizaciones, muchas de las que hoy en día ya no existen. Otra de las construcciones típicas son los ksares, fortalezas utilizadas ante ataques enemigos.

Uno de los principales pilares de la ciudad es el turismo debido a la gran emigración llevada a cabo en los últimos años, espe-cialmente por parte de la población más joven. A través de él, los matmatís dan a conocer su forma de vida y sus peculiares construcciones arquitectónicas.

Asimismo siguen manteniendo su lengua de origen y sus más arraigadas costumbres y tradiciones, negándose a sucumbir a las nuevas tecnologías. Ha sido el Gobierno de Túnez el primero en tomar la iniciativa para mejorar la vida de los matmatís facil-itándoles instalacioneseléctricas, por lo que actualmente no es raro ver antenas de televisión y baterías solares en alguna que otra cueva.

Si no fuera por la Guerra de las Galaxias, el pequeño y medio abandonado pueblo de Matmata, sería un lugar casi olvidado. Asimismo ha inspirado otras películas como En busca del Arca Perdida gracias a su parecido con el Cañón de Arizona y a la superficie lunar. Todo esto ha promovido un mayor conocimiento de la ciudad, ya

que anteriormente se encontraba casi total-mente enterrada. De esta manera sehan construido numerosos hoteles de cuat-ro y cinco estrellas, aunque todavía quedan muchos ámbitos por desarrollarse como son las conexiones de transporte.

Finalmente, la actual necesidad del estudio de la sostenibilidad en la arquitectura es una buena oportunidad para estudiar este tipo de construcciones que rompencon los cánones establecidos, siendo un ejemplo de aprovechamiento de los recur-sos naturales del lugar como pueden ser los materiales, el agua o el propio terreno, evitando la contaminación.

Esto también es una buena integración con el paisaje, dando lugar a una homoge-neización entre ambas partes.

A pesar de los importantes benefici-os que conl levan este tipo de viviendas también ofrece algunos peligros debi-do a su forma, siendo una amenaza las fuertes tormentas ocasionales (como paso en los años sesenta), que provo-caron inundaciones en toda la ciudad.

Simbología de Matmata

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La capital de la esperanza

No se puede decir que Lúcio Costa, cuando el 12 de marzo de 1957 entró en el Ministerio de Educación de Brasil con una colección de planos bajo el brazo, fuese un novato en el mundo de la arquitectura. Lo cierto es que el prolífico arquitecto y urbanista, nacido a prin-cipios del siglo XX en Francia, llevaba en su currículum una larga lista de pabellones,hoteles y casas de residencia que habían alcanzado bastante éxito y relevancia en la arquitectura brasileña del pasado siglo. Sin embargo, el proyecto con el que llegaba al Ministerio de Educación no podía compararse con ninguno de sus anteriores trabajos. De hecho, apenas existían precedentes de algo así en el mundo.

Un año antes, en 1956, Brasil acababa de ele-gir como presidente a Juscelino Kubitschek, quien apenas había tenido tiempo de sentarse en su nuevo despacho cuando decidió poner en marcha los planes para desplazar la capital de Brasil, que por aquel entonces estaba en Rio de Janeiro, al interior del país. El presi-dente pensaba en una ciudad moderna, ágil,acorde con el nuevo Brasil. El problema es que tal ciudad no existía, por lo que Ku-bitschek, ni corto ni perezoso, convocó un concurso para encontrar al arquitecto más capacitado en la nada fácil tarea de levantar una ciudad donde solo había arena.

Cabe reconocer a Kubitschek valentía, pero no tanta originalidad –ni excentricidad– como para haber ingeniado un proyecto de tal mag-nitud pertiendo de la nada. Brasil fue colonia portuguesa hasta 1822, y la ensoñación de construir una capital hecha por brasileños para brasileños, sin reminiscencias portu-guesas, empezaba en el siglo XVIII a hacerse

un hueco en el imaginario común de los habit-antes del país. En un folleto anónimo de 1822 la ciudad, hasta entonces un concepto puramente fantasioso sin tan siquiera nombre, se convierte en algo casi real al aparecer mencionada en un folleto anónimo con el topónimo con el que final-mente sería conocida: Brasilia.

La recién creada Compañía Urbanizadora de la Nueva Capital anunció el 16 de marzo de 1956 que, por unanimidad, el proyecto de Lúcio Costa había sido elegido en votación. Elarquitecto de, hasta entonces, pabellones y casas de campo iba a construir, lápiz en mano, la ciu-dad con la que Brasil llevaba siglos soñando.

Uno de los primeros planos de la ciudad

Brasilia, la última ciudad nombrada Patrimonio de la Humanidad, es una de las pocas urbes planificadas del mundo.

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El amanecer de BrasiliaCuando una mañana de 1957 el presidente se acercó a ver la nada que en pocos años se con-vertiría en la capital administrativa de Brasil se mostró visiblemente emocionado por el proyec-to: «En esta meseta central, en esta soledad que pronto se convertirá en el cerebro de las más altas decisiones nacionales, veo una vez más el futuro de mi país y veo este amanecer con inquebrantable fe e ilimitada confianza en su grandioso destino».

La perspectiva de Kubitschek era optimista, desde luego, pero realista. Claro que él, por aquel entonces, no sabía que la todavía imagi-naria capital sería unos años después la única ciudad Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad construida desde el siglo XX, ni que la urbe sería mundialmente

La Brasilia del siglo XXIHoy son más de 2.600.000 habitantes. Costa, Niemeyer y Kubitschek están muertos. La ot-rora mítica capital es hoy una ciudad próspera –con un PIB per cápita muy superior a la media del país–, funcional y cada día más turística. Sin embargo, la capital, pensada por Costa y Niemeyer como paraíso de la igualdad entre clases y la justicia social, no es ajena a los prob-lemas a los que se enfrenta el resto del país,

La Catedral Metropolitana Nossa Senhora Aparecida

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conocida por haberse valido de los principios urbanísticos hasta entonces casi utópicos esta-blecidos en la Carta de Atenas.

Sin embargo, el presidente consideró que el ambicioso encargo quizá fuese demasiado para una sola persona, por lo que decidió buscar a otro otro arquitecto para ayudar en la tarea. Kubitschek eligió personalmente a Oscar Nie-meyer. Así, Costa se encargó del aspecto ur-banístico, con sus novedosas avenidas y sus 50 millones de metros cuadrados de áreas verdes, dejando a Niemeyer y su característico estilo el diseño de los espectaculares palacios, con-gresos, catedrales, bloques de viviendas, muse-os y, por supuesto, sambódromos de Brasilia. El 21 de abril de 1960 se inauguraba Brasilia, y a finales de ese mes ya había 140.00 personas viviendo en la recién estrenada ciudad.

como son la corrupción –el gobernador del dis-trito pasó dos meses en prisión tras haber visto la luz un vídeo en el que aparecía repartiendo fajos de dinero a colaboradores y diputados– o los conflictos y diferencias entre clases y barri-os de la ciudad. La utópica capital se enfrenta a los problemas del siglo XXI mientras lucha por seguir siendo, como escribió el francés André Malraux en el siglo pasado, la capital de la esperanza.

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Los aghori,canibalismo y yogaLos Aghori son una secta hindú poderosa extendida en la India, Nepal y en el Sudeste asiático.

El término sánscrito Aghora es la combinación de la palabra A, que significa negación, y Ghora, que simboliza la oscuridad de la ignorancia aunque también significa intenso y profundo. Aghora significa la ausencia de la oscuridad a través de la toma de conciencia, pero tam-bién simboliza un estilo de vida donde un discípulo de tradición Aghori es indiferente a los sentimientos inten-sos para poder llevar a cabo el acto de meditar.

Esta secta se separó de la de los Kapalikas en el siglo XIV dC. Son devotos del dios Shiva, a quien consideran el dios más poderoso y deidad de la creación. Además de rever-enciar a Lord Kali, con quien se comunican a través de rituales con cadáveres humanos. Esta tribu no se con-stituye en familias o poblaciones enteras, sino que cada individuo es elegido de forma individual por un chamán para que lleve este tipo de vida y no siempre visitan a sus familias. Representan una tradición de muchos años pero, a pesar de que anteriormente fueron numerosos y

de que en la actualidad poseen mu-chos entusiastas de otras religiones en la India, hoy no superan el cente-nar de individuos. Su presencia es notoria en la ciudad india de Benarés o Vanarasi, considerada como po-lis sagrada por los hinduistas y en la que, desde hace 3.600 años, se realizan entre 60 y 100 cremaciones diarias. En este lugar son conocidos por practicar el necro-canibalismo. Es decir, no matan para comer carne humana sino que consumen la de personas ya fallecidas.

Según sus creencias todo el mundo puede ser incinerado a excepción de niños, embarazadas, leprosos o víctimas de una picadura de cobra. Todos son lanzados al río y atados a una cuerda que, a su vez, está atada a una piedra. Finalmente la soga acaba pudriéndose y los cadáveres aca-ban emergiendo a la superficie para pasar a ser alimento de los Aghori.

Creen que el canibalismo les confiere poderes sobrenaturales, propicián-doles poderes mágicos así como beneficios físicos tales como evitar el envejecimiento y la vida eterna. Para ellos, un cadáver no es más que materia natural que carece de la fuerza vital que alguna vez tuvo. De esta manera, con el consumo de carne humana, intentan demostrar que nada es profano ni está separa-do de Dios, y que la materia muerta simplemente pasa de un estado a otro. Sin embargo, el hecho de com-er carne humana ha propiciado su exclusión del Hinduismo.

Estatua de dios Shiva

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A pesar de ello, son reverenciados en las zonas rurales porque se les considera capaces de curar enfermedades gracias a sus intensas prácticas religiosas. Para poder imitar las cualidades más extremas de Shiva viven en per-manente contacto con la muerte, meditando en las piras crematorias de los muertos con la intención de alcanzar el conocimiento necesario para poder salvarse de los ciclos de muerte y renacimiento del alma humana y así alcanzar el Nirvana, o fusión de su propia identidad con la realidad.

No temen a los fantasmas y llevan collares elaborados con huesos humanos para así mantener los espíritus como compañía. Además consideran que todo es sagrado, que dios es omnipresente y, con el objetivo de acelerar la iluminación, diariamente llevan a cabo prácticas que trasgreden distintos tabúes sociales considerados sucios o peligrosos como; el hecho de comer carne, beber alcohol, consumir opiáceos, llevar a cabo rituales tántricos, etc. Llevan una vida de extremo ascetismo y de gran espirit-ualidad, meditando constantemente, practicando el yoga y alternando deliberadamente su estado de conciencia fumando hierbas, consumiendo alcohol y sustancias psicotrópicas. Sus templos son las tierras de cremación

y, antes de poder ser convertidos en Aghoris consumados, deben vivir en ellas durante una docena de años.

Como vestimenta usan la ceniza de los muertos porque, según sus creen-cias, protege de las enfermedades manteniendo el cuerpo saludable y actúa como un efectivo repelente contra los mosquitos. Sólo en al-gunos casos aparecen vestidos con el sudario de algún fallecido o em-badurnados con las cenizas de una cremación. Suelen portar un cráneo humano que usan para llevar a cabo diversos fines: practicar la mendici-dad, como cuenco para beber y com-er, como contacto con lo oscuro de las tierras de la creación y como sím-bolo de adoración. Son capaces de comer excrementos, cualquier tipo de carne o de beber orina, además de mantener relaciones sexuales con animales en el crematorio, ya que priorizan la satisfacción del cuerpo antes que la del gusto.

Durante los días de purificación decoran el templo haciendo ofren-das a los muertos, mencionándoles y susurrando los Mantra con el objeti-vo de transmitir la energía necesaria que les lleve a encontrar el propósi-to de los dioses. De esta manera, a través de los rituales, los dioses in-gresan en sus cuerpos y ellos logran experimentarlos psíquicamente mediante el diálogo.

A lo largo del festival Navaratra, y con el objetivo de ayudar a otras personas, con la ayuda de gurús llevan a cabo sesiones de sanación por la posesión de fantasmas. Hoy en día no encontrarás a nadie en la India que quiera hablarte de ellos, ya que entre el pueblo su mera mención suscita una mezcla entre el respeto, el temor y la duda. Sólo los turistas se acercan a los Aghori para fotogra-fiarles, sin saber en realidad quiénes son y sin tener noción de las prácti-cas que llevan a cabo.

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La vida en la selva y la selva como forma de vidaÉsta es la estrecha relación que mantiene el pueblo Kuku Yalanji con el medio en que viven, el bosque pluvial del Daintree.

En la amplia zona que se extiende a lo largo del río Daintree se sitúa el bosque húmedo más antiguo y con la mayor diversidad de animales y plantas de todo el mundo, actual-mente declarado Patrimonio Mundial. Este fue el lugar donde se asentaron hace más de 50.000 años los Kuku Yalanji, conocidos como el “El pueblo del bosque” dado que des-de hace miles de años se sirven del bosque como medio de abastecimiento.

Esta civilización establecida en el noroeste de Australia, concretamente en el norte de

Queensland, es la más antigua de todas las agru-paciones aborígenes que se pueden encontrar en esta zona de Oceanía. A lo largo de toda su his-toria siempre han estado íntimamente ligados a la selva levantado su cultura en base a ella. Son una cultura de tipo patriarcal con una estructura familiar muy fuerte que, como otras muchas, se establece entorno a los miembros más longevos, dado que son quienes poseen los conocimientos más valiosos y quienes guían los pasos a seguir por el resto de la comunidad.

Pueblo Kuku Yalenji

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Construcción típica de los Kuku Yalanji

Hablar de estos aborígenes australianos supone hablar de una perfecta armonía entre naturaleza y cultura, para ellos la selva es el centro de toda su vida, de sus creencias y por supuesto de sus costumbres y tradiciones.El medio en que viven condiciona fuertemente cada uno de los aspectos de esta cultura: desde la comida que preparan, basada en la recolección de frutos y caza de algunos ani-males; las medicinas naturales que emplean o las construcciones que crean para refugiarse. El modo de vida de esta tribu se ve directa-mente afectada por el clima y en función de las estaciones se desplazan a unas zonas o a otras para buscar recursos.

A lo largo de la historia este pueblo sufrió, al igual que otros aborígenes cercanos, la fuerte influencia de los Colonos Europeos, que lle-gaban a Australia en busca de madera y oro,

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arrasando con los bosques para su extrac-ción, lo que derivó en una disminución del tamaño de la selva y de recursos dando como resultado la desaparición de numerosos tipos de vegetación y afectando a la vida de este pueblo .

En la actualidad este pueblo se centra en la protección y mantenimiento de la selva, buscan preservar los bosques y también su estilo de vida. Pese a que esta no es una zona virgen ni poco visitada, los Kuku Yalanji no se han dejado llevar por el estilo turístico imperante por lo que han decidido adaptarse o morir. La pequeña industria hotelera que se ha instalado en el lugar está basada en un estilo de adaptación al medio, desarrollando hoteles ecológicos, utilizando energías reno-vables, con un impacto ambiental reducido y en los que participan los propios aborígenes, se llevan a cabo algunas de las técnicas me-dicinales propias de este pueblo, los propi-os aborígenes participan en algunas de las labores de los hoteles, sirven de guías a los turistas que visitan la zona, etc.

En definitiva, se podría decir que este pueb-lo aborigen está tratando de mantener sus propias raíces y sus costumbres a la vez que se relaciona con los nuevos elementos que se encuentran en sus bosques: los hoteles y los turistas, de modo que mientras esta relación se mantenga en equilibrio podremos seguir conociendo a los Kuku Yalanji y el lugar en el que tanto tiempo llevan asentados.

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LO QUE OCuRRE EN EL MUNDO MIENTRAS LEES ESTO

Es en China donde existe el único restaurante manipulado exclusivamente por 20 robots diseñados para desempeñar las labores de servicio y cocina.

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En 1996 el imperio Disney levantó en Florida la ciudad Celebration, un idílico emplazamiento residencial que cuenta con más de 4.000 viviendas, donde quedan ex-cluidas todas las marcas, de-coración, restaurantes y co-mercios que no pertenezcan al Grupo Disney.

En diversas poblaciones del país, los musulmanes lanzan a sus hijos del templo, a unos 15 metros de altura, para asegurar su buena salud y vida.

La Casa de la Cascada, diseñada por Frank Lloyd Wright en los años 30 es considerada la residencia más famosa a nivel mundial. Se construyó en Pensylvania conformando más de 600 hectáreas de terreno circundante.

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