Revista Pijao - Benhur Sánchez Suárez

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Pijao 1 Desde su formación en el hogar estuvo respirando el mundo de la cultura y ahí habría de quedarse hasta los tiempos de hoy cuando goza aún entre pintar y escribir, leer y viajar, diseñar sueños y vivir el amor o la soledad por temporadas. No ha sido en vano su transcurrir por el mundo crea- tivo y en el fructífero y constante ejercicio de la palabra en cuya acción disciplinada se encuentra por cumplir el medio siglo. Precisamente por eso es catalogado por críticos de la literatura colombiana como uno de los autores significativos del pais. Con poco más de 20 años ya surgía su nombre entre las noticias literarias al figurar primero como finalista en el famoso Premio ESSO de novela en 1967 con La noche de tu piel, y al año siguiente, en un reñido premio, surgir como segundo puesto en el mismo certámen con su ya clásica obra La solterona. Pareciera su destino clasifi- car entre los mejores desde entonces al ser catalogado como finalista, en 1968, en el premio internacional de la editorial Planeta, de España y dos años después en el Bibloteca Breve Seix Barral, que por entonces disparara a quienes serían los integrantes del Boom de la literatura latinoamericana. Lo asumió como una costumbre porque en el Alfaguara de 1972 también figuró su novela entre las mejores. Desde aquellos días decidió no volver a estas competencias y luego se sintió satisfecho al ver algunos de sus textos traducidos al francés, al alemán, al italiano y al inglés, viajar por varios paises de América Latina y Europa o ejercer como jurado en destacados premios nacionales de cuento y de novela. Más de una veintena de libros integran su trabajo entre novelas, libros de cuentos y ensayos y existe un libro, Acercamiento y comentarios críticos a la narrativa de Benhur Sánchez Suárez, publicado por Contracartel Edi- tores en el 2006, sin que quede afuera su nombre de demostrativas histo- rias de la literatura, diccionarios y textos sobre narrativa colombiana. Benhur Sánchez Suárez proviene de un pueblo apartado del mundo, que hasta ahora empieza a crecer, y desde temprano estuvo con la tendencia a Benhur Sánchez Suárez El mundo del color y la palabra

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Revista de Literatura- Revista Pijao- Dossier dedicado al escritor y pintor Benhur Sánchez Suarez.

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Desde su formación en el hogar estuvo respirando el mundo de la cultura y ahí habría de quedarse hasta los tiempos de hoy cuando goza aún entre pintar y escribir, leer y viajar, diseñar sueños y vivir el amor o la soledad por temporadas. No ha sido en vano su transcurrir por el mundo crea-tivo y en el fructífero y constante ejercicio de la palabra en cuya acción disciplinada se encuentra por cumplir el medio siglo. Precisamente por eso es catalogado por críticos de la literatura colombiana como uno de los autores significativos del pais. Con poco más de 20 años ya surgía su nombre entre las noticias literarias al figurar primero como finalista en el famoso Premio Esso de novela en 1967 con La noche de tu piel, y al año siguiente, en un reñido premio, surgir como segundo puesto en el mismo certámen con su ya clásica obra La solterona. Pareciera su destino clasifi-car entre los mejores desde entonces al ser catalogado como finalista, en 1968, en el premio internacional de la editorial Planeta, de España y dos años después en el Bibloteca Breve seix Barral, que por entonces disparara a quienes serían los integrantes del Boom de la literatura latinoamericana. Lo asumió como una costumbre porque en el Alfaguara de 1972 también figuró su novela entre las mejores. Desde aquellos días decidió no volver a estas competencias y luego se sintió satisfecho al ver algunos de sus textos traducidos al francés, al alemán, al italiano y al inglés, viajar por varios paises de América Latina y Europa o ejercer como jurado en destacados premios nacionales de cuento y de novela.

Más de una veintena de libros integran su trabajo entre novelas, libros de cuentos y ensayos y existe un libro, Acercamiento y comentarios críticos a la narrativa de Benhur Sánchez Suárez, publicado por Contracartel Edi-tores en el 2006, sin que quede afuera su nombre de demostrativas histo-rias de la literatura, diccionarios y textos sobre narrativa colombiana.

Benhur sánchez suárez proviene de un pueblo apartado del mundo, que hasta ahora empieza a crecer, y desde temprano estuvo con la tendencia a

Benhursánchezsuárez

El mundo del colory la palabra

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ser educador. Cuando logró ti-tularse como Normalista, pudo salir de las calles de su tierra natal. Bogotá fue su escenario y durante casi una década entre ejercer la docencia en el distri-to, estudiar dibujo artístico en la Universidad de los Andes y en escuelas colombianas de arte, fue ampliando su mundo y se volvió su presencia infalta-ble en las acciones culturales.

Con poco más de 25 años estaba ahora bajo el calor de Neiva dirigiendo la cultura en su departamento, donde se es-tacionó durante dos años sin

no artístico y entre Venezuela, Brasil, España y Francia andu-vo especializándose en diseño y producción editorial, vinculán-dose a la industria hasta 1985 en editoriales como la legenda-ria Voluntad donde dirigió su departamento de Arte y luego en Educar donde estuvo como director editorial. El mundo de los libros sería el suyo y fue en el Banco de la República donde halló su nuevo destino al vincu-larse a la Biblioteca Luis Ángel Arango y años después como director de asuntos culturales del Banco en Ibagué. Acá hizo su puerto permanente y conti-núa bajo el ambiente cultural desde las páginas literarias de Facetas en el diario local que dirigió durante 8 años, desde la Biblioteca Darío Echandía, desde la Academia de Histo-ria del Tolima de la cual fue presidente, en su oficio como columnista de El Nuevo Día, o desde los consejos directivos de la Fundación Musical o del Museo de Arte del Tolima. Pero es este parte de su accionar en lo que pudiéramos llamar la vida pública, porque en esencia es un oficiante de la palabra y el pincel en jornada continua. Pi-jao Editores seleccionó cuatro de sus novelas y una antología personal de sus cuentos para hacer parte de su colección de lujo Maestros Contemporáneos que ha sido exitosa. Ahora lo indagamos sobre su oficio, sus libros, su familia, sus influen-cias y sus sueños, como una manera de mostrar el retrato de un escritor verdadero. P

¿Tú eres pintor? ¿Eres escritor? ¿Eres poeta? ¿Eres novelista? ¿Eres ensayista?...

soy artista y creo que con eso se engloban todas las posi-bilidades. El escritor es un ar-tista de la palabra. El pintor es un artista de la imagen, ¿no es así? Lo importante es saber que un artista no debe tener la limi-tación de un género específico dentro del cual deba expresarse y que él es quien escoge su ca-mino y nadie más.

Para ejercer esa sublime li-bertad ha de moverse con sus pensamientos y sentimientos en la expresión formal que más se adecúe a su necesidad de co-municación. Eso hace parte de su libertad de expresión, que es irrenunciable. ¿Quién puede negarle a un poeta escribir una novela o una obra de teatro o

Revelaciones de un artista dela literatura

una composición musical? ¿o a un pintor contar su vida en un escrito?

to para la música y jamás podré ser músico. Me gusta, la siento, la escucho y, quizá, con tesón llegara a tocar un instrumento pero no lograría ni por asomo crear una obra artística musical.

¿Es por eso que tú has dicho en repetidas ocasiones que no eres cuentista? Claro que yo conozco cuatro libros tuyos de cuentos: Los recuerdos sagrados, 1973, Cuentos con la Mona Cha, 1997, Historia de los malos tiempos, 2012, y Cuentos, antología per-sonal, 2014, este último como parte de la colección Maestros Contemporáneos, editada por Pijao Editores. ¿Me equivoco?

No. No te equivocas. Pero tanto el cuento como la novela son del género narrativo y mi predilección tiene otras razo-nes. Atendiendo a mi fuego in-terior justificaría mi afirmación

que pasara inadvertido. Allí organizaría el Encuentro Na-cional de Escritores convocan-do a buena parte de los que en literatura encabezaban la gene-ración posterior a García Már-quez, e incluso coetáneos suyos como Manuel Zapata olivella. Fue fácil conocer entonces a Fernando soto Aparicio y a todos los jóvenes que irían a brillar en el panorama de la li-teratura nacional. Durante dos años, entre 1972 y 1974, sus acciones se harían proverbia-les y novedosas cumpliendo su tarea, pero otros destinos parecían aguardarlo en el cami-

Benhur Sánchez Suárez, Pitalito, 1963. /Archivo personal

Edmundo Perry, Benhur Sánchez, Augusto Pinilla, Álvaro Mutis, Rosita Jaramillo, Fernando Sabater, Conrado Zuluaga y Marino Troncoso. Bogotá, FILBO, 1985.

Atendiendo a mi fuego interior justificaría mi

afirmación porque desde que empecé a escribir

me gustó enfrentar historias largas, con

diversidad de personajes y escenarios, lo cual me predispuso más para la

novela que parael cuento.

El artista es un ser sensible a todas las manifestaciones pero escoge, claro, cuando descubre su talento y decide enrumbarse por ese camino, o desiste de los que comprende que no satisfa-cen su necesidad de expresión. Por ejemplo, yo no tengo talen-

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Pijao Pijao54porque desde que empecé a escribir me gustó enfrentar his-torias largas, con diversidad de personajes y escenarios, lo cual me predis-puso más para la no-vela que para el cuento.

De hecho, mi primer tra-bajo literario escrito en serio fue una novela, La noche de tu piel, basada en una historia que me contó un compañero de la escuela y vecino de mi casa en Laboyos (Pitalito), de nombre Nelson ortiz. A esto debo agre-gar que mis primeras novelas fueron exitosas en la medida en que fueron seleccionadas en importantes concursos lite-rarios tanto en Colombia (Pre-mio Esso de novela) como en España (Premio Planeta y Alfa-guara) y eso afirmó aún más mi predilección por la narrativa de largo aliento.

Pero sucede que el cuento estaba de moda por los años en que comenzaba mi carrera li-teraria, finales de la década del sesenta y principios de los años setenta, y entonces me aventuré a escribir cuentos porque con ellos no sólo hacía un ejerci-cio exigente de escritura sino también porque podía acceder a publicaciones como revistas y suplementos literarios, tan importantes por esos años. No soy partidario de publicar ca-pítulos de novela porque sue-len ser desorientadores y casi nunca dan la dimensión de la totalidad de la obra, pero uno, para abrirse camino, tiene que mostrar con algo su capacidad de escritor. Adicional a las pu-blicaciones, había la posibili-

dad de participar en concursos de cuento, que eran muchos entonces y casi todos eran ga-nados por Eutiquio Leal y Jairo Mercado, dos escritores muy reconocidos y ejemplos para mi ingenuidad de principiante.

Fue así como me di cuenta de las dificultades y limitacio-nes que tenía para escribir un cuento. sin embargo, es pa-radójico que mi primer texto publicado, y a partir del cual se me bautizó públicamente como escritor, fuera un cuento publi-cado en la revista Lámpara, en 1967, con el título de La última tormenta.

También debo decir que corroboró mucho esta aseve-ración mía la opinión de estu-diosos y críticos del momento, a los cuales me acerqué con veneración y respeto porque me interesaba mucho escuchar sus enseñanzas, como el caso de Eduardo Pachón Padilla, el antologista y testigo de la na-

rración breve en Colombia. En varios de esos encuentros Eduardo me repitió que yo no era cuentista pero que, para mi consuelo, me informaba que según sus lecturas yo era buen novelista. Para convencerme, ponderaba mi primera novela publicada La solterona, 1969.

Lo cierto es que él nunca me incluyó en sus antologías, aunque me anunció que en su estudio sobre la novela colombiana, que ya estaba por concluir, se daba un espacio para hablar de mi trabajo. Eduardo murió antes de dar a luz su estudio y cuando se publicó descubrí que habían borrado mi nombre, como si él nunca me hubiera leído, es más, como si nunca me hubiera conocido.

Pienso que tal vez en lo que he publicado haya algunos cuentos acertados, en la medi-da en que totalizan una acción y definen la personalidad de

La solterona, 1969. Los recuerdos sagrados, 1973. Fuente: Colección personal del autor.

Benhur Sánchez en su estudio, 2012. /Archivo personal

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Pijao7Pijao 6un protagonista, por ejemplo, aunque no vayan más allá, se-gún mi criterio, que no es el de un crítico. Eso es lo que siento. Dentro de esos aciertos aún tengo presente mi cuento Hasta mañana tío, que ha sido inclui-do en cuatro antologías, una en español, otra en francés y dos en alemán, de estas una de cuentistas latinoamericanos.

Mi insatisfacción con la narración corta es notoria cuando se descubre que algu-nas de ellas se transformaron en novelas, publicadas después por editoriales importantes del país y del exterior, como Todo empezó con el hastío, que fue cuento en Los recuerdos Sa-grados (1973) y después nove-la con el título de A ritmo de hombre, publicada en Bogotá por Plaza y Janés Colombiana en 1979, o El cadáver, que fue cuento en el mismo libro y ori-gen luego de mi novela El ca-dáver, incluida en la colección de novela latinoamericana, pu-blicada en Barcelona, España, por Editorial Planeta en 1975.

Reunir esas pocas histo-rias para hacer un volumen de cuentos no ha sido mi mayor satisfacción, valga decirlo, pero me alienta saber que aún no he muerto en el intento. Fíjate que el espíritu de novelista se me rebela en los libros de cuen-tos porque en ellos siempre he buscado una unidad temática. Varios cuentos se han quedado por fuera de los libros publica-dos por esta obsesión mía de la unidad. Tal vez lo que he hecho es crear una hipotética novela fragmentada en episodios en

los que me escudo para decir que también escribo cuentos. No lo sé. Lo aventuro como una hipótesis. En verdad no soy consciente de ello.

¿Y la poesía? También has di-cho que no eres poeta pero has publicado dos colecciones de poemas, Sobres de manila en 1998 y Laboyos, 2005.

Con la poesía me ha pasa-do algo similar a lo del cuento. Digo que no soy poeta y en verdad, aunque de estudiante, como todos los enamorados que en este mundo hemos sido o somos o seremos, escribí poemas para la novia del mo-mento, no he logrado ascen-der mayor cosa en la escala de esta expresión estética. siento que ha sido más difícil para mí escribir poesía que escri-bir cuentos, porque es ardua la concreción de imágenes y de lenguaje que ha de lograrse en un poema y, sin embargo, de-cirlo todo en pocos versos.

Hacer versos es fácil cuando uno se deja llevar por el sen-timiento y la verborrea, tan colombiana, sobre todo enu-merar cosas como hacen los principiantes, pero lograr la poesía en un texto es obra de titanes. Claro que por ahí hay personas que dicen que escri-ben veinte poemas diarios, a veces más, qué horror. Debería darles vergüenza.

He escrito textos cortos, es cierto, muy breves, como lamparazos que surgen en el recuerdo para aprehender mo-mentos y personajes o por mo-tivos altamente emotivos como

la muerte de mi madre, cuya carga emocional tal vez los haya colocado en los terrenos de la lírica, pero no soy poeta.

Esas pequeñas remembran-zas son las que conforman mis libros por los cuales me has formulado esta pregunta. El hecho de no presentarlos como párrafos sino fragmentados en líneas como versos no exime al texto de su connotación narra-tiva. sigo siendo narrador en lo que tú calificas como poemas.

Tal vez mis novelas o mis cuentos tengan a ratos momen-tos metafóricos espontáneos. En fin, como te he dicho, me siento más cómodo al trabajar una novela aunque tampoco me niegue la posibilidad de es-cribir un cuento o un poema, si la sensibilidad del momento así me lo exige. Y, fíjate, esto lo he aprendido más en el ejer-cicio de la pintura. Moverme entre un género artístico y otro es lo más enriquecedor que me haya podido suceder en la vida. Y esta óptica se la debo al ejemplo de mi padre.

A propósito, ¿qué influencia ha tenido la familia en tu carrera como escritor?

Mucha. No sólo mis padres son protagonistas de muchos de mis escritos, es decir, han pasado a formar parte de mi universo literario, sino que en la vida real fueron determi-nantes porque me estimularon, aconsejaron y apoyaron cuan-do manifesté mi inclinación por las bellas artes. No me cas-tigaron por querer ser artista, un futuro volátil e incierto para

la sociedad del momento, sino más bien alentaron mi sueño. Nunca me dijeron lo que tenía que ser cuando “grande”, ni médico, ni abogado, ni cura, ni General. Creo que lo que ellos querían era que fuera feliz.

arte, quiero decir que ensayó a comunicarse con sus contem-poráneos a través la literatura, la pintura y la música, aunque murió frustrado porque en ninguna de estas disciplinas logró descollar ni recibió el apoyo y estímulo que necesita-mos todos para seguir adelante en el ingente empeño de habi-tar nuestro espacio y nuestro tiempo. Escribió, compuso y pintó con pasión y entrega y ese es el legado más precioso que me haya podido dejar.

Así que sus ejercicios de su-pervivencia lo mantuvieron de aquí para allá, sin poder con-cretar la obra que quería. Pero fue mi maestro, fue mi guía ini-cial. De él heredé la necesidad de expresarme no sólo con las palabras sino también con las imágenes. su vida y su gesta personal es la protagonista de mi novela Memoria de un ins-tante (1988) y en otras obras sus historias se desarrollan confor-me a la intensidad de cada uno de los momentos narrativos, como es el caso de Venga le digo (1981), donde está presente su periplo por la música.

Por su parte Laura, mi ma-dre, fue una buena lectora y su costumbre de la ternura y el amor la hizo tolerar mis extra-vagancias de artista en ciernes y me orientó más en la con-ducta que en el conocimiento artístico. Ella fue vital para mi destino de escritor y de pintor. Me recitaba poemas mientras planchaba nuestra ropa o ala-baba mis primeros garabatos.

sus consejos fueron siem-pre una cátedra del buen hacer

La actitud de ellos fue clave para mí. Tenía para mi uni-verso la pequeña biblioteca de serafín y al lado su caballete embadurnado de óleo, oloroso a trementina. Y en la mesa de diseño las tijeras, las regletas de su sastrería y el papel para los moldes. En ellos escribía y pintaba sin que él protestara porque me tiraba sus materia-les con tachones. También se-rafín y Laura me contaban sus historias personales y familia-res, como si fuéramos amigos, anécdotas que yo sentía como una maravillosa confesión, como la incitación a escribir un libro. De ahí que corrobore con mi historia la opinión de quie-nes afirman que el ejemplo es determinante en la formación de una personalidad artística.

serafín fue, por decirlo de alguna manera, un todero del

La noche de tu piel, 1979.

El cadáver, 1985.

A ritmo de hombre, 1979.

No sólo mis padres son protagonistas de muchos de mis escritos, es decir,

han pasado a ormar parte de mi universo literirio, sino que en la vida real fueron determinantes

porque me estimularon, acosejaron y apoyaron cuando manifesté mi

inclinación porlas bellas artes.

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Pijao Pijao98y de búsqueda de la perfección, que tanto definió mi concepto de disciplina y humildad artís-ticas. Por ella escribí Sobres de manila, al conmemorar un año de su muerte, y es la guía de mi diálogo imaginario en Esta noche de noviembre (2003), un corto ensayo donde trato de compartir con el lector mi ofi-cio de escritor.

Y algo que me enorgullece, y al mismo tiempo me entris-tece, ellos fueron mis lectores más devotos y los primeros ad-miradores de mi obra.

Si no hubieras sido escritor, ¿qué hubieras sido?

Periodista… ¡Mentira! Mé-dico, ¡no, qué va!, con el horror que me produce la sangre de-rramada o las vísceras expues-tas… Pura especulación. Eso es como ponerse a divagar sobre qué hubiera pasado si los ingle-ses nos hubieran conquistado en lugar de los españoles. ¿Qué hubiera sucedido con el conti-nente? Pero recuerdo que una

psíquica me dijo, por desborde de imaginación, tal vez, que si yo no hubiera sido escritor y pintor con seguridad mis de-monios interiores y las fuerzas oscuras que rigen el universo me hubieran impulsado al mal, quizás a encarnar un asesino o un gran ladrón, nunca se sabrá, pero que, por fortuna, canalicé mis fuerzas espirituales en la creación y eso me salvó de ese hipotético desastre.

Claro que sólo ahora, con los años acumulados y la expe-riencia encima, después de los cuales la sociedad nos convier-te en seres inútiles y hasta des-echables, he logrado dedicarme sólo al arte y a la literatura. sólo ahora, sí, porque a lo largo de mi vida he tenido que desempeñar otros oficios para poder subsis-tir y sacar adelante a mi familia. Para mi fortuna, y por un mi-lagro de las energías positivas, siempre laboré en actividades que eran de mi gusto, relacio-nadas de alguna manera con la creación y la vida cultural.

si por alguna razón no hu-biera podido escribir o pintar, se me ocurre decirte que, con seguridad, me hubiera meti-do a organizar o a trabajar en instituciones culturales, porque esa también es parte de mi vo-cación de ser humano. Por eso te he bromeado con lo de ser periodista, periodista cultural, por supuesto.

¿Qué tanto ha influido la crítica en su obra?

Poco, la verdad, pero sí ha tenido injerencia en mi traba-jo literario. Ya te diste cuenta cuando te referí mi acercamien-to con Eduardo Pachón Padilla. Muy inocente al principio de mi carrera le ponía mucha atención a los críticos, quizá porque tenía avidez de descubrir, de apren-der, como si hubiera fórmulas para escribir que yo desconocie-ra, pero casi nunca sus observa-ciones me impulsaron a hacerlo y mucho menos me limitaron para intentarlo. Me alimenta-ron en forma considerable, por supuesto, sobre todo por sus

Esta noche de noviembre, 1998.

Sólo ahora, con los años acumulados y la experiencia encima,

después de los cuales la sociedad nos convierte

en seres inútiles y hasta desechables, he

logrado dedicarme sólo al arte y a la literatura.”

Benhur Sánchez, Ibagué, 2013.

Memoria de un instante, 1988.

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conocimientos, me refiero a Eduardo Mendoza Varela, Jaime Mejía Duque, Isaías Peña Gutié-rrez y el propio Pachón Padilla en esos años tan difíciles, cuan-do se empieza un proyecto de vida y es fácil desorientarse.

Algunos me perjudicaron, en el sentido de desviar la aten-ción del significado de mi tra-bajo literario y en la recepción de mi obra entre el público lec-tor, que siempre ha sido limita-do y esquivo como lo sabemos sin necesidad de tantas especu-laciones. Debo recordar el caso de los críticos estadounidenses que se han ocupado de la litera-tura nacional, en especial el de Raymond Williams, quien me enmarcó dentro de una escri-tura política inexistente que él nunca pudo o no quiso expli-carme, pero con cuya opinión desvirtuó mi obra. Fue muy ligero conmigo y, quizás, esta

actitud suya obedeció a que te-nía otros intereses académicos y otros intereses políticos.

Después hubo quienes ha-blaran con desparpajo de un realismo sociopolítico para jus-tificar su admiración por un au-tor o autora que hacía lo mismo que yo hice, y a mí me late que esa significación hubiera enca-jado muy bien con mi trabajo de entonces, porque no connota desprecio sino conocimien-to. Pero, bueno, tanto él como los otros no ahondaron mu-cho y dejaron así el tema, con el agravante de influir mucho en Colombia y su opinión ser aceptada por parte de los críti-cos nacionales y de esta manera permitir que el estigma se haya perpetuado hasta nuestros días.

Gran parte de los que más pontifican y descalifican obras y autores, porque en Colombia

este es un estilo vergonzoso del conocimiento, casi depredador, no han leído mis obras, tal vez de oídas algún dato, y se han referido de mala gana a mi tra-bajo, descalificándome como lo hacen algunos pontífices de los estudios colombianos en el mundo de las letras.

Mi literatura es social, no panfletaria ni politiquera, y ese es mi descontento. Yo no me inventé la rebeldía de mis per-sonajes sino que ella surge de la realidad y de la historia y ellos actúan como consecuencia de lo que sucede en sus contextos. Yo no fui el origen de la miseria del pueblo colombiano ni del clamor por una vida más digna. Esa calificación, entonces, me ha dolido mucho pero no hasta el punto de guardar rencor por ninguno ni de dejar de hacer mi trabajo como pienso que debo hacerlo, con seriedad, respon-

sabilidad, disciplina, mucha in-vestigación y mucha sinceridad con la vida y conmigo mismo.

¿Cuáles han sido sus mayores motivaciones para escribir y pin-tar?

Mi mayor motivación ha sido la vida. Crear un universo a partir del mundo que, bien o mal, me ha tocado transitar. Por eso he dicho que mi obra literaria surge de la realidad, de la experiencia y de la observa-ción del mundo que me ha to-cado compartir y tolerar en to-dos los órdenes de la actividad humana, con seres de todas las condiciones y estaturas.

¡Ah!, y de su lectura, por-que no todo ha sido la observa-ción, consciente o inconsciente, de mi mundo, sino también la necesidad de conocimiento de una vida que se remonta más lejos en el tiempo o de sucesos anteriores a mi tiempo. Quiero decir que los personajes histó-ricos que he abordado me han puesto a investigar y a trasla-darme a su época y a su con-texto para no desvirtuar el hilo conductor de la historia pero actuando, además, con la li-bertad absoluta de la creación. Es algo que acontece con Así es la vida amor mío (1996), El Frente inmóvil (2007), novelas cuyos personajes centrales son del Huila, y Buen viaje General (2014), sobre Tulio Varón, cuya asombrosa vida transcurre en el Tolima. Las tres novelas se mueven y reflejan los primeros años del siglo XX en Colombia.

Pero también es claro que me preocupa el ser humano, su condición, su estatura espiri-

tual, su bajeza instintiva, y todo ello también en un contexto que es mi territorio, mi país, mi región, mi ciudad. Me sería muy difí-cil hacer ciencia ficción y admiro profundamente a quienes logran crear esos mundos. Mis novelas La solterona (1969), Victoria en España (2001) o A ritmo de hombre (1979) pueden corroborar esa preocupación constante que ha motivado mi trabajo literario.

¿Qué ha significado en su trabajo literario la imagen de la muerte?Así como la vida ha sido mi mayor motivación, así también su

inevitable corolario: la muerte. Quizás no sea un tema específico sobre el cual haya trabajado pero ella se manifiesta a lo largo de mi obra. Pongo por caso mi novela Memoria de un instante (1988), porque el impacto de la muerte de mi padre me llevó a reconstruir su vida y ofrendarla a los demás. [continúa en la página siguiente]

La entrego al lector no tanto por la melancolía o la amargura que me produjo su desaparición sino por la angustia y la frustración de

Isaías Peña, Jorge Valderrama, Benhur Sánchez, José Ramón Mercado, Roberto Ruiz, Jairo Mercado, Neiva, 1973. /Archivo personal

Benhur Sánchez en su estudio, Bogotá, 1968.. /Archivo personal

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Pijao Pijao1312conocerlas, es decir, se queda-ron en esa novela como con un paradigma a través del cual me niegan la posibilidad de haber escrito otras obras. Eso es frus-trante, porque no soy escritor de un solo libro. Me halaga, de todas maneras, que La soltero-na lleve tres ediciones en sus cuarenta y seis años de vida solitaria y a lo mejor sea cierto que sea mi mejor obra publi-cada hasta el momento. Habrá que esperar el veredicto del polvo y del olvido.

Mi segundo libro fue Los recuerdos sagrados (1973), una colección de diez cuentos, re-copilación de los publicados en suplementos literarios y revis-tas y que tienen como elemento unificador la violencia que ha azotó a Colombia a hasta finales de los años cincuenta. El libro lo conformé por la invitación del Instituto Colombiano de Cultura, CoLCULTURA, an-tecedente del actual Ministerio de Cultura, para hacer parte de

la colección que impulsaba por entonces esa institución, libros muy baratos que literalmente invadieron las poblaciones co-lombianas.

El eje del libro es la violen-cia, no la Violencia partidista solamente, sino las secuelas de ella y su influencia en la con-formación del hombre colom-biano de la segunda mitad del siglo XX. La miseria física y es-piritual de nuestras gentes. Esta es otra de las equivocaciones de los críticos que colocan mi tra-bajo en el saco de la Violencia (Gaitán y sus espectros), como en una fosa de NNs, y ya está. No hay rigor en esa posición de análisis, como tampoco hay justificación para tanto dolor y tantas muertes.

Estas dos publicaciones, una novela y un libro de cuentos, fueron el principio de mi carre-ra literaria, óperas primas de las cuales no me arrepiento en ningún momento.

¿Cuál es el puente que tú trazas entre la realidad y la ficción?

El puente de la imagina-ción. En verdad no se puede vivir bien la vida si no se pone un poco de imaginación para lograrlo. Cuando escribo o pin-to se sumerjo en la creación y me aíslo de la realidad real. Es cuando siento que soy partíci-pe de la historia que trato de recrear, que soy amigo de los personajes que se crecen en mis textos, que algunos surgen sin explicación alguna y me obligan a tratarlos, y todo esto es como vivir otra vida, con angustias y satisfacciones, con lágrimas y carcajadas, muchas veces sin noción del tiempo transcurrido.

Pero como no todo ha de ser esa vida ficticia, a veces aluci-nante, sé que tengo que volver a la realidad, desconectarme de mis personajes y regresar para enfrentar la cotidianidad. La imaginación me permite sopórtalo. Por eso he dicho que

ver cómo una vida tan fructífe-ra se podía perder en el olvido por culpa de la muerte.

También está presente el temor, no tanto el miedo a de-jar de existir sino la sospecha de no cumplir con los retos que la vida ha puesto en mi camino y que me hace pregun-tarme para qué nací o para qué estoy en este mundo. Debe ser frustrante no cumplir lo soña-do a sabiendas de la finitud de la vida. Porque todos sabemos eso, nadie es tan ingenuo para pensar que es eterno.

Y ese temor se refleja de manera inconsciente en lo que hacemos, imagino que recorre mis obras y en cada una de ellas ha de haber un muerto que no me deja olvidar ese principio fundamental de la carencia de eternidad en todas las cosas con las cuales convivimos.

¿Qué opinas hoy de tus primeros libros, de tus primeras novelas?

Buena pregunta. Hay escri-tores que reniegan de sus pri-meros libros, como tú sabes, pero yo no. Yo empecé bien

mi carrera porque mi primer libro publicado fue muy bien recibido por los lectores y te-nía el aval de haber figurado en el Premio Nacional de No-vela Esso. sí señor. se habló bastante de La solterona en ese entonces.

Todavía se habla, y yo pienso que si aún despierta comentarios diversos es por algo. Claro que también em-piezo a sospechar que algunos de los que la mencionan lo ha-cen porque no conocen otras obras mías, o no han querido

Leo, escribo, escucho música,

pinto, pero también cocino, lavo ropa y voy al médico,

pago los servicios y los impuestos o tomo algunos

“amarillos” con mis amigos escritores o

pintores.

Héctor Sánchez, Evelio Rosero, Carlos Orlando Pardo y Benhur Sánchez, Ibagué, 2014. /Archivo personal

Venga le digo, 1981. Victoria en España, 2001.

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Pijao Pijao1514cuando me aburro de una de ellas me paso a la otra y viceversa, tal vez no me lo crean con facilidad, pero es cierto, sobre todo en los últimos años cuando puedo decir que vivo literalmente sumergido en el arte. Leo, escribo, escucho música, pinto, pero también cocino, lavo ropa y voy al médico, pago los servicios y los impuestos o tomo algunos “amarillos” con mis amigos escritores o pintores.

son como vidas paralelas que asumo, ambas con la misma responsabilidad y disciplina porque ¿qué tal un personaje inconcluso en una novela o una personalidad inverosímil pillada en una página? Absurdo. ¿Qué tal dejar de cumplir las obligaciones que he adquirido por mi diario ejercicio de vivir por estar en las nebulosas? Igualmente reprochable.

Pasando a las últimas publicaciones, ¿qué le significan sus libros en la colección Maestros Contempo-ráneos de Pijao Editores?

Los he recibido como un reconocimiento a mi labor por más de cuarenta años en el ejercicio de mi oficio de escritor. Cuando Carlos orlando Pardo me invitó a participar de este gran proyecto sentí que se justificaban tantos años de trabajo, tantas envidias soportadas, tantas penurias, tantas mez-quindades pero, al mismo tiempo, tantas satisfacciones, tantas alegrías, tanta gratitud y tanto compro-miso con la vida. Y, por supuesto, mi respuesta no puede ser otra que la lealtad y el agradecimiento.

Háblame brevemente de cada uno de los libros publicados en esta colección.La colección Maestros Contemporáneos se configuró para que cada autor conformara su partici-

pación con cuatro novelas y un volumen de cuentos. Este último con la selección que cada uno debió hacer para estructurar una antología personal que sería el quinto volumen de su colección.

Benhur Sánchez, Bogotá, 2012.

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Pijao17Pijao 16En mi caso participé con

las novelas El cadáver, que es símbolo de mi literatura social sobre Colombia y su violencia permanente, publicada inicial-mente por Editorial Planeta en España en 1975; y tres novelas más que tienen en común ser protagonizadas por persona-jes históricos de la región, Así es la vida amor mío, publicada en 1996, que aborda la vida de Reynaldo Matiz; El Frente in-móvil, 2007, que tiene como telón de fondo el conflicto co-lombo-peruano y la presencia del héroe nacional Cándido Le-guízamo; y Buen viaje, General, 2010, que reconstruye la gesta del guerrillero liberal Tulio Va-rón y el desarrollo de la guerra de los Mil Días en el vasto terri-torio del Tolima Grande.

No sólo las escogí por mi obsesión por la unidad temáti-ca, sino porque en verdad creo que son mis mejores obras, ya por el lenguaje o ya por la es-tructura con que trabajo cada una de ellas.

¿Tus amigos son siempre escri-tores?

No necesariamente, pero es con quienes más comparto mi vida diaria. Y eso responde un poco a esa necesidad gre-garia de los seres humanos de aglutinarse por oficios, por sus profesiones ejercidas, digamos médicos o abogados, músicos o escritores, en fin.

Por ejemplo para mí son enriquecedoras las tertulias que hacemos con Héctor sán-chez, William ospina o Ma-nuel Giraldo “Magil” en casa de Carlos orlando Pardo, el

más generoso anfitrión que he conocido, en las cuales no sólo cada uno aporta su visión de la literatura y del mundo sino que rebela otras habilidades. son momentos refrescantes que compartimos en Ibagué.

También en Bogotá mis amigos son escritores, grupo Contracartel, por ejemplo. Y pintores. Y músicos. A ve-ces renovamos esos vínculos cuando viajo al D.C. Con mu-chos nos hemos quedado en la relación e-mail, el contacto virtual, la red social, pero aun así, se consolida ese intercam-bio de experiencias de lectura y de escritura tan importantes para la vida de un escritor.

Y tengo amigos de otras profesiones, claro, profesores, abogados, administradores, ce-ladores, vendedores, etc., por-que soy propenso a compartir y parto del principio que todos los seres humanos son bue-nos mientras no se demuestre lo contrario. Por eso me duele cuando se tuercen o me hacen daño. Cuando esto sucede, los borro para siempre de mi lista.

Como dijiste al principio, eres artista, o sea te dedicas también a la pintura. ¿Cómo se nutren esas manifestaciones estéticas que tú cultivas?

El arte es la expresión del sentimiento humano, del esta-do en que se encuentran las ideas en cada época, por tan-to, es el testimonio del aconte-cer del hombre en su tiempo. siempre he pensado que esas ideas y esos sentimientos se expresan de diferentes mane-ras, ya hablando o escribiendo, ya pintando o componiendo, y siempre será válida cualquier manifestación para hacerlos vi-sibles y reconocibles.

Entonces, para mi es igual pintar o escribir, en el sentido de la expresión de sentimientos y conocimientos, aunque tengo claridad de cuáles deseos e im-presiones son para escribirlos o cuáles para pintarlos.

De hecho, cuando niño pintaba y escribía si quería, casi siempre guiado por el de-seo, sin ninguna restricción. Ya adulto, la sociedad me cuestionó el ejercicio de esas disciplinas y me planteó la necesidad de la especialización. Así me enfren-té al dilema de ser solo pintor o escritor. o es bueno en una o malo en ambas. Es decir, el paradigma de la sociedad de consumo: saber cada vez más sobre menos. Incluso dejé de pintar un tiempo creyendo ha-cer lo correcto. Casi me frustro como persona.

Hoy sé que ese no es el problema. Hoy pinto o escri-bo cuando quiero, sin pedirle permiso a nadie. No pretendo

Hoy pinto o escribo cuando quiero, sin

pedirle permiso a nadie. No pretendo escribir

cuadros ni pintar novelas, solo expreso lo que siento y pienso,

y soy feliz como cuando niño ejercía ambas

disciplinas.

escribir cuadros ni pintar novelas, solo expreso lo que siento y pienso, y soy feliz como cuando niño ejercía ambas disciplinas y las mañanas eran una hermosa explosión de luz, detenidas en las miradas de Laura o en los consejos de serafín.

¿Es posible vivir de la literatura?sí, señor. Yo he vivido de la literatura y del arte. Lo que soy

se lo debo al arte y a la literatura. No porque los libros me hayan dado directamente para vivir, por ejemplo a través de re-galías por sus ventas, o porque mis cuadros se vendan profusamente y estén cotizados en el mercado del arte. No. Pero sí puedo decir que mis logros en uno y otro campo me han permitido acceder a vincula-ciones laborales importantes a través de las cuales he tenido los ingresos necesarios para sacar ade-lante a mi familia y, de paso, tener al día mi vida de ciudadano colombiano.

Esto quiere decir que no he sido un ser ex-cepcional, que haya tenido la oportunidad de mandar al traste tanta aparente normalidad para dedicarme sólo a escribir y correr el albur de mo-rirme de hambre o de llenarme de gloria con alguna excentricidad. No. Lo que soy lo he hecho paso a paso, con paciencia, una mezcla del trabajo normal de subsistencia con una vida para la creación de mi mundo personal. Y así he acumulado mi edad construyendo el universo que soñé de niño y alen-taron mis padres sin ninguna restricción.

Haber demostrado que soy escritor, por mis libros publicados, o pintor, por mis exposicio-nes realizadas, me permitió ser, por ejem-plo, aún imberbe, recién llegado a la capital, maestro de escuela en Bogotá, ser luego di-rector de cultura en el Huila, catedrático de las universidades Externado de Colombia y Javeriana en Bogotá, ser editor de em-presas tan importantes como Voluntad y Educar Editores o vincularme al traba-jo cultural del Banco de la República a través de Biblioteca Luís Ángel Arango, en Bogotá, y al área cultural del mismo Banco, en Ibagué, en su Biblioteca Darío Echandía.

Escribir y pintar también me ha permitido ser llamado a certámenes culturales como concursos literarios para servir en calidad jurado o ser conferencista en instituciones edu-cativas y empresas del país o hacer

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Pijao Pijao1918charlas en certámenes como la Feria Internacional del Libro de Bogotá o la de Caracas o la de Madrid o la de París, participar en foros internacionales, escribir artículos para revistas especia-lizadas, en fin. Por supuesto todas estas actividades con pago de honorarios, como se los merece un profesional, porque escribir y pintar son profesiones tan respetables como las otras. Esos pagos son generosos algunas veces, otros apenas lo estrictamente nece-sario y, claro, muchos por amor al arte, con millones de gracias de por medio y una empanada en la cafetería del colegio. No hay escalas ni tarifas, como en otras profesiones, y la mayoría de las veces cada uno se cotiza a su manera. En ocasiones no hay un trato justo.

Claro, he vendido y vendo cuadros, y he recibido algunos pagos por las publicaciones realizadas, y estos ingresos me han permitido algún viaje de placer y una que otra compra necesaria para el diario ejercicio de mi vida. Recuerdo, como anécdota, que una operación de cadera practicada a mi madre cuando residía

en Cúcuta, pude pagarla con la venta de varias de mis obras a un coleccionista venezolano.

También puedo decir que

la literatura me ha permitido recorrer el territorio nacional y me ha llevado a visitar varios países de nuestro continente y del otro lado del Atlántico, con los gastos pagos por supuesto, que son momentos en los cua-les uno se siente reconocido por lo que es, por ser artista.

si esto no es vivir de la lite-ratura, entonces ¿qué es? Y yo he vivido bien, sin engañar a na-die, sin maltratar a ninguno. P

Benhur sánchez suárez en la colección “Maestros Contemporáneos”

Benhur sánchez suárez hace parte de la colección Maestros Contemporáneos, publicada por Pijao Editores. su trayectoria de más de veinte títulos publica-dos entre novelas, cuentos, en-sayos y poemas, bastaría para entender su inclusión en este trabajo, que no es otra cosa sino el reconocimiento a los autores por su obra y su persis-tencia en el oficio literario.Nacido en Pitalito (Huila) en 1946, su vida ha estado vin-

culada al trabajo cultural, ya como docente, como protagonista del trabajo editorial o como director de instituciones artísticas y culturales. Ciudades como Bogotá, Neiva e Ibagué han sido tes-tigos de su accionar como escritor, pintor, director y periodista cultural.

En una reciente semblanza publicada por Jesús María stapper, de la cual extractamos algunos párrafos, el poeta y crítico santan-dereano escribe: “[…] amigo que enseña a sus colegas (aconseja y aconseja como si fuera su principal proyecto de vida que no produce dinero sino escozor), de pedagogo que nutre de sabiduría a los es-píritus errantes con su voz musical calcada, de señor rancio que se esconde en los túneles claroscuros de una biblioteca a leer lo suyo, los libros famosos y los textos que escriben sus colegas (ejercicio con-

Para Benhur el manejo del lenguaje

constituye el verdadero arte. Las situaciones son relegadas a

un segundo plano ante la inminencia

de un lenguaje avasallador,

preciso, despojado de elocuencia lírica y, a la vez, sonoro,

contundente y bello.

Alonso Quintín Gutiérrez.

Héctor Sánchez, Carlos Orlando Pardo y Benhur Sánchez, En la muerte de Gabo, 2014. El cadáver, 2014.

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Pijao Pijao2120

secuente para apaciguar su con-dición de crítico empedernido), lo aprehendemos de tal manera en sus actividades constantes, en el esplendor de su generosi-dad y de su maestría asumida, en el recorrido rubricado de su particular grandeza.

También tiene la presencia de un ejecutivo amparado de-trás de un escritorio victoria-no (como si se presentara por voluntad propia como un alto funcionario de un banco), señor que da órdenes a los subalter-nos que se mueren de susto ante sus imposiciones.

No obstante, cuando termi-na la jornada laboral, es padre,

es hermano, es amigo. Es un ser normal. Y una cascada de lá-grimas transita en la primavera de la noche, por los vericuetos de sus venas sentimentales.

Este señor ejecutivo que na-ció en el Huila para rodar por el mundo con sus viajes de verdad, con sus viajes de pincel, con sus viajes de papel, despliega en-tre la gente (su gente) su alma vestida de bondad. Por fortuna no es un banquero (propietario desalmado) de verdad.”

La colección Maestros Con-temporáneos se configuró para cada autor con cuatro novelas

y un volumen de cuentos, que cada uno seleccionó para es-tructurar su antología personal.

En el caso de sánchez suárez encontramos las novelas El ca-dáver, que es símbolo de su li-teratura social sobre Colombia y su violencia permanente, pu-blicada inicialmente por Edito-rial Planeta en España en 1975; y tres novelas más que tienen en común ser protagonizadas por personajes históricos de la región, Así es la vida amor mío, publicada en 1996, que aborda la vida de Reynaldo Matiz; El Frente inmóvil, 2007, que tiene como telón de fondo el conflic-to colombo-peruano y la pre-

La intensidad dramática, el

eje de la novela, gira en torno

a su monólogo interior y sus

ambigüedades sobre su ser o

no ser, sobre la pistola que lo

amedrenta con su brillo metálico y su final sumisión a las órdenes de

su padre.

Gustavo Quesada Vanegas

Benh

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MAT

, 201

3.

Así es la vida amor mío, 2014.

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Pijao Pijao2322

sencia del héroe nacional Cán-dido Leguízamo; y Buen viaje, General, 2010, que reconstruye la gesta del guerrillero liberal Tulio Varón y el desarrollo de la guerra de los Mil Días en el vasto territorio del Tolima Grande.

El quinto volumen es su antología personal en la que reúne desde sus primeros cuentos hasta unas historias más contemporáneas, siendo de todas maneras un breve li-bro pues su producción cuen-tística no es tan abundante

como la de otros autores, según lo ha confirmado el propio autor en repetidas ocasiones.

La Editorial Pijao, responsable de la colección, también puso a los autores a expresar los motivos que los llevaron a escribir cada uno de estos libros seleccionados para incluir los textos como in-troducción en cada uno de ellos. Estas introducciones puede de-cirse que constituyen una cátedra sobre el oficio de escribir.

Por ejemplo, sánchez suárez confiesa sobre su novela El ca-dáver que “Segundo, junto al cadáver de su amigo, recuerda como en una catarsis su historia y la de su pueblo. Yo quise que la novela estuviera constituida por ese recuerdo, esa memoria que se mueve como una serpiente, de un personaje a otro, como si fuera siempre el mismo. […] En esta novela, poco leída en Colombia pero recono-cida en varios países de Latinoamérica y en España, vertí toda mi ambición juvenil de explorar el lenguaje y utilizar las herramientas que la literatura puso entonces en mis manos”.

Y a propósito de El cadá-ver, el crítico peruano Antonio González Montes afirma que “no es casual que ésta (novela) se inicie con una breve nota di-rigida probablemente a Segun-do por quien constituirá en la obra la opción más concreta en favor del cambio: Jacinto, que se ha ido del pueblo para poder lo-grar esa tranquilidad “que tan-to hemos buscado”. Tampoco es gratuito que la densa escritura novelesca concluya con la visión del cadáver de Jacinto y el en-carcelamiento de Segundo, in-dicadores de la gran frustración social de un pueblo que Benhur Sánchez reconstruye con meri-toria calidad narrativa”.

La narrativa de sánchez suárez ha recibido siempre una entusiasta respuesta por parte de comentaristas y crí-ticos literarios. sobre Así es la vida amor mío, que reconstru-ye la vida y la obra de Reynaldo Matiz en el Huila en los albores del siglo XX, escribe Gustavo Barragán Perdomo: “los acon-tecimientos le ofrecieron a su autor las posibilidades para es-cribir una deliciosa novela que se lee de un jalón. Su lenguaje es agradable y poético. Resultan de una particular belleza las descripciones que hace sobre el viaje de Reynaldo de Neiva a Girardot por el río Magdalena,

La novela, relatada por un veterano contador de historias, se desliza como una serpiente entre la espesura indómita de la selva colombiana, las calles frías de una Bogotá bañada eternamente por la lluvia o una “casa verde con antejardín y un carro en el garaje”.En ella el autor, en su doble oficio de narrador y personaje, conversa, interroga, tortura, recrea y escribe, de la mano de su tío Julio César, un anciano acaudalado de vida y de fortuna, venido a menos por el Parkinson y el desahucio del olvido. Jesús Alberto Sepúlveda

Es esta la obra más extensa de Benhur Sánchez, a cuya investigación y escritura entregó devoto no menos de tres años para ir hasta las profundidades. De otra parte, la arquitectura de la novela se me hace inteligente y cuidadosa y por la misma brevedad manejada en sus cuatro y cinco planos de los expuestos en cada uno de los once capítulos, porta el irresistible sello de escenas, como en las películas o las telenovelas, que quedan en punta para seducir al lector, interesado siempre, como en este caso, en seguir la huellas de los acontecimientos.

Carlos orlando Pardo

en champan, y luego en mula hasta Bogotá. […] Benhur Sán-chez, en esta obra de madurez y en la que aprovecha recursos es-tilísticos heterogéneos, alcanza un nivel de universalidad que le permite trascender lo estric-tamente nacional”.

En la introducción a la nove-la el autor explica que “mi coar-tada para recuperar la memoria

de Reynaldo Matiz, personaje asesinado en Neiva en la déca-da de los años veinte, fue contar la historia desde la perspectiva del asesino. Fue mi manera de humanizar al mito, aquel per-sonaje convertido en nombre de escuelas, colegios y barrios de la ciudad de Neiva, pero descono-cido por casi todos como pensa-dor, como ser humano”.

El Frente inmóvil, 2014.

Buen viaje General, 2014.

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Pijao Pijao2524Ya en El Frente inmóvil el

escritor nos dice con sinceridad: “me alegra haber escrito esta novela, principalmente porque pude llevar a la literatura la verdad sobre el héroe nacional y también novelar esta parte de la familia de mi madre, a quien le hubiera gustado leerla y, de paso, reprenderme por cualquier ausencia, cualquier olvido no deseado”.

La familia del autor, la re-ferente a su madre, se hace vi-sible en la novela con la figura cimera a Julio César suárez, veterano de esa guerra, utiliza-do por el autor como pretexto para contar las peripecias del conflicto y el lamentable des-enlace de Cándido Leguízamo. En este sentido Gustavo Barra-gán Perdomo encuentra que sánchez suárez “se remite al pasado, en este caso a la “gue-rra limítrofe entre Colombia y Perú” pero permitiéndose la li-bertad de hacer una crítica sutil a la historia presente, entrela-zando de manera estrecha los más destacados hechos históri-cos de esta confrontación con la vida cotidiana de un puñado de personajes de la saga familiar del propio autor.”

“Con esta nueva incursión en el género, entra Sánchez Suárez a ocupar un puesto en la novela histórica colombia-na: primero con Así es la vida amo mío, sobre el líder liberal Reynaldo Matiz, y ahora con la obra que lleva el irónico título de El Frente inmóvil”.

sin duda, uno de los retos que enfrenta un autor cuando aborda un personaje histórico regional es la confrontación que se da entre el nuevo texto y la imagen, sacralizada o no, de

ese personaje en el espíritu del lector. El escritor no puede des-virtuar esa imagen pero, al mismo tiempo, debe humanizarlo para hacerlo presente. Quizás este fue el reto de sánchez suárez al abordar la historia de Tulio Varón, general de los ejércitos libera-les del Tolima y líder de su propia guerrilla en los episodios más cruentos de la guerra, en su novela Buen viaje, General.

Quizás por esa razón sánchez suárez nos dice en la introduc-ción a su novela: “Mi mayor preocupación al decidir publicar la novela fue encontrar rechazo por parte de lectores conocedores de la

Sin duda, uno de los retos que enfrenta un autor cuando aborda un personaje histórico regional es

la confrontación que se da entre el nuevo texto y la imagen, sacralizada o no, de ese personaje

en el espíritu del lector. El escritor no puede desvirtuar esa imagen pero, al mismo tiempo,

debe humanizarlo para hacerlo presente.

Benhur Sánchez en su estudio, Ibagué, 2011.

Cuentos, antología personal, 2014.

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Pijao Pijao2726

historia porque, de alguna manera, me había me-tido con la esencia histórica del tolimense o que, en mi afán ficcional, hubiera tergiversado sus va-lores más caros. Cuatro años después de la prime-ra edición no he recibido comentarios adversos, antes bien admiración, sobre todo por parte de los lectores más jóvenes, para quienes parece invero-símil lo narrado en mi novela”.

De esta novela nos dice Carlos orlando Pardo: “Es esta la obra más extensa de Benhur Sánchez, a cuya investigación y escritura entregó devoto no menos de tres años para ir hasta las profundidades. De otra parte, la arquitectura de la novela se me hace inteligente y cuidadosa y por la misma breve-dad manejada en sus cuatro y cinco planos de los expuestos en cada uno de los once capítulos, porta

Biografía

Nació en Pitalito (Huila) en 1946. Hizo sus estudios primarios y secundarios en la Normal superior de su pueblo natal. En 1964 se trasladó a Bogotá, donde ejerció el magisterio hasta 1972, al ser-vicio de la secretaría de Educación del Distrito Capital. Al mismo tiempo, realizó estudios de Dibujo Artístico en la Universidad de los Andes y en las Escuelas Colombianas de Arte. Durante varios años participó en exposiciones, tanto individuales como colectivas.

En el campo de la pintura, ha tenido figuraciones importantes como su participación en el Salón Nacional de Artistas Rechaza-dos, Bogotá (1970), en la I Bienal de Artes Gráficas, Cali (1970), en los VIII (1969), X (1971), XI (1972), y XIV (1975) Premio In-ternacional de Dibujo Joan Miró, Barcelona, España, en el Salón Nacional de Artistas, Bogotá (1976) y en el IV Salón Regional de Artistas, Ibagué (2005).

Fue Director del Instituto Huilense de Cultura entre 1972 y 1974.En 1976 decidió abandonar la pintura de salones, concursos y

exposiciones para dedicarse a la literatura, aunque no abandonó la actividad plástica como parte integral de su expresión artística.

se especializó en Diseño y producción editorial en Venezuela, Brasil, España y Francia. Estuvo vinculado a la Industria Editorial has-ta 1985, en editoriales como Voluntad y Educar Editores. Luego in-gresó al Banco de la República, institución en la que se desempeñó en servicios al Público en la Biblioteca Luis-Ángel Arango, luego como Director de Asuntos Culturales del Banco en la ciudad de Ibagué.

su carrera literaria la inició en 1967 cuando fue seleccio-nado para el Premio Esso de novela con su obra La noche de tu piel. Al año siguiente obtuvo el segundo puesto en el mismo certamen con su novela La sol-terona. Fue seleccionado tam-bién en España para los pre-mios de novela Planeta 1968, Biblioteca Breve-seix Barral 1970 y Alfaguara 1972.

Textos suyos han sido tra-ducidos al francés, al alemán, al italiano y al inglés.

Del 2003 al 2011 fue Coor-dinador de las páginas litera-rias de Facetas, edición domi-nical de El Nuevo Día, el diario de los tolimenses.

Ha sido colaborador del Boletín Cultural y Bibliográfi-co que edita el Banco de la Re-pública.

En la actualidad es miem-bro del Consejo Directivo de la Fundación Musical de Co-lombia, del Concejo Directivo del Museo de Arte del Tolima, MAT, y es columnista de El Nuevo Día, en Ibagué, donde reside desde 1998.

Héctor Sánchez, Carlos Orlando Pardo, Benhur Sánchez, honrando la memoria de Gabriel García Márquez,ante la noticia de su muerte, Ibagué, 2014.

Bio-Bibliografía

el irresistible sello de escenas, como en las películas o las telenovelas, que quedan en punta para sedu-cir al lector, interesado siempre, como en este caso, en seguir las huellas de los acontecimientos.”

Estas cuatro novelas y la selección de cuen-tos, que ya hemos mencionado, son parte de esa inquebrantable labor literaria que sánchez suárez ha venido realizando desde sus inicios en 1967, cuando fuera seleccionado para el Pre-mio Esso de novela, y de su primera publicación en 1969, La solterona. son cuarenta y seis años dedicados a dar testimonio de su vida y de su entorno. En realidad, un trabajo continuo, sin desmayo, disciplinado y lleno de amor por el oficio de escribir.

Por eso es un maestro contemporáneo. P

Benhur Sánchez, Carlos Orlando Pardo, William Ospina, Héctor Sánchez y Jorge Eliécer Pardo. Presentación de la Colección, FILBO 2014

René Sánchez, Neftalí Vega y Benhur Sánchez, en una calle de Pitalito, 1957.

Mi ejercicio de la reflexión, 2012.

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Pijao29Pijao 28

Distinciones

Bandeja de Plata, salón Departamental de Pintura, Premio CoLsEGURos, Neiva, 1969Medalla de oro, salón Nacional de Artistas Rechazados, Universidad de América, Bogotá, 1970.Medalla José Eustasio Rivera, Fundación Tierra de Promisión, Neiva, 1989.Medalla José Eustasio Rivera, Gobernación del Huila, Neiva, 1994.

Libros Publicados

La solterona (novela), Biblioteca de Autores Huilenses, Imprenta Departamental, Neiva, 1969, 168 p. ___ Cooperativa Editorial Magisterio, Bogotá, 1989.___ Caza de Libros, Club de lectores, Ibagué, 2009.Los recuerdos sagrados (cuentos), Instituto Colombiano de Cultura, CoLCULTURA, Bogotá,

1973, 128 p. El cadáver (novela), serie latinoamericana, Editorial Planeta, Barcelona, España, 1975, 269 p. ___Pijao Editores, Colección Maestros Contemporáneos, Ibagué, 2014.La noche de tu piel (novela), Colección Rotativa, Plaza y Janés Colombiana, Bogotá, 1979, 159 p. A ritmo de hombre (novela), Colección Rotativa, Plaza y Janés Colombiana, Bogotá, 1979, 172 p. En el comienzo (textos para niños), Voluntad Editores, Bogotá, 1979, 32 p.

Los cuentos de mi abuelo (textos para niños), Voluntad Editores, Bogotá, 1979, 32 p. Venga le digo (novela), Instituto Tolimense de Cultura, Ibagué, 1981, 96 p. ___ Editorial oveja Negra, Biblioteca de Literatura Colombiana, No. 71, Bogotá, 1985, 64 p.___ Editorial Caza de Libros, Colección Azul, Club de Lectores, Ibagué, 2013, 80 p.Narrativa e historia, el Huila y su ficción (ensayo), Fundación Tierra de Promisión, Neiva, 1987, 180 p. Memoria de un Instante (novela), Contracartel Editores, Bogotá, 1988, 120 p. Arte, Música y Literatura (ensayo), Enciclopedia Estudiantil Educar, Tomo 7, Educar Editores,

Bogotá, 1989, 216 p. Identidad cultural del Huila en su narrativa y otros ensayos (ensayo), Instituto Huilense de

Cultura, Fondo de Autores Huilenses, Neiva, Huila, 1994, 171 p. Así es la vida, amor mío (novela), Thalassa Editores, Bogotá, 1996, 128 p. ___Pijao Editores, Colección Maestros Contemporáneos, Ibagué, 2014.Cuentos con la Mona Cha (cuentos), sandíaz Ediciones, Bogotá, 1997, 64 p.___Pijao Editores, Ibagué, 2004, 80 p.___Editorial La serpiente Emplumada, Bogotá, 2007, 91 p.Esta noche de noviembre (ensayo), sandíaz Ediciones, Bogotá, 1998, 58 p.___Editorial La serpiente Emplumada, Bogotá, 2003, 64 p.Sobres de manila (poemas), Catapulta No. 30, Bogotá, 1998, 28 p.Victoria en España (novela), Migema Ediciones, Bogotá, 2001, 155 p.___Pijao Editores, Colección 50 novelas colombianas y una pintada, Ibagué, 2008, 140 p.Laboyos y otros textos con memoria (prosa poética), Editorial La serpiente Emplumada, Bogotá,

2005, 88 p.El Frente inmóvil (novela), Editorial La serpiente Emplumada, Bogotá, 2007, 208 p.___Pijao Editores, Colección Maestros Contemporáneos, Ibagué, 2014.Buen viaje, General (novela), Editorial Caza de Libros, Club de Lectores, Ibagué, 2010, 324 p.___Pijao Editores, Colección Maestros Contemporáneos, Ibagué, 2014.Historia de los malos tiempos (cuentos), Editorial Caza de Libros, Colección Azul-Club de

lectores, Ibagué, Tolima, 2012, 96 p.Tertulia en casa de Carlos Orlando Pardo con Andrés Francel y Albeiro Arias.

Con sus hijos, Gonzalo, Gisella y Alejandro.

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Pijao Pijao3130Mi ejercicio de la reflexión (ensayos), Editorial Caza de Libros, Co-

lección Pensamiento Contemporáneo, Ibagué, Tolima. 2012, 122 p.Cuentos, antología personal, Pijao Editores, Colección Maestros

Contemporáneos, Ibagué, 2014.Las señales de la ausencia (poemas), antología personal, Edi-

torial Caza de Libros, Ibagué, 2015.

Textos en otros libros

Antologías

Los grandes juegos y El cadáver, en 5 cuentistas, Instituto Huilense de Cultura, Editorial Cromos, Bogotá, 1972, p. 65-86.

Los recuerdos sagrados, en Escritores colombianos, notas bio-gráficas y críticas, Félix Ruiz de samaniego, Ediciones s. M., Bogo-tá, 1975, p. 176-179.

Apuntes para una historia no contada, en obra en marcha 2, Instituto Colombiano de Cultura, CoLCULTURA, Bogotá, 1976, p. 155-172.

Hasta mañana, tío, en El hombre y la máquina, Caja Agraria, Bogotá, 1978, p. 97 - 103.

___ A demain, mon oncle, en Colombie à chæur ouvert, Edi-tions François Majault, París, 1991, p. 169 - 174.

___ Bis morgen, Onkel, en Erzählungen aus spanisch Amerika: Kolumbien (Cuentos hispanoamericanos: Colombia) (Edición bilin-güe), Deutscher Taschenbuch Verlag, München, 1997, p. 170 - 184.

___ Bis morgen, Onkel, en Der Wundertäter – El milagrero, Er-zählungen aus süd- und Mittelamerica, Deutscher Taschenbuch Verlag, Munchen, 2006, p. 22 – 37.

Para empezar el olvido y La separación de Elena, en Literatura de Contracartel, Editorial Colombia Nueva, Bogotá, 1981, p. 159-173.

En el comienzo, en ¡A leer se dijo!, Lecturas escogidas, Voluntad Editores, Bogotá, 1982, p. 9-13.

Una muerte sin orillas, en Narrativa Colombiana Contempo-ránea, Cámara de Comercio de Bogotá, Bogotá, 1984, p. 121-127.

Laura, en Alameda 4, serie de lectura, Educación Básica Prima-ria, Educar Editores, Bogotá. 1988, p. 43.

Retratos en familia, en Memorias de un encuentro, Fondo Mix-to para la cultura y las artes de Risaralda, Pereira, 1995, p. 61-67.

Sobres de manila, en Primer encuentro de escritores supatá, ALM Editores, Bogotá, 1998, p. 18.

Cabodeaño, en Crónica poética del Huila, Instituto de cultura popular de Neiva, 1999, p. 73-76.

Oración para leer de tarde en tarde, en Prontuario de español, literatura y ortografía, Teófilo Carvajal Polanía, Bogotá, Grupo Edi-torial Gaia, 2000, p.153 – 154.

Pesadilla y El costal, en Cuentos de Contracartel, Contracartel Editores, Bogotá, 2000, p. 95-110.

Pesadilla, en Cuentistas colombianos, Café Berlín, Cronopios, Colombia cuenta, http://geocities.com/jdelagracia/Ben.htm, 2002.

La hoguera de mis sueños, en Memoria secreta de la infancia, Trilce Editores – Altazor Editores, Neiva, 2004, p. 103 – 106.

Para empezar el olvido, en Antología de escri-tores del Tolima, Palabras Itinerantes, Vicerrecto-ría de Desarrollo Humano, Universidad del Toli-ma, Ibagué, 2014, p. 13-18.

Otros textos en libros(ensayo y crítica)

El dibujo en Colombia, en XI Premi Internacional Dibuix Joan Miró (catálogo), Barcelona, 1972.

Neyffe del Valle, en Panorama artístico colom-biano, Litografía Arco, Bogotá, 1977, (s.p.)

Itinerario de la narrativa huilense, en Así es mi Huila, Fondo de Autores Huilenses, Neiva, 1985, p. 80-83.

Las artes en el Huila: balance para incrédulos, en Así es mi Huila, Fondo de Autores Huilenses, Neiva, 1985, p. 84-91.

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