Revista Selecciones de Bioética, ISSN 1657-8856

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Revista Selecciones de BioØtica, ISSN 1657-8856 Instituto de BioØtica-Cenalbe, BogotÆ, Colombia, abril de 2002

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IMPRESIÓN EDITORIAL GENTE NUEVA LTDA EDICIÓN DE 700 EJEMPLARES DEPÓSITO LEGAL IMPRESO EN COLOMBIA PRINTED IN COLOMBIA BOGOTÁ, ABRIL DE 2002

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Revista Selecciones de Bioética, ISSN 1657-8856Instituto de Bioética-Cenalbe, Bogotá, Colombia, abril de 2002

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DISEÑO Y PRODUCCIÓN EDITORIAL

CÉSAR TOVAR DE LEÓN

ÉDITER. ESTRATÉGIAS EDUCATIVAS LTDA

TEL 2557251. BOGOTÁ

EMAIL: [email protected]

CORRECCIÓN

MARCOS QUICENO

IMPRESIÓN

EDITORIAL GENTE NUEVA LTDA

EDICIÓN DE 700 EJEMPLARES

DEPÓSITO LEGAL

IMPRESO EN COLOMBIA

PRINTED IN COLOMBIA

BOGOTÁ, ABRIL DE 2002

© PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

BOGOTÁ, COLOMBIA

ISSN: 1657-8856

GERARDO REMOLINA VARGAS, S.J.RECTOR

JAIRO HUMBERTO CIFUENTES MADRID

VICERRECTOR ACADÉMICO

INSTITUTO DE BIOÉTICA , CENALBE

ALFONSO LLANO ESCOBAR, S.J.DIRECTOR

REVISTA SELECCIONES DE BIOÉTICA

ALFONSO LLANO ESCOBAR, S.J.DIRECTOR

COMITÉ ASESOR

PABLO ARANGO RESTREPO, LUIS ALEJANDRO BARRERA

AVELLANEDA, JAIME BERNAL VILLEGAS, BERNARDO

BULLA PINTO, JAIME ESCOBAR TRIANA, ALFONSO

FLÓREZ FLÓREZ, JORGE GAITÁN PARDO, GUSTAVO

GARCÍA CARDONA, NELLY GARZÓN ALARCÓN, CARLOS

GAVIRIA NEIRA, EMILSSEN GONZÁLEZ DE CANCINO,

FRANCISCO GONZÁLEZ L. DE GUEVARA, HERNANDO

GUTIÉRREZ PRIETO, GUILLERMO HOYOS VÁSQUEZ,

HORACIO MARTÍNEZ HERRERA, JAIRO MEJÍA PORRAS,

OSCAR MEJÍA QUINTANA, JUAN MENDOZA VEGA,

VIRGILIO NIÑO CRUZ, GLORIA INÉS PRIETO

DE ROMANO, FERNANDO SÁNCHEZ TORRES,

ÁNGELA UMAÑA MUÑOZ, EMILIO YUNIS TURBAY.

COMITÉ EDITORIAL

OLGA MALDONADO DE DELGADO, EDUARDO A.

RUEDA BARRERA, EDUARDO DÍAZ AMADO, GERMÁN

CALDERÓN LEGARDA, ALFONSO LLANO ESCOBAR, S.J.

LAS OPINIONES EXPRESADAS EN ESTA REVISTA SON

DE EXCLUSIVA RESPONSABILIDAD DE LOS AUTORES.PUEDE REPRODUCIRSE TOTAL O PARCIALMENTE

CITANDO LA FUENTE.

INFORMACIÓN

TRANSVERSAL 4 N° 42-00 PISO 5EDIFICIO JOSÉ RAFAEL ARBOLEDA

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA. BOGOTÁ

TELEFAX: 3208320 EXT. 4539EMAIL: bioé[email protected]/bioética

1Revista Selecciones de Bioética, ISSN 1657-8856Instituto de Bioética-Cenalbe, Bogotá, Colombia, 2002

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C O N T E N I D O

APUNTES PARA UNA HISTORIA DE LA BIOÉTICA

ALFONSO LLANO ESCOBAR, S.J.

8BIOÉTICA: UN NUEVO CONCEPTO

Y UNA NUEVA RESPONSABILIDAD

FRANCESC ABEL, S.J.

22¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO

HABLAMOS DE BIOÉTICA?TERESA ASNARIZ

36BIOÉTICA (MÉDICA) COMO UNA DISCIPLINA

DANIEL CALLAHAN

58PRESENTE Y FUTURO DE LA BIOÉTICA

JAMES E. DRANE

69

VEINTE AÑOS DE BIOÉTICA

F. JAVIER ELIZARI

86BIOÉTICA EN AMÉRICA LATINA

JOSÉ ALBERTO MAINETTI

98FUNDAMENTACIÓN ANTROPOLÓGICA

DE LA BIOÉTICA: EXPRESIÓN

DE UN NUEVO HUMANISMO CONTEMPORÁNEO

MARIA DO CÉU PATRÂO NEVES

107BIOÉTICA, LA CIENCIA DE LA SUPERVIVENCIA

VAN RENSSELAER POTTER

121LA BIOÉTICA EN LA EDUCACIÓN MÉDICA.EL PUNTO DE VISTA DE UN FILÓSOFO

JEAN GAYON

140

Bioética es el uso valorativo interdisciplinario del diálogo, a todo nivel, entre cienciay ética, para formular y resolver, en la medidad de lo posible, los problemas planteados

por la investigación y la tecnología a la vida, o a la salud y al medio ambiente

EDITORIAL

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E D I T O R I A L

Tiene usted en la mano, aprecia-do lector, �o a la vista, si se tratade internet� una revista que me

permito calificar de especial, es decir, di-ferente de las demás, en cuanto llena unvacío en la línea de revistas de Bioética,la mayoría de ellas, excelentes. Pero noexiste hasta ahora una revista en formade selecciones, que condense los mejo-res artículos de las mejores revistas deBioética, que usted no puede adquirir pormuchas razones, que no es del caso pre-cisar.

Esta revista, de modesta presentación,pero que tratará ser de excelente calidad,quiere llenar este vacío. Se publicarán,por ahora, dos números o entregas poraño. Si encuentra acogida de parte deusted �así lo esperamos� es posible quelleguemos a publicar tres y aun cuatro nú-meros al año. En buena parte dependede usted.

Hemos querido ofrecerle algunos artículossobre la Bioética misma, �que luego trata-remos audazmente de conceptualizar� paraque si no se encuentra familiarizado conella, empiece a formarse alguna idea, sóli-da y segura.

Más adelante ofreceremos números mo-nográficos sobre diversos problemas deBioética.

No sobra aclararle que, si desea conocery leer el artículo completo del autor, pue-

de hacerlo de dos maneras: o acudiendoa la revista, ya que daremos la fuente alcomienzo de cada artículo, o acudiendoa nosotros, para solicitar dicho texto yprocuraremos enviárselo a vuelta de co-rreo, con un ligero costo de impresión oen forma de �attachment� por correo elec-trónico. También le aclaramos que la con-densación que le ofrecemos en estarevista ha sido presentada a su autor parasu corrección y aprobación, y no cambiael texto o redacción original; tan sólo loabrevia o condensa.

Para aprovechar los espacios en blancoentre artículo y artículo, utilizaremos fra-ses importantes, recensiones de libros ynoticias del mundo de la Bioética.

Este primer número se distribuye gratui-tamente. Si usted llena la hoja de suscrip-ción, incluida en este número y separablepor la línea punteada, podrá coleccionaren su biblioteca nuestra revista desde elnúmero primero en adelante.

*****

Revestidos como dijimos arriba, de unacierta audacia, nos atrevemos a conceptua-lizar, no a definir, la Bioética, ofreciéndolealgunos parámetros, conceptos y caracte-rísticas dentro de los cuales y a la luz de loscuales nos movemos en nuestro Institutode Bioética-Cenalbe, de la Universidad Ja-veriana, de Bogotá, Colombia.

Con el lector, próximo suscriptor

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La Bioética constituye un fenómeno his-tórico, singular y mundial, nacido a fina-les del siglo XX para contribuir a lasupervivencia y convivencia de la Huma-nidad así como de la Vida en todas susformas (Biota) y de su Medio Ambiente.

La Bioética por tanto, debe ser concebi-da como algo más, mucho más que unaética médica, que un movimiento mun-dial en pro de la supervivencia, algo másque una mera deontología profesional ode un nuevo método para tomar decisio-nes moralmente acertadas. Todo lo cuales cierto pero insuficiente para compren-derla.

La Bioética se comprenderá acertada-mente si se la concibe dentro del para-digma nuevo, cósmico y planetario,abierta a una reflexión permanente so-bre el Hombre y su comportamiento enrelación con la manipulación de la bio-tecnología, aspirando a identificar prin-cipios universales, por citar el principal,la Dignidad de la Persona Humana, sindejar de reconocer y asumir la diversidadcultural y transcultural.

Para ayudarle a identificar la Bioética quetratamos de investigar, enseñar y difun-dir desde nuestro Instituto, nos permiti-mos indicarle a continuación:

Algunas características de la Bioética

l. Ante todo la Bioética es ética, así pue-da decirse de ella que es una nueva éti-ca, pero es ética. Es una forma nuevade hacer ética. Reflexión ética, valora-ción ética, de los problemas creados ala Vida y a su Medio Ambiente por lasbiotecnologías modernas.

2. La auténtica Bioética se ocupa de laVida en sus diversas formas (Biota) ydel Medio Ambiente, por lo cual, esuniversal, en lo referente a los temasde que se ocupa. Podría usarse la ca-racterística con que la llamó Potter:Bioética Global.

3. La Bioética nació en un ambiente cien-tífico, en el campo de la investigaciónbiológica, como una necesidad senti-da por los mismos científicos, de pro-teger la vida y su Medio Ambiente enpeligro. Queremos decir que no nacióen el ámbito de la filosofía, ni de la teo-logía, ni de una religión. Nació en unámbito profano, concretamente, cien-tífico.

4. La Bioética se presenta como un estu-dio interdisciplinario que busca solu-ciones éticas a los problemas creadospor la biotecnología.

5. La Bioética es secular en el sentido deque no es confesional, no se inspira enuna religión o filosofía determinadas,lo cual no obsta para que las diversasreligiones aporten la luz que proyectasu respectiva fe sobre los valores y de-rechos fundamentales, en torno a loscuales se busca hoy día un consensouniversal, con tal de que ninguna deestas especificaciones le quiten su ca-rácter esencial de diálogo interdiscipli-nar entre Vida y Ética en acción.

6. La Bioética presenta cierta impreci-sión y vaguedad. No se trata de unadisciplina bien definida, ni menos, deuna disciplina terminada, con objeti-vos, contenidos, método propios, biendefinidos por consenso de todos losBioeticistas.

¡Ojo! con textos y definiciones de Bio-ética y con frases como: «ya la enten-

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dí, ya la aprendí, la tengo guardada eneste escrito», etc.

Como los problemas que estudia sonen su mayoría nuevos, numerosos y di-fíciles, no es raro que, por ahora, ten-ga más preguntas que respuestas queofrecer. No existe consenso respecto aestos puntos, así haya evolucionadomucho en los pocos años en que se vie-ne estudiando.

Los mismos temas y problemas de quese ocupa, fuera de la Vida y el MedioAmbiente, son múltiples y controver-tidos. Pero, valga la aclaración: los te-mas, como tales, no son, por sí mismos,Bioética, por ej. la Clonación, el Ge-noma y tantas biotecnologías, ya quelos puede estudiar únicamente la cien-cia, no necesariamente la Bioética. Seconvierten en temas de Bioética en elmomento en que los abordemos des-de la ética con la pregunta ética y conel método propio de la Bioética, a sa-ber, la valoración interdisciplinaria.

7. El Bioeticista debe ser práctico, valedecir, debe llevar su Bioética necesaria-mente a la acción, o no es verdaderoBioeticista. Esta característica la inclu-yó Potter en el título que le dio a su pri-

mer artículo sobre Bioética, casi una de-finición: Biology and Wisdom in Action:Biología y Sabiduría en Acción.

8. La Bioética, en el fondo, se proponehumanizar la vida moderna, deshuma-nizada por el positivismo científico ytecnológico.

9. La Bioética es abierta y, por tanto, ina-barcable: es búsqueda creativa de va-lores y soluciones; de aquí que hayatantas aproximaciones, definiciones,enfoques, tendencias, fundamentacio-nes, y que sea prácticamente imposi-ble dar una visión unitaria y completade ella.

No podemos terminar sin dar sincerasgracias a las editoriales de las revistas dedonde se tomaron los artículos y, de ma-nera muy especial, a sus autores por sugenerosidad al permitirnos hacer aquí supublicación.

Igualmente va nuestro agradecimiento alComité de Asesor, al Comité Editorial, alos editores y de manera especial a los doc-tores Horacio Martínez y Olga Maldona-do por la cuidadosa labor de revisión ycorrección de los originales.Laus Deo.

ALFONSO LLANO ESCOBAR, S.J.

NOTA

CASI TODOS LOS ARTÍCULOS DE ESTE NÚMERO ESTÁN CONSAGRADOS AL ORIGEN

DE LA BIOÉTICA. LE ROGAMOS SU COMPRENSIÓN SI ENCUENTRA ALGUNAS

REPETICIONES SOBRE HECHOS A LOS CUALES TODOS LOS AUTORES HACEN REFERENCIA.

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FRANCESC ABEL. Catalán, entró en la Compañíade Jesús en 1962, siendo ya médico gineco-obs-tetra. Realizó tesis doctoral en Medicina bajo ladirección de André Hellegers, primer director delKennedy Institute of Ethics, Universidad de Geor-getown de los jesuitas en Washington. Fundó en1976 el primer Instituto de Bioética de España yde Europa, con el nombre de Instituto Borja deBioética y desde entonces es su director. Ha pu-blicado artículos de Bioética en distintas obras co-lectivas y publica regularmente en la revista LaborHospitalaria y en Bioética & Debate. Junto conEdouard Bone y Jhon C. Harvey editaron La vidahumana: origen y desarrollo, que recopila artículosescritos por diferentes autores con ocasión de losdiferentes encuentros del Grupo Internacional deEstudios de Bioética de FIUC (Federación Inter-nacional de Universidades Católicas).

TERESA ASNARIZ. Filósofa y especialista en Bioé-tica de la Universidad Nacional de Mar del Plata,Argentina. Forma parte del PTI de Bioética (Pro-grama Transdisciplinario de Investigación en Bio-ética) de la Universidad de Mar del Plata y delComité de Bioética de la Asociación de GenéticaHumana (una ONG). Es profesora de Filosofía yde Bioética en los cursos a distancia de la mismauniversidad.

DANIEL CALLAHAN. Cofundador y presidente delHasting Center, Garrison, NY, desde 1989 hasta1996. Actualmente es el director de los progra-mas internacionales y asociado senior para la po-lítica de salud en EU Es, además, miembrohonorario de la Escuela de Medicina de la Uni-versidad de Praga en la República Checa. Segúnel notable moralista norteamericano Richard Mc-Cormick, �Daniel Callahan es hoy día (2000) elbioeticista más conocedor y profundo de la bio-medicina y del cuidado de la salud en todo el mun-do�. El Dr. Callahan es autor y/o editor de 35 librosy ha escrito artículos en numerosas revistas

JAMES DRANE. Uno de los grandes de la Bioética.Estudió Filosofía, Teología, Lenguas Romances yÉtica. Ha publicado numerosos libros y artículossobre temas de Bioética tales como: Las bases dela tolerancia (1964), Volverse un buen doctor

(1989), Tomando decisiones de vida y muerte porotros: Aplicaciones del concepto de calidad de vida(1991), Cómo ser un buen médico (1993) BioéticaClínica (1994) y Caring to the end (1997). Ha sidoconsultor y ha dirigido programas educativos enhospitales y agencias para el cuidado de la saluden Pennsylvania. Contexto del artículo: En diciem-bre de 1994 la OPS abrió en Chile para toda laAmérica Latina y el Caribe, el Programa Regionalde Bioética con el fin de promover esta disciplinay movimiento en nuestra Región. Para lanzar elPrograma organizó un taller de tres días con asis-tencia de bioeticistas latinoamericanos invitadospor la OPS. Para dar comienzo al Taller, su primerdirector, dr. Julio Montt Momberg, confió a Dranela tarea de presentar una visión de los avances quepara esa fecha, 1994, había logrado la Bioética enel mundo, y proyectaba para un próximo futuro.Los lectores entenderán mejor lo que es la Bioéti-ca, después de leer la conferencia que tienen ensus manos.

FRANCISCO JAVIER ELIZARI B. Nació en Monreal,Navarra, en 1931. Se incorporó a la Congregaciónde los PP Redentoristas en 1950. Teólogo y espe-cialista en Moral. Director y profesor de Moral enel Instituto Superior de Ciencias Morales de losPP Redentoristas en Madrid. Su labor docente tie-ne múltiples cauces: cursos, cursillos, conferencias,libros y artículos en revistas nacionales e interna-cionales. Entre sus obras se destacan: Reconcilia-ción del cristiano con la sexualidad; Pastoral de losdivorciados y recasados y de otras situaciones irre-gulares; el aborto ya es legal; moral de la vida y de lasalud y en colaboración con otros autores: Conflic-to entre vida y realización personal.

JEAN GAYON. Filósofo francés. Profesor en el Ins-tituto de Historia y Filosofía de las Ciencias de laUniversidad de Borgoña. Artículos: Le vitalismeentre vie et mort dans la pensée des Lumiéres.

ALFONSO LLANO ESCOBAR. Nació en Medellín, Co-lombia, el año 1925. Entró en la Compañía de Je-sús (1941) y fue ordenado sacerdote el año 1956.Fuera de las Licencias en Filosofía y Teología porla Universidad Javeriana, de Bogotá, obtuvo elDoctorado en Filosofía con énfasis en Ética en la

A U T O R E S

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Universidad Gregoriana de Roma (1963), y el Doc-torado en Teología con énfasis en Moral, en el Ins-tituto Alfonsiano de Moral de la UniversidadLateranense, de Roma, con una tesis sobre ÉticaMédica. A partir de 1982 ha sido un ferviente pro-motor de la Bioética en su patria y en todo el con-tinente latinoamericano. Inició sus estudios deBioética como profesor visitante del Kennedy Ins-titute of Ethics de la Universidad de Georgetown,en Washington, en 1986. A su regreso a Colombiase vinculó a la Asociación Colombiana de Facul-tades de Medicina, Ascofame, y desde allí promo-vió la enseñanza de la Ética Médica y la Bioética.Fundó el Centro Nacional de Bioética, Cenalbe yfue el promotor de la enseñanza de la Bioética anivel de postgrado, primero en la Universidad ElBosque y después en la Universidad Javeriana.Es miembro Fundador de la Federación Latinoa-mericana de Instituciones de Bioética, Felaibe.Ha traducido, escrito y editado varios libros so-bre Bioética; ha colaborado en revistas naciona-les e internacionales con artículos sobre Bioética,y ha asistido a congresos de Bioética, la mayoríade ellos fuera de Colombia. Actualmente es Di-rector del Instituto de Bioética de la PontificiaUniversidad Javeriana y dirige la Especializaciónen Bioética que se dicta en la misma Universi-dad. Contribuyó recientemente a la fundación dela Asociación Nacional (colombiana) de Bioética,Analbe, y trabaja insistentemente en la aproba-ción de una Ley que instituya el Consejo Nacionalde Bioética.

JOSÉ ALBERTO MAINETTI. Realizó paralelamentelas carreras universitarias de Medicina y Filosofía ydiez años mas tarde obtuvo el título de Doctor enFilosofía. Estudió en París bajo la tutoría de PaulRicoer y Georges Canguilhem y más tarde en Es-paña con Pedro Laín Entralgo. Fue el fundador dela Fundación Mainetti a través de la cual ha busca-do la institucionalización del humanismo en medi-cina. En las nuevas instalaciones de la FundaciónMainetti en el Centro Oncológico de Excelencia(COE) en 1986 se creó El Centro Nacional de Re-ferencia Bioética (Cenarebio) anexo al Instituto deHumanidades Médicas, cuyo objetivo es promoverlos estudios bioéticos en el país y desarrollar las tresfunciones canónicas de los estudios bioéticos, a sa-ber: la académica (investigación científica y ense-ñanza superior), la asistencial �consulta médica ysanitaria, comités hospitalarios de ética� y la políti-ca �asesoramiento y recomendación a los poderes

públicos en normativas bioéticas�. Es miembro Fun-dador de la Federación Latinoamericana de Insti-tuciones de Bioética, Felaibe.

MARIA DO CÉU PATRÂO NEVES. Filósofa portu-guesa, profesora de Bioética en las islas Azores.Artículos: Le realisme integral et spirituel de MauriceBlondel, Y a-t-il une anthropologie dans L�Action.

VAN RENSSELAER POTTER. Nació en Dakota, USA,el 27 de agosto de 1911. Murió en 2001 después denoventa años dedicados a la investigación del cán-cer y al mismo tiempo, a los valores, a la ética y alhumanismo. Fue BS, de la Universidad del Sur deDakota, Químico; MS y Ph D en Bioquímica. Ocu-pó diferentes posiciones como profesor Universi-tario hasta llegar a ser Profesor Emérito de laUniversidad de Wisconsin y recibió un sinnúmerode premios por su trabajo científico. Perteneció a laSociedad Americana de Química Biológica, de bio-logía Celular y a la de Investigación en Cáncer. Tie-ne aproximadamente 350 publicaciones sobrebioquímica e investigación en cáncer y 20 sobre Bio-ética. Sus principales libros son: Enzymes, Growthan Cancer (1950); DNA Model Kit (1959); NucleidAcid Outlines (1960); Bioethics, Bridge to the Future(1971); Resources and Decisions (1974) coauthor;

Global Bioethics (1988). Este artículo apareció enel otoño de 1970, el año anterior a la publicación desu libro Bioethics, Bridge to the Future. La importan-cia de este artículo de Potter, padre de la Bioética,fuera del profundo mensaje y de las originales intui-ciones que en él presenta, es que en él aparece porprimera vez en imprenta el nombre de Bioética. Nosencontramos en octubre de 1970. Aquí lanza Potterla sugerencia de una nueva disciplina y de un movi-miento mundial que lleven el nombre de Bioética.Podría decirse que la mejor definición de Bioéticanos la da Potter en el primer subtítulo de este artí-culo �Biología y sabiduría en acción�. La Biologíaencarna y simboliza todo aquello que en el siglo XXIse convertirá en el tema central de investigación delos científicos, la vida y, en particular, la genética.La sabiduría hace alusión a la ética, a la reflexiónética y a la responsabilidad, sin la cual, toda la tec-nociencia del siglo XXI puede convertirse en ame-naza para la vida y su medio ambiente. Finalmente,acción, ya que para Potter una Bioética que no noslleve a la acción inmediata, seria y responsable, noes Bioética. Para Potter, la Bioética debe constituir-se en un nuevo saber, en una ciencia que garantice lasupervivencia del hombre y de su medio ambiente.

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2APUNTES PARA UNA HISTORIA DE LA BIOÉTICA

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APUNTES PARA UNA HISTORIA

DE LA BIOÉTICA

Alfonso LLano Escobar, S.J.

RESUMEN

A diferencia de cualquier otro período de la humanidad, entramos en el siglo XXI en una nuevaetapa de la historia, caracterizada por la globalización de todas las dimensiones de la vidasocial, comenzando por la dimensión científica, la cual nos da una nueva visión del Universo.

Casi hasta mediados del siglo pasado la tecnocracia, cierta investigación irresponsable, peoraún, la violencia y la tortura se practicaron impunemente contra seres humanos indefensos,contra la Vida, en todas sus manifestaciones, y contra el medio ambiente, poniendo así en gravepeligro su supervivencia. Las ciencias y tecnologías de la vida se habían divorciado de la Ética,y ésta, a su vez, se vio relegada a las elucubraciones de los filósofos, sin poder ejercer su influjobenéfico sobre ellas. Sólo a partir de mediados del siglo XX empezaron a aparecer hechosinternacionales, en forma de Declaraciones universales, de Códigos morales, valores y dere-chos, como reacción contra tales abusos y tal separación, hechos que han servido de símbolosde una progresiva toma de conciencia de tales injusticias y abusos, y de la necesidad de unareflexión Ética a nivel mundial que conduzca a una gestión autónoma y responsable de lainvestigación y de la tecnociencia. Surge entonces la Bioética como puente o diálogo entre lossaberes científicos en torno a la vida, y los saberes humanistas centrados en la Ética; diálogointerdisciplinar que, a su vez, hace las veces de un «puente» hacia el presente milenio, con unanueva cultura, científicamente fundada, abierta a la trascendencia, apertura propia de la re-flexión ética y religiosa.

ABSTRACT

Unlike any other period of humanity, we entered in the XXI century in a new stage of thehistory, characterized by the globalization of all dimensions of social life, starting by the scientificdimension, which gives us a new vision of the Universe.

Almost up to the middle of past century, technocracy, certain irresponsible attitude in theconduction of research, and yet worst, violence and torture, were practiced with impunity againstdefenseless human beings, against life in all its manifestations and against the environment.This has put the survival of mankind in serious danger. Sciences and technology had beendivorced from Ethics and this subject was relegated to highly technical reasoning fromphilosophers with little influence over reality. It was only until the middle of XX century thatUniversal Declarations of Rights, references to Moral Codes and Values appeared, as a reactionagainst such abuses and such separation. These facts have served as symbols for a progressivetaking of consciousness about such injustices and abuses and the need for an ethical reflectionat a world level. All this, should drive us to an autonomous and responsible action whenconducting research and applying techno science. Bioethics appears as a bridge or a dialoguebetween scientific knowledge about life and the knowledge of humanities centered in Ethics.This is an interdisciplinary dialogue that at the same time, act as a «bridge» to the presentmillennium, with a new culture, scientifically founded but also opened to transcendence, and toethical and religious reflection.

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ALFONSO LLANO ESCOBAR, S.J.

El bioquímico Van RensselaerPotter y el Kennedy Institute ofEthics de la Universidad de

Georgetown en Washington se disputanla originalidad de la palabra Bioética.

Warren Thomas Reich resolvió esta dis-cusión a favor de Potter, con su investi-gación publicada en dos artículos en laRevista del Kennedy Institute of Ethics1,2

Parece que ambos usaron este vocabloindependientemente el uno del otro yaen 1971 pero el mérito de haber acuña-do la expresión y de haberla usado porprimera vez es del bioquímico Potter, consu artículo aparecido en el otoño de 1970en la revista Perspectives in Biology andMedicine,3 �primera vez que aparece im-presa en público la palabra Bioética�.Viene luego, el artículo «Bioethics» enla revista BioScience,4 y poco después enenero del año 1971, el libro Bioethics,Bridge to the Future5 del mismo Potter.

Estas tres publicaciones, en las que apa-rece la palabra Bioética, son anterioresal nacimiento del Kennedy Institute ofEthics, 1° de julio de 1971, en cuyo títuloaparece la palabra Bioética.6

El primer centro de Bioética fue fundadoen la Universidad de Georgetown de Was-hington, con los auspicios de la familiaKennedy, con el título «The Joseph andRose Kennedy Institute for the Study ofthe Human Reproduction and Bioethics»el cual incluyó un Center for Bioethics.Sargent Shriver, �esposo de Eunice Ken-nedy�, no André Hellegers, fue quien su-girió este nombre, a principios de 1971, alparecer sin conocimiento de los artículosy del libro de Potter.7 Es muy probableque conociera la palabra Bioethics y sumétodo interdisciplinario, a través de larevista Time, abril 19 de 1971, con el artí-culo «Man into Superman».

Segun Reich, mérito de Potter es haberacuñado la palabra Bioética8 y lanzado la

PRIMERA PARTE

NACIMIENTO Y DESARROLLO DE LA BIOÉTICA

1 Reich, Warren T. The Word «Bioethics: its Birthand the Legacies of those Who shaped is Meaning».Kennedy Institute of Ethics Journal. Vol 4, N° 4,December (1994); 319-335. y Vol 5, N° 1 (1995);19-34.

2 Reich, Warren T. The World «Bioethics: TheStruggle over its Earliest Meanings». KennedyInstitute of Ethics Journal. Vol 5, N° 1 (March1995);19-34.

3 Potter, Van Rensselaer. «Bioethics, The Science ofSurvival», Perspectives in Biology and Medicine,Vol. 14 (1970) N° 1 (Autumn 1970);127-153.

4 Potter, Van Rensselaer. «Bioethics». BioScience,21 (1971); 1088 y ss.

5 Potter, Van Rensselaer. «Bioethics, Bridge to theFuture». Englehood Cliffs (ed), N. J.: PrenticeHall, 1971.

6 Warren Reich, en su primer artículo The WordBioethics, loc.cit., afirma en la pag. 327: «In fact,the word «Bioethics» is not found in any documen-tation related to the establishment of the proposedKennedy Institute until it appears in a letter datedJune 21, 1971, just ten days before the Instituteopened on July 1, 1971.»

7 Ibidem, p. 325

8 Warren Reich afirma: In an interview with me (31August 1972), Potter confirmed that he coined theword «bioethics» for the title of his book Bioethics,Bridge to the Future. He said the word just came tohim one day: «It was just a «Eureka feeling». Heindicated that his book appeared in print inJanuary of 1971 (thus, some six months prior tothe Kennedy Institute�s public use of the word».Ibidem p. 322.

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2APUNTES PARA UNA HISTORIA DE LA BIOÉTICA

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propuesta de la nueva disciplina con dichonombre, como un «puente» entre dos cul-turas: la científica, en torno a la vida y almedio ambiente, y la humanista, centradaen la Ética. Mérito de la Universidad deGeorgetown, en la persona del médicoholándes André Hellegers, fue el haberfundado el primer instituto de Bioética contal nombre, y haberlo orientado a la inves-tigación y al servicio de la sociedad.9

A este Instituto Kennedy, junto con elThe Hastings Center, de Nueva York,fundado poco antes (1969) se le añadie-ron otros: El Instituto de Bioética, deMontreal, Canadá; en 1976 se fundó elInstituto Borja, en Sant Cugat del Vallés(Barcelona), España, �el primero enEuropa�, y hoy más de 500 centros entodo el mundo, numerosas bibliotecas,algunas con centros de documentación,250 revistas especializadas, dos edicionesde la enciclopedia de Bioética10, cursosde pre y postgrado, Comisión Internacio-nal de Bioética, de la Unesco, y su De-claración Universal sobre el GenomaHumano y los Derechos Humanos11, Co-misión de Bioética del Banco Mundial, delPresidente de los Estados Unidos12, delConsejo de Europa, etc.

Existe la Asociación Mundial de Bioéti-ca, IAB, fundada en la Universidad deMonash, Victoria, Australia en 1992, lacual organiza congresos mundiales. Elprimero se tuvo ese mismo año 1992 en laciudad de Amsterdam; el segundo en Bue-nos Aires, en 1994; el tercero en San Fran-cisco, California en 1996; el cuarto enTokio, Japón en 1998. El quinto en Lon-dres, septiembre del año 2000. El próxi-mo se celebrará en Brasil en este año.

La Bioética cuenta con notables perso-nalidades mundiales y con muchos logros,por citar algunos:

n Llamar la atención sobre la dimensiónética de la Vida, la ciencia, la investi-gación, la tecnología, etc.

n Lograr el consentimiento del pacien-te para cualquier tratamiento.

n Promover el derecho a morir digna-mente.

n Conseguir Declaraciones internacio-nales de suma importancia sobre la in-vestigación en seres humanos, losderechos del paciente, el respeto algenoma humano, la clonación, etc.

9 Reich, Warren T. ibidem, p. 326 y ss.

10 Reich, Warren T. Encyclopedia of Bioethics, 4 vols.New York, Macmillan, Free Press. 1978 y Encyclo-pedia of Bioethics, 2a. edición, 5 vols. New York,Macmillan, Free Press, 1995,.

11 Unesco, Declaración Universal sobre el GenomaHumano y los Derechos Humanos. Edición oficial,texto español, de la Organización de las NacionesUnidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.El Prefacio de Federico Mayor está firmado el 3 dediciembre de 1997.

12 President�s Commission for the Study of EthicalProblems in Medicine and Biomedical and Beha-vioral Research. Official Business. Suite 555. 2000K Street, NW, Washington, DC 200006, EU.

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Unos son remotos, otros próxi-mos. Unos son negativos, encuanto atentan contra la vida y

el medio ambiente, otros positivos, encuanto consisten en reacciones en con-tra de tales atentados y en manifestacio-nes y tomas de posición ética frente aellos. Unos y otros preparan el nacimien-to de la Bioética como diálogo entre viday ética con miras a la supervivencia.

1. Hechos negativos o, al menos,ambivalentes

n Se vienen tecnificando los momentoscruciales de la vida: concepción ymuerte.

n Los servicios de salud se tornan cadavez más científicos, técnicos y costo-sos, lo cual hace que se vuelvan des-humanizantes, que sufra la relaciónmédico-paciente y que los mismos pa-cientes se vean en parte manipuladosy no se tenga suficientemente en cuen-ta su consentimiento.

n Antecedentes remotos: prolongaciónde la vida y de la muerte:

� la higiene: acueductos, alcantarilla-dos, aseo

� las vacunas y drogas, como la penici-lina y demás antibióticos, ayudarona controlar las enfermedades epidé-micas y contagiosas

� en el siglo XX se duplicó y triplicóla duración de la vida.

n Tecnificación de los cuidados de la vida.

n Se produjeron avances increíbles en latecnociencia aplicada a la salud:

� unidades de urgencias� imágenes diagnósticas� rayos láser� casas farmacéuticas� procreación artificial, inseminación

artificial� diálisis renal, trasplantes y órganos

artificiales.

n Tecnificación de los cuidados de lamuerte:

� cuidados intensivos� eutanasia, suicidio asistido, distana-

sia y derecho a morir dignamente.

n El hábitat se ha deteriorado en la ciu-dad y aun en el campo:

� erosión, polución del aire, aguas,ruido.

n Otro capítulo más doloroso que el an-terior:

� la vida ha sido torturada y asesina-da: Auschwitz, eugenesia

� guerras, guerrillas, hambres, cam-pos de concentración

� torturas, investigación en humanos,trabajo técnico inhumano.

n Se producen resultados novedosos,ambivalentes:

� el desarrollo precoz de la niñez� aumento de la tercera edad con nue-

vos problemas� las relaciones internacionales se

globalizaron� aparece la violencia institucionali-

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SEGUNDA PARTE

ANTECEDENTES Y ORÍGENES DE LA BIOÉTICA

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� una mayor responsabilidad frente almedio ambiente.

n Hecho especial que hizo necesaria laBioética: La falta de preparación deprofesionales, legisladores, gobernan-tes y eticistas para plantear y resolverlos nuevos y múltiples problemas plan-teados a la sociedad, a las instituciones,Estados y personas por la biotecnolo-gía y la tecnociencia.

n La economía mundial, desaparecido elmarxismo, necesita superar el capita-lismo, el desarrollismo materialista, lasociedad de consumo y tender haciamodelos más humanos y justos, conuna �nueva� ética científica y basada enla dignidad de la persona humana.

n Se hizo visible la necesidad de una ver-dadera educación que supere el ma-terialismo y el positivismo reinantes.

n El famoso «Club de Roma» publica en1972 su Informe Los Límites del Cre-cimiento en el que llama la atenciónsobre un posible cataclismo que suce-dería a mediados del siglo XXI por elagotamiento de recursos básicos parala subsistencia de la Humanidad.

2. Hechos positivos

n Quiebra del positivismo científico y dela noción de progreso.

n Toma de conciencia a nivel mundial dela dignidad de la persona humana condos vertientes: ética y jurídica.

n Proclamación de los Derechos Huma-nos por la ONU, 10 de diciembre de1948.

n El Juicio de Nürenberg, 1947, reveló al-gunos de los horrores cometidos por losnazis que experimentaron en seres hu-manos en los campos de concentración.13

n La XVIII Asamblea de la AsociaciónMédica Mundial redacta la trascen-dental Declaración de Helsinki, la cualofrece «Recomendaciones para guiarla Investigación en Seres Humanos»,1964, revisada en la XXIX AsambleaMédica Mundial de Tokio, 197514.

n El Belmont Report, emanado de la«National Commission for the Pro-tection of Human Subjects of Biome-dical Research» de 1978, presenta uncódigo de normas que deben regir lainvestigación en seres humanos, con-cretamente el respeto por la autono-mía, beneficencia y justicia.15

n Beecher escribe su artículo Ética e in-vestigación Clínica en New EnglandJournal of Medicine, 1966, en el quealude a 20 investigaciones antiéticas.

n Barnard: realiza el primer trasplantede corazón, en diciembre de 1967

n El Papa publica la encíclica HumanaeVitae, julio 1968, llamando la atenciónsobre los peligros de una procreacióntecnificada y poco humana.

n Tuskegee (sífilis): el caso revelado en1972 por los «medios» influyó en ladecisión del Congreso de USA decrear la Comisión Nacional para laProtección de los Sujetos Humanos enla Investigación, (1974).

13 Consúltese en la 2a edición de la Encyclopedia ofBioethics el artículo «Medical Ethics, History of: TheAmericas», p. 1624 en donde habla de este Juicio.

14 Puede consultarse en texto completo en el libroÉtica Médica del profesor Luis Alfonso VélezCorrea, 1ª ed, Medellín, Colombia, Ed. PrensaCreativa, 1988, pp 263 y siguientes.

15 Nótese que tanto la U.S. National Commission for«The Protection of Human Subjects» como el«Belmont Report» son fruto del escándalo queprodujo la divulgación por la prensa, 1972, delabuso de miembros de la raza negra en el estudiode la «Sífilis Natural», Tuskegee, 1932.

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n Informe del Club de Roma en 1972sobre: «Los límites del Crecimiento».

n Karen Ann Quinlan: fallo a favor delderecho a morir dignamente, 1976.

n Nace la primera bebé probeta en In-glaterra en julio de 1978.

n El Senado Norteamericano crea la«President�s Commission for the Studyof Ethical Problems in Medicine andBiomedical and Behavioral Research»la cual trabajó de 1979-1982 y publicósu informe en 10 volúmenes y un re-sumen publicado en 1983.

3. Algunos antecesores

El pensamiento y obras de Teilhard deChardin, Margaret Mead, Aldo Leo-pold16, Paul Ramsey y otros muchos cien-tíficos humanistas.

Resumiendo:

n el cuidado de la vida se ha tecnificado;

n la vida misma se ha hecho más cómo-da pero deshumanizada;

n «el hombre se ha vuelto muy prácticopero poco ético», según la observaciónde Einstein;

n o bien, como anotó Marguerite Your-cenar: «El deseo de hacer el mundoes mayor que la voluntad de elucidarsu sentido».

Ante el divorcio de ciencia y ética, inves-tigación y responsabilidad, vida diaria yvalores, con perjuicio mutuo, surgen re-acciones y posiciones éticas nacionales einternacionales, al principio separadas peroluego se lanza la iniciativa de un diálogointerdisciplinario entre estos dos extremos.

4. Una nueva era

Con los avances genéticos y el estudio delgenoma humano está llegando el hom-bre a controlar su destino biológico, parabien o para mal.

Los problemas biomédicos dan una di-mensión nueva a los problemas tradicio-nales. Surgen nuevas preguntas y seabren nuevos interrogantes.

Como afirma Rahner: «El hombre cons-ciente y deliberadamente se transforma.El hombre descubre que es manipulable.Se aproxima una era radicalmente nue-va en todas sus dimensiones».17

«Lentamente se despierta la conciencia depeligro ante la tentación de sucumbir alautomatismo tecnológico, es decir a pen-sar que todo aquello que pueda hacersetécnicamente se hará forzosamente si re-sulta factible económicamente». F. Abel18.

Dentro de este contexto de positivismocientífico surge la Bioética como una dis-ciplina y un movimiento mundial en prode la supervivencia de la vida y del me-dio ambiente.

16 Van Rensselaer Potter en casi todos sus escritos,desde su libro Bioethics, Bridge to the Future, le dacrédito al ingeniero forestal de los Estados Unidos,Aldo Leopold, como quien lanzó la idea de unadimensión de la ética que inspirara y regulara lasrelaciones del hombre con la vida, en general, y consu medio ambiente. Véase tal afirmación en su másreciente artículo titulado «Fragmented Ethics andBridge Bioethics», publicado en la revista HastingsCenter Report, 29, No 1 (1999) p. 38.

17 Citado por Francesc Abel en su artículo «Bioética:un Nuevo Concepto y una Nueva Responsabili-dad». Cf. cita siguiente.

18 Abel, Francesc, S.J. «Bioética: un Nuevo Concep-to y una Nueva Responsabilidad». Labor Hospita-laria, No. 196, (1985)101.

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TERCERA PARTE

PRESENTE DE LA BIOÉTICA 1970 AL 2002

1. Nacimiento de la Bioética.Liderazgo norteamericano19

Por «Presente de la Bioética» vamos aentender sus treinta años de vida con suespíritu y sus intuiciones originales quehan estado presentes en los impresionan-tes avances de esta disciplina y movimien-to mundial.

El país que ostenta un indiscutible lide-razgo en la Bioética es el de los EstadosUnidos, desde la fundación de dicha dis-ciplina hasta el presente. Los avancesde la ciencia y de la medicina, las inves-tigaciones de punta, los recursos huma-nos y económicos constituyen algunosde los factores que han favorecido el na-cimiento y desarrollo de la Bioética endicho país.

No sobra recordar que los bioeticistasnorteamericanos han orientado marcada-mente sus investigaciones, estudio y apli-caciones hacia la Bioética médica, y la hanfundamentado sobre principios y aplica-do principalmente en forma casuística.

Con esta observación, vengamos a los orí-genes de la Bioética y a dos hechos quele dieron origen.

Van Rensselaer Potter

Este notable investigador del cáncer,científico y humanista a la vez, se yerguecomo todo un símbolo de la Bioética con

su personalidad, su matrimonio (64 añoscon la misma esposa Vivian Christensen,y tres hijos), su laboratorio de investiga-ción y su mensaje, que comentaremos enseguida, Potter inicia el �puente� mejoraún, el diálogo, que reclamaba a gritosla humanidad, entre la Vida y la Ética.

Ya en la mente y escritos de Potter la Bio-ética no nace reducida al horizonte de lamedicina, ni de ninguna otra ciencia, sinoque nace como una obsesión por la su-pervivencia de la Vida y del Medio Am-biente. Prueba de ello son los actos ycompromisos de su Credo de Bioética.En este Credo palpita el espíritu, el sen-tido y la orientación suficientes para crearun movimiento mundial en favor de lasupervivencia de la Humanidad y de suMedio Ambiente.

Nos dice Potter:

Existen dos culturas, que parece que noson capaces de comunicarse: la científi-ca y la humanística. Si aceptamos queesta incomunicación es una de las razo-nes que hacen dudar de la posibilidadde futuro de la humanidad, posiblemen-te construyendo un puente entre estasdos culturas construiremos un puentehacia el futuro�

La tesis teórica y práctica de Potter es lasiguiente:

En todo miembro de la especie huma-na hay, como resultado del proceso evo-lutivo que busca la adaptación perfectaal medio, un instinto por obtener venta-19 Ibid, p.101.

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jas a corto plazo, dándole prevalenciaen relación con las necesidades de la es-pecie a largo plazo.

El objetivo de la ética global es el depreparar personas capaces de percibirla necesidad de futuro y de cambiar laorientación actual de nuestra cultura;además, que puedan influir en los go-biernos, en el ámbito local y global, a finde conseguir el control responsable de lafertilidad humana, la protección de ladignidad humana y la preservación y res-tauración del medio ambiente. Estos sonlos requisitos mínimos para poder hablarde supervivencia aceptable, contrapues-ta a la supervivencia miserable.

Kennedy Institute of Ethics

No hay que perder de vista, para enten-der el espíritu de la Bioética, que tanto elprofesor Potter como el Kennedy Institu-te of Ethics, se mueven dentro del ámbitouniversitario. El primero en la Universi-dad de Wisconsin, y el segundo en la Uni-versidad de Georgetown.

Potter acababa de lanzar su libro sobre Bio-ética: Bioética, Puente hacia el Futuro, ene-ro de 1971, y ya el primero de julio delmismo año se fundaba el Kennedy Institu-te con el nombre de «The Joseph and RoseKennedy Institute for the Study of theHuman Reproduction and Bioethics». Esel primer centro de Bioética del mundo, ypor su inspiración y ejemplo han surgidocentenares de centros de Bioética en losEstados Unidos y en el resto del mundo.

Hastings Center on Hudson, de Nueva York

Merece una especial mención en el naci-miento y desarrollo de la Bioética la per-

sonalidad del profesor Daniel Callahanfundador y alma del Hastings Center, queaunque fundado en el 1969, no figura comoel primer centro de Bioética por no haberlaconocido ni desarrollado como tal sinoaños más tarde. Influye notablemente ensu conocimiento y difusión el artículo deCallahan «Bioethics as a Discipline» apa-recido en el primer número de la primerarevista de Bioética, publicada precisamen-te por el Hastings Center ya desde 197320.Sin mostrarse favorable, antes crítico, deesta nueva disciplina, tal artículo y tal re-vista constituyen un punto de referencianecesario al hablar de los orígenes de laBioética.

Con un dato más de importancia. En1974 la persona encargada de clasificar loslibros de la famosa Biblioteca del Congre-so de Estados Unidos abrió el encabeza-miento Bioethics para incluir dos escritos:el libro de Potter, Bioethics, Bridge to theFuture, y el artículo de Callahan que aca-bamos de mencionar.

Otros Centros de Bioética

Francesc Abel, médico jesuita catalán,hizo sus estudios para obtener el docto-rado en Medicina, desde 1971 hasta 1975,bajo la dirección del médico holandés,André Hellegers, primer director delKennedy Institute of Ethics. Regresadoa su patria, España, Abel fundó en el año1976 el primer centro de Bioética enEuropa con el nombre de Instituto Borjade Bioética, en el pueblito de Sant Cugatdel Vallés, cercano a Barcelona. Sin dudaalguna se trata hoy día del mejor centro

20 Callahan, Daniel. Bioethics as a Discipline TheHastings Center Studies (1973); 66-73.

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de Bioética de Europa por su antigüe-dad, su biblioteca y sus publicaciones.

Le sigue, en fecha de nacimiento, Cana-dá, con el Centro de Bioética del Institutode Investigaciones Clínicas de Montreal,fundado en 1979 por David Roy. Le si-guieron otros muchos en USA, Canadá,Europa y el resto del mundo, en un nú-mero, hoy día, cercano a los 500.

Conviene dejar muy en claro, antes depasar a otros hitos que jalonan la brevehistoria de la Bioética, que ésta debe suconsolidación y rápido crecimiento a loscentros de Bioética. En estos se cultivala Bioética como tal, se la investiga, seescriben revistas, libros y enciclopedias,se organizan cursos, seminarios, se daorientación y asesoría, etc.

Nos parece evidente y cierta la siguienteafirmación: Sin los centros e institutos,la Bioética no sería lo que es hoy día.

Dejando a una lado los centros, nos va-mos a ocupar ahora de enumerar los prin-cipales hitos y logros de la Bioética enestos seis lustros.

Publicaciones

No podemos ocuparnos de todas, impo-sible, pero sí de dar alguna orientaciónsobre las que juzgamos más importantes.

Tenemos que empezar por la Enciclope-dia de Bioética, con sus dos ediciones, laprimera en 1978, en cuatro volúmenes, yla segunda en 1995 en cinco volúmenes.Su editor, el profesor Warren Reich, per-tenece al cuerpo de investigadores y pro-fesores del Kennedy Institute of Ethics.21

«The Principles of Bioethics», libro fun-damental y que se ha hecho imprescindi-ble en el estudio de la Bioética, al menosen su versión norteamericana. Sus auto-res, dos miembros del Kennedy Instituteof Ethics, Beauchamp y Childress, desa-rrollan en esta obra los cuatro principiosque, a su juicio, fundamentan la Bioéticay orientan a los bioeticistas en la toma dedecisiones.22 Se trata de los principios deBeneficencia, No Maleficencia, Autono-mía y Justicia. Recientemente vienen sien-do muy controvertidos. Hasta el presenteesta obra cuenta con cuatro ediciones.

Kieffer, George H. 1975 «Ethical Issuesin the Life Sciences: Study Guide on Con-temporary Problems»23. Excelente presen-tación y manejo desde un enfoquebioético de los problemas actuales. Sevolvió un clásico en Bioética.

Dígase lo mismo del de Paul Ramsey,«The Patient as Person: Explorations inMedical Ethics», Yale University Press,New Haven, 1970. El de Robert Veatch«A Theory of Medical Ethics», BasicBooks, New York 1981 y otros muchos.

Hoy pasan de 250 las revistas especiali-zadas de Bioética publicadas en todo elmundo. USA publica un buen número deellas. Tanto el Hastings Center como elKennedy Institute publican sendas revis-tas de Bioética de indiscutible calidad.Merece también especial mención la si-guiente: The Clinical Ethics, editada por

22 Beauchamp, Tom. L, Childress, James. Principlesof Biomedical Ethics. Oxford University Press,New York, 1983.

23 Kieffer, George H. Ethical Issues in the Life Sciences:Study Guide on Contemporary Problems. Washing-ton, D.C. 1975. American Association for the advan-cement of Science.21 Cfr. Supra nota 1,2.

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el fundador de la Ética Clínica en 1974Mark Siegler, en el Hospital de Chicago.

La International Association of Bioethicspublica desde hace tres años la revistaBioethics de excelente calidad.

2. El presente de la Bioéticaen Europa

Dejando a los Estados Unidos, líder mun-dial en Bioética, pasemos a Europa paradar algunos datos importantes sobre elnacimiento y desarrollo de la Bioética endicho continente.

España

Ya dijimos arriba que el primer centrode Bioética que se fundó en Europa, en1976, fue el Instituto Borja, mérito deljesuita Francesc Abel, quien conoció decerca el desarrollo del Kennedy Institu-te of Ethics, de Georgetown.

Hoy día España mantiene el liderazgo enBioética entre todos los países de Europa.Allí encontramos numerosos centros deBioética y revistas. Citemos, al menos, lastres siguientes: «Labor Hospitalaria» quepublican los Hermanos de San Juan deDios, de Barcelona, «Cuadernos de Bioé-tica», de Santiago de Compostela y una es-pecializada en los aspectos jurídicos delGenoma Humano que lleva por título Re-vista de Derecho y Genoma Humano, cuyoprimer número apareció en julio-diciem-bre de1994. El Instituto Borja tiene el mé-rito de contar con una edición de la revistaen español y otra en inglés, cursos de pre ypostgrado, seminarios, congresos.

Fuera de estos méritos, España cuenta condestacados bioeticistas de fama fuera deEspaña y aun de Europa. Queremos ha-

cer mención especial de tres destacadas fi-guras que, por sus publicaciones y docen-cia, han puesto muy en alto la Bioética:fuera de Francesc Abel, descuella el pro-fesor Diego Gracia Guillén, catedrático deBioética de la Universidad Complutensede Madrid, quien ya en 1989 publicó laobra clásica de la Bioética española Fun-damentos de Bioética, publicada por la edi-torial Eudema24. Gracia Guillén dirige enla Universidad Complutense de Madrid unpostgrado de Maestría en Bioética que parael año 2000 contaba con seis promociones;además desde hace un par de años condu-ce una Maestría de Bioética en Santiagode Chile organizada por el Programa Re-gional de Bioética de la Organización Pa-namericana de la Salud.

Merece también notable ponderación el je-suita biólogo y doctor en moral por la Uni-versidad Gregoriana de Roma, Javier Gafo,escritor incansable quien orienta a los lec-tores de lengua española con sus artículosespecializados sobre diversos problemas deBioética, como sus publicaciones, que pa-san de quince títulos y la cátedra de Bioéti-ca en la Universidad de Comillas. A todosestos méritos hay que añadir la Maestríaen Bioética, dirigida por el mismo Gafo,desde 1998 hasta su muerte el año 2001.

Italia y el resto de Europa

A España le sigue Italia en importanciade centros, cursos y publicaciones, desdeMilán, pasando por Roma y llegando has-ta el extremo sur, en Sicilia. En Italia elinterés por la Bioética lo demuestran demanera particular los laicos en universi-dades o institutos independientes.

24 Gracia, Diego, «Fundamentos de Bioética». Ma-drid. Eudema Universidad.1989. Madrid, España.1989.

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Todos los demás países de Europa se hanvenido interesando por la Bioética, conla aclaración de que Francia y Alemaniamuestran un cierto recelo frente al nom-bre de Bioética, sea por concebirla comoun «producto» típicamente norteameri-cano, sea por la asociación de la Bioéticacon el discutido bioeticista australianoPeter Singer y sus posiciones avanzadassobre eutanasia y eugenesia.

La mayoría de los países europeos cuen-tan con una Comisión Nacional de Bioé-tica que ofrece asesoría a los gobiernosen los asuntos pertinentes.

3. Algunos logros de la Bioéticaen estos treinta años

El primero de todos, a nuestro juicio,consiste en haber colocado la reflexiónética como punto de referencia necesa-rio en asuntos de ciencia y tecnología quetengan que ver con la vida y el medio am-biente, ya se trate de problemas socialeso estatales, como de problemas persona-les, especialmente los que tienen que vercon el cuidado de la salud.

Para confirmar baste recordar el caso dela joven Karen Quinlan en la década delos setenta cuando la Corte Federal delos Estados Unidos falló en favor de lasolicitud de sus padres católicos en elsentido de dejarla morir con dignidad.Vale la pena recordar también el recien-te caso de la clonación de la oveja Dolly(1987), hecho de resonancia mundial, enbuena parte por el problema ético queya empieza a plantear la posibleclonación de seres humanos.

Merecen especial mención otros hechos ologros que tienen que ver con la Bioética:

El primero es el de la Comisión Presiden-cial que nombró el Congreso de los Esta-dos Unidos para asesorar al Gobierno enasuntos de Bioética. La comisión se re-unió a partir de 1978 y terminó su trabajoen 1983 con la redacción de diez volúme-nes y un resumen que constituyen una sa-bia orientación sobre la Bioética y algunosde sus principales problemas.

Otro logro que se le suele atribuir a la Bio-ética es haber conseguido que en el trata-miento de los pacientes se tenga siempreen cuenta su libre consentimiento.

Es un derecho de todo paciente el que sele tenga bien informado y que se cuentecon su consentimiento para cualquier de-cisión que haya que tomarse con respec-to a su salud.

Finalmente, y más por falta de tiempo yde espacio que por haberse agotado loslogros de la Bioética, vale la pena men-cionar dos últimos hechos que marcanverdaderos hitos y logros en el campode la Bioética. Nos referimos en primerlugar a la Declaración Universal de laUnesco sobre el Genoma Humano y losDerechos Humanos, resultado de cua-tro años de estudio y preparación, quemereció el notable consenso de 186 paí-ses firmantes. El segundo es el Conve-nio acerca de asuntos de Bioética, �sinque se le diera tal nombre con marcadainjusticia�, firmado a finales del año1997 por representantes de las nacionesdel Consejo de Europa. Allí se llegó aun acuerdo en torno a bien importantesproblemas de mucha actualidad, comoel sida, la no clonación de seres huma-nos y otros muchos de parecida impor-tancia.

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1. Fundamentación de la Bioética

La principal tarea que le compete a losbioeticistas en el próximo futuro, so penade que la Bioética se disuelva como laespuma en el agua, es la de fundamentarla Bioética, sea considerada en sí misma,sea en sus diferentes tendencias y segúnlas diversas culturas. No se puede hablarde una sola fundamentación. Beauchampy Childress en su momento y para la Bio-ética norteamericana, pusieron unas bue-nas bases con su obra The Principles ofBioethics, editada en 1979 y que ya va porla cuarta edición. Se han hecho impor-tantes intentos sin que pueda decirse que�tales intentos� hayan logrado funda-mentarla definitivamente, por ejemplo elprofesor Diego Gracia Guillén, con suobra «Fundamentos de la Bioética», es-tudio que se ocupa más de sentar las ba-ses y tradiciones de la ética médica quede fundamentar la nueva disciplina lla-mada Bioética. Un paso importante lodio Engelhardt Jr. con su publicación«The Foundations of Bioethics», sin quehaya logrado tampoco poner las bases ofundamentos de la misma Bioética, nihaya recibido una aprobación unánime.Menos aún lo logró Niceto Blazquez consu obra «Fundamentación de la Bioética»,entre otros infructuosos intentos.

En la actualidad el profesor Diego GraciaGuillén se encuentra embarcado en la ta-rea de escribir una verdadera y sólida fun-damentación de la Bioética, siguiendo elpensamiento y la obra de Zubiri, notablefilósofo español de este siglo. Estamos a la

espera de esta magna obra que, no duda-mos, será coronada con el éxito, por tratar-se de un bioeticista de primera magnitud.Es obvio prever que por apoyarse en un fi-lósofo español, poco conocido fuera de Es-paña, no satisfará a todos los lectores.

En esta misma tarea de fundamentar laBioética deben comprometerse las Univer-sidades con el ofrecimiento de cursos depostgrado y con la fundación de centros einstitutos de Bioética que se dediquen arealizar investigaciones sobre la fundamen-tación y el estudio de la epistemología dela Bioética. Sólo así tendrán calidad los ser-vicios que deberá seguir prestando eincrementando la Bioética, especialmentea través de las Comisiones Nacionales y losComités Clínicos de Bioética.

A nuestro modo de ver éste constituye elprincipal reto que debe afrontar la Bioé-tica en los umbrales del próximo siglo:garantizar la seriedad en el manejo de losproblemas, el método de la enseñanza, lacalidad de la asesoría privada y pública.La palabra Bioética goza de un prestigioy renombre que casi le crea su principalproblema: luchar contra lo novelero, loque se pone de moda, como el esoterismoo la angelología, para garantizar siempreir más allá de dicha moda y del prestigio,buscando la seriedad y la calidad en elmanejo de los problemas que le crea latecnociencia a la sociedad del futuro.

2. Difusión de la Bioética

Constituye el segundo campo de trabajoa la par que el segundo reto que debe

CUARTA PARTE

EL FUTURO DE LA BIOÉTICA . PRINCIPALES RETOS

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afrontar la Bioética en el próximo si-glo. Es cierto que se ha difundido conrapidez y que se encuentra prácticamen-te en todo el mundo. Pero le faltan cam-pos que cubrir mediante una difusióncon calidad. Por ejemplo en Latinoamé-rica la Bioética no ha despertado el in-terés de todos los Estados. Son pocoslos que se han comprometido con ellanombrando Comisiones Nacionales,Leyes orgánicas de Bioética, frentescomunes de trabajo sobre asuntos y pro-blemas de Bioética entre los diferentesEstados, etc.

A nivel privado nos parece que se debencrear todavía más centros e institutos deBioética para su estudio e investigación;las universidades en este Continente La-tinoamericano deben ofrecer más cursosde pre y, sobre todo, de postgrado en susdiferentes niveles: especialidad, maestríay doctorado.

Finalmente, en este aparte de difusióncon calidad, los gobiernos y las institu-ciones mecenas deberían patrocinar máslos congresos nacionales e internaciona-les, cursos de educación continuada, fo-ros, seminarios, etc.

3. Retos del siglo XXI a la Bioéticaen torno a temas y problemas

Otra vertiente muy importante del futu-ro de la Bioética se refiere a los temas yproblemas que se prevé serán de capitalimportancia para la Humanidad.

La genética

Para nadie es un secreto que la genéticaavanza con una fuerza apenas compara-ble con la que avanzaron la física y la elec-

trónica a mediados del siglo pasado. Lasprincipales investigaciones que se llevana cabo en los países del primer mundo gi-ran en torno a la biología y a la genética.

Una vez que se haya terminado el estudiodel Genoma Humano, «el mayor proyec-to en que se haya embarcado la Humani-dad en toda su historia» según la revistaTime de fines del año 1998 �término quesegún parece se va a adelantar en dos años,vale decir, que se tendrá listo para el año2003� dará lugar a tales avances en la in-geniería genética, que no pueden ser com-parados con ninguno de los que se hayanrealizado en años anteriores. La razón denuestra afirmación se debe a que por pri-mera vez en la historia tiene el Hombreen sus manos los destinos mismos de suherencia genética, para bien o para mal.De aquí la importancia de la Bioéticapara que tales investigaciones, y luegoaplicaciones, se hagan siempre con el res-peto debido a la dignidad de la personahumana, como individuo y como grupo,sea en pequeñas minorías o en la huma-nidad tomada en su conjunto.

El sida

Las estadísticas que nos ofrece la OMSson cada año más alarmantes. La zonamás afectada del planeta es el Africasubsahariana. Allí el 25% de la pobla-ción entre los 15 y 40 años se encuentrainfectada del VIH-sida. Es lamentablecomprobar que el 90% de los infecta-dos por VIH-sida se da en los paísespobres.

Lamentablemente hasta el presente sepuede afirmar que no existe aún ni la va-cuna preventiva, ni la droga curativa. Lasdrogas que hoy se encuentran a la dispo-

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sición de casi todos los países para el tra-tamiento �que no cura pero prolonga laduración en vida del paciente, hasta dar-se hoy día el hecho de «convivir con elsida»�, presentan el agravante de que suscostos son muy altos. En España la dro-ga para el tratamiento mensual de un solopaciente anda por los mil quinientos dó-lares, precio que se acerca bastante al dealgunos países latinos.

La Bioética tiene en este flagelo del VIH-sida un papel bien importante que des-empeñar, no tanto en el tratamiento delos pacientes, cuanto en el planteamien-to y busca de solución a algunos de losmúltiples problemas éticos que ofrece taltratamiento, como el secreto profesional,la distribución de recursos humanos, hos-pitalarios y de drogas, etc.

El genoma humano

Este estudio, ya antes de su terminación,va dando para rato en lo que se refierea los procedimientos de patentización delas secuencias genéticas, intervención delaboratorios, competencia de científicosentre los diferentes países que investi-gan, etc.

Plantas transgénicas

Este es otro de los temas de actualidad,que se presta como todo lo técnico a di-versas manipulaciones, unas favorablesotras no tanto.

Como se ve, el nuevo siglo y milenio ofre-cen una serie de problemas de tal alcanceen el medio ambiente y en el campo hu-mano, que dará mucho que hacer a los bio-eticistas de todos los países y continentes.

De aquí que para terminar y siguiendola recomendación de la Unesco en suAsamblea General se debe difundir y en-señar la Bioética en todos los centros do-centes de todos los niveles, incluyendo,por supuesto, el universitario.

Juntamente con dicha docencia, recomen-damos de manera especial se difunda y sedé a conocer a nuestros estudiantes el Cre-do de Bioética, redactado y lanzado almundo por el fundador de la Bioética VanRensselaer Potter, hace ya casi treinta años,para que sirva de levadura que impregnetoda la masa de la Humanidad en el respe-to a la vida y en la necesidad de una accióneficaz e inmediata por la supervivencia dela Humanidad y de su Medio Ambiente.

BIOÉTICA SOCIAL

Una característica de la bioética desde sus comienzos ha sido evitar la ética puramente individual y procu-rar ir más allá de las meras deontologías particulares o los códigos de ética profesional. La interdisciplina-riedad no se puede reducir a la colaboración de las ciencias biomédicas entre sí y con la ética. Tampocopuede eludirse el aspecto socio-político y socio-económico, así como el socio-cultural. ¡La ética de la vidaes ética social! No nos cuestionamos solamente el papel del médico con relación al enfermo, sino la finali-dad misma de la biomedicina y bioindustria en el marco de las estructuras sociales (Fourez, 1988). Nosresistimos a absolutizar la meta de “producir, consumir y ganar”, sin una antropología y una ética quepregunten cuál es el puesto del hombre en la naturaleza y cuáles deben ser los criterios de las intervencio-nes o manipulaciones sobre su cuerpo y su vida.

Clavel, Juan Masiá, S. J., Bioética y Antropología, Madrid, 1998, Universidad Pontificia de Comillas, p 21-22

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Francesc Abel, S.J.

RESUMEN

Los progresos biomédicos dan una dimensión nueva a los problemas éticos tradicionales. Sur-gen nuevas preguntas y se abren interrogantes nuevos. El área de la ética médica se amplíaconsiderablemente. Ante los progresos recientes ¿quién puede formular las verdaderas pregun-tas y dar las respuestas adecuadas?

Se expone el momento actual de la tecnología médica y el problema de la formación reduccionistadel médico antes de explicitar mejor las características del diálogo bioético. Se finaliza con unabreve consideración sobre Bioética y legislación.

Para el diálogo bioético es imprescindible una actitud interna de humildad, reconocimiento deque nadie puede arrogarse el derecho de monopolizar la verdad y que todos hemos de hacer unesfuerzo de receptividad, exponiéndonos al riesgo de cambiar, procurando reconciliar diferen-cias, respetándolas.

ABSTRACT

Biomedical progresses give a new dimension to the new ethical traditional problems. Newquestions are raised and interrogations are opened. The medical ethics area is considerablywidened. In the face of recent discoveries, who can formulate the real questions and give properanswers?

Before explicating the characteristics of the bioethical dialogue, the present moment of medicaltechnology and the problem of the physicians’ reduccionist training are exposed. At the end abrief consideration about Bioethics and legislation is made.

For the dialogue in bioethics, it is imperative a humble interior attitude. The recognition thatnobody can take for himself/herself the right to monopolize the truth and that all of us have tomake an effort for being receptive, exposing ourselves to the risk of changing our views, aswell as trying to reconcile differences. An attitude of respect for other views is extremelyimportant.

1 Abel, Francesc. Bioética, un Nuevo Concepto y una Nueva Responsabilidad, Labor Hospitalaria, Nº 196, (1985);p 101-111.

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En algunos decenios los conoci-mientos biomédicos han progre-sado a una velocidad tal que el

status de la medicina y el de la biologíaen nuestra sociedad ha sido profundamen-te transformado. Se ha pasado de unaciencia natural descriptiva y curativa a unpoderoso medio de control del medio am-biente vital y de posibilidades de manipu-lación de la vida humana.

Recientes avances en medicina y biolo-gía sugieren que estamos adquiriendorápidamente el poder de modificar ycontrolar las capacidades y actividadesde los hombres por una directa inter-vención y manipulación de sus cuerposy mentes. La tecnología biomédica haceposible que se cambie incluso lamismísima capacidad de libre elección.2

Los progresos biomédicos dan una di-mensión nueva a los problemas éticostradicionales. Surgen nuevas preguntasy se abren interrogantes nuevos. El áreade la ética médica se amplía considera-blemente. Los valores morales ligados auna determinada concepción de la exis-tencia y vida humana son cuestionados.El ser humano se encuentra en una si-tuación nueva que le hace preguntar porsu identidad y la conciencia de sí mismo.Como afirma Rahner: «El hombre cons-ciente y deliberadamente se autotransfor-ma». «El hombre descubre que esmanipulable. Se aproxima una nueva era

radicalmente nueva en todas las dimensio-nes». En efecto se calcula que el 90% delos científicos que han vivido en todos lostiempos a través de los tiempos, son cien-tíficos que viven actualmente, ahora, ennuestro tiempo, trabajando con instru-mentos de investigación y medios de co-municación que no tienen precedentealguno. No es utópico prever que existaun progreso de conocimientos cuantita-tiva y cualitativamente nuevos.

Ante los progresos recientes y esta pers-pectiva de futuro ¿quién puede formu-lar las verdaderas preguntas y dar lasrespuestas adecuadas? ¿Los biólogoscuyas afirmaciones no pueden ignorarsey que disponen de un potencial de mani-pulación extraordinario? ¿Los moralis-tas, que se apoyan en unos contenidoséticos que tienen sus raíces en tradicio-nes que precisamente cuestiona la biolo-gía moderna? ¿No tiene, acaso, la éticaque evolucionar como la vida misma evo-luciona? Si la biología muestra que elhombre puede ser el artífice de su pro-pia evolución ¿quién decidirá el ritmo yla orientación de la misma? ¿En nombrede qué criterios? ¿En qué estructuras ins-titucionales? ¿Cómo podrá el individuotomar decisiones autónomas que com-prometen su vida y su muerte?3

Es un hecho que las nuevas tecnologíasmédicas inciden, a menudo, sobre con-ceptos y valores que se hallan en la base

INTRODUCCIÓN

2 Kass, León R. «The New Biology: What Price Relie-ving man�s Estate?». Science 174, (1971); p 779.

3 Prospective: Conference Internacionale, Biologieet Ethique. No publicado 2-4 septiembre 1976.

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misma de la autocomprensión del hom-bre y de la organización de la vida huma-na: nacimiento, familia, integridadcorporal, identidad personal, matrimonioy procreación, autonomía personal y res-ponsabilidad, posibilidad de autocontroly propio perfeccionamiento, respeto porla vida, dignidad en el morir, etc. Tocan,en definitiva, la misma naturaleza huma-na en toda su dimensión.

Podemos afirmar que estamos en un mo-mento crucial. La historia de la humani-dad se encuentra en un punto clave dondese juega su evolución o su destrucción.Proyectados hacia un futuro mucho másrápidamente de lo que podríamos desear,percibimos que sólo la elección de valo-res plenamente humanos puede asegurarla supervivencia de la humanidad en unproceso ascendente hacia la plena y másperfecta realización de sí misma.

La actitud ante las perspectivas queabren estos progresos biomédicos es unamezcla de entusiasmo y de temor. Algu-nos creen que estas tecnologías haránposible la erradicación de enfermedadesgenéticas, el reemplazo de aquellas par-tes del organismo que ya se hubieran«gastado» y que se mejore la naturalezahumana gracias a las nuevas aportacio-nes de la genética y de la psicobiología.Otros se inclinan a pensar que estas tec-nologías pueden conducir a una mayormanipulación de los individuos por par-te de una pequeña elite tecnológica o porun régimen totalitario, a un mayor abu-so de las drogas; a la pérdida de libertady dignidad personales como resultado detécnicas asexuadas y despersonalizadasde reproducción y a la erosión de valo-res fundamentales del individuo y de lasociedad.

Lentamente se despierta, en diferentespartes del mundo, la conciencia de pe-ligro ante la tentación de sucumbir alautomatismo tecnológico, es decir, apensar que todo aquello que puede ha-cerse técnicamente se hará forzosamen-te si resulta factible desde un punto devista económico. Una mayor preocupa-ción por la participación pública en los ór-ganos de decisión evidencia el crecienteinterés de la población ante estos proble-mas cuando está suficientemente informa-da. Citaremos como ejemplo la creacióndel «Ethical Advisory Committee» porel Secretariado «H.E.W.» (Health, Edu-cation and Welfare) de los Estados Uni-dos, compuesto por miembros de lacomunidad científica, representantes delos intereses de la comunidad y miembrosdel cuerpo jurídico. Esta comisión, des-pués de escuchar a prestigiosos represen-tantes del campo de las ciencias, de laética, de pulsar la opinión pública, etc.,¡impuso una moratoria en los trabajossobre fertilización humana «in vitro»! Lafunción de esta comisión no es la de fre-nar la investigación científica sino la deevitar caer en el error de convertir la tec-nología como fin, en vez de instrumentopara un fin, que sirva los intereses y ne-cesidades más amplios que los de un re-ducido grupo. Además, la tecnología enproceso de desarrollo ha de poder con-trolarse en cada etapa de su desarrollo yaplicación.

La fertilización humana «in vitro», comoejemplo de una tecnología, que puedeaplicarse con fines eugenésicos y el abu-so de la tecnología médica aplicada alproceso de morir (distanasia) puedenservirnos de ejemplos en los que se con-centran la mayoría de los problemas quelos progresos biomédicos plantean a la

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ética. Estas tecnologías, aplicadas casisiempre con una intención de conseguirun mejoramiento de la humanidad o unbienestar individual o social, nos obligana enfrentarnos con una serie de cuestio-nes fundamentales que van más allá dela relación médico-paciente. Así, la fer-tilización humana «in vitro» nos obliga areflexionar sobre lo que es específica-mente humano y a intentar perfilar quées lo inviolable del individuo. Las deci-siones sobre prolongar una vida nos cues-tiona sobre el concepto de calidad de viday cómo podemos medir esta calidad devida que consideraríamos como míni-mamente aceptable.

Las tecnologías aplicadas a la reproduc-ción y en el curso de la enfermedad parti-

cipan del carácter de estar administradaspor unos pocos, con un poder no cues-tionado hasta época muy reciente y conuna formación académica de tiporeduccionista que impide una visión in-tegral del hombre.

La Bioética aparece en el horizonte cien-tífico como el estudio interdisciplinar delos problemas creados por el progresobiomédico �a nivel de la relación médico-paciente a nivel institucional y a nivel in-terinstitucional� y a su repercusión en lasociedad y su sistema de valores. Tambiénpuede definirse como �mecanismos de co-ordinación e instrumento de reflexiónpara orientar el saber biomédico y tecno-lógico en función de una protección cadavez más responsable de la vida humana�4

4 Roy, David: «La Bioétique. Une responsabiliténouvelle pour le contrôle d�un nouveau pouvoir».Relations 36, (1976); p 310.

5 Parker, A. y cols.: «Instrumentos Apropiados deAsistencia Sanitaria». Crónica de la OMS, 31 (1977),p 150.

6 Para la especificación de los conceptos de tecno-logías de primero, segundo y tercer orden, verFrancesc A., op cit: 101-111.

MOMENTO ACTUAL DE LA TECNOLOGÍA MÉDICA

Llamamos tecnología médica al conjun-to de conocimientos de las ciencias de lasalud y otras ciencias afines que se apli-can sistemáticamente para la solución detareas prácticas. Más específicamente«conjunto de actividades, cada una de lascuales se basa en una combinación demétodos, procedimientos y técnicas quese sirven de ciertos instrumentos de equi-po, de sustancias profilácticas, de diag-nóstico y terapéuticas, así como de otroselementos necesarios para alcanzar unobjetivo concreto»5. Podríamos clasificarestas tecnologías en: tecnologías de pri-mer orden; tecnologías de segundo or-

den y tecnologías de tercer orden. Final-mente, interpretando ampliamente elconcepto, podríamos hablar de tecnolo-gías de soporte.6

Formación médica

El énfasis en fisiología molecular y entecnología en medicina ha reducido elelemento humano en la formación mé-dica y ha contribuido al deterioro de larelación médico-paciente. La actitud del

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médico, que reduce las diferencias indivi-duales a un cálculo estadístico, proyectasobre el paciente una imagen deshumani-zada. El paciente, a menudo falsamenteinformado del momento de las posibili-dades médicas, con la ilusión de que latecnología puede repararlo todo, perci-be esta relación como la de un sabio fon-tanero con un cliente.

La imagen que se observa con más fre-cuencia en la relación médico-pacientees con mucha frecuencia la de tipo pa-ternalista. El paciente no puede llegar acomprender las �complejas� cuestionesque preocupan al médico en el estudio del«caso». El médico se arroga la decisiónporque trabaja para el bien del pacienteque no necesita más información que lade comprender que su médico está muyocupado. Un lenguaje críptico rodea laenfermedad de una aureola mágico-sacral.

El médico como colaborador voluntariode pacientes a quienes trata como indivi-duos autónomos es todavía una excepción.Digamos, de paso, que esta colaboraciónes la única que aparece como relaciónespecíficamente humana y adulta en larelación médico-paciente.

El médico que ayer confiaba en la inte-racción con el paciente y con una tera-péutica individualizada como poderosaayuda terapéutica confía hoy, y a vecesexclusivamente, en los datos de labora-torio, sucumbiendo a la tentación de re-chazar toda dolencia o molestia que nopueda comprobar con una imagenradiológica o un dato de laboratorio.

La tecnología sanitaria moderna ha cam-biado el ejercicio de la medicina en mu-chos aspectos y el nuevo poder que tiene

el médico ha creado una atmósfera deelitismo y arrogancia en torno a una pro-fesión que debiera ser esencialmente deservicio.

La importancia de una técnica que sesepara del arte de la medicina se iniciaen el siglo XVII y alcanza un máximodistanciamiento en nuestros días. Lamedicina científica �término ambiguo�y la especialización y subespecializaciónque irónicamente algunos llamansuperespecialización ha hecho surgir untipo de médico que conoce mas de me-nos cosas del complejo hombre. Ello con-tribuye a distanciar las relaciones deamistad entre el médico y el paciente.

Respecto al médico meramente cientí-fico, el que fue gran maestro de la me-dicina española, Gregorio Marañón,tiene unas palabras que no resisto a re-producir:

Un hombre de ciencia que sólo es hom-bre de ciencia, como un profesional quesólo conoce su profesión, puede ser in-finitamente útil en su disciplina; pero,¡cuidado con él! Si no tiene ideas gene-rales más allá de su disciplina, se con-vertirá irremediablemente en unmonstruo de engreimiento y de suscep-tibilidad. Creerá que su obra es el cen-tro del Universo y perderá el contactogeneroso con la verdad ajena; y, másaún, con el ajeno error, que es el quemás enseña si lo sabemos escoger congesto de humanidad. Como estas má-quinas perforadoras que tienen que tra-bajar bajo un chorro de agua fría parano arder e inutilizarse, el pensamientohumano, localizado en una actividadúnica, por noble que esa actividad sea,acaba abrasándose en vanidad y petu-

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lancia. Y para que no ocurra así, hamenester el alivio de una vena perma-nente de fresca preocupación universal7.

Es en las Facultades del mundo occiden-tal donde tiene lugar el proceso de so-cialización del médico con un enfoquecientífico que da una visión reduccionistadel hombre. La enseñanza de la medici-na está centrada en la enfermedad y elconcepto de enfermedad se basa en con-diciones científicas determinables ycuantificables dentro de un mundo con-cebido como un sistema cerrado y del queel hombre forma parte. Es necesariocomplementar esta orientación con unenfoque integral que incluya la personasana y el individuo en programas de me-dicina preventiva.

Para un enfoque integral de la personahumana, algunos críticos de la medicinaconsideran la conveniencia de integrar enlos programas cursos de humanidades,sociología y psicología de la medicina. Enalgunos centros se ha comenzado. El pro-blema de «humanizar» la formación delmédico persiste si humanidades, psico-logía y sociología que se introducen enel currículum están orientadas por lamisma filosofía positivista que domina enlas ciencias naturales.

No creo que podamos humanizar la for-mación médica con base en controlesextracientíficos o extraños a la medicinasin un profundo cambio desde dentro. Elcambio más importante sería que la co-munidad científica aceptara que la com-prensión científica del universo no es elúnico medio legítimo de comprenderlo.

No aceptarlo puede llevar a la conclu-sión de que todo el mundo es computa-rizable. Weizenbaum nos ofrece un parde ejemplos de esta última y extrema po-sición:

Hace algunos años escribí un progra-ma que simulaba la conducta verbal deun psiquiatra en el curso de una entre-vista psiquátrica (Weizenbaum, 1966).

El doctor K.M. Colby, psicoanalista dela Universidad de Stanford, escribió elsiguiente comentario:

«Si el método resulta beneficioso, podríaser un instrumento terapéutico amplia-mente utilizable en hospitales psiquiátri-cos y centros psiquiátricos con carenciade psicoterapeutas�, varios centenaresde pacientes podrían ser tratados poruna computadora designada para estefin» (Colby, cols., 1966).

Para poder escribir buena música deverdad o pintar telas de gran calidadsignificativa por medio de programasde computadora requeriría, por su-puesto, mejores modelos semánticosen estas áreas. No se hallan a nuestroalcance no tanto como reflejo de lasposibilidades de programas eurísticossino por la tradicional lamentable con-dición de la crítica analítica del arte,consecuencia cultural de la indignadareacción de la mayoría de los críticosde estética cuando se les sugiere quenos sería posible comprender lo queellos tratan de comprender. (Minsky,1968).

¿Es posible, pregunta, que la concepciónpsicoanalítica de Colby le permita per-manecer en una actitud de terapia comosi se limitara a una maniobra de proce-so de datos? ¿No se da cuenta Minsky

7 Marañón, G.: La Medicina y los Médicos. Madrid:Espasa-Calpe, 1962, p. 54

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de que lo que él llama comprensión se-rían las reglas que generarían los aspec-tos más formales de la obra de arte encuestión? Equivaldría a igualar el ma-jestuoso vuelo del águila, un poema quelo cantara, etc., a las reglas de aerodi-námica que permiten explicarlo. Vuelo,poema y leyes, todo uno8.

Weizenbaum confía, al igual que nosotros,en que pocos científicos y en especial losespecialistas en computadoras no profe-sen estos tres principios de unos pocos: 1)La ciencia es el único camino para el co-nocimiento del mundo; 2) El cerebro noes más que una máquina de carne; 3) Lascomputadoras abarcarán pronto el pen-samiento humano, en su totalidad.

8 Weizenbaum, J.: «Limits in the Use of ComputerTechnology». En: Toward a Man-centered medicalscience. Schaefer, K. E. Y cols. (eds): FuturaPublishing Co., NY. 1977, p.91, 93.

PROGRESO BIOMÉDICO Y PROGRESO

ÉTICO EN DIÁLOGO

Hoy la tecnología médica pone en ma-nos del hombre el poder de remodelarseo recrearse, de ser arquitecto de su futu-ro diseñando su propia imagen, eligien-do o rechazando aquellas característicasque desee promover o suprimir. La téc-nica ocupa un papel tan central en la vidadel hombre contemporáneo que adquie-re una auténtica significación ética. Elhombre comprimido en su dimensión dehomo faber tiene la posibilidad de confi-gurarse a sí mismo. Este poder lo adquie-re, a menudo, a costa de su dimensiónmás trascendente. El hombre cambiadopor el hombre puede devenir en la víc-tima de un proceso que escapa a su con-trol. Polarizado en su dimensión dearquitecto del futuro corre el peligro deperder su dimensión de hombre-capazde respuesta y quedar aplastado por eldeterminismo que él mismo crea con sutecnología.

Líricamente podríamos decir que nosencontramos ante un Aladino que frotala lámpara maravillosa. Según el modocomo la frota saldrán genios buenos ymalos. Aladino impresionado por el ju-guete se dispone a frotar antes de ente-rarse del mecanismo que va a dar laorientación del futuro. Aladino, ignoran-te del futuro, se lanza a la aventura� oespera a saber qué tipo de genio va a sa-lir. Lo importante es que estos genios noregresarán a la lámpara. El poder delhombre (Aladino = elite de investigado-res) tiene de hecho poder sobre los hom-bres. De aquí surge la conciencia de: 1)conocer lo más aproximadamente posi-ble dónde va a llevarnos la aplicación dela tecnología médica o la investigaciónsobre algún punto que encerrado en elmisterio espera la ayuda económica paracomenzar los trabajos de desvelamiento;2) necesidad de diálogo entre la biologíay la ética para confrontar metodologías,valores y lealtades institucionales.

Los médicos, investigadores y biólogosmás sensibles perciben con claridad quenuestro mundo se ha convertido «en un

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laboratorio donde el hombre se esfuerzadenodadamente en descubrir algo, peroteme que una vez descubierto hubierasido mucho mejor no haber comenzadoel trabajo»9.

Médicos, biólogos, abogados, moralistas,legisladores y organismos internaciona-les han comenzado a preocuparse seria-mente de los problemas que para elpresente y sobre todo para el futuro seperciben en estos casos de una utiliza-ción masiva de determinadas tecnologías.

Ética y biología en diálogo

Ética y biología han de dialogar para ayu-dar al hombre a ser dueño de su destino yen conformidad con su dignidad de hom-bre. Pueden hacerlo de manera construc-tiva, profundizando en su propia lógica,rechazando soluciones acomodaticias.

Hasta época muy reciente, todo sistemaético normativo �deontológico o teleoló-gico� tenía unas premisas, que no necesi-taban explicitación por ser compartidaspor el alcance de la responsabilidad hu-mana y que podríamos llamar de cerca-nías, ya que éstas eran el ámbito de lasposibilidades de acción humana. Estaspremisas eran: la naturaleza humana vie-ne dada una vez por todas; el bien y laresponsabilidad del individuo resultandeterminables fácilmente. Hoy, esto noes así. Los nuevos poderes que el hom-bre tiene, hacen que el indefinido futurosea el ámbito de la responsabilidad hu-mana.

Acuerdos importantes entremoralistas y científicos

Hoy, moralistas y científicos son plena-mente conscientes de que una serie denormas sobre guerra justa, pena capital,el ámbito de la reproducción humana, etc.,no resultan tan evidentes como antaño.Se perciben, en cambio, las consecuenciasreales, graves y relativamente previsibles,que puede tener uso o el abuso del podertecnológico médico. No es de extrañar,pues, que antiguas posiciones estrictamen-te deontológicas o utilitaristas busquen,en un mayor acento en las consecuenciasde los actos humanos o en la necesidadde unas normas que valoren algo más quelas consecuencias, un enfoque a la valora-ción ética que responda mejor a los nue-vos problemas que plantea una nuevamedicina y una nueva biología.

Los teólogos intentan adaptarsea los nuevos problemas según

un doble modelo

El que podríamos llamar modeloadaptativo-fisiológico y otro que llama-remos darwiniano. El primero de estosmodelos trata de profundizar en los prin-cipios tradicionales que se han utilizadoen moral para resolver situaciones en con-flicto en las que sólo es posible evitar unmal o conseguir un bien, causando un malque no se desea. El principio más debati-do y aplicado es el llamado principio deldoble efecto. Ramsey, Grisez y tambiénlos teólogos que fundan la moral en la leynatural, abundan en esta línea.

Al igual que el modelo de adaptación fi-siológica descrito por Barnard, reaccio-nan a los cambios del inmediato ambiente

9 Jonas, H. «Freedom of Scientific Inquiri and thePublic Interest». The Hastings Center Report. Nº 6,(1976);p 17.

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externo con cambios correctivos de supropio medio interno, conservando asísus condiciones internas y funcionamien-to inalteradas. En el caso que nos ocupapodría formularse así: existen cambios,pero no problemas nuevos que no pue-dan ser abordados con la doctrina tradi-cional y una mayor profundización de losprincipios morales. Otros teólogos, quellamaremos revisionistas (Knauer, Mc-Cormick, Curran, Schiller) reaccionan,en general, de manera distinta: los nue-vos problemas exigen respuestas nuevasy análisis nuevos y para ser abordadosrequieren la aplicación de principios dis-tintos: el principio de la razón propor-cionada, por ejemplo. Este principiopuede mostrarse de gran utilidad en laresolución de los conflictos de valores.Aceptar este modelo, que hemos llama-do darwiniano, supone el coraje de verqué cambios hay que hacer para que laadaptación resulte más ventajosa. O, enotras palabras, abandonar posturas

deontológicas estrictas acercándose mása posiciones que podríamos llamarconsecuencialismo mixto o teologismomixto afirmando los tres puntos siguien-tes: 1) la obligación moral se basa en ele-mentos distintos de las consecuencias; 2)el bien no puede ser separado de lo rec-to; 3) el modo como el bien o el mal esconseguido por el agente, entra en la con-sideración moral.

Creo firmemente en la necesidad de en-contrar un nuevo camino en un diálogoabierto a la ciencia, respetuoso con la tra-dición, pero sin ser esclavizado por ella.Y creo muy importante una adecuadaponderación de las consecuencias quepueden seguirse de la aplicación de unanueva tecnología médica.

Los Institutos de Bioética tienen unaimportante misión que cumplir favore-ciendo las condiciones de posibilidad deun diálogo interdisciplinar.

10 Peck, Susan L. Institute of Society, Ethics and theLife Sciences. The Hastings Center. Zygon 9,(1974), p 183.

BIOÉTICA , HISTORIA DE LOS DOS

PRIMEROS INSTITUTOS

Hastings Center. En el año 1969, el filóso-fo Daniel Callahan y el psiquiatra WillardGayling comenzaron a reunirse con ungrupo de científicos, investigadores, filó-sofos y otros con un interés profesionalen las ciencias biomédicas. Esto dio ori-gen a la fundación del «Institute of Society,Ethics and the Life Sciences» en Hastings-on�the Hudson (New York) también co-nocido con el nombre de «HastingsCenter». La preocupación común de losprimeros participantes en las reunionespueden resumirse así: ¿»qué debe hacerla sociedad en general y las profesiones

en particular ante los notables avances dela ciencia biomédicas»?10. El primer Co-mité de Dirección constó de 18 miembrosentre científicos, abogados, médicos y es-pecialistas en ética. Aunque no se dispu-so de importantes ayudas financieras alprincipio, pronto se consiguieron fondosde diferente procedencia: John D. Roc-kefeller III y Sra. Elisabeth K. Dollard;Rockefeller Foundation; National Endo-

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wment for the Humanities; RockefellerBrothers Fund.; Ford Foundation: RobertWood Johnson Foundation; New YorkFoundation; Commonwealth Fund.;National Institutes of Health y la NationalScience Foundation. Esto permitió al Ins-tituto iniciar proyectos y programas.

Daniel Callahan piensa que el «HastingsCenter» ha de ser ante todo un cuerpoconsultivo. La problemática que el Cen-tro ha de abordar ha de ser de interéspara los médicos e investigadores. Lamisión del bioeticista la concibe comoalgo que se va articulando y definiendoen la medida en que se está trabajando yprogresando en: 1) la definición y eluci-dación de los problemas de interés; 2) enla búsqueda de estrategias metodológi-cas para el análisis; 3) procedimientospara llegar a una decisión.

Para Callahan, la bioética no es todavía«una disciplina en sentido pleno� su sta-tus todavía resulta indefinido y proble-mático dentro de la filosofía y la teología,y más aún dentro de las ciencias biomé-dicas». Considera que por no estar ple-namente reconocida, aceptada y sin unoscriterios claros de evaluación y pedago-gía «tiene ventajas singulares ya quecomo disciplina no sufre el peso agobian-te de una tradición que puede anquilo-sar, ni padece la presencia de figurasprominentes autoritarias». Señala conmayor atractivo la posibilidad de tenerun amplio margen de creatividad queobliga a una constante redefinición.11

Callahan da como nota básica de la Bio-ética su carácter de interdisciplinariedad.

En la discusión de los problemas el bioe-ticista ha de procurar el reduccionismodisciplinar, «esta tendencia de loseticistas a extraer de un complejo pro-blema ético particular un argumento tras-cendente» que resulta ser un problemafamiliar y clásico en el campo de la filo-sofía o de la teología. Con ello el cientí-fico ve diluido su problema en el marcode referencia y lenguaje propios de otradisciplina12.

La postura de Callahan define la del«Hastings Center» como la de un centrode bioética destinado principalmente aser un cuerpo de referencia para la reso-lución de casos e identificación de pro-blemas bioéticos.

La publicaciones de Hästings Center son:«Hästings Center Studies» actualmentede aparición bimensual, que anexionóotra publicación más informal el«Hästings Center Report», y una publi-cación anual «Annual Bibliography ofBioethics».

Kennedy Institute.«The Joseph and RoseKennedy Institute for Study of HumanReproduction and Bioethics� fue creadoen octubre de 1971, bajo la iniciativa delDr. André Hellegers, contando con laayuda económica de la «Joseph Kenne-dy Jr. Foundation», en Georgetown Uni-versity, Washington D.C.

Este Instituto ha recibido ayuda econó-mica adicional del «National Endowmentfor the Humanities», los «National Ins-titutes of Health», «Mental Health Ser-

11 Callahan, Daniel. Bioethics as a Discipline. TheHastings Center Studies 1, (1973), p. 68.

12 Ib. Pp. 69. Ramsey, Paul, The Patient as Person.Exploration in Medical Ethics. New Haven, YaleUniversity press, 1970.

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vices y Mental Health Administration»,la «Ford Foundation» y la «Raskob Foun-dation».

El proyecto del Instituto es decisivamenteinterdisciplinar integrando a profesionalesde diferentes disciplinas como: biólogos,médicos, moralistas, abogados, etc.

El Kennedy Institute consta de tres sec-ciones diferentes: a) Laboratories forReproductione Biology; b) Center forPopulation Research, c) Center for Bio-ethics. El foco primordial de los Labora-torios de Biología de la Reproducción esel de incidencia, detección y prevenciónde defectos congénitos; seguridad y efec-tividad de las diferentes técnicas contra-ceptivas; causas sociales y consecuencias,nacionales e internacionales, de los cam-bios en las tasas de fecundidad, colabo-rando estrechamente con el Centro deInvestigación sobre Población.

El Centro de Bioética estudia los proble-mas en relación a recién nacidos con gra-ves alteraciones genéticas; experimentaciónhumana; trasplantes de órganos y órga-nos artificiales; manipulación genética;control de conducta; aborto; derecho ala salud; muerte y moribundos, etc.

Desde sus comienzos, el Kennedy Insti-tute trató de evitar el convertirse en uncentro que se especializará en la consul-ta de casos concretos e inmediatos querequerían una solución a corto plazo.Ésta era una característica diferencial delenfoque del Kennedy Institute, compa-rado con el Hästings Center. Sin embar-go, la localización del Kennedy Instituteen Washington D.C. le obliga a realizarla función de ayuda y consejo en las Co-misiones que el Congreso nombra, cuan-

do se trata de estudiar un problemabiomédico que requiere una revisión ouna nueva legislación.

Con el paso del tiempo, los métodos,objetivos y propósitos de ambos centros,el Hastings Center y el Kennedy Institu-te se han aproximado, intentando evitardos extremos: el de ser una profesión deconsultores al servicio de médicos y otrosprofesionales de la salud, y una discipli-na meramente académica que define suspropios problemas y metodología para elanálisis de los aspectos institucionales ysociales de la asistencia sanitaria.

Por otra parte, el Kennedy Institute no haacabado de lograr la integración y desa-rrollo de los laboratorios de Biología dela Reproducción. El sueño dorado deAndré Hellegers, muerto prematuramen-te en el año 1979, no ha visto todavía sucumplimiento.

Hoy, el Kennedy Institute cuenta esencial-mente con el Center for PopulationReseach y el Institute of Ethcis con unaamplia participación docente en George-town University, en su Facultades de De-recho, Medicina, y proyectos de programasconjuntos con las Facultades de Admi-nistración y Dirección de Empresas y Ser-vicio Diplomático (Foreign Service)

Numerosos Institutos de Bioética hancomenzado a florecer en distintas partesdel mundo: España (Sant Cugat), Norue-ga, Holanda, Bélgica, Gran Bretaña�

Mención aparte merece la creación delGrupo Internacional de EstudiosBioéticos, en cuya creación hemos parti-cipado. Tras un año de laboriosas gestio-nes, este grupo quedó constituido el 19

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de abril de 1982 bajo los auspicios de laFederación Internacional de Universida-des Católicas (FIUC). Su objetivo es «or-ganizar y mantener estudios deinvestigación interdisciplinar de las cien-cias biomédicas, de la filosofía y de la

teología con objeto de afrontar el desa-rrollo originado por el rápido desarrollode los conocimientos en biología y medi-cina y su impacto sobre el modo que elhombre tiene de verse a sí mismo y almundo».

13 Roy, David: Cfr., cita 4.

BIOÉTICA E INTERDISCIPLINARIEDAD

Después de explicar las características delHastings Center y del Kennedy Institu-te, indicando las posiciones de sus com-ponentes, creo que puede serconveniente volver de nuevo a la defini-ción que dábamos de Bioética:

La Bioética es el estudio interdisciplinarde los avances creados por el progresobiomédico (sea a nivel de relación indi-vidual, sea a nivel institucional, interins-titucional o de estructura social) y surepercusión en la sociedad y su sistemade valores.

David Roy, que comenzó en 1976 unCentro de Bioética en Montreal, definela nueva disciplina como:

• Preocupación sistemática e interdiscipli-nar del conjunto de condiciones necesa-rias para realizar un servicio responsablea la vida y a la vida humana.

• Aceptación de la responsabilidad deproteger la vida humana en un mundocaracterizado cada vez más por el de-sarrollo acelerado y complejo de lasciencias biomédicas13.

Resaltemos como características de laBioética los siguientes elementos:

• Carácter interdisciplinar.

• El diálogo como metodología.

• Compartir valores, filosofías y respon-sabilidades en la elección de los valo-res que han de guiar la evolución dela humanidad.

Para el diálogo bioético es imprescindi-ble una actitud interna de humildad, re-conocimiento de que nadie puedearrogarse el derecho de monopolizar laverdad y que todos hemos de hacer unesfuerzo de receptividad, exponiéndonosal riesgo de cambiar, procurando recon-ciliar diferencias, respetándolas.

El bioeticista profesional ha de tenerentrenamiento científico; capacidad deanálisis ético; comprensión sociológica dela comunidad médica y científica; compren-sión de las necesidades experimentadas porcientíficos, médicos, investigadores y pa-cientes con la variedad de presiones a lasque todos ellos se sienten sujetos.

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Es indudable que no todo aquello que eséticamente aceptable ha de ser reguladopor la ley y, viceversa, no todo lo que eslegal necesariamente es aceptable ética-mente por todos. No pretendemos, eneste momento, profundizar en el diálogoentre ley y ética sino subrayar que el aná-lisis de los problemas éticos en una pers-pectiva de diálogo ha producido un«corpus» legislativo en el cual se reco-gen dimensiones éticas mínimamenteaceptables en sociedades pluralistas. Co-rresponde, sin duda alguna, a los Esta-dos Unidos el mérito de haber movilizadofondos y ayudas para que el diálogobioético saliera de las fronteras de la éti-ca individual o colectiva para adquirirformulaciones jurídicas que garantizaranderechos humanos, amenazados sin estaprotección, velaran por valores que lasociedad, en cuanto tal, desea preservary ayudaran a refinar posiciones desdeperspectivas jurídicas y morales.

Hay que incluir en este capítulo las le-gislaciones sobre la definición de muer-te con el problema que se planteó aldiagnosticar el coma sobrepasado; lasinvestigaciones con fetos, gestantes, mo-ribundos, prisioneros, niños, débilesmentales, etc.; la compensación de losvoluntarios que participan a nivel de ex-perimentación y que son víctimas de ac-cidentes imprevistos; la creación de loscomités de ética en los hospitales; la pro-tección de los derechos de los pacien-tes, etc.

En las tareas previas a la formulaciónjurídica de principios de ámbito estado-unidense, han intervenido miembros de

los Institutos de Bioética, representan-tes cualificados, médicos e investigado-res, filósofos y se ha sondeado la opiniónpública debidamente informada.

Han sido Comités de Ética, a nivel na-cional y con amplia participación los queaconsejaron moratorias en investigaciónfetal, psicocirugía y recombinación deDNA. La prudencia y sabiduría de los noexpertos ayudó a la impaciencia de lostécnicos expertos a revisar controles, ga-rantías, seguimiento de casos, etc.

La abundante legislación americana enmateria médica ha inspirado la actuali-zación de códigos de ética médica y a suvez esta actualización ha de ayudar a per-filar contenidos éticos a nivel de los pro-fesionales interesados en el diálogobioético.

La misma OMS se da cuenta de que losproblemas planteados por la biomedici-na van más allá de lo que podríamos de-nominar una micro-ética, limitado a larelación médico-paciente y que desbor-da las doctrinas de la virtud y de los de-beres que han de ser integrados en elcontexto más amplio de la justicia so-cial. La OMS se ve obligada a reaccio-nar ante los:

...acuciantes problemas deontológicosque plantean los adelantos en los cono-cimientos biomédicos, las diferenciasque en cuanto a la salud existen entrericos y pobres, el crecimiento de la po-blación mundial frente a la limitaciónde recursos actualmente utilizables y, porúltimo, el hecho secular y persistente del

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La ignorancia del resultado del desarro-llo y aplicación de nuevas tecnologías,que comprometen el futuro, exige laprudencia. Es necesario preguntarse so-bre el futuro que queremos construir paraayudarnos en las decisiones del presente.

El énfasis en los aspectos científicos dela enfermedad y en la tecnología médicaha reducido el elemento humano en laformación médica y ha contribuido aldeterioro de la relación médico-pacien-te. La humanización de la medicina apa-rece como una tarea necesaria y no ha derealizarse a base de controles extracien-tíficos, extraños a la medicina. Ha de rea-lizarse desde la misma medicina dándoleun enfoque integral que incluya la per-sona sana. El científico ha de recuperaral amigo enfermo, según el ejemplo delos grandes maestros.

Los Institutos de Bioética por su carácterde interdisciplinariedad, metodología deldiálogo y respeto a los valores de los in-terlocutores pueden favorecer las condi-ciones de posibilidad para el estudio de losproblemas creados por el progresobiomédico y su repercusión en la socie-dad y su sistema de valores.

La abundante legislación, que ha surgidosobre todo en Estados Unidos en estos úl-timos diez años, en materia de biomedici-na e investigación, ha estimulado la revisiónde los códigos de ética médica, excesivamentecentrados en la relación médico-paciente.Esta legislación va orientada esencialmen-te a proteger los derechos de los pacien-tes. Queda por ver si un exceso de leyes yregulaciones llega a ahogar la necesarialibertad de investigación. La OMS puedecumplir una importante función como ins-tancia internacional reguladora, a travésde sus recomendaciones.

La revisión de los códigos de ética profe-sional y la profundización ética de losnuevos problemas planteados por losprogresos de la biomedicina, han influi-do decisivamente en las formulacionesjurídicas que afectan a la biomedicina, ala investigación y a la asistencia sanita-ria. No podemos olvidar que la tutela deunas normas por la ley, en una sociedadpluralista, responde a unos mínimos éti-cos que pueden ser más o menos amplia-mente compartidos. La legislación nopuede sustituir a la ética en la configura-ción de una sociedad que aspira a unamayor plenitud humana.

14 Gelhorn, Alfred. «La OMS y la Ética Médica».Crónica de la OMS, Nº 31 (1977), p. 217 s.

proceso inhumano del hombre para conel hombre1 4.

La OMS estudia las recomendacioneselaboradas por el Consejo de Organiza-

ciones Internacionales de las CienciasMédicas (COICM) para ver qué tipo deactividades ha de emprender para salva-guardar los derechos de los investigado-res y de los pacientes.

CONCLUSIONES

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HABLAMOS DE BIOÉTICA?1

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RESUMEN

El artículo trata de diferenciar el enfoque ético del bioético, para saber si son dos modalidadesde análisis distintas o son lo mismo con distintos nombres.

Para la filosofía la ética es la disciplina que estudia la acción moral en función de una teoríasobre el fin o sentido último de la existencia humana. Investiga la praxis, la acción humanadesde el punto de vista de las condiciones de su moralidad, tratando de fundamentar la morali-dad. En ética la fundamentación se realiza por medio de argumentaciones. Argumentación quese lleva a cabo por estrategias y métodos diversos. Con ellas buscamos fundamentar acciones yjuicios morales y teorías éticas acerca de ellos. Pero siempre, argumentación.

¿De qué hablamos cuando hablamos de bioética? La Bioética analiza argumentativamente,intertransdisciplinariamente situaciones dilemáticas valorativas surgidas en y desde las cien-cias de la vida y de la salud, debido a la creciente tecnificación que impacta la vida en toda suamplitud, y a la variedad de paradigmas de valores existentes. El análisis busca, con responsa-bilidad solidaria, llegar a consensos donde prime el respeto por la dignidad humana y la vida engeneral, tanto presente como venidera. Por lo tanto no son la misma disciplina ética y Bioética.La Bioética como tal es una ética, aplicada a un campo específico de la realidad.

ABSTRACT

The article tries to make a difference between the ethical and the bioethical approaches, in orderto inquire if they are two different modes of analysis or, if they are one and the same withdifferent names.

For Philosophy, Ethics is the discipline that studies moral action and the justification of it onthe basis of a theory about the end or the goals of human conduct. It investigates the praxis, themoral conditions for human action trying to establish a foundation for morality. In Ethics, thisfoundation is justified through arguments. Argument and arguing is carried out using differentmethods and strategies. But sound arguments are always the basis of the whole enterprise

What do we talk about, when we talk of Bioethics? Bioethics analyses in an argumentative andintertransdisciplinary way, dilemmatic valuative situations that originate in the life and healthsciences, due to the increasing advances in technology that impact life in all its manifestations.It also deals with the variety of paradigms of existing values. The analysis looks for a consensusof shared responsibility where respect for human dignity and life in general, present and future,be the most important thing. Therefore, Ethics and Bioethics are not the same discipline. Bio-ethics as such, is an ethics, applied to a specific field of reality.

1 Fuente: Manuscrito presentado por la autora en las Jornadas Argentinas de Bioética en 1998 y cedidoexpresamente para su publicación.

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La preocupación del hombre acer-ca de la vida, de las acciones hu-manas que se proyectan sobre

ella, de la relación entre su capacidad deHomo faber y la proyección sobre subienestar no son nuevas, sólo se agudi-zan produciendo una exigencia de re-flexión sistemática alrededor de los añossesenta. A partir de entonces el términoBioética se fue imponiendo de maneraespecial, y se ha hecho común en estatransición hacia un mundo globalizado.Se habla de enfoque bioético, de leyescon contenido bioético, de análisis inter-disciplinario de temas bioéticos. Haymanuales, libros y hasta una Enciclope-dia de Bioética. Hay seminarios, cursos,especializaciones, postgrados, simposios,congresos de Bioética. Se busca proyec-tar la reflexión bioética a todos los nive-les de la sociedad.

Cuando nos aproximamos a esos nivelesencontramos definiciones de la Bioéticacon diversos matices que hablan de unárea de reflexión ética acerca de los des-cubrimientos científicos de la órbita delas ciencias de la vida y del cuidado de lasalud, y de las tecnologías emergentesaplicables a la vida, especialmente a lahumana. Algunas con más énfasis nor-mativo que otras.

Podemos tomar como modelo de análi-sis la definición de la Bioética que da laEnciclopedia de Bioética, dirigida por W.Reich, de la Universidad de Georgetown,punto de referencia internacional. Y po-dremos comparar la definición de su pri-mera edición (1978)2 y con la de la últimaedición3 (1995).

Cuando leemos la amplia literatura quehoy día existe en Bioética encontramoscorrespondencia entre el enfoque de lostrabajos y aquellos diversos matices enla definición de Bioética. Pero encontra-mos también trabajos que no respondenal enfoque bioético sino al ético.

Cuando hablamos de Bioética hay quetratar de diferenciar el enfoque ético delbioético. Porque, o son dos modalidadesde análisis distintas (en cuyo caso tendre-mos que tener cuidado de no estar ha-blando solo de ética dentro de un marcobioético). O son lo mismo con diversonombre (en cuyo caso deberíamos acla-rarlo y justificarlo en el inicio de todo tra-bajo, pues estaríamos rechazando laexistencia misma de la Bioética comocampo y/o disciplina).

GENERALIZACIÓN ACTUAL DE LA BIOÉTICA

2 Reich, Warren T. Encyclopedia of Bioethics, 4 vols.New York, Macmillan, Free Press. 1978.

3 Reich Warren T. Encyclopedia of Bioethics, RevisedEdition, New York: Simon & Schuster McMillan,.New York, Macmillan, Free Press 1995.

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¿De qué hablamos cuando hablamos deética? Y ¿de qué hablamos cuando ha-blamos de Bioética?

¿De qué hablamos cuandohablamos de ética?

Inicio

No intentamos hacer una historia de laética sino contextuar la aparición de laética y definir su objeto y finalidad talcomo se la utiliza en el mundo del cono-cimiento, sea cotidiano, científico, filo-sófico, religioso.

Sabemos que el hombre es, por ahora, laúnica criatura viviente que tiene la capa-cidad de conocer (capacidad gnoseoló-gica), de reflexionar acerca de ello,explicitarlo simbólicamente, permitien-do un intercambio comunicacional acer-ca de esos conocimientos, que ha creadoun entorno cultural, que culturiza todo,a sí mismo y a lo que lo rodea.

Esa ansia de saber, ese constante pre-guntar por qué y para qué, que desde lainfancia presenta la humanidad, tradi-cionalmente se ha diferenciado en mo-dalidades que van desde la observaciónde un fenómeno, y su búsqueda de ex-plicación en las creencias, en concepcio-nes del mundo y de la vida, inscritas enel grupo humano al que pertenecen,aceptando esto sin más (conocimientocotidiano, ingenuo), a la búsqueda decausas con el esfuerzo de su observa-

ción, de su entendimiento, con método,limitándose a la realidad �con toda laamplitud que este término puede con-notar� (conocimiento científico), hastala modalidad que realiza ese análisisracional, problematizando los supuestoscon que la ciencia trabaja (conocimien-to filosófico).

Quienes son además creyentes agregarána estos modos la búsqueda de demostra-ción racional de la existencia de Algo oAlguien Superior (conocimiento teológi-co) a la luz de la Fe.

Ubicándonos en el modo de conocimien-to filosófico, la historia nos dice que quie-nes dejaron su rastro de preocupaciónpor explicarse los enigmas del mundoexterno en forma racional, y no mitoló-gica, fueron algunos hombres habitan-tes de Mileto. Thales, Anaximandro,Anaxímenes son los primeros nombresque llegaron a nosotros, que observarony trataron de explicar los cambios queveían, por algo natural, no sobrenatu-ral. Buscaron principios que sustentasentoda la realidad, y los buscaron desde laobservación y el propio entendimiento.La historia de la ciencia y de la filosofíaha inscrito y perpetuado para la poste-ridad los nombres de muchos de aque-llos que siguieron esta línea en la MagnaGrecia, en Atenas.

Lo que nos interesa señalar es el cambiode rumbo de las preocupaciones entre losprimeros filósofos, que eran preocupa-ciones cosmológicas, referidas al mundo

LAS PRIMERAS PREGUNTAS QUE SURGEN

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exterior, y la de los filósofos de Atenasque pasan a mirarse a sí mismos, perfi-lándose así la antropología. (El centro noes ya el mundo exterior, la naturaleza�de ahí que los llamen filósofos natura-listas�, sino el hombre: ántropos).

En el siglo V a.C. aparecen unos ciuda-danos interesados en proporcionar sos-tén teórico y práctico a la actividadpolítica. Su preocupación se mueve entorno a la política, al análisis de las cos-tumbres, a todo lo relacionado con la vidapública del ciudadano. Sacudidos losgriegos por las guerras Médicas iban per-diendo fe en las tradiciones, en las nor-mas indiscutidas hasta entonces, queorientaban sus conductas. Se pone enduda el ethos de la polis.

Y así el ethos (costumbre) aparece comonúcleo central sistemático de la preocu-pación filosófica: ¿Cuál es el fundamen-to ético? ¿Qué me indica que unaconducta está bien, que un acto es bue-no? Antes la pregunta había sido: ¿Cuáles el fundamento de la realidad?

En ese momento histórico en Grecia,surge la reflexión sobre el ethos. Surge laética. Y llega hasta nuestros días el nom-bre de una figura pionera y descollanteen el área antropológica y en el área éti-ca: Sócrates (469 a.C.), quien expandióla prescripción délfica «Conócete a timismo», y con su método trató de llegara conocer qué era el bien, inaugurandoasí la investigación formal del hombrecomo sujeto de la moralidad.

De ahí en adelante son muchos tambiénlos nombres que han quedado grabadosen la historia de la filosofía que se ocu-pan de la ética.

El problema ético aparece cuando elhombre plantea la aprobación o censurade sus actos (de él y de sus semejan-tes).Cuando se interroga acerca de suconducta respecto de sí como individuoy como integrante de la sociedad dondeinteractúa con otros. Pasó de la posibili-dad de interrogar a la naturaleza circun-dante y buscar legalidades a hacerlosobre sí, a establecer legalidad de susacciones y lograr convivencia entre susaspiraciones, la de los otros y de la natu-raleza que lo rodea.

Primero (como lo podemos constatar his-tóricamente en todos los amplios cam-pos del conocimiento científico humano),surge la toma de conciencia del proble-ma, y sólo después se sistematiza, se con-vierte en disciplina, se le da carácter deinvestigación metódica y lógica. A pesardel tiempo transcurrido, es un tema dedifícil abordaje, de difícil consenso, porser el hombre juez y parte de sus accio-nes, y por la complejidad de elementos yrelaciones que encierra el acto moral.

Definición de ética

Para el presente trabajo lo que interesaes delinear qué entiende la filosofía porética.

Para la filosofía la ética es la disciplina queestudia la acción moral en función de unateoría sobre el fin o sentido último de laexistencia humana. Investiga la praxis, laacción humana desde el punto de vistade las condiciones de su moralidad, tra-tando de fundamentar la moralidad. (Lacualidad que atribuimos a una acciónmoralmente buena). Es teorización so-bre el acto moral como proceso en el quese concentra y realiza progresivamente

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el fin (Bien Absoluto) de la existencia decada ser humano.

Quien dio status de disciplina filosóficaa la ética fue Aristóteles (384-322 a.C.)(«Etica Nicomaquea»). La distingue deotras disciplinas filosóficas teóricas (ló-gica, física, matemática, metafísica), quese ocupan del ser. Y la considera partede la filosofía práctica (ética, economíay política), que se ocupa de las accioneshumanas y sus productos.

Significado del término Ethos en griego

Los griegos utilizaban el vocablo Ethoscon algunas variantes: ... como uso, há-bito, costumbre moralmente buena. Ac-tuaba éticamente quien se regía por lasnormas de la polis, por lo que estabaaceptado como costumbre buena, por loque el código moral, universalmente re-conocido, aceptaba. Y ... para señalarque, además, ese regirse por las normasestaba empapado de virtud. Que quienhacía la acción así lo hacía reflexivamen-te, no siguiendo la costumbre por seguir-la, sino por el propio convencimiento desu validez. Es así un carácter.

Significado del término MOS (Moris)en latín

Los latinos utilizaron el término MOScomo una traducción de los dos concep-tos de ethos griegos, incluyendo así bue-na costumbre (sustantivo: la moral) ycarácter(sustantivo: moral, moralidad).Y moral es también el adjetivo que cali-fica de buena una acción (tanto por suadecuación con la costumbre considera-da válida como por el carácter virtuosode quien la realiza).

Delimitación de acto moral

No toda acción humana es moral. El hom-bre realiza acciones que no son necesa-riamente morales: por ejemplo, actoscompelidos (inconscientes y conscientes),actos reflejos. Para que haya acto moraldebe haber libertad.

Aunque no todo acto libre es, por eso,moral. (Por ejemplo: como tengo tiem-po, decido descansar 10 minutos más).La libertad es condición necesaria, perono suficiente. Para que una acción seamoral, necesita requisitos esenciales delibertad, uso de la razón para reconoci-miento de las normas en juego, y princi-pio de responsabilidad. El hombre llevaa cabo una acción moral cuando ha teni-do conocimiento (tener información) delegalidad, comprensión de lo que acep-ta, responsabilidad de elección entre le-galidades disyuntivas, cumpliéndose elacto moral cuando lleva a cabo la deci-sión preferencial que adoptó. Y sobreesta acción cae la aprobación o sanción.Si no hubiera normas éticas el hombresería amoral, aunque podría ser libre.Para poder hablar de acto moral necesi-tamos también la existencia de la norma,de la regla de conducta. La ley moral, lanorma ética, puede ser autónoma oheterónoma pero siempre se presentaante la persona como un deber ser.

Una acotación de complejas connotacio-nes y concreciones: cuando hablamos enética de «persona» estamos haciendo re-ferencia a un individuo (del latín indivi-duus = indivisible, algo que no se divide,que es uno en sí) que realiza actos regi-dos por normas, reglas de conducta, quepuede decidir libremente su aceptacióno rechazo, que tiene aspiraciones que no

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siempre logra. Es como una segunda na-turaleza edificada, constituida sobre suinvidualidad.

Aunque no es un punto básico en el pro-pósito de este trabajo, la importancia fun-damental de delimitar qué entendemospor persona en nuestra vida ética, haceque sea necesario resaltar que el temade la Persona es todo un tema filosóficocentral, muy complejo. Da lugar a posi-ciones diversas y encontradas: ¿Defini-remos Persona como un individuo conlibertad y razón en potencia, o en acto?¿Todo ser humano como tal, es persona?¿O la persona es un constructor al queno todo ser humano llega? Muchas deci-siones éticas ( y bioéticas) se basarán enel concepto que tengamos de persona.

Diferencia entre ética y moral

La palabra moral se deriva de mos. Ha-blamos de moral cuando consideramosque la costumbre reconocida como bue-na es un modelo o vinculante de com-portamiento. Le atribuimos valideznormativa. Es bueno un acto si cumplecon los requisitos exigidos por el Para-digma (por ejemplo: los Diez Manda-mientos). Es malo en la medida en quelo contraría.

Generalmente en el lenguaje cotidianoutilizamos el término ético como sinóni-mo de moral. Pero en filosofía, utiliza-mos los términos ética y ético haciendoreferencia a la disciplina ética. Con susignificado de análisis reflexivo sobre ellenguaje moral, sobre la acción moral. Deinvestigación filosófica acerca de lo rela-cionado con la moral, y la moralidad.Algunas veces se utilizan como sinónimosética y filosofía moral.

Y aplicamos el término moral a la acciónhumana en la medida en que aseveramosque tal acción es buena, nos referimos alcontenido de los juicios de valor, a lasnormas. Calificamos de buena o mala unaacción moral, de moral o inmoral, en lamedida en que se acerca o se aleja de unparadigma ideal establecido con valorabsoluto (de las proposiciones normati-vas que tiene cada religión, por ejemplo).

La moral se manifiesta en los comporta-mientos humanos y en sus expresionesorales y escritas. La libertad de cada serhumano no es una libertad sin reglas,arbitraria, sino que es una libertad deelección ante posibilidades establecidasindividual y/o socialmente, algunas regu-ladas, otras no, con valor normativo o no,y la decisión de aceptarlas o rechazarlasque cada uno tiene. Se puede hablar demoral de grupo cultural, de subgrupos,de individuos.

La moral le dice al hombre lo que debehacer aquí y ahora. Responde a creen-cias, a convenciones sociales.

La ética es, en cambio, una filosofía prác-tica, que se ocupa de la praxis, del obrarhumano en aquella clase de acciones quedefinimos como morales. Y que dice loque se puede hacer para considerar unaacción como buena. Poder hacer, no de-ber hacer.

Es clásica la analogía kantiana de la éti-ca con la brújula: la brújula no indica di-rectamente el camino que debemosseguir, sino que muestra cómo debe bus-carse el camino correcto4. La brújula se-

4 Pieper Annemarie, Ética y Moral. Barcelona: Crí-tica, 1991 p 83.

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ría la ética. La ética parece abstracta entanto indica el cómo, la moral, práctica,porque realiza acciones buenas o malas,pero la reflexión ético-filosófica es ne-cesaria para ayudarnos a reflexionaracerca de las decisiones de acción, delejercicio de la libertad, que nos hacerealmente humanos. No siempre las de-cisiones son sencillas, y en los dilemas,en los conflictos, la ética ayuda a anali-zarlos y guiarnos en la final decisión deacción.

Son temas centrales de la ética la liber-tad, el bien, el mal.

En el análisis ético podemos señalar ni-veles de análisis de una acción: un nivelde descripción de los hechos, elementos,personas, etc. involucrados en la acción(ética descriptiva). De reconocimiento deparadigmas incluidos, supuestos, etc. enla acción (ética normativa). Y de un ni-vel metaético, en el que averiguamos al-cance y significado de los términosutilizados, coherencia, validez de los ar-gumentos expresados (metaética).

Formas y estrategias de la argumentaciónmoral y ética

Tanto en ética como en moral la funda-mentación se realiza por medio de argu-mentaciones. Argumentación que selleva a cabo por estrategias y métodos di-versos. Con ellas buscamos fundamentaracciones y juicios morales y teorías éti-cas acerca de ellos. Pero siempre, argu-mentación.

En el plano moral cuando juzgamos unaacción, cuando discutimos una planifica-ción de acción, podemos estar de acuer-do, o no. Y recurrimos a diversas razones

para convencer o convencernos de quéconsideramos bueno.

n Ante una acción de alguien podemosjustificarla (o no) diciendo: porque esanalfabeta, porque estaba obnubilado,porque es pobre. Hacemos referenciaa hechos que tienen consideración ge-neralizada como atenuantes o consen-sos de aceptación (por rechazo oaceptación).

n Podemos utilizar los sentimientos parafundamentar determinadas acciones(porque es egoísta, porque lo amo).

n También solemos recurrir a las posi-bles consecuencias de haber hecho (ono) tal acción: porque sufrirían los ni-ños, porque habría arruinado a su fa-milia, porque se evitó así sufrimientoa muchos, en honor a la justicia�

n Frecuentemente oímos fundamenta-ciones que tienen que ver con códigosmorales religiosos, políticos, etc. Lojustifico (o no) porque lo dice la Igle-sia, porque lo dice la Constitución,porque lo dice el Partido.

n Podemos encontrar argumentacionesque hacen referencia a criterios de au-toridad moral. Porque lo dijo el Papa,el Presidente, mi padre.

n Hay también referencia a la concien-cia propia como argumento de acep-tación o rechazo.

Estas y otras argumentaciones puedenanalizarse lógicamente y encontrar enellas fallas en argumentación lógica, peroson argumentaciones a las que se recu-rre cuando nos encontramos en necesi-dad de fundamentar aceptaciones orechazos de acciones morales.

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En cambio, cuando tenemos que hacerfundamentaciones éticas, necesitamosque sigan las exigencias de un métodocientífico, que tengan validez lógica. Seandescriptivos (comprobamos postulados yhábitos de acción empíricos) o normati-vos (se desarrollan o analizan reglas).

Podemos utilizar sistemas axiomáticos,argumentaciones silogísticas, métodosdiscursivos, método dialéctico, analógico,analítico, hermenéutico, etc. Lo funda-mental es que tengan rigor lógico-meto-dológico.

Ética como disciplina autónoma y éticaaplicada

Como se dijo anteriormente, la ética esuna disciplina filosófica práctica, que seinteresa por la praxis humana moral.Estudia lo referente a la moral y la mo-ralidad. Busca la fundamentación y jus-tificación de la moral, de la acción moral.Tiene su objeto y su finalidad propios.La ética tiende al análisis moral en suvalidez universal. Trabaja sobre patronesde conducta establecidos e intenta la ge-neralización de la norma posible.

Cuando dividimos la realidad en ámbi-tos y situaciones particulares y allí hace-mos un enfoque ético estamos en unaética aplicada. El objeto de la ética apli-cada se da a partir de la percepción desituaciones nuevas en el contexto de larealidad social. Podrían ser situacionesque estaban y no se habían detectadoaún, o que aparecen.

Iribarne dice en Acerca de la ética aplica-da5:

Dado el carácter dinámico y complejode la realidad, el aporte de la ética purano basta. Es función de la ética aplica-da abarcar metódicamente la situaciónconcreta, analizarla. Un primer momen-to del análisis practicado por la éticaaplicada es la discriminación de los as-pectos sociales: económicos, ideológi-cos, educacionales, políticos, que sonajenos al enfoque de la situación desdeun punto de vista exclusivamente ético,aunque la descripción de la situación losincluya. En este sentido se hace mani-fiesto que lo que puede ser un problemasocial no tiene por qué ser necesariamen-te un problema para la ética. Por ejem-plo, la extrema pobreza, la desnutricióninfantil, la discriminación racial, etc.Tales temas son para la ética «cosa juz-gada», en ese sentido no son problemá-ticos, son situaciones moralmenteinaceptables sin apelación. Son proble-mas para la sociología o la economíaen la medida en que no logren resolver-los. La ética aplicada colabora en laresolución de estos problemas en lamedida en que pone al alcance la com-prensión de las dificultades desde elpunto de vista ético, pero no está en susmedios producir soluciones concretas.Aporta la crítica de los medios que searbitren para resolver un problema.

La ética es disciplina aplicada en tantotratamos de aplicar principios éticos ge-nerales a ámbitos específicos de acciónhumana en la realidad: ética profesional(deontología), ética social, ética econó-mica.

Cada tema como objeto del conocimien-to permite su estudio desde diversas dis-ciplinas. La contextuación que le damosle dará su calificación de ética, bioética o

5 Cuadernos de Ética. Buenos Aires Nº 10 (1990),1190; p 36.

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la mirada particular que sea. En nuestrocaso específico, un recorte del universode los posibles está dado por la contex-tuación de temas relacionados con lasciencias de la vida y el cuidado de la sa-lud, y el mundo tecnocientífico que noshabla del cambio de un modelo de socie-dad industrial, donde el hombre es llama-do a las grandes ciudades para produciren serie con las máquinas, con la consi-guiente reorganización económica basa-da en la absorción de mano de obra, porun modelo técnico, donde la máquina re-emplaza al hombre, produciendo desem-pleo, donde la economía se reorganiza enfunción de la máquina y la técnica, dondese brindan cada vez más servicios, perodonde el hombre está desocupado, sinpoder de adquisición, o con bajísimos sa-larios; sin poder aún encontrar el equili-brio del modelo para hablar de bienestarhumano y armonía del ecosistema.

Reafirmamos que en nuestra opinión untema de por sí no tiene connotación es-pecíficamente ética o bioética. La dife-renciación está en el objeto formal, en lamodalidad de enfoque, en el modo depreguntar acerca del tema y en laintertransdisciplinariedad del abordaje.Podemos tener un mismo objeto mate-rial, un mismo qué cosa, pero miradodesde cómos (puntos de vista) diferen-tes, como dice Ferrater Mora, J.6 , entreellos, ética o bioéticamente.

Podemos encararlo éticamente: en cuyocaso el análisis puede ser de una solapersona o de un grupo, haciendo un aná-lisis de la conducta de quien o quienesdeciden la asignación de recursos desde

la ética descriptiva, desde la ética nor-mativa, desde la metaética, enfocándolodesde los diferentes paradigmas éticos,analizando sus aproximaciones o aleja-mientos de normas vigentes, observan-do los grados de corrupción existentes enel manejo de asignación de recursos. Po-dremos enunciar cuál conducta se aproxi-ma mejor a una acción considerada moralpor tal sociedad, por tal paradigma reli-gioso. Siempre será una opinión guía, quepuede ser aceptada o rechazada por quie-nes son analizados en la manera de deci-dir la asignación de recursos o por quienesestán en posición de elegir maneras dedistribuir y asignar tales recursos.

En el análisis ético nos preguntamos porlos valores en juego, por los modelos quepueden motivar las conductas, hacemosuna disección del acto moral, de su estruc-tura esencial. Proyectamos el análisis dela situación, del caso a generalizaciones.

El mismo tema tendrá su visión bioéticacuando bajamos esas generalizacioneséticas a un aspecto de la realidad quehemos delimitado convencionalmenteen una definición. En este caso, lo enfo-caremos intertransdisciplinariamente,acercando ópticas profesionales y ocu-pacionales distintas, aportando una vi-sión de amplio espectro del objeto,tratando de reconstruir en conjunto el al-cance del problema sobre la vida, sobrela calidad de vida humana, presente, fu-tura, trataremos de analizar las circuns-tancias medioambientales, tanto naturalescomo sociales, y hasta del ecosistematodo, la problemática y las alternativasde acción ética posibles, esforzándonospor llegar a consensos que no son nece-sariamente soluciones únicas. Pero sí sonproposiciones elaboradas intertransdis-

6 Ferrater Mora J., «La Filosofía en el Mundo,Hoy». Madrid: Revista de Occidente. 1963, 98.

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ciplinariamente, que emergerán comoguías de acción posible, refiriéndonos asu impacto en la vida, sea humana, ani-mal, vegetal, presente como futura, eneste momento del mundo, donde el co-nocimiento y la posesión de tecnocien-cia dan poder, poder de conocimiento,poder económico, poder político.

Cuando particularizamos, cuando dirigi-mos la reflexión ética centrándonos enun problema, por ejemplo los negocios,entraremos en la ética aplicada a los ne-gocios, si entramos en el área del análi-sis de la conducta de un profesional dentrode las normas que rigen su profesión, delo que su corporación considera exigen-cias ético-morales, estaremos en el cam-po de la ética aplicada deontológica, etc.

Y avanzando hacia el plano moral pode-mos dar nuestra afirmación de actitudesy actos morales o inmorales en las accio-nes de la o las personas involucradas des-de nuestro paradigma ideal de valores.Si coinciden serán consideradas buenas,si se contraponen, inmorales.

Quizás sean sutiles diferencias. Pero enel campo de la ciencia, la sutil diferen-cia, por más sutil que sea, es diferencia.Y el cuidado semiótico (estudio de lossignos y símbolos, entre ellos el lengua-je) nos obliga a tratar de ser cuidadosossemánticamente (cómo definimos el sig-no o símbolo) y pragmáticamente (quéconductas esperamos que se realicen anteellos). Sobre todo a la hora de acercar-nos a un consenso.

En general la Bioética analiza casosdilemáticos. Pero no podemos limitarlaa la casuística (analizar sólo casos). Pue-de también analizar situaciones y proble-

mas generales. Situaciones generales(técnicas de fertilización, embriones so-brantes, aplicación de tratamientos psi-cológicos) que si tenemos en cuenta elrespeto por la diversidad cultural tienenque ser analizadas en su contexto y quepueden también ser analizadas compara-tivamente desde alguna visión particular.

¿De qué hablamos cuandohablamos de Bioética?

Inicio de la Bioética

No se puede negar que filósofos, teólogos,religiosos, hombre de ciencia, pensadoresen general, se han preocupado, desde tiem-pos remotos, por el uso de la técnica en eldesarrollo de la vida humana, del impactode ésta sobre él y su entorno. Pero comosiempre, primero están las preocupacio-nes, las primeras reflexiones acerca de loque constituye un problema, y luego la sis-tematización de todo eso.

Creo que si rastreamos el momento deinicio sistemático de la Bioética podemosobtener notas esenciales que permitan irconformando una definición, caracterís-ticas que podremos utilizar para diferen-ciar ética de Bioética.

Para esto vamos a situarnos en los años60, en EU La formación ciudadana delnorteamericano exaltaba el valor de laautonomía de las personas, proclamabalos derechos civiles, el derecho a saber delpaciente, el derecho del consumidor, conuna gran base de protestantismo que in-vitaba a la lectura bíblica cotidiana y lalibre interpretación de textos, afirmandoel respeto por la persona, y sus decisio-nes, hacía común la práctica argumenta-

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tiva en las situaciones normativas y lega-les conflictivas, se proclamaba la defen-sa de las minorías y marginados, sesentían orgullosos de la prosperidad desu nación, de la industrialización crecien-te, de la libre competencia económica, deldesarrollo de la ciencia y de la técnica enfavor del bienestar de la mayoría, de lafuerza de sus poderosos medios de infor-mación.

J. A. Mainetti dice que «el movimientobioético, como fenómeno cultural en losEstados Unidos, se caracteriza por la fór-mula de un bios tecnológico y un ethossecular»7.

Por ese entonces la prensa americanaexpone a la opinión pública situacionesde abusos en casos de experimentaciónmédica en seres humanos. Se publican loshechos, se detallan las modalidades deexperimentación basadas en grupos querecibían tratamientos específicos y engrupos que recibían placebos creyendoque se les estaba dando fármacos apro-piados para su enfermedad como a losdemás.

Se conocen así las experimentacionessobre población de negros: Tuskegeesyphilis study (1932-1970), con judíos:Jewish chronic disease cancer experiment(1964), y con chicos con retardo, de fa-milias pobres: Willowbrook hepatitisexperiment (1956-1970).

Los americanos discuten el engaño, elabuso en perjuicio de minorías y margi-nados sociales. Algunos defienden el sa-

crificio de unos pocos en favor del avan-ce de la medicina, que beneficiará a lasmayorías.

El gobierno encomienda la investigaciónde estos sucesos a una Comisión: TheNational Commission for the Protectionof Human Subjects of Biological andBehavioral Research. Esta Comisión,conformada por representantes de diver-sos sectores de la sociedad americana, dacomo resultado un informe con guíaspara tener en cuenta cuando se quieraexperimentar con seres humanos: respe-to por las personas y su autonomía, porel bienestar de ellas, por la equidad. Seconocerá como Belmont Report (1978).

En 1979, dos autores, Beauchamp T.,Childress J., sistematizan su pensamien-to acerca de cómo obrar en situacionesmédicas conflictivas. Presentan su libroPrincipios de ética biomédica, 8 exponien-do un paradigma base desde el cual abor-dar los dilemas. Se lo conoce como elParadigma de los cuatro principios. Entodo conflicto habrá que argumentar te-niendo en cuenta el Principio de Auto-nomía del paciente, el Principio de NoMaleficencia, el Principio de Beneficen-cia del Médico, y el Principio de Justicia,desde la equidad social.

Se argumentará con correcta información,tratando de encontrar la mejor de las so-luciones posibles, sabiendo que habrá queelegir prioridades que no serán la solu-ción perfecta. Fue la primera propuestade análisis de situaciones dilemáticas paraaproximarnos a la búsqueda de consenso

7 Mainetti, José Alberto. Bioética sistemática. LaPlata, Argentina, 1991, p 12.

8 Beauchamp, Tom and Childress, James. Principlesof Biomedical Ethics. New York: Oxford Universi-ty Press,1979.

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en la diversidad de paradigmas de valoresque se contraponen.

Cuando hablamos de «dilema» nos refe-rimos a una situación cuyo análisis noslleva a posiciones opuestas, nos presentaargumentos alternativos, que llevan aconclusiones, cualquiera de ellas, con unadosis de insatisfacción. A veces se utilizatambién el término «conflicto» en lugarde dilema, siempre con la connotaciónde enfrentarnos a una nueva situaciónque presenta elecciones alternativas an-tagónicas entre sí, y que tenemos que re-solver lo más adecuadamente posiblesegún los esquemas que disponemos,sean individuales o sociales. «Dilema» lotomamos de la lógica, «conflicto», de lapsicología, aclarando que en cada una deesas disciplinas el concepto tiene su de-finición específicamente contextuada.

Propuesta del término Bioética

En 1971, un bioquímico, Van RensselaerPotter, escribe un libro acerca de su pre-ocupación frente a la creciente tecnifica-ción de la medicina, las técnicas biológicasy la necesidad de no perder de vista latarea humanitaria de la medicina, de pen-sar en las personas por sobre todas lascosas. Tituló su libro: «Bioética. Puentehacia el futuro»9 y en él propone la crea-ción de una nueva disciplina, la Bioéticapara unir la cultura humanística con lacultura biotecnológica: «Bioethics: Brid-ge to the future».

Podríamos criticar el término que Potterutilizó. Podríamos decir que como bios

en griego es exclusivamente «vida huma-na», que es redundante hablar de éticade la vida humana porque sólo hay éticahumana. Pero creemos que lo importanteno es discutir un término y una propuestade disciplina que se fueron imponiendo,sino aceptar el nombre y la idea por loque representan en un mundo de predo-minio tecnológico en desmedro de lahumanización, de la ética en las accioneshumanas.

Aquí se podría hacer referencia a la fra-se «Nada hay nuevo bajo el sol» del Ecle-siastés. Ya el hombre desde siglos se hapreocupado por la ética de la vida, perola novedad la trae la expansión de la com-prensión científica del universo y las in-novaciones tecnológicas. Y esto merecetiempo y reflexión sistemática, metódica,para darle un sentido humanizante, deotro modo la técnica podrá ser la guía denuestro camino en vez de ser nosotros losque la guiamos a ella.

En 1978, Warren Reich, edita la primerEnciclopedia de Bioética, que ayuda a for-malizar el nombre y el status disciplinarde la Bioética.

Desde ese entonces hasta ahora la Bioéti-ca se ha desarrollado en niveles teóricos,académicos, primero norteamericanos, lue-go pasó a europeos, y finalmente hoy seha extendido a todo el mundo ya que lapreocupación de Potter es hoy preocu-pación de todos.

El mundo actual tecnocientífico

Si bien hablar de la técnica y de la ciencianos retrotrae a un pasado muy remoto, loque aquí se quiere enfatizar es aquel girocopernicano de la modernidad, la univer-

9 Potter, Van Rensselaer. Bioethics, Bridge to theFuture. New Jersey: Prentice-Hall Inc., EnglewoodCliffs, 1971.

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salización y aceleración de los tiempostecnocientíficos y el paso del mundoindustrializado al tecnocientífico actual.

Son situaciones-eje que llevaron a replan-teamientos profundos del comporta-miento humano y que fueron poniendoen crisis paradigmas tradicionales queguiaban las acciones del hombre hastaesos tiempos.

Sin hacer historia acerca de estos temasseñalados, sí queremos resaltar algunasconsideraciones sobre esas situaciones-eje.

Sabemos que las tradiciones filosófico-religiosas del mundo antiguo giraban entorno al concepto de naturaleza, cuyas le-yes debía respetar el hombre. Lo que seoponía a ella, lo que la desestructuraba,era fuente del mal y de la enfermedad.

El medioevo tuvo su eje en Dios. Seguirsus mandamientos, acatar sus decisionesexpresadas a través de profetas, apósto-les y de la figura excelsa de Cristo.

Cuando el proceso de maduración quevenía gestando la modernidad se va asen-tando y expandiendo se hace claro un girocopernicano: el hombre, sujeto trascenden-tal, activo en cuanto al comportamientomoral. Surge un nuevo orden, un mundopor hacer desde el hombre, todo razón yvoluntad. Una voluntad a priori, en la quese asentará la dignidad humana, dirá Kant,base de los Derechos Humanos.

La Verdad ya no es adecuación de lamente con la realidad sino el poder detransformar el mundo. El hombre se re-conoce como centro del universo, crea-dor de la ciencia, tanto en su aspectocontemplativo, en su búsqueda de la ver-

dad por la verdad, como en su aspectopráctico, de aplicación del conocimientoal bienestar humano, la técnica.

El mundo moderno legitima la separa-ción entre religión y ética. Busca crite-rios morales científicamente fundados,racionales y seculares. Es un mundosecularizado, caracterizado por su críti-ca a la religión. Dividido y hasta enfren-tado por creencias diversas. Con crisis deparadigmas inmutables de valores.

Se caracteriza por las transformacionesrevolucionarias, políticas, sociales, cientí-ficas y técnicas. De las monarquías abso-lutas, al poder popular, a la democracia.

La autonomía se perfila como una carac-terística preciosa del ser humano. Hay quedefenderla y ampararla jurídicamente.

La ciencia que respondió a la capacidadde asombro, de duda, de búsqueda de losporqués.

Con la incorporación de nuevos instru-mentos, crece la técnica. Se va haciendorealidad lo que el hombre teoriza. Y latécnica comienza su veloz carrera, hastainundar la vida del hombre. «Aparatolo-gía», electrodomésticos, transportes, tele-comunicaciones, informática, telemática,medios masivos de comunicación. La téc-nica nos rodea y muchas veces se da lacontradicción de que lo que es un bene-ficio, un bienestar, se convierte en un im-perativo, que de no obtenerlo, nos traemalestar, frustración. He aquí lo queHans Jonas denomina el «imperativo tec-nológico».

En las ciencias de la vida y del cuidadode la salud, los años sesentas se recuer-

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dan como los años de las nuevas aneste-sias, de los respiradores, de las terapiasintensivas, de los transplantes, la procrea-ción médicamente asistida, etc. En estenivel �micro� el ser humano individual esel destinatario y presunto beneficiario delas nuevas tecnologías.

Estos desarrollos nos obligan, sin embar-go, a reflexionar acerca de los crecientesriesgos del progreso técnico, frente a losvalores de humanidad10.

Los años setenta ven crecer las institu-ciones de salud, los seguros sociales, lasobras sociales. Es la época del nivel me-dio: de los beneficios grupales para ac-ceder a la atención de la salud.

Los años ochentas extienden el impactotecnológico a todo el planeta, a lo orgá-nico y a lo inorgánico, contaminando,devastando...

Y la Nueva Genética nos abre la puertahacia nuestra autoevolución y la evolucióndirigida de los seres vivos, acercándonoscada vez más a sentirnos como dioses.

Los años noventa nos ven preocupadospor la distribución y asignación de recur-sos que cada vez son más limitados. Seamateria prima, sea dinero para cobertu-ra. Crece la población de los marginales,de los desocupados, de los que tienenmenos, los nuevos excluidos.

La técnica nos está abriendo camino ha-cia el desentrañamiento de la estructuramisma de la vida, pudiendo acercarnos a

la curación de enfermedades antes incu-rables, a la creación de nuevos vegetalesy animales, y a quién sabe cuántas cosasmás. Y también nos está acercando a ladestrucción del planeta y hasta la de nues-tra especie, en la medida en que no use-mos con prudencia tantos conocimientosy descubrimientos, y sus concreciones.

En lo económico, la globalización es unhecho. El mercado manejado por lasempresas transnacionales domina elmundo económico-político con sus con-secuencias sociales correspondientes. Sepasa del Estado benefactor, paternalis-ta, que buscaba cubrir todas las necesi-dades, que alentaba una economíaprotegida, subsidiada, al Estado neolibe-ral, que delega funciones, con primacíade la autonomía, con una economía libe-ral de mercado, donde todo se mide porla oferta y la demanda, costo-beneficio.Sálvese quien pueda y como pueda.

Lo que más nos golpea es que todo esteentorno nos ha ido llevando del pensa-miento de solidaridad universal al de unaautonomía llevada a un grado de indivi-dualismo a ultranza, de competencia yapetencia personal en desmedro del as-pecto comunitario propio de seres huma-nos necesitados del otro para alcanzar laplenitud de ser un yo.

Definición de Bioética

Tomando como referencia la Enciclope-dia de Bioética, que incluye las opinionesde especialistas de renombre internacio-nal, donde se presenta la diversidad detendencias y teorías, podemos observarla modificación de definición de Bioéti-ca del comienzo de la disciplina a nues-tros días.

10 López Azpitarte, Eduardo. «Los Hospitales: LaTécnica frente al humanismo». Jurisprudencia Ar-gentina, Número especial: Bioética. Buenos Aires,Nº 6113 (28 oct 1998); p 42.

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En la primera edición, 1978, W. Reich de-fine la Bioética así: «Estudio sistemáticode la conducta humana en el área de lasciencias de la vida y la atención de la sa-lud, en cuanto dicha conducta es exami-nada a la luz de los principios y valoresmorales»11.

La ubica como una ética aplicada, cuyocampo de análisis está en la conductahumana y en el área de las ciencias de lavida y la atención de la salud.

Presupone la aceptación del término Bio-ética tomado con el alcance que le dioPotter en un mundo cada vez mástecnificado, puente entre la humaniza-ción y la tecnología.

Y recogiendo lo común a los diversosprocedimientos de análisis de los temasbioéticos, señala como esencial a la mo-dalidad de tratamiento la interdiscipli-nariedad. Los problemas que presentanlas novedades y descubrimientos tecno-científicos al homo eticus son de tal com-plejidad que exigen la colaboración devariadas disciplinas.

En su última edición, 1995, en la Intro-ducción comenta el establecimiento dela Bioética y su extensión mundial. Elafianzamiento del perfil específico decompetencia profesional en hospitales,instituciones de profesionales. La conso-lidación de cursos y especializaciones enBioética, la profusión de cátedras univer-sitarias de Bioética, la creación de más de200 institutos de investigación bioética, laconstante aparición de revistas y librosespecializados, la multiplicación de pro-gramas y comisiones de Bioética.

Señala que el Tercer Mundo ha criticadola insistencia de los Estados Unidos acer-ca de temas de tecnología referidos acuestiones de vida y muerte, consideran-do más relevante el tratamiento de te-mas como la ética de la pobreza, delagotamiento de recursos para futurasgeneraciones, el efectivo desarrollo depolíticas de salud pública, etc.

Comienza a resaltarse el aporte intercul-tural de la Bioética.

Comenta que es cuestión debatible si laBioética ya se ha establecido como unadisciplina formalizada. Algunos diránque es «disciplina» en el sentido de mí-nima, como un campo de conocimientorealizado por eruditos. Otros conside-rarán que ya puede decirse con formali-dad que es una disciplina: con objeto,método, su propia literatura, perfil pro-fesional.

Para Reich es aún una disciplina nacien-te que va delineando su campo. Enrique-cida por la interdisciplinariedad. En estanueva edición la define como: «el estu-dio sistemático de las dimensiones mora-les �incluyendo visión moral, decisiones,conducta y políticas� de las ciencias de lavida y el cuidado de la salud, empleandouna variedad de metodologías éticas enun espacio interdisciplinario». (Introduc-tion, pág XXI)

Aclara que la dimensión moral que esexaminada en Bioética está en constanteevolución, pero que tiende a focalizarcuestiones más amplias: ¿Qué es o quédebe ser la visión moral de uno (o de lasociedad)? ¿Qué clase de persona debe-ría uno ser o qué clase de sociedad debe-ríamos construir nosotros? ¿Qué debe11 Reich, Warren. Cfr n 2

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hacerse en situaciones específicas?¿Cómo vivir nosotros armoniosamente?

Hoy día ya hay coincidencia acerca de laamplitud del campo bioético. No sólo lomédico, sino lo social, lo medioambien-tal, temas globales de salud y de las cien-cias de la vida. O sea que ha ido desde elcampo de la ética biomédica hacia temasmorales relacionados con la salud y laciencia, en el área de salud pública, desalud medioambiental, ética de poblacio-nes y cuidado animal. En estos últimosaños ha ido creciendo el interés por ladimensión social de la Bioética y tambiénes clara la interdependencia de la vidahumana, animal y vegetal, y la competen-cia por los recursos requeridos para unabuena salud. Por lo tanto, si nosotrosentendemos nuestra responsabilidad enel cuidado de la salud humana, debemosexaminar críticamente la interdependen-cia y el contexto de competencia entretodos los seres vivos.

Interdisciplinariedad

Ya no hay un problema que pueda seranalizado aisladamente, ni por un grupode expertos de una sola profesión. Laintercomunicabilidad de aspectos es tal,que exige una mirada de varias discipli-nas para resolver los problemas y casosparticulares.

Decisiones como ¿A quién de estos dospacientes en similares condiciones le co-rresponderá este único riñón?, ¿Decidi-mos comprar un aparato que podrá servirpara futuros pacientes de insuficienciarespiratoria, o utilizamos el dinero parasalvar la vida a tres pacientes que exigentransplante?, ¿Dónde enterraremos es-tos desechos nucleares?, ¿Es lícito criar

estos animales con el único fin de quitar-les la vida para experimentar sus órga-nos en humanos? ...ya no son de un grupode expertos en una sola disciplina. En suanálisis deben estar representados mul-tiplicidad de aspectos, multiplicidad dedisciplinas y de voces de ciudadanos. Yanadie discute tampoco la necesidad de laóptica interdisciplinaria en cualquierempresa o toma de decisiones.

Sin hacer un desarrollo del tema, perotomando como base el artículo «Abor-daje bioético, un recorrido transdiscipli-nario en espiral», de Juric A. y AsnárizT.12, diferenciamos el abordaje interdis-ciplinario del transdisciplinario.

La interdisciplinariedad es una modali-dad científica en la que se complican yrelacionan diversas disciplinas, acercan-do cada una su enfoque particular delobjeto de estudio, tratando de elaborary reelaborar sus propios constructos conbase en los otros aportes, de tal modo queninguno de los profesionales, ninguna delas disciplinas, vuelve a su campo sin ha-berse llevado algo nuevo del proceso deanálisis interdisciplinario. Se pasa de loreduccionista a lo global, de lo unívoco alo polisémico. Hay un proceso de apren-dizaje, de construcción procesual.

Transdisciplinariedad

La transdisciplinariedad designa un lu-gar de convergencia, pero donde desdecada disciplina se reconstruye en con-junto el objeto. Se genera un espacio co-mún nuevo en el que se diluyen las

12 Juric A, Asnáris Teresa.. Bioética: Cuestiones abier-tas. Buenos Aires. A.A.V.V. (Eledé)1996;31.

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fronteras de cada disciplina. Implica unpaso más adelante que el diálogo inter-disciplinario.

Ambas, la inter y la transdisciplinariedadson momentos de construcción grupal deespacios. En una, el perfil profesional sereconoce más que en otra, en donde elesfuerzo de conceptualización ha supe-rado límites convencionales de miradasesgada. Pasamos de médicos, filósofos,asistentes sociales, abogados, etc. bioeti-cistas a bioeticistas médicos, filósofos,asistentes sociales, abogados, etc. Y no esesto un mero cambio de lugar de térmi-nos sino un posicionamiento cualitativa-mente diferente que exige reconstrucciónconjunta del objeto. Son momentos quese siguen en una secuencia tal que incor-pora la anterior y aumenta progresiva-mente, introduciendo modificaciones enel proceso, en un camino dialéctico, enespiral.

Palabras clave descriptivas de la Bioética,deducidas de lo expuesto

n Etica aplicada, cuyo campo incluye:Vida en sentido amplio (humana, ani-mal, vegetal), actual y venidera

n Ciencias de la vida y el cuidado de lasalud

n Mundo actual científico y tecnológico

n Paradigmas de valoración

n Intertransdisciplinariedad

n Búsqueda de consenso para posiblesacciones como objetivo.

Si imaginamos el campo de intersecciónde estas áreas nos encontraremos conuna delimitación bioética. El análisis ra-

cional y razonable, argumentativo (por-que es una ética aplicada) de temas dile-máticos contextuados en esa intersección,nos permitirá tratar de llegar a un con-senso (no un acuerdo convencional) en-tre partes con diversos paradigmas devalores. Este consenso es consecuencia deun proceso de elaboración común, dondeprima el respeto por el otro diferente y labúsqueda de puntos de encuentros.

La Bioética, como ética aplicada, argu-mentativamente analiza situacionesdilemáticas en las que están presentes unmínimo de variables, con el fin de alcan-zar consenso en la diversidad valorativa,con responsabilidad solidaria.

La ética en la Bioética

En Bioética también hablamos de fun-damentos bioéticos, y esto trasciende laBioética hundiendo sus raíces en la re-flexión ético-filosófica. Como cuandohablamos de fundamentos de la ciencia,y entramos en el campo de la epistemo-logía de la filosofía de las ciencias.

De ahí que, ciertamente, como está es-crito en la Enciclopedia de 1995(pág.250) en la Bioética subyazcan cues-tiones básicas humanas: ¿Qué clase depersona debo ser para vivir una vidamoral y para realizar buenas decisioneséticas? ¿Cuáles son mis deberes y obli-gaciones hacia los otros cuya vida ybienestar pueden ser afectados por misacciones? ¿Qué obligaciones tengo ha-cia el bien común o el interés público enmi vida como miembro de la sociedad?

Hay muchos otros aportes a la Bioética:¿Cuál se puede considerar la mejor éticapara la Bioética? ¿Cuál perspectiva mo-

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ral ofrece más ayuda que responda a te-mas morales y dilemas? ¿Cuál es el fun-damento de la Bioética?, etc.

También hay aportes desde otras áreasde la filosofía, por ejemplo, desde la an-tropología filosófica, etc. Desde las cien-cias y demás disciplinas existentes llegantambién aportes a la Bioética. Y esta mul-tiplicidad de acercamientos constituye unariqueza particular para la Bioética, en cuyoespacio particular interdisciplinario se ela-borarán y reconstruirán transdisciplina-riamente, modificándolos y dándolessignificación bioética.

Bioética, de disciplina a movimiento

La tecnificación y su impacto sobre elhombre y sobre el entorno ha sido en es-tos últimos años de tal magnitud que na-die duda ni pone objeciones a considerarque el BIOS se refiere a la vida humana,animal y vegetal, que el impacto de lasciencias de la vida y del cuidado de la sa-lud se extiende al planeta todo, y que eneste mundo globalizado todo está entra-mado de tal manera que un movimientoen un punto afecta a todo el sistema.

La problemática del sida contribuyó tam-bién con su caracterización de enferme-dad social a obligar a reflexionar sobrela vida y la tecnociencia, sobre una seriede situaciones que vuelven transparenteal hombre acabando con el respeto porla intimidad, por la confidencialidad, au-mentando la discriminación.

Los movimientos ecologistas, tímidasvoces al principio, se han extendido confuerza mundial, y hoy es preocupaciónde todos cuidar el entorno, salvar de laextinción animales, vegetales, respetar

grupos humanos primitivos. Concienti-zarnos del abuso de la tecnología quedestruye pues de otro modo las genera-ciones por venir no tendrán posibilida-des de vida, al menos como la hemostenido nosotros, por el uso desmedido dela aplicación tecnocientífica, como si lavida en toda su amplitud y los recursosnaturales fueran inmunes a todo abuso,a todo impacto tecnológico.

Desde el mundo de la ciencia y la técnicatambién voces autorizadas hablan demedidas de bioseguridad, no sólo paraquienes trabajan en investigaciones, entareas de alto riesgo, sino también pen-sando en el equilibrio del ecosistema.

Las experimentaciones con seres huma-nos durante la época del Tercer Reich ennombre del progreso científico, las con-secuencias de Hiroshima y Nagasaki, lasexperimentaciones denunciadas enNorteamérica con detonaciones atómi-cas en las que utilizan soldados como si-mulación real en pequeña escala desituaciones macro; los desastres de cen-trales nucleares como la de Chernobyl, ytantos otros casos conocidos a través delos medios de información masivos, seextienden pidiendo cautela y responsa-bilidad.

Tantas situaciones derivadas del desarro-llo tecnocientífico han hecho que la Bio-ética trascienda los claustros académicosy se proyecte a toda la sociedad. Hoy díahay grupos de ciudadanos que elevan susvoces, agrupándose en defensa de losconsumidores, de los derechos de lospacientes, del respeto por los animales,por la defensa de la flora autóctona, deno permitir que la técnica, de instrumen-to del hombre, de medio para el bienes-

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tar, pase a fin en sí, a tener una autono-mía que destruya toda la vida.

De ahí el que hablemos de una discipli-na que se ha transformado en movimien-to social.

Responsabilidad solidaria y consenso

Si partimos de la definición del términoen latín, «responsum», responsable esquien está obligado a responder. Y «res-pondére», es prometer y ofrecer a la vez.

Y en este mundo tecnocientífico, quie-nes tienen conocimiento, tienen una grancuota de poder. Prometen, ofrecen y tie-nen que responder por esto que ofrecen.

La otra gran cuota de poder está en ma-nos político-económicas.

Pero si no hay nada que ofrecer, el po-der político-económico no tiene nada queobtener y manejar. Por lo cual quienesintegran la comunidad científica, en sumás amplio sentido del término ciencia,incluyendo cualquier disciplina sistemá-tica, tienen que realizar sus investigacio-nes con responsabilidad, obligados a darcuenta de lo que hacen a la comunidadtoda, porque todos seremos receptoresde esas novedades, receptores directos oindirectos, pero receptores. Igualmenteel ecosistema que habitamos y del queformamos parte. Como seres humanos,con la capacidad intelectual y el sentidoético de nuestras acciones, propio denuestra especie (al menos hasta ahorademostrado) nos encontramos con unaresponsabilidad especial que los demásseres vivientes no tienen: no podemosdecir que no teníamos noción de las con-secuencias de nuestros actos.

Creadores de la modalidad científica, dela filosofía, del gran instrumento que esla técnica, imbuidos de sentirnos dueñosdel mundo, tenemos que dar cuenta detodo esto ante los demás integrantes delgrupo humano y cuidar (ya que nos sen-timos dueños) de todos los otros seresvivos y del entorno. No debemos aceptarque un instrumento (la técnica) pase demedio a fin en sí mismo, convirtiéndo-nos a nosotros, sus inventores, y a todos,en medios. Es nuestra responsabilidadhumana y tecnocientífica seguir guiandoa la técnica. Y es responsabilidad de todala comunidad pedir cuentas y no permi-tir que se use mal el conocimiento lle-vando destrucción en lugar de bienestargeneral.

Las voces de filósofos, de hombres deciencia y de ciudadanos se alzan pidien-do que las líneas de investigación, lasnuevas tecnologías, se realicen analizan-do y cuidando sus consecuencias, demodo que los resultados sean maneja-bles. En el mundo de la ciencia y de latécnica hay responsabilidad. Aunque laspresiones de los grupos económico-fi-nancieros que financian investigacionese investigadores pueden ser elementosde presión que permitan o impulsen aalgunas situaciones de irresponsabili-dad. Esto es un riesgo propio de la hu-manidad. El hombre decide por el bieno el mal. Él es el artífice de su propiodestino�

Hans Jonas, en 1979, en su libro El prin-cipio de responsabilidad dice que:

�ahora que el hombre constituye dehecho una amenaza para la continua-ción de la vida en la Tierra, es necesa-ria una nueva ética: una ética orientada

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al futuro, que puede ser llamada contoda propiedad ética de la responsabili-dad, una ética actual que mire tambiénal futuro.

Y presenta un nuevo imperativo a lamanera kantiana: «Obra de tal maneraque no pongas en peligro las condicio-nes de continuidad indefinida de la hu-manidad sobre la Tierra». «Que losefectos de tu acción sean compatibles conla permanencia de una vida humana au-téntica sobre la Tierra.»

Convicción de responsabilidad solidaria,porque extendemos la responsabilidadhacia todos los seres vivientes, actuales yfuturos, y hacia la permanencia de un equi-librio del ecosistema que nos permita se-guir viviendo la vida como hasta hoy, y quepermita seguir eligiendo las modalidadesy calidad de vida a los que nos siguen.

Para poder ejercitar esta responsabili-dad solidaria la humanidad tiene quepoder comunicarse, escucharse. Tieneque poder dialogar. Hay diálogo cuan-do escuchamos, cuando hay respetopor el otro, cuando podemos abrirnosal diferente y buscar encuentros. Poreso hablamos de consenso. No es unacuerdo simplemente donde cada unopacta el hasta aquí, buscando en la ne-gociación anterior sacar más para símismo. El consenso presupone un es-fuerzo por entender y comprender alotro, por respetar su modalidad y bus-car puntos de acercamiento. Aunqueno opinemos lo mismo encontraremosun campo común, permitiendo el jue-go de diversidades. Ese campo comúnse centra (o más precisamente, se de-bería centrar) en el respeto por la dig-nidad de la persona y por la vida entoda su extensión.

CONCLUSIONES ACERCA DE LA DIFERENCIACIÓN

ENTRE ÉTICA Y BIOÉTICA

A partir de la conceptualización anteriorpodemos señalar algunas afirmaciones ydeducciones:

Una primera deducción que hace a ladescripción de la Bioética con base en laevolución histórica, tanto de ella comode la filosofía, nos permite concluir quela Bioética está incluida en la ética. Y másprecisamente, es una ética aplicada.

No son la misma disciplina la ética y laBioética. La ética es una disciplina filo-sófica que trata acerca de la moral y la

moralidad. La Bioética es una ética apli-cada a un campo específico de la reali-dad. Tendrá así en común con la éticaniveles, modalidades de análisis y meto-dología propios de la ética.

Una segunda aseveración que se desprendede la anterior: la Bioética mostrará posi-bilidades de acción, no normas vinculan-tes, aunque sí criterios orientadores.

Una tercera aseveración: el campo de laBioética está delimitado por la intersec-ción de características esenciales que lo

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individualizan y separan de otros camposde reflexión de ética aplicada, permitién-donos así contextuar temas y diferenciar-los del enfoque específicamente ético yde otras éticas aplicadas.

Una cuarta aseveración: que el modo deabordaje de la temática de la Bioética esinter-transdisciplinario.

Un corolario de esto sería afirmar quesiendo la intertransdisciplinariedad lacaracterística esencial de la Bioética, nohay reflexión o análisis bioético propia-mente dicho desde una disciplina parti-cular. Serían aportes a la Bioética.

Una cosa es hacer reflexiones como fi-lósofo bioeticista, médico bioeticista,asistente social bioeticista, biólogo bio-eticista, y otra, elaborar temas como bio-eticista filósofo, bioeticista médico,bioeticista asistente social, bioeticista bió-logo. No es un simple juego de inversión,es una nota esencial que hace de latransdisciplinariedad la construcción deese espacio común de que hablábamosen el punto 5, que es justamente el espa-cio bioético.

Podríamos ensayar una definición de Bio-ética que incorporara las característicasesenciales:

La Bioética analiza argumentativamen-te, intertransdisciplinariamente, situacio-nes dilemáticas, valorativas, surgidas en

y desde las ciencias de la vida y de la sa-lud, debido a la creciente tecnificaciónque impacta la vida en toda su amplitud,y a la variedad de paradigmas de valoresexistentes. El análisis busca, con respon-sabilidad solidaria, llegar a consensosdonde prime el respeto por la dignidadhumana y la vida en general, tanto pre-sente como venidera.

En términos de objeto formal y materialpodríamos reorganizar la definición an-terior, diciendo:

La Bioética tiene como objeto material(el qué): el comportamiento humanoante las situaciones dilemáticas surgidasen y desde las ciencias de la vida y la sa-lud debido al impacto tecnocientífico so-bre la vida en todas sus formas y lapluralidad de paradigmas de valores rei-nantes en la sociedad.

Y como objeto formal (el cómo): desdeun enfoque ético (no moral), con abor-daje intertransdisciplinario.

Con la finalidad de generalizar actitudreflexiva y de compromiso, protegiendola vida en toda su extensión, tratando demantener un equilibrio medioambiental,que favorezca a las generaciones futu-ras la elección de su modalidad y cali-dad de vida, buscando consenso en eldisenso, con sentido de responsabilidadsolidaria y respeto de los derechos hu-manos.

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Es lícito y productivo el que los profe-sionales y no profesionales presenten ala Bioética opiniones, fundamentacio-nes, reflexiones de la más amplia gamaacerca de temas preocupantes que pre-sentan conflicto, dilema de tipo bioético.Y es adecuado que lo hagan desde suparadigma moral. Pero si hay un grupode especialistas que han acordado unamodalidad nueva de trabajo, delimita-do un campo o esfera de objeto para serestudiada con rigor científico, le han dadoun nombre y esto tiene reconocimiento enel mundo científico, ayudemos a que seconsolide la disciplina. Para esto es preci-so, por razones científicas, que quedeexplicitado el objeto y la metodología.

BIOÉTICA PARA EL NUEVO MILENIO

Por primera vez el ser humano accede, gracias a los descubrimientos en genética, neurobiología y embriología,al conocimiento de los mecanismos vitales. Además, y más allá de este saber, el ser humano se adjudicó elpoder de transformar los procesos del desarrollo de la materia viva, de todas las especies vivientes, incluida supropia especie. Los responsables de las decisiones, sean públicos o privados, ya no pueden ignorar el impactopotencial de este nuevo poder. En el mundo entero se siente la necesidad de una reflexión ética que acompañelas investigaciones científicas y prevea sus aplicaciones. En este contexto, la Bioética ha nacido de una dobleexigencia: asegurarse de que los progresos surgidos de este nuevo poder beneficien a cada hombre y a cadamujer así como a la humanidad entera, sin menoscabo de los derechos de cada uno, e identificar, con sereni-dad y responsabilidad, los problemas sociales y culturales de los adelantos de las ciencias biológicas queinteresan tanto a la salud, la agricultura y la alimentación como el desarrollo o el medio ambiente.

La Bioética, en efecto, va más lejos que la deontología propia de las diversas prácticas profesionales de quese trate. Implica una reflexión sobre la sociedad en su conjunto, e incluso sobre los equilibrios mundiales.Por consiguiente, alimenta un vasto debate público sobre las opciones de futuro que los adelantos científi-cos enmarcan, y sobre la manera de garantizar la participación ilustrada de los ciudadanos. La Bioética, esmenester reconocerlo, afirmó su importancia en un contexto de revisión general del progreso científico ytecnológico como fuente de beneficios. Ciertamente, esta preocupación debe conciliarse con el imperativode la libertad de investigación, reflejo de las inquietudes de un mundo que busca el equilibrio entre lanaturaleza y el desarrollo, la armonía entre los individuos y la sociedad y, sobre todo, la salvaguardia de lavida y dignidad de la especie humana; la Bioética es también la expresión de los interrogantes que, junto atantas esperanzas, provoca la ciencia.

Mayor, Federico, Bioética, una reflexión para el Nuevo Milenio.

Entremos en el campo de la Bioéticasiendo conscientes de nuestro tipo deaporte. Para que haya análisis bioético,tal como está dado el perfil de la discipli-na al día de hoy, habrá que elaborar gru-pal e intertransdisciplinariamente elespacio bioético, ateniéndonos a su ob-jeto formal, a su modo típico de análisis,y habrá que reconstruir bioéticamente elobjeto de análisis para poder luego, encomún, encontrar opción u opciones via-bles, la o las más éticas. Recordando queson sólo guías de acción posible. El hom-bre, como siempre, con su libertad, consu capacidad de reflexión y análisis, seráquien finalmente, en la soledad de suconciencia, decida su acto moral.

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RESUMEN

¿Cuál es el papel del eticista en la medicina y en la biología? ¿Tiene algo que aportar y, si es así,cuál es ese algo? La respuesta, en este momento, es que no sabemos. Pero este hecho puede seruna magnífica oportunidad para diseñar la nueva disciplina de una manera que pueda marcar unnotable avance a largo plazo.

Una buena metodología debe tener en cuenta el hecho de que la Bioética es un campo interdis-ciplinario en el cual no se pueden ni se deben aislar las dimensiones puramente éticas sin teneren cuenta las dimensiones legales, políticas, psicológicas y sociales.

La Bioética debe ser diseñada de tal manera, y sus especialistas entrenados de tal modo, quepueda servir a los médicos y biólogos cuya posición les exige tomar decisiones concretas.

ABSTRACT

What is the roll of the ethicist in medicine and biology? Does he have anything to contributeand, if so, what is this? The answer up to the present is that we just do not exactly know. But thiscan be an excellent opportunity to shape the new discipline in ways, which could representimportant advances in the long run.

In looking for a methodology we should bear in mind the fact that Bioethics is an interdisciplinaryfield in which the dimension of theoretical ethics should not be isolated from legal, political,psychological and social dimensions.

Bioethics should be thought about in such way, that those who are trained in it whether physiciansor biologists are able to make concrete decisions.

1 Callahan, Daniel. «Bioethics as a Discipline». The Hastings Center Studies, Vol 1, Nº 1 (1973): 66-73.

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El tópico de «Bioética como unadisciplina» me recuerda una grancantidad de evidencia anecdóti-

ca; y me propongo condescender plena-mente en los placeres de contar mispropias experiencias.

Empezaré con tres anécdotas. La prime-ra fue una crítica dirigida a un libro queyo había escrito sobre la moralidad delaborto.

Venía de una apasionada feminista abier-tamente favorable al aborto, a quien, alfinal de cuentas, le gustaron el libro y susconclusiones. «Pero, ¿qué derecho tieneusted» �vociferaba contra mi� «de pre-sionar con todas sus pesadas preguntas agente que no está entrenada filosófica-mente para responderle?».

¡Qué arrogancia y qué crueldad las su-yas! Usted debería tratar de ayudar a lle-var la carga a las mujeres, más querecargarlas con difíciles problemas inte-lectuales, que, a lo más, sólo consiguenhacerlas sufrir. Usted dice estar interesa-do en la ética, ¿por qué no la practica?

La segunda anécdota proviene de un se-minario sobre ética y control de la po-blación. Los miembros del seminarioeran sociólogos y demógrafos profesio-nales. En un momento dado, después devarias semanas de discusión, me recon-vino un demógrafo por no haber hechouna distinción precisa entre «tasas denacimiento, tasas brutas de nacimiento ytasas de fertilidad».

«Ustedes los filósofos» �me increpógentilmente� «les toca aprender a domi-nar la literatura demográfica y las distin-ciones técnicas, si van a ser de alguna ayudapara nosotros». Regañado, continué mitrabajo, el cual, ese día, era sobre las dis-tinciones filosóficas entre el utilitarismode acto y el utilitarismo de regla. Despuésde avanzar un poco en este asunto, mi crí-tico volvió al ataque, y me dijo: «Qué pena,pero estoy encontrando todo esto muyaburrido. Ustedes los filósofos no hacenmás que distinciones técnicas y cortar pe-los en el aire; y todo ese discurso acercade las diferentes clases de utilitarismo esmuy abstracto para servir de algo».

A pesar de todo, al final del seminario, elcomentario que me hicieron fue que nohabía dado suficiente tiempo a la ética.Dos o tres comentaron: «Nos hubiera gus-tado que hubiéramos podido profundizarun poco más en los problemas».

Mi tercera anécdota es la siguiente. Algu-nos colegas y yo gastamos meses intentan-do convencer a un grupo de médicos deque un buen entrenamiento en medicinano necesariamente los calificaba para ha-cer decisiones éticas. Ellos eventualmen-te concedieron el punto, pero con unamodificación.

Un buen día vinieron a mi con un caso,particularmente angustiante, que reque-ría tomar una decisión inmediata de si ono. «¿Qué debemos hacer?» preguntaron,«Ustedes son los filósofos; ¡decidan!». Elcaso era aterrador y yo murmuré algo

INTRODUCCIÓN

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acerca de no estar realmente calificadopara decirles qué hacer.

Pero nos ha estado diciendo que, comomédicos, no estamos expresamente cali-ficados para hacer decisiones éticas. Yahora nos está diciendo que usted tam-poco lo está �a pesar de tener un Ph.D.en filosofía y de pasar todo su tiempo es-tudiando ética médica�. Entonces,¿quién está calificado para decidir?

La primera anécdota, que se refiere a miopositora feminista, me sugiere tres temas.El más obvio consiste en los peligros deponer preguntas difíciles a gente que pre-feriría no pensar en ellas. Sócrates descu-brió las consecuencias de ello.

Otro tema es la imagen del eticista comoalguien aficionado a crear siempre pro-blemas filosóficos, sacando de un proble-ma diez más; y luego, otros diez, de cadauno esos diez; y presionando todo el pro-ceso de la discusión hacia preguntas fun-damentales acerca del significado de lavida y de la existencia. Es lo que yo lla-maría una masacre filosófica.

Un tercer tema es el desespero que des-piertan los eticistas en aquellas personasya comprometidas con una respuesta aun problema moral específico; aquellasque ya están intelectualmente convenci-das y a quienes sólo les queda dedicarse apropagar la causa. La modestia profesio-nal del eticista �en cuanto a verse a sí mis-mo en el papel del abogado� (estoy menosseguro acerca del teólogo) puede parecertan sólo una evasión o una falta de tomarla ética con la suficiente seriedad.

La segunda anécdota �mi experiencia conlos demógrafos� suscita otra serie de pro-

blemas. Uno es el muy bajo nivel de to-lerancia de la mayoría de la gente, a pe-sar de estar bien educada para teoríasfilosóficas y otras finuras. Sus ojos rápi-damente se nublan; «Si yo hubiera que-rido ser filósofo» �me dijo una vez unbiólogo� «hubiera entrado en una facul-tad de filosofía».

Esta actitud, sin embargo, suele juntarsecon un deseo �en aquellos mismos quecritican a los filósofos� de enfrentarse abrazo partido con los problemas de és-tos. Lo que les pasa justamente a estoscríticos es que no encuentran la metodo-logía propia con que los filósofos y teó-logos los tratamos, con mucho sentido.Lo cual es una forma muy simpática dedecir que lo que pensamos es, más quetodo, pura palabrería.

Hay otra manera de decir lo mismo.Mientras todo el mundo está de acuer-do, en principio, en que debiera haberreciprocidad en el trabajo interdiscipli-nario de la Bioética, es completamenteingenuo que el filósofo o el teólogo pien-sen que muchos científicos y médicos sevan a dar prisa en leer de nuevo a Platóny, mucho menos, a G. E. Moore.

La tercera anécdota nos mete dentro delproblema que subyace a todas estas treshistorias, a saber: ¿cuál es el papel deleticista al tratar de aportar una contri-bución a los problemas éticos de la me-dicina, la biología o la población? meresistí, con total pánico, a la idea de par-ticipar con los médicos en su toma con-creta de decisión. �¿Quién soy yo?�

Preferí mil veces la seguridad de las pro-fundas preguntas que les había plantea-do. Pero también me di cuenta enfrentado

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a un caso concreto �y esta es mi excusa,de que no había nada en mi formaciónfilosófica que me capacitara para tomaruna decisión ética, precisa y categórica,a la hora dada y en el momento preciso.

No, a mi me entrenaron debidamentedentro de aquella maravillosa tradición dela buena academia y del cuidadoso pen-sar, que se tomaba, al menos, un par desiglos para estudiar cualquier problema.

EL PAPEL DE ETICISTA

Permítanme retomar el problema quedije subyacía a mis tres anécdotas. ¿Cuáles el papel del eticista en la medicina yen la biología? ¿Tiene algo que aportary, si es así, cuál es ese algo?

La respuesta, en este momento, es queno sabemos. Pero este hecho puede seruna magnífica oportunidad para diseñarla nueva disciplina de una manera quepueda �por ahora, basta la posibilidad�marcar un notable avance a largo plazo.

La Bioética no es todavía una disciplinaterminada. Muchos de sus aficionadosvienen de otras disciplinas, más o menosinventándola a medida que avanza. Sustatus problemático y vago en la filosofíay la teología sólo lo iguala su misma va-cilante situación en las ciencias biológi-cas. La falta de aceptación general, losmodelos de otras disciplinas, criterios deexcelencia y normas claras evaluativas ypedagógicas, le ofrecen, sin embargo,oportunidades sin paralelo. Se trata deuna disciplina nueva, que todavía no seve sobrecargada con tradiciones férreasni figuras dominantes. Lo que está a sufavor es que no es todavía una disciplinagenuina, tal como se suele entender enel mundo académico y científico. Uno tie-ne que explicarse cada que habla de ella,

y esto le da un margen para la creativi-dad y una constante redefinición. Haymuchas ventajas en ser un terreno mol-deable.

Cuando nos preguntamos cuál podría serel lugar de la Bioética necesitamos, porsupuesto, saber primero cuáles son losproblemas en medicina y biología quesuscitan preguntas éticas y necesitan res-puestas éticas. No voy a enunciar aquítodo el catálogo de temas; baste decir queempiezan con «A» (aborto y amniocen-tesis) y recorren todo el abecedario has-ta llegar a la «Z» (el sentido moral de loszigotos).

Un primer trabajo, por lo demás obvio,del eticista es simplemente el de tratarde señalar y definir los temas que plan-tean problemas morales. Un segundo, yno menos evidente, es proporcionar al-gunas formas sistemáticas de plantear yresolver los problemas morales que hansido indicados. Una tercera tarea, y conmucho, la más difícil, es la de ayudar alos científicos y médicos a tomar las de-cisiones correctas. Y esto requiere la vo-luntad de aceptar todos los hechosmédicos y casi todos los científicos; conesto, lo que quiero decir es que, en sumomento oportuno, hay que dar por ter-

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minado el diálogo y hay que llegar a to-mar una decisión, una decisión tal quesea la más correcta y no la equivocada.

Ninguna de estas tareas es fácil, y unopronto aprende que todas las agudezas queuno le puede dirigir al ingenuo científico,que en su inocencia cree que todavía exis-te una «metodología imparcial», las apli-ca también él a la metodología que usamoslos filósofos y teólogos. Nos mojamos lospies antes de meterlos en el agua. Peor aún,uno pronto descubre que la mitad de lasdiscusiones en las que uno cree tener ra-zón brotan de dudas sobre si un determi-nado problema presenta de hecho undilema ético; o si lo que se entendió comodilema es de hecho tal. En la lucha de laética, no menos que en otros campos decombate intelectual, la ventaja la llevanaquellos que saben precisar los concep-tos que están en juego, y que saben po-nerse de acuerdo acerca de una sanametodología; lo demás es carpintería.

Usé arriba la expresión «realidades de lavida». Otra de ellas es que los temas éti-cos en medicina y biología nunca se pre-sentan de una manera sutil y adaptada alas clases de categorías y formas de pen-sar con las que los filósofos y teólogostradicionalmente nos sentimos seguros.

Casi siempre empiezan con el pie equi-vocado complicándose con el lenguajetécnico de otra disciplina. Y sólo en li-bros de texto se pueden encontrar casosespecíficos que ofrezcan una clara oca-sión, por ejemplo, para decidir sobre lavalidez de una solución ética, deontoló-gica o utilitarista.

El hecho de que esto sea así nos ofrecela ocasión y nos tienta a hablar de lo que

podríamos llamar «reduccionismo disci-plinario». Por esto entiendo la tendenciaa deducir de un complejo problema éti-co, un tópico importante que se catalogapronto como «el tema». Después, no porcasualidad, el tema se convierte, de ordi-nario, en el asunto clásico y acostumbra-do en filosofía y teología. A causa de estetipo de reduccionismo, el filósofo y elteólogo se capacitan para hacer aquellopara lo que los entrenaron, a saber, ma-nejar aquel tipo de discusiones clásicascon un lenguaje y de una manera que lohacen sentir confortable, una manera quele permite sentir que está siendo un buen«profesional». Las consecuencias de estatendencia son funestas. Es una de las ra-zones por la cual, la mayoría de los biólo-gos y médicos encuentran la contribuciónde los eticistas de escaso valor. Sus pro-blemas, muy reales para ellos en su len-guaje y su marco de referencia, sonpronto vueltos irreales al ser traducidosa un lenguaje y a un sistema distinto dereferencias. Durante tal procedimiento,de ordinario se despoja el caso originalde todo el contexto concreto dentro delcual se presentaba. Todo el asunto tomaun sesgo lamentable cuando el filósofo oel teólogo, rechazado o ignorado por cau-sa de este reduccionismo, se limita a res-ponder, acusando a sus críticos de notomar obviamente «en serio» la ética, yde no estar interesados en pensar «deveras» éticamente.

Enfaticé el problema del «reduccionis-mo disciplinario» por mi convicción deque, si se va a crear la disciplina de Bio-ética, debe hacerse de una manera queno permita evadir responsabilidades,culpar a los estudiantes por las faltas delprofesor, cambiar la naturaleza de losproblemas para que se adapten a las

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metodologías de los eticistas profesio-nales.

A este propósito, me parece que no exis-te objeto más digno de investigación quelo que llamaré el «lenguaje que se utilizanormalmente para pensar y hablar sobreproblemas éticos». La mayoría de la gen-te no habla de sus problemas morales conel lenguaje de los filósofos. Y no me heencontrado un eticista que, al hablar desu propios dilemas éticos, se valga dellenguaje de su ciencia; habla como los de-más, y es de suponer que piensa sus pro-blemas personales en el lenguaje sencillocon que lo hacen los demás.

Ahora bien, se me podría decir que estoque digo pasa por alto el punto centralde una disciplina profesional seria. ¿Noequivale esto a exigir que no exista unaciencia teórica, simplemente porque elebanista no se refiere a la mesa de su casaen términos de moléculas y electrones?Sin embargo, la analogía no vale, ya quela esencia de la toma de decisiones mo-rales radica en que se exprese en un len-guaje ordinario y se trate en una formade pensamiento normal, no profesional.

Lo que estoy proponiendo aquí no es deninguna manera que se niegue la validezde la teoría ética, el valor del lenguajetécnico ético o la necesidad del rigor dis-ciplinario. Ni estoy dispuesto a concederal científico o al médico de ideas pocoliberales el gusto aburguesado de exigirque el eticista domine las distincionestécnicas de ellos, mientras ellos ignorenlas del eticista. El eticista no puede apor-tar una contribución valiosa, en absolu-to, a menos que sea más capaz que losdemás de profundizar, en su momento,en los temas que ellos manejan, de dar-

les la coherencia y claridad que ellos nopueden, en las formulaciones del lengua-je ordinario y de ofrecerles una apropia-da metodología. Trato tan solo de probarque, cuando el eticista actúa como tal, sino puede mantenerse en el uso del len-guaje y de la forma de pensar comunes�estableciendo continuamente la co-nexión entre uno y otro� tanto su teoríacomo su pedagogía se verán expuestas alfracaso. Su teoría, porque no puede so-portar la realidad psicológica; y su peda-gogía, porque ésta no tendrá nada quever con la forma con que se presentanhoy día los problemas éticos. El médicoque, al tenérselas que ver con un casoético difícil, conserva en su mente sussentimientos y pensamientos, las políti-cas hospitalarias y las normas públicas,los estados de ánimo de su paciente y delos familiares de éste, tratando de serresponsable y a la vez enfrentado con lasmúltiples y conflictivas responsabilidadesde su profesión; tal médico no podrámostrarse receptivo �ni tendrá que serlo�ante el eticista que le dice que, en últimotérmino, el verdadero y único tema deimportancia involucrado en el caso es,por decir algo, el utilitarismo.

Si se me permite expresar lo mismo enforma paradójica, yo diría que el eticistapuede ser muy correcto en su analisis teó-rico �quizás el utilitarismo sea, diga us-ted, el principal criterio en la solución dedilemas éticos�.

Como apéndice a este tema, quiero aña-dir una observación:

Una vez conocí a un distinguido filósofoque decía que no le interesaba particu-larmente relacionarse con otros filósofospara conocer sus puntos de vista. «Me

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basta con leer sus artículos para adquiriruna visión más profunda acerca de susideas», decía. Puede que así sea entreprofesionales colegas, pero creo que se-ría desastroso en el caso de un eticistaque tratara de comprender el pensamien-to moral de un no-eticista, particularmen-te el de un médico. No existe ningunaclase de garantía de que el lenguaje éti-co utilizado por el científico o por elmédico exprese la manera como ellostoman de hecho decisiones éticas. Mu-chas veces es perfectamente claro, dehecho, que los principios presentes, queentran en juego, están en desacuerdo conlos principios expresados. No estoy di-

ciendo que sea hipocresía ni inconsisten-cia lógica; sino que se trata de un fenó-meno más sutil todavía de alguien que, porhaber sido dotado con un sólo lenguajetécnico para el discurso con los demás,usa una clase de terminología ética, yobra, con todo, de una manera más con-sistente que si usara cualquier otra clasede terminología, que nadie le ha dado.

La presencia de este fenómeno hace ne-cesaria una buena cantidad de intercam-bio oral y lógico, lo mismo que de ciertoescepticismo en pensar que lo que dicenlos no-eticistas, es realmente lo que ellosnecesariamente dan a entender y hacen.

EL SIGNIFICADO DE «RIGOR»

Al tratar de crear la disciplina de Bioéti-ca, el problema subyacente, suscitado porlas observaciones que se le hacen, recaesobre lo que llamaría «riguroso» y «serio»acerca de la Bioética. Recientemente ha-blé con un verdadero filósofo, quien ha-bía gastado un año entero dando,juntamente con un biólogo, un curso so-bre problemas éticos de biología. Me dijoque no quería repetir la experiencia. Lepareció imposible, dijo, aplicar en el cur-so el más mínimo rigor ético y filosófico,no sólo porque él mismo no dominaba conpropiedad, �ni tenía tiempo para alcan-zar el dominio�, de la biología, sino por-que el verdadero proceso de tratar dehablar con propiedad le parecía opuesto,por naturaleza, al pensamiento preciso yriguroso. Era como si hubieran tratado de

hacer una mezcla de manzanas y aguaca-tes, que nadie podía comer. Uno, comoeticista, puede llegar hasta simpatizar conlas ideas de los científicos, pero es bas-tante frecuente entre eticistas el reunirseentre ellos, después de una frustrante se-sión interdisciplinaria, para criticar la su-perficialidad de sus colegas científicos ymédicos.

Intentar implementar el rigor filosóficoen un curso multidisciplinario sólo noslleva a una de dos opciones. La primera,es continuar refunfuñando, con la segu-ridad de que, otro tanto, estarán hacien-do los científicos en su laboratorio. Unopuede aferrarse a las nociones tradicio-nales con rigor filosófico y teológico, ri-gor que no podrá darse sino rara vez,

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quizá nunca, en el trabajo interdiscipli-nario de la Bioética. La segunda, másagudamente dicho, consistiría, se meocurre, en adaptar la definición de «ri-gor». No es la rapidez o lentitud frentea un pensar descuidado lo que habríaque adaptar, sino más bien la clase derigor que requiere la Bioética, la cualseguramente deberá ser de una clasedistinta que la requerida normalmenteen las tradicionales disciplinas filosófi-cas y científicas.

Lo cual equivale a decir que el rigor me-todológico debe ajustarse a cada mate-ria. Arriba mencioné tres tareas de lascuales se debe ocupar el bioeticista:

n Definir los problemas biológicos y susaspectos éticos.

n Precisar la metodología para tratarlos.

n Indicar los pasos que deben seguirseen la toma de decisiones.

Cada una de estas tareas requiere unaclase diferente de rigor.

La definición de los problemas requierelo que llamaré paradójicamente el rigorde una imaginación liberada, una ciertahabilidad para ver dentro, a través y de-bajo de la superficie que vemos de lascosas, para descubrir alternativas, paraentrar debajo de la piel de las angustiaso de la misma insensibilidad ética de lagente y finalmente, para ver de frente loshechos desde varios puntos de vista almismo tiempo.

Otra clase de rigor se requiere para eldesarrollo de estrategias metodológicas.Aquí se necesitan las metodologías tra-dicionales de la teología y la filosofía. Hay

tipos tradicionales de rigor que puedeny deben entrar aquí en juego, utilizandoel análisis lógico, sólido y cuidadoso delos términos y otros aspectos semejan-tes. Con todo, hay que procurar, al mis-mo tiempo, adaptarlos a cada materia,que de ordinario, como en los casos éti-cos de la medicina y biología, no son ta-les que puedan ser encajados en lasestructuras de un molde metodológicomuy rígido.

No voy a intentar aquí ocuparme de lle-no sobre cuál debiera ser la metodologíapropia de la Bioética. Con todo, se im-pone hacer unos cuantos comentarios, es-quemáticos y un poco generales, sobretodo en forma de afirmaciones.

Tradicionalmente, la metodología de laética se ha centrado en el pensamientoético; cómo pensar en una forma correc-ta sobre problemas éticos. Además, creoque el campo propio del bioeticista secompagina legítimamente con tres áreasde la actividad ética, a saber: el pensar,el sentir (actitudes) y el obrar. Estas tresáreas se unen bajo la suposición de quelos sentimientos y la conducta moldeanel pensar y ayudan a entender por quéargumentos no muy fuertes llegan a ser,con todo, convincentes y penetrantes; yque es perfectamente legítimo que uneticista se preocupe no sólo por lo quelas personas piensan o dicen sino por loque hacen. Apasionarse por lo bueno eslo propio de los eticistas.

Si la ética se limitara a observar que nose cometan errores lógicos en todo elproceso de una argumentación, nadie lepondría atención. No, las premisas de-trás de los argumentos éticos, los prejui-cios detrás de los sistemas éticos y los

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sentimientos que alimentan un determi-nado comportamiento ético (o antiético)son los que hacen la verdadera diferen-cia en la vida humana. Las argumenta-ciones verbales son tan sólo la punta deliceberg. Es posible que un eticista se li-mite a ello. Porque allí, pisando terrrenopropio, se sentirá seguro. Pero no veo larazón para no atreverse a más, así no sereconozca que la fuente y la importanciade su profesión descansa, no en lo aca-démico, sino en su presencia en la vidaprivada y pública, en donde lo que deveras cuenta es lo que la gente piensa,siente y hace.

Aun en la toma privada de decisiones, laparte meramente racional puede, contoda legitimidad, jugar un papel tan sólosubordinado en algunos casos. Experien-cias grupales o personales pueden propor-cionar, por una parte, principios de

conducta, razonables, aunque no clara-mente formulables, en la toma de decisio-nes. Por otra, los principios tradicionalespueden también ayudar, así se encuentrensepultados en el inconsciente.

Claro que la ética tendrá siempre la obli-gación de exigir razones y justificacionesde los principios derivados de la experien-cia y de la tradición. Sin embargo, segúnel caso, puede ser que estas justificacio-nes no convenzan, al menos, porque pue-den ser desvirtuadas si se las mete en elmolde de las palabras. En ocasiones, tam-bién, se dan situaciones en las que, conrespecto a una conducta claramente«buena», las razones en su favor seandébiles o inexistentes. Aún así, sería bas-tante absurdo echar a perder completa-mente una conducta buena con elpretexto de la debilidad de los argumen-tos empleados para justificarla.

CRITERIOS PARA LA METODOLOGÍA

Voy a ofrecer tan solo un criterio negati-vo y otro positivo con respecto a la me-todología ética.

La metodología será equivocada si no hasido desarrollada expresamente para pro-blemas éticos de medicina y biología.Esto no quiere decir que no deba pre-sentar muchos de los rasgos de la meto-dología filosófica o teológica. Pero, si sóloofrece estos rasgos, uno puede estar se-guro de que no será adecuada para ma-

nejar los problemas que provienen de lasciencias de la vida.

Mi criterio positivo es el siguiente:

Una buena metodología debe tener encuenta el hecho de que la Bioética es uncampo interdisciplinario en el cual no sepueden ni se deben aislar las dimensio-nes puramente éticas sin tener en cuentalas dimensiones legales, políticas,sicológicas y sociales.

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El punto delicado, para poner un ejem-plo, de quién debe tomar las decisioneséticas en medicina y biología se verádesenfocado, de entrada, si se traza unalínea divisoria muy precisa entre lo queéticamente requiere decisión y quien polí-ticamente debe estar autorizado para to-marla. Ciertamente para el eticista esimportante, en principio, hacer esta clasede distinciones; pero desafortunadamen-te, si se las urge en forma absurda, puedenfácilmente modificar la forma como se to-man y seguirán tomándose las decisiones.

El problema de la toma de decisiones, quepresenté como la tercera tarea del bioeti-cista, no se puede separar de la cuestióndel método. Esto me hace caer en la cuen-ta de que tengo un segundo criterio posi-tivo con el cual poner a prueba una buenametodología en bioética. La metodologíadebe ser tal que posibilite a aquellos quela empleen, para obtener decisiones ra-zonablemente específicas y claras en losmomentos precisos.

Ya he dicho que los filósofos no somosmuy buenos para esta clase de decisio-nes y que esta falla se presta para que elmédico se enfade; el cual, por su parte,no cuenta con el ambiente apropiado nicon el tiempo suficiente para pensar encada detalle que el filósofo suele decirque necesita para tomar una decisión.

Al proponer que una metodología buenadebe hacer posible llegar a conclusionesespecíficas en el momento específico, es-toy proponiendo algo utópico. Los únicostipos de sistemas éticos que conozco quehagan posible mi propuesta son losdeductivos, con principios primarios y se-cundarios bien establecidos y una largahistoria de casuística altamente refinada.

La Tradición Escolástica Católico-romanay la tradición judía de nombre «responsa»son ejemplos de esto. Por desgracia, siste-mas de este tipo presuponen una gran va-riedad de condiciones culturales y puntosde vista compartidos, que simplemente nose dan mucho en la sociedad.

Por falta de ello, se ha hecho absoluta-mente urgente la búsqueda de una éticanormativa, filosóficamente viable, quepueda presuponer algunos principios co-munes y que se desarrolle rápidamente.

De no lograrse esto, no veo cómo pue-dan desarrollarse metodologías éticasque incluyan métodos que sirvan pararesolver, en forma rápida y viable, casosespecíficos. En su lugar, estamos a pun-to de quedarnos con lo que tenemos, asaber, una cantidad de conceptos vastosy generales, intuiciones erráticas, y en suconjunto, nada que sirva para el médicopracticante ni para el científico.

Mucho de lo que he venido diciendo pre-supone que se pueda hacer una distin-ción entre un concepto de ética amplio yun concepto de ética estricto.

En su sentido «estricto», ser eticista es serbueno para hacer lo que los filósofos yteólogos expertos hacen bien: analizarconceptos, clasificar principios, ver salidaslógicas, descubrir suposiciones detrás deun proceso y construir sistemas teóricos.Hay maneras buenas y malas de haceresto, y esta es la causa de que filósofos yteólogos puedan gastar mucho de su tiem-po discutiendo entre ellos. Pero ni siquie-ra los mejores métodos, se me ocurre,podrán satisfacer las exigencias de la Bio-ética. Esta requiere entender la ética deuna forma muy amplia, en un sentido nofácilmente inteligible, de este término.

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Lo que pretendo es que la bioética seadiseñada de tal manera, y sus especialis-tas entrenados de tal modo, que �a cual-quier costo� pueda servir a los médicos ybiólogos cuya posición les exige tomar de-cisiones concretas.

Esto requiere, idealmente, un número deelementos y exigencias como parte delentrenamiento del bioeticista, sólo posi-bles, a lo largo de toda su vida:

n Entendimiento sociológico de las co-munidades médicas y científicas.

n Entendimiento psicológico de los ti-pos de necesidades que experimentaninvestigadores y clínicos, pacientes ymédicos, juntamente con la variedadde presiones a que están sujetos.

n Entendimiento histórico de las teoríasy prácticas reinantes.

n Entrenamiento científico.

n Conocimiento y dominio de los méto-dos de análisis ético tal como se en-tienden en los ámbitos filosófico yteológico.

n Y, en no menor grado, un pleno cono-cimiento de las limitaciones de los mis-mos métodos cuando se aplican a casosconcretos.

n Finalmente, estar personalmenteabierto a la clase de los problemas éti-cos que se presentan en medicina ybiología.

Esta es una lista de exigencias, imposi-ble de realizar, y que asegura, por ade-lantado, que va a escandalizar a todos losprofesionales en cuyo campo uno debeinmiscuirse. Los científicos van a argu-mentar que usted no es un científico en-trenado; los médicos, que no tienen ungrado ni la experiencia clínica para tra-tar pacientes; el sociólogo, que las evi-dencias a partir de las anécdotas vale lapena tenerlas en cuenta; el filósofo, queuno se está apartando del trabajo sólidofilosófico, tal como él lo entiende.

Y bien, ¿qué quiere que haga? Estas sonlas exigencias de la Bioética

Una prueba importante de la aceptaciónde la Bioética como disciplina va a ser elque se extienda a todo aquello que deella esperan los médicos y científicos. Poreso, su desarrollo debe ser inductivo, tra-bajando, por lo menos al comienzo, apartir de los problemas que ellos creenque enfrentan y requieren asistencia. Noraras veces es posible que ellos se equi-voquen acerca de la naturaleza de losproblemas que deben enfrentar. Pero conno menos frecuencia, la persona entre-nada en filosofía y teología también es-tará igualmente equivocada en su manerade entender los problemas reales.

Sólo una dialéctica continua, libre de ten-siones, será suficiente para salvar los obs-táculos; una dialéctica alimentada poruna apertura continua a casos específi-cos en todas sus dimensiones humanas.

ESCANDALOSO E IMPOSIBLE

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RESUMEN

En sus etapas iniciales, la Bioética tuvo que ver con los dilemas éticos generados por el desarro-llo de la medicina. Después, su objeto principal se amplió para incluir todas las ciencias bioló-gicas, pero la ética biomédica siguió siendo parte fundamental de ese campo ampliado.

Millones de dólares del Gobierno contribuyeron al nacimiento y expansión de la Bioética en losEstados Unidos. La Bioética moderna, sin embargo, vino de algo más de las solas iniciativasgubernamentales. Nacieron los institutos y centros no-gubernamentales para responder a lapresión de los nuevos problemas generados por las ciencias biológicas.

La Bioética continuará expandiéndose y su importancia permanecerá en el próximo siglo, por-que las ciencias biológicas estarán en el centro de la preocupación cultural contemporánea yesos dos campos son inseparables. La Bioética clínica procura la aplicación de los conceptos ala cabecera del enfermo. Las cuestiones suscitadas por la tecnología moderna de diagnóstico ylas poderosas intervenciones terapéuticas nuevas, presionan porque ellas amenazan el alma dela medicina: la relación de confianza entre los profesionales de la salud y sus pacientes. Elnuevo campo de la Bioética es una respuesta a esta amenaza. En Latinoamérica se hace énfasisen la justicia, la equidad, la solidaridad o en los antecedentes sociales de normas morales. Laautonomía que es tan importante en los Estados Unidos también lo sigue siendo en Iberoamérica.

ABSTRACT

In its first stage, Bioethics was related to ethical dilemmas raised by the medical developments.After that, its main object was enlarged to include all biological sciences but still biomedicalethics continued to be a fundamental part of this widened field.

Millions of dollars from the Government have contributed to the birth and expansion of Bio-ethics in the USA. Nevertheless, modern Bioethics came from something more than the meregovernmental initiatives. Institutes and Non-governmental Centers were created in order toanswer to the pressure of the new problems, originated in the biological sciences.

Bioethics will continue expanding and its importance will remain in the next century, becausebiological sciences will be at the center of the contemporaneous cultural preoccupations andthese fields are closely related. Clinical Bioethics tries to apply concepts at the patients’ bedside.The questions raised by modern technologies of diagnosis and the new therapeutic interventionsthreaten the essence of medicine itself: The relation of trust between health professionals andtheir patients. The field of Bioethics is an answer to this threat.An emphasis in justice, equity,solidarity and the social background of moral norms is made in Latin America. Autonomy,which is very important in the USA, is also very important in Latin America.

1 Drane, James, «Preparación de un Programa de Bioética: Consideraciones básicas para el programa regional dela OPS», en: OPS Programa Regional de Bioética para América Latina y el Caribe, Bioética en América Latinay el Caribe, Santiago de Chile, 1995.

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Ninguna área de estudio refleja más fiel-mente la época contemporánea que laBioética, estudio sistemático de la con-ducta moral en las ciencias biológicas yen la medicina. La medicina y las cien-cias biológicas son, para nuestro perio-do de la historia, lo que fueron la religióny la salvación en los tiempos medievales;en ellas se invierten enormes recursossociales y son preocupación principal delas gentes de hoy. La Bioética reúne enun bloque de estudio los dilemas éticosasociados con la investigación biológicay su aplicación en la medicina. Esta dis-ciplina que crece tan velozmente, se ini-ció hace pocos años en los paísesdesarrollados, que debían enfrentar losenormes desafíos éticos generados por elavance de las «biociencias». Pero ahora,los mismos problemas éticos se presen-tan en todas partes.

El desarrollo de las ciencias biológicas,que impulsó la Bioética en las nacionesdesarrolladas, es ahora parte de la vidacontemporánea y también de las nacio-nes en desarrollo. Centros médicos mo-dernos con alta tecnología se puedenencontrar en las grandes ciudades detodo el mundo. Por todas partes se en-frentan los mismos problemas éticos, aso-ciados con la experimentación en sereshumanos. En Europa, Latinoamérica yJapón los medios de comunicación danahora a los problemas éticos en medici-na la misma importancia que hemos vis-to desde tiempo atrás en los EstadosUnidos. Los médicos en todas partescomprenden la necesidad de entender lasconsecuencias éticas de sus actos y la

necesidad de actualizar reformas en suscódigos profesionales. Los políticos enEstados Unidos y en otros países prevénla intervención directa del gobierno enla legislación en salud y el acceso a la asis-tencia médica, lo cual implica involucrar-se en dilemas éticos y en cuestiones dejusticia distributiva. En pocas décadas, laBioética ha llegado a ser una gran pre-ocupación en todo el mundo y continua-rá reflejando el «Ethos» de la civilizacióntecnológica de los siglos XX y XXI.

Dada su trascendencia en la sociedadcontemporánea, la Bioética ha experi-mentado un desarrollo meteórico en lasúltimas tres décadas. Los primeros cen-tros, institutos, comisiones y juntas deBioética fueron establecidos en los Es-tados Unidos y Canadá. Las nacioneseuropeas y la Comunidad Europea pu-sieron en marcha sus propias iniciativas.Recientemente, intelectuales del Japóny del sureste asiático han permanecidouna temporada en Canadá, los EstadosUnidos y Europa y han regresado a diri-gir la instalación de Institutos de Bioéti-ca en sus propios países. Desde hace añosCentros de Bioética existían en Latino-américa (Brasil, Argentina, Colombia yChile) y ya han empezado a desarrollaruna literatura bioética latinoamericana.En Europa del Este se han organizadoconferencias sobre Bioética y se ha ini-ciado allí el desarrollo de centros deBioética. Los países recientemente in-dependizados de la ex Unión Soviéticay Yugoslavia están organizando confe-rencias sobre problemas de Bioética eInstitutos de Bioética. Han empezado a

VISIÓN HISTÓRICA DE LA BIOÉTICA

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realizarse intercambios internacionales,lo cual además está influyendo, comoresultado de los esfuerzos para llegar aun acuerdo internacional en reglamen-tos y directrices éticas. El estilo norte-americano, dominante en los comienzosde la Bioética, está ahora cambiando bajola influencia de las perspectivas de Eu-ropa, Asia y Latinoamérica.

Etapa inicial

En sus etapas iniciales, la Bioética tuvoque ver con los dilemas éticos generadospor el desarrollo de la medicina. Des-pués, su objeto principal se amplió paraincluir todas las ciencias biológicas, perola ética biomédica siguió siendo partefundamental de ese campo ampliado.Aunque es difícil precisar cuando comen-zó la revolución bioética contemporánea,es posible reconocer algunos eventoscomo contribuyentes importantes al rá-pido ascenso de esta disciplina, hoyparadigmática. El primero es la experi-mentación médica.

La medicina alemana sirvió en los siglosXIX y XX como paradigma de la medici-na y la práctica médica moderna: ambasestaban unidas a la ciencia de laborato-rio, lo cual significaba que la medicinaconvencional debía probar su efectividadmediante experimentos rigurosos queinevitablemente debían realizarse en se-res humanos. El abuso de seres huma-nos en la experimentación médica creóla primera crisis de la medicina modernay las primeras solicitudes de una nuevaética médica. El Código de Nürenbergrespondió, con lo que llegó a ser una delas bases de esta nueva ética, el requeri-miento de un consentimiento informado.

Donde quiera que los profesionales mé-dicos investiguen sobre seres humanos,tienen que garantizar el respeto a cadasujeto de la investigación.

La violación de las normas tradicionalesde ética médica por el mal uso de pacien-tes creó un amplio escándalo moral. Losseres humanos necesitados, laboratorio,lo cual significaba que los vulnerables,débiles, debían ser protegidos y esto exi-gía un nuevo conjunto de normas éticas.Rápidamente, éstas se extendieron de laexperimentación médica al tratamientomédico, porque allí también los pacien-tes vulnerables requerían protección. Lavaloración de los beneficios y la adver-tencia sobre los peligros y riesgos se vol-vieron parte, tanto del tratamiento comode la experimentación. La revelación decomportamientos evidentemente pocoéticos por parte de algunos médicos nazisdurante la Segunda Guerra Mundial, fueseguida en los Estados Unidos por unaserie de informes sobre similares fallaséticas cometidas durante experimentoscon pacientes vulnerables en la medici-na americana.2

En 1966 Henry K. Beecher, médico deHarvard, publicó un articulo en el NewEngland Journal of Medicine en el cualexpuso patrones de conducta poco éticosen investigaciones médicas.3

El abuso de seres humanos por los mé-dicos de EU �así como el articulo deBeecher�, recibieron amplia publicidady contribuyeron substancialmente al

2 Willow Brook School, el Jewish Hospital en NuevaYork, y el Tuskegee Syphilis Study.

3 Beecher, H.K., «Ethics and Clinical Research»,New England Journal of Medicine, 274, 1966,pp.1354-1360.

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creciente interés del público en la ética enmedicina. Las fallas éticas asociadas conla investigación hicieron nacer este nuevocampo de estudio. En los Estados Unidos,como en otras partes del mundo, la pre-ocupación por la ética y la experimenta-ción es hoy tan fuerte como lo fue en loscomienzos de la medicina moderna.

El imperativo del progreso científico estápresente donde quiera que se practica lamedicina contemporánea. Como la au-toridad de los médicos tiende a ser másfuerte en otros países que en los EstadosUnidos, existen por todas partes condi-ciones para fallas éticas similares. Sin em-bargo, solamente una Bioética biendesarrollada y difundida puede evitar queocurran tragedias éticas asociadas con lainvestigación. Ninguna sociedad se pue-de dar el lujo de dejar el equilibrio entrelos derechos individuales del paciente yel progreso científico, solamente en ma-nos de médicos. Se necesita establecernormas para la experimentación en sereshumanos, dondequiera que se practiquela medicina moderna. Esto ciertamenteocurre en los grandes centros médicos,pero aún hay hospitales comunitariosque han servido de escenario para prue-bas de medicamentos y otras investiga-ciones.

Bioética y compromiso del Gobierno:El ejemplo de Estados Unidos

Después de la Segunda Guerra Mundial,las naciones desarrolladas pusieron granénfasis e invirtieron mucho dinero en elcampo médico. Como consecuencia tuvoque darse mayor atención a los dilemaséticos que inevitablemente acompañan alos avances médicos. En los Estados Uni-

dos, el Servicio de Salud Pública, unaagencia de HEW y luego HHS, fue de-signada responsable de la protección delos derechos y bienestar de las personasque son sujetos de investigación. En 1960se promulgaron normas éticas para rea-lizar la investigación. En 1970 se formóla Comisión Nacional para la Protecciónde los Seres Humanos Sujetos de Inves-tigación Biomédica y del Comportamien-to; esta comisión trabajó por cuatro añosy realizó 125 recomendaciones para me-jorar la protección de los derechos y elbienestar de los seres humanos sujetosde investigación, como también publicóel Belmont Report en el que se identifi-caron los principios éticos básicos �au-tonomía, beneficencia, justicia�, que danjustificación filosófica al tratamiento hu-manitario de los seres humanos. Subse-cuentemente, el gobierno federal, bajo losauspicios del mismo Servicio de SaludPública, continuó poniendo al día los re-glamentos y solicitando su cumplimientoético por parle de todo grupo que llevaraa cabo investigaciones en seres humanos,dentro y fuera de los Estados Unidos. ElGobierno, a través de su apoyo a los pro-yectos médicos, llegó a ser no sólo unafuente de reglamentos y políticas bioéticas,sino que también estableció comisionesque expusieron justificaciones éticas parauna nueva visión de la conducta en la prác-tica médica. El gobierno norteamericanoy sus intereses jugaron un gran papel enel desarrollo de la bioética moderna. Enla actualidad, gobiernos europeos jueganun papel más importante que el norte-americano a través de sus comisiones na-cionales de Bioética, corno Dinamarca yFrancia, entre otros.

Después del trabajo de la Comisión Na-cional el gobierno de los Estados Uni-

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dos continuó involucrado en la Bioética,ahora en la forma de una nueva Comi-sión Presidencial para el Estudio de Pro-blemas Éticos en la InvestigaciónBiomédica. Esta Comisión se formó enlos años 1980 y debía preparar informespara el Presidente, el Congreso y paradepartamentos importantes del Gobier-no, con el propósito de ayudar a los polí-ticos en el desarrollo de la legislación.Además, su trabajo suministró una guíaa los profesionales de la salud, educado-res en salud y al público en general. LaComisión Presidencial publicó 11 volú-menes, 9 informes, las conclusiones deun taller sobre denuncias en la investiga-ción y una guía para los comités localesque revisan las investigaciones sobre se-res humanos. El trabajo de esta Comi-sión del Gobierno ha tenido una enormeinfluencia en la Bioética

Bioética y Tecnología Médica

Corno resultado de la inversión guber-namental en la ciencia médica, surgierontoda clase de nuevas tecnologías e inter-venciones terapéuticas. La unión de lamedicina con la ciencia, que había co-menzado al final del siglo diecinueve,empezó a dar maravillosos frutos: nue-vos medicamentos, máquinas de diálisis,técnicas de transplante de órganos, sis-temas mecánicos para mantener o suplirla función de órganos, técnicas médicasde alimentación, técnicas quirúrgicas ca-paces de salvar vidas, unidades de cuida-dos intensivos (UCI), etc. Cada nuevodesarrollo planteó nuevos problemas éti-cos. En los años sesenta se formó en elEstado de Washington un Comité de Eti-ca que trató de tornar decisiones, ética-mente defendibles, sobre quién recibiría

diálisis cuando la escasa tecnología nopodía ofrecerse a todos. La Bioéticamoderna no está solamente preocupa-da de los experimentos médicos en se-res humanos, sino que también de lostratamientos médicos, la participaciónde pacientes y comunidades en la tomade decisiones acerca de las intervencio-nes médicas y de quienes tienen acceso aéstas.

A lo largo de la historia, la profesiónmédica siempre aceptó la responsabili-dad moral de ejercer un poder médicosobre los pacientes. La ética médica ex-presó esta responsabilidad a través decódigos y tratados médicos. Todo poderprofesional socialmente autorizado re-quiere rendición de cuenta pública, y estoes especialmente cierto para el poder pro-fesional médico. El derecho a practicar lamedicina está asociado con restriccionesmorales en esa práctica, impuestas ya seapor organismos de la misma profesión opor el Gobierno. A medida que la prácti-ca médica fue más poderosa, los proble-mas éticos asociados con ésta proliferaron.El rango de cosas que los médicos podíanhacer a los pacientes se expandió, juntocon la efectividad y la calidad invasora desus intervenciones. Con cada intervención,surgieron micro y macro problemas refe-ridos a la relación entre la tecnología y lavida humana que también debieron serconsiderados. Tanto en las naciones desa-rrolladas como en aquellas en desarrollo,los médicos se preocuparon por crear yponer al día sus códigos éticos.

La medicina científica y tecnológica tras-ladó el proceso del tratamiento médicoal foro público. Los tratamientos médi-cos empezaron a tener lugar principal-mente en hospitales públicos, donde las

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respuestas éticas debían ser públicamen-te defendibles. La tecnología de los añosnoventa puede hacer que los primerosdesarrollos terapéuticos parezcan primi-tivos y sin complicaciones, pero podemosver en esos primeros hallazgos la fuerzaimpulsora tras el nuevo interés por la éti-ca y el nacimiento de la Bioética moder-na. La importancia de la salud como unvalor y de la medicina como una discipli-na, hacen que la moderna Bioética mé-dica sea un importante campo de estudiocasi en todas partes.

Antes de 1950, «el médico es quien sabe»era la actitud que la mayor parte de lagente tenía acerca de la medicina y resu-mía una ética paternalista tradicional.Después de los juicios de Nürenberg y lainfluencia creciente de la experimenta-ción en la práctica, esta vieja ética pater-nalista gradualmente dio paso a otrasconcepciones de lo bueno y de lo malo.Otras actitudes, diferentes normas, comomás y diferentes principios se unieronpara dar comienzo a la Bioética moder-na. Una vez que se abrió el campo seamplió rápidamente.

Papel de los Institutosno-gubernamentales de Bioéticaen el desarrollo de la Bioética

Millones de dólares del Gobierno con-tribuyeron al nacimiento y expansión dela Bioética en los Estados Unidos. LaBioética moderna, sin embargo, vino dealgo más que de las solas iniciativas gu-bernamentales. Nacieron los institutos ycentros no-gubernamentales para res-ponder a la presión de los nuevos pro-blemas generados por las cienciasbiológicas.

Ya en 1950, el instituto de Religión en elCentro Médico de Houston, Texas, em-pezó a trabajar en materias éticas y me-dicina y se formó una Sociedad para laSalud y los Valores Humanos, creada porpensadores religiosos interesados en pro-mover las Humanidades en la educaciónmédica. En los años 1960 el primer De-partamento de Humanidades Médicasempezó a funcionar en el Centro Médi-co de la Universidad del Estado de Pen-nsylvania, en Hershey, PA, con docentesinclinados hacia la ética médica. Los añossetenta fueron testigos del nacimiento delCentro Hastings, en Hastings, NY �al fi-nal de 1969 y principios de 1970�, y elinstituto Kennedy de Ética de la Univer-sidad de Georgetown (1971). Ambas ini-ciativas trataron de dar profundidad yrigor a la nueva disciplina que llamamoshasta hoy Bioética.

El modelo del Instituto Kennedy se basaen la universidad. Desarrolló un CentroNacional de Referencias para la Litera-tura de Bioética, que ha llegado a ser elmejor recurso bibliotecario del mundopara esta nueva literatura en expansión.Sus eruditos miembros eran de diferen-tes disciplinas, trabajaban un tanto inde-pendientemente uno del otro, y sirvieroncomo Facultad para un programa dePh.D. en Bioética, en la universidad. Unode los primeros miembros, Warren Reich,un teólogo católico, editó la Enciclope-dia de Bioética que llegó a ser un gransoporte para la disciplina. Un miembroprotestante, Leroy Walters, empezó unabibliografía anual de Bioética y desarro-lló «Bioethics Line», una base de datosde computador en línea. A medida quenacieron nuevas áreas de expansión enel campo de la Bioética, los estudiososde las nuevas áreas que estaban intere-

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sados en ética vinieron al Instituto Ken-nedy a investigar, escribir y enseñar.

El Centro Hastings fue iniciado por Da-niel Callahan, un laico católico con for-mación en filosofía y teología. En elCentro Hästings eruditos seleccionadosse reunían para trabajar generalmente engrupos, con el objeto de desarrollar so-luciones éticas sólidas �reglas, normas�,para problemas específicos. El CentroHästings continúa publicando recomen-daciones de políticas e informes para in-fluir en las respuestas del Gobiernodirecta e indirectamente. El HästingsCenter Report, fundado en 1971, publicaartículos sobre problemas éticos en lamedicina y en las ciencias biológicas y elejercicio profesional, y ha llegado a serla publicación más importante en estenuevo campo.

Después de que se fundaron estos prime-ros dos institutos no-gubernamentales deBioética, se establecieron literalmentecientos de centros, programas, revistas ypublicaciones relacionadas con la Bioé-tica. Cada año los libros y artículos so-bre Bioética aumentaron hasta llegarcerca de los diez mil. De un pequeño yreciente comienzo, la Bioética ha llega-do a ser un gran campo de estudio. LaAsociación Americana de Hospitales en1987 publicó una descripción de 77 or-ganizaciones de Bioética. En 1993 elCentro Nacional de Referencia para laLiteratura en Bioética en la Universidadde Georgetown actualizó este informe, yel número de registros había aumentadoa más del doble en sólo cinco años.

A principios de 1970, ayudado por dona-ciones del National Endowment for theHumanities, un Instituto de Valores Hu-

manos en Medicina inauguró un proyec-to para desarrollar la Bioética en la edu-cación médica. Un prominente médicohumanista, el Dr. Edmund Pellegrino, yalgunos miembros de su grupo de traba-jo, visitaron más de 80 colegios médicos.Su proyecto era integrar la nueva disci-plina, la Bioética, a la educación médicay asegurar que la Bioética saliera de lostextos literarios, informes y comisiones,para hacer cambios en la práctica clínicade los médicos. El esfuerzo de Pellegri-no se dirigió hacia la enseñanza de la Bio-ética en las escuelas de medicina y a lapromoción de la relación entre medicinay humanismo. Cuando el esfuerzo em-pezó, muy pocas escuelas de medicinatenían cursos de Humanidades. Cuandoterminó, después de diez años, casi to-das las escuelas médicas y muchas escue-las de enfermeras estaban ofreciendocursos en Bioética y otras Humanidades.Visitas personales a las escuelas y con-tactos personales con los docentes mar-caron la gran diferencia, para hacer de laBioética una práctica tanto como unadisciplina académica.

Las comisiones gubernamentales, loscentros académicos y los institutos no-gubernamentales se combinaron paracontribuir al desarrollo de la Bioética enlos Estados Unidos. El aumento del in-terés, por parte de los profesionales enmedicina y teología, estimuló el ingresode un creciente número de expertos a losinstitutos de educación en Bioética. Loscentros de Bioética con apoyo universi-tario, entrenaron a profesionales paraenseñar en el nuevo campo. Los hospita-les empezaron a contratar sus propiosespecialistas en Bioética para la educa-ción del personal y para consultas, lo cualcreó oportunidades de trabajo para bio-

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eticistas entrenados. Se organizaron co-mités bioéticos en instituciones asistencia-les y los miembros del comité necesitabaneducación en el tema, que ahora tenía unaextensa literatura. Actitudes de resisten-cia y escepticismo hacia el componente dehumanismo en la medicina científica, gra-dualmente dieron paso a la aceptación porparte de docentes, estudiantes y profesio-nales. Los miles de artículos y libros deBioética testifican lo que este campo hallegado a ser en las últimas décadas.

La Bioética y la Ley

La Bioética no es solamente un nuevocampo de estudio. Es algo que el públicolee en los periódicos y ve en la televisión.Famosos casos de Bioética como el deKaren Ann Quinlan son tan conocidoscomo las estrellas de cine y los políticosprominentes. La propensión, en los Es-tados Unidos, a buscar soluciones lega-les a los problemas de la vida, llevó ainvolucrar la Bioética con la ley.

Cuando los problemas relacionados conla experimentación o el tratamiento nopodían ser resueltos entre el paciente, elmédico y la familia, empezaron a llevar-se a los Tribunales. Los primeros casoslegales involucraron situaciones trágicascon pacientes moribundos. Los pacien-tes, familiares y el personal del hospitalno estaban de acuerdo sobre el retiro dela tecnología de sustentación de la vida,y se pidió a los Tribunales tomar decisio-nes de vida o muerte. Las disputas atraje-ron a los medios de comunicación y dieronorigen a artículos de primera página. Lagente quería detalles de los casos trági-cos, porque tocaban las preocupacionesy temores de cada familia. Las decisio-

nes de los Tribunales contenían argumen-tos que estimulaban ulteriores argumen-tos. Luego, las decisiones de las Cortesde Apelaciones aprobaban o negaban lasprimeras, y esto desarrolló un gran cuer-po de literatura legal en Bioética.

La combinación de la atención periodís-tica y el interés público hizo de la Bioéti-ca una disciplina importante para lospolíticos, que vieron la necesidad de crearestatutos para defender al paciente y losderechos de la familia. Ahora, cada Esta-do en Norte América tiene leyes que cu-bren temas relacionados con la Bioética.Nuevas leyes y nuevos casos continúan lainterrelación entre Bioética y Ley.

La expansión de la Bioética

La Bioética empezó como una disciplinaseparada en los últimos años de los se-senta y el principio de los setenta. Al co-mienzo, analizó los problemas éticosasociados con la práctica médica, perorápidamente se expandió a los temas so-ciales relacionados con la salud, el bienes-tar de los animales de experimentación ypreocupación por el medio ambiente.Cada avance biocientífico contribuyó ala expansión de la Bioética.

Los primeros problemas éticos con loscuales la Bioética empezó, no handesaparecido. La experimentación, el usohumano de la tecnología, preguntas so-bre la muerte y los moribundos, siguenformando aún parte de la Bioética en losaños noventa. La asignación de recursosmédicos era un problema de principio dela Bioética moderna y esto tampoco hacambiado. Los primeros comités de éti-ca en los años sesenta trataron de desa-

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rrollar normas éticas defendibles para laasignación de la escasa tecnología médi-ca. Después, esos problemas de asignaciónde recursos se expandieron, mientras losestados y el gobierno federal luchaban pordistribuir equitativa y justamente los cadavez más escasos médicos. Una idea de laenvergadura y complejidad de ese asun-to hoy puede tenerse en el esquema declasificación del Centro Nacional de Re-ferencia para la Literatura Bioética.

La Bioética ha experimentado un increí-ble desarrollo, correspondiente a la ex-pansión de las ciencias biológicas. Lascuestiones originales de la Bioética seexpandieron a los problemas relaciona-dos con los valores en todas las profesio-nes de la salud; enfermería, salud pública,salud mental, etc. Un gran número detemas sociales están ahora incluidos bajoel término de Bioética: salud pública,salud ocupacional, salud internacional,control de población, problemas de sa-lud de la mujer, etc. La Bioética incluyeel bienestar de los animales de experi-mentación y la preocupación por el me-dio ambiente. Las cuestiones clínicas sehan ampliado con las tecnologías de lareproducción, los trasplantes, la genéti-ca, la biología molecular. La conexiónentre las preocupaciones de la Bioética ylas de la sociedad contemporánea es ob-via. Con razón la Bioética está conside-rada como una disciplina arquetípica ennuestra era.

La expansión de la Bioética para abar-car los dilemas éticos tan característicosde las sociedades modernas ofreció ase-soría crucial a los líderes sociales, políti-cos y profesionales. Pero la sociedad y loslíderes sociales no fueron los únicos be-neficiados. La ética misma recibió bene-

ficio de la Bioética. En 1973 StephenToulmin escribió un artículo diciendocómo la ética médica había salvado a laética de la declinación y el desinterés4.Los problemas de los cuales se ocupó laética médica no sólo crearon un nuevointerés en la ética, sino salvaron a la éti-ca de la irrelevancia creada por una vi-sión demasiado abstracta, relacionalistay lingüística. Los filósofos, teólogos, abo-gados, sociólogos, de pronto encontraronque los aspectos éticos de la medicina yde las ciencias biológicas eran áreas fas-cinantes y empezaron a estudiarlas.

El futuro de la Bioética

¿Continuará en el próximo siglo la nota-ble expansión y la importancia central dela Bioética? Obtenemos una rápida y cla-ra respuesta a esta pregunta consideran-do dos hechos recientes: el ProyectoGenoma y el AIDS (SIDA). Una vez quelos genes humanos sean ubicados y la in-formación concentrada en ellos estéabierta, estallarán los problemas éticosgenerados por esta nueva información.Podrán establecerse bancos de datos delDNA individual; las agencias guberna-mentales, la policía, los empleadores, lascompañías de seguros, si tienen acceso alos datos, podrían literalmente determi-nar vidas humanas y destruir iniciativaspersonales. La información que dará esteproyecto biomédico tiene un potencialtanto ominoso como esperanzador. Uni-camente con normas éticas bien formu-ladas y políticas éticas juiciosamentedesarrolladas, se pueden evitar los peo-

4 Stephen Toulmin «Cómo la Medicina Salvó laVida de la Ética», Perspectivas en Biología y Medi-cina, 25 (4) (Verano de 1973); 736-750.

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res resultados imaginables. La dignidady libertad de la vida humana están a mer-ced del manejo ético (o no ético) de esteproyecto biocientífico.

El Proyecto Genoma es el principal pro-yecto científico biológico de los años no-venta y puede ser comparado fácilmentecon el proyecto físico para descomponerel átomo en los años cuarenta. El poten-cial es grande para el bien, pero a menosque las cuestiones éticas asociadas seanabiertamente discutidas y pensadas deantemano, la vida humana como la co-nocemos hoy día en una sociedad civili-zada, libre y democrática, puede sersocavada. Las numerosas complejidadeséticas son difíciles de imaginar, pero lasconsecuencias de no atender a las dimen-siones bioéticas de este proyecto sonominosas. Con toda razón un porcentajedel dinero destinado para este proyectobiocientífico, está comprometido con laBioética. Preguntas éticas generadas porlos desarrollos genéticos han surgido yaen situaciones clínicas, pero no con laintensidad que desarrollarán cuando losnuevos conocimientos generen nuevasintervenciones terapéuticas.

El sida es otro desafío biomédico colma-do de dilemas éticos. Como sucede conmuchas otras enfermedades contra lascuales los médicos han batallado poraños, llevar a cabo una campaña efectivay agresiva contra el sida requiere aten-ción a sus dimensiones biológicas ybioéticas. Una sensata estrategia, desdeel principio, ha considerado las dimen-siones científicas y también las éticas dela enfermedad. Los esfuerzos para en-

contrar vacunas y terapias van junto conlas campañas para proteger los derechoshumanos y la dignidad de la gente conHIV y sida. Esfuerzos para detener latransmisión de la enfermedad están com-binados con los esfuerzos para detenerla discriminación contra los portadoresde la enfermedad en empleos, viajes,hogares, acceso a la asistencia médica yen el cuidado médico en hospitales.

El sida, como el Proyecto Genoma, mues-tra lo inevitable que es la Bioética en lavida contemporánea y la siempre cre-ciente complejidad de este campo. Enla práctica concreta hay problemas deconfidencialidad, asignación de recur-sos, uso de seres humanos para la inves-tigación, desarrollo de políticas públicaspara colegios, lugares de trabajo, prisio-nes y la sociedad en general, campañaspúblicas de educación, privacidad, diag-nóstico masivo, consentimiento informa-do, etc. Ningún aspecto de la epidemiadel sida está exento de su dimensión bio-ética.

La Bioética continuará expandiéndose ysu importancia permanecerá en el próxi-mo siglo, porque las ciencias biológicasestarán en el centro de la preocupacióncultural contemporánea y esos dos cam-pos son inseparables. Las normas éticasen cada institución, así como los códigosy leyes nacionales e internacionales, po-líticas y profesionales, primero tendránque ser desarrolladas y luego continua-mente mejoradas y actualizadas. No seve que vaya a terminar la necesidad deprofesionales clínicos que sean versadosen la nueva ética médica.

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La Bioética contemporánea es una fasede una larga tradición ética en medicina.Los doctores y enfermeras han estadosiempre enfrentados a preguntas acercade lo que es correcto y bueno para lospacientes en particular. Hoy día, estaspreguntas se han complicado. Las cues-tiones suscitadas por la tecnología mo-derna de diagnóstico y las poderosasintervenciones terapéuticas nuevas, pre-sionan porque ellas amenazan el alma dela medicina: la relación de confianza en-tre los profesionales de la salud y suspacientes. El nuevo campo de la Bioéti-ca es una respuesta a esta amenaza.

Los doctores, enfermeras y otros profe-sionales de la salud que trabajan con pa-cientes, necesitan familiarizarse con laBioética para estar seguros que las re-glas y guías generadas por esta disciplinacontemporánea lleguen a la cabecera delenfermo y se cumplan los objetivos hu-manos con pacientes vulnerables. De otromodo, la milenaria ética médica centra-da en el paciente se verá socavada pocoa poco. La Bioética académica puede sersólo otra disciplina interesante para losprofesores universitarios y sus estudian-tes, pero la Bioética clínica es una empre-sa mucho más seria. Para los profesionalesclínicos, la Bioética tiene que ver con elalma misma de la medicina y con su pro-pia identidad moral.

Los primeros practicantes de la Bioéti-ca contemporánea fueron los teólogosy filósofos. Inicialmente, la Bioética eraabstracta, teórica, racional y fuertemen-

te influenciada por sistemas de pensa-miento teológico y filosófico. Después,los bioeticistas buscaron modelos éticosmás prácticos, que pudieran ser compar-tidos por gente con diferentes creenciasy que pudieran ayudar en la toma de de-cisiones en instituciones asistenciales quesirven a una población moralmente plu-ralista. El Belmont Report usó principioséticos para satisfacer esta necesidad ydesde 1970 la Bioética de Estados Uni-dos ha sido prioritariamente una ética deprincipios.

Los médicos, enfermeras y miembros deComités de Ética deberían conocer estaprimera historia y literatura, por su in-fluencia continua en la esencia de la éti-ca médica de hoy; pero los profesionalesclínicos también tienen preocupacionesmás prácticas. Ellos deben preocuparsede mejorar el cuidado de los pacientes ycumplir con los requisitos para mante-ner la licencia de sus instituciones. Tie-nen que resistir la tendencia a reducir suspacientes a órganos enfermos, tejidos,células y moléculas. En cambio, tienenque conservar la persona del pacientecomo centro de su administración clíni-ca. Si trabajan en unidades de cuidadointensivo y con situaciones que amena-zan la vida, el conservar ese enfoque per-sonal es particularmente difícil. Mientrasla experiencia crece y las decisiones par-ticulares se repiten, deben idearse reglasprácticas para garantizar un cuidado per-sonalizado y una continuidad en la for-ma de aplicar los tratamientos dentro decada institución.

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La Bioética clínica tiene un sabor diferen-te de la Bioética académica, más abstrac-ta, y tiene un conjunto diferente de objetos.Sería simplista y realmente equivocadodecir que la ética clínica no tiene que vercon la teoría ética o con las consideracio-nes abstractas de ésta, pero la verdad esque para los trabajadores de la salud, loabstracto debe tener una aplicación prác-tica. La Bioética clínica intenta integrar losconceptos y teorías éticas a las responsa-bilidades clínicas. No es realista esperarque todos los hospitales y entidades asis-tenciales vayan a contratar expertos enBioética ad hoc que puedan asesorar encada problema presionante. Los profesio-nales clínicos, al actuar en su trabajo, pue-den y deben manejar las necesidades éticasde su institución. Los médicos, enferme-ras y demás miembros del personal queforman un Comité de Ética, deben ser losbioeticistas clínicos para sus instituciones.Y, sin embargo, los miembros del perso-nal clínico no pueden tomar años de per-miso para obtener grados académicos enBioética. Lo que si pueden hacer es leerlibros y artículos por su cuenta, asistir acharlas, ver videos educacionales y gra-dualmente aprender a funcionar comoeticista prácticos. Pueden ayudar a desa-rrollar políticas éticas para sus institucio-nes, dar respuestas a los pacientes o alpersonal ante preguntas de ética, interve-nir como mediadores en conflictos entrela familia de los pacientes y los profesio-nales clínicos, y en general llevar un pro-ceso de reflexión ética al lugar de trabajo.Con un estudio serio, los miembros delpersonal clínico pueden aprender a reco-nocer cuestiones éticas que urgen en elcuidado del paciente, y entonces, median-te el uso de conceptos, distinciones, reglasy principios bioéticos, pueden ayudar a losque toman decisiones a resolver proble-

mas reales. En el proceso de educar a suscolegas profesionales, ellos pueden mejo-rar la atmósfera ética en sus instituciones.

Los médicos clínicos que llegan a ser bio-eticistas tienen que dominar el idioma ylas ideas de una nueva disciplina. No ne-cesitan ser grandes teóricos de la ética,pero al menos tienen que estar familiari-zados con los grandes sistemas de ética;tienen que aprender métodos de razona-miento ético, y aun tienen que saber algoacerca de esa disciplina con la que tan amenudo se compara la medicina: la «otracultura» de la ley. Una gran parte de laBioética contemporánea se ha desarrolla-do a partir de la ley y por esto es necesa-rio comprender los planteamientosbásicos de la ley tanto como los casos le-gales ejemplares. Una de las primeras ta-reas de un Comité Ético en institucionesde salud será ayudar a estructurar leyes�políticas� para esa institución en parti-cular, y estar familiarizado con la culturade la ley es un requisito necesario.

Los médicos clínicos tienen conocimien-tos especializados y los bioeticistas clíni-cos no son una excepción. Todos tienenque aprender a comunicarse a pesar delas diferencias disciplinarias, interveniren los conflictos, negociar recomendacio-nes, facilitar la toma de decisiones y ha-cer diagnósticos seguros sobre problemaséticos. Algunos, al menos, deberían de-sarrollar una práctica especializada en lascuestiones éticas generadas por la neo-natología, la cirugía, la obstetricia, la gi-necología, etc. Un médico psiquiatra ouna enfermera psiquiátrica o trabajado-ra social debería especializarse en com-probar la capacidad de decisión delpaciente. Debido a que los pacientes quese hospitalizan hoy día tienden a sufrir

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enfermedades graves, muchos de ellostienen una disminución de su capacidadpara decidir acerca de su cuidado. Unacosa es hablar del problema de capaci-dad de decisión en una sala de clases yotra tener suficiente dominio de la mate-ria conceptual para ser capaz de recomen-dar rápidamente lo que debería o nodebería hacerse en un caso particular, re-lativo a pacientes con capacidad disminui-da. Un estudiante universitario puedeobtener calificación excelente en Bioéti-ca sin tener ninguna de las habilidades queun bioeticista clínico debe dominar.

La Bioética clínica o Bioética practicadapor profesionales clínicos, es a la vez prác-tica e interpersonal. Los bioeticistas clíni-cos tienen que hacer que algo ocurra enel contexto de instituciones modernas decuidado de la salud. Ellos tienen que sa-ber algo y también saber cómo poner eseconocimiento en acción. Tienen que sa-ber lo suficiente para ser capaces de ha-cer discusiones éticas más precisas,monitorear la lógica de los argumentosofrecidos en la discusión, y hacer esto detal modo que los resultados beneficien alos pacientes. Los mejores resultados seproducen cuando son capaces de identifi-car la información relevante de los hechos,reconocer los intereses de las personasinvolucradas en la toma de decisiones, lle-gar a un compromiso que satisfaga laspartes interesadas y que se pueda defen-der públicamente.

El contexto institucional añade exigenciasal eticista. Los eticistas clínicos tienen quecomprender los procedimientos burocrá-ticos de su hospital y el orden jerárquicoentre los miembros del personal profe-sional, es decir la cultura institucional.Tienen que ser capaces de relacionarse

con los que ofrecen cuidados de salud,con los pacientes y con sus familias. Lasdecisiones que se les solicitan deben to-marse rápidamente, a veces de inmedia-to. Su trabajo se hace en público y debepoderse defender en público. Dado quelos hospitales reflejan el pluralismo éti-co, los bioeticistas clínicos deben ser ca-paces de ayudar a personas con diferentescreencias, para que lleguen a decisionescon las que todas las partes se sientan con-fortables. Ellos necesitan conocimientosde relaciones interpersonales y habilida-des de mediadores.

Dominar los conceptos de la Bioética, paraun académico, es el término del camino.Para los bioeticistas clínicos es sólo el prin-cipio. Igual que los comités de ética de losque forman parte, los bioeticistas clínicosfacilitan la toma de decisiones. El domi-nio conceptual de la Bioética les ofrece unrol de autoridad dentro de una instituciónde cuidado de la salud y, por lo tanto, estaformal dimensión cognitiva no puede serdesvalorizada o desconocida. El rol delbioeticista clínico refleja un reconocimien-to por parte de la institución, de la dimen-sión ética de sus actividades y su forma dehacer las cosas. Una institución que no tie-ne un comité de ética bien entrenado, niun eticista clínico competente, demuestraignorancia sobre los servicios médicos queofrece y no tiene compromiso con la cali-dad del cuidado de la salud.

La antigua ética médica estaba cimenta-da en la confianza entre el doctor y elpaciente, pero en las modernas institu-ciones de cuidado de la salud, esas rela-ciones de confianza nunca se desarrollano nunca alcanzan la profundidad suficien-te para servir como base única para laética clínica. Las relaciones en las insti-

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tuciones modernas de cuidado de la sa-lud son pasajeras; cuando el cuidado estáa cargo de un equipo, la responsabilidadllega a ser fácilmente difusa y confusa. Aunla memoria moral de una institución pue-de ser socavada por cambios frecuentesen el personal. El eticista clínico y el co-mité de ética no pueden reemplazar lo quese ha perdido con la manera moderna decuidar la salud, pero ellos pueden ayudara garantizar un compromiso continuo conel cuidado personalizado. Ellos puedencrear un muy importante espacio para lacomunicación ética interpersonal, aunquesea un espacio institucionalizado. Median-te conferencias, seminarios y reuniones,pueden promover la reflexión ética. Pocoa poco les llegarán consultas y gradual-mente será llevada a la práctica una éticamédica más personalizada. Si el especia-lista en el control de infecciones hace quetoda la comunidad del hospital sepa quése precisa para mantener la institución fí-sicamente sana, los eticistas clínicos y loscomités de ética hacen que toda la comu-nidad esté consciente, por sobre todo, dela salud ética de la institución.

Con todas las presiones económicas quesufre la institución moderna de cuidado dela salud, uno podría razonablemente pre-guntar si una institución puede permitirseel lujo de ser ética. Con la sola pregunta,sin embargo, se sugiere la respuesta. ¿Pue-de una institución permitirse el lujo de noserlo? ¿Se puede permitir que los recur-sos éticos de una institución no sean des-cubiertos y desarrollados? ¿Puede unainstitución permitir que la toma de deci-siones complejas sobre tecnologías pode-rosas, sea nada más que opiniones privadasde diferentes personas? Los pacientes sa-ben de ética médica moderna por la aten-ción que le han dado los medios de

comunicación. Ellos quieren tener a la vez,atención médica competente y tratamien-to éticamente adecuado. Los profesiona-les de la salud tiene que estar conscientesde las expectativas del paciente y de man-tenerse al día sobre las normas éticas adop-tadas por sus organizaciones profesionales.La ignorancia del personal en Bioética hallevado a que el control de algunas deci-siones médicas lo tomen los tribunales olos legisladores. Esta tendencia podrá serrevertida sólo cuando las instituciones es-tablezcan políticas éticas que puedan de-fender en público y provean educaciónética continua para los miembros del per-sonal. Los eticistas clínicos, los comités deética, cuestan algo pero no demasiado.Una institución no puede dejar de lado loque ellos ofrecen.

Los eticistas clínicos y los miembros de co-mités de ética deben, en cierto sentido, sermaestros en dos diferentes materias: losfundamentos conceptuales de la disciplinallamada Bioética, y la cultura de la institu-ción donde los conceptos serán aplicados.Ellos deben tener ambas relacionadas, apli-cando ideas básicas éticas y legales, conalgo de agilidad, a los problemas y prácti-cas de sus instituciones. A menos que seansensibles a los matices y sutilezas de suspropios ambientes institucionales, ellos noserán ni respetados ni efectivos. Se debenreconocer los intereses ligados a roles dis-tintos dentro de la institución si se va a de-sarrollar una autoridad ética institucional.Los eticistas clínicos deben a la vez ense-ñar y facilitar un proceso social dentro desus instituciones. Los médicos y enferme-ras y los miembros del comité de ética pue-den dominar ambas materias y realizarambos roles; pueden llegar a ser eticistasclínicos que produzcan una diferencia ensus instituciones.

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El cuidado médico de tercer nivel enlberoamérica tiene tantos dilemas éti-cos como en cualquier otra parte delmundo. Algunos de los esfuerzos paraenfrentar estos problemas pueden ver-se en una edición futura del Journal ofMedicine and Philosophy dedicado a laBioética en lberoamérica. Cuando losestudios formales en Bioética se esta-blezcan en las escuelas de medicina deLatinoamérica, y cuando los Comités deÉtica se formen institucional, nacionale internacionalmente para enfrentar losproblemas terapéuticos y de investiga-ción, la literatura de Bioética en Lati-noamérica se expandirá rápidamente.Muchos profesionales médicos y políti-cos cultos están ya conscientes del rolque la Bioética moderna debe jugar enla práctica de la medicina en la socie-dad iberoamericana. Actualmente exis-te en la región un interés amplio por laBioética. Ahora es necesario iniciar pro-gramas de educación en Bioética, queconvertirán este interés en una transfor-madora y nueva disciplina.

La tecnología médica crea los ímpetus eimpulsa el desarrollo de la Bioética clíni-ca. Esto es verdad tanto en lberoaméricacomo en la América anglosajona En uncomienzo, en los Estados Unidos, las pre-guntas que se hacían más a menudo te-nían que ver con el uso humano de unanueva tecnología: preguntas sobre el usoo retiro de maquinaria, el consentimien-to o el rechazo de consentimiento. Enalgunas partes de lberoamérica, sin em-bargo, la sola existencia de una tecnolo-gía y centros de cuidado médico terciarioplantea preguntas adicionales acerca de

la discriminación e injusticia en la asis-tencia médica. Las preguntas difíciles enesta región no son sólo acerca de cómose usa la tecnología médica humanamen-te, sino acerca de quién tiene acceso aella. Un sabor social más fuerte típificala bioética latinoamericana. La solidari-dad es un concepto que puede ocupar,en la bioética iberoamericana, un lugarsimilar al que ocupa la autonomía en losEstados Unidos.

En Iberoamérica, los bioeticistas tiendena criticar el énfasis en la autonomía delpaciente que hay en la Bioética de losEstados Unidos. El énfasis latino en lajusticia, la equidad, la solidaridad o enlos antecedentes sociales de normas mo-rales, pienso que es correcto. Con todo,la autonomía es importante en los Esta-dos Unidos y en lberoamérica en el co-mienzo de la Bioética moderna y seriaun error ignorar o minimizar su impor-tancia constante. El diálogo internacio-nal debe ensanchar la base de la Bioética,no estrecharlo o hacer más difícil el diá-logo sobre las diferencias. Los programasefectivos en Iberoamérica deberían usarconceptos norteamericanos sin dejarsedominar por los peculiares intereses yperspectivas de los norteamericanos. Lafamilia en Latinoamérica puede tener unpapel más importante que el individuo ysu autonomía.

Hemos visto ya que los problemas éticosgenerados por la tecnología médica hi-cieron su primera aparición con los ex-perimentos sobre seres humanos. Lasmetas de la ciencia y las posibilidades deun manejo científico de la nueva medici-

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na se combinaron para permitir que in-vestigadores, hasta entonces decentes,perdieran respeto por los seres humanos.La gente indefensa era sacrificada, sinque se supiera, para importantes objeti-vos científicos trascendentales.

Esto fue verdad tanto en Iberoaméricacomo en los Estados Unidos. La cienciamédica moderna tendió a crear actitudesno éticas y conductas que llevaron a exi-gir una modernización de los reglamen-tos médicos éticos, sus principios yprácticas, en todo el mundo. Las revela-ciones del mal uso de seres humanos porlos médicos y científicos de Estados Uni-dos conmocionaron a ese país. La inves-tigación en Tuskegee, en la que se usaronprincipalmente personas negras, fue unabomba que empujó al Congreso de losEstados Unidos a establecer una Comi-sión Nacional para la Protección de SeresHumanos en la Investigación Biomédicay del Comportamiento. Esta comisión,como lo hemos visto, trabajó por variosaños para desarrollar reglas y políticaséticas que debía seguir cada proyecto deinvestigación financiado por el gobiernode los Estados Unidos. Así, el gobiernonorteamericano también jugó un rol crí-tico en el desarrollo de la Bioética enIberoamérica; los mismos conceptos ynormas que llenaron la literatura de Bio-ética en los Estados Unidos fueron apli-cados a los proyectos de investigaciónsustentados con fondos del gobierno delos Estados Unidos y llevados a cabo enpersonas de Iberoamérica y de nacionesdel Caribe.

Con el objeto de obtener el permiso parallevar a cabo los proyectos de investiga-ción en Latinoamérica, las organizacio-nes internacionales tuvieron que ofrecer

seguridad de que las normas éticas delgobierno de Estados Unidos se cumplie-ran y los seres humanos fueran tratadosrespetuosamente.

Como norteamericano, con interés y res-peto por la cultura latinoamericana, soymuy sensible al daño del imperialismocultural. Algunos de mis colegas, no sólotienen escasas y erróneas ideas sobre estaregión, sino suponen que donde quieraque se desarrolle la Bioética en el mun-do, el producto será lo que ellos mismosentienden por Bioética. La fuerte influen-cia cultural de Estados Unidos en estadisciplina, fácilmente pasa inadvertidapara las personas que no tienen contactocon otras culturas.

La última cosa que un Programa Regio-nal de la OPS en Bioética debería ha-cer, es importar simplemente Bioéticade Norteamérica: expertos, literatura,intereses, etc. Pero seria también unerror ignorar el desarrollo de la Bioéti-ca en Estados Unidos. Saber lo que pasóallí, especialmente los errores que se co-metieron, puede evitar que las mismascosas ocurran aquí. Aun las ideas e in-tereses que tienen una exagerada impor-tancia en la Bioética de Estados Unidos,necesitan ser tomadas en cuenta porotras culturas.

Los latinoamericanos no son tan indivi-dualistas y ciertamente están menos in-clinados al consumismo en sus relacionescon el personal médico que los norteame-ricanos. Y, sin embargo, seria un errorpensar que el consentimiento informa-do y todo lo que con él se relaciona, noes importante para Latinoamérica. Eldesafío que enfrentan quienes son res-ponsables por el desarrollo de la Bioéti-

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ca en la región de la OPS, es aprender deEstados Unidos y de los pensadores eu-ropeos sin ser solamente imitadores desus perspectivas o importadores de susprogramas.

Desarrollar una Bioética Latinoamerica-na que corrija las exageraciones de otras

perspectivas y haga que la cultura latinase sostenga en el desarrollo de una vi-sión verdaderamente alternativa quepueda enriquecer el diálogo en todo elmundo: tal es el desafío que enfrentanmédicos, teólogos, filósofos, abogados yenfermeras de Latinoamérica. Sé que esun desafío que enfrentarán exitosamente.

DESCONFESIONALIZACIÓN DE LA BIOÉTICA

Durante mucho tiempo los problemas morales de la biomedicina han estado orientados y regu-lados básicamente por dos instancias: la moral religiosa y los códigos deontológicos. No esjusto ni exacto dejar de reconocer a estas dos instancias un papel decisivo en la historia de laética de la biomedicina. Tampoco es signo de madurez científica proscribir como espurias todareferencia religiosa o toda codificación deontológica en relación con la ética actual de la vidahumana. Son perspectivas dignas de ser tenidas en cuenta.

No obstante las apreciaciones precedentes, la bioética se ha configurado a partir de ladesconfesionalización de la ética y liberándose del predominio de la codificación deontológica.Esto significa, desde el punto de vista positivo, que la bioetica:

· ha de apoyarse en la racionalidad humana secular y ha de ser compartida por todas laspersonas;

· ha de situarse en el terreno filosófico, buscando un paradigma de «racionalidad ética» quese sitúe más allá del ordenamiento jurídico y deontológico y más acá de las conviccionesreligiosas.

Tomado del libro: Vidal, Marciano, Estudios de Bioética Racional, Madrid, Tecnos,1989, p.18-19.

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F. Javier Elizari

RESUMEN

La reflexión se centra en seis puntos:

n Desarrollo de una Bioética «civil». La hegemonía católica se ha visto desplazada.

n Emergencia del paciente: protagonismo creciente del paciente y mayor «discreción» delprofesional.

n Mayor poder sobre los inicios de la vida humana.

n El final de la vida humana es objeto de abundante reflexión moral.

n Genética. Uno de los temas más nuevos en estas dos décadas es el de la ingeniería genética.

n Tratamiento y experimentación. En el terreno del tratamiento sobresale el tema del SIDA.

ABSTRACT

Reflection is centered in six points:

n Development a «civil» Bioethics where Catholic hegemony has been displaced.

n Emergence of the patient: Increasing protagonism of patient and more «discretion» of thephysician.

n Stronger potential of intervention over the beginning of human life.

n The end of human life has become an object of abundant moral reflection.

n Genetics. One of the newest topics in the past two decades was the engineering genetics

n Treatment and experiment. In the field of treatment, the topic of AIDS stands out.

1 Elizari, F. Javier, «Veinte años de bioética». En: Moralia, 19 (1991) 103-116.

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Se cumplen ahora los veinte añosdesde que en 1971 Van RenselaerPotter dejó acuñado el vocablo

«bioética» en su obra Bioethics: Bridgeto the Future. Aunque la aparición deltérmino evidentemente no coincide conuna reflexión articulada y sistemáticasobre las cuestiones éticas relacionadascon la biología y la salud/enfermedad, sinembargo, podemos tomar esa fecha comotérmino de referencia para compararaquel momento con la situación actual.

Tratar de hacer un balance en pocas pá-ginas de la evolución más significativa alo largo de estas dos décadas, ofrece no-tables dificultades. La variedad de temasabordados, el paso desigual de muchosde ellos incluso en áreas de fuerte ho-

mogeneidad cultural como son los llama-dos países desarrollados, la abundanteliteratura en esta materia, los plantea-mientos plurales son solamente algunosindicadores de las dificultades para dise-ñar un cuadro que, siendo selectivo yfragmentario por necesidad, ofrezca almismo tiempo una visión aceptable de larealidad. He tenido que prescindir de ci-tar bibliografía para no complicar mi ta-rea.

Mi reflexión se centra en seis puntos:desarrollo de una Bioética «civil», pro-tagonismo creciente del paciente y ma-yor «discreción» del profesional, mayorpoder sobre los inicios de la vida huma-na, su etapa final, genética, tratamientoy experimentación.

INTRODUCCIÓN

LA BIOÉTICA CATÓLICA EN MINORÍA

Hasta algo entrada la segunda mitad deeste siglo, la aportación más abundante yestructurada a la «ética médica», en cier-to modo precedente de la Bioética, pro-cedía de la Iglesia Católica. Otras iglesiascristianas y grupos religiosos se mostra-ban escasamente interesados por la re-flexión ética, tanto en general como eneste sector particular. Su reducida presen-cia contribuyó a una más fuerte ocupa-ción del terreno por la doctrina católica,en una sociedad menos secularizada quela actual. Tampoco los profesionales de laética o de la medicina habían prestado

notable atención a una elaboración éti-ca en este campo de la vida humana y, entodo caso, la mayor parte de la obra porellos producida, tenía una conexión cris-tiana, explícita o implícita. Los códigosdeontológicos, mezcla de contenidos muyheterogéneos, podían aparecer en algunasde sus partes como una expresión de éti-ca médica sin inspiración religiosa decla-rada, pero coincidiendo básicamente conenfoques de la Iglesia. Un índice claro delpredominio católico era el carácter cris-tiano de todas las revistas de ética médi-ca, entonces existentes.

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En el curso de estos veinte años, el pa-norama ha variado sensiblemente. Lahegemonía católica se ha visto desplaza-da. Otras confesiones cristianas (en es-pecial anglicanos y luteranos, tanto porparte de su jerarquía y dirigentes comopor sus teólogos) se han ocupado conmayor frecuencia de estos temas. Miem-bros de otras religiones (judíos, maho-metanos, budistas, etc.) han hechotambién oír su voz, sobre todo, a travésde la literatura en inglés.

Esta no desdeñable contribución queda,no obstante, anegada por el cúmulo dereflexión bioética sin raíces religiosas yde la cual existen múltiples indicadores.Actualmente las revistas de Bioética sininspiración religiosa superan notable-mente en número a las católicas y algu-nas de ellas ofrecen una muy buenacalidad. Temas bioéticos aparecen no ra-ramente en las más prestigiosas revistasmédicas, de carácter general o dedicadasa especialidades. Las excelentes biblio-grafías periódicas, aun incompletas, sontestigo elocuente de esta avalancha deproducción bioética civil.

Otra manifestación de pujanza es la fre-cuente organización de congresos, sim-posios, nacionales e internacionalessobre cuestiones de Bioética y, más to-davía, la proliferación de cursos más omenos sistemátizados en facultades demedicina, especialmente en mediosanglosajones. Como dinamizadores deestos nuevos hechos destacan los «Depar-tamentos» e «Institutos de Bioética», va-rios de los cuales están incardinados enuniversidades y facultades de la Iglesia.

Un nuevo reflejo de la vitalidad de unaBioética puramente humana es la crea-

ción de comités éticos nacionales o decomisiones de carácter estable u ocasio-nal, para asesorar en asuntos de Bioéti-ca a jefes de Estado, gobiernos y cuerposlegislativos. Los informes y dictámenesredactados por ellos suelen gozar de unagran autoridad y la condición pluridisci-plinar de su composición permite un tra-tamiento de los problemas desde susvariadas dimensiones.

Los comités éticos hospitalarios, cuyoradio de acción se limita al centro quelos crea, constituyen otra mediación éti-ca, de cuño marcadamente humano, aun-que existen algunos específicamenteconfesionales. Rarísimos entre nosotros,se han ido difundiendo en Estados Uni-dos a lo largo de la década de los ochenta.Este reciente «producto» ético está sien-do acogido con reacciones dispares. Al-gunos adoptan ante ellos una actitud queconsidero excesivamente ingenua y entu-siasta, como si ellos significaran la solu-ción pacífica y automática a los complejosproblemas éticos que plantean algunasdecisiones en el ejercicio profesional, porejemplo, si intentar o no prolongar unavida. Otros mantienen una postura exce-sivamente recelosa y de rechazo. Piensoque, dentro de la breve historia de loscomités éticos hospitalarios, es posiblehacer un discernimiento reconociendosus aportaciones positivas, limitacionesy riesgos que les acechan. En la medidaen que los profesionales de la salud va-yan poseyendo una sólida formaciónbioética, se puede pensar en una menorutilidad de estos comités. Sin embargo,dada la frecuente novedad de situacio-nes y la complejidad de los problemassuscitados, ese foro interdisciplinar quecuenta con la presencia de diversos pro-fesionales de la medicina, de represen-

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tantes de otras disciplinas y de la comu-nidad, pueden representar una valiosaayuda en orden a aconsejar, formar, re-visar decisiones tomadas por los médi-cos, y elaborar directrices éticas para lapolítica a seguir en un centro.

Este desarrollo cuantitativo ha ido acom-pañado de un pluralismo de ofertas

bioéticas, antes desconocido. Algunoscristianos y no cristianos se preguntan porla aportación de una «Bioética» desde laIglesia en este contexto. La respuesta noes ajena a cuestiones básicas como la es-pecificidad, metodología, etc., de la éti-ca cristiana y se ve influida por elpluralismo moral y eclesial, bien visibleen el campo de la Bioética.

EMERGENCIA DEL SUJETO

(PACIENTE REAL O POTENCIAL )

Junto a la aparición de este poderoso in-terlocutor que es una Bioética «civil»,considero digna de ser subrayada la im-portancia creciente del sujeto (pacientereal o potencial) junto al profesional. Eneste punto asistimos en estos veinte añosa una evolución notable en los principiosy más lentamente introducida en el ejer-cicio diario.

Si en otros tiempos la relación médico-paciente pudo considerarse limitada ados personas, en la actualidad ésta po-see ramificaciones en múltiples direccio-nes, tanto por las personas implicadas(equipo de cuidados, familia, autorida-des sanitarias, seguros, jueces, comitéséticos, otros pacientes, sociedad en ge-neral) como por los valores e interesesen juego.

Además de este ensanchamiento en larelación, anterior a la fase analizada enestas páginas, asistimos a otra novedadmás propia de estas dos décadas. El mo-delo de relación entre profesional sani-tario y paciente que ha prevalecidodurante siglos ha sido de cuño paterna-

lista, inspirado en el bien del enfermo,tal como éste era concebido por el médi-co. Los planteamientos de «derechos dela persona» que se han ido afirmandodesde el siglo XVIII van entrando conlentitud y tardíamente en el campo de lamedicina. La que es considerada comola primera declaración de «derechos delenfermo» (Asociación Americana deHospitales) está fechada en 1973.

El protagonismo de la persona cobra unrelieve particular al aparecer como unprincipio básico el respeto a la autono-mía del paciente. La libertad del sujetopuede manifestarse en diversos puntos:definición de lo bueno, de lo deseablepara él, tratamiento, investigación y otrosrelacionados con la salud. Respecto a lostratamientos, a la autonomía personal sele ofrecen dos posibles direcciones: acep-tarlos por medio del consentimiento in-formado o rechazarlos.

Otra manifestación del nuevo puesto delpaciente es la mayor insistencia en eldeber de informarle sobre su situación,deber exigido por el respeto a la digni-

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dad de su persona. Dentro de esta ten-dencia general, existe un punto particu-lar discutido estos últimos años: el accesode la persona a su propia historia clínica;unos son claramente partidarios de ladiafanidad mientras otros presentan fuer-tes resistencias a esta apertura.

También está cobrando relieve el dere-cho de la persona a exigir responsabili-dades al profesional sanitario, en el casoen que se crea perjudicada. En este pro-blema se ha estudiado ante todo la ver-tiente jurídica, quedando muy en lapenumbra la dimensión ética. Desdeotros ángulos sería posible analizar laemergencia del sujeto: educación para la

salud, responsabilidades de cada uno enla salud personal, etc.

Los cambios en esta materia, aceptadospor los profesionales de modo desigual,no han sido, por lo general, fruto de unainiciativa de ellos ni tampoco han prove-nido inicialmente de los propios pacien-tes sino de diversos movimientos sociales.Una cierta resistencia al relieve dado alsujeto no es sólo explicable por la iner-cia de la costumbre anterior. A veces nose ve la manera de armonizar el respetoa la autonomía del enfermo y su bien;igualmente los deseos del paciente pue-den chocar con las convicciones de con-ciencia del profesional.

INICIOS DE LA VIDA HUMANA

Uno de los sectores con mayor acumula-ción de cuestiones éticas es el relativo ala aparición y primeras fases de la vidahumana.

En estas dos décadas las actitudes so-ciales han sufrido cambios importantesen estos temas y los poderes del hom-bre se han ampliado notablemente: téc-nicas de reproducción asistida, métodosabortivos más precoces, agresiones aneonatos defectivos, medicina fetal, ex-tensión progresiva del diagnóstico pre-natal para detectar posibles defectoscongénitos en embriones y fetos, expe-rimentación con ellos, identificación deportadores de defectos transmisibles,etc. Las intervenciones posibles son designo diferente: impedir la aparición deuna nueva vida, cortar su camino, inten-tar ayudar a la reproducción donde ésta

naturalmente no se logra, velar por lacalidad de vida humana, instrumentali-zarla al servicio de intereses ajenos(ciencia, progreso, beneficios terapéu-ticos para terceros).

Vale la pena destacar en este aparta-do algunos de los campos más desarro-llados:

Técnicas de reproducción asistida

De todos estos temas, el privilegiadodesde los últimos años de la década delos setenta ha sido el de las técnicas dereproducción asistida. Los progresoscientíficos y la necesidad de crear unadecuado marco legal se han visto acom-pañados por una abundante reflexiónmoral en la que entran en juego nume-

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rosos puntos: la naturaleza o personacomo indicador moral, ambigüedad éti-ca de la técnica, necesidad de someterla libertad (en este caso, el deseo delhijo) a criterios de racionalidad, ámbi-tos de una procreación humana digna,donaciones y unidad de las realidadeshumanas de maternidad, paternidad yfiliación, estatuto moral del embrión,implicaciones para valores socialescomo matrimonio y familia, aplicacio-nes reales o imaginadas distintas de lareproducción (investigación, experimen-tación). Desde una consideración glo-bal de las posibles incidencias de estastécnicas, son muchos los que no expre-san reservas tan radicales hacia dichastécnicas como para cerrarles la puertapor principio aunque en algunos casossí aumentan las dificultades morales. Lapostura oficial de la Iglesia es contrariaa todas ellas, pero matizando su valora-ción según los casos.

Anticoncepción

En estos veinte años no asistimos a no-vedades científicas y técnicas relevantessobre los métodos de control de la na-talidad. Las diferencias acerca de la va-loración moral entre la doctrina oficialde la Iglesia y muchos moralistas y ma-trimonios cristianos se han consolidado.Con el paso del tiempo, la literatura so-bre el tema ha ido decreciendo hasta ni-veles muy reducidos, reactivándose sóloen torno a algunos episodios: Sínodo delos obispos de 1980, algunas interven-ciones de Juan Pablo II, vigésimo ani-versario de Humanae vitae. Lo másdigno de reseñar desde la reflexión mo-ral son los intentos por dar nuevas justi-ficaciones convincentes a la doctrina

oficial, desde la antropología y la teolo-gía. Estos loables intentos no aparecenhaber colmado el «vacío de razones»que se atribuye a la enseñanza oficial.Por lo cual, muchos consideran que nose ve una solución digna a este debateintraeclesial sino a través de un diálogoabierto a todos. Fuera de la Iglesia Ca-tólica la cuestión de la moralidad de losmétodos ha quedado reducida a un elec-ción responsable, realizada desde losdiversos aspectos a tener presentes, sinprivilegiar la condición natural/artificialde un método.

Aborto

Estos veinte años en los países del mun-do desarrollado han sido la época de li-beralización legislativa del aborto. Unavez conseguida esta meta, los debatessociales han perdido mucha entidad y laliteratura sobre el tema ha descendidosensiblemente.

Desde el punto de vista moral, al mar-gen de los planteamientos religiosos cris-tianos, existe una fuerte permisividad.Dentro de la Iglesia Católica, las postu-ras �no� presentan la uniformidad del pa-sado. Algunos moralistas no parecenexcluir totalmente la legitimidad delaborto, en algunos casos, como una trá-gica opción, de por sí no deseable. La di-sidencia en esta cuestión tuvo un episodiopublicitario en la «Declaración católicasobre pluralismo y aborto» firmada por99 católicos y publicada a página enteraen el «New York Times» el 7 de octubrede 1984, seguida de otra «Declaración desolidaridad» con los «represaliados»,publicada en el mismo periódico en todauna página el 2 de marzo de 1986.

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Calidad de la vida humana

En nuestra sociedad va cobrando cadavez más fuerza el interés por reducir losdefectos genéticos; en el desarrollo deesta sensibilidad corresponde un pesoimportante a los progresos técnicos, gra-cias a los cuales es cada vez más factibleun diagnóstico prenatal. Pero la tenden-cia no se detiene en el embrión o el fetodefectuoso, eliminados por el aborto enmúltiples casos sino que se la quiere apli-car a los neonatos defectivos que, priva-

dos en algunos casos de cuidados aplica-dos ordinariamente a niños normales,ven así pronto cortada su historia perso-nal. La preocupación por una herenciasana es muy legítima; lo problemáticopuede estar en los medios empleados yen la difusión más o menos conscientede una mentalidad cada vez más opuestaa aceptar una vida que no correspondefísica o mentalmente a ciertos cánonesde perfección. Este rasgo preocupante denuestra cultura se ha potenciado muchoa lo largo de las dos últimas décadas.

HACIA EL FINAL DE LA VIDA HUMANA

La etapa final de la vida del ser humanoera, en otros tiempos, poco complicadadesde el punto de vista moral. En nues-tra sociedad, debido al desarrollo téc-nico, a los progresos de la medicina y aalgunas características de nuestra cul-tura, la fase última de la vida es objetode abundante reflexión moral y en tor-no a ella se presentan algunas de las másdelicadas decisiones en la práctica mé-dica.

Cinco me parecen los puntos másdestacables en los últimos veinte añossobre la fase final de la vida, desde el in-terés moral: la «identificación» de lamuerte clínica con la muerte cerebral; lapreocupación por la muerte digna; cier-tas expresiones de rechazo de medios«extraordinarios» para prolongar la vida;la disminución de resistencias en cuantoa la eutanasia y la nueva situación plan-teada por el aumento demográfico deancianos.

Muerte cerebral

El progreso científico y técnico ha mo-tivado una reflexión sobre la validez delos indicadores tradicionales de la muer-te clínica: parada de la función respira-toria y circulatoria. Un impulso decisivoa la «identificación» de la muerte clíni-ca con el cese irreversible de la activi-dad cerebral se debe a un informe de laescuela médica de Harvard en 1968. Enlas dos últimas décadas, esta tendenciano sólo ha encontrado una básica acep-tación entre los profesionales sino quecuenta en no pocos casos con un refren-do legal. Aun no tratándose de un con-cepto ético, tiene derivaciones paradiversos problemas, por ejemplo, lostrasplantes. Muy recientemente se haañadido un foco nuevo de debate: algu-nos proponen, en relación con la muer-te cerebral, que se adopten criteriosmenos exigentes para los sujetos anen-cefálicos (fetos o ya nacidos) con el fin

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de poder disponer más fácilmente depequeños órganos para trasplantes.

La muerte digna

Tanto en el medio social como en el pen-samiento eclesial ha encontrado carta denaturaleza la sensibilidad por una muer-te humana digna, especialmente desarro-llada en las dos últimas décadas. Cuandoen nuestra cultura había ya entrado lapreocupación por una «vida digna», hasurgido, en un momento ulterior, el in-terés por una «muerte digna» del serhumano. Este vocablo y este concepto nohallan resistencias en nuestro entornocultural: se trata de una nueva creaciónética, favorecida en su aparición por di-versos factores.

Tratando de precisar los contenidos delo que significa una muerte digna, existeun sentir bastante compartido sobre al-gunos puntos. El acercamiento digno ala muerte implica alivio del dolor y deotras molestias y sufrimientos, ayudapsicológica, asistencia religiosa para elque la desse, información al interesado�ya desde el principio� sobre su situa-ción real, no prolongación de la vida conmedios carentes de sentido. Un morirdigno ha de ir acompañado de la solida-ridad y no marcado por el abandono, lasoledad; el carácter social de la personaha de ser respetado también en la fasefinal. Un aspecto que se está destacan-do mucho como componente de unamuerte digna es el respeto a la libertadpersonal; y en este punto es donde apa-recen las mayores divergencias sobrequé tipo de libertad en el morir es razo-nable y moral.

Medios de prolongar la vida

Un número importante de decisiones di-fíciles tiene hoy por objeto el carácterrazonable de prolongar o no algunas vi-das en situaciones particularmente dete-rioradas. Esta problemática se plantea enlos últimos años a propósito de las vidasvegetativas y sobre ciertos medios enparticular: reanimación, respiración asis-tida, alimentación/hidratación artificia-les, etc. En esta materia corresponde unapalabra a los profesionales de la salud,pero estos se encuentran con otros inter-locutores: familia, jueces, comités éticosy, sobre todo, el propio paciente.

Dentro de la creciente tendencia a res-petar la autonomía del enfermo, se in-cluyen también sus deseos de rechazarla prolongación de la vida con medioscarentes ya de sentido. Ahora bien, cuan-do la persona está en condiciones deexpresar su voluntad, no es necesario re-currir a otras fuentes para conocer suintención. Pero, frecuentemente, nos en-contramos con personas no conscientesen las que el respeto a la autonomía noparece poder invocarse. Precisamentepara estos casos, las llamadas «directri-ces anticipadas», permiten conocer de al-guna manera los deseos de las personasno conscientes, de modo que el respetoa su autonomía pueda tener vigencia aunentonces. Hay dos clases de «directricesanticipadas», con escasa difusión entrenosotros: el «testamento vital» y la de-signación de un representante. Por el«testamento vital», la persona da indica-ciones sobre las líneas a seguir cuandono esté en condiciones de expresar suvoluntad. El episcopado español ha di-fundido un modelo de testamento vitalpara cristianos. Es un texto muy hermo-

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so. En Estados Unidos existe otra direc-triz anticipada: la designación de un re-presentante para que éste, en nombre dequien otorga la autorización, decida lo quecrea más conveniente en caso de incapa-cidad de este último. Ambas directricesanticipadas pueden tener un carácter pri-vado o contar con referendo legal.

La eutanasia

Hace veinte años no se prestaba aten-ción al tema, fuera de ciertos círculosminoritarios; ahora, una vez lograda la«batalla» del aborto, el próximo objeti-vo de algunas personas, grupos y movi-mientos sociales bastante combativosconsiste en la despenalización o legali-zación de la eutanasia, objetivo que vaganando adeptos en la sociedad. Estaactualidad contribuye a que se escribaabundantemente sobre todos los aspec-tos del problema.

Las opiniones contrarias a estos intentosprevalecen por el momento, pero va co-brando fuerza una corriente de signoopuesto. Dentro de ella sobresale la opi-nión de la «comisión» encargada del es-tudio de esta cuestión por el gobierno delos Países Bajos, que en su informe finalrecomienda claramente la legalización dela eutanasia, con reservas y garantías paraevitar abusos. Dentro de una mentalidadsin referencias religiosas y que, además,se muestra particularmente sensible atodo signo de libertad, atraída por idea-les de bienestar, con dificultades parapercibir un sentido al sufrimiento y aldolor, con menor capacidad de aguantefrente a situaciones dolorosas y lamen-tables, es comprensible que la eutanasiapueda llegar a ser considerada una solu-

ción lógica y humana. Incluso algunosmoralistas católicos no ven con claridadque la condición cristiana excluya abso-lutamente la libertad para decidir sobrela propia muerte.

Sin embargo, el acento de algunos en lalibertad sensibilizada a favor de la euta-nasia, parece un enfoque parcial del pro-blema y deficitario en el sentido desolidaridad. Si se pusiera el debido inte-rés por reclamar y prestar los mejorescuidados a enfermos en situaciones difí-ciles, ¿no perdería gran parte de su sen-tido la lucha por la eutanasia? ¿No puedeser ésta una opción por la solución fácilfrente a la más compleja y exigente, esdecir, la presencia cálida familiar y so-cial traducida en la adecuada atención?

Por otro lado, sería bueno clarificar lomás posible el concepto de eutanasia,descargándolo de contenidos humana,médica y moralmente homogéneos, locual genera una gran confusión en tornoa este vocablo.

Los ancianos

El número creciente de personas mayo-res plantea problemas económicos, sani-tarios y sociales y obliga a la Bioética arepensar las exigencias éticas que des-pierta la nueva situación. El deber éticofundamental es la atención a estas perso-nas según sus necesidades, en la medidade lo posible. Dejo a un lado la respues-tas a exigir razonablemente a familias ya diversos organismos sociales. Desde elpunto de vista de la medicina, este creci-miento numérico de ancianos suscita conmayor urgencia la pregunta sobre si elmodelo actual de medicina es el más idó-

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neo para responder a las necesidades deeste grupo, o bien si no será necesariotratar de crear otro, empezando ya des-de los estudios universitarios. Y respec-to a los profesionales a los que se confíe

el cuidado de los ancianos: sin rebajar losniveles de su competencia ¿no se debe-ría pensar más en la importancia de losrasgos de personalidad y actitudes paraeste particular tipo de asistencia?

GENÉTICA

Uno de los temas más nuevos en estasdos décadas es el de la ingeniería genéti-ca, es decir, de las técnicas que permitenintervenir en la información genética anivel de estructuras y mecanismos mole-culares que actúan en la transmisión dela herencia genética. Entre ellas, la másimportante es la recombinación del ADN(ácido desoxirribonucleico).

En este campo las aplicaciones son ya unarealidad, aunque incipiente, si nos fijamosen las expectativas puestas en sectorescomo farmacología, agricultura, ecología,especies animales. Esta evolución, inclu-so aplicada sólo al mundo subhumano, nodeja de presentar sus implicaciones éticas,en particular por la unidad e interdepen-dencia de toda la realidad.

Si las aplicaciones se piensan dentro dela especie humana, la complejidad técni-ca, las repercusiones sociales, morales ylegales aumentan. Atendiendo a los fines,distinguimos entre ingeniería genética �te-

rapéutica» (orientada a la corrección dealguna enfermedad) y «perfectiva» (diri-gida a suscitar en un sujeto normal unacualidad física o mental que se consideradeseable). Mirando a los «sujetos» en quese realiza la ingeniería genética, diferen-ciamos la «germinal» (llevada a cabo enel ovocito, esperma u óvulo fecundado), yla «somática» (practicada en otras célu-las del cuerpo humano). Combinandoambos criterios, se originan cuatro tiposde ingeniería genética: terapéutica ger-minal, terapéutica somática, perfec-tivagerminal y perfectiva somática.

Las posibilidades técnicas en el campo hu-mano están en sus comienzos, pero se de-sarrollarán en un futuro previsiblementeno lejano. Ciñéndonos a la problemáticaética y sin entrar en apreciaciones deta-lladas, podemos decir que la ingenieríaterapéutica ofrece menos dificultades quela perfectiva; y también, que la somáticasuscita, en principio, menos interrogantesque la germinal.

TRATAMIENTO E INVESTIGACIÓN

En el terreno del tratamiento, como an-tes se indicó, quizás la innovación másimportante, éticamente hablando, sea el

protagonismo creciente del enfermo. Untema sobresale con fuerza: el del sida omejor, el de la infección por VIH (virus

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de la inmunodeficiencia humana); demenor interés, éticamente hablando, esel de los trasplantes.

Infección del VIH

Destaca la ola de reflexión moral susci-tada en medios médicos en torno a estainfección. Seguramente ninguna otraenfermedad presenta tal cúmulo de pro-blemas éticos en los que se entremezclanaspectos sociales y médicos. En esta in-fección están en juego intereses impor-tantes de la sociedad (protección de lasalud pública) y derechos fundamenta-les del individuo (a moverse libremente,a la educación, al trabajo, a la no discri-minación, etc.) y del enfermo (derechoal tratamiento, a la información, al inti-midad, etc.). Según se acentúen los de-rechos del infectado y sospechoso deinfección o los de los sanos, llegamos adiversas opciones éticas.

Con ocasión del sida ha vuelto a resurgirla vieja cuestión de la obligatoriedad deatender a los infecciosos, praticada gra-cias a las técnicas antisépticas y a los an-tibióticos. Organismos profesionales yresponsables de política sanitaria hanreafirmado la obligatoriedad en contrade las manifestaciones de algunos profe-sionales.

En el fondo está latente la concepciónde la profesión médica. También se es-cribe mucho sobre diversas medidas co-activas para proteger la salud pública yde terceros, en particular, de los profe-sionales de la salud: obligatoriedad deltest en determinadas situaciones, notifi-cación obligada de los casos, cuarente-

na, aislamiento. En general, va prevale-ciendo la sensatez en contra de medidasque pueden conllevar graves violacionesde los derechos de las personas sin granimpacto beneficioso en la salud públicay de terceros.

Transplantes

En este punto hemos caído en una cierta«rutina» ética. Existen, con todo, algu-nos casos particularmente problemáticos:trasplante de corazón de animal a serhumano, la cuestión del corazón artifi-cial. Una actitud ética a favorecer es lasolidaridad que facilite la multiplicaciónde trasplantes. A pesar de ello, se prevéque continúe la escasez de órganos, locual suscita un nuevo problema: el de loscriterios para la justa distribución de estebien escaso.

Experimentación

En este campo están definidas las con-diciones para una actuación humana, res-petuosa de la dignidad y derechos de lossujetos sometidos a experimentación. Sinembargo, actualmente se está insinuan-do la posibilidad ética de suavizar el ri-gor en algunas exigencias morales:información del sujeto, consentimientoinformado. Es una cuestión delicada quenecesita de estudios ulteriores para ar-monizar el respeto a la persona y el inte-rés social de la experimentación.

Van emergiendo campos nuevos a los quese asoma la ética: cuidados a domicilio,rehabilitación, medicina en las cárceles,etc.

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«Derechos» de los animales

En conexión con la experimentación, al-gunos grupos muy activos han introdu-cido el problema de las actuaciones conlos animales. El más estudiado es la ex-perimentación con ellos, pero el inte-rés no se ha limitado a este punto, puesse extiende a otros ámbitos: deporte, di-versión, enseñanza, cría en reclusión

con fines comerciales, reclusión de ani-males domésticos, patentes de organis-mos vivos, modificados en laboratorioy no existentes en la naturaleza con esascaracterísticas. Entre los aspectos prin-cipales a la hora de definir las diversasposturas están las consideraciones so-bre el status de los animales, una posi-ble jerarquización ente ellos y el sufri-miento.

CONCLUSIÓN

La Bioética es una «criatura» moral na-cida y crecida en los países desarrolla-dos y lleva la impronta de este contextosociocultural. Si no podemos negar va-lor y legitimidad a la reflexión bioéticade nuestro entorno ¿no será también

necesario que nuestra Bioética se abraa situaciones humanas muy distintaspara, sin perder su enraizamiento local,enriquecerse con nuevos temas y, espe-cialmente, con otras sensibilidades y ac-titudes?

BIOÉTICA CULTURAL

La Bioética Cultural se refiere al esfuerzo sistemático de relacionar la Bioética con el contextohistórico, ideológico, cultural y social en el cual se expresa. ¿Cómo reflejan las tendencias de laBioética una cultura más grande de la cual forman parte? ¿Qué tendencias ideológicas crean lasteorías morales que apuntalan la Bioética y que abierta o implícitamente la manifiestan? Ungran énfasis en el principio moral de autonomía o de autodeterminación puede hacerse, porejemplo, para mostrar la inclinación política e ideológica de las sociedades culturalmente indi-vidualistas, notoriamente los Estados Unidos de América. Otras naciones –aquéllas de Europacentral y oriental, por ejemplo– les dan a los asuntos sociales, más que a los individuales, unaprioridad más pronunciada (Fox, 1990). Su máximo valor sería solidaridad más que autonomía.

Las ciencias sociales al igual que la historia y las humanidades, ocupan un lugar central en esteesfuerzo interpretativo (Marshal, 1992). Si se han hecho bien, los discernimientos y análisisque proveen pueden ayudar a todos a alcanzar una mejor comprensión de una dinámica culturaly social mayor que sustenta los problemas éticos. Esos problemas generalmente tendrán unahistoria social que refleja la influencia de la cultura de la cual son parte. También la definiciónde lo que constituye un “problema” ético mostrará la fuerza de las diferencias culturales. Lospaíses con fuertes tradiciones paternalistas pueden no considerar necesario consultar a los pa-cientes sobre algunas decisiones; ellos no verán el asunto de la decisión del paciente o el con-sentimiento informado como un tema moral; aún más, ellos pueden tener una preocupaciónmayor por proporcionar el acceso al cuidado en salud.

Tomado del libro: Callaham, Daniel. Bioética. En: Llano, Alfonso, ¿Qué es Bioética?, 3R Edito-res Ltda., Bogotá, 2001, pág. 156.

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RESUMEN

Se traza aquí un panorama histórico de la ética biomédica en la llamada América Latina, expre-sión de una comunidad de lengua y cultura más imprecisa que la geografía de América meridio-nal, América central, México y parte del Caribe. Hay tantas Américas latinas como paíseslatinoamericanos, con marcadas diferencias desde el punto de vista político, económico y so-cial, aún hoy identificados en el subdesarrollo.

Como la Bioética es una disciplina florecida en suelo norteamericano, con la impronta culturalde ese país, resulta inevitable la perspectiva del análisis comparado entre América sajona yAmérica Latina en materia de ética médica, acusando el contraste de ambas tradiciones, angloa-mericana y latinoaméricana dentro de la cultura occidental.

Se describe, en primer lugar, la tradición ético-médica latinoamericana; luego se relata el inci-piente movimiento bioético en América Latina; a continuación se registran los grandes proble-mas bioéticos de la región y, finalmente, se lanza el reto de la Bioética latinoamericana.

ABSTRACT

Latin American medical ethics tradition is described in the first place. Then, the incipientbioethical movement in Latin America is referred to. After this, the bioethical important problemsof the Region are mentioned and, finally, the challenge of building a Latin American Bioethicsis set forth.

As Bioethics is a discipline that flourished in North America, with the cultural mark from thatcountry, it is inevitable that the comparative perspective between the Anglo American traditionand the Latin American one, be introduced.

A historical overview of biomedical ethics in the so-called region of Latin America is putforward. It is acknowledged here that were referring to a community of culture and language,which is very difficult to identify in more ways than one. There are many Latin Americancountries with strong differences from the political, economical and social realities althoughthey share the problems of underdevelopment.

1 Mainetti, José Alberto. Bioética en América Latina. Estudios Bioéticos, La Plata, Argentina: Quiron, 1993,145-165.

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Con España y Portugal se traslada aAmérica la gran influencia de la IglesiaCatólica como heredera de esa culturaoccidental cuyas raíces son la filosofíagriega, la religión judía y el derecho ro-mano. La tradición católica ha definidola ética y el ethos médicos latinoamerica-nos. En primer lugar, la teología oral ca-tólica construye un sistema de éticamédica basado en un trípode metaético,normativo y aplicado, a saber: la teoría dela ley o derecho natural como fundamen-to de la moralidad; el principio de la san-tidad o inviolabilidad de la vida humanacomo criterio moral; el mandamiento delamor o virtud de la caridad como reglade oro. En segundo término, el rol sa-cerdotal refuerza el ethos médico pater-nalista de la tradición hipocrática, unmodelo de responsabilidad médica cen-trado en el principio de beneficencia (yde no-maleficencia: Primun non nocere)sin tener en cuenta el principio de auto-nomía. El paternalismo beneficentista hadominado hasta hoy las relaciones médi-co-paciente y medicina-sociedad en Amé-rica Latina.

La evolución de ambas subculturas eu-ropeas, la nórdica y la meridional, se pro-yectó en América acentuando lasdiferencias entre una y otra. En efecto,la modernidad no tuvo en Iberoaméricaigual sesgo secular, liberal y pluralistaque en América sajona. Allí no se pro-dujo, al parecer, el giro copernicano dela moralidad, su desprendimiento de lametafísica y la religión para recostarse enla racionalidad científica y política, cons-

tituyéndose como moral crítica o autó-noma respecto del orden natural antiguoy sobrenatural del Medioevo. A partir delsiglo XVIII se pueden contraponer doséticas, la tradición clásica de la virtud,representada por los mediterráneos (ita-lianos y españoles en particular) y la ilus-trada de los principios, dominante en lospaíses sajones y germanos que han vivi-do «after virtue». Así también, en Améri-ca Latina van juntos el paternalismo delAntiguo Régimen y el paternalismo mé-dico de la tradición hipocrática, comple-mentándose un modelo paternalistaclínico o individual con otro sanitario osocial.

Etica y ethos de la medicina latinoameri-cana se documentan como moral positivaen los códigos deontológicos profesiona-les y en las políticas o legislaciones de sa-lud. La madre de todas estas institucionesnormativas fue el Protomedicato, de ori-gen en el Imperio Romano, establecidoen España y trasplantado a América,donde perdura hasta la independencia,a partir de la cual comienza la etapa demodernización de la enseñanza, el ejer-cicio y la política de la medicina. El Pro-tomedicato era un tribunal de médicosreales (protomédicos) que otorgaba lalicencia profesional y actuaba como cor-te judicial y poder legislativo en materiade salud. España es en el siglo XII �re-cuérdese la Escuela de Salerno y las le-yes de Federico II en Sicilia� uno de losprimeros países en establecer regulacio-nes legales de la práctica médica y la sa-nidad.

LA TRADICIÓN ÉTICO-MÉDICA LATINOAMERICANA

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En el siglo XX, las asociaciones profe-sionales o colegios médicos de distintospaíses formulan sus propios códigos deética, según la tradición deontológica queregula las relaciones de los médicos en-tre sí, con el público y el Estado. Uno delos primeros es el de Luis Razetti en Ve-nezuela (1916), de influencia francesa(tan sensible ésta en la cultura general ymédica en particular de la época), luegoadoptado en Colombia (1919) y en Perú(1922). La producción y modernizaciónde los códigos continúa hasta hoy enmuchos países latinoamericanos al impe-rio de diversos factores, entre otros elprogreso biomédico, el litigio por malapraxis y los cambios políticos locales co-munes a la región tras los regímenes mi-litares. En el caso de Brasil, por ejemplo,su Código Federal de Etica Médica(1988) incorpora nuevos problemascomo el sida, y reformula la prescripcióndel secreto médico. El Colegio Médicode Chile también ha estado muy activodesde 1984, sensible entre otros temasa la participación de médicos en tortu-ras durante los años del autoritarismo.

La responsabilidad del Estado en la sa-lud y atención de ella tiene rango consti-tucional en los países latinos de América,a diferencia de los de habla inglesa. Elderecho a la salud se incluye entre losderechos sociales y económicos, o dere-chos programáticos según la corriente deconstitucionalismo social del siglo XX enAmérica Latina, que surge como reac-ción al modelo liberal y cobra su prime-ra expresión en la constitución mexicanade 1917. La primera nación que incor-poró el derecho a la salud en su constitu-ción fue Chile en 1925, seguido por losdemás países en sus reformas constitu-cionales, que hoy suman trece (Bolivia,

Cuba, Chile, Guatemala, Guyana, Haití,Honduras, México, Nicaragua, Paraguay,Perú, Uruguay y Venezuela). El distintorégimen jurídico del derecho a la saluden las Américas responde a sendos pa-trimonios coloniales, el inglés del com-mon law o derecho consuetudinario y ellatino del derecho civil o racionalismojurídico romano, que pretende prever yformular todo en la legislación constitu-cional.

La planificación de la salud como fun-ción del Estado abunda en la legislaciónde los países de la región, que contem-plan el acceso a los servicios médicosesenciales y un sistema nacional de sa-lud destinado al público, gratuito o mu-tualizado, pero de cobertura incompleta.La política estatal en salud, aparte su le-gitimación moral �asegurar a todos losciudadanos la protección de la salud, unnivel adecuado de atención médica y sa-lubridad� se ha visto impulsada por or-ganismos internacionales que aparecenen América Latina con la Alianza parael Progreso, programa de cooperacióninteramericana durante la década del 60,tras la Revolución Cubana, y que exigíanla planificación para la asistencia econó-mica. El fracaso del modelo desarrollistaen los años 70, y las propuestas neolibe-rales de desarrollo local y descentraliza-ción para la apertura económica, condujoa nuevas alternativas en el campo de lasalud.

Los códigos deontológicos y la legislaciónen salud son expresión de una sittlichkeit(en el sentido hegeliano de «moral so-cial» o «moral positiva») dogmática (mo-ral codificada y legalista que no requierejustificación, contrariamente a la éticafilosófica, analítica y crítica) y autorita-

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ria (moral de autoridad profesional, amedias confesional y estatal, antes bienque civil o democrática). Si tenemos encuenta la distinción establecida o pro-puesta de tres niveles de moralidad �éti-ca, éthos y eticidad (sistema, carácter einstitución morales, respectivamente)�

la tradición ético-médica latinoamerica-na puede definirse como naturalista, pa-ternalista, dogmática y autoritaria. Enresumen, se trata de la vieja ética médi-ca, contra la cual se ha alzado la nuevaética médica representada por la Bioé-tica.

EL MOVIMIENTO BIOÉTICO EN AMÉRICA LATINA

La revolución bioética, del bios (tecnifi-cación de la vida) y del éthos (seculariza-ción de la moral) es decir, el cambiohistórico que resulta del progreso científi-co-tecnológico de la biomedicina y el ca-rácter liberal y pluralista en los paísesindustrializados no es tan evidente para lospaíses en desarrollo como los latinoame-ricanos, cuyo perfil bioético correspondemás bien a una racionalidad «pretécnica»y una moral «cerrada». La Bioética comomoral civil, con sus principios de benefi-cencia, autonomía y justicia (a los queapelan las partes de una relación cada díamás conflictiva: el médico, el enfermo yla sociedad), y la Bioética como culturamédica substanciada en la «introduccióndel sujeto moral en medicina» (promo-ción del agente racional y libre en la re-lación terapéutica), puede decirse que noha llegado todavía a la América Latina.

El interés público y académico por lostemas bioéticos es sensible en los años80, con la generalización de las nuevastecnologías médicas (cuidados intensivos,trasplantes, reproducción asistida) y eladvenimiento de los gobiernos democrá-ticos en la región. Por un lado, se obser-va entonces una creciente intervenciónjudicial en casos médicos, debida quizás

al distanciamiento que el especialismopone entre profesional y paciente, lamalpraxis y el movimiento por los dere-chos de los enfermos limitan la «Ameri-can way» en el origen de la Bioética. Porotro lado, se da la rehabilitación acadé-mica de la filosofía práctica, moral y po-lítica, aplicada a la medicina según elmodelo del pluralismo ideológico y for-mación de consenso que ha sido la clavede la respuesta disciplinaria de la bioéticaen USA.

El desarrollo académico profesional dela Bioética se encuentra en un procesode incorporación del modelo norteame-ricano con sus etapas de recepción, asi-milación y recreación que se ha iniciadoesporádicamente en el continente. Lainstitucionalización de la disciplina, crea-ción de centros de investigación, cátedrasuniversitarias, comités de ética en loshospitales, comisiones nacionales debioética, etc., es hasta el momento pocosignificativo, y desde luego tampoco secumplen programáticamente las tres fun-ciones principales de los estudios bioéti-cos: educativa (la Deontología y laMedicina Legal siguen ocupando el lu-gar de la Etica en las escuelas médicas),asistencial (la ética clínica y sanitaria per-

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manece sin ejercicio en los hospitales yorganismos de salud), y política (ausen-cia de cuerpos de expertos para el aseso-ramiento y recomendación a los poderespúblicos en normativas biomédicas). Asi-mismo incipiente es la Bioética en la co-munidad, el movimiento del interéspúblico y de los medios de comunicaciónsocial al respecto.

Entre los grupos u organizaciones queactualmente protagonizan la escenabioética latinoamericana cabe mencionarcuando menos al Instituto de Humani-dades Médicas y Centro de Bioética dela Fundación Mainetti (La Plata, Argen-tina), y el Instituto Colombiano de Estu-dios Bioéticos (Bogotá, Colombia). Elprimero, establecido en 1972, conjuga lastradiciones europea y angloamericanadel humanismo médico, sirviendo demodelo y centro de referencia para otros

países de la región, en particular a travésde su Escuela Latinoamericana de Bioé-tica (Elabe). El segundo, fundado en1985 por Fernando Sánchez Torres, re-coge la larga experiencia de la Universi-dad Jesuita (Javeriana) en ética médica,y la enseñanza, entre otros, de AlfonsoLlano Escobar, S. J. Varias asociacionesacadémicas y profesionales de países la-tinoamericanos se han constituido en losúltimos años para desarrollar programasde estudios bioéticos.

La empresa bioética se aprecia tambiénpor el número de personas interesadasen la disciplina, los cursos, conferenciasy demás actividades científicas, la publi-cación de libros y artículos. Al texto clá-sico de León C.A., sobre ética médica,en 1975, han seguido en años recientesalgunos tratados de orientación bioéticamoderna.

Ciertos problemas comunes de nivelmacrobioético, con proyección al biode-recho y la biopolítica, vienen preocupan-do a los países latinoamericanos. Urgela respuesta al vacío legislativo y a la ne-cesidad de «public policies» frente a larealidad compleja y cambiante de la bio-medicina actual. Una generación de nor-mativas legales y políticas en decisionespúblicas que reemplazaron a casi todala legislación previa en los países cen-trales, aguarda su turno en AméricaLatina. Los siguientes tópicos, como loscinco dedos de la mano, forman un puñoclamoroso.

LOS GRANDES TEMAS BIOÉTICOS

LATINOAMERICANOS

Ética reproductiva

Tanto la prevención (contracepción �es-terilización � aborto) como la asistencia(tecnologías reproductivas) de la repro-ducción humana interesan a la políticade población en América Latina, vincu-lada a la salud y a cuestiones religiosas,seculares y geopolíticas. Subdesarrollo ysuperpoblación forman un círculo vicio-so que aleja cada vez más a las socieda-des de la meta del «desarrollo sostenible»(sustainable development), como si la«cantidad de vida» impidiese el logro deunos mínimos de «calidad de vida». La

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Iglesia Católica no es tolerante con lo quellama control artificial de la fertilidad ycondena el aborto, de prohibición penalen la mayoría de los países latinoameri-canos, donde hasta el momento no se haproducido el debate público ni la moder-nización legislativa, aunque su prácticaclandestina institucionaliza la política del«laissez-faire». La compleja moral de lareproducción asistida suscita la polémi-ca sin llegar a una guerra declarada en-tre «católicos» y «seculares», pero lanecesidad de una regulación jurídica enla materia es cada día más apremiante.

Ética tanatológica.

En América Latina la muerte no está asíde medicalizada ni la medicina tan mor-tificada como en el primer mundo. Elasalto tecnológico del morir, la nuevadanza macabra en la sala de terapia in-tensiva �donde se muere indefinida, in-comunicada e inapropiadamente� carecede la espectacularidad de los «casos» nor-teamericanos; pero la ortotanasia tam-bién constituye un desafío, aunque afavor de ella no se esgriman testamentosvitales, órdenes de no resucitar (DNR),principios éticos en la medicina de cuida-dos críticos y el movimiento pro-eutana-sia. La medicina paliativa, el movimientohosp ice y las campañas para una muertedigna parecen las alternativas del arsmoriendi latinoamericano, que debe com-paginarse con la elevada mortalidad in-fantil, la paradoja de una ética del finalde la vida al comienzo de la vida. In arti-culo mortis, la legislación sobre ablacióny trasplante de órganos, en el marco delos derechos extrapatrimoniales o perso-nalísimos, ha avanzado notablemente enmuchos países de la región.

Ética investigativa

Vacío legislativo y ausencia de controlparece ser la regla de América Latina eninvestigación biomédica, mucha de lacual carece de validez científica y violaderechos de los pacientes, motivada máspor interés crematístico que por el cono-cimiento mismo. Los países en desarro-llo necesitan crear condiciones para lapropia investigación y atraer proyectos decooperación internacional, evitando losriesgos de esta última, como la explota-ción económica y humana por falta desentido y regulación locales. De ahí laimportancia de promover los comités derevisión ética para aplicar los estándaresinternacionales con criterios adecuadosa las modalidades culturales de cada co-munidad. Más allá de la controversiaentre universalismo y pluralismo de lasnormas, y sin caer en el paternalismo, esclaro que no todo pasa por el principiode autonomía y el consentimiento infor-mado norteamericano, cuyo sobredimen-sionamiento quizás ha eclipsado otrasformas de moralidad. Son cuestiones aconsiderar las prioridades de investiga-ción, o la asignación de recursos y el ac-ceso a nuevas drogas en experimentación,que está configurando un derecho de dis-posición y no sólo de protección de lospacientes, nuevo estilo impuesto por todoel mundo.

Ética sanitaria

La salud en América Latina se inserta enel panorama del subdesarrollo, la pobre-za, el hambre y la crisis económica agra-vada por la deuda externa de la región,donde no se han alcanzado dos de lasmetas a corto plazo de la OMS: mortali-

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dad infantil inferior al 5% y esperanza devida superior a los 65 años. Los costos ensalud representan el 5% del producto na-cional bruto en los decenios 70 y 80 (fren-te al 10% de los países desarrollados). Losservicios de salud son insuficientes e in-adecuados, con despilfarro de recursos,falta de racionalización y deficiencias enlos sistemas de seguridad social. Un 75%de la población no recibe atención médi-ca, pero hay plétora de estudiantes de me-dicina y superpoblación de médicos. Entreel 80 a 90% de los recursos asignados a laatención de la salud personal se destinana los niveles de atención secundaria y ter-ciaria, pese a que la convención de AlmaAta exigía en 1976 la creación de laPrimary Health Care como meta prefe-rente de la política sanitaria (planificaciónfamiliar, atención madre-hijo, vacunación,consejo y educación en la salud, lucha an-tituberculosa y tratamiento de enferme-dades infecciosas). A fines de enero de1991 un brote de cólera en Perú se extien-de por la región. «La Bioética en los tiem-pos del cólera», la ética de la salud ante elretorno de las pestes (Brasil encabeza laepidemia del sida, el nuevo estilo patoló-gico), podría resumir el desafío de unapolítica social centrada en la salud comoindicador del desarrollo orientado a lasnecesidades básicas de la población, y deuna humanización de la atención médicabasada en cuatro condiciones del accesouniversal a la salud: equidad, integración,participación y eficiencia.

Ética ambiental

Los problemas ambientales de Améri-ca Latina son en parte característicosde la región y en parte similares a losde Europa Occidental y América del

Norte. La contaminación de las gran-des ciudades (México, Caracas, SanPablo), superpobladas a causa del cen-tralismo de los Estados latinoamerica-nos, es superior a la de las ciudadeseuropeas, y la crisis urbana se extiendedesde la limpieza a los deshechos ra-diactivos de centrales nucleares. En lasáreas agrícolas, el uso indiscriminado debiocidas contamina los cultivos y el sue-lo pierde fertilidad. La extinción de es-pecies animales y vegetales producedesequilibrios en el ecosistema. De con-secuencia planetaria es la devastaciónde la Amazonía, la mayor selva tropi-cal del globo, reserva ecológica y patri-monio genético de influencia climáticaterráquea, deforestada en un 10% y conperspectivas de destrucción en 50 años,por razones no ajenas a la cuantiosadeuda externa brasileña. Muy recientees la toma de conciencia pública y gu-bernamental sobre la importancia delmedio ambiente en la salud humana yanimal, en las economías nacional, re-gional y mundial, en la conservación dela naturaleza y de la vida misma en sumás amplia acepción. En algunos paí-ses existe legislación sobre el medioambiente, proyectos de protección opreservación de los recursos naturalesy movimientos ecologistas activos, perola Bioética no ha dicho todavía los suyoa la comunidad y a los poderes públi-cos respeto de la ética ambiental y losderechos ecológicos, nuevo tipo de de-rechos humanos de tercera generación.La bioética, la ética del siglo XX, en unprimer momento identificó salud conbienestar y progreso con desarrollocuantitativo: pero a partir de los años70 la salud se traduce como calidad devida y el progreso como desarrollo con-trolado o sostenible.

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Hoy, la novedad y gravedad de los pro-blemas en torno a la vida, configuran unacrisis bio-ética de la era tecnológica, cri-sis a la vez vital y normativa en cuya ur-dimbre aparecen tres motivos principalescon nuevos criterios médicos correspon-dientes: a) la catástrofe ecológica y la«medicina de la alianza»; b) la revolu-ción biológica y la «medicina del deseo»;c) la medicalización de la vida y la «me-dicina del poder». La Bioética ha nacidocomo respuesta interdisciplinaria, plura-lista y transcultural a ese desafío.

Por su tradición médica humanista y rea-lidad regional en desarrollo, AméricaLatina puede ofrecer una perspectivabioética distinta a la corriente norteame-ricana. Por un lado, una fundamentaciónde la disciplina en la línea europea de lafilosofía o teoría general de la medicinacon tres ramas principales �antropología,epistemología y axiología médicas� quepuedan ahondar en la crisis de la razónmédica heredada o positivista y postularel cambio de paradigma o nuevo modelohumanístico (biopsicosocial, hermenéu-tico y normativo). Tal fundamentación sepondría a resguardo de la crítica de «hi-permoralia» a la bioética en los paísescentrales como intento de humanizaciónde la medicina sólo en apariencia, encu-briendo la deshumanización real del sis-tema, por ejemplo, el discurso de laautonomía que oculta la despersonali-zación de la asistencia médica y sus ries-gos de iatrogénesis, expropiación delcuerpo y enajenación de la salud. Se tra-ta, en general, de un papel más críticode la bioética frente al desarrollo de la

biomedicina en la era tecnológica, me-nos complaciente u optimista con el pro-greso.

Por otro lado, la realidad latinoamerica-na de «bioética en los tiempos del cóle-ra» exige una orientación de ética social,con acento en el bien común, la buenasociedad y la justicia, antes que en los de-rechos individuales y las virtudes perso-nales, tradiciones moderna y clásica,respectivamente, de la moralidad. Éticamacro de la salud o sanitaria, entonces,como alternativa a la tradición individua-lista angloamericana de ética micro o clí-nica, con mayor énfasis en la dimensiónsocial de la medicina y un espacio críticopara el paradigma de desarrollo occiden-tal en la atención de la salud. Si la revo-lución bioética de los países centrales secaracteriza por la manipulación de la viday la liberación de la moral, es de esperaruna revolución equivalente en los paísesperiféricos, con los matices de un biospretécnico y un ethos comunitario. Lagran necesidad ético médica en los paí-ses en desarrollo es la equidad en la asig-nación de recursos y distribución de losservicios de salud, y América Latina noha perdido la esperanza de ser el conti-nente de la justicia.

Veinte años después de su nacimiento enNorteamérica, la Bioética se mueve hoyallí hacia nuevos paradigmas intelectua-les, como la evidencia, el debate revi-sionista fundacional sobre la disciplina,la ampliación de la ética aplicada a otrosdiscursos (incluido el de la arena políti-ca), el redescubrimiento de la ética de

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la virtud, la vuelta a lo experiencial y eldiálogo transcultural e internacional,entre otros nuevos desarrollos desde lapublicación de la primera edición deesta Enciclopedia, y que justifican su se-gunda.

Si hay una realidad que en EU como enel resto del mundo está modelando laBioética de los 90 es la del costo crecien-te de la salud, vinculado al «imperativotecnológico» de la medicina actual y elabuso de la autonomía o derecho de losindividuos a la atención médica. De aquíque el tema de la justicia distributiva enla micro y macro asignación de recursosestá a la orden del día y que la tradiciónhipocrática del médico como abogadoúnicamente del paciente empiece a ba-

lancearse con la obligación social de ad-ministrar proporcionalmente dichos re-cursos. En verdad, la atención médica hapasado de ser un bien individual, de va-lor accesorio y pago privado, a ser un biensocial e individual, de gran beneficio ycosto públicos. Justicia es el nombre dela nueva filosofía de la salud que propo-ne la Bioética como moral civil.

Una perspectiva fecunda se abre pues conel acercamiento entre las tradiciones yproblemáticas bioéticas de ambas Amé-ricas. Quizás en el marco del nuevo or-den mundial y del V Centenario delDescubrimiento de América, la Bioéti-ca, «puente hacia el futuro» de la huma-nidad, lo sea también de cooperación eintegración interamericana.

INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA BIOÉTICA

Evidentemente la institucionalización de la bioética no se limita a la instauración de comisionesnacionales, hay otros tipos de comités: los que están ligados a las actividades de investigacio-nes médicas ya que es obligatorio, no por exigencia del derecho sino por el respeto a las reglasde la investigación misma, pedir la opinión de un tribunal de ética antes de establecer el proto-colo de una investigación. También se desarrollan comités hospitalarios que pueden tener unsolo rol: una función de asesoramiento frente a concretos casos clínicos y, asimismo, una tareamás global respecto a las actividades que pueden ser llevadas a cabo dentro del hospital comoproporcionar información y formación bioética al personal. Tampoco hay que olvidar los cen-tros de bioética –los pioneros– que, a medida que la bioética se transformaba en una realidadsocial, se fueron integrando a las universidades y, como aquí, la bioética forma, hoy, parte de laformación académica de los profesionales.

Byk, Christian, Realidad y sentido de la Bioética en el plano mundial, Conferencia pronunciadael 6 de noviembre de 1996 en la Universidad Notarial Argentina.

Puede consultarse en: www.bioetica.org/numero1/realidad y sentido.htm.

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FUNDAMENTACIÓN

ANTROPOLÓGICA DE LA BIOÉTICA:EXPRESIÓN DE UN NUEVO HUMANISMO

CONTEMPORÁNEO1

Maria do Céu Patrâo Neves

RESUMEN

Las circunstancias generales que han acompañado el origen y desarrollo de la Bioética en lasregiones del mundo en las cuales esto ha ocurrido, son en muchos aspectos similares. No obs-tante la Bioética ha tenido desarrollo con tendencias y fundamentaciones diversas, tales comola angloamericana y la europea, especialmente debido a la influencia de sus tradiciones filosó-ficas que condiciona en forma diferente el espíritu analítico y crítico de sus sociedades. Latradición empírica, pragmática y utilitarista de la filosofía angloamericana da origen a unaBioética con una orientación individualista, sensible a valorar deberes y derechos con unaperspectiva particularmente preocupante de los microproblemas de naturaleza consecuencialistay relativista.

ABSTRACT

The general circumstances that have accompanied the origin and development of Bioethics indifferent regions of the world where this has taken place are in many aspects, similar. Nevertheless,Bioethics has had a development with diverse trends and foundations, such as the Anglo Ame-rican and the European, especially due to the influence of their own philosophical traditions,which condition in different ways the analytical and critical mind of their societies. The empirical,pragmatic and utilitarian tradition of the Anglo American philosophy gives origin to a Bio-ethics with strong individualistic emphasis, with a tendency to value rights and duties within aperspective that is particularly concerned about microproblems of comsequalism and relativism.Modern European philosophy characterized by traditions and trends of phenomenology,existentialism and hermeneutics leads to a Bioethics with a social orientation, particularlyconcerned with questions of equity where rationalist and deontological arguments are privileged.In addition to these important features, Anglo American Bioethics essentially remains at anormative level, while European Bioethics searches for a universal foundation of human actionsthat can only be proposed once that man is understood as person. It is in this sense that wedefend an anthropological foundation of Bioethics as expression of a genuine humanism.

1 Patrão Neves, María do Céu. «Fundamentación antropológica de la Bioética: expresión de un nuevo humanismocontemporáneo». Cuadernos del Programa Regional de Bioética para América Latina y el Caribe, Santiago de ChileNº 2 (abril, 1996); 11-27. Obsérvese que este artículo se ocupa más de la fundamentación que de la historia dela Bioética.

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El fenómeno bioético, como ma-nifestación de una preocupaciónética particularmente atenta a

los progresos de las ciencias de la vida,es todavía bastante reciente en el tiem-po pero bastante diversificado en su de-sarrollo.

Las condiciones de su origen nos reve-lan un fuerte sentimiento de defensa ysalvaguarda del hombre, en la singulari-dad de su individualidad y en la univer-salidad de su humanidad, junto a unaafirmación inequívoca del respeto que lacondición humana exige y del valor incon-dicional del propio hombre. Lejos de cual-quier tendencia narcisista, o solamente dela adopción de un punto de vista restrin-gido sobre el hombre, su atención se orien-ta en el sentido de imponer límites en elvasto campo de la investigación científi-ca aplicada a la vida, a fin de salvaguar-dar la persona humana, o sea, del serhumano en la multiplicidad de sus mo-dos de ser y de existir.

La naturaleza de la Bioética, como éticaaplicada en rápida expansión, así comola generalización de inquietudes susci-tadas por los avances de la biotecnolo-gía, su progresiva institucionalización, yla proliferación de reglas de acción so-bre la vida, favorecen una tendencia

tecnicista o funcional de la Bioética, con-ducente a una excesiva objetivación delas circunstancias de acción y a una exce-siva regulación y orientación del queha-cer humano.

Se limita entonces la Bioética a un planode normatividad, restringido a la prácti-ca; en circunstancias en que ella es tam-bién, y primariamente, reflexión encuanto exigencia de fundamentación delcomportamiento. No basta pues estable-cer cómo se debe actuar, o sea, formularnormas de acción (moral). Interesa másbien mostrar por qué se debe actuar deesa manera, es decir, determinar los prin-cipios de acción moral (ética).

Distanciándonos de un relativismo éticoo de una ética de situaciones, y mante-niéndonos en el plano de una ética secu-lar, sólo el hombre se impone comoprincipio universalmente válido del de-ber. No nos referimos a nociones gene-rales y abstractas del hombre, sino alhombre en su dimensión universal esen-cial. En suma, la inspiración humanistaque animó originalmente a la Bioéticasólo podrá llegar a ser plenamente reali-zada a través de un desarrollo paulatino,por su exigencia de fundamentación y porla exigencia de su fundamento antropo-lógico.

INTRODUCCIÓN

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Génesis y formación de la Bioética:temas y problemas

Sigamos brevemente el proceso de gé-nesis y constitución de la Bioética, lo quedebe contribuir a entender como ésta,emergiendo de una problemática co-mún, primero en Estados Unidos y mástarde en Europa como también en Amé-rica Latina, se encaminó hacia diferen-tes orientaciones a medida que se fuedesarrollando y estructurando.

Ya no constituye novedad decir que laBioética surgió en Estados Unidos y si lovolvemos a referir es sólo por el interésdel significado que atribuimos al binomioque dio origen al vocablo. Van RensselaerPotter, de la Universidad de Winsconsin,Madison, definió la palabra «Bioética» enla obra Bioethics: Bridge to the Future,publicada en enero de 1971; y AndréHellegers introdujo el mismo término, denuevo con carácter inédito, al fundar elInstituto Joseph y Rose Kennedy para elEstudio de la Reproducción Humana yBioética el 1o de julio de 1971. Potter ledio un sentido marcadamente ecológico,como designación de una «ciencia de su-pervivencia»; Hellegers restringió el tér-mino a una ética de las ciencias de la vida,consideradas particularmente al nivel delo humano (ética biomédica). Conceptual-mente es esta última significación de laBioética la que ha prevalecido y que haestado en la base de su constitucióncomo área específica de una nueva ex-presión del saber.

Será pues la consideración del hombrey de las condiciones éticas para una vidahumana, las que determinarán el desa-rrollo de la Bioética, imprimiendo, desdeluego, el sello indeleble de su intencio-nalidad humanística. Por otra parte, estainterpretación se ve reforzada si retro-cedemos al período definido por algunoscomo el de la prehistoria de la Bioética:desde la formación de los «God�s Com-mittees» por el Dr. Belding Scribner en1962 hasta 1971, o sea, el período gesta-cional de la Bioética.

Considerando brevemente las condicio-nes de gestación de la Bioética, las sinte-tizamos en referencia a dos principalesórdenes de factores: los científico-tecno-lógicos y los sociopolíticos. Entre los pri-meros está la revolución biológica que seinició en la década de los 50, después deldescubrimiento del ADN, y de las nue-vas posibilidades tecnológicas para elhombre. Entre los segundos está el for-talecimiento del poderoso movimientode los derechos humanos y de la nuevaconciencia individual y colectiva de laautonomía del hombre. En la confluen-cia de ambos merece destacarse la crisisde la noción de progreso como esencial-mente positivo, y la intensificación delcuestionamiento de la ciencia. En el ám-bito específico de las ciencias médicas enque floreció la Bioética, el principal ob-jetivo de disminuir la mortalidad y deaumentar la expectativa de vida, recu-rriendo a todos los medios para alcanzarlo que consideramos deseable para el

TENDENCIAS ACTUALES DE LA BIOÉTICA .DE LA NORMATIVIDAD DE LA ACCIÓN A LAS

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paciente desde el punto de vista exclusi-vamente técnico, provocó situaciones in-éditas para pacientes, familiares yprofesionales de la salud, quienes cues-tionaban el supuesto alcance humanita-rio de algunos nuevos procedimientosterapéuticos o de las acciones médicas engeneral. Asistimos al despertar de unanueva conciencia del ser, de un depura-do sentido de lo humano, que se planteala interrogante de «qué debo hacer» fren-te al «qué puedo hacer». El imperativocientífico (científico-tecnológico) cedeprogresivamente terreno al imperativoético.

En este ambiente marcado por grandesevoluciones y sentimientos contradicto-rios emerge la Bioética como un nuevocampo de reflexión y de práctica. Tomacomo su objetivo específico los asuntoshumanos en su dimensión ética, tal comose formulan en el ámbito de la prácticaclínica o de la investigación científica y,asume como método propio la aplicaciónde sistemas éticos ya establecidos o deteorías por estructurar.

La situación actual, brevemente descri-ta, no se restringió a los Estados Unidos,sino que, por el contrario, se extendió almundo occidental o tecnológicamentedesarrollado en general, el cual, de estamanera, constituía terreno fértil para ladivulgación e implantación de la Bioéti-ca. Las condiciones generales que acom-pañaron al origen y la formación de laBioética en una u otra región del mundoson bastante análogas. Por eso, rápida-mente en cada una de estas sociedades,en el ámbito particular de su modo de ser,la Bioética comienza a adquirir perfilespropios que la caracterizan y la identifi-can en ese plano concreto y circunscrito.

Las temáticas generales no difieren sus-tancialmente, toda vez que son en granparte determinadas por las circunstanciascomunes en las cuales emerge la Bioéticay que se identifican en cuanto a su natu-raleza y dominio propio. Puede, cuandomucho, variar en la atención que una yotra suscita de acuerdo con el énfasis quemerece. Pero son especialmente las pers-pectivas de análisis las que cambian, o seala orientación del pensamiento y las for-mas de proceder son las que se modificanen las diversas sociedades.

Consideramos algunas de las primerastemáticas de la Bioética tanto en Esta-dos Unidos como en Europa: trasplantede órganos (riñones y corazón), la parti-cipación de seres humanos como suje-tos de experimentación, las técnicasreproductivas, las potencialidades de laingeniería genética, y el consentimientoinformado. En el extenso ámbito de laBioética las cuestiones se ubican delsiguiente modo: ¿hasta dónde se puedeintroducir lo artificial en la vida huma-na sin transgredir con ello la integridadde su naturaleza (psicofísica y espiritual)?O bien ¿cuáles son los límites éticos parala acción médica o científico-técnica?

Por eso, un estudio atento y comparativode la literatura bioética angloamericana yeuropea (continental) sobre estas cuestio-nes despiertan diferentes perspectivas deabordaje. En el terreno de los trasplan-tes, nos parece particularmente importan-te el principio de gratuidad que ha sidofundamental en Europa (especialmentelatina), mientras que en los países deorientación angloamericana continúa ladiscusión acerca del mercado de órganos.Este principio de gratuidad está igualmen-te llamado a intervenir en el ámbito de la

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reproducción médicamente asistida, co-menzando a surgir en Europa el ánimomancomunado de cuestionar el derechoal anonimato del dador. Ultimamente enlos países de orientación angloamericanael interés en las hipotéticas reivindicacio-nes del nuevo ser y en los derechos del serhumano en gestación son manifiestamen-te menores. La prueba de esto está en lacasi inexistencia de límites (a excepción delos financieros) para acceder a estas técni-cas en esos países (madres posmenopáu-sicas, por ejemplo), privilegiándose más elprincipio de autonomía individual que elprincipio de respeto por la dignidad delhombre (aunque se pretenda que lo pri-mero deba confirmar lo segundo).

También en lo que se refiere a las leyesque regulan los experimentos en sereshumanos, considerando aquí sólo el casode los embriones, ellas son más restricti-vas en la Comunidad Europea, donde elesfuerzo por alcanzar un consenso entrelos Estados miembros es mayor del quese observa entre los diversos Estados nor-teamericanos. Lo mismo podríamos de-cir en relación con la aplicación de losavances en ingeniería genética. Apelandoaquí igualmente sólo a un ejemplo, com-probamos que la preocupación angloame-ricana dominante se refiere a la privacidadde los datos, mientras en el ambiente eu-ropeo continental el desarrollo de la ge-nética despierta, sobre todo, interrogantesacerca de las posibilidades de acceso aestos nuevos recursos por parte de la so-ciedad en general. Prevalece el principiode solidaridad social en la distinción de loque debe ser prioritario y de lo que es prio-ritario sólo para alguien en particular.

Aun en el campo del consentimiento in-formado, cuya contribución a la humani-

zación de los servicios de salud no parecediscutible, el énfasis dirigido a los dere-chos cada vez más amplios del pacientees diferente al encaminado a los procesosalternativos para obtener este consenti-miento en casos de incompetencia, o a loslímites que se le deben imponer.

Limitándonos a recurrir aquí a ejemplosparticulares, y restringiéndonos a losprimeros temas de la Bioética, no exclui-mos la posibilidad de la existencia deejemplos en sentido contrario. Sin em-bargo lo que no parece controversial esel delineamiento de una orientación ge-neral en Estados Unidos y en Europa, ensentidos opuestos en algunos aspectosfundamentales. Sistematizando, diríamosque la perspectiva angloamericana esmás individualista que la europea, y quese caracteriza por privilegiar la autono-mía de la persona en particular. De ahítambién que aquella permanezca profun-damente preocupada de lo que podemosdenominar microproblemas, problemascuya resolución interesa en forma inme-diata y decisiva a un individuo, en oposi-ción a los macroproblemas en los que secomprometen los intereses morales detodo un grupo, y en los que concentra másfuertemente su atención la perspectivaeuropea. Ésta manifiesta una marcadapreocupación por la dimensión social delhombre y por las cuestiones que le mere-cen respeto, colocando mayor énfasis enel sentido de justicia y de equidad que enlos eventuales derechos de cada individuo.

En una breve referencia a la situación enAmérica Latina, para complementar elpanorama descrito, se torna más difícilde lograr una sistematización rigurosa ysignificativa debido a varios factores comoson: la más reciente expansión de la Bioé-

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tica y una mayor diversidad de su nivel dedesarrollo en los diferentes países. Simul-táneamente es importante considerar queel progreso biotecnológico y las condicio-nes para su financiamiento varían bastan-te entre los países de América Latina,donde los desequilibrios sociales y, con-secuentemente, los desniveles de educa-ción de la población, son mucho másacentuados, lo cual en su conjunto impo-ne discrepancias significativas en la sensi-bilidad frente a los temas fundamentalesde la Bioética. Estos temas se mantienenen común pero en su discusión se apreciauna mayor preocupación legalista y unamás marcada intención educativa dirigi-da a los profesionales de la salud, y enparticular a la clase médica, que lo queocurre en América del Norte o en Euro-pa. Específicamente en cuanto a la pers-pectiva de la reflexión que se ha adoptado,diríamos que el punto de vista latinoame-ricano muestra una mayor proximidad conel angloamericano, sobre todo en lo quese refiere a los modelos de análisis emplea-dos, lo que no es extraño por el hecho deque muchos profesionales superiores eintelectuales complementaron su forma-ción en los Estados Unidos. Entre tanto,el sentido crítico que va aumentando suexpresión, incidiendo particularmente enel énfasis atribuido a algunas problemáti-cas en detrimento de otras, se aproximamás a una sensibilidad europea que, ensu cultura latina y con valores católicos,tradicionalmente ha influido en la forma-ción del modo de ser y de sentir de lospueblos latinoamericanos.

Retomando las perspectivas angloame-ricana y europea que aquí privilegiamos,y desarrollando la reflexión que ensaya-mos ya en relación con una perspectivalatinoamericana, pasamos ahora a anali-

zar los factores que han determinado laformación de estas dos sensibilidades uorientaciones bioéticas.

Factores estructurantesdel pensamiento y de la práctica

bioética

Los factores que han intervenido en laformación de las diversas sensibilidadesen Bioética son múltiples y sería verda-deramente imposible exponerlos en to-dos los matices que revisten, con lascaracterísticas propias de las diversas ar-ticulaciones que tienen entre sí. Pode-mos, sin embargo, indicar algunas que yaen su simplicidad son significativas. Nosreferimos a factores de orden histórico-cultural, económico-social y religioso. No-temos, a modo de ejemplo, que la historiade un pueblo, marcada por períodos épi-cos de conquista con largos estados desubyugación, podrá condicionar la expre-sión más rigurosa o consensual del pen-samiento; y su cultura, enriquecida concontactos diversificados y múltiples conotros pueblos, podrá ser propicia para unareflexión pluralista. La situación econó-mico-social de una sociedad dirá ya algoacerca de sus grandes opciones en el cam-po de la salud en lo que se refiere, porejemplo, a cuidados primarios, a la pre-vención, y al acceso a la tecnología avan-zada. La religión practicada por un puebloo por una comunidad indicará los valoresque elige y las reglas que sigue, las cua-les podrán restringir el acceso a presta-ciones de diversos cuidados de salud o alas nuevas tecnologías.

Pero hay otro factor que, además de losanteriores, merece referencia explícita y

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que aquí queremos tratar con algún de-talle. Se trata de la tradición filosófica,que moldea la mentalidad analítica y crí-tica de una comunidad, a partir de la cualla fundamentación de la Bioética se tor-na en una exigencia.

También bajo esta perspectiva, y sobretodo aquí, son manifiestas las diferenciasentre la sensibilidad angloamericana y laeuropea. El panorama filosófico anglo-americano está claramente dominadopor el pragmatismo, que se desarrollacomo corolario del empirismo de Fran-cis Bacon, del utilitarismo de JeremyBentham y del de John Stuart Mill, y queevolucionará después hacia el positivismológico. Como reacción a esta orientacióndominante encontramos a otra persona-lidad de enorme prestigio, John Rawls, ysu reflexión sobre la justicia como equi-dad (fairness). De esta manera, tiende aasumirse una vertiente consecuencialistaque, de acuerdo con su propia denomina-ción, considera los resultados de la acciónpara determinar su estatuto moral. El cri-terio utilitarista es el único a ser conside-rado en la moralidad de los actos.

La filosofía continental es hoy herederade una filosofía de la conciencia y del es-píritu, de inspiración francesa, que ejer-ció su influencia incluso en elexistencialismo, y de una fenomenología,de inspiración husserliana, que extendióla fecundidad de su método hasta la her-menéutica. Entretanto, en el mosaico decorrientes filosóficas que se fue forman-do, sobre todo después de la SegundaGuerra Mundial, predomina una preocu-pación ética que deriva, en parte, de unareproblematización de la noción de la sub-jetividad. En este sentido, la ética apare-ce como una «antropología, una ética cuya

misión es la de acompañar el proceso depersonalización del sujeto, del hombre».

De lo expresado se desprende un senti-do relativista en el pensamiento éticoangloamericano que puede conducir auna casuística o a una ética situacional.Se procura, sobre todo, establecer nor-mas de conducta moral, lo que ha contri-buido a examinar los hechos con estaperspectiva en el ámbito de la prácticaclínica. Por otro lado, la filosofía euro-pea tiene una larga tradición metafísicaen la constitución de un orden ético ra-cional y deontológico que se pretendetenga alcance universal.

Paralelamente, se torna más fácil para elpensamiento angloamericano conceptua-lizar la Bioética como un área de conoci-miento y de acción distinta a las demás, apartir de la cual se originan también con-diciones favorables para su tecnificación.En contrapartida, la perspectiva europeatiende a considerar la Bioética como unanueva disciplina filosófica de dimensióntransdisciplinar, como expresión de unanueva sabiduría entre las demás. A laluz de una contextualización sistemáti-ca de las teorías que estructuran la Bio-ética en sus diferentes vertientes otendencias, es como podemos llegar acomprender cabalmente otras con dife-rencias menores, aparentemente sin sig-nificación relevante. A este título,mencionamos la presencia frecuente debioeticistas en las instituciones de saludnorteamericanas, signo vivo de unaapuntada tecnificación o funcionalidadde la Bioética. En Europa, esta figura esa lo mucho sustituida por la de un con-sultor. Podemos todavía indicar la ten-dencia europea a la constitución de losConsejos Nacionales de Ética, de carác-

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ter permanente, mientras la tradición an-gloamericana que le antecedió fue la decrear comisiones para análisis de proble-mas específicos, después de lo cual ce-san sus funciones.2

En lo que se refiere a las bases teóricas yfilosóficas, la reflexión Bioética latinoame-ricana no presenta una línea de desarrolloverdaderamente original que, como tal, lacaracterice y que se oriente simultánea-mente a originar una perspectiva Bioéticacon una identidad propia. Esta identidaddeberá alcanzarse preferentemente en unplano sociocultural, en el que las influen-cias exteriores se combinen con los atri-butos propios en la caracterización de unanueva realidad, fundamento de un modoespecífico de pensar y de actuar.

Entretanto, el paralelismo establecidoentre la perspectiva angloamericana y la

perspectiva europea en Bioética, descri-to a partir de las condiciones de su gé-nesis y analizando los diversos factoresque modelan su desarrollo, tiende aapuntar a un sistema conceptual de cadauna como determinante para su exigen-cia de fundamentación. La reflexiónBioética de tradición filosófica angloa-mericana desarrolla una normativa deacción que, en cuanto conjunto de re-glas que conducen a una buena acción,caracterizan una moral. La reflexiónbioética de la tradición filosófica euro-pea proviene de una investigación acer-ca del fundamento de la conductahumana, de los principios que determi-nan la moralidad de la acción, constitu-yéndose en una ética. Una normativa deacción con su necesario fundamento co-incide con la propia norma. En el planoético la fundamentación del actuar lla-ma a un principio metafísico.

2 Recordamos la National Commission for the Pro-tection of Human Subjects of Biomedical andBehavioral Research, creada en 1974 y mantenidaen funciones por 4 años, y la President´s Commis-sion for the Study of Ethical Problems in Medicineand Biomedical and Behavioral Research que tra-bajó de 1980 a 1983, y en Gran Bretaña la Comi-sión Warnock que estuvo en funciones durante elperíodo 1982-1984.

LA FUNDAMENTACIÓN DE LA BIOÉTICA

Modelos de análisis teórico

Procuremos responder a la exigencias defundamentación de la Bioética a travésde algunos de los más destacados mode-los de análisis teórico que se utilizan hoy,sobre todo en los Estados Unidos, don-de su nivel de sistematización es supe-rior con relación a Europa.

Uno de los modelos de análisis bioéticomás divulgados es ciertamente el «prin-cipialista», presentado por Tom Beau-champ y James Childdress, en Principlesof Biomedical Ethics. Los autores propo-nen la existencia de cuatro principiosmorales para su aplicación en el campode la investigación científica, la medici-na y los cuidados de la salud, y en los cua-les se fundamentan algunas reglasencaminadas a contribuir a la promociónde las relaciones entre los profesionalesde la salud y los pacientes.3

3 Beauchamp Tom, Childress James. Principles ofBiomedical Ethics, New York, Oxford UniversityPress, 3ª ed,1983.

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El principio de Beneficiencia enuncia laobligatoriedad del profesional de la saludy del investigador de promover, siemprey primariamente, el bien del paciente y enél se basa la regla de la confidencialidad.El principio de No Maleficencia determi-na no infringir ningún tipo de daño, y deaquí proviene la regla de fidelidad. El prin-cipio de Justicia impone que todas laspersonas sean tratadas de igual manera,no obstante sus diferencias, y de esteprincipio surge la regla de la privacidad.El principio de Autonomía afirma lacapacidad que la persona tiene sobre suautodeterminación y exige la regla de laveracidad. Estos principios no obedecen aninguna disposición jerárquica y son to-dos válidos como prima facie, ocurrien-do lo mismo con las reglas. En caso deconflicto entre principios, será la situaciónconcreta y sus circunstancias quienes in-dicarán el que debe tener precedencia. Elprincipio de Autonomía parece hasta elmomento recibir la preferencia de losautores.

De un modo general podemos afirmarque, en el presente modelo, la moralidadconsiste en la observación de los princi-pios y reglas mencionados, enunciados apartir de una reflexión sobre la tradiciónde la ética médica en particular, y de lahistoria de la filosofía o de las ideas engeneral, después de que merecieran unaaceptación generalizada. En efecto, estemodelo tiene amplia aplicación en lapráctica clínica en todo el mundo en elque se está desarrollando la Bioética. Susresultados son muy positivos en lo quese refiere al respeto a la dignidad de lapersona individual. Más aún viene tam-bién a legitimar casi toda la práctica de-seada o consentida por el paciente,incluyendo la eutanasia y el aborto, con-

sideradas moralmente más bien a la luzde otros principios.

Queda pendiente verificar su validez fue-ra del ámbito restringido para el que sepropone, y subsiste la duda sobre la legi-timidad de un sistema ético de aplicaciónrestringida. En el caso presente puedellegar a confundirse con un simple siste-ma o código deontológico.

Proveniente de otra línea de pensamien-to, contenida en la obra State, Anarchyand Utopia de Roberto Nozick4, convo-cando ahora explícitamente el valor cen-tral de la autonomía y del individuo, yllevándolo al extremo, tenemos el mo-delo «libertario» de Tristram Engelhar-dt. En su obra principal, Los Fundamentosde la Bioética5, este concepto se encuen-tra también profusamente divulgado.Inspirado por la tradición político-filo-sófica del liberalismo norteamericano(en la defensa de los derechos y de lapropiedad de los individuos) permite jus-tificar, no sólo las acciones de expresiónde voluntad libre del paciente, sino otrasaun más polémicas como las que asumenel cuerpo como una propiedad, a saber:venta de sangre o de órganos.

Una de las posiciones axiales de este mo-delo está constituida por la noción de per-sona y afirma la distinción entre vidabiológica y vida personal. La vida biológi-ca no coincide con la vida personal, estaúltima exige conciencia de sí mismo y ca-pacidad de autodeterminación. La meraexistencia de vida biológica sin vida perso-nal, como se verifica en los fetos y embrio-

4 Nozick, R. State, Anarchy and Utopia, New York,Basic Books, 1974.

5 Engelhardt, Tristram. The Foundations of Bio-ethics. New York, Oxford University Press, 1986.

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nes o en los seres con muerte cerebral,determina la consideración de esos serescomo no personas. Ahora, sólo las perso-nas forman parte de la comunidad moral,por lo que no asiste cualquier obligaciónmoral de la comunidad con relación a lasno personas. Y siendo la medicina «elagente de las personas», tampoco tieneobligaciones para las no personas.

Esta posición ha generado una fuertecontroversia proveniente de sensibilida-des diversas en el ámbito de la Bioética.

En contrapartida, traer la ética a un pla-no secular como contribución para unanálisis más neutro ha sido, por regla ge-neral, apreciado. La Bioética debe «fun-cionar como lógica de un pluralismo»,como medio de «negociación pacífica en-tre instituciones morales», implementadapor individuos tomados en su común na-turaleza racional y en su capacidad de jus-tificar posiciones y promover consensosentre comunidades con distintos patronesmorales, tradiciones, ideologías, religio-nes. Esta apertura a una ética de consen-sos o consensual prescinde de principiosfundamentadores del actuar (se refierenapenas a la autonomía y a la beneficen-cia) y, consecuentemente, está expuesta ala crítica de ausencia de legitimidad mo-ral para implementar formas de acciónconsensuadamente deseables.

Retomando la tendencia individualista deestos sistemas, tenemos el modelo de la«virtud», introducido por Edmund Pelle-grino y David Thomasma en For thePatient�s Good6. Partiendo de la tradición

griega, aristotélica, de una ética de la vir-tud y valiéndose de la contribución de«After Virtue» de Alisdair McIntyre7,colocan la tónica en el agente, particu-larmente en los profesionales de la sa-lud. Siendo la virtud una disposición quese perfecciona con el hábito.

Hay que apelar a este sentido de acciónen la educación de los profesionales dela salud en la práctica clínica, lo que con-duciría naturalmente a la práctica delbien. Hay que tener en cuenta que el fines «el bien» del paciente, más que el res-peto formal de sus «derechos». Se colo-ca, pues, el énfasis en la beneficencia (enuna tradición hipocrática), sin todavíacaer en un paternalismo o atropellar laautonomía del paciente (se integra ple-namente al paciente en el proceso dedecisión médica). Es el equilibrio procu-rado entre el paternalismo y la autono-mía que conduce a los autores a proponeruna «beneficencia en confianza» comonuevo modelo en las relaciones médico-paciente, ausente de una relación fidu-ciaria.

Esta perspectiva es particularmente fecun-da en lo que se refiere a casos de mercan-tilismo o de rechazo de tratamiento apacientes con sida, o dolencias infeccio-sas mortales (ébola). Las dificultades másespecíficas pueden ser lograr que los pro-fesionales de la salud lleguen a valorarla virtud y su respectiva eficacia, así comotambién alcanzar el equilibrio entre elpaternalismo médico y la autonomía delpaciente en situaciones concretas.

6 Pellegrino Edmund, Thomasma D. For thePatient´s Good, The Restoration of Beneficence inHealth Care. New York, Oxford University Press,1988.

7 McIntyre, A. After Virtue, Notre Dame, Indiana,Notre Dame Press, 1981.

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Otros modelos de reflexión y análisis ac-tualmente aplicados en Bioética, pero demenor impacto (tanto en Estados Uni-dos como en Europa), son: el modelocasuístico, el modelo de cuidado, el mo-delo contemporáneo de derecho naturaly el modelo contractualista.

El modelo casuístico, presentado porAlbert Jonsen y Stephen Toulmin en «TheAbuse of Casuistry. A History of MoralReasoning»8, es apoyado por una largatradición del pensamiento moral, preco-niza un análisis de caso a caso, en un pla-no analógico. No se basa en cualquierprincipio orientador para la acción. Cadacaso debe ser examinado en sus caracte-rísticas paradigmáticas, estableciendocomparaciones y analogías con otros ca-sos. Se promovería así una mayor equi-dad, en la medida en que evitasen losaspectos negativos de una aplicación de-masiado estricta de los principios y semantenga abierta la consideración de lasnecesidades humanas. En Europa, don-de el sentido de moral casuística ha sidomenos relevante, por las dificultades quepresenta en cuanto a objetividad y rigorde los juicios morales, su aceptación esfrancamente reducida.

El modelo de ética del cuidado, presen-tado por Carol Gilligan en «In A Diffe-rent Voice»9, partiendo del estudio de lapsicología evolutiva es de naturaleza máspsicológica que filosófica. Éste contrapo-ne el valor del cuidado, de expresión más

acentuadamente femenina, al de la jus-ticia, de expresión acentuadamente mas-culina, y se propone como nociónfundamental para el desarrollo moral.El cuidado es más personalizado y con-templa los valores de los individuoscomprometidos; consiste en «una acti-vidad de relación, de ver y responder alas necesidades (�) de modo que nadiese quede solo». La intención personalis-ta de este modelo ha sido destacada comoimportante para la superación de unaperspectiva exclusivamente técnica de lamedicina. Desde el punto de vista adop-tado, específicamente feminista, se hacondicionado la divulgación de sus con-tenidos según el tipo de enfermedad, to-davía mayoritariamente femenina.

El modelo contemporáneo de derechonatural, presentado por John Finnis en«Natural Law and Natural Rights»10, es-tablece la existencia de algunos bienesbásicos en sí mismos: vida, conocimien-to, vida lúdica, vida estética, sociabilidad(amistad), racionalidad práctica, religio-sidad. Estos son bienes en sí mismos, fi-nes y no medios, que no suponen unaorganización jerárquica entre sí. Moralserá toda acción que contribuya al desa-rrollo de estos valores. El reconocimien-to de la validez moral de aquellos bieneses, en términos generales, consensual.Por eso, subsisten interrogantes acercadel fundamento de cada uno y de la eli-minación de otros. Es importante desta-car que este modelo de análisis toma alhombre en su integridad, tal como suce-día con el anterior y procura una pers-pectiva globalizante de integración delhombre en la sociedad.

8 Jonsen A., Toulmin S. The Abuse of Casuistry, AHistory of Moral Reasoning, Berkeley, Los Ange-les. London University Press, 1988.

9 Gilligan, C. In A Different Voice. PsychologicalTheory and Women´s Development, Cambridge,Massachusettes and London, England. HarvardUniversity Press, 1982.

10 Finnis, J. Natural Law and Natural Rights. Oxford,Clarendon Press, 1980

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El modelo contractual presentado porRobert Veatch en «A Theory of MedicalEthics»11, parte de la denuncia de variasinsuficiencias de fondo que encierra laética hipocrática. Se recurre a la conside-ración de la importancia de un triplecontrato: entre médicos y pacientes, en-tre médicos y sociedad, y un contratomás amplio acerca de los principiosorientadores de la relación médico-pa-ciente. Para regular estas relaciones ygarantizar una máxima objetividad esimportante el cumplimiento de algunosprincipios fundamentales: el de benefi-cencia, la prohibición de matar, el dedecir la verdad y el de mantener las pro-mesas. De hecho, se trata, una vez más,de reglas de conducta moral que, en suenunciado sistemático, no anulan la no-minación de otras. Los más críticos afir-man que este modelo implica tambiéndesconocer la práctica clínica.

Estos modelos angloamericanos de aná-lisis teórico reciben diferente acogidasegún sea su lugar de origen, como ocu-rre en Europa continental, tal como yalo hemos indicado. Podemos tambiénañadir que, de un modo general, su acep-tación en Europa se ha vuelto cada vezmás problemática.

Estructurar ampliamente el aparato crí-tico que cada uno ha suscitado implica-ría un trabajo nuevo y diferente. Diremosaquí solamente que la diferencia radicaen el modo parcial de considerar a lapersona y que la crítica se dirige a la con-cepción técnica de la Bioética. La perso-na es entendida en forma predominante

como un ser racional dotado de volun-tad propia que se realiza en el ejerciciode la libertad. El ser humano es pues va-lorado por la defensa de su autonomía,lo que acentúa una tendencia individua-lista. La Bioética es considerada princi-palmente por la efectividad de su accióny en este sentido como una técnica quese desarrolla por reglas que establecenla acción moral en el campo clínico.

Simultáneamente, también en los gran-des centros de reflexión de Bioética eu-ropea, no se han propuesto modelosalternativos. Es cierto que en la literatu-ra bioética europea y en las diversasposiciones ético-jurídicas asumidas por lasComisiones, se expresan los principios queestán predominando, sin embargo faltauna base conceptual, un sistema filosófi-co que los fundamente, contextualice ydesarrolle en sus múltiples aplicaciones.La excepción hoy es tal vez el modelopersonalista o humanista.

La perspectiva personalistay humanista

En el panorama europeo, y a semejanzade lo que aconteció en los Estados Uni-dos, el esfuerzo de la fundamentación dela Bioética también se ha desarrollado apartir de las tendencias filosóficas domi-nantes. En este plano podríamos avan-zar en distintas direcciones, como porejemplo: la ética comunicativa de Apel;la ética como filosofía primera es expre-sión de una filosofía de alteridad deLévinas; o aún la ética como identidadpersonal de Ricoeur que encierra la di-mensión de ipseidad. En estos casos setendería a la construcción de una «socie-dad comunicativa», partiendo de la con-

11 Veatch, Robert A. Theory of Medical Ethics, NewYork, Basic Books, 1981.

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cepción del hombre como un «animalcomunicante»12, o para «un humanismode otro hombre», partiendo de la prece-dencia de la alteridad13; o aun para unanueva comprensión de la subjetividad yde la intersubjetividad y de la ética14. Op-tamos entonces por los términos exclusi-vos del modelo personalista. Éste se haido estructurando a partir de las condi-ciones de origen y de formación de laBioética, siendo lo más importante en elescenario europeo y es el que parece si-tuarse en un nivel más radical de funda-mentación.

El modelo personalista está profunda-mente enraizado en la filosofía europeacontemporánea, en particular en su tra-dición fenomenológica y en el desarrollode ésta se reconoce en el existencialismoy sobretodo en la hermenéutica. No asu-me, entonces, una naturaleza descriptivani procura establecer normas de acción.Antes desarrolla un raciocinio deontoló-gico, de fundamentación teleológica quetoma al hombre en su dignidad universal,como valor supremo de obrar.

En este sentido parte de una noción depersona que considera la singularidad desu realidad concreta y la universalidad desu humanidad, procurando, además,enunciar las categorías esenciales de lapersona en cuanto tal. Son ellas, en unasistematización inspiradas en los traba-jos de Paul Schotsmans: la unicidad de lasubjetividad, el carácter relacional de la

intersubjetividad y la solidaridad en lasociedad15.

La unicidad de la subjetividad se refiereal carácter singular e irrepetible de lapersona, al ser único y original que unapersona constituye. El modelo persona-lista coloca a la persona en el centro y,en este proceso, refleja o contribuye alexistencialismo en cuanto de éste partetoda la reflexión de la subjetividad, delsujeto en cuanto conciencia. El carácterrelacional e intersubjetivo del ser huma-no se refiere a la inviabilidad de un pro-ceso individual de personalización, yaque la persona es por naturaleza y con-dición un ser abierto a otros en el mundo.El ser humano toma conciencia de sí ensu relación con los otros, de modo que laintersubjetividad constituye una dimen-sión de su propia subjetividad. GabrielMarcel llama ya la atención para la rea-lización plena del ser humano dentro delplano de la comunicación con otros16;Lévinas va más allá afirmando que el otroes anterior al yo17.

La comunicación y la solidaridad en lasociedad se refieren a la integración efec-tiva del hombre en una sociedad concre-ta, en la cual es llamado a intervenir porla dimensión social de su ser y de su exis-tir. Es un llamado a la responsabilidadsocial de cada persona en la construccióndel verdadero humanismo que conside-ra a todos los hombres como hombres en

12 Apel, Karl Otto. Transformation der Philosophie,Franckfurt, shrkamp.1973.

13 Lévinas, Emmanuel. L´Humanisme de l´autrehomme, Paris, Fata morgana, 1973

14 Ricoeur, Paul. Soi meme comme un autre, Paris,Seuil, 1990.

15 Schotsmans, P. «Responsible involvement and cons-cientious freedom: A Rational Approach to theMedical Revolution in Ethical Perspective». In:Personalist Morals, Leuven University Press. 1988.

16 Marcel, Gabriel. Positions et Approches concretesdu Mystère ontologique, Paris, J. Vrin, 1949.

17 Lévinas, Emmanuel. Totalité et Infini. Essai surl´estériorité, Paris, Martinus Nijhoff, 1971

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una perspectiva de justicia equitativa.Toda existencia es coexistencia. Es pro-bablemente Apel quien por primera vezde modo explícito procura relacionar laconciencia en su formación ética con unaresponsabilidad solidaria por la sociedad.

El modelo personalista de Paul Schots-mans se resume �tomando sus propiapalabras� en el refuerzo de �la unicidada través de la intersubjetividad para laresponsabilidad en la solidaridad�(relacional e intersubjetiva)18. Éste par-te de la persona en su naturaleza única,relacional y social, como cualidad esen-cial del hombre en el camino de su hu-manidad, para orientarlo en el sentidoque conduzca a la persona como catego-ría ética en la más plena realización de síen sus tres dimensiones. La secuencia enla que se presentan estas tres dimensio-nes de definición y de acceso a la personaes indicativa de un progresivo desarrollodel campo en el que se da la compren-sión de la persona. En este contexto lareflexión antropológica está en la base ysirve de fundamento al ordenamientoético.

Tomando a la persona como fundamen-to, privilegiamos simultáneamente la sin-gularidad y la universalidad del serhumano, progresando en un sentido quese aleja de toda la casuística y que evitacualquier relativismo, avanzando en ladirección de un universo concreto. La

mayor dificultad que presenta este mo-delo está en la definición de ese univer-so concreto del hombre y también en laoperatividad de esa concepción. Es tam-bién probable que el distanciamiento delmodelo personalista de un plano norma-tivo disminuya su impacto en el ámbitode la práctica clínica o de la investiga-ción científica, por cuanto este modelose encuentra todavía en un proceso deestructuración. Aparte de eso, interesatambién considerar su capacidad de res-puesta para enfrentar los desafíos actua-les de un mundo pluralista. Atendiendopor esto a la exigencia de fundamenta-ción de la Bioética en los modelos yaensayados, sostenemos que sólo un pro-fundo sentido de lo humano, sólo la co-munión de un proyecto de personalizacióndirigido a la efectiva dignificación delhombre, sólo una fundamentación antro-pológica de la Bioética le permitirá desa-rrollarse armoniosamente en cuanto areflexión y práctica, cumpliendo también,amplia y genuinamente, con su original yradical sello humanista.

La persona, una unidad integral y con-creta de su ser singular y una identidaduniversal de la humanidad del hombre,se torna de este modo en el fundamentometafísico del ordenamiento ético. Laantropología, por la objetividad de suuniversalidad y por la autenticidad de susingularidad, es el único fundamento dela Bioética (secular).

18 Paralelamente al modelo personalista se han idodesarrollando otros en el mismo contexto de re-flexión. Nos referimos, a título de ejemplo, a lostrabajos de Henk Ten Haven «The AnthropologicalTradition in the Philosophy of Medicine» de Paulvan Tongeren «Moral Philosophy as a Hermeneuticso f Moral Experience», y también a Stephen Danielen «Interpretation in Medicine: an Introduction».

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RESUMEN2

La humanidad tiene la necesidad urgente de una nueva sabiduría para la supervivencia delhombre y para el mejoramiento de la calidad de vida. Este concepto de la sabiduría como unaguía para la acción podría ser llamado «la ciencia de la supervivencia»; seguramente elprerrequisito para el mejoramiento de la calidad de vida. La ciencia de la supervivencia debe serconstruida sobre la ciencia de la biología, ampliada más allá de sus fronteras tradicionales paraincluir los elementos más esenciales de las ciencias sociales y humanidades. Una ciencia de lasupervivencia debe ser más que una ciencia sola, y por consiguiente se propone el término«bioética» para poder enfatizar los dos más importantes componentes para lograr la nuevasabiduría: conocimiento biológico y valores humanos El medio ambiente natural del hombreno es ilimitado. La educación debería estar diseñada para ayudar a que la gente entienda lanaturaleza del hombre y su relación con el mundo. La nueva ciencia debería incluir tanto elpunto de vista reduccionista como el holístico de la biología y debería ser más amplia que losdos juntos. El hombre es considerado como una máquina cibernética expuesta al error. Lasupervivencia del hombre puede depender de la ética basada en el conocimiento biológico, deahí la Bioética.

ABSTRACT

Humanity has an urgent need of a new wisdom for the survival of man and for the improvementof their quality of life. This concept of wisdom as a guide for action could be called «TheScience of Survival» and it is perhaps the condition for improving the quality of life. Thescience of survival must be built over the science of biology, widened beyond its traditionalborders to include the more essential elements of the social and human sciences. A science ofsurvival must be much more than a science, and due to this, the term «Bioethics» is proposed inorder to emphasize the two most important components of this new wisdom: Biologicalknowledge and human values.

The natural human environment is not unlimited. Education should be designed to help peopleunderstanding human nature and its relation with the world it inhabits. The new science shouldinclude the reductionist as well as the holistic points of view of biology and should be widerthan both. Man is considered as a cybernetic machine exposed to error and its survival maydepend on an ethics based on biological knowledge. This is what Bioethics is about.

1 Potter, Van Rensselaer, Bioethics, the science of survival, Biology and Medicine, vol, 14, Nº. 1, (Autum 1970),127-153.

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En el pasado la ética fue considerada larama especial de las humanidades en uncurrículo universitario de Artes Libera-les. Se enseñaba al tiempo con la lógica,la estética y la metafísica, como una ramade la filosofía. La ética constituye el es-tudio de los valores humanos, el ideal decarácter, moral, acciones y metas huma-nas en términos históricos; pero sobretodo la ética implica acción según están-dares morales. Lo que ahora debemosenfrentar es que la ética humana no pue-de ser separada de un entendimiento rea-lista de la ecología en el sentido másamplio de la palabra. Los valores éticosno pueden separarse de los hechos bioló-gicos. Tenemos una gran necesidad deuna ética de la Tierra, de una ética de lavida salvaje, de una ética de la población,de una ética del consumo. De una éticaurbana, de una ética internacional, deuna ética geriátrica, etc. Todos estos pro-blemas requieren acciones que estén ba-sadas sobre valores y hechos biológicos.Todos ellos involucran la Bioética y la su-pervivencia de todo el ecosistema es laprueba de un sistema de valores. Bajoesta perspectiva, la frase «supervivenciadel más apto» es simplista y parroquial.

La humanidad tiene la necesidad urgen-te de una nueva sabiduría que provea el«conocimiento de cómo usar el conoci-miento» para la supervivencia del hom-bre y para el mejoramiento en la calidadde vida. Este concepto de la sabiduríacomo una guía para la acción �el conoci-miento de cómo usar este conocimientopara un bien social� podría ser llamado«la ciencia de la supervivencia»; segura-

mente el prerrequisito para el mejora-miento en la calidad de vida. Yo soy dela opinión de que la ciencia de la super-vivencia debe ser construida sobre laciencia de la biología, ampliada más alláde sus fronteras tradicionales para incluirlos elementos más esenciales de las cien-cias sociales y humanidades, con énfasisen la filosofía en su sentido estricto, quesignifica «amor a la sabiduría». Una cien-cia de supervivencia debe ser más queuna ciencia sola, y por consiguiente pro-pongo el término «Bioética» para poderenfatizar los dos más importantes compo-nentes para lograr la nueva sabiduría quetan desesperadamente necesitamos: cono-cimiento biológico y valores humanos.

En esta época de la especialización pa-rece que perdimos el contacto con losrecordatorios diarios que debieron haberllevado al hogar la verdad a nuestrosancestros: el hombre no puede vivir sincosechar plantas ni matar animales. Si lasplantas se marchitan y mueren y los ani-males dejan de reproducirse, el hombrese enfermará y morirá y no logrará pre-servar su especie. Como individuos nopodemos permitirnos dejar nuestro des-tino en manos de los científicos, ingenie-ros, tecnólogos y políticos que hanolvidado o que nunca conocieron estassimples verdades. En nuestro mundomoderno tenemos botánicos que estu-dian las plantas y zoólogos que estudianlos animales, pero la mayoría de ellos sonespecialistas que no tratan con las rami-ficaciones de su conocimiento limitado.Necesitamos biólogos hoy en día que res-peten la frágil red de la vida o que pue-

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dan ampliar su conocimiento para incluirla naturaleza del hombre y su relacióncon los mundos biológicos y físicos. Ne-cesitamos biólogos que puedan decirnoslo que podemos y debemos hacer parasobrevivir, y lo que no podemos y no de-bemos hacer si esperamos mantener ymejorar la calidad de vida dentro de lassiguientes tres décadas. El destino delmundo descansa sobre la integración,preservación y extensión del conocimien-to que posee un número relativamentepequeño de hombres, que hasta ahora hacomenzado a darse cuenta de lo inade-cuada que es su fuerza, frente a la enor-midad de la tarea. Todo estudiante deuniversidad debe a sí mismo y a sus hijosel aprender lo más posible de lo que es-tos hombres tienen para ofrecer, el re-tarlos, el unir el conocimiento biológicocon cualquier ingrediente adicional queellos sean capaces de dominar, y el con-vertirse, si sus talentos son adecuados,en los líderes del mañana. De este tipode integración de conocimiento y de va-lores puede surgir un nuevo tipo de aca-démico u hombre de Estado que dominelo que yo he llamado «Bioética». Nin-gún individuo podría dominar todos loscomponentes de esta rama del conoci-miento, como tampoco hoy nadie sabetodo lo de la zoología o todo lo de laquímica, pero lo que se necesita es unanueva disciplina para proveer modelosde estilos de vida para que la gente sepueda comunicar unos con otros y pro-poner y explicar las nuevas políticas pú-blicas que puedan proveer un «puentehacia el futuro». Las nuevas disciplinasserán forjadas al calor de los problemasy crisis de hoy día, todos los cuales re-quieren algún tipo de combinación en-tre la biología básica, las cienciassociales y las humanidades.

La biología es más que botánica y zoolo-gía. Es el fundamento sobre el cual cons-truimos la ecología, que es la relaciónentre plantas, animales, el hombre y elentorno físico. La biología incluye la ge-nética, que tiene que ver con todos losaspectos de la herencia; y la fisiología,que trata de la función de los individuos.Por miles de años, los hombres han vivi-do en esta tierra sin un conocimiento es-pecífico de su naturaleza química. Ladependencia del hombre de su entornonatural era entendida de modo general,pero la riqueza de la naturaleza se con-sideraba ilimitada y la capacidad de lanaturaleza para recuperarse de la explo-tación era considerada inmensa. Even-tualmente descubrieron que el hombreestaba explotando la tierra hasta el pun-to que requería el uso de más y más cien-cia y tecnología a medida que las fuentesmás ricas de hierro y cobre, por ejemplo,se agotaban. Desde el punto de vista bio-lógico, el hombre se ha apropiado pro-gresivamente de los recursos del planetadisminuyendo el número y tipo de otrasespecies de vida e incrementando sola-mente el número de aquellas especiesque le eran útiles como el trigo, el gana-do de ceba y otros consumibles.

Como especialista en cáncer, me impre-sionó naturalmente la afirmación deN.J.Berrill, que ha sido repetida en dis-tintas formas por otros autores sin la cita,desde la publicación de su Man�s EmergingMind en 1955. El observaba que:

en lo que concierne a la naturaleza, no-sotros somos como un cáncer cuyas cé-lulas extrañas se multiplican sin control,descaradamente exigiendo el alimentoque todo el cuerpo necesita. La analo-gía no es descabellada referida a las cé-

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lulas cancerosas lo mismo que para or-ganismos enteros que saben cuándodejar de multiplicarse, y tarde o tempra-no al cuerpo de la comunidad se le pri-va del alimento, del apoyo y muere.

En otras palabras, podemos hacernos lapregunta, ¿es el destino del hombre serpara la tierra viviente lo que el cáncer espara el hombre?

En 1955 estas palabras podrían pasarsepor alto, a pesar del hecho de que el li-bro de Berrill es uno de los clásicos enbiología de nuestro tiempo. Se asumíaampliamente que la ciencia podía pro-ducir «más y mejor» de todo lo que elhombre necesitara y que el progreso po-día ser igualado al crecimiento. El fin deesa era vino repentinamente y dramáti-camente en un momento que en retros-pectiva es fácil de señalar. Vino con lapublicación de Silent Spring en 1962 es-crito por Rachel Carson, quien rápida-mente sintió la furia de los intereses quefueron golpeados por su acusación. Aho-ra podemos ver que lo importante ya noes si ella exageró el caso contra los pesti-cidas, y a ella se le debe dar el crédito dehaber empezado la racha de preguntasque ahora han alcanzado el estado deinundación. Ya no estamos asumiendoque la ciencia puede producir la tecno-logía para alimentar el número en au-mento del hombre. Se nos ha dicho quesin pesticidas ni herbicidas el trabajo se-ría imposible, y ahora estamos empezan-do a escuchar que el hombre puede estaren peligro por algunos de los mismos«químicos» que se decía eran su salva-ción. De muchas fuentes poco informa-das escuchamos ahora exigencias de unamoratoria en la ciencia, cuando lo quenecesitamos es más y mejor ciencia. Ne-

cesitamos combinar la biología con elconocimiento humanista de distintasfuentes y forjar una ciencia de supervi-vencia que sea capaz de implantar un sis-tema de prioridades. Necesitamosempezar la acción en áreas donde el co-nocimiento ya está disponible, y necesi-tamos reorientar nuestro esfuerzoinvestigativo para obtener el conocimien-to necesario si éste no está disponible.

La antigua pregunta sobre la naturalezadel hombre y su relación con el mundose vuelve más y más importante a medidaque nos acercamos a las tres décadas res-tantes de este siglo, cuando las decisionespolíticas hechas bajo la ignorancia del co-nocimiento biológico, o retándolo, puedenponer en peligro el futuro del hombre yciertamente el futuro de los recursos bio-lógicos de la tierra para las necesidadeshumanas. Como individuos hablamos del«instinto de supervivencia», pero la sumadel total de todos nuestros instintos desupervivencia individuales no es suficien-te para garantizar tal supervivencia de laraza humana que cualquiera de nosotrosaceptara gustosamente. Un instinto parala sobrevivencia no es suficiente. Debe-mos desarrollar la ciencia de superviven-cia, y ella debe empezar con un nuevo tipode ética: Bioética. La nueva ética podríaser llamada ética interdisciplinaria, defi-niendo «interdisciplinaria» de una formaespecial para incluir tanto a las cienciascomo a las humanidades, pero este térmi-no es rechazado porque su significado noes evidente en sí.

Como una disciplina, la biología tradicio-nal ha alcanzado la etapa donde puedeser enseñada en términos de principios,reconociendo que es imposible para cual-quier individuo familiarizarse con todos

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los ejemplos que ilustran los principios.La bioética no puede servir a ningún finútil si va a ser sencillamente una versiónaguada de la biología contemporánea.Por consiguiente, voy a presentar en estecapítulo doce conceptos biológicos fun-damentales que me parecen importantespara mí como un biólogo mecanicista,debido a mi convicción de que la Bioéticase debe basar en los conceptos modernosde la biología y no en una introspecciónsin sustento.

Antes de presentar los conceptos meca-nicistas, puede ser apropiado mencionarprimero la naturaleza de la revolucióncientífica y algunos de los principales pun-tos de vista polarizantes del mecanicismoversus el vitalismo y el reduccionismo ver-sus el holismo que en mi opinión han re-tardado el desarrollo de un sistema devalores amplio, unificado y orientado bio-lógicamente. El reduccionismo y elmecanicismo son aspectos de la biologíaque llevan hacia la vivisección de los or-ganismos vivos en las unidades más pe-queñas posibles, preguntándose en cadaetapa cómo interactúan las unidades. Amedida que la disección ha llegado al ni-vel de átomos y moléculas, los nuevos bió-logos se han convertido en químicos,tomado el nombre de biólogos molecula-res, y han dado la impresión de estar pre-ocupados no con el organismo sinosolamente con sus partes. Estos biólogos

frecuentemente representan la imagenpopular del científico como opuesto alhumanista, y su contribución a la Bioéticaes el conocimiento reduccionista que vie-ne del laboratorio. Mientras tanto, los bió-logos que se preocupan por todo elorganismo, los holistas, tienden hacia ellado humanista de la balanza, pero no tanallá como los vitalistas, que en la mayo-ría de los casos no son biólogos profesio-nales. Los vitalistas son frecuentementehumanistas o creyentes a quienes sus con-vicciones religiosas afectan sus intentosintrospectivos por entender la biología.Algunos biólogos altamente respetadosde tiempos anteriores fueron vitalistaspor razones históricas, es decir, eran in-capaces de explicar sus observaciones sininvocar la idea de qué fuerzas misteriosaso sobrenaturales («vitales») guiaban a to-dos los organismos vivos; de ahí el con-cepto de vitalismo. Espero dejar claro mipropio punto de vista en el sentido que laBioética debe tratar de integrar los prin-cipios reduccionistas y mecanicistas conlos principios holistas. Más aún, la Bioéti-ca debe examinar la naturaleza del cono-cimiento humano y sus limitacionesporque, en mi opinión, es en esta área don-de el único residuo válido del vitalismotiene lugar. La Bioética debe desarrollarun entendimiento realista del conocimien-to biológico y sus limitaciones para poderhacer recomendaciones en el campo delas políticas públicas.

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Para poder entender dónde se encuen-tra la biología contemporánea, debemoscontemplar la ciencia biológica como unade las consecuencias de la revolucióncientífica. El conocimiento biológico noes algo que se pueda obtener por la sim-ple introspección. La razón para dudar dela validez de la introspección no sustenta-da se basa en el conocimiento acumuladosobre el comportamiento humano: todostenemos instintos innatos para la auto yego preservación, y tenemos pasiones,emociones y momentos irracionales. Másaún, estamos hechos de una manera talque cada idea parece resolver algún pro-blema y crear en nosotros un brillo deeuforia. Creemos tener la respuesta paratodo estímulo, sin importar lo transito-rio que pueda ser. Cada uno de los gran-des avances en la biología, como lagenética mendeliana o la evolucióndarwiniana, estaba basado sobre años deexperimentación y observación. Sin em-bargo, estos avances debieron superar lasideas previas y persistentes de hombresque las habían encontrado por introspec-ción y las reforzaban con una euforia queera personalmente convincente. Muchasde las ideas profundamente enraizadasque persisten hoy día �no sólo en la cien-cia sino en todos los campos� fueron ori-ginadas por hombres que estabanconvencidos de que ellos conocían laverdad desde dentro (o por una revela-ción proclamada de una fuente exterior)y quienes debido a la fuerza de su per-sonalidad fueron capaces de acallar susposibles críticas. Obviamente algunasideas han sido de ayuda, mientras queotras (por ejemplo, las de Hitler) han

sido la fuente de muchos problemas enel mundo.

La característica principal que distinguela aproximación científica a un problemade la aproximación no científica (como seaque se llame) es la toma de conciencia deque una idea no es necesariamente válidaporque le parece correcta a su poseedor ylo hace sentir bien. Cuando un científicotiene una idea, él, también, tiene la reac-ción placentera, pero él empieza a buscaruna forma de probar la idea, irrumpiendocon ella en su grupo de colegas, sugirien-do un experimento, refiriéndose a traba-jos anteriores (llamados «literatura») y,ocasionalmente, atravesando las fronterasdisciplinarias. Al sugerir una nueva disci-plina llamada Bioética y al especificar quebuscamos fundamentarla por fuera de lasciencias tradicionales, no estoy sugirien-do que abandonemos el tratamiento tra-dicional para una idea nueva, sino queatravesemos las fronteras disciplinariasmás libremente y busquemos ideas quesean susceptibles de una verificación ob-jetiva en términos de la futura superviven-cia del hombre y el mejoramiento de lacalidad de vida para futuras generaciones.En general, solamente podemos aprendera través del análisis, pero aun esto es im-posible si no llevamos records adecuadosy si solamente confiamos en nuestra pre-sión individual. En las humanidades laúnica prueba de una idea es su aceptaciónpor la sociedad, y si la sociedad elige unaidea sobre la base de la sabiduría conven-cional pero mal fundamentada o de grati-ficaciones individuales de corto plazo,podría perpetuarse una idea que más bien

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debía haber sido enterrada. Debemos re-examinar nuestras premisas y buscar me-jores maneras de alcanzar un consensoentre las disciplinas, basadas, en la medi-da de lo posible, en una verificación obje-tiva y en un monitoreo adecuado de lastendencias en la calidad ambiental.

Uno de los aspectos más importantes dela revolución científica es el reconoci-miento de que las ideas ya no se puedenbasar en la introspección o en la lógicasolamente; más aun, como una posicióngeneral, ellas no se pueden basar en unasimple verificación, aunque pueden serrechazadas sobre la base de una solaprueba negativa exprimentalmente váli-da. En vez de la palabra «idea» como seutiliza en el párrafo precedente, T. S.Kuhn ha utilizado el término «paradig-ma» para describir las ideas y conceptosbásicos en lo que él llama «ciencia nor-mal», que a la vez parece significar lasactividades de investigación de un espe-cialista que trabaja dentro de las disci-plinas aceptadas. Estos paradigmas sonlas ideas, conceptos, hipótesis o modelos

que proveen los paquetes y marquillasconvenientes para las proposiciones bá-sicas sobre las cuales se construye uncampo particular. Deben ser lo suficien-temente claras para que las entiendan losiniciados, pero lo suficientemente abier-tas para permitir esfuerzos posteriores.Kuhn enfatiza la resistencia mostrada porlos científicos hacia cualquier amenaza decambio en los paradigmas que caracteri-zan su especialidad. Yo entiendo estemensaje como, que un paradigma tieneuna aprobación mucho más amplia queuna hipótesis o un postulado ampliamen-te aceptados; es una afirmación que nin-guno de los expertos espera ver refutada. Porconsiguiente, los conceptos que presenta-remos más adelante en este capítulo sondoce paradigmas en el sentido de Kuhn,que cubren aspectos principales de la bio-química y de la biología molecular, bajola presunción de que estas cápsulas de in-formación pueden ser de ayuda para aque-llos que desean trabajar en el campo de laBioética con la seguridad de que el pres-tigio que ganarán les conquistará la apro-bación de los biólogos contemporáneos.

EL REDUCCIONISMO VERSUS EL HOLISMO

EN LA BIOLOGÍA

Al abocar una nueva rama de la biologíasoy consciente de un cisma existente enla biología actual, que tiende hacia másespecialización en vez de menos. Los bió-logos moleculares, cuya especialidad esincuestionablemente simbolizada por ladoble hélice de DNA de Watson y Crickson frecuentemente acusados de ignorarla «verdadera» biología; su disciplina es

equiparada al reduccionismo. La «verda-dera» biología, se dice, es la biologíaholista, �es decir, se preocupa por todoel animal y toda la situación. El proble-ma con la separación entre reduccionis-mo y holismo es que al considerar todoel animal y toda la situación, debemosahora considerar los detalles íntimosreduccionistas de la biología molecular

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porque estos son los blancos de nuestrospeligros ambientales, como veremos.Este discurso es por lo tanto una defen-sa del reduccionismo y de la biologíamolecular como etapas en la evoluciónde una nueva biología holista que yo lla-mo Bioética.

Los biólogos moleculares tienen sus pro-pios paradigmas; el más conocido se lla-ma el Dogma Central, que ha sido engran manera productivo. Simplementeafirma que la información biológica pasade ácidos nucleicos a proteína. En másdetalle, sostiene que la secuencia linearde los bits (pares de base) de informa-ción del DNA especifica no solamenteel patrón para su propia replicación sinotambién el patrón para la secuencia li-near de los bits de información del RNA,que a la vez específica la secuencia linearde los bloques constructores de la pro-teína, que a la vez determina el desarro-llo tridimensional. Ninguna excepción seha establecido hasta ahora, no hay nadaen el Dogma que niegue la posibilidadde que la información en una subsecciónde DNA pueda ser modulada por pro-ductos de alguna otra subsección deDNA. Ni presupone que las moléculasde DNA se replican a sí mismas o setranscriben al RNA como han señaladoalgunos críticos. Las réplicas y las trans-cripciones son realizadas por proteínascuya estructura es especificada por unasubsección específica del complementode DNA. Presuponemos que estos deta-lles no pueden ser entendidos sin un con-siderable bagaje y preparación química.

Pero estos detalles del Dogma Centralno agotan las posibilidades de su articu-lación continuada por los biólogos mo-leculares. El Dogma Central ha sido

comparado con otro paradigma que hasido descrito por Platt como resumen oaproximación a los biólogos modernos.Este es el método de fuerte inferencia ymúltiples hipótesis alternativas. Segúnesta aproximación ni el Dogma Centralse puede probar; solamente puede sobre-vivir al no lograr ser refutado y, como latotalidad de la ciencia en esta época, lasconclusiones deben ser consideradas ten-tativas y sujetas a refutación. Lo que sequiere decir es que una teoría solamentepuede incluir los hechos disponibles y laposible dimensión de los experimentosfuturos no se puede prever. Una teoríano es necesariamente refutada sino quepuede frecuentemente ser aumentada omodificada para acomodarse al nuevoconocimiento. La aceptación de este nue-vo paradigma de la falta de certeza delconocimiento humano ha conducido auna nueva especie de científicos que dis-frutan la ciencia como un juego de rapi-dez mental en el que el tira y afloje estánal orden del día. Se condiciona a los es-tudiantes para que reten a sus profeso-res y a que sean capaces de abandonarsus más preciadas creencias. Aunque esconcebible que una generación enterapueda ser equivocadamente guiada acreer en el Dogma Central como en unaverdad universal en vez de una premisaoperativa expediente, existen recompen-sas suficientes para disentir de tal modoque los puntos de vista de la minoría seanescuchados.

De todos los puntos de vista contrariosexpuestos por la biología molecular, unode los más frecuentes es la queja de quelos nuevos biólogos son reduccionistas,que creen que las células pueden expli-carse solamente en términos de molécu-las, que los animales y el hombre pueden

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explicarse solamente en términos de cé-lulas, etc. Pero la gente que presenta es-tos reclamos está usualmente saltando ala conclusión de que el entusiasmo y eldescaro de los nuevos biólogos significaque ellos piensan que las células puedenexplicarse en términos de moléculas ynada más. Sería más preciso decir queellos creen que las células deben expli-carse en términos de moléculas, y loshombres en términos de células, y quelos principios de organizaciones superio-res emergerán a medida que entendamoslos niveles inferiores. Ciertamente, estosprincipios están ahora emergiendo entérminos de loops de retroalimentaciónentre las moléculas componentes. La ideade que toda la biología puede explicarseen términos de química y física y nadamás que no esté disponible para las men-tes de los hombres es una proposición so-bre la que se puede actuar aun si no hasido probada, y su principal impedimen-to ha sido su falta de humildad y pruden-cia ordinaria que se ha estimulado en laaplicación del conocimiento biológicolimitado en los problemas ambientales deproporciones heroicas. Mientras que esperfectamente concebible que eventual-mente toda la biología, incluyendo laecología y los peligros ambientales, pue-da explicarse y predecirse en términosque estén disponibles para las mentes delos hombres, yo por un lado no creo quela información pueda alguna vez conte-nerse en la mente de un solo hombre, ytengo serias dudas sobre si puedecomputarizarse o manejarse de algunaotra manera para que esté disponiblepara un solo hombre o un grupo de hom-bres con el propósito de hacer prediccio-nes infalibles de los efectos colaterales.Aunque anteriormente en este capítulodefiní la sabiduría como el conocimien-

to de cómo usar el conocimiento, es de-cir, cómo balancear la ciencia con otrosconocimientos para el bien social, recuer-do aquí al antiguo salmista que dijo, «eltemor del Señor es el comienzo de la sa-biduría». En términos contemporáneosesto puede querer decir que las fuerzasde la naturaleza no pueden ser fácilmen-te manipuladas por las demandas de cor-to alcance del hombre sin que la sociedadincurra en consecuencias de largo alcan-ce que no siempre pueden ser previstas.Por consiguiente, en muchos casos apren-demos por experiencia de las consecuen-cias, pero lo que es más trágico es nuestrofrecuente fracaso a aprender por estaexperiencia. El comienzo de la sabiduríaen el sentido del salmista y en términoscontemporáneos puede invocar en noso-tros un respeto decente hacia la extensared de la vida, y una humildad en lo refe-rente a nuestra capacidad limitada paracomprender todas las repercusiones denuestra arrogancia tecnológica. Yo creoque una cosa es acumular conocimientoen el nivel molecular y proceder bajo lapresunción de que será manejable, y otraes operar en el nivel administrativo y tra-bajar con la aplicación de conocimientoque siempre es incompleto. Pero este esel predicamento de la Federal Food andDrug Administration y muchas otrasagencias gubernamentales, que escasa-mente pueden evitar la acusación de noreaccionar lo suficiente o de hacerlo ex-cesivamente en muchas instancias que sejuzgan con el beneficio de la experien-cia. No puede haber duda de que ni nues-tros expertos médicos ni los oficialesadministrativos con los que deben coope-rar puedan posiblemente tener toda lainformación y capacidad de reflexión quenecesitan para las decisiones dadas encualquier ocasión, ni toda la comprensión

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que ellos se merecen por parte del públi-co sobre su predicamento.

Es claro que frente a nuestras necesida-des actuales los argumentos del reduc-cionismo versus el holismo se vuelvenabsurdos. El organismo intacto es másque una simple suma de sus partes, peroel organismo surge por virtud de la comu-nicación entre células. Esta comunicaciónes en términos de moléculas y la compren-den mejor los reduccionistas, pero a lavez forma la red de retroalimentación yla integración estructural que hace a los

mecanismos holísticos una realidad. Porconsiguiente cada nivel jerárquico estáformado por las conexiones de retroali-mentación que unen sus sub-unidades enuna organización superior. Debemos com-binar el reduccionismo biológico y elholismo y luego proceder a un holismoecológico y ético si el hombre va a sobre-vivir y prosperar. Pero esta integración sepuede impedir mediante una tendencia aigualar el reduccionismo con la perspec-tiva de la vida mecanicista y el holismo conla perspectiva de vida vitalista, que ahorava a discutirse.

MECANICISMO VERSUS VITALISMO

En un ensayo anterior yo hice la afirma-ción que el hombre es una máquina, ytomé la posición de que esto ya no es unpunto debatible, anotando que debería-mos dirigir nuestra atención a la pregun-ta �¿qué tipo de máquina es el hombre?�Desde que se escribió ese ensayo, tuve laoportunidad de repasar el libro de Reinertitulado The Organism as an AdaptiveControl System y observar que su descrip-ción es más significativa de la vida que elsimple término «maquina», que aliena in-mediatamente a algunos y que es malen-tendido por otros varios. Sin embargo,el concepto de vida como un sistema decontrol adaptativo está aún en el lado delmecanicismo en el antiguo argumentoentre los conceptos mecanicistas yvitalistas de la vida y el hombre. Detiempo en tiempo vemos afirmacionesque el concepto mecanicista del hom-bre está pasado de moda, ya no es sos-tenido por nadie, invalidado por nuevos

conocimientos, etc., pero estas afirma-ciones no significan nada como opinio-nes sin soporte. Estamos realmenteobligados a preguntar qué creen losmecanicistas, y qué creen los vitalistas,y si el hombre es una máquina, qué tipode máquina es el hombre?

Aquí me debo identificar como unmecanicista y colocarme en oposición atodo aquel que desee retar este punto devista. Como asunto de opinión, yo esta-ría de acuerdo con las palabras del gana-dor del premio Nobel Francis Crick quedijo: «Y entonces para aquellos de uste-des que quizá son vitalistas les hago lasiguiente profecía: Lo que todo el mun-do creía ayer y ustedes creen hoy, sola-mente los locos creerán mañana».

Si examinamos más de cerca los puntosde vista en oposición, encontramos queson realmente materia de la creencia, es

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decir, de tipos de fe en oposición. Enesencia, el mecanicista dice, «La vida esexplicable en términos de química y físi-ca y nada más que no esté disponible paralas mentes de los hombres», mientras queel vitalista dice, «La vida no es explica-ble en términos de química y física sola-mente, y los ingredientes adicionalestrascienden el dominio del conocimien-to que está disponible para las mentesde los hombres». El mecanicista tiene feen que aun si no todos los hechos sonconocidos hoy en día, algún día seránconocidos. Yo sospecho que el vitalistateme la llegada de ese día y probablemen-te espera (probablemente correctamen-te) que nunca llegue. Mientras tanto elmundo está en peligro de irse por la cloa-ca mientras discutimos la pregunta «sinos entrometemos o no» porque en mu-chos aspectos este es el argumento entremecanicistas y vitalistas. Existe ampliaevidencia de que mucha de la oposicióna la ciencia y a la planeación del ambien-te viene de gente que cree que el mundoopera según un plan ya establecido y quecualquier intento por disertar, entendermecanicísticamente o manipular, es sim-plemente empezar con el pie izquierdo yes seguro que va a fracasar a la larga. Mipropia visión como un mecanicista prag-mático es que la cuestión de éxito o fra-caso aún depende de la balanza, pero lapregunta de si nos debemos entrometero no, ya ha sido contestada. La evolucióncultural ha decidido que el hombre sí seentrometerá con su ambiente y su pro-pia biología. El hombre se ha entrometi-do a una escala colosal, y no podemosregresar a una política de no-tocar en estepunto de la historia. Por esto solamentepodemos rogar por un entrometimientomás inteligente, más conservador, y másresponsable. Debemos rogar no por una

moratoria en nuevos conocimientos sinopor el emparejamiento del conocimien-to biológico y los valores humanos, esdecir, una ética interdisciplinaria o basa-da en la biología.

Ya he indicado que no estoy convenci-do de la validez de la visión mecanicistaextrema de que todo conocimiento estáteóricamente disponible, y tengo la sos-pecha persistente de que las mentes delos hombres pueden no lograr la sabi-duría de la sociedad necesitada. Perocomo un bioquímico profesional que tra-ta de «resolver» el problema del cáncer, yhabiéndome interesado en el dilema dela ciencia y la tecnología �entrometernoso no entrometernos� he concluido que de-bemos proseguir sobre la base de la pre-misa mecanicista, pero debemos darlemayor énfasis a los valores humanos y ala ética. Debemos proceder como si cre-yéramos que la solución a los problemasprincipales del hombre no incluye nadaque no esté «disponible para las mentesde los hombres», con solo el ingredienteadicional de la humildad («temor delSeñor») que admite la posibilidad de quelas fuerzas naturales eludan nuestros in-tentos de construir los tipos de utopíasque podamos imaginar. Si la creencia enuna deidad es necesaria, yo diría que esmenos importante para mí que la pre-gunta de si procedemos con humildad ocon arrogancia, si respetamos las fuer-zas de la naturaleza o si asumimos quela ciencia puede hacer cualquier cosa,si miramos a nuestra herencia ética o si laignoramos.

Me parece que no tenemos elección dis-tinta a tratar de manejar el conocimiento«peligroso» buscando más conocimiento.Ya hemos decidido entrometernos con el

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sistema; ahora no podemos hacer menosque proceder con humildad, respetar lasfuerzas de la naturaleza, y, en términosde nuestra herencia ética, «probar todaslas cosas; y agarrarse a lo que es bueno».La situación es urgente. En la opinión demuchos, algunos de los aspectos de nues-

tro problema ecológico pueden haber al-canzado el punto de «no retorno» en loque concierne a los propósitos del hom-bre. Necesitamos descubrir rápidamen-te el eslabón más débil en nuestrocomplejo ambiental y comenzar a corre-gir nuestros errores pasados.

EL HOMBRE COMO UNA MÁQUINA CIBERNÉTICA

CON TENDENCIA AL ERROR

El concepto de la vida como una máqui-na cibernética ha sido admirablementediscutido por Reiner en la publicaciónantes mencionada, y si ésta es una ima-gen correcta, el biólogo humanista se ten-drá que ajustar a ella. Sólo debo agregarun ingrediente más que no fue enfatizadopor Reiner, principalmente, la cualidaddel desorden. Yo estaría de acuerdo conReiner en que se puede describir al hom-bre como un sistema de control adap-tativo, pero insistiría que no es suficienteasumir que la cualidad del desorden estáimplícita en esa definición. Yo insistiríaen que sea explícita. Por consiguiente yopostularía que el hombre es un sistema decontrol adaptativo con elementos de desor-den como parte de cada nivel jerárquico.Reiner ha enfatizado la descripción de lasmáquinas o los instrumentos de controlen términos del «modo de operación» ydel «modo de control», cada uno de loscuales puede ser fijo o variable.

La modificación que yo he propuestopuede ser ilustrada por la descripción deReiner de los modos variables de opera-ción y control tipificados por un hombreque corre hacia la trayectoria de una pe-lota que está tratando de alcanzar, cuan-do de repente descubre que no es lo queél había asumido sino algo peligroso(Reiner menciona un bloque de concretoo una culebra cascabel), y en ese momen-to el hombre muy apropiada y racional-mente con rapidez cambia su actitud dequerer�alcanzar a no�querer�alcanzar(como debería cualquier buen mecanis-mo de control adaptativo). Yo señalé quetodos sabemos de situaciones en que lamáquina humana por razones inexplica-bles cambia de la movida racional (no�querer� alcanzar) a la movida irracional(querer�alcanzar) en una fracción de se-gundo y algunas veces se sale con la suya,estableciendo de este modo un nuevopatrón de conducta.

Instrumento Modo de operación Modo de control Referencia

Máquina simple Fijo Fijo Reiner

Sistema de control simple Variable Fijo Reiner

Sistema de control adaptativo Variable Variable Reiner

Sistema vivo Variable + desorden Variable + desorden Potter

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No es posible discutir los detalles de lossistemas vivos como sistemas adaptativoscon el desorden como una parte integralsin mirar a los niveles moleculares de lavida. Yo he colocado de forma arbitrariadoce categorías del conocimiento bioló-gico que pueden usarse para organizar

el conocimiento detallado en el área, yyo voy a acompañar a cada categoría conuna breve afirmación que será un postu-lado aceptado, o un paradigma en el sen-tido utilizado por Kuhn, es decir, unpostulado aceptado sobre el cual no du-dan los expertos en el área.

3 Aquí nos limitaremos a enunciar cada una de lasdoce categorías sin presentar el desarrollo que decada una hace Potter. Quien desee conocer taldesarrollo debe ir al original en inglés.

DOCE CATEGORÍAS Y PARADIGMAS

EN LA BIOLOGÍA MECANICISTA 3

I. Estructura molecular,interconversión e interacción

PARADIGMA: Cada sistema de vida es unacomunidad de moléculas, que se mantie-ne en configuraciones y relaciones orga-nizadas al sufrir síntesis y degradacionescontinuas a través de pequeños cambiossucesivos que emprenden o emiten ener-gía en forma de calor o trabajo.

II. Catálisis o, mas específicamente,la química de la acción enzimática

PARADIGMA: La mayoría de las reaccionesquímicas en las células vivas es demasiadolenta y es demasiado improbable que ocu-rra en la ausencia de un catalizador; lascélulas tienen mecanismos para aumentaro disminuir la cantidad y la actividad delos catalizadores proteínicos (enzimas) quehacen que las reacciones necesarias ocu-rran a una rata apropiada. Todas las fun-ciones especializadas y todas las funcionesorgánicas dependen del catalizador.

III. Mecanismos de acoplamientode energía

PARADIGMA: La vida se mantiene por unaentrada continua de energía, que puedeestar disponible para convertir los bloquesde construcción en más complicadosmetabolitos esenciales, para suministrarcalor y hacer trabajo eléctrico, mecánicoy químico. El truco esencial de usar reac-ciones de energía-productiva para condu-cir las reacciones de energía requeridasse llama acoplamiento de energía y sin élla vida sería imposible.

IV. Sendero metabólico alterno

PARADIGMA: Las moléculas individua-les de casi todos los nutrientes y meta-bolitos esenciales y la mayoría de losmetabolitos intermedios no están pre-destinados a ser usados como combus-tible o como bloques de construcciónpara reacciones de energía sino que co-lectivamente pueden ser utilizados enproporciones variadas para senderos di-vergentes alternos, cuyo equilibrio estádeterminado por la cantidad y actividadde varias enzimas que compiten con las

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otras por cualquier molécula dada. Igual-mente, las sendas convergentes alternassuministran rutas múltiples de síntesispara muchos metabolitos esenciales.

V. Almacenamiento de energía, aforoy rellenado

PARADIGMA: Cada célula y jerarquía decélulas tiene una cantidad limitada deenergía en reserva en forma de compues-tos disponibles de inmediato y en la for-ma de reservas de apoyo que pueden serusadas para llenar las reservas de tra-bajo. Además, el inventario de reservasdebe ser constantemente conocido y sedeben activar señales de advertenciapara exigir el rellenado de las reservasde energía desde fuentes externas, don-dequiera que las reservas internas seanamenazadas.

VI. Almacenamiento de información

PARADIGMA: Todos los organismos vivosen todos los niveles jerárquicos debenarreglárselas con su medio ambiente y,habiendo sobrevivido, poder almacenar yrecobrar la pericia vital, usando molécu-las relativamente estables como las DNA(ácido desoxirribonucleico) o asociacionesrelativamente estables de células que secomunican como las del cerebro y redesnerviosas, u órganos que se comunican pormedio de químicos especiales por vía san-guínea y fluidos del cuerpo.

VII. Réplica de información

PARADIGMA: Una célula o una jerarquíade células que tiene la posibilidad de

arreglárselas con su medio ambientedebe pasar esta información a su proge-nie si la vida debe persistir y lo hace alrepetir la información necesaria en ultra-micro-paquetes, distribuyendo el mate-rial duplicado a las células de la proleparcialmente por mecanismos genéticosmendelianos y en parte por otros.

VIII. Imperfección en el sistema deinformación

PARADIGMA: Hay una probabilidad limi-tada de error en el curso de la repeticiónde información. La novedad puede ser in-troducida por una tendencia incorporadahacia la copia espontánea del error o porcopia aumentada de error de riesgos delmedio ambiente. Los errores pueden serrepetidos y sujetos a tests de superviven-cia. Este paradigma es la base para la evo-lución Darwiniana de selección natural, lacual obviamente actúa en todo animal.

IX. Mecanismos de reglamentación

PARADIGMA: Cada forma de vida tienemecanismos incorporados por los cualesconstantemente lee su propio desempe-ño en relación con su medio ambiente yautomáticamente regula su comporta-miento fisiológico y sicológico dentro delos límites puestos por sus componentesde retroalimentación hereditarios y ge-néticos establecidos.

X. Estructura celular y orgánica

PARADIGMA: La estructura tridimensio-nal y la división en compartimientos delas actividades dentro y entre las células

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y separadas del medido ambiente, son labase de la morfología y suministran losmedios por los cuales todas las catego-rías biológicas que preceden pueden serunidas a las características de la vida, ta-les como reproducción, irritabilidad,movilidad y así sucesivamente.

XI. Peligros del medio ambiente

PARADIGMA: El medio ambiente natural,al igual que el hecho por el hombre, con-tiene muchas moléculas pequeñas que seasemejan suficientemente a metabolitosesenciales como para interactuar conellos y dañar enzimas específicas, siste-

mas de información o estructura y coneso produce mal funcionamiento en elsistema vivo. Además, muchos produc-tos químicos dañinos no especificados yagentes tales como la radiación, ocurrenen el medio ambiente.

XII Adaptación fisiológica

PARADIGMA: Todos los organismos vivosposeen un genotipo que determina suposibilidad de alterar sus mecanismossicológicos como respuesta a los cambiosen el medio ambiente que pueden incluirvarias clases y cantidades de peligrosmedioambientales.

ADAPTACIÓN FISIOLÓGICA COMO LA CLAVE

DE LA BIOLOGÍA

De todas las cosas que necesitamos sa-ber sobre biología, la adaptación es elfenómeno que no podemos permitirnosignorar. Nosotros debemos comenzarcon la adaptación y usarla para enfocartodas las otras facetas del conocimientobiológico, que han sido brevemente to-cadas anteriormente. Aunque no pode-mos esperar dominar toda la informacióndetallada ni las interacciones que sonposibles y que realmente ocurren, sí po-demos razonablemente esperar saberque la adaptación es algo sobre lo quenosotros como individuos podemos ac-tuar. Es la herramienta de la biología, esla guía por la que podemos conducir elcurso entre el tedio y la debilidad, porun lado, y la carga de información y elagotamiento, por el otro.

En la enseñanza de la biología, a la basegenética de la vida generalmente se leda mucho más énfasis que a la adapta-ción, aunque la herencia de un indivi-duo es en la actualidad fijada por actosmás allá de su control en contraste consu nivel de adaptación. La herencia ponelímites sobre nuestros poderes de adap-tación y las clases especiales de adapta-ción para las que estamos más preparados,pero poca gente desarrolla sus poderes deadaptación al máximo y nosotros todavíatenemos mucho que aprender sobre losbeneficios y los costos de la adaptación.Lo que nosotros sabemos es que la adap-tación puede ser mejor entendida com-binando las entradas desde ambospuntos de vista, el reduccionista y elholista.

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La adaptación a la que me he referido esla de individuos, llamada propiamenteadaptación fisiológica. Ella involucra unavariedad de hormonas y una realineaciónde muchos procesos celulares en todaslas partes del cuerpo. La adaptación fi-siológica ocurre en todos nosotros todoslos días. Los cambios en el cuerpo quí-mico pueden ser mínimos o puedenaproximarse a los límites de nuestra ca-pacidad como respuesta a los estresan-tes que encontramos.

Todos nosotros nos sentimos forzados ahacer algunas adaptaciones cada vez quenos levantamos de la cama en la mañanay al proceder durante el día podemosencontrar calor o frío fuera de los lími-tes que preferimos. Podemos necesitarcorrer a coger un bus, podemos subir lasescaleras, respirar el exosto de algún au-tomóvil, tomar un tranquilizante, fumarun cigarrillo, tomar un coctel, tomar unacomida más grande de lo usual o unacomida alta en proteínas, carbohidratoso en grasa, ir con hambre, viajar a unamayor altura, enfrentar la oscuridad o lasluces brillantes, tiritar en silencio o estre-mecerse por exceso de ruido, y así sucesi-vamente. La mayoría de los estresantesno son continuos. Sufren altibajos, ocu-rren en ciclos, son repetitivos en ciertosritmos diarios, semanales o estacionalesy podemos arreglárnoslas con ellos por-que no ocurren de una vez o continua-mente. No conocemos el nivel óptimo yla frecuencia óptima del ciclo para losdiferentes estresantes a los que estamosexpuestos y sabemos muy poco sobre elcosto fisiológico de hacer una adaptacióna un estresante dado. Ni sabemos suficien-te sobre el costo de no tener exigencias deadaptación. Pero es claro que esta es laparte de la biología que todos nosotros

necesitamos conocer más porque es algoque nos afecta personalmente. La adap-tación es algo por lo que podemos actuar,dado el poco o mayor conocimiento ennuestro sistema de escuelas y de la acep-tación de la tarea de adquirir más cono-cimiento como un proceso de una vida.Por otra parte, el conocimiento sobre laadaptación es algo que afectará el cami-no que escojamos para traer a nuestradescendencia a través de la niñez y laadolescencia. ¿Cuánto debiéramos pro-teger y cuánto debiéramos exponer anuestros niños?

Otra clase de adaptación es la adaptaciónevolutiva. Esta se aplica a las poblacio-nes y ocurre por mutaciones (errores decopia) en el material genético. El cam-bio en el material hereditario puede seruna ventaja o una desventaja, o puedeser neutro, y los cambios neutros puedenpersistir hasta alguna generación futuraen la que sean útiles o dañinos. Así laestructura hereditaria guarda cambios degeneración a generación, siempre sien-do retada en términos de reproducción ysupervivencia en el medio ambiente ac-tual. Una de las características hacia lasque la adaptación evolutiva se mueve esla capacidad de adaptación fisiológica,pero también se mueve hacia un ajustemás cercano al medio ambiente, un ajus-te que requiera menos adaptación fisio-lógica. Como las tendencias evolutivas noson reversibles, una especie que se hacemejor y mejor ajustada a su medio am-biente puede extinguirse si ese medioambiente cambia más rápidamente de loque la especie puede ir en adaptaciónevolutiva. Pero el mensaje que quierotransmitir es que, desde el punto de vistade la sociedad humana, los problemas delos próximos 30 años no pueden resol-

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verse atentando directamente contra laevolución humana y por la misma razón,la desatención a la evolución por este pe-ríodo puede hacer poco daño. La adap-tación por la evolución es un procesolento, ocurre por muchas generaciones yes intrínsecamente difícil dirigirla al hom-bre por muchas razones, incluyendonuestra inhabilidad de decir sobre metaspositivas. Por el contrario, la adaptaciónfisiológica es algo que los individuos pue-den cumplir, o más aun, pueden escogeralterar su curso de vez en cuando.

Una tercera clase de adaptación es laadaptación cultural, un proceso que ocu-rre tanto en los individuos como en laspoblaciones. La adaptación culturalinvolucra cambios psicológicos y de com-portamiento que son afectados por la bio-logía celular y la psicología fundamental.Estamos rápidamente aproximándonos auna era donde será imposible manejar losproblemas de cambios de comporta-miento inducidos por una adaptación

cultural hacia un abrumador y difundidouso de drogas que modifica el comporta-miento, a menos que simultáneamenteaprendamos más sobre la naturaleza bio-lógica del hombre y los objetivos mole-culares de las nuevas drogas. Si podemosestablecer cuáles drogas producen cam-bios peligrosos e irreversibles, por ejem-plo, podemos dar pasos más firmes paraprevenir su aceptación. Una adaptacióncultural deseable sería la más ampliaaceptación del conocimiento disponibleen la prevención del cáncer y mejora enla salud. Otros tipos de adaptación cul-tural con consecuencias de mucho al-cance son las decisiones para aceptarel control de población, estimulandoel uso de métodos anticonceptivos oindicando el sitio donde las mujerespuedan estar seguras médicamente ytener un aborto calificado. La adapta-ción cultural parece tropezar con lasadaptaciones evolutivas y fisiológicasen virtualmente cada instante que pue-da imaginarse.

BIOLOGÍA , FILOSOFÍA Y ADAPTACIÓN CULTURAL

La idea de que el desorden está dado enla biología y en los sistemas culturales atodos los niveles llamó violentamente miatención desde dos diferentes fuentes, máso menos en el momento en que estabacomenzando a preguntarme ¿Por qué elcáncer? Una de las fuentes era A.F.C.Wallace, a quien he nombrado en algunaparte. Casi simultáneamente (1961) apa-reció un libro titulado Darwin y la VisiónModerna del Mundo por John C. Greene.Greene cita muchas visiones conflictivassobre la oportunidad versus el diseño en

el propósito de la naturaleza. Yo estabaespecialmente impresionado con su citade un pasaje de Nogar, cuyo trabajo pos-terior ha sido citado arriba. Nogar obser-vaba que los filósofos tienden a fallar enentender que «cuando los darwinistas afir-man abiertamente que la oportunidad esrazón suficiente para la organización delmundo y niegan completamente la exis-tencia de una finalidad intrínseca entre�organismos�» o afirman «que los agentesorgánicos simplemente no actúan con unpropósito o fin», él está calmadamente

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diciendo lo que es intrínseco a su teoríabiológica de la evolución de las especies.Esta no es una extrapolación no justifica-da, es una extensión deducida de la teoríaDarwiniana; es inherente en la verdaderateoría misma y ha sido así siempre.

En un currículo diseñado sobre Bioética,las ideas de Wallace y de Greene tienenque incluirse entre las lecturas sobre bio-logía filosófica y debería explorarse el pa-pel del desorden en la evolución biológicay cultural a explorarse. El desorden es unafuerza que debe ser utilizada: la materiaprima para la creatividad. El problema esaprovecharla y guardarla dentro de los la-zos de la razón, es decir, ser racional conla irracionalidad. Un concienzudo estudiodel desorden biológico revelaría que esnormal, no patológico, sin embargo pue-de aparecer en la forma patológica cuan-do es extremo. El estudio de la naturalezay el papel del desorden en la biología y enla evolución cultural ayudaría a interpre-tar el supuesto conflicto entre «humanis-mo» y «ciencia» como fue ilustrado en lacolección de 18 ensayos titulados El Cien-tífico vs. el Humanista. Los editores co-mentan que:

Entre los clásicos debates de historia,nadie tiene más relevancia para nues-tra era que esa entre el científico y el hu-manista. Ningún debate es más centralpara la definición de sociedad de unhombre educado; ningún debate es másimportante para el estudiante enfrenta-do con la escogencia de una carrera. Yningún debate más claramente enfocael eterno antagonismo entre aquellosque ven el sentido de la vida en térmi-nos de progreso material y aumento delconocimiento del mundo natural y aque-llos que lo ven únicamente en el cumpli-

miento personal de la humanidad de to-dos los hombres �de sus capacidadesmorales, intelectuales y estéticas.

Ellos preguntan, como yo he pregunta-do en este capítulo:

¿Cómo pueden los avances de la cienciay la herencia de las humanidades sercombinadas para beneficio del individuoy de la sociedad?» Yo he tomado la posi-ción de que la biología es la ciencia quepuede más fructíferamente ser combina-da con la humanidades y que ambas sonnecesarias para nuestra supervivencia.

La hipótesis de que los estudiantes quetoman un semestre de biología sonautomáticamente capaces de pensar entérminos de Bioética debido a sus otrosconocimientos, sería un serio error; contodo, ellos pueden estar más cercanos aesa meta que aquellos que se especiali-zan en alguna fase actual de la biología.No sería posible construir un curso in-terdisciplinario apropiado en materias debiología y humanidades combinando unavariedad de cursos existentes, a menosque cada uno de los cursos en el currícu-lo fuera dirigido hacia el propósito deentrenar e inspirar a los estudiantes,quienes podrían llamarse correctamen-te calificados en Bioética.

De alguna forma tiene que promulgarsela idea de que el futuro del hombre no esalgo que podamos dar por sentado. Elprogreso humano no está garantizado, noes una consecuencia de la evoluciónDarwiniana. El mundo natural no puededepender de la resistencia a nuestros in-sultos y la ayuda a nuestra descendenciaen números ilimitados. La ciencia nopuede sustituir la generosidad de la na-

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turaleza cuando esa generosidad ha sidoviolada y saqueada. La idea de que lasupervivencia del hombre es un proble-ma de la ciencia de la economía y la polí-tica es un mito que asume que el hombrees libre o podría ser libre de las fuerzas dela naturaleza. Estas disciplinas ayudan adecirnos lo que el hombre quiere, peropuede requerir la biología que diga quépuede tener el hombre, qué es, qué re-presiones operan en la relación entre lahumanidad y el mundo natural. La Bioé-tica trataría de equilibrar los apetitos cul-turales contra las necesidades biológicasen términos de política pública. Una adap-tación cultural deseable en nuestra socie-dad sería un conocimiento más difundidode la naturaleza y las limitaciones de to-das las clases de adaptación.

La Bioética, como yo la veo, trataría degenerar sabiduría, el conocimiento decómo usar el conocimiento para el biensocial, desde un conocimiento realista dela naturaleza biológica del hombre y delmundo biológico. Para mí, un conocimien-to realista del hombre es un conocimien-

to que incluye su papel como un sistemade control adaptable con tendencias cons-truidas en el error. Este punto de vistamecanicista, que combina elementosreduccionistas y holísticos, sería totalmen-te incapaz de generar sabiduría a menosque sea suplementado con una visión tan-to humanística como ecológica. Los con-ceptos y puntos de vista expresadospueden ser examinados en relación conlos libros de Teilhard de Chardin, espe-cialmente El Fenómeno Humano y El Fu-turo del Hombre, que fueron escritos hacecasi 30 años. Sin embargo, las aproxima-ciones difieren pero el motivo es el mis-mo: combinar la ciencia de la biología conuna preservación de los valores humanosy procurar hacer que el futuro del hom-bre llegue a lo que podría ser de un modoplausible. El mundo actual está domina-do por la política militar y por un énfasisexagerado en la producción de bienes ma-teriales. Ninguna de estas empresas hadado algún pensamiento a los hechos bá-sicos de la biología. Una tarea urgentepara la Bioética es buscar acuerdos bioló-gicos a nivel internacional.

ÉTICA ECOLÓGICA

La historia del miedo humano ha pasado del primitivo temor hacia la naturaleza, que se consi-deraba como una amenaza, al miedo cibernético por la destrucción del equilibrio natural causa-da por una técnica sin finalidad y vacía de consideraciones morales. La modernidad ha conquis-tado sin desfallecimiento la naturaleza convirtiéndola en un útil al servicio del hombre y susnecesidades, desdivinizándola y cosificándola. Así, hemos realizado, con creces, la antiguapretensión prometeica de robar el fuego a los dioses, a través del ideal baconiano y gracias a launiversalización del método científico.

Así mismo este ideal ha engendrado también sus propios mitos terroríficos, como es el caso deFrankenstein, de tal manera que la pesadilla de una humanidad emancipada del temor a lanaturaleza ha tomado cuerpo en un monstruo todavía más horrible: el temor a las consecuenciasno deseadas de la transgresión de los límites naturales. Es por eso, por las paradójicas conse-cuencias de la plena realización de los ideales modernos del dominio sobre la naturaleza, quehoy nos encontramos ante el reto de fundamentar y desarrollar una ética que tenga cuidadoespecialmente de la naturaleza. Esta nueva ética es la que llamamos ética ecológica.

Giró, Jordi, Ética ecológica, artículo publicado en Bioética & Debat, Nº 20, p 10.

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E N L A E D U C A C I Ó N M É D I CAEL PUNTO DE VISTA DE UN FILÓSOFO1

Jean Gayon

RESUMEN

Se defiende la idea de que si se va a enseñar la bioética a los estudiantes de medicina, se debeincluir una reflexión sobre su estatuto epistemológico. Se utiliza la expresión «epistemologíade la bioética». Hablar de epistemología de la bioética da la impresión de estar de hecho supo-niendo que la Bioética es una ciencia. Lo cual sería demasiado, es cierto. Pero la Bioética,aunque no sea una ciencia, incluye atributos científicos en su concepto. La bioética es unapráctica normativa, que incluye conocimiento científico y posiblemente procedimientos cientí-ficos con el fin de evaluar los normas mismas. En este sentido se dice que la Bioética requiereun análisis epistemológico.

ABSTRACT

The idea is defended here that if Bioethics is going to be taught to students of medicine, it mustinclude a reflection on its epistemological status. The expression «Epistemology of Bioethics»is used. To talk about Epistemology of Bioethics would give the impression of assuming thatBioethics is a science. This seems to go too far. But although Bioethics is not a science, it workswith scientific concepts. Bioethics is a normative practice or activity which includes scientificknowledge and, possibly, scientific proceedings with the purpose of evaluating the normsthemselves. In this sense, it is said that Bioethics requires an epistemological analysis.

1 Conferencia en el Primer Congreso Internacional de Bioética. México, 3-6 octubre de 1994.

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Cuando los organizadores del CongresoInternacional de Bioética me pidieronparticipar en este coloquio, mi primerareacción fue de perplejidad. Yo no soyun médico ni un filósofo de la medicina.Yo soy un filósofo de la ciencia; para serpreciso, un filósofo de la biología. Ade-más, mis contactos con los estudiantes demedicina han sido más bien marginales.Por lo tanto, yo no me siento particular-mente calificado para hablar sobre «LaBioética en la Educación Médica».

Con todo, reflexionando, se me ocurre queun filósofo puede de hecho reaccionarante el verdadero título de este taller.

En muchos países hoy en día, los estudian-tes de medicina reciben alguna enseñan-za de Bioética y en realidad, la palabraBioética se ha vuelto tan común que unonunca piensa que ella vaya a implicar se-rios problemas en cuanto a su posibilidadcomo disciplina (es decir, hablando lite-ralmente, «algo que pueda enseñarse»).

Permítanme darles una primera idea so-bre lo que quiero decir, imaginando otrostítulos posibles para este taller. Conside-ren por ejemplo dos opciones para Bioé-tica, éstas podrían ser:

n Ética en la educación médica

n Deontología en la educación médica

Estas dos posibilidades sugerirían dos ti-pos muy distintos de profesores que seocuparan del trabajo. Ética es una pala-bra muy antigua para designar una re-flexión filosófica sobre la fundamentación

de lo moral. Por lo tanto, la frase «Éticaen la educación médica» indicaría que loseticistas tendrían un papel que desem-peñar en la educación médica.

Considerando ahora la otra opción, «Deon-tología médica», en lugar de «ética», la fi-gura académica sería muy distinta: unodifícilmente podría concebir la deontolo-gía como algo no vinculado a una prácticaprofesional especial. Por lo tanto, si se vaa enseñar deontología a los estudiantes demedicina muy probablemente la tendríanque dar los médicos.

Ahora bien, se supone que no me invita-ron aquí para hablar de «ética» en gene-ral, ni de deontología, sino de «Bioéticaen la educación médica». ¿Quién va aenseñar este tema tan extraño? La expre-sión Bioética merece una atención máscercana: ésta implica un tipo de reflexiónque sea al mismo tiempo «biológica» y«moral»; por lo tanto, una reflexión quepertenezca tanto al ámbito de la cienciacomo al de los valores. En otras palabras,se trataría de un discurso que fuera, enel fondo, a la vez descriptivo y normati-vo; un discurso que nos dijera al mismotiempo lo que es y lo que debe ser. No esfácil decir quién sería competente paraenseñar semejante asignatura.

Lo más interesante aquí es el éxito in-creíble, en el próximo pasado, de estaexpresión híbrida. Lo cual debe tomarsecomo una señal de que la Bioética no esmeramente ética, ni siquiera ética médi-ca; es ética médica en la medida en quela ciencia está, en cierto modo, implica-

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da en la elaboración de la moral; o, almenos, en la elaboración de cierta clasede normas morales.

De nuevo, se trata aquí de una situaciónbien extraña. La Bioética, aun admitien-do que la palabra implica muchos defec-tos, es tal que expresa muy bien el hechode que ni los científicos ni los médicossolos son competentes para trabajarla,como tampoco lo son los filósofos ni lasautoridades tradicionales en moral y le-yes, por la misma razón.

La Bioética necesita todas estas catego-rías de gente y en la práctica uno puedede hecho observar que una gran varie-dad de académicos �por lo menos, médi-cos, abogados, sociólogos y filósofos� sonquienes, en el momento, la vienen estu-diando y enseñando.

Esto dicho, me propongo defender enesta charla la siguiente idea:

Si la bioética designa un conjunto de re-flexiones y prácticas que oscurece la dis-tinción entre ciencia y moral, Y si debeconvertirse en una disciplina que se ense-ñe, entonces sería prudente incluir algu-nos elementos de reflexión epistemológicaacerca de este campo híbrido.

Para hacer mi intento lo más claro posi-ble, voy a suponer que tengo a mi cargoun grupo de estudiantes de medicina paradictarles un curso de Bioética. No voy acuestionar aquí la falta de sensatez de undepartamento local de medicina que de-cida conquistar a un filósofo para cum-plir este encargo.

Supongo también que se dedicará el 90%de esta materia a presentar tópicos dis-

tintos de lo que voy enseguida a bosque-jar; lo que voy a llamar, algo así, comoepistemología de la bioética. Estoy deacuerdo en que este sería un título pro-vocativo: la gente se inclina más a consi-derar la Bioética como ética; de hecho amucha gente le gusta la idea de ser mo-ralistas, a secas, acerca de muchos pro-blemas diarios.

El punto de partida de mi capítulo de«epistemología de la bioética» consisti-ría en tomar en serio el término «bioéti-ca». Para ser sincero, yo trataría primerode hacer de él un enigma para los estu-diantes. Existen dos maneras de enten-der este monstruo híbrido.

La primera, con un enfoque optimista ytradicional a la vez, consistiría en decir quela Bioética no es otra cosa que una aplica-ción de los principios de la moral generala situaciones particulares, creadas por labiología y la medicina modernas. En otraspalabras, el objeto de la Bioética consisti-ría en identificar, entre los principios mo-rales, tradicional y casi universalmenteadmitidos, aquellos que son aptos paraorientarnos en las situaciones nuevas ydifíciles. En este sentido, la Bioética nosería otra cosa que una ética aplicada.

La otra interpretación posible de la ex-presión «bioética» consistiría en admitirque la ética puede realmente ser afecta-da por nuestro conocimiento científico ynuestras habilidades técnicas. En estasegunda interpretación, la biomedicinano sería únicamente un ámbito de apli-cación de la ética fundacional, sino tam-bién un compañero involucrado en laelaboración de reglas morales. Esta fuede hecho la idea de Engelhardt y Callahancuando publicaron su monumental tra-

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tado, titulado «Los fundamentos de laBioética y su relación con la ciencia», alfinal de los setenta.

De ordinario, la gente no distingue lasdos interpretaciones de Bioética que aca-bo de dar. Muy a menudo en realidad, secomienza con la afirmación incondicio-nal de ciertas normas morales generales(tales como el respeto por la persona entodo ser humano); pero se acaba esta-bleciendo normas delicadas y negociadas,que no pueden, en todo rigor, ser dedu-cidas tan sólo de los grandes principios,y que a veces los contradicen.

Si admitimos la segunda interpretaciónde «Bioética», tenemos que aceptar que,en cierto modo, la ética es un «asunto cien-tífico». Algunas personas han dicho estoaun de una manera más cruda: si la Bioé-tica no puede reducirse a la ética tradicio-nal, es porque se trataría de un casoparticular de «ética científica». Se trata,en realidad, de una expresión atrevida, talque �estoy del todo seguro� sería recha-zada por la mayoría de las personas com-prometidas en los actuales debatesbioéticos. Sin embargo, yo creo que, encierto sentido, �que debe establecerse conprecisión�, no puede prescindirse decaracterizarla de esa manera, si se quierehacer claridad en cuanto al conocimientode lo que la gente de hecho entiende, cuan-do participa en programas de Bioética.

Por consiguiente, de ahora en adelante,mi objetivo es tratar de explicar a misestudiantes en qué sentido puede decir-se que la Bioética es un híbrido genuino,compuesto de moral y ciencia.

Para ser justo, examinaré primero algu-nas objeciones fuertes en contra de esta

idea, sólo para estar seguro de que misestudiantes entienden mi exigencia deque, en Bioética, moral y ciencia se rela-cionan, si no fundiéndose, sí actuando demanera genuina.

Ha habido ciertamente objeciones filo-sóficas fuertes contra tal idea en el pasa-do. Recordemos dos de ellas. La primeraes una objeción de carácter lógico: es unafalacia deducir de lo que «es» un «deberser»; o, en otras palabras, deducir unaregla de un hecho. Esta objeción fue cla-ramente formulada por David Humehace 250 años. Pero podemos ilustraresto con un ejemplo actual, a saber, seda una clara relación entre el hecho defumar y el contraer una enfermedadcoronaria. Este hecho nos permite formu-lar la siguiente recomendación: SI ustedquiere reducir al mínimo sus riesgos detener problemas coronarios, entonces dejede fumar. Pero las ciencias biomédicasnunca serán capaces de probar que valela pena sacrificar el tabaco por vivir unospocos años más: las ciencias biomédicasno pueden probar que uno debe, en for-ma tajante, dejar de fumar. Uno no pue-de pasar de «ser» a «deber ser».

Otra objeción tradicional contra cual-quier subordinación de la moral a la cien-cia fue formulada por Emmanuel Kant:para él, existía una sola fuente para cual-quier acción moral, fuera la que fuera;una sola «ley moral»: la ley que prescri-be respetar la persona en cualquier serhumano y en cualquier circunstancia.Kant pensó que esta ley moral tenía susraíces en la razón humana. Por consi-guiente, el conocimiento de la ley mo-ral no depende de ningún conocimientoempírico; de allí se sigue una visión de laley moral como universal, inmutable, y tal

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que ningún descubrimiento científico pue-da cambiarla. En otras palabras, Kant ar-gumentó en favor de la absolutaautonomía de la voluntad en el compor-tamiento moral.

Estos argumentos en contra de todo loque parece asemejarse a una «ética cien-tífica», o a algo así como una ética cien-tíficamente desviada, son ciertamentemuy fuertes, y de hecho proporcionanuna prueba muy útil para muchos pro-blemas bioéticos. Ellos afectan a la éticade cerca y en gran manera; y por eso creoque no sería inútil para estudiantes demedicina conocer algunos elementos deética, en forma muy sencilla, además dela «bioética».

Sin embargo los argumentos que acabode recordar tienen sus limitaciones impor-tantes en el caso de la práctica médica.

Consideremos en primer lugar la afir-mación de que existe un límite absolutoentre «ser» y «deber ser»; entre «he-chos» y «valores». En medicina, esto noes evidente en absoluto: algunas de lascategorías más fundamentales de la me-dicina (enfermedad, salud, normalidad,por ejemplo) presentan ambos aspectos:el fáctico y el normativo. Ellos son almismo tiempo, hechos y valores. Exis-ten criterios científicos para identificarenfermedades y explicaciones de ellas,pero la enfermedad no es el enfermo.Del mismo modo, cuando las organiza-ciones internacionales definen la «sa-lud» como un «estado de completobienestar, físico, mental y social» �defi-nición que nos recordó Jean Daussed ensu intervención inaugural� es claro quela salud no puede ser tan sólo un hechoobservable.

Como dice Engelhardt, en medicina laexplicación y la evaluación están íntima-mente relacionadas. Una consecuenciaimportante de esto es que en medicina,no solamente los juicios objetivos nece-sitan ser comprobados por la experien-cia sino que los juicios de valor necesitantambién ser sometidos a la misma exigen-cia. De hecho, los médicos siempre hansido conscientes de esto: durante mile-nios ellos han sabido que su ejercicio pro-fesional no puede verse reducido a unahabilidad técnica.

Otra razón para dudar de la total sepa-ración entre ciencia y ética en medicinaestá relacionada con el estado actual deconocimiento y técnicas.

Tenemos que afrontar un sinnúmero desituaciones que no han sido previstas ennuestros códigos de moral tradicional. Noestaríamos reunidos en este Congreso sino estuviéramos persuadidos de esto.Estas situaciones no invalidan necesaria-mente los grandes principios morales,pero nos convencen, en forma definitiva,de que necesitamos avanzar si queremostomar decisiones y obrar. Necesitamos, enparticular, obtener sofisticada informa-ción acerca de las consecuencias y ries-gos sobre este o aquel procedimientomédico.

Por tanto, mis estudiantes, si no se hanhastiado de filosofía, ya se han hechoahora conscientes de un buen número derazones, no despreciables, en favor deuna complicada relación entre ciencia yética, al menos en lo que respecta a suamada disciplina, la medicina. Este con-vencimiento es importante: uno no pue-de dejar a los médicos jóvenes, �y nisiquiera a los mayores� con la ingenua

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convicción de que la elaboración de lasnormas éticas es independiente del avan-ce del conocimiento científico. O, en otraspalabras, que sería suficiente aplicar prin-cipios morales, venidos de cualquier par-te (la religión o los códigos tradicionales,morales o legales).

A pesar de esto, quede claro que tam-bién sería un error inducir a los estudian-tes de medicina a creer que el discursotécnico científico pudiera absorber sinmás a la ética. Por lo tanto hay que expli-carles con precisión en qué sentido laciencia y la ética se pueden fundir genui-namente en el debate bioético actual.

Para obtener tal fusión no es necesarioencontrar ética en la ciencia. Por supues-to, conocemos a muchos autores que hantratado de hacer esto. La ética evolucio-nista es un buen ejemplo de ello. Sin em-bargo vale la pena citar nuevamente laconvicción de muchos de aquellos que hantratado de fundar la ética en la ciencia.

Existe la creencia de que los criterios decientificidad se encuentran en generalmejor definidos que los de moralidad,pero, por supuesto, cualquier filósofo dela ciencia le va a decir que esto es puraficción: todos los intentos por establecercriterios bien claros de cientificidad, hanfallado. Mi propio parecer es que, de he-cho, es más fácil ofrecer criterios abstrac-tos de moralidad que criterios quesatisfagan para el conocimiento científico.De nuevo nos encontramos con algo quedeben saber los estudiantes de medicina,a saber, que en un contexto en el que lamedicina es más y más organizada comouna ciencia biológica aplicada, es impor-tante saber que las normas científicas sontan relativas como las morales, y quizá más.

Ahora bien, si la hibridación de cienciay ética no consiste en fundar la una enla otra, entonces, ¿en qué consiste? Esbien fácil formular la respuesta: consis-te en decir que la solución de los pro-blemas concretos éticos puede y debeincluir una dimensión de investigacióncientífica. Lo cual no equivale a decirque la ciencia pueda por sí misma con-ducir a prescribir y prohibir. El verda-dero problema consiste en que lametodología científica es más apropiadapara informarnos de las consecuenciasreales de esta o aquella prescripción.Como dice mi compatriota y colega AnneFagot Largeault, la Bioética actual estoda ella casuística; lo cual quiere decirque su estudio debe ser sólo inductivo yno apriori. Así, los bioeticistas son gen-te que trata de construir normas éticasaceptando su confrontación con la prue-ba experimental. Si, por ejemplo, la sus-titución de genes o de células germinalesllegara a tener un claro interés terapéu-tico, entonces se la debería autorizar, yposiblemente, prescribir. Si no, o en lamedida en que no llegara a tenerlo, de-bería ser prohibida. Para el éxito de talética, la libre discusión y la calidad de lainformación son cruciales, lo mismo queen la práctica común científica. De aquíla necesidad de una «ética prudencial»al estilo de Aristóteles, para citar de nue-vo una profunda frase de Anne FagotLargeault. Tal ética no tendría que ocu-parse únicamente de normas abstractas,sino también de una negociación acti-va de los riesgos y costos de las nor-mas. En tal contexto se puede decir quela ética puede de manera auténtica in-corporar un elemento de metodologíaexperimental. También sería inductiva,lo mismo que cualquier conocimientoinductivo.

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Sin duda, esta es una razón filosóficaplausible que explicaría lo que vienenhaciendo desde hace algunas décadas losComités de Ética en todo el mundo.

Insisto en la observación de que esta cla-se de análisis de Bioética no pertenecetan sólo a la esfera de la ética: pertene-ce tanto a la epistemología como a laética.

Es hora de concluir. No pretendo haberdefendido nada nuevo en términos de unanálisis filosófico de la Bioética. Defen-dí la idea de que si se va a enseñar la Bio-ética los estudiantes de medicina se debeincluir una reflexión sobre su estatutoepistemológico.

Usé la expresión «epistemología de laBioética». Se me podría objetar que heestado usando un término equívoco.Hablar de epistemología de la Bioéticada la impresión de estar de hecho supo-niendo que la Bioética es una ciencia.

Lo cual, sería demasiado, es cierto. Misolicitud es que la Bioética, aunque nosea una ciencia, incluya atributos cientí-ficos en su concepto. La Bioética es unapráctica normativa que incluye conoci-miento científico y posiblemente proce-dimientos científicos con el fin de evaluarlas normas mismas. En este sentido de-cimos que la Bioética requiere un análi-sis epistemológico.

Creo que esta clase de reflexión es útilpara los estudiantes de medicina. A ellosse les debe dar conocimiento no sólo delos resultados de los debates bioéticos (esdecir, enumeración de normas); ellosdeben tener una idea de los procesoscognitivos y sociales que condujeron atales resultados. Finalmente, tengan encuenta que no hice aquí una exposicióncompleta sobre ética. Lo que dije acercade la Bioética debe completarse con unainterpretación más universalista de laética. La cual es posible si se restringe laética a un mínimo de principios.

BIOÉTICA SOCIAL

Una característica de la Bioética desde sus comienzos ha sido evitar la ética puramente indivi-dual y procurar ir más allá de las meras deontologías particulares o los códigos de ética profe-sional. La interdisciplinariedad no se puede reducir a la colaboración de las ciencias biomédicasentre sí y con la ética. Tampoco puede eludirse el aspecto sociopolítico y socioeconómico, asícomo el sociocultural. ¡La ética de la vida es ética social! No nos cuestionamos solamente elpapel del médico con relación al enfermo, sino la finalidad misma de la biomedicina y bioindustriaen el marco de las estructuras sociales (Fourez, 1988). Nos resistimos a absolutizar la meta de“producir, consumir y ganar”, sin una antropología y una ética que pregunten cuál es el puestodel hombre en la naturaleza y cuáles deben ser los criterios de las intervenciones o manipulacio-nes sobre su cuerpo y su vida.

Clavel, Juan Masiá, S. J., Bioética y Antropología. Madrid, 1998, Universidad Pontificiade Comillas, p 21-22.

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Recordando que en el Preámbulo de laConstitución de la Unesco se invocan losprincipios democráticos de la dignidad,igualdad y el respeto mutuo de los hom-bres» y se impugna el «dogma de la des-igualdad de los hombres y de las razas»,se indica que «la amplia difusión de lacultura y la educación de la humanidadpara la justicia, la libertad y la paz sonindispensables a la dignidad del hombrey constituyen un deber sagrado que to-das las naciones han de cumplir con unespíritu de responsabilidad y de ayudamutua», se proclama que «esa paz debebasarse en la solidaridad intelectual ymoral de la humanidad» y se indica quela Organización se propone alcanzar«mediante la cooperación de las nacio-nes del mundo en las esferas de la edu-cación, de la ciencia y de la cultura, losobjetivos de paz internacional y debienestar general de la humanidad, parael logro de los cuales se han establecidolas Naciones Unidas, como proclama suCarta»,

Recordando solemnemente su adhesióna los principies universales de los dere-chos humanos afirmados, en particular,en la Declaración Universal de Derechos

Humanos del 10 de diciembre de 1948 ylos dos Pactos Internacionales de lasNaciones Unidas de Derechos Económi-cos, Sociales y Culturales, y de DerechosCiviles y Políticos, del 16 de diciembrede 1966, la Convención de las NacionesUnidas para la Prevención y la Sancióndel Delito de Genocidio del 9 de diciem-bre de 1948, la Convención Internacio-nal de las Naciones Unidas sobre laEliminación de todas las Formas de Dis-criminación Racial del 21 de diciembrede 1965, la Declaración de las NacionesUnidas de los Derechos del RetrasadoMental del 20 de diciembre de 1971, laDeclaración de las Naciones Unidas delos Derechos de los Impedidos del 9 dediciembre de 1975, la Convención de lasNaciones Unidas sobre la Eliminación detodas las Formas de Discriminación con-tra la Mujer del 18 de diciembre de 1979,la Declaración de las Naciones Unidassobre los Principios Fundamentales deJusticia para las Víctimas de Delitos y delAbuso de Poder del 29 de noviembre de1985, la Convención de las NacionesUnidas sobre los Derechos del Niño del20 de noviembre de 1989, las NormasUniformes de las Naciones Unidas sobrela Igualdad de Oportunidades para lasPersonas con Discapacidad del 20 de di-ciembre de 1993, la Convención sobre laprohibición del desarrollo, la produccióny el almacenamiento de armas bacterio-lógicas (biológicas) y tóxicas y sobre su

DECLARACIÓN UNIVERSAL SOBRE EL GENOMA

HUMANO Y LOS DERECHOS HUMANOS*UNESCO, 11 DE NOVIEMBRE DE 1997

LA CONFERENCIA GENERAL,

* Revista Derecho y Genoma Humano. N° 7, julio-diciembre, 1997, pp 247-252. Universidad deDeusto. Universidad del País Vasco/EHU. Bilbao.

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destrucción del 16 de diciembre de 1971,la Convención de la Unesco relativa a laLucha contra las Discriminaciones en laEsfera de la Enseñanza del 14 de diciem-bre de 1960, la Declaración de Principiosde la Cooperación Cultural Internacionalde la Unesco del 4 de noviembre de 1966,la Recomendación de la Unesco relativaa la situación de los investigadores cientí-ficos del 20 de noviembre de 1974, la De-claración de la Unesco sobre la Raza ylos Prejuicios Raciales del 27 de noviem-bre de 1978, el Convenio de la OIT (Nú-mero 111) relativo a la discriminación enmateria de empleo y ocupación del 25 dejunio de 1958 y el Convenio de la OIT(Número 169) sobre pueblos indígenas ytribales en países independientes del 27de junio de 1989,

Teniendo presentes, y sin perjuicio de loque dispongan, los instrumentos interna-cionales que pueden concernir a las apli-caciones de la genética en la esfera de lapropiedad intelectual, en particular laConvención de Berna para la Protecciónde las Obras Literarias y Artísticas, del 9de septiembre de 1886, y la ConvenciónUniversal de la Unesco sobre Derechode Autor, del 6 de septiembre de 1952,revisadas por última vez en París el 24de julio de 1971, el Convenio de Paríspara la Protección de la Propiedad In-dustrial, del 20 de marzo de 1883, revi-sado por última vez en Estocolmo el 14de julio de 1967, el Tratado de Budapestde la OMPI sobre el Reconocimiento In-ternacional del Depósito de Microorga-nismos a los fines del Procedimiento enmateria de Patentes del 28 de abril de1977, el Acuerdo sobre los Aspectos delos Derechos de Propiedad Intelectual re-lacionados con el Comercio (ADPIC)anexado al Acuerdo por el que se esta-

blece la Organización Mundial del Co-mercio que entró en vigor el primero deenero de 1995,

Teniendo presente también el Conveniode las Naciones Unidas sobre la Diversi-dad Biológica del 2 de junio de 1992 ydestacando a este respecto que el reco-nocimiento de la diversidad genética dela humanidad no debe dar lugar a ningu-na interpretación de tipo social o políti-co que cuestione «la dignidad intrínseca(...) y los derechos iguales e inalienablesde todos los miembros de la familia hu-mana», de conformidad con el Preámbu-lo de la Declaración Universal deDerechos Humanos,

Recordando sus resoluciones 22 C/13.1,23 C/13.1, 24 C/13.1, 25 C/S.2, 25 C/7.3,27 C/S.1S, 28 C/D.12, 28 C/2.1 y 28 C/2.2, por las cuales la Unesco se compro-metió a promover y desarrollar la re-flexión ética y las actividades conexas enlo referente a las consecuencias de losprogresos científicos y técnicos en el cam-po de la biología y de la genética, respe-tando los derechos y las libertades del serhumano,

Reconociendo que las investigacionessobre el genoma humano y sus aplicacio-nes abren inmensas perspectivas de me-joramiento de la salud de los individuosy de toda la humanidad, pero destacan-do que deben al mismo tiempo respetarplenamente la dignidad, la libertad y losderechos de la persona humana, así comola prohibición de toda forma de discri-minación fundada en las característicasgenéticas,

Proclama los principios siguientes yaprueba la presente Declaración:

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A. La dignidad humana y el genomahumano

ARTÍCULO 1. El genoma humano es labase de la unidad fundamental de todoslos miembros de la familia humana y delreconocimiento de su dignidad y diversi-dad intrínsecas. En sentido simbólico, elgenoma humano es el patrimonio de lahumanidad.

ARTÍCULO 2. a) Cada individuo tiene de-recho al respeto de su dignidad y dere-chos, cualesquiera que sean suscaracterísticas genéticas.

b) Esta dignidad impone que no se re-duzca a los individuos a sus característi-cas genéticas y que se respete su carácterúnico y su diversidad.

ARTÍCULO 3. El genoma humano, por na-turaleza evolutivo, está sometido a mu-taciones. Entraña posibilidades que seexpresan de distintos modos en funcióndel entorno y social de cada persona, quecomprende su estado de salud individual,sus condiciones de vida, su alimentacióny su educación.

ARTÍCULO 4 . El genoma humano en suestado natural no puede dar lugar a be-neficios pecuniarios.

B. Derechos de las personas interesadas

ARTÍCULO 5. a) Una investigación, un tra-tamiento o un diagnóstico en relación conel genoma de un individuo sólo podráefectuarse previa evaluación rigurosa delos riesgos y las ventajas que entraña yde conformidad con cualquier otra exi-gencia de la legislación nacional.

b) En todos los casos, se recabará el con-sentimiento previo, libre e informado dela persona interesada. Si ésta no está encondiciones de manifestarlo, el consen-timiento o autorización habrán de obte-nerse de conformidad con lo que estipulela ley, teniendo en cuenta el interés su-perior del interesado.

c) Se debe respetar el derecho de todapersona a decidir que se le informe o node los resultados de un examen genéticoy de sus consecuencias.

d) En el caso de la investigación, los pro-tocolos de investigaciones deberán some-terse, además, a una evaluación previa,de conformidad con las normas o direc-trices nacionales e internacionales apli-cables en la materia.

e) Si en conformidad con la ley una per-sona no estuviese en condiciones de ex-presar su consentimiento, sólo se podráefectuar una investigación sobre sugenoma a condición de que obtenga unbeneficio directo para su salud, y a re-serva de autorizaciones y medidas de pro-tección estipuladas por la ley. Unainvestigación que no represente un be-neficio directo previsible para la saludsólo podrá efectuarse a título excepcio-nal, con la mayor prudencia y procuran-do no exponer al interesado sino a unriesgo y una coerción mínimos, y si la in-vestigación está encaminada a redundaren beneficio de la salud de otras perso-nas pertenecientes al mismo grupo deedad o que se encuentren en las mismascondiciones genéticas, a reserva de quedicha investigación se efectúe en las con-diciones previstas por la ley y sea com-patible con la protección de los derechoshumanos individuales.

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ARTÍCULO 6. Nadie podrá ser objeto dediscriminaciones fundadas en sus carac-terísticas genéticas, cuyo objeto o efectosería atentar contra sus derechos y liber-tades fundamentales y el reconocimien-to de su dignidad.

Artículo 7. Se deberá proteger en las con-diciones estipuladas por ley la confiden-cialidad de los datos genéticos asociadoscon una persona identificable, conserva-dos o tratados con fines de investigacióno cualquier otra finalidad.

ARTÍCULO 8. Toda persona tendrá dere-cho, de conformidad con el derecho in-ternacional y el derecho nacional, a unareparación equitativa del daño de quehaya sido víctima, cuya causa directa ydeterminante haya sido una intervenciónen su genoma.

ARTÍCULO 9. Para proteger los derechoshumanos y las libertades fundamentales,sólo la legislación podrá limitar los prin-cipios de consentimiento y confidencia-lidad, de haber razones imperiosas paraello, y a reserva del estricto respeto delderecho internacional público y del de-recho internacional relativo a los dere-chos humanos.

C. Investigaciones sobre el genomahumano

ARTÍCULO 10. Ninguna investigación re-lativa al genoma humano ni sus aplica-ciones, en particular en las esferas de labiología, la genética y la medicina, po-drán prevalecer sobre el respeto de losderechos humanos, de la libertades fun-damentales y de la dignidad humana delos individuos o, si procede, de los gru-pos humanos.

ARTÍCULO 11. No deben permitirse lasprácticas que sean contrarias a la digni-dad humana, como la clonación con fi-nes de reproducción de seres humanos.Se invita a los Estados y a las organiza-ciones internacionales competentes a quecooperen para identificar estas prácticasy a que adopten en el plano nacional ointernacional las medidas que correspon-da, para asegurarse de que se respetanlos principios enunciados en la presenteDeclaración.

ARTÍCULO 12. a) Toda persona debe te-ner acceso a los progresos de la biología,la genética y la medicina en materia degenoma humano, respetándose su digni-dad y derechos.

b) La libertad de investigación, que esnecesaria para el progreso del saber, pro-cede de la libertad de pensamiento. Lasaplicaciones de la investigación sobre elgenoma humano, en particular en el cam-po de la biología, la genética y la medici-na, deben orientarse a aliviar elsufrimiento y mejorar la salud del indivi-duo y de toda la humanidad.

D. Condiciones del ejercicio de la actividadcientífica

ARTÍCULO 13. Las consecuencias éticas ysociales de las investigaciones sobre elgenoma humano imponen a los investi-gadores responsabilidades especiales derigor, prudencia, probidad intelectual eintegridad, tanto en la realización de susinvestigaciones como en la presentacióny explotación de los resultados de éstas.Los responsables de la formulación depolíticas científicas públicas y privadastienen también responsabilidades espe-ciales al respecto.

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ARTÍCULO 14. Los Estados tomarán lasmedidas apropiadas para favorecer lascondiciones intelectuales y materialespropicias para el libre ejercicio de lasactividades de investigación sobre elgenoma humano y para tener en cuentalas consecuencias éticas, legales, socialesy económicas de dicha investigación, ba-sándose en los principios establecidos enla presente Declaración.

ARTÍCULO 15. Los Estados tomarán lasmedidas apropiadas para fijar el marcodel libre ejercicio de las actividades deinvestigación sobre el genoma humanorespetando los principios establecidos enla presente Declaración, a fin de garan-tizar el respeto de los derechos humanos,las libertades fundamentales y la digni-dad humana y proteger la salud pública.Velarán por que los resultados de esasinvestigaciones no puedan utilizarse confines no pacíficos.

ARTÍCULO 16. Los Estados reconocerán elinterés de promover, en los distintos ni-veles apropiados, la creación de comitésde ética independientes, pluridisciplina-rios y pluralistas, encargados de apreciarlas cuestiones éticas, jurídicas y socialesplanteadas por las investigaciones sobreel genoma humano y sus aplicaciones.

E. Solidaridad y cooperación internacional

ARTÍCULO 17. Los Estados deberán res-petar y promover la práctica de la soli-daridad para con los individuos, familiaso poblaciones expuestos a riesgos parti-culares de enfermedad o discapacidad deíndole genética. Deberían fomentar, en-tre otras cosas, las investigaciones enca-minadas a identificar, prevenir y tratarlas enfermedades genéticas o aquellas en

las que interviene la genética, sobre todolas enfermedades raras y las enfermeda-des endémicas que afectan a una parteconsiderable de la población mundial.

ARTÍCULO 18. Los Estados deberán ha-cer todo lo posible, teniendo debidamen-te en cuenta los principios establecidosen la presente Declaración, para seguir fo-mentando la difusión internacional delsaber científico sobre el genoma humano,la diversidad humana y la investigación ge-nética, y a este respecto favorecerán la co-operación científica y cultural, enparticular entre países industrializados ypaíses en desarrollo.

ARTÍCULO 19. a) En el marco de la coope-ración internacional con los países en de-sarrollo, los Estados deben velar por que:

I Se prevengan los abusos y se evalúenlos riesgos y ventajas de la investi-gación sobre el genoma humano;

II Se desarrolle y fortalezca la capaci-dad de los países en desarrollo pararealizar investigaciones sobre biolo-gía y genética humanas;

III Los países en desarrollo puedan sa-car provecho de los resultados de lasinvestigaciones científicas y tecnoló-gicas a fin de que su utilización en prodel progreso económico y social pue-dan redundar en beneficio de todos;

IV Se fomente el libre intercambio deconocimientos e información cien-tíficos en los campos de la biología,la genética y la medicina.

b) Las organizaciones internacionalescompetentes deben apoyar y promoverlas medidas adoptadas por los Estados alos fines enumerados más arriba.

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F. Fomento de los principios de laDeclaración

ARTÍCULO 20. Los Estados tomarán las me-didas adecuadas para fomentar los princi-pios establecidos en la Declaración, a travésde la educación y otros medios pertinen-tes, y en particular, entre otras cosas, me-diante la investigación y formación encampos interdisciplinarios y mediante el fo-mento de la educación en materia de bioé-tica en todos los niveles, en particular paralos responsables de las políticas científicas.

ARTÍCULO 21. Los Estados tomarán lasmedidas adecuadas para fomentar otrasformas de investigación, formación y di-fusión de la información que permitan ala sociedad y a cada uno de sus miembroscobrar mayor conciencia de sus responsa-bilidades ante las cuestiones fundamen-tales relacionadas con la defensa de ladignidad humana que puedan ser plantea-das por la investigación en biología, gené-tica y medicina y las correspondientesaplicaciones. Se comprometen, además, afavorecer al respecto un debate abierto enel plano internacional que garantice la li-bre expresión de las distintas corrientesde pensamiento socioculturales, religio-sas y filosóficas.

ARTÍCULO 22. Los Estados intentarán ga-rantizar el respeto de los principios enun-ciados en la presente Declaración yfacilitar su aplicación por cuantas medi-das resulten apropiadas.

ARTÍCULO 23. Los Estados tomarán lasmedidas adecuadas para fomentar me-

diante la educación, la formación y la in-formación, el respeto de los principiosantes enunciados y favorecer su recono-cimiento y aplicación efectiva. Los Esta-dos deberán fomentar también losintercambios y las redes entre comités deética independientes, a medida que seanestablecidos, para favorecer su plena co-laboración.

ARTÍCULO 24. El Comité Internacional deBioética de la Unesco contribuirá a di-fundir los principios enunciados en lapresente Declaración y a proseguir elexamen de las cuestiones planteadas porsu aplicación y por la evolución de las tec-nologías en cuestión. Deberá organizarconsultas apropiadas con las partes inte-resadas, como por ejemplo los grupos vul-nerables. Presentará, de conformidad conlos procedimientos reglamentarios de laUnesco, recomendaciones a la Conferen-cia General y presentará asesoramientoen lo referente al seguimiento de la pre-sente Declaración, en particular en lotocante a la identificación de prácticasque pueden ir en contra de la dignidadhumana, como las intervenciones en lí-nea germinal.

ARTÍCULO 25. Ninguna disposición de lapresente Declaración podrá interpretarsecomo si confiriera a un Estado, un grupoo un individuo, un derecho cualquiera aejercer una actividad o realizar un actoque vaya en contra de los derechos hu-manos y las libertades fundamentales, yen particular los principios establecidosen la presente Declaración.