Revista SPJ : Vólumen 02

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Revista Digital de Salvados Por Jesús

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He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen,

Sobre los que esperan en su misericordia,

Para librar sus almas de la muerte,

Y para darles vida en tiempo de hambre.

Nuestra alma espera a Jehová;

Nuestra ayuda y nuestro escudo es él.

Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón,

Porque en su santo nombre hemos confiado.

Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros,

Según esperamos en ti.

Salmo 33 : 18 - 22

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Los sueños o anhelos que llevamos dentro de nuestra alma, no son sola-

mente motivadores o generadores de nuestras acciones, también sirven

para definir quienes somos .

Parece que estos debemos regularlos o encauzarlos con criterios defini-

dos, y no sólo dejarlos abarcar cuanto espacio puedan.

Piense el lector que aunque estamos en nuestro derecho de trazarnos me-

tas y propósitos, de igual forma tenemos deberes. Como el de respetar al

prójimo, el de colaborar no dañando propósitos de la comunidad, sino por

el contrario produciendo beneficio para ella.

Todo esto me lleva a reflexionar, que al fin y al cabo, nuestros sueños y an-

helos, están ahí, dentro de nosotros, para no solo proveernos la satisfac-

ción de haberlos conquistado, sino una mas grande, que es la de saber

que estos han sido de beneficio honesto a los demás.

V. Piedra

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“...en el evangelio la justi-

cia de Dios se revela por fe

y para fe, como está escri-

to: Mas el justo por la fe

vivirá..”

Romanos 1 : 17

“...por cuanto todos pecaron, y es-

tán destituidos de la gloria de

Dios, siendo justificados gratuita-

mente por su gracia, mediante la

redención que es en Cristo Jesús …”

Romanos 3 : 23 - 24

“No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal,

de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni

tampoco presentéis vuestros miembros al pecado

como instrumentos de iniquidad, sino presentaos

vosotros mismos a Dios como vivos de entre los

muertos, y vuestros miembros a Dios como instru-

mentos de justicia. “

Romanos 6: 12 - 13

“Ahora, pues, ninguna conde-

nación hay para los que están

en Cristo Jesús, los que no

andan conforme a la carne,

sino conforme al Espíritu.”

Romanos 8 :1

“Porque según el hombre interior, me deleito en

la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miem-

bros, que se rebela contra la ley de mi mente, y

que me lleva cautivo a la ley del pecado que es-

tá en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién

me librará de este cuerpo de muerte? “

Romanos 7 : 22 - 24

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Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al

Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Y cuando cenaban, co-

mo el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase, sabiendo Jesús

que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó

de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a

lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. Entonces vino a Simón Pe-

dro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies? Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo compren-

des ahora; mas lo entenderás después. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no

te lavare, no tendrás parte conmigo. Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la

cabeza. Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros

limpios estáis, aunque no todos. Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.

Jesús toma su decisión de lavar los pies

a sus discípulos, justamente después

de confirmar dos cosas:

Que su hora había llegado, y

Que el Padre le había dado todas

las cosas en sus manos.

Ante todo, el maestro de galilea, de-

bía de dejar muy en claro la naturaleza

de todas sus enseñanzas, y es justa-

mente bajo la confirmación de que

muy pronto todo dominio, gobierno y

potestad le iban a ser entregados, que

se quitó su manto y tomando una toa-

lla se la ciñó, luego de poner agua en

un lebrillo, comenzó a lavar los pies de

los discípulos.

Si hay algo que Jesús vino a esclarecer

es que la vida de sus hijos no iba a es-

tar regida por ritos, sacrificios o prácti-

cas religiosas, sino por principios.

Es por eso que debemos de abrir nues-

tra mente para admitir que el lavar los

pies literalmente, no significa para

nosotros lo que significaba a la gente

del primer siglo.

Lavar los pies a otra persona, significa-

ba :

Que uno era un esclavo (alguien

sin nombre, sin derechos ni privi-

legios, un paria)

Culturalmente, no el hecho en sí,

sino como este era percibido por

la sociedad, además de ser degra-

dante y ofensivo, era una imposi-

ción. Por esa razón Pedro se alteró

y resistió en primer termino que el

Señor le lavase sus pies.

El apóstol tenia muy claro quien tenia

la autoridad, quien merecía el respeto

y por sobre todo a quien el había se-

guido obedientemente. ¿Cómo iba a

auto exaltarse sobre su Maestro?

¿Cómo iba a menospreciar a aquel que

tenia autoridad para sanar, reprender

demonios y perdonar pecados? De

ninguna manera.

Jesús le aclara a Pedro, esto es algo

mas de lo que sus sentidos humanos

perciben, hay algo mas, una enseñan-

za, un principio escondido.

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Yo como Señor he lavado vuestros pies

para dar el ejemplo, para que ustedes

no tengan miramientos en ejecutar

este principio en sus vidas. Yo estoy

pronto a partir, y ustedes recibirán

autoridad, verán mi mano engrande-

cerse en medio de ustedes, y no deben

olvidar que yo no los he llamado para

que actúen como los gobernantes de

esta tierra,

“Sabéis que los gobernantes de las

naciones se enseñorean de ellas, y los

que son grandes ejercen sobre ellas

potestad. Mas entre vosotros no será

así, sino que el que quiera hacerse

grande entre vosotros será vuestro

servidor” - Mateo 20: 25-26 -

“En la cátedra de Moisés se sientan los

escribas y los fariseos. Así que, todo lo

que os digan que guardéis, guardadlo

y hacedlo; mas no hagáis conforme a

sus obras, porque dicen, y no ha-

cen. Porque atan cargas pesadas y

difíciles de llevar, y las ponen sobre los

hombros de los hombres; pero ellos ni

con un dedo quieren moverlas. Antes,

hacen todas sus obras para ser vistos

por los hombres. Pues ensanchan sus

filacterias, y extienden los flecos de

sus mantos; y aman los primeros

asientos en las cenas, y las primeras

sillas en las sinagogas, y las salutacio-

nes en las plazas, y que los hombres

los llamen: Rabí, Rabí. Pero vosotros

no queráis que os llamen Rabí; porque

uno es vuestro Maestro, el Cristo, y

todos vosotros sois hermanos. Y no

llaméis padre vuestro a nadie en la

tierra; porque uno es vuestro Padre, el

que está en los cielos. Ni seáis llama-

dos maestros; porque uno es vuestro

Maestro, el Cristo. El que es el mayor

de vosotros, sea vuestro sier-

vo. Porque el que se enaltece será

humillado, y el que se humilla será

enaltecido.” Mateo 23: 2 - 12

Este camino que yo (Jesús) abro, es

uno nuevo, en el que no hay rangos,

señores, jerarquías, maestros ni jefes.

En este camino “todos vosotros sois

hermanos” y no importa en que medi-

da mi gloria se manifieste por el Espíri-

tu Santo, dando a este palabra de Sa-

biduría, a otro dones de sanidad, o

cualquier tipo de oraciones contesta-

das, todos deben de someterse unos a

otros, respetándose unos a otros, con-

siderándose unos a otros, ayudándose

unos a otros, sirviéndose unos a otros,

porque el Único Señor soy YO, el Único

que hace milagros soy YO, y el Único

que salva soy YO; y si yo que soy el

Único que merezco la gloria y la honra,

les he dado ejemplo de servicio, de

igualdad, de respeto, de sumisión:

¿Cuál creen ustedes es el principio que

deben de seguir como comunidad?

En estos tiempos cualquiera puede

practicar el lavar los pies a los demás,

sin estar practicando lo que realmente

Jesús mandó:

“El que es el mayor de vosotros, sea

vuestro siervo. Porque el que se enal-

tece será humillado, y el que se humi-

lla será enaltecido.”

Muchos erróneamente enseñan que

hay que empezar desde abajo, para

luego ir subiendo en mando y jerar-

quía, eso es algo que tanto el mundo

secular como el religioso practican y

que Jesús calificó como contrario a su

doctrina. La enseñanza bíblica es que

cualquiera que quiera ser el mayor, lo

que debe ser es el siervo y punto. En

otras palabras en la Iglesia de Jesucris-

to no hay lugar para los grandes, los

jefes, los caudillos, los lideres ni nada

que se le parezca, ya que todos somos

iguales, y nos debemos todos por igual

respeto, sujeción y servicio.

Todo esto lo que nos enseña es que

mas que practicar un rito, todos debe-

mos ser siervos, dispuestos a vivir una

vida en ese nivel con respecto de los

demás, y no buscar ser grandes.

El principio del lavamiento de pies, se

lleva a la practica en cada vida que ha

comprendido que debe vivir en humil-

dad y sencillez, en completa armonía

con su prójimo, sin acosar a nadie ba-

sado en una falsa jerarquía, o una mal

concebida autoridad.

“Mas vosotros sois linaje escogido,

real sacerdocio, nación santa, pueblo

adquirido por Dios, para que anunciéis

las virtudes de aquel que os llamó de

las tinieblas a su luz admirable”

1 de Pedro 2:9

Usted pues escoja, practica el rito o

vive el principio. —

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Cuando Jesús vio todo aquel gentío, subió al monte y se sentó. Se le

acercaron sus discípulos, y él se puso a enseñarles, diciendo:

Felices los de espíritu sencillo, porque suyo es el reino de los cielos.

Felices los que están tristes, porque Dios mismo los consolará.

Felices los humildes, porque Dios les dará en herencia la tierra.

Felices los que desean de todo corazón que se cumpla la voluntad de

Dios, porque Dios atenderá su deseo.

Felices los misericordiosos, porque Dios tendrá misericordia de ellos.

Felices los que tienen limpia la conciencia, porque ellos verán a Dios.

Felices los que trabajan en favor de la paz, porque Dios los llamará hi-

jos suyos.

Felices los que sufren persecución por cumplir la voluntad de Dios,

porque suyo es el reino de los cielos.

Felices ustedes cuando los insulten y los persigan, y cuando digan fal-

samente de ustedes toda clase de infamias por ser mis discípulos.

¡Alégrense y estén contentos, porque en el cielo tienen una gran re-

compensa! ¡Así también fueron perseguidos los profetas que vivieron

antes que ustedes!

Mateo 5: 1 - 12

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La mucha letra mata, el enten-

dimiento y por ende es necesa-

rio la iluminación bíblica a tra-

vés de la intervención Divina por

medio de el Espíritu Santo en el

sano estudio de las Sagradas

Escrituras.

El tema de la Unicidad de Dios

no solo es interesante, además

ha llegado a ser controversial

debido a que hay diferentes

puntos de vista o creencias en

cuanto a la naturaleza de Dios.

Por un lado están los que sostie-

nen que Dios es tres y por otro

los que creen que Dios es uno.

Con respecto de estas diferen-

cias y la invariable dependencia

que tenemos de las Escrituras

para llegar a un acuerdo, aflo-

ran varias preguntas que, de

paso podemos decir, se contes-

tan solas.

¿Menciona la Biblia la doctrina

de la trinidad?

¿ Dice la Biblia que Dios es tres?

¿Establecen en alguna parte las

Escrituras que Dios es tres dife-

rentes personas?

La respuesta a todas y cada uno

de estas preguntas es un rotun-

do no.

Para los que se escudan en el

verso de 1 de Juan 5:7, les tengo

que decir que ese verso es espu-

rio, o sea ha sido insertado en el

texto, no por el autor, ( o mejor

dicho no es inspirado ) y por en-

de queda descartado, es justa-

mente un profesante de la fe

trinitaria Scofield, quien en sus

anotaciones ( Biblia de Scofield)

da fe de dicho fraude.

Ahora, seguimos con las pregun-

tas:

¿Dice la Biblia que Dios es uno?

note que decir que Dios es uno y

que hay un solo Dios son dos

cosas muy distintas -

¿Cuantos se le dijo a Israel que

era Dios uno o tres?

Bueno la Biblia dice que Dios es

uno tanto en el Antiguo Testa-

mento como en el Nuevo.

Deuteronomio 6:4,

Oye, Israel: Jehová nuestro Dios,

Jehová uno es.

Gálatas 3:20;

Y el mediador no lo es de uno

solo; pero Dios es uno.

Santiago 2:19;

Tú crees que Dios es uno; bien

haces. También los demonios

creen, y tiemblan.

Romanos 3:30.

Porque Dios es uno, y él justifi-

cará por la fe a los de la circunci-

sión, y por medio de la fe a los

de la incircuncisión.

Claro está estos son solo unos

pocos pasajes en los que Dios

mismo defiende ser no sola-

mente único sino UNO.

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La pregunta que aflora es :

¿Por qué si en las Escrituras no

diceN en ninguna parte que Dios

es tres, hay gente que insiste en

dividirlo haciéndolo un dios

trino? Tal vez contestar esta

pregunta no sea importante,

mas aun no debemos dejar pa-

sar esta sin sopesar el testimo-

nio bíblico.

El Dios manifestado a los pa-

triarcas de Israel, a Israel y a la

Iglesia, es único en su género,

no comparte su gloria con nadie

y no es una composición de va-

rios dioses, sino que es solo un

Dios indivisible.

Decir que Jesucristo es un Dios,

y que el Padre es otro Dios, y

que el Espíritu Santo es otro

Dios, no está descrito ni mucho

menos respaldado en las Escri-

turas.

El hecho de que a alguien se le

ocurra darle un "apodo" o quie-

ra relacionar con una persona

histórica en específico a aque-

llos que no aceptamos una doc-

trina que no es ni enseñada ni

sugerida en las Escrituras, no le

da la razón como para defender

la doctrina de un inexistente

dios trino.

La Biblia nos dice en Números

23:19 que Dios no es hombre, ni

hijo de Hombre, también nos

dice en 1 de Timoteo 3: 16 que

Dios se manifestó en carne, no

dice la tercera parte de Dios,

mas bien dice (Colosenses 2: 9)

que en Jesús estaba toda la ple-

nitud de la Deidad, redunda pa-

ra enfatizar ( 2 Corintios 5: 19)

que todo el Dios estaba en Cris-

to reconciliando al mundo consi-

go mismo.

En Isaías 9:6 se da el testimonio

de Jesús que su nombre es :

Dios Fuerte y Padre Eterno,

e igualmente al referirse a Jesús

en Isaías 7:14 y Mateo 1:23 se

da testimonio y se llamará su

nombre Emmanuel que signifi-

ca : Dios con nosotros.

Quien duda que Jesús es la ima-

gen del Dios invisible debe leer

Colosenses 1:15 :

Él es la imagen del Dios invisible,

el primogénito de toda creación.

Quien duda que Jesús es el Se-

ñor debe leer Romanos 10:9

“...que si confesares con tu boca

que Jesús es el Señor, y creyeres

en tu corazón que Dios le levan-

tó de los muertos, serás salvo..”

Quien duda que el Señor es el

Espíritu debe de leer 2 Corintios

3:17

“Porque el Señor es el Espíritu; y

donde está el Espíritu del Señor,

allí hay libertad. “

Quien duda que solo hay un Se-

ñor, un Dios y Padre de todos

debe leer Efesios 4: 5 - 6

un Señor, una fe, un bautis-

mo, un Dios y Padre de todos, el

¿Por qué si en las Escrituras no dice en

ninguna parte que Dios es tres, hay gen-

te que insiste en dividirlo

haciéndolo un dios trino?

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cual es sobre todos, y por todos,

y en todos.

Quien duda que Jesús es el Dios

verdadero debe leer 1 de Juan

5:20:

Pero sabemos que el Hijo de

Dios ha venido, y nos ha dado

entendimiento para conocer al

que es verdadero; y estamos en

el verdadero, en su Hijo Jesu-

cristo. Éste es el verdadero Dios,

y la vida eterna.

Tito 2:13 :

aguardando la esperanza biena-

venturada y la manifestación

gloriosa de nuestro gran Dios y

Salvador Jesucristo,

Quien duda que Jesús y el Pa-

dre son la misma cosa obvia-

mente no ha leído Juan 10:30

"Yo y el Padre uno somos" note

que Jesús se puso primero en la

comparación.

Cuando Felipe le pidió a Jesús

que le mostrara al Padre, ¿Que

le dijo Jesús?

Tanto tiempo que estoy con vo-

sotros y¿ no me has conocido?

El que me ha visto a mi ha visto

al Padre. Juan 14:9

¿Por qué? Porque son el mis-

mo. Resumen, mientras unos se

duermen en argumentos dudo-

sos tratando de explicar algo

que ellos mismos reconocen no

pueden explicar, las Escrituras

sencillamente dan testimonio

claro una y otra vez que solo

hay un Dios, que ese Dios es

uno; que se ha manifestado en

un velo de carne, revelándonos

su nombre de salvación, bajo el

cual todos ( de los que están en

el cielo, en la tierra y debajo de

la tierra. )sin excepción doblarán

rodilla .

Sin duda alguna Jesucristo es la

manifestación en carne de el

Único Dios Verdadero.

Isaías 42: 1– 9

He aquí mi siervo, yo le sosten-

dré; mi escogido, en quien mi

alma tiene contentamiento; he

puesto sobre él mi Espíritu; él

traerá justicia a las naciones. No

gritará, ni alzará su voz, ni la ha-

rá oír en las calles. No quebrará

la caña cascada, ni apagará el

pábilo que humeare; por medio

de la verdad traerá justicia. No

se cansará ni desmayará, hasta

que establezca en la tierra justi-

cia; y las costas esperarán su

ley.

Así dice Jehová Dios, Creador

de los cielos, y el que los des-

pliega; el que extiende la tierra y

sus productos; el que da aliento

al pueblo que mora sobre ella, y

espíritu a los que por ella an-

dan: Yo Jehová te he llamado

en justicia, y te sostendré por la

mano; te guardaré y te pondré

por pacto al pueblo, por luz de

las naciones, para que abras los

ojos de los ciegos, para que sa-

ques de la cárcel a los presos, y

de casas de prisión a los que

moran en tinieblas. Yo Jehová;

éste es mi nombre; y a otro no

daré mi gloria, ni mi alabanza a

esculturas. He aquí se cumplie-

ron las cosas primeras, y yo

anuncio cosas nuevas; antes que

salgan a luz, yo os las haré noto-

rias.

Isaías 43 : 10 - 11

Vosotros sois mis testigos, dice

Jehová, y mi siervo que yo esco-

gí, para que me conozcáis y

creáis, y entendáis que yo mis-

mo soy;

antes de mí no fue formado

dios, ni lo será después de

mí. Yo, yo Jehová, y fuera de mí

no hay quien salve.

Mateo 1 : 21 - 23

Y dará a luz un hijo, y llamarás

su nombre JESÚS, porque él sal-

vará a su pueblo de sus peca-

dos. Todo esto aconteció para

que se cumpliese lo dicho por el

Señor por medio del profeta,

cuando dijo: He aquí, una virgen

concebirá y dará a luz un hijo, Y

llamarás su nombre Emanuel,

que traducido es: Dios con noso-

tros.

“...de quienes son los patriarcas,

y de los cuales, según la carne,

vino Cristo, el cual es Dios sobre

todas las cosas, bendito por los

siglos. Amén.

Romanos 9:5

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