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Revista Venezolana de Gerencia Universidad del Zulia [email protected] ISSN (Versión impresa): 1315-9984 VENEZUELA 2007 José J. Contreras / Alejandro Ochoa Arias / Claudia Pilonieta Blanco DEL FRACASO DEL DESARROLLO AL DESARROLLO ENDÓGENO SUSTENTABLE: LA NUEVA ORGANIZACIÓN DE DESARROLLO REGIONAL Revista Venezolana de Gerencia, enero-marzo, año/vol. 12, número 037 Universidad del Zulia Maracaibo, Venezuela pp. 27-49 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México http://redalyc.uaemex.mx

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Revista Venezolana de GerenciaUniversidad del [email protected] ISSN (Versión impresa): 1315-9984VENEZUELA

2007 José J. Contreras / Alejandro Ochoa Arias / Claudia Pilonieta Blanco

DEL FRACASO DEL DESARROLLO AL DESARROLLO ENDÓGENO SUSTENTABLE: LA NUEVA ORGANIZACIÓN DE DESARROLLO REGIONAL

Revista Venezolana de Gerencia, enero-marzo, año/vol. 12, número 037 Universidad del Zulia

Maracaibo, Venezuela pp. 27-49

Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal

Universidad Autónoma del Estado de México

http://redalyc.uaemex.mx

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Revista Venezolana de Gerencia (RVG)Año 12. Nº 37, 2007, 27 - 49

Universidad del Zulia (LUZ) � ISSN 1315-9984

Del fracaso del desarrollo al desarrolloendógeno sustentable: La nuevaOrganización de Desarrollo Regional

Contreras, José J.*Ochoa Arias, Alejandro**

Pilonieta Blanco, Claudia***

ResumenEl objetivo del presente artículo es colaborar en el debate en torno al fracaso del paradigma

tecno-económico del desarrollo en Venezuela y sus implicaciones en la organización de DesarrolloRegional. En este orden de ideas el artículo presenta un breve esbozo del paradigma tecno-económi-co del desarrollo y del fracaso de su implantación en Venezuela. El fracaso se entenderá en términosde una catástrofe cultural en Venezuela que alcanza su crisis a finales del siglo XX. Como contraposi-ción, se avanza una noción alternativa de desarrollo fundamentada en la promoción de la endogenei-dad y la sustentabilidad como nociones primordiales del despliegue de significados que buscan creary re-crear la cultura local con sentido en lo nacional y lo universal y que se despliega a la luz de laConstitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Palabras clave: Desarrollo, desarrollo endógeno, organización de desarrollo regional, educa-ción, democracia participativa, valores de la sociedad venezolana.

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Recibido: 07-02-06. Aceptado: 11-12-06

* Miembro Visitante del Centro de Investigaciones en Sistemología Interpretativa de la Universi-dad de Los Andes-Mérida, Venezuela. E-mail: [email protected]

** Profesor Titular. Centro de Investigaciones en Sistemología Interpretativa. Universidad de LosAndes-Mérida, Venezuela. E-mail: [email protected]

*** Profesora del Movimiento de Educación Popular Integral y Promoción Social “Fe y Alegría”.Unidad Educativa Timoteo Aguirre Pe. El Valle – Mérida, Venezuela.E-mail: [email protected]

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The Failure of Development and SustainableEndogenous Development: A New Organizationfor Regional Development

AbstractThe purpose of this paper is to contribute to an ongoing debate over the failure of the techno-

economic development paradigm in Venezuela and its implications in Regional Development organi-zations. The article begins with a brief outline of the techno-economic paradigm of development andthe failure of its implementation in Venezuela. The failure is understood as a cultural catastrophe inVenezuela which reached its crisis at the end of the twentieth century. As a contrasting possibility, analternative notion of development, based on the promotion of endogenous concepts and sustainabil-ity as primary notions upon which to create and recreate local culture with a national and universalsense and that can be developed under the Constitution of the Venezuelan Bolivarian constitution.

Key words: Development, endogenous development, regional development organization,education, participative democracy, values in Venezuelan society.

1. Introducción

El objetivo del presente artículo espreguntar en torno al discurso del Desa-rrollo y su viabilidad institucional en una Or-ganización de Desarrollo Regional (ODR).Al hacerlo, se despliega un proceso de bús-queda del sentido de la ODR en el marcohistórico de la Venezuela del presente. Sinembargo, se requiere además explorar loque conceptualmente se puede entendercomo el proceso histórico de construccióndel concepto de desarrollo en la sociedadvenezolana. Comencemos.

Entendemos como Organizaciónde Desarrollo Regional (ODR) aquellacuyo objetivo es la promoción del desa-rrollo de una región particular de la Repú-blica. Por ello la ODR debe planificar eldesarrollo de la región desde sus poten-cialidades y en conjunción tanto con losplanes de desarrollo de otras regionescomo con el plan de desarrollo nacional.

Las ODR vienen funcionando en Ve-nezuela desde la década de los sesentacomo forma institucional de promoción deldesarrollo del país. Su orientación formalha sido dirigida hacia el desarrollo econó-mico de la región en conformidad con eldiscurso político desarrollista propio de lasegunda mitad del Siglo XX. Las ODR hanservido como institución de implantación yseguimiento a nivel regional de las políticasde desarrollo económico dictadas por elgobierno nacional. No es de extrañar queen la década de los ochenta, cuando el dis-curso de la descentralización impregnó lainstitucionalidad venezolana, las ODR seconvirtieran en organizaciones cada vezmás impertinentes, sobreviviendo sólo porla inercia de otra época.

Es singular el modo como los ODRfueron paulatinamente perdiendo su vi-gencia porque ello revela la distancia en-tre la demanda de instituciones y la ofertade las mismas en el entramado social ve-

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nezolano. La elección directa de gober-nadores y alcaldes, así como de los cuer-pos deliberantes en las instancias estata-les y municipales, debió propiciar una re-estructuración en el modo de asumir elproceso de planificación y estímulo deldesarrollo por parte del Estado venezola-no. El que hayan quedado institucionesde planificación del poder central sin claraorientación en las regiones, revela hastadonde el proceso de descentralización norespondía a demandas auténticas de au-tonomía y acercamiento del gobierno asus ciudadanos. Privaron, quizás, aspec-tos más vinculados a un “adelgazamien-to” del Estado que perdió toda posibilidadde coordinación y articulación de políticasen un entramado de instituciones que ga-naba en complejidad y que debiera ade-más ganar en eficiencia y desempeñovinculado a los ciudadanos.

Las ODR se convirtieron así en me-canismos de supervisión y control centralsin la capacidad política para articularproyectos y políticas de desarrollo que hi-cieran precisamente de las actividadesde seguimiento y control el punto de parti-da para una interacción entre los actoreslocales y nacionales. La tarea se trastocóentonces en hacer un seguimiento tímidoe inexacto de lo que acaecía en la regiónsin poder claramente establecer meca-nismos de evaluación del desempeñoinstitucional. Se puede concluir que fueun proceso de reducción de la presenciadel estado a través de un proceso de des-centralización fragmentado que dio lugaral surgimiento de “islas institucionales”que perdieron toda posibilidad de legiti-marse en función de su desempeño por elbienestar del colectivo.

Hoy, en los primeros años del SigloXXI, las ODR han regresado como temade discusión del discurso político. Sin em-bargo, su pertinencia no aparece con laclaridad suficiente. La poca claridad res-ponde no tanto a una necesidad de revi-sar los procesos de articulación entre lasODR, el gobierno central y los gobiernosestadales y municipales sino, más bien,al desvanecimiento progresivo del signifi-cado del discurso del desarrollo. En talescircunstancias, las ODR pareciesen que-dar sin un piso firme que le brinden perti-nencia. Ahora bien, de ser este el caso,¿Cómo es posible que la discusión políti-ca sobre la pertinencia de las ODR apa-rezca? ¿Qué nuevo sentido pudiesen ju-gar las ODR en las circunstancias históri-cas y culturales de la Venezuela de princi-pios del Siglo XXI? ¿Tiene sentido laODR en la actualidad?

Intentaremos acercarnos a algunasposibles respuestas a tales preguntas conel propósito de identificar caminos de refle-xión que nos puedan acercar a otear el de-venir histórico que subyace a la problemáti-ca actual. Para ello comenzaremos porpresentar un muy breve recuento del deve-nir del discurso del desarrollo y su aplica-ción y resultados en Venezuela. Este re-cuento nos servirá de base para entenderlos cambios socio-políticos y culturales dela Venezuela del presente. Finalmenteadelantaremos una interpretación del sen-tido de la ODR en nuestra actualidad.

2. Breve acercamiento aldiscurso del desarrollo enVenezuela

Desde hace más de medio siglo lospaíses del mundo se han dividido en de-

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sarrollados y subdesarrollados o, máseufemísticamente, países desarrolladosy países “en vías de desarrollo”. El con-cepto de desarrollo si bien ha sido cam-biante y difuso pareciese que se refiere aun proceso de evolución progresiva de lapoblación de un país para alcanzar los ni-veles de las mayorías de los países lla-mados desarrollados a través de unaeconomía basada en la producción in-dustrial. A esas mayorías usualmente seles ha catalogado como la “clase media”,sin mencionar con precisión cómo se cali-fica en tal categoría.

Nótese que el desarrollo parecepresentarse de este modo como un con-cepto tautológico. El desarrollo ameritadel desarrollo para su definición. Enefecto, esta recursividad apunta haciauna de sus características fundamenta-les. El desarrollo no fue ni es un concep-to establecido a priori y que permitió divi-dir posteriormente a los países de acuer-do a ciertos estándares. Por el contrario,el desarrollo surgió como concepto pos-terior para validar que ciertos países,que ya se consideraban avanzados,eran más desarrollados y que el restoeran subalternos a ellos, subdesarrolla-dos. Es decir, el desarrollo surgió comoun modo de deslindar a los países no de-sarrollados de los que eran, de antema-no, desarrollados.

Esta noción de desarrollo es domi-nada por una concepción tecno-económi-ca que procura la industrialización. La in-dustrialización es asumida como un fin ensí mismo que permitió la definición de in-dicadores de desarrollo que pretenden“medir” la prosperidad de los países, re-giones y localidades a partir de criterioshomogéneos que dividen al mundo en

función de la industrialización alcanzada(Fuenmayor, 2000).

Los modos de alcanzar el desarrolloson múltiples pero el fin es el mismo, ydebe ser el mismo, para todas las nacio-nes del globo terráqueo. Dentro de estasmúltiples variantes apareció un conceptoderivado del desarrollo que es el llamadodesarrollo local. Como tal se entiende larealización de las potencialidades de unalocalidad, medidas en términos de oportu-nidades de negocio y de desarrollo tecno-lógico industrial. Se trata así de crear con-diciones que posibiliten el surgimiento y lacompetitividad de una red empresarial quepermita el crecimiento económico de lazona. Para ello normalmente se escogealgún ramo de la industria con potencial enla región y se brindan una serie de estímu-los para la creación de nuevas empresasen el área o para la atracción de las mis-mas. Asimismo, se procura brindar estí-mulos para la creación y atracción de unared de proveedores de productos y servi-cios que puedan ayudar en el sosteni-miento de la dinámica empresarial. En al-gunos casos, también es posible que elmismo Estado cree empresas públicas enla localidad (Cárdenas, 2002).

Sin embargo, el industrialismo en-frentó diversos problemas para su reali-zación. Uno de los más contundentes esla imposibilidad de la industrialización detodos los países del mundo. Tal como seargumenta en el informe presentado en1973 por el Club de Roma, intitulado “LosLímites del Crecimiento”, de seguir lastendencias de utilización de recursos ycontaminación del medio ambiente gene-radas por el industrialismo, el planeta al-canzaría los límites de su crecimiento enel curso de cien años (Meadows, 1975).

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El desarrollo industrial al ser finito y po-tencialmente amenazante de la propiaexistencia de la vida en el planeta dio lu-gar a acciones políticas que han procura-do revertir la tendencia industrialista sindejar, necesariamente, de propiciar el de-sarrollo.

Es así como el desarrollo necesitósu reformulación sobre otras bases parasuperar este camino sin salida. En estesentido, en 1987 las Naciones Unidas pu-blican el informe “Nuestro Futuro Común”,mejor conocido como el “InformeBrundtland”, en el cual se establece laprioridad por la búsqueda de un desarrollosostenible que “satisfaga las necesidadesdel presente sin comprometer las posibili-dades de que las futuras generaciones sa-tisfagan las suyas propias” (WorldCommission on Environment and Deve-lopment, 1987). Es en este orden de ideasque en la actualidad no puede hablarse dedesarrollo sin que se busque simultánea-mente el modo de atenuar sus efectos co-laterales y sin experimentar cierta cautelasobre los riesgos asociados. Hoy día sólose puede mencionar el desarrollo si procu-ra ser sostenible y sustentable. Se trata dedescentralizar el desarrollo con respecto alo económico y formularlo pensando en elhombre como centro, como sujeto, y nocomo objeto del mismo. Visto así, podríaplantearse que el desarrollo dejó de serrespuesta para convertirse en una interro-gante para la sociedad, en la medida enque debe ajustarse a ella, y no al contrario,como ha ocurrido de manera recurrenteen la historia.

Ahora bien, cabría preguntarsecómo se implantó este discurso en elcaso venezolano y qué resultados ha ge-nerado.

El discurso del desarrollo entra enVenezuela con toda fuerza a partir de lasegunda mitad del siglo XX. Como tal sepromovió la industrialización y, en estemismo sentido, nos definimos como paíssubdesarrollado que debía, en conse-cuencia, desarrollarse.

Las políticas de promoción de la in-dustrialización han sido diversas. Una delas más emblemáticas fue la Política deSustitución de Importaciones (PSI). LaPSI procuraba, gradualmente, sustituirlas importaciones con producción nacio-nal. Dado que el tejido empresarial eracasi inexistente en la primera mitad del si-glo XX, la sustitución de importacionespromovió la creación y protección de lasempresas nacionales durante sus prime-ros años de implantación y crecimiento.

La promoción de la producción na-cional se llevó a cabo, grosso modo, de lasiguiente manera. Por una parte, se reali-zó la implantación en tierras venezolanasde plantas industriales diseñadas toman-do en cuenta las condiciones propias delos países en Europa y los EE.UU. El Es-tado jugó un papel fundamental comopropietario o como mecanismo financieropara facilitar la adquisición de industrias.Por otra parte, en lo relativo a la protec-ción de las empresas, se procuró cerrar elmercado nacional a algunos productosextranjeros procurando así escudar a lasempresas locales de tal suerte que pudie-sen desarrollarse suficientemente paraluego poder competir con los productosde otras partes del mundo.

El financiamiento de estos grandesproyectos de industrialización de la na-ción se llevó a cabo gracias al ingreso pe-trolero. En Venezuela, el petróleo, al igualque todos los demás recursos mineros,

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es propiedad del Estado y por lo tanto esun bien público. Es así como el Estadocomenzó a utilizar los beneficios prove-nientes de la riqueza petrolera en la mo-dernización de la nación, es decir, en sudesarrollo como sociedad industrial.

Ahora bien, luego de medio siglopodemos aseverar que este proyecto dedesarrollo en Venezuela fracasó tal ycomo lo revelan los diferentes indicado-res de desempeño industrial y los bajosniveles de calidad de vida de los habitan-tes. En su lugar, se ha consolidado unaeconomía rentística fundada en la indus-tria petrolera y que ha permitido a travésde una serie de mecanismos, tanto lega-les como ilegales, la acumulación de larenta petrolera en muy pocas manos.Dado que el petróleo en Venezuela es unbien del Estado por disposición de las le-yes, y que éste constituye la riqueza fun-damental de la sociedad, nos encontra-mos con que la nación ha sido enajenadade su riqueza. Es decir, la inmensa mayo-ría de la población ha sido despojada desu justo acceso a los beneficios prove-nientes del bien público material funda-mental: el petróleo (Fuenmayor, 2001),(López Garay, 1991), (Baptista, 1997).Un caso concreto de cómo se llevaba acabo la enajenación del bien público en laempresa estatal Petróleos de VenezuelaS.A. puede verse en (Mommer, 2003).

En efecto, la economía venezolana-en apariencia y discurso considerada ca-pitalista- revela en su interior una estruc-tura inconsistente con la de la libre com-petencia y la producción industrial. En ge-neral, el desempeño empresarial venezo-lano muestra un proceso continuo dedes-inversión y de reducción del salarioreal de los trabajadores en conjunción

con un continuo incremento de los benefi-cios de los dueños de las empresas. Setrata así de una empresa tanto privadacomo pública que no logra el sostenidobeneficio de sus accionistas a través deun incremento de su competitividad y suparticipación en el mercado, sino que lologra a través de la reducción del salariode los trabajadores, de la reducción en lainversión en el mantenimiento y creci-miento de la empresa y de los contratoscon el Estado que generan jugosos bene-ficios a través de una compleja red clien-telista (Baptista, 1997).

Paralelamente ha habido un conti-nuo e indiscriminado proceso de importa-ción de bienes de consumo que ha trans-ferido la riqueza nacional generada por laproducción y comercialización del petró-leo hacia los países desarrollados con laconsecuente dependencia que esto ge-nera. De este modo se entiende porquéparte importante de los empresarios na-cionales se dedican principalmente al ne-gocio de la importación y comercializa-ción de bienes de consumo extranjeros.Dado lo anterior, es evidente que no se halogrado generar redes estables de pro-ducción nacional, sino por el contrario, re-des de comercialización altamente vulne-rables a los vaivenes del entorno nacionale internacional.

En resumen, el proyecto desarro-llista venezolano ha sido un fracaso yaque en vez de lograr construir una econo-mía capitalista dinámica y competitiva hacreado una economía parasitaria quevive de contratos indebidos con el Estadoen la que el necesario equilibrio de la so-ciedad capitalista entre el Estado (lo polí-tico) y la sociedad civil (lo económico) noexiste (Baptista, 2004). Como resultado

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de esto, las riquezas provenientes delbien público petrolero se han dirigido ha-cia muy pocos beneficiarios. Por ejemplo,algunos cálculos indican que para princi-pios de los años noventa el cincuenta porciento del ingreso petrolero era absorbidosólo por el uno por ciento de la población,mientras que el ochenta por ciento de lasfamilias venezolanas tenían ingresos in-feriores al mínimo necesario para satisfa-cer sus necesidades alimenticias básicas(Fuenmayor y López Garay, 1991).

De este modo nos encontramoscon que el fracaso del proyecto desarro-llista es doble. No sólo no se logró crear laeconomía capitalista industrial competiti-va que se buscaba, sino que tampoco selogró crear un nivel de bienestar acepta-ble para la mayoría de la población, con-dición básica para la dinámica capitalistaindustrial.

El proceso empeoró a partir de ladécada de los ochenta y especialmenteen los noventa. El discurso del desarrollotransmutó en el discurso de la globaliza-ción y como tal se entendía el dominio alnivel mundial de las ideas del neolibera-lismo. Bajo esta doctrina político-econó-mica los países pasaron a concebirseúnica y exclusivamente como mercados.Los Estados fueron vistos como organi-zaciones cuya función se basaba en elsostenimiento y mantenimiento del espa-cio común que permite el intercambio en-tre individuos y organizaciones. De lo an-terior, se entiende que dejó de tener sen-tido la protección de los mercados nacio-nales y se abrieron las fronteras al merca-do global. De este modo, en el transcursode unos pocos años, el mercado nacionalse abrió a una competencia internacionalque, encontrando en Venezuela una red

empresarial no competitiva, arrasó y des-truyó a la mayoría de las empresas, espe-cialmente las manufactureras.

Es en estas condiciones que arribaVenezuela al siglo XXI. El proyecto mo-dernizador ha fracasado. Sin embargo,no se trató exclusivamente de un fracasocomo consecuencia de no haber logradolos objetivos planteados debido a erroresde táctica, estrategia y/o cálculo. Se tratade un fracaso más profundo que afectalas entrañas de la nación venezolana.

3. El fracaso cultural delproyecto modernizadorvenezolano

Como ya lo hemos indicado el fraca-so del proyecto del desarrollo se evidenciaen los bajos niveles de calidad de vida dela población, en los exiguos indicadoresde desempeño industrial y en la carenciade una economía capitalista suficiente-mente dinámica. Ahora bien, si recorda-mos que el desarrollo es un concepto tau-tológico que acude a sí mismo para definir-se y que justifica de antemano la selecciónde aquellos países que son o no son desa-rrollados, puede entenderse que alcanzarel desarrollo sea considerado como llegara ser igual a los países ya consideradosdesarrollados. Es decir, se entiende que eldesarrollo sea un discurso que justifica elmimetismo por parte de los países subde-sarrollados para convertirse en copias delos países desarrollados.

Llegar a ser desarrollado significabásicamente llegar a ser como los euro-peos. A mediados de los años cincuentadel siglo XX, este ideal era mejor repre-sentado por los Estados Unidos de Amé-rica (EE.UU.), país en el que se había lo-

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grado materializar parte importante de losideales de los colonizadores europeosque fundaron Nueva Inglaterra. De estemodo el discurso del desarrollo se enten-dió como el trasplante de maquinarias,organizaciones y modelos creados enEuropa y los EE.UU. y su implantación ennuestras latitudes con la esperanza deconvertirnos en un país avanzado.

Ahora bien, el desarrollo industrialrequiere de altas concentraciones decapital y mano de obra que permitan re-forzar el mercado y asegurar una manode obra barata. En consecuencia, elproyecto de desarrollo del país promo-vió y potenció un proceso de aceleradamigración de la población campesina alas ciudades en procura de alcanzar losbeneficios que resultaban del trabajoasalariado.

Pero el atractivo urbano no se limi-taba únicamente a las oportunidades detrabajo asalariado, la ciudad industrialpresentaba atractivos tecnológicos y demercado que lucían placenteros para elhombre del siglo XX. La posibilidad de ac-ceder a dispositivos tecnológicos comoautomóviles, teléfonos, televisores, re-productores de sonido o computadores ola posibilidad de ir a centros comerciales,vivir entre edificios de apariencia similar alos de Europa o contar con energía eléc-trica era más factible desde la ciudad quedesde las comunidades rurales. Por ello,la mayoría de los jóvenes nacidos duran-te el siglo XX en comunidades rurales mi-graron a las ciudades en procura de acce-der a tales beneficios. El habitante de laciudad era considerado como más desa-rrollado, más civilizado, que el del campoque era visto como más cercano a la bar-barie, más subdesarrollado.

La migración masiva del campo ala ciudad permitió que en un períodomenor a los ochenta años la poblacióndel país pasara a ser de mayoritaria-mente campesina a mayoritariamenteurbana. Este proceso desarraigó la cul-tura campesina sin lograr que se gene-rara una cultura urbana fundada en eléxito del desarrollo industrial (Clarac,1976; Fuenmayor, 2001). Por el contra-rio, lo que se acendró fue la actitud demimetismo para llegar a “ser” como loseuropeos. Por ello, el indiscriminadoconsumo de bienes importados y el fra-caso en la creación de una fuerte redempresarial nacional, se vieron acom-pañados de una orfandad cultural queespera únicamente copiar, actualizarsey consumir las creaciones de las cultu-ras desarrolladas (Fuenmayor, 2001).

El fracaso del proyecto de nacióndel siglo XX dejó como herencia un con-junto de instituciones públicas que, sien-do copias de sus contrapartes europeas ynorteamericanas, no cumplieron con losobjetivos formalmente establecidos. Seinstitucionalizó un Estado moderno enuna sociedad no moderna. De allí, el in-cumplimiento e impertinencia del Estadoy, en consecuencia, su utilización comomecanismo de enajenación de los bienespúblicos por parte de las minorías domi-nantes. Ello posibilitó que a finales del si-glo XX la institucionalidad aparecieracomo profundamente fragmentada. Porello podría interpretarse que el Estado ve-nezolano de finales del siglo XX dejó deser la encarnación institucional de lo pú-blico para pasar a ser una fachada de mo-dernidad y democracia que oculta el des-pojo de los bienes públicos por parte deredes clientelares.

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Dado todo lo anterior puede verseahora que la enajenación que ha vivido elpueblo venezolano no ha sido única y ex-clusivamente la del petróleo como bienpúblico sino que también le ha sido expro-piada la posibilidad de lo público, de lo co-mún, es decir, de su cultura. El fracasocultural del proyecto modernizador llegóal punto cúspide en el momento en que sedebilita toda posibilidad de cultura, de es-pacio público, de conformación de un no-sotros, de un pueblo... de Venezuela.Este punto se logró al galope de la globa-lización del mercado como punta de lan-za de la modernización tardía.

Con la globalización, las nacionesse convierten única y exclusivamente enmercados. La cultura se reduce a objetosfolclóricos de compra y venta (Contrerasy Ochoa, 2000). Aunque para ser másacertados habría que decir que la globali-zación homogeneiza el mundo alrededorde una cultura de masas. La cultura demasas no conforma un pueblo de formahistórica mediante tradiciones transmiti-das a través de múltiples generaciones yque permite que lo que suceda tenga sen-tido en un devenir histórico y con referen-cia al bien común. Se trata más bien deuna especie de anti-cultura que impide laposibilidad de una voluntad holística fa-voreciendo así a pequeños fragmentosdesconectados unos con los otros. Lacultura de masas congrega individuos al-rededor de algunos pocos patrones ho-mogéneos y fragmentados de identifica-ción y cuya agrupación les permite parti-cipar en el único espacio social permitidobajo la globalización: el mercado.

No obstante, las contradiccionespropias de un sistema cada vez más exclu-yente de las grandes mayorías alcanzan el

nivel de crisis, lo cual permite que las mayo-rías excluidas critiquen al sistema domi-nante. Veremos entonces qué ocurre en laVenezuela de finales del siglo XX.

4. Venezuela a finalesdel siglo XX

Con el proceso de homogeneiza-ción mundial de la globalización, las na-ciones devienen en meros mercados. Enconsecuencia, los seres humanos seconciben como compradores y proveedo-res. La relación con los otros se entiendeúnicamente basada en el intercambio enel que ambas partes procuran beneficiar-se individualmente de acuerdo a sus pre-ferencias particulares. Los Estados redu-cen su presencia para convertirse exclu-sivamente en organizaciones regulado-ras del mercado.

Al concebirse la interrelación conlos otros en términos de mercado no esde extrañar que emerja una cultura demasas identificada exclusivamente entérminos de patrones de consumo. Al per-der el mundo la trascendencia de la tradi-ción cultural, la producción se reduce aproductos desechables y perecederos in-manentes al proceso de consumo. Pro-ductos fugaces consumidos masivamen-te por los consumidores.

Lejos quedan los tiempos de las im-perecederas obras culturales y del cultivode la memoria de esas obras en la socie-dad de generación en generación y quemuestran la raíz cultural que les subyacey que las plena de sentido. El sentido delo cultural no va más allá de su valor demercado y por ello es únicamente conce-bido en términos de máximas utilidadespor el mínimo costo.

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El artesano que sopesaba cuidado-samente la confluencia de la materia, laforma y la finalidad para que su obra fue-se expresión plena de su cultura, el agri-cultor que apreciaba meticulosamente lareunión de la semilla, el agua y el tiempoen surcos trazados cuidadosamente en larespetada, amada, temida y alabada tie-rra y que además velaba sus brotes pararecibir agradecidamente los dones en lacosecha, ellos -el artesano y el agricultor-ceden su lugar en el mundo al ingeniero.El ingeniero que todo lo encuadra en loscriterios “minimax” y “maximin” de la opti-mización de procesos.

Desde el gobierno de Luis HerreraCampins, luego en el de Jaime Lusinchi ycon mayor fuerza en el segundo gobiernode Carlos Andrés Pérez comenzaron a im-plantarse en Venezuela proyectos de na-ción con una creciente orientación neoli-beral que fueron insertando al país en laglobalización. En el año 1989, cuando Pé-rez asume su segunda presidencia, se in-tenta la implantación de un programa degobierno que terminase de insertar, rápi-damente, el neoliberalismo. En otras pala-bras, que convirtiese apresuradamente ala nación en una sociedad de mercado.

El 27 y 28 de Febrero del año 1989,masas de excluidos en distintas ciudadesdel país salieron espontáneamente a lascalles a protestar. Las masas de los quehabían sido marginados de la economía,de la política y de la cultura salieron a lascalles a destruir comercios precisamenteen el momento cúspide en que la naciónestaba siendo enajenada de su posibili-dad de ser pueblo. Salieron en el momen-to en que parecía inminente que la naciónsería devorada por la globalización paraconvertirse en una suerte de forma neo-

colonial fundada en el mercado y muy pa-recida, metafóricamente, a un centro co-mercial.

Las acciones de saqueo y destruc-ción de comercios muestran de por sí ladualidad de la acción. Por una parte el sa-queo del comercio parece proferir el gritode “¡Inclúyannos! en la sociedad de mer-cado”. Por otra, la destrucción de los co-mercios parece exigir una sociedad pro-fundamente distinta pero en la cual no selogra definir con claridad las alternativasde sociedad que pudieran impulsar los re-clamos de esas masas excluidas.

Luego del 27 y 28 de Febrero el go-bierno de Carlos Andrés Pérez mantuvola misma política globalizadora -con algu-nos cambios entre sus funcionarios dealto nivel- aplacando las masas de los ex-cluidos con una represión cruenta e inten-sa y programas de subsidios directos quese definieron para atender la coyunturapolítico-social como una variable que sehabía salido de control por un períodobreve de tiempo. Al menos, esa fue laevaluación más difundida de los eventosde Febrero 1989.

En 1992 ocurren dos intentos mili-tares de golpe de Estado. Aunque los diri-gentes de tales intentonas fueron apresa-dos, poco a poco su discurso empiezatransmitirse por todo el país. Así, se em-pieza a escuchar un discurso nacionalistaque procuraba rescatar ideas de SimónBolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Za-mora. Algunas ideas de inclusión, libertade independencia resuenan en armonía, aveces disonante y siempre asincopada,con un discurso que rescata la nación.

Pérez sale del gobierno por acusa-ciones de malversación de fondos y pe-culado. En las elecciones siguientes sale

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victorioso el Dr. Rafael Caldera, quien, sibien es uno de los personajes más em-blemáticos de la democracia representa-tiva de la Venezuela del Siglo XX, habíaroto con el partido COPEI, que él habíafundado, y en un discurso en el CongresoNacional a propósito del golpe de Estadodel 4 de Febrero mostraba situacionesque justificaban tal acción. No obstante,las políticas globalizadoras se mantuvie-ron durante ese periodo gubernamentaladelantando políticas de flexibilizacióndel sector laboral y protección del capitalfinanciero que son características pro-pias del proceso de dolarización de lospaíses periféricos al desarrollo.

Posteriormente, en diciembre delaño 1998, se enfrentan electoralmente ellíder de la intentona golpista: TenienteCoronel Hugo Chávez Frías y el Econo-mista Henrique Salas Römer. Es intere-sante recordar las características de es-tos personajes porque en ella parece re-flejarse profundamente la tensión entrenación y mercado de la que hemos veni-do hablando. Chávez, con un discurso deinclusión dominado por la justicia social yla necesidad de revertir procesos de ena-jenación de la nación venezolana. Suprincipal planteamiento político-electoralse centró en la convocatoria a una consti-tuyente que permitiera replantear el con-cepto de nación, democracia y ciudada-nía ante el agotamiento y pérdida de legi-timidad del sistema dominante en Vene-zuela. Salas Römer, representante em-blemático de las formas de vinculaciónpolítico-industrial que se dieron duranteel período comprendido entre 1958 y1998 en el cual procesos de exclusión so-cial y político hicieron inviable un sistemasocial, económico y político que nunca

fue objeto de debate político en la socie-dad venezolana. Y de la contienda salióvictorioso Chávez... Es que el malestarde la globalización parece aliviarse unpoco con el discurso neo-bolivariano queretoma ideas dispersas en las que resue-nan nación y pueblo.

El 2 de Febrero de 1999 el nuevopresidente asume la jefatura del Estadovenezolano y promueve un referéndum arealizarse el 25 de Abril del mismo añopara consultar la aceptación popular de larefundación de la república en una nuevaConstitución Nacional. Gana la opción dela refundación, se elige una AsambleaNacional Constituyente, se redacta lanueva Constitución, se presenta a la na-ción el 20 de Noviembre y finalmente esaprobada por Referéndum el 16 de Di-ciembre de 1999.

5. Venezuela y la Constituciónde 1999

En la Constitución de la RepúblicaBolivariana de Venezuela de 1999 sebusca la conformación de un Estado de-mocrático y social de Derecho y de Justi-cia que a través de la promoción de la par-ticipación ciudadana y el desarrollo y de-fensa de la persona, fundamentados enla educación y el trabajo, refunde la Re-pública para establecer una sociedad de-mocrática, participativa y protagónica,multiétnica y pluricultural.

El papel del desarrollo es redefini-do en la nueva Constitución y se planteancomo ejes para el bienestar común la arti-culación de la educación y el trabajo enun marco de diversidad cultural y étnicaarraigada en procesos de participaciónpopular. La posibilidad de centrar en la

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educación y el trabajo el bienestar de larepública parece ir más allá del desarrollode competencias individuales para en-granarse en el aparato productivo.

Empezaremos por acercarnos aentender la concepción de “trabajo” quese puede inferir desde una interpretaciónde la Constitución de 1999. El trabajo esentendido como una ocupación producti-va que le permita al trabajador vivir condignidad para “cubrir para sí y su familialas necesidades básicas materiales, so-ciales e intelectuales” (Artículo 91). Paraentender lo que se entiende por las “ne-cesidades” debemos ver algunos de losotros artículos de la Constitución. Empe-zaremos por las “necesidades intelectua-les”, las cuales están ligadas a la educa-ción y que como recordamos es el otroproceso fundamental para el desarrollode la persona.

“La educación es un derecho hu-mano y un deber social fundamental, esdemocrática, gratuita y obligatoria”.Como se deriva de lo anterior, el Estadotiene el deber de asumirla como serviciopúblico y con respeto a todas las corrien-tes del pensamiento. La educación debeprocurar el desarrollo del “potencial crea-tivo de cada ser humano y el pleno ejerci-cio de su personalidad en una sociedaddemocrática basada en la valoración éti-ca del trabajo y en la participación activa,consciente y solidaria en los procesos detransformación social, consustanciadoscon los valores de la identidad nacional ycon una visión latinoamericana y univer-sal...” (Artículo 102).

Podemos ver que la educación pro-cura desarrollar el potencial creativo delser humano al vincularse al trabajo pueseste se considera un espacio adecuado

para la creación del ser humano. Ahorabien, como podemos ver en el Artículo102 arriba citado, la educación no sólodebe inculcar la valoración ética del tra-bajo y desplegar el potencial creativo enlos ciudadanos, sino que debe tambiéninculcar la valoración por, y desplegarseen, la participación ciudadana para latransformación social. Participación quedebe estar impregnada por “los valoresde identidad nacional, y una visión latino-americana y universal”. A lo anterior se leañade que la educación es también “uninstrumento del conocimiento científico,humanístico y tecnológico que debe estaral servicio de la sociedad”.

Puede entenderse que subyace enla Constitución un ideal de ciudadano enel cual, además del reconocimiento deuna libertad para desarrollarse como per-sona de acuerdo a sus preferencias y de-cisiones particulares, debe asimismodesplegar su potencial creativo a travésde la participación ciudadana en benefi-cio de la sociedad. De este modo pode-mos discernir que a la Constitución la ani-ma un ideal de ciudadano que no es unapartícula aislada sino que está constitui-do por los valores de identidad nacional,latinoamericana y universal. Lo anteriorparece apuntar a que las “necesidades” asatisfacer en el ciudadano no se agotanen lo individual. Al contrario, esas “nece-sidades” implican deberes del ciudadanopara con la sociedad.

Por ello, en el Artículo 100, la Cons-titución afirma que las culturas popularesson constitutivas de la pluriculturalidadvenezolana y que en consecuencia de-ben gozar de atención especial. Por lotanto, el espíritu que subyace a la Consti-tución es uno en el cual el ser venezola-

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no, la venezolanidad, no es algo fijo y es-tático sino que debe ser fomentado y pro-movido. Así el Artículo 99 establece que“los valores de la cultura constituyen unbien irrenunciable del pueblo venezolanoy un derecho fundamental que el Estadofomentará y garantizará...” Es como si lovenezolano deba nutrirse constantemen-te y en consecuencia deban brindarse “in-centivos y estímulos para las personas,instituciones y comunidades que pro-muevan, apoyen, desarrollen o financienplanes, programas y actividades cultura-les en el país...” (Artículo 100). Es como silo venezolano deba estar recreándoseconstantemente.

De lo anterior se deduce que “lo ve-nezolano” no es sólo el territorio que secorresponde con la Capitanía General deVenezuela para el 19 de Abril de 1810(Artículo 10), sino que está más relacio-nado con el proceso cultural de creación yrecreación de la identidad venezolana.Puede entenderse además que siendo elproceso de creación y re-creación cultu-ral un proceso dinámico que cuenta convariados afluentes y que es además unproceso de libre creación (Artículo 98), nosea apropiado entender a la cultura vene-zolana como única sino como múltiple. Lavenezolanidad trasciende y brinda uni-dad a múltiples culturas venezolanas. Lavenezolanidad es también multiétnicaporque trasciende y brinda unidad a lasdiversas etnias que confluyeron y semezclaron cultural y biológicamente en laformación del pueblo venezolano. Lo an-terior debe entenderse, asimismo, comouna cultura venezolana que está inmersaen una visión que la trasciende a ella mis-ma para ir hacia lo latinoamericano y ha-cia lo universal.

Visto así, la educación es el procesofundamental de transmisión y desarrollode la cultura venezolana. El trabajo es elproceso de creación y recreación de esacultura. La educación y el trabajo consus-tancian, y son consustanciados por, elpueblo venezolano. El ciudadano venezo-lano, si bien es libre de escoger su trabajoy su creación cultural, se debe a su culturaporque está primariamente constituido porella. El desarrollo y la defensa de la perso-na, según la Constitución, procuran el de-sarrollo de las capacidades de creación yrecreación del ser venezolano en un con-texto dinámico multicultural y multiétnico,latinoamericano y universal.

Dado lo anterior podemos volcar-nos sobre el tema de la “participación ciu-dadana”. La educación que transmite ydesarrolla la venezolanidad hace énfasisen lo siguiente: “...El Estado, con la parti-cipación de las familias y la sociedad, pro-moverá el proceso de educación ciuda-dana, de acuerdo con los principios con-tenidos en esta Constitución y en la ley”(Art. 102). Así vemos que la educacióntiene un especial énfasis en la formacióndel ciudadano y que en ello debe partici-par tanto el Estado como la familia y la so-ciedad. Si seguimos indagando al res-pecto nos encontramos que en el Artículo62 se establece que “todos los ciudada-nos y ciudadanas tienen el derecho departicipar libremente en los asuntos públi-cos, directamente o por medio de sus re-presentantes elegidos o elegidas” y en elArtículo 132 se establece que “toda per-sona tiene el deber de cumplir sus res-ponsabilidades sociales y participar soli-dariamente en la vida política, civil y co-munitaria del país, promoviendo y defen-diendo los derechos humanos como fun-

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damento de la convivencia democrática yde la paz social”.

De tal manera que la educación tie-ne como referencia a la participación ciu-dadana. Educación que como puede ver-se trasciende el plano formal de la escue-la, para desplegarse en las interrelacio-nes sociales diversas del ciudadano. Par-ticipación que se concibe como un dere-cho que se puede ejercer particularmenteo a través de un representante. Participa-ción que es un deber de todo ciudadanopara así cumplir con sus responsabilida-des y participar solidariamente en procu-ra de fundamentar la convivencia demo-crática. Puede entenderse de lo anterior,que la democracia no es sólo vista comoel ejercicio del sufragio, sino que la demo-cracia exige tanto el sufragio democráticocomo la participación activa de los ciuda-danos en la vida socio-política de la repú-blica. Por ello es una democracia partici-pativa y protagónica. El ciudadano no essólo un receptor que emite su opinión enel sufragio sino que debe participar, serprotagonista, de lo público. La participa-ción ciudadana se encuentra en plenaconcordancia con la idea de cultura vene-zolana que hemos presentado puestoque a través de dicha participación pode-mos entrar en el proceso de creación yre-creación de lo venezolano.

Es en este sentido que el Artículo62 termina señalando que “la participa-ción del pueblo en la formación, ejecucióny control de la gestión pública es el medionecesario para lograr el protagonismoque garantice su completo desarrollo,tanto individual como colectivo. Es obli-gación del Estado, y deber de la socie-dad, facilitar la generación de las condi-ciones más favorables para su práctica”.

Claro está que para posibilitar elespacio de participación ciudadana, tra-bajo y educación (todos conformados yconformantes de la venezolanidad) senecesita de un nivel básico de Justicia(social y penal) para todos los ciudada-nos. En este sentido, el Estado debe ase-gurar derechos tales como: la vida, la li-bertad personal, respeto a la integridad fí-sica, psíquica y moral de la persona, in-violabilidad del hogar, inviolabilidad de lacomunicación, justicia criminal y libertadde transito y asociación. También debebrindarse el derecho a tener nombre pro-pio, a tener acceso al Estado, a dedicarsea la actividad económica de su preferen-cia, a ser informado de forma veraz yoportuna y a satisfacer necesidades bási-cas como vivienda y salud. Por último, elciudadano tiene derecho a la libre expre-sión del pensamiento, a profesar y mani-festar su religión, al respeto del honorpropio, a su privacidad y a manifestar suconciencia libremente.

Asimismo, es necesario que el ciu-dadano cumpla con ciertos deberes y elEstado debe ser garante de este cumpli-miento. Algunos de estos deberes son elacatamiento de las leyes, el pago de im-puestos y la prestación de servicio civil omilitar. Finalmente recordemos que el tra-bajo, la educación y la participación ciu-dadana son derechos y deberes de todoslos ciudadanos.

En resumen, puede entenderseque el ideal de ciudadano en la Constitu-ción de la República Bolivariana de Vene-zuela procura principalmente el desarro-llo y la defensa de la persona. Para ello,en primer lugar, el Estado venezolanopretende brindar un mínimo de derechosbásicos. Derechos que le permitirán al

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ciudadano vivir dignamente para poderparticipar de la sociedad. El desarrollo dela persona es realizado a través del traba-jo y la educación. Ambos construyen yson construidos por la cultura nacional.De este modo, el trabajo y la educacióncrean, recrean, desarrollan y transmitenla cultura venezolana vista en su contextolatinoamericano y universal. En conse-cuencia, todo ciudadano tiene el derechoy el deber de participar en la formación,ejecución y control de lo público. Demodo que la participación ciudadana esun modo de crear, recrear, desarrollar ytransmitir la cultura venezolana. Culturaque no se entiende como única, sinocomo trascendente a la confluencia delas múltiples culturas y etnias conforman-tes de la venezolanidad.

De lo anterior puede deducirse cla-ramente que el desarrollo al que debeapuntalar una ODR en el siglo XXI nodebe y no puede estar limitado al creci-miento económico. No puede ser un de-sarrollo local puesto que ello iría en con-tra del espíritu de refundación nacionalque subyace a la Constitución. La lecturaque debemos realizar del Artículo 128 se-gún el cual “el Estado desarrollará unapolítica de ordenación del territorio aten-diendo a las realidades ecológicas, geo-gráficas, poblacionales, sociales, cultura-les, económicas, políticas, de acuerdocon las premisas del desarrollo sustenta-ble, que incluya la información, consulta yparticipación ciudadana...”, no puede serentendida de modo tal que todos los fac-tores deban revisarse en función del cre-cimiento económico. Más bien, este de-sarrollo sustentable debe revisarse enfunción del desarrollo de la persona a tra-vés de la educación y el trabajo como ele-

mentos fundamentales de la conforma-ción cultural en la que se identifica la per-sona misma y que nos conforma comopueblo venezolano.

De este modo puede verse que lavisión de desarrollo tecno-económico noes celebrada por la Constitución de 1999y que, en contraste, se procura una Repú-blica fundamentada en la persona (con-formada en y conformante de su culturanacional) en una sociedad democrática,participativa y protagónica. Queda lejosla visión hegemónica que dividía las so-ciedades homogéneamente en desarro-lladas y subdesarrolladas. En la próximasección esbozaremos una teoría alterna-tiva de desarrollo que posibilite celebrarlas nociones que subyacen a la Constitu-ción de 1999 y que esté fundamentada enlo endógeno y en la sustentabilidad.

6. Hacia un desarrolloendógeno sustentable

La noción de desarrollo endógenosustentable parte de la identificación,apropiación y comprensión de un puntode inflexión histórico del concepto de de-sarrollo. Punto que denota el cambio pa-radigmático y la superación de la dimen-sión positivista del desarrollo, la cualpuede resumirse en las siguientes ca-racterísticas:a. El desarrollo es un proceso lineal y

predecible.b. Está condicionado por la imposición

de valores asociados a un agente quedesarrolla y otro que se asume es elobjeto del desarrollo.

c. Los resultados del desarrollo estáncondicionados y limitados a la rela-ción causa-efecto.

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El poder superar esta forma de en-tender el proceso de desarrollo nos obligaa concebir un proceso de aprendizaje yparticipación del ciudadano que contras-ta con las formas usualmente asociadasa las técnicas de planificación y desarro-llo propias de los procesos centrados enel mejoramiento del desempeño econó-mico medido a través de los agregadosmacroeconómicos.

De este modo, se trata de la búsque-da de mecanismos que permitan descen-tralizar el desarrollo con respecto a lo eco-nómico y formularlo en torno al hombre. Sepostula entonces, una concepción antropo-céntrica del desarrollo, y en consecuencia,se requiere atender el modo como se cons-tituye histórica y culturalmente el sujeto deldesarrollo, en nuestro caso, el venezolanode comienzos del siglo XXI.

Desarrollar es des-arrollar, es de-cir, permitir que lo que está oculto seadesplegado. Pero, ¿qué es lo que se des-pliega cuando se trata del hombre? Si re-conocemos al hombre como una cons-trucción histórico-cultural, entonces loque se despliega no es un objeto previa-mente determinado ni las condiciones opotencialidades de una naturaleza espe-cífica del hombre. En realidad, lo que sedespliega, lo que se desarrolla, son lasposibilidades del quehacer social. Nóteseque en la actualidad el quehacer socialestá limitado a la actividad económica re-legando así, otros aspectos vitales parala sociedad. Superar la auto-legitimaciónde lo económico constituye entonces elprimer paso para establecer una relaciónlibre con la economía y permitir el desplie-gue de posibilidades, es decir, el desarro-llo de la sociedad desde sus propias po-tencialidades y vocaciones.

Ahora bien, ¿Qué significa una re-lación libre con la economía? ¿Por qué esimportante una relación libre con la eco-nomía?

Una relación libre con la economíaimplica la tarea de entender lo económicocomo un resultado de complejas relacio-nes que se dan en la sociedad y no enten-derla como una manifestación indepen-diente y dominante del devenir de la so-ciedad. La necesidad de establecer estarelación libre es incluso más urgente ensociedades como la venezolana, en laque, sus patrones sociales, económicos yculturales son profundamente depen-dientes de otras sociedades, culturas yeconomías.

De este modo, el problema del de-sarrollo definido y asimilado culturalmentecomo el conjunto de pasos para alcanzarlos criterios de actuación económica, noconstituye la premisa fundamental sobrela cual se debe concebir la aproximación aldesarrollo y su planificación. Es precisa-mente lo contrario, se trata de concebir aldesarrollo como una pregunta que interro-ga a la sociedad desde los aspectos máselementales de su funcionamiento hastasu núcleo de identidad colectiva.

Esta problematización debe tenersu origen desde el interior de la misma so-ciedad e involucrar a todos los actores, in-teresados y afectados, sobre una deter-minada forma de definir y alcanzar lo quese considera bueno para esa sociedad.La condición interna hace referencia a lanecesidad de poder descubrir y compren-der aquello que hace posible o imposible,la definición de lo que es común para to-dos a partir del despliegue histórico decómo se ha llegado a ser y cuáles son lasposibilidades que se revelan y aquellas

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que se ocultan. Estas condiciones consti-tuyen un cierto modo de ser cultural, elcual permitirá a la sociedad poder proyec-tar los espacios de intervención para rea-lizar lo que se propone como expectati-vas comunes y en base a lo que puedellegar a ser, sin tener que apelar a la imita-ción de las formas culturales dominantesen otras sociedades y que se imponencomo buenas para todos, tal como loplanteaba el modelo desarrollista de me-diados del siglo XX.

Esta construcción colectiva es lo quedenominaremos quehacer social. Con ma-yor precisión, entendemos por quehacersocial la actividad sistemática a través de lacual el hombre construye significados yhace mundo en reunión con otros. En estesentido, el quehacer social está fundado enla búsqueda de la vida digna y la realizacióndel bienestar público.

La búsqueda de la vida digna supo-ne que existe un conjunto de necesida-des básicas que necesitan estar atendi-das en el proceso de inclusión de todosen ese quehacer social y la construcciónde una identidad colectiva que apuntaleuna ética que se funde sobre los valoresidentificados por la propia sociedad comobuenos. Estos dos últimos aspectos, labúsqueda de la vida digna y la construc-ción de una identidad colectiva, son con-dicionantes del modo como se entiendeel quehacer social y la generación debien-estar colectivo.

A nuestro entender, el conceptofundamental de desarrollo es entoncesformulado en los siguientes términos:

DESARROLLO: DESPLIEGUE DELQUEHACER SOCIAL EN ARMONÍA

CON SU ENTORNO.

Por “entorno” entendemos al espa-cio de relaciones espaciales, materiales,culturales, políticas y económicas endonde el hombre construye sentido co-lectivamente, es decir, donde el hombrehace mundo.

En este contexto, un proceso dedesarrollo orientado al despliegue de laspotencialidades del hombre en su entor-no, es decir, del quehacer social exige:a. La decisión local sobre las opciones

de desarrollo.b. El control local sobre los procesos de

desarrollo.c. La retención de los beneficios del de-

sarrollo en la misma comunidad.Esta forma de entender el desarro-

llo la denominaremos desarrollo endó-geno sustentable. Las implicaciones deestas tres condiciones básicas son dedistinta envergadura e involucran a losactores de la sociedad de forma distintadependiendo de sus fortalezas y respon-sabilidades. Una primera aproximaciónrevela un conjunto de elementos mínimospara cada condición:

1. La Decisión Local sobre lasOpciones de Desarrollo. Parte del des-pliegue de las potencialidades del hom-bre tiene que ver con aquello que se bus-ca desplegar. Es condición del bien-estarhumano la posibilidad de construir elmundo en el cual habita. Esta construc-ción implica decidir el qué hacer y cómohacerlo. Para ello es necesario que elhombre en comunidad pueda:

1.1. Reconocerse como sujeto yobjeto del desarrollo. Colectivamente sepresentan, discuten y deciden sobre lasactividades orientadas a alcanzar las op-ciones de desarrollo y la incidencia positi-va o negativa, de esas opciones de desa-

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rrollo, positiva o negativa, en la comuni-dad y sus miembros.

1.2. Crear y desplegar las opcionesde desarrollo en la comunidad. Apropiar-se de su quehacer social. Se trata deidentificar las mejores prácticas y quienesla realizan en función de hacer suyo elquehacer social.

1.3. Comparar las opciones de de-sarrollo de la comunidad con actividadessimilares o complementarias que ocurranen los ámbitos regional, nacional e inter-nacional.

1.4. Evaluar el impacto de las op-ciones de desarrollo para que el queha-cer social sea cónsono con la cultura de lacomunidad. A partir de los criterios depertinencia social, ambiental, cultural yeconómica de las opciones desde una vi-sión integral de la comunidad.

1.5. Seleccionar las opciones dedesarrollo adecuadas.

2. El Control Local sobre el Desa-rrollo . Supone la articulación de los me-dios apropiados para alcanzar las opcio-nes escogidas en armonía con el queha-cer social de la comunidad. Se esperaque la comunidad pueda:

2.1. Identificar los medios (proce-sos, herramientas, capital social) con loscuales cuenta para alcanzar las opcionesde desarrollo escogidas.

2.2. Identificar los mecanismos deacceso y asimilación para aquellos me-dios con los cuales no se cuenta en la co-munidad.

2.3. Articular los medios en funciónde garantizar la continuidad del quehacersocial.

2.4. Ejecutar la opción.2.5.Hacerseguimientode losplanes.

3. La Retención de los Benefi-cios del Desarrollo en la Comunidad.Debe entenderse que los beneficios deldesarrollo no se limitan a los objetos deintercambio en el mercado de bienes ma-teriales, se pretende que algunos de losbeneficios de las opciones se reproduz-can en ventajas para seguir desplegandolas actividades consideradas claves parael sostenimiento y mejoramiento de lasopciones de desarrollo de la comunidad.Así, la comunidad debe ser capaz de:

3.1. Evaluar los resultados de lasopciones de desarrollo ejecutada en losdistintos ámbitos del quehacer social.

3.2. Determinar los requerimientosnecesarios para la continuidad de las op-ciones de desarrollo y la mejoría en suejecución.

3.3. Identificar los beneficios direc-tos e indirectos de la actividad en elquehacer social de la comunidad.

3.4. Reforzar aquellas otras activi-dades que promueven la opción de desa-rrollo como viable, deseable y sustenta-ble en la comunidad.

7. El sentido político delDesarrollo Endógeno en elpresente

En la identificación de las tareasque son necesarias para garantizar lacondición endógena del desarrollo, sehace evidente la importancia de la diná-mica entre ciudadanos, territorio y Estadoque apunta hacia una dirección opuesta alas formas de relación entre estos trescomponentes que se dan en el marco deldesarrollo económico, estos son conside-rados solamente desde su contribución a

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la actividad económica dentro de un or-den regido por el mercado.

En la propuesta de un desarrollogenerado desde dentro se vuelve a plan-tear la separación entre un adentro y unafuera que fue abolido por los procesosde integración multinacional guiados porla apertura de mercados y la ruptura delas barreras comerciales nacionales. Eneste sentido, el desarrollo endógeno ini-cia un tránsito de carácter nacionalista o,mejor dicho, una propuesta de ejerciciosoberano sobre el territorio que plantea,no sólo interrogantes sobre las formas deconcebir ese ejercicio, sino incluso, ponesobre la mesa de discusión la pertinenciade la soberanía en un mundo cada vezmás entendido como un enorme mercadoglobal con rezagados en los países queaún propician accesos diferenciados yselectivos al mercado.

Siendo este el caso, el desarrolloendógeno sustentable aparece no sólocomo una respuesta a la recurrente pre-gunta acerca del modo de alcanzar el de-sarrollo. Se propone más bien como unconcepto auxiliar para volverse a plantearpreguntas fundamentales vinculadas almodo como los miembros de una socie-dad hacen uso de sus potencialidades yvocaciones en afinidad con lo acordadoen los espacios de concertación que seconstruyen con la participación del Esta-do. Este último, entendido como el instru-mento que la sociedad constituye paragarantizar el reconocimiento de los otrospor parte de todos.

La vinculación entre ciudadanía,territorio y Estado es entonces replantea-da. No se trata de una vinculación abs-tracta fundada en el mercado, sino de unaasociada con las peculiaridades de un

determinado territorio y la configuraciónque de él se hace a partir de los modoscomo los ciudadanos asumen su vida, suquehacer social, en ese territorio; con elEstado como garante de los espacios deconcertación necesarios para el procesode desarrollo.

La vinculación entre ciudadanía, te-rritorio y Estado en el desarrollo endógenosustentable se puede concebir comoconstituida por distintas capas que se defi-nen en función de un modelo básico de so-ciedad. Estas capas las denominaremoscomo: capa productiva derivada delquehacer relacionado con la generaciónde bienes materiales; capa innovadora-e-ducativa la derivada del quehacer propiode la generación de conocimiento y latransmisión de saberes; capa social deri-vada del quehacer relacionado con la de-pendencia entre los miembros de la socie-dad; y capa institucional derivada de la ne-cesaria sistematización de algunas rela-ciones entre los miembros de la sociedad.

Todas estas capas están definidascomo redes en las cuales se intercambianpermanentemente información, necesida-des, problemas, propuestas y soluciones.Alimentando todo este circuito de redes seva develando y desplegando la cultura quetrasciende a las distintas capas y que per-mite el desarrollo. La cultura se atisba enlas distintas tareas identificadas para eldesarrollo endógeno como aquello queimpulsa y posibilita los procesos de apro-piación de beneficios, tecnologías, avan-ces, amenazas y fortalezas con los cualesla sociedad asume como propio la consti-tución de su porvenir.

El aspecto más resaltante del de-sarrollo endógeno sustentable es preci-samente su constitución como condición

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de posibilidad para impulsar procesos detransición hacia una sociedad orientadapor la comprensión de su propio queha-cer; la puesta en cuestionamiento delmodo cómo ha alcanzado la situación enla cual se encuentra actualmente; y lasposibilidades que esa situación comportapara el florecimiento de las capacidadeshumanas de sus miembros.

Es precisamente desde la revisiónde los fundamentos sobre los cuales unasociedad se intenta re-pensar a sí misma,que la endogeneidad se convierte en mo-tor de nuevos procesos de definición delbienestar para la sociedad. En este senti-do, trasciende a la dicotomía: “globaliza-ción” vs. “localismo” y se busca la defini-ción de un ámbito de cómo pensar unasociedad justa desde la reconstrucciónhistórica de sus propias raíces y el reco-nocimiento de su quehacer social y cuan-to de ello se corresponde con el espaciogeográfico donde ocurre ese quehacer.

La reconstrucción histórica de lasociedad, en el caso particular de socie-dades periféricas o marginales al discur-so modernizador dominante hasta el pre-sente, implica una apropiación de la cul-tura que se formula desde las propiaspreguntas constitutivas de la identidadcolectiva. En este sentido, es precisa-mente la promoción y existencia de pro-cesos de aprendizaje e incremento de lascapacidades críticas de los miembros dela sociedad a través de los cuales se vadestilando el proceso de reconocimientode humanidad de todos y de la posibilidadde establecer diferencias que no impli-quen procesos de exclusión social, políti-ca y económica.

8. Sentido de una ODRa principios del siglo XXI

Dado todo lo anterior se entiendeque una ODR debe definirse en términosde una concepción de desarrollo que su-pere la visión tecno-economicista y lospatrones culturales de dependencia he-redados del industrialismo y posibilite latransformación hacia formas organiza-cionales que superen los complejos me-canismos clientelares de distribución delos recursos del Estado. Se trataría así deuna organización dirigida a la promocióndel despliegue del quehacer social me-diante procesos de apropiación de las co-munidades con su historia y su identidaden la toma de decisiones locales sobre eltipo de quehacer que revele más propia-mente su cultura, en el control de esa rea-lización y en la retención de los beneficiosque se generen. Todo ello en función deprocurar una ciudadanía que posibilite larefundación de la República en términosde una sociedad democrática participati-va y protagónica, pluricultural y multiétni-ca en la que se desarrolle la persona através de la educación y el trabajo.

La ODR deberá promover meca-nismos de rescate y apoderamiento delos saberes que la comunidad consideremás propios y que revelan su modo dehacer sentido de su quehacer social, locual no implica cerrarse a otros saberes.Al contrario, se trata de asumir que cual-quier otro saber (e.g. el conocimientocientífico) será llamado desde la proble-mática propia de la cultura y no como unsaber apodíctico que revela una verdadincuestionable. Es importante tambiéndestacar que este saber local no debe

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concebirse de manera tal que pueda ce-rrarse en sí mismo, sino que él debe en-tenderse como uno que es, en una culturaque tiene dimensiones trascendentaleshacia lo nacional y lo universal. Por ejem-plo, en el caso de una ODR andina vene-zolana, ésta debe procurar generar ycompilar conocimientos que potencie lascapacidades de despliegue de la culturaandina venezolana dentro de un marcoglobal más amplio que la sitúe como unespacio de la cultura venezolana, de lacultura andina sudamericana, de la cultu-ra latinoamericana y de la cultura univer-sal.

La promoción del saber local exigela dimensión participativa y protagónicadel ciudadano en el proceso de planifica-ción que debe posibilitar y promover laparticipación y el protagonismo tanto delos niveles estadales y municipales delEstado como de las comunidades direc-tamente. Se trata de una participaciónque no debe entenderse en los términosde mercado. Es decir, la participación nodebe ser en términos de influenciar lasdecisiones de acuerdo a mis intereses in-dividuales. La participación debe buscarla realización de la sociedad pluriculturaly multiétnica a través del despliegue de lacultura local -o las culturas locales- propiade la región.

Finalmente, la ODR debe procurarredefinir la relación entre Estado y socie-dad de manera tal que el Estado cumplasu función de “encarnación” de lo público.Ello debe hacerlo por dos razones: unateórica y otra histórica. La razón teóricaresponde a la redefinición del conceptode desarrollo que estamos manejando yque supone que el Estado no debe enten-derse exclusivamente como el árbitro que

regula el mercado sino que debe buscarla promoción de lo endógeno. Por otraparte, la razón histórica a la que quere-mos llamar la atención responde a quedebido al fracaso del proyecto moderni-zador venezolano se desvirtuaron las re-laciones entre el Estado y la sociedad yse crearon estructuras clientelistas queimpidieron que el primero hiciera una jus-ta distribución de los bienes públicos, esnecesario que desde la ODR se procurela transformación del Estado en funciónde lograr fortalecer las relaciones entreuno y otro y así posibilitar que el Estadorealice las funciones que en justicia le co-rresponden.

Si las ODR han vuelto al discursopolítico no ha sido por su pertinencia comoorganizaciones que pueden potenciar eldesarrollo tecno-económico sino comoagentes que pueden promover el desplie-gue de la cultura regional en función de lonacional y de lo universal. Desarrollo queno debe entenderse como la promociónde productos folclóricos de compra y ven-ta, sino como el proceso de creación y re-creación de lo público, del bien común, delo que nos identifica como comunidad ycomo pueblo. Se trata de un ejercicio ciu-dadano en función de re-crearnos comovenezolanos desde la recreación de nues-tra cultura regional para que desde allí par-ticipemos en la cultura universal superan-do las antípodas del desarrollo industrial yla globalización.

9. A modo de conclusión

La aparición en el discurso actualdel concepto Desarrollo Endógeno Sus-tentable puede significar el surgimientode nuevos espacios de discurso y cons-

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trucción social de la realidad que apuntenhacía la promoción de formas alternas deentender el desempeño de la sociedadoccidental, y en general del mundo, des-de una perspectiva más incluyente a par-tir no sólo del reconocimiento de la auto-nomía y la libertad sino de, quizás, ele-mentos más modestos pero más eviden-tes como lo son la dependencia entre loshombres y el rápido agotamiento de losrecursos que le permiten hacer hogar enel planeta tierra.

Esto supone que la aparición de for-mas institucionales destinadas al Desa-rrollo Endógeno Sustentable se encuen-tran destinadas a la reconstrucción de for-mas sociales, culturales, políticas y eco-nómicas que superen las formas históri-cas derivadas del Estado liberal y que hansido puestas al servicio del proceso de ho-mogeneización y globalización económicacomo única fuente de legitimación. Las im-plicaciones para el ordenamiento de unEstado más eficiente pero más compro-metido en su misión de propiciar el bienes-tar para todos y la reconstitución del entra-mado ciudadano e institucional que permi-ta una participación crítica y, en esa mis-ma medida, co-responsable constituyensólo algunos de los elementos que seránnecesarios atender para trascender delusual discurso tecnológico que haciendouso de palabras de moda sigue imponien-do la racionalidad tecnológica y totalitariade la eficiencia y productividad, incluso porencima del hombre.

Esta aproximación conceptual abreel proceso de debate tan necesario parapoder definir desde dentro de la sociedadvenezolana lo que entendemos por el des-pliegue de las posibilidades del quehacersocial en armonía con el entorno.

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