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CarmenSan Juan del Puerto, 2016 Año VII - Nº 7

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Editorial

Edita: Asociación Virgen del Carmen y Parroquia de San Juan Bautista.

Redactores/Colaboradores: Victoriano Solís García, José Arturo Domínguez Asensio, Juan Bautista Cartes Pérez, Juan Manuel Moreno Orta, Manuel e Isidro Cruz Prieto, Juan Bautista Quintero Cartes, Antonio Manuel Quintero Rebollo.

Fotografías: Esteban Romero Cartes, Juan Antonio Ruiz Rodríguez, Manuel Jesús Ca-rrasco Terriza, Miguel Barragán Hernández, Antonio Manuel Quintero Rebollo, Manuel Jesús Cartes Barroso.

Deposito Legal: H-221-2010

Imprime: Imprenta Beltrán, s.l.San Juan del Puerto.

Revista anunciadora de los cultos de nuestra Patrona. Año 2016. Año VII, nº 7

La fiesta de nuestra Madre vuelve a convocar a los sanjuaneros. El 16 de julio es la cita anual con ese amor antiguo y nuevo, ensamblado en la identidad de nuestro pueblo. Tras las fiestas de San Juan Bautista, los cultos preparatorios en honor de nuestra Patrona y la celebración de su fiesta tienen la connotación de una irrupción en el inicio del verano, como un parón en el comienzo del descanso estival. En ese día hasta se interrumpen las vacaciones en algunos casos para ser fieles a una cita que expresa la devoción mariana de San Juan del Puerto.

Ni el calor, ni la distancia, ni otros condicionantes pueden hacer soslayar la tradición de una tarde esplendorosa, de unas luces que se van perdiendo en lo más alto del estío aún, —cuando comienza a decaer—y la noche se ilumina con el resplandor de la ráfaga de la Virgen, que sonríe y mira con ojos de misericordia a los habitantes de este valle del Tinto y les presenta a su Hijo, el “rostro de la misericordia del Padre”.

Esta revista quiere ahora contribuir a aventar los rescoldos de una luz, —los destellos de la Estrella del Mar, de la Flor fragante del Carmelo, la Florida Vid sagrada, de la Madre de Misericordia—, que un día trajeron los carmelitas para quedarse ya siempre entre nosotros: nuestra Madre, nuestra Patrona, la Madre de Dios del Carmelo. Mirarla a Ella en nuestra historia (cinco siglos de devoción que se cumplirán en 2029), mirarla hoy y en nuestro futuro no es otra cosa que poner en nuestras vidas a Jesús, el fruto bendito de su vientre. A Jesús se va y se viene por María.

Índice- Editorial ....................................................... 2- La Virgen y la Misericordia ......................... 3- El testamento de la Cruz .............................. 4- La Madre de la Misericordia y el Año Jubilar según el papa Francisco ................................. 6- Testimonios de algunos santos sobre el Esca-pulario del Carmen ......................................... 7- La capilla de la Virgen del Carmen en el con-vento de su orden en San Juan del Puerto .... 10- La decoración pictórica de la capilla Sacra-mental y de Ntra. Sra. del Carmen de San Juan del Puerto ..................................................... 12- El cetro de la Virgen del Carmen ............... 14- Noticias carmelitanas locales ..................... 18- Convocatoria de cultos .............................. 22

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Desde tu Parroquia

La próxima fiesta de nuestra Patrona me da la oportunidad de hacer una reflexión sobre María y la misericordia. El Año Jubilar que está viviendo la Iglesia nos está permi-tiendo, como quería el Papa, reflexio-nar sobre la misericordia de Dios y sobre las obras de misericordia. Todo en María, como dice el papa Francisco, “fue plasmado por la presencia de la misericordia hecha carne” (Misericordiae Vultus, 24). Por eso la Virgen, como en tantas cosas, es mode-lo también de haber recibido la misericordia divina y haber ejercido la misericordia con sus semejantes. Como decía San Juan Pablo II, el amor misericordioso de Dios “no cesa de revelarse en la historia de la Iglesia y de la humanidad. Tal revelación es especialmente fructuosa, porque se funda, por parte de la Madre de Dios, sobre el tacto singular de su corazón materno, sobre su sensibilidad particu-lar, sobre su especial aptitud para llegar a todos aquellos que aceptan más fácilmente el amor misericordioso de parte de una madre. Es éste uno de los misterios más grandes y vivificantes del cristianismo, tan íntimamente vinculado con el misterio de la encarnación” (Dives in misericordia, 9).

María, que

es Madre, y que es nuestro modelo, nos enseña a tener “entrañas de mise-ricordia ante toda miseria humana”. Es el espejo, una vez más, de nues-tra Iglesia para ejercer esa mater-nidad que tantas personas esperan: una maternidad tierna, una mater-nidad que cura las

heridas del combate de la vida, como si fuera “un hospital de campaña”, una maternidad que acoge, una ma-ternidad que ofrece el alimento para la vida del mundo: la Eucaristía, la Penitencia y los demás sacramentos.

Ojalá nuestra devoción a la Santí-

sima Virgen del Carmen, expresión del amor de nuestro pueblo a María, trascienda lo festivo, -que está más que justificado por ser la fiesta de la Madre que reúne a sus hijos-, para ahon-dar en un culto “en espíritu y verdad”, que se traduce en las obras de misericordia. Así lo pido a nuestra Patrona:

Virgen del Monte Carmelo, Madre de

San Juan del Puerto, “Madre de Misericordia y de varón preservada” (Madre y Virgen), mira con compasión a este pueblo que pone en ti su confianza. Dale la ternura de tu mirada, dale a tu Hijo. Que sepamos ver en Él el rostro de Dios, para que aprendamos a descubrirlo en el rostro de nuestros hermanos. ¡Muestra que eres Madre!

Victoriano Solís García.Párroco.

LA VIRGEN Y LA MISERICORDIA

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La Virgen en la Sagrada EscrituraEL TESTAMENTO DE LA CRUZ

Las palabras de Cristo moribundo son consideradas en la encíclica Redemptoris mater como el testamento de la cruz1. Dichas palabras contiene, en primer lugar, una misión que Jesús encomienda a María: la de ser madre del discípu-lo, es decir, de todos los discípulos representados en el discípulo amado presente al pie de la cruz. No es, pues, la Iglesia quien constituye a María en madre suya, sino la palabra eficaz de Cristo que instaura en María una nueva maternidad. Repáre-se, por otra parte, en que la proclamación de esta maternidad tiene lugar como parte de la obra re-dentora de Cristo. Así se infiere del versículo 28, que sigue inmediatamente a dicha proclamación: “Después de esto, sabiendo Jesús que todo estaba consumado...” El todo de su obra redentora quedó consumado después de esto, o sea, tras proclamar a María madre del discípulo y encargar a éste su acogida filial. Ahora bien, como la obra redentora de Cristo tiene un alcance universal, ha de darse idéntico alcance a la nueva maternidad de María. Su maternidad está, pues, destinada a abarcar a todo hombre: “Con la muerte redentora de su hijo, la mediación materna de la esclava del Señor alcanzó una dimensión universal, porque la obra de la re-dención abarca a todos los hombres”2.

“ C r i s t o n o s amó y se entregó por nosotros” (Ef 5, 2); más aún, “me amó y se entregó por mí” (Gál 2, 20). cuando Jesús dicta su testamento, nos está ofreciendo al Padre su vida por la humanidad en abs-tracto, sino por cada persona en concreto. La maternidad que él encomienda a María tiene, por ello, como beneficiarios a todos y

a cada uno en particular. El papa Juan Pablo II ha acentuado significativamente esta dimensión personal de la maternidad de María: “La madre de Cristo, encontrándose en el campo directo de este misterio que abarca al hombre –a cada uno y a todos–, es entregada al hombre –a cada uno y a todos– como madre”3. Idéntica conclusión infiere el Pontífice a a partir de la analogía entre esta maternidad de María en el orden de la gracia y la maternidad natural: “Es esencial a la maternidad la referencia a la persona. La maternidad determi-na siempre una relación única e irrepetible entre dos personas: la de la madre con el hijo y la del hijo con la madre. Aún cuando una misma mujer sea madre de muchos hijos, su relación personal con cada uno de ellos caracteriza la maternidad en su misma esencia”4. En una palabra, “la ma-ternidad de María, que se convierte en herencia del hombre, es un don: un don que Cristo mismo hace personalmente a cada hombre”.

La maternidad de María respecto de no-sotros es una maternidad espiritual. Cristo nos

la dio como madre en el momento en que, “inclinando la cabeza, entregó el espíritu” (Jn 19, 30). La expresión es deliberadamente ambigua: se refiere a la expiración de Jesús, pero vista como pre-ludio del don del Es-píritu. La misma idea se sugiere de forma simbólica en la escena de la lanzada (Jn 19, 31-37). Del costado de Cristo brotó sangre y agua. El hecho fisio-lógico es revelador de una realidad más pro-funda: en el episodio de la lanzada se cum-ple el anuncio hecho pro Jesús el día de los tabernáculos (cf. Jn 7,

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Notas:1 Redemptoris mater, 232 Ib, 40.3 Ib, 23.4 Ib, 45.5 Ib, 44.6 Ib, 45.7 Homilía en el santuario de Nuestra Señora de Bonaria, en Cagliari (24 de abril de 1970), en “Ecclesia” 1849

(1970) 585.8 Redemptoris mater, 45.9 Cf. Marialis cultus, 35.10 Redemptoris mater, 46.11 Ib, 2112 Cf. Documentos de Puebla, n. 290.

38). Los ríos de agua viva que habían de manar del pecho de Jesús son el agua que brotó de su costado en la cruz, es decir, el Espíritu Santo que Cristo derrama sin medida. Juan ha anticipado al momento del Calvario la donación pentecostal del Espíritu. La presencia maternal de María al pie de la cruz (Jn 19, 25) y en el cenáculo, en medio de los discípulos, a la espera del Espíritu (He 1, 14) desvela así su sentido: “Es una maternidad en el orden de la gracia, porque implora el don del Espíritu que suscita los nuevos hijos de Dios, redimidos mediante el sacrificio de Cristo: aquel Espíritu que, junto con la Iglesia, María ha recibido también el día de pentecostés”5. María concibió a Jesús por obra del Espíritu Santo. Y la Iglesia recibe la vida por el don del Espíritu Santo impetrado por la intercesión maternal de María. En el nacimiento de Cristo y en el de la Iglesia los protagonistas son los mismos: el Es-píritu Santo y María.

Un testamento para que se haga efectivo, tiene que ser aceptado. “El redentor confía María a Juan en la medida en que confía Juan a María”6. El cristiano tiene que acoger a María entre “sus cosas propias”, como elemento esencial que con-figura su vida de discipulado. en la vida cristiana, María es esencial e irreemplazable. éste es el sentido de la afirmación, ya citada, de Pablo VI: “Si queremos ser cristianos, debemos ser maria-nos”7. La acogida de María, su introducción en el espacio de la vida interior del cristiano, reviste la forma de entrega filial a María como respuesta a su amor maternal. De este modo, con la acogida de María por el discípulo al pie de la cruz “co-mienza aquella especial entrega del hombre a la madre de Cristo de Cristo, que en la historia de la

Iglesia se ha ejercido y expresado posteriormente de modos diversos”8.

María nos ha sido entregada como madre. Obviamente, no lo es en el sentido biológico de la expresión. Pero éste no representa ni mucho menos la única dimensión de la maternidad. Ser madre o padre quiere decir también ser modelo de vida, ejemplo a imitar por parte de los hijos. Y en esto consiste esencialmente nuestra entrega filial a María: en asumir su estilo evangélico de vida, reproduciendo en nosotros las que fueron sus actitudes esenciales: la adhesión total y responsable a la voluntad divina, la acogida y observancia de la palabra de Dios, su caridad y espíritu de servicio9.

No somos nosotros quienes hacemos de María nuestra madre. Es Cristo redentor quien nos la da. La maternidad de María respecto de nosotros tiene, pues, su comienzo en Cristo; más aún, “se puede decir que definitivamente se orien-ta a él”10. María es una permanente referencia a Cristo: “Haced lo que él os diga” (Jn 2, 5). Estas palabras –las últimas que los evangelios nos han transmitido de María –son como el “testamento” de la Virgen. Con ellas “la madre de Cristo se presenta ante los hombre como portavoz de la voluntad del hijo”11. María no tiene para nosotros otra palabra que ésta: Haced lo que él os diga. La voz materna que sonó en Caná sigue repitiendo el mismo mensaje, la misma invitación a seguir a Cristo resueltamente y con todas las conse-cuencias. María es la pedagoga del evangelio12.

José Arturo Domínguez Asensio

La Virgen en la Sagrada Escritura

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MagisterioLA MADRE DE LA MISERICORDIA Y EL AÑO JUBILAR

SEGÚN EL PAPA FRANCISCO

“El pensamiento se dirige ahora a la Madre de la Misericordia. La dulzura de su mirada nos acompañe en este Año Santo, para que todos podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios. Ninguno como María ha conocido la profundidad del misterio de Dios hecho hombre. Todo en su vida fue plasmado por la presencia de la misericordia hecha carne. La Madre del Crucificado Resucitado entró en el santuario de la misericordia divina porque participó íntimamente en el misterio de su amor.

Elegida para ser la Madre del Hijo de Dios, María estuvo preparada desde siempre por el amor del Padre para ser Arca de la Alianza entre Dios y los hombres. Custodió en su corazón la divina misericordia en per-fecta sintonía con su Hijo Jesús. Su canto de alabanza, en el umbral de la casa de Isabel, estuvo dedicado a la misericordia que se extiende «de generación en generación» (Lc 1,50). También nosotros estábamos presentes en aquellas palabras proféticas de la Virgen María. Esto nos servirá de conso-

lación y de apoyo mientras atravesaremos la Puerta Santa para experimentar los frutos de la misericordia divina.

Al pie de la cruz, María junto con Juan, el discípulo del amor, es testigo de las palabras de perdón que salen de la boca de Jesús. El perdón supremo ofrecido a quien lo ha crucificado nos muestra hasta dónde puede llegar la misericordia de Dios. María atestigua que la misericordia del Hijo de Dios no conoce límites y alcanza a todos sin excluir a ninguno. Dirijamos a ella la antigua y siempre nueva oración del Salve Regina, para que nunca se canse de volver a nosotros sus ojos misericordiosos y nos haga dignos de contemplar el rostro de la misericordia, su Hijo Jesús” (Misericordiae Vultus, 24).

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TESTIMONIOS DE ALGUNOS SANTOSSOBRE EL ESCAPULARIO DEL CARMEN

SAN JUAN DE LA CRUZ “Pregunto porque me vino a la memoria qué be-neficio tan grande es el que hace Nuestra Señora a los religiosos de su orden que han llevado su hábito y han hecho lo que pide ese privilegio”. SANTA TERESA DE JESÚS “Sólo puedo confiar en la misericordia del Se-ñor… y en los merecimientos de su Hijo y la Santísima Virgen María, su Madre, cuyo hábito indignamente traigo y vos traéis”. SAN BUENAVENTURA “Desahoguen el pecho frente a la Virgen del Carmen los pecadores empedernidos: revístanse de su santo escapulario y ella los conducirá al puerto de la conversión. Hónrenla con el uso del escapulario y demás obligaciones u obsequios de la cofradía”. SAN CLAUDIO DE COLOMBIERE «Yo quería saber si María en realidad se había interesado en mí, y en el escapulario Ella me ha dado la seguridad más palpable. Sólo necesito abrir mis ojos, Ella ha otorgado su protección a este escapulario: ‘Quien muera vestido en él no sufrirá el fuego eterno’.»

SAN PÍO X “El escapulario no es más que un símbolo de otro interior que nosotros mismos debemos tra-bajar por vestir en nuestro espíritu… El santo escapulario contribuye a fomentar la devoción de los fieles y a excitar en ellos propósitos de vida más santa… No hay devoción que haya sido aprobada por el cielo con tan estupendos y milagrosos prodigios” BEATO PABLO VI «Creemos que entre estas formas de piedad mariana deben contarse expresamente el Rosa-rio y el uso devoto del ESCAPULARIO DEL CARMEN». Y añade tomando las afirmaciones de Pío XII: «Esta última práctica, por su misma sencillez y adaptación a cualquier mentalidad, ha conseguido amplia difusión entre los fieles con inmenso fruto espiritual». El 2 de febrero de 1965, escribió a su legado en el Congreso Mariano de Santo Domingo: “Entre las devociones a María que recomendaba el Vaticano II creemos se han de contar rosario mariano y el uso devoto del escapulario del Car-men. Este mismo escapulario solía adornar el noble pecho de los héroes de América Latina, forma de devoción que por su misma sencillez, acomodada a todos los entendimientos, adquirió amplia difusión entre los fieles, con gran fruto espiritual”

Devoción

Escapulario de Ntra. Sra. del Carmen. San Juan del Puerto, S. XIX.

Escapulario de Ntra. Sra. del Carmen. San Juan del Puerto, S. XIX.

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Devoción

El mismo papa, el 29 de mayo de 1965, dijo: “Debéis seguir siendo vivo testimonio del espí-ritu mariano y fomentar entre otras devociones la del escapulario, tan excelsamente encomiado y recomendado por nuestros predecesores”

SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER “Lleva sobre tu pecho el santo escapulario del Carmen. —Pocas devociones —hay muchas y muy buenas devociones marianas— tienen tanto arraigo entre los fieles, y tantas bendiciones de los Pontífices” (Camino, 500). SAN JUAN PABLO II *“Es el escapulario del Carmen, medio de afi-liación a la Orden del Carmen para participar en sus beneficios espirituales, y vehículos de tierna y filial devoción mariana. Por medio del esca-pulario, los devotos de la Virgen del Carmen expresan la voluntad de plasmar su existencia según los ejemplos de María- la Madre, la Pa-trona, la Hermana, la Virgen-, acogiendo con corazón puro la Palabra de Dios y dedicándose al servicio generoso de los hermanos” *“La Virgen del Carmen, Madre del santo esca-pulario, nos habla de este cuidado materno, de esta preocupación suya para vestirnos. Vestirnos en sentido espiritual. Vestirnos con la gracia de Dios, y ayudarnos a llevar siempre blanco este vestido. Sabemos que durante la celebración del santo Bautismo, cada uno de nosotros, como los primeros catecúmenos, recibe un vestido blanco, símbolo del vestido espiritual con el que es ves-tida nuestra alma, nuestro espíritu: el vestido de la gracia santificante. Yo os deseo que encontréis siempre a la Madre del Monte Carmelo, patrona

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de vuestra parro-quia, preocupada por cada uno de vosotros, especial-mente por los jóve-nes. Y alguna vez preocupados tam-bién vosotros de que este vestido es-piritual sea aún más hermoso, de que no se ensucie ni tenga que ser reparado”… *“También yo reci-bí el escapulario de la Virgen del Car-men, creo que cuan-do tenía diez años, y aún lo llevo…. Se iba a los carme-litas (de Wadowice) también para las confesiones. De ese modo, tanto en la iglesia parroquial como en la del Car-

men se formó mi devoción mariana durante los años de la infancia y de la adolescencia hasta la superación del examen final” (Don y Misterio). *“Quien se reviste del escapulario se introduce en la tierra del Carmelo, para “comer sus frutos y sus productos” (cf. Jr 2,7), y experimenta la presencia dulce y materna de María en su com-promiso diario a revestirse interiormente de Je-sucristo y de manifestarlo vivo en sí para el bien de la Iglesia y de toda la humanidad.” (Carta del 750 aniversario del Escapulario). *“Así pues, son dos las verdades evocadas en el signo del escapulario: por una parte, la protec-ción continua de la Virgen Santísima, no sólo a lo largo del camino de la vida, sino también en el momento del paso hacia la plenitud de la gloria eterna; y por otra, la certeza de que la devoción a ella no puede limitarse a oraciones y homenajes en su honor en algunas circunstancias, sino que debe constituir un “hábito”, es decir, una orien-

tación permanente de la conducta cristiana, im-pregnada de oración y de vida interior, mediante la práctica frecuente de los sacramentos y la prác-tica concreta de las obras de misericordia espiri-tuales y corporales. De este modo, el escapulario se convierte en signo de “alianza” y de comunión recíproca entre María y los fieles, pues traduce de manera concreta la entrega que en la cruz Jesús hizo de su madre a Juan, y en él a todos nosotros, y la entrega del apóstol predilecto y de nosotros a ella, constituida nuestra madre espiritual (Carta del 750 aniversario del Escapulario). *“¡También yo llevo sobre mi corazón, desde hace tanto tiempo, el Escapulario del Carmen! Por ello, pido a la Virgen del Carmen que nos ayude a todos los religiosos y las religiosas del Carmelo y a los piadosos fieles que la veneran filialmente, para crecer en su amor e irradiar en el mundo la presencia de esta Mujer del silencio y de la ora-ción, invocada como Madre de la misericordia, Madre de la esperanza y de la gracia”(Carta del 750 aniversario del Escapulario).

Devoción

Relicario del escapulario de San Juan Pablo II. San Juan del Puerto, 2012.

Escapulario de San Juan Pablo II. San Juan del Puerto, detalle del relicario, 2012.

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LA CAPILLA DE LA VIRGEN DEL CARMEN EN ELCONVENTO DE SU ORDEN EN SAN JUAN DEL PUERTO

Era ló-gico que en los trescientos años de presencia carmelita en San Juan, los frailes de la or-den y el pueblo devoto levanta-ran capilla a su venerada titu-lar. Más cuan-do asentada la fundación que data de 1529 la comunidad adquiría poco a poco varias ca-sas de morada de particulares con el propósi-to de ampliar el estrecho espa-cio de la ermita de la Concep-ción y la casa primitiva ado-sada que servía de convento en la que se denominó Plaza del Monasterio, hoy de España.

En 1623, tras varias ampliaciones pequeñas anteriores, con el propósito de atender con más precisión el culto divino y cumplir con satisfacción las reglas primiti-vas de la orden, los carmelitas solicitan del P. Provincial levantar en el terreno adquiri-do un templo más amplio, una casa claustral con las dependencias necesarias para una comunidad de quince miembros y dar vida a una huerta en la parte trasera, junto a la

marisma, para el uso y disfrute de los inquili-nos.

D i e -go Rodríguez de Beas fue el maestro de obras que junto a varios oficia-les y albañiles dieron vida al cenobio, cuya iglesia y su es-padaña sobre-salían sobre el blanco caserío marismeño.

La igle-sia se levantó de una nave alargada y alta, cubierta en su artesonado de madera. Algo más sobresa-liente en altura

la capilla mayor, en donde la comunidad celebraría sus cultos diarios, y en donde la influyente familia Dávila había reservado en sus cimientos su última morada terrenal.

Lo mismo hicieron otras familias para sí y los suyos, y las cofradías radicadas en el templo conventual: El Carmen, la So-ledad, la Concepción...

A la imagen de la Virgen del Carmen, de candelero para vestir, y a sus cofrades, se les ofreció en el lado derecho la opción

Historia

Carta de Profesión de Fray Juan de Segura, 1671. La orla puede estar inspirada en uno de los retablos de la iglesia del convento.

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Historiade un espacio para trasladar su retablo -de espaldas al claustro mona-cal-, por donde se abría la bó-veda de ente-rramiento ge-neral, mientras que delante del altar donde se ubicó a la Se-ñora se hizo lo mismo con nueva bóve-da y sepultura para la familia que solicitara, previo pago y licencia, ser patrona de la citada capi-lla. Caso que ocurrió con otras capillas y familias de la población, que al tiempo de pedir lugar sagrado para sus restos, no escatimaban en ostentar laudas sepulcrales, escudos del linaje, etc., a cam-bio del culto y mantenimiento de la imagen titular, que como vemos todavía por estos años del XVII no presidía la capilla mayor al ser la de Ntra. Sra. de la Concepción la titular de la misma.

Muchos fueron los cultos, novenas, misas y funciones a la Virgen del escapu-lario.

Muchos los oradores sagrados, espe-cialmente de la comunidad, y los que reca-laban por el convento para ser testigos de la vida virtuosa de sus religiosos padres y her-

manos de ob-servancia, los que pondera-ron en el tiem-po las virtudes de María Stma. que a hombros de devotos cofrades era sacada proce-s i o n a lmen te por las calles sanjuaneras a finales de ve-rano tras las árduas faenas de recolección de granos, con paradas ante las casas de mayordomos y enfermos que suplicaban a la Madre de Dios alivio para sus males.

La capi-lla, retablo, cultos y dedicación a la Virgen pasó por diversas manos, siendo la mis-ma comunidad la que salía al paso pese a su precaria economía, y la que restaura la iglesia tras el terremoto, la francesada, etc. hasta la llegada forzada de aquella ley ne-fasta que disolvió la comunidad, enajenó el templo y convento, acordándose en fechas tan negativas para el culto que la imagen de la Stma. Virgen pasase a lugar seguro, y en San Juan por esa época, olvidadas y caídas las ermitas, no había otro que el templo pa-rroquial de San Juan Bautista, donde la ima-gen encontró acomodo.

Juan Bautista Cartes Pérez

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ArteLA DECORACIÓN PICTÓRICA DE LA CAPILLA

SACRAMENTAL Y DE NTRA. SRA. DEL CARMENDE SAN JUAN DEL PUERTO

La Capilla, de la parroquial sanjua-nera, ubicada en el lado de la Epístola en dónde se venera a la Santísima Virgen del Monte Carmelo y se halla la Reserva Eu-carística tiene una interesante decoración pictórica en sus paramentos y bóveda.

Conocemos quienes fueron los au-tores de la restauración de esas pinturas en 1930 y la donante de la misma (véase el magnífico artículo de Juan Bautista Quinte-ro Cartes a este respecto de la revista de las fiestas sanjuaneras de 2009). En dicho texto se dice que fueron Nicolás Rebollo y su hijo quienes en 1930 “reparó y pintó” aquella decoración1. Pero ¿quién sería el decorador inicial del sagrado recinto? Desde finales del XIX y bien entrado el XX se conoce en Huelva y en algunas otras poblaciones pintores – decoradores, es decir que no eran “de brocha gorda”, y que se dedicaban a pintar las paredes de casas que se construían o bien, que se remozaban y se decoraban al gusto imperante.

Creemos que el autor o autores de esta obra se dedicaría a la decoración pictórica de paramentos. Él, cuando recibe el encargo de pintar la capilla, lo hace con el estilo ar-

tístico imperante en el momento, que no es otro que el Modernismo. Este estilo surge a finales del XIX y trataba de romper con los movimientos estéticos anteriores. Su prin-cipal fuente de inspiración es la naturaleza, de ahí que las formas sinuosas inspiradas en vegetales y en la arboleda sean muy habi-tuales. Estos autores pensaban que el arte debía impregnarlo todo, hasta los elementos de uso cotidiano. El modernismo abarcaba todas las facetas artísticas, las mayores y las menores. Con la llegada de la Gran Guerra (1914 – 1917), las formas barroquizantes del Modernismo dieron paso a la sencillez del Art Decó. En España el mayor exponen-te, y más conocido, del modernismo es An-tonio Gaudí (1852 - 1926).

Conocemos que, en la segunda mitad de la década de los 90 del siglo XIX, hubo una corriente entre los templos comarcanos de ser renovados en sus decoraciones pic-tóricas. Esto les llevó, en su generalidad, a cubrir sus paredes con pintura de color ocre y con pintura blanca hacer unas marcas que asemejaran sillares pétreos. En 1895 el pá-rroco de La Palma del Condado, D. José Pérez Hinojosa, pide permiso al Ordinario

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Arte

hispalense para pintar y decorar el templo de San Juan Bautista de la localidad. Ahí se nos informa de quienes son esos pin-tores – decoradores: los hermanos Grúa, provenientes de Sevilla2. En poco tiempo aquella nueva decoración es admirada por párrocos de otras poblaciones, quienes son invitados a visitar La Palma, y que ven con gusto ese nuevo cambio estético. Es el caso

del párroco de Moguer el Rvdo. D. Julián Borrego Robles quien dice en una misiva al Arzobispado de Sevilla: “(he ido a)…ver los trabajos de pintura que está dando una Sociedad de Italianos en la parroquia de La Palma (del Condado) e informado de lo equitativo al par que bien hecho de tales operaciones el exponente suplica a V.I. (se trata del Gobernador Eclesiástico de la Dió-

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Arte

Notas1 En el referido artículo de Quintero Cartes se nos indica que la donante de la restauración fue Teresa Domínguez Santamaría. Pero en la inscripción se aprecia un “Morales” semiborrado ¿se referiría a una donante primitiva que sufragó la decoración en un tiempo anterior a 1930?2 Archivo Diocesano de Huelva. La Palma del Condado. Gobierno. Asuntos despachados 1867 – 1939. Carta de José Pérez Hinojosa al Arzobispo de Sevilla, solicitando permiso para pintar y decorar la parroquia. 25 de octubre de 1895.3 Archivo Diocesano de Huelva. Moguer. Gobierno. Asuntos despachados 1894 – 1938. Carta de Julián Borrego Robles al Arzobispo de Sevilla, solicitando permiso para pintar la parroquia. 16 de enero de 1896.4 Quizás estos artistas vinieron a nuestra tierra trayendo el estilo imperante en su país y aquí, en esa época, aún no tan cono-cido como lo sería posteriormente.

cesis Hispalense), se sirva autorizarlo para que en la misma forma pueda restaurar el templo parroquial de esta ciudad”3

Las generaciones más jóvenes no han conocido el templo sanjuanero pintado de esa manera, ahora está en blanco, pero les invito a ver “La niña de luto”, película de Manuel Summers de 1964, en donde las es-cenas del interior del templo se rodaron en San Juan del Puerto. Esa corriente decora-tiva llegó a otros templos como San Pedro y Concepción en Huelva o Santa Clara de Moguer.

Creemos que la decoración de la ca-pilla que alberga al Santísimo y a la Virgen

del Carmen debió ser pintada por estos mismos autores, al igual que el resto del templo, en los años finales del siglo XIX. Hay que tener en cuenta que el Modernismo triunfó ampliamente en Italia, tierra desde la que se trasladaron los hermanos Grúa para trabajar en Sevilla4. Seguramente vinieran con láminas que reproducían los motivos reproducidos posteriormente en la Capilla Sacramental que también acoge a la Virgen del Carmen.

Juan Manuel Moreno Orta.Moguer, 15 de junio de 2016.

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ArteEL CETRO DE LA VIRGEN DEL CARMEN

Siguiendo con el objetivo de desme-nuzar y explicar la gran carga simbólica de la imagen de Nuestra Señora del Carmen, de San Juan del Puerto, se dedica el presen-te artículo a estudiar el cetro que la efigie porta en contadas ocasiones, sobre todo con motivo de sus fiestas de julio, quizá por el peso del mismo, que no permite que pueda descansar sobre su mano. Es una pieza poco conocida del patrimonio. Es más, dicho cetro es posible que lo portara la imagen antes que al Niño.

1. Simbolismo del cetro.El cetro que sostiene la Imagen en

su mano derecha, simboliza el poder, la soberanía. María es la Virgen Poderosa, la Omnipotencia suplicante, la intercesora ante el único Mediador entre Dios y los hombres, que es Jesucristo. El cetro es símbolo del poder de María en su intercesión por toda la Humanidad redimida, tan bien resumida en el texto evangélico que nos cuenta las Bodas de Caná y la inter-vención de María, señalando la hora del primer milagro de Cristo. También en esta función de intercesora, la Vir-gen es modelo de la Iglesia, de cada uno de los miembros de este Cuerpo místico, que oran incesan-temente unos por otros, unidos en por la Comunión de los Santos.

Teniendo en cuenta que toda imagen mariana, de una u otra forma “nos habla del misterio de Cristo, Verbo Encarnado”1, también el cetro, en esta imagen de Nuestra Señora del Carmen hace referencia a la Vir-gen como dispensadora de todas las gracias, a su condición de Reina e Intercesora ante el Señor, porque el cetro alude a que María participa de la potestad regia de Cristo2, una potestad que difiere de los estilos humanos del ejercicio de dicho poder, puesto que María es Reina en el mismo sentido en que lo es su Hijo, es decir en el servicio, incluso “hasta el extremo”.

Si bien el cetro como está tomado de la tradición simbólica de las monarquías, en una imagen mariana tiene una “lectura simbólica” en la clave de un reino que, como dijo Jesús, no es de este mundo. En ese ámbito escatológico hay que “leer” la

simbología mariana, si no se quiere caer en una comprensión esteticista o, sim-plemente antropo-lógica. La potestas o poder de María se refiere aquí a su po-der de intercesión, que se vislumbra por las palabras del Salmista, aplicadas a la Virgen, cuando dice que “de pie a tu derecha está la reina enjoyada con oro de Ofir”3. “El Evange-lio nos revela cómo María ora e interce-de en la fe: en Caná (cf Jn 2, 1-12) la madre de Jesús rue-ga a su Hijo por las

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necesidades de un banquete de bodas, signo de otro banquete, el de las bodas del Cordero que da su Cuerpo y su Sangre a petición de la Iglesia, su Esposa. Y en la hora de la nueva Alianza, al pie de la Cruz (cf Jn 19, 25-27), María es escuchada como la Mujer, la nueva Eva, la verdadera “madre de los que viven”4. Por eso, la oración de María ante el Señor, su intercesión ante el Mediador, ahora desde el cielo, sigue siendo poderosa. El mismo Concilio Vaticano II proclamó que María: “con su asunción a los cielos, no abandonó su misión salvadora, sino que continúa pro-curándonos con su múltiple intercesión los dones de la salvación eterna [...] Por eso la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora”5.

Además, en esta imagen de Nuestra Señora del Carmen, el cetro –cuando lo luce la imagen, que sólo es para sus fiestas- sólo está ficticiamente sostenido por la mano de-recha que, en realidad, porta el escapulario y muestra (como Virgen Hodegetria o Con-ductora) al Niño Jesús, el verdadero origen del poder real de María.

2. El cetro rococó de la Virgen del Carmen.La pieza artística objeto de nuestro

estudio, (el cetro, en plata cincelada, 42 x

7,5 x 5,5 cm.), fundida y sobredorada en su extremo superior, es una obra anónima de escuela sevillana, de estilo rococó, fechada entre 1786 y 18006. Está dividida en dos partes, unidas por un nudo ornamentado con costillas en su centro. Está rematado por una perinola, también decorada con cos-tillas o asitas caladas y sobredoradas. En su superficie encontramos rocallas decadentes y elementos vegetales. ¿Es posible que este cetro fuera realizado por el mismo autor de la corona, es decir por un orfebre de la saga de los Pinto?7 La falta de punzón y contraste de la pieza no permite afirmarlo. El estilo y la existencia de rocallas en la ornamentación hacen cercanas las dos piezas citadas.

De lo que sí hay constancia es de que este cetro procedía del convento, de donde vino la imagen de la Virgen del Carmen a la Iglesia parroquial. En el Ynventario de las alhajas que pertenecen a la parroquial de San Juan del Puerto realizado en 1876, aparece con el número XXV una “Corona y cetro de la Virgen del Carmen, procedente del Convento, todo de plata”8. Los inventarios posteriores, de 19009, de 194310 y 196111 siguen recogiendo el cetro entre las demás pertenencias de la Virgen.

Si tenemos en cuenta que la imagen de la Virgen probablemente no tuvo Niño Jesús

Arte

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Arte

Notas1 CARRASCO TERRIZA, Manuel Jesús. “Aspectos cristológicos en la iconografía de la Theotokos”, página 576.2 AGUIRRE, Francisco. “Iconografía mariana en el Oriente bizantino”, página 202.3 Salmo 44, 10.4 Catecismo de la Iglesia Católica, 2618.5 Lumen Gentium, 626 http://www.iaph.es/web/canales/conoce-el-patrimonio/guia-digital/buscador/resultados.jsp?municipio=3278&tipo=patrimonio_mueble&pag=7#listado7 Ver mi artículo: “La corona rococó de la Virgen del Carmen de San Juan del Puerto”. En Carmen, 2016 (nº 6), páginas 15-17.8 Archivo General del Arzobispado de Sevilla. Sección IV. Admón. Gral. Serie 13. Inventarios. Leg. 1421.9 Archivo Parroquial de San Juan del Puerto [APSJP]. Inventarios. Inventario de la Iglesia parroquial y de la Ermita de los Remedios de San Juan del Puerto. Año 1900, folio 10.10 APSJP. Inventarios. Inventario del año 1943, folio 2.11 APSJP. Inventarios. Inventario del año 1961, s/f.

hasta 1831, el cetro bien pudiera haberlo lle-vado en una mano y en la otra el escapulario.

Conclusión.El cetro de la imagen de Nuestra

Señora del Carmen de San Juan del Puerto, como otros elementos de su iconografía, contribuye a completar la representación de María como un icono de la teología mariana, es decir, es un elemento más para explicar simbólicamente lo que la Virgen es en la Iglesia y en relación con los que veneran su bendita imagen. Es Omnipotencia suplicante, Virgen Poderosa, auxilio y socorro del Pue-blo de Dios. Es Reina en el Reino de Cristo, que no es de este mundo.

El cetro rococó que porta Nuestra Señora del Carmen, del que desconocemos documentalmente la autoría, es símbolo de la intercesión de María, de cómo sigue cum-pliendo, ahora en el cielo, con su misión de Madre y de Reina. Ya sea en el convento de los Padres Carmelitas, ya sea en la Parroquia

de San Juan Bautista ahora, el cetro en las manos de la Virgen es también un signo de cómo los sanjuaneros de varias centurias la han invocado como Madre y como Reina, y cómo han sentido su “amparo amoroso”, como se canta en sus gozos, por ser “el medio más poderoso” ante Cristo.

Como decía San Alfonso María de Li-gorio: “Todo, hasta el mismo Dios, obedece al mandato de María, dice francamente San Bernardino de Sena; esto es, Dios oye sus ruegos como si fueran preceptos. Sí, Virgen purísima; a tanto os ha Dios ensalzado, que, por gracia, no hay para Vos cosa imposible. Vuestro auxilio es omnipotente, pues confor-me a buena fe gozáis todas las prerrogativas de que el Rey goza, como que sois la Reina. Poderoso es el Hijo, poderosa la Madre; om-nipotente el Hijo, omnipotente la Madre, y tanto, que tiene puesta Dios a toda la Iglesia, no bajo vuestro amparo solamente, sino tam-bién bajo vuestra jurisdicción y dominio”.

Juan Bautista Quintero Cartes

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Noticias Carmelitanas localesRESTAURACIÓN DE CANDELERÍA DE LA CAPILLA DEL

SAGRARIO Y DE LA VIRGEN DEL CARMEN

Doce candeleros de diversos tamaños y dos candelabros forman parte de la candelería del altar del Sagrario y del retablo de Nuestra Señora del Carmen. Necesitaban una restaura-ción, ya que el plateado lo tenía prácticamente perdido. Gracias a los donativos de un grupo de devotas y devotos del Santísimo y de nuestra Patrona ha sido posible su restauración y posterior plateado, realizado por los Hermanos Porras (Orfebrería Herpoplat) de Córdoba. Dicha candelería consta de un basamento triangular sobre garras, teniendo ornamentación de imaginería en sus tres caras. El fuste es liso, acabando en el mechero con su arandela decorada con estrías. Los candeleros, al parecer, fueron adquiridos, o al menos plateados, en su día por Dª. Joaquina Amores Illanes en 1962, como consta en la base de los mismos. Muy probablemente sean de ejecución de Fernando Marmolejo Camargo. Los dos cande-labros, de dos brazos y lisos, fueron donación de Dª. Francisca García Fuentes en los años setenta del siglo XX.

UNA TOCA DE CAMARÍN PARA LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

Un numeroso g rupo

de devotas y devotos, por iniciativa de Dª. Francisca Méndez Méndez, han hecho posible la adquis ic ión de una toca para la imagen de nuestra Patrona, destinada a su camarín. La toca está realizada artesanalmente en seda con bordados, con un original dibujo. La toca fue adquirida en Sevilla. El día 7 de mayo, al finalizar la Santa Misa de la sabatina mensual en honor de Nuestra Señora del Carmen, fue bendeci-da por D. Victoriano Solís García, Cura Párroco, en la capilla del Sagrario, ante la venerada imagen, a la que se incensó mientras se cantaba la antífona Salve Regina con que se concluye habitual-mente este culto sabatino.

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Noticias Carmelitanas locales

FICHA INSCRIPCIÓN

NOMBRE Y APELLIDOS:_________________________________________________________

BAUTIZADO EN LA PARROQUIA DE:_____________________________________________

FECHA DE NACIMIENTO: _______________________________D.N.I. ___________________

DOMICILIO, CALLE Y Nº:________________________________________________________

DONATIVO DE SOCIO 6 EUROS___________ /SOCIO PROTECTOR 10 EUROS ___________(SEÑALAR LO QUE CORRESPONDA).

FIRMA

SABATINA EN HONOR DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

Todos los primeros sábados de mes se celebra el ejercicio sabatino en honor de nuestra Patrona. Se reza el santo Rosario y se celebra la Santa Misa, concluyendo con el canto del Salve Regina. Desde antiguo en la Iglesia los sábados están dedicados a María. El sábado es cuando la Virgen esperó en silencio a Cristo, que resucitó el Domingo. Cada sabatina también es una invitación a preparar la celebración del Domingo, conmemoración semanal de la Pascua, con la Virgen.

La fecha de las PRÓXIMAS SABATINAS, hasta julio de 2017, serán los siguientes:2016: 2 de julio, 6 de agosto, 3 de septiembre, 1 de octubre, 5 de noviembre, 3 de

diciembre.2017: 7 de enero, 4 de febrero, 4 de marzo, 1 de abril, 6 de mayo, 3 de junio y 1 de julio.

ASOCIACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

La Asociación de Nuestra Señora del Carmen fue creada para mantener el culto a nuestra Patrona, tanto los actos anuales con motivo de su fiesta litúrgica de julio, como durante el transcurso del año, sobre todo con la celebración de las sabatinas en su honor, los primeros sábados de mes. Quien quiera inscribirse puede rellenar esta ficha y entregarla en la sacristía.

BengalasPara no perder la tradición del encendido de bengalas en el reco-

rrido de la procesión, se pueden encargar en la Sacristía durante los días del Triduo.

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Telf.: 959 356 688C/ Conde, s/n.

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Cultos

SOLEMNES CULTOSque, la comunidad parroquial de la Villa de San Juan del Puerto,

con motivo de su festividad litúrgica,dedica a su Excelsa Patrona,

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

De los días 7 al 12, a las 20 horas,REZO DEL SANTO ROSARIO dirigido por

diversos fieles, hermandades y grupos de la Parroquia.

Domingo día 10 de julio, tras la Santa Misa de las 20,30 horas,Traslado de la Venerada Imagen desde el Sagrario hasta el AltarMayor. Posteriormente se dará a besar el Escapulario de la Virgen

(Reliquia de San Juan Pablo II).

De los días 13 al 15 de julio,

TRIDUO PREPARATORIO,que comenzará a las 20 horas, con el Santo Rosario, a las 20,30Santa Misa, terminando con el ejercicio del triduo, canto de los

gozos y Salve.

Predicarán en estos cultos el Rvdo. Sr. D. Victoriano Solís García,Cura Párroco,y los Rvdos. Diáconos

D. Francisco Javier Vélez García y D. Juan García García

El jueves día 14 (Día eucarístico), a las 19,45 horas,Exposición del Santísimo Sacramento

El viernes día 15, antes de la Misa, imposición delEscapulario a aquellas personas que no lo tengan impuesto.

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Cultos

El sábado día 16, solemnidad litúrgica de nuestraPatrona, a las 20,30 horas:

SOLEMNE FUNCIÓNRELIGIOSA,

en la que intervendrá laAgrupación Coral de la Sagrada Cena, de Huelva.

A continuación, PROCESIÓN con la Venerada Imagen de Nuestra Señora por el itinerario tradicional, presidida por el Clero parroquial,

y a la que asistirán el Ilmo. Ayuntamiento y Autoridades, Hermandades y Pueblo.

Será acompañada por la Banda de Música “Hermanos Niño”, de Moguer.

Los cultos serán ofrecidos por las intenciones delSanto Padre Francisco y del Obispo diocesano,

por la Iglesia y por esta Villa.

A. M. D. G. et B. V. M.

San Juan del Puerto, julio de 2016Para que todo el Pueblo ParticiPe, asistiendo al homenaje a nuestra madre y patrona, cada día se tendrán presentes la intenciones de los vecinos de un sector del mismo.

13 de Julio Calles: La Paz, Dr. Fleming, Pinta, Huerta, Bda. del Sagrado Corazón, Tri-gueros, Conde, Fátima, Odiel, Piedras, Prim, Plaza de la Iglesia, Avda. Virgen Esperanza, Prado S. Sebastián, Niña, La Palma, Moguer, Rábida, Toledo, Feria, Cañete, Granada, Cádiz, Málaga, Córdoba, Sevilla y Plaza Alhambra.

14 de Julio Calles: Colón, Plaza Carabela Sta María, Real, Labradores, Camilo José Cela, Plaza de España, Río, Plaza de la Soleá, Dos Plazas, Carmen, Nogales, Plaza de la Marina, Zapatito, Toneleros, Río Tinto, San José, Los Chirris, Juan de Robles, Esparteros, Puerto Rico, Julio R. de Torres, El Greco, Pablo Ruiz Picasso, Vázquez Díaz, Bda. de Celulosas, Bermejal, Arroyo, Huelva y Álvarez Quintero.

15 de Julio Calles: Pozonuevo, Virgen Rocío, Vicente Aleixandre, Cortinal, San Juan, San Antonio, Buenavista, Avda. Andalucía, Bda. Juan Carlos I, Pablo Neruda, Antonio Machado, Rafael Alberti, Miguel Hernández, García Lorca, Buero Vallejo, Miguel Delives, Manuel de Falla, Antonio Mairena, Paco de Lucía, Quintero León y Quiroga, Joaquín Rodrígo, Ruperto Chapi, Joaquín Turina, Isaac Albéniz, Jacinto Guerrero y Edificio Andalucía.

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