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EDITORIAL “Proletarios de todos los países y naciones oprimidas uníos” AÑO 1-Nº 6 ORGANO DEL PCP(rc) Abril - 2006 Pag. web: es.geocities.com/pcp_rc Correo: [email protected] VOZ PROLETARIA Cualquiera que sea la candidatura que se oponga a la de Ollanta Humala, en la segunda vuelta, se producirá un enfrentamiento entre la derecha conservadora y la izquierda nacionalista. Ni el Apra de Alan García, ni el PPC de Lourdes Flores, representa los intereses de las grandes mayorías nacionales, tampoco los intereses del país frente al gran capital extranjero responsable de nuestro atraso y dependencia. Es la primera vez que en el país un proceso electoral ha polarizado las fuerzas del atraso y el sometimiento al extranjero frente a las fuerzas del desarrollo y la liberación nacional. Esta polarización histórica no se puede evitar porque es la expresión y resultado de una contradicción objetiva: la contradicción entre el Perú como país y el imperialismo norteamericano. La agudización de esta contradicción es la causante de una campaña electoral que ha polarizado a los defensores del “sistema” y a los que lo cuestionan; a los que no quieren un “salto al vacío” y a los que exigen cambios verdaderos a favor de las masas trabajadoras y la independencia económica del país. Esta contienda entre dos posiciones opuestas, no admite terceras posiciones, ni votos en blanco. La propia vida ha puesto a los pequeños grupos de “izquierdistas” ante un dilema: apoyan a Ollanta Humala o la candidatura de la oligarquía y el imperialismo en las personas de Lourdes Flores o Alan García, ambos defensores enconados del “sistema” y partidarios de la globalización neoliberal. Si el denominado “centro” llama a la concertación con la derecha, para unir fuerzas contra el nacionalismo antiimperialista, nos toca responder formando una sola fuerza popular, democrática y nacionalista para derrotar a los enemigos históricos de la segunda independencia de la patria, hoy representados por el Apra y el PPC, con sus candidatos Alan García y Lourdes Flores. Como nunca, hoy el sectarismo puede irrogar un daño irreparable a la causa democrática, popular y antiimperialista peruana. Esta es una verdad que debe hacer rectificar rumbos a quienes erróneamente lanzaron candidaturas de “izquierda” que han desaparecido sin pena ni gloria. ¡A formar un solo bloque, un solo movimiento, una sola fuerza democrática, popular, nacionalista y antiimperialista para enfrentar a la derecha! ES HORA DE LAS DEFINICIONES

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E D I T O R I A L

“Proletarios de todos los países y naciones oprimidas uníos” AÑO 1-Nº 6

ORGANO DEL PCP(rc )

Abril - 2006

Pag. web: es.geocities.com/pcp_rc

Correo: [email protected]

PROLETARIA

Cualquiera que sea la candidatura que se

oponga a la de Ollanta Humala, en la segunda

vuelta, se producirá un enfrentamiento entre la

derecha conservadora y la izquierda

nacionalista. Ni el Apra de Alan García, ni el

PPC de Lourdes Flores, representa los

intereses de las grandes mayorías nacionales,

tampoco los intereses del país frente al gran

capital extranjero responsable de nuestro

atraso y dependencia.

Es la primera vez que en el país un proceso

electoral ha polarizado las fuerzas del atraso y

el sometimiento al extranjero frente a las

fuerzas del desarrollo y la liberación nacional.

Esta polarización histórica no se puede evitar

porque es la expresión y resultado de una

contradicción objetiva: la contradicción entre el

Perú como pa ís y e l imper ia l i smo

norteamericano. La agudización de esta

contradicción es la causante de una campaña

electoral que ha polarizado a los defensores del

“sistema” y a los que lo cuestionan; a los que no

quieren un “salto al vacío” y a los que exigen

cambios verdaderos a favor de las masas

trabajadoras y la independencia económica del

país.

Esta contienda entre dos posiciones opuestas,

no admite terceras posiciones, ni votos en

blanco. La propia vida ha puesto a los pequeños

grupos de “izquierdistas” ante un dilema:

apoyan a Ollanta Humala o la candidatura

de la oligarquía y el imperialismo en las

personas de Lourdes Flores o Alan

García, ambos defensores enconados del

“sistema” y partidarios de la globalización

neoliberal.

Si el denominado “centro” llama a la

concertación con la derecha, para unir

fuerzas con t ra e l nac iona l i smo

antiimperialista, nos toca responder

formando una sola fuerza popular,

democrática y nacionalista para derrotar a

los enemigos históricos de la segunda

independencia de la patria, hoy

representados por el Apra y el PPC, con

sus candidatos Alan García y Lourdes

Flores.

Como nunca, hoy el sectarismo puede

irrogar un daño irreparable a la causa

democrática, popular y antiimperialista

peruana. Esta es una verdad que debe

hacer rectificar rumbos a quienes

erróneamente lanzaron candidaturas de

“izquierda” que han desaparecido sin

pena ni gloria.

¡A formar un solo bloque, un solo

movimiento, una sola fuerza democrática,

popular, nacionalista y antiimperialista

para enfrentar a la derecha!

ES HORA DE LAS DEFINICIONES

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Al llamado de sus amos, Toledo ha

concurrido sin perder tiempo, a suscribir

el denominado Tratado de Libre

Comercio con el Imperio del Norte.

Obediente, como un “Felipillo”, ha

cumplido su promesa de firmarlo “sí o sí”.

Ahora vendrán las presiones para que

sea el actual Congreso el que ratifique

este tratado de entrega desvergonzada

de nuestro mercado y nuestros recursos

naturales a los grandes monopolios

norteamericanos.

El TLC, defendido furiosamente por la

burguesía intermediaria o compradora,

no es otra cosa que la integración de

nuestro mercado con el mercado

norteamericano, en forma dependiente y

subordinada. Esa integración haría

imposible el desarrollo económico

independiente de nuestro país, cuya

burguesía industrial se encuentra casi

destruida por el neoliberalismo. Lo que

hoy tenemos es una burguesía que

administra filiales de grandes empresas

extranjeras y se dedica a la especulación

financiera o al comercio de importación.

Esta es la burguesía que utiliza todos los

medios de comunicación para hacer

propaganda a favor del TLC.

Los países de la América Latina

necesitan una verdadera integración. Y

por eso no puede reducirse y limitarse al

comercio, máxime si este se realiza en

condiciones de ingente desigualdad,

como las que establece el TLC. La

integración latinoamericana debe ser

solidaria y de cooperación. Los agudos

y graves problemas de carácter social de

los países de la América Latina no

pueden ser olvidados y aplazados.

La cooperación e integración de Cuba y

Venezuela, es un ejemplo de la

integración que necesitan nuestros

países latinoamericanos. A un comercio

en pié de igualdad y mutuo beneficio, se

agrega un rico contenido social; como la

colaboración en los ámbitos de la

educación, la salud, la cultura, el trabajo,

etc.

La furia desatada por el imperialismo y

sus agentes contra la Venezuela de

Hugo Chávez, es precisamente el haber

opuesto el ALBA al ALCA y los TLC. El

ALBA, significa una verdadera

integración de nuestros países sobre una

base de solidaridad y cooperación.

Estamos seguros que el pueblo peruano

sabrá movilizarse a lo largo y ancho del

país, para decirle NO AL TLC y

desautorizar al Felipillo que tiene prisa

por entregar el país a sus amos del

Norte.

TOLEDO Y EL TLC

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El imperialismo yanqui se ha erigido en el

único y supremo árbitro que puede decidir

si determinado país es democrático. Todos

los países que se someten a sus designios

son países democráticos y los que, en una

u otra forma se oponen a su dominación y

explotación, son países “canallas” que

representan el mal. Después de la

desaparición de la Unión Soviética y el

campo socialista, países “canallas”, para el

gendarme internacional, son Cuba,

Venezuela, Corea del Norte, Irán y todos los

países del tercer mundo que se oponen a la

dominación de las grandes transnacionales.

Esta “democracia” del imperialismo es el

gobierno de las oligarquías íntimamente

vinculadas al gran capital monopolista. Y

cuando surge un gobierno que se opone a

estas fuerzas reaccionarias las declara

“canalla”, “antisistema” o “salto en el vació” y

debe ser liquidado. Esto es lo se ha hecho

con Irak y pretende hacer con Irán,

Venezuela, Corea del Norte y Cuba.

El imperialismo norteamericano exige

“elecciones libres” en todo el mundo, pero

controladas por sus lacayos de modo que si

estos no triunfan, las desconoce y declara

fraudulentas. Esto ocurrió últimamente con

las elecciones generales en Bielorrusia,

país socialista en el que triunfó en forma

contundente Lukasenko, con el 80% de los

sufragios. El triunfo abrumador de Hamas

en Palestina tampoco es “democrático” para

el imperialismo norteamericano y pretende

ahogarlo cortando toda forma de

asistencia económica que le viene

del exterior.

En nombre de una supuesta

economía libre y una mentirosa

“democracia representativa”, el

imperialismo norteamericano ha

declarado por boca de Bush, que está

preparado para intervenir en cualquier

parte del mundo utilizando su

condición de única superpotencia,

después de la muerte de la Unión

sov ié t i ca , ases inada po r e l

revisionismo contrarrevolucionario

hoy representado por toda la

denominada “izquierda caviar”

La campaña electoral de la segunda

vuelta, estará signada por una

presión brutal del imperialismo yanqui

para que el candidato “antisistema”,

como se le denomina a Ollanta

Humala, sea derrotado por todas las

fuerzas reaccionarias unificadas.

Solo la sólida y gran unidad de las

fuerzas democráticas, progresistas,

nacionalistas y antiimperialistas,

puede hacer frente y derrotar a

quienes defienden los intereses

oligárquicos e imperialistas. En esta

contienda no caben términos medios

y es necesario tomar posición con

lucidez y firmeza. Ya no es posible

dudar: será el enfrentamiento entre la

derecha y la izquierda.

LA DEMOCRACIA DEL IMPERIALISMO

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En su etapa de ascenso la burguesía

lanzó las consignas de “igualdad,

libertad y fraternidad”, pero nunca fue

capaz de ponerlas en práctica y

hacerlas realidad porque hubiera

actuado contra sus propios intereses. El

sistema capitalista es contrario a la

igualdad y en cuanto a la libertad, solo la

admite para las clases dominantes. Los

derechos y libertades consagrados por

todo sistema jurídico burgués resultan

una farsa, una mentira, porque sirven

para encubrir una falta de libertad y

una desigualdad que mantienen en la

miseria a las inmensas mayorías de un

país. De otro lado, la democracia

burguesa es el poder de la minoría

sobre la mayoría. Es una “democracia”

antidemocrática, puramente formal.

La democracia socialista es el poder de

las mayorías, formadas por los

trabajadores de la ciudad y el campo.

Por eso, en todo Estado auténticamente

socialista, se estimula enérgicamente la

a c t i v i d a d d e l a s d i f e r e n t e s

organizaciones de masas para que

tomen parte activa en la vida política de

su país En una democracia socialista

está garantizado el trabajo, la

educación, la salud y la vivienda. No hay

hambrientos ni desocupados, porque no

hay explotación del hombre por el

hombre. Esta es la democracia que

existe en Cuba, señores pagados por el

imperialismo para vociferar contra la

heroica isla de Marti y Fidel Castro.

No puede hablarse de una democracia en

general, fuera de un contexto histórico

determinado. Los que parlotean hasta el

cansancio sobre la democracia y las

libertades democráticas, deben saber que

la democracia, desde su origen, tiene un

carácter de clase. Nunca existió una

democracia por encima de las clases y la

lucha de clases. Desde la democracia

esclavista de Grecia hasta la actual

democracia burguesa, la democracia ha

tenido y tiene un carácter de clase.

Los institutos democráticos de la sociedad

burguesa, tienen un carácter limitado,

puramente formal. Por eso, los pobres, los

explotados que pasan penurias para

subsistir, solo tienen libertad para soportar

t oda c l ase de pena l i dades y

sufragar(votar) cada cinco (5) años). Esta

es la democracia que tanto alaban el

imperialismo y sus sirvientes en todo el

mundo.

Con la supresión de la explotación del

hombre por el hombre, el carácter de la

democracia cambia radicalmente. Surge

una democracia nueva en la que participa

todo el pueblo en los asuntos del Estado,

desmintiendo rotundamente a todos los

que pregonan la incompatibilidad del

Estado socialista con la democracia.

SOCIALISMO Y DEMOCRACIA