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rient Express

Viaje al pasado

Por: Maribel Jiménez

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Es 4 de octubre de 1983 y el pasillo de la estación del Este de París se encuentra plagado de la bur-guesía del momento.

Como pasajeros, la alta esfera de la sociedad del siglo XIX y XX, reyes, aristócratas, poetas e inclu-so escritores, que llevaban como polizón un detective llamado Hér-cules Poirot. El Orient Express era para la tierra lo que el Titanic para el agua. Había nacido el lujo sobre ruedas. Mujeres con vestidos pom-posos de seda, muchos collares, maletas y sombreros enormes, es la tendencia del XX. El tren ultima sus últimos avisos con silbidos y escapes de vapor. Desde las ven-tanas de los vagones familias se despiden de sus seres queridos, pa-dres, hijos, esposos, novios, ami-gos, amantes…. Se inicia el viaje en el Orient Express.

El tren más famoso de todos los tiempos emprende su aventura y a nadie le queda la menor duda de que el lujo y la elegancia es lo que impera en el lugar. Sus vagones y su menaje han sido diseñados por René Lalique según la moda de los años 20. Diseño que desde enton-ces el Orient-Express ha mantenido con fidelidad a través de los años a pesar de los cambios comerciales acometidos después de 1977. El grupo de empresarios comandado por Georges Nagelmackers acer-taron de pleno. El tren que habían creado con La Compagnie Interna-cionale des Wagon-Lits se conver-tiría años más tarde en legendario. Los pasajeros se dirigen a sus ca-marotes tras los pasos de los ma-yordomos, se abre la puerta, una cama envuelta en sábanas de seda, un sillón estampado, un escrito-rio… pero ante todo, una gran ven-tana desde la que se puede apreciar el paisaje único que ofrece este transiberiano. No hay tiempo para el stress, nadie sabe qué es eso. A 80 kilómetros por hora, son 3 días cortos e intensos los que aguardan a bordo, su recorrido, desde París a Constantinopla (antigua Estam-bul). Da igual el tiempo empleado, la verdadera vocación del Orient Express es hacer disfrutar a sus ocupantes, y para ello cuanto más tiempo mejor.

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Por aquel entonces el tren salía dos veces por se-mana de París hasta llegar a Giurgiu pasando por Estrasburgo, Múnich, Viena, Budapest y Buca-rest. De Guirgiu, los pasajeros eran transportados en barco para cruzar el Danubio y desembarcar en la ciudad de Ruse en Bulgaria y tomar el ferry para Constantinopla tras pasar por Varna.

Hay que tomar el té en vagones de maderas no-bles y calefacción. Una joven Mata Hari aprove-cha la ocasión para ligar con más de un hombre y poder sacarle información. Es el tren de la diver-sión y de la intriga.

Llega la tarde y con ella, la hora de la cena. El vagón restaurante reúne todo tipo de manjares. Es la hora de disfrutar de los mejores vinos ser-vidos en finas copas de cristal y de comer las más exquisitas viandas con cubertería de plata. Al fondo del pasillo, una mujer misteriosa con-templa el paisaje desde el cristal. Con pluma y hoja en mano, no para de observar cada detalle del lugar, su nombre, Agatha Cristie. Una historia se perfila a lo largo de sus papeles. Escribe una novela titulada Asesinato en el Orient Express. Nadie sabía que esa obra sería la que años más tarde la catapultaría a la fama y la que haría que el adjetivo misterioso quedara plasmado en las paredes de los vagones del Orient Express. Esta misma historia sería la que Ian Fleming refleja-ra en From Russian with love, así como Frank Coraci en el año 2004 con el filme La vuelta al mundo en ochenta días. Desde las hojas de papel el legendario tren da el salto a la gran pantalla.

Diecinueve novelas se desarrollan en el Orient Express, incluyendo la de Agatha Christie, ade-más de 6 películas. Pero la realidad supera la fic-ción porque esos vagones preferidos por reyes, pachás, millonarios y aristócratas de todos los continentes llenaron de tinta también los perió-dicos del momento.

Once años más tarde de su primer viaje, en

1891, el Orient Express sería asaltado por unos ladrones apoderándose de un botín de 40000 li-bras. Dicen también que una nevada sorprendió al príncipe heredero Carol de Rumanía (después rey) con su amante Elena Lupescu cuando inicia-ban la fuga de amor que les llevó al exilio. Tam-bién fue un asiduo del tren el rey Boris de Yugos-lavia, que gozaba conduciendo la locomotora. O Leopoldo de Bélgica, que hizo el viaje inaugural acompañado de una amiga. Fue en un coche de la Wagons Lits donde se firmó el armisticio de 1918 que ponía fin a la Primera Guerra. Tal vez habrán ocurrido muchos más episodios. Incluso secre-tos. Pero ya no tenemos a Aghata Christie para recrearlos. Pero además de poder enamorarse de sus vistas, el legendario tren ha sido creado para disfrutar del lujo a bordo, de hacer relaciones o de enamorase.

Finalmente el Orient Express llega a su destino, Constantinopla. Así ha permanecido el tren más fabuloso del mundo durante 127 años, pese a los rumores que hablaban de su eventual cierre en 2009. Pero ningún sueño perdura, el Transiberia-no ha despertado de su letargo y se ha convertido en un elemento más de lujo dentro de la Europa

actual al com-

Diecinueve novelas se de-sarrollan en el

Orient Express, incluyendo la de Agatha Christie, además de 6 pe-

lículas.

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probar que no era compatible con el nuevo estilo de vida. Sin embargo, aunque hayan pasado más de 100 años, la esencia del Orient Express permanece in-tacta.

Amor en el Orient Express

La fragancia Chanel Nº5 eligió el emblemático tren para reali-zar su spot publicitario prota-gonizado por la actriz Audrey Tautou y Travis Davenport. La historia narra el romance de dos desconocidos en el Orient Ex-press. La marca Chanel carac-terizada por su lujo y elegancia supo despertar el esplendor del perfume recreando un amor de película al bordo de este tren. Por sus pasillos una pareja de jóvenes intercambian miradas mientras la locomotora atra-viesa el paisaje transiberiano. Surge el amor a primera vista. La chica, Audrey Tautou, per-manece en su camarote con la fragancia Chanel Nº5, es en ese momento cuando el joven apa-rece buscándola cautivado por su aroma. A su llegada a Estam-

bul, la joven prosigue su ruta turística a bordo de un crucero. En una foto se sorprende al ver que la persona que aparece es su amado desconocido. A la sa-lida del tren, ambos se rencuen-tran en la estación de Estambul, abrazándola por la espalda, se produce el desenlace de este maravilloso spot donde se hace un pequeño guiño a los nume-rosos romances vividos a bordo del Orient Express.

Nuevas rutas del Orient Express para 2010

Todavía hay una oportunidad para los amantes de los viajes sin prisas donde no importa ni el destino ni el recorrido, y en el que el medio de transporte se convierte en un lujo al alcance muy pocos. Todavía sigue en activo la ruta que une Venecia y Estambul, cuyo precio es de la

Y es que, pese a su cese en 2009, actualmente ha reactivado sus servicios como un artículo de lujo para lunas de miel, cruceros terrestres por toda Europa y regalos originales. Es una forma curiosa de cruzar el continente. Además, no hay que olvidar su trayecto más emblemático: cinco noches de París a Estambul, que incorpora para este 2010 visitas a Budapest y Bucarest. El viaje arranca en París el 27 de agosto desde 6.580 euros.

No hay que olvidar su

trayecto más emblemático: cinco noches

de París a Estambul. El viaje arranca en París el

27 de agosto desde 6.580

euros.