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    RIGOBERTO LANZ Y EL PAPEL DEL DEBATE POLTICO

    Jonatan Alzuru Aponte

    Valencia, 29 de noviembre de 2013

    Agradezco la invitacin a participar en este conversatorio por parte del buenamigo Jess Puerta y el Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad deCarabobo. La proposicin es que reflexionemos, discutamos, el ltimo artculoterico de Rigoberto Lanz publicado en libro Izquierda compilado por JuanBarreto y Hctor Snchez. Quisiera centrar mi intervencin en una sola idea delas tantas expresada en el texto que nos convoca, a saber: El papel del debatepoltico. La intencin ser mostrar cmo esta idea-tesis expresada en el ltimo

    momento de su vida, es una idea fuerza en todo su pensamiento desde losaos setenta. Idea que lo condujo a materializar propuestas en el mbito de lainvestigacin y de la divulgacin desde los aos setenta con los Talleres deinvestigacin Militante y la revista Expresamente, pasando por la creacin delCentro de Investigacin Postdoctoral y su revista RELEA, hasta la creacin deun espacio de discusin pblica en la prensa con la columna A Tres Manos quecirculaba a diario en El Nacional.

    Tal idea sobre el papel del debate me parece no slo relevante sino crucial enla Venezuela contempornea y es un llamado concreto, tico, epistmico,

    esttico y poltico, para todos aquellos que hacemos vida tanto al interior de lasuniversidades como aquellos que estn interesados en la transformacin de loreal, en la apuesta por una vida distinta, radicalmente distinta. Es por ello queintentar resaltar con fuerza esta idea de debate lanziano que se diferencia enmuchos matices con corrientes y autores que desde distintas fuentes postulanel dilogo como una palanca sustancial del ejercicio democrtico.

    Lo que argumentar, para decirlo de otra manera, es que las reflexiones apropsito del papel del debate que esgrime Rigoberto en el artculo Paradigmade la Poltica en el libro Izquierda, no es por la coyuntura que atraviesa

    Venezuela, aunque no deja de retratarla ni analizarla, sino que es sustancial alpensamiento, a su pensamiento, que fue labrando desde los aos setenta, porlo tanto, es un asunto terico ms all de las coyunturas que tiene unamultiplicidad de aristas e implicaciones terico-prcticas para el mundocontemporneo y para aquellos que asumimos esa propuesta, la del debate ysu papel, como nuestro propio horizonte de vida.

    El debate para Rigoberto no es un intercambio de opinin, ni tiene un telosconsensual, sino es el mecanismo de produccin de conocimiento, es el motorde la produccin de ideas que posibilitan transformaciones en lo real.Mecanismo donde los interlocutores no son unos entes ideales desligados de

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    intereses y de visiones del mundo, por el contrario, la caracterstica del debatees que se configura dentro de un juego de fuerzas, intereses, visiones, dondelos interlocutores participan desde su sensibilidad, con su tono y estilo, con susintereses, desde sus tradiciones tericas, desde sus horizontes de sentidos,desde sus decisiones vitales sin pretender acomodarlas convenientemente,ocultarlas, negociarlas, sino su inters es confrontarlas. El debate es plemos,tensin, confrontacin, en contextos reales.

    La confrontacin de ideas y su delicado procesamiento, en los diversosescenarios, se plantea como un ejercicio vital, individual y colectivo, como eltono sublime de la experiencia democrtica.

    Rigoberto lo expresa de la siguiente manera:

    El debate poltico, como ningn otro, est recargado de los juegos de fuerza

    que pre-existen en la sociedad. No se trata de un ingenuo intercambio deopiniones donde cada quien toma la palabra y luego se despide amablemente.

    Sabemos que est en juego como siempre- una dursima batalla donde

    chocan intereses, maneras de apreciar la realidad, visiones del mundo que se

    oponen con notable intensidad. Hay, sobre manera, un deliberado propsito de

    ganar espacio poltico a costilla del debate. Es casi inevitable. Es parte del

    oficio de hacer poltica (con el debate que sea).(Lanz, 2012: 177)

    Como vemos el debate planteado en el sentido lanziano no es ningunasituacin ideal, se trata de interlocutores de carne y hueso que debaten

    concepciones del mundo donde ellos se estn jugando en distintas escalas,dependiendo del contexto y del asunto del debate, sus posiciones ticas ypolticas. Al asumir el debate no ideal, sino en el terreno de la praxis, losinterlocutores no se descalifican a priori, ni por su tono, estilo, ideas o interesesen juego.

    Por el contrario, la restriccin al otro, la negacin del otro, para su participacinen el debate equivale para Rigoberto, la aniquilacin simblica del otro, queproduce tanta desolacin como el exterminio fsico. En dos platos: no existe

    excusa para impedir la voz del otro, su censura es una aniquilacin simblica.Lo opuesto al talante democrtico. El espesor democrtico supone elreconocimiento de las diferencias y stas se manifiestan en el juego mismo dela interlocucin pblica, en la aceptacin del otro para la contienda, donde cadaquien carga en la mochila su caja de herramientas, tericas y prcticas. Losconfrontados, en la prctica, expanden o no su voluntad de poder. Los lmitesdependen del propio juego del debate.

    As lo expresa el autor:

    Esta negacin discursiva del otro es tan mortfera como la voluntad de

    exterminio fsico que tanta desolacin ha ido regando por el mundo. El otro

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    estigmatizado no puede ser reconocido como voz legtima que discrepa, como

    diferencia esencial que sin embargo coexiste en el mismo espacio

    No hay debate pblico que valga sin el expreso reconocimiento de las legtimas

    diferencias de los ciudadanos. Ese reconocimiento no consiste en un gesto

    protocolar de buenos modales sino en la expresin efectiva del pluralismo, enla vivencia palmaria de la heterogeneidad, en la existencia objetiva de

    mecanismos y dispositivos que recogen esa diversidad. All est la clave de un

    debate pblico constructor de espesor democrtico. No se trata de forcejear

    para que el otro se integre a mi identidad parcial, sino forjar nuevos espacios

    donde convivan mltiples formas de identificacin. (Lanz, 2012:178)

    La clave no slo est en el debate, el asunto no es slo la confrontacin, sino yquizs sobre todo, en los mecanismos para recoger la diversidad que seexpresa en la confrontacin y cmo desde all se pueden forjar nuevosespacios de convivencia, desde la diferencia. La construccin de esos espaciosnuevos es lo que le da espesor democrtico a una sociedad.

    El esfuerzo de Rigoberto durante toda su vida fue crear mecanismos pararecoger la diversidad y la construccin de espacios donde fuera posible convivirdesde la diferencia, manteniendo un debate consistente y riguroso, porque esaruta era la posibilidad de la generacin de un espesor democrtico de laVenezuela en la que viva. Mostrar esa afirmacin haciendo un vuelo, amanera de video clip, por la trayectoria intelectual del pensador que nos ocupa,

    aunque me detendr en el origen, utilizando el vocablo foucaltianamente, comoun momento estelar de produccin de sentido que desemboca por el esfuerzo yopcin del pensador en la concepcin del debate expresado en su ltimoartculo.

    Un primer esfuerzo de crear un espacio de debate, fueron los talleres deinvestigacin militante que se realizaron en Mrida, Maracaibo, Maracay,Valencia y Caracas, entre otros lugares y el mecanismo para recoger lasdiferencias fue la publicacin de la revista Expresamente, a finales de los aossetenta.

    En 1977, en la revista nmero 3, de Expresamente, la inaugura con una cita deMax Hokheimer que dice: Pero lo que nosotros entendemos por crtica es elesfuerzo intelectual, y en definitiva prctico, por no aceptar sin reflexin y por

    simple hbito las ideas, los modos de actuar y las relaciones sociales

    dominantes. (Horkkheimer, Teora Crtica: 287 citado por Lanz, 1977:2)Inmediatamente introduce la revista, caracterizando la situacin de los debatesdado en los Talleres realizados y que la revista recoge, afirma el autor:

    No hay nada ms sospechosos que una solemne declaracin de principio

    donde se invoque la imparcialidad, la objetividad, la neutralidad. Demasiadasexperiencias acumuladas, suficientes ejemplos, abundantes demostraciones de

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    la inviabilidad de cualquier proyecto humano que no asuma explcitamente un

    camino, un modo de hacerlo, una alternativa..

    () Lo hemos dicho con toda claridad: no somos nios terribles, iracundos y

    voluntaristas, pero tampoco tenemos una vocacin intelectual de nazarenos,

    aspticos y asexuados. Situarse con decisin en una perspectiva explcita,asumir una posicin al margen de las conveniencias de ocasin, atreverse, en

    fin, a pensar, a proponer, a discutir, a compartir, he all el desafo que implica

    ser vanguardia y parece que de ello se trata. (Lanz, 1977:3-4)

    El reconocimiento a la diferencia, al otro, a las posiciones diversas, frente a laintolerancia del debate que se manifiesta en la sectarismo de no aceptar eldisentir del otro, lo expresa en otro nmero de la misma revista de aquellapoca.

    El castigo burocrtico de las opiniones, la intolerancia a las posicionesdiversas, proviene de una chata deformacin de lo que es la disensin en un

    proyecto revolucionario No se entiende la disensin y el debate de opiniones

    como un componente inherente a la propia praxis revolucionaria; el debate

    ideolgico se entiende absurdamente como un acontecimiento que se da

    eventualmente cuando hay problemas.

    Esta concepcin ha jugado un papel clave en el tratamiento que hace el

    socialismo burocrtico de la disidencia (disidencia poltica e intelectual). La

    regimentacin burocrtica del pensamiento es una de las ms monstruosas

    aberraciones que han conocido las experiencias socialistas en el

    mundo...Disimular las opiniones frente a las barbaridades de la burocracia

    equivale a convalidar prcticas y concepciones divorciadas de la revolucin.

    Independientemente de la hostilidad con que la burocracia suele enfrentar

    estas denuncias, el deber revolucionario nos obliga a sostener una posicin

    consecuente de defensa de la libertad de discusin; una postura intransigente

    en defensa de la legitimidad de la disidencia." (Lanz Rigoberto, 1980,

    Expresamente, N8, pg 5)

    Expresamente se transforma en un mecanismo donde se recogen lasdiferencias, lo vemos claramente en los articulistas invitados. Un ejemplogrfico es el artculo que escribe Otto Maduro que titula Cinco tesis filosficaspseudo marxistas de Rigoberto Lanz. All dice el filsofo de la teologa de laliberacin:

    Hace cerca de un ao, en Mrida, tuve la grata ocasin de conocer a Rigoberto

    Lanz, la menos grata oportunidad de escucharlo y la definitivamente ingrata

    circunstancia de leer parcialmente tres de sus obras Entretanto, he tenido el

    desagrado de apreciar en la ULA, la UCV y entre gente del MIR la divulgacin

    creciente de sa su versin del marxismo Ms adelante afirma, As voy aahincar en la obra lanziana los colmillos de la crtica, tomando como excusa

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    cinco tesis (a mi parecer tesis filosficas pseudomarxistas y de implicaciones

    antisocialistas) que tomo de una versin multigrafiada en la ULA de su

    Dialctica del Mtodo.(Maduro Otto, 1978, N 6: 7-8)

    Rigoberto responde en el siguiente nmero, colocando su principio de respeto

    a la diferencia en el debate, de respeto al otro independientemente del tono y elestilo, como punto de partida del dilogo y su invitacin a la construccin desdela diferencia. Titula respetuosamente el artculo Otto Maduro: entre Cristo yMarx. Y dice:

    Me propongo en las presentes notas colocar un punto de vista que contribuya a

    clarificar la discusin especfica que ha planteado mi buen amigo, el profesor

    Otto Maduro. Antes de entrar en materia me permitira hacer unos breves

    comentarios de estilo.

    1.- El lector no debe prestar mayor atencin al tono de esta polmica. La mayoro menor agresividad del lenguaje debera entenderse naturalmente como parte

    del estilo de cada quien. Un tono spero y soberbio no es necesariamente una

    actitud maldiciente. Por eso, quiero pasar por alto el tono innecesariamente

    amargo y hostil que se observa en el trabajo crtico del distinguido profesor Otto

    Maduro

    Quisiera defender hasta sus ltimas consecuencias la legitimidad y

    transparencia de tener un punto de vista sobre los problemas En este sentido

    defendemos sin ambigedades el derecho y la necesidad- de compartir un

    mismo camino... En el terreno terico (mbito que no es ni mejor ni peor que

    otros) nosotros estamos haciendo un conjunto de formulaciones que han ido

    generando, lenta y contradictoriamente, un discreto movimiento que hoy se

    manifiesta a travs de la revista Expresamente y el Taller de Investigacin

    Militante, pero que tambin se expresa en el seno de los partidos de izquierda,

    en la Universidad, en movimientos de masas y en otros mbitos. (Lanz, 1979,N7: 7-8)

    Claramente Rigoberto Lanz a finales de los setenta se plantea la construccin

    de un espacio para la confrontacin de ideas, los Talleres de InvestigacinMilitante y un mecanismo para recoger las diferencias y las cercanas cuyaintencionalidad es la construccin colectiva de un camino desde la diferenciaen la prctica revolucionaria, ese ser el horizonte de la revista Expresamente.Ambos acontecimientos resumen de manera grfica, plstica, lo que entenderpor el papel del debate poltico que caracteriza treinta y cinco aos despus.Dejemos al autor expresar el sentido del Taller:

    El Taller no es un resumen de esa diversidad de factores sino UN LUGAR para

    su confrontacin. Nadie est obligado a enajenar su punto de vista en aras de

    una unidad artificiosa y vaca. La convergencia posible (y deseable) es la que

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    proviene de un espritu libre y dispuesto a confrontarse seriamente. (Lanz,1978, N 6: 5)

    En ese mismo nmero de la revista que es la aniversario del primer ao de laexperiencia de la configuracin del debate poltico, entendido como un espacio

    de confrontacin de ideas y con un mecanismo para recoger las diferenciasque posibiliten un camino de transformacin en lo real, lo realiza Lanzcaracterizando la revista y all, evala el esfuerzo de dicha construccin,sostiene:

    Naturalmente se trata de un complejo proceso de discusin en donde conviven

    fecundamente ideas y opiniones diversas, incluso contradictorias. El principal

    mrito de esta experiencia es precisamente haber mantenido un clima de

    respeto y estima por la discusin terica que estimula la participacin y despeja

    las naturales prevenciones que todo esfuerzo de esta naturaleza provoca Por

    ello nuestra invitacin cordial a compartir esta extraordinaria experiencia, en la

    seguridad de que este proceso de bsqueda est asistido de la ms autntica

    vocacin creadora. Investigar para Transformar. (Lanz, 1978, N 6: 5)

    En la misma dcada de los setenta, Rigoberto Lanz siendo militante del MIR,sin escozor comparte las tesis, a partir de su reflexin a propsito del papel deldebate poltico, con un partido naciente dentro de la izquierda venezolana quepara aquel entonces se consider reformador y ms cercano a la socialdemocracia que a las postulaciones revolucionarias marxistas como fue el

    MAS, que en sus estatutos consagra la posibilidad y el derecho de susmilitantes a disentir de la lnea poltica y configurar tendencias al interior delmovimiento.

    Tal idea, el de las tendencias al interior del partido como mbito propio de laconfrontacin de ideas y motor dinmico de los cambios, la manifiestataxativamente en 1979, en su libro Por una teora del poder y del partido, quepor cierto, ya en aqul, entonces, Rigoberto empezaba a configurar al libromismo como un espacio para el debate y la discusin, sin impostura, esto lohace desde la misma portada donde coloca Anti-prlogo Miguel Ron Pedrique.

    Indicndole al lector desde su entrada que en dicho libro encontrar unaopinin opuesta a la de l. All afirma:

    Hay que desechar la falsa idea de que una Tendencia equivale necesariamente

    a una fraccin. Lucha de Tendencias y lucha fraccional son dos cosas

    enteramente diferentes Una Tendencia se constituye slo y nicamente-

    alrededor de tesis polticas, de planteamientos ideolgicos; una fraccin se

    agrupa en torno a cualquier propsito circunstancial (resentimiento poltico,

    rivalidades personales, etc)

    ()

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    Las formulaciones terico- polticas en el seno de un partido revolucionario

    provienen de la discusin. No se puede concebir el problema como si hubiese

    un selecto grupo de genios que elaboran las tesis polticas. Slo a travs de

    la discusin poltica puede una organizacin generar sus concepciones (su

    programa, su tctica, su estrategia, etc..)

    La discusin poltica de un partido revolucionario no puede confundirse con

    teoricismo. No se trata de debates artificiales para satisfacer veleidades

    intelectuales. Cada formulacin, cada tesis, cada planteamiento tiene que ser

    sometido a discusin, pues, la complejidad misma de los procesos socio-

    polticos hace que nada sea evidente como para que se acepte de una vez. Es

    extraordinariamente difcil que sobre un mismo hecho poltico todo un Partido

    tenga una opinin idntica. Al contrario, ocurre que de manera inevitable los

    militantes se forman ideas muy variadas sobre cada situacin o cada

    fenmeno. Precisamente de la riqueza de las mltiples opiniones nace laposibilidad de construir formulaciones fecundas, consistentes, eficaces.

    ()

    Nosotros defendemos decididamente esta concepcin (en el seno del MIR y en

    el conjunto de la izquierda latinoamericana) El partido proletario por el cual

    luchamos tiene como elemento fundamental y bsico el libre juego de

    Tendencias

    Si no hay libre juego de Tendencias la organizacin se aparatiza

    inevitablemente. Monolitismo y estilo de aparato son dos elementos

    absolutamente solidarios. Estamos definitivamente enfrentados al monolitismo

    y al estilo de aparato La libertad de discusin se ejerce plenamente en el

    libre juego de Tendencias. La libertad de disentir se ejerce democrticamente si

    hay capacidad real para hacer de la divergencia una fecunda palanca para

    avanzar. Slo un partido de Tendencias permite este desarrollo.(Lanz, 1979:134-140)

    La experiencia de los Talleres y de Expresamente que se mantuvo por ms de

    una dcada, fue el acervo prctico y conceptual para generar un nuevo espacio

    para el debate y nuevos mecanismos para dar cuenta de las diferencias. Ese

    espacio fue CIPOST y la revista RELEA (Revista Latinoamericana de Estudios

    Avanzados). El libro donde recoge el nuevo experimento dialgico y lo postula

    como horizonte de trabajo es Cuando Todo se Derrumba, publicado en 1991, a

    dos aos de iniciar la experiencia del CIPOST.

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    Es un libro clave porque en l, por vez primera Rigoberto transforma al libro

    mismo en un espacio dialgico, en un espacio de debate y simultneamente

    donde muestra y recoge las diferencias, configurando un camino donde la

    diversidad de criterios afloran por doquier. En l, el autor mezcla diferentes

    estilos para expresar sus ideas, aforismos, ensayos, anlisis crtico de autores,

    conferencias, transcripciones de conversatorios con sus pares y, no poda

    faltar, el debate duro y sin ambigedad, con su amigo y compaero de trnsito

    Miguel Ron Pedrique. All afirma el autor, a propsito del nuevo espacio que

    estaba fundado, lo siguiente:

    Se trata de fundar un estilo de gestin en la vida cotidiana para el trabajouniversitario, incluido el trabajo de investigacin, que se base en la capacidadautnoma de las comunidades reales de dirigirse, que es lo que llamoautonoma de gestin Hay un Consejo Universitario, hay un Consejo deFacultad, hay una Ley de Universidades, hay un Gobernador de Estado, hay unpas, hay tantas cosas que son absolutamente limitantes para la capacidad deautogestin que finalmente uno queda exhausto y le da como flojera arrancar lapelea por la autonoma de gestin. Pero yo les aseguro que hay rendijas, que

    hay espacios a conquistar en esto de la autonoma de gestin y uno puedeprobar efectivamente que no tiene miedo a la democracia, sobre todo a lademocracia directa, no solamente esta vacua democracia representativa quemuchas veces es una farsa. A la democracia directa, a la figura de la genteaqu y ahora para tomar decisiones. Les aseguro que al autonoma de gestincobra vida, cobra sangre y puede perfectamente ser vivida como experiencia,mucho menos utpica y lejana de lo que parece en la palabra. (Lanz, 1991:151)

    El experimento CIPOST para Lanz ser un experimento de democracia real, unespacio donde la clave ser la configuracin de proyectos comunes, simposios,seminarios, revistas, conversatorios, el ejercicio acadmico como una prctica

    ldica, la vivencia de otro estilo de investigar sin burocratismo, articulados poractores que piensan de manera crtica de forma autnoma y tienen visiones delmundo diferentes. Era un espacio donde la clave era el debate pblico comopalanca para la transformacin de la propia experiencia universitaria en elmbito de la investigacin. Dicho sea de paso, para Lanz el sentido delinvestigar, se fundaba en la negacin radical de lo dado, de la sociedadexistente, de all que indagar grietas, espacios de fugas que permitieran pensary experimentar el mundo de otra manera era un asunto, para decirlo en clavenietzscheana, fisiolgico, germinaba del propio cuerpo, lo que en el artculoParadigma de la Poltica llama () una especial sensibilidad (tica, esttica,afectiva)..(Lanz, 2012: 185)

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    Rigoberto recoge de qu trat este experimento en un artculo publicado el 15de noviembre 2009, a propsito del XX Aniversario del CIPOST, en la columnaA Tres Manos en El Nacional.

    Pero la gracia del asunto no se queda all: el talante ms decisivo de este

    experimento intelectual es la apuesta por la teora en tiempos en que la vidauniversitaria languidece en el tremedal de las medianas. Nunca nos interes laforma porque los contenidos sobraban. Nadie estaba preocupado por togas ybirretes porque la pulsin tico-intelectual no se detiene en tonteras. Oasis delos excelsos ha sido siempre este palacio de las ideas que pocos entienden ymuchos miran con cochina envidia.

    Pero all no para el asunto: para congregar a un grupo de colegas del ms altonivel, asistidos de una pulsin singular que los arrancara de los ambientesnormales de la vida acadmica, haca falta una emptica que se comunicasecon vigor: Viva la diferencia! Sin este clima de convivencia democrtica no es

    posible entender el itinerario CIPOST..Con nuestra Revista Latinoamericana de Estudios Avanzados (RELEA) elCIPOST abri camino hacia el mundo, no slo porque es un instrumento de unespacio vitrina de un espacio acadmico singular, sino porque RELEA ha sidofiel reflejo de una voluntad intelectual que rompe los moldes del quehacerintelectual, polticamente correcto.

    (...)

    El Cipost es una estacin experimental (como la de Agronoma o Veterinaria,pero sin vacas ni semillas). All experimentamos modos de hacer preguntas,

    buscamos otras claves para comprender el presente, interrogamos lo dadopara no quedarse all

    Los debates no han hecho sino aumentar en todo este trayecto, los combatestambin. La agenda se complica, los problemas tericos se expanden, lacomplejidad de la reflexin aumentan, nada indica que habr vacaciones.Pero en el clima CIPOST nadie se amarga Yo me lo tomo divertidamente(Lanz, 2009, A Tres Manos, El Nacional, Nacin: 12)

    La experiencia de debate pblico en CIPOST y sus mecanismos para preservarla diferencia, se transformaron para Rigoberto en un acervo mayor, para

    inaugurar un nuevo espacio de confrontacin de ideas, ahora abierto al pblicoen general, sin exclusiones, y slo estaba limitado por la frecuencia depublicacin de la columna A Tres Manos en el peridico, que ya no dependade su voluntad. Para ilustrar el nuevo y ltimo experimento de Lanz en laconfiguracin de espacios de debate pblico como palanca de transformacincitar un fragmento de un artculo que publiqu en dicha columna el sbado 8de enero de 2011. El contexto era el siguiente, a finales del 2010, el profesorJorge Rivadeneyra, Javier Biardeau, Rigoberto y yo discutamos a propsito delmarxismo en la columna. Emeterio Gmez, publica un artculo en su columnadel Universal a propsito de la polmica, donde indica que le parece unirrespeto que en el artculo de Rivadeneyra, Rigoberto Lanz, incluya un

    fragmento para refutarlo. Por cierto, en dicho artculo el estimado amigoEmeterio Gmez dice que no discutir con nosotros, que clausura el debate.

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    Un mes despus Rigoberto y yo en un mismo artculo escribimos dos cartasdirigidas a l invitndolo a no declinar en el debate. Pero lo importante paranuestro caso es que la intervencin de Emeterio me permiti aclararles a loslectores la naturaleza del espacio, all afirm lo siguiente:

    1.- La columna que coordina Rigoberto Lanz fue un espacio que pensamoscolectivamente algunos de los investigadores y amigos del Centro Postdoctoral

    de la UCV (CIPOST). El peridico nos dio la oportunidad de llevar a cabo la

    experiencia. Se trata de un espacio donde se tiene un animador de la

    discusin. Donde, en algunos casos escribe de un tema sin referencia a nadie,

    en otros refuta o, en el mismo espacio, donde escribe otro resalta una idea y/o

    lanza una provocacin para seguir la discusin. Queramos dar la sensacin

    de estar al calor del debate. Donde se hiciera patente en un mbito masivo, lo

    que caracteriza nuestra vivencia en el CIPOST, que se resume en el lema de

    nuestra institucin: El espacio donde se celebra la diferencia y el debate

    riguroso de las ideas.

    2.- Siguiendo el mismo espritu me anima que Emeterio se incorpore a la

    discusin sobre el marxismo y posmarxismo entre Jorge Rivadeneyra y

    Rigoberto Lanz. Me parece exquisito que emita sus descargas. Pero (lo nico

    que deseo acotar), l dice que es un irrespeto de Lanz escribir en el mismo

    artculo. Eso no amigo. Es una lgica que quizs puedes estar en desacuerdo

    pero es una manera prctica de estimular el debate y la discusin. Para tu

    informacin y la de los lectores Rivadeneyra, actualmente, dirige una

    Investigacin sobre transdisciplina en el CIPOST y est adscrita, la realiza,

    dentro del Programa Postdoctoral que coordina Rigoberto Lanz. Es decir, lo de

    la columna no es enemistad, ni falta de respeto, sino todo lo contrario.

    3.- El artculo de Emeterio culmina interpelando a Rigoberto y, sobre todo, asus discpulos o amigos ms jvenes sobre el asunto del Chavismo. A culeste refieres estimado? La pregunta es pertinente porque los que hemos sidoformados por Lanz o aquellos que hemos sido sus amigos o las dos cosas, notenemos un club chavista ni anti chavista. La mayor enseanza del maestroLanz, vital para este pas y de all la importancia de la columna A tres manos,es la cultura del debate. La amistad profunda o respeto con el otro,

    independiente de sus maneras de pensar. (Alzuru, 2011, A Tres Manos, ElNacional, Nacin: 6)

    Finalmente, quisiera concluir, entonces, que lo formulado por Rigoberto Lanz,en su ltimo artculo: Paradigma de la Poltica en el libro Izquierda a propsitodel papel del debate poltico no slo resume una propuesta terica del autorsino una vida jugada radicalmente en ese sentido, desde aquellos Talleres deInvestigacin Militante hasta la columna A Tres Manos., su formulacin tericaes un reflejo palpable de su actitud de vida. Y bien oportuno concluir con laprimera idea que expresa Gonzalo Ramrez a propsito del libro en cuestinque titula el Prtico:

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    Este libro es un poderoso alegato contra el dogmatismo que campea entrenosotros (Gonzalo, 2012: II)